57252238 Tesis Psicologia 2011 Bugueno Valenzuela Zamorano

Embed Size (px)

Citation preview

  • UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE FACULTAD DE HUMANIDADES

    ESCUELA DE PSICOLOGA

    Adherencia teraputica a tratamientos nutricionales, y su

    relacin con constructos psicolgicos y socio-

    demogrficos en adultos con obesidad.

    Brbara Bugueo Caro, Sebastin Valenzuela Salgado,

    Sandra Zamorano Vargas

    Profesor Gua:

    Dr. Pablo Vera

    Correctores: Dr. Luis Mena Ps. Caterina Manzo

    Tesis para optar al Ttulo Profesional

    de Psiclogo/a, Mencin Psicologa

    Clnica

    Santiago Chile

    2011

  • 1

    Brbara Bugueo Caro Sebastin Valenzuela Salgado Sandra Zamorano Vargas Queda prohibida la reproduccin parcial o total de esta obra en cualquier forma, medio o procedimiento sin permiso por escrito de los autores.

  • 2

    Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie

    puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que t mismo debes

    hacer. La existencia no admite representantes.

    (Jorge Bucay)

  • 3

    I. Introduccin ................................................................................................. 5

    II. Objetivos ................................................................................................. 12

    1. Objetivos Generales ......................................................................... 12

    2. Objetivos Especficos ........................................................................ 12

    III. Fundamentacin Terica ........................................................................ 13

    1. Adherencia ........................................................................................ 13

    2. Autoestima ........................................................................................ 20

    3. Locus de Control ............................................................................... 22

    4. Ansiedad ........................................................................................... 27

    5. Apoyo Social Percibido ..................................................................... 30

    6. Depresin ......................................................................................... 33

    IV. Metodologa ............................................................................................... 39

    1. Tipo de Estudio ................................................................................. 39

    2. Diseo de Investigacin .................................................................... 39

    3. Hiptesis ........................................................................................... 39

    4. Participantes ..................................................................................... 39

    5. Tcnica de Recoleccin de Datos..................................................... 41

    5.1 Cuestionario MBG ............................................................................ 41

    5.2 Escala de Autoestima de Rosenberg................................................ 44

    5.3 Instrumento de Evaluacin de Locus de Control .............................. 46

    5.4 Inventario para la Depresin de Beck ............................................... 47

    5.5 Inventario de Evaluacin de Ansiedad Estado-Rasgo ...................... 48

    5.6 Inventario de Depresin de Apoyo Social Percibido ......................... 51

    6. Definicin de Variables ..................................................................... 52

    6.1 Sociodemogrficas ........................................................................... 52

    6.2 IMC ................................................................................................... 54

  • 4

    6.3 Adherencia Teraputica.................................................................... 54

    6.4 Nivel de Autoestima .......................................................................... 54

    6.5 Nivel de Depresin ........................................................................... 55

    6.6 Percepcin de Locus de Control ....................................................... 55

    6.7 Ansiedad Estado-Rasgo ................................................................... 56

    6.8 Apoyo Social Percepcin .................................................................. 56

    7. Nivel de medicin de las variables .................................................... 58

    8. Procedimiento de Anlisis de Datos ................................................. 59

    9. Consideraciones ticas .................................................................... 60

    V. Resultados .............................................................................................. 61

    1. Anlisis de Confiabilidad ................................................................... 61

    2. Datos Sociodemogrficos ................................................................ 61

    3. Datos Descriptivos Variables Psicolgicas ....................................... 66

    4. Variables Sociodemogrficas y Nivel de Adherencia ........................ 67

    5. Variables Psicolgicas y Nivel de Adherencia ................................. 69

    VI. Discusin y Conclusiones ....................................................................... 71

    VII. Referencias ............................................................................................. 77

    VIII. ANEXOS ................................................................................................. 97

  • 5

    I. Introduccin

    El ser humano posee una pluralidad de necesidades, algunas de las

    cuales emanan desde nuestra propia biologa, otras tienen su origen en el

    entorno social en el que se mueve cada sujeto. Las necesidades pueden

    clasificarse segn la urgencia en diferentes niveles. Las necesidades primarias

    estn ligadas a la naturaleza fsica de cada especie y a su subsistencia, y las

    necesidades secundarias son aquellas que se aprenden y cuya funcin est

    directamente ligada a incrementar la calidad de vida (Gavino, 1995).

    La necesidad de alimentacin est evidentemente ubicada entre las

    primeras. Sin embargo, en esta poca, cuando la obtencin de alimento

    necesario para sobrevivir ha dejado de ser un problema para la mayora de los

    individuos de nuestra sociedad, los problemas alimenticios se han incrementado

    derivando principalmente en la obesidad (Gavino, 1995).

    La obesidad es la acumulacin excesiva de tejido adiposo que se

    traduce en un aumento del peso corporal. Este peso cubre aproximadamente

    un 20% ms del correspondiente a su estatura (Gavino, 1995). Se define como

    una acumulacin anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la

    salud. Se considera obesidad cuando el ndice de masa corporal es igual o

    superior a 30 (ndice de Masa Corporal [IMC]: corresponde al peso en

    kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros- kg/m2) (Organizacin

    Mundial de la Salud [OMS], 2006).

    La obesidad segn la OMS (1995), puede clasificarse en subtipos, donde

    el IMC con un valor entre 30-34,9 es considerado tipo 1, el tipo 2 se considera

    cuando el IMC comprende entre 35 y 39,9. La obesidad tipo 3, se considera

    cuando el IMC supera el valor 40, este tipo de obesidad tambin se denomina

    obesidad severa u obesidad mrbida.

    La obesidad tiene importantes repercusiones en la salud de las personas

    (OMS, 2006). Las enfermedades que poseen mayor comorbilidad con la

  • 6

    obesidad son la diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensin arterial y la

    resistencia a la insulina. Existen enfermedades, que se inician debido a la

    restriccin torcica dada por el exceso de peso, siendo las ms frecuentes la

    enfermedad pulmonar obstructiva crnica, apnea obstructiva del sueo,

    sndrome de hipoventilacin pulmonar. Otras enfermedades asociadas a la

    obesidad son el hgado graso, y enfermedades de tipo cardiacas. stas

    enfermedades se consideran consecuencias fsicas de la obesidad (lvarea,

    1997; Pea y Soca, 2009).

    Tambin existen consecuencias psicolgicas como los miedos e

    inseguridad personal, prdida de autoestima, desrdenes alimenticios,

    distorsin de la imagen corporal, frigidez e impotencia, perturbacin emocional

    por hbitos de ingesta errneas, entre otras (Calva, 2003; Alvarado, Benavides,

    y Gonzlez, 2005).

    La obesidad tiene una alta prevalencia, en este sentido, datos de la

    OMS (2006), informan que al menos 300 millones de personas padecen

    obesidad. Segn las cifras que se manejan, en Estados Unidos el 55% de la

    poblacin tiene esta enfermedad.

    En Chile, la situacin nutricional en las ltimas dcadas ha variado

    caracterizndose por una disminucin de la desnutricin y un aumento de la

    obesidad, de modo que la obesidad se ha transformado en un problema

    (Mendoza, Pinheiro y Amigo, 2007). El perfil demogrfico y epidemiolgico, ha

    comenzado a mostrar cambios radicales asemejndose al de los pases

    desarrollados, caracterizndose por un predominio de las enfermedades

    crnicas no transmisibles. As, actualmente las patologas prevalentes

    asociadas con la morbi-mortalidad que caracterizan a la poblacin tiene como

    factor comn la alimentacin (Vio y Albala, 2000).

    La Encuesta Nacional de Salud (Ministerio de Salud [MINSAL], 2003),

    revel que el 61,1% de la poblacin sufre de sobrepeso u obesidad. Esta cifra

    en la Encuesta Nacional de Salud del 2010, se eleva 6 puntos, mostrando que

  • 7

    el 67% de la poblacin chilena tiene sobrepeso u obesidad (MINSAL, 2010). Si

    a esto se suma que el 91,2% de la poblacin informa realizar actividad fsica

    menos de tres veces por semana, corrobora y posiciona a la obesidad como

    una enfermedad del siglo XXI (Mendoza et al., 2007).

    Al igual que en otras naciones, en nuestro pas el exceso de peso

    presenta una prevalencia alta y creciente desde los primeros aos de vida. La

    obesidad afecta al 7,4% de los menores de 6 aos, aumenta a 19% en los

    escolares de primer ao bsico, llegando a un 25% en los adultos y adultos

    mayores, teniendo una mayor incidencia en las mujeres (27,3%) que en los

    hombres (19,2%) (Campos y Perz, 2007).

    La cifra actual indica que 25,1% de la poblacin en Chile tiene obesidad.

    Si se menciona la prevalencia por sexo en mujeres el porcentaje es de 30,7% y

    en hombres es 19,2%. Segn el nivel educacional la incidencia de la obesidad

    en poblacin con nivel educacional bajo es de 35,5%, de 24,7% en la poblacin

    de estudios medios y en personas con estudios altos, el porcentaje es de 18,5%

    (MINSAL, 2010).

    En Campos y Prez (2007) se menciona que ms de la mitad de la

    poblacin adulta presenta riesgo cardiovascular alto o muy alto, con altas

    tasas de hipertensin, sobrepeso, obesidad, dislipidemias y tabaquismo.

    En nuestro pas, as como en el mundo, surge la medida de prevenir y

    tratar el problema de la obesidad, planteando distintas etiologas que

    explicaran este trastorno alimentario. En la actualidad, se reconoce un origen

    multifactorial en el surgimiento y mantencin del trastorno, existiendo influencia

    de factores genticos, ambientales, neuroqumicos, metablicos, celulares,

    hormonales, sociales y culturales (Villaseor, Ontiveros y Crdenas, 2006).

    Entre los factores ambientales ms importantes, en el desarrollo de esta

    enfermedad, se encuentran los nutricionales, reconociendo importantes

    cambios de los patrones sociales de consumo de los alimentos. El alimento,

    est asociado con la diversin y compensacin emocional. Prueba de ello, es

  • 8

    que cada da los nios de nuestra poblacin consumen un promedio menor de

    frutas y verduras, prefiriendo los alimentos con alto contenido calrico (Glvez y

    Menay, 2004).

    En relacin con los factores psicolgicos, se deben considerar las

    variables cognitivas (creencias y estilo atribucional), factores de tipo emocional

    (autoestima, autoeficacia, manejo frente a estados emocionales displacenteros,

    etc.) y variables ambientales (costumbres, hbitos familiares, etc.) (Villaseor et

    al., 2006). Algunos autores consideran los factores psicolgicos como

    causantes de la obesidad, otros creen que es una consecuencia de la

    discriminacin social hacia el obeso, lo cierto, es que en mayor o menor

    medida, estn presentes y es fundamental su conocimiento e identificacin para

    ser abordados si se quiere tener xito los tratamientos (Silvestri y Stavile, 2005).

    Van Oss, Gomz y Tascan (1993), consideran la depresin como un

    factor de especial inters en el proceso de instauracin de conductas

    saludables ya que puede interferir directamente en la percepcin del riesgo y

    en el deseo del cambio del comportamiento. En esta lnea de investigacin

    Goldberg (2002), menciona que es considerada una de las ms importantes

    consecuencias de la obesidad, ya que este trastorno alimentario lleva a la

    prdida de autoestima, la cual puede desencadenar un cuadro depresivo.

    As mismo, lvarez (1998) y Alvarado et al. (2005), sealan que la baja

    autoestima es un problema que impide que se baje de peso, por lo que la

    persona caera en un crculo vicioso del cual sera muy difcil salir. Beato y

    Rodrguez (2004) y Campos y Prez (2007) sealan que la autoestima en

    conjunto con la autoeficacia percibida, son factores considerados como

    relevantes en el pronstico de los trastornos de conducta alimentaria. Por ende,

    se establecera que una mejora en estos aspectos, proporcionara en los

    pacientes obesos un seguro a la capacidad de alcanzar formas de

    afrontamiento de conflictos y reduccin de peso.

  • 9

    Aunque se ha investigado la importancia de los factores de tipo

    emocional, las variables cognitivas tambin juegan un papel muy importante en

    el origen y el mantenimiento de la obesidad. En este marco, son frecuentes las

    alteraciones psicolgicas, entre ellas la imagen corporal distorsionada, el valor

    simblico de los alimentos, la obesidad como forma de evitar situaciones

    deseables, desequilibrio entre satisfacciones e insatisfacciones, la obesidad

    como forma de castigo, comer como mecanismo evasivo (Villaseor et al.,

    2006).

    Los factores psicolgicos, precipitan y perpetan el consumo exagerado

    de alimentos (para lo que son las necesidades energticas personales) y deben

    ser tomados en cuenta si se pretende mantener un peso, luego de haber

    alcanzado el peso ideal o deseable. El abordaje y tratamiento de las

    caractersticas psicolgicas segn Silvestri y Stavile (2005), es de fundamental

    importancia, pues de lo contrario el consultante puede que no sea capaz de

    comprometerse adecuadamente con el tratamiento y tenga mayor dificultad

    para bajar de peso y/o mantenerlo, lo cual es un mal pronstico ya que el

    consultante-paciente abandona (deserta) el tratamiento al cual se est

    sometiendo.

    El trmino desercin del tratamiento, se refiere al incumplimiento del

    seguimiento del programa de tratamiento, en esencia, una decisin personal de

    causa multifactorial y como contrapunto, la adhesin al tratamiento hace

    referencia al cumplimiento de instrucciones teraputicas (Silva, Galeano y

    Correa, 2005).

    La adherencia deficiente a los tratamientos a largo plazo, compromete

    gravemente la efectividad del tratamiento, de manera que es un tema

    fundamental para la salud de la poblacin, desde la perspectiva de calidad de

    vida y de economa en salud (OMS, 2004; Tapia, 2006). La adherencia a

    tratamientos es importante, ya que si un paciente no cumple las indicaciones

  • 10

    mdicas, tiene como consecuencia prolongar la terapia y hasta perpetuar

    enfermedades o problemas de salud (Ortiz y Ortiz, 2007).

    La adherencia teraputica es influida simultneamente por varios

    factores. Estos son: los factores sociales y econmicos, el equipo o sistema de

    asistencia sanitaria, las caractersticas de la enfermedad, los tratamientos y los

    factores relacionados con el paciente. Para mejorar la adherencia de los

    pacientes a los tratamientos, es obligatorio resolver los problemas relacionados

    con cada uno de estos factores (OMS, 2004).

    La mejora de la adherencia teraputica aumenta la seguridad de los

    pacientes, dado que la mayor parte de la atencin necesaria para los procesos

    crnicos se basa en el autocuidado del paciente. Por ende, aumentar la

    efectividad de las intervenciones sobre adherencia teraputica puede tener una

    repercusin mucho mayor sobre la salud de la poblacin que cualquier mejora

    de los tratamientos mdicos especficos (OMS, 2004).

    En este sentido, sin un sistema que aborde los determinantes de la

    adherencia teraputica, los adelantos en la tecnologa biomdica no logran

    hacer realidad su potencial para reducir la carga de las enfermedades crnicas.

    El acceso a los medicamentos es necesario, pero insuficiente en s mismo para

    tratar efectivamente las enfermedades (OMS, 2004).

    Es por lo tanto relevante, hacer un aporte a nivel terico, donde se

    trabaje con la temtica de la obesidad y los factores psicolgicos asociados con

    la adherencia a un programa nutricional, ya que el aumento de las cifras

    epidemiolgicas mencionadas (OMS, 2006; Mendoza et al., 2007) y de las

    predicciones que se hacen entorno a la obesidad son alarmantes.

    En el rea de la investigacin referente a la adherencia teraputica

    existen pocas investigaciones en la poblacin de pacientes obesos en

    tratamiento nutricional, por lo cual resulta de gran inters aportar en trminos

    tericos en este campo.

  • 11

    Por otro lado, resulta relevante sealar, que la adherencia al tratamiento

    genera un bienestar del individuo. Este bienestar alude no solo al mbito del

    peso, sino tambin a cuestiones fisiolgicas y psicolgicas, pudiendo repercutir

    incluso en costumbres del ncleo cercano, promoviendo as la salud.

    La presente investigacin pretende responder a la siguiente

    pregunta: El nivel de adherencia teraputica a tratamientos nutricionales se

    asocia con constructos psicolgicos y factores sociodemogrficos en

    pacientes con obesidad?

  • 12

    II. Objetivos

    1. Objetivos Generales

    Evaluar si existen diferencias psicolgicas y sociodemogrficas entre

    pacientes con obesidad que presentan distinto nivel de adherencia a los

    tratamientos nutricionales en los que participan.

    2. Objetivos Especficos

    Identificar el nivel de adherencia al tratamiento nutricional alcanzado en

    personas con obesidad.

    Identificar las caractersticas socio-demogrficas (Edad, sexo, nivel

    educacional, nivel socioeconmico, tipo de familia, IMC y tiempo de

    tratamiento) y su relacin con el nivel de adherencia a tratamientos

    nutricionales en personas con obesidad.

    Evaluar variables psicolgicas (autoestima, ansiedad estado-rasgo,

    depresin, locus de control y apoyo social percibido) y su relacin con el

    nivel de adherencia a tratamientos nutricionales en personas con

    obesidad.

  • 13

    III. Fundamentacin Terica

    A continuacin se presentarn los siguientes temas: Adherencia

    Teraputica, Autoestima, Locus de Control, Ansiedad y Apoyo social percibido y

    Depresin, puesto que son tpicos atingentes a nuestro problema de

    investigacin.

    1. Adherencia Teraputica

    El trmino adherencia teraputica es un concepto nuevo, antiguamente

    se hablaba de conformidad. El trmino conformidad sugera que el paciente

    sigue las rdenes del mdico en forma pasiva y que el plan de tratamiento no

    se basaba en una alianza teraputica o contrato establecido entre el paciente y

    el mdico, por esto, actualmente se habla del trmino de adherencia(OMS,

    2004).

    Segn la OMS, en la Reunin sobre Adherencia Teraputica, que se

    realiz en junio del 2001, la definicin de adherencia teraputica es: El grado

    en el que el comportamiento de una persona tomar medicamentos, seguir un

    rgimen alimentario y ejecutar cambios de vida- se corresponde con las

    recomendaciones de un prestador de asistencia sanitaria (OMS, 2004, p.3).

    El concepto de adherencia que se menciona anteriormente, alude a que

    los pacientes sean considerados socios activos con los profesionales de la

    salud en su tratamiento. Otro punto importante en este concepto, es que se

    requiere la conformidad del paciente respecto a las recomendaciones

    teraputicas, por ende, la comunicacin entre ambos, es un requisito primordial

    para una prctica clnica efectiva (OMS, 2004).

    La adherencia teraputica es un fenmeno multidimensional determinado

    por la accin recproca de cinco dimensiones o factores, los cuales son:

    1. Factor socioeconmico: se define como un factor independiente, sin

    embargo, en pases en desarrollo las familias con un bajo nivel socioeconmico

    estn sujetas a tener que elegir entre cumplir sus necesidades bsicas como

  • 14

    alimentacin y vestuario, versus la adquisicin de medicamentos que el sistema

    de salud no puede cubrir. Tambin influye otros factores socioeconmicos como

    la cesanta, analfabetismo, bajo nivel educacional, escasas redes de apoyo, el

    costo elevado de algunos medicamentos, la cultura y las creencias populares

    acerca de la enfermedad y el tratamiento (OMS, 2004).

    2. Factores relacionados con el equipo o el sistema de asistencia sanitaria: una

    buena relacin proveedor-paciente puede mejorar la adherencia teraputica.

    Sin embargo, hay muchos factores que ejercen un efecto negativo, por ejemplo,

    reembolso inadecuado o inexistente de los planes de seguro de salud, sistemas

    deficientes de distribucin de medicamentos, falta de conocimiento y

    adiestramiento del personal sanitario en enfermedades crnicas, proveedores

    de asistencia sanitaria con sobrecarga de trabajo, consultas cortas, poca

    capacidad para realizar seguimiento, entre otros (OMS, 2004).

    3. Factores relacionados con la enfermedad: las exigencias propias de la

    enfermedad para con el individuo, influyen en el comportamiento que este tenga

    hacia la adherencia. La presencia de sntomas, grado de discapacidad,

    velocidad de progresin, gravedad de la enfermedad y disponibilidad de

    tratamientos efectivos, repercuten negativamente en la percepcin de riesgo

    que tienen los pacientes y en la importancia que le otorgan al seguimiento

    (OMS, 2004).

    4. Factores relacionados con el tratamiento: son mltiples las implicancias por

    ejemplo: la complejidad del rgimen teraputico, duracin, cambios de terapia,

    fracasos de esta y efectos colaterales (OMS, 2004).

    5. Factores relacionados con el paciente: estos representan los elementos y

    herramientas que tiene el paciente para enfrentar el proceso de enfermedad y

    su tratamiento. Se incluyen los conocimientos, las actitudes, las creencias,

    percepciones y expectativas del paciente.

  • 15

    Todos estos factores interactan de un modo que refleja la capacidad de

    adherencia de cada persona, dejando en manifiesto su comportamiento hacia

    la teraputica.

    Hochbaum, Kegeles, Leventhal y Rosentock (en Tapia, 2006, p. 14)

    crearon el Modelo de Creencias en Salud, el cual se define como un modelo de

    inspiracin cognitiva que considera el comportamiento como resultado del

    conjunto de creencias y valoraciones internas que el sujeto aporta a una

    situacin determinada.

    Los componentes principales de este modelo comprenden el valor que el

    sujeto atribuye a una determinada meta y la estimacin que el sujeto hace de

    las probabilidades existentes, de que una accin dada llegue a conseguir la

    meta propuesta.

    Maiman y Becker (en OMS, 2004) contextualizaron, en forma especfica

    estas variables al mbito de la salud, obteniendo: el deseo de evitar la

    enfermedad o recuperar la salud y la creencia, de que una conducta saludable

    especfica puede prevenir la enfermedad, o puede aumentar la probabilidad de

    recuperar la salud.

    En este modelo, se plantean diversas estructuras que pueden incidir y

    conjugarse entre s para afectar la conducta del individuo ante el proceso de

    enfermedad. Segn Moreno y Gil (OMS, 2004) se encuentran los siguientes

    componentes:

    1. Susceptibilidad percibida: corresponde a la capacidad del individual a

    percibir la propia vulnerabilidad a la enfermedad.

    2. Severidad percibida: referida a las creencias sobre la gravedad de

    contraer una enfermedad o el no tratrsela una vez contrada.

    3. Beneficios percibidos: creencias del sujeto sobre la efectividad relativa de

    las diferentes conductas que adquiere y realiza a la hora de enfrentarse

    con la enfermedad.

  • 16

    4. Barreras percibidas: se entiende como las acciones que segn el sujeto

    se oponen a la ejecucin del curso de accin, como por ejemplo el costo

    y lo doloroso que puede ser el tratamiento.

    Por otra parte Haynes y Sackett en 1976 (Puente, 1985) sealan que los

    factores de riesgo que tienden a aumentar la adherencia al tratamiento son: las

    consideraciones del paciente (gravedad y consecuencias de no recibir

    tratamiento adecuado), el grado de estabilidad familiar (supervisin), grado de

    cumplimiento del paciente en otras reas de su vida, grado de satisfaccin del

    paciente con los resultados y la supervisin cerca del mdico o terapeuta.

    Tambin mencionan los factores que tienen a disminuir la adherencia al

    tratamiento: Complejidad del tratamiento, grado de cambio de la conducta

    requerido y tiempo de espera para la consulta.

    La medicin de la adherencia es compleja, y se basa en medidas

    indirectas (Ministerio de Salud del gobierno de Chile [MINSAL], 2001), a

    continuacin se menciona algunas formas de medir adherencia:

    1. Bases de datos de farmacia: Permite saber el nmero de medicamentos

    y su descontinuacin, sin embargo, con este tipo de medicin no es

    posible saber con exactitud, si el paciente administra el frmaco en la

    dosis indicada, en los horarios prescritos (Nogus, Sorli y Villar, 2007).

    2. Reporte sobre adherencia del propio paciente: El paciente proporciona

    directamente los datos de su comportamiento en cuanto a la adherencia.

    Se incluyen el recuento de comprimidos no utilizados, o autorreporte.

    3. Mtodos electrnicos: se han desarrollado diversos dispositivos

    electrnicos (Nogus et al., 2007).

    4. Medicin mediante parmetros analticos: Es posible monitorear la

    determinacin sangunea de los niveles plasmticos de un frmaco

    Debido a que la medicin de la adherencia es principalmente indirecta, la

    combinacin de stos mtodos, resulta ser la medicin ms avanzada para

    medir adherencia (Nogus et al., 2007).

  • 17

    Por otro lado, con independencia de la tcnica de medicin empleada,

    los umbrales que definen la buena y mala adherencia teraputica se usan

    ampliamente a pesar de la falta de pruebas que los apoyen (OMS, 2004).

    En el rea de la salud, la buena adherencia teraputica significa ahorros

    indirectos en el presupuesto de la salud. Estos ahorros pueden atribuirse a la

    mejora de la condicin patolgica, preservacin de la calidad de vida y

    funciones sociales de los pacientes (OMS, 2004).

    La adherencia a tratamientos farmacolgicos o no farmacolgicos es uno

    de los aspectos crticos en el mejoramiento de la salud (Bonilla, 2007). La no-

    adherencia es un fenmeno mundial de graves consecuencias, como son la

    prdida de control de la enfermedad, altos costos en el sistema de salud por

    incremento en ingresos y readmisiones hospitalarias, altos costos familiares y

    prdida de calidad de vida (Silva y Correa, 2005).

    Segn Facchini (2004), en las enfermedades crnicas como la diabetes,

    la obesidad y la hipertensin arterial se requieren de tratamientos prolongados,

    por tanto, es esencial un establecimiento de un vnculo bsico. En el enfoque

    centrado en el paciente, se busca entrar en su mundo para comprender la

    vivencia subjetiva de la enfermedad, siendo relevante, integrar al paciente como

    un participante activo, valorado y esencial para el proceso de cambio. En este

    enfoque, los pacientes necesitan encontrar sus propias soluciones y

    motivaciones, y hacerse responsables de su salud, haciendo hincapi en la

    adherencia al tratamiento y en el autocuidado.

    La adherencia al tratamiento de la hipertensin arterial a nivel mundial es

    del 50% (OMS, 2004), cifras similares se encuentran en argentina, donde hay

    una adherencia del 50% luego de 6 meses de tratamiento (Moiz, 2008) y en

    chile 44% (Tapia, 2006).

    Tellz (2004), seala que existe evidencia que la disminucin de las

    dosis diarias de medicamentos, contribuye a lograr una mejor adherencia a los

  • 18

    tratamientos, principalmente si dosificaciones de ms de dos administraciones

    al da se reducen a una toma nica.

    Estudios analizan la adherencia teraputica que existe en diversos

    tratamientos, por ejemplo, en relacin a la adhesin en personas seropositivas

    frente al VIH (Corrales, Pia, Mungaray y Valencia, 2006), tambin en la

    adherencia en personas con diagnstico de hipertensin arterial (Chavarra et

    al., 2006), en adolescentes con diabetes tipo 1 (Abdullatif, Bartolucci, Dashiff,

    Wallander, 2005) y en la adherencia a la terapia antirretroviral (Brinck et al.,

    2010).

    Otros estudios, investigan tipos de terapias, programas e intervenciones

    y cmo stos refuerzan la adherencia al tratamiento en mujeres afroamericanas

    con VIH (Bruin, Hospers, Schaalma y Kok, 2009), as como en pacientes con

    descontrol de padecimientos con hipertensin arterial y diabetes tipo 2

    (Juregui, De la Torre y Gomz, 2002).

    En la investigacin de Fernndez- Britto y Quintana (2009), en

    hipertensin de adherencia teraputica farmacolgica realizada en Cuba, se

    encontr que la adherencia al tratamiento es ms frecuente entre las edades

    41 y 50 aos, en el sexo femenino, el nivel universitario de escolaridad y

    realizar actividad fsica. Segn esta investigacin, la falta de adherencia

    teraputica se observa con mayor frecuencia en menores de 30 aos, sexo

    masculino, no tener vnculo laboral y vivir solo.

    Otro estudio de frecuencia de cumplimiento de tratamiento en pacientes

    hipertensos realizado a 103 personas en Cuba, muestra que no existe una

    relacin importante entre la edad del paciente y la frecuencia de adherencia al

    tratamiento. El estudio concluy que la frecuencia de la adherencia teraputica

    en los pacientes diagnosticados con hipertensin arterial en los consultorios

    estudiados es relativamente baja, sobre todo en los pacientes de sexo

    masculino, menores de 60 aos y en personas con vnculo laboral (Bayarre,

    Libertad y Sairo, 2003). En 1995, Cruz et al., estudiaron a 756 pacientes con

  • 19

    esta misma patologa, y concluyeron que las variables sexo, edad y escolaridad

    no se observan como factores que influyan en al adherencia teraputica.

    Oueta (2001), observa en una investigacin en 129 pacientes

    hipertensos espaoles, que fueron ms incumplidores los varones (36,2 vs

    18,3%) y los menores de 50 aos (66,7% de incumplidores). Sin embargo,

    seala que no se observaron diferencias en relacin con nivel cultural, estado

    civil ni situacin laboral, pero s en relacin con la convivencia (45,5% los que

    vivan solos versus 20,2 y 22,2% s vivan en familia o con otras personas).

    Finalmente concluye que no existe un perfil definido del paciente hipertenso

    incumplidor.

    En Chile segn Concha, Iglesias, Poplin, Reyes y Urrutia (2008), una

    medicin a pacientes mujeres ingresadas al auge, al programa de cncer

    cervicouterino, donde tienen control de seguimiento, seala que el 48% de las

    mujeres no se toman el papanicolau por Falta de preocupacin o lo que

    denominan como dejacin, y el 35% no lo hacen por problemas asociados al

    procedimiento (mtodo, vergenza, incomodidad, demora o falta de tiempo).

    Un estudio realizado en la Universidad Catlica de Chile, con nios

    obesos, muestra que a los 12 meses slo 18,3% segua en control regular,

    quienes al ingreso tenan un mayor grado de obesidad y mayor baja de peso

    ponderada inicial. Segn esta investigacin, no se encontraron diferencias en

    edad, sexo, maduracin sexual, ni antecedente de obesidad familiar que

    permitieran predecir la adherencia ni la respuesta al tratamiento (Barja,

    Hodgson, Nuez, Urrejola y Velandia, 2005).

    Segn Phelan (2005), en un estudio realizado en E.E.U.U. se ha

    demostrado que el 20% de las personas con sobrepeso tienen xito en la

    prdida de peso a un ao, cuando se define como la prdida de al menos el

    10% del peso corporal inicial. Otro estudio, seala que 1 de cada 6 adultos de

    los E.E.U.U. que tuvo obesidad o sobrepeso ha logrado el mantenimiento de

  • 20

    prdida de peso -de al menos 10% de su peso inicial- durante al menos un ao,

    lo que se considera largo plazo (Kraschnewskin et al., 2010).

    2. Autoestima

    Se entender por autoestima como, un sentimiento hacia uno mismo,

    que puede ser positivo o negativo, el cual se construye por medio de una

    evaluacin de las propias caractersticas (Rosenberg, 1965, Rojas-Barahona,

    Zegers y Forster, 2009).

    La autoestima constituye una necesidad bsica para el desarrollo normal

    y sano, ya que el modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos

    afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia y las

    posibilidades que tenemos de progresar en la vida (Branden, 1998).

    Autoestima, es el concepto que tenemos de nuestro valer basado en los

    pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias sobre nosotros

    mismos recogidos a lo largo de vida (Milicic, 2001). Esta informacin que recibe

    una persona sobre s misma es internalizada y estructurada en tres

    dimensiones: el concepto real, el concepto ideal y la autoestima.

    El concepto real corresponde al conjunto de datos que una persona tiene

    sobre s misma y es una autodescripcin libre de juicios de valor; el concepto

    ideal, corresponde a lo que le gustara ser a la persona; la autoestima es la

    valoracin que la persona hace de s misma en un momento dado, al ser

    variable no corresponde a una estimacin estable del individuo (Milicic, 2001).

    La autoestima esta en interaccin, con la racionalidad, el realismo, la

    intuicin, con la creatividad, la independencia, la flexibilidad y la capacidad de

    aceptar los cambios, con el deseo de admitir los errores, etc. Cuanta ms alta

    sea la autoestima, ms fuerte ser el deseo de expresarnos y de reflejar la

    riqueza interior. Mientras que cuando la autoestima es baja, las personas

    generalmente, tienden a llevar una vida de manera mecnica e inconciente

    (Branden, 1995).

  • 21

    Ortuo (1978, en Martnez, 2001), seala que las personas con

    autoestima alta, muestran un control de sus impulsos mayor, con mayor

    frecuencia se auto refuerzan, se auto afirman, son persistentes en la bsqueda

    de soluciones constructivas, son poco agresivos y muestran una actitud

    positiva hacia su propio cuerpo.

    Por su parte, Carl Rogers (1965, en Thomas y Ubilla, 1992) plantea que

    las personas desarrollan una autoimagen o imagen de s mismo que sirve de

    gua, y permite mantener la adaptacin y ajuste al medio externo. Cuando en la

    infancia el individuo se siente apartado y distinto de los dems, se desarrolla la

    necesidad de estimacin positiva, reaccionando a la aprobacin o

    desaprobacin externa de una accin realizada por l, como s se tratara de

    una evaluacin de su persona como totalidad. An cuando el individuo puede

    negar o ignorar estas expresiones evaluadoras, hay una tendencia a continuar

    dudando de la propia vala.

    Ceballo, Barliza de la Rosa y Len (2008), ven al autoestima como una

    especie de socimetro que indicara el grado en que una persona se percibe

    como incluida o excluida en el entramado social, para estos autores una de las

    principales funciones que le atribuyen a la autoestima es la proteccin de la

    exclusin social, es decir la manera en que las personas tratan de manejar la

    impresin que causan a los dems, con estrategias que aseguren su

    integracin social y eviten su exclusin.

    La autoestima varia a travs de las diferentes reas de la experiencia,

    dependiendo del sexo, la edad y otras condiciones de definicin del rol que se

    desempea. Esta definicin se basa en aspectos estables y generales del

    desarrollo del sujeto (Toro, 1996; Moreno y Ortiz, 2009).

    Estudios sealan que la baja autoestima es uno de los principales

    sntomas presentes en las personas diagnosticadas con trastornos de la

    alimentacin, expresndose con inseguridad, falta de aprobacin y de respeto

    hacia s mismas (Toro, 1996; Moreno y Ortiz, 2009).

  • 22

    Golberg (2002) seala que una de las principales consecuencia de la

    obesidad es la prdida de autoestima, la cual lleva a cuadros del estado del

    nimo y depresin, en donde las personas tratan de compensar dichos cuadros,

    usando la comida la cual alivia estos estados de nimo. A su vez se propone

    que la autoestima debiera ser considerada como un factor relevante en el

    pronstico de los trastornos de la conducta alimentaria, y establecen que una

    mejora de la autoestima en los pacientes obesos proporciona estrategias de

    afrontamiento de los conflictos ms saludables, lo que desencadenara mejores

    expectativas al momento de decidir reducir de peso (Beato y Rodrguez, 2004;

    Egry, 2007).

    Moreno y Ortiz (2009), sealan que la preocupacin acerca del peso y la

    insatisfaccin por la imagen corporal, constituyen los dos elementos bsicos

    sobre los que se asienta la baja autoestima como producto de inferencias y

    creencias, muchas de ellas sujetas a distorsiones.

    Otra vertiente en los estudios de la autoestima, es la relacin que

    establece con la adherencia teraputica. Se considera que la autoestima se

    encuentra entre los factores que determinan la adherencia tanto en tratamientos

    psicolgicos y farmacolgicos (Ortiz y Ortiz, 2007; Pinilla, 2007). Se plantea que

    el mantenimiento de la autoestima como parte del proceso teraputico potencia

    una mejor adhesin al tratamiento en enfermedades crnicas y por tanto, una

    mejor expectativa de salud a largo plazo (Cirici, 2002; Achury, 2007; Pinilla,

    2007; Rodrguez, 2009).

    3. Locus de Control

    El locus de control se enmarca dentro de las creencias de control, que

    refiere a la representacin subjetiva de las habilidades propias para controlar o

    modificar hechos (Maisto, 2005; Oros, 2005; Luciano y Visdmine- Lozano,

    2006).

  • 23

    Las creencias de control, configuran la base para el comportamiento, ya

    que constituyen el paso previo para la planificacin y ejecucin de acciones

    orientadas a una meta, as como determina las reacciones afectivas

    consecuentes, causando estados emocionales de orgullo o vergenza (Oros,

    2005; Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).

    Dentro de las creencias de control, pueden distinguirse aquellas que se

    relacionan con la localizacin del dominio y aquellas que se relacionan con la

    eficacia para ejercerlo. Bandura, ha sido precursor en el estudio de las

    creencias de la eficacia, en tanto que Rotter se presenta como uno de los que

    ms ha aportado a la nocin de locus de control (Montero y Len, 2005; Oros,

    2005; Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).

    La palabra locus viene del latn y significa sitio, por tanto el constructo

    tiene relacin con la localizacin en donde se sita el control (Marn, 2007). El

    locus de control se define como la posibilidad de dominar un acontecimiento

    segn se localice el control dentro o fuera de uno mismo (Oros, 2005). Rotter

    en 1975, propone que la percepcin de control est basada en la contingencia

    perfecta entre el comportamiento y su resultado.

    Originalmente, el locus de control, fue entendido de tal manera que una

    persona poda ser evaluada en una sola dimensin. sta, abarcaba desde una

    fuerte creencia de los sujetos en la influencia que pueden ejercer ellos, en el

    desarrollo de futuros acontecimientos, hasta un convencimiento de que las

    influencias externas (suerte, destino o actos de terceros) son las causas

    principales que desencadenan determinados resultados (Oros, 2005;

    Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).

    El concepto actual de locus de control, comprende el grado en que las

    personas creen tener control sobre los eventos y sus vidas, lo que se denomina

    locus de control interno, y el grado en que ellas creen que son victimas de la

    suerte y de las circunstancias, es decir, locus de control externo (Oros, 2005;

    Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).

  • 24

    El locus de control interno, alude a cuando una situacin se percibe como

    contingente con una conducta realizada. En este caso, el sujeto siente que tiene

    la capacidad de controlar el acontecimiento. En cambio, en el locus de control

    externo el sujeto siente que sin importar sus esfuerzos, el resultado ser

    consecuencia del azar o del poder de los otros (Oros, 2005; Visdmine- Lozano

    y Luciano, 2006).

    Penhall (2001), asocia el locus de control interno con la autoeficacia, en

    cambio el locus externo, que no corresponde a la persona, dificulta o facilita la

    conducta. En el primer caso la conducta es controlada; en segundo es guiada

    por terceros.

    En Oros (2005), se plantea que el locus de control tiene 5 dimensiones:

    1- Medio de control: Corresponde a la pregunta Por medio de qu o quien

    es ejercido el control?

    Si la atribucin es externa, el sujeto percibe que el control esta fuera de l

    y que se ejerce mediante el poder de personas especficas (otros

    poderosos) o de nadie en particular, siendo atribuido al azar, destino o

    suerte (fatalismo).

    En la atribucin interna, el sujeto menciona que la facultad de control la

    tiene l y lo ejerce a travs de su relacin afectiva con otros (control

    afectivo), o mediante el esfuerzo propio (instrumental).

    2- Agente de control: Corresponde a la pregunta Quin ejerce el control? Si

    se ejerce a nivel personal, se habla de dominio personal. En cambio, si

    este se ejerce a nivel colectivo el dominio es ideolgico.

    3- Objeto de control: Corresponde a la pregunta Sobre quin se ejerce el

    control? Este puede ser ejercido sobre una persona en particular o sobre

    instituciones.

    4- Momento de control: Se refiere a si la experiencia se asocia a xito o

    fracaso.

  • 25

    5- Sucesos: Corresponde a si estas experiencias, ya sean xito o fracaso,

    forman parte de nuestros recuerdos, es decir son parte del pasado, o

    forman parte de nuestras expectativas, es decir son parte del futuro.

    Koeske y Kirk en Oros (2005), sugieren que las personas con locus de

    control interno presentan mejor calidad en sus trabajos, alta satisfaccin laboral,

    menor fatiga emocional y menor tasa de conflictos laborales, por tanto, ayuda a

    amortiguar el efecto de sntomas fsicos y emocionales de la enfermedad.

    Las personas que tienen locus de control interno, son mejores alumnos,

    se manejan mejor frente a problemas y conflictos de la vida cotidiana, tienen

    mayor autoeficacia y presentan mejor ajuste social. Se observa tambin que

    los pacientes que tienen un locus de control interno alcanzan mejores

    resultados teraputicos (Oros, 2005).

    El locus de control es una variable que puede permitir una prediccin

    confiable de la conducta futura de una persona en cuanto a lo que tiene que ver

    con su toma de decisiones (Marn, 2007). Cuando el locus de control es interno

    en un tratamiento se cree que el xito se puede alcanzar y que un fracaso

    puede enmendarse; si hay un fracaso, existe culpa en el sujeto, ya que se

    atribuyen toda la responsabilidad.

    Por otra parte, individuos con un locus de control externo, tienen muy

    poca confianza en sus propias habilidades y capacidades, por tanto, si hay

    fracaso no tienen responsabilidad. Sin embargo, esta ltima perspectiva es un

    arma de doble filo, ya que contribuye a mantener la autoestima pero lleva a

    experimentar tambin que los resultados obtenidos estn fuera de ellos,

    generando incertidumbre y ansiedad con respecto a s mismos (Marn, 2007).

    As mismo, las personas cuyo locus de control se ubica en su yo interior,

    tienden a estructurar un estilo de aprendizaje ms permanente. En cambio, los

    que tienden a depender del medio ambiente, desarrollan una estructura que se

    adapta al cambio (Bolvar y Velsquez, 2008).

  • 26

    El locus de control, en investigaciones actuales, se ha asociado con la

    pobreza. Segn Palomar y Valds (2004), en un estudio realizado en Mxico,

    se observa que los grupos de mayor ingreso familiar y el grupo de no-pobres y

    el de pobres moderados presentan en mayor medida un locus de control

    interno, mientras que el grupo de pobres extremos, tienen un locus de control

    externo. Este estudio, aade que en promedio, los hombres en comparacin de

    las mujeres, as como las personas con mayor nivel educativo (licenciatura y

    postgrado), presentan una mayor tendencia al locus de control interno.

    De acuerdo con Rodin (1986) una persona con un alto control percibido

    puede tener mejor salud general, esto debido a que tiene ms probabilidades

    de adoptar medidas que le sean favorables para su salud. Esto sugiere que el

    aumento de percepcin de control del individuo (locus de control interno) sobre

    su salud puede conducir a la mejora de la salud personal (Ali, Mazloomy,

    Hossein y Rouhani, 2010).

    Segn Zdanowicz, Janne y Reynaert (2004), los jvenes adolescentes

    sanos, es decir sin trastornos mentales, poseen un locus de control de salud

    interno ms alto versus el grupo de adolescentes enfermos. De acuerdo esto,

    los adolescentes con patologas mentales, tienen un nivel de interiorizacin

    ms bajo en el locus de control de la salud, lo que significa un menor sentido de

    responsabilidad personal y un alto nivel de dependencia de los dems.

    En una investigacin realizada en un centro de dilisis, por Barrales,

    Cepeda, Nez y Wanner (2007), se observa la mayora de las personas en el

    centro de dilisis de tipo pblico tienen un locus de control externo, en cambio,

    la mayor parte de las personas que asisten a un centro de dilisis de tipo

    privado, poseen un locus de control interno.

    Martn-Aragn et al. (2000), sealan que en el sndrome de fibromialgia,

    la percepcin de control interna y la competencia percibida en salud se asocian

    significativamente con un mejor estado de salud, en trminos de percepcin del

    dolor, estado fsico y emocional.

  • 27

    Por otro lado, Marn (2007) encontr que existan diferencias en el locus

    de control entre los pacientes que buscan tratamiento mdico convencional no

    farmacolgico y los pacientes que buscaban como opcin una ciruga baritrica

    para bajar de peso. En el caso de estos ltimos, tendieron a tener un locus de

    control externo a diferencia de los otros pacientes que tendieron a tener como

    resultado un locus de control interno.

    En relacin con la adherencia, se plantea que los sujetos con locus de

    control externo presentan menos posibilidades de adherirse que los sujetos con

    locus interno (Zaldvar, 2003).

    Barrales et al. (2007), plantean que existira relacin entre locus de

    control interno y adherencia teraputica en una muestra de pacientes con

    tratamiento de hemodilisis. Los autores sugieren que aquellos pacientes con

    locus de control interno presentan una adherencia teraputica alta o total al

    tratamiento medicamentoso y dietario.

    4. Ansiedad

    Desde sus primeras conceptualizaciones, la ansiedad ha constituido una

    cuestin de fuerte controversia y por eso ha sido, y es en la actualidad, un

    tpico central de reflexin y de investigacin desde distintos puntos de vista y

    aproximaciones psicolgicas (Mercado, 2004).

    La ansiedad funciona como una seal del arma ante la percepcin y

    evaluacin subjetiva de una situacin como amenazante (Mercado, 2004).

    Adems, en un inicio, corresponde a una conducta adaptativa que beneficia al

    individuo, pero que en funcin de su intensidad y duracin puede tornarse

    desadaptativa (Gaviria, Richard y Valderrama, 2007).

    El Manual Diagnstico y Estadstico de los Trastornos mentales [DSM-IV]

    (American Psychiatric Association [APA], 1994) contempla la ansiedad como

    una serie de trastornos con caracterizaciones particulares que, en general,

    presentan aspectos comunes tales como los cambios de ndole fisiolgico,

  • 28

    como son palpitaciones, sudoracin, entre otras; de ndole conductual,

    especialmente conductas evitativas; y cambios a nivel cognitivo, tales como

    hipervigilancia, dificultades o errores en el procesamiento de informacin y

    productos cognitivos catastrficos de temor o prdida de control y eficacia.

    Puede presentarse como diversos trastornos, en los que se incluyen el

    desorden de pnico, el desorden de ansiedad generalizada, las fobias, el

    trastorno obsesivo compulsivo, el estrs agudo y el trastorno de estrs post

    traumtico (APA, 1994).

    Spielberg, Gorsuch y Lushene (1970), propusieron una divisin del

    concepto de ansiedad en funcin de si la respuesta ansiosa es temporal o es

    una condicin ms o menos estable en forma de predisposicin. A la primera,

    se le denomina Ansiedad-Estado, y es conceptualizada como una condicin o

    estado emocional transitorio del organismo humano, que se caracteriza por

    sentimientos de tensin y aprensin subjetivos conscientemente percibidos, y

    por un aumento de la actividad del sistema nervioso autnomo. La segunda, se

    define como Ansiedad-Rasgo, y se refiere a las diferencias individuales

    relativamente estables en la propensin a la ansiedad (Vera-Villarroel, Celis-

    Atenas, Crdova-Rubio, Buela-Casal y Spielberger, 2007).

    La presencia de algn tipo de desorden de ansiedad, puede llegar a ser

    muy incapacitante para el desarrollo normal de la vida de un individuo, por lo

    tanto el oportuno y adecuado tratamiento son imprescindibles (Tapia, 2006).

    Estudios recientes sealan que la ansiedad es el trastorno emocional de

    mayor prevalencia en la poblacin. En una encuesta internacional llevada a

    cabo entre 2001-2003 en 14 pases de Amrica, Europa y Asia, los trastornos

    de ansiedad reportaron ser los ms frecuentes en la mayora de los pases,

    alcanzando una prevalencia entre el 2,4% al 18,2% (Vera-Villarroel et al., 2007).

    En Estados Unidos, ms del 16% de todos los adultos entre 18 y 54 aos

    presenta algn desorden de ansiedad. El curso longitudinal de estos

    desrdenes se caracteriza por su aparicin a edades relativamente tempranas,

  • 29

    su cronicidad, recurrencia de los trastornos y perodos de incapacidad. Adems,

    se asocian con aumento en el riesgo de intentos de suicidio (Tapia, 2006).

    En el caso de Chile, los diagnsticos ms comunes a lo largo de la vida

    fueron los trastornos ansiosos con un 11%, siguindolo los trastornos

    depresivos mayores en un 9% y la distimia en el 8% (Vicente, Rioseco, Saldivia,

    Kohn y Torres, 2002). Otro estudio realizado en el 2005 muestra una alta

    prevalencia en trastornos de ansiedad generalizada, estimndose entre un

    1,6% y un 2,6% (Kohn et al., 2005).

    Los hallazgos en el rea de la salud, indican que la ansiedad produce

    efectos perjudiciales en una gran cantidad de enfermedades, como el VIH, la

    insuficiencia renal crnica y los trastornos alimenticios, por lo cual se ha inferido

    que existe una relacin entre factores psicolgicos, como la ansiedad y las

    enfermedades que afectan el sistema inmunolgico (Trujillo, Oviedo-Joekes y

    Vargas, 2001).

    Son escasos los estudios en nuestro pas que se han centrado en

    estudiar la comorbilidad entre ansiedad y obesidad, la literatura al respecto se

    encuentra en algunos trabajos extranjeros que estudiaron la presencia de

    sntomas de ansiedad en obesos, y que han concluido que existe una

    asociacin positiva entre ambos problemas (Tapia, 2006).

    As mismo, la obesidad puede aumentar el riesgo de presentar un

    trastorno de ansiedad. Se estima que las personas obesas presentan casi

    cuatro veces ms riesgo de desarrollar posteriormente un trastorno de ansiedad

    al compararla con poblacin no obesa (Pine, Goldstein, Wolf y Weissman, 2001;

    Richardson et al., 2003; Goodman, y Whitaker, 2002; Anderson, Cohen,

    Neumova y Must, 2006). Los estudios sugieren que los trastornos de ansiedad

    pueden actuar como antecedente o consecuencia del exceso de peso,

    especialmente en mujeres (Anderson et al., 2006).

    En el ao 2006 un estudio realizado en pacientes obesos mayores de 18

    aos en Santiago de Chile, confirm la asociacin positiva entre obesidad y

  • 30

    ansiedad, encontrados en la literatura extranjera. El grupo estudiado present

    una prevalencia elevada en forma significativa de sntomas de ansiedad, los

    que se asociaron positivamente tanto en pacientes con sobrepeso y obesidad

    de ambos sexos (Tapia, 2006).

    Una lnea importante en el estudio de la ansiedad, es la relacin que

    establece con la adherencia teraputica (Gordillo, del Amo, Soriano y Gonzalez-

    Lahoz, 1999; Gordillo y de la Cruz, 2003). En pacientes espaoles se ha

    constatado que aquellos que reportan al momento de evaluarlos un mayor nivel

    de ansiedad tienden a adherir menos a los tratamientos (Remor, 2002;

    Carrobles, Remor y Rodriguez- Alzamora, 2003).

    Un adecuado control de la sintomatologa ansiosa en pacientes con

    obesidad y sobrepeso se ha asociado a una mejor tolerancia, y

    consecuentemente, mayor adherencia y permanencia al tratamiento destinado a

    bajar de peso (Tapia, 2006).

    5. Apoyo Social Percibido

    La investigacin psicosocial ha puesto de manifiesto la importancia de

    las relaciones interpersonales como fuente de recursos esenciales para la

    promocin de la salud y el bienestar (House, Umberson y Landis, 1988;

    Gracia, 1997).

    El apoyo social se define como el conjunto de provisiones expresivas

    o instrumentales percibidas que son proporcionadas por la comunidad, las

    redes sociales y las personas de confianza, aadiendo que estas provisiones

    se pueden producir tanto en situaciones cotidianas como de crisis (Da Costa

    et al., 1999).

    Desde una perspectiva psicolgica y funcional, la evaluacin que realizan

    las personas del apoyo social, se encuentra condicionado por la percepcin

    subjetiva de ser apoyado y por la experiencia vivida a travs del apoyo real en

  • 31

    situaciones especficas (Quiles y Terol, 2009). De acuerdo a lo anterior, el

    apoyo social percibido hace referencia a dos tipos de informes subjetivos:

    1. Apoyo Social Recibido: evaluacin que realiza el receptor de apoyo en

    relacin al apoyo recibido.

    2. Apoyo Social Previsto: evaluacin del apoyo ofrecido por parte de quien

    lo provee.

    En la literatura se proponen tres puntos a considerar como parte del apoyo

    social: la cantidad o calidad del apoyo, tipos de apoyo y fuentes o

    proveedores de apoyo (Ramrez, Martnez y Albar, 2002; Molina, Fernndez

    y Llopis, 2008).

    La calidad de apoyo, se refiere al equilibrio entre las necesidades del

    destinatario y como stas son cubiertas. La mayora de los autores, coinciden

    en que esta variable debe ser evaluada en trminos de satisfaccin de los

    sujetos que reciben el apoyo social (Barrn, 1996; Dur y Garcs, 1991).

    Los tipos de apoyo se dividen en tres categoras (Barrn, 1996):

    1. Apoyo emocional: apunta al apoyo como expresiones de afecto, cario,

    empata, etc.

    2. Apoyo instrumental: tiene como fin resolver problemas prcticos, ya sea

    acciones, entrega de materiales o servicios.

    3. Apoyo informacional: todas aquellas intervenciones que implican

    aconsejar, informar o guiar.

    Se considera fuentes de apoyo o proveedores de apoyo, a todas

    aquellas personas de quien el sujeto recibe apoyo, ya sea de parientes,

    vecinos, parejas, conocidos, compaeros de trabajo, profesionales de la salud o

    miembros de instituciones religiosas o asociaciones. Por lo tanto, cada uno de

    los diferentes miembros que componen la red de los sujetos sociales es un

    proveedor de soporte tcnico en potencia, pero es posible que no todos sean

    parte de la red de apoyo real (Barrn, 1996; Weber, 1998).

  • 32

    Bowling (1991), sita el apoyo social como uno de los determinantes de

    la salud en general, aunque la eficacia del apoyo se encuentra directamente

    relacionada con la percepcin de los beneficios que tenga el sujeto receptor.

    As, cada una de las dimensiones del apoyo social ha sido evaluada en funcin

    de los beneficios que aportan a distintos fenmenos psicosociales, como son

    las enfermedades psiquitricas, la adherencia a tratamientos, enfermedades

    crnicas, etc.

    El apoyo social puede proporcionar sentido de bienestar, ser fuente de

    informacin, actuar como una forma de afrontamiento, mejorar la autoestima, o

    facilitar el acceso a las necesidades materiales (Bowling, 1991).

    El apoyo social deficiente aparece asociado a un mayor riesgo de

    enfermedad (Calvo y Daz, 2004), patologa cardiovascular (Ikeda et al., 2008),

    peor salud psicolgica (Barrn y Snchez, 2001; Martnez, Garca y Maya,

    2001), peor salud subjetiva (Okamoto y Tanaka, 2004) y menor bienestar o

    calidad de vida (DiMatteo, 2004; Lpez-Garca, Banegas, Graciano, Herruzo y

    Rodrguez-Artalejo, 2005).

    En cuanto a la relacin que el apoyo social establece con variables

    clnicas como la severidad del trastorno o curso de la enfermedad, los

    resultados sugieren que el apoyo social est negativamente relacionado con la

    severidad de los sntomas de los trastornos de conducta alimentaria (Quiles y

    Terol, 2009).

    Se ha evaluado fuertemente la incidencia del apoyo social en los

    trastornos alimentarios, especialmente en pacientes con bulimia y anorexia. Los

    estudios muestran que aunque estos pacientes tengan un acceso similar al

    apoyo social que individuos sin el trastorno, se muestran ms insatisfechos con

    sus redes de apoyo, ms ansiosos, incmodos y alienados, y en particular, las

    pacientes con bulimia perciben menor apoyo social de la familia y amigos,

    teniendo un mayor nmero de interacciones negativas (Quiles y Terol, 2008;

    Quiles y Terol, 2009). De estos pacientes, el 86,7% considera que sus madres

  • 33

    actan como proveedores de asistencia tcnica, y de hecho, durante el curso

    de la enfermedad, es la madre dentro de la familia quien acompaa al paciente

    en la mayora de las ocasiones (Vidovic, Juresa, Begovac, Mahnik,y Tocilj,

    2005).

    Una vertiente importante en el estudio del apoyo social, es la relacin

    que establece con la adherencia teraputica. El apoyo social se considera uno

    de los factores psicosociales ms influyentes en la conducta de adherencia

    teraputica a las prescripciones de salud, especialmente en el caso de los

    pacientes crnicos. Por lo que un apoyo social insuficiente podra conducir

    hacia una menor adopcin de hbitos de vida saludables y un menor

    cumplimiento de las recomendaciones mdicas (Marn y Rodrguez, 2001;

    Hassan et al., 2006).

    De este modo, investigaciones (DiMatteo, 2004; Powell y Campusano,

    2003) han descrito el importante papel que el apoyo social juega en la

    adherencia a las recomendaciones de salud en diversas enfermedades crnicas

    como diabetes, asma, hipertensin trastornos renales, epilepsia o VIH (Martos

    y Pozo, 2008).

    6. Depresin

    Para la OMS (2010) la depresin es un trastorno mental que presenta

    como caractersticas: un estado de nimo deprimido, prdida de inters o

    placer, sentimientos de culpa o baja autoestima, trastornos del sueo o del

    apetito, baja energa, y falta de concentracin. Dichas caractersticas pueden

    convertirse en crnicas, llevando a un perjuicio sustancial en la capacidad de la

    persona para hacerse cargo de sus responsabilidades cotidianas. En los casos

    ms extremos, la depresin puede conducir al suicidio, lo que genera la

    prdida de alrededor de 850.000 vidas cada ao.

    Respecto a manuales diagnsticos, la depresin es determinada en

    base a criterios, los cuales si estn o no presentes en la persona configuran un

  • 34

    cuadro depresivo, el cual puede variar su grado desde leve a mayor, segn el

    manual diagnostico.

    Segn el DSM-IV (APA, 2002), la depresin forma parte de los trastornos

    del estado de nimo. A su vez en la dcima versin de la Clasificacin

    estadstica internacional de enfermedades y otros problemas de salud [CIE-10]

    (OMS, 1992), la depresin forma parte de los episodios depresivos, sta puede

    ser catalogada como, leve, moderada o grave, en funcin si existe una menor o

    mayor dificultad, en la persona al desarrollar su actividad social, laboral o

    domstica.

    Segn el CIE-10 en los episodios depresivos, la persona sufre un humor

    depresivo, prdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas,

    disminucin de su vitalidad, que lleva a una reduccin de su nivel de actividad y

    a un cansancio exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mnimo.

    Segn CIE- 10 los siguientes sntomas tambin son manifestaciones de

    episodios depresivos:

    1. La disminucin de la atencin y concentracin.

    2. La prdida de la confianza en s mismo y sentimientos de inferioridad.

    3. Las ideas de culpa y de ser intil (incluso en los episodios leves).

    4. Una perspectiva sombra del futuro.

    5. Los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones.

    6. Los trastornos del sueo.

    7. La prdida del apetito.

    Esta patologa con el paso de los aos se ha ido incrementando de

    manera exponencial, y a su vez trae consigo la aparicin de otras patologas,

    como el abuso de sustancias, alcoholismo, trastornos alimenticios, etc. Segn la

    OMS (2002), uno de cada cuatro personas (25% de la poblacin) sufre al

    menos un trastorno mental o emocional en algn momento de su vida.

    La OMS (2010) ha indicado que la depresin pasar a convertirse en la

    segunda causa de discapacidad en el mundo para el ao 2020, mientras que

  • 35

    hace diez aos atrs ocupaba el cuarto lugar. En salud la investigacin sobre

    cmo prevenir y tratar este trastorno en particular ha sido fuertemente

    jerarquizada, y an, las medidas de su prevalencia, lejos de disminuir,

    amenazan con aumentar en el transcurso del siglo XXI.

    La depresin afecta a las mujeres dos veces ms que los hombres. Uno

    de cada cinco mujeres sufre un episodio depresivo mayor en algn momento de

    sus vidas, y esa proporcin se reduce significativamente en los hombres, siendo

    slo uno de cada diez (Torres, 2002). Segn el DSM-IV (APA, 2002), el riesgo

    de que un trastorno depresivo mayor se produzca durante la vida, es mucho

    mayor en las mujeres, donde flucta entre un 10% y 25% y mientras que en los

    hombres oscila entre un 5% y 12% para. El manual, tambin establece que en

    las muestras de adultos de la poblacin en general, la prevalencia de la

    depresin se encuentra entre el 5% y 9% en mujeres y entre el 2% y 3% en los

    hombres.

    En la atencin primaria segn la OMS (2010), la depresin puede ser

    diagnosticada y abordada correctamente. Y su tratamiento es a travs de

    medicamentos antidepresivos y de formas estructuradas de psicoterapia

    eficaces para un 60% y 80% de los afectados por depresin. Sin embargo,

    menos del 25% de los afectados (en algunos pases menos del 10%) reciben

    estos tratamientos. Segn este organismo las barreras hacia una atencin

    eficaz para la depresin se manifiestan en la falta de recursos, proveedores

    capacitados, y a su vez en el estigma social que tiene la poblacin respecto de

    los trastornos mentales como la depresin.

    La visin que tiene la psicologa respecto de la depresin, vara segn la

    corriente epistemolgica, en este estudio se trabaja en base a los

    planteamientos de la corriente cognitiva.

    La teora cognitiva, con Beck (1995) como uno de sus mayores

    exponentes, establece que la depresin, es la evidencia de los problemas

    cognitivos que tiene el sujeto en la evaluacin de s mismo, de su mundo y de

  • 36

    su futuro. Estos constituyen la base en la evaluacin de la depresin, y se

    catalogan como la triada cognitiva.

    Segn Beck (1974), la triada cognitiva est relacionada con un

    pensamiento extremo de trminos absolutos, y con el establecimiento de

    objetivos rgidos y perfeccionistas. Adems, cuando se fracasa en alcanzar

    esos objetivos, la tendencia depresiva del individuo tiende a culpar de la causa

    del hecho adverso a alguna deficiencia presente en s mismo, tendiendo a

    contemplar esta presunta deficiencia en trminos exagerados, y emplendose

    en una excesiva autocrtica acerca de las causas de estas deficiencias

    asumidas.

    Beck (1995) establece que la depresin no es un desorden afectivo,

    como podra parecer a primera vista, sino un problema cognitivo. El tratamiento,

    por tanto ha de llevarse a cabo a ese nivel, a travs de una reestructuracin del

    pensamiento errneo del individuo.

    Los problemas cognitivos, segn Beck (1995) se traducen en errores en

    el procesamiento de la informacin derivados de los esquemas cognitivos o

    supuestos personales. Dichos errores de procesamiento reciben el nombre de

    distorsin cognitiva. Beck (1995) identifica en la depresin no psictica los

    siguientes: Interferencia arbitraria, abstraccin selectiva, sobregeneralizacin,

    maximizacin, minimizacin, personalizacin, pensamiento dicotmico o

    polarizacin.

    Estudios mencionados en el libro de adherencia a tratamientos de largo

    plazo: Pruebas para la accin de la OMS (2004) refieren que la depresin se

    observa como un factor de riesgo para la adherencia teraputica. La depresin

    se presenta como factor de riesgo en la dimensin relacionada con el paciente

    en varias enfermedades como la tuberculosis, el tabaquismo (Alterman et al.,

    1999; Killen, 2000 en OMS, 2004) tratamiento para la infeccin de VIH

    (Paterson et al., 2000 en OMS, 2004) y diabetes (Lusman, Griffith y Clouse,

  • 37

    1997; Ciechanowski, Katon y Russo, 2000; Anderson et al., 2001 en OMS,

    2004).

    En esta misma lnea Egede y Osborn (2010), encontraron que la

    depresin dificulta varios aspectos como la bsqueda de tratamiento, de apoyo,

    social y de adopcin de conductas eficaces de cuidado personal, como

    mantenimiento de una dieta adecuada, cuidado de pies, actividad fsica y

    evaluacin de glucosa en adultos con diabetes mellitas tipo 2.

    En una investigacin realizada a 2.088 adultos mayores (70-79 aos),

    Beekman et al. (2008), encontraron que existe un mecanismo fisiopatolgico

    especfico que relaciona la depresin con la acumulacin de grasa vsceral. En

    este estudio se observ que hay diferencias de acumulacin de grasa entre

    personas con y sin depresin, concluyendo finalmente, que la depresin

    predice el aumento de la obesidad abdominal, independiente del sobrepeso

    general, donde se observ que la depresin duplica las probabilidades de

    aumentar la cantidad de grasa visceral.

    Bouvy (2010), en un estudio de meta anlisis, observan que el sexo, la

    edad y la depresin severa tienen un efecto moderado en el sobrepeso. Por

    otro lado, la obesidad se muestra como un factor de riesgo para el inicio de

    depresin en personas adultas, no siendo significativo en jvenes menores de

    20 aos. Por tanto, la depresin, se plantea como predictor de la obesidad en

    desarrollo. En este sentido, varias investigaciones refieren la depresin

    incrementa el riesgo de obesidad en el futuro (Hoppa y hallstrom, 1981;

    Goodman y Huang, 2002; Stice, Presnell, Shaw y Rohde, 2005).

    En el estudio realizado por Stice et al. (2005), sealan que a mayor

    cantidad de sntomas depresivos reportados por adolescentes, se proyecta

    un aumento de cuatro veces el riesgo de obesidad, lo cual entrega directrices al

    modelo etiolgico de la obesidad. Segn estos autores, en la depresin las

    personas comen para proporcionar distraccin de sentimientos

    negativos. Adems, sealan que la desregulacin de la

  • 38

    serotonina que caracteriza la depresin lleva a los individuos a consumir

    excesivas cantidades de alimentos ricos en carbohidratos en un esfuerzo para

    regular los niveles de serotonina.

    Segn Hoppa y Hallstrom (1981) la depresin se relaciona, con un

    futuro incremento de peso en adultos. En la investigacin de Stice et. al. (2005)

    sealan que los individuos que se dedican a hacer rgimen alimenticio y

    comportamientos de control de peso con frecuencia experimentan elevados

    ndices de depresin.

    El trabajo realizado en Chile por Tapia y Masson (2006) respecto a

    pacientes con obesidad, demostr que seis meses antes de sufrir un infarto

    agudo de miocardio los pacientes presentaron una prevalencia de depresin

    ms elevada que la poblacin general.

  • 39

    IV. Metodologa

    1. Tipo de Estudio

    El estudio de la presente investigacin fue de tipo correlacional de corte

    transversal, donde se pretende medir el grado en que se asocian distintas

    variables (factores socio-demogrficos, autoestima, depresin, autoestima,

    locus de control y apoyo social) con una variable dependiente (adherencia

    teraputica). Estas relaciones se establecieron dentro de un mismo contexto, y

    a partir de los mismos sujetos. La observacin del fenmeno se realiz una vez

    en el tiempo, es decir, que no existe seguimiento posterior a los participantes

    (Hernndez, Fernndez y Baptista, 2001).

    2. Diseo de Investigacin

    La investigacin se realiz desde un diseo de estudio no experimental.

    Este tipo de estudio no realiza manipulacin deliberada de variables. En el

    diseo no experimental se observan los fenmenos tal y como se dan en su

    contexto natural, para despus analizarlos (Hernndez et al., 2001).

    3. Hiptesis

    Hiptesis general

    Hi: Existen diferencias sociodemogrficas y psicolgicas entre pacientes

    con obesidad que presentan distinto nivel de adherencia a los tratamientos

    nutricionales en los que participan.

    Hiptesis especficas

    Hi1: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales presentan

    mayor autoestima que los sujetos no adherentes.

  • 40

    Hi2: Los sujetos obesos clasificados como adherentes a tratamientos

    nutricionales reportan un locus de control de tipo interno.

    Hi3: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales presentan

    mayor ansiedad que los sujetos no adherentes.

    Hi4: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales reportan

    mayor apoyo social percibido que los sujetos no adherentes.

    Hi5: Se reporta mayor depresin en aquellos sujetos obesos que no

    presentan adherencia a tratamientos nutricionales.

    4. Participantes

    El universo a considerar son todos los pacientes que presentan obesidad

    que participan en tratamientos nutricionales.

    La muestra en este estudio es no probabilsticas, ya que la eleccin de

    los elementos no depende de la probabilidad, sino de causas relacionadas con

    las caractersticas de los investigadores. La muestra fue dirigida, con un

    procedimiento de seleccin informal y un poco arbitrario. La ventaja de una

    muestra no probabilstica es su utilidad, pues, no requiere de una

    representatividad de elementos de una poblacin, sino de una cuidadosa y

    controlada eleccin de sujetos con ciertas caractersticas especificadas

    (Hernndez et al., 2001)

    Se realiz un muestreo por conveniencia de sujetos disponibles en el

    CESFAM San Ramn (comuna de San Ramn) y que consintieron participar

    en el estudio.

    La muestra se constituy por personas con obesidad (IMC> 30) mayores

    de 18 aos, sin lmite de edad, que estn en tratamiento nutricional. De los

    sujetos seleccionados para participar del estudio (66 sujetos), se consideraron

    11 datos como no vlidos, ya que no cumplieron con el criterio de tener un IMC

    mayor a 30.

  • 41

    No se excluy de la muestra aquellos pacientes que presenten

    enfermedades mdicas asociadas o no asociadas a la obesidad, aunque si se

    consider en el anlisis de los datos. Por su parte, tambin se recolectaron

    datos sociodemogrficos como: edad, sexo, nivel educacional, tipo de familia a

    la que pertenecen, nivel socioeconmico y IMC.

    5. Tcnica de Recoleccin de Datos

    5.1 Cuestionario MBG

    El cuestionario MGB para la evaluacin de adherencia teraputica, fue

    construido por Martn, Bayarre y Grau (2007) con el objetivo de medir la variable

    adherencia en pacientes con hipertensin arterial en La Habana, Cuba.

    Actualmente se ha extendido su uso en investigaciones an en curso, con

    pacientes que padecen diabetes mellitus tipo 2 y con personas portadoras de

    VIH. En la presente investigacin se utiliz este cuestionario pese a que no ha

    sido construido para medir adherencia teraputica en pacientes con obesidad,

    para lo cual se realizaron modificaciones en la redaccin de algunas preguntas,

    con el objetivo de adecuar el instrumento a nuestra poblacin de estudio.

    El cuestionario MGB consiste en un cuestionario de autorreporte, corto y

    sencillo, de fcil aplicacin y cmodas posibilidades de respuesta por parte del

    paciente, como la mejor va para realizar la evaluacin rpida del nivel de

    adhesin o no que tiene el paciente al tratamiento mdico indicado (Martn et

    al., 2007).

    Se encuentra conformado por tems en forma de 12 afirmaciones que

    recorren las categoras que se considera conforman la definicin operacional de

    adherencia teraputica. Se le da al paciente la opcin de respuesta en una

    escala Lickert compuesta por cinco posibilidades que van desde Siempre hasta

    Nunca, marcando con una X la periodicidad que considera ejecuta la persona.

    Para calcular la puntuacin obtenida por cada paciente se asign el valor

    0 a la columna Nunca, 1 a Casi nunca, 2 para A Veces, 3 a Casi Siempre y 4 a

  • 42

    Siempre, siendo 48 la totalidad de puntos posibles a alcanzar (Martn et al.,

    2007).

    Su calificacin se establece a travs de la estimacin de un puntaje que

    divide en proporciones la totalidad de los puntos obtenidos por cada paciente,

    considerando como Adheridos Totales a los que obtienen de 38 a 48 puntos,

    Adheridos Parciales de 18 a 37 puntos y No Adheridos a los que obtienen entre

    0 y 17, de modo que se pueda cuantificar con rapidez la respuesta del paciente

    y determinar tres tipos o niveles de adherencia al tratamiento: Total, Parcial y

    No adherido (Martn et al., 2007).

    De acuerdo a las necesidades de esta investigacin, la cual consiste en

    dividir a los participantes en adherentes y no adherentes, el puntaje de este test

    se cuantific de acuerdo al criterio: cuartil 25 no adherentes, cuartil 75

    adherentes.

    Validez

    Para obtener la validez de contenido Martn, Bayarre y Grau (2007),

    sometieron a un proceso de validacin de criterios de expertos la estructura y

    formulacin de las preguntas del cuestionario. El criterio de los jueces expertos

    se utiliz para evaluar la correspondencia de los tems en relacin con la

    definicin operacional y las categoras propuestas. La respuesta de los

    expertos, valoracin que ellos realizaron sobre las referidas propiedades se

    recogi a travs de una escala ordinal que incluy: Mucho, Poco y Nada.

    El cuestionario de validacin fue sometido, antes de su aplicacin con el

    objetivo de validacin, a un proceso de pilotaje en un grupo de 25 pacientes,

    para comprobar la comprensin de las preguntas y el funcionamiento del

    instrumento.

    Los resultados obtenidos permiten considerar que la formulacin de los

    tems, es razonable, se encuentran claramente definidos y se justifica su

    presencia en el cuestionario. La propiedad de peores resultados fue "si el tem

  • 43

    discrimina variaciones del constructo" donde 4 tems no alcanzaron el 70 %. Y

    tambin un tem fue valorado slo por el 50 % de los expertos como que "ofrece

    datos fciles de obtener". Estos resultados llevaron a realizar modificaciones en

    la formulacin inicial del tem 11.

    La validez de construccin del cuestionario MBG, fue evaluada a travs

    de un anlisis factorial de componentes principales utilizando el mtodo de

    rotacin Varimax. Se realiz un anlisis de las comunalidades para conocer la

    representatividad de las variables en los factores retenidos y de la consistencia

    interna por factor retenido. Los resultados sugirieron la presencia de tres

    factores denominados: Cumplimiento activo, Autonoma ante el tratamiento y

    Complejidad de la adhesin, que explican el 68,72 %de la varianza acumulada

    en el MBG y se establecen utilizando el criterio de valor total mayor o igual a 1.

    Confiabilidad

    La muestra estudiada para el proceso de validacin estuvo compuesta

    por pacientes con hipertensin arterial esencial, bajo tratamiento mdico

    mayores de 20 aos, que desea colaborar con la investigacin, residentes en el

    Municipio Centro Habana y pertenecientes al rea de salud que atiende el

    Policlnico Van-Troi (n: 114).

    La consistencia interna se determin a travs del clculo del coeficiente

    Alfa de Cronbach de forma global, eliminando el puntaje del tem a analizar y

    con la correlacin tem-total y el Coeficiente de determinacin.

    El ndice de consistencia interna Alfa de Cronbach obtenido para esta

    muestra fue de 0.889. Los tems con los promedios ms altos fueron: 1, 3, 6, y

    el 9. En la correlacin tem-total del MBG, la mayora alcanz valores superiores

    a 0.50, lo cual es indicador de un buen nivel de consistencia entre los tems,

    siendo el 8 y 9 los de ms elevada correlacin. Slo los tems 7 y 11 no

    sobrepasaron el valor de 0.50. Tambin todos contribuyeron a mantener un Alfa

  • 44

    de Cronbach superior a 0.80 de ser eliminados, por lo que se puede sealar

    una buena homogeneidad del instrumento elaborado.

    5.2 Escala de Autoestima de Rosenberg

    La Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR), se present por primera

    vez en 1965, en la publicacin Society and the adolescent self image. Society

    of the adolescent self-image, siendo posteriormente revisada por su autor en

    1989.

    El EAR consta de 10 preguntas, puntuables entre 1 y 4 puntos (muy de

    acuerdo, de acuerdo, en desacuerdo, muy en desacuerdo), lo que permite

    obtener una puntuacin mnima de 10 y mxima de 40, y se suele considerar

    como rango normal de puntuacin el situado entre 25 y 35 puntos. Su aplicacin

    es simple y rpida. Cuenta con 10 tems, divididos equitativamente en positivos

    y negativos. Es un instrumento unidimensional que se contesta en una escala

    de 4 alternativas, que va desde muy de acuerdo a muy en desacuerdo

    (Rojas-Barahona et al., 2009).

    En relacin al cuestionario de autoestima de Rosenberg en Chile, Rojas-

    Barahona et al. (2009) pudieron validarlo en una muestra de jvenes adultos,

    adultos y adultos mayores. En su estudio seleccionaron 473 sujetos de la

    Regin Metropolitana de Santiago de Chile, a partir de un muestreo

    intencionado por cuotas distribuidos segn: escolaridad (bsica, media y

    superior); sexo (hombre y mujer); edad (30-45, 45-59 y 60-75) e ingreso

    autnomo per cpita del hogar (bajo, medio, alto).

    Con respecto a la normalidad de las respuestas se observa una

    tendencia hacia una alta autoestima, evidencindose la media ms alta en los

    tems positivos y ms baja en los tems negativos, situacin similar a lo

    expresado por en la mayora de las validaciones. No obstante, la escala total

    se mantiene en los rangos de normalidad en asimetra y curtosis, lo que permite

  • 45

    hacer un anlisis factorial exploratorio sin necesidad de transformar los datos

    originales (Rojas-Barahona et al., 2009).

    La media registrada en este estudio (x =32,47), para la Regin

    Metropolitana, es similar a la reportada en otro estudio chileno, tambin en

    poblacin no clnica (x =33,12) y al promedio general que se observa en 53

    naciones (x =30,85) (Rojas-Barahona et al., 2009).

    Los datos normativos de la muestra total no varan por edad ni por sexo,

    sin embargo, hay un nmero importante de casos que obtienen los puntajes

    ms altos (55 casos), lo que dificultara la diferenciacin de los sujetos en el

    rango superior de la escala, esto se reporta tambin en Alemania (Rojas-

    Barahona et al., 2009).

    Como sealan Rojas-Barahona et al. (2009) la Escala de Autoestima de

    Rosenberg (EAR), ha sido traducida y validada en distintos pases e idiomas:

    francs, alemn, japons, portugus, espaol.

    La Escala de Autoestima de Rosenberg ha sido utilizada en Chile, y en

    el estudio de Rojas-Barahona et al. (2009), se pudo determinar su confiabilidad

    y validez en una muestra chilena, especficamente en jvenes adultos, adultos

    y adultos mayores. En donde el EAR cumple con los criterios de validez de un

    instrumento de calidad para medir la autoestima en Chile y su comportamiento

    es similar a lo esperado por Rosenberg para la poblacin original (Rojas-

    Barahona et al., 2009).

    Confiabilidad

    Respecto a la confiabilidad, Schmitt y Allik (2005) realizaron un estudio

    multicultural, administrando la EAR en 53 naciones, en 48 de las cuales se

    presenta una confiabilidad sobre 0.75. En el estudio chileno, respecto a la

    confiabilidad el valor fue de 0.754 para el total de la muestra, encontrndose

    dentro del rango esperado para este instrumento, que flucta entre 0.72 y 0.89.

  • 46

    5.3. Instrumento de evaluacin de Locus de control I-E

    El instrumento de evaluacin de locus de control, se realiz en base a

    los planteamientos de Rotter (Linares, 2001; Brenlla y Vzquez, 2009), es la

    escala ms conocida y usada de todas las escalas de locus de control

    generales.

    La prueba es de auto-reporte. Tiene 29 tems, 23 de los cuales estn

    dirigidos a evaluar las expectativas generalizadas de control de los refuerzos,

    los otros 6 tems, son distractores de manera de hacer ms ambigua la prueba

    general. El puntaje mximo a obtener en la prueba es de 23 y a mayor puntaje,

    mayor locus de control externo (Linares et al., 2009).

    Validez

    Se aport a la validez del instrumento a travs de la validez de

    constructo, a travs de la medida de adecuacin muestral que indic la

    posibilidad de factorizacin con un KMO de 0.67 (Brenlla y Vzquez, 2009).

    Para evaluar la validez, se calcul a travs de la convergencia y

    divergencia con la escala de Afrontamiento y la escala Autoeficacia. En relacin

    con la Autoeficacia, se obtuvo una correlacin negativa de 0.306 con una

    significacin de 0.01, lo que indica que existe una asociacin entre las escalas

    de Locus de control y autoeficacia, de modo que las personas con un locus de

    control externo, tienen menor nivel de autoeficacia (Brenlla y Vzquez, 2009).

    Confiabilidad

    Segn Rotter (Linares, 2001; Brenlla y Vzquez, 2009), la confiabilidad

    que tiene el test I-E presenta un Alfa entre 0.69 y 0.76, de acuerdo a los datos

    en la adaptacin original. En la adaptacin para Argentina, que realizaron

    Brenlla y Vzquez (2009) con una muestra de 288 sujetos, encontraron una

  • 47

    confiabilidad del instrumento a travs del anlisis de consistencia interna por el

    ndice de Alpha de Cronbach de 0.65, tambin realizaron al clculo mediante la

    frmula de Kuder Richarson, el cual arroj un resultado de 0.64.

    5.4. Inventario para la Depresin de Beck

    El inventario de depresin de Beck, fue elaborado en la Universidad de

    Pennsylvania en 1961 por el Dr. Aaron Beck y se desarrollo originalmente para

    detectar, calcular y monitorear los cambios en los sntomas depresivos en las

    personas que necesitaban servicios de salud mental. Actualmente es uno de los

    instrumentos de auto informe ms utilizado a nivel mundial para cuantificar los

    sntomas depresivos en poblaciones normales y clnicas, tanto en la prctica

    profesional como en la investigacin (Gonzalez-Cells, 2009).

    Como sealan Melipillan, Cova, Rincn y Valdivia (2008), se han

    realizado varias revisiones del instrumento desde su creacin, lo cual a

    permitido la confeccin de dos versiones: el BDI IA