62461946 Charles Perrault Cuentos

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    CUENTOS DE HADAS DE

    CHARLES PERRAULT

    Publicados porCharles Perraulten el ao 1697

    Presentacin y adaptacin particular en Espaol para este libro electrnico (E-book) gratuito por Jorge R. Rodrguezk

    Nota: En algunos casos existen muy pequeas modificaciones sobre el texto original para una mejorcalidad educativa. Una contribucin cultural gratuita de www.edyd.com

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    BREVE BIOGRAFA

    Charles Perrault naci en Pars, Francia, el 12 de enero de 1628. Era defamilia acomodada y asisti a las mejores escuelas y estudio leyes. Particip

    en la fundacin de la Academia de Ciencias. Al fundarse la "Academia deInscripciones y Bellas Artes", fue su secretario de por vida.

    Tuvo una muy activa participacin en las "Disputas de los Antiguos y losModernos", que entablaron los seguidores de la literatura de "Antigedad"contra los seguidores de la literatura del siglo de Luis XIV , los "Modernos".Perrault se mantuvo al lado de los Modernos y escribi "El Siglo de Luis elGrande" (1687), y "Paralelismo entre Antiguos y Modernos" (1688-1692).

    Fue un autor francs que puso las bases por escrito de un nuevo gnero que

    hara historia, la de los "Cuentos de Hadas". Sus cuentos ms famosos fueronincluidos en la publicacin "Historias y Cuentos de Antao" bajo el sub-ttulode "Cuentos de Mam Gansa" que son: "Caperucita Roja", "La BellaDurmiente del Bosque", "El Gato con Botas", "Cenicienta", "Barba Azul","Pulgarcito", "Las Hadas" y "Ricardo el del Copete", los cuales estamos

    publicando en espaol en este sitio Web.

    En sus cuentos l se ayudaba con imgenes que tena a su alrededor comobosques, castillos, princesas y marqueses, y tambin les agregaba cosas tradasdel mundo de la fantasa. Hizo muchas adaptaciones de cuentos folklricos yaexistentes.

    Muri en Pars el 16 de mayo de 1703.

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    NDICE

    pgina

    01-Caperucita Roja 04

    02-Cenicienta 07

    03-Pulgarcito 13

    04-La Bella Durmiente del Bosque 24

    05-El Gato con Botas 33

    06-Barba Azul 39

    07-Ricardo del Copete 45

    08-El Hada 52

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    01-Caperucita Roja

    Hace mucho tiempo, en una cierta villa viva una pequea nia campesina, la

    ms bella creatura nunca vista. Su madre estaba muy orgullosa de ella, y suabuelita la amaba quizs an ms. Esta buena abuelita hizo para ella unapequea gorrita o caperuza de un lindo color rojo, y le qued tan bien a lania, que nunca se la quitaba, y todos empezaron a llamarla Caperucita Roja.

    Un da su mam, habiendo hecho unos panes y pasteles, le dijo:

    -"Ve, mi amor, donde abuelita a ver cmo se encuentra, pues me contaron queestaba enfermita. Llvale estos panecillos y pasteles y una jarra demantequilla."-

    Caperucita parti inmediatamente para donde su abuelita, que viva en la villavecina. Cuando ella iba atravesando el bosque, se encontr con el lobo Gaffer,que tuvo la intencin de comrsela, pero decidi que an no, porque andabanleadores en el bosque. l le pregunt que hacia donde iba. La pobre nia queno saba que era muy peligroso conversar con extraos, le dijo:

    -"Voy a ver a mi abuelita, y le llevo unos panes y pasteles y una jarra demantequilla que le enva mi mam."-

    -"Y vive ella lejos de aqu?- pregunt el lobo.

    -"Oh, s"- contest Caperucita, -"vive atrs de aquel molino que ves por all,la primera casa a la entrada de la villa."-

    -"Est bien"- dijo el lobo, -"yo tambin la visitar. Yo ir por este camino, y tpor aquel, y veremos quien llega de primero."-

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    El lobo entonces corri lo ms que poda, tomando el atajo ms corto,mientras que la nia iba por el ms largo, entretenindose recogiendo nueces,

    persiguiendo mariposas, y haciendo ramitos de flores que cortaba. El lobopronto lleg a la casa de la viejita. Toc a la puerta -tuc, tuc, tuc.-

    -"Quien es?"- pregunt la abuelita.

    -"Tu nieta, Caperucita Roja"-replic el lobo imitando su voz, -"y he tradopanes y pasteles y una jarrita de mantequilla que mi mam te enva."-

    La buena abuelita, que estaba en cama debido a su malestar, grit:

    -"Levanta la tranca, y podrs abrir"-

    El lobo levant la tranca y abri la puerta. Se abalanz sobre la buena mujer y

    de un slo bocado se la trag, pues l no haba comido nada en tres das.Entonces l cerr la puerta, se meti en la cama de la abuelita y esper aCaperucita, quien al rato lleg y toc a la puerta -tuc, tuc, tuc.-

    -"Quien es?"- pregunt el lobo.

    Caperucita al or la ronca voz del lobo, al principio sinti temor, pero luegopensando que la abuelita estaba resfriada, contest:

    -"Es tu nieta, Caperucita Roja, que te ha trado panes y pasteles y una jarritacon mantequilla que te enva mi mam.

    El lobo le grit, suavizando un poco la voz:

    -"Levanta la tranca, y podrs abrir"-

    Caperucita levant la tranca y abri la puerta.

    El lobo, vindola entrar, le dijo, ocultndose lo mejor posible bajo las sbanas:

    -"Pon los panes y la jarrita de mantequilla sobre la tarima y ven acompameaqu."-

    Caperucita se quit su abrigo y se sent en la cama, y la sorprendi muchocmo luca su abuelita en sus trajes de dormir.

    Caperucita pregunt:

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    -"Abuelita, qu brazos tan largos tienes!"-

    -"Son para abrazarte mejor, querida."-

    -"Abuelita, qu piernas tan largas tienes!"-

    -"Son para correr mejor, hijita."-

    -"Abuelita, qu grandes orejas tienes!"-

    -"Son para orte mejor, hijita."-

    -"Abuelita, qu grandes ojos tienes!"-

    -"Son para verte mejor, hijita."-

    -"Abuelita, qu boca tan grande tienes!"-

    -"Es para comerte mejor!"-

    Y diciendo esas palabras, el malvado lobo cay sobre Caperucita y la devor.

    Enseanza:

    Los "lobos humanos" siempre estn al acecho de nios y nias inocentes.

    Nunca se debe dar confianza ni contar cosas personales a los extraos.

    Comentario:

    No es conveniente que nios o nias anden solos, sin una compaa deconfianza, pues son fcil presa de pedfilos y delincuentes que nunca dejan deestar a la mira, aprovechando la menor oportunidad para hacerles dao.

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    02-Cenicienta o La Zapatilla de Cristal

    Hace muchos aos, hubo un caballero que despus de enviudar, tuvo comosegunda esposa a una mujer tambin viuda que era de lo ms orgullosa yaltanera que podra imaginarse. Ella tena dos hijas propias, que eran, sinninguna duda, exactamente igual a su madre en todos sus defectos. Elcaballero tambin tena una joven hija, con un temperamento tan bondadoso ytan dulce, que ella hered de su madre, que haca que no hubiera otra creaturamejor en el mundo.

    No haban pasado muchos das desde la boda, cuando el mal temperamento de

    la madrastra la empez a delatar tal como era. Ella no soportaba la bondad dela joven hijastra, porque eso haca aparecer a sus hijas como odiosas. Lamadrastra le daba a ella los trabajos ms duros de realizar en la casa, lavar los

    platos, preparar las mesas, pulir los pisos y limpiar las habitacionescompletamente. La pobre muchacha tena que dormir en el desvn, sobre unamiserable cama de paja, mientras que las hermanastras ocupaban finashabitaciones con pisos adoquinados, sus camas eran de la ltima moda, ytenan amplios espejos para mirarse de cuerpo entero. La pobre muchacha losoportaba todo pacientemente, y no se atreva a contrselo a su padre, quien lahabra regaado por ello, ya que la nueva esposa lo dominaba completamente.

    Cuando ella terminaba su labor, acostumbraba ir a la esquina de la chimenea,y sentarse entre las cenizas, de ah que la llamaran "Escarba cenizas". La ms

    joven de las hermanastras, que no era tan ruda y grosera como la mayor, lallam "Cenicienta". Sin embargo, Cenicienta, a pesar de sus vestidoshumildes, estaba siempre mucho ms hermosa que las otras, a pesar de queellas usaban lujosa ropa.

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    Sucedi que el hijo del rey prepar un festival, e invit a todas las personas dela alta sociedad. Nuestras muchachitas fueron invitadas tambin, pues ellasmostraban gran prestancia entre la gente del pueblo. Ellas se emocionaron conla invitacin, y estuvieron maravillosamente ocupadas escogiendo vestidos,enaguas, sombreros y todo lo que pudiera venirles mejor. Eso le aument lacarga de trabajo a Cenicienta, pues tena que plancharles toda aquellavestimenta y plegarle los paletones. Durante todo el da slo hablaron decmo iran vestidas.

    -"Por mi parte"- dijo la mayor, -"me pondr mi traje de terciopelo rojo con lasguarniciones francesas"-

    -"Y yo"- dijo la menor, -"usar mi falda de costumbre, pero para que hagajuego con ella, me pondr mi capa con flores doradas, y mi prendedor de

    diamante, que est muy lejos de ser el ms ordinario del mundo."-Ellas enviaron por las mejores peinadoras que pudieron encontrar para que las

    peinaran con un estilo maravilloso, y compraron cosmticos para sus mejillas.Cenicienta era consultada en todos estos asuntos, ya que tena buen gusto.Ella, que no era rencorosa, siempre les indicaba lo mejor, y tambin les ofrecasus servicios para arreglar sus cabellos, que ellas aceptaban que lo hiciera.

    Y mientras ella les ayudaba con eso, las hermanas preguntaron:

    -"Cenicienta, no te gustara ir al festival?"--"Jvenes damas"- dijo ella, -"s que solamente se estn burlando de m. Biensaben que no estoy presentable como para ir ah."-

    -"Tienes razn"- respondieron, -"la gente se reira de ver a una Escarbacenizas en el festival."-

    Todas, menos Cenicienta, haban arreglado sus cabellos retorcidos, pero ellalo tena bonito por naturaleza, y le luca perfectamente bien. Las dos

    hermanastras pasaron dos das de ayuno, pero los pasaron con gusto.Rompieron como una docena de lazos tratando de ponrselos ajustados, paraaparentar una fina y delgada figura, y continuamente se vean al espejo.

    Por fin, lleg el dichoso da y ellas fueron al palacio, y Cenicienta las siguicon sus ojos tan lejos como pudo, y cuando se perdieron de vista, se puso allorar.

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    No ms las llev, y la madrina las transform en seis pajes, que se colocaroninmediatamente junto al coche, con sus uniformes todos bordados con oro y

    plata, y all se estuvieron a la orden, como si nunca en su vida hubieran hechootra cosa.

    Entonces el hada dijo a Cenicienta:

    -"Bueno, ya ves aqu un carruaje apto para ir al festival. No te gusta?"-

    -"Oh, s!"- grit ella, -"pero debo ir en estos harapos?"-

    Su madrina simplemente la toc con su varita, y, en ese instante, su vestidosse tornaron de oro y plata, y decorados con joyas. Hecho eso, ella le dio un parde las ms preciosas zapatillas de cristal que pudiera haber en el mundoentero. Estando ya as arreglada, mont en el carruaje, y su madrina le orden,que sobre todas las cosas, no se quedara pasada la media noche, y le advirti,que si se quedaba un minuto ms, el coche volvera a ser calabaza, suscaballos ratones, su cochero rata, sus pajes lagartijas, y sus vestidos harapos."-

    Ella le prometi a su madrina que no le fallara en dejar el festival antes demedia noche. Ella sali, apenas pudiendo contenerse de la felicidad. Cuandolleg, le notificaron al hijo del rey que una gran princesa, que nadie conoca,haba llegado, y corri a recibirla. Le dio su mano para salir ella del coche, yla llev al saln donde estaba reunida el resto de la gente. Se hizo un profundo

    silencio, todos dejaron de bailar, los violines cesaron de tocar, tan atradosestaban todos por la singular belleza de la recin llegada. No se oa nada,excepto un susurro de voces diciendo:

    -"Oh!, Qu bella que es!, Qu linda!"-

    El mismo rey, que ya era viejo, no poda apartar sus ojos de ella y le dijo a lareina en su odo que haca muchsimo tiempo que no vea a una tan bella yadorable creatura.

    Todas las damas tomaban nota de su vestido y su sombrero, as el prximo dapodran ellas hacer el mismo patrn, proveyendo encontrar tan finosmateriales y unas manos capaces de hacerlos.

    El hijo del rey la condujo a la silla de honor, y luego la sac a bailar con l.Ella bail tan graciosamente, que cada vez era ms y ms admirada. Un

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    refrigerio fue servido, pero el joven prncipe estaba tan ocupado con ella, queno prob un bocado.

    Cenicienta fue y se sent junto a sus hermanastras, mostrndoles a ellas grancortesa, y dndoles entre otras cosas parte de las naranjas y limones que el

    prncipe le haba regalado. Esto las sorprendi mucho, pues no haba sidopresentada a ellas.

    En eso escuch que el reloj daba un cuarto para las doce. Entonces se despidide los asistentes y sali lo ms rpido que pudo.

    Tan pronto lleg a la casa, corri donde la madrina, y dndole las gracias, lecont lo mucho que deseara poder ir al festival al da siguiente, ya que el hijodel rey se lo haba pedido. Estaba ella emocionadamente contando a su

    madrina lo sucedido esa noche, cuando llegaron las dos hermanas y tocaron ala puerta. Cenicienta les abri.

    -"Tanto que tardaron!"- dijo ella, bostezando, frotndose los ojos, yestirndose como si acabara de despertar.

    Ella no tuvo, en realidad, ningn motivo para dormir desde que ellas salieronde la casa.

    -"Si hubieras estado en el festival"- dijo una de las dos hermanas, -"no te

    hubieras aburrido ah. Lleg all la ms fina princesa, la ms bella que hayavisto mortal alguno. Ella nos mostr miles de cortesas, y nos regal naranjasy limones."-

    Cenicienta no mostr ninguna reaccin con ello. Y ms bien, les pregunt elnombre de la princesa; pero le dijeron que no lo saban, y que el hijo del reyqued muy interesado, y que dara todo el mundo por saber quien era. YCenicienta, sonriendo, respondi:

    -"Entonces era ella tan bella? Qu afortunadas que han sido!No podra

    verla yo? Ah! querida Carlota, prstame tus trajes amarillos que usas cadada."-

    -"Ah s, cmo no!"- grit Carlota, -"prestar mis vestidos a una tan suciaEscarba cenizas como eres t! Ni loca que estuviera!"-

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    Cenicienta, por su parte, esperaba una respuesta semejante y se alegr delrechazo; pues se hubiera visto en gran aprieto si hubiera aceptado prestarle elvestido que ella burlonamente le pidi. Al da siguiente las dos hermanasfueron al festival, y tambin lo hizo Cenicienta, pero vestida an msexuberante que la vez anterior. El hijo del rey siempre permaneci a su lado, ysus bellas palabras para ella nunca cesaban. Estas de ninguna maneraincomodaron a la joven dama. Y de seguro, ella olvid las rdenes de sumadrina, de manera que oy al reloj empezar a dar las doce, y que slo lequedaban once campanadas. Ella se levant sbito y huy, tan rpida como unvenado. El prncipe la sigui, pero no la alcanz. A ella se le cay una de laszapatillas de cristal, que el prncipe guard muy cuidadosamente. Y lleg acasa, casi sin aliento, sin carruaje, y en sus viejos vestidos, sin ninguno de susadornos, excepto una de sus pequeas zapatillas, la compaera de la que se lehaba perdido. Los guardias del palacio fueron interrogados si no haban visto

    salir a una princesa, y ellos contestaron que no haban visto a nadie ms que auna joven, muy sencillamente vestida, que tena ms el aire de una campesinapobre que el de una joven dama.

    Cuando las dos hermanas volvieron del festival, Cenicienta les pregunt si lohaban pasado bien, y que si la fina dama estuvo all tambin. Ellas le dijeronque s, pero que se retir velozmente cuando daban las doce, y con tantoapresuramiento que perdi una de sus pequeas zapatillas de cristal, la ms

    bella del mundo, y que el hijo del rey la haba guardado. Le dijeron, adems,que no haba hecho ms que mirarla todo el tiempo, y que lo ms seguro esestaba perdidamente enamorado de la bella duea de la zapatilla.

    Lo que ellas decan era cierto. Algunos das despus, el hijo del rey mand aproclamar, con sonido de trompetas, que l se casara con la joven a quien lazapatilla le calzara exactamente. Entonces probaron con las princesas, luegocon las duquesas, y con las cortesanas, pero todo en vano. Lleg el turno de

    probarlo a los dos hermanas, que hicieron lo imposible para que el pie leentrara en la zapatilla, pero no sucedi. Cenicienta, que vio eso, y conoca suzapatilla, dijo:

    -"Permtanme ver si no me calza a m."-

    Sus hermanastras soltaron una breve risa y comenzaron a burlarse de ella. Elcaballero que fue enviado a probar la zapatilla mir atentamente a Cenicienta,y vindola muy hermosa, dijo que era justo que ella la probara, y que tenardenes de dejar que toda dama la probara.

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    l oblig a Cenicienta a sentarse, y, poniendo la zapatilla en su pequeo pie,encontr que entr muy fcilmente, y que le calzaba tan bien como si hubierasido hecho de cera. El asombro de las dos hermanas fue inmenso, pero lo fuean ms cuando Cenicienta sac de su bolso la otra zapatilla y la coloc en suotro pie. Ah mismo, lleg su madrina, quien, tocando los vestidos deCenicienta con su varita, los hizo ms maravillosos que todos los que habausado antes.

    Y ahora las dos hermanastras acataron que la bella dama que ellas vieron en elfestival era Cenicienta. Ellas se tiraron a sus pies para pedirle perdn por susmaltratos a ella. Cenicienta las levant, y abrazndolas les dijo que las

    perdonaba de todo corazn, y les pidi que la quisieran siempre.

    Cenicienta fue llevada al joven prncipe, vestida como estaba. l la encontr

    ms esplendorosa que nunca, y a los pocos das, la despos. Cenicienta, queera tan buena como bella, dio a sus dos hermanastras un hogar en el palacio, yese mismo da ellas tambin se casaron con importantes seores de la corte.

    Enseanza:

    La bondad siempre predomina sobre el error.

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    Comentario:

    Cada uno de nosotros llevamos dentro de nuestro ser una hada madrina, que esla voluntad de emprender un proyecto u objetivo y hacer el mayor esfuerzo

    por llevarlo a su meta.

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    03-Pulgarcito

    Haba una vez un leador y su esposa, quienes tenan siete hijos, todosvarones. El mayor apenas era un adolescente y el menor rondaba los sieteaos.

    Ellos eran muy pobres, y sus siete hijos eran una gran fuente de problemasporque ninguno poda an ganarse su pan. Y lo que les causaba ms dificultad

    era que el menor era muy delicado, y difcilmente pronunciaba una palabra, loque haca que la gente tomara por estupidez cualquier cosa que dijera con

    buen sentido. l era pequeito, y cuando naci no era ms grande que el dedopulgar; por eso lo llamaron "Pulgarcito".

    El pobre nio era el menospreciado de la familia, y siempre lo hacan a unlado. l era, sin embargo, el ms brillante y discreto de los hermanos, y sihablaba poco, oa y pensaba mucho ms.

    Y vino un ao muy malo, y la hambruna fue tan grande para esta pobre gente,

    que no saban que hacer con los chicos. Un atardecer, cuando ya ellos estabanen cama, y el leador estaba sentado con su esposa junto a la chimenea, l ledijo, con su corazn a punto de explotar de pesar:

    -"Bien sabes plenamente que no estamos en condiciones de seguir dndolealimento a nuestros hijos, y no soportara verlos a ellos morir de hambre antemis ojos, por lo que he resuelto perderlos en el bosque maana, lo cual es muyfcil de hacer. Cuando estn atando los grupos de lea, nosotros slotendremos que correr sigilosamente y abandonarlos sin que nos vean."-

    -"Oh no!"- grit su esposa, -"Seras realmente capaz de llevarte a los chicosy perderlos?"-

    En vano su esposo le present su situacin de gran pobreza, ella no loconsenta. Ella era muy pobre, pero era su madre.

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    Sin embargo, habiendo considerado el inmenso pesar que sera para ella verlosmorir de hambre en su presencia, ella consinti, y se fue llorando a su cama.

    Pulgarcito, que estaba despierto, escuch todo lo que conversaron, puesoyendo que hablaban de planes futuros, se levant suavemente y se deslizdebajo del asiento de su padre, de modo que pudo or sin que lo vieran. Luegovolvi a su cama de nuevo, pero esa noche no durmi ni un instante, pensandoen qu tendra que hacer. Esa maana, l se levant temprano, y se dirigi a laorilla del riachuelo, donde llen sus bolsillos de pequeas piedrecillas blancas,y regres a casa.

    Pulgarcito nunca le cont a sus hermanos una palabra de lo que saba. Mstarde todos salieron, y fueron a una tupida selva, donde no podan verse unos aotros ni a diez metros de distancia. El leador comenz a cortar madera, y los

    chicos a juntar los palos para hacer gavillas. Su padre y su madre, vindolosbien ocupados en su labor, se alejaron de ellos silenciosamente y corrieron tanrpido como podan por un ventoso sendero.

    Cuando los muchachos se dieron cuenta de que estaban solos, comenzaron agritar lo ms fuerte que podan. Pulgarcito los dejaba gritar, sabiendo muy

    bien cmo regresar a casa de nuevo, ya que cuando venan hacia el bosque,haba dejado caer a lo largo del camino las piedritas blancas que traa en su

    bolso. Entonces l les dijo:

    -"No teman, hermanos, nuestro padre y madre nos han dejado aqu, pero yolos llevar de nuevo a casa. Solamente sganme."-

    Ellos lo siguieron, y los llev a casa por el mismo camino por donde entrarona la floresta. Ellos no se atrevan a ingresar a la casa, sino que se quedaronafuera de la puerta para escuchar lo que sus padres pudieran comentar.

    En el mismo momento que el leador y su esposa llegaban a casa, el seor delfeudo les enviaba a ellos diez coronas, que haca tiempo le deba, y las cualesl pensaba que no volvera a ver. Esto les dio a ellos nueva vida, ya que la

    pobre gente se estaba muriendo de hambre. El leador envi a su esposadonde el carnicero inmediatamente. Y como ya haca rato que no probaban

    bocado, ella compr el triple de carne necesaria para una cena de dospersonas. Cuando ya haban comido, la mujer dijo:

    -"Dios mo!, dnde estarn nuestros pobres nios ahora?, bien pudieranhaber hecho una buena fiesta de todo lo que dejamos aqu. Fuiste t,

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    Guillermo, quien quisiste que se perdieran. Te dije que nos arrepentiramos deeso. Qu estarn haciendo ahora en la selva? Oh, no! quizs los lobos ya losdevoraron. Fuiste muy inhumano por haber perdido a los chicos."-

    El leador se llen de total impaciencia, ya que ella repiti veinte veces que lse arrepentira de esa accin, y que ella estaba en lo correcto. l le pidi quedejara de hablar. El leador estaba, quizs, ms dolido que su esposa, pero ellalo importunaba tanto que no poda soportarla. Ella llor amargamente,diciendo:

    -"Dios mo! Dnde estn mis muchachos ahora, mis pobres muchachos? "-

    Y una vez ella dijo eso tan alto, que los chicos que estaban tras la puerta, looyeron y gritaron a coro:

    -"Aqu estamos! Aqu estamos!"-

    Ella corri inmediatamente y los meti a la casa, y abrazndolos dijo:

    -"Qu feliz me siento de verlos de nuevo, mis queridos muchachitos. Estnmuy cansados y hambrientos, y mi pobre Pedro, ests lleno de barro. Ven ydjame que te limpie."-

    Pedro era el mayor de ellos, a quien ella amaba ms que al resto, porque l erapelirrojo, igual que ella.

    Todos se sentaron a la mesa, y comieron con un apetito que deleit tanto apadre y madre, a quienes les contaron lo asustados que estuvieron en elbosque, casi todos hablando al mismo tiempo.

    Y los padres estaban deleitados de ver a sus hijos una vez ms. Y esta dichaperdur mientras las diez coronas se gastaban. Pero cuando ya se acabaron,ellos cayeron de nuevo en sus congojas, y decidieron volver a perder a losmuchachos de nuevo. Y para estar bien seguros de hacerlo mejor,

    determinaron llevarlos a un lugar mucho ms largo y a ms profundidaddentro del bosque que antes.

    Ellos trataban de hablar de esto muy secretamente, pero fueron odos otra vezpor Pulgarcito, que traz su plan para salir de la dificultad tal como lo habahecho la vez anterior. Pero a pesar de haberse levantado temprano para ir a

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    recoger las piedritas, no pudo, pues las puertas estaban cerradas con dobletranca. En ese momento no supo que hacer.

    El padre les dio a cada uno un pedazo de pan para el desayuno. Pulgarcitopercat que l podra usar el pan en lugar de las piedritas, tirndolo en migajasa lo largo del camino por donde deberan pasar, por lo que lo guard en su

    bolso. Su padre y madre los llevaron a lo ms denso y oscuro del bosque, yentonces, escapndoseles en un sendero, los dejaron all.

    Pulgarcito no se preocup mucho por eso, ya que pens que fcilmenteencontrara la ruta de nuevo por medio de las migajas de pan que dej caer alo largo del recorrido. Pero se sorprendi mucho cuando no pudo encontrar niuna simple borona: los pjaros haban llegado y comido todo el pan.

    Ahora estaban en un grave problema, pues entre ms intentaban salir, msprofundamente se internaban en el bosque. Cay la noche, y se levant unfuerte viento, que los llen de temor. Ellos se imaginaban que oan a cada ladoa los lobos llegando a devorarlos. Ellos difcilmente se atrevan a hablar ovoltear sus cabezas. Entonces llovi tan torrencialmente, que se empaparonhasta la piel. Sus pies resbalaban a cada paso, y caan en el barro, cubriendosus manos con l, tanto que no saban que hacer con ellas.

    Pulgarcito escal a lo alto de un rbol, para ver que descubra. Mirandoalrededor, vio una pequea luz, como una candela, pero lejos, despus del

    bosque. Baj, y cuando estuvo en el suelo, no la pudo ver ms, lo que lo pusomuy triste. Sin embargo, habiendo caminado por un rato con sus hermanos enla direccin hacia la cual haba visto la luz, l la descubri de nuevo en cuantosalieron del bosque.

    Al fin llegaron a la casa donde brillaba la lucecita, no sin muchos temores, yaque a menudo la perdan de vista, lo que suceda cada vez que llegaban a unadepresin del terreno. Ellos tocaron a la puerta, y una buena mujer vino aabrirles.

    Ella les pregunt que deseaban. Pulgarcito le dijo que eran muchachos pobresque se haban perdido en el bosque, y deseaban que por caridad les diera

    posada. La mujer, vindolos a todos muy hermosos, comenz a llorar y adecirles:

    -"Por Dios!, pobres muchachos, de dnde vienen?, No saben que esta casapertenece a un cruel ogro que come muchachos y nios?"-

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    -"Ay no!, querida seora "- contest Pulgarcito, (a quien, junto con sushermanos, le temblaban todos sus miembros), -"Qu debemos hacer? Loslobos del bosque con seguridad nos devorarn esta noche si usted no nosacoge en su casa. As que preferiramos que sea el caballero quien nos coma.Quizs l pueda tener piedad de nosotros si usted se lo implora"-

    La esposa del ogro, que crea que podra ocultarlos de su esposo hasta lamaana, los dej entrar, y los llev a entibiarse a un buen fuego, ya que habaun cordero entero asndose para la cena del ogro.

    Cuando ellos comenzaban a entibiarse oyeron tres o cuatro golpes secos en lapuerta. Era el ogro que haba llegado a casa. Su esposa rpidamente los ocultbajo la cama y fue a abrir la puerta. El ogro de inmediato pregunt si ya estabalista la cena y el vino servido, y se sent a la mesa. El cordero an estaba

    crudo, pero as le gustaba ms. El oli a derecha e izquierda, diciendo:-"Me huele a carne fresca."-

    -"Lo que te huele"- dijo su esposa, -"debe ser el ternero que acabo de matar ydestazar."-

    -"Me huele a carne fresca, te digo una vez ms"- replic el ogro, viendofijamente a su esposa, -"y hay algo aqu que no comprendo."

    Y pronunciando estas palabras se levant de la mesa y se fue directamente a lacama.

    -"Ah"- dijo mirando bajo la cama, -"as es cmo me engaas. No s por quno te he comido. Es bueno para ti que seas tan dura de carnes. Aqu est el

    producto de la caza, que llega muy a tiempo para entretener a tres ogrosconocidos que vendrn a visitarme en uno o dos das."-

    l los fue sacando uno a uno de debajo de la cama. Los pobres chicos cayeronsobre sus rodillas implorando perdn, pero estaban tratando con uno de los

    ms crueles ogros, quien, lejos de tener piedad de ellos, ya los estabadevorando mentalmente, y le dijo a su esposa que ellos seran una comidadelicada cuando ella haya cocinado una buena salsa.

    Entonces tom un gran cuchillo, y acercndose a los pobres chicos, lo afilcon una gran piedra de afilar que sostena en su mano izquierda. Y ya habacolgado a uno de ellos por los pies cuando su esposa le dijo:

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    -"Qu necesidad tienes de hacer eso ahora? No tendrs bastante tiempomaana?"-

    -"Djate de habladuras"- dijo el ogro, -"mis amigos comern el ms tierno"-

    -"Pero tienes mucha carne ya lista"- replic su esposa, -" hay un ternero, dosovejas, y medio cerdo."-

    -"Es cierto" dijo el ogro, -"dale a estos chicos una buena cena, para que noestn tan delgados, y ponlos en la cama"-

    La buena mujer estaba muy contenta por ello, y les sirvi una buena cena.Pero ellos estaban tan asustados que no pudieron comer.

    Y en cuanto al ogro, se sent de nuevo a beber, sintindose todo complacido

    de contar con qu atender a sus amigos. Bebi una docena de vasos de vinoms que de costumbre, que se le subieron a la cabeza y lo obligaron a ir a lacama.

    El ogro tena siete hijas, que estaban an jovencitas. Estas jvenes ogresastenan todas muy fina tez, pero todas ellas tenan pequeos ojos grises, cararedonda, nariz aguilea, una gran boca, y muy grandes y afilados dientes. Anno eran malvadas, pero iban en camino a serlo, pues ya haban comido a

    pequeos nios.

    Su madre ya las haba acostado, a todas las siete en una misma cama, y cadauna con una corona de oro sobre su cabeza. Haba en la habitacin otra camadel mismo tamao, y la esposa del ogro puso a los siete muchachitos en esacama, y luego ella misma fue a su cama.

    Pulgarcito, que haba observado que las hijas del ogro tenan coronas de orosobre sus cabezas, y que estaba temeroso de que el ogro los fuera a matar esanoche, se levant a medianoche, y tomando las gorritas de sus hermanos y la

    propia, fue sigilosamente donde las hijas, y quitndole sus coronas, les

    coloc las gorritas de ellos, y a sus hermanos y a l mismo, coloc las coronasde oro, de modo que el ogro los tomara a ellos como sus hijas, y a sus hijascomo si fueran ellos, a quienes quera matar.

    Las cosas salieron tal como las pens, ya que el ogro, desvelndose a medianoche, le incomodaba que hubiera pospuesto para la maana lo que l pudo

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    haber hecho temprano esa noche, y salt ligero de la cama y tom su grancuchillo.

    -"Veamos"- dijo, -"cmo funcionan nuestros bribones, y no tenga as querepetir el trabajo"-

    l subi las gradas, y andando a tientas todo el camino, lleg al dormitorio delas hijas, y acercndose a la cama donde estaban los muchachos biendormidos, menos Pulgarcito, quien se puso terriblemente asustado cuando elogro pas su mano sobre su cabeza, tal como lo haba hecho con sushermanos. El ogro sinti las coronas de oro y dijo:

    -"Tengo que hacer un fino trabajo con todo esto, aunque cierto, bebdemasiado anoche."-

    Entonces se dirigi a la cama donde dorman sus hijas, y sintiendo en suscabezas los gorros de los chicos, dijo:

    -"Ah!, mis queridos mozos, estn aqu?, vamos a trabajar descaradamente."-

    Y diciendo esas palabras, sin mayor dificultad, cruelmente mat a sus sietehijas. Y bien satisfecho con lo que haba hecho, regres a su cama.

    En cuanto Pulgarcito escuch al ogro roncar, despert a sus hermanos, y lespidi que se pusieran sus vestidos rpidamente y lo siguieran. Llegaronsilenciosamente al jardn y escalaron el muro. Ellos corrieron rpido, toda lanoche, temblando todo el tiempo, sin saber hacia donde dirigirse.

    El ogro, cuando despert, dijo a su esposa:

    -"Ve arriba y viste a esos traviesos que llegaron anoche."-

    La ogresa estaba sorprendida de aquella bondad de su esposo, sin imaginar deque manera los iba a vestir, y pensando solamente que l le haba ordenado ir

    arriba y vestirlos, ella fue. Pero se horroriz cuando se dio cuenta de que sussiete hijas estaban muertas.

    Ah mismo ella se desmay, lo que sera natural en tal caso. El ogro,extraado de que su esposa tardara tanto en hacer lo ordenado, subi paraayudarle. l no fue menos sorprendido que su esposa ante aquel escalofrianteespectculo.

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    -"Oh! Pero que he hecho?"- gritaba, -"Esos desgraciados pagarn por esto,e inmediatamente!"-

    l tir un tarro de agua sobre la cara de su esposa desmayada, y volvindolaen s, grit:

    -"Treme rpido mis botas de siete leguas, pues ir a capturarlos!"-

    Sali entonces al campo, y despus de correr en todas direcciones, lleg al final camino principal por donde estaban los muchachos, y a no ms de cien

    pasos de la casa de sus padres. Ellos vigilaron al ogro, quien caminaba en unsolo paso montaa tras montaa, y pasaba sobre anchos ros como si fueranriachuelos. Pulgarcito, viendo un hueco en una roca cercana, escondi a sushermanos all, y metindose l tambin, esperaban a ver que llegara a ser del

    ogro.El ogro, que se senta agotado con su largo e infructuoso viaje, (ya que esas

    botas de siete leguas exigan mucho esfuerzo a su usuario), tena una grannecesidad de descansar, y por casualidad, se fue a sentar sobre la roca dondese haban escondido los muchachos. Y como estaba desgastado por la fatiga,qued dormido, y al cabo de un rato empez a roncar tan horriblemente quelos pobres muchachos no estaban menos asustados que cuando tom elcuchillo y estaba a punto de quitarles la vida. Pulgarcito no estaba tan asustadocomo sus hermanos, y les dijo que deban correr de una vez hacia la casa

    mientras el ogro dorma profundamente y que no se preocuparan por l. Ellossiguieron lo aconsejado y corrieron de inmediato hacia la casa.

    Pulgarcito se acerc entonces al ogro, y suavemente le quit las botas, y se laspuso l mismo sobre sus pies. Las botas eran grandes, pero como eran botasfantsticas, tenan el don de hacerse grandes o pequeas, de acuerdo a las

    piernas de quien las usara, de modo que le calzaron al pie y a la pierna como sihubieran sido hechas a la medida para l. Se dirigi entonces directamente a lacasa del ogro, donde encontr a la esposa llorando amargamente por la prdidade sus hijas asesinadas.

    -"Su esposo"- dijo Pulgarcito, -"est en grave peligro, ya que ha sidocapturado por una banda de ladrones, que han amenazado con matarlo si l noles entrega todo su oro y plata. Y en el momento en que le tenan puestas susdagas en la garganta, logr verme y me rog que viniera y le contara a usted lacondicin en que se encontraba, y le dijera que me diera todo lo que tuviera devalor, sin retener una sola cosa, pues si no lo mataran sin misericordia. Y

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    como la amenaza iba en serio, me dijo que usara las botas de siete leguas, quepuede ver que llevo puestas, de modo que yo pudiera venir rpido y que as ledemostrara que no es una imposicin de mi parte."-

    La buena mujer, quedando grandemente atemorizada, le dio todo lo que tena,ya que el ogro aunque coma nios, era un buen esposo. Pulgarcito, teniendoya toda la fortuna del ogro, lleg con sus hermanos a la casa de sus padres,donde fue recibido con inmensa dicha.

    Hay mucha gente que no est de acuerdo con el relato de esta accin dePulgarcito, y suponen que l nunca le quit del todo la fortuna al ogro, y quesolamente pens que sera de suficiente justicia tomar las botas de sieteleguas, porque l las usaba nicamente para perseguir nios. Estosfolkloristas afirman estar muy seguros de eso, porque dicen que han comido y

    bebido a menudo en la casa del leador. Ellos declaran que cuando Pulgarcitotom las botas del ogro, fue a la Corte, donde se enter de que habaproblemas en cierto ejrcito, que se encontraba a doscientas leguas de all, yque estaban ansiosos por saber del xito de la batalla. l fue, dicen ellos, adonde el rey, y le dijo que si quera, el podra traerle noticias al respecto antesdel anochecer.

    El rey le prometi una gran cantidad de dinero si tena xito. Pulgarcitoregres esa misma noche con las noticias, y esta primera expedicin caus quefuera conocido, y gan tanto dinero como quiso, ya que el rey le pagaba muy

    bien por llevar sus rdenes al ejrcito. Muchas damas lo contrataban paraenviar sus mensajes, con quienes gan mucho dinero tambin. Despus dealgn tiempo de llevar el negocio de mensajero y ganar con ello una granfortuna, fue a casa de sus padres, y es imposible expresar la felicidad de sufamilia. l coloc a todos sus hermanos en circunstancias muy confortables,compr propiedades para sus padres y hermanos, y con eso los asent muyfirmemente en el mundo, mientras que l continu su camino exitosamente.

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    Enseanza:

    La buena observacin y el buen planeamiento, llevan al xito.

    Comentario:

    En los tiempos y lugar en que se sita este cuento, no existan controlesgubernamentales sobre las constituciones de las familias, ni protecciones paralos nios, por lo que es bien probable que realmente existieran casos de

    padres y madres que de una u otra forma se deshicieran de sus hijos cuando lamiseria los acorralaba. El tema de los OGROS fue un invento muy til paraocultar el asesinato de muchos nios, diciendo que haban sido devorados porogros. Hoy en da, en el siglo 21, en todos los pases civilizados existen leyesque protegen a los nios de cualquier maltrato que pudieran recibir de sus

    padres, familiares o cualquier persona, y quien haga o intente hacer dao a un

    nio o nia ser castigado severamente. Pero para eso debe de denunciarse elcaso ante las autoridades y no quedarse callado.

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    04-La Bella Durmiente del Bosque

    Haba una vez un rey y una reina que se sentan muy tristes por no tener annios, tan tristes que no podra describirse.

    Por fin, lleg el momento en que la reina tuvo una nia. Y hubo un majestuosobautizo. La nia tuvo por madrinas a todas las hadas que haba en el reino, queeran siete en total, de tal modo que cada una de ella le confiri un regalo muy

    especial, tal como era la costumbre en esos das. Por ello la princesita obtuvotodas las perfecciones imaginables.

    Cuando termin la ceremonia del bautizo, los presentes regresaron al palaciodel rey, donde estaba preparada una gran fiesta para las hadas. Al frente decada una de ellas haba una magnfica cubierta, toda de oro slido, con su

    plato, cuchara, tenedor y cuchillo, y con adornos de diamantes y rubes. Ycuando ellas se sentaban a la mesa vieron llegar al saln a una vieja hada. Ellano haba sido invitada, porque por ms de cincuenta aos no haba salidonunca de cierta torre, y todos crean que haba muerto o estaba encantada.

    El rey orden traer cubiertas, pero no pudieron ser de oro como a las otras,pues slo haban hecho siete para las siete primeras hadas.

    La anciana hada crey que haba sido menospreciada, y murmur amenazasentre dientes. Una de las jvenes hadas que estaba sentada cerca la escuch, y

    pensando que ella podra haberle dado a la princesa algn terrible regalo, seescondi entre las cortinas tan pronto como se levantaron de la mesa. Ellatena la esperanza de ser la ltima en hablar y deshacer lo ms que pudiera, lamaldad que la vieja hada pudiera hacer.

    Mientras tanto todas las hadas comenzaron a dar sus regalos a la princesa. Lams joven le dio de regalo que sera la persona ms bella en el mundo, lasiguiente que tendra el ingenio de un ngel, la cuarta que bailara

    perfectamente, la quinta que cantara como un ruiseor, y la sexta que tocaratodos los instrumentos musicales a perfeccin.

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    Lleg el turno de la anciana hada, y su cabeza actuando ms con odio que conedad, dijo que la princesa se pinchar la mano con un huso de hilar y morirade la herida. Este terrible regalo dej a los acompaantes atnitos, y todoslloraron amargamente.

    En ese momento sali la joven hada de entre las cortinas, y dijo lo siguiente envoz bien alta:

    -"Les aseguro a ustedes, oh rey y reina, que su hija no morir por ese desastre.Es cierto que yo no tengo el poder suficiente para eliminar del todo lamaldicin que la anciana hada ha lanzado. Pero, aunque la princesaefectivamente se punzar la mano con el huso, en vez de morir, entrar a un

    profundo sueo que durar cien aos, en cuyo trmino un hijo de un reyvendr y la despertar."-

    El rey, tratando de evitar la maldicin dicha por la vieja hada, impartirdenes prohibiendo a toda persona, bajo pena de muerte, hilar con rueca yhuso, o siquiera tenerlos en su casa. Ms o menos quince o diecisis aos mstarde, estando ausentes el rey y la reina, de paseo en una de sus villas, la

    princesa aprovech la ocasin subiendo y bajando por el palacio, iba de cuartoen cuarto, hasta que lleg a una pequea habitacin en lo alto de una torre,donde una buena anciana que viva sola, estaba hilando con su huso. Esta

    buena anciana nunca haba odo las rdenes del rey en contra los husos.

    -"Hola, qu haces all, mi buena seora?"- dijo la princesa.

    -"Estoy hilando, preciosa."- dijo la anciana, quien no saba que esa era laprincesa.

    -"Uh!"- dijo la princesa, -"que lindo que es!, y cmo se hace? Psamelo am. Djame ver si yo lo puedo hacer tambin"-

    No ms lo haba tomado ella entre sus manos, y ya fuera porque lo hizodemasiado rpido y sin precaucin, o porque el decreto de la vieja hada as lo

    tena predispuesto, l huso hiri sus manos hacindola caer desmayada.

    La buena anciana, no sabiendo que hacer, grit por ayuda. La gente llegdesde cada rincn, le tiraron agua en la cara, le desabrocharon las prendas, lefrotaban las palmas de las manos, le rociaban su cara con agua de colonia,

    pero nada serva para reactivarla.

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    Entonces el rey, que ya estaba regresando, al or los ruidos subi apresurado,recordando la amenaza de la vieja hada. Por ello la princesa fue llevada a lahabitacin ms fina del palacio, y colocada en una cama toda arreglada conoro y plata. Cualquiera la tomara por un angelito, dada su gran belleza y queel desmayo no alter su prestancia: sus mejillas rosadas, sus labios de coral, su

    bella cabellera. Cierto que tena sus ojos cerrados, pero se le oa respirar muysuavemente, lo que daba certeza a todos de que no estaba muerta.

    El rey dio rdenes de que deba ser dejada durmiendo en silencio ytranquilamente hasta la llegada de su hora de despertar. Cuando sucedi elaccidente, la buena hada que le haba cambiado la maldicin por cien aos desueo, salvndole as la vida, se encontraba en el reino de Matakin, a doce milleguas de distancia. Pero ella fue informada al instante por un pequeo duendeque posea botas de siete leguas, esto es, botas que en cada paso recorran siete

    leguas de una sola vez. La buena hada parti de inmediato, y lleg una horadespus, en una hermosa carroza tirada por dragones.

    El rey le dio su mano para bajar de la carroza, y ella aprob todo lo que habanhecho. Pero como ella tena muy buena visin para lo venidero, pens quecuando la princesa despertara no sabra que hacer consigo misma, ya que seencontrara sola en el viejo palacio. Esto es lo que ella hizo entonces: con suvarita mgica: toc a todo el mundo en el palacio (excepto al rey y la reina aquienes dejara de ltimos), gobernadores, criadas de honor, seoras de lasrecmaras, caballeros, oficiales, cocineros, ayudantes de cocina, guardas,

    pajes, y cuanto humano hubiera en palacio. De igual forma hizo con losanimales, caballos, perros, gatos, gallinas, palomas, mascotas y todos losdems.

    Tan pronto como los tocaba, caan en profundo sueo, del cual slodespertaran cuando lo hiciera la princesa, as ellos estaran listos esperndolaa que les solicitara sus servicios de nuevo. Los asadores que estaban en elfuego cargados de perdices y faisanes pararon, e igualmente el fuego seapag. Todo esto sucedi en instantes. Las hadas no se demoran en hacer su

    trabajo.Y ahora el rey y la reina, habiendo besado a su muchacha amada sindespertarla, salieron del palacio pensando en dar rdenes de que nadie debaacercarse al lugar.

    Dichas rdenes en realidad no eran necesarias, porque en menos de quinceminutos crecieron alrededor del parque del palacio, cientos de rboles,

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    pequeos y grandes, arbustos y zarzas, que se trenzaban unas con otras, demodo que ningn hombre o bestia poda atravesarlas. Ni tampoco nada podaverse desde el exterior, solamente las partes ms altas de las torres del palacio,y eso solamente desde muy lejos. Toda la gente del pas supo que esto era obradel hada para que mientras la princesa dorma, no tuviera nada de peligro por

    parte de la gente curiosa. En seguida el rey y la reina tambin fuerondormidos por el hada.

    Pasados cien aos, el hijo del rey que entonces reinaba, y que no era parientede la familia de la princesa durmiente, fue de cacera por esa regin, y

    pregunt a varias personas que qu eran aquellas torres que l divis en mediode un tupido bosque. Cada uno contestaba de acuerdo a lo que haba odo.Unos decan que era un castillo encantado, otros que era donde las brujas del

    pas se reunan todas las medianoches, y la versin ms comn es que era la

    residencia de un ogro, que llevaba all a los nios que poda capturar, y luegolos coma a su gusto, sin que nadie hubiera podido seguirlo, porque slo lsaba hacerse el camino a travs del bosque.

    El prncipe no saba a quien creerle, y finalmente un anciano del lugar le dijoas:

    -"Podra complacerle, Su Majestad, que hace ms de cincuenta aos que yo ode mi padre que en ese castillo estaba la ms bella de las princesas jams vista,

    pero que ella deba dormir por cien aos, y que sera despertada por el hijo de

    un rey, para quien ella estaba reservada."-

    Al or eso, el joven prncipe se entusiasm. l pens, sin tomar msmiramientos en el asunto, que l podra poner fin a esta rara aventura, y,empujado por el amor y el deseo de gloria, decidi en el acto enrumbarse paraall con su gente.

    A medida que l se acercaba al bosque, todos los grandes rboles, arbustos yzarzas se soltaban para permitirle pasar sin problemas. Camin hasta elcastillo que vio al final de una larga avenida, y fue ms grande su sorpresacuando not que nadie de sus acompaantes lo segua, pues en el tanto que lavanzaba, el bosque de nuevo se cerraba detrs. Sin embargo no ces de seguirsu camino, pues un prncipe en busca de gloria es siempre valiente.

    Ingres a una amplia corte externa, y lo que vio fue suficiente para paralizarlode horror. Un silencio sepulcral reinaba por doquier. La imagen de desolaciny muerte estaba en todo lado. Y no se vea otra cosa que cuerpos de gente y

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    animales que parecan estar muertos. Sin embargo, l muy bien juzg, por lascaras rosadas y las narices abultadas de los porteros, que solamente estabandormidos. Y sus copas, donde se encontraban algunas gotas de vino,mostraban plenamente que ellos acababan de entrar al sueo cuando tomabansu vino.

    Entonces atraves una corte pavimentada con mrmol, subi las gradas, ylleg a la cmara de guardas, donde los guardas an estaban en su posicin,con sus carabinas sobre sus hombros, y roncando a lo ms que podan.Anduvo por muchos cuartos llenos de damas y caballeros, algunos de pie,otros sentados, pero todos dormidos. Y lleg a una recmara dorada, dondevio sobre una cama, ya que las cortinas estaban abiertas, la ms bella vista

    jams pensada - una princesa con aparentemente quince o diecisis aos deedad, y cuya resplandeciente y brillante belleza le daban algo de divino en

    ella. l se acerc temblando y con mucha admiracin, y se arrodill ante ella.Entonces, como el final del encantamiento haba llegado, la princesa despert,y mirndolo con los ojos ms tiernos que podan esperarse a primera vista,dijo:

    -"Eres t, mi prncipe? Has esperado por mucho tiempo."-

    El prncipe, encantado con aquellas palabras, y mucho ms con el modo enque fueron pronunciadas, no saba como mostrar su dicha y gratitud. l le

    asegur que la amaba mucho ms que a s mismo. Su comunicacin no estuvomuy formal, pero se sentan muy complacidos, pues donde hay mucho amor,hay poca elocuencia. l se senta ms confundido que ella, y no debemosextraarnos, pues ella haba tenido tiempo para pensar qu decirle, ya que esevidente (aunque la historia no dice nada de eso), que la buena hada, duranteun tan largo tiempo de dormir, le habra dado muchos sueos placenteros y

    preparatorios. En resumen, siguieron hablando por cuatro horas, y entonces sedijeron que no les quedaba nada por contar.

    Entretanto, todos en palacio haban despertado junto con la princesa, y cadauno fue a atender sus asuntos. La dama de honor, que era tan perfeccionistacomo sus compaeros, se impacient mucho, y en voz alta le dijo a la princesaque la cena estaba servida. El prncipe ayud a la princesa a levantarse. Ellaestaba completa y magnficamente vestida, pero su real Majestad tuvo cuidadode no decirle que esta vestida a la moda de su bisabuela, y tena un gran collar.Pero no por ello perda nada de su encanto y belleza.

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    Ellos siguieron al gran saln de los espejos, donde cenaron, y fueron servidospor los oficiales encargados de la atencin de la princesa. Los muchachos delos violines y oboes tocaron viejas melodas con excelencia, aunque no habantocado por cien aos. Y luego de la cena, sin perder tiempo, el obispo los casen la capilla del castillo. Ellos no tenan mucho sueo - la princesa raramentenecesitara un poco - y al amanecer el prncipe la dej para retornar a suciudad, donde su padre estaba muy preocupado por l.

    El prncipe le dijo que se haba perdido en el bosque durante la cacera, y quehaba dormido en un refugio de un carbonero, quien le dio queso y pantostado.

    El rey, su padre, quien era un buen hombre, le crey, pero su madre no seconvenci de que fuera verdad, y viendo que l casi todos los das deca que

    iba de caza, y que siempre tena alguna excusa para hacerlo, pensando ademsque haba pasado afuera tres o cuatro noches seguidas, ella comenz asospechar que l se haba casado, pues ya llevaba cerca de dos aos viviendocon la princesa, tiempo en el cual tuvo dos hijos: la mayor, una nia, llamadaAmanecer, y el ms joven, un nio, llamado Da, porque era mucho mshermoso que su hermana.

    La reina le hablaba a menudo a su hijo, para saber de que manera estabapasando el tiempo, y le dijo que en esto l tena el deber de satisfacerla. Perol nunca se atrevi a confiar en ella su secreto, y aunque la amaba, l la tema,

    pues era de la raza de los ogros, y el rey la haba desposado nicamente por lasriquezas que posea. Se rumoraba en toda la corte que ella tena inclinacionesde ogro, y que, en cualquier momento que ella vea a un pequeo nio

    pasando cerca, tena grandes dificultades para prevenirse ella misma de nocaerle encima al nio. As que el prncipe jams le dijo una palabra alrespecto.

    Cuando dos aos despus el rey muri, el prncipe se vio l mismo comoseor y maestro y entonces pblicamente anunci su matrimonio, y fue engran caravana a traer a su reina al palacio. Hicieron una magnfica entrada a laciudad, ella viajando entre sus dos nios.

    Poco despus se entabl una guerra contra el emperador Cantalabutte, suvecino. l dej el mando del gobierno a la madre reina, y encarecidamente leencomend que cuidara de su esposa e hijos. l se vio obligado a seguir en laguerra todo el verano, y tan pronto como l se fue, la reina madre envi a sunuera con sus hijos a una casa en el campo, dentro del bosque, de modo que

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    ms fcilmente en cualquier momento poda gratificar su horrible inclinacin.Unos das despus ella se sinti atrada por el malvado instinto, y le dijo alcocinero jefe:

    -"Yo quiero comer a la pequea Amanecer para mi cena de maana."-

    -"Oh! Seora!"- grit el cocinero jefe.

    -"As tendr que ser!"- replic la reina (y lo deca con la entonacin de unaogresa que tiene un gran deseo de comer carne fresca), -"y la comer con unasalsa dulce."-

    El pobre hombre, que saba muy bien que no deba hacerle trucos a la ogresa,tom su gran cuchillo y fue a la habitacin de la pequea Amanecer. Ella tenacerca de cuatro aos, y lleg donde l saltando y sonriendo, puso sus brazosalrededor de su cuello, y le pidi que le diera alguna golosina. Por todo eso, lempez a llorar y el gran cuchillo cay al suelo. Entonces fue un poco mslejos y mat a un pequeo cordero, lo adob con tan buena salsa que su

    patrona dijo que nunca haba comido algo tan bueno en su vida. Al mismotiempo l tomo a la pequea Amanecer y se la llev a su esposa, paraesconderla en su habitacin al final del patio.

    Ocho das despus la malvada reina dijo de nuevo al cocinero jefe:

    -"Quiero cenar al pequeo Da!"-l no contest una palabra, resuelto a burlar a la ogresa como lo hizoanteriormente. Fue a buscar a Da, y lo encontr con una hoja en su mano, conla cual jugaba con un gran mono. El nio tena solamente tres aos de edad. Elcocinero lo tom en sus brazos y se lo llev a su esposa quien deberaesconderlo en su recmara junto con su hermana, y en lugar del pequeo Da,l le sirvi a la reina madre un joven y tierno cabrito, que la ogresa encontrmaravillosamente bueno.

    Todo haba transcurrido muy bien hasta ahora, pero una tarde la malvada reinallam otra vez al cocinero jefe dicindole:

    -"Quiero ahora comer a la joven reina con la misma salsa que a sus nios."-

    Ahora el pobre cocinero jefe estaba desesperado, y no se imaginaba comoengaarla de nuevo. La joven reina tena cerca de veinte aos, no contando los

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    cien que estuvo dormida, y cmo hara para encontrar algo que pudiera tomarsu lugar, lo tena muy desconcertado.

    Entonces, para salvar su propia vida, l decidi cortar el cuello de la jovenreina, y yendo a su aposento con la intencin de hacerlo inmediatamente, searm del mayor nimo que pudo, y entr al cuarto de la joven reina con sudaga en la mano. l, sin embargo, no la engaara, y le dijo, con el mayor delos respetos, las rdenes que haba recibido de la reina madre.

    -"Hazlo pues, hazlo."- dijo ella, mostrndole su cuello. -"Ejecuta tus rdenes,as me ir y podr ver a mis hijos, mis pobres hijos, a quienes am tanto y contanta ternura."- pues los crea muertos, y no saba que los haban escondido sinsu conocimiento.

    -"No, no, seora!"- grit el pobre cocinero jefe, lleno de lgrimas. -" Suseora no morir, y podr ver a sus nios de nuevo inmediatamente. Perodebe venir a mi casa, donde los tengo escondidos, y yo engaar a la reina unavez ms, dndole una joven cierva en su lugar."-

    Dicho esto, l la llev hasta su habitacin, donde dejndola que abrazara a susnios y llorara con ellos, fue a conseguir la cierva y la aderez, que fue lo quetuvo por cena la reina madre, quien la devor con tanto apetito pensando quehaba sido la joven reina. Ahora ella se senta bien satisfecha con sus cruelesinclinaciones, e invent una historia para contarle al rey cuando volviera, de

    cmo la joven reina y sus dos nios haban sido devorados por lobos salvajes.

    Una tarde, como era su costumbre, cuando ella deambulaba por los patios yjardines del palacio para ver si olfateaba alguna carne fresca, oy, en unahabitacin de la planta baja, al pequeo Da llorando, porque su mam loestaba castigando por haberse portado mal, y tambin oy al mismo tiempo, ala pequea Amanecer intercediendo por su hermanito.

    La ogresa conoca la voz de la joven reina y de sus nios, y ponindose furiosade haber sido engaada, dio rdenes (con la voz ms horrible que haca

    temblar a cualquiera) para que, al levantar el siguiente da, le trajeran unaenorme pila llena de sapos, serpientes, escorpiones, y toda clase de animalesvenenosos y ponzoosos, y meter en ella a la reina madre con sus nios, y alcocinero jefe, su esposa y criada, y todos tirados all con sus manos atadas enla espalda.

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    Todo fue preparado en concordancia, y los verdugos estaban listos paratirarlos a todos dentro de la pila, cuando inesperadamente entr el rey en sucaballo y pregunt, con el mayor de los asombros el significado de aquelhorrible espectculo.

    Nadie se atreva a contarle, cuando de pronto, la ogresa, toda enfurecida por loque estaba sucediendo, se tir ella misma de cabeza dentro de la pila, y fuedevorada por todas las horribles creaturas que ella misma haba seleccionado

    para que mataran a los otros.

    El rey, por supuesto, qued muy triste, pues al fin era su madre, pero pronto sereconfort con la compaa de su bella esposa y preciosos hijos.

    Enseanza:

    El mal y el error pueden estar en donde menos se espera. Se debe estarsiempre alerta.

    Comentario:

    Cuando malos gobernantes aslan a su pueblo del resto del mundo, lo que enrealidad hacen es retrocederlos en el tiempo, parecindole a los dems que sehan quedado dormidos por todo el tiempo del aislamiento.

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    05-El Gato con Botas

    Haba una vez un molinero cuya nica herencia para sus tres hijos eran sumolino, su asno y su gato. Pronto se hizo la reparticin sin necesitar de unclrigo ni de un abogado, pues ya haban consumido todo el pobre patrimonio.Al mayor le toc el molino, al segundo el asno, y al menor el gato quequedaba.

    El pobre joven amigo estaba bien inconforme por haber recibido tan poquito.

    -"Mis hermanos"- dijo l,-"pueden hacer una bonita vida juntando sus bienes,pero por mi parte, despus de haberme comido al gato, y hacer unas sandaliascon su piel, entonces no me quedar ms que morir de hambre."-

    El gato, que oy todo eso, pero no lo tomaba as, le dijo en un tono firme yserio:

    -"No te preocupes tanto, mi buen amo. Si me das un bolso, y me tienes un parde botas para m, con las que yo pueda atravesar lodos y zarzales, entoncesvers que no eres tan pobre conmigo como te lo imaginas."-

    El amo del gato no le dio mucha posibilidad a lo que le deca. Sin embargo, amenudo lo haba visto haciendo ingeniosos trucos para atrapar ratas y ratones,tal como colgarse por los talones, o escondindose dentro de los alimentos y

    fingiendo estar muerto. As que tom algo de esperanza de que l le podraayudar a paliar su miserable situacin.

    Despus de recibir lo solicitado, el gato se puso sus botas galantemente, yamarr el bolso alrededor de su cuello. Se dirigi a un lugar donde abundabanlos conejos, puso en el bolso un poco de cereal y de verduras, y tom loscordones de cierre con sus patas delanteras, y se tir en el suelo como si

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    estuviera muerto. Entonces esper que algunos conejitos, de esos que an nosaben de los engaos del mundo, llegaran a mirar dentro del bolso.

    Apenas recin se haba echado cuando obtuvo lo que quera. Un atolondrado eingenuo conejo salt a la bolsa, y el astuto gato, jal inmediatamente loscordones cerrando la bolsa y capturando al conejo.

    Orgulloso de su presa, fue al palacio del rey, y pidi hablar con su majestad.l fue llevado arriba, a los apartamentos del rey, y haciendo una pequeareverencia, le dijo:

    -"Majestad, le traigo a usted un conejo enviado por mi noble seor, elMarqus de Carabs. (Porque ese era el ttulo con el que el gato se complacaen darle a su amo)."-

    -"Dile a tu amo"- dijo el rey, -"que se lo agradezco mucho, y que estoy muycomplacido con su regalo."-

    En otra ocasin fue a un campo de granos. De nuevo carg de granos su bolsoy lo mantuvo abierto hasta que un grupo de perdices ingresaron, jal lascuerdas y las captur. Se present con ellas al rey, como haba hecho antescon el conejo y se las ofreci. El rey, de igual manera recibi las perdices congran placer y le dio una propina.

    El gato continu, de tiempo en tiempo, durante unos tres meses, llevndolepresas a su majestad en nombre de su amo. Un da, en que l supo con certezaque el rey recorrera la rivera del ro con su hija, la ms encantadora princesadel mundo, le dijo a su amo:

    -"Si sigues mi consejo, tu fortuna est lista. Todo lo que debes hacer es ir alro a baarte en el lugar que te ensear, y djame el resto a m."-

    El Marqus de Carabs hizo lo que el gato le aconsej, aunque sin saber porqu. Mientras l se estaba baando pas el rey por ah, y el gato empez a

    gritar:

    -"Auxilio!Auxilio!Mi seor, el Marqus de Carabs se est ahogando!"-

    Con todo ese ruido el rey asom su odo fuera de la ventana del coche, yviendo que era el mismo gato que a menudo le traa tan buenas presas, ordena sus guardias correr inmediatamente a darle asistencia a su seor el Marqus

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    de Carabs. Mientras los guardias sacaban al Marqus fuera del ro, el gato seacerc al coche y le dijo al rey que, mientras su amo se baaba, algunosrufianes llegaron y le robaron sus vestidos, a pesar de que grit varias vecestan alto como pudo:

    -"Ladrones!Ladrones!"-

    En realidad, el astuto gato haba escondido los vestidos bajo una gran piedra.

    El rey inmediatamente orden a los oficiales de su ropero correr y traer uno desus mejores vestidos para el Marqus de Carabs. El rey entonces lo recibimuy cortsmente. Y ya que los vestidos del rey le daban una apariencia muyatractiva (adems de que era apuesto y bien proporcionado), la hija del reytom una secreta inclinacin sentimental hacia l.

    El Marqus de Carabs slo tuvo que dar dos o tres respetuosas y algo tiernasmiradas a ella para que sta se sintiera fuertemente enamorada de l. El rey le

    pidi que entrara al coche y los acompaara en su recorrido.

    El gato, sumamente complacido del xito que iba alcanzando su proyecto,corri adelantndose. Reuni a algunos lugareos que estaban preparando unterreno y les dijo:

    -"Mis buenos amigos, si ustedes no le dicen al rey que los terrenos que ustedes

    estn trabajando pertenecen al Marqus de Carabs, los harn en picadillo decarne."-

    Cuando pas el rey, ste no tard en preguntar a los trabajadores de quin eranesos terrenos que estaban limpiando.

    -"Son de mi seor, el Marqus de Carabs."- contestaron todos a la vez, pueslas amenazas del gato los haban amedrentado.

    -"Puede ver seor"- dijo el Marqus, -"estos son terrenos que nunca fallan en

    dar una excelente cosecha cada ao."-El hbil gato, siempre corriendo adelante del coche, reuni a algunossegadores y les dijo:

    -"Mis buenos amigos, si ustedes no le dicen al rey que todos estos granospertenecen al Marqus de Carabs, los harn en picadillo de carne."-

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    El rey, que pas momentos despus, les pregunt a quien pertenecan losgranos que estaban segando.

    -"Pertenecen a mi seor, el Marqus de Carabs."- replicaron los segadores, loque complaci al rey y al marqus.

    El rey lo felicit por tan buena cosecha. El fiel gato sigui corriendo adelantey deca lo mismo a todos los que encontraba y reuna. El rey estaba asombradode las extensas propiedades del seor Marqus de Carabs. Por fin el astutogato lleg a un majestuoso castillo, cuyo dueo y seor era un ogro, el msrico que se hubiera conocido entonces. Todas las tierras por las que haba

    pasado el rey anteriormente, pertenecan en realidad a este castillo. El gato quecon anterioridad se haba preparado en saber quien era ese ogro y lo que podahacer, pidi hablar con l, diciendo que era imposible pasar tan cerca de su

    castillo y no tener el honor de darle sus respetos.El ogro lo recibi tan cortsmente como podra hacerlo un ogro, y lo invit asentarse.

    -"Yo he odo"- dijo el gato, -"que eres capaz de cambiarte a la forma decualquier creatura en la que pienses. Que t puedes, por ejemplo, convertirteen len, elefante, u otro similar."-

    -"Es cierto"- contest el ogro muy contento, -"Y para que te convenzas, me

    har un len."-El gato se aterroriz tanto por ver al len tan cerca de l, que salt hasta eltecho, lo que lo puso en ms dificultad pues las botas no le ayudaban paracaminar sobre el tejado. Sin embargo, el ogro volvi a su forma natural, y elgato baj, dicindole que ciertamente estuvo muy asustado.

    -"Tambin he odo"- dijo el gato, -"que te puedes transformar en los animalesms pequeitos, como una rata o un ratn. Pero eso me cuesta creerlo. Deboadmitirte que yo pienso que realmente eso es imposible."-

    -"Imposible?"- grit el ogro, -"Ya lo vers!"-

    Inmediatamente se transform en un pequeo ratn y comenz a correr por elpiso. En cuanto el gato vio aquello, lo atrap y se lo trag.

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    Mientras tanto lleg el rey, y al pasar vio el hermoso castillo y decidi entraren l. El gato, que oy el ruido del coche acercndose y pasando el puente,corri y le dijo al rey:

    -"Su majestad es bienvenido a este castillo de mi seor el Marqus deCarabs."-

    -"Qu?Mi seor Marqus!" exclam el rey, -"Y este castillo tambin tepertenece? No he conocido nada ms fino que esta corte y todos los edificios ypropiedades que lo rodean. Entremos, si no te importa."-

    El marqus brind su mano a la princesa para ayudarle a bajar, y siguieron alrey, quien iba adelante. Ingresaron a una espaciosa sala, donde estaba lista unamagnfica fiesta, que el ogro haba preparado para sus amistades, que llegaban

    exactamente ese mismo da, pero no se atrevan a entrar al saber que el reyestaba all.

    Su majestad estaba perfectamente encantado con las buensimas cualidades demi seor el Marqus de Carabs, y observando que su hija se haba enamoradoviolentamente de l, y despus de haber visto sus grandes posesiones, yadems de haber bebido ya cinco o seis vasos de vino, le dijo:

    -"Ser solamente tu culpa, mi seor Marqus de Carabs, si no llegas a ser miyerno."-

    El marqus, haciendo varias pequeas reverencia, acept el honor que SuMajestad le estaba confiriendo, y enseguida, ese mismo da se cas con la

    princesa. El gato lleg a ser un gran seor, y ya no tuvo que correr tras losratones, excepto para entretenerse.

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    Enseanza:

    Recibir una valiosa herencia puede ser de alguna ayuda, pero an ms valiososson la inteligencia y el ingenio que no se heredan de nadie.

    Comentario:

    Un antiguo refrn deca: El hbito no hace al monje. Pero otro posterior leagreg: El hbito no hace al monje, pero qu bien aparenta serlo.

    Es importante notar como en todos los mbitos de la vida diaria, familiar,social, comercial, poltica, financiera, etc., la apariencia juega un papel muy

    predominante, algunas veces para bien, otras para mal. La mayora de lasveces nos dejamos impresionar y creemos lo que primero vemos, sin llevar acabo ni siquiera una mnima investigacin para corroborar lo que creemosestar viendo.

    De ah salen miles de robos y estafas, basados en la buena fe de las vctimas,que simplemente creen lo que les presentan para ver.

    Siempre debe tenerse la precaucin de investigar lo que se nos ofrece, y noguiarse por su simple apariencia.

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    de gran importancia. l le dese que se divirtiera bien durante su ausencia,llamara a sus amigas, fueran de nuevo al campo si lo quisiera, y que viviera

    bien dondequiera que ella se encontrara.

    -"Aqu"- dijo l, -"estn las llaves de las dos grandes bodegas donde tengo mismejores valores: stas son del cuarto donde guardo mis platos de oro y plata,que no uso a diario; stas abren mis cajas de seguridad, que contienen mifortuna, tanto de oro como de plata; stas son de mis cofres de joyas; y sta esla llave maestra de todos mis apartamentos. Pero esta llave pequeita, es lallave del cuarto que est al final de la galera, en el segundo piso. Puedes usartodas y abrir cuanto quieras, pero en cuanto a la pequeita del cuarto al final,te prohbo rotundamente que la uses, y te prometo con todo rigor, que si lausas y lo abres, no hay nada que no puedas esperar de mi enojo.

    Ella prometi obedecer exactamente todas sus rdenes, y l, despus deabrazarla, mont en su coche iniciando su viaje.

    Sus vecinas y buenas amigas no esperaron a que la recin casada joven lasllamara para ir a visitarla, pues muy grande era su impaciencia por ver todaslas riquezas de la casa, a la que no se atrevan a ir mientras su esposo estuvieraall, pues su barba azul las atemorizaba.

    Sin perder tiempo ellas revisaron todos los cuartos, gabinetes, armarios,mesas, muebles, que eran todos tan finos y ricos, que cada uno pareca

    sobrepasar a los otros. Luego pasaron a las bodegas, donde estaban losmejores y ms ricos muebles, y no dejaban de admirar suficientemente lasalfombras, camas, tapicera, mesas y sillas, y grandes espejos para verse decuerpo entero. Algunos de estos espejos tenan marcos de cristal, otros de

    plata o de oro, lo ms bello y magnfico nunca visto.

    Ellas no cesaban de alabar y envidiar la felicidad de su amiga, quien mientrastanto, no estaba tan interesada en mirar todas esas ricas cosas, sino que estabatoda impaciente en ir y abrir el ltimo cuarto en el segundo piso, el prohibido.Su curiosidad aumentaba rpidamente, y sin considerar lo incorrecto que eradejar abandonadas a sus amistades, corra por las escaleras tan excitada quedos o tres veces tropez a punto de romperse algn hueso, hasta que lleg a lahabitacin. Al frente de la puerta se qued quieta por unos momentos,meditando sobre la orden que le haba dado su esposo, y pensando en lainfelicidad que le traera como consecuencia su desobediencia, pero latentacin era tan enorme que no pudo desecharla. Entonces tom la pequeallave y abri la puerta, toda temblorosa. Al principio no vea nada pues las

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    cortinas estaban cerradas. A los pocos segundos comenz a percibir lapresencia de siete cuerpos de mujer muertas, repartidas en el piso. (Esas eranlas esposas anteriores de Barba Azul, con quienes se haba casado, y luegoasesinado a causa de su desobediencia a sus rdenes de no abrir el cuarto

    prohibido.) Ella pens que seguramente morira de pnico, y la llave, quehaba quitado de la cerradura, cay de sus manos.

    Una vez recuperada del golpe emocional, recogi la llave, cerr la puerta yregres a su habitacin a arreglarse, pero no senta alivio, pues estabaaterrorizada.

    Habiendo observado que la pequea llave se haba manchado, ella trat variasveces de limpiarla, pero la mancha no se iba. En vano la lav, e incluso larestreg con jabn y arena. La mancha permaneca, ya que era una llave

    mgica que jams podra limpiar. Cuando la mancha se quitaba de un lado,volva por otro.

    Barba Azul retorn de su jira esa misma tarde, y dijo que haba recibido unmensaje en el camino de que el negocio que iba a tratar, haba concluido a sufavor anticipadamente. Su esposa hizo todo lo que pudo para convencerlo deque esta muy feliz con su pronto retorno.

    A la maana siguiente le pidi a ella las llaves, quien se las dio, pero con unamano tan temblorosa que a l no le qued duda de qu haba pasado.

    -"Cmo es que la llavecita de mi cuarto al fondo, no est entre todas estas?"-pregunt.

    -"Seguramente"- dijo ella, -"la dej arriba sobre la mesa."-

    -"No falles"- dijo Barba Azul, -"en trarmela efectivamente."-

    Despus de varios intentos por evadir el asunto, ella se vio forzada aentregarle la llave. Barba Azul, habindola examinado, le dijo:

    -"Cmo lleg esta mancha a la llave?"-

    -"No lo s."- respondi la pobre mujer, ms plida que un papel.

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    -"Que no lo sabes!"- replic Barba Azul. -"Yo lo s muy bien. Deseasteentrar al cuarto prohibido. Muy bien seora, vas a entrar all tambin, y tomartu lugar entre las damas que ya viste."-

    Ella se lanz llorando a los pies de su esposo, y le rog la perdonara, contodos los signos de un verdadero arrepentimiento por su desobediencia. Ella

    podra haber derretido hasta una roca, tan tierna y tan triste que estaba, peroBarba Azul tena un corazn mucho ms duro que una roca.

    -"Tendrs que morir, seora"- dijo l, -"y ya de una vez."-

    -"Ya que debo morir"- contest ella, mirndolo con sus ojos todos inundadosde lgrimas, -"dame un poco de tiempo para decir mis oraciones."-

    -"Te dar un cuarto de hora, pero ni un momento ms."- replic Barba Azul.

    En cuanto estuvo sola, llam a su hermana, y le dijo:

    -"Hermana Ana"- cual era su nombre, -"ve arriba, te lo imploro, a la cumbrede la torre, y mira si nuestros hermanos vienen. Ellos prometieron que hoyvendran, y si los ves dales una seal de que se apresuren."-

    Su hermana Ana subi a la torre, y la pobre afligida esposa de vez en cuandogritaba:

    -"Hermana Ana, ves a alguien llegando?"-

    Y la hermana Ana contestaba:

    -"No veo nada ms que el sol, algo de polvo, y los verdes pastos."-

    Mientras tanto Barba Azul, sosteniendo un gran sable en sus manos, le gritabaa su esposa, tan alto como poda:

    -"Baja inmediatamente, o yo ir all por t!"-

    -"Slo un momento ms, por favor."- deca su esposa, y entonces gritabasuavemente -"Ana, hermana Ana, ves a alguien llegando?"-

    Y la hermana Ana responda:

    -"No veo nada ms que el sol, algo de polvo, y los verdes pastos."-

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    -"Baja rpido!"- gritaba Barba Azul, -"o yo ir all por ti!"-

    -"Ah voy"- contestaba ella, y de nuevo gritaba:

    -"Hermana Ana, ves a alguien llegando?"-

    -"Ahora veo"- replic Ana, -"una gran polvareda, que viene de este lado."-

    -"Sern nuestros hermanos?"-

    -"Oh, no, hermana!, es una manada de ovejas"-

    -"No vas a bajar?"- gritaba Barba Azul.

    -"Slo un momento."contestaba su esposa. -"Hermana Ana, ves a alguien

    llegando?"- gritaba por otro lado.

    -"Yo veo"- dijo la hermana, -"dos hombres a caballo, pero un poco distantes."-

    -"Bendito sea Dios"- replicaba la pobre esposa y con mucho gozo, -"sonnuestros hermanos. Les har una seal lo mejor que pueda para que seapuren."-

    Entonces Barba Azul vocifer tan tremendamente que hizo temblar a todo eledificio. La sentenciada esposa baj y se postr a sus pies, toda en lgrimas,

    con su cabello sobre sus hombros.

    -"Nada de eso te ayudar"- dijo Barba Azul, -"debes morir."-

    Entonces, levantndola por el cabello con una mano, y elevando su espada enel aire con la otra mano, estaba ya a punto de cortarle la cabeza. La pobredama, volvindose hacia l, y mirndolo con lastimosos ojos, le pidi leconcediera unos pequeos instantes para sus pensamientos.

    -"No, no!"- dijo l, -"encomindate ya a Dios."- y de nuevo levant su brazo.

    En ese momento se escuch tan gran escndalo y golpeteo en la puertaprincipal, por lo que Barba Azul par de inmediato. La puerta fue abierta, ybruscamente entraron dos jinetes, quienes, espada en mano, se dirigierondirectamente a Barba Azul. El reconoci que eran los hermanos de su esposa,uno un soldado de caballera, y el otro un mosquetero. l quiso huirrpidamente, pero los hermanos lo seguan tan cerca que lo alcanzaron antes

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    de que llegara al portal. Ellos blandieron sus espadas contra su cuerpo, y lodejaron muerto. La pobre esposa estaba casi tan muerta como su esposo, y notena fuerzas suficientes para levantarse y dar la bienvenida a sus hermanos.

    Barba Azul no tena herederos, as que su esposa pas a ser la poseedora detodos sus bienes. Ella us una parte para ayudar en la boda de su hermana conun joven caballero que la amaba desde hace un largo tiempo, otra parte paraayudar a sus hermanos en sus carreras militares, y el resto para su propia bodacon un noble y gentil caballero, quien la hizo olvidar el horrible pasado conBarba Azul.

    Enseanza:

    El machismo y la violencia domstica contra las esposas, debe ser denunciado

    inmediatamente ante la justicia, para que el responsable sea juzgado ycondenado como se merece.

    Comentario:

    Es triste reconocer que an en pleno siglo 21, la prepotencia y el irrespetohacia las esposas o compaeras de parte de muchos llamados hombres (peroque solamente son machos, en realidad no son hombres), es pan de cada da.Aunque existen muchas leyes que tratan de proteger a las mujeres en general,la realidad es que la correccin a este mal comportamiento solamente se puedeobtener por medio de una adecuada educacin a los nios desde que estn enlas guarderas, kinder, escuelas, y luego en colegios y universidades,ensendoles que el respeto al bienestar de sus compaeras es tambin su

    propio bienestar.

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    07-Ricardo del CopeteHaba una vez una reina que tuvo un hijo tan horrible y tan deforme, que sediscuta sobre si en realidad tena cuerpo humano. Un hada que asisti a sunacimiento, dijo, sin embargo, que l sabra sobreponerse a todo eso, ya quetendra mucha inteligencia, fuera de lo comn. Ella adems agreg que ltendra en sus manos un gran poder, en virtud de un regalo que le acababa dedar, de otorgarle tanta inteligencia como le fuera posible a quien l mejorllegara a amar. Todo esto confortaba a la pobre reina. Es cierto que en cuanto

    este nio aprendi a hablar, deca miles de cosas preciosas, y que en todos susactos haba una inteligencia desbordante. Me olvidaba de contarles que lnaci con un pequeo copete de cabello sobre su cabeza, que hizo que lellamaran "Ricardo del Copete", ya que Ricardo era el nombre familiar.

    Siete u ocho aos ms tarde, la reina de un reinado vecino tuvo dos hijasgemelas. La primera de ellas en nacer era ms bella que el da, y como la reinase encontraba tan sumamente complacida, los que estaban presentes temanque aquel exceso de dicha pudiera ms bien serle daino.

    La misma hada que haba estado presente en el nacimiento de Ricardo delCopete, tambin estaba aqu, y para moderar el entusiasmo de la reina, declarque esta pequea princesita, no tendra mayor inteligencia, y sera tan ingenuacomo bella que era. Esto mortific a la reina en extremo, pero fue an mayorsu tristeza cuando vio que la segunda nia era muy fea.

    -"No se aflija demasiado, seora"- dijo el hada, -"su segunda nia tendr surecompensa. Ella tendr tanta inteligencia, que su falta de belleza pasardesapercibida."-

    -"Que Dios as lo conceda."- replic la reina, -"Pero no habr manera de quela mayor, que es tan linda, tenga algo de inteligencia?"-

    -"En cuanto a inteligencia, yo no puedo hacer nada por ella, seora"- contestel hada, -"pero en cuanto a belleza, no la dejar a usted sin alguna satisfaccin.Yo le regalar a ella el don de hacer bella a la persona que mejor le plazca aella."-

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    A medida que las princesas crecan, sus perfecciones tambin lo hacan. Todaslas conversaciones del pueblo eran sobre la belleza de la mayor, y la pococomn grandiosa inteligencia de la menor. Es cierto que tambin sus defectoscrecieron considerablemente junto con ellas. La menor era cada vez mshorrible, y la mayor era cada da ms ingenua: ya fuera que no supieracontestar a lo que se le preguntara, o que deca cualquier tontera. Y se habahecho tan intil con sus movimientos, que ni siquiera poda poner la vajillasobre el mantel, quebrando a menudo las piezas. Y si trataba de tomar un vasode agua, regaba la mitad sobre su ropa.

    Aunque la belleza era una gran ventaja entre la gente joven, la menor erasiempre la preferida entre la sociedad. La gente, por supuesto, iba primero aadmirar la belleza de la mayor, pero rpidamente pasaba donde la menor aescuchar las maravillosas y entretenidas conversaciones que sostena. Y era

    sorprendente ver como, en menos de un cuarto de hora, la mayor se quedabasin un alma que la acompaara, mientras que con la menor se formaba un grantumulto de personas a su alrededor.

    La mayor, aunque tontita como era, no fallaba en notar esta diferencia, y sin lamenor queja, pensaba que bien cambiara toda su belleza por tener siquiera lamitad de la inteligencia de su hermana. La reina, prudente como era, no podaa veces reprimirse de llamarle la atencin por sus descuidos, lo que casimataba a la pobre princesa de pesadumbre.

    Un da, en que la mayor se haba escondido en un bosque para paliar su malafortuna, vio venir hacia ella un joven muy desagradable de apariencia, peromagnficamente vestido. Este era Ricardo del Copete, quien habindoseenamorado de ella al verla en una pintura -que haban sido distribuidas portodo el mundo-, haba dejado su reino para tener el placer de conocerla

    personalmente y conversar con ella. Sumamente complacido de haberlaencontrado sola, l se present con toda la amabilidad y el respetoimaginables. Habiendo observado que despus de haberle hecho todos loscumplimientos acostumbrados, ella se mostraba toda melanclica, le dijo:

    -"No puedo comprender, seora, cmo una persona tan bella como t puedaestar tan triste como aparenta. Porque yo, que puedo asegurar de haber vistoun gran nmero de damas lindamente presentadas, puedo decir con firmeza,que nunca vi una dama que siquiera se aproximara a tu belleza."-

    -"Te agrada decir eso"- replic la princesa, y no dijo nada ms.

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    -"Belleza"- dijo Ricardo del Copete, -"es de tan gran ventaja, ya que todas lasdems cosas pueden quedar a un lado, y desde que t posees este tesoro, noveo que haya nada que pueda causarte afliccin."-

    -"Es muchsimo mejor"- contest ella, -"ser tan horroroso como t eres, perotener inteligencia, que tener la belleza que poseo, pero siendo a la vez taningenua como soy."-

    -"No hay nada"- le dijo l, -"que muestre mayor inteligencia que creer que notenemos ninguna, y es la naturaleza de esa excelente cualidad que la mayorade la gente tiene, que los hace creer que es lo que ms les est haciendofalta."-

    -"Yo no s eso"- dijo la princesa, -"pero s s muy bien que no soy inteligente,

    y eso me amarga profundamente."--"Si eso es todo lo que te afecta, seora, yo puedo fcilmente poner fin a tuafliccin."-

    -"Y cmo haras eso?"- pregunt la princesa.

    -"Yo tengo el poder, seora"- replic Ricardo del Copete, -"de darle a lapersona que ms amo, tanta inteligencia como pueda desear, y como t,seora, eres esa persona, sera solamente tu falta si no quisieras compartirla

    con alguien, aceptando que te gustara casarte conmigo."-La princesa se sinti confundida y no respondi ni una palabra.

    -"Ya veo"- replic Ricardo del Copete, -"que mi propuesta no te complace, yno me extraa, pero te dar todo un ao para que la consideres."-

    La princesa tena tan poquita inteligencia, y al mismo tiempo, un intensodeseo de tener alguna, que ella imaginaba que el final de ese ao jamsllegara, as que acept la propuesta que le fue hecha.

    No ms le haba prometido a Ricardo del Copete que se casara con l en eseda dentro de doce meses, cuando se encontr totalmente diferente a comohaba sido hasta ahora: tena una increble facultad de conversar sobrecualquier cosa que tuviera en su mente en una forma amable, fcil y natural.

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    Y en ese momento ella comenz una galante conversacin con Ricardo delCopete, la cual ella mantuvo en tan alto nivel, que Ricardo del Copete creyque le haba dado mucha ms inteligencia que la que haba reservado para smismo.

    Cuando ella regres a su palacio, toda la corte no saba que pensar del tansorpresivo y extraordinario cambio, pues escuchaban de ella ahora una muchoms sensible y erudita forma de hablar, con frases llenas de sabidura,comparadas con las ingenuidades y sin sentidos que anteriormente expresaba.Toda la corte se alegr mucho ms de lo que uno podra imaginarse. Todosestaban encantados, excepto su hermana, porque al no tener la ventaja sobreella con respecto a la sabidura, ahora ella se senta en una posicin inferior,

    pero sin guardarle ningn rencor por ello.

    El rey sigui gobernando siguiendo sus consejos, e incluso muchas vecesrealizaba las reuniones con sus ministros en su apartamento. Las noticias sobreeste cambio en la princesa se extendieron por todos lados. Los prncipes de losreinos vecinos hacan todo lo que podan para ganar su favor, y casi todos la

    pedan en matrimonio, pero ella no encontraba a ninguno con suficientesabidura para ella. A todos les daba audiencia, pero ninguno la convenca.

    Sin embargo, un da lleg uno tan poderoso, tan sabio, y tan apuesto, que nopoda negar sentir una fuerte atraccin hacia l. Su padre lo not, y le dijo queera voluntad de ella el escoger un marido, y que deba de aclarar sus

    intenciones. Ella le agradeci a su padre, y le pidi le diera tiempo paraanalizar la situacin.

    Por casualidad, ella sali a caminar por el bosque por donde conoci a Ricardodel Copete, pues buscaba el lugar ms conveniente para pensar sobre qudecisin tomar. Mientras caminaba en profunda meditacin, escuch unconfuso ruido a su alrededor, como si mucha gente corriera muy apresurada

    para atrs y para adelante. Y poniendo ms atencin, oy a alguien que deca:

    -"Dame esa olla"-, otro -"dame la cafetera"-, y un tercero -"pon lea para elfuego"-

    Al mismo tiempo el bosque se abri, y vio ante sus ojos una gran cocina llenade cocineros, ayudantes, y toda clase de oficiales necesarios para una granfiesta. Entonces sali un grupo de cocineros, como unos veinte o treinta, quearreglaron una gran mesa en el bosque, quienes tenan en sus manos pines para

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    carnes, y colas de zorro en sus sombreros, y comenzaron a trabajar, cantandoharmoniosamente una linda tonada.

    La princesa, totalmente confundida por todo lo que vea, le pregunt a ellospara quien trabajaban.

    -"Para el prncipe Ricardo del Copete"- dijo el jefe de ellos, -"quien se casarmaana."-

    La princesa, ms sorprendida que nunca, y recapacitando de pronto que hoyera el da de los doce meses en que le haba prometido al prncipe sumatrimonio, slo deseaba que se la tragara la tierra.

    La razn por la que ella olvidara eso, es que cuando hizo la promesa, ella eramuy ignorante, y habiendo obtenido la gran sabidura que el prncipe leotorg, haba por completo olvidado todas las cosas que hizo cuando eraingenua. Ella entonces continu su caminata, pero no haba caminado unostreinta pasos, cuando se encontr con Ricardo del Copete, todo galante ymagnficamente vestido, como deba ser para un prncipe que iba a su boda.

    -"Ya ves, seora"- dijo l, -"que yo estoy cumpliendo a cabalidad mi palabra,y no dudo en lo ms mnimo que has venido aqu para cumplir tambin tu

    promesa."-

    -"Francamente te confieso"- contest la princesa, -"que an no he llegado aninguna decisin en este asunto, y creo que nunca estar en condicin dellegar a una como es tu deseo."-

    -"Me asombras, seora."- dijo Ricardo del Copete.

    -"Bien te lo creo"- dijo ella, -"y con seguridad, si tuviera que hacerlo con unpayaso, o con un hombre sin inteligencia, yo me sentira mucho ms perdida.'Una princesa debe siempre mantener su palabra', me diran sin ninguna duda,'y debes casarte conmigo porque as me lo prometiste'. Pero como con quien

    estoy conversando es el hombre que en todo el mundo es el maestro de lasabidura y el de mayor inteligencia, estoy segura