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ABYA YALA Y SU REALIDAD Somos 370 millones de indígenas que formamos alrededor 5.000 poblaciones en 70 países del mundo, Hemos estado históricamente sometidas a la opresión, exclusión, marginación, explotación, asimilación forzosa y represión cuando hemos tratado de luchar por nuestros derechos . Seguimos la misma situación de hace siglos. Pese a la diferencia de continentes, países, lenguas y culturas nuestros problemas, quejas e intereses son muy semejantes, de forma especial en todo lo referente a la tierra y a mantener nuestra identidad y patrimonio cultural. SOMOS EXCLUIDOS y POBRES Los pueblos originarios seguimos siendo los más numerosos entre los pobres, los analfabetos y los desempleados. Constituimos aproximadamente el 5% de la población mundial, que suponen el 15% del total de pobres, esto según la ONU. Representamos la tercera parte de los 900 millones de indigentes de las zonas rurales. Es decir, que ser indígena equivale a ser pobre por definición. NUESTRA TIERRA PARA TODOS Y NO PARA UNOS Entre los pueblos indígenas no existía el concepto de propiedad privada y no se poseían títulos legales, hoy se quiere imponer esa idea, legal o ilegalmente. La “propiedad de la tierra” es la madre del cordero de las luchas indígenas en todo el planeta y a lo largo de los siglos. La posesión de la tierra se convirtió en el móvil del desarrollo capitalista y esa posesión tuvo como origen la apropiación privada de las tierras de dominio público y la supresión, por aniquilación o desplazamiento, de las comunidades indígenas fundamentalmente. América Abya Yala salidos de la lucha independentista contra las metrópolis española, portuguesa y británica, entraron a delimitar fronteras, consolidar regímenes de propiedad privada del suelo, impulsar la especialización productiva como el monocultivo y la utilización de nosotros como mano de obra barata. UNA PROMESA Y OTRA ES LA REALIDAD Las élites gobernantes se han apresurado a modificar constituciones y a aprobar toda una batería de leyes que, en mayor o menor medida, reconocen los derechos de los pueblos originarios. Pero una cosa es aprobar leyes y otra cosa es ponerlas en práctica sobre todo si se constata la presencia de riquezas naturales en las tierras de los pueblos originarios. Este es el caso de los países, como Brasil, Perú, Bolivia, que han afectado la territorialidad de los pueblos sin haberles consultado previamente. Hoy la consulta previa, libre e informada y de buena fe es un requisito imprescindible para poner en marcha cualquier proyecto en los territorios indígenas según el Convenio 169 de la OIT, como parte de la autonomía y la libre determinación.

Abya Yala y Su Realidad

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ABYA YALA Y SU REALIDAD

Somos 370 millones de indígenas que formamos alrededor 5.000 poblaciones en 70 países del mundo,

Hemos estado históricamente sometidas a la opresión, exclusión, marginación, explotación, asimilación forzosa y represión cuando hemos tratado de luchar por nuestros derechos. Seguimos la misma situación de hace siglos. 

Pese a la diferencia de continentes, países, lenguas y culturas nuestros problemas, quejas e intereses son muy semejantes, de forma especial en todo lo referente a la tierra y a mantener nuestra identidad y patrimonio cultural.

SOMOS EXCLUIDOS y POBRES

Los pueblos originarios seguimos siendo los más numerosos entre los pobres, los analfabetos y los desempleados. Constituimos aproximadamente el 5% de la población mundial, que suponen el 15% del total de pobres, esto según la ONU. Representamos la tercera parte de los 900 millones de indigentes de las zonas rurales. Es decir, que ser indígena equivale a ser pobre por definición.

NUESTRA TIERRA PARA TODOS Y NO PARA UNOS

Entre los pueblos indígenas no existía el concepto de propiedad privada y no se poseían títulos legales, hoy

se quiere imponer esa idea, legal o ilegalmente.

La “propiedad de la tierra” es la madre del cordero de las luchas indígenas en todo el planeta y a lo largo de

los siglos. La posesión de la tierra se convirtió en el móvil del desarrollo capitalista y esa posesión tuvo como

origen la apropiación privada de las tierras de dominio público y la supresión, por aniquilación o

desplazamiento, de las comunidades indígenas fundamentalmente.

América Abya Yala salidos de la lucha independentista contra las metrópolis española, portuguesa y británica,

entraron a delimitar fronteras, consolidar regímenes de propiedad privada del suelo, impulsar la

especialización productiva como el monocultivo y la utilización de nosotros como mano de obra barata.

UNA PROMESA Y OTRA ES LA REALIDAD

Las élites gobernantes se han apresurado a modificar constituciones y a aprobar toda una batería de leyes

que, en mayor o menor medida, reconocen los derechos de los pueblos originarios. Pero una cosa es aprobar

leyes y otra cosa es ponerlas en práctica sobre todo si se constata la presencia de riquezas naturales en las

tierras de los pueblos originarios. Este es el caso de los países, como Brasil, Perú, Bolivia, que han afectado

la territorialidad de los pueblos sin haberles consultado previamente. Hoy la consulta previa, libre e informada

y de buena fe es un requisito imprescindible para poner en marcha cualquier proyecto en los territorios

indígenas según el Convenio 169 de la OIT, como parte de la autonomía y la libre determinación.

Esta es nuestra realidad estos son nuestros problema pero también son nuestro derroteros, no queremos ser

mas ni menos sino solamente iguales.

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Lopez vigil

Locutor periodistas