Acusaciones en Sociología

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  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

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    Debates

    en Sociologa.

    NQ

    7

    992

    ACUSACIONES EN SOCIOLOGIA

    Guillermo Nugent

    El valor que atribuimos a la ciencia depende, en

    suma, de la idea que colectivamente construimos

    sobre su naturaleza y valor en la vida; es tanto

    como decir que expresa un estado de opinin.

    Y

    es

    que, en efecto, todo en la vida social, incluida la

    misma ciencia, se basa en la opinin. Sin duda, se

    puede abordar la opinin como objeto de estudio

    y construir una ciencia; es en esto en lo que consiste

    principalmente la sociologa.

    Durkheim: Las Formas Elementales de la Vida

    Religiosa

    Las reacciones ante el artculo:

    Las

    perspectivas del mundo de la vida

    en las investigaciones en ciencias sociales no son las que cabra esperar ante

    la presentacin de una problemtica terica. En sentido estricto, los trabajos

    de los profesores Rochabrn

    y

    Cortzar tienen ms el carcter de acusacin

    que de polmica. En el primero de los nombrados se deja entrever algunos

    intereses tericos a los que tratar de responder; en el otro caso el esfuerzo

    cenrral, y de modo notorio para cualquier lector imparcial, est marcado por

    intereses de orden diferente. Naturalmente, no considero que una publicacin

    acadmica sea el lugar adecuado para responder a semejantes observaciones.

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    Quiero hacer una breve recapitulacin de lo que

    firm

    en el artculo

    que suscitb las denuncias de los profesores aludidos. En primer lugar cues-

    tion al paradigma objetivista, al que considero el ideal terico dominante en

    la manera de concebir las ciencias sociales. El estilo de pensamiento en

    cuestin tiene tres limitaciones centrales: su tendencia reduccionista, al

    sealar

    un nico nivel real de la realidad; el detenninismo, pues la tendencia a

    deducir de esta realidad real el resto de actividades del mundo social es

    muy fuerte; y finalmente indiqu un corolario muy natural de esta postura: la

    centralidad de la metodologa que aparece- como una verdadera teora del

    conocimiento. Por si no qued suficientemente claro en la versin anterior,

    el objetivismo como disposicin terica' se autorrepresenta como haciendo

    ciencia de hechos , sta es su unidad bsica no cuestionada, y con una fuerte

    inclinacin por las demostraciones y los axiomas.

    Ante este cuadro, seal una alternativa terica a la situacin ante-

    riormente descrita y la llam paradigma del mundo de la vida . diferencia

    de la anterior aqu no nos movemos en un horizonte instrumental sino en una

    perspectiva bsicamente interpretativa y pragmtica. Los distintos contextos

    de accin permiten caracterizar el mundo social como integrado por realidades

    mltiples Pero la constitucin de estas realidades es posible seguirlas o

    reconstuirlas a partir de la capital nocin de regla, un punto en el que se da

    el encuentro entre accin

    y

    lenguaje. Es decir, asum los criterios de lo que

    genricamente es conocido en la filosofa y en la teora social como giro

    lingstico . Dado que el mundo de las relaciones sociales est lingsticamente

    mediado - c o m o lo recuerda de modo muy explcito el epgrafe de

    Durkheim- es posible entender ciertas acciones como orientadas no slo

    hacia un fin instrumental o al xito, sino tambin orientadas hacia formas de

    entendimiento o de acuerdo entre las personas. En este panorama, la

    cientificidad de la teora social ser tambin diferente al del objetivisrno. En

    este caso, hacer ciencia es proponer interpretaciones de interpretaciones o

    procurar el entendimiento del entendimiento ' y reconstruir las reglas en sus

    1

    Justamente porque es una disposicin terica y no una filosofa explcita es

    qu

    prefiero

    no emplear el trmino positivismo . Quiero decir con sto que si bien lo s positivistas

    suelen ser objetivistas. lo contrario no es necesariamente cieno. El 'termino

    cientificismo tampoco lo encuentro convincente pues aqu estamos discutiendo

    distintas posturas tericas que reclaman alguna forma de cientificidad.

    2

    Tomo esta expresin de Clifford

    Geertz

    LocalKnowledge Furiher ssays n Interpretive

    Anihropology New York, Basic Book, 1983

    p.5.

    Es muy pertinente para la perspectiva

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    distintos componentes. Antes que demostraciones, lo que tenemos son

    ar

    gumentaciones.

    Para decir todo lo anterior, ni antes ni ahora, tuve necesidad de dete-

    nerme en denuncias personales -que usualmente encubren insuficiencias

    argumentales-. Estoy convencido que eran posibles varias rplicas tericas.

    Una podra haber sido la variante soy-objetivista-y? , argumentando a con-

    tinuacin que eso tipificado como paradigma objetivista es efectivamente la

    nica caracterizacin de ciencia aceptable y que todo lo dems puede ser muy

    bonito, muy agradable, pero que sera una equivocacin considerar como

    ciencia a algo que no tome como lo central a hechos (o estructuras, o pro-

    cesos, etc.) objetivos , descartando cualquier posibilidad de hacer ciencia

    acerca del sentido , que, a fin de cuentas para eso estn los novelistas o los

    poetas, pero ciertamente no es lo propio de los cientficos sociales . Otra

    posible reaccin podra haber sido mostrar que hice una inadecuada pre-

    sentacin del paradigma del mundo de la vida, pues existen muchas versiones

    sobre k

    que

    puede enlen erse x

    d

    e la ida c m ara

    poder

    emplear el trmino de modo tan genrico. podra sealarse un nmero

    indefinido de variantes que podran haber sealado, justificadamente por cierto,

    tales o cuales debilidades de la argumentacin presentada. Era menos previsible

    que la publicacin de

    Las perspeclvas

    ...,

    destinado a cuestionar algunos

    criterios dominantes y a

    ampliar

    la categora de realidad, le valieran a su

    autor imputaciones de dogmatismo o de causante de antagonismos acadmicos.

    El presupuesto no declarado de ambas acusaciones es que todo habra sido

    mejor si el artculo en cuestin no hubiera sido escrito, o al menos difundido,

    por sus peligrosas consecuencias anti-pedaggicaspara la juventud estudiosa.

    En un contexto as, lo primero a constatar es que el debate terico carece de

    sentido

    y

    slo podemos conversar sobre lo aceptado de antemano y hacer

    como que discutimos; justamente en eso consiste un paradigma, en un

    conjunto de proposiciones que son aceptadas de antemano. O se aceptan esas

    condiciones para un debate de conclusiones conversadas, o de lo contrario,

    tenemos una implacable

    y

    principista enemistad.

    Es dudoso que en una aunsera intelectual as puedan surgir plantea-

    mientos representativos de bsquedas intelectuales y capaces de retener la

    atencin del pblico lector. Ello, porque una de las consecuencias secundarias

    de este ambiente de conclusiones pre-establecidas es el aburrimiento.

    que me interesa argumentar, el ensayo Blurred Genres: the Refiguration of ocial

    Though , que aparece en

    la

    misma recopilacin; pp.

    19-35.

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    Produce curiosidad y desconcierto

    la

    reaccin por

    parte

    de los objetores

    ante las crticas al objetivismo. Ambos reaccionan como si fueran una suerte

    de parte agraviada, pero

    a

    la vez eluden desarrollar una apostura terica

    frente al objetivismo. Si tanto les perturba la crtica de ese paradigma jpor

    qu no ensayan una defensa terica del mismo en vez de perderse en consi-

    deraciones sobre el temperamento o las aptitudes pedaggicas de Nugent?

    Parece que en ambos casos existe una actitud defensiva, y esto es explicable.

    Hoy en da

    es

    casi generalmente aceptado que

    las

    ciencias en general

    poseen

    un carcter interpretativo y que las ciencias sociales se basan en un

    teorizar

    bsicamente hermenutico,

    y

    en los pocos casos que no es as, lo que tenemos

    son explcitas reivindicaciones filosficas, por ejemplo, del positivismo3. Lo

    que definitivamente ya pas fueron los tiehpos en que el objetivismo se

    haca pasar por el nico modelo de ciencia aceptable y todo lo dems entraba

    en el desvn de lo no-cientfico, que para alguna gente es como decir lo no-

    verdadero. Eso de presenw a una particular postura terica como la nica y

    verdadera actitud cientfica ya nadie se lo toma en serio en los debates

    acadmicos.

    ACUERDOS Y DISCUSIONES

    A contjnuacin quiero sealar algunos puntos de acuerdo en el texto de

    Rochabrn. En primer lugar, me parece muy oportuno que se haga mencin

    sobre las posibilidades que encierra el llamado individualismo metodolgico

    o marxismo analtico en su variante izquierdista. No puedo menos que ver

    con simpata la relevancia otorgada a los actores individuales por tales

    planteamientos

    y

    las problemticas de los que estos autores llaman la cuestin

    de la accin colectiva y especficamente el peligro social que representa el

    sapo o francotirador (free-rider), un tipo social desgraciadamente muy

    frecuente en nuestra vida social4. Hay incluso ~rabajos ue han abordado el

    3

    Vase por ejemplo, las afirmaciones de Jonathan Turner: Por tanto. la teora analtica

    y el positivismo estn est~echamente liados, aunque el hecho de que las diversas

    versiones del positivismo varen considerablemente. desvirta la naturaleza de esta

    alianza . Teorizar Analtico en A. Giddens y J. Tumer (eds.) La Teorh Social Hoy

    Mxico DF,M lianza,

    1991

    p. 206. Turner concluye su ensayo de un modono menos

    explcito:

    Mi

    propsito en este ensayo es volver a la concepcin original de Augusto

    Comte de la sociologa como ciencia . id. p.249.

    4

    Fernando Aguiar ofrece un buen resumen de esta problemtica del individualismo

    metodolgico. La cita es algo extensa pero vale la pena presentarla a los lectores:

    224

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    estudio e interpretacin de la violencia secular desde el punto de vista de la

    lgica de la cooperacin con resultados que pueden servir de punto de partida

    para el estudio de situaciones similares en el Pens. Esta lnea de trabajo

    - q u e es vista favorablemente por Rochabnn y denunciada por Cortzar el

    prrafo de la nota

    59,

    debatirn en el prximo nmero?- puede ser de

    ayuda para elaborar preguntas que nos permitan reconocer aspectos del mundo

    social que han sido insuficientemente tratados en los estudios hasta ahora

    realizados. Mis reservas frente al individualismo metodolgico son de dos

    tipos: uno es terico y otro profesional. En primer lugar, este enfoque tiende

    a suponer que las personas nicamente calculan costos y beneficios a lo largo

    de su vida y que si los segundos son mayores a los primeros podra hablarse

    de una existencia racional: la accin estratgica como accin social por ex-

    celencia. El problema de toda racionalidad definida a priori - e n este caso,

    siempre

    o

    en ltim inst nci

    ser racional lo que permita mayores beneficios

    que prdidas calculables- es que se trata de un concepto vecino al de '?o-

    talidad social , el tobogn privilegiado para los ms importantes reduc-

    cioniamos de sk sigiosigioi

    segunda

    reserva es ms prosaica

    y

    alude a una

    sencilla circunstancia individual, creo que no me dedicara a Condo a esta

    vertiente porque la bibliografa central ha sido escrita por microeconomistas

    para resolver problemas de teora microeconmica, un rea en la que no soy

    competente y no est en mis expectativas de corto y mediano plazo llegar a

    serlo. De modo que bienvenidos sean los estudios sobre lgica de la accin

    Supongamos ahora que un sindicato lucha por conseguir una subida de sueldos para

    los trabajadores. Tanto si stos cooperan como si no. tal subida, de obtenerse, beneficiar

    a todos

    por

    igual

    y

    sin excepcin. Por este motivo es posible que a muchos trabajadores

    no les interese tomarse la molestia de sindicarse, de cooperar. De igual modo, si alguien

    se sustrae, por ejemplo, al pago de la contribucin urbana, no por ello dejar de tener

    su calle iluminada. Ciertos individuos, comportndose como autnticos gorrones o

    francotiradores pueden, pues. beneficiarse de un bien pblico sin sufrir sus costes; y

    ello debido

    a

    que no es posible excluirlos del consumo de tal bien. Con todo, si se

    multiplica este tipo de conductas quizs fracase

    la

    obtencin del bien comn. Podemos

    decir, por tanto, en una primera aproximacin que el problema de la accin coleciiva

    o problema del gorrn aparece cuando el inters privado impide la obtencin de un

    bien pblico .

    Lgica de la cooperacin en Zona Abierta Q54/55. 1990 Madrid, p. 8. Hemos

    preferido sustituir en nuestra exposicin el trmino gorrn por el de sapo porque

    se adeca a

    las

    formas cotidianas de expresin de esta situacin en el

    Per

    5

    Pensamos en el muy recomendable trabajo de Diego Gambetta: a Mafin el precio

    de la desconfianza en id. pp.115-136.

    5

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    colectiva en el

    er

    y

    aunque dudo que pueda participar intensamente de

    esos esfuerzos, prometo seguirlas con mcin y simpata

    Ms que un desacuerdo, quiero llamar la atencin sobre la peculiar

    estructura formal del trabajo de Rochabnn. Naturalmente, es

    una

    peculiari-

    dad si

    se

    asumiera que es slo un texto de debate, pero la dimensin acusatoria

    hace

    que la forma defmitiva sea plenamente normal y de

    paso un

    buen ejemplo

    de lo inconducente que son las acusaciones en los debates tericos. Observe

    el lector cmo empieza y cmo termina

    De paradigmas

    y

    paradogma

    Al

    comienzo, un epgrafe de Lenin, pues obviamente Goethe cuenta en tanto que

    citado por el revolucionario ruso. Al final, en la coda podra decirse, un

    prrafo sustancial que dstaca sobre los precedentes y del que cito, por

    brevedad, slo estas lneas:

    Es, en otro lenguaje y registro terico, el esquema de los hombres y

    las circunslancias de

    Mam

    en las Tesis sobre Feuerbach Dicho sea de

    paso, este paradigma sigue estando dotado de virtudes que el modelo

    de una accin que produce reglas -las cuales son seguidas o no, mo-

    dificadas o no- no me parece poder reemplazar.

    Quien escribe y los lectores habramos apreciado enormemente que a

    continuacin del epgrafe de Lenin hubiese seguido este prrafo

    y

    se diera

    comienzo

    de este modo a un genuino debate terico desarrollando y sustentando

    la idea anunciada. Lamentablemente, el afn acusatorio termin distorsionando

    el propio hilo de la argumentacin terica. l resultado es que el prrafo

    citado ms que incitacin a una polmica suefia a algo as como para-qu-

    vamos-a-discutir-nuevos-temas-si-Marx-ya-lo-di~o-mt~-y-me~or.

    Involuntariamente, el texto De paradigmas

    y

    paradogmas en la manera

    de organi7x su discurso muestra los efectos desastrosos para la argumentacin

    que tiene el querer superponer las acusaciones sobre los debates, con un

    resultado que no beneficia ni al autor ni a sus leclores.

    Si alguien quiere acusar, que presente las pruebas acusatorias, si otro

    quiere debatir, que muestre los argumentos pertinentes. Lo que s no es re-

    comendable, como el texto aludido testimonia, es mezclar indiferenciadamente

    acusaciones

    y

    argumentaciones, pues aqullas siempre se abrirn pasos a

    codazos - e s su estilo- para quedar en la primera fila, dejando a stas

    en

    la cola

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    Las anteriores consideraciones no eximen del comentario a algunos

    contenidos especficos de este trabajo. Una buena parte de la intervencin de

    Rochabrn puede condensarse en el siguiente prrafo, donde se anuncia el

    dispositivo central para invalidar las afirmaciones de

    Las perspectivas del

    mundo de la vida

    Parte de esta operacin se produce a travs de una muy sui gneris

    seleccin de trminos, en ocasiones sumamente provocadores. nadie escapar

    el tono despectivo de la categora objetivista , s como las clidas con-

    notaciones de una nocin como mundo de la vida . En la misma vena, luego

    de criticar la pretendida universalidad de la racionalidad instrumental, sta

    ltima es calificada de irracional . Tampoco nadie dejar de percibir que

    tales expresiones no guardan (sic) congruencia con postular una racionalidad

    comunicativa o una comunicacin sin coercin . Pero pasemos a aspectos

    ms sustantivos . (pg. 211 .

    He preferido reproducir extensamente este prrafo pues aqu est el

    centro de la disputa real, y no la ideal que es la mencionada por Rochabrn

    en el penltimo prrafo de su artculo. Todo se resume en dos palabras. que

    son

    las

    que justamente estn subrayadas: sui gneris. Entendmonos, la ex-

    presin se utiliza para indicar que algo no corresponde a un gnero previa-

    mente conocido, que se est ante algo que no es frecuente, no es familiar y

    no es acostumbrado; as entiendo la frase y queda la impresin que se es el

    sentido que tiene en la cita. Cul es esa

    sui gneris

    seleccin de trminos?

    Objetivismo

    y

    Mundo de la vida. Aqu el desacuerdo es neto y radical.

    Sostengo que trminos como objetivismo y mundo de la vida son todo lo que

    se quiera excepto sui gneris ; por el contrario, se trata de categoras por

    completo usuales en los debates tericos de este siglo. Surge tambin el

    problema adicional de para qu sirve la bibliografa que se suele poner al

    final de las publicaciones.

    a

    distincin objctivismo y mundo de la vida es

    presentada, exactamente en esos trminos por primera vez en un texto ps-

    tumo de Husserl:

    La crisis de las ciencias europeas

    y

    la fenomenologa

    trascendental.

    Como esta obra va citada en la bibliografa de mi anterior

    trabajo, cabe una cuestin previa: Husserl es un autor sui gneris del siglo

    XX? Sus puntos de vista han sido irrelevantes para la teora social? Todo

    apunta a sugerir que algo parecido supone Rochabrn, lo cual, por decir lo

    menos, lo pone en una ubicacin bastante excntrica en el mapa acadmico

    de los debates contemporneos: me gustara que se indicara a qu tradicin

    de autores o comentes de pensamiento hay que remitirse para considerar que

    el uso de categoras como objetivismo y mundo de la vida es una muy

    sui

    gneris

    eleccin .

    227

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    Vayamos por

    panes;

    cuando Husserl

    s

    refiere al objetivismo alude

    a una ciencia de hechos y en otro lugar menciona que la distincin

    fun

    d ment l n filosofaes entre objetivismoy subjeti~ismo~.a Crisis

    es

    una

    recopilacin de conferencias que Husserl pronunci a mediados de los aos

    30.

    Ah emprende una descarnada evaluacin de

    las

    t re s

    del pensamiento

    terico ante los desafos de la realidad histrica

    Es

    un texto que tiene

    un

    marcado carcter de balance y culminacin en un momento particularmente

    difcil: su autor mismo haba sido vctima del antisemitismo y obligado a

    dejar el rectorado universimio. Por otra

    parte,

    los entusiasmos ante las ilusiones

    blicas en los aos previos a

    la

    Segunda Guem Mundial ponan en cuestin

    el sentido que haba tenido el pensamiento cientfico. Este orgullo de

    la

    razn

    occidental apareca como incapaz de poder decir algo en esos momentos que

    anunciaban la muerte

    y

    destruccin generalizados que tendran lugar algunos

    aos despus. A Husserl le pareca extrao que la ciencia tuviera

    tan

    poco

    que ofrecer en esos momentos tan amenazadores para la cultura que haba

    producido ese tipo d c saber. No escapar a la atencin del lector que no

    existen excesivas tli:

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    dificultades no estn en lo que se afirma sobre la objetividad, sino en el

    dualismo insalvable entre objetos observables y objetos de

    la

    mente.

    El trmino objetivismo continu siendo utilizado luego de la muerte del

    fundador de la fenomenologa. El caso ms previsible y aparente es Schtz.

    Vase esta afirmacin, elegida entre varias otras de similar estilo: Pero el

    conductismo no es sino una de las formas de objetivismo en las ciencias

    socia le^ ^. Queda claro aqu que el trmino objetivismo tiene una forma

    inclusiva amplia. El mismo autor describe, aunque sin nombrarlo, la dicotoma

    bsica del razonamiento objetivista. En el curso de una discusin con Nagel

    y Hempel, dos caractersticos representantes de la filosofa de la ciencia ;

    Schtz afirma:

    Creo, adems, que lo que impide a estos autores captar la cuestin que

    tiene vital importancia para los especialistas en ciencias sociales es su

    filosofa bsica - e l empirismo sensorialista o positivismo Igic-,

    que identifica la experiencia con la observacin sensorial, presuponien-

    do que la nica alternativa a la observacin sensorial controlable -y,

    por ende, objetiva- es la introspeccin subjetiva -y, por lo tanto,

    incontrolable

    e

    inverificable ?

    Desde otra trayectoria terica, Habermas hace continuas referencias a

    la ilusin objetivista que pretende sustituir con demostraciones emprico-

    analticas lo que es materia de una argumentacin en el terreno de lo normativo

    en el mundo social. Esta preocupacin puede encontrarse desde sus trabajos

    iniciales como la conferencia Conocimientos e Inters 1965), que est a la

    base de lo que sera un libro del mismo ttulo publicado unos aos despus9.

    El trmino objetivismo no debe ser lan extrao o sui gneris ya que este

    mismo autor titul a uno de sus trabajos previos a la

    Teora de la Accin

    Comunicativa

    El objetivismo en las ciencias sociales . Est incluida en una

    coleccin de ensayos que se ha convertido en una referencia obligada en los

    7. El Mundo Social

    y

    la Teora de la Accin

    Social ,

    en

    Estudios de Teora Social.

    Bs.

    As. El Arnormrtu 1974, p.18.

    8.

    Formacin de Conceptos

    y

    Teoras en las Ciencias Sociales , en

    El Problema la

    Realidad Social

    Bs.

    As.

    Ed

    Arnorrortu 1974. p.74.

    9.

    Conocim iento e Inlerks

    Madrid,EJ Taum,

    1984

    229

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    debates de la teora social: a lgica de las Cienciassocia le^ ^. El ensayo de

    Habermas no lo resumir aqu porque simplemente estoy mostrando que s

    existe algo que es negado en la intervencin de Rochabrn: una tradicin de

    autores en modo alguno marginales a la teora social y que emplean comen-

    temente el trmino objetivismo.

    La

    aludida ilusin objetivista consiste en

    no aceptar o en negar que 'objetividad' de las mismas ciencias no valorativas

    ya presupone la validez intersubjetiva de normas morales . El lector habr

    reconocido otra vez, la afinidad de este planteamiento con el epgrafe de

    Durkheim en el comienzo de este artcu10'~.

    Pero todava falta ms, aparte que el trmino objetivismo se encuenua

    hasta en ttulos de librosI3. Lo curioso es que hay otros autores. que aparen-

    temente gozan de la atencin de mi objetor, donde el trmino sumamente

    provocador se cuela. Pongamos el caso de Giddens. En su texto bsico La

    Constitucin de la Sociedad se menciona la presencia de

    un

    consenso or-

    todoxo existente en la teora social desde los aos 40 y que

    en

    los ltimos

    quince aos habra recibido diferentes cuestionamientos 4 n t r e ellos los del

    propio Giddens. Qu caractersticas definen ese consenso?

    La

    respuesta

    es

    directa: el naturalismo, el funcionalismo

    y

    el objetivi~mo'~.n otros lugares

    el terico ingls ha sido an ms explcito al referir las distintas maneras de

    discutir la accin humana en la teora social:

    En lo referente a las preocupaciones de los socilogos, el tema de la

    naturaleza de la accin humana ha sido entendida en el contexto de una

    tradicional divisin en'la teora social, la dicotoma entre objetivismo

    y subjetivismo. Con la primera de estas nociones me refiero a aquella

    perspectiva en teora social segn la cual el objeto social ( sociedad )

    tiene algn tipo de prioridad sobre el agente individual y las instituciones

    10. La

    Lgica de las Ciencias Sociales,

    Madrid, Ed.Tecnos, 1988.

    11.

    Esta es una de las tesis centrales de Karl Otto Apel: El Apriori de la Comunidad

    de Comunicacin y lo s Fundamentos de la Etica , en La Tran ormacidn de la F ilo so fi.

    Vol.

    11

    Madrid, Ed Taurus, 1985. p 376.

    12.

    La

    referencia est en la edicin de Akel de

    ar

    Formm... p.407.

    Madrid 1982.

    13. Richard Bemstein: Beyond Objetivism and Relativisrn. Science, Hermeneulics and

    Praxis,

    Univ. of Pensylvania, 1983.

    14. A. Giddens:

    The Constitution of Soc iety.

    UK, Polity Press. 1984 p xx

    230

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    11/19

    sociales son consideradas como el ncleo del anlisis social. El

    subjetivismo esencialmente consiste en su opuesto. El agente humano

    es tratado como el centro primordial de atencin del anlisis social. Es

    decir, el principal tema de las ciencias sociales est constituido por el

    actor que razona y traza planes [p~rposeful]. '~

    De acuerdo a esta caracterizacin, ms de una afirmacin de los acusa-

    dores -y seguidores ocasionales de Giddens- entra de lleno en la categora

    de objetivismo. Todo parece indicar que si Giddens emplea semejante trmino

    no hay problema, pero si Nugent lo hace entonces se trata de una provocacin.

    Es el procedimiento caracterstico de toda discusin prejuiciada.

    De

    otro

    modo es difcil entenda cmo

    se

    puede citar a un autor, Giddens, que usa

    comentemente el trmino objetivismo -y con una carga igualmente crtica-

    para refutar a otro por emplear ese mismo trmino.

    El undo de la vida parece haber revestido las mismas caractersticas

    de novedad que el objetivismo. Como en el caso anterior, se trata de un

    trmino formulado con una directa intencin polmica en el texto de la risis

    anteriormente citado. Mundo de la vida es una categora que se refiere al

    universo de las relaciones sociales experimentadas por las personas. Surgi,

    en el caso de Husserl, como un primer intento por abordar de modo sistemtico

    los problemas del sentido de la accin, tal como eran experimentados por las

    personas; un aspecto que haba sido descuidado por el objetivismo. Tampoco

    la categora de Comprensin usada en el contexto de las llamadas Ciencias

    del Espritu haba abordado frontalmente la cuestin, limitndola a un dispo-

    sitivo a ser utilizado por el investigador. La disputa de los mtodos que

    tuvo lugar

    en

    Alemania en el trnsito del siglo

    XIX

    al

    XX

    haba discutido

    sobre los procedimientos de la investigacin pero sin pronunciarse sobre el

    carcter del mundo social.

    Para el objetivismo esto no era un problema, puesto que la realidad ya

    estaba ah esperando solamente que un investigador las descubriera. El

    aporte de Husserl consiste en haber abierto el camino con la categora mundo

    de

    la vida

    para delimitar el principio

    de

    realidad en el que interactan los

    miembros de un determinado mundo social. Un mundo de significados emi-

    nentemente prcticos. Este detalle con frecuencia es pasado por alto cuando

    15. A.

    Giddens: The Social Scienc ies and Philosophy -trends in recent social thwry . en

    ocial heory nd

    odern

    ociology

    U K Polity Press,

    1987 p 59

    Agradezco a G .

    Rochabrn la gentileza que tuvo de alcanzarme una copia de este trabajo.

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    12/19

    se menciona la intersubjetividad desde premisas objetivistas: todoes reducido

    a un serie de procesos mentales , ie. internos que misteriosamente coinci-

    den en ciertos momentos, o que son causados por los factores objetivos .

    Originalmente, el mundo de

    la

    vid fue una categora casi sinnima de

    vida cotidiana manera de ilustracin, veamos un fragmento en el que

    Husserl opone

    la

    matematizacin de Galileo a la vida

    cotidiana,

    en un pargrafo

    que lleva por titulo:

    El rnwi o de

    la

    vid

    como olvidadofund mento sentido

    la ciencia natural:

    Pero ahora es de

    la

    mayor importancia observar una sustitucin que se

    efectu ya en Galileo y por la cual el mundo de las idealidades mate-

    mticamente sustrado. sustituye

    al

    nico mundo real, al mundo efec-

    tivamente dado por medio de la percepcin, l mundo en todo tiempo

    experimentado y experimentable; nuesrro mundo de la vida cotidiana 16

    Este mundo de la vida, en tanto socialmente experimentado, precede no

    slo metdicamente, iambin histricamente al mundo de la teora cientfica.

    Y el autor citado seala las consecuencias de este hecho; en primer lugar, se

    pregunta si podra haber una ciencia del mundo de la vida, en segundo lugar

    se refiere a la relacin de sentido que guarda la ciencia con este mundo de

    la vida. Sobre lo primero, seala que este mundo exista desde antes de la

    aparicin del pensamiento cientfico

    y

    contina actuando en el presente.

    Aunque la argumentacin de Husserl est cargada de trminos que hoy en da

    pueden parecer oscuros tecnicismos, puede afirmarse que el predominio del

    mundo de la vida sobre el pensamiento cientfico no es una repeticin de

    argumentos reduccionistas. La vida cotidiana no aparece como determina-

    cin en ltima instancia ; guarda,

    ms

    bien. un parecido con la argumentacin

    durkheimiana sobre

    el origen social de las categoras

    un postulado

    inasimilable por el objetivismo. Si alguna idea capital ha ganado considerable

    terreno en las discusiones tericas del siglo es aquella que sostiene la

    preeminencia de la vida social sobre las categoras. En otras y concisas pa-

    16 E Iusserl, op .

    cit

    p 54 Ocasionalmente Husserl sostuvo concepcionesmsenglobantes

    del mundo de la vida: Ciertamente el mundo-de-la-vida que sin

    s

    comprende todas

    las formaciones prcticas (y

    hasta

    las de las ciencias objetivas en cuanto hechos de

    cultura, omitiendo la participacin en sus intereses).

    est

    inmerso en

    un

    constante

    cambio de las relatividadesy en una referencia constante a la subjetividad. Pero,

    por

    mucho que cambie y que sea corregido, mantienen su topologa esencial, a la que queda

    ligada la vida,

    y

    es toda la ciencia, de la que es e l 'terreno '. id. p 175

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    13/19

    labras: que la sociedad precede a la lgica . Naturalmente pueden encon-

    tr rse antecedentes en

    Marx

    Hegel y una larga lista que probablemente

    muchos coincidiran en iniciarla con Vico, que tuvo sobre los dems la ven-

    taja de discutir la filosofa cartesiana en el momento que arrancaba su difusin.

    Si

    tomamos como cierta la afirmacin sobre el origen social de las

    categoras -y es nuestro caso- no slo se desvanece esta misteriosa priori-

    dad de lo lgico-objetivo, tambin entenderemos que ese mundo de la epoj

    de las dudas que es la vida diaria es tambin el nexo de sentido indispensable

    que asegura la continuidad del pensamiento cientfico.

    Pues desde aqu es que surgen las actividades cientficas. El mundo de

    la vida aparece entonces como la dimensin constitutiva de la ciencia

    y

    como

    su horizonte irrebasable. Pues en la medida que el mundo de la vida,

    y

    en

    particular la vida cotidiana, es una esfera de socialidad fundamental y emi-

    nentemente prctica, se constituye en

    inevitable

    punto de partida. En la medida

    que el mundo de la vida es un conjunto de presupuestos prcticos de la

    coexisrencia social, siempre se encontrar, por as decirlo, un paso por delante

    hasta de la ciencia ms avisada.

    El mundo de la vida es un conjunto de certezas prcticas, el mundo

    cn que cada uno de nosotros cumple el oficio de vivir, en que cada uno de

    nosotros debe orientarse y entenderse con cosas y hombres , como expres

    SchtP. En este oficio de vivir , intervienen de modo an indiferenciado,

    el saber cmo se hacen las cosas, en qu consiste y lo que se sabe acerca de

    algoI9. Acaso una sntesis que recoge las distintas perspectivas en que la

    17. Es pertinente recordar aqu el argumento central de P Winch:

    ...los criterios de lgica no son un don directo de Dios sino que surgen

    y

    slo son

    inteligibles en el contexto de las formas de convivencia o de los modos de la vida social.

    Por lo tanto. no se pueden aplicar criterios de lgica a los modos de vida social como

    tales . Ciencia Social

    y

    Filosofa Bs.

    As

    Ed. Amomortu, 1972, p.94.

    Una

    consecuencia de este planteamiento es que no se pueden separar las relaciones

    sociales de las ideas que encarnan las acciones.

    Sus

    relaciones mutuas slo existen

    mediante esas ideas y de manera similar. esas ideas slo existen en sus relaciones

    mutuas . id. p.109.

    18. Tiresias, o nuestro conocimiento de sucesos futuros , en Estudios Teora Social

    Bs

    As

    Ed

    Amormu

    1974. p.260.

    19. J. Habemias Teoro

    e

    la Accibn Comunicativa Vol. 11 p. 315. Editorial Taurus,

    Madrid, 1987.

    233

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    14/19

    categora mundo de

    la

    vida es empleada en la

    teora soci l

    ctu l se la

    siguiente:

    El 'mundo de la vida' es un grupo de formas de vida preinterpretadas,

    dentro de las cuales

    se

    conduce la conducta humana de

    la

    vida diaria,

    'almacena el trabajo intepetativo de l s genwaciones precedentes'

    (Schtz-Luclanann). En las reinterpretaciones hwmenuticas, el 'mundo

    de la vida' es concebido como los

    patterns

    de significadesentido

    culturalmente transmitidos y lingsticamente organizados. Lenguaje y

    cultura son vistos como constitutivos del 'mundo de la vida.' L0

    Tanto la crtica al objetivismo, como la propuesta del mundo de la vida

    como categora terica tuvieron su origen en la ltima filosofa husserliana,

    sin embargo, su empleo dentro de la

    teora

    social no puede considerarse como

    algo marginal. Por supuesto, esto no elimina en absoluto la posibilidad de

    radicales cuestionamiento tencos a estas propuestas. o que s es insostenible,

    por carecer de fundamento adecuado, es la afirmacin que las reduce a una

    problemtica sui gneris, o ms pattico an, como resultado de las

    intemperancias personales de quien escribe. Creo que ya es hora de irse

    acostumbrando a la idea de aceptar que Marx no fue le ltimo filsofo en

    hacer contribuciones relevantes a la teora social.

    El trabajo de Rochabrn, presenta otros cuestionamientos, pero en buena

    medida estn fundamentados en una retrica de injustificada sorpresa por

    el uso de categoras como objetivismo y mundo de la vida. Lo nico que

    puedo agregar es que s me produjo una genuina sorpresa que ambos trminos

    pudieran resultar novedosos a mi ocasional objetor.

    El caso del trabajo El paradigma de la intersubjetividad en las cien-

    cias sociales peruanas: un primer balance

    de Cortzar presenta otro tipo de

    caractersticas. Quiero mencionar tres motivos que impiden tomar en serio

    ese trabajo para una discusin acadmica:

    En primer lugar, como mencion al comienzo de esta respuesta, el

    uabajo muestra una inclinacin por la acusacin personal que sugiere fuer-

    temente que las discrepancias tericas tienen su origen en las intemperancias

    de Nugent: ( la confrontacin -que es el camino asumido por Nugent ,

    20

    Josetxo Beriain:

    Representaciones C olectivas

    y

    Proyecto de Modernidad.

    Barcelona

    Ed nthropos 1990

    p 188

    34

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    15/19

    Por qu opta Nugent por el camino de la confrontacin?

    La

    postura

    pdarizante que el autor [Nugent] asume , entre varias otras afirmaciones o

    insinuaciones por el estilo). Se comprende que por el cargo administrativo

    que ocupa Cortzar, Coordinador del re de Sociologa , sus preocupaciones

    sean naturalmente administrativas, como dilucidar si un profesor es perturbador

    o no para la paz administrativa de la especialidad. Pero no creo que una

    revista acadmica sea lugar apropiado para estos ejercicios inquisitoriales. Si

    no estuviera Nugent ya no habra lugar para esa incmoda discusin de

    teoras y surgira, incontenible, la Gran Armona de la Teora. Tal es la

    epistemologa de Cortzar.

    En segundo lugar, la estrategia de repartir acusaciones y halagos en las

    ciencias sociales peruanas parece producir algunas curiosas consecuencias,

    que en este caso son dos asombrosas omisiones. En primer lugar, en el Per

    del que habla Cortzar no parece existir la violencia poltica como problema

    de primera fila

    y

    que ha planteado sustanciales retos al quehacer de las

    cimias

    s o d e s o

    recwxh haber enconirado

    un

    d a mencin a este

    problema. Para cualquiera, con la probable excepcin de Cortzar, es evidente

    que un balance de las ciencias sociales que no reconozca como problema a

    al violencia poltico-social en el Per actual y las maneras de entender esta

    violencia

    tiene una carencia excesiva. La otra curiosidad que ofrece el

    Coordinador de Sociologa, es que no considera necesario mencionar a El Otro

    Sendero de Hernando de Soto. Publicado por primera vez en

    1986y

    con siete

    ediciones hasta el momento, la influencia intelectual y poltica de esta obra

    debera ser un dato natural para casi cualquiera. Pocos textos han adquirido

    tanta capacidad polmica como el referido. Haber incorporado al lenguaje

    sociolgico y cotidiano trminos como informales o mercantilistas es una

    consecuencia de la difusin de los problemas planteados por esta obra. En

    otras palabras, las ciencias sociales a las que se refiere Corlzar no parecen

    tener a la violencia poltico-social

    y

    a la informalidad como temas preferentes

    de estudio. Esta entre mis mejores deseos que estas lneas puedan ampliar en

    algo el campo de observacin de mi obnubilado acusado?'.

    21 Hay antecedentes recientes de balances bibliogrficos y discusin conceptual en las

    ciencias sociales peruanas.

    Un

    trabajo elaborado con la debida solvenc ia acadmica,

    a propsito de las comunidades campesinas, es el de I-iarald Mossbrucker:La Economa

    Campesinay el Concepto de Com unidad':u EMoque Critico, Lima,

    I E P

    1990, esp.

    caps. II-III-Iv.

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    16/19

    En tercer lugar, el trabajo de Cortzar presenta

    algunos

    r sgos

    retricos

    que quisiera ilusm. Se

    tr t

    del modo n que

    SE

    en- las crticas de

    autores para aclarar problemas tetiricos. Veamos un

    par

    ejemplos:

    'Tenernos as el caso de Peter Winch, quien fue uno de los autores que

    inici el debate en cuestin. Su ensayo propuso una total e insuperable

    oposicin entre las dos perspectivas en cuestin, partiendo de la idea de

    una

    incompatibilidad lgica

    enue los procedimientos de las ciencias

    naturales y los de las ciencias sociales, es decir, entre explicacin e

    interpretacin. De l dice Bernstein: Como

    ocurre

    con tantos de sus

    argumentos, Winch parece estar operando con una dicotoma especiosa:

    debemos considerar las relaciones sociales de acuerdo con el modelo

    del lenguaje o de la interaccin de las fuerzas fsicas . En este caso el

    camino fue el de la oposicin a todo trance : (p. 169).

    Vayamos

    al

    segundo caso:

    Por otra parte, es indispensable explicar cmo s producen los acuerdos

    o consensos en la vida social. Como indica Giddens, existe el riesgo de

    asumir las reglas o convenciones que permiten el acuerdo como

    rea

    lidades dadas (es decir, paradjicamente. como objetivas) sin preocu-

    parse de aclarar su origen y proceso de conformacin. Nota 58: ara

    Giddens este problema constituye una particular herencia de la filosofa

    de Wittgenstein . p.

    187).

    Ocurre que una de las partes medulares de la propuesta que hice trata

    sobre la categora de 'regla' e incluye puntuales referencias a Wittgenstein;

    Winch adems tiene el mrito de haber sido el primero que llam la atencin

    sobre la pertinencia de la teora de los juegos de lenguaje para la teora social.

    Cmo los discute Cortzar? En el primer ejemplo tenemos una referencia

    general a Winch -que omite extraamente indicar su orientacin

    wittgensteiniana- y luego una puntual reproduccin de

    una

    crtica de Bemstein

    a Winch. Y

    ah

    acab el asunto. Llama la atencin el desbalance enue la

    referencia

    t n

    genrica al autor que s discute al lado de la exactitud

    para

    reproducir la crtica, no de Cortzar sino de Bemstein. No s requiere mucha

    agudeza para notar que Cortzar no est criticando a Winch sino repitiendo

    la versin que Bemstein tiene de Winch.

    Otro tanto ocurre con Wiugenstein, de quien le basta sealar que ha

    sido criticado por Giddens. ara qu darse la molestia de leer - n o digamos

    estudiar- a Wittgenstein si ya Giddens lo ha criticado?

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

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    De un modo inesperado, resurge aqu la problemtica de los efectos

    perversos que ya fue mencionada por Rochabrn a propsito del indivi-

    dualismo metodolgico. El t xto de Cortzares un adecuado ejemplo. Ocurre

    que un efecto pwverso caracterstico de los buenos manuales -y tanto La

    Reestructuracin

    de

    la Teora Social

    y

    Poltica

    de Bernstein como

    Las

    Nuevas Reglas del todo Sociolgico

    de Giddens son textos de primera

    lnea- es que, justamente por ser tan buenos pueden terminar desalentando

    las lecturas de primera mano de los autores citados en sus exposiciones. De

    este modo, no se necesita leer a Winch o a Wittgenstein, puesto que ya son

    adecuadamente expuestos criticados por Bemstein y Giddens. Huelga decir

    que si ese procedimiento es censurable hasta para elaborar un simple informe

    de lectura en un curso, resulta contraproducente como mtodo para elaborar

    y publicar trabajos acadmicos, pues se trata de una exposicin innecesaria

    al ridculo.

    En suma, quiero sealar que no tendr inconveniente en discutir con el

    protesor Cortzar una vez que:

    a)

    distinga entre una acusacin una argu-

    mentacin terica b) posea un campo de observacin menos estrecho para

    hacer balances de

    las

    ciencias sociales en el Per; c) adquiera la buena

    costumbre de leer a un autor de primera fuente antes de criticarlo.

    CONCLUSION

    P R

    UN A CULTURA BASADA EN EL DEBATE

    He querido moslrar que acusar debatir son actos de habla sustan-

    cialmente distintos. En el primer caso, la discusin consiste en la formulacin

    de cargos a un responsable individualizado y en la eventual defensa que se

    pueda hacer de esos cargos. Se declare la inocencia o la culpabilidad

    tai

    es

    el dilema de la acusacin- el punto de trmino siempre estar en la persona

    o institucin objeto de la acusacin. En el debate, lo central no es tanto la

    referencia a un encausado como el intercambio de opiniones e ideas, basado

    en lo que el pragmatismo norteamericano llamaba la bsqueda cooperativa

    de la verdad . Antes que un sujeto que delinque, como en la acusacin, el

    debate supone una comunidad que se afrma justamente a travs de estos

    procedimientos. Pens que esto sera algo evidente si adems se pona en

    prctica a propsito de realidaties eminentemente colectivas como los

    paradigmas o estilos con reglas muy distintas a las que estuvieron en la

    base de mi argumentacin.

    Lo

    lamentablees que tales reacciones no parecen guardar mucha sintonia

    con importantes cambios en las maneras de entender

    la

    teora social en otros

    237

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    18/19

    lugares. Ciencia Social y filosofa, parecen ser continentes por completo ale-

    jados y sin guardar relacin entre s en los planteamientos que he aludido

    n

    mi trabajo. Que autores representativos de

    l

    filosofa del siglo XX

    como

    Husserl o Wittgenstein se consideren como prescindibles en los debates de la

    teora social es no slo deplorable en s mismo,

    es

    tambin perder de vista

    que los propios autores clsicos de la teor social Marx, Durkheim, Weber,

    Simmel) fueron plenamente contemporneos de los debates filosficos de su

    tiempo. Esta es una caracterstica que urge recuperar. a filosofa, por su

    parte,

    se

    ha hecho tambin

    s social ,

    un rasgo destacado por casi todos

    los observadores y practicantes de la filosofa actual. Acaso, un papel central

    para explicar estos acercamientos sea el llamado giro lingstico, que al

    proponer como campo de estudio la interseccin entre lenguaje y accin ha

    producido ciertamente un nuevo concepto de praxis. Antes que el predominio

    de tal o cual escuela, tanto en la filosofa como en las ciencias sociales, lo

    que aparece es un estilo que permite ampliar los espacios de reflexin en

    ambas disciplinas.

    Finalmente, plantear en el Per actual la renovacin de paradigma es

    indesligable de los procesos, tanto de creacin como de destruccin que

    han

    aparecido con especial nitidez desde los aos ochenta. Descubrir la importan-

    cia de la opinin en la vida social, as como una cruda conciencia de la

    radical fragilidad de la existencia humana, son algunos de los factores prcticos

    que han reorientado muchas investigaciones en ciencias sociales. En este

    contexto es que sito el sentido bsico de la propuesta

    ar perspectivas del

    mundo la vida en las investigaciones ciencias sociales En muchos casos

    los investigadores han incursionado en nuevos temas de investigacin ms

    por su condicin de ciudadanos interesados en la actualidad poltica que por

    una pesquisa propiamente terica. Para decirlo con palabras de Schtz, ms

    de una investigacin innovadora ha sido producto de un ciudadano bien

    informado que de un experto . Trat nicamente de llevar al terreno ex-

    perto lo que ya en el terreno de la intuicin ciudadana era considerado

    relevante, pero adoleciendo todava de una adecuada legitimacin terica. De

    hecho, puede afirmarse que la mayor parte de los investigadores sociales en

    el Per poseen una peculiar configuracin escindida, pues simultneamente

    son expertos objetivistas y ciudadanos bien informados que parten del

    mundo de la vida. Esto crea dificultades

    al

    momento de darle forma terica

    a las intuiciones ciudadanas, que aparecen, injustificadamente, como produc-

    to de aspiraciones inefables, subjetivas , en consecuencia no aptas para ser

    incorporadas en una problemtica o argumentacin terica. Esta caracteriza-

    cin supone, por cierto, que los ciudadanos bien informados objetivistas se

  • 7/25/2019 Acusaciones en Sociologa

    19/19

    encuentran en repliegue pues se trata de cambios de opinin en el conjunto

    de nuestra vida social. Tales cambios aunque no es aqu la ocasin de

    problematizarlos estn vinculados con la importancia social otorgada a los

    procesos democrticos e individualistas - e n la plena ambigedad de este

    trmino que tanto se usa para mentar al egosmo como a los procesos de

    individuacin de las personas- as como las formas extremas de coaccin

    criminal que son ocurrencia diaria en el pas hace ms de una dcada pro-

    duciendo temerosas sumisiones vivas resistencias segn las circunstan-

    cias.