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1 ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO, EL RIESGO HIDROLÓGICO Y LAS POLÍTICAS DE GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO EN LA REGIÓN INTERAMERICANA. DOCUMENTO INSUMO PARA DISCUSIÓN Cesar Augusto Ruiz Agudelo Luis Francisco Madriñán Jose Vicente Rodriguez Mahecha Fabio Arjona Hincapié Colin Anthony Herron Frederik Pischke

ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO, EL RIESGO …d7.rirh.org/documentos/documentostematicos/El_Cambio_Climatico_y... · 7 SOLUCIONES DEL DIÁLOGO REGIONAL DE POLÍTICA (DRP) DE AGUA

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ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO, EL RIESGO HIDROLÓGICO Y LAS POLÍTICAS DE GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO EN LA REGIÓN INTERAMERICANA.

DOCUMENTO INSUMO PARA DISCUSIÓN

Cesar Augusto Ruiz Agudelo Luis Francisco Madriñán Jose Vicente Rodriguez Mahecha Fabio Arjona Hincapié Colin Anthony Herron Frederik Pischke

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ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO, EL RIESGO HIDROLÓGICO Y LAS POLÍTICAS DE GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO EN LA REGIÓN INTERAMERICANA.

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CONTENIDOS

ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO, EL RIESGO HIDROLÓGICO Y LAS POLÍTICAS DE GESTIÓN INTEGRAL

DEL RECURSO HÍDRICO EN LA REGIÓN INTERAMERICANA. .......................................................................... 1

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................................. 5

SOLUCIONES DEL DIÁLOGO REGIONAL DE POLÍTICA (DRP) DE AGUA Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO

CLIMÁTICO EN LAS AMÉRICAS ...................................................................................................................... 7

Resumen Ejecutivo .................................................................................................................................... 7

Borrador para discusión, Noviembre 2011 ............................................................................................... 7

SOLUTIONS FROM THE REGIONAL POLICY DIALOG (RPD) ON WATER AND CLIMATE CHANGE

ADAPTATION IN THE AMERICAS ................................................................................................................. 16

Executive Summary ................................................................................................................................. 16

Draft for discussion, November 2011 ..................................................................................................... 16

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y SUS IMPACTOS SOBRE LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO (GIRH) EN

LA REGIÓN INTERAMERICANA. ................................................................................................................... 24

EXPERIENCIAS EN LA IMPLEMENTACIÓN, EN DIVERSAS ESCALAS, DE MEDIDAS DE ADAPTACIÓN AL

CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS RECURSOS HÍDRICOS ....................................................................................... 29

MEDIDAS PRÁCTICAS DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO A NIVEL NACIONAL Y LOCAL .................. 31

IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE LOS IMPACTOS Y DE LA VULNERABILIDAD DE LOS SISTEMAS

NATURALES Y HUMANOS ............................................................................................................................ 31

DESARROLLO DE CAPACIDADES .................................................................................................................. 32

MEDIDAS DE ADAPTACIÓN ......................................................................................................................... 33

ALGUNOS AVANCES EN MATERIA DE ADAPTACIÓN EN LA REGIÓN ........................................................... 34

1. EXPERIENCIAS CON ENFOQUES COMUNITARIOS ................................................................... 34

2. EXPERIENCIAS CON ENFOQUE DE GOBIERNO ........................................................................ 36

VISIÓN POLÍTICA DE LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO (GIRH) EN LA REGIÓN ..................... 46

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ASPECTOS SUGERIDOS PARA ORIENTAR LA DISCUSIÓN EN EL SÉPTIMO DIALOGO INTERAMERICANO DEL

AGUA ........................................................................................................................................................... 51

REFERENCIAS– POLÍTICAS PARA LA GESTIÓN INTEGRAL DE RECURSO HÍDRICO ........................................ 53

REFERENCIAS GENERALES– VULNERABILIDAD, ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO Y RIESGO HÍDRICO

.................................................................................................................................................................... 54

REFERENCIAS GENERALES– VULNERABILIDAD, ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO Y RIESGO HÍDRICO –

CENTRO AMÉRICA ....................................................................................................................................... 60

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INTRODUCCIÓN

El cambio ambiental en la Región Interamericana en los últimos 30 años ha demostrado ser marcado y un factor fundamental para el modelamiento de los territorios, y para la orientación de la gestión de los recursos naturales. En la reciente publicación del PNUMA y CATHALAC, “América Latina y el Caribe Atlas de un ambiente en transformación (2010)”, se presenta el Top 10 de los cambios ambientales más relevantes para la región en los últimos 30 años, con énfasis en América Latina y el Caribe, estos cambios son:

1. Crecimiento urbano - Manaos, Brasil 2. Crecimiento urbano - San Salvador, El Salvador 3. Cambio climático - Glaciares Upsala, Argentina y O’Higgins, Chile 4. Explotación minera - Cerro de Pasco, Perú 5. Avance de la frontera agrícola - El Chaco, Paraguay 6. Desastre natural, por inundación - Trinidad, Bolivia 7. Cambio de uso del suelo - Tipitapa, Nicaragua 8. Contaminación del agua - Lago Atitlán, Guatemala 9. Sedimentación por deforestación - Lac Peligre, Haití 10. Desarrollo costero - Unión Island, San Vicente y las Granadinas

De acuerdo a la publicación, el 50% de este “top 10” se relaciona con cambios ambientales atribuibles a fallas en la gestión del recurso hídrico y al cambio climático.

En este marco, donde son evidentes los efectos del cambio climático y las fallas en la Gestión de los Recursos Naturales de la región, resulta relevante plantear una reflexión acerca de cómo se ha orientado la Gestión Integral del Recurso Hídrico en el marco de las políticas nacionales, y para la definición de medidas de adaptación al Cambio Climático. Lo anterior ha sido motivo de la conformación de un Diálogo Regional de Política (DRP) en materia de Agua y Adaptación al Cambio Climático en las Américas, que actualmente cuenta con 22 organizaciones relevantes del continente, incluyendo gobiernos nacionales y locales, agencias intergubernamentales, la sociedad civil, el sector privado y academia. Este DRP tiene tres propósitos principales:

• Elevar la conciencia pública y de los tomadores de decisiones sobre la importancia de la adaptación al cambio climático en materia de agua

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• Brindar una plataforma para que todos los actores de la comunidad de agua, de desarrollo y de medio ambiente en las Américas tengan una voz unida y coherente en el debate global sobre el tema, y la den a conocer en eventos y procesos relevantes

• Fomentar el intercambio de experiencias (positivas o no) incluyendo la de las comunidades locales sobre qué constituye la “buena adaptación”, y así juntar esfuerzos para enfrentar este reto común.

A continuación se presenta el resumen ejecutivo del Documento de Soluciones del DRP. El tema de “Adaptación al Cambio Climático, el Riesgo Hidrológico y las Políticas de Gestión Integral del Recurso Hídrico en la región interamericana” durante el Séptimo Diálogo Interamericano sobre la Gestión del Agua se inscribe en el marco de los eventos del DRP. Para mayores informes al respecto, favor de referirse a la página web http://www.aguaycambioclimatico.org/.

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SOLUCIONES DEL DIÁLOGO REGIONAL DE POLÍTICA (DRP) DE AGUA Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN LAS AMÉRICAS

Resumen Ejecutivo

Borrador para discusión, Noviembre 2011

Por sí sólo, ningún recurso es más integral para la salud, bienestar, y prosperidad de las comunidades humanas que el agua. Cada vez es más reconocido que el agua es el principal medio a través del cual el cambio climático impacta a las sociedades y el medio ambiente. Más que un sector, los recursos hídricos son el medio por el cual el cambio climático impacta a la seguridad alimentaria, la salud, la generación energética, la planificación del desarrollo y la protección de los ecosistemas y de la biodiversidad. Al mismo tiempo, el agua es fundamental en la mitigación del cambio climático, debido a que muchos esfuerzos para reducir las emisiones de carbono, desde el manejo forestal hasta la generación de energía hidroeléctrica, dependen de la disponibilidad del recurso. En el marco del Diálogo Regional de Política sobre Agua y Adaptación al Cambio Climático en las Américas, veintidós organizaciones en las Américas se han reunido para aumentar el entendimiento técnico sobre la mejor forma de adaptarse al cambio climático, estableciendo una plataforma para compartir experiencias de adaptación al cambio climático en materia de agua y afinando esta perspectiva a través de una serie de mensajes que buscan salir de la “caja del agua”. El presente es el cuarto documento del Diálogo Regional de Política. Después de presentar las nueve recomendaciones de política pública sobre agua y adaptación al cambio climático en la versión anterior, durante la 16ª Conferencia de las Partes (COP 16) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Cancún, México, el Documento de Soluciones presenta la continuación de este esfuerzo. Desarrollado con base en las nueve recomendaciones y detallando cómo éstas se están implementando, el documento busca destacar qué pasos prácticos se están dando en las Américas para avanzar en la implementación de medidas de adaptación

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en materia de agua. Los avances realizados en la región son analizados en este Documento de Soluciones a través de tres aspectos transversales: (i) Buena gobernanza y arreglos institucionales, (ii) financiamiento del agua para todos y, (iii) ambientes propicios con un enfoque en el fortalecimiento de las capacidades para aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad, cuya importancia se describe a continuación. Buena gobernanza Los impactos del cambio climático aún son inciertos, particularmente en el sentido de servir de apoyo a la toma de decisiones. Por lo tanto, es fundamental enfocarse en la mejora de los sistemas de monitoreo hidrometeorológico, en las proyecciones de escala reducida, el desarrollo de escenarios y métodos de evaluación económica, tales como los análisis de costo-beneficio. Estas aportaciones son necesarias en una escala geográfica reducida para apoyar las decisiones de política que tomen en cuenta los retos de desarrollo de largo plazo y que, al mismo tiempo, sean flexibles para adaptarse a la variabilidad climática. Diversas instituciones están involucradas en el manejo de los recursos hídricos. Los actores de los sectores agrícola, financiero, salud y educación desempeñan un papel junto importante con las autoridades nacionales, regionales y locales del agua. El agua, como un componente esencial de muchas esferas políticas, requiere que las instituciones colaboren y sigan una visión común. Esta visión común en la gestión del agua se refleja en el debate sobre el clima, destacando también la relación cercana entre las comunidades del agua y el cambio climático. Con el objetivo de alcanzar un consenso amplio que asegure que las decisiones políticas tomadas se implementen de manera exitosa, una participación ciudadana que tome en cuenta las opiniones y preocupaciones de la sociedad en general es esencial. Involucrar y dar una voz fuerte a aquellos que son más vulnerables al cambio climático, incluidas las mujeres, los pueblos indígenas y los sectores marginados de la sociedad, siempre es un reto en los procesos participativos, pero es esencial para asegurar que las medidas adoptadas apoyen a los más afectados por los impactos del cambio climático. Los principios de una buena gobernanza implican que los esquemas de adaptación estén orientados en el consenso, participativos, efectivos, eficientes, responsables, transparentes, receptivos, equitativos e inclusivos así como apegados a la ley. Más que una larga lista de objetivos loables, éstos son principios básicos que

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deben considerarse seriamente para lograr establecer procesos legítimos e instituciones confiables que den lugar a medidas eficaces de adaptación. Financiamiento Es necesario y urgente el financiamiento adicional para incrementar la adaptación al cambio climático. Las inversiones que mejoren la gestión de los recursos hídricos son, por definición, inversiones en adaptación al cambio climático. Pero no es únicamente una cuestión de mayor financiamiento, sino de aprovechar de manera óptima los recursos financieros existentes, particularmente en los actuales tiempos de austeridad financiera. El financiamiento disponible debe ser aprovechado con mayor eficiencia por los gestores del agua. Si el financiamiento se ha convertido en un cuello de botella en el pasado para los gestores del agua, esto debilita aún más la capacidad de las sociedades futuras de adaptarse al cambio climático. En este sentido, es necesario contar con instrumentos que mejoren la capacidad de aprovechamiento para reducir la vulnerabilidad de las sociedades. Uno de esos instrumentos es el micro-financiamiento, que ha demostrado ser eficaz para alcanzar a los sectores de la sociedad más vulnerables a través del suministro de herramientas de lucha contra la pobreza por medio de la construcción de negocios hechos a la medida, que aprovechan las oportunidades que se presentan a nivel local. Como demuestra el caso del micro financiamiento, algunos instrumentos flexibles pueden proporcionar un impulso para elaborar enfoques inteligentes y adaptativos. Es importante promover el financiamiento de medidas complementarias que tienen impactos positivos para los actores en varios campos, como es la mejora en los sistemas de almacenamiento de agua que beneficie a los agricultores en tiempos de sequías, así como las medidas de protección a la población contra inundaciones. Las medidas de adaptación al cambio climático en materia de agua deben por tanto sustentarse respecto a los retos actuales de desarrollo y mantener una visión a largo plazo para su sustentabilidad en el futuro. Ambiente propicio: La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos puede proporcionar un ambiente propicio, en el que los actores involucrados con una variedad de intereses puedan planear de manera conjunta medidas de adaptación específicas a la localidad en cuestión. Esa es la contribución de la comunidad del agua a la comunidad del cambio climático. La resiliencia social e institucional al cambio climático requiere de

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mecanismos que aseguren la equidad y eficiencia en el uso del agua y aumenten la capacidad institucional y humana para enfrentar situaciones adversas. La generación y difusión de información con el objetivo de fortalecer el conocimiento ayuda a reducir la vulnerabilidad. Una sociedad bien informada con conocimiento y conciencia de los impactos del cambio climático es un elemento importante para mejorar la gestión del agua. Infraestructura natural y artificial: Un clima variable en que existen incertidumbres con relación a sus extremos futuros requiere de infraestructura que tome en cuenta las condiciones cambiantes. Una de las infraestructuras más efectivas que siembre ha sido disponible para la humanidad es la infraestructura natural, que puede, por ejemplo, funcionar como planicie aluvial, proporcionar espacios para actividades recreativas y un sumidero de contaminantes. Por otra parte, la infraestructura artificial puede ser más efectiva si se desarrolla por etapas. El reto de este tipo de infraestructura es que base su concepción, diseño y construcción en la preservación y mejora del ciclo hidrológico y los servicios de los ecosistemas. A la luz del cambio climático, las estrategias futuras de desarrollo necesitarán alejarse de las tecnologías que dependen de condiciones hidrológicas estables. Puede ser que los enfoques descentralizados más reducidos de escala y desarrollados en forma conjunta por las comunidades locales no lleguen a los titulares de los periódicos, pero pueden robustecer tanto la mitigación como la adaptación al cambio climático. La cosecha de agua de lluvia, el riego por goteo, el almacenamiento de agua en pequeña escala y los pequeños esquemas de energía hidroeléctrica pueden brindar muchos beneficios a la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza y la adaptación al cambio climático. Se está ocurriendo una transición de proyectos de infraestructura a gran escala inflexibles a un número creciente de medidas de adaptación pequeñas, diversas y flexibles. Se requiere del apoyo legal, técnico y financiero, así como un cambio en la mentalidad, para apoyar la ampliación de enfoques efectivos de abajo hacia arriba. Los servicios ecosistémicos: Los retos ambientales que enfrenta la gestión del agua quedan bien establecidos: la sobreexplotación, la contaminación, la pérdida de ecosistemas y la biodiversidad, así como los impactos en la salud pública. Existe una relación estrecha de reforzamiento

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mutuo entre la gestión del agua que busca proteger los ecosistemas y los servicios ecosistémicos que éstos proporcionan para aumentar los beneficios que el agua brinda a la sociedad. Esta interdependencia aboga por una nueva relación entre la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) y el medio ambiente, que reconozca a los ecosistemas como proveedores vitales de agua, y los servicios de los cuales depende la gestión del agua: la capacidad de almacenamiento, el transporte, el aumento en la calidad del agua, la protección de costas y litorales, etc. Por lo tanto, el medio ambiente no debe ser visto como un objetivo adicional del manejo del agua, sino como un principio rector de una gestión adaptativa de los recursos hídricos. Las Américas están trabajando para fortalecer su resiliencia social y ambiental como un paso importante para adaptarse al cambio climático. El reto es lograr más con menos, a través de la gestión de la demanda en lugar de aumentar el suministro de agua. Este enfoque puede incluir medidas para mejorar la gestión agrícola del agua, la recarga artificial de las aguas subterráneas, la reutilización del agua, la reforestación en áreas de captación de agua, la reparación de fugas así como la reducción del consumo de agua en los hogares, entre muchos otros. Es ampliamente reconocido que estas medidas sólo pueden ser exitosas si son diseñadas e implementadas con participación social y el compromiso de las autoridades correspondientes. Las medidas que buscan el aumento en el suministro como son los sistemas de derivación del agua y las grandes presas suelen disminuir la capacidad de recuperación ecológica, pues a pesar de proporcionar una solución al problema actual, con frecuencia implican grandes retos en el futuro. Integrar el manejo del suelo y el agua es una cuestión importante de la adaptación de la gestión del agua al cambio climático. El pago por servicios ambientales, que proporcione incentivos para conservar los servicios ecosistémicos, es una acción ampliamente discutida que puede generar beneficios para las comunidades marginadas. La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos proporciona una herramienta para enfrentar el cambio climático. La contribución y el papel central de la GIRH para para enfrentar los impactos del cambio climático es un hecho ampliamente reconocido. Tres elementos principales de la GIRH justifican esta visión: (i) la GIRH reconoce el ciclo hidrológico y a sus diferentes

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usuarios de forma holística y tiene como objetivo asegurar la participación de todos los actores con el fin de llegar a un plan integrado, en el que las actividades puedan llevarse a cabo en forma equilibrada. (ii) La GIRH fomenta el desarrollo de instituciones fuertes, que son esenciales en la gestión equitativa y eficiente del agua. (iii) La GIRH es una forma de gestión adaptativa que es inherentemente flexible a los cambios en la demanda de agua y el suministro. Una gestión efectiva de los recursos hídricos requiere de un enfoque equilibrado, que implica tanto medidas fuertes (infraestructura) como suaves (institucionales). Los Planes de Seguridad Hídrica son una medida concreta de adaptación. Éstos requieren que los operadores de agua analicen el impacto de los eventos hidrometeorológicos extremos en los sistemas de suministro y el desarrollo de medidas de respuesta inmediata. Por lo tanto, dichos planes son instrumentos efectivos que reducen la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático. La Adaptación de la Gestión del Agua al Cambio Climático en los Asentamientos Urbanos: La adaptación al cambio climático en materia de agua a lo largo de la región necesita tomar en consideración que la mayoría de su población vive y vivirá en ciudades; las proyecciones indican que para el 2050, el 89% de la población de América Latina y el Caribe vivirá en asentamientos urbanos, en los que la densidad de población podría intensificar los impactos del cambio y la variabilidad climática. Algunas de las principales problemáticas relacionadas con el desarrollo de los asentamientos urbanos, como son la gestión del agua, la planeación en el uso de suelo, el desarrollo de viviendas y la planeación ambiental, tienen un impacto directo en la capacidad de adaptación exitosa a los impactos del cambio climático en los recursos hídricos. Existen diversas experiencias de planeación colaborativa, involucrando a las autoridades locales y organizaciones comunitarias, mismas que pueden orientar acciones a futuro en cuanto al desarrollo de consenso para las acciones. La coordinación interinstitucional, la organización social y la previsión en los procesos de planeación son ingredientes clave para desarrollar esquemas de adaptación exitosos en las ciudades. Los habitantes pobres de zonas urbanas desempeñan un papel importante, como el grupo más vulnerable a los impactos del cambio climático.

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La movilización social y la comunicación, asuntos de equidad y alivio a la pobreza: Paradójicamente, los impactos del cambio climático a lo largo y ancho de las Américas ocurren desproporcionalmente en los países y los grupos sociales con menor capacidad para enfrentarse a ellos. Las medidas de gestión del agua necesitan diseñarse con el objetivo de reducir la vulnerabilidad de la población más impactada. La colocación del alivio a la pobreza en el centro de la adaptación al cambio climático implica lo siguiente: (i) Evaluar y planear la disminución de los impactos sociales del cambio climático, (ii) Desarrollar mapas de riesgo y de vulnerabilidad que utilicen un enfoque inclusivo y participativo, (iii) Reubicar los asentamientos establecidos en zonas de alto riesgo, de manera socialmente aceptable, (iv) Vincular los esfuerzos de adaptación con otros ámbitos del desarrollo social, y (v) Generar la voluntad política necesaria para encarar estas prioridades. Queda de manifiesto que un proceso efectivo y sostenido de adaptación al cambio climático en materia de agua no puede considerarse como la única responsabilidad de los gobiernos, sino que requiere del involucramiento organizado de un panorama social amplio de participación, desde el diseño hasta la implementación de políticas relevantes, en las cuales se enfatice la participación de las mujeres y de los grupos marginalizados de la sociedad. De las acciones a las soluciones Queda de manifiesto que, por la naturaleza compleja de la problemática, no existen soluciones universales para la adaptación al cambio climático. Las medidas ya implementadas en alguna región del mundo con cierto éxito, no forzosamente tendrán el mismo impacto en otras condiciones ambientales, sociales y económicas. Sin embargo, en las Américas existen esquemas de cooperación regional y antecedentes comunes que permiten un intercambio de experiencias relevantes para enriquecer el entendimiento mutuo del problema. Dicho intercambio se ha traducido en una serie de recomendaciones y propuestas de políticas públicas, de alcance nacional y/o local, que se podrían tomarse en toda la región de las Américas. Al mismo tiempo que el cambio climático constituye un reto o una amenaza para nuestras naciones, también nos brinda una oportunidad única de fortalecer nuestra unión como países hermanos. En los países de las Américas, existen numerosos ejemplos de cooperación y colaboración para superar retos comunes en distintos aspectos sociales, económicos y ambientales. En el caso del agua, destacan los

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esfuerzos regionales asociados a la prestación de los servicios de agua y saneamiento, así como en lo relacionado con la gestión de los recursos hídricos transfronterizos. El reto de la adaptación al cambio climático constituye un nuevo llamado para la unión de esfuerzos y la conjunción de sinergias que resulte en la elaboración de esta Agenda Regional de Adaptación al Cambio Climático en Materia de Agua en la cual, a partir de las capacidades existentes, queden claramente establecidos los compromisos conjuntos y los roles y responsabilidades individuales de los países y organizaciones multilaterales. En dicha agenda se busca establecer mecanismos de cooperación y apoyo mutuo para la comunidad del agua con el objetivo de alcanzar resultados concretos, en tiempos específicos y realistas, en la lucha contra la amenaza del cambio climático. Este Dialogo Regional de Política constituye una herramienta primordial de comunicación, coordinación y acción para abordar este nuevo desafío que enfrentará la región durante las próximas décadas. El establecimiento de dos metas para las Américas en materia de agua y adaptación al cambio climático ha contribuido a garantizar el progreso como una herramienta para documentar los avances e innovaciones descritas en el documento. Las dos metas son:

1. Para marzo de 2012, desarrollar un inventario de experiencias de adaptación al cambio climático en materia de agua en las Américas, ya sean políticas públicas, leyes, proyectos, programas, y otras iniciativas, con alcance local, nacional o supranacional.

2. Entre marzo de 2009 y marzo de 2010, estimular la inclusión específica de los recursos hídricos en un 10% de los planes de adaptación nuevos o existentes en las Américas, y en un 15% adicional para 2015.

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Esta versión del resumen ejecutivo fue desarrollada para presentar en forma concisa las ideas más recientes sobre el tema, y busca proporcionar la oportunidad de debatir y contribuir en la recopilación de las diversas prácticas exitosas que se están llevando a cabo en la región. Se trata de un trabajo en desarrollo que tiene como objetivo fortalecer los esquemas de cooperación existentes y proveer estímulos para el desarrollo de nuevas soluciones en la región, así como el intercambio con otras partes del mundo. Así mismo, el documento pretende mostrar la capacidad y el gran entendimiento de los encargados de la gestión del agua sobre cómo proveer soluciones a la adaptación al cambio climático. Este Diálogo Regional de Política es un esfuerzo abierto y en curso, en el que todos los comentarios, contribuciones, sugerencias y/u ofertas son bienvenidas. Si está interesado/a en participar en este esfuerzo, por favor no dude en ponerse en contacto e interactuar con nosotros a través de los siguientes medios de comunicación. [email protected] www.aguaycambioclimatico.org www.waterclimatechange.org twitter: @aguacambioclima [email protected] www.aguaycambioclimatico.org www.flickr.com/photos/67021926@N04 facebook: Agua y cambio climático youtube: aguaycambioclimatico

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SOLUTIONS FROM THE REGIONAL POLICY DIALOG (RPD) ON WATER AND CLIMATE CHANGE ADAPTATION IN THE AMERICAS

Executive Summary

Draft for discussion, November 2011

No single resource is more integral to the health, welfare, and prosperity of human communities than water. It is increasingly recognized that water is the primary means through which climate change impacts upon societies and the environment. Rather than being viewed as a sector, water resources are the medium through which climate change directly impacts food security, health, energy generation, development planning and the protection of ecosystems and biodiversity. At the same time water is critical for climate change mitigation, as many efforts to reduce carbon emissions from managing forests to hydropower rely on water availability. Within the framework of the Regional Policy Dialog on Water and Climate Change Adaptation in the Americas, 22 organizations in the Americas have come together to increase the technical understanding of how to best adapt to climate change, establishing a platform to share water-based adaptation experiences and honing this perspective down into a series of messages that reach outside the “water box”. This is the fourth document of the Regional Policy Dialog. After presenting nine public policy recommendations on water and climate change adaptation in the previous version, at the 16th Conference of the Parties (COP 16) to the United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) in Cancun, Mexico, this Solutions Document presents the continuation of this effort. By building upon these nine recommendations and detailing how they are being implemented, this document aims to highlight what steps the Americas region is taking in practice to advance with the implementation of adaptation measures in the water domain. The progress being made in the region is analyzed in this Solutions Document through three crosscutting aspects: (i) Good governance and institutional arrangements, (ii) financing water for all, and (iii) enabling environments with a focus on strengthen

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capacities to increase resilience and reduce vulnerability, the importance of which is described below. Good governance Impacts of climate change are still uncertain, particularly at a level that can directly inform decision makers. It is therefore vital to focus on improved hydro-meteorological monitoring systems, downscaled projections, scenario development and economic assessment methods, such as cost-benefit analysis. These inputs are needed at a downscaled geographical scale to support policy decisions that take long-term development challenges into account and at the same time remains flexible to adapt to climate variability. Many institutions are involved in managing water resources. Actors in the agricultural, finance, health and education sectors play an important role alongside the water authorities at the national, regional and local levels. Water as an essential part of many policy spheres thus also requires that institutions collaborate and follow a common vision. A common vision on water management is mirrored in the climate debate, highlighting also the close relationship between the water and climate change communities. In order to achieve broad based consensus to ensure that policy decisions taken are successfully implemented, citizen’s participation that genuinely takes on board the opinions and concerns of all parts of society is essential. Involving and giving a strong voice to those that are most vulnerable to climate change, including women, indigenous people and marginalized sectors of society, is always a challenge in participatory processes, but is nonetheless essential to ensure that actions taken support the people most affected by the impacts of climate change. The principles of good governance imply that adaptation schemes be consensus oriented, participatory, effective and efficient, accountable, transparent, responsive, equitable and inclusive as well as following the rule of law. More than a long list of laudable goals, these are basic principles that need to be taken seriously if legitimate processes and trusted institutions that can lead to effective adaptation measures can be established. Financing Additional financing to increase adaptation to climate change is urgently needed. Investments in improving water resources management are by definition investment in

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climate change adaptation. But it is not solely a question of more financing, but also making optimal use of existing financial resources, particularly in times of financial austerity. The available financing needs to be better used by water managers. If financing has been a bottleneck in the past for water managers, this will further debilitate societies’ future capacity to adapt to climate change. Instruments are needed that have the best leveraging capacity to reduce society’s vulnerability. One such instrument is micro-finance, which has proven to be effective in reaching the most vulnerable segments of society by providing a tool to fight poverty by building businesses that are highly tailored to make use of the opportunities that present themselves at the local level. As the case of micro-finance shows, instruments that are flexible can provide a push to devise smart, adaptive approaches. Complementarities of measures that have positive impacts for actors in many fields, such as improved water storage to benefit farmers in times of drought as well as to protect the population-at-large against floods, are important to advance for financing. Water-based climate change adaptation measures therefore need to be informed by current development challenges and maintain a long-term view for their sustainability in the future. Enabling environment: Integrated Water Resources Management can provide an enabling environment, in which stakeholders with a variety of interests can come together to plan site-specific adaptation measures. That is the water community’s contribution to the climate change community. Social and institutional resilience to climate change requires mechanisms, which secure equity and efficiency in the use of water and increase the institutional and human capacity to confront adverse situations. Information generation and circulation in order to strengthen knowledge helps to reduce vulnerability. A well-informed society with knowledge and consciousness of the impacts of climate change is an important element to improve water management. Natural and built infrastructure: A variable climate where uncertainties exist regarding its future extremes requires infrastructure that can take changing conditions into account. One of the most effective infrastructures humanity has always counted on is natural infrastructure, which can, for example, function as flood plains, provide space for recreational activities and a sink for pollutants. Built infrastructure, on the other hand, can be most effective if developed in

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stages. The challenge for built infrastructure is to base its conception, design and construction on preserving and enhancing the hydrological cycle and ecosystem services. In the light of climate change, future development strategies need to move away from technologies that depend on stable hydrological conditions. Small-decentralized approaches developed jointly with local communities may not make the headlines, but have made a strong case for both climate change mitigation and adaption. Rainwater harvesting, drip irrigation, small-scale water storage and small hydropower schemes can have multiple benefits for food security, poverty eradication and adaptation to climate change. A transition from large inflexible infrastructure projects to a growing number of small, diverse and flexible adaptation and development measures is taking place. Legal, technical and financial support is needed, as well as perhaps a change in mind-set, to help scale-up effective bottom-up approaches. Ecosystem services: The environmental challenges facing water management are well established: Overexploitation, pollution, loss of ecosystems and biodiversity as well as impacts on public health. A circular mutually reinforcing relationship exists between water management that aims to protect ecosystems and the services ecosystems provide to increase the benefits water provides to society. This calls for a new relationship between Integrated Water Resources Management (IWRM) and the environment, one that recognizes ecosystems as the life-sustaining providers of water, and the services water management depends on: Storage capacity, transport, increase of water quality, coastal protection etc. Hence the environment should not be viewed as an additional objective in the management of water but a guiding principle of adaptive water resources management. The Americas are working to strengthen their social and environmental resilience as important steps to adapt to climate change. The challenge is to achieve more with less through demand side management rather than an increase in the supply of water. Such an approach can include measures to improve agricultural water management, artificial groundwater recharge, water reuse, reforestation in areas of water capture, repair of leaks and reduction of water consumption in households, among many others. It is widely recognized that these measures can only be successful if designed and implemented with social participation and commitment of all relevant authorities.

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Measures that increase the supply of water such as water diversion schemes and large dams often decrease the ecological resilience, and although providing a solution to present challenges, they often compromise solutions to future challenges. Integrating land and water management is an important part of adapting water management to climate change. Payment for environmental services, which provides incentives to conserve ecosystem services, is a widely discussed action, which can generate benefits for marginalized communities. Integrated Water Resources Management provides a tool to confront climate change IWRM is recognized as making a strong contribution and being the central tool to confront the impacts of climate change. Three principal elements of IWRM justify this view: (i) IWRM recognizes the water cycle and its different users in a holistic way and aims to ensure the participation of all stakeholders in order to arrive at an integrated plan in which activities can be carried out in a balanced way. (ii) IWRM supports the building of strong institutions, which are essential to manage water resources equitably and efficiently. (iii) IWRM is an adaptive management form that is inherently flexible to changes in water demand and supply. Effective water resources management needs a balanced approach, necessitating both hard (infrastructure) and soft (institutional measures). Water Security Plans are a concrete adaptation measure. They require water operators to analyze the impact of extreme hydro-meteorological events on the supply system and develop measures for immediate response. These plans are thus effective instruments to reduce the vulnerability to the impacts of climate change. Adapting Water Management to Climate Change in Human Settlements: Water-based adaptation to climate change throughout the region needs to take into consideration that most of its population are and will be living in cities – projections predict that in 2050, 89% of the population of Latin America and the Caribbean will be living in urban settlements – where the population density may well intensify the impacts of climate change and variability. Some of the main issues related to the development of urban settlements, such as water management, as well as land use planning, housing development and environmental planning have a direct impact on the capacity to successfully adapt to the impacts of climate change on water resources. Diverse

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experiences of collaborative planning involving local authorities and community-based organizations exist and can guide the way on how to develop consensus for action. Inter-institutional coordination, social organization and foresight in planning processes are key ingredients for successful adaptation schemes in cities. The urban poor play an important role as the most vulnerable group to the impacts of climate change. Social mobilization and communication, equity issues and poverty alleviation: Paradoxically, the impacts of climate change across the Americas fall disproportionally on those countries and social groups least able to cope with them. Water management measures need to be designed to reduce the vulnerability of the population most impacted. Putting poverty alleviation at the center of water and climate change adaptation means: (i) Assessing and planning to diminish social impacts of climate change, (ii) developing risk and vulnerability maps using an inclusive and participatory approach, (iii) relocating settlements that were established in risk prone areas in a socially acceptable way, (iv) linking efforts on adaptation to other areas of social development, and (v) generating the political will to address these priorities. It is clear that an effective and sustained process of water-based adaptation to climate change cannot be considered the sole responsibility of governments, but requires an organized involvement of a broad social spectrum of participation, from the design to the implementation of relevant policies, in which the emphasis needs to be placed on involving women and marginalized groups of society. From actions to solutions It is self-evident that, due to the complex nature of the issue at hand, there are no one-size-fits-all solutions for adaptation to climate change. Measures implemented in one region of the world with a certain degree of success may or may not have the same impact in different environmental, social and economic conditions. However, in the Americas, there do exist regional cooperation schemes and common backgrounds that allow an exchange of relevant experiences to be fostered in order to enrich the common understanding of the problem. This exchange has been translated into a series of proposals for public policies, of regional, national and/or local scope, which could be mainstreamed throughout the Americas. At the same time as climate change constitutes a challenge or a threat for our nations, it also provides us with a unique opportunity to strengthen our unity as neighboring countries. In the countries in the Americas, there are numerous examples of

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cooperation and collaboration to overcome common challenges in different social, economic and environmental aspects. In the case of water, some clear examples include the regional efforts associated with water and sanitation service provision, as well as the cooperation related with transboundary water resources. The challenge of adaptation to climate change constitutes a new call to unite our efforts, leading to the drafting of this Regional Water-Based Climate Change Adaptation Agenda in which, based on existing capacities, the joint commitments and the individual roles and responsibilities of nations and multilateral organizations should be clearly defined. In this agenda, cooperation and mutual support mechanisms are to be established in the water community to reach concrete results, in specific and realistic timeframes, in the fight against the threat of climate change. This Regional Policy Dialog constitutes a fundamental communication and action tool to tackle this new challenge that the region will be facing during the coming decades. The establishment of two targets for the Americas on water and climate change has helped to ensure progress as a tool to document the advances and innovations described in the document. The two targets are: 1. By March 2012, carry out an inventory of water-related climate change adaptation experiences in the Americas, be they public policies, laws, projects, programs, or other activities, and local, national or supra-national in scope. 2. Between March 2009 and March 2012, stimulate the specific inclusion of water resources in 10% of new or existing national and local adaptation plans, in the Americas, with a further 15% by 2015.

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This draft of the executive summary has been produced to showcase in a concise form the latest thinking on the issues, provide an opportunity to discuss these developments and help to gather the many successful practices already underway in the region. It is a work in progress and aims to strengthen the existing regional cooperation schemes and provide a stimulus to develop new solutions in the region as well as to connect to other parts of the world. The document thus aims to showcase the capability and rich understanding of water managers on how to provide solutions to adapt to climate change. This Regional Policy Dialog is an open and ongoing effort, in which all comments, contributions, suggestions and/or offers of support are welcome. If you are interested in taking part in this effort in some way, please feel free to contact and interact with us through the following communication means. [email protected] www.aguaycambioclimatico.org www.waterclimatechange.org twitter: @aguacambioclima www.flickr.com/photos/67021926@N04 facebook: Agua y cambio climático youtube: aguaycambioclimatico

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EL CAMBIO CLIMÁTICO Y SUS IMPACTOS SOBRE LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO (GIRH) EN LA REGIÓN INTERAMERICANA.

Evidencias científicas, reconocidas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (PICC)1, demuestran que la temperatura promedio del planeta se ha incrementado cerca de un grado centígrado, en los últimos 150 años y particularmente en las últimas cinco décadas, por efecto, fundamentalmente, del aumento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera terrestre. La región interamericana, como otras zonas del planeta, evidencia ya serios impactos derivados del cambio climático, como la disminución de los glaciares andinos, la desertificación de algunas de sus zonas agrícolas, las amenazas a su infraestructura y a las poblaciones más vulnerables de las zonas bajas o más expuestas a los eventos extremos. La comunidad científica estima un incremento de la temperatura media del planeta entre 1,5 ºC y 5 ºC hasta fines de este siglo, dependiendo de las medidas que tome el ser humano para estabilizar las emisiones de GEI. Las consecuencias del calentamiento global se viven ya con el aumento en la frecuencia e intensidad de los huracanes, de fenómenos de “El Niño” - “La Niña” y otros eventos extremos que amenazan la infraestructura pública y las viviendas, especialmente de los sectores más desprotegidos de la región.

La evidencia científica acumulada en la actualidad sugiere que el Cambio Climático implica cambios en los regímenes de precipitación y los patrones de escurrimiento en la región, así como un aumento en la magnitud y la frecuencia de eventos hidrometeorológicos extremos, como las sequías e inundaciones, por lo que resulta imperante abordar oportunamente los retos y oportunidades institucionales, sociopolíticas, de financiamiento y culturales que las sociedades de la región enfrentan para adaptarse a este fenómeno (Dialogo de Política de América Latina y el Caribe. Retos y Oportunidades en Adaptación al Cambio Climático en Materia de Agua: Elementos para una Agenda Regional. Versión Diciembre de 2010). El Cambio Climático podría tener consecuencias importantes sobre el ciclo hidrológico y éste sobre el funcionamiento de la infraestructura hidráulica asociada tanto al almacenamiento, regulación y distribución de caudales, como en el caso de aquella

1 Creado en 1998 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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utilizada en la prestación de los servicios de agua potable y saneamiento, en el uso de riego y en el uso industrial. Por ejemplo, en ciudades de alta densidad poblacional, la presencia de lluvias más frecuentes e intensas puede sobrecargar la capacidad de los sistemas de drenaje de aguas pluviales y las instalaciones de tratamiento de aguas residuales. Asimismo, el aumento del nivel del mar en zonas costeras podría dar lugar a la salinización de las fuentes de agua de los acuíferos costeros. De la misma manera, el aumento de los caudales y los escurrimientos pone en riesgo a miles de poblaciones establecidas en zonas de alto riesgo. Los cambios en el caudal de los ríos también podrían tener un impacto directo en la generación de energía hidroeléctrica, que es una fuente de energía primaria en muchos países de la región. Así, la reducción de agua (o el aumento de las fluctuaciones de los caudales de los ríos) para generación de energía hidroeléctrica podría reducir la estabilidad del suministro eléctrico y su confiabilidad, con los consiguientes efectos sobre la economía. La erosión del suelo debido al aumento de las precipitaciones, la deforestación y cambio del uso de suelo puede afectar la subsistencia de las comunidades rurales que viven de la agricultura temporal, conducir a la sedimentación en los embalses, lo que repercute en el funcionamiento de las instalaciones de usos múltiples y afectando la sostenibilidad de las cuencas hidrográficas. De forma preocupante, la variabilidad extrema y/o reducción de las fuentes podría incrementar, todavía más, la migración rural hacia las zonas peri-urbanas, así como de manera más general, exceder los límites funcionales de la infraestructura y las capacidades institucionales de los sistemas que gestionan el agua en todos los sectores e incluso más allá de las fronteras de nuestros países. Lo anterior, unido a una creciente competencia entre todos los usuarios y entre diferentes naciones por los limitados recursos hídricos podría causar hostilidad y desconfianza entre éstos, aumentando los conflictos por el recurso hídrico. Es importante mencionar que existen ya algunos instrumentos que pueden ser utilizados para responder a estas situaciones, como la Convención de la ONU sobre el Derecho de los Cursos de Agua Internacionales de 1997, la cual promueve la cooperación entre Estados ribereños para responder a desastres ambientales como sequías e inundaciones y adaptar sus estrategias de gestión de recursos hídricos a los efectos del cambio climático. Además, permite a dichos Estados implementar medidas de adaptación transfronteriza por medio de la gestión integrada y sostenible de los cursos de agua internacionales. La medida en que cualquier sistema de gestión y desarrollo de los recursos hídricos se verá afectado por el Cambio Climático dependerá de su grado de

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vulnerabilidad y de su capacidad interna (socio-política, institucional, económica, tecnológica y cultural) para adaptarse a este fenómeno. Los impactos potenciales del Cambio Climático son reales, y se pueden extender mucho más allá de lo que se conoce como la “caja de agua”, es decir el sector del agua y sus instrumentos propios de gestión. Por ejemplo, la vulnerabilidad en algunos lugares de la región aumenta por las tendencias actuales de cambios de uso de la tierra y la deforestación, lo que dificulta la posibilidad de establecer políticas que promuevan actividades productivas sostenibles en las cuencas hidrográficas y que garanticen la disponibilidad de recursos hídricos en cantidad y calidad adecuadas. En la mayoría de los países de la región, el uso del agua ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Es de esperarse que los patrones de uso de los recursos hídricos continúen cambiando, en respuesta al incremento poblacional, la creciente urbanización, cambios en la alimentación y el uso de energía, así como el clima. Esto último incluye no sólo la infraestructura y la tecnología, sino también las instituciones que rigen el uso del agua dentro de los sectores (por ejemplo, las tarifas del agua), entre sectores (por ejemplo, los mercados de agua), e incluso a través de fronteras internacionales (por ejemplo, los acuerdos transfronterizos de cuencas y el reconocimiento del agua virtual) y de forma más general los sistemas de gobernanza, los cuales deberán también evolucionar para dar frente al Cambio Climático. A medida que crezca la demanda de agua en la región de la región, el agotamiento de los recursos hídricos ocasionado por la sobreexplotación y la contaminación de las fuentes irá en aumento, sobre todo si no se toman las medidas necesarias para contrarrestar el uso insostenible de los recursos hídricos. Esta situación podrá verse agravada por el Cambio Climático, ya que se estima éste aumentará la presión existente sobre la utilización de los mismos. La falta de integración de consideraciones relativas a la adaptación al Cambio Climático en el campo de la gestión de los recursos hídricos entorpece los esfuerzos para aumentar la capacidad ‘socio-política’ de adaptación, con lo cual existe un riesgo real de incrementar la vulnerabilidad de las sociedades frente a impactos potencialmente devastadores. Dicha capacidad “socio-política” de adaptación se debe construir no sólo en lo que se refiere a la gobernanza de los sistemas de suministro de agua potable y saneamiento, sino también en los de riego, industriales, acuícolas y de generación de energía hidroeléctrica. De la misma manera, se debe fomentar los esfuerzos coordinados de adaptación al cambio climático en lo que se refiere a la protección y conservación de las áreas naturales, tales como los bosques, humedales y manglares, las cuales juegan un papel elemental en el mantenimiento del ciclo

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hidrológico y la protección frente a los fenómenos hidrometeorológicos extremos. La adaptación al Cambio Climático, de manera general, exige entonces de un fortalecimiento integral de los sistemas de gobernanza del agua y de manera transversal hacia otros sectores de política pública. La Gestión Integral del Recurso Hídrico (GIRH) contempla que las medidas de adaptación son fundamentales para alcanzar el uso sustentable del agua bajo un contexto de Cambio Climático y donde existen múltiples y crecientes demandas por el agua. La GIRH ofrece mecanismos efectivos de gestión que consideran, además de garantizar la cantidad y calidad del agua para consumo humano, su gestión sustentable tanto de aguas superficiales y subterráneas, así como su distribución equitativa a todos los usuarios y usos, vinculando y priorizando las necesidades sociales y ambientales esenciales con las cantidades/calidades requeridas para la producción agrícola, la generación de energía y los usos industriales y doméstico. En ese sentido, debería ser prioritario para los países el desarrollar las capacidades que hagan viable y efectiva la implementación de la GIRH, conforme a las especificidades y capacidades de cada país y de cada una de sus cuencas hidrológicas. Es conveniente considerar que los impactos del Cambio Climático a lo largo de todo el ciclo hidrológico no respetan las fronteras nacionales y geopolíticas; por lo que, ya sea entre estados, departamentos o entre países vecinos, las medidas de adaptación harán mucho más necesaria la existencia y actualización de acuerdos transfronterizos (intra- o supranacionales) que permitan considerar las presiones adicionales y sus posibles efectos en la seguridad hídrica local, nacional, regional y, en última instancia, mundial. Adicionalmente las estrategias y medidas de adaptación en la región interamericana deben considerar las particularidades locales (latitud, altitud, cercanía a las costas, densidad poblacional y otros factores), que varían significativamente a lo largo de la misma. No obstante, la toma de conciencia pública y la ejecución de acciones para enfrentar el cambio climático son dos cosas muy diferentes. Los acuerdos internacionales no son suficientes sin acciones locales concretas que reduzcan la vulnerabilidad de las personas, especialmente los pobres, que son los más seriamente afectados por los impactos. El Protocolo de Kioto y los acuerdos con metas posteriores al año 2012 tendrán poca repercusión a menos que dispongan de recursos y experiencias para impulsar acciones locales, como por ejemplo:

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(i) fondos para encontrar fuentes de agua confiables que permitan a Perú enfrentar

el retroceso de sus glaciares; (ii) apoyo a acciones en las comunidades costeras en Colombia que permitan

protegerlas de las inundaciones devastadoras provocadas por el fenómeno de La Niña;

(iii) y ayuda a los campesinos de la región noreste de Brasil para hacer frente a la sequía.

El cambio climático requiere además de nuevas dimensiones de cooperación entre las naciones y los pueblos y, sobre todo, una nueva base para crear relaciones entre “ricos y pobres” tanto dentro de las naciones como entre ellas. Es el momento para que el financiamiento internacional y nacional de políticas, planes, y programas de mitigación y adaptación al cambio climático se traduzca en resultados concretos evaluables. De lo contrario no se podrá sostener la imprescindible contraparte que es la motivación espontánea de los pueblos en acciones de mitigación y adaptación. La capacidad adaptativa es entonces un componente de la vulnerabilidad, y es entendida como la habilidad de un sistema para ajustarse al cambio climático, incluyendo la variabilidad y los extremos climáticos, para moderar potenciales daños, tomar ventajas de las oportunidades, o para hacer frente a las consecuencias (IPCC, 2007). Yohe y Tol, citados en Adger y Vincent (2004), sugieren las siguientes determinantes de la capacidad adaptativa: 1. opciones tecnológicas disponibles para la adaptación, 2. la disponibilidad de recursos y su distribución, 3. la estructura y capacidad de las instituciones, 4. el capital social y humano, 5. el acceso a mecanismos de riesgo, 6. y la habilidad de los tomadores de decisiones para manejar los riesgos y la información. La capacidad adaptativa establece el espacio y el contexto dentro del cual un proceso de adaptación es posible. Además, reduce la vulnerabilidad y fomenta el desarrollo sostenible.

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La subregión andina por ejemplo, concentra el 55% de su población por debajo de la línea de pobreza y el 22% no puede satisfacer sus requerimientos básicos. Por su parte, la región centroamericana tiene también altos niveles de pobreza y una cantidad importante de la población vive en zonas de riesgo, considerando que es un área expuesta al paso de huracanes y tormentas. Mientras tanto, el IPCC divulgó que el istmo centroamericano se verá afectado por sequías en el litoral del Pacífico e inundaciones en las costas del Atlántico. Así mismo, un informe del Programa Mundial de Alimentos señala que en “América Central y el Caribe habrá de 75 a 100 millones de hectáreas de tierra con escasez de agua, debido al cambio climático”. En la región centroamericana, se prevé que los cambios en los patrones de la precipitación pluvial y en la subida del nivel del mar afecten tanto la salud de la población, la distribución de los asentamientos humanos, la industria y la energía. Al norte de América Latina, en México, los escenarios del cambio climático también son alarmantes frente a su vulnerabilidad social, económica y política. “Un alto porcentaje de la población vive en zonas de riesgo, en viviendas precarias, en áreas con escasez de agua, en zonas con graves problemas de contaminación o depende de tierras de temporal; esta gente no cuenta con seguros, carece de suficiente alimento, de asistencia en salud y servicios. Todo esto la hace sumamente vulnerable a los efectos del cambio climático”. La superficie de uno de sus principales productos agrícolas, el maíz, experimentará una reducción mayor al 50%, sin considerar el crecimiento poblacional. La pobreza y la dependencia de los recursos naturales se unen a la falta de acceso a la información, a la inexistencia de servicios públicos (alcantarillado, servicios sanitarios en general) y a la exclusión de los espacios de toma de decisiones que afectan la capacidad de voz y poder político de los sectores sociales menos favorecidos. Su vulnerabilidad se deriva entonces de la considerable dependencia de los recursos naturales y su limitada capacidad para enfrentar la variabilidad climática y los fenómenos climáticos extremos.

EXPERIENCIAS EN LA IMPLEMENTACIÓN, EN DIVERSAS ESCALAS, DE MEDIDAS DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS RECURSOS HÍDRICOS

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Es a escala nacional donde mayormente se manejan y priorizan los programas a financiar a través de diversos mecanismos y las nuevas herramientas que van apareciendo para este fin. De acuerdo a Levine y Encinas (2008), en estas negociaciones los organismos internacionales cuentan con que los países representados por sus gobiernos honren sus compromisos declarados con la democracia. Tanto en la participación de las organizaciones de base así como en los acuerdos sobre metas y programas de asistencia técnica internacional y en su aplicación en terreno y evaluación. A continuación se detallan algunas oportunidades tanto para el sector público como para el privado. Con respecto al sector público, la multiplicación de Tratados de Libre Comercio entre países de altos ingresos y de ingresos medios y bajos ha dado preferencia a los países en desarrollo con democracias más avanzadas. Los acuerdos explicitan el compromiso de los países por el desarrollo sustentable a través del cumplimiento de sus propias normas en el entendido de que son aceptadas y difundidas en el conjunto de la sociedad y en particular entre los más pobres. La experiencia mundial ha reconocido que mientras más avanzado están los países y sus comunidades en el compromiso con el desarrollo sustentable, en mejor posición se encuentran para abordar el cambio climático y que más grande es la motivación por participar. Respecto al sector privado nos referimos a las exigencias internacionales a través de los mercados a países exportadores en desarrollo que se han traducido en la adopción de estos últimos de (i) tecnologías de producción limpia y gestión de manejo sustentable de recursos naturales, así como de (ii) nuevas forma de relación de las empresas con las comunidades locales, genéricamente identificadas como responsabilidad social de la empresa (RSE). Cada vez toman más importancia estas iniciativas, comenzando por las empresas exportadoras y mayoritariamente orientadas a recursos naturales, que son las principales vías de transferencias tecnológica y de gestión y a la vez las primeras en readecuar sus relaciones con las comunidades locales, en línea con la responsabilidad social empresarial. La demanda de la sociedad civil por calidad de vida y los cambios en la producción orientados al desarrollo sustentable que ésta ha impulsado, han contribuido a un acercamiento entre las comunidades locales y las empresas, y por esa vía se ha abierto una oportunidad real para enfrentar el cambio climático. El Estado es insustituible en lograr este consenso, como han demostrado las investigaciones respecto a la redefinición del rol del Estado en economías de mercado insertas en institucionalidades democráticas. La coordinación entre nivel local, nacional, internacional y entre el sector público y privado es decisiva. Especialmente, si tomamos en cuenta que muchas veces los recursos entregados por organismos internacionales para actuar de forma local, terminan diluyéndose en la burocracia.

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El cambio climático presenta nuevos riesgos y mayores desafíos para lo que entendemos como desarrollo sustentable, tales como períodos de sequías más largos, mayor frecuencia e intensidad de las olas de calor, la aceleración del retroceso de los glaciares, un clima cada vez más riguroso y el aumento en intensidad y frecuencia de los fenómenos de El Niño y La Niña y sus efectos. Impactos que requerirán respuestas de adaptación tales como inversiones en protección para tormentas y en infraestructura para el suministro de agua, así como en servicios de salud comunitarios. Las medidas de adaptación esenciales para reducir dicha vulnerabilidad raras veces se toman únicamente como respuesta al cambio climático, por lo que pueden ser integradas a medidas típicas de un desarrollo sustentable, como, por ejemplo, a la gestión de los recursos hídricos, las defensas costeras y a las estrategias de reducción de riesgos. La región interamericana necesita coordinar un esfuerzo mucho más proactivo para implementar medidas de adaptación en las comunidades más vulnerables. Cada comunidad y región debe definir los tipos de acción más importantes para adaptarse a un clima que cambia.

MEDIDAS PRÁCTICAS DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO A NIVEL NACIONAL Y LOCAL El proceso de adaptación puede ser implementado en cualquier país o comunidad y consta de tres pasos:

1. Identificación y evaluación de los impactos y vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos.

2. Desarrollo de capacidades. 3. Medidas de adaptación.

En un nivel nacional, debe existir una política intersectorial que conecte los aportes de las negociaciones internacionales con los programas de adaptación definidos en el ámbito nacional y local. Asimismo, se debe trabajar para asegurar que el cambio climático sea incluido en las políticas nacionales sectoriales, tales como agua, minería y energía, y además, traducir estas políticas a proyectos y acciones en el nivel local.

IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE LOS IMPACTOS Y DE LA VULNERABILIDAD DE LOS SISTEMAS NATURALES Y HUMANOS

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En las Américas se observa el impacto del cambio climático en la creciente intensidad y frecuencia de los huracanes en el Caribe, en los cambios de los patrones pluviales, en la sequía extrema en el sur de los Estados Unidos de América y el norte de México, en el aumento de los niveles de agua en los ríos de Argentina y Brasil y en el retroceso de los glaciares en el extremo sur de la Patagonia y en la cordillera de los Andes, entre otros. Pero no solo se deben considerar los impactos, sino también la vulnerabilidad, es decir, el grado en que un sistema es susceptible a, o capaz de, responder a los efectos adversos del cambio climático. ¿Por qué? Porque los países en desarrollo son varias veces más vulnerables por poseer limitados mecanismos de respuesta y prevención. Por ejemplo, en materia económica, ante algún evento climático adverso, la economía de un país en desarrollo se resiente más que la de un país desarrollado. Debido a esta vulnerabilidad, es necesaria una preparación para los eventos extremos (riesgos de desastres) que se puedan producir. Los impactos dependen de la fortaleza de la infraestructura, la economía, la sociedad y el medio ambiente y es importante definir los riesgos en cada una de estas categorías, identificando fortalezas y debilidades. Es necesario tener claro también las diferencias entre la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático. Si bien estos dos conceptos están muy relacionados y se pueden desarrollar programas para ambos paralelamente o que sean complementarios, sin embargo es necesario destacar que no son lo mismo.

DESARROLLO DE CAPACIDADES Para reducir los impactos del cambio climático y asegurar el éxito de las estrategias de adaptación, es necesario fortalecer capacidades en las personas y los gobiernos que deben desarrollar estas iniciativas. Ejemplos de esto son:

1. Empoderamiento y mayor participación en la toma de decisiones de grupos sociales locales (en todas las etapas del programa o proyecto: diseño, implementación, monitoreo y evaluación).

2. Comprender, prever y monitorear los impactos del cambio y la variabilidad climática.

3. Evaluar activos locales y residencia. 4. Desarrollo y uso de tecnología apropiada. 5. Sistematización y transferencia del conocimiento local. 6. Fortalecimiento de las instituciones encargadas de desarrollar las políticas para

enfrentar el cambio climático y ejecutar proyectos en esa línea.

No es novedad que las comunidades a nivel local, regional y nacional deben estar incluidas en la planificación, implementación, monitoreo y evaluación de los cambios en

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el clima. Pero el desarrollo de capacidad humana debe llegar a niveles que permita al menos evaluar los impactos de la vulnerabilidad al cambio climático además de planificar y ejecutar acciones sobre éste. Hay muchos factores que determinan la capacidad humana de un país o una comunidad local: la economía, la equidad, el desarrollo tecnológico, la capacidad técnica, los recursos humanos, la infraestructura y el desarrollo institucional. También es necesario comprender la vulnerabilidad de los distintos sectores involucrados, de modo de poder actuar efectivamente en lo local. Por ende, es importante que exista una coordinación interinstitucional, esto debido a que al haber una diversidad de instituciones con competencias en la materia, tales como ministerios, secretarías y corporaciones, suelen surgir duplicaciones o traslapes de políticas e incentivos contrarios a los objetivos, tan común en la región. Para evitarlo, es necesario formular y financiar una “política interinstitucional” de adaptación al cambio climático y en este proceso es recomendable seguir los pasos que en el sentido indicado están dando la mayoría de los países con políticas de desarrollo sustentable.

MEDIDAS DE ADAPTACIÓN Existen muchos ejemplos de medidas de adaptación en la región, por lo que solo se mencionarán en este documento de insumo, algunas de las más relevantes (o mejor documentadas):

1. promover buenas prácticas en el manejo de recursos naturales dirigidas a reducir la vulnerabilidad;

2. Adecuar, reubicar o mejorar el diseño de la infraestructura vulnerable;

3. Desarrollar redes de información temprana para prevenir pérdidas durante eventos extremos;

4. Mejorar las redes sociales de modo de fomentar la participación social;

5. En casos extremos trasladar personas y poblaciones de zonas de alto riesgo a zona más seguras.

El DRP está trabajando en un inventario de acciones de adaptación en materia de agua en la región, que estará en línea a la brevedad, como plataforma para compartir e intercambiar experiencias en cuanto a la adaptación al cambio climático en las Américas.

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ALGUNOS AVANCES EN MATERIA DE ADAPTACIÓN EN LA REGIÓN

1. EXPERIENCIAS CON ENFOQUES COMUNITARIOS

Es importante señalar que existe un creciente número de casos en la región donde la organización comunitaria, la creatividad y la solidaridad han logrado mitigar los efectos adversos, en una suerte de adaptación espontánea al cambio climático (Figura 1). El PICC (2001) define al proceso de adaptación al cambio climático como “los ajustes en sistemas humanos o naturales como respuesta a estímulos climáticos proyectados o reales, o sus efectos, que pueden moderar el daño o aprovechar sus aspectos beneficiosos”. La adaptación depende entonces de la capacidad adaptativa. Las estrategias utilizadas usualmente combinan varias medidas que se pueden sistematizar en: almacenaje, optimización en el uso y protección contra riesgos climáticos. En el detalle de cada medida que se presenta a continuación, se agrega una referencia sobre cuál de los casos del actual ciclo de aprendizaje la está utilizando, aunque, es frecuente que las comunidades utilicen una combinación de medidas:

Figura 1: Algunos ejemplos de medidas de adaptación comunitaria al Cambio Climático y la gestión de

los recursos hídricos.

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Medidas de Almacenaje. Entendido como la capacidad de amortiguar y atenuar las fluctuaciones en la disponibilidad de agua. Ejemplos de esta estrategia son: la construcción de reservorios ya sean artificiales o aprovechando los acuíferos naturales.

1. Reducción de la velocidad del agua en una cuenca, a través de: a. Manejo Integral de Cuencas (Cuenca de Chiapas, México; y Zonas áridas

del norte de Chile). b. Prácticas en conservación de suelo, fertilidad y manejo de humedad. c. Terrazas, muros de piedra. d. Cubierta vegetal (reforestación). e. Recarga de acuíferos (manejado). f. Manejo de humedales y lagunas. g. Reservorios, embalses (obra física) y su operación. h. Sistemas de cosecha de agua lluvia.

Medidas de Optimización en el la distribución y uso del recurso hídrico. Procurando asegurar el abastecimiento de todos los usuarios en cantidad y calidad mientras se evita la pérdida/desperdicio del recurso.

1. Equidad en el acceso. a. Gestión de la demanda (Quelcaya, provincia de Carabaya, Puno, Perú; y

Cayambe en Ecuador y Beni y Cordillera en Bolivia). b. Reducir las pérdidas en sistemas de uso (fugas, métodos de riego,

mantenimiento).

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c. Cambiar zonas, calendario, patrones y variedades de cultivo hacia menor demanda hídrica y/o mayor resistencia a sequía.

2. Re-uso de agua tratada en la agricultura. 3. Uso de pronósticos del tiempo y clima. 4. Medir y valorar (económicamente) el uso del agua. 5. Importar productos que contienen grandes cantidades de agua virtual. 6. Tratamiento del agua contaminada y evitar contaminación.

a. Diversificación hídrica (Valle del Chota, provincia de Imbabura, norte del Ecuador).

b. Ajuste de la operación de sistemas de uso. Medidas de Protección ante riesgos climáticos. Se trata de diferentes medidas para mantener la infraestructura y/o el ecosistema que se ven afectados por fenómenos hidrológicos: diseño de sistemas de alerta temprana, construcciones, planificación del uso de la tierra previniendo la amenaza de eventos extremos.

1. Considerar el equilibrio del ecosistema. 2. Planificación del territorio: controlar el agua (que resulta cara); “aprender” a vivir

con la presencia de eventos extremos. 3. Mapas de amenazas, vulnerabilidad y riesgo. 4. Vivienda en lo alto. 5. Drenaje. 6. Ajustar criterios de diseño de bocatomas, capacidad de sistemas. 7. Protección de riberas (física, vegetal). 8. Diques y obras de protección. 9. Monitoreo y sistemas de alerta temprana.

2. EXPERIENCIAS CON ENFOQUE DE GOBIERNO

América Latina presenta avances significativos en adaptación en tiempos recientes. A continuación se presentan brevemente algunas experiencias de países de la región.

1. SUDAMÉRICA

1. Perú: Desde el 2003 cuenta con una Estrategia Nacional de Cambio Climático, en la que el énfasis está puesto en la descentralización, por lo que cada uno de los gobiernos regionales está desarrollando sus propias estrategias. De este modo, depende de las prioridades de la región si el foco es puesto en mitigación

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y desarrollo de proyectos bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio o en adaptación. Actualmente solo la región de Junín (Andes centrales del Perú) ha desarrollado una estrategia completa, la cual ha sido aprobada por un comité multisectorial y hace especial énfasis en la hidroelectricidad y seguridad alimentaria. Otras regiones en la que se está trabajando activamente son Piura, en donde se está desarrollando un programa de prevención de desastres y manejo de agua, y Cusco y Apurímac, en donde se está elaborando un plan para establecer las prioridades para desarrollar una estrategia de cambio climático. Estos esfuerzos se suman al proyecto de la Segunda Comunicación Nacional sobre Cambio Climático y el Proyecto Regional Andino de Adaptación, financiado por el Banco Mundial y ejecutado también en Ecuador y Bolivia.

2. Ecuador: El país ha elaborado la Segunda Comunicación Nacional sobre Cambio Climático (2009). También se está ejecutando en el país uno de los seis proyectos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por su nombre en inglés) más grandes sobre cambio climático y adaptación. Este programa tiene un carácter de piloto y se implementará en cuatro provincias, partiendo del diagnóstico y luego impulsando la implementación de medidas de adaptación.

3. Bolivia: Bolivia cuenta con un Programa Nacional de Cambio Climático (PNCC),

inserto dentro del Ministerio de Planificación del Desarrollo, que está a cargo de iniciativas como la elaboración de la Segunda Comunicación Nacional. Este programa está realizando además estudios sobre seguridad alimentaria e impactos sobre la salud del cambio climático. El PNCC inició en el año 2004 un estudio sobre cambio climático, que se encuentra en su segunda fase y que tiene como objetivo principal estudiar la vulnerabilidad al cambio climático y la capacidad adaptativa de las comunidades locales, utilizando para este fin un enfoque participativo. La segunda fase de este proyecto se ha trabajado a nivel de municipio en las zonas semiáridas de montaña.

4. Colombia: Para el caso colombiano, la primera Comunicación Nacional (PCN) ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, CMNUCC, muestra resultados de investigaciones y predicciones de modelos climáticos, que evidenciaron el estado de vulnerabilidad del país frente a los impactos esperados del cambio climático. Si bien el país contribuye mínimamente al cambio climático global (0,2% de las emisiones globales) es altamente vulnerable a los efectos de este fenómeno en las esferas social, económica y ambiental.

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La PCN muestra por ejemplo que en las zonas costeras, 4% de la población sería altamente vulnerable, así como el 75% de las áreas ocupadas por el sector manufacturero y el 49% de los cultivos. La isla de San Andrés desaparecería en un 17% de su territorio, 8% del país sufriría efectos por desertificación mientras que el 95% de los nevados y el 75% de los páramos desaparecerían (PCN, 2001). Para los ecosistemas de alta montaña y páramos, considerados de alta importancia tanto por sus endemismos en flora y fauna como por su capacidad en los procesos de regulación hídrica y almacenamiento de carbono en los suelos; se espera que sean afectados especialmente por el aumento de la temperatura. Algunos estudios adelantados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) registran un aumento neto de 0,2 a 0,3 °C por década durante el período 1961-1990 y una disminución de la precipitación mensual de 2 a 3 mm por década para algunas áreas alto andinas (IDEAM 2001). En este sentido, una variación de este tipo generará cambios significativos en la estructura y por ende funcionalidad ecológica de cerca del 70% de estos ecosistemas, incidiendo directamente sobre la producción y regulación hídrica de la cual dependen las actividades productivas y el abastecimiento para el consumo de un alto porcentaje de la población Colombiana consecuencia del cambio climático o de las interacciones entre éste y la variabilidad climática, el país estructuró y desarrolló el proyecto Piloto Nacional de Adaptación al Cambio Climático- INAP, el cual fue desarrollado en el marco del Acuerdo de Donación TF 056350 firmado entre la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional (Acción Social), Conservación Internacional Colombia (CI) y el Banco Mundial el 15 de Junio de 2006, recursos provenientes del Fondo Mundial para el medio Ambiente- GEF, la República de Colombia y otros donantes. Se estableció como objetivo del proyecto apoyar a Colombia en la definición e implementación de medidas piloto de adaptación y opciones de política para prever anticipadamente los impactos del cambio climático en ecosistemas de alta montaña, áreas insulares del Caribe Colombiano y salud humana, ésta última relacionada especialmente con el tema de posibles epidemias de dengue y malaria. La identificación e implementación de las medidas de adaptación contempladas en el proyecto INAP respondieron a la necesidad de abordar, y en la medida de lo posible, enfrentar los efectos del cambio climático en los ecosistemas y sectores anteriormente mencionados, para posteriormente replicar las experiencias exitosas a otras áreas del país, y apoyar al gobierno nacional en la formulación de políticas de adaptación al cambio climático. En este sentido, se definieron cuatro componentes técnicos y un componente administrativo; el

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primero de ellos o componente A que contempla la producción de Información sobre Cambio Climático y variabilidad climática; el segundo - componente B el Diseño e Implementación de un Programa de Adaptación en el Macizo de Chingaza; el tercero - componente C el Diseño e Implementación de un Programa de Adaptación en las Áreas Insulares del Caribe Colombiano y el cuarto – componente D Respuestas a las enfermedades tropicales transmitidas por vectores (dengue y malaria) inducidas por el cambio climático. El quinto componente como ya se mencionó incluyó el manejo administrativo y financiero de todas las actividades del proyecto. Cada uno de los componentes fue liderado por las instituciones que a nivel nacional tienen la idoneidad y responsabilidad en el manejo de los diferentes temas incluidos en el proceso; es así como los componentes A y B estuvieron a cargo del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM); el componente C estuvo a cargo del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras “José Benito Vives de Andreis” (INVEMAR) y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (CORALINA); el componente D fue asumido por el Instituto Nacional de Salud. Para la implementación de las medidas correspondientes al Componente B (Alta montaña), se seleccionó el Macizo de Chingaza y el Parque Nacional Natural Nevados (PNN Nevados); el componente C- Marino Costero en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y el Área Marina Protegida Corales del Rosario, San Bernardo e Isla Fuerte (AMP-CRSBeIF) y en el Componente D- Salud Humana, el tema de malaria se trabajó en los municipios de Puerto Libertador y Montelíbano en el Departamento de Córdoba, Buenaventura en el Valle del Cauca y San José del Guaviare en el Guaviare; para dengue en los municipios de Bucaramanga, Armenia, Floridablanca y Barranquilla. En el ámbito nacional es de destacar que como uno de los resultados de la incidencia del proyecto en otros sectores se logró la inserción de los conceptos de adaptación al cambio climático en políticas y programas del orden nacional, regional y local, resaltando el Plan Nacional de Desarrollo 2010–2014, el Plan de Acción Ambiental, 2010-2014, la Política Hídrica Nacional (2010), la Política Nacional de Cambio Climático (en elaboración) la actualización de Política de Biodiversidad, la Política de Pobreza y el Plan Nacional de Salud Pública. Igualmente se fortalecieron los espacios de coordinación con otros entes nacionales tal como el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural; el Departamento Nacional de Planeación; el Ministerio de la Protección Social, el

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Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, el Ministerio de Minas y Energía entre otros. El INAP contribuyó al fortalecimiento de la gestión, de las instituciones participantes, en materia de cambio climático, el mejoramiento de la capacidad tecnológica, técnica y profesional de las mismas, fortaleció al país en la generación de información básica y especializada para la planificación sectorial y regional teniendo en cuenta la incidencia del cambio climático y dejó abiertas las puertas para avanzar en estrategias y planes de adaptación con una visión integral de manejo que incluye desde las condiciones biofísicas y ecosistémicas propias de las áreas, hasta los aspectos socioculturales de las poblaciones que las habitan; este último aspecto debe ser considerado prioritario y una condición necesaria para que cualquier proceso de adaptación pueda funcionar. Puntualmente el Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial, el IDEAM y las diferentes Corporaciones Autónomas, dieron inicio al proceso de conformación de los Nodos regionales de Cambio Climático con el objetivo de, elaborar la política nacional de cambio climático, unir esfuerzos para trabajar articuladamente en el desarrollo de acciones que lleven a disminuir los efectos del mismo y avanzar en la implementación de procesos de adaptación. En este sentido el IDEAM, presta el apoyo técnico necesario basado tanto en la experiencia del proyecto INAP como en su rol nacional frente al tema. En los ámbitos regionales y locales, el proyectó influyó en políticas y planes regionales de salud, planes de ordenamiento territorial, planes locales para la prevención de riesgos, entre otros. Es así como, por ejemplo, los municipios de las áreas piloto del componente B (La Calera y Choachí) involucraron en sus procesos de planificación territorial aspectos relacionados con la adaptación al cambio climático; y en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, donde el proyecto generó información relevante para ser incluida en los temas de política departamental de desarrollo y política poblacional. Se destaca también la participación del componente de Salud en la mesa de cambio climático de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en donde los resultados obtenidos en marco del INAP han sido presentados: En este mismo aspecto y con base en las acciones implementadas por el INAP, se dio la participación del componente D en la elaboración de la propuesta “Adaptación Para Los Cambios Climáticos: Sector Salud de La América Latina” la cual contó con fondos del BID.

Los países de Sudamérica cuentan actualmente con importantes experiencias prácticas en temas de adaptación y mitigación al cambio climático. Esto les ha

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permitido desarrollar sus capacidades para identificar la vulnerabilidad humana y natural, fortalecer sus capacidades adaptativas e implementar medidas concretas de adaptación. Esta experiencia práctica podría convertir a América Latina en una región líder en la lucha contra el cambio climático, capaz de crear programas para conectar actores locales, regionales y globales y articular las necesidades de cada país con los de la comunidad latinoamericana.

2. CENTROAMÉRICA

La región centroamericana enfrenta un formidable reto en materia de adaptación a los efectos negativos del cambio climático, particularmente en cuanto a recursos hídricos. En particular, la iniciativa conjunta del Comité Regional Recursos Hidráulicos (CRRH), la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN-ORMA) y la Alianza Mundial por el Agua (GWP), busca definir un marco regional para el desarrollo de una estrategia de adaptación al cambio climático para el sector de recursos hídricos en Centroamérica.

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BOX UNO: MEDIDAS DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO RELACIONADAS A LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS, MÁS COMUNES EN LOS PAÍSES CENTROAMERICANOS: 1. Construir nuevos embalses que permitan regular los caudales y/o aumentar la capacidad de los existentes. 2. Promover sistemas de uso múltiple y reutilización del recurso agua. 3 Mejorar los sistemas de información y educación a la población para promover el uso Eficiente y/o ahorro de energía y agua, uso racional de los recursos naturales en general. 4. Realizar estudios y aplicar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. 5. Impulsar Planes Nacionales para el desarrollo rural sostenible utilizando las Cuencas Hidrográficas como unidad de gestión. 6. Aumentar la cubierta vegetal en las cuencas hidrográficas mediante el desarrollo de políticas y programas de reforestación. 7. Proteger las áreas naturales (masas oceánicas, cuerpos de agua, bosques y otros). 8. Elaboración e implementación de Programas de Educación ambiental (sobre los impactos). 9. Adecuación del marco legal vigente en materia de Recursos Hídricos. 10. Coordinación interinstitucional para el desarrollo de acciones en relación al manejo de los recursos naturales. 11. Establecer grupos regionales para el desarrollo de programas de cooperación y asistencia Técnica. 12. Planificación de recursos hídricos para la explotación agrícola, uso energético y otros. 13. Creación y vigilancia de áreas de reserva hidrológica.

Sector Hidroelectricidad: 1. Reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero en la generación eléctrica. 2. Promover el uso de fuentes alternas renovables de energía (solar, eólica, biomasa, etc), y el mejor aprovechamiento de las fuentes existentes (ciclo combinado, cogeneración, etc.). 3. Mejorar los niveles de vida en las áreas rurales, activar polos de desarrollo en el interior del país. Sector de Abastecimiento de Agua: 1. Modernización y optimización de los sistemas de producción y distribución. 2. Fomentar la investigación de nuevas tecnologías aplicables al mejoramiento de la calidad del agua y al ahorro de agua de uso doméstico e industrial. 3. Identificación de disponibilidad de aguas subterráneas.

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Dicho marco toma en cuenta las inquietudes al respecto que tengan las entidades gubernamentales, las ONG’s, los científicos, los planificadores y los sectores productivos de la región, respecto de los efectos del cambio climático. Un Marco Global de Políticas de Adaptación (Adaptation Policy Framework) que fue desarrollado recientemente por el PNUD-GEF - con la participación de varios puntos focales de Cambio Climático de Centroamérica -, ofrece un modelo interesante para orientar la elaboración de las segundas y terceras comunicaciones nacionales de los países signatarios del CMNUCC. Este marco global de política, establece una serie de cuatro principios, que se detallan a continuación:

· Las políticas de adaptación y medidas son evaluadas en un contexto de desarrollo. Este constituye un elemento clave, y a menudo el más difícil de llevar a la práctica, a que implica integrar políticas de adaptación en las estrategias nacionales de desarrollo. · Adaptación a la variabilidad climática a corto plazo y eventos extremos es incluida en forma implícita como un paso hacia la reducción de vulnerabilidad a más largo plazo al cambio climático. La experiencia climática actual de una sociedad, incluyendo impactos y adaptación provee puntos de partida esenciales para el desarrollo de una política futura de adaptación. Comparado a esfuerzos anteriores, este marco de adaptación enfatiza relacionar la vulnerabilidad actual ante embates del clima al desarrollo de opciones futuras de políticas de adaptación ante cambio climático. En particular, se analizan las políticas actuales de desarrollo e inversiones futuras propuestas, haciendo hincapié en prácticas adaptativas. · Las prácticas de adaptación se dan en diferentes niveles de la sociedad, incluyendo a nivel local. La mayoría de las medidas de adaptación serán conducidas por individuos y comunidades. El rol del gobierno es brindar un ambiente habilitante para que estas nuevas prácticas se hagan realidad. El marco de políticas de adaptación combina políticas nacionales con iniciativas proactivas de gestión de riesgo a nivel local, en que la vulnerabilidad ante amenazas climáticas son analizadas a nivel local y comunitario. · La estrategia de adaptación y el proceso mediante el cual se lleva a cabo son igualmente importantes. En el Marco de Políticas de Adaptación, los interesados y actores claves serán requeridos de revisar, evaluar y monitorear la adaptación. Estos actores son los que conducen el proceso de elaboración de toda estrategia de adaptación, de ahí la importancia de diálogos locales, nacionales y regionales. Esto permite construir las capacidades adaptativas, que permite lidiar mejor con las vicisitudes futuras del clima.

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Inspirado en estos principios, se propone un proceso de elaboración de un marco estratégico de adaptación ante cambio climático, para el sector de los recursos hídricos en Centroamérica. Esto implica como lo plantea el primer principio diseñar un proceso coherente y consistente con las realidades de cada país y que pueda inscribirse en las estrategias nacionales y regionales de desarrollo. También supone incorporar desde un inicio la dimensión de las medidas de adaptación a impactos actuales de la variabilidad y los extremos climáticos. Hoy en día, que los países centroamericanos, apenas comienzan a dar sus primeros pasos en la exploración de medidas de adaptación al CC, pueden identificarse una serie de necesidades comunes a cada una de las sociedades de la región. Ya se conoce la fragilidad de los países del istmo frente a eventos hidrometeorológicos de magnitud variable. Los eventos ENOS, han sido laboratorios abiertos para los climatólogos, agrónomos y planificadores en diversos sectores. A partir de las Primeras Comunicaciones Nacionales, existe evidencia que los países centroamericanos han estimado su vulnerabilidad particular frente al clima cambiante y las áreas urgentes en adaptación: La Adaptación al Cambio Climático a largo plazo, es un proceso continuo que involucra ecosistemas y sistemas socioeconómicos en su totalidad. La inmensa mayoría de las formas de adaptación se darán a nivel local y en forma espontánea, dependiendo de las necesidades individuales y capacidades de un determinado sector de la economía.

1. Los frágiles arrecifes beliceños, la pesca y el desarrollo turístico sobre las costas y numerosos islotes de ese país, requieren adaptarse a los cambios en el clima y en la disponibilidad de agua.

2. Igualmente las cuencas que drenan el agua que capturan los bosques nubosos guatemaltecos –muchas de ellas, cuencas internacionales-, las zonas bajas expuestas a inundaciones, así como su amplia zona de sequía.

3. La gestión de la información hidrológica en Honduras necesita agilizarse para fortalecer a los agricultores de su vertiente pacífica y urge además, ordenar el uso de la tierra sobre sus costas.

4. El Salvador necesita fortalecer a los productores de granos básicos frente al

conocido péndulo “inundaciones-sequías-inundaciones” y conservar sus reservas de agua, especialmente ante la creciente demanda urbana.

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5. Nicaragua requiere desarrollar las herramientas técnicas y políticas, para cuidar sus lagos y sus acuíferos y administrar con criterios ambientales de largo plazo su importante reserva de agua sobre el Atlántico.

6. En Costa Rica la adaptación al CC depende del manejo eficiente de las cuencas estratégicas y de la protección de las zonas de recarga de acuíferos.

7. Panamá deberá ser capaz de regular la demanda de agua de los diversos sectores, para evitar el surgimiento de conflictos entre los usuarios y así, mantener la competitividad de su “Canal”.

Todos los países centroamericanos necesitan desarrollar políticas efectivas de conservación de ecosistemas clave, especialmente bosques generadores de agua, mantos acuíferos, humedales, manglares y arrecifes. Se conoce que la mayoría de los países centroamericanos, enfrentan desde los años noventa, la urgencia de reformar la legislación vigente sobre el agua. Los países de la región que cuentan con legislación del agua son: Honduras (1927), Costa Rica (1942) y Panamá (1966). Las dos primeras se refieren primordialmente al riego, mientras la de Panamá incluye los temas del ciclo hidrológico, la regulación de los usos y provechos y la creación de la Autoridad Nacional del Agua, que desapareció. El Salvador cuenta con la Ley de Régimen de Riego y Avenamiento (1970); Nicaragua y Guatemala cuentan con una legislación dispersa relativa al tema del agua. Belice no cuenta con un instrumento legal especial para el agua (Plan de Acción para el Manejo Integrado del Agua en el Istmo Centroamericano, 2000:17). En síntesis, las diversas legislaciones parten de principios que no responden a una visión de manejo integrado del recurso; además, carecen de una clara definición y distribución de funciones y atribuciones entre las autoridades públicas involucradas; resultan difusas en cuanto a los derechos y obligaciones de los usuarios; se enfocan principalmente sobre el uso y la extracción del recurso sin reconocer claramente su valor estratégico ni incorporar conceptos claros de sostenibilidad. Lo anterior ha conducido a países como El Salvador a proponer su Ley del Agua en la cual, se establecería una especie de “Autoridad del Agua”. Para El Salvador, como para la mayoría de los países de la región, contar con un ente central encargado de la protección y gerencia del agua, sería de gran importancia. Este ente, funcionaría como una especie de concesionario, encargado de coordinar las demandas de todos los usuarios y además, de manejar los conflictos que se produjeran entre ellos. Contar con un ente gestor central del agua sería un avance como medida de adaptación de los

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recursos hídricos al CC, dado que permitiría eliminar la dispersión institucional respecto del recurso hídrico, y coordinar la toma de decisiones y de acciones referentes a la conservación, uso sustentable y conservación del mismo. Existe preocupación y conciencia en la región, que la definición de las “agendas de investigación científica” de las entidades Estatales, debe de hacerse conjuntamente con los usuarios del agua. Por ejemplo, en El Salvador, “La agenda de investigación del SNET se define junto con los actores externos, que son quienes sufren los efectos de la variabilidad climática o del CC” (Ing. Oscar Hernández, SNET, com.pers.). Los países de la región coinciden sobre la necesidad en cuanto a la producción de información básica, de impulsar: · La reconstrucción de las redes climáticas e hidrológicas, para lograr su buena distribución y funcionamiento; · El rescate de datos de series históricas; · Que el sistema de mapeo coincida a escala centroamericana, para lograr compartir la información; Igualmente es patente la necesidad de generar foros técnicos participativos de discusión, sobre riesgo, planificación y gestión territorial. Un MACC-RH, ante escenarios de CC en Centroamérica, permite una serie de avances en el campo del manejo de los recursos hídricos. Entre ellos, destacan:

1. El cruce entre lo Legal-Institucional, el Ordenamiento Territorial y el Manejo de Cuencas y Ecosistemas, agrupado bajo “Planificación”, depende de la Investigación y el Monitoreo, así como de las iniciativas de Conservación del Agua y de Reducción de la Vulnerabilidad.

2. Integrar en el diseño de políticas, planes y proyectos, la visión de la “Cuenca Hidrográfica” como unidad espacial de trabajo, concertación política y manejo de ecosistemas clave.

VISIÓN POLÍTICA DE LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RECURSO HÍDRICO (GIRH) EN LA REGIÓN

La necesidad de avanzar conceptualmente en las leyes referidas a aguas es útil atendida la constatación, cada vez más extendida, de la íntima relación de dicho elemento con los otros componentes de la naturaleza y por los múltiples usos que le da el hombre, circunstancia no siempre recogida en las legislaciones generales de aguas. Lo anterior adquiere mayor relevancia en la medida que los actuales esfuerzos se dirigen principalmente a perfeccionar los sistemas de gestión de los recursos hídricos,

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influidos en parte por las tendencias descentralizadora de la administración, participativa de la comunidad e integral en el enfoque. Contra ello existen, sin embargo, otras tendencias, como la irrupción, en mayor o menor medida según cada país, del pensamiento neoliberal en la economía, que propugna la retirada del Estado en la regulación de la economía, entre ellas en la economía de los recursos naturales y por ende de los recursos hídricos. Unido a lo anterior, la discusión siempre presente en la región acerca de la naturaleza jurídica de las aguas, y la extensión de ésta, ya sean de dominio público o privado, distrae el debate. Pues en tal caso la discusión se centra en aspectos abstractos o ideológicos, más que en lograr el aprovechamiento integral de los recursos. Además, esta discusión es engañosa, por cuanto la mera declaración de que las aguas constituyen dominio público no dice mucho en sí mismo, sino lo que importa es la constatación de que si ese dominio en abstracto se concretiza en la realidad. Esto ha sido reconocido desde hace un tiempo al señalarse en torno a la clasificación de las aguas que: "El Estado puede clasificar las aguas de propiedad particular, pero si él ejerce un control substancial y decisivo sobre el aprovechamiento de las mismas sería cabal decir que el usuario tendría sólo un derecho de aprovechamiento, en lugar de dominio sobre ellas. A la inversa, un derecho de aprovechamiento tal y como está determinado por la ley, puede que se establezca como un derecho de propiedad si el grado de control que ejerce el Estado, es mínimo o nulo. Por consiguiente, la diferencia del dominio de las aguas y el derecho de aprovechamiento de las mismas, es cuestión de grado de control y superintendencia que ejerza el Estado y no cuestión de principios jurídicos absolutos".1

El problema del agua, desde el punto de vista jurídico, y entendiendo que existen diversas posibilidades de regulación en favor de los requerimientos de cada día, es analizable desde los siguientes puntos de vista: a) Dominio del agua. b) Intervención estatal en la concesión del derecho sobre las aguas. c) Amplitud de los derechos sobre las aguas. d) Intervención estatal en la regulación del ejercicio del derecho sobre el agua. e) Participación de los usuarios en la regulación de la gestión del agua. f) Incorporación de nuevas variables en la temática del agua. g) Nivel de gestión adecuado para el agua.

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Sin embargo, especial atención merece la incorporación, ineludible si se quiere una sustentabilidad del desarrollo, de la variable ambiental. En efecto, el agua no sólo debe ser tratada como un bien económico, que radica su valor en el precio de intercambio y de uso que ofrezca el mercado o fije el Estado, sino que también tiene un valor ecológico, independiente de su valoración monetaria. Las funciones del agua no terminan sólo en la búsqueda de la satisfacción de las necesidades de los hombres (agua potable, riego, hidro-energía), sino que también constituyen un componente esencial de cualquier ecosistema. Lo anterior ha llevado a que en numerosos países, especialmente en el marco de las legislaciones ambientales generales, se adopten criterios de precaución en relación al agua. Sin embargo, pareciera que aún no se produce la interrelación entre dichos cuerpos legales y los Códigos de Aguas o leyes generales de aguas, generándose un vacío en la implementación efectiva de las disposiciones, generalmente de intenciones, que comprenden las leyes sobre el medio ambiente. De acuerdo a la mayoría de las legislaciones consultadas en países de América Latina, se reconoce respecto del dominio de las aguas el carácter de bienes de dominio público, bienes nacionales, esto es, aquellos bienes cuyo dominio y uso pertenece a la nación toda. Además, se les agrega el calificativo de que las aguas son inalienables e imprescriptibles, significando esto que no pueden venderse ni tampoco se pierde su naturaleza jurídica de bienes nacionales, aunque exista un uso sostenido en el tiempo por particulares. Este tipo de declaración puede hacerse ya sea en las Constituciones Políticas de los respectivos países (por ej. Guatemala), o bien hacerse en las leyes de aguas (por ej. Chile). Lo importante de destacar es que el Estado al tener el dominio de las aguas lo tiene de modo originario y permanente, es decir, no lo pierde. Para mayor claridad, abajo se pueden encontrar algunas disposiciones, vigentes o propuestas, acerca del dominio de las aguas. Disposiciones sobre aguas dadas por algunos países de la región: Las aguas son bienes nacionales de uso público y se otorga a los particulares el derecho de aprovechamiento de ellas, en conformidad a las disposiciones del presente Código. Art. 5 del Código de Aguas, Chile (1982).

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Las aguas del territorio y espacios nacionales terrestres y marítimos son bienes públicos del Estado, están fuera del comercio y su dominio es inalienable e imprescriptible. El uso de las aguas públicas en beneficio particular sólo puede hacerse en virtud de un derecho de aprovechamiento concedido por la autoridad de Aplicación, salvo los casos expresamente contemplados en este Código. Art. 5 del Proyecto de Código de Aguas para República Dominicana (1992). Todas las aguas son del dominio público de la Nación. Art. 2 del Anteproyecto de Ley de Aguas, Venezuela (1992). Con ello se viene a modificar la legislación vigente que reconoce aguas públicas y aguas privadas. Las aguas, sin excepción alguna, son de propiedad del Estado, y su dominio es inalienable e imprescriptible. No hay propiedad privada de las aguas ni derechos adquiridos sobre ellas. El uso justificado y racional del agua, sólo puede ser otorgado en armonía con el interés social y el desarrollo del país. Art. 1 de la Ley General de Aguas, Perú (1969). Todas las aguas son bienes de dominio público, inalienables e imprescriptibles. Su aprovechamiento, uso y goce, se otorgan en la forma establecida por la ley, de acuerdo con el interés social. Una ley específica regulará la materia. Art. 127 de la Constitución Política de la República, Guatemala (1985). Constituyen el dominio público hidráulico del Estado con las salvedades expresamente establecidas en esta Ley: a) Las aguas continentales, tanto las superficiales como las subterráneas renovables con independencia del tiempo de renovación. Art. 2 de la Ley de Aguas, España (1985). Las aguas de ríos, lagos, lagunas, manantiales que nacen y mueren en una misma heredad, nevados, caídas naturales y otras fuentes y las subterráneas, afloradas o no, son bienes nacionales de uso público, están fuera del comercio y su dominio es inalienable e imprescindible; no son susceptibles de posesión, accesión o cualquier otro modo de apropiación. No hay ni se reconoce derechos de dominio adquiridos sobre ellas y los preexistentes sólo se limitan a su uso en cuanto sea eficiente y de acuerdo con esta Ley. Art. 2 de la Ley de Aguas, Ecuador (1972). Intervención estatal en la regulación del ejercicio del derecho sobre el agua: La intervención del estado se presenta en primer lugar como una autorización a legislar. Sin embargo esta legislación debe estar orientada a ordenar el recurso, esto

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es, dictar las medidas y crear los mecanismos e instrumentos conducentes a una utilización sustentable del recurso. Es quizás este el tema en donde se requiere mayor flexibilidad, a objeto de adecuarse a las condiciones propias de cada país, tanto geográficas, como ambientales, culturales, del sistema legal (eficiencia y eficacia), étnicas, presupuestarias, políticas, etc. En efecto, últimamente se ha planteado que el mejor nivel de gestión integral para los recursos hídricos es al nivel de cada cuenca. Así se hace en España y en Francia. Sin embargo, en América Latina la experiencia general indica que la gestión del recurso se hace desde el nivel nacional por el Estado y sólo se permite algún tipo de participación de los usuarios a nivel de distrito de riego o de canal, en especial entre regantes. Sin embargo, hay que tener presente que en algunas propuestas ya hechas para crear autoridades de cuencas se vuelve a insistir excesivamente en que dicha autoridad sería del Estado, en lugar de plantearlo en forma incorporada. En este escenario el Estado generalmente se ha reservado facultades de solución de conflictos entre usuarios y otras que dicen relación con asegurar una distribución de los flujos de cantidad del recurso, y fijar en su caso la oportunidad de uso, y más recientemente con el mantenimiento de la calidad del recurso, o como se dijo más arriba, con las diversas calidades del recurso. En lo referido a la cantidad y a la oportunidad de uso ella se determina generalmente en la concesión del derecho a aprovechar las aguas. Sin embargo cabe tener presente que no siempre el Estado cuenta con la capacidad de ejercer sus prerrogativas, circunstancia que podría entrabar el desarrollo de las actividades que necesitan el agua al no contarse con las autorizaciones correspondientes. O podría suceder también que al no ejercer las potestades públicas, permaneciendo vigentes situaciones ilegales por la no acción del Estado, se esté en presencia de una situación de ineficacia de una norma jurídica, creando una suerte de incredulidad acerca de la necesidad de contar con un derecho formal, creándose, en consecuencia, un conjunto de relaciones entre los interesados en el agua no siempre acorde con el respeto de la ley, siendo reemplazado por el uso de la fuerza, ya sea económica o política. Es por ello que cabría analizar la posibilidad de que el Estado, sin despojarse de sus facultades de regular de modo marco el uso de los recursos naturales, delegare en los propios usuarios e interesados los mecanismos de administración de los recursos.

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Sin embargo, cabe analizar ahora la situación en la región, acerca de la participación de los usuarios en la gestión del agua, y ver si ella responde a un criterio de integralidad y sustentabilidad.

ASPECTOS SUGERIDOS PARA ORIENTAR LA DISCUSIÓN EN EL SÉPTIMO DIALOGO INTERAMERICANO DEL AGUA

1. Una consideración de gran relevancia para la región, es la necesidad de continuar con los esfuerzos por lograr una mayor atención y apoyo a la agenda de Cambio Climático en materia de agua por parte de los tomadores de decisiones de la región y principalmente llamar la atención de la comunidad internacional del desarrollo acerca de la gravedad de los efectos del Cambio Climático en los recursos hídricos. Este punto es considerado como un elemento clave para continuar con el proceso mismo de adaptación al Cambio Climático en materia de agua, planteando la necesidad de enfrentar los retos que conlleva la toma de decisiones políticas y técnicas bajo los contextos de incertidumbre y de costo-beneficio a largo plazo.

2. Un aspecto fundamental en la adaptación al Cambio Climático es la estructuración de políticas públicas adecuadas, que consideren la generación de datos y herramientas para determinar la vulnerabilidad y los impactos futuros de este fenómeno, establecer las reglas de participación/responsabilidad en el proceso y generar los incentivos apropiados para su implementación exitosa. Lo anterior permitirá desarrollar estrategias y acciones de adaptación que, a su vez, faciliten la participación de todos los actores de la comunidad hídrica para asegurar el éxito de su implementación de medidas para enfrentar el Cambio Climático. Estas mismas instituciones deberán aplicar esquemas de transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos financieros, los cuales necesitan ser optimizados dada la magnitud de lo que necesita hacerse y la limitación de los fondos existentes.

3. La disponibilidad de recursos hídricos es un elemento imprescindible para el desarrollo de las naciones, y que aún sin contemplar los impactos del Cambio Climático, muchos países de la región ya sufren algunos efectos en términos de cantidad y calidad de los recursos hídricos, situación que impacta de manera negativa en sus desarrollos, y por ende en sus economías. Además de la continua disminución de la disponibilidad per cápita de agua originada por el crecimiento demográfico, la sobreexplotación de las fuentes de agua, el

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deterioro de las mismas por la contaminación ambiental, y el cambio de estilos de vida que precisan un mayor uso del recurso, se agrega el Cambio Climático con todos sus impactos, generando mayor estrés en la disponibilidad de agua a nivel mundial. Por ende, para que los gobiernos locales y nacionales y las instituciones multilaterales puedan seguir fomentando el desarrollo económico, social y ambiental dentro del ámbito de su competencia, será necesario que consideren esta variable, y es recomendable que implementen, dentro de sus posibilidades, algunas de las medidas mencionadas en este documento. Mientras que existan diferentes posiciones en el debate global sobre la mitigación de los futuros efectos, la adaptación es un aspecto local que no requiere de marcos jurídicos, acuerdos o convenios internacionales legalmente vinculantes.

4. Es importante reconocer la inminencia y relevancia de los impactos del Cambio Climático en los recursos hídricos.

5. La adaptación al Cambio Climático debe incorporarse como un elemento estratégico fundamental en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos.

6. Es esencial incluir explícitamente consideraciones de equidad y atención a la pobreza en el marco de las políticas de adaptación al Cambio Climático en materia de agua.

7. Los sistemas de información climatológica e hidrológica de la región deben fortalecerse para ayudar a tomar, oportunamente y colectivamente, medidas preventivas y de adaptación al Cambio Climático.

8. El proceso de adaptación al Cambio Climático en materia de agua ofrece retos importantes de organización social, por lo que resulta relevante establecer mecanismos efectivos de coordinación, colaboración y participación social.

9. Se debe profundizar en materia de generación de conocimiento y formación profesional sobre la adaptación al Cambio Climático en materia de agua.

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REFERENCIAS– POLÍTICAS PARA LA GESTIÓN INTEGRAL DE RECURSO HÍDRICO

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