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Ágora nº 4

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Cuarto número de la revista Ágora del Centro de Profesores y Recursos de Ejea de los Caballeros

Citation preview

(4) P r e s e n t a c i ó nAlfonso Cortés

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(6) José Luis Corral

(8) El éxito editorial de hoy

La novela históricaRamón Acín

[ E N S AY O ]

[ FIRMA • INVITA D A ]

EditorialJoaquín Bueno

(12)

(19) Manuel Altolaguirreo el verso inefableMa. Pilar Martínez Barca

(25) J.A. Labordeta

Treinta y cincoveces dosJavier Barreiro

(36)

(29) Una aproximación a la poesía españolade los últimos veinticinco años

Patxi Abadía

[ LITERATURA •CRITICA LITERARIA ]

(40) La necedaddel preguntarMa. Eugenia Señas

(42) El curso de laspreguntasBeatriz Ciria

(43) Divagacionessobre la libertadJ.M. Lahoz

[ HISTORIA ]

[ FILOSOFIA ]

(46) El rincón

del neuróticoJoaquín Bueno

(48) Mujer y publicidad

e d u c a t i vaE. López Quintana

(56) La Escuela Municipal de Te a t r o

cumple 25 años

Alicia Rabadán de la Puente

(59) La físicapuente entre culturas

Miguel Carreras Ezquerra

(62)

[ SOCIOLOGIA ]

(50) La educación en España

¿Cómo estamos

y adónde va m o s ?Jesús Claver

[ EDUCACION ]

[ POESÍA ]

[ ACTUALIDAD ]

[ CREACION • LITERARIA ]

[ NARRATIVA ]

[ NARRATIVA ][ POESIA ]

Ana AlcoleaDelia SagasteJuanjo DelgadoJosé RamosDaniel NesquensJuan HerranzFernando Sierra

(96) El maletínde los relatosJosé Ramos

(99) Leer para vivirde niño y de jovenTeresa CasadoEva Bajén

(102) Siempre quedará ParísMaría José Bermúdez

(103) Poemas soñadospara PalestinaVicente Hernando Ballano

(106) Vidas robadasManuel HernándezMartínez

(108) Encuentro con María Pilar Martínez Barca

El corazón en vilo

Manuel HernándezMartínez

(111) Premios concurso

(116) Premios concurso

(105) •S u s a n a

• Mi cuerpo y yo

Daniel Nesquens

(110) •Dibujos animadosIsabel Gimeno

• Noticias sobre

CasandraJuan Herranz

[ INVITACIÓN • A • LA • LECTURA ]

[ L I T E R AT U R A • INFA N T I L ]

[ L I T E R AT U R A • JUVENIL ]

[ NARRATIVA ]

(117) Premios concurso

Otro Romance

[ POESIA ]

(82) Firmas inv i t a d a sEmilio GastónRaúl Herrero Herrero

(87) Otros poetas

J. Sánchez VallesAlicia SilvestreJ.A. CondeJesús ClaverFernando BurbanoRafael Fernández Lore n t eLuis Fernández Llore n t ePilar ManriqueSagrario ManriqueAlmudena Vi d o r re t aSusana Hernández

Sumario

Las academias literarias aragonesas

del siglo XVII

Jesús Duce García

Republicanos españoles

en Fra n c i ad u rante la Segunda Guerra Mundial

Mariano Gracia

(32) La educación en Ejeaentre la II República y la Guerra Civil

José Antonio Remón

[ RESEÑAS ]

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Un curso más, y ya van cuatro, ÁGORA sale a la calle mostrandoun trabajo colectivo perfectamente coordinado por su Consejode Redacción que tiene muy claro el objetivo de colaborar en la

dinamización cultural y literaria de las Comarcas de Cinco Villas yRibera Alta del Ebro. Todo esto sin olvidar la vertiente educativa paraque esta revista también sirva como instrumento de animación a laescritura y a la lectura en los colegios e institutos.

Felicidades para el Consejo de Redacción porque nos ha regaladoun trabajo bien hecho y, además, en silencio. Muchas gracias, en nombredel propio Consejo, a todos los colaboradores que han ayudado a hacerrealidad ÁGORA-4, sin olvidar a «la cantera de grandes escritores» quehan participado en los concursos de narrativa y poesía infantil y juvenil.

Pero para poder editar ÁGORA y distribuir gratuitamente 1.000ejemplares, hemos de reconocer también la imprescindible colaboracióneconómica del Departamento de Educación, Cultura y Deporte a travésdel Centro de Profesores de Ejea, los Departamentos de Lengua de losInstitutos «Reyes Católicos» y «Cinco Villas» de Ejea, la Comarca de lasCinco Villas, el Ayuntamiento de Ejea, el Centro de Estudios de lasCinco Villas y Caja Inmaculada.

Tras Antonio Fernández Molina y Ramón Acín, la pluma invitadaen esta edición es la del profesor universitario y escritor José LuisCorral, a quien también queremos mostrar nuestra gratitud y agradeci-miento por participar desinteresadamente, como todos y todas, en nues-tra revista. La valiosísima participación de escritores como Corral acom-paña a la de todos los participantes aportando calidad y prestigio anuestra publicación. Nos dicen que ÁGORA, poco a poco, va ocupandoun lugar relevante en la cultura y las letras aragonesas.

La publicación sigue abierta a toda la ciudadanía, asociacionesculturales, instituciones locales, bibliotecas, centros educativos…paraque el proyecto siga creciendo como hasta ahora. Entre todos estamosconstruyendo un proyecto cultural colectivo, democrático y plural.

Os animo a todos a trabajar ya en el próximo número. El Centrode Profesores, dentro de sus objetivos de dinamización sociocultural enel medio rural, procurará seguir colaborando.

Hasta el año que viene.

Alfonso Cortés AlegreDirector del Centro de Profesores de Ejea

Amigo

lector:Abril 2006

Edita:

Centro de Profesores y Recursos de EjeaPlaza Goya s/n 50600 Ejea (Zaragoza)Teléfono 976677160Fax: 976677161Correo electrónico: [email protected]ágina web: www.cprejea.com

Consejo de redacción:

• Mª Carmen ArcéizAsesora del Centro de Profesores

• Patxi AbadíaP rofesor de Secundaria

• Eva BajénP rofesora Dpto. Lengua IES Cinco Vi l l a s

• Ma. José BermúdezProfesora Dpto. Lengua IES Reyes Católicos

• Joaquín BuenoP rofesor de Secundaria

• Asunción GilBibliotecaria de Ejea

• José Antonio CondePoeta

• Juan HerranzEscritor

• Alfonso CortésDirector del Centro de Profesores

I l u s t r a c i ó n :

Marta Soria y sus alumnos:Inés AnsodiLuis BellidoCristina CativielaSandra LabordaAlberto PérezIrene TerrónOtros:Chema AgustínCruz NavarroVíctor MógicaGabriel Bueno y LorenzPaula IbiricuEnrique NavarroMariano Esquillor

Portada:

José Ramón Alastuey

Diseño gráfico y maquetación:

Carolina Berga Chini

Imprime:

Imprenta La Moderna

Depósito Legal:

Z-1641-2006

ISSN: 1699-3039

El CPR ni se hace responsable ni c o m p a r -te necesariamente las opiniones expresadaspor los autores en los diversos artículos.

Ágora

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EDITORIAL

L a publicación en 1859 de El origen de las especies introdujo un imprescindiblepunto de inflexión en la comprensión de nuestros orígenes. Frente a las cre-encias vigentes en esos momentos de la historia, las investigaciones del ilus-

tre antropólogo Charles Darwin nos mostraron que cada eslabón en la evolución dela vida preludia en su estructura un estadio evolutivo superior y, a su vez, el anhe-lo de una posibilidad vital más compleja, más completa y al mismo tiempo másimprecisa por lo desconocida. Con Darwin nos percatamos de que somos unos pri-mates evolucionados que poseemos la aptitud del lenguaje, la aptitud de utilizarpalabras como vehículo de desarrollo y de comunicación y de que con las palabrascreamos, describimos y proyectamos nuestras grandezas y nuestras miserias. Asíestán las cosas para el observador imparcial que no filtra la información en el tamizde los prejuicios ni en el de los dogmas...

Ahora bien, el ordenamiento estructural de esta selva social en la que deambu-lamos en busca de la vida restringe con frecuencia nuestro campo de visión, limitan u e s t ro ámbito de conciencia/conocimiento de las cosas y nos obliga a pensar y a sen-tir solo aquello que de forma social podemos pensar y sentir; porque en esta selva vir-tual no todo es lo que parece y tras la bondad, la belleza y la grandeza de las palabrascon las que nos alimentamos, encontramos con cierta frecuencia el encubrimientoedulcorado de la fealdad y de la miseria o incluso, en algunas ocasiones, claros pro-cesos de involución cultural.

Desde nuestro primer número hemos intentado puntualizar que el ámbito dis-cursivo de esta revista es otro. En nuestra Redacción subyace el acuerdo tácito de quesólo desde el sosiego reflexivo se perfilan con propiedad los conceptos, de que laspalabras son las ventanas con las que accedemos al espectáculo de la vida desde nues-t ro castillo interior, y no entendemos por qué éstas han de estar cerradas o inservibles,cuando no tapiadas con los ladrillos de algunos intereses inconfesables. Aquí habla-mos desde «el nosotro s» y no sólo desde «el tú» y desde «el yo» y no hay más tram-pas que las que nuestra ignorancia pueda generarnos. Á g o r a reivindica la utopía dellenguaje como vehículo de comunicación desinteresado y altruista y, por eso, el edifi-cio conceptual que aquí se construye es por definición plural y ecléctico, como lo sonlas diferentes manifestaciones de la vida, o como lo es en su conjunto la cultura.

La utopía de Ágora ni es producto de una anómala digestión cultural o inte-lectual ni es un anacronismo decimonónico, es más bien fruto de una racionalizaciónconsciente en la que se pretende integrar de una manera armónica y equilibrada latendencia disgregadora de tanatos con el movimiento integrador y productivo deeros, la tendencia creativa de la vida. Ágora pretende combinar la percepción vital nosesgada del niño con la contención intencionada del diplomático en un viaje porterritorio de nadie. A veces es extraordinariamente difícil conciliar tendencias tanopuestas; es más fácil dejase arrastrar por la emoción y desechar y eliminar aquelloselementos que perturban la comodidad de nuestra existencia. De ahí nuestro singu-lar punto de vista de renuncia de lo particular exclusivista, de nuestra contenciónemocional y expresiva, de nuestro esfuerzo de superación de las hirientes e inope-rantes aristas. Tenemos tanto que decir en tantos campos que nos son afines y pro-ductivos que no queremos ser los protagonistas de una batalla que concluya con unavictoria pírrica que sumar a las ya existentes en la historia...

Ágora

No cabe duda de que acomienzos del siglo XXI lanarrativa histórica se ha

convertido en un fenómeno literariomuy atractivo. En los últimos añoshan aparecido autores que hanhecho de la novela histórica su prin-cipal dedicación literaria y el éxitode público y de ventas de la narrati-va histórica es tal que incluso «f i g u-ras consagradas» de la literatura hanhecho incursiones en este campo, yno han faltado editoriales que hanc reado sus propias colecciones con elsello de «novela histórica».

La novela histórica suponeuna invitación a visitar la historia, arepensarla, incluso a vivirla, peronunca a reescribirla. El historiadorno ha tenido otro remedio que escri-bir historia con documentos, y esosdocumentos no pocas veces son decarácter literario. Por eso, está claroque si se puede hacer historia contextos literarios, no es menos legíti-mo hacer literatura con la historia.

Desde que existe la escritura,el hombre la ha utilizado para contarlas grandes hazañas, unas vecesre c reándolas de forma diferente acomo acontecieron y otras inventan-do episodios que jamás existiero n ,como ocurre con grandes obras épi-cas como la I l í a d a o el Poema del Cid.Al fin y al cabo, novelar la historia noes nada nuevo, pues el hombre quizáno pueda cambiar su historia, pero sípuede imaginarla de forma difere n-te. Porque novelar la historia no sig-nifica necesariamente alterarla.

En la recreación del pasadoalgunos autores tienen un afán des-mesurado por crear la ilusión deautenticidad y de veracidad en cadauno de los párrafos que narran; tra-tan de transmitir la imagen de quehistoria y ficción literaria coincidenpor completo; otros novelan la his-toria creando un relato ficticio quei n t roducen en un determinadoambiente histórico.

Se trata de dos formas distin-tas de llevar al lector al pasado, bienmediante la fantasía, en cuyo casolos rígidos esquemas cro n o l ó g i c o sno son nada importantes e inclusosuelen romperse a menudo, bienmediante la re c o n s t rucción exacta yp recisa a través de textos históricos yde la arqueología. Y e n t re ambasformas cabe un amplio elenco devariaciones, pues es frecuente encon-trar novelas muy fidedignas al pasa-do pero en las que se introduce, sinque se altere el tiempo y el espaciohistóricos, un amplio margen para laimaginación. Y es aquí donde lav e rosimilitud juega un papel decisi-vo y justifica su presencia en la defi-nición de novela histórica.

Novelar la historia suponeademás plantear una determinadavisión de un preciso tiempo históri-co. En algunos casos, el estereotipoha sido utilizado de modo un tantoforzado; así, la época romana suelepresentarse trufada de personajescrueles y sin escrúpulos, el Islammedieval como un periodo de sen-sualidad desbordante y de sutilezas

sin cuento, la Edad Media en occi-dente rodeada de un halo de miste-rio, brujería y superstición, elRenacimiento como un tiempo bri-llante y violento a la vez, la EdadModerna como decadente y fría, elsiglo XVIII ampuloso y excesivo, elXIX lánguido y especulativo y el XXreflexivo y voraz en los cambios.

Superados los grandes tópi-cos, que la novela histórica es unainvitación a la historia, que refleja laespiritualidad y contagia la nostalgiade otras épocas y que ofrece valore sy sentimientos universales, todavíaqueda por rebasar algunos erro re s ,que se falsea la realidad, que no setienen en cuenta los cambios en lanaturaleza humana, que los senti-mientos son eternos pero no sonmiméticos, que se confunde ilusióncon realidad, que se manejan fuentesdiversas con criterios parejos... Peropese a esas carencias, parece queandamos por un buen camino.

Escribir una novela históricaes sobre todo crear e imaginar, perono hay por qué renunciar a historiar,pues al fin y al cabo la novela histó-rica es también un ejercicio intelec-tual. Una buena novela históricadebe conseguir un perfecto equili-brio entre fondo y forma. Es decir, lahistoria debe aparecer como telóndel decorado sobre el cual se desa-r rolla un drama inventado, o no.

Y es que toda novela situadaen los límites de la historia y la lite-ratura puede narrar y explicar los

Ágora( 6 )

José Luis

CorralLa novela histórica como aventura personal

( 7 )Ágora

acontecimientos con una viveza,una emoción y una inmediatez quesuele ser ajenos al ensayo histórico.P e ro no hay que olvidar que lanovela, como obra literaria, debeapoyar la narración en una técnicanarrativa que sea capaz de generarademás propuestas estéticas.

También es factible lograruna buena novela histórica median-te la pura descripción de los hechoshistóricos, pero si se intro d u c e nbuenos recursos de ficción, la obraliteraria ganará mucho en calidad,más todavía si a la exactitud históri-ca y la verosimilitud acompaña labelleza narrativa, una buena estruc-tura literaria y un preciso ritmo,además de todo aquello que se lesupone a cualquier buen escritor(oficio, conceptos y léxico).

El escritor de novela históricatiene varias formas de construir suobra. Puede hacerlo re c o n s t ru y e n d otoda una época a partir de la trayec-toria vital de un personaje, comohizo Robert Graves con la primeramedia centuria del imperio Romanoen Yo Claudio, o bien inventar unatrama policíaca en medio de losdebates teológicos y las disputasheréticas de principios del sigo XIVpara colocar en un tiempo concre t o ,como Umberto Eco con El nombre dela Rosa con la excusa de una tramapolicíaca, o biografiar a un gran per-sonaje como hizo Nayib Mahfuz conA k h e n a t o n, o incluso aprovechar elmovimiento de los «A s e s i n o s» d e lViejo de la Montaña a fines del siglo

XI para justificar los deseos de inde-pendencia y de recuperación de suidentidad nacional de la Esloveniadel siglo XX, como hizo VladimirBartol en A l a m u t, o inventar unmundo medieval imaginario comoel que presenta Múgica Laínez en E lu n i c o r n i o.

Escribir una novela históricap recisa que el autor tenga presente elcalendario y que ubique los hechosen su tiempo preciso, porque sueleocurrir que el anacronismo pro d u c een el lector un cierto desencanta-miento. El corsé que la cro n o l o g í aimpone al novelista es algo más flojoen lo que se re f i e re a la actuación delos personajes. Una novela históricapuede construirse sólo con persona-jes históricos, como en El amuleto deb ro n c e de José Luis Corral, sólo conpersonajes ficticios, como Los pilare sde la tierra de Ken Follet o mezclandoambos como en E s p a r t a c o de A r t h u rK o e s t l e r.

La novela histórica debe serun compromiso intelectual. Eso sig-nifica huir de la instrumentaliza-ción de la literatura para usarla confines políticos espurios. Por otraparte, ese mismo compro m i s oimplica la necesidad de alejarse dela tentación de «hacer novelas» quesólo fomenten la evasión y la huidadel presente, intentando transmitirla idea de que cualquier otro tiempopasado fue mejor.

Por fin, la novela histórica hade basarse en una sólida formación,p recisa de un extremo cuidado en la

v e rosimilitud de los hechos narra-dos y conviene que evite los anacro-nismos, pero a la vez ha de ser laobra de un creador literario, concapacidad para conducir al lector ala emoción a través de la historia ys u m e rgirlo en un ambiente de re a l i-dad re c re a d a .

Claro que pese a todo (críti-cos, autores, editores, modas y listasde ventas aparte), lo único queimporta es la relación entre el escri-tor y su capacidad para transmitiremociones, sentimientos y pasio-nes; y es ahí donde el lector tiene laúltima palabra.

En contra de lo que opinabauna inmensa mayoría de historia-dores hace unos años, historia ynarrativa no tienen por qué serexcluyentes la una de la otra. Aprincipios del siglo XXI el historia-dor que no sabe transmitir con efi-cacia sus investigaciones o lo haceignorando a los destinatarios de lasmismas está incurriendo en ungrave error y contribuyendo a quela historia siga anclada en el pasadomás rancio. Por el contrario, el his-toriador que sepa llevar a todo elmundo el fruto de su trabajo estarájustificando el valor de esa tarea.

Y en este mismo sentido, labuena narrativa histórica es un ins-t rumento intelectual importantísi-mo, pues ayuda a conocer el pasa-do, enseña lo que la humanidad hasido y contribuye a entender el pre-sente, y por ello a mejorar el futuro;y si además hace pensar, divierte yentretiene, su función está más quejustificada.

Porque un pueblo sin histo-ria es como un hombre sin memo-ria: está condenado al olvido, y loque es peor, a ser olvidado.

Ágora( 8 )

[ L I T E R A T U R A • C R I T I C A L I T E R A R I A ]

El éxito editorial de hoy:

la novela histórica

Todo tiene un qué, un dónde, un cuándo, un cómo y un por qué... La literatura nos abre puertas yventanas desde las que se pasea nuestra imaginación a la búsqueda de respuestas a estos interrogantesy desde las que vemos desfilar mundos actuales, pretéritos o imposibles.Desde el balcón privilegiado de la crítica literaria nos asomamos a los entresijos de la historia, asistimosa las tertulias y reuniones de ilustres antepasados, nos abismamos en exquisitas experiencias sensitivas ointelectuales, vislumbramos la pobreza intelectual y moral de una época o descubrimos la ingentediversidad de percepciones vitales ligadas a la experiencia literaria de las últimas generaciones de poetasespañoles...

Ramón Acín

E n España, durante las últi-mas décadas, todo lo rela-tivo a la Historia ha experi-

mentado un interés inusitado.Cualquiera de sus formas demanifestación tiene hoy día untratamiento. sin precedentes quelleva, tras de sí, un buen númerode lectores. Sucede que el granpúblico está accediendo a laHistoria mediante la lectura deg é n e ros muy diversos. Sueleapuntarse que, en parte, estereciente acceso parece deberse aque se ha olvidado el rigor inves-tigador que caracterizaba a quie-nes la practicaban –escribir parae s p e c i a l i s t a s– para abrirse a ladivulgación. Una divulgaciónque, además, coincide con el con-sumo de nuestros días.

En este cambio trascenden-tal de lo histórico como materia delectura, la novela histórica, cadavez más presente en la cultura y lanarrativa española actual, haactuado, sin duda, primero comola llave del cambio, y, después,como elemento dinamizador. Lafalta de consistencia del presente yla insatisfacción siguiente del escri-tor ante ella tienen bastante quever en este proceso. Los momentosde caos y conflictividad, de desin-tegración social o moral pro d u c e nconfusión y posibilitan que abun-de el escapismo. Tal vez, la novelahistórica española asiente en elloalguno de los pilares de su éxitoactual. Pues, aunque no debeobviarse el enorme empuje de lasmodas impuestas por el merc a d o ,

el pasado más reciente de Españaestá cargado de tirantez. Desde eldesencanto de la transición, la con-flictividad social tras el desgaste yd e r rumbe de más de una décadasocialista con su secuelas dec o r rupción, hasta el autoritarismodel gobierno de los populare s .

La inconsistencia del tiem-po actual puede inclinar al escri-tor a fantasear con incursionespor el pasado, intentando sure c o n s t rucción narrativa. Y, alhacerlo, con la lectura ofertada,puede involucrar al receptor enun viaje especial, bien llenándolede goce al exacerbar una fantasíaque le aleje de su realidad; o bien,con el aporte de aspectos cultura-les e históricos, estimular su capa-cidad para recrear lo narrado y

En la Redacción de Ágora hacemos nuestras las palabras y el pensamiento de Unamuno:«Tengamos primero que decir algo jugoso, fuerte, hondo y universalmente humano, y luego, del fondo, brotará la forma»

( 9 )Ágora

comprender su realidad. La recre-ación del pasado y la incursión enla Historia como fuente explicati-va del presente son, pues, lasmaneras más utilizadas por elescritor de novelas históricas. Laevasión y placer lector en un caso,la parábola explicativa en otro.

En suma, las novelas histó-ricas son el mejor medio, hoy día,para una adecuada mixtura de fic-ción y realidad. Como novelas noresponden a una veracidad pre c i s ade lo que se narra, por más quetodo o casi todo se centre o re c u e r-de a la verosimilitud de un contex-to histórico. Participan, pues, delescape que pro p o rciona la ficcióny, a su vez, del rigor en cuanto alcontexto escénico e histórico de loshechos. O sea que los datos de laHistoria conviven con la invenciónde trama y personajes que le danvida. Dicho de otro modo: la liber-tad de la re i n t e r p retación, pro p i adel novelista, se complementa conla documentación y erudición quesalpica este subgénero, pro v e n i e n-te del historiador. Sin embargo, laclave vital como subgénero narra-tivo reside en el aliento que uneambos extre m o s .

También a la citada incon-sistencia del presente se debe elhecho –o lo permite– de que lospapeles de los profesionales seestén invirtiendo hoy día: el nove-lista investiga para poder aden-trarse en mundos lejanos quedarán cuerpo a su novela, en tantoque el investigador necesita de lasmaneras de la fantasía paraampliar la base de sus lectores.Basta pensar, por ejemplo, en losnovelistas Miguel Delibes, JoséMaría Merino o Carme Riera,

entregados al afán de la documen-tación para la construcción de susrespectivas novelas El Hereje, Lasvisiones de Lucrecia, En el últimoazul. O en el semiólogo UmbertoEco (El nombre de la Rosa) o, másreciente, en el paleoantropólogoJuan Luis de Arsuaga (Al otro ladode la niebla), entregándose a la fic-ción. Por ello y porque la novelaes el signo de nuestros tiempos,hoy nadie duda de que ésta y susmaneras de contar constituyen elvehículo más adecuado para unacomunicación amplia, para ladifusión. Es normal que el esque-ma narrativo haya sido adoptadopor gran número de profesionalesen la mayoría de las disciplinas ala hora de divulgar sus materias–véanse los ensayos de cortenarrativo del filósofo JoséAntonio Marina o del tecnólogo ysociologo Javier Echevarría, porejemplo–. Y, también, que el usode este esquema pueda llevar, aquien lo practica, al salto de lanovela histórica, como ya hemosapuntado género en boga y conenorme capacidad divulgadora.Un salto más que posible si, juntoa la pericia de escribir, por su pro-fesión, éste se halla o está próximoal «ruido» de los «mass media».O, también, si el tema en cuestióndel que trata la novela está demoda y se jalea en los medios decomunicación.

En Historia, los resultadoshablan. Al lado del cre c i e n t enúmero de lectores inclinados portextos de corte histórico y, en con-c reto, de novela histórica, lascifras de la industria editorial nomienten –en apenas cinco años sehan doblado los títulos editados,

alcanzando puestos increíbles enel «ranking» de la edición–.Tampoco miente el hecho de quevarias novelas y otros libros dehistoria –por ejemplo, biografias omemorias– se aúpen a las «listasde los más vendidos». O quehaya, cada vez más, sellos dedica-dos en su totalidad al libro decorte histórico. O que otros sellosdestinen a éste estimables parce-las de su actividad. O, incluso,que la novela histórica haya acce-dido, con cierta intensidad, al for-mato de libro de bolsillo.

Se puede afirmar que lanovela histórica –leída ya con fru i-ción desde la segunda mitad delXX, pero en increíble y pro g re s i v oaumento hasta llegar al estallidoactual– ha sido y es el escenario dele n c u e n t ro que vive hoy el lectorcon la Historia. Quizá, sobre todo,p o rque tales viajes narrativos per-miten hablar del presente desde ladistancia del pasado.

Dejando aparte el debatesobre el «valor histórico» de lasnovelas, la clave del éxito está enque profesores, ensayistas, perio-distas y escritores se han interesa-do por la Historia, introduciéndo-se en sus entrañas para colmar alpúblico que demanda este sub-g é n e ro narrativo. A c t u a l m e n t e ,están abiertas totalmente las puer-tas de la Historia y se ha accedidoy se accede a ella al son de lanarrativa. El filón es inagotable enel espacio y en el tiempo. A s ícomo la variedad de enfoques quese deriva de ese filón que hundesus raíces en el pasado. Un filóndiverso y variable que, además,coincide con la variedad y plurali-dad alentada por el consumo.

[ L I T E R A T U R A • C R I T I C A L I T E R A R I A ]

Ágora( 1 0 )

[ L I T E R A T U R A • C R I T I C A L I T E R A R I A ]

Como mínimo los elementosbásicos de este interés puedene s t a r, tal como se ha comentado,por un lado, en el beneficio quepara la disciplina histórica suponeel tratamiento narrativo de laHistoria, dada su eficaz difusión; y,por otro, en la callada imposición,por parte de la industria editorial,de una moda de lectura, intensahasta que ésta acabe agotándose.Sin embargo, tampoco hay queolvidar otros aspectos igualmentesignificativos y, sobre todo, válidos.Citemos algunos.

Importante es, sin duda, lacapacidad de evasión que la nove-la histórica contiene para el lector;un lector que vive una re a l i d a dc i rcundante que, a veces, le esingrata. La evasión se halla en elcorazón de las novelas históricas ypermite soñar con la grandeza delos hechos y personajes de la histo-ria, posibilitando la huida del pre-sente y, tras sumergirse en la lectu-ra, el refugio en tiempos ignotos,balsámicos y gratificantes. Sobretodo, en tiempos de despro b l e m a-tización y hedonismo como losactuales y totalmente llenos deautosatisfacción. Tampoco hay queobviar la posibilidad de encontrar,en el pasado y en las figuras que,en las novelas históricas, lo encar-nan, claves y soluciones al caos yconfusión del presente. Pues cono-ciendo el pasado podemos com-p render mejor el presente o, inclu-so, explicarnos los hechos actualesal conocer sucesos del pasado. Nitampoco debe olvidarse, porsupuesto, el hecho de que, enpocas páginas, se concentre unainformación útil para el lector. Unlector nuevo que, por añadidura,ante la falta de consistencia delp resente busca también una visión

nueva de su historia y de la histo-ria. Esto último en parte, porq u e ,como ya se ha dicho, la re a l i d a dque él vive, le es ingrata. Y, enparte, porque lo heredado delpasado, válido durante un buentranco del siglo XX, se derru m b ócon estruendo en 1975. Sobre todo,p o rque los vencedores de la guerracivil manipularon y escamotearo nel pasado colectivo de España, trasadecuarlo a su ideario. Un pasadoque, al llegar la democracia, tuvoque revisarse; es decir, fue necesa-ria la creación de una imagennueva acerca de la realidad históri-ca, social y cultural de nuestra his-toria que combatiese o que sustitu-yera a la here d a d a .

Hasta el reciente estallidoeditorial de la novela histórica enEspaña, la antigüedad del mundoclásico, o sea, Oriente, Grecia y

Roma, junto al mundo medieval,conformaban el marco privilegia-do y los filones narrativos de estesubgénero. Filones que se centra-ban especialmente en momentosde crisis y de conflicto como elfinal de la Edad Media, dado queasí se convertían en metáfora olección para el presente. En laactualidad, cualquier época delpasado puede ser tratada, llegan-do, incluso, a narrar hechos en losque todavía existen testigos direc-tos del reciente siglo XX.

Sin embargo, esta eclosiónde novela histórica no ha nacidode la nada. Detrás de ella hay edi-toriales, eruditos y autores que hanp reparado el terreno y han mante-nido la llama en momentos deduda. La segunda mitad del sigloXX está punteada con pequeñosdatos, pero de alta significación.

( 1 1 )Ágora

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Así encontramos la labor de ciertose ruditos como Luis Alberto deCuenca, Carlos García Gual,Carlos Alvar o, entre otros, porejemplo, Victoria Cirlot que,durante el último tercio del siglopasado, mantienen encendida esallama, desbrozando oscuridades ydivulgando leyendas, sagas yciclos medievales. También apues-tas editoriales del tipo de EditoraNacional –ciclo artúrico–, de Labor–colección de Maldoror–, de laexquisita Siruela o de la incansableEdhasa –reina del éxito actual de lanovela histórica–, que componen,junto a otras, los sólidos eslabonesde una cadena que ha desemboca-do en la eclosión actual. Y, porsupuesto, las obras de JoanP e rucho (L i b ro de caballerías, 1957,reeditada significativamente porPlaneta en 1987, momento clave enel reforzamiento de este tipo denovela. Las aventuras del caballeroK o s m a s), de A l v a ro Cunqueiro(Merlín y familia, 1957), deC a s t roviejo... que ejerc i e ron, aun-que con mermada fuerza en suépoca, de genial precedente paraa u t o res posteriores como Leo-poldo Azancot (Fátima, la esclava,1979), Carmen Martín Gaite (E lcastillo de las tres murallas, 1981),Rafael Sánchez Ferlosio (El testimo -nio de Ya r f o z, 1986), Antonio Prieto(S e c re t u m, 1986, La desdichada histo -ria del caballero Palmaverde) o, entreo t ros, Femando Fernán Gómez (E lmal amor, 1987) y, especialmente,para la generación aparecida en los80, quienes tantearon o se dedica-ron, tangencial o de lleno, a lanovela histórica: Lourdes Ortiz(U r r a c a, 1982), Félix de A z ú a(M a n s u r a, 1984), Paloma Díaz Mas(El rapto del Santo Grial, 1984), LuisMateo Diez (Apócrifo del clavel y la

p l u m a, 1987), José María Latorre(Osario, 1987, S a n g re es el nombre dela m o r), Juan Eslava Galán (En buscadel unicornio, 1987, Premio Planeta,editorial siempre atenta a modas yfórmulas de rendimiento económi-co; G u a d a l q u i v i r ), José MaríaMerino (Crónicas mestizas, Las visio -nes de Lucre c i a, 1996), A l b e r tSalvadó (El maestro de Keops, 1 9 9 8 ) ,Victor Freixanes (El ajuar de lan o v i a)... Es decir, un buen númerode novelistas o de profesionales deotras disciplinas pasados a lanarrativa, en continuo cre c i m i e n-to. Un auge espectacular que, ade-más, ha contado últimamente cono t ro apoyo especial: las cincoe n t regas, con miras de futuro pordirigirse a un mundo juvenil, deLas aventuras del Capitán Alatriste(1996), personaje creado porA r t u ro Pérez Reverte.

La novela histórica es hoy,en el 2005, el territorio narrativomás vendido. Los títulos no cesany sus practicantes aumentan ver-tiginosamente, procediendo tantode la novela pura, como del perio-dismo, la disciplina histórica, etc.La diversidad es lo habitual entemas, personajes, épocas... y, porsupuesto, en las técnicas. Hayquienes simplemente re m e d a nambientes y expresiones de laépoca narrada; otros trasplantanrasgos actuales al pasado –d e s d eesquema y suspense de lo policia-co, por ejemplo, hasta re a l i d a d e sactuales situadas en atmósferasre m o t a s– y quienes bucean endocumentos de la vida, de héro e so en las ideas de tiempos pasados.Destacan José Luis Corral (El Cid,Tr a f a l g a r, Numancia), MatildeAsensi (El último Catón), JoséMartínez Pons (Don Juan deA u s t r i a), Julia Navarro (La her -

mandad de la Sábana Santa) ,Angeles de Irisan (Isabel, la Reina) ,Magdalena Lasala (A b d e r r a m a nI I), Toti Martínez de Lezea (L ac o m u n e r a), Antoni Dalmau ( Ti e r r adel olvido), Javier Sierra (La cenas e c re t a), Jorge Molits (El anillo) ,Jesús Maeso (Al-Gazal, el viajero delos dos orientes), María PilarQueralt, Alfonso Mateo Sagasta,Calvo Poyato y un granado etcé-tera al que hay que añadir autore scon prestigio ya en el mundo dela narrativa española de las cua-t ro últimas décadas como Lour-des Ortiz (Urraca, La liberta), JoséMaría Merino (Crónicas mestizas) ,Carme Riera (En el último azul),Rosa Montero (La historia del ReyTr a n s p a re n t e), A l f redo Conde (E lGriffon, Azul cobalto), A r t u ro Pére zReverte (El húsar, El maestro deesgrima, Las aventuras del capitánA l a t r i s t e), Inma Chacón (La prince -sa india) . . .

Un órgano

de expresión

cultural y

democrático.

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Las academias literarias aragonesas

del siglo XVII

Jesús Duce García (Zaragoza, 1961) es colaborador del Departamento de Filología Española de laUniversidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación CLARISEL. Actualmente estáredactando su tesis doctoral dedicada al estudio y transcripción del Valerián de Hungría,voluminoso libro de caballerías que no conoció Cervantes. En los últimos años ha publicado diversostrabajos, guías y recensiones sobre literatura caballeresca y sobre el Quijote. Además de lacaballeresca y el cervantismo, se ha interesado por la literatura aragonesa medieval y áurea, enespecial los vejámenes y academias barrocos. También es escritor de relatos de ficción, muchos de loscuales permanecen inéditos.

Jesús Duce García

E n los vericuetos genuinosdel Barroco aragonés nodebe olvidarse la amplia

tradición de cenáculos, reuniones,justas, certámenes y, especialmen-te, de las llamadas academias lite-rarias que los artistas y escritoresaragoneses formalizaron con cier-ta profusión a lo largo de todo elsiglo XVII. Aragón, con Zaragozaal frente, fue una de las zonas conmás ejemplos académicos, junto aSevilla, Madrid y Valencia. Se tra-taba de grupos y asambleas quepretendían en principio seguir lavieja estela de las academias rena-centistas italianas, si bien con pro-pósitos y materiales que ya eranen su mayor parte barrocos. En losinicios del siglo, las academiasaragonesas siguieron de cerca susreferentes italianos y se constitu-yeron como grupos muy organi-zados, especie de sociedades que

se apoyaban en estatutos y actas,y en figuras representativas comoel presidente, el secretario y el fis-cal, o como el promovedor y elportero. En sus sesiones se abor-daban normalmente temas de ins-piración humanista y cuestionesde filosofía moral, se discutía elsignificado de algunos emblemasy se aludía de forma constante alos grandes autores clásicos. Endefinitiva, se buscaba un «apaci-ble ejercicio con que librarse de laociosidad, fuente de donde sederivan los vicios», según decíaLupercio Leonardo de Argensolaen uno de sus discursos académi-cos. Estas asociaciones se articula-ban en torno a un noble que solíaofrecer su casa para las sesiones, obien se impulsaban por relevantesintelectuales como Juan FranciscoAndrés de Uztarroz y VicencioJuan de Lastanosa.

Sin embargo, a medida queiba avanzando el XVII, los acerca-mientos a la cultura más selecta yclásica fueron transformándose.Por un lado, las academias reci-bieron la influencia de las nuevasy geniales propuestas literarias:los modelos poéticos de Góngoray Lope, las creaciones narrativasde Cervantes y Quevedo, y lospersonajes y tratamientos del tea-tro áureo. Y por otro, estos círcu-los fueron cambiando el conteni-do de sus reuniones, abandonan-do pro g resivamente los temasserios y éticos, y propiciando cer-támenes de poesía varia, vejáme-nes ingeniosos y otras piezas satíri-cas y burlescas que se convirtiero nen los a s u n t o s habituales de dichosconciliábulos. La academia comoentidad estructurada, como espa-cio de poder cultural, fue dandopaso a la academia coyuntural, a la

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reunión concreta y oportuna que amenudo tenía carácter deportivo,de entretenimiento, y en la que lospoetas y artistas leían sus discursosy poemas en un ambiente jocoso yf e s t i v o .

Para conocer el fenómenoliterario de las academias enAragón son indispensables, enespecial, los trabajos de Ricardodel Arco, José Sánchez, Willard F.King, y, sobre todo, Aurora Egido.Desde esa extraordinaria fuentedocumental e interpretativa, hayque empezar señalando que losprimeros ejemplos de academiasen Aragón fueron bastante incier-tos. El poeta y académicoLupercio Leonardo de Argensolahabla en otro discurso de la quepodría ser la primera academiaaragonesa, localizada en Monzón,en 1585, cuyos miembros erantodos de la nobleza; pero en reali-dad parece tratarse de una ocasio-nal tertulia a la que Argensolaacudía como oyente y acólito.También en Huesca podría situar-se una academia temprana, quizáen 1595, según la fecha que apare-ce manuscrita en el margen deciertos documentos del cronistaUztarroz, miembro y promotor devarias academias posteriores.

En las primeras décadas delsiglo XVII se originan diversasacademias perfectamente organi-zadas, de carácter grave y gustoclasicista, contrarias a la vena satí-rica y los vejámenes burlescos queya se estaban practicando y congran éxito en las tertulias madrile-ñas y sevillanas. En torno a 1602debió de existir una academia en

Zaragoza, de nombre desconoci-do, en la que el mayor de losArgensola leyó los discursos arri-ba citados, dos largos e interesan-tes parlamentos que constituyenuna completa declaración de prin-cipios académicos. Entre el 9 dejunio y el 8 de agosto de 1608, serealizó la Academia denominadaPítima contra la ociosidad, enFréscano, Zaragoza, en la casaveraniega de don GasparGalcerán de Castro y Pinós, condede Guimerá. De la A c a d e m i aPítima se conservan los estatutosy abundantes papeles donde seencuentran unas pocas poesías enlatín, castellano y catalán, comen-tarios sobre Vi rgilio y A l c i a t o ,disertaciones de jurispru d e n c i a ,de anatomía, y algunas composi-ciones religiosas. También entre el14 de agosto de 1610 y el 12 dejunio de 1611, y quizá más allá, ses abe de un ejemplo académicooscense en virtud de una colecciónmanuscrita titulada Poesías y papelesde la Academia de Huesca, de 1610,con actas correspondientes a lassesiones realizadas, poemas amo-rosos, desarrollo de emblemas yj e roglíficos, e incluso se mencionauna sugerente oración de encarg oque no sabemos si llegó a escribir-se: «El Olvidado diga en un discur-so qué se hace de don Quijote, si seestá aún encantado, si se casó, y lodemás que supiere de su historia». De entre todas las academias de laprimera mitad del seiscientos, elcaso más notable es la conocidaAcademia de los Anhelantes deZaragoza, que pudo extendersedesde 1628 hasta el fallecimiento

de su gran impulsor, JuanFrancisco Andrés de Uztarroz, en1653. Quizá tuvo su inicio a partiro como consecuencia delCancionero de 1628, colección depoesías en la que se vislumbranlas nuevas tendencias poéticas delBarroco y, especialmente, la huelladel genio de Góngora y sus másp re c l a ros seguidores, aspectosque van a ser fundamentalesen Uztarroz y sus camaradasAnhelantes. Hay varias obras de laépoca que aportan noticias o refe-rencias sobre esta importante aca-demia: la Historia de SantoDomingo de Val (Zaragoza, 1634);el Mausoleo que la Academia de losAnhelantes erigió en memoria deldoctor Baltasar Andrés de Uztarroz(Lérida, 1636); el Aula de Dios,Cartuja Real de Zaragoza de Miguelde Dicastillo (Zaragoza, 1637); laSegunda parte de la Universidad deA m o r de Andrés de Uztarro z(Zaragoza, 1640); certámenes comoel Obelisco histórico y honorario(Zaragoza, 1646) y la Palestran u m e rosa austríaca (Huesca, 1650);el manuscrito Retrato de los Reyes deA r a g ó n de Andrés de Uztarroz; y elAganipe de los cisnes aragoneses cele -brados en el clarín de la fama, tambiéndel famoso cronista, publicadot a rdíamente (Amsterdam, 1781;Zaragoza, 1890). Los componentesde esta academia declaraban suadmiración por los poetas y cená-culos italianos; seguían también losecos garcilasistas y tomaban comoguía al creador de las S o l e d a d e s y elP o l i f e m o. Eran artistas proclives a lapoesía encomiástica y amorosa, yen sus debates reflexionaban sobre

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historia política o sobre emblemáti-ca y poesía. Intelectuales dinámi-cos y bien relacionados con lanobleza, participaron de forma asi-dua en justas, obeliscos y panegíri-cos por todo A r a g ó n .

En las Rimas de Juan deMoncayo (Zaragoza, 1652) apare-cen unas octavas con el siguienteepígrafe: «En alabanza de la poe-sía y de los académicos, presiden-te en una academia que hubo enla casa el marqués de Osera, año1641», reunión que pre s i d i óMoncayo y de la cual ya no se hanencontrado más datos. Otra aca-demia parecida debió de llevarsea cabo en Tarazona a cargo delgran poeta Martín MiguelN a v a r ro, según consta en unacarta de Uztarroz fechada el 4 deseptiembre de 1643, único testi-monio de ese grupo. Ta m b i é npudo haber una academia enZaragoza, alrededor de 1650, a laque pertenecería Manuel Lorenzode Lizarazu y Berbinzana, autorde Acasos de fortuna y triunfos deamor (Zaragoza, 1654); en dichaobra se dice al respecto que unaacademia encargó a Lizarazu laredacción de una novela sin laletra «A», cuyo título fue El prínci -pe Federico. Por otra parte, lasBibliotecas de Latassa dan noticiade una posible academia en tornoal conde de Aranda; sin embargo,a tenor del vejamen que el biblió-grafo está rememorando, se trataa todas luces de una de las piezasque se leyeron en la posteriorAcademia del conde de Andrade.Todos estos casos de probablesacademias o tertulias, véanse la

casa del marqués de Osera,Tarazona, Huesca y Zaragoza, yalgunos más que se nos ocultan,podrían aumentar el ya de por sín u m e roso censo del fenómenoliterario que nos ocupa, y ello sinmentar los certámenes y justasque se realizaban en distintaslocalidades aragonesas, competi-ciones poéticas que a veces eranderivaciones de algunas acade-mias ocasionales.

Aunque no hay datos con-cretos que indiquen la existenciade una academia entendida comotal en el palacio oscense deLastanosa, lo cierto es que losdiversos intelectuales que acudí-an a dicho espacio, con la eminen-te figura de Gracián a la cabeza,seguido del canónigo Salinas, elc ronista Uztarrroz, el impre s o rL a rumbe, el propio mecenasLastanosa, además de otro smuchos artistas, conformaron enlos años treinta, cuarenta y cin-cuenta del siglo XVII un irrepeti-ble elenco de personalidades quefue centro de atracción y difusiónde varias artes y oficios. El círculolastanosino puede entenderse conobjetivos similares a las primerasacademias, esto es, con plantea-mientos humanísticos y de erudi-ción clásica; no obstante, los con-tenidos de sus reuniones y los tex-tos dados a la imprenta bajo elposible auspicio de las mismas,superan con creces los resultadosde otras agrupaciones. Para elaclamado prestigio de los jardinesoscenses tuvo que ver y mucho lapresencia y la obra de un escritorde talla universal como Baltasar

Gracián, pensador de puro genioy literato de excelentes e inolvida-bles pasajes. Por otra lado, tam-bién fue determinante la relaciónde Lastanosa con mercaderes ylibreros de Huesca, Zaragoza yotras ciudades, o su amistad condiversos nobles, como el conde deGuimerá y la familia de los Bolea,y, en fin, su devoción e intercam-bio con poetas, artistas y eruditosde toda la geografía hispánica eincluso del extranjero.

En esta breve exposiciónsobre el itinerario de las acade-mias aragonesas, el momento quenos parece clave para la permutadefinitiva de un concepto de aca-demia de tono serio y de anchasmiras por ot ro más reducido, cir-cunstancial y jocoso, se da hacia lamitad del XVII, hecho que, sine m b a rgo, no va a desmerecer lacalidad de los poetas de la nuevageneración, aunque debe advertir-s e que el seguimiento despro p o r-cionado del modelo gongorinop rovocó en algunos casos formaspericlitadas y metáforas re d u n-dantes de escaso valor literario.E n t re 1652 y 1654 debió dec o n g regarse en Zaragoza laAcademia del conde de Lemos,según las noticias que aportan tre sbuenos poetas de aquella época. Elp r i m e ro de ellos, Juan deMoncayo, marqués de San Felices,o f rece en sus hermosas R i m a s t re sl a rgos poemas «en alabanza» de laAcademia del conde de Lemos ysus ilustres contertulios, ademásde otras alusiones a esta academia,de la que Moncayo fue pre s i d e n t een varias ocasiones. De la misma

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forma, Alberto Díez y Foncalda, ensus Poesías varias (Zaragoza, 1653),p resenta una «Introducción» queescribió como presidente de laAcademia del conde Lemos, utili-zando los recursos literarios pro-pios del vejamen, cuya línea bur-lesca aparece también en otro sp o emas que son llamados «asuntode la Academia». Por último, JosefN a v a r ro, dentro de sus P o e s í a sv a r i a s (Zaragoza, 1654), exponeuna «Oración» que hizo como pre-sidente del citado grupo, y asimis-mo un «Vejamen que dio en laAcademia del excelentísimo señorconde de Lemos», en el que a tra-vés de la ficción de un desfile vacaricaturizando a los miembros dela academia, de manera muy pare-cida a como había hecho añosatrás Anastasio Pantaleón deRibera con sus propios vejámenes,en el seno de las famosas acade-mias de Madrid.

Poco después, la A c a d e m i adel conde de Andrade, hijo delconde de Lemos, en Zaragoza,aglutinó prácticamente a los mis-mos escritores que la anterior y con

criterios literarios idénticos, lo quese puede juzgar merced a otro veja-men de Navarro donde se hacechanza y mofa de los académicosde esta agrupación. De nuevo, elpoeta utiliza el motivo característi-co de la procesión risible y carna-valesca, aunque esta vez se trata deuna especie de retablo que ciertopersonaje ve proyectado en la fazdeformadora de un espejo, aspec-tos que re c u e rdan los modelosvejatorios de Pantaleón de Ribera,Cáncer y Velasco y Gabriel delCorral, elogiados y seguidos enmuchos puntos por Navarro, ye n t roncan también, por un lado,con la herencia de Cervantes y suinolvidable retablo del Q u i j o t e, ypor otro, con el legado del fasci-nante Quevedo y sus juguetes ycaricaturas.

Tras las reuniones en tornoal conde de Andrade, tan sólo res-tan dos academias zaragozanas,amén de aquéllas cuyos vestigiosse hayan perdido o estén todavíaescondidos. Una de ellas es la deVicente Sánchez o de Esquilache,que comentaremos después, y la

otra viene a mentarse en elRamillete poético de las discretas flo -re s de Josef Tafalla y Negre t e(Zaragoza, 1706), publicado trasla muerte del autor. En efecto, enlos preliminares del Ramillete sealude a una academia, concreta-mente en la aprobación adminis-trativa de un tal Nicio Pirgeo, delque se dice que es «académicoperegrino, en la Academia de losMisteriosos», mención que ya nose repite en todo libro, quedandomarcada dicha academia por laincógnita de su propio nombre.En otras partes de la obra se pre-sentan algunos poemas comoasuntos de una academia, pero enesos casos no se especifica de cuálse trata. Quizá sea la de Esqui-lache, dado que Tafalla participóen ella de forma activa, como asíse comprueba en el vejamen deVicente Sánchez.

En las décadas en las quesurgen las academias de Lemos,Andrade y Esquilache, y se editanlos poemarios donde apare c e ncitadas, también se publican algu-nas obras de la llamada pro s a

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novelística o novela cortesana, últi-mamente definida como novelacorta o novela barroca. En el casoque nos ocupa, suelen tratarse demisceláneas o historias enmarc a-das que recogen, junto a diversoselementos, anotaciones sobre elcontexto sociocultural aragonésdel Barroco, incluyendo a vecessesiones de academias y justas,cuya re f e rencia quizá sea real, perotambién igualmente ficticia, comoc o r responde al discurso narrativoen el que se desarrollan dichasobras. En primer lugar, hay quecitar las obras escritas por autore saragoneses: Segunda Parte de laUniversidad de Amor de JuanFrancisco Andrés de Uztarro z(Zaragoza, 1640); Cítara de Apolo yParnaso en Aragón de A m b ro s i oBondía (Zaragoza, 1650); E s c a r -mientos de Jacinto de FranciscoFunes y Villalpando (Zaragoza,1645 y 1650); Navidad de Zaragoza

repartida en cuatro noches de Matíasde A g u i r re (Zaragoza, 1654); Para síde Juan Fernández y Peralta(Zaragoza, 1661); y Vigilia y octava -r i o de San Juan Bautista de A n aFrancisca A b a rca de Bolea(Zaragoza, 1679). A ellas se puedenañadir otras obras de autores forá-neos publicadas igualmente en lasi m p rentas zaragozanas: La quintade Laura de Alonso de CastilloSolórzano (Zaragoza, 1649); Sala dere c re a c i ó n de Alonso de CastilloSolórzano (Zaragoza, 1649); A c a s o sde fortuna y triunfos de amor d eManuel Lorenzo de Lizarazu yBerbinzana (Zaragoza, 1654);Carnestolendas de Zaragoza en sust res días de Antolínez de Piedra-buena (Zaragoza, 1661); yMeriendas del ingenio y entre t e n i -mientos del gusto de Andrés dePrado (Zaragoza, 1663); además delas reediciones de novelas de Lope,Polo de Medina, Céspedes y

Meneses, y Pérez de Montalbán.Como se ve, todas estas novelas ymisceláneas coinciden en un lapsode tiempo determinado y salen a laluz en la misma ciudad. De algu-nos de estos autores, al margen delextraño caso de Lizarazu, se sabeque pertenecieron a ciertas acade-mias, por ejemplo, el cro n i s t aAndrés de Uztarroz, promotor dela Academia de los Anhelantes ym i e m b ro activo de varias agru p a-ciones posteriores. Otro poeta,Matías de A g u i r re, fue componen-te de la Academia del conde deLemos. Respecto a los autores forá-neos, Castillo Solórzano acudió a lafamosa Academia de Medrano, enMadrid, por no hablar de Lope yCéspedes, habituales participantesde academias y justas madrileñas.Del resto de escritores nombradosno quedan datos que afirmen suincorporación a las academiaszaragozanas de los años cincuenta

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y sesenta; ahora bien, en sus obras,como ya hemos dicho, se manifies-tan aspectos relacionados con elcitado contexto: surgen asambleas,competiciones poéticas y pullasverbales parecidas a las que pre-sentan los vejámenes académicos.Todas estas circunstancias indicande forma clara que durante dos ot res decenios existió en Zaragozauna gran promoción literaria y edi-torial, vinculada especialmente a loacadémico, foco de atracción parapoetas y prosistas de toda la penín-sula, lo cual generó, sin duda, unclima propicio para el desarro l l ode las academias y grupos queestamos comentando, y tambiénimpulsó la creación de ciertosmateriales, léanse tópicos litera-rios, que imitaron esa realidad enn u m e rosas escenas fingidas.

Tras este largo periplo aca -demicus, se llega a la agrupaciónzaragozana de la Academia delpríncipe de Esquilache, en la queel poeta Vicente Sánchez fuemiembro relevante, ejerció de fis-cal y leyó poemas y un copiosovejamen. Todo ello viene reflejadoen la Lira poética, la única obra quealude a esta academia y la descri-be con precisión. Quizá podríansumarse las Clases poéticas d eLópez de Gurrea (Zaragoza,1663), donde aparece una« I n t roducción a un vejamen quese dio en una Academia», piezaque posiblemente se redactó parael grupo de Esquilache, dado queLópez de Gurrea, el conde delVi l l a r, fue miembro del mismo eincluso obtuvo en alguna ocasiónel cargo de presidente, según

atestigua la L i r a. En cualquiercaso, la numerosa y variopintaasamblea que se reunía enZaragoza en la década de lossesenta, acogió, por un lado, avarios poetas jóvenes como elp ropio licenciado Sánchez, y poro t ro, a bastantes escritores de lasacademias precedentes, esto es, ladel conde de Lemos y la delconde Andrade, así como algúnallegado del grupo prestigioso deLastanosa, véase el tortosinoFrancisco de la To r re. En cuanto alos temas tratados, si bien los poe-tas componían versos amoro s o s ,encomiásticos y sacros, eran en sugran mayoría las piezas satíricas yburlescas las que se anunciabancomo materia académica, lo queresulta bien evidente en la L i r a d eSánchez, donde se puede leer,e n t re otros, el poema «Pintura deuna fea, por apellidos de personasconocidas de Zaragoza. A s u n t ode la Academia», y aquello otroque dice «Pre g u n t á ronle al autorsi era sabañón el que le hacía co-j e a r, y respondió leyendo en laAcademia estas quintillas», ade-más del largo vejamen que tam-bién fue expuesto en algunasesión de la misma.

Tanto Sánchez como laAcademia del príncipe deEsquilache re p resentan un colofóno punto de llegada en el proceso dev a r i a t i o que las academias aragone-sas desarro l l a ron, en su itinerario através del XVII, sobre su pro p i aconcepción y praxis, evoluciónque, sin duda, tiene que ver con loscambios ocasionados por la exce-lente literatura del primer Barro c o

español, y con las posteriore si m p rontas literarias que de ellos sed e r i v a ron. Además, hay que pararmientes sobre un factor de sumaimportancia: ese proceso no fue elmismo en las distintas zonas de lageografía española. Record e m o sque en los primeros años del XVII,mientras que en Huesca yZaragoza se creaban academias detipo renacentista, con idiosincrasiagrave y tendencia culta, en Madrids u rgían academias en las que seutilizaba constantemente el veja-men y la matraca, abundando tam-bién los certámenes típicamentefestivos. En Valencia, por ponero t ro ejemplo bien disímil, tras lapionera y famosa Academia de losNocturnos, claramente deudora dela escuela italiana, se originó unp roceso de cambio que fue enca-minándose hacia certámenes yacademias de ocasión; sin embar-go, entrada ya la segunda mitaddel XVII, se experimentó un re n a-cer humanista y científico y sepotenció la tradición musical, através de nuevas y variadas forma-ciones académicas. No es, desdeluego, el caso de Aragón y másc o n c retamente de Zaragoza, endonde el ejemplo de la A c a d e m i ade Esquilache y la L i r a de Vi c e n t eSánchez, con su vejamen burlón,sus poesías celebrativas y susvillancicos de tono jocoso, estálejos del legado clasicista y perte-nece ya a los últimos casos de aca-demias barrocas, grupos un tantofrívolos que gustaban de oracionesre p rensorias, poesía de entre t e n i-miento y exaltaciones del re n o v a-do culto pilarista.

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• SUÁREZ, Jaime (1945), «El mausoleo queconstruye la Academia de los Anhelantes de laImperial ciudad de Zaragoza a la memoria deldoctor Baltasar Andrés de Uztarroz, por JuanFrancisco Andrés de Uztarroz, Lérida,1636», Archivo de Filología Aragonesa, serie B,I, pp. 155-216.

• TAFALLA Y NEGRETE, Josef (1706),Ramillete poético, Zaragoza, Manuel Román.

Bibliografía Fundamental

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Un lugar de encuentro.

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Manuel Altolaguirreo el verbo inefable

María Pilar Martínez Barca

Tres años antes de la publicación de sus contro-vertidas Poesías completas, escribía ya LuisCernuda:

De Juan de la Cruz tiene Manuel Altolaguirreel fervor amoroso, el ímpetu apasionado, el sondenso y grave, que ya desde su primer libro,Las islas invitadas, latía entre la gracia leve einfantil de una adolescencia permanente.1

De forma más patente que en San Juan, ManuelAltolaguirre se deja acariciar, contemplar en lo ínti-mo, pasivamente, como un niño pequeño: «Éste nece-sita del amor, lo mismo que un niño (...) para sentirseguardado, defendido: el amor no despierta en éldeseo de envolver, de proteger, de acariciar, sino desentirse envuelto, protegido, acariciado.» (ibid). y elpropio autor se explaya sobre el Santo:

«¿Y San Juan de la Cruz? Sin otra luz ni guíasino la que en el mismo corazón le ardía, por unanoche amable más que la alborada, fue buscando suamor».2

No es una influencia aislada la de Juan de laC ruz. Lirica medieval, Gustavo Adolfo Bécquer,Machado o Unamuno confluyen de igual modo enA l t o l a g u i r re. Por otra parte, el místico español dejótambién su impronta en otros miembros de la genera-ción o grupo del 27, como Pedro Salinas –«El hombrese aproxima más a la totalidad»3–, Jorge Guillén deCántico y Homenaje o Dámaso Alonso de Hijos de la ira.4

La veta de lo clásico, intimista siempre, se dejatraslucir en su estudio magistral en torno a Garcilaso:

El sueño de la muerte y los sueños de amor leaguardaban, y tomando ora la espada, ora lapluma, dibujó una de las vidas más hermosas yatrayentes de su época.

Trasunto del amor y de la muerte, y del dolormás hondo, intenso, oscuro: «Su dolor lo llevaba den-

tro, su verdadera vida fue vida interor.»5 Y clásica estambién la inspiración de guiones de cine como Elrufián dichoso –de 1947, que recoge escenas cervanti-nas de El viejo celoso, El licenciado vidriera y DonQuijote–; Las maravillas –del mismo año y que englobaa su vez El retablo de las maravillas, El telar de las mara -villas y El filtro de las maravillas, entre Cervantes yAndersen–; y El cantar de los cantares de Fray Luis–l958.6 Pero hay en Altolaguirre otro elemento esen-cial que lo acerca a la mística, el silencio:

De niño me enseñaron a recordar. (...) De vezen cuando me obligaban a una completa confe-sión de mi vida hecha después de varios díasde silencio; días con horas deliciosas a la som-bra de los árboles frutales de una huerta.7

1 . Luis Cernuda, Estudios sobre poesía española contemporánea,Madrid, Guadarrama, 1957; en Poesías completas –edición deMargarita Smerdou y Milagros Arizmendi–, Madrid, Cátedra,1982, p.42, nota 33. Cernuda editaría la obra completa de ManuelA 1 t o l a g u i r re en julio de 1960 (Méjico, Fondo de CulturaEconómica), pasado un año del trágico accidente de automóvil queterminaría con la vida de su amigo y compañero de generación alregreso de la representación de su última película, El cantar de loscantares, en San Sebastián.

2. Manuel Altolaguirre, «En el campo de la poesía clásica españo-la», Universidad de La Habana, num.48 (mayo-junio 1943), pp. 123-128; en Obras completas, vol. 1, edición crítica de James Valender,Madrid, Istmo, 1986, pp. 275-280. En el trabajo alude asimismo aUnamuno, Fray Luis y Garcilaso, Lope de Vega, Góngora, JorgeManrique o Francisco de Quevedo.

3. Pedro Salinas, La responsabilidad del escritor y otros ensayos,Barcelona, 1961.4. Todas estas informaciones en Margarita Smerdou y MilagrosArizmendi, Poesías completas, op. cit.,41-43.5. Manuel Altolaguirre, Garcilaso de la Vega, Madrid, Espasa Calpe,col. Vidas extraordinarias, 1933;en James Valender, Obras completas,op. cit., vol. II, 1989, pp. 17-18.

6. James Valender, op. cit., vol. II, pp. 329-330 y 342-346.

7. Manuel Altolaguirre, El caballo griego; en James Valender, op. cit.,vol. 1, pp. 33-34. Manuel estudia bachillerato en el colegio de losjesuitas de Málaga.

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Y en su adaptación cinematográfica de El can -tar afirmará Fray Luis:

Cuando se ama, no se puede decir tanto como sesiente y por eso son sus razones entrecortadas y llenas deoscuridad.8

Amor, introversión pasiva, angustia existencialque lleva muchas veces a otra búsqueda, insaciedad,silencio. Salvando las distancias, la experiencia inefa-ble de San Juan de la Cruz y el constante replieguehacia sí mismo en Manuel Altolaguirre no son tandiferentes, tomando éste de aquel algo más que pala-bras y cadencias. Podemos observarlo en las distintasversiones de Las islas invitadas –«las insulas extrañas»,¿simple coincidencia?–, su primer poemario, y enotros libros, del juego vanguardista de los veinte a lalírica humana y más comprometida de postguerra.

El homenaje a Góngora, en el 27, supondríauna apuesta bien concreta por su belleza oscura, ypor las formas puras, de torre de marfil, de Garcilasoo Juan. Manuel Altolaguirre contribuiría al acto consu Poema del agua:

Árbol tendido, transparente, el ríosus ramas ascendentes, descendiendo, al monte, eleva, de los manantiales.

El verso retorcido, como rama frondosa dehipérbatos e imágenes, convive con el símbolo delagua, río y monte a la vez, que se eleva y se hundehacia el centro más íntimo, del aire y de sus islas, dela noche total de los sentidos:

Las nubes recortadas, suspendidas,islas del aire, blancas, miniaturasde plantas florecidas, altas, cobijan. Azules derramados. Coincidiendo los claros horizontes y los confinesoscuros de la noche, en la que hundida media tierra sin quilla se adormece.

(Poema II, vv. 1-3 y 10-14, pp. llS-l16) 9

P e ro ya un año antes, en 1926, ManuelA l t o l a g u i r re había dado a la luz Las islas invitadas yo t ros poemas, en la Imprenta Sur, de Málaga –f u n d a d ajunto a Emilio Prados en l924–.10 El juego conceptual ymetafórico tan propio de vanguardia dejaba traslucirconstantes alusiones a la cumbre, al pastor, a un belloanochecer existencial en el límite áureo de la tierra:

Negras cabras en fugaperseguidas por el pastor,que sube cotidianoa la cumbre del día, dieron la vuelta al mundo, sorprendiendo -sus mil ojos brillantes- acalorado ya, sangrante, rojo, al fin de su descenso, al pastor, que ignoraba ser el broche de oroen el borde bordado de la tierra.

(«Las islas invitadas», 3, «Negras cabras», pp. 99-100).

A la expresión más lírica del sufrimiento humano:«Ojo, no por su forma, / sí por estar a llanto someti-do.» («Manantial y ocaso», vv. 1-2, p. 101). Y también

8. James Valender, op. cit., vol. II, p. 466.

9. «El Poema del agua se publicó por fragmentos en los números VIIy VIII de la revista Verso y Prosa, Murcia, 1927, y en el númerohomenaje a Góngora de la revista Litoral, Málaga, 1927».(Poesíascompletas, edición de Margarita Smerdou y Milagros Arizmendi,op. cit., nota p. 113). Para todos los textos transcritos y estudiados apartir de ahora utilizo la presente edición.

10. La pasión de Manuel Altolaguirre por la imprenta nacería en suinfancia, como narra él mismo en sus memorias, El caballo griego.En Imprenta del Sur se dieron cita La amante, de Rafael Alberti,Perfil del aire de Cernuda o Ámbito de Aleixandre, entre otrosmuchos; así como la revista Litoral (Málaga 1926-27 -Méjico 1944),«la mejor revista poética europea del momento» según Paul Valéry.En 1923 había creado la revista Ambos, también en Málaga.

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a la muerte –ese año de 1926 moría la madre, y en1910 había muerto el padre, cuando el niño Manuelcontaba cinco años de edad–:

¡Qué golpe aquel de aldabasobre el ébano frío de la noche!Se desclavaron las estrellas frágiles. Todos los prisioneros percibimos.El descoserse de la cerradura. ¿Por quién? ¿Adónde?

(«Viaje», 1, «Su muerte», vv. 1-6, p. 104).

De 1927 es Ejemplo (Málaga, Imprenta Sur),donde el alma y el cuerpo parece se hacen uno en elpaisaje, al tiempo que se aíslan bajo las siete clavesdel silencio: «Cerré con llave el rostro, / cofre de loindecible, / permaneciendo inmóvil, / indiferente alaire. // Y quedé olvidado, / hermético, interior, / detactos, luz y música, / olvidado y ausente.» («Poemasde asedio», 2, «Cerré con llave», pp. 132-3 3). Y elalma, así, se antoja imperceptible: «Se levantó sin des-pertarme. / Andaba lenta, aplatándose tanto, / hastapasar bajo imposibles / sitios huecos, / o estirándosefina como un ala, / atravesando puertas entreabier-tas.» (3, «Alma», vv. 1-6, p. 133). Un silencio visualante el reflejo externo, por doloroso, frente a la nocheíntima que atesora vivencias: «Lo que fue en el espe-jo / diminuta, irregular esfera, / ahora al cerrar losojos: / ¡qué nocturna llanura inmensa guarda!» (4,«Memoria», vv. 1-4, p. 134). Soledad sin ventanas:«Mi soledad llevo dentro, / torre de ciegas ventanas.»(8, «Separación», vv. 1-2, p. 139). Paraíso cerradodonde todos los pájaros convocan al encuentro inte-rior –¿el pájaro solitario de San Juan?–:

Estabas solo y alto.Yo miraba cómo todos los pájaros debajo de tu frente se escondían.

(«Otros poemas», 1, «Retrato», vv. 1-3, p. 142).

Más distancia entre paisaje y alma, trascenden-cia y materia se da ya en Poesía (Málaga-París, 1930-31), del mismo titulo que la nueva revista literaria:«Al ver por dónde huyes / dichoso cambiaría / lassendas interiores de tu alma / por las de alegres cam-pos.» («Escarmiento», 1, «Fuga», Vv. 1-4, p. 149). Elhombre, y el poeta, frente al mundo:

La ventana separael mundo de los trenes, de los grandes vapores, de los hombres a pie, del mundo quietode un alma sola.

(4, «La ventana», vv. 1-6, p. 151).

Un espacio interior propicio para el sueño:«¿Qué importa que tus años / sean muchos, si en tufrente hay sitio para un sueño?» («Saraí», Acto 1, Vv.1-3 de la 4 estrofa, p. 159). Pero contradictorio y anta-gónico, al tiempo hondura y vuelo: «No bajo montesde tierra / sino que escalo simas de aire. / Lo máshondo del barranco / es cumbre de estos cristales.»(«Paseo», 1, «La llanura azul», Vv. 1-4, p. 160). Laoscuridad total que preludia la unión y la Palabra:

Ahora la luz no existeni vemos ya la rosa,ni el niño, el hombre, el árbol, ni la nube, ni el sol.Dios mio, estoyen tu Voz sin espacio ni tiempo, entre otras voces tuyas creadoras.

(«Vida poética», 11, «Olvido», vv. 1-7, p. 169).

Pocas veces una metapoética tan bella en la líri-ca española, una declaración tan estremecedora delíntimo silencio creador. Es la fuente escondida tras lanada: «Sentidos ignorados del Universo: / ¿adóndelleváis las sensaciones / que adquirís de la nada?»(12, «Preguntas», vv. 1-3, p. 170). Es la vida y la muer-te, finamente enhebradas: «Mi cuerpo, / no te separesde tu sombra, / que se muere. // Que se muere elcuerpo / (sombra que es del alma). / Alma, / no tesepares de tu cuerpo.» (16, «Sombras», vv. 1-7, pp.173-74). La esencia de la luz, intuida en la noche:

El alma es igual que el aire, con la luz se hace invisible, perdiendo su honda negrura.

Sólo en las profundas nochesson visibles alma y aire.Sólo en las noches profundas.

(«Amor», 3, «Noche», vv. 1-6, p. 190).

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1931 supondría un antes y un después paramuchos poetas. La República trajo una esperanza,una participación mayor en la esfera social y cultural,un aire renovado. El patrón literario del juego por eljuego se irá sustituyendo por otro más humano, ins-pirado en Machado y Unamuno. Borradores (1931) yLa voz cálida (1934), de Ildefonso-Manuel Gil, Júbilos(1934) de Carmen Conde, o Perito en lunas (1933) y Elrayo que no cesa (1936) de Miguel Hernández –enEdiciones Héroe–, entre otros, marcaron una época.También a A l t o l a g u i r re la vida parecía sonre í r l e .Continúa sus viajes por Europa –París, Madrid,Londres–; conoce a la que será su esposa, ConchaMéndez, en 1932 –testigos de su amor, García Lorca,Juan Ramón Jiménez, Guillén, Cernuda–; perseveraen su labor editorial, con Ediciones Héroe –dondeaparece La lenta libertad (1936)– y las revistas 1616(Londres, 1934-35) y Caballo verde para la poesía(1935-36)11. En Soledades juntas (Madrid, Plutarco,noviembre 1931), poemas aún inéditos junto a unaantológica de lo ya publicado, no sin cierto regustogongorino, le cantará al amor:

Me conducen los ríos, y tu amor, ese lagocorazón de la isla, es la fuente de todaslas líquidas comarcas. Te haces querer. Te quiero. Mira mis blancas olas.

(Parte 1, 3, «Te quiero», vv. 15-21, pp. 199-200).

Pero también a la muerte –manifiesto el influjomanriqueño–: «Nuestras vidas son los ríos / que vana dar al espejo / sin porvenir de la muerte.» (Parte II,5, «El mar», vv. 1-3, p. 207). Y hasta a la soledad, comouna isla en medio de dos cuerpos que se aman:

«¡Qué sola estabas por dentro»

(Parte 1, 1, “Beso”, y. 1, p. 198).

Continúa el auge editorial cuando en 1936(Madrid, Viriato) ve la luz la segunda versión de L a sislas invitadas. Poesía ya de plenitud que deja vislum-brar oscuros desarraigos –en 1933 fallece el primer hijode Manuel y Concha, en 1934 el ambiente político ysocial parece comenzar un nuevo ru m b o–, refleja unasoledad más absoluta, contradictoria, íntima:

Bajo esta unión sin límites, los hombres solitarios se encierran en si, aguardan olvidos y presagios, nieblas íntimas, aires, besos encarcelados, dicha sin libertad.

(«Aire y niebla», vv. 13-19, p. 239).

El poeta, y el hombre, se entrega a la noche máscerrada: «Consoladora noche, / madre que es todaoídos, /para las quejas hondas, /para los altos gritos.»(«N o c h e», vv. 13-16, p. 241). A un amor que le anega:«Ahogada en amor, tu amor / como un mar me soste-nía. / Altos vientos me empujaron / solitario a la deri-b a .» («A b a n d o n o», vv. 5-8, p. 240). A una ausencia delímites que rozan lo inefable:«Tu mirada nada mira; /tiene un dolor tan lejano / que ahora está re l a c i o n a d a/ con cosas de otro nivel, / con flores, luces, aromas, /de un firmamento más alto, / último jardín de Dios.»(«No sé si llevas», Vv. 7-13, p. 240).

P e ro es también un cántico al presente, amor yplenitud sin comisuras, negación de deseos que per-turben el vuelo de las aves, isla en el dolor de la exis-t e n c i a :

Mi presente una isla rodeada de amor por todas partes, sin esperanzas, sin recuerdos, donde todas las aves son besos que se esconden en las frondas sangrientas.

(«Mi presente», vv. 1-6, p. 244)12.

Y el libro es asimismo una metapoética con-densada, reflejo del autor en sus sílabas mínimas:«Editor de cristales / de mí mismo, me pierdo. / Voypor campos y valles / con mis sombras por séquito, /que me abandonan cuando / por donde paso,quedo.» («Editor», vv. 1-6, p 248). Clave secreta y últi-ma del amor y la muerte: «Para entrar en tu ausencia,/ en esa construcción de tu vacío, / tus palabrasmayores –muerte, amor– / son las puertas que invi-tan.» («Homenaje a Julio Herrera y Reissig», Vv. 1-5,p. 249). Desvelar hermosísimo del corazón del verso:

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Recorre el amor mi verso, Baja y sube por sus hijos; el corazón que lo impulsanunca lo dejo tranquilo, que quiere vivir y late, corazón propio, escondidoentre palabras que correnpor venas que son suspiros. Mujer desnuda, el poema guarda su secreto ritmo.

(«Secreto», vv. 1-10, p. 250).

Después de 1936, Manuel Altolaguirre dismi-nuye su producción poética, a cambio de una mayordedicación al teatro –d i rector de La Barraca ese mismoa ñ o– y al cine. La impronta de la guerra y el exilio a LaHabana y luego a Méjico, junto a la separación de suprimera esposa, habrían de dejar huella en su vida. Seinserta de este modo en esa línea entre existencial ydesarraigada de los dos grandes hitos de postguerra,Sombra del paraíso de Vicente A l e i x a d re e Hijos de la irade Dámaso Alonso, a mitad de camino una vez máse n t re el garcilacismo clasicista y el desgarro interior delh o m b re dividido y solitario –según las coordenadas dela época, entre G a rcilaso y Espadaña–.

La edición de Poemas de Las islas invitadas(Méjico, Litoral, 1944)13 se muestra, en consecuencia,más sombría, introspectiva, oscura:

Mi corazón dio golpes en la oscura puerta interior, y se me fue la vidahacia dentro, hacia ayer, hasta sentirseencerrada de nuevo en la semilladel Sembrador de sueños.

(«Hacia ayer», Vv. 1-5, p. 274).

La vida como sombra y como sueño, caldero-niana y clásica, toma visos de esencia: «Sombra de unsueño somos, / de una oscura llanura / que da su fazbrillante / a la luz de los dioses.» («Sombra», Vv. 1-4,p. 274). Y se va transformando en una inmensa sole-dad sin orillas: «Vivo despacio sin ti, / sin ti mis horasson largas, / debo a tu ausencia una vida / que no sécon qué llenarla.» («Vacío», vv. 1-4, p. 277). Y el poetadesvela sus heridas más íntimas: «La pequeñez de misecreta herida / me hace llorar aún más que la her-mosura / del incendio que de ella se dilata.»

(«Lamento», vv. 10-12, p. 280). Ese tiempo inhumanoque fluye hacia la nada: «Tiempo sin forma de hom-bre, / con insistentes llanuras, / no atraviesa, empu-ja, lleva / mi tiempo humano en su espejo.” («Tiempoinhumano», w. 1-4, p. 280). El camino que lleva alhombre y su semilla «Porque estamos distantes / nossentimos pequeños. / Camina hacia ti, hombre, /camina más adentro. / Cuando te des alcance, / ten-drás entre tus dedos / una leve arenilla / de verdadesy sueños.» («El polvo», p. 281). Y al final, el retomomás bello y entrañable al edén de la infancia:

Edad me quitan los árboles, me roban vida.Otra vez soy como un niño sin el pesar de mis días.

(«Niño del alba», vv. 1-4, p. 283).

Un tiempo primigenio que perdura en la tierray el fuego, en el alma y el aire: «Mi tiempo grabado enaire, / en agua, en fuego, en arcilla, / testimonio dade un alma / que ante Dios se exterioriza.» (Ibid. Vv.17-20, p. 284). ¿No nos traen estos versos los ecos másgenuinos de San Juan o Valente?

Todavía entregó Manuel A l t o l a g u i r re unosNuevos poemas de Las islas invitadas (Méjico, Isla,1946). Dedicados a su segunda esposa, María LuisaGómez Mena, continúan ahondando en el misterio delh o m b re y su existencia. Ángel a ras de suelo en ocasio-nes: «Dicen que soy un ángel /y, peldaño a peldaño,para alcanzar la luz/ tengo que usar las piernas.»(«Para alcanzar la luz», Vv. 1-4, p. 289). Jardín cerradoen si y en sus re c u e rdos: «Vida de amor, como un jar-dín cerrado, / por entre cuyas flores va perdido / elh o m b re que seré, el que vencido / por los años re c u e r-de su pasado.» («El hombre que seré», vv. 1-4, p. 293).

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11. Aparte, diversas traducciones de poesía francesa -Víctor Hugo,Chateaubriand, Jules Supervielle en 1932, una Antología de la poesíaromántica española y la biografía Garcilaso de la Vega (ambas enMadrid, Espasa-Calpe, 1933).

12. Por más que ese presente obligue a una coraza, a aislarse frenteal mundo: «Estoy tan insensible, / que el mundo inexistente / escomo un doble sueño / que no me sobresalta.» (Ibid., vv. 7-10).

13. Un único título separa ésta de la edición de 1936: Nube temporal,La Habana, col. «El ciervo herido», 1939.

En sus últimos años el autor se centró más en elcine y en colaboraciones en revistas. Pero su veta líri-ca seguirá acrisolando silencios interiores, fuegos decontención, oscuridades íntimas. Así en Fin de unamor (Méjico, Isla, 1949):

Pudo ser voz pero es silencio herido, ansia apagada, oscurecido anhelo, fuego y canto interior lejos del cielo, flor mineral, tesoro defendido.

(«Lo indecible», vv. 1-4, p. 30 1)14.

La vida, como el canto, se repliega hacia den-tro; quizá por abandono o frustración, pero quizátambién por resguardar del viento tanta pasión enéxtasis. Otras veces, nos ofrece el poeta paráfrasis deversos sanjuanistas, vueltas ahora a lo humano:

Cruzó el césped tu sombra y presuroso alcé la vista por seguir tu vuelo,mas la alegría del azul del celome hizo olvidarte, pájaro piadoso;

(«Soneto a un cántico espiritual», vv. 1-4, p.3 13).

O en este otro elogio a la mística:

Árboles que tenéis corteza pura, insensibles a la yedra trepadora, de terrestres amores defensora, mostráis en cambio vegetal ternura

en los últimos brotes que, en la altura del cielo, abren los labios de su floraa la amorosa luz que en esta hora derrama en ellos toda la hermosura.

(«Soneto en elogio del sentimiento místico», Vv. 1-8, p. 314).

El juego entre palabra y contención, tan propiode la poética del silencio, de San Juan de la Cruz hastafinales del siglo XX, continúa presente en Poemas enAmérica (Málaga, El Arroyo de los Ángeles, 1955):«Vestida de sonido / con su piel de palabras, / sale ala luz del día / mi vida recordada.» («Mundo sono-ro», w. 1-4, p. 323). Se diría que el canto, en el poeta,es oración callada, vida vuelta hacia dentro: «Hijo dela oración, / cada mañana / dejo el seno del cántico,/ me desnudo del seno que se eleva / a la gloria de

Dios.» («Escribir es nacer», vv. 1-5, p. 323). Vivenciatrinitaria de la luz –frente a la batalla de contrariosreflejada en el dos, en lo terretre-:

Quiero vivir para siempreen torre de tres ventanas, donde tres luces distintas den una luz a mi alma.

Tres personas y una luzen esa tone tan alta.

(«Trino», vv. 1-6, p. 326).

Porque Manuel Altolaguirre, como todo autén-tico poeta consagrado al silencio creador, permanecepor siempre en esa edad idílica, sin tiempo, que lo fuesumergiendo hacia si mismo: «En ella estoy. Te escri-bo rodeado / de una redonda fuga de horizontes, / yte respondo como desde el lago / responde el agua algolpe de la piedra.» («Tú no lo ves», Vv. 17-20, p. 339).Pendiente está un trabajo más profundo que vayadesvelando en Altolaguirre una rica influencia místi-ca, Teresa y Juan al fondo, de la herida sangrante deexistencia al vuelo del amor:

En el fuego o en la rosa estás perdiendo la vida. Buscas la luzy te vuelves ceniza.Vas por aromay te hiere la espina.

Abre tus alasque quiero leer tus heridas.

(«Mariposa», p. 340)15

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1 4 . Poemario reeditado en Madrid en 1974, con prólogo deMargarita Smerdou Altolaguirre. Otros textos del libro que reflejanesa metalírica del silencio, mística y existencia contenidas: «Era lavida. Su rumor llegaba / desde la espuma hasta mi sed, un río /que levantó su pecho para hablarme.» («Profecía», vv. 1-3, p. 303);«Ya su desnudo en la noche / nadie lo ve, que atraviesa / profun-didades que sólo / a Dios, su centro, la acercan.» («Centro delalma”, vv. 11-14, p. 304); «Isla de eternidad de costas muertas, /muerte de sed de tiempo, rodeada / de una niebla de olvido inter-minable.» («Cielo», vv. 1-3, p. 307).

15. Los dos últimos fragmentos transcritos se reúnen bajo el epí-grafe de «Últimos poemas» (1955-59), en las dos ediciones dePoesías completas citadas –la de Luis Cernuda y la de MargaritaSmerdou y Milagros Arizmendi–.

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A unque publicado por El Bardo en 1972,Treinta y cinco veces uno, cuarto de los librosde poemas dados a las prensas por José

Antonio Labordeta, hacía alusión en su título a laedad del poeta, nacido en marzo de 1935, en el año enque fue escrito, 1970. Aunque no soy estudioso de suobra poética, y a fe que tampoco conozco a muchosque lo sean1, tengo para mí que éste es el más logra-do de todos los poemarios editados por el escritor2.

El ejemplar dedicado que poseo es, seguramen-te, el segundo de sus libros que leí, tras Cantar y callar,casi pionero del libro-disco con su vinilo de cuatrocanciones incorporado y auténtica novedad en su día.Aunque le habíamos oído cantar privadamente, elque uno de nuestros amigos editara un disco era unacosa absolutamente sorprendente y maravillosa,mucho más que el que luego se hiciera famoso y suscanciones fueran conocidas en toda España.

En 2005, fecha en que el poeta ha cumplidosetenta años, Treinta y cinco veces uno, aparece en lamitad de su camino vital como un referente que cie-rra la época, diríamos, privada del cantautor que, apartir de entonces, a través de su actividad en losescenarios, la televisión y el ruedo político, llegaría aconvertirse en un icono, primero aragonés y que, des-pués, trasciende las fronteras del antiguo reino.

El libro se abre con «Nos haces falta sin fondo»,uno de los dos o tres poemas más carismáticos delzaragozano, doble homenaje a su hermano Miguel yal autor que, quizá, más perturbó la conciencia de losmás jóvenes componentes del grupo Niké, CésarVallejo. Del enorme y grave poeta peruano conserva«Treinta y cinco veces uno», el tono varonil y triste –yhasta, en muchas ocasiones, desolado–, el gusto porla imagen y, claro, la conciencia social. No va sinembargo, José Antonio, tan lejos en las audacias l é x i-cas ni en las deslumbradoras imágenes, que en el poetaandino eran consustanciales y que prodigó con geniali-

dad desde su primera obra. Los poemas de José A n t o n i oL a b o rdeta son más desnudos, menos efectistas y, quizá,menos «h u m a n o s»que los de César Vallejo. En el fondo,hay en Labordeta un metafísico y es en sus alusiones alo telúrico, a lo preternatural, a lo incomprensible delmundo, cuando consigue sus mejores re g i s t ros. Esospaisajes batidos por el viento, el mar sin fondo, la desa-zonante inquietud por la «a u s e n c i a»son, sí, una conse-cuencia de la desaparición de su hermano y maestrop e ro, también, muestra de una grieta antigua y malsuturada, una ansiedad por la vuelta al origen, un gemi-do existencialista y profundamente solitario.

El «nadie» es una constante en la poesía labor-detiana. Hasta los títulos nos lo muestran directa-mente: «Nadie en las puertas», «Luego nadie vuelve»,«Aquí no canta nadie», o, indirectamente: «Se hanmarchado», «Queda tan solo», «Abandonan la pie-dra», «Ultimo paso entre las tumbas»... Como losextremos se tocan, es posible que su actividad públi-ca haya constituido un contrapeso de ese sentimientode soledad que, al trascender en lo simbólico, se reve-la con más hondura.

O t ro de los temas re c u r rentes en José Antonio es elmachadiano «camino de la vida». El poema «Se andan»

J.A. Labordeta:treinta y cinco veces dos

Javier Barreiro

1. No es esta la ocasión para emprender una búsqueda exhausti-va, pero el último análisis de alguna extensión (cuatro páginas)que conozco de la poesía de José Antonio Labordeta va a cumplirdiez años. Es el de Antonio Pérez Lasheras en su Poesía aragonesacontemporánea (Antología consultada), Zaragoza, Mira, 1996, pp.294-297. En la bibliografía que esta autor ofrece, y a pesar dehaberse escrito varios libros sobre la figura del cantautor, tampo-co parece que se preste apenas atención a su poesía.

2. Así debí de pensarlo en la época en que lo leí pues uno de lospoemas del que fue mi primer libro poético, premiado pero nopublicado y que llevaba el pedante pero tan contemporáneo títu-lo de Rescate, duelo y consunción de la ceremonia, se encabezaba conuna cita extraída de «Nadie vuelve», el octavo de los poemas deTreinta y cinco veces uno.

Ágora( 2 6 )

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es como una vuelta de tuerca de «Se hace camino ala n d a r»:los caminos se re c o r ren en pos de una meta, que,en el fondo, es el re g reso al origen. Y el viaje es circ u l a rp e ro únicamente se re g resa a una niñez sin apoyos, sinm a d re, sin re f e rencia. Se vuelve al mismo punto perosin haber encontrado aquello que se perseguía.Existencialismo en puridad: el hombre siempre está per-dido, como se manifiesta explícitamente en «Queda tans o l o»: Todo es vacío, eso es lo que tenemos y lo que nosa g u a rda. Hasta los paisajes revelan esa desnuda care n-cia, eriales polvorientos, de tonos grises, pardos y ame-n a z a d o res. Son escenarios casi rulfianos pero en los queni siquiera hay lugar, como sucede en el mejicano, paralo maravilloso. No hay muertos, ni espíritus ni otra pre-sencia que la del famoso «v i e n t o» l a b o rdetiano, en susimbología de poder temible y ciego:

Nadie en las puertas.Nadie en los largos corredoresque conducen directoshacia las antiguas plazas y viejos campanarios

Sólo el viento,testigo del naufragio.

La despoblación de los pueblos castigados por laemigración es uno de los re f e rentes concretos de esaobsesión por el vacío, la desolación, la desesperanza.P resente en poemas como «Se han marchado», «Nadieen las puertas» y «Abandonan la piedra» y en tantascanciones del autor, el sujeto activo no suelen ser loscampesinos que han desertado en busca de una vidamenos esclava, sino la tierra, los pueblos, las casas pri-vadas de vida, de razón de ser, hundidas en el aban-dono y que, a veces, alcanzan presencia activa, trans-mitiendo su desesperación. En «Se han marchado» esla puerta «que golpea contra el viento» la que lo pro t a-goniza. Sin embargo, la presencia humana es la que, alfinal, convierte el poema en algo conmovedor:

Y lejos,más allá de las últimas carrascas,alguien recuerda la camadonde fue concebido con tristeza.

Como un resumen simbólico, el poema que figu-ra al final de Treinta y cinco veces uno, «Ultimo pasoe n t re las tumbas» es una visión del Belchite abando-nado. Tan vinculado a los orígenes familiares del escri-t o r, el arrasado pueblo zaragozano languidecía ya afinales de los ochenta sin que de él se acordasen quie-

nes así lo habían dejado, como ejemplo de la re s i s t e n-cia, ni, por imposibilidad concreta, quienes podían re i-vindicarlo como símbolo de otra cosa. Pocas imágenesmás explicativas de esa desolación labordetiana quehunde sus raíces en el pasado. Incluso, sus imágenesmás logradas, como «martes sin alcoba» parecen suge-rir una carencia metafísica.

Son los poemas con explícito tinte social losmenos conseguidos de esta primera parte, tal vez ycomo no podía ser de otra manera, porque el poetaresulta tanto más convincente cuando, con concienciao no, se refiere a sí mismo. Encabezada por una ilus-trativa cita de su hermano Miguel, «De mi propia tris-teza de ser hombre» es, seguramente, la más conse-guida del libro, la más humanamente conmovedora y,elípticamente, explícita.

Titulada «Sociedad de inconsumo», la segundaparte se compone de poemas descriptivos que nosdan la pauta de una ciudad provinciana y varada enel tiempo a finales de los años sesenta, cuando ya seha desarrollado la revolución beat, el mayo de 68 yEuropa y, sobre todo, España, se aprestan a consumarun cambio que se respira, que se palpa en el ambien-te. Sin embargo, el Teruel de Labordeta es todavía la«Calle mayor» –título de uno de los poemas– deBardem, un lugar varado, absurdo, con curas, tiendasde velas, soportales y estudiantillos de corbata quenada saben pero, torpe e inconscientemente, parecenquerer otra cosa.

La mirada de José Antonio Labordeta se fija en elpaisaje urbano, en los edificios de arcilla, en la plaza,en los callejones, en ese viento violento, que tambiénllega a la ciudad. Una corsetería, una fuente, un mira-dor, la catedral... Quietud, inmovilismo, ausencia detranscurso. Nada parece hacer pensar que todo c a m-biaría en pocos años. Hasta el amor, espontáneo y juve-nil, se contamina de esa desesperanza y el abrazo deuna muchacha a un joven empleado de correos, es unabrazo «d e s o l a d o». La vida está reglada como, tan bien,muestra «El reloj a las tres de la tard e». De vez en cuan-do, sugerida, una sinestesia: los calamares fritos. Sóloeso. Cero de sensualidad. Si se sugiere el erotismo esturbio, la vida, agria, el pasado, penoso, el pre s e n t e ,inmóvil, el futuro, no existe.

Sólo en el poema «Domingo decembrino» apare-ce una pintura de algo que puede anunciar otra cosa:

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Al lado de las campanas y las partidas de baraja,muchachos con melena miran posters que les traen«re c u e rdos de París y de su audacia” aunque todo seresuelva en vacío, «guateque moral» y pasear por losp o rches. Algo parecido podemos re c o rdar los quesomos un poco más jóvenes de nuestros dieciséis años.L a b o rdeta también trae a los cultos «mirándose elo m b l i g o» y, de nuevo, a los que se han marchado: otravez el «No queda nadie», principio del poema «¿ Y l o so t ro s ?», con el que acaba la parte central de Treinta ycinco veces uno, frase que, además de dar título al libro ,encabeza el poema inicial de la tercera parte: “Sociedadde consumo».

Labordeta se propone afrontar en ella la falta delibertad, la represión, la injusticia, que explicarían elinmovilismo urbano y vital de la parte anterior. En«treinta y cinco veces uno» el poeta se presenta vol-viendo atrás con una mirada, aciaga. Salmódica yvallejianamente, enumera «nuestro silencio, nuestrovacío, nuestro incendio» y su colofón suena comoinequívocamente labordetiano:

Es duro, ya muy duro,treinta y cinco veces duromirarse en el espejo y no re c o n o c e ra aquel muchacho que se nos fue perdiendo en las esquinas.

Treinta y cinco veces uno, vivo,duro todo en el paisaje, ahora y viento, siempre. No habrá nunca silencio.

El mismo poeta, abatido y trasteado por el vientode la primera parte, se explica ahora, con más claridad,quizá, de la que conviene, para abominar de la ausen-cia de libertad de expresión: «Medios de comunicacións o c i a l», de la nulidad de los valores para la sociedad deconsumo: «He escrito», de los desmanes de la autori-dad y el poder:«Poneos en las manos» o, en general, dela insoportable injusticia, como sucede en el oteriano«Escuchando el canon de Pachelbel», en el que el amory solidaridad con los que sufren es un claro eco deaquellos «brazos, como llama al viento» que, clamoro-samente, querían recoger a los desdichados.

El poeta vuelve a sí mismo en los dos poemassiguientes: «Acuérd a t e» y «Hoy quisiera»: la niñez,turbia y silenciosa, de modo que concluye que nunca«fuimos realmente niños» y la injusticia brutal del pre-sente no permite siquiera el refugio en aquella niñezdespoblada. Sin embargo, al final, un lugar para lae l e g í a :

Nada como entonces,a pesar de todo.

«Hoy quisiera» e x p resa el deseo de un mundo dife-rente, una vida sin rutina, sin conformismo pero

somos de aquí, del billete señor,la carne va subiendoy el hígado viejo se estropea. Somosde las tardes de fútbol.

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De nuevo, la total desesperanza, la imposibilidadde huida, el mundo sin salidas, el final apodíctico:

Y aquí no hay quien se salveDe la hoguera.

«No bomba» es el penúltimo poema del libro .Anclado en la negatividad, el escape está en la disolu-ción, la enumeración caótica. El absurdo se adueña delpoeta enajenado en una composición con claros ribetesv a n g u a rdistas. Pero, al final, lo mismo, la obsesión fun-damental del Labordeta tre i n t a ñ e ro: NADIE.

¿Nadie al otro lado de la línea?¿Nadie al otro lado de la línea?

Nadie!Nadie!Nadie!

Objetos:InodoroCocina de butanoEspecial para cariesEspecial para cabellos grasos.

Nadie responde.Nunca.Qué le vamos a hacer!

Cargarse de paciencia.

Igualmente deudor del vanguardismo irónico alque habían dado carta de naturaleza los Nueve novísi -m o s, el enumerativo poema final, «Sintetice», acumulaconceptos aparentemente sin relación para, al final deellos, derivar en el suicidio, la angustia, el melodramacotidiano... Los versos finales son una letanía que dacuenta de la impotencia definitiva de cualquier inten-to. El camino circular al que aludía arriba se cierra,como vueltas de jamelgo atado a la noria, con unamachacona repetición, que se itera por tres veces:

l a rgas máquinas con largos papeles escriben largos fragmentos de largos–Repito–INFINITAMENTE.

Muy somera y parcial es esta visión de una partede la poesía de José Antonio Labordeta y es seguroque, con mayor tiempo y mejores capacidades que lasmías, podría llegarse a percepciones de más hondura.Sin embargo, si acometo este pequeño ensayo es,s o b re todo, para llamar la atención sobre cómo nisiquiera el más famoso de los aragoneses de hoym e rece la atención de los estudiosos en el segmentomás genuino de su producción literaria. Aquí no hayque lanzar el socorrido y gemebundo gori gori deíndole netamente aragonesa. Esta es, hoy y hace años,la situación de la poesía española, de la crítica espa-ñola, de la educación en España.

Cinco VillasComarca de las

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A lgunas veces... A l g u n a sveces... Por cierto, muypocas veces, surge una

voz díscola entre la multitud quevocifera su interés por la poesía.Además, si lo hace más concreta-mente por la de nuestros días,uno queda por unos minutos enestado de shock, después respirap rofundamente e irradia unapaquidérmica sonrisa. Inmedia-tamente se pone a escribir y tratade satisfacer el aura de tan excep-cional criatura.

Con este propósito, me voy aa d e n t r a r, de una forma somera ys e g u ro que incompleta, en la poesíaespañola de los últimos veinticincoaños. Aunque más bien podríamoshablar del año 1982 como el inicio deuna nueva etapa con la concesióndel premio Adonais a El jardíne x t r a n j e ro de Luis García Montero .En cierto modo, este libro es arran-que de eso que se ha venido a llamar«poesía de la experiencia». Ta m b i é nconocida en el mundillo literario cono t ros nombres: «poesía sensata»,«poesía de sesgo clásico», «p o e s í afigurativa» o «poesía de línea clara».M a rchamos, sin duda, esclare c e d o-res de la esencia del producto poéti-co en cuestión (a diferencia de lanarrativa, deséchese en este casocualquier connotación merc a n t i l i s t aen la palabra «producto»).

Una primera valoración deconjunto de esta línea poética laencontramos en el libro de LuisG a rcía Martín titulado La genera -ción de los ochenta, Va l e n c i a ,Mestral, 1988. El crítico incluyee n t re otros, además del menciona-do poeta granadino, a Jon Juaristi,Andrés Trapiello, Julio MartínezMesanza, Felipe Benítez Reyes,Carlos Marzal o Vicente Gallego.Se olvida de otros autores, que conla perspectiva del tiempo, se consi-deran igualmente impre s c i n d i b l e spara la valoración en conjunto dela «poesía de la experiencia»: JoséMaría Delgado, Concha Garc í a ,A l e j a n d ro López A n d r a d a ,Manuel Gahete, José JulioCabanillas, Roger Wolfe o Jorg eRiechmann. Aquí los poetas. Perosería injusto no mencionar lasrevistas y editoriales que canaliza-ron y ayudaron a consolidar losnuevos presupuestos poéticos. Encuanto a las revistas: en Sevilla,R e n a c i m i e n t o; en Jérez de laF rontera, Fin de siglo; en A s t u r i a s ,Reloj de are n a y C l a r í n. En cuanto alas editoriales1: «Renacimiento» e nSevilla, «La Ve l e t a» en Granada, y« P re - t e x t o s»2 en Va l e n c i a .

La proliferación de la «poe-sía de la experiencia» en los añosochenta y primera mitad de losnoventa eclipsó, por decirlo así, a

otras corrientes poéticas como elneopurismo, el impresionismo ola poesía del silencio. No hay quedarle muchas vueltas a la peonza,el positivismo de esos años lanza-ba a los poetas jóvenes por esosderroteros «al apostar –en pala-bras de García Posada3– por lahistoricidad y temporalidad de lapoesía, reivindicar consecuente-mente la poética machadiana de“lo que pasa en la calle”, la coti-dianidad [...] y reevaluar la métri-

Una aproximación

a la poesía españolade los últimos veinticinco años

Patxi Abadía Alvarez

1. Editoriales de mayor recorrido en el tiem-po como «Adonais», «Hiperión» o «Visor»igualmente recogen lo que es esta orienta-ción estética.2. En esta misma editorial Luis Antonio deVillena publica en 1997 otra antologíaimprescindible para conocer la poesía deeste período, 10 menos 30. La ruptura en la«poesía de la experiencia». Los poetas anto-logados son: Álvaro García, Ángel Paniagua,Lorenzo Plana, Luis Muñoz, Juan Bonilla,José Luis Piquero, Alberto Tesán, José LuisRendueles, Juan Carlos Abril y Carlos Pardo.3. Este autor publica otro libro imprescindi-ble para entender la poesía de final del siglo,a saber: La nueva poesía ( 1 9 7 5 - 1 9 9 2 ) ,Barcelona, Crítica, 1996. Los autores antolo-gados son: Miguel d´Ors, Fernando Ortiz,Rosa Romojaro, Eloy Sánchez Rosillo, LuisAlberto de Cuenca, Ana Rosetti, JavierSalvago, Jon Juaristi, A b e l a rdo Linare s ,Andrés Sánchez Robayna, Juan ManuelBonet, Justo Navarro, Andrés Trapiello, ,Julio Martínez Mesanza, Juan Lamillar, LuisG a rcía Montero, Blanca A n d reu, ÁlvaroVa l v e rde, Felipe Benítez Reyes, CarlosMarzal, Roger Wolfe, José A. Mesa Toré,Almudena Guzmán y Álvaro García.

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[ L I T E R A T U R A • C R I T I C A L I T E R A R I A ]

ca tradicional y la concepción delpoema como discurso memora-ble, en busca de un público másamplio para la poesía, lejos del eli-tismo de los novísimos».

A mediados de los noventasuenan ya melodías de cambio. Enlos tiempos en que vivimos, unperiodo de diez a quince años, esmucho: la rutina, el epigonismo, elconformismo, lo facilón terminanpor convertir en banal cualquiercosa de la vida. Una tendencia poé-tica, también. Superar la «poesíade la experiencia» no les va a re s u l-tar nada fácil a la nueva genera-ción de poetas nacidos a partir de1970. De nuevo es Luis Garc í aMartín quien difunde las nuevasorientaciones en dos antologías:Selección Nacional. Última poesíae s p a ñ o l a, Gijón, Universos, 1995 yLa generación del 99, Oviedo, Nobel,1 9 9 94. Entre las dos incluye a vein-tiocho poetas que se dieron a cono-

cer a partir de 1988. Citamos algu-nos: A u rora Luque, José ManuelBenítez Ariza, José Mateos, JuanAntonio González Iglesias, EmilioQuintana, Juan Bonilla, José LuisP i q u e ro, Pelayo Fueyo, A n t o n i oManilla, Lorenzo Oliván, JavierAlmuzara, Carlos Briones, JavierRodríguez Marcos, Silvia Ugidos yMartín López Vega o Fidel Vi l l e g a s .Asimismo, en esta década dosrevistas sirven de punta de lanza:Nadie pare c í a y N ú m e n o s . Ambas enSevilla. Sus versos hablan de gozo,de optimismo, de Dios, de lealtad ,de amistad, de nuevos héroes vita-les... Con razón algunos críticos, lehan adosado la etiqueta de «gene-ración optimista».

En estos cinco años delrecién inaugurado milenio sólopodemos hablar de futuras pro m e-sas entre los poetas menores det reinta años. No se vislumbra una

línea clara, cada poeta va por librey trata de manifestar su marc a d aindividualidad. No obstante, algu-nos se inclinan por un tipo de poe-sía más intelectual e irónica, meta-física o culturalista. Si se confirmaesta tendencia en unos años, elpéndulo nos lleva con ligero sretoques a la poesía de los novísi-mos. Estos jóvenes poetas, a dife-rencia de sus pre d e c e s o res, sevuelcan en internet o en las re v i s-tas on line. Igualmente a estos poe-tas se les puede leer en antologíascomo la de Gonzalo Esparza(coord.), Todo es poesía menos la poe -sía. 22 poetas desde Madrid, Madrid,Eneida, 2004; J. Munárriz,Veinticinco poetas españoles jóvenesMadrid, Hiperión, 2003; Poemaspara cruzar el desierto M a d r i d ,Línea de Fuego, 2004 o EduardoMuga, Poesía pasión. Doce jóvenespoetas españoles, Zaragoza, Librosdel Innombrable, 20045.Q u i z áCarmen Jordrá sea la poetisa dere f e rencia para esta pro m o c i ó n .Su primer libro, Las moras agraces,lleva nada más y nada menos queseis ediciones. Entre otros poetaspodemos destacar: Juan AntonioB e r n i e r, Carlos Pardo, A n t o n i oLucas, Joseph M. Rodríguez,Vicente Gutiérrez, Gracia Iglesias,

4. Además de las tres antologías citadas deeste autor, aún puede consultarse otra titula-da Treinta años de poesía española, Sevilla-Granada, Renacimiento. -La Veleta, 1996

5 . En este caso, por tratarse de una antologíapublicada en Zaragoza, voy a nombrar a losdoce poetas en cuestión: Enrique Falcón, V. M.Díez, Marcos Carcedo, Francisco León, MartaAguado, Rafael José Díaz, Julieta Va l e ro ,Pablo García Casado, Marcos Canteli, A l i c i aS i l v e s t re (de esta poetisa pueden leerse en estemismo nº de Ágora dos poemas), A n t o n i oLucas y Cristian Tubau.-La Veleta, 1996

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• SECRETARIA DEL CENTRO DE PROFESORES Y RECURSOS

Plaza Goya s/n. Ejea de los Caballeros. • DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA DEL I.E.S.“REYES CATÓLICOS”

Carretera de Erla s/n. Ejea de los Caballeros. • DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA DEL I.E.S. “CINCO VILLAS”

Paseo de la Constitución. Ejea de los Caballeros.

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Vanesa Sauquillo, GuillermoLópez Gallego, Ana Gorría,Carlos Martín Torner y MaríaFernández Salgado.

Para finalizar este sucintorepaso por la última poesía espa-ñola, esa que apenas se estudia enla universidad y menos todavía enlos institutos, quiero aludir a lapoesía escrita en nuestra tierra, enAragón. Para ello hay que re c u r r i ral libro de Antonio Pérez Lasheras,Poesía aragonesa contemporánea(Antología consultada), Z a r a g o z a ,Mira Editores, 1996. Aunque lospoetas antologados rebasan loslímites establecidos en este artículo,c reo que merece la pena nombrar-los aquí a todos ellos: Tomás Seral,Ildefonso-Manuel Gil, ManuelPinillos, Luciano Gracia, GuillermoGúdel, Miguel Labordeta, Fer-nando Ferreró, Miguel LuesmaCastán, Rosendo Tello, JulioAntonio Gómez, José A n t o n i oL a b o rdeta, José Antonio Rey delCorral, Ana María Navales, IgnacioPrat, Ángel Guinda, José LuisRodríguez García, José Luis Tr i s á n ,José Luis A l e g re Cudós, JoaquínSánchez Vallés, Ángel Petis m e ,A l f redo Saldaña y Fernando

Andú. Y, como suele ocurrir conlas antologías, nunca están todoslos que son. Por eso, he aquí otro sn o m b res: Mariano Esquillor,Manuel Martínez Forega, MarianoC a s t ro, Ángela Ibáñez, RaúlH e r re ro, Antonio FernándezMolina, Carmen Serna, EmilioGastón, Maria Pilar MartínezB a rca, Ángel Gracia, FernandoSanmartín, Manuel Vilas, JavierDelgado, Alicia Silvestre, MiguelÁngel Ordovas, Ricardo DiezP e l l e j e ro, Manuel Esteban, MiguelÁngel Marín Uriol, FranciscoBarrao, Francho Nagore, Ricard oSerna, Elena Pallarés, MagdalenaLasala, Pedro Antonio Gómez,Alonso Cordel o Javier Barre i ro6.Sin duda, después de esta fecha de1996 han aparecido otros más jóve-nes: la cortesía me obliga a men-cionar a tres poetas de las CincoVillas y colaboradores de estamisma revista Á g o r a, José A n t o n i oConde, Miguel Ángel Longás yFernando Gil Villa.

Asimismo hay que destacaren este caso el importantísimopapel que desempeñan pequeñaseditoriales aragonesas, que conmucho esfuerzo publican los ver-

sos de los poetas aragoneses. En elaño 2005 la editorial Aqua hapublicado Los versos dictados deSergio Algora y Cuadernos de la salen la mirada de Miguel Ángel OrtizAlbero; Lola Editorial, Páramos deamor de Joaquín Sánchez Vallés;Olifante, Toda la luz del mundo,Minimal love poems de ÁngelGuinda; Prensas Universitarias deZaragoza, El exilio y el reyno deJosé Verón Gormaz y Los invitadosde Pablo Martínez Zorracina;Libros del Innombrable, Huracánde sol de Mariano Esquillor yEdipsados, Insomnio de Ramalah deÁngel Petisme.

6. Ágora se congratula de haber publicadopoemas de la mayor parte de poetas ara-goneses aquí citados.

PARA SABER MÁS

M a i n e r, J.C. El último tercio del siglo(1968-1998)Antología consultada de la poe -sía española, Madrid, Visor, 1998

D´ORS, M. “Última poesía española: por elsentido común al aburrimiento”, Madrid,Nueva Revista, 50 (abril-mayo 1997)“Poesía generación 2000” en El Cultural(3-9 de octubre de 1999).

Ágora

Ágora( 3 2 )

[ H I S T O R I A ]

Coinciden en este año 2006 dos conmemoraciones de distinto signo: el 75 aniversario de la proclamaciónde la II República y el 70 aniversario del comienzo de la Guerra Civil Española (1936-1939). Lademocracia quedó truncada con aquel golpe de estado de 1936 hasta que se produjeron las primeraselecciones en la transición democrática, tras la dictadura de 40 años que tuvo sus bases en aquellainsurrección armada. Una de las principales consecuencias de la Guerra Civil fue un retraso de décadas para nuestro país.La educación fue uno de los campos donde más se escenificó el drástico cambio producido en España.Otra trascendental consecuencia fue la diáspora de tantos españoles que aún tuvieron que sufrir y serprotagonistas de otra dramática guerra…

Este año 2006 se cumple el75 aniversario del inicio deun ambicioso experimento

democrático que se truncó violen-tamente hace 70 años. En la déca-da de los 30, España se situó en lavanguardia mundial de los movi-mientos políticos y sociales.Nuestro país se convirtió en unescenario donde coincidieron lasdiversas ideologías del momento.

Cuando se proclamó la IIRepública, el 14 de abril de 1931,los sueños de reforma y cambio seadueñaron de gran parte de lapoblación, conscientes de que seabría en esa primavera una posi-bilidad de modernización que tra-jera mejores condiciones de vida yjusticia social.

El medio rural se habíamantenido impermeable a refor-mas e intentos democratizadores,sometido al filtro de una oligar-quía reacia a permitir cualquiercambio que supusiera una merma

en sus tradicionales privilegios.La sociedad rural estrenó unalibertad inédita que permitió une x t r a o rdinario afloramiento deideas, anhelos y esperanzas queno era bien visto por las instanciastradicionales de poder como laIglesia, buena parte del Ejército ola oligarquía terrateniente, quevieron como se ponían en cues-tión sus privilegios e intereses.

Las reformas emprendidasen este periodo democrático porlas fuerzas progresistas, busca-ban la modernización del país y lasuperación del sistema caciquil quela obstaculizaba. Una de las princi-pales reformas emprendidas fue lallevada a cabo en el plano cultural.Las autoridades re p u b l i c a n a sentendían que la cultura era unallave que permitía abrir las con-ciencias de la población y asentarlas bases del pro g reso y la demo-cratización. Suponía poner enpráctica el ideal de la InstituciónL i b re de Enseñanza de que el pro-

g reso sólo es posible con la instru c-ción y el conocimiento. Cultura erapor tanto, sinónimo de desarro l l o .Se vivió en estos años un apogeocultural estimulado por el ambien-te republicano que propició el des-a r rollo de la ciencia y las letras.

La educación fue una señade identidad de la República. Eraun camino necesario para sacar ala clase obrera y campesina de lapostración que venía soportandoen la sociedad. Se pretendía crearciudadanos más libres, críticos yautónomos. La educación eraentendida como un medio deredención del pueblo. A través deella, las capas populares que engran medida habían estado aleja-das del acceso a la cultura, podrí-an ser más autónomas y capacesde entender su entorno y su situa-ción en él, lo que redundaría enuna defensa más eficaz de susintereses y unas mejores condicio-nes de vida.

José Antonio Remón Aísa

La educación en Ejea,entre la II República

y la Guerra Civil

( 3 3 )Ágora

[ H I S T O R I A ]

Se trataba de democratizarla cultura, llevándola a todos losrincones de la geografía española ya todos los ciudadanos del Estado.Para ello el gobierno re p u b l i c a n oe m p rendió un vasto programa dec o n s t rucción de escuelas y cre a-ción de nuevas plazas de maestro s ,se cre a ron las UniversidadesP o p u l a res, se dio un impulso a lasbibliotecas en pueblos y ciudades,se formaron las llamadas MisionesPedagógicas, estudiantes universi-tarios voluntarios acudían a pue-blos en tareas de alfabetización yjunto con maestros y otros volun-tarios proyectaban películas decine, ponían música clásica en gra-mófonos o transmitían nociones de

arte, pintura, teatro y otras mani-festaciones culturales. Supuso unainmensa labor de divulgación enun intento de llevar al pueblo lacultura que le había estado vetada.Este esfuerzo que con una fuertec a rga idealista pretendía redimir alpueblo, estaba auspiciado por inte-lectuales, políticos, docentes, técni-cos y voluntarios relacionados conla cultura en general.

El programa educativorepublicano buscaba un educa-ción pública, laica, democrática ygratuita. Esta concepción chocabacon la Iglesia Católica, titular demuchos centros educativos, quetradicionalmente había tenido un

importante papel en la enseñanzadel país como depositaria de unaresponsabilidad delegada por elEstado, lo que había creado nopocos intereses e inercias.

En Aragón también se nota-ron los efectos del ambicioso pro-grama del Ministerio de Instruc-ción Pública de Marc e l i n oDomingo. Se pro y e c t a ron 422nuevas escuelas primarias de lasque se construyeron 312 duranteel primer bienio republicano, loque supuso un aumento del 15%de las instalaciones escolares enAragón. En cuanto al censo demaestros aragoneses, entre el año1930 y 1935 se produjo un incre-

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[ H I S T O R I A ]

mento del 21,7%, pasando de2.494 a 3.035 docentes.

Ejea de los Caballeros nofue ajena a esta efervescencia cul-tural. En agosto de 1931 elAyuntamiento presidido por JuanSancho, solicitó la creación de laEscuela Nacional del barrio de LaLlana, así como la ampliación delas existentes en el pueblo hastacompletar ocho grados param a e s t ros y otros tantos paramaestras, es decir, «tres más deniños y cinco más de niñas». Es dedestacar que la escuela de LaLlana que se solicitó ese año seindicaba que fuera «de asistenciamixta», lo que es un ejemplo delos métodos avanzados que seproponían en la enseñanza y queposteriormente, tras el golpe deEstado de 1936, quedarían anula-dos. En 1932 se inauguró la escue-la de las Niñas en la actual calledel maestro Delfín Bericat, quejunto con el centro de La Llanaque lo fue en 1933, significó unimportante avance en las instala-ciones escolares ejeanas.

Por su parte, la construc-ción de la nueva escuela de Niñosse adjudicó en la primavera de1936, poco antes del comienzo dela Guerra Civil que provocó unaparalización del proyecto. Para laedificación del nuevo colegio, elAyuntamiento presidido porJesús Marín ofreció un solar en lazona conocida como el Ensanche.Este centro, cuyo proyecto yahabía sido aprobado en 1935,sería posteriormente el colegio«Cervantes», nombre que ha recu-perado recientemente.

El Ayuntamiento re p u b l i-cano ejeano también se implicóen conseguir un centro deSegunda Enseñanza para la loca-lidad. En mayo de 1936, la corpo-ración presidida por Jesús Marínenvió una solicitud al Ministeriode Instrucción Pública ratificandola realizada en 1933 por la alcal-día de Juan Sancho, pro p o n i e n d oque se instalara un centro deSegunda Enseñanza en Ejea yo f reciendo para ello la segundaplanta del edificio del ayunta-miento, que había sido re c i e n t e-mente inaugurado.

Los viajes realizados aMadrid por Juan Sancho para quese pudiera impartir la SegundaEnseñanza en la villa y las gestio-nes realizadas para ampliar laPrimera Enseñanza, no hacen sinoratificar el interés por la extensiónde la cultura y la «guerra al analfa-b e t i s m o» que propugnaba en susartículos de prensa y sus discursos.

P royectos e iniciativascomo los citados quedaron arrin-conados por la insurrección mili-tar y la consecuente guerra civil,lo que provocó un retraso devarios años en su materializacióndefinitiva.

En la Escuela de Niños eje-ana el periodo republicano se ini-ció con Delfín Bericat como direc-tor, que mantuvo el cargo durantevarios años, y terminó con IgnacioVicente. Tras el levantamientoreaccionario del 18 de julio, ésteúltimo pasó a engrosar la largalista de maestros fusilados.

El golpe de Estado contrala legalidad republicana supuso

el fin traumático de todo el apo-geo cultural que se vivió en elperiodo democrático. La cultura yla enseñanza no escaparon a lavehemencia antirrepublicana delos sublevados.

Aquel curso de la escuela deEjea comenzó en septiembre de1936 con la reposición de los cru c i-fijos en las aulas y el izado de labandera bicolor. Todo un pro g r a-ma de lo que iba a ser la educacióndurante la guerra en la re t a g u a rd i afranquista y durante la dictaduraposterior como consecuencia de lavictoria de los rebeldes. A partir deentonces, esa simbiosis simbólicae n t re el crucifijo y la bandera bico-lor marcaría el rumbo de la Españan a c i o n a l - c a t ó l i c a .

La Iglesia recuperó sobra-damente tras el golpe militar todoel terreno que había perdido en laenseñanza por la anterior legisla-ción republicana. La re l i g i ó nimpregnó las escuelas, que se con-virtieron en centros de adoctrina-miento. Las nuevas ideas políti-cas, sus actitudes y comporta-mientos, entraron a formar partedel programa escolar, como es elcaso del libro sobre la nuevaEspaña que envió el gobernador alas escuelas de Ejea a comienzosde ese curso, con la consigna deque se dedicara al estudio delmismo todo el tiempo que fueranecesario.

Nacionalismo y re l i g i ó n ,dos bases de un mismo pilar quesustentaba el sistema totalitariosurgido del 18 de julio. La escuelase convertía en espejo de esemodelo y transmisor del mismo alas nuevas generaciones. Mientras

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la autoridad eclesiástica tutelabala educación, la autoridad políticavelaba por la observancia de lasnormas y su acatamiento, como sed e s p rende de los acuerdos delayuntamiento ejeano sobre la asis-tencia obligatoria a misa de losescolares o la idoneidad de losmaestros según su sintonía con lanueva situación política.

En las Cinco Villas, el año1936 vivió en la escuela dosmodelos educativos contrapues-tos que partieron ese año entre lavanguardia y la modernidad de laprimera mitad del año y la reac-ción y el tradicionalismo de lasegunda, divididas ambas por elgolpe de Estado que triunfó enesta comarca ese trágico verano.

Fue el reflejo de eso que se hadado en llamar «las dos Españas»:la renovadora que puso en prácti-ca un experimento democratiza-dor de una entidad desconocidaen este país y la conservadora,cuya reacción a esa experienciaencerró a la nación en la más ran-cia tradición por la fuerza de lasarmas.

Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros

Ágora( 3 6 )

[ H I S T O R I A ]

Republicanos españoles en Francia

durante la

Segunda Guerra Mundial (I)

Mariano Gracia

L legas a un bosque espeso yo s c u ro, atravesado porcaminos de trazados recti-

líneos. Aunque es raro toparsecon alguien allí, los gruesos tron-cos cortados y alineados indicanque se aprovecha la madera de losárboles más venerables. Si inten-tas adentrarte en el bosque fuerade los senderos, una maraña dehiedras y zarzas dificulta elpaseo. Recorres dos, o tres, o cincokilómetros con el coche, hasta quellegas a un pequeño claro, dondelos madere ros han re s p e t a d oalgunos robles de aspecto impo-nente. Se ve entonces un pequeñomonumento, unas losas de rocadel propio lugar, más o menosesculpidas, o grabadas con untexto; quizás también un mástilcon una o dos banderitas y, enocasiones, incluso un pequeñocementerio. Se trata de un memo-rial de la Segunda GuerraMundial. Husmeas un poco por ellugar, lees los textos patrióticosque re c u e rdan los sacrificiosheroicos e incluso las muertes desoldados con nombres anglosajo-nes, o de unos ciudadanos llama-dos Alain, François, Henri,Benoît, Jean... y Vi c t o r i a n o ,Manuel, Avelino, José. Otra vez

españoles entre los combatientesaliados o la Resistencia francesa;en Normandía, en Savoya, enAuvernia, en Borgoña, porsupuesto en el Midi... Pero ¿hayalguna región francesa en la queno estuvieran presentes?

Me gusta Francia para ir devacaciones, y hace años que suelovisitar periódicamente el paísvecino. Aunque a veces repito lavisita a algunos lugares -como laentrañable ciudad de To u l o u s e - ,cada viaje intento conocer unac o m a rca, o una región nueva. A lprincipio me resultó curiosoencontrar noticias de unos com-patriotas que combatieron "porFrancia y la Libertad" en lugare srelativamente apartados, pero miinterés por el tema aumentó con-forme la anécdota se iba re p i t i e n-do, verano tras verano, en puntosmuy diversos de la geografíagala. Había oído hablar de la pre-sencia de republicanos españolesen Francia durante los años cua-renta, enrolados en los grupos deresistentes; pero pensaba en algomucho más esporádico que loque he visto en los últimos ocho odiez años. Es cierto que las alu-siones a aquellos españoles pue-

den pasar desapercibidas a cual-quier turista o viajero, pero siacudimos a esos memoriales quesalpican con frecuencia la geogra-fía gala, sin duda nos los encon-t r a remos, hasta en los más re c ó n-ditos rincones.

Ciertamente hoy en día yano es ninguna novedad –afortu-n a d a m e n t e– contar que huboespañoles implicados en la guerracontra los fascismos italiano y ale-mán –a historia de la DivisiónAzul, en el bando contrario, eraya de sobras conocida–, y quealgunos conocieron el horror delos campos de concentración. Yno podemos decir que fueranmuy numerosos, en comparacióncon la población y los ejércitos delas naciones que se vieron envuel-tas en el conflicto. Pero tampocopodemos decir que fueran pocos:aunque los historiadores no coin-ciden plenamente en el detalle delas cifras, es fácil aceptar que losexiliados en Francia a causa de laGuerra Civil fueron en torno amedio millón de personas;muchos volvieron a España, qui-zás la mitad o incluso algunosmás, y otros consiguieron llegar apaíses como Méjico, Estados

Unidos o Chile. Cualquier cifra esarriesgada e imprecisa, pero his-toriadores solventes como Tuñónde Lara hablan de un total de casi50.000 españoles implicados en laguerra de una u otra manera sóloen Francia: enrolados en unidadesm i l i t a res francesas o formandoparte de una u otra manera de laResistencia. Unos 8.000 republica-nos pasaron por los campos deconcentración –p r i n c i p a l m e n t epor el de Mauthausen–, en los queencontraron la muerte aproxima-damente 5.000 españoles. Lascifras, como vemos, no son insig-nificantes –en cualquier poblaciónespañola, por pequeña que sea,podemos encontrar referencias apersonas que se vieron envueltasen estos acontecimientos–; pero laimportancia cualitativa es todavíamayor: los republicanos teníanexperiencia bélica, después detres años de Guerra Civil, y unaconciencia clara de lo que estabasucediendo, de lo que se jugabaEuropa en el conflicto. Y estabandesesperados; no tenían otra sali-da que luchar o simplementedejarse matar, ya que los que per-manecieron en Francia no podíanescapar a ningún sitio.

La bibliografía sobre estetema, aunque no es escasa, noresulta muy familiar al ciudadanoespañol, que suele ignorar los ava-t a res sufridos por sus compatriotasen el marco de la II GuerraMundial. A lo sumo se conocen,casi de manera anecdótica, lasnarraciones realizadas por algunossupervivientes, como Mariano

Constante, Eduardo Pons, Jorg eSemprún y otros. Creo que mere c ela pena destacar y recomendar eltrabajo de Secundino Serrano L aúltima gesta. Los republicanos quev e n c i e ron a Hitler (1939-1945), edita-do por Aguilar en abril de 2005.Serrano ha realizado una excelentesíntesis de la cuestión basada en larevisión bibliográfica, las entre v i s-tas personales y la consulta dea rchivos, y pone a disposición dellector tanto una descripción de lasdiversas peripecias vitales de aque-llos republicanos como un análisiscrítico del marco histórico y las cir-cunstancias que les condujeron acontinuar la lucha contra el fascis-mo iniciada en la Guerra Civil. Ynos re c u e rda que, una vez termina-da la contienda contra Hitler, lascosas tampoco fueron fáciles paraellos; no tenían un hogar al quere g re s a r, ni el respaldo de un paísque agradeciera su sacrificio.Aunque Francia cubrió esas care n-cias, ellos seguían soñando conEspaña. En Francia la gratitud diopaso a la exaltación patriótica de lalucha de los propios franceses, y lahistoria de los republicanos espa-ñoles fue poco a poco cayendo enel olvido. En España todavía nohemos recuperado y asumido sumemoria como propia. Y, en justi-cia, ya va siendo hora.

Punto de partida: el final de la Guerra Civil

La ocupación de Cataluñapor las tropas de Franco desenca-

denó la desbandada final haciaFrancia: varios cientos de miles depersonas cruzaron la frontera pordiversos lugares, desbordando lacapacidad de reacción del gobier-no francés. Las poblaciones próxi-mas a España acogieron comomejor pudieron a los refugiados,pero éstos eran demasiado nume-rosos. Provisionalmente, se lesinstaló en campos de reclusión enpenosas condiciones de vida: elmás conocido, en Argelès, cercade Perpiñán, no era más que untramo de playa sin otro sistemasanitario que el agua del mar,donde los asilados se aseaban yhacían sus necesidades. Además,se disgregó a las familias, alojan-do por separado a hombres y amujeres.

El gobierno francés nosabía qué hacer con la «invasiónespañola», y hubo políticos quellegaron a proponer el traslado delos españoles a islas desiertas dela Polinesia francesa... en cual-quier caso, se intentaba que vol-viesen a España, para lo cual sepermitió la entrada en los camposde refugiados de agentes falangis-tas. Las promesas de éstos y laslamentables condiciones de inter-namiento hicieron que muchos seatreviesen a volver, a pesar deltemor a ser fusilados –así sucedióen algunos casos–, o a sufrir

( 3 7 )Ágora

[ H I S T O R I A ]

Ágora( 3 8 )

[ H I S T O R I A ]

penas de cárcel y, en todo caso, aarrastrar de por vida el estigma deser un «rojo» derrotado.

La amenaza alemana pro-p o rcionó una salida a algunosrepublicanos: más de 10.000 fuero nreclutados para constituir las«Compañías de Tr a b a j a d o re sE x t r a n j e ros» y trasladados al nortede Francia. Allí, en la frontera conAlemania de Alsacia y Lorena, tra-b a j a ron en las fortificaciones de laLínea Maginot, concebida durantelos años treinta para contener unhipotético ataque alemán. A lcomienzo de la Segunda GuerraMundial, sin embargo, los alema-nes ocuparon Holanda y Bélgica, ei n v a d i e ron Francia cruzando fro n-teras sin fortificar; desbord a d orápidamente el ejército francés,bastantes «rojos españoles» fuero nentonces apresados por los alema-nes y, tras pasar por campos dedetención provisionales, muchosa c a b a ron en campos de concentra-ción como Mauthausen.

Hubo quién siguió otro scaminos. Algunos (unos 16.000republicanos) acabaron alistándo-se en la Legión Extranjera france-sa (sus re c l u t a d o res re c o r r i e ro nlos campos de refugiados buscan-do «carne de cañón»), sirviendoen unidades militares que, tras lad e r rota francesa, fueron traslada-das a territorios coloniales o alReino Unido. Allí acabaron inte-grándose en el ejército de laFrancia Libre dirigido por elgeneral De Gaulle, encuadradosen los cuerpos de ejército aliados.Las decisiones a tomar fuero nnecesariamente difíciles de asu-

mir: los republicanos españoles sehabían enfrentado durante tre saños de guerra con unidades mili-t a res legionarias, creadas a imita-ción de las francesas, y el pro p i ogeneral Franco procedía de esecuerpo; alistarse en la LegiónExtranjera, paradójicamente, sig-nificaba ahora seguir combatien-do el fascismo. El PartidoComunista se opuso a que susmilitantes se integraran en el ejér-cito francés, de manera que–nueva paradoja– f u e ron anar-quistas, además de socialistas yrepublicanos moderados, quienesa c a b a ron inmersos en una nuevadisciplina militar. Algo más tard e ,los comunistas españoles –m u yo rganizados y formando unaa g rupación pro p i a– se implicarí-an tempranamente en el movi-miento de la Resistencia francesa.Se calcula que en torno a 12.000republicanos –p r i n c i p a l m e n t ecomunistas, pero no exclusiva-m e n t e– c o n s t i t u y e ron grupos deg u e r r i l l e ros españoles en laFrancia ocupada o colaboracionis-ta, además de los varios miles(acaso unos 5.000) que formabanparte del maquis francés. Esimposible cuantificar, además, atodas las personas que en mayoro menor medida colaboraban ent a reas de información, suminis-t ros o redes de evasión.

En cualquier caso, siguieranuna u otra peripecia, los re f u g i a d o sque permanecieron en Francia eranpor lo general gente humilde, mili-tantes de base de partidos, sindica-tos y organizaciones políticas lealesa la República. Los dirigentes políti-cos y los intelectuales consiguiero n

huir a tiempo, y llegar a Inglaterra,Méjico, Chile, Estados Unidos o laUnión Soviética; solamente algunosc u a d ros medios siguieron la suertedel «p roletariado político» y siguie-ron en el país galo. Los comunistaseran los mejor organizados... y lospeor considerados por el resto: elpacto germano-soviético posibilitóel reparto de Polonia y la tranquili-dad en el frente oriental deAlemania, que pudo emplearse afondo en invadir Holanda, Bélgica,Francia, Dinamarca y Noruega. Eramuy difícil tragar con esa decisiónde Stalin, justificada como un casti-go a las democracias burguesas, quepara los republicanos –y para losc o m u n i s t a s– españoles re p re s e n t a-ba la alianza con el fascismo que ha-bían combatido en la Guerra Civil.

Las cosas cambiaron cuan-do Hitler puso en marcha la«Operación Barbarroja» en juniode 1941 y atacó la Unión Soviética.Rusia consiguió frenar y derrotara los ejércitos alemanes, pero pagóel precio más caro en la SegundaGuerra Mundial: veinte millonesde muertos, militares y civiles, deun total de cincuenta millones entodo el conflicto. Francia, porejemplo, «sólo» contabilizó seis-cientos mil. Por cierto; si se visitacualquier población francesa esfácil encontrar el memorial dedi-cado a las víctimas locales dediversas guerras, incluyendo lasdos mundiales, Indochina,Argelia... las cifras de muertos enla I Guerra Mundial – intermina-bles listados de nombres con ape-llidos que a veces se repiten endos o más casos– son siempreapabullantes, estre m e c e d o r a s ,

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terribles. La ocupación efectiva deFrancia por los alemanes, las atro-cidades cometidas por el régimennazi y la implicación de civiles enla guerra, además de la proximi-dad cronológica, explican que lamemoria histórica francesa –y nosólo ella- contemple la SegundaGuerra Mundial como un aconte-cimiento extremadamente dramá-tico. Pero todo ello no debe ocul-tar tampoco la inmensa tragediaque supuso la guerra de 1914 en laque, a diferencia de la de 1939,resulta muy difícil «dar la razón»a uno de los bandos.

Refugiados en Francia

El contingente de exiliadosen Francia, evidentemente, noestaba compuesto solamente porexcombatientes, y no todo elmundo optó por seguir luchandodespués de tres años de GuerraCivil. Mujeres, niños, ancianos,heridos y mutilados de guerra,familias enteras que simplementedeseaban sobrevivir y rehacer enalguna medida unas vidas yaduramente castigadas... habíansido distribuidos por multitud depoblaciones sobre todo de lamitad meridional de Francia, enlas que poco a poco consiguierontrabajo y sustento; algunos aban-

donaron los campos de interna-miento. Lógicamente, compartie-ron las desdichas de la poblaciónfrancesa bajo la ocupación alema-na. Dos acontecimientos ejempli-fican la suerte de los refugiadosen Francia: la triste peripecia del«convoy de los 927» y la presenciade españoles entre las víctimas dela matanza de Oradour.

Cuando el final de la gue-rra se acercaba tras el desembarcode Normandía en junio de 1944,como represalia por un ataque dela Resistencia, soldados de unadivisión SS –entre ellos bastantesalsacianos– masacraron completa-mente el pueblecito de Oradour-sur-Glane (solamente se salvaronlos hombres que se encontrabantrabajando en el campo y tuvierontiempo de huir); entre los muertosse encontraban varias familiasespañolas allí refugiadas.

C u a t ro años antes, el 24de agosto de 1940, llegó aMauthausen un tren que transpor-taba a casi mil –927, para ser exac-t o s– republicanos españoles, hom-b res, mujeres y niños. Había parti-do de Angulema cuatro días antesy, al llegar al campo de concentra-ción, todos los hombres mayore sde 13 años (más de 400), incluidosenfermos y mutilados, fuero nseparados de sus familias y re c l u i-dos en Mauthausen; mujeres yniños menores de esa edad fuero ndevueltos a Francia. Estuve enAngulema el verano pasado, y visi-té el Musée de la Résistance et de laDéportation d' Angoulême. A u n q u ela presentación de los fondos delmuseo resulta algo arcaica, el con-

tenido no carece de interés, espe-cialmente en lo concerniente alcolaboracionismo con el ocupante.A la entrada un panel señala la ubi-cación de los campos de concentra-ción franquistas como el deMiranda de Ebro, donde acabaro nalgunos franceses huidos a travésdel Pirineo. Como no vi ningunaalusión al convoy de re p u b l i c a n o sespañoles que partió de esa ciudad,decidí preguntar a la amable encar-gada del museo, quien confesó suignorancia al respecto. Sin embar-go, me dio todo tipo de explicacio-nes y re f e rencias acerca de una acti-va asociación de antiguos exiliadosy resistentes españoles afincadosen la ciudad, y me contó que dosperiodistas de la televisión catalanahabían andado por allí investigan-do el asunto.

Montse Armengou y RicardBelis realizaron un reportaje paraTV3 que titularon «El comboi dels927», y el año pasado publicaronun libro con el mismo título, edi-tado en castellano –El convoy de los9 2 7– por Plaza y Janés. Comoellos dicen, no eran judíos, nimiembros de la resistencia arma-da a la invasión, sino exiliados delterror de Franco; refugiados inde-seables e incómodos para elgobierno francés, el régimen deFranco, a sabiendas de su terribledestino, no hizo nada por evitarloo incluso lo favoreció.

Evidentemente, muchos dequienes permanecieron en Franciaa partir de la ocupación alemanano tardarían en organizarse paraseguir combatiendo el fascismo.

[ H I S T O R I A ]

Ágora( 4 0 )

[ F I L O S O F I A ]

A lo largo de la historia del pensamiento se han expuesto un número inabarcable de teorías y se hanformulado miles de preguntas acerca de aspectos fundamentales del ser humano: la libertad,la posible existencia o inexistencia de Dios, el porqué del ser humano, el sentido del universo...Hoy, como ayer, las palabras de Antonio Machado son contundentes aldabonazos a nuestra conciencia:“Preguntadlo todo, como hacen los niños. ¿Por qué esto? ¿Por qué lo otro? ¿Por qué lo de másallá? (...) Vosotros preguntad siempre, sin que os detenga ni siquiera el aparente absurdo devuestras interrogaciones. Veréis que el absurdo es casi siempre una especialidad de lasrespuestas...”

E s curioso que hay ocasionesen las que pensando en algonos surgen preguntas que

hemos de contestar de inmediato,sin reparar en que puede que la res-puesta no esté al alcance de nuestroconocimiento actual o de nuestracapacidad de volición. Son pregun-tas necias, y todo porque buscan enel interior de uno mismo, en lo máshondo de la condición humana, enel apartado más lejano del sermismo, en su condición esencial.¿Quién puede responderlas? Ni elmás letrado de los aspirantes a talhazaña resolvería estas cuestiones ysin embargo nadie queda exento demirar en su interior y preguntarsepor su propia identidad personal¿quién soy?, ¿qué es el hombre?¿Puedo ser otro diferente de mí?Esta es la empresa que vamos a aco-meter sin más esperanza que la deaquella que invadía a Kant cuandoafirmaba ¡Atrévete a pensar!

¿Qué es el hombre? ¿Quiénsoy yo?

Todas y cada una de las dis-ciplinas tanto humanísticas como

científicas han intentado respondersin éxito y con pretensiones de exac-titud a esta pregunta, y muchas handeterminado que solo una, única-mente una, se ha aproximado a larespuesta: la Filosofía.

Si nos paramos a pensar, podver cómo desde la literatura se hanescrito libros enteros con la ambi-ción de saber qué es el ser humano,cómo es, qué le caracteriza, léanseobras contemporáneas como L ainmortalidad de Milan Kundera, LaC a v e r n a de Saramago, N a d a d eCarmen Laforet, La lluvia amarilla deJulio Llamazares, que coqueteancon la posible respuesta a una pre-gunta puramente filosófica, y todo,porque es hoy más que nunca cuan-do se cuestiona qué es el ser huma-no, o mejor qué era y en qué se haconvertido.

La ciencia y la tecnologíatambién hoy buscan una explicacióna qué es el hombre, mientras sabote-an todas sus libertades y las convier-ten en necesidades. Para los antiguosgriegos, véase el ejemplo deAristóteles, el hombre era una parte

de la naturaleza que como ésta, seregía por una suerte de finalidad,teleología la llamaban, que le asegu-raba cuál era su lugar en el mundo.En la modernidad, Descartes,Galileo y Newton explicaron al hom-b re como una especie de máquinac reada por Dios que obedecía a lamás rígida causalidad y que podríadefinirse en términos de leyes y teo-rías científicas.

La respuesta que ofrece laciencia en pleno siglo XXI, ya no es elresultado de la pregunta inicial ¿quées el hombre? sino de otras pre g u n-tas que vienen determinadas por lasteorías contemporáneas basadas enel azar genético y en el caos estru c t u-ral. Las respuestas de este siglo re s-ponden a preguntas tales como:¿qué rige en el hombre: el azar o elo rden? ¿es un ser simétrico o deses-t ructurado? ¿es libre o determinado?

ISea como fuere, en nuestros

días la explicación cientifica se dilu-ye en un manto tecnológico queadormece al ser humano y obvia

“Cada vez que pienso en lo esencial creo entreverlo en el silencio o en el estallido, en el estupor o en el grito.Nunca en la palabra”.E. M. Cioran, Del inconveniente de haber nacido

La necedad

del preguntarMaría Eugenia Señas

( 4 1 )Ágora

toda pretensión de comunicaciónpersonal, de ascetismo individual.

Somos un elemento minús-culo de carne y hueso dentro de unsistema organizado tecnológica-mente que nos absorbe y nos hacec reer que la verdad es virtual.Teléfonos móviles, ord e n a d o re s ,play station, televisión y un largoetcétera que nos expresa hoy másque nunca, qué es el hombre y enqué se ha convertido. Diariamentevemos que los informativos dibujanal hombre en todo su esplendordetallando sus intenciones. El hom-bre aparece como un ser desprecia-ble, capaz de las más elevadas haza-ñas y obrador de las mas repugnan-tes patrañas.

El hombre del siglo XXI esun ser obnubilado, es un ser derrui-do, deshecho en mil pedazos, un sersin rumbo, sin un qué, sin un porqué; un hombre sin preguntas ycomo tal sin respuestas, un hombreafilosófico, anodino, que se estre-mece cuando observa que su vidaha discurrido por el camino de lamás escalofriante aleatoriedad.Pero siendo el hombre tal cual, ¿esposible cambiar?

¡Qué ingenuo es el espírituhumano! La ambición de respondera la pregunta más esencial nos hallevado por derroteros diversos quehemos de solventar.

¿Puede el hombre cambiar?¿Puedo ser otro diferente de mí?

Es curioso proponer a misalumnos tal cuestión: ¿el ser humanopuede cambiar, puede ser otro distin-to de sí?, ¿qué le diferencia?... To d o ssuelen mirarme con ojos perspicacesesperando que dicha pregunta re s u l-te ser retórica y no sea necesario daruna respuesta de inmediato.

Cuando reflexionan sobre elasunto, las afirmaciones brotan desus labios como intentando expul-

sar un monstruo que los ahoga sinpiedad. Todos se resuelven en el sí.Las opiniones que explican tal res-puesta son muy variadas y máscuando ésta se vuelve menos radi-cal. El hombre, afirman, puedevariar, es un proyecto, algo no defi-nitivo, que se abre a nuevas pers-pectivas a las que se puede adaptary por las que puede continuar.

Ciencias como la Psicología,la Antropología o la Filosofía, hanintentado dar respuesta a tan neciae inservible pregunta.

Las corrientes psicológicasestablecen que el hombre puedec a m b i a r, ésa es su mayor peculiari-dad. Teorías como el conductismo oel cognitivismo afirman que el hom-b re puede, mediante ciertos usos yreglas, variar su comportamiento taly como lo variaría cualquier animal.

Desde la Filosofía las re s p u e s-tas han sido menos explicitas y ladivagación ha presupuesto un tipode cuestión más radical. Entre losgriegos ya se disputaba tal pro b l e-ma, de tal modo que mientrasHeráclito afirmaba que el hombre esp u ro devenir y así lo refleja la expre-sión «No te bañaras dos veces en elmimo río», Platón por su lado, opi-naba que el hombre posee una cierta

forma de sustancialidad, lo que haceque el ser humano se constituyacomo un ser esencial incapaz decambiar: en la verdadera re a l i d a dtodo está sujeto a la inmutabilidad.

IIEn la actualidad la pregunta

no ha lugar, el hombre no se detienea pensar y simplemente actúadejándose llevar; por esto no sonpocas las oportunidades que se leofrecen al hombre para cambiar: clí-nicas de estética, deportes livianos,viajes insospechados, trajes de pos-tín.., miles y miles de instrumentosy productos que nos enseñan lo malconfigurados que estamos y cómoha de resolverse la situación. Sine m b a rgo nunca estamos satisfe-chos; cuanto más desfigurados, másolvido; cuanto más olvido, más des-gana, menos afirmación, y es enton-ces cuando la pregunta resulta abo-minable a los ojos de uno mismo.

En definitiva, el hombre noes un ser concluso, no es un sercerrado, es un ser abierto que nopuede resolverse sin más, por elloes de necios preguntar y aún más denecios responder definitivamente ala pregunta más fundamental, ¿quées y cuál es su identidad?

[ F I L O S O F I A ]

Ágora( 4 2 )

[ F I L O S O F I A ]

Beatríz Ciria

¿Huye el horizonte de sí mismo igual que huye denosotros? ¿Corre delante de las furias o sólo es untranquilo paseo? Y cuando se encuentre a sí mismo,¿será en la hora del día de ayer o en la del de hoy?

Si Dios está en todas partes, ¿por qué decimos que no fuea Auswitsch? ¿Acaso necesitamos su permiso para acu-mular racionalmente personas en las cámaras de gas?,¿para llenar el suelo bajo nuestros pies de fosas comu-nes? ¿Alguien solicitó su gracia para repartirla a tiro s ?

¿Es posible que seamos pensados por quienes nosaman? ¿Que seamos como nos piensan? ¿O somosindependientes y por eso a veces les hacemos daño?

E nrealidad, ¿sabe

el dolor que nosenseña? ¿O se conten-

ta con percibir que es elanuncio de algo peor?¿Piensa que sólo

cumple con sutrabajo?

¿SabeDios lo que

esperamos de él?¿Y cómo es que

no sale co-rriendo?

¿ Q u éfue de las noches

de verano sin sueño?¿ D e s c e n d i e ron al mismo

lugar al que caen lasdesilusiones de los

s o l itarios?

¿Paraqué quiere

Roma todos loscaminos? ¿Por quése conforman conmenos todas las

demás?

¿Escierto que

somos tan impor-tantes como para quenos siga la luna? ¿Otan ingenuos como

para creer quenos sigue?

¿ Q u ée s p e r an l o s

l i b ros en los ana-queles? ¿Desean quelos abracemos? ¿O

es que muere nde pie?

¿Es cierto que los caminos son rectos al nacer?. ¿Y q u edespués serpentean para que el viaje sea más larg o ?

¿ Oserá que sólo

es inteligible a lapiel y a las fibras delalma, aún impoten-

tes para escu-c h a r l a ?

¿Paraqué quiere

Roma todos loscaminos? ¿Por quése conforman conmenos todas las

demás?

( 4 3 )Ágora

[ F I L O S O F I A ]

L ibertad: libertad de elec-ción, libertad de opinión,libertad de expre s i ó n ,

libertad de cátedra, libertad demercado, grados de libertad deun sistema, tiempo libre.

Parece que vivamos en eltiempo dorado de las libertades, yque, tras oscuras épocas de repre-sión y dictadura, naveguemos porel mar abierto de la Libertad tanañorada.

La idea de Libertad ha sidouna de las más utilizadas en laHistoria de la Filosofía. Pretendoen este artículo, trazar un brevebosquejo filosófico de la misma ysugerir algunas implicaciones ennuestra situación actual.

Tradicionalmente, la Filo-sofía ha distinguido entre dostipos de libertad:

1) Libertad negativa o libertadde (liberarse de) es la libertadentendida como negación dedependencia respecto a algo o aalguien, respecto a alguna deter-minación o coacción o represión oimposición.

Esta libertad se enfre n t acon varios determinismos contralos que tiene que luchar parahacerse efectiva (aunque es evi-dente que no todos los determi-nismos se pueden eliminar):

- Determinismos físicos: las

leyes de la Naturaleza, el azar, etc.- Determinismos biológicos:

la herencia genética, los instintos,las emociones y, en general, elmetabolismo y la fisiología den u e s t ros organismos, incluido elc e re b ro .

- Determinismos sociales yeconómico- políticos: aprendizaje,normas sociales, costumbres, cul-tura, modas, consumismo, nor-mas morales (de la familia, delg rupo de amigos, del partidopolítico), normas legales, estruc-tura económica (capitalismo,comunismo), etc.

- Determinismos religiosos:normas morales (pues, las religio-nes también las dan), destino opredestinación, pecado y culpa,juicio final, etc.

Esta idea de libertad hatenido y tiene mucho prestigiosocial y político: liberarse de lasprohibiciones y de los opresoresha provocado manifestaciones,rebeldías, canciones, poemas e,incluso, guerras.

Dos comentarios:a) los determinismos físicos

no se pueden eliminar. Aunque sehaya entendido a veces que elazar o el caos sugieren libertad enlos fenómenos naturales esto notiene por qué ser así, pues sólosignifica que desconocemos el

estado final de un sistema físico,no que el sistema no este sujeto aleyes causales; por esto, se hablahoy de caos determinista.

Los determinismos biológi-cos se pueden disminuir conformeavancen las ciencias biomédicasp e ro no se podrán eliminar (seríaa b s u rdo) pues somos un cuerpocon sus reacciones químicas.

Los otros dos determinis-mos sí se pueden eliminar o, másbien, trasladar o cambiar porotros; esto es, podemos elegir lasnormas morales que nos parezcan(no así las legales, aunque poda-mos elegir no cumplirlas y sufrirlas sanciones que de ello se deri-ven) y podemos cambiar las cos-tumbres, modificar lo que hemosa p rendido (sustituyéndolo porotro aprendizaje), no pertenecer aninguna religión (sustituyendosus normas morales por las deotro grupo social), etc. Aunque nopodemos elegir nuestra primeraeducación, ni el entorno familiar,cultural, social y económico denuestra infancia.

b) Los determinismos vis-tos serían las causas de nuestrasacciones. Hacemos lo que hace-mos movidos por lo que hemosa p rendido. El filósofo españolGustavo Bueno dice que el deter -

Divagaciones sobre

la libertadJosé Ma. Lahoz Pastor

Ágora( 4 4 )

[ F I L O S O F I A ]

minismo no va contra la libertad sinoque, justamente, es su condición yaque no es posible una elección acausal(si no tengo preferencias, no puedoelegir). Hay causas de nuestras deci -siones.

2) Libertad positiva o libertadpara: es la libertad como posibili-dad, capacidad o potencia paraelegir y obrar. Es la libertad deelección o Libre Albedrío (para losfilósofos cristianos).

Aquí entra en juego unnuevo concepto: la re s p o n s a b i l i d a d .

Libertad y responsabilidad:se dice que si uno actúa libremen-te, uno debe ser responsable desus actos, aceptar los premios ocastigos que de ellos se deriven.Pero, más bien la situación es lacontraria, esto es, si uno previa-mente no es responsable de susactos no puede ser libre. Por esto,no consideramos libres a los niñosni a los animales, porque no lossuponemos responsables de lo

que hacen: si un niño rompe uncristal, lo pagarán sus padres; siun perro muerde a un transeúnte,la sanción la asumirá su dueño. Nilos niños ni los perros van a la cár-cel porque no son responsables desus actos y, por esta razón, no losconsideramos libres.

Podemos ahora recordar, enun rápido boceto, las teorías quesobre la libertad han expuesto losfilósofos más conocidos:

Filosofía griega: Sócrates yPlatón defienden el intelectualis-mo ético que, en resumen, quieredecir que realizamos accionesmalas por ignorancia del bien; lapalabra clave es «i g n o r a n c i a».Esto es, no obramos mal porquequeramos (y aquí estaría la liber-tad) sino porque no conocemos elbien. Porque si lo conociéramosindudablemente lo haríamos, con-vencidos de que es lo mejor.

Aristóteles añade que lasacciones no libres son por coacción

o por ignorancia. Y p recisa que lasvirtudes son hábitos, disposicionesa actuar bien. Y que como hábitos oc o s t u m b res se aprenden practicán-dolas: uno aprende a ser buenorealizando buenas acciones, y alcontrario a ser malo.

Como vemos, los filósofosgriegos subrayan el determinismodel aprendizaje. Según esto, no esposible la libertad negativa.

Filosofia medieval: el cristia-nismo católico (San A g u s t í n ,Santo Tomás, etc.) defiende que elhombre posee una voluntad librey que por ello puede elegir hacerel mal y comete pecados que leprovocan un sentimiento de culpay que según sus acciones recibiráun premio (ir al cielo) o un castigodivino (ir al infierno).

Esta idea de la voluntadlibre es la que presuponemos hoyal aplicar nuestras leyes pues, siuno actúa mal por voluntad pro-pia recibirá un castigo legal. Si nole asignamos libre voluntad nopodríamos castigarlo legalmente,como a los niños o a los perros. Sesubraya aquí la libertad positiva.

Filosofía moderna: S p i n o z apiensa que el ser humano no eslibre: «los hombres se creen libresporque son ignorantes de las cau-sas que les determinan a obrar».

No hay libertad negativa y,por tanto, la libertad positiva con-siste en «elegir» aceptar los deter-minismos.

Por otra parte, Kant llega ala conclusión de que no se puededemostrar racionalmente que sea-mos libres o que no lo seamos.Dice que en la Naturaleza existe eldeterminismo, pero que se debesuponer que los hombres somos

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( 4 5 )Ágora

[ F I L O S O F I A ]

libres porque si no no existiría laética, ni tendría sentido juzgarnuestras acciones. Libertad comohipótesis necesaria.

Filosofía contemporánea:Sartreafirma que el hombre está conde-nado a ser libre (es libre lo quiera ono), que nace sin ninguna determi-nación y que tiene que hacerse, ele-girse a sí mismo al ir realizandoacciones durante su vida. El hom-b re se hace, eligiendo en cadamomento.Plena libertad positiva.

Se me ocurren , ahora, algunasreflexiones a modo de conclusiones:

– Se utiliza alegremente lapalabra «libertad» (por ejemplo enla publicidad de automóviles:¡cómprate este coche y te sentiráslibre!; o en operadores de telefoníamóvil: Amena, tu libertad) igno-rando sus acepciones e implicacio-nes para confundir al personal;pues, la libertad vende.

– La democracia es el sistemade gobierno que pretende garanti-zar las libertades sociales e indivi-duales, pero esto no significa quetodo el mundo tenga derecho ae x p resar y a poner en práctica susideas, sean estas cuales sean. La

democracia debe luchar con todassus armas contra los que defiendenideas totalitarias pues si se aplicaseneliminarían a la propia democracia.

– El ser humano actúa suje-tándose a normas (sociales, mora-les, legales, etc.) que pre c i s a m o spara poder ejercer nuestra libertad,p e ro debemos destruir todo deter-minismo añadido, innecesario ydañino (como el cotilleo: por su inje-rencia en la vida ajena; o el excesode prohibiciones y re g l a m e n t a c i o-nes en nuestra vida cotidiana; o lap ropensión de algunos a opinars o b re todos los asuntos: ¡Deje ustedde opinar: infórmese y razone!) parapoder conseguir, al menos, un pocode libertad negativa.

– Hemos visto que, desde laperspectiva filosófica de este artí-culo, no está resuelto el que tenga-mos o no libertad positiva, y tal vezsea esta una cuestión irresoluble,pero sí que debemos ampliar hastadonde podamos nuestra libertadnegativa.

– La libertad implica el error:prueba y error. No hay que arre-pentirse de los errores cometidossino asumirlos, pues sólo así se vahaciendo uno responsable. Sólodespués de haber probado varioscaminos equivocados se puedeencontrar el camino propio.

El tema de la libertad esi n a b a rcable y aquí sólo he pre t e n d i d oesbozarlo. Deambulo por la calleLibertad de Ejea de los Caballero s ,cortado por el cierzo seco y frío queno me deja pensar en nada, y decido(¿no decido?) terminar este artículo.

Ágora( 4 6 )

[ S O C I O L O G I A ]

Reflexionar con ánimo constructivo sobre los problemas que nos aquejan en lo individual y en losocial y encontrar respuestas a los interrogantes que nuestro entorno nos plantea es uno de lospilares en los que se asienta el devenir discursivo de Ágora.De una manera flexible, seleccionamos el método expresivo que más le conviene a nuestro interéscomunicativo y abordamos cualquier tema desde nuestro particular punto de vista, ahondando enaquellos aspectos susceptibles de una interpretación singular, ya sea, por ejemplo, la reivindicaciónde una publicidad en positivo, ya sea el enojo del psicoanalista de Pepito Grillo por la hipocresía dealgunos procesos comunicativos...

A pesar de las severasdivergencias que mi psi-coanalista y yo perpetua-

mos a lo largo del tiempo, tene-mos en común algunos puntos devista ...

Por ejemplo, en nuestrosingular agnosticismo, ningunode los dos encontramos razonessuficientes para deglutir irre f l e x i-vamente toda una alienante re a l i-dad virtual, ritualista y doctrina-ria, las más de las veces utilizadacomo sedante social al servicio deinconfesables intereses, aunque,por otra parte, tampoco encontra-mos suficientes razones para noenriquecernos con algunas activi-dades milenarias de probada efi-cacia para el mantenimiento de lasalud física y de la mental. Porello, de la misma manera querechazamos sin paliativos lamanipulación ideológica y doctri-nal y manifestamos nuestro pro-

fundo desagrado ante estas prác-ticas degradantes, tampoco deja-mos de manifestar que nos agra-da sobremanera la contemplaciónde la exuberancia de la naturalezaen la que percibimos los latidosde la vida y, que, a menudo, cuan-do nos abismamos en el firma-mento de las noches sin nubes,nos sobreviene una sensación deplenitud que posee algunas signi-ficativas analogías con las sensa-ciones descritas por los místicos.

Evidentemente, esto es algop ropio, privado, personal, nosujeto a criterios externos; unacosa de puertas adentro, no doc-trinal ni ritual, a medio caminoentre el entretenimiento enrique-cedor y el palmero de vitaminaspara una salud psíquica acepta-ble. Nada de sectas...

Como es obvio, ninguno delos dos tenemos inconveniente enmostrar ni nuestras divergencias ni

nuestras afinidades y menos en cir-cunstancias como las actuales cuan-do la ortodoxia se instala inexora-blemente en el pensamiento social,configurando una sociedad cadavez más permeable a cualquier doc-trina exclusivista y sectaria dondela discrepancia con el modeloestandarizado y divinizado conlle-va la subsiguiente re p robación y talvez la marg i n a c i ó n .

La verdad es que el clásicoconflicto intelectual entre la fe y larazón no nos preocupa muchohoy por hoy, aunque como tematransversal ligado a nuestras tera-pias conversacionales aparece concierta frecuencia, sobre todo en lostemas históricos sobre los quetanto dialogamos.

En estas circunstancias no espues de extrañar que ayer mi psi-coanalista se indignase hasta laexasperación cuando escuchó enuna tertulia radiofónica hacer un

El rincón

del neurótico (II)

Joaquín Bueno

( 4 7 )Ágora

[ S O C I O L O G I A ]

comentario no muy afortunadoa c e rca del gran humanista delRenacimiento, Erasmo deR o t t e rdam, del que se decía quefue «imprudentemente imparc i a l »y del que «irritaban sus silencios»cuando «la herejía inundabaE u ropa» por aquellos primero saños del siglo XVI.

«La gente -me dice- se instalacon facilidad en el maniqueísmo, legusta pertenecer a un bando, seguirlos dictámenes de una idea exclusivis -ta y encabezar sus afirmaciones con eldibujo de una bandera; necesita perso -nalizar lo malo de la vida en la maldadde los otros y cuando no tiene un ene -migo real y visible se lo inventa parapoder justificar así sus problemas... Deesta manera -continúa- las personasque como Erasmo pretenden compartirla riqueza, que consideran perverso elafán de poder, que pretenden una jus -ticia equitativa o que defienden lareflexión mental individual y no elritualismo entontecedor, no suele sermuy popular entre los que (¡todavía!)siguen pretendiendo esclavizar al serhumano, domesticándolo y convirtién -dolo "in eternis"» en una paciente yapetitosa ovejita.

Si mi psicoanalista no fueraun ser tan ingenuo, tan excéntricoy tan atolondrado, podría influirde una manera positiva en lasociedad, con su punto de vistaalternativo y humanista, aunque,desde mi punto de vista, nuncapodrá desarrollar una verd a d e r ainfluencia, habida cuenta de quesu pensamiento resulta inconexoy diletante y siempre acaba pro-yectando alguna pre o c u p a n t e

obsesión. A veces, por algúnmotivo que desconozco, «re c o n s-t ru y e» la realidad histórica y dapábulo a algunas historias apócri-fas. Ahora se ha empeñado enque en algún lugar en el triángu-lo que une las poblaciones deAyerbe, Ejea y Sos del ReyCatólico se encuentran deposita-das unos documentos de un talG e rh a rd Gerh a rds (el primitivon o m b re de Erasmo de Rótterd a m )en el que de su puño y letras cen-sura con mordacidad los vicios ydefectos de algunos nobles y pre-lados de su época, fácilmente

identificables en la Europa delmomento. Según su punto devista, estos documentos habríanviajado a través de Europa en lavalija que transportaba uno de losborricos de la reata de un ricoh o m b re cincovillés que a la sazónera secretario de cartas del pro p i oemperador Carlos cuando Va l d é senfermaba y que anduvo poste-riormente en pleitos por no séqué historias respecto de su pure-za de sangre .

Yo creo que todo esto esapócrifo, pero no sé, no sé...

Ágora( 4 8 )

La publicidad es un hechoo m n i p resente en nuestravida cotidiana, que de

forma muy gráfica describeGuerín: «el aire que respiramos esun compuesto de oxígeno, nitróge-no y publicidad». Esta omnipre-sencia instalada en todos los ámbi-tos en los que nos movemos, cuyoprincipal «arte» se centra en «con-vencer al consumidor» (LuisBassat), crea unos mundos fantás-ticos como los de los cuentos tradi-cionales pero no con el afán deque el/la niño/a supere miedos oadquiera los valores de la sociedadde la que formará parte (entreo t ros aspectos reseñables de loscuentos infantiles) sino con el obje-tivo de que el/la consumidor/apotencial crea que con la comprade un determinado producto satis-fará sus deseos y se sentirá másfeliz y realizado como ser humano.

Por otra parte, tambiénpodríamos destacar los aspectospositivos de la publicidad, ya que,dado su grado de penetración ennuestra sociedad, la publicidadpuede ser un apoyo fundamentalen campañas de concienciaciónsocial realizadas por institucioneso asociaciones privadas, dirigidasa determinados sectores socialesque podrían sensibilizarse y actuarpara cambiar lo injusto o re p ro b a-ble. Ya desde la década de los 70,la Cruz Roja presentó anuncioscon un nuevo discurso publicitarios o b re causas sociales con eslóga-

nes del tipo: «Dentro de 25 años, elmundo será de ellos (de los niños)¿Cómo se lo entre g a remos?». Lapublicidad, por tanto, adquiere la«función educativa (…) cuya fina-lidad es transformar la sociedad,mejorar la calidad de vida detodos los ciudadanos» (Mª IsabelMartín), una función similar a laque ha de desempeñar hoy laescuela: informar y formar a la ciu-dadanía del futuro .

El objetivo del pre s e n t eartículo, por tanto, es re s a l t a ralgunos de los aspectos educati-vos que puede aportarnos lapublicidad, mediante el análisisde la temática de diversos anun-cios televisivos, presentados alFestival Internacional de Publi-cidad de San Sebastián en las edi-ciones comprendidas entre losaños 1990 y 2003. Se han analiza-do los anuncios relacionados conla mujer y su problemática dentro

de la categoría «Servicios sinánimo de lucro». Sector social,que, desgraciadamente, es uno delos más desfavorecidos a pesar delas altas cotas de bienestar ydemocracia que hemos consegui-do en nuestra sociedad.

En la década de los noven-ta predominan los anuncios cuyatemática está orientada funda-mentalmente a la educación porla igualdad y los anunciantes sonen su mayoría instituciones oficia-les. Dicha temática es tratadadesde el humor (Objetos, 1990), ladenuncia (Mujer, 1991), la ironía(E d i f i c i o, 1991), pasando por lareflexión sobre el hecho de que elcompartir el cuidado de los hijospor ambos miembros de la parejaimplica un mayor tiempo librepara que la mujer pueda dedicar-lo a sí misma (Papá, caca, 1995),hasta llegar al intento de concien-ciación de que el hombre también

Mujery publicidad educativa

Ma. Elena López Quintana

[ S O C I O L O G I A ]

Prostituta (2003)Anunciante: Fundación CODESPA

Duración: 1’

Eslogan: Si no haces nada por su educación, alguien lo hará.

A r g u m e n t o : En un cuartucho de una barriada muy pobre leLatinoamérica, una niña de unos doce años habla con su hermanamayor sobre el oficio de prostituta, que esta ejerce, y los consejosque la muchacha de más edad le da sobre qué debe hacer cuandoesté con un cliente; mientras se arregla para salir a trabajar.

( 4 9 )Ágora

puede asumir las tareas de limpie-za del hogar (Igualdad, 2003).

Se observa un mayor gradode preocupación en los primero saños de la primera década del 2000de conserjerías de asuntos socialesde varias autonomías por el temadel maltrato o la denominada vio-lencia de género, que aqueja amuchas mujeres en nuestro país sinque se consigan eliminar las cifrasde mujeres muertas a manos de susp a rejas. Sin embargo, los anunciosp resentados al Festival Internacio-nal de San Sebastián todavía noreflejan la consecuencia última de laviolencia doméstica: el asesinato;más bien estos anuncios están en lalínea de o bien concienciar al agre-sor de que su pareja no es una pro-piedad que pueda dañar a su gusto(G o l p e s, 2002), o bien están dirigidosa la propia mujer maltratada y apersonas de su entorno cerc a n opara que se denuncien las situacio-

nes vejatorias o intimidatorias delas que la mujer es objeto y no seg u a rde silencio sobre el asunto.(M a q u i l l a j e, 2000).

Los anuncios presentadospor asociaciones privadas tratande la problemática que puedeafectar a la mujer tal como: laprostitución como única salida dela mujer desde la adolescenciapara sobrevivir en barrios margi-nales (Prostituta, 2003), el acososexual en el trabajo (Acoso sexual,1992) o el consumo de drogas y elejercicio de la prostitución parapoder conseguirlas, círculo vicio-so del que la joven no puede esca-par por sí sola. (Afectos, 1990).

Lo que queda de manifiestotras este sucinto análisis temático,es que parece haber un mayor inte-rés de la sociedad, ya que la publi-cidad la refleja o incluso crea nue-vos moldes y necesidades sociales,en la problemática femeninadurante los primeros años de ladécada de los noventa sobre laeducación en la igualdad de géne-ros y durante los primeros años dela primera década del 2000 sobre eltema de la violencia de género (noes de extrañar por el número devíctimas contabilizadas), quedan-do los años intermedios casi vacíosde este tipo de campañas de con-cienciación social, por lo menoscon cierta re p resentatividad en elfestival anteriormente señalado.

Quizá sería un buen momentopara retomar la educación para laigualdad por parte de todos loss e c t o res sociales como la mejorp revención de la denominada vio-lencia de género. Este tipo depublicidad educativa que implicauna concienciación ciudadana yque llega a numeroso número depersonas de toda edad y condi-ción, cuya característica esencialpara hacerse casi omnipresente esla reiteratividad de sus mensajes,puede ser necesaria como apoyo ycomplemento de otros planes queimpliquen mayor grado de acerc a-miento e implicación social.

Este tipo de publicidad dediscurso social también puede ser,por los valores que transmite,objeto de análisis y estudio críticoen la escuela (agente fundamentalde formación y educación en laigualdad de géneros), debido a sugran expresividad, a su simplici-dad y adecuación simbólica, a sutransversalidad y por constituirsesu análisis como una práctica edu-cativa complementaria a la activi-dad académica, muy conectadacon la cotidianidad de un alumna-do televidente.

[ S O C I O L O G I A ]

Golpes (2002)Anunciante: Junta de Andalucía. Consejería de Asuntos Sociales.

Duración: 35’’

Eslogan: Tu mano es tu mano. Tu pie es tu pie. Tu cabeza es tucabeza. Tu mujer no es tu mujer.

Argumento: A un hombre le salen varias cosas mal: llama porteléfono y no contestan, el coche se le estropea en mitad de lacalle, llega a casa y la comida que hierve en el fuego parece nogustarle…Cada vez que le ocurre un percance descarga su agre-sividad hacia el objeto más cercano con un golpe, patada o cabe-zazo. La imagen del objeto se congela y aparece en pantalla cadauna de las frases del eslogan.

Igualdad (2003)Anunciante: Ministerio deTrabajo y Asuntos Sociales

Duración: 32’’

E s l o g a n : Está claro, sabeslimpiar.

A r g u m e n t o : Un hombresale de su coche y lo limpiacon esmero: por fuera conjabón, sacude las alfombri-llas, da limpia-cristales a losparabrisas y al espejo retro-visor, vacía el cenicero…

Bibliografía

• LUIS BASSAT, El libro rojo de la publici -d a d, Plaza y Janet Editores, Barcelona 2001

• «Publicidad y Educación», P u b l i f i l i aRevista de Culturas Publicitarias, Num.7.Junio 2003

Ágora( 5 0 )

[ E D U C A C I O N ]

EDUCERE, la raíz etimológica del actual verbo educar, nos aporta un poco de luz y un bastantede sombra sobre los problemas que aquejan a la educación en España. Efectivamente, educar esactualizar o sacar a la luz algo que permanece inédito o escondido en nuestro interior; pero, ¿cómolo hacemos?Las instituciones públicas y privadas y las diferentes opciones políticas del país o, incluso, lapropia sociedad de consumo rivalizan ofreciéndonos diferentes, y a veces contradictorios perfiles delcamino a seguir, sin que encontremos un denominador común que garantice el éxito de la travesía.Tal vez la solución de compromiso estribe en hacer el camino siguiendo las huellas machadianas ycon recomendaciones y consejos como los de Jesús Claver...

Situación de partida: Las intenciones educativas en los últimos años

E speranza Aguirre, ministra de Educación yCultura en el primer Gobierno del PartidoPopular, a finales de 1996 habla de hacer de la

ESO lo más parecido a un bachillerato elemental por-que de esta manera habrá una mayor preparación delos alumnos que vayan a la Universidad. Nasarre,siendo secretario general de Educación y FormaciónProfesional manifiesta que actualmente (1996) existeun desencanto con la educación española a pesar delimportante volumen de recursos financieros inverti-dos en el sistema educativo con la LOGSE. El decretode la nueva Administración de 14 de marzo de 1997modifica los procedimientos de elección de centros.Establece, entre otros, el criterio de circunstanciaslibremente apreciadas por el centro. Con estos nuevoscriterios aumenta la posibilidad de que el centroseleccione a sus alumnos.

En diciembre de 1999, el Ministerio deEducación y Cultura organiza unas «Jornadas de deba-te sobre la Enseñanza Secundaria Obligatoria», con laso rganizaciones y pro f e s o res que están de acuerdo consus planteamientos. En estas jornadas destacan lossiguientes puntos: no se cuestiona la extensión de la

educación obligatoria hasta los 16 años; org a n i z a c i ó nde grupos homogéneos para atender mejor a la diver-sidad; el sistema actual desmotiva a los alumnos máscapacitados, es urgente llevar a cabo la diversificacióndel alumnado (los puntos anteriores después en laLOCE darían lugar a los itinerarios, programas derefuerzo, programas de iniciación profesional); laadaptación de las enseñanzas a un contexto hetero g é-neo re q u i e re la atención de los alumnos con dificulta-des de aprendizaje en grupos reducidos; dados losbajos niveles de la ESO es necesario que los alumnosque vayan a cursar Bachillerato tengan unos itinerariosespecíficos; posibilidad de una prueba a final de laetapa que asegure que se alcanzan los objetivos míni-mos en todos los centros educativos.

En el año 2001 se desarrolla en Madrid el con-g reso «C o n s t ruir la escuela desde la diversidad y parala igualdad» con la asistencia de unas 400 personas delos Movimientos de Renovación Pedagógica, de laC E A PA, CCOO, FETE-UGT, STEs, etc. Se redacta elsiguiente manifiesto consensuado: «El nuevo sistemaeducativo ha contribuido de manera decisiva a la uni-versalización del derecho a la educación, si bien, la faltade provisión de los mecanismos y de los recursos nece-sarios para su aplicación ha impedido tratar adecuada-mente la diversidad del alumnado, circunstancia que

La educación en España¿cómo estamos y adónde vamos?

Jesús Claver

( 5 1 )Ágora

ha sido aprovechada por los defensores de una escuelaselectiva y elitista para arremeter contra ella». A l g u n a sde las conclusiones de este congreso fueron: la escuela,además de preparar para una sociedad cambiante,tiene que superar las desigualdades sociales; se ha decuidar la matriculación del alumnado de tal maneraque se realice una distribución adecuada del mismoe n t re todos los centros sostenidos con fondos públicos;c rear recursos de acción educativa compensatoria queactúen en el medio social y familiar de los centros conalumnado desfavorecido o inmigrante; la educacióninfantil ha de ser ofertada por la escuela pública desdelos cero años, como medida inicial más eficaz parapaliar las diferencias socioculturales familiares; los pro-blemas derivados de la atención a la diversidad no sesolucionan con itinerarios diferenciados que segre g a nal alumnado y que están pensados realmente para unaminoría de alumnos; la atención a la diversidad deberealizarse dentro del grupo ordinario favoreciendo asíla socialización y la integración del alumnado; hay queestimular la participación de los distintos sectores de lacomunidad educativa; el sistema educativo debe supe-rar la tradicional perspectiva monocultural para favo-recer un modelo de educación interc u l t u r a l .

2. Indicadores clave en los sistemas educativos de la OCDE.

En las diferentes evaluaciones internacionalesllevadas a cabo hasta la fecha se han consideradocomo muy influyentes en el rendimiento escolar delalumnado, además de los indicadores económicosque son los que hacen posible la disposición de recur-sos personales y materiales, el nivel educativo de lospadres y la disponibilidad personal de los mismoshacia los estudios de los hijos y los recursos educati-vos existentes en el hogar.

En el año 2005 la OCDE ha publicado su infor-me «Una mirada a la Educación» (Education at aglance). En él se realiza un análisis comparativo entrelos países de diferentes indicadores.

Según este informe, España dedicaba el 5, 1 %del PIB, sumando la inversión pública y privada, en

1990 a la educación; el 5, 4 % en 1995; y el 4, 9 % en2002. En este mismo año el gasto público y privadomedio de la OCDE era del 6,1, solo 6 países se encon-traban por debajo de España (R. Checa, Gre c i a ,Hungría, Irlanda, Japón, Eslovaquia y Turquía).

Los datos referentes a la educación postobliga-toria en España en el año 2002 son:

Entre 25 y 34 años (de los 21 países analizados)sólo tres están por debajo de España: Tu rq u í a ,Eslovaquia y Méjico. En el año 1999 nos situábamosen el lugar 25 entre 40 países de la OCDE en todos lostramos de edad, excepto en el tramo 25-34 que está-bamos en el lugar 24. (Informe de la OCDE de 2001).

Con respecto a otros de los indicadores, en lae n t revista a A n d reas Schleicher (responsable del«Informe PISA») publicada en «El País» el día 7 dediciembre de 2004, éste manifiesta lo siguiente:

«No podemos resolver las cuestiones de laeducación a través de las leyes…necesitamos un con-senso en nuestras sociedades sobre las competenciasque queremos para el éxito personal y social. Y forta-lecer la capacidad de las escuelas para la educacióni n d i v i d u a l i z a d a». «La selección temprana de losalumnos no creo que sea buena para la individualiza-ción de la educación. Normalmente crea desigualdadsocial sin aumentar el rendimiento». «Repetir no pro-duce buenos resultados, tenemos muchos testimo-nios de ello; eso traslada el problema al estudiantepero no se resuelve el problema. La responsabilidad

[ E D U C A C I O N ]

Estudios de secundaria postobligatoria. % población

Edades España Media OCDE

25-34 años 58 75

35-44 años 46 69

45-54 años 31 61

55-64 18 50

25-64 41 65

del colegio y del profesor es individualizar la educa-ción para los alumnos y desarrollar un sistema dondeéstos puedan ir a su ritmo; de esta forma se compen-san las situaciones de desventaja y también se des-arrolla el potencial de los que tienen más talento… EnFinlandia (país con mejores resultados) los profesorestrabajan juntos, comparten conocimientos, esto es tanimportante como el salario». «La educación no puedetener éxito presionando a los niños, por ejemplo conexámenes. Deben aprender por su propia motivación.El éxito hoy está en la capacidad y motivación paraaprender a lo largo de toda la vida y, si fastidiamosesto en el colegio, destruiremos esa capacidad».

3. Evolución del fracaso escolar en España

Datos del Libro Blanco de 1969: De cada 100nacidos en 1951: Ingresan en la enseñanza media: 27.Aprobaron la reválida del bachillerato elemental: 18.Aprobaron la reválida del bachillerato superior: 10.Terminaron estudios universitarios: 3

Según datos del M.E.C.: En el año 1980 de losalumnos que iniciaron 1º de E.G.B. en su tiempo:O b t u v i e ron el título de graduado escolar: 62, 4 %.O b t u v i e ron el certificado de escolaridad: 37, 6 %. En1989: Terminan el 2º de BUP y 2º de FP I: 63 %. Fracasoescolar: 37 %. En 1999: Terminan la ESO (equivalente a2º BUP y 2º FP I): 76,4 %. Fracaso escolar: 23, 6 %.

¿Qué piensa la sociedad? Un barómetro delCIS de 2002 dio los siguientes resultados: El 40, 8 %manifestó que la situación de la enseñanza en Españaera mejor que la que había hace 15 o 10 años, un 32, 1manifestó que era peor y un 14, 8 % que igual.

¿Qué piensa el profesorado? En la encuestapasada a 2.249 pro f e s o res/as por la FundaciónHogar del Empleado en el año 2000, algunos de losresultados fueron: 1) El 44 % considera negativa omuy negativa la extensión de la educación obligatoriahasta los 16 años, un 38 % la considera positiva o muypositiva. 2) El 47 % considera negativo o muy nega-tivo el título único al terminar la ESO, frente a un 29% que lo considera positivo o muy positivo.

4. Pública - PrivadaSegún datos recogidos en «La familia española

ante la educación de sus hijos» de Pérez-Díaz, LaCaixa, Barcelona, 2001, página 182, los estudios de lospadres según tipo de centro eran:

La importancia del nivel sociocultural de lafamilia en los resultados educativos de los hijosqueda reflejada en la siguiente tabla, tomada de«Cuadernos de Pedagogía» de enero de 2006 (nº 353

Ágora( 5 2 )

[ E D U C A C I O N ]

Muestra 64 5 31 900

Primarios in. 84 1 15 174

Primarios 69 4 28 311

Secundarios 62 4 34 239

Universitarios 40 13 48 176

Nivelde estudios

padres

Centrospúblicos

Centrosprivados

Centrosconcertados

Total padres

PUNTUACIÓN ALUMNOS 15 AÑOS PISA 2000 MEDIA: 500 DESV.TÍPICA: 100

Nivel de estudios Lectura. Matemáticas Cienciasde la madre.

394 380 402

441 422 440

474 469 477

500 499 498

528 524 528

No ha ido a laescuela.

Estudios primarios

Estudios secundarios obligatorios

Estudios secundarios superiores (FP).

Estudiossecundarios s u p e r i o res (pre u n i v e r. )

( 5 3 )Ágora

Según datos del Informe de Consejo Escolardel Estado sobre el Sistema Educativo Español delcurso 2002/03, la distribución del alumnado entre laescuela pública y la privada era:

Según datos del M.E.C. con respecto al cursoescolar 2005/06, la matriculación era:

Las ratios del curso 2005/06 en Primaria son:19,3 pública; 24,8 concertada; 23,7 no concertada. EnESO: 23,7 pública; 25,9 concertada; y 23, 8 no concer-tada.

La evolución del alumnado inmigrante no uni-versitario ha sido la siguiente: En el curso 1994/95:53.213 En 2004/05: 447.525. En el curso escolar2004/05 el alumnado inmigrante suponía el 6, 5 % deltotal. En el curso escolar 2001/02 el 80,9 de este alum-nado estaba escolarizado en los centros públicos.

El gasto público en conciertos con los centros pri-vados se mantiene desde 1992 a 1998 entre el 9% y el 10%. En el curso 2001/02 la enseñanza concertada re c i b í ael 16, 9 del gasto público total. El gasto total de lasadministraciones en la escuela concertada era del 15, 7.

5. Los resultados de España en las evaluaciones internacionales

TIMMS 1994/95 (IEA THIRD INTERNATIONALMATHEMATICS AND SCIENCE STUDY)

Matemáticas: media 500 y desviación típica100. Lo mismo para 7º y 8 º de EGB. España en 8ºocupó el lugar 31 de 41 países con 487 puntos. En 7ºocupó el 32 de 39 países.

Ciencias: media 500 y desviación típica 100. Lomismo para 7º y 8 º de EGB. España en 8º ocupó ellugar 27 de 41 países con 487 puntos. En 7º ocupó el25 de 39 países.

PISA 2000

P a r t i c i p a ron 32 países. 28 de la OCDE y 4 aso-ciados. Alumnos de 15 años. Media 500 y desviacióntípica 100. Comprensión lectora: lugar 21 entre los de laOCDE, 493 puntos de media. Matemáticas: lugar 25,476 puntos. Cultura científica: lugar 21, 487 puntos.

PISA 2003

Participaron 41 países. 30 de la OCDE y 11 aso-

[ E D U C A C I O N ]

ALUMNADO %

Curso 1996/97 Curso 1999/2000 Curso 2002/03

Pública 69,6 Pública 68,3 Pública 67,5

Privada 30,4 Privada 31,7 Privada 32,5

64, 9 66,7 66,3 75,3 75 52,1 67,5

35,1 33,3 33,7 24,7 25 47,9 32,5

Alumnado Infantil Prim. ESO Bach. FP EE Total%

Pública

Privada

Ágora( 5 4 )

ciados. Media 500 y desviación típica 100.Comprensión lectora: lugar 23 entre los de la OCDE,481 puntos de media. Matemáticas: lugar 24, 485 pun-tos. Cultura científica: lugar 22, 491 puntos.

Algunos datos del informe PISA 2003, apenasmencionados por los medios de comunicación, son:1) Los sistemas más flexibles de enseñanza, la auto-nomía de los centros y una preparación no competiti-va son los factores que suelen dar los mejores resulta-dos. 2) España destaca por su tendencia a la equidad,es decir, los resultados no dependen excesivamentede la posición socioeconómica de la familia de losalumnos. Así la diferencia entre los mejores y los peo-res no es tan elevada como en otros países. 3) Tambiénhay que destacar la actitud positiva que tienen losalumnos españoles hacia la escuela. De los paísesestudiados, los alumnos españoles ocupan el lugar 12en lo referente a la actitud positiva hacia su centro deestudios y el 7º en sensación de pertenencia al centro(sentirse a gusto, sentirse bien acogido).

6. Dos enfoques de la calidad educativa

La calidad total: el predominio de los enfoques tecnocráticos.

El neoliberalismo no es sólo un fenómeno eco-nómico sino una ideología política. Esta ideología serelaciona con el fin del Estado del Bienestar y con la

consideración del Estado como enemigo de la libertad.(Giddens, 1999). En los años 70 se empieza a cuestionarla eficacia de las inversiones públicas en educación yen la década de los 80 se empieza a considerar al alum-no como cliente. La escuela no funcionaba porque eraun monopolio estatal con unas clientelas cautivas. Lasolución era introducir la disciplina de mercado a tra-vés de los cheques escolares que cada familia podíagastar en la escuela que deseara. Siguiendo esta línealas escuelas por contrato en América escogen a suclientela y van ganando adeptos entre las clasesmedias acomodadas, generando, a su vez, un impactonegativo en los más desfavorecidos.

Así la educación pasa a ser una mercancía, quetiene un precio y, por tanto, se compra o se vende. Lamejora de la educación sólo llegará a través de lacompetitividad. La competencia de centros llevainevitablemente a la necesidad de tener una buenaimagen. Se ponen en marcha mecanismos de evalua-ción externa de la calidad para informar al consumi-dor y hay una auténtica proliferación de diagnósticose informes que realizan los organismos internaciona-les y asociaciones dedicadas a la evaluación educati-va; se limitan las condiciones laborales y salariales delprofesorado y se las hace depender de la productivi-dad; se acomoda la oferta de formación a las necesi-dades del mercado laboral. Todo lo anterior respondea un fin: la escuela es una empresa y, como tal, ha detener beneficios.

Las escuelas totales: alternativas para la igualdad

Para hacer frente a los planteamientos empre-sariales de la educación hay que ir más allá de las crí-ticas y desarrollar propuestas prácticas en pro de laequidad. No hay que olvidar que el discurso empre-sarial y conservador de la educación ofrece solucio-nes que son bien acogidas por las familias de las cla-ses medias porque conectan con sus principales preo-cupaciones.

El primer planteamiento de los defensores dela educación como derecho fundamental y comoigualdad es el siguiente: no es lo mismo considerar a

[ E D U C A C I O N ]

Informe PISA 2003. Resultados según tipo de centro.

Matemáticas Públicos Concertados Privados

España 472 505 520

Media OCDE 494 526 530

Lectura Públicos Concertados Privados

España 466 501 515

Media OCDE 489 516 520

( 5 5 )Ágora

[ E D U C A C I O N ]

las familias agentes educativos que colaboran estre-chamente con las escuelas que considerarlas consu-midoras que compran educación. En el primer caso,las familias están situadas en el compromiso, en elsegundo caso están situadas en la exigencia.

El segundo planteamiento, igualmente básico,es que la eficacia está vinculada al progreso de todoslos estudiantes y la función de aprendizaje convivecon la formación moral y la satisfacción de las necesi-dades básicas (Tudesco, 1995). Esto lleva a ajustar losmétodos de enseñanza a los ritmos y diferencias per-sonales de los alumnos, con atención personalizada ytrabajo en equipo.

La lógica de la igualdad y solidaridad re q u i e reo rganizaciones más participativas y democráticas: enlugar de responder a las demandas de los clientes

como hace el enfoque empresarial, se trata de implicara toda la comunidad, buscando el compromiso y disol-viendo el liderazgo individual en el colectivo del cen-t ro. La conciencia colectiva de la necesidad del cambioes un proceso que se caracteriza por: soluciones gene-radas, discutidas y evaluadas por cada uno de losimplicados (padres, pro f e s o res, alumnos, otros agentessociales), no impuestas desde fuera; cambios apoyadospor las personas en puestos de poder; recursos necesa-rios disponibles para apoyar el cambio (especialmentetiempo); conciencia de que el cambio es lento; y cons-t rucción, al mismo tiempo que los planes de cambio,de los elementos de control y seguimiento. (Gro s s ,1996). Las escuelas actuales que responden a estemodelo de «escuela total» son: las escuelas aceleradas,las escuelas democráticas, las comunidades de apre n-dizaje, las escuelas inclusivas.

I.E.S. REYES CATOLICOS

Carretera de Erla, s/n50.600 Ejea de los CaballerosTeléfono 976 66 06 45Fax 976 66 40 30E-mail:[email protected]ágina web:http://centros5.pntic.mec.es/ies.reyes.catolicos

ENSEÑANZA SECUNDARIA OBLIGATORIA

BACHILLERATO DE CIENCIAS DE LANATURALEZA E INGENIERIABACHILLERATO HUMANIDADES YCIENCIAS SOCIALES

CICLO FORMATIVO DE GRADOMEDIO DE TÉCNICO EN ATENCIÓNSOCIOSANITARIA

CICLO FORMATIVO DE GRADOSUPERIOR DE TÉCNICO SUPERIOREN ANIMACIÓN DE ACTIVIDADESFÍSICAS Y DEPORTIVAS

REYES CATÓLICOS

Ágora( 5 6 )

[ A C T U A L I D A D ]

Las inquietudes artísticas, literarias y científicas del ser humano del Renacimiento se integraban deuna manera armónica en un concepto globalizador de la cultura.El paso del tiempo y el desarrollo científico y tecnológico trajeron consigo, además de una necesariaespecialización del saber, una, a veces, exagerada, desfragmentación del conocimiento.Hoy y aquí, la mirada observadora del artista y del científico nos descubren nuevas vías deintegración cultural y de convergencia del conocimiento...

S í, hay, existe una Escuela de Te a t ro enZaragoza, donde se han formado o a la que hanestado vinculados de una forma u otra casi

todos los profesionales del teatro de Aragón. Y tienenada menos que 25 años, ¡uf! cuánto tiempo y a la vezqué gran desconocida para muchos.

Vamos a hacer un poco de historia… ¿Sabíasque la escuela empezó en realidad en los años 70?Entonces se llamaba Escuela Municipal de A r t eDramático y estaba más cerca de las obsoletasEscuelas de declamación incluidas en losConservatorios de Música y Declamación que empe-zaron a funcionar a principios del s. XIX. Era un enfo-que tradicional, caduco, se formaba a actores-decido-res, centrando la importancia en cómo declamar bien,tener una correcta dicción, hacer inflexiones…; la for-mación en lo corporal, el experimentar con las emo-ciones, interpretar una situación, actuar con los otrostenía poco lugar en este tipo de escuelas. Los profeso-res eran transmisores de fórmulas o trucos más omenos eficaces para un tipo de teatro convencio-nal/comercial.

Aquella primera escuela, que abrió sus puertasen dos aulas del edificio del Teatro Principal, empezóimpartiendo 2 horas diarias de clase y funcionó desde1972 hasta 1980.

Pero habían sido muchos y convulsivos los

grandes avances y cambios en el teatro el S.XX entreellos la búsqueda de un nuevo modo de formación,del hombre nuevo del teatro. Las escuelas, laborato-rios, centros, instituciones a nivel europeo eran luga-res comunitarios con nuevos y renovados plantea-mientos: educar la creatividad, transmitir experien-cias, incorporar lo corporal, experimentar.

Comienza el planteamiento de una escuelamás progresista. Los nuevos aires democráticos fue-ron propicios para iniciar este nuevo proyecto y enjunio de 1980 se convocó una «comisión de expertos»dónde se reunieron profesionales del teatro local ycontó con la asistencia de Albert Boadella (director deEls Joglars), Sanchis Sinisterra (autor y profesor dedramaturgia), Magüi Mira (actriz de una de las com-pañías de vanguardia del momento: El Te a t roFronterizo), Pawel Rouba (profesor de mimo y panto-mima del Institut del Teatre).

El primer curso de la Escuela Municipal deTeatro de Zaragoza se inició en enero de 1981 con losprofesores: Mariano Cariñena (taller de escenografía),Mariano Anós (taller de actor y voz), Fernando Roy(taller de actor y cuerpo) y Paco Ortega (taller de his-toria y teoría).

Los comienzos fueron duros, como todos loscomienzos, pero en el curso 81/82 ya había un equi-

La Escuela Municipal de Teatro cumple 25 años

Alicia Rabadán de la Puente

( 5 7 )Ágora

po bastante completo de pro f e s o res especialistas:Carlos Blanco en Danza, Mercedes Gota en Canto,Javier Arellano en Esgrima, Concha Lomba en Hª delArte y Javier Armisén en Hª de la Música más tardese incorpora Miguel Garrido como profesor deMimo-Clown y Marissa Nolla (la actual directora)como profesora de Ortofonía.

El lugar, el antiguo Gobierno Militar en la calleCasa Jiménez. La duración era, como ahora, tres cur-sos académicos, el último caracterizado por losTalleres que se presentaban ante el público.

El objetivo era la formación integral, tanto teó-rica como práctica, donde se respetaran diferentesmetodologías. Un lugar de búsqueda e investigación,dónde se valora el instrumento del intérprete, sucuerpo, su voz, lo psicofísico, y sus posibilidadesexpresivas. Una nueva escuela.

Desde 1982 hasta 1990 hubo siete pro m o c i o-nes, quince talleres de interpretación dirigidos porp rofesorado de la escuela o dire c t o res invitadoscomo Pilar Laveaga, Luis Maluenda, Heine Mix,Pepe Ortega, Joan Ollé, Jordí Mesalles, Luiggi Ottoni.También contamos con pro f e s o res invitados comoMichael y Anne Mcallion, Boadella, Per Olov, A n aB runed ( que todavía hoy imparte talleres de maqui-llaje); hubo intercambios internacionales: algunosfuimos a Londres, otros a Burdeos, o al Institut deB a rcelona, a la Escuela de Navarra, re a l i z a m o spequeñas giras por pueblos de Aragón… Carg a d o sde ilusión y ganas de trabajar, a pesar de estar en unespacio que se nos estaba cayendo encima, a vecessin calefacción, sin duchas, sin vestuarios, conpequeñas y pocas aulas…

Hasta que en 1990 se produce un cambioimportante. Un nuevo espacio en el Antiguo CuartelPalafox, donde se sitúan todas las Escuelas Artísticasdel Ayuntamiento (Teatro, Folclore, Conservatoriosde Danza y de Música).

Una nueva infraestructura, con aulas acondi-cionadas, espaciosas, e incorporación de nuevo profe-sorado, Mª Jose Serrate y más tarde Amparo Nogés(Mimo-Clown), Anabel Hernandez (Pre p a r a c i ó nFísica), Cristina Yañez (Interpretación) y nuevosintercambios con Burdeos, la RESAD, el Institut,encuentros y muestras de Escuelas de España enSitges, Sevilla…

Allá por el curso 94/95 se crea la Asociación deAlumnos con un boletín informativo «la Butaca».

Junto a todo ello se comienza a contemplar unnuevo objetivo: la oficialización. A nivel nacionalhabía un movimiento de Escuelas que pedían unnuevo marco legal de Estudios Artísticos, que se con-solidó con la LOGSE en el 90, creándose los estudiosS u p e r i o res de Arte Dramático, desde aquellos momen-tos la Escuela luchó por convertirse en EscuelaSuperior de Arte Dramático, pero diversos avatare s ,d e s a c u e rdos políticos, intereses económicos y un larg oetc han hecho que hoy, 25 años después, sigamospidiendo ese re c o n o c i m i e n t o .

[ A C T U A L I D A D ]

Ágora( 5 8 )

En 2002 llega la hora de la jubilación de MarianoCariñena y Mercedes Gota, Paco Ortega se encarga pri-m e ro de la dirección del nuevo Centro Dramático ymas tarde coordina las actividades culturales de laExpo 08, Rafael Campos se incorpora como pro g r a m a-dor del Te a t ro Principal. Se necesitan nuevos pro f e s o-res y los que veintitantos años atrás fuimos alumnos yalumnas, después de años de «hacer» teatro, re g re s a-mos a esta Escuela incorporándonos como nuevosp ro f e s o res: María Pérez Collados (profesora de Cantoy Dicción), Alicia Rabadán, Félix Martín y BlancaResano (pro f e s o res de Interpretación), Arantxa A z a g r a( p rofesora de Mimo), Alberto Castrillo (Ta l l e r, terc e rcurso, Junio 05).

Y hoy seguimos aquí, 25 años después, luchan-do por formar buenos profesionales, con la esperanzaen la nueva escuela Superior de Arte dramático deAragón. Abriendo nuestras puertas a todos los intere-sados en el teatro.

Fuentes:• Conversaciones con Mariano Cariñena (CDA)• Odett Aslam: el actor del s.XX

[ A C T U A L I D A D ]

Información sobre la Escuela hoy (Servicio de Educación Ayto. de Zaragoza).

Cursos:Tres cursos académicos en horario de 16 a 21:30 h.

A s i g n a t u r a s : I n t e r p retación, Ortofonía, Canto yDicción, Preparación Corporal, Danza, Mimo, Clowny Teoría e Historia del Teatro.

Ta l l e r e s : Maquillaje, Ritmo, Técnicas Contro lPostural, Acrobacia...

D i r e c c i ó n : Domingo Miral 5 [Antiguo CuartelPalafox], 50009 Zaragoza. Tel.: 976 72 49 50, Fax: 97656 72 19, E.mail: [email protected].

Preinscripción: Del 15 de junio al 15 de julio y 1ªsemana de Septiembre.

Pruebas de acceso: Dos fases eliminatorias durante la1ª quincena de septiembre. *Presentar certificado médico, el 1er día de las prue-bas, que refleje el estado de salud de las cuerdasvocales.

Matrículas: Durante la 2ª quincena de septiembre.

Si quieres colaborar en

ten en cuenta estas consideraciones:

¿Qué pretende?

• Ser un lugar de reflexión y de encuentro.

• Ser un órgano de expresión cultural democrático.• Cumplir una función social positiva y productiva.

¿Quiénes pueden participar?

• Todas las personas interesadas.

Condiciones para participar:

• Calidad• Buen gusto y cordialidad• Originalidad artística• Temática• Creación literaria• Ensayo y pensamiento: reflexiones

filosóficas, sociológicas, psicológicas, educativas...

( 5 9 )Ágora

[ A C T U A L I D A D ]

«Más allá de falsas

clasificaciones, de prohibiciones,

de limitaciones culturales,

políticas y económicas, las

ciencias no tienen, por derecho,

otro límite que el de la

creatividad humana»

(Ilya Prigogine, en La nueva alianza)

La Física ha sido la discipli-na científica más destacadadel siglo XX y seguirá en

v a n g u a rdia en el futuro, puesquedan muchos misterios quedesentrañar, tanto en el conoci-miento del origen, evolución,límites y destino del Universo,como en la estructura íntima de lamateria y en la búsqueda de unateoría unificadora de las fuerzasde la Naturaleza. La extensión delos avances de la MecánicaCuántica a la interpretación defenómenos macroscópicos, la pro-fundización en las teorías de lacomplejidad, las aplicaciones de

los nuevos logros en nanotecnolo-gía y el diseño de materiales a lacarta son campos abiertos deinvestigación que seguirán contri-buyendo al progreso y bienestarde la sociedad Además de susdecisivas aportaciones a las apli-caciones tecnológicas, la Físicaestá presente en nuestras vidas:en la Medicina, ideando nuevosinstrumentos para la detección ytratamiento de las enfermedades,en la sociedad de la información,en el estudio de las bases para labúsqueda de soluciones imagina-tivas al problema energético…

Conocer cómo ha evolucio-nado la Física durante los últimoscien años es tan importante comosaber a dónde va y sus límites.

De un tiempo a esta partela Física viene desenvolviéndoseen muchos casos de forma inter-disciplinar y se ha relacionado, nosólo con especialidades científicassino también con las disciplinashumanísticas y artísticas

Sin pretender entrar endetalles conviene rememorar lose n c u e n t ros y desencuentros con laFilosofía. Recuérdense algunos

escritos de Heisenberg, Bohr,S c h ro d i n g e r, Einstein, Russell,Feyerabend, Popper o los cursosde Filosofía para científicos deAlthusser y el empeño de GustavoBueno, Miguel Angel, Quintanillay Jesús Mosterín en nuestro país.Con menor intensidad algunoscientíficos han experimentado conéxito en el ámbito de la poesía, elensayo y la literatura. Tal es elcaso de Georges Charmak y RolfH o ffmann o los españoles DavidJou, Francisco García Olmedo,Francisco Yndurain y PerePuigdomenech.

Las investigaciones eninteligencia artificial encuentranaplicaciones en la apertura denuevas vías en la música y eldeporte ha visto incre m e n t a d a ssus expectativas y pre s t a c i o n e sgracias a los descubrimientos denuevos materiales.

En el campo de las artesplásticas es conocido el interés deDalí por los avances de la Físicamoderna, que tuvo su plasmaciónen alguna de sus obras. El chilenoafincado en España, FernandoKrahn ha realizado algunas expo-

La físicapuente entre

culturasMiguel Carreras Ezquerra

Ágora( 6 0 )

[ A C T U A L I D A D ]

Colisión de GalaxiasMiguel Carreras

siciones pictóricas con la Físicacomo lema, además de sus colabo-raciones en el mismo sentido en lorelativo a humor y ciencia, dondelas aportaciones de Romeu tam-bién son notables.

La Naturaleza ha sidos i e m p re inspiración de muchosartistas, pero también las leyes dela Física han sido, de algún modo,inspiración de la Naturaleza.Tanto la Ciencia como el A r t enecesitan personas creativas paraconstruir nuevos modelos y nue-

vas experiencias y esta relacióne n t re dos disciplinas apare n t e-mente tan alejadas constituye unpuente entre la Ciencia y el públi-co y en ese sentido la Física podríajugar un papel relevante para pro-poner iniciativas de diálogo entrelas tradicionalmente disociadasculturas humanístico-artísticas ycientíficas en el camino de la granunificación.

La Física continuará surecorrido abriendo nuevas visio-nes del mundo que nos rodea, trasel centenario del annus mirabilis

de Albert Einstein. Presentar laFísica más viva y la citada bús-queda de encuentros entre las dis-tintas formas de manifestacionesculturales, es uno de los propósi-tos de la exposición «Física yEstética», que han promovido elp rograma Ciencia Viva, delDepartamento de Educación,Cultura y Deporte del Gobiernode Aragón, la Facultad deCiencias de la Universidad deZaragoza, con el soporte y apoyologístico de Caja Inmaculada yque, en su itinerancia tiene previs-to recalar en Ejea.

I.E.S. CINCO VILLAS

Paseo Constitución s/n50.600 Ejea de los CaballerosTeléfono 976 66 00 08Fax 976 66 3093E-mail:[email protected]ágina web:http://www.educa.aragob.es/iescveje

ENSEÑANZA SECUNDARIA OBLIGATORIA

BACHILLERATO HUMANIDADES YCIENCIAS SOCIALESBACHILLERATO DE CIENCIAS DE LANATURALEZA Y DE LA SALUDBACHILLERATO TECNOLÓGICO

CICLOS FORMATIVOS DE GRADOMEDIO: PELUQUERÍA, ESTETICA PERSONAL DECORATIVA, GESTIONADMINISTRATIVA, INSTALACIÓN YMANTENIMIENTO E. DE M. Y C.L.

CICLOS FORMATIVOS DE GRADOSUPERIOR: ADMINISTRACIÓN YFINANZAS Y MANTENIMIENTO DEEQUIPO INDUSTRIAL.

( 6 1 )Ágora

Las catorce imágenes que lacomponen han sido seleccionadaspara visualizar resultados de lainvestigación científica, haciendoénfasis en su belleza. Según losautores de la idea original, losprofesores José Ignacio Latorre yJosep Perelló, «Todas las imáge-nes, desde la orografía de Martehasta la complejidad ordenada deInternet pasando por el horizontedel Universo, merecen ser con-templadas con la curiosidad deun niño. Es la mejor manera deconocer con mayor profundidadel mundo que nos rodea».

La explosión de una super-nova es un espectáculo admirable,

pero también aspiramos a enten-derlo. Los choques entre partícu-las nos ofrecen una belleza mini-malista y nos llevan a preguntar-nos por la intimidad de la mate-ria. Entrando en el cerebro de unser vivo queremos indagar cómose hace posible su exploración. Esasí como el placer estético asocia-do a la contemplación de los fenó-menos juega un importante papelen la Física.

Las bellas fotografías seacompañan por comentarios depersonajes del mundo cre a t i v o ,ajenos al ámbito científico, comodiseñadores de moda, cineastas,c o c i n e ros, bailarinas, músicos,filósofos…

La muestra se ha comple-mentado con una colección deescogidos hologramas, actuacio-nes lúdico-científicas y pro y e c c i o-nes como «Las tres leyes deNewton» de la ESA con el estimu-lante marco del espacio, «LasCatedrales de la Ciencia» delCERN, donde se aprecia que lai n t rospección de la materia llega alímites insospechados y «La belle-za del Universo», cedida por elPlanetario de Pamplona, con lasúltimas observaciones sobre elCosmos. El primero de los citadosdocumentales, por su marc a d otono didáctico, está pensado paralos alumnos y los dos últimos, porsu espectacularidad, para el públi-co en general.

[ A C T U A L I D A D ]

Ágora( 6 2 )

[ N A R R A T I V A ]

Los presentes relatos son pequeños guiones escritos para actores fugaces, secundarios. Se puede considerarasí cuando se piensa que las líneas en que se historian sus vidas pasan a ser leídas en pocos minutos.Todas las escenas nos son representadas con ingeniosas dosis de urgencia. En el espacio limitado delpapel, la imaginación debe agudizarse para manifestar conceptos variados, introducir sensacionesplenas o mostrar acciones acabadas. Todo ello dentro de una paradójica sensación del autor, cuyospersonajes sólo disponen de breves instantes para llegar hasta el corazón del lector.En este variable escenario que hemos planteado se van sucediendo las interpretaciones de estos actorescon sus narraciones sucintas, no hay lugar para la sobreactuación. Unas historias son realistas, otrasse zambullen en la ficción, todas contienen una virtud inherente: el simple disfrute de las pequeñas cosas.

Ana Alcolea

L a primera y única vez queme encontré con mi abuelofue en el cementerio. No es

que mi abuelo fuera un descasta-do que no me quisiera ver.Tampoco es que se acabara demorir y a mí me hubieran llevadoal tanatorio de una lejana ciudadpara decirle el primer hola y elúltimo adiós. No. Nada de eso. Laprimera y única vez que meencontré con mi abuelo llevabamás de cuarenta años muerto y loestaban paseando por el cemente-rio de mi ciudad. Sí, sí, como loleen. Ustedes no se lo creerán,pero es verdad. Lo estaban pase-ando en una especie de carroabierto con grúa, creo que los lla-man «toros», aunque no sé porqué: no tienen cuernos, no embis-ten, no son negros, y el chófer selimita a conducirlos, no a torear-los. Mi abuelo también había sidoconductor profesional, tranviario,para más señas. No creo que nuncase llegara a imaginar que unamañana de marzo se encontraríacon su nieta, a la que nunca cono-

ció, metido en una bolsa blanca yencima de un toro. Como Euro p acuando la raptó Zeus, que tambiéndebía de ir vestida de blanco. Sóloque a ella se la llevaron hacia elmar para pasar un buen rato y a miabuelo lo sacaron de un agujeropara meterlo en otro .

Les contaré: un sábado,o t rora de gloria, se murió mianciana abuela. Por su pro p i odeseo había que enterrarla con suesposo y con su hermana. Paraello, había que exhumar el cadá-ver del abuelo y el de mi tía yhacer hueco para el féretro de midifunta abuela. La familia decidióno estar presente en la «ceremo-nia»: ninguno somos necrófilos yno queríamos emular al desgra-ciado de Armand en La dama de lascamelias. Bien. Mi padre y yo fui-mos al complejo funerario pocoantes de las diez de la mañana deldomingo de Resurrección, comose nos había indicado, pues esaera la hora en que se abriría elvelatorio de mi abuela. Como nohabía sitio para aparcar, mi padre

me dejó en el lateral oriental deledificio, que colinda con algunasmanzanas de nichos y que formaparte de la llamada «Avenida delM i r a d o r», un nombre pre c i o s opara un lugar como aquél.

Abrí la puerta del coche,bajé de él, y me topé de bruces conun vehículo motorizado, parecidoa un carro y una pequeña grúa. Eltoro. Encima observé una bolsablanca con volumen y siluetahumanos. Entendí que era uncadáver y me santigüé con respe-to, cierto rubor y también ciertaextrañeza, pero sin pararme apensar en lo que estaba viendo.Ni siquiera me asombré. Te n í aprisa por llegar al velatorio de miabuela que aún estaba sola, y lavisión de aquel cadáver envueltoen una bolsa y subido en una grúame dejó una extraña sensación,que fui incapaz de analizar en elmomento. Subí las escaleras delcomplejo funerario y llegué a lasala en que me esperaba mi abue-la. Era la número trece. Acudió porfin mi padre, que ya había podido

Inesperado encuentro

en el cementerio

( 6 3 )Ágora

[ N A R R A T I V A ]

a p a rc a r. Todavía no había llegadonadie más y salimos un instante acontemplar el paisaje que se vis-lumbraba desde los ventanales delamplio pasillo del piso de arriba;un azul luminoso y una luz espec-tacular iluminaban los tejados deaquellas últimas moradas.

De pronto, observamos queunos trabajadores estaban abrien-do un nicho. A mi abuela la teníanque enterrar por esa zona. Labolsa blanca que me había topadoal salir del coche estaba tumbadaen el corredor superior. No sémuy bien si fueron mariposas oescarabajos lo que sentí revolotearen mi estómago. Abrí el bolso, mepuse las gafas y leí los documen-tos del nicho familiar: la mismamanzana, el mismo número, lamisma fila. La tumba que estabanabriendo era la de mi tía y el queestaba en la bolsa blanca era miabuelo, con el que me habíaencontrado unos minutos antes.¡Coño! El abuelo había muertoantes de que yo naciera y en nues-tro primer encuentro ni siquieranos habíamos reconocido y nadienos había presentado. Me entra-ron ganas de vomitar encima delconductor de la grúa, y de losdemás. Pero me lo impedía el cris-tal de la ventana y la presencia demi padre, que es más prudenteque yo. Nos miramos. Decir, nopudimos decir nada.

Los obreros que se habíanlibrado del interior de mi estóma-go quitaron diligentemente lalápida; estábamos tan cerca quedesde el otro lado de los ventana-les del edificio, pude leer la ins-

cripción. Sí, era el nombre de miquerida tía el que estaba escrito.Q u i t a ron la piedra interior.Sacaron la caja. La bajaron con lamisma grúa de antes. Abajo habíauna furgoneta blanca abierta.Pensé: «ahora meterán la cajadentro del furgón y allí harán eltrabajo discretamente (entiéndasepor esto, sacar los restos de la cajay envolverlos en otra bolsa blan-ca) fuera del alcance de la vista detodo el público que iba pasandopor la bien llamada Avenida delMirador».

Los transeúntes pasaban aescasos tres metros del lugar; sequedaban mirando la escena, sor-prendidos. En la ventana que seabría junto a la nuestra, habíaotras personas que velaban a otromuerto y que también habían sali-do al corredor a contemplar elpaisaje con los pinares y el cielo

luminoso. Pero el panorama conel que todos nos encontramos eraotro. Los trabajadores abrieron lacaja al aire libre, no la introduje-ron en la furgoneta (seguramenteno tenían tiempo para ello, lesestaría esperando otro fiambre) yallí mismo cumplieron con sucometido: eran las diez y cuartodel domingo cuando fuero nsacando y rompiendo los huesosde la que fue mi tía, para meterloscómodamente en otra bolsa inma-culada. Todo eso mientras seguíapasando público por allí. Eradomingo de Resurrección ymuchas personas visitan elcementerio ese día, no sé si paracomprobar la misericordia divinao para corroborar que ningúnresucitado se pasea por las callesy avenidas del camposanto.

Me embargó primero elestupor y luego otra vez el estu-

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[ N A R R A T I V A ]

p o r, que cada segundo se ibaagrandando. Había sido testigosin quererlo de cómo mi abuelohabía sido paseado por todo elcementerio en un vehículo descu-bierto... y sin resucitar. Y tambiénhabía asistido al bonito juego demagia de cómo mi tía se iba con-virtiendo en algo no mayor queuna bolsa del supermercado.

Y todo ello como si fueraun espectáculo público. A u n q u ec l a ro, como espectáculo, habíaalgunos aspectos susceptibles deser mejorados. Imagínense:muertos que se pasean por elcementerio el domingo deR e s u r rección. ¡Es fantástico! Se

podrían haber vendido entradas.Se podría haber mejorado unpoco la decoración: en vez del solde finales de marzo, un poco deesa neblina que acompaña a lose s p e c t ros en algunas escenas tea-trales. El responsable de los des-manes, concejal o lo que fuera,incluso podría haberse leído aWalter Scott, a Zorrilla, a Dumas,a Cadalso; seguro que le hubierandado ideas para que la re p re s e n-tación aún fuera más seductora.Los obre ros sobre los que mehubiera encantado echar encimael desayuno deberían haber sidoémulos del jorobado de NotreDame, feos y maltrechos; y no

unos musculosos tipos de muybuen ver, a los que en otro con-texto me habría apetecido echar-les otra cosa.

Claro que «el polvo eres yen polvo te convertirás», del miér-coles de ceniza, no había surtidoefecto con el cadáver de mi abue-lo, al que sólo le faltó levantarse ysaludarme, cuando me lo topé alsalir del coche. Pero no se debióde atrever. Tal vez temió que medesmayara allí mismo y que losmismos que lo habían paseado aél me cogieran en sus brazos y medieran aire con otra bolsa blancaconvertida en abanico. ¿O quizásno me reconoció?

Centro receptor de colaboraciones para el próximo número de Ágora

AMBITO DEL CENTRO DE PROFESORES Y RECURSOS: IES Reyes Católicos- Sección de Sádaba-IES Cinco Villas-IES Rio Arba-IES Conde Aranda-IES Siglo XXI -CRA Los Bañales-CRA Luis Buñuel-

CRA Monlora-CRA Insula Barataria-C.P.E.A. Exea-Escuela Oficial de Idiomas-C.P. Rector Mames Esperabé-C.P. Cervantes de Ejea-C.P. Ferrer Y Racaj-C.P. María Domínguez-C.P. Alfonso I El

Batallador--C.P. Pradilla-C.P. Sancho Abarca-C.P. Santa Engracia-C.P. Isidoro Gil de Jaz-C.P. Aragon-C.P.Cervantes de Pedrola-C.P. Miguel Artigas-C.P. Alfredo Muiños-EOEP de Alagón y Ejea-

Guardería Virgen de La Oliva-Colegio Ntra. Sra. del Castillo-Colegio Ntra. Sra de la Merced-EFA Boalares-EFA La Noria- F.P. Alaún-Guarderias-Escuela Hogar y Aula de la Naturaleza de Sos-CENTRO

DE PROFESORES Y RECURSOS- IES Reyes Católicos- Sección de Sádaba-IES Cinco Villas-IES Rio Arba-IES Conde Aranda-IES Siglo XXI -CRA Los Bañales-CRA Luis Buñuel-CRA Monlora-CRA

Insula Barataria-C.P.E.A. Exea-Escuela Oficial de Idiomas-C.P. Rector Mames Esperabé-C.P. Cervantes de Ejea-C.P. Ferrer Y Racaj-C.P. María Domínguez-C.P. Alfonso I El Batallador--C.P. Pradilla-C.P.

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IES Reyes Católicos- Sección de Sádaba-IES Cinco Villas-IES Rio Arba-IES Conde Aranda-IES Siglo XXI -CRA Los Bañales-CRA Luis Buñuel-CRA Monlora-CRA Insula Barataria-C.P.E.A. Exea-Escuela

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C.P. Isidoro Gil de Jaz-C.P. Aragon-C.P.Cervantes de Pedrola-C.P. Miguel Artigas-C.P. Alfredo Muiños-EOEP de Alagón y Ejea-Guardería Virgen de La Oliva-Colegio Ntra. Sra. del Castillo-Colegio Ntra.

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CENTRO DE PROFESORES Y RECURSOS DE EJEA DE LOS CABALLEROS

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Regreso a la Aldea

del ArceDelia Sagaste

[ N A R R A T I V A ]

I. Viernes

P or qué volver. Explícamepor qué vuelves por lamisma ruta de siempre .

Qué sentido encuentras en dejaratrás esta ciudad que no acaba deser tuya, la anónima y medianaBabel donde te hiciste mujer lejosde tu madre. Coges un autobúst e rcermundista, conducido porun ecuatoriano explotado, en unaestación más propia de la Liberiade los años 70. Por qué te arre l l a-nas y te rindes a la cháchara de ab o rdo. Y por qué abres tus orejas alas conversaciones que giran entorno a la rutinaria visita de dosviejas al Clínico, con su sugere n c i aleve de tumor benigno y de diabe-tes pesadamente arrastrada. Os o b re las juergas universitarias tanidénticas a sí mismas, año tras año.

Nadie excepto tú en elautobús tiene 24 años. Giras lacabeza en torno a ti y no ves a lagente de tu edad, aquella con laque coincidiste casi accidental-mente, por un error del destinocreías entonces, en el colegio y elinstituto. Viven en Ejea al calor dela lumbre. O tienen su pro p i ocoche. O simplemente no estánp o rque estudiaron una carre r aque sólo existía en Barc e l o n a ,Madrid y Burgos. Y han elegidovenir de visita al pueblo.Navidad, Semana Santa y las doschispeantes sinfonías de alcohol y

capazos de San Juan y la Oliva.Cuando coincides con Pilar, quehizo Psicología en Salamanca ocon Irene, que acabó enPamplona, ya sea en un bar de lasHerrerías o en la Avenida, notascambios en ellas que van más alládel corte de pelo. Es en realidadun crecimiento personal lógico, yte preguntas si los demás lo nota-rán en ti. Piensas que salir de Ejeaha sentado bien a todos porquelas diferencias extremas entreadolescentes se han limado. Ytodo es más agradable y llevade-ro. Todos sois más corteses y esoes bueno, porque significa que oshabéis hecho adultos. Sí, tal vezsea eso.

Con 24 años os habéishecho definitivamente mayore s .También Ejea ha crecido, adop-tando en sus escuelas y plazas aniños de todos los colores, cuyospadres ya son más ejeanos que tú.En el autobús, bendita cocteleraque se agita sin necesidad debache alguno, se combinan connaturalidad todos aquellos quecarecéis del divino vehículo parti-cular que os permita huir a vues-tro antojo de la aldea maldita:inmigrantes, abuelos y estudian-tes. Y tú. Que ya no estudias, queya trabajas. Que te va bien des-pués de todo porque te tocó lalotería de dedicarte a lo que tegusta, pero que empiezas a teneredad como para que una miseri-

cordiosa tía lejana se inquiete por-que no festejas con ningún mozo.A medida que os acercáis aRemolinos y te acuerdas de estedetalle piensas que tal vez deberí-as quedarte más fines de semanaen Zaragoza y pasar sus nochesen el panal del Casco, como hacenmuchos ejeanos en el exilio.Deberías adquirir (por este ordende prioridades ) un piso, un noviobueno y perenne y una hipotecaigualmente perenne con los quepuedas compartir las tardes dedomingo viendo películas delvideoclub por la puta gracia de lac o s t u m b re y de la felicidad consue-tudinaria. Tal vez deberías re s i g-narte y aceptar que ya no eres unaadolescente cuya alegría de lasemana es re c o r rer el sube y bajaadoquinado de cerveza de lasH e r rerías. No. No lo haces porq u ere c u e rdas el reciente horror de des-cubrirte fantaseando sobre comosería tu pisito ideal, con tu sofá deIkea y una vajilla de estilo japonés.

Meditas esto mientrasdesde el autobús se divisa la torrede Tauste y para cuando te quie-res dar cuenta ya os deslizáise n t re decenas de explotacionesporcinas que salpican un paisajehurtado de una peli del LejanoOeste. Flanquean al autobús laa r rocera, los cipreses del cemente-rio, el concesionario de EvelioS u e ro, una pincelada de río que nopuede ser y llegáis a la estación de

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cristal donde teespera tu abuelo.Viene a buscarte consu C15 sin que tú selo hayas pedido y losientes una semanamás anciano. Unpunto más niño tam-bién, con una felicidadsin explicaciones que aveces envidias.

Con la charla cari-ñosa pero de transición delos viernes, atravesáis elpueblo, su Parque Central conc h u r re ro al frente, los grupos dem u j e res que pasean por laConstitución, las piscinas, la plazade toros color de arena contamina-da, los bloques de pisos en cons-t rucción para parejas jóvenes, elconato de hospital y, por fin, esacasa en la que te despertará maña-na el gallo del vecino. Tras sacar lamaleta y besar en las mejillas a tuabuela, te preguntas quién dee n t re tus amigos estará en el pue-blo y disponible para echar lat a rde tomando cafés.

Sábado

El sábado por la tard etodos los cafés están llenos. Es loque mejor se nos da a los ejeanoshistóricamente: ir al café. Comolos vieneses, somos una sociedadculta que ha dado lo mejor de síen este contexto. Podemos enca-denar hora tras hora en la mismasilla o combinando la charla tras-c e n d e n t al( Va n a a b r i ro t ro g a l e r í a s t od o e l a ñ o s i n l l o v e r m i r a l o ú l t i m o d e-l a l c a l d e s a b e s q u i e n s e s e p a r a p u e s-q u é h a b r á p a s a o y e s a d e q u i é n e s )con futbolín, guiñote y billar. Túquedas con tus amigos y, al menos,echáis unas risas. Con ellos eres túmisma por fin y empiezas a encon-t r a r le g r a c i a al f i n d e s e m a n a .

Como a tu familia, como al cachitode campo que ves desde la venta-na de tu habitación, como al jodi-do gallo del vecino o a esas callestan vistas que mutan con los añospara nunca cambiar... los echas demenos constantemente. Te despi-des de tus amigos con un beso lan-zado al aire y mientras caminashacia casa sientes que sin ellosnada tendría mucho sentido. Temustiarías. Te extinguirías como elúltimo ejemplar de un marsupialextraño, infectado por una tristezagris e inmensa en un rincón de lajaula del zoológico.

Sábado de noche. Subes deH e r rerías. Como el serpa contrata-do por un grupo de montañero sque asciende al K-2, cada subida sehace con menos esperanzas deencontrar ahí un sentido a tu vida.Ni siquiera es un sábado especial-mente festivo. Es noviembre, elpeor mes para salir por Ejea, tras laresaca de Pilares y muy lejos toda-vía de las subyugantes cenas dee m p resa de diciembre. Ya sabes loque vas a encontrar. Luego, no tequejes. Son las dos de la madru g a-da en el mismo bar en el que abre-

vas desde que erasuna quinceañeraatípica y a tuamiga le entra elmismo pesado detodos los sábadosque tiene el hábitode susurrarle gua-

rradas. No muy lejosde ahí, su novia for-

mal pone cervezas aunos borrachos que

también le susurran gua-rradas mientras le miran

las tetas. A tu amiga ya lea b u r re este pesado flirteo que

se está prolongando demasiadosfines de semana y lo manda are f rescar a Bañera. El novio del añose aleja en busca de otra presa entrelo poco que hay disponible en elbar esta noche: una cena de empre-sa, una despedida de soltera másdesangelada que las acostumbra-das, puesto que no han contratadocharanga, y las habituales incom-bustibles de siempre, entre las quete encuentras, y que ayudan apagar las, supones, fluidas hipote-cas de los hosteleros locales.¡Es tanfácil encontrarse luego con un ex-novio, cuando no con dos, quea p a recen cual fantasma de lasNavidades pasadas y pre s e n t e spara re c o rdarte que en todo pueblohay un número limitado de hom-b res y bares! Esta endogamia sen-timental te saca de quicio y esespecialmente palpable en esascuadrillas de amigos en las que,con el correr de los años, todos hanyacido con todos. Así, la sana pro-miscuidad de nuestra épocaencuentra en los pueblos su mejorlaboratorio, poniendo a prueba lav e rdadera modernidad de los espí-ritus o la resistencia a abandonar-se a unos celos ridículos por unnovio de adolescencia, a quien des-c u b res con la inopinada hermanapequeña de alguien.

[ N A R R A T I V A ]

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[ N A R R A T I V A ]

Tras cuatro bares cone m b rutecedora pachanga conside-ras que ya has tenido bastante detodo por hoy, pero no olvidas dete-nerte ante el domicilio de esa veci-na de las Herrerías que pega en suventana listados con cosas que yano le sirven y pone a la venta: ves-tidos de novia en buen estado, cin-tas de video, camas articuladas ybandejas de horno para asar dospollos a la vez. Descubriste un díael humor negro y la paradoja vitalque se desprendía de aquellos re n-glones y decidiste que era la mejorescritora ejeana de todos los tiem-pos, por encima de cualquier otro .Es la última sonrisa antes dee m p render el camino a casa. Dejasatrás a quinceañeras y cincuento-nes, punkis y pijitos, heavys deúltima generación y padres defamilia achispados que se encuen-tran con sus vástagos en los mis-mos bares de mimética decoracióny ambiente dispar. Todos conflu-yen en este centro cívico bajo lase s t rellas; una vía de escape queevita suicidios colectivos. Qué lejosvivo, piensas.

Domingo

Somnolencia. Síntomas gri-p a l e s. Comida familiar. A b u n d a n -cia de alimentos. Sabores intensos.Tu p p e r w a re llenos para la semana.El domingo, día del Señor, el solrefulge como el primer día de laCreación con el fin de cegarte,haciendo que te sientas una malaciudadana y peor hija. A l a rgar elsábado trae como consecuencia unaamputación dolorosa del domingo,cuyas tardes son siempre deliciosa-mente cortas y amortiguadas por las o rdina del cansancio. El momentoexige que elijas entre escucharalguna satinada garganta brasileñaen tono menor o bien conectar elC a r rusel Deportivo, otro agridulce

anclaje entre pasado y futuro.Decides poner un poquito defumbo, un poquito de publicidad,un poquito de costumbrismo nacio-nal en el ambiente. Con más motivoahora que un ejeano juega enPrimera División y eso hace muyfeliz a tu abuelo. «¡Me re s u c i t a !»,exclama jovial, cuando el comenta-rista del partido menciona su nom-b re y localidad de nacimiento.

Te da mucha pereza hacer lamaleta, así que lo aplazas para lanoche y sales de nuevo a la calle,buscando la respuesta a la pre g u n t aque te haces cada fin de semana. Aver qué de bonito te ofrece la vida.Te encuentras con un antiguo pro f e-sor del instituto. Sólo te enseñófrancés durante el primer año ynunca hablaste demasiado con él,p e ro sabes con certeza que le caesbien. Siempre se interesa por tus

lecturas, con verdadera pre o c u p a-ción por su calidad. ¿Sigues escri-biendo?, te pregunta tal y comoestabas esperando. Todo el mundop a recía tener la expectativa de quete dedicaras a escribir y les hasdecepcionado. A la mierda lasexpectativas, piensas.

Llegas hasta el parque y tesientas ante lo que un día fue lacasita de los ciervos, afortunada-mente evacuados de ahí. Las pri-meras fotos que te hicieron fuero nen este parque, sentada en el carroy mirando a la cámara con ojosmuy redondos de bebé. Después tehas hecho muchas más: en loscolumpios con un vestido estam-pado de fresas; pelona y en los bra-zos de tu padre que te mira, joven-císimo, desde la fotografía; dandode comer a los gigantescos ciervospuñados de hierba que arrancabas

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[ N A R R A T I V A ]

con tus manitas; sentada en unamesa del chiringuito con tus ami-gos a los 16 años y, la última quere c u e rdes, posando con tu madredelante de la pista de petanca, enuna tarde de paseo en la que lehablaste por primera vez de igual aigual y la invitaste a churros. Esteespacio es algo más que el corazónv e rde del pueblo, un pueblo ro d e-ado, en definitiva, de campos. Unavez escribiste sobre él que era unauténtico oasis de libertad, porq u elos adolescentes de Ejea siemprehan buscado aquí un poco de inti-midad, paradójicamente al airel i b re, para hacer botelladas, fumarescondido si en casa no lo sabían yrevolcarte un rato con el amor detu vida de ese momento. Un sitionecesario para cre c e r.

Bueno. Está bien. Que exis-tan sitios así de bonitos y especia-les para ti te reconcilia con Ejea, e

incluso puedes re c o rdar algunosmás. Y la cara de muchas personas.Más buenas que malas. Muchasi n t e resantes. Muchas divertidas. Ycasi todas con un pragmatismopoco abundante en la ciudad.Aunque hayas defendido muchotu pueblo fuera de sus estepariasf ronteras, también lo has aborre c i-do en la intimidad. Te has cabre a-do con los límites sociales y cultu-rales de un entorno que no te lle-naba; te has quejado de la medio-cridad del día a día, la falta de ori-ginalidad e iniciativa de sus habi-tantes, de sus políticos, de lasvaquillas hasta en el desayuno, dela manía por el folklore, de los eter-nos festivales de jota y las entre v i s-tas a las damas de fiestas. Sine m b a rgo, el día que saliste de laAldea del A rce, en la que corre t e a-ban conejitos con delantal en ale-g re algarabía, te diste cuenta de

que Ejea sólo es una porción delmundo. O incluso, de que elmundo puede ser una mera exten-sión de Ejea o de cualquier otropequeño lugar en cualquier conti-nente, del que sale la gente a bus-carse la vida, con la esperanza deque en su destino serán mejores ymás libres. Tan sólo para encontrarlo mismo sólo que con distintosdisfraces y nombre s .

Así que decides que Ejea esun sitio tan bueno o tan malo comoo t ro cualquiera para vivir. Vo l v e r á sde visita. Haces la maleta. Te des-pides de todos. Coges el autobúsde vuelta. Miras el cielo a través dela ventanilla y sorprendes el vuelode una cigüeña que lleva un paloen el pico, quizá para constru i r s eun nido nuevo. Ella también buscasu sitio en el mundo. Hace añosque las cigüeñas no abandonanEjea en Invierno.

Dirección Casa de las Cinco Villas:

Ramón y Cajal, 17.Apartado de Correos 8450600 Ejea de los Caballeros (Zaragoza)

Teléfono: [34] 976 660224Fax: [34] 976 660224E-mail: [email protected]

Horario: Lunes, martes, miércoles y jueves de 10:00 a 12:30.

Biblioteca: Lunes, martes, miércoles yjueves de 10:00 a 12:30

Centro de Estudios de las Cinco Villas

Áreas

• Información general.

• Arqueología.

• Literatura.

• Jornadas de Estudio y Congresos.

• Revista Suessetania y Publicaciones.

• Intercambios Bibliográficos.

• Exposiciones y Conferencias.

• Premios de Investigación.

• Archivo Fotográfico y Etnográfico.

E l despertar de Nerva siempre era aletargado yun tanto indolente; parecía como si sus miedosy deseos estuviesen sumergidos en una galería

que no conocían pero temían, en un agujero que re c o-nocían pero extrañaban, en un extraño que desconocí-an y marcaba todos los ritmos de un pueblo org u l l o s o ,fanfarrón y jovial como sólo sabe serlo quien tiene latragedia como un horizonte de posibilidad cotidiana.

El carácter de un pueblo minero como el ner-vense tenía esa sabiduría que sólo es posible cuandose está obligado a nadar en la superficie; la profundi-dad era tan abismal que el latido vital proporcionabael argumento para hacer un reducto de cada ola, decada rincón, de cada instante...

Los colores ocres, rojizos y cobrizos se apode-raban de una luz que parecía irreal. El ambiente deja-ba transparentar un cierto olor acre a azufre y la pre-sencia ferruginosa del río se notaba en la mañanacomo en ningún otro momento del día.

La dispersa luz de la amanecida por la Cuestadel Peral, la raya del alba junto con la lejanía, iguala-ban la imagen del gabán eterno de Don Manuel, elsempiterno maestro de 5º. Parecía inmaculado yradiante, pero la cercanía y la definición de su halo ledevolvían el aspecto por un instante desdibujado. Surostro enjuto y desnutrido parecía la continuación delraído gabán convertido por el tiempo en una decenade colores ocres salpicados por las cicatrices de la telay los surcos de su cara.

Su andar inseguro y encorvado ayudaba a laimagen tétrica y misteriosa que nuestra imaginaciónhabía forjado y que su locura había alimentado. Secomentaba que de joven había asesinado a su mujer yla había cortado a pedacitos muy pequeños para

comérsela, pero que la guardia civil llegó a tiempo ypudieron enterrarla toda completa. Para evitar serenviado a la cárcel, le habían obligado a formar partede la policía secreta y había delatado a muchos acti-vistas en la huelga del 62. De noche nunca dormía, sededicaba a invocar a los dioses del infierno y pasabatoda ella en un aquelarre silencioso. Siempre se veíaa través de la ventana su figura difuminada leyendoatentamente no sé qué instrucciones de un libro inter-minable sobre invocaciones y ritos satánicos. ¡Todoshubiésemos jurado haber leído la portada! Además,¿de qué, si no, se iba a quedar dormido todas lasmañanas sobre la mesa, apoyando la cabeza en el dic-cionario, que parecía tener esa única utilidad?

El día que salió su locura o de su locura, escon-dió un martillo en el gabán que sacaba a diestro ys i n i e s t ro cuando se acercaba a alguien.Afortunadamente, sus escasas fuerzas únicamenteconsiguieron un saldo de tres personas escalabradasy cuatro coches abollados por el error de perspectiva.A pesar de la gravedad del asunto, era bastante cómi-co verle abalanzarse sobre el incauto transeúnte yacabar cercenando la chapa del confiado conductor.Supongo que a él le daría igual; su guerra no era lachapa ni el transeúnte sino el propio golpe que enten-día como un testamento más que una agresión.

Su locura final brotaba de la impotencia de habereducado a varias generaciones, haberlas sacado ade-lante, a pesar de las inmensas dificultades que plan-teaba la infancia en este pueblo, a pesar de las desco-munales interferencias de una sociedad sumida en laesperanza y el desasosiego, en la tristeza y el impulsovital, en el encumbramiento de sus dioses menores yel desprecio más absoluto de todo lo ajeno. Pero él noquería reconocimiento, quería venganza por habersedesangrado los últimos cuarenta años de su vida enuna labor de la que nunca estuvo convencido, y al

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[ N A R R A T I V A ]

NervaJuanjo Delgado

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[ N A R R A T I V A ]

final de su vida mucho menos. Al final se sentía elmanipulador manipulado del orden social que era unpilar básico para la pirámide que les solicitaba unaserie de valores de los que nunca estuvo realmenteconvencido:

– Es mucho mejor formar parte de una estruc-tura social jerarquizada que vivir en un conflicto per-manente, se decía para convencerse.

Ahora, en el ocaso de su vida, veía claramentela estructura y vislumbraba que uno de los pilaresdonde se sustentaba ésta era el miedo al conflicto, yél, que siempre había estado en contra de los regíme-nes y había intentado abrir los ojos de sus alumnos,en el fondo había servido a la estructura, había for-mado parte de uno de sus recovecos, en apariencialejano y contrario, pero al servicio de su cara antago-nista pero propia. Así que se cogió el martillo de ladesestructuración que no de la frustración y se dedi-có, mientras que las fuerzas le aguantaron, a dar losúltimos toques magistrales de su sapiencia incom-prendida y sobre todo, desaprovechada.

Don Manuel llegó a Nerva con 25 años, proce-dente de un pueblo a 60 kilómetros de distancia quenuestro microcosmos situaba en una tierra lejana;lejana y distante, distante. Su ceceo prominente ledelataba como un extraño en un país de extraños y,¡pobre de él!, eso era lo peor. No hay nada más com-plicado que llevar la etiqueta de extranjero en unavilla que es minera o lo, que es lo mismo, cruce decaminos.

Un maestro debe ser o del pueblo o que hablefino (refiriéndose al culto servil que se dispensaba alque más o menos pronunciaba el castellano conmuchas eses y no se «comía las palabras»). Cuando seescuchaba esa dicción silbante se disculpaban todoslos despropósitos sintácticos reconocidos o no, ysiempre se tenían unas palabras de admiración a «lofino» que hablaba el sujeto en cuestión.

El desdichado maestro jamás pudo pronunciaruna ese:

– Loh muzulmane zupieron zorventá er pro-blema de l’agua en la penínzula con er ziztema deacequia, decía en clase de historia.

– ¿Zabéi cuanto é zetenta y ziete dividío por zei?preguntaba en matemáticas.

– Loh zuhtantivo regulare hacen er plurá aña-diéndole una eze, a loh irregulare, hay que añadirle e-eze– explicaba en clase de lengua.

Sus conocimientos ceceantes alumbraron duran-te años el intelecto del que se dejó llevar de la manode su avidez por la vida, por la lectura, por la ense-ñanza. El miedo a su tétrico personaje lo hacía másdistante, interesante, preocupante, pero el monstruoforjado en el exterior se convertía en clase en un seradusto que irradiaba ternura «de la de adentro» y esose notaba en los ojos vidriosos que no dejaban ningu-na duda de que la lectura y la docencia eran sus dosgrandes pasiones.

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[ N A R R A T I V A ]

Aquella tarde de primavera nos llevó a las char-cas de La Ribera para buscar un tritón o una sala-mandra, cuya morfología acabábamos de estudiar enunos dibujos del libro de ciencias. Conforme íbamospor el camino en fila de a dos nos contaba que losTritones eran seres que acompañaban a Neptuno ensu devenir por las aguas, dominio inexpugnable deldios y, junto a las Nereidas, formaban una cohortealegre y jovial representada en innumerables pinturasy mosaicos. Acto seguido nos enseñaba una raídafotografía donde se veía a un canoso y seboso señorcon una corona en su cabeza que difícilmente guar-daba el equilibrio sobre un carro tirado por agónicoscaballos. Bajo él, emergiendo del agua, hermosísimasmujeres adornadas con guirnaldas saludaban congesto divertido. Los hombres que las acompañabandeberían ser los tritones, suponíamos.

Estuvimos toda la tarde buscando a esos diosesdebajo del agua, pero no encontramos más quebichos. Al final, hartos de tan larga búsqueda infruc-tífera, cazamos, o sería mejor decir pescamos, unarana para divertirnos y Don Manuel, para sorpresanuestra, dijo que si no había tritón, con la rana nosbastaría. No entendíamos nada, pero el Lorenzo dijoque las ranas se convertían en príncipes en los cuen-tos; ¿a lo mejor se convertían también en dioses?

La risotada fue general y con ella dimos por zan-jado el dilema de la rana y el tritón.

El transporte se convirtió en la preparación dela intervención quirúrgica, ya que los dos que latransportaban en un frasco de cristal de vez en cuan-do abrían la tapa y le echaban unas bocanadas delcigarrillo que se estaban fumando a escondidas. Laaplicación de la anestesia fue todo un éxito; la ranahacía tiempo que no se movía dentro de su atmósferade garito de jazz acristalado.

Cuando la soltamos panza arriba en la mesa dedisecciones, tenía las patas abiertas como sólo lasranas saben hacerlo. Don Manuel se enfundó losguantes de goma y con el bisturí se aplicó sobre unaesponja verde que habíamos dejado junto a la ranapara secar los fluidos que salieran del paciente. Cadatajo que le daba con ademán de precisión milimétricaa la esponja, hacía que nuestras carcajadas subierande tono y al darse cuenta de que la consistencia delpresunto finado no se correspondía con la de la rana

suplantadora del dios, soltó el bisturí y se limpió elsudor de la frente. Ya aquella daba muestras de nece-sitar otra ración de nicotina en el movimiento reflejode sus ancas.

El maestro-cirujano, para no errar el tiro denuevo, fue a palpar (esta vez sí) la consistencia delobjeto de nuestros desvelos voyeristas. Al intentartocarla, aquélla se giró vertiginosamente y de un saltose plantó en el alféizar de la ventana. El choteo era yadescomunal. El profesor estaba completamente rubo-rizado por la ira y la vergüenza y miraba a todas par-tes para ver si encontraba al alado semidios que iba aser inmolado.

Jamás volvimos a hacer una clase práctica deanimales. Su vocación quirúrgica se convirtió en unapasión desmedida por la botánica aplicada. Labró 50metros cuadrados tras la tapia del comedor y sem-bramos lechugas, gladiolos y claveles. Así podíapasar de los pistilos a los bulbos, de las corolas a losestambres, sin tener más riesgo que el de ubicárnosloen una lechuga o en alguna maleza; pero, por supues-to, se aseguraba la quietud de la explicación, cuestiónque le tenía bastante preocupado desde que el batra-cio consiguió su libertad a través del movimientoinesperado.

Don Manuel murió por la tarde, mientras seste-aba en el lugar más soleado del manicomio, apoyados o b re su eterno diccionario-almohada, posiblementedebido a que había dejado de interesarle la raya delalba, ésa que nos re c o rdaba su figura, su gabán, sulocura, su brujería, su cariñosa falta de encanto.

Un lugar

de reflexión.

Ágora( 7 2 )

[ N A R R A T I VA ]

Bajo la apariencia de la máscompleta normalidad, –enningún momento dejé de

acudir a trabajar, de mantener miproverbial puntualidad, de llevars i e m p re el uniforme como loschorros del oro y las uñas escru-pulosamente limpias, de perfu-marme a todas las horas del díapara extirpar de mi cuerpo y demi ropa cualquier vestigio de olora carne o pellejo, de poner buenacara incluso con la moral en lossuelos– , el desagradable inciden-te de la madrugada de A ñ oNuevo me había trastornadohasta los tuétanos.

No sé cómo de horriblesson los sapos, las culebras, lasarañas, que en las alucinacionesse les aparecen a los borrachosatacados por el delírium trémens.Yo, que sólo tomo alguna copitade ricard con hielo para combatirel calor en muy contadas ocasio-nes, desde aquella noche tannefasta, no me puedo sacar de lacabeza la presencia física, casireal, de un escorpión. Como si elmismo bichejo me hubiera tala-drado el cerebro con su pinza paraluego enterrarse dentro y nodejarme ni a sol ni a sombra.

Por la noche, enorme yamenazante, campaba a susanchas por mis pesadillas. Bajabadel techo por la pared. Se colabaentre las sábanas y bajo el pijama.Ascendía por las piernas.Merodeaba inquieto por la llanura

de mi vientre. Subía caprichosopor el valle del esternón. Iba yvenía sobre la yugular. Hasta queme despertaba sobresaltado ymojado en un sudor helado.

Por el día, pequeño y huidi-zo, apenas una sombra, un parpa-deo, aparecía y desaparecía acualquier hora y en cualquierlugar. En la mermelada del des-ayuno. Arrastrado por el parabri-sas en medio de lluvia torrencial.Al desollar una pata de cordero.Menos mal que no había nadieconmigo una tarde en que, quizása causa del zumbido del aire acon-dicionado, me dolía la cabezahasta reventar. Ni corto ni perezo-so levanté el cuchillo en el aireantes de descargarlo furibundosobre el aleteo de una sombra. Elcuchillo traspasó la carne y sequedó clavado en la madera delmostrador sacudido por un tem-blor imparable.

Saber cómo me llamo, si soyflaco y larg u i rucho, si bizqueo otengo una cicatriz en la cara, noimporta demasiado. Lo importantees que yo viajaba en el tren Niza-Lyon, noticia de primera plana enlos periódicos y telediarios demedio mundo, en los días siguien-tes a una reciente Nochevieja.

Había acudido a Niza lavíspera con mi hija pequeña,Mireille, los dieciocho recién cum-plidos. Según la opinión detodos, mi ojito derecho. Las otrados, un poco mayores, trataban ya

de volar fuera del nido. Paraacompañar en amargos momen-tos a mi hermana Isabelle, cuyomarido, ingresado en el hospitalL’Archet de Niza, había sufridoun infarto el último día del año.

Volvíamos a casa muy demadrugada, domingo ya.

La primera media hora elviaje transcurrió sin perc a n c e s .Mi hija y yo dormitábamos en lasprimeras plazas del vagón end i rección de la marcha del tre n ,c e rca de los servicios. La mayoríade los asientos estaban desocupa-dos. Sólo en la parte trasera sehabían instalado una pareja dejubilados con pinta de ricos ocio-sos ingleses en viaje de placer porla Costa Azul.

Fue después de Cannes,aún era noche cerrada, cuandotodo se torció. Gritos y palabrotasprecedieron la irrupción en trom-ba de una docena de gamberros,vociferantes y mal encarados.Venían rebotados de otros vago-nes. Va q u e ros mugrientos conmuchos bolsillos, chupas negrasde cuero, piercings en orejas ylabios, muñequeras de clavos,cuchillos con empuñaduras naca-radas y esculpidas de calaveras,alguna cabeza rapada.

Ese era el estilo. Pro d u c t o smade in France como el Roqueforto el Chanel número cinco. Y d eidéntica calaña a buena parte de losq u e m a d o res de coches y terro r i s t a sde las noches locas de Saint Denís y

Tatuaje

José Ramos

( 7 3 )Ágora

otras ciudades del extrarradio deParís, de tan infausta evocaciónpara los pocos franceses de bienque vamos quedando en este paísde historia gloriosa y pre s e n t eb a n a n e ro. Jóvenes de localidadesc e rcanas, acudidos en masa a Nizay sus discotecas, para divertirse sinf reno en la noche más bestia delaño. Volvían a casa, dispuestos aentrar en el nuevo año, como habí-an salido del precedente: jodiendoa diestro y siniestro .

Con malos modos se senta-ron por detrás en los asientos libre s ,contentos quizás de encontrar unvagón vacío en el que explayarse asus anchas. Rápidamente me di

cuenta, nada comenté con Mire i l l epara no asustarla, de que estabanc a rgados hasta el culo de alcohol,de coca o de esas mierdas explosi-vas con las que se atiborran en lasdiscotecas. Mi corazón bombeabasangre como un grifo abierto.Estaba tan seguro de que aquellosmal nacidos nos iban a amargar elviaje como de la muerte de mimujer hacía un par de años y sudulce reposo en una sepultura blan-ca del cementerio de Draguignan.

D e s p u és de un buen reper-torio de atrocidades oídas pero novistas, comentarios soeces sobrelas chicas que se habían follado,chistes bestias, vomitonas en elpasillo, ruido de botellas, alardes

de haber golpeado o rajado a fula-nito y a menganito, intenso olor aquemado y escándalo posterior alapagar la cortina a la que habíanprendido fuego, la tomaron conlos jubilados ingleses.

Mientras me preguntabapor qué coños no acababa de lle-gar el revisor, ni había el habitualtrasiego de viajeros yendo yviniendo a la cafetería (me enteréluego: el tren había sido tomado alasalto por otras tres o cuatro pan-dillas de la misma catadura), yano me cupo duda de a qué se esta-ban dedicando los angelitos. Aatracar a los ingleses, a registrar-les las maletas, a robarles las tarje-tas de crédito y el dinero, tanto enlibras como en euros.

Mi tensión interior era tandensa como el vaho mañanero queempañaba los cristales e impedíacualquier visión proveniente delmundo exterior. Un mundo exte-rior brumoso, alejado, casi hostil.¿Por qué no había policía en los tre-nes? ¿Para qué coños servía elmóvil? ¿No sería el momento delanzarse sobre la alarma e intentarparar el tren? ¡Valiente payaso elSarkozy prometiendo seguridadpara todos y cada uno de los ciuda-danos franceses donde quiera quese encontraran!

Mireille se apretaba a micostado, muda de espanto, aterra-da. Mientras, el zigzagueo deltren recordaba los movimientosondulantes de un cocodrilo desco-yuntado.

[ N A R R A T I V A ]

Ágora( 7 4 )

[ N A R R A T I V A ]

¿ Tendríamos la suerte desalir de aquella ratonera sin dejarpelos en la gatera? Únicamente seoían las carcajadas, algún ro n q u i-do y los parloteos de aquellos hijosde mala madre, mezclados al ru i d os o rdo del tren apuñalando ya lasprimeras brumas del amanecer.

–¡Menuda fiestorra nosvamos a dar con el botín de estoshijos de la Gran Bretaña!

– ¡Nada de fiestorras, nos lorepartiremos en cuanto lleguemosa Fréjus!

Transcurrió una hora derelativa calma. Como si duranteun rato se hubieran quedadoadormilados por la mierda quellevaban dentro. Después, unafrase suelta, –“¡Nos ocuparemosde la otra parejita cuando haya-mos pasado Saint Raphael!”– meharía comprender que fue un des-canso planificado. Dejaban pasarlos minutos para cometer la últi-ma fechoría justo antes de llegar ala estación donde pensaban bajar-se, Fréjus.

Y fue precisamente enton-ces, hecha la parada en SaintRaphael cuando nos tocó el turno.Cuatro de aquellos energúmenosse acercaron a nosotros. Dos sesentaron enfrente. Los otros dospermanecieron de pie en el pasi-llo, a mi lado. Todos con pasa-montañas enfundados. Los ojoshundidos allá al fondo me recor-daban a los de los encapuchadosdel Ku-Kus-Klam en pleno ahor-camiento de un pobre negro de larama de un árbol.

– ¡Vaya, vaya lo que tene-mos aquí! Un auténtico bombon-cito. Su papaíto la ha estado guar-dando amorosamente durante

años para nosotros– dijo el máspequeño de ellos, sentado enfren-te de mi hija.

– ¡El que quiera mojar en elcoño de esta virgencita tendrá quehacerlo delante de su papaíto!¡Nada de esconderse en el serviciocomo habíamos planeado! ¡Y atoda pastilla!– dijo el de mi costa-do, el más alto y grande de todosellos. Al invadir el vagón me habíallamado la atención por su pavo-neo de jefecillo de manada, la narizchata de boxeador mil vecesnoqueado y la frente estrecha. Uneslabón perdido del hombre deC romagnon con cierto pare c i d ofacial al actor Jean Gabin.

Dicho y hecho. Los dos sen-tados enfrente se abalanzaro ns o b re mí, me echaron un malolien-te chaquetón en la cabeza y lo apre-t a ron contra mi boca para sofocarmis gritos. Luego, tras mucho for-cejeo, me quitaron el cinturón y mea t a ron con él al asiento.

¿Cuántos minutos transcu-rrieron entre risas y latigazos defrases sin rostro «¡Hala, mamón!Acaba pronto. Que yo tambiénquiero tirármela!», dentro de laoscuridad pestilente de la prendaque me apresaba y no me dejabarespirar, mientras alguno de ellosse había abalanzado sobreMireille, de la que solo oía jadeosy sollozos apagados?

No lo sé. Solo sé que minu-tos antes de que el tren empezaraa aminorar la marcha, en uno demis forcejeos, conseguí momentá-neamente, en el espacio de unquita y pon, liberarme de la mal-dita cazadora. El grandullón denariz de boxeador se apre t a b acontra el cuerpo de Mireille, los

pechos desnudos y la falda quita-da, baboseándola por todas par-tes. Sofocaba los sollozos de mihija con la mano izquierda sobrela boca. Un dorso de mano con eltatuaje en colores amarillos ymarrones de un escorpión con lapinza levantada.

Me volvieron a echar lachupa encima. La ataron con lasmangas alrededor de mi cuello yluego todo se precipitó con los chi-rridos del tren y una última fre n a-da. Gritos. Carreras. Empujones enel pasillo y huida de la pandillapor la puerta opuesta a la que nos-o t ros estábamos, lanzándose sobreel andén. Aún los vi pasar delantede la ventana, en desbandada, yasin pasamontañas, mientras yo medesataba del asiento.

– ¡Un poco más y me vio-lan, papá!– exclamó llorandoMireille, desplomándose en misbrazos.

No supe qué responder. Ladejé llorar y desahogarse en mipecho mientras los ingleses inten-taban también consolarla. Laayudé a vestirse y la acompañé alservicio. Entonces pude ver laestación. Fréjus. Llovía afuera. Enla siguiente parada Les Arcs, uncuarto de hora más tarde, llegába-mos a destino. Allí habíamos deja-do el coche. Aún teníamos unbuen rato por carretera hastanuestra casa en Draguignan.

– Papá. Quiero pedirte unac o s a– dijo Mireille cortando elespeso silencio instalado en elcoche– Me gustaría que no dijerasnada de lo que ha pasado, ni a lapolicía ni a nadie. Ni tan siquieraa Monique y Lalie.

( 7 5 )Ágora

– Pero alguien tendrá quebuscar a esos mal nacidos y hacer-les pagar por lo que han hecho.Precisamente iba a desviarme a lacomisaría de Draguignan, antesde ir a casa.

– Olvídalo, por favor.Vámonos a casa. Necesito duchar-me y descansar.

Cumplí mi promesa y nadadije ni a Monique ni a Lalie, ni a lapolicía. Mireille, a Dios gracias, serecuperó poco a poco y volvió a larutina diaria de las clases en launiversidad. Incluso empezó asalir con un compañero de curso.A p a rentemente como si nadahubiera sucedido.

En ninguna ocasión volvi-mos a mencionar el asunto. Peroyo no dejaba de hurgar en la heri-da. Leía las páginas de sucesos delos periódicos. Aprovechaba cual-quier momento libre para acercar-me hasta Fréjus. Buscaba al cro-magnon de la nariz chata, el únicoademás del que guardaba unaimagen clara. Entraba en losbares. Me sentaba en las terrazasoculto tras unas gafas para no serreconocido, aunque re a l m e n t ebien poco me habían visto la jeta.Caminaba por las calles persi-guiendo a los altos y fornidos.F recuentaba los supermerc a d o smás grandes de la re g i ó n .Carrefour, Leclerk, Leroy Merlin,Decathlon y andaba ojo avizor enel que yo trabajaba por si acaso.Hasta en un par de discotecasmerodeé una noche. Sin éxito.

Eso sí. El escorpión ya for-maba parte de mi vida. Me apare-cía en el fondo de la copa de ricard ,dibujado sobre el trozo de hielo.

C ruzaba la carretera delante delm o r ro del coche, como si fuera unz o r ro, sin que nunca lograra aplas-tarlo. Se me aparecía en la pantalladel televisor con la pinza levanta-da a modo de dedo burlón.

Tuve hasta un sueño dispa-ratado. Un hombre encapuchadoacudía a un cementerio de cochesdonde yo era el pro p i e t a r i o .Quería deshacerse del viejomodelo y cobrar al peso por loskilos de hierro y chatarra. Yo melas ingeniaba para que el hombreencapuchado empuñara el volan-te del coche en el momento delevantarlo en el aire con la grúa depatas de araña. Después lo dejabacaer en la máquina desguazadora.Al final, del amasijo de hierro sre t o rcidos, de una de sus esqui-nas, colgaba la mano cortada delh o m b re encapuchado con unescorpión en el dorso.

Un buen día, aún existe jus-ticia en la tierra, ocurrió el milagro. Faltaba media hora para las tres.A esa hora acababa mi turno deocho horas en la carnicería dels u p e r m e rcado Auchan de lasafueras de Draguignan donde tra-bajaba. Por eso lo recuerdo bien. E n f rente de mí, grandote y pesado,la nariz achatada, fuma que tefuma con la mano escorpión demis pesadillas, hacía cola parac o m p r a r, el baboso que se habíap ropasado con Mireille delante demis narices.

No se me podía escapar. Salíun segundo a la trastienda aponerme las gafas por si acaso.Jugué con el tiempo de modo queno le tocara ser atendido por Marieo Jacques, también de servicio. Ya era mío.

– Quiero dos kilos de chule-tones de ternera para asar.

–¿De este tamaño le vabien...?– a usted y a los hijos deputa de sus amiguetes, estuve apunto de añadir, después de cogerde la parte baja del mostrador lamejor y más tierna pieza, tambiénvisible para él.

– Sí. Sí. Es perfecto.

Se los corté muy despaciocon la macheta corta huesos sinolvidar de aplastar uno a uno loschuletones, de acariciarlos casipor ambos lados como si se trata-ra de un encargo del Eliseo para elmismísimo Chirac.

– ¿Algo más, señor?– No. Nada más.

Coloqué la carne sobre elpapel de estraza de la balanza.Tecleé el precio por kilo hastaobtener el total. Envolví los filetesy los puse en una bolsa de plásti-co. Grapé el ticket de caja sobre labolsa. Y en vez de dársela, la dejéen el mostrador, un poco alejada.Para obligarle a alargar el brazo.

Él metió la mano izquierd a ,p recisamente. Yo descargué elmachetazo sobre su muñeca contoda la fuerza de mi mano dere c h a .

Les ahorraré los desagrada-bles y morbosos detalles de laescena posterior, –más desagrada-bles y morbosos para los clienteshorrorizados que para mí, muyacostumbrado a trajinar con apén-dices más o menos sanguinolen-tos– y los muy variados engorrosque he padecido desde entonces.

Una cosa sí les aseguro. El escorpión de marras ya

no frecuenta mis pesadillas.

[ N A R R A T I V A ]

Ágora( 7 6 )

[ N A R R A T I V A ]

Daniel Gallizo

Falsas

biografías

ALFRED RUSSEL WALLANCE

A lfred Russel Wallace era ante todo un hombre desilencios cortantes. ¿O no, señor Wallance?

Lo que les decía.A. R. W. guardaba un cierto parecido con otro

Wallace, con Edgar Wine. Pero a diferencia de esteúltimo a Russel Wallance no le gustaba el vino. Nitinto, ni rosado, ni blanco, ni con gaseosa. No le gus-taba y ya está. ¿Qué le gustaba entonces a este hom-bre? Le gustaba tener hermanos. Tuvo nueve (él hacíael ocho). También le gustaba decir que el hombrevenía del mono. Así que se puso a indagar y se fue alzoo de Londres, que por aquellos años, les estoyhablando de la Inglaterra Victoriana (no confundircon Enriqueyana), no abría por las mañanas. Congran desilusión se volvió a su casa, se encerró en suhabitación (desde la ventana se veían los muelles delTámesis) y decidió hacerse naturalista, pensador yvegetariano. Antes de que el reloj del Big Ben dieselas once ya había terminado su primer artículo comonaturalista. Lo tituló: «Sobre la tendencia de las varie-dades a separarse indefinidamente del tipo original”.Lo metió en un sobre y mandó los 15 folios a la pres-tigiosa revista «Edimburgh Review Fever».

El artículo se publicó. Charles Darwin lo leyó,se rascó la cabeza y cogió pluma y papel.

«Estimado señor Wallace:Paso por que usted diga que ronco, pero no le con-siento que afirme que le plagio sus ideas acerca de laevolución de las especies. Yo a usted no le conozco denada. De nada.

Justamente este mes se cumplen veinte añosdel día en el que me embarqué en el Beagle junto a miamigo el capitán Robert Fitz Roy con el objetivo detomar notas y corroborar mi teoría. Teoría que enbreve pondré en imprenta con el título «El origen delas especies».

Señor Wallance, no me toque las pelotas, cóm-prese un sombrero y haga lo que yo: embárquese ydesaparezca. Por ejemplo, a Borneo. Y allí observe,experimente, medite, déjese barba y escriba sobre elorigen de las especias. ¿Le parece?»

Dicho y hecho, el señor Wallance hizo las male-tas y zarpó rumbo a las Islas Célebes. Allí escribió,por si usted lo quiere leer, «El archipiélago malayo».

Siglos después, lo que es la evolución,Solzhennitsin escribió «Archipielago Gulag».

A l f red Russel Wallace falleció un siete denoviembre de 1913; dos horas después, en Mondovi,Argelia, la madre de Albert Camus aullaba de dolor,el pequeño Albert venía al mundo.

Su frase favorita: «Si puedes nombrarloc o r rectamente, puedes hacerlo corre c t a m e n t e»,Anonymous.

( 7 7 )Ágora

[ N A R R A T I V A ]

Ya puedes encontrar elmejor cartón; una vez queel efecto del vino se diluye

y vuelves a sentir el hielo pegadoa tu espalda, ese cartón que contanto ahínco buscaste deja depasar por una confortable mantapara transformarse en la puertade la nevera. Y tú estás dentro delfrigorífico, tu cuerpo derrotado esuna solitaria merluza que se con-serva en congelación en la oscuranoche.

Aunque también te digouna cosa, una vez que sobrevivesa tu primera congelación yanunca mueres, ni aunque sea loque más quieras. La gente normalse pregunta cómo sobrevivimosen las calles durante el invierno.Es la ley del más fuerte, el másfuerte entre los débiles.

Yo nunca hubiera pensadoen llegar hasta aquí, pertenecía allado bueno de este mundo capita-lista. Vivir de limosnas no erauno de mis planes de futuro. Cre oque mi situación tiene que vercon que nunca supe elegir a lapersona adecuada. Jamás elegí unbuen amigo; nunca escogí unabuena pareja; tampoco me juntécon el mejor socio; demonios, sies que ni tan siquiera elegí unbuen hijo.

Ya, ya sé que los hijos no seeligen, se deben a la pro v i d e n c i a .Pues peor aún, ni el más infame delos demonios me hubiera concedi-do semejante vástago. Tal vez lopudriera este mundo moderno.Dejémoslo, no me gusta re c o rd a rni hablar de mi aborrecible familia.

Ahora estoy aquí ¿no? Quéparadoja. Nunca podría haberloimaginado. Todo este tiempo quehe vivido en la calle he pensadoen cientos, miles, millones decosas. La imaginación se convier-te en tu única amiga allí afuera.Piensas en la gente que ves pasar,en sus vidas. Te metes en el papelde cualquiera de ellos por unosinstantes e inventas que eres unomás de esos transeúntes ocupa-dos en su devenir cotidiano. Yosuelo elegir a uno de esos jóvenestrajeados que hablan por sus telé-fonos móviles. Creo que así juegoa que vuelvo a ser un chaval, medoy una segunda oportunidad.

Estoy sentado en cualquieresquina de la calle y me encantaevadirme. Sí, es muy gracioso, sed e s a r rolla tanto la imaginaciónque por momentos me convenzode que soy como un espíritu. Meelevo desde el suelo hasta uno delos paseantes y por segundosposeo sus vidas, me adueño de su

mente y me olvido de la miseriaque rodea mi pequeño mundo decartones, botellas de vino y men-d rugos de pan.

Tanto divaga mi mente quellegan momentos en que mepongo tremendamente optimista.Pienso que todo el mundo estáequivocado, que sólo yo poseo unac ruda verdad, una atormentadorav e rdad en medio de la farsa gene-ral. Me río en mitad de la calle,ondeando la bandera de mi liber-tad o de mi locura. Soy el eccehomo de Nietszche, riéndose detodos. No se dan cuenta de queviven en el engaño del capitalismo.

P e ro esa hilarante inven-ción sólo dura un rato. Cuando lav e rdad te enseña su lado másdoliente compruebas que de pocosirve tu perspectiva si estás solo,hundido, postrado en una calle,soportando las hipócritas miradasde las almas entibiadas que pase-an sus cuerpos pusilánimes por lagran ciudad.

P e rdone por el rollo, peroahora es evidente que cambian lascosas. A partir de hoy re c o rdaré mivida en la calle como una expe-riencia vital. Puede que hastacuente mi testimonio en intere s a n-tes conferencias sobre la pobre z a ;

Sintecho

Juan Herranz

Ágora( 7 8 )

[ N A R R A T I V A ]

revelaré mis odiseas en sesudastertulias. Yo fui un «sin techo», sí,suena bien. Mis nuevos amigos meaplaudirán, sentiré sus palmadasde admiración y compre n s i ó ns o b re mi espalda.

Tanto tiempo… Diez, quin-ce, veinte años y para mí todo esigual. La calle sucede como unacadena interminable de amargosdías, calcados ad infinitum.

Excepto la temperatura, nadacambia. Efectivamente, puedo serbastantes años más viejo, peropara mí solo han pasado días.Días semejantes de una gran ciu-dad donde he hecho casa en cual-quiera de sus rincones, en todossus rincones.

Allá afuera se van a quedartodos mis compinches de la indi-gencia. Rostros tiznados, dien-

tes mellados con los que casinunca intercambié una palabra.Realmente sólo tenemos una cosaen común los mendigos: la ver-güenza de los desheredados, y esono da gusto compartirlo. Eso sí, lea s e g u ro que re c o rdaré cada una desus miradas de por vida; la miradatriste de Manuel, la mirada tristede Paco, la mirada triste deC a rolina. Cada una de ellas tieneun matiz distinto de tristeza per-fectamente diferenciable.

Bueno…, no crea que estoyllorando por ellos, mas bien seránellos los que llorarán de rabia pormí. ¿No cree?

Manuel, Carolina o Pacopodían haber dedicado medioeuro de sus limosnas a apostarpor este mismo boleto de loteríap remiado. Cualquiera de ellospodría estar ahora aquí, soltándo-le la chapa a usted mientras abrenuna cuenta de cinco millones deeuros en su banco.

Y usted se pre g u n t a r á :¿Después de haber pasado por loque ha pasado, no piensa en ayu-dar a otros pobres?

Sinceramente, no. Todo loque he aprendido en la calle esque, en este mundo, nadie hace yanada por nadie. Dejaré que losmilagros los siga haciendo Dios,como siempre ha sido.

( 7 9 )Ágora

Volvía a casa tras otro díamás de tediosa labor en suoficina, tan anodina y gris

como cualquier otra. Marc h a b aligero con las manos metidas enlos bolsillos del abrigo, la cabezabaja, barriendo con la vista lasfilas de baldosas blancas y negrasque constituían el ajedrezado dela acera. Iba abstraído tratando deno pisar las baldosas negras,como si en esa especie de juego sedirimiera algo importante, algotan trascendente como su propiodestino. Pero no siempre conse-guía su propósito, a veces, unpaso mal calculado depositaba supie o parte de él sobre una de lasfunestas losetas. Era algo supersti-cioso, atávico, instintivo. Muchasveces, casi siempre, esta era para éluna manera de predecir el éxito ofracaso de determinada empresa ogestión próxima. Tenía prisa porllegar a casa, a su refugio cálido yf a m i l i a r. Le producía cierta desa-zón el trajín de la multitud que endistintas direcciones marc h a b ahacia destinos desconocidos, gen-tes anónimas encerradas como élcada una dentro de su carcasa. Sine m b a rgo, el sonsonete de cláxo-nes y motores de los numero s o sautomóviles que a esa hora circ u-laban no alteraba en lo más míni-mo su ritmo vital, era un ruido defondo que por repetido se habíahecho ya consustancial al ambien-te, de tal forma que pasaba com-pletamente desapercibido. Noestaba contento con los re s u l t a d o s

de su juego vaticinador, habíapisado más baldosas negras quelas acostumbradas, eso sin dudaera un mal pre s a g i o .

Se oyó lejana la sirena deuna ambulancia que sobre s a l í aentre la algarabía mecánica de losautomóviles. Poco a poco los des-tellos amarillentos se fueron acer-cando, el ulular alarmante iba «increscendo» dominando el sordoroncar de los motores. Levantó lavista hacia el blanco vehículo cen-telleante y una pizca de inquietudpenetró en su interior. Aquel vehí-culo sorteando los coches a todavelocidad, rompía, en ciertamanera, la armonía discordante.S i e m p re se sentía ligeramenteasustado cada vez que veía pasaruna ambulancia, pero esta vez,una sensación de angustia mayorque en otras ocasiones se ibaadueñando paulatinamente de suser. Un funesto presentimiento loasaltó de pronto, era como unescalofrío que sacudía todas lasfibras de su cuerpo…, y si el queiba en la ambulancia fuera…?

Pero, cómo va a ser.., desdeluego no hay ningún motivo…,hay millones de personas…, esimposible, cómo va a ser..., tam-bién sería mala suerte…, no es, noserá…,decididamente no será,estoy alarmándome sin motivoalguno…; pero..., ¿y si fuera?....Lav e rdad es que presiento algo malo,algo muy malo, y mis corazonadas

pocas veces fallan…, pero … ¡ N opuede ser, es imposible!

Todos estos pensamientosp a s a ron por su mente en un bre v í-simo espacio de tiempo, mientraspasaba el vehículo velozmente porsu lado. Fijó su atención en ellaintentando descubrir a qué centrosanitario se dirigía. Unas letrasrojas pintadas en uno de los latera-les le informaron de lo que querías a b e r. Fue un impulso inconscien-te, quizás (o desde luego) inmoti-vado, pero irre s i s t i b l e .

Aceleró el paso, como que-riendo alcanzar al «t r a n s p o r t esanitario», que ya se iba perdien-do en la lejanía, veloz y centelle-ante, apenas un débil aullido sofo-cado por el ronronear del tráficociudadano. Una indescriptiblecongoja le iba invadiendo, amena-zando con paralizarlo. Si nohubiera sido por un impulsociego, puro instinto, que lo empu-jaba hacia adelante, se hubieraquedado inmóvil y trémulo, comoclavado en el suelo, paralizadocompletamente por la sensaciónde angustia que sentía, unaangustia que con o sin motivo sehabía apoderado de su persona.

Sin darse cuenta había deja-do atrás la esquina de la calle queconducía a su casa y caminaba end i rección al «fatídico hospital».Pero.., ¿Por qué fatídico?... ¿Porqué este en concreto era especial-

[ N A R R A T I V A ]

Fernando Sierra Cortés

La

ambulancia

Ágora( 8 0 )

[ N A R R A T I V A ]

mente fatídico?...¿Quién era la per-sona que era trasladada urg e n t e-mente en esa ambulancia?... Él nolo sabía, ¿cómo iba a saberlo? Lomás probable sería que se tratarade un perfecto desconocido…,entonces..., ¿a qué venía esa tre-menda desazón? Desde luego nohabía ninguna explicación racionalpara semejante actitud. A pesar detodo, lo que sentía era real tuvierao no tuviera causa.

Tuvo que detener su apre-surado caminar obedeciendo lasórdenes de un semáforo que alotro lado de la calzada le imponíauna pausa en forma de muñequi-to rojo. Los coches cruzaban velo-ces sin detenerse, sin dejarlepasar…, y él tenía que atravesaresa calle, no podía perder tiempo,era preciso llegar cuanto antes alhospital y así enterarse de unavez de quién era ese enfermo. Allíseguía parado a la fuerza, nervio-so, impotente. El maldito artilu-gio permanecía igual, prohibién-dole el paso. Pasaban segundosque a él en su estado se le antoja-ban horas. Inquieto y nervioso enel arcén, estuvo a punto de lan-zarse a la calzada, pero aún espe-ró un poco más, conteniendo aduras penas su impaciencia.Cuando los coches comenzaron afrenar, apretó a correr en pos de laotra acera, sorteando algunosautomóviles que todavía pasa-ban. Aceleró más el paso inten-tando recuperar los segundosp e rdidos. La angustia se ibahaciendo cada vez más fuerte, eraya una obsesión. Obsesión por lle-g a r, obsesión por alcanzar alblanco vehículo…, obsesión, an-gustia, desazón, ansiedad, miedo,inquietud..., sin motivo justifica-do..., sólo por un vago presenti-miento, por un augurio confuso eirracional.

Los transeúntes se le que-daban mirando al ver su andarapresurado, casi ya carrera, peroél, ensimismado, permanecíatotalmente ajeno a lo que le rode-aba. En su mente sólo existía esaa b s u rda idea fija machacona eimpertinente y ese todavía lejanohospital. La ambulancia ya habríallegado y él todavía estaba allí,lejos. Tenía que llegar pronto, yatenía que haber estado allí.

Su apresurada marcha seconvirtió en carrera. Era la suyauna carrera loca, frenética, deses-perada. La impaciencia que leimponía su estado obsesivo noadmitía espera. El cansancio físicoya hacía un rato que había apare c i-do. Jadeaba, le dolían las piernas,los pulmones, todo el cuerpo…,p e ro no podía permitirse el lujo depararse a descansar. Sacando fuer-zas de no se sabe dónde continua-ba su precipitada carrera. El cora-zón le latía con furia terrible, bom-beaba sangre desesperadamente atodas las células de su cuerpo,sometidas a un sobre e s f u e r z omayor del que podían soportar. A lcabo de unos minutos sus pasos sef u e ron haciendo más deslavaza-dos, más inconexos y vacilantes.Corría como un autómata. Losbrazos, todo su cuerpo se movía aun lado y a otro, desmadejado,falto de control. Sudaba copiosa-mente, desacostumbrado comoestaba a semejantes esfuerzos y suo rganismo, habitualmente seden-tario, acusaba intensamente lap rueba a la que estaba siendosometido. ¿Cuántas baldosasnegras habría pisado en su fogosac a r rera? Seguramente muchas,muchísimas… To d a s .

La gente lo miraba extraña-da, pero nadie hacía nada pordetenerlo…, y eso precisamente

era lo que menos deseaba. Notóque le fallaban las fuerzas, que seiba a desplomar…, y eso seríafatal…, así es que, muy a su pesar,se dejó caer en un banco, sólo eltiempo indispensable para reco-brar las fuerzas necesarias paraseguir adelante. Mientras estabasentado su angustiosa tensióninterior se acrecentó, postergadaen cierta manera por el acusadoesfuerzo físico. Tenía que llegar...,seguramente el de la ambulanciaera quien él pensaba…, estabaseguro…, tenía que serlo…, teníaque saberlo…, se tenía que asegu-rar………, y si de verdad fuera…,¿Qué le sucedería..? ¿Podría resis-tirlo?...... No podía perder mástiempo. Se levantó y reanudó sualocada y vacilante marcha. A lolejos ya se veía el hospital.

Un poco más y por fin que-daría desvelada la incógnita.Estaba ya ante la gran mole cuaja-da de pequeñas ventanitas. Vioun gran cartel y una flecha quedecía URGENCIAS. Se dirigióhacia allí. Por allí tenía que haberentrado la ambulancia. Con la res-piración entrecortada, sudoroso,rojo por el esfuerzo, tembloroso,obnubilado…, ¡no podía aguantarmás! Se desplomó delante de lapuerta. Rápidamente salieron dose n f e r m e ros y lo trasladaron alinterior en una camilla. Deliraba,no hacía más que repetir: ¡Laambulancia, la ambulancia, laambulancia...! C o n f u s a m e n t ecomprendió que así no consegui-ría su propósito, que ese no era elcamino. Intentó tranquilizarse,poner orden a sus pensamientos.Mientras tanto estaba siendoatendido por los médicos.

Ya más sosegado, consiguiópor fin expresar coherentemente loque deseaba. Quería ver al enfer-mo que había llegado en la última

( 8 1 )Ágora

[ N A R R A T I V A ]

ambulancia…, o en la penúltima...,en cualquier caso, hacía poco tiem-po. Era importantísimo que loviera lo antes posible…, pero pri-m e ro tendría que re c u p e r a r s esegún los doctores… ¡No habíatiempo para re c u p e r a c i o n e s !

¿Lo conoce..., es familiar suyo?¡Sí, sí…, pronto, por favor!Tranquilícese... enseguida lo va apoder ver.

Uno de los médicos se dirigióa un teléfono recabando informa-ción sobre el paciente recién ingre-sado que él mismo había aten-dido hacía pocos minutos….Curiosamente se parecía mucho alque acababa de llegar. Le informa-ron que el herido llegado en esaambulancia estaba siendo operadoen esos mismos momentos.Tendría que esperar para poderverlo. Había sufrido un grave acci-dente de circulación y el pro n ó s t i-co al parecer no era demasiadofavorable, no obstante se estabahaciendo todo lo humanamenteposible por salvar su vida.

Poco a poco se iba recupe-rando del esfuerzo realizado, res-piraba mejor y las fuerzas volví-

an. Pero su zozobra, lejos de dis-minuir aumentaba, si es que toda-vía era posible que creciera. Laespera se le hacía interminable,estaba enormemente nervioso.Tras haber sido atendido, habíasido trasladado a una pequeñahabitación, en la que podía sersometido a observación..., y en laque estaba condenado irre m i s i-blemente a esperar. Esperar otravez, mientras él, porque seguroque era él, se debatía en un quiró-fano entre la vida y la muerte.

Al fin, al cabo de no se sabecuánto tiempo, llegó la noticia deque la operación había concluido,aunque las esperanzas de vidaeran muy pequeñas. Luego podríasubir a verlo..., pero no en ese esta-do, tenía que tranquilizarse, leadministrarían un calmante ypodría ir. No quería calmantes...,estaba perfectamente, tenían quedejar que fuera a verlo ya. Insistióe insistió, hasta que le permitiero n ,recomendándole calma por enési-ma vez, ir a ver al recién operado.

La sala de la Unidad deCuidados Intensivos hervía deactividad. Enfermeras y médicosse afanaban alrededor de una de

las camas intentando salvar des-esperadamente la vida de aquelpaciente. El accidente había inte-resado órganos vitales, y a pesarde todos los esfuerzos, poco sepodía hacer para ganarle la parti-da a la muerte, que llegaba inexo-rablemente para llevarse con ellaal ser que yacía en aquella camade hospital, ya con los últimose s t e r t o res de la agonía. To d oresultó inútil.

Acompañado por un médi-co y una enfermera entró...,p e ro..., ¡no era posible! ¡Era elmuerto!..., o un trasunto de él. Enlos rostros de los allí presentesapareció el estupor al contemplaral recién llegado. Era el vivo retra-to del que acababa de fallecer.Avanzó hacia la cama entre todoaquel personal sanitario que nosalía de su asombro… Y sí, era él,su hermano gemelo. Sus vidashabían sido paralelas aun estandoa kilómetros de distancia. Los pre-sentimientos eran certeros, lasemociones compartidas, todo ensus vidas había sido parejo…, lomismo que ahora sus muertes. Sucorazón no pudo soportar estaúltima y fatal emoción.

Ágora( 8 2 )

[ P O E S I A ]

La semilla de la metáfora se revela para convertirse en un lenguaje oracular y ha comenzado acrecer por un caudal de conceptos que provienen de una verdadera percepción de la conciencia.No se trata de conjurar la realidad de la poesía, sino de idealizarla a través de la palabra comoelemento indispensable para la creación. De este modo, los textos adquieren diferentes planostemporales y espaciales.

Deja que mis palabras desciendan y te cubrancomo una lluvia de hojas a un campo de nieve,como la hiedra a la estatua, como la tinta a esta página.

Octavio Paz

«Sólo sé que hacia 1935/ caí sobre este huevo corrom-pido/ con mi capazo chiquitín./ Cuando sólo tenía un año y medio/ me metieron en guerra para siempre.»

Estas palabras de uno de sus poemas mar-can el absoluto compromiso que mantieneGastón con su mundo y su tiempo, com-

promiso que abarca no sólo sus aspectos litera-rios, sino toda su vida polifacética. Inconforme,rebelde, heterodoxo, abogado de todas las utopí-as, fundador de partidos federales, partícipe deJuntas Democráticas, activo diputado constitu-yente, Justicia de Aragón y contemplador inago-table de paisajes… aparece en su obra constituidoen portavoz de inquietudes colectivas, como uncronista cosmovisionario que lanza arengas pla-netarias desde el surrealismo sorprendente de susaragoneses mundos. Emilio Gastón es, junto aMiguel Labordeta, uno de los grandes contribu-yentes a la aportación épica y epilírica de la gene-

ración de poetas aragoneses que por los años cin-cuenta y sesenta constituyó la O. P. I. (OficinaPoética Internacional) del zaragozano Café Niké.

Como escultor el espíritu de su obraqueda reflejado en el «Manifiesto del Hierro».Esculturas con ecos literarios entre la abstraccióny la figuración, exponiendo de forma regulardesde 1996.

Ha publicado los siguientes libros depoesía: El hombre amigo mundo, 1958, Colección«Poemas», Zaragoza (no pudo conocer la luzhasta 1976); y Como mejor proceda digo, Colección«P o e m a s», Zaragoza, 1978; Abandonado en elensueño como único vehículo de confianza,«Colección Bóveda Levante», Barcelona, 1981;Musas enloquecidas, Editorial «Prensas universita-rias de Zaragoza», 1987; y El despertar del hombres e l v a, Ediciones Endimión, Madrid, 1987.Manifiestos, 1995.

Firmasinvitadas

Emilio Gastón

( 8 3 )Ágora

[ P O E S I A ]

A Dios y sus paisajes ignotos

Qué bien que se ve todo desde muerto. Esa nada tremenda con tantas epopeyas, ese brillo alargado que alimenta con todos los paisajes, ese arco iris olvidado con una cordillera de mundos, esa tercera osa despistadaCuántas odas perdidas en una resonancia con cola.

Dormid, acompañantes de ranas y sonámbulos,Dejemos trabajar a Dios en paz,

pintemos esta vida transitoria con esta libertad que nos llueve, policromada y de buen ver,Dios espera en su nada de horizontes

y paisajes ignotos interminables, de allí venimos

y allí recalaremos, allí disfrutaremos espacios eternales

a compartir con muermos y re s u r re c t o s ,allí de nuevo atracaremos

en donde sea, cuando sea, acogidos, escritos, remitidos y expedidos por Dios

en el momento divertido que quiera,desde quien sabe cuál eternidad o causa misteriosa.

Me voy a comprender el infinito.pero ¿que pasará cuando se acabe el infinito?

Hay que vivir a más vivir en cada tanda que vivamos

p o rque el hombre es un ser para la viday un viaducto transitorio

condenado a morir y revivir.Dejemos pues en paz a Dios.

Emilio Gastón

( Poema de su libro inédito Las nubes se equivocan 2005)

Ágora( 8 4 )

[ P O E S I A ]

Segundo canto personal

Sacudiendo de mi nuevo reloj mi ya pasada vocaciónde hombre triste

doy la mano a la música mientras mi alma de sábadose esconde por los últimos biombos de lanoche.

Ha terminado mi labor de olvido.Por eso ahora, presencio como nunca la caída final

por las alfombrasdel un día en vigor y hoy, barro seco de mis grandes

zapatos.

Ya me siento dispuesto a recrearme con los que no perdieron en el bache su violín y su risa.

Oído al mundo:La luz de un candelabro deja ver un anuncio de

protestas en lo más interior de cada pecho.La luz de una bombilla colorada, lanza un grito de

alerta por el negro peligro que supone la rebelión de los que no sonríen.

Por eso yo, por orden de las gentes, condeno a los que sufren su prisión y su niebla voluntarias.

Por orden de las gentes, condeno a los que aman y sufren sus amores disueltos en voz baja.

Vosotros, víctimas. Habitantes del mundo con existenciatriste,

tomad mi corbata.Si no podéis soñar, colgaos de ella.Si lo lográis, colgadla de vosotros.

Sí, soñadores, sí.Para vencer la furia de tristeza mientras un dulce

miedo nos invadesuperad vuestro sueño, levantad la mirada y encontrareis letreros luminosos señalando salida

para todos.Y yo, sonriente inquilino de este mundo tan grande,

con la mano en mi nube,invito a los que lanzan por el viento su sonrisa de

paz hacia el domingo.

Y aún digo más: Con la mano en mi nube, invito al que se queja porque al igual que yo se encuentrasiempre con estado interior desconocido.

Es mi única protesta. Me encuentro fuera…y no sé de dónde.

Emilio Gastón(Poema de su libro El hombre amigo mundo 1958)

( 8 5 )Ágora

[ P O E S I A ]

Firmasinvitadas

Raúl Herrero Herrero

El ojo de la destrucción

Para mi amigo Mariano Esquillor

(Si tus cicatrices te impulsan la memoria,o tus paisajes se engalanan con funámbulos dolientes,o si por tu muro trepa el despojo de toda desnudez,no dudes; desatiende la afliccióny cólmate de voces auspiciadas por el silencio).El camino interminable, interminable, largo y arrasado te arropa con manto extraño, mientras las luciérnagas revolotean en torno a las vísceras, sanguinolentas, del altar.El pecado radicaen cubrirse con las hierbas de la senectud sin saber,en dormitar durante la eternidad de una vidabajo el yugo de lo conveniente.

No dudes, acoge las palabras nuevas, crea lo que te destruye, yerra, húndete en la euforia, habita la vida.

En definitiva,el consuelo se genera contra el mundo.

Ágora( 8 6 )

[ P O E S I A ]

R aúl Herrero nace en Zaragoza en1973. Desde 1991 ha publicadomás de diez poemarios, entre ellos:

Viaje por el Rhin (1994), Bolol (y ningún otropoema) (1994), Las «Mininas» de «Velásquez»(1998) y su antología El mayor evento (2000)con prólogo de Luce More a u - A r r a b a l(Profesora de La Sorbonne) y dibujos deMaría Luisa Madrilley. Además tambiénescribió el libro de relatos Así se cuece a unhombre (2001) con dibujos de FernandoS.M. Félez y prólogo de María PazMoreno. En el año 2002 apareció el ensa-yo-dietario El Éxtasis.

Desde el año 2000 publica conperiodicidad los cuadernillos que compo-nen el poemario Ciclo del 9, de los cuales yahan aparecido: Las palmeras de Ve ro n a,Sinfoniettta Björk, L i b ro de canciones deÁngela y Notas rumanas.

Ha realizado, además de la Anto-logía de poesía Postista (1998), la edición conprólogo de los poemarios El cuello cercena -do y Platos de amargo alpiste de AntonioFernández Molina (1996) y del libro póstu-mo del mismo autor Vientos en la veleta(2005).

Ha sido secretario de redacción dela revista Almunia. En la actualidad dirigela editorial Libros del Innombrable.

En el año 2005 apareció su últimopoemario publicado Officium Defunctorum(Las patitas de la sombra, Madrid, 2005),que Paola Masseau ha traducido al francéscon un amplio estudio introductorio bajo lasupervisión de Francisco To r res Monre a l(Universidad de Murc i a ) .

También se han traducido diversaspartes de su obra al inglés, italiano, danés,silandés y búlgaro.

Además cultiva las artes plásticas.Ha participado en exposiciones colectivas,ilustrado libros y realizado algunas mues-tras individuales.

III. Secuentia

1. Dies Irae

De no haber un fin para el mundo el mundo será el final;todo suceso se leerá como último.

Pero si se avecina el día deja ira, esa ira imperecedera, asistente divina de muchos encuentros, ¿a qué hielo se someterán nuestros deseos? Ante el presagio dulce de las primeras luceslos ojos de hierro se doblegarán,

los huecos que dan al almase abrirán para dejamos entrever los árboles de sangre

y las aves de trasiego firme, de nieve. Si ese hálito de agonía se convierte en manos el sonido caminará sin aire, el fuego se propagará sin llama y las aguas parirán noches ausentes; se batirán corderos sin lanas y cada mejilla conocerá el aliento de la obscuridad. Pero si fuera el silencio,la callada renqueante, angustiosa,el que nos someta a la nada...

Si el final recayera en una decadencia sin caída,aséptica, vacía, agonía de muerte sin fe ni palabra, las bocas quedarían encaladas para siempreen una visión de futilidad sin empuje. ¡Cuánto se precisa una catástrofe cuando no es la estabilidad del huecosino el vacío lo que soporta el mundo!En Dios es en ninguna partepero alejado de la nada.Por eso la oquedad supera al contenido,

la pausa al arpegio, el blanco a la mancha de óleo. La materia importa sólo porque transformaen visible la gran ausencia,

en todo presente.

( 8 7 )Ágora

[ P O E S I A ]

Otros

poetas

Ya se ha entrado el amor en las cavernasen donde la tibieza es una piedra oscuray la humedad resbala como dos ojos ciegos sobre el mundo.Donde la tierra apaga su garganta de cuerno,donde las aguas se resuelven en un silencio mineral que no encuentra salida,allí se entró el amor, y lateaún bajo la forma de un anciano que duerme desde el origen del tiempoo un bisonte pintado que embiste eternamente con sus ojos inmóviles.

Duerme un anciano y sigue respirando,como un bisonte sigue respirando pintado en la pared:esa respiración es humedad, tibieza de la piedra,un aura que se esparce muy despacio arrastrando mis sueños como un glaciardesmoronado.

¿Quién me señalará un camino en el bosque,una senda de boj y escaramujosque trepa hasta las crestas donde se ancla el sol?

En lejanas praderas yergue un bisonte su cabeza antigua y anhela la azagaya;yo se que está mirándome mientras tallo mi piedra,deseando la muerte que ha de enviar mi mano, deseando el amor,que es una sangre negra coagulada en torno de su heridacomo el perfil de un animal gigante trazado en la caverna.

En aquella caverna se entró el amor y duermecomo un anciano frío envuelto en pieles carcomidas.¿Quién me podrá indicar algún senderomientras aún espera respirando?Antes de que se quede reducidoa un cuerpo absurdo envuelto en piel mojadaque se entierra sin llanto junto a un grano de polen.Antes de que el amor se oculte para siempre en las cavernascomo la silueta de una mano amarillaestampada en la forma de un bisonte que no ha existido nunca.

J. Sánchez Vallés

Ya se ha entrado el amor en las cavernas

Ágora( 8 8 )

[ P O E S I A ]

Un trozo de espejo

Lento como las tortugas centenarias

ves pasar los árboles y ríos.

En el agua su reflejo te escapa.

Como tú mismo son seres de viaje.

Eres la parte mutable del árbol pero mientras

se está en la corriente no se echan raíces.

Hace falta salir, sentarse en la orilla.

Salta una trucha arco-iris.

Ahí estas ahora

contemplándote.

Alicia Silvestre

Itaca revisitada

A solas y en la balsa momentánea

de una quietud robada a lo invisible,

trema, arde de incertidumbre

su deseo.

Desciende a la egóica caverna

y lamiendo sus heridas paredes

la fiera está elegante cuando sale

ya limpio el panteón para sus muertos.

Luego viene la luz y barre el polvo

del ayer que se aferra como un vicio

a curvas tentadoras y a la madre.

Pero el placer adquiere varios nombres,

de islas, de sirenas, de invencibles.

Tapóse los oídos, vista al frente,

guerreó contra fantasmas apelantes

y mendigos de atención trasnochada.

Contra la sal del pasado

y sus dulces tristezas

revolvióse.

A ti, Ítaca, te sobrevivió y te tuvo.

Canta ciego como un antiguo bardo:

Tocar a la Verdad, quema en los ojos.

Alicia Silvestre

( 8 9 )Ágora

[ P O E S I A ]

Aretusa

La piel pronuncia su multitud en los fardos de la lluvia. Y permanece un ruido que circunda los delfines. Con el gozo húmedo de naufragios, uncollar de eneas, una emboscada de glicinas se arrastra por los alfanjes donde se endurece la rendición de los océanos.Y a la quietud del nacimiento, llegó con un calvariode espejos, con un ramo de llanto en el cuerpo sinsaber que aquí, jamás mueren los azules.

J.A. Conde

Abrí mis ojos y exploré, firme, la exacta magnitudde la centuria que nos deja.

No encontré sórdidas imágenesdesvanecidas en el reinode la ironía y el sopor,sí, roja sangre extenuadaen la certeza de sabersehueca y estéril, sin memoria,en su destino y en su luz.

Busqué en la escéptica mirada,encallecida bajo el sol,de los sintecho transeúntespor las aceras impasiblesde la egocéntrica ciudad,que, indiferente, desconfíade su silueta desigual.

Examiné el agrio semblantedel refugiado que, afligido,-el eco frío de sus pasos chapoteando en el hedorde la inmundicia circundante-al campamento vuelve exánimey, entre la náusea, sostieneel resplandor de su esperanza,cuando la negra noche invocaa los espíritus del mal.

Supe del hambre desbocadacorreteando por las secasentrañas, huérfanas de voz.

Verifiqué la desazónconsumidora del callado y frágil hombre de cristal.

De la creciente multitudsu paradoja existencialvi consumada, sin retorno,porque la amnesia irreversiblemodificó su condición.

Así, cabalgan imposibles para el poder de la razón,majestuosas y elegantescual fatuas reinas de oropel:el fetichismo de las cifras,la liviandad de las palabras,la laxitud de las conciencias,y la agonía interminablede los indígenas del Sur.

Tenemos armas y un hermosocisne que no sabe nadar.

Jesús Claver Giménez

Otros mundos

Ágora( 9 0 )

[ P O E S I A ]

«Bienestar y Patria. Vendo:gran imperio. Compro: cruel

enemigo terrorista».Una senda sin retorno,

camino de la extincióna mayor gloria y grandeza

de los más puros bolsillostradicionales y cultos.

La muerte según la muerte,

Escila frente a Caribdis, pero nunca tocan estas

la sonrisa feroz, cínica,que sin duda las maneja.

Caribdis cuenta a Escila:falsedad contra mentira,

vía de mangoneo y controly si hay óbitos por el medio

todo será por la patria.Pirámide hasta Dios:

muerte sobre muerte, y muerte.

Hay gran teatro en el Mundo.

Fernando Burbano

ESCILA Y CARIBDIS

(Mito contemporáneo)

Del gran teatro del Mundo.

La muerte contra la muerte,bajo su signo vivimos.

En su origen femeninoempero, nada más lejos

de su esencia natural,cambalache venturoso

de lo estéril con lo estéril.Por celos y desamores

Circe y su magia espumanen las ingles de la ninfa

seis sanguinarios sabuesos;Zeus, en la hija de la Tierra,

Caribdis, toda avidez,castiga la desmesura.

En el istmo mesinésse vislumbran cara a cara.

La muerte frente a la muerte,

temible símbolo dualen el hoy desenfrenado,

equivocada y exaltada manera de estimular

los más prístinos valores:

( 9 1 )Ágora

[ P O E S I A ]

Juro

juro que todo lo olvidépor el caminojuro que nada en mi menteoscuro refugio de recuerdos y nombresse alberga ya sino el vacío querecorre sórdidamente mis entrañassino las nítidas manchasimposible su tacha en mis neuronasde algunos cabellos briznas por las sienes

juro que nací ayer y en esta corta vidaque sostengoolvidé siquiera mi nombreolvidé qué significa la muerte de la nochecómo suspiran los muertosque ya no viveny cómo negarse ante tal evidenciasi empaña las arrugas de mi existenciasi se adentra a escondidassin avisarme y se instala para siempreme dice que nunca se marchará

juro solemnemente que miento de veras

Rafael Fernández Lorente

No te conozco

no te conozco y te escribo

zaragoza veintitantos de mayo o de un mes cualquiera

no sé quién eresno te conocí un día de lluvia en los espejosde mentiras y de besos en los labios ni tu paraguas se rompió por el vientopidiendo auxilio socorro me estoy empapandoni mis mejillas son blancas o rosadasrozando tu dulce cutis blanco y ajado

adiós un abrazo saludos a tu familiapronto escribirás tus versosy cómo no yo los míossin tu nombre sin tus labios colmadosde no haber visto mis mejillas

cuídate hasta pronto

posdata

firma

Rafael Fernández Lorente

En penumbras

pero y qué hacer este día casitristesi todo se me viene encimasi todo parece conjura contra mí qué hacer si estoy desnudoy en penumbrasqué hacer si el tiempo no es tiemposino pólvora vívida que me atrapaqué hacer ante el negro abisalsi nada es lo que eso así me lo parececonozco la receta no es difícilconozco el sortilegioel antídotopero qué luengos primores hasta élqué de curvas y trabajos¡pues manos a la obra!que el tiempo apremiay una sola vida me contempla

Rafael Fernández Lorente

Ágora( 9 2 )

[ P O E S I A ]

Yo te daré mi cuerpo

Yo te daré mi cuerposi me das la piel de tus manos.

Hagamos trueque de nuestros aromas,cambiemos tu sonrisa por mis labios,

cambiemos.

Véndeme tu dientesy tu ombligo

y yo te venderé mis brazos.

Regálame tu cabeza,regálame tu pelo largo,

que yo te concederé mis dedospara peinarlo.

Préstame tus pies,tus uñas,

a cambio de mis zapatos.

Yo te brindo mi espaldapor cinco besos que recorranmi mundo hecho de hálitos.

Garantízame tu vientre,tus piernas,

un río vaporoso como nubes,a cambio de la esencia

con que hablo.

Tus ojos verdespor mis ojos castaños

yo te los cambio.

Luis Fernández LlorenteDe la soledad y el deseo

Torrente de palabras

Tu voz fue un torrente de palabras,un discurso infinito,

el eco eterno del sonido de las fraguas.

Y de pronto un disparo,un jinete que cabalga,

un disparo de herraduras.

--¡Polvo! ¡Muerde el polvo y muere!

Herido de bala,herido de muerte

bajo el árbol del ahorcado te retuerces, tu corteza endeble se desangra.

-- No es mi sangre ni es mi cuerpo el que ahora se derrama.

Y a la sombra del cerezo te acostaste, te dormiste.

--Duerme, duerme bajo las ramas.Duérmete enseguida.

Ya no temas a los lobos ni a la bruja ni al fantasma.

Y a lo lejos una risa horrenda de jinete y de venganza.

-¡Me quedan balas como estrellas!¡Tantas balas como odio en las entrañas!

El sonido de las fraguas no restalla.Tu voz se extingue.

Tu voz fue un torrente de palabras.

Luis Fernández LlorenteDe la soledad y el deseo

( 9 3 )Ágora

[ P O E S I A ]

La depuesta intemperiedescartó todo el pulsoanoche, a las estrellas.Cada vez es mas tarde.Aquí, en el confínsueño relámpagos.

Tu belleza ya es sola criatura lunar.Por eso te retuercescomo un beso.

Perversamente miro ese relojEsta hora admirableel mar abjurahorizontes y orillas.

Después llega una arañaobscura y monosílaba y cae sobre su espalda.Un ángel se suicidapor si hay cielo y el mayor homicidaretoza entre sus brazos._Los muy cerdos_

Pilar Manrique

Tropieza tu boca

Tropieza tu bocacalle abajocontra otra.

No resbala el labiopor el cuerpo.

Pasillo de residencia,paso de ancianocamina tu ombligo.

Inquieto busca tu pechola palabraque en el sueño te bese.

Versos de plastilinaestrellas de pelusarodean el cuello.

Y asípor repetirte tristete amenazo:

¿Qué te juegasque me subo a la lunay te disparo,o mejor aúnme sientoy no te miro?

Sagrario Manrique

Ágora( 9 4 )

[ P O E S I A ]

Reencuentro

Bésala.Tal vez a ella le hagan buen provecho esos besos que son míos. Acaríciala con tus manos de seda; deja que revuelva tus cabellos. Dile las palabras que tú sabes, esos versos que yo te enseñé y será tuya. Peca, y llévala hasta los infiernos.Ese será nuestro reencuentro.Haz de su vida un laberinto sin salida, un viaje de ida sin vuelta, un sin vivir, una muerte en vida.Quiérela un momento por lo menos. Quiérela un instante para siempre.Miéntele mirándole a los ojos.

Ese será nuestro reencuentro. Clávale tu lengua hasta en el alma. Cógele la mano y mátala. Grita que la amas. Haz que crea el cielo a sus espaldas. Cántale al oído tus canciones. Cántale las mías.Sóplale en los ojos si se calla; dale entonces un beso de nata. Concédele el sagrado don de tus minutosy róbale el sagrado don de la palabra. Dale mi regalo,y tu cuerpo, que es mío...todo lo que el tiempo me ha quitado.Llena de mi sangre tu cuchillo.Malditos labios que endulza el demonio y envenenan, que sólo con mirarlos me aceleran.Me rindo y caigo al suelo y me levanto con lágrimas por ésa, tu piel, que es mía también.Márchate.Tómala en tus brazos y márchate, que yo estaré bien; corroída por el fuego que encendiste, consumida por la llama de quererte. Desliza tu pulgar sobre sus hombros.Tómala, en tus brazos, en mi trono. Peca, ¡por Dios!, peca de una vez y te perdono.Dale tu pasión desenfrenada, tu carne de hombre. Y a mí guárdame nada.Déjame soñarte ayer como si aún me amaras; pero acuéstate en su lecho. Y ve a buscarla a ella, que cuando mueras yo estaré esperándote. Y te llevaré unas flores regadas con lágrimas cuando ya nadie te quiera... muerto.Porque yo abrazaré tu cadáver y lo haré latir en sueños.Buscaré tus labios que ardieron y me quemará aún el hielo. Te odio con el órgano del pecho, pero te amo con toda mi alma. Te quiero. Y eso es todo lo que tengohasta que exista un cristal empañado en el que escribas con tu dedola palabra REENCUENTRO.

Almudena Vidorreta Torres

( 9 5 )Ágora

[ P O E S I A ]

EJEA

Cómo puedo querer tanto a esta tierra dura y seca, si mi cuna fueron las olas mediterráneas.

Suave brisa,fuerte cierzoclaro cielo, niebla intensa, mezcla de amor y pasión.

Encrucijada de caminos sin salida, te has convertido en la cárcel de mi alma, ni todos tus caballeros conseguirían mitigar el dolor que por ti siento, porque has quedado en medio de la nada quizá olvidada,

preñada de un Canal que te dio vida y a la espera de morir sola mañana.

Los días caerán del calendario, tus sueños de grandeza irán pasandoal ver que no regresan nuestros hijosy aquellos que mandabas a salvarte guardaron su riqueza en otra parte.

No encontraron el camino de regreso,ya no estaba,algún sendero les llevó hasta tierra extrañadonde hoy arrullan el sueño de los suyosmis olas mediterráneas.

Susana Hernández

Ágora( 9 6 )

El maletín

de los relatosJosé Ramos

I gnacio, un amigo de toda lavida, me pidió hace unosmeses, con cara compungida,

que le hiciera un favor.– El doce del próximo mes

me voy de crucero por las islas delmar Egeo. Me repatea el buche elviajecito. Pero Magda ya ha com-prado los billetes y le hace unailusión que no veas. Puede ser laocasión para leer esos libros conlos que siempre me estás dando lavara. Ni para comer saldré delcamarote.

– De mil amores. Te prepa-raré una selección. Incluso te lospondré en un maletín con lacito ytodo. Para que no se te olvide loque hay dentro. Dinamita pura.

Conociendo como conozco

al pelmazo de Ignacio y su desme-dida afición a quejarse de la telesin jamás despegarse de la panta-lla, supe que tenía ante mí unduro reto. Porque no sólo preten-día que se leyera los libros enpréstamo. Quería que mi amigovolviera del viajecito babeante deamor por la lectura.

Desempolvé el maletín deplástico y color rojo encendido.Un maletín o especie de carpetade los que te endilgan cuandohaces un cursillo o asistes a unc o n g reso. Cavilé no pocos díaspor dónde orientar el tiro. Dichode otro modo. ¿Qué clase dedinamita ponerle en el maletín?Apilé sobre la mesa un paquete denovelas, no muy largas, de fácil

lectura y gancho seguro. Extrañosen un tren, de Patricia Highsmith.El Lamento de Portnoy, de PhilippRoth. Retrato del asesino en prácti -c a s, de Fco. López Serrano. E lCartero siempre llama dos veces, deJames Caín. El Túnel, de Sábato.Rosaura a las diez, de Marc oDenevi. Mi hermano el alcalde, deFernando Vallejo. Con intenciónde depurar el lote y dejarlo redu-cido a las cuatro o cinco másadaptadas al temperamento in-constante y muy dado al flor enflor de Ignacio.

¿Y por qué no ponerle en elmaletín tres o cuatro antologías yuna docena de relatos picoteadosacá y allá, de esos que cuando aca-

“Leer para combatir la fealdad. Para desterrar la melancolía. Para ser lo que no somos.Para no ser lo que somos. Para soñar. Para reír.Para llorar…”

Todo pasa. Pasan pompas y vanidades, pasa la nombradía como la oscuridad. Nadaquedará a fin de cuentas de lo que hoy es la dulzura o el dolor de tus horas, su fatiga o susatisfacción. Una cosa sola, Aprendiz, Estudiante, hijo mío, una sola cosa te será contada, yes tu Obra Bien Hecha. Estas palabras, entresacadas del libro de Eugenio D´Ors Aprendizaje yheroísmo, nos vienen como anillo al dedo para introducir esta sección, ya convertida en clásica, comoes INVITACIÓN A LA LECTURA. Desde luego, a las obras seleccionas tanto por Teresa Casadoy Eva Bajén en el apartado de literatura infantil y juvenil como por José Ramos en El maletín delos libros, se les puede incrustar en sus portadas el marchamo de Obra Bien Hecha. Sus autores,maestros sin duda en su oficio, nos han regalado a los lectores unas joyitas literarias nadaefímeras. Léanlas, por favor. Seguro que les ayudan a ser felices.

( 9 7 )Ágora

bas la lectura tienes la impresión deque te han explotado en el vientre yte han hecho cisco las tripas? se meencendió la bombilla una noche deojos extraviados en ese trozo deoscuridad que conozco como lapalma de la mano.

Dicho y hecho.

Deposité cuidadosamente, –l adinamita te puede explotar en lasm a n o s–, las tres antologías y unanovelita corta, al fin, seleccionadas:

Camisa de once varas del director decine aragonés José Luis Borau. Porsu ternura, su capacidad de evoca-ción, su fuerza.

Retorno 201 del mejicano GuillermoArriaga, guionista de la películaA m o res perro s. Por la ferocidad desus relatos de amor y de muerte. Porsu originalidad temática y formal.

Los girasoles ciegos del madrileñoAlberto Méndez. Por saber recrearcomo nadie, en cuatro historiasconmovedoras, la brutalidad de laposguerra.

La flaqueza del bolchevique d eLorenzo Silva. Novela llevada alcine. Por el sorprendente comienzo.Por lo apasionante de la trama. Porla sorpresa final.

Algo más arduos resultaronla selección, fotocopiado y encanu-tado de los relatos sueltos. Perocomo contra el entusiasmo no haydificultad que resista, en pocos díastuve listo el cuadernillo prom e t i d o .Con los siguientes títulos y un bre v e

comentario personal dedicado aIgnacio, a modo de anzuelo. (Por unamigo descarriado en las garras de latele y al que puedo encaminar alredil de la lectura, no me importavenderle el alma al diablo)

La lengua de las mariposas de ManuelRivas. Si no te emocionas con loque te cuenta Pardal, un niño quese hace muy amigo del maestro, enpueblo gallego al estallar la guerracivil, es que la vida te ha secado elcorazón. Eres un muerto viviente.(En ¿Qué me quieres amor? // Puntode lectura)

La estación de las lluvias de StephenKing. Historia truculenta y cruel enla que un perro se tira pedos y lossapos se desmelenan. (En Pesadillasy Alucinaciones II // Debolsillo)

Cordero asado de Roald Dahl. Delpartido que mujer despechadapuede sacarle a una pata de cord e rorecién guisada. Ingenio, capacidadde sorpresa y altas dosis de humorn e g ro. (En Relatos de lo inesperado / /Compactos Anagrama)

El amante nubio de Carmen Posadas.Cuernos a la sombra de las pirámi-des y en las barbas de Tutankamon.(En Nada es lo que pare c e. //Santillana)

Operación Te r m ó p i l a s de Lore n z oSilva. Gordo repugnante anda suel-to. (En El déspota adolescente / /Destino)

Una cuestión de suerte de Nabokov.Espero, Ignacio, que la lectura de la

Ágora( 9 8 )

a p e r reada existencia del pro t a g o-nista no te lleve a tan negro final.No te acerques demasiado a lasbarandillas del puente ni abras elojo de buey del camarote. Por siacaso. (En Cuentos completos deNabokov // Alfaguara)

El espejo de Luis Criscuolo. De cómodeshacerse de un jefe abusón y malaleche. (En Suicidas // Opera Prima)

Mi hermano de Quim Monzó. Si unhermano del alma se muere derepente, ni lo entierres, ni lo incine-res. ¡Que siga viviendo a tu lado!(En El mejor de los mundos / /Anagrama)

J a n a de Ignacio García Valiño yTerminal 386 de Miguel Mena. Nosólo en el Transiberiano ocurre nsucesos memorables. Un tren demadrugada ha salido no ha muchode la estación del Portillo. Otro va asalir, pero nunca lo hace, de la esta-ción de Daroca. ¿Se masca la trage-dia? (En Cuentos de Trenes, CremalloEdiciones)

Me encantaría poder afirmarque Ignacio volvió del crucero car-comido por el gusano de la lectura.Y que desde entonces no ha paradode pedirme los relatos completos deChejov, Poe, Borges, John Cheevero Cortazar.

Desde luego ha dado la vueltacomo un calcetín a su opinión sobrelos cru c e ros. No opone la menorresistencia a embarcarse de nuevocada verano por mares ignotos.Intuyo la razón del entusiasmo. En elc a m a rote sigue viendo GranHermano y demás majaderías al uso,mientras Magda frecuenta los salo-

nes de baile y pierde el oremus porcenar con el capitán y otros unifor-mados miembros de la tripulación.

P e ro no estoy seguro de que,tras su periplo por las islas, leyera–me dio mala espina lo huidizo desus ojos al devolverme el maletín– nila cuarta parte del lote que con lamayor ilusión le preparé. Quizás elde los sapos y el de los cuernos enEgipto. Me habló un par de días deLa Flaqueza del Bolchevique d eL o renzo Silva. Pero no porq u ehubiera abierto el libro. Había vistola película.

Encajé el golpe como pude.Al fin y al cabo, uno tiene su cora-zoncito. Y resulta doloroso compro-bar que la dinamita, tu dinamita,no pasa de ser, para los más, pólvo-ra mojada. Incluso puro desvarío.

En un rincón sigo guardandoel maletín, ya polvoriento, de losrelatos tal y como Ignacio me lodevolvió. A la espera de que conoci-do, colega o dilecto alumno entre enperiodo de enajenación mental tran-sitoria y el médico le prescriba lalectura como obligada terapia con-tra las venenosas adicciones a la teley al ordenador.

Por supuesto, el maletín estáa disposición de los intere s a d o s .Quizá ustedes.

Por si les diera corte pedírme-lo, como Pulgarcito, he ido sembran-do el camino de miguitas. Para noextraviarse en el laberinto de la biblio-teca pública o la librería más cercanas.

Al tirar de un hilo, ¡bingo!, elovillo completo. Quizás.

( 9 9 )Ágora

E stamos en un mundorodeado de imágenes, demensajes que nos alejan

cada vez más de la lectura, pues-to que nos ofrecen alternativasque no re q u i e ren la concentra-ción y el esfuerzo, la soledad y latranquilidad, que exige el poner-te ante un libro e iniciar unanueva aventura.

Y, sin embargo, los padres,m a d res y educadores sabemosque debemos animar e iniciar alos niños y jóvenes en la lectura yque no debemos imponer sinoorientar su necesidad de leer his-torias, p o rque la fuerza de lasletras, de los mundos posibles alos que dan vida, supone todo unreto y un descubrimiento, unaaventura que sería una pena per-derse. Una aventura que no supo-ne renunciar a otras sino comple-mentarlas e incluso hacerlas com-prensibles.

P o rque el niño que lee siem-p re tendrá amigos, porque cuentacon la compañía de buenos libro s ;p o rque leer nos ayuda a tener una

mente abierta y un espíritu crítico;p o rque la lectura nos descubrenuevos mundos y cada libro esuna historia por contar en manosdel lector; porque un libro es unvaso mágico que cuando destapa-mos puede dar lugar a las trans-formaciones más excitantes ymaravillosas; porque los libros nosayudan a escapar, a comprender ya comprendernos mejor con lasalas de la fantasía; porque leere n t retiene; porque leer nos ayuda ac o m p render otras visiones delmundo, a descubrir secretos queestán ocultos a la mirada cotidia-na; porque… porque como dijo elNobel Günter Grass «no hay nadamás hermoso que la mirada de unniño que lee».

Y a todo el mundo le estáesperando el libro que servirá dellave mágica para entrar en elmundo de la literatura. Y e s allave mágica que hace brotar unachispa de emoción en los ojos dellector es más emocionante encon-trarla para los más jóvenes. Poreso de nuevo Á g o r a q u i e re hacersus recomendaciones de este año,

dando especial protagonismo alos escritores de aquellos re l a t o sque consiguen introducir el ele-mento maravilloso en nuestravida cotidiana. Por ello hemosseleccionado libros de autores yaconsagrados, clásicos, como C. S.Lewis, junto con autores contem-poráneos que se están convirtien-do, o son ya, re f e rentes de la lite-ratura para el público joven comoJoan Manuel Gisbert, la jovenLaura Gallego, protagonista deln ú m e ro de diciembre de CLIJ(Cuadernos de Literatura Infantil yJ u v e n i l), la alemana CorneliaFunke, o la propia Isabel A l l e n d e .Por falta de espacio sólo re s e ñ a-remos aquí los libros que se hanpublicado en el 2005; sin embar-go, todos ellos y todas ellas hanescrito libros muy sugerentes ye n t retenidos que pueden hacerlas delicias de los jóvenes y notan jóvenes. Son, además, libro srecomendados por niños queleen, y muchos de ellos tienen elcomplemento añadido de unasestupendas ilustraciones quetanto agradecen los primeros lec-t o res. Feliz viaje.

Leer para vivir,de niño y de joven

Teresa CasadoEva Bajén

Ágora( 1 0 0 )

1) Título: MISTERIOSOS REGALOS DE LA NOCHEAutor: Joan Manuel GisbertEditorial: Planeta&OxfordPablo encuentra al levantarse unos maravillosos regalos en el alféizar de la ventana, que le ayudan a soportar una dolorosa pérdida. ¿Quién se los deja?

2) Título: EL MUNDO FLOTANTEAutor: Carlo FrabettiEditorial: S.M.Una niña de once años tiene un amigo muy especial, Cuervo, que es diferente a cualquieraque haya conocido. Con su ayuda consigue huir de sus malvados perseguidores y encontrar la puerta a un lugar extraord i n a r i o .

3) Título: WITIKA, HIJA DE LOS LEONESAutor: Blanca ÁlvarezEditorial: DestinoNuestra protagonista, de 8 años, encuentra una leona herida mientras recorre, como todos los días, un largo camino para buscar agua potable.

1) Título: CÓMO CURÉ A PAPÁ DE SU MIEDO A LOS EXTRAÑOS.Autor: Rafik SchamiEditorial: RqueRUna niña, narradora de la historia, es invitada a una fiesta de cumpleaños por su amiga Banja, de origen africano. Quierellevar a su padre para que haga juegos de magia; pero hay un problema: el padre tienemiedo a los extraños.

2) Título: GUJI GUJI.Autor: Chih-Yuan ChenEditorial: ThuleUn cocodrilo nace, por casualidad, en una familia de patos en la que se siente muy feliz. De pronto un día llegan tres malvados seres que quieren utilizar a nuestro protagonista para comerse a su familia.

3) Título: PAULA EN NUEVA YORKAutor: Mikel ValverdeEditorial: SMPremio Internacional de la Ilustración de la Fundación Santa María 2005Paula, una niña de Bilbao, llega en una nube a Nueva York donde debe encontrar otro medio de transporte para re g resar a su ciudad.

A partir de los diez años, ÁGORA recomienda:

1) Título:CRÓNICAS DENARNIA. ELSOBRINO DELMAGOAutor: C.S. LewisEditorial: Destino.Ilustraciones origi -nales de la primeraedición.

Se trata del primero de los sietelibros de Narnia: asistimos a sucreación y a la irrupción de lomaravilloso en la vida cotidianade dos niños, Digory y Polly, quese ven empujados a viajar a otrosmundos paralelos.

2) Título: ELPEQUEÑONICOLÁS. LAVUELTA ALCOLEAutor:G o s c i n n y - S e m p éEditorial:Alfaguara infantilNicolás vuelve alcole y le pasan

todo tipo de peripecias. Relatosrecuperados por la hija deGoscinny con el apoyo de Sempé.

3) Título: TIRANTEEL BLANCOCONTADO A LOSNIÑOSAutor:Rosa NavarroDurán.Editorial: EdebéEl libro que Cervantes admiraba,escrito por Joanot

M a r t o rell entre 1460 y 1464, ha sido reelaborado para los niños por RosaN a v a r ro Durán, catedrática especialistade la Edad de Oro de la Universidad deB a rcelona. Se trata de una de las mejore snovelas de caballerías que, junto a episodios fantásticos, narra aconteci-mientos históricos, episodios cortesanos,bélicos, humorísticos y ro m á n t i c o s .

A partir de los seis años, ÁGORA recomienda:

A partir de los ocho años, ÁGORA recomienda:

( 1 0 1 )Ágora

A partir de los doce años, ÁGORA recomienda:

1) Título: SANGRE DE TINTAAutor: Cornelia FunckeEditorial: SiruelaIlustraciones de la autora.Se trata de la continuación del libro Corazón de Tinta: Maggie llega al Mundo de Tinta acompañada de Farid para buscar a Dedo Polvoriento.

2) Título: MEMORIAS DE IDHÚN II LA TRÍADAAutor: Laura Gallego García.Editorial: SMVictoria, Jack y Kirtash, el extraño trío de jóvenes profundamente unidos por lazos emocionales que no comprenden, deberán llegar almundo de Idhún para completar su identidad y cumplir una antiguaprofecía.

3) Título: EL ZORRO. COMIENZA LA LEYENDA.Autor: Isabel AllendeEditorial: Plaza y JanésLa chilena Isabel Allende nos narra los orígenes de Diego de la Vegay cómo se convirtió en el legendario Zorro.

A partir de los catorce años, ÁGORA recomienda:

1) Título: NOCHE DE ALACRANESAutor: Alfredo Gómez CerdáEditorial: S MPremio Gran Angular 2005Catalina vuelve a España invitada por los responsables del institutode su pueblo natal para contar su experiencia de la guerra. A medidaque evoca su pasado vuelve a revivir aquellos episodios que marcaron su vida y a todo un país.

2) Título: HOMERO, ILÍADAAutor: Alessandro BariccoEditorial: AnagramaRecreación del clásico de Homero para ser leído en público. Tiene lanovedad de estar contado desde una perspectiva múltiple:el narrador va cambiando a la vez que los protagonistas de la acción.

3) Título: EL MISTERIO DE LA NAVIDADAutor: Jostein GaarderEditorial: Siruela.A manos del joven Joakim llega un calendario de adviento con sus veinticuatro ventanas para abrir durante los primeros días de diciembre. Se trata de un calendario mágico que le contará la historiade Elisabet, una niña que se ha perdido.

[ R E S E Ñ A S ]

Ágora( 1 0 2 )

Es difícil sustraerse al deseo de compartir con otros aquello que logra tocarnos por dentro. Ya seanideas o conceptos que conmueven nuestro pensamiento o sentimientos y emociones que despiertan losafectos. Por eso, incluimos en Ágora algunas reseñas de libros que últimamente han provocado ennosotros ese deseo de compartir.

María José Bermúdez

Ramón AcínSiempre quedará ParísAlgaida 2005

S i e m p re quedará París es la historia de muchos sue-ños rotos. Apenas liberada Francia, los re p u b l i-canos españoles que habían contribuido a su

liberación intentan penetrar clandestinamente enEspaña con la intención de establecer una red demaquis por las montañas de todo el país. Imaginabanque, una vez borrado de Italia y Alemania, Europa apo-yaría también la lucha contra el fascismo español. Y q u elos propios españoles solo estaban esperando una señalpara sublevarse masivamente contra Franco.

Ni lo uno ni lo otro sucedió y los grupos quepenetraron como avanzadilla acabaron rodeados,denunciados, vencidos. Con la humillación añadida deno haber encontrado apoyo ni reconocimiento entre lapoblación sometida.

P e ro no es la lucha armada lo que ocupa el pro-tagonismo de la novela, sino diferentes pérdidas de losd i f e rentes protagonistas que discurren por ella:Villacampa, el guerrillero; Montes, uno de sus contac-tos y de sus amigos más queridos; Elvira, la mujer deMontes; Luisa, que encontró refugio y consuelo en casade Elvira tras años de penalidades en la infru c t u o s abúsqueda de su amado Pons, otro de los guerrillero sque conoció Vi l l a c a m p a.

Todos han perdido la lucha, la fe, la alegría devivir, la juventud, el amor, la libertad, la dignidad, latierra... Incluso el hijo de Elvira protagoniza la últimapérdida, la de cuantos, alrededor de los años 70, sevieron obligados a abandonar sus casas y sus pue-blos. Así comienza la novela, con el desgarro del hijode Elvira la madrugada en que definitivamente cierralas puertas de su casa, en La Pardina, cerca de Aínsa,y se despide de sus muertos.

Los avatares concre-tos, las diferentes humillacio-nes e indignidades, los lecto-res las conocemos o las ima-ginamos. Ramón Acín poneel acento en los sentimientos,en el estado de ánimo de lospersonajes en la convivenciacotidiana de tantos años conla incertidumbre, el miedo, lasoledad, el silencio y la ocul-tación, el disimulo. Elvira haconseguido sobrellevarlo. No ha tenido más re m e d i opara sacar a su hijo adelante. Montes no pudo con lasoledad de la montaña y se pegó un tiro. Luisa tambiénha pagado su precio con ese delicado equilibrio en queconvive su razón con la locura.

Todo ello salpicado de biografías cuyos datosme gusta pensar que serán ciertos y si no, podríanperfectamente serlo.

Y la gran protagonista, la montaña, como unapresencia permanente. Con su doble cara maternal yamenazadora, de refugio y peligro, consoladora y tur-badora. La montaña a la que hay que amar y respetar,conocer y temer, como continuamente nos recuerdaVillacampa.

El resultado es una visión sobrecogedora de loque pudo ser la vida de tantos españoles que se vie-ron obligados a renunciar a casi todo, empezando porla propia dignidad. ¡El mismo Villacampa se siente unprivilegiado porque al menos, en su exilio francés, hadisfrutado de libertad!

Desde luego tenemos muchas cuentas pen-dientes con todas estas personas que intentaron portodos los medios mantener viva la esperanza. La jus-ticia poética que se permite la novela devolviendo elcadáver de Montes a su pardina no será suficiente.

Siempre quedará París

( 1 0 3 )Ágora

Poemas soñados para Palestina

Vicente Hernando Ballano

Angel PetismeInsomnio de RamalahZaragoza Eclipsados 2005

La novel editorial Eclipsados dirigida porIgnacio Escuín ha publicado una joya literariaque lleva por título Insomnio de Ramalah, com-

pendio de las imágenes y sensaciones hechas poesíaque el bilbilitano Ángel Petisme percibió durante suestancia en Palestina con la Plataforma de MujeresArtistas en el invierno de 2004.

La actitud poliédrica de Petisme le ha llevadoa publicar libros tan diversos como Cosmética y terror,Constelaciones al abrir la nevera, Buenos días, colesterol oCuatro días dé alquiler, entre otros. Obras todas ellas enlas que el receptor no queda indiferente, ya que elpoeta ofrece versos colmados de crudo realismo, perorociados con someras gotas de ironía y optimismoque hacen florecer un hálito de esperanza en el lector.

Este Insomnio de Ramalah, última publicaciónhasta la fecha de teclear estas letras, es un testimoniode compromiso ante la delicada y grave situación quevive el pueblo palestino. Ya se había aventurado conanterioridad el poeta y músico con una obra en prosade similares características: El cielo de Bagdad. En elcaso actual, se recogen las vivencias captadas por elojo humano en un viaje impactante a una zona delplaneta en la que la justicia parece ser, ojalá algún díapueda olvidar estas palabras, una mera elucubracióno quimera. Los testimonios gráficos hechos fotografíaaportados por Ángel Trotter, Gonzalo González yÁngel López-Soto no hacen sino florecer una lágrimamás que furtiva en las pupilas incandescentes del lec-tor que advierte tanto dolor en la lejanía. La perfectaarmonía entre poesía, prosa, imágenes, maquetacióny diseño hacen de esta obra una delicia a degustarcon avidez por el paladar literario más exigente.Ángel Petisme decide hacerse eco de lo afirmado ensu día por Bertolt Bretch porque «si no participas de

la lucha, participarás de la derrota» y no duda en via-jar hasta donde sea necesario con tal de aportar susversos, sus canciones, su testimonio... Su habitualcompromiso le ha llevado a México para cantar con-tra la violencia de género, a Irak como escudo huma-no, a los pueblos olvidados del Sáhara... Este viajeroimpenitente confiesa en su blog que «estos viajesnuestros llenos de riesgos e incertidumbres a paísesen guerra, no en vano nos inventamos la expresión

[ R E S E Ñ A S ]

[ R E S E Ñ A S ]

Ágora( 1 0 4 )

«turismo en el abismo», son lo más parecido sin dudaal viejo espíritu de los auténticos, los últimos viajero s » .

« Vine a Palestina para aprender». Cual discípu-lo aventajado de Sócrates que tiene la humildad porseña de identidad, Petisme plasma su ser en la siemprecompleja y virgen «nieve cuadriculada» de su cuader-no de bitácora. Nada tan real y sincero como apre n d e rde lo mal que se están haciendo las cosas en el planeta,de la gente que no tiene más que una sonrisa pero quela ofrece sin temor ni re n c o r, de la mano siempre abier-ta del que nada tiene que ocultar porque nada tiene, deesos niños que abren sus ventanas radiantes y chispe-antes al mundo con la ilusión de un mañana mejor. Porello se atreve a recomendar agriamente al mercader devotos y falsas verdades: «no hables de Palestina cuan-do ya sea tarde». En sus versos lanza miríadas a lasp rofundidades y recovecos del intrínseco yo para mos-trar su sentir mediante el comercio de la palabra.S i e m p re la palabra.

El conflicto de Palestina es algo que se re t ro t r a een el tiempo y que parece dormir el sueño de los justosen algún cajón cerrado a cal y canto de algún« e m B u s h t e ro». Hoy en día todavía se hacen más pre-sentes las palabras que un refugiado pronunció el díade la Catástrofe Palestina de 1948: «Un hombre sin tie-rra es un hombre sin honor», porque se habla de unpueblo que tiene cercenado su horizonte mediante«seiscientos veinte kilómetros de tela para sudarios»que no les permiten ser libres ni regresar a sus hoga-res. Y eso duele.

Lo desgarrado de la lectura de las páginas deInsomnio de Ramalah es contemplar, con un cierto esco-zor y erizamiento del vello, cómo el autor es capaz dep re s e n t a r, con nombres y apellidos, a personas re a l e sque un día están luchando por la libertad de su puebloy al día siguiente ya son historia. De este modo hacepartícipe al lector de su desazón: «Hoy diez de julio leocon estupor la noticia en El País. / Khaled Salah, su hijode 16 años y varios compatriotas / han sido asesinadosa manos del ejército israelí».

Sin embargo, Petisme realiza un guiño al futuroy lanza una proclama de optimismo y de fugaz sensa-ción de mejoría al afirmar «no vi pájaros en Ramalah,p e ro vi el mar...». Y esa prolongación del cielo en elagua hace factible un momento de paz, de re l a j a c i ó n ,de incipiente felicidad. Un presentimiento le lleva aconvenir que «el sol está saliendo a través del espejo»y el milagro de la primavera, portadora de vida, llega-rá algún día a los territorios palestinos. Además, todaslas punzadas de dolor que se reciben al leer este libro

se re s a rcen con momentos de íntima complicidad conel poeta que mira la ciudad adormecida sin ser visto,de igual modo que hace en más de un poema con suGranada natal otro postnovísimo destacado, LuisG a rcía Montero. Se trata de un acto personal y solitariodel yo poético que conversa de tú a tú con alguien queno es siéndolo, alguien que cambia de fisonomía ycon la llegada de la oscuridad se vuelve dulcementeirreconocible. O con el momento en el que el viajeroencuentra una juguetería «en la tierra de los juguetesrotos barnizados de sangre y la artillería indigente delos cantos rodados aún brota la magia con sus hacha-zos de fulgor primitivo». En ese oasis de dolor ymuerte existe el encanto y la inocencia que aportanun balón, una peonza o un rompecabezas.

No rehúsa Petisme aportar unas bocanadas delo denominado por algún crítico estética de la otre-dad o de la excrecencia cuando asevera que algo pasacuando un niño es capaz de afirmar sin rubor que «elmundo es una mierda». Y, finalmente, lanza sus dar-dos envenados contra «quien comercia o especula conel dolor» por un puñado de votos cuando la sangre yel dolor están todavía en la retina de todos.

Ángel Petisme traslada al lector unos poemaspalestinos que rezuman amor y esperanza en unostiempos apestados de conflictos. Su escritura ágil ydirecta hace de Insomnio de Ramalah una obra alta-mente recomendable para recordar que un día hubo«piedras bajo su almohada».

Un lugar

de encuentro.

( 1 0 5 )Ágora

Marie-Ange GuillaumeIlustraciones: Francois RocaEditorial Juventud, 2005

S usana no tiene un ratón, tiene un perrito quemueve la cola o las orejas o las patas delante-ras… Susana tiene unas enormes ganas de

conocer nuevos territorios. O de conocer animales deotra «galaxia». Así que se sube a su avión plateado ydespega. Sin decir nada en casa, sin vacunarse comohacen los niños del Primer Mundo. ¿Y no hubiesesido mejor, y menos peligroso, ir al zoo? No, el zoo notiene horizonte. Susana no tiene miedo, tiene buenamemoria y anota mentalmente todo cuanto ve. A suvuelta, se lo tiene que contar a su inquieto perro queespera y desespera.

Marie-Ange Guillaume es la responsable deltexto. Un argumento sencillo, eficaz. Un texto que sedesliza en el filo de la navaja. ¿Previsible? ¿Meloso? Loque les decía: the edge. Eso sí: un ambiente lujoso, tea-tral, atractivo. Una historia para narrarla a los pequeños.

Marie-Ange Guillaume fue redactora de larevista Pilote. Es guionista, coautora de una biografíade René Goscinny y autora de notable prestigio ennuestra vecina Francia. Aquí la conocemos por «Elparaíso de los osos de peluche», también publicado

en esta misma editorial. Marie-Ange ya no cumplelos cincuentaytantos (2666, Bolaño).

Si ella es la responsable del texto, FrancoisRoca es el responsable de las ilustraciones. Lo agra-decemos. En manos de otro ilustrador el texto sehubiese quedado sin combustible a mitad de trayectoy Susana hubiese tenido que aterrizar en medio de laselva. Con el peligro que eso conlleva. Al intempesti-vo ilustrador francés lo conocemos bastante más: «Elt ren amarillo» (Lumen), «La isla del tesoro»(Edelvives), «Jesús Betz» (Fondo de CulturaEconómica)… A Francoise Roca le gusta más trabajarcon su amigo (o me lo imagino) Fred Bernad y senota. Aquí, con Marie-Ange, la cosa se estrecha y losactores se rigidizan. Con su amigo Fred le saca máspartido a los personajes, a las luces, a las sombras...

Luces: magníficas perspectivas, estupendos pai-sajes, notables composiciones, el personaje de Susanaansía salirse del álbum. Más luces que sombras.

Sombras: figuración un tanto plastificada. Elperro, los pingüinos son figuras maleables al calor.Son figuras de futbolín.

Y ahora la edición: ¿de quién habrá sido la ideade que el texto «congestione» la pagina, de que entrelínea y línea vaya un icono, de que el texto vaya en ungris londinense? Vamos, vamos…

Daniel Nesquens

Jorge LujanIlustraciones: IsolEditorial Kókinos, 2005

¿Cómo es mi cuerpo? Lo veo. ¿Cómo soy yo? Lointuyo. El autor del texto, Jorge Luis Lujan(escritor, músico, escenógrafo, arquitecto) sabe

que la mayor preocupación es uno mismo, sabe queel estado vivo ocupa un estado físico, y es consecuen-te cuando afirma: «La poesía es una posibilidad deadentrarnos en el misterio, entendiendo no sólo comoel suspenso, si no como el misterio de la creaciónmisma.» Y añade el Premio de Poesía para niños 1995otorgado por la Asociación de LIJ Argentina: «La poe-sía nace del ritmo interno de los versos.» Ahí le duele.Aquí es donde nos damos de narices ante el formatoálbum y vemos (oímos) que uno de los riesgos deilustrar un poema es que crece la distancia entre los

versos, se distancian y pierden eficacia narrativa,quedándose, en muchos de los casos, en una anécdo-ta ilustrada.

Él y ella. Ella es Isol: ilustradora, escritora,diseñadora y ex cantante del grupo E n t re Ríos.Inconfundible. Isol se sumerge en cada verso, lo tra-duce y nos muestra su universo particular. Lo asimi-lamos y nos vienen a la memoria trabajos anteriores aeste publicado originalmente en el 2003 por Editionsdu Rouergue. ¿Por qué muchas editoriales van aremolque? ¿Por razones económicas? ¿Por aptitud,por actitud, por pericia...? Que me desvío: Isol traza,recorta, pega, simplifica, compone y experimenta demanera atinada, natural los versos elípticos de JorgeL. Lujan. Isol (premiada internacionalmente) amplialos límites trazados por el texto. Interpreta y engran-dece con detalles enternecedores, con simetrías justi-ficadas. Isol. Y aunque haya quien diga que es inútilbuscar comparaciones, a la cabeza nos viene el nom-bre del gallego Fino Lorenzo.

Daniel NesquensMi cuerpo y yo

Susana

[ R E S E Ñ A S ]

[ R E S E Ñ A S ]

Ágora( 1 0 6 )

Manuel Hernández Martínez

Vidas

robadas

Rafael Lacambra MoreraMayo de 2005

T ener la suerte de compartir el trabajo docente concompañeros aficionados a la creación literaria esuna verdadera gozada. No sólo se encuentran

entre los temas de conversación los asuntos escolares ylas circunstancias personales. Puedes compartir tambiénel gusto por la literatura y admirar y respetar su prácti-ca en mano ajena. Puedes maravillarte de cómo otroslectores hacen realidad el sueño de la creación literaria.Y acompañar o asistir al germen de una vocación, la de

escritor: ¡Y elevarnos sobre la rutina y mediocridad que,en ocasiones –más de las deseadas y necesarias– entur-bia el ejercicio de nuestra profesión!

Rafael Lacambra, Rafa, ha reunidó en Vidas roba -das su vocación por la creación literaria con el altruismode su experiencia como voluntario y cooperante enorganizaciones de ayuda al tercer mundo. De hecho,como rezaba la invitación para la presentación del libro,el dinero de las ventas del libro va destinado a un «pro-yecto de alfabetización de adultos» en el noroeste delmunicipio de León, Nicaragua, lugar que nuestro com-p a ñ e ro conoce de primera mano. Sin embargo, las«vidas robadas» que nos presenta las novela no seencuentran en ese paisaje exótico y que alimenta el ima-ginario de voluntarios y misioneros –que no de turis-tas–. El autor se muestra también experimentado en lasvicisitudes que sufren los inmigrantes que desde paísescomo Nicaragua vienen al sueño occidental y capitalistade la Madre Patria.

Rafa recoge fragmentos y retazos de diversas vidasde mujeres inmigrantes que llegan a España, y las va con-centrando en algunas protagonistas que van dando uni-dad al relato a través de la voz de una periodista que seimplica y nos implica en las diferentes historias. Aquí hayque vólver a la ilustración de portada –de Manuel Jiménezy Esther A n d re u– para comprender que a través del«c o l l a g e» de varias historias se ha tramado una principal.Las historias narradas bien podrían haber sucedido enrealidad, quizá no a una o a dos personas en concre t o ,p e ro sí están perfectamente tomadas de varias y tristesrealidades. A dichas protagonistas les suceden un cúmulode desgracias que –n o r m a l m e n t e– tenemos la suerte ded e s c o n o c e r, salvo por las páginas de sucesos. La habilidaddel autor para describir un panorama desolador de lasituación de las mujeres inmigrantes en España nos hacec o m p render que es buen conocedor –y sensibilizado– d eesta cruel re a l i d a d .

El relato resulta cercano porque el lector se vaidentificando con las protagonistas, con la narradoraque inevitablemente toma partido por ellas, y porque deesos posibles espacios de la llegada de inmigrantes,escoge uno que bien conoce también el lector: Zaragoza,y sobre todo el barrio de La Magdalena.

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A partir del viaje de una joven colombiana, asisti-mos a los relatos de otras mujeres de la misma condición,y distinto origen, que le van deshaciendo los sueños a larecién llegada. El relato gana en vivacidad cuando asisti-mos a las peripecias que les suceden a los pro t a g o n i s t a s ,o a la descripción fisica de los mismos. Al lado del re t r a-to de las inmigrantes aparecen con lujosos trazos unaserie de «c o l a b o r a d o re s» que pretenden ayudar a las«h e ro í n a s»: periodistas, abogados, directora de casa deacogida, policías... Y de frente, con pinceladas tópicasp e ro certeras estos «a n t a g o n i s t a s»: los merc a d e res delsexo que obligan a las mujeres recién llegadas a vivir enuna situación de esclavitud el ejercicio de la pro s t i t u c i ó n ,trabajo fácil al que prontamente muchas de ellas se venabocadas al no encontrar una tarea digna y re m u n e r a d adebidamente. Pero este estereotipo que nos llega por lasnoticias se hace relato vívido y sangrante, sobre todocuando avanzamos en la breve novela. Quizá el autor nos

e n t retiene con unas descripciones de un tono elevado altratar el carácter, la moralidad de personajes, personajesa su vez narradores: las periodistas con inclinacionesdetectivescas, el abogado incipiente escritor... Quizá lle-gamos a comprenderlos mejor por las mencionadas des-cripciones físicas y, sobre todo, por sus acciones. Por ello,una vez conocidos los personajes principales, el peso dela narración recae sobre la investigación de la muerte dealgunas prostitutas, y a través de diferentes narradore sasistimos a unas páginas finales brillantemente «n e g r a s».Y somos espectadores acobardados y culpables de losmomentos decisivos de la vida y la muerte de estas muje-res. Algo de lo que tenemos conocimiento por páginas desucesos en prensa cobra vida, a través de la ficción litera-ria, en nuestro ser porque nos hemos identificado conesos personajes y nos duele su dolor y también nos dueleque –n o r m a l m e n t e– no hacemos nada por evitarlo en larealidad, en la suya que es también la nuestra.

¡Animamos a participar

a los más pequeños!

Como ya hicimos el año pasado, en las páginas interiores de este número de la revista “A g o ra” hemos incorpora-do un espacio de litera t u ra infantil y juvenil dirigido a los más pequeños con el fin de acercarles a este mundol i t e rario. La novedad de este número de la revista “A g o ra ”estriba en que algunos de los autores participantes hansido premiados en el concurso literario que les propusimos en el número anterior (1º y 2º premio) en las modali-dades de poesía y narrativa .

Los “pequeños” escritores premiados recibirán sus premios el día de la presentación de la revista en el CPR.

A todos decirles que han realizado grandes e interesantes aportaciones y que nuestra ilusión es seguir contan-do con sus colaboraciones: Relatos, Poesía , cuentos.... porque entendemos que su participación es un eslabón im-portante en esta cadena para difundir valores culturales, sociales, así como un vehículo para que los mayore sa p rendamos de vosotros a observar la realidad y no realidad desde la perspectiva mas pura y limpia.

Así las cosas, os animamos a participar y a que nos enviéis vuestros trabajos para incluirlos en el próximo número .

EL CONSEJO DE REDACCIÓN DE LA REVISTA “AGORA”

[ R E S E Ñ A S ]

[ R E S E Ñ A S ]

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María Pilar Martínez Barca, El corazón en vilo,Madrid, adamaRamada ediciones, primera edición:d i c i e m b re de 2005. Prólogo de A u rora Egido.Ilustraciones de Pedro Martínez-Avial. Colección:Poesía. 104 páginas, 21x15 cm.

A finales de diciembre, el jueves 22, fue una ale-gría esperada encontrarme con mi compañerade estudios, y una fortuna dichosa poder escu-

char algunos poemas del libro El corazón en vilo. La pri-mera emoción al acabar el acto fue la imperiosa necesi-dad de leerlo y releer de nuevo, también, a los autoresclásicos que inspiraron a la poetisa. Su libro tuvo unfeliz marco en la explicación cariñosa y certera de la doc-tora María Antonia Martín Zorraquino, de la Universidadde Zaragoza, y en las palabras de Manuel MartínezF o rega, poeta y editor. Y sin duda lo más precioso delacontecimiento fue la lectura que Rosa Palacios, pro f e s o-ra de Arte, y Juanjo Hernández, locutor de RadioZaragoza, re a l i z a ron de los poemas. Han quedado en mimemoria indeleblemente grabadas esas voces que dota-ban de personalidad las cartas poéticas que María Pilarhabía escrito, simulando un intercambio epistolar entresanta Te resa de Jesús y san Juan de la Cruz. En esa tard e ,con el frío exterior, al calor de sus voces y la compañía dela sala, asistimos a un acto realizado con sencillez, gustoy sabiduría; una fiesta para las letras, para la cultura, ynos hubiera gustado que hubieran recitado todos y cadauno de esos poemas para guardar su música en nuestramemoria al leerlos después.

En el largo –o corto– camino de mi relación conMaría Pilar evoco los años de estudios de FilologíaHispánica –en ese camino también el feliz encuentro conMaría Antonia Martín Zorraquino, a la que también meune otra amistad igualmente querida por nuestra poeti-sa: Ildefonso-Manuel Gil–. En la afición por el doctora-do volvimos a coincidir en esta inclinación por poetasaragoneses contemporáneos. Y al igual que ella asistió ami defensa de tesis doctoral sobre Ildefonso, yo asistí ala suya. Después vino la publicación: Manuel Pinillos o la

consagración a la poesía, Zaragoza, IFC, diciembre 2000.Ya hacía tiempo se iban desgranando sus versos en dife-rentes libros: Epifanía de la luz, Zaragoza, 1988; Historia deamor en Flore n c i a, Madrid, Col. A l t a z o r, A P P, 1989;Septenario de amor, Universidad de Zaragoza, 1992; Florde agua, Zaragoza, IFC, 1994; Se está muy bien aquí. Diariode una amistad, Madrid, Huerga y Fierro, 2002. O enantologías; y sus palabras y comentarios ocupan colum-nas y páginas de periódicos y revistas. Sobre todo siem-pre me han llamado la atención su tenacidad y su ale-gría, reconocidas públicamente (Medalla a los ValoresHumanos, Diputación General de Aragón, 1989), y tam-bién en su vida cotidiana y en la simpatía que irradia asu alrededor. Visito su página web en Literaturas.com yaparecen sus títulos inéditos; y de nuevo me asalta unelemento: Del verbo y la belleza (con ilustraciones encolor –óleos– de Isabel Guerra)... Vuelve a aparecer unacausa, no sé si la principal –no me atrevería a calificarlatodavía–, de su tesón y su éxito: la espiritualidad.

Y esto aparece inevitablemente en su poética: «Secomienza expresando lo que el alma tiene que expre-sar… Experiencia que lleva al conocer velado de lascosas, y viceversa; misticismo y placer, junto a las zapa-tillas de andar por casa. Unificado todo cuando el versoha sido recreado en el amor: «El alma estremecida, elsexo en éxtasis / calado ya de cielo para siempre, / por-que amamos sin nombre. Porque amamos.» (La manzanao el vértigo).

No sé si puedo añadir algo a lo que ya explicaperfectamente el prólogo; pues al igual que en la pre-sentación en la Biblioteca de Aragón la autora fue mag-níficamente arropada, el libro ofrece un marco impeca-ble con este prólogo de otra profesora de la Universidad.Aurora Egido capta la esencia del texto y su contexto, ynos ayuda en la lectura de este poema epistolar, dandocuerpo y biografía a los personajes que intervienen enlas quince cartas –escritas entre junio de 1568 y septiem-bre de 1581–. En estas cartas se echa en falta al principioun hilo argumental, pues no se corresponden unas aotras a pesar de la alternancia y la sucesión de fechas.Con la diferencia a veces de un año, asistimos al deseo

El corazón

en viloManuel Hernández Martínez

Encuentro con María Pilar Martínez Barca y

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de compartir las experiencias vitales y religiosas deestos dos santos; que dejan entrever su vida cotidiana–precioso es el relato de santa Teresa sobre una celebra-ción de Navidad en Sevilla–, sus afanes y fracasos, perotambién sus visiones. Después cada carta se singularizay el lector puede aprovechar para detener la lectura ydisfrutar de la epístola, como la de san Juan que con bre-vedad y sencillez, metafóricamente, expresa las víaspurgativa, iluminativa y unitiva al relatar uno de susviajes. También explica la forma y el cómputo de los ver-sos, que transforman y actualizan las armonías renacen-tistas. Y no hay que olvidar la melodiosa prosa con queinicia y, sobre todo, termina el volumen. Todo ello en unlenguaje evocado y sugerido, pero actualizado paradeleitar y no cansar al lector actual; tiene sabor a nove-doso lo que es añejo. Concluye la prologuista con laidentidad entre poeta y místico, empresa, la segunda, enla que Martínez Barca se estrena con éxito. Y en estecamino está María Pilar, en el camino de su propia vidaahora se ha apropiado de las de los poetas místicos paramostrarnos su ascesis vital permanente.

Sin duda hay muchos elementos que le haninfluido a María Pilar para reinventar literariamente e s t eposible encuentro entre los escritores místicos. Estamosante una «una ficción verosímil de los afanes, dolore s ,gozos, pensamientos y vida espiritual compartida deTe resa de Jesús y Juan de la Cru z», como explicó MaríaAntonia Martín Zorraquino en la presentación. A d e m á saclaró algo que luego se comprueba en el libro como fac-tor preciso de inspiración: la presencia de un banco y unasilla durante un viaje a Ávila en 1993, en un locutorio, enuna celda, tuvo esa inspiración. Sin duda en los trazosque va dando a su vida María Pilar se ha acercado a lap resencia que también inspiró a los poetas, y nos mues-tra, con su arte en proceso de maduración, cómo le va cre-ciendo su confianza y su aspiración por alcanzar el obje-to de su fe y la felicidad plena. No podemos renunciar aesta lectura espiritual del texto, ya apuntada en ese versop referido de la presentadora: «La certeza indecible desabernos amados», una confesión de fe, que María Pilarre p roduce de los místicos y que ella acoge y vive y expre-sa en este poemario, con la idea de poesía no sólo comocamino, sino salvación en sí misma, aunque con la con-fianza puesta en las manos del Amado.

Y en ese camino que busca María Pilar se ha dete-nido en las empinadas sendas y paralelas de estos dosmísticos pues desea alcanzar ese éxtasis que ellos logra-ron; un éxtasis que les alejaba –m o m e n t á n e a m e n t e– d elas inclemencias del presente, del «s i g l o», y les mostraba,en experiencia mística, religiosa, las glorias del cielo.

P o rque María Pilar se siente, como todos los que buscan,como todos los que buscamos, en el límite de la esperan-za, o en la frontera de la desesperanza por un mundo quese autodestruye. A veces cae en la sana tentación de lahuida, de conectar, como otros hicieron, como Te resa yJuan, con esa dicha del Reino de los Cielos en vida. Y b a j ola pluma y la personalidad de otro se aleja por un tiempoque parece eternal de las dificultades y defectos delmundo y de los nuestros. A ello remiten esas palabras desu «O b e r t u r a»: «Confieso que he vivido y no he amado /hasta agostar la fuente. / A veces, el camino se haceangosto / y se nos caen las alas, / la flor entreverada dec e rezo / y pasión por la vida. / Y es más arduo / vadearcualquier puente, toda senda / que lleva a un corazóndesvencijado. / Se encienden las hogueras más antiguas,/ esas que prefiguran visiones de la noche / en el espejoroto de las almas. / He ido alimentando el desaliento, /el miedo, la ceguera, / hasta verme varada en esta orillaoscura. / Y he degustado el gozo hasta las lágrimas».

Sin duda María Pilar ejerce este apostolado del«cielo en la tierra», siente, se le nota, ese amor y ese gozoa través de la amistad. Lo sabemos y comprobamos losque la conocemos; han de saberlo los lectores, y así apa-recen los poemas a tantas amistades dedicados; sinduda amados por su ser y porque a través de ellos sevislumbra el amor de Dios. Me es imposible por ello, enesta reseña de un libro de recreaciones literarias demodelos, dejar de citar las palabras finales de la presen-tación de nuestra profesora y amiga al definir la poéticade salvación de María Pilar: «Salvación para las viven-cias de la autora, para las revivencias de Teresa y deJuan, pero salvación también para los lectores, que, creoyo, al menos esa ha sido mi experiencia, al hilo de susversos y de sus páginas, van a sentirse intensamenteconmovidos por la fuerza de su hermosura, de su senci-llez y de la certeza del amor de Dios».

Y así tomaré esos libros comprados entonces, en lac a r rera, olvidados en un estante salvo para pre p a r a ralgún tema o texto para las clases; esos libros pagados enpesetas y con el dinero de los padres, para leerlos de otraforma, más inspirada, en la sintonía en que fueron escri-tos, para dejarme mecer y descansar de la mochila de lavida, más cargada, de dichas, de amarguras, y dejarmedescansar en esa «certeza indecible de sabernos amados».

Me uno aquí, así, a la retahíla de Martín yMartínez que «arriman el hombro» y ponen su corazónen vilo junto a los de María Pilar: hombros, esfuerzo, espí-ritu y corazón, como se observó en la presentación.

[ R E S E Ñ A S ]

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[ R E S E Ñ A S ]

Ed. Espiral CienciaFicción • 2006

E n esta terceraobra publica-da por Juan

Herranz, nos encontramos con un volumen recopila-torio especial centrado en una temática: el futuro.

A su primera novela corta, terminada con vein-tidós años, se han unido tres relatos inéditos más; dosde ellos rebuscados entre cientos de cuentos e historiasdiversas y uno más actual compuesto para la ocasión.

El conjunto muestra el día de mañana comouna ilusión vista desde diferentes ángulos del pris-ma: “«Octubre» , la novela corta, trata el devenir polí-tico de un mundo globalizado e injusto. «L» nosmuestra un verosímil progreso tecnológico, capaz deautomatizar todas las tareas humanas. «Triángulo deScarpa» , finalista en el X Concurso de Relatos Cortos

Martín Sauras de Andorra 2005, aborda unas tenden-cias sociales venideras, las vanguardias del porvenir.«El resto» se desliza a lo más hondo, hasta los senti-mientos del hombre ultramoderno.

Todas esas ideas expresadas en los relatos seentremezclan para componer un paisaje completo, unespejismo de la ciencia ficción. Así, abrir este libro esdisponerse a despertar la imaginación hacia trepi-dantes narraciones que extrapolan al futuro la mismaexistencia humana del pasado y del presente, con ladebida adaptación a las novedosas circunstancias.

El titulo de la obra es una referencia al mitogriego de Casandra quien obtuvo de Apolo el don dela profecía. No obstante, como nunca se entregó a él,el dios se vengó disponiendo que jamás fuera creída.

En este caso las profecías son más caseras. Sólose trata de conjeturas de un escritor que proponealgunas de las infinitas formas de imaginar las poten-cialidades del futuro. Prepárense para el viaje.

Isabel Gimeno

Dibujosanimados

Juan Herranz

Noticiassobre Casandra

Félix RomeoEd. Anagrama 2001

Una tristeza heladora,dice la contraporta-da. Recuerdos. Sólo

eso. Recuerdos de una infan-cia, o de una adolescencia

que se hace presente con cada frase, cada palabra, cadaletra. Todo un mar de re c u e rdos que van desgranán-dose, poco a poco, con esa expresividad que te envuel-ve y te atrapa desde la primera línea, haciendo quevuelvan a la memoria todos tus re c u e rdos, Coyote,C o r recaminos, largas tardes de olvido con ayuda de lacola, re c u e rdos que se comparten y cuya tristeza sien-tes al verlos reavivados, escritos, numerados, con suspuntos, sus comas y sus signos de exclamación.

Lo que no tengo claro es si son re c u e rdos tristes,o si son tristes por ser sólo re c u e rdos. Quiero decir, yos o n reía viendo a Coyote, y al Pájaro Loco, y a Snoopy.P e ro no sé si sonreiré al re c o rdarlo, quizás porque algome dice que si volviera a verlos no sonreiría igual. Losre c u e rdos son tristes por el mero hecho de ser re c u e rd o s .A no ser que fueran tristes en su día: entonces la tristezatiene esa dulzura que da el saberla sólo un re c u e rd o .

La Coja, que tal vez fuese muda, o ciega, con sucine exín. Sardañola, el mejor oledor de bragas;Lázaro, que se cagaba en los pantalones y al que más

tarde se le murió el padre; Sento, cuyos alfanjes po-dían partir un coche por la mitad; las bragas de TinaMarcellán; los del fútbol; la Puta, con sus hijas y sustacones de aguja; Carazo, el primero en meterse cola;los capuchinos… Los recuerdos están siempre plaga-dos de personas cuyos nombres se olvidan, se con-funden y se reinventan, personas a las que se idealizay exagera hasta convertirlas en algo parecido a unsimple personaje de dibujos animados. Eso haceinevitable la mezcla indivisible de ficción y re a l i d a dque define el libro y le da ese carácter especial, sor-p rendente, casi mágico que hace de su título la mejorcarta de presentación: Dibujos animados. Desde la pri-mera página, el lector pasa a ser un dibujo animadomás, con la «suerte marca ACME» de Coyote, la velo-cidad de Correcaminos o la torpeza del pato Donald,p e ro siempre con un guión predeterminado del que noes posible salir, o al menos eso parece: la Coja será sólola Coja, casi ciega, casi muda, como un champiñón,haga lo que haga; la Puta será la Puta, alguien conquien uno no debe meterse en un ascensor; los del fút-bol serán los del fútbol, populares e importantes; y elnarrador se limitará la mayoría de las veces a obser-varlos como se observa una película de dibujos anima-dos, observando solamente, y deseando de vez encuando que las cosas cambien, aún sabiendo que no esposible salirse del guión. Aunque, quién sabe, quizásalgún día Coyote acabe con Corre c a m i n o s .

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[ N A R R A T I V A ]

1º PREMIO NARRATIVA, ALUMNOS 1º-4º DE PRIMARIA

PRIMERA PARTE

Hace mucho tiempo un elefante nació sin trompa y sumadre Mari Paz le puso de nombre Trompacorta.

Pasó el tiempo y sus compañeros se reían de él y de sutrompa.Cuando se hizo mayor se alejó de su manada. Muy triste ysolitario se encontró con la serpiente Julia.

La serpiente Julia le preguntó que por qué estaba triste.Sin que le contestara dijo: - ¿Y por qué tienes la trompa tan corta?

Trompacorta con lágrimas en los ojos dijo:- ¿Tienes alguna idea para que no se rían de mí?

Julia dijo: - ¡Oh, sí!

- ¿Y cuál es?

- Podemos ir al barro y pedirle a Comodón, el hipopótamo,que nos preste un poco de barro.

- ¿Y para qué?

- Pues mira, este es el plan. Yo me enrosco por tu trompa ycon el barro me pinto todo mi cuerpo y así no se reirán de ti.

- Bueno, trato hecho - dijo Trompacorta .

SEGUNDA PARTE

Los dos disfrazados, camino de la manada, fueron poco apoco.

Cuando llegaron, nadie le reconocía y su madre tampoco.Fue caminando entre la manada, nadie le hablaba .

Empezó a llorar y a llorar. Todos le preguntaban qué lepasaba , y él no les hablaba.

De repente dio un salto, tiró a la serpiente y gritó:- ¡Muchas gracias, muchísimas gracias, Julia!

Su madre vino corriendo, le dio un abrazo y dijo:- ¡Hijo mío, has vuelto!

Trompacorta le devolvió el abrazo.

Cuando se hizo mayor conoció a la elefanta Elena que teníauna larga melena. Con el tiempo se casaron y tuvieron unelefante chiquitín que lo llamaron Tristán.

María Sancho López3º Primaria

Este es el año de la consolidación del Concurso de Literatura Infantil de Ágora.

Todas las colaboraciones recibidas estaban llenas de frescura y encanto. Por ello, esperamos

que los textos seleccionados finalmente sean una buena muestra de los buenos propósitos,

pesadillas, palillos, tigres y elefantes, lunas y soles, pájaros y serpientes,

monstruos y duendes… que pueblan

las aulas de los más pequeños.

El elefante

trompacorta

Ágora( 1 1 2 )

[ N A R R A T I V A • P O E S I A ]

2º PREMIO NARRATIVA, ALUMNOS 1º-4º DE PRIMARIA

La familia

de Rayitas

Érase una vez un tigre llamadoRayitas que vivía en la selva, muy

feliz, con su familia y sus amigos. Undía, vinieron unos cazadores y lemetieron en una jaula para llevarle alcirco de París. Cuando llegó al circo,se puso muy triste. Allí había tres ele-fantes, seis monos, cuatro cocodrilos,dos serpientes, tres leones y cinco pan-teras. Tigres no había ninguno, sóloestaba Rayitas. Pasaban días y días ydías y Rayitas cada vez se ponía mástriste. Pero un día llegó un tigre, ¡era elamigo de Rayitas! Óscar. Ese día todoslos animales del circo hicieron una

reunión para que Rayitas y Óscarpudieran salir de allí. Al final lograronsalir del circo. Antes de irse les dieronlas gracias por haberles ayudado, lesdieron comida para el camino.Cuando llegaron a la selva ¿dóndeestaban todos? Ya se habían enteradode que iban de camino a la selva. ¡Ohqué sorpresa! Habían montado unafiesta de bienvenida.Y por fin Rayitas y Oscar vivieron feli-ces con su familia y sus amigos.

Ana Aznárez Yera3º primaria

Otros relatos...

El periquito loco

Mi periquito está loco. Porque tirala comida y luego lo vemos

hablar con la tortuga. Un día la tortu-ga se cayó, pero el superperiquito lasalvó.

Francisco Leciñena 1º Primaria

Martín, Martín

C ada mañana pasa lo mismo ysiempre tengo que salvar a los

niños porque el único que es valientesoy yo.Esta mañana ha sido distinto, MartínMartín se ha convertido en mago ytodo ha sido diferente, menos mal.Por fin no he sido valiente.

Jorge Lazcorreta 1º Primaria

El cerdo gordinflón

Había un niño que estaba en lacama y de repente tuvo un sueño.

Era que iba por la calle y de repenteun cerdo se le apoderó y se lo comió,se lo tragó y se puso como un boxea-dor, se despertó y se dio cuenta deque no era realidad.

Fernando Martin 2º Primaria

El canario

Un pájaro había en mi ventana,En mi alma oía el ruido y en mi corazón también.Era un bonito canario amarillocomo unreluciente sol.Vuela, vuela sin parar,que pronto tendrásque emigrar.

Beatriz García Sánchez4º Primaria

El sol y la luna

El sol bosteza,cuando ve a la lunale da pereza.

La luna se escondecuando amanece, el sol brilla muchocuando aparece.

El sol y la lunase ven muy pocoporque están muy lejosel uno del otro.

Y se envían mensajescon las estrellaspara decirse los doscosas muy bellas.

Sofía Remón Gil3º Primaria

1º PREMIO

2º PREMIO

P O E S I A

( 1 1 3 )Ágora

[ N A R R A T I V A ]

1º PREMIO NARRATIVA, ALUMNOS 5º-6º DE PRIMARIA

Éranse una vez cuatro niñas que vivían en un pequeñobarrio de Nueva York.

Estas niñas se llamaban Eva, Emma, Clara y Anna. Poseían ungran afán por la naturaleza, pero se daban cuenta de que,cada día que pasaba, su barrio y, en general, todo Nueva Yo r k ,estaba cada vez más sucio y contaminado; por lo tanto, nohabía ningún sitio que pudieran visitar que no estuviese conbasura o libre de contaminación y malos olores.

Un día decidieron realizar una excursión por las afueras deesta ciudad para contemplar un paisaje más limpio.

Al día siguiente, mientas realizaban su aventura, Emmadivisó un gran bosque a unos pocos metros, así que fuerona visitarlo.

Al entrar vieron que todo estaba impecablemente limpio, nose veía más que un maravilloso cielo azul, tan azul quedañaba la vista, una gran masa de árboles, y un gran río quereflejaba el color del cielo, pero todas notaron que en estamaravillosa imagen faltaba algo, algo que era imprescindi-ble para un bosque cualquiera, y es que no se oía el ruidode ningún animal.

Al momento un ciervo con una gran cornamenta se acercóa ellas con rapidez y, entonces, las chicas se tiraron al sueloasustadas.

De repente, el enorme ciervo les dijo:

-No os asustéis, me llamo Cornamenta y espero que, convuestra ayuda, podamos traer la felicidad a este bosque.

-¿Y qué problema tenéis?-preguntó Eva.

-Por culpa de la contaminación de vuestras fábricas, el bos-que se está muriendo y pronto toda esta maravillosa zonadesaparecerá, por eso, y con razón, los animales de estebosque estamos asustados.

-Nosotras os ayudaremos, también queremos acabar coneste problema-explicó Anna.

Para luchar contra esta causa, a Clara se le ocurrió que, porejemplo, la gente podría ahorrar montando en bicicleta porla carretera, que la electricidad sólo se dejara usar unashoras al día, y el resto artesanalmente y que, para reducir labasura, se dejaran de producir los objetos de usar y tirar yque todo sería reciclado, así, ayudaríamos a cuidar el medioambiente y todos viviríamos en un mundo mejor.Las cuatro chicas pusieron en la plaza central de la ciudaduna mesa y un papel en el que ponía:

“Toda persona que esté de acuerdo con realizar una mani-festación contra la contaminación de nuestra ciudad,Nueva York, que firme en este papel, después será enviado a nuestro alcalde”

Al momento un montón de gente vino a la mesa a firmar ya preguntar cuándo sería la manifestación.

Las cuatro chicas se sintieron muy orgullosas por el trabajoque estaban haciendo por la ciudad y su gente.

Al día siguiente, se realizo la manifestación, a la que tam-bién acudieron los fantásticos animales del bosque.

A la manifestación acudieron millones de personas, todasellas luchando por un mundo más limpio. También le pre-sentaron al alcalde la nota con las firmas de los millones dehabitantes que habían firmado por una buena causa, el finde la contaminación.

A los pocos días toda la gente circulaba con bicicleta por lascalles, el cielo estaba limpio y libre de humos, y no se podíaver ni un solo papel ni resto de basura por el suelo.

Así, podemos aprender que con la contribución de todos sepueden lograr grandes cosas.

Elena Merino Leiva6° Primaria

Por un mundo

más limpio

Ágora( 1 1 4 )

[ N A R R A T I V A ]

El bosque

mágico

2º PREMIO NARRATIVA, ALUMNOS 5º-6º DE PRIMARIA

Otros relatos...

H abía una vez una familia muy pobre que vivía en unacasa humilde. Un día la familia decidió salir al bosque

a buscar algo que comer. Así que se pusieron las chaque-tas y se fueron.La niña se encontró un árbol con manzanas rojas. Cogióuna y la probó. Ella dijo que estaba muy dulce, pero derepente, la niña pronunció”dinero” y empezó a salirle dine-ro del zapato.Mientras tanto, el padre encontró unas cañas de azúcar,partió una por la mitad y chupó la caña. El padre pensó enun gran banquete y de pronto, apareció una apetitosacomida con: pollo, salmón patatas, pasteles, fruta, etc. Lamadre tropezó y se cayó al suelo. Le entraron ganas detoser. Sacó tanto aire cuando tosía, que al pensar en sumarido, fue a parar a su lado. La madre al ver tan suculen-to banquete, empezó a comer.

El niño tenía tantased, que se paró abeber en el río. Alniño le gustaban,mucho las nubes,tanto le gustaban,que no pensaba enotra cosa, así que al beber agua del río, salió volando.Al final se encontraron todos en el camino. Cada uno ense-ñó su nuevo poder y su demostración. Con el poder de laniña se compraron una casa en medio del bosque; con eldel padre no les faltaba la comida; con el de la madre ibana cualquier lugar en poco tiempo; y con el del niño con-templaban el amanecer en todo su esplendor.

Cecilia Sanz Bel6° Primaria

Las bicicletas rotas

U na tarde de verano mis amigos y yo nos fuimos a haceruna excursión con las bicis. Fuimos por un camino

lleno de piedras y muy peligroso, nos encontramos con unriachuelo y fuimos a refrescarnos y mojarnos un poco lospies, dejamos las bicis en medio del camino y cuando vol-vimos todos tan contentos con los pies frescos nos encon-tramos con las bicis rotas, pues algún tractor que pasó porallí debió pasar por encima de ellas.Nos pusimos muy nerviosos y empezamos a gritar. Era lahora de volver a casa y empezaba a oscurecer, tuvimos quevolver andando y con las bicis rotas.Teníamos miedo de volver a casa por los gritos que nos ibana dar nuestros padres, y nos dieron gritos, pero de alegríaal ver que estábamos sanos y salvos. La regañina me lallevé en casa y me dijeron que no volviera a ir nunca porcaminos que no conozco.Todo quedó en una aventura con susto.

Rebeca Castiello Arnal5º Primaria

Lenny

L enny es una duende que vive en: ¡mi bañera! Es laDuende de la Bañera, que está obsesionada con la

sequía. El nombre se lo puse yo, pero, eso sí, le tenía quegustar a ella. Le intenté poner muchos nombre: Marina,Leryn, Linke, María, Laura, Lucía, Inés, Jerónima, Molly,Emma, Aquita, Tegren, Cereta, Lony. Pero a todos respondíacon un golpe frío del agua (quiere decir “no”). Me quedépensativa y al rato seguí a la carga. Enriqueta, Irene,Lunkeria, Tintia, Elisabeth, a todos, no... ¿Lenny? De repentesentí un cambio brusco del agua, ¡ahora estaba quemando!-Venga, voy en serio, -dije- ¿de verdad? ¿Te gusta Lenny?El agua no varió. En fin, le gustaba el nombre. Suspiré y le dije:-¿Puedes poner el agua como estaba, por favor?Uff, por fin el agua estaba como me gustaba. Pero depronto oí:-¡Ana! ¡Sal de la ducha! –dijo mi padre-- ¡Que estamos ensequía!-Adiós, Lenny... –dije yo- ¡Voy, papá!Lenny me dijo algo y yo lo memoricé. Entonces salí de laducha, me puse el pijama y me fui. Lo que me dijo fue que hiciese caso a mi padre y que aho-rrase agua.

Ana Cosculluela Bajén5º Primaria

( 1 1 5 )Ágora

[ P O E S I A ]

1º PREMIO POESIA,ALUMNOS 5º-6º DE PRIMARIA

2º PREMIO POESIA,ALUMNOS 5º-6º DE PRIMARIAHistorias

en el cieloUna luna blanca y brillantees capaz de acariciarte.

Aquella luna, al acercarse, vio a una estrella sentarse.Esa estrella amarilla

al sentarse se hizo cosquillas. Y al levantarse recibió un colgante que su amado quiso regalarle. Aceptó el precioso colgante y también la cita de casarse.

Natalia González Bosque6º Primaria

El famoso Nessie

Una leyenda os vamos a contarque en Escocia tiene lugar.Va de un monstruo que conocéisy que vive en el Lago Ness.como sus aguas eran muy oscuraslos padres se inventaron esta locura.¡Hijos, al lago no os acerquéiso con el monstruo tropezaréis.Dicen que el monstruo emergíay en un bello corcel se convertía.la gente en el corcel se montabay el monstruo en el agua los devoraba.Si en Escocia estás de visitano intentes seguirle la pista.Pero ten en cuenta que es una leyenday que puedes ir allí de merienda.

Nacho Arbués. Tamara Gómez.Amalia González. Gabriel Cortés.

Natalia González.6º Primaria

Soledad

No puedo, no puedo, no puedo aguantarpasan los días sin cesar.

No tengo con quién hablar,no tengo con quién jugar,

vosotros pensad que solo tengo a la maldita soledad.En el patio del recreo quiero saltar y gritar,sólo me faltan amigos con quien jugar.Quiero saltar a la comba, y tener muchas niñas para hablar.Dicen que soy rara, por no estar con los demásNo puedo, no puedo, no puedo aguantar,no tengo ninguna amistad, sólo me queda la maldita soledad.

Laura Zalva Jadraque6º Primaria

Quiero volar

con mi cantoQuiero volar como soy para el mundo recorrer y vivir en la ilusión de lo que quiero ser.Subir alto, muy alto donde la paz pueda ver.

Hablaré en signos e idiomas, tendré todos los colores y acogeré las banderas de los pueblos y naciones para acallar con mi canto el terror de los cañones.

El amor será mi cielo, mis alas de comprensión, mi plumaje de esperanza y mi trinar de perdón. Mi ruta será sin muros hacía el edén del amor.

En mi vuelo majestuoso cubriré mares y tierras. Si humanos somos y hermanos ¿por qué armamos cruentas guerras? ¿por qué la ambición y el odio? ¿por qué el hambre y la violencia?

No cesaré de mi viaje si hay injusticia y dolor,si el hombre destruye al hombre olvidando a su creador.Seguiré de siglo en siglo cantando mi himno de Amor.

Angie Zamora6ª Pimaria

Otros poemas…

Ágora( 1 1 6 )

[ N A R R A T I V A ]

Si el concurso infantil se consolida,

nace pisando fuerte el Concurso de Literatura Juvenil.

Y como se diría antes de levantarse el telón

de la función: pasen y lean, diviértanse y suspiren,

sobrecójanse y sonrían, comprométanse… y vivan.

1º PREMIO ALUMNOS DE 12 A 15 AÑOS

Amanece

A manece. La gran ciudad des-pierta. Miles de suicidas anó-nimos caminan indiferentes,

con la mirada perdida, ciegos ante elsol que les ilumina, sordos ante la vidaque les llama. Caminan y tras ellosquedan trocitos de sus almas, como elrastro de un caracol, un reguerotransparente que hace posible seguirel recorrido de cualquiera en estecomplejo entramado de edificios fríos yásperos con aspecto de hormiguero.Aunque eso no sirve de nada: ¿quiénquerría seguir a alguien? Todos soniguales, copias grises de un mismo ori-ginal tal vez perdido hace años. To d o svan al mismo lugar, rumbo a ningunaparte, en busca de un horizonte tal vezperdido también. Sólo su alma los dife-rencia, y ahora la abandonan, poco apoco, en las calles, en las aceras. Sevacían lentamente, se convierten ensombras a medida que la ciudad sellena de almas extrañas, ilusiones per-didas, antiguas inocencias, dulcesrecuerdos, historias nunca reveladasque la convierten en lo único realmen-te vivo, en la poseedora de las vidas detodos sus habitantes. Ella y el viento. Elviento es el único que lucha por sobre-vivir aquí, en la gran ciudad. Ellos losaben e intentan acabar con él, lo con-taminan y lo van destruyendo, poco apoco. La vida en la gran ciudad es unaguerra en la que sólo sobrevive el másfuerte. Ellos lo saben, oh, sí. Ellos losaben todo, aquí en la gran ciudad.Pero sobrevivir duele. La lucha duele.Las lágrimas duelen.Ellos ya no quieren sobrevivir. Ya noquieren luchar. Ya no saben llorar.

Tristes sombras errantes en un mundodemasiado pequeño donde no haysitio para la vida. El semáforo tornaverde y cruzan. El paso de cebra apa-rece ahora plagado de pedacitos dealmas que ellos han ido perdiendo. Elviento se lo lleva todo un segundoantes de que lo pisoteen los coches. Elviento se alimenta de almas ajenas.Selecciona cuidadosamente los peda-zos. Prefiere los que contienen recuer-dos, recuerdos alegres, recuerdos desonrisas: hace tanto que no se sonríeen la gran ciudad... Después, se loslleva todos y los esconde lejos, muylejos, lejos de la gran ciudad.Hay quien dice que, silenciosamente,los devuelve a la ciudad, para quecada cual recoja lo que necesite:aquellos que sufren, sus lágrimas; losque son felices, sus sonrisas. Las nece-sitan para ser algo más que vacíassiluetas inexpresivas. Las necesitanpara seguir viviendo.Hay también quien cuenta que elviento compone un puzzle gigantecon todos los pedacitos, que intentaformar un alma completamente viva,completamente libre, un alma eterna.Un alma que no pueda extraviarse enlas calles ni en las aceras. Un alma que

salve a todas las demás del vacío. Dela muerte. Del olvido.Yo, sin embargo, creo que el viento selimita a recoger lo que le pertenece:fue él quien hizo libres a los hombres,y ahora ellos renuncian a su Libertad,abandonándola en las calles, en lasaceras, en cualquier rincón de la granciudad. El viento vuelve a llevarse loque es suyo, la Libertad de sus cariciasen el rostro de quien sonríe a la vida.Es un misterio lo que hace con ella. Talvez la guarde hasta que encuentre aquién confiársela, ya que los hombresno han sabido conservarla. Aunquepara eso tendrá que esperar, ya que, apesar de todo, todas las noches siguelloviendo Libertad en la gran ciudadLos hombres sueñan, sueñan Libertad,y la Libertad llueve sobre ellos devol-viéndoles la vida perdida que mástarde abandonarán suicidándoselenta, muy lentamente, mientras lagran ciudad sigue a la deriva, caminoadelante, siempre adelante.Mañana será otro día, otro día gris enel que miles de almas rebosantes deLibertad yacerán inertes en las calles,en las aceras. Mañana el viento lasrecogerá, aunque ellos, absortos anteel vacío que les invade, no se dencuenta. O, quién sabe, quizá mañanael viento decida darles otra oportuni-dad para demostrar que saben sonreír,llorar, amar, sufrir; otra oportunidadpara demostrar que están vivos. Aquí,en la gran ciudad... quién sabe...

Isabel Gimeno Landa14 años

Irene Terrón

( 1 1 7 )Ágora

[ P O E S I A ]1º PREMIOALUMNOS DE 16 A 20 AÑOS

¡Ay en que mundo vivimos!¿Es real o fantasía?Inmigrar es un delito y reina la hipocresía.Gente de Cuba, EcuadorMarruecos o Rumaniavienen aquí a trabajar,en busca de una ilusióny de una nueva vida.¿Y cuál es nuestra actitud?¿Qué es lo que reina hoy en día?Pues hoy reina el egoísmo,la incomprensión, la mentira,los prejuicios, el racismoy una cierta antipatía.¿Por qué no les ofrecemoscomprensión y compañía,un poquito de respeto, igualdad ysimpatía?Puede ser por ignoranciao quizá por cobardía,pero eso no justificatoda nuestra villanía.Escucha este mi consejo:dales tu mano tendidaque puedes ser como ellosun inmigrante algún día.

Celia González y Marta Gallego.17 años

2º PREMIOALUMNOS DE 16 A 20 AÑOS

Romance del aranero

Otro romance…: Una historia

de amor

En la más reciente historiahidalgos hay como antaño.¡Oh George, caballero andante!¡Cómo Irak has conquistado!Como el sin par Don Quijotea la locura se ha dadoy donde ambiciaba bombassólo piedras ha encontrado.A los cinco continentessus falacias han llegado;manchadas con sus palabraspor el petróleo agenciado.Y los pobres iraquíescon las sus vacías manosbuscan entre los escombroslo que Bush les ha quitado.¿Quién osara, sino vosconvencer a los humanosde que obrar por interéses ayudar al hermano?Nadie nunca dudará del carisma que ha mostradocon su incomprensible triunfofrente a Kerry, derrotado.En un gran palacio blancohabita el noble y gallardo

y en Tejas, do tiene un rancho,vacaciones todos el año.En la mi gloriosa patriaalguien siempre le ha apoyado:su vasallo Pepe Aznar,Sancho Panza enamorado.¡Pobrecito este escuderode bigote afrancesado!Desde aquel once de marzoYa nadie más le ha escuchado;tan sólo su señor Bush,que lo trata cual hermano,aunque al presi ZP“Houla amigu” le ha llamadodelante del mismo Blaircon falsedad y sarcasmo.Dejadnos, honradas gentes,que con esto terminamos,deciros que aqueste hombremás no vale vigilarlo,pues su juego favoritoes jugar a los soldados.

Patricia GarcíaMaría Lafuente

17 años

TROVADORGentes de esta noble villa, mirad que vengo en secreto,pues no quisiera que alguno desbaratara mi juego. Publique a voces la fama,por los reinos más remotos,la más peregrina historia, el caso más prodigioso, el suceso más heroico que jamás suceder pudo desde Adán hasta nosotros.

Las varias flores desposa el rocío aljofarado, que con visos cristalinosla vista alegran y el campo; un camino que corría

en arroyo en el verano corre blanco y va entre yerbasa parar al Arba raudo.

Venía curiosamenteun gallardo castellano:que a de pronto ve a Moraimay la coge de la mano

DIÁLOGO ENTRE MORA YCRISTIANORomance segundo: Plática deDon Rodrigoy Moraima

NARRADORAmores trata Rodrigo, descubierto ha su cuidado,

a la mora se lo dicede quien anda encaprichado. Miraba su lindo cuerpo, miraba el rostro alindado, sus bellas morenas manos él se las está loando.

RODRIGOSepas, mi querida mora,de ti estoy enamorado;pido que me des remedio, yo estaría a tu mandado, mira: lo que el caballero pideha de ser por fuerza o grado.

NARRADORLa mora, como discreta,en risa lo había echado;

MORAIMAVos os burláis, caballero,no mandéisme a vos amaros, que mi corazón ahora de un moro ya está ocupado.

NARRADORJurado ha el caballero que de veras le ha hablado;ella aún se resistey, burlando, se ha excusado. El caballero no ceja:pone su empeño y cuidadoen conseguir a la morade la que anda enamorado.

Moraina, muy asustada,bañado en sudor y llanto

Romance

a la inmigración

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Ágora( 1 1 8 )

[ P O E S Í A ]

el esparcido cabello, el bello rostro encendidode dolor vegüenza y miedo, deteniendo con sus brazos los de un loco caballero, busca refugio y resguardoen los brazos de un buen moroque la ayuda con agrado. Abdel es su nombre, y prontode ella queda prendado, la defiende, y también ella le promete sus cuidados.

Pero el destino no dejaamarse a los enamorados:nuevas llegan de que vienenlas tropas de los cristianosy los moros han de ira defender su poblado.

ABDELDuras son las agonías de un pecho amante quedebe, presto, partir a luchar y dejar lo que más quiere.

MORAIMAMaldigo la mi fortuna que tras de mí anda y hiere,me quita lo que yo adoro y sola quedo a mi suerte. Ojalá muriera ahora,cuando de mí se despideaquel que mi vida tiene.

NARRADORYa tocaban las trompetas,la gente se recogía; tales gemidos va echando el moro Abdel por amor que cualquiera que lo oyera.como él habría dolor; su cuerpo iba flaqueando,le mudaba la color,va muy muerto y no enterrado,marcha lejos de su amor.

Fueron pasando las horas, fueron pasando los días, y Abdel no regresaba, nada de él se sabía. Ella ni ser vista queríadespués de que Abdel faltaba ni mostrar el rostro alegreporque el alma triste había.

A las doce de la noche, cuando es más hondo elsilencioy más negras son las nubes

y más cerrado está el cielo, por callejas tortuosas, donde tiene asiento el miedo, cuando eran menos los vivos y más los heroicos muertos, marchó la mora Moraima buscando a su amor perdido.

cuando el alba despuntaba, en la ribera del Arba lo halló, en el suelo tendido, de sangre y sudor empapado, con el temor añadido de no ver más su bien querido.

Ella gritó:

MORAIMA ¡Él es! ¡Gloria mía! Por ti vivo y por ti muero, ven conmigo y no me dejes desde este mismo momento.

NARRADORY mientras esto decía,todo su moreno cuerpotiñóse de rojo grana con la sangre de su pecho.Decidió acabar con ella el caballero Rodrigo, que por no ser amadohabíase enfurecido. Apareció por sorpresa, en la oscuridad metido, acabando con su amadaal no ser correspondido.

Aunque buscaba venganza, a Abdel no lo mataría,a él le haría sufrir por el resto de sus días, pues le había arrebatado lo que el moro más quería:el amor de su Moraima, que se marchó con su vida.

ABDEL¡Deténte, monstruo insensato!

RODRIGO¡Aguarda, fiera arrogante! Que no has de morir aún,morirás muy lentamente,poco a poco, por la falta de Moraima y de su amor.

NARRADORAbdel estrechó a Moraimasuavemente entre sus brazos,

como hiciera tiempo atrás al darle el primer abrazo. Aún sentía su latido, aún sentía su calor.

De rodillas, a su lado, agarrándole la mano,le hablaba así con dolor:

ABDEL¿Cómo es que vivo yo estoy? fuerza es que mi vida acabepues murió la causa de ella.

No tendré vida en mi vida si no muero junto a ti Moraima de mi amor.

NARRADORTan altos sus gritos fueronque, de repente, una suavebrisa su postrer suspiropara siempre se llevó.Yacían los dos amantes,para siempre reunidos,teñidos ambos de sangredel color de su cariño

Rodrigo, rodilla en tierra clavado, se lamentó de que él nunca podría sentir así el amor que ellos dos se profesaban. un amor capaz, al fin, de hacerles por él morir.

Y aquí termina la tristela bella y terrible historia que culminó con la muerte del infiel y de la mora.

Y ustedes, damas, señores...si escuchándonos contarla, de la historia han disfrutado,sírvanse mostrar su agrado,y un aplauso regalarnos.

Noemí Sánchez Laita19 años