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NÚMERO 12 SEGUNDA ÉPOCA. NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2014

Ahuehuete No. 12 noviembre - diciembre 2014

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Revista de la Corresponsalía Guadalajara del Seminario de Cultura Mexicana. Número 12. Segunda Época.

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NÚMERO 12SEGUNDA ÉPOCA.

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2014

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1Número 12, Segunda Época

Presentación

or más de veinte años, El Patio del Arrayán del Museo de la Ciudad (1992) ha sido punto de encuentro para las más diversas manifestaciones sociales, desde una exposición botánica, hasta instalaciones, degustaciones entre amigos y conferencias. En ese espacio, los miembros de la Corresponsalía Guadalajara del Seminario de Cultura Mexicana han realizado innúmeras veces su convivio navideño, ocasión llena de charla, júbilo por los días decembrinos, conversaciones de eventos culturales por venir y obsequios que en formato de libro y disco circulan entre los asistentes.

La oportunidad se presenta magnífica para rememorar la documentada conferencia de Carlos Sandoval Linares en ocasión de las fiestas indígenas dedicadas a los muertos, ceremonias ancestrales que los antiguos mexicanos supieron guardar para la memoria; para comentar el discurso de ingreso de Samuel Gómez Luna Cortés alrededor del poeta Alfredo R. Placencia, o los pormenores de la puesta en escena de la ópera, conferencia dictada por Sergio Vela, sin olvidar las apostillas a la revisión que Marco Antonio Campos hiciera en torno a Jorge Luis Borges y Juan Gelman.

Como bien lo afirma el presidente de la Corresponsalía, el convivio navideño es una oportunidad para estrechar los lazos entre la comunidad cultural que conforma la institución, visitada en los primeros días de diciembre por la escritora Silvia Molina, presidenta nacional del Seminario. El sano intercambio de ideas y el apoyo mutuo han consolidado a un grupo destacado en la ciudad por sus aportaciones comunitarias.

La corteza canela del arrayán, fría y decorativa, será enmarcada en muchas de las imágenes para el recuerdo, con ese vuelo de hojas siemprevivas, aún en el invierno.

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Revista Ahuehuete2

AHUEHUETERevista de la Corresponsalía

Guadalajara del Seminario de Cultura Mexicana

Mesa directiva de laCorresponsalía Guadalajara

del Seminario de Cultura Mexicana para el período 2012-2014

PRESIDENTEIgnacio Bonilla Arroyo VICEPRESIDENTE

Guillermo Ramírez GodoySECRETARIA GENERAL

Sofía Valencia AbundisTESORERO

Carlos Sandoval LinaresCOMISARIO

Gorgonio Ponce Rodríguez

PRESIDENTA HONORARIA VITALICIA

Paulina Carvajal de BarragánCOMUNICACIÓN SOCIAL

Antonio Venzor COMISIÓN EDITORIAL

Carlos Eduardo Gutiérrez ArceCOMISIÓN DE ADMISIÓN

DE SOCIOSAlberto Gómez Barbosa

VOCALES Martha Cerda González

Cléver Alfonso Chávez Marín J. Jesús Gómez Fregoso

Marcela Orozco de la TorreOtto Schöndube Baumbach

AHUEHUETE

Silvia QuezadaDirectora General

Salvador EncarnaciónCoordinador Editorial

Paco de la PeñaDirector de Arte

Pedro Valderrama Villanueva Daniel López Hernández

Colaboradores

DISEÑO en Prometeo Editores porPablo Ulises Ontiveros PimientaPRODUCCIÓNPrometeo Editores SA de CVLibertad No. 1457, Col. AmericanaC.P. 44160, Guadalajara, Jalisco.Tel: 3826-2726 y 82www.prometeoeditores.com

ÍndicePresentación......................................................................

Birria y cuachala: Sabores del sur de JaliscoSalvador Encarnación.......................................................

Escritores catalanes en MéxicoJosé Brú.............................................................................

Fiesta de muertos en MéxicoCarlos Sandoval Linares....................................................

Portada: Barranca de Santa Clara, JaliscoFoto: Miguel Ángel Barragán

Noviembre - Diciembre 2014

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3Número 12, Segunda Época

Birria y cuachala: Sabores del sur de Jalisco

III

Cuachala

Tuxpan, Jalisco, se enorgullece de su pasado indígena. Ellos mismos se definen como “El pueblo de la fiesta eterna”. Más de cincuenta fiestas importantes tienen al año. Y, créanmelo, el presidente municipal está por agregar al menos otros cuatro días, porque los que tienen, dice, no les ajustan. Tuxpan es un pueblo que renace por los temblores. Casas antiguas no quedan sino algunas por ahí perdidas entre las casas de nueva arquitectura. Su Cristo protector es el Señor del Perdón, imagen de pasta de caña traída del taller de los Cerda, en Pátzcuaro, Michoacán. Caminar por Tuxpan es encontrarse con peregrinaciones, danzas y el sonido dulce de la chirimía.

Por: Salvador Encarnación

I

ste trabajo está dividido en dos. El primero sobre la cuachala y el segundo sobre la birria. La cuachala es local, se elabora en Tuxpan, Zapotlán y alrededores. La birria extiende su dominio por todo Jalisco y fuera de él.

II

La birria y la cuachala son festivas. La birria es mestiza y barroca, la cuachala reclama su origen indígena. La birria, por su carne, puede ser de chivo, borrego, res, cerdo, pollo y carpa. La cuachala es solamente de gallina; de ave, aunque últimamente se le han sumado otras carnes. La birria se mastica. La cuachala, diríase, se bebe. Los condimentos y el chile hacen la birria; el maíz y el chile hacen la cuachala. La birria combina bien con la borrachera y más con la cruda; la cuachala con las fiestas religiosas. Todo Jalisco come birria. La cuachala sólo en la región sur del Estado. Precisemos: Tuxpan, Zapotlán y sus alrededores. Será porque en esta zona el maíz equivale, todavía, a la vida. En esos sitios las milpas que bordean el camino eran de los peatones para saciar su hambre. Todavía en los años ochenta del siglo pasado en Zapotlán y Tuxpan todos podían cortar los elotes que se alcanzaran al estirar el brazo dentro del sembradío, por la sencilla razón de que “todos tienen el derecho de probarlos.” Se expresa de una vez: Una birria sin tortillas no es birria. El chile y el maíz unen a estos dos platillos.

Birria y cuachala: Sabores del sur de JaliscoBirria y cuachala: Sabores del sur de Jalisco

La cruz gorda. Tuxpan, Jal. Foto: Miguel Ángel Barragán

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La cuachala reclama su origen indígena, se dijo al principio. Y es que sus componentes están en estas tierras desde antes de la llegada de los españoles. En una de sus cartas, Cortés escribió: “Otro día de mañana luego siguiente vinieron a nosotros ciertos indios en una canoa, y trujeron ciertas gallinas y un poco de maíz que había para comer algunos hombres en una comida, y dijéronnos que tomáramos aquello y que nos fuésemos de su tierra.”1 Cita la carta a gallinas y el maíz. De la región sur de Jalisco, escribió Otto Schöndube en su investigación: “En todas las fuentes consultadas se aprecia que de entre todas las actividades se destaca en el aspecto agrícola, cultivándose ante todo la tríada de alimentos característicos de Mesoamérica: el maíz, el frijol y la calabaza.

También eran cultivadas otras plantas en forma que podemos llamar marginal a estos cultivos principales; entre éstas tenemos: tomate, chile, zoal, bledos (¿Amaranthus sp.?), chía (Salvaia sp.), así como el chayote (Sechium edule) y otras plantas de menor importancia.”2

¿Qué es la cuachala? En principio es: “una especie de chileatole hecho con maíz martajado, pollo deshebrado y chile.”3 Muy básica la definición. La cuachala es la comida de las fiestas religiosas. “…para probar una buena cuaxala o sopa y mole —sostiene María Esther Gaspar Isabeles—, hay que acudir a las fiestas religioso-populares.”4 Describe Roberto Franco: “Al regreso cubrían la imagen

de flores o enrosos. Descendían entonces los jóvenes de los caballos y se les obsequiaba ponche y la comida típica llamada cuaxala, coaxala o coachala, que se adereza a base de caldo de gallina espesado con masa, chiles, tomates o jaltomates molidos y se sirve con la pechuga de la gallina molida o desmenuzada.”5 Tres nombres para este platillo. ¿Cuál es el correcto? Informa al respecto Miguel Ortiz, el cronista de Tuxpan: “…de remoto pasado se consume la tradicional cuaxala o cuachala, el señor cura J. Melquiades López, decía que lo correcto era cuhxala, así lo dejó escrito en la edición especial del periódico La voz de Tuxpan,…”6 Entonces tenemos seis pronunciaciones.

El cronista de Tuxpan informa sobre la receta: “Es el platillo típico por excelencia. Se elabora con masa de maíz la cual se disuelve en poco caldo de pollo para que quede cual si fuera atole. Y luego se cuela. Previamente se tiene ya molido muy bien y en metate, tanto el xaltomate y tomate de milpa así como el chile guajillo del cual también se cuece en poco caldo de pollo para luego molerlo en el metate. Una vez ya preparado lo anterior y de acuerdo a la cantidad que se debe preparar, se pone al fuego ya sea en una olla de barro o caso de cobre con manteca, cuando ya está bien caliente se agrega el atole, los chiles molidos y luego sobre esto va también los ya molidos xaltomates y tomates de milpa y el caldo de pollo necesario poniéndole sal al gusto. Y se menea y se menea suavemente ya sea con un

1. Cortés, Hernán. Cartas de Relación. Consulta: 8 de octubre de 2014. http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/relacion/1.html

2. Schöndube Baumbach, Otto (1994). El pasado de tres pueblos: Tamazula, Tuxpan y Zapotlán. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, pág. 237.

3. Barros, Cristina. “Ticus” en La Jornada. 20 de marzo de 2001. http://www.jornada.unam.mx/2001/03/20/04an3cul.html Consulta 12 de octubre de 2014.

4. Gaspar Isabeles, María Esther, et al. (2007). La cocina de Tuxpan, Jalisco. Guadalajara: CDI/Gobierno de Jalisco, pág. 13.

5. Franco Fernández, Roberto (1972). El folclore de Jalisco. Guadalajara: Ediciones Kerigma, pág. 192.6. Ortiz Vázquez, Miguel (2009). Tuxpan, su historia. Guadalajara: H. Ayuntamiento de Tuxpan, Jalisco, pág. 265.

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otate o carrizo. Se hace esto para que no se pegue y como consecuencia se queme. Una vez ya cocida se retira del cazo y se coloca en ollas de barro si es que ésta se cocinó en cazo de cobre. Como ya está lista se sirve en platos de barro que conocemos como coaxaleros y sobre ella se coloca la carne de pollo finamente deshebrada, por lo cual casi siempre debe ser de las pechugas. Se acompaña o complementa con calientes tortillas de maíz y sin faltar su ponche de granada en puro mezcal Tuxpan. Y por supuesto servido en jarro de barro.”7

La revista Arqueología Mexicana 12. Cocina prehispánica cita la receta de Cristina Barrios y Marco Buenrostro. Es la siguiente:

Cuachala

Ingredientes

1 pollo3 chiles anchos y 1 guajillo1 kilo de tomates de “tecata”, jitomates o

jaltomates. 100 gramos de masaManteca.

Preparación

Se corta el pollo en piezas y se cuece en agua. Se calienta la manteca y se sofríe el chile, el cual se cuece después para que suelte todo el sabor; se muele. La masa se bate bien en agua suficiente para formar una especie de atole; luego se cuela y se le agregan los chiles, previamente asados, remojados,

molidos y colados. Se sofríe la masa en la misma manteca en que se frió el chile para que se cueza y sazone. Se le agregan después el tomate, el jitomate o el jaltomate y el caldo de pollo. Se sirve en platos hondos y se le agrega el pollo, que ya estará deshebrado. Se acompaña con tortillas.8

La presencia de la cuachala en las fiestas principales de Tuxpan, es impresionante. Ellas son durante el año:9

1. 01 de enero. Año nuevo. Maternidad de la Virgen María. Pastores.

2. 06 de enero. Los Santos Reyes. Pastores. Danza de Paixtles y Moritos.

3. 20 de enero. San Sebastián. Danza de los sonajeros y Chayacates.

4. 27 de enero. Octava de San Sebastián.5. 02 de febrero. Virgen de la Candelaria. 6. Febrero (movible). Virgen de la Salud7. 27 de febrero. Fiesta de nuestra Señora de Talpa. 8. 19 de marzo. Función de Señor San José.9. Movible. Celebración de la Semana Santa.10. Mayo. Movible. Fiesta del Señor del

Perdón.11. 24 de junio. San Juan Bautista.12. Junio. Corpus Cristi.13. Agosto. (movible). Llegada de la Virgen de

Platanar a Tuxpan.14. 31 de octubre. Ensayos de pastores y

danzas.15. 02 de noviembre.16. 22 de noviembre. Santa Cecilia.17. 12 de diciembre. Virgen de Guadalupe.

Danza de Juan Dieguito.18. 25 de diciembre. Navidad. Fiesta de los

pastores.

7. Fotocopias proporcionadas por Francisco Javier Sánchez Gómez, Director de Cultura en el H. Ayuntamiento de Tuxpan, Jalisco. Día 11 de octubre de 2014.

8. Arqueología Mexicana 12. Cocina prehispánica. Recetario. Textos y selección de recetas y citas: Cristina Barrios y Marco Buenrostro. Fotografía Michael Calderwood. http://www.academia.edu/5140034/Cocina_prehispanica Consulta: 1 de julio de 2014.

9. Op cit. Gaspar Isabeles, María Esther, págs. 53, 54 y 55.

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De La Fiesta de Los Pastores, presentaré un fragmento de Luis Sandoval Godoy, titulado “La noche de los pastores” escrito en 1971: “Ya les digo, señores, en cuanto llega el Niño a la casa, empieza la fiesta: platos de cuachala para todo el mundo; ah, y las canelitas con alcohol para la desvelada, y la música y los cantos de los pastores que no dejan de arrullar al niño. (…) Otra vez es llevado el Niño a la iglesia y otra vez se organiza la procesión de la media noche, dejando la imagen esta vez a casa del primer capitán donde se ofrecen de nuevo cuachala, moles o pepianes para todo el público; y otra vez los cantos de pastores, y la música y los cohetes hasta el amanecer. Así, noche tras noche, hasta que recorre el Niño las casas de cada uno de los capitanes. Vuelve todo a repetirse igual, en las noches de Año Nuevo y de Reyes.”10 En otro artículo, con fecha del año de 1968, Sandoval Godoy escribe, en referencia a la cuachala: “…oye uno hablar de las excelencias de este guiso mexicano y se rechupa los dedos imaginando la delicia de aquel espeso y aromado cucharear, de las pechugas desmenuzadas que se ahogan y vuelven a salir en aquel cárdeno resplandor donde, con el chile de teñir, se ha dado a otras especias mexicanas la cantidad y punto exactos que se requieren y que no cualquiera es capaz de dar.”11

En 1971, el Lic. José Guadalupe Zuno Arce, invitó a presenciar una boda indígena en Tuxpan. Olivia Guevara, describe ese acontecimiento, y en referencia a la cuachala, escribe: «Un cuarto de la casa está preparado para que los novios entren a él, dos sillas y una pequeña mesa con una veladora o velas servirán a los novios para sentarse, no deberán moverse, (la tradición dice

que si se mueven o salen del cuarto, pueden morir pronto) comerán en el mismo plato la clásica “cuachala” rico platillo indígena hecho a base de gallina y una especie de sopa de masa y chile acompañada de tortillas. Se pueden besar y prometer fidelidad, amor y protección. Ahí deberán permanecer en silencioso recogimiento seguros de que nadie los molestará.

En el corredor hay sillas para las visitas, una mesa con jarritos y copas para servir el “ponche de granada” con el que habrá de brindarse y en el patio, varias “lumbradas” con grandes ollas y cazuelas de barro. Una apetitosa sopa de arroz con huevo cocido, mollejas y otras verduras como zanahorias y chícharos hierve en atractiva cazuela. Enormes ollas contienen la tonificante “cuachala” hecha con masa, chile, sal, cebolla y gallina, los frijolitos “güeros” cocinados con chile pasilla, cilantro, clavos, jaltomate hierven olorosos invitando a comerlos.» 12

A la palabra cuachala le va inherente otra: multitud. Gente o gentío, es exageración. Pero multitud es precisa. Y va otro ejemplo: En 1970, reporta el corresponsal de El Informador: «La señora Isabel Ochoa O., Mayordoma de Función al Señor del Perdón este año, ofrece un banquete al pueblo que quiera acudir, en el portal oriente de la Plaza Principal de esta ciudad, como parte de los festejos que este año se están celebrando con tanto éxito./ Al mismo tiempo (…) en el domicilio de la señora mayordoma se ofrecerá también otro a todos los sacerdotes que acuden a la Función y que son aproximadamente cuarenta. / (…) La comida popular será a base de los platillos típicos de este lugar, o sea el arroz guisado, mole y la sabrosa

10. Sandoval Godoy, Luis. “La noche de los pastores” en El Informador. Guadalajara, Jal. 19 de diciembre de 1971.11. Sandoval Godoy, Luis. “En Tuxpan, las esencias más puras” en El Informador. Guadalajara, Jal. 20 de octubre

de 1968.12. Guevara de N. Olivia. “Boda indígena en Tuxpan, Jal.” en El Informador. Guadalajara, Jal. 8 de febrero de 1970.

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“cuachala.”13 El reportero, un tanto sorprendido, tituló su artículo así: “Comida al público sin limitación dentro de los festejos populares.”

No siempre se come cuachala en los acontecimientos religiosos. También los cívicos se ven favorecidos con este manjar. En 1921, dentro de los festejos de las Fiestas Patrias en el pueblo de Tonila: « La merienda consistió en una magnífica “cuachala” rociada con sabrosos ponches de granada y nance, habiendo reinado la más franca alegría y cordialidad entre los asistentes.14 Los políticos no se quedan atrás. El Lic. González Gallo cuando visitó Ciudad Guzmán en 1947, fue invitado —él y su comitiva—, a un almuerzo en el Club Saro, ahí degustaron «…el platillo típico de Tuxpan llamado ‘Cuachala’»15

Pero ¿qué es la cuachala actualmente? Sostiene Elba Castro: “Con la cuachala se declara la fiesta en los pueblos sureños de Jalisco. Su nombre evoca al atole o a la sopa, desde ahí la cuachala es la voz del mestizaje. Es el diálogo equilibrado y enriquecido de la cultura náhuatl y la española. Tiene el carácter prehispánico: una consistencia de atole de maíz con chiles diversos, jitomates y tomates, fundamentalmente. Pero tiene en el corazón la sapidez de la carne gustada por los españoles, ya sea gallina, pollo o cerdo, o juntos los dos últimos, todos en diminutas partes.”16

Existe un trabajo de investigación publicado en 2009 sobre la comida de Tuxpan realizado por la chef Maru Toledo. Por desgracia, su libro trae la indicación prohibitiva para “…relacionados

con la investigación, el estudio privado, la crítica o la reseña.” Es un buen trabajo y es una lástima no poder comentarlo, por respeto a su decisión.

El H. Ayuntamiento de Tuxpan está trabajando en la conservación de su patrimonio y entre esto, destaca su gastronomía. Encabezan la lista los tacos de la estación o tacos tuxpeños, la cuachala, el chile nampi y el picadillo de combate. Francisco Javier Sánchez Gómez, Director de Cultura del H. Ayuntamiento de Tuxpan, expresa dos razones que sostiene a este trabajo. La primera: “Las personas que elaboran la gastronomía tradicional que por los tiempos modernos han desvirtuado las recetas antiguas. Es importante la preservación de las recetas originales. Como es muy popular, tanto a nivel regional como nacional nuestra gastronomía, se hace más comercial. Entonces se añaden ingredientes que no necesariamente redundan en lo que es la preservación de una manifestación cultural.” La segunda es “…porque personas de los pueblos circunvecinos se llevan las recetas y las presentan como propias, sumándole que las elaboran con fines de lucro.” El Director de cultura señala el aspecto místico de la gastronomía de Tuxpan, y que se pierde cuando se elabora en otros lugares, ejemplifica: “Si estamos en un funeral se dará frijoles güeros con tortilla porque es comida que no lleva carne.”17

En cercanía con la posición del Ayuntamiento de Tuxpan, coincide María de la Luz Martínez Ochoa: “Desde años atrás, se ha visto el cambio en la preparación de nuestros platillos, ya que

13. El corresponsal. “Comida al público sin limitación dentro de los festejos populares” en El Informador. Guadalajara, Jal. 16 de mayo de 1970.

14. El Corresponsal. “Pésimo servicio de correos en Tonila, Jal.” en El Informador. Guadalajara, Jal. 19 de septiembre de 1921.15. El Corresponsal. “El gobernador del estado en su visita a Ciudad Guzmán” en El Informador. Guadalajara, Jal.

14 de julio de 1947.16. Castro, Elba et al. (2006). Sabor que somos. Guadalajara: Secretaría de Cultura, pág. 32 y 33.17. Entrevista grabada en Tuxpan, Jal. 11 de octubre de 2014. Agradecemos su apoyo en la realización de este

trabajo sobre la cuachala.

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la mayoría de recetas se elaboran de diferente manera, aunque las comidas conservan el mismo nombre, sus ingredientes han variado, además del sabor y presentación.”18

Actualmente ya no se fabrican platos cuachaleros. Los de Tuxpan envían al comprador al mercado de Ciudad Guzmán y los de Guzmán a Tuxpan. Don Apolinar Arenas, de Tuxpan, fue de los últimos artesanos que los elaboraban y falleció hace tiempo.

Otra información a considerar fue que varias mujeres sostuvieron que el tomate de milpa es el jaltomate. Areli Ávila en su artículo: “Cuachala, reparador chileatole jalisciense”19 inserta una foto de los jaltomates. Son distintos.

La cuachala fue citada por Juan José Arreola en su novela La feria. Ahí narra —de forma sucinta— el trabajo evangelizador de Fray Juan de Padilla: “Fray Juan era buena gente y andaba de aquí para allá vestido de franciscano, con la ropa hecha garras, levantando cruces y capillitas. (…) Pero le fue mal y dizque lo matamos. (…) Si fue en Tuxpan, lo hicieron cuachala. Si fue aquí, nos lo comimos en pozole. Mentiras. Lo mataron en Cíbola a flechazos. Sea por Dios.”20 En el año de 1984, el Cardenal Salazar López cumplió 50 años de ordenación sacerdotal. El padre Ríos, toma la voz del pueblo de Tuxpan y le dice al prelado en unos versos: “Hoy su canto y sus flores te presenta/ ciudad Tuxpan, que brinda su cuachala; / aunque al oro su ofrenda no se iguala,/ pero en amor, agradecido, aumenta.”21 Termino esta primera parte, con un consejo de doña Dorotea

Martínez, para los que quieran cocinar una buena cuachala: “Si una persona tiene la mirada fuerte, no sirve para hacer cuachala. Se le vuelve como agua de tan aguada.”

IV

Birria

La palabra birria, en el habla cotidiana, designa un despectivo: vales pura birria o eres una birria bien hecha. En el futbol cuando las chivas del Guadalajara pierden, su afición dice: “Perdieron las birrias.” Diana Kennedy sostiene:

Catedral de Ciudad Guzmán Foto: Miguel Ángel Barragán

18. Martínez Ochoa, María de la Luz (s/f). Cocina típica tuxpanense y mexicana. Guadalajara: Ed. Autor. 19. Ávila, Areli. “Cuachala, reparador chileatole jalisciense” en Periódico El Informador. Guadalajara, Jal. 22 de

septiembre de 2013. Nota: Este artículo cita el trabajo de la chef Maru Toledo. 20. Arreola, Juan José (1964). La feria. México: Joaquín Mortiz.21. El corresponsal. “Hace falta en Tuxpan un periódico serio, honesto” en El Informador. Guadalajara, Jal. 12

de julio de 1984.

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“La palabra birria se refiere a algo deforme o grotesco y se utiliza coloquialmente en el noreste de México para designar algo que es un desastre o un fracaso. ¡Ciertamente este platillo se ve como un desastre, pero un desastre delicioso! Se trata de un platillo muy rústico por lo general toda una cabra o un borrego —aunque en algunas partes sólo se usan las menudencias— se sazona con una pasta de chiles secos y especias, y se cuece en un hoyo para barbacoa.”22 Sí, varios birrieros aceptaron que una birria original debe ser cocida bajo tierra, tatemada, como la barbacoa. El libro La cocina familiar en el Estado de Jalisco, dice: “Carne de borrego o de chivo, aunque puede ser de cualquier otra, preparada como la barbacoa, es decir, horneada bajo tierra o cocinada de manera semejante.”23

En Ciudad Guzmán, en los años setenta había un birriero de apodo El Azul. Era, a su decir, “La birria más buena del mundo.” Todas las tardes abría su puesto ubicado a contra esquina posterior de la Catedral. La birria era servida en platos blancos, de cinc, y aparte la cebolla, el chile y el limón. Envueltas en una servilleta estaban las tortillas. Inolvidable era la pierna de chivo. La birriería ahora la atiende su hija en el mismo lugar y horario.

Por las mañanas, ahí en Ciudad Guzmán, está la birriería de Panchillo en la segunda planta del mercado. “Llegamos a Ciudad Guzmán hambreados que no hambrientos en su sentido de famélicos. Preguntamos por una buena birria y todos nos recomendaron la birria de Panchillo. A manera de refuerzo le pedimos al sobrino de La Güera Catalina Garibalai Vigil, la de las palanquetas, una recomendación y fue la misma respuesta. “Mire —dijeron todos

los interrogados—, sube las escaleras y es el primer puesto. No vaya al que está a medio mercado. Por esa no respondemos.” Fue otro zapotlense el que nos dijo el porqué. “Dicen que es de perro.” Antes de subir fuimos con Señor San José para pedirle, suplicarle, que no nos fuéramos a equivocar de fonda. Armados de valor llegamos al mercado, subimos las escaleras y de golpe nos topamos con la birriería de Panchillo y con todas las sillas llenas. Un conjunto norteño, al estilo de Ramón Ayala le daba sabor al ambiente: “Clavado en este rincón/ como tu clavaste a mi corazón/ estos tragos que tomo yo/ son pura tristeza y son mi dolooor." ¡Ay carbón! Dónde fui a caer. La boca se me hizo reseca como si hubiera llegado a pie desde Zacoalco a Zapotlán.

—Disculpe, —preguntó la mesera—. ¿Qué le sirvo?

“…por si acaso quieres regresar,/ te voy a esperar, te voy a esperar./ Tragos de amargo licooor/ que no me hacen olvidar…” Un codazo me hizo volver a la realidad.

—¿Qué le sirvo? —Volvió a preguntar la mesera.

—¿Qué tiene?— Todo. Contestó ella.—Y qué es todo.—…costilla, carnaza, chamorro, espinazo...—Y qué tal el chamorro.—Muy bueno.—Pues deme chamorro. ¿Y de beber?

La mesera nos trajo un riego de cervezas bien frías, heladas como nariz de perro. Le di un trago hondo, profundo, y no le encontré ningún sabor a la cerveza.

22. Rosell, Juan Pablo. et al. (2003). Cocinar en Jalisco. México: LANDUCCI23. Anónimo (2001). La cocina familiar en el Estado de Jalisco. México: CONACULTA/Oceáno, pág. 62.

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Ah, pero la birria. Hirviendo como debe ser toda birria. Su sabor a chiles y el toque leve a vinagre. Llegaron las tortillas recién torteadas, infladas, con su cara blanca. Trajeron dos salsas. Una picosa y otra menos que era hecha con el jugo de la birria. Y el chamorro; suave y firme. Pedimos tortillas y más tortillas. Con esa birria olvidé las penas. El nieto de Panchillo dice que su abuelo empezó la birriería hace más de cien años. Su ubicación era enfrente del mercado, en la primera planta.

Pagamos. Ya satisfechos fuimos a conocer el puesto no recomendado. Y sí. Sólo un comensal. Quizá la causa no sea la birria sino su letrero: Birria auténtica de Sayula o algo parecido. Pero, ¿a quién se le ocurre decir que es de Sayula en Ciudad Guzmán? Ese viejo pleito de envidias es como las barrancas que los separan según la afirmación de Arreola. Sí, recordé la amistad de Rulfo y Arreola, juntos pero separados, valga el decir.

Muchas birrias hay en el sur de Jalisco. La de Teca, inigualable. En Teocuitatlán está un birriero que sólo la hace por encargo. Le llueven los clientes. Pero hay un problema. Siempre se queda con una pierna para su consumo personal. “¡Hey —le reclaman—. El chivo que te mandé no estaba mocho!”

Los birrieros no dicen sus recetas. Informan de lo básico. Otra: Se encuentran más birrieros que birrieras. Cada uno de ellos cuida su receta como si fuera su vida misma o su orgullo. En las cantidades de los condimentos está el sabor de cada birria y esos pesos son imposibles de conocer. Sostiene el libro Cocinar en Jalisco. “Con la birria como tema todo es exageración. La salsa es desmenuzada, extravagante en el

uso de condimentos; no es picosa pero su sabor es avasallante y sólo para iniciados, porque es una de esas confecciones a las que debe acostumbrarse el gusto y el olfato. Lo mejor es crecer con ella e ir domándola poco a poco, pues en este plato confluyen un exceso de sabores, aromas y acentos.”24

Por recomendación popular, llegamos a la Birriería Cueto, ubicada en el Mercado Municipal de Sayula. No fue exageración cuando se nos informó que se vende en menos de una hora. Sí, la birria llegó a la una y diez minutos y a las dos de tarde estaba toda vendida. Ignacio Cueto, el ahora dueño, platica los orígenes de la birriería. Amable, contesta: "Yo tengo trabajando esto desde la edad de doce años. Es una herencia por parte de mi abuelo, Justo Cueto Díaz, originario de Sayula. El nombre de mi papá era Manuel Cueto Larios y el mío es Manuel Ignacio Cueto Estrella. Nací el 14 de enero de 1953.” Cueto conversa sin dejar de trabajar. Su suegra, atenta lo escucha cuando informa de la historia de la birriería: “A mi abuelo yo no lo conocí. El falleció en el cuarenta y siete o el cuarenta y ocho del siglo pasado. Mi abuelo quedó ciego. Eran muchos de familia y se pusieron a trabajar. Por razones del destino él anduvo de la Ceca a la Meca y terminó aquí en su primer oficio.” Veo a las personas que con gusto comen la birria. Otras llegan con ollas para llevar. Le pregunto entonces por el origen de la receta: “La mera verdad no lo sé. A mi abuelo no lo conocí… Mi papá en una ocasión me platicó que él esto no lo sabía hacer. Quien lo sabía era su hermano. Pero a él no le llamaba la atención; la hacía sobre pedido. A mi papá le picó la curiosidad y empezó a pegársele a su hermano y de esa manera se enseñó.” Y prosigue: “Mi

24. Rosell, Juan Pablo. et al. (2003). Cocinar en Jalisco. México: LANDUCCI

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padre tuvo un accidente y le amputaron un pie. Al ver las limitaciones teníamos que hacerle frente a la situación.” Ningún birriero dice las cantidades de los condimentos, reitero. Puras generalidades. Cueto no es la excepción. Le pregunto por la básico de su birria: “La carne es chivo o borrego. Y de condimentos pura sal. Eso es lo único que le pongo de condimentos. Por eso es blanca. No tiene condimentos. El chile se hace con chiles de árbol o Yahualica, molido en agua, hervido, sal y tantito orégano.” Comimos birria por supuesto. El sabor y olor es suave. Le pregunto por la prontitud en la venta: “Me enorgullece. Es una satisfacción enorme porque sé que lo que estoy cosechando es lo que mi papá sembró. No es lo que yo he hecho. Simplemente seguí el camino que él me indicó. Ahorita estoy cosechando lo que él sembró.” Su semblante cambia. Le pregunto por los personajes que han gustado de su birria. Amable dice: “Ustedes en primer lugar.” Y continúa: “Aquí la suegra.” Ella sonríe. “El actual presidente municipal, no. Rivas —el expresidente municipal— estando en la presidencia o viene o manda. A Emilio, el gobernador pasado, lo trajo Rivas precisamente.” Eso llama la atención porque los dos políticos son de partidos políticos distintos. Le pregunto: ¿Y cómo se le conoce a la birriería? Busco el nombre y no lo encuentro. Me señala con el dedo el sitio del letrero. Contesta: “Birriería Cueto. Con Nacho, o con el Cuerudo… Así le decían a mi papá. Nunca me dijo por qué.” Aunque intuyo la respuesta, indago. Y qué otras birrias le han gustado. “Ninguna. Cada quién trabaja a su manera. Estoy hastiado del olor y voy a ir a meterme a otra, no. No es que sea vanidad ni mucho menos, pero mi estómago ya se acostumbró a otra manera de alimentación.” Detiene su trabajo. El puesto luce limpio. Sí, es hora de retirarse. Le cuestiono. Cuando usted prueba

otra birria, ¿se le hace fuerte? “La necesidad lo hace a uno trabajar. Creen que ponerle puños de sal y puños de mejorana, meterla al horno y ya es birria. Yo no la pongo en olla. Es horneada, tatemada. La carne debe estar salada y le pongo un poco de agua para que no se pegue. El horno es de ladrillo y es el que tenía mi papá. Tiene el horno una pizarra de tres metros cuadrados y el otro tiene un metro y medio.”

En Zacoalco había un birriero, allá por los años setenta del siglo pasado, que decía que si se iba al Cerrito a vender su birria, allá la vendía toda. Lo cierto que aparte de su birria, ahí se consumía cerveza y ponche. Mi padre, músico, un día de tantos se atoró en esa birriería y —recuerda mi hermano mayor—, que como a las tres de la tarde llegó una olla de esa birria a nuestra casa para que nosotros comiéramos. Ahí la birria se combinaba con ponche de granada. El asunto era que a las doce del día se tomaban un ponchecito y a la una, doce ponches.

La birriería más afamada en Zacoalco es El rancho de Pedro. Pedro Ureña Prado es su propietario. Quien hacía la birria en un principio era su señora madre doña Elisa Prado Martínez. La receta la trajeron de la delegación de Verdía, de donde es oriunda la señora. Inició en los años ochenta del siglo pasado en el mercado viejo. Pedro, de escasos dieciocho años fue al ayuntamiento a pedir el permiso. Don Llamas, el tesorero municipal, le dijo: “Mira Pedrito. Te voy a dar tres meses de gracia. No vas a pagar nada. Si el negocio te rinde, al cuarto mes empiezas a pagar. Y si no, pues cierras y te vas a tu casa.” Los dos salieron ganando. La birriería pronto se llenó de clientes y el tesorero tuvo birria gratis por tres meses y no faltó ningún día.

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En 1995 Pedro Ureña se trasladó al fraccionamiento San Miguel que está por la salida a Ciudad Guzmán y ahí ubicó su nueva birriería con el nombre de El rancho de Pedro. A esa birriería han acudido: Felipe Garrido, Rafael López Castro, Jorge Souza, por citar algunos del área de cultura. Entre los políticos han ido todos los presidentes municipales de Zacoalco y el entonces gobernador de Michoacán, Leonel Godoy.

López Castro es un fiel cliente. Cuando viene de la ciudad de México, más de alguna vez ha tomado taxi para ir a desayunar birria a Zacoalco. Él decía que la mejor era la de su pueblo, Degollado, Jalisco. Su opinión ha cambiado. Primero está la del Rancho de Pedro y después la de su pueblo. Una vez, estando en la birria, le pregunté si gustaba una quesadilla. Preguntó: “¿De qué son?” Pues de queso, le contesté.

Los ayudantes de los birrieros, de tanto ver, terminan apropiándose de la receta, al menos eso dicen. Es el caso, a manera de ejemplo, de Nicolás Macías Aguilar. Empezó ayudando en la matanza de chivos y borregos en la birriería de Pedro Ureña antes que se trasladara al fraccionamiento. Ahí fue mirando las cantidades de las especias que le esparcían al adobo. Su enseñanza tuvo un costo: El dedo pulgar le quedó atrofiado de tanto bajar la piel del animal para dejarlo en canal.25

El folclor entre los birrieros es amplio. Comentándole a uno que la birria de Cueto solamente lleva sal, dijo:

—Eso no es cierto. El sabor sería a carne salada solamente. —Pues eso dice. Le contesté.—Dile a ese de Sayula que le apuesto el fondillo de la olla por si le pone solamente sal.

Ω

La Corresponsalía Guadalajara del Seminario de Cultura Mexicanafelicita calurosamente a

José Luis Leal Sanabriamiembro distinguido de esta institución, jurista y presidente de El Colegio de Jalisco

por su nombramiento como:

Maestro Emérito de la Universidad de GuadalajaraDiciembre 2014

25. Información proporcionada por su hijo, Edgar Eloy Macías Benítez.

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ESCRITORESCATALANES EN MÉXICO

ESCRITORES CATALANESEN MÉXICO

ebo empezar agradeciendo a Ignacio Bonilla su amable invitación a participar esta noche; y a todos ustedes, por su asistencia y compañía. Debo aclarar también que una versión preliminar y muy reducida y sin citas de este trabajo se presentó en el Seminario “Presencia catalana en México”, llevado a cabo en Zapopan, hace un año, y publicada en Huellas de catalanes en México INAH Jalisco, 2013.

INTRODUCCIÓN

Recuerdo que cuando era joven había una canción de Facundo Cabral que me llamaba la atención. Se titulaba: “No soy de aquí, ni soy de allá”. Reflejaba parte de mi sentir, al haber nacido en Francia, de padres catalanes, y radicado en México, pero no me dejaba plenamente satisfecho. Tiempo después, descubrí por qué.

Un entrañable amigo, pese a la diferencia de casi 40 años de edad, Josep M. Murià, me habló de que así como en el catolicismo se hablaba de la Santísima Trinidad, él era portador de una “santísima dualidad”: era profundamente catalán, al igual que era profundamente mexicano. De inmediato me suscribí a tan extraordinaria idea, que, ésa sí, me dejaba completamente satisfecho.

Años atrás, en mi infancia, había quedado superado el dilema acerca de si yo era francés o catalán. Al preguntarle a mi sacrosanta madre al respecto, me dijo: “Si una gatita tiene su camada en el horno de una estufa, sus crías qué son: ¿gatitos o pastelitos?” Asunto zanjado.

Esta “santísima dualidad” se dio en muchos otros casos.México fue la segunda patria de miles de refugiados catalanes.Lo que no hicieron los gobiernos aliados de la República Española, lo hizo México. Fue el único país que abrió los brazos, generosa e incondicionalmente, a los refugiados españoles y

los incorporó a su país.Especialmente generosa fue la actitud de México hacia los refugiados catalanes.En México se publicaba en catalán, lo que no se podía hacer en Catalunya. Los Juegos Florales, institución medieval que data de la época de los antiguos trovadores provenzales,

se celebraron cuatro veces en nuestro país: en la ciudad de México, en tres ocasiones, en 1942, en 1957 y en 1973; y una en Guadalajara, en 1969.

En México se encontraba el Presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas.En México daba conciertos Pau Casals, el genial violonchelista catalán.Por eso no es de extrañar que, en ocasión de alguno de los Juegos Florales llevados a cabo en México,

un personaje le preguntó a alguno de los llegados de la Península Ibérica; “¿Cómo van las cosas en Catalunya?”. A lo que el otro le contestó con una frase que refleja la tremenda simbiosis lograda entre los dos pueblos: “¡Catalunya es aquí!”

ESCRITORES CATALANES EN MÉXICOPor: José Brú

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Yo no oí nunca a mis padres hablar de regresar a Catalunya. Por supuesto, añoraban su país de origen, y nos enseñaron la cultura y las tradiciones catalanas, igual que, por supuesto, el idioma. Idioma que aprendí al mismo tiempo que el español, para poder decir, como lo dijo el poeta Bonaventura Carles Aribau, en 1833, “plau-me encara parlar la llengua d’aquells savis que ompliren l’univers de ses costums i lleis” (“pláceme todavía hablar la lengua de aquellos sabios que llenaron el universo con sus costumbres y leyes”).

Mis padres amaban profundamente a Catalunya y a México. Y nos enseñaron a hacerlo a mí y a mis hermanas. Y eso que habían llegado a un país con algunas costumbres un tanto cuanto extrañas. Mi madre contaba, muerta de risa, que la primera vez que en Guadalajara los invitaron a una reunión de amigos mexicanos y de refugiados españoles y catalanes, al preguntar mi padre que dónde sería la reunión, el futuro anfitrión le contestó: “En la casa de usted”. La risa de mi madre se debía al recordar la cara de pánico de mi padre, al decir “Es que en mi casa no cabemos todos.” Después vino la explicación consabida. Extraño país donde la casa de uno pasa a ser la casa del otro.

Además, en México había la relatividad del tiempo, más precisa que en las teorías de Einstein. “Ahorita vengo”, escuchaban, como si hubiera “horitas”, “minutitos” o “segunditos”. Y lo peor, el “ahorita” no significaba “de inmediato”. Para eso había que decir “ahoritita”. Como si fuera un país de liliputienses, en donde todo es diminuto.

“¿Gusta una cucharadita de azúquitar en su cafecito?” Y si uno quería realmente una pequeña cucharada, debía decir: “Sí, por favor, una cuchariditita.”

México no sólo acogió afectuosa y cálidamente a los refugiados catalanes que llegaron a este país tras la derrota de la República al finalizar la Guerra Civil Española, en 1939, sino que dejó su impronta y su influencia en la obra literaria de varios de ellos.

Pero México, a su vez, influyó en los refugiados catalanes. Una manera de comprobar esta aseveración, es mostrar la presencia de México en la obra de los escritores catalanes.

Autores como Avel-lí Artís, Pere Calders, Odo Hurtado, Josep M. Murià, Ana María Palazón, Vicenç Riera Llorca, y Jaume Roig, escribieron cuentos con tema mexicano, que quedaron plasmados en el libro De aquí y de allá. Cuentos mexicanos de escritores catalanes en el exilio (El Colegio de Jalisco – UdeG, 1994), con recopilación y traducción mía.

En el presente trabajo mostraré, a manera de ejemplo, cuatro casos —en diferentes géneros literarios— de los más destacados: Agustí Bartra con Quetzalcoatl, en poesía; Josep Carner con Misterio de Quanaxhuata, en teatro; Avel-lí Artís-Gener con Palabras de Opoton el viejo. Crónica mexicana del siglo XVI, en novela; y Pere Calders con “La batalla del 5 de mayo”, en cuento;

En cada uno de los cuatro casos, haré una breve semblanza del autor, comentaré los aspectos más relevantes de la obra en cuestión, y haré algunas reflexiones sobre la presencia de México en dicha obra.

Finalmente, aventuraré un par de hipótesis acerca de las causas o de los motivos que pudieran encontrarse detrás de este fenómeno que, por cierto, se repitió en muchos más escritores catalanes.

Gracias a estos escritores, México y su cultura llegaron a ser conocidos y queridos entre quienes habían permanecido en la propia Catalunya, además de establecer vínculos permanentes e indelebles entre los dos países.

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AGUSTÍ BARTRA I LLEONART Y LA POESÍA

Agustí Bartra i Lleonart nació en Barcelona, en 1908, y murió en Tarrasa, en 1982.Participa en la Guerra Civil por el bando republicano, exiliándose en 1939. Pasa por diversos campos

de refugiados hasta desembocar en París. En 1940 se embarca para la República Dominicana; después marcha a Cuba y México, donde fija su domicilio más estable. En 1970 regresa definitivamente a España; Bartra vivió también en Estados Unidos, donde pasó tres largas estancias (1949-50, 1961 y 1963).

Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran: Cant corporal (1938), Màrsias i Adila (1948), Ecce homo (1964), Rapsòdia de Garí (1972), Rapsòdia d’Arnau (1974), Rapsòdia d’Ahab (1976), Xabola (1942), Odisseu (1953), Cristo de 20,000 brazos (1958).

Este poeta, que en un principio escribía en catalán, después lo empieza a hacer en castellano. Uno de sus poemas se llama Quetzalcoatl.

La integración de Bartra se vio favorecida por su amistad con Juan Rulfo, escritor entonces todavía desconocido, y con el escritor Juan Bañuelos. Pronto se agregó un puñado de jóvenes poetas conocidos como el grupo de “La espiga amotinada”, a quienes Bartra contribuyó a lanzar en 1957.

La influencia va más allá de la temática. Incluso en una sesión en que Bartra leía a sus jóvenes amigos un fragmento de su poema Quetzalcoatl, uno de ellos, Eraclio Zepeda, exclamó: “Tú, Agustí, eres más mexicano que todos nosotros.”

QUETZALCOATL

En Quetzalcoatl, poema en verso libre y prosa poética, de unas 200 páginas, Bartra se aproxima al mundo ancestral de la cultura mexicana, por medio de la figura del gran rey y sacerdote tolteca, mezclando elementos del Quetzalcoatl divinidad con otros del Quetzalcoatl histórico. Él mismo dice:

Como poeta me interesaba crear, no glosar. Tenía que ser fiel a la prodigiosa figura desde el fondo, pero comunicándole una nueva y palpitante actualidad aprovechando los hilos tenues de la trama de oro del mito antiguo para tejer por mi cuenta.

Bartra se despojó de su cultura europea para adentrarse después en el mundo prehispánico de la poesía náhuatl y elaborar un gran poema que gira en torno a tres temas fundamentales: amor, tiempo y muerte.

Sin perder nunca la identidad catalana, Agustí Bartra rompió barreras para incorporarse a la cultura del país que lo acogió. Una prueba más de que Bartra creía, más allá de todas las diferencias, que todos los hombres son el mismo hombre.

Bartra rescribe, reactualiza y personifica el mito de Quetzalcoatl en el que encuentra la “patria del exiliado” en la vida misma y no en un territorio circunscrito, cuando por boca del dios azteca dice: “Yo soy el que invoca y anuncia, fundador de horizontes / en la patria de la vida”. Respecto a este poemario, su autor acota:

No creo que en ningún otro mito del mundo haya nada tan bello cargado de símbolo trascendental como el momento en que de las cenizas del corazón de Quetzalcoatl sale su espíritu en forma de estrella y asciende el cielo [...] Veo a Quetzalcoatl como el héroe espiritual que se niega a combatir la violencia con la violencia. Ha de crearse por la palabra y por la acción luminosa…

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Citaré un fragmento de la obra:

11 El libro pintado

1. Aquí escribiré para mis discípulos más allegados algunas de las palabras que han morado en mi corazón y en mi espíritu. Registraré las verdades de la vida para recuerdo mío y para que después, ¡oh futuros hermanos!, anden hasta vosotros y las escuchéis en la paz de vuestro tiempo y en los soles que se levantarán en vuestra sangre.

2. Digo aquí las palabras como el grano se echa en la sementera con mano que luego implorará la lluvia a los benignos cielos. Con dedos toltecas pinto aquí las imágenes. Que todas ellas se yergan como se yergue la serpiente y que brillen como los ojos de las águilas. Y que los sones de las flautas de mis dulces vientos las esparzan para los hombres y las mujeres que vinieron de los cuatro puntos del horizonte (blanco, negro, rojo y amarillo) y habitan en las llanuras y en las colinas.

3. Trazo el signo de Tonatiuh: el círculo. La boca del profeta del eterno retorno. 4. Digo que tres son las cosas sagradas: la tierra, el espíritu y el cuerpo. La tierra se toca con

los labios, el espíritu se escucha con la sangre y el cuerpo es un cielo que se acaricia con la mano. 5. Digo la canción eterna del fuego entre el hacha y el grillo. 6. Digo que ya me parezco a los siglos que me cambiarán, ¡oh sauce que duermes

tus mutaciones en el pecho del viento! 7. Digo que como las aguas cambiaré de rostro. Pienso en el prodigio y el horror

del tiempo. El cielo tiembla de estrellas y las tierras de germinaciones, Entro en la estancia donde las palabras me esperaban de pie. Misterio y presencia de las cosas. Con un pensamiento de rama he pintado sol en el lejano río. Cambiaré de rostro. Las palabras callan, sonriendo y desnudas. Son el mundo. Canto las hierbas, los pájaros y los árboles. Elijo la palabra Amor y la amarro al tronco de la aurora. Y ahora me marcho hacia los tibios taludes, seguidos una vez más por la bienamada, muda y toda brazos abiertos. De sus senos mana luz, la noche anida en su cabellera y guarda el arco iris en sus axilas. La llamaré eternidad aunque su nombre es la tierra. Canto la canción de sus ojos. Sólo en el espíritu el dios fecunda. Cambiaré de rostro como las montañas.

8. Digo los meandros de los sueños sobre una tierra virgen. ¡Imágenes! ¡Imágenes! ¡Oh imágenes lentas como miel de trasiego!

9. Digo el misterio: niño invisible que dispara su constelación con una cerbatana de sombra. [pp. 177-181]

JOSEP CARNER Y EL TEATRO

Josep Carner i Puig-Oriol nace en Barcelona, en 1884, donde estudia las carreras de Filosofía y Letras y de Derecho. Periodista en La Veu de Catalunya (La voz de Cataluña), escribe artículos llenos de ironía, así como poemas en La Renaixença, periódico con gran influencia cultural. En 1904 aparece su primer libro de poemas Llibre dels poetes (Libro de los poetas).

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Diplomático a partir de 1921, se aleja del país, al que continúa unido por las obras que siguen saliendo de su pluma. Exiliado a partir de la guerra civil, vive en México (de 1939 a 1945), donde fue profesor de El Colegio de México; y en Bélgica, donde muere, en 1970.

Carner fue un poeta de alto nivel, una figura clave de la literatura catalana contemporánea. Fiel siempre al catalán como lengua literaria, rompió una única vez esta fidelidad: en 1943 publicó una obra de teatro poético escrita originalmente en español, Misterio de Quanaxhuata, situada en el México precolombino y basada en una leyenda religiosa de los otomíes, de las montañas de Guanajuato. Sus dos protagonistas son dos viejos amigos, “el tocado” —con plumas— y “el desgreñado”, aunque quizás las verdaderas protagonistas son las montañas guanajuatenses, especialmente unas cimas con apariencia de sapo, deificadas por los habitantes de la zona, en una historia de luchas y amores que transcurre, pausada, llena de imágenes poéticas.

La versión catalana de la obra, publicada posteriormente, en 1951, Carner la tituló El ben cofat i l’altre (El bien tocado y el otro), y más que una simple traducción, es una obra nueva, rescrita. La edición de esta pieza dramatúrgica en español no fue bien aceptada por todos los compañeros de exilio de Carner. Algunos le acusaron de haber renunciado a su idioma. Todo lo contrario: era su manera de agradecer la hospitalidad del país que lo había acogido, hablar de él en su lengua.

Pocos años antes, Carner ya había dado otra muestra de este agradecimiento: en 1940 publicó en México la versión española, que él mismo efectuó, de su poema bíblico Nabí, que al año siguiente apareció en Buenos Aires en su versión original en catalán. Y, resiguiendo atentamente el ingente volumen de su obra poética, tampoco es nada difícil encontrar poemas de temática mexicana, escritos todos en catalán, testimonio de los lazos que le unieron al país en el que quedó residiendo uno de sus hijos y al que volvió ocasionalmente, años más tarde, para conocer a sus nietos.

Además, Carner dio a conocer, recuperándolo, al escritor jalisciense José Guadalupe de Anda, al que le publicó, en 1941, su novela Los cristeros, en su Compañía General Editora, y habló muy elogiosamente de ella. Los cristeros se había editado por primera vez en 1937, aparentemente sufragada por su propio autor, pero pasó prácticamente inadvertida.

Los bragados se publicó al año siguiente, en 1942, en la misma editorial, con prólogo del propio Josep Carner, lo mismo que Juan del Riel.

MISTERIO DE QUANAXHUATA

La obra, situada en el México precolombino y basada en una leyenda local, gira en torno a un triángulo formado por el Ben Cofat (el Tocado), (personaje que ha difundido el culto a una rana pétrea que está en una cima y que gracias a ello ha logrado el reconocimiento y la categoría divina), l’Escabellat (El Desgreñado), (viejo amigo suyo que reaparece en la selva “casi desnudo y sin arma alguna”, que quiere ejercer las funciones de Dios y que cuenta al Ben Cofat que él es el verdadero creador del culto) y la Sense Nom (la Sin Nombre) (que ayudará a l’Escabellat a escapar del sacrificio al que le conduce el Ben Cofat).

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Josep Carner insiste varias veces en el hecho de que hay que entender El Ben cofat i l’Altre como un libro nuevo, en la línea de lo que en aquel momento empieza a hacer con su obra poética: “Lo que he dado a Proa, no es tanto una traducción del Misterio como una utilización parcial del viejo texto, en forma más tallada, más viva (creo), con muchas supresiones y bastantes elementos nuevos. Me he tratado, a mi parecer, con una perfecta desenvoltura” (carta del 11 de diciembre de 1951). Además de los retoques, Carner añadió a la obra en catalán —en sustitución del “Prólogo por un ahuehuete” de la primera versión— un brevísimo “Pròleg” y sobre todo una muy interesante “Escena única” proemial a manera de diálogo entre el Autor (Carner) y un Amigo (quizás también él mismo) que lo visita y a quien el Autor cuenta su proyecto literario.

Esta obra la valoró muy elogiosamente Joan Triadú, quien dice: “Hay que afirmar seguidamente que El Ben cofat i l’altre contiene páginas de diálogo superiores a casi toda su obra anterior en verso.”

Cito un fragmento:

EL TOCADO

Mírala en la estación en que lanza su amoroso vocerío. Tan henchida se muestra entonces del fuego mismo de la vida, que a cualquier bicho se abraza, única en esta propensión natural del encendimiento con todos. Por ello es justo que haya venido a declarar su señorío en este País de las Siete Luminarias, en que a las veces asoma el fuego a enrojecer la noche por las llamas de siete cúspides. Repito que la rana está a todo y en todo presente; no olvides que ama y come (dos cosas muy contiguas, como medios casi idénticos de unidad) en los cuatro elementos, y pasan a ser substancia suya animalejos de los que horadan la tierra y de los que nadan, y de los que vuelan, y también de los que surcan las llamas, como la salamandra, o a ellas arriban para su fin, como las mariposas de la noche.

EL DESGREÑADO

Sin duda anuncia nuevos portentos la aparición de la rana, amiga de las cañadas, en lugar cimero de esta sierra. Aunque tal vez de más de un modo se pueda discurrir sobre estos signos. [p. 62]

AVEL-LÍ ARTÍS-GENER Y LA NOVELA

Avel-lí Artís-Gener, “Tísner” nació en Barcelona, en 1912 y murió en Barcelona, en 2000. También es tributario del exilio, en el que estuvo desde 1939 hasta 1965. Fue Premio de las Letras Catalanas 1997, y en 1988 recibió la Creu de Sant Jordi.

Había empezado trabajando en la prensa de Barcelona y, como Pere Calders, su cuñado, se hizo notar por sus dibujos en L’Esquella de la Torratxa (La campanita de la atalaya).

556 Brigada Mixta (556 Brigada Mixta, 1945), reportaje más o menos novelado, le sirve para unir

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algunos recuerdos de la guerra: el libro, sobre todo, anuncia las próximas virtudes del escritor maduro, una eminente levedad de estilo, un humor crónico y desembarazado, una pasión de la literatura que lo lleva a escoger formas de narración libres y discretamente sofisticadas.

En 1964, ganó el concurso literario de la prestigiada revista mexicana El Cuento, que dirigía Edmundo Valadés, con una breve narración en español, “Sesenta pesos de delirio”.

Regresó a Cataluña en 1965, y en 1966 publica Les dues funcions del circ (Las dos funciones del circo); Paraules d’Opoton el Vell (Palabras de Opoton el viejo, 1968), Prohibida l’evasió (Prohibida la evasión, 1969), y Els gossos d’Acteó (Los perros de Acteón, 1983), son su aportación posterior.

PALABRAS DE OPOTON EL VIEJO

Con las Paraules d’Opoton el Vell, Artís-Gener elabora una historia de paradojas: una especie de “descubrimiento” de Europa por unos aztecas afables y curiosos, poco antes de que Colón llegara a América. Los aztecas se admiran delante de casi todo, empezando por la forma rugosa de la costa gallega: “Enseguida se ve que la han echado toda a perder”. Conocen a los hombres y las lenguas de los pueblos del norte de la península Ibérica, entre los cuales hay uno que se significa por su intransigencia. Es el que les dice por boca de un sacerdote: “¡Sois el demonio!”. La composición del relato es perfecta: montada encima de un almohadón de erudición sonriente, que da a la trama y a los personajes una verosimilitud irónica.

Paraules d’Opoton el vell, que primero apareció en catalán (aunque según José María Murià, hubo una primera versión manuscrita en español, desaparecida), es un libro especial porque el autor finge, al estilo que ya lo había hecho Cervantes con el Quijote, donde dice que se encuentra el manuscrito de Cide Hamete Benengeli, digo que finge que se encuentra un viejo manuscrito del siglo XVI en el que se habla de una expedición azteca de Opoton el viejo y otros tenochcas que van a España en seis enormes canoas de remo y vela, antes de la Conquista, y ellos descubren España, ellos descubren Europa. De hecho, llegan a las playas de Galicia. Es un poco la Conquista al revés: en vez de las tres carabelas que vinieron con Colón y descubrieron el Nuevo Mundo, ellos van y descubren Europa. Se extrañan, como Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, se extrañan de todo lo que ven allá, del lenguaje, de las costumbres... En fin, de todo.

Son interesantes varias cosas: fue una de las primeras veces en las que se empezó a cuestionar el término de “descubrimiento”. Al hablar de “descubrimiento”, ellos mismos dicen: “Bueno, ¿descubrimiento por qué?, nada estaba tapado, vete a saber por qué ‘descubrir’; nada estaba cubierto, no había por qué descubrir; más bien fue un encuentro”, que si recuerdan, ya en el Quinto Centenario se cambió lo de “Descubrimiento de América” por “Encuentro de dos Mundos”. Probablemente uno de los que influyeron fue precisamente este escritor catalán. Es curioso también, porque el libro está escrito originalmente en catalán, como si fuera una Crónica del siglo XVI, al estilo de una Crónica azteca, con muchas repeticiones:

Dice el dicho, valga la sabiduría del pueblo, que el hombre sólo se acerca al Templo cuando sufre, de lo cual puede desprenderse que el hombre feliz no tiene necesidad alguna de acercarse al susodicho Templo. De ello despréndese también que sólo nos acordamos de Dios cuando de Él andamos necesitados.

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[...] Pero antes debo dar razón de cómo era nuestra formación de marcha, que rememoro asaz bien. Al mero adelante de todo llevábamos el xochiquetzalpapalotl, el estandarte con el emblema de nuestro Dios Benefactor y luego iban quienes llevaban el estandarte y los sellos de Nuestro Gran Señor, El Que Habla, nombrado Ahuizotl, lo cual era motivo de nuestra mucha alegría.

Al autor le llevó muchísimo trabajo la investigación —de hecho, al final del libro viene la bibliografía—. Es curioso —no he podido yo encontrar cuál fue la recepción en Cataluña—, porque de repente los catalanes leían un libro de un catalán, escrito como una crónica azteca—nahua, con una serie de nombres raros, y que además dijera que habían llegado a descubrirlos, no a los catalanes, porque dijo que a los gallegos, pero a fin de cuentas era a toda España, y además con una serie de modismos. Al principio, antes de aparecer las palabras de Opoton, aparecen las palabras del autor que está diciendo que lo encontró, pero ahí viene con modismos netamente mexicanos: “Oye manito, vamos a tal sitio”, y busqué la versión en catalán y tal cual, así aparecen, en “mexicano”. Lo que pasó con Artís-Gener es que se identificó mucho al ver lo que había pasado con la Conquista, por los españoles, con la situación con Cataluña, de algún modo también conquistada por los españoles, también con un idioma minoritario. Le sirvió de venganza tanto para vengar a los aztecas, como para vengar a los catalanes. No es el primer ni único caso que ha habido en la Literatura de Conquistas al revés, hay una novela de un maya que descubre España (Un maya descubre España en 1530, de Erasmo Ancira, una novela de los años cincuenta). Lo curioso de Opoton es que está escrito como una crónica; la Conquista al revés; y escrito por un catalán, escrito por alguien que se supone que no debería tener esas ideas, en una primera impresión; después uno comprende que claro que debe tener esas ideas. Obviamente, es un poco pesado, en el sentido de leer una crónica al estilo del siglo XVI, pero al mismo tiempo, como está salpicada de cosas chuscas y curiosas, a uno le da risa y ve los contrastes de uno con el otro. Pongo un ejemplo: parte de lo que influyó en la Conquista —no llegan, propiamente, a conquistar ellos a los españoles, pero hay un parangón—, parte de lo que influyó en la Conquista de México es que identificaban a los españoles con el dios Quetzalcóatl y con las leyendas que había en México. Al llegar los aztecas a España, parte de lo que hace que puedan ir avanzando, es que los identifican con una reencarnación del apóstol Santiago y con las leyendas sobre el regreso del apóstol Santiago; entonces van dejando que avancen y que avancen y que avancen.

Obviamente, igual que cuando llegan los españoles, se ve que está dividido México en distintas tribus, también pasa cuando los aztecas llegan allá, porque están la “terra do fala galega”, la tierra donde se habla gallego; “la terra do fala vasca”, la tierra donde se habla vasco; “la terra do fala castilla”, la tierra donde se habla castellano; o sea, España también estaba dividida en distintas tierras, otra vez haciendo aquí un contrapunto a lo que encontraron los españoles cuando vinieron a México. Finalizo diciendo que también fue un homenaje y un agradecimiento de Avel-lí Artís-Gener al México que lo acogió durante veintisiete años.

Hubo una primera traducción del catalán al español, de una poeta, pero está bastante mal y no respetó mucho el sentido original, hasta que el propio Artís-Gener —que era conocido como “Tísner”, las sílabas finales de su propio apellido— hizo la suya.

Cito un par de fragmentos:

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CAPÍTULO SÉPTIMO (BIS)

De las Siete Cuevas salieron las Siete Estirpes Nahuatlacas las cuales, por su orden natural, fueron los xochimilcas, los tecpanecas, los chalcotecas, los colhuas, los tlahuiques, los tlaxcaltecas y nosotros, los aztecas nombrados aztecas. Las Siete Estirpes bajaron hacia la parte izquierda del mundo, a menudo llamada Sur, y tuvieron que tupirle duro por ser desmedidamente largo el camino visto que duró Haces y más Haces, Haces van y Haces vienen. Teníamos que hallar la tierra de Huitzilopochtli señalada y nuestros Señores y Sacerdotes sólo sabían que era hacia abajo, derecho hacia la parte izquierda del mundo y diré Sur, y sabido es cómo durante el camino dimos en pelear entre nosotros hartas veces hasta que por fin cada una de las Estirpes dio en jalar por su lado. Mas la mejor sangre nahuatlaca la traíamos nosotros, los apelados aztecas, extremo éste que fue probado hasta la saciedad.

Llevábamos dos siglos de establecidos en el Palmar y Cañaveral del Valle hoy llamado del Anahuac debido al feo vicio de hablar porque sí, falazmente puras pendejadas, y el Palmar y Cañaveral fue nuestro Nuevo Aztlan, por obra de haber sido el de las Siete Cuevas el primero. Con el favor de Huitzilopochtli la tierra fue señoreada por su hermano Quetzalcoatl o sea el Sol, que venía del lado de Levante de la tierra. Ahorita, Tiachcahuan, no me salgas con el cuento de que platicar de todas estas cosas ya no vale la pena, viene quedando guanga en estos tiempos tan llenos de extranjerías, por razón de que tú mismo nada sabes acerca de ellas, o con lo dicho de que nada de cuanto escribo se entiende. Acá le hicieron toda suerte de malas pasadas, que tal parecía que Él fuera el culpable de nuestra mezquindad, y los únicos que vinimos quedando fieles a Su fe fuimos nosotros, los mentados tenochcas aztecas. Lo que sí sabes es que, al fin, llegó la hora de que el Buen Dios ya tuvo bastante y se fue Cielo allá y antes aseguró regresaría y jamás ha vuelto y, la mera verdad, cada vez parece menos probable que regrese, si Él quiere perdonarme la blasfemia, debida a mi natural impaciencia. Porque no es menester de hombres meterse a juzgar averiguar los designios de los Dioses, y obra contrariamente a la razón quien tal hace.

Dijo que volvería a señorear nuestra tierra y ya no saldría jamás de ella y luego subióse al Cerro Nevado, desde entonces apodado Cerro de la Estrella visto que allí en la cima convirtióse en estrella y fuese, Cielos arriba. Y bien seguros andamos de que no ha vuelto, mas antes llegaron otros Dioses, que vienen siendo Él mismo pero con el nombre trastruecado, como más adelante quedará dicho, con nombres y modos tan diversos que ya no vienen pareciendo Él, a lo que nosotros decíamos que el Viejo Aztlan sería el más antiguo de los Aztlan o séase de donde Él venía y tal Lugar Primero era el que con tanto afán y tanta copia de trabajos buscábamos. De modo que ya va siendo tiempo que dejes la monserga ésa de que no se comprende nada de cuanto escribo. Lo que sucedía era que el Sol Levante siempre quedaba más allá y el verdadero Levante es una de las cosas que jamás pueden ser alcanzadas, por retirarse conforme avanzas hacia él. Llegados al Viejo Aztlan teníamos que haber hecho lo que los chichimecas en Tenayocan, a saber, contarnos y recontamos y de tal modo al Viejo Aztlan lo habríamos nombrado Nepohualco, la cual cosa hubiera sido mucho más mejor. Cierto fue que no dimos en hacer tal obra y para la historia ha permanecido quedado el apelativo de Viejo Aztlan en vez de Nepohualco, que indudablemente hubiera sido mejor preferible, mas ahorita ya no lo podemos cambiar y ni modo.

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Ya relatado lo anterior mi ánimo se siente más despejado y puedo continuar con mayores confianzas el relato de nuestro viaje, en mala hora llamado Conquista, visto que Opoton imaginaba que por sus esforzados trabajos en aquellas tierras, que fueron agotadores y hartísimos, acabarían llámandome Opotontzin, cosa que no alcancé a lograr con mi celo y disposición o, digamos, la suerte no quiso acompañarme. [pp. 118-119]

[...]Cuando le relatamos la razón de apodarlas Sususas y toda aquella cosa del estornudo de

Tlautzquilli, y pido perdón por ello, dio en reír con harto gusto y sacudidas, y díjonos estar vagamente enterada de ello por obra de que entre las Sususas del río estaba la sirviente de ella y su tía, que había ido a lavar unos lienzos, y fue de las que habían salido gritando más que la antedicha sirviente habíales platicado lo acaecido, mas con otra suerte de palabras, ciertamente duras para la gente tenochca azteca, dando a entender que habíamos pretendido hacerles daño en lo que estaban cabe el río. La propia Dona Ximena era afecta a platicar el susodicho encuentro con las Sususas de la tierra y en tal caso la risa estorbaba su relación y hasta lágrimas se le salían cuando recordaba la huida de las demás Sususas, o sea galegas naturales, corriendo y aventando madres, para decir las cosas con propiedad.

Ella fue quien vino a platicarnos que a los de la tierra se les llamaba galegos por ser aquélla la Galecia del Viejo Aztlan, la cual estaba poblada por muchedumbre de tribus distintas, cada cual con sus señores naturales, y que además de la Fala Galega había cantidad de falas más, ya no galegas, y que la más extendida de todas, a modo de nuestro nahuatl, era la Castilla la cual, a las fechas, yo mismo platico bastante bien no embargante haberla aprendido allá.' También tenían un Gran Señor, El Que Habla, mas de ellos, a la manera de ellos, el cual a su vez tenía una Gran Señora, La Que Habla, lo cual quiere decir que hablaban ambos. Tal cosa sobrecogíanos sobremanera por ser novedad para nosotros que fuesen dos personas en el negocio de señorear y, sea ello declarado a honor de la justicia, es cosa común que en el Viejo Aztlan sean dos o hasta más a platicar a un tiempo y será por esta razón tan trabajoso entenderse, por ser ella práctica asaz popoloca.

A la sazón, o sea cuando llegamos allí los tenochcas aztecas, Nuestros Grandes Señores de ellos andaban reteocupados en recia guerra contra ciertas tribus forasteras que habíanse establecido en la tierra desde hacía cuatro cuatros de Haces de los de nosotros y dominaban buena parte de ella, por lo que nunca dimos en averiguar si tales gentes eran de Quetzalcoatl, dado que les echaron fuera antes de que nosotros hubiéramos podido entrar en razones con ellas. Y a cuanta gente galega natural preguntábamos, jamás podían contestar visto como se ha dicho que el galego natural es de carácter ido o distraído, y no digo ignorante mas antes distraído, ya que jamás pudimos haber cuenta de nada referente a las susodichas tribus que, a las fechas, cuando nosotros llegamos al Viejo Aztlan dicho la Galecia, andaban atareados echándolas fuera.

Aquello de ffff sólo lo habíamos oído a los tlacuatzin de la tierra en lo que se hallaban enojados, si se me perdona la cruda expresión. De lo que resultó que nosotros, los aztecas tenochcas que fuimos al Viejo Aztlan, la primera vez que dijimos Fala Galega fue también la primera vez que hicimos fffff. Tampoco decíamos rrrrr, que allí se estila cantidad, lo cual para nosotros resultó harto difícil por no tener preparada nuestra boca para la circunstancia. Por nuestros rumbos sólo hacían rrrr los purépechas y bastante les vacilábamos con su maldito rrrrr, que los poníamos a modo de escarnecer y, por consiguiente, en los primeros

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tiempos de hallarnos en la tierra del Viejo Aztlan y más luego en los primeros años de tenerlos acá, todo se nos iba en oír rrrrrr y ffffff.

Dado que nuestra navegación continuaba, un día dimos en topar con una gran bahía que pareció buena y buena fue declarada. Cabe la Mar divisábamos cantidad de casas de buena medida mas muy al estilo de ellos y entramos en la antedicha bahía visto que las vituallas de vuelta escaseaban puesto que las que nos habían regalado las buenas gentes de Nuevo Yauhtepec no iban a durar toda la vida, digo yo. Era aquél un día harto lluvioso y ya dije antes mas debo repetirlo que casi todo el tiempo que anduvimos por la Galecia del Viejo Aztlan, dicha Galecia a secas, fue temporada de aguas y, caso de no haberlo declarado antes, loada sea la Coatlicue, que todos estamos expuestos a errores. [pp. 124-125]

PERE CALDERS Y EL CUENTO

Pere Calders i Rossinyol nació en Barcelona, en 1912, y murió en Barcelona, en 1994. Publica, en 1936, un libro de cuentos, El primer Arlequí (El primer Arlequín) y, en 1937, la

novela La glòria del doctor Larén (La gloria del doctor Larén). Escribe, también, narraciones de guerra: Unitats de xoc (Unidades de choque). Después viene el exilio, y se refugia en México, en donde vivirá hasta 1962. En 1955, aparecen en Barcelona sus Cròniques de la veritat oculta (Crónicas de la verdad oculta). Las Cròniques, como Gent de l’alta vall (Gente del altiplano, 1957) y Demà a les tres de la matinada (Mañana a las tres de la madrugada, 1959), Tots els contes (Todos los cuentos, 1968), y, finalmente, Invasió subtil i altres contes (Invasión sutil y otros cuentos, 1978), recogen su producción de relatos breves, textos de una destreza magistral en su ingenio y en su construcción literaria. Publicó otro volumen de cuentos, Tot s’aprofita (Todo se aprovecha), en 1983.

Una novela corta, Aquí descansa Nevares (Aquí descansa Nevares, 1967), (en la que los protagonistas prefieren tener casa aunque sea en el cementerio, en vez de en sus barracas); y dos novelas largas, L’ombra de l’atzavara (La sombra del maguey, 1964), de tintes autobiográficos y bastante amarga, en la que muestra la dificultad de los exiliados para incorporarse al nuevo país, y Ronda naval sota la boira (Ronda naval bajo la niebla) (1966), se suman a su producción literaria.

La ironía, el absurdo y el componente mágico son elementos que se combinan en su literatura. Sus obras han sido traducidas a numerosas lenguas.

La experiencia del destierro es determinante en su obra. México —hombres y paisajes, formas de vida— se le convierte en una fuente de temas, y entre ellos la peripecia del catalán trasplantado. En palabras del propio autor:

He pasado la mitad de mi vida en Cataluña y la otra mitad en México. Es un balance que me llena de estupor y me obliga, más a menudo de lo que parece, a dar explicaciones. Y yo lo hecho, de la forma que me caía más espontáneamente en mano: escribiendo narraciones de signo y fortuna diversos, como ya se sabe. (…) He visto a más indios de montaña que a pescadores mediterráneos. Esto, para un catalán, es muy gordo.

Es muy posible que, sin el exilio, los cuentos de Calders hubieran sido más cercanos a Poe, a Pirandello o a Kafka. México le brindaba una “realidad” susceptible de interpretaciones sugestivas. En palabras del propio Calders:

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Tengo que repetir que lo que nosotros entendemos por realidad tiene en México otra dimensión: la gente, allí, hace cosas que en otras latitudes hay que inventar para los personajes ficticios.

“LA BATALLA DEL 5 DE MAYO”

El texto que elegí de este autor es el cuento titulado “La batalla del 5 de mayo”. Narro brevemente la trama.Un periodista norteamericano de la revista Life, entrevista al alcalde de Santa Rita. En ese pequeño

poblado, cada 5 de mayo se conmemora la célebre batalla que defendió la ciudad vecina (Puebla) del ataque de las tropas francesas. Para ello, se organiza una gran representación de la contienda, igual que se hace en Iztalapa con la representación de la Pasión de Cristo, cada Semana Santa. En ella, prácticamente todos los hombres del pueblo participan, unos como franceses, otros como mexicanos.

Llega el gran día. La emoción los embarga a todos. Suena el primer estallido. Los primeros en cargar son los franceses. La caballería por delante, seguida por la infantería, que desencadena el estrépito de sus arcabuces. Los mexicanos no tardan en responder, y descienden la loma con su bandera ondeando orgullosa al frente. Entran en juego los cañones, y la refriega se vuelve fragorosa. Los cuerpos de los caídos en combate empiezan a sembrar el campo.

Todo transcurre con normalidad, como estaba previsto, para satisfacción general. Casi general. Porque resulta que la novia del que representa al general Lorencez es requerida de amores también por el que representa al mismísimo general Zaragoza. De manera que el comandante galo, acompañado de sus hombres, sale a combatir con ímpetu feroz e insaciable sed de venganza, en esta ocasión, real. Los otros soldados franceses, contagiados por el ardor de su comandante, también se lanzan al ataque con furia incontenible. Los mexicanos, sorprendidos y confusos, viendo a su general caer al suelo, víctima de los puñetazos inclementes que le lanza Lorencez, no saben ni pueden hacer frente a la acometida.

El resultado ya lo adivinarán ustedes. Los franceses hicieron cera y pabilo de los mexicanos. ¡Ese año ganaron los franceses!

El cuento finaliza con el alcalde pidiéndole al periodista que fotografíe a la muchacha con su novio, que ya no es el que representó al general francés, sino el mexicano apaleado. Pero le pide que ponga al pie de la fotografía que ganó el general mexicano, en nombre de “la política del buen vecino...”.

Es obvia la ironía del autor.Cito un par de fragmentos:

LA BATALLA DEL 5 DE MAYO

EL PRESIDENTE MUNICIPAL de Santa Rita recibe al enviado de la revista Life con una mirada compungida, balbuceando unas palabras, mitad súplica, mitad bienvenida:

—Mejor que no lo retrate, por favor. Míster, míster...—Míster Ralph Arakelian —responde el americano, haciendo una ligera reverencia.En la prisión, vestido de general francés de tiempos del segundo Imperio, Amador García

contempla melancólicamente las rejas. «La has hecho buena, Amador. ¡Qué compromiso!», le dice el alcalde con enojo. El periodista toma unas cuantas notas y, de pronto, pregunta:

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—¿Y el general Zaragoza?—Está hospitalizado —contesta el presidente—. Tiene una herida en la frente que le

llega hasta la oreja izquierda.Míster Arakelian da una mirada a la plaza, a través de la ventana. Grupos de indígenas

con uniforme de zuavos, arrastrando unos toscos fusiles de madera, mantienen una actitud hostil frente a otros grupos de nativos armados con cañas largas. Estos últimos van vestidos como los indios montañeses, pero traen unos sombreros de modelo antiguo, ya fuera de uso, que a los ojos de los conocedores acusan una apariencia arcaica. Muchos de los comparsas traen vendas con manchas rojas.

—¿Es pintada, la sangre? —quiere saber míster Ralph Arakelian.—Ojalá que lo fuera. ¡Ojalá! No tendríamos los trajines de ahora —responde el

alcalde—. Y éstos todavía pueden caminar. En el hospital y en la escuela, habilitada como lugar de socorro, están los que no se pueden mantener derechos.

El americano sigue anotando y haciendo nuevas preguntas:—¿Y los franceses? ¿Han tenido bajas?El alcalde pasa por un momento de desconcierto. «¿Los franceses? ¿Cuáles franceses?»

Pero reacciona en seguida «¡Ah, sí! Esta bola de animales...» [pp. 45-47][...]Míster Ralph Arakelian intenta seguir de cerca los acontecimientos, pero es de espíritu

un tanto torpe y se pierde. Con las mezclas de sus antepasados se ha ido diluyendo la vivacidad de su origen armenio y ahora necesita analizarlo todo con calma, antes de dejarse llevar por alguna emoción.

Don Chema, que lo mira como si contemplara un gran insecto girando alrededor de una bombilla enorme, trata de sacudirle la modorra:

—¡Retrátelos, hombre, retrátelos! ¡Con confianza! Y cuando escriba los pies de las fotografías, ponga que, a fin de cuentas, ha ganado el general mexicano. Lo considero una contribución necesaria, casi obligada, a la política del buen vecino... [pp. 60-61]

Para terminar con Calders, seleccioné unos cuentos muy breves, en los que, si bien no se menciona explícitamente a México, por su surrealismo y por su ironía, resulta presente:

EL EXPRESO

Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Le veían tan cargado de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.

CONFESIÓN

Mi amada me dijo que un pecho sí, pero el otro no porque lo tenía apalabrado. Por berrinchudo y egoísta perdí el único que quedaba disponible.

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GANAS DE BUSCÁRSELA

—Vengo a cobrar el gas—dijo el cobrador. —No tenemos gas—respondió la señora. —Pues que sea la electricidad—insistió el funcionario.—No tenemos electricidad.—¿Y qué me dice del agua?—No tenemos agua.—En ese caso, si me hace el favor, la violaré, que es una cosa que siempre cae bien.

CONCLUSIONES

Gracias a estos cuatro autores catalanes, entre otros muchos, en Catalunya se conocieron aspectos y detalles acerca de la batalla del 5 de mayo y la derrota de los franceses, la conquista de la Nueva España, el mito de Quetzalcoatl, y las leyendas y misterios de los otomíes de Guanajuato.

Creo yo, aunque faltaría un estudio más profundo y exhaustivo, que esta identificación de los escritores catalanes con el tema mexicano, se debe básicamente a tres factores:

a) El agradecimiento al país que los recibió tan espléndidamente y con los brazos abiertos.b) La identificación de la conquista de México por parte de los españoles, con la pérdida de la

independencia de Catalunya, bajo los mismos españoles.c) La identificación de los idiomas minoritarios de México, con la situación del catalán en la

Península Ibérica.

Hace 75 años, Lluís Companys, al salir rumbo al exilio francés, dijo: “Volveremos a luchar, volveremos a sufrir, volveremos a vencer.”

Discurso que me recuerda al que dijo pocos años después Churchill a sus compatriotas británicos, prometiéndoles “sangre, sudor y lágrimas.”

Companys confiaba en las autoridades francesas, aliados traidores que, a fin de cuentas, lo regresaron a España para que muriera fusilado en Montjuïch, descalzo, para pisar tierras catalanas.

¡Qué razón tuvo Companys!¡Vaya que volvieron a vencer!México produjo una “santísima dualidad”, una segunda patria para mis padres y para mí.Y una primera patria para mis hijos y para mis nietos.No me queda más que agradecerles su atención y paciencia.Guadalajara, Jalisco, 1 de septiembre de 2014

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BIBLIOGRAFÍA

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1: El primer Arlequín, Crónicas de la verdad oculta), Barcelona, Edicions 62, 1984.Calders, Pere, Obres completes 2: Gent de l’alta vall, Aquí descansa Nevares, L’ombra de l’atzavara.

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Calders, Pere, Ruleta rusa y otros cuentos, Barcelona, Anagrama, 1985.Calders, Pere, Todo se aprovecha, Barcelona, Ediciones B, 1988.Calders, Pere, Tria personal (Selección personal), Barcelona, Edicions 62, 1994.Carner, Josep, Misterio de Quanaxhuata, México, Libros del Umbral, 2004.De Anda, José Guadalupe, Los bragados, México, Gustavo De Anda Editor, 1976. Tercera edición. De Anda, José Guadalupe, Los cristeros, “La guerra santa en Los Altos”, México, Gustavo De Anda

Editor, 1987. Sexta edición. De Anda, José Guadalupe, Los Cristeros & Los Bragados, México, Miguel Ángel Porrúa, 2011.

Ω

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FIESTA DE MUERTOSEN MÉXICO FIESTA DE MUERTOS EN MÉXICO

Los criterios que soportan la declaratoria del “Día de Muertos” Festividad de tradición indígena, como obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad, por parte de UNESCO, París, fueron expresados el 7 de noviembre de 2003 con las siguientes palabras:

"Es una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país."

"Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad..."

"...aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial."

El culto a los muertos es una de las más antiguas expresiones de la cultura de la humanidad. En México se han descubierto enterramientos funerarios del 1800 a.n.e. con ofrendas de vasijas, figurillas y máscaras de cerámica, que dan idea de la representación y del culto a los muertos. Además de la dualidad vida-muerte en las piezas arqueológicas encontradas en Tlatilco y Monte Albán.

Aquí en el Occidente, por los hallazgos en las Tumbas de Tiro construidas del año 200 a.n.e. al 600 d.n.e. conocemos la forma del culto y las ofrendas a los muertos.

FIESTA DE MUERTOSEN MÉXICOPatrimonio Inmaterial de la Humanidad

Por: Carlos Sandoval Linares

La tradición de las ceremonias fúnebres, perduran desde el México prehispánico, en que los indígenas no esperaban un premio o castigo en la otra vida, porque su destino ya estaba determinado por las divinidades, quienes absorbían o deshacían al espíritu llamado "Tonálli", después de quitarle la energía negativa por su apego a lo material. Para lograr eso, se incineraban los cadáveres y sus cenizas eran colocadas dentro de una olla con papeles y amuletos, que se enterraban; y así ayudaban al espíritu del difunto a superar las dificultades en su camino hacia el Míctlan (en náhuatl: Lugar de los Muertos) el inframundo bajo la Tierra, en donde permanecían los muertos.

Nuestros indígenas antepasados creían que el destino final estaba determinado por la forma de morir: Los guerreros que fallecían en el combate se convertían en acompañantes del Sol desde el amanecer hasta mediodía Tonatiúchan (casa del Sol en náhuatl), en que lo esperaban las Cihuatetéo (Diosas), mujeres que habían muerto al dar a luz, quienes lo seguían hasta el poniente, por donde penetraba al inframundo. Los que se ahogaban o morían por enfermedades acuáticas iban al paraíso de Tláloc, el Tlalócan. A los niños que fallecían se les consideraba como joyas que permanecían en el Chichihuacuáuhco (en náhuatl, Lugar del árbol nodriza) alimentados de la leche que goteaba de sus numerosos senos, esperando volver a nacer, la reencarnación.

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Quetzalcóatl como divinidad creadora del ser humano bajó al inframundo a recoger los huesos de las anteriores humanidades, con permiso del Dios del inframundo Mictlantecúhtli; pero arrepentido ordena a los seres del Míctlan que lo persigan a fin de impedir que se lleve los restos humanos. Corre Quetzalcóatl por los oscuros laberintos y cae en un pozo donde muere pero revive en su gemelo o doble nahual Xólotl logrando sacar los huesos para molerlos y darles vida con su sangre, así forma a los primeros seres humanos los “macehuales” o merecedores, quienes ofrendarán su sangre con el autosacrificio a los Dioses.

Ante el bulto funerario, el sacerdote decía las siguientes palabras:

“¡Oh hijo!, ya habéis pasado y padecido los trabajos de esta vida; ya ha sido servido nuestro señor de os llevar, porque no tenemos vida permanente en este mundo y brevemente, como quien se calienta al sol, es nuestra vida; nos hizo merced nuestro señor que nos conociésemos y conversásemos los unos a los otros en esta vida y ahora, al presente ya os llevó el dios que se llama Mictlantecúhtli. Ya os puso por su asiento, porque todos nosotros iremos allá, y aquel lugar es para todos y es muy ancho, y no habrá más memoria de vos; y ya os fuisteis al lugar oscurísimo que no tiene luz, ni ventanas, ni más de volver ni salir de allí, ni tampoco más habéis de tener cuidado y solicitud de vuestra vuelta.

Después de os haber ausentado para siempre jamás, habéis ya dejado a vuestros hijos, pobres y huérfanos y nietos, ni sabéis cómo han de acabar, ni pasar los trabajos de esta vida presente; y nosotros allá iremos a donde vos estuvieras antes de mucho tiempo.

El difunto, durante cuatro años recorría las nueve regiones del inframundo hasta llegar al Míctlan.

1. APANOHUAYAN = donde se pasa el río. ITZCUINTLAN = lugar de los perros.

2. TEPEME MONAMICTÍA =cerros que chocan.

3. ITZTÉPETL = cerro de navajas de obsidiana.

4. ITZEHECAYAN = lugar de viento helado que corta como navaja.

5. PANIECATLACAYAN = lugar donde los cuerpos flotan como banderas.

6. TIMIMINALOYAN = lugar donde flechan.7. TEOCOYOLCUALOYAN = lugar donde

las fieras devoran los corazones.8. ITZMICTLAN APOCHCALOCA = lugar

donde la niebla no deja ver el camino. XOCHITONAL = espíritu florido.

9. CHICUNAUHMICTLAN = lugar de los 9 pasos al inframundo. MICTLAN = lugar de los muertos

Se han confundido las ofrendas a los muertos con los Tzompantli, que son los trofeos de guerra, como en el tzompantli del Templo Mayor.

Las ofrendas a los muertos son rituales de otoño para agradecer la cosecha, con el simbolismo de que así como se quema el campo después de la cosecha, cuando la naturaleza se seca, para propiciar la fertilidad del nuevo florecimiento de la primavera, así se incinera al cadáver del difunto colocando el mechón, chalchihuite y ceniza en caja funeraria.

Las ofrendas funerarias de origen indígena prehispánico se mezclaron con tradiciones cristianas europeas, resultado el sincretismo actual que tiene diferencias regionales:

La tradición de instalar una ofrenda de aromas a los muertitos niños el día 1 de noviembre y a los adultos el 2 de noviembre, tiene su origen en la festividad prehispánica Hueymiccaílhuitl (gran fiesta a los muertos) dedicada como ofrenda de agradecimiento por la cosecha a Xiuhtécuhtli (señor del año) levantando un palo volador, hoy usado por los Voladores de Papanlta.

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La ancestral tradición que perdura en Mixquic, Tláhuac, D.F., trascendió a todo el país y al extranjero.

“Hanal Pixan” (comida para las ánimas, en maya) es la tradición de ofrenda a los difuntos en la región maya. En el altar con mantel, se coloca una cruz de madera verde, flores de cempasúchil y moradas, agua y sal en jícaras para proteger el espíritu en los “biix” u 8 días de festejo. Se ponen velas negras e incienso, se bebe “balché” y se come “mukbil pollo”.

En la Huasteca veracruzana se conmemora “Xantolo” o Día de Muertos, donde destaca la ofrenda con un arco que simboliza el cielo, cubierto de flores de cempasúchil y mano de león con frutas y pan con figura humana. Los días 1 a 3 de noviembre se hace la “viejada” o comparsas con danza, música y verseada.

En Janitzio, Michoacán, aún se conserva la Fiesta de las Ánimas “Anímecha Kejtzítakua” que por su cercanía con Jalisco y por migración pasó sus fronteras para arraigarse en algunas familias tapatías.

En el lago de Pátzcuaro está la entrada al inframundo a donde se llevan ofrendas a la princesa Mintzita y su pareja Itzihuapa quien se convirtió en guardián del tesoro. Se hace ofrenda en el panteón que al día siguiente se lleva al altar en casa con velas, flores, cantos, oraciones y música.

“Bi’iguié’e Xandu’” es la Ofrenda de Muertos en Juchitán, Oax., la única que mantiene vivas las antiguas tradiciones prehispánicas con 9 niveles, frutas y alimentos de la temporada.

Ofrenda de aromas a los difuntosLa ofrenda se instalaba en la sala, o en la

recámara de la casa en donde había habitado el difunto, se limpiaban las paredes y se quitaban los muebles. Se colocaba una mesa a modo de altar, y sobre ella dos cajas como gradas, a manera de pirámide; y todas se cubrían con papel, adornándose con mantelitos de papel de china picado o bordados en tela. Estos tres niveles simbolizan: presente (la ofrenda), pasado

(lo que le gustaba) y futuro (lo que se espera que alcance: el cielo simbolizado con un cráneo que representa a Dios).

Atrás y a los lados cuelgan cortinas de papel chinacalado y en el techo en forma de plafón se suspenden hilos con papel de chica “picado”; algunos cuelgan 7 lazos de simbolismo judeocristiano ó 9 de los inframundos del México prehispánico.

En la parte superior se acomodaba la fotografía del o de los difuntos a quienes se recordaba, y a los lados había velas "escamadas", adornadas con coronas y flores de cera realzada o pintadas de morado en señal de duelo.

Todo se adornaba con banderitas multicolores de papel de china picado, enrosos o guirnaldas de flores de cempasúchil (en náhuatl: cempoal-xóchitl = flor de 20 o muchos pétalos) que perfumaban el ambiente, y papel recortado para completar el bello decorado del altar.

En las gradas o desniveles se colocaban 4 velas, para iluminar los 4 puntos cardinales guiando al espíritu del difunto, y de esta manera pudiera encontrar el camino a su antiguo hogar en la tierra.

Se colocan 3 calaveras chicas de azúcar, dedicadas a la Santísima Trinidad o una grande a Dios Padre. Esto representó en otro tiempo la presencia del Dios de los Muertos "Mictlantecúhtli" y los buenos espíritus, que estaban presentes para proteger al ánima en su regreso al mundo.

Un sahumerio con copal o incienso, servía para limpiar el lugar, de los malos espíritus para que pudiera el alma del difunto entrar a la que había sido su casa sin ningún peligro.

Además se arreglaba el "camino de las ánimas" con los pétalos de las flores de cempasúchil, desde la puerta de la casa hasta el altar, para conducirlas a su ofrenda y señalarles el lugar a los invitados vivos. Se forma un petate de follaje con alfalfa, trébol o “barbas” de pino; a veces aserrín teñido de colores formando una alfombra primorosa.

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31Número 12, Segunda Época

Una cruz de ceniza sobre el piso, era para que la pisara el ánima cuando llegara al altar y se le perdonaran sus culpas para salir pronto del purgatorio.

Junto al altar había un aguamanil o lebrillo con agua y un jabón por si el espíritu necesitaba lavarse las manos, y una toalla para secárselas. Espejo y peine para arreglarse. Había agua natural fresca para mojarse los labios y una botella de tequila o licor para que recordara las grandes fiestas, cuando vivía y la compartiera con las almas acompañantes. Se cuelga alguna prenda u objeto que perteneció al difunto para recordarle su vida pasada.

Se ponen alimentos que le gustaban al difunto como: una cazuela con mole, pepián, sopa de arroz, tamales, pan de muerto. Frutas como cañas, naranjas, limas. Bebidas como atole o chocolate. Dulces de calabaza, camote, chilacayote, biznaga, alfajor, cocadas, dulces de leche, garapiñados, etc.

Aquí en el Occidente de México, por los hallazgos en las Tumbas de Tiro construidas del año 200 a.n.e. al 600 d.n.e. conocemos la forma del culto y las ofrendas a los muertos.

Las tumbas de tiro tenían un tiro o pozo que conducía a las cámaras subterráneas donde colocaban el cuerpo del difunto y la ofrenda para el más allá; como la tumba encontrada en Huitzilapa, Mpio. Magdalena.

Este tipo de tumbas sólo existe en una zona entre los estados de Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán. Además es típica de los enterramientos en Colombia y Perú, lo que significa una ancestral migración cultural.

En la Zona Metropolitana de Guadalajara se han descubierto las siguientes tumbas de tiro:

Hospital Real de San Miguel de Belén (1794),El grillo, Tabachines (1977),Hospital Civil (1982),Ciudad Granja, en Circunvalación Poniente y

Cipreses, Zapopan (2009).

Durante la época colonial de la Nueva Galicia, siguiendo la tradición cristiana del enterramiento de los difuntos; primero era en el subsuelo del templo, después en los atrios y posteriormente en los cementerios, llamados Panteones como el de Santa Paula o Belén (1848-1896) a iniciativa del obispo Diego de Aranda y Carpinteiro donde participó el Arq. Manuel Gómez Ibarra.

La tradición popular, en torno a los panteones ha creado varias leyendas entre las que destacan: el Vampiro de Guadalajara y la Casa de los Perros relacionada con el mausoleo de don Jesús Flores y su familia en el panteón de Mezquitán.

Con las epidemias, se hicieron necesarios más cementerios, como el Panteón de los Ángeles (1829-1930), convertido en Estadio Municipal (1930) y después en la hoy antigua Central Camionera (1950).

También era tradicional la fotografía del “angelito” muerto y la antigua carroza fúnebre como la de la Funeraria “Martínez Del Toro” (1894).

Hoy conocemos los grabados de calaveras de la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo, que hicieron Manuel Manilla (1830-1895) y José Guadalupe Posada (1852-1913), como La Catrina y venta de “calaveras” en verso.

Era tradición asistir a la escenificación de la obra “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla (1545) que se ha representado en el Teatro Degollado de Guadalajara desde 1918 por la Prensa Unida de Guadalajara.

Entre los famosos escritores que abordan el tema de los muertos, destacan: Juan Rulfo (1917-1986) autor de Pedro Páramo (1955) y Carlos Fuentes (1928-2012) autor de La Muerte de Artemio Cruz (1962). Bruno Traven (1882-1969) con su obra Macario (1950) hecha película en 1960.

Los poemas de Xavier Villaurrutia (1903-1950) autor de Nostalgia de la muerte (1938) y de José Gorostiza (1901-1973) autor de Muerte sin fin (1939).

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Guadalajara desde 1976. Y uniéndose a la iniciativa, el que escribe

Profr. Carlos Sandoval Linares ha instalado “Ofrendas de Aromas” desde 1982 en diferentes lugares culturales y la Plaza Fundadores (1992-2012). También el maestro José Refugio Martínez y Néstor Gallegos (+).

La Secretaría de Educación Jalisco ha promovido el proyecto “La vía de la Catrina” con la exposición de catrinas elaboradas por maestros y alumnos de las escuelas en el centro y avenidas de Guadalajara (2010-2014).

Ω

El folklor popular ha mantenido vida la leyenda de “La llorona” originada en la tradición prehispánica de la Cihuacóatl.

Con el humor del lenguaje popular está “El ánima de Sayula” de Teófilo Mendoza.

Hay refranes y dichos sobre los muertos:El muerto y el arrimado, a los tres días apestan.El muerto al hoyo, y el vivo al bollo.En el lenguaje coloquial, hay numerosas

palabras para designar a la muerte: Esqueleto, huesuda, calaca, tilica, pelona, dientona, polveada, apestosa, pepenadora, y otras.

Los juguetes y las calaveras de azúcar, así como el pan de muerto, que antaño eran para la ofrenda de los “Angelitos” o niños que habían fallecido, se vendían en un mercado de temporada, después se volvieron en juegos para los niños que visitaban este tianguis de tradición popular como hasta en la actualidad.

Porque desde 1940, se instalaba la "Feria de Todos los Santos" o "Feria del Juguete" en Guadalajara, iniciando en la calle Pedro Moreno esquina Colón junto al edificio de la Biblioteca Iberoamericana en la Plaza Universidad, luego se puso en la calle de Santa Mónica, después en el jardín de San José, más tarde se fue al parque Morelos, de ahí se cambió a la calle Humboldt, a un costado de la Escuela Basilio Vadillo, después se instaló en el jardín de El Refugio y finalmente regresó al parque Morelos; en donde se siguen vendiendo juguetes típicos mexicanos, de cartón, de lámina, de madera, de plomo: espadas, máscaras, muertes, calaveras, muñecas de cartón, etc.; además de las calaveras de azúcar y de barro con alambres en espiral para darles movimiento.

En la ciudad de Guadalajara se recordaba a los muertos con cortinas y moños negros en los templos católicos, pero ante creciente riesgo de la penetración de tradiciones extranjeras, las instituciones culturales promovieron la “Ofrendas de Aromas” a iniciativa del Sr. José Hernández Martínez en el Museo Regional de

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