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Algŭ nas conclusione.s

Algŭnas conclusione

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Algŭnas conclusione.s

En los apartados finales de los capítulos cuarto y quinto hanquedado recogidos los resultados del análisis de los niveles deimportanciay la naturaleza y los efectos de la agricultura atiempo parcial en cada una de las dos zonas estudiadas, objetivocentral del presente trabajo. Aquí vamos solamente a esbozaralgunas consideraciones generales que sugieren esos resultadosde la investigación.

El primer hecho importante a destacar como resultado denuestras observaciones es el elevado nivel de incidencia que laagricultura a tiempo parcial tiene en estas áreas. En ninguno delos seis municipios analizados las explotaciones a tiempo com-pleto -es decir, aquellas. en las que al menos el jefe de lasmismas está trabajando en ellas de forma exclusiva-- llegan arepresentar el 20 por 100 del total de las estudiadas y para ^elconjunto de los mismos sólo suponen un 8 por 100 de esetotal. El resto se reparte entre un 66 por 100 de explotacionescuyo jefe tiene una ocupación fundamental externa asalariada-distribuidas en sectores de forma muy diversa según los pue-blos, pero predominando como media los ocupados como jor-naleros en el mismo sector agrario, seguidos de los obrerosindustriales-, un 13 por 100 de explotaciones dirigidas y tra-bajadas por jubilados y un 10 por 100 de explotaciones cuyojefe tiene otras diversas ocupaciones externas fundamentales. Lamayor dimensión de las explotaciones a tiempo completo, supe-rior a la media en todos los casos, hace que la importancia de laalternancia quede algo reducida cuando nos referimos a la su-perficie agrícóla y no al número de explotaciones. Para elconjunto de los municipios estudiados las explotaciones atiempo completo controlan el 27 por 100 de esa superficie.

Las escasas y solo relativamente fiables informaciones esta-

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dísticas disponibles que aportan datos para el conjunto del PaísValenciano cifran en un 65-70 por 100 del total de las explota-ciones las afectadas por la alternancia. Para todo el EstadoEspañol, la importancia del fenómeno alcanza también niveles con-siderables, con un 48 por 100 de los jefes de explotación que sedeclaran con ocupación principal externa a la explotación según elCenso Agrario de 1972.

Esta elevada incidencia de la agricultura a tiempo parcialtiene, en primer lugar, importancia en sí misma como elementocaracterizador de la realidad agraria en un momento determi-nado, revelador del tipo de agricultores y de agricultura ante laque nos encontramos. Pero además, el desarrollo de estas for-mas de alternancia significa que la evolución «normal» de lasestructuras agrarias (desaparición de las pequeñas explotacionesy aumento del tamaño de las explotaciones restantes), típica dela agricultura de los países industrializados, está siendo ralenti-zada, es decir, que la crisis agraria y la salida de población delsector que provoca no se están traduciendo, al menos total-mente, en una «mejora» de las estructuras agrarias. EI bloquecde esa evolución estructural puede durar muchos años, a no serque se trate de formas de alternancia muy poco estables, muytransitorias, y no es este el caso en las áreas del regadíó valen-ciano analizadas.

Otra cuestión planteada es el análisis de los factores queexplican esos elevados niveles de importancia de la agricultura atiempo parcial, las razones de su expansión. Nuestras observa-ciones muestran que los niveles de importancia del fenómenoson función tanto dél nivel que alcanza la demanda de trabajoasalariado fuera de las explotaciones (en la industria, los servi-cios o por parte de los comerciantes agrícolas) como de factores«estructurales» agrarios (grado de minifundismo y tipo de culti-vos), tal como de forma muy resumida y esquemática refleja elcuadro siguiente (1):

(1) EI cuadro no pretende ser (ni debe tomarse como) un resumen generaldel análisis, sino que únicamente pretende mostrar agrupados, de forma esque-

mática y simplificada, los niveles de algunos de los factores utilizados en el

análisis. Las apreciaciones sobre el nivel de demanda de trabajo externo sonestimaciones relativas, útiles para el análisis comparado de los municipios den-

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EI análisis comparado de la evolución de la agricultura en

los tres municipios hortícolas há permitido comprobar cómo

-con unos «factores agrarios» prácticamente similares- el ni-

vel de demanda de trabajo asalariado externo condiciona las

transformaciones agrarias y conduce a unos mayores o menores

niveles de importancia de las situaciones de alternancia. Por el

contrario, en los municipios naranjeros -donde las condiciones

externas a la explocación son relativamente más homogéneas,

con un cierto nivel de demanda de trabajo asalariado por parte

del comercio naranjero común a todos ellos- es un factor

agrícola, el grado de minifundio (junto a otras circunstancias no

reflejadas en el cuadro, como las condiciones ecológicas para el

cultivo), quien parece determinar los niveles de importancia de

la agricultura a tiempo parcial. De las observaciones realizadas

se deduce también que, como media, con cultivos hortícolas

-más intensivos y remuneradores por unidad de superficie que

el naranjo- son necesarias menos hanegadas de tierra para que

una explotación pueda ser «a tiempo completo», es decir, pro-

porcione ocupación y rentas suficientes para una familia.

Podemos concluir diciendo que, efectivamente, contra loque parece deducirse de las hipótesis de trabajo de algunosautores que abordan el tema (2), la evolución de la situacióneconómica general, externa a la agricultura, no deja inalteradaslas condiciones en que ésta se transforma y acelera o frena laexpansión del fenómeno estudiado. A1 mismo tiempo, nuestrasobservaciones obligan a no menospreciar tampoco el papel de-terminante que las condiciones agrarias pueden llegar a teneren algunas circunstancias concretas, con una capacidad relativa-mente importante por parte del sector para retener a la manode obra y ralentizar su trasvase a otros sectores, incluso antéuna fuerte presión de la demanda de trabajo por parte de laindustria; esto es, al menos, lo que revela el análisis del caso deBetxí, cuya comparación con Beniparrell -otro caso de indus-

tro de cada una de las dos zonas estudiadas. El indicador de importancia de laagricultura a tiempo parcial utilizado es, desde luego, discutible, y son tambiénútiles para el análisis otros como la importancia del conjunco de explotacionescuyo titular tiene trabajo asalaziado externo.

(2) Ver supra los comentarios a los planteamientos de Brun, Lacombe y

Iaurent hechos en la nota 1 del capítulo tercero.

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trialización intensa, pero donde las condiciones agrarias en elmomento de la aparición de la industria eran muy diferentes yel trasvase de población ha sido masivo- es muy ilustrativo aeste respecto (3).

A niveles más generales del análisis, la consideración del

surgimiento de la agricultura a tiempo pareial y, más concreta-

mente, de las formas de alternancia agrícola industrial practica-

das por los obreros-campesinos típicos, como una fase del pro-

ceso general de crecimiento económico, tal como han enun-

ciado diversos autores y en particular Krasovec, parece correcta

en líneas generales. La estabilidad de las formas de alternancia

estudiadas en el regadío valenciano, ligada precisamente al man-

tenimiento de unos bajos niveles de salarios en industrias poco

progresivas (caso de Vinalesa fundamentalmente), y su con-

traste con la desaparición de los obreros-campesinos al elevarse

los niveles salariales en zonas de industria en expansión descrita

por otros autores (Werschnitzky en Alemania o Etxezarreta en

el País Vasco), puede, incluso, contribuir a confirmar en algu-

nos de sus extremos la validez de esos «modelos» generales,

permitiendo apreciar la escrecha relación existente entre la co-

yuntura económica general (recesiva o expansiva) y la mayor o

menor duración del fenómeno.

La mayor estabilidad de las explotaciones a tiempo parcialpor nosotros estudiadas aparece también directamente relacio-nada -y a este respecto las diferencias con las explotaciones«transitorias» europeas o del norte de España son tambiénilustrativas- con el tipo de cultivos y, en particular, con laausencia de actividades ganaderas, poco adaptables al régimende alternancia. Hemos comprobado, asimismo, el progresivodescenso de la intensidad del cultivo hortícola en las explota-ciones de obreros-campesinos qué, a largo plazo, conduce asu sustitución por el cultivo cítrico; sin embargo, la adaptación

(3) Estas observaciones pueden ser útiles paza matizar las quizá excesiva-

mente generáles conclusiones de Gaviria al respecto, paza quien el «grado deurbanización-industrialización-proletarización^ de las distintas zonas españolases el factor determinance del desarrollo del fenómeno y considera que «laspeculiaridades agronómicas de cada zoña sólo son factores complementarios del

proceso global^ (ver Gaviria-Topeza, op. crt., tercera parte, «Conclusiones gene-

rales del estudio, pág. 230).

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de este último al régimen de alternancia es casi perfecta yesas tendencias extensificadoras no llegan a producir el aban-dono del cultivo ni la desaparición de las explotaciones (4).

EI estudio de dos zonas concretas dentro del regadío valen-ciano, en particular el de la comarca de L'Horta, nos ha permi-tido confirmar que el análisis de la agricultura a tiempo parcialno puede ser abordado sin tener en cuenta toda la serie decircunstancias y efectos que acompañan a los procesos de urba-nización-industrialización. La agricultura a tiempo parcial es sólouna de las consecuecicias de dicho proceso general; a la vez quese crean oponunidades de empleo para la población activaagraria, cambian las formas de utilización del suelo, la circula-ción de capitales se agiliza en la región y se alteran incluso losmodelos de consumo y de vida de las familias agrícolas, con-junto de efectos interrelacionados entre sí que, lógicamente, nopueden ser analizados de forma aislada.

En este sentido hemos tenido ocasión de comprobar laíntima relación existente entre la estabilidad de la agricultura atiempo parcial y los efectos que sobre el mercado del sueloagrícola provoca el proceso de urbanización-industrialización.Entre los factores que explican la no desaparición de las explo-taciones a tiempo parcial cuentan de forma importante las razo-nes que para el mantenimiento de sus tierras como reserva devalor proporciona a los obreros-campesinos la especulación delsuelo. Las oportunidades de empleo no agrícola para la pobla-ción y la situación del mercado del suelo son inseparables en elanálisis de las causas que bloquean los posibles movimientos dedesaparición-concentración de explotaciones, manteniendo unafuerte presión sobre la tierra y refórzando incluso la tradicionalfuerza disgregadora, la subdivisión por herencia, que continúa

(4) La única duda que podría planteaz la «homologación» a nivel europeode la estabilidad observada en nuestras explotaciones a tiempo pazcial consisteen si lo reducido de su dimensión haría que ciertos criteriós estadísticoseuropeos las incluyeran en la categoría de «jardines de obreros», lo que-según esos criterios- equivaldría a su desapazición como explotaciones agrí-colas. En cualquier caso, el desbloqueo de la evolución en sentido concentradorde las estructuras agrazias, el índice que confirma en algunas regiones europeas

la crisis de las formas de alternancia está, desde luego, lejos de producirse enlas zonas de regadío valenciano estudiadas.

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haciendo cada vez más, reducido el número de explotacionescon posibilidades de superviviencia como unidades económicasindependientes.

Podría suponerse que este peso determinante que los proble-mas territoriales están teniendo sobre la agricultura del regadíovalenciano constituye un caso particular, extremo, derivado delas especiales circunstancias geográficas (una estrecha franja deregadío litoral con unas condiciones ecológicas particularmentefavorables para determinados cultivos, junto a un secano inte-rior accidentado y con limitadas posibilidades agrícolas) queconcurren en esta región y que podrían contribuir a explicar eltradicional «hambre» de tierras re^adas y las inverosímilesobras de conquista de terreno agrícola realizadas (como los«aterraments» de la Albufera o la construcción de bancales parael cultivo del naranjo escalando las moñtañas). Sin embargo, enlos años últimos, el principal factor que mantiene e inclusoincrementa la presión sobre la tierra que existe en la zona es elaumento de la actividad económica general (industrialización,urbanización, obras de infraestructura), sin ningún tipo de pla-nificación, totalmente concentrada en la estrecha franja litoral.Este tipo de crecimiento urbano-industrial acumulado en unazona agrícola fértil, mientras, a su lado, los hinterland.r perma-neŭen deprimidos, ya no es un caso particular valenciano y losanálisis de otras regiones (como el infórme de la O. C. D. E.sobre la ágricultura a tiempo parcial japonesa o, en cierta me-dida también, los análisis de Etxezarreta sobre el País Vasco alos que nos hemos referido) permiten apreciar su carácter gene-ral, directamente ligado a la «racionalidad» del crecimientoeconómico capitalista.

Llegndos a este punto, nos parece conveniente pasar desde laperspectiva analitica, descriptiva y explicativa de los fenómenosa la realización de algunos juicios de valor al respecto, .pese asu inseparable carga acientífica. Así, contemplando en un casoextremo, cómo es el de la comarca de L'Horta, las importantestransformaciones ocurridas durante las últimas décadas, debeser reconócida a la industrialización su capacidad de absorber elexcedente de mano de obra existente y detener la emigraciónque -como hemos tenido ocasión de comprobar en algunosmunicipios- se había iniciado en los años cincuenta y primeros

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sesenta. La reducción de la demanda de mano de obra asala-riada en el campo se hubiera producido de todas formas, auncuando la industrialización no hubiera sido «in situ» (tal como haocurrido en otras zonas agrícolas españolas con importante uti-lización de mano de obra asalariada que no se han industriali-zado), al difundirse la elevación del nivel de salarios por todo élEstado. Sin embargo, pensamos que una cierta planificación dela localización industrial y del crecimiento urbano, orientándo-los hacia las inmediatas zonas de secano interiores (a sólo 20 ó30 kilómetros de distancia), hubiera logrado evitar, sin provocarpor ello desplazamientos importantes de mano de obra, losdesfavorables efectos de ese desordenado crecimiento sobre laagricultura de L'Horta. La desaparición física de la agricultura,un hecho consumado ya en algunas zonas de la comarca, y laextensión al resto de la misma de las consecuencias derivadasde la especulación del suelo y del desarrollo de la agricultura atiempo parcial (reducción de la intensidad del cultivo y consi-guiente desaprovechamiento de la capacidad productiva de estasfértiles tierras, desmenuzamiento continuado de la propiedadque reduce cada vez más el número de explotaciones conposibilidades de supervivencia como tales).ponen en cuestión aplazo medio la existencia misma de la agricultura en esta co-marca y resultan evidentemente negativas desde la perspectivade un racional aprovechamiento de los recursos naturales.

Las consideraciones precedeñtes nos introducen de lleno enun importante tema que solamente de forma marginal hemosabordado a lo largo del presente trabajo: las actitudes de lapolítica agraria y, en general, de la política económica ante elfenómeno de la agricultura a tiempo parcial. En nuestra revisiónbibliográfica hemos obviado deliberadamente la mayoría de re-ferencias a este respecto, habiéndonos centrado en el análisis dela naturaleza y los efectos del fenómeno, cuyo conocimientoconsidéramos punto de partida necesario para toda elaboraciónposterior de política económica. Tan sólo en el último apartadodel capítúlo primero nos hemos referido con algún detalle acómo las contrapuestas posiciones de las políticas agrarias dealgunos países respecto a la agricultura a tiempo parcial puedenser explicadas a partir de las diferencias en la fase de su evolu-ción (expansión o retroceso) por la que atraviesa el fenómeno en

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cada uno de ellos y los efectos de sentido contrario sobre laevolución de las estructuras agrarias que, como consecuencia,estará provocando. También hemos hecho.referencia a la posi-ción en general favorable mantenida por los partidos políticosconservadores que consideran que la agricultura a tiempo parcialcontribuye a mantener al obrero-campesino alejado del mo-vimiento obrero, contribución acerca de ŭuya ceneza hemosobtenido ciertos indicios en nuestro trabajo de campo, desdeluego sin ningún valor demostrativo (5). Asimismo hemos reco-gido algunas observaciones sobre el mayor interés manifestadohacia el fenómeno en las épocas de recesión económica, del quela muestra más ilustrativa es la aparición de los primeros estudiossobre el tema en los Estados Unidos durante los años de la GranDepresión, mientras que, por el contrario, en las épocas deexpansión económica son menos apreciadas estas formas mixtasde actividad, consideradas normalmente poco eficaces en elaprovechamiento de los recursos productivos. El creciente inte-rés por el tema durante los últimos años, del que son buenejemplo los recientes estudios de la O. C. D. E., pudiera estartambién relacionado con la coyuntura depresiva por la que atra-viesa la economía de los países industrializados. Paralelamente,el apoyo al mantenimiento de diversas formas de agricultura atiempo parcial va introduciéndose dentro de las perspectivas yde los objetivos de las politicas agrarias, a medida que la.idea deconvertir las explotaciones agrícolas en «talleres industriales» esabandonada, y la preocupación por otros aspectos de determina-das regiones agrícolas (desertificación, problemas ecológicos engeneral) cobra importancia.

De nuestro análisis puede extraerse, finalmente, alguna con-clusión de tipo general con cierto interés a la hora de elaborarla política agraria para zonas donde aparezca o pueda desarro-llarse el fenómeno estudiado. La agricultura a tiempo parcial nopuede ser tomada como la panacea universal que vaya a resol-ver el problema de las bajas rentas de las- familias agrícolas.Tampoco creemos que tenga sentido plantear, en general, refe-rida al conjunto de la heterogénea realidad agraria española,

(5) Ver supra, capítulo cuazto, nota 59, una observación al respecto hechaen Beniparrell. ^

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una posición política favorable o desfavorable hacia este tipb deexplotaciones. . EI análisis de la problemática concreta de cadazona debe preceder a cualquier juicio o toma de po ŭición alrespecto. Así, es posible que frente a los desfavorables juiciosque aquí hemos expuesto acerca del desordenado crecimientourbano-industrial en el regadío valenciano y sus efectos sobre laa•ricultura de la zona, el estudio del fenómeno en zonas delsecano interior permita apreciar determinados aspectos positi-vos del mismo (su capacidad para fijar población en zonasdeprimidas, por ejemplo) y, en consecuencia, pueda ser valo-rado de forma totalmente distinta.

EI análisis de esta serie de municipios del regadío valencianoha tenido, a nuestro juicio, un interés no restringido a laconcreta temática de la agricultura a tiempo parcial. Puesto queen estos municipios prácticamente toda la agricultura es «atiempo parcial», el estudio de este fenómeno nos ha proporcio-nado una visión general de la estructura y el funcionamiento dela agricultura en cada caso concreto. A partir de estos análisis,desde luego particulares y limitados, hemos podido extraeralgunos rasgos comunes que sirven para caracterizar el sistemaagrario de las dos zonas estudiadas, la comarca dé L'Horta y lazona de monocultivo cítrico que se extiende a lo largo de variáscomarcas del norte y del centro del País.

Sintetizando las observaciones realizadas, podemos concluirdiciendo que en L'Horta estamos en presencia de una agricul-tura de pequeñas explotaciones familiares, en la cual, a pesar desu temprana integración en el mercado y del desarrollo en suinterior de relaciones de producción capitalistas, se mantienendeterminados lazos explotación-economía doméstica y la familiafunciona todavía en ocasiones como unidad de trabajo agrícola.Esta agricultura ha sufrido un clásico proceso de diferenciacióninterna y como resultado del mismo es cada vez mayor elnúmero de familias titulares de explotaciones que se ven obli-gadas a complementar sus rentas haciendo trabajos externos.

Hace veinte-treinta años, eñ L'Horta era el mismo sistemaagrario el que proporciotiaba los empleos externos (jornales), la

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condición suficiente para la práctica de una peculiar agriculturaa tiempo parcial. Las transformaciones de los últimos años hanreducido las posibilidades de empleo asalariado agrícola dentrode la comarca, pero, al mismo tiempo, el fuerte proceso deindustrialización-urbanización experimentado por la misma haproporcionado nuevos empleos para esa creciente poblaciónproletarizada. EI análisis comparado de los tres municipios es-tudiados muestra cómo en los lugares donde la demanda detrabajo externo es menor son más frecuentes los intentos deintensificar el cultivo y hacer que las explotaciones sigan siendola ocupación y fuente de rentas básica de la familia.

En la zona de monocultivo cítrico, por el contrario, el análi-

sis del peculiar sistema de organización del trabajo en este

cultivo y las conclusiones que, como resultado del mismo, he-

mos obtenido acerca del carácter de las pequeñas explotaciones

citrícolas, ponen de relieve la nítida disociación existente en

este caso entre minifundismo y pequeña agricultura familiar,

dos ideas habitualmente asociadas en la literatura agraria. Más

del 90 por 100 de. los hombres activos en la agricultura, en los

tres municipios estudiados, son jornaleros; muchos son a su vez

titulares de pequeñas explotaciones, pero éstas no constituyen

ni han constituido en un pasado inmediato su útil básico de

trabajo ni la fuente principal de sus rentas. Para ellos tienen .el

carácter de una riqueza, un fondo patrimonial. Las explotaciones

de obreros-campesinos, numerosas en determinadas áreas, tie-

nen un carácter similar. Junto a ellas, únicamente puede identifi-

carse en cada pueblo un pequeño grupo de explotaciones algo

mayores que podrían ser calificadas de «familiares». Existe tam-

bién un cierto número de explotaciones «grandes», de propieta-

rios forasteros en la mayoría de los casos.El análisis en estos términos de la estructura y el funciona-

miento de la agricultura naranjera es particularmente intere-sante por diversos motivos. En primer lugar, puede ayudar ainterpretar algunos comportamientos políticos y sindicales queempiezan a producirse en el campo valenciano, como, porejemplo, las serias dificultades que está encontrando para intro-ducirse en la zona de monocultivo cítrico la «Unió de Llaura-dors i Ramaders», un sindicato con planteamientos de defensadel pequeño campesino, mientras, por el contrario, está lo-

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grando en los años últimos una importante implantación enotras zonas del.País.

La constatación de que en la zona naranjera no estamos ante

una estructura de «pequeños agricultores que trabajan y viven

de su tierra» es también importante para comprender el verda-

dero sentido de las demandas, habituales en muchos medios

valencianos, sobre todo cuando la coyuntura del mercado es

desfavorable, de una política de protección, de precios garanti-

zados por el Estado para la naranja. Una política de este tipo

supondría, desde luego, un cierto aumento de las rentas de los

jornaleros-pequeños propietarios analizados en nuestro estudio,

pero no resolvería su principal problema, el grave subempléo

que padecen. En cambio, proporcionaría unos saneados y có-

modos ingresos para los grandes propietarios que existen en el

sector y los numerosos «propietarios forasteros», urbanos, que

invirtieron sus ahorros comprando tierras en los años buenos de

la naranja. Se desvela así la sig^ificación de los Ilamamientos a la

«defensa del sector naranjero», a la «unidad de los agricultores

naranjeros», apoyados todavía en la ideología imagen de un

«Levante feliz» con una agricultura homogénea de pequeños y

medianos campesinos. La instrumentación política y económica

de este tipo de deliberadas desfiguraciones de la realidad no es,

sin embargo, nueva en agricultura. Si nuestros resultados contri-

buyen a combatirla en este caso concreto daremos por cumplidos

algunos de nuestros objetivos.

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