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Algunos Contratos Mineros

Por el

LIC. FERNANDO ULLOA REYES

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Revista de Derecho Notarial Mexicano, número especial, México, 1971. DR © Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A. C.

La explotación por individuos particulares de una mina, fuera de las pequeñas explotaciones de placeres y otros yacimientos de naturaleza análoga, es casi imposible, por la gran importancia de los capitales necesarios para llevarla a cabo con éxito, por esa razón las explotaciones de minas se realizan casi siempre por sociedades que en la mayoría de los casos revisten la forma de anónimas. Se h a dicho y con razón que la explotación de una mina, requiera de otra mins.

En las sociedades mineras constituidas bajo el sistema legal de las Ordenanzas de Carlos 111, las minas se consideraban divididas en partes indivisas llamadas "barras", que antiguamente solían ser doce, pero posteriormente en la Nueva España y en México Independien- te fueron invariablemente veinticuatro, que se subdividían en partes alicuotas que en los últimos tiempos anteriores a 1884 eran generalmente contesimales. La mayoría de las sociedades constituidas en esta forma, después de la prornulgación del Código de Comercio, se transformaron en sociedades anónimas, pero hubo algunas que no lo hicieron y que continúan funcionando hasta la fecha, conforme a sus disposiciones primitivas, causando extrañeza y dificultades pa- r a reconocerse su existencia y funcionamiento legales, y llegando a pretenderse, en forma enteramente injustificada, que debieran ajus- tarse a las figuras jurídicas que ahora prevalecen.

El contrato de a17io minero, no es el préstamo de avio de que tratan las modernas leyes bancarias, pero fue y es de las más co- munes no sólo bajo el régimen de las Ordenanzas, sino aún en la fecha., en los viejos minerales que alcanzaron auge y prosperidad en la época colonial o en los primeros tres cuartos del primer siglo de vida independiente.

La explotación minera ha sido siempre empresa que requiere la inversión de grandes capitales. Aún en aquellos tiempos en que las minas en general eran más ricas y su explotación más fácil por en- contrarse los minerales cerca de la superficie. Y como era requisito para mantener vigente la concesión trabajar la mina de manera continua y el tenerla desaguada, el minero (entiéndase el dueño de




la mina) de pocos recursos se encontraba en la disyuntiva de perder, su mina por la falta de recursos económicos para trabajarla o bien celebrar un contrato de avio, que era un simple préstamo refacciona- rio, "a premio de platas" en que el minero vendía al aviador los minerales a un precio inferior al del mercado, cuya diferencia era la utilidad del aviador "a modo de compañía" en que minero y aviador se repartían los productos de la explotación.

La Ley Minera de 1892 abolió el contrato de avío estableciendo que en lo sucesivo dicho contrato revestía el carácter, o de sociedad o de hipoteca. . . con el requisito para la validez de los actos futuros que de los mismos contratos emanen, que dichos contratos se registren en terminos de Ley. Naturalmente esas disposiciones no fueron retroac- tivas y en consecuencia los contratos vigentes en la época de la expedi- ción de la misma Ley, continuaron y continúan hasta la fecha, sur- tiendo efectos legales de acuerdo con las estipulaciones que contienen, o de acuerdo con la legislación bajo la vigencia de la cual se con- trataron.

Por la misma razón económica antes mencionada, otro contrato minero de uso frecuente es el de explotación, mediante el cual el minero otorga por un tiempo determinado el derecho de explotar la mina a una empresa con capacidad económica y técnica suficiente, a cambio de una participación en los productos o en el valor de los mismos.

Siendo los derechos derivados de la concesión de naturaleza inmueble y siendo esos derechos los que se trasmiten al explotador, resulta que éste tiene derechos reales, y por lo mismo, oponibles a tercero, previa inscripción del contrato en el Registro Público de Mine- ria, en el que conforme a la Ley vigente deben incribirse, Fracción 1V.-La transmisión total o parcial de una concesión, así como la afectación de esta por cualquier título. (Carlos Sánchez.-Derecho Mi- nero).

"IMPOSIBILIDAD INALIENABLE E IMPRESCRIPTIBLE"

En concepto del Maestro Borja Soriano, a partir de la vigencia de la Constitución de 1917, como el articulo 27 de la misma declara: a ) .-El dominio directo actual de la Nación sobre las sub'stancias minerales. b) .-Cuáles son esas substancias minerales. c) .-Derecho de los particulares para aprovechar esas substancias mediante concesión. d) .-Capacidad para el aprovechamiento de los mismos recursos, resulta que las concesiones mineras, por no ser enajenables, tampoco soq




hipotecables, supuesto que sólo los bienes susceptibles de enajenación pueden hipotecarse. (ROJINA VILLEGAS RAFAEL, op. cit) .

En el mismo sentido se pronuncia el Maestro Agustín García Ló- pez (Contrato 1946) al afirmar que las Ordenanzas de Minería, el Código Minero Mexicano de 1884, la Ley Minera de 4 de Junio de 1892 y la de 25 de noviembre de 1909, establecieron o reconocieron el dominio radical, primero del Rey y después de la Nación sobre los minerales que en esos cuerpos de leyes se expresan y que la Nación podía conceder a los particulares la propiedad de las minas o fundos mineros. Por eso la ley que se acaba de citar, en su artículo 30., de- claró que son "aplicables al régimen de la propiedad minera en todo lo que no esté previsto en la presente Ley, las disposiciones del Código Civil del Distrito Federal relativas a la propiedad común y a sus des- membramiento~". Bajo el imperio de esta legislación se han podido hipotecar y se han hipotecado las minas. Pero la Constitución de 1917 ha cambiado el régimen de la legislación anterior, cuando en su artícu- lo 27 dice: que corresponde a la Nación el dominio directo de todos los minerales o substancias que constituyen depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos. tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria etc., y agrega que en este caso "el dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible y solo podrán hacerse concesiones por el Gobierno Federal a los particualres o sociedades civiles o comerciales constituidas conforme a las leyes mexicanas. con la condición de aue se establezcan trabajos regulares para la explotación de los elementos de que se trata y se cumpla con los requisitos que prevengan las leyes". En consonancia con este precepto constitucional, la ley de industrias Mineras de 3 de Mayo de 1926, lejos de reproducir el artículo 30. de la ley Minera Anterior, repite que el dominio directo de la Nación sobre las substancias minerales a que se refiere son inalienables e imprescriptibles. No cabe duda, pues, que en el nuevo r é~ imen minero las concesiones no trasmiten la proniedad de las minas a los concesionarios, sino que éstos adquieren solamente un derecho perso- nal nara exnlotarlas y que no siendo las minas enajenables, tampoco son hipotecables.

La Ley Minera de 2 de Agosto de 1930 y la Ley Reglamentaria del Articulo 27 Cnnstitiicional en materia. de Ex~lotación y Aprove- chamiento de Recursos Minerales de 5 de Febrero de 1961 en su artíc.11- lo 30. aue establecen aiie la exrslota,ción v amovechamientos de las subqtancias a que se refieren, son de utilidad pública y gozarán de preferencia sobre cualesquiera otros.

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"LA HIPOTECA MINERA EN EL DERECHO COMPARADO"

Dante Callegari, en su obra "L'ipoteca Mineraria", 1934, al refe- rirse al derecho comparado, con exclusión del derecho mexicano, asi- mila recurrir a cada legislación, para derivar la naturaleza de los derechos que otorga la concesión de los preceptos del derecho positivo. Así, en el Japón, la concesión trasmite derechos reales en virtud de que los artículos 15 y 17 de la Ley de 7 de Marzo de 1905 declaran expresamente que el derecho de explotación es inmobiliario e hipote- cable, por el mismo motivo, en Francia la concesión es un derecho real porque el Artículo lo. de la Ley de 9 de Septiembre de 1919 declara que la concesión constituye un derecho inmobiliario susceptible de hipoteca, mientras que el Artículo 53, Fracción VI, expresamente re- suelve que es un derecho real inmobiliario. En Alemania el derecho emanado de la concesión se considera derecho real. Pero cuando Callegari se refiere al derecho mexicano, no solamente cita textualmente y en español el párrafo cuarto del Artículo 27 de la Constitu- ción, sino que dice: "Por el contrario, en el sistema domania.1, en la forma como debe entenderse modernamente, la minería pertenece al Estado y está comprendida dentro de sus plenas facultades de dispo- nibilidad. . . y puede conceder el ejercicio de la mineria a perpetuidad o por tiempo limitado, a título de propiedad o como simple derecho de goce. En otras palabras, dispone de las minas como del resto de los bienes estatales, estableciendo la modalidad de su ejercicio".

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Al preguntarse al mismo autor qué clase de propiedad tiene el Estado sobre el subsuelo, si propiedad o un derecho diverso, manifies- ta: "También en este respecto, la mayor parte de las leyes disipan cualquier duda, declarando que las minas son propiedad del Estado. Así lo disponen las leyes más antiguas, como la española y la servia, así como las más recientes, tales como la rusa, Ia mexicana. . . "

Al preguntarse si esta propiedad debe considerarse entre los bienes del dominio público o entre los del dominio privado contesta: "La inclusión entre los bienes del dominio público es excepcional y la encuentro, entre todas las leyes que he examinado, solamente en dos. En la Constitución Mexicana, la cual declara que el dominio de la Nación sobre las minas es inalienable e imprescriptible, carácter que corresponde precisamente a los bienes domaniales en sentido estricto".

Al hablar de los sistemas que no otorgan la propiedad al concesionario, como mexicano, dice: "Por el contrario en el segundo sistema la propiedad permanece en el Estado, el cual otorga solamente un derecho de goce sobre la mina". "Por el contrario en el caso en que




el Estado conserva la propiedad de la mina y atribuye solamente un derecho de disfrute no debe sostenerse que sea posible la hipoteca. En efecto, el concesionario tiene solamente un derecho de explotación esto es, de utilización de los productos o sea un bien incorpóreo, cuya naturaleza jurídica ha sido objeto de controversia, pero el cual cier- tamente no es el de propiedad de la mina".

Refiriéndose el autor especialmente a México dice: "La domania- lidad se realiza, según esta disposición (el párrafo cuarto del artículo 27 que cita textualmente y en español) extendiendo la propiedad del Estado a todo el subsiielo minero y además incluye las minas entre los bienes del dominio público. Es así la única legislación, de la que se han examinado, que hace expresamente esta amplia asignación, ya que la del Código Civil español es mucho menos amplia".

Por lo expuesto y de acuerdo con el derecho positivo mexicano y con la doctrina aplicable a México, las concesiones reales otorgan derechos personales y no otorgan derechos reales y mucho menos el derecho de propiedad. (Oscar Marineau Derechos Reales y Subsuelo en México).

"LA CONCESION MINERA COMO ACTO ADMINISTRATIVO" Para la explotación y beneficio de las substancias minerales in-

cluidas en el actual régimen minero, se requiere, en nuestro presente sistema legal, que el Estado otorgue al interesado los derechos necesarios para llevar a cabo dicha explotación y beneficio. El acto administrativo mediante el cual otorga el Estado esos derechos se llama genéricamente "CONCESION". Se designa también frecuentemente con esta palabra el conjunto de derechos creados por tal acto administrativo; finalmente, suele usarse la palabra "concesión" como sinó- nimo de "lote" o "fundo" minero.

Concesión deriva del verbo conceder, que significa : dar, otorgar, hacer merced o gracia y en derecho, en términos generales, el otorgamiento por el poder público a un particular (persona física o moral) de ciertos derechos relativos al desempeño de un servicio de interés público que el Estado no presta directamente, a la construcción de alguna obra pública o a la explotación de ciertos bienes del patrimonio. La voz incluye pues, latosensu, desde el acto puramente gracioso y por tanto puramente potestativo, hasta el acto condicionado por leyes que rigen su ejecución, subsistencia y fin. Hay sin embargo, una diferencia fundamental entre las concesiones para servicios de interés público, en las que se supone que el Estado delega en un particular la facultad de prestarlos en ciertas condiciones impuestas para protec-




ción de los usuarios del servicio público, las simples autorizaciones, los contratos administrativos y la concesión minera, en la que el estado trasmite al particular bajo ciertas condiciones que la Ley establece, el derecho de apropiarse de substancias que pertenecen, según la Constitución, en "dominio directo" a la Nación. Se olvida, sin embargo, frecuentemente, la diferencia fundamental entre esas diversas figuras jurídicas, de donde resultan confusiones de lamentable trascen- dencia. (Derecho Administrativo Gabino Fraga) .

"PROPIEDAD MINERA"

Se usa esta expresión para designar el conjunto de derechos sociales que en favor del concesionario y de sus causahabientes origina el acto de concesión por parte del Estado. Este derecho es en general de duración indefinida y siempre es limitado, condicional y revocable en caso de incumplimiento a las condiciones que la legisla- ción de minas impone como condición de subsistencia de la concesión. En virtud de ese acto el Estado no trasmite a los particulares todos los derechos que e1 mismo Estado tiene sobre las minas, sino sólo el de explotarlas en los términos fijados por las leyes, persistiendo a pesar de la concesión el derecho del Estado que se ha designado y se designa como dominio directo o dominio radical. Todos los actos y contratos relativos a minas están sujetos a la naturaleza condicional del derecho de propiedad minera y por lo tanto, en caso de que ésta caduque por falta de cumplimiento de las obligaciones fundamentales que la ley establece, ipso facto caducan aquellos derechos. (María Becerra. Derecho Minero).

'EL TITULO MINERO"

"TITULO" en derecho tiene dos acepciones : en la primera significa el acto jurídico mediante el cual nace o se trasmite un derecho.

En este sentido, la concesión por parte del Estado es el título originario de la propiedad minera a favor de un particular y de todos sus causahabientes por cualquier acto jurídico susceptible de trasmi- tirlos. En Ia. segunda acepción, significa el documento que contiene el acto jurídico que origina o trasmite el derecho.

"LOTE O FUNDO MINERO"

La concesión minera se refiere a una cierta porción de la corteza terrestre que se llama "Lote minero". Las leyes Mineras de 1892 y




de 1909 le llamaban "Fundo minero" que todavía se usa corrientemen- te. Las Leyes anteriores le llamaban "pertenencia". La Ley lo define como "la pertenencia o el conjunto de pertenencias mineras colindan- tes, aunque sea en un solo punto, amparadas por un solo título de con- cesión". (art. 10) sólo dentro del lote minero puede el consecionario ejercer el derecho de explotar substancias minerales.

"DIVERSAS CLASES DE CONCESIONES MINERAS"

A) .-Por razón de fecha de otorgamiento. B) .--Por razón de propósito, que pueden ser de cateo o de explotación. C).-Por razón de las substancias por explotar, que pueden ser: a).-Ordinarias y b).-Especiales sobre reservas, a su vez subdivididas en: b1 Por zonas y b2 Por pertenencias. Existen otras figuras que sin ser propiamente concesiones, son designadas por ese nombre a saber : 1.- Confirmatorias o de reconocimiento para explotar ciertas substancias que algunas leyes anteriores declaraban ser propiedad del titular. 2.-Concesión Preferente a favor del propietario superficial para que explote ciertas rocas. 3.-Concesión para haciendas de beneficio.

"DERECHOS ACCESORIOS O CONEXOS DE LAS CONCESIONES"

La explotación de la industria minera requiere la construcción de diversas instalaciones superficiales, tales como edificios, maqui- narias, líneas de transmisión eléctricas, tuberias, uso de aguas, terrenos superficiales, obras interiores y exteriores y consecuentemente derechos conexos de expropiación de tierras y aguas, constitución de servidumbres y aprovechamiento de aguas, para uso doméstico, para explotación y beneficio de minerales etc.

La Ley General de Bienes Nacionales dispone que los bienes del dominio público nacional son inalienables e imprescriptibles.

"LA CONCESION MINERA DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL DERECHO PRIVADO"

Una vez otorgada la concesión por el Estado al concesionario y definidas las relaciones entre ambos, crea en favor del concesionario derechos que tienen valor económico y de carácter patrimonial y que por tanto están sujetos al derecho privado. Se ha discutido la naturaleza de esos derechos, que: l) .-Se ejercen sobre una cosa concreta y




determinada; 2) .-En forma directa por el concesionario sea sin in- termediación de un sujeto pasívo. 3) .-Es una relación jurídica esta- blecida entre el concesionario, sujeto activo de los derechos, erga omnes, contra todos. 4) .-Es decir es oponible a todo el mundo. En consecuencia tienen todas las características de los derechos reales.

¿Son bienes muebles o inmuebles? Si de acuerdo con la Doctrina y con la Ley, son bienes inmuebles las cosas corpóreas que no pueden ser movidas de un lugar a otro; aquellos que aunque originalmente tuvieron ese carácter lo perdieron por incorporación definitiva a un inmueble; aquellas que aún conservando el carácter de movibles, han sido afectadas permanentemente al servicio de un inmueble; y por últi- mo, los derechos reales que tienen por objeto un bien inmueble; y que son bienes muebles las cosas que pueden moverse de un lugar a otro y que no están comprendidas en la enumeración anterior; los derechos personales de todo género y los derechos reales sobre muebles.

Ya se considere como objeto de los derechos que crea la conce- sión, el fundo o lote minero, ya el yacimiento mismo, ya por último los ininerales de ese yacimiento que pueda explotar el concesionario, es patente que ese objeto es inmueble. El suelo y el subsuelo es el inmueble típico y primario; y el lote o fundo minero es una prisma de tierra que se extiende desde la superficie hasta una profundidad indefinida, no es sino una porción o parte del suelo y del subsuelo o sea una parte del globo terráqueo.

El yacimiento de una parte de nuestro globo y los minerales mismos son parte integrante del yacimiento y por lo mismo inmuebles sin que pierdan ese carácter hasta después de ser apropiados por el concesionario, es decir, desprendidos extraídos por el concesionario. Cual- quiera que se considere ser el objeto de la concesión, ese objeto es inmueble y si el derecho o derechos a que se refiere son raíces y se refieren a cosas inmuebles, la conclusión ineludible es que son bienes inmuebles. (Carlos Sánchez Mejorado.-Derecho Minero-1941).

DEFINICI0N.-Si la hipoteca es un derecho real que se constituye sobre determinados bienes, generalmente inmuebles, enajenables, para garantizar el cumplimiento de una obligación principal, sin des- poseer al dueño del bien gravado y que otorga a su titular los derechos de persecución, de venta y de preferencia en el pago para el caso de incumplimiento, de venta y de preferencia en el pago, para el caso de incumplimiento de la obligación. Manuel Borja Soriano). Re- vista de Ciencias Sociales de la Facultad de Jurisprudencia. T. IV. No. 1 Oct. 1926 págs. 34 y 35.) (Héctor Lafatlle, Derecho Civil, tra- tado de los Derechos Reales. Ediár S. A., Buenos Aires T. V. v. 111,




Págs. 64 y 65) (Rojina Villegas Rafael, Derecho Civil Contratos Li- brería Robredo 1966 Págs. 356, 374).

"SUS ELEMENTOS Y CARACTERISTICAS FUNDAMENTALES"

a ) .-Es más correcto decir que la hipoteca es un derecho real, que decir que es una garantía real, como lo hace el vigente Código Civil, porque lo primero es el género y lo segundo la especie.

b) .-Se constituye sobre bienes determinados y enajenables, de- rogándose el viejo sistema de las hipotecas tácitas y generales. Sólo puede recaer sobre cosas o derechos enajenables, que existan en la naturaleza, estén en el comercio, que sea determinada o determinable.

c) .-Tiene carácter accesorio, por constituirse para garantizar una obligación principal, siguiendo siempre la suerte, vicisitudes y mo- dalidades de esta última. Salvo razones de órden práctico que permiten el nacimiento de la hipoteca antes que la obligación principal, su ex- tinción anticipada y supervivencia al crédito.

d) .-En la hipoteca no se desposee del bien al constituyente de la misma, para que pueda explotarlo y obtener los beneficios inherentes sin perjuicio de la garantía.

e) .-La hipoteca concede las acciones persecutorias, de venta y de preferencia en el pago.

f ) .-Es indivisible en cuanto al crédito y divisible respecto a los bienes gravados.

g) .-Es inseparable del bien gravado. h) .-Carácter inmueble y excepcionalmente mueble de los bienes

hipotecados. i ) .-Su constitución pública en cuanto a su inscripción en el Re-

gistro Público de la Propiedad, para que surta efectos respecto de tercero.

"BIENES A LOS CUALES SE EXTIENDE LA HIPOTECA"

Conforme al Código Civil vigente puede recaer sobre bienes cor- porales o cosas muebles e inmuebles, y se extiende además, aunque no se exprese, a las accesiones, mejoras y muebles incorporados al inmueble gravado, así como a los nuevos edificios y a los nuevos pisos que se levanten sobre los bienes hipotecados. Salvo pacto en contrario la hipoteca no comprende los frutos industriales siempre que se hayan producido antes de que el acreedor exija el pago de su crédito,




ni las rentas vencidas y no satisfechas al tiempo de exigirlo. No pu- diendose hipotecar: l.-Los frutos y rentas pendientes con separación del predio que los produzca. 2.-Los objetos muebles colocados perrna- nentemente en los edificios, bien para su adorno o comodidad, o bien para el servicio de alguna industria, a no ser que se hipotequen juntamente con dichos edificios. 3.-Las servidumbres a no ser que se hipotequen juntamente con el predio dominante. 4.-E1 derecho de percibir los frutos en el usufructo concedido a los ascendientes sobre los bienes de sus descendientes. 5.-E1 uso y la habitación. 6.-Los bienes litigiosos, a no ser que la demanda origen del pleito se haya registrado preventivamente, o si se hace constar en el título consti- tutivo de la hipoteca que el acreedor tiene conocimiento del litigio, pero en cualquiera de los casos la hipoteca quedará pendiente de la resolución del pleito. (Rojina Villegas.-(Opus cit.)

"CONCLUSIONES"

1.-Los Derechos que otorgan las concesiones mineras son trans- misibles o enajenables, según todo lo antes expuesto, de acuerdo con los Artículos 80., 90., Fracción 11, 14, 15, 28, 86 Fracciones 11, IV, VI, 88, 89 Fracción 11, V, VII, VI11 y demás relativas de la Ley Mi- nera en vigor y 167, 168, 171, 185, Fracción V y demás relativos del Reglamento, por herencia, compraventa, adjudicación, dación en pago, donación aportación al capital social, etc., siempre y cuando se cumplan los requisitos señalados por las leyes y sujetos dichos traspasos a las condiciones que las mismas leyes señalan, en consecuencia en las mismas condiciones y cumpliendo los requisitos que establecen, podrán ser hipotecados los derechos que otorgan las concesiones mineras. A mayor abundamiento podrán hipotecarse de acuerdo con el principio de que el que puede lo más (Enajenar) puede lo menos (Hipotecar).

11.-En nada se afecta el dominio directo o radical de la Nación, conforme al Artículo 27 Constitucional y para nada afecta este dominio a los contratos de hipoteca sobre los derechos que otorgan las concesiones mineras y sus anexos a semejanza de lo que ocurre tra- tándose de hipotecas sobre concesiones de agua, de buques, ferroearri- les, etc., pues al otorgarse la concesión los derechos que ésta confiere o sea, apropiarse y aprovechar los minerales salen del dominio pú- blico para entrar al dominio privado, claro está mientras sean res- petadas las condiciones, términos y requisitos fijados en la misma concesión, de tal manera que el titular de la misma o concesionario, puede traspasarla, darla en prenda, hipotecarla, etc., que son actos




celebrados entre particulares o sean actos que se rigen por el derecho privado.

111.-La concesión minera crea una relación de derecho respecto del bien que es el objeto, relación que tiene carácter absoluto y puede oponerse por el concesionario a cualquier persona privada, pero es indiscutible que el concesionario nunca adquiere un derecho de propiedad sobre el subsuelo, pues el dominio directo del mismo está re- servado a la Nación expresamente.

1V.-En una palabra, el concesionario puede gravar su conce- sión y derechos anexos a la misma como instalaciones, maquinaria y equipo, etc., QUE ES LO QUE TIENE, pero no puede gravar el subsuelo PORQUE NO ES DE EL, sin que tenga objeto caer en discusio- nes bizantinas sobre la naturaleza del derecho del concesionario, cuando la concesión expresamente nos dice que el subsuelo, propiedad de la Nación es inalienable.

Atentamente.

Chihuahua, Chih., Mayo 20 de 1971.

Lic. Fernando Ulloa Reyes.




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