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Alyssa Lyndsey - La Sorpresa de Marilyn en Navidad

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La sorpresa de Navidad de Marilyn

Alyssa Lindsey

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Capítulo 1

Marilyn deslizó la última charola de galletas de Navidad hacia el interior del horno y ajusto el temporizador. El pasar cinco horas horneando galletas tal vez no sería la forma favorita para todo el mundo de pasar la Nochebuena, pero le encantaba hornear la vieja receta de su abuela. Incluso varias panaderías locales la ofrecen. Era la parte de estar sola lo que le preocupaba, por lo menos esta noche. Mañana sería recompensada por esto. Ya que pasaría el día de Navidad con sus padres y hermanas.

Su celular sonó con el tono de llamada de su madre. — ¡Amber

está aquí!—su madre grito al teléfono — ¡Y trajo a su novio! — ¡Qué bueno!—Marilyn dijo con una voz tan aguda que su

madre no reconoció que lo decía en tono sarcástico. Otro novio. Amber constantemente cambiaba de novio, porque al parecer no podía permanecer con nadie por más de unos pocos meses.

—Así que, ¿Cómo es este?—le preguntó y se madre continuo

conversando. Amber y Marilyn eran completamente polos opuestos. Su nombre

completo era Marilyn Moore, gracias a sus padres, y tenía curvas, pero que era el único parecido que tenía a su homónima diosa del sexo. Tenía

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el normal pelo castaño y ojos de color verde pálido. A diferencia de Marilyn Monroe, no había mucho por hacer para que destacara de otras mujeres a excepción de su altura.

Tampoco existía ningún tipo de drama en su vida. Esto parecía ser

que era algo bueno, pero a los 30 años de edad, estaba atrapada en la rutina. Cuando no estaba trabajando en la biblioteca, pasaba el tiempo horneando las recetas de su abuela y luego leía hasta quedarse dormida. No había tenido una cita en meses. ¿Sexo? Eso sólo ocurrió entre las páginas de las tórridas novelas románticas que le encantaba leer. Suspiró y se dio cuenta de que esta era la décima vez que lo hacía. Afortunadamente su madre no se había dado cuenta.

— ¡Tengo el presentimiento... que podrían hacer un anuncio!—La

voz de su madre se fue elevando con cada palabra hasta escucharse como un chillido.

Marilyn volvió a la realidad. ¿Acababa de perderse en una

importante conversación? — ¿Quieres decir...? — ¡Creo Amber se comprometerá! Ahora que lo pensaba, tenía sentido. Tal vez esa era la razón por

la que Amber trajo a su novio desde California hasta Portland para las Festividades Navideñas.

— ¿Todavía estas ahí, Marilyn?—su madre le preguntó. Confusa siguió el resto de la conversación en estado de shock. Más

tarde esa noche, Marilyn estaba en cama con una novela, pero seguía releyendo la misma línea. Su hermana mayor Rose estaba casada y tenía dos hijos y su hermana menor, Amber, quien se mudó a California para

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convertirse en una estrella de cine. La familia siempre ha estado entusiasmada por todo lo que Amber hacía, y por supuesto que todos creían que lo lograría en Hollywood. Esto solo confirmó que cuando empezó a salir con Charles Brett, COE y Presidente de Charles Industries, unos meses antes. Marilyn había leído un artículo de una revista sobre él, el cual decía que tenía un dedo en todos los sectores, pero su plato principal era el entretenimiento. Tenía 38 años de edad, 2.03 mts y muy atlético. Sabía que con tan solo ver su fotografía - su muy inquietante y atractiva imagen, cabello de color negro, ojos azules color medianoche. No podía imaginar conocer a alguien tan carismático y hermoso en persona... era seguro que mañana fuese festivo.

Marilyn condujo por la ciudad de Portland, Oregon, en medio de adornos navideños, luces y tráfico de la hora pico. Una ligera lluvia comenzó a caer convirtiéndose en suaves copos de nieve antes de caer. Había crecido en este lugar y le encantaba todo el bullicio de las calles, pero en cierto modo también, era una persona hogareña. Mientras se acercaba a la casa de sus padres, vio el coche de Rose estacionado en la acera. Estaba un pequeño coche deportivo negro en el camino de entrada que de seguro pertenecería a Brett Charles. Todo el mundo estaba aquí. Se estaciono con una sonrisa en los labios y se apresuró a entrar con sus cajas de galletas y bolsas de regalos. La casa estaba muy concurrida y olía a sidra de manzana y la cena de Navidad ya cocinándose.

— ¡Marilyn!—Su padre la agarró en un abrazo de oso junto con su

madre, Rose y Amber justo detrás de él. — ¿Dónde están mis sobrinas favoritas?—Marilyn preguntó

mientras el grupo se separaba. Pero no se apartaron para permitir que Tiffany y Erica pasaran. Amber le dio una tímida sonrisa mientras sostenía el brazo de Brett. La mirada de Marilyn rápidamente se dirigió

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hacia al alto, moreno y atractivo hombre que estaba de pie a su lado. — ¡Bueno, déjenla que pase de la puerta!—su padre dijo, riendo,

mientras apresuraba a la gente para que retrocediera. Afortunadamente todo el mundo comenzó a hablar todos a la vez,

porque la mente de Marilyn se quedó en blanco. De cualquier manera sus labios no podrían moverse. Aquí estaba Brett Charles, aún más alto en persona. Eso era decir mucho ya que ella media 1.77 mts. Los ojos de Brett brillaban, seductores, y tomándola con un ávido interés.

Irrumpió en una amplia sonrisa, revelando, una blanca dentadura

y le tendió la mano. —Tú debes de ser la famosa Marilyn. Yo soy Brett. Sabiendo que su familia los observaba, forzó una sonrisa y le

tendió la mano en respuesta. Hubiese sido agradable el poder decir algunas palabras, pero no correría ese riesgo. ¿Quién sabe cómo se escucharía su voz? Sus manos se encontraron – su mano se sintió cálida y fuerte. Brett le sostuvo la mano con firmeza pero con suavidad por un segundo, un largo segundo, y se encontró con su mirada.

Su mamá estaba hablando mientras caminaba de regreso a la

cocina. Su papá gritaba algo mientras se dirigió hacia la sala de estar. —Bueno, al parecer estoy siendo negligente en mis deberes de ver

deportes...— sonrió mientras daba un paso atrás y se alejaba. Amber estaba junto a ella, suspirando. — ¿Puedes creer lo

atractivo que es? Marilyn se aclaró la garganta y trató de responder. Amber no esperó su respuesta. Se inclinó y le susurró: — ¡Creo

que hará la gran pregunta esta noche!

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Finalmente encontró las palabras. —Pero, ¿no acabas de conocerlo hace tan solo un par de meses?

— ¡Lo sé!—Amber agarró el hombro de Marilyn. — ¡No es

romántico!— Ella casi se fue brincando hasta la cocina. Marilyn camino lentamente hacia la cocina, atreviéndose a echar

un vistazo a la sala. Brett levanto la vista mientras pasaba, como si hubiera estado esperando para verla. Ante la intensidad de la mirada de Brett, Marilyn sabía que el sintió lo mismo. La instantánea e innegable atracción había sido tangibles - casi como un rayo cayendo entre ellos. ¿Qué demonios estaba pensando?

Avergonzada, se fue a la cocina y encontró a sus sobrinas haciendo

chocolate caliente. — ¡Tía Marilyn!— Erica le dio la bienvenida. — ¡A Brett le gusta el cacao como a nosotras!

— ¡Este es! ¡Este es! —su madre cantaba con una voz cantarina, en

voz baja para que los hombres no pudieran escucharlos. Estaban murmurando y riendo como niñas, y Marilyn intento unirse. Es solo que no podía apartar ese rostro de su mente.

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Capítulo 2

¿No es irónico? La canción estaba repitiéndose en la cabeza de

Brett en lugar de música de Navidad. Prácticamente había descartado el verdadero amor desde hace tiempo, y a pesar de todo tenía que caer perdidamente enamorado como sucede en todas las películas y lo que en los libros dicen. Ahora que estaba listo para sentar cabeza con un buen partido, repentinamente se encontró a alguien quien le puede robar cada respiración de sus pulmones. Esto no tenía ningún sentido en absoluto. Amber era su tipo, o eso creía. Era rubia, coqueta y divertida. Iba a llegar lejos en su carrera de actuación. Sin embargo, ella no hizo que su corazón diera un vuelco y que su estómago se contrajera. Con tan solo conocer a la morena y misteriosa Marilyn y perdió toda línea de pensamiento.

Durante los últimos años, había estado satisfecho con la vida.

Trabajó duro para ser extremadamente rico. De hecho, la riqueza que ha acumulado podría pagar varias vidas completas con estilo, pero su vida se sentía vacía de alguna manera. Su padre le aconsejo que necesitaba una mujer en su vida y eso fue lo que hizo que decidiera que le pediría matrimonio a Amber en esta temporada Navideña. ¿Y ahora, que es lo que haría?

Amber Moore es hermosa – todos le dijeron lo afortunado que era

- ¿por qué no podía sentir ningún tipo de pasión por ella? ¿Por qué no caía hechizado a sus pies? A diferencia de sus anteriores novias, ya

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habían durado seis meses y disfrutaba de su compañía. Han sido amigos por un tiempo, pero repentinamente Brett supo que Amber tampoco estaba enamorada de él. Entonces ¿por qué lo convenció para que viniera con ella para pasar la Navidad? Miró hacia el padre y cuñado de Amber mientras observaban el juego y se preguntó si sentía que necesitaba un marido. Por supuesto, todas las chicas quieren casarse. ¿Cierto?

Mantuvo un ojo en el pasillo, pero Marilyn no volvió a aparecer.

El magnetismo entre ellos era tan primitivo que no podía creer que nadie se diera cuenta. Tenía que ser mutua, porque Marilyn tenía el rostro más expresivo que alguna vez vio.

— ¡La cena está lista!—La Sra. Moore anunció con una gran

sonrisa. Su mirada se fijó en él y Brett le devolvió la sonrisa mientras seguía a todos al comedor, si bien una sensación de intranquilidad se apoderó de él. Amber corrió hacia él, también todas sonrisas. Se sentaron uno junto al otro... con Marilyn directamente en frente de él. Ella se volvió hacia su padre, ignorándolo por completo.

Las cosas no cambiaron cuando la comida comenzó. Brett miraba

discretamente hacia ella mientras las conversaciones se hicieron más fuertes en la mesa. En un momento, la Sra. Moore le preguntó: — ¿Así que, Brett, tal vez usted podría contarnos sobre algunos de sus viajes?

Brett le dirigió una sonrisa encantadora y actuó conforme a lo

solicitado. Finalmente, Marilyn tuvo que mirarlo mientras hablaba, y él intento brindarle una sonrisa especial. A las personas les gustaba escucharlo hablar sobre lugares exóticos, pero les conto una historia divertida sobre un vuelo de avión donde un tipo vómito sobre él y cómo la aerolínea perdió su maleta así que tuvo que ir a una reunión con los pantalones sucios por el vómito. Eligió esa historia para que Marilyn se

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riera, y lo hizo, con una rica y contagiosa risa musical. Fue mucho más tarde, después de la cena, abrieron los regalos y

bebieron más sidra, cuando ella salió a hurtadillas. Brett esperó unos minutos y también salió, fingiendo que tenía que ir al baño. Después de un paseo rápido por las escaleras, se asomó hacia afuera y la vio en el patio trasero, mirando como la luna se asomaba entre las nubes. Abrió la puerta y salió en silencio.

—Te estás perdiendo toda la diversión de la fiesta, —dijo desde

detrás de ella. Marylin se dio la vuelta, y sus mejillas se ruborizaron. Brett estaba feliz de verla aquí, sola, pero esa era la mejor línea que tenía en la punta de la lengua. No estaba seguro del porque la siguió cuando la vio salir, pero no tuvo manera de evitarlo. Tenía que hablar con ella.

—Sólo necesitaba un poco de aire, — dijo y bajo la mirada. —Espero que no te haga sentir demasiado incomoda... Ante sus palabras, Marilyn levanto rápidamente la mirada.

Parecía sorprendida de ver que el sacara el tema. —Nunca me he sentido así antes, — dijo a continuación, hablando

directamente, a pesar de todo lo malo que era esta situación. Marylin movió hacia un lado la cabeza y levanto ambas cejas. Ella tenía, unas delicadas y prefectas cejas, sobre unos hermosos ojos de color verde con bordes de color avellana. Su cabello oscuro rodeaba su pálido rostro como un halo. Brett dio un paso más acercándose; es probable que no les dieran mucho tiempo.

—Yo no coqueteo con los novios de mi hermana, — dijo. — ¿Alguna vez haz sentido esa conexión con alguien, a primera

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vista?—Si el amor a primera vista existe, tal vez era todo esto. Marilyn negó con la cabeza, más por la incredulidad que por una respuesta. Y continuó: —Me dejaste sin aliento. No puedo pensar con claridad contigo alrededor. — Esta vez, cuando Brett se acercó, no retrocedió.

Brett estaba acostumbrado a conseguir lo que quería, y ahora era

la mujer que estaba frente a él. Marilyn lo vio caminar hacia ella y para tocarle la barbilla. Brett inclinó su rostro hacia atrás, mirando hacia esos expresivos ojos color mar-y, lentamente, bajó la cabeza para besarla.

Marilyn hizo un suave ruido y su boca se suavizó, moldeándose a

la suya. Marilyn lo deseaba tanto como él la deseaba. Sin ningún remordimiento, la atrajo hacia sí y envolvió sus brazos alrededor de ella. Milagrosamente, los brazos de Marilyn se levantaron hasta sus hombros.

El beso confirmó todo. Marily lo empujó apartándolo. — ¡Brett! Brett la miró directamente a los ojos, tratando de mantener el

equilibrio y recuperar el control. La situación parecía fuera de su alcance.

— ¿Crees que es gracioso besarme?—Marylin se limpió los labios,

intentando también borrar lo que la hizo sentir. — ¿Besar a la hermana de tu novia?

—Tú estabas justo aquí conmigo, — la acusó. No quería pelear. La

deseaba con un desesperado dolor que recorría todo su cuerpo. Marylin negó con la cabeza, sus ojos estaban muy abiertos, haciendo que su frustración se incrementara. — ¿Quién es la que está jugando a ser

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provocativa? Marilyn abrió la boca en ardiente protesta antes de decir: — ¡Eso

no es cierto! Esto no era lo que se proponía hacer; no podía lastimarla. Dio un

paso atrás, exhalando. —Tienes razón. Tienes toda la razón. Lo siento. —Tú eres quien me ha estado observando toda la noche - ¡en frente

de mi hermana! ¡Y todo el mundo estaba esperando tu propuesta de matrimonio!

¿Propuesta de matrimonio? Sintió como si lo hubiesen golpeado

por sorpresa. Pero entonces todo se volvió tan claro: las sonrisas, las miradas y la incómoda sensación que tenía. De alguna manera quizás Amber creía que estaba pensando en hacerlo.

Una ola de risas se levantó dentro de la casa. Podían escuchar a la

familia de Marilyn adentro, hablando, y Brett sabía que tenía que regresar.

—Deberías ir adentro, —Marilyn le dijo, haciéndole una señal con

la cabeza. Brett abrió la boca para disculparse o decir algo, pero sus ojos de

color verde llenos de lágrimas lo detuvieron. Ella era tan impresionantemente hermosa.

— ¿Brett?—Esa era Ambrer, quien lo estaba buscando adentro. Le dirigió a Marilyn una mirada, una que esperaba que le dijera

todo lo que no pudo poner en palabras, y se fue.

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Capítulo 3

Ahora que estaba sola afuera, todo era muy frio. Marilyn se abrazó

a sí misma, preguntándose cómo manejar esto. Podía deslizarse hacia el interior como si no pasara nada, y probablemente salirse con la suya, pero todo se sentía diferente.

Marylin siempre se ha visto a sí misma como poco elegante, con

sobrepeso y atrapada en una rutina. Eso no fue lo que Brett vio. Entonces ¿Por qué razón pudo besarla si no se sentía completamente atraído hacia ella? Nunca antes nadie la había besado de esa manera. Se tocó sus labios, recordándolo. No había manera de que pudiera volver a entrar y actuar normalmente. Así que se sentó en el frío, escuchando a su familia dentro por un tiempo.

— ¿Marilyn?—Amber se quedó en la puerta abierta con una

expresión de preocupación en su hermoso rostro. — ¿Qué estás haciendo?

—Oh... me sentí un poco mal y pensé que el aire fresco podría

ayudarme. Amber salió y cerró la puerta. La expresión de preocupación en su

rostro no solo era por Marilyn, parecía preocupada. Se unió a Marilyn, apoyadas contra la pared de roca. —Realmente pensé que iba a hacer la pregunta.

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Como la hermana mayor, era la protectora y un hombro para llorar, y ahora Marilyn puso un brazo alrededor de Amber. — ¿Lo amas?

Todo estuvo en silencio por un minuto. Contuvo el aliento, esperando la respuesta de Amber, y finalmente sintió que su hermana se encogía de hombros.

—Ya no sé qué significa el amor, — Amber dijo finalmente cuando

hablo. Ahora Marilyn se volvió y la miró. — ¡Sólo tienes veintitrés años!

tienes todo el tiempo del mundo para encontrar a alguien. Y también tienes tu carrera. No te apresures. — Se miraron a los ojos la una a la otra, y Marilyn pudo ver que su hermana pequeña no estaba enamorado de Brett. Entonces, ¿de qué se trataba todo esto? ¿Pensaba que necesitaba tener a alguien?

Ámbar sonrió. —Gracias. —Se inclinó y ambas apoyaron sus

frentes juntas. —Oh, ya nos íbamos. Solo salí a despedirme y desearte Feliz Navidad.

Marilyn entro rápidamente a su apartamento, dejó caer las bolsas

y cerró la puerta, revisando como si esperara que la habitación fuera diferente. Su pequeño árbol de Navidad seguía ubicado en la esquina. Sus pinturas de frutas todavía estaban alineadas en las paredes. ¿Cómo podía sentirse tan diferente? Su cuerpo ardía por Brett. ¡Pero le pertenece a mi hermana!

¡No podía tener nada con el! En ese momento sonó el teléfono y mostró el teléfono de Amber

en la pantalla. ¿Su hermana sospechaba algo? O tal vez después de todo

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Brett le pidió matrimonio. Exhalo profundamente antes de contestar. — ¿Hola? —Marilyn, por favor, no cuelgues, — dijo Brett. —Quiero

disculparme. —Estabas fuera de lugar. —Lo sé, y sin embargo, no tengo remordimientos. Estoy feliz por

haberte besado. ¿Ahora qué? No podía lastimar a su hermana con esto. —Brett,

amo a mi familia y a mi hermana. No puedo hablar contigo de esta manera. No vuelvas a llamarme. Colgó antes de que pudiera pensarlo.

Porque, si lo pensaba, se preguntaría si tal vez esta hubiese sido su única oportunidad en el amor.

No, ella no podía darse por vencida por algo como esto. Claro, no

estaba muy feliz con algunos aspectos de su vida, pero tenía el poder para cambiarlas. Pronto sería Año Nuevo... ya era hora de hacer algunos cambios. Miro hacia el teléfono que tenía en la mano y llamó a su otra hermana. Rose era dueña de un salón de belleza y podría hacer cualquier persona se viera fabulosa.

— ¿Rose? Necesito un cambio de imagen.

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Capítulo 4

Brett no lo podía creer esto mientras estaba de pie afuera de la

Panadería Treats'n'Sweets, mirando hacia las tartas, cupcakes y repostería fina. Amber le había contado que su hermana estaba dirigiendo una panadería y vendía su mercancía en varios otros puntos de venta, pero todavía estaba impresionado de ver el verdadero negocio. ¡Lo había logrado esto en tan solo dos meses!

Era algo más que la panadería lo que lo impresionó. En el interior,

Marilyn estaba de pie detrás del mostrador, charlando y riendo con un cliente. Su oscura cabellera tenía brillantes y tentadores reflejos rojos, y vestía una elegante blusa de vestir en un color pálido rosa. Se preguntaba si llevaba una falda con esta, pero no podía ver. También se veía más delgada. Desde antes le encantaban sus curvas y ahora estaban más acentuadas. Hermosa, hermosa Marilyn.

Brett exhalo para tranquilizarse, pero rápidamente se dio cuenta

de que no lo necesitaba, estaba tan emocionado de verla tan feliz que olvido sus nervios. Empujo la puerta para abrirla y entró.

Marilyn miró hacia la puerta y dio un respingo al ver a Brett

Charles. Amber y Brett habían roto justo después del Día de Año Nuevo, por lo que Marilyn llegó a la conclusión que nunca lo volvería a ver. La loca idea de seguirle la pista vino y se fue un par de veces, y cada vez más se convencía que no existía razón para hacerlo. Brett probablemente pronto estaría con otra hermosa aristócrata pensó.

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Brett la veía con una mirada emocionada, esperando ansiosamente su reacción. Una emoción profunda la recorrió, sobre todo cuando vio que su mirada vagaba bajando hasta sus desnudas piernas y volvían a levantar la vista de nuevo.

— ¡Wow!—Brett extendió las manos con asombro hacia la tienda.

—Wow, esto es increíble. Realmente fuiste tras tu sueño. Y te ves absolutamente increíble. El éxito te queda bien.

Marilyn se sonrojó y bajó la mirada para ocultar su sonrisa. —

Gracias, Brett. — ¡Has estado ocupada desde la Navidad! Ahora ella sonrió ampliamente. —Necesitaba hacerlo. Ya era

hora... ¿Estás en Portland por negocios? — Eso todavía no explicaba lo que estaba haciendo en Hillsboro.

—Bueno, estoy buscando un amigo, si me preguntas... tengo que

probar algo, —dijo, mirando en la vitrina. — ¿Cuál es tu favorito? Tomemos dos de esos y sentémonos, sólo por un minuto. —Esa cálida sonrisa en sus labios y ojos. Este era un inesperado regalo, y ¿cómo podía saber si volvería a verlo?

Nerviosa, agarró dos de los productos que tenía más cerca. La

gente arremolinaba de un lado a otro y otros hablaban en las mesas mientras comían.

—Debiste de haber escuchado sobre Amber y yo, — dijo. — Desde

entonces me he estado preguntando qué ha pasado contigo. En realidad, he estado pensando en ti todo este tiempo.

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Marilyn asintió con la cabeza y susurró: — ¿Cómo? ¿Para qué? Tú apareces en revistas y yo atiendo una panadería. No funcionaria lo nuestro.

Brett se acercó y le tomó la mano. —Intente sacarte de mi mente

los últimos dos meses, pero no puedo trabajar porque estoy soñando despierto contigo. Quiero darle a esto una oportunidad. Sé que estoy saliendo de la nada, pero por favor dame una oportunidad.

Retirando su mano, miró a su alrededor. Brett vio su mirada

nerviosa. —Cena conmigo esta noche, Marilyn. — Él le sostuvo la mirada con sus ojos de color azul oscuro, que estaban en llamas de anhelo y deseo por ella.

¡Respira! —Me encantaría, —dijo, mientras pensaba, ¿Qué estoy haciendo? Brett levantó su panecillo de manzana con especias. —Por cierto

esto es fantástico. Puedo ver el por qué tu panadería es tan exitosa. Marilyn no pudo lograr que su sonrisa fuera más grande, y muy

pronto todo el mundo podría verla. Se limpió la boca con la servilleta y se levantó. —Tengo que regresar a...

—Entiendo - ¿Vengo a recogerte a las cinco? Me gustaría llevarte

a la ciudad. Tengo el lugar perfecto para esta noche. —Brett comenzó a dirigirse hacia la puerta cuando se detuvo y le dio una sonrisa maliciosa a Marilyn. — ¿Te pondrías un vestido para mí?

Marilyn encogió un hombro, dirigiéndole su propia mirada

juguetona. —Tendrás que esperar y ver.

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Brett continuo observándola mientras se iba, mirando hacia atrás a través de la ventana. Marilyn se dio cuenta de que otras personas también la estaban viendo a ella. Caminando detrás del mostrador, le dijo a Sheila, —Me tomare el resto del día libre. ¡Tengo que ir de compras!

Marilyn gasto demasiado dinero en un vestido rojo de diseñador

y zapatos a juego, pero ahora no se iba a dejar llevar por las dudas. Y cuando le abrió la puerta a Brett al diez para las cinco, se dio cuenta que había valido la pena. Los ojos de Brett se oscurecieron y su boca se abrió un poco mientras la tomaba y entraba a la casa. —Marilyn... estas más impresionante cada vez que te veo.

—Tú también, te ves muy guapo —dijo ella, apreciando su camisa

blanca y pantalones, y cómo su cuerpo delgado se veía en ellos. Estaba nerviosa acerca de lo que él estaría pensando en su lugar, pero él sólo miró a su alrededor con curiosidad y sonrió al ver las pinturas sobre cocina que tenía. Cuando se fueron, Brett la guío con un ligero toque en la espalda, que enviaron escalofríos de anticipación que subían y bajaban por su cuerpo. Brett rápidamente la llevo a un caro y apartado restaurante y excesivamente decorado. Aunque había gente esperando en el vestíbulo, Brett y Marilyn fueron guiados hasta una mesa en la parte de atrás.

— Tenía que encontrar algo que estuviera a la altura de tu

excelente cocina, — dijo, el rostro de Marilyn se iluminó con placer. Después de que ordenaron la cena, le preguntó acerca de cómo puso en marcha su negocio y cómo iba. De hecho, la mantuvo hablando toda la noche, compartiendo detalles de sus propios esfuerzos, viajes y la vida aquí y allá, sólo cuando relacionaban con lo que estaba diciendo. A Marylin le gustaba un hombre que quería saber de ella. Y sucedía que este hombre la escuchaba con el rostro embelesado y una mirada

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brillante. —Quiero pasar el resto de tu vida contigo, — dijo repentinamente.

—Sé que suena loco, pero esto es mágico. No puedes dejar que una oportunidad como esta pase de largo.

Marylin hizo una exhalación rápida mientras se inclinaba hacia

atrás. ¿Cómo era posible que pudiera sentir eso, y ni hablar el que lo hubiese dicho? Un momento tan tierno apareció y se desvaneció y entonces Brett sonrió tímidamente. —Bien, ahora que te he avergonzado... ¿Cómo está tu cena? ¿Quieres postre?

Mientras la cena terminaba, Marylin se preguntaba si sus

románticas palabras eran una estratagema para llevársela a la cama. ¿Le importaría si así fuera? Tal vez le importaba las promesas vacías - si esta incluso calificaba como una - pero a ella no le molestaba la idea de tocarlo en todas partes... que Brett la tocara por todas partes...

— ¿Marilyn?—Una sonrisa de complicidad iluminó su rostro. Oh, diablos. Afortunadamente sus ojos no estuvieron vagando por

todo el cuerpo de Marylin. No obstante Brett adivino lo que pasaba por su mente y pidió la cuenta.

En el viaje de regreso a casa de Marylin, le puso una mano en su

pierna y la veía a cada rato, hablando en un suave tono sobre si le gustaría visitar Nueva York con él, o Hawai o incluso Costa Rica. Marylin lo escucho, soñando despierta con eso, pero también pensó en lo que diría cuando llegaran a su casa.

Se estaciono y camino con ella... y se detuvieron frente a su puerta.

Brett observó su rostro de cerca mientras se inclinaba. Brett la beso suave y lentamente, haciéndola gemir, y haciendo que Marylin se decidiera

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también sobre lo que sucedería el resto de la noche. — ¿Quieres pasar?— le preguntó, mientras metía la mano en su

bolso buscando la llave. Como respuesta, Brett la ayudó a abrir la puerta, y una vez que esta se cerró, él suavemente la apoyó contra esta para besarla una vez más, agarrando su cabello entre sus manos. Brett gruño en necesidad y recorrió con las manos subiendo y bajándolas por sus costados, sintiendo sus caderas, cintura y la curva de sus pechos. Se besaron y se dirigieron hacia el dormitorio, mientras Bretr le abría la cremallera de su vestido por el costado. Marylin le desabrochó los botones de su camisa y escucho un pop hasta que termino de desabrocharla. Marylin le arranco la camisa de sus hombros en su puerta y sintió que su vestido se deslizaba por su cuerpo. Cayeron en la cama quitándose las vestiduras restantes, ayudándose el uno al otro.

—Brett, — ella decía mientras el murmuraba, —Marilyn. Brett la atrajo hacia él y rodó así que Marylin estaba en la parte

superior y de repente se sintió salvaje, apasionado, loco de amor por ella. — ¡He esperado tanto tiempo!

Una incontrolable emoción la atravesó y le mordió el hombro.

Brett gritó, un rugido de verdad, y se unió a su liberación. Cuando Bett culmino y colapso, Marylin se preguntó si no debería

haber tomado las cosas con más calma y disfrutarlo un poco más. —Todo fue como lo soñé, — Brett susurró, acercándose más y

besando el hueco justo encima de la clavícula. — ¿Está bien si quiero más?

Marylin se quedó sin aliento. — ¡Esperaba que así fuera!

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Cuando la luz del sol atravesaba las cortinas en la mañana, estaban enredados y completamente agotados. Brett había querido más... y más... ella consiguió lo que quería y algo más. Ahora se despertaba sintiéndose más saciada y completa de lo que nunca experimento en su vida.

Brett se movió y sonrió antes de abrir sus ojos y presiono sus labios

contra su hombro. —No quiero volver a dejarte ir. Ven a Los Ángeles conmigo.

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Capítulo 5

¿Qué estaba haciendo? Sentía como si estuviera gritando

y saltando alrededor como una colegiala - de hecho ya lo había hecho un par de veces. Saludó a Rose, quien estaría ayudándola con su negocio, mientras ella estuviera fuera, y regreso sus pensamientos a esta nueva aventura en frente de ella.

Volaron juntos a Los Ángeles a tiempo para la fiesta de un estreno

de una película, repleta de celebridades de clasificación A. Johnny Depp le sonrió, incluso parecía tímido mientras le daba la mano. Antonio Banderas se rio con Brett como si fueran viejos amigos. Al paso de una hora, el rostro le dolía de tanto sonreír. Estrechó la mano con numerosas estrellas que ella había visto en películas y leído en revistas. La noche pasó volando con rostro de famoso tras famoso.

—Emocionante, ¿no?—Brett pidió el coche alrededor de las 2 a.m.

Se sentaron en el asiento, juntos y Marylin se acurruco bajo su brazo. Las luces de Hollywood pasaban rápidamente por la ventana, recordándole lo diferente que su mundo era la de ella. —Eso fue increíble.

Brett recorrió su brazo con su mano, subiéndola y bajándola hasta

su cintura. Incluso después de la larga noche, el placer y el deseo se movían rápidamente través de ella. Brett se inclinó para hacerle cosquillas a su cuello con su aliento, y luego Marylin volvió el mentón para que pudiera besar sus labios.

Echándose hacia atrás, Marylin susurró: — ¿Qué pasa con el

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conductor? —Está bien. —Brett le acarició su oreja pero se comportó la mayor

parte del tiempo hasta que estuvieron dentro de su lujosa casa. Allí la levantó en sus brazos y la llevó escaleras arriba.

— ¡Brett!—Ella se rio al decir su nombre pero se convirtió en un

ronroneo en el dormitorio, donde la depositó en la cama y empezó a besarla lentamente desde su pie y fue subiendo.

Esa solo fue la primera fiesta. Brett le presentó a una vida

totalmente diferente en las siguientes dos semanas, una llena de celebridades de Hollywood y fiestas de alto perfil. Cenaron en los restaurantes más caros y la mimo con ropa, bolsos, zapatos y accesorios de diseñador. Si Brett pensaba que a Marylin le gustaba algo, se lo compraba. Brett le pidió que se uniera a él para reuniones durante el día con diferentes productores, escritores y actores. Julia Roberts "se dejó caer" en uno de sus almuerzos. ¡La parte realmente sorprendente era que estaba orgulloso de presumirla a ella!

Brett actuó completamente cómodo en torno a todas estas

personas. Marilyn incluso pensó que él no permitía que esto se le subiera a la cabeza, o alejarse de su adoración a ella. Fue perfecto... así que no estaba segura de por qué se sentía fuera de lugar y nostálgica durante la semana pasada. Aquí estaba ella en el hermoso y soleado suroeste de California y estaba extrañando su brumoso, húmedo hogar en el norte de Hillsboro Oregon. Llamaba a Rose al menos una vez al día para revisar cómo iban las cosas, y después llamaba a la panadería para obtener una segunda opinión sobre cómo iban los negocios. Esto hizo que se sintiera insegura porque no podía estar allí.

—Me pregunto cómo van las cosas, —le dijo ella, recordando

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demasiado tarde que ya le había expresado esa preocupación ese mismo día.

Brett negó con la cabeza, con una sonrisa perpleja en su hermoso

rostro. Brett le estaba ajustando el cinturón de seguridad mientras le decía: —Nunca más tendrás que preocuparte por el dinero nena. Puedes relajarte.

—Pero...— ¿Pero qué? ¿Pero si a ella no le gustaba este

extravagante estilo de vida y clima perfecto? Brett levanto la vista hacia su rostro, mirando detenidamente hacia

sus oscuros ojos, y la tomo de las manos. Buscando su mirada, Brett dijo, —Me haces tan feliz. Quiero que sientas lo mismo.

Marylin sonrió, forzándola un poco. —Supongo que solo me estoy

ajustando. Fue una hora más tarde, mientras yacía en su piscina mientras Bett

tomaba una llamada, que se preguntó por qué todavía no habían hablado sobre el amor. Ella lo hacía feliz, eso fue lo que dijo. Brett también la hacía feliz así, pero todavía se sentía un poco dependiente. Eso era todo. Quería ser feliz y tener su propia vida, así como compartir una con él. ¿Cómo podía confiar en que las cosas siempre seguirían así de bien? ¿Y que pasaría si al paso del tiempo se cansara de ella y se enamoraba de una de estas bellezas de Hollywood? Él es exitoso, rico y guapo, y tenía los medios y las conexiones para ayudar a alguno de los jóvenes, actrices hambrientas de fama que seguramente nunca dejarían pasar la oportunidad.

Existía un problema más grande. Marilyn sabía que se estaba

enamorando de él, cayendo a un punto de no retorno. Si él le rompía el

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corazón, nunca se recuperaría. —Nena, necesito rápidamente ir a una reunión. —Se inclinó y la

besó lentamente. —Nos vemos en un rato. Brett se apresuró a salir y ella se levantó, dándose cuenta de que

no podía quedarse aquí por más tiempo.

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Capítulo 6

Una semana más tarde, Marilyn se cuestionaba el juicio de sus

acciones. Había dejado una sincera nota para Brett pero aún se escuchaba terriblemente enojado y herido cuando llamó.

— ¿Por qué te fuiste? La vida era tan perfecto contigo aquí. ¿Por

qué no me lo dijiste a la cara? Debió de haberlo hecho. Y no habían vuelto a hablar ni una sola

vez desde esa llamada. La vida se sentía vacía y gris. Había estado tan preocupada por la

panadería, pero todo estaba funcionando sin problemas sin ella. Volvió a comenzar a hornear pero incluso eso se sentía vacío.

¿Acababa de arrojar al amor de su vida? Nunca dijeron la palabra:

Te amo, pero ella lo hacía. Ella lo amaba con todo su corazón. —Llámalo, —le dijo Rose a la mañana siguiente, mirando

apreciativamente hacia Marilyn por encima de su taza de café. Había un momento de tranquilidad en la tienda, lo que no sucede muy a menudo. Su negocio tan pronto como se abría la puerta se llenaba de clientes, probablemente porque muchas personas ya habían degustado sus productos de otros proveedores y eventos sociales.

— ¿Llamarlo? No puedo, Rose. Me fui sin decírselo, y no hemos

hablado en más de una semana. Probablemente ya está con a alguien

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nuevo. Alguien quien vive en Hollywood y quiera esa vida. Rose se puso de pie y se acercó. —Brett te escogió, cariño. Te

cortejó, te movió el tapete, y te invitó a entrar en su vida. Cuando se pone de esa manera... parecía como si Brett la amara.

—Pero lo lastimé. —Si no tratas de arreglarlo, lo lamentarás el resto de tu vida, — le

dijo Rose con una mirada de complicidad. Después de unos días más tranquilos y tristes, sabía que tenía que hacer algo. No podía vivir sin él. Fueron un total de dos semanas antes de que tuviera todo dispuesto para volar para allá. Probablemente sería un adiós, pero Rose tenía razón. Tenía que verlo en persona una vez más para ver si esa chispa seguía allí.

Con unas últimas palabras para darse ánimos, cogió su bolso y

abrió la puerta. — ¡Brett! Brett miró hacia el equipaje de mano de Marylin y preguntó: —

¿Te vas de viaje? Vio un destello de dolor en sus ojos y casi se echó a reír. —Iba a tu

lado. En ese momento, Brett se acercó y la atrajo hacia él, inhalando su

aroma y besando su cuello. —Estoy total y completamente enamorado de ti. Te amo.

Marylin se quedó sin aliento y tuvo que empujarlo para poder

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verlo a los ojos. —Yo también te amo. —Se encontró con él a mitad de camino en un profundo y conmovedor beso.

Pasaron varios minutos antes de que recordaran que estaban de

pie en la puerta abierta. Marylin lo condujo al interior. —Lamento mucho la forma en que me fui. Estaba nostálgica y preocupada por la panadería... y sentía como si me podía perder a mí misma ahí. Incluso te amé entonces, y estaba feliz contigo, pero también necesitaba tener una vida propia.

Brett asintió solemnemente, comprendiendo sus palabras. —Pero no quiero decir que no puedo cambiar o algo mejor. No

puedo vivir sin ti. Tal vez podría abrir una panadería allí. —Y tal vez podría manejar mi empresa desde aquí. Marylin se detuvo, con la boca abierta, al considerar eso. —Pero

todas tus reuniones... —Es sólo un corto vuelo de distancia. Me tomó tanto tiempo para

venir aquí porque he estado reorganizando mi negocio. Mis clientes están felices de hablar por vía Skype y teléfono. Voy a tener que ir a la oficina un par de veces, pero también puedo hacer una vida aquí. Yo siempre he viajado.

¿Estaba hablando en serio? Marylin miro directamente hacia sus

sinceros ojos y los brazos extendidos. —Cásate conmigo, Marilyn. Se mi esposa.

Ahora las lágrimas acompañaban su jadeo. Marylin corrió hacia

él. — ¡Sí!

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Era difícil creer que alguien tan guapo, exitoso y cariñoso podría amarla tanto, pero sabía que Brett lo hacía. La besó larga y profundamente, manteniéndola cerca. Luego se echó a reír y dijo: —Fuiste la mejor sorpresa de Navidad que nadie pudo esperar.

—Y estaré aquí todo el año, — dijo, sonriendo a través de las

lágrimas que corrían por sus mejillas. —Toda la vida, —Brett murmuró, encontrándose con sus labios

nuevamente. No podía estar más de acuerdo.

FIN.

Traducción:

VAJE

Corrección:

Joseline