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Americanizacion de La Modernidad

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Bolívar Echeverría(compilador)

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Centro de Investigaciones sobre América del Norte EdiciondDirección General ele Publicaciones y Fomento EraEditorial, Universidad Nacional Autónotna de México

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qQCqición; Ediciones Gra / Cenlro de l.nveslígaciolies sobre Am¿rica del No(tey Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, 'Ul"AM

Primera edición: lOOSl)rimcra reimpresión: 201.1ISBN: 97S-ti07-.:I4S:00S. 7 (Era)lSBN: 978-970-32-5146-9 (UNAM)

OH. ,1)2008 • Univasitiad NaciOllal Aulónoma de Mc,xico"'-Oirección General de Public:u;ioncs y Fomento Editorial

Ciudad Universilaria. Dckgación Cuyoacán,0:\510 Mé:--ico, D.F.

• Cenlro d.: 11l\'C'sligaciones sobre América del NonePiso, 9 y 10,Torre 11de Humanid:\desCiudad l.llliversitHI'ia. Odcgación Coyoacáll, '04510 Mé,-.;ico, D.F

• Ediciollt.s Era, S.A, de C.V.Calle del Trabajo 3J. cülonia La F¡Llna, Tlalpan,14269 México, [).F.

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ESle libro 110puede ser tOlOcopiado, ni ¡"eproducido total u parcialmente,por ningún medio o l11<Ítodo,sil1lu aUlOri¡wcióll por escrito del cditvr.

nlis book I/I(/Y ,ivl bt' reprudlli:i.'d, il! lI'Jwlc al" i¡¡ parl,in {//(y form, h'ir/JOlit I\'riuen pcrminiollfrolll rhe publü/lf:rs.

WWIV,ed iciol les.: ra, como m"

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ÍNDICE

AgradecimientosPresentación

• Bolívar Echeverría

AMERICANIZACIÓNLa "modernidad .americana"(claves para su comprensión)

• Bolívar EchdverríaLa independencia de Estados Unidos:una singularidad histórica

• Ignacio Díaz de la Serna

DE LA CULTURALas poéticas -colonizadas de América Latina• Eduardo Subirat.s¿Cómo se dice OK en inglés?(De la americanización como arcaísmo y novedad).

• Carlos Monsiváis .Anatornía de un:1 tentación

• José lI-laría Pé~'ez Gay

DE LA CIENCIA Y LA ECONOMÍALa americanización de la ciencia

• Manuel PeimbertMéxico y su economía política de la modernizaciQ\1(hipótesis para un relato)

• Rolando Cordera

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LA MODERNIDAD AMERICANA(CLAVES PARA SU COMPRENSIÓN)• Bolívar Echeverría

"Sie Jwhen teuere Kleider", sagte Karl [ ... ]."Ja", s(lgte RobimOll, "ieh kauJe mil' fasl

jedéf1.--Tag irgend ellúas. Hlie ¡fejiiUt Ihnrndi/? Weste?" "Can;:: glll", s(J&rte Karl. "Essind ab~rkeine wirkiir.hcn.Taschen, das islnUT so gemnc"l "J sngie Hohinson 11l1dfnjJ-te Karl bei dr.r Hand, damit sieh diese¡"sclbst davon úberu:ll.gr.

Franz Kafka, Amcrikal

El interés en distinguir lo específicamente ",unericano" q.ue hayen la modernidad contemporánea proviene de una constata.ción de hechos y tendencias: el proceso de deterioro del con-junto de la vida económica, social y política en el último mediosiglo -que parece encaminar la historia mundial a una situa-ción catastrófica de magnitud y radicalidad desconocidas hastaahora- es un proceso que sigue la línea de desarrollo ddini.da por una de las múltiples versiones de la modernidad capita-lista, la versión "americana". Cualquier intento ele frenar, ~l vezrevertir o incluso simplemente sobrevivir a ese proceso de de-terioro civilizatorio y sus consecuencias debe pregun tarse acer-ca de los recursos que tal intento puede encontrar en mediode la civilización moderna actual pará ser rcalmente viable.Sería equivocado suponer que estos recursos siguen siendo losmismos o del mismo orden que aqucllos de que disponía la vi-cia civilizada moderna en el siglo pasado para contrarrestar sus

I "'Su ropa es cara', dUo Karl [...J. 'Sí', dijo Robimon, 'casi todos Jos díasme compro algo. ¿Qué le parece este chaleco?' 'Muy bueno', dUo Kar1. 'Perolos bolsillos no son reales, son hechos sólo a:;í'. dijo Rabioson )' le tomó lamano para que se convenciera por sí mismo." América, novela inconclusa que-se publica ahora con el título que su autor quería darle origin<11111cntc: DerVer.schollene(El desaparecido), Fischcr, t 994. p. '16:3.

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propias aberraciones, y que fueron desaprovechados en toncescon los resultados devastadores tan conocidos. Las diferell-cias de todo orden (lo mismo en lo técnico que en lo social ylo político) entre la modernidad prevaleciente hace un siglo(la "europea") y la que domina actualmente (la "americana")pueden ser evidelll.es en el detalle -¿quién, por ejemplo, noha debido contrastar alguna vez la grnnrllichkeit europea conel easy going americanoL, pero son confusas en su sentido:¿son l11l1cstras de un perfecionalnicnto o de un desvío, de unacomplejidad mayor o de una simplificación? Sólo si se las exa-mina con precisión crítica se podrá reconocer la especificidadque ticne la segunda por debajo de su parentesco innegablecon la primera, y se podrá así detectar en ella misma ciertosrecursos nuevos que puedan usarse para combatirla adecua-damente y revertir tal vez la tendencia catastrófica que ella im-prime aClualmente a la historia.

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La modernidad capitalista puede ser vista como un "proyectocivilizatorio" que conlenzó a gestarse de manera espontánea einconsciente eu la vida práctica de las sociedades europeas a co-mienzos del segundo milenio de nuestra era. Su propósito hasido reconstruir la \oda humana y su mundo mediante la actua-lización y el desarrollo de las posibilidades de una revolucióntécnica cuyos plimeros anuncios se hicieron presentes en esaépoca a todo lo ancho del planeta. Lo peculiar de este proyec-to de modernidad está en su modo de emprender esa recons-trucción civiJizatoria, un modo que irnpriJne a ésta un sentidomuy particular: darle una "vuelta de tuerca capitalista" a la yamilenaria mercan tificación de la vida humana y su mundo, ini-ciada ocho o nueve siglos antes de la era clisliana. En otras pa-labras, radicalizar la "subsunción" o subordinación a la que estásiendo sometida la "forma natural" de esa vida por parte desu "doble", la "iol'lna de valor", que ella misma pone en pieCHando se desarrolla como una vida mercantilizada (sobre es-las conceptos, véase infla "Apuntes sobre la 'forma natural"', pp.

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44-49). Una radicalización que convierte esa subsuncióQ, deun hecho sólo exterior o '¡[onnal", en otfO "real" o de alcancetécnico y que, al hacerlo, "interioriza" o incorpora el peculiarmodo capitalista de reproducir la riqueza en la composiciónmisma del campo instrumental-del "sistema de aparatos" (Wal-ter Benjamin)- de la sociedad, consolidando y generalizandoasí la configu;'ación del trabajo humano como un proceso deexplotación asalariada ("esclavismo moderno") de la mayoríade la población ("proletariado") por parte de una minoría deella ("burguesía:').

El proceso que lleva a la generalización del telos de la valori-zación del valor, inducido por el modo capitalista de repro-ducción de la vida social, es sin duda el proceso dominante enla historia de la modernización europea; pero está lejos de serel único. Otras propuestas de vida moderna que reivindicanotros telas propios de la "forma natural" de la vida humanaaparecenjunLa a él y lo acosan una y otra vez a lo largo de esahistoria; se trata, sin embargo, de propuestas sobre las que eseproceso "no ha dejado de vencer" hasta ahora, propuestas que,desde su útatlJ~ de derrotadas, ejercen una gravitación enigmá-tica y fascinante, descifrable tan sólo por quien, como el "mate-rialista histórico" de \'Vaher Benjamin, sabe pasar la mano "acontrapelo" sobre el lomo de la historia.

2

El proyecto civifizaLOrio de la modernidad capitalista sólo pu-do llevarse a cabo en términos histórico concretos, primero,invadiendo las figuras preexistentes de la civilización en Eu-ropa e imponiéndose dentro de ellas o incluso sustituyéndolasy, segundo, reprimiendo las prefiguraciones civilizatorias queresultaban de otras actualizaciones, éstas no capitalistas, deese revolucionamicnto técnico. Por esta razón, la realidad his-tórico concreta de la civilización moderna en Europa sólo sevuelve comprensible si se la descifra como la realización del pro-recLa civiliza torio que trae consigo el modo capitalista de lareproducción social, llevado a cabo bajo la forma de un arro-

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I1.

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lIamiento de las resistencias que presentaban las distintas civi-lizaciones premodernas y los múltiples esbozos no capitalistasde civilización moderna. En la lucha o enfrentamiento desatadopor esta resistencia, la parte vencedora, la capitalista, sólo re-sulta serlo a través de un conjunto din,imico de compromisosen los que debe entrar con esas otras civilizaciones ya estableci-das y con esas otras propuestas civiliza tonas, compromisos quepermiten a éstas reproducir refuncionalizadamente ciertos ras-gos esenciales de la "forma natural" de la vida social y que obli-gan a aquélla, a la parte capitalista, a desviar su autoafirmacióny a retardarla.

Especialmente en el mundo mediterráneo, y como resultadode una historia milenaria, la "subsunción formal", impuesta porel capital comercial y el capital usurario (a los que Marx llama-ba "antediluvianos") sobre la civilización de Occidente, habíadecantado en la vida social en un rico en tramado de usos ycostumbres, en un amplio y complejo conjunto de identida-des cultivadas cotidianamente con fervor. Por esta razón, elpaso del predominio de ese capital "antediluY,iano" al predo-minio del "capital productivo" -que es el tipo de eapital conel que se consuma la "subsunción real" de la ,ida social al capi-talismo-, un paso que se completa apenas a mediados del sigloXVIII, abrió un panorama especialmente contradictorio. Tancontradictorio, que dio lugar, a partir de la Revolución fran-cesa, a toda una época histórica, la de la "actualidad de la re-volución" (como la llamó Georg Lukács), en la que un proyectoalternativo de modernidad, el proyecto comunista, llegó a po-ner en grave peligro la opción capitalista que trataba de perfec-cionarse. (Fernand Braudel registra la dificultad de este pasocuando atribuye al capital una "extrañeza" y "torpeza" ante losasuntos propios de la esfera de la producción.)

3

La historia de la civilización moderna-capitalista se hifurca apartir del siglo XVII; aparecen dos ramas o líneas de desarro-llo yuxtapuestas, paralelas y contiguas, pero autónomas: la lí-

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fnea europea, a todas luces la principal, antonom,ísica, y la líneaaparentemente secundaria, la "(norte)amcricana".

Lo que distingue entre sí a esLo1Sdos rama, es el grado de den-sidad del compromiso que se establcce entre la realización delproyecto civiliza torio capitalista y la realidad ya civilizada (des-de lo arcaico) o recivilizándose (desde el presente) a la queella debe someter y, si es posible, anular. La rama eurupea dela ci"ilización moderna es una ram" "impura" debido al altogrado de densidad que ese compromiso adquiere en ella; avan-za sinuosa y lentamente refuncionalizando una identificaciónsocial "pagana" que está dotada de una consistencia y dinámi-ca propias y que obliga a la "forma de valor" capitalista a cun-tcmpolizar con una vigencia múltiple y compleja de formas"naturalesll o concretas de la vida, unas toda\Ía premodcrnas yotras ya claramente protomodernas.

La rama <lamericana" de esa civilización es en cambio unarama prácticamente "pura", debido a lo tenue de ese conflic-to entre lo capitalista y lo "natural"; se desenvuelve sin mayo-res contratiempos siguiendo una trayectoria casi rectilínea, enmedio de una vida civilizada bastante ra,a O elcmental en la quela identificación "natural" de la vida por refuncionalizar se re-duce, quintaesenciada, a la fe ardiente en las Sagradas Escritn-ras judeocristianas y la obediencia ciega a las directrices moralesderivadas de ellas.

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Tras las diferencias ele apariencia puramente doctrinal que dis-tinguían a los Clistianos de la rama europea frente a los colonospuritanos que irán a fundar la rama americana -precisamentelas que llevaron a que éstos fueran "expulsados" a América-,se esconden otras, más determinantes, que Lienen que ver conla mayor o menor complejidad, con lo más "elaborado" (mes-tizado) o lo más "elemental" (castizo) ele la viela ci,ilizarla queunos y otros presen taban an te el proceso de modernización.

La modernidad europea del siglo X\1J al siglo XVIII, lo mismoque su re-constnlcción en AJnélica Latina, es en 10 fundarnen-

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lal una modernidad de Europa del sur o del orbe mediterrá-neo, mientras que la modernidad "ameJicana", a partir del siglox\~r, deriva más bien de una modernidad de la Europa noroc-cidental. Y aqur la diferencia geográfica apunta hacia una di-ferencia de orde-n identitario que tuvo gran importancia en laconsolidación del modo capitalista de reproducción de la ri-queza social. La primera es una ITIodernidad "calólicall

, la se-gunda, una modernidad "protestante", no lanto en el sentidoteológico de eSlos calificativos cuanto en su senlido identita-rio-político, es decir, en el que atañe al grado de radicalidadde la cristianización de la vicia cotidiana, a la medida en quela asamblea religiosa propiamente cristiana, la ecclesía, habíaalcanzado a ponerse en e1lugar o sustituir a la comunidad an-'Ccstral o a la polis como instancia socializadora e identificadorade los indiviuuos singulares y colectivos.

La modernidad europea católica o mediterránea presenta-ba un grado de cristianización relativamente bajo debido a queproven ía de un proceso de evangelización cuyo efecto destlUc-til'O sobre las identidades y las culturas paganas de las socieda-des mediterráneas se encontró con filertes resistencias. Si llegóa dominar fue gracias a que, cediendo a estas resistencias, si-guió una "estrategia" peculiar de tolerancia ante las iuolatrías,de integración o mestizaje de las mismas en una identidad yuna cultura cristianas relativizadas y "aflojadas" para el efecto.'

La modernidad europea protestante o noroccidental pre-sentaba, en cambio, un alto grado de cristianización debido atIue se había gestado en un proceso de evangelización cuyo efec-to devastador había avanzado sin grandes obstáculos sobre lasruinas de las idcl1[idades y culturas noreuropeas (celtas y ger-mánicas) y había impuesto, sin necesidad de hacer ninguna

2 Al afirmarse como una re-creación de la modernidad europea católica,la modernidad de América Latina resulta especialmente capaz de sufrir/vivir el proceso de la subsunción capitalista sin participar milítantementeen él. Y 1;$que en su historia tlla vuelve reCLlrrentemenle al eliJos específi-camente barroco de e~e sufrirlvi\~r, al elhos que ensei"l<l a rescatar lo cualita-tivo de 1<1 Viel,l incluso allí donde la miseria cuantitativa parece volverloimusrcntablc.

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concesIón de principio y sin entrar en las complejidades delmestizaje, una definición o identificación eclesial puristamen-te cristiana en el lugar que ocupaban antes esas identidades yculturas, apartándolas a la periferia "bárbara" o herética, siem-pre reprimida pero siempre amenazante.

5

La modernidad "americana", como prolongación de la parti-cular modernidad noreuropea, viene a culminar algo que el cris-tianismo pareciera haber tenido el encargo de preparar: unasocialidad dotada de un ethos que la vuelva capaz de dar una res-puesta positiva, "realista", aquiescente y dócil. al "espíritu del ca-pitalismo" (Max Weber), a la solicitación que éste hace de uncierto tipo de ser humano capaz de ser funcional con la acciónque subsume la vida humana al capital; de una humanidad quedemuestre una cierta definición ético-antropológica como ca-racterística básica de su comportamiento y apariencia.

El capitalismo radical no tiene en principio ninguna pre,ferencia identitaria en su realización histórico concreta; sinembargo, dado que una actualización de este orden es única eirrepetible y que las poblaciones cristianas noroccidentales fue-ron de facto, accidental o casualmente, las que lo actualizaronde la manera más limpia y potente, las características étnicas delas mismas se fundieron con las puramente capitalistas -"la for-ma se hizo fondo", lo accidental devino esencial. lo casual ne-cesario, lo retórico central- y surgió una peculiar identidadmoderna, la "blanquitud", según la cual no basta con ser mo-derno-capitalista, sino que también hay que parecerlo.'

En la vía "americana" -noreuropea al extremo- de la moder-nidad capitalista, la mercantificación de la vida y su mundo,la subsunción de la "forma natural" de esa vida a su "formade valor", se cumple en condiciones de extrema debilidad de

, Véase, Bolívar Echeverría, "Imágenes de la blanquitud", en Diego Liza-razo el aL, Sociedades icónicas, Siglo XXI, México, 2007; también en: www.bolivare.unam.mx.

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la primera, de su falta de recursos para resistirse a la acciónde esta última. Es una vida "natural"' cuya creatividad está"congelada", encerrada en la inercia o la repetición. Nada ocasi nada hay en la experiencia práctica de los individuos socia-les que los lleve a percibir una contradicción entre el produ-cir y consumir objetos en calidad de "bienes terrenales" y elhacerlo tratándolos en calidad de mercancías, de "bienes ce-lestiales" o puros receptáculos del valor económico. En la ,;da(norte)americana moderna, el desarrollo paulatino pero con-sistente de una "forma natural" sometida al capital explora másallá de todo límite las posibilidades de incremento cuantitativode los bienes producidos/ consumidos; sin embargo, por otrolado, impone una repetición sin alteraciones sustanciales dela consistencia cualitativa ancestral de los mismos. Los nuevosvalores de uso deben descubrirse así a partir de la proyección,sobre una naturaleza de disponibilidad en principio inagota-ble, de las exigencias caprichosas pero conservadoras que echansobre ella unos propietarios privados, cuyo endquecimiento endinero no alcanza a habilitarlos para romper ~on el sistema denecesidades establecido: pese a todo, los valores del earlyame-rican se repiten una vez más en el postmodern americano Procesoque contrasta con el que tiene lugar en la modernidad euro-pea, donde los nuevos valores de uso que se descubren han si-do sin duda refuncionalizados por el valor capitalista, pero sindesconocer la "lógica" social-natural de sus alteraciones ni anu-lar la creatividad de formas que \;enen de la interacción colec-tiva "materialista" o "terrenal" con la naturaleza.

Considerada en el nivel esencial de la historia de la moder-nidad realmente existente, la "americanización" de la moderni-dad en el siglo xx sería sin duda una culminación: el arribo alpunto de la más estrecha interconexión entre la consolidaciónde la revolución técnica en las fuerzas productivas y el procedi-miento capitalista de actualizarla. Sería la conquista del gradomás alto de subsunción de la lógica "natural" o lógica del va-lor de uso de la vida social moderna a la lógica capitalista dela autovalorización del valor mercantil, el grado casi pleno de laidentificación entre ambas.

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J.'fí1

Por el contrario, si lo que se tiene en cuenta es la histodade la consistencia formal concreta de la vida rnoderna, la ame-ricanización de la modernidad traería consigo, un empobreci-miento radical: implica, en efecto, en prilner lugar, una rupturatajante con el pasado premoderno, no sólo pagano, sino tambiéncristiano católico; un pasado sin el cual la modernidad, como"negación determinada" que es de otros proyectos civilizato-rios anteriores, queda severamente disminuida en su sustanciahistóI;ca. Irrlplica además, en segundo lugar, una eliminaciónsistemática, dentro de la vida cotidiana, de la competeucia en-tre las múltiples propuestas de vida o los distintos elhe posiblesdentro de la modernidad capitalista; tiende, en efecto, a asegu-rar el monopolio del modo de ser capitalista para uno de ellosen particular, el ethos "realista" ("protestallte"' o "puritano").'

6

La europea y la (norte)americana son dos ramas de la hislOdamoderna que se reencontrarán a partir de la segunda mitaddel XIX. tres siglos después de su separación. Para entonces,mientras la primera ha llevado a la modernidad capitalista aun estado crítico de autonegación, la segunda la ha conduci-do a uno de realización plena. La primera, la de la moder-nidad "europea" -impugnada por el pro)'ecto comunista-, seencuentra en plena crisis debido a que no pudo concluir a sa-tisfacción la tarea de subordinar completamente a la "formanatural" (ni en su versión tradicional ni en sus versiones nuc-vas). La segunda, en cambio) la de la modernidad "americana",está en pleno crecimiento y expansión, satisfecha de haberconcluido la tarea.

Los vasos comunicantes que se instalan entre ambas versio-nes de la modernidad capitalista no estarán al servicio de unllretorno", de una reinserción de la versión "americanal1 en la

~Véase, Bolívar Echcverría, "Modernidad y capitalismo", en Las iluSlOl1t'S

di la modernidad, Universidad Nacional Autónoma de ~léxico.El Equilibrista,México, 1995; también en: \'/ww.bolivare.unam.lllx.

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"europea", sino al de una invasión de ésta por la primera, queinlenlará absorberla y sustituirla en un proceso lento y loda-via inacabado en la presente \~lella de siglo.

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La simbiosis de ambJ.s inyecta savia nueva y revitaliza a la "moM

dcrnidad europea", sobre lodo a partir de la segunda posgue-rra europea del siglo XX, pero se trala de una transfusión quese dirige solamente a las partes de ella que la "modernidad ame-ricana" considera "rescalables". Al hacerlo de esta manera, esasimbiosis abre en la modernidad europea una escisión entre dosversiones de sí misma: la que se re-confornla a la "americana" yla castiza o l'nuténtica", fiel;] la identidad l'europea" tradicional;versión éSla que, por lo demás, se encuenlra en una profundaelisis de autodcfinición. "Ser moderno a la europea" implicahoy el1 día reconocer, comoJean Baudrillard, que, por debajode sus veleidades autocríticas, una "verdad americana" habíaeSlado siempre esperando, como un destino por cumplirse, enel horizonle de lo europeo, e implica constatar al mismo tiem-po que juslo aquello contra lo que se vuelca toda modernidadcapitalista, la sustancia histólico concreta -eso que es lo "pres-cil1dible" en la perspectiva "americana"-. es lo único que legi-timaba y otorgaba especificidad a la modernidad "europea".

Por su parte, tambiéll la rama histórica 'j(norte)americana"de la modernidad capit;,llista experimenta modificaciones con-siderables C01110resultado de esle reel1cuehtro si'111biótico, tandecisivas e incluso más que las que se observan en la rama eu.ropea; modificaciones que vienen a completarla y a hacer de ellaprecisamente la "modernidad americana" que existe actual-mellle, el A meJira" way o/life.

8

Tal vez la clave hislórico empírica principal de la modernidad"americana" esté en la coincidencia casual-uprovidcncial", sise quiere- de un peculiar proyecto de vida comunitaria, el pro-

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yecto cristiano purilano, con un hecho natural igualmente pe-culiar, el de la abundancia relaliva de medios de producciónnaturales; en el encuentro inesperado de una moralidad quebusca la salvación eterna (celestial) a través de la entrega com-pulsiva al trabajo productivo (el "workholism" de nuestros días)con una situación natural excepcionalmente favorable a la po-tenciación de la prod uctividad del trabajo.

No puede exagerarse la importancia que ha tenido este en-cuentro "fundacional" en la redefinición "americana" de la mo-dernidad. Un esquema de comportamiento moral concebidopara garantizar la supervivencia en condiciones de "amenazatotal" a la vida humana, diseñado y perfeccionado por mile-nios en condiciones de "escasez absoluta", es puesto a pruebade buenas a primeras, después de un "segundo éxodo del pue-blo de Dios", esta vez a América, en una situación radicalmen-te diferente, en la que reina una escasez que se ha vuelto sólo"relativa" (es decir, un cierto grado de aceptación y no de re-chazo de lo otro, lo natural, hacia lo humano) y, concomitan-temen te, una "abundancia" desconcertante, hasta entoncesdesconocida ..,

Los hechos del "nuevo mundo" debieron venir por sí solosa impugnar ese esquema de comportamiento moral; a demos-trar que la tierra donde vive el ser humano no es necesaria-mente, como parecía serlo para las mayorías en la Europa deOligen, un "valle de lágrimas". un "lugar de prueba y sufrimien-la". Sobre lodo. a volver e\'idente que la "riqueza terrenal" noes solamenle el frulo del sacrificio humano en la guerra o enel trabajo, que no consiste en el puro valor económico, es de-cir, en la clislalización de ese sacrificio; a confirmar (como KarlMarx les recordaba a los socialdemócratas) que ella provienesólo a medias del esfuerzo humano, pues la naturaleza pone supropia parle; a comprobar que la riqueza social es una objeti-vación de la actividad humana, pero no como una proyecciónsobre un sustrato vacío e indiferente, simplemente "gratuito",sino como una "colaboraciónll con ella, como una acción quecompleta o "complementa" una "acción natural" que está siem-pre en proceso por sí misma, espontáneamente.

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Sin embargo, al proyecto de modernidad "americano" -queno persigue la autorrealización terrenal del productor, sino sóloel engrosamiento ad infiniturn de lo producido-le convenía másatribuir el incremento de la productividad del trabajo europeoen América a su propia "fórmula de éxito" que a la conjun-ción de una naturaleza pródiga con unos instrumentos me-jorados; prefería insistir en la fe como el mejor potenciadorde la productividad. Se mantuvo por ello lejos del autocuestio-namiento político que hubiera venido con el abandono de lafundamentación sobrenatural de las instituciones sociales. Rea-firmó la creencia en el esquema puritano, en su esencia sacrifi-cial; le pareció preferible seguir pagando, con "el sudor de lafrente" y con la renuncia al momento dionisiaco del disfrute,la deuda hipotecaria contraída conJesucristo para alean zar conseguridad el "bien supremo"; la salvación -aunque sea "en elmás allá", Se resistió a interactuar directamente, sin garantíadivina, con una naturaleza cuya abundancia posible, pero im-predecible o insegura, tenía que parecerle demasiado desconfia-ble y sospechosa. Los fundadores de la modernidad "americana"minimizaron el aporte activo de la naturalezá' en la constitu-ción de la riqueza concreta, lo menospreciaron. Al absolutizare! aspecto puramente humano-laboral de la riqueza social anu-laron todo aquello de la "naturalidad" del valor de uso que, porser casual o fortuito, no puede servir de sustrato inmediato pa-ra el valor mercantil. La naturaleza es reducida a un "menú" deoj'portunities, entre las que el individuo emprendedor encuen-tra, después de una ardua búsqueda iniciatoria, aquella queestaba "reservada" para él. Incluso como objeto de ternura ode terror, como animalito (pet) o como tornado indomable, lanaturaleza no abandona su esta tus de bestand o reservorio demateria y energía para la empresa humana (Martin Heideg-ger). (Como es conocido, la marcha ele apropiación territorialhacia el West norteamericano avanzará eliminando, arrasandoy exterminando todo aquello que no sirve directamente, righthere and right now, de "materia prima", lo mismo a los indíge-nas "pseudohumanos" que los bosques y los rebaños.)En el capitalismo que sustentó a la modernidad europea, la

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"renta de la tierra" que solventaba los excesos de la "claseociosa" (Thorstein Veblen) consagraba también, por otro la-do y a su manera, el carácter mvaluablc de la naturaleza. Enel capitalismo del siglo XX, que ha sustentado a la moderni.dad "americana'J, la "renta de la tecnología", es decir, de la ob-jetivación de la astucia humana) vino a desplazar a la "renta dela tierra"; con ello, al bajar de precio siendo funcionalizadacomo relativamente "superabundante'", la naturaleza perdióese rasgo inconmensurable que siempre había tenido, y el abu-so destructivo de ella pasó a ser cosa de menor importancia.

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En las bases de la modernidad "americana" parece encontrar-se una constatación empírica, la de que en América ~c en-cuentra vigente un "destino maniliesto" asignado por Dios ala comunidad de los "godlies" (divinos) o puritanos (calvinistas)recién desembarcada de! Ma)'flowery a sus descendientes; undestino que se haría evidente en la entrega que Dios habría he-cho a los colonizadores neoingleses de un lebensrnurn naturalpor conquistar libremente, que se extiende far west al infinito.Lejos de llevar a una demostración de la falta de sustento de

esa ética puritana productivista e inducir su cuestionamicnto,el despliegue de la misma en las condiciones inesperadas eJeuna abundancia natural relativa -que tr'0o consigo una multi-plicación in usual y exagerada de los "santos visibles"- vino porel contrario a "sobrelegitimarla'" empíricamente. La exuberan-cia natural del "nuevo nlunclo" -la "tierra prometida"- provocóuna generosidad inusitada en la "mano invisible" del merca-do, una validación incluso irónicamente excesiva de la ética delelegido excepcional o el "santo visible"; el "ser elegido" se "de-mocratizó" tanto que recaía incluso en "h01nbres de poca fe".La excepción pudo pasar a ser casi la regla: e1winnero elegidopor Dios para ser salvado devino el tipo humano "normal" o ma-YOlita60 en la sociedad (norte)arne6cana; el loser, el "hunclido"de la while Irash, fue la minoría anólnala que venía a confirmarla regla. Como asamblea de "santos l"isibles", la comunidad pa.

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rro'luial de ¡armers y la comunidad de comunidades, la "nación"\VAS!' (vVhile Anglo-Saxon Protestant) veía ratificada en los hechossu convicción de haber sido favorecida por un incuestionable"destino de salvación".

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La más característica y determinante de todas las transforma-ciones que expelimenta la modernidad capitalista con su"arnericanÍzación" ('5 sin duda la introducción de lo que po-dría llamarse la '.hyblÚ aInericana"l su desmesura absoluta,que consiste en aquello que muchos autores coinciden en des-crihir (OITIO una "anificialización de lo natura}" o una Ilnatu-ralización de lo artificial".

El proyecto de auloafi,'mación s\~etiva que es propio de la"fo,'ma natural" de la vida humana es el que otorga necesidado "naturalidad" a Jos objetos de su mundo. Por ello, puede de-cirse ele una determinada cualidad de la vida o de su mundoque es "artificial" cuando es el resultado de una combinación[ortuita de otras cualidades que se da eo virtud del mero in-crCI1H.:ntocuantitativo de las mismas o de su número; es decir,cuando es una cualidad que no responde a un "proyecto" o in-tención hum::tna, y carece dc una "necesidad" o hnaLuralidad"'lile el sujeto haya descuhierto/instaurado en interacción conlo aIro. Dicho en términos históricos: cuando es el efecto deuna simple reproducción ampliada del valor económico de lamercanCÍa, y no de una tratl~formación "interior" concreta dela vida y de su mundo (el conjunto de los valores de uso), con-cer~\d" a través ele algún tipo de "democracia".

La hybris o desmesura absoluta de la modernidad "america-na" consiste en la pretensión de haber alcanzado al fin unasubsunción IOtal de la "forma natural" de la vida humana y sumundo a la "forma de valor", subsunción que h,bría llegadono sólo a refuncionalizar esa vida "desde afuer, y desde aden-tro", sino de plano a anular en ella esa "forma natural". Se ma-nifIesta en la vida pr;'lctica a través de la impugnación teí.cita deuna "naturalidad" como fundamento del mundo de la vida; a

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través de la reivindicación, inherente a esa práctica, de la au-tosuficiencia de su "artificialidad".' Por contraste, el respetode esa "naturalidad" social e histórica en la modernidad euro-pea pareciera ser la causa de la crisis y la decadencia de ésta.

Con la u1TIodernidad americana" se estaría ante la entradaen vigencia de una nueva "naturalidad artificiar', una natura-lidad propia dcll'alor de la mercancía-capital, valor que, porsu parte, sería capaz no sólo de autovalorizarse independien-temente de los valores de uso "naturales", sino de promover, élpor sí solo -fantasma ele un great pretender-, la aparición y la cons-titución de valores de uso sustitutivos de ellos. La "modernidadamericana" se desentiende de la tarea elemental, "natural", detodo proyecto cil'ilizatorio concreto, la de crear simultáneay articulada.mente en la vida humana una suficiencia para elsubsistema de capacidades sociales de producción y una sacia-bilidad para el subsistema de necesidades sociales de consumo.Para ella, obedeciendo a un paralelismo asintótico de principio,la ampliación de las capacidades de producción, por infinitasque sean sus posibilidades de crecimiento, no podrá coincidirjamás con la apertura siempre indefinida, con la "insaciabili-dad metafísica" constitutiva de las necesidades de consumo.

La tergiversación fundamental de la forma del valor de usoa la que tendía técnica o "naturalmente" la gran industria mo-derna -tergiversación que desde el siglo XVIIIconvirtió a ésta, deinstrumento de liberación del trabajador en instrumento de suesclavización orgánica-6 sirve de base al "dise\10" del valor de uso

5 Una confusa noción de la vigencia de la "hybris americana", de su pre-tensión de sustituir a la naturaleza misma, parece subyacer en la predilecciónde Holl}'\ ....ood por el tema de la obra deJack Finney The Invasion ofthe BodySnatchers (hayal menos cuatro versiones). El cine norteamericano aprove-cha la sensación generalizada de que el propio cuerpo individual ("fonnanatural") ha sido suútuido por una versión "blanca" o lighl de sí mismo, en laque se encuentra "subsumido" bajo un alma que se ha re-identificado ellamisma ("enajenado") a fin de ser más severa pero más apropiada para al-canzar la meta de una vida socialljbre de contradicciones.

6 Todos los elementos del campo instrumental y del proceso de trabajoque corresponden a la revolución industrial se planifican y diseñan no se-gún el principio de "ahora resulta más fácil producir los mismos bienes con

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que el valor económico mercantil capitalista, ya con el meroacto de imponer su autovalorización dentro del juego aleato-rio del mercado, induce en la producción. Se trata de un va-lor de uso estructuralmente monstruoso: útil, sin duda, perono para alimentar la vida, sino para lograr el suicidio del serhumano y el arrasamiento de la naturaleza en la que se desen-vuelve su vida.

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No debe extrañar la buena -incluso entusiasta- acogida queesta pretensión de la "modernidad americana" pudo tener ysigue teniendo, sobre todo en la vasta clase media europea y lacapa intelectual que piensa por ella.' Si la civilización "(norte)americana" ha podido festejarse a sí misma como autosufi-ciente, como dueña de una "naturalidad artificial" que le auto-rizaría a prescindir de la "naturalidad" antigua y moderna dela vida, es porque así lo permiten las condiciones de una cri-sis civilizatoria radical y generalizada. Sitiada en su "pequeñocontinente" (Braudel), la civilización "euro'pea", que respetael valor de uso "natural" pero sólo para estancarlo en su casti-cismo, experimenta una disminución de sí misma que la llevaal borde del automatismo; mientras tanto, en el resto del vas-to mundo, las otras civilizaciones "naturales" del planeta no

menos esfuerzo", sino según el de "ahora resulta más fácil producir másbienes con el mismo esfuerzo". Es el principio del diseño que regirá la revo-lución urbanística del siglo XIX-con los barrios obreros y sus mielskaserne, conlos servicios públicos y de transporte más "dkientes" (los trenes con los quesoñaba Mussolini, que llegan y parten a la hora exacta estipulada en los ha-rarios)- habiéndose extendido a partir de las naves industriales y la disposi-ción productivista abstracta de la maquinaria y la "coreografía" laboral.

7 No son escasos los ejemplos de hombres de letras europeos deslumbra.dos por las noches en Las Vegas, transformadas en días, o ante los antros deLos Ángeles, que anulan el sol implacable de sus calles: desconcertados porla temperatura invernal de los climas interiores en medio del calor sofocantede Miami o por los remansos tropicales instalados en los malls americanos,esos bunkers en donde la pretendida autosuficiencia del cosmos moderno serefugia ante el acoso de los otros enviados por lo Otro.

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encuentran la manera de armoniz.ar su propia tendencia a in-ventarse una rnodernidad con la defensa fundanlentalista deuna identidad sustancializada. Sobre ",te endeble trasfondo,la "modernidad americana" ha podido ostentar su "validez" )'desconocer y hacer que se desconozca lo insostenible de suhybris, de su desmesura absoluta: ha podido ocultar la devasta-ción que ella implica para lo bumano )' para la naturaleza quclo posibilita.'

12Si examinamos lo que disLingue a la modernidad "americanLt"de la modernidad europea -de la que es un desprendimientohistórico independiente-, su rasgo peculiar parece estar en ladisposición total o in'estricta a asumir el hecho del progre.lo,es decir, la realización del Ímpetu producti\ista abstracto de"la producción por la producción misma", propio dc la acu-mulación de capital y asumido por la "mano invisible" delmercado (Adam Smith); parece estar en la tendencia que estapeculiar modernidad n1l1eslra a entregarsc sin reservas a la acc-leración de los cambios que este productivismo abstracto in-troduce en la vida práctica y en la realidad social.

El "americanismo", la "identidad americana", se presentaríaasí, en un primer nivel empírico, corno un progrcSiSI110 -que

ti La fase de ascenso del "amrricanislllo" a Sll h.\'hrú contiene de toclo.~mo-dos un elemento impugnador de la t.raición a la "llaturalidad contingente"perpetrada por las forma$ modcma.~ de la Europa de la belleéj10quey c1",n<llcs-tal' en la cultura" (Sigmuml Frclld), (01 mas penetrada!' por la illHosuficicnday la arrogancia de los Estados nacionales imperialistas. Flotando librclllclllCen el aire de una "artificialidacl" inocente, despreocupado del fardo de una"naturalldad" aparentemente prescindible, e\ (nortc)americano modemodisfrutaba del valor de uso descubierto en la línea del telos capitalista conuna ingenuidad que sólo en los años de la guerra de Vietnam dejaría de serexplicable. Mucho dc lo que más fascina eo las formas de vida (nurte)ame-ricanas, incluyendo las de su literatura y su música.- proviene de la entrega"espontánea" (desvirtuada por dentro, dado que obedece a una necesidad,la del productivismo capitalista) al quúl pro qua que confunde esa "artificiali-dad" retadora con la contingcnci:i\ fundamental de la "naturalidad" humana.

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es un rasgo general de la monernidad capitalista-, pero radica-lizado o llevado al extremo; como un progresismo que ha eli-minado los obstáculos d~ orden identitario ("cultural"), socialy políticu qu~ lo refrenaban en la modernidad europea.

El "progresismo americano", la entrega [olal de su moder.nidacl al progreso, puede ser descrito como una lnancra pecu-liar d~ construir la rcmporalinad del mundo dc la vida socialy corno una man~ra peculiar de actualizar la politicidad de esa,ida social. Miradas las consecuencias que tiene en estas dos di-mensiones de la construcción dclmundo de la vida, el "progre-sismo an1cricano" se muestr", primero, como un "presentisD1o",y licgundo. corno un "apoliticismo".

S~gún esro, la en trega incondicional de la vida norteame-ricana :t la marcha automática del progreso implicaría esen-cialmcnre una clausura estructural de la experiencia cotidianaCreme a las determinaciones provenientes del pasado y del fu-turo, experiencia que sólo puede corresponder a una sociedadque ha pasado a reproducirse como una colectividad supratri-balo propiamente republicana. En olros términos, llevaría auna indiferencia lo mismo frente a los compromisos históri-cos objelivados o cristalizados en el mundo de la vida compar-tid" por todos, que frcIlle a las expecl:ujvas proyecladas haciael futmo desde la "ida actual de la sociedad como un scuetoau¡ónnmo. El "presclll.ismo" americano generaría así, conse-cuentemente, una fobia ante cualquier instancia política quepretenda "imponel''', desde su polis o su tiempo-espacio citadi-no, dctcrmin3cíones lrasccnnentes o de alcance mctaprivadoa una vicia de 13 "sociedad civil", de la asamblea de propietariosprivado.s, Yi\;da siempre ('nb .serie de presentes ele los innume-rables "clanes" o lom\.lllidades ad hoc compuestos por indivi-duos comprornetidos únicamenle a llc,,;:!r a cabo una enlpresadeterminada.

El desatamiento )' aceleración sin límites del progreso comodestino ineluctable sólo pudo negar realmente con la moder-nidad "americana", en donde la resistencia del "valor de uso"al "valor" I1lcrc:lntil se encuentra conlplctalnente desarmada.Después de siglos de sometimiento de los pueblos germanos, la

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colonización romano-cristiana había logrado generalizar, apar-tando a los reacios hacia e! border o hacia el underground delmundo social, la confección masiva de seres humanos cuya idio-sincrasia o identidad "natural" se reproducía en términos su-mamente elementales; identidad que es la que ostentarán lascomunidades puritanas calvinistas llegadas para colonizarla Nueva Ingla terra y para asumir así, sobre una vía paralela a laeuropea, la "tarea histórica" de la modernización capitalista.

Sustituir una técnica por otra "más eficiente", un satisfactor(un producto con valor de uso) por otro "mejor" es el procederpropio del progreso. En la modernidad dominante, la eficienciade la primera y la calidad de! otro deben definirse, en princi-pio, en referencia a una figura identitaria del ser humano quese encuentra ya mercan tificada en sus potencialidades produc-tivas y consuntivas; ambas deben responder a un diseño delmundo de la vida en donde el telos de la valorización del valormercantil de las cosas domina sobre e! de la "forma natural"de las mismas. Lo "más eficiente" o lo "mejor" debe determinar-se en referencia a los critelios de un ser humano interesado ex-clusivamente en la productividad abstracta o "productividad devalor" que demilestran tanto su propia actividad como los ob-jetos de los que ella se sirve. (Productividad, por lo demás, quees la legitimadora de la membresía o pertenencia de cada in-dividuo a la comunidad.)

El progreso al que se entrega la realización de! Americand,~ames aquel que, mientras pretende "mejorar" al ser huma-no y a su mundo, lo que "mejora" o incrementa en verdad esel grado de sometimiento de la "forma natural" de la vida ba-jo su "forma de valor".

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El valor de uso de la ci uelad del siglo xx, del campo del sigloXX, de las vías de comunicación del siglo XX, es un valor deuso deformado, invertido de sentido por un diseño del mismoen donde el telos de la valorización parece haber sustituido de-finitivamente al tews que la sociedad moderna puede plantear-

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se a sí misma democráticamente. El valor de uso del automóvilindividual (del Ford Ty el Volkswagen en adelante) no respon-de a necesidades de transportación "naturales", es decir, social-mente concretas, que el ser humano moderno decidiera tenersoberanamente; por el contrario, es un valor de uso que "se ade-lanta" a los deseos del ser humano e infunde en él una ne-cesidad que no es de él, sino del capital, el cual satisface la suya,la de acumularse, a través de ella. Con el valor de uso de la casahogareña y de los utensilios domésticos aparentemente "indis-pensables para el ama de casa moderna" sucede lo mismo; tam-bién con el valor de uso del cuerpo propio (como instrumen tode trabajo y consumo) y los productos e implementos de sualimentación y salud, de su higiene y cuidado; con el valor deuso de los medios de diversión y entretenimiento, etcétera.

uGlobalizada", omnipresente, la "modernidad americana"inunda desde todos lados el mercado mundial con mercancíascuyo valor de uso se diseüa y se genera desde las necesidadesde autovalorización del valor; agobia con bienes que, por esarazón, no se ofrecen a la fruición liberadora -dotada de esa "dé-bil fuerza dionisiaca" que está en todo disfrute determinadodesde la "forma natural" de la vida-, sino sólo a la saciedadque viene con el consumo abundante permitido por la disponi-bilidad de una cierta cantidad de dinero, el representante decualquier mercancía.

La "americana" es así una modernidad que promueve nece-sariamente el fenómeno del HconsumismoH, es decir, de unacompen~ación cuantitativa por la imposibilidad de alcanzar undisfrute cualitativo en medio de la satisfacción; consumismoejemplificado claramente en el "give me more!" de la industria dela pornografía, en la precariedad del disfrute sexual en mediode la sobreproducción de orgasmos.

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El triunfo de la "modernidad americana", la demostración dela superioridad del American way of lije sobre los otros modosde ser moderno dentro del capitalismo, se viene dando gra-

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cias a un proceso de permanente "negociación clvilizatoria"que se vuelve especialmente percepLible en el intento que hacela "industria cultural" (Max Horkheimer y Theodor W. Ador-no), a escala mundial, de poner la creatividad festiva y estéticade la sociedad al servicio del autoelogio práctico que el estab-lishment capitalista necesita hacerse cotidianamente. La "indus-tria cultural" administra el surgimiento de una abrumadora"riqueza de formas'. en el universo de los bienes producidos;hecho que se hace evidente lo mismo en la sucesión aceleradade los cambios de moda (en el disetlo del automóvil, del homey de la autopresentación) que en la agitación del universo delespectáculo. Se trata de una riqueza de ¡órmas que invade in-conteniblclnentc la experiencia humana singular y colectivadel ser humano contemporáneo y en la que se expresa -a tra-vés de! cinc de Holl)wood y sus estrellas e "ídolos", de la pos-música del rack y sus derivados y sobre todo de la televisión, consu fomento de la afición pasiva al deporte, y de la pseudointc-racción de los videojuegos-, el dinamismo profundo, conflic-tivo y ambivalente de una realidad que es la ele! difícil procesode una imposición civilizatoria. En efecto, dentro de este pro-ceso -sobre todo dentro del mestizaje de formas que se da enNueva York y en las otras grandes ciudades norteamericanas(a las que la América WAS? da la espalela "como si fueran So-doma y Gomarra") con las propuestas formales que vienen elelos aliens, los del bordery e! undergrouru¡"" es pr,ícticamente impo-sible saber en qué medida es el capital, con su peculiar "voll1l1-tad de forma", el que simplemente usa)' abusa de las "formasnaturales" (las tradicionales y las modernas) como recursos desu autopromoción y en qué medida son estas ,'¡ltimas, las "for-mas nalurales"~ las que se lnimelizan con las formas inducidaspor e! capital a fin de resistir y poder rescalar la "naturalidad"precisarrlcnte él través de su propia "deformación".

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La ilusión moderna de que una subsunción total de la "formanatural" a la "forma de valor" es factible prendió fácilmente en

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el ánim() \\'ASI' y alcanzó visos de realidad en el American w"Yof liF. SO" esos vi;os d" realidad los que mantuvieron fascina-do al mundo entero durante todo el siglo xx, y que, pese aque amenaZ:1n con devanecr.rse en cualquier momento, pare-cen ahora renovar su brillo en los enclaves occiclentalizadosde Oriente.

La identidad propia del WA,'iPaporta decisivamente a la de-finicion del /¡amcricanisI11o!l que ha caracterizado a la moder-nidad dominante t~n estos últinlos cien años. PerOl así como"lo alemán" no basta para explicar causalmente la realidad delnazismo, aSl ta¡nbit:n "lo (norte)americano" resulta insufi-cien te para dar cuenta de la figura histórica más radical de lamodermdad capitalista; lejos de ser una emanación suya, estafigura es más bien la que usa "lo (norte)americano" como ins-trumento de su propia afirmación. La afirmación de la figurahistórica de una modernidad capitalista total o absoluta, quesería aquí lo sustancial (de fondo), esencial o central, tiene enlo (norte)americano un apoyo que si bien es decisivo no dejade ser formal, accidental o "retórico" (periférico). Pero hay queobse",ar al¡so que resulta muy especial: dado que la afirmaciónde este tipo radical de modernidad capitalista es un hecho his-tóricamente único, en verdad irrepetible, el apoyo que ellarecibe de lo (norte)americano adquiere una sustancialidad,esencialidad o centralidad que lo vuelven indistinguible de ellamisma.~

Tv!ásque la idiosincrasia de llll imperio, el "americanismo"ha sido el imperio dC!una "idiosincrasi~": la del ser humanocortado:1 imagen)' semejanza de la mercancía-capital. El "amc-ricanismo" no es llna característica identitaria de la nación"ame.;cana" que haya sido impuesta en cI planela por los Es-tados Lnidos de América, sino un modo peculiar ele viela civi-

9l;n fenÓrl1l.:11o parecido tiene lugar con el "arte del siglo xx", el arte ej.llemaLogrático; aunque es claro que no estaba llamado esencialmente ,1sernorteamericano, el accid('ntl~de su amcricanidad fáctica lo marcó tan COl l.sistcntcmclltc. que cir-n allOSdespLlés de su nacimiento resulta difín\ imaginarhoy una cínrlll,llogr;).fía que no presente un cierto grado básico de ameri.C\nismo,

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lizada que "se sirvió" casualmente de la historia y la "sustancia"norteamericanas para alcanzar su universalización; eso sÍ, im-pregnándose al hacerlo de ciertos rasgos del comportamiento"natural" de la población norteamericana. En efecto, puededecirse que lo que el siglo xx ha sido sobre todo es el siglo dela contrarrevolución, de la restauración de la dictadura del ca-pital después del "d.esfallecimiento" al que la llevó la "moderni-dad europea" con su "autocrítica socialista"; si ha sido el siglode la "modernidad .americana" es porque ésta ha sido el mejorvehículo de esa con n.arrevolución. Así lo sospechó, ya en 1922,un enviado especial del hebdomadario parisino L'Illustrationcuando escribía, a la par deslumbrado y clarividente:

Aun cuando para un obse",ador superficial el automóvil yel bolchevismo parecen mantener entre sí relaciones suma-mente difíciles de descubrir, estoy convencido -y esto de nin-guna manera es una paradoja- que no existe remedio máseficaz contra el microbio bolchevique en Estados Unidosque el automóvil. Se puede afirmar, sin temor a equivocar-se, que el autonlóvil matará al bolchevismo, o más bien queel automóvil pone al país completamente fuera del alcancedel bolchevismo.

El automóvil constituye la vacuna por excelencia que inmu-niza al país entero. Todo propietario de un coche se convier-te ipsofacto en un enemigo declarado y activo del bolchevismo.y no sólo cualquier propietario actual sino también cualquierprájJietario futuro; es decir, casi todo el mundo, entendiendoque lodo el mundo está en condiciones de lograr su sueñoy comprar por doscientos o trescientos dólares este peque-ño mecanismo trepidan te, que le confiere enseguida libertadde movimiento, dominio de la carretera, que le convierte,en ciertos aspectos, en el par de un Vanderbilt O un Rocke-feller [Raymond Recouly, 30 de septiembre de 1922]."

IG "Bien que, j}()urun observQwur superficül, l'aulomobile el le boú.hcvisme parais-smt Qvoir ['un avee "aulre des mpports assez. diffici!es ti decouurir, je suis convaincu-el ceci n 'es!pas le maitu du monde un paradoxe- qu 'it n 'existe pos, QUX États.Unis,

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En el siglo xx, en América, uno fabrica su propio deslino,es amo y señor de la naturaleza. El trabajo, la fuente del valoreconómico mercantil, es absolutamente creador: sin importar elmodo de su realización, que es asunto di\1no, basta con quecada quien lo realice para que los valores de uso broten paraél obedientemente. Rico o pobre, aventajado o mermado, blan-co o negro, hombre o mujer, todos son iguales y viven felicesen tanto que son libres de ejercer esta aeti"dad milagrosa.El proceso por el cual la economía capitalista emprendió la

subordinación o subsunción real de las nuevas característicastecnológicas y geográficas, aparecidas en las fuerzas producti-vas a finales del siglo XIX y a escala mundial, "no acompaña-do en Occidente de un proceso similar y concomitante en elplano social y político más inmediato de la con tradicción queenfrenta a la "da humana con el capital; en la lucha de cia-ses. Se trataba de un proceso que convertía la divergencia deintereses de clase entre "burgueses" y "proletarios" en una con-vergencia de Jos mismos, proceso que se manifestaba en la"colaboración de clases", ideada y promovieta por los partidosobreros socialdemócratas reformistas. II

conlre u microbe bolchevik, de remede plus iffieaee que j'automobife. On peut ajfinner;sans craintt!d'itre démenti par lesfaits, que ceci tuera ala, ou Piulo! que ced met lepays comptetemml ti l 'abri de cela.

L'automobile constitue le vacón par excelknce qui immuniJe le pa)'s tout entzer:Tourpossesseur d'une voilure devient, ipso [acto, un ennemi declarÉ el agissant dubolchevisme. El non seulement fout possesseur present, mais enCDre [out posses-seur [utur, c'esl-a-dire pre.sque tout le monde, allendu que tout le monde id est en étatde réaliser son reve el d 'acheter pour deux otl trois centaines d,edollars, celle petite mé-caniqlle trépidante qui fui confi,.,! aussilót la liberté de::.mouvements, la maftrise dela TOute, qui le rend, a certains égards, l'égal d'un Vanderbilt ou d'un Roche/elter"(Rayrnond Recouly, 30 de septiembre de 1922).

1I A comienzos del siglo xx la economía capitalista entró en un procesode redefinición y recomposición de las bases mismas de la explotación de lafuerza de trab<tio; un proceso que llevaba a generalizar la categoría de tra.b<~oasalariado, tradicionalmente rcscrvada para el trabajo obrero, ya aban-donar la segmentación y concentración de esa fuerza de trabajo en cotoscerrados, otorgados a las múltiples empresas estatales nacionales del capital,adoptando para ello otros mecanismos de extracción de plusvalor, de alcancetransnacional, cuyo funcionamiento minaba desde dentro la sustentabili.

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:,' Una vez eliminada la identidael má, c\~dente de la masa delos propietarios ele una propiedael re(\ucieh a \a pura [uen.ade trabajo, su identidad revolucionari<l, el "valor autovalorizán-dose", que es el verdadero sujeto de \a vida moderna enajenada,comenzó a comportarse como si estuviese por alc<lnzar al fin suautorrcalización plena, C0l110 si estuviese por llegar a su n1eta

histórica úllima: suhsumir o ,c:;omcterde manera completa yab-soluta la [arma natural del proceso de producción/consumode bienes.Sin embargo, las sociedades nacionales de la modernidad

capitalista "curopeaH se encontraban compromeLidas en el (on1-bate abierto contra l<lrevolución anticapitalisla que ellas mismashabían despertado, y no estaban así en c<lpaciclad de ofrecer alcapital renovado la sustancia cuncreta adecuada que él nece-sitaba para su autonlanifestación.l'l La única que podía hacerlo)y sobradamente, era la sociedad de la model'lliebd capitalista"americ<ln<l". Sólo en ella, como lo detectó el en"ado de L'Illus-tration, descansaba sobre bases firmes la convicción de lo absur-do, y por tanto inaceptable)' reprimible que tendda cualquierduda ante el evidente "humanismo" que inspira al capilal cuandoorienta a la mano invisible del mercado; sólo en ella esa COll"C-ción podía ser realmente espontánea y militante.

dad de esos cotos, El capital comenzó a burlar b necesidad de desdoblarseen "Illuchos capitales" (Roman Rosdolsky); su acumuLlci6n parecía podercumplirse sin rl requisito de pasar por la tllcdiaci6n de la competencia en-tre muchos E.Madasapoyados en distintos prolC'tariados nacionales dentro deun mercado illundiallibre y neutral. La legitimidad de los Estados nacionalesmodel'llos de tipo europeo amenazabn con desvanecerse. Ln fxaccrbaciónde los nacionalismos en la primera mll.,adckl .~;gloXX, lo mismo ell Alemaniaque en Rusia, en Japón que en Estados L:nidos, resultaba ser, no un signode la actualidad de los pseudOS1Üctos estatal-naciona!cs cn G1.lidadde encaronaciones de la sujclidad hiSlóricll. ('(anómica del capital, sino precisamenteun signo de lo contrario, de su obsolescencia,,! lit' .~Il¡'¡ltima,desesperada y \~o-lenta, re..•istcncia a acept.arla.

)2 Si (lIgo es digno de elogio en la ll1odernid,Hl capit;'l1istaeuropea es pre-cisamente su frac.aso en la tarea ortodoxa de ~\llular la "forma natural" de h\vida social, ese fracaso l1\le la llevó a una a\llOllcgar:i6n -en la Revoluciónfranccsa- de la q\le sólu muy tarde, :.1mcricí\ni:dl1dosc {'lb m1.~J11,\, h" CDmen~

z;ldo í1r('ponerse.

" 1

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Fueron pocos quienes advirtieron al principio que tras laingenua prepotencia con la que conlcnzó a exhibirse la" hybrisamericana" se escondía el triunfo catastróficalnentc peligrosode la contrarrevolución.

Mitos de la moclemirlarl"amencana"

nóU,I,VC ANO COC'Ji,\ CE

El colmo d"l wil/'lw; el "gran entre/mne1l1", El hombre que dis-crepo del (Olllmon sense, de la racionalidad y la moralidad stan-dan/, confía en su !lunch, en su corazonada, y está dispuesto aun ex.lrailo sacrificio; el enlpleo de un surplus de violencia con-tra sí mismo y contra los otros a fin de alcanzar sus Inetas. Uncriminal redimido por el éxito: un héroe, Un ¡reah: Carnegie,Rockdellcr, Ford, Hearst, ctcétera, Pero un monstruo admira-ble (, incluso ImNa!Jtequc se convierte en el modelo a itnitar portodo aqllcl 'lile aspire en serio al surcess en su vida,Pasar el umbral quc lleva al tcrritOlio ya concedido pero

alln por conquislar de la abundancia exigía del earl)' americanun aeLOde violcncia dirigido contra lo otro pero también y so-bre lodo conlra "Ií lllÍsmo, acto en el que el segundo aspecto dCMbía compellsar con creces el primero y que resultaba ser así unacto aulnsaclificia1. COlllO el cine de los weslern no se cansó derccordar al mundo, la l1luerte física de los indios masacra-dos, los reb:dl()S exterminados y los bosques arrasados se opacaante' lo principal: la (;'l1nH.'rtc y resurrección" del hombre ex-cepcion:ll r¡uc supo tomar sobre sí, fundadoralnenle, la res-ponsahilidad y la tare~ de matar y abatir a los unos y talar a losotros. Un héroe de alcances "meta-éticos" cuya acción injusLiM[¡caLle Se perdona por la magnitud inaudita de lo alcanzadocon ella, Un Cristo redivivo sobre cuyo saoificio se levanta lafelicidad gr,,¡(aria de los pequeños bürger (Gary Cooper como"el cilo)'P"fl solitario", en J-figh I\Toon).

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THE CREA T PRETENDER

Al morir con un juguete en las manos, una esfera de vidriodentro de la que sc imita el revoloteo de la nieve en el últimoimierno de su niñez, el hombre viejo recuerda de golpe el mo-mento en que murió por primera vez, Pronuncia la palabra"Rosebud": la marca del trineo de Charlie, el niño que fue, ytambién la marca de aquel momento en que su madre se deshi-zo de él arrojándolo al abismo de un futuro implacable, Conla muerte de Charles Kane se cierra el ciclo de existencia de unrlluerto-VÍvo sobre la tierra, de un nosfcratu, el citiz.en Kane, cuyavida sin reposo es la alegoría del capital siempre acumulándo-se, de la auto\'alorización indetenible del valor,Cuando crece}' se convierte en el joven Kane, favorecido por

una fortuna de origen azaroso, Charlie, el niño muerto, se con-vierte en el vehículo idóneo para una versión individual concre-ta de la personificación que el capital necesita adoptar a fin devalidarse como el sl~eto que sustituye al ser humano en la vidasocial moderna,El drama sC"desata cuando el capital, el Yalor que se auto-

valoriza, exige que la forma natural de las cosas mercantiles-ala que sometc, explota y deforma- se comporte con él como secomportaría con el verdadero sujeto humano, reconociendoen él su origen y su destino, Y es que el único defecto del va-lor-capital est,í en que no puede prescindir de la utilidad natu-ralo el valor de uso; defecto que aflora cuando el ciudadanoKane siente la necesidad de un "amor auténticoH

, el amor deuna amante \'erdadera, Una necesidad que sin embargo no lle-ga nunca a satisfaccrse porque su peculiar modo de amar traeconsigo la muerte de la amada, Sólo la desea en la medida enque ella se presta al sacrificio de sí misma, Charlie está muer-to, su vida es sólo aparente; es incapaz de responder al deseoauténtico, natural, popular, de la "típica muchacha america-na", Quererla, para él, equivale a convertirla en una estrellacuyo brillo artilleial se financia con menos de lo que parece,"Si no me quieres, ni modo", le dice el Yalor a la forma na-

tural de las cosas, "yo mismo puedo crear el amor, producirlo

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a mi an tojo y mi medida." Esta hybris narcisista del capital cons-tituye su perdición. Pasa por alto que la forma natural del valorde uso -el amor- aunque sometida y reprimida por él, es supropia causa y fundamento; pretende improvisarse como crea-dor de aquello de lo que es creatura, de algo que nunca podríaser un producto o efecto suyo.

Xanadú, la "gigan tesca colección de mercancías" (Marx), elinmenso "paraíso" en donde Kane ambiciona reunir toda la ri-queza a fin de asegurarse el disfrute absoluto, es el mundo de losvalores de uso, pero como una realidad instalada por el Valorcapitalista, obediente a él: enorme, agitada, luminosa, ofrecida,pero al mismo tiempo ausente] inanimada, más que hostil, in-diferente.

Con la muerte del ciudadano Kane en la pan talla, OrsonWelles se adelanta al desvanecimiento del "sueño americano",al colapso de su hyb,is; muestra a un Charlie envejecido en elinstante último y fugaz en que, al decir la palabra "Rosebud",deplora, ya demasiado tarde, el momento en que su volun-tad de vivir comenzó a realizarse mediante el sacrificio de lavida misma. ".

Apuntes sobre la 'forma natural"

1

Según la "crítica de la economía política" de Karl Marx, en lavida social mercantil-capitalista rigen simultáneamente dos prin-cipios estructuradores que le son inherentes, dos coherenciaso dos racionalidades que son contradictorias entre sí: la delmodo O la "forma natural" de la vida y su mundo y la del mo-do o la "forma de valor" (económico abstracto) de los mismos.Son, además, dos "lógicas" de las cuales la segunda, la del "va-lor", está permanentemente en proceso de dominar sobre laprimera, la "natural", o de "subsumirla",13

1~El término "forma natural" no hace referencia a una "sustancia" o"naturaleza humana" de vigencia metafísica, contra la cual la "forma de ya~

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2

La "lógica" O racionalidad inhercnte al pro( eso de la vida so-cial en su modo o "['orma natural" (histórico-social) es la quecorresponde a las necesidades de reproducción del ser huma-no como un ser que se <luloidcnlifica conrretamcnte. Esto quie-re decir, cs el principio de cohercncia quc deriva dc la praxisde autorreproducción de un sujeto cuya libertad se realiza enla autotransformación, en la creacióll o I'C-CITélción tC'nncncial-mente "democrática" de una forma para sí mismo en corres-pondencia con las posibilidades de hacerlo que se abren paraél en 10 "otro" o la naturaleza, Es \lna "lógica" o un p,incipioque corresponde al ser humano, lo mi!'illlo singu1<lr que colec-tivo, en tanlo qu<.; <.;sél mismo una totaJización cualitati\'a, unjuego permanente de <1lltoidentificaci()n, un allimallibrc parahacer y rehacer su propia polis, un z.oon fJOlitikon.

3

Hablando propiamente, la "forma natural" de la vida huma-na -del proceso de reproducción d" ,í misma y del mundo enque se dcscnvuclve- es una [urma social e hist6rica; es el modo quetiene el ser humano de auloafirmarse e identiftcarsc Inicntras

lor" rstl\yicra "en pecado"; tampoco a un anclaje de 10 humano en ht norma-tividad de la Naturaleza, respecto del cual la "forma de valor" fuera artificialy careciera de fundamento. Se refine exclusivamente al hecho de que lo hu-mano, siendo por esencia "artificial", no natural, es decir, contingente, auto-fundado, oebe siempre cOllStrtlir sus formas en un acLo de "trascendencia elelo otro" o de "transIlilturalización", acto que hace de ellas formas construi ..das a partIr eh::prolofunnas que se cncucntr;l.n en la nat\lrakza, las mismasCluc. "negadas dcterminadamentc", permanecen en ellas en calidad de .sus-lanclo suya. Es esta "transnaturalización" -y no "natllT'alidad"- quc constitu-ye ¡¡ las formas actuales la ClIIC mantiene en ellas, incluso después de mileniosde acumulación histórica civilizada que las hace parecer .1fbitrarias, por máselaboradas)' artif1ciosas que rllcrl~Hlser (formas de OUas formas de otr,LS for-mas ...), un sutil nexo casi imperceptible con los actos arClicos de transnatu-ralización que fundaron las formas b,lsicas de las múltiples m;:mcras de serhumano, las simbolizaciones elementales de bs mCiltiples "lenguas nal\ll-ales".

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se define o se detcfnllna en referencia a lo otro, a la "naturale-za". Es la forn1a "metaGsica" que adoptan las funciones "físicas"o vitales ucl anirn~ll hqmano cuando (~SlCcomienza él ejercerun" slljeLidad, esto es, " ser ;'libre" (Imll1anucl Kant). Articularen un solo sistema }nnónico y dinámico el subsistema de lascapacicLldes de producclón -;} tra\'és del cual el sujeto persiguela superación de la escasez o reticencia de lo otro ante las exi-gencias de lo humano- con e! subsistema de las necesidades deCOllSumo -a trClvés del cual e! sl0cto persigue su autorrealiza-ción plcna-; en otros términos} articular lo siempre liInitadodel primero con lo siempre ilimitado del segundo, de maneraLalque ni lo uno ni lo otro puedan experimentarse como tales}COl110 limitado el uno e ilimitado el otro, éste es el acto funda-mental que está en la constitución de la identidad, en la cons-trucción de la forrna o modo de vivir que un grupo hUlnanoreconoce como ideal para sí nlismo, En la consistencia cuali-tativa del mundo de la vida, y dotándola de su concreción, seencuentra objetivado -transitorialnente- este acto o llcontrato"a la vez inlerhurnano y hUlnano-natural.

Aunque pueda parecer extral1o, puede decirse, por ello, queel origen último de la riqueza de formas o la diversidad cuali-tativa de la vida hunlana y su n1undo se encuentra en la "de~mocracia" o clJlnplinlicnto cOlnunitario (a la vez colectivo ysingulaI') de la autonomía y autarquía políticas; en alguna desus múltiples formas, ella es la condítio sine qua non de la realiza-ción de la sujetidad del sujeto como una fundación de cosmos.

4

En su "forma natural", el ser humano es un ¡¡ser seI11iótico";ello se debe J que su autorrcproducción, por ser una acti\~dad"libre", implica un acto de re-formación ejercido por el sujetosobre sí 111ismo, un acto de comunicación mediante el cual él(en un tiempo 1) se indica a sí mismo la nueva forma que pre-tende darse (en un tiempo 2). Los bienes u objetos con valorde uso llevan de uno a otro el mensaje, que consiste exclusiva-mente en una determinada alteración de sus fonnas objetivas,

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alteración hecha o "cifrada" por el uno y aceptada o "descifra-da" por el otro de acuerdo a un código o una simbolizaciónelemental creada para el efecto, en la que se encuentran esti-¡mIadas las infinitas posibilidades de determinar la "utilidad"o el valor de uso de lo otro o naturaleza. La realización del serhumano como una autolransformación del sujeto tiene lugardurante el consumo de! objeto o, mejor dicho, durante el "con-sumo" de la forma del objeto impresa en él durante el procesode producción.

5

La "lógica" o ,'acionalidad inherente al proceso de la vida so-cial en su "forma (históJico-social) natural" se extiende a la cons-titución de su cosmos, es decir, a la estructura del "mundo dela vida" o "mundo de los valores de uso". Esto es así, primero,porque la reproducción de la vida humana, como el procesoque es de autorrealización, autoformación o autoidentificaciónpermanente, sólo puede cumplirse a través de la mediación ob-jetiva de los bienes producidos (o productos con valor de uso)y, segundo, porque en éstos se encuentra objetivado el juegoincesan te de formas o significaciones pasadas -reactualizadasen el presente y proyectadas hacia el futuro- a través del cualel sujeto de esa vida lleva a cabo las alteraciones de su propiaiden tidad.

6

La "ida hUlnana en su "fonna de valor" es como un Hdoble" O

un "fantasma" de lo que es ella n1¡snla en su "forma natural";es una proyección objetivada de su propio proceso de repro-ducción en lo que él tiene, entre otras cosas, de capacidad decreación y destrucción de valor económico dentro del mundode las mercanCÍas capitalistas o, lo que es lo mismo, en lo queél tiene, abstractamente, de vehículo suficiente para el proce-so de autovalorización del valor capitalista o proceso de acu-mulación de capital.

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de los valores de uso por un diseño "artificial" o emanado de lospuros rcqucrinlientos de la valorización capitalista.

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El efecto devastador que tiene el hecho de la subsunción ca-pitalista sobre la vida humana, y sobre la fLgura actual de la naR_[uraleza que la alberga, es evidente: la meta alcanzada unayotra vez por el proceso de reproducción de la riqueza en sumodo capitalista es genocida y suicida al mismo tiempo, Con-siste, primero, en el "perfeccionamiento" del proceso de explo-tación del ser humano como fuerza de trab,~o, e! mismo queimplica una condena de poblaciones enteras a, la muerte envida de la marginalidad (cuando no a la mucrte sin mas) a [mde abatir el "precio del trabajo" a escala global, y, segundo,en el "perfeccionamientol

' d~ la explotación irracional o con~traproducente de la naturaleza actllal(lratada corno un simplereservona de ciertas materias y ciertas energías), que insiste endestruir el equilibIio propio de ella, si tal destrucción sirve a losintereses -en verdad siempre eoyuntutales- de la acumulacióncapitalista,

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La racionalidad inherente al proceso de la vida social en su"forma de valor" expresa una "obsesión objetiva" volcada ha-cia un productivismo en abstracto; es una Ilcompulsión'l queviene "de las cosas mismas" y que corresponde a la necesi-dad de "producir por producit'" emanada de! "m)lndo de lasmercancías" capitalistas y exigida por e! automatismo de la, re-producción ampliada del valor económico puro -por la "auto-valorización del valor", Es un principio estructurador queactúa y se refleja en ella "proveniente de las cosas mercantifi-cadas" y que tiende a organizarla como si fuera exclusivamen-te un proceso en el que el ser humano, en calidad de purafuerza de trabajo, debe ser explotado en cada ciclo reproduc-tivo, compelido a producir ese "plusvalor" que habrá de pasar,como "pluscapital", a mantener la acumulación capitalista.

7

8

La subsunción de la "forma natural" b~o"la "foJma de valor"puede ser relatada como el "esfuerzo" permanente del "fan-tasma" por mantener y afirmar su dominio sobre el ser real:"Le mm saisit le vif", como le gustaba decir a Karl Marx. Nada seproduce ni se consume en la sociedad puramente moderna sisu producción/consumo no es el vehículo de la acumulaciónde capital. En lo que respecta a la vida social misma, esta sub-sunción consiste en el fenómeno de la "enajenación": la sujeti-dad de esa vida, su capacidad política 'de identificarse o decidirsobre sí misma, sobre su forma, es sustituida por su represen-tante fantasmal, por la "voluntad" de autovalorizarse que estáen el valor económico del mundo de las mercancías capitalis-tas, "voluntad" que actúa automáticamente, "desde las cosasmismas", las que adquieren por esta razón la función de "feti-ches", de objetos que socializan "milagrosamente" a los pro-pietarios privados, que serían asociales por definición, En loque respecta al mundo de la vida o mundo de los "bienes te-rrenales", ella consiste en la sustitución del diseño "natural"

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ciones del ser ("Every part of the earth is sacred to my people", es-cribió el jefe Seattle al presidente de Estados Unidos), nin-gún objeto sagrado, propio o ajeno, es vano. Ydaban por buenoel obsequio. Pero, en una siguiente etapa, esos mismos misione-ros advertían y advierten a sus indígenas, convertidos sin saber-lo en acólitos, que la cruz no es un signo cualquiera, sino el gransignificante que los contiene a todos por carecer de cualquierreferente. A ella y sólo a ella se le debe rendir el sacrificio deoro, sudor y lágrimas, al tiempo que se prohibía la experienciay el sentimiento de lo santo con respecto a todos los demás ob-jetos sagrados y a la naturaleza misma, por tratarse de mani-festaciones maléficas del mismísimo diablo. Esta imposiciónmisionera nunca puede tener efecto sin violencia, como en sudía señaló Agustín de Hipona. Violencia derivada de la reduc-ción ontológica y la igualación semiológica de todas las cosassagradas, desde el propio cuerpo humano hasta los animales,las plantas o las estrellas, a signos, cadenas significantes, alego-rías y representaciones del gran significante Dios-Emperador.

Hoy no se destituye a los dioses, reducidos ya hace tiempoa cenizas. Tampoco se persigue a chamafies, que ya práctica-mente no quedan. Lo que se hostiga con el mismo encono mi-sionero de redefiniciones y reconversiones son sus memoriasliterarias y artísticas en el reino de la experiencia estética. Deesta guisa se convierte a las diosas aztecas de Pedro Páramo ensignos feministas de una estraegia identitaria deconstruccionís-ticamente desvalijada de entidad mitológica y sustancia ontoló-gica. Así también se reconfigura la rebelión cósmica de las diosasde la tierra en el Abancay de Los ríosprofundos que representanla chichera Felipa y la loca violada del convento de los frailescomo representación de un sujeto subalterno sin memoria niraíces ontológicas en el orden dinámico del ser increado e in-finito de las cosmologías incas. Y si en su edad clásica el colo-nialismo convirtió a los dioses cósmicos de mayas y aztecas ensantos híbridos, la reconversión global de estas tradiciones li-terarias y artísticas sirve hoya 'la hibridación de fronteras, a lasredefiniciones transculturales y a la refundición de un nuevoorden mundial sin memorias, sin dioses y sin ser.

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¿CÓMO SE DICE OK EN INGLÉS?(DE LA AMERICANIZACIÓN COMOARCAÍSMO Y NOVEDAD)• Carlos Monsiváis

Largo epígrafe que describe reflexiones del mi.o 1909 tal co-mo las transcribe en 1948 don Agustín Yáii.ez en su nove-la Al filo del agua:

Vientos que traen ázaña, cizaña ellos mismos, mlÍS perniCIOsa que la de{os arrieros. (Ya no digamos la san{j1ia en lasfamilias, en los campos.No se sabe qué sea peor: la a1.lsencia o el regrl'so.) "Peor es que vuelvan ",dice la mayona de las gentes. Ni les luce lo que ganaron. Y aunque lesluzca, ya no sr hallan a gusto en su tierra. lHuchos ya no qui~ren traba-jar, lodo se les va en presumi1; en alegar; NJ criticar: En dn,r mal e:femplo,burlándose de la religión, de la patria, de los costumbres. En sembrar laduda, en hacer que se pierda el amor a la tierra, rn alborotar a otros paraque dejen la ¡)(Itria miserable J cochina. tst05 son los 'lile han tmido lasid~as de masonería, de socialismo, de eSjJinlismo. Y la falta de respetoa la mujer. Son desobligados. Viciosos. Pendenciero.l. Eso, eso pnncip(Ll-mente, pendencieros. Faltos de temor de Dio,l. ¿Para qué decir más' Ymientras más son, más se crecen, a nadie ya dejan vivir en paz: a losricos por ricos, a los pobres por pobres; no 1u.ieren que nadie se les pon-ga p(rr delante. Pobre pUf'blo, jJobre jmÍJ. Los mris sabios son ello.l, losmás valientes, por palabras raras que reTmr.l.ven (011. lengua de cri.Hia-nos, aunque no sepan leer, como cuando sefueron. Y p01"que traen dien-les de oro, que andan pelando a toda hora. Po'rque vienen de zapa/ostmmpudos, COIl sombreros de fieltro, con pantnlones de globito y camisade puño, con manc1lfrnillas relumbrantes. Se hacen el pelo, como catri-nes, rasurados de atrás, melenudos, melenudos. Ni el bigote les gusla.Son unos facetos. ¡Sí, facetos con que. al entenado de don Pedro Rubio, elpobre, se le había olvidado el nombre de su alole!" ¡Pero no el me1/('adi-tooFacelos.' A mí lo que más me repateo es el modito con que se ríen y es-cupen por el colmillo. "-¿ Y dónde dejas el modo de hablar, que pareceque se les olvidó el idioma que sus jladres les ense1iaron?" "-Para queacabemos pronto, son unos traidores, que)'o no sé si de adrede o por taru-gos, el caso es que I~s sirven a los gringos como avanzadas para robarselo que nos queda de tierra, lo que no se p~eUenm mbm' la aira vez."-Lo que no me eX/Jlieo es &'l1i1lO las mujeres slt'f}uelan con ellos."

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"Pobresde los imquíes. Ni a sus vecinostratan tan mal [osgringos"

¿Qué es Estados Unidos para quienes nunca, a pesar de serlopor ubicación geográfica, .se consideran norteamericanos? His-tálicamcntt, como sentimiento) sensación o registro político, yde modo sucesivo o simultáneo, Estados Unidos ha sido paralos mexicanos el enemigo probado y de ningún modo "extraiío"sino "natural", el Buen Vecino de la diplomacia pueril, el quele robó a México más de la mitad de su territorio, la fuente delos males de la República, el modelo de la organización de laeficiencia y la civilización, eljefe de la conspiración herética con-tra el país que profesa la religión verdadera, el paradigma delcomportamiento moderno o, si se quiere, posmoderno,la for-taleza tecnológica, el imperio depredador, el puntal de la econo-mía de mercado, el ámbito donde se inventan y multiplican lasoportunidades, la vanguardia de las transformaciones, la nacióndestinada por la Providencia a sembrar los males en AméricaLatina, la cuna del imaginario de imaginarios, Holl)~vood ...

E.ntre los mexicanos {gobiernos, élitcs, clases medias, las cla.ses populares), Estados Unidos es (elija una o varias opciones)el ejemplo inevitable, el racismo exacerbado, el lugar donde re-llacen las ilusiones del arraigo, el saqueador de malclias plimas,el aprovisionador de tecnología a muy alto costo, el aparato deli Illcrvencioni.'iJno sin escrúpulos, la seducción cultural y laboral,el reino del e'l'ccuícuio (en Las Vegas baila el futuro), el adver-sario de la jámilia I! la mexiw'IIa. A un tiempo, Estados Unidos csla idcologia del Illis fllnte, la santificación de la Guerra Fria)' de la,) inter\'cnCÍonc5 violentas en otros países, el proveedorelel confort, el renovador ele los horizontes del conocimiento yel placer, la reducción de las posibilidades de los países pobres,la destrucción ele procesos creativos o su acervo de estímulos ...

Una aclaración: el tema inabarcable y central de EstadosL'nidos, la gr.ln pol<:ncia, nunca es lo mismo que el fenóme-no de la americanización. Por ésta entiendo -y no he visto nun-ca discrepancias m"yores cuando se ejemplifica el término- elproceso sociológico y psicológico que deposita en la cultura de

Estados Unidos los rasgos y las cualidades de la modernidad.En materia de comportamientos, la americanización es la teoríay la práctica de individuos y colectividades que ante el desarro-llo de Estados Unidos mezclan incesantemente lo que obser-van, lo que rechazan, lo que no advierten que perciben, lo queasimilan, lo que imitan, lo que les sirve en la vida cotidiana, loque estimula su oportunismo vital. Las sociedades se america-nizan (es decir, aprenden un catálogo de comportamientos yreflejos condicionados) debido al fervor por la tecnología, ala gana de modificar el presente cambiando por eso mismo elpasado, al afán de incorporar la eficacia o las convicciones reli-giosas, al gusto por in ternacionalizarse mudando de domicilioo en pleno sedentarismo, al gusto creciente por los hábitos ylas mitologías allá tras lomita o allá tras la migra.Así, y verbigracia, las industrias culturales ejercen el asesinato

serial de las costumbres ancestrales, el miedo al anacronismo esla base del nomadismo y la americanización es un proceso cuyovigor afecta incluso a los habitantes de Estados Unidos. Estosucede en Francia y Vietnam, en Filipinas y Cuba, en Argenti-na y Vehezuela, porque la americanización, fábrica de sueñosy pesadillas a domicilio ("Soñé que me perseguían mis tradicio-nes, pero me desperté antes de que me alcanzaran"), es el fe-nómeno con más de un siglo en ejercicio.

'~stá tan americanizado que no se quiere ir a Estados Uni-dos para no perder su identidad"

Si algo, el tema de la americanización influye drásticamente enlos debates sobre la modernidad, el nacionalismo, el posnacio-nalismo y la globalización. En el fondo, el dilema ha desapa-recido: el planeta está americanizado y México, el vecino quesólo ha sido bueno en tre 1941 y 1945, no podría ser la excep-ción. Ya carece de sentido describir la americanización comoel conflicto que enfrenta a los Deudos de la Identidad Nacionalcon los eheer-leaders de la Integración a Toda Costa con Nortea-mérica. En la realidad o lo que haga sus veces, a la americani-zación, incluso aún más que el flujo irresisLible de las novedades,

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la estimula el temor a volverse estatua de sal si se vive con lavista f~a en las tradiciones, y esto explica los fracasos del na-cionalismo, las imitaciones a ultranza de lo norteamericano yla creatividad a partir de la asimilación de influencias,

Dije tradición y me detengo, En América Latina, y desde lasprimeras décadas del siglo xx, demasiadas expresiones de laamericanización no nada más no se oponen a las tradiciones,son parte sustancial de ellas, Sí, Elvis Gutiérrez, ya no se concibela Identidad Nacional sin las grandes zonas de americaniza-ción, Las primeras señales de alarma contra la americanización(con ese nombre) se localizan a fines del siglo XIX en los dia-rios conservadores, que defienden las esencias nacionales, y,con otro vocabulario, en los periódicos liberales, que prote-gen la soberanía, Cito en desorden algunas contribuciones dela americanización, ya parte en trañable (el adjetivo en bogapara denotar emoción) de nuestras tradi£iones: la renovaciónde los vocablos anglosajones, que los hablantes hallan prestigio-sos; el Día de las Madres (Mother's Day, desde 1922); el árbolde Navidad, más fácil de armar que los nacimientos artísticos;Santa Claus más hogareño que los Reyes Magos, de cualquiermodo venidos de Oriente, el Día del Amor y la Amistad y (SaintValentine's Day), el Happy Birthday, el Halloween como elTercer Día de Muertos, las iconologías del cine norteamerica-no, eljazz, el blues, (Me detengo en una etapa,)

En una de sus acepciones, tradición es el recuerdo de la vidaen familia o en familias, y allí la americanización provoca trans-formaciones internas persuasivas y perdurables: renueva las ve-ladas domésticas, rehace la idea del hogar y del ama de casa,("La radio inventó el ama de casa", sostiene Emilio AzcárragaVidaurreta), alivia las tareas del hogar (los electrodomésticos,la liberación parcial); compone casi todos los géneros y sub-géneros del cine nacional; sojuzga la televisión desde su pri-mer programa cómico, la transmisión del Informe Presidencialel primero de septiembre de 1952,

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•Reviso brevemente el proceso adaptativo del cine nacional:

.la comedia ranchera, que viene de los films de Gene Autr)'y Roy Rogers, y que en Holl)wood incorpora fugazmente almismísimo Charro Cantor, que en ivle.t1canFi"ta (1940) llevael crédito de George Negrete (por cieno, la versión de "AyJa-lisco no le rajes" de la, Andrew Sislers, de 1939, lleva el paradó-jico título de "The Gay Caballero"). Allá ~11d Rancho Grande,en su esquema inicial, es un sil-com, Ullf1 comedia de sitllacioncsrural;

• el western, adaptado muy a la mala (el tvestern-enchila-da). que oscila entre la parodia involuntaria y el derrumbe decualquier credibilidad;

• el cine de gángsters (Chicago trallsladado al Centro lEs-tórico del DF) quejamás trasciende el humor involunta,-io.

• la mecánica del star system. (Si no hay mitos o proyectos elemitos, no hay reahelades);

• el melodrama ele intención histórica (el epie weepy). confilms de la calidad de Vámonos con Pancho Villa, El compadreMen-doza, El prisionem 13, Río Escondido;

• una prueba del camino que va dc la imitación a la Oligina-lidad. El melodrama mexicano, un género que exige el gentili-cio, hace uso de los recursos del cine francés, el teatro español(los guardianes de la honra), y el melodrama fílmico de Nor-teamérica. Al cabo de todo esto, se genera el desbordamientoindetenible, el tremendismo como humanismo, el río literal delos pesares y de las frases ya imprescindibles a la hora de los en-frentamientos en la familia o en la pareja: "Vcte Camila, perollévate mi corazón que no me gusta guardar cachivaches";

• la comedia central es la destrucción universal de los obje-tos, tal como se ve en las primeras películas de Tin Tan;

Como en la mayoría de los países, Hollywood es la industriammica que forma a la industria nacional. Desde el plincipiono hay dudas: el desarrollo del público exige la intemaciona-lización, yeso sólo lo otorga la cercanía con el cinc norteame-ricano.

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Por lo demás" 'Ia, hislo.ria de. todas las naciones (invencionesque se vuelven .redes de historias, instituciones, costumbres, en-tregas, saCJificios, rencores, an10res patrióticos), se hace en muybuena medida a tr'avés de "los préstamos", de la adaptación delogros y hallazgos, La Constitución d~ Estados Unidos (1776)repercute grandemente en las Constituciones de México, y elpensamien to liberal de México aprovecha a fondo el federa-lismo norteamericano y la Revolución francesa, Todo se tomade LOdaspartes, con la condición de que todo, de inmediato,se transforme,Además de la presencia mayor, la del cine, la hisLOria de la

cultura popular urbana de México, que distingo de la culturade masas, registra influencias y las devuelve convertidas en ex-presiones autóctonas, Ejemplos:

• el cómic mexicano, con n1tlY escasas excepdon'es,"es encada ocasión el resultado de admiraciones por creadores nortea-mericanos y búsquedas de públicos a partir del conocimientode los éxitos probados en Estados Unidos, 1awa y Wama vienenmuy 6bviam~n[e del Tarón de E}lgar Rice .]3urroughs; GermánButze al crear Los Supersabios toma en cuen [.10.1 c<l\hics estado\¡-nidenses que mezclan aventura y' humor, aderezándolos con elhabla popular y las situaciones donde el relajo es el otro grancomponente de la fantasía; el cómic mexicano por e~celencia,La familia BUTrón, de Gabriel Vargas, se apega en sus inicios a

, Educando (j paliÓ (Bringin' up Father), el relato semanal de la es-posa dominante y el marido que finge someterse; de inmediato,Vargas se aparta de su modelo y crea el humor a través del hablay la eombinación de parodia extrema y realismo minucioso;

o el actor cómico Germán Valdés, Tin Tan, la cúspide de lacomicidad urbana moderna (Cantinflas cs el enloquecimientode las tradiciones de la pobreza), se forma en las revueltas yrebeliones, en su caso lingüísticas y corporales, de los pachucosde East LA, de las gesticulaciones al cantar de! direetor de or-questa Cab Cal\oway y de! habla fronteriza, y reelabora sus orí-genes hasta haFerlos radicar en sí mismo;.

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olas cantantes de la índole de Elvira Ríos, Mana Luisa Landíny Chelo Silva han escuchado a las toreh singersy su estilo.genial-mente melodramático, y gracias a eso haeen del bolero unainterminable autobiografía colectiva,

"Se llama Pamela y hasta allí eso va bien, pero el apellidoPé'rezdestruye el efecto de la drugía onomástica". .En cada país, la americanización no es un proceso mecánico,Se toma lo que se considera indispensable y lo que impone lamoda, y de inmediato los procesos de la asimilación intervie-nen, Así se produee lo que, sin reservas, podría llamarse "lamexicanización de la americanización", algo muy distinto alacto de "desnacionalizarse", Se es muy nacionalista pero de dospaíses simultáneamente, de manera desigual y combinada,

La mexicanización de la americanización. O la peruanización,o la colombianización, o la hispanización, que las respuestas, al modelo son. internacionales, Este proceso, al producirse laglobalizació)1 ya dispqne de otra etapa todavía inverificable, loque potencia el uso,fic la Red, El mecanismo ha sido má; o me-nos preciso: la moda o los ajustes de la vida cotidiana fascinan,se revisan, se añaden con entusiasmo a la vida social y perso-nal, se modifican en el camino y, al cabo de algunas vueltas laadaptación que vino de Estados Unidos, ya está lista para versedefendida como parte admirable de la tradición nativa, (En es-te sentido, el clímax es el Día de las Madres,) Nada por lo de-más, que no suceda en los demás países. Si eaifón es el que caebien, el. que cae fain, y si la casita de solotoy de la canción infan-til viene del material novedoso del celuloide, ¿por qué no veri-ficar los alcances de la mexicanizaeión de la americanización?Good bye mi chaparrita and don 't cry for your Pancho,Lo que se opone a las versiones demoledoras y sin variantes

de la americanizaeión es la necesidad de seguir viviendo den-tro de formas culturales específicas, por gusto, por hábito, porfuneionalidad, Y un ejemplo culminante lo da e! mundo aca-démico: el momento de mayor descrédito del nacionalismo estambién el de mayor crédito del estudio de lo nacional. Nun-

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ca se habían estudiado tanto las distintas historias de México,nunca se habían explorado con tan lo detalle las circunstan-cias de un país al margen de sus incomparables esencias, de!"La Patria es primero" y "El respeto al derecho ajeno es la paz"a "Comes y te vas" y "Como dicen en mi pueblo haiga sido co-mo haiga sido, yo gané".

Otra verificación: la imposibilidad del orden en los sitiospopulares, los malls del revoltijo.

"No sabes lo que me he superado desde que comencécon el curso. Levanté a tal punto mi autoestima,que ya no me importa lo que piensen de mí los noenterados de mi existencia"

La americanización no es la sujeción mental a la política delsistema norteamericano, y la prueba es e! repudio internacio-nal a la invasión de Irak. Sí es, en cambio, una sucesión deacomodos didácticos que, desde hace tiempo, abarca tambiéna las masas que, como las élites, no cop.oc~ internacionalmenteámbito más fértil de entendimiento de "la filosofía de la vida"que el universo de la autoayuda o selfhelp, con su anegamien-to de libros, discos, folletos, cursos, coñsejos (las recetas de co-cina del alma), nuevos refranes y revelaciones del secreto deléxito, lo que en tre las decenas de miles de ofertas incluye a losladrones del queso, el vendedor más grande del mundo Uesu-cristo), las técnicas del lengu<0e corporal que impresiona a losjefes ("Nunca respires de más, pierdes figura"), y las ofertaspersuasivas que anuncian la combinación de consejos del MásAllá y el Más Acá: así, los Diez Mandamientos vendría a ser elprimer texto de autoayuda en la historia de la humanidad, pro-logado por Jehová o Yahvé, y el prontuario de recetas del éxitohace las veces de oraciones 'lue, al repetirse, provocan santidad.y tan cuantiosa producción dispone de un mens<0e nítido: "Tú,que nomás no la haces, si quieres ascender debes retornar atus actitudes en la escuela primaria y quedarte allí mentalmen-te el resto de tu vida. Recuerda: el que no fuere como niño,no entrará al Reino de los Cielos". El recelo de la madurez y

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el esplendor de la receta son técnicas instaladas con rapidez entodos los países porque -sin necesidad de decirlo- se sabe eldesenl~ee: en materia de r(acomodos de la mentalidad lo quehace la mano hace la tras, como en el viejo juego infantil yajubilado.

¿Quién no quiere lener éxito? ¿Yquién no quiere memorizarlos pasos para conseguirlo' Un país o una persona o un gremiopueden recurrir a la autoayuda a la maoera estadounidense yconvertir los consejos en la ideología. (Si la toma de concienciano es rentahle, no tiene caso intentarla.) Véanse las memoriasde campaña de Marta Sahagún (El triunfo del espíritu), o Diosmío, hazme viuda porfavor, y se advertirá, en caso de duda, que laautoayuda es el consuelo del mortal que) si uno usa la ropa y losgestos adecuados, le permitirá ingresar a la pau'ia celestial.

Ejemplo imperecedero: una anécdota (verificable) de! pre-sidente Vicente Fax y su gabinete que al iniciar su gobierno elprimero de diciembre de 2000 en la tarde, se congregan paraatender la evolución de un experto en selfhelp: "Hagan de cuen-ta que salen a surfear, ya parecen beach boys, di,irtiéndose ba-jo el sol ardiente. De pronto, se encuelllran en la cresta de laola y desde allí miran la playa. ¿Qué hacen'" Los mi'nistros sedesconciertan, calculan razonablemente (es de suponerse) si esposible instalar escrilOlios y teléfonos en lal sitio, y luego con-testan: "Nos dirigimos de inmediato a la playa". El instructorlos mira con piedad: "De ninguna manera, eso sería lo peor,ustedes deben quedarse donde están y permanecer allí los si-guientes seis ai,os, Lo más difícil en la ,ida es colocarse en lacresta de la ola y nunca, así como lo oyen, hay que abandonaresa posición. Ir a la playa es renunciar a la emoción y la posi-bilidad de gobernar y es confesar la debilidad". Por supuesto,este grupo "mcxicaniza" la lección: sigl.lcn en la cr('sta de laola hasta que logran desaparecer la ola y la playa.

•Así no le sirva a nadie para ascender con precisión científicaen la escala social, la fiebre de la autoayuda le recuerda a sususuarios cuán cerca están o pueden estar dd único estilo rc-

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conocido de la modernidad. Y esto auspicia la gran ilusión: siel país no creCe económicamente, si la tecnología al alcanceno es de punta, si se vive en la rutina y la escasez, queda el re-curso de mudarse a otro tiempo mental que es otro país, y allíalc:il1za un clímax la vulgarización de la amencanización yavuclLa utopía. La autoayur1a, para empezar, cambia dc lugarlas responsabilidades del fracaso: "Si no soy ahora lo mejorque pude haber sido, es culpa mía exclusivamente. Soy un in-dividuo libre, uo el integrante de una comunidad uncida a lafalta de ambiciones, y si admití el determinismo eligiendo na-cer en un lugar en una fecha determinada, no tengo derechoa quejarme. Autoayúdate, si no nadie te ayudará". Moraleja(tomada de cualquier libro de selfhelp): Nunca le digas a tuje-fe que ambiciouas su puesto. Podría despedirte en el acto. Me-jor dile que nunca serás capaz de suplirlo, así te corra sinrcmordimien lOS acto seguido.

;'/vledi cuenta d~ que jJara mi desdicha, y no obslantemis esfuerzos de ;desterritorialización psicológica',yo seguía viviendo en México, yeso lo SU/leporqueentendía todo lo que decían los vecinos"

Lo caractetístico de la C1mcricanización de masas es la nlemoriza~ció n de las !eccionc.' repetidas en los medios electrónicos. Todoel día se adaptan expresiones del inglés con leves modifica-ciones del scntido. Se canta ".Happy Birthday", y el bilingüismoamplía el vocabulario (a.sí con?o se cantan "Las maii.anitas" paraccrtificar qne la tradición allí sigue):y si se aspira al hechoparadigmático, la celcbt,lción será en el local de una cadena derest.auran Les con los meseros constituidos en coro, y el presenti-miento de Texa.' en el (rasfondo. Esto ya es folclor nativo, perola conclusión dia,;a de millones de personas es amarga: "Si quie-ro que algo suceda en mi vida, debo irme allá y hacerla allá.Si no, me resignaré a ser testigo lejano de todo. Y si no' puedoimlc, por lo menos debo imaginar que ya estoy en otro lugar yque allá, si no ('s Norteamérica, sí es la alnencanización". Hayuna geogralh de las esperanzas y otra de las costumbres.

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El problema no radica en el simulacro de viaje por el tiempoy el espacio, sino en la inennidad de quienes lo emprenden. Porlo demás, americanizarse no es un acto voluntario, se producepor contagio atmosférico las más de las veces y este largo vira-je de la misa de gallo como reflujo condicionado a las happyhours, no lleva al estudio obsesivo de una cultura, sino a la ad-quisición de apariencias. Si aumentan los indiferentes a la"desnacionalización" es porque son cada vez más quienes sólohan conocido el país de la americanización mexicanizada.

Si en la época de la globalidad las naciones abandonan suspretensiones de primacía, con las grandes excepciones de Nor-teamérica, China yJapón, las comunidades en cambio perma-necen y allí es definitiva la forma elegida para americanizarse.La más frecuente hasta hoy mezcla las herencias internas ylas"expropiaciones".

La ame¡icanización: mitos y mobiliario

Al respecto de la americanización ya existe un catálogo de lu-gares comunes cuya_mayor dificultad es la repetición inevita-ble. Para los críticos, la americanización consiste en:

• la imitación forzada, "extralógica", acrítica, de todo lo nor-teamericano;

• la renuncia a las tradiciones que han constituido a la na-ción, y la sustitución de lo tradicional por los pragmatismos dela moda;

• la hipótesis generalizada que juzga inútil oponerse a la de-finición monopólica (norteamericana) de la modernidad;

• el canje de los valores profundos de la familia y la religiónpor el "materialismo del consumo";

• el viejo juego donde se prefiere ser cola de león que cabe-za de ratón. "¿Para qué quiero las costumbres que ni practiconi me permiten gozar de la actualidad?";

• la oportunidad de gozar de las oportunidades de la época.

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"¿Que de dónde, amigo vengo? / Del Halloweenque mantengo / a orillas de mi week-end "

En lo anterior hay, entreveradas, verdades y falsedades. Mu-cho antes del proceso globalizador, tan regido por Estados Uni-dos, todo se le atribuye al fenómeno de la americanización: laactualización tecnológica, el cambio de derrotero de las socie-dades, el abandono de conductas amparadas en la lealtad his-tórica, los ajustes pequeños o grandes en los estilos de vida, elauge del hedonismo, el contrabando de las malas costumbres.Al desmesurarse la idea de americanización, vuelta un equiva-lente de la totalidad, se relegan o se menosprecian los esfuer-zos creativos de las sociedades nacionales y la in teracción conel resto de las culturas en el mundo. (No es un asunto de singu-laridad, sino de diversidad, hay más países en el cielo y la tie-rra, Horacio, que los que sueña tu geografía imperiaL)

Resulta exagerado uniformar b~o el título de americanizaciónelementos distintos, por ejemplo, el proceso que transformalas relaciones entre sociedad y naturaleza, la reconstruccióno las nuevas devastaciones de las ciudades'l' del sentido urbano,los ritmos cambiantes de la vida social, el tránsito de la fami-lia tribal a la familia nuclear, el crecimiento de la concienciafeminista, la adopción cuasirreligiosa de la tecnología, la expe-riencia del entretenimiento y la comprensión de lo internacio-nal. Estados Unidos (lo que engloba el término) es la influenciaplanetaria por excelencia al no ser únicamente el imperio, sinoel laboratorio de los grandes cambios, pero el manejo tiráni-co del término americanización desarregla el proceso haciéndo-lo parte del determinismo ancestral, ni modo carnal o carnala,aquí te tocó nacer, en la época en que la historia es el desfilede los Power Points.

Nadie niega el peso de la cercanía del Imperio y su cúmulode influencias y logros, pero la identificación obligada de ame-ricanización y modernización le impone un solo molde al desen-volvimiento de las sociedades. ABignarle a un solo país todoslos atributos de la modernización, arrincona de an teman o eldesarrollo de las sociedades, cualesquiera que sean los grados de

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singularidad que contengan. Y así la moraleja es devastadora:¿para qué esforzarse en lugar de copiar? La amcricanización"todo lo amc,icaniza", y la búsqucda de una sola mentalidadse desprende de las sucesivas rendicioncs incondicionales alas industrias culturales. ABíes, y a ratos me imagino que de ocu-rrir ahora la Revolución mexicana cada <::jército tendría su apa-rato de merchandising, y antes de las batallas los caudillos haríangiras de presentación.

Una vez aceptado que sólo se moderniza quien tiene la visl<JfUa aeross the border, lo demás se incrusta por sí solo. Por un tiem-po limitado los tradicionalistas resisten la arremetida de lasmodas, pero también ellos reciben los cambios y los a¡'¡aden asu personalidad, no sin una vaga conciencia de culpa por trai-cionar su Iden tidad o alejarse de ella. Por eso, a la suma de"traiciones" en la lnemoria colectiva) individual, familiar, gre-mial, tan1bién se le llama americanización.

''En esta casa somos modernos y no admitimosslffenatas a las cuatro de la mañana"

¿Quién le teme a la modernización y quién resiste el peso coa-ligado de las modificaciones de la vida familiar (en sus distintasmodalidades), las libertades del comportamiento, el influjo delas industrias culturales (muy especialmente los cómics, el cinede Hollywood, el sentido de la programación televisivay las apor-taciones del Cable), y la adaptación insl;mlánea de los éxitossucesivos en Estados Unidos' Incluso si una porción de la mo-da viene de Inglaterra o dejapón, requiere para introducirse delsello de la aprobación norteamericana. Manga no llegó direc-tamente de Tokio.

Sea como sea, y con las definiciones que se le adjunten, laamericanización es irreversible, y desde hace más de medio si-glo. Se le juzgue de manera estructural o anecdótica, el proce-so es incesante y en los años recientes se amplía notablemente,sin que desaparezcan las "sustancias nacionales" redefinidas yreubicadas.

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En pos. ele ..la. sus.t;enlación de mis a.rgu!Ilel~tos, acudo a laverbigracia:

:, • Crece ,el nún1cro, de funcionarios,. cmpres~rios, "líderesde opi nión", que al hablar dan la' impresión de traducit: su dis-curso del inglés un tanto confusan1cnte. La estructura sintác-tica del español apenas aparece, aunque eso no significa que sevislumbre la estructura sintáctica de! inglés. El resultado dis-trae enorme,mente porque no hay modo de f~arse en e! co;lte-nido o la forma de los discursos, y porque todo se concentra enlas averiguaciones idio,n1áticas: ''Ya nome interesa lo que qui-so decir, sino fuar el idioma en que se originó la intervención".y esto

lmás que americanizacián, es curiosidad lingüística.

" .• Se produce el "plagio de atmósferas", Así, las nociones deelegancia, lujo, belleza, modernidad y posmodernidad se trans-laden con fidelidad de Estados Unidos en los ámbitos de lachise media alta y la burguesía, a la manera de Houston, Los.Án-geles, el East Side de Nueva York, Dallas, San Diego y los rnalls

,correspondíen tes (b gentr)'fication men tal), el resultado es muydistinto, porque, p:u:a.empezar, l()s ~lr~¡:Je¡:1,oIett'fEl\~jérLcuen-,.tan, y se opoúen con su mera presencia a la validez absolutade muebles, corubinacio.nes cromáticas, arquitectura de inte-riOl'es, y "alegría de vivir como Dios manda". Nunca convencela ilusión de hallarse corno en Manhattan o a punto de encar-garle a Frank Gehry el proyecto para el nuevo edificio del hold-rngo para el Musco Guggenheim de Hermosillo. Suponer quela arquitectlll'a posmoderna y la decoración "a orillas del Hud-son" aíslan de la realidad nacional es obl'i£arseo',a no ,ver para

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• El vocabulario de las tres últimas décadas ,'iene casi porentero del inglés. Esto no es problema, pero se da en un mo-mento de catástrofe educativa internacional y de la consiguien-te escasez idiomática. Utilizar la amplitud del español se vuelveimpensable, y los frecuentes "anglicismos" (si el término tienetodavía sentido) masil,can las muletillas verbales más que re-petir la experien,ia chicana de "adaptar las palabras" (verbi-gracia: ü1arketa por lne'rcado; wllat SUlnara conlla doga, runpa cá, mn pa allá~ por ¿qué pasa con la perra? Corre de un la-

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do a otro.). Así, digamos, el w;o incesante de chingada o cabróno güey en el habla juvenil no sólo ,'iene del repertorio históri-co.de vocablos "maldito(, sino, muy claramente, del recursode las Jour letter words en inglés, donde el Juck off es mero trá .mite de las conversaciones. Si se quiere hablar "como gringo", se:necesita derrochar los recuerdos del tiempo en que alguien'se escandalizaba parlo que son hoy ajustes del temperamento..¿Agarraste la onda, güey? '. .

Un sociólogo acude a una definición amplísima: "Lo mexi.cano es lo no gringo". Sin contestarle directamente, diversos. .

• analistas y un tropel de testimonios demuestran cuán arduo,en la realidad global izada, es ~recisar lo gringo y lo no grin-go en materia cultural. En 1936, el ensayista Jorge Cuesta rei-\1ndica como suyo a Stendhal, y sitúa entre 10 ajeno al autor deSanta, Federico Gamboa. Hoy, ¿cuántosse apropian de los clá-sic?s de) rock :"c.omo enel vértice deunjuramento''?~Cuántos'~'creei, en el' seifheip Gorno el req¡odelador de sus vidas? ¿Cuán- .tos quieren pensar en inglés para borrar el sonido de sus vidasque todavía es en espar'iol? Es muy sencillo definir lo gringo enrelación a la invasión de lrak, el FMI, la cacena de indocumenta-dos en Arizona, el apoyo a la ultraderecha en América Latina,la prepotencia imperial, la arrogancia de los policías del pla-

.neta y el Segundo Siglo Americano. Pero a los jóvenes crecidosen el horizonte mediático, y pongo un ejemplo primordial; lesresulta uno de' sus derechos básicos gran parte de lo produci-do musicalmente en Estados Unidos, o allí puesto de moda.Luego podrán darse las innovaciones o los alejamientos de losmodelos originales, pero en materia de cultura lo gringó ha de-

jado drásticamente de ser lo otro.

•El sincretismo ~nticipa el sincretismo, y las fusiones de hoypresagian las combinaciones infinitas de mañana. Detrás delrock (tocado, cantado, oído) en 'México, está el conflicto,ja-

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más resuelto, entre localismo y universalidad, ¿A qué alude el ,~chavo-banda que dictamina: "Somos la chingada madre del po- "der"? ¿a retazos de ideología anerquista, al repertorio verbal quelo intimida y lo valida ante sí mismo, a la confusión entre iner-midad y vigor "obsceno", al habla que lo resguarda ante la faltade interlocutores? Ha sido ardua la enseñanza de la diversidedyel rock ha contribuido generosamente,

En una entrevista, el rocanrolero tijuanense Javier Bátiz ex-plica su posición ante el Festival de Avándaro (1971):

La proposición [del festival] trajo a estos grupos destructi-vos, CQmo Felipe Maldonado de Peace and Lave, quien encadena internacional de radio oyéndose hasta Perú y todo,anunció: "Vamos a cantar una canción que se llama 'Mari-guana"', Todavía no cortaban, Pero luego dijo: "Chingue asu madre el que no cante", Apenas dijo eso click. Se apagópor veinte años el roncarol en México, Hoy existen grupospositivos, Lo que no es saludable es que la gente esté con-fundida pensando que a mentadas de madre y faltando elrespeto a la patria y al país, ya la bandera, eso es el roncanroL

A su manera, Bátiz nos informa de uno de los significadosdel rack: la lucha contra la censura desde el relajo, el choteo delmás cerrado de los nacionalismos desde la gana de hacer loque a uno o a una se le viene en gana, la abolición de los tabúesdel lenguaje (ni gran victoria ni avance perdurable), Esta con-tribución del rock a la divet'Sidad es artística, sociológica, cultu-ral en el sentido más vasto, Con "genio festivo", el rack de losespacios contraculturales ha informado de regocijos, iras, fuer-zas creativas, limitaciones fGtmativas, patetismos y tragedias ensectores juveniles cuyo futuro, en perenne evaporación, yacesiempre en otras manos, y que nadie minimice esta resistenciaal poder de usar creativamente el afán mimético, Tener dere-cho a otros gustos es la in tukión de una vida distinta, efectiva-mente plural, que emerge de los cambios inesperados,

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"'Segundo epígrafe (para situarlo donde se quiera)

Es el jlachllfo un sUjeto úngulor/)cro que 1HI11W dehifTn cnmelltl/;)' que a las jf}inas las dl'be dominar,pnra que v J1cnla1JfiN)' jllln para bnilm:

Toda UlnlO{(I qUf qtlirm terPii:,con un padrino qlle len¡;a 5tt desliz,flayo n Sl/ c/¡rmle)' agmTc su vt'!iz,y luego a Cflmrtl.aT 1'(1 manfrnl'T al inJeliz,

Canción de TiJI Tan de 1~H2 (¡ 1943

"Si no lo defendemos, el idioma e;jmñolse va a sentir incomunicado"

En retirada o confinado a Sl.lS ciudadelas "inexpugnables", elnacionalismo cultural, punto de unión de la antigua izquier-da y la derecha monolingüe, de distintas perspectivas y de én-fasis muy similar, dilapida sus prevenciones antilccnoJógicas.exhibe su miedo pueril a las acometidas del espanglish y sequeja por la disolución de sus grandes tradiciones (la derecha:el respeto a los mayores, las concepciones de la moral y lasbuenas costumbres; la izquierda: la emisión de consignas co-mo profecías ante las ruinas del imperio),

Se quiso erigir el canon inapelable que dispusiese de la len-gua como un ser indefenso (los Comités de Defensa del Espa-ñol), y se hizo caso omiso de lo obvio: si el inglés ha invadido atal punto el espacio de los dem,is idioma" es por rawnes difTcil-mente resistibles, las del poderío militar, económico, tecnológi-co y cultural (en el sentido amplio) de los Estados Unidos, queemite la lingua franca de donde proviencn, inevitablemente,los nuevos vocablos del mundo entero, A diario, una palabra-software o videoclip- se incorpora al ciicciollario inlernacio-nal, sin alternativa posible, Dios es el único chip de la trascen-dencia, Y sin embargo, al cabo de un siglo de amelicanización,el espai;ol de México, empobrecido y enriquecido, mantienesu ritmo vital.

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A la americallizacián, los sectores nacionalistas le enfrentan1", gestos )' los discursos que facilitan su paso acelerado sin si-quiera mellarla. l~l error ha sido descomunal y duró demasiadotiempo; se identificó progreso tecnológico con ideología nortea-mericana, se confundieron cultura y adc¡uisicián de comodi-dades, y, casi, se exigió a nombre riel nacionalismo la renunciaa innovaciones y con1odidades. Pasado un leve o arduo senti-miento de culpa, el que aceptaba la tecnología se sentía de pa-so, an1cricanizado. Y 111ás tarde, la glohalización, como técnicade obedienci:l, se apoya en los vanos terrores de un nacionalis-mo endeble, que convierte en pesadillas los recelos. Así, la resis-tencia a la americanización es declarativa las más de las vecesporque la seducción no es en principio ideológica, sino tecno-lógica: ¿cómo decirle que no al confort? y, muy especialmente,¿quién se niega a habitar por un instante un fragmento del por-venir? Por demasiado tiempo, ha permanecido la pregunta:"¿Qué tan contemporáneo soy?", que en rigor significa: "¿Quétan cerca o qué tan lejos estoy del modelo norteamericano?", y,con eso, se ha declarado lo nacional valiable de la incomodidado del atraso o del temor clásico de principios del siglo xx anteel teléfono. "¿Cómo le haces para oír a distancia con ese apa-rato? Esun invento del diablo." Así de puelil, así de inevitable.

A diario, y sea o no consciente di actitud, y no obstante las evi-dencias de su resquebrajamiento, el anacronismo es aquelloalejado de los par:ldigmas norteamericanos. Otras sociedadespueden ser más libres o menos represivas (las escandinavas,digamos), pero según el critetio dominante en América Latinalos avance! se determinan en Estados Unidos, y de allí los vuel-cos ideológicos que van con la moda (el bikini o la minifalda sediseminan cuando el orguJlo corporal vence al miedo al QuéDirán); el desenfado creciente en las relaciones familiares;el sello de "efIcacia" o '"ineficacia" que decide el porvenir delas tradiciones (del uso de las lenguas indígenas al adulterio,del rechazo de los maricones al "Le dUe a mi hUo: No soy ho-

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mófobo, pero a mi casa no vuelven ni tú ni tu amiguito gay");el incremento de las alternativas de educación hogareña en laniñez y la adolescencia, el cambio de estatus de las mujeres,la tolerancia como la renovación de la convivencia.

Casi por excepción, en el caso de la americanización las ideasdominantes de la época son las de la clase dominante: el "agrin-gamiento", razonan los de Elevados Ingresos, es la única estrate-gia conocida de incorporación a lo que vale la pena. El mundo-en su perspectiva- gira en torno de un solo notable estilo devida, y Nueva York y HOllston y DaJlas y Los Ángeles bien va-len las certidumbres antes inadmisibles: las hijas abandonan almismo tiempo pubertad y virginidad, la infidelidad matrimo-nial ya no es unilateral, la obsolescencia planificada tambiénafecta las creencias, los prejuicios también se jubilan. ¿Qué tan-to se pierde si se renuncia a la idiosincrasia "sin valor en elmercado"? Y de esta posición se generan consecuencias paté-ticas: "El subdesarroJlo, afirma Iván IlIich, como estado de áni-mo aparece cuando las necesidades humanas son vaciadas enel molde de una demanda urgente por nuevas marcas de solu-ciones enlatadas que-estarán continuamente fuera del alcan-ce de la mayoría".

El Génesis se transmite por televisión abierta,pero el Apocalipsis será P.? V.

A partir de la década de 1970, las transnacionales deciden, yde manera cada vez más amplia y sin rival posible, los rituales devida en la burguesía y las clases medias, el sentido de la diversióninÍ:ln til, los tránsitos y la existencia misma de la cultura juvenil,el uso prestigioso o forzado del tiempo libre. Antes, las modasalgo tardaban en cruzar las fronteras comerciales y psicológi-cas; luego el tiempo se reduce considerablemente, hasta llegar-gracias sobre todo a Cablevisión y la Red- a la casi simultanei-dad de hoy en los sectores con capacidad adquisitiva o entre losjóvenes. Una tras otra, las instituciones del gusto y el consumode Norteamérica se vuelven las instituciones del gusto y el con-sumo en América Latina: las ceremonias de entrega del Oscar,

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f del Grammy y del Emmy, el Hit Parade, la adopción de los cuIt'ji!ms, las artes marciales (la ambición del Mexican o el PeruvianNinja), el rack como lengu~e metageneracional, la infancia co-mo un vide~uego incluso en lugares sin electricidad.

Conviven y se fusionan la internacionalización genuina y laimitación patética o descarada. Y la adquisición de una men-talidad competitiva se agrega a la compra de televisores, radiosde transistores, licuadoras, grabadoras, lavadoras eléctricas,computadoras. El mayor éxito del proceso: la identificación enalgunos sectores de la americanización (consumo, apropiaciónde esquemas) con el rechazo de cualquier idea de justicia so-cial, y el concederle a las industrias culturales una presenciadeterminista. Nunca es para tanto. SÍ, en la sociedad de masassólo caben versiones estentóreas de los atavios, las costum-bres, el habla, el sentido del humor, las visiones del erotismo,pero no son de Índole maoÍsta ("Todos los atavíos chinos soniguales"), ni garantizan en los modos de resentir la respuestaúnica. Si la televisión cubre todo el país, son muy distintos susefectos en una colonia popular y en una"residencial. Sí, Gwen-dolyn, también hay una recepción televisiva de clase.

A las mayorías, la radio o la televisión les resultan los grandesinterlocutores, no nada más zonas de entrenamiento, sino mo-dos de vida que, al tomarlos en cuenta (al despreciar casi cual-quier jerarquización educativa: "Me interesa tanto que mevean que trato a todos como a niños"), en algo los compensa desus limitaciones sociales. El mens~e es nítido: "No tienes otra,público; acércate al espejo paradigmático; refléjate en estastramas/ canciones/frases/actitudes; adquiere, por contagio,identidad globalizada y educación sentimental". y el que eneste ámbito habla de "manipulación cultural", es exacto e in-suficiente, al decir verdades a medias. La cultura de masas ac-túa sobre vencidos previos y, al encauzar la derrota, hace de laexplotación el telón de fondo que sostiene los sueños melo-dramáticos de las víctimas. No se usa tan consagratoria y dctcr-

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i.:,vrhinistamente la idea de "manipulación", sin aceptar que una

o"~ . tiranía así desmoviliza para siempre. Y.la realidad ofrece am-plios testimonios de lo contrario.En México, un elemento cuya protección se invoca es la

Identidad Nacional, siempre "al borde del extravío", y de la pér-dida. "Oh Madre Identidad, protege nuestra esencia." Al noprecisarse el concepto, el miedo al desvanerimiento de la iclio-sincrasia es otra de las creencias irracionales a propósito ele lanación. Los extremos se unen: a la actitud sólo a la defensiva,al "No pasarán" del cliollismo católico y el chovmismo sucedeel sometimiento de quienes, al abrazar los bendicios tecnológi-cos, suponen que lo siguiente es aceptar con júbilo la coloni-zación mental. ¿Y qué entienden por "colonización mental"?En este caso, la sensación de no habitar simultáneamente en dospaíses. A eso se agrega la deshumanización que trae consigoel culto idolátrico por el mercado. Describe Iván l1Iich: "La mo-derna peculiaridad de ser incapaces de aprovechar las dotespersonales, la vida en común y los recursos del anlbicntc enforma autónoma infecta todos los aspectos de la vida cuandouna mercancía diseñada profesionalmente logra reemplazarel valor de uso que se configura cnlluralmenle. De este modose destm)'e la posibilidad de experimentar satisfacción perso-nal y social luera del mercado" (Altemalivas ¡J).

Tercerepígrafe: la alborada de la globalización

Ya lodos saben ¡mra quien trahajan.Traduzco un artículo de Esquiresobre una hoja de Kimherley Cfnrh (.or.en una a.ntigua máquina Remington.Corregir; con un boligraJo Esterbrooh.Lo qtll' me png111m

aumentará ("11 unos (llantos pesos 1m arca\de Carnation, Gencral FoodJ, Heinz,Colgale Palmolwe, Cillete)' California ParkillR Cmpomtion.

José Emilio Pacheen

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El fenómeno de la "amcricanizaóón" se combina en Améri-ra Latina de modo indistinguible con ese gran juego de susti-lUción de realidades que se llamó el imperialismo cultural yeshoy la red trallsnacional de industrias culturales, térnüno queck,scribe visione') rmnpetitivas )' ferozmente individualistas, cuyaplimera razr)n de ser es la. apropiación masiva de la mentalidadque se caliilca de única y deseable, y cuya técnica de conquistaexige que el prcrrequisito del disfrute de logros científicos y tec-nológicos sea aceptar los delern1inismos de la americanización.

Irracionalidad y dispersión. No sólo en el hábitat de clase111edia,sino lJl1lbitlt en chozas, en tugurios, en la desolaciónregida por la esrasez donde se hacinan las multit.udes, rige ddesencuentro entre el desarrollo personal (el que exista) y losrequerimientos del desarrollo colectivo (el que no se produ-ce). En tanto ",Iqnisicioncs ideológicas, los sentimient.os de bie-nest.ar o de sobrevi"encia dependen en altísimo grado de losmedios e!eetr,ínicos, el resultado es caract.erístico de la hege-monía: los SOllletidos no logran extraer conclusiones últimassobre la nat.uraleza de su opresión. A camhio, se entrega el hazde ilusiones ,icarias y compensaciones elementales a muy altoprecio que es sinónin10 de sociedad de consumo. Ya la ofen¥5i\'<1 de las transnaciona1cs, sólo se oponen algunas inst.anciasfunoatllcl11alcs: la educación, la fuerza de la selección de las tra-diciones (algo miL) significativo que la idiosincrasia, según creo))' las cargas de sensualidad, humor y de relajo que matizan lasob revive 1 \ da.

"on la distorsión óptica obligada, los inmigrantes prefierenser ciudadanos ele tercer" dd futuro, no del pasado. Ant.es estig-matizada pOI ¡C)S gobiernos de derechas e izquierdas, la ameri-C:l111Z<1c1Ón ya no es terna urgente, t..s,de modo intensificado, lo5/)10 discutido con fin(~s retóricos, 10 omnipresente que comple-menta eljuegD de lns nacionalismos y avasalla porque no tienesentido oponerse al confort. y las sensaciones de ,ida cont.empo-ránea, ni tampoco, atenerse a "valores nacionales" sin quedarsepultado b;~o el ahogo loealista. Según muchos "lo nacional"es variable de la ralta de alternativas, y el eje de la seducción noes la ideolog0. sine) la tecnología. 1\ la irracionalidad de est.ar

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siempre a la defensiva, al "No pasarán" de las "esencias crio-llas", sucede la irracionalidad de creer condición inescapablepara "estar al día", el pacto con una visión del mundo a la quese conoce únicamen t.e por la vulgaridad de sus propuestas.

De la puerilidad como la mayoría de edada la que tienen acceso los consumidores

Mucho de lo que se entiende por la americanizacián depen-de de la puerilidad de sus client.es o creyentes. Con candor, seadoptan de Est.ados Unidos mitologías de vida y conducta, ypor Nortearnérica se entiende la mezcla de reflejos condiciona-dos de la sociedad de consumo, la veneración de las modas su-cesivas }'la t.raducción mecánica de puntos de vista y cult.o porla tecnología. No es impreciso hablar de puerilídad; en rigor,nada más pueril que concederles a esquemas muy primarios lacalidad de senderos de civilización.

Pongo un ejemplo vertiginoso: desde hace una década, y sinque nadie quiera evitarlo, la mercadotecnia es la piedra de toquede las cenidumbreS'Sociales y polít.icas en México, un elemen-t.o modificador de las mentalidades en mayor medida de loque se admit.e. Al perder su público cautivo la demagogia, yalanular el est.allido demográfico los efectos de las movilizacio-nes directas, se quiere convertir a la mercadotecnia política,con éxito muy regular, en sant.uario de la credulidad, la vía de-vocional al conocimient.o y la información, el reemplazo de laexperiencia por las encuestas y los arquit.ectos de imagen. Enel imaginario de los políticos, la voz de la encuesta es la voz deDios, los grupos focales sustituyen casi por completo a la opi-nión pública, el electorado existe mientras duran los spots, ylo que sucede al margen de la mercadotecnia es tan premoder-no que, desde la óptica de los grupos políticos, no ocurre dehecho. Esto, aunque las encuest.as aportan sorpresas. En unaencuest.a de 2004, 35 por ciento decidió no creer en la existen-cia física de Juan Diego. Quién lo supondría.

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De algunas ventajas de las industrias culturales

Una cosa por otra. En los años recientes, una vertiente de lasindustrias culturales recrea comercialmen te las consignas ylas actitudes de varios movimientos sociales, democráticos y li-bertarios de Norteamérica. Es enorme la contribución de estasaperturas al crecimiento de la tolerancia, la aceptación cre-ciente de los derechos de las minorías, la incorporación de losavances del feminismo. Como ha sucedido con el ritmo de li-bertades del cine norteamericano, hay series que al amparo delprestigio de la americanización, con tribuyen a la ampliaciónde criterios en el mundo entero.

¿Es posible valorar lo que ha significado para el entendi-miento de la vida en prisiones y BUS violencias de toda índoleuna serie como Oz? ¿Y quién esperaba ver, a través de la fami-lia "disfuncional" que atiende una funeraria, el acercamientorespetuoso a las circunstancias de los velorios, como sucedeen Six Feet Under? ¿Y cómo apreciar la trasformación del hu-mor infantil que traen consigo las se¡;ies de animación TheSimpsons y South Park? ¿Y cómo evaluar la normalización de laexperiencia lésbica que impulsa The L World, y la de la expe-riencia gaya cargo de Wilt and Grace, Queer as Folk y Noah 'sAre?¿Ylas aproximaciones a la vida sexual y sentimental de las mu-jeres jóvenes en Sex and The Gily y Desperate House Wifes? Al fra-casar la censura, las libertades continúan su expansión.

Cuarto epígrafe

Sorry, no tengo cash.

Presidente Ernesto Zedillaa una indígena que le vendía

tina Virgen de Guadalupede palma (1996).

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ANATOMÍA DE UNA TENTACIÓN•José María Pérez Cal'

En El espacio interior de la gwbalizaciórI dJilcajnlal (1m Wellinnenrawndes KapitaL<, Suhrbmp, 2006) Petcr Sloterd0k escribió:

En nuestros días ya nadie pone en duda que el capitalismomundial -aunque tenga un carácter policéntrico- haya ele-gido ciertos lugares, países y poblaciones. Estados Unidosde Norteamérica se cuenta no s~ó entre sus regíones favo-ritas, sino también ha llegado alser su domicilio principal.Estados Unidos es el país del mundo moderno que ha cons-tituido -más que ningún otro- un gran espacio de riquezay prosperidad-representante incuestionable de los procesosde modernización. Aquí se ha construido el palacio de cris-tal de la nación que recibe a las grandes migraciones.

Así las cosas, podemos afirmar también que -siguiendo lamisma argumentación-la mayoría de los habitantes de EstadosUnidos tenía no hace mucho tiempo la convicción de sentir-se no sólo los agentes de un sistema económico, sino talnbiénlos portadores de un entusiasmo cuyo nombre irresistible se co-noce como the American dream. La mejor interpretación de esesueño -que también se llama American creed-la hizo en su tiem-po el escritor Israel Zangwill (1864-1926), autor de la metáforadel meltingpot, como ha señalado Arthur SchlesingerJr. en TheDisuniting DI America. Rfjlections on a Multicultural Society (Amé-¡ica desunida, reflexiones sobre la sociedad multicl1ltnml, W. W. Nor-ton, Nueva York, 1998).

Quizá este sueño tuvo en su tiempo tan las definiciones co-mo ciudadanos tenía por ese entonces Estados Unidos. A di-ferencia de las muchas letargocracias en el resto elel mundo,Estados Unidos era la nación donde cualquiera podía hacer algonuevo, si quería. hacer algo nuevo. De acuerdo con los derechos

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