28
AMOR A DIOS VICENTE PÁEZ MUÑOZ DE MORALES 1

AMOR A DIOS - Página personal de Vicente Páez a dios.pdf · incluye también la aceptación de la voluntad de Dios y en todo lo que acontece. 4. GUIÓN ... amor, que se convierte

  • Upload
    lytu

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

AMOR A DIOS

VICENTE PÁEZ MUÑOZ DE MORALES 1

ÍNDICE

Página

Esquema…………………………………………… 3 Guión…………………………………... 5El concepto del Ser de Dios es para el hombreun misterio…………………………………………… 6Dios, que es Amor, demostró su amor al hombre en la Creación y en la Redención…... 7¿Qué es el amor?................................................... 8El amor de Dios al hombre es gratuito y el amor del hombre a Dios es lógico y obligatorio 10Amor con amor se paga…………………………… 11Silogismo sobre las virtudes El amor es superior a todos los dones espirituales 12Cualidades del amor………………………………… 14La caridad, virtud suprema, es la más perfecta de todas las virtudes………. 20 La caridad o amor a Dios consiste en el cumplimiento de los mandamientos……………… 21Los mandamientos del Decálogo no son órdenes sino estructuras necesarias para reciclarel hombre viejo en hombre nuevo y el mapa que nos enseña el camino para ir al Cielo 23El amor a Dios debe ser humanamente divinizadoY esencialmente espiritual………………………….. 24El amor a Dios consiste también en la aceptación de todo lo que acontece…………………………….. 26

2

ESQUEMADIOS ES AMOR: DEUS CHARITAS EST (1 Jn 4,16)

1 El concepto del Ser de Dios es para el hombre un misterio. Solamente puede ser conocido de manera imprecisa y genérica por medio de las criaturas, como principio y fin de todas las cosas. En su íntima naturaleza trinitaria ha sido revelado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, estudiado y explicado por los grandes teólogos con discurso teológico, y enseñado por la Iglesia. Incluso después de ser revelado su conocimiento es analógico.

2 Dios, que es Amor, demostró su amor al hombre en la Creación y en la Redención.

- El universo fue creado por Dios para el servicio del hombre para que consiguiera la gloria eterna.

- Caído en el pecado, tanto amó Dios al hombre que envió a su Hijo para que lo redimiera. Y llegada la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios redimió al hombre mediante el misterio pascual, dando con él respuesta a los profundos interrogantes que el hombre con su razón se formula sobre el misterio de su origen, su naturaleza, del sentido del mal, del dolor y de la muerte.

3 ¿Qué es el amor? 4 El amor de Dios al hombre es gratuito y el amor del hombre a Dios es lógico y obligatorio.

5 Amor con amor se paga. Si Dios nos ha amado, es un deber que nosotros amemos a Dios, al estilo divino, dándonos y dando.

3

6 El amor a Dios se paga ejerciendo la caridad, virtud suprema, la más perfecta de todas las virtudes.

7 La caridad o amor a Dios consiste en el cumplimiento de los mandamientos de la Ley de Dios, de la Santa Iglesia que los explican, y de las obligaciones que se derivan de ellos: estado y trabajo, Los mandamientos se resumen en dos: amor a Dios y al prójimo. No son dos preceptos sino dos aspectos de un mismo precepto.

8 Los mandamientos no son cargas, leyes frías que hay que cumplir para el bien de Dios, sino estructuras para reciclar el hombre viejo en hombre nuevo, el mapa que orienta el camino para llegar al Cielo. 9 El amor a Dios debe ser humano, divinizado, esencialmente espiritual, no sensible ni sensiblero.

10 El amor a Dios además del cumplimiento de la ley incluye también la aceptación de la voluntad de Dios y en todo lo que acontece.

4

GUIÓN

1 El concepto del Ser de Dios es para el hombre un misterio.

2 Dios, que es Amor, demostró su amor al hombre en la Creación y en la Redención.

3 ¿Qué es el amor?4 El amor de Dios al hombre es gratuito y el amor

del hombre a Dios es lógico y obligatorio. 5 Amor con amor se paga. 6 El amor a Dios se paga ejerciendo la caridad,

virtud suprema, la más perfecta de todas las virtudes. 7 La caridad o amor a Dios consiste en el

cumplimiento de los mandamientos.8 Los mandamientos del Decálogo no son órdenes

sino estructuras necesarias para reciclar al hombre viejo en hombre nuevo y el mapa que nos enseña el camino para ir al Cielo.

9 El amor a Dios debe ser humano, divinizado, y esencialmente espiritual.

10 El amor a Dios además del cumplimiento de la ley incluye también la aceptación de la voluntad de Dios y en todo lo que acontece.

5

EL CONCEPTO DEL SER DE DIOS ES PARA EL HOMBRE UN MISTERIO

A Dios no se le puede conocer tal cual es en sí mismo por la simple razón humana, porque es un Ser eterno que no cabe dentro del entendimiento creado, como no caben todas las aguas de la Tierra dentro de un dedal. Solamente se puede llegar a conocer a Dios como la existencia de un Ser, Causa de todas las causas, Principio y Fin de todas las cosas, partiendo de las criaturas, como nos enseña la Sagrada Escritura (Sab 13, 1-9, y Rm 1,20).

Dios en su Ser y Obrar ha sido revelado en la Biblia y en la Tradición, estudiado y explicado por los grandes teólogos, a lo largo de los siglos, principalmente por el Doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, con discurso teológico, y enseñado magistralmente por la Iglesia. La esencia o naturaleza de Dios, que es Amor, es conocida por el hombre de modo analógico porque los conceptos humanos sobre los seres no tienen correspondencia con las realidades divinas. Por consiguiente, a Dios se le conoce con la potencia sobrenatural de la fe y se vive con el corazón iluminado por el Espíritu Santo. Solamente en el Cielo conoceremos a Dios en sí mismo, visto y gozado eternamente en el misterio íntimo de la Santísima Trinidad.

6

DIOS, QUE ES AMOR, DEMOSTRÓ SU AMOR AL HOMBRE EN LA CREACIÓN Y EN LA REDENCIÓN

Porque quiso y por amor, que jamás puede ser entendido en este mundo, Dios demostró su amor al hombre con el regalo de la creación del Universo con su infinita variación de criaturas diversas y con sus multimillonarias especies. Lo creó a su imagen y semejanza, perfecto y elevado al estado sobrenatural, para que, administrando bien todas las cosas, participara, como hijo suyo, de su gloria eterna.

Pero el hombre misteriosamente pecó, y Dios por amor lo perdonó. Le prometió la salvación, anunciada en el Antiguo Testamento muchas veces y de distintas maneras. Y cuando llegó la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios realizó la salvación. Encarnó en las entrañas virginales de María, momento histórico en que comienza la Redención; y nacido virginalmente, con el misterio pascual dio respuesta a los interrogantes más profundos que el hombre se formula con la razón sobre el misterio del hombre, del sentido del dolor, del mal, de la muerte, y de la otra vida (L G 10). Esta fantástica realidad divina parece ciencia ficción. ¿Cabe imaginar mayor amor de Dios al hombre?

7

¿QUÉ ES EL AMOR?

El amor es quizás una de las palabras que más utilizamos los hombres y manipulamos para distintos fines y en diversos sentidos. “El término amor se ha convertido hoy en una de las palabras más utilizadas y también de las que más se abusa, a la que damos acepciones totalmente diferentes, dice el Papa Benedicto XVI en su encíclica Deus charitas est” (n 2). El amor se vive y se canta pero no se define en su propia naturaleza. Los poetas con su musa, más o menos inspirada, idealizan el amor, los músicos componen melodías armónicas sobre el amor para que sean cantadas, los literatos lo describen en estilos diferentes, acomodados a su manera de pensar y vivir, los filósofos discurren sobre él, a capricho de su ideología personal o política, los artistas lo expresan con su genio en obras diversas, y los santos lo viven, sin definirlo, con sentido espiritual divinizado. El Diccionario de la Real Academia Española dice que el amor es un sentimiento que mueve a desear la realidad amada, otra persona, grupo humano o alguna cosa como un bien propio.

Cuando uno se siente atraído por las cualidades de una persona, corporales o espirituales, existe el inicio del amor, que se convierte en enamoramiento con el tiempo y se comprueba si es verdadero o equivocación. Si algún grupo humano instintivamente me atrae, o me siento inclinado hacia la belleza de algunas cosas, existe probable amor o vocación humana o religiosa, que la experiencia dirá si es auténtica o ilusión.

El verdadero amor necesita correspondencia recíproca, pues el amor humano, no correspondido, es dolor; sin embargo el amor cristiano siempre es correspondido porque se ama por Dios, de quien se recibe más de lo que se da. Nos dice el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica que “quien quiere dar amor, debe recibirlo como

8

don” (n 7). “El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro” (n 6). El amor puro consiste en amar, sin ningún interés, por el bien propio y el del otro. El amor de la madre normal y equilibrada al hijo con sus deficiencias humanas es generalmente el amor más puro y perfecto que existe en el mundo, pues se ama al hijo por su propio bien, aunque no se reciba de él nada a cambio.

Al amor se opone al egoísmo en sus múltiples expresiones, que es buscarse a sí mismo en el otro o en las cosas. Si se busca en el sexo, es egoísmo sexual, satisfacción desbordada de la sexualidad incontrolada, que en el legítimo matrimonio, como Dios manda, es expresión y complementación del amor.

Se ama a la persona amada con comprensión, como ella es: con sus limitaciones, defectos y pecados, propios de la fragilidad humana; y no como a la persona que ama le gustaría que fuera, porque el amor es personal. En cristiano debe amarse con el corazón de Dios. En la amistad, y más aún en el matrimonio exige intercomunicación de vida y supone entrega, sacrificio.

9

EL AMOR DE DIOS AL HOMBRE ES GRATUITO Y EL AMOR DEL HOMBRE A DIOS ES LÓGICO Y OBLIGATORIO

El amor de Dios al hombre es gratuito, “no sólo porque se da del todo gratuitamente, sin mérito anterior, sino también porque es amor que perdona” (Benedicto XVI n 10). Dios ama al hombre sin esperar nada a cambio, y sólo para enriquecerle con su amor. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo, como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4,10). En cambio, el amor del hombre a Dios es lógico porque lo ama esperando todo de Él, en último término la felicidad eterna y obligatorio porque es un precepto.

El amor cristiano es una participación analógica de la misma naturaleza del Ser de Dios, que es Amor, y, por eso, hay que amar con el mismo amor que de Él se ha recibido.

10

AMOR CON AMOR SE PAGA

Reza un refrán con sentido de profundidad teológica que amor con amor se paga. Si Dios ama al hombre, gratuitamente, el hombre debe amar a Dios consecuentemente, al estilo de Dios, dando y dándose, como dice un refrán castellano: obras son amores y no buenas razones. La Palabra de Dios nos manda: “No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad” (1 Jn 3,18).

Dar, en general, es corresponder a un beneficio que se ha recibido por costumbre, educación o egoísmo buscándose uno a sí mismo, y no siempre por amor. Suele suceder generalmente que se obsequian a personas porque es costumbre, regalando, por ejemplo, un ramo de flores u otro regalo con ocasión de una visita protocolaria, un festejo, un premio. Las buenas normas exigen tener una atención obsequiosa cuando se recibe en casa o en algún lugar a una persona distinguida por normativa social por educación; y muy frecuentemente se da para recibir beneficios por el egoísmo, buscándose a sí mismo. Existe el amor humano con limitaciones, muchas imperfecciones y mezclas de amor propio, pero difícilmente puro.

Solamente el amor cristiano diviniza el amor puro del hombre. La mejor apología sobre el amor es original del Espíritu Santo, escrita por San Pablo a los Corintios (1 Cor 13,1-13). Vamos a hacer un breve comentario sobre el amor o caridad, principal virtud, sintetizando el desarrollo en cuatro puntos.

11

SILOGISMO SOBRE LAS VIRTUDES: EL AMOR ES SUPERIOR A TODOS LOS DONES

ESPIRITUALES

El apóstol San Pablo prueba con un silogismo que el amor es la virtud más perfecta porque no pasa nunca (1 Cor 12, 31; 13,1-13). Su pensamiento podría estructurarse en forma escolástica de la siguiente manera:

La virtud que más dura es la más perfecta. Es así que la virtud que más dura es el amor. Luego el amor es la virtud más perfecta.

Para demostrar esta tesis San Pablo enumera los dones más estimados de este mundo, afirmando que nada valen sin el amor: el dominio de lenguas, el don de predicación, el conocimiento de los secretos de todo el saber, la fe que mueve montañas, la generosidad de dar a los pobres todos los bienes propios, y hasta la exageración de dejarse quemar vivo. Todos estos dones, estimados por los hombres, sin amor no sirven para nada. Y al final de su razonamiento concluye: En una palabra, quedan la fe, la esperanza y el amor. El más grande es el amor.

El amor cristiano se identifica con la caridad, que es la

virtud sobrenatural por la que amamos a Dios en sí mismo y por Dios nos amamos a nosotros mismos, a los demás y a todas las cosas. El amor a uno mismo, bien entendido cristianamente, no es egoísmo sino amor a Dios en su imagen y semejanza, porque el amor es una participación analógica de su naturaleza divina, que es Amor.

12

El amor es superior a todos los dones espirituales.

Uno de los dones más estimados en este mundo es el dominio de lenguas. El Papa actual, Benedicto XVI, habla seis o siete idiomas con bastante fluidez y perfección, como otros papas, y otras muchas personas. Es admirable la sabiduría del políglota; y más admirable aún sería hablar el idioma de los ángeles, que no se conoce, cosa imposible en este mundo. Pero si yo dominara el idioma de los hombres y de los ángeles sin amor, sería como un metal que resuena o unos platillos que aturden.

Es encomiable el don privilegiado de la predicación de manera que la palabra inspirada entre por los piadosos oídos y cale en el corazón fructificando en obras en quienes la escuchan con fe y devoción; admirable el conocimiento de toda la ciencia del saber humano; privilegiada la fe poderosa capaz de mover montañas, pero si no tengo amor, no soy nada. Es más, si la heroica generosidad llegara al colmo de entregar todos mis bienes a los pobres, y luego arrojarse vivo a las llamas, sin amor, de nada sirve. La razón suprema de esta argumentación es porque estos dones son temporales, se pierden, se cambian y terminan porque no son totalmente puros ni eternos.

13

CUALIDADES DEL AMOR

El amor verdadero cristianizado según San Pablo tiene ocho cualidades importantes:

- Es comprensivo;- servicial y no tiene envidia;- no presume ni se engríe;- no es mal educado ni egoísta;- no se irrita;- no lleva cuentas del mal;- no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad;- disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin

límites, aguanta sin límites. El amor es comprensivo¿Qué es comprender?Comprender no es aprobar todo lo que uno hace o

hacen los demás, bueno o malo, sino amar al prójimo totalmente y con la mayor perfección posible, es decir, justificar, en cierto sentido, los actos del prójimo por razones de amor, sin condenar a nadie en el corazón.

Comprender es:- Saber que los demás son distintos a uno

Cada persona es única, pues aunque todos somos iguales en cuanto a la naturaleza, somos diferentes personalmente en identidad física en el ser corporal; en identidad espiritual en el alma, en cuanto a la capacidad del entendimiento y voluntad; en identidad psicológica en cuanto a las facultades del alma; en identidad sobrenatural en cuanto a las gracias recibidas del Espíritu Santo y en el

14

modo de corresponder a ellas. Es aceptar totalmente con amor a los demás en cuanto a su ser y obrar.

- Valorar y respetar las cosas buenas que hacen los demás

Aunque a mí no me gusten las cosas que hace el otro o me gusten poco porque son distintas a las que yo hago, las tengo que aceptar. La comprensión consiste en no imponer mi propio criterio como el mejor, incluso aunque tenga autoridad jurídica y moral en temas libres. El bien está revelado y enseñado por el magisterio auténtico y perenne de la Iglesia, pero el modo de hacerlo es personal. Por consiguiente las cosas buenas, que no coincidan con la doctrina de la Iglesia, hay que respetarlas con comprensión.

- Aceptar los defectos del prójimo como aceptamos los propios

De la misma manera que aceptamos nuestros propios defectos físicos, espirituales y morales con naturalidad, debemos aceptar los del prójimo a quien tenemos que amar, como a nosotros mismos, según el Evangelio. Aceptamos los defectos que tenemos en el cuerpo, nuestras incapacidades del entendimiento, nuestras debilidades de la voluntad, nuestro carácter, nuestras pasiones que no podemos dominar del todo, nuestros pecados, que se repiten para nuestra constante humillación. Los aceptamos porque nos amamos. Igualmente tenemos que aceptar los defectos de los demás, que no nos gustan, nos molestan, nos encrespan y nos humillan.

- No juzgar las acciones malas del prójimoEs competencia del juez dictar sentencia con arreglo

al Derecho, las leyes y normas establecidas, después de escuchar al reo, a testigos, abogado y fiscal. Es una injusticia que clama al Cielo juzgar y condenar al malhechor sin autoridad legal y sin pruebas, simplemente por la apreciación personal que cada uno tiene sobre hechos externos, que nos parecen malos y contrarios a la ley. Pero mayor es aún juzgar y condenar los actos morales del

15

prójimo que nos parecen contrarios a la ley moral de la Iglesia, que son una exclusiva del juicio de Dios, infinitamente misericordioso.

Hay que ver la realidad aparente del mal, porque no estamos ciegos; pensar el mal que externamente parece, porque no somos tontos, pero no condenar a nadie en el corazón, porque el mal que el malhechor hace se debe a muchas circunstancias: a la constitución natural del ser, a su cultura humana, social, y religiosa que ha recibido, al ambiente en que ha sido educado y a otros muchos factores. La justicia pertenece a Dios, Padre de todos los hombres, que juzga a su hijo creado a su imagen y semejanza y redimido por Jesucristo derramando su sangre divina muriendo en la cruz.

- El amor es servicial y no tiene envidiaEl amor por su propia naturaleza es difusivo,

comunicativo; se ama para dar y no para recibir, porque si es para recibir es egoísmo. Cuando uno ama de verdad, de corazón, su amor le exige prestar servicios a los demás, porque dice un refrán castellano: “Obras son amores y no buenas razones”. El que ama disfruta con los bienes que el amado tiene, y no tiene envidia, que es tristeza del bien ajeno que corrompe el corazón.

- El amor no presume ni se engríeEl que ama cristianamente no presume de sus propios

dones, porque sabe que no son suyos, sino recibidos gratis de Dios en la naturaleza o con la gracia. El que se engríe de lo que no es propio comete una injusticia, es un vanidoso, arrogante, jactancioso porque se adueña y envanece de lo que no le pertenece.

16

- El amor no es mal educado ni egoístaEl amor se debe expresar de modo educado. No se

debe hacer el bien, de malas maneras, con exigencias, sino con educación, que es virtud natural y cristiana, porque el amor expresado en las obras buenas con formas temperamentales vicia externamente la acción. En cambio, la educación en hacer el bien revaloriza la obra buena.

- El amor no se irritaEl amor en las obras tiene que dispensarse con

comprensión, paciencia, y caridad en palabras, obras y actitudes: sin broncas ni alteraciones nerviosas, ni impaciencias, ni resentimientos en el interior, ni irritaciones que adulteran el amor cristiano.

- El amor no lleva cuentas del malEl bien que se hace por amor no tiene en cuenta la

moralidad de la persona a quien se le hace, porque hay que hacer el bien sin mirar a quien, aunque sea de raza distinta, nacionalidad diferente, de ideología religiosa y política diferente a la propia. Hacer el bien a quien hace el mal es evangélico, pues Jesucristo nos mandó hacer el bien a los enemigos y orar por ellos. El bien que se hace a quien sea, beneficia más al que lo hace que al que lo recibe, porque se hace a un miembro del Cuerpo místico de Cristo (Mt 25,31ss). No hagas mal a nadie, aunque te lo hagan a ti; y si te lo hacen, no lo tomes en cuenta, porque Jesucristo nos enseñó hacer el bien a quien nos hace el mal, y a saber perdonar.

- El amor no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad

El que ama cristianamente sufre la injusticia que no se puede remediar, y goza con la verdad. En alguna cárcel leí alguna vez esta sentencia: Odia el delito y compadece al delincuente. Hay que pensar, desear y hacer el bien a todo el mundo, incluso a los enemigos, porque es ley evangélica.

17

- El amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites

El amor humano, profundo y verdadero de una madre, un padre o una persona que ama de verdad a otra, disculpa sin límites, busca razones para excusarla y perdonarla. Si el hijo es malo o la persona amada es mala es porque es así, por culpa del ambiente, de las circunstancias, de los amigotes, de la Sociedad. De la misma manera, el amor cristiano tiene que buscar razones para disculpar con comprensión el mal que ve en los hombres, pues los juicios de Dios son inescrutables, no son como los humanos, que ven las apariencias y no la realidad objetiva que sólo Dios conoce. ¿Quién puede evaluar la intención de la acción mala que hay en el corazón del hombre? Los hombres juzgamos las acciones malas en su malicia aparente, pero Dios, que es Padre, juzga con su infinita misericordia la última intención, que se esconde en el íntimo secreto del corazón del hombre.

El amor cree en la debilidad que hay en el corazón

humano y en la posible conversión de la persona amada; y en la bondad oculta que hay en el corazón de la persona mala, que también tiene cosas buenas. Decía Balmes que el hombre más mentiroso del mundo dice al cabo del día más verdades que mentiras. ¿Se podría también decir que el hombre más malo hace al fin del día más cosas buenas que malas? El amor cree en la bondad oculta de la persona mala amada y en su salvación, pues sus obras malas son más bien defectos constitucionales que molestan a los hombres más que ofensas a Dios.

Espera sin límitesEl amor vive en la esperanza, que es lo último que se

pierde, en sentido humano y divino. El que ama de corazón espera para la persona amada la misericordia infinita de Dios, que nadie puede imaginar ¿Quién sabe la capacidad de la esperanza del hombre en la presencia del Señor?

18

Aguanta sin límitesEl amor cristiano no tiene medida en el aguante,

rebasa la fortaleza de la paciencia humana, supera todo dolor y prueba, se apoya en la resistencia divina, y no se doblega ante las dificultades y tristes realidades de la vida. El aguante del amor cristiano termina con la muerte. El amor que disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites encuentra en el Cielo la solución a todos los problemas en la visión y gozo de Dios poseído eternamente.

19

LA CARIDAD, VIRTUD SUPREMA, ES LA MÁS PERFECTA DE TODAS LAS VIRTUDES

La manera de corresponder al amor de Dios es hacerse amor, ejerciendo las virtudes, principalmente la de la caridad, virtud suprema (1 Co 13, 1-13) con una vida consecuentemente cristiana.

Por la elemental cultura religiosa sabemos que las virtudes se agrupan en dos clases, teologales y cardinales, pero todas, sin excepción, son temporales. Pongamos algunos ejemplos. La fe, necesaria para la salvación eterna, permanece en el hombre hasta que muere, pero en el Cielo no hay fe sino visión, que es el fruto de la fe en su desarrollo final; ni esperanza, pues en el Cielo hay posesión y gozo de Dios eternamente, que es mejor que esperar. Igualmente sucede con todas las demás virtudes cardinales, por ejemplo la castidad, la paciencia, la fortaleza, que en la Tierra son necesarias para conseguir la eterna bienaventuranza, pero en el Cielo desaparecen y se convierten en eternidad con la visión intuitiva. En cambio, la caridad es la virtud suprema en el tiempo y en la eternidad, pues en la tierra es la forma esencial de las virtudes y en el Cielo objeto de visión y gozo de Dios eternamente.

20

LA CARIDAD O AMOR A DIOS CONSISTE EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS MANDAMIENTOS

Son muchos los textos de la Sagrada Escritura que

contienen el precepto del amor a Dios. Citemos algunos ejemplos del Nuevo Testamento:

“El amor a Dios consiste en guardar sus mandamientos” (1 Jn 5,39).

“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el principal y primer mandamiento” (Mt 22,37).

“Si me amáis guardaréis mis mandamientos” (Jn 14,15):“El que conoce mis mandamientos y los guarda, ése

me ama, y al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Jn 14,21).

“En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y guardamos sus mandamientos” (1Jn 5,2).

Nos cuenta el Evangelio que en cierta ocasión un doctor de la ley se presentó delante de Jesús y le hizo esta pregunta:

Maestro, ¿cuál es el primer mandamiento de la ley? Esta pregunta fue capciosa, porque realmente el

doctor de la ley quería comprobar la sabiduría de Jesús para sorprenderle con astucia en algún fallo bíblico con el fin de tener argumentos para acusarlo; y también para saber cuál era su opinión sobre el prójimo, tema muy discutido en las escuelas bíblicas de entonces.

Jesús le contestó:Ya sabes lo que dice la ley: Amarás al Señor tu Dios

con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y al prójimo como a ti mismo.

21

El amor a Dios tiene que ser total y con todas las fuerzas del ser, de manera debidamente jerarquizada en las criaturas, a las que debemos amar en Dios y por Dios. En primer lugar, debemos amarnos a nosotros mismos, que no es egoísmo, sino necesidad y obligación; después al prójimo, a quien hay que amar como a nosotros mismos, que es inseparable del amor a Dios; y, por último, a todas las cosas, criaturas creadas por Dios, como medios para que el hombre pueda conseguir la salvación eterna.

Los mandamientos que tenemos que cumplir son: - los de la Ley de Dios, como hombres y de las

obligaciones propias que se derivan de ella: el estado en que se vive, el trabajo y vida personal y social;

- como cristianos los mandamientos de la Santa Madre Iglesia;

- y si el cristiano libremente se obliga a una perfección evangélica por vocación, al cumplimiento de los estatutos, leyes y normas de la Institución elegida; y también al cumplimiento de los compromisos espirituales a los que se compromete razonablemente.

22

LOS MANDAMIENTOS DEL DECÁLOGO NO SON ÓRDENES SINO ESTRUCTURAS NECESARIAS PARA RECICLAR EL HOMBRE VIEJO EN HOMBRE NUEVO Y EL MAPA QUE NOS ENSEÑA EL CAMINO PARA IR AL CIELO

No se pueden considerar los mandamientos como obligaciones que los hombres tenemos que cumplir para servir a Dios, Creador y Señor en su propio beneficio que nada necesita. No son como las leyes humanas que se establecen con proyección social del bien común en justicia: en bien propio y en bien de los demás equitativamente, porque los mandamientos de la ley de Dios tienen solamente la finalidad del bien del hombre;

- ni son como cargas penosas que hay que soportar porque somos pecadores.

Son:- estructuras para que el hombre viejo, estropeado

por el pecado, se recicle en el hombre nuevo;- beneficios o regalos de Dios para que el hombre

consiga la perfección humana y cristiana;- y el mapa para que el hombre, perdido en el camino

del cielo por el pecado sepa llegar a su meta y cumpla su fin último para el que fue creado: la gloria eterna.

El hombre cumpliendo los mandamientos, se hace más hombre y más cristiano.

Los mandamientos de la Ley de Dios no son opciones libres que el hombre puede elegir, sino obligaciones ontológicas que, como criatura, tiene que cumplir libremente, es decir sin coacción. No es una cuestión de gusto o sensibilidad: cumplo los mandamientos porque me gustan o los siento, sino porque debo y quiero.

23

EL AMOR A DIOS DEBE SER HUMANAMENTE DIVINIZADO Y ESENCIALMENTE ESPIRITUAL

Es un error que cunde hoy entre los hombres, principalmente entre los jóvenes, que el amor a Dios es una vocación humana que se debe secundar si se siente. Algunos cristianos expresan sus sentimientos religiosos en las procesiones de Semana Santa, y dan culto a los santos derramando lágrimas, haciendo sacrificios, hasta heroicos, dejando aparcado el cumplimiento de la Ley. El sentimiento religioso lo mismo puede ser efecto de desequilibrio religioso que moción del Espíritu Santo. Seguramente que esas expresiones de sentimentalismo religioso podrán tener su mérito a los ojos de Dios, pero no son todas teológicamente católicas.

Como sabemos por el catecismo elemental, los diez mandamientos se resumen en dos: amar a Dios y al prójimo. No son dos preceptos distintos, nos enseña Santo Tomás de Aquino, sino dos aspectos de un mismo precepto, como el anverso y reverso de una medalla. La caridad no consiste en amar a Dios o al prójimo disyuntivamente: a Dios o al prójimo, sino a Dios y al prójimo de manera inseparable. El amor auténtico a Dios es camino seguro para llegar al amor al prójimo y a todas las cosas; pero no siempre el amor al prójimo lleva consecuentemente al amor a Dios, porque el amor solamente al prójimo puede expresarse por diversas motivaciones, aunque con la gracia de Dios puede convertirse en amor a Dios, pero no por la fuerza operativa del amor humano.

Amar a Dios sin amar al prójimo es: - gusto personal: encanto por la sensación que se

siente con el contacto espiritual con Dios, abstracción de la vida temporal, elevación del espíritu a las realidades divinas,

24

idealización poética del sentido religioso. Muchos cristianos acuden a la Iglesia y frecuentan los actos religiosos buscando una satisfacción sensible o por razones de interés, curiosidad; - neurastenia religiosa: emotividad sensible por alteraciones nerviosas, sin fundamento teológico. No pocos cristianos, de buena fe, incluso consagrados, alimentan sus desequilibrios sensibles en expresiones neurasténicas religiosas, siendo enfermedades humanas, pues la religión es buen abono para el desequilibrio humano.

25

EL AMOR A DIOS CONSISTE TAMBIÉN EN LA ACEPTACIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS EN TODO LO QUE ACONTECE

Dios, bondad eterna, no puede querer el mal porque repugna metafísicamente a su Ser ni puede querer el mal para los hombres, criaturas suyas creadas a su imagen y semejanza. Lo que sucede es que el concepto del bien y del mal no se corresponde con el sentido del bien y del mal de los hombres. El significado de todo lo que existe, evidencia en Dios es un misterio para el hombre.

Dios quiere con voluntad positiva, como supremo y misterioso bien, todos los sucesos físicos de la naturaleza que no dependen de la libre voluntad del hombre: volcanes, terremotos, lluvias, sequías, nevadas, inundaciones, huracanes, tormentas, tempestades enfermedades físicas y psíquicas que suceden; y los quiere, precisamente porque son buenos, aunque el entendimiento humano no pueda comprender la inconcebible bondad que existe en tantas desgracias naturales. Y permite con voluntad permisiva el único mal que misteriosamente existe en el mundo: el pecado, obra exclusiva de la libertad del hombre.

Vive el santo abandono en las manos de Dios aceptando como gracia todos los acontecimientos de la vida, como buenos, aunque a ti te parezcan malos. Cumple la voluntad de Dios de cualquier forma que se te presente: con la alegría de la fe, al estilo de Santa María de la Anunciación, haciendo que tu vida sea una respuesta de amén, rotundo, libre, total y generoso a todo lo que Dios te mande o permita. Hacer la voluntad de Dios consiste en "querer lo que Dios hace y hacer lo que Dios quiere", decía el P. Rubio, San José María Rubio, de la Compañía de Jesús.

26

27

28