54
Amor entre uvas en Australia 3 AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA Mariola Sampedro Laranga

AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 3

AMOR ENTRE UVASEN AUSTRALIA

Mariola Sampedro Laranga

Page 2: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia4

1ª ediciónISBN:DL:Impreso en España / Printed in Spain

Page 3: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 5

Page 4: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia6

Para mi amiga María, mi primera fan y como no, a todosaquellos hombres y mujeres que mientras leen, disfrutan porque la

vida es dura y unos minutos olvidando la realidad, apaciguan nuestratristeza.

Que lo disfrutéis.

Mariola

Page 5: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 7

Page 6: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia8

Page 7: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 9

Page 8: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia10

Capítulo 1

Hoy hace calor, el sol entra por los ventanales deldespacho ricamente vestido dando calor y luz al ampliocuarto. Kurt observa el jardín, ese lugar donde paseaba consu abuelo cuando era pequeño, a sus labios asoma una levesonrisa de aquellos tiernos momentos. La puerta se abredejando pasar a un joven moreno y alto, tras él entra otrohombre de mayor edad. Kurt se gira hacia la puerta.– Sentaros – la faz de Kurt cambia volviendo ese vacío a sumirada y esa seriedad típica en él. – El abuelo no estaba ensus cabales.– Pues yo creo que era más listo de lo que pensamos.– La verdad es que estáis en un buen lío. – Con emocióndice el mayor de los tres. – ¡Menudo regalo de cumpleaños!

.– Sí, la edad de cristo – Alan se ríe de su hermano mayorque seguía con el semblante serio. – ¡Casarte! Eso sí que esbueno, el viejo quería verte casado.– A mí no me hace gracia ninguna – Dice Kurt con el ceñofruncido. – Si fueras tú qué.

Page 9: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 11

– Pero eres tú. Ya sé que no es para reírse, pero tienes queestar de acuerdo conmigo, que el abuelo sabía comoconseguir lo que se proponía.– Pues no pienso casarme.– Tienes que hacerlo, no hemos trabajado tanto para que sequede todo en manos de extraños.– ¿Qué sugerís vosotros?

Durante un momento, los tres hombrespermanecen en silencio, en sus propios pensamientos, noera fácil buscar una solución.

El viejo Kurt Smiller murió cuando el joven KurtSmiller tenía 24 años, enfadado con su nieta por abandonara su hijo y con su hija por permitírselo; adoptó a Kurtcomo hijo legándole el 60 % de sus bienes a nombre de subisnieto Kurt Smiller; el 10 % a su hija Ágata, el 10 % a sunieta Tais y el resto para los demás bisnietos. La abuela delos jóvenes cedió su parte a todos los nietos, Kurt le pidióquedar excluido porque consideraba que el 60 % le era másque suficiente. Sin embargo, el bisabuelo había añadido unapequeña cláusula. A excepción de Kurt que era además elalbacea, los demás herederos tendrían poder sobre laherencia hasta que Kurt Smiller cumpliera 33 años, perotendría que casarse y mantener su matrimonio durante dosaños. Pero eso no era todo, la joven esposa debería serespañola, el incumplimiento hacia que la herencia pasara amanos de una asociación benéfica.– Creo que tengo la solución. – Eduardo hablatranquilamente. Los dos jóvenes observan al abogado yamigo de la familia desde hacia años. Un hombre bajo yregordete de unos sesenta años, con una cara que inspirabaconfianza y unas marcadas patas de gallo, quizá porquesiempre estaba sonriente; ordenado, elegante y muysensato. – ¡Cásate! No es tan malo el matrimonio.

Alan suelta una carcajada, su hermano lo miraenfadado.

Page 10: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia12

– ¿Te parece gracioso? No entiendes la gravedad delasunto, no eres consciente de que lo perderéis todo, yotengo los laboratorios y el 60 % del resto, pero vosotrostendréis que ir al paro.

Alan suelta otra carcajada – siempre podré pedirtetrabajo.– Sabes que no es por el dinero, soy demasiado orgullosopara querer perder algo que con tanto trabajo y esfuerzoshemos mantenido. Unas tierras que durante más de un siglohan pertenecido a la familia. – hace una pausa para tomaraire – sí, durante generaciones. – Se detiene pensativo paraañadir tras unos minutos – el abuelo no sé que pretendíaconseguir con esto.

Eduardo lo sabía perfectamente; recordaba cuandoel viejo Smiller fuera a su oficina para hacer el testamento.Era un día húmedo de lluvia, el señor Smiller llevaba puestauna gabardina que traía empapada en agua. Al parecer habíaestado pensando a la vez que daba un paseo bajo la lluvia;

quien lo conociese sabría que era algo insólito en él,pasear en tales circunstancias.

Tras contarle sus pretensiones, el abogado seescandalizó, manifestando su disconformidad. Habíanpasado ya diez años desde aquella conversación, sinembargo, la recordaba como si hubiera ocurrido ayer.

<<– Kurt, no puedes condicionar a tu nieto a que se case, noes justo.– Si no lo obligo, no se casará, no tiene tiempo para buscarmujer, odia el matrimonio y conociéndolo, es capaz de noenamorarse. Lo recuerdo desde muy pequeño trabajando ami lado y estudiando al lado de Richard. – El señor Smillerse sienta en un sillón de cuero y aún así llenaba aquellaestancia con su presencia.– ¿Y si a pesar de todo no quiere casarse?

Page 11: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 13

El viejo se levanta y se encamina hacia un granventanal, mira a través del cristal, desde allí se puede ver elrío Swan que embellece Perth.– Sé perfectamente que a él no le importaría perderlo todo.– Dice como divagando. – Es un luchador. – El caballerose gira para mirar a su amigo y abogado. – No sólo lorecuperaría si se lo propusiera, sino que es capaz de partirde cero y hacer una empresa más grande.– ¿Entonces? No te comprendo.– A él no lo he incluido en la cláusula, porque ya haluchado demasiado y ha pagado demasiado cara suposición. Para él llevar el apellido Smiller le ha supuestomucha responsabilidad.– Me das la razón.– No, sé que lo hará por su familia, por sus hermanos queha cuidado desde siempre – sonriendo con satisfacción desaber que tiene razón. – Este chico es el protector de todossus hermanos no permitiría que perdiesen sus tierras, jamásdejaría que su madre sufriese la humillación de carecer desus privilegios, y sobre todo nunca consentiría que suabuela tuviera que compartir Mess-Stone.– Le has enseñado bien – añade Eduardo suspirando.– Sí que le he educado estupendamente. Es el mejor detodos los Smiller, en todos los sentidos y como buenSmiller ha heredado su orgullo y no permitirá que nadie lesarrebate lo que durante generaciones es nuestro.– ¿Por qué española?

El anciano con aire melancólico suspira antes decontinuar.– Cuando tenía 19 años conocí una joven asturiana de laque me enamoré. Sí, no me mires así. Yo también me heenamorado. Aún hoy en día sigo enamorada de ella, la dejéporque era un Smiller y tenía que casarme con la mujer queme habían elegido. Aprendí a amar a mi esposa, pero nuncala quise como a mi española. ¿Sabes? Aún es hoy el día que

Page 12: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia14

en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé deamar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que siKurt conoce una mujer como la que yo conocí, él no ladejará porque es más valiente que yo, sé que se enamoraráde ella. Estoy seguro.– No creo que sea buena idea Kurt.– Para que funcione nadie sabrá este acuerdo, llegado elmomento sólo Kurt, Alan y tú>>– Tengo la solución – dice Alan tras pensar.– Espero que sea una buena idea.– ¡Cásate! –hace una pausa. – Buscamos una mujernecesitada, le pagamos por el matrimonio. Hacemos quenos firme un acuerdo prematrimonial en donde no reclamenada; que acepté el divorcio tras dos años. El abuelo nodice nada a que ella viva contigo, así que le decimos que nopuede presentarse aquí. Cómo tiene que ser española, puesEspaña es a donde vamos a ir a encontrarla. – Hace otrapausa muy emocionado por la solución. – La distancia esenorme, por lo cual menos problemas, pasado los dos añostú vuelves a ser soltero, todos tenemos lo nuestro, nadiepierde nada y ella sale ganando.– No me parece ético – dice Eduardo poco convencido,moviendo la cabeza en señal de desacuerdo.– ¡Estáis locos! Es inaceptable. – Kurt manifiesta sudiscrepancia, casarse por obligación como que no le gusta,a él nadie tiene que decirle lo que hacer con su vida. Elabuelo había enloquecido cuando tramó semejantechifladura.– Entonces hermanito – con falsa decepción, pero sípreocupado – todo perdido, piénsatelo. A Samuel y a Josuése les disiparán oportunidades, ellos son los más jóvenes.Nos quedaremos sin nada. Aunque no estemos en la calle,sí, perder lo que es nuestro no parece muy justo. – Elcinismo que Alan Smiller utilizaba sonaba dudoso.

Page 13: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 15

– Lo que yo tengo lo comparto con vosotros, a mí no mesupone un esfuerzo.– Gracias hermanito... pero ¿Estarías dispuesto a compartirlas tierras que con tanto trabajo consiguieron nuestrosancestros? ¿Aceptarías que extraños metieran las narices ennuestros asuntos, en lo que con tanto cariño y pasión,hemos luchado para ponernos a la altura de los mejores?¿Estarías dispuesto a compartir Mess-Stone con extraños?

Kurt se queda pensativo, su bisabuelo lo había sidotodo para él, le había enseñado todo lo que sabía sobre lasuvas y sus productos, cómo llevar el rancho, cómoenfrentarse a los problemas, cómo hacerse cargo de tantopersonal... Lo recordaba siempre trabajando, siemprepreocupado por tanta responsabilidad y por todas laspersonas que de alguna manera directa o indirectamentedependían de él. Recordaba cosas estupendas del viejoseñor Smiller; le había enseñado a montar a caballo, aconducir, a jugar al fútbol, a amar aquella tierra y ver lahermosura que manaba de ella.– Y porqué no te casas y te la traes a vivir aquí, quizá con eltiempo la llegues a amar.

Kurt no sabía si gritar o romperlo todo. Tras unlargo silencio.– Kurt, no pretendo presionarte, – dice su hermano, –pero... algo tenemos que hacer.– Creo que la mejor idea es la de Alan. Tú, Eduar, irás aEspaña y me encontrarás esposa – su tono insolentedesbordaba. – ¡Ojalá funcione! Me gustaría llevar algo másde un par de meses casado antes de mi cumpleaños, por lasposibles dudas legales. Así pues, que sea con prisa, escaseael tiempo. Pero quiero dos condiciones, asegúrate de quenunca venga aquí y por supuesto deseo fidelidad, no quieroser un cornudo apaleado.

Page 14: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia16

– No seas iluso. ¿De verdad crees que existen mujeres quesean fieles con semejante acuerdo? – Alan estaba atónitoante tales condiciones.– Haré los preparativos para mi viaje, que Dios nos ayude,porque esto es una locura – casi en un susurro sin que loschicos le oigan. – Mi viejo Smiller tus bisnietos son máslistos de lo que tú te creías.

Eduardo sale del cuarto dejando a los dos jóvenesconversando.– Gracias Kurt, sé que para ti esto es...– No digas nada Alan – le interrumpe su hermano – soy elmayor.– ¡Eh! Solamente me llevas dos años.

Ambos se miran, siempre habían estado juntos, seentendían sin palabras.

Alan no puede entender porque el viejo Smiller loshabía incitado a aquella situación tan poco ética, sobre todoconociendo sus valores. Recordaba que toda la familia, lellamaba abuelo en vez de bisabuelo, curiosamente Kurt lellamaba por su nombre de pila.

Una vez estando en Ciudad Jardín los tres, el abuelole había preguntado por qué le llamaba Kurt en vez deabuelo o papá. Su hermano tendría unos trece años,aproximadamente; el joven se puso muy serio y sentándoseal lado de Alan, pensativo, añade: “ porque papá no es unapalabra a la que yo tenga respeto; abuelo no es como sientoque eres, sí para mis hermanos, pero no para mí”. La carade decepción del abuelo no pasó desapercibido para Alan.El joven Kurt se levantó y se colocó enfrente de subisabuelo y mirándolo a los ojos añadió: “ para mí tú eresmucho más que un padre, más que un amigo, más que uncompañero. Tú lo eres todo”

Alan aún recordaba el brillo en los ojos de subisabuelo desbordaban felicidad al escuchar a Kurt.Recordaba que había sentido una gran envidia por ese

Page 15: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 17

sentimiento que los unía a ambos, pero también leembargara una enorme tristeza, el pensar que Kurtsolamente tenía a su bisabuelo; por eso siempre intentóestar a su lado y ayudarle en su enorme carga, llena deresponsabilidad.

Page 16: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia18

Capítulo 2

La alameda está solitaria, no se ve a nadie en toda laherradura, ya llevaba cuatro vueltas a ella, realmente estabavacía, pero era lógico, únicamente a Samanta se le ocurriríapasear lloviznando. Llevaba una gabardina que le cubríacasi hasta los pies, unos grandes zapatones que le tapabanhasta el tobillo, que le resguardaba los pies de ser mojadospor la lluvia; pegadiza era esa llovizna típica de Galicia. Secruza los brazos dándose unos golpecitos contra loshombros para darse calor, ¡esa humedad de su tierra! Susmanos cubiertas por las manoplas, estaban calientes allídentro. Durante breves minutos se detiene para admirar lacatedral; a esas horas de la tarde ya la noche cubría laciudad y la catedral desde allí se podía contemplarmajestuosa e imperiosa. De los labios de aquella mujercitaasoma una leve sonrisa, como si la madre de la ciudad leacariciara con la mirada la tristeza que de ella salía.

Vuelve a avanzar, camina lentamente, no tiene prisay semeja tener mucho en que pensar. Levanta el cuello de lagabardina para cubrirse la cara por hallarse fría. Suspira confuerza como queriendo sacar de su mente algún malrecuerdo que la atormenta y con fuerza sacude la cabeza.Llegada a la entrada de la alameda se sienta a los pies deuno de los leones que guarda con soberbia la entrada. Sacalas manoplas y se cubre las manos con la cara, intentacontenerse y no echarse a llorar, cierra los ojos y deja que

Page 17: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 19

sus recuerdos la embarguen a lo mejor así consigue aclararsus ideas.

Recuerda su infancia, fue muy buena, sus padressiempre le dieron de todo, nunca careció nada. Tuvomucha suerte porque el matrimonio de sus padres estaballeno de amor. Recordaba con cariño cada vez que sumadre reñía a su padre por gastar demasiado dinerojugando. Ahora ya hacía un mes que habían muerto en unaccidente de tráfico, apenas los había enterrado cuando elbanco la desalojó de la casa que ella creía de susprogenitores. Cuando el director del banco le dijo que notenía nada, que todo estaba embargado, no podía creérselo.Parecía ser que su padre había jugado demasiado y lasdeudas en vez de disminuir, se habían ido acumulando;creciendo de una manera desorbitada. Estaba en la calle,verdaderamente en la calle, sin dinero... sin nada de nada...había intentado pedir ayuda a los amigos, pero... amigossimplemente los tienes cuando no los necesitas... después...no existen.

De uno de sus bolsillos sale un suave sonido queacaricia cálidamente sus tímpanos, sonríe al pensar quesiempre le es grato oír el eco del timbre de su móvil. Lotoma en sus manos aún desnudas y con contundenciacontesta.– ¿Diga? – Escucha con interés – ¡Hola cariño! Sí, voyahora para ahí... en el sitio de siempre, ¿no? ¿Entoncesdónde? Vale... ahora estoy ahí – Guarda el móvil y selevanta para ir al encuentro de la persona que le habíallamado. No tardó demasiado en llegar, puesto que noestaba muy lejos.

Entra en la cafetería del hotel Arasdegoney. Siemprehabía deseado tomarse un café allí, en aquel sitio tanelegante. Sin embargo, le hubiera gustado ir con unpantalón roto, desaliñada, le hubiese apetecido dar unaapariencia confusa, por mera curiosidad. ¿La echarían? Sin

Page 18: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia20

embargo, nunca se presentó tal ocasión y aunque hoy noiba muy elegante; no obstante, iba bien vestida. Gracias adios sus padres siempre le habían comprado ropa a la moday de buenas marcas, no demasiado caras, pero sí... “demarca popular”, por así decir. Por supuesto, de preciosdentro de lo posible.

Nada más llegar al lugar se quita las manoplas y lagabardina. Hoy llevaba un pantalón negro de linoajustándose a sus caderas, resaltando su esbelto cuerpo yremarcando su figura. Un TOP de lana corto en gris clarode cuello redondo, puntualizaba su pecho bien formado,dejando entre ver como quien no quiere la cosa su cintura.Llevaba su negro cabello recogido en un moño y unos levesmechones caían sobre su cara. Sus ojos que parecíannegros, no dejaban de mirar a su alrededor en busca de unacara conocida, sin percatarse que era objeto de las miradaslujuriosas de los hombres que allí estaban. Una voz familiarhace que se dirija a ella– ¡Hola Félix! – Le sonríe cariñosamente.– Me siento acomplejada cuando estamos juntas.– Sí ¿Por qué?– Te has sacado la gabardina y todos los hombres te hanmirado con ojos libidinosos – Samanta se echa a reír.– No digas tonterías – Respira profundamente – Es a ti a laque miran, ¡Eres preciosa!

Samanta mira a su amiga con cariño, de verdad queera bonita, una mujer rubia de ojos azules estaba delante deella; no sabía cómo su madre le llamara Félix, un nombrede hombre, pero Samanta siempre le había gustado esenombre; le sonaba bien. Era alta, sus medidas y sus formaseran las ideales, Félix trabajaba en un gimnasio de profesorade aeróbic, por eso a sus treinta y tres años tenía un cuerpopara envidiar.– Sé que me miras con buenos ojos.

Page 19: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 21

– No seas mema, Félix, tienes que sacarte los complejos,cuando yo tenga tu edad espero estar como tú.– ¿Tú crees?– Sí que lo creo, el problema es que tu marido no te lo dicemuy a menudo, pero únicamente tienes que mirarte en elespejo.

Las dos amigas hablaban sin advertir que eranobservadas por un caballero trajeado que estaba enfrente deellas. Samanta y Félix conversaban con melancolíarecordando viejos tiempos, la tristeza de las dos mujeres nopasaba desapercibido por el individuo que las vigilaba.– Sam – su amiga siempre la llamaba así cariñosamente. –Tienes que empezar a aparcar el pasado e intentar mirar elfuturo.– No sé que te diga, tengo veintiocho años, con pocaexperiencia, no consigo encontrar trabajo, no sé para quehaya estudiado fotografía por ordenador, no me vale paranada, nadie me quiere contratar. Y si no encuentro trabajono sé cómo voy a hacer para terminar de pagar las deudasde mi padre, ya no me queda nada.– Yo... – Samanta la interrumpe.– No digas nada, tú ya me has ayudado bastante y tienesuna familia que mantener y más ahora que tu marido haempezado una empresa y estás esperando un bebé.– Pero me gustaría ayudarte.– Ya haces suficiente dejándome vivir en tu casa.– No tienes familia, y tú para mí eres como mi hermanapequeña.– Lo sé, yo también te quiero.

Félix mira la hora del reloj y con cara depreocupación. – Me voy que ya llego tarde.– Yo me quedo aquí un rato más.

No pasaron dos minutos de la marcha de Félixcuando el caballero que las observaba se acerca a ella y sesienta.

Page 20: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia22

– Perdón – Dice el individuo amablemente y con muchacalma.– Sí ¿qué desea?– No pude evitar oír la conversación que manteníais suamiga y usted.– No le enseñó su madre que las conversaciones de losdemás no se deben escuchar.– Sí, pero creo que esta vez no he hecho mal.

Samanta lo mira fijamente, pretende intimidarle; esun método que suele utilizar habitualmente con losmuchachos, pero aquel personaje de muchacho no tienenada; es un hombre ya más que experimentado.– ¿Bien y en que le puedo ayudar?

Samanta lo observa. No muy alto, con algo debarriga, utiliza unas gafas que sujeta bien con su narizrespingona. Apenas tiene cabello, pero el poco que tiene, yacanoso. Unos sesenta años, aunque no los aparenta, el trajede corte impecable; se aprecia que es una personacuidadosa en la apariencia personal y sobre todo que tienedinero. Con cara afable, pero serio, le dice a Samanta lo quequiere de ella.– Por la conversación que le he oído deduzco que le hacefalta dinero... – Samanta lo interrumpe enfadada.– No creo que usted y yo tengamos nada de que hablar, nome gusta nada su conversación... – El sujeto la interrumpenuevamente.– ¡Espere por favor! No sabe aún que es lo que le voy adecir. – Como Samanta se levanta, él hombre la sujeta porel brazo y con una leve sonrisa, mostrando sus dientesperfectos y blancos, y con esa pronunciación de unextranjero que habla no muy bien el español. – No es nadadeshonroso ni nada fuera de la ley, se lo prometo.

Samanta se lo piensa brevemente, tras el cual sevuelve a sentar, piensa que no le hará daño escuchar a aquel

Page 21: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 23

pobre hombre que debe no estar muy bien de la cabeza.Los ricos pocas veces están bien de la cabeza.– Está bien, usted dirá.– Necesito una esposa durante dos años.– ¡Usted está loco!– Escúcheme y yo le explico. – Como Samanta se levantabaotra vez, él le suplica que termine de escucharle y si noquiere pues, no pasa nada, pero que le deje terminar todo loque tiene que decir; ella accede a prestar atención.– Mire, yo me llamo Eduardo Calmierns soy abogado de lafamilia Smiller.– Lo siento. No sé quienes son, pero seguramente muyconocidos en su casa – con cinismo suelta Samanta.– Claro que no los conoce chiquilla, pero tampoco esnecesario por no decir que es mejor que no los conozca. Esuna familia muy rica de Australia, bastante conocida en elmundo empresarial por sus negocios en el campo de lainvestigación química.– Y ¿Para qué me quiere a mí?– Verá, exclusivamente necesita saber que debido a unaherencia, el cabeza de familia, necesita estar casado durantedos años. – Hace una pausa para tomar aire antes decontinuar diciendo. – Ahí es en donde entra usted.– No entiendo por qué yo.– Mire, si busco una profesional, seguramente termine porno respetar el contrato.– Si es tan rico cualquier mujer querría casarse con él y sinnecesidad de que sea fea, incluso podría elegir una personacon clase.– Eso es cierto, pero él sólo quiere una mujer que seaextranjera, que no le conozca de nada, que esté dispuesta arespetar el matrimonio mientras dure, en todos lossentidos, y que no se le ocurra ir a Australia exigiendo nada.Se casarían por poderes y nunca se verían.– Muy práctico su jefe.

Page 22: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia24

– No lo crea, es un buen hombre, se lo digo en serio, perole obligan a hacer algo que no quiere. Y que mejor quecumplir lo que su abuelo quiere sin necesidad decomprometerse en ningún aspecto.– ¿Y yo que se supone que salgo ganando?– Durante ese tiempo tendrá de todo como la señoraSmiller, incluso podrá montarse un negocio; si es inteligentey sabe jugar bien sus cartas puede llegar a reunir una bonitacantidad de dinero.– No pretendo que nadie me mantenga.– Perdone... no pretendía ofenderla..., pero sí puede montarsu negocio... para poder ser independiente que parece ser loque le gusta a usted.– Y únicamente con casarme con él... por poderes... mesuena algo raro.– Solamente tendrá que casarse, no ser infiel durante esetiempo, comportarse como la señora Smiller.– ¿Qué se supone que tiene que hacer la señora Smiller?– Como esposa de un hombre de posición deberárespetarlo en todos los sentidos. Y por supuesto lo básicoes no ponerse en contacto con Australia, ni con la familiaSmiller, ni aparecer por allí.– Me parece estar soñando, es la cosa más rara que nadieme ha propuesto. Y además tiene la arrogancia de pedirfidelidad, eso sí que es increíble ¿Por qué yo?– Porque usted necesita una oportunidad y su mirada es tantriste que me gustaría sacarle parte de sus problemas deencima – mire, quizás éticamente no sea correcto, perotodos saldremos ganando y sin hacer daño a nadie.

Eduardo le miraba con tanto cariño y tantaprotección que por unos segundos Samanta se sintiótranquila. En apenas unos minutos por su mente se llena depro y contra, pero gana el contra; el banco la estabaasfixiando y no sabía ya que hacer para liquidar las deudas.No era justo que Félix la estuviera manteniendo... eran

Page 23: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 25

tantas cosas que... sí, lo mejor era aceptar el ofrecimiento,parecía ser que aquel señor era su única salvación.– La realidad es que me gustaría rechazar su oferta, casarsepor una herencia me parece una opción dramática, peroestoy tan desesperada que esta expectativa, aunque drástica,me parece que no es una tan mala elección, acepto suofrecimiento.– ¡Genial! Prepararé todo lo que haga falta, a ver si enmenos de una semana pueden ustedes casarse, yo seré elnovio por poderes.

Page 24: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia26

Capítulo 3

– ¡Estás loca! ¡Si te descubre te matará! – Félix está nerviosay muy preocupada por su amiga. – No vayas, prometiste aEduardo no ir allí, dentro de unos meses os divorciaréis ypodrás continuar tu vida. Tu negocio va viento en popa, –suplicante. – No vayas, por favor, no te lo has pensadobien.– No te preocupes. – Toma las manos de su amiga entre lassuyas y las aprieta con fuerza, para transmitirle unaseguridad y tranquilidad que ella estaba muy lejos de sentir,pero que no deseaba que Félix lo supiera. – Él no seenterará nunca. He conseguido que me seleccionen paratrabajar en la vendimia de la uva, como recolectora. Unavez que le vea diré que no tengo ganas de seguir o que nolo soporto y me vuelvo. – Con un fuerte suspiro dedecisión. – Una semana, solamente estaré una semana, trasla cual regreso a casa. ¿Vale? Simplemente es para verle unavez. Me mata la curiosidad.– ¡Dios mío oyéndote hablar parece tan fácil Sam!– Lo es.– ¿Por qué ese empeño en conocerle?– No sé, pero casi dos años de matrimonio con él... ¡me haentrado la curiosidad! Estoy muy intrigada, dentro de pocosmeses dejaré de ser la señora Smiller, algo dentro de mí diceque... que tengo que ir, que tengo que averiguar... algo, esuna sensación que ha ido creciendo poco a poco dentro...

Page 25: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 27

– Sigo pensando que estás loca, crémeme, cuando te digoque me parece peligroso, ese acuerdo lo dejaba bien claro.

Samanta se ríe con ganas – Mujer cambia esa cara,parece que un asesino anduviese detrás de mí.– Sabes lo que te dijo Eduardo cuando te casaste – Aqueldía vuelven a la mente de las dos mujeres.

La primavera estaba pronto a salir, aunque por eldía que hacía se diría que estaban en ella. Samanta llevabatoda la noche despierta, intranquila; no las tenía todas conella, aún no estaba segura de lo que estaba haciendo, perosabía que en ese momento era lo mejor para ella; sí,recordaba cuando Eduardo llamó al banco y en dosminutos dejó de ser una morosa. Se lo había solucionadotodo en un abrir y cerrar de ojos, como se solía decircuando algo era rápido.

Félix y su marido Chus, habían ido a buscarla acasa; Eduardo los esperaba en el ayuntamiento de Santiago,edificio antiguo y hermoso.

Al salir del vehículo, Eduardo, le estaba aguardandodebajo de uno de los arcos del maravilloso edificio, altomarla de la mano sintió como sus ojos dejaban defuncionar, se estaba mareando, Eduardo la sujetó por lacintura y la miró a la cara con una sonrisa tan grata que ellapareció tomar fuerzas.

El breve recorrido hacia la sala de bodas delayuntamiento fue presuroso, pero a ella le parecierademasiado largo, quizás porque dentro de ella algo le decíaque se estaba equivocando y deseaba que todo aquellorematara ya.

La boda había sido muy rápida. Samanta había idovestida de vaqueros, como rebelión a la boda y Eduardocon un traje perfecto como el día que le conociera. FueranFélix y su marido como testigos; en diez minutos todohabía pasado, de ser una chica soltera se convirtiera encasada.

Page 26: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia28

Ya fuera, en la plaza y ante la catedral, se estabadespidiendo de Eduardo pues ya se iba. La apartó un pocode los demás diciéndole muy serio y con tono deadvertencia. “– Recuerda el trato, nunca podrás presentarteallí para nada, discreción y recuerda fidelidad, dos añospasan pronto.” Samanta le extendió la mano y no dejó demirarlo mientras se alejaba hacia el coche. Una vez elvehículo desaparece de su vista, posiciona la mirada hacia lahermosa catedral; no era simplemente un lugar religioso,sino también era un sitio lleno de paz y tranquilidad. Eseedificio de tantos siglos, construida en tantas épocasdistintas, a ella le daba una paz y una serenidad sólo conmirarla, que a veces, la desbordaba.

Samanta no entiende el porqué ese empeño de sumarido de que ella fuera fiel, se sonríe, marido, que palabramás hipócrita.– Venga no hagas caso a esa “chorrada”, nunca sabrá que yohe ido allí, y si me descubre me regañará y luego memandará de vuelta a mi país. – Dándole un fuerte abrazo. –Tranquilízate Félix, una semana pasa pronto.– No sabes dónde vive, no sabes nada de nada.– En dos años he averiguado alguna cosa.– ¿Has estado indagando? ¿Cuánto tiempo llevas planeandoesta aventura?– Sinceramente no, bueno, hasta hace muy poco no. Loque pasa es que alguna vez he leído algún artículo, sobre laempresa que tienen de química. Créeme, por casualidad. Esque su nombre aparece en muchas revistas de empresas.– ¿Cómo que revistas? ¿Qué... has estado haciendo? Y nome mientas.– Es que... en Internet... en algunas páginas sobre sustrabajos de investigación...– No sé, pero no te creo. – Su amiga estaba asustada. –Deberías mantenerte al margen.

Page 27: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 29

– Sí, lo sé, pero la curiosidad es mayor, – con una sonrisapícara.– La curiosidad mató al gato.– No seas tan drástica. – Se ríe Samanta.

Samanta iba vestida de sport, consideraba que elviaje era demasiado largo y esa era la ropa idónea. Félixllevaba un conjunto pantalón color salmón que le hacíaresaltar su cabello largo y bien peinado. Los ojos azules deFélix mostraban una inmensa preocupación por lainsensatez de su amiga.– Te perderás.– ¡Mujer! He hecho averiguaciones, sé que tienen un granrancho familiar donde crían caballos y tienen grandesextensiones de viñedos, también familiares. Cerca de Perth.– Se detiene un momento para recordar – creo que se llamaMess-Stone, sin embargo, creo que mi amo y señor – se ríe aldecirlo. – Tiene una gran empresa química, aunque noestoy segura donde. La verdad, no he indagado muchosobre el asunto. – Se encoge de hombros con paciencia. –Lo justo... para llegar, mirar y regresar a casa.– Está bien. – Se resigna Félix, diga lo que diga su amiga nova a cambiar de opinión. – Prométeme que te vas a cuidar ypase lo que pase, me llamas, ¿llevas el móvil? – Samantaafirma con la cabeza. – Así que no tienes perdón.– Tranquila cariño, te llamaré todos los días y no tepreocupes, en una semana estaré de vuelta. El negocioestará cerrado todo este mes, por favor vigila el correo, hepuesto tu nombre en mi cuenta del banco para que puedashacer lo que proceda.

Se oye a una jovencita por el altavoz avisando a lospasajeros del vuelo de Samanta para que embarquen.– Ya te vas. – Félix comienza a llorar. – ¡Dios mío!Samanta, algo me dice que...– No seas tonta. – Abraza a su amiga para tranquilizarla –No me pasará nada.

Page 28: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia30

Se besan, se abrazan y se hacen promesas.– ¡Cuídate! ¿Me oyes?– Te lo prometo, da un beso al bebé y otro a Chus.

Samanta embarca en el avión y mientras despega,Félix con lágrimas en los ojos dice adiós con la mano; unosbrazos le rodean la cintura cariñosamente. – No tepreocupes por ella, estará bien, sabe cuidarse sola.

Félix se gira y mira a su marido. – Lo sé, pero tengoun presentimiento, algo malo va a ocurrir allí y yo no estarépara protegerla, está acostumbrada a que la vida sea fácilpara ella y mi interior me dice que va a sufrir mucho en esepaís y que va a madurar de golpe.– Tú y tus presentimientos, estará bien.

Page 29: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 31

Capítulo 4

Tres días le lleva el viaje a Australia. Primeramentese había desplazado desde Santiago hasta Madrid. Una horade vuelo. El siguiente avión la llevó hasta Londres; endonde tuvo que correr para no perder el siguiente vueloque la llevaría a Brisbane, capital de Queensland. Lehubiese gustado detenerse en Perth, pero la personaconocida que le había buscado el trabajo en Mess-Stoneestaba en Sydney; debía entrevistarse antes con él; por loque no le quedó otro remedio que tomar otro avión que lallevase a Sydney.

El avión aterrizó en Sydney con éxito, el día estabagrisáceo, muy contrastado con el paisaje que dejara en sutierra. Fin del invierno en Galicia, comienzo del otoño enAustralia. Se siente triste, quizás, piensa ella, debido al largoviaje; está sumamente cansada, pero aún le queda muchorecorrido. Samanta tiene que buscar ahora un taxi que lallevase a la dirección que tenía apuntada en un papel.

¡Qué hermoso y asombroso! Cuando su cuerpoasomó a la salida del inmenso aeropuerto, uno de losmuchos que había en aquella enorme ciudad. Un ríoinesperado y maravilloso asomaba ante ella como un mantoque daba calidez a su nerviosismo. Durante unos minutospermanece inmóvil mirando como perdida con unasensación que le cortaba la respiración.

Page 30: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia32

El viaje a la embajada fue entretenido, le parecíacurioso que atravesara el río, un rato más tarde un túnel yotra vez atravesando el río, como si diese un rodeo. Al salirhabía dejado el aeropuerto a la derecha y ahora al volver acruzar el río este se quedaba a la izquierda, ¡impresionante!Otro túnel que dejaba el aeropuerto encima de ellos.Samanta piensa por un momento “mira que si se cae unavión en esta pista y se derrumba todo”, siente una pequeñapresión en el pecho “quizá sea algo de claustrofobia” elpequeño recorrido comienza a hacérsele demasiado largo.

No tardan mucho en ver casas, hermosas casas quele recuerdan a las pequeñas urbanizaciones que ahoracomenzaba a estilarse en su tierra. ¡Qué hermosura! La casacon su pequeño terreno alrededor de ellas todas en filacomo en los olivares.

Al fin ve edificios, lo que le indica que no puedeestar muy lejos. Y finalmente su destino. Un enormeedificio se levantaba ante ella, se desilusiona, pensó quesería más llamativo o más impresionable, pero no, unvulgar edificio enorme.

Un joven alto y rubio de ojos azules, vestido demilitar, la estaba esperando.– ¡Qué hermosa estas!– ¡Leandro!

Ambos jóvenes se abrazan cariñosamente.– Antes de nada tengo que decirte que me debes una muygrande...– Lo sé, no sabré como pagártelo – le interrumpe ella.– Si mi hermana se enterase que estoy aquí y que te heayudado me matará.– También lo sé, pero piensa que estaré en deuda contigosiempre – cambiando de conversación – Sydney esimpresionante, de grande y de – tartamudeando deasombro – y de todo, es increíble…

Page 31: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 33

– Pues esta noche te llevaré a cenar y a ver… mejor meespero y te lo enseño.

Leandro, la lleva a ver la bahía de Sydney, según leexplica su acompañante, también conocida como PortJackson, lugar en donde se sitúa una gran aglomeración depoblación. Samanta se queda boquiabierta al cruzar elpuente del puerto de Sydney, el cual soporta carriles paracoches, vías de tren y un carril incluso de ciclo vía. Nohabía salido nunca de su país por lo que todo aquello laimpresiona.

Leandro, como no, le enseña también la ópera deSydney una de las maravillas más fotografiadas por losturistas.

Antes de cenar dieron un pequeño paseo a pie porel puerto y para rematar acabaron en el famoso casino deSydney, lugar lujoso, lo que a Leandro le gustaba.

Entraron en el restaurante y cenaron en un rincónalgo apartado, íntimo, con una hermosa vista de la bahía.– Bueno señora Smiller ¿cómo se va a defender aquí?– No me llames así, estoy de incógnito, me matarían sisupiesen que estoy aquí.

El joven suelta una risotada.– Mira que tienes ganas de buscarte problemas.– Eso sí es verdad. Bueno gracias a mi excelente inglésaprendido desde niña no creo tener problemas decomunicación.– Ya verás cuando te des cuenta de que el inglés que hablanaquí a veces no es fácil de comprender. Cuando teencuentres con emigrantes, los hay de todas partes y te vasa encontrar con muchos sonidos distintos del mismo inglés.– Poco a poco me iré acostumbrando, además espero echarel menor tiempo posible.

La joven observa a su amigo, sus gestos tan finos eimpecables, cuidadoso en todo. Le encantaba las cosas

Page 32: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia34

caras y buenas, él joven se ocupó de pedir la cena, porsupuesto como no, típico del lugar.– Por cierto ¿cómo están los míos? – Dice Leandromientras la observa con detenimiento.– Félix, desde que ha tenido el bebé, está más bonita; Chusla mima más. Y en cuanto la criatura se parece a ti en todo.– He visto las fotografías y sí que tienes razón, soy yo dechicuelo.

Siguieron hablando hasta la madrugada, pasearonpor toda la ciudad poniéndose al día de tantas cosas, haciavarios años que no se veían, así que era mucho lo quetenían que contarse.

Leandro era el único hermano de Félix, además erael mayor de los dos. Al igual que su padre se alistó a lasfuerzas armadas, con la diferencia de que su padre se quedóen cabo y Leandro se había preparado en idiomas, cienciaspolíticas y protocolo. Además, era capitán. Llevaba desdehacía diez años de embajada en embajada y le encantaba.Hacía un par de meses lo trasladaron a Australia y Samantale pidió ayuda para llevar a cabo su plan, claro, para ello nopodía contarle a su hermana a dónde lo habían destinado, élprometió guardar el secreto por el momento.

Leandro fue el que se encargó de averiguar todosobre la familia y se sorprendió mucho al averiguar quieneseran los nuevos parientes de Samanta. Le advirtió de quetuviese cuidado que con ellos no se podía jugar y menoscon el que era su esposo, Kurt Smiller.– Samanta no sé si podrás aguantar el ritmo de trabajo en lauva.– Sí los demás pueden, yo también.– Esta gente lo lleva haciendo toda su vida, están más queacostumbrados. Sin embargo, a ti desde siempre te lo handado todo...– No me digas eso – le interrumpe ella con tristeza, en elfondo sabía que tenía razón.

Page 33: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 35

– ¿Quieres que te sea sincero?– Por supuesto, llevamos toda la vida de amigos, si tú nome lo pudieses decir entonces...– Samanta, – dice el joven con tranquilidad, – un ordenadorno es lo mismo que una cesta, sentarse y retocar no es lomismo que agacharse y recoger frutos.– ¿Las uvas no están en parras altas?– Veo que no tienes ni idea de lo que te espera. – La miracon protección. – Y en el suelo, – añade, – tendrás querecoger, cargar cestas y cajas...– ¡Vale, vale! Lo he cogido.– No, no lo has entendido, estamos hablando de que nosabes nada de vendimiar, seguramente te pongan lostrabajos menos gratos, como estar cargando cestos y cajasllenas durante horas.– No te pongas tan serio, si veo que no puedo lo dejo. –Samanta ponía cara de niña pequeña, quería de algunamanera hacer que no fuese tan duro.– El rancho Mess-Stone junto con otros cuantos vinicultoresformaron una cooperativa hace ya muchos años. Cada añoun rancho proporciona el alojamiento a los recolectores ydemás personal hasta el final de la recogida de la uva. Esteaño, – recalcando sus palabras, – es tu marido el que dará elalojamiento.– Qué gracioso, – con falso enfado. – ¿Te hace gracia?– Sí, se ríe, no sé como has conseguido ser la mujer dealguien como Kurt Smiller... no sabes lo inmensamenterico, poderoso y orgulloso que es tu queridísimo esposo.– ¡Ya vasta! – Ahora sí que estaba colorada y llena devergüenza.– Bien, me rindo, si me miras con esa carita dedesamparada. – Leandro aún se acordaba cuando suhermana y Samanta lo perseguían por todas partes, él lashacía llorar, pero cuando Samanta se enfadaba demasiado

Page 34: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia36

se abalanzaba sobre él y se recreaba golpeándole, eraentonces cuando Leandro no podía con Samanta.

A Samanta Leandro le parecía muy guapo yatractivo, no entendía porque aún estaba soltero.Seguramente porque su mayor pasión era su trabajo, y lasmujeres de los militares no todas pueden con esa situaciónde continuo movimiento. Una vez tuviera una novia, perono pasó del año; cuando ella le hizo decidir entre ella y lasfuerzas armadas, Leandro ni se lo tuvo que pensar, se diomedia vuelta y se fue. Samanta recordaba que estuvo muytriste durante mucho tiempo, pero para ella siempre teníauna sonrisa escondida.– Samanta, vas a trabajar en el rancho de tu marido. –Parecía que la joven iba a interrumpirlo, pero se detuvoante la señal de frenar que le hizo Leandro. – No me miresasí, el rancho de Mess-Stone tiene vinos muy selectos y muyconocidos en Australia y diría que se extiende más lejos. Lamayor parte de sus uvas se recogen a mano, pero lo peorson los trabajos no profesionales, se hacen bajo un sol queeste año promete calentar mucho, al que tú no estásacostumbradas y que no tienes ni idea de cómo hacerlo.– No me desanimes… por favor. – Como un susurro.– Está bien – con resignación al ver que no iba a conseguirdisuadir a su amiga de tal estupidez. – Samanta, esta nochesale un tren contratado por la cooperativa, que recorredesde Sydney hasta Perth. Parándose en las ciudades másimportantes entre ambas ciudades, recogiendo al personalque llega desde distintos aeropuertos procedentes de variaspartes de mundo.– ¿De todas partes? – Con asombro.– Sí, llegan de Sudamérica, Europa y como no oriente.También vendimian muchos australianos, pero estos sonmenos en esta zona de uva.– No sabía.

Page 35: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 37

– Te he buscado una plaza en este tren, más que nada paraque te familiarices con el ambiente. Es importante quevayas conociendo a tus posibles compañeros. Esconveniente que no te mantengas al margen y que pasesdesapercibida. – Muy serio y mirándola a los ojos oscurosde ella. – Sam si te descubre no te pondrá las cosas muyfáciles, no juegues con Kurt Smiller es puro fuego.– No será para tanto, – hace una pausa, – pienso que si medescubre me reñirá y ya está.– No te equivoques, – le dice con severidad, – ese hombrete puede engullir. Prométeme que te guardarás de él y que sialgo va mal me llamarás sin pensártelo, iré a recogerte.– Vale, te lo prometo – abrazando a su amigo.

Ya estaban llegando a la estación del tren.– La línea de ferrocarril recorre toda Australia. – Le explicaLeandro mientras entraban. Toma aliento. – Desde Sydneyhasta Perth hay más de cuatro veces la distancia recorridade norte a sur en España. Unas sesenta y cinco horas entren. El viaje será largo y pesado, pero creo que es lo mejor.– ¡Cómo sí fuera de Sevilla a Galicia ida y vuelta dos veces!– Sí, más o menos. Te va a gustar Perth.– No lo sé, tengo entendido que es una zona en donde supoblación es la más aislada del planeta.– Pero tiene un río inmenso, de esos que te encantan a ti. –Le dice el joven sonriéndole y tomándola de la mano. – Laciudad está bañada por el río Swan, es la más grande de suestado y una gran ciudad metropolitana. En cuanto alrancho tiene un enorme lago, te enamoraras del sitio,conociéndote, estoy seguro.

Leandro deja a Samanta en el tren rumbo al ranchoMess-Stone

Page 36: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia38

Capítulo 5

– ¡Hola! – Samanta mira en dirección al sonido, una jovenmorena de cabello castaño, muy rizado, largo y recogido enuna cola, le sonreía mostrando los dientes blancos y unbrillo especial en sus ojos color verde aceituna. – ¿Mepuedo sentar aquí?– Sí, claro. – Le ayuda a guardar su bolso de viaje.– Me llamo María González.– Yo me llamo Samanta Huerta.– ¿De dónde vienes? Es que tienes un acento muy raro.– Soy española. Más concretamente gallega, al noroeste dela península.– Yo soy de Puerto Natales, justo en la punta de Argentina,al sur de todo.

Ambas se echan a reír.– Vengo todos los años a trabajar en la vendimia de la uva,siempre venimos toda la familia junta, este es el primer añoque vengo sola con mi madre y mi hermano mayor.– No entiendo, espero que no sea por nada malo.– No, es que mi padre ha encontrado un trabajo fijo y misotros hermanos también; si todo va bien, este será el últimoaño que venimos a trabajar en la vendimia. – Ante lasorpresa de Samanta la cara de María es triste ante talhecho.– ¿No deseas dejarlo?– Me encanta venir a vendimiar a Australia, me apasiona.

Page 37: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 39

– ¿Pero es poco tiempo no?– Es que terminada la vendimia, nos vamos a la recogida decítricos. Somos muchos los recolectores que hacemos eso.Pero a mí lo que me gusta son las uvas. – Le dicesonriendo.– ¿Dónde está tu madre y tu hermano?.– Está en el compartimiento contiguo, allí no cabemostodos y me mandaron para aquí. – Hace una corta pausaantes de preguntar casi indecisa – ¿Y tú vienes sola?– Sí, esta es mi primera vez y tengo que confesarte queestoy muy nerviosa. Antes me dedicaba a poner cafés enuna pequeña cafetería – Samanta sentía algo deremordimiento al mentir a su nueva amiga. Una vez trabajóen un café al lado de la universidad, pero era un desastre yel puesto no le duró más de un día, así que tampoco leestaba mintiendo del todo.– Tranquilízate, este rancho es el mejor de la zona, te tratanbien, además es un sitio de ensueño. Ojalá todos los añosnos refugiasen allí.– ¿Dónde dormiremos?– No hay problema, el rancho está en un costado del lagoMustimole, tienen a la orilla un escampado donde nos dejanponer tiendas de campaña para aquellas personas que notienen barracones.– No entiendo. Me suena a cobertizo ¿no?.– Son largos, de piedra. Cada barracón tiene dieciochohabitaciones con baño; dos cocinas y dos salas de estar consu televisión.– No entiendo, ¿tantos somos?– A ver que te explico mujer – Echándose a reír, parecíaque le gustaba que Samanta no supiera nada, su ego subía,se sentía importante intentando ponerla en antecedentes. –Hay unas pequeñas casas de madera, para los trabajadoresdel rancho que están todo el año. Después están losbarracones que son de piedra. Éstos están vacíos y se

Page 38: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia40

utilizan para los obreros de la vendimia; no sólo estamoslos recolectores sino también los que se encargan de lavendimia con maquinaría, los que preparan la uva, los quela eligen, los transportistas, etc.– ¿Somos muchos? – Se impresiona Samanta.– Sí, unos trabajaremos en Mess-Stone, otros en los demásranchos; en cuatro meses tenemos que tener todo listo, elrancho más grande es el de los Smiller, unos tres meseslleva aproximadamente la vendimia y lo que con ellaconlleva, en este rancho. Necesita mucho personal porquecasi toda la vendimia es a mano… un trabajo muy duro,pero es en donde mejor te tratan y donde más pagan. Elhorario es continuo y no se para ningún día, unos libran losSábados y otros los Domingos para que no estéinterrumpido el trabajo durante toda la semana. Lamaquinaria trabaja de noche y la recolecta manual por eldía. Muy temprano.– Tres meses, son muchas uvas... – divagando la joven.– Se dan varios repasos a las parras de vid. No toda la uvamadura igual. Se le llama vendimia escalar.– ¿Cómo se aloja a tanta gente?– Los barracones van a sorteo, el resto en tiendas decampaña a los pies del lago, es una gran explanada, cabenmuchas tiendas. – Toma aliento – Mess-Stone tiene una granextensión de terreno para personal, aunque también es elrancho más grande en cuanto a viñas. Tienen su propiabodega, producen su propio vino y cultivan la uva ellos.Aunque también se recoge para la cooperativa.– Vaya, lo abarcan todo.– Sí, de siempre.

La joven sigue con sus preguntas, la verdad es quesiente mucha curiosidad.– ¿Qué es mejor, los barracones o las tiendas?– Depende – Samanta la mira fijamente. – A ver mujer, enlos barracones hay baños, agua corriente y caliente, sala con

Page 39: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 41

televisor, cocina, es decir lujo por decirlo de algunamanera.– Pero también tienes que compartirlo con demasiadaspersonas.– Sí que es verdad. Yo prefiero las tiendas de campaña, enellas el agua es la del lago, aunque también se prepara unsitio para duchas con agua caliente y hay bañoscomunitarios entre los barracones y las tiendas; sinembargo quedan algo lejos, imagínate si tienes ganas de ir albaño en plena noche.– Ya entiendo.– A pesar de todo yo prefiero las tiendas de campaña. Tedan cierta intimidad.– Yo tengo un número para un barracón, no se me haocurrido traer una tienda de campaña.– No te preocupes puedes compartir la mía si quieres, esgrande y es más que suficiente para los cuatro.– ¿Lo dices en serio? – A Samanta le sorprende que lajoven le ofrezca alojamiento sin conocerla de nada. Pero esque María tiene muchas ganas de estar con otra mujer joveny no con su madre y su hermano y Samanta le parece unajoven de fiar.– Sí, si de verdad quieres, tiene tres cuartos, uno para mimadre, uno para mi hermano y otro para nosotras dos, meencantará compartirla contigo.

Samanta sigue con su interrogatorio, tienecuriosidad por aquel mundo que pronto va a conocer.– ¿Son todos los años las mismas personas?– Generalmente sí. Casi siempre viene la misma gente. Enun par de años conoces a todo el mundo, además nossolemos encontrar en todas las recogidas de la uva dedistintos lugares. Terminas en un lugar y te trasladas a otro;hay veces que no te llega la vendimia de la uva parasobrevivir y te desplazas, en busca de recolección de otrosfrutos, como por ejemplo los frutos secos, los cítricos...

Page 40: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia42

Samanta no entiende cómo se puede tener una vidasin constancia como la de un recolector. Luchar por unhogar en dónde nunca puedes estar.– María ¿y tu hogar?– Mi casa es aquella en donde está la familia junta. – Lajoven se queda pensativa, su cálida cara rosada se tornaseria, sus ojos tristes; ese año en la recolecta no estaríantodos juntos. Samanta se percata de que aquellaconversación puso a su nueva amiga triste y decide cambiarde conversación.– ¿No os sale caro y pesado el viaje en tren?– ¿Caro? No, son las empresas las que pagan los viajes.Bueno en realidad, está solo este tren que recorre desdeSydney a Perth. Me hubiera gustado haber cogido un vueloque me dejara en Perth, pero fue imposible. – Hace unapausa pensativa, se aparta el cabello que le cae sobre losojos y mirando a Samanta. – Supongo que a otras personasles ha pasado lo mismo que a nosotros.– A la empresa debe de salirle muy caro todo estedesplazamiento.– Eso ya se lo tienes que preguntar al empresario, porqueyo no tengo ni idea. Sin embargo, debe de compensarlescuando lo hacen, ¿o tú conoces algún rico que pierdadinero por un pobre?. Recuerda que no sólo recogemos lasuvas de un rancho, sino de todos los vinicultores de lazona. Aunque no te lo parezca son muchos racimos deuvas, ya verás cuando las veas, parece no tener fin.

Durante el viaje María y Samanta se habían hechobuenas amigas, María le presentó a su hermano Antonio,un joven de unos 30 años, alto moreno, constitución fuerte,ojos color aceituna; se parecía muchísimo a María. Elenaera la madre de los jóvenes, mujer de constitución igual quesu hijo. Antonio pronto tomo como protegida a Samanta,la verdad es que en dos días el muchacho empezaba a sentircierta admiración por Samanta.

Page 41: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 43

Al llegar a Adelaida, el que más el que menos habíaafianzado lazos. Samanta intentó averiguar algo más sobrela familia Smiller.– Antonio ¿qué sabes de los Smiller?

El joven hermano de María era bien parecido, sí,muy guapo, un moreno arrogante, alto y con un acentoargentino que lo hacia un personaje atrayente e incluso sepodría decir fascinante. A su edad pocas veces tuvierapareja, decía siempre que tenía muchas cosas en que pensarantes de tomar novia formal.– No querrás casarte con uno de ellos ¿verdad? – La mirabacon una sonrisa de oreja a oreja, medio en broma medio enserio la observaba con reserva, le divertía la cara deSamanta al decir aquellas palabras que eran solamente unapequeña broma – Venga mujer era broma ¿qué quieressaber?– No sé… cualquier cosa… algo, no tengo ni idea dequienes son y voy a trabajar para ellos… creo que seríainteresante saber algo.– ¿Cómo sabes que vas a trabajar para ellos? Cuandolleguemos colocan unas listas en el barracón principal conlos nombres de cada uno de nosotros y donde trabajaremosen la recogida.– No sé, la verdad... – Samanta tenía que tener cuidado, sepodría descubrir ella sola. ¿Cómo explicarles que un buenamigo de Leandro que le debía una, la iba a meter en elrancho de los Smiller.– Déjala, es nueva en esto, no presiones tanto a la joven. –La saca del apuro su nueva amiga.– Está bien, veamos…– Son siete hermanos el pequeño tiene 16 y el mayor cercade los 35 años. Dos son químicos y biólogos, masconcretamente uno es ampelógrafo...– ¿Ampe qué? – interrumpe Samanta confusa.

Page 42: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia44

– Es una persona que estudia la vid, que la describe,variantes, frutos, etc.– ¡Empezaras por ahí!

El joven se echa a reír, Samanta está muy cómica.– El otro es un científico que estudia la biología de la vid.– Pues a mí me parecen lo mismo – dice confusa María –químicos y biólogos.– Más o menos sí. – Hace una pausa para observar aSamanta que lo tiene embelesado. – Tienen también unabogado que con lo grande de los dos negocios no daráabasto. – Samanta se asombra de que la gente que está allí,esté pendiente de lo que Antonio está contando.– Todo por la familia y el dinero. – Se ríe una joven.– Bueno – prosigue Antonio – está el fotógrafoinformático.– ¿Esa es una profesión? – pregunta la madre de María.– Sí – sonriendo Samanta – será para fotografiar las uvas. –Samanta siente un poco de vergüenza por haber habladomal de su propia profesión.– Los dos más jóvenes son estudiantes. Y nos queda elvinicultor y viticultor.– ¿No significa lo mismo? – Antonio pone cara deextrañeza. Es María quién contesta.– No, el vinicultor es el elaborador del vino y el otro escultivador de parras.– ¡ No sabía que se estudiase para eso!– Aún tienes mucho que aprender. Da igual lo que hayanestudiado, todos ellos saben mucho de todo lo relacionadocon el vino. Desde el cultivo de la parra, hasta que acaba enla botella.– Y una vez fuera de la botella también – se ríe otrajovencita pelirroja.– No podemos olvidarnos de Richard, el capataz delrancho, aunque no es un Smiller, él y su hermana Ángelaforman parte de la familia.

Page 43: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 45

– ¡Ah! ¡Todos solteros! – María interrumpe al hermano,considera que ella está más preparada para contar chismes asu nueva amiga.– ¿Cómo sabes todo eso? Pregunta la joven gallega.– Llevo muchos años viniendo.– No se refería a esa información, seguramente querrásaber que rumores se cuentan entorno a la familia – Seentromete la madre de ambos muchachos.– Yo te los contaré porque mi querido hermano no sabenada de nada, no te das cuenta que es un hombre – Maríase echa a reír y abraza a su hermano. – Perdona cariño,pero creo que lo que Samanta quiere saber son los chismesque contamos las mujeres.

En realidad a Samanta le interesaba más lo quepudiera decirle Antonio precisamente porque él le contaríalo que se sabe fijo y no rumores, pero consideraba quetambién podría sacar información de las mujeres y esoschismes como ellas decían.– Casi todos tienen novia. – Dice Elena muy seria. – Sumadre se encarga de buscarles la esposa idónea. – Comodivagando. – Pero no debe de acertar porque siguensolteros.– Yo pienso igual, mamá. – María hace un gesto de burla. –Son guapas pero demasiado cursis, por no decirinsustanciales. Aunque yo creo que no son novias,realmente son posibles novias o posibles esposas. Porquecada año son distintas.– Yo también querría una consorte de futuro para mis hijossi pudiera. Son una familia muy rica y no les vale cualquiermujer.– Mamá yo creo que el amor es lo primero.– Cariño eso de amor, pan y cebolla... – Les interrumpeAntonio.

María soñadora se levanta del asiento y comienza ahacer una imitación de Romeo y Julieta.

Page 44: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia46

– Romeo amor mío, yo no podría vivir sin ti.– María, creo que eso no viene en la obra. – Le diceSamanta divertida mientras mueve el dedo índice izquierdoen forma negativa.– Da igual, lo que importa es lo que se siente, no cómo sediga.– A mí al que me gustaría ver es al hermano mayor. – diceuna joven australiana rubia de ojos azules, que viajaba conellos en el mismo departamento. – Dicen que es guapísimoe importante.– No, no creo que sea el más guapo de todos los hermanos,pero sí el más perturbador, – comenta otra joven.– Las malas lenguas cuentan que el Kurt Smiller es el amode todo.– Sí, él manda y los demás obedecen. – Comenta otrajoven.– Es el jefe, en realidad todos le temen. Siempre tan serio yautoritario, ¡da miedo!– ¿Alguien lo ha visto alguna vez? – En tono bajo einseguro, pregunta Samanta.– Sí, – dice Elena. – Los siete hermanos trabajan en larecogida de la uva, hablan de que es una de las pocas fechasdel año donde toda la familia se reúnen, es una especie detradición familiar; pero aunque los veáis, siempre semantienen a distancia de los obreros.– Típico de los ricos, siempre a distancia.– No, es el hermanito mayor el que lo prohíbe.– Los ricos no se mezclan con la plebe.– Pues deberían, si pudiera coger al abogado, ese si que estácomo un tren de lujo, de esos que nunca se olvidan, –comenta María que desde siempre le gustaba Alan Smiller.– Todos han heredado el cuerpo de su bisabuelo... y suorgullo – comenta Elena.– Pues a mí me daría igual cualquiera de ellos, todos estánde buen ver, y con mucho dinero, me daría igual cualquiera

Page 45: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 47

de ellos, me sería fácil acostumbrarme a la vida de rica. – Lajoven que habla duda un segundo para continuar diciendo.– Bueno menos al mayor, creo que si Kurt Smiller medirigiese la palabra aunque fuese para pedir un cesto, mecaería del susto.

Todos ríen de la ocurrencia y siguen con las bromasde los siete hermanos, Samanta cansada se levanta.– Voy al baño, si me disculpan.

En realidad tiene ganas de ir hasta el vagón bar;pero no le apetece compañía; sabe que si dice que sóloquiere dar una vuelta por los vagones y tomar algo en lacafetería, Antonio querría acompañarla y ella en esteinstante no desea compañía alguna.

Al tiempo que va hacia la cafetería los pensamientosse le amontonan, manteniendo una conversación mentalconsigo misma.<< Pintan a Kurt Smiller como si fuera un ogro, ¡Dios! Sime descubre es capaz de matarme por entrometerme en suvida. Parece que tiene novia, será cretino y a mí me diceque fidelidad, ya veo como la guarda él. No sé que voyhacer para que no me descubra; intentaré mantenerme lomás alejada posible. Creo que esto de venir aquí ha sidouna mala idea. Claro, sólo a mí se me ocurre seguir misinstintos. Lo veía todo de otra manera cuando estaba enEspaña. ¡Dios mío, me voy a volver loca! Creo que estoynerviosa porque estamos llegando a Perth y me estoyempezando a arrepentir; claro, en España todo me parecíamás fácil. >>

Tan abstraída iba en sus pensamientos yrazonamientos que no se percata, de que alguien sale deuno de los compartimientos y tropieza con ella. Al unísonoun grupo de jóvenes con instrumentos musicales intentanpasar por el mismo estrecho pasillo; todo ello unido a laentrada de un túnel en ese mismo instante. El caballero quecolisiona con ella le sujeta por la cintura, apretándola y

Page 46: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia48

dejándola aprisionada entre él y la ventana del vagón;mientras los jóvenes con los instrumentos pasan al otrolado por detrás del individuo que tenía abrazada a Samanta.

La luz tenue, de las bombillas del vagón, apenasdejaba ver la cara del hombre que con tanta fuerza laapresaba; tan sólo unos ojos negros y profundos se clavanen ella con insistencia, poniéndola nerviosa. Sólo fueronunos minutos, pero mientras el ruido sordo del trenpasando por el túnel, se le clavaba en los oídos, no dejabade temblar en aquellos brazos fuertes. El olor varonil se lemetía por la nariz y empezaba a sentir como su corazónpalpitaba tan fuerte, que creía que se le saldría fuera. Casisin fuerzas para soportarlo, inclina la cabeza sobre aquelpecho bien formado y poco peludo que se ve a través de lacamisa entreabierta. Mientras su mejilla tocaba aquel pecho,siente como el cuerpo de él se estremece y los brazos seapresan más a ella. Samanta no soportando más aquel calor,levanta la cabeza en señal de súplica y entreabre los labiospara decir algo, pero las palabras se ahogaron en sugarganta. Esto a él le pareció tan sensual, que no pudiendocontenerse más, baja la cabeza y la besa.

Samanta cierra los ojos mientras aquella bocaexplora en la de ella, provocando una excitación que creíano sabía que pudiese existir; se deja llevar por la situación yresponde a cada caricia que la estremece. Él no puede creerque aquello le esté ocurriendo, que alguien despierte deaquella manera tan fuerte, unos sentimientos que pensabano tenía. Su cuerpo responde solo, sin que él puedacontrolarlo; su mente y su cuerpo no obedecen y ante tantofuego siente que tiene que huir, escapar de aquella mujerque lo está ahogando de placer. Al apartarse de ella tieneque hacer un gran esfuerzo para recuperar el control.Samanta siente que las piernas le fallan, al no sentir ya aquelcuerpo y mientras lo ve marchar experimenta en susentrañas un gran dolor, una gran soledad. A medida que él

Page 47: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 49

se aleja teme no poder olvidarla y se maldice por no haberlehecho caso a su instinto cuando le dijo que no viajara entren.

Samanta ve como se va alejando, el pasillo quedacasi cubierto por sus anchos hombros; su altura casi le haceinclinar la cabeza para no tropezar con el techo al atravesarla puerta al vagón continuo. Los ojos, jamás podrá olvidar,esos ojos que la miraban, esas manos que la sujetaban, esoslabios que la besaban. Sacude la cabeza para olvidar, ha sidoun sueño, sí, piensa ella, seguramente jamás vuelva a verlo,quizás me dormí durante un breve espacio de tiempo ytodo ocurrió en mi cabeza. La larga serpiente metálica saledel túnel rápidamente y la luz vuelve a asomar por lasventanas. Ha sido un sueño, se repite una y otra vez, hasido un sueño.

Page 48: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia50

Capítulo 6

– Kurt, Kurt ¿me haces caso hijo?– Sí madre, estoy escuchando. – El joven utiliza un tonolento, pero seguro, sentado enfrente su madre, mientrasdesayuna no levanta la vista de los papeles que tiene a suizquierda, bebe unos sorbos de café.– Pues hijo no lo parece, podías mirarme cuando te hablo.

Ante el tono suplicante de su madre, Kurt deja lospapeles que estaba revisando y la mira.– Perdona madre, es que tengo mucho trabajo, no teníaintención de molestarte. – Kurt observa a su madre, unamujer hermosa que a sus cincuenta y cuatro años seconservaba tan joven que nadie le echaba más de cuarenta ycinco, quizá debido a su esbeltez. Sus ojos azules leresaltaban en la cara poco arrugada, sin embargo su cabelloya canoso la hacían una mujer muy interesante.– No importa.– ¿Qué me preguntabas?– Podrías invitar a Cintia a pasar con nosotros estos días dela vendimia.– Madre ya sé cual es tu intención... creo que mejor no.– Por favor hijo. – Hace una pausa. – Únicamente te pidoque seas amable con ella, si tú no la invitas lo haré yo.– Deberías dejar que yo busque mis novias, ¿no crees?– Ojalá lo hicieras, así no tendría que buscártela yo. Prontocumplirás 35 años, deberías pensar en casarte. Tú y Cintia

Page 49: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 51

salís muy asiduamente, ya va siendo hora que tecomprometas con ella, piensa que es de una familia rica ypoderosa... y sobre todo es hija única y está más quepreparada para ser la esposa de un Smiller.– ¿Ya estás liando al niño?– No es un niño madre, es un hombre, si no te has dadocuenta...

La dama que acababa de entrar mira a su nieto conmucha ternura y después vuelve a mirar a su hija.– Para mí siempre será mi niño.– Buenos días abuela ¿Qué tal has dormido esta noche?– Preocupada por ti Kurt, trabajas demasiado, deberíasdivertirte más, a mi edad me siento cansada, muy cansada yestoy de acuerdo con tu madre en que busques esposa, megustaría ver algún bisnieto antes de morir.

El joven se levanta y acercándose a su abuela laabraza con adoración. – Tú nunca morirás, siempre estarásaquí para mí. – La anciana señora lo mira y le acaricia lasmejillas igual que cuando era pequeño.– ¿Oíste a tu abuela? Ella piensa como yo que deberíascasarte.– ¿Ya te están liando Kurt? – Un joven de unos 30 añosaproximadamente se sienta a la mesa tras besar en la mejillaa su madre y abuela respectivamente.– Que quieres, soy el primero que se ha levantado. –Mirando a su madre con cinismo – Deberías casar a Johnya tiene una treintena de años.– A mí que me deje, ya me vuelve loco todos los días, hoymamá tienes que molestar a Kurt, él casi siempre se salvade tus tretas.– Aprovechando que estaréis juntos durante la vendimiavoy a intentar casaros a los cuatro mayores, ya me ocuparémás delante de los tres pequeños, aun me queda tiempopara ellos.– El que avisa no es traidor.

Page 50: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia52

– Hablas sabiamente abuela.Kurt se acerca a una de las ventanas del comedor,

pensativo mira a ninguna parte; su mente viaja al encuentrodel día anterior, aun siente aquellos labios carnosos, tancálidos, aquel cuerpo que temblaba en sus brazos, aquellamirada suplicante. ¡Dios! Cómo deseó protegerla.

Ágata observaba a su nieto, sabe que algo lepreocupaba. “Ese muchacho, trabaja demasiado,demasiadas responsabilidades siempre a sus espaldas.”Pensaba la mujer. El cabello de Kurt bien corto, noexcesivamente, pero bien cortado; no tiene rizos, perotampoco es liso del todo; lo tiene algo revuelto lo que lohace más atractivo. Hoy lleva unos vaqueros, no demasiadoceñidos, pero pegados al cuerpo. Un cinturón negro rodeala cintura. Una camiseta de cuello con cuatro botones decolor verde, tirando a oscura, de manga corta, marca eltono tostado de su piel. Pestañas espesas, ojos grandes ynegros como el azabache; cejas largas y amontonadas perosin tocarse; boca no demasiado pequeña con unos labiosgruesos y finos a la vez. Y la nariz recta. Todo ello, marcanlas fracciones bien formadas de aquel cuerpo atlético. Kurtsiente la mirada de su abuela y se vuelve para hacerle frente.Se miran, ella piensa que su nieto no es el más guapo de susnietos, pero sí, el más atractivo y el más atrayente. La damale sonríe y ello hace esbozar una sonrisa a su nieto, es laúnica capaz de hacer que sonría abiertamente.– Me revienta que siempre seáis cómplices en todo. – Lamadre de Kurt sentía celos del cariño de su hijo con sumadre, pero lo comprendía perfectamente. Ella tuviera aKurt con veinte años, el padre del niño no quiso casarsecon ella y aún recordaba la conversación con sus padrescuando les dijo que estaba embarazada, que no se iba acasar y que deseaba abortar:

<<– No quiero este niño.

Page 51: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 53

– Hija no pretenderás abortar.– Pues sí, hoy en día eso es lo más normal del mundo. –Tais estaba histérica. – ¡No quiero un bastardo! Por quétengo que cargar yo con todas las culpas. Además aún soyjoven, ¿Quién querría casarse conmigo si saben que tengoun hijo de soltera?

El abuelo de Tais crecía en furia. – ¿Por qué nopensaste antes en las consecuencias?– Nunca me quisiste, soy tú única nieta y nunca me quisiste.– No digas eso hija, tu abuelo siempre te ha dado todo loque has querido.– Papá defiéndeme, ellos no me comprenden, diles que eslo mejor.– Hija, en esto, como que no me voy a meter, haz lo quecreas que es mejor.– Así siempre ha hecho lo que ha querido, si fueras unhombre y la pusieras a línea, esto no hubiese ocurrido.

Los dos hombres se miran a los ojos, durante unossegundos la tensión crece hasta casi desbordarse; Ágataconsciente de que los dos hombres que más quiere en estemundo están a punto de explotar, decide intervenirdefinitivamente.– Bien, te llevaremos a una clínica privada, te practicarán unaborto y todo el problema solucionado. – Para Ágata deciresas palabras era lo mismo que sentir que algo dentro deella se moría; su nieto, que matase a su nieto. Prosigue, –nunca nadie sabrá jamás nada y tú podrás seguir haciendotu vida de rica virgen.– ¡No! No dejaré que mate a mi bisnieto. ¡Nunca! – Elanciano hecha las manos a la cabeza, se sienta en unabutaca, durante unos minutos todo queda en silencio, traslos cuales el amo de Mess-Stone habla lentamente, pero condecisión, con voz implacable. – ¡Tendrás ese niño! Te gusteo no, me da igual. – El padre de Tais parece decir algo,pero la frialdad con que le mira su suegro hace que nada

Page 52: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia54

salga de su garganta. – Cuando el niño nazca llevará miapellido; yo lo adoptaré con todas las de la ley, tus padres locriarán y cuando yo no esté en este mundo, él será elheredero de todo. Tengas los hijos que tengas, sólo KurtSmiller será el amo y señor de todo

>>Kurt guiña un ojo a la cómplice de su abuela y se

vuelve a sentar en la mesa, siempre en la cabecera de lamesa, como los patriarcas.– Madre ¿Celosa?– No, pero me molesta que todo sea para ella y yo soy tumadre.– A buena hora te acuerdas... – Una mirada de Ágata a sunieto hace que este no prosiga, por lo cual cambia de tema– Madre deberías invitar a pasar unos días a Lisa Ornas. –Mirando a su hermano John con picardía, continua. – Creoque es un buen partido para éste que está a mi lado.– ¿Qué me dices? John, ¿te interesa esa jovencita?– Mamá, no me líe. – Mirando a su hermano mayor. –¡Traidor! – Ambos hermanos se echan a reír.– ¿Yo traidor? Madre, si quieres, yo te digo a las mujeres,chicas, jovencitas,... que debieras invitar y te garantizo unasbodas para antes de acabar el año. Tu querido John estáprometido con Lisa y no se lo ha dicho a nadie... bueno amí solamente

Ágata observaba a Kurt, su niño, como ella lellamaba, aunque en ese instante estaba de broma le conocíademasiado bien para detectar que algo le estabapreocupando. Recordaba como lo criara, como salió en lavida adelante, como se fue endureciendo su corazón poco apoco.

<<– Abuela... ¿Por qué mi madre no me quiere?

La abuela miraba a su nieto, le rompía el corazóncada vez que aquel niño moreno le preguntaba por su

Page 53: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia 55

madre. Hijo sí que te quiere, pero está demasiado ocupadacon tus hermanos.– No mientas abuela, no me quiere; se ha casado tres vecesy todos mis hermanos viven con ella, pero a mí. – Hace unapausa, sus ojos oscuros llenos de lágrimas, – nunca me hadicho que me vaya a vivir con ella, casi nunca me viene aver, mis hermanos sí, pero ella no.– Cariño, sabes que sus maridos han sido unos hombresmuy raros.– No la defiendas, ¿qué mujer desprecia así a su hijo comohace ella?– Kurt – Ágata lo abraza lo más fuerte que puede, en eseinstante entra el Sr. Smiller.– ¿Por qué lloras?– Yo no lloro.– Un Smiller jamás demuestra sus debilidades, en esteinstante eres un blanco para tu enemigo. Nunca lloresdelante de nadie, cuando lo hagas que estés solo, tienes queser fuerte o tus hombres nunca te respetarán. Y menosllorar por alguien que te ha abandonado y que no merece turespeto.– Tienes razón abuelo. – Levantando la cabeza conarrogancia y muy seguro de sus palabras. – ¿Por qué llorarpor quien no te quiere?

Esa fue la última vez que Ágata vio llorar a su nieto,fue la última vez que preguntó por su madre, fue la primeravez que en los ojos de Kurt se observaba una frialdad queformaría parte de él, aquellos ojos de dolor que vieradurante unos minutos atrás, de repente se habíantransformado en indiferencia, frialdad, dureza...

>>– Kurt, mañana es la fiesta del comienzo de la vendimia ypasado mañana empezamos la recogida de la uva. ¡Estátodo listo!

Page 54: AMOR ENTRE UVAS EN AUSTRALIA - impresionado€¦ · en mis sueños aparece ella, cada noche, nunca la dejé de amar. Creo que tengo una deuda conmigo mismo, sé que si Kurt conoce

Amor entre uvas en Australia56

Kurt mira a su hermano John con sorpresa. – ¿Yaestá todo listo?– Sí – Dice John con contundencia. – Simplemente quedaque me digas, cómo llevas lo de los obreros.– Ya he terminado, están alojados, cuando quierasdispongo todo para empezar pasado mañana si estás deacuerdo.– ¿Pasado mañana empezamos a recoger uvas? ¡Bien! –Emocionado un muchacho que hace su aparición en elcomedor en ese instante.– Josué come algo y no te alteres, – le regaña su madrecariñosamente.– Me ha dicho John que estás ayudándole con los viñedos.– Sí – El joven miraba a su hermano mayor esperando quelo aprobase, necesitaba que Kurt estuviese de acuerdo, paraél era muy importante.– Me alegro mucho que hayas decidido participar.– ¿Lo dices en serio? – La cara del muchacho de unosveinte años, rubio de ojos azules se iluminó. – Pensé que túquerías que me dedicase a ser otra cosa, no sé químico oalgo así.– No, yo siempre he dejado que os dedicaseis a lo quequisierais. Me alegro mucho que te decidieras por lavinicultura, a John y a Richard le vendrá muy bien tener aalguien a su lado.– Ni que lo digas, me encanta cuando este mocoso me echauna mano.– ¿Puedo entonces encarar mis estudios a ello? – Con ungran brillo en los ojos de alegría. – Me encantaría llegar aestudiar para vinicultor y viticultor como ha hecho John yRichard. No sé si seré capaz, pero quiero intentarlo.– Por supuesto que sí. – Pasa las manos por la cabeza. –Durante el invierno estudias y en las vacaciones que John teemplee en los viñedos, que te vaya introduciendo poco a