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Anibal Matamala - Oro No Es

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anibal matamala oro no es

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    Oro no es, plata no es. Qu es?

    El incierto futuro minero de Iquique

    Anbal Matamala V.

    Enero de 1990 Iquique Chile Fundacin CREAR

    www.crear.cl

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    ndice

    Presentacin 4

    1. De Francis Drake a Fra Fra: los mitos en la minera 5

    2. La rueda de la fortuna: altibajos en el historial minero iquiqueo 8

    3. Nadie sabe para quin trabaja: minera y geopoltica 10

    4. Iquique, tierra de minas? 10

    5. El quin es quin en la minera 13

    6. Agua que no has de beber... 15

    7. Qu hacer? 16

    Bibliografa 17

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    Presentacin

    Los pueblos precisan de los mitos por la sencilla razn de que stos, de una u otra manera, ayudan a

    explicar, por ejemplo, el origen de las cosas. De esta manera, los diversos mitos cosmognicos nos

    explican cmo fue creado el mundo. El pueblo andino cuenta con un amplio repertorio de ellos. As,

    el mito es explicacin. Esta breve alusin a la palabra mito tiene que ver con el uso cientfico-social

    del concepto.

    Pero en el lenguaje comn, aqul que se usa todos los das, la palabra mito quiere decir ficcin,

    invento. Desde este punto de vista, hay tipos mitmanos; son aqullos que han hecho de la mentira

    su vocacin favorita.

    En el texto de Anbal Matamala, se usa el trmino mito en la acepcin recin comentada. As, los

    mitos de la minera se refieren a las imgenes que la gente tiene de Tarapac: una zona rica en

    minerales. Tal visin, como lo dice acertadamente el autor de este texto, arranca desde la llegada

    misma de los espaoles. Lo cierto es que en la regin hay minerales, pero nunca tanto como para

    volverse loco.

    La ficcin minera ha hecho que la regin de Tarapac piense que sta es la clave para el desarrollo.

    Y este argumento-ficcin ha movido todo tipo de intereses, incluso los polticos.

    Por otro lado, lo que conspira para que el desarrollo minero logre su ptimo son cuestiones que

    tienen que ver, por ejemplo, con la relativa escasez de agua que vive la regin; adems, y es obvio,

    tiene que ver tambin con los recursos financieros que siempre son escasos y, en ltimo lugar, su

    xito est en directa relacin con una tecnologa adecuada para hacer posible esta explotacin, y que

    tenga que ver con las particulares condiciones ecolgicas de la regin, en donde la comunidad

    aymara juega un rol de importancia.

    Este texto de Anbal Matamala tiene por objeto demostrar que la ficcin del desarrollo minero es

    slo eso, una ficcin; a no ser que concurran los tres elementos ya sealados.

    En todo caso, la idea es relativizar el absoluto de la ficcin. En este sentido, debe ser ledo el

    presente trabajo. Ms an si en la poca de las elecciones presidenciales y parlamentarias el tema

    minero fue tratado con abundante demagogia por algunos candidatos que, de haber sido elegidos, se

    hubieran encontrado con maysculos problemas para hacer realidad sus ofertas poltico-electorales.

    Pueden estar contentos de no haber sido elegidos. Por otro lado, debe servir tambin para relativizar

    posiciones al interior de la nueva cpula de gobernantes que triunfaron en diciembre de 1989 y que

    creen tambin en esta ficcin que el autor trata de socavar.

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    1. De Francis Drake a Fra Fra: los mitos en la minera

    Cuentan los cronistas que all por 1578 arrib al puerto de Iquique nada menos que el temible

    Francis Drake. El clebre pirata, al igual que muchos otros antes que l, vena a estas tierras atrado

    por las noticias que hablaban de inmensas riquezas minerales, principalmente oro. Sin embargo y

    para decepcin de tan osado y ambicioso navegante-, debi conformarse con un magro botn,

    obtenido mediante el poco honroso expediente de arrebatarle un lingote a un pobre chango de las

    cercanas.

    Este relato, verdadero o no, y sin ser la primera ni la ltima leyenda acerca de la riqueza minera de

    la regin, tiene la peculiar importancia de que en l se sintetiza lo que ha sido caracterstico de

    nuestro historial minero: una mezcla de fantasa con realidad, donde ficcin y verdad se confunden

    a tal extremo que resulta difcil distinguir los lmites entre una y otra. De este modo, se ha enraizado

    firmemente entre nosotros la creencia de que vivimos sentados sobre un bal de oro y piedras

    preciosas, del cual slo nos falta obtener la llave para que el bienestar y la prosperidad se derramen

    para siempre sobre el sufrido Iquique. Nos alienta la esperanza que, tarde o temprano, la pampa y

    las montaas (stas ltimas, inclusive, sin siquiera el nombre y la ocupacin de nuestros padres) nos

    dejarn acceder a sus ricas entraas y apropiarnos de los inagotables tesoros que tan celosamente

    han guardado. Desgraciadamente, al igual que en la historia de Drake, la realidad ha sido menos

    dadivosa que las ilusiones.

    De modo que hemos aprendido a ser cautelosos y algo incrdulos cuando omos o leemos

    declaraciones como las que, con frecuencia, solan hacer los funcionarios del rgimen saliente en

    relacin con la minera, para anunciar importantes inversiones, nuevos proyectos de gran

    envergadura y otras lindezas por el estilo, augurando para nuestra provincia un venturoso porvenir

    de trabajo y prosperidad. Muchos de estos proyectos se refieren a minerales de muy antigua data,

    para los cuales jams se ha logrado crear condiciones de explotacin que sean tcnica y

    econmicamente factibles.

    As, por ejemplo, a comienzos de siglo y en pleno auge de la explotacin salitrera, se hablaba ya

    con mucho optimismo del desarrollo de la minera metlica. Agotada ya por ese entonces la plata en

    Huantajaya, las expectativas se centraban en yacimientos como los de Challacollo, Copaquire,

    Yabricoya, Sagasca, Collahuasi y otros menos nombrados en nuestros das. Deca, a este respecto,

    don Fernando Lpez Loayza (Fray K. Brito):

    Iquique, desde hace meses, es un centro de inusitado movimiento

    cobrero. Ya nadie se acuerda de los metales de plata y, mientras la

    famosa Huantajaya (...) duerme silenciosa y tranquila (...) Collahuasi,

    Chusquima, Challacollo, Huiquintipa y otras serranas ofrecen a sus

    poseedores, a la vista y en macizas moles, grandes veneros de cobre (...)

    Con las especulaciones y venta de acciones de las compaas que se han

    formado y siguen formndose, hay quienes ya han hecho su regular

    fortuna, pasando a la categora de hombres de peso y de valer (Lpez

    Loayza, 1907).

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    Tngase en cuenta que los hechos narrados por F. K. Brito ocurran en 1907. Hoy, despus de ms

    de ocho dcadas y salvo honrosas excepciones, se sigue hablando, explorando, evaluando,

    prospectando, proyectando, comprando y vendiendo pertenencias, especulando y soando, pero

    todo con muy pocos resultados concretos. Puede decirse, entonces, que casi nada nuevo hay bajo el

    sol.

    Consideremos, por otra parte, el ciclo del salitre que, abarcando ms de un siglo en la vida de

    Iquique, fue sin duda alguna el que consolid definitivamente la importancia de nuestro puerto y

    sirvi de soporte a una poca de progreso y (para algunos) de opulencia que muchos recuerdan con

    nostalgia.

    Sin desconocer que el salitre ha sido prcticamente la nica actividad minera trascendente para

    Iquique, tampoco nos parece prudente olvidar que, tras el progreso y la pujanza que enriquecieron a

    unos cuantos inversionistas extranjeros, sobrevino la miseria y el abandono para la inmensa

    mayora. De tal surte que lo que heredamos del famoso auge salitrero fue la fantasmal imagen de

    las oficinas en ruinas abandonadas en la pampa, una hermosa arquitectura urbana que los

    incendios parecieran empeados en hacer desaparecer- y las aoranzas que cada ao reviven

    durante la Semana del Salitre.

    Hablando francamente, quin se ha librado de escuchar relatos de la ms variada ndole acerca de

    lo que fue esa poca?. De lo dura que era la vida y el trabajo en la pampa, pero tambin de los lujos

    en la ciudad y de la floreciente vida cultural y social. El paso del tiempo y la nueva miseria, sa que

    importamos junto con el modelo de los Chicago boys, van paulatinamente disolviendo los malos

    recuerdos y conservando solamente los buenos. No faltar quien sostenga, convencido, que si bien

    se trabajaba duro en la pampa, al menos se tena la casa y la comida seguras, frente a lo que es hoy

    la inestabilidad laboral y el dficit habitacional. Los ms entusiastas nos hablarn, inclusive, de la

    grande y unida familia pampina. De esta manera, va surgiendo un pasado idealizado en el cual

    como lo repiten a menudo los abuelos- todo fue mejor.

    Estas reminiscencias, siendo muchas veces vlidas, merecen en todo caso ser examinadas con

    mayor cuidado. Efectivamente, las caractersticas de las faenas mineras determinaban la

    conveniencia, para las empresas, de agrupar a los trabajadores en campamentos cercanos a las

    oficinas. En estas condiciones, el abastecimiento de los mineros y sus familias se resolva a travs

    de las denominadas pulperas, que funcionaban dentro de los citados campamentos. Hasta aqu,

    todo parece color de rosa; sin embargo, hay implcitos en este sistema varios factores negativos

    para las condiciones de vida y la dignidad misma de los trabajadores.

    En primer lugar, la vida en campamentos permita a las compaas ejercer un control absoluto

    sobre la vida de sus mineros y de sus familias, an ms all de la jornada de trabajo; en sus

    amistades, en su actividad social, gremial y, por supuesto, en sus inclinaciones polticas. El sistema

    permita tambin mantener alejados a los seores polticos de la poca para que no fueran a

    introducir ideas forneas en las mentes de los pampinos: es bien sabido que ningn trabajador

    poda recibir visitas ajenas al campamento (ni siquiera familiares) sin informar a la administracin

    y obtener su autorizacin. Es decir, los trabajadores vivan prcticamente confinados.

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    Por otro lado, el pago del salario no se haca en dinero, sino mediante fichas emitidas por la

    compaa y canjeables por mercadera en la pulpera del campamento, la que por pura casualidad-

    tambin perteneca a la empresa. De esta forma, el minero sufra una doble expropiacin: primero,

    en la produccin, mediante los mecanismos clsicos de explotacin capitalista y luego, en la esfera

    del consumo, al someterlo al control monoplico, por parte de la compaa, sobre el mercado de

    bienes de subsistencia. As es que, cuando Ud. vea esas hermosas fichas que le ofrecen en las ferias

    callejeras, recuerde que en su poca fueron algo as como la tarjeta de crdito a travs de la cual

    esquilmaban al pampino.

    A la luz de estos antecedentes, verdad que la vida en los campamentos ya no parece tan idlica?.

    Por algo habr sido que cerca de 15.000 pampinos paralizaron en 1907 y se trasladaron

    masivamente a Iquique para demandar que el gobierno intercediera en la negociacin ante las

    compaas. La plataforma minera inclua como puntos principales el terminar con el pago en

    fichas, salarios estables, libertad de comercio en los campamentos (o sea, fin al monopolio de las

    pulperas), escuelas nocturnas y otras peticiones sobre condiciones de seguridad en el trabajo y en

    el rgimen de despidos. Antes que acceder a tan subversivas aspiraciones, los empresarios

    prefirieron como usted recordar- someter por la fuerza a los trabajadores, al costo de unas 600

    vidas, en lo que la historia registra como la masacre de la Escuela Santa Mara de Iquique.

    Cuidado, entonces, con las cndidas aoranzas de un pasado srdido como el que hemos descrito,

    que alientan falsas ilusiones creyendo posible reeditar una poca maravillosa (que no fue tal) y

    poder vivir en un mundo de fantasa, estilo Chuquicamata way of life.

    As, entre la plata y el oro, el guano y el salitre, la sal y el azufre, el cobre y otros minerales, han

    transcurrido los aos. Ahora, ms de cuatro siglos despus de Francis Drake, otro Francisco se hace

    presente en la escena. Esta vez no viene tras el oro amarillo, sino en pos del oro blanco y, sobre

    todo, del yodo. Nuestro criollo Francisco no es pirata; tampoco es animador de televisin, aunque

    lo hace bastante bien hablando sin parar ante las cmaras. Se trata de un prspero empresario, no

    tan prspero banquero y fracasado candidato. Ingenuo soador o astuto vendedor de ilusiones?.

    Difcil saberlo. Lo concreto es que empez criando pollitos en el sur y que lleg por estos lados en

    1984, hablando de reactivar las pampas salitreras y ofreciendo cinco mil empleos en ese entonces.

    Se trenz en descomunales batallas jurdicas con la privatizada Sociedad Qumica y Minera de

    Chile (Soquimich). Para ganar fuerzas no comi espinacas, pero busc en cambio aliados en el

    pujante imperio del sol naciente, los que vitalizaron sus arcas con relucientes yenes. Despus de

    cinco aos de pleitos que han alterado la hasta entonces apacible vida del juez de Pozo Almonte,

    combinados con nuevos anuncios y promesas, lo nico palpable es una pequea planta piloto que

    posee ms bien valor simblico. Ya no habla claro est- de cinco mil empleos, sino slo de 450 en

    una primera etapa, para llegar a 900 en la segunda.

    En suma, las banderas de la reactivacin salitrera, enarboladas por Soquimich y Cosayach, se han

    constituido, durante el ltimo lustro, en algo as como el baln de oxgeno que mantiene viva esa

    llamita de esperanza, pero todava nadie puede asegurar que no se trata de un nuevo mito que viene

    a sumarse a tantos otros y que, por desgracia, quiz ni siquiera sea el ltimo.

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    2. La rueda de la fortuna: altibajos en el historial minero iquiqueo

    A veces arriba, en la cumbre, y otras veces abajo, en el fondo, a travs de los siglos la trayectoria

    de la minera en la provincia se asemeja a una montaa rusa: ha pasado por mltiples momentos de

    auge y decaimiento en su importancia econmica.

    Nuestra historia minera, cuestin no por todos sabida, no se inicia con la explotacin de la plata y

    el oro, sino de otra sustancia de apariencia menos atractiva pero no por ello menos codiciada-

    como es el guano. Efectivamente, diversos antecedentes indican que el guano se explotaba desde

    mucho antes de la conquista espaola. Hacia comienzos del presente siglo, las covaderas de Punta

    Gruesa, Punta de Lobos y Guanillos se hallaban en plena produccin y exportaban volmenes

    importantes. Sin embargo, la explotacin irracional y sin preocupacin alguna por mantener el

    equilibrio ecolgico condujo a lo inevitable: al igual que en la costa peruana, se destruy el hbitat

    de las aves marinas y stas emigraron o murieron. Como resultado de ello, la produccin se estanc

    y comenz a declinar de manera franca en las ltimas dos dcadas.

    En el caso de la plata, tenemos que remontarnos al descubrimiento del yacimiento de Huantajaya

    en el siglo XVI- y ms tarde al de Santa Rosa, en 1776. Los siglos dieciocho y diecinueve fueron,

    pues, la poca de la plata. A comienzos de la presente centuria, varios yacimientos comenzaron a

    dar muestras de agotamiento, como en los casos de Huantajaya y Challacollo, inicindose desde

    entonces una cada que se prolonga hasta nuestros das. En todo caso, este agotamiento es relativo y

    slo afecta a las vetas de ms alta ley. Volveremos ms adelante sobre el tema.

    El oro, ms all de las leyendas, nunca represent una actividad de mxima importancia en la

    provincia.

    El ciclo del salitre es, obviamente, el de mayor trascendencia en nuestra historia minera. Como

    seala Juan de Dios Ugarte en su libro Iquique (1904), el salitre fue utilizado por los espaoles en

    la fabricacin de la plvora (elemento de suma utilidad para convencer a los aborgenes acerca de

    las bondades de la civilizacin occidental y cristiana, agregaramos nosotros). Con las guerras de

    independencia la produccin decay, reanudndose, sin embargo, en gran escala a partir de 1830. A

    partir de entonces, creci continua y aceleradamente hasta los albores de este siglo, cuando el

    salitre alcanz la fama de oro blanco.

    La regin bulla de actividad. En las faenas salitreras comprendidas entre Pisagua, por el norte, y

    Taltal por el sur- llegaron a trabajar varias decenas de miles de obreros, que poblaron con sus

    familias las oficinas a lo largo de toda la pampa. Numerosos puertos se destinaban al embarque del

    preciado nitrato: Pisagua, Caleta Buena, Junn e Iquique en esta zona y, algo ms al sur,

    Antofagasta y Taltal. En 1903 la produccin bordeaba el milln y medio de toneladas anuales y

    hacia finales de la dcada ya se aproximaba a los tres millones por ao (Ugarte Yvar, 1904).

    Ahora bien, como una cosa es la independencia poltica y otra la independencia econmica, la

    emancipacin de la corona espaola nos condujo, a las jvenes naciones latinoamericanas, a la

    esfera de influencia de la entonces todopoderosa Gran Bretaa. Como consecuencia de ello, los

    capitales extranjeros (principalmente ingleses y, en menor grado, alemanes) pasaron a controlar la

    mayor parte de las oficinas salitreras. De esa poca datan firmas de larga trayectoria y muy

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    conocidas hasta nuestros das en el pas como Williamson, Balfour y Gibbs & Ca., Duncan Fox,

    Gildemeister (alemanes) y muchas otras. Varias de estas firmas operaban, adems, como

    importadoras de bienes manufacturados del viejo continente.

    La crisis salitrera comenz a manifestarse hacia el trmino de la primera guerra mundial, cuando

    disminuy la demanda para la fabricacin de explosivos. El ocaso definitivo se inici en 1929, al

    desatarse la gran crisis mundial del capitalismo. Las exportaciones, que haban venido

    recuperndose desde el fin de la guerra, cayeron brutalmente y, en slo tres aos, se redujeron en

    90%. La cesanta, en cambio, creci y se extendi como peste por la pampa, perjudicando a cerca

    de 130 mil trabajadores (Centro Profesional de Asesora y Asistencia Tcnica, s/a). Era el principio

    del fin.

    Durante la dcada de los 30, el Estado, en un esfuerzo adicional por evitar o atenuar la catstrofe,

    estableci el estanco del salitre y cre para tales efectos, la Corporacin de Ventas del Salitre y

    Yodo (Covensa). Pero todo fue intil. Vino luego la segunda guerra mundial y el salitre sinttico

    termin por desplazar al nitrato natural de los mercados, con lo que sobrevino prcticamente la

    quiebra total del sistema durante la posguerra.

    A fines de la dcada del 50 paraliza el complejo Nebraska, que se

    compona de tres campamentos: las oficinas Pea Chica, Humberstone y

    Santa Laura, las dos ltimas declaradas monumentos nacionales, y los

    campamentos Cala Cala, San Jos y San Guillermo (Centro Profesional

    de Asesora y Asistencia Tcnica, s/a).

    En 1970 quebr la Cosatan, empresa formada en 1934 por capitales nacionales y cuyo fantasma

    todava surge de tarde en tarde en la actualidad. Slo sobreviva, a esas alturas, la entonces estatal

    Soquimich, que mantena en operacin las oficinas Victoria en la primera regin- y Mara Elena y

    Pedro de Valdivia en la segunda. El cierre de la oficina Victoria (1979) es apenas la oficializacin

    de una muerte que ya se haba producido mucho antes, con una brutal cada de la produccin y del

    empleo.

    Terminaremos refirindonos al cobre, ese preciado y abundante metal que representa la principal

    riqueza de exportacin de nuestro pas y que seguir sindolo por mucho tiempo, a pesar de los

    esfuerzos de las industrias pesqueras y de los agroexportadores por desplazarlo.

    En nuestra provincia, la produccin cuprfera no ha tenido un desarrollo significativo, pese a que

    yacimientos de importancia son conocidos desde fines del siglo pasado. El principal proyecto

    activo es el de La Cascada, en la quebrada de Sagasca, ubicado en el rango de mediana minera. Su

    produccin creci fuertemente durante la dcada de los 70 y en la actualidad bordea las 20 mil

    toneladas de cobre fino al ao. Sin embargo, se encuentra ya en su fase terminal, con posibilidades

    de prolongar la explotacin unos tres a cinco aos ms; los estudios para localizar el yacimiento

    madre no han dado resultados, por lo que su futuro se ve seriamente comprometido. El resto son

    antiguos proyectos de gran minera, como los de Cerro Colorado y Quebrada Blanca, pero que

    presentan diversas dificultades que han hecho imposible ponerlos en prctica.

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    Por consiguiente, el breve ciclo cuprfero de estos ltimos veinte aos no permite aventurar, por el

    momento, un vaticinio categrico acerca de si llegar a su fin con el agotamiento de La Cascada o

    si, por el contrario, se harn realidad por fin otros proyectos de envergadura.

    3. Nadie sabe para quin trabaja: minera y geopoltica

    El auge salitrero est estrechamente ligado a varios hechos de importancia histrica. El de mayor

    trascendencia es, sin duda, la contienda blica a travs de la cual los territorios salitreros pasaron al

    dominio de Chile. Ms all de cualquier interpretacin que pudiera molestar a alguien, lo concreto

    es que tal desenlace result altamente favorable para los intereses de las compaas inglesas, pues

    les permiti conservar la propiedad sobre los yacimientos, la que se vea amenazada por las

    polticas tributarias y el establecimiento de estancos por parte de los gobiernos de Per y Bolivia.

    De modo que, le duela a quien le duela, la verdad es que chilenos, peruanos, bolivianos y hasta

    chinos murieron combatiendo, para que los antepasados de la dama de hierro se quedaran con lo

    principal.

    Aparte de la guerra y sus secuelas, la explotacin salitrera se vincula muy directamente con el

    nacimiento y desarrollo del proletariado minero y del movimiento sindical chileno, que reconocen

    en la pampa y en las luchas de sus trabajadores la expresin originaria ms clara y definida del

    sindicalismo clasista de nuestra patria.

    Tambin el salitre trajo, es cierto, el desarrollo, expresado en la construccin de extensas redes

    ferroviarias y de puertos. Sin embargo, gran parte de la riqueza generada qued en manos de los

    capitales extranjeros.

    En lo que se refiere a ingresos percibidos por el Estado chileno a travs de impuestos a las

    exportaciones, ellos fueron en verdad cuantiosos: hacia 1900 representaban ms del 56% de los

    recursos fiscales (Aylwin, s/a). No obstante, estos recursos no fueron orientados a la creacin de

    nuevas actividades productivas, sino que fueron virtualmente dilapidados a travs del consumo

    suntuario importado o de su transferencia a manos particulares por va directa (sueldos, viticos) o

    indirecta (prstamos, exenciones tributarias, etc.). De este modo, la riqueza acumulada en el ciclo

    de bonanza no exista ya a la hora de la decadencia y el colapso definitivo.

    4. Iquique, tierra de minas?

    En las siguientes lneas vamos a intentar describir, muy someramente y sin entrar en honduras, lo

    que parece ser el verdadero potencial de la provincia.

    Comenzaremos por la minera no metlica, pero, antes de eso, vale la pena hacer notar que en Chile

    y en forma ms acentuada an en nuestra regin- la produccin minera metlica muestra una clara

    supremaca sobre la no-metlica. En los hechos, el valor generado por la primera es diez veces el

    de la segunda. Este predominio, que se repite en todos los pases subdesarrollados, se da

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    exactamente al revs en los pases industrializados, dada la alta demanda de minerales no metlicos

    para usos industriales (Guarachi, 1988).

    Entrando ya en materia, se puede afirmar con cierta certeza que nuestra provincia cuenta con muy

    buenas perspectivas para explotar minerales no-metlicos tales como el salitre (sdico y potsico),

    yodo, boratos (brax), sulfato de sodio y sal comn. En todos los casos hay reservas importantes, se

    cuenta con tecnologa adecuada y los mercados son amplios.

    Buenas posibilidades ofrece tambin el caoln, siempre y cuando se modernicen las tecnologas

    actualmente en uso para su extraccin y procesamiento.

    En cuanto al azufre, si bien existen yacimientos de importancia, su futuro es poco claro ms bien

    inestable- por problemas de mercado.

    Vamos ahora por partes. Al hablar de las perspectivas favorables del salitre no estamos

    contradiciendo lo que dijimos antes. Estamos tomando en cuenta el tamao de la inmensa reserva

    que representan los depsitos de caliche en toda la pampa y la existencia de modernas tcnicas que

    hacen posible un buen aprovechamiento de los ripios abandonados. Pero, ms que todo, estamos

    pensando en el yodo asociado a la produccin salitrera.

    Antiguamente el yodo se consideraba un producto secundario del salitre. Hoy, en cambio, es una

    sustancia cotizada por su diversidad de aplicaciones en el campo industrial, mdico radiolgico,

    nutricional, etc. Ello ha hecho que su precio aumente continuamente, al igual que la demanda, que

    crece a un ritmo del 5% anual en el mundo.

    Chile es ya un destacado productor de yodo y aporta el 30% de la produccin mundial. Tenemos,

    por consiguiente, la tecnologa apropiada para ampliar la explotacin en nuestra provincia, donde

    actualmente hay varios productores operando desde hace algunos aos. El principal de ellos es la

    Ca. Minera Lagunas, donde participan capitales holandeses y que explota yacimientos en las

    antiguas oficinas de Iris y Lagunas. Otros proyectos importantes se realizan en Negreiros (Ca.

    Sierras de Tarapac) y en Pissis Nebraska. Hacia 1995, la regin debera estar aportando casi el

    30% de la produccin nacional.

    La fabricacin de cido brico a partir de boratos es otra actividad que puede ser muy rentable,

    pues los costos de produccin son bajos y el valor agregado es alto. Contamos con reservas

    importantes en los salares de Pintados y Cariquima, donde se instal en 1984 la Ca. Minera del

    Boro.

    El sulfato de sodio se destina a la industria del papel y de detergentes, su costo de produccin es

    bajo y el 60% de la produccin nacional se exporta, todo lo cual no representa sino ventajas. En

    cuanto a reservas, se le encuentra en los caliches salitreros, pero, adems, la Corfo ha detectado la

    existencia de importantes yacimientos en los salares de Surire y del Huasco.

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    En nuestra provincia es donde se produce prcticamente el total de la sal comn del pas. A pesar

    de que su precio es bajo en el mercado mundial, no por ello carece de importancia, dadas las

    enormes reservas existentes en el Salar Grande.

    En cuanto al caoln, se le podra sacar tambin bastante provecho a los yacimientos existentes en

    los cerros de la costa y Patache. Utilizando tecnologa adecuada es posible obtener un producto de

    alta calidad que tiene gran demanda en la fabricacin de papeles brillantes.

    El azufre, como ya lo anticipamos, enfrenta serios problemas de mercado, debido a que su uso

    principal se halla en la fabricacin de cido sulfrico y, en ese terreno, est siendo desplazado por

    nuevos procesos ms econmicos. Por lo tanto, y a menos que don Sata nos favoreciera con algn

    convenio de compra en grande, la otra posibilidad es el desarrollo de la pequea minera metlica,

    acompaado de pequeas plantas de cido sulfrico para consumo regional. Por el lado de la

    agricultura no pasa nada, ya que la demanda es muy baja.

    La demanda general por los no-metlicos seguir creciendo en el mundo, eso est claro. Sin

    embargo, nosotros podremos aprovechar este aumento slo si, junto con ampliar la gama de

    sustancias que producimos, aumentamos su valor mediante procesos industriales bsicos. En otras

    palabras, la minera no-metlica debe combinarse con la industria qumica. Como en la mayora de

    los casos estamos hablando de pequea minera (salvo la sal y el salitre), para lograr esta fusin

    minero-industrial se necesitar de polticas oficiales que ayuden a ello.

    Demos ahora un vistazo a la minera metlica. Comenzaremos diciendo que todo parece indicar,

    hasta ahora, que hay suficientes recursos en la regin y en la provincia como para justificar que se

    realicen estudios ms detallados tendientes a localizar y evaluar los yacimientos cuya explotacin

    sera ms rentable. El Estado debe recuperar su papel en esa labor, que en los ltimos aos se ha

    dejado en manos de las empresas mineras extranjeras.

    En segundo lugar, resalta como hecho negativo el que en nuestra regin no exista una real tradicin

    en minera metlica, a diferencia de otras zonas del pas. Los mineros locales, por ejemplo, no

    tienen la experiencia y el olfato de los de Copiap y del norte chico en general, cuya habilidad

    como cateadores ha sido proverbial en las fases iniciales del reconocimiento. En el fondo, los

    nuestros son pequeos propietarios de minas, pero no pequeos mineros en el autntico sentido de

    la palabra. Como consecuencia de ello, los reconocimientos han sido muy precarios y la

    explotacin se ha limitado a aquellos minerales ms accesibles y de fcil extraccin, o sea,

    desmontes y disfrutes.

    La minera de la plata es una buena muestra de lo anterior. As, en los yacimientos cercanos a

    Iquique (Santa Rosa, Huantajaya), las faenas se encuentran prcticamente paralizadas, al irse

    agotando los desmontes y no existir la mina preparada para reemplazarlos. Por otra parte, las

    fluctuaciones en el precio del metal hacen incierto el futuro y desalientan la inversin.

    En el caso del cobre hay varios proyectos en estudio, o en ejecucin que corresponden a la mediana

    o gran minera, es decir, implican inversiones cuantiosas. El nico proyecto en ejecucin

    actualmente es el de La Cascada, al cual ya nos referimos. De los estudios restantes, vale la pena

    mencionar Cerro Colorado, cerca de Mamia, a cargo de capitales canadienses; Quebrada Blanca,

    en manos (por ahora) de Enami; Collahuasi, por parte de la Shell.

  • 13

    Al nivel de la pequea minera, recientes estudios han llegado a concluir que en la provincia habra

    a lo menos- siete yacimientos que ofrecen buenas condiciones para entrar en produccin. Se trata

    de las minas Los Pericos, Hayde y Los Guanacos, en el Salar Grande; San Carlos y Rosa Amelia,

    en el rea de Santa Rosa y Huantajaya; San Oscar, en Huara; y Mejillones del Norte, en Junn.

    Los mismos estudios mencionan tambin la posible explotacin ventajosa de algunos yacimientos

    de oro, tales como las minas San Lorenzo (Junn), Vilta (Huara) y otras.

    El beneficio de los minerales de cobre y oro de estas minas sera posible a travs del

    establecimiento de poderes compradores y de la puesta en marcha de varias plantas ya existentes en

    puntos clave de la provincia, como podran ser Pozo Almonte, Huara o Patillos. Que ello se

    materialice depende, en gran medida, de que exista una poltica de gobierno orientada en tal

    sentido, lo que no ocurri durante los diecisis aos de rgimen militar.

    5. El quin es quin en la minera

    Llama poderosamente la atencin, cuando se estudia la estructura de la propiedad minera en la

    provincia, lo altamente concentrada que ella se encuentra. Eso es mucho ms acentuado, todava,

    en el caso de la minera metlica.

    Examinando en detalle el rol de concesiones mineras del Servicio Nacional de Geologa y Minas

    (Sernageomin, 1987), se aprecia que en nuestra provincia existen unos quince grupos mineros que

    acumulan en sus manos ms del 70% del total de las concesiones (el 85% en la minera metlica y

    el 56% en la no-metlica) A su vez, poseen el 85% de los yacimientos metlicos en explotacin y

    el 43% de los no-metlicos en actividad.

    La naturaleza de estos grupos es variada. Algunos corresponden a familias de la regin. Otros

    tienen fuertes nexos con algunos de los principales grupos econmicos nacionales. Tambin hay

    empresas estatales, de entre las pocas que han sobrevivido. Por ltimo, estn las infaltables

    empresas extranjeras. Pasemos ahora a ver quines son estos afortunados.

    Empezaremos por las empresas del Estado. Se trata de la Corporacin del Cobre (Codelco), la

    Empresa Nacional de Minera (Enami) y la Corporacin de Fomento a la Produccin (Corfo). De

    entre todas sus posesiones, la ms importante es Quebrada Blanca, de Enami.

    Los restantes son todos grupos privados. El autor ha usado su arbitraria (y no necesariamente

    original) imaginacin para nominar a cada grupo de acuerdo a alguna caracterstica considerada

    representativa de l, como podra ser el nombre de la familia, del accionista principal, del rea

    donde opera, etc. Para que nadie se sienta ofendido, vamos a listarlos por orden alfabtico.

    Grupo Errzuriz. No es difcil deducir que pertenece al grupo de empresas de nuestro conocido Fra

    Fra. Lo integran las compaas Cominor, Petromin (donde tambin participara Carlos Cardoen,

    otro de los que prosper en estos aos) y Cosayach, donde aparece asociado a capitales japoneses.

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    Gildemeister. De antigua tradicin minera en nuestra regin, tiene sus principales inversiones en el

    mineral de plata de Challacollo.

    Grupo Huantajaya. Bajo este nombre incluimos los capitales canadienses, encabezados por LAC,

    que se encuentran explorando la zona oriental del yacimiento de plata de Huantajaya.

    Merck. Posee algunos yacimientos en el sector de Negreiros y en la zona de Lagunas. Sus

    proyectos van por el lado del yodo principalmente.

    Grupo Papic. Es un tpico grupo local. Compromete a toda la familia (padre, hijos, nueras y yernos)

    y opera bajo un sinnmero de razones sociales: Minera Santa Rosa, Minera Rosa Amelia, Sociedad

    Salitrera Renacer, etc. Posee el 18% del total de concesiones en la provincia y, sin embargo, las

    mantiene inactivas. Lo que ocurre es que no cuenta con el capital de explotacin y en los bancos no

    lo quieren ni ver, por la enorme deuda acumulada. Por eso, atesora minas a la espera de que

    aparezca algn socio capitalista interesado en invertir o comprarle.

    Grupo Perich. Tambin juega de local. Aparece ligado como actividad principal- a la Minera

    Santa Elena, de Huantajaya.

    Promel. Perteneciente a don Marcos Beovic, es el principal grupo regional en la minera metlica.

    Su centro de operaciones estuvo en Arica y Parinacota, hasta que le vendi Choquelimpe a la Shell.

    Ahora traslad su inters a Huara, donde proyecta trasladar su planta de beneficio de cobre desde

    Arica.

    Pudahuel. La Soc. Minera Pudahuel est asociada al grupo Larran y ac opera como Soc. Minera

    La Cascada, en la mina del mismo nombre. Actualmente, realiza exploraciones en otros puntos de

    la provincia y participa en Quebrada Blanca.

    Grupo Punta de Lobos. Rene a las empresas que controlan monoplicamente el mercado nacional

    de la sal, explotando los yacimientos del Salar Grande. La ms conocida es Sociedad Super Sal

    Lobos.

    Grupo San Enrique. Tiene su rea de operaciones en Copaquire quebrada de Huatacondo- con

    varios yacimientos de cobre, el mejor de los cuales es justamente el de San Enrique.

    Shell. Su principal inversin, usted lo sabe, est en Choquelimpe, provincia de Parinacota. En

    Iquique, su actividad se concentra en Collahuasi, a travs de las compaas Doa Ins, Vilacollo,

    Superior Oil y otra.

    Soquimich. Como se recordar, la estatal Soquimich fue privatizada y adquirida (en ventajosas

    condiciones) por varios de sus ejecutivos, encabezados por Julio Ponce Lerou, el yerno de don

    Augusto. Eso debe ser lo llaman capitalismo popular, seguramente. La ahora empresa privada

    continu disfrutando, sin embargo, de una serie de granjeras que le permitieron reclamar derechos

    sobre importantes pertenencias salitreras en nuestra provincia. Algunas de ellas estn actualmente

    en disputa con Cosayach (pampas Pissis Nebraska y Perdiz). Hasta la fecha no pasa nada con la

    famosa reactivacin salitrera, ni siquiera en Soronal, donde anunciaron inicio de faenas hace ya

    bastante tiempo.

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    Este recuento no podra dejar de mencionar, al menos, al ms de un centenar de pequeos y

    medianos mineros de la provincia que no tienen capital, que estn agobiados por deudas de arrastre

    y, en muchos casos, sin capacidad para soportar largos perodos de inactividad o de bajos precios

    de los minerales. Por todo eso, sus minas permanecen cerradas y han debido buscar otra forma de

    ganarse la vida. Es hora ya de que alguien se acuerde de ellos, para que tambin puedan cantar ms

    adelante el gana la gente....

    6. Agua que no has de beber...

    La escasez del recurso agua a escala regional no es un secreto para nadie y representa un serio

    obstculo para el desarrollo de las actividades productivas, ya sean stas agrcolas, mineras o

    industriales.

    Escasez, por una parte, y alta demanda por otra- han generado como resultado una ardua y

    desigual competencia entre los distintos interesados en disponer del lquido elemento para

    desarrollar su actividad. Dadas las caractersticas del nuevo cdigo de aguas aprobado durante el

    rgimen del Capitn General, a nadie puede extraar que la peor parte en esta disputa la hayan

    sacado, claro est, el ecosistema andino y sus pobladores originarios, las comunidades aymaras.

    Hasta la fecha no existe opinin nica acerca del problema del agua, pero los estudios ms serios

    tienden a coincidir en que las aguas de la Pampa del Tamarugal estn siendo explotadas a un ritmo

    superior a su capacidad de recuperacin. O sea, como suele ocurrir en otros aspectos de la vida,

    estaramos gastando ms de lo que recibimos.

    Si bien no se han podido medir con precisin los flujos de recarga, las estimaciones arrojan como

    resultado promedio que el consumo no renovable en la pampa oscila entre los 500 y los 700 litros

    por segundo. Ello significa que las reservas en la pampa, calculadas entre 500 y 1.250 millones de

    metros cbicos en sus opciones ms conservadoras y ms optimistas, tenderan a agotarse en un

    lapso que va desde los 20 hasta los 60 aos, en el mejor de los casos, siempre y cuando el consumo

    se mantenga en los niveles actuales. Tngase en cuenta el consumo, en todo caso, que

    probablemente dentro de unos quince aos (mucho antes del agotamiento del recurso), el

    suministro de agua potable se podra ver seriamente afectado, por la contaminacin salina que sufre

    progresivamente el manto acufero a medida que se va consumiendo.

    An cuando en lo inmediato y a primera vista- la situacin no se ve dramtica, ella tiene

    connotaciones alarmantes en el futuro mediano. A tal punto es as que en el ltimo tiempo no se

    han seguido otorgando nuevos derechos sobre aguas subterrneas en la pampa, an a costa de

    entrabar proyectos mineros de cierta importancia como los del yodo en Negreiros, por parte de

    Merck, y de Sierras de Tarapac.

    En otros casos como el proyecto de Shell en Collahuasi- se pretende utilizar el agua de los salares

    altiplnicos de Michincha, Coposa y Alconcha, cuyas reservas y recargas les aseguran el suministro

    requerido por un perodo aproximado de 27 aos, lo que se corresponde con la duracin estimada

    del proyecto. Dicha empresa ya posee los derechos para el uso de esas aguas, pero cabe poner en

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    discusin el tema, pues quiz esos salares resulten ser la nica alternativa viable para el suministro

    de agua potable hacia Iquique ms adelante.

    De modo que ac sigue planteada la contradiccin: desarrollamos nuestra minera, pero no

    tomamos agua (la que podra ser reemplazada por cerveza, dirn algunos) ni tampoco nos baamos

    (asunto bastante ms grave, pero cuyos efectos se confundiran con los olores que emanan de las

    pesqueras).

    7. Qu hacer?

    La pregunta que ahora nos formulamos no tiene nada que ver, en este caso, con la famosa

    interrogante leninista. Por el momento, para nosotros se trata de esbozar algunas ideas

    fundamentales que una poltica minera debera tener en consideracin, teniendo en cuenta que

    nuestro malagradecido pueblo decidi, a pesar de todo, que era mejor vivir en democracia. Muy

    sintticamente, estas ideas consisten en:

    La necesidad de abordar seriamente el estudio y cuantificacin de los recursos mineros en

    la regin, as como la factibilidad de su explotacin.

    Una poltica de estmulo y capacitacin para los pequeos mineros, tendiente a formar este

    tipo de empresarios en la provincia y la regin.

    Una poltica tributaria y crediticia que fomente la inversin productiva en la minera. En

    otras palabras, que no se desvirte como mecanismo para saldar deudas de arrastre o para

    comprar minas sin intencin de hacerlas producir.

    Una poltica de asistencia tcnica a los pequeos productores de minerales no-metlicos,

    para desarrollar la industria qumica ligada a esos productos.

    Disear una poltica para la utilizacin racional del recurso hdrico, que parta por medir

    con precisin su disponibilidad e identifique las fuentes; que diferencie claramente entre

    los tipos de consumo (humano, agrcola, minero, industrial) y las respectivas fuentes; que

    promueva la bsqueda de alternativas como podran ser la desalinizacin de agua de mar,

    posible construccin de embalses en cuencas cordilleranas, etc.

    Slo nos cabe esperar ahora que el nuevo gobierno democrtico, expresin de tantas esperanzas

    contenidas por aos, sea capaz de dar efectiva respuesta a estos problemas. Ello ser posible sin

    duda- siempre y cuando se convoque a todos los sectores interesados para, en conjunto, estudiar las

    soluciones ms adecuadas. Para eso precisamente, para buscar entre todos las soluciones, es que

    estamos reconstruyendo la democracia, no piensa usted lo mismo?.

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    BIBLIOGRAFA

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    s/a Chile en el siglo XX. Primera edicin. Editorial Emisin.

    Centro Profesional de Asesora y Asistencia Tcnica (CEPAAT).

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