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Año 3 - Número 19

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El 20 de marzo de este año, los vecinosde un pueblo del Chaco santafecinopersiguieron a un hombre rabioso queen pos de descargar su escopeta con-tra su mujer, mató de un tiro a un peónque cruzaba delante de él. Los vecinos,armados, lo rastrearon en el montecomo una fiera, hallándolo por fin trepa-do en un árbol, con su escopeta aún, yaullando de un modo horrible. Viéronseen la necesidad de matarlo de un tiro.

“Marzo 9 - Confío en que mañana denoche concluya, con la cuarentena, estahistoria que mantiene fijos en mí los ojosde mi mujer y de mi madre, como si bus-caran en mi expresión el primer indiciode enfermedad.

Marzo 10 - ¡Por fin! Espero que de aquíen adelante podré vivir como un hombrecualquiera, que no tiene suspendidasobre su cabeza coronas de muerte. Yahan pasado los famosos cuarenta días, yla ansiedad, la manía de persecucionesy los horribles gritos que esperaban demí pasaron también para siempre.Mi mujer y mi madre han festejado el

fausto acontecimiento de un modo parti-cular: contándome, punto por punto,todos los terrores que han sufrido sinhacérmelo ver. El más insignificante des-gano mío las sumía en mortal angustia:¡Es la rabia que comienza! -gemían. Sialguna mañana me levanté tarde, duran-te horas no vivieron, esperando otro sín-toma. La fastidiosa infección en un dedoque me tuvo tres días febril e impaciente,fue para ellas una absoluta prueba de larabia que comenzaba, de donde suconsternación, más angustiosa por furti-va.Y así, el menor cambio de humor, el másleve abatimiento, provocáronles, durantecuarenta días, otras tantas horas deinquietud.No obstante esas confesiones retrospec-tivas, desagradables siempre para elque ha vivido engañado, aun con la másarcangélica buena voluntad, con todome he reído buenamente. -¡Ah, mi hijo!¡No puedes figurarte lo horrible que espara una madre el pensamiento de quesu hijo pueda estar rabioso! Cualquierotra cosa... ¡pero rabioso, rabioso! ...Mi mujer, aunque más sensata, ha diva-

El perro rabiosoEl protagonista del cuento ha sido mordido por un perrorabioso, por una cuestión de espacio no pude publicar

esta fabuloso primera parte. Sepan disculpar y disfruten.

(Fragmento del cuento de Horacio Quiroga)

gado también bastante más de lo queconfiesa. ¡Pero ya se acabó, por suerte!Esta situación de mártir, de bebé vigiladosegundo a segundo contra tal disparata-da amenaza de muerte, no es seductora,a pesar de todo. ¡Por fin, de nuevo!Viviremos en paz, y ojalá que mañana opasado no amanezca con dolor de cabe-za, para resurrección de las locuras.Hubiera querido estar absolutamentetranquilo, pero es imposible. No hay yamás, creo, posibilidad de que esto con-cluya. Miradas de soslayo todo el día,cuchicheos incesantes, que cesan degolpe en cuanto oyen mis pasos, un cris-pante espionaje de mi expresión cuandoestamos en la mesa, todo esto se vahaciendo intolerable. -¡Pero qué tienen,por favor! -acabo de decirles. -¿Me hallanalgo anormal, no estoy exactamentecomo siempre? ¡Ya es un poco cansado-ra esta historia del perro rabioso! -¡PeroFederico! -me han respondido, mirándo-

me con sorpresa. ¡Si no te decimos nada,ni nos hemos acordado de eso!¡Y no hacen, sin embargo, otra cosa, otraque espiarme noche y día, día y noche, aver si la estúpida rabia de su perro se hainfiltrado en mí!

Marzo 18 - Hace tres días que vivocomo debería y desearía hacerlo toda lavida. ¡Me han dejado en paz, por fin, porfin, por fin!

Marzo 19 - ¡Otra vez! ¡Otra vez hancomenzado! Ya no me quitan los ojos deencima, como si sucediera lo que pare-cen desear: que esté rabioso. ¡Cómo esposible tanta estupidez en dos personassensatas! Ahora no disimulan más, yhablan precipitadamente en voz alta demí; pero, no sé por qué, no puedo enten-der una palabra. En cuanto llego cesande golpe, y apenas me alejo un pasorecomienza el vertiginoso parloteo. No he

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5podido contenerme y me he vuelto conrabia: -¡Pero hablen, hablen delante, quees menos cobarde!No he querido oír lo que han dicho y mehe ido. ¡Ya no es vida la que llevo!8 p.m. - ¡Quieren irse! ¡Quieren que nosvayamos! ¡Ah, yo sé por qué quierendejarme!...

Marzo 20. (6 a.m.).¡Aullidos, aullidos! ¡Toda la noche no heoído más que aullidos! ¡He pasado todala noche despertándome a cada momen-to! ¡Perros, nada más que perros ha habi-do anoche alrededor de casa! ¡Y mi mujery mi madre han fingido el más plácidosueño, para que yo solo absorbiera porlos ojos los aullidos de todos los perrosque me miraban!...7 a.m. - ¡No hay más que víboras! ¡Micasa está llena de víboras! ¡Al lavarmehabía tres enroscadas en la palangana!¡En el forro del saco había muchas! ¡Yhay más! ¡Hay otras cosas! ¡Mi mujer meha llenado la casa de víboras! ¡Ha traídoenormes arañas peludas que me persi-guen! ¡Ahora comprendo por qué meespiaba día y noche! ¡Ahora comprendotodo! ¡Quería irse por eso!7,15 a.m. - ¡El patio está lleno de víbo-ras! ¡No puedo dar un paso! ¡No, no!...Socorro! ...¡Mi mujer se va corriendo! ¡Mi madre seva! ¡Me han asesinado!... ¡Ah, la escope-ta!... ¡Maldición! ¡Está cargada con muni-

ción! Pero no importa... ¡Qué grito hadado! Le erré... ¡Otra vez las víboras!¡Allí, allí hay una enorme!... ¡Ay! ¡¡Socorro,socorro!! ¡Todos me quieren matar! ¡Lashan mandado contra mí, todas! ¡El monteestá lleno de arañas! ¡Me han seguidodesde casa!... Ahí viene otro asesino...¡Las trae en la mano! ¡Viene echandovíboras en el suelo! ¡Viene sacando víbo-ras de la boca y las echa en el suelo con-tra mí! ¡Ah! pero ése no vivirá mucho...¡Le pegué! ¡Murió con todas las víbo-ras!... ¡Las arañas! ¡Ay! ¡¡Socorro!!¡Ahí vienen, vienen todos!... ¡Me buscan,me buscan!... ¡Han lanzado contra mí unmillón de víboras! ¡Todos las ponen en elsuelo! ¡Y yo no tango más cartuchos!... ¡Mehan visto!... Uno me está apuntando...”

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Me opongo a la caudectomía. Por un lado, reduce las

comunicaciones de los caninos (Señalde dominancia, de rendición, de

alegría, etc.); y por otro, alprivar de cobertura

a los genitalesfemeninos y al

ano de machos yhembras, los expone a

las moscas (gusanera yenfermedades). Priva

del "timón" compensatorioen los giros, para no caer, reduciendo

así la capacidad motriz de muchasrazas. Los "muy humanistas" ingleses,que no co tan orejas, hacen rabones asus perros. Yo veo las cosas al revés.

Lerena de la SernaEthólogo - Estracto del libro

¿Qué no es un perro?

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Chow ChowGANADOR

de la votaciónmes de junio

EL ANTEPASADO DEL CHOW-CHOW, CONSIDERADO COMO «UNO DELOS MÁS DIRECTOS DESCENDIENTES DEL PERRO DE LAS LAS CAVER-NAS», FUE ACOMPAÑANTE DE LOS EMPERADORES MANCHUES Y DE LAARISTOCRACIA CHINA.

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Para comprender el comportamiento deuna raza es importante conocer sus

funciones a lo largo de la historia. Elchow-chow, que hoy es un perro de com-pañía y que en el siglo XIX se criaba enChina solo por su piel y su carne, antesse había utilizado durante mucho tiempopara fines muy diferentes. Perro de guar-da de palacios y residencias señoriales,también era cazador (particularmenteapreciado para la caza de la cibelina enAsia septentrional). Los japoneses que,por fortuna, han salvado algunas razasemparentadas con el chow-chow indicanque estos perros eran esencialmenteperros de caza, capaces de rastrear yacosar grandes venados. Algunos chowsactuales todavía mostrarían ocasional-mente un atavismo real de cazador... ¿Era perro de trineo? Dhers lo pone enduda: «se le ha considerado perro de tiro;si se trata de atelajes de fantasía, es

correcto, pero si se piensa en un verda-dero servicio de tiro, en un trabajo efecti-vo, me parece dudoso no solo porqueeste perro no tiene velocidad sino sobretodo por sus corvejones rectos y a menu-do girados que lo hacen poco indicadopara la tracción». Mery defiende una opi-nión completamente contraria; según afir-ma, «numerosos chows atelados trans-portaban dos veces por año las humildesmercancias de algún porteador lejanodesde las fronteras nevadas deManchuria hasta las grandes aglomera-ciones…» . Por su parte, P. Etienne asegura que lamorfología del chow le permite tirar de tri-neos: «la particular conformación de suscuartos traseros, sus delanteros masivos(cabeza, cuello, hombros), que pesan enel arnes, lo hacen particularmente aptopara la tracción de trineos con unaacción potente sin sacudidas. Hay prue-

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bas recientes realizadas con éxito enBerlin y por criadores suecos». Sea lo que fuere, la vocación actual delchow chow no es la de ser una «locomo-tora en la nieve» sino perro de compañíay guarda. Para quiendude de esta última apti-tud, bastará recordarle sudesconfianza atávica,indiscutible valor y estoi-cismo frente al dolor. Paradisuadir al intruso, sutamaño mediano se com-pensa con su volumen (no se podría con-fundir con un perro pequeño) y, aunqueno ladre, no por ello son menos significa-tivos y dignos de tomarse en cuenta susavisos... Lo que le hace tan apasionante y atracti-vo no es tanto su utilidad para tal o cualmisión como su personalidad fuera de locomún. A veces se oye decir que esteperro con aspecto de león parece haber-

se convertido en un plácido osito. Es ver-dad que el hombre ha modificado suaspecto pero no ha conseguido influir ensu temperamento. El chow conserva unaseguridad y una dignidad completamen-

te leoninas. Sigue tenien-do ese aire asiático, deimpasibilidad y falsa indi-ferencia; su capacidad deafecto, muy real y profun-da, apenas la manifiesta.Su gusto por la indepen-dencia es muy acusado.

Generalmente muy tranquilo, no por ellodeja de ser capaz de reacciones muyvivas, y sus reflejos pueden ser muy rápi-dos llegado el caso. Claro que el chow noestá hecho para dueños que reclamendesbordantes manifestaciones de ternurani para los que quieran saciar una nece-sidad maníaca de autoritarismo; este esun perro que no se puede manejar asícomo así, ni es aconsejable que lo tenga

En China la lengua azulde este perro, era un cri-terio de comestibilidad...Lo que refuerza que el

término “chow” en canto-nés signifique alimento.

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alguien de poco carácterporque lo llevaría por elcamino de la amargura.Pero ese temperamentoindependiente, distante yaltanero es precisamentelo que le hace parecerseal león, al gato y al oso,cuyo temperamento lesparece tan fascinante amuchos. El físico bona-chón del chow no tienenada que ver con sucarácter; antes de obe-decer se lo piensa; no sepuede ser brusco con elni muchos menos brutal,pues no es perro queperdone este tipo defallos. Lo que no signifi-ca, desde luego, que se haya de teneruna actitud contemplativa ante su naturalrebeldía... Por el contrario, habrá que

educarlo precózmentedesde que tenga tresmeses (incluso antes si esposible) con suavidad,comprensión y pacienciapero siempre con firmeza.Su viva inteligencia y suasombrosa memoria lepermiten asimilar fácil-mente las ordenes paraque acuda y se tumbe, esdecir, las ordenes básicasque ha de comprender yrespetar cualquier repre-sentante de la especiecanina.Con este perro hay quejugar ante todo la carta dela confianza. Por ejemplo,acostumbrarse muy pron-

to a cepillarle regularmente el pelo -mucho antes de que alcance todo suesplendor- puede favorecer relaciones de

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A tal perro tal dueño. Su com-portamiento tan particular es elque mejor se puede adaptar adueños con una personalidadfuera de lo común, y tan comple-ja como la de Sigmund Freud,(el padre del psicoanálisis), cuyoperro favorito era un chow.

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complicidad que no son incompatiblescon una personalidad fuertemente mar-cada, pues un chow nunca se mostraráservil; se entregará poco a poco, perototalmente hasta el punto deque le será difícil separarsede su dueño. Vivir con un chow a lo largode diez años es una expe-riencia que no se olvidafácilmente y muy pocos due-ños de chows cambian deraza. A los que quieranentrar en el mundo chowcabría recomendarles queempezaran adquiriendo una hembra,mas afectuosa y obediente. Esta elecciónparece ser la mejor cuando se tiene niñosen casa pues la chow-chow se entende-rá perfectamente con ellos a condiciónde que no la tomen por un peluche.Mientras que al macho no le gusta espe-cialmente jugar (le desagradan los albo-

rotos y los gritos), la hembra sabe mos-trarse maternal. El chow suele manifestaruna soberbia indiferencia por sus congé-neres, los cuales, por su parte, tampoco

lo encuentran muy simpáti-co y a veces les gustahacérselo ver, en cuyo casopuede haber pelea pues elchow no es de los que seechan atras. En lo relativo alcolor del pelaje, el posiblecomprador puede escogerentre seis colores mas omenos extendidos: el leona-do, el negro, el rojo, el azul,

el crema y el blanco que es escasísimo. En cuanto a los detalles prácticos de lavida cotidiana, el chow dormirá perfecta-mente en el suelo enlosado de la cocinao del cuarto de baño. En los paseos no serecomienda que lleve arnes, aunque ellosea muy frecuente, porque puede origi-narle defectos en los hombros.

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Se ha dicho con todarazón que «es el perrode quienes no sopor-

tan las conquistasfáciles», y, como ha

dicho el doctor F.Mery, «si alguien quie-

re un perro que nocoja un chow-chow»

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El chow le sirvió aLorenz, quien no teníapelos en la lengua, paracriticar la cría de perrosde raza y las modas cani-nas: «Tengo una malaopinión sobre la críamoderna, obsesionadacomo está por la estéti-ca, y que para nada tiene en cuenta lainteligencia. La cuestión resulta todavíamás grave cuando la modo se pone adictar imperativamente que aspectodebe tener, o no tener, el perro. El chow-chow, es un notable ejemplo de todo ello.En los años veinte, los chow eran perroscompletamente naturales, todavía muycerca de su forma salvaje, hocicos pun-tiagudos, ojos mongoles, orejas estre-chas y afiladas. Pero desde que la críamoderna se ocupó de ellos se han con-vertido en animales con aspecto de ositosobrealimentado, de hocico más ancho y

corto, como el del mas-tín, la compresión de lamáscara les ha hechoperder a los ojos suaspecto rasgado y lasorejas casi han desapa-recido en la espesura delpelaje. En cuanto a suscualidades mentales,

estos extraños animales, que conserva-ban el recuerdo del estado salvaje, sehan vuelto tan imprevisibles como lososos de peluche». A través de su crítica radical y sin dudaalgo excesiva (que figura en el libroCuando el hombre encontró al perro),Lorenz ataca principalmente, a los cria-dores que se preocupan excesivamentede las características físicas de la razadejando de lado sus cualidades menta-les. En todo caso, el tono apasionado deLorenz es una demostración del excep-cional interés que tenía por el chow...

Konrad Lorenz recibió el Premio Nobelde Medicina en 1973 como reconoci-miento a su investigación en unaciencia cuyo alcance se está reve-lando siempre más ”La ethología”.Pero Lorenz no es sólo un gran cien-tífico: pocos libros han fascinado atantos lectores como las historias deanimales relatadas por él, que a lavez supieron aportar una luz sobredistintos problemas humanos.

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Estamos muy cerca de perder alcánido mas grande de Sudamérica”El aguará-guazú”Su nombre proviene del guaraní y significa zorro grande.El Aguará-guazú es un animal solitario, salvo en laépoca de reproducción cuando anda en pareja. Esmonógamo y defiende un territorio de aproximada-mente 25 km2 que limita con sus deposiciones. (Dietz,1980).Este animal tan particular, ante situaciones de peligroo frente a otros individuos de su especie, eriza lospelos de la crin dando la impresión de que el animales mucho más grande. Las patas están adaptadas para permitirle extendersu visión por encima de la vegetación herbácea, soncomo lo vemos en la foto muy largas. Sus grandes orejas sirven como radiadores para disi-par el calor y para detectar, junto con el muy desarro-

En peligro de Extinción

Un ejemplar de este mag-nifico animal, podemosencontrarlo en el zoo deBuenos Aires

14

1515llado sentido del olfato, los pequeñosmamíferos, aves, lagartos y ranas queforman parte de su dieta. También con-sumen en buena cantidad hierbas y fru-tos.Su andar desgarbado, debido a queavanza con la mano y la pata del mismolado (paso amblar) llevando la cabezagacha, sus hábitos crepusculares y noc-turnos y la costumbre de comunicarseentre individuos profiriendo un grito roncoy de amplio alcance, le han dado unaindeseable fama de lobisón que ha con-tribuido a su persecución y enrarecimien-to. También se lo ha cazado por acusár-selo infundadamente de alimentarse delganado, cuando tan sólo preda algunaque otra ave de corral en forma aislada ymuy esporádica, ya que es un animal tími-do y huye de las cercanías del hombre.Otro motivo de captura, al menos durantela época colonial, fue el empleo de sucuero entre la población criolla para

hacer cojinetes o sobrepuestos de mon-tura. Era creencia que la piel prevenía ycuraba las hemorroides, una dolenciaparticularmente molesta para quienes setrasladan frecuentemente a caballo.(Palermo, 1989).Pero sin lugar a discusión, la principalcausa de su declinación numérica hasido, y sigue siendo, la pérdida de hábi-tat, ya sea por el avance de la fronteraagropecuaria o por las obras humanas degran impacto, causa de desaparición delas lagunas de Guanacache en Mendozay San Juan y de nuestros bañados delAtuel por ejemplo, ambos lugares dondela especie antaño habitó.Para este tipo de amenaza la única defen-sa posible es un sistema de áreas prote-gidas eficaz y funcional donde esta espe-cie pueda desarrollarse. Se que actualmente existen proyectosabocados a su preservación. ¡Ojalá quetengan éxito!.

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VanidadCuenta una tradición oriental que un mandarín amaba

enormemente a su gato, y como estaba tan orgullosode él, quiso darle un nombre digno de belleza, y lo llamóCielo.Pero un amigo le dijo un día: Permitidme que os haga recor-dar que hay una cosa mas poderosa que el cielo, y son lasnubes, puesto que las nubes pueden ocultar el cielo. Tiene usted razón, contestó el mandarín, en adelante lo lla-maré nube.Poco después llegó otro mandarín de visita a quien la pala-bra nube le parecía poco digna de un animal tan extraordi-nario.¡Cómo!, exclamó, ¿Lo llama nube, simplemente? Hay unacosa mas fuerte que las nubes: el viento que las deshace.Desde ese día el gato comenzó a llamarse viento. Pero a lasemana llegó el alcalde del pueblo.Viento, dijo, no parece un nombre digno de los méritos deeste animal. Un viento encuentra fácilmente quien lo domi-ne. Un muro lo puede parar.En efecto, respondió el mandarín, desde hoy su nombreserá muro.Poco después, un estudiante que trabajaba en el palacio delmandarín hizo notar respetuosamente a su señor que hay unser capaz de vencer un muro: la rata, que lo perfora.Es cierto, dijo el mandarín, lo llamaré rata.Entonces llegó el hijo del jardinero. ¡Rata!, exclamó riendo, pero hay algo mas poderoso que larata: el gato que la atrapa y la come.Desde entonces, el extraordinario gato del mandarín reci-bió un nombre que reflejaba exactamente sus grandesméritos y su belleza sin par: GATO.

El nombre sirve paradistinguir la esencia.

Platón

(o un Mandar�n m�s perdido

que perro en bote)

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2222Doctor un perro me mordió un dedo. - ¿Y lo ha desinfectado? - No pude, salió corriendo.

Una señora llega a confesarse y le dice al cura:- Padre tengo un problema, me regalaron dos periquitasmuy bonitas, pero no paran de repetir: "¡Hola! somosprostitutas ¿quieres divertirte un ratito?"- Eso es muy desagradable hija mía, te propongo unacosa, yo tengo un par de periquitos a los que he ense-ñado a leer la Biblia y a rezar, tráeme las periquitas y laspondré en la misma jaula para que les enseñen a rezar.La señora, encantada con la idea, lleva las periquitas yal llegar a casa del cura ve a los periquitos muy con-centrados rezando el rosario. Mete a las periquitas en lajaula y nada más entrar dicen:- ¡Hola! somos prostitutas, ¿quieres divertirte un ratito?A lo cual uno de los periquitos del cura contesta:- Hermano, ¡guarda los rosarios que nuestras oracioneshan sido escuchadas!

Dos gorilas entran en unbar y el camarero les dice: -Lo siento, no tengo habita-ciones libres, pero si quierenpueden pasar la noche en elgranero con mi hija dedieciocho años. Entoncesun gorila le dice al otro: -Jo, tío, que suerte, noshemos equivocado dechiste!

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Menage a trois (asunto de tres)Napoleón, que hizo temblar a Europa, tuvo dos ocasiones de cruzarseen su camino con un carlino. Y en ninguna de ellas salió bien parado,acá por cuestión de espacio, sólo vamos a contar la primera. AI carlino de Josephine de Beauharnais, Ilamado Fortune, no le caía bienBonaparte y constantemente impedía que este pudiera entrar en el dormi-torio de su dueña. El que un día se convertiría en dueño de Europa con-taba que el perro «estaba en posesión de la cama de su señora cuan-do me casé con ella. Quise hacerlo bajar, pero todo fue inútil. Se medijo que tendría que dormir en otro lugar si no quería compartir lacama con él; lo cual me contrarió bastante. Pero no tenía masremedio que aguantarme o irme. Me aguanté. El favorito fue menoscondescendiente que yo; la prueba la tengo en esta pierna". De estaanécdota deduce Andre Castelot que el destino de Napoleón quizáhubiera cambiado si sus amores con Josephine no se hubieran vistocontrariados... o la mordida hubiera sido en otro lado.

Casi me muerde acá "

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