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Venerables hermanos y queridos hijos: 1. En el cuadragésimo aniversario de publicada la egregia encíclica Rerum novarum, debida a León XIII, de feliz recordación, todo el orbe católico se siente conmovido por tan grato recuerdo y se dispone a conmemorar dicha carta con la solemnidad que se merece. 2. Y con razón, ya que, aun cuando a este insigne documento de pastoral solicitud le habían preparado el camino, en cierto modo, las encíclicas de este mismo predecesor nuestro sobre el fundamento de la sociedad humana, que es la familia, y el venerando sacramento del matrimonio (Enc. Arcanum, 10 de febrero de 1880), sobre el origen del poder civil (Enc. Diuturnum, 29 de junio de 1881) y sus relaciones con la Iglesia (Enc. Immortale Dei, 1 de noviembre de 1885), sobre los principales deberes de los ciudadanos cristianos (Enc. Sapientiae christianae, 10 de enero de 1890), contra los errores de los «socialistas» (Enc. Quod apostolici muneris, 28 de diciembre de 1878) y la funesta doctrina sobre la libertad humana ((Enc. Libertas, 20 de junio de 1888), y otras de este mismo orden, que habían expresado ampliamente el pensamiento de León XIII, la encíclica Rerum novarum tiene de peculiar entre todas las demás el haber dado al género humano, en el momento de máxima oportunidad e incluso de necesidad, normas las más seguras para resolver adecuadamente ese difícil problema de humana convivencia que se conoce bajo el nombre de «cuestión social». Ocasión 3. Pues, a finales del siglo XIX, el planteamiento de un nuevo sistema económico y el desarrollo de la industria habían llegado en la mayor parte de las naciones al punto de que se viera a la sociedad humana cada vez más dividida en dos clases: una, ciertamente poco numerosa, que disfrutaba de casi la totalidad de los bienes que tan copiosamente proporcionaban los inventos modernos, mientras la otra, integrada por la ingente multitud de los trabajadores, oprimida por angustiosa miseria, pugnaba en vano por liberarse del agobio en que vivía. 4. Soportaban fácilmente la situación, desde luego, quienes, abundando en riquezas, juzgaban que una tal situación venía impuesta por leyes necesarias de la economía y pretendían, por lo mismo, que todo afán por aliviar las miserias debía confiarse exclusivamente a la caridad, cual si la caridad estuviera en el deber de encubrir una violación de la justicia, no sólo tolerada, sino incluso sancionada a veces por los legisladores. Los obreros, en cambio, afligidos por una más

Año Cuarenta Parcial

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Venerables hermanos y queridos hijos: 1. En el cuadragsimo aniversario depublicada la egregia encclica Rerum novarum, debida a Len !""", de #eli$ recordacin, %odo el orbe ca%lico se sien%e conmovido por %an gra%o recuerdo y se dispone a conmemorar dicha car%a con la solemnidad que se merece. &. ' con ra$n, ya que, aun cuando a es%e insigne documen%o de pas%oral solici%ud le haban preparado el camino, en cier%o modo, las encclicas de es%e mismo predecesor nues%ro sobre el #undamen%o de la sociedad humana, que es la #amilia, y el venerando sacramen%o del ma%rimonio (Enc. )rcanum, 1* de #ebrero de 1++*,, sobre el origen del poder civil (Enc. -iu%urnum, &. de junio de 1++1, y sus relaciones con la "glesia (Enc. "mmor%ale -ei, 1 de noviembre de 1++/,, sobre los principales deberes de los ciudadanos cris%ianos (Enc. 0apien%iae chris%ianae, 1* de enero de 1+.*,, con%ra los errores de los 1socialis%as2 (Enc. 3uod apos%olici muneris, &+ de diciembre de 1+4+, y la #unes%a doc%rina sobre la liber%ad humana ((Enc. Liber%as, &* de junio de 1+++,, y o%ras de es%e mismo orden, que haban e5presado ampliamen%e el pensamien%o de Len !""", la encclicaRerum novarum %iene de peculiar en%re %odas las dem6s el haber dado al gnero humano, en el momen%o de m65ima opor%unidad e incluso de necesidad, normas las m6s seguras para resolver adecuadamen%e ese di#cilproblema de humana convivencia que se conoce bajo el nombre de 1cues%in social2. 7casin 8. 9ues, a :nales del siglo !"!, el plan%eamien%o de un nuevo sis%ema econmico y el desarrollo de la indus%ria haban llegado en la mayor par%e de las naciones al pun%o de que se viera a la sociedad humana cada ve$ m6s dividida en dos clases: una, cier%amen%e poco numerosa, que dis#ru%aba de casi la %o%alidad de los bienes que %an copiosamen%e proporcionaban los inven%os modernos, mien%ras la o%ra, in%egrada por la ingen%e mul%i%ud de los %rabajadores, oprimida por angus%iosa miseria, pugnaba en vano por liberarse del agobio en que viva. ;. 0opor%aban #6cilmen%e la si%uacin, desde luego, quienes, abundando en rique$as, ju$gaban que una %al si%uacin vena impues%a por leyes necesarias de la economa y pre%endan, por lo mismo, que %odo a#6n por aliviar las miserias deba con:arse e5clusivamen%e a la caridad, cual si la caridad es%uviera en el deber de encubrir una violacin de la jus%icia, no slo%olerada, sino incluso sancionada a veces por los legisladores. Los obreros, en cambio, a. =omen$ando por lo que hemos propues%o %ra%ar en primer %rmino, :eles al consejo de 0an )mbrosio, segEn el cual CningEn deber mayor que el agradecimien%oC, no podemos menos de dar las m6s #ervorosas gracias a -ios omnipo%en%e por los inmensos bene:cios que de laencclica Len !""" se han seguido para la "glesia y para la sociedad humana.Jene:cios que, de querer recordarlos siquiera super:cialmen%e, %endramos que repasar %oda la his%oria de las cues%iones sociales de es%os El%imos cuaren%a aBos. 9ueden, sin embargo, reducirse #6cilmen%e a %res pun%os principales, segEn los %res %ipos de ayuda que nues%ro predecesor deseaba para reali$ar su gran obra de res%au