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1 ANTIFONARIO PARA UNA LLUVIA DE CRISTALES ASTOR BRIME (Generoso García Castrillo, C.Ss.R.) Lema: ACQUA-VERGINE

ANTIFONARIO PARA UNA LLUVIA DE CRISTALES · la noche en que el insomnio se hace eterno. 9 ... el olvido perdió en los hontanares. 10 ... filtra el tiempo por todas las arterias,

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1

ANTIFONARIO

PARA

UNA LLUVIA

DE

CRISTALES

ASTOR BRIME (Generoso García Castrillo, C.Ss.R.)

Lema: ACQUA-VERGINE

2

Por el centro del agua pasan todas las rutas de la luz

Rafael Guillén

...mirar el agua con más advertencias

que otras cosas, porque en ella hay

hartos secretos

Santa Teresa de Jesús

Oh cristalina fuente,

si en esos tus semblantes plateados

formases de repente

los ojos deseados,

que tengo en mis entrañas dibujados!

San Juan de la Cruz

3

RITUAL

Abierto está el ritual.

En la menoria,

si el murmurio en el eco, encandece

rebrillos de cristal.

Está el espejo

conel canto en la luz para la fuente.

Y un ángel en los ojos, un ángel

para manar auroras. Lavarán

en perlas mañaneras la andadura

gastada.

Balanceándose los pájaros

en las ramas atónitas, que esperan

la huida de las sombras, harán dúos

al trino sonoroso del venero.

Buscan nombres las cosas.

Oh, la albura,

el ave del Jordán.

Quedará el mundo

atento a responder a las llamadas.

4

ANTÍFONA 1ª

Mi corazón, mi niño mirimbao

en el alba asustada de la rosa.

El vate venusino

ha abierto una ventana en la alborada,

que mana claridad.

Me miro en la tersura de la hora

pura del desperezo,

e igual que el cabritillo en la Bandusia

la urgencia el retozo siente,

marcho

a lidiar una lluvia de cristales.

5

BÚSQUEDA

No se aquieta la yedra, sube y busca,

hurgando en las paredes con sus dedos,

curiosidad ignota.

No encontrada,

más arriba cimbrea sobre el aire

el tacto verdecido.

Igual andan

los dedos de mi mano sobre el agua.

Tiene la superficie tanta hondura

cuando copia el espejo, que mis ojos

no sé si están en mí o estoy en ellos.

Y me quiero coger para sentirme

el sol que me ilumino, en que me ofusco

con la nada que emerge desde el fondo.

¿Me voló una paloma en la mirada?

¿O es que vienen a mí los ruiseñores?

Por el agua, buscándome, soy eco.

6

ROCÍO

Alborece la luz y se sosiega

en la perla irisada. Balbucea

el labio de la tenue hierbecilla

temblores de rocío.

La mañana

goza la perfección.

Nada tan niño

como este despertar a la inocencia

del brillo inmaculado, diminuto,

para solaz de nanas al recuerdo

del vagido primero en una cuna.

7

PECERA

El pomo esferoidal represa en pulso

su mundo y cautiverio. Inútilmente

los ojos navegantes sueñan mares.

Las aletas reprochan el engaño

levemente al cristal. El cuentagiros

no agoniza en la noria repetida.

A lomos de los peces, los juguetes

inventaron los corros de inocencia

en la hora feliz de los recreos.

Los peces, como niños

en la concha rural, a la que el mar

ahuyentó del fragor de las ciudades.

Ojos sueñan lontanos horizontes.

8

NIEVE

Te eternizas.

Y tienes la blancura

en el alto penacho, que a las nubes

arrancó la caricia de edredones.

Y aún te queda el silencio para el hilo

filtrado al corazón. Late la tierra,

debajo de su pecho, la esperanza

de luz al manantial.

En el deslumbro,

que tremola banderas, oye el viento

la música del mundo, iluminada

por las notas acordes de los cielos.

Luz y música blancas.

Hasta fulge

la noche en que el insomnio se hace eterno.

9

HIELO

Lo dijo la traición.

Quedó la idolatría

detrás del corazón envilecido.

El filo del cuchillo cercenó

la estela de los versos enlazados

a las tardes de hablares y miradas.

El frío por el hilo del cuchillo

chirrió la carcajada, que en el cálculo

vestía de belleza a la mentira.

La mentira, e fiesta y con sombrero,

el olvido perdió en los hontanares.

10

ESTALACTITA

Nunca fue el desaliento

oficio para el rito de pasión

y e imagen torneada en la hermosura.

La presencia de ser en el instante,

al tesón de relojes se lo debe

en sed de perfección, y, ya lograda,

filtra el tiempo por todas las arterias,

que en ritmos vitalizan las corrientes

impulsoras de noches y de días.

Todo lo hace el silencio. La elocuencia

subterránea, que mide por milenios

lo que el hombre aprisiona entre segundos

de impaciencia en fragor. Abecedario,

que en la gota del agua,

transparente,

callada,

leyó la estalactita.

11

ANTÍFONA 2ª

Afán siempre en urgencia.

La certeza

no aquieta su pasión en la balanza

de las vacilaciones.

Porque existo,

perfeción de la imagen al espejo,

semejante a la rosa, que en el aire

puro del medio día, su belleza

solaza en certidumbre, pediría.

Que el silencio angustioso a las preguntas,

a través de los vidrios traspasara

dos sorbitos de luz para apagar

esta sed, que me quema por ser hombre.

12

CAMAFEO

La soledad varada en el jardín

palpita cadmio y flores.

Es la vida

ebullente en los pulsos de colores

donde el sol se recrea, y se abanica

con el caleidoscopio deslegado

por las luces que copian pavos reales.

Vericuetos miniados entre el césped

me convidan el paso hacia la sombra

donde el banco reposa su silencio.

Tengo que despojarme, reverente,

de las preocupaciones, al entrar

a este templo de música callada

en esta tarde azul. Mariposas

zigzagueantes, hormigas sendereadas

y el bordón con que el gozo del libar

sisean las abejas, me circundan,

ungiendo de amistad el sacramento

de hermanarme con luces y con rosas.

¡Quién al mármol le diera eternidad

para alardear la dicha! ¡Y este asombro,

que a mis ojos devuelve el camafeo

del estanque inerior, nido de nubes,

en el frescor del agua remansada.

13

FUENTE

Tiempo quieto.

La mesa, en que me acodo,

apresando en las sienes alas, dardos,

por los que su avidez los pensamientos

en busca de los ámbitos sin márgenes

vagar quieren, extiende, igual que el prado

su alfombra de verdor, bajo el que el agua

late en ansia de fuente, superficie,

en la que, boquiabiertos, expectantes,

lo mismo que asfodelos, hierbecillas,

margaritas y lirios ojerosos

en sus labios de sed, el diccionario,

dos libros de poemas, el bolígrafo

y una cuartilla virgen, ansían

el manantial de ritmos, que en metáforas

empape el caz por donde corra el verso.

El tiempo, boquiabierto ante el poema.

El poema en la fuente y en el prado.

¡A volar, pensamientos!

14

ARROYO

Por las prisas del salto

emerges del silencio,

y a cantar te autoincitas ditirambos

de perlas rumorosas.

Vas tirando

besos en las orillas a las flores.

Le basta al corazón el palpitante

ondular diminuto que te lleva.

Y para adornos te contentas

con el muaré sutil de anacreánticas.

Llorará Segismundo su tragedia

prometeica, envidiando

tu gracia retozona.

Los poetas

recogerán rebrillos y abalorios

en tus ojos de niño,

para darle al detalle

y a las cosas pequeñas

el sabor del encanto y la belleza.

Yo regreso al recuerdo y me recuesto

a tu vera a la sombra caída

en quietud de la tarde;

oigo tu endecha sonorosa y sueño.

15

RÍOS

Antes de que en Granada fuera el crimen,

azuzaron las ingles soliviantos

de frenesí. Dejó su ocultamiento

el agua que lloraba y ardió en llamas

incendiada por falos y por besos.

Antes de que el secreto deleitoso

al vate belmontino devolviera

la descansada vida, que la envidia

le robara, su voz potente el río,

a impulsos de su pecho, en el reproche

tronar hizo el fragor, que en sí ensayaba

para alzarlo en las olas de los mares.

Antes de dar el alma don Rodrigo

al que piadosamente se la diera,

las vidas eran ríos. Los espejos

pintaban el presente y el pasado

con vuelos de paloma sobre el agua,

que no dejan estelas en los ojos.

Antes -Oh, Parcas hilanderas-, antes

de que sobre el Jordán se abriera el cielo

para ungir de misterios a las aguas,

el eleata abrió el tumbo, y en sus pieles

doctoró la sapiencia el “

del vivir en los ríos de los hombres.

Antes de que el volumen a las sombras

su efímera apariencia recordara

el día de la luz, por las esferas.

lanzadas a las rutas fantasmales,

alguien, no sé su nombre, pero amaba,

decidió liberarme del olvido,

convirtiendo en corrientes la existencia.

Aún los ríos me suenan a universo.

16

CASCADA

Un río que se parte

al doblarse en cristales

del corazón sangrante.

Y se hunde la plomada de la pena

en la tumba sombrosa de la herida.

¿Dónde, dónde las loas de los árboles,

que palmeaban su gozo en las orillas?

Se olvidaron los besos de las llamas

que incendiaban de flores a las ondas.

Pueda ser que le quede a la existencia

sucesión de otras ondas, pero aquellas,

las que siempre pensaron ser eternas,

nunca iguales serán,

por mucho que el espejo

intente componer los vidrios rotos

en el puzle de la añorada amada.

17

NORIA

¿Merece la rutina

proseguir azuzando la esperanza,

después de las instancias de aldabones

sobre las puertas sordas de la dicha?

La estatua azulmarina, estereotipo

sobre el volante, al autobús en giro

para estampa de Sísifo, aguantando

los ojos verdes, rojos y amarillos,

con la burla del tiempo en la mirada,

vuelta a empezar la vuelta que termina

sobre el asfalto negro.

La mañana,

con su hora terrible, machacona,

y el índice marcándome el camino

de la oficina fosca, mercenaria,

donde la creación cede al dinero,

que te escupe la misma cantinela.

Ecos vivos de insomnios, la insistencia

recogen del cotillo, que marcaba

arcaduces cansinos, el eterno

beber a bocanadas, los respiros

ahogando.

“Es la vida”.

Aquel anciano,

colilla en comisura, capa negra,

sentencia doctoral, epifonaba:

Don Antonio Machado.

18

LLUVIA

Troceadme el corazón,

que quiero repartirlo

entre hambrientos de amor. A los rosales

les pediré sorbitos de belleza.

Vamos hasta los muros abrasados

por el sol del fracaso y la fatiga.

A saciar de esperanza

a los desheredados de ilusiones.

A gritarles estelas

hacia el gozo final de ser persona.

A enlazar con los vuelos

la libertad celeste de los pájaros

y el derecho sagrado de los hombres.

19

MAR

La música se pierde en lejanías

desertando de orillas. Tan intensa,

tan honda.

Insosegado el corazón,

en la rama inflamada de la llama,

absorto para el éxtasis, suspende

el vuelo prisionero del albatros

cautivo de la duda.

Finalmente,

el eco de sirenas le fascina

y, en búsqueda mayéutica,

alas bate por ámbitos ignotos

del misterio interior.

Un mar inmenso,

un mar sin ríos, soledad sonora,

con el que la persona al universo

intenta responder.

Y si las quillas

a hender la piel del agua se lanzaron,

sólo fueron juguetes de un ensayo

de la intensa pasión por lo imposible

de encontrar en un mar ensimismado,

inmenso y misterioso, las respuestas,

a que sólo la música marina

algo de la quietud sedar podría.

20

OLAS

Te sospecho oficiando en poseidónicas

ceremonias, un rito de evasiones

para librar tus noches de profundas

cadenas, que te aherrojan a las simas

donde el peso sepulta los cristales.

Tanto tiempo sin verte en las luciérnagas

de la nieve, sin voz en aquel cántico,

que deshilaba vidrios para el beso

del sol, que por sus venas descendía.

Volver quieres a ríos y a las nubes;

allí tienes la luz que te hizo pura.

Te lanzas a la orilla irguiendo crines

en la espuma bramante de las olas.

¿Desazón de prisión será o de envidia

de nuestra libertad para la dicha,

por añorar el mundo de los hombres?

21

ANTÍFONA 3ª

Hoy quisiera

desnudar las palabras;

dejarlas en la sola

vibración de la luz que me ilumina.

Palparlas en la fiel arquitectura,

que al rectángulo de oro hace perfecto.

Que el agua en la mirada

y la lumbre en el trazo

les den la resonancia para el ámbito,

que rehílan sus fuentes manadoras.

22

SED

Veloz por un instante de hermosura

el cervatillo bíblico desciende

desde el otero al río.

Toca el belfo

trémulo el agua mansa.

Corre

por debajo la piel el desflecado

frescor del hilo claro, y goza

mirándose en los ojos.

Igual viene,

y queda ente el poema, la insaciable

avidez que me lleva a la belleza.

23

DUCHA

Digo luz

y se encienden

todas las amapolas.

Un chorro de fonemas

me deja terso

el verso.

Es domingo.

Domingo siempre

si el poema

quiere vestir de calle.

24

Noche castellana,

la canción se dice,

o mejor, se calla.

A. Machado

25

LA CARTA

Carita de plata;

reía el espejo

porque el medio día

le dio un limonero.

Corte palmas, madre,

y que ondule el viento.

Al brocal del pozo

se asomó un lucero;

como era de día

pintó azul el cielo.

Amapolas, madre,

me cuelgan del pelo.

Nubes nacaradas

llovían sus besos.

Con la cruz de flores

se marchó el cartero.

Las sábanas, madre;

compre el sonajero.

El abecedario

cantaba sus pétalos;

todos los relojes

marcaban silencios.

En el rosal, madre,

florecen jilgueros.

26

BENDICIÓN

Cuando llueva

abrid las ventanas.

Por el alba, tres palomas.

Se despierta la mañana.

En los cristales

se está lavando la plata.

Abrid las ventanas.

Tiradle las caracolas

al agua.

Abrid la ventanas.

27

CÁNTICO

Un ruiseñor

teje en el aire

cielo.

Fontiveros.

Una paloma

pinta en la luz

agua.

Ávila.

Ávila y Fontiveros,

cielo.

Fontiveros y Ávila,

agua.

28

AMISTAD

Con el río.

Con el río,

con el brazo al hombro,

por ser mi amigo.

Con el brazo al hombro

al hombre claro

me doy y tomo.

Por se mi amigo,

con el brazo al hombro

voy con el río.

29

“SAUDADE”

A la mar se fue.

Ni rosa, ni lirio,

ni luna, ni miel.

A la mar se fue.

Ni alba, ni noche,

ni cinco, ni diez.

A la mar se fue.

Ni Resurrección,

ni Pentecostés.

A la mar se fue.

30

DESPEDIDA

Tenía los ojos

en el agua.

El sauce

decía al río:

Llévame a la mar,

que tengo frío.

El balcón

vio cómo la calle

llevaba la pena

camino de nadie.

Tenía los ojos

en el agua.

Agua de los ojos,

agua amarga.

31

ACEITUNEROS

Los olivos

están llorando

de frío.

Va la tierra

llevando a hombros

la pena.

¿Por qué cantan

mañana y tarde,

si sangran?

Rosicler cubre horizontes,

perfilando crucifijos.

En los valles y en los montes

lloran los olivos fijos,

y la tierra,

la tierra voraz en guerra,

abre sombras a sus hijos.

32

OTOÑO

El río

me dio en su espejo

mi amor crecido.

El agua,

tirando peces,

me dibujaba.

Le largo

espejo y peces

al mar amargo.

La tarde

le tiró al río

su sol cobarde.

La noche

clavó en el agua

negro reproche.

Por el río brilla el agua

los peces, por el espejo;

la tarde llora en la noche

mi bosquejo.

33

¿QUIÉN?

Un cisne blanco

por el lago verde

va interrogando.

¿Dónde la pena?

¿Llora en el cielo

la luna llena?

El cisne verde

por el lago blanco

brilla y se pierde.

¿Fue por el río

espejando cielo

al invierno frío?

Un cisne,

un lago,

un río,

un cielo.

Cuanto más me miro,

más me pierdo.

34

LAVABO

Antes de que sea tarde, hay que clamar

que la calle es de todos. Pero lleva

la contaminación en sus miasmas

y el polvo rebelado.

Abrimos cerraduras, nos alargan

las manos amistosas y los besos,

sin saber si tocaron rosas o

labios en que el carmín burló la fiebre

del porro o la heroína.

Aunque domingo,

entro en el tocador para el aseo.

Voy a lavar mis versos en mis ojos,

a pasarlos de nuevo por el alma

al volver de los ecos ritmadores,

por ver si alguna sombra o algún quiebro

su amor de perfección enturbia o rompe.

35

ANTÍFONA 4ª

En el agua palpita

un halo de mujer.

Acoge Fra Angélico

su claridad de luna,

y en el cielo del hombre la platea.

Por el fulgor del ampo,

se amapola de Dios el pensamiento,

y se hace famenina la esperanza.

36

ONDINA “La vi salir del mar”

G. L.

“Vivir en los pronombres”

Pedro Salinas

Retuvo el mar su aliento

al florecer, ondina,

emergiendo del seno de una ola,

vestal como una Virgen de Murillo,

toda azul, toda blanca,

cruzada por el luto de la pena,

que tinta los recuerdos

de aquel que, en el amor, te alzó a los soles.

Y el mar, que te retuvo,

saturado de amor

en éxtasis de luz y envidia se quedaba.

Yo me anegué después, como una gota

pequeña, que fluía

por todas las estelas, que tu cuerpo

de arterias irisó, dándole vida

a las horas felices en que ambos,

como ángeles en vuelo, columpiábamos

sonrisas y miradas sobre el agua.

¡Oh dicha así empapada

en la esponja feliz de las promesas!

¡Y qué sonora cantas

cuando el mar es el eco del recuerdo,

que, con su caracola,

orquesta los latidos

de los que así sus almas arrullaron!

¡El mar, el mar!: El fiel daguerrotipo

del que nunca se borra

lo que escribe el amor en sus oleadas.

¿El mar?...

Ese mar ya no es mar: Eres tú,

tus palabras, tus besos;

son tus ojos, y tú toda y el del

”creí desvanecerme entre tus brazos”.

Y el mar es Dios y Dios en ti y tú

en el mar enmarcada o endiosada,

tú el espejo, tú,

en el que veo a Dios entre las olas,

ondina de mi mar y de mi amor.

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ANTÍFONA 2ª

Allí donde los hombres

descubrieron los pies de las estrellas,

les dieron manantiales certidumbres

de las palpitaciones de los vidrios.

En las fuentes, su ser beben las cosas

y descifran el fiel de la hermosura.

Sé que no puede ser cosa tan bella

y que cielos y tierra beben de ella

aunque es de noche.

San Juan de la Cruz

38

CABELLERAS DEL GENERALIFE

Meciendo surtidores gorgean ángeles

en los brazos arqueados de palmeras,

que besan a nenúfares. Las rosas

asoman sus corolas sobre el seto

para escuchar el canto. Laberintos

juegan al escondite con las flores,

que buscan en el agua los espejos

en contienda feliz con mariposas.

Sobre el fondo de un cielo desdoblado,

pinceladas de sol, de blanco y verde,

le visten a Granada nazarí

su sari de sultana. Desmadeja

desde la altura sus bellones lueñes

aquí la nieve. Todo se corona,

los colores, el aire, los silencios

con que escuchan las noches a la luna,

con espumas perladas y murmurios

del pasmo emocionado de la tierra.

¿Se dejaron, quizá, aquí el paraíso

olvidado uríes y sultanes,

al partirles la cruz su media luna?

Al Darro, colector de sombras idas,

arrojemos maderos y cascotes;

caben en esta luz Cristo y Mahoma.

39

BURGAS

Recorría Breogán su señorío

a lomos de los montes mucho antes

que Rómulo estirara hasta confines

de Finisterre el fiero aullar del viento,

que Hispania estremeciera. Por los valles,

hasta el Miño aún sin nombre, descendía

a comprobar la luz de los espejos,

en los que las mañanas se miraban

al vestirse de día con los mantos

eternamente verdes y guirnaldas

colgadas de vertientes. En los castros

pitecántropos monstruos ensayaban

fonemas percibidos por los silfos,

que en los pinos hilaban por agujas

palotes de alfabetos. Aún el oro,

asomado a la frente del galayo,

ni sospechas tenía de crisoles,

y el pulmón soterrado ya movía

la desazón de fiebre bajo el mundo,

desbridando caballos desbocados,

en que hervían sus crines las pasiones.

Después, cuando las ninfas cristianaran

sus rubores, por miedo a inquisiciones

de su pasión por faunos, celarían

el fuego, que en la carne les quemaba.

Cuando el cotillo moduló la piedra

y trinos bendijeron las vidrieras

del románico y gótico hermanados,

asomaron las vírgenes ardientes

su desnudez. En ella aprenderían

los besos disimulos de volcanes

ocultos. Por el agua de un “te quiero”,

encontró el corazón el cauce al fuego,

aprendido en el oro derretido,

que en las Burgas aún canta cuando ama.

40

FUENTES LUMINOSAS

Su solemne elegancia los cipreses airean

en la noche sonora, tan ebria de colores,

que hasta suenan los ángeles la música perlada

encima de los conos para el eco del viento,

cuando el agua impelida rompe la piel del aire

en una caravana de arcoiris en vuelo.

Descompone el piano febril bisutería

con que viste la envidia su mirada a las joyas;

danzan los abalorios una furia de juegos,

y hasta hay quien adivina una lluvia de flores.

¡Ah, Buigas!: Urdiste una “boite” de lunas

de alquiler. El desierto superficies de soles

podrá extender. El cemento, imitar el latir

de la tierra. Mas nunca volcanes de promesas

y damascos tendidos en fachadas de naipes,

por mucho que deslumbros alce el agua inflamada

en juegos de artificio y selvas en vorágine,

a una rosa sedienta, que se mustia en la espera,

sedarán el delirio, si no inicia el oboe

la verdad de la fuente manantial del amor.

41

ACQUA-VERGINE

Por las frondas de Túsculo las náyades

sus túnicas vestales ondearon.

Abrieron los espejos

ventanas de las luces.

Minerva se miraba en los cristales

acicalando rosas y guedejas

hasta que la asustaron

los caballos piafantes de Neptuno,

irrumpiendo en el Lacio,

que abrieron el camino a las cascadas

bullentes, sonorosas. Fue Bernini

quien en Trevi el escorzo vio en sus ojos.

El agua encandeció por ellos torres

de las que, por el muro y entre acantos,

descienden las columnas ondulantes

a beber el claror de camafeos.

Se sorprende la luna por las noches

al jugar con la nieve lentejuelas,

y cuando el sol se enseñorea del mundo,

se desata en la luz el sonerío

aprendido en las venas de la tierra,

y canta el corazón la algarabía

de un paraíso de aves. Despedidas

dibujan esperanzas en los ojos

llorosos de las novias si los vasos

ardores sedan con sabor a besos.

Y yo regreso a Roma si en la frente

me susurra el rumor de la Fontana.

42

“Porque poesía no es sino una comunicación

del aliento celestial y divino”

Fray Luis de León

BAUTISMALES

Porque quiero un bautismo

de sol, de nieve, del cantar profundo

en que la tierra escucha

su música callada tan adentro,

que hasta su corazón es el piano

cuyas teclas los mármoles palpitan,

junto al bíblico Hermón del Jordán niño

se arrodillan mis versos, descubriendo,

bajo la concha de las aguas vírgenes,

su auténtica verdad, de cielo ávida.

Sólo puede el poema su hermosura

airear si lo enciende

el místico resol de la paloma;

si riega sus arterias aquella agua,

que le dio a la palabra la ternura

para los ojos tristes, escondidos,

de la mujer con el “yo te perdono”;

la que lavó en colores la mirada

para extenderla al sol, y a hombres y mieses

“vestidos los dejó de su hermosura”,

y abrió al esperanza a los jilgueros

al posar la caricia

en las blondas guedejas de los niños.

Que no ensucie el halago la tersura

que el pensamiento lleva en la corriente

ondulante del ritmo.

La rosa, sólo rosa cuando es rosa.

El poema, poema cuando es Dios.

43

AGUA TOTAL “...mientras el espíritu de Dios aleteaba

sobre la superficie de las aguas”

Gn 1, 2

El mundo todo es Dios, por eso el aire alienta

aroma de hermosura y en la esfera se turnan

espejos tan profundos de luces, que devuelven

lo eterno hecho momentos. ¡Oh, amor indescifrable

para medir el tiempo con el mismo latido

de la llama y la estrella! El corazón se adentra

por las claras veredas de las cosas, se anega,

se nutre de esperanza y crece en él la rosa

por la que jura el hombre la belleza. Tenemos

tan segura certeza de que nada fenece,

que la muerte es la vida donde todo revierte

al área de la luz que inundó el universo

de sonrisa de niño. Por eso el balbuceo

nos mide la palabra con el temblor del agua,

que predice el silencio, pero expresa la dicha

de encerrar el exacto contenido del alma,

donde brota el pronombre que le doy al abrazo,

al pájaro, al insecto, al árbol y a la nieve.

Vienen por las arterias repletas las verdades

repiqueteando el gozo de la memoria alada,

que fija en las paredes los días que anduvimos.

Y ni el cansancio existe, ni existe la tristeza

por no quedarle al tiempo lugar para la pena.

Donde está la existencia aireando la palma,

en que susurra el viento, en que el sol se recrea,

todo es gozo de ser. Y por eso, yo, siendo,

sé que el cielo lo tengo apresado en la vida.

¿Qué falaz demiurgo derrumbó apocalipsis

fabulada en el junco cimbreante del miedo?

Si todo es luz, si todo se aniña eternamente

rebrotando la vida en la hora del “hágase”.

44

ANTÍFONA 6ª

El rito finaliza y se acrisola

cuando el agua su canto diviniza.

Ondula en la abadía

sus luces para acantos y sillares,

y se arroban las vírgenes

en peanas y hornacinas,

mientras los amorcillos angelados

a Dios benen en órganos sonoros.

45

¡OH CRISTALINA FUENTE! San Juan de la Cruz

¿Dó te escondes, Señor, que no te veo?

¿En qué secreto amor está el semblante

que al cielo le da luz? ¡Con qué talante

escuchas el clamor de mi deseo?

Oye mi confesión: Aquí esá el reo,

que columpió su fe. En este instante,

tu deidad me estremece fulgurante.

De rodillas adoro. Sin ver, creo.

Dibújame en la fuente cristalina

el semblante de tu figura humana,

que en la carne Belén tornó divina,

y en misterio ahora de fe mana.

Házmela surtidor de ti. Termina

de calmarme esta sed samaritana.

46

ÍNDICE

RITUAL 3

Antífona 1º 4

Búsqueda 5

Rocío 6

Pecera 7

Nieve 8

Hielo 9

Estalactita 10

Atífona 2ª 11

Camafeo 12

Fuente 13

Arroyo 14

Ríos 15

Cascada 17

Noria 18

Lluvia 19

Mar 20

Olas 21

Antífona 3ª 22

Sed 23

Ducha 24

La carta 26

Bendición 27

Cántico 28

Amistad 29

“Saudade” 30

Despedida 31

Aceituneros 32

Otoño 33

¿Quién? 34

Lavabo 35

Antífona 4ª 36

Ondina 37

Antífona 5ª 39

Cabelleras del Generalife 41

Burgas 42

Fuentes luminosas 44

Acqua-Vergine 45

Bautismales 46

Agua total 47

Antífona 6ª 48

¡Oh cristalina fuente! 49