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Título: Antología Santiago en Paz Autor: Varios Tipo: Poesía País: Bolivia - Chile Año: 2011
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Antología Santiago en Paz
2011
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© Editorial Yerba Mala Cartonera 2011.
© Santiago en Paz 2011
Proyecto social cultural y comunitario sin fines de lucro.
http://yerbamalacartonera.blogspot.com
Proyectos análogos: Eloísa Cartonera (Argentina), Sarita Cartonera (Perú),
Ediciones la Cartonera (México), Animita Cartonera (Chile), Dulcinéia
Catadora (Brasil) y muchos más en casi 20 países.
______________________________________________________
Impreso en: Imprenta “Magda I” Av. Oquendo 371 dpto. 2A. Cochabamba
Derechos exclusivos en Bolivia
Impreso en Bolivia
______________________________________________________
Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo desinteresado de Magda
Rossi.
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DANITZA FUENTELZAR P.
“….Como el inútil aleteo de quien cae en picada esperando que
se advierta su señal”
( )
Primavera 2005
HAPPY NEW NEW DAY
Me despierta la muerte
se levanta a las 7:00 am
irremediable, irrevocablemente desayunamos juntas
café con leche y tostadas
a veces
huevos revueltos.
((((((((((Me duele la menopausia a los 28))))))))))
(V.-8)
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VIUDAS SUICIDAS 2
“Suicide underground”
En la realidad de los perdidos
de día no pasa nada
de noche
el trafico se detiene con un ”Te la mamo papito”
Atemporalmente se sumergen en el bar
emborrachándose con vasitos plásticos cumpleañeros
((((((((Rellenos de pésimo ron fiado))))))))
Mal rock ambienta la noche y entramos en el subterráneo de la
urbe
Se manifiesta la suciedad intima de la ciudad.
Aparecen eróticas gárgolas urbanas y regios travestís con sus
culitos paraditos, hociquitos bien pintados y bien bien
delineaditos los ojos
La barra es para los borrachos parroquianos
la intimidad para los embriagados artistas de cuarta
saboreando cristales de coca
armando papelillos con “esmoquin”
(((((Y una que otra pildorita pastillita pro felicidad)))))
Abandonados por el amor,
asumiendo su triste desgracia,
quizás los visite un nuevo desconsolado esta
noche!!!!!!!!!!!!!!!!!,
a quien puedan
repetir el doble discurso de su triple vida.
(V.-23)
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DE LOVESONG
Un
Extraño a mí ex –amante;
amante porque tiene mujer que le repite “te quiero”,
que le plancha las camisas y lava los calzoncillos amarillos
que yo le regale,
los que le saque a mordiscos en el pasillo del doceavo piso.
Extraño a mi ex –amante;
que me amó, que amé y que le aman;
ex -amante mentiroso, amoroso, goloso
fantasioso de mi entrepierna,
pretencioso de su lengua pincel
(Jamás me dibujó)
Dos
Tengo un nuevo amante
((Este no tiene mujer a quien someter))
a él le interesa el feminismo posmoderno y
provocar a los machos besándolos en los labios;
a él le gusta lesbi-kiss
a él no le provoca mi boca
(((Solo quiere follarme poéticamente por el culo)))
Tres
Quisiera tenerme, tentarme
esta nena ,”chic” quillita, lobita adolescente
de-sen-can-ta-da de las tulas que nunca probara.
Quisiera saborearme el clítoris y
8
restregarme las tetas en la espalda
para calentarme y provocar mi líbido lésbico
Quizás la deje chupetearme un rato
((((Hasta que me de asco))))
(V.-26)
URBITCH!!!
Se masturba sosteniendo un libro de poesía prestada
(((en la otra, crema de manzanitas y recuerdos)))
su culo aceitado brilla en un instante de la noche
obscenas gaviotas gritan
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡empezó la temporada de playa
Hoy ya no me pierdo en su mirada borracha
ya no te encuentro en el mundo de las gárgolas perdidas
te sacaron las pupilas carnero hospiciano
Te corcheteraon el corazón
Pastelito bomboncito lolito Marginalito
Llámame cuando quieras!!!!!!!!!!!
Quizás podamos rayarnos con jack
Y charlar sobre el patético suicida instante
en el que la angustia flácida de la existencia
se apodera de todo.
Ábreme los labios con tus dientes de cordero
que yo saborearé la cicatriz de tu erección.
(V.-20)
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VIUDAS SUICIDAS TRES
“playgroundlove”
No puede dejar de mirarlo
Sus dientes se estrangulan en la quijada
Polvo blanco se asoma en su nariz
((((((Ese movimiento de boca "La vuelve loca")))))
Sabe que morderá sus pezones
Que le tirara el clítoris
Y le ensangrentara el culo
En una persecución de sexo sado.
Solo la besa por el sabor a muerte en sus labios
De vez en cuando se ama(rra)n para no perderse.
(V.-12)
BAJO 9 METROS DE ARENA DUNA (ABRIL 23)
Su siquiatra le receta que visite el cementerio
por lo menos una vez al año.
(En el aniversario de su muerte)
No ahí cristo ni dios ni nadie
Solo viudos labios desconsolados de muerte
Le visitará con sus hijos y nietos
Le instalará una placa
(muchas flores secas)
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"Es amor te digo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Engañame bastante y seamos felices para siempre”
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ELÌAS HIENAM, (BERLÍN, 1983)
A CANDELARIA CORTÉS, EN EL CENTRO DE TODO LO
QUE IMPORTA policía la norma, la casa, la familia la norma, cosquillas en la
panza y los amigos, el encierro la norma y sólo fumo, cigarros
norma y nada fumo, y seguir por seguir, si no pasa nada la
norma, policía la norma, la casa, la familia la norma, cosquillas
en la panza y los amigos, avanzar pa' no morir, tranquilo, si no
ha hecho nada del terror, nada negligencia la norma, nada
estupidez, nada corrupción y el miedo de estar lejos.
Miro el centro de justicia desde el parque André Jarlan y los
ojos se tornan vidrio tras el humo, las torres y el potrero en que
pastan caballos de feria y circo en septiembre, mi niña, ni miedo
ni esperanza, qué centro de justicia, qué museo de la memoria,
qué hospital tautología, edificios monumentos que se burlan
porque no hay salud, justicia, ni memoria.
BARRO EN LOS ZAPATOS que pase luego la 301 y se lleve luego a los perros enroscados a
la hora en que no venden sopaipillas
enroscados corretean en vigilia la demora del estilo y de la ruina
mientras fuman anestesias
(-que pase luego el barro y el cemento)
miradas de vidrio se empañan en jardines dos de arena,
escombros de burbujas olvidadas traen micros que no sirven,
pavimentos aplanados de a poquito se amontonan devorando la
cuneta en que se sientan aliviados,
enroscados al olvido,
con las colas para el frente
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-que pase luego la 301.
parecimos una imagen de abandono,
escombros en estadios que hoy no existen
galerías asoleadas
cortisonas amoniaco vista al frente,
los jardines de cemento son burbujas olvidadas
que convierten golosinas en alivios
y soñé con el maricón de Apolo, enfermo y moribundo en
hospitales con pasillos y ventanas, entre pasos que resuenan en
maderas. Yo, vestido de enfermera, silbando y con bigote entre
los perros de jaurías del otoño que salvajes superviven lo que
impulsa nuestro mundo: nadie con sus carnes pasará junto a los
perros para verte, es la vida desatada, me decía entre la fiebre y
los ladridos, labios rotos, garrapatas en pasillos con ventanas
dan a patios amarillos, remolinos de aluminio ya sin viento,
entre las hojas, en el suelo donde nacen las camadas eutanasia.
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GUIDO ARROYO (VALDIVIA, 1986)
De Zonas de excavación. Editorial Pillaje, 2010.
ZONAS DE EXCAVACIÓN
Botellas vacías: mercancías de la sangre
que se van apilando unas a otras
como intentando construir
un edificio de palabras
disonantes p. ejem. Amor y Tiempo que en su envés
llevan tallado un poema adolescente sobre el olvido
por eso la fachada es moderna/ predecible
todo cabe en el boceto de una ciudad pluvial/ cuando no hay
pilares que sostengan sus embalses
y sospecho que las acuarelas del anwandter*
-donde el río soporta los temblores-
se agotan como mapas difuminados
imposible habitar en ellas /contemplarlas
desde un cuartucho donde calientas cáscaras de naranja
para evitar que el humo de pescado trastorne
el sentido de tu novia que teje un gorro leyendo a tipos
que hablan sobre el origen de la vigilancia
y entonces
en qué momento (las palabras
se volvieron herramientas
que sirven para mitigar) el vacío de un diálogo
filial y lejano como bodegón europeo?
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De Naturaleza Muerta. Ediciones del Temple. 2011.
PIEL DE ARAÑAS
Al compañero Gordillo
y su largo viaje
Tallados
en el extremo izquierdo del velador o en las patas de la cama.
habitan los restos de sentido que vamos desechando entre
pasajes. de un diálogo sucedido en el remanso de la escalera.
cuasi colonial cuasi barroca cuasi decó cuasi imbunchera.
una trasmisión asentada en fachadas republicanas. que hoy no
sostiene ni el roce del panfleto. imagino por ejemplo, clausurar
mi vista y arrojar. un poco de arena hacia todas las laminitas del
álbum histórico-patriótico. que aparecieron en los libros café de
nuestra enseñanza. y que luego descubrimos monumentalizados.
en el espacio urbano de las postales.
así las cosas: de la ciudad
va quedando el deseo de perdernos como si se tratase de un
material bosque laberíntico
forjado a mano
pero el tiempo se encarga de arrugar nuestros ojos, enfrentaros a
la cáscara del espejo
y acontecen los viajes, acontece la neblina mostrando el color de
la indecisión
esa zona de derrumbe que insistimos en nombrar resistencia
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pero asecha el cambio climático: quema la piel, sin mediar flúor
o cloro o sustancia ígnea
puesta a la fuerza en el agua por el estado moderno y su deseo
de normalizar las fronteras dejando suspendida la bárbara
claridad
que desfonda todo mapa
entonces abramos los ojos, tallemos el mapa
esta marea cobriza y afilada -como grisáceo brillo de corvo-
es también una lengua -que por falta de cojones no nos
cortamos-, es también
una despedida, las letras de una película alejándose:
que pronto debería terminar
NATURALEZA MUERTA
Es entrañable la valentía del travesti
que en la azulada noche de invierno
merodea avenidas clausuradas
enfrentando, con su torso desnudo
el punzante viento del trigal
como si fuera el lenguaje, la diáspora
de un manifiesto político enterrado
enfrentando, en definitiva
la falta del beso –el actual espejo trisado
que desde su tribuna privilegiada
consume las zonas, las palabras
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el bosque de eucaliptos–
que cruzamos con los ojos cerrados y una herida abierta
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JUAN MANUEL SILVA (SANTIAGO, DEL AÑO DEL
CHANCHO)
ÁLVAREZ CONDARCO
El mundo, una estructura fina y ardua por ningún hombre diseñada se dibuja en las misivas que cargo a Casimiro Marcó del Pont. Falsas, como la imaginación que diseña siquiera la posibilidad de que recuerde cada señal característica del paisaje, estas hojas también intentan reflejar al mundo. Sé que cuando dibuje en la lengua de los mapas aunque tras noble propósito, mi esfuerzo no pasará de nombrar el paso de los Patos o Uspallata. Pues no hay en la que quepan todos los pasos que un hombre da para enfrentarse a su destino. Yo, Álvarez Condarco, debo haber sido mongol o portugués en otra vida. Hoy, quien se sabe incapaz del orbe. Mañana, otra calle más en la ciudad.
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ERNESTO GUEVARA Soñé una ola de hombres cerrarse como un labio en la gran lengua de América, el Aconcagua era el estremecido rencor de los trabajadores, gotas y gotas de sangre reunidas, poleas, engranajes de la gran máquina con que el progreso vendría a construir una nueva vida, un nuevo hombre. Porque míseros cayeron por los caminos de animales e indígenas a matar indígenas como animales para irse Dones y Doñas, excelentísimos. Soñé una ola sin nombres ni pieles ni cabellos al cruzar a Chile, en esta Mendoza del año cincuenta o aquella en la que un grupo de ladrones prometieron libertad como perros cimarrones mascando recién nacidos. Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todo aspecto los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron. Soñé la paz del árabe en el desierto, su nombre disuelto en los segundos, pisada a pisada cruza las lenguas y las tiranías del espíritu, susurrando. Ese sonido de agua o sangre por la ladera del monte previo a la explosión, quise no el que fui o el que seré, sino ninguno el que vino en un motor con bicicleta, el laertiada. Nadie.
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JOSÉ LEANDRO URBINA Mira la roca –escribo- y en ella intenta descubrir el rostro de su madre. La de Moisés y la de Cristo, Pedro, un cabro que vivía a la vuelta de la esquina. Si el exilio fuese así, solamente o solo y no con Dios, tocando a diario la sangre en cada puerta no vería tan clara esa esquina encallada el metal en los maderos y esa aldaba en forma de lágrima sin caer como llanto de piedra contenida la cordillera que dejo.
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LUIS CARLOS SANABRIA (COCHABAMBA, 1987)
LUNA DE MIEL
Hoy te ves hermosa. Sólo viéndote, entiendo como el arte, en todas sus expresiones, tiene forma femenina, y sus mayores representantes, son bellas diosas llamadas musas. Es que no hay dónde perderse, dejas un aire de inocencia pecaminosa que alborota y desordena los sentidos de cada hombre —y por qué no, alguna mujer— que por alguna u otra razón, tiene contacto contigo. Hoy tienes tus cabellos castaños peinados con una trenza, que reposa con gracia sobre tu hombro derecho, bordeando delicadamente la periferia de tu cuello. Vistes una delgada blusa floreada, fresca, de delicada tela, que se cuelga suavemente de tus hombros a través de un par de tiritas, mismas tiritas que sostienen el resto de la prenda, aferrándola a tu cuerpo, acariciando tu cintura, y cubriendo así tus monumentales pechos. Bien abrazada a tus caderas cae una falda relativamente larga, ligera y holgada; que cubre las intimidades de tu cuerpo hasta más o menos la altura de tus rodillas. Después se contempla la maravilla de tus piernas perfectamente torneadas, unas pantorrillas al mejor estilo cochabambino; tus altas canillas y tus pies delicados —pies casi desnudos, los cubren unas sencillas sandalias— de precisa forma, y esa curva plantar que desborda delirante sensualidad. Cada uno de tus dedos de calculada proporción, en orden de tamaño, y cubiertos por unas bellas uñas decoradas: Tus pies son una delicia que lleva a la locura. Tu rostro angelical exhibe una sonrisa perlada, llena de alegría y gracia, delimitada por la carnosa fresa de tus
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labios rojos, haciendo contraste con tu piel blanca; hacia el norte de tu faz se halla una perfilada nariz, y tus bellos ojos cafés. Tu rostro se encuentra delimitado por tus tiernas mejillas. Tienes en los brazos y manos algunas marcas de heridas pasadas, y alergias, que lejos de quitarte gracia, potencian tu belleza y delicadeza. Caminas bamboleando tu cuerpo con un ritmo tan musical, que da la impresión de que bailas a cada paso que das; y es que esa es otra de tus gracias, y justamente por esa, me enteré de tu existencia. Me explico, tú sabes bien que por toda la gracia que tienes, la fraternidad de caporales en la que bailas te eligió para que los representes en aquel concurso de belleza tradicional de carnavales, en el que compiten todas las fraternidades; ¿Cómo no ibas a ganar? fuiste coronada como ―Reina del carnaval cochabambino‖. Este hecho, excelentemente cubierto por los medios de comunicación, hizo de ti una imagen pública. Me encontraba desayunando la sagrada taza de café sin azúcar, con una tostada con mantequilla y picadillo, y mientras leía el periódico cayó en mis manos el segmento de noticias sociales que en primera plana y a todo color exhibía tu fotografía que cubría toda la portada: tu pelo lacio enmarcaba tu rostro, sonreías coquetamente y apoyabas una de tus manos en tu cintura. Me quedé absorto. Leí apresuradamente tu nombre y la entrevista que te hacían. Descubrí así que estudiabas medicina, y que hacías el tercer año de la carrera. Fue lo primero que necesité saber para empezar a conocer cada una de tus reacciones, cada uno de tus actos de rutina, y hasta tus expresiones. A tanta perfección tuya, es obvio sentirme intimidado por las tremendas cantidades de gavilanes que acechan cada
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uno de tus pasos, aprovechando la mínima oportunidad para coquetearte, tratar de convencerte, tratar de conquistarte; yo los miro desde lejos, preocupado porque alguno te convenza con todas las mentiras y habladurías que siempre te ofrecen, y así te alejen de mí. Esto no puede pasar, pues aunque tú no lo sabes aún, yo soy el hombre de tu vida. Estamos destinados a compartir una vida juntos. Por eso debo obrar pronto. Tú no me conoces, pero verás que yo sí te conozco a ti —y mucho mejor que nadie, podría afirmar—, esto no me preocupa, porque una vez que estemos juntos, tendrás toda una vida para conocerme y amarme; sé muy bien que tal vez al principio no lo hagas, tal vez incluso me odies, pero sólo es cuestión de tiempo, pues te darás cuenta de que yo soy aquel que Dios preparó para ti, para cuidarte y protegerte como la reina que eres —y no sólo del carnaval, sino también de mi corazón—. Decidí esto el otro día. Me encontraba escondido entre unos arbustos, frente a tu casa —16 de julio, entre La Paz y Ramón Rivero—, siguiendo un oscuro callejón en el que tengo un buen refugio, y me brinda una perfecta visión a la ventana de tu cuarto —no te asustes por esta actitud de observarte, es lo más normal del mundo, lo hago desde que vi tu foto en el diario, por eso es que sé tanto de ti— y con los binoculares que llevaba te veía saltar y bailar. Luego te pusiste pijama, y te cambiaste frente a mi sin ningún pudor ni vergüenza —¿será porque me amas?—, te sentaste en la computadora, y te quedaste horas frente a esa pantalla, luego levantaste el teléfono y hablaste un rato. La expresión en tu rostro cambió, parecías angustiada y preocupada. Después de hablar casi una hora, colgaste y apagaste tu computadora; te acercaste a la ventana, la abriste, apoyaste tus brazos en el marco
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inferior, y encendiste un cigarrillo. Entonces viste hacia el lugar en el que me escondía, era como si nos estuviéramos viendo fijamente a los ojos, bajo la luna llena de esa noche estrellada. Fue el momento más romántico de mi vida; mi corazón latió como una estampida de búfalos. No me importó que en la tarde te viera bastante cariñosa con un imbécil de esos que te molesta, no me importó que al momento de tomarle la mano y regalarle un abrazo yo me haya puesto rojo de ira y verde de celos. No me importó que haya querido morir ese instante. Eso ya no importaba, era el momento más bello de mi vida, y necesitaba perpetuarlo con algo. Terminaste tu cigarrillo y cerraste la ventana, apagaste la luz de tu cuarto y te acostaste; aquella era la oportunidad perfecta para conseguir ese algo que se encargaría de perpetuar por la eternidad ese mágico momento entre los amantes que aún no habían estado juntos. Después de un rato de oscuridad en tu alcoba, me acerqué a tu casa, trepé el muro, y me lastimé con el alambre de púas que supuestamente protegería tu casa, para no ser profanada por extraños como yo. No me importó, no me dolía. Caí a tu jardín, y avance lentamente, para no hacer ruido y no despertar a nadie, ni a tu mamá, ni tu hermana, y menos a tu perro. Lo conseguí, nadie se percató de mi presencia, subí las escaleras, y caminé hasta el fondo del pasillo, donde se encontraba el umbral que dirigía a tu alcoba; ingresé y te vi dormir, pero no podía tomarme mucho tiempo, pues en cualquier momento podría despertar alguien, y más que traerme problemas, sería el fin para mis planes de amor contigo. Así que casi al vuelo, tomé unas tijeras de tu escritorio, me acerque a tu cama, y con delicadeza, corté un mechón generoso de tu pelo —olía como a naranjas y goma de mascar, además de llevar por
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su puesto, el olor tuyo— me arriesgué y te di un beso fugaz. Salí rápidamente, evitando que me descubran. Lo conseguí. Llegué a casa emocionado y feliz, era la prueba de amor que estaba esperando de ti. Entonces tomé mi decisión, no hay tiempo que perder. Ahora espero en mi auto —disfrazado de radiotaxi, de la empresa que siempre utilizas—, pues saliste a bailar con tus amigas. Espero que salgas de la discoteca, y yo ofreceré mis servicios, no desconfiarás. Justo ahí vienes. —¿Móvil señorita? —Sí, gracias. —Subes— a la 16 de julio, entre La Paz y Ramón Rivero, por favor. Mi corazón late aun más fuerte, estoy muy nervioso, ¡por fin estaremos juntos! Nos besaremos y haremos el amor. Seré tu hombre y serás mi mujer. No puedo distraerme, tengo en la guantera las tiras de tela de algodón para amarrarte — pues no quiero lastimarte con cualquier vulgar cuerda—, un paño y un frasco de cloroformo.
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MILLE TORRICO (COCHABAMBA, 1987)
TRES
Llegábamos cada tarde a ese chalet
en una zona roja y marginal de esta ciudad.
Preparábamos chocolate y comíamos bizcochos
o nos bebíamos el vino espumante de su hermano
escuchábamos Rammstein
jugábamos guija
y fumábamos en el balconcito de su cuarto.
Éramos nosotras en la cocina intentando hacer salsa tártara
en la sala con los vasos de pepsi
en la habitación de su madre muerta
en la bañera que olía a éter
en la cama matándonos a cosquillas.
Éramos nosotras y tu novio.
(De noche, caminábamos seis calles, armados con bates
y tomábamos un taxi).
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SEÑORITA V.I.P.
La niña que a los trece ha enloquecido a la escuela
soy yo
la que entiende de elegancia
la que conoce de tendencias y de maquillaje
la que gana las olimpiadas de álgebra
la que sabe de historia
la que corrige la ortografía y la sintaxis del resto
y a quien el resto pregunta el significado de las palabras
la que maneja su dormitorio como área platinium
y su email y su número telefónico son top secret
la que no hace amigas, las elige
la que organiza pijamadas con exclusive pass
la que le dice no al mister verano
la que se queda con el solista en el ballet
y el protagónico en la obra de teatro
la que causó conmoción al marcharse de la ciudad
(y no supo empezar de nuevo)
pero eso que te hace la angustia
eso que no tiene más anuncio que una imagen distorsionada en
un canal local
eso que está en la calzada
eso que califican de pasional
eso que es un desparramo de huesos quebrados y sangre
eso, no soy yo.
27
NUNCA SERÁS JUSTINE
Nunca oirás el crujir de tus huesos
sangrará tu boquita
No abrirán tu espalda a mordiscos
Nunca sentirás la asfixia de estar boca abajo
No caerás de rodillas
No golpearántu rostro contra el suelo
A ti, linda
te darán un beso
te invitarán un helado
llevarán a casa
y plantada allí con tus intenciones
consumirás en ese llanto que no exacerba
ningún deseo violento de tomarte.
28
ODSMAR FILOPOVICH, (LA PAZ, 1986)
XXX
Bajo un cielo Depeche Mode
Viajo Dream On en 1987
Jaguar rojo XJ-SC Cabriolet
Hasta que el freno grite
Al borde del abismo
El motor vacilará
ansias de auto destrucción
ansias de infinitud
Porque en la noche el fuego arde
más alucinantemente
Día sucio
Trinos lejanos son el eco del sueño
en el amanecer oscuro que se condensa en la niebla
como una luz ciega
El vació de arriba contra el vacío de abajo
hasta encender el día con un estruendo
Nubarrones cargados de mugre eléctrica
desgarran la garganta del cielo ronco
hasta el fondo de las alturas
donde los truenos se revientan contra las piedras
Cuánta lluvia guardada en los palos viejos, también humaredas
Y los relámpagos que se atoran en los cristales
son la iridiscente callosidad que blinda el horizonte
El gris podrido de lo blanco y lo negro, no terminan de coagular
29
EL MEJOR DE LOS MUNDOS
Si el dolor tiene sonido
YO vi la oscuridad
Puro aire negro saliendo de las cosas
hasta condensar la ceguera
Pero YO preferí la luz
antes que nada
El fuego blanco de la taquicardia
La menta infinita de los brillos
YO que soy nada poco tosco
Declaré a la parábola como madre del ejemplo
(A la metáfora: esencialmente material
Tanto como materialmente esencial)
Por los que cruzan el día entero
Con el cerebro excitado de vida
Poco distraído por no decir idiota
Y si solosólo sees feliz
YO preferí antes siempre
La cocainomanía del Pato Lucas
8
Otro pastel de saliva
Otra poesía no declamable
Pura locuacidad verborréica
¡Ad infinitum!
El poemista lo sabe
No existe el final de un poem
Tampoco los círculos
Solo las líneas espirales
30
ADRIANA LANZA (1978) Poemas extraídos del libro inédito: Tiempo de sirenas
LAS PALABRAS
Sin alzar la voz todo es posible.
Las palabras se asoman por los bordes,
perpetúan sentimientos desafortunados,
los cobijan,
como a huevos de serpiente
en favor del ciclo vital.
Tu cara de cera en la pantalla
sigue blanca, con los ojos idos.
Podrías ser Jesucristo.
Esperaba el milagro de ti
con tu cara de yeso.
Pero no sirves para nada.
Las líneas en fuga rompen el espejo
se yerguen pequeñas máscaras en filas negras.
Una hoja en la espalda para la reina.
Hacen figuras de nazca,
muestran otras caras,
otros ojos, mucha sangre.
Cargan un cuerpo elemental.
31
BOCA DE SIRENA
Imprégnate.
Escamas del monte me han tocado
reconociendo la luz
de los niños sobre el árbol.
La luna serena templa instrumentos durante la noche.
Las sirenas avientan el pan desde la boca.
El de cada día.
Lengua
Se desnudan las intimidades, ensanchan los miembros y eriza la
piel cuando la lengua sube del cuello al pabellón de la oreja. Un
idioma extraño se hunde por la espiral del cuerpo.
CUEROS NEGROS
Son patadas al fondo hueco cubierto de cuero
llamando en sostenido bajo
también son sones
ta ta ra ta ta ra ta ta ra tá
ta ta ra ta ta ra ta ta ra tá
pom pom pom pom pom
pom pom pom poro pom
Canta como quieras.
El juego entre ser antigua y actual,
adolecer por estar prendida al mundo.
Cuerpo desnudo amarrado al palo
en el centro de la plaza.
De la seriedad del rito
se descarga una risa
nostálgica, con lágrimas,
kitsch o under,
32
según la agudeza del grito.
Repítete una y otra vez
desde diferentes perspectivas:
Con lentes retro y cabellos violetas,
cuando te atraparon los canas por desquiciada
y pactaste con los chicos de la pista quemándote las manos.
En el tronco te sentiste finalmente hombre de tan borracha.
La rabia porque los amabas, eran buenos y jugaban contigo.
Trepaban al cerro y te contaban unas historias.
De repente tocaban esos espacios... ya sabes, de carne y hueso.
Los adorabas.
Te prohibieron andar con ellos.
Copiaste poemas en pañuelos desechables
y esperaste en la intemperie
a que alguien los cogiera
hasta las seis de la mañana.
Tus suspiros serían inhalaciones fatales en las noches de fiesta.
Después de estas sustanciales concesiones
sabrás lo insípido del recuerdo.
No es un triunfo recuperar a la actriz nocturna
sino para desentrañar furiosamente
los peldaños a mi puerta.
RESINA
Entonces arrancaremos las hojas de un árbol proyectado en el
muro para quemarlas con tu tedio y se anotará la más negra
canción como dádiva del llanto huérfano. Se sostendrá en algún
lugar del pliego una lluvia de diablos, sirenas y otros seres. La
memoria se hará resina después de la demolición.
Mi querer nace del fuego
mientras te pinto las caras
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y hablo de ti mi reina
en el centro mismo del sosiego
y de tu casa.
TIEMPO DE SIRENAS
Te nombro diosa porque te hice una corona, brillante,
esmerilada. No sé cómo invocarte si no es con ofrendas. Lo
superficial me trasciende, me desmorona. No aparecen todas las
voces en mi garganta. Cada uno canta como le viene,
sintiéndose menos, jurándose más en la esfera. Siempre solo
escucha su I- Pod y entra en sí mismo. Ni el más ateo olvida a
dios. Escribir con los dedos en vez del alma, es la mejor manera
de tocarte mi reina. Hacer tus formas voluptuosas o ridículas.
Pero que seas tú con lamentos y festejos en la soledad.
Muéstrate tal y como quieras, una más en la neblina de tu
tiempo nuevo, sumergida con cuerpo de sirena cantándole a
Dios para enloquecerlo.
34
CAROLINA HOZ DE VILA
POMADA
Mi corazón es una pomada
tantas heridas vienen a él para ser consoladas
Mi corazón: un batallón de caídos
injerto hilvanando la guerra y el frío
fascinando a turistas con sueños de agujas en un hilo
tiñe sus miedos con un grito de materia disecada
desde la matriz…
cada vez
latiendo…
un trozo de carne al final de la noche:
es mi sello de emperatriz, cubriendo de gusanos y lombrices
cada puerta.
Así es mi corazón
una pomada de primeros auxilios para quemaduras en primer
grado
naturaleza muerta
lo buscan, al menos, los discapacitados
resbalan y hunden sus cráneos en un motel de caridad para
ciegos y sordos
aves de paso,
buscando la habitación ideal para encerrarse,
sembrar sus huevos y marcharse…
sin dejar postales.
(Del libro: “Monstruo del armario” – 2010)
AMAS DE CASA DESESPERADAS
El miedo guarda un secreto en nuestro cuerpo
es un viejo amuleto
gastando las horas que son como píldoras
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adormeciéndonos en rotas vasijas…
El día avanza lento…
Cangrejos retostados a la orilla de un delirio
son los pecados que amanecieron con nosotras
se cocinan inhumanos en el cuerpo
como amores brujos que inventamos
Polvos musicales con aroma a cementerio
son nuestro apetito codiciado
nos seducen de tan distintas formas
abreviando el espacio de nuestras horas.
Siempre al borde del precipicio
nacemos viejas
enamoradas
de un instinto asesino como de un último antídoto
Amas de casa
somos bullicios ajenos en alcobas de lino
dormimos junto a un enemigo
guardando centímetros de distancia
escondiendo un arma de alto calibre bajo la almohada.
A nadie pertenecemos, bien lo sabemos
a ningún dios que nos de confianza
o el amor pueda devolvernos.
Girando en un tocadiscos, conocemos el futuro,
porque siempre somos y hacemos lo mismo,
hasta cansarnos y aborrecer nuestra fisonomía en un espejo.
Criamos nuestro infierno
descargándolo como un revólver lento
un baño de negra lucidez por día
confabulamos en secreto.
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Balas veloces, como el instinto, atraviesan nuestra carne
se acomodas felices en nuestras costillas
y nos vuelven con la muerte pacientes y amables.
(Del libro: "Monstruo del armario" - 2010)
UNA NOVIA CON GLAMOUR
Soy una princesa enamorada
una rosa deshojando su olor de niña
en el mármol de tu cuerpo indiferente…
Soy una princesa mimada
como todas las doncellas de revistas
agonizo una novela de portada,
Soy la principal protagonista
en el deporte de llorar
y ser abandonada.
Soy una princesa enamorada
tan frágil que me puedo quebrar
soy un cristal en la finura de tus manos
haciendo cosquillitas a tus nervios de metal
Soy un tallo de flor preciosa
Cubierto de pétalos que arrugas,
con tus garras de gárgola.
No me importa ya,
Estoy hecha de encajes
de mentiras y chantajes
Ahí me ves
cubierta de joyas en el corazón, que tus palabras bonitas
y coqueteos a la vista
me enseñaron a adornar con un rozón.
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Soy una princesa enamorada
llevo un diario de secretos bajo mi cojín
una lista de hechizos y de amantes tuyas
una navaja corta- venas, por si tú me haces sufrir
Sé cuando llorar
Sé cuando fingir
Sé cuando gritar
Y hacer de cuenta que estoy perdiendo el juicio frente a ti
desmoronándome en el piso con ataques de epilepsia
calculados y concisos, que te roben el aliento
y hacerte desistir de tu deseo de escapar
y dejarme una vez más
tirada en el piso
como a otra actriz
de “Mujer: casos de la vida real”.
(Inédito- 2011)
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Ediciones Yerba Mala Cartonera
Para no desesperar en las trancaderas, para dejar pasar las propagandas de la TV, para aguantar las marchas, para
caminar subidas sin darse cuenta, para bailar al ritmo de la cumbia del minibús o para cuando tengas simplemente
ganas de leer. Un libro cartonero, casero, tu mejor cómplice.
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Gabriel Pantoja, Plenilunio
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Beto Cáceres, Línea 257
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Gabriel Llanos, De muertos y muy vivos
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Juan José Podestá, Novela Negra
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