12

Click here to load reader

ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 1/12

Capítulo 1 de El español coloquial en la conversación, por Antonio Briz

Gómez

Capítulo 1 Cuestiones previas: lo oral y lo escrito. Los registros y los tipos de discurso (*) Por Antonio Briz Gómez 

 No hace mucho escribí un cuadernillo (Briz, 1996) en el que intentaba precisar algunostérminos y conceptos. Por su carácter didáctico y de iniciación en estos temas creonecesario volver a desarrollar algunas de las cuestiones allí planteadas.

1.  Lo oral y lo escrito. Lo fónico y lo gráfico. Oralidad y escrituridad 

«O se habla o es escribe.» Así es, pero el hecho de reconocer una serie de diferencias polares entre una transmisión escrita, entre producir un mensaje fónica o gráficamente,respecto a sus planificación, al tiempo de ejecución de éste, a la presencia o ausencia decontexto inmediato, etc.,[1] no impide reconocer la existencia de manifestaciones de looral en lo escrito y de lo escrito en lo oral.En apariencia, lo anterior resulta paradójico, ya que, por un lado, se afirma que se habla ose escribe, si bien, por otro, se concluye que a veces lo hablado aparece en lo escrito y loescrito en lo hablado. Pero sólo aparentemente, pues la disyuntiva, aunque cierta, se refiereal medio o canal de comunicación, esto es, la expresión es fónica o gráfica; en cambio lasinterrelaciones entre lo hablado y lo escrito surgen como modos de verbalizacióndeterminados por las condiciones de comunicación. La oposición en relación al medio o

canal se convierte, así pues, en un continuum gradual cuando nos referimos a los modos orealizaciones de lo oral y de lo escrito. [2]El uso pasado y presente de la lengua nos muestra las constantes presiones, la «tensión permanente entre oralidad y escrituridad, que es mutuamente enriquecedora» (Bustos,1995: 18). Desde el punto de vista histórico, como influencia de lo escrito, pensemos, por ejemplo, en la introducción de cultismos léxicos en los Vocabularios de germanía o lainfluencia del habla del hampa en algunos textos literarios del Siglo de Oro.[3] 

Textos periodísticos y literarios actuales imitan en algún aspecto el registro coloquial con elfin de enriquecer expresivamente el mensaje, la narración, los diálogos. Se recurreestratégicamente, por ejemplo, a léxicos argóticos y jergales, a ciertas construcciones

sintácticas más propias de un registro informal, a marcas de la conversación cotidiana, tal ycomo se manifiesta en los fragmentos discursivos que siguen:

-De un texto periodístico:

(1)Válgame Dios. Hay como diez mil, no sé, presos preventivos en las cárceles españolas,donde los enchiqueran desde toda la vida durante meses y años hasta que a un juez se le

Page 2: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 2/12

ocurre preguntar qué pasa contigo. Y resulta que, de pronto, a los analistas y a lostertulianos y a los líderes de opinión y a los políticos y a todo Cristo le da ahora por decir que si tal y que si cual, y que a ver si esto de la cárcel preventiva es un abuso, oiga.

[…] me mosquea, sin embargo, que el debate surja precisamente cuando está pasando por 

el talego tanto mangui de cuello blanco… 

[…] Y resulta que justo ahora se pone de moda […] va y se pone de moda eso de criticar  por excesivas las medidas cautelares penitenciarias, o sea, el talego por todo el morro.Como si tocaran a degüello y todo el mundo procurara ablandarse el catre, por si las moscas(A. Pérez-Reverte, «Cuánto cuento», El Semanal , 5 marzo 1995, p. 10).

Son recursos más propios del habla el uso enfático de la conjunción  y (Y resulta que… y…

 y… y…y…), la presencia de ciertos reguladores de la conversación (no sé, oiga), el uso deciertas expresiones idiomáticas, algunas de ellas marcadas sociolectalmente (Válgame Dios,a todo Cristo, qué pasa contigo, por si las moscas, por todo el morro), las señales de cierreenumerativo (que si tal y que si cual ), las voces jergales, del argot: enchiquerar, mosquear,

mangui, talego, aisladas o formando parte de una metáfora: mangui de cuello blanco; el talego por todo el morro, etc.

 Nótese el empleo de la jerga juvenil en este otro texto periodístico: careto, chunga, depre,cerrar el pico, cubata, unido al uso de la frase simple, del presente actualizador de hechos pasados y del conector de cierre (en fin…) que deja en suspenso la conclusión anterior:

Justo antes de cenar llaman al timbre. Es una amiga. Sube. Inmediatamente, observando sucareto, noto que algo pasa, está chunga, depre, triste. Se sienta en el sofá, yo también mesiento sin abrir la boca, en tales situaciones prefiero cerrar el pico, ya se lanzará ella cuandole plazca.

Como ella tampoco suelta palabra y el silencio comienza a pesar, le propongo unacubata. Acepta torciendo el morrillo. Me da las gracias esbozando una de esas sonrisas quedicen «qué buena persona eres». Odio ser buena persona porque es muy complicado hacertemillonario siendo buena per sona, sin embargo, desgraciadamente igual lo soy, en fin…Entonces tras el primer sorbo, se le escapa una lágrima (R. Palomar, «Doble sesión»,  Las

 Provincias, 13 de febrero 1997, p. 37).

-De un diálogo teatral:

(2)

TOCHO. Se está organizando tío. ¡Maldita sea! Hay una gorda ahí fuera animando al personal para darnos el pasaporte, que me está dando ganas de mandarla al otro barriodesde aquí, por lianta, por hija de puta, y por gorda.

LEANDRO. ¡Te quieres estar quieto de una puñetera vez! ¡Mecagüen la leche! ¡La culpa latengo yo por meterme en esto contigo! ¡Y deja ya de una vez de dar vueltas a la pistola, queme estás poniendo nervioso!

TOCHO. Ha sido sin querer, Lenadro, no te mosquees.LEANDRO. ¡Anda, vete a mear!

Page 3: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 3/12

TOCHO. ¡Mira, hay un teléfono! ¡Podíamos pedir refuerzos!LEANDRO. Sí, a Fidel Castro, ¡no te jode! ¡Tú estás gilipollas! ¿Estás gilipollas, eh, o qué?

¿No te das cuenta que nos la estamos jugando?TOCHO. ¡La bofia! Ya están aquí los veinte iguales. Esto se anima, tio. Una… dos… tres…

¡Puf!, más de diez lecheras que traen…, ¡Que somos sólo dos, tíos; dónde vais tantos! 

(J. L. Alonso de Santos, La estanquera de Vallecas, Madrid, Clásicos Castalia, pp. 64-65.)En el fragmento del sainete de (3), la presencia de vulgarismos insiste además en el estratosociocultural bajo de los personajes:

(3)BENITA. Amos, calla, tirano; después de que dice to el mundo que he adelgazao desde que

te hablo.MELQUIADES. ¿Qué has adelgazao? Pues que te lleven al café y verán.BENITA. Si tú me quisiás a mí la metá na más de lo que yo… Pero, ¡claro!, acostumbrao a

tantas quiero tantas tengo… (C. Arniches, El amigo Melquiades, Madrid, Espasa-Calpe, Colección Austral, p. 98.)

Y en (4), además de algunos de los rasgos señalados, son de notar las acumulaciones deenunciados, sin nexo o a través de continuadores como  y, los paréntesis explicativos, la presencia del estilo directo dentro de la narración, ciertas construcciones fraseológicas y unmodo de contar ahora vinculado a la edad del protagonista, un niño:

(4)¡Los indios! […] Mira que les iba mal: película tras película, los molían; que algunas veces,

hasta caían dos de un solo disparo, que esto lo he visto yo, y no una ni dos veces… Y

luego, esa manera tonta de atacar, que se ponían a dar vueltas y vueltas y los de las carretashaciendo puntería, como con los patitos en el tiro al blanco, que aquí era un indio.

Pero nada, oye, al jueves siguiente otra vez los tenías dale que dale, erre que erre.

Que además de tontos, es que eran de mala condición, eso es lo que les  pasaba […].Charlton Jeston los tenía calados y se pasaba media película diciéndole al capitán que sefiara. No le hicieron caso, y pasó lo que tenía que pasar, que el indio este soliviantó a losotros y la liaron.

Y tuvo que arreglarlo el mismo Charlton Jeston, que estaba peleado pero que les hizo elfavor, y fue y le rompió la espalda al indio. Que los indios, en cuanto les matabas al jefe, seretiraban.

Otros indios de la misma ralea eran los de la India, de color marroncillo y mirada me pareceque torva. Éstos, además, eran unos cobardes y unos traidores: estaban todo el día con los blancos, que os vengáis por el palacio a tomar algo, y luego, a los postres, les atacaban […]

(A. Sopeña, El florido pensil , Círculo de Lectores, 1997, pp. 138-39).

A veces esta oralidad (coloquial) no es tanto recurso estilístico cuanto gazapo por descuidoo ignorancia. La oralidad traicionó a los que escribieron los titulares de la primera páginade un periódico:

Page 4: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 4/12

 (5)

- El hombre de Bolomor pertenece a una cultura distinta al resto de la Península.

- Viver: Muere la anciana que corneó el toro que se coló en su domicilio.

En el primer caso, por la ausencia de ciertos componentes obligatorios (cf. preposiciones);en el segundo caso, por la ambigüedad que se produce, sobre todo en la expresión escrita,tras la acumulación de las construcciones relativas.

También lo escrito, como modo de realización  – lo tantas veces escrito o dicho – , acaba por manifestarse en lo oral. Nada sorprende ya el empleo en la conversación cotidiana deciertos neologismos, extranjerismos, tecnicismos (términos farmacéuticos, médicos, políticos, deportivos…) como  paracetamol, amígdalas, consenso, mesa negociadora,

anticonstitucional, globalización, zapping, basket, out, aerobic, spray, play-back, compact 

disc, CD, PC, etc. 

En el diálogo grabado entre un médico ( B) y un paciente ( A) de nivel sociocultural bajo parecen invertirse los papeles.  A intenta ajustar su uso a la situación, es consciente de larelación de desigualdad social (+poder y -solidaridad), el mismo motivo que hace que  B nosienta necesaria tal adecuación:

(6) A: mire doctor/ vengo por qu´es que me duelen las amígdalas barbaridades.

 B: venga a ver/ abra la boca// (TRAS EXAMINARLO) es natural/ tiene usted unasanginas de narices/ más que anginas parecen tomates.

Como muestran los ejemplos anteriores, junto a los modos de expresión extremos, lo oral ylo escrito, se encuentran manifestaciones o reflejos diversos de lo oral en lo escrito, queconvenimos en llamar en abstracto oralidad , y de lo escrito en lo oral o escrituridad. 

De forma más concreta, como estudiaremos en los apartados que siguen, esa diversidad degrados está en relación a) con las condiciones de producción y recepción de los discursos,tales como las referidas a la situación de comunicación, a los registros (comp. Ej. 6); a suvez vienen favorecidos por b) las características de los usuarios (emisores y receptores), sucompetencia lingüística y cultural (comp. ej. 3 y 4); se relacionan además con c) los rasgoscaracterizadores del tipo de discurso (los diálogos teatrales como conversaciones, ej. 2 y 3);y d) con ciertas tradiciones textuales (puede hablarse de una tradición estilística de «locoloquial en la literatura») [4], parámetros que actúan de forma conjunta,

interrelacionados.[5] 

2.  Situación y uso. Adecuación. Los registros 

La lengua varía en el tiempo (variedad diacrónica), en el espacio (variedad diatópica),según las características de los usuarios (variedad diastrática) y la situación de

Page 5: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 5/12

comunicación (variedad diafásica). De las citadas variedades resultan, respectivamente,estados sincrónicos diferentes a lo largo de la historia de la lengua, dialectos, sociolectos yregistros.[6]  Estos últimos son, así pues, modalidades de uso determinadas por el contextocomunicativo.

Ese contexto de comunicación regula y marca de algún modo las conductas lingüísticas yextralingüísticas de los hablantes, los cuales suelen esforzarse en acomodar en mayor omenor grado sus actos diarios de comunicación a la situación precisa en que tienen lugar.En efecto, un estudiante, por ejemplo, no habla del mismo modo cuando conversa con suscompañeros fuera del aula que con el profesor durante la clase.

La falta de adecuación entre el uso y la situación provocaría desajustes no tantoinformativos como de conducta lingüística esperable. Rotas quedarían, por ejemplo, lasexpectativas de los asistentes a un congreso si un ponente dictara su conferencia en un tonocoloquial, tanto cuanto sorprendería el empleo de un tono solemne en una conversaciónentre amigos al hablar de fútbol. Últimamente, algunos comentaristas deportivos, sobretodo del «deporte rey», emplean una «lenguajería» futbolística inadecuada y poco eficaz.Sin duda, es un exceso pedante y cursi, como señalaba Alfonso Ussía en un artículoaparecido en  ABC  en 1995, decir que «el equipo se mueve con decidida vocación penetrante, pero no concreta», cuando lo que queremos transmitir es, traducido a palabrasmás claras y justas, «el equipo ataca, pero no mete un gol». La verborrea lingüística estáreñida con el buen uso y en este caso con los temas y materias «sencillos» que se estántratando.

Es evidente que el dominio y empleo adecuado de estas modalidades lingüísticas, de estosregistros, es proporcional al nivel de lengua de los usuarios: a mayor nivel, mayor dominiode registros. Ahora bien, hay que insistir en que las reglas de situación influyen incluso enla actuación de los hablantes de nivel de lengua bajo. Éstos, conocedores de las mismas,aunque sin capacidad suficiente para activarlas lingüísticamente, intentan adecuar su modode habla al contexto. El médico y su entorno, como veíamos en (6), constituían unescenario capaz de alterar el comportamiento lingüístico de un paciente.

Convencionalmente y en abstracto se pueden distinguir dos tipos de registros, el  formal y elinformal-coloquial , los cuales podrían ser entendidos como dos extremos imaginariosdentro del continuum de manifestaciones de habla según la situación de comunicación,extremos, aunque no límites, a uno y otro lado del continuum, identificables y favorecidosinicialmente por ciertas condiciones de producción y recepción de los discursos, tales comola relación de proximidad entre los participantes, su saber y experiencia compartidos, lacotidianidad, el grado de planificación, la finalidad de la comunicación (interpersonal,transaccional, estético-estilística).

Entre ambos extremos imaginarios se situarían los que, de modo poco comprometedor, podemos denominar registros intermedios. Tal distinción gradual +/- formal y +/- informaly, así pues, la existencia de estas modalidades intermedias se pone de manifiesto, tal ycomo ya se ha señalado, en la propia actuación y conducta de los usuarios en ciertoscontextos comunicativos. En una conversación cotidiana pueden alternar varios registros deacuerdo, por ejemplo, a los temas que en ésta se vayan tratando: la introducción de un

Page 6: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 6/12

asunto doloroso, como la muerte de un amigo, cambiaría inmediatamente el tono de lainteracción. Sea el caso también del discurso íntimo; en algunas de sus manifestaciones, por ejemplo, la declaración amorosa, se conjugan algunos rasgos de formalidad (carácter  planificado, tono solemne, empleo de determinadas fórmulas preestablecidas) y deinformalidad (los derivados de la relación de familiaridad, del saber compartido, etc.).

Afirmar que de los usuarios y del uso que éstos hacen de la lengua en una situación decomunicación determinada resultan los varios registros significa aceptar, de otro modo, queen el empleo de cualquiera de ellos existe una correlación, como ya estudiaremos, entre losrasgos situacionales mencionados y una serie de constantes lingüísticas y no lingüísticas,matizadas a su vez por las características propias de los hablantes. Aquéllas definirán engeneral el registro, éstas permitirán matizarlo desde el punto de vista dialectal y sociolectal.Es obvio que el español coloquial de un andaluz presenta diferencias, por ejemplo fónicas,en relación al de un valenciano y el de una hablante de nivel sociocultural alto respecto alde otro de estrato bajo.

3.  Las manifestaciones de los registros en lo oral y en lo escrito.

Los registros (+ formal / + coloquial) son usos que pueden manifestarse tanto en lo oral(fónico) como en lo escrito (gráfico), a pesar de que en la escritura existe siempre un gradomayor de formalidad. De este modo, pueden distinguirse, al menos [7], cuatro realizacionesdiscursivas: coloquial oral, coloquial escrito, formal oral, formal escrito.

La modalidad de uso coloquial oral  se define a partir de los parámetros situacionales: +(mayor) relación de proximidad, + saber compartido, + cotidianidad, - (menor) grado de planificación, + finalidad interpersonal…, y la de uso  formal escrito, como  – relación de proximidad, - saber compartido, - cotidianidad, + grado de planificación, - finalidadinterpersonal… Piénsese, por ejemplo, en una conversación coloquial entre amigos en un bar hablando de un tema cotidiano; o, por el otro extremo, en un texto legal actual.

Y dado el grado mayor o menor de ausencia o presencia de dichos rasgos puedendiferenciarse, al menos, esos otros dos modos o realizaciones intermedios: el coloquial 

escrito (con + grado de planificación…, pero con otros rasgos de coloquialidad, por 

ejemplo, + relación de proximidad, + saber compartido…) y el  formal oral (- relación de proximidad, - cotidianidad, + planificación, + finalidad transaccional…). Respectivamente,

a modo de ejemplos, la «carta familiar» y el «juicio oral».[8] 

3.1. Estudiemos, a modo de ejemplo, algunas muestras de lo coloquial escrito.

En la carta familiar (de una joven a su amiga) que se transcribe a continuación se combinanciertos rasgos de la oralidad coloquial con la formalidad, por ejemplo, estructural dealgunas de sus partes:

(7)¡Hola Cari! ¿Qué tal?

Page 7: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 7/12

Lo primero que quiero hacer es pedirte perdón por tardar tanto en escribirte, pero por aquí vamos de culo.

Bueno pasemos a lo que interesa. Me alegro de que te vaya todo tan bien y de que te loestés pasando tan bien, pero, ¿ya hay choto a la vista? Bueno pues escríbeme y me locuentas.

Por aquí estamos como siempre, yendo a clase, cogiendo apuntes, leyendo, estudiando,etc. Pero nada en especial.Este fin de semana he estado bastante bien, primero el Viernes nos fuimos de cena de

filología, fuimos al Barrio de Pepi a cenar y bueno entre copa y copa acabamos todos muymal, unas llorando, otros liados (yo como siempre no), otras durmiendo en el coche, etc. Laverdad es que estuvo muy bien, nos lo pasamos de PUTA MADRE.

Y el Sábado, sabadete, camisa blanca y polvete, nos fuimos mis amigas y yo de cena conun amigo, pagaba él porque era su cumpleaños, nos fuimos a cenar a un sitio muy guay, pero yo no podía beber porque estaba ya un poco hecha mierda del día anterior, así quetodas mis amigas se pusieron ciegas, mientras tanto, yo pues intentaba que no hicieran una barbaridad, pero en un momento de despiste se fue una con uno y «ñaca-ñaca», de nuevolío.

Bueno chica como ves todo sigue su curso normal, yo sigo sin tener novio y esas cosas, pero bien. Estoy dando clases particulares a dos niños, a uno le doy los Miércoles y Juevesy al otro los sábados por la tarde. Así que gano un poquito de pasta.

Bueno Cari, estoy en clase de Renacimiento y el profe no para de mirar, así que ya tecontestaré, ¿vale?

Hasta pronto, un beso y un abrazoFIRMA

(P.D. Nos vemos pronto ¿eh?)

La estructura discursiva se corresponde en general con la de al menos un tipo de géneroepistolar; aparecen los rituales, los estereotipos habituales del mismo:

< una secuencia de apertura (fecha, precomienzos, rituales de saludo, captatio (petición de perdón por tardar tanto en escribir),

< una secuencia cuerpo, central, de carácter informativo,< una secuencia de cierre [pre-cierre (anuncio de cierre), cierre (despedida, firma), pos-cierre

(la posdata)].

Pero la comunicación adquiere un tono informal, la cotidianidad se palpa en cada uno delos enunciados, en el modo como éstos se articulan, en la progresión del discurso, en laelección de cierto léxico, fraseología, etc., rasgos estos últimos que reflejan a la vez lascaracterísticas socioculturales del que escribe  – a veces más parece que converse adistancia – y del destinatario. Y tales manifestaciones o reflejos de lo coloquial respondenen estos casos a las condiciones comunicativas y a la propia actividad discursiva:relación familiar entre los interlocutores, el saber compartido, la cotidianidad, etc.

Así pues, se trata de un texto que puede incluirse dentro de las realizaciones de lo coloquial 

escrito.

Page 8: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 8/12

3.2.  A pesar de que la modalidad de uso coloquial se manifiesta más frecuentemente enel habla, en el medio fónico, que en el gráfico, al contrario que la formal, sería un error seguir asociando e identificando este registro formal con lo escrito (literario) y relegar elregistro coloquial a lo estrictamente oral. Si bien, teóricamente, parece cierta la afirmaciónde que «no se escribe como se habla» (y menos coloquialmente), hay numerosos ejemplos,

como venimos notando, en que se aproximan el modo de escritura y la oralidad, enconcreto, coloquial.

Los usuarios de una lengua que sólo conocen y emplean la variedad coloquial la reflejan ensus escritos; más exactamente, la oralidad coloquial dominante o exclusiva se refleja deforma natural en sus producciones escritas (escriben al modo en que hablan). Éste era elaviso que aparecía pegado en la ventanilla de una sucursal de correos:

(8)Se recuerda a los señores usuarios del servicio de Correos, la obligatoriedad de que alretirar cualquier objeto certificado que no sea el interesado, de presentar la autorizacióncorrespondiente, sin la cual no será entregado.

Hechos como la acumulación de enunciados, las inconsecuencias en el régimen y en laconstrucción (anacolutos), frecuentes en el español oral coloquial, se combinan con losestereotipos o fórmulas del texto escrito.

En las páginas de un periódico de anuncios se leía lo siguiente:

(9) Se vende abrigo de piel de señora.

Tal expresión escrita resulta anómala y chocante por la ambigüedad que produce el añadidoa la derecha, más usual en el habla, donde la interpretación no admite duda gracias a lasinflexiones finales (semicadencia tras ‘piel’). 

En un artículo de L. Carandell, publicado en el diario  El País hace algún tiempo, el autor afirmaba haber encontrado sobre la alambrada que rodeaba una finca en Granada un letreroque decía:

(10) Proivido zalta la lan bra.

Aquí, la oralidad ya no sólo se reflejaba, sino que parecía reproducirse.

El dominio de estos usos (coloquial …  …  … formal) de lo oral y de lo escrito está enrelación con el nivel sociocultural, como ya se indicaba: a menor nivel, menor dominio delas distintas modalidades, o dominio exclusivo de la coloquial. Así, las produccionesfónicas y gráficas de un hablante de nivel bajo se adscriben a los usos coloquiales(coloquial oral  y coloquial escrito), pues éstas son las únicas modalidades que domina.[9] 

3.3.  Señalábamos anteriormente que algunas de estas manifestaciones o muestras deoralidad o escrituridad están en relación con las tradiciones textuales. Por un lado,recordemos la afirmación de Juan de Valdés en su  Diálogo de la lengua, «escrivo como

Page 9: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 9/12

hablo», entendida como estilo ‘llano, sencillo, natural, no afectado’, y no como ‘hablar 

descuidado, espontáneo, no planificado, coloquial’. Todo un principio o lema que aparece

en escritores del siglo XVI, que va más allá en el caso de santa Teresa, la cual, segúnMenéndez Pidal (1942: esp. 153-154), «adopta una posición extrema, particularmentenotable por su máxima espontaneidad». Y continúa: «el lenguaje escrito se diferencia

fundamentalmente del oral en que se ayuda de los ojos para compaginar lo que se va a decir con lo que se ha dicho. Santa Teresa no hace tal diferencia, porque nunca vuelve atrás parareleer lo que queda sobre el papel», «propiamente ya no escribe, sino que habla por escrito».[10] 

Sería erróneo incluir tales textos entre los del tipo coloquial escrito, y contradictoriointroducir un nuevo tipo coloquial formal escrito. La solución pasa por diferenciar lasreproducciones o reflejos naturales de lo coloquial de las imitaciones, por supuesto,intencionadas. Así, los textos literarios pertenecen a la modalidad de lo  formal escrito, sóloque a veces imitan la modalidad coloquial oral con una meta o propósito determinado. Setrata de una reproducción o realización artificial, táctica, estratégica, de lo coloquial en loformal escrito. En suma, un recurso al servicio de la producción artística, a veces tambiéncon fines pedagógicos, de adaptación de la expresión a la comprensión del lector (cf. laliteratura infantil), incluso con la intención en algunos casos de conectar con el máximo posible de lectores.[11] Recordemos el empleo de lo coloquial como recurso estilístico enlos ejemplos de (1), (2), (3) y (4).

3.4.  En suma, podría decirse que un usuario utiliza al hablar , según la situación decomunicación, un registro coloquial  (ej.: una conversación informal entre amigos), unregistro  formal  (ej.: un debate en un congreso), o imita uno u otro.[12]  Del mismomodo, al escribir se utiliza un registro  formal (cf. el texto literario, en general), coloquial  (cf. una carta familiar), o se imita tanto éste por cuestiones estilísticas (cf. El florido pensil  de A. Sopeña), como aquél por cuestiones de situación (piénsese en la redacción de unaqueja elevada al ayuntamiento por parte de un ciudadano de estrato sociocultural bajo o enla composición de algunos exámenes de selectivo). Que se logre o no dicha acomodacióndepende del dominio de tales registros por parte del que habla o escribe, del cuidado yesmero del autor, hablante o escritor.

Léase la transcripción literal de un fragmento extraído de un examen de Lengua española,correspondiente a las pruebas de acceso a la universidad de 1991:

(11)Información es lo que el emisor trata de enviarle al receptor mediante un mensaje. Lo que

 pasa es que la información a veces no es información en si, bueno mejor dicho hay frases omensajes que tienen más información que otras. Por ejemplo en la frase «Madrid es lacapital de España» esta frase no nos aporta información ya que más o menos, bueno toda lagente sabe que Madrid es la capital de España entonces a mí eso no me aporta información porque no me está diciendo nada nuevo que yo no supiese aún

[…] La información se mediría en bits […] Por ejemplo en «¿Qué dia vendrá Juan? aqui nos

cabe la posibilidad de que sea la contestación «lunes, martes, miércoles, jueves, viernes,sábado y domingo».

Page 10: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 10/12

Ahora estas siete posibles contestaciones no quiere decir que serían siete bits, sino que los bits, es decir para medir la información es un proceso más complejo y más complicado queen este curso no hemos estudiado.

Los desajustes entre situación y uso son evidentes. La conexión interenunciativa ( lo que

 pasa es que, bueno mejor dicho, entonces, es decir ), los anacolutos, los cortes en locomunicado, las reelaboraciones, los añadidos explicativos, la redundancia, el orden de las palabras…, son indicadores de un tono informal que no se corresponde con la formalidad

que la situación requeriría.

4.  Registro y tipo de discurso 

Las modalidades de uso y los grados de influencia de éstas en lo escrito o en lo oral estánen relación también con el tipo, género o subgénero de discurso y las características orasgos definidores de éstos (dialogal, alternancia de turnos, cooperación, dinamismo,

inmediatez comunicativa, etc.).[13]

 Así, por ejemplo, el prototipo discursivo de lo oral  (coloquial ) es la «conversación(cotidiana)» y ésta se caracteriza, como estudiaremos más adelante, por tratarse de unainterlocución en presencia, inmediata, con toma de turno no predeterminada, dinámica ycooperativa (no planificada, informal, con fin interpersonal), etc. Muy cercana al prototipose encuentra la «conversación telefónica», y se van alejando de éste, de acuerdo a laausencia de tales parámetros comunicativos y a la mayor presencia de otros, la tertulia, eldebate, la «entrevista»,[14]  la «mesa redonda», la «consulta médica», el «juicio oral», la«conferencia», etc., tipos todos éstos en el ámbito ya de lo oral formal .

Del mismo modo, los «textos legales» pueden constituir un ejemplo prototípico delo escrito formal ; lejos de éstos se encuentran los «artículos de opinión», y en la periferia,las ya mencionadas «cartas familiares», propias ya de lo escrito coloquial. 

Aunque los parámetros, por separado, permiten diferenciar escalas de registros y tipos dediscursos, de hecho, todos actúan de forma simultánea. Ello explica, por ejemplo, quealgunos tipos de discurso, alejados en teoría del prototipo, se acerquen en ocasiones aéste. Así el marco discursivo familiar, la cotidianidad, el saber compartido, pueden llegar aaproximar un «debate» (+ planificado, con reparto previo de papeles, control de turnos por  parte del moderador…, por tanto, con rasgos de lo  formal escrito) a una «conversación»(coloquial), que es la manifestación oral más auténtica; e incluso una «conferencia» o un«telediario» (con una impronta de lo escrito formal: ‘se lee lo que está escrito osobreimpresionado’; con cambio o transferencia de canal  y, así pues, con el rasgo[+fónico - gráfico]) puede convertirse, de acuerdo, por ejemplo, al propósito, destinatario,etc., en una «charla informal».[15]  Y, del mismo modo, una carta familiar de una persona poco cultivada, incluida, según hemos apuntado antes, como ejemplo de lo coloquial 

escrito, estará más cerca de lo coloquial oral que otra escrita por alguien de estrato culto ydirigida al director de un periódico.

Page 11: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 11/12

Se comprueba de este modo la interrelación entre parámetros y tipos de discurso. En virtudde aquéllos, éstos se disponen en una especie de escala discursiva, lugares, junto al prototipo, cercanos, lejanos o remotos, donde además quedan reflejados los distintos gradosde influencia de lo oral sobre lo escrito y de lo escrito sobre lo oral antes mencionados.

Ahora bien, en la indagación sobre tales modalidades conviene mantener separadas, comoya indicaba A. Narbona (1989: 150-51), la descripción del uso oral coloquial/formal y la desus manifestaciones y, sobre todo, imitaciones en el texto escrito.

Notas: 

[1] Sobre estas diferencias, carencias y deficiencias, por un lado, de lo oral (fónico) respectoa lo escrito (gráfico) y, por otro, de lo escrito respecto a lo oral, insisten J. Bustos (1995 y1996: esp. 361-69) y H.-M. Gauger (1996: esp. 355-57).[2] Para el estudio de la cuestión, véanse, entre otros, los trabajos de E. Ochs (1979), W. L.Chafe (1982), D. Tannen (ed.) (1982), D. Biber (1988), V. Lamíquiz (1989), J. Bustos(1995, 1996 y 1997), A. Narbona (1995 y 1996a y 1997), J. Polo (1995) y A. Briz (1996a),A. Briz, M. J. Cuenca y E. Serra (eds.) (1997). En concreto, P. Koch y W. Oesterreicher (1990: 8-10) insisten en la necesidad de diferenciar entre el medio: fónico y gráfico y laconcepción, dentro de la cual es posible distinguir los extremos ‘lo hablado’ y ‘lo escrito’

en términos de inmediatez comunicativa y distancia comunicativa, respectivamente, y uncontinuo gradual que representaría la gama de influencias, en este sentido concepcional , de‘lo hablado’ en ‘lo escrito’ y de ‘lo escrito’ en ‘lo hablado’ (véase también el desarrollo de

estas cuestiones en Oesterreicher, 1994: 155-56, y 1996: 318).[3]  Para un estudio de la influencia de lo oral (coloquial) en textos del pasado, véanse J.Bustos (1995: 20-25), R. Cano (1994: 580 y ss., y 1996), N. Vila Rubio (1989 y 1990), A.M. Postigo (1996), A. García Valle (1996), J. Satorre (1997), E. Rojas (1997), entre otros.[4] Hecho diferente a la creciente coloquialización de cierta literatura y algunos medios decomunicación (comp. los «gazapos» de oralidad en 5). Son de gran interés los estudios deE. Rojas y E. Cohen (1991) y E. Rojas (1996) sobre la influencia de lo oral en la prensaargentina. Se subraya el interés del escrito periodístico en aproximar su lenguaje al de lamodalidad oral.[5]  Comp. con el planteamiento de W. Oesterreicher (1996) sobre la tipología de ‘lo

hablado en lo escrito’. [6]  Algunos criterios para definir los registros, se encuentran en Halliday, McIntosh yStrevens (1964), Halliday (1974) y Gregory Carroll (1978).[7]  Estamos de acuerdo con A. Narbona (1997: §2) en que pueden llegar a reconocerseotras realizaciones intermedias.[8]  Concretamente, T. De Mauro (1970) establecía también cuatro grados en la variedad deuso:  parlato parlato, parlato scritto, scritto parlato y scritto scritto. W. L. Chafe (1982)distinguía entre spoken vs. written e informal vs. formal. [9]  W. Oesterreicher (1994) estudia los rasgos de oralidad concepcional  (marcada por ellenguaje de la inmediatez, lo que podría corresponderse con lo que hemos llamadorealización coloquial) en textos escritos por semicultos. Se trata de textos que difieren delas normas discursivas y su lenguaje se acerca, así pues, a la lengua hablada en ciertos

Page 12: ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

7/30/2019 ANTONIO BRIZ GÓMEZ El español coloquial en la conversación (capítulo 1)

http://slidepdf.com/reader/full/antonio-briz-gomez-el-espanol-coloquial-en-la-conversacion-capitulo-1 12/12

aspectos no sólo lingüísticos (sintácticos, semánticos y pragmáticos), sino también encuanto al modo y estructura textual. Y asimismo describe en éstos los reflejosvariacionistas.[10]  En relación con estas cuestiones, véanse los trabajos de E. Ridruejo (1992) y H.-M.Gauger (1996). Este último autor afirma: «No se puede  – sencillamente no se puede –  

escribir como se habla. El precepto […] es una mera metáfora: lo hablado como modelo – inalcanzable – de lo escrito. Lo que se puede hacer, en efecto, es imitar lo hablado con losinstrumentos específicos de la escritura» (p. 357).[11]  Véase el estudio de la oralidad entendida como técnica del discurso narrativo, enBustos (1996); como táctica o técnica de prensa, en Rojas (1996). Una descripción de locoloquial en textos escritos, sobre todo, literarios, en Seco (1973), Lasaletta (1974).Hernando Cuadrado (1988), Narbona (1992 y 1993), Sanmartín (1995a), Padilla (1996),Briz (1996a); puede ser de gran utilidad la recopilación de textos de F. González Ollé(1967).[12]  Son esas tácticas de uso de lo coloquial en lo formal (oral o escrito) a que nosreferíamos antes. Algunos debates (con impronta de lo escrito) han adquirido actualmenteun tono coloquial y, al contrario, puede pensarse en la imitación del tono formal en algunoscomentaristas deportivos. Claro que, quizás, más que de imitaciones haya que hablar enalgunos casos de desajustes o no acomodaciones del uso a la situación.[13] Así es puesto de manifiesto también por W. Oesterreicher (1996: 319).[14]  El estudio de estos tipos de textos orales puede realizarse a partir del comentariolingüístico de L. Cortés y A. Bañón (1997a y 1997b).[15] Aunque parece exagerada la citada conversión de un telediario en una charla informal,ha de recordarse el cambio de estilo en algunos de éstos y, sobre todo, de ciertos locutores.

(*) Texto tomado del primer capítulo del libro de Briz Gómez, Antonio (1998). El español

coloquial en la conversación. Esbozo de pragmagramática. 1era edición. Barcelona,España. Editorial Ariel. (págs. 19-33).

http://unermbfundamentos.blogspot.com/2012/12/capitulo-1-de-el-espanol-coloquial-en.html