Antonio Millán Puelles - Fundamentos de Filosofía

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FUNDAMENTOS DE LA FILOSOFA

FUNDAMENTOS DE LA FILOSOFAProf. Antonio Milln Puelles

PRLOGO INTRODUCCIN A LA FILOSOFA

CAPTULO I EL CONCEPTO DE LA FILOSOFA1. La definicin nominal de la filosofa 2. El problema de la definicin real del saber filosfico 3. El origen del filosofar 4. Sentido y finalidad de la filosofa BIBLIOGRAFA

CAPTULO II EL MBITO DEL SABER FILOSFICO1. Filosofa, fe y teologa 2. Filosofa y ciencias particulares 3. Filosofa y "concepcin del universo" 4. La estructura del saber filosfico BIBLIOGRAFA

LGICA

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FUNDAMENTOS DE LA FILOSOFA

PRIMERA PARTE EL ENTE LGICO

CAPTULO III OBJETO Y NATURALEZA DE LA LGICA1. La lgica como instrumento de la ciencia 2. El objeto de la lgica 3. La distincin entre propiedades lgicas y propiedades reales 4. Relaciones de la lgica con otras ciencias 5. La estructura de la lgica BIBLIOGRAFA

CAPTULO IV EL CONCEPTO1. Concepto formal y concepto objetivo 2. El universal 3. Los predicables BIBLIOGRAFA

CAPTULO V EL JUICIO1. Juicio psquico y juicio lgico 2. Estructura y fundamento de la relacin predicativa 3. La proposicin y sus especies 4. Los principios de la ciencia BIBLIOGRAFA

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CAPTULO VI EL RACIOCINIO1. El raciocinio y su estructura lgica 2. El raciocinio deductivo 3. La induccin BIBLIOGRAFA

CAPTULO VII LA DEMOSTRACIN Y LA CIENCIA1. La demostracin y sus especies 2. Naturaleza de la ciencia 3. La divisin de las ciencias especulativas BIBLIOGRAFA

COSMOLOGASEGUNDA PARTE EL ENTE MVIL EN GENERAL

CAPTULO VIII EL TEMA DE LA FILOSOFA DE LA NATURALEZA1. El sentido de la fsica filosfica 2. El ente fsicamente mvil 3. Filosofa de la naturaleza, metafsica, ciencias positivas de fenmenos 4. Divisin de la filosofa de la naturaleza BIBLIOGRAFA

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FUNDAMENTOS DE LA FILOSOFA

CAPTULO IX LA CANTIDAD1. Naturaleza de la cantidad 2. El problema del continuo 3. El "ubi" y el lugar 4. El espacio BIBLIOGRAFA

CAPTULO X LA CUALIDAD1. La mutabilidad cualitativa del cuerpo natural a) El mecanicismo antiguo b) El mecanicismo moderno 2. La alteracin 3. El movimiento en general 4. El tiempo BIBLIOGRAFA

CAPTULO XI A ESTRUCTURA FUNDAMENTAL DEL ENTE MVIL1. La teora hilemorfista del cambio sustancial 2. Atomismo y dinamismo 3. El problema de los cuerpos mixtos BIBLIOGRAFA

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PSICOLOGATERCERA PARTE EL ENTE VIVO

CAPTULO XII EL OBJETO DE LA PSICOLOGA1. La psicologa filosfica 2. El alma y sus potencias 3. La estructura de la psicologa BIBLIOGRAFA

CAPTULO XIII EL PSIQUISMO INFERIOR1. La vida vegetativa 2. Esencia y naturaleza del conocimiento 3. Los sentidos externos 4. Los sentidos internos 5. Las tendencias inferiores BIBLIOGRAFA

CAPTULO XIV LAS FACULTADES SUPERIORES DEL HOMBRE

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1. El entendimiento 2. Gnesis de la inteleccin 3. La voluntad 4. La libertad BIBLIOGRAFA

CAPTULO XV EL HOMBRE COMO UNIDAD SUSTANCIAL1. La unidad esencial del alma humana 2. El nexo de alma y cuerpo 3. El origen del hombre a) El tema de la generacin espontnea b) La teora evolucionista c) El origen especfico del hombre 4. La inmortalidad del alma humana BIBLIOGRAFA

METAFSICACUARTA PARTE EL ENTE EN CUANTO ENTE

CAPTULO XVI EL OBJETO DE LA METAFSICA1. Concepto y divisin de la Metafsica 2. La descripcin del ente

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a) La descripcin de los aspectos constitutivos del ente b) La descripcin del ente por sus aspectos consecutivos ) El ente como lo "uno' ) El ente como "algo' ) El ente como lo "verdadero" )El ente como lo "bueno" 3. El primer principio metafsico 4. Acto y Potencia BIBLIOGRAFA

CAPTULO XVII LA TEORA METAFSICA DEL CONOCIMIENTO1. El problema "critic' 2. Posibilidad y mtodo de la certeza 3. La trascendencia del conocimiento 4. El criterio de la certeza BIBLIOGRAFA

CAPTULO XVIII LA ANALTICA ONTOLGICA1. La "analoga" del ente y las "categoras" 2. La sustancia 3. La cualidad y la relacin a) La cualidad b) La relacin

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4. Causa material y causa formal 5. Causa eficiente y causa final a) La causa eficiente b) La causa final

TEODICEACAPTULO XIX LA EXISTENCIA DE DIOS1. El sentido de la teologa natural 2. Carcter subjetivamente mediato de la proposicin Dios existe 3. El argumento ontolgico 4. Las pruebas a posteriori de la existencia de Dios a) Primera va b) Segunda va c) Tercera va d) Cuarta va e) Quinta va BIBLIOGRAFA

CAPTULO XX NATURALEZA Y ATRIBUTOS DE DIOS1. "Esencia fsica" y "esencia metafsica" de Dios 2. Los atributos entitativos

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FUNDAMENTOS DE LA FILOSOFA

a) La infinitud b) La Simplicidad c) La unicidad d) La distincin respecto del mundo e) La inmutabilidad f) La eternidad 3. Los atributos operativos inmanentes

a) La ciencia divina b) La voluntad divina 4. La potencia divina como atributo operativo trascendente a) La creacin b) El concurso c) La conservacin d) La providencia e) La potencia divina y el mal BIBLIOGRAFA

TICAQUINTA PARTE EL ENTE MORAL

CAPTULO XXI FUNDAMENTO Y SENTIDO DE LA MORALIDAD1. El tema de la tica 2. El fin ltimo del hombre

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a) El fin ltimo objetivo b) El fin ltimo subjetivo 3. La norma de la moralidad 4. La especificacin moral BIBLIOGRAFA

CAPTULO XXII LAS CAUSAS DISPOSITIVAS DE LA CONDUCTA HUMANA1. La disposicin "subjetiva" en general 2. El valor moral de las pasiones 3. Las virtudes morales BIBLIOGRAFA

El Autor y varios artculos

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PRLOGO

FUNDAMENTOS DE FILOSOFA

Prof. Antonio Milln Puelles Catedrtico de la Universidad de Madrid

PRLOGO Dirgese esta obra a todo aquel que, por curiosa lectura o con motivo de una especial dedicacin universitaria, desee "fundamentarse" en la filosofa. Queda dicho con ello que no se trata de una simple introduccin a sta, sino de algo que, aun debiendo ajustarse a los lmites de una iniciacin, no se reduce a las cuestiones previas, ni se contenta con vagas generalidades. Aspira, pues, el libro a ofrecer al lector un mnimo sistema de conocimientos filosficos, expuestos con la concrecin imprescindible para que realmente puedan servir a los intereses de una formacin superior. Lograr este objetivo sin que l lector ponga, por su parte, un esfuerzo anlogo al que realiza en otras disciplinas es, desde luego, imposible. Ni habra por qu aludir a este requisito, si no se diera la singular circunstancia de una frecuente propensin a concebir la filosofa como algo inefablemente exento de los esfuerzos "informativos" que otras ciencias requieren. La falta de una discreta base filosfica como elemento integrante y aun rector de lo que es, entre nosotros, la llamada "cultura general", se explica, en buena dosis, por la comn ausencia de una decorosa informacin del contenido de la filosofa; pues no debe olvidarse que no hay formacin autntica que no repose en un slido cimiento informativo. Y as se explican tambin los mltiples disfraces de lo que se podra llamar el "analfabetismo filosfico", que se reviste, como de un escudo, de un gratuitohttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/prologo.htm (1 de 2)04/12/2006 23:18:30

PRLOGO

positivismo, o bien se encubre con las falsas galas de una superficial curiosidad por los confusos ecos de las "novedades" filosficas. Para encaminarse a una formacin realmente articulada y eficaz, las enseanzas que aqu se brindan han procurado ser, ms que personalmente originales, fieles a un pensamiento depurado por una experiencia multisecular y que, lejos de haber sido excluido por las geniales improvisaciones de algunos filsofos, goza en la actualidad de una excelente salud. Tambin se explica por la finalidad de este libro la relativa amplitud que se le ha dado, pues no cabe mostrar la significacin y coherencia de las ideas filosficas sin una cierta holgura expositiva. A. M. P.

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EL CONCEPTO DE LA FILOSOFA

INTRODUCCIN A LA FILOSOFACAPTULO PRIMERO EL CONCEPTO DE LA FILOSOFA

1. La definicin nominal de la filosofa

Es una observacin comn la de que el verdadero conocimiento de las cosas slo se logra con la experiencia de su frecuente trato, cuando hemos llegado a adquirir con ellas una cierta connaturalidad, por la que efectiva y propiamente se realiza su personal asimilacin. Esto, que en general acontece en todo orden de asuntos, vale, de una manera especial, para la esfera de los conocimientos cientficos, que son los ms difciles de conseguir. D ah que la comprensin de la naturaleza y sentido de una ciencia sea ms un resultado tardo y reflexivo -sobre la base de un previo cultivo de la misma-, que no una labor enteramente apriorstica y montada al aire.

Slo, pues, tras haber filosofado, y no de cualquier modo, sino de una manera insistente y tenaz, puede llegarse a la posesin de una idea autntica, realmente vivida, de lo que es la filosofa. Sin embargo, tan cierto como esto es que, sin una idea previa, todo lo modesta que se quiera, de lo que es una determinada actividad cientfica, se nos hace imposible acometerla, cualquierahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (1 de 32)04/12/2006 23:18:49

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[1] que sea el grado o la medida en que ello se intente . De ah la conveniencia, en nuestro caso, de una inicial aproximacin a la esencia del saber filosfico.

En general, toda definicin puede verificarse de una doble manera: como definicin nominal o como definicin real, segn se atienda, respectivamente, a la palabra o nombre con que designamos a una cosa, o a la propia y formal constitucin, cuya esencia se busca, de la cosa nombrada. La definicin nominal ofrece, pues, la significacin de una palabra; en tanto que la definicin real es expresiva de la esencia de una cosa.

Conviene, pues, que antes de elucidar la nocin esencial de la filosofa, se considere aqu la significacin de la palabra con la cual la nombramos. Pero la propia definicin nominal es susceptible, a su vez, de dos modalidades: la etimolgica y la sinonmica, segn que el mtodo de que nos valgamos para manifestar la significacin de un trmino sea el recurso a su origen, o la aclaracin por otras voces ms conocidas y de pareja significacin.

La definicin etimolgica es una especie de genealoga verbal; una cierta hermenutica histrica de las palabras. La de la voz castellana filosofa no es otra que su procedencia de la latina philosophia, eco, a su vez, de la voz griega de anlogo sonido. El trmino griego es un nombre abstracto, en cuya composicin interviene, junto a un trmino derivado de una raz que significa, en un sentido amplio, lo que en castellano amar,http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (2 de 32)04/12/2006 23:18:49

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un ilustre vocablo -el de o-, cuyo equivalente latino es el trmino sapientia, que traducimos por "sabidura". Filosofa es, as, etimolgicamente, el amor o tendencia a la sabidura. Es explicable que la voz o aparezca en autores que no usaron el trmino compuesto. Pero el sentido de la palabra era muy amplio y comprensivo en sus orgenes. HOMERO la empleaba para designar, en general, toda habilidad, destreza o tcnica, tales como las que poseen los artesanos, los msicos y los poetas. HERODOTO llama o a todo el que sobresale de los dems por la perfeccin y calidad de sus obras. Anlogo sentido tuvo en sus comienzos el trmino , antes de revestir la significacin peyorativa a que se hicieron, en buena [2] parte, acreedores los intelectuales zaheridos por PLATN .

Parece que fue HERCLITO quien por primera vez emple el [3] trmino Hay una venerable tradicin que atribuye a PITGORAS la invencin del vocablo. Segn esta tradicin, cuyos ms destacados promotores fueron, en la antigedad, [4] [5] CICERN y DIGENES LAERCIO , eran llamados sabios cuantos se dedicaban al conocimiento de las cosas divinas y humanas y de los orgenes y causas de todos los hechos; pero PITGORAS, habiendo sido interrogado acerca de su oficio, respondi que no saba ningn arte, sino que era, simplemente, filsofo; y comparando la vida humana a las fiestas olmpicas, a las que unos concurran por el negocio, otros para participar en los juegos, y los menos, en fin, por el puro placer de ver elhttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (3 de 32)04/12/2006 23:18:49

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espectculo, vena a concluir que slo stos eran los filsofos.

La autenticidad de este relato, uno de los ms bellos tpicos de [6] nuestra cultura, ha sido discutida por la moderna crtica ; mas la ancdota vale en cualquier caso como emblema del noble y desinteresado afn que conduce a la bsqueda del saber y que se ha conservado, durante milenios, como uno de los rasgos esenciales de la actitud filosfica.

El verbo filosofar () se encuentra en HERODOTO, quien atribuye a CRESO la siguiente frase, dirigida a SOLON: he odo que, por el placer de la especulacin - [7] has recorrido, filosofando (), muchos pases . Y TUCDIDES pone en boca de PERICLES, que se dirige a los atenienses, estas otras palabras: "amamos la belleza con simplicidad y filosofamos sin timidez" [8] .

La articulacin ms coherente de los dos elementos que entran en la voz filosofa -y, al propio tiempo, su ms penetrante exgesis- es la que hace PLATN en el Banquete. Apoyndose en la mitologa del Eros, el discpulo de SCRATES hace decir a ste, al que finge inspirado por la sacerdotisa de Mantinea, que el Amor no es un dios, sino un ser intermedio ( ) entre dioses y hombres. Hijo de Poros (la abundancia) y Penia (la escasez o penuria), participa, a la vez, del opuesto carcter de sus progenitores. No es, pues, ni la opulencia misma, ni la pura miseria; ni la cabal posesin, ni la indigencia estricta y absoluta.http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (4 de 32)04/12/2006 23:18:49

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La filosofa, por tanto, no es ignorancia ni sabidura, sino algo que no tiene el ignorante (que ni siquiera llega a percatarse de su propia ignorancia), y de lo cual est dispensado el sabio. En rigor, la modestia" socrtica, por la que se concibe a la sabidura como algo divino, ms all de los lmites de nuestra natural capacidad, es la expresin de la filosofa como justa medida de la posibilidad intelectual del hombre. La ignorancia total es infrahumana; la plena e ideal sabidura excede nuestro ser; nicamente la filosofa es natural y propiamente humana.

Esta versin de la filosofa como vislumbre de algo que no llega a alcanzarse por completo -como un remoto atisbo de la Sabiduraes la ms honda significacin de la teora platnica aludida. Trtase, pues, no de la misma sabidura, sino tan slo del reflejo o participacin de ella, que al hombre le es posible conseguir. De tal suerte, por tanto, que lo que este saber tiene de humano, le falta de saber, y es as, esencialmente, una tensin, ms que [9] una posesin o un verdadero logro .

***

Nuestra lengua carece de una correspondencia sinonmica estricta de la palabra filosofa. En compensacin, muestra cierta abundancia de vocablos y giros relativamente afines. Como es natural, todos ellos traducen de algn modo corrientes y doctrinas filosficas que han impregnado la literatura y el idioma usual. Por lo dems, es muy explicable que lo que ha trascendido al lenguaje comn sean ms bien las resonancias prcticas y lashttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (5 de 32)04/12/2006 23:18:49

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acepciones concretas, que no los contenidos puramente tericos de esas concepciones. Por su especial influjo, merecen destacarse entre ellas el antiguo estoicismo, la tradicin escolstica y, por ltimo, la moderna corriente positivista.

La huella del estoicismo se advierte en nuestra lengua en los giros y trminos que expresan una idea de la filosofa como actitud serena ante la vida y las vicisitudes de la existencia humana. Es un lejano eco del viejo ideal prctico del sabio, ya formulado en Grecia y que Roma acogi con entusiasmo; idea en la cual la sabidura, ms que un sistema de especulaciones, constituye un estilo y un tono existencial. En su virtud, es filsofo slo aquel que sabe conservar el dominio de s mismo, tanto en el xito como en el infortunio; el que mantiene imperturbable el nimo en cualquier ocasin. Tomar las cosas con filosofa es una frase que se deriva de esta actitud; lo mismo que el empleo de nuestro trmino como sinnimo de calma y de paciencia, y aun de una cierta idea, no exenta de irona en ocasiones, de sosegada resignacin y consuelo.

La tradicin del escolasticismo, castiza en nuestra patria, se manifiesta con el empleo de trminos tales como los de ciencia y sabidura en su acepcin puramente secular, como contradistinta del sentido y origen sobrenatural y divino de la fe y la sagrada teologa. La filosofa es, as, mera sabidura del siglo, por oposicin a la teologa de la fe, que se ampara en el dato revelado. Es verdaderamente notable la riqueza que tiene nuestra lengua en vocablos de origen escolstico y de la ms clara e intencionada acepcin metafsica. Pero la misma idea delhttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (6 de 32)04/12/2006 23:18:49

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saber filosfico, tal como esa tradicin lo entiende, no es traducida siempre con el mismo acierto; en ocasiones se la designa denominando al todo por la parte, como cuando se la hace equivalente a la de metafsica; otras veces se atiende demasiado a las connotaciones prcticas del trmino y se la llega a identificar con la prudencia, que aunque es, sin duda, un vocablo de muy ilustre abolengo en la Escuela, slo designa una especial virtud, y aun en este sentido no se mantiene puro en nuestro idioma, sino que se halla en una cierta promiscuidad con las ya mencionadas resonancias estoicas; etc. En general, no obstante, y como fruto y presencia de la concepcin escolstica, la voz filosofa se toma en castellano como designativa de la suprema ciencia natural humana.

Por ltimo, el positivismo ha dejado su huella en este gnero de sinonimias a travs de la idea peyorativa, que, respecto primero de la metafsica y ms tarde de la filosofa en general, estuvo en boga en el pasado siglo. As, es frecuente utilizar el trmino filosofa para expresar todo lo que parece una elucubracin sin fundamento, una mera abstraccin o hasta una logomaquia. Es muy curioso el uso del plural para estas acepciones; algo parecido a lo que acontece con el trmino historia. El dejarse de historias y el todo eso son puras filosofas constituyen dos dichos tpicamente ejemplares.

Independiente del positivismo, aunque a veces mezclada con l, existe en castellano una acepcin del trmino filsofo, que significa, en general, todo hombre abstrado y, por lo mismo, despreocupado de las ms inmediatas y urgentes realidades.http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (7 de 32)04/12/2006 23:18:49

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Que no se trata siempre de una acepcin despectiva, prubalo el hecho de que con frecuencia el sabio distrado es objeto ms bien de una benvola y complaciente hilaridad. La ancdota de TALES DE MILETO, quien por ir contemplando las estrellas se precipit en un pozo, es ms risuea que moralizante.

2. El problema de la definicin real del saber filosfico

Las anteriores consideraciones sobre el doble valor, etimolgico y sinonmico, de la palabra filosofa tienen una innegable utilidad para la aclaracin del respectivo concepto. Pero no bastan para perfilarlo ntegramente. Ms bien, por el contrario, estimulan y urgen la conveniencia de una definicin real. Esta definicin es, sin embargo, uno de los ms graves y esenciales problemas de la filosofa.

No existe una definicin de la filosofa en la que todos los filsofos estn de acuerdo; cada sistema -en ocasiones, cada pensador- propone una distinta, y, por lo menos aparentemente, no es posible integrarla en un concepto armnico, superador de [10] . Este es, por cierto, el inicial escndalo de toda discrepancia la filosofa: la dificultad que, ya de entrada, ofrece al principiante, y que es muchas veces decisiva para el futuro de su vocacin.

Hasta cierto punto es comprensible el escepticismo que este estado de cosas ocasiona. La manera ms fcil -la ms tosca- de proceder frente a nuestro problema es la que consiste,

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simplemente, en retroceder ante el obstculo y abandonar, sin ms, todo devaneo filosfico. Pero, en rigor, la misma dificultad, planteada con toda su agudeza, es un ptimo punto de partida para llegar a una solucin satisfactoria.

Es el caso que cada una de las definiciones que se han dado de la filosofa aspira a ser tenida como la nica exclusivamente vlida; de la misma manera que cada sistema filosfico pretende excluir a todos los dems. El espectculo de las pugnas filosficas suele ser, sin embargo, contemplado de una manera harto superficial. De este modo se pierde de vista lo que debiera ser ms evidente en la consideracin de tales antagonismos. No existen pugnas si las diversas partes en contienda no persiguen un mismo objetivo; si, por debajo de la colisin, no se da una esencial coincidencia sobre la cual se alzan opuestos intereses.

Nos encontramos, pues, ante un gnero idntico, la filosofa, cuyas diferencias especficas discrepan entre s en la medida en que intentan monopolizar el mismo gnero a que pertenecen. Para indagar lo que sea ese gnero no es necesario, sin embargo, recorrer toda la serie de las definiciones de la filosofa. Basta, por el contrario, asumir una perspectiva general. Un sistema filosfico, en efecto, acusa siempre a otro de una de estas dos cosas (o de ambas a la vez): falta de completa latitud, falta de entera profundidad. De forma que un sistema filosfico surge frente a los otros para remediar uno (o los dos) de los mencionados defectos.

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Aqu es, precisamente, donde cobra su ntegro sentido la diversidad de los sistemas y de las definiciones de la filosofa. Es la realidad entera lo que, como tal, pretenden abarcar las diferentes filosofas, cada una en el modo de su respectiva interpretacin. De ah la extraordinaria diversidad de los sistemas filosficos. Si stos se limitasen a un determinado departamento o sector de la realidad, las consideraciones que arriba se hicieron fcilmente se hubieran percibido.

Interpretaciones tan distintas y opuestas, sistemas tan apartados unos de otros, como sin duda son los filosficos, slo pueden chocar si todos ellos tienen por objeto el universo entero de la realidad. Conocimiento de la realidad total y radical profundidad de ese conocimiento (en la medida en que una y otra cosa son asequibles al hombre) se implican y complementan, por tanto, en la nocin de la filosofa. La divulgada definicin segn la cual la filosofa es la ciencia de todos los seres por sus causas ltimas, y que se adquiere por la luz natural de la razn, fuera de ser discutible en algn punto o matiz accidental, recoge con amplitud, en su primera parte, la fundamental coincidencia genrica de todos los sistemas y todas las definiciones de la filosofa.

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Como ya etimolgicamente se observ, la filosofa es bsqueda de la sabidura. Amar a sta es, como deca PLATN, algo intermedio entre poseerla y no poseerla. De este saber que sehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (10 de 32)04/12/2006 23:18:49

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intenta puede hablarse, por tanto, en dos sentidos. En un sentido ideal, es justamente lo mismo que se pretende poseer; lo cual no es, en rigor, filosofa, sino la propia sabidura. En un sentido real, ese saber, en la medida en que es objeto de hallazgos, interpretaciones y logros sucesivos, va adentrndose y cumplindose en la misma filosofa.

La filosofa es una participacin humana de la sabidura ideal. El fondo comn en el que coinciden todas las definiciones y todos los sistemas de la filosofa es el objeto mismo de la sabidura. La diversidad de las definiciones y de los sistemas afecta, pues, no a la nocin ltima de sta, sino tan slo a las que intentan esquematizar el contenido de los resultados forzosamente parciales- de su bsqueda.

Mas como quiera que la filosofa es una participacin de la sabidura, puede y debe ser definida de la misma manera en que se define su meta y prototipo ideal, con la esencial restriccin de que se trata de algo humano e in fieri. Esta restriccin permite comprender toda la diversidad de sus logros y deficiencias. La dificultad que al principio plantebamos es perfectamente retorcible. Definir es poner lmites a una cosa, delimitarla, circunscribirla. La inexistencia de una definicin de la filosofa, unida a su mismo reverso -a saber, la pluralidad de las definiciones del saber filosfico-, demuestra justamente que tenemos que habrnoslas con un objeto que de algn modo escapa a toda definicin.

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La trascendencia de la filosofa a todas sus definiciones no debe ser entendida como una absoluta imposibilidad de definirla o de saber lo que es, sino como la imposibilidad de conocerla de otro modo que no sea por referencia a la meta ideal, nunca alcanzada, que constituye la sabidura. Dicho de otra manera: la imposibilidad de que se trata es la de circunscribir la filosofa a sus parciales realizaciones. Y en este mismo sentido tambin hay que aadir que la filosofa nunca queda ntegramente satisfecha con sus resultados, y toda definicin que la limite a ellos va contra su propio espritu.

[11] Toda definicin subsume lo definido bajo algo que lo excede . Definir la filosofa por sus realizaciones parciales es colocar el todo bajo la parte. Definirla por cualquier otra cosa que no sea la misma referencia a la sabidura es desconocer su carcter de [12] . conocimiento humano supremo

La filosofa es, as, una sabidura participada, sapientia humana [13] . Cuando en la definicin que antes se consign anteponamos la palabra "ciencia" a todas las dems de la frmula, no se pretenda colocar el saber filosfico al nivel de las ciencias denominadas particulares, sino al contrario: iniciar la alusin a la sabidura, ciencia suprema y ltima. De esta manera la filosofa se nos presenta como privativa del hombre, en tanto que la sabidura es patrimonio de Dios. Y no porque la filosofa tienda a la sabidura, sin alcanzarla, debe desplazrsela del repertorio de las actividades humanas. Es indigno del hombre http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (12 de 32)04/12/2006 23:18:49

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deca ARISTTELES- no buscar una ciencia a la que puede [14] aspirar . Y el mismo filsofo sostiene que, a pesar de no ser ms que hombres, no debemos limitarnos, como algunos pretenden, a los conocimientos y sentimientos exclusivamente humanos, ni reducirnos, porque seamos mortales, a una condicin mortal; es menester, por el contrario, que, en lo que depende de nosotros, superemos los lmites de nuestra condicin mortal y nos esforcemos por vivir conforme a lo mejor que en [15] nosotros existe .

Puede darse, por tanto, esta definicin de la filosofa: sabidura humana. En ella lo que habra de cumplir la funcin del gnero prximo est sustituido por la causa ejemplar, y lo que correspondera a la diferencia especfica se encuentra reemplazado por una limitacin y restriccin del concepto de la sabidura. Este concepto no es una nocin genrica, del mismo modo que tampoco lo es aquello a lo que apunta: la Verdad. La posesin de la Verdad slo se da absolutamente en Dios. Por consiguiente, toda sabidura de las criaturas ha de ser una sabidura participada, aminorada. La del hombre, cuyo entendimiento es progresivo, constituye una sabidura a la que afecta necesariamente el carcter de histrica, frente a la inmutable sabidura divina, que se levanta por encima del tiempo.

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Conviene reparar en el carcter formal de esta definicin de la filosofa. No es posible forjar un concepto que, de una manerahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (13 de 32)04/12/2006 23:18:49

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material (es decir, atenta al contenido y la direccin propia de cada sistema), logre reunir todas las definiciones histricas dadas; por la obvia razn de que las direcciones y las concepciones filosficas de los diversos sistemas son, en cuanto tales, irreductibles a una doctrina comn. Es un empeo vano el de conciliar las doctrinas de las mltiples corrientes filosficas, y tal empeo, ms que profundidad, revela una superficial comprensin de las cosas, que acaba en ocasiones en un despreocupado eclecticismo. Pero es igualmente cierto que todas las doctrinas filosficas coinciden, de una manera formal, en ser precisamente eso: filosficas. Y su carcter filosfico estriba en la ndole sapiencial que para s recaban, cada cual a su modo.

Contra esta forma de definir la filosofa suele oponerse el reparo de que se trata de algo sumamente vago, incapaz, por tanto, de distinguir lo que es propiamente la filosofa y lo que son, por su parte, los restantes saberes humanos. Esta objecin cobra su posible validez a partir de la poca moderna, cuando las ciencias particulares van independizndose del gran tronco comn de la filosofa antigua y medieval. Cada una de estas ciencias no es tambin un saber? Y si ello es as, y la filosofa es, simplemente, sabidura humana, cmo se explica, por ejemplo, que nadie considere en la actualidad a la qumica como una disciplina filosfica?

Sin embargo, estas mismas preguntas y la objecin que de ellas parece desprenderse no son muy coherentes con los mismos

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supuestos de que parten. Al referirse a las ciencias particulares que se han independizado del gran tronco comn de la filosofa es frecuente olvidar el hecho mismo de esa escisin. Precisamente por articularse en un saber de totalidad, ntimamente conexo y organizado, es por lo que los varios saberes particulares, ya conocidos por los antiguos, conservaban un sentido filosfico. Lo que en realidad muestra que lo filosfico primordialmente consiste en el saber de totalidad, y que slo de un modo secundario - por su integracin en el sistema de ese universal saber - son filosficos los dems saberes.

Pero ocurre, adems, que la filosofa slo es entendida como sabidura humana si de veras se advierte que, por ser propiamente saber, es un saber del ser. La sabidura de que aqu hablamos no se contenta con meros fenmenos ni puras posibilidades, sino que pretende conocer lo que realmente es; y, claro est, pretende conocerlo con certeza y de un modo etiolgico (causal), por lo que es natural que le acontezcan estas dos cosas: 1., que se parezca muy poco a las llamadas ciencias positivas, las cuales, por principio, renuncian a conocer otra cosa que no sean los puros fenmenos; 2., que sea realmente escaso el nmero de los conocimientos que la integran, ya que, por una parte, lo esencial siempre es mnimo, y por otra, slo el mismo Ser puede tener un conocimiento adecuado y perfecto de lo que realmente es.

De esta manera, si se la compara con la sabidura divina, se nos presenta slo como una sombra o reflejo de ella; ms si se la

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confronta con lo que otras ciencias dicen constituir, fcilmente se advierte su eminencia, pues, aunque pobre en la cantidad, es, [16] respecto de ellas, cualitativamente- ms apetecible .

3. El origen del filosofar

No cabe duda de que el filosofar es imposible cuando las ms apremiantes necesidades comprometen al hombre, de una manera prctica, en los concretos menesteres de la vida. Para que la actividad filosfica tenga lugar se requiere una mnima dosis de ocio y de despreocupacin. El puro teorizar supone una [17] y, en tanto que es una especie cierta holgura en nuestra vida de lujo existencial, es incompatible no slo con las exigencias inmediatas de todo quehacer prctico, sino tambin con la inevitable serie de preocupaciones que ellas traen consigo. El filosofar, es, pues, de hecho, un parntesis en la ordinaria vida de negocio, y slo se realiza, tanto en la historia de la humanidad como en la singular existencia de los individuos, cuando se dan las circunstancias necesarias para que el hombre pueda recogerse en la consideracin especulativa de las cosas.

Pero esto significa nicamente que el ocio y sus supuestos naturales son una imprescindible condicin de la actividad filosfica. Cul sea el origen y la causa propia que, de una manera eficiente, se halla en la base de esta actividad, es, sin embargo, una cuestin distinta.

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Con relacin a ella puede hablarse, en principio, de un impulso radical o raz de todo impulso humano hacia el saber y, por tanto, hacia la filosofa. (Con esto no se persigue an la esencia misma de lo que hace el origen del filosofar, pero se toca una dimensin humana sin la cual ese origen carecera completamente de sentido).

El impulso de que hemos hablado es precisamente la tendencia al saber, a la que ARISTTELES consideraba naturalmente humana. Con esta afirmacin se abren, por cierto, los libros metafsicos del Estagirita: todos los hombres tienden por [18] . Por tres razones cree SANTO TOMS naturaleza al saber [19] que es, efectivamente, natural esta tendencia . En primer lugar, el hombre tiende al saber como la materia a la forma. Por materia se entiende, en esta terminologa, de un modo general, todo lo que es indeterminado y necesita intrnsecamente de una determinacin o perfeccionamiento; y, recprocamente, se denomina forma a lo que perfecciona y determina de ese modo a la materia. (Por el saber, en efecto, el entendimiento, que es de suyo indeterminado y vaco, se puebla con los seres que va efectivamente asimilando.)

En segundo lugar, todo ente tiene una inclinacin natural a su operacin propia; y la operacin propia, caracterstica del hombre, es justamente el saber tal como arriba ha sido caracterizado, es decir, en cuanto es algo que conviene a nuestro ser especficamente intelectual -a diferencia del animal-, pero que no es tampoco la sabidura plena y absoluta. Talhttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (17 de 32)04/12/2006 23:18:49

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inclinacin es natural, por tanto, en cuanto expresiva de nuestra propia y peculiar naturaleza.

Por ltimo -y aunque ste es un dato cuya perfecta comprensin supone muchos puntos del sistema tomista -, entiende el Santo que la felicidad humana slo se alcanza por aquella unin con Dios que se realiza por el entendimiento; de donde la natural inclinacin al saber, como consecuencia de su natural deseo de felicidad.

Pero con todo ello queda dicho solamente que la filosofa se encuentra, de una manera radical, en el hombre, o, si se quiere, que el hombre es radicalmente filsofo. Cabe, por tanto, preguntarse ahora: qu es preciso, de hecho, para que tambin lo sea de una manera formal? Tal es el tema de la mocin o impulso efectivo del filosofar.

[20] . Segn PLATN Y ARISTTELES lo ponen en la admiracin esto, el impulso determinante de la actividad filosfica no debe ser identificado a la ordinaria solicitud con que la realidad normalmente pulsa nuestra facultad sensible. El entendimiento es movido a la filosofa con una mocin extraordinaria: sacudido por una conmocin. En el conocimiento puramente sensible, la espontnea tendencia a la aprehensin de las cosas se despliega, de una manera esencialmente fcil, sobre la realidad en torno y en ella se desliza normalmente, como en silencio de toda interna trepidacin. Los datos sensibles se encuentran ah, frente a nosotros, con nosotros, y su presencia parecehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (18 de 32)04/12/2006 23:18:49

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resultarnos lo ms natural del mundo.

Pero de pronto algo surge que atrae nuestra atencin y nos la roba de todo lo dems. Este algo se sale de lo corriente: es una cosa extraordinaria y que nos admira. La admiracin se distingue de la mirada indiferente y distrada en que es un mirar que se adhiere a su objeto y pugna por penetrarlo. Por eso, no es nunca un mirar puramente sensible, sino que implica, por su misma esencia, una operacin intelectual. Esta operacin, sin embargo, no es un conocimiento positivo, algo que nos informe sobre la cosa admirada, sino al revs: un no saber explicarnos cmo ella sea posible. Nos asombramos al darnos cuenta de algo de que no podemos dar cuenta.

Conviene distinguir en la paradjica estructura de la admiracin dos notas o matices que se mezclan y entrecruzan, haciendo muy difcil su anlisis. Hay en la admiracin un factor intelectual y otro sentimental. Lo extraordinario y sorprendente, lo maravilloso, seduce nuestro inters. Pero, a la vez, inquieta, perturba a la inteligencia. La admiracin que da lugar a la filosofa no es tanto un admirar algo, como un "admirarse de" algo. Por el asombro viene a ponerse en juego el entendimiento, en una primera operacin intelectual, que consiste tan slo en darnos cuenta de nuestra propia ignorancia.

Frecuentemente, nuestra capacidad de admiracin parece hallarse inmersa en una especie de sueo, del que nicamente la presencia de lo misterioso logra hacerla salir. En ocasiones, lahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (19 de 32)04/12/2006 23:18:49

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propia admiracin se detiene en su fase sentimental y parece cohibir toda manifestacin del espritu. Sin embargo, ya en estos mismos casos existe un cierto reconocimiento de nuestra ignorancia. Lo que acontece es que este reconocimiento no es plenamente eficaz, porque se encuentra ahogado por una densa capa de sentimiento admirativo. Slo tiene vigencia cientfica la admiracin cuyo matiz intelectual logra imponerse, haciendo del reconocimiento de nuestra ignorancia un impulso que excite el natural deseo humano de saber.

En la base de la teora platnico-aristotlica de la admiracin como principio del saber se halla la prctica de la irona socrtica. La admiracin, como la irona que inspira a tantos dilogos platnicos, nos hace caer en la cuenta de nuestra propia ignorancia. SCRATES hace admirarse a sus contemporneos de las cosas que tenan por ms palmarias. La admiracin y la irona ponen "entre parntesis" los mismos conocimientos del saber vulgar y mueven al intelecto a penetrarlos con una nueva mirada, que es ya, precisamente, el ejercicio del saber cientfico.

La admiracin, sin embargo, no es la filosofa ms que de una manera incoativa. Si no tiene eficacia para movernos a la aspiracin de la sabidura, carece del definitivo valor intelectual. En todo caso, la admiracin es slo el principio de la actividad filosfica. Esta no se limita a sealar portentos ni a formular preguntas, sino que intenta explicar aqullos y responder a stas. Por lo dems, en todo ser, justamente por ser, est presente una misteriosa condicin, fuente inagotable del filosofar.

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La admiracin, que hace de principio de la actividad filosfica, es susceptible de muy diversas formas y puede producirse por distintos motivos. El admirarse de no se refiere slo a las cosas externas, distintas del sujeto que se asombra. Puede, en efecto, ocurrir que lo que se nos vuelva problemtico sea nuestra misma subjetividad, en una de sus mltiples facetas, o tal vez en conjunto, precisamente como subjetividad. Determinadas situaciones vitales, en las que el hombre parece replegarse sobre su propio ser, concentrando en s mismo la fuerza de la atencin intelectual, favorecen, sin duda, la meditacin de los temas antropolgicos, aunque a travs de ellos puedan alcanzar una virtualidad filosfica ms amplia. La consideracin del tema de la muerte o la del fenmeno, profundamente humano, de la angustia vital, son ocasiones privilegiadas, fuentes excepcionales de admiracin y, por tanto -si se sabe penetrarlas-, tambin de filosofa.

Tan extremoso es, no obstante, circunscribir el campo de la admiracin a los solos problemas de la subjetividad humana, como entender que aqulla debe recaer nicamente sobre los dems seres. Y, por otra parte, es conveniente observar que la simple vivencia, por intensa que sea, de las situaciones que hemos considerado excepcionales o privilegiadas a los efectos de la admiracin, no es filosofa, ni siquiera, tampoco, admiracin que nos conduzca a sta, ms que en el caso de que el factor intelectual, presente siempre en el verdadero asombro, tenga lahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (21 de 32)04/12/2006 23:18:49

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suficiente lucidez y no est perturbado por el predominio de los factores emocionales. La filosofa no es una sensiblera ilustrada, ni la admiracin un mero estado afectivo (mucho menos, una simple vivencia patolgica).

En este mismo sentido tambin conviene aadir que la extraeza de que parte el filsofo no es el prurito, pedantesco y burdo, de fingir repugnancia a las ms obvias y elementales evidencias. Y es muy necesario distinguir la autntica vocacin por la filosofa y lo que tan slo constituye una superficial complacencia -mero esteticismo- ante el estilo, frecuentemente nervioso y paradjico, en que el filsofo plantea sus problemas. La filosofa no es un sistema de reactivos literarios, ni su funcin consiste en provocar "trascendentales" estremecimientos.

4. Sentido y finalidad de la filosofa

La ms frecuente y divulgada objecin a la filosofa es la que insiste -desde el positivismo, sobre todo- en que se trata de una actividad perfectamente intil, sin valor, por tanto, para el hombre prctico. Esta objecin afecta especialmente a la parte ms noble de la filosofa, la metafsica; pues respecto de otras, como, por ejemplo, la psicologa y la tica, se advierten inmediatas conexiones con lo que, en un sentido muy estricto y pragmtico, se conviene en llamar la realidad. Tal realidad, que no es otra, en sustancia, que la de la vida de negocio en sus concretas e inapelables urgencias, no slo quedara fuera de la consideracin ms tpicamente filosfica, sino que tampocohttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (22 de 32)04/12/2006 23:18:49

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recibira ningn provecho de ella.

Hay ciertamente un punto de razn en todas estas consideraciones. Ante todo, es verdad que la filosofa no se dirige a esa realidad as delimitada de una manera puramente pragmtica. Mejor dicho, no se refiere a ella, en ningn caso, de una forma pragmtica a su vez. Y es tambin necesario aadir desde el punto de vista de los hechos- que, como quiera que el filosofar es una actividad esencialmente especulativa, no slo no se afana con esa realidad, sino que positivamente hace que nos [21] . desentendamos o despreocupemos de ella

Esta ltima afirmacin se presta, sin embargo, a un cierto equvoco. Es posible, en efecto, aprovecharla para asignar a la filosofa un sentido evasivo o de descanso con relacin a los empeos y dificultades de la vida ordinaria. Mas todo ello, que efectivamente puede darse y hasta ser la razn ocasional del ejercicio de la actividad filosfica, no es, sin embargo, su sentido esencial. Por de pronto, es claro que lo mismo tambin puede obtenerse, y de un modo ms fcil e inmediato, recurriendo a otras formas de llenar el ocio; y aun cuando se admitiera que la filosofa es la mas intensa, no se puede afirmar que esto constituya su sentido inmediato y directo, sino, a lo sumo, algo que realmente le acompaa o sigue.

En cualquier caso, es clara la inutilidad de la filosofa para la vida puramente pragmtica. Pero esto, en rigor, no es una verdadera acusacin. Lo sera, realmente, si el supremo valorhttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (23 de 32)04/12/2006 23:18:49

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fuese la utilidad. Tal es, por cierto, el oculto prejuicio en que se basan quienes as pretenden descalificar la filosofa. Es indudable que la utilidad constituye una especie o forma de valor. Mas no es la nica, ni la ms eminente; sino, precisamente, la ms baja y precaria. Lo que es til -y en tanto que lo es- no posee un valor absoluto; vale solamente en la medida en que sirve para algo, y este servicio lo subordina a aquello mismo que mediante l se obtiene. Lo til se comporta como un medio, y es, pues, naturalmente inferior a su fin. De ah que no sea apetecido por s mismo, sino -en tanto que til- por sus resultados.

El hecho, en suma, de que algo no sea til no significa, sin ms, que no tenga valor; puede ocurrir que valga por s mismo. Solamente en el caso de que, no valiendo por s mismo, tampoco sirva para ningn fin, la acusacin de inutilidad ser expresiva de una real descalificacin. E inversamente: no realza a los seres ms perfectos, sino que, al contrario, los deprime, el considerarlos tiles. En este sentido puede y debe decirse, por ejemplo, que la utilidad no debe ser atribuida a Dios, pues su ser no es un medio para ningn ente, sino que todo ente se ordena al Ser Supremo como a su ltimo y definitivo fin.

De una manera anloga, la filosofa no es propiamente descalificada porque de ella se diga que no es til para la vida prctica. Hara falta tambin, para menospreciarla con derecho, que por s misma no valiese nada. Pero acontece, por el contrario, que la filosofa es justamente el saber ms apetecible por s mismo. ARISTTELES consideraba a la metafsica como una ciencia libre ( ), pues se trata de algo quehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (24 de 32)04/12/2006 23:18:49

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persigue el hombre, no por razn de las necesidades o conveniencias de la vida prctica, para las cuales es realmente intil, sino como un saber que es en s mismo la causa de su apetibilidad. Es la especulacin que ms conviene al hombre enteramente libre de preocupaciones; la que ms se hace por s misma, ya que, en efecto, es la que menos tiene que ver con ningn provecho diferente del que, de una manera inmediata, lleva consigo su realizacin.

***

Es importante, sin embargo, advertir que la carencia de finalidad prctica no es una absoluta falta de finalidad. La filosofa, como toda bsqueda o tendencia, tiene naturalmente un objetivo o fin. Cosa muy distinta acontece en el caso de la Sabidura. Esta ya no es una tendencia, sino la misma plena posesin de aquello a lo que en definitiva est ordenado el saber filosfico.

Al referirnos ahora a la finalidad de la filosofa, lo hacemos desde un punto de vista intrnseco y esencial. Cabe tambin hablar de otras finalidades de la actividad filosfica, pero en un sentido accidental e impropio. Sin embargo, aun desde el punto de vista esencial, se habla algunas veces en plural del objetivo o fin de la filosofa, e incluso se ha llegado hasta afirmar la imposibilidad de [22] . Y la atribuir a la filosofa una finalidad idntica y constante razn que se suele aducir es que esta ltima sera contradictoria con la exigencia de autonoma y originalidad propia del pensamiento filosfico. De la misma manera que en esahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (25 de 32)04/12/2006 23:18:49

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concepcin, muy generalizada, la filosofa tiene el derecho y el deber de fijar su objeto, as el filsofo puede y debe sealarse su objetivo.

Esta manera de entender las cosas tiene una pretendida base en la consideracin puramente superficial de la historia de la filosofa, y si se intenta justificar de una manera terica, se ve, en ltimo trmino, forzada a incurrir en la contradiccin de aplicar la palabra filosofa a una serie de cosas que no habran de tener nada en comn, ya que si lo tuvieran siempre sera posible sealar, bajo las diferencias, una nota idntica y constante que recogiese la aspiracin o finalidad esencial de las mltiples formas de concebir la actividad filosfica. La pluralidad de fines de la filosofa es algo que conviene nicamente al plano accidental de las diversas realizaciones parciales que histricamente se han dado de ella; no al sentido esencial por cuya virtud esas realizaciones, pese a sus innegables diferencias, son encuadradas en un mismo concepto: el de filosofa.

En ese esencial sentido, la finalidad ltima del saber filosfico es, objetivamente considerada, la Verdad real, el mismo Ser, que en la absoluta sabidura es posedo sin residuo alguno y sin necesidad de bsqueda o tendencia de ninguna especie; y desde el punto de vista subjetivo, la mxima integracin, humanamente posible, de nuestro propio ser, que por hallarse en una esencial y constitutiva tensin a la verdad, necesita de sta para ser plenamente.

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La indigencia del hombre es el supuesto de toda especulacin humana; mximamente, de la filosofa. Pero no la indigencia que se remedia con los bienes logrados en la vida prctica, sino otra ms esencial y profunda: el hecho mismo de que nuestro ser, precisamente en tanto que ser, es potencial e incompleto, constitutivamente pobre, pues nuestro entendimiento, por el cual diferimos de los animales, no es una entidad que se baste a s propia, sino que necesita de los dems seres para llenar su interna vaciedad. El conocimiento es, en rigor, una necesidad humana; la necesidad que el hombre tiene de saturar su indeterminacin, de completar, con las dems cosas, su precaria entidad. De esta exigencia de nuestro ser, la filosofa se hace cargo en una forma radical y plenaria. Y por el hecho mismo de que el entendimiento humano no se limita a los fenmenos ni tampoco a un sector determinado de entes, sino que, por principio, est en tensin a todo ente y toda verdad, la filosofa, no obstante su inutilidad para la vida prctica, es, en rigor, la mxima necesidad humana.

En la teora platnica del Eros hay a su modo, mitolgicamente formulada, una profunda alusin a nuestro ser. Eros no es un dios; no tiene la opulencia entitativa; antes bien, como hijo de Penia, es un ente precario, a medias, indigente. Como hijo de Poros, sin embargo, es rico en expedientes y recursos para perfeccionar y completar su ser. Anlogamente, el hombre es un ser precario; pero dispone de una capacidad de perfeccionamiento, que remedia, a su modo, esa constitutiva imperfeccin. En tal sentido, pues, cabe decir que la filosofa es el mximo arbitrio natural de que el hombre dispone parahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (27 de 32)04/12/2006 23:18:49

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remediar su deficiencia entitativa.

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Desde un punto de vista no esencial, puede tambin hablarse de las consecuencias que el filosofar, como por una cierta resonancia, produce en nuestra vida. No son lo que define de una manera intrnseca y directa, el sentido de la filosofa; pero poseen una importante significacin en la economa total de la existencia humana.

El ocuparse con los temas que afectan a las ultimidades de la existencia representa, de suyo, aunque slo alcanzara un valor meramente formal, trascender nuestra vida cotidiana, levantar el espritu hacia un dominio en que ampliamente se desborda el condicionamiento sensible de los negocios de nuestro vivir. La admiracin que da lugar a la filosofa nos hace suspender por un momento la ajetreada ocupacin en que nuestro ser se dispersa v afana, y viene a colocarlo bajo un interrogante en que el hombre se torna sobre s. La forma ms frecuente de filosofar, la que en rigor no falta a ningn hombre, es la que consiste en preguntarse por el sentido total de todo eso que hacemos v deshacemos en la faena de nuestra vida. Nuestro ser necesita aclararse el valor v sentido de su propio operar. Y al recogerse en la meditacin de estos temas, trasciende la dispersin de su diario vivir en el plano sensible y material y se libera, siquiera sea por un momento, del peso de nuestro cuerpo sobre la tierra.

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Mientras se filosofa, la tensin del espritu se alza eminentemente sobre el estado de propensin vegetativa y de animalidad que en ocasiones afecta a nuestro ser. Claro es que el ocio filosfico no puede cubrir la latitud completa de la vida humana. Pero un continuo negocio, al que jams el ocio de lo filosfico venga a suspender para imprimirle un sentido, es una vida infrahumana. Ni se trata tampoco de que el filosofar eleve al hombre a una categora superior a la que, de un modo natural, le corresponde. Slo la gracia sobrenatural eleva nuestro ser hasta hacerle partcipe de la naturaleza divina. Pero es indudable que mientras el hombre filosofa, su espritu, de ordinario vuelto a los sentidos, se alza hacia las cosas trascendentes y se libera, a su [23] modo, de la servidumbre de lo sensible . *** *** *** BIBLIOGRAFA Cap. 1

PLATN: Banquete (especialmente el discurso de Scrates); ARISTTELES: Met., 1, 1 v 2; SAN AGUSTN: De civit. Dei, VIII, 2; SANTO TOMS: In met., I, lect. 1-3; SUREZ : Disp. met., I; KANT: Lgica, II; BALMES: Filosofa fundamental..

E.BAUDIN: Introduction gnrale la philosophie, I; Quest ce que la philosophie?; A. BUMLER-S. SCHRTER: Handbuch der Philosophie; A. BRUNNER: ideario filosfico; M. GARCA MORENTE y J. ZARAGETA: Fundamentos de filosofa; J. GAOS: Dos ideas de la filosofa (pro y contra de la filosofa); A. GONZLEZ ALVREZ: Introduccin a la filosofa; J. GREDT: Elementa philosophiaae aaristotelico-thomisticae, I; K. JASPERS: Introduccin a la filosofa; R. JOLIVET: Trait de Philosophie, I; O. KULPE: Introduccin a la filosofa; G. M. MANSER: La esencia del tomismo; J. MARAS: Introduccin a la filosofa; J. MARITAIN: Elementos de Philosophie, I, Introd. gn. la philosophie;http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (29 de 32)04/12/2006 23:18:49

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A. MUOZ ALONSO: Fundamentos de filosofa; A. MLLER: Introduccin a la Filosofa; PROF. SOC. JESU FAC PHIL. HIS: Philosophiae Scolasticae Summa; F. PUSTET-J. KSEL: Philosophische Handbibliothek; L. DE RAEYMAAEKER: Introductin la philosophie; S. M. RAMREZ: El concepto de la filosofa; J. URRABURU: Instituciones philosophiae, I; X. ZUBIRI: Naturaleza, Historia, Dios.

Entre los diccionarios y lxicos filosficos generales, merecen citarse: J. M. BALDWIN: Dictionary of Philosophy and Psycology; R. EISLER: Wrterbuch der philosophischen Begrife; A. LALANDE: Vocabulaire technique et chritique de la philosophie; J. FERRATER MORA: Diccionario de la filosofa.

Aunque especializados en algn filsofo o sistema, deben citarse tambin, por su destacado inters, los de: H. BONITZ: Index aristotelicus; R. EISLER: KantLexikon: H. GLOCKNER: Hegel-Lexikon; E. GILSON: Index scolastico-cartesien; L. SCHTZ: Thomas-Lexikon.

[1] El estudio reflejo que el saber filosfico hace de s mismo -la filosofa de la filosofacorresponde, de una manera formal, a la metafsica, nica ciencia que, por tener un objeto enteramente universal, puede considerar adecuadamente todas las ciencias. Cf. SANTIAGO MARA RAMREZ: El concepto de la Filosofa (Biblioteca Hispnica de Filosofa, Madrid, 1954), c. 1. Sobre la distincin entre la verdadera vivencia y la simple idea previa de la filosofa, M. GARCA MORENTE y J. ZARAGETA: Fundamentos de Filosofa (Madrid, 1947), c. 11. [2] Con ese trmino fueron designados los "siete sabios" de la fama y - segn JENOFONTE- tambin los filsofos naturalistas. [3] "Es necesario que los hombres filsofos sean buenos investigadores de muchas cosas" (F. 35, DIELS). [4] Tusc., V, e. 3, n. 7-9. [5] De claror. philosoph. vitis. (edic. DIDOT), 1. 8, c. 1, n. 8. [6] Segn KRUC, (Allgem. Handw. der philos. Wissensch., III, 211), el relato procede de un escrito perdido de - - de HERCLIDES PNTICO, un pitagrico que concurri a la escuela platnica y que, en su fervor por PITGORAS, atribua a ste las ideas de aqulla. A esta misma opinin adhiere ZELLER (Philos. Der Griech., Einleit., I). Por su parte, RITTER y PRELLER (Hist. Philos, graecae, n. 3) sostienen quehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/01.htm (30 de 32)04/12/2006 23:18:49

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HERCLIDES atribuy a PITGORAS lo que en realidad era propio de la modestia socrtica ( In Pythagoram transtulit Heraclides quod erat Socraticae modestiae proprium ). La fidelidad del testimonio heracldeo tiene un defensor en BURNET (Die Anfnge der griechisch. Philos., p. 86; es la traduc. alemana, por E. SCHENKL del original ingls); pero W. JAEGER ha vuelto a atacarla con fuertes argumentos (Aristteles, Ap. 1, p. 475 y siguientes, de la traduc. castellana de J. GAOS en el Fondo de la Cultura Econmica, Mxico, 1946). [7] Hist., lib. 1, c. 30. [8] II, 30. [9] En la docta ignorantia, de NICOLS DE CUSA, y en algunas frmulas actuales del "problematicismo filosfico y de la "dialctica del no-saber hay una resonancia - en ocasiones, una extremosa amplificacin- del esencial aspecto negativo que ya en su origen muestra el filosofar. (Valgan respectivamente, N. HARTMANN y K. JASPERS como los ms destacados ejemplos.) [10] En su conocida Introduccin a la Filosofa, O. KLPE llega a sostener la necesidad de renunciar a toda definicin de la filosofa. [11] La definicin articula a lo definido mediante dos elementos: uno comn y otro diferencial (gnero y especie). El "hombre", por ejemplo, se define por su encuadramiento en el gnero "animal" y su determinacin por la diferencia racional. [12] As como el "ser" es indefinible -aunque tenemos una cierta intuicin de l-, de la misma manera el propio ser de la filosofa no es susceptible de definicin, ms que en la forma de referirlo a la sabidura, que, por cierto, es el ltimo y verdadero conocimiento del ser. [13] ARISTTELES emplea ese concepto - -, aunque a veces lo restringe a una de las partes del saber filosfico: la filosofa natural. (Apud RAMIREZ, op. cit., pag. 129, en nota). [14] Met., I, 2. [15] Et. Nichom., X, cap. VII, 8; 1.177 b. [16]Cf. ARISTOTELES: De part. anim., cap. V; 644 b; y De Coelo et mundo, cap. XII, 1; 291 b. Sera demasiado fcil ironizar sobre la escasez cuantitativa del saber filosfico, y, sin duda, muy sintomtico de una mentalidad de "nuevos ricos" del saber positivo (los ataques de Karl Popper a la excesiva pltora de minucias en el empirismo lgico son una prueba de la autenticidad filosfica de este autor). [17]

Esta es la inmediata significacin de la conocida frase, que tanto se ha interpretado y comentado desde los ms diversos puntos de vista : "Primero, vivir; luego, filosofar". Cf. PLATN: Teetetos, 155 d.

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EL CONCEPTO DE LA FILOSOFA

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Met., 980 a 22. Comm. in lib. methaphys. Arist., Lib I, c. 1, lect. 1.

Cf. PLATN: "La pasin especfica del filsofo es la admiracin, pues no es otro el principio de la filosofa" (Teetet., 155 d), y ARISTTELES: "Por la admiracin han empezado los hombres, ahora y antes, a filosofar" (Met., A, 982 b, 12). Se cuenta que ANAXGORAS sealaba al cielo al asegurar que se preocupaba por su patria. Cf. G. SIMMEL: Problemas fundamentales de la filosofa (traduccin castellana en "Revista de Occidente"), c. I. Tal es el sentido de la concepcin platnica de la filosofa como (purificacin).

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EL MBITO DEL SABER FILOSFICO

CAPITULO SEGUNDO

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El sistema de los conocimientos filosficos es susceptible de ser considerado desde dos puntos de vista: uno, por as decirlo, externo, segn el cual se le relaciona y enfrenta a las dems especies de conocimientos, y otro, en cambio, interno, y que es el de la propia organizacin o estructura de la filosofa como un conjunto divisible en partes. Estos dos puntos de vista dan lugar a otras tantas especies de cuestiones. El primer grupo lo constituyen las relativas a las fronteras y diferencias existentes entre el saber filosfico y las actividades intelectuales que con l guardan una cierta afinidad; el segundo grupo est integrado por las que ataen a la divisin y articulacin de la filosofa en sus partes capitales.

Ambos grupos coinciden en la consideracin total del mbito de la filosofa, y por ello sern estudiados en un mismo captulo: no, sin embargo, con la misma extensin, pues las cuestiones del segundo grupo sern aqu tocadas en un nico epgrafe -el final-, habida cuenta de que en el estudio de cada una de las disciplinas filosficas fundamentales sern objeto del respectivo y detallado tratamiento.

1. Filosofa, fe y teologa

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Por su ms alta significacin, la filosofa limita con la fe y la teologa; en sus aspectos menos trascendentes, con las llamadas ciencias particulares y lo que suele denominarse, en un especial sentido, "concepcin del universo.

Son muy frecuentes las confusiones en torno a la cuestin de la filosofa y la fe. Por ello mismo es necesario, ante todo, precisar el sentido del problema; y, por de pronto, justificar y definir su planteamiento. Para ello es menester que comencemos por una idea de la fe, que no haga superflua su comparacin con la filosofa. Si la fe consistiera en algo meramente relativo a nuestra actividad sentimental, no habra por qu contraponerla o enfrentarla a la totalidad de la filosofa; bastara estudiarla, dentro de sta, como uno de los puntos de la psicologa afectiva. Pero es el caso que la fe, aunque produzca o determine sentimientos, no es formalmente un sentimiento ms. La fe concierne, de una manera propia e inmediata, al entendimiento humano. Creer y no creer son actos que slo la facultad intelectiva puede realizar.

Pero esto no significa que el entendimiento verifique el acto de creer sin necesidad de ninguna ayuda y condicin. Creer -dice SANTO TOMAS- es el acto del entendimiento que asiente a la verdad divina imperado por la voluntad, a la que Dios mueve [1] mediante la gracia" . Es el entendimiento, no la voluntad, lo que tiene la facultad de asentir o de disentir ante cualquier proposicin. Pero en el caso de la verdad divina, que se propone como objeto de creencia en tanto que no es evidente, el entendimiento no puede asentir de una manera espontnea,http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (2 de 31)04/12/2006 23:19:11

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pues de esta manera slo lo que es evidente despierta o produce nuestro asentimiento. El hecho, sin embargo, de que una proposicin no sea evidente no significa que sea evidente su falsedad. No son iguales estos dos conceptos: "no, ser evidente que" y "ser evidente que no". Para que algo se nos proponga a ttulo de creencia es preciso que no sea evidente, ni como verdadero ni como falso. De ah que el asentimiento a las verdades de fe suponga una mocin o impulso de la voluntad sobre la facultad intelectiva. El creer es un acto del entendimiento; pero el "querer creer" concierne a la voluntad. (Y puesto que el objeto de esta fe trasciende de lo puramente natural, es preciso que la voluntad sea movida por Dios; lo cual ocurre, precisamente, mediante la gracia.)

Con esto ya tenemos no slo planteado, sino tambin incoativamente resuelto el tema de las diferencias entre la fe v la filosofa. Ambas coinciden en tener su lugar en el entendimiento. Pero difieren precisamente en la manera como en l tienen lugar. La filosofa se origina en el entendimiento de una manera puramente natural y humana, pues su objeto lo son verdades asequibles a nuestra capacidad intelectiva, sin la mediacin de un especial socorro sobrenatural o divino. Por el contraro, la fe requiere, primero, una especial iluminacin: el hecho mismo de que sus verdades sean "reveladas" y, adems, que Dios mueva, mediante la gracia, a la voluntad que se determina a creer; porque su objeto lo constituyen verdades que, por trascender nuestra natural capacidad intelectiva, no se nos pueden presentar como evidentes. Y, en fin, todo ello explica la diversidad de fundamentos de la filosofa y la fe. La filosofa sehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (3 de 31)04/12/2006 23:19:11

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basa, en resolucin, sobre la propia razn humana, en tanto que la fe tiene su ltima v definitiva garanta en la autoridad divina.

Fe y filosofa, por tanto, no pueden encontrarse en la misma persona respecto de una y la misma verdad. Si una verdad es filosficamente poseda, es, en efecto, algo que la razn aprehende por sus solas fuerzas naturales, lo que no puede ocurrir en el caso de la fe. Pero conviene distinguir aqu entre lo que filosficamente es "cognoscible" y lo que de ese modo es actual y efectivamente "conocido". Lo que no puede ser objeto de la fe es nicamente lo segundo, pues las verdades filosficamente cognoscibles puede ocurrir que, de hecho, por cualquier motivo, no sean conocidas de esa forma por alguna persona determinada. La cual, por no tener de ellas la evidencia, puede hacerlas objeto de creencia o fe sobrenatural. Y as se explica que hayan sido reveladas algunas verdades filosficamente asequibles, pues no todos los hombres tienen, de hecho, la capacidad y el tiempo suficientes para dedicarse a las difciles especulaciones de la filosofa, mientras que, en cambio, la "salvacin", para la cual es necesaria la fe, no es asunto [2] exclusivo de filsofos .

Conviene, sin embargo, precisar que la distincin entre la fe v la filosofa no constituye una contradiccin. Una verdad filosfica [3] no se puede oponer a otra revelada . Puede ocurrir -eso sque, de hecho, en un razonamiento filosfico se llegue a una conclusin que, por no haber sido elaborada de una manera enteramente correcta, se nos presente como contradictoria dehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (4 de 31)04/12/2006 23:19:12

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una verdad de fe. La eleccin no es dudosa para el filsofo que sea creyente, y tiene un razonable fundamento: la primaca de la autoridad divina -que es la de un Ser infinitamente inteligente y bueno- sobre el alcance y la capacidad del entendimiento humano, defectible y finito. Esto, de una manera general. En cada caso concreto, sin embargo, el filsofo creyente -que como tal creyente se somete, sin ms, a la autoridad divina- debe, como filsofo, esforzarse en buscar las razones que de una manera intrnseca muestren la falsedad de aquella conclusin, en la certeza de que tales razones tienen que existir, aunque l personalmente no llegara a encontrarlas, porque es imposible que haya un verdadero antagonismo entre el entendimiento humano y el del Ser que le ha dado la existencia.

En el creyente, la fe -o mejor dicho, la proposicin revelada- vale como una "norma negativa" con relacin a la filosofa. Desde un punto de vista "positivo", la fe y la revelacin no son, para la filosofa, norma alguna. 0 dicho de otra manera: la verdad de las proposiciones reveladas invalida las proposiciones filosficas que la contradicen, pero no prueba, ni aun para el creyente, que sean verdaderas las que no estn en contradiccin con ella. Pero aunque la revelacin no sea para la filosofa ms que una norma negativa, es tambin, sin embargo, como "estmulo", algo positivo para el filosofar. Muchas cuestiones y enseanzas filosficas han sido, de hecho, posibles por la presin de la fe en la especulacin de los creyentes, porque si la ocasin fue realmente un dato revelado, el tratamiento de ellas tuvo un carcter netamente filosfico. Y es ste un hecho tan notorio y claro en la historia no ya de la filosofa, sino aun de la cultura enhttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (5 de 31)04/12/2006 23:19:12

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general, que su ignorancia por quienes se dedican a estos temas tiene una explicacin sumamente difcil y embarazosa.

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El que la razn humana no pueda dirigirse a los artculos de la fe para demostrarlos no quiere decir que nada tenga que hacer con ellos. Puede hacer precisamente lo inverso: tomarlos como premisas, como bases, para inferir todas las conclusiones que sea lcito extraerles. Al conjunto de tales conclusiones es a lo que se llama "teologa de la fe", y tambin teologa "sagrada" o "sobrenatural". La razn de estas determinaciones y calificativos de la teologa es la necesidad de distinguirla de otros conocimientos que tambin pueden denominarse teolgicos por constituir, aunque de una manera puramente natural, una humana noticia de la entidad divina. En realidad, esta segunda especie de conocimientos teolgicos no forma una ciencia, sino que es tan slo un captulo o parte de la metafsica, la que se dedica al estudio de la causa primera de todo ente finito, y se la designa con los nombres de "teologa natural", "teologa [4] filosfica" o, ms brevemente, "teodicea" .

La teologa sobrenatural, a diferencia de la filosofa, supone la fe. Esto puede entenderse en dos sentidos. En primer lugar, tomando la palabra "fe" en su acepcin objetiva, como el conjunto de los datos revelados; en segundo lugar, considerando la fe en su sentido subjetivo, como vivencia o hbito de creer esos datos. De una manera estricta v rigurosa, debe decirse quehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (6 de 31)04/12/2006 23:19:12

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la sagrada teologa supone la fe en las dos acepciones. Claro est que es posible tomar los datos de la revelacin y, aun sin creer en ellos, inferir las oportunas consecuencias. Tales datos, por no ser evidentes, ni tampoco credos, funcionarn entonces a modo de postulados o meras hiptesis, y si las conclusiones obtenidas son coherentes con ellos, no cabe duda de que se lograr un "sistema" que, sin embargo, no merece el nombre de ciencia, por no ser tomados como ciertos sus principios -ni natural ni sobrenaturalmente-. Lo que as es obtenido no es propiamente la teologa sobrenatural, como ciencia enraizada en la certeza de la fe, sino nicamente -segn reza la formula habitual- "el cadver" de ella (esto es, algo a lo que falta el principio vital de toda ciencia, que es la certeza de sus puntos de partida, de la cual es deudora la de las conclusiones).

(Importa, sin embargo, no confundir la teologa filosfica con esta teologa, meramente sistemtica, que no se apoya en la certeza de la fe. La teologa filosfica tiene principios ciertos, que son los mismos de la metafsica, de la que es -como ya se ha dicho- un aspecto o parte. Lo que ocurre es que esos principios son siempre puramente naturales, a diferencia de lo que acontece en el caso de la teologa sobrenatural, que se apoya en la fe tanto en el sentido objetivo como en el subjetivo. As, pues, la teologa filosfica y la sobrenatural realmente apoyada en la fe son verdaderas ciencias, cada cual a su modo, en tanto que la teologa que parte de los datos revelados, mas sin prestarles fe, no es otra cosa que una especulacin infundada).http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (7 de 31)04/12/2006 23:19:12

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Por partir del estudio de los entes finitos, la teologa filosfica no llega a Dios ms que bajo su aspecto de causa ltima o primera de ellos. El filsofo no conoce a Dios ms que bajo ese ttulo, de una manera indirecta, que no le permite, en consecuencia, penetrar el recinto de su intimidad. Conocer una cosa como causa de otra no es conocerla de una manera absoluta. Qu sea Dios independientemente de su relacin a las criaturas es algo, por tanto, que escapa a la mirada filosfica. Para que el hombre sepa lo que Dios es, no en esa, por as decirlo, su exterior fachada a las criaturas, sino en su misma recndita intimidad, es preciso que Dios se lo revele. La teologa sobrenatural parte, en cambio, de esta revelacin. El telogo de la fe se aprovecha de una divina confidencia, y por eso su conocimiento de Dios es infinitamente ms profundo que el del simple filsofo.

La forma en que la sagrada teologa se beneficia de los datos revelados es, justamente, la explotacin racional de ellos. El "logos" interviene de un modo instrumental en esa especie de conocimiento teolgico. Mas lo que hace -importa repetirlo- no es intentar la demostracin de aquellos datos, sino al revs: aprovecharlos, precisamente para inferir sus consecuencias lgicas. De esta manera, lo que acta de causa principal de la conclusin teolgica son los artculos de la fe, y las verdades de la mera razn valen nicamente como un instrumento a su servicio. Este es el legtimo sentido de la interpretacin de la filosofa como ancilla theologiae. La filosofa es sierva de la sabidura teolgica,http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (8 de 31)04/12/2006 23:19:12

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por cuanto que es movida por la fe para la obtencin de las conclusiones teolgicas. En este servicio la filosofa queda eminentemente ennoblecida y la razn se instala en un horizonte al que por s sola no podra llegar. Lo cual no significa - como con harta suspicacia se pretende- que el creyente elabore una filosofa tendenciosa, preconcebida para la teologa. Por el contrario, para esta ltima, la filosofa ms idnea es la que intrnseca y naturalmente cumpla mejor su oficio, ya que lo que el telogo pretende no es demostrar la revelacin, sino extraer de ella todas sus posibles consecuencias.

2. Filosofa y ciencias particulares

Tan habituados estamos a la actual tensin de la filosofa y los dems saberes naturales, que se nos hace sumamente difcil comprender que las cosas hayan podido ser alguna vez de otra manera. Hubo, no obstante, un tiempo en que la unidad del conocimiento humano, aunque provista de rganos y establecida como un cierto conjunto de saberes, prevaleci sobre sus divisiones, y toda ella era designada con un solo vocablo: el de "filosofa". Esta palabra significaba toda ciencia humana, y no slo cada una de ellas, sino tambin su ntegro conjunto o repertorio. En la Antigedad, y sobre todo en Grecia, la divisin del mbito total de los conocimientos humanos era, pues, primordial y esencialmente, la que distingua entre el conocimiento vulgar y el conocimiento filosfico, esto es, la ciencia.

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Con todo, dentro de la esfera filosfica se dio tambin una fundamental divisin: la que ARISTTELES estableciera al acuar las denominaciones filosofa primera y filosofas [5] segundas . La filosofa primera, sin embargo, ms que una ciencia entre otras, era, en efecto, la forma ms perfecta de las ciencias - -, la filosofa pura y simplemente dicha -philosophia simpliciter-, sin restricciones de ninguna especie, pues se ocupaba, en general, de todo ente precisamente en tanto que ente y, por tanto, segn su ms profundo y entraable sentido. A diferencia de ella, las filosofas segundas eran modalidades "relativas" de la nocin de ciencia, formas imperfectas, declinadas, de esta misma nocin, ya que no se ocupaban de todo cuanto es apto para ser estudiado por "la ciencia", sino que restringan, cada cual a su modo, el alcance de sta, limitndola a un tipo determinado de entes, y no indagaban, en consecuencia, las ms profundas y universales causas, sino tan slo las concernientes a sus respectivos objetos. En este sentido cabe, pues, hablar de alguna forma, ya entre los filsofos antiguos, de la distincin entre filosofa y ciencias particulares, pero no a la manera, hoy generalizada, segn la cual se tratara de una propia y formal diversidad entre el conocimiento filosfico y el meramente cientfico, pues la filosofa primera y las segundas coincidan precisamente en eso: en ser filosofa, que era entonces lo mismo que decir que convenan en ser ciencias.

Con la aparicin de la teologa de la fe el organismo del conocimiento cientfico se reagrup de otra manera. El saber filosfico, aun conservando sus internas divisiones, hubo de ser contrapuesto, no slo como ciencia, a los conocimientos yhttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (10 de 31)04/12/2006 23:19:12

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opiniones vulgares, sino tambin, en cuanto ciencia meramente natural, a la sabidura teolgica, fundamentada en datos revelados. La divisin fundamental consisti, as, dentro de la ciencia, en distinguir los conocimientos puramente racionales, de los que connotaban un origen sobrenatural y especialmente divino. Pero tampoco se lleg a un divorcio entre ambas formas de ciencia. La filosofa pudo hacer de sierva de la teologa sin por ello perder sus propias exigencias naturales. En la Edad Media la mayora de los pensadores reunan v armonizaban en sus obras -SANTO TOMS es el ejemplo ms ilustre- la ciencia filosfica y la teologa de la fe.

Frente a esta milenario tradicin de unidad la Edad Moderna ha sido el tiempo de la radical desmembracin y fractura del saber humano. Cada grupo o conjunto de conocimientos recaba para s, de una manera exclusiva, el verdadero ttulo de ciencia, y acontece, por cierto, que las que hasta entonces lo haban sido de una manera menos rigurosa, comienzan pretendiendo un trato de igualdad con relacin a las ms perfectas, y acaban por creerse superiores a ellas. Tal es el caso extremo del "positivismo", donde la teologa y la metafsica se entienden "superadas" por las nuevas ciencias, que se despreocupan de toda clase de intereses trascendentes.

Sin embargo, junto a estos defectos, la poca moderna tiene en su haber el formidable desarrollo de los conocimientos especializados. La unidad perdida tiene una cierta compensacin en el hecho innegable de la extraordinaria proliferacin de

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saberes parciales. Aturdido por ellos, el hombre de ciencia propende a olvidar o desconocer la significacin de la filosofa, que se le vuelve cada vez ms problemtica. Si todava COMTE cree en la necesidad de un saber global o de conjunto, la realidad es que lo concibe como una simple sntesis de las [6] conclusiones de las ciencias especializadas . Pero esto es una cosa muy distinta de lo que antes fue la filosofa. El saber filosfico no consista en un simple resumen de saberes parciales - algo, pues, posterior a estos conocimientos y esencialmente relativo a ellos-, sino que era, primero -en un sentido estricto-, la sabidura del ente en cuanto ente (es decir, un conocimiento universal, no un universo de conocimientos), y adems -en un sentido amplio y menos riguroso-, cualquier otro saber, las filosofas "segundas", y tambin el conjunto integrado por stas y la filosofa primera; en ningn caso, por tanto, un simple esquema de las conclusiones de las ciencias especializadas.

Considerando las acepciones clsicas de la palabra "filosofa", un hombre actual no tendr inconveniente en aplicarla al estudio del ente en cuanto ente (cualquiera sea la idea que se haga del valor de este estudio); pero se resistir a llamar filosofa a ciencias tales como la fisicomatemtica, la biologa o la historia. Se ha producido, de hecho, una fundamental restriccin del sentido de nuestro vocablo, con la que hay que contar para evitar equvocos. Pero lo ms notable y sintomtico de esta restriccin, es que sin embargo, se siga llamando filosofa a ciencias tales como la tica o la psicologa especulativa que se refieren a un determinado sector de la realidad, no al ente en cuanto ente. Se habla tambin de filosofa de la historia, filosofa del derecho, etc.http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (12 de 31)04/12/2006 23:19:12

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De donde resulta que la especializacin del saber no es lo que hace a ste diferenciarse de la filosofa.

Precisa, sin embargo, sealar que las mencionadas disciplinas filosficas, distintas de la filosofa primera, no constituyen ciencias enteramente independientes de sta. Todas ellas se subordinan a la metafsica y se benefician de sus principios; para lo cual no es menester que, antes de estudiarlas, se conozca la ciencia metafsica de una manera explcita y formal: basta con la germinal aprehensin de ella que hay en el uso espontneo de [7] nuestro entendimiento . Por el contrario, las dems ciencias particulares a las que hoy no se llama filosficas no solamente son particulares, sino que tambin pretenden constituirse de una manera enteramente autnoma. Esta autonoma no es, simplemente, la independencia de cada una de ellas respecto de las otras. Lo que esencial y propiamente la define es la independencia respecto de la metafsica; y ello hace explicable que, siendo sta la filosofa por excelencia, los saberes autnomos, tpicos de la Edad Moderna, se constituyan como afilosficos, e incluso se hallen, en ocasiones, en una esencial y constitutiva tensin u oposicin con la filosofa.

De esta manera, en su presente estado, el mbito de los conocimientos cientficos viene a organizarse, en su conjunto, de la siguiente forma: 1., la teologa de la fe; 2., la filosofa, que abarca tanto la que lo es de una manera propia y adecuada, -la metafsica-, como las que lo son por participacin o de un modo analgico (las ciencias filosficas particulares, pero nohttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (13 de 31)04/12/2006 23:19:12

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autnomas); 3., todas las ciencias estrictamente particulares. Por su oposicin o independencia respecto a la sabidura metafsica, las ciencias estrictamente particulares fallan todas o algunas de las condiciones que se exigan al riguroso concepto de la ciencia, tal como sta fue tradicionalmente concebida. Esas condiciones pueden resumirse -sobre todo a la vista de los caracteres de las ciencias modernas v comparativamente a ellosen tres conceptos fundamentales: a) la referencia u orientacin al ser -carcter "ontolgico", de , ente-; b) la certeza engendrada por el conocimiento de las causas; c) el sentido de la totalidad de la realidad.

a) Las ciencias filosficas que no estudian el ente en cuanto ente -las que en la propia situacin actual pueden seguir llamndose filosofas segundas- tienen, no obstante, una significacin ontolgica en un sentido no formal y estricto, mas s analgico y por participacin. Estas ciencias se encuentran limitadas a los respectivos modos o tipos de ser, pero no olvidan la naturaleza ntica, real, de sus objetos, y estn subordinadas a la ontologa o metafsica (filosofa primera), no en cuanto ciencia formalmente constituida (pues esa filosofa primera no es, sin embargo, la ms inmediata en el orden de la adquisicin de los conocimientos), sino -como ya se dijo- en cuanto es algo incoativamente presente en la espontaneidad del entendimiento humano.

Por el contrario, las ciencias particulares no filosficas, aunque de hecho lleguen a ocuparse con objetos reales, se desentienden de la nocin de realidad y de los problemas que esta nocin,http://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (14 de 31)04/12/2006 23:19:12

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[8] . La mayora de ellas suele definirse precisamente como ciencias de "fenmenos", y aunque stos no sean concebidos como contrarios a la "realidad", tampoco la connotan, sino que, simplemente, hacen abstraccin de ella y, en general, de toda alusin a lo que no sea experimentable. (Tngase en cuenta, para comprender esto, que si bien conocemos por los sentidos cosas reales, no conocemos sensorialmente la realidad de las cosas. La existencia de este papel que veo no es algo que yo vea, pues no es su color, ni su figura, ni su tamao, ni tampoco ningn trozo de l, sino algo que conviene a la totalidad de este papel que veo, y que consiste, [9] pura y simplemente, en el hecho inefable de "estar siendo") . aplicada a su objeto, podra plantearles

Es cierto que las matemticas no son ciencias de fenmenos; pero no lo es menos que se desentienden tambin de la realidad de sus objetos. Esto resulta especialmente claro en las geometras no-euclidianas y en la ms reciente matemtica, cuyos postulados no precisan siquiera de la evidencia sensible. Pero aun la misma matemtica antigua, que puede parecernos ms real, versa sobre un objeto que, tal cual lo estudia el matemtico, tiene una existencia inmaterial de que no goza fuera de la mente. Con esto no se quiere decir que no haya, por ejemplo, prismas reales. Lo que se sostiene es justamente que el prisma inmaterial que estudia el matemtico no es sin materia en la realidad, lo cual, por cierto, le trae sin cuidado al matemtico, pues ste estudia el prisma no en cuanto real o en cuanto irreal, sino nicamente en tanto que prisma.

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b) La certeza engendrada por el conocimiento de las causas es un imprescindible requisito del saber filosfico, pero no constituye, en cambio, una condicin necesaria para todas las [10] . ciencias estrictamente particulares Esto, en primer lugar, no significa que la filosofa est libre de discusiones: la realidad es que en ella se dan ms que en ninguna otra parte; pero estas discusiones surgen precisamente porque se busca la esencial certeza que dimana de un verdadero conocimiento de las causas y porque el empeo de la filosofa es, dentro del orden puramente natural, el ms alto y difcil que cabe proponerse.

En segundo lugar, tampoco se pretende decir que los conocimientos de todas las ciencias estrictamente particulares carez-can de certeza verdadera; lo que se niega es que esta certeza sea, en todas ellas, la que procede de un verdadero conocimiento de las causas. No es ste, desde luego, el caso de las matemticas, cuya diferencia con la filosofa ha sido anteriormente sealada. Mas si pensamos en las dems ciencias no filosficas encontraremos, efectivamente, que la certeza que se busca en ellas es muy distinta de la que persiguen, cada cual a su modo, la matemtica y la filosofa.

El caso de la historia es el ms llamativo. Sin duda, el his-toriador prueba con testimonios fehacientes el carcter verdico de los hechos que estudia, y en este sentido su conocimiento de ellos es un conocimiento cierto. Por otra parte, la historia no se limita ahttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (16 de 31)04/12/2006 23:19:12

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probar hechos. Tambin, de alguna forma, los enlaza en sistema y trata de explicarlos en su ntima conexin. Pero esta explicacin no produce, a su vez, certeza estricta, sino tan slo probabilidad- El historiador no puede presentar los que son hechos libres como si unvoca y necesariamente dimanaran de sus respectivas causas; a lo ms que aspira es a "entenderlos" como "verosmiles".

La ciencia fisicomatemtica no tiene que habrselas con este tipo de: hechos; mas como quiera que, a diferencia de la matemtica pura, desciende hasta la ndole emprica de sus objetos, no pued aunque la esquematiza de algn modo desentenderse de la compleja red de circunstancias y condiciones en que stos se envuelven. Trata, sin duda, de reducir a leyes los fen-menos fsicos; pero precisamente por limitarse a stos no puede hablar de "causas" en sentido ontolgico, sino tan slo de "condiciones", y stas, en principio, pueden multiplicarse y variarse de una manera indefinida. De ah que la certeza de esta ciencia sea, a la postre, una probabilidad, alcanzada de un modo estadstico.

(Hay otras ciencias, tambin particulares, distintas de la his-toria y de la fisicoraatemtica; pero o bien se asimilan a los procedimientos de una de stas, en cuyo caso su certeza tiene anlogas restricciones, o bien prescinden de la explicacin propiamente dicha y poseen, por tanto, un carcter meramente descriptivo.)

e) Es obvio que las ciencias estrictamente particulares sehttp://www.mercaba.org/Filosofia/Millan/Fundamentos/02.htm (17 de 31)04/12/2