Antonio TRUYOL SERRA. Dante, La Teoria Del Imperium Mundi

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  • 7/25/2019 Antonio TRUYOL SERRA. Dante, La Teoria Del Imperium Mundi

    1/4

    DANTE ALIGHIERi

    Y L

    IMPEmM MNDt

    17

    II. LA T E O R A D E L I M P E R I U M M U N D I

    El pensamiento filosfico

    de

    Dante est diseminado

    en

    toda

    su

    obra,

    sobre todo

    a lo

    largo

    de la Divina Comedia

    genera lmente

    en

    forma ale

    grica

    o

    simblica.

    Un

    in tento

    de

    form ulacin sistemtica

    fu el Convi-

    to

    o

    Convivio

    que

    qued

    sin

    t e rmina r

    y

    hub ie ra

    tal vez

    llegado

    a

    adqui

    rir

    las

    d imens iones

    de una

    enciclopedia

    del

    saber medieval .

    En

    cuanto

    al pensamiento poltico, ofrecen

    un

    primer esbozo algunos captulos

    del

    l ibro

    IV del Convivio

    pero est contenido esencialmente

    en el

    t ra tado

    lat ino

    De

    Monarchia cuya fecha

    de

    composicin

    es

    objeto

    de

    discusin

    entre

    los

    bigrafos

    del

    poeta . Parece probable

    que, si no

    mot iv

    su

    com

    posicin

    la

    expedicin

    de

    E n r i q u e

    VII a

    Italia, iniciada

    en 1311, y

    esta

    ba

    ya

    redac tado,

    lo

    public

    por lo

    menos

    en

    dicha ocasin.

    Es un

    estudio

    monogrfico

    de la

    m on arqu a universal segn

    los ms

    rgidos cnones

    escolsticos,

    y en

    medio

    de

    implacables deducciones

    a

    m enu do abs t rac tas

    o rebuscadas, t iene m om entos

    de

    inspiracin

    y

    apasionado acento

    que

    estn

    en la

    lnea

    de su

    g ran poema . Tambin

    las

    l lamadas Epstolas

    po-

    lticas Epstolas

    V, VI y VII,

    dirigidas

    a los

    prncipes, senadores

    y

    pue

    blos

    de

    Italia,

    a los

    florentinos,

    a

    E n r i q u e

    VII),

    deben tomarse

    en

    con

    sideracin

    9). La Divina Comedia conserva

    aqu

    un

    valor primordial ,

    no

    tanto

    por lo que en

    form a explcita

    o

    figurada

    en

    ella

    se

    dice, cuanto

    por

    la energa

    de sus

    juicios histrico-polticos. Como

    muy

    bien subraya

    un

    reciente expositor

    del

    pensamiento pol t ico

    del

    autor

    de la Divina o-

    media

    mucho

    ms que en las

    oscuras alegoras

    y los

    enigmas insolu-

    bles diseminados

    en el

    poema,

    la

    l t ima pa labra

    de

    D a n t e

    en la

    mater ia

    se encontrar

    en su

    poderosa interpretacin

    de las

    figuras

    de

    papas,

    reyes

    y

    emperadores ,

    de los

    destinos

    de

    ciudades

    y

    naciones

    10).

    Dan te

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    18 NTI T f UYOL S ff A

    es del linaje de los grandes moralistas polticos por el rigor insobornable

    de su sentido de la cosa pblica y sus exigencias prcticas.

    Sera errneo enten der el anhelo de paz de D an te como m ero im

    pulso subjet ivo de un temperamento dado a la contemplacin o s imple

    mente deseoso de tranquil idad personal . A diferencia del anhelo de paz

    que determ inar la f ilosofa polt ica de To m s Ho bbes, e l de Da nte no

    es slo existencial, es tambin metafsico y tico. La paz en la sociedad

    no hac e sino reflejar el^orden que rige en la natu ralez a, segn la con

    cepcin finalista d e inspiracin aristotlica que D an te com parte con

    Santo Toms. El universo, para Dante como para Santo Toms, es una

    total idad ordenada dentro de la cual cada ser ocupa un lugar determina

    do por su fin, en funcin del con junto. D en tro de esta concepcin del

    m un do , el l inaje hu m an o es susceptible de un a consideracin unitaria ,

    y visto as bajo el ng ulo de su un id ad , se inte gra er el univ erso a rm o

    nioso,

    constituyendo a su vez una entidad superior a las distintas comu

    nidades que agrupan a los h om bre s :

    la

    universal idad humana es

    como un todo respecto a una parte y como una parte respecto a un todo.

    Es un todo en relacin con los reinos particulares y las varias naciones... ,

    y es un a par te en relacin con todo el universo 11). La sociedad hu

    mana es una imagen del universo, comportndose respecto a ste como

    el microcosm os respecto al m acrocosm os. Pues bien, el princip io orde

    nad or del macro cosm os es el principio de un idad , el cual r adica en

    Dios,

    m on arca de la creacin. El principio de un ida d ser el llam ado

    tam bin a inform ar la sociedad del gnero hum an o 12).

    L a sociedad, del gn ero h um an o tiene en efecto en D an te u na enti

    dad propia como tal. La asociacin ms simple es el domus la casa o fa

    milia en sentido amplio, cuyo fin es, poner a sus miembros en condicio

    nes de vivir bi en ; la agru pac in de varias casas o fam ilias es el

    vicus

    la aldea o vecind ad, que tiene por com etido el concurso agrad able de

    personas y cosas; de la aldea pasamos a la civitas la c iudad, que hace

    .posible un vivir m ejor, porq ue per m ite satisfacer necesidades m ateria

    les y espirituales m s co m ple jas; sobre ella se eleva el regnum el reino,

    capacitado para asegurar los beneficios de la ciudad con mayor seguridad

    y tranquilidad. Pero los reinos han de eniTiarcarse a su vez en una uni

    dad superior, a la que Dante l lama monarqua temporal, la cual abar

    ca a todo el linaje de los ho m bre s bajo un a un ida d de m an do 13). Se

    trata de un proceso en la sociabil idad na tura l del ho m br e 14) qu e no

    hac e sino llevar a su lt im a consecuencia el descrito por Aristte les y

    Sari to Toms de Aquino.

    Po rqu e sta, com o ya apu ntam os, es la significacin peculiar de

    D an te en la his toria del pensa m iento pol t ico: hab er dad o la formula-

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    DANTE AUGIHRRI Y EL IMPEIIIUM MUNDI XY^ M^OyfQ,

    cin doc trinal m s rigurosa de la teora de la m on arq ua universal. El

    ideal del imperio ecumnico, no era en la Edad Media una novedad ni

    era algo inslito, como lo atestiguan los muchos autores que, sobre todo

    en Alemania, lo sostuvieron con diferencias de concepcin qiie aqu no

    son del caso: as M aneg old de La ute nb ach

    (Ad Geberhardum,

    hacia

    1103) en los siglos XI-XII, Jordn de Osnabrck (De praerogativa Roma-

    ni Imperii,

    h. 1260) y Alejan dro de Roes

    [Tractatus de translatione im -

    perii,.h. 1281), en-el X III , Eng elberto de A dm on t De

    ortu, prgressu et

    fine Romani Imperii,

    h. 1320), Lu pold o de Beb enb urg o

    {Tractatus de

    iuribus regni et-imperii,

    h. 1340), Co nrado de M eng enb erg

    {De transla

    tione Romani Imperii, h. 1354), en el X IV . T an to ellos como D an te

    oponen el m on ism o im perial al nacion alismo pluralista de los le

    gistas y tratadistas franceses, entre los que destacan Juan de Pars

    [De potestate regali et papali,

    1303) y Pe dro Du bois De

    recuperatione

    Terrae Sanctae,

    1305). Ta m po co son un a nov edad la ma yo ra de los ar

    gu m ento s que en favor de este idea l aduc ir D an te. Lo nue vo en l,

    como ha sealado Kelsen, es la precisin y el radicalismo de la concep

    cin. La mon arq ua universal no es para D an te un a form a e ntre otras

    de sociedad poltica, sino la sociedad poltica por antonomasia, la nica

    com un idad a la que pue dan atribuirse los predicad os de autosuficiencia

    y perfeccin que Aristteles estimara esenciales para la sociedad polti

    ca. Es la m ona rqu a tempo ral l lamad a imp erio un principado nico y

    sobre todos los dem s en el tiem po o en aque llas cosas m ed ida s por el

    tiempo 15). Slo la m on ar qu a tem po ral as definida es -susceptible de

    asegurar al mundo la paz.

    Ya hem os ap un tad o que la valoracin positiva de la p az tena en

    D an te un a raz m etafsica. Ello se confirma con lo que dice acerca de

    su necesidad en el libro I del

    De monarchia.

    El gnero hu m an o como

    tal tiene, segn Dante, un fin propio, y por ende una operacin propia,

    que ni el individuo n i ning un a c om unida d part icular son capaces de al

    canzar. La determinacin de este fin y esta operacin resulta de un an

    lisis de la na tura leza h u m an a y los supuestos de su perfeccin. E n este

    pu nto se un e en D an te la influencia de Av erroes a. l a de Aristteles,

    dan do lugar a un razo nam iento original. La perfeccin suprem a del

    hombre consiste en la facultad de aprehender la realidad por el intelec

    to posible, cuya capacid ad rebasa lo que en cada m om en to realiza en

    acto. Esta potencialidad slo puede realizarse en acto ntegra y simult

    ne am en te por la univ ersalidad de los ho m bre s, diversos entre s 16). En

    otros tr m ino s: slo la universal idad de los hom bres, la hu m an id ad

    como tal, al reu nir en su seno la fecund a m ultiplic idad de los enten di

    m ientos particulare s, pue de actualiza r la plen itud de sus posibilidades

  • 7/25/2019 Antonio TRUYOL SERRA. Dante, La Teoria Del Imperium Mundi

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    ANTONIO TRU Y OL SERBA

    para la contemplacin y la accin, asegurando con ello a los hombres la

    felicidad ms completa que les sea dado alcanzar. Pero ello supone que

    reine la paz, la cual se convierte as en condicin

    sine qua non

    de la hu-

    m an a bea titud 17). La paz, a.su vez, es impo sible sin un pode r nico

    que la ga ran tice : e l orden del m un do req uiere la exis tencia de la mo-

    na rqu a en el sentido dantesco de im perio universal 18).

    N o vam os a seguir aqu a D an te en los porm eno res de su ulterior

    justificacin terica del

    imperium mundi

    Digamos tan slo que no omi-

    te recurso dialct ico alguno, por alambicado que hoy pueda parecemos.

    Todos los argumentos que la Edad Media haba acumulado en favor de

    la form a m on rq uic a de gob ierno, los recoge D an te, referidos a su mo-

    narqua universal, con una fe impresionante en su eficacia; con un afn

    conmovedor de convencer. Prescindiendo de la analoga entre el gobier-

    no del monarca universal sobre los hombres y el gobierno de Dios sobre

    la creacin, y de razones extradas de la fsica aristotlica, mencionemos

    tan slo su afirmacin de que el m on arca universal es necesario com o

    instancia jurisdiccional suprema, garanta a la vez de justicia y libertad,

    por cua nto el ser seor de todo elim ina la codicia y da com o fruto la

    mo deracin. N o. pecar aqu D an te de un optimism o psicolgico ex-

    cesivo

    Justificada tericamente la monarqua universal, surge la cuestin de

    si la existencia de sta imp lica o no la destruccin de los principa dos y

    repblicas particulares, es decir, la cuestin de cual sea la dependencia

    de lo que hoy llamaramos grupos nacionales con respecto al poder mun-

    dial . D an te no ha tratad o ex presame nte este punto , pero algunos textos

    hacen referencia al respeto de las comunidades polticas histricas en la

    un idad impe rial . As , seala que el poder del E m pera dor m an ten dr

    contentos a los reyes en los lmites de sus reinos, de mo do q ue teng an

    paz entr e s 19). E n otra ocasin, dem ues tra tene r en cue nta las diver-

    sidades naciona les en orde n a la funcin legislativa; tienen las nacio-

    nes, reinos y ciudad es, prop iedades diversas que concitan leyes diferen-

    tes 20). Estas indicaciones estn en la lnea de la concepcin m edieva l

    del im perio, segn la cual el em pera dor no ejerca un gob ierno directo

    sobre los cristianos, sino una funcin tutelar y arbitral sobre los monar-

    cas y repblicas, que se aada a su cualidad de rey de sus territorios na-

    cionales.