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Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Fundación Isabel Caces de Brown Estación Experimental La Palma
Casilla 4-D, Quillota-Chile Teléfonos 56-32-274501- 56-33-310524
Fax 56-32-274570, 56-33-313222 http://www.agronomia.ucv.cl
TALLER DE LICENCIATURA
“EVALUACIÓN DE OCHO CEPAS NATIVAS DE
METARHIZIUM ANISOPLIAE VAR. ANISOPLIAE (METSH.) SOROKIN., PARA EL CONTROL DE ALEUROTHRIXUS
FLOCCOSUS MASKELL”.
Title:
“EVALUATION OF EIGHT NATIVE STRAINS OF METARHIZIUM ANISOPLIAE . VAR. ANISOPLIAE (METSH.) SOROKIN., FOR THE CONTROL OF ALEUROTHRIXUS FLOCCOSUS
MASKELL”.
Alumno: Gonzalo Allendes Lagos. Profesor Guía: Eugenio López L.
Profesor Corrector: Eduardo Gratacós N.
QUILLOTA, JUNIO DEL 2007.
“Buscad primero el reino de Dios y todo os será dado” Mt 6, 33.
Agradecimientos
En primer lugar quiero dar gracias a Dios por darme la vida, esta profesión y proveer para
que este sueño sea una realidad, y a todas las personas que fueron parte de esta
aventura.
A Jorge y Marcela, mis padres, por su amor, oraciones, confianza y apoyo incondicional.
A Marcela y Andrés, gracias por todo. A mis pequeñas motivaciones, mis sobrinos
Andresito, Martín y al bebé que está por nacer. A Paulina y Silvana gracias por su apoyo y
cariño. A mi familia gracias, los amo.
A Carolina, por su amor incondicional, ayuda, paciencia, comprensión y apoyo; eres mi
amiga, mi cómplice, mi otra mitad.
A la 4º comunidad Neocatecumenal de la parroquia San Felipe Neri, a la cual pertenezco,
por sus oraciones, ayuda y amor desinteresado.
También agradezco sinceramente a las personas que hicieron posible esta investigación.
A mi profesor guía Eugenio López, por confiar en esta idea.
A mi profesor corrector Eduardo Gratacós, por los consejos en este escrito.
A los investigadores del INIA Quilamapu, Marcos Gerding y Marta Rodríguez por sus
conocimientos, experiencias, materiales y consejos dados gratuitamente para el desarrollo
de este taller de licenciatura.
A Don Carlos por sus oportunas correcciones y ayuda bibliográfica en este escrito.
A mis compañeros de estudio y a todas las personas que de alguna forma colaboraron en
la realización de este trabajo.
Índice de Materias
Resumen. Summary. 1. Introducción. 11.1. Objetivo general. 21.1.1. Objetivos específicos.
2
2. Revisión bibliográfica. 32.1. Mosquita blanca. 32.1.1. Origen y distribución geográfica. 32.1.2. Posición sistemática. 32.1.3. Hospederos. 32.1.4. Ontogenia y etología de la plaga. 42.1.4.1. Adulto. 42.1.4.2. Huevo. 52.1.4.3. Ninfa. 52.2. Alternativas de control. 62.2.1. Control cultural. 62.2.2. Control químico. 72.2.3. Control biológico. 72.2.3.1. Insectos controladores. 72.2.3.2. Bioinsecticidas. 82.2.3.3. Hongos entomopatógenos. 92.2.3.4. Género Metarhizium. 112.3. Antecedentes.
12
3. Materiales y métodos. 143.1. Lugar del experimento. 143.2. Materiales. 143.3. Metodología y descripción de los ensayos. 143.3.1. Obtención de la solución insecticida. 153.3.2. Evaluación del control sobre Aleurothrixus floccosus. 163.4. Diseño estadístico.
19
4. Presentación y discusión de resultados. 214.1. Efecto de Metarhizium anisopliae sobre ninfas de Aleurothrixus floccosus.
21
5. Conclusiones.
28
6. Literatura citada.
29
Anexos
Resumen
La mosca blanca algodonosa de los cítricos (Aleurothrixus floccosus Maskell.), es una de las tres plagas más importantes de la citricultura en Chile. El control por años con insecticidas sintéticos ha provocado desequilibrios entre las poblaciones de la plaga y sus enemigos naturales, sumado a esto, la aparición de un hiperparasitoide han mermado la capacidad de control por parte de entomófagos. Los entomopatógenos no han sido evaluados sobre esta plaga en Chile y podrían constituir una herramienta adicional de control. El objetivo de este trabajo fue evaluar el control de ocho cepas de Metarhizium anisopliae Var. anisopliae (Metsh.) Sorokin, con el propósito de buscar una alternativa limpia y ecológica, capaz de complementar la acción de insectos controladores. En la Facultad de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Quillota, Chile; se evaluaron ocho cepas de M. anisopliae. Con concentraciones de 108 conidias.ml-1., y un testigo. Los tratamientos fueron distribuidos en un diseño completamente al azar con diez repeticiones. El efecto de los tratamientos se determinó mediante la mortalidad de ninfas de A. floccosus. Se observó un efecto sobre la mortalidad sólo en tres cepas, llegando a un 44% de mortalidad con la cepa QuM984, a un 20% con la cepa QuM253, un 18,5% con la cepa QuM151b. En los tratamientos QuM430, QuM363, QuM143, QuM558 y QuM82 no se encontró diferencia con el testigo. Al activar la virulencia del hongo en cámaras húmedas, sólo la cepa QuM984 aumentó la mortalidad a un 66%. Los resultados indican la posibilidad de utilizar las cepas significativas como complemento al control biológico ejercido por entomófagos e incluirlas a un plan de manejo integrado.
Summary
Citrus woolly whitefly (Aleurothrixus floccosus Maskell), is one of the three most important pests of the Chilean citrus production. For years the control with synthetic insecticides has caused imbalances between the pest populations and their natural enemies; in addition, the occurrence of a hyperparasitoid has decreased the controlling capacity by entomophagous species. The entomopathogens have not been evaluated on this pest in Chile and might constitute an additional way of control. The aim of this study was to evaluate the control of eight different strains of Metarhizium anisopliae var. anisopliae (Metsh.) Sorokin., in order to search a clean and ecological alternative able to complement the action of controlling insects. In the Faculty of Agronomy of the Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Quillota , Chile, eight M. Anisopliae strains were evaluated; with concentrations of 108 conidia .ml-1., and one control. The treatments were distributed in a completely randomized design with ten repetitions. The effect of the treatments was determined by observation of the mortality of nymphs of A. floccosus. An effect over mortality was seen only in three strains, reaching 44% of mortality with the QuM984 strain, 20% with the QuM253 strain, and 18.5% with the QuM151b strain. In the treatments QuM430, QuM363, QuM143, QuM558 and QuM82 no difference with the witness was detected. When activating the virulence of the fungus in humidity chambers, only the QuM984 strain increased the mortality to 66%. The results indicate the possibility of using the significant strains as a complement to the biological control exerted by entomophagous species and including them to an integrated management plan.
1. Introducción
Aleurothrixus floccosus Maskell o mosquita blanca algodonosa, es una plaga de cítricos
que durante el final de la década de los noventa adquirió gran importancia en huertos de
limoneros debido a las grandes presiones de pesticidas usados en su control (López,
1998). Este insecto causa daños directos a los árboles mediante la succión de savia e
indirectos por la secreción de mielecilla por parte de la plaga, la cual atrae hormigas y
favorece el desarrollo de fumagina (Capnodium sp.), que mancha las hojas y frutos en
ataques severos (Apablaza, 1994; Orozco et al., 2000).
Durante años el uso de insecticidas químicos se convirtió en la única herramienta para su
control, ya que representaba un arma de rápido efecto, bajo costo y de amplio espectro de
acción (Asaff et al., 2002). Si bien los insecticidas químicos han permitido un control
eficaz de las plagas, se ha establecido que estos compuestos son altamente perjudiciales
para la salud humana y los ecosistemas; además, por su persistencia en el medio
ambiente, favorecen la selección de los insectos plaga resistentes a ellos, lo que ha
motivado el uso de dosis cada vez mayores o productos cada vez más tóxicos,
incrementando los costos de producción, generando contaminación ambiental y
desequilibrio de los agroecosistemas (Lucero et al., 2004). Actualmente se trabaja para
limitar la aplicación de los insecticidas químicos y promover el manejo integrado que
incluya otras formas de control, efectivas y menos contaminantes, como trampas y el
control biológico (Asaff et al., 2002).
Los desequilibrios producidos por el uso indiscriminado de pesticidas en los campos de
Chile por largos años (Gerding, 2006)∗, ha mermado la efectividad de los parasitoides
benéficos Amitus spiniferus Bretes. (Hym. Plastygasteridae), introducido en 1965 y 1968
por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Cales noacki How (Hym.
Aphelinidae) de origen nativo (Prado, 1991; Ripa y Rodríguez, 1999), trayendo consigo un
aumento de la población plaga y por lo tanto de su importancia económica.
Además, desde 1997 se ha detectado en las principales zonas citrícolas del país un ∗ GERDING, M. Ing. Agr. Msc. Investigador Entomología Agrícola. Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias. Centro Regional de investigación Quilamapu. Chillan. Comunicación Personal.
hiperparasitoide (Signiphora sp.), el cual se desarrolla sobre las ninfas ya parasitadas
(Ripa y Rodríguez, 1999), disminuyendo aun más la efectividad de los controladores
biológicos.
Frente a esta situación, se hace necesario la búsqueda de otros mecanismos de control
que conjuguen producción sustentable e inocuidad sanitaria. Uno de ellos es el uso de
biopesticidas, el cual utiliza como ingredientes activos microorganismos o derivados de
éstos, como hongos, bacterias, virus y nematodos patógenos de insectos.
En Chile no existen antecedentes de trabajos con hongos entomopatógeno para el control
de la mosquita blanca algodonosa de los cítricos y considerando la importancia de contar
con alternativas no contaminantes dentro de un manejo integrado de plagas, la evaluación
de biocontroladores es prioritario en la búsqueda de nuevos productos para el combate de
ella (Orozco et al., 2000), motivando la realización de este estudio.
Hipótesis.
La inoculación con esporas de Metarhizium anisopliae Var. anisopliae (Metsh.) Sorokin
controla en forma efectiva poblaciones de mosquita blanca algodonosa.
1.1 Objetivo general.
Determinar el efecto de ocho cepas nativas de hongo entomopatógeno: Metarhizium
anisopliae. Var. anisopliae (Metsh.) Sorokin. en el control de la mosquita blanca
algodonosa de los cítricos (Aleurothrixus floccosus Maskell).
1.1.1 Objetivos específicos.
• Evaluar el control de ninfas de la mosquita blanca algodonosa tratadas con
distintas cepas de M. anisopliae.
• Evaluar la efectividad de las distintas cepas de M. anisopliae.
2. Revisión bibliográfica
2.1 Mosquita blanca.
2.1.1 Origen y distribución geográfica.
La mosquita blanca algodonosa es originaria de la región neotropical (Llorens y Garrido,
1990), recientemente introducida a las zonas mediterráneas. En nuestro país la plaga se
distribuye desde la primera hasta la octava región (González, 1989; Prado, 1991),
asociadas a diez especies de plantas cultivadas (Prado, 1991).
2.1.2 Posición sistemática.
Las mosquitas blancas pertenecen al orden de los Homópteros, suborden Sternorrhyncha,
familia Aleyrodidae (Artigas, 1994).
El orden Homóptera es un grupo heterogéneo de insectos exclusivamente terrestres, de
tamaño y aspecto muy variables. Su régimen alimenticio es exclusivamente fitófago,
especializado en la succión de savia, obtenida de partes de la planta como hojas, tallos,
flores y frutos. (Artigas, 1994). A. floccosus se alimenta principalmente en hojas y brotes
tiernos.
2.1.3 Hospederos.
Esta plaga es de carácter primario afectando a la mayoría de las especies cítricas, siendo
esta A. floccosus una de las tres más importantes (Ripa y Rodríguez, 1999). Entre las
especies que ataca se encuentran limoneros, limas, naranjos, pomelos, mandarinos
(González, 1989) e incluso a otra, como el guayabo (Prado, 1991). En Chile la superficie
estimada de frutales cítricos alcanza las 18.400 ha. (Ciren, 2006), siendo uno de los
grupos más importantes de la producción frutícola nacional.
2.1.4 Ontogenia y etología de la plaga.
Los insectos son pequeños, 2 a 3 mm de largo. Cuerpo y alas cubiertos de una sustancia
cerosa blanca. Poseen dos pares de alas, su cabeza es pequeña, con ojos compuestos
grandes y dos ocelos dorsales, antenas de siete segmentos. (González, 1989)
En condiciones normales el ciclo de vida de la mosquita blanca dura 48 días, separados
de la siguiente manera: huevo ocho-nueve días, ninfa 26 a 27 días y adulto 13 días
(Passos de Carvalho, 1994)
2.1.4.1 Adulto.
Luego de la metamorfosis el adulto mantiene sus alas plegadas, su cuerpo es de color
amarillo limón, con dos pares de alas membranosas, hialinas y pobres nerviaciones. Las
hembras poseen abdomen aperado. El macho es más pequeño que la hembra y posee la
parte terminal del abdomen más alargada. Tanto las alas como el cuerpo se cubren de
secreciones pulverulentas blancas, secretadas por glándulas de cera ventrales y que el
insecto desprende y reparte con ayuda de las tibias de sus patas. Los ojos compuestos,
están formados por dos áreas de ommatidas unidas, la superior de color rojo y la inferior
más oscura (Llorens y Garrido, 1990).
En general la reproducción es sexual. La cópula es de forma lateral, ya que los machos se
sitúan paralelamente a las hembras. En algunas especies, es frecuente ver dos machos,
uno a cada lado de la hembra, o incluso tres machos junto a una misma hembra (Llorens
y Garrido, 1990).
Las hembras, en campo ponen un número variable de huevos, de acuerdo a las
características individuales de fecundidad y del ambiente. En condiciones normales las
hembras ponen como promedio, 100 a 200 huevos repartidos en varias posturas (Passos
de Carvalho, 1994).
Ambos sexos son poco activos, permaneciendo la mayor parte del tiempo posados en la
parte inferior de las hojas, sobretodo las hembras cuando se encuentran realizando la
postura. Efectúan vuelos limitados cuando son perturbados. Este comportamiento normal
a nivel de plantas no significa que los adultos tengan una gran capacidad de dispersión
(Passos de Carvalho, 1994).
2.1.4.2 Huevo.
Es de forma oval, alargada, de color blanco, con la cara ventral más aplanada y la parte
dorsal más convexa. En la parte superior se observa una prolongación llamada “pedicelo”
que sirve para la fijación del huevo en la hoja, el cual es corto en comparación con otras
especies de la misma familia. Los huevos se ubican en forma de semicírculo o círculo
completo. A medida que éste madura cambia a color marrón oscuro, hasta el noveno día
cuando eclosiona (Llorens y Garrido, 1990).
2.1.4.3 Ninfa.
A partir del noveno día, la ninfa eclosiona, es móvil (etapa móvil) posee tres pares de
patas, un par de antenas y un par de sedas caudales, camina lentamente en el envés de
la hoja dejando pequeñas secreciones cerosas pulverulentas alrededor de su cuerpo,
buscando un lugar de fijación. Una vez fijada (etapa N-1), secreta a partir de glándulas
cerígenas, ocho tubérculos de secreción cérea, luego efectúa la primera muda (etapa N-
2), su cuerpo es de color amarillo brillante, las patas y antenas se reducen, desaparecen
algunas glándulas de cera apareciéndoles otras. Efectúa una segunda muda (etapa N-3)
desaparecen las glándulas de cera dorsales y la glándula marginal adquiere mayor
importancia, ya que genera abundante cera para cubrir su cuerpo. La tercera muda es la
definitiva (etapa N–4) su cuerpo se aplana, y las secreciones aumentan. En la última
etapa la ninfa sólo tiene transformaciones internas que darán origen al adulto (Llorens y
Garrido, 1990).
Fuente: Passos de Carvalho, 1994.
Figura 1. Ciclo de vida de A. floccosus.
2.2. Alternativas de control.
2.2.1. Control cultural.
El control cultural tiene como objeto otorgar condiciones adversas a determinadas plagas
reduciendo su incidencia en el cultivo (Ripa y Rodríguez, 1999). Para la mosquita blanca
algodonosa no existen manejos culturales específicos. Algunos manejos que pueden
afectar a la plaga en forma indirecta son:
a.- Eliminar ramas que estén en contacto con el suelo (“levantar faldas”), esto facilita el
control de las hormigas, que se alimentan de las secreciones azucaradas de la plaga.
b.- Favorecer la entrada de luz mediante podas. La luz solar deshidrata y mata a las
ninfas jóvenes que aun no han formado su capa cérea.
c.- Mantener una discreta cantidad de vegetación herbácea con el fin de permitir la
presencia de flores para alimentar y brindar refugio a enemigos naturales.
d.- Limitar la fertilización nitrogenada que incide en el ataque de insectos homópteros.
e.- Eliminar posibles fuentes de inoculo como restos de poda que presenten el hongo
fumagina (Capnodium sp.) (Ripa y Rodríguez, 1999).
2.2.2. Control químico.
Para el control de la mosquita blanca algodonosa se pueden utilizar distintos tipos de
insecticidas, donde destacan los de contacto, ingestión, sistémicos e inhibidores de
quitina:
a.- Los Organofosforados como clorpirifos, diazinon, dimetoato, dichlorvos, los que
desarrollan su acción por contacto, ingestión e inhalación.
b.- El Carbamato como el metomilo que actúa, tanto por contacto como por ingestión y el
N-methylcarbamato como oxamilo que actúa en forma sistémica, por contacto e ingestión.
c.- El Neonicotinoide como thiametoxan que actúa por contacto e ingestión
d.- Los Cloronicotinil como imidacloprid o acetamiprid que actúan por contacto e ingestión,
sistémico y traslaminar.
e.- La Tiadizina como buprofezin que actúa como inhibidor de quitina y sistémico (Afipa,
2006).
2.2.3. Control biológico.
Control biológico es la manipulación intencional de las poblaciones de los enemigos
naturales de los insectos plaga para limitar su población, siendo utilizado como forma de
control actual en A. floccosus. A estos organismos se les llama agentes de control y entre
ellos se encuentran insectos depredadores y parasitoides, así como microorganismos
patógenos de insectos (Asaff et al., 2002). El éxito de estos agentes, dependerá del
conocimiento de su biología, fisiología y genética, del ambiente donde actúan y de la
interacción con los hospedantes o presas (Hokkanen y Pimentel, 1984; Prior, 1992; Hayek
y St. Leger, 1994).
2.2.3.1. Insectos controladores.
Para las mosquitas blancas existen dos formas de control, los parasitoides y los
depredadores. Dentro de los parasitoides encontramos dos especies, Amitus spiniferus
(Brethes), Hymenóptera, Platygasteridae; que parasita en ninfas dando una coloración
oscura, introducido a Chile en 1965 y 1968 por el Instituto Nacional de Investigaciones
Agropecuarias y por Cales noacki How, Hymenóptera, Aphelinidae, nativo, que al
parasitar torna las ninfas de una coloración amarilla (Ripa y Rodríguez, 1999).
Prado (1991), además de estos parasitoides cita la especie Encarsia porteri (Mercet),
Hymenóptera, Aphelinidae.
Dentro de los depredadores encontramos larvas de sírfidos Allograpta pulcra Shannon y
Allograpta hortensis (Phil.) (Ripa y Rodríguez, 1999). Los coleópteros Cryptolaemus
monstruozieri (Muls.), Scymmillus sp., y el neuróptero Chrysopa rufilabris Burm (Artigas,
1994).
2.2.3.2. Bioinsecticidas.
Los biopesticidas son aquellos productos utilizados para controlar plagas que tienen como
ingrediente activo un organismo vivo o una partícula viral (Devotto et al., 2000).
Formulaciones comerciales de microorganismos son conocidas como bioinsecticidas e
incluyen a diferentes géneros y especies de bacterias, hongos, nemátodos y virus. Estos
microorganismos, denominados entomopatógenos, son específicos: afectan sólo a
determinados grupos de insectos (hospedero) y son inofensivos, para insectos benéficos,
humanos y otros organismos superiores (Asaff et al., 2002), ya que, al no tener efectos
colaterales como toxicidad o contaminación ambiental, no representa peligro en su uso
(Lozano et al., 2000).
Ejemplos de estos productos de probada efectividad lo constituyen los bioinsecticidas
Green Guard® a base de Metarhizium anisopliae var. acridum producido para el control
de langostas en cultivos en Australia, Micos Plag® a base de Metarhizium anisopliae,
Beauveria bassiana y Paecilomyces lilacinus, producido para el control de diversas plagas
en Colombia como trips, áfidos, ácaros, broca del café, nemátodos, etc. Otros productos
latinoamericanos son Mycotrol ES®, Naturalis-L®, Mycotech®, Conidia® (Beauveria
bassiana), Tracer® (Saccharopolyspora spinosa), entre otros (Orozco et al., 2000; Ramos
et al., 2000; Valle et al., 2003).
El control biológico mediante biopesticidas, como lo señala Fransen (1990), combinado
con el uso de prácticas culturales y hospedantes menos susceptibles, representan una
alternativa viable para el manejo de plagas y reduce la dependencia a los plaguicidas
sintéticos.
El entendimiento de las relaciones entre patógenos-hospedantes y su integración con el
ambiente son importantes para el desarrollo y la utilización de estos organismos en
condiciones de campo (Alves et al., 1998).
2.2.3.3. Hongos entomopatógenos.
Los hongos son el segundo grupo de organismos más grande del mundo, después de los
insectos. Estos participan en todos los procesos biológicos, adquiriendo un rol vital en la
evolución de la vida terrestre, en la dinámica de los ecosistemas y el mantenimiento de la
biodiversidad (Hawksworth, 1991).
El término entomopatógeno designa a aquellos microorganismos (bacterias, hongos,
nemátodos) y virus que son capaces de matar insectos (Devotto et al., 2000) o mantener
a las plagas en niveles que no causan daño económico a los cultivos (Tanzini et al.,
2001). Son parásitos obligados o facultativos de insectos, con una alta capacidad de
esporulación, sobrevivencia y parasitismo, sus mayores ventajas están en la
manipulación, adaptación a diferentes ambientes, especificidad y capacidad de
penetración directa a través del tegumento (France et al., 2003).
Los hongos generalmente penetran en el insecto a través de su cutícula externa,
actuando como insecticidas de contacto. Esta cualidad única les permite ampliar el
espectro de hospederos y atacar a insectos chupadores que son vectores de bacterias y
virus, entre otros (Cornell University, 2007). Las esporas de los hongos son las que
inician el proceso patogénico, luego de su adhesión a la superficie de los insectos. Una
vez adheridas, las esporas germinan y empiezan a penetrar a través de la cutícula gracias
a una combinación de presión mecánica y acción enzimática que va degradando esta
estructura externa. Dentro del insecto, los hongos empiezan rápidamente a crecer y a
producir toxinas que les permiten evadir la respuesta inmune del insecto (Asaff et al.,
2002; Corral et al., 2006), este modifica su comportamiento, deja de alimentarse, reduce
su movimiento y finalmente muere (Devotto et al., 2000; Corral et al., 2006; Cornell
University, 2007).
Una vez que el hongo ha consumido todos los nutrientes y tejidos del insectos, emerge y
produce esporas, continuando con el ciclo patogénico (Asaff et al., 2002).
Hasta la fecha se han identificado mas de 750 especies de hongos entomopatógenos,
pero sólo unos cuantos se usan comercialmente, entre los que se encuentran Beauveria
bassiana, Metarhizium anisopliae (que son las más estudiadas y utilizadas, debido a su
eficiencia y a la facilidad de multiplicación) (Azevedo y Melo, 1998), Paecilomyces
fumosoroseus y Verticillium lecanii que es la especie más estudiada y utilizada para el
control de la mosca blanca (Ramos et al., 2000; Asaff et al., 2002).
A nivel mundial, las dos especies más frecuentes y estudiadas son Beauveria bassiana y
Metarhizium anisopliae. Estos hongos se conocen comúnmente como “muscardin” blanco
y “muscardin” verde, respectivamente, debido al color que toma el micelio una vez que ha
terminado de producir esporas. El nombre “muscardin” se debe a la semejanza que
adquiere el insectos parasitado con un confite italiano de ese nombre, muy común en el
siglo XIX, cuando se inició su estudio (Devotto et al., 2000). La palabra se aplicó primero a
la conocida enfermedad (muscardina blanca) del gusano de seda, causada por el hongo
Beauveria bassiana (Bals.) Vuill. También ha sido usada para referirse a la enfermedad
(muscardina verde) del escarabajo gallo del trigo y otros insectos, causada por
Metarhizium anisopliae (Metsh.) Sorokin (De Bach, 1968).
De Bach (1968), destaca que en un comienzo, la mayoría de los estudios de estos hongos
entomopatógenos, fueron realizados en escamas y mosquitas blancas.
Las enfermedades fungosas en los insectos son comunes y frecuentes, muchas veces
logran reducir las poblaciones de insectos por epizootias significativa y virtualmente todos
los insectos son susceptibles a estas enfermedades (Hajek y St. Leger, 1994). Bustillo y
Marín (2002), plantean que la eficacia de estos hongos en campo esta relacionada con la
temperatura ambiental y la humedad relativa.
Rodríguez y Del Pozo (2003), destacan que más de 20 especies de hongos se han citado
infectando moscas blancas.
Una vez que el hongo esporula desde dentro del insecto el rendimiento de esporas esta
determinado por la cepa y por el estado de la misma, varia desde 5 x 103 hasta 2,5 x 1011
conidias.g-1. de polvo. Generalmente, las cepas de B. bassiana tiene mejor rendimiento
que las de M. anisopliae y entre las cepas de una misma especie también existen
diferencias de rendimiento (Monzón, 2001).
Comercialmente el hongo es reproducido en distintos sustratos, siendo el más común el
arroz esterilizado, de donde se extrae las esporas por medio de aspiración. Una vez que
se tiene toda la información de rendimiento (número de conidias/g. y viabilidad), se
determina la cantidad de hongo cosechado (polvo) necesarios para alcanzar la dosis de
campo que es equivalente a 1012 conidias.ha-1. Toda esta información sobre el
rendimiento es fundamental para la formulación del hongo (Monzón, 2001).
2.2.2.4. Género Metarhizium.
Las infecciones con Metarhizium anisopliae, son similares en muchos aspectos a las
causadas por otros hongos entomopatógenos. La muscardina verde fungosa fue
descubierta por Metshnikoff, en 1979, infectando larvas del escarabajo gallo del trigo. Este
científico ruso estudió la enfermedad y vislumbró su uso práctico en el control de los
insectos. También apareció una evidencia de la importancia de las epizootias naturales en
la reducción de las poblaciones de insectos. Desde su descubrimiento se ha encontrado
un gran número de insectos infectados con Metarhizium, hasta 75 especies sólo en
Norteamérica (De Bach, 1968).
Metarhizium anisopliae (Metsh.) Sorokin, pertenece a la subdivisión Deuteromycetes,
clase Hyphomycetes, orden Moniliales, familia Moniliaceae (Tanada y Kaya, 1993; Barnett
y Hunter, 1998). El género Metarhizium es conocido por ser parásito de insectos (su modo
de acción se describe en el punto anterior), aunque en el suelo puede actuar como
saprófito (Barnett y Hunter, 1998; Corral et al., 2006). Puede llegar a atacar naturalmente
a más de 300 especies de insectos de diversos órdenes (Gomes et al., 1997; Monzón,
2001), destacando Coleóptera, Díptera, Hymenóptera, Lepidóptera y Homóptera (Tanada
y Kaya, 1993; Alves et al., 1998; France et al., 1999; Herrera et al., 1999; Rodríguez et al.,
2002). Dentro del orden Homóptera encontramos ensayos realizados en otras especies
de la familia Aleyrodidae como Aleurotrachelus socialis, Bermisia tabaci, Bemisia
argentifolii (Herrera et al., 1999; Orozco et al., 2000; Alean, 2003).
Metarhizium se caracteriza por poseer conidióforos hialinos y ramificados, los que forman
una capa productora de esporas. Sus conidias se encuentran compactadas en columnas,
presentan forma oval alargada a cilíndrica, son hialinas o levemente pigmentadas. El
micelio es de color verde oliváceo (Barnett y Hunter, 1998).
Los insectos muertos por Metarhizium son cubiertos completamente por un micelio de
color blanco, el cual se torna de color verde cuando el hongo esporula (Monzón, 2001;
Corral et al., 2006).
Las ninfas de mosca blanca infectadas por el hongo se caracterizan por la coloración café
rojiza (Orozco et al., 2000), o rosáceo rojiza (Ramos et al., 2000). Rodríguez y Del Pozo,
(2003) describen tonalidades que van desde amarillas a anaranjadas, además destacan
que éstas pierden turgencia tomando formas aplanadas y secas.
2.3. Antecedentes.
Los resultados de experimentos de México con hongos entomopatógenos indican que es
promisorio para el control de mosca blanca de la hoja plateada Bermisia argentifolii
Gennedius, ya que, lograron mortalidades para ninfas que van desde 72,2 a 81,7% y para
adultos de 64,2 a 74,3%, y constituye una alternativa viable para su incorporación en
programa de manejo integrado de esta plaga (Orozco et al., 2000). e incluso en algunos
estados de los Estados Unidos, principalmente en Florida, Dialeurodes citri y Dialeurodes
citrifolii son consideradas, actualmente, plagas totalmente controladas por hongos
entomopatógenos (Rombach y Gillespie, 1988; Gerling, 1990).
Rodríguez y Del Pozo (2002), en Uruguay obtuvieron distintos resultados en la mosca
blanca de los invernaderos Trialeurodes vaporariorum West. mediante la inoculación de
hongos entomopatógenos por medio de inmersión en solución, con concentraciones que
van desde 105 a 1011 conidias.ml-1. Las formulaciones corresponden a mezclas de esporas
con agua destilada más aceite (Tween 20), dando los mejores resultados dosis que van
desde 107-108 conidias.ml-1.
Rodríguez et al. (2002), afirma que las conidias formuladas en aceite (Tween 20)
incrementan su efecto sobre el insecto plaga, posiblemente por que el aceite protege a la
conidia de la desecación y la radiación ultravioleta. Vélez et al. (2001), señalan además,
que mejora la penetración gracias a las propiedades cutinofílicas, permitiendo mayor
adhesión de las esporas a la cutícula del insecto. Esta mezcla emulsiva (conidias, agua y
aceite) cubre mejor al insecto, debido que el aceite funciona como adherente, cumpliendo
una función sinergista, permitiendo la germinación del hongo (Contreras et al., 1997).
Alean (2003), comprobó en Colombia que la inoculación con distintas cepas de hongos
entomopatógenos controla en forma promisoria la mosca blanca de la Yuca,
Aleurotrachelus socialis Bondar., logrando las mayores mortalidades (50 al 66%) con
dosis que varían desde 107 a 108 conidias.ml-1, con formulaciones hechas a base de
esporas, agua destilada y gotas de aceite (Tween 20).
Así mismo Herrera et al. (1999), en Costa Rica, lograron resultados significativos en el
control de Bermisia tabaci por medio de la inoculación por inmersión de distintas cepas
entre la que destaca Metarhizium anisopliae, utilizando dosis que van desde 107 a 108
conidias.ml-1.
Las conclusiones del estudio de Galeano et al. (2003), indican que Verticillium lecanii
(Zimmermann), hongo entomopatógeno, puede ser una alternativa valiosa para el control
de moscas blancas en el sur de España, así como una excelente herramienta en el
manejo de resistencia de la plaga a pesticidas.
Los aislamientos nativos son una alternativa eficaz y económica provocando un beneficio
al sector productivo y al ecosistema en general. Lucero et al. (2004), recomiendan utilizar
este tipo de cepas puesto que existen modificaciones específicas del hongo hacia su
hospedero, variando su acción patogénica hasta por zonas agroecológicas.
3. Materiales y métodos
3.1. Lugar del experimento.
El estudio se realizó en la Facultad de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, ubicada en la comuna de Quillota (32º 53’ Latitud sur, 71º 12’ Longitud oeste),
provincia de Quillota, V región, Chile. Entre los meses de Noviembre del 2006 y Enero del
2007.
3.2. Materiales.
• Plantas de naranjo de vivero.
• Ninfas de Aleurothrixus floccosus.
• Esporas de Metarhizium anisopliae. Var. anisopliae.
• Humectante Tween 20.
• Cámara de recuento Neubauer.
3.3. Metodología y descripción de los ensayos.
Se evaluaron ocho cepas de Metarhizium anisopliae var. anisopliae, pertenecientes a la
colección de cepas del Centro Regional de Investigación, del Instituto Nacional de
Investigación Agropecuaria, Chillan, VIII Región, Chile. Estas fueron traídas en un
contenedor cerrado y mantenidas refrigeradas a 5ºC para la mantención de la viabilidad
de las esporas.
Cuadro 1. Procedencia de cepas nativas de Metarhizium anisopliae.
Cepa Origen biológico Origen geográfico
Qu M 430 ** Osorno
Qu M 363 Pololo café chico Pinto
Qu M 253 Gusano blanco Osorno, Entre Lagos
Qu M 143 ** Futaleufú
Qu M 151b ** Pradera de trébol blanco
degradado
Desembocadura Rio Chamiza
Qu M 558 ** Purranque
Qu M 984 Larva de S. brunnipennis Quillota (prado)
Qu M 82 Larva de burrito El Carmen VIII Región
** Aislamientos obtenidos por el método de cebado desde muestras de suelo utilizando larvas de
Galleria mellotonella L. (Lepidóptera: Pyrellidae) como insecto cebo (Goettel e Inglis, 1997).
3.3.1. Obtención de la solución insecticida.
Para la obtención de 40 ml de una suspensión de 1*108 conidias.ml-1., se utilizó un tubo
de ensayo con 10 ml de agua destilada, agregando una punta de espátula de esporas del
hongo seleccionado agitando para homogenizar la solución. Se extrajo una gota que se
depositó en un hematocímetro o cámara de Neubauer para su conteo en un microscopio
de luz con aumento de (40X).
Se realizó el conteo de las cuatro esquinas (desde los 16 cuadrados en que se subdivide)
para obtener el número de esporas de la concentración.
Nº de esporas = N1+N2+N3+N4
Para calcular la concentración de la suspensión madre se reemplazó en la siguiente
fórmula:
Nº de esporas ----------------- 2.5x10-7
*Z ----------------- 10 ml
Luego para obtener una solución final esperada (J*), se ajustó a la concentración de 1*108
conidias.ml-1:
C1 * V1 = C2 * V2 C1 = concentración inicial (Z*)
C2 = concentración final (1*108)
V2 = volumen final (J*)
V1 es el volumen a extraer desde la solución madre, luego adicionar agua destilada estéril
hasta completar el volumen esperado (J*), que para este ensayo fue de 40 ml. Además
agregar una gota de “Tween 20”, usado para homogenizar la solución, defender a la
conidia de la desecación y protegerla de la radiación ultravioleta.
3.3.2. Evaluación del control sobre Aleurothrixus floccosus.
• Efecto sobre ninfas
El material vegetal utilizado corresponde a plantas de naranjo de dos años de edad,
establecidas en bolsas plásticas de 7 l. Estas plantas se colocaron en un invernadero
rectangular (Figura 2) de estructura metálica y paredes de policarbonato, de 2,5 m de
ancho y 4 m de largo, con doble puerta y ventanas cubiertas con malla antiáfido, para
disminuir la incidencia de agentes bióticos externos. Las plantas se distribuyeron
aleatoriamente dentro del invernadero impidiendo su contacto.
Los adultos se obtuvieron a partir de plantas adultas de naranjo presentes en un
sombreadero ubicado en el área de Control Biológico de la Facultad de Agronomía, de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, comuna de Quillota.
A partir del 2 de noviembre, previo lavado de las hojas de las plantas con agua y
detergente, se procedió a la colonización con adultos, cada tres días se liberaron 100 a
150 adultos, dependiendo de la disponibilidad. Esta operación se repitió por cuatro
semanas logrando postura de huevos y la posterior emergencia de ninfas. El objetivo fue
llegar a un mínimo de diez ninfas en diez hojas por árbol. El procedimiento fue
monitoreado constantemente para evitar la presencia de controladores biológicos en el
lugar del experimento.
Durante la colonización de los hospederos dentro del invernadero, se presentaron
temperaturas diurnas que se elevaron por encima de los 37ºC. (Anexo 1), aún con
ventanas abiertas, lo que imposibilitó en un comienzo el asentamiento de la plaga. En
relación a las temperaturas adecuadas para el desarrollo de la plaga Passos de Carvalho
(1994), señala un umbral de desenvolvimiento de la plaga, desde los 17ºC a los 30ºC, con
una temperatura óptima de 26ºC. Esto obligó a colocar doble techo interno y externo con
malla “raschel” de 50% de sombra y al humedecimiento diario del piso, con ello se
mejoraron ostensiblemente las condiciones, logrando bajar la temperaturas máximas +/-
4ºC. La temperatura fue tomada con un termómetro marca HR Allroundthermo®, modelo
“Termo Precisión”, análogo, de fabricación alemana.
Figura 2. Invernadero utilizado para el ensayo. Facultad de Agronomía. Quillota.
• Tratamientos
Una vez obtenido el número necesario de huevos y el nacimiento de ninfas, se procedió a
la aplicación de los distintos tratamientos (Cuadro 2), por medio de la inmersión de hojas
en la solución, según el tratamiento correspondiente (Herrera et al., 1999; Lozano et al.,
2000; Carballo et al., 2001; Rodríguez y Del Pozo, 2003; Lucero et al., 2004).
Los hongos entomopatógenos correspondían a esporas contenidas en bolsas de
polietileno transparentes y cerradas al vacío.
Cuadro 2. Cepas asignadas a los distintos tratamientos utilizados durante el ensayo.
Tratamiento Cepas
T0 Sólo agua destilada
T1 Qu M 430
T2 Qu M 363
T3 Qu M 253
T4 Qu M 143
T5 Qu M 151b
T6 Qu M 558
T7 Qu M 984
T8 Qu M 82
Las observaciones fueron realizadas cada dos días durante 30 días, utilizando para esto
una lupa (10X) marca “Magnifying Glass” Japan®, que permite observar la mortalidad
causada por el hongo. Los criterios para diferenciar ninfas vivas de ninfas muertas fueron
las características de color, brillo, forma y aspecto del cuerpo, así como crecimiento de
micelio en el cuerpo del insecto.
Herrera et al. (1999), señala que la metodología realizada en el ensayo, tiene como
ventaja la evaluación de un número considerable de cepas en poco tiempo y espacio
simultáneamente.
Para la corrección de mortalidad del testigo se utilizó la fórmula de Abott (Alves et al.,
1998):
MC = %mortalidad - %mortalidad testigo X 100
100 - %mortalidad testigo
% mortalidad = (ninfas iniciales – adultos emergidos) X 100
Ninfas iniciales
Para los ensayos de patogenicidad, se utilizó ocho tratamientos más un testigo, con diez
repeticiones cada uno.
• Verificación de virulencia.
En Placas Petri se colocó un papel absorbente humedecido con agua destilada, sobre el
se colocaron las hojas con las ninfas inoculadas 30 días antes, sacando las ninfas que
presentaron signos visibles del hongo. Para mantener la turgencia y el flujo dentro de las
hojas se envolvió el pecíolo con algodón humedecido con agua destilada, se taparon las
placas y se mantuvieron en el laboratorio del área de Control Biológico de la Facultad de
Agronomía, a temperaturas que oscilaron entre los 24ºC y 26ºC.
El objetivo de la cámara húmeda fue otorgar al hongo las condiciones necesarias para su
desarrollo y esporulación, así como, verificar la virulencia después de 30 días.
3.4. Diseño estadístico.
El ensayo fue conducido por el diseño estadístico completamente al azar con diez
repeticiones. Se aplicó un análisis de varianza y la comparación de medias se realizó a
través de la prueba de Tukey al 5%.
El modelo matemático correspondiente fue:
Yij = µij + τ + ε
Donde :
Yij : Valor observado en cada unidad experimental.
µij : Efecto de la media general sobre cada observación.
τ : Efecto del tratamiento sobre cada observación.
ε : Efecto del error experimental aleatorio sobre cada observación.
La unidad experimental corresponde a las hojas de plantas de naranjo de dos años de
edad, ubicadas en contenedores individuales de polietileno de 7 l. Estas plantas estaban
en un medio inerte.
4. Resultados y discusión
4.1. Efecto de Metarhizium anisopliae sobre ninfas de Aleurothrixus floccosus.
El control ejercido por M. anisopliae sobre A. floccosus presentó diferencias significativas
(P≤0,05), entre tres tratamientos (QuM253, QuM151b y QuM984) y el testigo, lo cual
demuestra la actividad entomopatógena en tres de los ocho tratamientos biológicos
evaluados. Los resultados de mortalidad de las cepas empleadas en el estudio, se
presentan en el Cuadro 3.
Cuadro 3. Porcentaje de mortalidad de ninfas de A. floccosus tratadas con cepas nativas de M. anisopliae.
Tratamientos Mortalidad (%)*
Testigo 0 a
Qu M 430 5.58 a
Qu M 363 3.92 a
Qu M 253 19.91 b
Qu M 143 4.67 a
Qu M 151b 18.44 b
Qu M 558 3.93 a
Qu M 984 44.22 c
Qu M 82 3.61 a
* Mortalidad corregida según formula de Abott.
Valores de una misma letra no presentan diferencias significativas entre los tratamientos al 95% de
confianza.
La presencia de ninfas micosadas por M. anisopliae (Figuras 5 y 6), en cada uno de los
tratamientos, es un reflejo de su actividad biológica como agente de control. A mayor
cantidad de ninfas micosadas se presentó mayor eficacia de la cepa. Los índices de
mortalidad obtenidos por las cepas QuM984, QuM151b, QuM253 pueden tener potencial
como agentes de control, como complemento de insectos parasitoides y depredadores
como lo recomienda Orozco et al. (2000). Su uso debe comenzar desde el comienzo de la
primavera cuando la presencia de lluvias que puedan lavar las esporas haya disminuido y
cuando la población de la plaga comience su actividad reproductiva, al aumentar las
temperaturas, siendo recomendable para zonas templadas.
Los resultados del experimento indican que QuM984 es la cepa más promisoria para el
control de la mosca blanca y constituye una alternativa viable para su incorporación en
programas de manejo integrado de esta plaga, esto coincide con lo señalado por Orozco
et al. (2000), aunque no se puede generalizar la alta virulencia de M. anisopliae, porque
algunos aislamientos de la misma especie (QuM430, QuM363, QuM143, QuM558,
QuM82) no provocaron una mortalidad diferente a la del testigo.
Herrera et al. (1999), destaca que al recolectarse cepas desde el suelo no se puede saber
con exactitud su virulencia, la mitad de los aislamientos de Metarhizium anisopliae usados
en este ensayo fueron recolectados del suelo y no de insectos, y su efecto nunca había
sido evaluado para la mosquita blanca algodonosa de los cítricos, por lo que las bajas
mortalidades encontradas en esta evaluación, pudo deberse a la naturaleza inocua del
hongo o también pueden atribuirse a diversos factores como, el modo de acción, forma y
número de aplicaciones, factores ambientales y resistencias del insecto.
Fargues et al. (1976), citado por Herrera et al. (1999), menciona que el éxito de la
virulencia del hongo está asociado a la adherencia de las esporas en el hospedero.
La metodología por inmersión presenta una desventaja frente a otros métodos como
destaca Rodríguez et al. (2002), ya que por efecto de lavado, se pudo afectar la
adherencia de las esporas y así, su virulencia. Esto se puede mejorar cambiando la
técnica de aplicación por microaspersión y agregando coadyuvantes, como aceites o
protectores solares, entre otros; como lo recomiendan Herrera et al. (1999) al igual que
Devotto y Gerding (2003), para maximizar la adherencia de las esporas.
Otra alternativa mencionada por Herrera et al. (1999), son las aplicaciones periódicas y
repetitivas sobre la misma planta, esto lograría crear un ambiente con una alta presencia
de esporas. Desafortunadamente, la información de formulaciones de esporas con
resultados homogéneos para todos los casos es escasa o casi nula (Rodríguez et al.,
2002).
El control ejercido por el hongo se observa claramente dentro de los 10 primeros días
(Figura 3), con el pasar del tiempo la tasa de mortalidad desciende exponencialmente, lo
que coincide con los estudios realizados por Orozco et al. (2000), y Carballo et al. (2001).
Ramos et al. (2000), señala que en la concentración utilizada puede desarrollarse
rápidamente la enfermedad, alcanzando una mortalidad superior al 90% a las 72h
después de aplicado en condiciones de laboratorio, descendiendo con el pasar de los
días. También cabe destacar que la plaga sigue en aumento gracias a la ovipostura en el
tiempo, ante esto Ferron (1978), señala que en invernadero es necesario renovar las
aplicaciones de entomopatógenos cada 10 o 14 días.
0
50
100
150
200
250
300
10 20 30
Días Post-inoculacion
Mor
talid
ad d
e in
divi
duos
Testigo QuM430 QuM363 QuM253 QuM143 QuM151b QuM558 QuM984 QuM82
Figura 3. Mortalidad acumulada de ninfas de A. floccosus por tratamiento a 30 días post- inoculación. Contreras et al. (1997), señalan que a medida que transcurre el tiempo las esporas que
quedan sobre las hojas pierden viabilidad por la deshidratación, a esto se suma lo
expuesto por Devotto y Gerding (2003), que señalan que la exposición a los rayos
ultravioletas matan a las esporas. Por lo tanto, el éxito de la aplicación dependerá de la
cantidad de ninfas que entren en contacto con las esporas del hongo (Monzón, 2001).
Según Berlanga y Hernández (2003), la temperatura óptima de desarrollo del hongo
fluctúan entre 24 a 27ºC, aunque señalan que la virulencia para algunas especies de
plagas puede alcanzar a los 32ºC. Durante el comienzo del ensayo las temperaturas
superaron ampliamente éste requisito llegando hasta los 38ºC, luego de los manejos para
sobrellevar esta situación, sólo en algunos días se registraron temperaturas que llegaron
como máximo a los 36ºC. (Anexo 1), lo que es detrimental para el desarrollo del hongo.
Onillon (1977), citado por Passos de Carvalho (1994), afirma que las temperaturas
superiores a 30ºC, generan una alta mortalidad de huevos y ninfas de A. floccosus,
imposibilitando su desarrollo.
Las condiciones del estudio favorecen el desarrollo del insecto en detrimento del hongo, al
igual que los ensayos de Herrera et al. (1999), ya que, al ser una plaga móvil en algunos
estadíos puede generar respuestas ante situaciones adversas como el escape, ocupar
posiciones de sombra, mayor succión desde las hojas; lo que permitió hacer una
discriminación de la cepa con mayor potencial en campo, dado por la mortalidad
alcanzada por QuM984 en condiciones desfavorables.
Gonzalez et al. (2001), señala que el integumento de los insectos, formado por la
epidermis y la cutícula, tiene gran importancia en relación con su defensa y protección, al
crear barreras contra la desecación y enfermedades. Las secreciones céreas de las ninfas
de A. floccosus las defienden de la acción de las esporas, ya que estas pueden quedar
atrapadas en la lanosidad. Llorens y Garrido (1990) afirman que la masa algodonosa
producida por la plaga, la protege de la acción de los pesticidas, así como, de la acción de
los enemigos naturales lo que concuerda con Ripa y Rodríguez (1999).
Durante el ensayo se observó la presencia del parasitoide Cales noacki How., tanto
adultos como de ninfas parasitadas por él, pudiendo inferir que no se ve afectado por la
presencia del hongo.
Los resultados obtenidos demuestran que su uso debe estar orientado hacia un manejo
integrado que contemple el uso de dos o más métodos de control (biológico, cultural,
genético, físico y químico), lo que concuerda con lo expuesto por Orozco et al. (2000).
Este mismo autor sugiere que el uso de hongos entomopatógenos deberá estar en
función del nivel de infestación, la época del año y la etapa de desarrollo del huerto. En
caso de una baja infestación puede ser usado sin problemas y de lo contrario en
poblaciones altas, combinarlo con alguna otra alternativa anteriormente mencionada.
Rodríguez y Del Pozo (2003), destacan que para el óptimo desarrollo de los hongos
entomopatógenos en laboratorio es necesario mantener una humedad relativa alta, lo que
puede lograrse a través de cámaras especiales para tal uso.
Ramos et al. (2000), utilizó cámaras húmedas para el desarrollo de la esporulación del
hongo sobre los cadáveres de las ninfas. En los resultados obtenidos en el presente
ensayo, no se observó mayor actividad del hongo en los distintos tratamientos,
confirmando la pérdida de virulencia en el tiempo. No así, en la sepa QuM984 la que
aumentó su efectividad en un 22% llegando a un total de 66% (Figura 4), siendo esta la
cepa más promisoria para el control de A. floccosus.
Los resultados de las cámaras húmedas demuestran que al otorgar mejores condiciones,
el hongo es capaz de seguir su acción infectiva, sólo si se encuentra ante un hospedero
afín y este ha sido colonizado por él.
En la zona central de Chile predominan las temperaturas templadas que favorecen el
desarrollo del hongo, siendo la principal limitante la forma de aplicación de éste, ya que,
se debe garantizar que las esporas lleguen a la plaga, para que comience su acción
patogénica.
0
10
20
30
40
50
60
70
TESTIGO QuM430 QuM363 QuM253 QuM143 QuM151b QuM558 QuM984 QuM82
Tratamientos
% M
orta
lidad
Mort. Campo Mort. cámara húmeda
Figura 4. Porcentaje de mortalidad en campo y cámara húmeda de las distintas cepas de M. anisopliae.
Figura 5. Ninfa parasitada con M. anisopliae en invernadero a 15 días post-inoculación.
Figura 6. Ninfas parasitadas con M. anisopliae observadas en cámaras húmedas a cuatro días de su reactivación (30 días post-inoculación).
5. Conclusiones
• Las cepas de Metarhizium anisopliae mostraron una alta variabilidad en el control
de estados inmaduros de Aleurothrixus floccosus.
• Se observó una mayor eficacia de la cepa QuM984, la que alcanzó un 66% de
mortalidad de ninfas.
• Las cepas QuM253 y QuM151b dieron una mayor mortalidad que el testigo pero
menor que QuM984.
• El resto de las cepas evaluadas (QuM430, QuM363, QuM143, QuM558 y QuM82)
no fueron eficaces en el control de ninfas de Aleurothrixus floccosus.
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ANEXO
05
10152025303540
27-10 3-1
110
-1117
-1124
-11 1-12
8-12
15-12
22-12
29-12 5-1 12
-1
Fecha
º C
Temperaturas Máximas
Anexo 1. Temperaturas máximas registradas dentro del invernadero en Quillota, durante el periodo de las mediciones (Noviembre 2006 a Enero 2007).
Postura de malla Raschel.