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APRO XIMACIÓ N JURISPRUDENCIAL A LA DELEGACIÓ N DE FUNC IO NES PRES IDENC IALES: ¿ TENSIÓ N CO NSTITUC IO NAL? H IP ERTE XTO DE RECHO A D MINISTRATI VO SUSY S ERRANO GO NZÁLEZ Có d.200023600 Presentado a: Dr. Gustavo Quintero Universidad de los Andes, Facultad de Derecho Bo got á, Nov iem bre de 2007

APROXIMACIÓN JURISPRUDENCIAL A LA DELEGACIÓN DE FUNCIONES

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Page 1: APROXIMACIÓN JURISPRUDENCIAL A LA DELEGACIÓN DE FUNCIONES

APROXIMACIÓN JURISPRUDENCIAL A LA DELEGACIÓN DE

FUNC IONES PRES IDENC IALES: ¿TENSIÓN CO NSTITUC IONAL? HIPERTE XTO DE RECHO AD MINISTRATIVO

SUSY S ERRANO GO NZÁLEZ Cód.200023600

Presentado a: Dr. Gustavo Quintero

Universidad de los Andes, Facultad de Derecho Bogotá, Nov iembre de 2007

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TABLA DE CONTENIDO

I. INTRODUCCIÓN_____________________________________________________3

II. DELEGACIÓN ADMINISTRATIVA: DE LO GENERAL A LO PARTICULAR ____________5

III. MODALIDADES ESPECÍFICAS D E DELEGACIÓN DE FUN CIONES________________10

IV. ¿TENSIÓN CONSTITUCIONAL? _________________________________________21

V. CONCLUSIÓN _____________________________________________________25

VI. REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍAS________________________________________27

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I. INTRODUCCIÓN La delegación administrativa ha sido analizada desde diversos puntos de vista, tanto

doctrinales como jur isprudenciales, con el fin de establecer sus elementos

configurativos, el objeto hacia el cual se dirige y las materias que pueden ser trasladadas

y ejecutadas por medio de la transferencia de funciones administrativas. No obstante, y

pese a las variadas elaboraciones jurídicas aportadas por la doctrina y la jurisprudencia,

se identifican aspectos problemáticos que ameritan un est udio más profundo.

La Constitución Política de Colom bia se encarga de regular la delegación de funciones

en varios de sus artículos. En algunas ocasiones lo hace de forma amplia, aportando el

alcance genér ico de los que han sido considerados como principios y mecanismos para

hacer efectiva la función administrativa; y en otras oport unidades, de forma particular,

con normas que regulan lo atinente a las modalidades concretas y determinadas de

delegación de funciones por autoridades específicas, como aquella que se presenta en el

caso del Presidente de la República, quien puede delegar tanto funciones legislativas

otorgadas por el Congreso de la República cuando la necesidad pública lo amerite

(art.150-10); o aquellas funciones constitucionales que en múltiples ocasiones le son

imposibles de realizar por la misma especificidad que demanda su ejecución.

En materia constitucional, por tanto, la delegación de funciones recibe un tratamiento

que abarca desde características macro, generales y, algunas más permisivas, como el

caso del artículo 211 C.P.; hasta regulaciones mucho más exigentes y puntales que

definen circunstancias de tiempo, modo y lugar para otorgar validez a los actos o

decisiones jurídicas producto de esta transferencia de funciones, tal como se presenta

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con el artículo 196 – 4 referente a la facultad del Presidente para delegar funciones en el

ministro delegatario.

En el marco de lo anterior, la Corte Constitucional en la Sentencia C-802 de 2006,

afirmó que “ciertas funciones presidenciales delegables en virtud del artículo 196-4

Superior, no lo son bajo la prev isión del artículo 211 de la Carta, dada la especificidad

de la primera delegación”. Teniendo en cuenta el planteamiento anterior, este

documento pretende responder al siguiente cuestionamiento ¿Podría considerarse que

existe un choque de normas constituciona les en materia de delegación de funciones

presidenciales? De ser así, ¿cuá l de estos dos artículos prevalecería?

Para este efecto y retomando la estructura que el texto Constitucional proporciona al

tema, en la primera parte de este documento se hará énfasis en los elementos generales

de la delegación administrativa, sus características básicas, su finalidad, el objeto al cual

se dirige, entre otros, con el fin de presentar los aspectos que han sido reiterativos y

determinantes en los pronunciamientos de la Corte Constitucional. Seguidamente, se

enfocará el estudio en las características básicas de los artículos 196-4 y 211 de la Carta

Superior, normas que regulan una modalidad específica de delegación de funciones,

como son las presidenciales. En el tercer apartado, recogeremos las consideraciones

concretas sobre la pregunta que se plantea, relativa a la existencia de una tensión entre

los artículos que regulan la delegación de funciones presidenciales, para de esta forma,

exponer las conclusiones pertinentes.

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II. DELEGACIÓN ADMINISTRATIVA: DE LO GENERAL A LO PARTICULAR El artículo 209 C.P.1 regula el marco general de los principios y mecanismos que hacen

posible y efectivo el ejercicio de la función administrativa; nos referimos con ello a la

descentralización, desconcentración y delegación de funciones, considerados -según la

sentencia C-802 de 2006- como instrumentos de gestión y mecan ismos de coordinación

propios de la estruct ura y la función administrativa, cuya tarea es la de velar por los

intereses generales, mediante los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía,

celer idad, imparcialidad y publicidad.

Teniendo en cuenta lo establecido por la jurisdicción constitucional sobre qué debe

entenderse por delegación de funciones, importantes pronunciamientos coinciden en

afirmar que es un mecan ismo jurídico de coordinación y organización de la estructura

administrativa2 o una modalidad de trasferencias de funciones administrativas3. En

términos generales, una técnica de manejo administrativo de las competencias4 que

faculta a las autoridades públicas para realizar la transferencia transitoria o temporal del

“ejercicio de sus atribuciones a colaboradores u otras autoridades –con sujeción a lo

previsto en la Constitución y en la ley-, cuando ello resulte conveniente o necesario para

1 Corte Constitucional, Sentenci a T-024 de 1996 M.P. Alejandro Martínez Caballero. “ El artículo 209 de la Constitución Política de Colo mbia d etermina los principios y mecanis mos para hacer efectiva la fun ción ad ministrativa. El sujeto activo de la función administrativa es precisamente la ad ministración pública en cu anto que es el "Conjunto de centros d e la función administrativa, es decir, de órganos estatales a los que está atribuida en forma normal y caract erística el des arrollo de dicha función; en una palabra el aparato administrativo. L a co mplejidad de la org anización estatal , constituida por múltiples personas públicas y sus resp ectivos órganos plantea la necesidad de coo rdinar la acción de unos y otros, lo cual se logra vin culándolos entre sí de muy divers as man eras ”. 2 Corte Constitucional, Sentencia C-802 d e 2006 M.P. Manu el José Ceped a 3 Corte Constitucional, Sentencia T-024 de 1996 M.P. Alejand ro Martínez Caballero y senten cia C-1060 de 2003 M.P. Al fredo Beltrán Si erra. 4 Corte Constitucional , Sentenci a C-382 d e 2000 M.P. Antonio Barrera Carbonell y Senten cia C-802 de 2006 M.P. Manuel José Cep eda

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el servicio público e interés general”5, pues su empleo aporta a la función administrativa

eficiencia y efectividad en el desarrollo de las laborales que le son propias, redundando

esto en el logro de los fines del Estado y en la distribución del poder para evitar la

concentración en una sola autoridad de la ejecución de funciones públicas.6

Para doctrinantes como Pedro Alfonso Hernández, la delegación de funciones es un

proceso administrativo que permite al titular de un empleo, investir voluntaria y

formalmente de autoridad a otro funcionario, con el objeto de que este último tome

decisiones sobre las funciones que le han sido delegadas7.

Siguiendo lo anterior, diversos son los elementos que resultan esenciales para la

configuración de esta técnica de manejo administrativo, uno de los pr imeros se refiere al

objeto sobre el cual recae.

De acuerdo con el doctrinante Gustavo Penagos8 existen, por lo menos, cuatro teorías

sobre cuál es el objeto de la delegación administrativa. La primera teoría sostiene que la

figura de la delegación tiene como objeto directo la transferencia de la competencia,

entendiendo por ésta: “el conjunto de funciones atribuidas a un órgano o persona”9. Una

segunda propuesta reconocida como la competencia alternativa, plantea que la

delegación de funciones genera una nueva competencia, alternativa o adicional a la que

ya existe. Por su parte, la teoría de la co-titularidad sobre la función10, afirma que la

5 Ibid 6 Corte Constitucional, Sentencia C-372 d e 2002 M.P. Jai me Có rdoba Triviño 7 HERNÁNDE Z M., Pedro Al fonso. Des centralización, d escon centración y del egación en Colombia. Legis, Bogotá, 1999 . p. 115 8 PENAGOS, Gustavo . Origen y teorías que explican la delegación En: La Descentralización en el Estado Unitario . Capítulo XVII. Ediciones Do ctrina y L ey. Bogotá. 1997 . 9 Ibid. p. 265 10 Ibid. p.167

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función administrativa existente corresponde tanto al delegante como al delegatario, por

mandato de la misma ley. Finalmente, la teoría italiana11 que ha sido acogida en

Colombia, tanto por el Consejo de Estado 12 como por la Corte Constitucional13,

considera que no se da la creación de una nueva competencia, ni el traslado de ésta a

otra entidad o persona, lo que ocurre es que el delegante trasf iere al delegado el

ejercicio o desarrollo de determinada función, convirtiéndolo en intermediario, pero no

por ello, le transf iere su titularidad, pues ésta permanece en el delegante a quien le es

reservada la facultad de revocar, reformar o complementar las decisiones que sean

tomadas por el delegatario.

En suma, el objeto de la delegación es la competencia o autoridad que posee cada uno

de los empleados de un cargo y no la función misma de éste; de ahí, que resulte erróneo

considerar que la delegación se dir ige a las funciones, pues el objeto al que atiende este

mecanismo jurídico es a la competencia, es decir, a la transferencia de la competencia o

autoridad para desarro llar el ejercicio de una determinada función 14, sin que el

destinatario de ésta pueda subdelegarla.

Ahora bien, el asentimiento para delegar el ejercicio de una función es otorgado por una

ley o mandato constitucional dado al delegante o titular de la función; sin embargo, es

precisamente éste el que tiene la discrecionalidad para decidir si lo hace o no y, en esta

medida, sobre qué funciones y hacia qué autoridades lo dir ige. De lo anterior se sustrae,

primero, que no cualquier autoridad puede ser destinataria de una delegación; segundo,

11 Ibid. p.287 12 Ver Consejo de Estado, Senten cia del 7 de febrero de 1992, Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Pri mera., E xpediente nú mero 1885. C.P. Yesid Rojas Serrano . Actor: Fern ando Marín Veg a. Demandado: Gobernación de Caldas. 13 Co rte Constitucional. Sentencia C-315 d e 1995. M. P. Eduardo Ci fuent es Muñoz. 14 Ver Corte Constitucional , Sentencia C-315 de 1995 M.P. Edu ardo Cifu entes Muñoz.

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que no puede hacerse una delegación amplia o total de funciones; y, finalmente, que el

delegatario (destinatario de delegación) no tiene la facultad para decidir si acepta o no la

transferencia de funciones en la medida en que proviene directamente de un mandato

legislativo.

Hay que precisar que la limitación dada por el tipo de materia no solo depende de la

ley15, sino de la nat uraleza misma de ésta, aspecto que la Corte Constitucional, en la

sentencia C-372 de 2002 ha aclarado de la siguiente forma: “hay funciones cuyo

ejercicio es indelegable, sea porque hay restricción expresa sobre la materia o porque la

naturaleza de la función no admite la delegación”. Debe pensarse que ex isten funciones

de tal trascendencia que el Estado mismo no puede poner en riesgo su funcionamiento,

su finalidad y, fundamentalmente, el interés general, por el ejercicio inaprop iado de una

función que ha decidido transfer ir.

De allí que adicional a la delimitación legislativa, sea necesario un acto administrativo

para materializar este instrumento de gestión16, que por ser un acto constitutivo de una

decisión, exige el cumplimiento de todos los requisitos de validez y eficacia17.

15 Ley 489 de 1998, Artículo 11. Fun ciones que no se pueden del egar. Sin p erjuicio de lo qu e sob re el particular establezcan otras disposiciones, no pod rán t rans ferirse mediant e del egación: 1. L a expedición de reglamentos de carácter general, salvo en los casos expres amente auto rizados por la ley . 2. Las fun ciones, atribuciones y pot estades recibidas en virtud d e del egación. 3. Las funciones que por su naturaleza o por mandato constitucional o legal no son susceptibles de delegación. 16 La Corte Constitucional en recient e pronun ciami ento ha establecido que “ la diferencia básica entre l a desconcentración y la delegación es que la pri mera supone que la trans ferencia d e funciones opera directament e por mandato del ordenami ento, mientras que la delegación, si bien p resupon e una autorización legal, no opera directamente por mandato d e la ley , ya que i mplica la existencia de un acto de delegación”. Co rte Constitucional, Sentencia C-036 de 2005 M.P. Hu mberto Antonio Sierra Porto. Ver también Co rte Constitucional, senten cia 727 de 2000 M.P. Vl adi miro Naranjo Mesa 17 De acuerdo con los artículos 43 y 61 del C.C.A. un acto administrativo debe contener el órgano co mp etente o facultado para conocer de la decisión proferida; la mani festación clara y expresa d e la voluntad de la ad ministración; debe guardar atención del contenido, la fo rma o procedimi ento y la fin alidad que se ha preestablecido en la ley. En cuanto a su eficaci a, el acto de deleg ación surt e efectos frente a terceros siempre y cu anto se haya noti ficado , co municado o publicado , con forme a lo establecido en la ley.

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La delegación de funciones, se manifiesta en dos grandes modalidades: la legislativa y

la administrativa18. La delegación de funciones legislativa, a la cual haremos una

escueta referencia en este punto -por no constituir el objeto de estudio de este

documento- consiste en transferir al Presidente de la República, máximo representante

de la rama ejecutiva, el ejercicio de la potestad para expedir normas de carácter

legislativo 19.

La segunda modalidad, referente a la delegación de funciones administrativas, y sobre la

cual hemos venido haciendo referencia, recibe un tratamiento en el texto constitucional

que comprende desde los aspectos ordinarios y genéricos que facilitan la procedencia de

esta figura, como lo establece el artículo 211 C.P.; hasta regulaciones más exactas y

precisas por las circunstancias temporales y circunstanciales, si se quiere, que resultan

necesarias para la existencia, validez y eficacia de los actos o decisiones jurídicas

resultado de ésta, situación que se presenta en el caso del artículo 196 – 4, relativo a la

facultad del Presidente para delegar funciones en el ministro delegatario.

Habiendo presentando las anteriores consideraciones, es necesario proceder con la

explicación de los dos artículos antes mencionados, logrando con ello tener más

elementos que permitan responder a la pregunta planteada.

18 HE RNÁNDE Z, Pedro Al fonso. Op Cit. p. 150 19 Especí ficamente, debe hacers e mención al artículo 150, nu meral 10 de la Constitución, en dond e se faculta al Congreso de la República para “ revestir […] al Presidente d e la República d e precisas facultad es extraordin arias, para expedir normas con fu erza de ley cuando la necesidad lo exija o la convenien cia pública lo acons eje”.

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III. MODALI DADES ESPECÍ FICAS DE DELEGACIÓN DE FUNCIONES

De la mano de las directrices generales del artículo 209 de la Constitución Política que

“establece los principios, objeto y el control de la función administrativa,

distinguiéndo los como lo ha señalado esta Corporación, entre pr incip ios finalísticos,

funcionales y organizacionales”, encontramos formas más específicas de delegación

contenidas en los artículos 211 y 196-4 de la Carta Superior, las cuales han sido

consideradas, jurisprudencialmente, como “reglas que forman parte de la arquitectura

funcional de la rama ejecutiva y de la administración central”20, en donde el delegante

resulta siendo el Presidente de la República.

Menciona la Corte que,

“[e]l artículo 211 de la Carta, por su parte, se er ige como la norma superior

que establece de manera especifica el régimen general de delegación de

funciones administrativas respecto de los órganos y entidades de la Rama

Ejecutiva del Poder Público y de la administración pública, al conceder a la

ley la potestad de regulación de la f igura para tales autoridades, sin

desvirt uar los criterios constitucionales que el artículo superior establece en

materia de responsabilidad y de recursos contra los actos proferidos por el

delegatario”21.

20 Co rte Constitucional, sentencia C-802 de 2006, M.P. Manuel José Cepeda. 21 Ibid

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El artículo 211 de la Constitución Política22 comienza estableciendo que la ley es la

encargada de determinar cuáles son las funciones que puede delegar el Presidente en las

autoridades enunciadas allí, pertenecientes a la rama ejecutiva. Regula también la

delegación de funciones prop ias de otras autoridades administrativas diferentes al

Presidente, en subalternos u otro tipo de autoridades.

De lo anterior sobresale que, constitucionalmente, no todos los empleados que forman

parte de la estructura administrativa pueden ser sujetos pasivos de la delegación de

funciones, constituyéndose así una limitación al funcionamiento de esta figura que, a

pesar de llegar a considerarse como un obstáculo para su óptimo desarrollo, cual es el

descongestionar las funciones radicadas en cabeza de las autoridades administrativas, y

con ello, hacer más eficiente la consecución de los fines del Estado, resulta tener

justificación ya que el mismo logro de los fines del Estado ex ige la más alta calidad de

funcionarios, es decir, servidores idóneos y capacitados para la toma de cualquier tipo

de decisiones23.

22 Constitución Política, Artículo 211 “ La ley señalará las fun ciones que el Presidente d e la República podrá del egar en los ministros, directores de departamentos ad ministrativos, representant es legal es de entidades descentralizadas, superintendentes, gobernadores, alcaldes y agencias d el Estado que la misma ley determine. Igual mente, fijará las condi ciones para que las autoridades administrativas pued an delegar en sus subalternos o en otras autoridades. La delegación exi me de responsabilidad al delegante, la cual corresponderá exclusivamente al d elegatario, cuyos actos o resoluciones podrá siempre reformar o revocar aquel, reasu miendo la respons abilidad consiguiente. La ley establecerá los recursos que se pueden interponer contra los actos d e los d elegat arios”. 23 Ley 489 de 1998. Articulo 9o. Delegación. Las autoridad es ad ministrativas , en virtud de lo dispuesto en la Constitución Política y de confo rmid ad con la presente ley , podrán mediante acto de delegación, trans ferir el ejercicio d e funciones a sus colaboradores o a otras autoridades, con funciones afin es o co mplementarias . Sin perjuicio d e las d elegaciones p revistas en leyes o rgánicas, en todo caso, los ministros, directores de d epart amento administrativo, superintendentes, representant es legal es de organis mos y entidades que pos ean una estru ctura indep endiente y autono mí a ad ministrativa podrán delegar la aten ción y decisión de los asuntos a ellos confiados por la ley y los actos orgánicos respectivos, en los empleados públicos de los niveles directivo y asesor vinculados al organismo correspondiente, con el propósito de dar des arrollo a los p rincipios de la función ad ministrativa enunci ados en el artículo 209 de la Constitución Política y en la p resent e ley”. (cursiv a por fuera d el texto) Ver Corte Constitucional, Senten cia C-561 de 1999 M.P. Al fredo Beltrán Si erra.

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Otro de los aspectos que regula el artículo 211 Constitucional corresponde al régimen

de responsabilidad aplicable al delegatario, pues el delegante, en virtud de este mandato

constitucional, queda eximido de cualquier tipo de resarcimiento por las decisiones

tomadas con fundamento en la transferencia del ejercicio de funciones24. Finalmente,

menciona que la misma ley será también la encargada de determinar la forma de

impugnación de los actos del delegatario, es decir, lo s recursos que proceden contra las

decisiones tomadas.

Tal como lo ha conf irmado la jurisprudencia de la Corte Constitucional25 y del Consejo

de Estado 26, que exclusivamente en este punto comparten consideraciones, el texto del

artículo 211 de la Constitución Política no hace referencia alguna a las funciones que

pueden ser delegadas, es decir, no establece límites a las atribuciones que tanto el

Presidente como las demás autoridades contempladas pueden delegar ; la única

acotación es aquella que trasmite a la ley la facultad de autorizar su procedencia y

reglamentar las condiciones en las que se realizará, pues conforme con los lineamientos

generales, es el funcionario autorizado para delegar quien tiene la discreción, en primer

lugar, para hacerla y, en segundo lugar, para determinar el ejercicio de qué funciones

traslada.

24 La Corte Constitucional en senten cias C-727 de 2000 M.P. Vladi miro Naranjo Mesa y C-372 d e 2002 M.P. Jaime Córdob a Treviño, p recisó el al can ce d e la responsabilidad del del egante al est ablecer qu e la limitación de respons abilidad de los delegantes es supri mida si se logra co mprobar que las cons ecu encias de un acto se p rodujeron por la acción u o misión dolosa o culposa de un s ervidor público en ejercicio de sus funciones. Por ello, tanto en materia penal co mo en materia civil, será responsable el delegante de aquellos actos que se hayan producido por una acción u o misión dolosa o culposa propia, generándole consecu encias p enales , disciplinarias y patri moniales . En materi a civil por su parte, el del egante responderá con su patri monio de los daños causados a otra persona o de los daños causados al propio Estado, evento en el cual pu ede promovers e un a acción de repetición con el fin de resarcirlos . 25 Sobre este aspecto, v er las sentencias: C-315/95, C-496/98, C-382/00 , C-727/00 , C-372/02, C-1060/03 y C-802/06 de la Corte Constitucional. 26 Consejo de Estado, Sentenci a del 4 de noviembre de 1999 , Sal a de lo Cont encioso Administrativo, Sección Pri mera. E xp. No.4818. C.P. Manuel Santiago Uru eta Ayola. A ctor: Imelda Amparo Jaramillo Mejía. Demand ada: Co misión de Regulación de Agua Potable y Saneami ento Básico.

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Situación que no se presentaba en la antigua Constitución Nacional que expresamente

señalaba en el artículo 13527, que el Presidente podía delegar las funciones que

desempeñaba como Suprema Autoridad Administrativa. Conforme a lo anterior,

considera la Corte que “[h]ubo pues una clara intención de ampliar la posibilidad de

delegar las funciones presidenciales, no sólo por cuanto ésta ya no só lo puede recaer en

ciertos agentes del gobierno, como en la anterior Carta, sino además porque puede

cubr ir las funciones que el pr imer mandatario ejerce como Jefe de Estado y Jefe de

Gobierno”28.

Es precisamente el artículo 13 de la Ley 489 de 199829, el que reglamenta lo relativo a

las funciones que puede delegar el Máximo Gobernante, cuales son las contenidas en los

numerales 13, 20, 21, 22, 23, 24, 26, 27 y 28 del artículo 189 de la Constitución

Política, que en su mayoría han sido consideradas como atribuciones dadas a su calidad

de Suprema Autoridad Administrativa. No obstante, es preciso hacer un llamado de

atención en este punto referente a las funciones que el Presidente ejerce en tal calidad.

Para ello, debe recurrirse a la sentencia C-496 de 199830 en la cual la Corte

27 Constitución Política de 1886 , Artículo 135: "Los ministros y los jefes de d epartamentos ad ministrativos, co mo jefes superiores d e la ad ministración, y los gobern adores, como ag entes del gobierno, pueden ej ercer, bajo su propia responsabilidad, determinad as funciones de las que corresponden al Presidente de la república, co mo suprema autoridad ad ministrativa, según lo disponga el presidente. Las fun ciones qu e pu eden ser delegadas serán s eñalas por la ley ...". 28 Co rte Constitucional, Sentencia C-566 d e 2000. M.P. Carlos G aviria Díaz. 29 Ley 489 de 1998, “por la cual se dictan normas sobre la organización y fun cionamiento de las entidades del orden nacional, se expiden l as disposiciones, prin cipios y reglas gen erales para el ejercicio de las atribuciones previstas en los numerales 15 y 16 del artículo 189 de la Constitución Política y se dictan otras disposiciones”. [0] 30 Afirmó la Corte: “La desconcentración , hace relación a l a transferencia de pot estades p ara la to ma d e decisiones, a instancias o agencias que se encu entran subordinad as al ente central, sin que neces ariament e, go cen de p ersonería jurídica, ni presupu esto, ni reglamento ad ministrativo propio. El propósito de esta figura, es el d e d escongestionar la gran cantidad d e tareas que co rrespond en a las autoridades ad ministrativas y, en ese ord en de ideas , contribuir a un rápido y eficaz diligen ciamiento de los asuntos ad ministrativos. La jurisprud encia de esta Corporación , se h a referido a este concepto de desconcentración, en los siguientes términos: "La des concentración en cierta medida, es la variante práctica d e la centralización, y d esde un punto de vista din ámi co, se ha definido como trans ferencia de fun ciones administrativas que co rrespond en a órganos d e una mis ma persona administrativa”. Corte Constitucional, Sent encia C-561 de 1999 M.P. Al fredo Beltrán Sierra. Ver también sentenci a C-397 de

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Constitucional, al f ijar las diferencias entre la desconcentración y la delegación de

funciones presidenciales, menciona que “únicamente son desconcentrables las funciones

que ejerce el Presidente de la República como Suprema Autoridad Administrativa”,

puesto que únicamente este tipo de funciones confieren la posibilidad de crear

organ ismos que tengan la capacidad suficiente para desarrollar determinadas funciones,

es decir, que cuenten con un conocimiento altamente calificado para su desarrollo.

Surge de lo anterior una contradicción -que no será analizada en este documento, pero

que vale la pena presentar- frente a cuál es el mecanismo que procede para que el

Presidente pueda transferir las funciones que desempeña como Suprema Autoridad

Administrativa, teniendo en cuenta que el artículo 13 de la Ley 489 de 1998 faculta la

delegación de estas funciones, pero al mismo tiempo, la Corte Constitucional considera

que frente a éstas sólo procede la desconcentración.

Retomando el análisis del artículo 211 Superior, éste no hace distinción alguna entre las

funciones que el Presidente puede delegar, así como tampoco restringe la delegación a

las funciones que son exclusivas de su competencia, ya que faculta a otras autoridades a

ello, con lo cual podría inferir se que es una normativa que no tiene la potencialidad de

desvirtuar o entrar en contradicción con ningún otro artículo constitucional, en la

medida en que las limitaciones que impone no se refieren ni a la materia, ni a la

naturaleza, sino exclusivamente al mecanismo que autoriza la procedencia de esta

figura, es decir, a la ley.

El Consejo de Estado en la sentencia del 25 de septiembre de 1997, hace uno de los

pronunciamientos más estrictos en la imposición de límites a las funciones que puede 1995 M.P. Jose Gregorio Hernandez Galindo y sent encia C-036 de 2005 M.P. Hu mberto Antonio Sierra Porto

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delegar el Presidente de la República, al considerar que no es posible delegar aquéllas

que involucren cuestiones de política gubernamental, así hayan sido autorizadas por ley

o sin importar que correspondan a funciones que efectúe en su calidad de Suprema

Autoridad Administrativa.

Señala esta Corporación, “[a]sí, no es concebible que dicho funcionario delegue, entre

otras funciones inherentes a su carácter de Jefe de Estado y director del gobierno, el

nombramiento y la remoción de sus ministros, o la dirección de las relaciones

internacionales o de la fuerza pública o de las operaciones de guerra; o la conservación

y el restablecimiento del orden público, o la permisión del tránsito de tropas extranjeras,

o la formulación de políticas generales de administración de los servicios públicos

domiciliar ios, etc, etc, porque en ello va envuelto el programa de gobierno que juró

cumplir. El Presidente no podrá despojarse del ejercicio de ciertas competencias, así

autorice su delegación la ley; ley que sería inconstitucional por delegar funciones de

suyo indelegables”. (Cursivas por fuera del texto)

El anterior apartado permite considerar que este pronunciamiento asume argumentos

eminentemente políticos para justificar su posición, ya que se reduce a resaltar que las

funciones del Presidente única y exclusivamente pueden ser ejecutadas por él, pues al

no ser así, es decir, de darse la transferencia de funciones, se estaría desp lazando a otro

funcionario que no es de la misma jerarquía, la toma de una decisión para la cual él fue

expresamente elegido, poniendo en r iesgo “el program a de gobierno que juró cumplir”.

Reitera la jur isdicción administrativa que “las Comisiones de Regulación no pueden ser

delegatarias de la potestad que el constituyente le otorga, en forma exclusiva, al

Presidente en el art. 370 de la constitución. En esa formulación éste com promete su

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responsab ilidad política y no podrá liberarse de ésta a través del fácil m ecanism o de la

delegación, que desplaza d icha responsabilidad hacia el delega tario (art 211)”31.

(Cursivas por fuera del texto)

Por su parte, pronunciamientos de esta misma Corporación de los años 1999 32, 200133 y

200334, asumen una posición moderada frente a la anterior, pero aún contraria a la de la

Corte Constitucional, al estimar que es equivocada la interpretación de esta última

según la cual todas las funciones contempladas en el artículo 189 de la Carta, ostentaban

la facultad de ser delegadas por el Presidente de la República, teniendo en cuenta que el

artículo 211 no hace distinción sobre las facultades que podían o no ser delegadas. A

partir de ello, dispone que precisamente las funciones como Jefe de Gobierno no pueden

ser delegadas en ninguna otra autoridad si se tiene en cuenta que su ejercicio no puede

ejercerlo sino el Presidente en consideración a que mediante este tipo de atribuciones

“se cumple la po lítica gubernamental”35.

En suma, el Consejo de Estado 36 mantiene una posición intermedia frente a las

funciones presidenciales aptas de delegación, en el entendido que se aparta de

considerar, tanto que todas las funciones radicas en el Presidente de la República por el 31 Ibid. 32 Consejo de Estado, Sentenci a del 4 de noviembre de 1999 , Sal a de lo Cont encioso Administrativo, Sección Pri mera. E xp. No.4818. C.P. Manuel Santiago Urueta Ayola. Actora: Imelda Amparo Jaramillo Mejía. Demand ada: Co misión de Regulación de Agua Potable y Saneami ento Básico. 33 Consejo de Estado, Sentenci a del 7 d e junio d e 2001 . Sala de lo Contencioso Administrativo , Sección Pri mera. Ref E xp . 11001-03-24-000 -2000-6067-01(6067). C.P. Manuel Santiago Urueta Ayola. Actor: Camilo Vargas Ay ala. Referencia: Acción de Nulidad 34 Consejo de Estado, Senten cia del 6 de marzo de 2003 . Sal a de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Ref E xp.11001-03 -24-000-2001 <0066>01(6869). C.P. Camilo Arciniegas Andrade. Actor: Germán Alonso Gó mez Burgos. Referencia: A cción de Nulidad 35 Consejo de Estado, Senten cia del 25 de septiembre de 1997. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Ref. E xpedient e No.11.857 . Carlos Betancur Jaramillo. Actor: Enrique José Arboleda Perdo mo. D emandad a: Comisión Reguladora d e Teleco municaciones . 36 Consejo de Estado, Sentenci a del 4 de noviembre de 1999 . Sal a de lo Cont encioso Administrativo, Sección Pri mera. E xp. No.4818. C.P. Manuel Santiago Uru eta Ayola. A ctor: Imelda Amparo Jaramillo Mejía. Demand ada: Co misión de Regulación de Agua Potable y Saneami ento Básico.

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artículo 189 Superior, tienen la potencialidad de ser delegadas; como también al

considerar que n inguna de ellas puede serlo cuando invo lucre aspectos de po lítica

gubernamental. Recientes pronunciamientos han coincidido en afirmar que sólo es

posible la delegación de las funciones presidenciales ejecutadas en calidad de Suprema

Autoridad Administrativa, pero no aquellas que le son propias y de exclusivo

cumplimiento, como las de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, por la trascendencia que

tienen en el ámbito nacional e internacional37.

Siendo así, para la Corte Constitucional, todas las funciones del Presidente de la

República tienen la potencialidad de ser delegadas a cualquier funcionario idóneo para

ello, siempre y cuando sean autorizadas legislativamente. Sin embargo, aquellas

funciones que comprometan a tal punto la integridad del Estado, las políticas

gubernamentales y, consecuentemente, la unidad y el bienestar nacional, no son aptas de

delegación, de allí que sólo puedan ser ejecutadas por el Primer Mandatario.

Paralelo a las consideraciones analizadas sobre el artículo 211 Constitucional,

procederemos a estudiar un evento de delegación más puntual que el anterior, contenido

en el artículo 196-4 de la Constitución Política y que se ref iere a la delegación de

funciones presidenciales en el ministro delegatario, con el objeto de tener más

elementos de juicio para responder al cuestionamiento propuesto.

37 Cons ejo de Estado, Senten cia d el 6 de marzo de 2003. Sala de lo Cont encioso Ad ministrativo, Sección Primera. Ref E xp.11001 -03-24-000-2001<0066 >01(6869). C.P. Camilo A rciniegas And rade. Actor: Germán Alonso Gó mez Burgos. Referencia: A cción de Nulidad

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El texto del inciso cuarto del artículo 196 Super ior38, concede al Presidente la facultad

de delegar en el ministro delegatario (según el orden de precedencia legal) determinadas

funciones, siempre y cuando, aquél se encuentre por fuera del territorio nacional

desarrollando funciones propias de su cargo. Es entonces una modalidad de delegación

presidencial mucho más específica por los requer imientos temporales, espaciales y

formales que demanda para la validez del consecuente acto de delegación. Pero mucho

más amplia si se tiene en cuenta que no interpela por reglamentaciones legislativas para

la procedencia de la delegación de una u otra función.

Por su parte, el tenor del mencionado artículo amplía el espectro de funciones que

pueden ser delegadas y las condiciones en las que procede, al conceder la posibilidad de

que sea trasferido el ejercicio de funciones constitucionales. Pero también, es un poco

más punt ual al acotarlo a las que desarrolla en su calidad de Jefe de Gobierno.

Sobre este punto, la Corte Constitucional39, retomando el precedente de la sentencia C-

496 de 1998, dispuso que siguiendo el tenor del artículo 189 Superior, el Presidente

agrupa las calidades de Jefe de Gobierno, Jefe de Estado y Suprema Autoridad

Administrativa, sin hacer ninguna catalogación para cada una de ellas, pues ello resulta

ser competencia de la propia Corporación y de la doctrina. Establece entonces, de forma

general, que “las funciones de Jefe de Estado son aquellas que denotan de manera clara

la voluntad de la Nación de conformar una un idad política propia, tales como las

referidas a las relaciones internacionales. A su vez, las funciones que desempeña en su

38 Constitución Política. Artículo 196: “ […] cuando el Presidente d e la República se traslade a territorio ext ranjero en ejercicio de su cargo , el Ministro a quien corresponda, según el ord en de precedencia legal, ejercerá bajo su propia responsabilidad las fun ciones constitucionales qu e el Presidente le d elegue, tanto aquellas que l e son propias co mo las que ejerce en su calidad d e Jefe del Gobierno . El Ministro Delegat ario pertenecerá al mis mo partido o movimiento político d el Presid ente”. 39 Co rte Constitucional, Sentencia C-561 d e 1999 M.P. Alfredo Beltrán Sierra.

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calidad de Jefe de Gobierno serían aquellas relacionadas con la fijación de políticas, de

derroteros para la conducción del país, mientras que las cumplidas como Suprema

Autoridad Administrativa son las dirigidas a mantener el funcionamiento normal de la

administración pública".

De acuerdo con lo anterior, la Corte Constitucional estima que la delegación procede

sobre funciones que le son propias al Mandatario por ser el máximo representante del

poder ejecutivo, verbigracia, aquellas que ejerce como Jefe de Gobierno relativas a

dir igir la fuerza pública, conservar el orden público, instaurar y clausurar las sesiones

del Congreso, sancionar las leyes, entre otras; y de aquellas que la misma Constitución

habilita para ello. Es decir, puede considerarse que ex iste mayor amplit ud sobre las

funciones que se delegan, salvo que existan restricciones expresas en la Constitución40,

como es el caso que prohíbe al Vicepresidente desempeñar las actividades trasferidas al

ministro delegatario 41, o restricciones dadas porque la propia naturaleza de la función

impide su delegabilidad.

Teniendo en cuenta lo anterior, y especialmente, la delimitación que hace la Carta

Superior sobre la posibilidad de delegar funciones que el Presidente ejerce como Jefe de

Gobierno en el ministro delegatario, esta norma constitucional debe ser considerada

como regla constitucional especial42, frente a todas las demás normas superiores que

regulan lo relativo a la delegación de funciones.

Frente a lo anterior, la Corte Constitucional ha considerado :

40 Sobre l a i mproceden cia d e l a delegación, ver Sentenci a C-372 de 2002 M.P. Jai me Có rdoba Triviño. 41 Constitución Política. Artículo 202 . 42 Co rte Constitucional, Sentencia C-802 d e 2006 M.P. Manu el José Ceped a.

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“[C]oncluye la Corte que el artículo 196 de la Carta efectivamente consagra

una situación especial de delegación de funciones presidenciales, que no

puede confundirse con las condiciones generales establecidas por el artículo

211 de la Constitución. De hecho, los artículos 196, 211 y 209 de la Carta

dif ieren entre sí, porque el primero consagra un régimen eminentemente

constitucional que establece unas condiciones de delegación específicas en

materia de funciones presidenciales, cuando se dan las circunstancias de

tiempo, modo y lugar previstas en la Carta. El segundo, fija el régimen

general de delegación de funciones administrativas, que deja al legislador la

regulación de tal delegación, siempre que la naturaleza de tales funciones lo

permita (Ley 489 de 1998); y f inalmente, el último, determina el marco

general que rige la función administrativa, que naturalmente incluye a la

delegación como un instrumento de gestión y organización en matera de

administración pública”.43

En suma, las anteriores consideraciones demuestran que a pesar de que ambas

regulaciones correspondan a una modalidad de delegación de funciones del Presidente,

cada una de ellas, con condiciones precisas que a simple v ista se encuentran contenidas

de forma suficiente en el texto, aún ex isten aspectos imprecisos y vagos que inspiran

interpretaciones de diversos tipos y con ello, incongruencias al momento de aplicar una

u otra reglamentación.

43 Ibid

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IV. ¿TENSIÓN CONSTITUCIONAL?

Frente a las condiciones específ icas y particulares que ex igen cada uno de los artículos

que se vienen analizando, cabe preguntarse: ¿Existe un choque de normas

constitucionales en materia de delegación de funciones presidenciales?

Una lectura somera de los artículos analizados y de los requisitos y condiciones

establecidos en ellos, permitiría suponer que no existe choque entre los dos, en la

medida que cada uno demanda condiciones específicas para que resulte procedente y

válida la autorización para delegar una u otra función.

En primer lugar, el artículo 211 condiciona la delegación a la existencia previa de una

ley que lo autorice, con lo cual se supedita la validez de una decisión que ha sido

tomada en v irtud de este mecanismo, al cumplimiento de los requisitos y condiciones

establecidos en una ley que efectivamente suministre la posibilidad para que ello resulte

de esta forma44.

Por su parte, el artículo 196-4 no demanda la existencia de una ley, pues es un mandato

directamente constitucional el que hace posible la transferencia de aquellas funciones

que ejerce el Presidente como Jefe de Gobierno y, en algunos casos, como Suprema

Autoridad Administrativa. Esto adquiere justificación en la medida que el Presidente

44 Apartándonos un poco de los aspectos netament e jurídicos que se han buscado pres entar en este documento, vale la pena evid enciar las tensiones políticas que subyacen en este artículo entre la rama legislativa y la rama ej ecutiva, al encontrarse que los actos realizados por esta últi ma están supeditados a la aprobación o beneplácito que le otorgue el legislativo. Puede pensarse entonces , que todo el análisis por la deli mit ación de materi as que pu ede delegar el p residente, resulta teniendo explicación en la lucha de poder entre estas ramas y el consecuente sistema de “ checks and balances " (controles y equilibrios) mediant e el cu al cad a uno de los pod eres tien en el deb er y la facultad de limitar a los otros con el fin de evitar una extrali mit ación en el uso d e cad a una de sus facultades.

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tiene en su haber el desarrollo de múltiples y variadas funciones de tal trascendencia

para el país y los ciudadanos, que el óptimo desarrollo de cada una de ellas amerita que

puedan ser delegadas so lamente aquellas que no comprometen “a tal punto la integridad

del Estado y la investidura presidencial [que requieren] una actuación directa del

Presidente como garantía de unidad nacional”45.

Acogiendo la posición de la Corte Constitucional sobre el punto que se debate, en la

mayoría de los casos, es posible la delegación de funciones presidenciales desp legadas

como Suprema Autoridad Administrativa y como Jefe de Gobierno. Contrario resulta el

caso de las funciones como Jefe de Estado, las cuales, en su mayoría, llegan a implicar

el fuero presidencial y la unidad nacional de tal forma que es necesario el ejercicio

directo por parte del presidente46, quien es la persona que “al jurar el cumplimiento de la

Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los

colombianos”47.

En efecto, podemos af irmar que no existe conflicto entre las normas constitucionales

analizadas; no se presenta un choque o discontinuidad entre éstas que dé lugar a estimar

que la Carta Superior contiene una antinomia o contradicción irresoluble.

Sin embargo, retomando el pronunciamiento del magistrado Manuel José Cepeda

referente a que ciertas funciones presidenciales delegables en v irtud del artículo 196-4

Superior, no lo son bajo la previsión del artículo 211 de la Carta, consideramos que sí

existe una prevalencia del pr imero frente al segundo. Ello se refiere expresamente a una

45 Co rte Constitucional, Sentencia C-272 d e 1998 M.P. Alejand ro Martínez Caballero. 46 Ibid 47 Constitución Política, Artículo. 188.

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problemática subyacente relativa a la naturaleza jurídica de las funciones que se

delegan, es decir, a aquellas funciones que son consideradas como constitucionales,

frente a aquellas netamente legislativas.

El artículo 196 Superior, al ser una regla constitucional especifica y, principalmente,

conexa con cuestiones constitucionales, destaca frente al artículo 211 de la Constitución

Política en materia de delegación de funciones presidenciales. Impera por tanto, sobre

cualquier tipo de legislación reglamentaria que pretenda o busque precisar aspectos

temporales y circunstanciales de la primera, sin que pueda llegar a prevalecer su

regulación. Es posible entonces que lleguen a promulgarse leyes en las cuales se faculta

la delegación de una función, pero que al realizarse el análisis sobre su

constitucionalidad proceda el rechazo de ésta por no ser consecuente con el mandato

constitucional, llegándose por ello a declarar la inconstitucionalidad de esa ley

Entonces, haciendo una lect ura concertada de ambos artículos, 196-4 y 211 Superiores,

y del artículo 13 de la Ley 489 de 1998 (que contiene las funciones que puede delegar el

Presidente y que en su mayoría pueden catalogarse como administrativas) y, máxime, de

los pronunciamientos de la Corte Constitucional, podría afirmarse que son delegables

las funciones otorgadas al Presidente como Jefe de Gobierno y como Suprema

Autoridad Administrativa. Se reitera, que no existe conflicto en las normas

constitucionales que se analizan, sino una amplit ud y trato diferente en cada una de

ellas, no sólo para las funciones que se pueden delegar, sino para las autoridades a las

que se dir ige la delegación y, finalmente, el medio a través del cual se instauran las

condiciones de cada una, bien sea por el mismo texto constitucional o por directrices

legislativas.

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En cuanto a las funciones del Primer Mandatario como Jefe de Estado y que no han sido

consideradas como delegables por los artículos constitucionales 196-4 y 211 C.P., así

como tampoco por los pronunciamientos de las Corporaciones tanto constitucionales

como administrativas, en v irtud de la trascendencia misma de éstas, consideramos que

debe dársele el mismo tratamiento que se presenta con las otras funciones, relativo a

delegar sólo aquellas que no tengan tal grado de trascendencia que puedan afectar la

seguridad nacional o las políticas gubernamentales.

El fundamento de la delegación de atribuciones presidenciales no radica en cuáles

funciones resultan tener o no autorización para ser delegadas, sino cuáles tienen mayor

o menor trascendencia para el país y los intereses generales de la nación, a tal punto,

que deben ser desarro lladas por el Primer Mandatario sin prestar atención a la

categorización que se le pueda dar a sus competencias. Por tanto, la delegación de una u

otra actividad requiere del análisis detallado y específico que debe hacerse en cada caso

para saber qué efectos tiene delegar el ejercicio de una u otra facultad, teniendo en

cuenta la coyunt ura en la cual dicha atribución pretenda ser delegada.

Page 25: APROXIMACIÓN JURISPRUDENCIAL A LA DELEGACIÓN DE FUNCIONES

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V. C ONCLUSIÓN La Constitución Política de Colombia regula en dos de sus artículos lo concern iente a

las funciones que el Presidente de la República puede delegar, cada uno de ellos con

condiciones o requerimientos temporales y circunstanciales que hacen particular y

determinada la situación en la cual resulta procedente sólo uno de ellos. Es por esta

razón que la pregunta de investigación planteada no recibe una respuesta afirmativa, es

decir, no ex iste un choque de normas constitucionales en materia de delegación de

funciones presidenciales. De allí mismo surge la afirmación de la prop ia Corte

Constitucional sobre el hecho de que ciertas funciones presidenciales resulten

delegables en virt ud de uno de estos artículos y no del otro.

No obstante, debe también recordarse que la misma diferencia en los requerimientos

que ex ige cada uno de los artículos analizados, lleva a concluir que el artículo 196-4 es

una regla especial frente al 211 Super ior, lo cual redunda en que el mandato de éste

prevalece sobre cualquier otro tipo de reglamentación. Con lo cual, el Presidente de la

República está facultado para delegar todas aquellas funciones constitucionales, entre

ellas las que le corresponde como jefe de Gobierno y Suprema Autoridad

Administrativa. Establece la Corte que no sucede lo mismo con las funciones que ejerce

como Jefe de Estado por la trascendencia misma de este tipo de funciones.

Frente a este último aspecto se considera que la procedencia sobre la delegación o no de

funciones presidenciales no depende de la aprobación que se haga para unas y no para

otras, sino de la trascendencia de éstas. Es decir, la procedencia en la delegación de una

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atribución presidencial depende del análisis que en cada caso se haga de las

repercusiones que tiene para el interés general, es decir, para la nación, la delegación de

una u otra potestad, independientemente que sean funciones propias de Jefe de Estado,

Jefe de Gobierno o Suprema Autoridad Administrativa.

Page 27: APROXIMACIÓN JURISPRUDENCIAL A LA DELEGACIÓN DE FUNCIONES

27

VI. REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍAS DOCTRINA

• HERNÁNDEZ M., Pedro Alfonso. Descentralización, desconcentración y delegación en Colom bia. Legis, Bogotá, 1999.

• PENAGOS, Gustavo. La Descentralización en el Estado Unitario. Ediciones Doctrina y Ley; Bogotá; 1997.

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• Consejo de Estado. Sentencia del 7 de febrero de 1992. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Primera. Expediente número 1885. C.P. Yesid Rojas Serrano. Actor: Fernando Marín Vega. Demandado: Gobernación de Caldas.

• Consejo de Estado, Sentencia del 25 de septiembre de 1997. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Ref. Expediente No.11.857. C.P. Carlos Betancur Jaramillo. Actor: Enr ique José Arboleda Perdomo. Demandada: Comisión Reguladora de Telecomunicaciones.

• Consejo de Estado. Sentencia del 4 de noviembre de 1999. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Primera. Exp. No.4818. C.P. Manuel Santiago Urueta Ayola. Actor: Imelda Amparo Jaramillo Mejía. Demandada: Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico.

• Consejo de Estado. Sentencia 7 de junio de 2001. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Primera. Ref Exp. 11001-03-24-000-2000-6067-01(6067). C.P. Manuel Santiago Urueta Ayola. Actor: Camilo Vargas Ayala. Referencia: Acción de Nulidad

• Consejo de Estado. Sentencia del 6 de marzo de 2003. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Ref. Exp.11001-03-24-000-2001<0066>01(6869). C.P. Camilo Arcin iegas Andrade. Actor: Germán Alonso Gómez Burgos. Referencia: Acción de Nulidad

• Corte Constitucional. Sentencia C-315 de 1995. M.P. Dr. Eduardo Cifuentes • Corte Constitucional. Sentencia C-397 de 1995 M.P. Jose Gregorio Hernandez

Galindo • Corte Constitucional. Sentencia T-024 de 1996 M.P. Alejandro Martínez

Caballero • Corte Constitucional. Sentencia C-334 de 1996 MM.PP. Dr. Alejandro

Martinez Caballero y Dr. Julio César Ortiz Gutiérrez • Corte Constitucional. Sentencia C-272 de 1998 M.P. Alejandro Martínez

Caballero. • Corte Constitucional. Sentencia C-561 de 1999 M.P. Alfredo Beltrán Sierra. • Corte Constitucional. Sentencia C-382 de 2000 M.P. Antonio Barrera Carbonell • Corte Constitucional. Sentencia C-566 de 2000. M.P. Car los Gav iria Díaz. • Corte Constitucional. Sentencia C-146 de 2001, M.P. Dr. Alfredo Beltrán Sierra. • Corte Constitucional. Sentencia C-372 de 2002 M.P. Jaime Córdoba Triviño. • Corte Constitucional. Sentencia C-1060 de 2003 M.P. Alfredo Beltrán Sierra. • Corte Constitucional. Sentencia C-036 de 2005. M.P. Dr. Humberto Antonio

Sierra Porto • Corte Constitucional. Sentencia C-802 de 2006 M.P. Manuel José Cepeda.

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• Corte Constitucional. Sentencia C-727 de 2000 M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa

LEGISLACIÓN

• Código Contencioso Administrativo, Legis, Bogotá, 2003 • Constitución Política de Co lombia, Temis, Bogotá, 2003. • Ley 489 de 1998.