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Apuntes de un ajedrecista(cuando no quiero pensar)
Anónimo
2011
Apuntes de un ajedrecista(cuando no quiero pensar)
Anónimo
2011
I N D I C E
Valor relativo de las piezas …1
¿Por qué nos gusta el Ajedrez? …1
Curiosidades …2
El Ajedrez y la Guerra …15
La Cultura Ajedrecística …17
Maniáticos o Supersticiosos …18
Un viejo truco (una simultánea de Bogoljubov) …21
Dus Chotimirsky: tramposo y chantajista …22
Ajedrez: herramienta pedagógica …23
Un debate en el Paraíso …24
Esos curiosos ajedrecistas …26
Discurso del Caballo de Ajedrez …29
Yo, el peón …30
Empatando con Dios …31
Los mayores errores de la historia del Ajedrez …34
Campeones Mundiales del pasado …40
Frases célebres del Ajedrez …47
Ajedrez: belleza y pasión …56
La salud y el Ajedrez …57
Sabías que... …59
Alexander Alekhine, el artista del tablero …59
Tres anécdotas:
El humor de Spraggett …62
Dus Chotimirsky: tramposo y chantajista …63
Partida entre Chigorin y Tarrasch …63
Lo real maravilloso del Ajedrez …64
La adivinanza de Sherlock Holmes …64
El papel del talento y el trabajo en el Ajedrez …65
El Ajedrez en la Filosofía Moderna …65
El Ajedrez: Una perfecta gimnasia mental aeróbica …68
El primer torneo de Ajedrez …69
Nombres en latín de las piezas de Ajedrez …70
La Escuela Rusa de Ajedrez …70
El esoterismo del Ajedrez …77
Paul Keres: el rey sin corona …80
¿Ajedrez = Aburrido? …82
¿Es el Ajedrez más completo que la Vida? …83
¿Es el Ajedrez una formidable pérdida de tiempo? …86
El simbolismo del Ajedrez …87
Anécdotas:
El Vampiro vencido por la Cruz …89
Perdiendo en 6 jugadas en un torneo …90
La primera partida de M. Tahl …91
Capablanca contra un Marciano …91
Juego de espejos …92
Problema de ingenio …93
Mikhail Tahl y sus pensamientos surrealistas …93
Psicología de los errores típicos del ajedrecista …94
El Ajedrez: espejo de la vida …98
El mundo real dentro de un tablero …101
Tipos de jugadores …103
Los ajedrecistas de hoy y los de ayer …104
Paul keres:
apreciado, adorado, amado, el eterno segundón …106
Unos viejos amigos …108
León Tolstoi …109
14 Aspectos psicológicos que te ayudarán -
en el Ajedrez …110
La prohibición de jugar al Ajedrez …110
Cuando no existían los relojes de Ajedrez …114
62 consejos para ser mejores en el Ajedrez …116
Napoleón Bonaparte y el Ajedrez …120
Buenos consejos sobre las piezas de Ajedrez …122
Un Arquímedes moderno …124
Navidades 1878: Una partida de Ajedrez …126
La partida del destino …129
Curiosidades: Capablanca en un lío de faldas …130
Los ajedrecistas resolvieron el enigma …131
Anécdota: Cecyl Purdy …131
Borges y el Ajedrez …132
Una retrospectiva sobre Eric Eliskases …132
Caissa, la diosa del Ajedrez …134
Cuando el reloj es el protagonista …135
Un viaje al Reino del Ajedrez …136
Soluciones …142
1
VALOR RELATIVO DE LAS PIEZAS
Muchos Dicen que un caballo vale más que una
torre, eso es mentira. Todo depende de dos cosas. La
primera, como dice un conocido y amigo maestro
FIDE, depende quien juegue y la otra, la posición
que ocupa en el tablero.
Abrahams, G
En esta posición, las blancas juegan y hacen ta-
blas, y si sustituimos el caballo por una torre pier-
den.
1. ¤d4, b2 (1. ...c2 queda refutado por 2. ¤xb3);
2. ¤e2+ (capturando un peón y deteniendo el otro),
¢f2; 3. ¤xc3 ½-½.
En cambio, si sustituimos el caballo por la torre
pierden las blancas. Abrahams, G
La torre no puede parar a los dos peones: si ataca
por detrás, el amenazado avanza, y al siguiente mo-
vimiento es el más atrasado el que avanza. Si la des-
plaza lateralmente, la jugada es similar que 1. ¦e1+,
¢f2; 2. ¦c1, b2; 3. ¦b1,
¢e3!
Por eso siempre debemos tener cuidado con el va-
lor de las piezas y su relatividad material (3. ...c2, las
negras deben ser pacientes, no podemos avanzar este
peón porque caeríamos en una clavada. 4. ¦xb2,
¢e3; 5. ¦xc2. 1-0 Hechiceros del tablero
¿Por qué nos gusta el ajedrez?
¿PORQUÉ NOS GUSTA EL AJEDREZ?
En la década de 1930 un profesor de psicolog-ía de Viena, Austria, investigó acerca de 50
juegos y pasatiempos ya que quería conocer
cuál de ellos era el mejor para distraer a la
mente del strees de la vida moderna.
Después de realizar el estudio, el profesor
descubrió que el ajedrez poseía las cualidades
y virtudes propicias para ayudar a olvidar las
tensiones de la agitada vida cotidiana.
¿Qué razones motivaron tal descubrimiento? Veamos algunas de ellas:
- El ajedrez requiere gran actividad mental,
aspecto donde supera a los demás juegos y
entretenimientos. Asimismo, es muy superior
2
a los otros para lograr una recreación noble e
instructiva en el desarrollo del trabajo mental.
- El juego ciencia es una admirable creación
de la mente humana; combina la exactitud
matemática con la intuición y el arte de la per-fección, lo cual ninguna otra actividad intelec-
tual puede alcanzar.
- Con la relativa excepción del juego de da-
mas, el que se acerca algo al ajedrez en lo re-lacionado al cálculo matemático, el ajedrez es
muy superior a los demás dadas sus carac-
terísticas artísticas y sus ilimitadas posibilida-
des creativas
Otras de las consideraciones que tuvo el pro-
fesor vienés para llegar a sus conclusiones es
que el ajedrez apasiona a sus admiradores de
tal forma que éstos llegan a amarlo y sentirlo
como algo muy especial dentro de su vida.
Este amor está motivado fundamentalmente
porque los aficionados y maestros sienten que
el ajedrez le permite alcanzar la realización de una personalidad intelectual superior al nivel
medio de la población. Desde éste punto de
vista se pueden clasificar a los ajedrecistas de
la siguiente forma:
- Los que gustan de resolver problemas.
A éstos les maravilla la expectación de sentir-
se capaz de poder demostrar sus habilidades
en esta faceta del ajedrez; El que lo logra se siente satisfecho por el trabajo realizado.
- Los que gustan de probar a los demás su in-
teligencia.
En muy pocas actividades se puede mostrar y compararse con otras personas o grupos de
personas y bajo un límite de tiempo determi-
nado, nuestro grado de inteligencia como de-
lante de un tablero de ajedrez. El que triunfa tiene posibilidades verdaderas de demostrar
que fue el más inteligente.
- Los que gustan de comenzar y terminar una obra con sus propios recursos.
Cada partida bien conducida es como una pie-
za de arte. La posibilidad de que una misma
partida ya se haya jugado anteriormente es
remota, por lo tanto, si se ha jugado correc-tamente por ambos jugadores puede ser con-
siderada por los contendientes como una obra
de arte particular, realizada de principio a fin.
- Los que gustan del ajedrez por su gran cua-lidad de distracción.
Cada jugador de ajedrez conoce la necesidad
de tener una gran concentración durante la
partida. Al jugar ajedrez no debe existir otro
tipo de distracción que la interfiera, ya que se
debe calcular, en un estado de extrema con-centración, múltiples variantes. Esta situación
conlleva a que el jugador se olvide del mundo
y realmente descanse de todas sus preocupa-
ciones y ansiedades.
- Los que están sedientos de aventuras.
La sed de aventura inherente en cada ser
humano puede ser completamente satisfecha
en el tablero de las 64 casillas sin ningún tipo de riesgo ni consecuencias fatales.
Los factores mencionados brevemente con an-
terioridad, permiten al lector llevarse una idea
del por qué son tantos los admiradores que
tiene el ajedrez y que lo practican no sólo para alcanzar la maestría, sino además como un
medio de entretenimiento y acercamiento so-
cial e intelectual.
A tal efecto, estimamos, que el distinguido profesor de psicología estuvo muy acertado en
sus conclusiones, al considerar que entre las
virtudes del juego ciencia, está la de contribuir
al relajamiento emocional de las personas y superación del strees de la vida moderna.
Como colofón de este artículo es muy preciso
mencionar la frase del ex-campeón mundial cubano José Raúl Capablanca:
"El ajedrez sirve como pocas cosas en este
mundo para distraer y olvidar momentánea-
mente las preocupaciones de la vida diaria".
Por Nelson Pinal Borges, MI Copyright © por Ajedrez Cubano Derechos Reservados.
¢ Curiosidades ¢ Esta situación ocurrió en una partida entre
Dus-Chotimirsky y Alapin, en el torneo de
Praga de 1908. Alapin era conocido por su tendencia a bromear durante las partidas.
La partida llegó a la siguiente posición (ver
posición A). Alapin conducía las negras y su situación era muy favorable porque las blan-
3
cas no pueden evitar que el peón negro coro-
ne.
Alapin hizo la continuación más lógica 73...d2
y comentó jocosamente:
- "¡Pronto le llega el fin!".
La partida siguió 74.¦f5+ ¢c4 75.¦f4+ ¢c3
76.¦xa4 d1=£ 77.¦a5
Tras esos movimientos la partida llegó a esta
posición, al verse perdido Dus-Chotimirsky
comentó a su rival: -"Conque ya tengo que abandonar, ¿eh? ¿Será usted capaz de comer-
se también el peón?".
Alapin miró suspicazmente a su rival y re-
flexionó durante 10 minutos, acabando por
decir: "Pues... ¡si señor! ¡Ese peoncito me lo como!"
Moviendo 77...£xf3?? a lo que continuó la
lógica 78.¦a3+ ganando la dama y la partida.
Al ver su error Alapin empezó a gesticular con
los brazos, dio un grito, palideció y... se calló
definitivamente.
Posición A
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Hay jugadores que no saben aceptar una de-
rrota. Hay muchos ejemplos a lo largo de la
historia, pero este caso es verdaderamente in-creíble.
La posición siguiente corresponde a una de
las partidas de la copa de campeones de Eu-
ropa (cuartos de final), disputada en Moscú
19Las blancas eran conducidas por Yuri Balas-
hov y las negras por Milan Matulovic. Con da-
ma y caballo de desventaja, Matulovic no
aceptó la derrota y estuvo 15 minutos ana-
lizándola. Decidió proseguir jugando anotando la jugada secreta y aplazando la partida. IN-
CREÍBLE.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Este episodio le ocurrió a un GM soviético del que no se conoce el nombre. Todo ocurrió en
1971, durante el campeonato por equipos de
la URSS. Antes de la primera ronda nuestro
protagonista acudió a una fiesta, allí abusó
demasiado de las copas de vodka que le ofrec-ían y llegó a la sala de juego en unas condi-
ciones lamentables.
Le tocaba jugar ante el campeón del mundo
Boris Spassky y a duras penas consiguió en-contrar la mesa donde debía disputar la parti-
da... o al menos eso creía ya que el GM Niko-
lai Krogius le comentó: "Si buscas al campeón
del mundo, se encuentra un par de tableros más arriba".
Al fin consiguió llegar a la silla frente a la cual
se encontraba Spassky, éste le hizo el saludo
típico: "¡Hola, babushka!". El primer movi-
miento de Spassky ya estaba hecho: 1.e4, la partida continuó de la forma siguien-te: 1...¤c6 2.f4 b6 3.¤f3 e5 4.fxe5
¤xe5?? 5.¤xe5
La explicación a la desastrosa jugada 4...¤xe5?? vino cuando las negras hicieron su
4
sorprendente quinta jugada: 5...¢xe5??.
Rápidamente uno de los árbitros le hizo notar
que ese movimiento no era legal, a lo que el
GM lleno de indignación contestó: "¡Que mier-
da está pasando aquí! ¡He jugado toda mi vida la Defensa Grünfeld, como para que alguien la
refute así por así!"
Lo que le ocurrió a este jugador es que había
sufrido un espejismo especular debido a los efectos del alcohol, es decir, veía los flancos
del tablero cambiados, este es el motivo de su
quinto movimiento que según lo que él veía no fue 5...¢xe5 sino 5...£xe5.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El campeón del Mundo Alexander Alekhine era
conocido por sus ansias de victoria, detestaba
perder y esto le llevaba a buscar el triunfo por
cualquiera que fuese el camino. Así lo demostró durante el match de revancha
por el campeonato del mundo que le enfrentó
al holandés Max Euwe. Alekhine sabía que
Euwe no toleraba a los gatos, por eso decidió jugar una de las partidas con un gato en el
regazo, al que acariciaba de vez en cuando.
Alekhine sabía que no existía ninguna norma a
este respecto y Dr. Euwe no pudo realizar nin-
guna reclamación.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Ahora le toca el turno al letón Mikhail Tahl, en
1966 se celebraron las Olimpiadas en la
Habana, se sabe que los jugadores y sus dele-
gaciones recibieron un trato excelente por parte del gobierno de Fidel Castro.
Uno de esos detalles fue invitar al equipo so-
viético a presenciar el espectáculo del cabaret Tropicana. Todo transcurría con tranquilidad
hasta que Mikhail Tahl reparó en un preciosa
mujer y se decidió a piropearla, justo en ese
momento apareció el acompañante de la mu-
jer que sin mediar palabra atizó un botellazo
al campeón soviético en la cabeza. Tahl tuvo
que ser atendido en un hospital debido a una
profunda brecha. Al día siguiente la revista Destino sacó el titu-
lar: "¡11 puntos sin jugar una sola partida!".
La actuación de Tahl en esa Olimpiada fue
"memorable", logró 20 puntos en 13 partidas (aunque 11 de ellos fuesen en su cabeza).
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Estamos en el Torneo de New York de 1927,
allí se dan cita varios de los mejores jugado-
res del planeta, entre ellos el "Invencible" José Raúl Capablanca.
Como era de esperar Capablanca comenzó de
forma brillante y varias rondas antes de finali-
zar el torneo parecía claro que la victoria sería suya. Charlando con un amigo, éste le hizo un
reproche irónico sobre su superioridad, ante
esto Capablanca le dijo que tenía pensado
hacer tablas en el resto de partidas.
En una de esas partidas le tocó enfrentarse con Aaron Nimzowitsch, una vez concluida la
apertura Capablanca le envió una nota a su ri-
val a través del árbitro que ponía:" le ruego
que deje usted de jugar tan mal o no tendré más remedio que ganarle".
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Esta curiosa conversación ocurrió en una par-
tida entre el soviétivo Isaak Boleslavsky y el
argentino Miguel Najdorf: Najdorf: ¿Da usted la partida en tablas? Boleslavsky: ¡No! Najdorf, algo pensativo dice: ¿Juega usted pa-
ra ganar? Boleslavsky: ¡No! Najdorf: ¿Juega usted para perder? Boleslavsky: ¡No! Najdorf: ¡Bien!, ¿Que quiere usted pues? Boleslavsky: ¡Jugar!
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Esta anécdota corresponde al genial Mikhail
Tchigorin.
Cuentan que jugando con un rival poco expe-
rimentado al que siempre daba ventaja y al
que siempre vencía, se encontró con que en esta ocasión no podía derrotarle porque solo
quedaban los dos reyes en el tablero.
5
En un último intento, Tchigorin, acercó su rey
al de su adversario, exclamando "¡Jaque!". Pa-
ra su sorpresa su rival retiró el rey una casilla.
Animado por el éxito Tchigorin siguió hosti-
gando al rey de su rival a base de "jaques" hasta que consiguió encerrarlo en uno de los
rincones del tablero, entonces dijo "!Jaque
Mate!" y su rival consternado tuvo que aceptar
la "derrota".
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El maestro alemán Fritz Sämisch era muy fa-moso por las simultáneas a la ciega que daba,
a las que acudía gran número de público.
En una de estas sesiones se encontró con una
anciana que había acudido a ver el espectácu-lo, esta empezó a mirarle desde todos los
ángulos y tras estar unos minutos observán-
dole se dirigió a su vecino más próximo, co-
mentándole: "¡Óigame usted! ¡Este hombre es un tramposo! ¡Le vengo observando hace un
rato y he visto con seguridad que no es ciego!
Me temo que esta anécdota debió repetirse multitud de veces entre aficionados poco co-
nocedores de esta modalidad.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Durante el torneo internacional de Londres
1862, se organizó una partida en consulta en-
tre algunos de los mejores jugadores del tor-
neo (esto era habitual en la época, para dis-
frute del público).
Los dos equipos que disputarían la partida ser-
ían, por un lado: Adolf Anderssen, Louis Paul-sen y Serafino Dubois. Por el otro: Jakob
Löwenthal, Samuel Boden y H. A. Kennedy.
Anderssen, siempre modesto, antes de co-menzar la partida comentó a Dubois lo si-
guiente: "Tenemos que organizarnos: Paulsen
hará las jugadas precisas, usted las brillantes
y yo las malas".
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Esta anécdota ocurrió en una partida de la
competición Moscú-Praga.
Con blancas jugaba el famoso jugador soviéti-co Vladimir Simagin, con negras el checo
Schajtar. La partida estaba en su fase final, en
esta posición:
Simagin se ve en clara inferioridad, pero cree
encontrar una variante que acaba en tablas:
Movió 54.g4 a esto su rival respondió la evi-
dente 54...fxg4+, la sorpresa mayúscula lle-
ga en el siguiente movimiento de las blancas que podéis seguir en el tablero siguiente:
Simagin había calculado el cambio de damas y por eso movió la "genial" 55.£xf6+!!?? sin
darse cuenta de que su rey estaba en jaque. Pero la sorpresa no acabó aquí ya que su rival respondió con 55...¢xf6 sin darse cuenta de
que la jugada de su rival era ilegal. Evidente-
6
mente las blancas continuaron con 56.fxg4,
siguiendo la partida sin darse cuenta del ga-
rrafal error que habían cometido. Para contribuir a la "locura" los jueces no se
dieron cuenta de nada y la partida prosiguió. Transcurridos 10 minutos se llegó a una situa-
ción de tablas, cuando ambos oponentes iban
a firmar la paz apareció el anotador de la par-
tida que se acercó al tablero y les mostró su error. Los jueces aplicaron el reglamento y
restablecieron la posición antes del error (es
decir tras 54...fxg4+). Increíble error entre dos jugadores de alto ni-vel, por cierto, al final Simagin logró obtener
tablas.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El humor de Bobby Fischer no era una de sus
características principales. Aquí tenemos la
prueba:
El periodista Dimitri Bjelica contó: "En una
ocasión Tahl, Fischer y yo viajábamos en co-
che por una carretera de montaña, dicha ca-rretera era muy peligrosa y ante esto co-
menté:"
- Si tenemos un accidente, todos los periódi-
cos publicaran que ha muerto el famoso pe-
riodista Bjelica. Tahl se echó a reír, pero Fischer se quedó
pensativo para terminar diciendo: - Creo que te equivocas. En América yo soy
más famoso que tú.
Fischer era muy popular y siempre era atosi-
gado por los medios de comunicación, esto
unido a su "sentido del humor" le llevó a pre-guntar lo siguiente a unos periodistas: - ¿Va contra la ley matar a un periodista?
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El GM Efim Bogoljubow era famoso por ser afi-
cionado al humor fácil y torpe. Esta anécdota
ocurrió tras la disputa de una partida contra el
Doctor Tarrasch, en la que Efim logró vencer
al alemán. Se dio la triste circunstancia de que a los po-
cos días Tarrasch falleció.
Bogoljubow publicó la partida y no se le ocu-
rrió otra cosa que titular el artículo con la si-
guiente frase: "La partida que mató al Dr. Ta-rrasch". Verdaderamente macabro.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
En el torneo internacional de la ciudad alema-
na de Röchlingwerken se produjo una cómica situación.
Según cuenta Gerhard Henchel, en el primer
tablero jugaba un fuerte jugador francés con-tra un jugador local. Estaban jugando una va-
riante de la defensa india de rey y en la aper-
tura habían hecho un intercambio de damas.
Entre los aficionados que miraban la partida hubo uno que exclamó: "Que flojos son estos
dos jugadores", todo el público se giro a mi-
rarle atónito. Este aficionado apostilló en voz
alta, para que le pudiesen oír los dos jugado-res: "No miren ustedes. Son muy malos, los
dos ya han perdido su dama"
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
David Bronstein es muy famoso por el tiempo
que invierte en realizar el primer movimiento en sus partidas (su record es 40 min.). Esto
ha hecho que los periodistas le pregunten por
la razón de esa tardanza repetidas veces, har-
to Bronstein contestó a un reportero de esta forma: - ¡Pienso en cómo jugaré mañana!
La explicación del comportamiento de Brons-
tein nos la da Yuri Averbach en su libro "Lec-turas de ajedrez". Cuenta que Bronstein no
puede dominar sus nervios cuando elige un
plan al comienzo de la partida, así el reloj em-
pieza a correr y Devik se queda petrificado, buscando tranquilizarse y concentrarse en la
partida.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Muchos le atribuyen la siguiente anécdota a
Bronstein (que según Yuri Averbach no le ocu-rrió a Bronstein sino a otro GM):
En una partida de torneo el jugador con blan-
cas tardó mucho tiempo en el primer movi-
7
miento. Al finalizar la partida su rival le pre-
guntó: - ¿Por qué ha invertido tanto tiempo en la
apertura? ¿Es que trataba de descubrir algo
nuevo?
- ¡En absoluto! - contestó este -. Noté la falta
de la llave de casa en el bolsillo y he estado
todo el tiempo pensando donde la habré olvi-dado.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
En las simultáneas los maestros suelen mara-
villar a los aficionados, pero a veces estos lo-
gran ser más astutos que los profesionales.
Yuri Averbach e Isaak Boleslavsky dieron una
sesión alternativa (juegan las mismas parti-
das, turnándose y sin consultarse).
Averbach llegó a unos de los tableros y notó la
ausencia de una torre, rápidamente preguntó
amenazador: - ¿Dónde está la Torre?
- ¡Isaak Efremovich la ha perdido! contestó el
interpelado, y mostró cómo había sucedido.
Ante este contratiempo los maestros perdie-
ron esa partida. De vuelta al hotel Averbach
reprochó a Boleslavsky el "descuido" de la to-rre. Ante esto Isaak contestó:
- ¿Quién la ha perdido sino usted? Resultó que el "héroe" de la sesión, al que to-
dos habían aplaudido, no era más que un hábil
tramposo.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
En el torneo interzonal de Saltsjöbaden de
1948 a Najdorf le tocaba enfrentarse con uno de los 3 mosqueteros suecos: Gösta Stoltz.
Najdorf sabía de la dependencia del alcohol de
su rival y cuando se lo encontró al mediodía
en la cafetería del hotel vio una oportunidad
de allanar el terreno de su futura partida. Naj-
dorf empezó a invitar a una copa tras otra a Stoltz, tras esto Najdorf se fue a comer pen-
sando que su rival no estaría en condiciones
de rendir en la partida que comenzaría esa
misma tarde.
Para sorpresa del argentino-polaco su rival
jugó de manera muy precisa y le puso en mu-
chos problemas. En la jugada 42 Stoltz le ofreció tablas, cosa que Najdorf aceptó rápi-
damente.
Stoltz le comentó irónicamente a Najdorf: - Le he propuesto tablas, aunque estoy mejor,
porque si usted no me hubiese invitado hoy no
habría podido jugar.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Adolf Anderssen era un verdadero adicto al ajedrez, a él dedicaba todos sus ratos libres
como atestigua la siguiente historia:
Una noche Anderssen sentado frente a un ta-blero se puso a estudiar un problema. Cuanto
más se perdía en todas las posibles variantes,
más partidas jugaba contra si mismo. Estaba
tan fascinado con la belleza de aquella partida que perdió la noción del tiempo y de las cir-
cunstancias, no sintiendo por ello ningún can-
sancio. Cuando de repente alguien llamó a la
puerta, enojado, interrumpió sus pensamien-
tos y entonces mantuvo la siguiente conversa-ción con su ama de llaves:
Anderssen: "Vete tranquila a la cama. Estoy
ahora muy ocupado"
Liesbeth: "¿Cómo dice, por favor?"
Anderssen: "No me molestes. Sabes que pue-do resistir perfectamente toda la noche.
¡Llámame mañana temprano, como siempre!"
Liesbeth: "Señor profesor, ¿se encuentra us-ted bien?"
Anderssen: "Criatura, no solo estoy muy bien,
sino que además no debes molestarme ahora.
Estoy precisamente en lo más importante. Termino en seguida"
Liesbeth: "Sabe profesor, usted no ha dormido
absolutamente nada. Ya tengo experiencia de
8
otras veces. ¿Pero... no ha oído usted las
campanas del alba?" Anderssen: "¿Las campanas del alba? Habría
podido jurar que eran las campanas de la no-
che. ¿No te confundes?"
Liesbeth: "Señor profesor, 'yo' he dormido to-
da la noche y 'no estoy soñando'."
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Estamos en el torneo internacional de Bled
1961, el soviético Efim Geller se enfrenta al yugoslavo Mijo Udovcic.
Udovcic busca desconcentrar a Geller fumando
un puro y echándole el humo a la cara. Geller, cansado de esta situación, expresó sus quejas
al árbitro principal del torneo.
El árbitro se lo tomo con humor y recordando la manía del campeón del mundo Emanuel
Lasker de fumar habanos en sus partidas le
comentó a Geller: - No debe usted preocuparse... ¡puesto que
Udovcic no juega como Lasker!
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El Maestro Robert Graham Wade se hizo "fa-
moso" por su actuación en unas simultaneas
que dio en el Centro de Referencia.
Wade jugó ante 30 rivales, consiguió entablar
en 21 partidas y perdió las otras 9. Es difícil
encontrar una sesión de simultáneas dada por un maestro en la que este no consiga ninguna
victoria.
También un jugador de la talla de Alexander Kotov pasó por grandes dificultades en unas
simultaneas dadas en Moscú, se enfrentaba a
jugadores de corta edad del Palacio de Pione-
ros, pero solo logró vencer en 4 partidas y fue derrotado en 12 tableros.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Bobby Fischer con 15 años era un ajedrecista
famoso y conocido en todo el mundo, por ello
era requerido para jugar sesiones de simulta-neas.
Relacionado con este tema un compañero de
tablero le preguntó por la tarifa que cobraba
en este tipo exhibiciones, Fischer contestó: "500 dólares" (una cifra muy alta para la épo-
ca).
Sorprendido el maestro le preguntó: "¿Y has dado muchas?", a lo que el genial Robert con-
testó: "Hasta ahora, ninguna".
Hay que recordar que más adelante Fischer conseguiría, con su insistencia, que los ajedre-
cistas cobraran importantes sumas por parti-
cipar en los torneos.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El GM escocés Paul Motwani (7 veces campeón
de su país) contó una graciosa anécdota que
le ocurrió cuando tenía 11 años. Jugando Motwani con negras contra una com-
pañera de clase, después de los siguientes dos movimientos: 1. e4 d6 2.¥b5+ su amiga y ri-
val gritó con júbilo ¡Jaque Mate! Ante la peti-ción de explicaciones de Motwani, la niña le
explicó:
- Estas en jaque y tu rey no puede moverse
El jaque se puede evitar con 5 movimientos de
otras piezas, pero como ambos no conocían
demasiado bien las reglas, Motwani dio por
buena la explicación de su rival y aceptó de-portivamente la derrota. Este ha sido EL MATE
MÁS RÁPIDO DE LA HISTORIA.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El soviético Yuri Averbach tiene muchas anéc-
dotas a lo largo de su carrera.
9
Esta es verdaderamente sorprendente ya que
Averbach no conocía bien las normas para el
enroque.
La situación ocurrió en el campeonato de Aus-
tralia, Averbach jugaba contra el varias veces campeón del país Cecil Purdy. La partida esta-
ba en el medio juego y Averbach "vio" que
Purdy no podía hacer el enroque largo porque
el recorrido de la torre estaba amenazado por una pieza suya. Para sorpresa de Yuri, Purdy
jugó 0-0-0, algo confuso preguntó a su rival:
- ¿Es que se puede enrocar en esa posición?
Purdy miró sorprendido a Averbach sin saber
si le estaba tomando el pelo y le contestó:
- ¡Naturalmente! ¡La torre cruza la casilla amenazada y no el rey!
El pobre Averbach no sabía donde meterse y
más al leer la prensa al día siguiente: "¡Escri-be libros de ajedrez y, sin embargo, descono-
ce las reglas del juego".
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El campeón del mundo no oficial Howard
Staunton era invencible en su época, por eso
sorprende mucho su derrota en un match con-tra su compatriota Elijah Williams.
Si se investiga un poco se encuentra que la
derrota ocurrió porque Staunton abandonó el match... pero lo sorprendente es que aban-
donó cuando ganaba por 6-2!
La explicación al abandono de Staunton está en el reloj de ajedrez; en concreto, que en esa
época no existía. Williams conocía el mal
carácter de Staunton y por eso optó por utili-
zar mucho tiempo para cada movimiento
(llegó a las 2h y media en algunas jugadas), esto hacía que cada partida durase varios
días. Staunton terminó hartándose y decidió
rendirse para no continuar aguantando las ar-
timañas de su rival.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El 4 veces campeón de Australia Cecyl Purdy
(también campeón del mundo por correspon-
dencia) se estaba jugando su quinta corona de
campeón de su país, si ganaba en la última
ronda lo lograría.
El azar de los destinos hizo que su rival en esa
última ronda fuese John Spencer Purdy... su
hijo. Muchos especularon con que el hijo de-
jaría ganar al padre, pero a las pocas jugadas pudo verse que esto no sería así. Tras una du-
ra lucha John Purdy venció a su padre, con lo
que este se quedó sin el título.
Al recibir el jaque mate de su hijo Cecyl se le-
vantó de su asiento, se secó el sudor y co-
mentó medio en broma: - ¡Esto ocurre por enseñar a los hijos a jugar
al ajedrez!
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Los niños prodigio del ajedrez siempre han le-
vantado gran expectación, aquí tenéis la lista
de "niños" que lograron el título de GM más
joven en su momento. Está ordenado desde el
1er record hasta el último, con la edad exacta a la que consiguió el título de GM (cada juga-
dor batió el record del anterior en la lista). Bobby Fischer 15 años, 6 meses y 1
día Judit Polgar 15 años, 4 meses y 28
días Peter Leko 14 años, 4 meses y 22 días Etienne Bacrot 14 años y 2 meses Ruslan Ponomariov 14 años y 17 días Teimour Radjabov 13 años, 10 meses
y 13 días Bu Xiangzhi 13 años, 10 meses y 13
días
10
Magnus Carlsen 13 años, 3 meses y 27
días Sergei Karjakin 12 años y 7 meses
De la lista tiene mucho mérito el record de Fischer y de Judit Polgar, el motivo es que en
la época en que lo consiguieron no se podían
apoyar en computadoras para su preparación,
cosa que el resto si que ha podido hacer.
La india Humpy Koneru es la mujer más joven
en lograr el título de GM (batiendo a Polgar)
con 15 años, 1 mes y 27 días.
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La partida más larga de la historia se jugó en
el Open de Gausdale, en el año 1987. Las
blancas fueron conducidas por Martinovsky y
las negras por el checo Vlastimil Jansa. El re-sultado final fue de tablas y el número total de
jugadas fue de 194!
La partida más corta de la historia (en alta
competición) se disputó en la Olimpiada de Folkestone, en el año 1933. Las blancas fue-
ron llevadas por el escocés Combe y las ne-
gras por el letón Hasenfuss. Las negras logra-
ron la victoria en 4 jugadas!, tras conseguir una pieza de ventaja por un despiste del rival.
La partida prosiguió de la siguiente manera:
Combe 0 - Hasenfuss 1 Folkestone 1933
1. e4 c5 2. d4 cxd4 3. ¤f3 e5 4. ¤xe5??
£a5+
Las blancas no pueden evitar la tentación de
tomar el peón sin detenerse a pensar un poco. El movimiento más largo de la historia se pro-dujo en el Open de Vigo de 1980. El autor fue
el MI brasileño Terres Trois en su partida con-
tra el portugués L. Santos. En la siguiente po-
sición Trois, que conducía las negras, estuvo pensando su movimiento durante 2h 20m.
Al acabar la partida el periodista Antonio Gude
le preguntó al brasileño:
- ¿Por qué ha tardado tanto en responder, si solo tenía dos opciones?
A lo que este contestó - También yo me lo pregunto.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
En el match por el campeonato del mundo de 1978, en Baguío, se enfrentaban Anatoly Kar-
pov y Viktor Korchnoi.
La gran solidez del juego de Karpov provocaba que Korchnoi cayese en frecuentes errores
que marcaron el resultado del match. El match
fue de gran tensión porque Korchnoi huyó de
la URSS y jugó el encuentro bajo bandera sui-
za, Karpov representaba al régimen de la Unión Soviética.
La explicación que dio Korchnoi a sus errores
en el tablero fue que Karpov le mandaba "in-flujos telepáticos" para que hiciese movimien-
tos equivocados (se comenta que Korchnoi
llegó a contratar parapsicólogos para ayudar-
le).
Yacov Estrin comenta que los errores de Viktor
provenían del cansancio o de los nervios a los
que se veía sometido.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Hay una anécdota que demuestra la facilidad
de Paul Morphy para el ajedrez. El relato lo
contó el jugador Arnous de Rivière de la si-
guiente forma:
Morphy y de Rivière se retiraban al hotel des-
pués de haber jugado una ronda del torneo de
Londres. De Rivière comentó: - Mr. Bird me acaba de ganar una partida que
ha concluido con un hermoso mate en 5 juga-
das, cuando lleguemos al hotel se lo mostraré
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Morphy replicó:
- Dígame la posición de las fichas Entre los ruidos de la calle su rival le comunicó
donde estaban colocadas las 16 fichas, tal
como se ve en el diagrama. Rápidamente
Morphy contestó:
- Si, efectivamente, las blancas pueden dar
mate en 5 jugadas así: 1.Td8+ Te8
2.Txe8+ Rg7 3.Tg8+ Rxh6 4.Cf5+ Rh5
5.g4++
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Gambito Evans
Esta apertura romántica fue inventada por el
Capitán William Davies Evans (1790-1892).
Las jugadas son:
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Ac5 4.b4 La gran novedad introducida por Evans fue
entregar el peón de caballo de dama. Lo cu-
rioso de esta historia es que Evans no pre-
tendía hacer ese movimiento, fue un golpe de mar el que hizo que el peón avanzase 2 casi-
llas y no una como quería el capitán. De esta
forma fortuita pudo crear un gambito que se
haría muy famoso y que daría partidas precio-
sas (por ejemplo "La siempreviva" de Anders-sen).
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Mikhail Botvinnik fue campeón del mundo du-
rante muchos años. Siempre fue partidario de prepararse en su casa y no jugando torneos.
Se sabe que tenía algunas manías (como mu-
chos jugadores); una de ellas era que no so-
portaba el ruido, si en la sala de juego había ruido era incapaz de concentrarse. Para mini-
mizar este defecto empleó un método muy
sencillo, cuando entrenaba analizando varian-
tes ante el tablero o jugando partidas creaba de modo artificial un ambiente ruidoso, po-
niendo la radio a gran volumen o conectando
algún electrodoméstico. Parece que este método le dio excelentes re-
sultados y Botvinnik dejó de reaccionar nega-
tivamente ante los ruidos e incluso llegó a no
notarlos.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Alexander Alekhine dio muchas sesiones de simultáneas a lo largo del mundo, en ellas le
ocurrieron muchas anécdotas.
En una de estas exhibiciones llegó Alekhine a uno de los tableros y vio a su rival totalmente
alborozado y feliz. Este jugador dijo triunfal-
mente: - ¡Maestro, es usted mate en 3 jugadas!
A lo que un tranquilo Alekhine replicó:
- Tiene razón, pero no se entusiasme, porque me toca jugar a mí y tengo mate en dos.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Carlomagno tenía un joven soldado, llamado
Garín, a su servicio. Tal fue el valor que este
demostró que se ganó la admiración de los caballeros y el amor de las damas. Entre ellas
la mismísima emperatriz se enamoró de él,
pero Garín la rechazó por fidelidad a su señor.
La emperatriz, movida por el remordimiento, le contó todo a su esposo.
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La reacción de Carlomagno fue llamar a su
presencia a Garín y le propuso lo siguiente:
"Juguemos una partida de ajedrez, pero con estas reglas: si ganas, te haré entrega de to-
dos mis reinos y posesiones así como de mi
propia mujer. Si gano, pagarás con tu vida la
derrota".
Garín se vio forzado a aceptar, pero lo que
Carlomagno no sabía era que su rival era un
fenomenal jugador de ajedrez. Tras una dura lucha de ataques y contraataques Garín logró
dar mate a su soberano. Carlomagno se quedó
totalmente abatido y dijo "Garín haced lo que
os plazca, tomad lo prometido". Garín demostró su fidelidad a su señor renun-
ciando a todo lo que había ganado en el table-
ro y Carlomagno pudo continuar su reinado.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El GM de Filipinas Eugenio Torre es conocido
por su carácter huraño y reservado, casi nun-
ca da entrevistas y pasa de largo cuando se
cruza con un periodista.
Un periodista estadounidense se empeño en
conseguir una entrevista de Torre y para ello
le comentó: - Tenga en cuenta que he hecho una apuesta
con un colega ¿No puede decirme aunque sea
un par de palabras? A lo que Torre contestó (justo con las 2 pala-
bras pedidas):
- Ha perdido
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El campeón del mundo José Raúl Capablanca
tenía un estilo que rayaba la perfección. Él era
consciente de ello y eso mismo les comentó a
unos amigos en un club, justo antes de su match frente a Alekhine por el campeonato del
mundo; a esto uno de los contertulios le
avisó: "Mejor es ser campeón sin juego, que
ex-campeón con mucho honor" avisándole de
que no se preocupase tanto de su juego y si del resultado. Ante esto un indignado Capa-
blanca respondió: "Jamás, en los próximos mil
años, me ganará Alekhine una partida". Capablanca perdió su corona de campeón
unos meses después ante el citado Alexander
Alekhine. Por casualidad Capablanca se en-
contró con su amigo en otro club de ajedrez y le ignoró adrede, éste no se desanimó y en
voz alta gritó: "Ahora ya han transcurrido mil
años. ¡Y quien sabe si también llegará pronto
el enterrador!". Se hizo un silencio sepulcral y
todo el mundo temió un violento escándalo. Pero cuando Capablanca, encolerizado, se fijo
en el semblante tragicómico de su amigo, se
transformó y ambos rompieron en una sonora
carcajada.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
El jugador de Kazajstan, Vladislav Tkachiev,
es conocido por su habilidad en partidas blitz.
Un exceso de ego hizo que le comentase a su compañero Eduard Gufeld:
"si hubiera un campeonato del mundo a dos
minutos, yo sería el campeón".
Para desgracia de Tkachiev se decidió organi-
zar este campeonato (no oficial) que fue ga-
nado por Karpov. Eduard Gufeld, recordando la bravuconería de su colega, se mofó de él
comentándole:
13
"¿Por qué no creamos el mundial 'alternativo'
de partidas relámpago, es decir, a ver quien
pulsa el botón más rápido".
El primer campeonato del mundo oficial de ajedrez relámpago se jugó en 1988, en Saint
John, el campeón fue el mítico campeón del
Mundo Mikhail Tahl.
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En los años 80 la selección juvenil de la URSS
hizo una gira por Europa, una de las escalas
era París donde jugarían contra la selección
absoluta francesa.
La expedición estaba comandada por el GM
Alexei Suetin, experimentado entrenador muy
apto para conducir a jóvenes promesas. En cada ciudad solía organizar excursiones para
sus pupilos y en París decidió que tenían que
visitar la Torre Eiffel y Nôtre Dame. Al reunir a todos sus jugadores para la visita
se dio cuenta de que faltaba Vassily Ivanchuk,
tras estar un rato esperando decidió subir a su
habitación a ver que ocurría. Al preguntar a Vassily el porqué de su retraso este contestó:
"No voy a ir". Suetin se preocupó y le pre-
guntó: "¿Por qué? ¿Acaso no te encuentras
bien?". La repuesta de Ivanchuk dejó atónito a
Suetin: "Me encuentro bien, pero tengo que estudiar el Informator (revista que publica no-
vedades teóricas del ajedrez)". Suetin trató de
convencer a su pupilo: "el Informator siempre
lo tendrás contigo, pero quizá no vuelvas a ver una ciudad tan maravillosa como París".
No sirvió de nada y Vassily se quedó en la
habitación mientras sus compañeros disfruta-
ban de una de las ciudades más bonitas del planeta.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Najdorf era un jugador de fuerte carácter, es-
to le llevo a situaciones graciosas en sus par-
tidas.
En un match contra el GM Reuben Fine se
llegó a la siguiente posición
Fine conducía las blancas y Najdorf las negras.
El estadounidense le ofrece tablas aduciendo que este tipo de finales son empate seguro,
tal y como demuestra en su libro sobre finales
de piezas menores. Najdorf le observa con incredulidad y rechaza
las tablas, además le dice a su rival que la vic-
toria es de las negras y que está dispuesto a
apostar la suma de 200 dólares. Fine acepta encantado, pero tras 28 jugadas tiene que in-
clinar su Rey ante el argentino y pagarle los
200 dólares tras llegarse a la siguiente posi-
ción:
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Aquí tenéis otra anécdota de Miguel Najdorf en la que "desafía" a su propio presidente. Se jugaba un match entre Argentina y la
URSS en Buenos Aires. En el primer tablero
jugarían Najdorf (blancas) contra Bronstein
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(negras). Tras sonar los himnos nacionales, el
presidente Perón se acercó al tablero y realizó
el primer movimiento simbólico: 1.e4, para
retirarse entre aplausos. En ese momento se
acerca Najdorf al tablero y rectifica el movi-miento de su presidente, moviendo 1.d4. Sor-
prendido, Bronstein le preguntó "¿Como se
atreve a rectificar al máximo representante de
su país?".
La respuesta de Najdorf fue sorprendente:
"Nosotros vivimos una democracia y no voy a
jugar contra el máximo especialista del juego abierto, David Bronstein, 1.e4, por ignorancia
del general: sería darle a usted ventaja".
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Durante la II Guerra Mundial los nazis come-
tieron la atrocidad del genocidio, muchos aje-drecistas judíos desaparecieron por esta locu-
ra.
Akiba Rubinstein era judío, pero en la época de la gran guerra había perdido la razón y es-
to fue lo que le salvó la vida.
La gestapo le incluyó en su lista y fue a bus-
carle a su residencia, la persona que lo cuida-ba trató de convencer al oficial de que Rubins-
tein no estaba en sus cabales. Si el preso no
estaba en condiciones mentales satisfactorias
los nazis le consideraban no útil y esto le sal-vaba la vida.
El oficial de la gestapo se acercó a Rubinstein
y le dijo: "Queda arrestado, será confinado en un campo de concentración". Para sorpresa
del alemán Akiba cogió su sombrero y dijo
animadamente: "Bien, vamos, será divertido".
Ante semejante contestación los nazis se fue-ron por donde habían venido y dejaron en paz
a Rubinstein, que bastante tenía con lo suyo.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
En unas simultáneas, Fischer le ganó la dama
a uno de sus rivales. Pero cuando iba unas
mesas más adelante, el jugador incorporó su
dama al juego, como si no hubiera pasado na-
da. Y se ufanó ante los espectadores que hab-
ía a su alrededor de que el campeón no lo
había notado. Siete jugadas más adelante Fis-
cher volvió a ganarle la dama. Pero esta vez se la echó al bolsillo y siguió adelante sin me-
diar palabra.
- ¢ £ ¦ ¥ ¤ § -
Y cuenta Karpov en una entrevista, a propósi-
to de su experiencia en los penales rusos:
– ¿Ha habido algún caso curioso en ellas? –Sí los ha habido. Por ejemplo, sucedió duran-
te una sesión de simultáneas en una colonia
para criminales particularmente peligrosos en
Riazán. Por lo general doy oportunidad a los participantes de discutir la posición entre
ellos, de mover las piezas. Incluso si “se ro-
ban” una jugada, aunque recuerdo perfecta-
mente las posiciones, no corrijo nada en el ta-
blero si es que con lo anterior no han modifi-cado el carácter de la posición. Pues bien, un
ancianito estrafalario, que, a juzgar por su as-
pecto, llevaba tras la rejas más de una decena
de años, se dejó llevar tanto que regresó tres jugadas. Por supuesto que se alteró la califica-
ción de la posición, de pronto sus piezas revi-
vieron de manera extraña. Tuve que restable-
cer la posición y decir: “Aquí se han hecho tres jugadas. Haga una, por favor”. Su reac-
ción me asombró. Se turbó mucho, se agitó y
dijo “Oh, disculpe, disculpe, no quería… ¡y en
general, si se ha de ganar al campeón, que sea a la buena!” Resultó que no era un ancia-
nito cualquiera, sino un experimentado juga-
dor.
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EL AJEDREZ Y LA GUERRA por Roberto Grau
BAJO EL SIGNO BÉLICO Muchos son los dramas de la guerra. Los hay de diverso diapasón, pero tomados en conjunto quizá pierdan mucho de su significado hondo y humano. La época nos habla a cada hora de bombardeos, de ciudades destruidas, buques desaparecidos, aviones que no retornan. A cada instante el cable nos anuncia fusilamientos, re-beliones, matanzas, odios y esperanzas.
Y es tan enorme la destrucción, es tan amplio el campo de batalla, y es tan aguda la pesadum-bre, que resulta pueril querer dar el detalle de algunas vidas quebradas por la guerra. Pero ca-da sector de la humanidad se duele por sus afec-tos. El egoísmo hace que los padres sólo sepan la dura lección de la vida y la muerte cuando pier-den un hijo y que los países vibren de pena cada vez que desaparece un ser dilecto. Sólo quienes se acercan a la santidad sufren de idéntica ma-nera ante la desgracia que roza la epidermis y la que desgarra los más hondos afectos. Por eso debe perdonarse que los ajedrecistas, hombres al fin, tengan inquietudes por la suerte de sus ídolos y hagan, para averiguarlo, un paréntesis al dolor que causa el drama de conjunto.
No deja de ser interesante, sin embargo, ob-servar la influencia que la conmoción mundial ha tenido en el ajedrez. En líneas generales ha destruido la actividad deportiva, pero no lo sufi-ciente como para considerarla totalmente para-lizada. Los mismos países en guerra han querido probar que, a pesar de todos sus problemas y sus angustias, tenían energías suficientes como para organizar periódicamente pruebas, y en algunos casos se ha buscado este sistema para pretender probar al mundo que la armonía reinaba entre los países conquistadores y los conquistados.
EL AJEDREZ EN ALEMANIA
Muchas son las preguntas que se me han for-mulado acerca de la vida de los maestros en esta oscura época de la humanidad. Pareciera que el hecho de tener notoriedad deportiva me obligara saber qué hacen y cómo sufren y cómo viven los hombres que han escrito tantas páginas brillan-tes en la historia del ajedrez mundial.
En Alemania se organizaron varios torneos con la presencia del campeón del mundo, doctor Alejandro Alekhine, que realizó, al prestarse a esta combinación deportiva, la peor jugada de su vida. Al estallar la guerra Alekhine se encontra-ba en Buenos Aires, y en su carácter de oficial de reserva del ejército francés encontró argumento para diferir la posibilidad de un match desquite con Capablanca. Llegó a Portugal y cuando el ejército alemán ocupó el chateau de su esposa, en Dieppe, inició gestiones para regresar a Ale-mania. Lo consiguió terminada la batalla de Francia y luego publicó una injusta carta abierta contra el doctor Max Euwe, que en una hora fe-liz de su vida deportiva le arrebató el campeona-to del mundo, para perderlo otra vez frente a su futuro agresor epistolar. La culpa de Euwe era el no querer acceder a jugar torneos en Alemania para dejar la falsa sensación de que los holande-ses compartían la vida alemana y vivían en el mejor de los mundos. La acusación de Alekhine fue calificarlo de ―amigo de los judíos‖, porque sabía que al hacerlo cooperaba en la campaña racial que anima gran parte de la política del Reich. Junto al Dr. Alekhine actuaron algunos de los viejos conocidos maestros del Torneo de las Naciones. Entre ellos, Paul Keres, al que, según una información no confirmada, se le habría amputado una pierna a raíz de los bom-bardeos que sufrió la capital de Estonia antes de la ocupación alemana. Junto a ellos, Stolz, el fuerte jugador sueco y Schmidt, que salió de Buenos Aires una vez declarada la guerra, para llegar, felizmente o no pare él, a su patria más tarde desaparecida.
En otra prueba actuó Regedzinski, aquel gi-gante polaco que actuó en el Torneo de Buenos Aires, quebrado por el dolor mientras Polonia era arrasada por el adversario. Recuerdo que el mismo día que Lodz, su ciudad, la que habitaban su mujer y sus hijos, era arrasada por los aviones alemanes, estaba jugando una de las partidas más fáciles del torneo y cayó batido de increíble manera. Era que el dolor y la incertidumbre habían quebrado su voluntad. Asimismo recuer-do que el día que partió no sabía si podría llegar a su país y decía a sus amigos: ―no sé si llegaré a Polonia. Sé que me esperan la miseria y el dolor
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moral, pero allí está lo único que justifica mi vi-da: mi hogar. Ellos me necesitan. No podría vivir sin saber cómo y cuánto sufren.‖
LOS COMBATIENTES FRANCESES Y PO-LACOS EN GRAN BRETAÑA Entretanto, en Gran Bretaña actuaron varios de los ex participantes del Torneo de las Nacio-nes de 1939. Algunos de los integrantes del equipo británico que partieron para su patria el mismo día que su país entró en la guerra, dejan-do su compromiso deportivo, llamados por un deber mucho más fundamental. Tras ellos, ape-nas terminó la prueba, fue el Dr. Tartakower, quien al partir justificaba su ansia de de ir a Eu-ropa con estas palabras: ―soy viejo, pero soy útil. Sólo tengo en el mundo mi cariño por Francia, que me ha brindado su cordialidad. Estar ausen-te en estas horas margas y no ofrecerle mis ser-vicios, sería traicionar mi dignidad.‖ Meses más tarde partía otro polaco, Francisco Sulik, tam-bién para Gran Bretaña, al frente de un contin-gente de doscientos combatientes polacos que marcharon de la Argentina para Londres. Poco más tarde se llevó a cabo un torneo de ajedrez de las fuerzas polacas en Gran Bretaña, en el que triunfó un jugador de nombre desconocido en el mundo del ajedrez. Segundo se clasificó Sulik y tras él otros ajedrecistas de algún prestigio. ¿Quién era el oscuro capitán que había vencido en la prueba? Era un combatiente polaco a las órdenes del General De Gaulle, que luchaba bajo la protección de la Cruz de Lorena: nuestro viejo amigo Tartakower, que estaba luchando por Francia, fiel a su palabra y a su propósito y que se había inscripto en el torneo con nombre su-puesto. EN RUSIA EL AJEDREZ SIGUE SU MAR-CHA
En Rusia, entretanto, los ajedrecistas no han permanecido ociosos. La actividad está en ma-nos de los viejos maestros rusos y de los extran-jeros que actúan en el inmenso territorio de los Soviets. En las pruebas que periódicamente se realizan, a pesar de la intensidad del esfuerzo bélico, actúan, entre otros ajedrecistas conoci-dos, algunos de los que intervinieron en el tor-neo de las Naciones de Buenos Aires. Intervino Keres hasta la caída de Estonia en poder de Alemania y actualmente en sus torneos ofrecen su concurso el letón Petrow y el lituano Micke-nas. El último informe llegado al país por inter-medio de una revista soviética de ajedrez indica que acaba de jugarse un torneo en Liberia, en
Ekaterinemburgo, la misma ciudad que en un día dramático de la historia vió perecer a toda la familia imperial rusa.
Muchos son los nombres de ajedrecistas sovié-ticos que han desaparecido del escenario depor-tivo. No faltan quienes han muerto en la con-tienda como Belavenetz, Geneusky, Rabinowich, Rjumin, entre otros. Idéntica situación es la del ajedrez alemán, algunos de cuyos más firmes va-lores, como Eliskases, Becker, Michel y Engels permanecen en Sudamérica por imperio de la propia guerra que impidió el retorno a Europa. Por lo menos ellos, malogrado quizá el personal deseo, sobrevivirán a la catástrofe.
LA MUERTE DE SPIELMANN
Entretanto, el holandés Euwe languidece por las persecuciones y el aislamiento en Holanda, firme en su propósito de no compartir el deporte del Reich mientras su patria esté invadida, y no hace mucho el cable nos transmitía la amarga noticia de que en Suecia el extraordinario juga-dor austríaco Rodolfo Spielman pagaba la ab-surda culpa de ser judío, muriendo falto de re-cursos en Estocolmo siguiendo la ruta de aquel otro gran talento del ajedrez austríaco, Carl Schlechter que en la contienda anterior (1914-1918) moría de hambre porque ni era apto para luchar por la patria, por sus años, ni tampoco sabía luchar por la vida. Ni siquiera pedir nada a nadie.
Al término de la guerra habrá que pasar lista. Observaremos que en plena contienda desapare-ció, casi inadvertidamente, aquel otro eminente perseguido que durante 27 años fue campeón del mundo, el doctor Emanuel Lasker; que tras él un año más tarde, el incomparable Capablan-ca seguía su misma ruta; que más tarde el Dr. Karel Treybal era fusilado en Checoslovaquia por el delito de ser patriota; que en un campo de concentración nazi fallecía poco antes el notable ajedrecista polaco y compositor de problemas, Pzepiorka, y que ahora Spielmann sigue la mar-cha de los que pasan a ser historia y recuerdo.
Pero todos ellos sobreviven a su existencia físi-ca por medio de sus obras y de sus creaciones, que servirán para deleitar a muchas generacio-nes de ajedrecistas.
(Artículo aparecido en la revista Leoplán en 1943, po-cos meses antes de la muerte de Grau, ocurrida el 12
de abril de 1944)
17
LA CULTURA AJEDRECÍSTICA
Por M.I. Nelson Pinal Borges
“El Ajedrez, que reúne orgánicamente ele-
mentos del arte, la ciencia y el deporte, a lo
largo de los siglos ha constituido parte in-
alienable de la cultura y la civilización mun-
dial”. Isaac Linder, Historiador de Ajedrez.
Consideramos el ajedrez como una cultu-
ra que ha evolucionado paralelamente con el desarrollo de la humanidad; enjuiciarlo
simplemente como una diversión intelec-
tual sería minimizar las verdaderas cuali-dades deportivas, artísticas y científicas del
milenario juego. Es por ello, que para for-marse integralmente como un verdadero
maestro de ajedrez se debe dominar no sólo
la técnica más compleja, sino también los diferentes aspectos culturales que han con-
tribuido a que este juego haya perdurado en
la mente humana a través de los siglos.
Para los ajedrecistas es importante llegar a ser un jugador capaz de conocer la teoría
de las aperturas y la técnica del medio jue-
go y del final; convertirse en un maestro con amplios conocimientos técnicos es una
meta de los jóvenes aficionados al juego ciencia y de todos los que deseen avanzar
en el difícil mundo de las 64 casillas.
Estudiar a los clásicos del ajedrez desde Philidor a Botvinnik y analizar las partidas
de Fischer, Karpov, Anand y Kasparov, se
convierte en una “ley metodológica” para cumplir con las aspiraciones de conquistar
éxitos deportivos cada vez superiores.
Llega el momento en que el estudiante se
convierte en un reconocido jugador, alcan-
za la maestría, sin embargo, le falta algo para ser un maestro en toda la extensión de
la palabra; carece de algo que lo haría un
extraordinario abanderado del ajedrez: le falta cultura ajedrecística. Personalmente
me he encontrado con estos ajedrecistas, fuertes jugadores de ajedrez hay que reco-
nocer, pero desposeídos de una cultura
ajedrecística que complemente su buen ni-vel de juego; éstos apenas pueden conver-
sar de temas ajedrecísticos ya que están
muy limitados en sus conocimientos.
¿Qué aspectos son los más significativos de conocer para poseer una integral cultura
ajedrecística? Son innumerables, pero fun-
damentalmente se pueden enmarcar los si-guientes:
-La historia del ajedrez.
-La evolución de las corrientes ajedrecísti-
cas desde Philidor hasta la escuela soviéti-ca y nuestros días.
-Los clásicos del ajedrez, incluyendo a to-
dos los campeones mundiales y el aporte de sus ideas al desarrollo ajedrecístico univer-
sal. -Los torneos que hicieron y hacen época
dentro del ajedrez mundial.
-Las partidas famosas de todos los tiempos. -Las frases célebres que enaltecen los valo-
res y las virtudes del ajedrez.
-La relación del ajedrez con otras ciencias: las matemáticas, la psicología, etc.
-La vinculación del ajedrez con la literatu-ra, el cine, la filatelia, etc.
-La interrelación entre el ajedrez y la ci-
bernética. -Biografías de los jugadores representati-
vos de diferentes escuelas y épocas. -Curiosidades y anécdotas, finales y pro-
blemas artísticos que embellecen el aje-
drez.
18
-Los libros imprescindibles para lograr una
base ajedrecística adecuada que permita
llegar a la maestría.
Sin duda se pueden mencionar muchos
más, ya que el mundo del ajedrez tiende al infinito y por lo tanto son muchos los fac-
tores prácticos e intelectuales que lo con-vierten en una cultura universal integrada
por una extraordinaria aureola de temas.
Enmarcarse en el tiempo del desarrollo
de una determinada variante, ayudaría al
jugador a asimilar mejor su estudio. Por ejemplo, al estudiar la variante Najdorf en
la defensa siciliana, es imposible no remon-tarse al torneo internacional de Gotembur-
go de 1955 donde sucedió la famosa Tra-
gedia Argentina. Al situarse en el tiempo y en los pormenores de la misma, pues tene-
mos mejor formación intelectual para com-prender mejor ajedrecísticamente dicha va-
riante.
Asimismo, si conocemos de antemano
detalles del match por el campeonato del
mundo de 1972, sin duda estaremos en me-jores condiciones para comprender la im-
portante jugada 14.-¤b1!? realizada por
Boris Spasski en la siciliana del peón enve-nenado planteada por Robert Fischer en la
partida número 11 del match.
También es evidente que si conocemos
parte de la vida de un determinado autor, pues comprendemos mejor sus libros, sus
ideas y sus objetivos.
De esta forma ocurre con disímiles situa-
ciones al estudiar ajedrez. Si tenemos una
formación cultural ajedrecística amplia, pues estaremos en condiciones de asimilar
mejor el estudio del ajedrez y poder pro-gresar con mayor facilidad.
La cultura ajedrecística se adquiere le-
yendo, estudiando y conversando sobre di-
ferentes tópicos del ajedrez. Conversar con un maestro que posea elevados conoci-
mientos técnicos y amplia cultura aje-
drecística, constituye una privilegiada cátedra de ajedrez de la cual no todos po-
demos disfrutar periódicamente.
Es por ello el importante papel que des-
empeñan en la actualidad las páginas de ajedrez del internet, las que cumplen con
un excelente papel de divulgación, no sólo
de noticias de la actualidad internacional, sino también de una extensa gama de as-
pectos culturales relacionados con el juego ciencia.
metaajedrez
¿Maniáticos o supersticiosos? Amuletos, rituales, supersticiones... los grandes jugadores de todas las épocas, a pesar de ser tenidos por personas extremadamente racionales, siempre han sido proclives a este tipo de creencias o costumbres extravagantes. El siguiente artículo nos acerca a algunos de los hábitos más curiosos de los ajedrecistas, y particularmente, de uno de ellos: Garry Kas-parov. Cuando se observa a un ajedrecista sometido a la tensión de un torneo, pronto se descubren ciertos patrones en su comportamiento, de-terminadas cosas que repite partida tras par-tida. Algunas pasan por ser simples costum-bres, otras podríamos calificarlas de manías, y buena parte son, decididamente, supersticio-
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nes. Aunque no siempre es fácil distinguir qué es hábito y qué es superstición. Pongamos por caso Kasparov. Durante el torneo de Linares, solía cumplir unos horarios estrictos, y salvo muy rarísimas excepciones, siempre comía exactamente a la misma hora. También era normal que repitiera el mismo menú un día sí y otro también, sin apenas va-riar.
Hasta aquí, todo muy normal y muy pruden-te incluso. La rigidez de horarios puede en-tenderse como un deseo de mantener cierta disciplina, mientras que la fidelidad al menú evita que puedan surgir sorpresas desagrada-bles, en forma de digestiones pesadas, etc., que resulten molestas después durante la par-tida.
Resulta ya más difícil de explicar con argu-mentos racionales su empeño por ocupar siempre la misma mesa del restaurante, día tras día y año tras año, teniendo en cuenta que ésta no tiene nada de especial desde ningún punto de vista. Los camareros del Hotel Aní-bal relatan divertidos la pugna que durante algún tiempo mantuvieron Karpov y Kasparov por apropiarse de esa mesa: en un par de oca-siones, Tolia se adelantó a su rival y le robó el sitio. Kasparov, al entrar al restaurante y ver a su peor enemigo comiendo en "su" mesa, se largó de allí como alma perseguida por los demonios, y pidió que le subieran la comida a su habitación. Si no era en la suya, no comería en ninguna otra mesa del restaurante.
Cuando Karpov dejó de ser uno de los parti-cipantes "fijos" de Linares, la mesa pasó a ser prácticamente "propiedad de Kasparov", y tan sólo el despistado Ivanchuk osaba ocuparla ocasionalmente. La casualidad es que la últi-ma vez que lo hizo, Chucky jugó una de sus partidas más memorables (Linares 1999, penúltima ronda frente a Topalov, galardona-da con el premio de belleza), y eso no pasó in-advertido para Kasparov, quien tomó cumpli-da nota. También hay tres rituales que Kasparov se-guía religiosamente antes de cada partida. Primero, antes de salir al escenario, dejaba es-condida entre bastidores una tableta de choco-late, de una marca rusa en particular cuyo nombre (traducido al español) significa "Ins-
piración", que Kasparov se traía de Moscú y consumía en grandes cantidades durante el torneo. "Inspiración que no falte", debía de ser su lema. Alguna vez que el chocolate quedó demasiado a la vista, fue descubierto por los otros jugadores, y resultaba divertido verles mirándolo golosamente (En el último Linares, sospecho que alguien más aparte de su propie-tario le dio un mordisco a la tableta). Después, una vez sentado frente al tablero, Kasparov toqueteaba una por una todas las piezas, asegurándose de que están en su sitio, y centrándolas milimétricamente en su co-rrespondiente casilla. Finalmente, una vez hecho todo esto, se quitaba su reloj, un lujoso Audermars-Piguet de oro, y lo depositaba a un lado sobre la mesa. Aunque esto último de su-perstición no tiene nada, ya que se debía más bien a un contrato publicitario que Kasparov mantenía con la citada marca y que le repor-taba una sustanciosa suma anual. Cosas del márketing.
Otra "tradición" curiosa de Kasparov, no muy conocida, nos la contaba Paco Albalate (miembro del equipo organizador de Linares) en una entrevista para el programa "Todoaje-drez", de Canal Sur. Resulta que ciertos uten-silios que el ruso utilizaba en su habitación, como su almohada y sus tazas de desayuno, eran siempre los mismos año tras año. Albala-te actuaba como depositario de estos objetos personales, encargándose de guardarlos celo-samente en su casa entre una edición y otra del torneo. Por lo que se ve, la canosa cabeza del genio necesitaba una almohada especial-mente mullida para descansar como es debi-do.
¿Manías o supersticiones? Todo lo anterior puede interpretarse como un intento de sen-tirse "como en casa". Las personas que llevan una vida prácticamente nómada, como es el caso de Kasparov, se sienten reconfortadas si tienen a su alrededor algunos objetos que re-sulten familiares, y si pueden tratan de cum-plir con una serie de rutinas mientras perma-necen en lugar que toque en cada momento. Es, según interpreto de mi experiencia propia, una forma bastante común de intentar comba-tir el desarraigo (aunque no sé si eficaz). Además, estar continuamente rodeado de co-sas nuevas puede resultar excitante, pero no ayuda en absoluto a concentrarse. "La mono-
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tonía es buena compañera del escritor", coin-ciden en decir muchos grandes autores, y su-pongo que lo mismo es aplicable a los jugado-res de ajedrez. Sin embargo, entramos ya claramente en el terreno de la superstición para explicar algu-nas otras costumbres. Por ejemplo, el apego que tiene Kasparov por utilizar siempre el mismo bolígrafo para anotar sus partidas, una manía común a muchos otros ajedrecistas. Ésta es, con toda seguridad, la superstición más extendida, incluso entre aficionados. En Linares 1999, antes de su partida de la sexta ronda ante Leko, Kasparov se dio cuenta al llegar al escenario que había olvidado su bolígrafo, y comenzó a buscarlo nerviosamen-te por todos sus bolsillos. La fotógrafa Cathy Rogers se percata de lo que ocurre y le ofrece uno, pero Kasparov le hace un gesto que viene a querer decir: "gracias, pero no, yo quiero el mío". Y hasta que su madre apareció dos mi-nutos después con el apreciado bolígrafo, Ga-rry no rellenó la planilla. "Creo que todos nosotros tenemos supersti-ciones. Pero opino que lo supersticioso que sea uno sólo depende de cuán fuertes sean esas creencias. Algunas personas están com-pletamente dominadas por ellas. Otros, sim-plemente siguen unos rituales, pero eso no ocupa demasiado su mente. En mi caso, tengo predilección por el número 13. Nací el 13 de abril. Soy el 13º Campeón Mundial. Mi nom-bre tiene 13 letras (nota: esta afirmación es la que me lleva a mí a sostener que la forma co-rrecta de escribir su nombre es Garry, con doble erre). Así que, naturalmente, busco cualquier cosa relacionada con el número trece para sentirme cómodo. Pero al final del día, yo sé que esto es sólo una superstición y que quizás no va a funcionar. Eso no quita para que si descubro algún trece a mi alrede-dor, esto me haga sentirme feliz", admite el propio Kasparov en una entrevista. Según cuentan algunos de los que han com-partido más viajes con él, Kasparov tuvo tam-bién durante algún tiempo la costumbre de so-licitar en los hoteles una habitación cuyo número acabase en trece. Una petición difícil de satisfacer, pues en muchos establecimien-tos se saltan este guarismo al numerar las habitaciones, del mismo modo que en la ma-yoría de los rascacielos no existe la planta 13
(se suele destinar a servicios, como es el caso, por ejemplo, del Hotel Bali en Benidorm), o que en aviación -desde hace años- no se em-plea ni en la "matrícula" de los aviones ni en la numeración de los vuelos. Curiosamente, esta afición desmedida a bus-car el número trece por todas partes la com-parte también Korchnoi, cuyo carácter un tan-to maniático no hace sino acentuarse con los años. Ambos tienen también otra cosa extraña en común: Tanto Kasparov como Korchnoi consideran a Karpov como la viva imagen de la superstición. Algo así como un gato negro para ellos. En concreto, ambos mencionan una supers-tición del propio Karpov que es muy conocida: la de no cambiarse de traje mientras el viento sople a su favor en el correspondiente torneo. "Karpov (...) es el individuo más supersticioso que he conocido en mi vida. No es fácil que cambie de camisa, traje o corbata. Primero, uno tiene que ganarle una partida, y entonces él ya se preocupará de la higiene", dice des-deñosamente Korchnoi en su libro "Anti-chess". Lo mismo reseña Kasparov en "Hijo del Cambio", hablando de su match de 1984, cuando Karpov estaba a un solo punto de de-rrotarle: "El último golpe iba a asestarse en la partida 31, o al menos ése era su plan. Kar-pov se había puesto un traje nuevo para la ocasión. En cierto sentido eso me agradó, porque ya era tiempo de cambiar. Él había estado vistiendo la misma ropa todo el tiem-po". Jan Timman también hace alusión a esta costumbre en un artículo publicado años atrás (revista "New in Chess" 1994, nº4, pág. 34) sobre este mismo tema, y que aporta algunos detalles más: "Yo, francamente, me inclino por decir que Karpov es un hombre muy práctico. Cuando se da cuenta de que su rival está especialmente irritado por algo, no duda en aprovecharse de ello. Yo incluso llamaría a ese hábito de no cambiar de traje hasta su-frir una derrota una superstición práctica, que es básicamente el deseo de un jugador de sentir buenas vibraciones y un agradable es-tado de la mente. A Karpov le gusta llevar una corbata roja cuando juega contra otros ajedrecistas rusos, le gusta seguir usando el mismo bolígrafo con el que ha ganado alguna de sus mejores partidas... Y tan pronto como
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pierde un encuentro anotado con ese bolígra-fo, lo deja a un lado con enojo". Otro gran supersticioso era el legendario Alexander Alekhine, que siempre tenía cerca a los gatos de su mujer. El más famoso de ellos era un siamés que respondía al nombre de "Chess", ganador de varios premios de belleza gatuna, y que a menudo se acercaba al tablero a olisquear las piezas, con total permisividad de su dueño. ¿Habrá animal que despierte más supersticiones? Varias personas le pre-guntaron a Euwe si no le molestaba tener a esos gatos rondando a su alrededor durante sus encuentros con Alekhine, pero el holandés era imperturbable: "No tonteaban demasia-do", solía responder. En efecto, Timman señala a Euwe como uno de los ajedrecistas más inmunes a este tipo de supersticiones, y expone una interesante teor-ía al respecto: "Una vez que consideras el aje-drez como una profesión, pierdes completa-mente el equilibrio social y te encuentras a ti mismo asaltado por factores aleatorios influ-yendo en tu tan necesaria forma ajedrecísti-ca. A menudo estos factores están relaciona-dos con la superstición o parecen ser expre-siones directas de ésta. Euwe, en cambio, era uno de los pocos jugadores de alto nivel que se mantuvo como amateur durante toda su vida, y quizá por eso no le afectaban esas co-sas". Sin embargo, la simpatía que Alekhine tenía a sus propios mininos se tornaba en pavor hacia cualquier otro gato. En la vigésimo pri-mera partida de su primer match con Euwe (el de 1935) sucedió algo que retrasó el comienzo del encuentro en casi una hora. Alekhine se alojaba en el Hotel Carlton de Amsterdam (un augusto edificio situado frente al mercado flo-tante de las flores, por si alguien tiene ocasión de ir allí), que se encuentra a cierta distancia de Ermelo, donde se había de disputar la par-tida. Como todos los días, un chofer pasó a re-coger al Campeón del Mundo para llevarle hasta la sala de juego. Y entonces sucedió que, durante el viaje, se cruzaron por dos veces en el camino de un gato. Víctima de un ataque de repentino pánico, Alekhine insistió en hacer el resto del trayecto en tren, y pidió al conductor que le dejase en la estación más cercana. Así fue que Alekhine llegó jugar tarde, alterado, y según algunas fuentes bastante bebido tam-
bién. La victoria de Euwe, como era de espe-rar, fue clara y convincente.
[En la foto, Max Euwe acaricia a Chess, el gato de Alekhine, en presencia de éste]
Originalmente publicado en la revista "Jaque"
Editado por David Llada 01-2007
El tablero vivo Marcel Duchamp-Eva Babitz 1963
Un viejo truco Una partida de simultáneas
de Efim Bogoljubov
La partida en cuestión se celebró en los años
30 en Hamburgo. Enfrente estaba sentada una preciosa joven señorita conduciendo las piezas negras. El suceso se desarrolló de la siguiente manera:
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1. e4 e6 2. d4 d5 3. ¤c3 dxe4 4. ¤xe4 Cd7 5.
¤f3 ¤gf6 6. ¤eg5 ¥e7 7. ¤xf7 ¢xf7 8. ¤g5+
¢g8 9. ¤xe6
“¡Caray!”, dijo desesperadamente la señori-ta, “¡Ahora estoy perdida y tengo que ren-dirme!” Sin embargo, el caballero Efim Bogoljubov cortésmente y con una amplia sonrisa le con-testó: “¡Usted no debe abandonar de forma tan precipitada! Si le parece, sencillamente demos un giro al ta-blero.” ¡Pues dicho y hecho! Continuó la partida, ahora la señorita conduciendo blancas. 9….£e8.
Cuando Bogoljubov volvió a aquel tablero, la jo-ven le hizo 10. ¤xc7, la jugada que ella tanto
temió antes. El maestro movió mesuradamente su pesada cabeza y puso mate a su adversaria mediante 10. …¥b4+ y jaque doble.
Bogoljubov se alegró como un niño de su “viejo truco”.
Por Albin Pötzsch (Meissen) Traducido y adaptado por Frank Mayer
– revisado por Salvador Aldeguer Barcelona, octubre de 2008
¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢ ¢
ANECDOTA
DUS CHOTIMIRSKY:
TRAMPOSO Y CHANTAJISTA Este maestro ucraniano fue uno de los me-
jores jugadores de su época, sin llegar nunca
al nivel de la superélite, aunque dio más de
una sorpresa a Lasker, Rubinstein, Nimzowitch
y otros. Tenía un carácter muy peculiar, por lo
abierto que era, característica por lo demás bastante común en la gente de su tierra (aun-
que ahora nos venga a la mente el introverti-
do Ivanchuk), quizás los más emprendedores
de todos los países de la antigua Unión Sovié-tica.
Cierta vez, ya de edad avanzada, se en-
frentó con Bronstein en el momento cumbre
de éste. El simpático maestro planteó el gam-bito de rey, a la vez que gritó a su rival que lo
aceptara, o, de no hacerlo, no volvería a jugar
con él nunca. Bronstein no podía aceptar que
toda una leyenda no quisiera jugar más con
él, por lo que tomó el peón f de su rival. Inclu-so planteó la antigua forma de defender el
peón del gambito, con 3...g5. Pero Bronstein
estaba en su momento y pronto puso en apu-
ros al veterano, quien, después de realizada su jugada, vio que no era correcta, y decidió
rectificar. Bronstein, igual que antes, no dijo
nada, pero sí los árbitros, ante una clara vio-
lación del reglamento. Inmediatamente, el ucraniano gritó que estaban jugando al aje-
drez, así que no se debía hacer caso al regla-
mento, y, mirando a Bronstein, le preguntó si
tenía algún problema. David, muy correcto por su simpatía y veneración del viejo maestro,
dijo que no le importaba. Así que volvió atrás
la jugada. A pesar de ello, perdió en sólo 19
jugadas, una miniatura, a pesar de entrar en
la línea impuesta a su rival y de rectificar un movimiento.
Transcribimos la partida:
Chotimirsky - Bronstein [C39]
1.e4 e5 2.f4 exf4 3.¤f3 g5 4.h4 g4 5.¤g5
d5 6.exd5 h6 7.£e2+ ¥e7 8.¤e4 f5 9.¤f2
¤f6 10.d4 0-0 11.¥xf4 ¤xd5 12.£d2 ¤xf4
13.£xf4 ¢g7 14.¥e2 ¦e8 15.0-0 ¥d6
16.£d2 £xh4 17.¦d1 f4 18.¤c3 f3 19.gxf3
£h2+
La moraleja, si es que tiene que haber algu-
na, es que las trampas al final se pagan.
Hechiceros del tablero
û n û n û n û n û
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AJEDREZ HERRAMIENTA PEDAGÓGICA
El Ajedrez tiene todas las cualidades para
convertirse en una excelente herramienta pe-
dagógica: esta de acuerdo con el diseño curri-cular, responde adecuadamente a los objeti-
vos generales que se consignan en él y se en-
seña jugando con los grandes. El instinto de
jugar es exclusivo para los niños y su desarro-llo, lo mismo que para el hombre.
AJEDREZ EN LA EDUCACION
La experiencia cubana, con el ajedrez obliga-
torio en las escuelas, la rusa y alemana con la enseñanza del ajedrez a temprana edad, las
matemáticas, las múltiples inteligencias y el
ajedrez en las escuelas canadienses, han lo-
grado un mejor desarrollo intelectual.
El ajedrez sirve hoy en muchos países, Espa-
ña, Bulgaria, Hungría no se han quedado atrás
en el desarrollo cognitivo. Los grandes labora-torios de computación usan al ajedrez y sus
formas de resolución para mejorar el pensa-
miento artificial, en especial la forma de im-
poner los heurísticos que generarán una espe-cie de capacidad intuitiva de aprendizaje ci-
bernético, con una gran variedad de progra-
mas, en Estados Unidos, Rusia, Alemania, In-
glaterra o Francia.
El aprendizaje y práctica del ajedrez promueve
el desarrollo de factores intelectuales, de
aprendizaje y de personalidad:
Intelectuales: desarrolla el razonamiento abs-
tracto, la memoria y la imaginación creativa.
Metodología: el aprendizaje y entrenamiento de la memoria fortalece la atención y la con-
centración así como el hábito de organizar el
propio tiempo y el propio trabajo.
Culturales: La filosofía del ajedrez, la historia -
legado cultural que tiene varios siglos- la
adopción de nuevas tecnologías, el uso de ba-
ses de datos, los lenguajes e idiomas, la inte-
ligencia artificial incentiva y motiva a tomar estudios superiores en un mundo intercultural.
BENEFICIOS DEL AJEDREZ EN LA EDUCA-
CION
Los niños y niñas, a través del aprendizaje del
ajedrez, descubren sus habilidades intelectua-
les.
Participando de un deporte que no los limita
para compartirlo con sus mayores, les permite
una madurez de intercambios sociales de ma-
yor envergadura.
El ajedrez, por su cultura e inserción en todo
el mundo, abre una visión amplia de posibili-
dades, habilidades y destrezas.
Los jóvenes encuentran, en el método de es-
tudio del juego, las enseñanzas de conductas
faltantes en el desarrollo curricular de las es-cuelas.
Con la práctica del ajedrez, según su edad, se
obtiene una base de conocimientos que les permite ir descubriendo peldaño a peldaño in-
teligencias múltiples.
Mediante juegos ajedrecísticos se adquiere
otros vocabularios como el de las matemáti-cas, el idioma, el lenguaje intrapersonal e in-
terpersonal, complementándolo con la rica va-
riedad de múltiples inteligencias.
El pensamiento lateral, la memoria visual, la
deducción o el pensamiento analógico se enri-
quecen mediante conductas habituales frente
a la resolución de problemas.
Se obtiene serenidad en la toma de decisiones
y respuestas más claras frente a cada situa-
ción particular en sus vidas.
Directivos, padres y maestros obtienen infor-
mación valiosa sobre el que hacer educativo
de sus discípulos.
La enseñanza del ajedrez escolar desarrolla
facultades fundamentales de orden intelectual
como la atención, el raciocinio, el cálculo, la
investigación, la toma de decisiones.
Tiene una base matemática que es el lenguaje
del método y el pensamiento ordenado. La
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matemática es el instrumento y lenguaje de la
ciencia.
Estimula el desarrollo de habilidades cogniti-
vas tales como: memoria, inteligencia, análi-sis, concentración; capacidades fundamenta-
les en la evolución ulterior del individuo.
Da una pauta ética en el momento propicio para la adquisición de valores morales.
Debido a sus múltiples ventajas contribuyen a
la formación de mejores ciudadanos.
Permite transferencia a situaciones de la vida
diaria.
Minimiza el cansancio físico y enriquece el espíritu.
Favorece el desarrollo del lenguaje ajedrecísti-
co y su habilidad para la argumentación.
Contribuye al mejoramiento del individuo;
mediante el desarrollo y descubrimiento de in-
teligencias múltiples.
www.planeta-ajedrez.com
UN DEBATE EN EL PARAISO
Presidente de debates: Steinitz Consejo de Ancianos: Bilguer, Greco, Damia-no
Steinitz: Iniciamos la sesión plenaria DCCXXIV. Nuestro propósito es la búsqueda de la esencia del ajedrez. ¿Qué es el ajedrez? ¿Cuál es la verdad?
Philidor: ¡Son los peones! Ellos son el alma del ajedrez.
Andersen: ¡Mentira! No hacen más que es-torbar. Yo los regalo todos con mis gambitos. El verdadero arte en el ajedrez radica en las combinaciones.
Morphy: ...que brillaron por su ausencia en nuestro match. Es en el dominio del centro del tablero donde comienza la verdad.
Blackburne: El ajedrez es un arte. Yo siem-pre busqué dar valor artístico a mis partidas.
Pillsbury: Pero rara vez te resultó. ¿Verdad?
Niemzovich: ¡Estos viejos siempre tercos con sus ideas prehistóricas. ¿Qué todavía no han leído Mi sistema?
Staunton: ¡Señor Presidente, Señor Presi-dente, protesto! El maniático Señor "Profilaxis Preventiva" nos insulta de nuevo. ¿Cuánto tiempo tendremos que soportar sus imperti-nencias?
Lasker: Nunca llegamos a conclusión alguna. Señor Presidente, sugiero que Capablanca, Alekhine y yo, en una reunión confidencial, decidamos la cuestión. No en vano somos "Los Tres Grandes".
Rubinstein: ¡Claro! Nunca quisiste jugar un match conmigo
Maroczy: No lo hubiera soportado un mes frente a mí fumando sus fuertes cigarros y echando las cenizas en cualquier parte, lo mismo sobre el tablero que sobre la ropa.
Steinitz: Señores, las alusiones personales están prohibidas. La próxima vez expulsaré al infractor
Morphy: (riendo) ¿Quien será, quien será?
Tarrasch: Durante muchísimos años, como todos ustedes saben, yo fui el teórico número uno del ajedrez y desarrollé muchas teorías como la de los dos alfiles...
Tchigorin: ¿Qué peros me les ponen a los dos caballos? Tarrasch; (Haciendo caso omi-so)... y del centro de peones...
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Niemzovich: ¡A otro perro con ese hueso! Ahora va a pretender de nuevo que el peón dama aislado representa una fuerza dinámica. ¡Bah! Basura.
Marshall: El Dr. Tarrasch no ha dicho eso
Niemzovich: (excesivamente irritado): No. ¡Pero amenaza con hacerlo!
Lasker: Al Dr.Tarrasch le falta la pasión que azota la sangre
Tarrasch: Para usted, Señor Lasker, sólo tengo dos palabras: ¡Jaque y mate!
Sämisch: Tengo la impresión de que no le damos la debida importancia al aspecto psi-cológico del ajedrez. Me acuerdo del día en que fueron a mi habitación del hotel a cobrar una cuenta. Pagué, y en seguida pregunté a Alekhine si también a él le habían cobrado. "Sí", me contestó, y acto seguido saqué al ca-marero a patadas. Desde aquel día supe que yo nunca llegaría a campeón mundial.
Capablanca: Desde que Alekhine tiene sus satélites...
Reti: A decir verdad, no seríamos pocos en votar por el ajedrez hipermoderno.
Steinitz: Señores, nuestra decisión debe ser unánime.
Tarrasch: Una cosa es segura: hay que tener lástima de los hombres que no juegan ajedrez, porque el ajedrez, como el amor y la música, tiene la virtud de hacer feliz al hombre.
Lasker: ¡Ah! El día que jugué con Tchigorin en el torneo de París de 1900, un hombre es-taba casi sobre nuestro tablero, embriagado evidentemente, mientras gritaba que aquella reunión de hombres inútiles era la vergüenza de París en el momento en que se celebraba la Feria Universal de los Adelantos del Hombre. "¿Acaso es esto", mientras señalaba a las me-sas, "lo que nos quieren presentar como una muestra de ese avance?"
Janowsky: No era un hombre feliz. Pero para mí, el único interés es el medio juego donde puedo dar mate al rey contrario.
Tartakower: El que comete el penúltimo error gana la partida.
Stein: Yo me desarrollé en la escuela soviética de ajedrez, que tuvo un enfoque muy científi-co. Últimamente, "abajo" están clasificando todo el juego con los famosos Informadores y Enciclopedias. Además, las computadoras...
Capablanca: ¡Esa es la muerte del ajedrez! Pronto todo se concentrará en los libros y las máquinas jugarán la partida perfecta.
Ragosin: (irritado) Eso mismo dijo usted hace más de 50 años.
Kmoch: Tengo un hermoso final para usted, Señor Capablanca.
Reti: Ni se lo enseñes. Capablanca resolverá tu composición aún antes de que termines de colocar todas las piezas.
Alekhine: ¿Quién sería el chistoso que llamó "juego" al ajedrez.
Spielmann: Quizás deberíamos empezar por definir qué no es ajedrez.
Keres: No es una trata de blancas ni una me-rienda de negras.
Steinitz: ¡Sáquenlo! Siete partidas de Petro-sian como castigo.
Rubinstein: No existe tanto misterio en diez asesinatos como en una sola partida de aje-drez
Bogoljubow: No para mí. Con blancas gano porque llevo blancas. Con negras porque soy Bogoljubow.
Alekhine: Alguna vez los hombres tuvieron que ser semi-dioses; si no, no hubieran podido inventar el ajedrez.
Vidmar: Hablando se semi-dioses, la verdad es que el tal Fischer...
Alekhine: ¡A mí me hace...! Digo...¡ Lo haría talco!
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Sämisch: Alekhine sabe. Nosotros ensaya-mos.
Kmoch: Pues Capablanca tiene sentido del ajedrez hasta en la punta de los dedos.
Ruy López: Ah, la vanidad de estos jóvenes, siempre la vanidad.
La Bourdonnais: Por eso le pusiste Ruy López a tu apertura, ¿no?
Tartakower: Si el ajedrez es lucha, el mejor es Lasker; si el ajedrez es ciencia, el mejor es Capablanca; si el ajedrez es arte, el mejor es Alekhine
Carlos Torre: En mi tierra alguien dijo: "El ajedrez es deporte, arte y ciencia. Analizada jugada a jugada, la partida es una ciencia; en su conjunto es una obra de arte; a nivel com-petitivo es un deporte".
Philidor: Mis peones...
Tchigorin: ¡Al diablo...! Perdón...quise decir, mis caballos!
Tarrasch: ¡La pareja de alfiles!
Niemzovich: ¡La profilaxis preventiva!
Alekhine: ¡El ataque!
Maroczy: ¡La defensa!
Znosko-Borovsky: ¡El plan!
Lasker: ¡La lucha!
Stein: ¡La iniciativa!
Reti: ¡Los problemas!
Marshall: ¡Las celadas!
Kmoch: ¡El dúo!
Steinitz: (contagiado) ¡La estrategia!
Rubinstein: ¡Los finales!
Capablanca: ¡La simplificación!
Andersen: ¡La combinación!
Morphy: ¡El desarrollo!
Janowsky: ¡El jaque mate!
Se escucha un trueno, seguido de rayos y cen-tellas
Steinitz: ¡Todos fuera!
Foto © Elke Rehder Fine Arts
ESOS CURIOSOS
AJEDRECISTAS
En este artículo podréis conocer a ajedrecistas que llevaron una doble vida, jugadores que
compaginaron su carrera en el tablero con al-
guna otra ocupación curiosa. La mayoría son
casos provenientes del Siglo XIX y comienzos
del XX, cuando el ajedrez distaba mucho de ser profesional.
Andre Danican Philidor (1726 - 1795)
Philidor fue el mejor jugador del mundo en su
época, pero si encuentran su nombre en cual-
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quier enciclopedia no será por sus logros en el
tablero. Philidor fue famoso por sus composi-
ciones de música clásica, campo en el que al-
canzó una fama mundial. Destacar en dos disciplinas tan complicadas, como el ajedrez y la música, demuestra que
Philidor tenía una mente privilegiada.
George Alcock MacDonnell (1830 - 1899)
La ocupación real de Mac Donnell era la de sa-cerdote. La dedicación a sus feligreses estaba
por encima de su dedicación al ajedrez, por
eso son contadas sus apariciones en torneos. Otros jugadores se vieron limitados por sus responsabilidades laborales: Anderssen era
profesor de matemáticas o Tarrasch que que
fue doctor en Nuremberg.
George Mackenzie (1837 - 1891)
Mackenzie alternó su participación en torneos
de ajedrez con otra carrera totalmente dife-rente: la militar. A los 19 años combatió en las
filas del ejército británico en Irlanda y La In-
dia. Años más tarde se alistó en el ejército de
La Unión, durante la guerra civil americana, llegando a ascender al rango de capitán. Fi-
nalmente desertó y fue condenado a 2 años
de cárcel por ello. Al salir de prisión decidió
renunciar a la corte marcial, para centrarse en su brillante carrera en el tablero.
Johannes Zukertort (1842 - 1888)
Sin duda la estrella de este artículo. Zukertort,
además de jugador de ajedrez, fue médico
(estudió química, psicología y medicina), sol-
dado, violinista, esgrimista, director de un pe-
riódico político y hablaba un total de 11 idio-
mas (alemán, inglés, francés, italiano, ruso,
español, griego, hebreo, turco, árabe y
sánscrito).
Personaje polifacético y genial, pero que ha
generado muchas dudas sobre la autenticidad
de su historia, no son pocos los que le acusan de haber inventado algunos de sus logros.
Jackson W. Showalter (1860 - 1935)
Showalter no dedicó todas sus fuerzas al aje-
drez, otro deporte, muy popular en Estados
Unidos, fue dominado por este ajedrecista. Y
es que Jackson Whipss fue jugador de béisbol profesional y alcanzó gran fama en Kentucky. Su nombre se hizo célebre al ser uno de los
inventores del tiro en curva, introduciendo los
lanzamientos con efecto en un deporte que estaba en pleno desarrollo.
Max Harmonist (1864 - 1907)
Harmonist puede que sea el caso más extraño
de esta lista, no en vano fue bailarín de ballet profesional. El baile era la dedicación principal
de su vida y sólo se dedicó al ajedrez de for-
ma amateur, con breves apariciones en los
torneos europeos.
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Harmonist trabajó para la compañía Royal Ba-
llet.
George Alan Thomas (1881 - 1972)
Compaginar el ajedrez con otros deportes puede ser beneficioso para un ajedrecista. Así
debió de pensar Thomas, que además de acu-
dir a multitud de torneos de ajedrez, también
participaba en torneos de badminton y tenis, incluso llegó a jugar el torneo de Wimbledon.
El tenis de aquella época era practicado por
caballeros, deporte sólo accesible para la par-
te alta de la sociedad, círculos que eran fre-cuentados por Sir George Alan Thomas.
Milan Vidmar (1885 - 1962)
Vidmar supo sacar partido a su mente privile-
giada y dio rienda suelta a su inteligencia siendo uno de los más fuertes jugadores de
ajedrez de principios del siglo XX, así como un
eminente investigador. Fue profesor de cien-
cias, publicó varias obras sobre electrotecnia y fue presidente de la Academia de Ciencias de
Yugoslavia. Otro jugador dedicado a investigar
la mecánica fue Mikhail Botvinnik, que confesó
haber leído todas las obras de Vidmar.
Mir Sultan Kahn (1905 - 1966)
Sin duda la historia más triste de todas. Sul-tan Kahn era esclavo y siervo de un lord
inglés, a pesar de ser analfabeto jugaba de
forma excepcional al chaturanga (juego del
que derivó el ajedrez). Su amo le enseñó las normas del ajedrez occidental y al comprobar
su talento decidió viajar a Europa con su sier-
vo. Sultan Kahn obtuvo diversos éxitos, como
3 campeonatos de Inglaterra o un gran triunfo
sobre Capablanca.
Tuvo que abandonar la práctica del ajedrez
cuando su amo decidió regresar a La India.
Rashid Nezhmetdinov (1912 - 1974)
Nezhmetdinov sobresalió por su talento táctico
en el ajedrez, pero todavía obtenía mejores resultados en otro juego de tablero: las da-
mas. Rashid consiguió ser campeón de la
URSS de damas y fue el primer jugador en re-
cibir el título de maestro en ambas disciplinas. Finalmente se decantó por el hermano mayor,
es decir, el ajedrez (algo que agradecemos
todos los amantes del ajedrez de ataque).
Además también fue el primer autor en escri-bir un libro de ajedrez en lengua tártara.
Mark Taimanov (1926)
Taimanov es de la opinión de que no sólo de
ajedrez vive el hombre. Mark es un amante de
la música, algo bastante extendido en la anti-
gua URSS. Pero su relación con la música no se limita a una simple afición, Taimanov es un
reputado pianista, calificado como muy talen-
toso por los expertos.
29
Pero tuvo otra ocupación curiosa, con sólo 11
años interpretó un papel en la película 'Beet-
hoven'.
Henrique Mecking (1952)
Mecking era uno de los 5 mejores jugadores
del mundo en la década de los 70, toda una
promesa que en un futuro lucharía por ser
campeón del mundo. Pero sus sueños se vie-
ron truncados por una extraña enfermedad que le dejó cerca de la muerte: la miastenia.
Mecking buscó su salvación en la fe y se hizo
sacerdote católico. Su enfermedad empeoró a
finales de los 70, pero diez años después se recuperó por completo y volvió al ruedo de los
torneos de ajedrez. Eso si, sin llegar a alcan-
zar su nivel anterior.
Simen Agdestein (1967)
Simen Agdestein era de la misma opinión que George Thomas y compaginó sus dos grandes
pasiones: el ajedrez y el fútbol. Como ajedre-
cista fue un joven prometedor y un GM que
obtuvo y obtiene buenos resultados. En el fútbol también alcanzó cotas altas, jugó en la
primera división noruega y llegó a disputar
nueve partidos con la selección absoluta de
Noruega. Jugaba en la posición de ariete y su carrera duró hasta los 25 años, cuando se dio
cuenta de que era imposible dedicarse a dos
deportes que absorben tanto tiempo. (Autor: Javier Cordero Fernández - Ajedrez de ataque)
DISCURSO DEL CABALLO DE
AJEDREZ
Para Angel Bobba Cabrera
En este cuadro estuve ayer
nada ha cambiado
estoy allí y no estoy al mismo tiempo
En este cuadro boté a un peón en el mero impul-
so
/ de saltar
del negro al blanco y del blanco al negro
/ como afuera en los días
En éste mi sombra proyectó y debió despejarse
/ mi camino
Iba en otro sentido mi camino
a salto de mata esquivaba el obstáculo
con la vana presencia de mi gesto
En éste estuve altivo y humillado
en éste pasté los días y bebí el más dulce jugo
/ de cebada
Aquí pisé a una dama es tan fácil de-
cirlo ahora
pero esa dama mi Dios ya no era
mía
En ese escaque aquel fui iluminado
(me consagré a la luz vi como iba)
En ese foco el yugo al que confieso
/ pecados palaciegos y mi herida
En ese cuadro negro estuve opaco agazapado
/ fiera sin sentido
y en ese oscuro cuadro me ilumino en casa del
saber
/ inclinada la pavesa hacia lo alto
y aquí -justo al lado de aquel donde me veis aho-
ra-
hui al paso de la torre y me fui hacia la otra es-
quina
/ según mi cabalgar
del blanco al negro y del negro al blanco
/ pero siempre mi vista hacia esa meta
No hay nunca un desandar
(no volveré a mis pasos todavía)
A veces es un pasto fresco o tibio
a veces el sonido de herradura me hace fuerte
/ en mi andar sobre la piedra
en la copia feliz del Paraíso
Pero en ese
en ese cuadro de la esquina oscura
maté por la ilusión de defenderme de una clara
/ amenaza ya sabida
30
por esta desmemoria que me impulsa hacia el
otro
/ sentido de la luz:
la sombra iluminada el blanco oscurecido
/ o la penumbra
porque nada es en sí de un solo tono que absorbe
/ los colores en un fondo
o los lanza hacia el cielo en arcoíris
Lo aprendí de mis saltos de este andar disconti-
nuo
Aquí mandé
allí amé
aquí obedecí
allí fui odiado
y aquí estoy en la cresta de la ola
y en ese (tras de esquivar al vano alfil y su tra-
yecto)
en ese cuadro cerca del noreste
/ atrapé al cabecilla desde truco
Lo arrinconé dudoso de su fuerza
mas no pude seguir soy un herbívoro
y la sangre no cuenta en mi memoria
Lo atrapé mas no pude cazarle
no se gana
se observa cada triunfo y la jornada
/ termina simplemente en su derrota
para empezar de nuevo
de blanco a negro de negro a blanco
como todas las piezas deste juego.
Juan Cameron
Juan Cameron nació en Valparaíso, Chile, en
1947. Es poeta, periodista (colegiado en Suecia)
y egresado de Derecho. Metajedrez
§ § § § § §
"Vivimos con la vida pendiente del tablero blan-co y negro. Somos daltónicos de esos dos colo-res. En esa democracia lúdica que es el ajedrez nos codeamos con el blancaje del juego ciencia: caballos, alfiles, torres, damas, reyes. Elemen-tal, queridos Watsons: se acabaría el espectá-culo, y el hindú que inventó el ajedrez habría perdido su tiempo. El ajedrez existe porque no-sotros existimos". Óscar Domínguez nos mandó sus poéticas reflexiones sobre "los proletarios peones del ajedrez,
§ Yo, el peón § Por Óscar Dominguez G.
Los proletarios peones del ajedrez somos la sal de la vida de este juego perfecto como una mu-jer de medidas 90-60-90. Entre las piezas del ajedrez, somos las únicas que tienen reservado el derecho a la reencar-nación o resurrección. Esto ocurre cuando lle-gamos a la tierra de promisión de la octava casi-lla de nuestro contradictor. En esa sala de partos cambiamos de sexo de la mano de nuestro ginecobstetra de cabecera (el propio jugador). El nuestro es el único caso de travestismo o cambio de sexo en el que no hay derramamiento de sangre. Somos pacifistas por naturaleza, apóstoles de la no violencia. Gandhi nos queda chiquito. Como peón, soy la única pieza que puede sufrir esa metamorfosis. En el enroque se da otro cambalache incruento. Pero allí sólo hay cambio de esquina. Rey y torre conservan su sexo. Como peón, al mismo tiempo soy Liliput y Gulli-ver. Si me toca arrancar de David al principio del juego, el "contexto" me puede convertir en Go-liat. Es cuando corono y me vuelvo encopetada da-ma. Es posible coronar otra pieza pero no le gaste-mos tiempo a hipótesis. Encarnamos la discreta importancia de saber ser pequeños. “Magnus esse vis, incipe a minime”, como dicen que decía el africano Agustín de Hipona. O sea: “Si quieres ser grande empieza por ser pequeño”. O peón, para nuestro caso. Vivimos con la vida pendiente del tablero blanco y negro. Somos daltónicos de esos dos colores. En esa democracia lúdica que es el ajedrez nos codeamos con el blancaje del juego ciencia: ca-ballos, alfiles, torres, damas, reyes. Como peón, amo la plasticidad y versatilidad de mi dama; compadezco las limitaciones de eunu-co de ese rey de burlas que es el monarca del ajedrez; envidio la estética agilidad y la lealtad del caba-llo; alabo la altiva vida en diagonal del alfil, y cele-bro la eficiencia de sicario o de suicida funda-mentalista de la torre. Si perro no come perro, peor para ellos. Cuando nos toca practicar la necesaria antropo-fagia del ajedrez, nos comemos los unos a los
31
otros. Es nuestro mejor menú. Y maná. Los peones preferimos el ajedrez a lo Bobby Fischer, el campeón que le dio estatus a este esperanto de la imaginación. Como a Bobby, el „bombardero‟ de Brooklyn, a los peones nos gusta la lucha hasta quedar desnudos. Consideramos las tablas como la muerte del ajedrez, un monumento al bostezo, un epitafio a la falta de ganas. Los peones - Cenicientas de tacón bajito - vivi-mos en período de prueba. Amamos el juego por el juego. Nos jugamos íntegros siempre. Hasta dejar las tripas en cada juego, como postula el Nobel García Márquez que se debe escribir. Nadie se ha preguntado qué pasaría si hubiera huelga de peones. Elemental, queridos Watsons: se acabaría el espectáculo, y el hindú que inventó el ajedrez habría perdido su tiempo. El ajedrez existe por-que nosotros existimos. Témanle a una escasez de mujeres y a un silencio de peones. Cuando por alguna escaramuza del destino quedo en la anómala posición de peón doblado, para super-ar el bochorno me figuro que quedé en actitud de tas-tas, como se estila en el billar. Ya habrá tiempo para desdoblar mi personalidad. A veces se me presenta la alternativa de asumir como peón al vuelo o al paso. Son gajes del ofi-cio de la peonada. Entonces toca sacar todo el pragmatismo que llevo por dentro para decidir si capturo o sigo de largo. Les cuento un secreto mejor guardado que un traje de novia: cuando las piezas reposamos mezcladas unas con otras, en bolsas o cajo-nes, jugamos sin tablero, de memoria, las parti-das que nadie ha jugado con nosotros. Aquí no necesitamos esos correveidile llamados hom-bres para divertirnos. Es cuando jugamos las mejores partidas. Aquellas de las que no queda memoria. Nos sentimos mejor anónimos, como cualquier hijo de vecino. Que sigan pensando los jugadores que son ellos los que nos manejan. Es nuestra posición y dinámica la que va rigiendo su destino, como diría don Borges, en uno de sus dos espléndi-dos sonetos. (Le perdonamos a don Jorge si confunde la apertura Ruy López con algún cu-chillero de Buenos Aires). No somos de los mismos con las mismas. Así como nadie se baña dos veces en el mismo río, nunca jugamos la misma partida. Es la lección de creatividad permanente que la hermandad de las piezas le damos al insoportable "homo vestidus".
La tragedia de un peón radica en nuestro dolor por la ignorancia invencible que persiste sobre las posibilidades estéticas que hay en toda par-tida de ajedrez. Hacemos nuestra la frase de Fisher al que vuelvo a citar: “Me dan lástima quienes no ven belleza en el ajedrez”. Pierden los que desconocen que en una partida hay tan-ta belleza como en un cuadro de Van Gogh, en una metáfora de Cortázar, en un filme de Kiro-sawa, en una orgía vespertina de arreboles. Y que lo sepan de una vez: vinimos para que-darnos. Ni el play station nos va a sacar a sombrerazos del tablero. O sea de la vida. Por-que no hay nada más parecido a la vida que el ajedrez. Y perdonen la nada original perogrulla-da.
chessbase
Empatando con Dios
por Ivan Carlos Regina
El miedo de perder es innato de la psique del jugador de ajedrez.
Yo diría que él es el padre de gran parte de los
empates...
Una partida de ajedrez sólo termina con uno
de los siguientes resultados: victoria, derrota,
empate. Ganar y perder no necesitan mayores
explicaciones, sólo laureles y pésames. Vamos,
pues, a discurrir sobre el empatar, émulo del
purgatorio.
En muchas ocasiones, cuando dejamos huir de
nuestras manos un juego ganado, vemos el em-
pate como una derrota. En otras, lo divisamos
como una tabla de salvación, una victoria, pues
escapamos de perder de una posición inferior.
¿Qué es el empate? Según el Aurélio[1]
, empa-
tar en el juego de ajedrez significa llegar a una
posición en que es imposible dar jaque mate.
Nosotros, que conocemos las reglas del noble
arte de Caissa, sabemos que esta definición, sino
mentirosa, al menos es incompleta. El empate en
32
el ajedrez se puede dar en diversas ocasiones, ta-
les como:
a) Ahogado: cuando uno de los lados, siendo
su turno de jugar, no tiene ningún movi-
miento válido para ejecutar, el juego ter-
mina por ahogo, y, a pesar del lúgubre
nombre, parece un empate legítimo. Este
tipo de igualdad frecuentemente es fruto
de la prisa y del mal juego de un conten-
dor; en la práctica deportiva es raro que
ocurra un empate por ahogo a no ser que
sea intencional, planeado como táctica de
uno de los jugadores.
b) Por insuficiencia de material: cuando am-
bos ejércitos quedaron tan diezmados que
no pueden pretender la victoria, y que
acontece cuando la resistencia estoica del
rey desnudo es recompensada con el sa-
ludo fraterno de su igual, también él des-
nudo de meritoria compañía.
c) Por repetición de jugadas: cuando el
mismo diseño es repetido tres veces so-
bre el tablero, uno de los lados puede re-
clamar el empate. Para el jugador que
tiene desventaja material o posicional,
vale la célebre frase de Bilbo Bolsón, el
Hobbit Señor de los Anillos: “¡La tercera
vez es siempre la más exquisita!”.
d) Por jaque perpetuo: cuando uno de los la-
dos, normalmente inferior en su juego,
amenaza con jaque al rey adversario ad
infinitum. Este tipo de empate es, en la
práctica de torneos, una poderosa arma
táctica cuando estamos en desventaja y
debemos siempre buscar en el tablero,
como si fuera oro, la oportunidad de su
aparición.
e) La regla de las 50 jugadas – en verdad,
eufemismo para la falta de iniciativa,
cuando uno de los lados no puede impo-
ner su superioridad de material, sea por
las condiciones de juego o por mera in-
competencia, el juego es considerado
empatado. También es poco frecuente en
torneos de alto nivel.
f) Por combinación entre las partes – por fin
llegamos al más importante y controver-
tido de los empates, el de común acuerdo
entre los jugadores. Es de lejos el que
más ocurre entre los maestros, siendo al-
gunas posiciones tan complejas que, a
nosotros, legos, repetidas veces nos cabe
la difícil tarea de visualizar la igualdad
entre las piezas blancas y negras. Este
empate debería siempre ocurrir por con-
veniencia de los dos lados, pero, a veces,
lo que es peor, beneficia sólo a un juga-
dor.
En un torneo mundial de juveniles, ocurrido
algunas décadas atrás, bastaba a los dos conten-
dores el empate para que ambos pasen a la se-
gunda fase del campeonato. Se sentaron, se salu-
daron y jugaron poco más de una decena de mo-
vimientos de una línea “trillada” de la Ruy
López, empatando enseguida.
Para sorpresa de ellos, sin embargo, el juez
principal no aceptó la planilla y mandó a que
jueguen una nueva partida, pues el resultado
combinado perjudicaría a otros jugadores.
Los dos quejosos se sentaron, se saludaron y
ejecutaron 1.e4 e5 y dijeron que no jugarían más,
estableciendo gran confusión en el arbitraje del
torneo.
Es lógico que se trate de una cuestión de las
reglas, que un buen juez puede decidir como
proceder. No olvidemos, sin embargo, que el
juego tiene un lado ético, moral, que no puede
ser despreciado.
¿A quien pertenece el juego? ¿Solamente a los
jugadores? ¿Al árbitro? ¿A la sociedad y al
mundo en general? Cuestiones relevantes que
debemos encarar.
Muchos de los empates entre maestros ocurren
partiendo de la suposición que el otro lado no se
va a equivocar, que la posición está bastante ni-
velada para que no puedan ocurrir más deslices.
Sabemos que, aunque raramente, los grandes ju-
gadores también yerran. Oso decir “Quién nunca
erró frente al tablero, que juegue la primera pie-
dra”.
El lado psicológico del ajedrez no puede ser
despreciado. Muchas veces el empate ocurre por
pereza, miedo o cobardía de uno de los lados o
mismo de los dos. Acordemos que el empate so-
cializa, es colectivo. Es la única cosa que los dos
jugadores pueden querer y conseguir hacer jun-
tos, además de competir.
Hasta ahora nadamos en la superficie de los
hechos; vamos a bucear en aguas más profundas:
En búsqueda de la verdad, nada mejor que ras-
trear la etimología de las palabras, que traducen,
de forma arquetípica, todo su contenido interior.
La palabra empatar viene del latín, y significa
hacer un pacto, establecer la paz. Es un estado
33
permanente y antónimo del bélico. Por semejan-
za significa enredar, estorbar al adversario, en-
contrar un obstáculo que impida la victoria defi-
nitiva. En portugués también puede significar
invertir, emplear, como en la frase “empatou seu
dinheiro todo em ações” (empleó o invirtió todo
su dinero en acciones)”.
En el italiano la palabra empleada para la
igualdad en el ajedrez es “patta”, con las mismas
raíces latinas y los mismos significados adyacen-
tes. Como vemos, se trata de una palabra positi-
va, representando la paz entre las partes, que
puede ser conseguida mediante acuerdo mutuo,
en sentido diverso de la acepción usada en nues-
tro diccionario, ya citado.
Ya en el francés la palabra usada es “nulle”, o
sea, nulo. Curiosa utilización, siendo esta lengua
también de origen latino. Como sabemos, en el
ajedrez el empate cuenta medio punto y la mayor
parte de las veces estos puntos conseguidos por
la igualdad son los que deciden los torneos de
múltiples contendores. Hago una relación, fruto
apenas de mi imaginación exacerbada: siendo
Francia el país cuna de Cyrano de Bergerac (que
existió de hecho, y no sólo en la obra homónima
y de ficción de Edmund Rostand), de Gargantúa
y Pantagruel y de los tres mosqueteros, la expre-
sión “nulle” se justifica. En la esgrima medieval
el combate era hasta la muerte, siendo que el
empate era considerado nulo, o sin valor para la
honra de los luchadores. En el idioma castellano
la expresión usada es “tablas”, que significa me-
sa, tabla. Varios juegos de baraja utilizan la ex-
presión mesa para indicar la banca, o sea, tantos
que no van para ningún de los contendores. La
tabla de Moisés contenía también los diez man-
damientos, con las reglas que deberían regir la
vida del pueblo escogido.
En la lengua inglesa la palabra utilizada es
“draw”, con el verbo significando, además de
empatar, empujar, quitar, arriesgar la suerte o el
destino. El diccionario Nuevo Michaelis cita lite-
ralmente: "empatar el juego sin terminarlo", lo
que, de hecho, es lo que generalmente ocurre.
Otra acepción curiosa es exprimir, secar, quitar
el líquido (vino) de un barril, lo que remite, por
semejanza onomatopéyica, a “dry”, seco. Siendo
los ingleses un pueblo del mar, que se da mejor
navegando en los océanos que en tierra firme,
pienso que el empate pueda tener una concep-
ción árida, de seguridad. Delirio, pero quien vea
“Capitán de mar y guerra” (Master and Com-
mander), película ahora en cartel, verá que algu-
na razón, aunque remota, tengo. Cuando las ide-
as se secan, viene el empate.
Aún más curiosa es la palabra alemana para
empate, usada en el ajedrez, que es “remis”. De
origen aparentemente latino, remir significa libe-
rar, redimir, perdonar. Así el empate libera ¿pero
de qué? La respuesta es obvia, y es citada en el
Aurélio: librarse de una situación arriesgada, o
sea, de la posibilidad de derrota.
El miedo de perder es innato de la psique del
jugador de ajedrez. Yo diría que él es el padre de
gran parte de los empates. Lógico que insistir en
posiciones totalmente igualadas es, además de
falta de caballerosidad, una burrada; pero empa-
tar por miedo de la continuación es falto de inte-
ligencia e indicativo de un carácter pusilánime.
Una consideración importante es la evaluación
de nuestro juego, y, principalmente, del adversa-
rio. Cuando usted invita a otro jugador a empatar
(o cuando recibe la invitación), usted tiene que
efectuar un análisis del valor de la posición del
tablero. En este momento no importa el pasado,
quien tenía la iniciativa, quien trató mejor la
apertura. Las piezas dispuestas sobre los cuadra-
dos negros y blancos contienen la verdad y en-
cierran todos los significados futuros. Si usted
evalúa de forma distorsionada su posición, en la
vida o en el ajedrez, su posibilidad de error es
mucho mayor.
En su próximo empate, piense: estoy empatan-
do en castellano o portugués, haciendo un pacto
de paz con mi adversario. ¿Él merece esto? Es-
toy pensando en francés, y mi juego será nulo.
¿Yo merezco esto? En garde! Como capitán de
esta fragata inglesa, ¿enarbolaré blanca bandera,
o lucharé hasta el fin para mandar al fondo del
mar a este galeón enemigo? Cañones de babor,
prepararse. Siendo la filosofía germánica impar,
estoy empatando y liberando ¿de qué? De la de-
rrota o del miedo que tengo de ella?
Bromas aparte, la Biblia ya decía que o calien-
te o frío, tibio jamás. Es atribuida a Bobby Fis-
cher la frase que, si jugara con las blancas, podr-
ía empatar con Dios. Yo mucho he trabajado en
la vida para estar en paz con mi Creador, con-
forme la definición de la lengua que amo y en la
cual modestamente intento escribir.
Para terminar ofrezco esta partida publicada
originalmente en la Lasker’s Chess Magazine, de
autoría del Sr. Sam Loyd. Aunque fantasiosa, es-
to es lo que yo llamo de una partida verdadera-
34
mente empatada:
1.d4 d6 2.£d2 e5 3.a4 e4 4.£f4 f5 5.h3 ¥e7
6.£h2 ¥e6 7.¦a3 c5 8.¦g3 £a5+ 9.¤d2 ¥h4
10.f3 ¥b3 11.d5 e3 12.c4 f4
Que tablero pantanoso. ¡Un ejército completo
ahogado en sólo doce jugadas!
(Traducción de Fernando Pedró)
[1]
Diccionario muy popular en Brasil (N. del T.)
Ivan Carlos Regina es escritor de ficción científica con va-
rios libros publicados. Paulista de Bauru, trabaja en la pla-
nificación del transporte público de la ciudad de São Pau-
lo. Apasionado por la diosa Caíssa, dice él que juega tan
mal que su venganza es: ¡escribir crónicas inverosímiles
sobre el noble juego!
metaajedrez
Los mayores errores de la
historia del ajedrez
¿Quién puede presumir de no haber cometi-
do nunca un error en una partida?... segura-
mente nadie. No os desaniméis si ayer os de-jasteis una pieza colgada o si cazaron a vues-
tra dama sin piedad, eso le puede pasar a
cualquiera. ¿No me creéis?, aquí tenéis una
serie de errores garrafales, la mayoría cometi-dos por alguna de las estrellas de este depor-
te, que simplemente te dejan boquiabierto:
Tchigorin
Steinitz
0 - 1
La Habana 1892
10. ¥f4 ¦xh2+ 0-1
Este error puede ser catalogado como el
mayor de la historia, no sólo por el fallo en sí,
sino por la repercusión de la partida. Situé-
monos: Campeonato del mundo, 23ª partida de un total de 24. Steinitz manda en el mar-
cador por 11'5 a 10'5. Si Tchigorin pierde, el
título será para Steinitz, si gana se jugará la
última partida con el marcador empatado. Hasta la posición del diagrama Tchigorin había jugado de forma brillante y su ventaja
era clara. Es un misterio como el jugador ruso
se pudo olvidar de que alfil defendía la vital
casilla h2, un despiste colosal que le privó de ser campeón del mundo (o al menos de luchar
por ello).
‚ Gibaud
Lazard
0 - 1
París 1924
1. h3 ¤e3 0-1
Esta derrota difícilmente puede ser más humi-
35
llante, la hecatombe tuvo lugar en tan sólo
cuatro movimientos. No es de extrañar que
encontréis esta posición en más de un libro. Gibaud obvió el mecanismo del mate más cor-
to que se puede dar: el mate del loco, y justo
en eso basó su jugada Lazard. O se recibe
mate o se pierde la dama.
‚ Kashdan
Euwe
1 - 0
Hastings 1931
1... ¦g8 2. £e8+ ¦xe8 3. ¦xe8++
El ex-campeón del mundo Max Euwe omite
un mate en dos, y no uno cualquiera, sino uno de los mates que primero se enseñan al juga-
dor novel: el mate del pasillo. La posición es
complicada, llena de matices tácticos, pero no
se puede pasar por alto un mate tan sencillo.
‚
Treybal Foltys
0 - 1
Podebrady 1936
1. ¤xe5 ¤xe5 2. £h5+ ¤f7 0-1 Treybal se las prometía muy felices al ver la respuesta del negro a su movimiento ¤xe5:
"¡que iluso!, recupero el caballo dando un
simple jaque"... sorprendentemente, lo que Treybal no vio es que el caballo podía cubrir
dicho jaque al ir a f7. Derrota en un total de 9
jugadas. ‚
Spassky
Rodgaisky
0 - 1
URSS 1948
1. ¤db5 £xb5
Boris Spassky tenía sólo 11 años cuando
jugó esta partida, aunque tratándose de un
genio como era el ruso esto no puede servir
de excusa. El despiste de Spassky le hace ol-vidar que el caballo de c3 está clavado. Tras la
respuesta de las negras sólo hay un camino:
abandonar y marcharte a casa a toda prisa. La
partida duró 8 jugadas.
‚
36
Ojanen
O'Kelly
½ - ½
Trenciaske Teplice 1949
1... £a4 ... y se acordó tablas 17 jugadas
después ½ -½ En la jugada 37 (diagrama), el experimen-
tado Alberic O'Kelly omite un mate en una ju-gada, será difícil que esto vuelva a repetirse. Esta jugada me genera algunas dudas, no
me puedo creer que O'Kelly no vea un mate en 1 (£c1++) o incluso un mate en 2
(1...£xc3+ 2.¦b2 £xb2++), pero esta partida
está incluida en Chessbase y en otras bases
de datos, por lo que todo apunta a que es re-
al.
‚
Petrosian
Bronstein
0 - 1
El 'rey de la defensa' se deja colgada su dama, en el error más calamitoso de toda su
carrera, en una jugada sin ningún peligro y
además lo hizo en una cita importantísima, un
torneo de candidatos... nadie está a salvo de cometer un error.
Amsterdam 1956
10. ¤g5 ¤xd6 0-1
‚ García
Ivkov
1 - 0
La Habana 1965
1... d3 2.¥c3 1-0 Ivkov pierde absolutamente el norte y reali-
za el único movimiento que no debía hacer, su
rival se queda con un mate en 1, en una posi-
ción que tenía totalmente perdida. Ver para
creer. El jugador que conducía las blancas era el cubano Gilberto García.
‚ Reshevsky
Margolit
0 - 1
Haifa 1968
37
1... ¤c6 2.axb4 ¤xb4 3.¦xa5 ¤d3++ Aquí Reshevsky juega como una computa-
dora de los años 70, ante la posibilidad de to-
mar la dama rival no analiza nada más y reci-
be mate de inmediato. Un error garrafal que demuestra que Reshevsky no había profundi-
zado demasiado en la posición.
‚
Lusgin
Joffe
1 - 0
El autor de este esperpento fue un maestro
sueco no muy conocido, llamado Manne Joffe. La partida duró un total de 5 jugadas, nada
pueden hacer las negras en la posición final, o
pierden su dama o entran en una red de mate
si osan llevar su rey a f6.
Minsk 1968
1... ¤d7 2. ¥xf7+ ¢xf7 3. ¤g5+ 1-0
‚
Short Chiburdanidze
0 - 1
Banja Luka 1985
1. b4 £f1++ La única jugada válida era £f2, que defend-
ía el caballo y el mate. Short perdió los pape-
les y se olvidó de la amenaza de mate en f1...
estas cosas pasan.
‚ Shirazi
Peters
0 - 1
Berkeley 1986
1. axb4 £e5+ 0-1
5 jugadas duró esta partida, la pérdida de la
torre fue demasiado para el GM Shirazi, que abandonó. Parece una partida jugada por un
38
niño que acaba de aprender a jugar y que re-
cibe una valiosa lección de lo que no debe
hacer.
‚ N. N.
Fossan
1 - 0
Right 1991
1... ¤f6 2.¤c6+ 1-0 Otra mini-miniatura de 5 jugadas. Erik Fos-
san es un MI noruego, por lo que puedo ima-
ginar la vergüenza que sintió al perder su da-
ma con un simple jaque a la descubierta.
‚
Anand
Vaganian
1 - 0
Riga 1995
1... fxe4 2. £xf7++
Partida correspondiente al Memorial Mikhail
Tahl, por lo que estamos hablando de un tor-neo de gran nivel. Rafael Vaganian no ve un
mate en uno, en la que seguro es su peor par-
tida.
‚ Fritz
Kramnik
1 - 0
Bonn 2006
1... £e3 2. £h7++
Este error de Vladimir Kramnik levantó una gran polémica. El campeón del mundo estuvo
analizando esta posición durante mucho rato y
finalmente realizó el glorioso movimiento £e3?? No son pocas las voces que afirman
que resulta imposible que Kramnik no viese
ese mate y que esto no fue más que un mon-
taje. El match, destinado a publicitar el famo-
so programa Fritz, no estaba levantando de-masiada expectación, las partidas estaban
siendo aburridas y se iba perdiendo el interés
paulatinamente. ¿Fue esta jugada una simple
artimaña para recuperar la atención del aficio-nado en el match y en fritz?, ¿o simplemente
fue un error de Kramnik?
‚ Schulten
Morphy
1 - 0
39
New York 1857 - a la ciega –
1... bxc4 2. f6 1-0
Aquí Morphy se dejó llevar por la tentación
de ganar una ficha con facilidad, sin darse
cuenta de que con un simple movimiento de peón las blancas obtenían una posición de ma-
te en una jugada. Hasta los grandes genios se
pueden equivocar.
‚
Alekhine
N. N.
0 - 1
París 1925 - a la ciega –
1. £xd5 0-1
Partida correspondiente a unas simultaneas a la ciega. La dificultad aumenta al estar ju-
gando varias partidas a la vez, pero aun así
este error de cálculo es garrafal.
‚
Karpov
Sadler
0 - 1
Mónaco 1998 - a la ciega -
1. ¦xf7 exd3 0-1
Karpov nunca ha sido un especialista en el
juego a la ciega, más bien todo lo contrario.
Aquí dio una muestra de ello, en una época en que la fuerza de su juego había empezado a
decaer, cosechó una estrepitosa derrota en
sólo 13 movimientos.
‚ Piket
Anand
1 - 0
Mónaco 1998 - a la ciega –
1... ¦g3 2. ¢xh3 1-0
40
Vishy echa por tierra una posición absolu-
tamente ganada. Un error de este tipo resulta
muy raro ya que quedaban muy pocas piezas en el tablero y no parece muy complicado ju-
gar esa posición aunque sea a la ciega. Tal
vez creyó que el peón de h5 se encontraba en
h4.
‚ Vallejo
Svidler
0 - 1
Mónaco 2007 - a la ciega –
1. £xf6 0-1 Francisco Vallejo es uno de los jugadores
con más calidad de la actualidad, su estilo de juego agresivo se sale de la norma habitual y
por eso seguir sus partidas resulta siempre
muy interesante. Por desgracia, en esta parti-
da cometió un grave error de cálculo y en-tregó su dama sin ninguna compensación.
(Autor: Javier Cordero Fernández - Ajedrez de ataque)
Campeonatos mundiales del pasado
Comienzos del siglo XX
A diferencia de hoy, en aquella época no había torneos para seleccionar los candidatos, sino que el dueño del título establecía las con-diciones. Inclusive podía escoger a su adversa-rio. En el caso de Capablanca, su campaña para enfrentar a Lasker empezó desde la primavera del año veinte, después del torneo de Has-tings, en Inglaterra, que era algo así como un
Linares de hoy. Capablanca ganó fácilmente el torneo, puesto que estaba recién pasada la primera guerra y no fueron invitados los juga-dores del bloque Alemania-Austria, que reunía a los mejores del momento. Con el objeto de lograr su match con Lasker, después del tor-neo se quedó en Europa, haciendo campaña, con apoyo de la prensa especializada y lanzan-do un libro. El libro no gustó, pero cumplió con su come-tido de mover a la opinión. Capablanca anali-zaba partidas brillantemente conducidas por él contra jugadores de segunda. Y al comentar las partidas ganadas a expertos hacía profun-dos análisis de las variantes que lo favorecían a él y omitía las variantes que hubieran salva-do a sus adversarios. Pero Lasker no pudo se-guir negándose. Tras un año de difíciles negociaciones, Las-ker renunció al título, a favor de Capablanca. La opinión se indispuso. ¿Por qué a favor de éste? ¿No estaban también un Alekhine y un Rubinstein? Además, en la Europa de la post-guerra ningún país estaba en capacidad de ofrecer los 8 mil dólares que pedía Lasker.
Finalmente, se concretó el match en La Habana, en marzo de 1921, a 24 partidas. A la altura de la 14, Capablanca había ganado 4 y llevaban 10 tablas. Lasker, desilusionado, se retiró. Nunca lo habían batido así. Había sido campeón durante 27 años y tenía 51 años. De Lasker se había dicho que era un maestro en el arte de la defensa, ‗que ganaba las partidas ganadas y algunas de las perdidas‘. Por prime-ra vez un campeón no le había ganado una so-la partida al aspirante. Inicialmente, Lasker le echó la culpa al clima. Pero después aceptó que Capablanca había jugado mejor. Lasker empezó llegó a La Habana tan con-fiado en su juego, que se comprometió a escri-bir un artículo diario a un periódico europeo,
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donde comentaba las partidas y sus impresio-nes sobre el match. Sobre la partida 11 escribió: ―Esta partida habla muy favorablemente del juego de Capa-blanca; la condujo con energía desde el prin-cipio hasta el final y, al mismo tiempo, con cautela, palpando posiciones sólidas que podr-ían ser puntos de partida para el ataque. Yo tampoco jugué mal en este encuentro, exclu-yendo la última parte. Aquí me fallaron las fuerzas, probablemente por la acción del cli-ma. Al decir esto no quiero restarle méritos a Capablanca, que me colocó frente a problemas de magnitud suficiente para quebrar las fuer-zas de cualquier ajedrecista fatigado‖.
En ajedrez, aquel tema de Freud de ‗los que fracasan al triunfar‘, ha dado mucha tela para cortar. Uno de ellos es el de nuestro Capablan-ca, un personaje que nos llena de orgullo y al que los ajedrecistas de estas latitudes quere-mos entrañablemente. No importa que sea cubano; habría podido ser argentino, peruano o colombiano: es latinoamericano. Y junto con el inolvidable Fisher, son los únicos campeo-nes que ha producido este continente. Recién coronado campeón, alcanzó la cima de su gloria. El gobierno cubano lo sostenía económicamente y, como si fuera poco, por sus presentaciones le pagaban altos honora-rios, caso inédito en el ajedrez, al menos hasta aquel entonces. Se casó con una hermosa y ri-ca mujer, dos cualidades nada despreciables en una buena esposa. La primera competición importante en la que participó como campeón fue el torneo de Londres, en 1922, que reunió a la flor y la nata del momento. Estaban Alekhine, que ya lo llamaban ―el campeón de Europa‖, Euwe, la joven promesa de Holanda. En representación de la llamada ―escuela hipermoderna‖, esta-ban el joven Ricardo Reti y el veterano y pe-riodista Tartakower; Bogoljubow, que se lla-maba a sí mismo ―el tigre de Ucrania‖; además de los grandes maestros Vidmar, Maroczy, Rubinstein y otros menos famosos. En total,
16. Por razones políticas, fueron excluidos Teichmann, Tarrasch, Spielmann y Lasker. Emocionado con los resultados de Capa-blanca, Tartakower, el que alguna vez dijo: ―un peón aislado dispersa tristeza por todo el tablero‖, escribió: ―No es un estratega profun-do como Lasker ni un espíritu embriagado por la ciencia del ajedrez como Tarrasch, sino un ajedrecista práctico repleto de ideas genia-les…‖ Capablanca terminó invicto en el primer puesto. De las quince partidas, ganó once. Pe-ro al público y a la prensa deportiva les disgus-taron las tablas con Alekhine y Rubinstein. Pe-ro a él le pareció ―muy prudente‖ ofrecerlas, dada la cómoda posición que tenía en la tabla. En la opinión de Vassily Panov, ―éstas breves partidas fueron al mismo tiempo síntomas de la pereza intelectual a que siempre fue pro-penso el cubano y de una exagerada modera-ción ajedrecística, moderación de la que em-pezó a abusar en los años posteriores‖. Acerca de este encuentro con Capablanca, escribió Alekhine unos años después: ―Ya era campeón del mundo y con toda evidencia estaba dis-puesto a quedarse en el trono por mucho tiempo… Sin embargo, su temperamento hab-ía empeorado algo. Se volvió más nervioso, y esto se notaba en su deseo de postergar todo lo posible cualquier match por el título mun-dial hasta hacerlo irrealizable. Por consiguien-te redactó el reglamento de Londres, que au-mentaba la cuota que tendrían que depositar los aspirantes al título a diez mil dólares.‖
Tartakower
Como dato curioso de este torneo, se cuenta que en la ronda 13 Capablanca jugaba contra Vidmar. Después del aplazamiento, Capablan-ca le preguntó a Vidmar cómo veía su posi-ción. Éste le contestó que muy grave, pero que iba a seguir jugando. Se comunicaron en francés, lengua que ninguno de los dos mane-jaba a la perfección. Por la tarde se reiniciaron las partidas aplazadas. El árbitro puso a andar los relojes. Pero Capablanca no apareció. Cuando faltaban dos minutos para que perdie-ra, Vidmar pensó que aquél le había entendido
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mal e inclinó su rey, salvándole un punto a Capablanca. De no haber sido así, las cosas hubieran sido más difíciles.
Después de Londres 1922, donde Capablanca sorprendió a sus colegas con su juego y con las onerosas condiciones financieras que les im-ponía a sus posibles retadores, se dedicó a la escritura de su libro Fundamentos del Aje-drez, obra dedicada a los principiantes. El li-bro en un principio tuvo una buena acogida, especialmente entre el público inglés, gene-ralmente muy benévolo con el campeón. Pero con el tiempo ha perdido interés.
Lo volvemos a ver jugando en un torneo im-portante en marzo de 1924, en la ciudad de Nueva York; un torneo a dos vueltas, en el que participaron Lasker, Alekhine, Bogoljubow, Yates, Tartakower, Maroczy, Janowski, y en representación de los Estados Unidos, Mars-hall y Edward Lasker. Según Vassily Panov, autor del libro Capablanca, Alekhine estaba realizando una gira por los Estados Unidos con el objeto de recolectar fondos para jugar el match contra Capablanca. Pero no encontró eco. Más bien hubo gentes interesadas en fi-nanciar un gran torneo, y fue éste de 1924. Pronto se vio que el campeón no estaba en la mejor forma. En las primeras tres rondas hizo tablas antes de la jugada 30. En la cuarta, con Alekhine, le ganó un peón, pero no fue capaz de ganar la partida. En la quinta, perdió con Reti; era ésta su primera derrota en diez años, y la primera y última derrota de su vida ante este jugador. En la segunda parte del torneo mejoró su juego, pero no pudo alcanzar a Las-ker, que estaba imbatible, a pesar de sus 56 años. De las 20 partidas jugadas, Lasker ganó 13, entabló 6 y perdió 1; casualmente, la per-dió con Capablanca, precisamente con el que quería concretar un match de desquite. Capa-blanca ganó 10, entabló 9 y perdió 1, y ocupó
el segundo lugar con 14 ½ puntos. De tercero quedó Alekhine, con 12 puntos (6 ganadas, 12 tablas y 2 perdidas). En sus comentarios sobre el match, para la revista norteamericana de ajedrez, Capablanca dijo que se había sentido enfermo. Y que Lasker había ganado porque los jugadores jóvenes habían estado por deba-jo de su nivel; que, además, Lasker había ju-gado mejor en La Habana, cuando él le quitó el título. Mejor dicho: que él le había ganado a un Lasker mejor que el que acababa de ganar este torneo. Dice Panov: ―Capablanca no entendió por desgracia que el secreto del éxito de Lasker, que estuvo a punto de perder varias partidas pero luego las ganó o por lo menos logró enta-blarlas, se debía al hecho de que no le asusta-ba el riesgo de las complicaciones, mientras que él, sobre todo al comienzo, jugó con una apatía incomprensible‖. En su afán por hacerle el quite a un match, Capablanca propuso que se jugara uno entre Lasker y Alekhine. Había quedado por debajo de Lasker, pero le había ganado un encuentro individual, y había quedado por encima del Alekhine en la tabla. A todas luces tenía temor de exponer su título y estaba buscando salidas falsas. Por su parte Alekhine, que estaba en plena campaña para conseguir la financiación y retar a Capablanca, escribió: ―En el torneo de Nueva York pude hacer una observación muy alentadora, que fue para mí una verdade-ra revelación, a saber: en nuestro primer en-cuentro Capablanca me superó en la apertura, tuvo una posición ganadora en el medio juego y conservó gran parte de su ventaja en el final de torres, pero dejó escapar la victoria y debió conformarse con la división del punto. Esto me hizo pensar, sobretodo porque Capablanca tenía muchos deseos de ganar la partida para alcanzar a Lasker, que iba primero y que pre-cisamente acababa de ganarme el día anterior. Yo estaba seguro de que habría ganado si hubiera tenido la posición del Capablanca. En una palabra: descubrí en el juego de éste una pequeña debilidad, una creciente inseguridad ante una resistencia tenaz. Ya había observado antes que Capablanca cometía de vez en cuan-do minúsculas inexactitudes, pero no sos-peché que no pudiera librarse de ese defecto ni siquiera a costa de un máximo esfuerzo de su voluntad. ¡Fue para mí una revelación de gran importancia para el futuro! ¡El que tiene enemigos no duerme! Y Capablanca estaba dormido en los laureles.
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Lasker
Como ya hemos visto anteriormente, Capa-blanca terminó el primero en el torneo de Londres 1922 y segundo en el de Nueva York 1924, detrás de Lasker. En este post veremos cómo quedó tercero en Moscú, detrás de Bo-goljubow y Lasker: En el año 1925, entre el 10 de noviembre y el ocho de diciembre, se realizó en Moscú el primer gran torneo internacional soviético; el primer torneo importante que se celebraba después del triunfo de la revolución de octu-bre. Estaba recién instalado Stalin en el poder. Por el mundo occidental, fueron invitados Ca-pablanca, Lasker, Marshall, Tartakower, Reti, Grünfeld, Rubinstein, Spielmann, Yates, Sae-misch y el mejicano Carlos Torre. Éste último fue una figura meteórica, que tuvo que retirar-se muy joven del ajedrez por motivos de salud. Pero en este torneo de Moscú dejó ver toda su fuerza, metiendo nada menos que a Lasker en un molino, entablando con Capablanca y ocu-pando el quinto lugar.
Fuera de los occidentales, fueron invitados los 10 mejores ajedrecistas soviéticos del mo-mento. El único ausente importante fue Ale-khine, que había tenido que salir casi a escon-didas de Rusia en el año 23; y podemos asegu-rar que nunca más volvió su patria. Para tener una idea del tiempo que implica-ba un desplazamiento desde La Habana hasta Moscú, basta decir que Capablanca salió a comienzos de octubre para llegar en los pri-meros días de noviembre. A su paso por el puerto de El Havre se le unió el joven Carlos
Torre. En Moscú, los ajedrecistas extranjeros fueron alojados en uno de los antiguos pala-cios de los zares, con más consideraciones que a jefes de Estado. En la ceremonia inaugural, en la sala azul de la Casa de los Sindicatos fue-ron recibidos por un alto dignatario del go-bierno. Y en representación de los jugadores habló Capablanca. Era tanta la exaltación que reinaba por aquellos días, que hasta película se filmó. Hoy todavía podemos ver por You-tube fragmentos de aquel papelón algo tonto que representó Capablanca, el protagonista de la película ―Fiebre de ajedrez‖. Pero en la sala de ajedrez las cosas no mar-chaban tan bien para él. Ya en las primeras tres rondas tuvo que conformarse con tres ta-blas. Le gana la partida siguiente al inglés Ya-tes. Entabla la quinta con Rubinstein, una des-lucida partida, donde ninguno de los dos arriesga nada. En la sexta ronda entabla tam-bién con Rabinovich. La filmación de la pelí-cula le demanda mucho tiempo. Además, pa-rece que el campeón, que es algo enamoradi-zo, da largos paseos con una de las actrices del reparto. En otras rondas pierde contra Ilijn Genevsky y contra Verlinski, ambos nuevos maestros so-viéticos, que seguramente subestimó. Panov transcribe las primeras jugadas de la partida, donde en jugada 14 ya estaba perdido Capablanca. Veámosla: (Verlinski juega con negras) 1. P4D, P4D; 2. P3R, C3AR; 3. A3D, P4A; 4. P3AD, C3A; 5. P x P, P4TD; 6. C2D, P4R; 7. A5C, A x P; 8. CR3A, D2A; 9. D4T, O-O; 10. A x C? , P x A; 11. P3CD, A3T; 12. A2C, P5D! ; 13. P4A, TR1C; 14. P x P… etc. Se cuenta que la víspera de esta partida Ca-pablanca tenía descanso y viajó en tren toda la noche hasta San Petersburgo, en esa época Leningrado, a dar unas simultáneas contra los 30 mejores jugadores de la ciudad. Perdió una de sus partidas contra un niño de 14 años, un tal Mijail Botvinnik. Por la noche viajó en tren nuevamente a Moscú, amanecido y agotado, a enfrentar a Verlinski. Gana la siguiente partida contra Reti. Cuan-do le toca el turno con Carlos Torre, éste está ocupando el primer puesto. Ambos juegan a ganar. Torre tiene una posición ventajosa, pe-ro Capablanca le lleva dos peones de ventaja. Pero después de una lucha ardua y larga deci-den partir el punto.
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A partir de este momento, algo tarde, se ol-vida de la película y de su compañera de elen-co y se dedica a jugar en serio, ganando pun-tos muy valiosos contra Bogoljubow, Tartako-wer, Saemisch, Zubarev y otros. Pero este es-fuerzo no le alcanza sino para un tercer pues-to. Cuenta Jorge Daubar, un cubano que escri-bió una buena y detallada biografía de Capa-blanca, en la que me he apoyado para escribir estas líneas, que después de la ceremonia de clausura Capablanca fue conducido hasta el despacho del propio Stalin, que quería cono-cerlo en persona. Se tomaron un té y conver-saron algún momento sobre la guerra civil ru-sa. Quién sabe qué tendría que decir Capablan-ca sobre este tema, habiendo sido huésped de honor de los zares en los torneos de San Pe-tersburgo 1913 y 1914. En las crónicas que escribió después sobre el torneo de Moscú, resalta el gran apoyo que se le da al ajedrez en la Unión Soviética, que lo ha convertido en un deporte masivo, y le au-gura un gran porvenir. Alekhine, que no le perdía paso a Capablan-ca, escribió después sobre este torneo: ―El año 1925 trajo para Capablanca la mayor desilu-sión que había sentido hasta ese momento, puesto que en el torneo internacional de Moscú ocupó a duras penas el tercer lugar… Ya entonces se escucharon voces que comen-taban los alarmantes síntomas aparecidos en el juego del campeón del mundo. Uno podría pensar que la maestría de Capablanca no hab-ía llegado a lo que prometía tomando como base el período inicial de su carrera. La expli-cación reside en la preferencia de Capablanca, que se acentuaba con los años, por las simpli-ficaciones y métodos de lucha simplemente técnicos, que matan el espíritu vivo que con tanto resplandor se había manifestado en las partidas del cubano en los torneos de San Se-bastián de 1911 y San Petersburgo de 1914‖. Y agrega Vassily Panov, en su libro sobre Ca-pablanca. ―La irregularidad de Capablanca despertó perplejidad general en los entendidos. Sí pod-ía jugar como antes en su estilo brillante, pero daba la impresión de que no podía desenvol-verse en los comienzos de la lucha‖.
En los Estados Unidos, Capablanca tenía tanta o más hinchada que en su propia Cuba. Sus resultados de los torneos de Nueva York
1924 y Moscú 1925 tenían muy preocupados a sus fanáticos. Pero, viéndolo bien, no eran tampoco unos pésimos resultados, al fin y al cabo había ocupado el segundo y el tercer puesto en unos torneos fuertes, de primera ca-tegoría. Pero se esperaba más de él. Y ya hemos visto que no se fajó con la disciplina y el entusiasmo necesarios para ganar. Por esa razón, sus seguidores organizaron el torneo de Nueva York 1927.
Nueva York. 1927
―Había que resucitar su otrora temible repu-tación y al mismo tiempo ‗frenar‘ a Alekhine, cuyos éxitos venían en aumento‖, dice Panov. Para tal fin organizaron un torneo muy parti-cular, entre el 19 de febrero y el 25 de marzo de 1927, con seis invitados, programado a cua-tro vueltas. Los invitados, además de Capa-blanca, fueron Alekhine, Nimzowish, Vidmar, Spielmann y Marshall. Entre la prensa depor-tiva causó extrañeza que no fueran invitados Lasker, que solía quedar por encima del cam-peón en este tipo de encuentros; Reti, que le había ganado una buena partida en el torneo de 1924, y Rubinstein, que le había ganado en San Sebastián, y en los otros encuentros siem-pre habían hecho unas tablas descoloridas. El torneo se hacía también con el objeto de de-finir el retador. A comienzos de ese mismo año, Capablanca había recibido sendos retos de Alekhine y de Nimzowish, que se conside-raban con iguales derechos. Por su parte, Alekhine, ya tenía muy adelan-tadas conversaciones con la federación argen-tina de ajedrez para realizar el encuentro en Buenos Aires. Y Capablanca había estado de acuerdo. La carrera de aquél venía en un ful-gurante ascenso, que él recoge en su libro Mis mejores partidas de Ajedrez, donde analiza partidas desde 1909, en su primera presenta-ción en San Petersburgo hasta el año 23, con brillantes actuaciones en torneos importantes, como Carlsbad 1911, Schveningen 1913, Man-heim 1914, Margate 1923 y otros. Actuaciones en las que demuestra con sobrada razón que debe ser el retador. Aunque Nimzowish por su lado también había hecho méritos parecidos.
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Pero esto lo iba a definir la tabla de posicio-nes del torneo. En unas notas sobre los participantes en el torneo, para el New York Times, Capablanca escribe sobre Alekhine: ―El doctor Alejandro Alekhine nació en Rusia en 1902. La lista de sus éxitos es impresionante. Representante de la raza eslava, de más de 1.80 metros de esta-tura y de alrededor de 100 kgrs de peso, rubio y de ojos azules, Alekhine llama la atención por su aspecto cuando aparece en la sala del torneo. Habla con soltura seis idiomas, osten-ta el título de doctor en derecho y por su cul-tura general sobrepasa con holgura el nivel de una persona mediana. Por lo visto, Alekhine está dotado de la memoria más excepcional que jamás haya existido. Nos encontramos por primera vez en 1913 en San Petersburgo. Ape-nas tenía 21 años y ya demostraba una extra-ordinaria noción de las aperturas. Actualmen-te es difícil encontrar otro experto igual en es-te campo. Nos parece que el contacto con no-sotros favoreció el desarrollo y la formación de Alekhine. En aquellos tiempos era muy débil en los finales. Ahora es muy fuerte en esa fase del juego. Entonces rengueaba en la aprecia-ción del medio juego, mientras que actual-mente es uno de los más fuertes en este senti-do. En una palabra, antes Alekhine era todavía un jovencito inmaduro, mientras que ahora no hay otro tan acabado como él en todas las eta-pas del juego‖. Capablanca jugó el torneo con toda la serie-dad del caso, con su fuerza de antes, y les ganó a sus adversarios sus encuentros individuales. Con Alekhine, que ocupó el segundo puesto, le ganó una partida y entabló las otras tres. Los resultados finales fueron: 1. Capablanca 14 puntos 2. Alekhine 11.5 ‖ 3. Nimzowish 10.5 ‖ 4. Vidmar 10 ‖ 5.Spielmann 8 ‖ 6. Marshal 6 ‖ ―Debido a mi juego débil –dijo después Ale-khine – el valor de esta partida fue nulo, pero su significado sicológico para la numerosa le-gión de aficionados (y no para el vencido) fue enorme. Sin duda, gracias a esta partida, el 95% de los llamados críticos competentes tra-taron de convencer al mundo del ajedrez de que en Buenos Aires en realidad no habría lu-cha, sino simple exterminio‖.
Con el resultado del torneo, ya no había que darle más vueltas al asunto. Quedaba definido que para septiembre del mismo año se reali-zaría el match de Buenos Aires entre Capa-blanca y Alekhine. Después del torneo, Capablanca salió apre-suradamente para La Habana, donde había muerto su madre, María Graupera. La noticia la recibió en Washington, cuando iba camino a Nueva York a jugar el torneo. ―Este período posterior a la muerte de su madre –cuenta Jorge Daubar- lo vive Capa-blanca en plena reclusión, apenas saliendo a la calle cuando sus obligaciones con la Secretaría de Estado así lo impone. Entretanto pasa sus ratos de ocio leyendo novelas históricas que muy recientemente se han convertido en sus favoritas. A ratos, y más por barajar sus ocu-paciones que por otra cosa mayor, le dedica algunas horas al repaso de los pocos libros de ajedrez que tiene a mano en la que fuera la bi-blioteca de su padre‖. ¿Entonces no se prepara para el match? To-do parece indicar que no. Haber triunfado en Nueva York de manera tan contundente sobre sus rivales, le dio la falsa seguridad de que el match de Buenos Aires sería algo sencillo; ―un simple exterminio‖, como decía Alekhine. A finales de julio se embarca rumbo al Brasil, donde le tienen programadas cinco series de simultáneas, en Sao Paulo. El barco va lleno de parejas de turistas de Europa del norte. En los puertos, los maridos se bajan del barco, en compañía de los marineros, en busca de las mulatas y las criollas que venden su amor. Sus mujeres quedan en el barco, al cuidado de Ca-pablanca y otros comerciantes cubanos, que tratan de consolarlas lo mejor que pueden. Cumple sus compromisos en el Brasil. Y llega a Buenos Aires el 10 de septiembre. En el muelle lo están esperando los directivos del club de ajedrez y de la Federación Argentina de ajedrez. La prensa y los aficionados tam-bién han acudido en masa. Un delegado del presidente de la República lo conduce en una lujosa limosina hasta el hotel Plaza. En la ciudad se vive una enorme expectativa. ―Dos emisoras locales, la SOO y la LOR, que han contratado con los organizadores el dere-cho de transmisión exclusiva, por bloques de a diez partidas cada uno. La primera para el gran Buenos Aires, y la segunda para el resto del país‖ (Daubar) A su vez, Alekhine, ha llegado a la ciudad desde el 5 del mismo mes, en compañía de su
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esposa. Después de sus entrenamientos, todos los días da una larga caminada por los alrede-dores del centro. El día de la primera partida, en su caminada habitual, se encuentra tirada en el suelo una herradura con sus clavos pues-tos. Y como era extraordinariamente supersti-cioso, sale para un puesto de venta de prensa, compra un diario cualquiera, la envuelve con todo el cuidado del caso y dice: ―¡Me estaba esperando!‖.
Capablanca vs Alekhine, primera partida del match
Buenos Aires, 1927. Está convenido que el que gane seis partidas ga-na el match; no cuentan las tablas. En caso de lle-gar a 5:5, el campeón conserva el título. El gran maestro Spielmann ha dicho que Alekhine no ga-nará una sola partida. Más optimista, Bogoljubow dice que puede ganar dos. Al partir para la Argen-tina, Alekhine le ha dicho a un amigo que no sabe cómo podrá ganarle 6 partidas a Capablanca, pero que tampoco sabe cómo éste podrá ganarle 6 a él. En ése momento ambos jugadores están en las me-jores condiciones físicas. Capablanca tiene 39 años y Alekhine 35. Para la ceremonia inaugural, el día 16 de sep-tiembre, se presentan el presidente de la Repúbli-ca, doctor Marcelo Torcuato de Alvear, y su conse-jo de ministros. Tras unas breves palabras del doc-tor Alvear, se hace el sorteo de las piezas; al cam-peón le corresponden las blancas. Después de salir con peón de rey, juega con cierto descuido, sin ad-vertir la debilidad de su primera fila. A la altura de la jugada 16 cae en una combinación sencilla y pierde un peón. En desventaja de material y en po-sición inferior, trata de complicar las cosas y sacri-fica otro peón. Pero Alekhine no se deja enredar. Y en la jugada 43 se impone por primera vez en su vida sobre su rival. Después de la partida se riega el rumor de que Capablanca ha pasado la víspera enrumbado con Gloria Guzmán, una estrella del cine argentino, cuyos encantos lo tienen algo disipado. Para la se-gunda partida, la estrella está sentada en primera fila, acosándolo con sus miradas. Alekhine ha sa-
lido mal de la apertura. Y con un poco de presión Capablanca hubiera podido emparejar el score. Pe-ro pueden más las miradas de la muchacha. Y pro-pone tablas en la jugada 19. Gana la tercera brillantemente. Sus fanáticos, que son muchos, respiran tranquilos. Las partidas 4, 5 y 6 terminan en tablas. En todas se juega el gambito de dama. En la 7ª, nuevamente con blan-cas y jugando con gran energía, sin enrocarse, gana Capablanca. Aventaja a Alekhine en un punto. Las partidas 8, 9 y 10, también son tablas. Capablanca se pone muy nervioso y hace que retiren el público de la sala, alegando que hacen mucho ruido. En la 11 se impone con gran fuerza Alekhine, en un nue-vo gambito de dama, y empareja las acciones. Ale-khine gana también la 12 y se pone por encima del marcador. De la 13 a la 20, nuevas tablas. Capablanca todas las noches juega cartas, do-minó y billar. Y hasta en el hipódromo es visto apostando. Y como si fuera poco, por ahí ha resul-tado otra estrella con la que se pasea del brazo por la Avenida Corrientes. Pierde la partida 21. Tablas de la 22 a la 28. En la 27, en una posición ganadora, después de un jaque desesperado de Alekhine, Capablanca mueve el rey a una casilla equivocada y debe contentarse con las tablas. Gana la 29, no sin cierta ayuda de su adver-sario que deja perder dos ocasiones de tablas. Con el marcador va 4-3, en contra de Capablanca, éste se veía derrumbado, según dijo después Alekhine. De la 30 a la 34 Alekhine gana otras dos y enta-blan tres. La partida 34 está aplazada en posición inferior para Capablanca. Al otro día no se presen-ta a jugar y manda una nota dándole por ganada la partida a su adversario, que se convirtió en el campeón número 4 de la historia del ajedrez. En resumen, Alekhine gana 6, entabla 25 y pierde tres. Han jugado 32 gambitos de dama rehusados, una india de dama y una defensa francesa. Después de este fracaso Capablanca nunca volvió a jugar peón de rey. Mucho se ha dicho y pensado sobre lo que pasó en Buenos Aires. Pero lo que es seguro es que la preparación de Alekhine fue mejor. Ésta incluyó un análisis detallado del juego de Capablanca, que apareció escrito después del match. Veamos algu-nos de sus apartes, tomados del libro ―Capablanca‖ de Panov: ―Aperturas. El propio Capablanca había manifes-tado en uno de sus libros que en cada certamen ju-gaba únicamente una o dos aperturas o una o dos variantes de la misma apertura. Pero este reducido repertorio ha sido profundamente analizado por él, y con la mayor precisión. Si los conocimientos de Capablanca nunca fueron polifacéticos, en cambio son de una profundidad impresionante y antes que
47
nada sumamente racionales. Este económico método analítico en lo que concierne a las apertu-ras de ninguna manera puede merecer la desapro-bación… Parecería que una deducción inmediata y lógica de la citada observación sería que en el match hubiera sido ventajoso, dentro de lo posible, cambiar las aperturas mismas o sus variantes para obligarlo al rápido abandono de los caminos trilla-dos. Tal deducción habría sido correcta si no fuera por una particularidad de Capablanca que se in-terpone de manera inconfundible en toda su acti-vidad creadora y que en los últimos años alcanzó contornos gigantescos. ¡Esta particularidad es el instinto de conservación, en nombre del cual había sacrificado tantos proyectos hermosos y tentadores y había puesto en columnas abiertas tantos pares de torres para cambiarlos! Este instinto, a cuyo servicio está casi totalmente la finísima intuición de Capablanca, condena al fracaso cualquier inten-to de superarlo por medio de una continuación sorpresiva en la apertura. Realmente yo, por lo menos, no conozco ningún caso en que Capablanca fuera sacado de la huella que seguía… Jamás estu-vo a punto de perder a causa de una combinación sorpresiva de su rival en la apertura.‖ Continua diciendo Alekhine que con las piezas blancas decidió no entorpecerle de ninguna mane-ra a Capablanca su deseo de buscar la solución de problemas de aperturas por medio de las simplifi-caciones, teniendo en cuenta que en algunos casos esto puede comprometer su posición. Pero que con las piezas negras no se prestó para tanto cambio, aunque sin rechazarlos, teniendo en cuenta que las debilidades se acentúan con las simplificaciones. Pero hay otra cosa: el que está jugando a entablar de alguna manera está en desventaja. Más adelante dice que Capablanca, confiado en su gran capacidad intuitiva, en el medio juego se conformaba la mayoría de las veces con movimien-tos buenos, sin esforzarse en buscar los mejores. Y esto lo llevó a perder la costumbre de concentrar-se. Respecto a los finales, dijo: ―sobre el arte de Ca-pablanca en esta última y semi-técnica etapa de la partida había aún más leyendas que sobre el medio juego y las aperturas. Todas estas exageraciones tenían por origen el hecho de que Capablanca hab-ía vencido a Lasker, cuya pericia en los finales, so-bre todo en los complicados y no puramente técni-cos, se mantuvo durante dos décadas a una altura inalcanzable. Sin embargo, llama la atención la cantidad de posibilidades que desperdició Capa-blanca en los finales conducidos por él‖. Después de la muerte de Capablanca, Alekhine dijo que no sabía cómo había hecho para ganarle. ―En 1927 yo no creía que fuera superior a él. Es posible
que las principales causas haya que buscarlas en su exagerada apreciación de sus propias fuerzas y en la subestimación de mi juego‖.
Mesa, fichero, reloj y asientos en los que se jugó el encuen-tro
16 de Abril de 2009 Ajedrez32.com
Frases célebres del ajedrez
1. El ajedrez es algo más que un juego; es una
diversión intelectual que tiene algo de arte y mu-
cho de ciencia. Es además, un medio de acerca-
miento social e intelectual. Capablanca
2. El ajedrez sirve, como pocas cosas en este
mundo, para distraer y olvidar momentáneamen-
te las preocupaciones de la vida diaria. Capablanca
3. El ajedrez, como todas las demás cosas, puede
aprenderse hasta un punto y no más allá. Lo de-
más depende de la naturaleza de la persona. Capablanca
4. De pocas partidas he aprendido tanto como de
la mayoría de mis derrotas. Capablanca
5. El buen jugador siempre tiene suerte. Capablanca
6. Steinitz aportó a la teoría del ajedrez una tabla
de multiplicar, pero aún él estaba muy lejos de
las matemáticas superiores. Garry Kasparov
7. El ajedrez es un juego absolutamente lógico
que tiene sus leyes generales que se pueden
48
comprender intuitivamente o trabajando muchí-
simo. Garry Kasparov
8. El campeón mundial es la mejor personifica-
ción de su época y en base a él podemos juzgar
el desarrollo del ajedrez. Garry Kasparov
9. En ajedrez mi palabra es cercana a la de Dios. Garry Kasparov
10. Veo en la lucha ajedrecística un modelo
pasmosamente exacto de la vida humana, con su
trajín diario, sus crisis y sus incesantes altibajos. Garry Kasparov
11. La acumulación de pequeñas ventajas lleva a
una supremacía considerable. Wilhelm. Steinitz
12. El peón es la causa más frecuente de la de-
rrota Wilhelm Steinitz
13. El jugador que lleva ventaja debe atacar o
perderá dicha ventaja Wilhelm Steinitz
14. La mente humana es limitada, pero la estupi-
dez humana es ilimitada Wilhelm Steinitz
15. En la idea del ajedrez y en el desarrollo de la
mente ajedrecística tenemos un cuadro de la lu-
cha intelectual de la humanidad. Ricardo Reti
16. Quien desee llegar a ser un gran jugador de-
berá perfeccionarse en el campo del análisis. Mikhail Botvinnik
17. Es imposible comprender el mundo del aje-
drez sin mirarlo con los ojos de Capablanca. Mikhail Botvinnik
18. El ajedrez es arte y cálculo. Mikhail Botvinnik
19. Alguna vez los hombres tuvieron que ser
semidioses; si no, no hubieran inventado el aje-
drez. Alexander Alekhine
20. Sólo un hombre culto puede llegar a las
cumbres del ajedrez. Alexander Alekhine
21. Para competir en ajedrez es preciso, ante to-
do, conocer la naturaleza humana y comprender
la psicología del contrario. Alexander Alekhine
22. Cuando en cierta ocasión le preguntaron a
Alekhine si llevaba su pasaporte consigo el con-
testo: Soy Alekhine, campeón mundial de aje-
drez; no necesito pasaporte. Alexander Alekhine
23. Quien no asume un riesgo no ganará nunca
una partida. Paul Keres
24. El ajedrez es imaginación. David Bronstein
25. Jugar una partida de ajedrez es pensar, elabo-
rar planes y también tener una pizca de fantasía. David Bronstein
26. La maestría en ajedrez significa un logro
creador y un logro científico. Vassily Smislov
27. En el ajedrez, como en la vida, el adversario
más peligroso es uno mismo Vassily Smislov
28. Lo mismo que nuestra imaginación se agita
por la sonrisa de una muchacha, así la imagina-
ción se agita por las posibilidades del ajedrez. Mikhail Tahl
29. Si prohibiesen el ajedrez, probablemente me
haría contrabandista Mikhail Tahl
30. Hay dos clases de sacrificios: los correctos y
los míos. Mikhail Tahl
31. Un jugador de ajedrez es primordialmente un
actor. Se sienta en el escenario preguntándose
qué jugada le va a agradar más a la concurrencia. Mikhail Tahl
49
32. Dicen que mis partidas deberían ser más in-
teresantes. Yo podría ser más interesante y tam-
bién perder. Tigran Petrosian
33. Gracias al ajedrez muchos hemos conocido
la alegría de la creación intelectual Tigran Petrosian
34. El mejor entrenador del ajedrecista es uno
mismo Tigran Petrosian
35. De todos los campeones del mundo quien
tiene mejor salud es Tahl. Ningún otro hubiera
sobrevivido ni siquiera un año si padeciese todas
las enfermedades que él. Tigran Petrosian
36. El ajedrez es una hermosa amante a la que
volvemos una y otra vez, sin que nos importe las
muchas veces que nos rechaza. Bent Larsen
37. El ajedrez, con toda su profundidad filosófi-
ca, su llamamiento estético, es antes que nada un
juego en el mejor sentido de la palabra, un juego
en el que se pone de manifiesto la inteligencia, el
carácter y la voluntad de uno. Boris Spasski
38. Petrosian me recuerda a un erizo. Justo
cuando uno cree que lo tiene cogido saca sus
púas. Boris Spasski
39. El ajedrez es la vida. Robert Fischer
40. No me hable a mí de perder. ¡No resisto pen-
sarlo! Robert Fischer
41. Soy un individuo detestable. Mis ideales son
el ajedrez y el dinero. Quiero ser riquísimo. To-
dos quieren serlo, pero ninguno lo dice. ¿Es pe-
cado? Robert Fischer
42. En el ajedrez hay dos tipos de jugadores: los
buenos y los duros. Yo soy de los duros. Robert Fischer
43. Petrosian sabía detectar y alejar el peligro
veinte jugadas antes de que este surgiera. Robert Fischer
44. La amenaza de la derrota es más terrible que
la derrota misma. Anatoly Karpov
45. El ajedrez está más cerca de las matemáticas
que cualquier otra ciencia. Anatoly Karpov
46. Sólo hay un Mikhail Tahl en el mundo. Samuel Reshevsky
47. En el ajedrez, como en la vida, la mejor ju-
gada es siempre la que se realiza. Dr. Siegbert Tarrasch
48. Una situación embarazosa entraña en sí un
poco de muerte. Dr. Siegbert Tarrasch
49. El ajedrez es una forma de producción inte-
lectual que tiene su encanto peculiar. La produc-
ción intelectual es una de las grandes satisfac-
ciones -si no la mayor- al alcance del hombre.
No todos pueden componer una pieza musical
inspirada o construir un puente; sin embargo, en
el ajedrez todo el mundo es intelectualmente
productivo y, por consiguiente, cada persona que
lo practica puede experimentar una satisfacción.
Siempre he sentido un poco de lástima hacia
aquellas personas que no han conocido el aje-
drez. Justamente lo mismo que siento por quien
no ha sido embriagado por el amor. El ajedrez,
como el amor, como la música, tiene a virtud de
hacer feliz al hombre. Dr. Siegbert Tarrasch
50. Ningún gran maestro es normal, lo único que
difiere es el tipo de locura. Victor Korchnoi
51. El aprendizaje del ajedrez produce auténtico
placer y los éxitos deportivos o creativos que se
obtienen luego, reportan plena satisfacción. Alexander Kotov
52. El ajedrez es necesario en toda buena fami-
lia. Alexander Pushkin
53. El ajedrez es semejante a la vida.
50
Miguel de Cervantes
54. El ajedrez es un juego honrado. Williams Shakespeare
54. El ajedrez es prueba de inteligencia. Joan W. Goethe
55. El ajedrez es una necesidad tan imperiosa
como la literatura. Iván Turgueniev
56. No existe un misterio en diez asesinatos co-
mo en una partida de ajedrez. Akiba Rubinstein
57. Me gusta el ajedrez porque es un buen des-
canso; hace trabajar la mente, pero de una forma
muy especial. León Tolstoi
58. Una posición aplastante en el centro da dere-
cho a atacar en un ala. Aaron Nimzovitch
59. La técnica del juego posicional puede ser ad-
quirida. Aaron Nimzowitch
60. Si juego con blancas yo gano porque tengo el
primer movimiento. Cuando juego con negras,
también, porque soy Boguljubow. Efim Bogoljubow
61. La estrategia es cosa de reflexión, la táctica
es cosa de percepción. Max Euwe
62. Una partida de ajedrez se asemeja a una mu-
jer: cada cual la sobreestima o menosprecia, pero
ninguno es capaz de juzgarla fría y objetivamen-
te. Reuben Fine
63. Ayudad a vuestras piezas para que os ayu-
den. Paul Morphy
64. Cuando Tahl sacrifica una pieza, vale com-
probar por qué; cuando Petrosian hace algún sa-
crificio, vale rendirse; cuando Kasparov sacrifica
algo, vale comprobar y rendirse. Miguel Najdorf
65. Capablanca fue el mejor porque no necesitó
molestarse. Miguel Najdorf
66. Nunca se ha ganado una partida abandonán-
dola. Saviely Tartakower
67. Los siete pecados capitales del ajedrez son:
superficialidad, voracidad, pusilanimidad, incon-
secuencia, dilapidación del tiempo, excesivo
amor a la paz, bloqueo. Saviely Tartakower
68. El ajedrez subsiste por sus errores. Saviely Tartakower
69. En ajedrez gana quien comete el penúltimo
error. Saviely Tartakower
70. Si el error no existiera, debería inventárselo. Saviely Tartakower
71. Si el ajedrez es lucha, el mejor es Lasker; si
el ajedrez es ciencia, el mejor es Capablanca; si
el ajedrez es arte, el mejor es Alekhine. Saviely Tartakower
72. En una partida de ajedrez a veces juegan más
de cuatro caballos. Saviely Tartakower
73. El juego de ajedrez ha carecido de métodos
de enseñanza y el hombre, de tiempo. Roberto Grau
74. La combinación es la técnica de la belleza
objetiva del juego. Roberto Grau
75. Por medio del razonamiento se llega a des-
cubrir las combinaciones. Roberto Grau
76. La historia de las ideas ajedrecísticas es la
historia de los jugadores que la encarnaron. Anthony Saidy
77. Los peones son el alma del ajedrez. Philidor
78. Me gusta como me educaron. Pero mi vida
no es solo ajedrez.
51
Judit Polgar
79. Si pienso, juego mal. Viswanathan Anand
80. La genialidad consiste en saber transgredir
las reglas en el momento adecuado. Richard Teichmann
81. Si quieres destruir a un hombre, enséñele a
jugar al ajedrez. Oscar Wilde
82. La vida es demasiado breve para el ajedrez J. Byron
83. El ajedrez es un mar en el cual un mosquito
puede beber y un elefante puede bañarse. Refrán Hindú
84. El ajedrez moderno está demasiado preocu-
pado con cosas como la estructura de peones.
Olvídenlo, el jaque mate termina la partida. Nigel Short
85. Juega la apertura como un libro, el medio
juego como un mago y los finales como una
máquina. Rudolf Spielmann
86. No es una jugada, ni aún la mejor jugada que
tú debas buscar, sino un plan comprensible Eugene Znosko-Borovsky
87. Un mal plan es mejor que no tener ningún
plan. Frank Marshall
88. Aquellos que dicen que entienden el ajedrez,
no entienden nada. Robert Hubner
89. El ajedrez no es como la vida... ¡tiene reglas! Mark Pasternak
90. Nada excita más a grandes maestros aburri-
dos que una novedad teórica. Dominic Lawson
91. Del ajedrez se ha dicho que la vida no es lo
suficientemente larga para él, pero eso es culpa
de la vida, no del ajedrez" W. E. Napier
92. El ajedrez se juega con la mente... ¡no con
las manos! Kahn
93. Las virtudes del ajedrez son tan innumera-
bles como los granos de arena de un desierto.
94. El ajedrez cura la mente enferma y la ejerci-
ta en salud. Es el descanso para el intelecto so-
brecargado y el relax para el cuerpo fatigado.
Alivia las penas y aumenta el sentimiento de fe-
licidad. Enseña a dominar las pasiones y a ser
cauto.
95. La verdadera belleza del ajedrez consiste en
la lucha elemental entre diferentes personalida-
des.
96. En ajedrez como en la vida, la gloria de hoy
puede ser el veneno de mañana.
97. El ajedrez es la lógica hecha juego.
98. El ajedrez es una lucha consigo mismo.
99. Las cualidades del ajedrez tienen un valor
humano general y constituye, pues, un método
de autodesarrollo y autodisciplina muy útil a los
que lo practican.
100. El ajedrez es un elixir que alarga la vida, es
un culto a la sabiduría y un canto a la virtud.
101. Soy Alekhine, campeón mundial de ajedrez.
Tengo un gato llamado “chess”. No necesito do-
cumentación. (En la frontera polaca cuando le
pidieron el pasaporte y no lo llevaba). Alexander Alekhine
102. En este torneo tengo una ventaja inicial,
pues soy el único de los participantes que no ha
de enfrentarse con Bogoljubov. Efim Bogoljubow
103. El ajedrez es el arte del análisis. Mikhail Botvinnik
104. Un maestro de ajedrez tiene que dedicar
atención a la solución de estudios. Esto propor-
ciona un pensamiento objetivo y un cálculo
exacto. Mikhail Botvinnik
52
105. Es imposible comprender el ajedrez sin mi-
rarlo con los ojos de Capablanca. Mikhail Botvinnik
106. El mayor placer es cuando uno siente que
está pensando y esto con lo que mejor se logra es
con el ajedrez. Mikhail Botvinnik
107. Si quieren saber como gana Tahl, es muy
sencillo. Coloca las figuras en el centro y des-
pués las sacrifica por ahí... David Bronstein
108. La combinación es una preciosa flor, nacida
de la fantasía, del amor, del trabajo y de la lógi-
ca. David Bronstein
109. Si un jugador tiene miedo a reveses compe-
titivos nunca creará nada nuevo. David Bronstein
110. Hace cuatro décadas que asisto al templo
del arte ajedrecista, toco piadosamente el peón
del rey blanco y lo envío con una oración a ex-
plorar el terreno contrario. David Bronstein
111. Ganar no era lo más importante; más bien
lo importante era mostrar que la suya no era la
única manera de jugar al ajedrez. (Se refería a su
match con Botvinnik) David Bronstein
112. EL buen jugador siempre tiene suerte. Capablanca
113. El ajedrez es indudablemente el mismo tipo
de arte que la pintura o la escultura. Capablanca
114. La solución de estudios en un entrenamien-
to muy útil para el jugador de ajedrez. No sólo
ejercita la imaginación, sino que se llega con
ello, además, a posiciones idénticas a las que
ocurren en el juego práctico. Capablanca
115. Las mujeres no descuellan en el ajedrez
porque no tienen ningún impulso inconsciente
hacia el asesinato del padre. Reuben Fine
116. El ajedrez es una competencia entre dos
hombres en la cual el ego involucrado en consi-
derable. Reuben Fine
117. Resulta que el juego del ajedrez es un su-
cedáneo del arte de la guerra. El motivo sub-
consciente que impulsa a los jugadores no es el
simple afán de agresividad característico de to-
dos los deportes de competición sino el más
avieso del parricidio. Reuben Fine
118. Jugar ajedrez no es mover las piezas de la
misma manera que pintar no es tomar los pince-
les y manchar una tela. Jugar ajedrez es poner en
marcha el cerebro en una actividad que recrea
pero que obliga a un proceso mental armónico y
lógico. Que más que un juego, el ajedrez es un
monumento de lógica y de raciocinio. Roberto Grau
119. El ajedrez es todo; arte, ciencia y deporte. Anatoly Karpov
120. No me gusta el juego de Tahl, porque Bot-
vinnik considera que no se puede ganar jugando
como lo hace él, porque el ajedrez tiene sus le-
yes. Garry Kasparov
121. Las piezas blancas y negras parecían repre-
sentar divisiones maniquíes entre la luz y la os-
curidad, el bien y el mal, en el mismo espíritu
del hombre. Garry Kasparov
122. El ajedrez es inagotable! Se han jugado mi-
llones de partidas y se han escrito miles de obras,
pero hasta ahora no existe fórmula universal ni
método que garantice el triunfo. Al ir conocien-
do sus múltiples aspectos, uno empieza a sentir
una gran atracción por este juego. Garry Kasparov
123. La creatividad, imaginación e intuición más
que la base del medio juego, son indispensables,
así como el carácter firme; el triunfo llega sola-
mente con la lucha. Garry Kasparov
124. He tenido el mejor profesor particular que
hubiera podido desear. (Se refiere a Karpov) Garry Kasparov
53
125. No se nace gran maestro. Se requiere años
de estudio, de combate, de alegría y de penas. Paul Keres
126. Una combinación no debe ser correcta al
ciento por ciento para llevar al éxito. Paul Keres
127. Tahl disfruta con la excitación y las com-
plicaciones que ponen los pelos de punta, y en
esa clase de partidas sabe encontrar su camino
mejor que nadie. Paul Keres
128. El ajedrez es una prueba de voluntades. Paul Keres
129. La verdadera belleza del ajedrez consiste en
una lucha elemental entre tendencias absoluta-
mente diferentes... es la multiplicidad de los di-
versos estilos de las personalidades lo que con-
fiere al ajedrez su atracción mágica. Paul Keres
130. La cosa mas difícil en ajedrez es ganar una
partida ganada. Emanuel Lasker
131. En el tablero de ajedrez luchan personas y
no figuras. Emanuel Lasker
132. El ajedrez es lucha. Emanuel Lasker
133. El ajedrez ha de ser primordialmente una
recreación y no debe practicarse en detrimento
de otras y más serias actividades. Como un sim-
ple juego, como un descanso de actividades im-
portantes en la vida, merece la más alta reco-
mendación. Paul Morphy
134. La amenaza es más fuerte que su ejecución. Aaron Nimzowitch
135. El peón es el contrapeso táctico de toda la
partida. Aaron Nimzowitch
136. El peón pasado tiene alma, como el hom-
bre, deseos que yacen en él inexpresados y temo-
res cuya existencia apenas él mismo barrunta. Aaron Nimzowitch
137. El ajedrez es un juego por su forma, un arte
por su contenido y una ciencia por su dificultad.
Pero si usted aprende a jugar bien, sentirá enton-
ces una gran alegría. Tigran Petrosian
138. El ajedrez es un juego de lucha que es pu-
ramente intelectual y excluye al azar. Ricardo Reti
139. La mayoría de la gente se imagina a un ma-
estro de ajedrez como un hombre de ciudad que
se pasa la vida en una atmósfera de humo y de
juego en cafés y casinos: un individuo neurasté-
nico, cuyos nervios y cuyo cerebro están traba-
jando continuamente a alta tensión: una persona
desequilibrada que ha entregado toda su alma al
ajedrez. Ricardo Reti
140. La afición por los trabajos de composición,
me aportó grandes beneficios. Ello fomentó el
desarrollo de la comprensión estética frente al
ajedrez y perfeccionó mi técnica en el final de
juego. Vassily Smislov
141. El excesivo subjetivismo... perturba el desa-
rrollo lógico de una partida de ajedrez. Los estu-
dios son lo que más me fascina y me da gran
placer componerlos. Vassily Smislov
142. El ajedrez no es para almas tímidas. Wilhelm Steinitz
143. A Steinitz en una ocasión se le preguntó si
esperaba triunfar en un torneo de maestros
próximo a empezar. "Tengo una ventaja sobre el
resto de participantes, pues soy el único que no
tendrá que enfrentarse a Steinitz. Wilhelm Steinitz
144. La genialidad consiste en saber transgredir
las reglas en el momento oportuno. Dr. Siegbert Tarrasch
145. Al igual que Voltaire no podía escribir sin
su gato al lado, yo no puedo jugar al ajedrez sin
mi alfil rey. Dr. Siegbert Tarrasch
54
146. No todos pueden componer una pieza musi-
cal inspirada o construir un puente; sin embargo,
en el Ajedrez todo el mundo es intelectualmente
productivo. Dr. Siegbert Tarrasch
147. La táctica consiste en saber que hacer cuan-
do hay algo que hacer. La estrategia, en saber
que hacer cuando no hay nada que hacer. Saviely Tartakower
148. Siempre es mejor sacrificar las piezas de tu
adversario. Saviely Tartakower
149. Cometo errores... ¡Luego existo! Saviely Tartakower
150. Una combinación y lo imposible se hace
posible. Es una chispa divina, como un meteoro
que ilumina la partida de ajedrez. Saviely Tartakower
151. Mas vale una partida de Capablanca que
una monografía del mas inteligente erudito. Saviely Tartakower
152. Los errores están ahí siempre, esperando a
que alguien los cometa. Saviely Tartakower
153. El enroque es el mejor camino a una vida
ordenada. Saviely Tartakower
154. El vencedor de una partida es el que comete
el penúltimo error. Saviely Tartakower
155. Sólo un jugador fuerte sabe cuán débil es su
juego. Saviely Tartakower
156. Nunca derroté a un oponente sano. Saviely Tartakower
157. Del ajedrez, ese juego de cálculo por exce-
lencia, forman parte la suerte, la suerte y la suer-
te. Saviely Tartakower
158. Los errores existen para ser cometidos. Saviely Tartakower
159. Capablanca gano el torneo de Londres de
1922 porque es el campeón del mundo; Lasker el
de Nueva York de 1924, como si fuese todavía el
campeón del mundo, pero Alekhine ganó el tor-
neo de Baden-Baden como un verdadero cam-
peón del mundo Saviely Tartakower
160. Tuve suerte porque 1960 fue bisiesto y pu-
de ser campeón un día más. Pero eso no me pre-
ocupa, porque el título de campeón es provisio-
nal, mientras que el de ex-campeón es eterno. Mikhail Tahl
161. El ajedrez ocupa en mi vida un ciento por
cien, más diez. Mikhail Tahl
162. El hombre acepta sin problemas que una
máquina corra más que él. Pero, difícilmente
aceptará, que piense mejor que él. Mikhail Tahl
163. Me comparan con Lasker, lo que es un
honor excesivo. ¡Lasker cometía errores en todas
sus partidas y yo solamente en una sí y en otra
no! (Al ser comparado con Lasker) Mikhail Tahl
164. A la pregunta: "¿Qué representó para usted
el cálculo de sus probabilidades de victoria en el
Torneo de Portoroz?", el ex campeón mundial
Tahl respondió: "Para mí, el tablero de ajedrez
es un campo de batalla y no los libros de un con-
table". Mikhail Tahl
165. Los aficionados al ajedrez y los lectores
sólo son felices cuando un gran maestro se
arriesga, más bien que cuando se limita a mover
los trebejos. Mikhail Tahl
166. El ajedrez es en el orden intelectual lo que
el deporte en el orden físico: un medio agradable
de ejercitar la parte del cuerpo humano que se
desea desarrollar. Capablanca
167. El ajedrez es un maestro que fortalece el
espíritu y libera el sufrimiento. Albert Einstein
55
169. El ajedrez es la poesía de la lógica. Bernardo Duque
169. ¿Puede haber mayor tragedia que llamarse
Van Gogh y no vender un cuadro, Bethoven y no
poder oír la Novena Sinfonía, o Alekhine y no
poder luchar y crear belleza? Pablo Morán
170. En la apertura un maestro debe jugar como
un libro, en el medio juego se debe jugar como
un mago y en el final como una maquina. I. Chernev, aunque esta cita también se atribuye a Bobby
Fischer
171. El ajedrez como la vida, primero hay que
pensar y luego actuar. H. Arévalo
172. Se cometen muchos errores, que podrían
evitarse, por culpa de nuestra repugnancia a co-
nocer la verdad Claude Helvetsi
173. Las combinaciones han sido siempre el as-
pecto más intrigante del ajedrez Los maestros las buscan, el público las aplauden, los críticos las
alaban. La razón se debe a que las combinacio-
nes hacen posible que el ajedrez sea más que un
ejercicio matemático con una carencia de vida.
Ellas son la poesía del juego, son del ajedrez lo
que la melodía es de la música. Ellas representan
el triunfo de la mente sobre la materia. Reuben Fine
174. El ajedrez es parte de la cultura, y si una
cultura esta en decadencia, entonces también el
ajedrez declinará. Mikhail Botvinnik
175. Si pudiéramos observar el interior de la ca-
beza de un jugador de ajedrez, encontraríamos
ahí un mundo lleno de sentimientos, imágenes,
ideas, emoción y pasión. Alfred Binet
176. ¿Quién es tu oponente esta tarde? Esta tarde
mi oponente son las piezas negras. Akiba Rubinstein
177. El arma más poderosa en el ajedrez, es te-
ner la próxima movida. David Bronstein
178. El ajedrez es de 30 a 40 por ciento psico-
logía. Uno no cuenta con esto cuando se juega
contra una computadora. No la puedo confundir. Judith Polgar
179. En el tablero, la mentira e hipocresía no so-
breviven mucho. Emanuel Lasker
180. Ciertamente, de todas las drogas del mundo,
el ajedrez debe ser el más placentero permanen-
temente. Assiac
181. Debió haber existido una vez en que los
hombres eran semidioses, de otra manera no
hubiesen podido inventar el ajedrez” Gustav Schenk
182. El ajedrez es un juego terrible. Si no domi-
nas el centro, tu oponente tiene una posición mas
libre. Si tu tienes el centro, entonces realmente
tienes algo de que preocuparte. Siegbert Tarrasch
183. Realmente no sabemos como el juego fue
inventado, aunque hay sospechas. Tan pronto
como descubramos a los culpables, se los hare-
mos saber. Bruce Pandolfini
184. Bendita sea la memoria de aquel que dio al
mundo este juego inmortal. A. G. Gardiner
185. Debes de llevar a tu oponente hacia un pro-
fundo y oscuro bosque donde 2+2=5, y el cami-
no que conduce a la salida es suficientemente
ancho para solamente uno Mikhail Tahl
186. Cuando estés solo, cuando te sientas un ex-
traño en el mundo, juega al ajedrez. Esto levan-
tará tu espíritu y será tu consejero de guerra. Aristóteles
187. El ajedrez es tan inspirador que yo no creo
que un buen jugador sea capaz de tener un pen-
samiento malo durante una partida. Wilhelm Steinitz
188. La pasión por jugar ajedrez es una de las
más inexplicables del mundo. Nos echa en cara
la teoría de la selección natural. Es la más absor-
56
bente de las ocupaciones. La menos grata. Una
consecuencia natural que no tiene nombre. Ani-
quila al hombre. Digamos que quieres destruir a
un prominente político, o a un artista en ascenso.
Las dagas o las bombas son arcaicas y poco con-
fiables – enséñale ajedrez, inocúlalo con ese vi-
rus. H.G. Wells, 1898
189. El ajedrez es en su esencia, un juego, en su
forma, un arte y en su ejecución, una ciencia. Baron Tassilo
190. En la vida, como en el ajedrez, los peones
propios obstruyen nuestro camino. La gran for-
tuna de un hombre, su comodidad, placer, hijos,
libros, que deberían ayudarle a ganar, con mucha
frecuencia lo ponen en Jaque Mate. Charles Buxton
191. Todo se encuentra en un estado de flujo y
esto incluye al mundo del ajedrez. Mikhail Botvinnik
192. Es muy difícil jugar en contra de la teoría
de Einstein. (En su primera derrota en contra de
Fischer) Mikhail Tahl
193. La única cosa que los jugadores de ajedrez
tienen en común, es el ajedrez. Lodewijk Prins
194. El ajedrez es tan interesante por sí solo, que
no es necesario un interés monetario para per-
suadir a una persona a que lo practique; por lo
tanto, nunca se juega por dinero. Benjamin Franklin
195. La enorme capacidad mental, en la que sin
ella no puede un jugador de ajedrez existir, es
demasiado requerida por el ajedrez al grado de
que nunca podrá liberar su mente de este juego. Albert Einstein
196. Hoy en día, si tú no eres un gran maestro a
los 14 años, es mejor que lo olvides. Anand Viswanathan
197. No volveré nunca a jugar contigo. Has in-
sultado a mi amigo. (Cuando un oponente se
maldijo por una mala jugada) Miguel Najdorf
198. Tú sabes, camarada Pachman, no disfruto el
ser un ministro, preferiría jugar al ajedrez como
tú. Che Guevara
199. Me dio la sensación de como si yo estuviera
jugando en contra del mismo ajedrez. (Al estar
jugando en contra de Robert Fischer) Walter Shipman
200. El juego de damas es para vagabundos. Paul Morphy
201. Cuando tú no sabes absolutamente que más
hacer, es tiempo de entrar en pánico. John van der Wiel
202. Yo adoro todas las posiciones. Denme una
partida posicional difícil, y la jugaré. Pero posi-
ciones totalmente ganadas, no las tolero. Hein Donner
203. Jugadores de primera clase pierden en con-
tra de jugadores de segunda clase porque los ju-
gadores de segunda clase a veces juegan una par-
tida de primera clase. Siegbert Tarrasch
204. Después de una mala apertura, hay una es-
peranza en el juego medio. Pero una vez que es-
tas en finales, el momento de la verdad ha llega-
do. Edmar Mednis
Ajedrez:
belleza y pasión Muy poco revelan el tablero y las piezas, de las aventuras que están esperando al jugador. Sin embargo, apenas efectuadas las primeras jugadas, la armada de madera se despierta a una vida mágica.
57
El jugador pasa a sus piezas y entra en una jungla, llena de líneas poderosas, que corres-ponden a las fuerzas efectivas de las piezas y sus múltiples relaciones. Él mismo siente las posibilidades que duermen en la posición y concibe sus planes, fiándose siempre y nuevamente en su intuición y debien-do atreverse a lo incierto. ¡Pues, el juego de ajedrez es inconcebiblemen-te profundo para la pura inteligencia, deben haber más posiciones que piezas elementales en el universo conocido!
Con las piezas como alfabeto, las reglas como gramática y los motivos típicos como el tesoro del vocabulario, la suerte de ambos reyes es cen-tro de muchas leyendas en un lenguaje misterio-so. De esta manera, el jugador vive siempre un nuevo drama, en el cual es el actor principal. Bien entendido, que el carácter de su historia puede adquirir las formas más diversas: La misma puede iniciarse lentamente y des-arrollarse como una novela de Dostojevsky, puede ser corta con un punto culminante muy seco al final como un cuento corto de Heming-way o intensificarse en una tensión insoportable como una novela policíaca de Mankell. No es de extrañar, que aquí se produzcan fuer-tes emociones para el jugador de torneos, de tal forma que corre el sudor y a veces sube el pulso a cien. Quién ha saboreado del sentimiento deli-rante por una victoria después de una lucha pe-sada, quiere que se repita siempre y soporta pa-ra esto también el dolor de la derrota. Por otra parte, también es única la relación con el adversario, cuyas jugadas siempre deben causar respeto. De tal forma, que podemos apreciar una parti-da de ajedrez como una obra de arte del dialogo, una disputa mental. Las blancas ponen su tesis, las negras su antí-tesis. El juego como síntesis de ambos esfuerzos no es otra cosa que la obra común de dos artis-tas. Y da igual, de que manera furiosa se ha comba-tido al contrincante:
Con nadie más se quiere estar sentado después de la partida y averiguar sus secretos, que justo con su adversario, porque ninguna otra persona se ha identificado tanto con la partida como él. Pero alejado del éxito deportivo, se encuentra en el juego de ajedrez, como una manera de arte, una belleza particular y difícil de explicar. Un estética como de la música clásica, pero que aparece en una forma cristalina delante nuestros ojos, en vez de los oídos. Puede ser que se palpe como un pequeño acon-tecimiento de iluminación, si desde la niebla y el caos de una posición complicada se revela de re-pente una idea maravillosa. O bien, después de una excursión agotadora de montaña, si al final atrae la cima como premio una vista panorámica a un valle precioso. Sin embargo, la belleza en el ajedrez tiene que ver también bastante con el humor por resultar unas ideas sorprendentes y divertidas así como constelaciones grotescas y cómicas, por las cua-les el jugador de ajedrez está riéndose como si fuese un chiste acertado. ¡Es un mundo propio, que podemos pisar en cualquier momento. La puerta consiste en el ta-blero y las piezas, entonces, todavía un adversa-rio y la magia comienza!
Fuente: Academia de ajedrez, Munich Frank Mayer - Revisado por Sergio Diaz, Buenos Aires
En febrero de 2007
LA SALUD Y EL AJEDREZ En la novela Geborgtes Leben de Erich Maria Remarque podemos leer el siguiente episodio: uno de los personajes, Richter, anciano de 80 años que sufre de una grave forma de tuberculo-sis, ya casi moribundo llega a un sanatorio. Los días pasan, pero, a pesar de todo, él continúa vi-viendo. Y el elixir que le prolonga la vida es el ajedrez. Al enterarse de que el enfermo conde-nado es un apasionado de este juego, los médi-cos le encuentran un contrincante adecuado. Y ellos juegan trasmitiéndose las movidas por telé-fono.
58
En una conversación con la enfermera de tur-no Richter le dice que el ajedrez da a sus pen-samientos otra dirección, los aleja de las dudas y de la angustia; que gracias a ser un juego tan abstracto, tranquiliza; que el ajedrez es un mun-do que no conoce ni el ajetreo ni la muerte. A propósito de esto, desearía contarle otro caso tomado de la vida real. En el terrible invierno de 1942, en Leningrado, sitiado por los nazis, dece-nas de miles de personas morían de hambre y frío La desgracia también llegó a la familia del ajedrecista Piotr Romanovski, campeón de la URSS en 1923 y 1927: una tras otra murieron sus cuatro hijas: Svetlana, Ana, Rogneda y Kira. Su esposa había muerto antes de la guerra. «Quedé solo y me parecía que me volvería loco a causa de la indescriptible tristeza que me embargaba —relataría después al autor de estas líneas— ¿Y sabe lo que me salvó? ¡El ajedrez! En el momento más difícil, haciendo un esfuerzo de voluntad sobrehumanos me obligué a analizar las partidas de los ajedrecistas más destacados» Agreguemos que después de aquel invierno fu-nesto Romanovski vivió 22 años más, se casó por segunda vez y tuvo dos hijos: un varón y una niña; jugó exitosamente en competiciones y es-cribió tres monografías sobre el ajedrez.
Piotr Romanovski con sus hijas. 1934
Podríamos citar muchos ejemplos de cómo los escaques han ayudado a distintas personas a su-perar sus sufrimientos, a soportar los golpes de la vida, las han distraído de las desgracias. Pe-ro el ajedrez tiene también otra cara. Cuatro o cinco horas, sin interrupción, perma-necen los ajedrecistas frente al tablero, casi in-móviles. Y esto, día a día, en el curso de un mes o más tiempo, mientras dura la competición en la que participan. Es evidente que resultaría im-posible soportar semejante situación sin la debi-da preparación física y sin seguir un estricto régimen.
Es sabido, por ejemplo, que durante el match por la corona mundial disputado en 1935 entre Alekhine y Euwe, este último, que ganó el match, se entrenaba diariamente en una sala de boxeo e incluso peleaba con compañeros de en-trenamiento. Alekhine, en cambio, no pudo ven-cer su afición al alcohol y no seguía un régimen estricto, lo que, según la opinión general, en gran medida determinó su derrota. Para ser justos debemos reconocer que Ale-khine sacó las conclusiones pertinentes y cuando dos años después apareció en el match de revan-cha, sorprendió a todos por su aspecto, total-mente cambiado: se lo veía animoso y rebosante de salud. Un periódico de la época informó del sistema de preparación de Alekhine para este encuentro: «Ahora se acuesta a las diez de la no-che en punto y se levanta a las siete de la maña-na. Después de desayunar da un largo paseo y se dedica a la pesca… Ya no tiene tics nerviosos... ¡Qué cambio más impresionante en compara-ción con el match anterior!»
Y el mismo Alekhine, cuando un corresponsal poco antes de que comenzara el match le pre-guntó «Qué bebe ahora, gran maestro, licor o coñac?», respondió medio en broma medio en serio: «Leche. Y por eso he comprado una vaca normanda. Si el comité organizativo no tiene nada en contra, la llevaré al match en Holanda». Como sabemos, en el match de revancha Ale-khine venció 15,5:9,5 y recobró el título de cam-peón mundial. También obtuvo el premio de la Sociedad Antialcohólica de Holanda Por la vic-toria sobre sí mismo.
59
Gran importancia a la preparación física daba Mijaíl Botvinnik, el sexto campeón del mundo. En el artículo Mis métodos de preparación para las competiciones, escrito en 1939, Botvínnik afirmaba: «Por encima de todos antes de la competición hay que preocuparse de la salud, pues solo si ella está en buen estado puedes con-fiar en el éxito». El mismo Botvínnik seguía reli-giosamente esta regla y elaboró un régimen dia-rio detallado, que incluía gimnasia y, en depen-dencia de la estación, esquí o remo. Una buena preparación física distingue a mu-chos ajedrecistas soviéticos, cosa que a menudo llama la atención de los especialistas y la prensa extranjeros. Así, durante la XIII Olimpiada la revista norteamericana Sports Illustrated es-cribía: «En los siglos de existencia del ajedrez lo han criticado y alabado por los más diversos mo-tivos, pero todavía nadie ha afirmado seriamen-te que este antiguo juego sedentario hace a la persona fuerte y sana. Pero ahora esto es algo que han demostrado los rusos!» Naturalmente, no podemos dejar de decir aquí que los dos mejores jugadores actuales del pla-neta, Anatoli Karpov y Garry Kasparov, tienen una preparación física polifacética Anatoli juega al tenis, nada y en invierno esquía. Garry, por su parte, prefiere la carrera, el badminton y el fútbol.
Isaac Linder, especialista, en Historia del Ajedrez Revista Sputnik
‚ ‚ ‚ ‚ ‚
Sabías que… - El ajedrez, inventado hace unos 1500 años, al principio se jugaba entre cuatro personas, pasa-dos unos siglos, los árabes lo modernizaron con nuevas reglas y lo empezaron a jugar entre dos personas. - El ex campeón del mundo, Max Euwe, calculó lo siguiente: ―si doce mil ajedrecistas estuvieran ocupados constantemente en la búsqueda de las mejores jugadas en todas las posiciones imagi-nables y en cada una de ellas invirtiera una décima de segundo, necesitarían más de un trillón de siglos para analizarlas‖. - En el pueblo de Strobeck, en Alemania, el aje-drez se enseña en la escuela pública. Cada hom-bre, mujer y niño de Strobeck sabe jugar ajedrez. - Sabías que Alexander Alekhine jugó en 1925 contra 32 rivales simultáneamente y a la ciega,
+26=3-3, la sesión duró trece horas, no comió nada sólido durante ese tiempo, pero fumó ciga-rrillos y tomó café a destajo, ¡que bárbaro!
‚ ‚ ‚ ‚ ‚
ALEXANDER ALEKHINE,
EL ARTISTA DEL TABLERO
Alexander Alekhine nació el 31 de Octubre
de 1892, en Moscú (Rusia). Falleció el 25 de
Marzo de 1946, en Estoril (Portugal). Alekhine procedía de una familia pertene-
ciente a la aristocracia rusa, algo que marcaría
su destino de forma trascendental. Su madre
fue la encargada de enseñarle a jugar al aje-drez cuando tenía 11 años. Al principio tuvo
muchas dificultades para poder disputar parti-
das, ya que a esas edades le estaba prohibida
la entrada en los clubes de ajedrez, por lo que
se tuvo que conformar con jugar en la modali-dad por correspondencia. Al asistir a la estric-
ta Escuela Imperial Superior de Leyes para
nobles, no disponía de tiempo para analizar
dichas partidas, por lo que pasaba las horas de clase calculando variantes 'a la ciega', un
fenomenal entrenamiento que demostraba el
gran potencial del joven Alekhine. En 1914 se graduó e inmediatamente in-
gresó en el Ministerio de Relaciones Exterio-
res. Ya hacía 7 años que participaba con regu-
laridad en torneos de ajedrez y ese mismo año recibió el título de gran maestro que le
fue entregado por el Zar Nicolás II. Estas pri-
meras apariciones en los torneos internaciona-
les no levantaron excesivo revuelo, ya que sus
resultados fueron bastante discretos
Pronto comenzarían las penalidades que
marcarían la juventud del futuro campeón del
mundo. La I Guerra Mundial le sorprendió ju-gando un torneo en Mannheim (Alemania),
donde inmediatamente fue hecho preso junto
a varios compatriotas (Bogoljubow, Roma-
60
novsky o Bohatirchuk). Se sabe que durante
los meses de cautiverio jugaba partidas a la
ciega con sus compañeros de penurias. Tras
ser liberado regresó a Rusia, donde continuar-
ía su drama personal al verse sumergido en la Revolución de Octubre. Tras el triunfo del
ejército rojo, la familia de Alekhine fue despo-
seída de todos sus bienes y éste se vio obliga-
do a huir, llegando hasta París, lugar donde fijó su residencia.
Tras esta vida errante, de susto en susto,
Alekhine pudo volver a competir y lo hizo co-
mo un verdadero ciclón, logrando la victoria
en 3 importantes torneos (Triberg, Budapest y
La Haya), donde se dieron cita los grandes de la época. Durante estos años se dedicó a es-
tudiar concienzudamente el juego de Capa-
blanca porque su obsesión era ser campeón
del mundo destronando al "invencible". Algu-nas derrotas en varias partidas frente al cuba-
no hicieron que perseverase en su trabajo y
esperase su oportunidad con anhelo. En 1924 consiguió batir el record de partidas
en una sesión de simultaneas a la ciega, con
26 (15 victorias, 5 tablas y 5 derrotas), su-
perando la marca de Breyer (25). Al año si-
guiente volvió a batir de nuevo este record, esta vez en París y frente a rivales de más en-
tidad, jugando 28 partidas a la vez (22 victo-
rias, 3 tablas y 3 derrotas). Aunque fue un re-
cord efímero ya que 6 días después Richard Reti jugó 29 partidas a la vez en Sao Paulo. La fama de Alekhine crecía torneo tras tor-neo, sus victorias y su espectacular juego no
dejaban indiferente a nadie. Por lo que Alekhi-
ne decidió que había llegado su momento y
empezó a buscar patrocinadores para poder retar a Capablanca. La tarea no era nada sen-
cilla, Capablanca había pedido unas condicio-
nes tan difíciles de cumplir que habían sido
bautizadas como 'el muro dorado', el cual con-
sistía en reunir 10.000 dólares. Jugadores de la talla de Rubinstein o Nimzowitsch se vieron
obligados a renunciar tras 'estrellarse' contra
los ladrillos dorados de este muro. Sólo 3 ju-
gadores llegaron a reunir esta suma: Alekhi-
ne, Bogoljubow y Vidmar. El resultado del tor-
neo de New York (1927) dio a Alekhine el de-recho a ser el retador y aspirar de este modo
a ser campeón del mundo.
El lugar elegido fue Buenos Aires y la fecha Septiembre de 1927. Se estipuló que resultar-
ía vencedor el jugador que obtuviese la victo-
ria en 6 partidas. El match levantó una gran
expectación, nadie ponía en duda que se iban a enfrentar los dos jugadores más fuertes del
planeta. Alexander nunca había ganado al cu-
bano (5 derrotas y 7 tablas), pero era optimis-
ta según se puede apreciar en sus declaracio-
nes anteriores al match: "No sé cómo podré ganar 6 partidas a Capablanca, pero tampoco
sé cómo me las podrá ganar él a mí". La ma-
yoría daba como favorito a Capablanca, inven-
cible hasta entonces. Por ejemplo, Spielmann declaró: "Alekhine no ganará ni una partida",
Bogoljubow tampoco creía en el aspirante: "El
resultado será 6-3 para Capablanca". A su fa-
vor tenía a unos pocos como Emanuel Lasker, Reti o Tartakower. Pero Alekhine se había
preparado concienzudamente y su rival, con
un exceso de confianza, había descuidado su
entrenamiento. Al mezclar todos estos ingre-dientes el resultado fue que Alekhine logró
imponerse por 18'5-15'5 (6 victorias, 25 ta-
blas y 3 derrotas). Fue un match lleno de al-
ternativas, pero en el que triunfó la mejor
preparación de Alekhine.
Alekhine había conseguido su gran sueño y
desde su trono tomó la decisión de descansar
durante un año, limitándose a dar exhibiciones por Europa y América. Privilegios de ser cam-
peón del mundo.
Tras esta inactividad regresó a la competi-ción con renovadas fuerzas, logrando la victo-
ria en varios torneos de forma aplastante. Dos
años más tarde rechazó el reto de Capablanca
por el trono de campeón y aceptó el de Bogol-
jubow, al que derrotó por 15'5-11'5 (a pesar de unos inicios bastante igualados: 8-7 en la
15ª partida). Esta decisión fue muy polémica,
nadie ponía en duda que el aspirante natural
debía ser Capablanca, por sus resultados y por su juego. Capablanca insistiría en varias oca-
siones más y en todas ellas fue rechazado por
Alekhine, algo que no deja en buen lugar al
ruso-francés, que evidenció falta de coraje.
En 1934 volvió a poner su título en juego y
volvió sorprender al público al rechazar a Aa-
61
ron Nimzowitsch (y por supuesto a Capablan-
ca), que se había ganado ese derecho con su
juego espectacular. El rival escogido fue otra
vez Bogoljubow, al que dio facilidades econó-
micas para que aceptase. Como era de espe-rar le volvió a vencer fácilmente por 15'5-
10'5, permitiéndose probar nuevas variantes
teóricas en alguna de las partidas. Alekhine perdió el título sólo un año después
a manos de Euwe, cometiendo el mismo error
que Capablanca, se confió y despreció a su ri-
val (llegó a declarar: "Euwe no conseguirá ga-narme ni 3 partidas"). Incluso se permitió el
lujo de viajar a España poco antes del match,
para dar sesiones de simultáneas. En esa épo-
ca Alekhine tenía graves problemas con el al-
cohol, un handicap que resultó decisivo en el resultado final (minutos antes de una de las
partidas del match, Alekhine fue encontrado
tumbado en la hierba de un prado completa-
mente borracho, tuvo que ser reanimado y jugó la partida en esas penosas condiciones).
Tras un comienzo igualado, Alekhine empezó
a acusar sus problemas físicos y Euwe consi-
guió superarle en las últimas partidas. El re-sultado final fue 15'5-14'5 (+9 -8 =13), ante
el delirio de los aficionados holandeses que si-
guieron el match con auténtico fervor. Pero Alekhine nos tenía reservada una últi-
ma demostración de buen ajedrez. Haciendo
acopio de toda su fuerza de voluntad, consi-
guió dejar el alcohol y el tabaco para preparar concienzudamente el nuevo match con Euwe.
Los resultados fueron positivos y logró recupe-
rar su corona perdida al vencer por 15'5-9'5
(10 ganadas, 11 tablas y 4 derrotas). Increí-blemente Euwe repitió el mismo error que sus
predecesores despreciando a su rival y des-
cuidando su preparación. Todo el mundo daba
a Alekhine por acabado y se apostaba por el holandés, esta victoria fue una verdadera sor-
presa y Alekhine escribió una bonita página en
su historia personal. A partir de aquí la vida de Alekhine estuvo
llena de altibajos debido a varias recaídas en
sus problemas con el alcohol y esto evidente-
mente se vio reflejado en su juego. Había
épocas donde ganaba todo y vencía a sus oponentes con gran facilidad, y otras donde
encadenaba una derrota tras otra. Durante la II Guerra Mundial Alekhine jugó
torneos en países dominados por los nazis. Es-
to levantó una gran polémica y recibió duras
críticas, tanto en su país como en Francia. En 1943 fijó su residencia en España donde dis-
putó varios torneos, pero en esta época el al-
cohol y los excesos habían deteriorado la sa-
lud del campeón del mundo, que aun así se
negaba a dejar de competir. En 1946 pasó a
Portugal, allí trató de prepararse para volver a la élite del ajedrez, con la idea de defender su
título de campeón del mundo. Pero este sueño
nunca llegó a cumplirse ya que al poco tiempo
falleció en un modesto hotel de Estoril, sin apenas dinero y sentado frente a un tablero
de ajedrez.
Alekhine fue un virtuoso del ajedrez de ata-que, creo que nadie puede poner en duda que
es unos de los mejores jugadores tácticos de
la historia, nos ha dejado multitud de partidas
memorables que hoy en día podemos disfru-
tar. Como anécdota hay que mencionar que es el único jugador que falleció siendo campeón
del mundo.
Muchas personas tienen un lado oscuro y Alekhine es una de ellas. El hecho de que par-
ticipase en torneos organizados en países bajo
dominio nazi no fue casualidad, Alekhine nun-
ca ocultó sus ideas antisemitas y durante la II Guerra Mundial expresó su deseo de que el
ejército nazi saliese victorioso. Estos hechos
son imperdonables y no tienen excusa, sea
quien sea la persona que los protagonice.
Desde el punto de vista del ajedrez, también
resulta sumamente criticable su actitud a la
hora de poner en juego su corona de campeón
del mundo, eligiendo rivales asequibles y sin permitir que otros que lo merecían más tuvie-
sen su oportunidad. Como ven Alekhine tiene
un lado grandioso, relacionado con su talento
para jugar al ajedrez, pero también otro muy, muy oscuro.
Alekhine siempre fue una persona peculiar,
por lo que avanzaremos hacia el final de este artículo conociendo alguna anécdota suya: En
una de las partidas correspondiente al match
por el campeonato del mundo contra Max Eu-
we, Alekhine jugó una partida entera con un
gato en su regazo, al que acariciaba de vez en cuando, esto se debió a que conocía que su ri-
val tenía fobia a estos animales.
Esta otra anécdota ocurrió en París: Alekhi-ne era un apasionado del ajedrez, lo que le
llevaba a entrar en cafés a jugar partidas con-
tra cualquiera. Era un habitual del famoso
Café de La Regence de Paris, lugar donde se daban cita muchos maestros y aficionados al
ajedrez. Por aquélla época el juego del ruso
era muy irregular, eso explica el porqué de es-
62
ta historia. Alekhine cuenta que una vez entró
en un pequeño café de París e invito a jugar a
un señor, el cual aceptó: - "Le doy una torre de ventaja", declaró Ale-
khine. - "Pero ¿por qué?", le replicó ligeramente in-
dignado su rival. - "¡En resumidas cuentas, usted no me cono-
ce!", contestó el ex-campeón del mundo - "Precisamente por eso", fue la lacónica res-
puesta (Alekhine estaba en el final de su ca-
rrera y su rendimiento en el tablero era muy
irregular, de ahí la actitud del aficionado). Las estadísticas de Alekhine fueron: victo-
rias 1219, tablas 556 y derrotas 273; prome-dio 73'1% (el promedio se saca de sumar vic-
torias y tablas, y dividirlo por las partidas to-
tales).
Para terminar podéis consultar las siguientes
partidas creadas por una de las mentes más brillantes de la historia del ajedrez:
Alekhine - Kochnlein, Dusseldorf 1908 Rodzynski - Alekhine, París 1913 Caravaca - Alekhine, Sevilla 1922
Weli - Alekhine, Lublin 1942 Alekhine - Drewitt, Portsmouth 1923
R r R
3 ANECDOTAS
EL HUMOR DE SPRAGGETT
Spragget nació en Canadá, pero lleva resi-
diendo bastantes años en Portugal, y ha visi-
tado y visita frecuentemente España. Le cono-cimos el pasado junio, cuando participó en el
Memorial Pablo Gorbea, en Madrid, y al hablar
con él se confirma lo que su apariencia física
indica: un hombre tranquilo y educado, aman-te de la buena conversación y trabajador. Le
pedimos que nos cediera alguno de sus artícu-
los publicados en su web http://
www.kevinspraggett.com/ para traducirlos al
castellano, porque son bastante interesantes, a pesar de que sus continuos viajes a torneos
en muy diferentes sitios del mundo no le de-
jan mucho tiempo para escribir. Empezamos
aquí con la serie de sus artículos, que tratan
distintos aspectos del ajedrez. Comenzaremos
con algo de humor, cosa que no le falta a nuestro GM, porque siempre hemos pensado
que una página de ajedrez no tiene por qué
ser seria y aburrida, sino que tiene que haber
lugar para la diversión. Dejemos hablar a Ke-vin.
Recuerdo una conversación que tuve hace
unos años con Spassky. Estábamos hablando
de Víctor Korchnoi "El Terrible". Boris y Víctor habían sido adversarios en lo deportivo y en lo
personal durante más de cuarenta años, y
habían jugado más de 60 veces en competi-
ciones oficiales (incluyendo dos finales de
Candidatos). Sólo Karpov puede presumir de haber jugado más veces con él. Boris llegó a
decir que Korchnoi tenía todas las cualidades
necesarias para convertirse en campeón mun-
dial, pero que le faltaba una muy importante, y que era la que le impedía conseguir el
máximo título. Boris empezó a decir la lista de
cualidades de Korchnoi:
- Instinto asesino (nadie puede comparársele)
- Fenomenal capacidad para trabajar (en el
tablero y fuera de él)
- Nervios de acero (incluso con pocos segun-dos en el reloj)
- Habilidad para calcular (sólo Fischer podría
ser mejor en esto)
- Tenacidad y perseverancia en la defensa (in-
comparable) - Habilidad para el contraataque (sin rival)
- Técnica impecable (incluso mejor que Capa-
blanca)
- Capacidad para concentrarse (increíble) - Ajeno a las distracciones durante la partida
- Brillante comprensión de la estrategia
- Juego táctico superior
- La mejor preparación en aperturas de su ge-neración
- Gran psicólogo
- Deseo sobrehumano de vencer (sólo iguala-
do por Fischer)
- Profundo conocimiento de sus adversarios - Enorme energía y autodisciplina...
En este momento Boris dejó de hablar y me
miró, como pidiéndome que le hiciera la pre-gunta necesaria. Pregunté: "Pero, Boris, ¿qué
le falta a Víctor para ser campeón mundial?"
Boris contestó, rugiendo: "No tiene talento pa-
ra el ajedrez". Y empezó a reír a carcajadas.
Hechiceros del tablero
63
DUS CHOTIMIRSKY: TRAMPOSO Y CHANTAJISTA
Este maestro ucraniano fue uno de los me-
jores jugadores de su época, sin llegar nunca al nivel de la super élite, aunque dio más de
una sorpresa a Lasker, Rubinstein, Nimzowitch
y otros. Tenía un carácter muy peculiar, por lo
abierto que era, característica por lo demás bastante común en la gente de su tierra (aun-
que ahora nos venga a la mente el introverti-
do Ivanchuk), quizás los más emprendedores
de todos los países de la antigua Unión Sovié-tica.
Cierta vez, ya de edad avanzada, se en-
frentó con Bronstein en el momento cumbre
de éste. El simpático maestro planteó el gam-bito de rey, a la vez que gritó a su rival que lo
aceptara, o, de no hacerlo, no volvería a jugar
con él nunca. Bronstein no podía aceptar que
toda una leyenda no quisiera jugar más con
él, por lo que tomó el peón f de su rival. Inclu-so planteó la antigua forma de defender el
peón del gambito, con 3...g5. Pero Bronstein
estaba en su momento y pronto puso en apu-
ros al veterano, quien, después de realizada su jugada, vio que no era correcta, y decidió
rectificar. Bronstein, igual que antes, no dijo
nada, pero sí los árbitros, ante una clara vio-
lación del reglamento. Inmediatamente, el ucraniano gritó que estaban jugando al aje-
drez, así que no se debía hacer caso al regla-
mento, y, mirando a Bronstein, le preguntó si
tenía algún problema. David, muy correcto por
su simpatía y veneración del viejo maestro, dijo que no le importaba. Así que volvió atrás
la jugada. A pesar de ello, perdió en sólo 19
jugadas, una miniatura, a pesar de entrar en
la línea impuesta a su rival y de rectificar un movimiento.
Transcribimos la partida:
Chotimirsky - Bronstein [C39] 1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Cf3 g5 4.h4 g4 5.Cg5 d5
6.exd5 h6 7.De2+ Ae7 8.Ce4 f5 9.Cf2 Cf6
10.d4 0-0 11.Axf4 Cxd5 12.Dd2 Cxf4 13.Dxf4
Rg7 14.Ae2 Te8 15.0-0 Ad6 16.Dd2 Dxh4
17.Td1 f4 18.Cc3 f3 19.gxf3 Dh2+ *
La moraleja, si es que tiene que haber algu-
na, es que las trampas al final se pagan.
Hechiceros del tablero
Partida entre Chigorin y Tarrasch
Durante el torneo internacional de Viena de
1898 se enfrentaron Mikhail Chigorin y el Dr.
Siegbert Tarrasch. Tras la jugada 37, Chigorin
ofreció tablas a Tarrasch en un final de alfiles de
distinto color (ver posición en diagrama).
Tarrasch rechazó el ofrecimiento del maestro
ruso y ante su sorpresa Chigorin cogió entonces
su propio alfil y lo quitó del tablero diciendo:
"¡Pues trate de ganarme!"
Ahora Tarrasch entendió la naturaleza de la
posición y aceptó inmediatamente las tablas.
¡El rey negro no podrá nunca pasar de su cam-
po porque los peones blancos se lo impiden! La
presencia o no del alfil blanco no altera el resul-
tado.
Chigorin, Mikhail
Tarrasch, Siegbert [A02]
Viena, 1898
1.f4 e5 2.fxe5 d6 3.exd6 ¥xd6 4.¤f3 g5 5.d4
g4 6.¤e5 ¥xe5 7.dxe5 £xd1+ 8.¢xd1 ¤c6
9.¤c3 ¥e6 10.¥f4 0–0–0+ 11.¢e1 ¤ge7 12.e3
¤g6 13.¥d3 ¤cxe5 14.¥xg6 ¤xg6 15.¦f1 f5
64
16.¦f2 h5 17.¦d1 ¦xd1+ 18.¢xd1 ¦e8 19.¤e2
c5 20.¤c3 ¦d8+ 21.¦d2 ¦xd2+ 22.¢xd2 ¢d7
23.g3 ¢c6 24.¥b8 a6 25.b3 b5 26.¢d3 b4
27.¤e2 ¥d5 28.c4 ¥e4+ 29.¢d2 ¤f8 30.¥e5
¤e6 31.¥f6 ¢d6 32.¤f4 ¤xf4 33.exf4 ¢d7
34.¢c1 a5 35.¢b2 ¥d3 36.a4 ¥e4 37.¢a2 ¥f3
Posición del diagrama. ½–½
‚ ‚ ‚
Lo real maravilloso
del ajedrez
La belleza del ajedrez se puede apreciar en
muchas vertientes: una hermosa partida, un in-
genioso problema, una gran combinación, la
exactitud en la conducción de un final, etc. Sin
embargo, existen en la realidad otros aspectos
que sin ser puramente técnicos como los men-
cionados anteriormente, también engrandecen y
convierten al Juego ciencia en algo verdadera-
mente maravilloso.
¿Qué ajedrecista no se conmueve ante la famo-
sa frase célebre de Siegbert Tarrasch? "Yo siem-
pre he sentido un poco de lástima hacia aquellas
personas que no han conocido el ajedrez. Justa-
mente lo mismo que siento por quien no ha sido
embriagado por el amor. El ajedrez, como el
amor, como la música, tiene la virtud de hacer
feliz al hombre" Realmente hermosa, ¿verdad?
Pues revisando algunos documentos archivados
encontré la interesante foto de la referencia. Una
foto, que igual que la frase célebre también le da
brillo al ajedrez.
En la foto distinguimos que el maestro simul-
taneísta es nada menos que el padre de la escuela
soviética de ajedrez, el GM Mijail Botvinnik, ex-
campeón mundial. Y como participante, el esco-
lar de 10 años Boris Spassky, futura estrella del
ajedrez. Transcurría el año 1947 y Botvinnik
contaba con 36 años de edad; tal vez en ese mo-
mento el jugador más fuerte del mundo. Sólo un
año después ganaría el campeonato mundial, va-
cante desde la muerte de A. Alekhine en 1946.
El prometedor Boris con 10 años de edad ya da-
ba muestras de su extraordinario talento al derro-
tar al maestro. Sólo 8 años más tarde, en 1955,
ese niño se haría campeón mundial juvenil y a
los 22 años de su victoria ante Botvinnik, cam-
peón mundial.
Otra curiosidad es que el principal aconteci-
miento de la simultánea, o sea la derrota del ma-
estro ante el escolar, era la repetición de un
hecho verdaderamente grandioso, cuando 22
años antes el entonces joven Botvinnik de sólo
14 años de edad, sorprendió a todos al vencer al
campeón mundial, José Raúl Capablanca en una
simultánea celebrada en Leningrado. De hecho,
Botvinnik fue el actor principal en dos aconte-
cimientos extraordinarios y similares.
Es bueno destacar que en 1925 Capablanca
participaba en el torneo internacional de Moscú
y aprovechó un receso del evento para tomar el
tren e ir a Leningrado en un viaje rápido y ago-
tador. No se imaginaba el genial cubano que allí
conocería la derrota ante un joven que 23 años
más tarde llegaría a ser campeón mundial.
Sorprendente coincidencia que 23 años des-
pués que Botvinnik derrotara a Capablanca en la
Simultánea de Leningrado, se convirtió en cam-
peón del mundo. Y que a los 22 años de Spasski
vencer a Botvinnik, se convirtió también en
campeón mundial.
Todos estos detalles curiosos y anecdóticos
que se derivan de la foto son muy interesantes y
revelan la variedad de facetas maravillosas que
puede brindar el ajedrez a sus millones de aman-
tes en todos los rincones del mundo.
MI Nelson Pinal Borges
‚ ‚ ‚ La adivinanza de Sherlock Holmes
65
En un tablero de ajedrez, ¿qué es lo que pue-de hacer un peón, un caballo, un alfil, o una to-rre, e inclusive el rey, que no puede hacer la dama, siendo ésta la pieza más fuerte y valora-da?
Esta adivinanza es puramente ajedrecística y no tiene truco. Te recomiendo que intentes re-solverla antes de mirar la solución al final del li-bro. Es muy ingeniosa y merece la pena.
‚ ‚ ‚ ‚ ‚
Investigación: el papel del talento y el trabajo en el ajedrez
En junio el psicólogo Dr. Robert Howard de la Uni-versidad de Nueva Gales del Sur (Australia), inició un estudio científico sobre los ajedrecistas. ¿Cuál es el factor más importante para lograr la excelencia en el ajedrez? ¿Es el talento natural para el juego? ¿O eso es un aspecto de menor importancia y pesa la motivación y el entrenamiento? Para averiguarlo, realizó una encuesta a 581 jugadores de ajedrez. La mayoría de ellos creen firmemente en el talento na-tural para el ajedrez y casi todos opinan que los diez mejores jugadores del mundo tienen un don especial y que pocos pueden alcanzar semejante nivel. Efec-tivamente se destacan en cuanto a la edad a la que aparecen en la lista FIDE, alcanzan el título de GM y aumentan su Elo más rápidamente que otros.
Los resultados preliminares del estudio sobre el ajedrez de la FIDE
Por Robert Howard
Los jugadores aprendieron los movimientos a una edad promedio de ocho años (los maestros de aje-drez aproximadamente dos años más temprano). La edad promedio a la que empezaron a jugar de mane-ra seria y a participar en los primeros torneos válidos para Elo fue de 14 años, 12 años en el caso de los maestros. La mayoría de los jugadores contó con apoyo de entrenadores. Los jugadores suelen estu-diar entre cinco y seis horas por semana de media, pero hay muchas diferencias (entre 0 y 60 horas la semana). El número de horas que suelen estudiar material ajedrecístico es un factor a nivel de los ex-pertos, pero no muy importante.
La mayoría de los jugadores creen firmemente en el talento natural para el ajedrez y casi todos opinan que los diez mejores jugadores del mundo tienen un don especial, que pocos pueden alcanzar semejante nivel. Sin embargo, muchos están convencidos de que estudiar y entrenar mucho sirve para llegar lejos.
Algunos creen que casi cualquiera puede alcanzar el título de maestro FIDE si estudia y practica lo sufi-ciente.
Los puntos de vista sobre el talento natural para el ajedrez son variados, pero algunas ideas generales son: buenas capacidades espaciales, un cociente in-telectual alto, buena memoria, creatividad, alta moti-vación, el firme deseo de triunfar, control sobre las emociones y aguante psicológico.
Los grandes maestros necesitan unas 390 partidas evaluadas por la FIDE para obtener el título. La ma-yoría de los jugadores no disputan ni cerca suficien-tes partidas durante sus carreras como para llegar a ser gran maestro. Aproximadamente dos tercios de aquellos que juegan más de 900 partidas, realmente llegan a ser grandes maestros. Sin embargo, aque-llos que juegan más de 740 partidas sin alcanzar el título de gran maestro, parecen chocar con una ba-rrera insuperable alrededor del nivel de 2400 puntos Elo.
Los análisis de los datos de jugadores que disputa-ron más de 900 partidas evaluadas por la FIDE muestran que eventualmente se puede identificar a los diez mejores jugadores de la lista por su entrada en la misma. Efectivamente suelen figurar en la lista de la FIDE a una edad mucho más joven, alcanzan el título de gran maestro mucho más rápido y au-mentan su Elo mucho más rápido que otros grandes maestros.
La mayoría de los jugadores cree que jugar parti-das evaluadas y estudiar mucho es igual de impor-tante a la hora de desarrollar sus habilidades.
Traducción: Nadja Woisin, ChessBase
‚ ‚ ‚ ‚ ‚
EL AJEDREZ EN LA FILOSOFÍA
MODERNA * Jonathan Webber
El ajedrez ha introducido en la mayor parte de
las lenguas modernas claras connotaciones gue-
rreras: así, es corriente utilizar el término “peón”
en el campo de la diplomacia o en cualquier tipo
de conflicto. Algunos filósofos, sin embargo,
han dado al ajedrez un amplio sentido metafóri-
co, utilizándolo como una analogía para dar a
conocer su concepción del mundo. Así, en el si-
glo XIX, Thomas Huxley escribió: “El tablero es
el mundo; las piezas son los fenómenos del Uni-
verso; las reglas del juego constituyen lo que co-
nocemos como leyes de la naturaleza.”
66
Este tipo de analogía se ha convertido en el si-
glo XX en algo que supera a la simple compara-
ción: se ha utilizado al ajedrez como modelo pa-
ra determinadas teorías filosóficas. Tenemos el
ejemplo más claro de lo que acabamos de decir
en las ideas de Ferdinand de Saussure, un profe-
sor suizo, cuya vida se desarrolló a caballo entre
los siglos XIX y XX, que ha dejado una huella
imborrable en el campo de la lingüística y en el
de las ciencias sociales. Se sirvió del ajedrez pa-
ra explicar el meollo de su doctrina y dijo que
“entre todas las comparaciones que se pueda
imaginar, la más productiva es la que relaciona
la forma en que opera el lenguaje con el juego
del ajedrez” (Curso de lingüística general). La
exposición que efectuó de esta idea De Saussure
en la versión original de su obra, aparecida en
1916, encontró una considerable aceptación, con
lo que se vuelve a encontrar la comparación en
las obras de otros filósofos modernos; incluso se
ha constituído en materia de discusión en las re-
vistas especializadas. Ejemplos son los artículos:
Is Language Like A Chess Game? (Joseph
Greenberg, Language, Culture and Communica-
tion, Stanford, 1971) o “Het schaakspel-model
bij F. de Saussure en bij L. Wittgenstein”
(P.A.Verburg, Wijsgerig Perspectief op Maat-
schappij en Wetenschap, vol I, n° 5, 1961). En
los trabajos sobre De Saussure o Wittgenstein
casi nunca se omiten las referencias a la analogía
ajedrecística de que hicieron uso (ver, por ejem-
plo, la obra de Edwin Ardener Social Anthropo-
logy and Language, Londres, 1971, págs.
XXXVI-XXXIX y págs. 215-7; o la de Rodney
Needham, Belief, Language and Experience, Ox-
ford, 1972, pág. 236).
De Saussure utiliza en primer lugar la analogía
ajedrecística para explicar la diferencia que exis-
te entre lo que considera pertinente y no perti-
nente en el estudio del lenguaje, o, en otras pala-
bras, sus partes interna y externa: “En el ajedrez
el aspecto interno se puede separar fácilmente
del externo. Así es externo de que llegara a Eu-
ropa desde Persia, mientras que es interno todo
lo que tiene que ver con su sistema y sus valo-
res”.
Los sonidos y las letras que componen una pa-
labra son externos y arbitrarios y pueden cam-
biar con el tiempo; la identidad de una palabra se
localiza únicamente en su diferenciación en las
demás palabras que componen un sistema. Así,
continúa: “Si me sirvo de piezas de marfil en lu-
gar de piezas de madera, el cambio no afecta al
sistema, pero si aumento o disminuyo el número
de piezas, esta modificación ejerce un efecto
profundo en la gramática del sistema. Es preci-
so, por tanto, distinguir siempre lo interno de lo
externo.” En otras palabras, el aspecto de un
Peón no tiene ninguna importancia, sino que lo
que importa es que su aspecto sea distinto del de,
por ejemplo, el Alfil. Y si se pierde un Peón, se
lo puede sustituir por cualquier otra cosa, un
botón o un salero por ejemplo, a los que se con-
sidera idénticos a la unidad sustituida. El lengua-
je actúa de la misma forma, pensaba De Saussu-
re.
También mostró la equivalencia que existe en-
tre una posición del medio juego y un estadio de-
terminado del lenguaje: “El valor respectivo de
las piezas depende de la situación en que se
hallen en el tablero, de la misma forma que cada
término lingüístico adquiere su valor en su opo-
sición con los demás términos”. El lenguaje,
como el ajedrez, es un sistema de valores, consi-
derados éstos como valencias o cargas: no po-
demos otorgar a un Caballo, por ejemplo, un va-
lor absoluto y definitivo, ya que su verdadera
importancia está determinada por sus relaciones
posicionales con las demás piezas situadas en el
tablero. De aquí se sigue que cada movimiento
que se efectúa (y que afecta directamente a una
única pieza) es paralelo a la modificación de un
elemento del lenguaje, ya que en ambos casos se
producen repercusiones en la totalidad del siste-
ma: “Los cambios de valor resultantes serán,
según las circunstancias, nulos, muy importantes
o de importancia moderada. A veces un único
movimiento puede alterar totalmente la partida,
afectando incluso a piezas que no se hallan di-
rectamente en el frente de combate.” Lo único
que importa son las posiciones recogidas en el
tablero antes y después del movimiento; el pro-
ceso de cambio no posee significación alguna.
Además, el estadio de un lenguaje, como el es-
tadio que recoge el tablero, no tiene nada que ver
con su historia: “En una partida de ajedrez cual-
quier posición posee la característica única de
ser independiente de las posiciones anteriores: la
ruta seguida para llegar a ella no cuenta en abso-
luto: una persona que haya seguido el desarrollo
67
de la partida no posee ninguna ventaja analítica
frente a otra que se acerque en un momento de-
terminado a ver cómo van las cosas: para descri-
bir una posición concreta no tiene ningún sentido
“intentar recordar lo sucedido unos minutos an-
tes.”
Las teorías de De Saussure constituyeron un
ataque directo contra las ideas sustentadas por
los lingüistas de su tiempo. La mayor parte de
éstos creían que la única forma de analizar el
lenguaje consistía en describir su evolución (a
través de la etimología, por ejemplo). De Saus-
sure puntualizó que el hablante no conoce casi
nunca la historia del lenguaje que emplea, con lo
que lo único que importa es la forma en que se
sirve de él (o, lo que es lo mismo, lo que importa
es la forma en que los jugadores consideran la
posición recogida en el tablero). La poderosa in-
fluencia que ejerció esta analogía hizo que los
estadios del lenguaje fueran el tema de estudio
preferido por los lingüistas. Al subrayar la im-
portancia de estudiar los valores a través del sis-
tema que los contiene, De Saussure produjo la
aparición de la teoría filosófica que hoy en día
conocemos como estructuralismo, la cual nos ha
hecho ver que lo que pretendían las teorías anti-
guas era tan absurdo como el intentar escribir la
historia de una partida de ajedrez desde el punto
de vista de cada una de las piezas. Las ideas es-
tructuralistas se utilizan en la actualidad tanto en
lingüística como en las ciencias sociales.
Ludwig Wittgenstein
Ciertos ecos de la metáfora de De Saussure
aparecen en los escritos de Ludwig Wittgenstein,
otro pensador influyente en el campo de la filo-
sofía del lenguaje. En sus obras encontramos
múltiples referencias al ajedrez. Su interés, sin
embargo, se centró, más que en el lenguaje, en
las palabras, a las que compara con piezas de
ajedrez: “La pregunta ¿qué es realmente una pa-
labra? es análoga a ¿qué es una pieza de aje-
drez?” (Investigaciones filosóficas). De nuevo
vemos como la imagen del ajedrez absorbe la
atención del filósofo: Wittgenstein quería poner
de relieve la importancia de las reglas que rigen
el uso de las palabras en determinados contextos,
de aquí su uso de la analogía ajedrecística: “Si
para explicarle a alguien la función que desarro-
lla el Rey en el ajedrez”, escribe, “le dijera “éste
es el Rey”, mi interlocutor se quedaría como es-
taba. Esta información sólo sería válida para una
persona que ya conociera perfectamente la re-
glamentación del juego pero que ignorara el as-
pecto físico del Rey, o para una persona que no
estuviera familiarizada con las formas de las pie-
zas de un determinado juego. Ello quiere decir
que sólo tiene sentido que pregunten su nombre
los que ya saben cómo utilizarlo.” El ajedrez es
un juego cerrado que posee unas reglas defini-
das; y otro tanto se puede decir del lenguaje: un
niño que juega con las piezas de ajedrez y toma
uno de los Reyes no efectúa en modo alguno un
jaque mate, a pesar de que el significado de este
término es precisamente el hacerse con el Rey
contrario. (El Libro Castaño).
La analogía ajedrecística se convirtió, por tan-
to, en una metáfora muy popular y en la actuali-
dad aparece en muchos y variados contextos. Por
ejemplo, H.L.A. Hart alude con frecuencia al
ajedrez en su obra The Concept f Law. Los abo-
gados, dice, deben distinguir entre las reglas y
los hábitos, de la misma forma que los jugadores
de ajedrez no mueven la Dama en función de de-
terminados hábitos: lo que hacen es guiarse por
reglas y esperan que sus contrarios se guíen tam-
bién por éstas. Hay que distinguir, además, entre
la genuina observación de las reglas y las accio-
nes que simplemente coinciden con ellas por ca-
sualidad; luego, para dar mayor fuerza a sus ar-
gumentos, Hart cita la observación de Wittgens-
tein sobre el jaque mate.
No existe ninguna duda de que la analogía aje-
drecística ha tenido gran utilidad para los filóso-
fos; por otra parte, Greenberg dice que se utiliza
con frecuencia en las aulas universitarias para
explicar las teorías del estructuralismo. Pero to-
davía existen ciertas dificultades. ¿Cuál es su va-
lidez como metáfora? Verburg ha puntualizado
68
que la meta de los contendientes en el ajedrez es
alterar el estadio del tablero, mientras que al em-
plear el lenguaje nadie tiene esa intención.
¿Existe en el lenguaje algo que se pueda compa-
rar con un conjunto de jugadas de ajedrez como,
por ejemplo, la defensa siciliana? Needham
plantea una importante objeción al uso antro-
pológico por parte de Wittgenstein de la analogía
ajedrecística, diciendo que en el estudio compa-
rativo de las sociedades los antropólogos no de-
ben considerar solamente los usos de las piezas
de ajedrez en una única partida, sino que les es
preciso analizar un gran número de partidas que
presentan considerables diferencias en lo que
concierne a la cantidad, valores y movimientos
de las piezas empleadas; con esta comparación
Needham hace referencia a los distintos lengua-
jes localizados en sus diferentes contextos socia-
les. “El juego de la comparación, podemos decir,
se juega con piezas que son juegos en sí mis-
mas”, escribe. Y lo que es más, Giulio Lepschy
ha escrito que no es estrictamente cierto, como
lo sostenía De Saussure, que al analizar una po-
sición del medio juego, no se necesite informa-
ción alguna sobre la forma en que se llegó a ella.
Así, por ejemplo, si uno quiere enrocar ha de sa-
ber si ha movido o no al Rey o la Torre; y tam-
bién habrá de saber, para capturar un Peón al pa-
so, si se lo acaba de mover (A Survey of Structu-
ral Linguistic, Londres, 1970). A veces, incluso,
la propia posición muestra al espectador algo de
lo que antes ha sucedido: Vendler puntualiza que
esto es lo que sucede cuando se hallan en una
misma columna dos peones del mismo color, lo
que indica que uno de ellos ha capturado una
unidad contraria en una jugada anterior.
En todo caso, es evidente que, en cierta forma
es absurdo intentar encontrar, por ejemplo, un
equivalente lingüístico de la coronación de un
Peón de ajedrez. Por otra parte, no se puede sos-
tener la analogía en la cuestión de si es posible
inferir las reglas del ajedrez contemplando el de-
sarrollo de una partida, de la misma forma que
los lingüistas y sociólogos tratan de deducir las
reglas de una lengua o sociedad a través del aná-
lisis de un conjunto de datos. Ello sería posible
hasta cierto punto; sin embargo, la regla del ja-
que mate, que establece que la captura del Rey
da por finalizada la partida, constituye el objeti-
vo fundamental, y, en cambio, sólo se puede de-
ducir en su último estadio. Además, el jaque ma-
te no existe fuera del ajedrez; en la vida real uno
no puede volver a comenzar la “partida”. Pero,
de hecho, uno no puede juzgar estrictamente la
verdad o la mentira encerradas en una metáfora;
por definición, ésta no puede ser idéntica a aque-
llo que se la compara. Uno puede juzgarla úni-
camente en función de su utilidad, y en ese sen-
tido debemos reconocer que el uso que hace la
filosofía moderna de las imágenes ajedrecísticas
reviste considerable importancia.
* Entrada de la Enciclopedia del Ajedrez, dirigi-
da por Harry Golombek, Instituto Parragón Edi-
ciones, Barcelona, 1980. metaajedrez
EL AJEDREZ:
UNA PERFECTA GIMNASIA
MENTAL AEROBICA
M.I. Nelson Pinal Borges
"Las virtudes del ajedrez son tan innumerables como los
granos de arena de un desierto"
Recientemente el The Wall Street Journal pu-
blicó un artículo bajo la firma del Sr. Bernard
Wysocki que abordaba un tema muy debatido en
la sociedad científica norteamericana y que es la
relación entre la actividad mental y la conserva-
ción de la memoria en las personas que pasan los
40 años de edad.
Después de ser los pioneros en la salud física,
los estadounidenses están impulsados en la ac-
tualidad por un auge en el mantenimiento de sus
cerebros en forma. De ahí los diferentes estudios
realizados por destacadas Instituciones científi-
cas sobre este importante tema.
En el artículo antes mencionado se exponen
varios consejos para evitar el deterioro de la
memoria. Desde determinadas dietas ricas en vi-
tamina A, E y antioxidantes naturales, hasta
dormir lo suficiente, mayor utilización de la ma-
no contraria, hacer ejercicios diarios y tratar de
disminuir las situaciones que provoquen estrés.
Señala también que el enfoque más popular pa-
ra mantener afinada la memoria lo constituye su
entrenamiento activo, lo que algunos entendidos
69
denominan Gimnasia Mental Aeróbica. A tal
efecto, la Universidad de California en Los An-
geles, ofrece cursos de entrenamientos de la
memoria de 5 semanas de duración basados en
diferentes pruebas cognoscitivas y consejos
prácticos.
Bajo el principio de que, órgano que no se
ejercita, se atrofia y de estudios recientes que re-
fuerzan el criterio de que la memoria es como un
músculo flácido que puede tonificarse aún en
edades avanzadas, es que se han popularizado las
propuestas de la gimnasia mental como terapia
eficaz para evitar la erosión de la memoria rela-
cionada con la edad. Entre los ejercicios que se
recomiendan están, jugar el brigde, resolver cru-
cigramas y rompecabezas o aprender un idioma.
Es decir, estas actividades pueden hacer por el
cerebro lo que los abdominales hacen por el
cuerpo.
Corroborando los resultados positivos de la
gimnasia mental, el Instituto Nacional de Enve-
jecimiento de los Estados Unidos, dio a conocer
el mayor estudio clínico que se haya realizado
sobre la ejercitación de la memoria; examinó a
2,800 personas de 65 años o más. Las conclusio-
nes: cerca del 26% de las que recibieron un en-
trenamiento normal mostraron una mejoría sus-
tancial. En otro subgrupo, donde los participan-
tes hicieron ejercicios de velocidad de procesa-
miento, el 87% mostró una mejoría muy supe-
rior.
-R E F L E X I O N E S-
Después de conocer estos estudios y las con-
clusiones correspondientes donde se favorece el
criterio de que la actividad mental es fundamen-
tal para el mantenimiento de la memoria y la ac-
tividad general del cerebro, me pregunto ¿qué
otra actividad puede constituir una herramienta
perfecta y posiblemente más efectiva que las
mencionadas anteriormente para cumplir con los
principios de una verdadera gimnasia mental?
La respuesta es sencilla: el ajedrez. ¿O acaso
una partida de ajedrez no constituye de por sí so-
la un ejercicio mental donde en cada instante el
cálculo, la velocidad de procesamiento y organi-
zación de una gama amplia de información y la
toma de decisiones son fundamentales?
Calcular árboles de variantes y encontrar solu-
ciones bajo la presión de un tiempo determinado
es de por sí un entrenamiento mental completo,
donde además, factores deportivos y psicológi-
cos obligan al jugador a ser sumamente exacto
en el proceso mental que conlleva la búsqueda y
comprobación de soluciones.
El ajedrez, que es una de las más interesantes
creaciones del ingenio humano, es una actividad
intelectual que constituye un elemento suma-
mente importante dentro de diferentes activida-
des que pueden servir para la realización de es-
tudios sobre el comportamiento del cerebro. Po-
cas actividades mentales pueden compararse al
juego ciencia como ejemplo de procesamientos
de datos y organización de ideas en busca de so-
lucionar problemas bajo determinadas situacio-
nes complejas y variables.
La riqueza temática del ajedrez es incalculable
ya que interrelaciona elementos científicos, artís-
ticos, lógicos, matemáticos, filosóficos, psicoló-
gicos, estratégicos y tácticos. Estas aplicaciones
permiten asegurar que el ajedrez es una gimnasia
mental Integral de infinitas potencialidades de
investigación en el campo de la salud mental. Su
práctica en sí contribuye a prolongar las faculta-
des intelectuales.
Entiendo que no tardará el día en que los
científicos dedicados a las investigaciones del
cerebro, tomen muy en serio al ajedrez como una
herramienta fundamental para el estudio de dife-
rentes aspectos relacionados con la memoria, el
proceso del pensamiento y toda la actividad del
cerebro, el más complejo y perfecto órgano que
posee el ser humano. Bibliografía principal consultada: The Wall Street Journal, abril / 2003.
Ajedrez para todos, ISLA - Cuba, 2003. Metajedrez.com
El Primer Torneo de Ajedrez
En el siglo XVI, el ajedrez era un juego de
alta sociedad, época donde Reyes, Papas y señores se convertían en mecenas de los ju-
gadores de ajedrez y en sus cortes organiza-
ban torneos donde se invitaba a los mejores
70
jugadores, pagándoles los viajes, ofreciéndo-
les una lujosa hospitalidad, en definitiva, les
recompensaban los intensos momentos que
les hacían pasar.
Por ejemplo, el Papa León X (1475-1521),
además de ser un buen jugador, ayudó a di-
fundir el ajedrez por toda Europa y fomentó la
aparición de libros para los aficionados. Asi-mismo, Felipe II colmó de honores a Ruy
López, considerado en aquellos momentos
como el primer campeón del mundo por sus
victorias frente a grandes jugadores de la época, creador de la teoría del ajedrez, desta-
cado también por practicar con éxito la moda-
lidad del ajedrez a la ciega (podía jugar sin
ver el tablero ni las piezas reteniendo las ju-
gadas en la mente) , así como por su difusión del lance de la captura al paso y sobretodo por
la importancia de sus estudios sobre la aper-
tura española, fundamental para el progreso
del juego.
En 1575, el rey Felipe II de España, gran
aficionado al ajedrez organizó el primer torneo
internacional de la historia en el Escorial (Ma-drid). Invitó a los mejores jugadores ajedre-
cistas del momento: a los italianos Leonardo
da Cutri y Paolo Boi (la leyenda dice que este
jugador le ganó una partida al diablo) y a los españoles Ruy López y Alfonso Cerón. El ven-
cedor fue el italiano Leonardo da Cutri que
pasó a ser considerado como Campeón del
Mundo, aunque el torneo había sido designado
como Campeonato del Mundo no oficial. Éste recibió como premio mil ducados, una capa de
armiño y su lugar de nacimiento, durante
veinte años, exento de pagar tributos.
Leonardo da Cutri
Esta prueba fue calificada por los historiado-res como el primer Torneo Internacional de
Maestros y la primera en ser documentada y
fue la primera vez que se jugó un Gambito de
Rey.
Realmente no hay documentos que consta-
ten cuantas partidas se disputaron en 1575,
sólo queda constancia a partir de la colección
manuscrita hecha por el jugador italiano Pole-
rio. por Ajedrez Cubano Derechos Reservados.
Publicado en: 2007-03-20
û n û n û n û n û
Nombre de las piezas de ajedrez en latín
Rey = Rex
Dama = Regina
Torre = Turris
Alfil = Espicopus
Caballo = Equus
Peón = Pedes
û n û n û n û n û
LA ESCUELA RUSA DE AJEDREZ
En este artículo voy a homenajear a la generación más grande de jugadores de ajedrez, los soviéticos dominaron el mundo del ajedrez durante algo más de 4 décadas y desde este artículo voy a repasar los más destacados exponentes de esta generación.
Todo comenzó con una decisión del estado soviéti-co: "Llevad el ajedrez a los trabajadores". El apoyo del gobierno hizo que el ajedrez se convirtiese en una profesión solvente, la popularidad del ajedrez en la URSS ya existía en tiempo de los zares, pero este nuevo impulso provocó la aparición de la escuela so-viética que defendía unos principios claros: una ten-dencia científica y crítica, búsqueda incansable de lo nuevo, una lucha contra las concepciones y el dogma-tismo escolástico (ya que este ahoga el espíritu de in-novación). Podéis leer como Trotsky relaciona el co-mienzo de la revolución con el ajedrez. Los jugadores soviéticos monopolizaron el campeo-nato del mundo desde 1946 hasta el año 2000, salvo el título logrado por el estadounidense Fischer en 1972. Durante ese periodo han tenido 8 campeones del mundo, también en las olimpiadas no conocieron rival perdiendo solo 2 ediciones de 24. No solo dominaron todas las competiciones sino que sus jugadores hicieron muchas aportaciones a la teoría y su contribución fue decisiva para que muchos aficionados se acercasen al mundo del ajedrez. La se-lección soviética viajó a lo largo del mundo, de match
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en match, para deleite de los aficionados de varios países.
A continuación trataré la aportación de la escuela rusa al ajedrez a través de sus 22 jugadores más re-presentativos, con breves retazos de sus carreras, pa-ra explicar las raíces del dominio de este grupo de ju-gadores durante décadas.
Mikhail Tchigorin
Lugar y fecha de nacimiento: Gatschina (Rusia), 12-11-1850
Fecha de fallecimiento: 25-01-1908
Mikhail Tchigorin es considerado el fundador de la escuela rusa, fue el jugador que logró que el ajedrez se hiciese popular en Rusia.
Pertenece a los denominados jugadores románticos, sus combinaciones han perdurado en el tiempo y si-gue siendo admirado hoy en día. Fue muy osado al jugar de este modo en una época de poca brillantez donde el juego era posicional (basado en las enseñan-zas de Wilhelm Steinitz).
Tuvo una gran aportación a la teoría de aperturas, algunas de ellas se siguen jugando hoy en día. El úni-co defecto que se le puede atribuir es su irregulari-dad, fue una de las causas por las que no llegó a ser campeón del mundo.
Logró ser subcampeón del mundo 2 veces, quedán-dose bastante cerca del título.
Consiguió vencer en 9 torneos y fue 3 veces cam-peón de Rusia.
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Efim Bogoljubow
Lugar y fecha de nacimiento: Kiev (Ucrania), 14-04-1889
Fecha de fallecimiento: 18-06-1952
Extraordinario jugador, sin un estilo definido: según su rival jugaba de una manera u otra.
También era irregular en sus resultados, era capaz de ganar torneos donde estaban los mejores del mundo o pasar totalmente desapercibido.
Era una persona optimista, de gran confianza en si mismo, siempre decía: "Cuando juego con blancas gano porque juego con blancas, cuando juego con ne-gras gano porque soy Bogoljubow".
Llegó a ser subcampeón del mundo en dos ocasio-nes (ante Alekhine), en esa época fue cuando mejor
juego logró desarrollar.
Ganó dos veces el campeonato de la URSS. Más tarde jugó bajo bandera alemana, ganando el cam-peonato de este país varias veces.
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Salomon Flohr
Lugar y fecha de nacimiento: (Ucrania), 21-11-1908
Fecha de fallecimiento: 18-06-1952
Uno de los primeros exponentes del dominio
soviético. Jugador de estilo clásico al que no gustaban las complicaciones. Dicen de él que su estilo seco y tran-quilo recordaba al de Capablanca (guardando las dis-tancias).
En los torneos se conformaba con hacer tablas ante rivales duros y vencer a sus enemigos más débiles.
Flohr también era capaz de desplegar un buen jue-go de ataque cuando se presentaba la oportunidad para ello.
Casi siempre obtenía grandes resultados en los tor-neos y obtuvo varias victorias (Hastings 1933 y 1934, Barcelona 1935, Moscú 1935, Podebrady 1936, Keme-ri 1937 y 1939, etc...)
También participó en varias Olimpiadas y en algún torneo de candidatos (donde no brilló demasiado).
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Alexander Tolush
Lugar y fecha de nacimiento: Saint Petersburgo (Ru-sia), 01-05-1910
Fecha de fallecimiento: 03-03-1965
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Jugador puramente de ataque, para él la partida empezaba en el medio juego y rechazaba de plano el estudio de las aperturas (este es uno de los motivos por los que no logró buenos resultados a lo largo de su carrera). Prefería buscar partidas llenas de sacrifi-cios que un buen resultado en un torneo.
Jugó pocos torneos internacionales logrando vencer en el de Bucarest en 1953 (por delante de Petrosian, Spassky y Smyslov). Donde brilló más fue en el cam-peonato de la URSS, torneo que estuvo a punto de ganar en dos ocasiones (1950 y 1957).
Tolush pasó a la historia por ser el entrenador de Boris Spassky desde 1952 hasta 1965. Tolush hizo que Spassky cambiase su estilo de juego, que hasta ese momento era posicional y sin riesgos. En esa época Spassky pasa a ser un jugador agresivo y esto coinci-de con una gran mejora en sus resultados. Tolush no pudo ver como Spassky se proclamaba campeón del mundo ya que falleció dos meses antes.
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Mikhail Botvinnik
Lugar y fecha de nacimiento: Saint Petersburgo (Ru-sia), 17-08-1911
Fecha de fallecimiento: 05-05-1995
Mikhail aprendió a jugar a los 12 años y con 14 con-siguió vencer a Capablanca en unas simultáneas.
Es toda una leyenda del ajedrez ruso, en su época era considerado como el mejor jugador de la historia. No en vano dominó el mundo del ajedrez de 1948 a 1963.
Jugador puramente teórico y posicional, nada es-pectacular pero muy sólido y difícil de ganar. Profun-dizaba en la posiciones como nadie y sabía explotar la más mínima ventaja que le daba el rival.
Era muy metódico tanto en el juego como en su preparación, de carácter difícil, mantuvo malas rela-ciones con muchos jugadores de su época.
Tuvo una carrera repleta de éxitos donde logró 8 campeonatos de la URSS y fue campeón del mundo de 1948 a 1957, de 1958 a 1960 y de 1961 a 1963.
Creo una escuela de ajedrez para enseñar a los jóvenes jugadores soviéticos, entre sus alumnos estu-vieron Karpov y Kasparov.
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Alexander Kotov
Lugar y fecha de nacimiento: Tula (Rusia), 12-08-1913
Fecha de fallecimiento: 08-01-1981 Perteneciente a la generación de jugadores de la posguerra que instauraron la hegemonía de la URSS en el ajedrez.
Gran jugador de torneos, destaca su victoria en el Interzonal de Estocolmo de 1952, por delante de Pe-trosian al que aventajó en 3'5 ptos.
Buen jugador posicional donde destacaba, pero también eran temibles sus ataques que lanzaba en cuanto veía la menor debilidad en la defensa del rival.
No solo destacó como jugador, fue un gran entre-nador y formó parte del equipo de varios jugadores soviéticos. También fue un gran escritor, nos dejó va-rias obras sobre Alekhine y sobre el ajedrez soviético, su obra más conocida es "Piense como un Gran Ma-estro".
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Paul Keres
Lugar y fecha de nacimiento: Narva (Estonia) , 7-01-1916
Fecha de fallecimiento: 05-06-1975
Keres es, en mi opinión, de los mejores jugadores de la historia. Sobre todo era un jugador de ataque, pero dominaba el juego posicional y era un verdadero maestro en los finales de partida.
Keres aprendió a jugar a los 4 años, le costó poder progresar por la falta de medios.
Al principio de su carrera se dedicó al ajedrez por correspondencia (para mejorar su repertorio de aper-turas), llegó a jugar 150 partidas a la vez.
Ha pasado a la historia como el eterno segundo ya que siempre se quedó a las puertas de ser campeón del mundo.
Su aportación al ajedrez fue enorme, escribió mu-chos libros y colaboró en revistas y periódicos. En su país es un ídolo que sigue siendo recordado año tras año.
Logró ganar 36 torneos y fue 3 veces campeón de la URSS.
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Isaac Boleslavsky
Lugar y fecha de nacimiento: Zolotonosha (Ucrania), 9-06-1919
Fecha de fallecimiento : 05-02-1977
Como Kotov, fue de los jugadores que pusieron las bases del dominio soviético.
Aprendió a jugar a los 9 años, su progresión fue a través de los libros ya que en esa época había pocos rivales a los que enfrentarse, este es el motivo de que su estilo fuera posicional y poco dado a las combina-ciones.
El punto álgido de su carrera fue la victoria en el torneo de candidatos de 1950, aunque perdió el des-empate contra Bronstein y no pudo aspirar al título.
Esto fue un duro golpe y no volvió a destacar dema-siado.
Aun así su aportación al ajedrez fue muy grande, sobre todo en la teoría de aperturas, fue en esa época donde se cimentó la teoría moderna.
Fue muy reconocido por su labor como entrenador, dirigiendo a Bronstein (su yerno), Smyslov y Petro-sian.
Logró ser campeón de Ucrania 3 veces y de Bielo-rrusia 2 veces.
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Vassily Smyslov
Lugar y fecha de nacimiento: Moscú (Rusia), 24-03-1921
Todo un luchador del tablero con una carrera muy extensa: desde 1939 hasta 2001.
Su padre también fue jugador de ajedrez y de él heredó esta pasión... y 100 libros de ajedrez.
Pronto empezó a cosechar grandes resultados y logró ganar el torneo de candidatos de 1953, el match por el campeonato del mundo lo empató por lo que Botvinnik retuvo el título. Al segundo intento
logró ser campeón del mundo y entrar en la historia por la puerta grande. Perdió el título con Botvinnik en el match de revancha.
Su estilo era clásico y posicional, gran jugador de finales. Aportó mucho a la teoría de aperturas de-mostrando ser un gran táctico.
Vencedor de incontable número de torneos, ganó dos veces el campeonato de la URSS. Sorprendió al mundo del ajedrez en 1984: con 61 años consiguió llegar a la final del torneo de candidatos, pero su rival fue Gary Kasparov que le privó de intentar revalidar el título.
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Youri Averbach
Lugar y fecha de nacimiento: Kaluga (Rusia), 8-02-1922
Destacó dentro de los comienzos de la escuela rusa. Como jugador no fue de los grandes, estaba a un ni-vel alto pero siempre le falto algo para triunfar. Luchó en los torneos de candidatos (donde solo lle-gaban unos pocos) pero no logró estar arriba. Fue muy reconocido por sus investigaciones sobre la his-toria del ajedrez y por los muchos libros que ha escri-to; famosos son sus libros sobre finales y sobre todo "De viaje al reino del ajedrez" libro de cabecera de jugadores como Ivanchuk o Gelfand. Logró el título de GM a los 30 años, además fue juez de concursos de composiciones desde 1956, arbitro internacional desde 1969, y presidente de la federación de ajedrez de la URSS de 1972 a 1977.
En conclusión podemos decir que fue un entusiasta del ajedrez al que dedicó toda su vida.
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David Bronstein Lugar y fecha de nacimiento: Belaia Tserkov (Ucra-nia), 19-01-1924 Bronstein es ante todo un apasionado del ajedrez, nunca le dio excesiva importancia a sus resultados ya que le preocupaba más aportar cosas nuevas al juego
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(introdujo nuevos tipos de partida, siempre a ritmos más rápidos y dinámicos).
De joven estudió el estilo de los jugadores de la época romántica y esto influyó en su forma de jugar. Siempre buscaba la belleza en el tablero y fue temido por sus combinaciones espectaculares.
Se quedó a las puertas del título de campeón del mundo al empatar en el match contra Botvinnik (por lo que este retenía el título). Este encuentro fue muy polémico porque se comenta que las autoridades ru-sas presionaron a Bronstein para que se dejase ganar, hay que recordar que Botvinnik era el ídolo soviético de la época.
Nos ha dejado libros fabulosos como: "Aprendiz de brujo" o "Ajedrez de Torneo", colaborando con cien-tos de artículos en periódicos y revistas de ajedrez.
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Efim Geller
Lugar y fecha de nacimiento: Odessa (Ucrania), 08-03-1925
Fecha de fallecimiento: 12-11-1998
Todo un pilar del equipo ruso durante muchos años, se quedo a las puertas de la gloria en muchas ocasiones disputando 6 Torneos de Candidatos don-de rindió a gran nivel, hay que recordar que a los tor-neos de candidatos llegaban solo los elegidos y de ahí el mérito de Geller.
Su estilo era agresivo, aunque fue un gran teórico que como muchos de sus compañeros soviéticos con-tribuyó a la teoría de aperturas.
Es el jugador que más veces ha jugado el campeo-nato de la URSS: 23, además jugó las olimpiadas en 6 ocasiones. Fue campeón de la URSS en 1979 y 4 veces campeón de Ucrania.
Es difícil encontrar un jugador que haya estado tan-tos años en la elite y rindiendo a un nivel tan alto.
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Mark Taimanov
Lugar y fecha de nacimiento: Odessa (Ucrania), 07-02-1926
Sus buenos comienzos auguraban la aparición de un nuevo campeón. Consiguió ser campeón del mun-do de estudiantes y logro vencer en el campeonato de la URSS de 1956.
Ha sido candidato al campeonato del mundo en dos ocasiones, la primera en 1959 quedando 9º en el tor-neo y la segunda se encontró con un tal Bobby Fis-cher que no le dejó ganar ni una partida y que más tarde le arrebataría el título a Spassky.
Tras estos reveses no volvería a luchar por ser can-didato al título mundial y su juego bajó bastante, aun así logró vencer en 12 torneos manteniendo un buen nivel.
Su carrera ha sido larga y en su final al fin ha con-seguido ser campeón del mundo... de veteranos. Este título lo ha logrado 2 veces, en 1993 y 1994.
Su estilo siempre fue posicional aunque a veces sorprendía con bellas combinaciones.
Casi siempre jugaba la defensa nimzowitsch o la si-ciliana, sobre la primera trabajó mucho y una de sus variantes lleva su nombre.
No solo se dedicó al ajedrez, se sabe que es un gran pianista e incluso ha participado en una película: "El concierto de Beethoven".
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Tigran Petrosian
Lugar y fecha de nacimiento: Tbilisi (Georgia), 17-06-1929
Fecha de fallecimiento: 13-08-1984
En mi opinión el jugador que mejor planteaba la defensa, con una gran técnica era capaz de repeler los ataques de sus rivales hasta adquirir ventaja y apro-vecharla para llevarse el punto.
Tuvo unos comienzos brillantes que le llevaron pronto a la selección soviética. Es uno de los pocos privilegiados que ha inscrito su nombre en el Olimpo de los campeones del mundo, esto ocurrió en 1963 al derrotar a Botvinnik. Además consiguió retener el título al vencer a Spassky en 1966, en 1969 este mis-mo jugador le arrebataría el cetro de campeón.
Disputó torneos de candidatos de 1953 a 1980 y logró ser campeón de la URSS en 4 ocasiones.
Muchos criticaron su estilo tachándolo de austero y demasiado prudente, pero así era Tigran y así consi-guió muchos éxitos (yo prefiero a jugadores como Tahl, Bronstein o Keres, pero no todos pueden jugar al ataque).
Petrosian estaba demasiado pendiente de sus ad-versarios, Tahl dijo de él: "Petrosian ve llegar el peli-gro varios días antes".
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Está claro que era un jugador difícil de batir, por ejemplo no perdió ni una sola partida en todas sus participaciones en las olimpiadas (79 victorias y 50 tablas).
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Viktor Korchnoi
Lugar y fecha de nacimiento: Leningrado (Rusia), 23-03-1931
Korchnoi es un jugador de estilo indefinible, se mueve bien en cualquier fase del juego y es en las complicaciones del medio juego donde es temible. Siempre acepta los sacrificios de pieza de sus rivales y en ese momento se defendía con tenacidad hasta que lograba que el ataque de su oponente se diluyese.
La carrera de Viktor ha sido muy extensa y llena de grandes éxitos. Ha ganado el campeonato de la URSS en 4 ocasiones, pero la fama le llegó en el campeona-to del mundo donde llegó a disputar dos veces el títu-lo a su compatriota Anatoly Karpov (en 1978 y 1981), aunque éste se mostró superior en ambas ocasiones.
También ha pasado a la historia por abandonar la URSS en 1976, pasando a ser repudiado en su ante-rior patria. De hecho los jugadores soviéticos tenían prohibido participar en torneos donde jugase Korch-noi y solo estaban autorizados a jugar con él en el campeonato del mundo. Recibió asilo en Suiza y pasó a jugar bajo esa bandera, logró ganar el campeonato suizo en 3 ocasiones.
Sus ganas de ganar y su tremenda vitalidad hacen que siga jugando hoy en día con un estilo que nada tiene que envidiar al de algunos GM actuales.
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Leonid Stein Lugar y fecha de nacimiento: Kamenest Podolsk (Ucrania), 12-11-1934 Fecha de fallecimiento: 04-07-1973 Leonid Stein es tal vez uno de los mejores jugadores de esta lista, aunque hoy en día no sea recordado co-mo otros.
Vencedor de múltiples torneos, entre ellos ¡¡3 cam-peonatos de la URSS!!. Jugador de estilo romántico, más preocupado de hacer bellas combinaciones que de su juego posicio-nal. No sabía jugar a hacer tablas, siempre peleaba por la victoria y gracias a eso nos dejó bonitas parti-das. Se ganó un puesto en la elite del ajedrez y muchos expertos le consideraban capacitado para ser cam-peón del mundo; pero aquí apareció el gran lunar de su carrera: los torneos Interzonales que daban plaza para el torneo de candidatos, nunca llegó a pasar di-cha barrera (fue perjudicado por la norma de la FIDE que decía que solo podían clasificarse 3 jugadores de cada país y así tuvo que luchar con los Petrosian, Bronstein, Tahl, Geller, Spassky, Smyslov...). Asiduo de la selección de la URSS en las olimpiadas y otras competiciones, logró vencer en el torneo conmemorativo del 50 aniversario de la Revolución de Octubre que reunió a los mejores del mundo, esto nos da una idea de su gran nivel. Falleció con solo 39 años cuando aun le quedaba mucho que aportar al mundo del ajedrez.
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Lev Polugaevsky
Lugar y fecha de nacimiento: Mogilev (Rusia), 20-11-1934
Fecha de fallecimiento: 1995
Otro gran producto de la inagotable factoría rusa, Polugaevsky se definía como un jugador tranquilo del estilo de Petrosian o Smyslov.
Tenía cualidades para haber disputado el campeo-nato del mundo, pero siempre se cruzó con uno de los grandes, primero Karpov y luego Korchnoi.
Siempre dijo no estar de acuerdo con el mal am-biente generado por la Guerra Fría y esto influía en su juego contra jugadores no soviéticos.
Fue un jugador muy metódico, muy preparado teó-ricamente que dedicaba muchas horas del día al en-trenamiento de aperturas. Era un apasionado de la apertura siciliana, a la que dedicó meses de estudio. Tal fue su dedicación a esta apertura que tras su muerte se organizó un torneo temático sobre la sici-liana en Buenos Aires (1995), al que acudieron juga-dores de primera fila.
Fue campeón de la URSS en 2 ocasiones y tiene un gran record de victorias en su participación en las olimpiadas.
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Mikhail Tahl
Lugar y fecha de nacimiento: Riga (Letonia), 09-11-1936
Fecha de fallecimiento: 29-06-1992
Del Mago de Riga no puedo decir más que elogios, fuera del tablero mantenía excelentes relaciones con sus rivales (siempre con sus famosos golpes de humor). En el tablero era el jugador más temido, sus combinaciones destrozaban las defensas de sus riva-les y cuando sacrificaba una pieza su oponente se echaba a temblar. De hecho alguno de sus sacrificios no eran correctos, pero desconcertaban tanto a su ri-val que no era capaz de encontrar defensa válida.
El culmen de su carrera llegó en 1960 cuando logró ser campeón del mundo al derrotar brillantemente a Botvinnik.
Su gran lastre fue la salud, tuvo problemas renales a lo largo de toda su carrera y esto hizo que su rendi-miento bajase en ciertas épocas. Una pena, porque seguro que hubiese logrado éxitos más altos de estar sano.
Aun con su enfermedad ganó infinidad de torneos, hubo años donde fue imbatible y nadie le podía ven-cer.
Fue muy querido por la afición y lo sigue siendo en la actualidad.
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Boris Spassky
Lugar y fecha de nacimiento: Leningrado (Rusia), 30-01-1937
Jugador injustamente recordado por su derrota en el campeonato del mundo contra Bobby Fischer.
Dominaba todos los estilos de juego en los que fue evolucionando con los distintos entrenadores que tu-vo: Zak y Bondarevsky le curtieron en el ajedrez posi-cional, y Tolush le enseñó los trucos del ajedrez com-binativo por lo que Spassky jugó muchas partidas al estilo romántico.
Spassky pasó por dos épocas: antes de ser campeón del mundo y la época posterior.
En la primera Spassky era ambicioso y tuvo grandes actuaciones en los torneos a los que iba (por ejemplo ganó 2 campeonatos de la URSS). En 1966 perdió el match por el campeonato del mundo con Petrosian, al que logró derrotar 3 años después convirtiéndose así en campeón del mundo.
Este título lo perdió con Bobby Fischer en 1972, a partir de aquí Spassky sufre una transformación y sus resultados se vuelven mediocres, desapareciendo de la primera plana del ajedrez. Volvió a ser noticia en 1992 cuando volvió a perder un match no oficial con Fischer.
Da la sensación de que si se hubiese tomado más en serio su carrera podría haber ganado muchas cosas durante largos años.
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Anatoly Karpov
Lugar y fecha de nacimiento: Zlatoust (Rusia), 17-08-1951
Más que un jugador Karpov parece una computado-ra, cuando juega es más frío que un témpano de hielo y su estilo es de una precisión milimétrica.
Aprendió a jugar a los 4 años, enseñado por su pa-dre. A los 13 años comenzó a asistir a la famosa es-cuela de ajedrez Botvinnik.
Su progresión fue meteórica y logró vencer en las fases clasificatorias de candidatos en 1974, ganándo-se así el derecho a jugarse el título con Fischer. Este match no se celebraría ya que Fischer se retiró, por lo que Karpov pasó a ser campeón del mundo.
Conseguiría retener su corona 2 veces ante Korch-noi, pero llegó el duelo de las dos K y tuvo que ceder el trono a Kasparov. Los duelos con Garri han sido los más seguidos de la historia, Karpov los perdió y esto le ha dejado marcado para toda su carrera.
A pesar de ello volvió a ser campeón del mundo en 1993 tras desvincularse Kasparov de la FIDE.
De todas formas tiene un palmarés envidiable, aun-que últimamente no está logrando ningún éxito de renombre.
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Alexander Beljavsky
Lugar y fecha de nacimiento: Lvov (Ucrania), 17-12-1953
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Beljavsky es primordialmente un jugador de torne-os, en el campeonato del mundo no ha brillado ape-nas, solo ha disputado dos torneos de candidatos (1982 y 1985).
Sus comienzos fueron espectaculares, logró ser campeón del mundo junior y ganó el campeonato de la URSS con solo 20 años. Parecía que había surgido otro aspirante al título mundial. Pero Alexander no pudo con la dura competencia de la época y se quedó en el camino.
Aun así ha ganado infinidad de torneos (lo sigue haciendo en la actualidad), es de destacar sus 4 victo-rias en el Campeonato de la URSS.
Su estilo es tranquilo y muy racional, gran domina-dor de las aperturas le falta técnica para rematar sus partidas.
Tras la desaparición de la URSS comenzó a jugar bajo la bandera de Ucrania y hoy en día lo hace bajo la bandera de Eslovenia.
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Garry Kasparov
Lugar y fecha de nacimiento: Baku (Azerbayán), 13-04-1963
Para muchos el mejor jugador de todos los tiempos (eso lo dice todo). Es un ganador nato, siempre lucha por la victoria hasta el fin y esto le ha dado muchas victorias en posiciones difíciles.
Su estilo es siempre agresivo y ambicioso, muchas veces remata las partidas con bellas combinaciones. Pero lo mejor es su gran técnica y su facilidad para comprender las posiciones. Lo ha ganado todo. Cam-peón del mundo de 1985 a 1993 que fue cuando se desvinculó de la FIDE creando un campeonato del mundo paralelo (PCA) en el que también obtuvo el título.
Sus duelos con Karpov por el campeonato del mun-do fueron seguidos a lo ancho y largo del planeta y en ellos siempre consiguió salir victorioso.
Para entender su dominio no hay más que irse al palmarés del torneo de Linares (el más fuerte de la historia) y ver que ha vencido en 9 ocasiones.
Siempre ha tratado de aportar cosas nuevas al aje-drez, muy famosos han sido sus duelos contra las computadoras, sobre todo cuando Deep Blue consi-guió derrotarle en el año 1997.
En el año 2006 decidido retirarse del ajedrez de competición y yo creo que nadie va a poder llenar el hueco tan grande que va a dejar el ruso.
Javier Cordero Fernández - Ajedrez de ataque
Imagen esotérica del ajedrez
El esoterismo del ajedrez Quizás la imagen con la que encabezamos este artículo no sea la más apropiada, pero nos ha parecido muy simpática y por lo mismo la in-cluimos. Vamos a realizar un estudio sobre el esoterismo del ajedrez, este juego tan aburrido para unos como tan divertido e interesante para otros, curiosamente es así como definen a la vi-da mucha gente... Iniciaremos por lo más elemental, el tablero. Está formado por 64 escapes o casillas, siendo de color negras y blancas. Estos dos colores el blanco y negro, vienen a simbolizar la dualidad de la misma vida, por ejemplo, el bien y el mal, lo bueno y lo malo, la luz y las tinieblas al Cristo como máxime exponente de la luz y a Javhe co-mo más exaltado demonio de las tinieblas. Cada uno de nuestros actos o decisiones en la vida es comparable a una jugada o movimiento. Si nuestras jugadas son, inteligentes y oportunas el resultado será el éxito. Si por el contrario nuestras jugadas son hechas de mala fe, egoístas e inoportunas, el resultado será el fracaso, con todo lo que con lleva, como por ejemplo, el do-lor, la enfermedad, el sufrimiento etc. El tablero esta formado por cuatro lados, es decir los 4 puntos cardinales, norte, sur, este y oeste; así mismo nos recuerda a las cuatro pruebas de to-da iniciación esotérica Agua, Aire, Fuego y Tie-rra. Si analizamos cabalísticamente la cantidad de los 64 escapes nos da el número 10, represen-tando a la ley de recurrencia, la retribución, la rueda del Samsara, así como las fuerzas evoluti-vas e involutivas.
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La cantidad de escapes blancos como de negros es de 32 = 5. Que viene a representar a la ley, que gobierna todos nuestros actos, ya sean posi-tivos o negativos. Hablando simbólicamente dir-íamos que empieza la ley del dharma y la ley del karma a manifestarse. En lenguaje místico de la luz, cuando debutamos en el tablero de la existencia nos reciben las fuerzas blancas (escapes blancos), o sea los ga-lenos con sus batas blancas, nos dan la bienve-nida, como quiera que nada en la naturaleza esta estático, llega el momento en que por nuestras malas obras o decisiones fracasamos y caemos en el amparo de las fuerzas involutivas... (esca-pes negros) Los Peones: simbolizan a los soldados del rey, también a las ocho Virtudes de la Madre Divina o Devi Kundalini, que son: 1-Comprensión, 2-Voluntad, 3-Verbo, 4-Recto pensar, 5-Recto sen-tir, 6-Recta manera de ganarnos la vida, 7-Paz y 8-Amor. Así mismo representan el arcano ocho del tarot o sea el patrón de medidas. La justicia, cada uno de nosotros luchando contra los con-tratiempos. Las Torres: Simbolizan el estado de alerta per-cepción y de alerta novedad. En los grandes mis-terios se le daban al neófito el cincel y el martillo para que fuese puliendo las dos columnas del templo, la blanca y la negra. Los cimientos de las torres en el Medioevo eran de piedra símbolo resplandeciente de la energía sexual. Los Caballos: Representan la osadía y el valor para eliminar el miedo. Sus movimientos des-criben la escuadra y el compás, tan importante en los estudios masones, sus movimientos son en forma de L, que en sistema de numeración romana tiene un valor de 50, descomponiéndolo
nos está indicando la ley en rigor. Simbolizan la fuerza que se va adquiriendo a través del trabajo con la energía sexual transmutada, también la Inteligencia, la amistad, y el triunfo. Los Alfiles: En las cortes medioevales, se co-nocían con el nombre de obispos y eran quienes más cerca estaban del rey alegorizaban los alfi-les, las lanzas, la Urania Venus de los Griegos. Los alfiles, también podemos relacionarlos con la Lanza y la guadaña, simbolizando de esta ma-nera a la Madre Divina fabricando cuerpos y desintegrando defectos. El Rey: Representa la Sabiduría, nuestro real
SER, el venerable maestro interno, la estrella in-terior que siempre nos ha sonreído. Todo el juego del ajedrez, consiste en colocar al rey en una situación tal que no pueda moverse y es entonces y sólo entonces cuando se le da muerte, o jaque mate. Sabido es que terminada una partida de ajedrez, se puede iniciar una u otras, según los acuerdos de los contrincantes, pero el rey, sigue siendo el rey y no cambia, así es nuestro real SER, es lo que ha sido, lo que es y lo que será. La Reina Dama: No podría faltar en el tablero de la existencia y en el ajedrez, el elemento fe-menino, el principio universal de la vida, la cual resplandece en toda obra, Dios mismo, es el Rey desdoblado en Mujer, el Eterno Amor que fluye y refluye en todo lo creado, desde niños añora-mos sus ternuras porque ella es la otra mitad de nuestro SER y viceversa. Sin la dama en una partida de ajedrez, nos sen-timos sin el poder supremo, estamos perdidos. Si hacemos un estudio trascendental de las dife-rentes culturas, vemos como detrás de la gloria de los grandes hombres ilustres, siempre ha es-tado la mujer, como la sacerdotisa de Tebas, en medio de antorchas habló a las multitudes, co-mo sacerdotisa de los templos de misterios. Re-inó en Egipto, como vestal de Delfos, bajo el nombre de Pitoniza; un gran maestro dijo: el sumun de la belleza es la mujer, la naturaleza, la música, las flores, un paisaje, un niño nos con-mueve, pero la mujer, no sólo nos conmueve si-no que nos atrae, nos inspira y nos provoca. La libertad de los movimientos de la dama, en un tablero de ajedrez, es formidable, los valores fundamentales del ajedrez son el tiempo, o sea la rapidez para realizar los planes, espacio, domi-nio del mayor número de defectos si los proyec-tamos de jugada en el ajedrez son bien hechos y con fuerza suficiente, si el desarrollo y las cir-cunstancias han sido maravillosas, el resultado será la victoria. En la vida el hombre se enfrenta con innumera-bles problemas, cada persona necesita saber cómo resolver cada uno de estos problemas; in-teligentemente, todo ajedrecista sabe que toda solución está en el problema mismo, siempre que haya tranquilidad y equilibrios perfectos en-tre la mente, la emoción y el centro motor. En el mundo existe una enorme masa de perso-
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nas a quienes se les ha proporcionado todos los elementos para triunfar en la vida, pero carecen de hábitos y de capacidad de o para razonar lógicamente, porque podemos asegurar que to-dos los seres humanos somos fichas de ajedrez en el tablero de la vida; y sobre nosotros están seres Superiores, que unas veces dan apoyo a las fichas negras y otras a las blancas. Cada uno de nosotros en estos momentos, está volviendo a repetir la misma partida de su vida anterior, más las consecuencias, buenas o malas, bajo los efectos de la ley de recurrencia. Jugado-res Inconscientes que no hemos aprendido a ju-gar inteligentemente y que nuestro destino no lo decide un solo propósito, sino miles y miles de agregados psicológicos. Todos los seres humanos sin una enseñanza su-perior, somos como una partida de ajedrez sin peones, cortos de inteligencia y con muchas li-mitaciones que ignoramos que dentro de noso-tros existen terribles posibilidades que debida-mente desarrolladas nos llevarían a la victoria final. Nos invita pues, la Gnosis mediante el juego de la vida, a ser verdaderos jugadores inteligentes y conscientes, como también para mover dentro de nosotros a las fuerzas superiores innatas, que harán de nosotros hombres reales y verdaderos. Así mismo el rey y la reina simbolizan al hombre y a la mujer, trabajando en la obra del Padre... Y para los amantes del ajedrez les mostramos a continuación el origen de este singular juego: El ajedrez tiene su origen en la India, más concre-tamente en el Valle del Indo, y data del siglo VI d.C. Originalmente conocido como Chaturanga, o juego del ejército, se difundió rápidamente por las rutas comerciales, llegó a Persia, y desde allí al imperio bizantino, extendiéndose posterior-mente por toda Asia. La mayoría de los historiadores coinciden en ubicar el origen del ajedrez en la India en el siglo VII. El mundo árabe, adoptó el ajedrez con un entusiasmo sin igual: estudiaron y analizaron en profundidad los mecanismos del juego, escribie-ron numerosos tratados sobre ajedrez y desarro-llaron el sistema de notación algebraica. El juego llegó a Europa entre los años 700 y 900, a través de la conquista de España por el Islam, aunque también lo practicaban los vikin-gos y los Cruzados que regresaban de Tierra
Santa. En las excavaciones de una sepultura vi-kinga hallada en la costa sur de Bretaña se en-contró un juego de ajedrez, y en la región france-sa de los Vosgos se descubrieron unas piezas del siglo X, de origen escandinavo, que respondían al modelo árabe tradicional. Durante la edad media España e Italia eran los países donde más se practicaba. Se jugaba de acuerdo con las normas árabes (descritas en diversos tratados de los que fue traductor y adaptador Alfonso X el Sabio), según las cuales la reina y el alfil son pie-zas relativamente débiles, que sólo pueden avanzar de casilla en casilla. La era moderna del ajedrez, sin embargo, puede ser ubicada en el siglo XV, donde las piezas ob-tuvieron la forma que tienen actualmente. El primer analista serio del juego fue el español Ruy López de Segura (Siglo XVI), quien en 1561 describió las reglas que aún se usan. El primer reglamento impreso fue publicado por Francois Philidor con el titulo Analyse du jue des echecs (1749), que fue traducido a muchos lenguajes y ayudo a la difusión del juego. La Leyenda de los granos de Trigo Existe una leyenda que dice que hace mucho tiempo existió un rey que era muy bueno, pero una vez luchando contra un reino enemigo per-dió a su hijo en una batalla, y por tal motivo se puso muy triste y se aisló en su castillo revivien-do una y otra vez la batalla donde murió su hijo, recreándola de muchas formas, y en ninguna podía salvar a su hijo y a su reino al mismo tiempo. Un joven que sabia el dolor que el rey sentía pidió una entrevista con el, luego de mu-chos intentos logro que el rey le diera la entre-vista, el joven mostró al rey el juego del ajedrez y le enseño su similitud con una batalla real. El rey que era un gran amante de los planes de guerra no tardo mucho tiempo en entender el juego, el joven le enseño al rey como era de im-portante sacrificar alguna pieza para lograr el partido (haciéndole ver que el sacrificio que su hijo había hecho fue lo mejor para el reino). El rey comprendió su error y acepto la muerte de su hijo, y le dijo al joven que le daría la recom-pensa que el pidiese, el joven le pidió la siguien-te recompensa por la primera casilla del tablero quiero un grano de trigo, por la segunda casilla quiero 2 granos de trigo, por la tercera casilla quiero 4 granos de trigo, por la cuarta casilla quiero 8 granos de trigos y así sucesivamente por las demás casillas, el rey ordeno que entre-garan la recompensa inmediatamente y agrego que era un pedido muy poco digno de su genero-
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sidad, los sabios del rey al tratar de encontrar el numero que correspondía a la cantidad de gra-nos de trigo se dieron cuenta que era un numero muy grande de imaginar en esos días. Así fue como el rey aprendió otra lección a ser prudente y le pidió al joven se quedara en el castillo y tra-bajara como uno de sus asesores... Otra versión de la leyenda Algunas referencias citan al joven que ayudó al rey como el brahmán Susa o Sissa (Susa Ben Dahir el Hidi, según los mejor informados). Luego de lograr la fascinación del rey por tan noble invento, el sabio brahmán aprovechó la oportunidad para darle una lección al soberano y pidió "solamente" un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera y así sucesivamente. Por su puesto el rey accedió de inmediato a tan "mo-desta" petición. Pero, efectuados los cálculos co-rrespondientes, recibió una mayúscula sorpresa: No podía pagar la recompensa prometida puesto que la cantidad de granos a entregar equivalía a cosechar toda la superficie terrestre cultivable (conocida en el día de hoy!) durante más de 10 años!! Casi todos los que relatan esta leyenda co-inciden en el total exacto: 18.446.744.073.709.551.615 (dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil se-tecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince), lo cual se puede con-firmar con un buen procesador matemático.
Publicado por Un Espacio Para El Ajedrez
PAUL KERES, EL REY SIN CORONA
Paul Petrovich Keres nació el 7 de Enero de
1916 en Narva (Estonia), falleció el 5 de Junio
de 1975 de un ataque al corazón.
Aprendió el movimiento de las piezas a los 4
años viendo partidas que su padre disputaba con unos amigos. Rápidamente progresó en su
juego y consiguió vencer a su progenitor, a su
hermano mayor y a sus compañeros de clase.
En esos primeros años su familia vivía en Par-nü y debido a que esta era una ciudad peque-
ña Keres tenía muchos problemas para encon-
trar libros de ajedrez, pero su pasión por el
juego de los 64 escaques era demasiado grande y se dedicó a copiar a mano cada par-
tida que encontraba, llegando a recopilar 1000
partidas.
En 1928 comenzó a ser conocido al vencer
al maestro Vladas Mikenas en unas simultáne-as.
En 1929 (con 13 años) disputó su primer
torneo, en Parnü. Paul fue un gran jugador de
ajedrez por correspondencia, en 1931 debido a la poca actividad ajedrecista de Parnü se
inscribió en varios torneos postales (donde
destacó) llegando a jugar a la vez 150 parti-
das. Estas partidas por correspondencia le sir-vieron para mejorar su juego (sobre todo en
las aperturas) y muchas de ellas fueron ver-
daderas joyas del ajedrez de ataque con
arriesgados sacrificios.
En 1935 gana el Campeonato de Estonia (la
primera vez que lo disputaba), tras esto em-
pieza a convertirse en un jugador imbatible
volviéndose temible para sus rivales, su juego
era muy agresivo debido a sus espectaculares combinaciones por lo que se ha ganado un si-
tio entre los grandes jugadores de ataque de
la Historia.
Empieza a jugar muchos Torneos para ir ganando experiencia y su primera salida in-
ternacional llega en la Olimpiada de Varsovia,
representando a Estonia. Tuvo una gran ac-
tuación a pesar de su juventud siendo el 5º mejor 1er tablero con 12/19. Inmediatamente
después vuelve a proclamarse campeón de Es-
tonia y gana su primer torneo Internacional en
Bad Nauheim empatado con Alekhine!!! y por
delante de una larga lista de grandes jugado-res.
En los siguientes torneos obtiene buenos re-
sultados con su ya típico juego de ataque, lo
que le convierte en el máximo aspirante al
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trono mundial de Alekhine. Keres confirmó es-
te presentimiento al vencer en el Torneo de
Semmering con un juego brillante, ante riva-
les como Capablanca o Reshevsky. Este triun-
fo le daba derecho a ser uno de los jugadores que Alekhine podía elegir para disputar el
Campeonato del Mundo (hay que recordar que
en aquélla época el campeón tenía derecho a
elegir su rival en función del dinero y condi-ciones que estos ofreciesen). El triunfo en
Semmering reportó a Keres el título de Gran
Maestro.
La gran oportunidad llega en 1938 en el Torneo AVRO, el jugador que salga triunfador
(sin contar a Alekhine) tendrá derecho a dis-
putar el título al ruso. La nómina de rivales
impresiona, en total 7: Alekhine, Botvinnik,
Capablanca, Euwe, Fine, Flohr y Reshevsky. Este fue el primer torneo de Candidatos de la
Historia, allí estaban los mejores jugadores del
Mundo, incluyendo un jovencísimo Mikhail
Botvinnik que ya apuntaba buenas maneras.
El torneo tuvo tanta repercusión que fue la
primera vez que desde Estonia se mandaba un
corresponsal para cubrir un evento ajedrecísti-
co. Keres comenzó flojo y se encontraba lejos del líder Reuben Fine. Pero rápidamente em-
pezó a mejorar hasta conseguir superar a Fine
(a falta de 3 rondas) y consiguió mantenerse
en lo más alto hasta el final.
El derecho a aspirar al cetro mundial se vio
truncado por Alekhine que propuso unas con-
diciones inaceptables para la disputa del
match. Entre tanto Keres juega un match
amistoso con Euwe, los expertos consideran que quien venza tendrá el derecho moral de
retar al campeón. Paul ganó al holandés por
7'5-6'5, pero no pudo renegociar las condicio-
nes del match por el estallido de la 2ª Guerra Mundial.
En 1942 vuelve a jugar tras no haber podido
dedicarse al ajedrez por la II Guerra Mundial,
pero su nivel de juego ha bajado, esto era al-go normal en personas que habían tenido que
sufrir las penurias de una guerra. Curiosamen-
te gana el Campeonato de Estonia sin ceder ni
un punto: 15/15 !!!.
Keres fue un excelente competidor de tor-neos donde logró cosechar muy buenos resul-
tados, donde no tenía tanta presión como en
la lucha por el Campeonato del Mundo. Con su
estilo de juego agresivo podía ganar a cual-quier rival, fuese quien fuese y esto le hacía
rendir a alto nivel en todo tipo de competicio-
nes.
Toda esta historia podría no haberse produ-
cido ya que después de que Estonia fuese
anexionada a la URSS Keres fue condenado a muerte, esta condena fue derogada porque
Mikail Botvinnik intercedió por él ante el
mismísimo Lenin y la pena le fue conmutada.
Esta experiencia fue muy dura y difícil de su-perar para Keres, y tal vez influyó en sus re-
sultados, sobre todo en el Campeonato del
Mundo.
En 1955 Keres quedó 2º en el Interzonal por lo que se clasificó para el Torneo de Can-
didatos de Amsterdam. En 1956 se disputó di-
cho torneo y Keres fue líder durante varias
rondas, pero un flojo final le relegó a la 2ª po-
sición. Este mismo puesto lo ocuparía en los Torneos de Candidatos de 1959 y 1962 (en
este a solo 0'5 ptos del ganador).
Su último intento de ganar el Campeonato
del Mundo se produjo en 1965, pero fue elimi-nado por Spassky en cuartos de final. Tras es-
to decide no volver a participar en los Torneo
Interzonales y por ende en los de Candidatos
y se vuelca en lograr buenos resultados en otros Torneos.
Pero Keres ya no tiene el arrojo de la juven-
tud, cuenta con 52 años y nota que las energ-
ías le van abandonando, el propio Keres reco-noce buscar tablas rápidas en muchas partidas
para guardar fuerzas y que los Torneos no se
le hagan demasiado largos. Es normal este
cansancio ya que su carrera había comenzado
30 años atrás y había disputado muchísimos torneos.
Pero los malos resultados en el Campeonato
del Mundo (si se le puede llamar mal resultado
a quedar 2º en un torneo de Candidatos) in-fluyeron mucho en Keres y su estilo sufrió un
gran cambio, pasó de ser un jugador de ata-
que y grandes combinaciones a ser un jugador
posicional buscando así mejores resultados (esto también lo hizo Steinitz).
Hay que decir que también en el estilo posi-
cional Keres fue un gran jugador, pero yo per-
sonalmente prefiero recordarle como el gran
jugador de ataque que fue. En mi opinión ha sido uno de los mejores jugadores de la Histo-
ria y también uno de los más grandes en el
juego combinatorio, no hay más que dar un
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repaso a sus mejores partidas para comprobar
la profundidad de su estilo.
Keres ganó tres veces el Campeonato de
la URSS lo cual tiene mucho mérito porque en
este campeonato había muchos jugadores fuertes (Botvinnik, Bronstein, Boleslavsky,
Smyslov, Kotov entre otros.) Como ya he co-
mentado el borrón en su expediente se produ-
jo en el Campeonato del Mundo donde ni si-quiera llegó a disputar un match por el título.
Nadie puede decir que esos resultados sean
mediocres porque conseguir el 2º puesto en
cuatro Torneos de Candidatos (1953, 1956, 1959, 1962) no está a la altura de muchos ju-
gadores. Por estos intentos fallidos de ser
campeón del Mundo fue apodado como "el
eterno segundo" y "el eterno candidato".
Keres fue también un gran escritor, publicó muchos artículos en revistas especializadas
(dirigió la revista de ajedrez "Eesti Male"),
compuso geniales estudios artísticos y escribió
varios libros de mucho éxito que hoy en día son leídos por miles de ajedrecistas.
Además recibió el Título de "Maestro eméri-
to de deportes de la URSS", tras ser entrena-
dor y analítico del equipo soviético.
En la actualidad se juega un Torneo en su
memoria, el Memorial Keres en Vancouver
(Canadá), que fue el último Torneo que Keres
jugó antes de fallecer (de hecho Keres tuvo el infarto al corazón durante el viaje de vuelta
tras haber ganado en Vancouver). También se
juega otro Torneo en su memoria en Tallin la
capital de Estonia (podéis ver los vencedores
de ambos Torneos en la sección de palmarés). Keres fue enterrado en Estonia y a su entierro
acudieron 100.000 personas. La importancia
de Keres era tan grande en su país que publi-
caron un sello con su cara y emitieron un bi-llete de 5 krooni con su retrato, nunca se ha
hecho algo parecido por otro jugador de aje-
drez.
Todos sus rivales le definían como un caba-
llero en el tablero y fuera de él, esto le hizo
todavía más popular entre la afición del mun-
do del ajedrez y fueron muchos los que desea-
ron que consiguiese llegar a ser campeón mundial. Hay que recordar que consiguió estar
entre los 10 primeros del Mundo durante 34
años, desde 1937 a 1971.
Las estadísticas de Keres son: victorias 952, tablas 794, derrotas 188; promedio
69'80 % (el promedio se saca de sumar victo-
rias y tablas, y dividirlo por las partidas tota-
les).
Para terminar veamos algunos ejemplos del
talento de Paul Keres:
Keres - Gilfer, Munich 1936 Keres - Fine, Ostende 1937
Klundt - Keres, Bamberg 1968 Blumenoff - Keres, Tallinn 1933 Keres - Szabo, Budapest 1955
Javier Cordero Fernández
Ajedrez de ataque
R R R
¿AJEDREZ = ABURRIDO?
En el “Ateneo de Cáceres” (España) se realizó
recientemente un debate de especial interés para
los aficionados del Ajedrez con la presencia del
Secretario General del Club Magic de Mérida,
psicólogo Juan Antonio Montero, el Subcampeón
Iberoamericano de Ajedrez, Manuel Pérez Cande-
lario y don Ignacio García, como moderador. El
tema: ¿es el ajedrez para inteligentes? ¿es aburrido
el ajedrez?
En la primera parte se trató el ajedrez como favo-
recedor del desarrollo de la persona resaltando que
la inteligencia (coeficiente intelectual) es una cons-
tante de la persona y son las aptitudes las que pue-
den mejorar con el tiempo y la práctica del ajedrez.
Luego se trató, desde el punto de vista de la psico-
logía, la importancia que tiene la práctica del aje-
drez.
En la segunda parte, cuyo tema fue uno de los
grandes mitos (¿es aburrido el ajedrez?) se pre-
sentó la encuesta realizada sobre 200 niños practi-
cantes del ajedrez mostrando cómo ven el ajedrez
terceras personas y cómo los que lo practican.
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El responsable de la sección de ajedrez del Ate-
neo de Cáceres manifestó que ya está iniciándose
un nuevo proyecto en el que el ajedrez estará pre-
sente como medio de prevención del Alzheimer en
la tercera edad.
Al finalizar, el público realizó preguntas como
las siguientes:
1) El ajedrez dicen algunos, sobre todo los que
no lo conocen, que es tranquilo. ¿Por qué algunos
de los más grandes ajedrecistas, como Kasparov,
dicen entonces que es uno de los deportes más pa-
recidos que existen al boxeo?
2) Si eres muy inteligente, ¿ya serás por tanto un
buen ajedrecista?
3) El ajedrez es el deporte de estar sentado en
una mesa. ¿Por qué entonces, ajedrecistas que lu-
chan durante varios días por el título de campeón
del mundo pierden varios kilos de peso?
4) Dicen que el ajedrez es la combinación de ar-
te, juego y ciencia. ¿Se podría afirmar entonces
que un buen ajedrecista debería tener mentalidad
de artista, pasión por el juego y mente científica?
5) Algunos de los ajedrecistas que han competi-
do por el título de campeón del mundo incluían en-
tre sus ayudantes a psicólogos y hasta parapsicólo-
gos, que los acompañaban incluso en la sala de
juego. ¿Qué misión tenían? ¿Ayudar a su jefe, o
descentrar al rival?
6) “No me gusta jugar al ajedrez porque no tengo
paciencia y, como todo el mundo sabe, para jugar
al ajedrez hay que tener mucha paciencia”. Eso di-
cen muchas personas. ¿Es la máxima virtud del
ajedrecista ser una persona paciente?
7) Un jugador muy inteligente, Kasparov, decía
que para ganar a un contrincante primero tenías
que ganarle psicológicamente, y que después ya le
derrotabas en el tablero. ¿En qué quedamos, es im-
portante la inteligencia o es la psicología?
8) Cada vez ocurre más, como en el tenis, que los
jovencitos están obteniendo más triunfos en aje-
drez. ¿Son los niños de ahora más inteligentes que
los de antes?
9) Un ajedrecista de alto nivel, ¿qué hace mien-
tras el contrario está pensando: piensa en su
próxima jugada? ¿En qué piensan los ajedrecistas
tanto tiempo?
10) ¿Es ya más inteligente el ordenador que el
mejor ajedrecista del mundo?
11) Matemáticas, música y ajedrez: ¿Por qué los
niños prodigios se manifiestan en estas tres disci-
plinas?
(www.ateneodecaceres)
¿Es el ajedrez más completo que la vida?
Imagínese una base de datos de finales, en la que el resultado de todas y cada una de las posi-ciones con las 32 piezas haya sido calculada has-ta el mate. Tendríamos un algoritmo que defi-niría el juego perfecto en el ajedrez. Tendríamos también que aceptar que mientras que la verdad objetiva es imposible en la vida, en términos ge-nerales es posible en el ajedrez. El profesor Christian Hesse reflexiona sobre esta cuestión y la combina con un problema de lógica cuántica ajedrecística, en la que 2–1=2 y 2+1=2.
El ajedrez es más completo que la vida
Por el profesor Christian Hesse
En último término, el ajedrez es solo ajedrez: no es lo mejor del mundo ni lo peor del mundo, pe-ro no hay nada igual. – W.C. Fields
Si es usted padre de niños pequeños, como yo, puede que le suene familiar el tipo de diálogo si-guiente:
Su hijo: ¿Por qué no puedo tomar un vaso de mosto de manzana? Usted: ¡Porque pronto cenaremos y no quiero que te quite el apetito! Su hijo: ¿Por qué me quita el apetito el zumo de manzana? Usted: ¡Porque te llena y tiene mucho azúcar! Su hijo: ¿Por qué no puedo comer azúcar? Usted: ¡Porque te da más sed y no es bueno para tus dientes! Su hijo: ¿Por qué el azúcar no es bueno para mis dientes? Usted: ¡Al comer azúcar se atraen bacterias que hacen agujeros en tus dientes!
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Su hijo: ¿Por qué las bacterias hacen agujeros en mis dientes?
En ese instante algunas cosas pueden salirse de madre, como su paciencia y posiblemente se pregunte si esa conversación nunca terminará. Buena pregunta. En realidad, desde un punto de vista lógico, puede que no termine: empiece con cualquier pregunta y tras cada respuesta "por-que" simplemente pregunte ¿por qué? . De esta manera se genera un trilema, es decir, un dilema con tres alternativas poco satisfactorias en vez de dos. En concreto, los filósofos llaman a este caso el trilema de Muenchhausen. Estas son las tres alternativas:
1. La sucesión pregunta, respuesta, pregun-ta… sigue ad infinitum. A esto se deno-mina regresión infinita.
2. En la sucesión de preguntas y respuestas, en un momento dado puede volver a aparecer una respuesta anterior. Esto se llama razonamiento circular. Si, por ejemplo, alguien afirma que todos los que se oponen a una actitud tolerante son estúpidos y luego defiende ese punto de vista diciendo: ―Si no fueran estúpi-dos, no se opondrían‖, esa persona está planteando una polémica circular, además de iniciar algo masivamente con-traproducente.
3. Uno puede declarar que una afirmación es obvia, hablar ex cátedra o apelar a una autoridad superior (por ejemplo, Dios)
En matemáticas, por ejemplo, se escoge la terce-ra opción. Se comienza a construir una teoría a partir de un conjunto de lo que se llama axio-mas, es decir, verdades que se sitúan al princi-pio, que no se pueden demostrar, sino que se tomar por obvias. Luego, de esas verdades ini-ciales se deducen otras: los nuevos conocimien-tos de derivan de los antiguos por medio de la aplicación de razonamientos lógicos (reglas de inferencia, como modus ponens) Son famosos en matemáticas los axiomas de Euclides, con los que comenzó sus épicos estudios de geometría, como por ejemplo su primer axioma: ―Sólo hay una línea recta que pasa por cada par de puntos dados‖.
Las tres alternativas mencionadas son insatis-factorias desde un punto de vista intelectual y, a la vista de este trilema, la vida resulta algo in-completa. Nunca podemos aseverar algo lógica-mente.
¿Qué pasa con el ajedrez?
El ajedrez es un universo independiente de 64 casillas, con 32 piezas y determinadas leyes de movimiento bien definidas. ¿Es posible afirmar o demostrar algo en el ajedrez? Por ejemplo, la sencilla afirmación: ―En una posición determi-nada, las blancas están mejor‖.
Se podría intentar razonar de este modo: si las blancas realizan una determinada jugada enton-ces las negras están peor. ¿Porqué están peor las negras? Porque tras cualquier movimiento suyo, las blancas están siempre mejor. ¿Por qué están siempre mejor las blancas? Porque tras cual-quier jugada negra, las blancas tienen un movi-miento tras el cual las negras están peor... Aquí también parece una regresión infinita, similar a la que encontramos antes.
Pero si lo miramos más detenidamente, no es el mismo caso. No hay trilema de Muenchhausen en el ajedrez: hay verdades definidas. Veamos porqué.
Cambie de perspectiva por un momento y co-mience en el momento final de la partida: piense en una base de datos con todas las posiciones en las que las negras reciben jaque mate. Contiene solo un número finito de posiciones. Luego piense en una segunda base de datos relaciona-da con la primera. Esta contiene todas las posi-ciones en las que las blancas pueden dar mate en una jugada. Luego en una tercera base de datos relacionada con la segunda, en la que las jugadas de las negras no pueden defenderlas del mate en uno y así sucesivamente. Siempre media jugada cada vez más alejada del mate. Se puede (en te-oría) seguir secuencialmente el proceso hasta posiciones con las 32 piezas y turno de juego pa-ra las blancas. Entonces el conjunto W de todas esas posiciones con 32 piezas está conectado con la posición de mate por el camino más corto. Comenzando por una de esas posiciones con 32 piezas, el camino correspondiente mostrará el juego perfecto para ambos bandos. Si es el turno de las negras, no hay otra defensa que pueda re-trasar más el momento del mate. Si les toca ju-gar a las blancas, no hay alternativa que les permita dar mate con más rapidez. El conjunto W por tanto contiene todas las posiciones en las que las blancas pueden forzar la victoria.
Puede hacerse algo similar desde el punto de vista de las negras, comenzando con una base de datos de todas las posiciones en las que las blan-cas reciben jaque mate. Prosiguiendo de forma
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similar a la expuesta con anterioridad. se consi-gue un conjunto B de posiciones con 32 piezas en las que, tocándoles jugar a las blancas, las negras pueden forzar la victoria. Todas las de-más posiciones de 32 piezas (es decir, todas ex-cepto aquellas que pertenecen a los conjuntos W y B) forman un conjunto D y conducen a las ta-blas con el mejor juego por ambos bandos.
Como resultado, se puede imaginar una base de datos que contenga todas las posiciones legales, con un veredicto único asignado a cada una de ellas: +1, ±0, –1, para indicar si ganan las blan-cas, si es tablas o si ganan las negras. Así que, en principio, hemos diseñado un algoritmo para construir el juego perfecto en el ajedrez. Por su-puesto, en la práctica eso es utópico, para el con-junto total de las posiciones con 32 piezas, pero ya no lo es para los finales de seis piezas o inclu-so algunos de siete. No obstante, lo más impor-tante es que mientras la verdad objetiva es im-posible en la vida, es, en términos generales, po-sible en el ajedrez. En este sentido, el ajedrez es más completo que la vida.
Aún así, en ajedrez hay curiosidades relaciona-das con el tema de este artículo. Considere, por ejemplo, la posición siguiente a partir de un de-bate relacionado con la lógica cuántica en el ajedrez:
Vasilenko y Frolkin, 1995
Mate en dos jugadas
(a) Diagrama
(b) Tras las dos primeras medias jugadas (c) Antes de las dos últimas medias jugadas
Si tiene una posición con la condición ―las blan-cas dan mate en n movimientos‖ y realiza dos medias jugadas, digamos la mejor jugada blanca y la mejor respuesta negra, entonces obtendría una posición en la que se puede establecer la condición ―las blancas dan mate en n–1 juga-das‖. Pero ese no es el caso del problema ante-rior.
De forma análoga, si a partir de una posición inicial se retroceden dos medias jugadas, reali-zando al revés la última jugada de las negras (si hay solo una única) y después de eso la última de las blancas (de nuevo si hay una única) en-tonces se llegaría a una posición a la que le se puede poner la condición ―las blancas dan mate en n+1 movimientos‖. Ese tampoco es es el caso del problema anterior.
De hecho, en las tres posiciones (a), (b), (c), sin importar que se retrocedan dos medias jugadas o que se avancen dos medias jugadas a partir del diagrama anterior, se llega a posiciones en las que se da la condición ―las blancas dan mate en 2‖. Un caso de una aritmética muy poco frecuen-te sobre el tablero de ajedrez: 2–1=2 y 2+1=2. Y un fascinante ejemplo en el que dos posiciones que difieren en una jugada legar tienen un futu-ro lógicamente diferente.
¿Es capaz de encontrar la solución en cada uno de los tres casos?
Pista: recuerde la convención aceptada en los problemas de ajedrez según la cual una captura al paso sólo es posible si puede demostrarse que la jugada anterior a la posición del diagrama fue el avance doble del peón a capturar.
La próxima semana se facilitará la solución a este problema.
Sobre el autor
Christian Hesse es Doctor en Filosofía por la Universidad de Harvard y estuvo en la fa-cultad de la Universidad de California en Berkeley hasta 1991. Desde entonces es pro-fesor de matemáticas en la Universidad de Stuttgart (Alemania) Posterior-mente ha sido investigador visitante y profesor invitado en diversas universidades de todo el mundo, desde la Universidad Nacional de Aus-tralia (Canberra) a la Universidad de Concep-ción (Chile) Recientemente ha escrito ―Expeditionen in die Schachwelt‖ (Expediciones en el mundo del ajedrez, ISBN 3-935748-14-0), una colección de unos cien ensayos que el perió-dico vienés Der Standard denominó ―uno de los libros sobre ajedrez mas intelectualmente chis-peantes y recomendables que se hayan escrito‖.
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Christian Hesse está casado, tiene una hija de seis años y un hijo de dos. Vive en Mannheim y le gusta la respuesta de Voltaire a la queja: ‖La vida es dura (―¿Comparada con qué?‖)
Solución a Los problemas: "El ajedrez es más
completo que la vida" Este era el problema, que de hecho lo constitu-ían tres problemas en uno:
Vasilenko y Frolkin, 1995
Las blancas dan mate en dos jugadas (a) En el diagrama (b) Después de las dos primeras medias jugadas (c) Antes de las dos últimas medias jugadas
En primer lugar observemos que la posición su-perior es legal. Es fácil demostrar que las últi-mas jugadas están dados por : - 1…c4xd3 ap y –2. d2-d4 c5-c4+. La solución del apartado (a), el mate en dos a partir del diagrama es 1. Rxd3+ g5 2. hxg6 ap. mate.
Ahora consideren la posición resultante del dia-grama tras 1.Rxd3+ g5. Esa es la posición inicial de la parte (b) del problema.
(b) Las blancas dan mate en 2
Es importante advertir que en esta posición la captura al paso 1.hxg6 ap no es legal ya que no puede demostrarse que la última jugada haya tenido que ser g5. Hay otras últimas jugadas que pudieron haber generado la posición anterior. El mate en dos se da con 1.Ab2 gxh4. Tras cual-quier otra respuesta de las negras es 2.Ag7 mate, pero tras la textual 2.Ac1 da mate.
Rebobinando desde el diagrama original con –1…c4xd3 ap + –2. d2-d4 se llega a la posición si-guiente, que es la salida del apartado (c):
(c) Las blancas dan mate en 2
Aquí la solución es 1.Rf4 g5+ (de otro modo 2. g5 mate) 2. hxg6 ap mate.
Chessbase
¿Es el ajedrez una formidable
pérdida de tiempo?
Sí y no. Sí, porque para dominarlo rela-
tivamente bien se requiere una vida de
estudio y entrega, iniciación temprana y talento natural. Aun así, ¿valdría la pena
reducir la existencia a 64 escaques (32
negros, 32, blancos) y ningún clavel? Co-
mo atestigua Nabokov en La defensa, la
locura del ajedrecista convierte el piso
cuadriculado de un hospital en un tablero
por donde deambulan sin lógica peones y enfermeras que comen al paso y hace del
movimiento de un mesero el desplaza-
miento incoherente de un caballo en el
flanco de dama. Soñar alfiles y vivir de-
ntro de una torre, no de marfil, prisionero
de tu propio enroque largo: eso puede ser una vida dedicada al ajedrez. La mente,
87
propensa a las adicciones, trabaja para
imaginar jugadas en un tablero inexisten-
te y todo alrededor se desvanece: los
amigos, la familia, la pareja. Vaya en des-
cargo de este juego milenario que tam-
bién existen los contadores públicos (seis
por ocho igual a cuarenta y ocho años ti-rados a la basura, detrás de un escritorio
de paño, haciendo filigranas para evadir
los impuestos de clientes mal agradeci-
dos), y los inspectores fiscales (ocho por
seis igual a cuarenta y ocho años absur-
dos en escritorio de lino en busca de las triquiñuelas de los evasores).
Sin embargo, existe un elemento básico
en el ajedrez que lo justifica y lo ennoble-
ce (y lo separa del dominó, la rayuela y
las canicas). El ajedrez es el único juego
que comparte con el arte la capacidad de
crear belleza. La estética lo salva del hast-ío y la monotonía, porque donde hay be-
lleza hay perdón y el mundo está a salvo.
Jugar ajedrez puede ser, como tocar el
violín o esculpir en barro, una forma artís-
tica.
El problema es que la belleza del aje-drez es inteligible sólo para los practican-
tes. Ningún jefe entiende el retraso en la
oficina por culpa de un molesto caballo en
e5 al que había que expulsar después de
un largo rodeo. Ninguna novia comparte
la sádica aventura de dejar en zugzwang a un contrario, obligándole a mover sus
peones hasta la asfixia, como un autóma-
ta, posición que sin duda envidiaría el au-
tor de La filosofía del tocador. Los jugado-
res del ajedrez son una secta, como los
cátaros de Provenza o los lectores de
Proust, capaces estos últimos de recono-cerse en una reunión y discutir hasta el
amanecer las razones de Swan para so-
portar los engaños de Odette, o la paula-
tina degradación moral del barón de Char-
lus. Conozco jugadores de ajedrez, impre-
sentables desde luego, dispuestos a ter-minar con la fiesta más amena, la conver-
sación más interesante, la asamblea más
diligente. El método es sencillo: alguien
saca un tablero subrepticiamente e invita
al resto a practicar en una esquina este
juego de príncipes, que sublima la guerra
hasta convertirla en un arte, como pedía
Maquiavelo.
Cuando al final de una larga y pareja
partida, el inmóvil rey, postrero lo llamó
Borges, sale a discutir su magisterio con
los peones enemigos; cuando uno es ca-
paz de imaginar una combinación ganado-ra; cuando una celada fríamente calculada
cumple su objetivo y el contrario entrega
la dama, sólo entonces uno descubre que
el título de esta entrada de blog es retóri-
co. La respuesta es no.
Ricardo Cayuela Gally
EL SIMBOLISMO DEL
AJEDREZ
Titus Burckhardt
El juego de ajedrez es originario de la India. Fue
transmitido al Occidente medieval por medio de
los persas y los árabes. Una prueba de ello es la pa-
labra "jaque mate" que deriva del persa (shah -rey-
y el árabe -mat- ha muerto).
El orden estratégico es evidente en la posición de
las figuras utilizadas, igual que en la guerra en el
Oriente antiguo. La tropa ligera, representada por
los peones, ocupa la primera línea; el grueso del
ejército lo constituye la tropa pesada, carros de
guerra (torres), caballeros (Caballos) y elefantes de
combate (alfiles); el rey con su "dama" o "conseje-
ro" permanecen en el campo de las tropas.
La forma del tablero corresponde al tipo clásico
del Vastumandala, el diagrama que también consti-
tuye el trazado céntrico o fundamental de un tem-
88
plo o ciudad. Dicho diagrama simboliza la existen-
cia concebida como campo de acción de las fuer-
zas divinas. En su significado más universal, el
combate figurado por el juego del ajedrez repre-
senta la batalla mítica de los devas con los asuras,
de los dioses con los titanes, o de los ángeles con
los demonios, derivándose de este todos los demás
significados del juego.
El ajedrez es de origen brahamanico, lo prueba el
carácter eminentemente sacerdotal del diagrama de
8x8 cuadrados. Los hindúes consideraban el juego
como una escuela de gobierno y defensa.
Hagamos notar que los hindúes cuentan ocho
planetas: el sol, la luna, los cinco planetas conoci-
dos y Rahu, el astro oscuro de los eclipses; cada
uno corresponde a las ocho direcciones del espa-
cio. Los indios dan un sentido misterioso a la pro-
gresión geométrica efectuada en las casillas del ta-
blero; establecen una relación entre la causa prime-
ra, que domina todas las esferas y a la que todo
conduce, y la suma del cuadrado de las casillas.
El simbolismo cíclico del tablero de ajedrez resi-
de en el hecho de que expresa el despliegue del es-
pacio según el principio cuartario y octonario de
las direcciones principales (4x4x4=8x8), y que sin-
tetiza en forma cristalina, los dos grandes ciclos
del sol y la luna: el duodenario del zodiaco y las 28
mansiones lunares. Por otra parte, el número 64,
suma de las casillas del tablero, es submultiplo del
número cíclico fundamental que mide con preci-
sión los equinoccios.
Los astros simbolizan al mismo tiempo un aspec-
to divino, personificado por un deva. Así es como
este mandala, simboliza a la vez el cosmos visible,
el mundo del espíritu y la divinidad en sus múlti-
ples aspectos.
(Mencionemos también, que en la tradición chi-
na, los 64 signos que se derivan de los ocho tri-
gramas comentados en el I King. Estos 64 signos
suelen estar dispuestos de manera que correspon-
dan a las ocho direcciones del espacio. Ahí tam-
bién se encuentra, pues, la idea de una división
cuaternaria y octonaria del espacio, que resume to-
dos los aspectos del universo.)
El despliegue alternativo de los cuadrados blan-
cos y negros, pueden ser considerados como un
mandala de Shiva, dios en su aspecto transforma-
dor. Los cuatro cuadrados, puestos alrededor de un
centro no manifestado, simbolizan las fases cardi-
nales de todo ciclo. La alternación de las casillas
blancas y negras, en este esquema elemental, hace
del equivalente rectangular del símbolo extremo
oriental del yin-yang. Es una imagen del mundo en
su dualismo fundamental. Son dos aspectos com-
plementarios pero opuestos del mandala, es decir,
un símbolo del espíritu universal (Purusha) en
cuanto a síntesis inmutable y trascendente del
cosmos. Por otra parte es emblema de la existencia
(Vastu) considerada como soporte pasivo de las
manifestaciones divinas. La cualidad geométrica
del símbolo expresa el espíritu, y su coagulación
limitativa es existencia o materia; en la polaridad
considerada como tenebrosa y caótica, raíz del
dualismo existencial. Recordemos aquí el mito de
según el cual el Vastu-mandala representa un asu-
ra, personificación de la existencia bruta: los davas
han vencido a este demonio y han establecido sus
moradas sobre el cuerpo tendido de su víctima; así,
le imprimen su "forma", pero es el quien los mani-
fiesta.
Este doble sentido que caracteriza al Vastu-
Purusha-mandala, y que, por lo demás, se encuen-
tra de manera mas o menos explicita en todo
símbolo, era como actualizado por el combate que
el juego del ajedrez representa. Tal combate, dec-
íamos, es esencialmente el de los devas y los asu-
ras, que se disputan el tablero del mundo. El ejérci-
to blanco es el de la luz, el negro es el de las tinie-
blas. En un orden relativo, la batalla figurada en el
tablero representa, bien la de los dos ejércitos te-
rrenales. Cada uno de los combates en nombre de
un principio, el espiritual y el de las tinieblas en el
hombre, como una guerra santa. Se advertirá el pa-
rentesco del simbolismo implicado en el juego de
ajedrez con el tema del Baghavad-Gita, libro que
se dirige a los kshatriyas.
Se traspone el significado de las diferentes piezas
del juego en el orden espiritual, estas corresponden
a diferentes maneras de realizar las posibilidades
cósmicas representadas por el tablero; hay el mo-
vimiento axial de las torres o carros de combate, el
movimiento diagonal de los alfiles o elefantes que
siguen un solo color, y el movimiento complejo de
los caballos. La marcha axial que corta a través de
los diversos colores, es lógica y viril. Mientras que
la marcha diagonal corresponde a una continuidad
existencial y, por lo tanto, femenina. El salto de los
caballos corresponde a la intuición.
89
Lo que más fascina al hombre de casta noble y
guerrera es la relación entre voluntad y destino.
Pues bien, exactamente eso es lo que el juego de
ajedrez ilustra, precisamente porque sus encade-
namientos son siempre inteligibles, sin ser limita-
dos en su variación. Un rey de la India quiso saber
si el mundo obedecía a la inteligencia o a la suerte.
Dos sabios, sus consejeros, dieron respuestas con-
trarias, y para probar sus tesis respectivas uno de
ellos tomó por ejemplo el ajedrez, en el que la inte-
ligencia prevalece sobre el azar, mientras que el
otro trajo unos dados imagen de la fatalidad.
En cada fase del juego, el jugador es libre de ele-
gir entre varias posibilidades, pero cada movimien-
to traerá una serie de consecuencias ineluctables,
de modo que la necesidad delimita la libre elección
cada vez más, apareciendo el final del juego no
como fruto del azar sino como el resultado de leyes
rigurosas.
Se revela aquí no sólo la relación entre voluntad
y destino, sino también entre libertad y conoci-
miento: a menos que haya una inadvertencia del
adversario, el jugador salvaguardará su libertad de
acción solo en la medida en que sus decisiones co-
inciden con la naturaleza del juego, es decir, con
las posibilidades que este implica. Dicho de otro
modo; la libertad de acción es aquí solidaria de la
previsión, del conocimiento de las probabilidades;
inversamente, el impulso ciego, por libre y es-
pontáneo que parezca en el primer momento, se
revela a fin de cuentas como una no-libertad.
El arte regia es gobernar el mundo exterior o in-
terior en conformidad con sus propias leyes. Esta
arte supone sabiduría, que es el conocimiento de
las posibilidades; ahora bien, todas las posibilida-
des están contenidas, de manera simétrica, en el
espíritu divino. La verdadera sabiduría es la identi-
ficación más o menos perfecta con el Espíritu (Pu-
rusha), siendo simbolizado este por la cualidad ge-
ométrica del tablero, sello de unidad esencial de las
posibilidades cósmicas. El Espíritu es la verdad;
por Ella es libre el hombre; fuera de ella es esclavo
de su destino. Esa es la enseñanza del juego del
ajedrez.
El Simbolismo del Ajedrez’, Cielo y Tierra (Barcelona), No. I, 1982 www.metajedrez.com
Duchamp Marcel Portrait de jouers d'échecs
ANÉCDOTAS EL VAMPIRO VENCIDO POR LA CRUZ
El MI Javier Moreno Ruiz ha realizado sus propios
comentarios sobre una popular e interesante historia
que mezcla ajedrez con amor e intriga, la leyenda
del Vampiro y la santa cruz. En realidad se trata de
una composición o final artístico con historia incluida.
La historia de este mate data del siglo XIX, en ple-
no romanticismo. Un famoso escritor iba todas las
noches a jugar una partida de ajedrez a una posada
cercana a su casa. Jugando al ajedrez por las no-
ches conoció a una dama de la cual llego a enamo-
rarse, y a raíz de ahí nuestro protagonista acudió to-
dos los días a la misma hora a la posada para jugar
al ajedrez con la dama hasta altas horas de la no-
che. La dama era pálida, de pelo oscuro, labios rojo
carne y ojos algo hinchados en sangre, bastante ca-
llada, lo cual sugería que se centraba mucho en la
partida. El protagonista, como ya dije antes, tenía la
costumbre de aparecer todos los días a la misma
hora en la tranquila posada para jugar una partida
con ella, enloquecido de amor. Pero una noche, la
extraña dama apareció nerviosa, cosa que él, ciego
de amor, apenas notó. Súbitamente ella alargó su
mano a la ventana en un arrebato de nervios y con
sus afiladas uñas arañó el cristal, produciendo un
escalofrió en el escritor. Y en un momento dejó ver
unos afilados colmillos. Dirigiéndose a nuestro pro-
tagonista le dijo:
- Lo siento mucho por ti pero tengo que morderte,
estoy hambrienta y no he cenado. El escritor empali-
deció de terror, ¿como se había dejado engañar por
una vampiro? ¿Qué puedo hacer?
- Es inútil que trates de huir; en cuanto salgas de
aquí alzaré el vuelo y te alcanzaré- le dijo la Vampiro
a nuestro protagonista mientras hacía un esfuerzo
por huir. Intentando ganar tiempo nuestro protagonista pidió
como última voluntad que le dejará vivir hasta acabar
la partida. La Vampiro accedió. Pero la partida ya no
llevó el mismo ritmo que antes, ahora el escritor tra-
90
taba de ganar en vano algo de tiempo. Pero cuando
a ella le tocaba mover, lo hacía rápido para acabar
antes. Los nervios del vampiro crecían, y viéndose
desgraciado el escritor hizo unas cuantas jugadas
rápidas hasta que de repente se quedó pensando
justo en esta posición.
1. ¦xg7+ ¢f6 2. £xc6+
Aprovechando la rapidez del vampiro, el escritor movió deprisa, para que no viera lo que él pensaba. 2...¦xc6 3.¦xc6+ £d6 4.¦xd6+ cxd6 5.¤c7!
- Ahogado- dijo la Vampiro. - No- respondió el escritor- puedes mover el peón. 5...d5 6.¤xd5+
La vampiro se alzó sobre el tablero y agarró por el cuello al escritor y este le pidió que hiciese el último movimiento y mirara la posición. 6...¢e6 Y justo mientras ella colocaba su rey... 7.¦e7# mate
Las piezas forman la Santa Cruz. La Vampiro lan-za un chillido y huye a través del arañado cristal, vo-
lando y dando gritos de horror. El escritor se escapó, y por esa posada no volvió a aparecer.
2000 Hechiceros.net Productions.
PERDIENDO EN 6 JUGADAS EN UN TORNEO
Keres, P - Arlamowski, E
Szcawno Zdroj, 1950
¿Se puede perder en un campeonato en 6 juga-das?. Pues eso podríamos preguntárselo al maestro polaco Edward Arlanwsky, que en 1.950 durante el Torneo Internacional de Trzcinsko-Zdroj, perdió ju-gando una variante de la Defensa Caro-Khan contra el G.M. Paul Keres, nada menos que en seis movi-mientos.
1.e4 c6 2.¤c3 d5 3.¤f3 dxe4 4.¤xe4 ¤f6 5.£e2
en este momento Paul Keres se levantó de su asien-to y se fue a dar una vuelta por la sala de juego, mientras recorría las mesas pensando en las juga-das de los demás participantes, al volver vio que... 5...¤bd7?? su contrincante había movido el caballo
de la dama a la casilla d7, y sin ni siquiera mirarle a los ojos, tomó su caballo [ >=5...¤xe4 es la mejor
apuesta para salvar la posición 6.£xe4 ¤d7+/=] y lo
colocó en d6, dando ¡Jaque Mate! 6.¤d6# 1-0
Si el caso os parece poco creíble, esta misma po-sición ocurrió en 1.982 durante otro torneo.
Nishimura, H - Marko, H [B10] Luzern ol (Men) Lucerna (13), 1982
91
1.e4 c6 2.¤f3 d5 3.¤c3 dxe4 4.¤xe4 ¤d7 5.£e2
¤gf6 6.¤d6#
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LA PRIMERA PARTIDA DE MIJAIL TAHL
La primera partida que jugó Mijail Tahl, la perdió en 4 movimientos. Esta anécdota poca conocida del mago de Riga os la vamos a relatar, tal cómo la hemos encontrado en una biografía de él. Así que pasamos la palabra al inigualable Mijail.
- Mi padre no jugaba al ajedrez, pero un primo mío había alcanzado la cuarta categoría y en casa se solía decir que yo jugaba mejor al fútbol y él al aje-drez. Así fue hasta 1.945, cuando jugué mi primera partida con mi primo. Esa partida, que representaba mis primeros pasos en el tablero de ajedrez, constó de sólo cuatro movimientos, después de los cuales salí derrotado. Ocurrió así:
1 e4, e5; 2 ¥c4, ¥c5; 3 £h5, ¤a6; 4£f7 Mate
- Miré al tablero y ví que no tenía nada que hacer. Pedí a mi primo la revancha, pero no aquel mismo día. Sabía que también en los campeonatos del mundo había revanchas y decidí vengarme. me fui aquella misma tarde a la Villa de los Pioneros de Ri-ga. Allí había muchos jugadores sentados a las me-sas de ajedrez. me acerqué al encargado del club y le dije; "Por favor, enséñeme a jugar. Quiero ganar a mi primo". Y empezaron a enseñarme. Aprendí lo su-ficiente para tomar mi revancha, pero al mismo tiem-po me aficioné al ajedrez y ya no lo soltaba de mis manos. Así pues debemos dar las gracias al primo de Tahl por haberle ganado, y que escogiera el ajedrez antes que el fútbol, hemos ganado en sabiduría y en di-versión. Gracias primo.
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CAPABLANCA CONTRA UN MARCIANO
MI Postal Pedro A Parnenzini
Dicen las malas lenguas que Capablanca, en su temprana edad, estaba bajo la sombra de un gran árbol, analizando unas partidas como entrenamiento para su match con Corzo, en Cuba, cuando de pron-to se le aparece una figura desconocida preguntán-dole que estaba haciendo. Sorprendido, respondió que analizando unas partidas de ajedrez. El marcia-no, inteligente, se intereso por el juego y le pidió que le enseñara. Capablanca, entonces, fue poco a poco haciendo comprender al desconocido las reglas del mismo y la ultima indicación fue: "cuando un peón llega a la 8va fila, se puede pedir cualquier pieza".
No tardaron mucho en jugar una partida, y la mis-ma fue dramática, hasta que llegó la siguiente posi-ción:
Le tocaba jugar al blanco y realizo el movimiento 1.¢c2, amenazando mate inevitable. José Raúl sa-
boreaba el triunfo, pero el marciano impávido, jugó 1... h1=¢!!.
El gran Capa pegó un salto…
-No! No se puede -Pero usted me dijo que se podía pedir cualquier pieza!, replicó el marciano. José no tuvo más remedio, luego de discutir, que seguir la partida con esa regla y analizó que si 2.¥d4
daba mate a un rey negro, pero el otro quedaba ahogado, y era... tablas! Entonces, haciendo un esfuerzo sobrehumano, pensó largo tiempo y encontró la siguiente continua-ción: Jugo 2.a8= ¢ REY NEGRO!
Fue entonces el marciano quien protestó, pero las reglas eran ya claras ("... se puede pedir cualquier pieza"), y había que aceptarlas, jugó entonces 2. ...
¢b8 Única.
El blanco jugó 3. h7 Nuevamente el negro tiene un único movimiento: 3. ... ¢a8 Entonces al gran
Capablanca le brillaron los ojos, había analizado bien, jugó 4.h8=£ y MATE A LOS TRES REYES NEGROS!
92
JUEGO DE ESPEJOS
El conocido Maestro norteamericano Reuben Fine fue invitado por la Unión Soviética para
jugar una serie de partidas con reconocidos
maestros soviéticos, vencía uno tras otro a
cada uno de ellos y por ese motivo el presi-dente de la federación soviética Nicolas Krilen-
co no estaba precisamente alegre.
"Es que ninguno de vosotros va a ser capaz de vencer a Fine?" preguntó a los maestros, has-
ta que uno de ellos le dijo, yo le venceré ca-
marada, y Cómo piensas conseguirlo? pre-
guntó el presidente de la federación?
Y Yudovich le mostró una poco conocida parti-
da de Fine en la que el maestro se valió de un
extraño artificio para descolocar a su contra-
rio. Después de esta partida el maestro Rago-sin, analizándola tranquilamente halló un
error en la combinación de Fine e ideó una
contra réplica, contándoselo a Yudovich, quien
era el que iba a jugar la partida al día siguien-te contra Fine, aconsejándole que se hiciera el
ingenuo, para que Fine, no notara nada, de la
trampa, y así fue como con este juego de
mentiras y verdades pudieron vencerle al ma-estro Fine.
Fine - Yudovich [D40]
Moscú (Fecha???) 1.d4 d5 2.c4 e6 3.¤c3 ¤f6 4.¤f3 c5 5.¥g5
cxd4 6.¤xd4 e5 7.¤db5 este movimiento
según la teoría es el más cualificado en la po-
sición dada. Y fine no dudó de utilizarlo. Aquí
Yudovich, fingió reflexionar durante largo rato,
aún cuando tenía fijada de antemano la res-
puesta."Porque según dice él, si lo hubiera hecho mecánicamente, Fine hubiese podido
sospechar de mi respuesta". 7...a6 Fine "con-
tinua Yudovich" me lanzó una mirada astuta,
avanzó lentamente la mano hacia el caballo, y de pronto se comió el peón" 8.¤xd5!?
Tras esta jugada, debí haberme puesto a pen-
sar durante varios minutos, para que mi opo-
nente no sospechara, pero no tuve fuerzas pa-ra ello, y, mirando a él y no al tablero, le comí rápidamente el caballo con el peón. [>=8.£a4
con una buena posición para el blanco 8...¥d7
9.cxd5= (9.¤xd5? ¥xb5 10.¥xf6 ¥xa4
11.¥xd8 ¢xd8µ); 8.¤a3 d4 colocando un peli-
groso peón pasado en d4 9.¥xf6 gxf6]
8...axb5µ Fine, echó el cuerpo hacia atrás y
se sumergió en una profunda meditación. 9.¤xf6+
[Después de la serie de jugadas 9.¤xf6+ gxf6
10.£xd8+ ¢xd8 11.¥xf6+ y 12.¥xh8, las
blancas han conseguido una calidad y dos
peones de más, suficiente para ganar la parti-da] y Yudovich replicó. 9...£xf6! en esto mo-
mento entró el presidente de la federación so-
viética, Nicolas Krilenco, miró el tablero en el
que se señalaban las partidas, y restregándo-se los ojos, exclamó "Es que fine y Yudovich se han puesto de acuerdo? 10.¥xf6 ¥b4+
93
las blancas se ven forzadas a defenderse del jaque con la dama. 11.£d2 ¥xd2+ 12.¢xd2
gxf6 y las negras, con el cambio de un peón
por un caballo, ganaron pronto la partida. A
los pocos años de esta partida Fine se convir-tió en profesor de psicología, y tomó como
ejemplo práctico para sus alumnos esta parti-da. [12...gxf6 13.cxb5 ¢e7µ] 0-1
NOTA: La partida a la que nos referimos, no la hemos encontrado en ninguna base de datos de las
que disponemos, y esta anécdota la hemos encon-
trado en un viejo libro de ajedrez soviético de los años 50. Lo que si hemos encontrado ha sido una
partida completamente igual jugada en los años 80.
Desconocemos cualquier dato sobre esta partida y si queréis enviarnos cualquier tipo de comentario o
aclaración estaríamos encantados de contar con
vuestra opinión.
Shakarova, L - Zankovich, V [D50]
URSS Army-ch Simferopol, 1989
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 d5 4.¥g5 c5 5.¤f3 cxd4
6.¤xd4 e5 7.¤db5 a6 8.¤xd5 axb5 9.¤xf6+ £xf6
10.¥xf6 ¥b4+ 11.£d2 ¥xd2+ 12.¢xd2 gxf6 0-1
Hechiceros del tablero
R R R
PROBLEMAS DE INGENIO
En una página de Internet dedicada a problemas de
ingenio, aparece un problema que se desarrolla en el
siguiente tablero de ajedrez.
Se deben eliminar los dos reyes y colocar las cuatro
damas y un alfil negros en diferentes escaques de
modo que las 64 casillas del tablero sean dominadas
por esas 5 piezas.
R R R
Mikhail Tal y sus pensamientos surrealistas
La anécdota: Mikhail Tal, también conocido como
"El mago de Riga", es uno de los jugadores de aje-drez que más admiro, por su creatividad y agresivi-dad táctica frente al tablero. A pesar de que conozco varias, tal vez la anécdota más famosa trata sobre la partida en la que estuvo pensando durante casi una hora recordando un cuento de su juventud, que le sirvió como concepto de guía: “¿Como sacar un hipopótamo de un panta-no?” Un periodista con el nombre de Damski le hizo una entrevista al maestro después de la partida y en el transcurso de la misma le preguntó: “¿Le vienen a la mente ideas que no tengan nada que ver con el ajedrez?” Tal: “¡Continuamente! Nunca olvidaré, por citar un ejemplo, mi encuentro con el maestro Eugenio Va-siukov (Kiev, 1964), durante uno de los campeonatos de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Sovié-ticas o Bloque Soviético, por entonces vigente). La posición en el tablero era muy compleja y pen-saba sacrificar un caballo. No era una variante muy clara, puesto que existían muchas posibilidades. Comencé a calcular y me horrorizó la idea de que el sacrificio fuera falso. Las ideas se me amontonaban en la cabeza: una respuesta correcta del contrario en determinada si-tuación la traspasaba a otra variante y allí, natural-mente, aquel movimiento era inoportuno por comple-to. Lo concreto es que en mi mente se formaba un montón caótico de movimientos, a veces incluso sin ninguna relación entre sí. El "árbol del análisis", tan recomendado por los en-trenadores, comenzó a crecer de manera monstruo-sa. No sé por qué, pero en aquel instante recordé la célebre poesía infantil de Korney Chukovski: "¡Oh, qué difícil debe ser el trabajo de sacar a un hipopótamo del pantano!" Recuerdo que en mi cabeza se amontonaban ca-brestantes, palancas, helicópteros e incluso, una es-calera de cuerda: Después de numerosos intentos no encontré ningún método aceptable para sacarle del pantano, y pensé con amargura: "¡Pues que se ahogue!" Y así el hipopótamo desapareció del tablero y me encontré con que la posición era más clara de lo que creía y, por supuesto, sacrifiqué el caballo.
94
Al día siguiente en la prensa se escribió: "Mikhail Tal, después de analizar durante más de 50 minutos la posición sacrificó acertadamente una pieza...". La verdad es que es una anécdota interesantísima ésta de Tal de cómo nos complicamos sin necesi-dad, cuando en realidad debemos simplificar nues-tras posiciones en la vida. Para los que saben repro-ducir juegos de ajedrez, les agregamos la famosa partida de referencia, sin olvidar una de las frases más importantes que expresó Mikhail Tal: “¡Hay dos clases de sacrificios: los correctos y los míos!” Mikhail Tal - Evgeni Vasiukov [B17] Kiev URSS ch 4, 1964
1.e4 c6 2.¤c3 d5 3.d4 dxe4 4.¤xe4 ¤d7
5.¤f3 ¤gf6 6.¤g3 e6 7.¥d3 c5 8.0–0 cxd4
9.¤xd4 ¥c5 10.¤f3 0–0 11.£e2 b6 12.¥f4 ¥b7
13.¦ad1 ¤d5 14.¥g5 £c7 15.¤h5 ¢h8 16.¥e4
f6 17.¥h4 ¥d6 18.c4 ¥a6
Este es el momento en que el hipopótamo se une a la partida.
19.¤xg7 ¢xg7 20.¤d4 ¤c5 21.£g4+ ¢h8
22.¤xe6 ¤xe6 23.£xe6 ¦ae8 24.£xd5 ¥xh2+
25.¢h1 £f4 26.£h5 £xe4 27.¦fe1 £g6
28.£xg6 hxg6 29.¥xf6+ ¢g8 30.¦xe8 ¦xe8
31.¢xh2 ¥xc4 32.¦d7 ¦e6 33.¥c3 ¥xa2
34.¦xa7 ¥c4 35.¢g3 ¥d5 36.f3 ¢f8 37.¥d4 b5
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56.¦d2 ¦e3 57.¥g5 ¥d3 58.f5 1–0
Publicado en la Web de Richard Guerrero
,,,
PSICOLOGÍA EN AJEDREZ
Psicología de los errores
típicos del ajedrecista
(...) Existen múltiples géneros de la literatura aje-
drecística: manuales de apertura, tratado del medio
juego y final, compilaciones de partidas selectas de
grandes jugadores, etc. Sin embargo, escasean
aquellos trabajos dedicados a un análisis riguroso
del proceso del pensamiento a través del cual el
ajedrecista hace uso de todos sus conocimientos y
arsenal técnico. Esto sucede a pesar de que para
cualquier maestro está clara la necesidad de esta-
blecer los defectos típicos de la actividad intelec-
tual en el transcurso de la partida y de hallar pro-
cedimientos que aumenten su efectividad y dismi-
nuyan el número de errores. Con lo anterior no
queremos negar el valor pedagógico del error para
el perfeccionamiento del ajedrecista. El aforismo
de Tartakower: "En ajedrez sólo se aprende de los errores" es indiscutible, pero ¿es forzoso aprender
sólo de nuestros propios errores? También pode-
mos aprender de los ajenos. Y este es el propósito
del presente trabajo; con él pretendemos poner en
guardia a prácticos y pedagogos contra aquellos
errores de orden psicológico que se repiten con
más frecuencia en la práctica ajedrecística.
CONSIDERACIONES GENERALES
ACERCA DEL ERROR Y SUS CAUSAS
"La partida de ajedrez, como planteó Tartakower
es decidida por un error. Claro que no es lo mismo
de quién, si del contrario o de uno." El ajedrez es a
menudo un juego cruel, la alegría del triunfo va
contigua a la amargura del fracaso y es fundamen-
tal asumir el mismo buscando en nosotros las cau-
sas. No pocas veces el ajedrecista que ha sufrido
una derrota riñe con la casualidad. Él mismo no
entiende porqué ha cometido un error tal, si había
jugado tan bien la parte principal de la partida.
Había sostenido tan correctamente la lucha posi-
cional, y no se había quejado tampoco de los as-
pectos tácticos. Este jugador por lo general termina
atribuyendo su derrota a una mala pasada del azar.
Pero los errores son casuales sólo en apariencia; en
realidad ellos siempre están vinculados a las com-
plejas exigencias psicológicas que el ajedrez plan-
tea a quienes lo practican. En el pensamiento aje-
drecístico se entremezclan las consideraciones ge-
nerales de orden posicional con elementos del
cálculo concreto, y la habilidad para encontrar el
justo medio entre estos aspectos y para recordar el
papel de cada uno de ellos en un momento deter-
minado de la lucha es el patrón por el que se mide
la fuerza del jugador. Al sobreestimar el rol que
desempeñan los elementos tácticos, se cometen
con frecuencia errores ligados al concepto estraté-
95
gico de la posición. Por otra parte, un exagerado
respeto a las leyes generales o un juego basado
únicamente en ellas, a menudo da origen a errores
tácticos. Las valoraciones generales y el cálculo de
variantes no son elementos abstractos, sino que de-
terminan la elección de cada jugada. En la partida
ellos se unen formando una trama compleja que se
dificulta aún más en función de las características
psicológicas del jugador.
(...) Como bien estima Emmanuel Lasker, el aje-
drez es ante todo, una lucha entre dos personalida-
des. Tras la vida de las piezas está el ser humano
concreto, y no podemos comprender los secretos
de la lucha ajedrecística si prescindimos de la psi-
cología, las inclinaciones y el carácter del hombre
inmerso en esta lucha, en la cual el intelecto se
manifiesta como un componente entre otros. Es el
individuo como personalidad quien analiza, elabo-
ra planes, calcula variantes, se defiende o ataca, y
también quien se equivoca y pierde. Todo ajedre-
cista comete errores. En las partidas entre princi-
piantes la "falta de información" conduce a equi-
vocaciones tan graves que cada una de ellas bastar-
ía para decidir inmediatamente el resultado de la
contienda. Claro que muchas veces el adversario
no los aprovecha y la partida continúa.
Las partidas entre jugadores experimentados tienen
características diferentes. Generalmente en ellas el
error no es consecuencia forzosa de la complejidad
objetiva de la situación, sino mayormente de la in-
debida postura del jugador ante ésta. Incluso en
aquellas posiciones más difíciles objetivamente,
los factores psicológicos tienen también un peso
importante en la comisión del error.
Pongamos por ejemplo aquellas posiciones donde
es obligado pasar a una defensa pasiva, sin posibi-
lidades de contraataque, y donde la práctica ha
demostrado que son especialmente vulnerables
aquellos jugadores de más alto nivel. Es evidente
que estas posiciones son objetivamente difíciles de
manejar, y aún cuando el análisis permite demos-
trar que la situación es sostenible, la necesidad de
encontrar paso a paso jugadas individuales conlle-
va una alta probabilidad de error. Pero ésta no es la
única causa; muchas veces el error se produce
cuando las dificultades principales ya han sido sal-
vadas. Sucede que en la actualidad gran parte de
los ajedrecistas de alto nivel están acostumbrados a
desarrollar el juego de forma tal que posean la ini-
ciativa. Producto de ello, la dificultad psicológica
que implica la defensa pasiva conduce a un gran
desgaste de las fuerzas del defensor, quien frecuen-
temente termina por equivocarse.
LOS ERRORES DE ORDEN PSICOLÓGICO.
SU CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS
Es obvio que en las partidas de ajedrez entre juga-
dores experimentados, detrás de cualquier error
encontramos un defecto en el proceso de pensa-
miento. ¿Y detrás de ese defecto, qué hay? Impul-
sividad, negligencia, excesivo optimismo, sobrees-
timación de las propios posibilidades, inseguridad,
etc.
Cualquiera de estos factores, e incluso muchos
otros, pudieran constituir la base psicológica del
error. Una clasificación que aborde exhaustiva-
mente todos y cada uno de ellos sería demasiado
extensa para el presente trabajo, por eso decidimos
reunir los errores típicos más importantes en dos
grupos fundamentales:
Grupo I: Incluimos aquí aquellos errores que son
provocados en general por una insuficiente disci-
plina interna del ajedrecista.
Grupo II: En este grupo aparecen los errores vin-
culados más directamente a ciertas peculiaridades
de la personalidad del jugador.
Analicemos ahora algunas posiciones que ejempli-
fican los errores a que nos referimos.
ERRORES TÍPICOS DEL GRUPO I
a. La casilla desaparecida
No sólo los principiantes cometen errores graves.
También a veces lo hacen los maestros, pero por
causas totalmente diferentes. Frecuentemente el
error se produce a causa de que ante nuestra vista
se hallan el tablero y las piezas. Para calcular una
variante es necesario apartarse con el pensamiento
de la posición que se halla sobre el tablero y repre-
sentarse mentalmente una nueva posición, resul-
tante luego de una serie de jugadas de ambos ban-
dos. Si se transfieren íntegramente a esa represen-
tación las características de la posición de partida,
entonces ésta no ayuda, sino que entorpece el aná-
lisis. El Gran Maestro y Doctor en Psicología Ni-
kolai Krogius le llama a este defecto imagen resi-
dual, pero Ilin Shenevski ya hablaba de tales casos
en el año 1928.
96
b. La pieza olvidada
En ocasiones sucede que las operaciones en un
sector del tablero, cautivan de tal modo la atención
del ajedrecista que éste centra totalmente su aten-
ción en las piezas que toman parte directa en las
amenazas y sus repercusiones. En cambio parece
como si se borraran de la mente aquellas piezas si-
tuadas lejos del sector donde se desarrolla la lucha.
Esta "estrechez de la atención", según le llama
Krogius, limita la amplitud del pensamiento y hace
que se cometan errores.
c. La jugada natural
"Jamás hemos de ceder al encanto aparente de las
jugadas naturales", escribió en su tiempo el cam-
peón mundial Alexander Alekhine. Todos los ma-
nuales de ajedrez para principiantes advierten so-
bre el peligro de las jugadas que saltan a la vista,
sin embargo, miles de aficionados de diversas
fuerzas capturan o defienden mecánicamente pie-
zas atacadas, olvidando que a veces estas respues-
tas no son nada ventajosas.
d. El peligro del éxito
El deseo de retomar lo antes posible una partida
ganada puede provocar un inesperado desastre.
¡Cuántas veces, aun los jugadores más experimen-
tados, después de haber logrado una superioridad
posicional o material relajan irresponsablemente su
atención y pasan por alto las sencillas amenazas
del adversario! En estos casos, la ventaja obtenida
se convierte en un estímulo psicológico negativo y
el ajedrecista deja escapar la victoria.
e. La confusión de ideas
Suele ocurrir que en determinadas posiciones pue-
de escogerse entre dos planes distintos de juego, en
tal caso no hay peor cosa que tratar de llevar a ca-
bo ambos planes. Resulta una confusión de ideas
tal, que no se logra cumplir ninguno de las dos.
Según Krogius, este tipo de error tiene en su base
la inestabilidad de la atención. Ella se manifiesta
cuando el pensamiento pasa de un punto a otro de
la posición sin la continuidad lógica necesaria para
llegar a una conclusión útil. Por consiguiente, los
planes se mezclan y se realizan desacertadamente.
Hasta este momento hemos presentado una serie de
errores que tienen un denominador común: todos
ellos de una forma u otra provienen de una insufi-
ciente disciplina interna del jugador, o si se prefie-
re llamarlo de otro modo, de una incompleta o in-
adecuada organización del proceso intelectual a
través del cual el ajedrecista pone en práctica sus
conocimientos. Lógicamente, ustedes se pregun-
tarán cómo combatir errores semejantes, por eso a
continuación haremos referencia a una serie de
medidas que los estudiosos del tema consideran
útiles en estos casos.
Recomendaciones para evitar errores
Aunque parezca una recomendación puramente
ajedrecística, el juego a la ciega es quizás el mejor
procedimiento de preparación para perfeccionar las
cualidades dinámicas de la atención y el pensa-
miento. Esta forma de juego exige una constante y
precisa comparación de las imágenes anteriores
con la posición presente y una sistemática verifica-
ción de la postura exacta de las piezas, lo cual re-
quiere de grandes esfuerzos volitivos.
Método equivalente es el estudio de trabajos sobre
ajedrez sin verificarlos sobre el tablero, entrena-
miento que muchos maestros actuales practican
asiduamente. Otros procedimientos recomendados
son ejercitarse en el hallazgo de soluciones paradó-
jicas, en la búsqueda de recursos ocultos de la de-
fensa en posiciones difíciles, descubrir toda excep-
ción de la regla y desarrollar lo concreto del pen-
samiento. Con ello el ajedrecista se contamina de
un escepticismo muy útil en la valoración de la po-
sición.
Asimismo es muy efectivo el método de "cruzar la
línea", donde el jugador trata de abstraerse de los
propios intentos y de pensar por el adversario, así
pueden descubrirse ideas que se escapan cuando se
piense unilateralmente.
Las partidas rápidas y las sesiones de juego si-
multáneo cronometradas, por su parte, han mostra-
do que pueden contribuir a aumentar la capacidad
y variabilidad de la atención. Claro que en la lucha
contra estos errores, si se quiere ir al fondo del
problema, se hace imprescindible un estudio serio
y riguroso de las peculiaridades y etapas del proce-
so de pensamiento en la partida de ajedrez, con el
fin de, sobre esta base, planificar el "entrenamiento
mental" del jugador de forma consciente y organi-
zada. Sobre esto hay aún mucho por investigar, así
que por nuestra parte, preferimos pasar ahora a la
exposición de una serie de errores de naturaleza
97
psicológica más estable: son aquellos que están
más vinculados a la personalidad del ajedrecista.
ERRORES TÍPICOS DEL GRUPO II
a. Insuficiente flexibilidad del pensamiento
La práctica ajedrecística demuestra cada vez más
la necesidad de un pensamiento elástico, capaz de
adaptarse al rápido cambio de los acontecimientos
que se presenta especialmente en las posiciones
agudas. Pero incluso los jugadores más experimen-
tados presentan problemas en este sentido
La falta de flexibilidad en el pensamiento se expre-
sa, por ejemplo, en el hecho de aferrarse a un sis-
tema de apertura cuestionable o poco claro objeti-
vamente, o en la aversión por asumir compromisos
difíciles y por hacer concesiones perfectamente
justificables. Pero el ajedrecista que sufre de estos
males debiera preguntarse si no los sufre también
en su vida personal. ¿Le es difícil modificar sus
hábitos? ¿Se incomoda cuando tiene que renunciar
a planes sin importancia o cuando alguien cuestio-
na su opinión? ¿Es una persona flexible, o acaso,
sin darse cuenta, tiende a la rigidez? Aquí pudieran
estar las verdaderas respuestas.
b. El exceso de autoconfianza
El esfuerzo en pro del perfeccionamiento aje-
drecístico excluye totalmente la autosuficiencia.
Sobreestimar las propias posibilidades y subesti-
mar las del adversario es un comportamiento psi-
cológico erróneo que lleva a una valoración subje-
tiva y unilateral de la posición. Un exceso de auto-
confianza puede hacernos olvidar los puntos de
vistas del contrario, esto le sucede incluso a los
grandes maestros.
c. La inseguridad en las propias fuerzas
En el ajedrez la objetividad no sólo se pierde pro-
ducto de la autoconfianza exagerada, sino también
por inseguridad. La subestimación de las posibili-
dades propias y la sobreestimación de las del ad-
versario pueden llevarnos incluso a una prematura
capitulación psicológica. Además del excesivo
respeto por el contrario, hay otros factores que
pueden influir en la disminución de la autoconfian-
za. Entre ellos se cuentan las posiciones a las que
no se está suficientemente habituado, una defensa
prolongada en posición difícil, el apuro de tiempo,
etc. Pero la causa fundamental, por regla general,
es la subestimación de las propias fuerzas, y es so-
bre ella que debemos trabajar.
d. Error de estilo
Al estilo del ajedrecista van unidos muchos pro-
blemas. Al principio de este trabajo decíamos que
la habilidad para encontrar un equilibrio entre las
valoraciones generales y el cálculo concreto es el
patrón por el que se mide la fuerza del jugador. Es
lógico que tengamos cierta preferencia por una
forma de juego determinada, pero esta preferencia
puede convertirse en un arma de doble filo si no es
asumida con flexibilidad. Muchos ajedrecistas "po-
sicionales", al inclinarse hacia el pensamiento abs-
tracto, desarrollan una tendencia patológica a evi-
tar cualquier tipo de complicación, lo cual los lleva
muchas veces a subvalorar las posibilidades tácti-
cas. A muchos jugadores "tácticos" les sucede pre-
cisamente lo contrario. Nimzowitch decía sobre
Spielmann, un jugador combinatorio muy capaz:
"Spielmann no está en condiciones de transigir. Es-
ta característica tiene su origen precisamente en su
temperamento. Incluso las jugadas de defensa, co-
mo proteger un peón débil con una Torre, le son
ajenos. Por tanto, en el enfrentamiento con él hay
que tratar de simplificar la posición, a fin de ex-
cluir los motivos de ataque, y luego realizar un
juego de presión en ambas flancos."
Los errores analizados en este segundo grupo tien-
den a estabilizarse profundamente, en este sentido
son más difíciles de combatir. Por ello, en el cami-
no hacia el perfeccionamiento del ajedrecista es
imprescindible tener en cuenta la necesidad de en-
frentar la educación de su personalidad como un
todo, incluyendo tanto los aspectos cognitivos co-
mo los afectivos, tanto el pensamiento como la vi-
vencia. El ajedrez es, indiscutiblemente, una vía
magnífica para el diagnóstico de la personalidad,
pero también podemos convertirlo, con conoci-
miento de causa, en un agente potenciador del au-
todesarrollo de la misma. Nuestro estudio panorá-
mico de algunos errores típicos que se cometen en
la partida de ajedrez, toca a su fin. Por supuesto
que han quedado muchos aspectos sin abordar de-
bido a la complejidad y extensión del tema, pero
esperamos que lo expuesto en este trabajo sirva pa-
ra contribuir al perfeccionamiento de entrenadores
y jugadores. Y si a partir de este momento algún
ajedrecista comienza a reflexionar sobre sus fraca-
sos y a mirar con otros ojos su manera de jugar,
98
entonces estaremos seguros de que no hemos tra-
bajado en vano.
Por María de Las Nieves Morales Cardoso, Licen-
ciada en Psicología
BIBLIOGRAFÍA Krogius, N. V.: La Psicología en ajedrez. Colección
Escaques, Barcelona, 1980
Maceiras, Nery: La organización del pensamiento en
el ajedrecista, Ciudad de La Habana, 1993
Persits, B.: Errores típicos. Colección Escaques, Vo-
rohkov, B.: Barcelona, 1976
Peña Grasso, I.: La educación de la personalidad del
ajedrecista, Ciudad de La Habana, 1993
Suetín, Alexei: Typische feh 1er Editorial Sportver-
lag, Berlín, 1980.
û n û n û n û n û
El Ajedrez, Espejo de la Vida Sonja M. Musser
In ceremonies of the horseman, even the pawn must hold
a grudge.
– Bob Dylan
Ambos genios de la literatura fantástica realista ar-
gentina, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, se inspi-
raron por el ajedrez, utilizándolo de imagen, analogía
y modelo en sus obras. Este ensayo mostrará el im-
pacto de este juego importantísimo a la cultura
humana en la literatura, trazando su historia y unas
apariencias significativas en la literatura hasta e in-
clusive a Borges y Cortázar mismos. También, se in-
cluirá una referencia al uso paralelo del ajedrez en el
arte de M. C. Escher.
No se saben con precisión los orígenes del juego de
ajedrez. Como el sol, se originó en Levante y su po-
pularidad circunnavegó el mundo. Es probable que la
primera versión, Chaturanga, se inventara antes de
600 d.C. en China o en India y se diseminara con las
peregrinaciones de los monjes budistas. Llegó a Per-
sia donde se llamaba Chatrang y luego en árabe Sha-
tranj. El ajedrez llegó a Europa por vía de tres rutas:
la invasión de España y Sicilia por los musulmanes, y
el Imperio Bizantino. Desde Europa viajó al nuevo
mundo con los conquistadores. En el arte, la lucha
maniquea que se representa entre los dos lados
opuestos, blanco y negro o más sangrientamente
blanco y rojo, se convierte en la analogía de una ba-
talla, una guerra, la vida, la raza humana, el mundo,
el universo, Dios y su poder. La importancia del aje-
drez también se ve en el uso de su terminología fuera
del contexto del juego en el lenguaje cotidiano. Es
curioso que dos de los más importantes términos son
negativos: stalemate (mate ahogado) y peón.
La primera mención del ajedrez en la lengua caste-
llana aparece en la Disciplina Clericalis (s. XII) de
Pedro Alfonso donde se contaba entre la lista de las
siete cualidades del caballero perfecto. En el siglo si-
guiente, salió el mejor libro medieval de juegos, el
Libro de acedrex dados e tablas (1283) de Alfonso X
el Sabio, Rey de Castilla y León. En este manual ri-
camente iluminado de problemas, mayormente tradu-
cidos de obras árabes, Alfonso el Sabio manifiesta la
importancia de este juego intelectual en su época. Por
dedicar tanto esfuerzo en crear una obra tan bella y
grande, sabemos que los juegos, y en particular el
ajedrez, que ocupa la primera y mayor parte del to-
mo, eran de suma importancia para este rey medie-
val. La introducción nos explica que Dios quería que
los hombres tengamos todo tipo de diversión y los
problemas mismos del ajedrez nos indican que para
Alfonso este juego intelectual era un reto que enseñó
mucho más, por ejemplo, acerca de estrategias de
guerra, de política, aún de vida. Las iluminaciones
nos muestran que todos participan igualmente en el
juego (como en la vida), nobles y pobres, hombres y
mujeres, árabes y cristianos, viejos y niños. Con la
dualidad típica de la Edad Media, Alfonso el Sabio,
hacía un papel doble de translatio studii, transfirién-
donos la sabiduría oriental y de darnos un símbolo
para interpretar en el juego del acedrex.
Desde la llegada de ajedrez al Occidente, no ha de-
jado de incluirse en la literatura. The 64-Square
Looking Glass: The Great Game of Chess in World
Literature (Times Book, 1993), editado por Burt
Hochberg, es un compendio de selecciones de litera-
tura ajedrecista de muchos autores. Su tabla de con-
tenido se lee como un Who’s Who de la literatura
mundial. Algunos de los más famosos son Woody
Allen, Poul Anderson, Fernando Arrabal, Samuel
Beckett, Jorge Luis Borges, Anne Brontë, Lewis Ca-
rroll, Ian Fleming, E. M. Forster, Thomas Hardy,
Sinclair Lewis, Vladimir Nabukov, Ezra Pound, Al-
fred, Lord Tennyson, Miguel de Unamuno, y Kurt
Vonnegut, Jr. Examinaremos de éstos a una serie de
ajedrecistas que se influenciaron: Lewis Carroll, Jor-
ge Luis Borges y Julio Cortázar.
99
Lewis Carroll en su Through the Looking Glass
(1871) planteó un juego anotado como base del libro
entero. En la anotación, Alice figura como un peón
blanco aunque al principio no está consciente de su
papel. Indica también la notación que Alice puede
ganar en once jugadas. Después de hablar con la Re-
ina Roja, y otros personajes-trebejos, ella se da cuen-
ta:
It’s a great huge game of chess that’s being played
– all over the world – if this is the world at all, you
know. Oh, what fun it is! How I wish I was one of
them! I wouldn’t mind being a Pawn, if only I might
join – though of course I should like to be a Queen,
best. [1]
La ingenua protagonista se convierte en trebejo, no
sólo literariamente del autor Carroll, sino también li-
teralmente en este juego de ajedrez vivo y de tamaño
grande como se jugaba en las cortes reales en el siglo
XV, y figurativamente como todos somos en el juego
del mundo. Siendo niña e inocente lo ve todo como
divertido y ella quiere jugar, aún si sólo puede jugar
el papel de un peón, lo importante para ella es parti-
cipar. Carroll convida a su lector a participar en el
juego, dándole la notación del mismo y el desafío de
tratar de jugar el papel de Alice, jugar como peón y
ganar en once jugadas.
Para Borges, como para Bob Dylan, ser peón se
convierte en algo más frustrante, más siniestro. En mi
opinión, Borges no se veía como jugador, se veía
más bien como peón bajo poder ajeno. Los peones
son los trebejos más numerosos y débiles. El peón,
como se usa la palabra en lenguaje cotidiano, descri-
be a una persona indefensa, sin importancia y que se
sacrifica por motivos desconocidos al peón. Temió
que al final su posición en el universo era una de sta-
lemate, es decir que no podía ganar porque no era ju-
gando sino jugado. En un par de sonetos, intitulados
“Ajedrez”, Borges catalogó todos los elementos que
le fascinaban sobre este juego intelectual.
I
En su grave rincón, los jugadores
Rigen las lentas piezas. El tablero
Los demora hasta el alba en su severo
Ambito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
Las formas: torre homérica, ligero
Caballo, armada reina, rey postrero,
Oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
Cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada Reina, torre
directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino Buscan y libran
su batalla armada.
No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
Sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías? [2]
Para Borges, todo lo referente al juego tiene su
misterio, su importancia y su desafío, desde el simbo-
lismo de los trebejos, el origen vago y atemporal en
Asia, las cuadras innumerablemente reflejadas en su
opuesto hasta, lo más importante, ¿quién juega a
quién en este juego y en “el otro” juego de la vida?
En su artículo “El Manipulador manipulado: el de-
terminismo ajedrecista en Borges” (Káñina, Vol. X
(2) 1986, 29-33), Clark M. Zlotchew comenta que
entre los jugadores oponentes de los cuentos de Bor-
ges “la lucha no se percibe como la que sucede entre
las fuerzas del bien y del mal” sino que se percibe
fría e imparcialmente “de la misma manera que el
vencido de una partida amistosa de ajedrez pudiera
hablar a su adversario”. El mismo título del artículo
100
capta la esencia del poema comentado arriba – que el
que manipula es en su turno manipulado por otro.
Borges, autor, homo ludens juega con nosotros los
lectores manipulándonos por lo que escribe mientras
alude a otro poder creativo más grande que el suyo
que lo manipula a él. Se siente atrapado en las reglas
mágicas y adamantinas del juego/vida/universo y se
siente sin libre albedrío. No obstante, al mismo tiem-
po se da cuenta de que un juego es un juego y hay
otra perspectiva más grande.
Semejantemente Borges hizo muchísimas referen-
cias al juego en sus cuentos y también se ve la inspi-
ración del juego en la forma de sus argumentos don-
de protagonista y antagonista se ven como ajedrecis-
tas oponentes. Refiere al juego en cinco de los ocho
cuentos de El Jardín de senderos que bifurcan de
Ficciones.El ajedrez aparece con frecuencia como
símbolo en el género detectivesco, especialmente en
las obras de Edgar Allen Poe. [3] En “Tlön, Uqbar,
Orbis Tertius” Borges pinta a los creadores de nue-
vos mundos como hombres que juegan taciturnamen-
te al ajedrez. La cita con que comienza Las ruinas
circulares es de Through the Looking-Glass ya dis-
cutido de Carroll. En “El Jardín de senderos que se
bifurcan” los protagonistas, uno del oriente y uno del
occidente, se oponen en una batalla de ingenio muy
semejante a un juego de ajedrez. Cada jugada que
hace un jugador determina las opciones del otro, co-
mo los buenos ajedrecistas pueden adivinar los resul-
tados de muchas jugadas ya por venir. Dentro del
texto mismo, el autor nos dice que la clave es que es
un juego. “En una adivinanza cuyo tema es el aje-
drez, ¿cuál es la única palabra prohibida?” En la se-
gunda parte de Ficciones, Borges siguió el modelo de
Carroll estableciendo el juego como base del cuento
entero “El Milagro Secreto”. Un sueño de un partido
de ajedrez se juega por generaciones de una familia
que ya ha olvidado de que o por qué juegan este jue-
go. En “La Secta del Fénix” nos dice claramente Or-
bis terrarum est especulum Ludi, es decir que la tie-
rra es un espejo o un reflejo del (Gran) Juego.
Un artículo llamado “Chess and Mirrors: Form as
Metaphor in Three Sonnets of Jorge Luis Borges” de
Nancy B. Mandlove, que se publicó en el Kentucky
Romance Quarterly (UA P1.K4) en 1980 posible-
mente podría añadir a este estudio. Desafortunada-
mente, como la entrada para Uqbareste artículo no
aparece en el número que tiene nuestra biblioteca.
Cortázar, en mi opinión, se ve más como jugador y
buen jugador. Hace muchas referencias al juego co-
mo Borges, por ejemplo en el título de una colección
de cuentos, Final del Juego. El final del juego, o
endgame, forma una de las partes críticas del juego
del ajedrez para ganar. También se usa el patrón de
un juego de ajedrez para una trama como Carroll y
Borges. En “Cartas de mamá”, el protagonista se da
cuenta de que es como si jugara al ajedrez, pero no
con una persona sino con tres o cuatro. Su oponente
no es simplemente su mujer como creía, sino que
también se le oponen su madre y su hermano muerto.
Cada hecho de ellos se describe con la notación de
ajedrez, tal como Carroll: “Peón cuatro rey. Peón
cuatro rey. Perfecto.”, “Caballo rey tres alfil.”, y co-
mo Alice “Comprendió que a él le tocaba mover.”
Un artista contemporáneo a Borges y Cortázar, M.
C. Escher también usó el ajedrez en su arte como
símbolo, invitación a participar y desafío intelectual
al observador. En su obra Metamorphosis II (1939-
1940) hay una serie de cosas que se metamorfosean,
un tema favorito de él y también de Cortázar como el
cuento “Las armas secretas”. Empieza con la palabra
metamorphose repetida como en forma de una cruci-
grama, que se convierte en un tablero de ajedrez, que
se convierte en lagartos, que se convierten en hexa-
gramas, que se convierten en panal, que se convierte
en abejas, con se convierten en polillas, que se con-
vierten en peces, que se convierten en pájaros, que se
convierten en cubos, que se convierten en bloques,
que se convierte en un villa en colina en la costa, cu-
yo mar es otra vez un tablero de ajedrez con trebejos.
La muralla alrededor de la villa tiene un puente que
conduce al roque blanco. Allá al final del largo dibu-
jo el que lo mira se da cuenta de que a él le toca mo-
ver. Los otros trebejos mayormente están en el rincón
del tablero donde los bordes del tablero se doblan y
descienden hacia, supuestamente, la Nada. Otro
carácter predilecto de Escher fue el jinete, como el
caballo del juego de ajedrez. En su obra Jinetes que
está pintado en la forma infinita de un mobius strip
(cinta de moebius), el jinete blanco y el jinete rojo se
repiten y se cruzan hasta formar el tablero mismo en
el centro imposible pero teorético o visual. Elaboró
este tema en otro dibujo más grande únicamente de
su enlace. En el uso del ajedrez y de otras imágenes
como los espejos, las metamorfosis y trucos para ju-
gar con la perspectiva y percepción de su público,
Escher y Borges se parecen mucho.
101
Jinetes, M.C. Escher, 1946
El juego del ajedrez fascinó intelectualmente tanto
al homo ludens Borges y su discípulo Cortázar como
a Carroll, Escher y tantos otros. En el ajedrez yace un
problema eterno para los hombres que nunca se re-
suelve dos veces de la misma manera. Se dice que en
toda la historia nunca se ha jugado dos veces el mis-
mo juego como nunca se vive la misma vida. En la
antigüedad como en la fantástica modernidad, el aje-
drez nos inspira a contemplar el Gran Juego.
Obras Consultadas
Alfonso X. Libro de Acedrex dados e tablas, ed. fac-
simil de Edilán. Valencia: Artes Gráficas Vincent,
S.A., 1987.
Borges, Jorge Luis. Ficciones. Madrid: Alianza Edi-
torial, El Libro del Bosillo, 1991.
Carroll, Lewis. Through the Looking-Glass. Nueva
York: Bantam Books, 1981.
Cortázar, Julio. Bestiario.
-. Las Armas secretas.
-. Final del Juego.
Hochberg, Burt, ed. The 64-Square Looking-Glass.
Nueva York: Times Books, 1993.
Hooper, David y Kenneth Whyld. The Oxford Com-
panion to Chess. Nueva York: Oxford UP, 1992.
Locher, J. L., ed. M. C. Escher: His Life and Com-
plete Graphic Work with a Fully Illustrated Cata-
logue. Nueva York: Harry N. Abrams, Inc., 1982.
Rodríguez Monegal, Emir y Alastair Reid, eds.
Borges. Nueva York: Elsevier-Dutton Publishing
Co., Inc., 1981.
Notas:
[1] Lewis Carroll, Through the Looking-Glass, 126.
[2] Jorge Luis Borges. Borges. eds. Emir Rodríguez
Monegal y Alastair Reid. New York: E.P. Dutton,
1981. 280-281.
[3] John T. Irwin. The False Artaxerxes: Borges and
the Dream of Chess. New Literary History: A Journal
of Theory and Interpretation, 1993.
Este ensayo se dedica al Prof. Lanin Gyurko, a Fer-
nando Pedró y al sitio METAJEDREZ.com
,,,
El mundo real dentro de un tablero
Si uno se pone a pensar sobre las piezas de ajedrez y su significado, se encontrará con que éstas tienen una gran similitud con ciertos aspectos del mundo real, sobre todo relacionados con personajes del Medievo. Cada pieza tiene su propia personalidad y parece que los movimientos que puede realizar en el tablero se adecuan a la perfección con su personaje real. Veamos a continuación estas similitudes:
El rey
Si una persona que no conoce el ajedrez echa un vistazo a un tablero, pensará que el rey es la pieza más poderosa. Pero si le enseñan los movimientos se sorprenderá al ver lo limitado que es el monarca, que sólo se puede desplazar una casilla, habiendo otras piezas más móviles. Además puede resultar extraño ver como las demás piezas tienen que de-fender a su rey, como si éste fuese demasiado débil. Aun así, es la pieza más importante y la que decide la victoria, ya que sólo dándole jaque mate se puede alcanzar el triunfo. Si uno compara estas características con un rey medieval comprenderá el por qué de esta pieza. Un rey tiene poder total sobre su reino, es el elemento vital sobre el que gira todo un país. Pero no hay que perder de vista que no es más que un ser humano, muchas veces el único mérito que habían contraído era ser descendiente del rey anterior, por lo que sus debilidades eran patentes (al igual que lo limitado de la pieza que le representa en el tablero). La fuerza de un rey reside en sus súbditos, lo mismo que el rey del ajedrez depende de las demás piezas que ve-larán por su seguridad personal. En definitiva, es la pieza más importante, pero también la más débil ya que depende del resto para poder sobrevivir. Sólo en los finales de partida se convierte en un guerrero peligroso, justo cuando no hay demasiadas piezas que le puedan hostigar y puede servir de apoyo a su ejército.
102
La dama
Otra pieza que resulta sorprendente es la dama. Y es que en un mundo generalmente machista, causa sorpresa ver el poder de la dama, única pieza feme-nina, dentro de un tablero de ajedrez. La dama se puede mover en todas direcciones y sin límite de profundidad, esto le da gran movilidad y fuerza. En el fondo todo esto se asemeja mucho a la reali-dad: "detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer". Muchos grandes reyes debieron su fuerza a sus esposas, que desde la sombra podían mover los hilos de un reino sin haber obtenido noto-riedad personal. Pero la Dama no existía cuando se creó el ajedrez, el alferza era el que ocupaba el lugar al lado del rey, como su consejero, y sus movimientos eran diferen-tes a los de la dama actual. En Valencia reclaman que fue en esa ciudad donde se incluyó por primera vez la dama en el ajedrez, en homenaje a la reina Isabel la católica. Como todos sabemos, Isabel fue una reina muy poderosa, de ahí la fuerza de la pieza que la representa, que aumentó con respecto a su antecesora. La dama es un justo homenaje a la mujer, a su fuerza y a la gran importancia que siempre ha tenido dentro de cualquier familia, donde muchas veces es el pilar fundamental sobre el que se sostiene ésta.
La torre
Esta pieza es la que tiene un significado más lógi-co, es una pieza defensiva que sirve para crear una fortaleza en torno al rey a través del enroque. En la primera fase de la partida suele ser una pieza defen-siva, que vela por la seguridad del rey y de las de-más piezas. Más adelante se puede convertir en una pieza ofensiva, que resultará letal si se combina con
su 'hermana'. Es una pieza poderosa ya que tiene largo alcance, algo que se ajusta a la realidad ya que en las torres se aprestaban los arqueros y armas de asedio de largo alcance. Su movimiento es simple, a través de filas o co-lumnas... no en vano no es más que un cúmulo de piedras, que, eso si, desempeñan su función a la perfección.
El alfil
Llegamos a la pieza que suele resultar más extra-ña al neófito, su aspecto no es nada claro y hasta que no te explican lo que representa no puedes en-tender que se trata de un miembro del clero (en inglés se llama bishop, o sea, obispo). No nos puede extrañar encontrar a un religioso en-tre las piezas del ajedrez, el poder del clero era enorme en la Edad Media y tenían presencia en cualquier asunto importante. Su colocación en la po-sición inicial es lógica, uno al lado del rey y otro al lado de la reina, como si fuesen sus consejeros ayu-dando a tomar decisiones a los monarcas. Los reli-giosos también estaban presentes en la batalla, dando apoyo espiritual a los soldados. Incluso exis-tieron monjes guerreros, los más recordados son los Templarios, monjes de la orden de Salomón. Incluso su movimiento, es la única pieza que se ve obligada a ir siempre por casillas del mismo color, se puede asemejar a la ideología de cada religión, que es inamovible y rígida, y que jamás podrá cambiar ni con el paso de los siglos, al igual que un alfil está condenado a ir siempre por las casillas de igual co-lor.
El caballo
103
Dentro de un ejército no puede faltar la caballería. Durante siglos han decidido batallas, gracias a su rapidez y contundencia resultaban indispensables para lograr la victoria. Grandes estrategas se sirvie-ron de los regimientos de caballería para decantar la balanza a su favor, baste recordar a Napoleón Bo-naparte, emperador de Francia. El movimiento de los caballos se asemeja mucho a la realidad, son versátiles, imprevisibles y es la única pieza que puede saltar por encima de otras. Combi-nando ambos caballos se pueden lanzar ataques temibles y es en posiciones cerradas donde mejor se desenvuelven, gracias a su peculiar movimiento en L se pueden infiltrar por cualquier rincón del tablero (la caballería real se asemeja a estas características, se puede mover de un lado a otro del campo de batalla con gran facilidad y sus cargas resultaban realmente contundentes).
El peón
El peón es la pieza más débil y de menor valor, además su movimiento es el más simple de todos: sólo pueden avanzar una casilla (a veces dos) y lo hacen en una única dirección (siempre hacia delan-te). Esta pieza se podría relacionar con los soldados de infantería, aunque yo prefiero asimilarlos a los campesinos del pueblo llano, súbditos del rey que tenían la categoría más baja, que no tenían acceso a una formación (tal vez por eso su movimiento es tan simple) y que llevan una vida humilde. Pero el peón tiene una característica especial y que ninguno de sus compañeros tiene: si llega a la octava fila se transforma inmediatamente en dama (la pieza más poderosa). Esto nos quiere decir que con valentía, hasta el más humilde puede triunfar y ser un héroe. Como hemos visto, cada pieza tiene personalidad propia y una pequeña historia detrás de ella. El aje-drez es más que un juego, encierra miles de años de historia entre sus casillas y el movimiento de cada pieza nos recuerda las fuerzas y debilidades de los soldados que intervienen en una batalla.
(Javier Cordero Fernández - Ajedrez de ataque)
‚ ‚ ‚
TIPOS DE JUGADORES
José Vilarnovo
Nuestro colaborador y amigo del Club Chamberí nos
envía una descripción de las distintas clases de juga-
dores que frecuentan clubes y torneos. Todo ello con
un buen toque de humor.
El obseso
El que gusta jugar todos los torneos que se cele-
bren, aparte de estar jugando todos los días mañana
y tarde partidas de café. Nunca tiene bastante, en
sueños ve tableros y figuritas. "Que obsesión".
El Meninfot o despistado Buscarlos entre aquellos que antes de cada torneo
andan como alma en pena mendigando la inscrip-
ción que no efectuaron en su debido momento. Son
el verdadero terror de las organizaciones pues
siempre a última hora ocasionan serios conflictos.
El pesetero El que no mueve un dedo, si no hay premio alguno
que llevarse. Si es de la elite, participa o no en fun-
ción de las posibilidades que ve de adjudicarse un
"sobre". Esto no es ciencia ficción, pues lo he visto
varias veces.
El romántico e idealista El que sois la mayoría, afortunadamente. Sois los
que habéis descubierto el placer de jugar al ajedrez
sin importaros los premios ni dádivas y que gustáis
de estudiar ajedrez en compañía. Yo me precio a
poco que os trate, de intuiros y reconoceros, y cre-
edme os admiro porque sois como sois
El masoquista El que sigue jugando aunque a el le quede el rey
sólo y al contrario los 8 peones; piensa que le pue-
den ahogar, tiene buena moral y es de muy mal
perder.
El espectacular y triunfalista Es aquel que juega más pendiente del público que
de si mismo. Es también el que adopta la mirada de
vencedor aun cuando está perdido. En todo caso se
trata de un tipo simpático que se gana el aprecio de
todos.
El materialista El que a la mínima que te descuides te saca ventaja
material sin pensar en compensaciones, sólo piensa
en sacar piezas y sacar ventaja material; su menta-
lidad es "Primero me como y luego pienso.
104
El sádico
Dícese de aquel que disfruta ganando poco a poco
la partida y despreciando las grandes ventajas, pre-
fiere cebarse con rivales de nivel inferior. Se le de-
tecta enseguida, aunque intente disimularla siem-
pre acaba dibujándose en sus labios una irónica
sonrisa.
‚ ‚ ‚
Los ajedrecistas de hoy y los del ayer
Wilhem Steinitz, primer campeón oficial
¿Quiénes eran mejores jugadores? ¿Los maes-tros del pasado, por ejemplo un Lasker, un Ca-pablanca o un Alekhine, o los actuales, un Carl-sen, un Topalov o un Aronian? Yo soy de la opi-nión de que el jugador de hoy tiene más alterna-tivas que el de ayer y más elementos para ayu-darse en su preparación. Mejor dicho, en el evento de que alguno de los viejos hiciera su aparición ante la confraternidad mundial del ajedrez, sufriríamos una desilusión bastante grande al verlos por debajo de los 2700 puntos de elo.
Hay una serie de diferencias con el mundo aje-drecístico de hoy y el del pasado. Aquí hemos considerado al menos siete aspectos para esbo-zar algún análisis.
1. El número de partidas de torneo y de encuentros individuales (matches) que un maestro jugaba en toda su carrera.
Hojeando el libro ―Las grandes partidas de ajedrez de Emanuel Lasker‖, escrito por el ma-estro argentino Valentín Fernández Coria, de la editorial Sopena, vemos que Lasker jugó algo más de 529 partidas, en 25 torneos y 23 matches individuales. (326 de torneo y 197 de matches individuales) en toda su carrera profesional, una carrera que fue larga: 44 años. Empezó por allá en el torneo de Londres de 1892 y la terminó en el año 36, con los torneos de Moscú y Notting-ham. 529 partidas en 44 años, nos da en prome-dio12 partidas por año; una por mes. Hoy un
ajedrecista profesional puede jugar 100 partidas de torneo al año.
En el caso de Capablanca, según la enciclope-dia Wikipedia, jugó 583 partidas, participó en 28 torneos y jugó ocho encuentros individuales, en cuarenta años de actividad ajedrecística.
En el caso de Alekhine, probablemente el ju-gador que con mayor pasión se haya dedicado al ajedrez, comparable solamente con Fischer, la página www.chessgames.com/ dice tener una base de datos que contiene 1908 partidas del ―ruso errante‖, como muchos también lo llama-ron. Su carrera empezó en el torneo de San Pe-tersburgo de 1909 y el último torneo en el que lo vemos participando es el de Cáceres, 1945. Dis-putó 34 encuentros individuales y participó en 88 torneos. Como puede verse, una actividad que triplica la de Capablanca.
Veamos el caso de jugadores de hoy.
La página www.chessgames.com/ tiene una base de datos de 3.407 partidas de Anatoly Kar-pov, jugadas entre 1961 y el 2009, 48 años de ac-tividad, hasta hoy. De Víctor Korchnoi tiene una base de 4.285 jugadas, jugadas entre 1945 y 2009, 64 años de actividad, hasta hoy. Veamos otro más joven: Viswanathan Anand. Tiene 2353, jugadas en el período 1984-2009, 25 años de actividad. La página consultada dice que la base está incompleta; es decir que deben ser más partidas. En cuanto al número de torneos, Karpov debe haber jugado, hasta el día de hoy, más de 150 torneos.
2. Los asesores
Tengo la impresión de que ni Capablanca ni Alekhine tuvieron asesores; mucho menos Las-ker. En cambio hoy muchos jugadores de la élite tienen su equipo de grandes maestros que les están preparando y analizando líneas para en-frentar sus encuentros.
3. Los premios.
Cuenta Rubén Fine que el premio que recibió en el torneo del Avro (1er puesto compartido con Paul Keres) fue de 500 dólares. Y nos cuenta también que: ―en 1939, cuando el equipo de EE.UU. estaba programado para ir a Buenos Ai-res para defender su título en el torneo interna-cional [la olimpiada], se me pidió que jugara en el primer tablero. Los argentinos habían enviado un barco a Nueva York para los jugadores esta-dounidenses, y todos los gastos en Buenos Aires
105
serían atendidos por ellos. Solicité un anticipo de $ 500 a la comisión estadounidense, encabe-zada por George Emlen Roosevelt, un acaudala-do banquero de inversión, de la casa ―Oyster Bay‖ Roosevelt. Cuando se rechazó la petición me negué a ir. Y el equipo americano no tomó parte en el torneo‖.
En cambio la situación actual es muy diferente, aunque sigue estando por debajo de otros depor-tes como el tenis, el automovilismo o el futbol. Para el año entrante, el campeonato mundial en-tre Topalov y Anand, según la página de la Fide, repartirá un premio de un millón de euros.
Probablemente, entre los jugadores famosos del pasado, el único que vivió con alguna como-didad económica fue Capablanca, que estaba subsidiado por el gobierno cubano. Los demás, con muy pocas excepciones, pasaron las de San Quintín.
4. El tamaño de las élites.
Cuenta Pachman que para el segundo torneo internacional de San Sebastián de 1912 estaba jugando toda la élite del momento. ―Sólo falta-ban el héroe del primer torneo, José Raúl Capa-blanca, así como el campeón mundial, Emanuel Lasker‖. ¿Quiénes eran el resto? Veamos quié-nes jugaban:
1. Akiba Rubinstein 2. Rudolf Spielman 3. Aaron Nimzowish 4. Siegbert Tarrasch 5. Julius Perlis 6. Frank James Marshal 7. Oldrich Duras 8. Richard Teichmann 9. Carl Sclechter 10. Paul Leonhardt 11. Leo Forgács
¿Quiénes faltaron? En esta época Alekhine apenas estaba surgiendo, lo mismo que Efim Bogoljubow. Otros eran: Henry Nelson Pillsbu-ry, Geza Maroczy, Jacques Mieses, David Ja-nowski y Milan Vidmar. En total, no superaban los 20.
¿Cuál es la élite de hoy? Si hacemos un cálculo rápido, debe haber por el orden de los 200 juga-dores entre 2800 y 2.500 de Elo. Hace poco se jugó en Ucrania, al más alto nivel, un match en-tre el número 29 del escalafón mundial (Nigel Short) y el 83 (Zahar Efimenko).
5. Internet y programas.
Sin lugar a dudas, uno de los deportes que más se ha visto beneficiado por el internet es el aje-drez. Hoy tenemos información, bases de datos, programas que juegan mejor que los ajedrecistas de carne y hueso, miles de páginas sobre el tema y centenares de clubes virtuales de ajedrez. En estos últimos, sin moverse de su casa, el jugador puede jugar por todo el mundo. ¿Cuándo se hubiera pensado esto en el pasado?
6. Aplazamientos.
Una de las consecuencias de la existencia de los computadores en el ajedrez, pienso yo, es que la modalidad de aplazar partidas que tanto se usó en el pasado ha quedado en desuso. Si ya sabemos que hay programas que pueden anali-zar mejor una posición, ¿qué objeto tiene el aplazamiento? ¿Que los computadores hagan la tarea de los jugadores? Y otro tanto debe haber pasado con el ajedrez por correspondencia, otra víctima de la modernidad.
7. Las distancias.
En una biografía de Capablanca, del cubano Jorge Daubar nos cuenta que cuando aquél salió a jugar un torneo en Moscú tuvo que salir de La habana con dos meses de anticipación. Claro que el tipo hizo sus paradas en Berlín y Paris, para dar simultáneas y ayudarse a financiar su viaje.
Hoy el gran maestro viaja de Madrid a Moscú en unas 10 horas.
Pasado o presente, el ajedrez nunca ha tenido tanto futuro como hoy.
Torneo de Londres, 1927. Los albores del ajedrez de com-
petencia
Posted: 22 Oct 2009 ajedrez32.com
106
PAUL KERES
APRECIADO, ADORADO, AMADO – EL ETERNO SEGUNDON
Paul Keres (*1916 †1975)
Un resumen de su vida:
Cientos de miles de personas entristecidas
acompañaron el cortejo fúnebre por las calles de
Tallin (la capital de Estonia), cuando trasladaron
en 1975 a Paul Keres a su definitiva tumba, en
busca de su eterno descanso.
Y escuchen ustedes las palabras de un anciano
desconocido, que expresó sus sentimientos de
esta forma:
“Lloré tanto al escuchar el fallecimiento de
Paul Keres, que nunca en mi vida había llorado
de aquella manera….”
Difícilmente ningún jugador de ajedrez disfrutó
tanta devoción en toda la historia como este ca-
ballero por excelencia, que siempre irradió la
amabilidad de un verdadero aristócrata.
Paul Keres nació en el seno de la familia de un
sastre.
No se le educó como un niño prodigioso, si bien
de forma precoz destacó por su excelente juego y
sus profundos estudios de problemas de ajedrez.
Además de esta afición, se dedicó a estudiar ma-
temáticas en la Universidad y como jugador de
tenis alcanzó el título de vicecampeón en su país
natal.
El año 1937 fue el primer gran año ajedrecista
del estonio. En 5 ocasiones pudo compartir el
primer puesto durante unos torneos internaciona-
les y se comenzó a rumorear sobre la posibilidad
de que se celebrase un match por la corana mun-
dial con Alexander Alekhine.
Sin embargo, durante el verano de 1940 las tro-
pas soviéticas invadieron Estonia, la II Guerra
Mundial había empezado – a Paul Keres no le
quedó más remedio que interrumpir su carrera
ajedrecista.
El ajedrez como cualquier otra actividad mental
se quedó fuera de juego durante varios años.
107
En 1948 Paul Keres decidió con tenacidad lan-
zarse nuevamente hacia la conquista de la corana
mundial del juego de los Reyes, pero sin éxito.
Nada más y nada menos que 4 veces, el favorito
sentimental de sus admiradores se quedó en el 2º
puesto de los torneos de candidatos, siempre
abandonado por la suerte tratando de subir el
último escalón de la escalera del triunfo.
El mundo del ajedrez sabía de sus puntos fuertes
y potencias.
En consecuencia, África del Sur presentó una
propuesta única en la historia de las calificacio-
nes por el título mundial:
A raíz de sus méritos, se debería permitir a
Paul Keres un match por el Campeonato del
mundo, independientemente del ciclo de los
mundiales.
Bueno, como no podía ocurrir de otra manera, la
delegación soviética se opuso mediante una pro-
testa encolerizada; Paul Keres, después de la
anexión de Estonia por parte de La Unión Sovié-
tica, no era lo suficientemente fiel a las líneas
políticas marcadas por los ocupantes, dado que
protagonizó una protesta silenciosa.
Al gran estonio no se le ahorró el destino del
“eterno segundón”.
En su honor se erigió un monumento en una de
las calles principales de Tallin, la Pärnu-
Chaussee:
Homenaje a Paul Keres.
En la foto apreciamos el Vice-Presidente de la
Federación estonia de ajedrez y Anatoli Karpov.
Al regresar de un torneo celebrado en Vancou-
ver, de repente, su corazón dejó de latir.
Abajo indicado reproducimos una foto de su
tumba en el Waldfriedhof Frits Hoorweg en Ta-
llin (un lugar de descanso eterno en un bosque
cerca de la ciudad).
Tumba de Paul Keres
108
No obstante, nos queda como consuelo la famosa
frase de la necrológica de Boris Spassky:
“¡No era posible no querer a un hombre, que adornaba su carácter con tantas y exclusivas cualidades!”
Su imagen decora el billete bancario estonio de 5
coronas:
P.D. Su mejor Elo histórico ascendió a 2.786 puntos. Esta puntuación alcanzó en 1947. En total – entre los años 1943 hasta 1960 se encontró en ranking mundial en el 2º puesto, calculado posteriormente. Nunca consiguió el título mundial, pero estableció el record, que ganó contra nueve Campeones del Mundo en partidas individuales (todos: desde Capa-blanca hasta Fischer).
Por Hugo Kastner. Traducido, adaptado e Ilustrado por Frank Ma-yer - revisado por Salvador Aldeguer
Unos viejos amigos
El GM Paul Keres solamente se tuteaba con sus co-
legas entre los Grandes Maestros como eran Gideon
Stahlberg, Vassily Smyslov...
GM Gideon Stahlberg y GM Wassily Smyslov
... y el Dr. Max Euwe.
GM Max Euwe
Con el holandés, más alto que un árbol, mantuvo una
relación muy cordial durante toda su vida.
Los dos se conocieron a mediados de los años treinta
y durante las competiciones en el tablero, Paul Keres
tuvo que pagar bastante caro el aprendizaje.
Tampoco cambió la situación en el mes de agosto de
1937 durante las olimpiadas de Estocolmo, donde
ambos en el primer tablero sumaron muchos puntos,
trabajados con empeño, y al final con un porcentaje
del 73 % alcanzaron un coeficiente excepcional.
Sin embargo, en el duelo interno, Dr. Max Euwe se
mantuvo nuevamente en cabeza.
Como compensación, los dos amigos charlaron ani-
madamente, tomando el té por la noche, pero en par-
ticular sobre el ausente Alexander Alekhine que se
disponía en pocas semanas a recuperar la corona
mundial en poder del holandés Dr. Max Euwe.
GM Alexander Alekhine
Se repasaron – sin tablero y piezas – algunas parti-
das, que habían jugado con Alekhine.
El Dr. Max Euwe informó de su encuentro en Suiza
hace tres años, donde logró vencer con astucia al
Campeón del Mundo en aquella época:
109
Dr. Max Euwe – Alexander Alekhine.
Zurich 1934
Sucedió:
1. ¦xe4! f6? 2. ¤f7! Este ingenio, a Alekhine se lo
pasó por alto. Si ahora 2…..¢xf7, pues 3. £h5+
¢e7, 4. ¦xe6+ ¢xe6, 5. ¦e1+, y las negras quedarán
mate en toda regla. Se siguió 2…..£e8, 3. ¦xe6
£xe6 4. ¤d8 £e4 5. ¤xc6 y las blancas se imponen
lenta, pero seguramente.
“Cuando coloqué el caballo en f7, Alekhine se es-
tremeció” contó Euwe.
“Se enrojeció, se levantó de su silla, se quitó su
chaqueta y la colgó sobre el respaldo de la silla.”
“Tuviste suerte al no sacrificar tu dama, porque en-
tonces se hubiera presumiblemente quitado sus
pantalones” dijó Keres con una amplia sonrisa.
P.D. Tenemos el placer de incluir una histórica
foto publicada en la prensa local de unas si-
multáneas de Dr. Max Euwe en Nordwijk aan
Zee en el año 1959, teniendo enfrente a un chico
de 19 años con camisa blanca y corbata oscura.
Ustedes podrán imaginarse, quién era este jo-
ven:
Simultáneas del Dr. Max Euwe. Nordwijk aan Zee. 1959
Con esta imagen solamente queremos corrobo-
rar, que Dr. Max Euwe era tan alto como un
árbol.
Por Albin Pötzsch (Meissen). Traducido y adaptado por Frank Ma-yer – revisado por Salvador Aldeguer
LEON TOLSTOI
Leon Tolstoi jugando con Chretkov: El ajedrez como rela-
ción de la guerra y la paz
El famoso novelista ruso Leon Nikolaievich Tols-toi (1828-1910), autor de los admirados clásicos "Guerra y paz" (1863-1869) y "Ana Karenina" (1873-1877), fue también un gran aficionado al ajedrez de considerable fuerza.
Tolstoi, Leon - Mood, E Jasnaia Poliana, 1906
1.e4 e5 2.f4 exf4 3.¤f3 g5 4.¥c4 g4 5.¤e5
£h4+ 6.¢f1 d5 7.¥xd5 f3 8.gxf3 £h3+ 9.¢e1
g3 10.d4 g2 11.¦g1 £h4+ 12.¢e2 ¤h6
13.¦xg2 c6 14.¥xh6 cxd5 15.¥xf8 ¢xf8
16.£e1 £e7 17.¤c3 f6 18.¤xd5 £d6 19.£g3
1-0
110
,,,
SOLUCIONES
Solución a la adivinanza de Sherlock Holmes
Lo único que no puede hacer la dama o reina, como se la conoce en otros países, es dar jaque al descubierto. No puede retirarse para permitir un jaque, porque ella misma ya estaría dando jaque. Las otras piezas sí pueden hacerlo. ¡Elemental querido Watson! Con mi gratitud al lector Carlos Bonilla, de Cos-ta Rica, por haberme enviado esta bonita adivi-nanza.
Richard Guerrero Publicado en ajedrezespectacular.com
RESPUESTA A PROBLEMA DE INGENIO
Cuatro damas y un alfil dominan todas las casillas de
un tablero cuando las damas están colocadas en b8,
d6, f4 y h2 y el alfil en c3.
110
14 Aspectos psicológicos que te ayudaran en el ajedrez
1. Cuando cometas una imprecisión o un error no
te desmorones, tu contrincante también puede
equivocarse. Intenta jugar las mejores jugadas a
partir de ese momento.
2. El jugador débil cuando tiene una posición
ventajosa dice: “la partida está ganada”; el ju-
gador con cierta experiencia dice: “hay una clara
ventaja”; el maestro dice: “ahora es necesario
empezar a jugar con más precisión que nunca”.
3. No des pistas a tus adversarios con tus gestos o
expresiones faciales sobre la posición del tablero,
es una información extra que puede ayudarle.
Pon siempre cara inexpresiva.
4. No sobrevalores ni tampoco menosprecies a tu
contrincante. Es decir, no juegues con miedo, pe-
ro tampoco con prepotencia. Considera que
siempre te harán la mejor jugada posible.
5. No entres en aperturas o tipos de juegos que
te desagrada jugar.
6. Poner una excusa siempre que pierdes no es
positivo para tu juego, pues te impide ver con ob-
jetividad cuáles son tus errores y debilidades pa-
ra intentar superarlos.
7. El ajedrez es un juego de paciencia y lógica,
trata de cultivar estas virtudes.
8. En ajedrez hay que ser desconfiado ya que
nuestro contrincante continuamente puede estar
poniéndonos “trampas”.
9. Averigua cuanto puedas de tu adversario para
saber qué tipo de juego es el que puede crearle
más problemas.
10. La prepotencia es una mala consejera, inten-
ta ser objetivo sobre tu nivel de juego y sobre el
de tus adversarios.
11. El exceso de relajación no es bueno en aje-
drez, ya que es un juego de lucha y esfuerzo con-
tinuo.
12. Trata de concentrarte durante la partida, ya
que cualquier distracción puede ser decisiva.
13. Sé respetuoso con tu contrincante, pero no le
permitas ningún tipo de incorrección que te mo-
leste, ya sea reglamentaria o de comportamiento
inapropiado.
14. No traiciones tu tipo de juego. Si eres un ju-
gador agresivo, juega con agresividad, si eres un
jugador posicional, trata de jugar con estilo posi-
cional
http://ajedrezmagico.blogspot.com
La prohibición de jugar al ajedrez
La Historia
A lo largo de la Historia el ajedrez ha sido prohi-bido por todas las religiones monoteístas (judía, cristiana y musulmana).
En países como Rusia, Francia, Alemania, Irán etc. también prohibieron su práctica durante al-guna época, incluso los templarios ejercieron en algún tiempo esta prohibición.
Es curioso y creemos que nos debería hacer re-flexionar el porqué de esta persecución tan re-petida en la historia.
¿Será simplemente que muchos no quieren que la gente piense?
Entonces nos preguntamos, porqué el juego del
111
ajedrez fue vetado en su historia.
Página Alfonso X "Libro de acedrex, dados e tablas"
Impactante ha sido especialmente la “Santa In-quisición”, que organizaba partidas de ajedrez viviente entre ciegos y las piezas (personas) se iban castigando mientras se iban “comiendo”.
Ahora no queremos perdernos en detalles, pero sí haremos un recorrido a través de los siglos, citando solo los casos extremos, pero no con la intención de asustar sino sacudir la mente de los fieles lectores.
El ajedrez (shatranj) se practicaba como algo muy común después de la muerte de Moham-mad en el año 642 d.C.
Ilustración Alfonso X "Libro de acedrex, dados e tablas"
Pero, en el año 655, su yerno, el Califa Ali Ben Abu-Talib reprobó el juego en su secta de mu-sulmanes debido a que las piezas tenían figuras
de ídolos. En el año de 680 la regla 50ª de canónigos era interpretada como Ajedrez prohi-bido.
Pero lo divertido fue, que los mismos Califas lo jugaban y tenían jugadores de ajedrez dentro de su círculo de influencia.
Ilustración Alfonso X "Libro de acedrex, dados e tablas"
(Monocromo)
Ahora hacemos un salto de unos dos siglos y nos situamos alrededor del año 810 D.C., cuan-do los jugadores más grandes del mundo eran conocidos y famosos y todos tenían poderosos Califas como patrocinadores.
De hecho, la palabra Gran Maestro fue introdu-cida por el Califa al-Ma’mun en el año 819 d.C.
El ajedrez también fue tomándose en serio en la India, si bien era mal visto y menos tolerado. Hacia el año 900, se suscita un problema con jugadores que realmente apuestan todos sus bienes en encuentros de ajedrez.
El ajedrez se popularizó en Europa y muy pron-to la mayoría del Clero dedicaba más tiempo al
112
juego del ajedrez que a rescatar las almas.
Erase el año 1.100, cuando el ajedrez era acep-tado como una característica regular de la vida noble de Inglaterra así como en otros países eu-ropeos por las clases altas de la sociedad, sin embargo, las mujeres eran excluidas de la práctica del juego.
Durante las cruzadas el ajedrez se popularizó, pero Alexander Neckam, un autor británico, condenó al ajedrez como algo frívolo.
Ilustración Alfonso X "Libro de acedrex, dados e tablas"
Alrededor del año 1.200, los israelitas estaban seriamente envueltos en el juego del ajedrez, pero Rabbi Maimonides incluyó el ajedrez entre los juegos prohibidos.
Algo más tarde, también en Inglaterra, el Arzo-bispo de Canterbury John Peckham prohibió el juego del ajedrez y amenazó con condenar a todos los fieles que lo jugaran a una dieta de pan y agua.
En Alemania, el ajedrez fue prohibido definiti-vamente en el año de 1.310 después del Con-sejo de Trier.
Sólo después del Sínodo de Wurzburg en el año 1329, la prohibición fue aminorada en be-neficio de los aficionados.
Por supuesto, Francia no podía quedar fuera de esta ordenanza y en consecuencia, el Rey Car-los V (1337 – 1380) prohibió igualmente su práctica.
Incluso, el Rey Carlos VI (1368 – 1422) de Francia continuó la prohibición del Ajedrez. Sin embargo, años más tarde dicha ordenanza per-dió su razón de ser.
Pintura de Jan Cornelisz Vermeyen
No obstante, a finales del siglo XIV el ajedrez se convirtió en un juego tan popular, que solamen-te pudo ser prohibido en escasos lugares.
En el año de 1.550, Santa Teresa de Ávila, una reformadora del convento español, menciona al ajedrez en sus escritos para ilustrar la relación existente entre la ética y el ajedrez.
Finalmente, las autoridades eclesiásticas en España proclamaron su patrocinio a los jugado-res de ajedrez.
Ilustración de Ajedrez Medieval.
113
Pero siempre existen cabezudos entre los go-bernantes.
En este caso fue en 1.551, el Zar Iván IV (1530 – 1584), Iván el Terrible, de Rusia que prohibió el ajedrez.
El Zar Iván IV.
No pudo ser de otra forma, siempre se puede encontrar algo negativo en este mundo. Así ocurrió en Cremona (Italia), donde una plaga atacó la ciudad y más tarde todos los juegos fueron considerados diabólicos y causantes de los problemas que padecieron.
Foto de Cremona. Italia
Volvemos a Rusia: todavía estaba prohibido en el siglo XVII. En el año de 1649, el Zar Alexei (1629 – 1676) encuentra a algunos súbditos ju-gando al ajedrez y ordena que sean azotados y encarcelados.
Dentro del marco de nuestra observación no podían faltar los puritanos, que – por sistema -
estaban contra el ajedrez y desaconsejaban ju-garlo.
Sin embargo, en este contexto tenemos que romper una lanza a favor de muchos líderes re-ligiosos como Tomás Becket (Arzobispo de Canterbury), Charles Borromeo (Obispo de Milán), El Papa Gregorio VI, el Papa Inocencio III, el Papa Juan Pablo I, el Papa Juan II, el Pa-pa Leo X, el Papa Leo XIII, el Cardenal Riche-lieu y Billy Graham (un predicador evangélico de los Estados Unidos).
Es más que conocido, que la excepción confir-ma la regla y consecuentemente, el Ayatola Jomeini prohibió el ajedrez en su retorno al Irán.
Ruhollah Khomeini (Ayatola Jomeini)
El condenaba al ajedrez porque creía que da-ñaba la memoria y podía causar daños cerebra-les y además contribuía a crear una mentalidad de mercenario de guerra.
Con anterioridad, Irán, bajo el gobierno del Sha, era el único país árabe que organizaba encuen-tros y torneos de ajedrez incluyendo la vigésima segunda Olimpiada de Ajedrez celebrada en Is-rael en el año de 1976 en Haifa.
La Clasificación Final de Haifa 1976
No. Equipo Código Ptos. MP Buch
1. EEUU USA 37 21 383.5
2. Holanda NED 36 ½ 23 383.5
3. Gran Bretaña ENG 35 ½ 22 383.5
4. Argentina ARG 33 20 389.5
5. RDA GER 31 15 389.0
6. Israel ISR 29 ½ 17 392.5
7. Suiza SUI 29 17 365.0
8. Canada CAN 28 ½ 15 372.5
9. España ESP 28 ½ 12 355.0
10. Colombia COL 28 14 352.5
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Ahora vamos a permitir un guiño a la actualidad:
Todavía en 1.996, el ajedrez y otros clubes fue-ron prohibidos en algunas escuelas secundarias en SALT Lake City, Utah, cuya mayoría de la Junta Directiva es Mormona.
Portada con caracteres mormónicos
Dado que incluso los mormones disponen ahora de conexión eléctrica, suponemos que durante las tardes o noches ya nada puede impedir que disfruten de alguna partida de ajedrez, aunque sea sólo en interior de sus casas. Para verificar el tema, recomendamos una inspección in situ.
Al final, todavía facilitamos una triste noticia:
A pesar de los avances conseguidos por toda la Humanidad todavía existen algunos países orientales que sostienen que jugar al ajedrez sea un pecado.
Si, a pesar de todo, algunos mandatarios creen, que sus pueblos obedecen a las directrices en lo que se refiere como pasar el tiempo de ocio, están totalmente equivocados, al menos respec-to a la práctica del ajedrez, que se ha convertido en el juego mental más querido del mundo.
Por Foros Ajedrecista WEB Interpretado e ilustrado por Frank Mayer - revisado por Salvador
Aldeguer. - Retoques y maquetación Antón Busto Barcelona, Abril de 2009
Cuando no existían los relojes de ajedrez…
El secretario del torneo intentaba de ejercer presión psicológica sobre los jugadores median-te la anotación en su protocolo del tiempo apro-vechado, aparte de otras observaciones. Ese fue motivo por el cual se transmitió al mun-do del ajedrez los siguientes casos extremos re-feridos al “juego de tiempo”: Con ocasión del match entre los maestros más fuertes del la 1ª mitad del siglo XIX, George Al-cock MacDonnell y Louis Charles Mahe De La Bourdonnais
George Alcock MacDonnell
Louis Charles Mahe De La Bourdonnais
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que se celebró en el “Westminster-Chessclub” de Londres el año 1834, y en el que normal-mente una partida se alargaba desde el me-diodía hasta por la tarde a las 19 horas. Si era necesario, se reanudaba dicha partida al día si-guiente, por la mañana. Durante la partida ocurrió, que el inglés necesitó en repetidas ocasiones más o menos 90 minu-tos para estudiar y efectuar una jugada. En tales situaciones, al francés De la Bourdon-nais se le agotó la paciencia y lo expresó me-diante ruidosas conversaciones y carcajadas.
Paul Morphy
También sucedió, que “el Rey sin corona” Paul Morphy solamente pudo aguantar haciendo a copio una paciencia envidiosa paciencia las horas de espera durante su primer torneo en te-rritorio americano en el año 1857 contra Louis Paulsen, hasta que su contrincante se dignó mover ficha.
Louis Paulsen En el año 1852 durante un campeonato en el que intervinieron los mejores jugadores de aquella época Howard Staunton y Elijah Wi-lliams cada partida duró por termino medio entre 15 y 20 horas.
Howard Staunton
Elijah Williams
A quién no le extraña, que Howard Staunton, después de varias horas de espera por una ju-gada de su adversario, abandonara la partida, habiendo ya alcanzado un resultado total de 6:2 puntos a su favor durante el evento y se dedica-ra a unos trabajos más sensatos como sus fa-mosas investigaciones sobre William Shakes-peare:
William Shakespeare
Un verdadero alivio para los organizadores y ju-gadores fue la introducción de relojes de arena a partir del año 1862 en Londres.
116
Sin embargo, hasta el año 1883 no se introdujo en el mismo lugar relojes de conmutación reci-proca que en principio han cumplido su objetivo hasta el día de hoy. Ya en tiempos pasados, un organizador tuvo que escribir en su protocolo: “Son las 24 horas de la medianoche: al aplazar la partida, los dos jugadores se quedaron dormidos sobre el table-ro.”
Fuente: Schachklub Dachau
Traducido, adaptado e ilustrada por Frank Mayer. Revisado por Salvador Aldeguer
Retoques y maquetación: Antón Busto (Barcelona), febrero de 2010
¢ ¢ ¢
62 consejos para ser mejor en
el ajedrez
Obviamente no siempre aplican y debemos te-
ner como guía a nuestra propia experiencia pa-
ra evaluarlos y saber si los utilizamos en el jue-
go o no.
1. Nunca cuentes el material fuera del tablero,
sino sólo las piezas que quedan dentro de él.
2. Cuando tengas un peón aislado, trata de ju-
gar agresivamente en el medio juego, ya que
en caso de llegar al final, estarás en desventa-
ja.
3. Nunca juegues para hacer tablas o para ga-
nar, simplemente limítate a hacer cada vez la
mejor jugada que requiera la posición.
4. Es más importante no cometer errores que
hacer maravillosas jugadas. Recuerda que no se
ganan partidas por hacer buenas jugadas, en
cambio sí se pierden por hacerlas malas.
5. Sólo empiezas a saber jugar un poco al aje-
drez cuando sabes lo que te falta por aprender.
6. Todas las piezas de tu adversario son impor-
tantes; para evitar sorpresas, no te concentres
en una única parte del tablero.
7. Antes de empezar la partida, asegúrate de
que las condiciones del material de juego y
mobiliario son los adecuados.
8. Si te interesa el resultado de tablas, juega
con sencillez, pero nunca con pasividad; son
dos conceptos muy distintos.
9. El secreto para ser un buen jugador táctico,
además de las condiciones innatas de cada per-
sona, es practicar mucho, solucionar cada día
problemas y mirar partidas brillantes de los
Grandes Maestros de la historia del ajedrez.
10. Contraatacar en el centro suele ser una
buena estrategia ante un ataque de flanco.
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11. Si tienes ventaja de material, trata de
cambiar piezas, no peones.
12. Cuando tengas desventaja de material, tra-
ta de cambiar peones.
13. Cuando juegues contra jugadores más
“fuertes” que tú, intenta complicar la posición,
no de simplificarla, ellos también pueden equi-
vocarse.
14. Para aprender a jugar bien, acepta los de-
safíos que te plantee la partida. En vez de pe-
dir o aceptar unas tablas rápidas, juega la po-
sición a ver lo que pasa. Si ves un sacrificio in-
teresante, juégalo; no te quedes con ganas por
miedo.
15. No tengas en cuenta el ELO de tus contrin-
cantes a la hora de enfrentarte a ellos. Tú de-
bes jugar lo mejor que sepas. Ten en cuenta
que ningún ajedrecista por fuerte (incluido los
campeones mundiales) que sea lo puede calcu-
lar todo y por tanto, también se equivocan.
16. No abras o permitas que tu contrincante
abra las columnas centrales si tu rey está sin
enrocar.
17. Si no sabes qué plan seguir, intenta sim-
plemente mejorar la posición de tus piezas.
18. No te aferres a una ganancia de material
hasta el final de la partida; muchas veces la
ventaja material hay que ganarla devolviendo
la ventaja de material a cambio de otro tipo de
ventaja.
19. Intenta jugar con jugadores más fuertes
que tú para aprender más y mejor, pero inten-
ta que esa superioridad no sea muy grande
pues puede ser una perdida de tiempo para ti y
tu adversario.
20. Ten siempre un comportamiento correcto
en una sala de ajedrez durante las partidas.
21. Para mejorar tu ajedrez el principal conse-
jo es que practiques, que intentes jugar contra
todo tipo de adversarios. La mejor manera de
lograrlo es hacerte socio de un club de ajedrez
y participar en los torneos organizados por la
federación del lugar donde vivas.
22. El estudio de las partidas de los jugadores
clásicos es una de las mejores maneras de
aprender los principios fundamentales del jue-
go.
23. Contrariamente a lo que muchos piensan,
el aprendizaje de los finales de partida es un
paso primordial para tener un dominio del jue-
go del ajedrez. Estudiar finales es más efectivo
que memorizar variantes de apertura.
24. No se trata de hacer siempre la mejor ju-
gada, sino cualquiera que nos proporcione ven-
tajas siguiendo un plan lógico.
25. El valor de las piezas siempre es relativo y
depende de la posición en el tablero en cada
momento.
118
26. Cuando realices un cambio de piezas, ob-
serva si se ha creado alguna debilidad en tu es-
tructura de peones o en la de tu contrincante.
27. Busca un Gran Maestro con el que te identi-
fiques en su forma de jugar y utilízalo como
modelo a seguir.
28. No olvides que el ajedrez es un juego y sir-
ve para disfrutar; si te acarrea problemas, deja
de practicarlo o cambia de mentalidad.
29. Cuantos más conocimientos tengas sobre el
juego del ajedrez, más te gustará.
30. Da prioridad absoluta a las partidas jugadas
con aperturas que tú practiques; se debe ser
selectivo, ya que actualmente hay un exceso
de información.
31. Analiza las partidas de los GMs sin mirar sus
comentarios. Una vez realizados tus análisis,
comprueba en lo que difieren de los comenta-
rios realizados por los jugadores de la partida.
32. Todas las aperturas pueden ser buenas
siempre que entiendas su significado con pro-
fundidad y las juegues correctamente.
33. Las condiciones para iniciar un ataque han
de ser alguna o varias de las siguientes:
· Que el jugador que defiende no domine el
centro.
· Que la dama defensora esté desplazada del
escenario de la lucha y no pueda defender el
rey.
· Que haya superioridad de las piezas atacan-
tes.
·Que existan debilidades en el enroque del
contrincante.
·Que domines las columnas abiertas con tus to-
rres.
34. Cuando la situación es ventajosa no debe-
mos precipitarnos por ganar rápido la partida.
35. Cuando nuestro contrincante tiene ataque,
se debe intentar cambiar las piezas, en parti-
cular, las damas.
36. Si se tiene clara ventaja material, no de-
bemos arriesgarnos en complicar el juego, al
contrario, debemos simplificarlo.
37. No se debe atacar si nuestro contrincante
no tiene algún punto débil. Entonces lo que se
tiene que hacer es intentar crear debilidades
para luego atacarlas.
38. Siempre existe alguna casilla de nuestro
adversario que es más débil que las demás. So-
bre ese objetivo debemos dirigir nuestro “ejer-
cito”.
39. En ajedrez debemos intentar tener un ob-
jetivo lo más claro posible; si estamos cam-
biando continuamente de plan, no obtendre-
mos buenos resultados.
40. Si conduces las piezas blancas, debes inten-
tar ganar; no debes jugar a tablas, ya que la
victoria es más difícil de obtener con las piezas
negras.
119
41. No es conveniente que una pieza defienda
más de un punto, ya que se puede producir una
sobrecarga que dé origen a temas tácticos.
42. Los puntos más importantes de una colum-
na dominada son la séptima y octava fila.
43. Ante una columna abierta debemos proce-
der a ocuparla con nuestras torres y si es posi-
ble a doblarlas en esa columna.
44. Si colocamos nuestras dos torres y la dama
en una columna abierta debemos intentar que
las torres estén situadas delante de la dama, a
no ser que la dama pueda obtener algún bene-
ficio colocándola delante.
45. Nunca debe cambiarse una pieza activa por
una pasiva.
46. Para poder ganar una pieza atacada por lo
menos debe haber un atacante más. Si el
número de atacantes es igual al de defensores,
el que toma primero pierde material.
47. Cuando el rey contrario pierde el enroque,
hay que intentar atraerlo hacia el centro aun-
que sea a base de sacrificios.
48. El enroque largo suele presentar más debi-
lidades que el corto.
49. Ante un final de damas y torres es conve-
niente dejar una salida a nuestro rey para no
recibir mate (del pasillo) en la primera u octa-
va fila.
50. Cuando tengamos ventaja y nos lancemos al
ataque debemos acordarnos de mantener a
nuestro rey seguro.
51. A veces la desventaja material está com-
pensada por la ventaja en la iniciativa, el ata-
que o el tiempo.
52. Una amenaza de “mate”, a veces se para
con otro mate más rápido que el de nuestro
adversario. Que tu ataque no te haga olvidarte
del de tu adversario.
53. Hay que desconfiar siempre de los “rega-
los” de nuestro adversario.
54. Las piezas más potentes en el centro del
tablero son los caballos y la dama.
55. Si te plantean una apertura que no cono-
ces, debes seguir los principios generales sobre
el desarrollo de las piezas y el dominio del cen-
tro.
56. Es peor una pieza desarrollada en una mala
casilla que una pieza sin desarrollar.
57. Cuando se inicia un ataque en el flanco, se
debe tener el centro bien protegido o cerrado
para que nuestro adversario no consiga un con-
traataque en esa parte del tablero.
58. En el juego posicional no debe perderse
tiempo en calcular largas variantes sino de
buscar las mejores casillas para las piezas y
conseguir una estructura óptima de los peones.
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59. Cuanto menor es el valor de la pieza que
bloquea un peón pasado más efectivo resulta.
60. Las líneas de juego deben revisarse men-
talmente tanto como sea preciso hasta estar
seguro de que o existe ningún error de cálculo,
ya que un fallo en una jugada puede significar
perder la partida.
61. Juega siempre sin miedo, pero nunca con
soberbia ni precipitación.
62. Para ganar una partida hay que aprender a
desequilibrar el juego a tu favor. Si consigues
pequeñas ventajas posicionales, éstas se irán
acumulando hasta crear debilidades insalvables
para tu contrincante.
http://ajedrezmagico.blogspot.com
Napoleón Bonaparte y el ajedrez
Napoleón Bonaparte. Pintura de Appiani the Elder
* 15.8.1769 † 5.5.1821
El Café de la Régence en París era desde prin-cipios del siglo XVIII lugar de encuentro de polí-ticos y literatos. Esos felices mortales solían dormir hasta bien entrada la mañana, por lo cual sólo a partir de la tarde hacían acto de pre-sencia. El Café de la Régence abría sus puertas a las
ocho de la mañana. Sus primeros visitantes eran jugadores apasionados, que se apiñaban en las repletas salas de juego. Allí podían jugar a los naipes, al billar, a las damas y al dominó. Y también al ajedrez.
Ilustración sobre el Café de la Régence de París
Hacia el mediodía, el café estaba al completo. Los sudorosos camareros a duras penas pod-ían abrirse paso entre el gentío envuelto en humo de tabaco e impregnado de aromas etíli-cos. Durante decenios, todo aquel que significaba algo en la sociedad parisina, tenía que dejarse ver en el Café de la Régence. Voltaire, Rousseau, Diderot, Robespierre, Na-poleón (ajedrecista entusiasta, pero desastroso y con malos modales), Benjamín Franklin, di-versos ministros del gobierno y gentes de los mejores círculos sociales iban allí para observar y hacerse ver. A continuación les presentamos dos partidas de Napoleón y una composición sobre Napoleón Bonaparte: Napoleón Bonaparte – Madame de Rémusat
Castillo de Malmaison, Paris, 1804
Napoleón Bonaparte (1803) Pintura de Francois Gerard. A la
derecha: Madame de Rémusat
121
1.Cc3 e5 2.Cf3 d6 3.e4 f5 4.h3 fxe4 5.Cxe4 Cc6 6.Cfg5 d5 7.Dh5+ g6 8.Df3 Ch6 9.Cf6+ Re7 10.Cxd5+ Rd6 11.Ce4+ Rxd5 12.Ac4+ Rxc4 13.Db3+ Rd4 14.Dd3#
Château de Malmaison, París, en la actualidad
Josefine de Beauharnais, la esposa de Napo-león Bonaparte, adquirió este castillo de Mal-maison en el año 1799.
Napoleón Bonaparte– General Bertrand
Napoleón Bonaparte (1812) y el General Bertrand
1.Cf3 Cc6 2.e4 e5 3.d4 Cxd4 4.Cxd4 exd4 5.Ac4 Ac5 6.c3 De7 7.0-0 De5 8.f4 dxc3+ 9.Rh1 cxb2 10.Axf7+ Rd8 11.fxe5 bxa1D 12.Axg8 Ae7 13.Db3 a5 14.Tf8+ Axf8 15.Ag5+ Ae7 16.Axe7+ Rxe7 17.Df7+ Rd8 18.Df8#
Ilustración de Napoleón en la Isla de Santa Helena
Santa Helena fue la isla donde permanecía des-terrado Napoleón desde 1815 hasta su muerte acaecida en 1821 en la finca de Longwood, cerca de Jamestown. Santa Helena es una isla solitaria en medio del Atlántico Sur, aprox. 2.000 km al oeste de An-gola, África. La más famosa composición de Alexander Petroff
(1794-1867)
El río Berezina alcanzó fama mundial gracias a la batalla entre las tropas del Zar Alexander I y la retirada forzada de la Grande Armée bajo el mando de Napoleón I entre los días 26 y 28 de noviembre de 1812.
Napoleón avanza en Rusia 1812.
Napoleón huye de Moscú a París Composición de Alexander Petroff
122
La casilla "b1" representa Moscú y la casilla "h8", Paris; la diagonal "h1-a8" el rio Berezina; el rey negro a Napoleón, y los caballos blancos representan la caballería del zar ruso que lo persigue de esta manera: 1.Cd2+ Ra2 2.Cc3+ Ra3 3.Cdb1+ Rb4 4.Ca2+ Rb5 5.Cbc3+ Ra6 6.Cb4+
[Aquí pueden las blancas dar mate con 6.Da8# Así quiso Petroff expresar la opinión de los his-toriadores militares de que se podía haber de-rrotado al ejercito napoleónico a su paso por el rio Berezina, es decir, por la diagonal "h1-a8"] 6...Ra7 7.Cb5+ Rb8 8.Ca6+ Rc8 9.Ca7+ Rd7 10.Cb8+ Re7 11.Cc8+ Rf8 12.Cd7+ Rg8 13.Ce7+ Rh8 14.Rg2# Rusia da mate a Napo-
león en Paris, o sea, en la casilla "h8"!
Napoleón se retira de Rusia 1812.
Y como era costumbre en la historia política de Francia, los gobernantes, cuando fallecían, eran honrados con grandiosos y suntuosos pompas fúnebres.
Sarcófago de Napoleón Bonaparte. en la cripta de la cate-
dral de los inválidos, París
Una colaboración entre Richard Guerrero (Ajedrez Espectacular) y Frank Mayer
Retoques y maquetación: Antón Busto Sitges (Barcelona), julio de 2009
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Buenos consejos sobre las piezas de Ajedrez
Los Peones
1. Cuidado al mover los peones, son las únicas piezas que no pueden retroceder.
2. Cualquier movimiento de peones por delante del enroque es una debilidad.
3. La mayoría de peones en un flanco, en especial el de dama, es una ventaja en el final. 4. Si tienes dudas con qué peón capturar, nor-malmente, es mejor comer hacia el centro del tablero.
5. Los peones aislados, retrasados o doblados, son debilidades.
6. “No coloquéis los peones en el color de vuestro alfil”. (Fine).
7. “Cada peón es potencialmente una dama”. (Mason).
8. “Dos peones ligados en la sexta fila suelen ser más fuertes que una torre” (Du mont).
9. Los peones pasados es necesario bloquearlos con nuestras piezas de tal forma que no puedan avanzar.
123
10. Los peones pasados deben ser apoyados desde atrás con una torre.
11. En general, los peones centrales son más im-portantes que los laterales,
12. Los peones doblados además de ser débiles, a veces entorpecen el movimiento de nuestras pie-zas.
13. Es mejor tener mayoría de peones en el flan-co donde no están los reyes, ya que en un final de peones estarán alejados del rey contrario.
14. Un peón retrasado es una debilidad en un fi-nal en especial si su avance está bloqueado por una pieza enemiga.
Los Caballos
1. Los caballos son más potentes que los alfiles en posiciones cerradas o estáticas.
2. Los caballos son piezas de corto alcance, evita colocarlos en los extremos del tablero.
3. Los caballos coordinan mejor con la dama que los alfiles.
4. El caballo es la mejor pieza para bloquear el avance de un peón.
5. Crea casillas de “avanzadilla” para tus caba-llos, es decir, un lugar del campo enemigo donde no puedan ser desalojados.
6. Un caballo que defiende a otro suele ser una sobrecarga para cada uno de los dos.
Los Alfiles
1. Los alfiles juegan mejor en posiciones abier-tas.
2. Coloca los alfiles fuera de las cadenas de tus propios peones.
3. Intenta cambiar tu alfil “malo” de cara al fi-nal.
4. La pareja de alfiles en posiciones abiertas es una notable ventaja.
5. Coloca tus peones en diferente color de las ca-sillas dominadas por tu alfil.
6. No se debe cambiar un alfil por un caballo a no ser que obtengamos un claro beneficio en el cambio.
7. Los alfiles pueden ser encerrados por peones, debemos tener mucho cuidado antes de comer un peón que puede estar “envenenado”. Antes de capturar un peón debemos saber con seguridad dónde podrá retirarse posteriormente nuestro al-fil.
Las Torres
1. Las torres necesitan de columnas abiertas para maximizar su eficacia.
2. Conseguir colocar una torre en la séptima fila suele ser una gran ventaja.
3. Dos torres ligadas en la séptima u octava fila suelen proporcionar un efecto devastador en el campo contrario.
4. Coloca tus torres detrás de tus peones pasa-dos.
5. Las torres son piezas de movimientos lentos, por este motivo su mayor eficacia está al final de la partida, cuando hay espacios abiertos.
La Dama
1. Trata de centralizar tu dama, ya que desde ese puesto es más fuerte; pero ten en cuenta que es-ta circunstancia suele ser posible cuando se han cambiado las piezas menores.
2. Al iniciar la partida suele ser bueno hacer una jugada de dama para completar el desarrollo y comunicar las torres, pero suele ser malo moverla varias veces en la apertura.
3. Cuidado con los peones que puede comerse la dama en la apertura, podrían estar “envenena-dos”. Recuerda el axioma de Tarrasch: “toda ga-nancia de un peón con la dama en la apertura es un error”.
4. La dama es la pieza más cualificada para reali-zar amenazas dobles a puntos distantes del table-ro.
Relaciones de las piezas
1. Dos caballos y un alfil equivalen aproximada-mente al valor de una dama, pero dos alfiles y un caballo pueden ser incluso superiores a la dama.
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2. Dos torres son, casi siempre, superiores a la dama si están coordinadas y en posición activa.
3. Torre y alfil coordinan mejor que torre y caba-llo.
4. La dama se entiende mejor con el caballo que con el alfil.
5. El rey es una pieza poderosa, utilízala (Fine).
6. Una torre y un peón sólo son superiores a un alfil y un caballo en el final de una partida, pero no en el medio juego.
7. Una pieza suele ser mejor que tres peones en el medio juego. En el final tres peones pueden ser superiores a una pieza menor e incluso a una torre dependiendo de su posición.
8. En los finales de torre contra caballo, el caba-llo y el rey débil deben mantenerse unidos y nun-ca ir a las esquinas del tablero.
9. En los finales de alfil y torre contra torre, debe intentarse mantener al rey del bando débil a sal-to de caballo del rey contrario.
10. Para defenderse en un final de torre contra alfil, el rey debe intentar ir a la esquina de dis-tinto color al de su alfil.
11. Un alfil puede luchar normalmente con éxito contra tres peones, si estos no se encuentran muy avanzados.
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Un Arquímedes moderno
Sucesos en el tablero
Arquímides
A raíz de una fiesta familiar, un amigo del gran maestro ruso y entrenador Igor Saizev habló con él a solas en un rincón de la casa y le hizo saber una posición de ajedrez bastante particu-lar, que es como sigue:
“¿Qué opinas”, le pregunto: “como podría darse esta posición después de 4 jugadas?”
“Nuestro” maestro ya estaba acostumbrado a que intensasen tomarle el pelo en este tipo de situaciones.
Toda vez que sus familiares y amigos siempre tuvieron que rendirse en las partidas libres y así, ocurría que de vez en cuando, alguien se acer-caba al maestro con un problema de ajedrez, que había encontrado en una revista y se lo planteaba con cara de ingenio.
El gran maestro Saizev siempre contestaba lo mismo: Este problema no representa ningún obstáculo que no pueda ser resuelto con rapi-dez.
Comenzó desde el punto de partida con
1. e4 c6 2. ¥b5 e6 3. ¥xc6 dxc6
Una vez vista la secuencia de las jugadas, dijo:
“Además existe otra posibilidad: 1. e4 c6 ¥c4
e6 3. ¥xe6 dxe6!”
Sin embargo, la persona situada enfrente y de forma descarada habló con absoluta firmeza:
“¡Olvidaste una cosa importante, mi querido amigo, que no se trata de 3 sino de 4 juga-das!”
125
El gran maestro se enfadó mucho y en conse-cuencia dio por finalizada la fiesta familiar, ex-clamando excitado:
“¡Se terminó la fiesta!”.
Finalmente se trataba de defender el honor pa-triótico por encima del profesional.
Se puso a meditar sobre la posición durante más de una hora y en esta interinidad fue some-tido a las compasivas miradas y las masculinas también de forma maliciosa.
¡Por fin había caído en la cuenta y la reputación del futuro estaba a salvo!
Poco tiempo después durante la preparación para el torneo interzonal en Riga 1979 estuvie-ron reunidos durante una tarde en plan de tertu-lia los maestros Saizev, Tahl, Polugajevski, Kusmin y otros participantes.
De repente se le ocurrió a Saizev la feliz idea de sacarse de la chistera el problema de ajedrez antes citado.
El equipo de los grandes maestros empezó a cavilar.
No pasó ni un cuarto de hora, que algunos de los presentes estaba ya al borde del ataque de nervios.
Ocurrió, lo que acostumbraba suceder en estas selectas rondas y es que Mikhail Tahl estalló en una estentórea carcajada y exclamó:
“¡Heureka!”
(Recordemos que esta palabra fue pronunciada por Arquímedes, cuando encontró la solución del empuje hidrostático, lo cual significa: “¡Lo he encontrado!” que significa “Un grito de alegría”)
La corona de Arquímedes
La historia de esta solución se describe co-mo sigue:
Materia es todo aquello que tiene masa y ocupa un lugar en el espacio. Estas características de la materia ya fueron estudiadas desde antiguo:
Hierón II, rey de Siracusa en el siglo III a.C. y pariente de Arquímedes tenía suficiente con-fianza en él para plantearle problemas aparen-temente imposibles. Cierto orfebre le había fa-bricado una corona de oro. El rey no estaba muy seguro de que el artesano hubiese obrado rectamente; podría haberse guardado parte del oro que le habían entregado y haberlo sustituido por plata o cobre. Así que Hierón encargó a Ar-químedes averiguar si la corona era de oro pu-ro.
126
Arquímedes no sabía qué hacer. El cobre y la plata eran más ligeros que el oro. Si el orfebre hubiese añadido cualquiera de estos metales a la corona ocuparían un espacio mayor que el de un peso equivalente de oro. Conociendo el es-pacio ocupado por la corona (es decir, su volu-men) podría contestar a Hierón, lo que no sabía era cómo averiguar el volumen de la corona. Arquímedes siguió dando vueltas al problema en los baños públicos. De pronto se puso en pie como impulsado por un resorte: se había dado cuenta de que su cuerpo desplazaba agua fuera de la bañera. El volumen de agua desplazado tenía que ser igual al volumen de su cuerpo. Pa-ra averiguar el volumen de cualquier cosa bas-taba con medir el volumen de agua que despla-zaba.
Arquímedes corrió a casa, gritando una y otra vez: "¡Lo encontré, lo encontré!". Llenó de agua un recipiente, metió la corona y midió el volu-men de agua desplazada. Luego hizo lo propio con un peso igual de oro puro; el volumen des-plazado era menor. El oro de la corona había sido mezclado con un metal más ligero, lo cual le daba un volumen mayor. El rey ordenó ejecu-tar al orfebre. (En "Momentos estelares de la ciencia" de Isaac Asimov)
Mikhail Tahl ensenó a sus colegas la solu-ción al enigma:
1. e4 e6 2. ¥b5 ¢e7 3. ¥xd7 c6 4. ¥e8 ¢xe8 y
dijo de una manera simplemente admirable:
“Francamente la maniobra del rey es fantás-tica.”
Por Albin Pötzsch (Meissen) Traducido e ilustrado por Frank Mayer – revisado por Salva-
dor Aldeguer Barcelona, febrero de 2009
“La gente exitosa es el resultado de un duro trabajo, más que de talento”
Democrito
Navidades 1878 Una partida de ajedrez
Portada de la novela "Una partida de Ajedrez".
Wilhelm Jensen (1837 – 1911)
El novelista Wilhelm Jensen introduce al lector en un día de Navidad en el año 1878 con el ambiente de una gran ciudad a través de su no-vela “Una partida de ajedrez”.
Familias protegidas, adornado con el abeto na-videño, pero también solitarios sintiéndose solos y abandonados.
Un estudiante juega al ajedrez con un anciano caballero, llamado “el Barón”, en una casa de
café.
Volviendo la vista atrás, el novelista Jensen na-rra el comienzo de una extraña rivalidad de aje-drez entre el caballero y el estudiante.
El acontecimiento especial de esta Nochebuena es, que el Viejo invita al pobre estudiante Wolf-gang a su casa para jugar otra partida de aje-drez.
127
El joven vacila durante unos instantes, pero al fin acepta el ofrecimiento pensando en la posibi-lidad de ganarse algunos ducados.
Estaba todavía en su reducida habitación alqui-lada, cuando de repente suena el timbre y se presenta un mensajero con un pequeño paque-te en la mano, cuyo contenido era un estuche con un medallón de oro, una pequeña fotografía encastrada y una simple nota con un poema.
”¡Erwine!” Sí, no lo podía creer. La foto era de la bella muchacha, con la que había coincidido en sucesivas ocasiones durante el verano pa-sado, bien en alguna fiesta estudiantil al aire li-bre o bien a lo largo de su camino diario a la Universidad. Habían intercambiado algunas pa-labras, pero los encuentros no pasaban de ser más que una visible simpatía del uno hacia el otro.
Todavía se preguntó durante el camino a la lu-josa casa del barón, ¿cómo podía haber conse-guido Erwine su dirección…?
Una vez dentro del noble salón del anfitrión y después de cruzarse unas palabras de cortesía, los dos hombres se pusieron frente al tablero de ébano con piezas de marfil y comenzaron a ju-gar.
La partida de ajedrez
En cada partida se trataba de ganar o perder algunos ducados y Wolfgang los necesitaba ur-gentemente.
En los intervalos de las partidas jugadas, el barón invitó a su joven adversario a tomar unos ponches y fumar varias pipas con un tabaco se-lecto.
¡El ambiento era digno de una noche festiva!
Ya a una hora avanzada juegan por una apues-ta de veinte veces más, a propuesta del anciano jugador.
Wolfgang aceptó el reto al intuir su gran oportu-nidad de ganar bastante dinero, una vez estu-diada minuciosamente su posición favorable en el tablero.
Sin embargo, en el fondo de su corazón creció un cierto desasosiego al no saber como termi-naría este evento nocturno, máxime cuando tan-to dinero estaba en juego.
De repente dijo el barón, “que no se debería ju-gar por tanto dinero en una noche como esta”. ¡Otro sobresalto para Wolfgang!
Una vez recuperado del susto, el viejo sacó un arcón con herrajes de un rincón del salón y lo puso encima de una mesa.
Lo abrió y se pudo apreciar que contenía una ingente cantidad de ducados de oro; de un valor incalculable.
El joven pensó, tanto dinero nunca lo conse-guiré en mi vida, ni trabajando día y noche.
128
Ahora el barón le ofreció jugar como recompen-sa conseguir el contenido del arcón.
“¡Pero, por Dios, si pierdo, nunca podré devol-verle dicha cantidad!” exclamó Wolfgang.
“Nada”, contestó el viejo. “Me la podrás devol-ver durante tus años profesionales, cuando em-pieces a trabajar y ganar dinero”.
“¡Tu posición en el tablero es ventajosa para ti!”
El estudiante aceptó el reto y regresaron al ta-blero, tocándole al joven jugar con las blancas.
Ante tanta puesta en juego, de repente a Wolf-gang le empezaron a entrar unos sueños fantásticos que le desconcertaron.
Vio, como su dama blanca se convertía en su adorada Erwine y todas sus otras piezas se cubrían con una cortina, casi como una neblina.
En consecuencia se despistó, perdió el control de la partida y tuvo que rendirse.
Ante tal desastre y golpe del destino, cogió un revolver que se encontraba sobre un armario cercano y se lo apuntó hacia su sien.
Ya no quería vivir más.
Su honor le decía, que había perdido su vida en una partida de ajedrez.
Entonces intervino el barón y le aconsejó que no disparase y si lo que quería era morir, le re-comendaba lanzarse al río que transcurría detrás de la casa y de esta manera encontraba una muerte digna.
Wolfgang, resignado, aceptó y se dejo acompa-ñar por un oscuro y largo pasillo del edificio.
Antes de llegar a la salida, el barón abrió una puerta de otra habitación y sus ojos no podían creer lo que vio.
Al fondo de la habitación estaba como una esta-tua, arropada por una misteriosa oscuridad, que ganó en apariencia al acercarse y con una voz muy suave, saludó al huésped mediante un tímido beso: ¡Era Erwine! ¡Su amor secreto!
Entonces, el viejo barón tomó la palabra y so-lemnemente pronunció:
“Hija mía, como me dijiste ya en varias ocasio-nes, que tu corazón no podía olvidar al joven estudiante, del cual te enamoraste.
Lo que sucedió hace unos momentos, fue que, Wolfgang era un jugador, apostó por su vida, pero no por el dinero, sino para conquistarte a ti.
Su honor estuvo por encima de su suerte en el juego de ajedrez y de su vida, con la que quiso acabar.
Por ti, se sometió a la tentación, pero ha apro-bado el examen.
Hoy es Nochebuena, Erwine, y te dije que la or-ganizaras festivamente y esperaras mi llegada.
Ruego que me disculpes, ya que a causa de mi vejez te tuve, con lo joven que eres, demasiado tiempo sola en esta casa.
Una vez reconocido por mi parte, os ruego en-cendáis las velas de vuestro árbol de la vida pa-ra que en esta noche del solsticio hiemal, las mismas pronostiquen el brillo del sol de vuestro verano”.
Gustav Klimt (1862-1918)
Después de un largo silencio entre los tres pre-sentes, el viejo tomó nuevamente la palabra, se dirigió al estudiante Wolfgang y con una amplia sonrisa le dijo:
“¡Desde el principio, vuestra partida tenía una buena posición y la habéis ganado. Dejadme contemplar durante un ratito vuestra continua-ción del juego!”
129
P.D. El novelista Wilhelm Jensen se encuentra estilísticamente entre Theodor Fontane y Franz Kafka.
Por Wilhelm Jensen. Resumido e ilustrado por Frank Mayer – revisado por Salvador Al-
deguer Barcelona, diciembre de 2008
La partida del destino
"El séptimo sello" - Obra teatral y película de Ingmar Bergmann
La partida de ajedrez entre la muerte (Beng Ekerot) y el caballero (Max Von Sydow). Se
sortean los colores.
Un caballero regresa después de haber lu-chado durante 10 años en las Cruzadas. Al regresar se percata de que su pueblo natal está ha sido diezmado por la peste.
La figura de la Muerte aparece para recla-mar a los habitantes del pueblo y éste de-cide retarla a una partida de ajedrez para ganar tiempo y de esta forma encontrar el sentido de la vida antes de morir. El caba-llero levanta su juego de ajedrez y lo lleva a la playa. Allí todo está tranquilo y desier-to – el mar en calma.
Los jugadores conversan. El caballero juega
con las blancas
LA MUERTE He esperado. EL CABALLERO Perdón. Me retuvieron en el campo de la batalla. Dado que te he informado de mi plan, hago la retirada. Por favor, te toca a ti mover. LA MUERTE ¿Por qué tienes un aspecto tan diverti-do? EL CABALLERO Este es mi secreto. LA MUERTE Por supuesto. Ahora voy a tomarme tu caballo. EL CABALLERO Lo hiciste bien. LA MUERTE ¿Me has engañado? EL CABALLERO Es cierto. Caíste en la trampa. Te hago un jaque. LA MUERTE ¿De que te estás riendo? EL CABALLERO No te preocupes por mi risa. Mejor, que salves a tu rey. LA MUERTE Estás bastante desafiante. EL CABALLERO Nuestra partida me entretiene. LA MUERTE Te toca a ti jugar. ¡Apresúrate! Tengo bastante prisa. EL CABALLERO Entiendo que tengas mucho trabajo, pe-ro no puedes rehuir nuestra partida.
La muerte quiere contestarle, pero se le-vanta y se inclina sobre el tablero. El caba-llero sonríe.
LA MUERTE Acompañaste a una pareja a través del bosque esta noche. Ellos tienen un hijo, ¿verdad? EL CABALLERO ¿Por qué lo preguntas? LA MUERTE Por nada. La sonrisa del caballero se apaga. La muerte le contempla con sarcasmo... Esta necesita su tiempo.
130
Relacionamos para este tema una famosa posición de “Zugzwang” de David Bronstein como sigue:
Nota: Aunque aparentemente la posición de “Zugzwang” no tenga que ver directamente con la muerte, la situación en el tablero es “mortal” para las blancas. En cierto modo, las blancas se encuentran “entre las morda-zas de las negras o digamos de la muerte”.
En consecuencia: Las blancas están perdi-das como los seres humanos con su impo-
tencia frente a la muerte.
La muerte se despide
Comentario:
Esta obra y película de Bergmann utiliza mucha simbología para representar el exis-tencialismo. La incesante búsqueda del hombre por encontrarle sentido a la vida. El título hace referencia a la apertura de los siete sellos del libro al que se hace mención en el Apocalipsis de San Juan, donde al abrir dicho sello comienzan los siete ángeles a tocar sus trompetas y pro-ducirse desgracias sobre la Tierra.
Frank Mayer - Revisado por Salvador Aldeguer Barcelona, mayo de 2007
Fotos: "Det Sjunde inseglet". El séptimo sello.
1957.
RR CURIOSODADES RR
Capablanca, el jugador infalible al que nada se le escapaba en un tablero de ajedrez... pero no siempre, como demuestra esta curiosa anécdota. Capablanca se desplazó a Karlsbad para medirse a otros 21 jugadores por el triunfo en uno de los torneos más prestigiosos de la época. Eran los tiempos dorados del cubano, ya no era campeón del mundo pero seguía siendo un jugador imbatible.
Se llegó a la ronda 16 con Capablanca líder del torneo e imbatido. Enfrente tenía al alemán Fritz Sämisch, que no estaba teniendo un buen torneo, todo hacía indicar que el cubano sumar-ía un nuevo triunfo... ¿todo?, hubo algo que no entraba en los planes de Capablanca y que trastocó por completo su juego en esta partida.
Capablanca se había desplazado a Karlsbad junto a su amante, que se alojaba con el cam-peón cubano en la misma habitación de hotel. Durante la ronda 16 la esposa de Capablanca apareció en la sala de juego, mientras tanto su amante esperaba el final de la partida en su habitación. Capablanca se puso sumamente nervioso ante esta situación perdiendo la com-postura. Era su turno de mover, pero en tal es-tado de tensión realizó el primer movimiento que se le pasó por la cabeza sin detenerse a razonar. El resultado fue un error garrafal que le costó la partida y el torneo, ya que finalizó se-gundo a sólo medio punto del vencedor. Vea-mos el error de Capablanca que se produjo en la jugada 9:
Sämisch - Capablanca
Karlsbad 1929
131
En esta posición Capablanca jugó 9...¥a6, per-
diendo su caballo tras 10.£a4
Los ajedrecistas resolvieron el enigma
En la II Guerra Mundial no sólo se peleaba en los campos de batalla, los servicios de espiona-je trabajaban a toda máquina ya que podían re-sultar decisivos en el resultado de la contienda. Una de las grandes luchas consistió en buscar un código que el enemigo no pudiese descifrar para de ese modo poder enviar mensajes que no pudiesen ser interceptados.
Si se utilizaba un sólo código, tarde o tempra-no sería descifrado. Por eso ambos bandos tra-bajaban afanosamente en una máquina que hiciese que el código pudiese cambiar cada cierto tiempo. Fue así como nació la famosa máquina enigma, capaz de cambiar su código cada pocas horas. El receptor tendría informa-ción de las horas y los códigos que usaba la máquina y de esa forma podría interpretar el mensaje sin que el enemigo pudiese hacerlo. Cada avión, submarino, tanque o barco llevaba una de estas máquinas.
Al capturar algún avión o cualquier otro arte-facto enemigo los aliados se hacían con la máquina enigma, pero tras muchos estudios no
conseguían descifrar sus misterios. Fue enton-ces cuando se puso a trabajar a las mentes más brillantes para tratar de solucionar el enigma de 'Enigma'. Entre ellos se encontraban los ajedre-cistas Conel Hugh Alexander, Harry Golombek y Stuart Milner-Barry, que resultaron básicos en los trabajos de desciframiento. Finalmente se consiguió resolver el misterio de Enigma, lo que resultó vital en el triunfo final de los aliados so-bre el horror nazi.
ajedrezdeataque
Cecyl Purdy fue el primer campeón del mundo por correspondencia, al menos de forma oficial. Durante ese campeonato, en 1951 (duró de 1950 a 1953), Cecyl envió rutinariamente una de las jugadas por correo postal. Pero al rato, tras volver a echar un vistazo a la posición, se dio cuenta de que la jugada que acababa de enviar le conduciría irremediablemente a la de-rrota.
Ante la importancia de la partida Cecyl decidió actuar, salió corriendo hasta llegar a la calle donde se encontraba el buzón y trató de abrirlo, pero no tuvo éxito en su actividad ilegal. Tras eso, aparcó su coche al lado del buzón y se quedó haciendo guardia durante horas, toda la noche incluida. Por la mañana llegó el cartero, Cecyl le explicó la situación, tras haberse identi-ficado, y el cartero accedió a devolverle la car-ta... lo cual pudo ser decisivo ya que Purdy fue campeón con sólo medio punto de ventaja so-bre el segundo clasificado.
ajedrezdeataque
Hacer con soltura lo que es difícil a los de-
más, he ahí la señal del talento; hacer lo que
es imposible al talento, he ahí el signo del
genio.
- Henri-Frédéric Amiel
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Borges y el Ajedrez
I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro table-ro
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empie-
za de polvo, tiempo, sueño y agonías?
Jorge Luis Borges
UNA RETROSPECTIVA
SOBRE ERIC ELISKASES “Una gloria del ajedrez”
Circunspecto y dotado de profundas ideas y un fino humor, tuvo una carrera muy fructífera en el orden internacional a partir de los 16 años cuando se consagró campeón de Austria, su país de nacimiento.
Erich Eliskases en 1938
En 1939 viajó a la Argentina como primer table-ro del equipo alemán que ganó el Torneo de las Naciones. Debió quedarse en nuestro país co-mo consecuencia de la segunda guerra mundial desatada ese año.
Luego de un tiempo en Buenos Aires y Brasil, en 1952 se incorporó definitivamente a Córdo-ba, donde formó su hogar y brindó sus amplios conocimientos con una gran cuota de sabiduría y sin retaceos. Políglota y con abundantes co-nocimientos filosóficos y matemáticos este típi-co personaje proveniente de la zona del Tirol es una de las personalidades que no debe perma-necer en el anonimato.
133
Erich Eliskases
Eliskases, que nació el 15 de febrero de 1913, habla 5 idiomas: alemán, italiano, portugués, inglés y castellano.
“A principios de 1951 había ganado con Julio Bolbochán el torneo de Mar del Plata y los diri-gentes cordobeses me invitaron, con todos los gastos pagos, para jugar un torneo en el Centro de Ajedrez, que terminé ganando. De ahí surgió la posibilidad de dictar clases en la Universidad. Conocí a mi esposa y ya no me fui más”, reme-mora Eliskases.
Hijo de un sastre que se ganaba la vida en Innsbruck, la pequeña gran urbe del corazón de los Alpes fundada hace más de 700 años, Erich aprendió el movimiento de las piezas del mile-nario juego alentado por su hermano mayor –“a quien enseguida empecé a superar en nuestros encuentros”- y nunca tuvo un maestro o profe-sor de ajedrez que lo orientara en los laberintos del escaqueado tablero.
Fue un autodidacta que aprendió reproduciendo partidas, “primero las publicadas en los periódi-cos y luego con libros que llegaban a mi poder”.
Durante muchas horas compartí con esa inma-culada gloria del tablero; dotado de una clara percepción de la teoría ajedrecística y un fino sentido del humor; campeón nacional a los 16 años, triunfador indiscutido en Budapest 1934, Linz 1935, Zurich, Trebitch y Scheveningen en 1936, y Nordwijk en 1938, habiéndole ganado partidas a Capablanca, Euwe, Keres, Ragozín, Petrov, por nombrar a los más famosos.
De pie: Immo Fuss, Erno Gereben, Lajos Steiner, Esra Glass, Albert Becker, Erich Eliskases, Max Gratzinger (Comité)). Sentados: Josef Kolnhofer, Hans Müller, Ernst Grünfeld, Rudolf Spielmann, Siegfried Wolf, Baldur Hönlinger (árbitro). Leopold Trebisch. Memorial año 1935 (Club de Ajedrez Hiet-zing Wien)
Quien fue el primer tablero del equipo de Ale-mania, campeón mundial de 1939 nos dejó por último su visión de Gary Kasparov, los jóvenes que recién se inician y las computadoras. Sin apresuramientos, como cuando analiza algún fi-nal de partida muy equilibrado, Eliskases fue muy concreto en sus respuestas:
Gary Kasparov
“Al ex campeón del mundo (Kasparov) se lo puede comparar con Alekhine por su juego po-sicional y sin dudas era el mejor en aquellos momentos; en tanto que a los jóvenes les acon-sejo reproducir partidas lentamente, estudiarlas en forma profunda, tratando de descubrir todos los secretos de la posición y a medida que crez-can como jugadores tienen que ir buscando ad-versarios de su misma fuerza. En síntesis, teor-ía y práctica”. “En cuanto a las computadoras, finalizó, me dolería mucho si por esas máquinas se pierde el valor del hombre. Si no es necesa-rio el talento humano, para mi, el ajedrez pierde todo su valor”, sentenció Eliskases.
134
Ahora tenemos el gusto de presentarles una de las mejores partidas jugadas por Erich Eliskases en el año 1957.
Erich Eliskases en 1957
Redolfi, Argentino Rodolfo Eliskases, Erich Gottlieb [C18]
San Nicolás, 1957
1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Ab4 4.e5 c5 5.a3 Axc3+ 6.bxc3 Ce7 7.Ad3 Inferior a otras continuacio-nes. 7. a4 7. Cf3 7. Dg4 A5 7... Da5 8.Ad2 Da4 9.Cf3 b6 10.Cg5 h6 11.Dh5 Si bien este ataque prematuro no puede considerarse correcto, en la práctica exige mucha precisión y sangre fría para ser refutado. 11 ... g6 12.Dh4 Cd7 13.c4 Aa6 14.cxd5 Axd3 15.cxd3 Cf5 16.De4 Dxd4
17.dxe6 Este doble sacrificio de torre resulta forzado ante las amenazas. Dxa1+ 18.Re2 Cd4+ 19.Re3 Dxh1
Ahora son las negras las que entregan sus dos torres. 20.Dxa8+ Re7 21.Dxh8 Dxg2 La situa-ción se aclaró y Redolfi no tiene salvación. 22.exd7 22. Dg7 Dxg5+ 23. f4 Dg1+ 24. Re4 Dg2+ 25. Re3 Cc2# 22... Dxg5+ 23.f4 23. Re4 Dg2+ 24. Re3 Df3# 23... Dg1+ El mate es inevi-table 0-1
Después de esta partida, ya no podía existir ninguna duda acerca de la genialidad de Eliska-ses.
Finalmente, deseamos hacerles llegar una re-flexión del gran Erich, ante una pregunta pe-riodística: ¿Qué es el ajedrez?
"Si lo juega Alekhine, es arte; si lo juega Capablanca, es ciencia; si lo juega Lasker, es filosofía y si lo juega un chambón, es un juego".
Por Guillermo Soppe y Raúl Grosso
Presentado e ilustrado por Frank Mayer Maquetación: Antón Busto
Sitgets. Barcelona, junio de 2009
Caissa, la diosa del ajedrez
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Oleo dedicado a Caissa (1975), Alberto Dapietri
Los jugadores y aficionados del ajedrez
son afortunados, están protegidos por una
diosa griega: Caissa. El mito de esta diosa
fue creado en el Siglo XVIII. El británico Sir William Jones escribió, en 1763, un
poema cuyo título era el nombre de esta
divinidad. El poema trata de las proposi-
ciones amorosas que Ares, el dios de la
guerra, hizo a la musa Caissa. Ésta no
mostró el más mínimo interés por Ares, que desesperado pidió ayuda a Apolo,
dios del deporte (y de la medicina, la luz,
la música, etc.). Apolo creó el Ajedrez pa-
ra que Ares se lo ofreciese a Caissa como
regalo.
Psicología y ajedrez
CUANDO EL RELOJ
ES EL PROTAGONISTA
“La habilidad para controlar el tiempo del re-
loj de ajedrez, es tan importante como la técnica para jugar finales.”
-Alexander Alekhine
Más allá de la complejidad que pre-senta el juego ciencia con sus múltiples variables debemos anexar sin duda un elemento externo, estresante y persecu-torio si no sabemos adaptarnos a él, ese elemento es “el reloj”. Es muy importante incorporarlo a nuestros esquemas rápidamente ya que sino todo nuestro despliegue combinato-rio puede llegar a quedar arruinado en el “apuro de tiempo”, porque aquí pre-
valecerá nuestro instinto, nublándose la capacidad de pensar debido a la presión psicológica que el ajedrecista sufre en el tablero y la posición que entendíamos, controlamos y que nos daba la capaci-dad de anticipar se transforma en una nebulosa donde las piezas comienzan a descoordinarse y aunque fueron suma-mente cuidadas anteriormente, el per-derlas pareciera formar parte de un ri-tual. Kasparov comentaba en un torneo de partidas rápidas sobre Karpov: ”Le cuesta dividir tiempo y la calidad en un ajedrez rápido y aquí es cuestión sobre todo de tiempo”. Hay un punto que debe ser importan-te en lo relacionado al control del tiem-po, El ex Campeón del Mundo Mihail Botvinnik decía “hay jugadores que se levantan de la silla a cada jugada, les cuesta mantener el control de la ansie-dad y necesitan la descarga física para poder concentrarse luego en la posición y ponía el ejemplo del Gran Maestro Mi-guel Najdorf, y otros que como yo, cuando mi rival está pensando trato de encontrar planes, y cuando realiza su jugada y es mi turno, me dedico a la búsqueda de variantes concretas”.
La realidad es que el aficionado, o el maestro, que no tiene una práctica mas o menos permanente, generalmente cae en vicios de análisis, por ejemplo, co-mienza pensando en una jugada, luego sigue por otra, vuelve a la primera, y elije una tercera para continuar, y al fi-nal sin tener nada decidido ni claro, tal vez juega una cuarta, porque se da cuenta que el tiempo se ha venido en-cima, ¿Qué se debería hacer en estos
136
casos? Analizar una jugada, seguir por una segunda, y si podemos una tercera, luego sin volver a la primera tomar la decisión que consideremos mejor, la in-decisión permanente y constante nos lleva sin duda al error, ya que queremos tener un control de todo lo que sucederá en la partida, y eso salvo determinadas posiciones no es posible. Cada vez que nos levantamos, se con-sidera que perdemos cinco minutos de control y concentración de la posición, significa que luego cuando nos sente-mos nuevamente tendremos que per-derlos para volver a entender la posición como la teníamos antes de levantarnos, eso en una partida es demasiado, y hace nuestro juego superficial. Debemos quitarnos el punto de la cabeza, esta-mos en una actividad creativa, en una lucha dialéctica, en donde los argumen-tos son las jugadas, los planes y el pun-to que está en juego tiene que pasar a un segundo plano, para poder crear en un marco que no nos cree ansiedad, tensión, todos elementos que juegan en contra de la categoría de nuestro juego y perjudican el rendimiento, generando a su vez un mayor consumo de tiempo.
Vlastimil Hort, el veterano Gran Maes-tro Checo, radicado en Alemania desde hace muchos años, decía, que un Gran Maestro no debe jugar mas de 80 parti-das al año, y se puede considerar Gran Maestro si logra que cuarenta de ellas, se jueguen en ese nivel, por lo que no podemos pensar en hacer una obra de arte cada día…
Lógicamente, cualquiera puede decir también, que esto no es sencillo, que el jugador profesional está en cada partida jugando su sustento, y el que no lo es, muchas veces en realidad utiliza al aje-drez para proyectarse a si mismo, pero en todo caso, objetivamente, si pudié-ramos entrenar mecanismos que nos permitan por ejemplo, considerar que cuando estamos sentados el punto no es lo importante todo lo que tenemos por delante es victoria, trataríamos de jugar mas relajados, nos arriesgaríamos en determinados momentos y confiaríamos mas en nuestra intuición, jugaríamos mas despreocupados, le haríamos me-nos daño a nuestro organismo sin so-meterlo a presiones, subidas y bajadas del ritmo cardiaco, disfrutaríamos y sin duda los resultados serían mejores, buscaríamos la verdad dentro de nues-tras posibilidades y sería sin duda mas difícil perder el control, ya que no nos someteríamos a situaciones de stress, perjudiciales para la manera de razonar la partida, otra forma de pensar, sería, tal vez, que dentro de 10 años no nos acordaremos de esta partida, por lo que no es lo mas importante de nuestras vi-das y podemos dedicarnos a disfrutarla en la dimensión que realmente tiene. Difícil equilibrio entre la posición y el reloj que nos “apura” a elegir una juga-da entre innumerables posibles, pero recuerden de incorporarlo rápidamente para que forme parte de nuestras estra-tegias y no de nuestro sufrimiento es fundamental para darle mas dimensión a nuestro juego.
María Enriqueta Granero -Psicóloga
Madrid-España
UN VIAJE AL REINO DEL AJEDREZ
Fernando Pedró
sobre una idea de Lewis Carrol
137
Había una vez una niña a la que le encantaba
jugar al ajedrez. Tenía carita de princesa, cuer-
pito de princesa, bracitos y manitos de princesa,
piernitas y piecitos de princesa...
Esta princesita se llamaba Trilce y se pasaba
horas jugando al ajedrez.
Un día jugó tanto que se quedó dormida con la
cara apoyada sobre el tablero. Entonces apare-
ció muy chiquita en un palacio. Tenía un vestido
blanco y estaba rodeada por siete niñas de su
misma edad, todas vestidas igual. Mas allá se
ubicaban los reyes, que lucían hermosas capas
blancas, y en sus coronas los diamantes brilla-
ban tanto que parecían dos soles sobre sus ca-
bezas. Estaban conversando con dos señores
muy bien vestidos (obviamente de blanco), que
parecían estar dándoles consejos. "Segura-
mente debían cumplir una función muy impor-
tante en el reino", pensó Trilce.
Miró hacia una de las puertas del salón y vio
entrar a dos hermosos caballos ¿Adivinan de
que color? ...
Efectivamente, eran blancos. Tras ellos ingre-
saron dos elefantes, que parecían estar hechos
de algodón, estirando sus largas trompas.
"¡Qué lugar más raro!" dijo Trilce. "¿Dónde
estamos?" le preguntó a una de las niñas que
estaban junto a ella. Pero antes que le puedan
responder escuchó la voz del rey: "Ahora esta-
mos todos, así que podemos pasar al salón de
juego donde nos esperan nuestros invitados".
En ese momento se abrió una gran puerta y
Trilce salió corriendo para ser la primera en en-
trar. Después de todo, eso de "salón de juego"
sonaba muy bien.
Pero cuando llegó hasta el medio de la sala
vio algo que no esperaba: ¡a los invitados! Ellos
eran también reyes, consejeros, caballos, ele-
fantes y niñas. ¡Pero todos negros y con vesti-
dos negros! Si, negros como un gato que Trilce
siempre veía en el patio de su casa.
También era curioso el piso de ese salón, que
consistía en cuadrados blancos y negros alter-
nados. "¿Qué clase de salón de juegos es
éste?" se quejó Trilce, "¿adónde están los ju-
guetes?" La reina blanca se rió y tomándola de
la mano le dijo: "¿Juguetes? ¡Vaya ocurrencia!
¿Cómo te llamas?". "Trilce", respondió la niña.
"Ven, te ubicarás justo delante de mí".
Apenas la reina terminó de decir esto, todos
los presentes se fueron ubicando a ambos cos-
tados del salón, según los colores con los que
estaban vestidos. Las niñas formaban una fila y
detrás de ellas se colocaron el resto de los per-
sonajes presentes.
Trilce, que se había ido con la reina para si-
tuarse delante de ella, miró hacia un costado.
Después, miró hacia el otro. Vio a los invitados
negros allá al frente y a todos los blancos ro-
deándola. Recién ahí se dio cuenta. "¡Estoy en
una partida de ajedrez! ¡Voy a jugar al ajedrez
desde adentro del tablero!" La reina entonces le
acarició la cabeza y le sonrió.
"Me llamo Trilce. ¿Cómo te llamas tú?" le pre-
guntó a la niña que tenía a su derecha. "Freyja",
le contestó ésta última.
Otra vez el rey interrumpió la conversación.
"Empecemos. Hoy, 18 de septiembre, damos la
bienvenida a nuestros invitados para jugar esta
partida según las reglas habituales. Haremos
una movida cada uno por día y en el resto del
tiempo tendremos grandes fiestas. Dicho esto,
¡a jugar!" y le dio un empujoncito a Freyja para
que se adelante dos pasitos (1.e4).
Al rato el rey negro imitó su movimiento
(1...e5) y las dos niñas, blanca y negra, se salu-
daron en el medio del tablero. "¿Cuándo me to-
cará mover a mí? pensó Trilce. Entonces entra-
ron unos señores trayendo mucha comida y be-
bida, y también entró una orquesta que co-
menzó a tocar. Se inició así una gran fiesta para
celebrar el comienzo del juego.
Cuando se fueron a dormir, Trilce había co-
nocido a todas las piezas blancas. La reina la
llevó ante cada una y le presentó al resto de las
niñas, a los alfiles, pudo montar en los caballitos
y también en los elefantes, que cumplían en el
juego el papel de las torres. Para lo último la
llevó ante el rey, quien le pidió que tuviera pa-
ciencia, porque ella también iba a salir a jugar.
Al día siguiente, 19 de septiembre, todos se
colocaron en la ubicación en la que estaban el
día anterior, y el rey blanco le dio la orden a uno
de sus caballos para que salte sobre las niñas y
se colocara delante de ellas (2.¤f3).
138
Las niñas seguían asustadas por ese salto
sobre sus cabezas cuando se oyó por primera
vez la voz del monarca negro: "Tan grandote y
quieres atacar a esa dulce niña que está allí
adelante. Pero no te saldrás con la tuya, ¡la
protegeré!" y le dijo algo a la niña que estaba
delante de la reina, quién se acercó a la que
había realizado el primer movimiento (2...d6).
"Que suerte que tienen ellas que ya movieron"
pensó Trilce "¡yo quiero hacer lo mismo!". Hubo
una nueva fiesta y luego, a la noche, a Trilce se
le ocurrió un plan. ¡Y lo pondría en ejecución al
día siguiente!
Así fue como el 20 de septiembre, mientras se
ubicaban las piezas, Trilce le sonrió a la reina,
luego al rey y, cuando éste le estaba dando ins-
trucciones al alfil para que moviera, Trilce salió
corriendo para el medio del tablero. "¿Adónde
vas niña?" se enojó el rey, "vuelve aquí que no
tenías que mover todavía". Trilce estaba pen-
sando si debía obedecer o no cuando del otro
lado se escuchó la protesta del rey negro: "Pie-
za tocada, pieza movida. El movimiento ya se
completó". La reina blanca asintió con la cabeza
y le dijo a su esposo. "Déjala, ella quiere jugar".
"Pero es peligroso para ella", protestó el rey
(3.d4).
Pasaron varias horas para que el rey negro
contestara y, para suerte de Trilce, que recién
ahí se había dado cuenta del peligro, no la sa-
caron del tablero, sino que otra niña llegó, pen-
sando quizás, que podrían formar una ronda
(3...f5). Como estaban muy cansados, y el rey
seguía enojado, ese día no hubo fiesta.
El 21 de septiembre amaneció, como corres-
pondía, con mucho sol y el palacio se llenó de
flores. ¡Era el día de la primavera!
"Muy bien" dijo Trilce. "Qué buen día para se-
guir jugando", y se fue para el salón donde ya
estaban casi todas las piezas. Sólo faltaban los
elefantes que eran los que más tardaban en
bañarse.
Cuando por fin llegaron, y mientras el rey
conversaba con el alfil sobre que jugada con-
venía hacer, las niñas negras propusieron hacer
una ronda, ya que estaban todas en el centro
del tablero. Pero Trilce no quiso saber nada y
comenzó una pelea en la que echó a una de las
niñas negras del salón (4. dxe5). Mientras tanto,
la última niña en llegar expulsó a la pobre Freyja
(4...fxe4). Los reyes las miraban y se agarraban
las coronas sobre sus cabezas. "Esperen, esto
es una partida de ajedrez; hay que pensar antes
de moverse". Pero, como habían quedado el día
anterior, los movimientos ya estaban hechos y
había que esperar hasta el día siguiente.
Se dispusieron a festejar la llegada de la prima-
vera con una gran fiesta, pero antes el rey blan-
co llamó a Trilce y la retó por haber hecho dos
jugadas sin su permiso. Le advirtió de los peli-
gros con los que se iba a encontrar allí adelan-
te, sola. Y le habló de la necesidad de que la
acompañaran otras piezas más grandes siem-
pre que quisiera ir a pasear.
Dejando aclarado esto, se divirtieron mucho
en la fiesta hasta que de tan cansados que es-
taban se fueron a dormir.
En realidad el rey no pudo dormir mucho. Es-
taba preocupado por la posición en el salón de
juegos. Tanto Trilce como el caballo habían
quedado amenazados ¿cómo haría para defen-
derlos?
A la mañana siguiente, 22 de septiembre la
reina se levantó y viéndolo preocupado le pre-
guntó que le pasaba. El rey le comentó el pro-
blema que tenía y su dama, nuevamente son-
riendo, le aconsejó que diera orden a su caballo
para que moviera para adelante y que no se
preocupara que ese día no iba a ocurrir ninguna
captura.
Llegados al salón, el rey hizo lo que había su-
gerido la reina. El caballo, con un gran salto, se
colocó cerquita de Trilce (5. ¤g5). Ella lo miró
de reojo porque cada vez le estaba saltando
más cerca y temía que la aplastara.
El rey, mientras tanto, observaba la situación.
Entendía que el caballo no podía ser tomado
por la dama negra (5...£xg5) porque lo defendía
su alfil (6. ¥xg5) y las blancas ganarían una
139
pieza más importante, pero ¿y la pequeña Tril-
ce? ¿qué ocurría si la echaban del tablero
(5...dxe5?) Miró a la reina que le había aconse-
jado la jugada del caballo y ésta, al ver que to-
davía no comprendía, le dijo al oído: "No te pre-
ocupes que el rey negro sabe jugar muy bien y
la dejará tranquila a Trilce para no perder a su
preciado elefante, escucha: 6.£xd8+, ¢xd8
7.¤f7+, ¢e8 8.¤xh8". No había terminado de
dar esta variante cuando el señor de todas las
piezas negras llamó a la niña que estaba ame-
nazando a Trilce. "Ay, que me comen", pensó
Trilce. "Pobrecita" dijo el rey blanco en voz baja.
"Esperen" tranquilizó la dama. La niña comenzó
entonces su movimiento pero no en forma cru-
zada sino que fue a defender al otro peón
(5...d5). "¡Que bueno! Me salvé" gritó Trilce. Y el
rey abrazó a su reina y le agradeció su sabio
consejo.
Ese día la fiesta fue la mejor de todas. Los al-
files, que parecían tan serios, hicieron de paya-
sos, y todos se rieron mucho.
El 23 de septiembre, luego de colocarse todos
en sus posiciones, el rey blanco comenzó a
pensar en su próxima jugada. Pensó y pensó, y
después siguió pensando. Todos se comenza-
ron a aburrir. Trilce, que estaba en el centro del
salón, se quedó dormida, parada donde estaba.
Y de repente, comenzó a caminar. Los gritos de
todas las piezas blancas la despertaron, pero ya
era tarde, había pasado al cuadrado siguiente
(6. e6). El rey blanco fue hasta donde estaba la
niña y le dijo "Esta es la última vez que mueves
sin mi permiso; de lo contrario, no vas a venir a
jugar más" y muy enojado volvió a su posición.
La dama, tomándolo del brazo, lo quiso tranqui-
lizar comentándole que esa accidentada jugada
llevaba a Trilce muy cerca del rey negro, y
quizás podría actuar en el futuro conjuntamente
con el caballo (7.¤f7). Sin embargo, el rey ne-
gro también vio ese peligro y le pidió a uno de
sus caballos que lo defendiera (6...¤h6). Des-
pués todas las niñas se fueron a visitar las coci-
nas del palacio.
¡Cómo se divirtieron ese día! Prepararon con
los maestros pasteleros una gran torta con for-
ma de tablero de ajedrez, con las piezas hechas
de mazapán. Claro que hubo algunas disputas,
sobretodo cuando Perséfone, una niña que
habitualmente se colocaba delante de un ele-
fante blanco, empezó una pequeña guerra de
pasteles de merengue y chocolate contra Frey-
ja. Pronto se generalizó la contienda y todas
estaban arrojando los pasteles a las caras de
sus amigas. Los pasteleros recién pudieron fre-
nar la batalla cuando llamaron a las niñas a
merendar. Algunas tomaron leche sola. Otras,
chocolate. Adivinen quienes tomaron cada be-
bida...
El día siguiente, 24 de septiembre, fue más
tranquilo. Su majestad blanca movilizó a su otro
caballo (7.¤c3) y media hora después el negro
pidió a una de las niñas que diera un paso para
defender a la que estaba en el centro del table-
ro. Además, de esta manera quedaba formada
una cadena de niñas que le pareció muy linda
(7...c6).
La reina blanca le
había tomado
mucho cariño a Trilce, y la extrañaba estando
allá lejos casi en la otra punta del salón. Le pi-
dió al rey que la mandara cerca de ella para po-
der protegerla. El rey entonces le aclaró que si
era posible lo haría.
Esa noche, después de la fiesta diaria, el rey
se quedó pensando cómo podría cumplir con
los deseos de la reina, Pensó en varias alterna-
tivas, hasta que encontró una en la que llevaría
a la dama justo detrás de Trilce, aunque para
ello tendría que sacrificar a su querido caballo.
Así fue. El 25 de septiembre se produjo un
gran revuelo cuando el caballo saltó al medio
del tablero y estuvo a punto de aplastar a una
niña, que sin embargo, tuvo que irse igualmente
del salón (8.¤gxe4). Muy ofendido, el rey negro
hizo que otra de sus niñas se llevara a ese ca-
ballo a los establos y que no volviera más al
juego (8...dxe4).
Siguiendo con el plan que tenía, el día 26 el
rey le dijo a la dama que fuera primero a ame-
nazar a su colega negro (9.£h5+) y, luego que
el jaque fue cu-
bierto (9...g6),
a la ma- ñana si-
guiente lo com-
pletó con todo
140
éxito, colocando a su dama justo adonde él
había calculado (10.£e5). ¡Qué contenta se pu-
so Trilce de ver de nuevo a su reina! Tan con-
tenta estaba, que se puso a hacerle burlas al
rey negro: "Ahora vas a ver. Con la dama va-
mos a comerte todas las piezas. Mira, mañana
te vamos a comer a ese elefante" y le señaló al
hermoso elefante negro que estaba comiéndole
las flores que tenía en el pelo la niña que esta-
ba delante de él.
"Difícil, niña" le contestó el rey, y a una seña
suya el pesado animal se movió de donde esta-
ba (10...¦g8), y si bien ésta vez tenía a una ni-
ña más lejos, no tuvo problemas para con su
trompa seguir comiéndole las flores que ador-
naban el peinado. Suerte para Trilce que la
trompa no llegaba hasta ella.
Los días pasaron. Siguieron las fiestas y las
jugadas. El día 28 un alfil con un largo movi-
miento sacó del salón a un caballo (11.¥xh6), y
luego lo expulsaron a él (11...¥xh6). Este cam-
bio había sido planeado por el rey blanco para
poder amenazar a la dama contraria con su
elefante el día 29 (12.¦d1). Trilce seguía
burlándose al ver tanta actividad de sus compa-
ñeros y tan poca entre aquellos invitados tan
extraños. "¿Ustedes están de adorno?" le pre-
guntó a todas las piezas que estaban al lado del
rey, pero se arrepintió enseguida cuando vio
que la dama negra se movía justo delante de
ella (12...£e7). Encima, también el alfil la esta-
ba mirando de reojo y a ella sólo la defendía su
amiga, la reina blanca. Para colmo de males, no
se podía mover para ningún lado (lo que dejaba
bastante tranquilo al rey blanco).
Ya se acercaba el fin del mes, y la fiesta de ese
día fue bastante extraña. Todos se disfrazaron
de otras piezas. Era muy gracioso ver a los ele-
fantes como si fueran reyes y a los caballos
como si fueran alfiles. Pero más gracioso era
ver al rey vistiendo un gran traje de elefante,
con trompa y todo. Algunas niñas eligieron ser
caballitos y otras reinas.
Cuando al día siguiente se ubicaron todos en
el salón, hubo una gran confusión, ya que mu-
chos se habían olvidado de quitarse el disfraz, y
por un momento habían cinco caballos negros,
tres elefantes blancos, ¡y ningún rey! Así no se
podía jugar. Decidieron entonces que había que
sacarse los disfraces y seguir con la partida
normalmente.
El rey blanco observó entonces el peligro en
el que se encontraba Trilce, y envió al alfil que
le quedaba a protegerla (13.¥c4). Pero el negro,
que quería que esa niña que se burlaba de él se
fuera de una vez por todas del salón, atacó al
recién llegado (13...b5).
Octubre comenzó con una estratégica retirada
del alfil, que quería seguir jugando (14.¥b3) y el
rey negro, que vio que ese era el sostén de la
niña siguió atacándolo (14...a5). En la fiesta de
ese día, las principales piezas blancas se re-
unieron y, viendo que el alfil tendría poco futuro,
decidieron que jugaran las otras piezas.
Así, el día 2 se repitió la escena del caballo sal-
tando sobre una niña negra (15.¤xe4). Feliz-
mente ésta estaba atenta y lo pudo esquivar,
aunque tuvo que retirarse del juego. La previsi-
ble respuesta negra, atacando al alfil (15...a4),
fue festejada por todos los invitados que vieron
que tendrían una pieza más de ventaja. La vic-
toria estaba cerca.
141
Pero el 3 de octubre, otro salto de caballo
(16.¤f6+) hizo que el rey tuviera que salir co-
rriendo del lugar donde estaba para no ser
aplastado al día siguiente (16...¢f8). Este salto
si que había asustado a Trilce, ya que había si-
do justo al lado de ella.
El 4 de octubre el caballo volvió a saltar, por
tercer día consecutivo. Esta vez fue sobre el
elefante que se seguía comiendo las flores
(17.¤xg8). En el salto, el caballo le aplastó la
trompa y del dolor, el elefante tuvo que irse. El
caballo entonces se situó muy contento en su
nueva casilla y comenzó a ver sobre quien sal-
taría al día siguiente. "Allí está la dama negra",
pensó, pero en ese momento sintió las fuertes
manos del rey negro tomándolo de las riendas y
llevándoselo para el establo. La partida había
acabado para él (17...¢xg8).
El 5 de octubre
el ele- fante
blanco que estaba al lado del rey estaba triste y
furioso a la vez. Los días anteriores había go-
zado con los grandes saltos de su amigo el ca-
ballo, que siempre comenzaba las partidas al
lado suyo. Habían sido grandes hazañas, pero
ahora ese malvado rey negro no le permitía ve-
nir más a jugar. Al ver que tenía el camino libre
se fue a la carrera y atacó una vez más al rey
negro (18.¦d8+). "¡No!" gritó el rey blanco. Pero
ya era tarde. El elefante había llegado a desti-
no. Curiosamente la dama negra no se movió,
quizás asustada por el tamaño del elefante. El
rey entonces tuvo que acudir al alfil para que lo
protegiera (18...¥f8).
Sin embargo, el elefante seguía furioso, y al
día siguiente, antes que el rey blanco pudiera
ordenar una jugada, acometió contra el desdi-
chado alfil que tuvo que salir corriendo para no
ser aplastado (19.¦xf8+). El rey blanco se
agarró la cabeza. "¿Es que en esta partida na-
die me va a
hacer caso?".
Esta vez si la
dama negra
hizo frente al
elefante y, con un poco de ayuda, logró empu-
jarlo fuera del salón (19...£xf8).
El 7 de octubre se ubicaron nuevamente en el
salón y Trilce vio contenta que ahora podía mo-
ver. Se olvidó de los consejos de su rey y dio un
gran paso hacia delante. "¡No!" ahora el grito
era de su amiga, la dama, pero era porque
quería tenerla cerquita de ella. El rey ya estaba
resignado a que hicieran lo que quisieran. Trilce
se dio vuelta y con una sonrisa pícara le guiñó
un ojo a la reina. Estaban en eso cuando desde
un costado se escuchó una voz que decía "Ja-
que". Era el alfil blanco, que había entrado en
acción gracias al movimiento de Trilce (20.e7+).
Pero mejor para él hubiera sido no decir nada,
porque enseguida una niña le pegó un puntapié
y lo echó del juego (20...axb3). El rey blanco,
que se había alegrado del jaque, ahora volvía a
estar triste con la pérdida de su mejor conseje-
ro. Encima, como nadie le hacía caso suspendió
la fiesta de ese día.
Así que imagínense su sorpresa cuando el 8
de octubre, en el momento en que se disponía a
pensar su próxima jugada, fue la mismísima
dama blanca la que movió por su cuenta. "¿Qué
le pasa? ¿Todos se contagiaron de la pequeña
Trilce?" Lo peor para él, fue que en su movi-
miento la dama se fue a una esquina del tablero
donde, si bien atacaba al rey contrario, también
podía ser capturada por éste (21.£h8+).
Efectivamente, momentos después, el rey negro
viendo la oportunidad que se le presentaba, no
142
la desaprovechó (21...¢xh8). Entonces hubo
una gran fiesta negra. Parecía que iban a ga-
nar. Eran una dama, un alfil, un caballo y un
elefante contra un simple elefante blanco y esa
niña que se había estado burlando de ellos
desde hacía días. Ahora le harían bromas a
ella.
Trilce se puso a llorar, pensando que perder-
ían por culpa de ella, pero el rey blanco, vién-
dola sola, la llamó y le pidió que se quedara
tranquila, que todavía no habían perdido. Le dijo
que confiara en él y podrían ganar todavía. "Pe-
ro ¿cómo?" preguntó Trilce. "Si casi todas
nuestras piezas fueron comidas". "Sí", le res-
pondió el rey. "Casi todas, pero no todas. To-
davía tenemos una pieza muy importante. Lo
verás mañana. Y sobre todo: no desobedezcas
mis órdenes". Trilce pensó que si bien el ele-
fante blanco que quedaba era muy impresio-
nante, no veía como podría enfrentarse a todas
las piezas negras. Encima ella estaba allá ade-
lante, sola, y tendría que escuchar de nuevo to-
das las burlas.
El 9 de octubre se levantaron todos muy tem-
prano, desayunaron y fueron al salón de juegos
los que todavía tenían derecho a estar allí. Una
vez colocados en su lugar, el rey gritó: "¡Ahora
Trilce! Empuja a la dama negra fuera del salón".
Y Trilce vio que tenía a la dama cerca y que se-
guía burlándose de ella; entonces tomó fuerzas,
corrió y de un gran empujón la tiró fuera del
salón (22.exf8). Entonces, y mientras Trilce se
levantaba y veía que había llegado a la otra
punta del tablero, comenzó a tocar la orquesta.
Todas las niñas corrieron hacia ella y armando
una ronda le cantaron el feliz cumpleaños. ¡Tril-
ce se había olvidado que cumplía años ese día!
El rey blanco, que se había quedado a un
costado, se le acercó y poniéndole una corona
sobre la cabeza le dijo: "Ahora eres una reinita
de cinco años y en adelante te ubicarás al lado
mío al comenzar los juegos".
"Soy una reina" se emocionó Trilce, y miró
hacia todos lados. Ahí estaba el rey blanco, en
un rincón el rey negro, por otro lado las demás
piezas negras. "Pero si soy una reina, quiere
decir que estoy atacando al rey negro". "Jaque",
gritó, y cuando vio
que el rey asus-
tado, no se pod-
ía mover a
ningún lado, volvió
a gritar: "Jaque mate". Y tan fuerte gritó que
Trilce se despertó.
Trilce convertida en reina
Levantó la cabeza y vio que la mamá la estaba
mirando con una gran sonrisa.
"¡Feliz cumpleaños Trilce!" Le acarició la ca-
beza y le dio un gran beso. "Te dormiste sobre
el tablero. ¿Con qué soñaste?". Trilce se rió y le
dijo: "Soñé que cuando sea grande, voy a ser
como vos".
La partida corresponde a Atwood-Wilson, Lon-
dres 1798, hasta la jugada 18 de las blancas.
La partida original finalizó 18...£xd8 19.e7+
Abandonan.
* * *
SOLUCIONES Solución a la adivinanza de Sherlock Holmes
Lo único que no puede hacer la dama o reina, como se la conoce en otros países, es dar jaque al descubierto. No puede retirarse para permitir un jaque, porque ella misma ya estaría dando jaque. Las otras piezas sí pueden hacerlo. ¡Elemental querido Watson! Con mi gratitud al lector Carlos Bonilla, de Cos-ta Rica, por haberme enviado esta bonita adivi-nanza. Richard Guerrero Publicado en ajedrezespectacular.com
RESPUESTA A PROBLEMA DE INGENIO
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Cuatro damas y un alfil dominan todas las casillas de
un tablero cuando las damas están colocadas en b8,
d6, f4 y h2 y el alfil en c3.