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Algunas reflexiones sobre la evolución posible de nuestra Arquitectura / Hacia la nueva estética - Las casas de hormigón colado / Trabajos presentados al Primer Congreso Pan-Americano de Arquitectos / Casas consistoriales de Aragón / Petit Hotel / Facultad de arquitectura - proyectos y concursos
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A~QUitECTURA
Algunas re 1 . ~ ewo U©Bon posñll»R~ de nuesfrrlal Atrqtoifr~~tn.~ra
No admitimos como proporcionada, ni alcanza a im
presionarnos como bella, una combinación de ·elementos
desconocidos y poco familiares. Todo aquello que nos
obligue a una inspección curiosa, o a u n trabajo de
comprensión más o menos difícil, mata en nosotros el
placer estético. Para él, el espíritu exige u na perfecta
paz intelectual.
He ahí e.l recio escollo de todas .las innovaciones
artísticas, y he ahí también la explicación de muchas
guerras encarnizadas que han debido sostener determi
nadas tendencias, antes de alcanzar sus triunfos defi-• •
nthvos.
Un cierto n ú m ero de factores con ven cionales, crea·
dos unos por el medio ambiente, universales otros, for·
man la base sobre la cual se asienta toda composición
de arte. Así com o el poeta sufre en su imagina.ción la ti
ranía del lenguaje que ha de com u nicado con sus se·
mejantes, así también los cultores del arte en Jas otra.s
esferas, se inclinan cada uno an te su lenguaje propio
y peculiar.
Pero - circunstancia curiosa - tampoco lo fami
liar alcanza a darnos impresión de belleza. Por el con
trario: l as mismas obras maestras, como no sean ba·s·
tante complejas, sucumben para nosotros, ante la con·
templa.ción constante que las hace vulgares. L o vulgar
es sinónimo de lo feo.
El artista, ligado a los demás h ombres por lo con·
vencional v lo conocido, debe no obstante trasmitir les •
lo n uevo; y en este equilibrio de lo conocido y de lo
de.sconocido, reside en cierto modo, el secreto de la . , , .
emocwn e·stehca.
Lo que una obra presenta a n uestro espíritu d·e la
armonía del u niverso, sin obligarnos a esfuerzo alguno,
s in que vayamos a pedírselo con el razonamiento y con
la ciencia, eso será .lo que ten ga de her mosa para nos·
otros. Claro está : para n o inquietarnos, para no obligar·
nos al razonamiento y al esfuerzo, tendrá que hablar
nos en nuestro idioma, en e l idioma de n uestrO·S e le
mentos familiares, o de acuerdo con las formas y los
rasgos dominante·s que nos sean conocidos.
Por eso, de un pueblo a otro puehlo y de un siglo
a otro siglo, el llamado " buen gusto" se muda y las
tendencias artísticas se suceden; y por eso guardan
también dentro de cada r aza y de cada suelo, algo así
como una línea permanente: Por u na parte se busca
lo novedoso, se huye de las repeticiones vulgarizadas,
de las frases hechas; y por otra el arte se afir ma al
suelo que lo cobija, para hablar en idioma inteligible.
Todo criterio absoluto para juz gar el valor del arte, en
tal o cual manifestación regional o histórica, es injus·
tificado y absurdo. P odrán señalarse desde "afuera" de
f·ectos y cualidades objetivas de una obra de arte deter·
minada. Y para esto mismo, se requiere prudencia. Lo
que se relaciona con el placer estético que esa obra es
capu de sugerir al pueblo y a la época que la crearon,
no se a·lcanza sino desde .. adentro''.
El juicio sobre un arte pretérito o exótico, expresa
más fá cilmente su concordancia con nuestro medio ac·
tu al. que el valor absoluto del arte juzgado; porque,
sin aceptar ninguna filosofía relativista, el arte es para
nosotros "expresión", y com o tal, no puede menos de re•
lacionarse estrechamente con el medio ambiente en que
se produce.
Una gran toleran cia para todas la.s e.scuelas, es la
única consecuen cia lógica que surge de estas conside
raciones. Pero esta tolerancia, que pued.e y debe tener
el crítico ilustrado, no se encuentra en ·el público a quien
e l arte se dirige' y el público juzga con criterio abso·
luto, y con la intransigen.cia expontánea del corazón, las
manifestaciones artística.s . Así debe de ser según lo que
dej a,mos expresado: el público es •• el medio,, y en él
residen los factores con vencionales, contr·a los cuales no
es posible directam ente luchar.
·¡· • •
** Apliquemos estas consideracion es a nuestro asunto.
Hablo entre arquitectos nacionales: ¿quien es de ellos
el que no se ha planteado alguna vez, si no cien veces,
la pregun ta de cual pueda ser la nuev·a tendencia de
n uestra arquitectura? ¿quien n o ha pensado en elemen·
tos nuevos, en n uevas proporcioQes 1 Las formas lógicas
de los modernos procedimientos con.structivos, los ti·
pos del c:-lima y del continente en estas tierras de aluvión
cosmopolita, las líneas originales que cristalicen los par
ticulares programas del siglo ¿quién no ha buscado la
realización estética de estos idea.les de nuestro arte?
La renovación está en e l ambiente. Parece que nue.s·
tros medios de expresión estuvieran g'a.stado·s, que la.s
proporcion es canónicas y seculares, nos tuvieran apri
. sionados y sin movimiento. Una frialdad monótona nos
amenaza con la noche polar ¿Es tan acentuada la ·exis
ten cia de este hecho? Muchos lo afirman categóricamen•
te, y lo exajeran aun m ás. F rente a ello, los
nacionales-ayudados por el cosmopolitismo
público-buscan fuera de fronteras, y en la,s
• arquttectos
de nuestro
exhumacio-
nes arqueológicas, que y a caracterizaron en Europa al
siglo XIX, esa renovación anhelada. Vemos así .surgir en
n uestro suelo: el chalet normando para adaptarse a las
playr,s; la casa española, destinada a la ciudad y al cam·
po; la villa italiana para realzar el encanto de los aire•
dedores urbanos; y no faltan el tipo ingilés y el tipo nor•
teaniericano de las viviendas.
En este mare magnun de tipos diversos, todo parece
contribuir a que se pierda aún más el carácter de nue.s•
tro arte. P ero no podemos ni debemos ser pesimistas:
para que la renovación se produzc-a, la época de transi
ción es indispensable. Toda esa variedad que hoy parece
agobiarnos, en riquece n uestro lenguaje artí.stico, y adap
ta al público a u na amplia tolerancia. Cuando esos ele
mentos ·Se fundan, que han de fundir·se sin duda, ·el día
en que los arquitectos dejemos a un lado nuestra preten•
sión de eruditos clasificauores de estilos, habremos crea•
do para los artistas del futuro, una tan grande libertad
- 17 -
de expresión, cual no pudiera crear.sé en ningún .pueblo
de civilización secular.
Estamos ahora ensanchando nuestros horizontes~ y
así como podemos esperar que fundidas en una las di
versas corrientes de sangre que ·la inmigración ha reu
nido en América, formen mañ·ana una raza nueva y vi
gorosa, podemos esperar también que en el arte se pro
duzca la misma evolución.
Pero si una erudición libresca de parte de los artis
tas arquitectos, impidiera reunir en un solo lengu.aje, to·
dos los elementos de orígenes distintos, como se aúnan
en el idioma hablado las voces de diver.sas y antagónicas
etimologías, aun no debemos ser pesimistas: porque aun
conservándose el casillero de los estilos, el lenguaje ar•
quitectónico se enriquece: y tal vez los esti.los mismos
sirvan ·mañana, en mayor escala que hoy, para dar ca
rácter a las obras de arte.
Dejemos a un lado prejuicios y temores: la sabia
dirección de la naturaleza va siempre más allá que la
previsión humana: y aunque nos fuera dado corregir, por
lo que toca a nuestra América, las leye.s univer•sales que . . presiden la evolución de pueblos y civilizaciones, haría-
mos bien de no poner sobre ellas nuestras manos.
* ** Mucho ha progresado en el país la técnica Arqui
tectónica. ¿Cual es el papel que ha de tocarle a ella en
la evolución artística de la arquitectura?
Ante todo precisemos su significación de la manera
más clara que nos sea posible ¿a qué se reduce la téc
nica? Ninguna definición de diccionario nos satisface
plenamente. ¿Qué entendemos nosotros por nuestra téc
nica? Podríamos definirla por •• el .conocimiento de nues·
tro arte''. No la llamamos ciencia, aunque la ciencia tenga
en ella una parte de relativa importancia· Hay dentro de
la técnica arquitectónica, mucho conocimiento que esca·
paría a una clasificación metódica y rígida. Es lo que
podriamos llamar la técnica .... artística". Sus conclusio
nes rara vez son terminantes, y de _la diversidad de sus
tendencias, surgen las diferentes escuelas de arte.
La buena técnica artística enseña a sentir, por me
dio del estudio de sus conclusiones: la mala, a pena.s
llena •l a mente de prejuicios y fórmulas vanas: y es
porque la técnica se refiere en muchos de ·Sus puntos, a
eso que hemos llamado .. lenguaje''. a e·so que es con
vencional y muda·ble. La técnica artística, deduce de las
obras de arte los caracteres que les son comunes y sien
ta así sus normas para el artista. Claro está: muc.hos de
estos caracteres son universales; muchos son locales o
particulares. Algo se refiere en ellos a lo que es obje
tivo en la obra de arte: a su armonía con la naturaleza :
"' su .. verosimilitud" por ejemplo: mucho .a •lo que es sim
ple modo ele expresión : la proporción, la concordancia re·
lativ·a de los elementos, etc.
De más está que digamos cuán indispensable es la
técnica para el artista. No sólo la ciencia progresa y su·
ma sus conocimientos: también lo hace el arte; y lo
•
que no puede crear el gen~o de un hombre, aislado en
una hora de la civilización, lo realizan los siglos suman
do una tras otra las obras de los genios.
Tal es el papel de la técnica •• artística"~ y debemos
fe,licitarnos de que en un momento que pod~mos consi
derar fundamental, eche ella sus raíces ·hondas en
nuestra tierra, para producir mañana frutos dignos de la
herencia artístic a, legada a América por la c ivilización
e uropea.
* ** Pero hemos hablado de la técnica •• artística", y a
penas hemos mencionado la .. científica".
Esta tiene también su papel en el arte, pero indi
recto. Ella da las formas constructivas y lógicas dentro
d e la economía: su fín principal es de carácter utilitario
y práctico\ caráder del cual no puede casi nunca des
prenderse la arquitectura.
Ahora bien ¿cómo puede obrar esta técnica sobre
las forma.s artísticas?
Sabido es que no todas las con·strucciones se pre
sentan al público, como obras de arte para ·ser juzgada·s.
Hay edificios de índole utilitaria que no temen exponer
sus esqueletos descarnados a los ojos del público. Ellos
dan las formas nuevas sin temores de crítica. Pasan
desatendidos. . . pero no deben pa·sar.lo para los arqui
tectos artistas: cuando esas proporciones extrañas y esos
elementos nuevos, que hoy tal vez sorprenden pero n o
emocionan, hayan penetrado en el lenguaje convencio
nal de la arquitectura, el arte podrá ir tomando posesión
de ellos par a con ellos expresar belleza.
Si desde un principio la forma constructiva hubiera
aparecido bajo el pretendido dominio del arte, no ha
bría producido emoción estética: habría sido como un
idioma extraño, de los que solo pueden entenderse, die-• • ctonano en mano.
Las formas artísticas, cuando son realmente reno•
vadoras, no preceden a las constructivas, ni aparecen ·sÍ·
multáneamente con ellas. Los grandes estilos han sur·
gido desnudos, como abandonados por ·el espíritu del arte,
hijos de finalidades uti.litaria·s. Y si mientras no han pe·
netrado en el lenguaje artístico con sus forma•s y sus
comhinaciones elementales, el arte ha debido echar
mano de ellos, los ha cubierto con ropajes "piadosos" dis-. frazando sus formas •• chocantes"·
Esta con•sideración nos conforta, cuando vemos en
nuestra época reproducirse el cuadro ¿No entrarán m a·
ñana por ejemplo, las formas y las propor.ciones carac·
teristicas del cemento armado en las combinaciones ar
tísticas? ¿no expresará por ellos la arqu~itectura sus
creaciones nuevas 1 Difícil sería negarlo cuando ya es
tamos viendo los comienzos de esta evolución.
Es preciso ser pues optimi·stas, tener fe en el futuro
de n uestra arquitectura, cuyas orientaciones de mañana
poseen un horizonte despejado: si bien es cierto que la
hora presente es todavía de indecisión y de duda.
H. T. A.
- 18 ~
•
i
¡~
HACIA LA NUEVA ESTJÉTICA Las ca~a~ ·cdl~ Ih1ormigón ccoladl())
Las generaciones de hoy, testigos de los primeros
pasos que da la humanidad hacia esa edad nueva que ahora
está naciendo, son, con más o menos consciencia, las
creadoras de la nueva estética y de la nueva forma bella.
Las diversas artes responden a la vida de u n país cada
una con su matiz especial en armonía con el espíritu de
aquél, pero ninguna como la Arquitectura está tan ligada
a la vida colectiva y social, ya que la masa del pueblo, con
sus costumbres, sus necesidades y su cultura, ha de dar
la pauta de las condiciones materiales y morales a que
ha de satisfacer la forma arquitectónica; y así, tan inte
resante como pudiera ser para el sociólogo el problema
de la humanidad del porvenir, lo es para el arquitecto el
problema, paralelo a aquél. de la arquitectura d el porve
nir. ¿Cuál será, pues, la forma arquitectónica del maña
na, y cuál será la estética de la ciudad futura?
Es indudable, por lo que a la estética actual se re
fiere, que mucho, o todo de lo que hoy se tiene por sen
cillo y corriente y vulgar, lo sin carácter, lo cotidiano y
lo anónimo, servirá a los arqueólogos venideros como
dato magnífico para definir y caracterizar la obra bella
de nuestra época. Y en cuanto a la estética futura, la
forma arquitectónica será verdadera; como la columna
de cartón en la falsa anécdota de Juan de Herrera, cae
rán las columnas postizas, las ménsulas de escayola que
cubren viguetas de hierro, los pináculos huecos, los din
teles kilométricos ... Pero esta evolución hacia la nueva
belleza, será lenta y trabajosa, porque pesa sobre la Ar
quitectura toda la gloriosa historia de la construcción en
piedr a, pero ella será, y entonces habremos llegado a la
nueva forma verdadera y bella.
Y esta evolución será porque hay , además de la ne
ce.sidad moral de que se -efectúe, una causa práctica y
decisiva que la determina; esta causa, que es una nece
sidad perentoria, que ha de depurar la arquitectura, que
ha de renovarla, que ha de embellecerla y que ha de darla
una fisonomía moderna, es la actual crisis de la cons
trucción, la crisis de la vivienda barata.
El aba en el costo de los materiales, la r·econstruc
ción de las ciudades arrasadas por la guerra, las nuevas
exigencias de la vida moderna y del hogar moderno,
el encarecimiento general de la vida y la necesidad de
proporciona·r habitación saludable a las cla.ses más humil
des, plantean hoy el problema del arquitecto en tiempos
bien distintos de aquellos en que se podí-a construir un
Monasterio del Escorial·
El problema de la vivienda barata es, principalmente,
un problema de simplificación de forma, de supresión de
ornamentación y de rapidez en la ejecución; y además,
en é l, no ha de olvidar el arquitecto que su profesión es
un arte cuyo fin primordial es la expr·esión de la belleza;
y así, la necesidad de conseguirla de una manera simple
y sumaria con el empleo acertado de sólo los materiales
necesarios en la construcción, le hará ser modernísimo en
.su concepción. Podemos, pues, afirmar, que el barrio
obrero será la obra arquitectónica del siglo, bien distinta
de otras bien pomposas que no pasan de ser magnas co-
lecciones de restos arqueológicos. Pero el arquitecto mo·
derno no puede ignorar el arte pretérito, sino que, cono
cedor de toda la tradición arquitectónica y de todas las
bellezas pasadas, ha de depurarlas, con alma de artista.
para crear la síntesis de la línea bella, de la nueva línea
bella, que ha de complacer al espíritu fatigado del obre
ro durante su estancia en el hogar.
~ <~ ~
Como ejemplos en la fase de evolución hacia la
n ueva forma, son altament-e interesantes los tipos de ca
sas baratas construídos por el novísimo procedimiento del
hormigón colado.
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•
• ... . "
Casa de hormigón colado. Calle de la Mont ]oíe en Saint. Denís. (Francia)
o o
. .
Este método en el arte de construir es debido a los
ingenieros Harms, holandés, y Small, americano, y, en
resumen, consiste: en colar en un molde de fundición una
casa de hor migón, de modo análogo a como se efectuaría
el colado, en ese mismo molde, de una pieza de metal fun·
dido.
Describiremos la operación sumariamente.
Se prepara la cimentación, como para una construc•
ción ordinaria, según las cargas, clase de terreno, etc.; se
construye el suelo de la planta baja, que será una super•
fic ie continua y sobre él se empieza a colocar el molde.
Este molde o matriz está forma.do por un gran nú
mero de placas de fundición de peso y tamaño maneja•
bles, las cuales, como han de ser colocadas de canto unas
sobre otras, tienen los bordes especialmente reforzados
-lo --
AR()tJiti:CtURA
y dispuestos para recibir lor pernos que han de unirlas
entre sí. Con las mismas piezas se pueden mold·ear for•
mas diversas según su dispf sición, y así, los moldes se
pueden emplear para el encofrado de distinta-s construc• •
ciones, lo cual es un gran fac tor de economía.
Los primeros elementos del molde se colocan for·
mando una doble hilada de ~lacas, una interior y otra ex·
terior, separadas segím la magnitud de que vaya a ser 1
el grueso del muro y paralel as entre sí; luego se siguen
poniendo filas de plac~s sólo en el molde exterior, y en•
tonces se procede a la colocación de los hierros que van a
constituir la armadura de lo" muros y qu.e están dispues·
tos formando una red de horizontales y verticales bas
tante separados entre sí; se colocan también los tramos
de las escaleras constituidas por piezas de H. A., cuyos
extremos entran en el moldd, y asimismo se disponen los
tubos de las chimeneas y los marcos de las puertas y
ventanas. Después se coloca la pared interior del enco·
frado, que se mantiene a una distancia constante de la
exterior por medio de unos tacos o clavija..s. De esta ma·
nera queda preparado el m~lde de todos los muros, tra
viesas, etc., de la planta baja.
El techo está constituido por viga-s de H. A. que se
colocan sobre el molde ya puesto y despué..s se continúa
montando el del piso superidr, de modo análogo a como se
ha indica.do para el bajo.
Las casas proyectadas en este sistema son general·
mente de dos plantas.
La última fila de placaiS colocad·a, tiene una disposi·
ción especial redondeada en su borde para moldear la
sencilla moldura que sirve de cornisa de coron·amiento.
Sobre el encofrado del pisol segundo se colocan las vigas
que han de constituir el piso .de la terraza. 1
Los suelos están forma.dos por losas de hormigón que
se colocan sobre las vigas. ~stas vigas y losas se prefieren
ya manufacturadas para ser puestas en la obra, con ob
jeto de ahorrar el tiempo que necesitarían para su com·
pleto fraguado, en caso de ser formadas en la colada,
p~esto que no se podría q¡uitar .el encofrado correspon·
diente hasta que el endurecimiento de los suelos les
permitiera soportar su pro~io peso; además, este proce•
dimiento inmovilizaría el mplde por mucho tiempo en una
misma obra, lo que no se puede a.dmitir por razones , .
econom1cas.
Después de montado el m~lde por completo, se vierte
en él, por la parte superior,¡ constantemente por el mismo
punto y de una manera continua, la mezcla especial que
constituye el hormigón, me~:tcla especial ~ue tiene por ob
jeto asegurar el reparto uniforme de 1~ masa por todos
los puntos del molde, y evitar olas decantaciones que pue·
den ocurrir en el seno del hormigón ,al ser vertido desde
cierta altura. . Y como en el reparto y compresión de la masa no se
emplean pisones y demás procedimientos corrientes, es
preciso que el hormigón tenga una gran fluidez para que,
vertido por un solo punto, presente en cada instante una
superficie libre aproximadamente horizontal. El mortero
se prepara, pues, con una gran cantidad de agua ( 120 a
175 por 100), lo que le da gran fluidez, y ademá.s se le
agregan materia·s coloidales, que aumentan su viscosi·
dad e impiden la decantación.
A los dos o tres días de vertido el hormigón, se quita
el encofrado y se tapan los orific~os que en los muros han
dejado las clavijas que reforzaban las piezas del molde.
Los marcos de la·s puertas y ventanas, así como las
vigas y tubos de chimenea y los tramos de las escaleras,
quedan perfectamente empotrados y sujetos por la dila
taciól'l del hormigón al fraguar.
Una de las características de este sistema de cons·
trucción es la brevedad como medio de economizar en
la mano de obra, principal elemento que interviene en
la determinación del costo. La casa que apar-ece en la
fotografía adjunta ha sido ejecutada próximamente en
catorce 'días : ocho para colocar e.l molde, uno para la
colada, dos para el fraguado y poco rnás de dos para des
moldar.
Las viviendas de hormigón colado son de una sobria,
selecta y nueva belleza. Ellas han de satisfacer nuestros
anhelos de verdadera estética, ac·aso porque están conce•
bidas sin preocupación estética. Y son modernas, limitadas
por su silueta acusadora de rectas y planos, y por la
rapidez de su ejecución, llena del vértigo actual que r ige
a nuestra vida intensa; f-ebril ejecución que aparece en
las líneas del edificio en s u carácter especial, en la au
sencia de retoque·s y enlucidos, y en la carencia de guar•
dapolvos, impostas y salientes; y aparece este carácter,
sin perjudicar al de solidez y estabilidad, cosa natural en
obra de ejecución rápida, pero d·e concepción madura:
madurez en el pensamiento y rapidez en la acción, virtu•
des de nuestra época.
Al quit·ar el molde, aparece la vivienda con su línea
fina y airosa, senciUa y bella. El color ceniciento del hor·
migón la envuelve en una tonalidad suave que apenas
altera el tenue valor obscuro de la cornisa de coronamien•
to; los distintos planos que da la planta, siempre algo •
movida, son en su belleza la variedad, así como la sabia
ponderación de huecos es la armonía de •SU belleza; ar·
monía que, a veces, está subrayada con la disonancia pro·
ducida por la colocación o el tamaño de algún hueco des
acorde con los demás.
La belleza en la distribución de puertas y ventanas
estriba en que aparecen sencillamente a la fachada como
manif·esta.ción de .la vida del interior, expresada lógica y
cuidadosamente en las plantas, en cuyo estudio reside,
como es sabido, una de las principales fuentes de econo•
mía; y con respecto a su ornamentación, debieran de ha·
berse pintado con colores violentos, mejor que con los
blancos y grises empleados; de esta manera se hubiera
valorado ·el color apagado de los muros de hormigón; pu·
diera haberse emple~do un a:zul ultramar intenso o un
violado fuerte.
Pero. el problema de 1a ornamentación d.e esta vi·
vienda, dejando aparte las consideracione.s económicas, es
sum.amente difícil por causa de la nov.edad de los pro
cedimientos constructivos. Suprimida la ejecución de la
obra por hiladas horizontales, se haoe difícil el empleo de
impostas y elementos análogos con la base de la línea
horizontal, y la construcción sin solución de continuidad
no hace racional el empleo de salientes en esta clase de
muros; poco, pues, ha de servir la aplicación de la.s formas
de la arquitectura tradicion-al, y aun menos, quizá, la
busca en el natural de elemen.tos utilizables. pues es bien
-20-
•
•
1
r
. .
• ARQUITECTURA
difícil el encontrarlos desempeñando funciones análogas;
acaso la consid.eración sobre las formas estratificadas de
los terrenos sedim•entarios era un camino a seguir, pero
un difícil camino, pues sería labor verdader.amente genial
la de crear, mediante el estudio del natural, formas adap•
tables a lo tan intelectualmente concebido.
Pero aun hay más; entre las muchas soluciones bus
cadas al problema de la vivienda barata (que bien han
variado desde que se hizo el ensayo de Mulhouse en
1852), hay otra, tan original como 1a descrita, presentada
últimamente en los Estados Unidos: consiste en ejecu•
tar las fachadas sobre los moldes tendidos ·horizontal
mente sobre el suelo, y, una v.ez fraguado y endurecido
el hormigón, se izan hasta su posición vertical, colocán
dose de esta manera en la obra; después se colocan las
vigas, suelos, etc., en piezas ya fabricada·s de hormigón
armado. He aquí un nuevo problema de forma y orna-. , mentac10n.
Estas son unas, entre las ideas nuevas, verdadera
mente revolucionarias, ·en el arte de construir, creadas por
la honda transformación de la vida; eUas no han dado
aún la forma definitiva, pero sí el ambiente nuevo que
vivifica. ¿Qué carácter y qué estética s·erá la del sistema
Traba]os preselllla«fios Pan a. Ame~ricano
constructivo que triunfe en la práctica, adaptándose a
las condiciones que se le pi.den 7 j Qué rara belleza será
la de las ag'rupacion.es de cientos de miles de esas vi·
viendas! ¿Cómo será, pu·es, la ciudad del porvenir 7 Acaso que·
darán las actuales como núcleo de las venideras, como
centro de la administración, los trabajos y los negocios;
quedarán rode.adas d.e las futuras barriadas, con las ha·
hitaciones, 1 as viviendas, las de la nueva estética, llenas
de sencillez, de verdad y de belleza. Entonces apar.ecerán
lo·s edificios de hoy con sus moldura-s y sus cresterías,
con sus esculturas y sus ornamentos, con la misma ex·
trañeza y la complicación que aparecen los antiguos tem
plos indios en medio de la Horesta virgen; sólo que esta •
floresta se.r·á de chimen·eas, de cables y de anuncios, esos
elementos que caracterizan tan típicamente la fisonomía
de las ciudades fabriles, ya con sus líneas duras, ya con
sus colores violentos. ¡Bello e intenso mañana! Entonces,
acaso parezcan dulces cuadros a lo Fra Angélico las lo
curas de Marinetti.
Enrique Colás H ontan. .. Arquitectura .. - Madrid.
P1rim~r CCoRlgreso Arquñt~~ios
Estudio de una prá~tica consttru(Ctiva ~ccon~mñcco- sanñlawia adaptabi~ 2 las nuevas impl2llllaccñon~s, ttransfowmacñone$ y ensanches edilicaos
La construcción de una ciudad, así como la amplia
ción de toda otra existente, es la solución de un complejo
y grave problema sanitario que precede a toda preocupa
ción d·e índole estética, sin que esta prioridad signifique
que tal preocupación no sea atendible, sino que asume su
alto y verdadero valor una vez resuelta la cuestión sani
taria, base fundamental de toda implantación edilicia.
D e nada, en absoluto, valdrá la belleza de una ciu
dad si ésta no es salubre y poco vulnerable a los ·agentes
morbosos que constantemente se ciernen sobre la vida.
La población más hermosa del orbe será esquivada
con horror si es malsana, y nadie vacilará un solo minuto
en la alternativa de optar entre ella y otra, árida y vulgar,
pero privilegiada en sanidad. El único índice de incon
trastable valor que mide el grado de excelencia de una
localidad cualquiera, es su índice de mortalidad.
Esta verdad indiscutible evidencia que es absurdo
emproender grandes obras de embel·lecimiento o ensan
che urbano sin antes tener rigurosamente plane ado el
sistema topográfico-sanitario a que deben subordinarse
dichas obras-entendiendo por sistema sanitario todo el
conj unto de menesteres :-redes de toda índole, pavimen
tos, locomoción, centros culturales y de distracción, etc.
que contribuyan al confort completo d e la existencia, o
sea a la sanidad en su más ámplia expresión.
Para la finalidad a que nos proponemos arribar por
el presente estudio, vamos, en forma breve y resumida,
a entrar de lleno al análisis de un caso concreto al que
por analogía se podrán referir los demás que se hallen en
condiciones semejantes.
Nos referiremos a Montevideo, ciudad de tipo cua
dricular, enteramente constituida por cuadrados y fraccio
nes de esa figura dispuestos en dameros de grande ex
tensión que solo se diferencian entre sí por variación de
rumbo de calles, y nó por otra cosa.
Montevideo es, quizá, la ciudad de manzanas más
pequeñas; miden éstas 85 mts. de lado, habiéndolas a
profusión, menores, pero raramente más grand·es.
Esta exigüedad fué originada, más que por otra cau
sa, por una forzada razón de proporción a que se sometió
el fundador ante la estrechez de ·la lengua de tierra en
que h ubo de delinear la ciudad primitiva, que en la época
de su fundación no medía más de 700 metros de ancho
útil. Dicho fundador dividió, pues, el terreno, en fraccio
nes en armonía con su reducida dimensión.
Los municipios nacionales que sucedieron a los ca•
bi:ldos hispanos, no obstante no tener para la extensión
extramuros de la ciudad, que atender a la mi.sma razón que
se impuso al conquistador, puesto que a partir ·d.e.l recinto
de la Ciudadela el terreno se ensanchaba ampliamente ha
cia todo rumbo, han continuado hasta el día usando las
mismas prácticas de urbanización y el mismo módulo de
subdivisión de la tierra delineado por los españoles.
La división del suelo en parcelas diminutas, si tuvo
conveniencia para la aldehuela esencialmente militar,
que por imperiosos fines políticos fundara España en
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ARQUITECTURA •
herra charrúa, no la tuvo igual para la comuna patria, a
cupo la misión de extender la ciudad hasta su lí-• quten
mite actual.
El desmenuzamiento del suelo de la urbe en cuadras
cortas, ha originado un exorbitante número de calles que
no han desempeñado otra misión que -la de extender ex
traordinariamente la ciudad con las consiguientes gr aves
desventajas que toda extensión con poca densidad de po
blación aporta a todo centro urbano: imposibilidad de do
tarlo d·e redes sanitarias, lu z, aguas, pavimentos, loco
moción, etc., en toda s u planta.
Tomando un promedio, podríamos decir que Monte
video, cada 500 m e tros lineales, tiene 100 de calle, y que
cada manzana enfrenta a u na superficie de vía pública
casi igual a s u área, sin que esta prerrogativa hay a in
fluido mayormente en su sanidad.
No es, como sabemos, ni el núme ro de calles, ni la
amplitud de éstas la que asegura en absoluto la sanidad
de una población.
Una población ser á sana cuando sus casas lo sean, y
éstas, a su vez lo serán, cuando sean susceptibles de ser
envueltas y penetradas profundamente por el air e y la
luz, elementos prjmordiales de la higiene natur al. Monte
video, a pesar de tener, sin inclu ir plazas y parques, más
de la tercera parte de su suelo destinado a calles, no
concede mayormente a sus viviendas la facultad salubr e
antedicha.
Nuestras manzanas, pequeñas por orígen, y en m u
chas partes más empequeñecidas por leyes de retiro de •
frente para ensanches de calles, obligan a ,}a casa a api-
ñarse hacia el centro de dichas manzanas y a comprimirse
n > r ~ m
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~J 1 '.AL L:El ::.,
Fig. l - Subdivisión de una manzana en blocks aislados, y disposición de área central libre y pasages de comuni
cación con las calles adyacentes
en sus fondos precisamente donde por la índole d e s u s
dependencias es más reclamado el desahogo.
El núcleo de toda manzana está, en general, consti
tuído por d e pendencias d e s e rvicio, casi siempre, a causa
de la estrechez extrema de.I solar tipo de Montevideo ; en
inferiores condiciones de areación e iluminación. Es este
núdeo un conju nto de fondos yuxtapuestos y apiñados, que
en general no recibe de los elementos naturales de vida
la cantidad ni la calidad que la sanidad domé stica re
clama, y , por lo tanto, un permanente foco de insidias a
la salu d de su habitador.
De la anulación del s usodicho núcleo ponzoñoso va
mos a ocuparnos en lo qu e sigue del presente estudio,
puesto que, de dicha anulación hacemos depender la sa
nidad de la vivienda y, por extensión, .la de la ciudad en
general.
La habilitación sanitaria del centro de toda m a nzana
podrá obtenerse facilmente si nos valemos del siste ma
Fig. 2 - Subdivisión en blocks paralelos y disposición de sus desagües
conocido del área central libre inter puesta a los fondos
de todos los edificios de aqu ella en forma que abarque e l
mayor número d e éstos.
Pero, para que tal pr ác tica sea r e alizable, es m enes
t er que las manzanas sean mayores que las qu e actu al
mente constituyet:t la ciudad, en las euales la m e jora a pun
tada es difícilmente realizable a ca usa de s u pequeñez,
no obstante, en ciertos casos también podría t e ner lu gar
mediante una ley de r e tiro de fondo análoga a la dic
tada para retiro de fre nte en los caso s de en s anch e de
calles.
Pero, donde la inno vación asumirá todo s u v alor e
importancia, será en u n amanzamiento n uevo . Para f ij a r
ideas y evitar descripciones, r epre sentaremos graficam en
te e l procedimiento de qu e nos valdr íamos para llegar a
la habilitación sanitar ia antedicha.
La Fig. 1 de por sí, y sin requerir explicaciones, nos
indica que el resultado de la operación efectu ada sob re
una frac ción de suelo para el fin propuesto , es la obten
ción de u n cuerpo de blocks edificables q ue en s u con
junto constituirán la n ueva manzana con la perfección in
troducida.
El esquema ofrece una combinación de blocks en
cuadro, pero éstos, como lo muestra la Fig. 2, pueden
disponerse en cualqu ie r otr a forma, y a par alelamente,
para aplicaciones de casas-jardín acopladas, en gr u pos de
cuatro, o aisladas si se qu iere , y a distr ibuyéndose en plan
ta irregular o mixta.
A primera vista par e cerá que el terreno destinado a
áreas libres y pasaj es trae r á como consecuen cia una
grande pérdida de terreno que extenderá u n poblado más
de lo qu e lo haría u n amanzamiento común. Sin emb argo
no es así, porque el terreno tomado para uso común será,
en gran parte, compensado por la reducción de calles a
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ARQUITECTURA
que d~ Jugar la ampliación de la manzana modificada.
Por otra parte, si consideramos que los solares de ésta,
por su doble exposición al cielo, serán suceptibles de ma
yor aprovechamiento por supresión de patios, elevación,
etc., tendremos, como resultado de la mejor·a, una equi-
librada compensación de suelo edificado, entre las man
zanas macizas y .las internamente abiertas. La ciudad,
en vez de extenderse, apiñada, se concentrará, diluída, y
en privilegiadas condiciones de sanidad. comodidad y
belleza.
Sabemos que hoy, higienicamente hablando, es impo-
V&/AW~~ A C:AL S
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Fig. 3-Disposición de los desagües de una manzana. A. Colector maestro. B. Id e m secundarios. CCC. Tubos domiciliarios. D. Sumideros de call-e. E. Area central
lihe. F. Block!S edificables
sible utilizar los subsuelos de nuestras casas en más de
una tercera parte de su piso. La doble exposición habili
tará en toda su amplitud no solo esa importante depen·
dencia sino que también m ejorará, de mucho, los pisos
bajos comerciales, generalmente mal aereados y m uchas
veces iluminados artificialmente en las horas más bri
llantes del día, práctica ésta rechazada por la higiene,
aún ola más anticuada.
F uera de la ventaja particular del mejor aprovecha
miento del terreno a que la doble vista dá lugar, otras
innumerables derivarán de la disposición propuesta. L a
plazuela central proporcionará a la vivienda adyacente u n
aparente lugar de estadía, que puede ser jardinado y
hasta contener aparatos gimnásticos, donde los párvulos
de la vecindad podrán distraerse lejos de la calle y a la
vista de .los suyos; y en los barrios populosos facilitará
los servicios generales de la casa, concediendo a su cuer·
po más Íntimo la independencia que hoy no tiene, La
estrechez d e nuestros solares no admite puerta de ser·
vicio. Todos los menesteres domésticos, aún los menos
propios, deben hacerse por la ú nica puerta de la casa a
través de vestíbulos, galerías, escaleras de honor, etc .•
con menoscabo de su propiedad e independencia. Per o la
mayor y más trascendental ventaja de la di·sposición en
estudio es de índole eminentemente urbano-sanitaria y , .
econonüca.
Nuestra ciudad está integralmente minada por una
tupida red cloaca-!; decenas de millares de v·eces perfo-
rada por los conductos de cada casa. Es conocida la im
posibilidad de una obturación perfecta en todo tubo a ba
se cementicia, a causa de los inevitables asientos de te·
rreno y descuidos constructivos , aún insignificantes, y
por ·lo tanto son inevitables las filtraciones y emanacio
nes a que tales imperfecciones dan lugar. El dorso de to·
do colector es u na criba irrigadora de gases perniciosos
del suelo de la calzada en toda la extensión de la ciudad.
Las tuberías doJ'lliciliarias están en el mismo caso. Y en
con junto las vías de la ciudad no son sino una tranu. de
fuentes emanadoras de gases y filtraciones temibles, que
después de atravesar la capa de suelo que l as o~vlta,
trascienden al ambiente y se distribuyen librement~ ror
la ciudad.
Agreguemos a esto que la m u ltiplicación al infinito
de las perforaciones y su dificultad de obturarlas her·
meticamente favorece la difusión de las temibles ratas,
y tendremos definida la condic ión higiénica del sistema
que hoy por hoy desagua la ciudad.
Los graves inconvenientes que acabamos de descri
bir pueden reducirse al mínimun adaptando, al aman:t a•
miento que analizamos, el dispositivo de desagüe que en·
señan las F ig. 3 y 4. V.emos por esas figuras que el
sistema consiste en sacar las tuberías domiciliarias por
el fondo de la casa y conectarlas a un conducto, el . cual,
después de recoger todos los desagües de la manzana y
calles, los arroja a su vez al colector maestro por comu·
nicaciones m uy distanciadas u na d e otra y que correspon·
den a una por cuadra. En esta forma la criba al colector
maestro n o ha lugar por l a desaparición de los conductos
transversales domiciliarios que, atraviesan las calles, las
que, también, se verán libres de levantamientos de su5
calzadas, costosos y obstruyentes.
El saneamiento de vialidad por retiro de tuberías de
calle e inte gridad casi total de colectores maestros m ul-
Fig. 4- Disposición del sistema de saneamiento interno y de vialidad
•
tiplica su eficacia salubre por reducción extraordinaria
de desarrollo lin eal d e tubería pública. La Fig. 4 muestra
que para el desagote de un sistema edilicio de la forma
e studiada, basta disponer un colector cada dos cuadras,
y en la mayoría de los casos en u n solo sentido. puesto
que las manzanas o blocks se empalmarían a dicho co•
lector dos a dos por interm edio de los conductos secun·
dar ios de calibre reducido y solo cubiertos por la tierra
de la plazuela interna para su más cómoda inspección.
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-
ARQUITECTURA
De lo visto se desprende que la disposic ión que de·
jamos estudiada reduce su desarróllo métrico lineal a
menos de la mitad de lo que lo haría el sistema com ún
actualmente en uso. La econ omía derivada de esta reduc
ción es tan grande com o. evidente.
Fuera de las ya expuestas, otras mil ventajas eco
n ómicas, estéticas y de com odidad que las c ircunstancias
del momento obligándonos a ser breves no n os permiten
describir, proporcionará a la casa y a su suma, la ciudad,
el sistema que en sus grandes líneas acabamos de exa·
minar en la ligera y resumida reseña que terminamos aquí.
Montevideo 1920.
Silvio Geranio,
Arquitecto.
&1
CCASAS CCONSISTORiAlLES DE ARAGON ( N ofr2~ de <e~CCM1r~n(())Imnst2)
(ComHch.BSB6n)
Bastantes c asas ten ían capilla en donde el Con·
sejo oía misa los días señalados, y la del Espíritu
S anto antes de la elección de oficiales, entre los nobles
y los c iudadanos previamente insaculados en las bolsas
de los respectivos cargos; verbigracia, en Huesca, Jaca,
Barbastro y Tara zona. T úvola también Z aragoza, cuya
casa ha sido demolida. Asímismo había un_ departamento
para las marcas o contrastes que el Concejo ponía en las
piezas de plata que se labraban, bien fuera la llamada de
Otros servicios m u nicipales se alojaban en departa
m entos separados; verbigracia, en H uesca el peso público
y el almudí o granero. Algu no era hospitalizado en edifi
cio monástico, com o la leprosería en el hospital de los
frailes de San Lázaro, desde el siglo XII (3) . La Casa Consistorial difería, como digo, tan poco de
•
u na mansión señorial, que a menudo pudo ser- aquélla
instalada en u na noble particular adquirida por el Con·
cejo; tal es el caso de Graus, Alquézar, Valderrobres , etc.
Alcañíz - Casa Consistorial
ley, bien la de reales, bien la acendrada. Para ello, el Con
cejo designaba u n ciudadano, con la denom inación de
marcador de la plata (1). En otro aposento estaba el archivo; en otro, con
puerta independiente, la pr isión, con sus cadenas, sus ar·
gollas de garganta y de pies, las esposas, los grillos y los
candados (2). En otro, el depósito para las medidas·
patrones, la sala de la Contaduría, o sea la de los conta·
dores o jueces de los ] urados, etc.
( 1) A/lltll t cs eitado~. púg. :! , . (2) A}Juntes citado::;, pág. 50.
Pero lo corriente era que el edificio fuese fabricado
ad h oc.
La planta y distribución son m uy simples:. aquélla,
rectan gular; el piso bajo suele aparecer dividido por unos
como arcos formeros, a los que corresponden otros enci
m a, que constituyen el antepecho de la exornada galería
de la luna, o caja de la escalera. Ej emplo: Huesc~ y ] a ca.
En este caso la puerta de ingreso se abre en el muro de
fachada, no sucediendo así cuando hay porche o atrio.
< ::) Yéa~ ... · nu~::;tra 1nonu,;;rafí<t "1-!·ue~<:a en el si¡;lo Xll" ( H uc~ca, 1921) pftg. :!4,
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ARQUITECTURA
Este vestíbulo raras veces tiene bóveda. Por lo ge·
neral, techumbre corriente. El de Huesca ostenta un be
llo artesonado, y entre las zapatas corre el mote Urbs
victrix Osea, que llevan sus monedas autónomas romanas.
Los arcos van exornados a lo renaciente, y presentan en
sus enjutas, en medallón, el prudente ·aviso: Quien quiera
Loa vre (Huesca ) - Casa Consistorial
administrar justicia, cierre los ojos al odio y a la ami
cicia. 1578.
Del vestíbulo parte la escalera que conduce a la sa·
la de sesiones, que en Huesca ·aparece exornada con me·
dallones que presentan bustos de guerre ros, de Felipe Il
y su esposa (?), angelotes, etc., y en el cupulín del re·
mate de la caja (ya del siglo XVIII), los escudos de
Huesca (el antiguo de las torres y la muesca) y del Rei·
no. Todo en labor de estuco o yeso endurecido.
Esta escalera e$ análoga a las de las casas nobles
suntuosas (Maestranza, Argillo, Luna, Gurrea, en Zara•
goza; Climen t, Montearagón, en Huesca etc.) con la sola
diferencia de que en éstas la•luna o patio, sobre cuatro co·
lumnas, es central y las dependencias e·stán en torno de
él ( tradició~ greco romana), comenzando la escalera en
uno de los frentes, y en la Casa Consistorial esta luna
y escalera aparecen a un lado.
La parte esencial de la Casa Consistorial, como de
las nobiliarias, es la gran sala alta, la sala de las reunio·
nes, que equivale al salón de honor, o de recibir, con su ·
estrado , de las casas solariegas. En ella se tenían las
reun iones concejiles, las recepciones, etc. Gravita sobre el
vestíbulo y tiene acceso por 1a amplia escalera que co•
mienza en aquél. Del mismo modo que la sala de recibir
de u n a casa señorial se alza sobre la baj a o vestíbulo, con
saletas o piezas reducidas adyacentes, o sobre una tienda
en las casas modestas, el salón de sesione·s en las Con ..
sistoriales está sobre el vestíbulo, con paso a pequeñas
dependen cias (Huesca, Jaca, Barbastro, T·arazona, Alea•
,•ñi:z, etc.), o sobre el atrio o lonja de pública contratación
(Bielsa, Graus, Sena, Alcolea, Monzón, Loarre, Valderro·
bres, etc.), en el que está la puer ta de ·acceso a la escalera.
La g'ran sala se ilumina con amplias ventanas ( algu
nas convertidas más tarde en balcones), bellamente exor•
nadas al exterior, según el gusto renacentista. Esta sala
s9lía tener una monumental chimenea. La techumbre, con
artesonado de madera en las suntuosas {Huesca-actual
sala de vistas de la Audiencia-,] aca, Barbastro ).
En cuanto a las fachadas, las Casas Consistoriales
rural es la tienen sencilla y sin adornos; las ventanas ras·
gan el liso muro, y el remate es la galería corrida con
pequeños arcos, destinada a desvanes, a estilo de las ca•
sas particulares ( 4) y alero voladizo. Algunos d·e estos
cuerpos de galería son evidentemente añadidos en el
siglo XVIII; pero es el caso que la mayoría de las Casas
C onsistoriales que citamos lo presentan. No lo tienen
Jaca, Bielsa y T arazona. En estas dos hacen aquel oficio
una segunda serie de ventanas, y debió tenerlas también
Jaca. En esta última, recientemente ha sido substituido
e l r emate que se ve en la fotografía por otro pesado y
antiestético, que es un latente atentado al Arte.
La de Huesca tiene una bellísima galería. El rafe
o alero va sustentado por nueve columnas que se apoyan
e n un antepecho corrido. El alero es de primorosa talla
en madera, a estilo de los que tanto abundan en Arag'Ón
(5), y presenta canetes, cordon•es, piñ·as, etc., produciendo
gracioso, pero majestuoso efecto. Esta galería la protegen
en sus lados dos torres cuadradas. En 1611, cuando se
Bielsa (Huesca ) - Casa Consistorial
construyó, opinaron unos que se hiciese con arquería,
otros con columnas, como asi fué.
El 26 de Abril de 1577 se firmó el contrato entre el
( 4) \"~ase nuestro c:-;tu<lio "La (·asa a ltoaragonesa.·· ( Madrid 1919).
( 5) Son excelentt-s ejemplos, en Za ragoza. en las casas <le la Maestranza, Colegios de Ran Felipe y Politécn ico, A udiencia . Casino principal, casa el e Morlares, etc., qu'e ademl\s con tienen esplénd idos a rtesonados en el int'erior, con r ica talla y policromfa, cuya tradic ión mudéjar es •bien patente en las techumbres de la ca,tedral d-e Teruel. Ralas capitular y priora! de Sljena (siglos XIV ~· XY ) . La Seo y L a A ljafer1a de Zaragoza, palacio t'Piscopal de Huesca (~iglo XV). c te. Hay, ~Ldemás, hermosos a leros, en la casa d·c los Argensolas. de Barbastro; en la de Lafar.ga e n Sar ii'íena e n la de Climente, de H uescas ; en Ta razona, en Daroca y en o'tros mucl1os lugare.s de Aragón. (Véase Ale1·os y t echttmbt·es de Zarago~a. en A-rte Ant.gonés, tomo l, número 3, marzo de 1913 ).
~ 25 -
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ARQUITECTURA
Concejo y el maestro Miguel de Allué para edificar esta
Casa Consistorial. Por eso en los medallone·s del vestíbu
lo aparece la fecha de 1578. En 8 de Febrero de 1610, como quiera que la fachada se hallaba en pésimo estado,
acordó el Concejo levantarla de nuevo.
Hizo los planos Domingo Zapata y Abadía, arquitec·
to de Zaragoza, y se encargó de la dirección de los tra·
bajos su hermano Hernando Abadía, de Huesca, en 26 de Abril del mismo año.
En 29 de Julio de 1611 se acordó consultar con maes·
tros y oficiales peritos si el mirador estaría seguro con
columnas, como marcaba la traza; y en caso afirmativo,
que se hiciera así, y no con arcos, como algunos pretendían.
En Agosto de este año se comenzó a trahaj ar. Desde
Abril de 1612 fué direc tor de las obras el citado Zapata,
por e nfermedad de Abadía, hasta su conclusión. En No
viembre de este año se terminó, reconociéndola los maes·
del centro se tapó en el siglo XVIII para colocar u n es·
cudo de armas y un rótulo más tarde. Remata en galería
de arcatura y rafe de madera labrada. Formando ángulo
hay un cuerpo, de fecha anterior (siglo XV), destinado a
otras dependencias municipales y a prisión del partido.
Tiene tres esbeltísimos arcos ojivales en su atrio, y u na
galería de arcos de remate añadida en el siglo XVIII.
Aunque torpemente reformada hacia el año 1863, es
muy interesante el exorno de la fachada de Tarazona, obra
del siglo XVI. Sobre la puerta, y a lo largo de aquélla,
vense dos enormes estatuas casi exentas, de T úbal y
Hércules, arrimados a un árbol (7). Faltan dos más, des·
truídas. En cima corre un precioso friso casi de alto re•
lieve, representando la entrada de Carlos V en Bolonia,
con mu ltitud de figuras de próceres y caballeros, com o
de un pie y medio de altura, obra del mejor tiempo de
n u estras Artes.
La Fresneda (Teruel ) - Casa Consistorial
tros Antonio M e ndizábal, por el Concejo, y Marcos Ma
ñaria, de Zaragoza, por Zapata (6).
Las ventanas primitivas ostentan sus rejas de época;
y aunque se han abierto otras posteriormente, todavía
conserva la fachada una austeridad, una auritmia y u n
carácter tales, que hacen de esta Casa Consistorial la
mejor y m ás típica de Aragón y de su arquitectura muni
cipal. No hay en ella escultura ni aplicación ninguna (por
eso su misma severidad la hace agradable). En cambio,
otras fachadas ostentan abundante exorno. La de Alca·
ñiz pertenece al siglo XVII. Es de gusto serio, neoclásico,
con puerta de medio punto flanqueada de columnas y tres
grandes ventanas encima, con frontón y antepech o. La
(ti 1 1•:1 N li ficio que ha.,· al laclo e~ el antig·u1J Col~,g-io Imperial . '· :\Ja~· or· de Santiago, agTegado a la {lni\'PJ'Siclad. fundado por D . B er·eng-uer de ::ian YicPnt~. cat ecl r átiC'o el~ aquel cC'ntro, y e l emperador <:arios Y. en 1534. L~L arqui tectunt d e !':U fachada gwncla simetría <'On la del Anmtamiento: e n efecto. :,;e llizo con <'st a mi·ra a l mismo tiempo. eRto e~. tle.sde No,·iembre del año 1610. El arquitecto fué el citado .Mentlizábal.
• •• • -- -··-
La de Sos es del siglo XVII, con puerta del gusto • re1nante.
La de Jaca lleva fecha de 1544 en el zócalo de las
columnas que protegen la portada. A los lados, dos ven·
tanas con salientes rejas de é poca. Correspondiendo al
piso noble, ventanas con remate en frontón esculturado
{cabezas y jarrones). El tono negruzco de esta fachada
la comunica gravedad y robustez, en medio de los pla te
rescos adornos.
La de Bielsa presenta en su flanco, como se ha dicho,
u n tambor aspiller :-.do, qu e le da u na silueta pintoresca de
casa fuerte. En m edio de la rudeza constructiva del país
y de la sobriedad del paisaje pirenaico, llama la atención
el exorno fastuoso de su ventana central, del más puro
siglo XVI, y el molduraje de las ventanas del último piso .
( i 1 .-\ht<lien(lo a la in ~tr ipl'ión que rodea el ~·~<:udo <le la eiutlau: 1'ubul Japhet lllt: funclCtrit: H crculcs 111c ,·ecclifi-cco: it.
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ARQUITECTURA
Carece de galería: y la tech umbre de lajas de pizarra. en
gran declive, le da u n aspecto asaz original. En la base. ,
arquena. En la provincia de T eruel, además de la de Alcañ iz,
son muy interesantes las Casas Consistoriales de La
Fresneda y Valderrobres. La primera, antigua Lonja. pa·
rece un edificio de fin del siglo XV o principios del XVI.
aunque con adiciones posteriores (los adornos platerescos
Jaca (Huesca)- Casa Consistorial
de las ventanas-b alcon es y la galer ía alta de arquillos.
d e l siglo XVII). Tien e amplio portal de arco de medio
pu n to rebajado y dos ven tanas con rej as e n el hastial de
fac hada pr incipal. En la lateral, tres arcos sustentantes, y
en cima, tres ventanas maineladas. Remate de gal ería y
rafe o alero voladizo.
La de Valderrobres es pr eciosa por el vigor de sus
líneas y su elegancia. Sobre grandes soportales, que le
dan mucho carácter, se yergue el piso noble. prev1a do
ble imposta corrida. con ventanas (luego balcones) con
sobrio exorno de frontón a lo romano. Encima, otra im·
posta, galería de arcos, friso decorado y gran alero de ma·
dera con canetes y metopas labrados. Es obra del siglo
XVI.
El material empleado en estas Casas Ayuntamientos
es la piedra arenisca o caliza, el ladrillo y ambos com•
binados.
D e piedra ~illería, en su totalidad. son las de Bielsa
(con tejados muy agudos a causa de la abundancia de
nieves en aquella comarca pirenaica). Jaca, Tarazona.
Sos. Alcañiz. La F resneda y Valderrobres. De ladrillo.
Barbastro, L oarre, Monzón, Alcolea y. por lo general, las
de pueblos de poca importancia. Por excepción, es toda
de ladr illo la de Huesca, y admira el efecto grandioso que
e l alarife consiguió con solo este material. s'in combinarlo
siquiera en lacerías y dibujos a lo mudéjar. antes bien,
dando superficies lisas. solamente divididas por impostas
sencillas.
La piedra y el ladrillo vense asociados en Graus y en
Sena : aquélla en el cuerpo del edificio éste en la galería
de remate. Esta alianza, tan corriente en la~ Casas Con•
sistoriales de los P.aíses Bajos, Dinamarca y Suecia (8).
produce bonito efecto.
Arte castizo y vigoroso, con la robustez y el contraste
del carácter y del terreno. es el de estas Casas Consisto·
r iales aragonesas, m uy homogéneas en su traza. Si al •
influjo italiano deben elementos como la mirándola o ga·
lería y el exorno. que adquiere aquí un tinte de sobriedad.
bien propio y tradicional es el rafe o alero que las termina.
de origen mahometano español: la distribución, aunque
las dependencias sean, como es lógico, las mismas que en
todas partes. pues com ú n en la esencia es el origen de
los Municipios y su formación: y esa noble arrogancia
que, sin alardes de torres. cupulines. flechas. remates en
frontones dentellados, ventanas rasgadas muy próximas
y puertas varias a lo francés, Aragón dió a sus· edificios
concej iles, que forman un grupo definido y calificado en
el cuadro gen érico español de la edad moderna.
Ricardo del Arco. 1 >ele!-:"a•!o r egio (le Bellas Artes -- Madriñ.
CS) 1'. r;;nJnrt. ff ótcl.~ de villc ct bef/?·oi8 . .Yunt tic la Frau r.:e. Jiu yen .;t _r¡c ct Rcnaissance (·París, Laurens. 1 919), pá;.:s. r, a 21).
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ARQUITECTURA
IP'ETIT HOTEL
A~rquite<elo Armando Ac:osta y Lara
• •
Fachada
' ····~-~'-&~~J~ . . ·: - -,~--· {,.:. ... . .,_.,
,., . ,_ ... -
La fa chada y plantas que publicamos hoy, pertene·
cen al petit hotel situado en la calle W ashin gton en tre
Colón y Pérez. Castelln o.
Fu é construido en un terreno ocupado hasta ahora
por u na vieja casa colon ial, siguiendo la tenden cia ya
marcada de tran sformar las calles del viejo M on tevideo,
con la construcción d e edificios que cambiarán su an
tiguo aspec to, const i tuyéndose así u n barrio eminente-. , . mente anstocrahco .
El edificio cons ta de u n pasaje subterráneo par a
e n t r ada de servicio, planta baja ocupada por los locales
de recepción y servic ios, planta alta, con stituyen·
d o la parte íntima de la casa y locales para sirvientes
en la azotea. S e h a adoptado el partido de hall central ,
e'.~~, .. •
•
t\1\L L 1 IALI.
ClAlA
al cual dan l a sala, e l escritorio y el co m edor, que a s u
vez. tien e u n bow-window sobre la ter raza que da al
j ardín.
L a parte de servicios, está constituida por el garage,
toilette, despensa, office con escalera de servic io y co
cina la que también da sobre el jardín .
E n l a planta alta se han dispuesto los dorm itorios,
boudoir, toilette, cuarto de costura con balcón a l jardín,
cuarto de baño, con tando también con u n hall ce n tral,
sobre el cual desemboca la escalera prin cipal.
La fach ada respon de al estilo Luis XVI, m oderni
zado y adaptado a n uestras n e cesidades y c arac terísticas
e·speciales.
- 28 --
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•
1
ARQUitECtURA
FACULTAD ECTURA PRO rEC OS r CONCURSOS
' 1 -.-
~-,~ '· .-J~. ,, _,, -~
Prof. Arqto: José P. Carré
Prof. Arqto : José P. Carré Planta
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Prof. Arqto. José P. Carré
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Fachada
Alumno: Raúl Federíci
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Fachada
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-Alumno: Raúl Federici
Un jardín de aclimatación
Arquitectura IX y X
Situado a proximidad de una gran ciudad, este jardín será establecido adentro de un gran parqu,e público del cual formará parte, fero, teniendo, sin embargo una completa independencia y su entrada propia.
Será un gran jardín comportando las diferen· tes divisiones correspondientes a las varías varíe· dades de familias del reinado animal, agrupadas entre caminos agradablemente distribuidos.
Además de las casas y abrigos necesarios a los animales, y entre los <:uales se destacarán los de las fieras, de los monos, de los pájaros, de los ¡:erros, reunidas cada familia en un mismo pabellón, con parte techada en donde será admitido el público, y parte al aire libre
Alumno: Luís A. Barbé
Prof. Arqto. José P. Carré
Una Escuela de Dibujo y
Museo. - Arquitectura
4o. curso.
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Prof. Arqto. José P. Carré Planta
ARQUITECTURA
Planta Alumno: Luis A. Barbé
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Se distribuirán los edificios siguientes:
Un Museo de Historia Natural. Un Palmario. Invernaderos (templados y calientes). Galerías de exposiciones de instrumentos ' agrt-
cola y adornos de jardín. Un acuario. Una sala de conciertos. Un terreno de exhibición de los raros
menes de la raza humana que existan en estado salvaje.
• espeet-todavía
Se dispondrán también en lugar bien apropiado unas caballerizas y construcciones para abrigar los animales de silla como elefantes, girafas, camellos, que servirán a las personas que desean pasear de este modo en el jardín.
Dos pequeños ferrocarriles: uno a tracción mecánica y otro a tracción animal, pondrán en comunicación las principales partes del jardín.
El terreno no excederá de 400 metros en su mayor dimensión.
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Prof. Arqto. José P. Carré Fachada Alum no : Leonidas Chiappara
Alumno: Leonidas Chiappara
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Este edificio aislado y rodeado de plantaciones servirá al mismo tiempo para las exposiciones tem
porarias de arte y para la enseñanza del dibujo. Se compondrá de:
J.'' El Museo compuesto de:
Una gran sala para las exposiciones temporarias de Pintura, Escultura, Arquitectura.
Varias Salas o Galerías para las colecciones de modelos.
2." La parte enseñanza compuesta de:
2 Clases de Dibujo. Vestíbulo Portero. 2 o 3 piezas para la Administración. Vestuarios, w. c. etc.
,· La enseñanza del dibujo se hará solimente de
noche, de modo que se podrá prever una ~a' entrada.
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ARQUITECTURA
tJN DEPOSI'rO PARA BASTIDORES Y ACCESORIOS DE TEA 'TRO
Prof. Arqto : José P. Carré Fachada Alumno: Antonio Rubio
ARQUITECTURA 4." CURSO
Este edificio destinado a conservar los bastidores de un gran teatro como también los accesorios : muebles, trajes, armaduras, etc., estará construido sobre un terreno cuya mayor dimensión no excederá de J60 metros, accecible de un lado por una ancha calle; los tres otros lados estarán limitados por paredes medianeras.
Las construcciones no deberán acercarse mas de lO metros de las pared·es medianeras para evitar la propagación de incendios. Por la misma razón, se evitará entre ellos comunicaciones techadas. Sin embargo, el cargamento de los carros debe efectuarse a cubierto.
El conjunto de las construcciones comprenderá :
L " Un pabellón de conserje y un pabellón de administración a la entrada.
2. o Los depósitos de bastidores en número de tres o cuatro por un conjunto de 80 a 90 casillas de bastidores.
Cada depósito se compone d·e una vía longítudina 1, donde los carros de transporte entran por una extremidad, se paran para cargar o descargar y salen por la otra extremidad.
De cada lado de esta vía están
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Planta Prof. Aqto: José P . Carré Alumno: A ntonio Rubio
las casillas de bastidores abiertas por delante, cerradas sobre los otros tres lados, anchas de 3 o 4 metros, y de 4 metros por lo menos de profundidad; los bastidores están colocados parados con bastante intervalo para poder hojearlos. Las casillas tienen alrededor de 9 metros de altura. Arriba de las casillas de bajo el techo se colocan los telones arrollados.
Se precisa que el carro muy largo, pueda dar la vuelta
Corte
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después de su salida del depósito para vol ver sea por la misma vía, s·ea por un camino diferente.
3." Los Talleres: Uno grande y dos más pequeños, accecible a los carros.
Estos Talleres muy vastos tienen luz de arriba. Las telas para pintar están colocadas sobre el suelo. Los pintores trabajan de pié, circulando sobre las telas.
El más grande de los talleres está reservado para las telas de fondo.
Además se dispondrán talleres pequeños para la preparación de los estudios y maquetas. Vestuarios, lavabos, etc. Un gran taller de carpintería y talleres secundarios para la confección o reparación de bastidores, etc.
Cerca de esos diversos talleres habrá una sala representando la esce-na de un teatro (más o X l5) para los ensayos tación" de bastidores.
4. o Los depósitos de comprendiendo :
Un patio descubierto, •
cargamentos, descarga, etc.
menos 20 de "plan-
• accesortos
para los embalaje,
Almacenes en varios pisos, para los muebles y accesorios. V arios talleres en diferentes pisos para carpinteros, tapiceros, pintores, etc.
S.<> Caballería para dos caballos, cochería para un carro. Alojamiento para el Guarda-Conserje, y uno o dos obreros cocheros.
ARQUITECTURA
COMPOSICION DE ORNATO
Prof. Arqto: Cándido Lerena Joanicó
Tema
<c Un Faroh
Se proyectará un farol destinado a colocarse sobre la puerta de entrada de un bazar, tienda u otra casa de comercio.
Este farol construido principalmente de hierro forjado dáerá estudiarse de manera que constituya un motivo decorativo que contribuya a llamar la atención sobre la casa de comercio.
DIBUJO DE ORNATO
o
Croquis
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Prof. Arqto. Carlos A. Herrera Mac-Lean Alumno: Alberto Aguerre
Alumno: Héctor N. Caselll
lPMerta cdle la CapñRlla «fiel Sagrario de Bogo~<&
Situada e n la plaza principal o plaza de Bolívar, dá
acceso a la Capilla del Sagrario y queda contigua a la
Catedral.
Es un interesante modelo de estilo plateresco, de los
que abundan en España donde se presenta como tran
sición entre e l estilo ojival y el greco romano. Tien e más
o menos 5 mts. 40 desde el piso hasta el intradós y tres
metros de luz. Su labor es Íntegramente de talla de pie
dra, y presenta un conjunto muy bello.
S u interior es bastante interesante, sobresaliendo el
altar mayor trabajo ejecutado en carey por Francisco d e
Acuña, así com Ó también el púlpito y los marcos de al
gunos cuadros de Vasquez, r ico tesoro artístico de este
templo.
Puerta de la Capilla del Sagrario o
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