Arquitectura Cristiana y Liturgia

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    Espacio. T iempo y Fo rma. S . I. Prehist. y Arqueo!., t. 2, 1 9 8 9 , pgs. 355-387

    Arquitectura cristiana y liturgia:reflexiones en torno a lainterpretacin funcional de losespaciosCRISTINA GODOY FERNANDEZ '

    El inters por la interpretacin de la funcionalidad litrgica de losdistintos mbitos de los prinneros edificios de culto cristiano nace ya conla misma arqueologa cristiana, cuando, en el siglo pasado, de la manode Giuseppe Mardi y Giovanni Battista de Rossi, empezaron a exhumarse y a restaurarse los primeros restos de los antiguos temploscristianos '.

    El decurso de esta joven ciencia en decenios posteriores llev a unaproliferacin de los descubrimientos en todas las reas del antiguo orbecristiano. Hay que reconocer en este auge la importancia del papel jugado por la Iglesia Romana, tanto en la realizacin como en el mecenazgo de numerosas excavaciones arqueolgicas. Cnit de estapropiciacin eclesistica a la arqueologa cristiana es la creacin del Isti-tuto Pontificio di Archeologia Cristiana cuyo magisterio ha irradiado durante generaciones en la formacin de los mejores especialistas.

    Esta predisposicin de la iglesia no se cerr nicamente en la arqueologa cristiana, sino que se manifest, de forma general, en el de-

    * Universidad de Barcelona. Departannento de Arqueologa Cristiana.' Hay que destacar la obra fundamental de G. B. DE R O S S I , La Roma sotterraneacristiana. Roma, 1864-1877. que revela el descubrimiento de las catacumbas y las restauraciones de los cubicula adecuados para el culto. Cfr. tambin. P. T E S T I N I , Le calecombe egil antichi cimiteri cnstian in Roma. Bolonia 1966; Id., Archeologia Cristiana. Bari 1980.

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    sarrollo de las ciencias del cristianismo antiguo. Este hecho hubierapodido propiciar una estrecha colaboracin interdisciplinar, pero, desgraciadamente, el distinto desenvolvimiento de estas ciencias llevaron porcaminos bien diferentes a la arqueologa en su estudio por los restosmateriales de las disciplinas basadas en la interpretacin de los textosescritos, como la patrstica, la liturgia y la canonistica, disociacin que,por otra parte, tambin se ha dejado sentir entre la arqueologa y lahistoria antigua. Con el tiempo, la arqueologa cristiana a diferencia delresto de las ciencias del cristianismo antiguo- fue secularizndose, con loque el distanciamiento fue creciendo ms an.A los ojos de muchos historiadores del cristianismo antiguo, los testimonios arqueolgicos de las primeras comunidades han aparecido comomeros objetos de arte, como consecuencia de esta disociacin. Su inters puede situarse a medio camino entre una admiracin reverencial yuna posicin de corte un tanto academicista que hacia de los materialesarqueolgicos a la vez objetos sagrados y piezas de arte .Por su parte, los arquelogos han llevado por su cuenta y riesgo lainterpretacin de la funcionalidad litrgica de los monumentos que ibanexcavando. Generalmente, y salvo contadas excepciones, la utilizacin

    de los textos escritos, sobre todo litrgicos, ha sido en la mayora de loscasos totalmente aleatoria y sin tener en cuenta la opinin de los especialistas en liturgia, patrstica o legislacin conciliar ^.

    ' No podemos o l v i da r e l peso que tuvo l a pe r i od i zac i n p ropues ta po r W incke lmann enel t rans curs o de l s ig lo xv i ii y e l per ju ic io re gres ivo en e l per iodo co m pre nd ido e nt re e l ar teromano y e l ar te romnico.' Ent re los es tud ios de arqueologa c r i s t iana que se han in teresado por la in terpre tac inde la func iona l idad l i t rg ica de los espac ios tenemos que sealar : J , LASSUS, SanctuairesChrliens de Syrie. Pars 1947; P. L E M E R L E , Philippes et la Macdo ine Orintale a lpoquechrtienne el byzanline, Pars 1945, Es tud ios ms par t i cu lares sobre las pastophoriae c o m oel ya c lsico de G. BA B IC , Les chapelles an nexes des glises Byzantines. Fonction Iliurgiqueet programm es iconographiques, Par is 1969, o e l rec iente t raba jo de G. DESCOEUDRES, DiePastophorien im syrobyzantinischen Osten. Eine Untersuchung zu archilektur und liturgie-geschichtlichen Problemen. Wiesbaden 1983 . Hay que des taca r tamb in e l es tud i o pa raJ e r u s a l n d e M . BEN-PECHAT, L'architecture baptismale de la Tee Sa inte du IV au Vilsicle. Etude hislohque, archologique et liturgique. Par i s X , Nan te r re 1985 . Resu l ta tamb inmuy in teresante la rec iente apor tac in de P. DONCEEL -VOUTE, Les paveme nts des glisesbyzantines de la Syne et du Liban. Dcor. archologie et liturgie, L o u v a i n - l a - N e u v e , 1 9 8 8 .E l es tud io sobre las bas l i cas dob les de J . P. SODINI - K. KOLOKOTSAS, Aliki II: La basiliquedouble, Par is 1984. Para Constant inop la contamos con la obra de T. F. MATHEWS, The Earlychurches o Conslantinople: Architecture and Liturgy, Pennsy l van ia 1980 . Pa ra f r i ca c o n t amos con l os numerosos es tud ios de N . D U V A L , de l que cabe des taca r , Sbeitla et lesglises africaines a deux bsides. Recherches archologiques sur la liturgie chrtienne enAfrique du Nord, Par i s 1971-73 ; es tud i o comp lemen tado po r e l de Y . D U V A L , para e l cu l tode los mrt i res , Loca Sanctorum Africae. Le cuite des martyrs en Afrique du IV au Vil

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    Todava tendramos que hacer otras consideraciones sobre la evolucin de la arqueologa cristiana que afectan directamente a la realizacinde nuestro trabajo. Por diversos motivos, entre los que cabe contar quesurgi al amparo de los crculos eclesisticos, la arqueologa cristianaempez a disociarse de los progresos conseguidos por la arqueologaclsica, quedndose considerablemente rezagada con respecto a sta. Eladelanto cientfico que supuso la aplicacin de los mtodos estratigrficosa la arqueologa clsica y el estudio de los materiales cermicos no tuvola misma acogida entre los arquelogos del primitivo cristianismo ". Laadopcin de las nuevas metodologas cientficas por la arqueologa cristiana es un fenmeno muy reciente por no decir contemporneo. Estehecho determina sobremanera el estudio evolutivo cronolgico de las baslicas cristianas, por cuanto la mayora de ellas han sido excavadas conuna metodologa deficitaria, habindose perdido definitivamente los argumentos que hubieran podido permitir cualquier apreciacin diacrnica enla evolucin de esos primeros edificios de culto. Como se suele decir, elexcavar es como ir arrancando las pginas de un libro que slo puedeleer el excavador. A pesar de la irreversibilidad del proceso, cabe recapacitar sobre la posibilidad de la re-excavacin de monumentos exhumados de antiguo para agotar las posibilidades del yacimiento, o, cuandomenos, obtener un buen alzado planimtrico acorde con las nuevas tecnologas.

    Por muy desoladoras que puedan parecer estas apreciaciones, creemos responde a una valoracin real ante la cual no podemos mostrarnosnegligentes. A menudo una misma baslica presenta unas remodelaciones que parecen obedecer conscientemente a un cambio en los ritualeslitrgicos. Si estos cambios y refacciones del espacio interior de las baslicas no han podido ser perfilados cronolgicamente a travs de la arqueologa; cmo entonces podremos aplicarle un texto contemporneosi desconocemos el momento en que se llevaron a cabo tales remodelaciones? Son planteamientos importantes que deben influir en el futuro delas nuevas generaciones de arquelogos del antiguo cristianismo.

    sicle. Roma 1982. Para Hispania tenemos que citar la obra de T. ULBERT. FrchristlicheBasiliken mit Doppelapsiden auf der Iberischen Halbinsel. Studien zur Archilektur undLiturgiegeschichte. B erln 1978; o los estudios de L. CABALLERO, de los que cabe destacar;La iglesia y el monasterio visigodo de Sania Mara de Melgue (Toledo). Argueologia yArguitectura. San Pedro de la Mata y Santa Comba de Bande. Madrid 1980, Y el recienteestudio de L. OLMO, Arquitectura religiosa y organizacin litrgica en poca visigoda. Labaslica de Recpolis. AEA. 61 (1981), pgs, 157-178,^ Ctr, P, TESTINI. LArcheologia Cristiana quale disciplina oggi?, Atli del V CongressoNazionale di Archeologia Cristiana, (setiembre 1979). Viella-Roma 1982,

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    Por una simple intuicin podemos saber que la funcionalidad de losespacios sacros responden a necesidades de tipo litrgico. Pero antesde seguir adelante en esta reflexin sobre arquitectura cristiana y liturgiaquerramos establecer unas normas para la definicin y distincin de losdiferentes espacios que constituyen un complejo eclesistico, por quebradiza que pueda resultar en ocasiones la fijacin de cualquier tipo dereglas.En primer lugar, hay que distinguir entre los espacios fsicos y las

    actividades que en ellos se desarrollan, la funcionalidad que se les atribuye. Es corriente el confusionismo entre los arquelogos al designar lasdiferentes partes de una iglesia utilizando indiscriminadamente trminospuramente litrgicos de uso del espacio fsico para indicar ambientesgenuinamente arquitectnicos.El espacio arquitectnico" es el escenario fsico de la iglesia consus distintas partes constitutivas: los prticos, los pies de la baslica, lasnaves y el bside. No siempre el emplazamiento del mobiliario litrgicoque indica la utilizacin ritual de los mbitos es uniforme, sino quevara segn las diferentes reas geogrficas del orbe cristiano en consonancia a unas tradiciones en los usos litrgicos. As, por ejemplo, nopodemos llamar nunca presbytehum al bside de una baslica por muycorriente que sea la localizacin de este ambiente litrgico en la cabecerade las iglesias de la regin donde trabajemos porque estamos designando con un concepto de funcionalidad litrgica un espacio fsico arquitectnico. El trmino presbyterum constituye un uso litrgico parcial delbside de las iglesias, ya que, cuando el bside desempea esta funcionalidad, incluye, adems, la cathedra o trono episcopal. Cabe asimismola posibilidad de que el altar se situ tambin dentro del bside, con loque tendramos la ubicacin de otro espacio litrgico el sanctuariumdentro del mismo espacio arquitectnico.De todo esto se desprende ya el concepto del espacio litrgico,aunque resulta difcil establecer unas normas rgidas definitorias. En principio diremos que se considera espacio litrgico al escenario donde serealizaban las celebraciones relacionadas con los sacramentos de la religin cristiana. De estos sacramentos, ios ms importantes que requieren

    la adecuacin de un espacio ad hoc son la synaxis eucarstica y el bautismo, cosa que afecta directamente a la arqueologa cristiana, puestoque existe un mobiliario litrgico caracterstico altares, canceles, pisci-

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    as bautismales, etc. que indica la funcionalidad litrgica de estos ambientes.En general, podemos decir que el espacio litrgico lo constituye labaslica en s con su sanctuarium y quadratum populi como espacioreservado a la celebracin de los misterios y mbito reservado a losfieles y el baptisterio, siempre individualizado del espacio litrgico eu-carstico.Pero las cosas no resultan tan sencillas. Sabemos tambin de lautilizacin de estos espacios litrgicos para actividades seculares. Un

    ejemplo muy elocuente es la celebracin de concilios eclesisticos en elinterior de las iglesias, una ceremonia secular que, si tena cabida en unespacio sacro, es porque se consideraba que la presidencia real de estasasambleas episcopales la ejerca Dios . A pesar de ello, no podem osconsiderar la celebracin de los concilios como una ceremonia litrgica,en todo caso, una actividad paralitrgica con claras connotaciones religiosas que se realizaba aunque no siempre en un espacio litrgico porantonomasia como es la baslica.Junto a la secularizacin de estos espacios litrgicos, tenemos tambin el caso contrario, el de la sacralizacin de los espacios profanos.Existen numerosos ejemplos de este fenmeno, pero slo citaremos algunos de ellos. Uno es el uso de los prticos, claustros o plazas situadasante las iglesias en la vigilia pascual durante la celebracin solemne dellucernario en el que se enciende el cirio pascual, ritual de una extraordinaria antigedad acompaado de un boato litrgico muy solemne . Tambin en los prticos de las iglesias se hacan algunos ceremoniales enrelacin con los competentes o candidatos al bautismo.Otro ejemplo altamente ilustrativo de la sacralizacin de los espaciosmundanos lo constituyen las procesiones, cuyo carcter litrgico era aunms manifiesto en la antigedad que las que conocemos hoy en da al

    '' Cfr. C. GoDOY, El escenario arquitectnico de la celebracin de los concilios tiispano-visigodos, presentando al Congreso en conmemoracin del xiv Centenario del III Conciliode Toledo (589-1989) (en prensa).^ La ceremonia del lucernario tiene un origen tiierosolimitano. Cfr. J. R. BERNAL, Lecturas y oraciones en la Vigilia Pascual Hispnica, Hspanla Sacra, 17, (1964), pags. 283-347. Tambin J. FONTAINE, Posie et liturgie. Sur la symbolique criptique des luminaires,de Prudence Isidore de Seville, Eludes sur la posie latine tardive d'Ausone PrudenceRecuell de Travaux. Paris 1980, pgs. 184-212.

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    haber arraigado en la idiosincrasia etnolgica de los pueblos. En efecto,en las procesiones de la antigedad tarda, del periodo paleobizantino yde poca visigtica el carcter litrgico vena marcado por la presenciade cruces procesionales, los Evangelios y la Sagrada Eucarista simbolizando la presencia real de Cristo, adems de las reliquias de losmrtires '. Es un concepto religioso-litrgico de raz oriental conocido conel nombre de hetoimasia que cuaj rpidamente en el pars occidentis delImperio. En Hispania contamos con un texto muy instructivo sobre lassolemnidades procesionales en la ciudad de Mrida, las Vitas SanctorumPatrum Emeritensium ''.Por ltimo tendramos que delimitar la significacin de otro concepto,el del espacio religioso no litrgico. Se trata de ambientes situadosjunto a las baslicas, formando parte del mismo complejo eclesistico,pero utilizados para fines seculares. El ejemplo ms clarificador que senos ocurre es el del palacio episcopal cuya ubicacin suele ser prximaa la catedral. Debemos considerar tambin otras dependencias muchasveces yuxtapuestas a la misma iglesia dedicadas a actividades profanas de la propia parroquia como almacenes, bodegas, etc. Otro ejemplomuy ilustrativo es la localizacin prxima a la iglesia de salas de audiencia o recepcin dedicadas a funciones judiciales como las desempeadas

    por el obispo [episcopalis audientia), y que en los textos como hemosdemostrado recientemente se conoce con el nombre de secretarium ^.Todas estas actividades son de carcter religioso, pero no litrgico,por lo que determinan la funcionalidad de un espacio claramente diferenciado del espacio litrgico y que podemos definir como espacio religioso.

    Sabemos por e l canon 5 de l I I I Conc i l io de Braga de l 675 que era cos tumbre l levarlas re l iqu ias de los mrt i res en proces in en un arca a espaldas de los d iconos, reprobando l a p resunc in de muchos ob i spos que se l as co l gaban de l cue l l o ; De damnata prae-sumplione q uorundam episcoporum qui in festivitatibus martyrum ad ecclesiam procedentesappensis eolio reliquis ab albatis diaconibus in sellulis vehuntur, J . V I V ES , Concilios visigticos e hispano-romanos. B a r c e l o n a - M a d r i d , 1 9 6 3 , p g s . 3 7 7 - 3 7 8 ." Las descr ipc iones de las proces iones en las VSPE nos reve lan l a pompa y l a magn i f i cenc i a de l os ob i spos , comparndo los a l p rop io monarca , re fe r i ndose a Masona d i ce :Ita nimirum temporibus eius ditati sunt ut in diem sacratissimum paschae quum ad ecclesiam procederet, plurimi pueri clmides olosericas induentes coram eo quasi coram regeincederent et, quod his temporibus nullus poterat nullus praesum ebat, huius indumentisamicti ante eum debito deferentes obsequium pergerent VSPE , (V . 3 , 11-12) ed . J . GARV N .The Vitas sanctorum Patrum Eme ritensium, Wash ing ton 1946 , pg . 196 . La hetoimasiasupone la ent ron izac in de los Evangel ios , b ien sea sobre un t rono vac o o sobre e l mismoal tar; c fr. O. DEMUS, Byzantine Mosaic decoralion. Aspects of Monum ental Art in Byzantium,N e w R o c h e l l e - N u e v a Y o r k 1 9 7 6 .

    ' ' Supra, nota 5 .

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    La construccin de las baslicas cristianas de los primeros siglos si-gue unas pautas o patrones que responden a unas exigencias del culto,a unas necesidades litrgicas. Una simple revisin de los catlogos delas iglesias excavadas muestra, sin embargo, la gran heterogeneidadexistente en la distinta disposicin de los espacios litrgicos de estosedificios, heterogeneidad manifiesta no slo en la evolucin diacrnica deestas baslicas sino tambin entre las distintas reas geogrficas del orbecristiano. La explicacin a este fenmeno debe buscarse en las distintastradiciones seguidas por cada comunidad.En efecto, hablar de liturgia en relacin con la arquitectura cristianaresulta del todo incorrecto. Es ms propio el trmino tradiciones o usoslitrgicos, un plural mucho ms acorde con la realidad variopinta quepresentan los restos de los antiguos edificios de culto descubiertos hastanuestros das.Pero esta heterogeneidad en la disposicin de los espacios litrgicosde los restos arqueolgicos y de la cual inferimos la existencia de distin-tas necesidades del culto en la diversas zonas geogrficas exigenciascambiantes tambin con el paso de los aos se hace muy difcil de

    reseguir a travs de los textos escritos. La utilizacin arqueolgica de lostextos litrgicos es una tarea muy delicada que requiere un conocimientoprevio y una metodologa de trabajo especifica sobre la que vale la penaque nos detengamos.La liturgia, en todas sus tradiciones, est constituida por tres elemen-tos: esquemas de celebracin, textos u oraciones propiamente dichos yrbricas. Por norma general, diremos que las comunidades de los pri-meros aos de la era cristiana aun no haban establecido unos usos uordines especficos. Las frmulas litrgicas fueron apareciendo y gestn-dose con la extensin misma del cristianismo, primero con rituales bas-tante sencillos que fueron enriquecindose con el paso del tiempo.Grosso modo podemos decir que la organizacin del rito de la misa que,a grandes rasgos, coincide en todas las tradiciones litrgicas, es el nicoresto fsil de lo que debi ser el primer intento de sistematizacin litr-gica, como arquetipo o punto de partida del cual, en su evolucin, fuerondiversificndose las distintas familias litrgicas '.

    ' L. DucHESNE, Les origines du cuite clirtien. Etude sur la liturgie latine avant Char-lemagne. Pars 1898. T. KLAUSER. Petite histonre de la liturgie accidntale, Pars 1956. M,R iGUETTi, Historia de la Liturgia. Madrid 1955.

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    Qu tipo de informacin puede sustraer el arquelogo de los textoslitrgicos? Evidentemente todos aquellos datos que hagan referencia alas circunstancias de lugar donde se realizaba el culto, bien sea poralusiones directas a las formas o distribuciones espaciales, bien sea porreferencias indirectas sobre la disposicin de los celebrantes y de losfieles que nos puedan llevar a inferir la estructura espacial del escenariodonde tenan lugar las ceremonias.

    De los tres elementos constitutivos de la liturgia, el que ms se ajustaa estas necesidades, a esta perspectiva arqueolgica, es el cuerpo de lasrbricas. Las rbricas concretan el ceremonial externo que han de seguirlos ministros del culto: los gestos, los desplazamientos y las procesiones,un guin ms o menos completo con numerosas bases para hacernos unaidea del cuadro escnico donde se desarrollaba el culto " .

    Para la utilizacin del cuerpo de las rbricas debemos hacer, sinembargo, un llamamiento a la prudencia. Este es el elemento de la liturgia ms flexible y sujeto a cambios de los tres, por estar ms a manodel oficiante, al toque personal de cada uno de ellos y a las modas. Estambin el cuerpo de las rbricas el ms tardo, siendo normalmenteescrito en el momento en que un rito litrgico, surgiendo de la iglesia quelo haba creado, se impona en otra iglesia por razones de orden polticoo eclesistico. Esto quiere decir que podemos tener un texto de unaantigedad extraordinaria cuyas rbricas lo que realmente nos interesaa la hora de interpretar la funcionalidad espacial de los monumentoshayan ido renovndose en una adaptacin a las nuevas costumbres y alos nuevos espacios dedicados al culto.

    Los liturgistas admiten en general que los ordines ms antiguos detodas las tradiciones litrgicas son los correspondientes a las grandessolemnidades como Navidad, Epifana, Pascua y Pentecosts, y, en particular aquellas que contemplan un oficio vespertino y nocturno, sobretodo, la vigilia pascual ^^ Este hecho tiene una explicacin lgica: sonfestividades que solamente se celebran una vez al ao, por lo que, yadesde el momento en que se inici la sistematizacin de sus ceremoniasy formularios, se hizo inminente la necesidad de ponerlos por escrito en

    " M. S. GROS, "Utilitzaci arqueolgica de la liturgia hispana. Possibilitats i lmits, //Reuni d'Arqueologia Cristiana Hispnica. (Montserrat, 1978), Barcelona 1982, og. 147-167.'^ La vigilia pascual es un oficio nocturno de una gran antigedad, sus lecturas contienen todo el contenido litrglco-sacramental de la iconografa paleocristiana; cfr. A. G. MARTiMORT. "L' iconographiie des catecombes et la catchse antige, Rivista di ArcheologiaCristiana, 25, (1949), pgs. 105-114. Cfr. tambin J. BERNAL, articulo citado.

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    libelli que eran entregados a los responsables de las parroquias. No solola celebracin anual de estas festividades llev a la cristalizacin escritade estos ordines, sino que la complejidad ritual de estas grandes ceremonias la hacia imprescindible. Este es el caso, por ejemplo, de la vigiliasolemne de Pascua, en la que, adems de celebrarse la resurreccin denuestro Seor Jesucristo, tena lugar la admisin de nuevos miembros enla comunidad a travs de los sacramentos de la iniciacin cristiana: elbautismo, la confirmacin y la primera comunin, todo ello acompaadode una gran solemnidad ritual '*.

    La evolucin de los ordines l itrgicos es una evolucin orgnica,crece y se desenvuelve sobre unos modelos preexistentes. Su elaboracin se efecta a menudo con centones, pedazos o fragmentos de unlado y de otro que llevan a nuevas frmulas, aadidos, etc. Su desarrolloes comparable al del derecrio, donde, a un fondo antiguo legislativo, sevan aadiendo nuevas normativas, adaptndose a las necesidades decada poca '^ El resultado final es la suma de aportaciones diacrnicasque configuran el grueso del cuerpo legal. Para desgajar y poder dataresas leyes es necesario ser un especialista en el derecho de las diferentes pocas. De igual manera, para diferenciar la antigedad de los rituales litrgicos, se requiere una preparacin en la materia, propia de losliturgistas.

    Cabe tener en cuenta, adems, que los vehculos de transmisin delas tradiciones litrgicas antiguas son muy tardos, generalmente carolin-gios y medievales. Estos corpora como ya hemos sealado no diferencian las partes antiguas de las ms modernas, sino que constituyen,en la mayora de los casos, una recopilacin de los libelli de las diferentes festividades, suprimiendo aquello que encontraban obsoleto y aadiendo lo necesario para obtener un ordo renovado que garantizara lavalidez en el momento en que se llevaba a cabo esta recompilacin.El lector se preguntar desconcertado; cules son entonces los criterios para dilucidar la antigedad de los ritos en unos textos litrgicoscontenidos en manuscritos medievales?

    '-' C. GoDOY, Baptisterios hispnicos: Arqueologa y Liturgia, Tesis de Licenciatura, Universidad de Barcelona. 1985. A. HAMMAN, El Bautismo y la Confirmacin, Barcelona 1982." Para esta cuestin cfr. la obra indispens able de J. FONTAINE, Isidore de Sville et laculture classique dans l'Espagne Wisigothique, Pars 1955; M . C. DAZ Y DAZ, La culturade la Espaa Visigtica del siglo Vil, V Sett. Stud. Alt. Medioev., Spoleto 1958, pg. 813-844.

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    Esta tarea permtasenos la comparacin es comparable a la deuna excavacin arqueolgica. Los estratos constituyen las diferentesaportaciones temporales a la configuracin final casi siempre medie-val del ordo. Pero, a diferencia de la arqueologa, la liturgia no cuentacon esos vestigios materiales bien sistematizados que permiten al buenexcavador efectuar un estudio evolutivo del yacimiento en el que trabaja,sino que todos los elementos se hallan sobre el mismo plano.

    La metodologa de trabajo que proponemos el nico sistema quecreemos sensato para la datacin de esos estratos antiguos de lastradiciones litrgicas es la comparacin con testimonios escritos bien fe-chados, bien sean de carcter patristico o de legislacin conciliar. Lanica manera correcta y segura de datar los rituales contenidos en unmanuscrito litrgico es encontrar un texto de algn Padre de la Iglesia ode algn concilio que nos permita retrollevar la celebracin de ese ritualen un espacio litrgico concreto a los primeros siglos del cristia-nismo, contemporizando de esta manera los monumentos y los textos, laarquitectura y la liturgia '^.

    Hasta qu punto resulta vlido este mtodo de datacin? Somosconscientes de que el sistema presenta sus ventajas y sus inconvenien-tes. Como ventaja ms destacable cabe resaltar la absoluta seguridadque ofrece al compararlo con testimonios escritos bien fechados a la horade reconstruir los arquetipos de las antiguas ceremonias litrgicas.Frente a esto son, sin embargo, muchos los inconvenientes con iosque nos encontramos. En primer lugar, habremos de tener en cuenta elfactor del azar. Cabe la posibilidad de que un ritual contenido en un textolitrgico medieval se realizara ya en poca antigua, pero que, al no haberllamado la atencin de ningn escritor antiguo ni haber sido causa delitigio en ninguna asamblea conciliar, sea muy difcil demostrar el ar-casmo de este uso. Poco puede hacerse a este respecto desde un puntode vista estrictamente cientfico. Pero aqu puede entrar en juego la intui-cin, cosa que no tiene por qu ser necesariamente perjudicial. La cons-tatacin arqueolgica, por ejemplo, de algunas instalaciones de espacioslitrgicos especficos para la realizacin de determinados rituales de loscuales no tengamos prueba escrita alguna de su antigedad puedeconsiderarse como argumento suficiente para demostrar la coetaneidaddel rito con los restos monumentales, siempre y cuando stos estn bien

    ' '^ Queremos agradecer desde aqui las enseanzas que M. S. Gros nos ha ofrecido enla Facultad de Teologa de Barcelona para elaborar esta metodologa de trabajo con lostextos litrgicos y los monumentos.

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    fechados arqueolgicamente. De esta manera la arqueologa puede, eneste aspecto, auxiliar las diferencias de la liturgia, afianzando la interre-lacin interdisciplinar de dos ciencias que interrogan un mismo sujeto.

    Tampoco puede olvidarse otro inconveniente importante de este procedimiento que proponemos consecuencia tambin del azar en estareflexin sobre arquitectura cristiana y liturgia. Realmente las tradicioneslitrgicas que se han preservado hasta nuestros das hacen justicia a losparticularismos de las distintas comunidades, de las que se nos han conservado, por contra, los restos de unas iglesias con una personalidadpropia? Hay que tener en cuenta que, por motivos de poltica eclesisticay de prestigio, muchos de los usos particulares de comunidades minoritarias, que desarrollaron en su tiempo una edilicia cultural propia, fueronengullidos por las grandes tradiciones litrgicas. Los dos ejemplos tpicosde imposicin de usos litrgicos son el de la liturgia bizantina y el de laliturgia romana * . A estas imposiciones sucede, como es lgico, la prdida de las costumbres litrgicas propias y anteriores, y, en algunos casos, la desaparicin tambin de los libros que contemplaban estosordines, o la mezcla de las dos tradiciones.

    Este hecho es de una trascendental importancia para la arqueologapor cuanto podemos encontrar zonas con iglesias que presenten unascaractersticas especficas que permitan individualizarlas por grupos; pero,por el contrario, que no contemos con ningn testimonio escrito que noslleve a la reconstruccin de esas antiguas costumbres rituales para lainterpretacin de esos ambientes litrgicos. En todo caso el historiadorsabr como valorar estos argumentos ex silentio.

    Por lo que se refiere a las rbricas, son precisamente stas las mssusceptibles de contaminarse de estas tradiciones litrgicas y, comoquiera que son los elementos ms tiles para la interpretacin funcionalde los restos arqueolgicos por ser prolijas en alusiones espaciales,queremos reiterar de nuevo un llamamiento a la prudencia ".

    Todas estas reflexiones y planteamientos no pueden quedarse almargen de ningn estudio que pretenda cotejar los restos monumentalesde la antigua arquitectura cristiana con los testimonios escritos de lastradiciones litrgicas.

    " Para esta cues tin, cfr. las obras de L. DUCHESNE y T. KLAUSER, citadas." Lgicame nte las rbricas, al describir el desarrollo fsico de las cerem onias, se adaptan rpidamente a los nuevos escenarios litrgicos y, por lo tanto, al espacio interno de labaslica.

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    Vamos a realizar ahora un periplo por las antiguas tierras del imperiooccidental, detenindonos en los pormenores de la adecuacin de losdiferentes ordines litrgicos con los restos de las baslicas de cada unade sus provincias.

    TRADICIONES OCCIDENTALES

    A) fricaEl territorio que configuraba las antiguas provincias romanas defrica del Norte ha obsequiado a la arqueologa con un extenso nmerode restos monumentales de diversas pocas: fnico-pnica, romana ytambin cristiana. La cantidad de complejos eclesisticos exhumados enfrica del Norte supera con mucho el resto de las provincias eclesisticasdel occidente mediterrneo (alrededor de 300 baslicas, segn cmputoreciente de Isabelle Guy '"). Este hecho no debe interpretarse como sm

    bolo de una extraordinaria riqueza de estas provincias africanas en comparacin con el resto del territorio de la pars occidentis del Imperio, sinocomo fruto del azar que, en este caso, ha desafiado a los avatares delpaso del tiempo.Tambin existe una explicacin lgica a esta excepcional preservacin de ios restos arquitectnicos romanos y tardorromanos en frica delNorte. La ocupacin romana de estas provincias cuya poblacin era ensu mayora nmada supuso la creacin y transposicin de una red

    urbana, inexistente hasta entonces, creando ciudades de nueva planta '^.La llegada del Islam a estos territorios tambin con una civilizacinurbana conserv algunos de estos ncleos urbanos, pero la mayorafueron abandonados y despoblados hasta nuestros das. La ausencia decontinuidad en la ocupacin de esas ciudades ha favorecido que se conservaran casi intactas hasta hoy, sufriendo nicamente la degradacin

    '" En su tesis doctoral defendida en la Sorbonne, (Paris IV), bajo la direccin deN. Duval, que publicar prximamente." P. A. FEVRIER, Notes sur le dveloppement urbain en Afrique du Nord. Les exem-ples compares de Djemlla et de Stif, Cahiers Archologiques. (1964), pgs, 1-47. J.LASSUS, Adaptation de l 'Afrlque lurbanlsme romain, VIII Congrs International d'Archo-logie Classique, Pars 1965, pg. 245-259.

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    que cualquier monumento en ruinas padece al ser utilizado como canterade piedras.Por desgracia, este ingente nmero de monumentos favorece mslos intereses de los ministerios de turismo de estos pases que a lasnecesidades de la ciencia arqueolgica. En efecto, no podemos decir queen este caso la calidad del conocimiento arqueolgico pueda equipararsea la cantidad.La mayora de las excavaciones de esta zona se efectuaron haceaos, sin tener en cuenta las ventajas que ofrecen hoy en da las nuevastecnologas aplicadas a una buena metodologa arqueolgica. Cabe des

    tacar, sin embargo, la importancia del papel desempeado por las misiones francesas e italianas en estas tierras que primero fueron colonias yluego protectorados ^. A pesar de todo, hoy en da, se llevan a cabobuenas excavaciones en algunos yacimientos, entre los que cabe destacar por su seriedad la labor de la Universidad de Michigan en Car-tago, por ejemplo ^'.Todo esto nos presenta una realidad arqueolgica bastante desoladora por lo general y salvo algunas excepciones en lo que conciernea la datacin de la construccin y evolucin de estas iglesias africanas.

    La decepcin es tanto mayor cunto la mayora de estas baslicas presentan interesantes remodelaciones en sus espacios litrgicos, cambiosque en su mayor parte no han podido ser fechados cientficamente. Algunos autores han puesto en relacin esas reformas con la imposicinde un nuevo rito litrgico en estas provincias, imposicin que han identificado con la llegada de los bizantinos en tiempos de Justiniano ^^. Se hade ser extremadamente prudente, sobre todo, cuando no tenemos certeza alguna del momento en que se hicieron tales reformas y ms auncuando se desconocen las particularidades del rito bizantino-africano demediados del siglo vi y se ignora casi por completo en qu consistan losordines africanos anteriores al desembarco justinianeo.

    " Cabe destacar las intervencione s france sas en Tnez y Arge lia y las italianas enL ib ia . ' Los trabajos de excavacin efectuados por la Universidad de Micfiigan en Cartagose ven complementados por la publicacin de sus trabajos en una sene de monografas,entre el Institu d'Archologie et d'Art tunecino, las American schools of Oriental Researchy la propia Universidad de Micfigan. N. DuvAL, Sbeitla.., obra citada. La llegada de los bizantinos al norte de frica fueuna ocupacin militar. El ejrcito debia acompaarse de capellanes castrenses y las baslicas construidas para seguir el rito bizantino deban ser contadisimas, como la del praesi-dium de Timgad.

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    S, este es el drama de las provincias africanas. Todo lo generosoque ha sido el destino en la conservacin de sus monumentos ha sidoparco en la preservacin de sus tradiciones litrgicas. Primero la llegadade los vndalos, despus la de los bizantinos y finalmente la conquistarabe del frica del Norte llev a una extrema inestabilidad a la iglesiade estas provincias, con numerosas huidas y exilios, tanto de personajesilustres, como de comunidades monsticas enteras. Sea por este motivoo por otros, el caso es que no se nos han conservado los libros litrgicosde la tradicin africana, quizs extraviados en tales huidas o finalmentediluidos entre los ordines de las provincias eclesisticas vecinas ^*.

    Tan solo nos ha llegado los restos muy fragmentarios de un salterioy fragmentos de un leccionario de la misa y de un antifonario todos yadel siglo ix que no resultan de gran utilidad para la interpretacin de lafuncionalidad de los espacios litrgicos de las baslicas africanas ^^ Losnicos textos escritos que pueden servirnos para este propsito son lasobras de los Padres de la Iglesia afhcana, entre los que cabe destacar aTertuliano, Cipriano y San Agustn, teniendo en cuenta la distancia cronolgica que separa sus testimonios para poder efectuar esa sincronizacin entre stos y los monumentos. Contamos tambin con una coleccinimportante de concilios eclesisticos de estas provincias con abundantesreferencias a los usos y espacios litrgicos. Eso es todo.B) Gallas

    La riqueza monumental de las Gallas no puede equipararse ni conmuchos a la de las tierras africanas, pero sin duda debi de ser de unaimportancia nada desdeable a juzgar por la situacin de la prefecturadel pretorio en Arles. A pesar de no ser muy numerosos los yacimientosde poca paleocristiana, merovingia y franca, el vecino territorio francscuenta con bastantes excavaciones urbanas de antiguos edificios deculto, cosa que la distingue de otras provincias occidentales ^^ Cabe des-

    " Leovigildo acogi a clrigos catlicos africanos, com o el abad Nanctus a quien proporcion tierras para que instalara su comunidad (VSPE, III, 2, ed. J. GARVN, obra citada,pg, 156-157), o el abad Donatus que fund el Monasterium Seruilanum entre el 560 y el570 (Ildefonso DE TOLEDO, Lber de Vins illustnbus. IV , PL 96, col. 200),-^ Para la liturgia africana, cfr. K. GAMBER, Cdices litugici latini antiquiores. Freiburg,1968, pgs. 29-55. W. C. BISHOP, Tfie African Rite, Journal of Theological Studies. 13 ,(1911-12), pags. 250-277.^' Destacan las ciudades de Arles, M arsella. Lyon, Grenob le, V ienne, etc.

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    tacar, en este sentido, la reciente publicacin de un estudio realizado porun macroequipo sobre la topografa cristiana de las Galias en el que seha realizado un esfuerzo por adecuar y complementar los restos arqueolgicos con las fuentes escritas ^^ .Para lo que aqu nos interesa, de la interpretacin de los espacioslitrgicos de las iglesias de las Galias, disponemos de documentacinpropia sobre el rito galicano, cuya peculiaridad requiere que nos detengamos un momento.El rito galicano fue adquiriendo una personalidad propia desde losmismos albores del cristianismo. Sabemos, por Ireneo de Lyon, de laexistencia de comunidades perfectamente organizadas a mediados del

    siglo II, en los que se ha podido rastrear una cierta influencia oriental ^ \Este influjo de las liturgias que se iban formando en el este del imperiono desapareci con el paso del tiempo, sino que, ms bien al contrario,este contacto fue considerable durante finales del siglo iv y la primeramitad del siglo v. A partir de l 450 estas relaciones con el otro extrem odel Mediterrneo, precisamente durante el control vndalo del frica delNorte contrariamente a como siempre se haba credo, se incrementaron notoriamente, empezndose a apagar a partir del primer deceniodel siglo vi para acabar desapareciendo casi por completo con la ingerencia justinianea de la renouatio imperii en Occidente. A esta conclusin seha llegado no slo por el estudio de los contactos eclesisticos, sinotambin por estudios en relacin con el comercio y la cermica, as comotambin por la investigacin de la circulacin monetaria ^^

    El conocimiento que tenemos de la liturgia galicana es, sin embargo,muy fragmentario. Su temprana erradicacin como consecuencia de lapoltica eclesistica de Garlomagno y de Alcuino de York, y la imposicinde la liturgia romana en torno al 800 provoc en unos casos su prdidatotal y en otros un curioso sincretismo de usos litrgicos que dio lugar alrito conocido con el nombre de romano-franco ^^. Este ltimo rito puede

    '^ La Topographie des cils de la Gaule des origines a la fin du Vil sicle, Centre deRecherche sur l'Antlquit Tardive et le Moyen Age, Pars 1975-1986." Cfr. P. F. BEATRICE, La lavanda del piedi. Contributo alia storia delle anliche lilurgiecristiane, Roma 1983. Cfr. las contribuciones de J. M. GURT-T. MAROT, Models de circulado monetaria a lesBalears (Pollentia i Fornells: una qesti arqueolgica): F. TUSET, Les cermiques fines deFornells en el context de la Mediterrnia Occidental: y C. GODOY, El sincretismo litrgicooriental en la Galla mediterrnea durante los siglos v y vi, a la 111 Reuni d'ArqueologiaCristiana Hispnica (Mahn, septiembre de 1988), en prensa." L. DuCHESNE, Origines du cuite cfirtien, obra citada, pg. 208 y ss. M. RIGHETTI,

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    presentar algunos ceremoniales arcaicos estratificados que, para poderlos datar con seguridad, no nos queda ms remedio que recurrir a testimonios patrsticos o conciliares que permitan retrasar su datacin, la cual,como hemos sealado, ha de considerarse hacia el 800.

    Otro camino para poder individualizar esos usos antiguos que constituyen el rito galicano puede ser el conocer perfectamente la tradicinromana cosa que es posible, como veremos en el momento de suimposicin en las Galias en poca carolingia. De esta manera, por comparacin, puede excluirse todo lo romano y delimitar los usos especialmente arcaicos. Esta va es, no obstante, un tanto peligrosa por cuantopudieron existir rituales anlogos en una y otra provincia eclesistica, enpoca tardorromana o franca, cosa que slo podremos demostrar a travs de la patrstica y la legislacin conciliar ^.

    En cuanto a los libros litrgicos conservados del rito galicano contamos con los restos muy fragmentarios de un sacramentario, el conocidocomo Sacramentario de Munich, fechable, segn los especialistas ca. el650. Su parquedad en rbricas hace que este manuscrito no nos sea degran utilidad para la interpretacin arqueolgica de los espacioslitrgicos ^'.

    Disponemos asimismo de dos misales del rito galicano el MissaleGallicanum Vetus y el Missale Gothicum y de un leccionario, el Leccio-nario de Luxeil. El Misal de Bobbio contiene una mezcla del rito galicano-romano y que puede ponerse en relacin con la llegada de San Colum-bano y sus monjes al norte de Italia. Las rbricas de estas fuentes litrgicas deben fecharse con prudencia por comparacin con textos bienfechados ^^

    i-listona de la Liturgia, vol. I, Madrid 1955, pgs. 137-160, A. A. KING, Liturgies anciennes.Pars 196 1.* L. DuCHESNE, obra citad a, pg . 208 y ss ." A. DOLD-L. EIZENHOFER, Das Irische Palimsestsakramentar im CLM 14429 der Slaats-bibliothek Mnchen. Beuron 1964. Cfr. tambin las interesantes aportaciones de M. S. GROS,Notes sobre les oracions "Post nomina recitata" i 'Collectio sequitur' del sacramentarigal i lea CLM Mnchen 14429, Revista Catalana de Teologa, 9 (1984), pags. 103-115; yNotes sobre les dues collectes Post secreta del sacramentari gali lea Mnchen CLM14429, Revista Catalana de Teologa, 10, (1985), pgs. 369-376; y El "Qui pridie" delsacramentari gail ic Mnchen CLM 14429, Revista Catalana de Teologa, 13 (1988), pgs.371-385.^ ' K . GAMBER, Cdices Liturgia Latini Antiquiores, vol. I, Freiburg 1968, pgs, 162-163.L, C. MoHLBERG,, Missale Gallicanum Vetus, Roma, 1958. L. C. MOHLBERG, Missale Gothicum, Roma 1961. E. A. LOW E, The Bobbio Mssal. A Gallican Mass-Book (Ms. Pars, lat.13246), Londres 1920.

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    Otra obra que ha desafiado el paso de los siglos y que no constituyeun libro litrgico, sino un tratado sobre liturgia galicana es la ExpositioBreuis Antiquae Liturgicae Gallicanae, la cual ha suscitado una fuerte polmica entre los estudiosos de la liturgia. Esta obra, atribuida al Pseudo Ger-main de Pars, se habia considerado siempre del siglo vi. Los estudios deWilmart despertaron una controversia no slo en torno a la autora de esteprelado parisino del siglo vi, sino tambin sobre cul fue la regin galicanay el momento en el que se llev a cabo este compendio. Quasten, porejemplo, hace depender esta compilacin de Hispania, apoyndose en lasconclusiones obtenidas por Wilmart de que el autor de este tratado utilizel De eccles iasticis officciis de Isidoro de Sevilla obra que vio la luz haciael 620 por lo que habra que retardar la cronologa de la Expositio afinales del siglo vii o principios del siglo viii ^l

    El carcter descriptivo de la Expositio Breuis aporta una gran cantidadde detalles sobre los antiguos rituales y la ceremoniosidad de sus celebraciones en las iglesias. A pesar de esto, aconsejamos una gran prudenciaen la utilizacin de este tratado, tanto ms cuando los especialistas no seponen de acuerdo ni en su lugar de origen ni en su datacin.Afortunadamente en las Gallas se ha preservado una ingente colec

    cin de obras hagiogrficas y patrsticas, produccin literaria que las hacedespuntar por encima de otras provincias eclesisticas occidentales. Sinnimo de entrar en detalles, mencionaremos la obra de Cesreo de Arlescon una importante coleccin homilitica, entre otros escritos, que resultan altamente ilustrativos, no slo para la ubicacin topogrfica de lasiglesias de Arles, sino tambin para la interpretacin de los espacioslitrgicos ^\ Tampoco resulta desdeable la obra de Gregorio de Tours,de mediados del siglo vi, muy rica en la descripcin de los escenarios de

    ^ Expositio Breuis Antiquae Liturgiae Gallicanae. El primero que edit este texto fueE. MARTENE, Thesaurus novus anecdotarum. V, Paris 1717, pgs. 91-100. MIGNE copi estaedicin en el volumen 72, cois. 83-98 de su Patrologa Latina. Otra edicin critica es la deJ. QUASTEN, Expositio antiquae liturgiae Gallicanae Germano Parisiensi ascripta, M nster1934. A. WILMART, Germain de Paris (letlres atribues a Saint), DACL. VI 1, col. 1102. J .B. THIBAUT, L'ancienne liturgie gallicane, son origine et sa formation en Provence, Paris1929, pgs 23-75. J. QUASTEN, Oriental influence in ttne Gallican Liturgy. Traditio. 1,(1943), pgs. 55-78.^ Para Cesreo de Arles, G. MORIN (ed.), Sancti Caesarii arelatensis opera varia. Epis-tulae, Conc ilia, Reg ulae mona sticae. opusc ula theologica, testam entum. Vita ab eius familia-ribus conscripta, M aretioli 1942. G. MORIN (ed.), Sacti Caesari Arelatensis sermones, CorpusChristianorum, series latina, 103-104 , Turnholt 1953. Cfr. tambin H . G. J . BECK, The Pastoral care of Souls in Soutti-East France during the sixth Century, R oma 1950; y C. F.ARNOLD, Caesarius von Arlate und die gallische Kirche seiner Zeit, Leipzig 1894.

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    las iglesias turonenses ^^. Igualmente tiles resultan los relatos hagiogr-ficos de poca merovingia y franca .Las Galias cuentan tambin con una importante legislacin conciliar,una coleccin conciliar de snodos eclesisticos que se iniciaron en el314 y mantienen una continuidad admirable hasta bien entrado el

    siglo VI I I ^ ' .Patrstica y legislacin conciliar nos ofrecen unos datos seguros parala datacin de algunos usos litrgicos, puntos de referencia imprescindibles para reconstruir los ordines arcaicos de las antiguas liturgias galica

    nas.

    C) MilnPor lo que se refiere el caso milanos, debemos tener en cuenta, antetodo, la importancia poltica que desempe esta ciudad durante la segunda mitad del siglo iv. Miln fue la capital del Imperio y un bastin dela fe ortodoxa en Occidente frente a los avatares de la controversia entrearranos y catlicos que agitaron esta poca postconstantiniana. Cabe

    destacar, en este sentido, la labor de San Ambrosio, prelado de la sedemilanesa, quien jug una influencia decisiva en el edicto que convirti alcatolicismo niceno en la religin oficial del estado romano, promulgadopor Teodosio en el 380 ^^La tradicin atribuye a la brillante figura de San Ambrosio una granactividad en la produccin de obras de carcter litrgico. En los tratadosque se nos han conservado de este Padre de la Iglesia occidental sepuede percibir el marcado carcter sacramental, al igual que la existencia

    ^* Para Gregorio de Tours, cfr. Gregorii Episcopi Turonensis libri Historiarum X, Ed. B.KRUSCH, W . LEVISON. MGH, Scriptores rerum Merovingicarum, t. I, pars I, H annnover 1951.Gregorii Episcopi Turonensis Miracula et opera minora, ed. B. KRUSCH, MGH. Scriptoresrerum Merovingicarum, t. I, pars II, H annover 1959. Cfr. tambin la obra de L. PIETRI, Laville de Tours du IV au VI sicle, nafissance d'une cit chrtienne, Roma 1983.^ La vida de los santos cuenta con una buena edicin de B. KRUSCH, Passiones vitae-que sanctorum aevi Merovingici, MGH, Scriptores rerum Merovingicarum, H annover 1902,(reimpr. anst., 1977). Cfr. Tambin B. BECK, Annotationes ad lextus quosdam litrgicos etvitis Sanctorum aevi Merovingici Selectos, Roma 1939." Concilla Galliae, ed. C. MUNIER, Corpus Christianorum, series latina, 148 y 148 A,Turntiolt 1963. Cfr. C. DE CLERCQ, La lgislation religieuse tranque de Clovis a Charlemagne(507-814). Lovaina-Paris 1936.^ G. TRAVERSI, Architettura Paleocristiana Milanese, Miln 1964.

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    de unos formularios y rituales bastante desarrollados. De hecho, la pocade San Ambrosio es un perodo crucial en la cristalizacin de los ordinesde la mayora de las tradiciones occidentales, sin descartar, claro est,un desarrollo y enriquecimiento posteriores ^^.

    La liturgia milanesa tuvo al parecer una identidad propia que la distingua del resto de los usos occidentales. En tiempos de Ambrosio como lmismo nos explica en Miln se realizaban ritos muy diferentes que losque se practicaban en Roma, conscientemente, siguiendo su propiatradicin '. Sin embargo, la influencia romana se dej sentir muy pronto enlos usos milaneses que fueron romanizndose poco a poco ^'.Los compiladores medievales de los ordines arcaicos llamaban aesta tradicin liturgia ambrosiana, atribuyendo su codificacin a SanAmbrosio. Esto no quiere decir que la liturgia milanesa sea obligatoriamente obra de este santo, sino que estas atribuciones quiz se hicieronpor motivos de prestigio.En el siglo x la liturgia rom ana se impuso en M iln, princ ipalmenteen los esquem as de la celebrac in eucarstica ' . De esta poca datanprecisamente las principales recopilaciones, pero hemos de contar queson versiones muy contaminadas ya por la tradicin romana. En cualquier

    caso, la principal prueba del arcasmo de ciertos usos nos la ha de darla patrstica principalmente las obras de San Ambrosio, aunque hayque considerar que seguramente el destino ha hecho que se perdieranmuchas de ellas o de otros autores contemporneos. Tambin cabe laposibilidad de analizar las tradiciones antiguas romanas bien dotadaspara delimitar las prcticas arcaicas por comparacin y, si aparecen, llegar a la conclusin de su ambivalencia para el rito milans y el romano.El libro litrgico principal de la liturgia milanesa es el Beroldus sive

    ecclesiae Ambrosianae Mediolanensis Kalendarium et Ordines, editado

    ^' San Am brosio cuenta con una ingente obra litrgico-sa cram ental, cfr B. BOTTE, Am-broise de Miln: Des Sacraments. Des Mystres, C. 25 bis, Paris 1961.*- San Ambrosio adviene de la divergencia de costumbres entre Miln y Roma, refie-rindose al rito del lavatorio de pies despus del bautismo y reafirmndose tambin: Deseoseguir en todo a la Iglesia romana dice, pero, con todo, nosotros tambin tenemoscapacidad de discernir, San Ambrosio, La iniciacin cristiana, trad. de C. BASEVI, Madrid1977, pgs. 7 0 - 7 1 .'" Hacia el siglo vi, con la reforma del Pa pa Ge lasio, ta de datarse la primera rom anizacin de la liturgia milanesa. La segunda romanizacin se fecha en torno al ao 800, conla reforma carolingia, una influencia de la liturgia de la Santa Sede que se difunde a travsde la Iglesia carolingia." A partir del siglo x, se abandonan los usos propios milaneses y se impone la liturgiaromana por razones de prestigio y poltica eclesistica.

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    por M. Magistretti con manuscritos del siglo xii ^ ^ . Contamos tambin conuna obra narrativo-histrica del siglo xi de Landulfus Snior (1070-1100)titulada Historia Mediolanensis, con abundantes referencias a las iglesiasy las viejas costumbres litrgicas de tipo histrico, hemos de pensar queseguramente Landulfus tuvo acceso a un tipo de documentacin que noha llegado hasta nuestros das '"'.

    Por lo que se refiere a las excavaciones arqueolgicas en la sedede Miln y en el territorio de su dicesis, cabe destacar las realizadas enla catedral y su baptisterio, dirigidas por M. Mirabella Roberti, aunque elestudio completo del conjunto es aun fragmentario ' '^ No m enos meritorios son los trabajos de P. Testini cuyas intervenciones no se han limitado nicam ente al territorio milanos '" . Sin querer desm erecer el rigorcientfico con que se llevaron a cabo estas excavaciones, tenemos quedecir que siguiendo la tnica general propia de la arqueologa cristianaa la que ya hemos aludido ms arriba pocas veces se tuvo en cuentala datacin de estos edificios siguiendo la secuencia estratigrfica de losmateriales cermicos.Unas veces por falta de estos materiales y otras por el desconocimiento del rigor metodolgico la mayora de estas excavaciones se

    efectuaron recin acabada la Segunda Guerra mundial, el caso es quedesconocemos a menudo la datacin o la evolucin cronolgica de estasbaslicas. Algunas veces incluso se han utilizado criterios de datacinpor paralelismo, es decir, aplicndole la fecha de otro edificio con estructuras anlogas, fechado con ms o menos precisin cientfica. Esteprocedimiento de estudio evolutivo del cual la arqueologa cristiana hahecho ciertamente un abuso descuida en muchas ocasiones la proximidad o la lejana geogrfica y mucho menos llega a apreciaciones crticas sobre si un tipo de estructura litrgica pudo o no imponersecoetneamente en zonas bien distantes del orbe cristiano. De igual manera, este sistema no contempla, por norma general, las particularidades

    " M. MAGISTRETTI, Beroldus sive ecclesiae Ambrosianae Mediolanensis Kalendahum elOrdines (saec. XII), Miln 1894 (reimpr. anst., Westmead 1968)." LANDULFUS SNIOR, Histona Mediolanensis, PL, 147, cois. 803-954."' M. MRASELA ROBERTI, La Cattedrale antica di Milano e i l suo B attistero, Arte Lom-barda, 8, (1965 ), p gs. 7 7-98 ; 11 battistero a ntico di M ilano, VI CIAC, Roma 1965, pgs.706-707; Edilizia e architettura ambrosiana a Milano, XXV Corso di Cultura sull' arteRavennate e Bizantina, Ravena 1978, pgs. 191-210."" P. TESTINI, Paolino e le construzioni di Cimitile (ola). Basiliche o lombe privilegate? L'Inhumation pnvilegie du IV au VIII sicle en Occident, (Crteil 1984), Pars 1986,pgs. 213-220.

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    que , tanto en la edilicia como en los rituales litrgicos, pudieron caracterizar a ciertas comunidades.Por lo tanto, en el momento de cotejar los textos con los monumentos, debern tenerse en cuenta estas aprec iac iones cr t icas que puedenpor lo menos darnos una idea del margen de error en el que podemosincurrir, al t iempo que nos harn tomar conciencia del t ipo de datos conlos que estamos trabajando.

    D) Roma

    En lo que respecta a la c iudad e terna, fue aqu prec isamente dondela arqueologa cristiana empez a suscitar un cierto inters entre los crculos eclesisticos, primero, y luego entre el resto de los especialistas.

    La r iqueza monumental de Roma, con sus fastuosos restos arqueolgicos, haba sido desde siempre foco de admiracin por la antigua capital del Imperio. El descubrimiento de las catacumbas dio a conocer almundo, la historia del cristianismo de los primeros siglos, de la mano deDe Rossi, quien cont con el apoyo y mecenazgo del Vaticano para llevara cabo sus investigaciones "^

    Pero la riqueza monumental de la Roma paleocristiana no se limitabanicamente a sus cementer ios subterrneos. Efect ivamente, su capital idad propici otrora que fuera objeto de un programa constructivo importante, favorecido directamente por la familia imperial de Constantino,programa edilicio que tuvo tambin otros centros como Constantinopla, la Nova Roma y Tierra Santa "'*.La ingente cantidad de baslicas construidas, al parecer, bajo losauspicios de la familia imperial constantiniana suscit el inters de arquelogos e historiadores de la arquitectura como Bovini y Krautheimer.Este ltimo realiz un corpus de las baslicas de Roma, la mayora de lascu ales fu e ron obje to de e xcavacione s antiguas '' .

    "' G. B, DE ROSSI, La Roma sotterranea cristiana, Roma 1864-1877; Inscriptiones chris-tianae urbis Romae sptimo saeculo antiquiores, Roma 1861-1888; Piante icnografique eprospettiche di Roma antehon al seclo XVt, Roma 1879."" R, KRAUTHEIMER, Arquitectura Paleocristiana y Bizantina, M adrid 1981." R. KRAUTHEIMER y otros, Corpus Basil icarum Christianarum Romae, Ciudad del Vaticano 1939 y ss. G. BOVINI, Edifici di culto d'et constantiniana a Roma, Bologna 1968.

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    Otro importante acontecimiento en la vida de la arqueologa cristianade Roma fueron los trabajos de excavacin efectuados en San Pedro delVaticano. Los trabajos, directamente propiciados y sufragados por la curiapapal durante el pontificado de Pi XII, fueron dirigidos por MonseorKirscfi con el propsito de hallar los restos del martyhum de San Pedro,con una clara intencionalidad de propaganda poltica para la sedevaticana ^'\

    La investigacin arqueolgica tropieza con una gran dificultad en lasiglesias romanas. En primer lugar hemos de tener en cuenta que, curiosamente, son centros de culto que han gozado de una continuidad extraordinaria hasta nuestros das, realizndose en ellas las refacciones yremodelaciones pertinentes, claro est. Este hecho ha limitado muchsimoel estudio en extensin del yacimiento, paso absolutamente bsico de laciencia arqueolgica. En segundo lugar, se trata de excavaciones antiguas que se efectuaron en un momento en el que se desconoca el rigorcientfico de la secuencia estratigrfica y del estudio de los materialescermicos.La realidad arqueolgica de la Roma tardorromana y paleochstianaes bastante desoladora. En lo que nos concierne, diremos que el estudio

    de los espacios litrgicos de estas iglesias resulta muy dificultoso porcuanto no tenemos certeza alguna sobre la vigencia cronolgica de estosmbitos. A ttulo de ejemplo, diremos que no existe ninguna evidenciaarqueolgica que permita asegurar que el transepto de la baslica de SanPedro del Vaticano sea contemporneo a la construccin de su fbrica,con los problemas que conlleva el estudio sobre la funcionalidad litrgicade este espacio en una poca tan temprana '''.Los datos fragmentarios que la arqueologa proporcionaba para el

    estudio de las primeras baslicas cristianas de Roma, fueron complementados por una fuente documental de primer orden: el Lber Pontificalis.Este texto es una historia de la vida y de la obra de los distintos papasque ocuparon la cathedra de San Pedro, en el que se hacen alusionesdirectas a las diferentes construcciones eclesisticas, muy prolijas, sobretodo, para la edilicia constantiniana. Estas noticias del Lber Pontificalis

    * J, P. KIRSCH, E . JUNYENT y o t ros, La tumba de San Pedro y las catacumbas romanas,Madr id 1954 ,' J. P. KIRSCH, I I t r anse t to ne l la bas l i ca pa le oc r i s t l a na " , Scrtti in onore di Bartolome oNegara. Ciudad del Vaticano 1937, pg. 205 y ss. R, KRAUTHEih/ iER, II transetto nel la basl i ca pa leocr is t r iana, V CIAC, Par i s 1957 , pg . 283 -290 .

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    han s ido ampl iamente u t i l i zadas por la mayor a de los es tud iosos de lasig les ias ant iguas de Roma " '^E l empleo de l Liber Pontificalis requ iere , s in embargo a lgunas mat i -zac iones. En e fec to , e l tex to empez a redactarse hac ia e l 530 aprox i madamente, por lo que podemos d iv id i r lo en dos par tes ; una, anter ior aesta fecha, de carcter h is tr ico; y la otra, poster ior a el la, que const i tuyeuna crnica de las act iv idades papales. Por lo que se ref iere a esta l t ima par te no presenta ms prob lema que una crn ica cua lqu iera , mientras que la parte his tr ica resul ta ya ms di f icul tosa, tanto ms cuantoque se a le ja en e l t iempo a l momento de su compos ic in. La d i f i cu l tadse incrementa en las not ic ias re ferentes a poca constant in iana, no s lo

    por ser f ru to de una memor ia co lec t iva h is tr ica que s iempre puedees ta r a lgo de fo rmada s ino tamb in por una tendenc ios idad p ropagands t i ca de la Santa Sede que haca de Constant ino e l pr imer emperadorcr is t iano, benefac tor a un t iempo de l imper io c r is t iano y de Roma. Resul taobvio , por lo tanto , que los datos re ferentes a las const rucc iones depoca de Constant ino, conten idos en e l Liber Pontificalis deben t ra tarsecon mucha prudenc ia , a l poder es tar exagerados por la propens in po l t ica de sus redactores. stas y otras apreciac iones cr t icas sobre estetex to pueden encon t ra rse en l a ed i c i n que h i zo Monseor Duchesne de lLiber Pontificalis.

    En cuanto a la l i tu rg ia romana, podemos dec i r que es una de last rad ic iones sobre las que se t iene ms conoc imiento de su evo luc ind iacrn ica. Apar te de una obra que recoge las cos tumbres l i t rg icas delas co m un ida de s c r is t iana s de in ic ios del s ig lo ni, t i tu lada La TradicinApos tlica de San Hiplito ^^, contamos con el resto de los ordines romanos es tud iados, cod i f i cados y ed i tados por Andr ieu ^^

    La edic in cr t ica de la l i turgia romana de Andrieu presenta los ordi-nes en su evo luc in c rono lg ica, un es tud io de una f iab i l idad ex t raord i nar ia, por haber completado es tos tes t imonios l i t rg icos con datos b ienfechados de carc ter pat r s t i co , leg is la t i vo conc i l ia r o de las decreta lespapales. Entre los ordines romanos cabe d i ferenc iar ent re la l i tu rg ia p o n t i f i ca l cuyas so lemnidades sue len revest i r una gran ant igedad, propia de la c iudad de Roma, y los ordines creados con e l f in de expor tar losa o t ras ig les ias e inc luso o t ras d ices is , en un momento en que la impor tanc ia po l t i ca y re l ig iosa de la Santa Sede se iba incrementando. Ya

    L. DUCHESNE, Le Liber Pontif icalis. Texte. introduction et commentaire. Pars 1886.B. BoTTE, Hippolyte de Rome: La Tradition Apostolique. SC. 11 bis, Pars 1968.M. ANDRIEU, Les Ordines Roman du Haut Moyen Age, Lovaina 1948.

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    hemos hecho referencia ms arriba como la liturgia romana se impusoen poca carolingia en las Gallas o en Miln a mediados del siglo x.As es que contamos con una evolucin diacrnica perfectamenteestipulada de los diferentes rituales litrgicos del uso romano que puedellevarnos a un estudio aproximativo de la funcionalidad de los espaciosinternos de las baslicas romanas. Y decimos aproximativo porque, a pesar de que las fuentes escritas nos pueden ofrecer en este caso unaabsoluta certeza cronolgica de la celebracin de un ritual, la arqueologano permite asegurar una datacin certera para el escenario donde secelebran estas solemnidades, de manera que se hagan contemporneostexto y monumento.

    E) Hispania

    El panorama arqueolgico de Hispania est bien provisto de complejos eclesisticos de poca paleocristiana y visigoda, aunque con una distribucin muy desigual en el territorio peninsular e insular. Por ejemplo,Menorca cuenta con cinco baslicas cristianas conocidas, mientras, encomparacin, la enorme extensin que supone Andaluca cuenta apenascon media docena de monumentos. Esto no puede interpretarse comondice de la cristianizacin ms o menos profunda entre unas provinciasy otras, sino que ms bien corresponde a un fenmeno aleatorio propioal mismo tiempo del destino que ha permitido la conservacin de unosedificios determinados y de la desigual prospeccin arqueolgica entrelas diferentes regiones de la Pennsula ^^ .

    Como haba pasado en otros pases europeos, los primeros que seinteresaron por los monumentos cristianos de Espaa fueron estudiososvinculados a la Iglesia. Figuras de la talla de Mossn Camprub paraCentcelles ^^ Mossn Aguil para Mallorca ^', Mossn Mart Camps para

    '' P. DE PALOL, Demografa y arqueologa hispnicas (siglos iv-viii). Ensayo de cartografa, BSAA. 34-35, Valladolid 1968-69.* F. CAMPRUB, I mosaici della cupola di Centcelles, nella Spagna, RACrist., 19,Roma 1942." Mn. J. Aguil dej unos m anuscritos con sus anotaciones sobre la excavacin de labaslica de Son Peret y Sa Carrotxa que orden J. PuiG i CADAFALCH, Baslica cristianaprimitiva en el paratge de Son Peret a Manacor, Anuari de l 'lnstitut d'Estudis Catalana. 6(1915-1920), Barcelona 1923, pgs. 737-746.

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    M en orc a " i o las ob ras d e sntes is d e I turgiz so bre los bap t is ter ios deHspanla '"'^ y la de I guez con su com pe nd io d e arqu eolog a c r is t iana ,son las pr inc ipa les apor tac iones de la Ig les ia espaola a l conoc imientode l os an t i guos res tos a rqueo lg i cos pa leoc r i s t i anos y v i s i godos . A lgunosde es tos i nves t i gadores es tuv ie ron v incu lados d i rec tamente con l os t rabajos rea l i zados por e l Pon tificio Istituto di Archeo logia Cristiana de laCitt del Vaticano, como E . Junyen t qu ien co labor en l as excavac io nes de la bas l i ca de San Pedro o, ms tarde, M. Sotomayor o A. Rec ioVerganzones , ambos p ro fesores de i conogra f a c r i s t i ana ' ' \

    Ot ro gran impulso para la arqueologa c r is t iana h ispnica fue e l quein ic i e l Ins t i tu to Arqueolg ico A lemn y que en la ac tua l idad s iguedesar ro l l ando, despus de l a Guer ra C iv i l espao la . E l p r i nc ipa l p ro motor fue H. Sch iunk cuya obra abarca tantos es tud ios de h s toa de la r te como de a rqueo log a a veces con l a co laborac in de T . Haus -ch i l d , con t raba jos tan impor tan tes como Mar ia lba (Len) , San G io deNazar o e l m ismo monumento de Gen tce l l es (Tar ragona) . Es tos dosau to res han pub l i cado tamb in un ca t logo de l os monumentos c r i s t i anosh i spn i cos obra ya pos tuma para H. Sch iunk inc lu ida en l a se r i eHspanla Antigua ''' ' '.

    Pero la labor de l Ins t i tu to Arqueolg ico A lemn no acaba aqu . Cabedestacar la obra de o t ro inves t igador a lemn, T. Ulber t , qu ien se ha ded icado a l es tud io de las bas l i cas h ispnicas de bs ides cont rapuestos ^^ ,con la rev is in y re-excavac in de a lgunos de es tos yac imientos comoCasa Her re ra ce rca de Mr ida , Tor re de Pa lma, e tc . , en t re o t ros monumentos de la Lusitania, como la i g l es ia c ruc i fo rme de Va ldecebadar ce rca

    '"" F. MARTI CAMPS, Estrado de la memoria sobre la baslica de Son Bou, Alocucinpastoral en ocasin del hallazgo y excavaciones de los restos de una antigua baslica deSon Bou, Boletn Oficial del Obispado de Menorca, Ciudadela 1952.'' D. ITURGIZ, Baptisterios paleocristianos de Hspanla. Barcelona 1970."' F, INIGUEZ, Sntesis de Arqueologa Cristiana. Madrid 1977. Id., Algunos problemasde las viejas iglesias espariolas. Cuadernos de Trabajo de la Escuela Espaola de Arte yArqueologa en Roma, CSIC, Roma 1955.'' Supra. nota 50.'' H. ScHLUNK, Die frhchristlichen Denkmler aus dem Nord-Westen der IberischenHalbinsel, Legio Vil Gemina. Len 1970, pg. 477-509: Id., 'La Iglesia de San Gio, cercade Nazar. Contribucin al estudio de las influencias de la liturgia en la arquitectura de lasiglesias prerromnicas de la Pennsula Ibrica, Actas do II Congresso Nacional de Arqueo-loga, Coimbra 1971, pgs. 509-528; en colaboracin con T. HAUSCHILD, Die Denkmler derfrhchnstiichen und westgolischen Ze it Hispania Antigua, Maguncia 1978." T. ULBERT, Frtichnstliche Basiliken mit Doppelapsiden auf del Ibenschen Halbinsel,Berln 1978.

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    de Olivenza \ Despus de la publicacin de suobra, T. Ulbert hadirigido su atencin hacia Oriente, participando en la nnisin que el InstitutoArqueolgico Alemn realiza en Sergipolis (Rusafa, Siria).En el momento actual, losprogramas de investigacin dedicados apoca paleocristiana y visigtica del Instituto Arqueolgico Alemn estnpersonificados en A. Arbeiter, quien segn noticias recientes trabajasobre las disposiciones litrgicas de las tempranas iglesias hispnicas,programa paralelo al nuestro, por loque esperamos establecer una estrecha colaboracin con este investigador alemn ^^Sin embargo, si alguien merece llamarse pionero en la investigacinde la arqueologa cristiana hispnica, ste es P. de Palol. Yadesde su

    ctedra en Valladolid, organiz la T Reunin de Arqueologa CristianaHispnica en Vitoria en 1967'^'', congreso a nivel nacional previo a laorganizacin del VIII Congreso Internacional de Arqueologa Cristiana quellev a Barcelona en 1969 ". Sus mritos le valieron para lacreacin deuna ctedra dearqueologa chstiana en 1970 la nica de toda la universidad espaola que haocupado hasta hoy, y a la que sigue vinculado en categora de emrito.Desde la ctedra de arqueologa cristiana de Barcelona, P. dePalolha dirigido numerosos trabajos deexcavacin y revisin de los antiguosmonumentos cristianos hispnicos. Cabe destacar el programa de lasIslas Baleares en el que se incluyen las baslicas mallorqunas de SonPeret y Sa Carrotxa; y las menorquinas de Es Cap des Port de Fornells,Son Bou, EsForns deTorell y la llleta del Re. Por lo que respecta aCatalua, hay que sealar lasexcavaciones en la baslica y el pobladode poca visigtica de El Bovalar (Seros, Lrida), o las llevadas a caboen el castro visigtico de Puig Rom (Rosas, Gerona) '^^.

    "* L. CABALLERO-T. ULBERT, La baslica paleocristiana de Casa Herrera en las cercanasde Merida. Madr id 1976. T. ULBERT E l G e r m o - . Madnder Mitteilungen. 9. ( 1968) , pg , 329 -398; Id. D ie wes tgo tenze i t l i che K i r che von V a l d e c e b a d a r bei Ol i venza (p rov . Bada ioz ) ,Madnder Metteilungen. 11, (1970) .* A. ARBEITER dic t unac on f e r enc i a en M n d a el da 5 de d i c i em br e de 1989 con elt i tulo de Las d i spos i c i ones l i t rg i cas de las i g l es ias h i spn i cas pa leoc r i s t i anas y a l t om ed i e -va les .* A* Reunin de Arqueologa Paleocristiana Hispnica Vi tor ia 1967." VIH CIAC, ( Ba r c e l ona , 1969 ) , Ba r c e l ona -C i udad de ! Va t i c ano 1979 .

    " P. DE P A L O L - G . R O S S E L LO B O R D O Y - A . A L O M A R - J . G A ^ P S , Notas sobre las baslicas deManacoi. en Mallorca, Val l ado l i d 1967. P. DE PALOL, C a t a l uny a i Baleara en t em ps pa l eo -cns t i ans I v i s i g t i c s . Les nov es des c obe r t es a r queo l og i ques i l i t e ra r i es . Memoria de l'lnstitutd'Arqueologia i Prehistoria, U n i v e r s i dad de Bar c e l ona , 1 981 , pgs . 37 - 47 ; Labas l i ca desC a p des Por t , de F o r ne l l s M eno r c a , tf Reuni d'Arqueologia Paleocristiana Hispnica,(Montser ra t , 1978) , Barce lona 1982, pgs . 353 -404. R. PI TA - P . DE PALOL, La bas l i ca de

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    Pero una de lasapor tac iones ms in te resan tes de P. de Palo! es suobra de sn tes is , Arqueolgica Cristiana de la Espaa Romana, d o n d erecoge todos los m o n u m e n t o s , a pesar de quem u c h o s de el los fueronexcavados de an t iguo . Su pub l i cac in en 1967 no le ex ime de segui rs iendo de una va l idez extraord inar ia ^' \Quiz lo ms mer i tor io de la c tedra deBarce lona para el desarro l lode la arqueologa cr is t iana In ispnica haya s ido e levar esta joven c ienciaa las tr ibunas y reun iones in te rnac iona les , ganndose un puesto en t re losms p res t ig iosos inves t igadores de la mater ia , con unacont inua par t ic i pacin en loscongresos in te rnac iona les .Cabe destacar tambin otra de laspropuestas de la ctedra de Barce

    lona, a la cual nos sent imos d i rectamente re lac ionados, formulada en la 11"Reunin de Arqueologa Cr ist iana Hispnica, celebrada en Montserra t en1978, consistente en la colaboracin interdiscipl inar de lasciencias que tienen por objeto el cr ist ianismo antiguo. Nuestra l nea de invest igacin quecoteja textos y monumentos su rge de esta propuesta .Otro g rupo ded icado a la arqueo log a de poca v i s ig t i ca , v incu ladopr imero al Museo A rqueo lg i co de Madr i d , y ms ta rde al Conse jo Su-per ior de Invest igaciones Cient f icas, es el r ep resen tado por L. Caba l le ro ,

    qu ien ha rea l i zado excavac iones en las ig lesias de cor te u l ico , t rad ic io-na lmente l l amadas v i s ig t i cas , adems dee fec tuar co laborac iones con elIns t i tu to Arqueo lg ico A lemn, sobre todo , con T. Uber t enCasa Her re ra .Hay que sealar los t raba jos e fec tuados enSanta Mar a de Melque (Toledo) , Santa Luca de l Trampal enAlcuscar (Cceres) o El Gati l lo ' \No podemos o lv ida r las no t i c ias concre tas sobre yac imien tos y losnuevos ha l l azgos que como co r responde a una i nves t igac in ac t i vase van p roduc iendo . Hay quedestacar el rec ien te descubr imien to de labasl ica deCeu ta '^ o la de G e r e n a enSevi l la ". A lgunos deestos yac i -

    Bobala y sumobiliario litrgico". VIII CIAC, (Barcelona, 1969), Barcelona-Ciudad delVaticano 1979, pgs. 383-401 .*' P. DE PALOL. Arqueologa Cristiana de la Espaa Romana (siglos iv al vi), Madrid-Valladolid 1967.Obra citada, publicada en Barcelona 1982."' L. CABALLERO-J. I. LATOBRE, La iglesia y el monasterio de Santa Mara de Melque(Toledo). Arqueologa y Arquitectura. San Pedro de la Mata (Toledo) y Santa Comba deBande (Orense). Madrid 1980. L. CABALLERO. Hacia una propuesta tipolgica de loselementos de arquitectura de culto cristiano de poca visigoda. Nuevas iglesias de El Gatillo yel Trampal. // Congreso de Arqueologa Medieval Espaola. Madrid 1987'' D. BERNAL.

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    mientos han sido objeto de la aplicacin de las nuevas tcnicas arqueolgicas, con lo que contamos con fechas fiables para algunos ambienteslitrgicos; citaremos la baslica del anfiteatro de Tarragona o la de laAlmoina de Valencia '^

    Estos restos arqueolgicos, unas veces datados con ms precisincientfica, otras con menos, configuran los testimonios de lo que debieronser los antiguos escenarios del culto cristiano hispnico. Estas iglesiassurgieron como consecuencia de la cristianizacin de la Pennsula enpoca paleocristiana, pero su perduracin llega a poca visigtica, hastala invasin musulmana, es decir, un marco cronolgico que va desde elsiglo IV al VIII, Con estos monumentos tendremos que cotejar los textosescntos que nos lleven a una interpretacin de la funcionalidad litrgicade los diferentes espacios de las iglesias hispnicas.

    Por lo que se refiere a la tradicin litrgica de Hispania, su incorrectaatribucin a la poca mozrabe ha sido como una losa que durante mucho tiempo ha desviado la atencin de los histonadores de la antigedad.Estudios posteriores han demostrado que gran parte de este cuerpo litrgico llamado hasta entonces mozrabe haba sido recopilado enpoca visigtica. Por este motivo se decidi cambiar la denominacin deliturgia mozrabe por la de liturgia hispnica '^.

    Aunque la aportacin de poca visigtica al corpus litrgico es muyimportante, hablar de liturgia visigtica tampoco es del todo propio.Hay que tener en cuenta, ante todo, que el pueblo godo profesaba la fearriana, la cual haban adoptado tiempo atrs en tierras de la Pannoniay el lllyrcum bajo la instigacin del obispo Ulfila. Con su llegada a lasGalias, creando el reino de Tolosa, y su postenor asentamiento en laPennsula, los godos ya llevaban su bagaje litrgico y confesional que

    paleocristlanas de Gerena (Sevilla), Noticiario Arqueolgico Hispnico, 29, (1987), pgs.105-199.'" La baslica del Anfiteatro de Tarrag ona fue la contribucin del TED 'A a la /// Reunid'Arqueologia Cristiana Hispnica, (Mahn 1988), cuyas actas se hallan an en prensa. Encuanto a la Almoina de Valencia, contamos ya con alguna publicacin: J. BLASCO-V. EsCHIVA-A. RiBERA-R. SoRiANO, L'Almoina, centro arqueolgico de Valencia, Revista de Ar-queologa, 99, julio de 1989; Id. Estat actual de la investigado arqueolgica de Tantigultattardana a la ciutat de Valencia, comunicacin presentada al mismo congreso de Mahn.' J. PiNELL, "Liturgia. Diccionario de Historia Eclesistica de Espaa, 2, Madrid 1972,pgs. 1318-1320. J. M. DE MORA, B ibliografa general, edicin de textos, trabajos y repertorios. Esludios sobre la liturgia mozrabe, Toledo 1965, pgs. 165-191. M. S. GROS,"Estado actual de los estudios sobre la liturgia hispnica, Phase, 16, (1976), pgs, 227-241.

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    durante largos aos constituy un rasgo distintivo de la fides gothicafrente a la te romana propia de los ocupados "^ .Desconocemos casi completamente la liturgia gtica arriana, siendoimposible establecer una comparacin que permita reseguir cul fue laaportacin visigtica a la liturgia hispnica, si es que sta lleg algunavez a producirse '''.Result, sin embargo, de una capital importancia que el pueblo gododecidiera abrazar la fe catlica, bajo el reinado de Recaredo en el 589,porque esto supuso en el plano litrgico el triunfo de la tradicinhispanorromana. Este vuelco del poder poltico hacia la romanidad es unade las razones por las que hoy podemos hablar de la poca visigtica

    como una prolongacin de la baja romanidad.Por lo que aqu nos interesa, la conversin de los godos al catolicismo supuso una adopcin oficial en todas las iglesias del reino de lasformas litrgicas hispanorromanas que estaban impregnadas de frmulastradicionales, cuyos orgenes se han de buscar en poca paleocristiana.Todas las frmulas litrgicas como en general todo el lenguajereligioso tienen una tenaz perseverancia en s mismas, respetndosesiempre la tradicin. Este espritu se refleja tambin en la forma de com

    poner las oraciones y plegarias litrgicas: raramente se inventan nuevasexpresiones, sino que atenindose a unas normas rtmicas y unos cnones prefijados, segn el tipo de oracin deseada se toman diferentesfrmulas tradicionales y se compone una nueva oracin. Este mtodoque tiene ms de compilativo que de compositivo no permite la introduccin de un lenguaje nuevo. A menudo se reconocen fragmentos mso menos extensos de homilas y tratados de los Santos Padres insertosen la liturgia. Es este espritu de admiracin hacia la santidad de la tradicin, el que llev a muchos autores a firmar sus tratados con el nombrede algn doctor de la Iglesia de reconocido prestigio, para que su obratuviera mejor acogida '^

    As es que no podemos olvidar que la liturgia hispnica contiene unimportante sustrato paleochstiano, aunque su compilacin la fechemos en

    " C, GoDOY-J. ViLELLA, De la fIdes gothica a la ortodoxia nlcena: Inicio de la teologapoltica visigtica, Los visigodos. Historia y Civilizacin, Murcia 1986, pgs. 117-144." Sobre este tema M. S. GROS prepara una ponencia al Symposium de la CNRS sobrelos Visigodos y E uropa que se celebrar en Mayo de 1990, titulada Les Wlsigoths et lesliturgies Occidentales." C. GoDOY, Notes hlstriques sobre les oraclons "Po st V icesim am " de l'Oraclonalde Verona", Homenaje a Joan Maluquer de Motes (en prensa).

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    poca v is ig t ica . La ind iv idua l izac in de estos fondos an t iguos resu l ta ,s in embargo, bastan te d i f icu l tosa , como veremos ms ade lan te .En lo concern ien te a l o r igen y fo rmacin de la t rad ic in h ispn ica ,d iremos que, dentro del conjunto de las l i turg ias occidenta les, la l i turg iah ispn ica a pesa r de p resen ta r sus pun tos ca rac te r s t i cos se encuen t ra muy cerca de las l i turg ias gal icanas y c l t icas. Este parentesco supone ev identemente un or igen comn que, de acuerdo con la op in ind i fund ida ya a f ina les de l s ig lo pasado por Duchesne y segu ida actua l mente por los mejores l i turg istas como Gros, Pinel l y Bel lavista ^'', nopuede ser o t ro que la sede de Mi ln . La semejanza de los esquemas decelebracin, de las horas del of ic io y de la organizacin del r i to de Semana Santa apuntan hac ia un arquet ipo l i t rg ico que deber a fo rmarse ame diados de l s ig lo iv. En esta poca , a l adapta rse e l ca to l ic ism o com orel ig in of ic ia l de l estado romano, surg i la necesidad de precisar lasnormas de la d isc ip l ina ec les ist ica y l i t rg ica ; y , en Occidente , esta sedeprominente era la c iudad de Mi ln que era , adems, res idenc iaim pe rial ' '.El or igen mi lanos del r i to h ispnico no excluye otras posib les in f luenc ias , no so lo de l resto de t rad ic iones occ identa les afr icana, ga l icana,romana, s ino tambin de l resto de t rad ic iones or ien ta les" ' . La apor ta

    cin estr ic tam ente h isp nica s e fecha e ntre e l s ig lo v i y e l v i i , con d iversos cent ros de creac in : a f ina les de l s ig lo v i , en la Bt ica y despus, enel s ig lo v i l , en la Tarraconense y la Cartaginense, con la f igura de Jul inde Toledo que marca e l l mite de la poca de creacin a la derecop i lac in '^^. Detectar esas l neas de parentesco es prec isamente e lobjet ivo de la invest igacin de los l i turg istas y que se aparta considerab lemente de nuest ra lec tu ra a rqueo lg ica de los textos l i t rg icos.La l i turg ia h ispnica nos ha sido t ransmit ida bajo la forma de dostradic iones, la t radic in A y la t radic in B. A pesar de los cambios profun-

    ' L. DucHESNL, Origines du cuite chretien. ob ra c i t ada , pgs . 93 -99 , J . M. MARTINPATINO. E l an t i f ona r io t i i spn ico de Adv ien to . Con t r ibuc in a l es tud io de sus f uen tes - ,Miscelnea Comillas. 45, (1966) , pgs. 189-243. K, GAMBER, I p iu ant icf i i l lbr i l i turg ici del l -a l ta I ta l ia " , Rivista di Slona della C hiesa in Italia. 15 , (1961 ) , pgs , 7 1 - 8 1 ," ' M, S, GROS, Ut i l i t zac i a rgueo log ica de la l i tu rg ia t i ispana, a r t icu lo c i tado , pgs.153 -155 ." A. BAUMSTARK, Or ien ta l i sc r ies in a l t span ische r L i t u rg ia , Oriens Chnstianus. 10,(1935 ) . pg . 3 -37 ." ' E l sucesor de Ju l in de To ledo , F l ix , a l inven tar ia r la obra l i te ra r ia de Ju l in , nosd ice que f i izo una nueva recensin de l o rac iona l fest ivo y de l Lber Missarum q u e u s a b a nen To ledo , Po r io que d ice , pa rece c la ro que Ju l in no c re nuevos l i b ros , s ino que loscorr ig i y comple t , Cf r , M, C, DAZ Y DAZ. - ' La f echa de imp lan tac in de l o rac iona l f es t i vov is ig t i co . Boletn Arqueolgico de Tarragona. 1 1 3 - 1 2 0 , ( 1 9 7 1 - 1 9 7 2 ) , p g s , 2 1 5 - 2 4 3 .

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    Arquitectura cristiana y liturgia: reflexiones en torno a la interpretacin...

    dos que supuso la desaparicin del reino visigtico y la invasin islmicapara el orden poltico peninsular, el proceso de difusin de los libroslitrgicos toledanos debi continuar desp us del 71 1 , en la medida enque los arzobispos toledanos conservaron la jurisdiccin sobre las iglesias del antiguo reino.

    Por razones de orden prctico se ha convenido en llamar tradicinA o "de los manuscritos a todos los libros que concuerdan bsicamente con los textos del Oracional de Verona; la tradicin B o de loslibros impresos los que siguen otra distribucin . A la primera tradicinpertenecen todos los manuscritos procedentes de los centros litrgicosdel norte de la Pennsula y de la parroquia toledana de Santa Eulalia,mientras que los de la segunda tradicin de la que slo se nos haconservado dos manuscritos ntegros y dos fragmentarios proceden dela parroquia de Santa Justa y Rufina de Toledo, y el misal y el breviariohispnicos codificados y publicados por orden del cardenal Cisneros, enlos aos 1500 y 1502, respectivamente.Los estudios comparativos realizados hasta el momento demuestranque las dos tradiciones tienen leccionarios de la misa y colecciones decnticos del oficio diferentes, as como algunas divergencias en la estructura de las horas del oficio. En cambio ambas tradiciones siguen unmismo Liber Missarum que necesariamente ha de depender del ejemplarrevisado por Julin de Toledo *^.Posiblemente, en los esquemas de celebracin, la tradicin B conserva algunos puntos ms arcaicos que la A, pero se ha de tener muchacautela a la hora de valorarlos. Mientras que en la tradicin A tenemosun texto tan antiguo como el oracional hispnico de Verona datadohacia el 700 y puede ser reconstruida en el estado en que se encontraba a finales del siglo xi, cuando fue suprimida, la tradicin B persisti

    ms o menos viva hasta su codificacin en poca de Cisneros, y seguramente se vio sometida a un proceso de fuerte romanizacin muy intenso a lo largo de los siglos xii-xv, cuando tuvo que coexistir con losritos romano-francos impuestos por Bernardo de Sahagn en la mayorade las iglesias toledanas '"'.

    " Para la bibliografa con cernien te a las dos tradicio nes , cfr. M. S. GROS, Estadoactual, citado, pgs. 237-238. Cfr. tambin R. PASTOR DE TOGNERI, Conflictos sociales yestancamiento econmico en la Espaa medieval, Barcelona 1973, pgs. 199-269." J. F. RIVERA RECIO , La Iglesia de Toledo en el siglo XII (1086-1208). Roma 1966,pgs. 87-90. La primera noticia que tenemos sobre la presencia de clrigos mozrabes enlas iglesias toledanas, despus de la ocupacin cristiana de la ciudad, es la carta deEugenio III PL 180, col. 1559 que recoge las quejas del arzobispo Ramn de que los

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    CRISTINA GODOY FERNANDEZ

    De los libros litrgicos de la tradicin hispnica, los que resultan mstiles son aquellos que contienen ms rbricas, con alusiones directas alespacio y al desarrollo de las ceremonias. En primer lugar hay que sealar el antifonario de la Catedral de Len, que constituye una joya de laliturgia hispnica, puesto que se conserva prcticamente integro y sefecha en la primera mitad del siglo x '^^. Contiene algunas rbricas en elrito de consagracin de las iglesias y de ordenacin de obispos, y losordines que lleva insertos en los tiempos de Cuaresma y Semana Santa.En segundo lugar, hay que contar con el libro que recoge los ordinesde la celebracin de las ceremonias del rito hispnico, el Lber

    Ordinum ^^ . Sus numerosas rbncas, en algunos casos muy detalladas,sobre todo en las ceremonias que slo se celebran una vez al aocomo la ordenacin de ministros sagrados o las ceremonias de Semana Santa, son de una importancia extraordinaria para la interpretacin litrgica de los espacios religiosos.Sin embargo tenemos que ser extremadamente prudentes en la utilizacin de estas rbricas litrgicas. Es muy posible que, tanto el Antifonario de Len como el Lber Ordinum, respondan a una adaptacinrealizada para las iglesias de Oviedo, capital del reino astr-leons, ms

    que las toledanas. Segn cuenta la Crnica Albeldense, Alfonso II elCasto (789-842) instaur el antiguo ceremonial de los visigodos, tal ycomo se desarrollaba en Toledo, en la iglesia y el palacio real deOviedo" ' .Teniendo en cuenta estas perduraciones de la liturgia hispnica y,ante la posibilidad de haberse impregnado de un lenguaje espacial quecorresponda ms a un tipo de arquitectura astr-leonesa que a la arquitectura paleocristiana y visigtica, la utilizacin arqueolgica de estas rbricas debe extremar aun ms la prudencia.Efectivamente slo podremos asegurar la antigedad de este lenguaje referente al espaci