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ARTE BOLETIN 149 - cedhu.org · do sujetarse a las leyes y garantizar el cumplimiento de las mismas es un elemento bá-sico para dar seguridad a posibles inversionistas. Por otra

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l petróleo es para el Ecuador una suerte de examen que no ha podido pasar.To-dos los ámbitos que tienen relación con la explotación petrolera en el país se hanvisto afectados por la insuficiente gestión del Estado para administrar el recurso.

Los intentos hechos desde la legislación no alcanzan a normar la actividad petroleraen un marco de respeto y equidad.Todo el dinero y los intereses que se mueven de-trás del petróleo terminan imponiéndose a nuestras leyes, al débil sistema judicial y losfuncionarios.

Ahora mismo, la compañía Occidental enfrenta un pedido de terminar el contratocon el Estado ecuatoriano para la operación del bloque 15 y de los campos unifica-dos Edén-Yuturi y Limoncocha, por incumplimientos en la transferencia del 40 porciento de sus derechos y obligaciones en esas áreas a la compañía Encana. En lugar dedar trámite a la caducidad, las voces de una renegociación lo único que hacen es de-bilitar la institucionalidad del Estado. Lo que temen es que se aleje la inversión, cuan-do sujetarse a las leyes y garantizar el cumplimiento de las mismas es un elemento bá-sico para dar seguridad a posibles inversionistas.

Por otra parte, la administración del recurso petrolero se puede resumir en una corres-pondencia extraña y paradójica entre la bonanza petrolera, el aumento de la corrup-ción y la agitación social. Parecería que el Estado ecuatoriano es capaz de respondermedianamente a las situaciones de escasez, mientras que cuando hay abundancia, lasredes de corrupción se fortalecen y multiplican para apoderarse de los excedentes, enmedio del descalabro del Estado. El malestar ciudadano, como el expresado en el pa-ro biprovincial de Orellana y Sucumbíos, es un malestar acumulado de mirar que elpetróleo se explota, se vende, que llega a precios altísimos y que en las calles, las aulasy los hospitales casi nada ha cambiado.

Para controlar todo ese desánimo e indignación colectiva, los gobiernos han incorpo-rado un aparato represivo que sobrevive a la inestabilidad política del país. Los acto-res de esa represión no son solamente la Policía sino los militares, quienes cada vezcon más frecuencia, salen a enfrentarse con la sociedad civil.A esto se suma el hechoescandaloso de que el Ministerio de Defensa mantenga convenios con las compañíaspetroleras para garantizarles seguridad.Así fue al principio: el primer barril de petró-leo extraído desfiló con una corte militar por las calles de Quito en la dictadura deRodriguez Lara y así es hasta hoy: los militares tienen una histórica relación con elcrudo, ahora para protegerlo, aunque en gran parte ya no sea nuestro.

A todo lo anterior hay que añadir que el petróleo ha causado graves impactos am-bientales en la región oriental. Los derrames producidos por la falta de un manejotécnico en la extracción han lesionado el ecosistema hasta afectar la salud de los po-bladores de la zona. Hablar de cáncer es cada vez más frecuente.Y qué decir de losimpactos culturales en los pueblos indígenas: esas son pérdidas que comprometen lahistoria y de las que no se puede tener reparo alguno.

Mas allá de oponerse o no a la actividad petrolera, hay que hacer un balance sesudo dela cantidad de pérdidas que nos deja el petróleo. El planteamiento que debería recogerla reforma del Estado es buscar alternativas productivas para el país, alternativas que nolesionen nuestro entorno, los derechos de nuestra población y nuestro futuro.

PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMISIÓN

ECUMÉNICA DE DERECHOS HUMANOS

Nº ISSN 1390-0293

Calle Carlos Ibarra 176 y 10 de Agosto 9no piso • Quito-Ecuador

Teléfono: 258 0825 Fax: (593-2) 258 9272

Correo electrónico: [email protected]

Coordinación: Hna. Elsie Monge

Diseño y Diagramación: graphus 290 2760 - 322 7507

Portada: Militares resguardan los primeros barriles depetróleo ecuatoriano para la exportación.Esmeraldas -1972. Foto - Archivo Banco Central

Impresión: Artes Gráficas Silva 2551 236

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El petróleo y unEstado inútil

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A la sombra de los atracos petrolerosAlberto Acosta

in rodeos, reconozcamoscomo positiva la iniciativadel presidente Alfredo Pala-

cio para renegociar los contratospetroleros. Ya era hora. La parti-cipación del Estado, o sea de to-da la sociedad, en la explotacióndel petróleo no se ajusta al equi-librio de una adecuada relacióncontractual. En los últimos años,con el repunte del precio del cru-do, la relación se volvió insoste-nible. Tanto, que el Estado, antela limitación de recursos paraatender muchas demandas so-ciales, traslada esta tarea a lasempresas petroleras atiborradasde dólares, con utilidades acumuladas desde el 2000 al2004 de al menos 2.548 millones de dólares. Basta verlas recientes negociaciones entre las petroleras y las co-munidades amazónicas.

Los contratos de participación han derivado en relacio-nes de inequidad, que deben ser revisadas con la Leyde Hidrocarburos en la mano. En dichos contratos, 17en total, las compañías se llevan un 80% de la produc-ción. Su rentabilidad está garantizada con un precio de15 dólares, largamente superado en el mercado inter-nacional: el crudo ecuatoriano bordea los 50 dólarespor barril.

Esta situación tiene su explicación. La situación actual esel resultado de un manejo pro-intereses transnacionales.Desde principios de los 80, en forma sistemática, semontó un escenario para inducir a la sociedad a queacepte como inevitable y hasta saludable la intervenciónde las empresas internacionales, pues -como reza la pro-paganda- Ecuador carecería de capitales y tecnología.Mientras se entregaban crecientes beneficios al capitaltransnacional, como en una banda de transmisión, plani-ficadamente se debilitaba a la empresa estatal. Los de-fensores de los intereses foráneos -como René Ortiz yFernando Santos, que en estos días copan los espaciosestelares de muchos medios de comunicación-, han sidoprolijos sirvientes de esta estrategia, cumpliendo con sumandato desde los cargos más altos de la administra-ción pública, inclusive como ministros de Energía.

Renta petrolera¿para quiénes?Si bien la renegociación de es-tos contratos es imperiosa, re-sulta sospechoso que el presi-dente Palacio haya adelantadoun criterio sobre el reparto: 50%de la producción para el Estadoy 50% para las compañías. Pri-mero, no conviene asumir esaposición cuando ni siquiera sehan iniciado las negociaciones.Segundo, con reservas reduci-das en los campos marginales,el Estado obtiene una participa-

ción promedio superior al 61%. Tercero, para refrescar lamemoria y tener otro punto de comparación, recorde-mos con cuánto estaba más que satisfecha la Texaco enlos años 70 y 80: la misma empresa reconoció el 8 demarzo del 2004, en sendos remitidos de prensa de pági-na entera, que en su época entregaba al país el 95% dela renta petrolera. Cuarto, si miramos más allá de nues-tras fronteras, podemos ver que en Noruega, en el mardel Norte, en condiciones muy difíciles por ser explota-ciones desde plataformas marinas, las empresas se danpor satisfechas con un 30% de la extracción. Y quinto,sin afectar las ganancias de las empresas, lo jurídicamen-te obvio sería que todo lo que supere los 15 dólares de-bería corresponder al Estado, dueño del bien que se ex-plota y que se agota.

Considerando estos criterios, el punto de partida de larenegociación no puede ser el planteado por el doctorPalacio; renegociación en la que, digámoslo con clari-dad, no tiene espacio alguno la compañía Occidental -OXY-, pues ésta, al haber infringido sistemáticamente laley, sólo puede esperar la caducidad de su contrato.

Por otro lado, y como complemento de lo anterior, elcolmo del cinismo se plasma en muchos de las reclama-ciones contra de la empresa petrolera estatal. El mismoSantos, uno de los asalariados de las petroleras priva-das, quien fuera ministro de Energía en los años 80, acu-sa a Petroecuador de ser “un pozo sin fondo”, al tiem-po que le demanda por su incapacidad de refinaciónpara satisfacer el consumo interno de derivados, le in-

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crepa por la precaria situación de los po-liductos y del oleoducto transecuatoria-no que pone en riesgo el ambiente, lereclama al ente estatal por no man-tener los niveles de extracción decrudo de hace 10 años, que bor-deaban los 330 mil barriles pordía y que hoy apenas alcanzan los200 mil barriles.

Falta de inversiónen PetroecuadorCon seguridad, existen razones paracuestionar la gestión de Petroecuador.Empero, no se dice que muchas de ellasse explican por la campaña desatada ensu contra, liderada en más de una ocasióndesde el propio gobierno. La irresponsabili-dad y la corrupción, asociadas a la falta de com-promiso de algunos funcionarios de la empresaestatal, afloran en un ambiente de desprestigio pro-gramado como caldo propicio para desplumar a lagallina de los huevos de oro, la principal empresa delEcuador. En la mira de esta acción está la entrega delos principales activos de Petroecuador a las petrole-ras privadas, verdadero objetivo de sus detractores.

Los críticos-cínicos del ente estatal no mencionan paranada el impacto provocado por el sistemático recortede recursos financieros que afecta las actividades de ex-tracción de crudo. Entre 1994 y 2004 Petroproducción,filial de Petroecuador, para al menos sostener el nivel deextracción de 330 mil barriles diarios debió haber inver-tido 2.144 millones de dólares y no sólo 684 millones; osea la quinta parte de las inversiones realizadas por el ca-pital transnacional, que alcanzaron los 3.130 millones. Lafalta de 1.460 millones de dólares explica en gran medi-da la caída de la extracción de crudo. Y esta limitación enel financiamiento, que provocó la caída de la tasa extrac-tiva a 200 mil barriles diarios, dejó al país sin ingresos adi-cionales por 4.582 millones de dólares.

A pesar de las limitaciones financieras yadministrativas sufridas en el períodoanalizado, Petroecuador extrajo más quelas transnacionales: 1.044 millones de ba-rriles de un crudo de 28° API contra 574millones de barriles de un crudo de 20°

API de las empresas extranjeras. El costo delbarril extraído y transportado por el Estado fue de 5,19dólares, frente a 11,63 dólares por barril de la empresaprivada. Estas compañías, con 2.000 empleados, tuvie-ron un rendimiento de 164 barriles día por trabajador,mientras que un trabajador de Petroproducción, con1.100 empleados, obtuvo 182 barriles diarios. La rentapetrolera de las compañías, con 6.707 millones de dóla-res, alcanzó casi la tercera parte de la de Petroproduc-ción: 18.585 millones. Lamentablemente el esfuerzo dePetroproducción se diluye si se recuerda que el ente es-tatal debe financiar las importaciones cada vez más cos-tosas de derivados del petróleo y que las petroleras pri-vadas acaparan un 80% de la extracción de crudo, de-jando sólo 20% para el Estado. Además, para cerrar es-te círculo perverso, todo el petróleo exportado por elEstado es insuficiente para cubrir la totalidad del servi-cio de la deuda externa.

Como saldo de todo lo anterior queda claro que a más derenegociar los contratos petroleros, hay que salvar a la ga-llina de los huevos de oro. Y esto, por cierto, debe empe-zar por declarar la caducidad del contrato con la OXY.

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uando el Estado ecuatoriano in-gresó en la dinámica neoliberalcedió el manejo de sectores es-

tratégicos a la empresa privada,siempre existieron compañías de ser-vicios que trabajaron por contratoshaciendo actividades puntuales, pe-ro con la privatización se entregó lacomercialización, la explotación e in-cluso el transporte del crudo a lastrasnacionales.

Lo que resulta incomprensible esque la privatización involucre a insti-tuciones que deberían responderúnicamente a los intereses delEstado. Es el caso de las Fuerzas Ar-madas quienes brindan seguridad alas compañías petroleras transnacio-nales que operan en el Ecuador.

Existe un convenio de cooperaciónde seguridad militar entre el Ministe-rio de Defensa Nacional y las empre-sas petroleras que operan en elEcuador. A su vez existen tambiéncontratos específicos entre las em-presas petroleras y unidades milita-res que funcionan en la zona de ope-ración de cada compañía.

La seguridad militarde empresas petrolerasEntre las responsabilidades del Ejér-cito están:

Realizar patrullaje aéreo y terrestreen el área de operación de las em-presas petroleras.

Ubicación de puestos fijos y retenesmóviles de vigilancia.

Dictar normas de seguridad y super-visar acciones y actividades de segu-ridad en las empresas.

Establecer una red de comunicacio-nes para mantener un enlace perma-nente entre las empresas y Ejército.

Pero entre las responsabilidades in-sólitas consta el compromiso delEjército a proteger a los funcionariosde las empresas petroleras con ele-mentos militares y armas sofisticadasy proporcionar información a las em-presas petroleras sobre las activida-des desarrolladas y planes a imple-mentarse por las Fuerzas Armadas.

Por otro lado las responsabilidadesde las empresas petroleras son:

Proporcionar combustible, aloja-miento, alimentación, atención médi-ca de emergencias y movilidad parael personal asignado a las operacio-nes de seguridad. Las empresas pe-troleras por su parte tienen la liber-tad de contratar los servicios de unacompañía de seguridad privada.

La Constitución de la República enel capítulo V menciona que las Fuer-zas Armadas tendrán como misiónfundamental la conservación de lasoberanía nacional, la defensa de laintegridad e independencia delEstado y la garantía de su ordena-miento jurídico.

En el artículo 190 también mencio-na que las Fuerzas Armadas podránparticipar en actividades económi-cas relacionadas con la defensa na-cional.

A todo esto las preguntas que que-dan son: ¿la actividad de la empresaprivada es una actividad económicade defensa nacional? ¿la actividadde las transnacionales tiene algo quever con la conservación de la sobe-ranía nacional?

Con la privatización parecería que elEstado ecuatoriano verdaderamente

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Fuerzas armadas y empresas petroleras

Un ejército con tintes neoliberalesPaulina Ponce

Militares resguardando instalaciones petroleras.

se ha achicado, pero sobre todo a loscondicionamientos que ponen lastransnacionales. Por eso es que frente acasos como el de Oxy que incumple elcontrato, no se habla de la sanción quele corresponde imponer al Estado, sinoque se habla de la renegociación delcontrato. ¿Por qué las ventajas siempretienen que estar del lado de las empre-sas y las pérdidas del lado del Estado yde su población?.

Alternativas debeneficio de lapoblaciónEn la zona de frontera que es tambiénla zona petrolera existe una infinidadde problemáticas en las que podríaaportar el personal de las Fuerzas Ar-madas, para mejorar la calidad de vidade la población.

En lugar de hacer costosos entrenamien-tos a escuadras antisubersivas o espe-cializaciones en seguridad privada, sedebería encargar al Ejército transferir co-nocimientos y tecnología a las comuni-dades, colaborar con la población en laconstrucción de infraestructura básica.Más que lírica es pensar en solucionesintegrales, que todo el presupuesto quese lleva las Fuerzas Armadas pueda seruna inversión, no en represión como fueen el paro de Orellana y Sucumbíos, si-no en desarrollo para los sectores máspobres del país.

La independencia del Estado es una delas misiones de las fuerzas armadas, pe-ro ¿se hace un Ecuador independientecuidando las empresas transnacionales?

Con la entrega de la explotación petro-lera a la empresa privada el Ecuadortiene la irrisoria ganancia de 18% en elmejor de los casos. A más de esto queel Estado tenga que poner a disposi-ción de la empresa privada elementosdel Ejército no solo que es un mal ne-gocio sino una decisión absurda y fue-ra de lugar.

No podemos tener un Ejército confundi-do en su misión, con tinte neoliberal,que resguarda los intereses privados acambio de instalaciones y equipamientode destacamentos militares.

La explotación

as formas de sustento de los pueblos, su salud y en lamayoría de los casos su propia existencia, dependende la calidad y el acceso al medio ambiente que los cir-

cunda. Este es un derecho colectivo que incluye derechospolíticos como el derecho de los pueblos indígenas y otrascolectividades a la información y a la participación en la to-ma de decisiones, la libertad de opinión y de expresión, elderecho a oponer resistencia a proyectos de desarrollo nodeseados y el derecho a interponer recursos frente a losdaños al medio ambiente.

Las violaciones más atroces a los derechos ambientales sue-len tener por víctimas a aquellos pueblos cuyos derechosciviles, políticos, sociales, económicos y culturales no sonrespetados. Las condiciones de grave contaminación am-biental, que pueden causar serias enfermedades y sufri-mientos a la población, son incompatibles con el derechoa ser respetado como ser humano. Existen suficientes razo-nes para afirmar que el derecho al medio ambiente es underecho humano interdependiente que va de la mano delconjunto de derechos.

Las políticas de la globalización económica que impulsan lasinstituciones financieras, los organismos de comercio y lasempresas transnacionales, con el apoyo de gobiernos sumi-sos a esos intereses, se van apoderando en forma sistemáticadel suelo, del agua, los bosques y los minerales. Este proce-so acarrea violaciones de derechos humanos y ambientalescomo la apropiación de tierras, los desalojos, la contamina-ción y destrucción de recursos naturales, la presencia policial,la militarización, la violencia, la intimidación y otras conse-cuencias tan graves como la pérdida de soberanía de los paí-ses más empobrecidos a causa del saqueo de sus recursos.

La exploración, extracción, transporte, refinamiento y consu-mo de combustibles fósiles ponen en riesgo la supervivenciadel planeta, debido a la destrucción de los ecosistemas, a ladescapitalización de las economías nacionales y a los cam-bios en el clima. Una constatación compartida en forma uná-nime por la humanidad es que el control de los yacimientos,el mercado, los precios del petróleo y el gas natural han sidofactores decisivos para la creación de conflictos políticos ysangrientas guerras que las estamos viviendo.

Pueblos indígenas y actividadesextractivas Las tierras que cuentan con recursos estratégicos: agua, pe-tróleo, gas y biodiversidad son las más apetecidas para ase-gurar el control corporativo sobre estos recursos. El costo

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irracional de los recursos naturales

será para los pueblos indígenas y campesinos, por-que ellos han sido los depositarios de tal riqueza.

La creciente actividad de las empresas extractivasde hidrocarburos en los territorios indígenas deAmérica Latina, fomentada a través de la concesiónde licencias de operación que otorgan los gobier-nos de la región causa problemas ambientales, so-ciales y culturales muy graves. Las violaciones de de-rechos humanos suelen producirse a través del sa-queo de recursos y la exclusión de las comunidadesinteresadas en elproceso de toma dedecisiones, cuandose trata de la explo-tación de recursos.

Una violencia indi-recta y no menosgrave, es la que co-rrompe las comuni-dades. Las perso-nas, las organizacio-nes se dividen, secompran, se co-rrompen, justamen-te para continuar elacelerado procesode saqueo, exclu-sión y apropiaciónde los recursos naturales, del medio ambiente mis-mo, del conjunto del territorio indígena. Las compa-ñías petroleras no reconocen pueblos, no consul-tan; tampoco se respeta las instancias propias de laorganización y autoridad indígena.

“El control del territorio es la única garantía de super-vivencia del pueblo kichwua de Sarayaku”, sostiene eldirigente Franco Viteri, del Consejo de Gobierno deTayjasaruta-Sarayaku de la Amazonía ecuatoriana. “He-mos sido testigos de cómo en las tres últimas déca-das la actividad petrolera ha trastocado la vida y elambiente de otros pueblos que no recibieron benefi-cio alguno”. Basado en el reconocimiento de los dere-chos colectivos establecido en la Constitución ecua-toriana y el Convenio 169 de la OIT, Viteri exige la sa-lida de la compañía petrolera CGC que actúa en elbloque petrolero 23 y el reconocimiento a la autono-mía de la jurisdicción territorial del pueblo kichwa deSarayaku.

La integridad del Parque Nacional Yasuní, ubicado enla Amazonía ecuatoriana, corre grave peligro ante elinminente inicio de las actividades petroleras porparte de la empresa estatal de Brasil, Petrobras. Suimportancia no solo radica en su biodiversidad. ElPNY es el hábitat del pueblo indígena huaorani, quese encuentra en peligro por la actividad de siete em-presas petroleras que actúan en su territorio y quehan provocado alteraciones profundas en su medioambiente y su cultura.

Texaco, que operódurante 28 años enlas provincias noro-rientales de Orellana ySucumbíos de la Ama-zonía ecuatoriana,vertió toneladas dematerial tóxico y dese-chos de mantenimien-to y millones de galo-nes de agua de pro-ducción de alta toxici-dad en las vías fluvia-les y ecosistema. Ensus aproximadamente200 mecheros, que-mó diariamente 2 mi-llones de metros cúbi-cos de gas. Además

de las rutinarias y deliberadas descargas y emisio-nes en el ambiente, los derrames accidentales hansido muy frecuentes. El daño causado a los pueblosindígenas: Secoya, kichwa, huaorani, y miles decampesinos alcanza la cifra de aproximadamente30.000 personas afectadas.

La desnutrición, debida a la contaminación y la des-trucción de recursos de la zona, son los más altosdel país y son crecientes, a causa de la situacióncrónica de contaminación. Se afectaron los patro-nes culturales de alimentación y de vida de los pue-blos indígenas Se debilitó el sistema tradicional desalud, toma de decisiones y organización. Entre losimpactos indirectos, la presencia de la Texaco indu-jo a procesos de colonización lo que aumentó ladeforestación e intervención en la zona. Luego de laTexaco, entraron decenas de empresas petroleras,agroindustriales, mineras y madereras.

Estela Garzón

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os Severa represión en Sucumbíos y OrellanaEl paro de 10 días que a partir del 15 de agosto protagonizaron los habi-tantes de Orellana y Sucumbíos, reunió a alcaldes, prefectos y organizacio-nes sociales de ambas provincias, y evidenció la paradójica situación de es-tas provincias amazónicas que están entre las de más baja atención guber-namental al extremo de no satisfacer necesidades básicas de la población,a pesar de generar el mayor ingreso a las arcas fiscales mediante la explo-tación de 340 pozos petroleros activos.

El pliego de peticiones que planteó la Asamblea a las empresas petrolerasextranjeras que operan en la zona y al Gobierno Nacional exigía la caducidadde los contratos petroleros con OXY y Encana por violar las leyes de nuestropaís. Entre otros puntos se pedía que se reinvierta parte de sus ganancias enla construcción de hospitales, obras viales en los cantones y el fortalecimien-to del área educativa en la zona urbana y rural.

El gobierno de Alfredo Palacio, no consideró que se trata de un problemaprofundo basado en la falta de justicia y equidad. En un ambiente caldeado,polarizado y frustrante impuso el estado de emergencia. Lejos de contribuiral diálogo, la medida de excepción recrudeció el conflicto, derivando en en-frentamientos entre la fuerza pública y la población civil, las tomas de localespúblicos, la paralización de la explotación petrolera.

Provincia de Sucumbíos Dos días antes del inicio del paro, el 13 de agosto, en la parroquia Limonco-cha en el marco de un conflicto socioambiental entre la empresa petroleraOccidental y la comuna kichwua Anakisga, un grupo de comuneros ingresóhasta el interior de la Plataforma Jivino A-10, siendo desalojado de maneraviolenta por elementos militares del Batallón de Operaciones Especiales 54,“Capitán Calles”. El teniente Manzano comandaba el operativo. Un proyectilde arma de fuego, disparado por el oficial, hirió a la señora Elvia Grefa. Tam-bién sufrieron heridas leves la vicepresidenta de la junta parroquial de Li-moncocha, Patricia Mamallacta y otro comunero.

El 16 de agosto, en Lago Agrio, la fuerza pública reprimió a los pobladoresque participaban en diferentes movilizaciones en calles, vías y puntos cerca-nos a instalaciones petroleras. Según testimonios, los ciudadanos eran cer-cados por escuadrones de policías y militares quienes les lanzaban gases enforma desproporcionada. Hubo muchas personas con síntomas de asfixia,otras sufrieron el impacto de los proyectiles de las bombas. En las instalacio-nes de Petroproducción, durante varias horas, cincuenta personas fueron re-tenidas por militares.

En los días siguientes al estado de emergencia, en Lago Agrio, fueron dete-nidos por militares: el concejal Ismael Bravo, el Alcalde Máximo Abad, el pre-fecto de Sucumbíos y presidente del comité del paro, Guillermo Muñoz. Hu-bo frecuentes violaciones de domicilio, entre esas a la vivienda del Alcalde.

Durante los días 17 y 18 de agosto, 43 personas fueron atendidas por la CruzRoja por diversas causas que van desde síntomas de asfixia y politraumatis-mos, principalmente a causa de bombas lacrimógenas. En los seis primerosdías del paro, medio centenar de personas recibieron atención en el hospi-tal de Lago Agrio por síntomas de asfixia y heridas.

Tras una visita a personas detenidas en las celdas de la Comandancia de Po-licía de Lago Agrio, el 20 de agosto, la Comisión de Derechos Humanos deesa ciudad, denunció:

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Catorce personas detenidas per-manecían hacinadas en una cel-da de 3 por 2 metros. Durante lanoche, con los pies descalzos,eran sacados de la celda, obliga-dos a realizar ejercicios y gol-peados por los policías. Otrométodo de tortura, trato cruel einhumano consistió en arrojarde manera sistemática bombaslacrimógenas al interior de la pe-queña celda, provocando zozo-bra y severos síntomas de asfixiaen las personas privadas de su li-bertad.

Ocho personas que el momentode su ilegal detención habían si-do agredidas físicamente por mi-litares presentaban golpes, he-matomas y uno de ellos variasheridas de arma blanca, ningunohabía recibido atención médica.Hubo ocho menores de edad,entre las personas detenidas enesas condiciones. Decenas depersonas que habían sido dete-nidas por miembros del Ejército,fueron llevadas a destacamen-tos militares.

La cifra de arrestos ilegales se in-crementó cada día. Un total de176 personas recuperaron su li-bertad mediante hábeas corpus.La detención del Alcalde, deuno de los concejales y las órde-nes de detención que pesabanen contra de los demás edilesmunicipales, no logró impedir eluso de este recurso.

El 19 de agosto, el comisionadode la Defensoría del Pueblo deSucumbíos desvirtúo las acusa-ciones falsas del Gobierno “deactos vandálicos, detonacionescon explosivos contra las instala-ciones petroleras” que constaen el primer párrafo (conside-rando) del Decreto de Estadode Emergencia para las provin-cias de Orellana y Sucumbíos.Esta falsa aseveración fue am-pliamente difundida por algunos

medios de comunicación dentrode una campaña de difamacióncontra los dirigentes del paro yla ciudadanía.

Provincia de OrellanaEn Sacha, el 16 de agosto, duran-te un intento de los pobladoresde tomar un pozo de Petropro-ducción, los militares causaronheridas de bala a dos personas;otros cuatro pobladores sufrie-ron impactos de los proyectilesde las bombas lacrimógenas. Eljoven Washington Fuentes fueapresado por los militares ypuesto como escudo humanopara impedir ser apedreadospor algunos pobladores que tra-taban de evitar el arresto.

En Coca, el 16 de agosto, la fuer-za pública repelió las manifesta-ciones lanzando piedras, gaseslacrimógenos o amedrentando alos manifestantes con disparosal aire. “La metralla fue el únicosonido que se escuchó desdelas tres de la tarde hasta las 7 dela noche”, dice un testimonio.Tres niños y tres mujeres embara-zadas fueron afectados por losgases y llevados al hospital. LaAlcaldesa, Anita Rivas, y el con-sejero provincial José Ramos su-

frieron golpes por impactos deproyectiles de bombas.

En Dayuma, el 22 de agosto, unpelotón de militares de la Briga-da de Selva 19 Napo, lanzóbombas lacrimógenas a los po-bladores y penetró en varias vi-viendas. Desde un helicóptero,en forma simultánea, otros milita-res tiraron bombas lacrimóge-nas; éstas cayeron en las calles oal interior de las casas, afectan-do a la población civil. Huboocho personas con heridas debalas de goma, impactos debombas o golpes. Un infante depocos días de nacido estuvo apunto de perder la vida por asfi-xia, en igual forma otra menor.

El hostigamiento a los poblado-res de Coca duró varias horas. Lafuerza pública, en forma conti-nua lanzó gases y persiguió a lospobladores que se hallaban enla carretera e intentaban retornara sus viviendas. La Estación deBombeo de Petróleo Auca Cen-tral de Petroproducción fue utili-zada un día y una noche comocentro de detención provisional.El presidente de la junta parro-quial de Dayuma y otros líderescomunitarios sufrieron amena-zas de arresto.

El Estado de Emergencia, como estácontemplado en nuestra Constitu-ción, es una institución constitucio-nal que faculta al Presidente de la Re-pública a ejercer ciertos poderes es-peciales en casos de “inminenteagresión externa, guerra internacio-nal, grave conmoción interna o ca-tástrofes naturales”. Dichos poderesvan desde el ámbito político al eco-nómico, como la movilización de lafuerza pública, el traslado de la sedede gobierno y la recaudación antici-pada de impuestos; pero la atribu-ción más delicada es la capacidadde suspender o limitar algunos delos derechos como el derecho a la li-bertad de opinión y de expresióndel pensamiento, la inviolabilidad dedomicilio, la inviolabilidad y el secre-to de la correspondencia, el dere-cho a transitar libremente por el terri-torio de la República y la libertad deasociación con fines pacíficos.

La posibilidad de declarar el estadode emergencia presupone el cum-plimiento de requisitos formales y

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“La suspensión de las garantías puede ser, en algunas hipótesis, el único medio paraatender a situaciones de emergencia pública y preservar los valores superiores de lasociedad democrática. Pero [...] [l]a suspensión de garantías carece de todalegitimidad cuando se utiliza para atentar contra el sistema democrático, que disponelímites infranqueables en cuanto a la vigencia constante de ciertos derechos esencialesde la persona.” Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva 8, “El Habeas Corpus en

Suspensión de Garantías”, del 30 de enero de 1987, párrafo 20.

Cuando el estado de emergencia esun abuso

David A. Cordero Heredia

materiales, contenidostanto en la constitucióncomo en instrumentos in-ternacionales como laConvención Americanade Derechos Humanos.La Comisión Interameri-cana de Derechos Huma-nos ha sintetizado di-chos requisitos en los si-guientes:

1.- Necesidad: paraque pueda conside-rarse que hay una emergencia real, debe existir en el país una situación deextrema gravedad, como guerra, peligro público u otra emergencia queamenace la independencia o seguridad del Estado parte.

2.- Temporalidad: Este requisito se refiere a la duración de la suspensión, quedebe ser únicamente por el tiempo estrictamente limitado a exigencia de lasituación.

3.- Proporcionalidad: La suspensión sólo puede ser efectuada en la medidaestrictamente limitada a las exigencias de la situación. Este requisito se re-fiere a la prohibición de suspender innecesariamente ciertos derechos, im-poner restricciones mayores a las necesarias y extender innecesariamentela suspensión a áreas no afectadas por la emergencia.

4.- No discriminación: la suspensión de derechos no puede implicar discri-minación de ninguna especie contra una persona o un grupo.

1 Art. 180, Constitución Política de la República del Ecuador.

5.- Compatibilidad con otrasobligaciones internacionales:La suspensión de determinadosderechos tiene que ser compa-tible con las demás obligacio-nes establecidas en otros instru-mentos internacionales ratifica-dos por el país.

6.- Notificación: La declaraciónde estado de emergencia debenotificarse inmediatamente alos demás Estados partes de laConvención, por intermedio delSecretario General de la OEA”.2

Aplicación delestado deemergencia en elEcuadorEl uso indiscriminado que se le hadado al estado de emergencia en lahistoria del Ecuador ha desdibuja-do una institución tan importantepara el orden democrático. Losejemplos saltan a la vista: la rebeliónde los forajidos, que no fue másque un grupo de marchas pacíficasalrededor de la ciudad de Quito,quiso ser aplacada con un estadode emergencia, violándose el requi-sito de la necesidad (punto uno delanálisis de los requisitos del Estadode Emergencia, ver arriba).

En todos los estados de emergen-cia dictados por situaciones de des-contento social se moviliza a efecti-vos del ejército para que se enfren-ten con civiles, lo cual ya ha sido cri-ticado por la Comisión Interamerica-na de Derechos Humanos en su in-forme de 1999 en el acápite sobreel Ecuador: “la Comisión reitera conbase en su experiencia en el hemis-ferio su preocupación en el sentidoque se emplee a los efectivos de lasFuerzas Armadas para realizar fun-ciones propias de la policía civil, yaque las Fuerzas Armadas están en-trenadas para realizar funciones di-

DERECHOS DEL PUEBLO 11

ferentes a aquellas que se refieren a controlar la delincuencia y velar por laseguridad ciudadana”. Esta situación viola el requisito de proporcionalidadde las medidas. (punto tres del análisis de los requisitos del Estado de Emer-gencia, ver arriba).

También fue violado el requisito de la proporcionalidad en el último estadode emergencia decretado por el paro biprovincial de Orellana y Sucumbíos,donde se suspendió la libertad de pensamiento y expresión; y, se dispusola censura previa de todos los medios de comunicación; esta medida tuvopor objeto impedir que los periodistas divulguen los vejámenes cometidospor las fuerzas armadas en contra de la población civil. Por medio éste es-tado de emergencia se movilizó a las fuerzas armadas para que controlenlas manifestaciones, mientras el comandante general de las fuerzas armadasdeclaraba ante la prensa que el paro sería reprimido con firmeza.

Los militares y policías que participan en la represión en contra de los civi-les siempre quedan impunes después de estos hechos, pese a que nuestraConstitución contempla que la obediencia a un superior no eximirá a quie-nes atenten contra los derechos humanos de la población.

El abuso del estado de emergencia debe empezar a ser discutido por lasociedad civil, quien es la directamente afectada por este hecho. Urge unareforma constitucional que limite esta facultad del ejecutivo, la causal degrave conmoción interna debe ser aclarada y delimitada, los militares de-ben tener prohibido el trato de desordenes civiles, se deben incluir en la le-gislación los parámetros materiales para que un derecho humano puedaser limitado o suspendido y el decreto de Estado de Emergencia debe con-tener la motivación de cada una de las medidas que van a tomarse; y, de-bería ser aprobada por el Congreso en las horas siguientes a su vigencia.

Solo del debate cambiará esta importante institución, que actualmente es elarma represora de los gobiernos autoritarios, y que, sí sigue como está, se-ría mejor desaparecerla de nuestro sistema jurídico para proteger la vida yla integridad de las personas.

2 Ver, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe de 1999, Capitulo IV, desarrollo de los derechos humanos en la región, acápite sobre la situación de Ecuador, pie de página núm. 42.

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MIL MUJERESPARA EL

PREMIO NOBELDE LA PAZ 2005Ciento cincuenta mujeres lati-noamericanas y caribeñas

conforman la lista de mil mujeres demás de 150 países del mundo quehan sido postuladas colectivamenteeste año al Nobel de la Paz.

Esta iniciativa surgió hace dos años,liderada por Ruth-Gaby Vermot-Man-gold, integrante del Consejo de Euro-pa y actual presidenta de la Asocia-ción 1.000 Mujeres para un PremioNobel de la Paz 2005, quien tras sutrabajo directo en campos de refu-giados (as) en varios países en gue-rra consideró que miles de mujeressólo conocidas en sus localidades,hacen un trabajo arduo y permanen-te a favor de la paz, sin ningún reco-nocimiento e incluso arriesgando susvidas. “Valientes, perseverantes, sinpensar en sí mismas, sin tomar encuenta a su persona, ellas exigen lapaz”, dice Vermot-Mangold.

El 29 de junio, la Asociación 1.000Mujeres para el Premio Nobel de laPaz 2005 hizo público los nombresde las seleccionadas, quienes se ca-racterizan por ser dirigentes en susregiones y trabajar en la defensa desus derechos.

En Ecuador fueron seleccionadas lahermana Elsie Monge, de la Comi-

sión Ecuménica de Derechos Huma-nos, CEDHU; Nela Martínez del Fren-te Continental de Mujeres, Nelsa Cur-belo de Serpaz y Blanca Campover-de, maestra dedicada a la educa-ción de los más pobres. La lista delatinoamericanas incluye a campesi-nas, artistas, defensoras de los dere-chos humanos, políticas, periodis-tas, investigadoras entre otras muje-res de todas las clases sociales.

A inicios de octubre el Comité delNobel de la Paz en Oslo deberáemitir su veredicto y se conocerá sison estas 1.000 mujeres las ganado-ras del Premio Nobel de la Paz deeste año.

En todo caso, la Asociación 1.000mujeres para la Paz 2005 tiene pre-visto para fin de año la publicaciónde un libro con sus biografías “paraque haya un conocimiento perdura-ble del trabajo de estas mujeres”.(Noticias Aliadas, julio 13, 2005)

GUATEMALA La FIDH exhorta alCongreso a abolir la pena demuerteLa Federación Internacional de Dere-chos Humanos (FIDH) conjuntamen-te con sus ligas miembro en Guate-mala, publicaron el 11 de julio un in-forme sobre la pena de muerte enGuatemala. El informe es el resultadode un año de trabajo iniciado con la

Misión Internacional de la FIDH lleva-da a cabo en Guatemala en Julio de2004 y asistida por CALDH, CDHG yICCPG. Este informe no se limita acondenar la permanencia de la penade muerte en Guatemala, sino queexamina cómo la aplicación de la pe-na capital en ese país centroamerica-no viola frontalmente las obligacio-nes internacionales contraídas porGuatemala. Por estas razones la FIDHrequiere de las autoridades guate-maltecas la inmediata abolición de lapena de muerte.

La pena de muerte es una pena inefi-ciente, irreparable y que contravieneno sólo los principios de la justiciamoderna sino el primero de los dere-chos humanos, el derecho a la vida.120 estados ya han abolido la penade muerte, bien de jure o de facto.Guatemala ostenta el dudoso honorde ser el único país iberoamericanocontinental que sigue practicando lapena de muerte, recuerda Sidiki Ka-ba el presidente de la FIDH. “Esperoque la publicación de este informesea vista por las más altas autorida-des de Guatemala, como una invita-ción y sobre todo una oportunidadde unirse al grupo de países respe-tuosos del derecho a la vida.

Hace tres años que la Coalición con-tra la Pena de Muerte, de la que laFIDH es uno de los miembros funda-dores, lanzó el Día Mundial contra laPena de Muerte, que tiene lugar ca-da año el 10 de Octubre.

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