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www.lahora.com.ec Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015 936 2 PROMOTORES. Galería Viteri, arte y coherencia. ENSAYO. Ayala Mora, su historia. 4-5 Svetlana Alexiévich recibe el Nobel de Literatura por sus reportajes. Flores al periodismo 3

Artes & Cultura 18 octubre 2015

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Artes & Cultura 18 octubre 2015

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Ecuador, domingo 18 de octubre de 20158 P

www.lahora.com.ecEcuador, domingo 18 de octubre de 2015 Nº 936

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PROMOTORES.Galería Viteri, arte y coherencia.

ENSAYO. Ayala Mora, su historia.

4-5

Svetlana Alexiévich recibe el Nobel de Literatura por sus reportajes.

Flores al periodismo

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Suena la ‘Sinfonía No.5’ de Beethoven. Su melodía se torna más potente cuando el so-nido se enfrenta con las esculturas en pie-dra de Milton Estrella y Denis Monfleur. La voz de Ileana Viteri es un bemol agra-dable en medio de esta atmósfera. La galerista, con la pasión que la caracteriza, acaricia delicadamen-te y explica el porqué estos artistas fueron los encargados de celebrar los ocho años del espacio que regen-ta: lo orgánico del ecuatoriano y el palpitar fuerte del francés en cada talle resultaban ideales.

Sí, Ileana Viteri Galería ya lleva ocho años dentro del ámbito cul-tural de Quito, convirtiéndose en uno de los pilares expositivos de la capital. Rincón pionero de este siglo, es el ‘ave fénix’ de las galerías luego de que las mismas fueran cerrando sus puertas durante los 90’.

¿Por qué lanzarse a un negocio que, por entonces, parecía no rentable? Ileana es fir-me en su respuesta: “Primero, en términos generales, sí hablamos de un negocio, pero no se reduce a esto… A mí me hacía falta un

lugar así. Desde niña visité galerías y sentía un gran vacío al no encontrarlas. Me dije: ‘Si a mí me sucede esto, seguramente hay más personas que comparten mi sentir’”.

A esto, con un aire reflexivo, agrega: “Además, me parecía impensable que Quito no tenga una galería. Quito, hace ocho años, era la única capital de Sudamérica que no contaba con una galería. Eso no hablaba bien de noso-tros, de los ecuatorianos en general”.

InicioLa galerista dice que en el momento en el que se lanzó a esta aventura –a la que se ha entregado por comple-

to- “había un trauma colectivo” que afec-taba a la sociedad.

“Cuando abrimos nuestras puertas, existía una gran pérdida de credibilidad. Vivíamos la debacle económica, pero también hubo una pérdida de confianza en el mercado del arte”, recuerda Viteri.

Pero los objetivos sin obstáculos no se transforman en metas. Como buena ar-quitecta, fue tras la construcción del es-

pacio que anhelaba. “Renté este local en la González Suárez porque sentía que el ba-rrio se venía a menos. Había un ambiente como de abandono, no habían las cafete-rías de ahora. La Liebre y esta Galería le daban el resplandor cultural”, rememora.

Es así como se dio la primera ex-posición, la cual puede resumirse como un diálogo de resurgimiento. “Se trataba de reagruparnos, de ge-nerar un interés colectivo, por eso no pensé en una muestra individual”.

Ileana contactó a Jorge Velarde, Enrique Molina, Pilar Flores, Hernán Cueva, Paula Barragán, Oswaldo Vi-teri, María Teresa García y Marcelo Aguirre.

“Con ellos dejé en claro mi propuesta. Quería generar un diálogo generacional y regional, además de abarcar distintos len-guajes. Debían estar presentes artistas in-volucrados en la fotografía, porque siem-pre quise incluirla también”, puntualiza.

PresenteIleana Viteri no duda cuando dice que “los principios de vida son los mismos

que rigen en su Galería”. “La ética de tra-bajo debe sujetarse a la coherencia. Pa-rece sencillo, pero ser coherente es una de las construcciones más complejas”, manifiesta la galerista, quien asegura que “el respeto al público es primordial”

y se transforma en un termómetro para la coherencia.

“El arte está sujeto a subjetivida-des, pero uno debe tener claro que representa el arte para ti. Desde ahí, tú vas ambientando tu espacio, vas dándole cuerpo a una galería para que se sostenga y crezca”.

Ileana prefiere vivir junto a su Galería el presente. No oculta ese deseo de que las cosas deberían durar por siempre, pero hoy opta porque la intensidad del aho-ra perviva… Ileana Viteri Galería fue y es un sueño que se cristaliza con los ojos abiertos; ha sido un motor contagiante para que se abran más espacios similares; es un lugar donde el contemplar arte no se vive como algo extraordinario sino ordinario, porque enseña que el arte es parte de la vida. (DVD)

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Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015 7promotores bambalinasI O

RIcaRdo SegReda • Hace varios años fui contactado por un periodista en Inglate-rra quien investigaba lo que los críticos de cine, de distintas partes del mundo, consideraban las mejores películas de todos los tiempos. Pidió 50 títulos. Esto resultó un reto, en cuanto que de las 50 películas que mencioné, podría haber pensado por lo mínimo en 500 de igual valor.

Casi me inclinaba a rechazar la idea de “mejores películas”. Sin embargo, resultó un ejercicio productivo. Al definir lo que uno considera grande y no grande como arte, uno no sólo define calidad sino tam-bién su perspectiva con respecto a la vida, igual como una filosofía del arte.

La lista que, en 2009, hice sobre las 50 mejores películas incluyó ‘El gatopar-do’, de Luchino Visconti; ‘Lola Montes’, de Max Ophuls; ‘La règle de jeu’, de Jean Renoir; ‘Roma, ciudad abierta’, de Rober-to Rossellini; ‘Wagonmaster’, western de John Ford; ‘Ordet’, de Carl Dreyer; ‘El cuarto mandamiento’, de Orson Welles; ‘Cero en conducta’, de Jean Vigo; ‘Sansho Dayu”, de Kenji Mizoguchi; ‘Vértigo’, de Alfred Hitchcock, entre otras.

Por supuesto, esto no era una desig-nación definitiva, no sólo porque hay

muchos otros títulos, sino porque si uno es un crítico honesto, siempre reconsi-dera sus opiniones. En consecuencia, en 2015 elijo conservar algunos de esos títulos, pero voy a incluir e excluir otros, aunque todavía admiro todas estas pe-lículas.

Por ejemplo, ahora considero ‘Cen-tauros del desierto’, otro western de John Ford, no sólo superior a ‘Wagonmaster’, sino tal vez la mejor película de todos los tiempos. Por años, aunque admiré par-tes de ‘Centauros del desierto’, pensé que su tratamiento de la cultura indígena y su gente era casi racista.

Sin embargo, una reciente presen-tación de la película en Blu-ray resultó una revelación para mí. Más bien, me di cuenta de que los personajes indígenas, aún en su forma más violenta, fueron presentados con respeto y compasión. Además, la brutalidad en la película tenía más sentido como un comentario sobre la crueldad de la vida.

Por lo tanto, ‘Centauros del desier-to’ es, para mí, una gran película, que combina una profunda verdad sobre la condición humana -lo que es de valor en la vida es mantener una capacidad compasiva a pesar de la crueldad e in-

justicia- con fuertes observaciones so-bre la naturaleza de las relaciones entre blancos e indígenas, hombres y muje-res, y adultos y niños.

En un nivel similar, ‘El gatopardo’ es una gran película, pues fusiona dos dimensiones de cine -intimidad y fina-lidad- en una visión que integra histo-ria, arte y destino individual. El tema involucra los compromisos políticos que dieron lugar a la unificación de Italia en el siglo XIX. Sin embargo, la película es más que una lectura, en la que la fusión de ficción e historia, pues presenta una narrativa que es rica en ambigüedades y múltiples sentidos.

Hay una majestuosidad similar en la fusión de lo personal y lo político en ‘Roma, ciudad abierta’, de Roberto Ro-sellini, sobre la resistencia italiana con-tra los nazis durante la Segunda Guerra

Mundial. Sin embargo, su tema princi-pal es religioso, enfocado a personajes que, en una forma comparable a Jesu-cristo, sufren torturas y sacrifican sus vidas por la causa de la libertad.

No obstante, aunque me inclino por el cine que combina la intimidad y fina-lidad, si tuviera que elegir uno u el otro, optaría por la intimidad. En este sentido, hoy me gustaría seleccionar ‘Gertrud’, de Carl Dreyer, en lugar de su otra obra maestra, ‘Ordet’, como una de las mejo-res películas de todos los tiempos. ‘Ger-trud’ examina, en el nivel más profundo, la naturaleza del amor, la intimidad y la vulnerabilidad emocional. La película comunica una idea profunda y, al mismo tiempo, expresa las emociones más ínti-mas del artista, que para mí es la última medida de gran arte.

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Lo mejor de lo mejor del cine‘centauRoS del deSIeRto’

‘Roma, cIudad abIeRta’

‘geRtRud’

eSPacIo. Un vistazo a la Galería Viteri, que lleva ocho años de actividad en la capital.

Galería Viteri, una vitrina resurgente

celebración° Para festejar su octavo ani-

versario, Ileana Viteri Galería de Arte organizó la exposición escultórica del artista francés Denis Monfleur y del

artista ecuatoriano Milton Estrella. ‘Le coeur de la pierre’ (‘El corazón de la piedra’), de Monfleur, y ‘Geometría orgánica’,

de Estrella, celebraron a la Galería. Junto a sus trabajos también se exhibieron obras de Kurt Muller, James Rosenquist, Christo and Jeanne-Claude, Robert Rauschenberg.

Milton Estrella expresó su felicitación y gratitud a Ileana Viteri por su aniversario: “Le agradezco por su compromiso con el arte ecuatoriano. Por su compromiso con los artistas que estamos

en esta búsqueda, en este proceso y que nunca desmaye porque galerías im-portantes como la de ella no hay. Entonces es bueno que en Quito

haya galerías de este nivel para que más artistas puedan exponer su obra”.

aRte

Ileana Viteri Galería de Arte está ubicada en Av. González Suárez N31-150. Edificio Atrium.

TOME NOTA

El 24 de octubre, a las 11:00, la Galería Viteri alista su nueva exposición: ‘Endestierro’, de Klever Ax, Freddy Guaillas y Emilio Seraquive.

El DATO

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oSwaldo Paz y mIño J • Presentamos con espe-cial placer a un autor del que en esta revista no habíamos expuesto antes ningún trabajo. Se trata de Santiago Posteguillo. La sema-na pasada desde la magistral pluma del maestro Mario Vargas Llosa y su obra, ‘Los cuentos de la peste’, estuvi-mos muy cerca de Boccaccio y de su sensual literatura, prensada en el ‘De-camerón’; hoy, en la misma tesitura de comentar libros que se han escrito desde la bicéfala raíz de otros libros y autores, nos hemos decantado por ‘La sangre de los libros’, un manuscrito de treinta epi-sodios, de narrativa histórica, aderezada con palabra fácil, lo que permite al lector aden-trarse sin tropiezos en las vibrantes doscien-tas veinte y dos páginas que arman el corpus de un trazado lleno de enigmas y anécdotas que cuentan especiales instantes de la vida y obra de autores universales plenamente vigentes, que le han ganado a la muerte y al tiempo, al espacio y la memoria.

Datos luminosos de escritores eter-nos tales como: Dante Alighieri, Isaac Asimov, Jane Bellemore, Agatha Christie, Robert Graves, Víctor Hugo, Jesús Jimé-nez, Albert Kapr, Lope de Vega, Ángeles Mastretta, Fernando Pessoa, Edgar Allan Poe, Francisco Quevedo, Alexander Pus-hkin, Emilio Salgari, James Reid, Seneca, Robert Lous Stevenson, Bram Stoker, Pe-dro Calderón de la Barca, Virgilio, Deena Weinstein, William Wilkinson.

‘La sangre de los libros’ confirma, en el autor Posteguillo, lo dicho por el litera-to francés Nicolas Sébastien Champort: “La mayoría de los lectores meten sus li-bros en la biblioteca; la mayor parte de los escritores meten su biblioteca en sus libros”. Tal cual, los compiladores se nu-tren de los volúmenes que pasan por sus

manos para construir sus mallas: la lectura es su vicio fundamental.

‘La sangre de los libros’ se adentra en los reco-vecos existenciales de treinta escritores fundamentales, en sus agobios, delirios, miedos, fracasos y pasiones volátiles. Páginas que exponen

secretos al lector que tendrá el privilegio de enterarse de muchos de sus escritores pre-feridos en medio de acciones de conspiración, asesinato, suicidio y duelos de sangre… Que no son los de amor… O los de ausencia.

“En la sangre de los libros la vida y las obras, efectivamente, se escri-ben con sangre, sudor y mucho talento… Hay en la literatura una biblioteca secreta, inclemente, escondida y muy olvidada: la bi-blioteca del Conde Drácula. En ella el perso-naje de Bram Stoker, el vampiro más famoso de toda la literatura universal, esconde su si-niestro objetivo. Si leen la novela, verán que esa biblioteca del autor nos desvela los pla-nes ocultos de Drácula, pero lo hace de for-ma sutil, indirecta, y nuestros ojos pasean ingenuos por esas páginas sin percatarnos que ahí está la clave de todo. Ocurre como en una novela de Agatha Christie donde, si la lees por segunda vez, te das cuenta de que sí, de que ahí estaban todas las piezas para adivinar quién era el asesino, pero no dos dimos cuenta” (pág. 131).

“Todo está en los libros”, y eso lo puede confirmar en otra estupenda fuente que os dejo, el nuevo programa de Fernando Sán-

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015 laureados 36 biblioteca

composición electrónica:Pantone Impresiones

edita: Editorial Minotauro S.A.correspondencia:

Planta Diario La HoraAv. Galo Plaza N62-08 y Nazaret

Fax: 247-6085 casilla 17-17-243 CCIcul tu ra @la ho ra .co m.ec

Quito, ecuador

director (e): Francisco Vivanco Riofríoeditor: Damián de la Torre Ayoradiseño: Vicky Arias

VItRIna de lIbRoS

Sonata a la VIdaVarios autores

La obra condensa el trabajo de seis autores de la Corporación de Escritores Ecuatorianos y Latinoamericanos, quienes develan con su palabra cada espacio inte-rior de la América mestiza. Elva Poveda, Matilde Suárez Troya, Edison Calvachi, Mariana Falconí, Carlos Reyes y Rosa Mercedes Sosa abordan el renacer de un continente que desde sus raíces ancestra-les, va en busca de su identidad. Los mai-zales, los volcanes y la selva amazónica son las atmósferas de una tierra que se reencuentra con su espíritu. cce

VInateRía del PacíFIcocésar dávila andrade

El Fakir Editores toma el riesgo y sale bien librado al presentar el trabajo del cuencano César Dávila Andrade (1918-1967) en formato cómic. Así, esta obra, en doble vía, no solo acerca al lector al trabajo de uno de los más grandes referentes de nuestra literatura, sino que refresca el lenguaje, el cual sin duda captará la atención de nuevos lectores. Este es el primer número de una serie de cuentos ilustrados de la Colección cabe-za de Gallo. La obra fue ilustrada por Eduardo Villacís. el Fakir

loS mÁS VendIdoS

aRgentIna

° Grey, e.l. James (Grijalbo).° Virtual Hero, de el Rubius (Planeta).° El amante japonés, Isabel allende (Sudamericana). ° La chica del tren, Paula Hawkins (Planeta).FUENTE: TEMATIKA.CoM

° La chica del tren, Paula Hawkins (Planeta).° Lo que no te mata te hace más fuerte, david lagercrantz (Planeta).° El amante japonés, Isabel allende (Penguin Random).° La oculta, Héctor abad (Penguin Random).FUENTE: LIbRERíA NACIoNAL

colombIa

eSPaña

méxIco

° El regreso de Catón, matilde asensi (Planeta).° La chica del tren, Paula Hawkins (Planeta).° Lo que no te mata te hace más fuerte, david lagercrantz (Destino).° El cártel, don winslow (RBA).FUENTE: CASA DEL LIbRo

° Aristóteles y Dante descubren secretos del universo, benjamín alire Sáenz (Planeta).° Lo que no te mata te hace más fuerte, david lagercrantz (Destino).° Grey, e.l. James (Grijalbo).° 1984, george orwell (Debolsillo).FUENTE: LIbRERíA GANDHI

° The Andes as the condor flies, tui de Roy (Libri Mundi-Enrique Grosse Luemern).° Número cero, umberto eco (Lumen).° After 2. En mil pedazos, anna todd (Planeta). ° El gran reformador, austen Ivereigh (Ediciones B).FUENTE: LIbRI MUNDI

° Crescendo, becca Fitzpatrick (B de Blok).° Si decido quedarme, gayle Forman (Salamandra).° Bajo la misma estrella, John green (Nube de Tinta).° Los secretos de yuya, yuya (Planeta).FUENTE: MR. booKS

ecuadoR

Nota: listado de libros de ficción de EFE, excep-to Ecuador.

Todo está en los libros

chez Dragó: ‘Libros con uasabi’, que lo trans-mite la Cadena Dos de Televisión Española, accesible por Internet o dentro de los hora-rios para América de ese estupendo canal.

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Vida y cosecha° Sara Danius abrió la puerta del despacho donde la Academia sueca dictaminaba el resultado del Premio Nobel de Literatura 2015. La secretaria permanente, primera mujer en ostentar el cargo, pronunció el nombre de Svetlana Alexiévich como la ganadora, gracias a sus “escritos polifónicos”. “Ha inventado un nuevo género literario, supera el formato del periodis-mo, continuando lo que otros autores han contribuido a elaborar”, detalló Danius el pasado 8 de octubre.

Alexiévich, de 67 años, nació en la Unión Soviética, específicamente en Stanislav (Ucrania), aunque ella se considera y porta ciudadanía bielorrusa. Esto, porque se crió en bielorrusia. Hija de maestros, estudió en la Universidad de Minsk. Tras culminar sus estudios, empezó a laborar como periodista, actividad que convinó con la docencia.

Motivada por el escritor bielorruso Alés Adamóvich, inclinó su estilo dentro de la ‘novela-evidencia’. Así ha elaborado una obra que se concentra en la crónica personal de la historia de los soviéticos y postsoviéticos que han atravesado las circunstancias más críticas de su región.

Su labor periodística, distinguida por su voz narrativa, se ha hecho merecedora de los premios: Ryszard-Kapuściński, Herder, Círculo de Críticos de EE.UU., y de la Paz del Comercio Librero Alemán.

compromiso° Svetlana Alexiévich ha sido enfática en los últimos días en señalar que con la distinción del Premio Nobel, siente la responsabilidad de continuar luchando por la democracia y por los Derechos Humanos en su país, una “dictadura aterciopelada” dirigida por el presidente Alexandr Lukashenko.

Para la autora, escribir novelas sobre las historias reales de la gente es una exigencia, “es el intento de captar el tiempo, de retenerlo, de extraer algo del caos en el que vivimos”. Aunque recopila información como una periodista, insistió en que ese material “lo procesa de forma literaria”.

Según Alexiévich, “lo que pasa en Rusia y bielorrusia todavía durará mucho” porque “para la libertad hace falta gente libre y esa todavía no existe”. Reconoció que “fue raro” recibir la felicitación del presidente bielorruso, pero señaló que se trata “de un juego” por parte de Lukas-henko, para hacer creer a occidente que la oposición en bielorrusia no está reprimida.

De igual manera, no oculta su escepticismo ante un posible le-vantamiento de las sanciones contra su país y recordó que “cuando las relaciones con Rusia están mal”, como ahora, que Minsk no recibe dinero de Moscú, (Lukashenko) se vira más hacia Europa”.

Por su parte, también ha sido crítica con la oposición, a la que cali-fica de “muy débil”. “Las personas que se hacen llamar oposición no se dan cuenta de la responsabilidad que tienen” y “solo les preocupa su propia vanidad”, sostiene. Esta es una de las razones, según la autora, por las cuales no se siente parte de la oposición.

Alexiévich piensa que uno de los motivos para que los gobernantes se perpetúen en el poder se debe a que “la gente ha borrado de sus vidas la parte política” y “encuentra siempre para sí misma una justificación”.

Palabra y obra° Desde las secuelas testimoniales tras la explo-sión de Chernobil hasta la descarnada situación en Afganistán, ahí se ubica Alexiévich, quien está pre-sente donde se concentra la violencia y se vulneran a los Derechos Humanos para plasmarlos con la sensibilidad que le hizo acreedora del codiciado galardón de la Academia sueca. Entre las principales obras de la autora bielorrusa se hallan los títulos:

• ‘La guerra no tiene rostro femenino’ (1983).• ‘Los chicos del zinc’ (1989).• ‘Hechizados por la muerte’ (1994). • ‘Voces de Chernobil’ (1997).• ‘Tiempo de segunda mano’ (2013).

Por su parte, las oficinas de Penguin Random House en Ecuador anunciaron que las obras de Svetlana Alexiévich se distribuirán en las librerías del país desde noviembre. Se trata de ‘Las voces de Chernobil’ (Debols!llo) y ‘La guerra no tiene rostro de mujer’ (Debate).

‘La guerra no tiene rostro de mujer’ le costó a la escritora un vara-palo de las autoridades soviéticas, quienes le acusaron de naturalismo y pacifismo, unas críticas que en esos tiempos impidieron su publica-ción. Por su parte, ‘Voces de Chernobil’ documenta las vivencias orales sobre el trauma que supuso la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad.

Postura política° Svetlana Alexiévich en su recorrido profesional ha sido una crítica acérrima a los gobiernos dictatoriales, así como de aquellos donde sus gobernantes han concentrado el poder y han buscado perennizarse en el mismo.

Entres sus primeras reacciones tras recibir el Premio Nobel de Literatura expresó su aversión por el gobierno de Stalin y del actual mandatario, Vladímir Putin. “Respeto el mundo ruso de la literatura y la ciencia, pero no el mundo ruso de Stalin y Putin”.

La escritora bielorrusa también dejó en claro que: “Tampoco me gusta ese 84% de rusos que llama a matar ucranianos”.

Por otra parte, Alexiévich no ha ocultado su antipatía por el presidente de bielorrusia, Alexandr Lukashenko, a quien reco-noce como el ‘último dictador’ de Europa.

“Es muy difícil ser una persona honesta actualmente, pero no hay que hacer concesiones ante un poder totalitario. Las autoridades bielorrusas fingen como que no existo y el presidente bielorruso también”, fueron otras de sus primeras

expresiones tras conocer la noticia del Nobel. Esto, a pocos días de que se celebraran las elecciones presidenciales en bielorrusa,

donde Lukashenko, en el poder desde 1994, fue reelegido para un quinto mandato tras obtener más del 84% de los votos.

De hecho, tras conocer los resultados del pasado domin-go, Svetlana Alexiévich advirtió a Europa que Lukashenko “no es digno de confianza”, y coincidió con la organiza-ción para la Seguridad y Cooperación de Europa (oSCE), organismo que manifestó su “decepción” por las carencias democráticas en las elecciones presidenciales bielorrusas.

¿Quién es Svetlana Alexiévich?PRemIo nobel

Para mirar el programa reco-mendado puede visitar: www.rtve.es

TOME NOTA

datos biográficosSantIago PoSteguIllo

Es profesor titular de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad Jaume I. Realizó sus estudios en EE.UU. y Reino Unido. Ha publicado ‘Afri-canus, el hijo del cónsul’, ‘Las legiones malditas’ y ‘La traición de Roma’. Ha sido finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y recibió el prestigioso Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana. En 2014, se le otorgó el Premio Internacional de Novela Históri-ca barcino, del Ayuntamiento de barcelona.

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PoR maRco antonIo RodRíguez*

el hombreDe mediana estatura, delgado, enérgico y cordial (cordial viene de cordis, cora-zón “… que tiene la virtud de fortalecer el corazón”, dice la RAE), orgullosamente sencillo como todo el que padece hondos ideales, solidario y sensible, ponderado y transparente, sabio (sabio es quien pro-cura conocer la razón de ser y el principio de las cosas y de él mismo), Enrique Aya-la Mora (Ibarra, 1950) es uno de los más esclarecidos historiadores latinoameri-canos. Ostenta varios títulos académicos, uno de ellos obtenido en una de las uni-versidades más importantes del mundo, Oxford, Inglaterra.

Ayala Mora, pensador, maestro por an-tonomasia, orador de fuste, utopista em-pedernido, ejecutor de sueños imposibles, político comprometido con las causas más nobles de nuestra patria, pertenece a esa rara estirpe de ecuatorianos de veras ilus-tres que han engrandecido al país con su vida y su obra. En los ochenta reemplaza a Hernán Malo González en la dirección de la Corporación Editora Nacional, insti-tución que ha gestado la bibliografía más significativa de nuestro ser nacional. En los tramos iniciantes de ese decenio, estudian-te de Oxford, escribe la tesis ‘La Revolución Liberal en el Ecuador’. En esos mismos años despunta no como el relator simplista de episodios nacionales y regionales, sino como el intelectual lúcido y creador que za-honda en hechos y personajes.

En ese período publica numerosos en-sayos -prelación de futuros libros suyos-. Resalto solo algunos títulos: ‘Los partidos políticos en la década de los setenta’; ‘Ca-cao, Capitalismo y Revolución Liberal’; ‘Gabriel García Moreno y la Gestión del Estado Nacional en el Ecuador’… Dicta conferencias, escribe estudios introduc-torios (cito al azar el del volumen cuarto del ‘Pensamiento Básico sobre Federico González Suárez y la Polémica sobre el

Estado Laico’ y la del tomo I del ‘Libro del Sesquicentenario’); así como numerosos artículos para revistas nacionales y ex-tranjeras…

En 1982, en Londres, conoce que en nuestro país se había conformado el Fren-te Amplio de Izquierda (FADI). A su re-torno organiza el Partido Socialista Úni-co. Su fervoroso anhelo inmediato: urdir un partido vertebrado en los principios socialistas que fracturara su ominosa tra-dición de escisiones y desvínculos. La de Ayala Mora es —a contrario sensu de lo que es la de la mayoría de políticos— una militancia de vida, de dación integral a los demás, de dignidad. Muy pocos persona-jes de nuestra historia reciente congregan los cimeros valores de Ayala Mora. Las contrariedades lo alientan y los obstácu-los lo engrandecen. Y en los tiempos de peligro, que es cuando la patria conoce la excelencia de sus hijos, allí está él, pun-tual y valeroso, exento de griteríos y ver-balismos, con su preclara inteligencia y sin rehuir riesgo alguno.

los primeros añosAyala Mora no abdica de sus orígenes fa-miliares de raigambre católica. Menos de sus estudios primarios cumplidos bajo la égida de los Hermanos Cristianos; los se-cundarios en colegio de sacerdotes sale-sianos y los universitarios en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Forma-ción, diríase, religiosa, de acendrado sig-no católico. Y en la hora de las gratitudes (“el agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien”, decía Quevedo), Ayala Mora evoca a los salesianos Jorge Ugalde y Adolfo Álvarez como los susci-tadores de su pasión por la historia. Ellos lo condujeron a esa materia académica de tanta trascendencia para el destino de los pueblos.

Con idéntico, entrañable afecto, nom-bra a Hernán Malo González, mentor de la transformación de la Universidad Católica del Ecuador, quien guía a Ayala Mora ha-cia las ciencias humanísticas, suprimidas en la actualidad por la novelería seudoa-cadémica que atraviesa las ‘reformas’ edu-

cacionales del Gobierno de turno. Duran-te algunos años vive en casa de Mariano Suárez Veintimilla, figura del conservadu-rismo, quien le ofrece consejos que Ayala Mora reconoce con la nobleza que le signa.

Seres humanos como Ayala Mora hon-ran a su patria, más aún, a la especie hu-mana, y deben —los deberes no se impe-tran, sirven para ser cumplidos— ser los guías de sus naciones.

La caída del Muro de Berlín marcó un punto de inflexión drástica, uno de los más fuertes de todos lo tiempos. Viraje del tiempo histórico en el ámbito planeta-rio. Mundialización. Derrumbe del mar-xismo como sistema actuante de ideas: arraigo y circulación en instituciones y sociedades y la conmoción del llamado “estado de bienestar” que en muchos ca-sos fue desmantelado. Lo ocurrido fue ca-lificado como “cambio civilizatorio”. Vivi-mos los tiempos de la transpolítica, más en los países eufemísticamente llamados tercermundistas. Bajo esta ideación de-ben actuar los gobernantes y no a los tum-

bos, represados en doctrinas pasadistas.La vida de Ayala Mora está rubricada

por una sucesión ininterrumpida de vi-gorosas producciones intelectuales y gra-vitantes empresas académicas y políticas. Inagotable, indomeñable, pertinaz, al verlo —amable y respetuoso con amigos y adversarios—, da la sensación de que viene de tomar un dilatado reposo. Pero acontece que llega de cumplir ingentes labores en otros países, participando en foros y seminarios, ejecutando proyectos irrealizables por el común de los morta-les. Su hiperactividad es reconocida por todos, así como su esclarecido talento y la nitidez con que maneja los asuntos que le han sido encomendados.

la obraLa densidad reflexiva y la fuerza creadora de Ayala Mora, intrínsecamente imbrica-das en sus libros históricos, así como en sus ensayos sobre otras cuestiones (cultu-rales y políticas sobre todo), ajustan rigu-rosos instrumentos en la develación de los

asuntos sobre los cuales versan. Su prolí-fica y profunda obra debe ser publicada en sendos tomos para uso de nuestras ju-ventudes. Toda crítica —alecciona Roland Barthes— debe incluir en su discurso (aunque sea de modo velado y púdico) un discurso implícito sobre sí misma. La crí-tica entonces no debe ser un frío registro de deducciones o un simple inventario de juicios, sino una sucesión de actos crea-dores inmersos en la existencia histórica y subjetiva de quienes los asumen. Este es el espléndido distintivo que vertebra y subyace en la vasta obra de Ayala Mora.

La prolífica obra de Ayala Mora es una de las más encumbradas del pensamiento latinoamericano de los últimos tiempos. Innumerables libros que no caben en este espacio y enjundiosos ensayos de coauto-ría en las más importantes sagas históricas y del pensamiento latinoamericano publi-cadas en los recientes decenios, folletos, artículos periodísticos… señalan la solidez y la perdurabilidad de su pensamiento.

Entre sus materiales como coautor

menciono ‘La sacralización del Liber-tador’, ‘Historia de la revolución liberal Ecuatoriana’, la monumental ‘Nueva his-toria del Ecuador’ (15 volúmenes de los cuales es autor de cinco), ‘La enseñanza de historia en el Ecuador’ (1999). Entre sus libros: ‘Lucha política y origen de los partidos en Ecuador’, 1983; ‘Simón Bolí-var, pensamiento político’, 1983; ‘La ense-ñanza de Integración en los países andi-nos’, 2006; ‘La interculturalidad: camino para el Ecuador’, 2011; ‘Ecuador, Patria de todos, Manual de Cívica’, 2014; ‘Historia, Tiempo y Conocimiento del Pasado, Es-tudios sobre periodización general de la historia ecuatoriana: una interpretación interparadigmática’, 2014…

Añádase a la eminente producción intelectual de Ayala Mora, brevemente reseñada en el párrafo anterior, sus innu-merables investigaciones. Universidades europeas, norteamericanas y latinoameri-canas han celebrado sus dotes de maestro, designándole profesor emérito o pidién-dole su concurso en simposios, conferen-

cias y seminarios del más alto nivel. Pero el insigne historiador, pensador y político jamás ha hecho gala de su invaluable bi-bliografía ni de sus otras magníficas capa-cidades. Esa hombredad, esa sobriedad, esa llaneza, esculpidas en una vida aus-tera y generosa, son patrimonio de seres humanos únicos, de aquellos que suelen darse ‘cada cincuentenario’, como afirma-ba Ortega y Gasset.

la universidad andinaLa Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) es obra magna de Enrique Aya-la Mora. Combatiente y combatido, este esclarecido ecuatoriano, batiendo a pro-pios y a extraños —detracciones y felo-nías, diatribas y mezquindades—, no ha encorvado su mano y ha seguido incó-lume en su diaria siembra de esperanza para nuestro pueblo. Universidad modé-lica, tanto en su estructura física cuanto en su excelencia académica, su prestigio se ha esparcido por América y el mundo. En su campus se vive la cultura y el arte ecuatorianos, así como de nuestros países andinos (en este empeño ha tenido a su lado la guía luminosa de Inés Flores, mu-jer excepcional y conocedora profunda de la historia del arte). Digno ejemplo para toda universidad, incluidas las primer-mundistas.

La Universidad Andina se ha encum-brado a esos horizontes gracias a la rec-toría de Ayala Mora, quien —visionario y hombre de cultura universal—, com-prendió siempre que nuestra universi-dad debía ingresar a la modernidad sin imitar sistemas extranjerizantes y que no debe dejar de ser nunca sede de la autonomía de la razón, diálogo perma-nente de las voces de la historia, pacto de la razón crítica de su ser esencial, del en-torno al cual se debe y del mundo al que pertenece. Bajo estos presupuestos, Aya-la Mora ha erigido la genuina e incesante superación de esta universidad fundada en la ciencia, el progreso humano inte-gral (saberes y valores) y en la aprehen-sión del acervo de tecnologías en un todo que servirá para la siembra de la buena historia de la patria. Ecuador y América (especialmente nuestros países andinos) estarán siempre en deuda con este ecua-toriano ejemplar. Él debe escuchar la voz de nuestro pueblo que clama por un go-bernante que ostente sus excepcionales calidades.

* Narrador, ensayista. Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Co-rrespondiente de la RAE.

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015ensayo4 5I

Enrique Ayala Mora, apuntes sobre su vida y su obraPeRFIl

HIStoRIadoR. Ayala Mora, con su infaltable corbata roja, en su despacho. (Foto: UASb)

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PoR maRco antonIo RodRíguez*

el hombreDe mediana estatura, delgado, enérgico y cordial (cordial viene de cordis, cora-zón “… que tiene la virtud de fortalecer el corazón”, dice la RAE), orgullosamente sencillo como todo el que padece hondos ideales, solidario y sensible, ponderado y transparente, sabio (sabio es quien pro-cura conocer la razón de ser y el principio de las cosas y de él mismo), Enrique Aya-la Mora (Ibarra, 1950) es uno de los más esclarecidos historiadores latinoameri-canos. Ostenta varios títulos académicos, uno de ellos obtenido en una de las uni-versidades más importantes del mundo, Oxford, Inglaterra.

Ayala Mora, pensador, maestro por an-tonomasia, orador de fuste, utopista em-pedernido, ejecutor de sueños imposibles, político comprometido con las causas más nobles de nuestra patria, pertenece a esa rara estirpe de ecuatorianos de veras ilus-tres que han engrandecido al país con su vida y su obra. En los ochenta reemplaza a Hernán Malo González en la dirección de la Corporación Editora Nacional, insti-tución que ha gestado la bibliografía más significativa de nuestro ser nacional. En los tramos iniciantes de ese decenio, estudian-te de Oxford, escribe la tesis ‘La Revolución Liberal en el Ecuador’. En esos mismos años despunta no como el relator simplista de episodios nacionales y regionales, sino como el intelectual lúcido y creador que za-honda en hechos y personajes.

En ese período publica numerosos en-sayos -prelación de futuros libros suyos-. Resalto solo algunos títulos: ‘Los partidos políticos en la década de los setenta’; ‘Ca-cao, Capitalismo y Revolución Liberal’; ‘Gabriel García Moreno y la Gestión del Estado Nacional en el Ecuador’… Dicta conferencias, escribe estudios introduc-torios (cito al azar el del volumen cuarto del ‘Pensamiento Básico sobre Federico González Suárez y la Polémica sobre el

Estado Laico’ y la del tomo I del ‘Libro del Sesquicentenario’); así como numerosos artículos para revistas nacionales y ex-tranjeras…

En 1982, en Londres, conoce que en nuestro país se había conformado el Fren-te Amplio de Izquierda (FADI). A su re-torno organiza el Partido Socialista Úni-co. Su fervoroso anhelo inmediato: urdir un partido vertebrado en los principios socialistas que fracturara su ominosa tra-dición de escisiones y desvínculos. La de Ayala Mora es —a contrario sensu de lo que es la de la mayoría de políticos— una militancia de vida, de dación integral a los demás, de dignidad. Muy pocos persona-jes de nuestra historia reciente congregan los cimeros valores de Ayala Mora. Las contrariedades lo alientan y los obstácu-los lo engrandecen. Y en los tiempos de peligro, que es cuando la patria conoce la excelencia de sus hijos, allí está él, pun-tual y valeroso, exento de griteríos y ver-balismos, con su preclara inteligencia y sin rehuir riesgo alguno.

los primeros añosAyala Mora no abdica de sus orígenes fa-miliares de raigambre católica. Menos de sus estudios primarios cumplidos bajo la égida de los Hermanos Cristianos; los se-cundarios en colegio de sacerdotes sale-sianos y los universitarios en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Forma-ción, diríase, religiosa, de acendrado sig-no católico. Y en la hora de las gratitudes (“el agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien”, decía Quevedo), Ayala Mora evoca a los salesianos Jorge Ugalde y Adolfo Álvarez como los susci-tadores de su pasión por la historia. Ellos lo condujeron a esa materia académica de tanta trascendencia para el destino de los pueblos.

Con idéntico, entrañable afecto, nom-bra a Hernán Malo González, mentor de la transformación de la Universidad Católica del Ecuador, quien guía a Ayala Mora ha-cia las ciencias humanísticas, suprimidas en la actualidad por la novelería seudoa-cadémica que atraviesa las ‘reformas’ edu-

cacionales del Gobierno de turno. Duran-te algunos años vive en casa de Mariano Suárez Veintimilla, figura del conservadu-rismo, quien le ofrece consejos que Ayala Mora reconoce con la nobleza que le signa.

Seres humanos como Ayala Mora hon-ran a su patria, más aún, a la especie hu-mana, y deben —los deberes no se impe-tran, sirven para ser cumplidos— ser los guías de sus naciones.

La caída del Muro de Berlín marcó un punto de inflexión drástica, uno de los más fuertes de todos lo tiempos. Viraje del tiempo histórico en el ámbito planeta-rio. Mundialización. Derrumbe del mar-xismo como sistema actuante de ideas: arraigo y circulación en instituciones y sociedades y la conmoción del llamado “estado de bienestar” que en muchos ca-sos fue desmantelado. Lo ocurrido fue ca-lificado como “cambio civilizatorio”. Vivi-mos los tiempos de la transpolítica, más en los países eufemísticamente llamados tercermundistas. Bajo esta ideación de-ben actuar los gobernantes y no a los tum-

bos, represados en doctrinas pasadistas.La vida de Ayala Mora está rubricada

por una sucesión ininterrumpida de vi-gorosas producciones intelectuales y gra-vitantes empresas académicas y políticas. Inagotable, indomeñable, pertinaz, al verlo —amable y respetuoso con amigos y adversarios—, da la sensación de que viene de tomar un dilatado reposo. Pero acontece que llega de cumplir ingentes labores en otros países, participando en foros y seminarios, ejecutando proyectos irrealizables por el común de los morta-les. Su hiperactividad es reconocida por todos, así como su esclarecido talento y la nitidez con que maneja los asuntos que le han sido encomendados.

la obraLa densidad reflexiva y la fuerza creadora de Ayala Mora, intrínsecamente imbrica-das en sus libros históricos, así como en sus ensayos sobre otras cuestiones (cultu-rales y políticas sobre todo), ajustan rigu-rosos instrumentos en la develación de los

asuntos sobre los cuales versan. Su prolí-fica y profunda obra debe ser publicada en sendos tomos para uso de nuestras ju-ventudes. Toda crítica —alecciona Roland Barthes— debe incluir en su discurso (aunque sea de modo velado y púdico) un discurso implícito sobre sí misma. La crí-tica entonces no debe ser un frío registro de deducciones o un simple inventario de juicios, sino una sucesión de actos crea-dores inmersos en la existencia histórica y subjetiva de quienes los asumen. Este es el espléndido distintivo que vertebra y subyace en la vasta obra de Ayala Mora.

La prolífica obra de Ayala Mora es una de las más encumbradas del pensamiento latinoamericano de los últimos tiempos. Innumerables libros que no caben en este espacio y enjundiosos ensayos de coauto-ría en las más importantes sagas históricas y del pensamiento latinoamericano publi-cadas en los recientes decenios, folletos, artículos periodísticos… señalan la solidez y la perdurabilidad de su pensamiento.

Entre sus materiales como coautor

menciono ‘La sacralización del Liber-tador’, ‘Historia de la revolución liberal Ecuatoriana’, la monumental ‘Nueva his-toria del Ecuador’ (15 volúmenes de los cuales es autor de cinco), ‘La enseñanza de historia en el Ecuador’ (1999). Entre sus libros: ‘Lucha política y origen de los partidos en Ecuador’, 1983; ‘Simón Bolí-var, pensamiento político’, 1983; ‘La ense-ñanza de Integración en los países andi-nos’, 2006; ‘La interculturalidad: camino para el Ecuador’, 2011; ‘Ecuador, Patria de todos, Manual de Cívica’, 2014; ‘Historia, Tiempo y Conocimiento del Pasado, Es-tudios sobre periodización general de la historia ecuatoriana: una interpretación interparadigmática’, 2014…

Añádase a la eminente producción intelectual de Ayala Mora, brevemente reseñada en el párrafo anterior, sus innu-merables investigaciones. Universidades europeas, norteamericanas y latinoameri-canas han celebrado sus dotes de maestro, designándole profesor emérito o pidién-dole su concurso en simposios, conferen-

cias y seminarios del más alto nivel. Pero el insigne historiador, pensador y político jamás ha hecho gala de su invaluable bi-bliografía ni de sus otras magníficas capa-cidades. Esa hombredad, esa sobriedad, esa llaneza, esculpidas en una vida aus-tera y generosa, son patrimonio de seres humanos únicos, de aquellos que suelen darse ‘cada cincuentenario’, como afirma-ba Ortega y Gasset.

la universidad andinaLa Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) es obra magna de Enrique Aya-la Mora. Combatiente y combatido, este esclarecido ecuatoriano, batiendo a pro-pios y a extraños —detracciones y felo-nías, diatribas y mezquindades—, no ha encorvado su mano y ha seguido incó-lume en su diaria siembra de esperanza para nuestro pueblo. Universidad modé-lica, tanto en su estructura física cuanto en su excelencia académica, su prestigio se ha esparcido por América y el mundo. En su campus se vive la cultura y el arte ecuatorianos, así como de nuestros países andinos (en este empeño ha tenido a su lado la guía luminosa de Inés Flores, mu-jer excepcional y conocedora profunda de la historia del arte). Digno ejemplo para toda universidad, incluidas las primer-mundistas.

La Universidad Andina se ha encum-brado a esos horizontes gracias a la rec-toría de Ayala Mora, quien —visionario y hombre de cultura universal—, com-prendió siempre que nuestra universi-dad debía ingresar a la modernidad sin imitar sistemas extranjerizantes y que no debe dejar de ser nunca sede de la autonomía de la razón, diálogo perma-nente de las voces de la historia, pacto de la razón crítica de su ser esencial, del en-torno al cual se debe y del mundo al que pertenece. Bajo estos presupuestos, Aya-la Mora ha erigido la genuina e incesante superación de esta universidad fundada en la ciencia, el progreso humano inte-gral (saberes y valores) y en la aprehen-sión del acervo de tecnologías en un todo que servirá para la siembra de la buena historia de la patria. Ecuador y América (especialmente nuestros países andinos) estarán siempre en deuda con este ecua-toriano ejemplar. Él debe escuchar la voz de nuestro pueblo que clama por un go-bernante que ostente sus excepcionales calidades.

* Narrador, ensayista. Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Co-rrespondiente de la RAE.

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015ensayo4 5I

Enrique Ayala Mora, apuntes sobre su vida y su obraPeRFIl

HIStoRIadoR. Ayala Mora, con su infaltable corbata roja, en su despacho. (Foto: UASb)

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oSwaldo Paz y mIño J • Presentamos con espe-cial placer a un autor del que en esta revista no habíamos expuesto antes ningún trabajo. Se trata de Santiago Posteguillo. La sema-na pasada desde la magistral pluma del maestro Mario Vargas Llosa y su obra, ‘Los cuentos de la peste’, estuvi-mos muy cerca de Boccaccio y de su sensual literatura, prensada en el ‘De-camerón’; hoy, en la misma tesitura de comentar libros que se han escrito desde la bicéfala raíz de otros libros y autores, nos hemos decantado por ‘La sangre de los libros’, un manuscrito de treinta epi-sodios, de narrativa histórica, aderezada con palabra fácil, lo que permite al lector aden-trarse sin tropiezos en las vibrantes doscien-tas veinte y dos páginas que arman el corpus de un trazado lleno de enigmas y anécdotas que cuentan especiales instantes de la vida y obra de autores universales plenamente vigentes, que le han ganado a la muerte y al tiempo, al espacio y la memoria.

Datos luminosos de escritores eter-nos tales como: Dante Alighieri, Isaac Asimov, Jane Bellemore, Agatha Christie, Robert Graves, Víctor Hugo, Jesús Jimé-nez, Albert Kapr, Lope de Vega, Ángeles Mastretta, Fernando Pessoa, Edgar Allan Poe, Francisco Quevedo, Alexander Pus-hkin, Emilio Salgari, James Reid, Seneca, Robert Lous Stevenson, Bram Stoker, Pe-dro Calderón de la Barca, Virgilio, Deena Weinstein, William Wilkinson.

‘La sangre de los libros’ confirma, en el autor Posteguillo, lo dicho por el litera-to francés Nicolas Sébastien Champort: “La mayoría de los lectores meten sus li-bros en la biblioteca; la mayor parte de los escritores meten su biblioteca en sus libros”. Tal cual, los compiladores se nu-tren de los volúmenes que pasan por sus

manos para construir sus mallas: la lectura es su vicio fundamental.

‘La sangre de los libros’ se adentra en los reco-vecos existenciales de treinta escritores fundamentales, en sus agobios, delirios, miedos, fracasos y pasiones volátiles. Páginas que exponen

secretos al lector que tendrá el privilegio de enterarse de muchos de sus escritores pre-feridos en medio de acciones de conspiración, asesinato, suicidio y duelos de sangre… Que no son los de amor… O los de ausencia.

“En la sangre de los libros la vida y las obras, efectivamente, se escri-ben con sangre, sudor y mucho talento… Hay en la literatura una biblioteca secreta, inclemente, escondida y muy olvidada: la bi-blioteca del Conde Drácula. En ella el perso-naje de Bram Stoker, el vampiro más famoso de toda la literatura universal, esconde su si-niestro objetivo. Si leen la novela, verán que esa biblioteca del autor nos desvela los pla-nes ocultos de Drácula, pero lo hace de for-ma sutil, indirecta, y nuestros ojos pasean ingenuos por esas páginas sin percatarnos que ahí está la clave de todo. Ocurre como en una novela de Agatha Christie donde, si la lees por segunda vez, te das cuenta de que sí, de que ahí estaban todas las piezas para adivinar quién era el asesino, pero no dos dimos cuenta” (pág. 131).

“Todo está en los libros”, y eso lo puede confirmar en otra estupenda fuente que os dejo, el nuevo programa de Fernando Sán-

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015 laureados 36 biblioteca

composición electrónica:Pantone Impresiones

edita: Editorial Minotauro S.A.correspondencia:

Planta Diario La HoraAv. Galo Plaza N62-08 y Nazaret

Fax: 247-6085 casilla 17-17-243 CCIcul tu ra @la ho ra .co m.ec

Quito, ecuador

director (e): Francisco Vivanco Riofríoeditor: Damián de la Torre Ayoradiseño: Vicky Arias

VItRIna de lIbRoS

Sonata a la VIdaVarios autores

La obra condensa el trabajo de seis autores de la Corporación de Escritores Ecuatorianos y Latinoamericanos, quienes develan con su palabra cada espacio inte-rior de la América mestiza. Elva Poveda, Matilde Suárez Troya, Edison Calvachi, Mariana Falconí, Carlos Reyes y Rosa Mercedes Sosa abordan el renacer de un continente que desde sus raíces ancestra-les, va en busca de su identidad. Los mai-zales, los volcanes y la selva amazónica son las atmósferas de una tierra que se reencuentra con su espíritu. cce

VInateRía del PacíFIcocésar dávila andrade

El Fakir Editores toma el riesgo y sale bien librado al presentar el trabajo del cuencano César Dávila Andrade (1918-1967) en formato cómic. Así, esta obra, en doble vía, no solo acerca al lector al trabajo de uno de los más grandes referentes de nuestra literatura, sino que refresca el lenguaje, el cual sin duda captará la atención de nuevos lectores. Este es el primer número de una serie de cuentos ilustrados de la Colección cabe-za de Gallo. La obra fue ilustrada por Eduardo Villacís. el Fakir

loS mÁS VendIdoS

aRgentIna

° Grey, e.l. James (Grijalbo).° Virtual Hero, de el Rubius (Planeta).° El amante japonés, Isabel allende (Sudamericana). ° La chica del tren, Paula Hawkins (Planeta).FUENTE: TEMATIKA.CoM

° La chica del tren, Paula Hawkins (Planeta).° Lo que no te mata te hace más fuerte, david lagercrantz (Planeta).° El amante japonés, Isabel allende (Penguin Random).° La oculta, Héctor abad (Penguin Random).FUENTE: LIbRERíA NACIoNAL

colombIa

eSPaña

méxIco

° El regreso de Catón, matilde asensi (Planeta).° La chica del tren, Paula Hawkins (Planeta).° Lo que no te mata te hace más fuerte, david lagercrantz (Destino).° El cártel, don winslow (RBA).FUENTE: CASA DEL LIbRo

° Aristóteles y Dante descubren secretos del universo, benjamín alire Sáenz (Planeta).° Lo que no te mata te hace más fuerte, david lagercrantz (Destino).° Grey, e.l. James (Grijalbo).° 1984, george orwell (Debolsillo).FUENTE: LIbRERíA GANDHI

° The Andes as the condor flies, tui de Roy (Libri Mundi-Enrique Grosse Luemern).° Número cero, umberto eco (Lumen).° After 2. En mil pedazos, anna todd (Planeta). ° El gran reformador, austen Ivereigh (Ediciones B).FUENTE: LIbRI MUNDI

° Crescendo, becca Fitzpatrick (B de Blok).° Si decido quedarme, gayle Forman (Salamandra).° Bajo la misma estrella, John green (Nube de Tinta).° Los secretos de yuya, yuya (Planeta).FUENTE: MR. booKS

ecuadoR

Nota: listado de libros de ficción de EFE, excep-to Ecuador.

Todo está en los libros

chez Dragó: ‘Libros con uasabi’, que lo trans-mite la Cadena Dos de Televisión Española, accesible por Internet o dentro de los hora-rios para América de ese estupendo canal.

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Vida y cosecha° Sara Danius abrió la puerta del despacho donde la Academia sueca dictaminaba el resultado del Premio Nobel de Literatura 2015. La secretaria permanente, primera mujer en ostentar el cargo, pronunció el nombre de Svetlana Alexiévich como la ganadora, gracias a sus “escritos polifónicos”. “Ha inventado un nuevo género literario, supera el formato del periodis-mo, continuando lo que otros autores han contribuido a elaborar”, detalló Danius el pasado 8 de octubre.

Alexiévich, de 67 años, nació en la Unión Soviética, específicamente en Stanislav (Ucrania), aunque ella se considera y porta ciudadanía bielorrusa. Esto, porque se crió en bielorrusia. Hija de maestros, estudió en la Universidad de Minsk. Tras culminar sus estudios, empezó a laborar como periodista, actividad que convinó con la docencia.

Motivada por el escritor bielorruso Alés Adamóvich, inclinó su estilo dentro de la ‘novela-evidencia’. Así ha elaborado una obra que se concentra en la crónica personal de la historia de los soviéticos y postsoviéticos que han atravesado las circunstancias más críticas de su región.

Su labor periodística, distinguida por su voz narrativa, se ha hecho merecedora de los premios: Ryszard-Kapuściński, Herder, Círculo de Críticos de EE.UU., y de la Paz del Comercio Librero Alemán.

compromiso° Svetlana Alexiévich ha sido enfática en los últimos días en señalar que con la distinción del Premio Nobel, siente la responsabilidad de continuar luchando por la democracia y por los Derechos Humanos en su país, una “dictadura aterciopelada” dirigida por el presidente Alexandr Lukashenko.

Para la autora, escribir novelas sobre las historias reales de la gente es una exigencia, “es el intento de captar el tiempo, de retenerlo, de extraer algo del caos en el que vivimos”. Aunque recopila información como una periodista, insistió en que ese material “lo procesa de forma literaria”.

Según Alexiévich, “lo que pasa en Rusia y bielorrusia todavía durará mucho” porque “para la libertad hace falta gente libre y esa todavía no existe”. Reconoció que “fue raro” recibir la felicitación del presidente bielorruso, pero señaló que se trata “de un juego” por parte de Lukas-henko, para hacer creer a occidente que la oposición en bielorrusia no está reprimida.

De igual manera, no oculta su escepticismo ante un posible le-vantamiento de las sanciones contra su país y recordó que “cuando las relaciones con Rusia están mal”, como ahora, que Minsk no recibe dinero de Moscú, (Lukashenko) se vira más hacia Europa”.

Por su parte, también ha sido crítica con la oposición, a la que cali-fica de “muy débil”. “Las personas que se hacen llamar oposición no se dan cuenta de la responsabilidad que tienen” y “solo les preocupa su propia vanidad”, sostiene. Esta es una de las razones, según la autora, por las cuales no se siente parte de la oposición.

Alexiévich piensa que uno de los motivos para que los gobernantes se perpetúen en el poder se debe a que “la gente ha borrado de sus vidas la parte política” y “encuentra siempre para sí misma una justificación”.

Palabra y obra° Desde las secuelas testimoniales tras la explo-sión de Chernobil hasta la descarnada situación en Afganistán, ahí se ubica Alexiévich, quien está pre-sente donde se concentra la violencia y se vulneran a los Derechos Humanos para plasmarlos con la sensibilidad que le hizo acreedora del codiciado galardón de la Academia sueca. Entre las principales obras de la autora bielorrusa se hallan los títulos:

• ‘La guerra no tiene rostro femenino’ (1983).• ‘Los chicos del zinc’ (1989).• ‘Hechizados por la muerte’ (1994). • ‘Voces de Chernobil’ (1997).• ‘Tiempo de segunda mano’ (2013).

Por su parte, las oficinas de Penguin Random House en Ecuador anunciaron que las obras de Svetlana Alexiévich se distribuirán en las librerías del país desde noviembre. Se trata de ‘Las voces de Chernobil’ (Debols!llo) y ‘La guerra no tiene rostro de mujer’ (Debate).

‘La guerra no tiene rostro de mujer’ le costó a la escritora un vara-palo de las autoridades soviéticas, quienes le acusaron de naturalismo y pacifismo, unas críticas que en esos tiempos impidieron su publica-ción. Por su parte, ‘Voces de Chernobil’ documenta las vivencias orales sobre el trauma que supuso la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad.

Postura política° Svetlana Alexiévich en su recorrido profesional ha sido una crítica acérrima a los gobiernos dictatoriales, así como de aquellos donde sus gobernantes han concentrado el poder y han buscado perennizarse en el mismo.

Entres sus primeras reacciones tras recibir el Premio Nobel de Literatura expresó su aversión por el gobierno de Stalin y del actual mandatario, Vladímir Putin. “Respeto el mundo ruso de la literatura y la ciencia, pero no el mundo ruso de Stalin y Putin”.

La escritora bielorrusa también dejó en claro que: “Tampoco me gusta ese 84% de rusos que llama a matar ucranianos”.

Por otra parte, Alexiévich no ha ocultado su antipatía por el presidente de bielorrusia, Alexandr Lukashenko, a quien reco-noce como el ‘último dictador’ de Europa.

“Es muy difícil ser una persona honesta actualmente, pero no hay que hacer concesiones ante un poder totalitario. Las autoridades bielorrusas fingen como que no existo y el presidente bielorruso también”, fueron otras de sus primeras

expresiones tras conocer la noticia del Nobel. Esto, a pocos días de que se celebraran las elecciones presidenciales en bielorrusa,

donde Lukashenko, en el poder desde 1994, fue reelegido para un quinto mandato tras obtener más del 84% de los votos.

De hecho, tras conocer los resultados del pasado domin-go, Svetlana Alexiévich advirtió a Europa que Lukashenko “no es digno de confianza”, y coincidió con la organiza-ción para la Seguridad y Cooperación de Europa (oSCE), organismo que manifestó su “decepción” por las carencias democráticas en las elecciones presidenciales bielorrusas.

¿Quién es Svetlana Alexiévich?PRemIo nobel

Para mirar el programa reco-mendado puede visitar: www.rtve.es

TOME NOTA

datos biográficosSantIago PoSteguIllo

Es profesor titular de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad Jaume I. Realizó sus estudios en EE.UU. y Reino Unido. Ha publicado ‘Afri-canus, el hijo del cónsul’, ‘Las legiones malditas’ y ‘La traición de Roma’. Ha sido finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza y recibió el prestigioso Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana. En 2014, se le otorgó el Premio Internacional de Novela Históri-ca barcino, del Ayuntamiento de barcelona.

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Suena la ‘Sinfonía No.5’ de Beethoven. Su melodía se torna más potente cuando el so-nido se enfrenta con las esculturas en pie-dra de Milton Estrella y Denis Monfleur. La voz de Ileana Viteri es un bemol agra-dable en medio de esta atmósfera. La galerista, con la pasión que la caracteriza, acaricia delicadamen-te y explica el porqué estos artistas fueron los encargados de celebrar los ocho años del espacio que regen-ta: lo orgánico del ecuatoriano y el palpitar fuerte del francés en cada talle resultaban ideales.

Sí, Ileana Viteri Galería ya lleva ocho años dentro del ámbito cul-tural de Quito, convirtiéndose en uno de los pilares expositivos de la capital. Rincón pionero de este siglo, es el ‘ave fénix’ de las galerías luego de que las mismas fueran cerrando sus puertas durante los 90’.

¿Por qué lanzarse a un negocio que, por entonces, parecía no rentable? Ileana es fir-me en su respuesta: “Primero, en términos generales, sí hablamos de un negocio, pero no se reduce a esto… A mí me hacía falta un

lugar así. Desde niña visité galerías y sentía un gran vacío al no encontrarlas. Me dije: ‘Si a mí me sucede esto, seguramente hay más personas que comparten mi sentir’”.

A esto, con un aire reflexivo, agrega: “Además, me parecía impensable que Quito no tenga una galería. Quito, hace ocho años, era la única capital de Sudamérica que no contaba con una galería. Eso no hablaba bien de noso-tros, de los ecuatorianos en general”.

InicioLa galerista dice que en el momento en el que se lanzó a esta aventura –a la que se ha entregado por comple-

to- “había un trauma colectivo” que afec-taba a la sociedad.

“Cuando abrimos nuestras puertas, existía una gran pérdida de credibilidad. Vivíamos la debacle económica, pero también hubo una pérdida de confianza en el mercado del arte”, recuerda Viteri.

Pero los objetivos sin obstáculos no se transforman en metas. Como buena ar-quitecta, fue tras la construcción del es-

pacio que anhelaba. “Renté este local en la González Suárez porque sentía que el ba-rrio se venía a menos. Había un ambiente como de abandono, no habían las cafete-rías de ahora. La Liebre y esta Galería le daban el resplandor cultural”, rememora.

Es así como se dio la primera ex-posición, la cual puede resumirse como un diálogo de resurgimiento. “Se trataba de reagruparnos, de ge-nerar un interés colectivo, por eso no pensé en una muestra individual”.

Ileana contactó a Jorge Velarde, Enrique Molina, Pilar Flores, Hernán Cueva, Paula Barragán, Oswaldo Vi-teri, María Teresa García y Marcelo Aguirre.

“Con ellos dejé en claro mi propuesta. Quería generar un diálogo generacional y regional, además de abarcar distintos len-guajes. Debían estar presentes artistas in-volucrados en la fotografía, porque siem-pre quise incluirla también”, puntualiza.

PresenteIleana Viteri no duda cuando dice que “los principios de vida son los mismos

que rigen en su Galería”. “La ética de tra-bajo debe sujetarse a la coherencia. Pa-rece sencillo, pero ser coherente es una de las construcciones más complejas”, manifiesta la galerista, quien asegura que “el respeto al público es primordial”

y se transforma en un termómetro para la coherencia.

“El arte está sujeto a subjetivida-des, pero uno debe tener claro que representa el arte para ti. Desde ahí, tú vas ambientando tu espacio, vas dándole cuerpo a una galería para que se sostenga y crezca”.

Ileana prefiere vivir junto a su Galería el presente. No oculta ese deseo de que las cosas deberían durar por siempre, pero hoy opta porque la intensidad del aho-ra perviva… Ileana Viteri Galería fue y es un sueño que se cristaliza con los ojos abiertos; ha sido un motor contagiante para que se abran más espacios similares; es un lugar donde el contemplar arte no se vive como algo extraordinario sino ordinario, porque enseña que el arte es parte de la vida. (DVD)

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Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015

Ecuador, domingo 18 de octubre de 2015 7promotores bambalinasI O

RIcaRdo SegReda • Hace varios años fui contactado por un periodista en Inglate-rra quien investigaba lo que los críticos de cine, de distintas partes del mundo, consideraban las mejores películas de todos los tiempos. Pidió 50 títulos. Esto resultó un reto, en cuanto que de las 50 películas que mencioné, podría haber pensado por lo mínimo en 500 de igual valor.

Casi me inclinaba a rechazar la idea de “mejores películas”. Sin embargo, resultó un ejercicio productivo. Al definir lo que uno considera grande y no grande como arte, uno no sólo define calidad sino tam-bién su perspectiva con respecto a la vida, igual como una filosofía del arte.

La lista que, en 2009, hice sobre las 50 mejores películas incluyó ‘El gatopar-do’, de Luchino Visconti; ‘Lola Montes’, de Max Ophuls; ‘La règle de jeu’, de Jean Renoir; ‘Roma, ciudad abierta’, de Rober-to Rossellini; ‘Wagonmaster’, western de John Ford; ‘Ordet’, de Carl Dreyer; ‘El cuarto mandamiento’, de Orson Welles; ‘Cero en conducta’, de Jean Vigo; ‘Sansho Dayu”, de Kenji Mizoguchi; ‘Vértigo’, de Alfred Hitchcock, entre otras.

Por supuesto, esto no era una desig-nación definitiva, no sólo porque hay

muchos otros títulos, sino porque si uno es un crítico honesto, siempre reconsi-dera sus opiniones. En consecuencia, en 2015 elijo conservar algunos de esos títulos, pero voy a incluir e excluir otros, aunque todavía admiro todas estas pe-lículas.

Por ejemplo, ahora considero ‘Cen-tauros del desierto’, otro western de John Ford, no sólo superior a ‘Wagonmaster’, sino tal vez la mejor película de todos los tiempos. Por años, aunque admiré par-tes de ‘Centauros del desierto’, pensé que su tratamiento de la cultura indígena y su gente era casi racista.

Sin embargo, una reciente presen-tación de la película en Blu-ray resultó una revelación para mí. Más bien, me di cuenta de que los personajes indígenas, aún en su forma más violenta, fueron presentados con respeto y compasión. Además, la brutalidad en la película tenía más sentido como un comentario sobre la crueldad de la vida.

Por lo tanto, ‘Centauros del desier-to’ es, para mí, una gran película, que combina una profunda verdad sobre la condición humana -lo que es de valor en la vida es mantener una capacidad compasiva a pesar de la crueldad e in-

justicia- con fuertes observaciones so-bre la naturaleza de las relaciones entre blancos e indígenas, hombres y muje-res, y adultos y niños.

En un nivel similar, ‘El gatopardo’ es una gran película, pues fusiona dos dimensiones de cine -intimidad y fina-lidad- en una visión que integra histo-ria, arte y destino individual. El tema involucra los compromisos políticos que dieron lugar a la unificación de Italia en el siglo XIX. Sin embargo, la película es más que una lectura, en la que la fusión de ficción e historia, pues presenta una narrativa que es rica en ambigüedades y múltiples sentidos.

Hay una majestuosidad similar en la fusión de lo personal y lo político en ‘Roma, ciudad abierta’, de Roberto Ro-sellini, sobre la resistencia italiana con-tra los nazis durante la Segunda Guerra

Mundial. Sin embargo, su tema princi-pal es religioso, enfocado a personajes que, en una forma comparable a Jesu-cristo, sufren torturas y sacrifican sus vidas por la causa de la libertad.

No obstante, aunque me inclino por el cine que combina la intimidad y fina-lidad, si tuviera que elegir uno u el otro, optaría por la intimidad. En este sentido, hoy me gustaría seleccionar ‘Gertrud’, de Carl Dreyer, en lugar de su otra obra maestra, ‘Ordet’, como una de las mejo-res películas de todos los tiempos. ‘Ger-trud’ examina, en el nivel más profundo, la naturaleza del amor, la intimidad y la vulnerabilidad emocional. La película comunica una idea profunda y, al mismo tiempo, expresa las emociones más ínti-mas del artista, que para mí es la última medida de gran arte.

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Lo mejor de lo mejor del cine‘centauRoS del deSIeRto’

‘Roma, cIudad abIeRta’

‘geRtRud’

eSPacIo. Un vistazo a la Galería Viteri, que lleva ocho años de actividad en la capital.

Galería Viteri, una vitrina resurgente

celebración° Para festejar su octavo ani-

versario, Ileana Viteri Galería de Arte organizó la exposición escultórica del artista francés Denis Monfleur y del

artista ecuatoriano Milton Estrella. ‘Le coeur de la pierre’ (‘El corazón de la piedra’), de Monfleur, y ‘Geometría orgánica’,

de Estrella, celebraron a la Galería. Junto a sus trabajos también se exhibieron obras de Kurt Muller, James Rosenquist, Christo and Jeanne-Claude, Robert Rauschenberg.

Milton Estrella expresó su felicitación y gratitud a Ileana Viteri por su aniversario: “Le agradezco por su compromiso con el arte ecuatoriano. Por su compromiso con los artistas que estamos

en esta búsqueda, en este proceso y que nunca desmaye porque galerías im-portantes como la de ella no hay. Entonces es bueno que en Quito

haya galerías de este nivel para que más artistas puedan exponer su obra”.

aRte

Ileana Viteri Galería de Arte está ubicada en Av. González Suárez N31-150. Edificio Atrium.

TOME NOTA

El 24 de octubre, a las 11:00, la Galería Viteri alista su nueva exposición: ‘Endestierro’, de Klever Ax, Freddy Guaillas y Emilio Seraquive.

El DATO

Page 8: Artes & Cultura 18 octubre 2015

CYAN MAGENTA YELLOW BLACK

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Ecuador, domingo 18 de octubre de 20158 P

www.lahora.com.ecEcuador, domingo 18 de octubre de 2015 Nº 936

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PROMOTORES.Galería Viteri, arte y coherencia.

ENSAYO. Ayala Mora, su historia.

4-5

Svetlana Alexiévich recibe el Nobel de Literatura por sus reportajes.

Flores al periodismo

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