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arte y letras Elvira García mezcla con sus since- ras reflexiones dos textos semejantes por su pasión por los viajes y amor al periodismo. Ricardo Coler y Ryszard Kapuscinski son los autores de los celebrados volúmenes. Página 7 ENSAYO Libros de viajes y de reflexiones espirituales El escultor Jaume Plensa, que expone sus obras en el IVAM de Valencia, di- ce que «la función del arte es provo- car movimientos» y que «es tan im- portante lo que muestras co- mo el vacío». Página 8 ARTE Entrevista a Jaume Plensa, escultor multidisciplinar «Once» es una película para no per- derse, que engrandece el género mu- sical sin ser una película de estas ca- racterísticas. «La pareja protagonista borra la frontera entre ser y actuar», explica Joaquín Quílez. Página 11 CINE «Once», una película con la calidad de los musicales JUEVES, 31 DE ENERO, 2008 Museos de confusión Páginas 2 y 3

arteyletras - Diario Informacion...por su pasión por los viajes y amor al periodismo. Ricardo Coler y Ryszard Kapuscinski son los autores de los celebrados volúmenes. Página 7 ENSAYO

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arteyletrasElvira García mezcla con sus since-ras reflexiones dos textos semejantespor su pasión por los viajes y amor alperiodismo. Ricardo Coler y RyszardKapuscinski son los autores de loscelebrados volúmenes. Página 7

ENSAYO✒

❧ Libros de viajes y dereflexiones espirituales

El escultor Jaume Plensa, que exponesus obras en el IVAM de Valencia, di-ce que «la función del arte es provo-car movimientos» y que «es tan im-

portante lo que muestras co-mo el vacío». Página 8

ARTE✒

❧ Entrevista a Jaume Plensa,escultor multidisciplinar

«Once» es una película para no per-derse, que engrandece el género mu-sical sin ser una película de estas ca-racterísticas. «La pareja protagonistaborra la frontera entre ser y actuar»,explica Joaquín Quílez. Página 11

CINE✒

❧ «Once», una película conla calidad de los musicales

JUEVES, 31 DE ENERO, 2008

Museos de confusiónPáginas 2 y 3✒

ras un siglo ca-racterizado porla carestía, des-de finales de ladécada de losochenta hanproliferado conceleridad unnúmero consi-derable de es-

pacios institucionales dedicados al ar-te contemporáneo. Al margen de és-tos, no podemos olvidar, aunque nosean objeto de nuestro presente análi-sis, la existencia y similar propagaciónde fundaciones privadas dependientesde entidades financieras. El presenteespacio impide efectuar una enume-ración sin aburrir a la lectora o al lec-tor, pero el caso es que los centros ofi-

ciales cada vez son más numerosos,que su crecimiento es asimétrico entérminos geográficos (éste coincideparticularmente con zonas eminente-mente turísticas o en miras de serlo),y que no quedan claras sus competen-cias. ¿Existe algún tipo de criterio ge-neral que explique tal fenómeno? Nohemos encontrado ningún vademé-cum solícito a resolver nuestras du-das, así que se han improvisado algu-nas recetas para sobrevivir intelectual-mente al ya habitual revuelto.

Primera confusiónSi se realiza una búsqueda en el direc-torio de museos del MEC, nos encon-tramos con más de mil fichas de mu-seos españoles catalogados y clasifica-dos por tipologías. Centrados en elepígrafe «arte contemporáneo», el pri-mer problema que se presenta es queno aparecen todos. Tal cuestión se de-be a que muchos responden a iniciati-vas políticas no centrales, sino auto-nómicas –uno de los beneficios y con-fusiones que ha conllevado y conllevala transferencia de competencias enmateria de cultura–. Las fuertes inver-siones de las administraciones regio-nales, deseosas de poseer su propiobuque insignia cultural de referencia,

han caído muchas veces en la merafranquicia (más de lo mismo) o hantopado con las agendas políticas, o pe-or, con los directores sin escrúpulos.

SegundaconfusiónEl siguiente problema que se planteaes el tremendo embrollo de nomen-claturas en relación con las funcionesy los objetivos de las instituciones:museo, centro, instituto, arte moder-no, contemporáneo... Un caos discur-sivo que lleva al público especializado,pero sobre todo al no especializado, aldesconcierto. El problema de ordensemántico y conceptual parte de la fal-ta de acuerdo por parte de la historio-

grafía del arte española. Y, para resol-ver esta magna confusión, debemosremontarnos al origen de los museosy centros de arte contemporáneo a ni-vel estatal.

La duda originalEl primer museo de arte contemporá-neo del país, el Museo Español de Ar-te Contemporáneo (MEAC), fue inau-gurado en Madrid por Franco y con-sistía una colección de arte contempo-ráneo comprado con un criterio cues-tionable a artistas españoles del mo-mento. Durante la segunda legislatu-ra socialista, el museo convive con elCentro de Arte Reina Sofía (CARS).Finalmente, ambos desaparecen en1988 para dar paso al Museo NacionalCentro de Arte Reina Sofía(MNCARS).

En principio, a un centro de arte sele presupone una programación acti-va de exposiciones, y una ausencia defondos, y a un museo, una coleccióncon una línea determinada de adqui-siciones, un equipo de conservadoresy una muestra bajo un epígrafe simi-lar al de «colección permanente». Pe-ro rebobinemos. El MEAC era per seuna colección, el CARS lo mismo, pe-ro con programación, y el MNCARS,

T

2 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

EN PORTADA✒

TATIANA SENTAMANS❍

El siguiente problema que se plantea es eltremendo embrollo de nomenclaturas enrelación con las funciones y los objetivos

¿Cómo brotan los museos y centros de artecontemporáneo a la sombra de la

institución pública en España? ¿Concriterio, sin criterio? Como los boletus, los

hay más y menos asilvestrados. Hoy jueves,para abrir el paladar, tenemos de primero

revuelto de setas. Y es revuelto y no tortillaporque parece que en 30 años de

democracia la cosa no ha cuajado en loconcerniente a la organización museística

de arte contemporáneo en este país.

( )

Micología

En la partesuperior, el

MuseoNacional

Centro deArte Reina

Sofía. En laparte inferior,el Museo de

laUniversidadde Alicante

(MUA)

de siglas impronunciables, sólo apor-tó con respecto a su predecesor unaumento de fondos, un mejor edificioy un equipo de conservadores. ¿A qué

se debe entonces tantocambio de nombre? ElMuseo Nacional Centrode Arte Reina Sofía espor definición, a nivel denomenclatura, un re-vuelto conceptual quepor lo visto ha sentadoun precedente en el bau-tizo y en la asignaciónde tareas de los centroscreados a posteriori (ab-solutamente todos).

El sistemaalemán, unmodelorazonadoEl uso de los dos apelli-dos «a la española», asaber «Museo» y «Cen-tro», no tendría porquéestar mal, con un míni-mo de criterio, y si sehiciera oídos sordos alobbies de presión exter-nos a la institución. Pe-ro, vista la situación, esa todas luces necesariomirar más allá de nues-tro ombligo en busca demejores paradigmas. Sinos fijamos en Alema-nia, veremos que losproblemas de la histo-riografía española, sinconceptos determina-dos ni límites precisos,

no tienen cabida en el cuadriculadomarco teutón. Allí no existe, comoen España, una confusión concep-tual entre las acciones «coleccionar»,«conservar», «exponer» o «investi-gar». Se da, en cambio, un funciona-miento racionalizado y razonado.

En Alemania existen tres categorí-as con demarcaciones trazadas conprecisión y competencias estricta-mente asignadas. Por orden jerárqui-co, de menor a mayor responsabili-dad, son las que siguen. La Kunstve-rein de carácter local, es una sala deexhibición sin colección, donde tie-nen cabida la obra de artistas emer-gentes o de aquéllos y aquéllas queno han obtenido un reconocimientoartístico, social, histórico y/o de mer-cado. La Kunsthalle, puede ser mu-nicipal o regional y, aunque mantie-ne las funciones de su hermana me-nor, posee una programación muyactiva con artistas de cierto nivel, pa-ra que nos entendamos, de repercu-sión internacional. Y, por último, enlo más alto de la pirámide está elKunstmuseum –también llamadoKunsthaus en algunas zonas–, uncentro estatal que se caracteriza porla posesión y la creación de una co-lección permanente con un determi-nado sentido, gestionada por unequipo de conservadores. No obstan-te, su actividad ha sido ampliadaconceptualmente en los últimos 30años con una «programación exposi-tiva» de artistas consagrados (véasePicasso o Richard Serra). Parece fá-cil, ¿será que los alemanes hacen fá-cil lo difícil? Si importamos cerveza,¿porque no hacer lo mismo con unapolítica cultural razonable?

Hongos deprimera, desegunda y detercera, y muchode cocineroaficionadoEl resultado de no diferenciar bien en-tre las clases de hongos, debido mu-chas veces a la falta de oficio de los co-cineros jefe, es que los paladares delconsumidor se decepcionan primero,más tarde se confunden y, a la larga,se aletargan. No hay grandes diferen-cias entre la primera y la segunda cla-se, en lo que respecta a museos y cen-tros de arte contemporáneo, aunquesí con respecto a la tercera. Las pro-gramaciones oscilan de artistas consa-grados a localismos en un mismo es-pacio. Los directores suelen ser con-tratados sin requerimientos excesivosde currículum, y algunos y algunashan quemado más de un hongo, eirritado a los comensales. Ello parecehaber generado el polémico Códigode Buenas Prácticas del pasado no-viembre, que en teoría pondría puntofinal a los nombramientos a dedo, almenos en los centros estatales. Peroel pucherazo no se ha hecho esperar,y el Código, puesto en práctica porprimera vez para nombrar al respon-sable del Reina Sofía, se ha reveladoen su première como una escenifica-ción típicamente castiza. Y mientrasunos y otras se afanaban por presen-tar sus proyectos dentro del plazo es-tablecido, en el Ministerio aguardabael contrato con nombres y apellidosdel que hoy es el nuevo director delcentro. Nuevamente se siembra la du-da y se abunda en la endogamia.

3arteyletrasJueves, 31 de enero, 2008

e diría que el clima político alicantino no espropicio para el crecimiento de setas yhongos, y es que, en lo concerniente a artecontemporáneo, el panorama de la ciudades árido y reseco en comparación con otras

provincias. La simiente de diez años de existencia dela Facultad de Bellas Artes de Altea resulta estéril sinagua, lo que provoca que sus profesionales reciéntitulados emigren hacia otras latitudes con una mayoractividad cultural y/o perspectivas laborales de futuro.Existen, no obstante, espacios con posibilidadesexcelentes de «cultivo», pero los compromisospolíticos y las agendas volubles –su falta de riego–,han hecho que las semillas no germinen.

Para ejemplo, una caja de botones. La Lonja delPescado es una sala polivalente programada sinmucho criterio donde han tenido cabida desdeexposiciones de artistas internacionales de la talla deYoko Ono (1997) o Marina Abramovic (1998), hastadiversas ediciones del Rastrillo de Navidad. El CentroMunicipal de Recursos para la Juventud (Centro14) esun espacio destinado a exposiciones de jóvenesartistas, cuya ampliación está en proyecto y en marchadesde hace años, pero que todavía no es efectiva. ElMUBAG, dotado con los fondos de la Diputación, concerca de 2.000 obras de los siglos XVI a XX, no puedeconsiderarse «de arte contemporáneo». El romanceentre el IVAM y el Castillo de Santa Bárbara es aguapasada. Ya han transcurrido tres años desde del cierredel Museo de La Asegurada con motivo de las obrasde construcción del nuevo Museo de ArteContemporáneo de Alicante (MACA), un espacio cuyagestión estará previsiblemente marcada por ladonación de Eusebio Sempere. Por otro lado, huelgadecir que aliviar la situación supera las competenciasy posibilidades del MUA.

SLucentum¿tierra infértil?

uentes informadas como la antiguadirectora del Centro 14 y hoyresponsable de la Galería Aural noshan hablado acerca del proyecto de«La Fábrica de las Artes» que

estaría emplazado en el antiguo edificio deTabacalera. Según ella, es una idea que rondalas agendas desde hace años. Lo que no nosqueda claro es cuándo se hará efectiva, nicuáles serán finalmente los objetivos yfunciones de tal espacio, ni si el malasesoramiento político convertirá el espacioen una mera Casa de Cultura multiusos, sindirección, sin proyección, sin repercusión. Dehecho, el proyecto en cuestión fue objeto debronca entre el PSPV y el PP el pasado año.Los primeros anunciaron en campañaelectoral su pretensión de convertir el palaceteen un complejo cultural para albergarexposiciones, actuaciones musicales yteatrales. Y, a continuación, el nuevo concejalde Cultura, aderezando su polémica propuestadel teleférico, se descolgó con el plan derehabilitación de la Fábrica de Tabacos paraalbergar una biblioteca, la sede de la BandaMunicipal y un auditorio para 2.500 personas.

Pero que la malnutrición no frene nuestrahambre de cultura contemporánea. Si otraslatitudes de idéntica tradición climatológica hanconseguido en poco tiempo generar la suficientehumedad para la germinación de sus particulareshongos –plagas incluidas–, sólo debemos esperarque sea cuestión de un inminente «cambioclimático» en nuestras tierras.

F

Nuevoshorizontes

FERNANDO ALVARADO (EFE)

del museo

JOSE NAVARRO

osé Payá Beltrántiene en el mo-mento en que us-ted leerá estas pá-ginas 38 años.Podría decirse deél que es un escri-tor joven. Sunombre ha circu-lado con más em-

paque a nivel nacional gracias a la sol-vente edición crítica del trhiller de An-tonio Muñoz Molina, Beltenebros (Ed.Cátedra, 2004). Pero su oficio real,quiero decir, el que le permite pagar suhipoteca o alquiler, es el de profesor delengua y literatura en un instituto de laprovincia. Esta situación la compartenotros publicantes de su generación, en-tre otros, por ejemplo, el poeta y narra-dor mestizo Carlos Marzal. De José Pa-yá no es difícil encontrar textos de fic-ción anteriores a su último «Destilandofantasmas» (Ed. Aguaclara, colecciónAnaquel de Narrativa, 2007), al que hoydedicamos este espacio. También conun pasado como versificador, sus pri-meros cuentos aparecieron en revistaslocales, y entre los reconocimientos for-males aparecen los premios «Lituma»de Cuentos y el «Cristóbal Zaragoza»

de novela corta. En su haber cuenta,también, con la novela «Castilla o losveranos» (Aguaclara, 2004).

En el nuevo trabajo de Payá los pri-meros fantasmas a los que nos enfren-tamos son tres profesores universita-rios que, en Bonn, durante «la nochede los cristales rotos», en 1935, encuen-tran un codiciado diamante. En 1995 yason otros los espectros con los que li-diar. Un estudiante español afincadoen Ohio se encuentra catapultado porlas extrañas marcas de un libro queconsulta hacia una inves-tigación, con mayúsculas.Es decir a una investiga-ción con todas las conse-cuencias que esta puedaconllevar; el sometimiento propio y aje-no es sólo la primera de ellas. Ya lasquotations que inician los capítulos nosdan un tanto del carácter fundamental-mente libresco de la acción. Es funda-mental en la investigación de los perso-

najes el camino de lecturas recorridopor el asediado. Dante, Connan Doyle,Carroll, etc. están en estas páginas. Nosólo mencionados sino transtextualiza-dos. Mucho más los dos primeros. Po-dría tratarse, por ejemplo de un Hol-mes, ya jubilado pero melancólico desus pesquisas, recordando como unavez atravesó, sin saber cómo ni porqué,un suave infierno dantesco.

El modo y el tema nos llevan a pen-sar que el «Nombre de la rosa», la no-vela de Eco, es un espejo al que este

«Destilando fantasmas» acude con fre-cuencia. Diferencias fundamentales,que van mucho más lejos de la meraformalidad las separan. La más grandees el tiempo de la historia. Pensemosen la línea temporal que recorría Adso

y en la que recorren aquí los protago-nistas. La primera se ciñe a la investiga-ción, la segunda abraza más. La prime-ra mira hacia sí misma, la segunda ha-

cia atrás. Esto significa, unaes un punto de partida yotra un inventario, con uneco, por otra parte, acertadí-simo. Las frases de Pío Ba-

roja que podemos encontrar en el textoson la mejor manera de intentar acer-carse a la novela «de una vida muy in-tensa se puede escribir algo relativa-mente corto». Pero algo puede, y debe,escribirse.

4 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

NARRATIVA✒N

OV

ED

AD

ES Una nueva

historia de laescritoraHarriet Vane

❧ «Un cadáver paraHarriet Vane». DorothyL. Sayers. Prólogo de P.D. James. EditorialLumen. 2007.

La escritor británica vuelvecon una gran historia de

misterio. En «Un cadáver paraHarriet Vane» nos vuelve a in-troducir en la historia de la es-critora Harriet Vane, que trasser absuelta del asesinato de sumarido, se toma unas vacacio-nes para meditar sobre su futu-ro. En el sudoeste de Inglaterrase encuentra con un asesinato.

Pérdidas deidentidad en el exilio de Chile

❧ «Bosque quemado».Roberto Brodsky. XXIIPremio Jaén de NovelaMondadori. 2007.

Moisés, un reputado car-diólogo comunista de

origen judío, se ve obligado adejar su país para empezar unanueva vida de exilio tras el gol-pe militar en Chile. La historiade este hombre, marcado, co-mo tantos otros, por la injusti-cia y la violencia, es un viaje alamor filial y una incursión a lapérdida de la identidad.

En el nuevo trabajo de Payá los primeros fantasmas a losque nos enfrentamos son tres profesores universitarios

a transcurridoun lustro de si-lencio literariodesde que Alfre-do Bryce Echeni-que (Lima, 1939)obtuviera el Pre-mio Planeta has-ta la aparición de«Las obras infa-

mes de Pancho Marambio», donde na-rra cómo un abogado peruano de cin-cuenta y cuatro años decide instalarseen Barcelona, y se ve abocado al alco-holismo. Con ese descenso a los in-fiernos, el personaje no hace sinocumplir una especie de destino fami-liar que, hasta ese momento, habíaconjurado.

El protagonista parece un alteregode Echenique, con quien comparterasgos y anécdotas: la elegancia man-tenida incluso en los peores momen-tos, las desastrosas obras de reformade un piso, la condición de hispanoa-

mericano afinca-do en España, laexquisita educa-ción británica, latraición de unamigo… Tantohay de Bryce enBienvenido que, sino fuera por el dis-tanciamiento y laironía típicas delautor, no dudaría-mos en calificar es-ta historia de puracatarsis.

Sin embargo,«Las obras infamesde Pancho Maram-bio» está impregna-da de literatura: enlas alusiones a diversos escritores, enla voluntad de estilo, y hasta en ese ai-re de tragedia griega, o de determinis-mo naturalista, que casi opera comoúnico sostén de la trama. Nos regala

Echenique en estanovela su socarro-nería habitual, laoralidad y los jue-gos de palabrasque destila su pro-sa, la mezcla dedescripciones cos-tumbristas y exa-geraciones grotes-cas, y la pasiónpor los guiños:desde el nombredel personajeprincipal, hastalos títulos de lastres partes (to-mados de JulioCortázar, Juan

Carlos Onetti y JulioRamón Ribeyro).

A pesar de ello, pocas veces alcanzael relato la magia de la ficción artísti-ca: la de hacernos creer que Bienveni-do Salvador Buenaventura podría ca-

minar a nuestro lado cualquier maña-na. Los personajes secundarios seperfilan difusos o abiertamente pla-nos. Las uniones no han acabado desoldar; y hasta el título resulta una ex-plicación muy parcial de la obra por-que, aunque le dé a Buenaventura el

empujón hacia el abismo, PanchoMarambio desaparece por completoen la segunda mitad de la novela.Bryce consigue ser ameno, a veceshasta brillante, pero echamos en faltaal Echenique de antaño: al que nosconducía a la profundidad desde lacarcajada, al que nos embelesaba consus matices hilarantes, al constructorde un castellano marcado por el ba-rroquismo suburbial.

HMAR LANGA PIZARRO❍

❧ Alfredo Bryce Echenique, «Las obrasinfames de Pancho Marambio», Planeta, 2007.

JISRAEL QUÍLEZ FORTEZA.❍

❧ José Payá. «Destilandofantasmas». Editorial Aguaclara.

La novela como catarsis

Un Holmesmelancólico

Nos regala Echenique en estanovela sus socarronería habitual, laoralidad y los juegos de palabras

n relat de Borges so-bre una novel·laimaginària –«Elacercamiento a Al-motásim»– serveixd’inspiració a la pro-metedora estrena li-terària del jovenís-sim Edgar Cantero–vint-i-set anyets–.

El tal Almotásim és una mena d’entitatmisteriosa que ha deixat rastres de laseua divinitat en totes les persones quel’han conegut, i el presumpte personatgede la paràbola borgiana decideix dedicarla seua vida a seguir aquest rastre. L’argu-ment d’aquesta novel·la mai escrita restadiàfan: «la insadollable recerca d’una àni-ma a través dels delicats reflexos que hadeixat en les altres». Aquesta suggestivaidea, de subtils reminiscències metafísi-ques, és aplicada pel novell autor a unaicona de la cultura de masses: WinonaRyder. La protagonista de «Reality Bites»se li apareix un dia en somnis i des d’a-leshores el jove i desorientat aprenent

d’escriptor s’obsessiona amb ella fins alpunt de fer-la el centre de la seua erràticaexistència. El resultat és una mena de no-vel·la de viatges –o millor, de «road mo-vie», donada la omnipresent inspiració ci-nematogràfica del text– per on desfilenuna variada i excèntrica galeria de perso-

natges: «freakies» dedivers pelatge, l’an-tic mentor a la uni-versitat –homenatgea Miquel Gibert– idiversos represen-tants del captivador ifalaç món de l’espec-tacle. A més de latrama viatgera, l’al-tre element estructu-rador del relat sónels preludis oníricsque obren cada capí-tol, que de vegades,com a l’inici de lanovel·la, arriben acontaminar-ne la veracitat, i que, a forçade repetits, perden eficàcia estètica i resno aporten al sentit de la història. Una al-tra cosa que no acaba de funcionar és lareiteració de les seqüències assagístiquessobre la filmografia de la diva «indie».Resulten narratològicament redundants,tot i que els amants del cinema les llegi-ran amb delectança. És aquesta una no-vel·la que no costaria gens d’encabir din-tre dels paràmetres del moviment after-pop teoritzat per Eloy Sánchez Porta, con-venientment resumit al darrer suplementde «Arte y letras»: la subversió de les je-rarquies culturals, amb especial tiradacap als mass media i la cultura pop, l’es-perit lúdic, el gust per la hibridació genè-rica i la presència de la xarxa hi apunta

clarament. De tot açò,certament, l’únic real-ment novedós és la pre-sència de la xarxa, ma-jor del que la novel·lapodria fer suposar, jaque cal cercar-ne l’ori-gen a un blog –«Slee-ping with WinonaRyder»– on l’autor ano-tava els seus somnis ion ens desvetlla l’ori-gen autobiogràfic del’obra. La resta delstrets afterpop ja els po-díem trobar en la gene-ració dels setanta, en

autors com ara Terenci Moix, amb quicomparteix dèries cinèfiles. Siga com si-ga, «Dormir amb Winona Ryder» aportaa l’actual panorama literari català una mi-rada renovadora que sens dubte pot con-nectar amb un important segment lector,més jove que madur i poc predisposat aformats més tradicionals. No es pot negara Edgar Cantero ambició i desimboltura al’hora d’encarar literàriament el món enquè vivim. El seu estil, a més, flueix ambgràcia, i deixa mostres d’un sentit de l’hu-mor ben d’agrair en els temps que co-rren. Caldrà esperar a veure quin camíprenen en el futur els protagonistes d’Ed-gar Cantero quan entren en l’edat adulta,quin camí de sortida troben entre el som-ni i la mitomania.

5arteyletrasJueves, 31 de enero, 2008

La protagonista de «Reality Bites» se liapareix un dia en somnis i el jove aprenentd’escriptor s’obsessiona amb ella

UXIMO ESPINÓS ❍

❧ Edgar Cantero, «Dormir ambWinona Ryder», Proa, 2007.

Estimem tant

uando NormanMailer concedió lasentrevistas de pro-moción de su últi-mo libro –desde suapartamento, ya queél mismo descono-cía que «El castilloen el bosque» fuesea ser realmente su

último libro– era consciente del chapa-rrón de críticas que recibiría y desde quépuntos de vista jamás iba a ser compren-dido. Sin embargo, en todas manifestabasu deseo de escribir otro libro sobre AdolfHitler, sobre la persona y sobre el perso-naje, armado con la ficción y con el rigorde la Historia en sus manos.

Otra novela que ha convulsionado a lec-tores y críticos esta temporada es el últi-mo premio Goncourt «Las Benévolas»,de Jonathan Littell. La controversia, bienconocida por todos, está en la estela de,«El hundimiento», la película sobre losúltimos días de Hitler basada en el librohomónimo, que recibió el mismo tipo decríticas y desde los mismos sectores que«Las Benévolas», como antes ocurrió con«La lista de Schindler». Todas estas obrasde creación, no «humanizan» a los perso-najes, que ya son de por sí humanos, co-mo a menudo se dice, sino que muestranuna realidad ineludible: el Holocausto,

las matanzas selecti-vas, los campos de ex-terminio y el resto deinnombrables atroci-dades ocurridas du-rante la SegundaGuerra Mundial fue-ron llevadas a cabopor personas, esen-cialmente iguales acualquiera de nos-otros. Para que sepueda comprendereso, obras como es-tas son absoluta-mente necesarias.

Más allá de locontrovertido delpersonaje, Nor-man Mailer era, oes, un escritor imprescindible para enten-der el siglo XX, o quizá para entender lamanera en que se ha contado el siglo XX,pero sobre todo es imprescindible para laliteratura en sí misma. Innovador desdesu ya lejana primera novela, «Los desnu-dos y los muertos», en «El castillo en elbosque» utiliza un atípico narrador: undiablo menor, encargado de «proteger» e«inspirar» a Hitler durante su niñez, yque cuenta la historia pese a saber quecon ello comete un acto de traición.

Mailer evita buscar en el Hitler niño

traumas o comporta-mientos que expli-quen en qué se con-virtió: desmenuza conpaciencia todos los hi-los de su árbol genea-lógico, y le da a esecontenido la forma deuna novela de lecturadeliciosa, haciéndonosa veces olvidar lo omi-noso de su narrador, ycentrándonos en él enotras, hasta conseguirincluso que nos interesemás el desarrollo deldiablo «protector» que elpropio Hitler.

La diferencia con lasobras anteriormente cita-das es que Mailer está to-

cado por el genio, y a la vez de ser capazde manejar una extensa bibliografía quejustifica casi cada párrafo del libro, tratacada hecho desde la ficción, y nos dejacon la honda pena de no leer ese libroque estaba preparando, donde explicaría,a su juicio, los motivos del odio que Hi-tler sentía hacia los judíos. Quizá lo estáurdiendo en estos momentos y, como elnarrador de «El castillo en el bosque», só-lo está esperando cómo y a quién contarleesa historia.

CÓSCAR MORA❍

❧ Mailer, Norman; «El castillo enel bosque». Anagrama, 2007. El diablo traidor

Jardí Ebri, en Edicions 62,una nova antologia de textosde poesia que Josep Piera,

amb l’ajuda de Josep R. Gregori,ha traduït de l’àrab. Llegiu-la, s’hoval. Es tracta d’una selecció de po-emes d’Ibn Khafaja, que va viure aAlzira al segle XI.

Per a l’imaginari valencià, lacultura àrab forma part de la nos-tra genealogia. I des de celebra-cions, com ara les festes de morosi cristians, tot passat per altra me-na d’àmbits: des de sistemes derec, a una part substancial de l’ar-quitectura tradicional mostren elseu innegable deute. Entre els seullegat hi ha la poesia d’autors tandestacats com d’Ibn Khafaja, eljardiner d’Alzira, sens dubte el po-eta mésgran del seutemps. Jo-sep Piera jaens haviamostra unapart de laseua obraen llibresa n t e r i o r ,com Poe-mes de l’O-r i e n t - A l -Andalus oEl jardíllunyà. Elspoemes del d’Alzira traspuen sen-sualitat i enyor. Alguns són un la-ment per la caiguda de València.Sempre des d’una cal·ligrafia sen-sitiva abocada a les olors, sabors isons dels paisatges d’una terraubèrrima, que el poeta identificaamb el paradís. «No penseu enl’infern», increpava en un delsseus versos: «Del paradís al foc nos’hi va mai». També, però, té poe-mes de denúncia, malauradamentben actuals:

Van dedicar-se a les ciènciesPer adquirir amb enganyifesAlts càrrecs i llocs de privilegi. Fingiren ser ascetes, Fins al moment de furtar Diners de tots els temples.

Però Khafaja és sobretot el poetadionisíac per excel·lència. Poemescom «el jardí» o «Capvespre d’or-gia» són peces antològiques de lamatèria. Metaforisme senzill, evo-cació directa: «Dolç és el riu, comdolça la saliva/ flairant del llavisde l’amor» escriu en el poema «Eljardí». I acaba «Jo me l’enamore,aquest verger/on la margarida ésel somrís,/ la murta els rínxols i laviola la piga». Khafaja, com els po-etes clàssics xinesos o el persaOmar Kahian, arriba a exaltarl’embriaguesa: «Quina plaent ves-prada al llit/em féu passar l’em-briaguesa», canta en un dels seuespoemes. Les versions de Piera se-dueixen, perquè connecta ambl’esperit del poeta àrab, i ens el faassaborir talment un pastís deli-ciós, dolç com el cabell d’àngel. ❏

Per a l’imaginarivalencià, la culturaàrab forma part de

la nostra genealogia

ENRICBALAGUER

TRAVESSIES✑

Jardí Ebri:poesia aràbigo

valencianaWinona...

6 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

POESÍA✒N

OV

ED

AD

ES Formas más

enunciativasy poemasmás extensos

❧ «Un pez que va porel jardín». JoséCorredor-Matheos.Tusquets Editores,Barcelona, 2007.

Esta nueva obra confirma suposición de poeta primor-

dial de la generación del cin-cuenta. Ahora se aleja de la in-fluencia de la poesía china y ja-ponesa que caracterizó su tem-prana «Carta a Li-Po», aunquemantiene su interés por el bu-dismo y el taoísmo. Además,explora formas más enunciati-vas, poemas algo más extensos.

Una definicióndel hombre yde la naciónamericana

❧ «Hojas de hierba».Walt Whitman. EspasaCalpe. Madrid, 2007.

Una obra que Walt Whit-man construyó a lo largo

de casi cuarenta años y que seofrece como un canto a la vida,a la libertad, al yo, a la belleza, ala poesía... Fruto de una época yde un lugar –Norteamérica enel siglo XIX–, este gran poemaépico nace y crece con la inten-ción de definir al hombre y a lanación americana.

o creo equivocarmeal afirmar que RaúlQuinto (Cartagena,1978) se ha converti-do, en los últimosaños, en uno de losnombres de referen-cia de la joven poe-sía española, perono deja de sorpren-

derme que esto lo haya conseguido conapenas dos libros de poemas publicados:«Grietas» (Dauro, 2002) y «La piel del vigi-lante» (DVD, 2005; Premio Andalucía Jo-ven de Poesía). Estos dos títulos, a falta dela aparición, en la editorial Renacimiento,de «La flor de la tortura», recientementegalardonado con el I Premio Internacionalde Poesía Francisco Villaespesa, confor-man un interesante y sólido «corpus» líri-co, en el que sobresale «La piel del vigilan-te», una colección de veinticinco monólo-gos a propósito de los superhéroes y super-villanos de un clásico del cómic norteame-ricano, los «Watchmen» (1986), de AlanMoore y Dave Gibbons.

Quinto, que ha colaborado, entre otrasrevistas, en «Sibila», «Kafka», «Extramu-ros», «Francachela», «Contra Tiempo» y«Ex Libris», también codirige la revistaelectrónica «Oniria» –con María Salvador–

y la colección de poesía deLa Garúa Libros –con Joande la Vega–. Precisamenteen este sello editorial, queha conseguido crear uninteresante catálogo enpocos años, es donde seha publicado nuevamen-te su «opera prima»,«Grietas», acompañadapor una «plaquette» in-édita titulada «Poemasdel Cabo de Gata». Estareedición supone unaestupenda oportunidadpara reencontrarse con un libro que estabaagotado desde hacía tiempo, y que, sin du-da, merecía una segunda vida editorial.

La poesía de Raúl Quinto, que bebe deuna larga tradición simbolista y surrealista,se caracteriza fundamentalmente por lafractura entre lo autobiográfico y lo poéti-co. Es más, en una entrevista, el autor lle-gaba a afirmar que lo que había pretendidoen «Grietas» era «desalojar de experienciasy sentimientos propios el poema, algo asícomo desmontar el yo poético heredadodel romanticismo». En los tiempos que co-rren, es una opción arriesgada que puedemolestar desde el propio planteamiento,pero que, curiosamente, ha dado como re-

sultado una voz muypersonal. Si hay algoque caracteriza a los li-bros de poemas de RaúlQuinto es la presenciade un prólogo y un envíoo posdata. Ya los habíaincluido en «La piel delvigilante», pero reutilizael recurso en «Grietas. Po-emas del Cabo de Gata»; yno me parece que sean tex-tos gratuitos, prescindi-bles, sino que cumplenuna función importante: elprólogo, por un lado, actúa

a modo de invitación a la lectura, explican-do los pormenores de la composición yedición; el envío, por otro, convierte en co-partícipes del libro a todos aquellos que ro-dean al poeta, aquellos con los que ha con-traído deudas de amistad, lecturas o com-plicidades –«ahora la vida ya ha dibujadootros caminos, bueno es que no borrenuestras huellas»–. Entre uno y otro, loque quedan son dos poemarios, diferentesen su cronología y en su extensión, peroiguales en su planteamiento estético.

«Grietas» es una colección de veinticua-tro composiciones, todas ellas tituladas «Lagrieta de...» más un sustantivo: alba, sue-

ño, piedra, miedo, luz, olvi-do... hasta llegar a la noche.Predominan en estas piezaslas imágenes inquietantes ylas asociaciones inesperadas.Desde el alba hasta el ocaso,

los poemas van pautando las horas del día;un par de citas, de Girondo y Eliot, respec-tivamente, abren y cierran el conjunto, enel que podemos encontrar versos tan ro-tundos como «Otra vez, siempre, cíclicamiseria / donde el tiempo carece de senti-do», que no sólo cierra la primera pieza,«La grieta del alba», sino también la últi-ma, «La grieta de la noche».

«Poemas del Cabo de Gata», en cam-bio, consta de diez poemas sin título enlos que se describe de forma lírica un pai-saje determinado: el de la infancia. El po-eta cita explícitamente en el prólogo a Ja-vier Egea y a José Ángel Valente, puesambos «levantaron imponentes monu-mentos a esta luz». También Quinto can-ta de forma magistral la belleza de aquellugar; sirva como ejemplo el poema quecierra el libro: «Nieva del mar al cielo: uneclipse / de sed blanca. La boria / disuelvelos contornos de la costa, // desaparece elCabo / bajo un alud, despacio. // Arrasa-dos, también mis ojos buscan / la estrellamoribunda».

Pronto aparecerá «La flor de la tortura»,pero «Grietas. Poemas del Cabo de Gata»no es, ni mucho menos, un aperitivo, sinoun plato fuerte, servido, además, por LaGarúa, una editorial que tiene mucho quedecir dentro del panorama poético.

N

odo primer libro supo-ne una invitación parael presente y un com-promiso para el futuro.Por eso, el juicio críticono debería guiarse tan-to por los logros ya ob-tenidos como por losque deja entrever lavoz del poeta. En ese

sentido, «El origen de la simetría», de MaríaSalvador (Granada, 1986), revela a una auto-ra consciente de los mecanismos creativosque utiliza. El libro se estructura en cuatropartes, cada una de ellas precedida por unpoema-prólogo: «Formación de la quimera»,«Dead ringers», «Líneas de Blaschko» y «Elúltimo Caín». Esos pórticos sucesivos propo-nen un discurso unitario que funciona comoparatexto del volumen. María Salvador reela-bora aquí el mito del cainismo para concluirque Caín y Abel son, al cabo, dos rostros deuna misma identidad.

Dentro de esa deliberada ambigüedad mo-

ral se encuadran las composiciones de «Elorigen de la simetría». La primera sección,«Cristalografía», consta de nueve poemas enprosa cuyos títulos remiten a otros tantos mi-nerales. Como una geóloga de las pasioneshumanas, la autora revisa los valores simbó-licos de dichos minerales. La blancura delmármol, la oscuridad de la obsidiana, los«colores volcánicos» del ópalo o el «verdefulgor» del jade muestran un inventario cro-mático no muy distinto del que Rimbaud ha-bía configurado a propósito de las vocales.Con todo, tras la permanencia del basalto seintuye el presagio de la propia disolución: «Ymi mente abierta, viva, queda atrapada enuna figura que se desvanece para siempre».

El territorio de la subjetividad se orienta enla segunda parte del libro, «Violencia», haciauna indagación en el imaginario colectivo. Eltema de la otredad –Jeckyll y Hyde– se pro-yecta sobre los ecos de la crónica negra (losasesinatos de Marie Tritignant, John Lennono Sharon Tate) y sobre un amplio muestrariode referencias extraliterarias. La capacidad

icónica de la violencia se des-pliega en abundantes home-najes cinematográficos(«funny games», «hardcandy»), musicales (el suici-dio de Ian Curtis en «no lovelost») y artísticos (las «per-formances» extremadas deMarina Abramovic en «rit-mo cero»).

La meditación sobre «el origen del terror»se desplaza al ámbito expresivo en la tercerasección, «Metamorfosis plástica». La poesíase concibe ahora como un «teatro de opera-ciones» donde la autora experimenta conimágenes aparentemente inconexas, juegacon fragmentos de «acciones» o tiende haciala reflexión metapoética. Sin embargo, lasmáscaras del arte no consiguen redimir eldolor de la existencia, pues cualquier len-guaje «muda la suavidad del signo en aristaoblicua».

En la cuarte parte del libro se localizan va-rios poemas breves reunidos bajo el epígrafe

de «Réquiem». La cita deDámaso Alonso que abreeste apartado proporcionala pauta tonal de los textos.Los himnos religiosos, lasoraciones de la liturgia cris-tiana y las piezas funerariasde Mozart y de Verdi ilus-tran las circunstancias trági-cas apuntadas al pie de lospoemas. Así, los atentadosdel 11-M y del 11-S, los críme-nes de Ciudad Juárez o lasbombas atómicas de Hiroshi-ma y Nagasaki sirven de tras-fondo dramático a las compo-siciones. En consonancia con

los sonidos apocalípticos de la «canción últi-ma», la poesía se convierte en un amargo ré-quiem por la realidad.

En suma, «El origen de la simetría» articu-la una reflexión madura y ambiciosa sobreuna sociedad que se ha vuelto demasiado in-sensible al dolor ajeno. Puede que en ocasio-nes se aprecie cierta reiteración en la estruc-tura de los poemas, pero estos desfalleci-mientos pasajeros son la prueba de una in-discutible voluntad de riesgo. No en vano,uno de los méritos de este libro es reconocerque el mundo también necesita decirse deotro modo.

LUIS BAGUÉ QUÍLEZ❍

❧ «El origen de la simetría».María Salvador. Icaria. Barcelona,2007.

JOAQUÍN JUAN PENALVA❍

❧ «Grietas. Poemas del Cabode Gata». Raúl Quinto. LaGarúa Libros, 2007

T

Segunda oportunidad

El discurso de Caín

7arteyletrasJueves, 31 de enero, 2008

ENSAYO✒N

OV

ED

AD

ES Contra los

tópicos de las mujerescomo espías

❧ «Mujeres espías.Intrigas y sabotaje traslas líneas enemigas».Laura Manzanera.Debate. Barcelona,2008.

Existe una imagen equivoca-da sobre el papel de las mu-

jeres en los servicios secretosque las reduce a meras seducto-ras. Contra ese tópico, LauraManzanera narra cómo las mu-jeres han formado parte esen-cial de los servicios secretosdesde la Antigüedad a través deejemplos de diversas épocas,nacionalidades o ideologías.

Un luchadorincansable através de susrecuerdos

❧ «Nicolás Redondo.Memoria política».Jorge M. Reverte.Temas de Hoy.Madrid, 2008.

La vida de Nicolás Redondo,líder indiscutible de UGT,

es la de un incansable luchadorque ha sido testigo de excep-ción y protagonista de la mayo-ría de acontecimientos de nues-tra historia más reciente. El pe-riodista y escritor Jorge M. Re-verte ha sabido enmarcar susrecuerdos de forma magistral yreconstruir el contexto.

l azar, mezcla-do con unasdosis de per-cepción selecti-va, ha colocadoen mis manosdos libros queprometían másde lo que consi-guen. Ambos

son el fruto de viajes, experiencias yreflexiones, y sus autores compartenla pasión por el periodismo. La dife-rencia fundamental, además del con-tenido –R. Kapuściński declara su in-terés por el tema del Otro; R. Colersiente atracción por el estudio de so-ciedades matriarcales, poliándricas ypoligámicas–, radica en el enfoque.

Kapuściński, prestigioso reporteropolaco fallecido en enero de 2007,fue galardonado en 2003 con el Pre-mio Príncipe de Asturias de Comuni-cación y Humanidades. Entre susnumerosas obras, cabe destacar

«Ébano», «El mundo de hoy» y «En-cuentro con el otro». Esta última reú-ne seis conferencias pronunciadaspor el periodista desde 1990 en lasque traza con ritmo cómo nuestrasrelaciones interculturales e interra-ciales han ido variando a lo largo dela historia: desde el miedo y el some-timiento hacia el deseo por conocer a«los otros». Centra su atención endos antropólogos dialoguistas, Mali-nowski y Lévinas, para acabar ha-blando del padre Tischner, con quiencoincide en afirmar que, al relacio-narnos con el Otro, debemos sentir-nos responsables de él… ¡Todo «unacto de sacrificio cristiano»!Kapuściński pretende cultivar el re-portaje literario. El resultado: un sim-ple testamento espiritual repleto de

obviedades donde escasean el rigor yla profundidad. Recomendable, sicreen que «el camino a Dios conducea través del Otro, en cuyo rostro so-mos capaces de ver el del Supremo»;una decepción para quienes profesa-mos el materialismo filosófico.

No lo ha sido tanto la última publi-cación del corresponsal argentino R.Coler, director de la revista cultural«Lamujerdemivida» y autor de «Seruna diosa» (2006), quien ha viajadohasta la región china de Yunann conla intención de comprobar «in situ»las costumbres del poblado de lasMosuo. Transformándose en «elotro» y desafiando las leyes del ensa-yo, en «El reino de las mujeres. El úl-timo matriarcado» relata, a modo dediario, sus observaciones: cómo orga-

nizan el trabajo, qué celebran, cómovisten, cómo se enamoran…; en defi-nitiva, cómo viven las gentes de estematriarcado. Es un libro de fácil lec-tura –ha sido best seller del 2006 enArgentina–que despierta nuestro in-terés, no tanto por su estructura yforma de análisis cuanto por la mate-ria tratada.

raga ha dichoque «Francosentó las basespara una Espa-ña con más or-den», y nadieen el PartidoPopular ha di-cho nada. Ta-maño dispara-

te, propio de la majadería intelectualde la que siempre ha hecho gala elcarpetovetónico «Don Manuel», for-ma parte de la leyenda que acompa-ña a este político del pleistoceno me-dio, todavía en activo como senador.Una leyenda de «aperturista», de«viejo patrón» de la derecha, de pro-fesor metido a político, de hombre«que tiene el Estado en la cabeza»,ha aureolado a Fraga. En el 2001Juan Velarde colaboró con la cons-trucción de esta leyenda auréa publi-cando el libro «Fraga o el intelectualy la política», donde dice Velarde, tanvinculado al franquismo como elpropio Fraga, que el político gallegoha sido y es uno de los hombres deci-sivos para la política española del si-glo XX. ¡Bien está! Hay un epílogo deRajoy, que también tiene miga. Elpresidente actual de los Populares es-

cribe que «1a persona de ManuelFraga es una referencia fundamentalpara estar en la política». ¡Tomo no-ta!, que diría Juncal.

Éste de Fraga es un ejemplo actualde «Leyenda rosa». El franquismo es-tuvo ocupado en lo que llamaba la«Leyenda negra». Las secciones deHistoria en las facultades de Letrasfueron creadas con la intención deenfrentarse a las difamaciones quehabía conocido España a travésde los siglos. En la «Revista Na-cional de Educación» de 1944se afirmaba que la misión delos historiadores era la de rei-vindicar «los títulos preclarosde nuestra ejecutoria en elmundo, arrebatando con una con-cienzuda investigación a la leyendanegra verdades luminosas de nuestropasado, las cuales forman parte, ade-más de la preparación doctrinal nece-saria para que nuestras juventudesfortifiquen su espíritu en hondas cali-dades patrióticas».

Ahora sabemos quien fue en reali-dad Julián Juderías, el padre de ese

exitoso concepto de «leyenda negra»,más allá de su libro, aparecido porvez primera en 1914, con una ediciónya definitiva en 1917, y con diversasreediciones desde la de 1954 hasta lamás reciente de la Junta de Castilla yLeón de 2003. Se lo debemos a LuísEspañol Bouché, y a la mitad de su li-bro, ya que desde la página 178 hastasu final, el texto entra en disquisicio-nes más o menos interesantes, pero

por lo común deslavazadas y en oca-siones pintorescas, sobre la leyendanegra antiamericana.

Creía que Juderías era un conserva-dor español tocado por el veneno delreaccionarismo, como lo fueran otrosmuchos, desde Maeztu a Fraga, alque Delibes recuerda de su época dedirector de «El Norte de Castilla» co-mo una nube negra por su persecu-

ción y su dureza. «A los mayores tira-nos –dice el escritor– siempre lesgustó tener fama de liberadores».Pues Juderías ha resultado ser un re-generacionista, un colaborador delInstituto de Reformas Sociales, y so-bre todo un políglota asombroso, queno sólo conocía las grandes lenguaseuropeas, sino también el serbio, elbúlgaro, el polaco, el ruso, el húnga-ro, y alguna más. Vinculado al Minis-terio de Estado, ahora de Asuntos Ex-teriores, cónsul en Odessa, traductorde numerosas obras, y académico de

la Historia poco menos de dosmeses, ya que tomó posesión desu sillón en abril de 1918, y la te-rrorífica epidemia de «gripe espa-ñola» lo mató el 19 de junio deese mismo año en una especie devenganza por su trabajo para des-

montar lo que Areilza llamó «conjurauniversal» contra «el buen nombrede España en el mundo», y que en re-alidad un historiador de hoy, GarcíaCárcel, que tiene la mejor obra sobreel tema, ha llamado «cadáver imagi-nario», tan imaginario como esos mi-tos sonrosados que se pasean imper-turbables y sempiternos por la políti-ca española de hoy.

ENRIQUE GIMÉNEZ❍

❧ «Leyendas negras» Luis Español Bouché,Junta de Castilla y León, Salamanca, 2007.

F

ELVIRA GARCÍA ALARCÓN❍

❧ «Encuentro con el otro». RyszardKapuściński. Anagrama, 2007.

❧ «El reino de las mujeres». Ricardo Coler.Temas de Hoy. Madrid 2007.

EEntre lo espiritual y lo material

Leyendas rosas y negras:De Fraga a Juderías

Creía que era un conservadorespañol tocado por el veneno delreaccionarismo, como otros muchos

aume Plensa esun artista multi-disciplinar: laluz, los sonidos,diferentes mate-riales y técnicasindustriales seintroducen en suvisión del espacioescultórico. Ade-

más de su importante trabajo en la ocu-pación del espacio público, Plensa esconocido en el extranjero por sus esce-nografías para la ópera, además de suproducción para museos y galerías. Enla exposición del IVAM nos muestra suconcepción del arte como el medio idealpara la transmisión de las ideas. JaumePlensa (Barcelona 1955) es uno de losartistas más relevantes de las últimasdécadas en el panorama internacional

del arte contemporáneo. Ha transfor-mado el espacio de la escultura en algovivo, transitable y dinámico, en el que elespectador se siente implicado en la«construcción del lugar» que plantea ensus obras. El gran reconocimiento inter-nacional obtenido con su proyecto dearte público para Chicago le ha permiti-do intensificar su trabajo en la esculturaque él entiende como «la mejor formade plantear una pregunta».

En Valencia, una gran escultura ilu-minada interiormente ocupa la explana-da del IVAM, una obra monumental enla que el peso de la gran escala se conju-ga con la ingravidez de la transparenciadel material. Este gran reclamo nos in-vita a un recorrido de sensaciones plás-ticas intensas, un viaje íntimo y poéticomás allá de las convenciones asumidasen la escultura tradicional.

En el IVAM se ve la importancia queha dado a la palabra escrita.Mi aproximación a la escritura es unatransformación inevitable. Esta presen-cia del texto ha sido un homenaje a laidea del poeta en su actitud con la vida ylas cosas. Nunca ha sido un texto con-ceptual sino más bien como una pre-sencia, una memoria de algo más am-plio que nuestros recuerdos, una metá-fora del ser humano: cada letra que seasocia con otras, hace palabras y con laspalabras textos. Es la idea de la piedrafundacional de la cultura judía o decualquier ser humano que, en relacióncon otros, crea sociedades. El materialnunca es una finalidad, es un vehículo.En mi caso, especialmente necesario,porque tal vez al ser mediterráneo nece-sito tocar y acariciar y soy muy físico enla relación con las cosas. El material esalgo que me permite de alguna formadarle el contexto físico a los pensamien-tos, a las ideas.

¿Cómo ha desarrollado su obra en elespacio del IVAM?Es un espacio muy simétrico y racional.Me daba la oportunidad de hacer un re-corrido también muy nítido, en el senti-do de intentar hablar de lo que podríaser el sueño, de lo que está por encimade nosotros. Desde la idea de la palabracomo homenaje a toda la parte verbalpara llegar a lo que me parecía algo tanfundamental como es la cabeza. La ca-beza como imagen de todo el resumendel cuerpo, del pensamiento, de todo,donde se unen de una forma más per-fecta lo físico y lo mental.

Aquí también crea la arquitectura desus exposiciones.Sí, a veces hay como un malentendido.La escultura por supuesto que tieneunas medidas y unos pesos pero estono es muy importante, sino la energíaque emana de estos objetos y cómotransforman el espacio y, sobre todo,cómo lo transformarán en relacióncon el visitante. Es tan importante loque muestras como lo que dejas ennada, el vacío, y yo intento estar pen-diente de esto.

Tu relación con Alicante es a travésde unas conferencias en las que hablas-te del trabajo escenográfico realizadopara las grandes óperas de Mozart encolaboración con La Fura des Baus.¿Qué ha significado esta experiencia es-cenográfica parausted?El espacio de laópera es como eldel espacio públi-co, es la relación con otros. He hechomuy pocas óperas porque no he queri-do que se convierta en una profesión oen una ilustración. La música siempreme ha gustado especialmente. El com-positor, de alguna forma, está descri-biendo un lugar. Yo creo que un artista,o al menos es mi caso, tiene esta capaci-

dad para crear este lugar y mis compa-ñeros tienen la gran capacidad para queen aquel lugar ocurran cosas. Buscodistintos territorios donde explorar, su-pongo que siempre estoy dando vueltasal mismo tema. Espontáneamente ten-go distintas actitudes con las cosas, estohace que los materiales vayan cambian-do, aunque tus intereses en el estudio oen el espacio público, o donde sea, seanlos mismos, no veo gran diferenciadonde poder expresar cosas. Lo que síes muy importante es que cuando estásen el estudio hay unas reglas que noson las mismas en el espacio público ocuando he hecho un trabajo para ópera.

Pero yo creo queson territorios deexploración de lamisma calidad, conlas mismas posibili-

dades. Cuando estoy trabajando unaobra en mi estudio, el límite soy yo,cuando estoy en el espacio público, hayun contexto, unos condicionamientosque hay de alguna forma resolver.

En sus obras plantea un diálogocon el espectador desde las sensacio-nes o los sentidos, pero también deja

un margen para la interpretación, pa-ra un entendimiento más conceptualde su obra.Se tendría que volver a redefinir qué eslo racional o lo cerebral porque siemprehe defendido el cerebro como el lugarmás salvaje del cuerpo, donde las cosasocurren a pesar de ti. Parece ser que lagente no lo quiere entender cuando lodigo, porque siempre dicen, «qué artis-ta más racional, esta persona es muy ce-rebral». Pero, por favor, todo lo contra-rio sería un hombre que va en contra desu cerebro. Yo busco esta voluntad deque la gente encuentre emoción perotambién en la reflexión, y la escultura esun buen medio que te permite este tipode diálogos. Cuando la gente traspasalas cortinas en el IVAM o está pisandoel agua de mi pieza de Chicago, la gentesiente cosas, al menos, yo he visto comosonríen. Esto ya es importante. Yo nocreo que la función del arte sea educar,sino provocar los movimientos, aunquesean pequeños, necesarios para que lascosas empiecen. Simplemente el que al-guien roce algo y le produzca un peque-ño cambio ya es un placer, y todo lo de-más, naturalmente, ya irá creciendo.

8 arteyletras Jueves, 31 de

ARTE✒E

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S La vertientepictórica yarquitectónicade De Chiriaco❧ «El siglo de GiorgioDe Chirico.Arquitectura ymetafísica». InstitutValencià d’Art Modern.Hasta el 17 de febrero.

El comisario Vincenzo Trione nos in-vita a considerar la obra de De Chiri-

co en la vertiente pictórica y arquitectóni-ca. Una amplia exposición que muestrael importante caudal de información quesiempre fue su pintura metafísica, desdelos años veinte hasta la actualidad, parapintores, cineastas y arquitectos. 60 lien-zos y 16 fotografías de los lugares italia-nos en los que dejó huella en la arquitec-tura, a cargo de Gabriele Basilico.

Un diálogoentre lasdiferentestendencias❧ «Flashback». PepeCalvo. Sala deExposiciones CAMLa Llotgeta. Valencia.15 de febrero.

Una exposición de collage de fotografí-as de Pepe Calvo que se sirve de mu-

chas referencias pictóricas, cinematográ-ficas y de la innovación que ha supuestopara la fotografía las técnicas y el lengua-je de la publicidad. El artista alicantinonos remite al dialogo actual que se estállevando a cabo en las diferentes tenden-cias del arte, en este impás entre «lamuerte de la pintura» y la veracidad queestán adquiriendo las nuevas tecnologías.

Desde ladiversidad de soportes y disciplinas❧ «XXXIV PremioBancaja. Pintura,Escultura y ArteDigital». CentroCultural Bancaja.Alicante.

Una nueva edición de esta convocato-ria internacional que muestra una

selección atenta a las innovaciones y dife-rentes tendencias que aparecen en el es-cenario del arte actual. Una diversidad desoportes y disciplinas: la pintura, la escul-tura, la fotografía y el arte digital, que nosmuestran la investigación creativa deunos autores en los que apreciamos lastendencias predominantes del diseño y laestampación gráfica.

GUILLERMINA PERALES❍

J❧ Jaume Plensa en el IVAM.Del 27 de noviembre de 2007al 17 de febrero de 2008.

«Es tan importante lo quemuestras como el vacío y yointento estar pendiente de eso»

JaumePlensa

expone susobras estos

días en elIVAM deValencia

JAUME PLENSAEscultor

«La función delarte es provocarlos movimientos»

EFE

9arteyletrase enero, 2008

El género denuestro tiempo

Creo haberle leído a Alfonso Reyes que lanovela policial es el género clásico denuestro tiempo. No es difícil estar de

acuerdo con la afirmación cuando, como suce-de en mi caso, se es devoto de esta clase de li-bros. Aunque tal vez quepa hacer una preci-sión: la novela de la que Reyes hablaba aún nose había convertido en la novela negra de hoy.Por el camino –un siglo, más o menos–, el gé-nero se fue transformando al paso de la socie-dad. Hace años que el crimen dejó de ser unaccidente individual para convertirse en una in-dustria que rinde sustanciosos beneficios.Aquellos detectives victorianos, ingeniosos,pulcros, seguros de sí mismos, han dado pasoa unos individuos dubitativos y un punto cíni-

cos, que aceptansin complejos suslimitaciones. Hoy,sabemos que larazón no es infali-ble, y la física hademostrado queel desorden es elestado natural dela materia.

Hay en la carre-ra de todo escritorun momento enque este siente latentación de es-cribir novela poli-cíaca. Si cede aella, es probable

que lo haga ateniéndose a las reglas clásicasdel género. Eso no quiere decir que alguno,más cauto, prefiera merodear por los alrededo-res, en busca de una mayor libertad. En cual-quier caso, la seducción que desprende esta li-teratura es innegable. También es comprensi-ble. La novela negra permite un acercamientoa la sociedad y al tema del mal –si uno sientecuriosidad por esas cuestiones–, sin excesivascomplejidades técnicas. A poca habilidad queposea el novelista para desarrollar la trama,captará al lector de inmediato. Todo esto, claroestá, es hablar en teoría, porque después hayque sentarse a escribir un centenar largo depáginas y, en ese trance, las cosas pueden noresultar tan sencillas.

Joaquim Espinós es uno de nuestros jóvenesnovelistas que han sucumbido a la seduccióndel género. Tras publicar un par de libros, Espi-nós sintió la curiosidad de acometer la novelapolicial. El resultado ha sido «El cervell de laserp», con el que obtuvo el premio de narrativaCiutat d’Elx, y acaba de editar Tres i Quatre.Con un criterio que yo juzgo muy adecuado,Espinós decidió, en su primera incursión, noapartarse de la línea más clásica de la novelanegra. Ello le permitió concentrar el esfuerzoen el desarrollo del argumento, una historia desectas y grupos filonazis, ambientada en la ciu-dad de Alicante.

«El cervell de la serp» tiene, como es precep-tivo en esta clase de obras, su detective, su his-toria de amor –que aquí actúa de contrapuntotenue a la historia principal–, la solución delcaso y su final infeliz. Como el lector ya sabe, lanovela policíaca moderna hace tiempo que des-terró de su repertorio los finales felices. No setrata de una simple moda –como es fácil enten-der–, sino de la constatación de que el mal esinevitable y toda victoria sobre él siempre serácircunstancial. Como es natural, para libraruna de estas batallas ya no se precisa un héroe;ni siquiera un antihéroe. Marlowe o Spade es-tarían aquí fuera de lugar. En cambio, esto noocurre con Andréu Gomis, el protagonista de«El cervell de la serp», de quien no necesita-mos ni conocer el color de su traje. ❏

La novela negrapermite un

acercamiento a lasociedad y al tema

del mal

MIRADAS✑

JOSÉRAMÓN

GINER

ien años atrás les correspondióa las diputaciones la tutela so-bre el patrimonio histórico ensus respectivas provincias. Lacreación de los museos de ar-queología supuso el máximoexponente administrativo ycientífico para la recapitulacióndel saber y la conservación deunos materiales heterogéneos

en su tipología, procedencia y cronología, siendo éstacada vez más amplia

Durante las dos últimas décadas la Diputación deAlicante ha desarrollado un ambicioso programa deadquisiciones de inmuebles y solares, en los que seconservan restos patrimoniales importantes del pa-sado cultural en la provincia, añadidos en titulari-dad a la, desde principios del siglo pasado, emble-mática obtención del Tossal de Manises, situada enlas proximidades de Alicante. Se trata, ésta, de una

ciudad ibero-romana donde se conservan importan-tes restos materiales.

Las nuevas adquisiciones suponen incrementar lanómina de unos elementos que, tras las oportunastareas de excavación, consolidación y restauracionesconvenientes, y su apropiada puesta en valor, quedanabiertas para el disfrute de los ciudadanos, siendo va-lioso no sólo el importante trabajo documental si notambién el expositivo, hecho que encuentra su corre-lación y extensión en la metodología de los trabajosde restauración. Es relevan-te, sobre todo, en la perma-nencia continuada de quie-nes han intervenido en la re-dacción de los proyectos ylas obras de restauración arquitectónica, de ahí queresulta notoria la presencia, en la responsabilidadtécnica, de los arquitectos provinciales.

Tanto Rafael Pérez como Joaquín Maseres han de-mostrado, a lo largo de la dilatada carrera profesio-nal, su entusiasmo por ese aspecto de la arquitectu-ra, que se centra en su restauración material, aunque

también en la recuperación de significados de todotipo, considerando, entre otras, las oportunas e inte-resantes restauraciones efectuadas en los elementosurbanos existentes en el Tossal de Manises, o bienen las instalaciones que se conservan en La Isleta, enEl Campello. Hay que incluir la correcta restauraciónde dos caserones contiguos, pertenecientes a anti-guas viviendas situadas en la calle Gravina, siendoreutilizados para sede del Museo Provincial de Arte yalbergar sus fondos.

Más reciente es la intervención en las fachadas dela sede provincial. El solar ocupa una manzana com-pleta del Ensanche. En aquél Juan Vidal Ramos pro-yectó un edificio exento (1928-1931), con la tipologíapropia de palacio, e incorporando en lo figurativoelementos propios de cierto neobarroco de carácterlocal, así como aspectos del casticismo dominantebajo la influencia de las obras emblemáticas cons-truidas, pocos años antes, en las Exposiciones deBarcelona y de Sevilla. Estos matices también seaprecian en cierta arquitectura monumentalista eu-ropea. De ahí que, con motivo de la restauración lle-vada a cabo en las fachadas, los arquitectos han valo-rado los volúmenes de los elementos figurativos, em-

pleando para la ocasión un tono tostado que resaltasobre el blanco uniforme del fondo.

La antigua casa Bardin, en la calle de San Fernan-do, es un pequeño edificio para viviendas que fueconstruido cien años atrás. Pronto albergará la sedecentral del Instituto de Estudios Juan Gil-Albert. Hasufrido una profunda transformación, en cuyo pro-ceso han sido valorados los diferentes estados arqui-tectónicos por los que ha pasado el inmueble, some-tido ha distintas modificaciones en la planta alta, y

destinando los bajos a esca-parates comerciales. Los ar-quitectos han establecido sucriterio de intervención apartir de las diferentes fuen-

tes disponibles. Incluido el hallazgo casual del pro-yecto originario, firmado por el arquitecto SánchezSedeño. La actuación ha consistido en adecuar el in-terior al programa propio para el nuevo uso, proce-diendo mediante la repristinación de las fachadas arecuperar uno de los edificios más significativos delmodernismo local.

ARQUITECTURA✒

CSANTIAGO VARELA BOTELLA❍

Dos restauraciones de RafaelPérez y Joaquín Maseres

Los arquitectos han valorado losvolúmenes de los elementos figurativos

El palacio dela Diputación

restaurado

A. I.

La estadística dice que nuevede cada diez obras estrena-

das no se publican, a pesar deque hay cada mes unas cuarentanovedades teatrales. Por ello, lacuidada edición de la pieza deCarles Battle, «Trànsits», es unabuena noticia para aquel aficio-nado que no pudo ver su estreno

el 22 de octubre pasado en la Sala Beckett. «Trànsits» es el via-je en tren por Europa de cuatro personajes y el revisor.

Tres piezas cortas irónicas sobre losavatares vitales del director de escena

Claus Peymann, responsable del BerlinerEnsemble, del austríaco Thomas Bern-hard (1931-1989), uno de los autores másdestacados de la literatura alemana delsiglo XX, pero también controvertido yprovocador. La obra fue estrenada poréxito en el Teatre Fortuny de Reus el pa-sado 14 de junio, con la interpretaciónde Rosa María Sardá y Mercé Pons.

e adolescente freakyen la película«Ghost world» pasóa joven esposa in-comprendida y pér-dida en el centro deTokio («Lost inTranslation») paradespués convertirseen mito erótico delplaneta en «Match

point». Sin duda, la carrera de Scarlett Jo-hansson está llena de contrastes. Ahora,a sus 24 primaveras, intenta demostrar-nos que además de tener las suficientescurvas como para quitarnos el hipo, cantacomo los auténticos ángeles.

De momento, nos ha deleitado grabandocanciones de GeorgeGershwin como«Summertime» y al-gunas otras versio-nes de Tom Waits.Todas estas últimaslas introduce en suprimer disco, «Any-where I lay my he-ad», en el que colabo-ran bandas como Ye-ah Yeah Yeahs y TVon the radio. El soni-do evoca a los clubsde jazz de los años20: vamos, muy fíl-mico y muy NuevaYork. Ideal para uncantante moderno yguay de la GranManzana. O de Ma-drid, ya que Leonor Watling lleva explotan-do esta fórmula desde hace tres elepés conMarlango. Tampoco es que haya que meter-se con la bella Scarlett por este atrevimiento.Sonar suena muy bien, aunque no sabemossi por la producción que llevará detrás cual-quier cosa que cante esta preciosidad, quecuenta con su propia línea deportiva en Ree-bok y ha representado a Louis Vuitton, nossabrá a gloria.

El caso es que la neoyorquina ya venía

apuntando maneras. En su bis a bis orientalcon Bill Murray, Johansson nos enamoró atodos como quinceañeros con su sensual in-terpretación de «Brass in pocket» de ThePretenders. Sin embargo, en su aparición enel festival de Coachella junto a Jesus andMary Chain para interpretar «Just Like Ho-ney» nos dimos cuenta de que es una mor-tal más y que la tecnología hace milagros, ysi no que se lo digan a Jesulín (siempre sal-vando las distancias, claro).

Sin embargo, por muy bien que lo hagaun actor sobre el escenario de un concierto;por muy virtuoso que sea con la guitarra oaunque llegue a todos los registros vocaleshabidos y por haber... pocas veces consiguerepetir éxito cinematográfico y musical. Qui-zá sea porque nunca nos lo acabamos decreer y entendemos su música como un pa-pel más. Puede que, por muy reales que se-an, nunca dejemos de verlos como seres fic-ticios. Si hacemos un poco de flashback, nos

encontramos con ex-periencia como la deKeanu Reeves dándo-le fuerte al bajo en sugrupo de rock angeli-no y noventero Dogs-tar o la de la incom-prendida Juliette Le-wis cantando a la«muerte de una puta»en uno de sus temascon Juliette and theLicks (de los pocos ca-sos que se llevarían elaprobado). Tambiénsabemos que misterBruce Willis acabamuchas de sus juer-gas con su banda deblues, ¿o era que susjuergas son una au-

téntica canción de blues?A la inversa, es decir que el músico se

convierta en actor, ocurre lo mismo o peor.Ejemplos: Dani Martín (Canto del Loco)ahora es el chuleta de Corso, Bon Jovi ha-ciendo de padre malo en «Cadena de favo-res»... ¿Sigo o ya os ha dado la primer arca-da? Sólo hay un caso que merece todosnuestros respetos: Woody Allen. Director ytrompetista. Pero sobre todo artista, artistade la pista.

l Teatro Gaya-rre de Pamplo-na es un esti-mulante ejem-plo. Organizaun concursode textos tea-trales y las cin-co obras selec-cionadas, escri-

tas por jóvenes autores navarros, se-rán puestas en escena con produc-ciones realizadas por la fundaciónque gestiona esta sala. Todo surgió araíz de la organización de un tallerde literatura dramática que ofrece laposibilidad de estrenar.

Ya se han visto dos de estas pie-zas. «Café, sólo café», de Pablo Sala-berri, se inspira en los desayunos de

cualquier cafetería, donde la cliente-la se relaciona en un juego de comu-nicación. La segunda es «Cuota lí-quida», de Víctor Iriarte, sobre unasingular declaración de la renta conlas trampas que se llegan a hacer pa-ra salir beneficiado. Las obras, quetienen una duración de entre 30 y40 minutos y un máximo de cincopersonajes, transmiten un mayor omenor interés o hacen más o menosuso de la libertad creativa, si bien nodeja de ser una dinámica experien-cia. Lo mismo se realiza en el centrocultural Oran Mor de Glasgow conel que los responsables del Gayarretienen suscrito un convenio.

Ahora echamos la vista al resto dela temporada del Teatro Principal deAlicante, concretamente hasta el 7de junio en el que está programadoun espectáculo con José Martínez y

los bailarines del Ballet de la Óperade París. Bueno es que sea un mon-taje exquisito, pero, salvo las coreo-grafías de Nacho Duato con el Balletde Teatres de la Generalitat, no haysitio para los nuevos lenguajes de ladanza contemporánea.

Cinco dramaturgos españoles vi-vos tendrán cabida: Jordi Galcerán,Juan Mayorga, José Luis Alonso deSantos, Borja Ortiz de Gondra y JoséSanchis Sinisterra. Las temáticas gi-ran en torno a nuestros recelos conel diferente o a cómo nos enfrenta-mos al mal, además del choque en-tre la realidad y los sueños o el saboragridulce de un «amor más allá de lamuerte» que desemboca en el «ho-rror más acá de la vida», según «Va-leria y los pájaros», del valencianoSanchis Sinisterra, uno de los mayo-res renovadores de la escena españo-la con su defensa de un teatro muydistinto al espectacular y comercial.

No podía faltar la Compañía Na-cional de Teatro Clásico, en esta oca-sión con «Don Gil de las calzas ver-des». Ilusiones y miserias en una co-media de enredo escrita por Tirso deMolina y con la intervención del ali-cantino Toni Misó. Otro intérpretede aquí, Manolo Ochoa, participa en«Enrique IV», de Pirandello. Unaproducción de Teatres de la Genera-litat, interpretada y dirigida por el ac-tor, nacido en Manises, José Sancho,para reflejar la idea del gran teatrodel mundo.

El don de la palabra de El Brujo ylo último del teatro gestual de Trici-cle y de Yllana podrán verse tambiénen este escenario. Refiriéndonos a laópera, decir que el género de la líricano puede mantenerse sólo con pro-puestas tradicionales y que necesitauna expresión más moderna y nue-

vos títulos. La alternativa teatral o dancística

viene de la mano del Teatre Arni-ches y, en menor medida, del Para-ninfo de la UA, sin olvidarnos de laleve aportación del Aula de CulturaCAM al respecto. ¿Relación del artis-ta con el hoy del público? ¿Agitacióne investigación escénica? Veremos.

10 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

TEATRO✒N

OV

ED

AD

ES El austríaco

ThomasBernhard, en corto

❧ «Tres dramolette».Thomas Bernhard.Arola Editors. Col.Centre d’ArtsEscéniques de Reus.Vol. 8.

El viaje porEuropa deCarles Battleen «Trànsits»

❧ «Trànsits». CarlesBattle. Arola Editors.Tarragona 2007.

EMARC LLORENTE❍

Comercialidady alternativas

El espectáculo del ballet de laÓpera de París es exquisito

Elespectáculode JoséMartínez ylosbailarinesde la Óperade París

DSERGIO ILLESCAS❍

MÚSICA✒

A. I.

El día que elceluloide se peleócon el piano

odría habersido cual-quier otraciudad. Perotuvo que serDublín. Tuvoque ser por-que es unaciudad musi-cal, una ciu-

dad que ejemplifica, como ningu-na, una fusión única, genuina, en-tre cine y música. Porque Dublín,que es una de las protagonistas de«Once» (también lo era, de unamanera fundamental, con «LosCommitments» de Alan Parker,imprescindible para los amantesdel género), nos permite reflexio-nar sobre las complejas y paradóji-cas relaciones entre el cine y sumúsica.

«Once», el filme escrito y dirigi-do por John Carney, es una pelícu-la sencilla, limpia, que no sabría-

mos si calificar de musical, aunquehable de músicos, aunque la músi-ca sea el leit motiv de la misma. Es-tamos acostumbrados a que lascanciones, los temas instrumenta-les que componen la banda sonoraden cobertura y apoyo a determina-das escenas, apuntalando la inten-sidad dramática o cómica de situa-ciones o personajes, incluso en elmusical más clásico. Pero en «On-ce» ocurre algo muy distinto,algo que la convierte en otracosa de película musical, si esque eso es lo que es. En unsagaz e inteligente artículosobre «Once», firmado porValerio Torino, leemos lo si-guiente: «Más que ver una películaes escuchar un CD. Y es una pelí-cula de música sin música. La mú-sica es lo que importa, son las can-ciones, y estas empiezan y acaban

y es porque las cantan los protago-nistas, las escuchan en un dis-cman o se las enseñan a alguien,pero no hay música ambiental ,aquí sus canciones son lo que másimporta y entre canción y canción,no hay música, sólo sonido am-biente, no suena “música de pelí-cula”, música ambiental, no hayviolines mientras pasean o se mi-ran, sólo sonido ambiente, sólo elruido de Dublín, sólo Dublín sue-na entre canción y canción...».

Estamos, pues, ante una películametamusical, metacinematográfi-ca, en una obra que, sin embrago,es franca, sin tapujos ni pretensio-nes, directa, sencilla, afable, accesi-

ble. Y es una obra que habla sobreel arte dentro del arte (o fuera de)porque, aunque todo esté a la vistadel receptor, el director propone unsalto de la pantalla a la vida real, alespectador, como el personaje deJeff Bridges en «La Rosa Púrpuradel Cairo», de Woody Allen. La pa-reja protagonista borra la fronteraentre ser y actuar. Son músicos, yactúan como tales. Hay una escena

que resume muy bien lo que es lapelícula, lo que estamos contando:el personaje de Marketa Iglova,después de comprar pilas para eldiscman en el que escucha la mú-

sica de Glen Hansard, va poniendoletra a ese tema, mientras paseapor las calles de Dublín, en pijamay abrigo. Esta escena, que puedeverse una y otra vez (YouTube ofre-ce esa impagable posibilidad), esun coreografía cinematográfica de-licada y llena de expresividad (esun ejemplo de que el lenguaje delcine es un lenguaje propio, que ex-prime las posibilidades que sólo es-te medio puede ofrecer), en tiemporeal, en el que el contemplamos,embelesados, como Marketa va po-niendo letra a la canción que for-mará parte del cd que, más tarde,podremos escuchar en casa…

Estas reflexiones no tendrían

sentido, sin una historia que casino parece historia. La cinta dibujauna historia de amistad/amor sutil,hermosa, apenas intuida, entre lapareja protagonista, que se mueveen aguas tranquilas pero profun-das, que recuerda las pequeñasgrandes historias de lo que apenasfue nada, en apariencia, y lo fue to-do (cómo olvidar, por ejemplo, larelación de amor escueta pero tan

grande entre el agente de poli-cía y la yonqui en «Magno-lia»). No ocurre nada, y ocurremucho.

El cine musical es un géneromestizo, extraño, pero intenso,vital, único. «Once» es un mu-

sical que no es musical. Pero talvez importe poco las palabras conque pretendamos definirla. Es unaobra pequeña pero enorme, paraser vista, oída, vivida.

a Biblia (el libro de los li-bros) fue, desde la Antigüe-dad, un texto proclive a to-do tipo de exégesis e inter-

pretaciones. Si las escuelas filosóficasde Alejandría y Antioquia optaron pordesvelar sus secretos a partir de la ale-goría o de la filología histórica paradesentrañar el mensaje de Dios a loshombres, otra escuela, más moderna,la de Hollywood, ofreció una versiónmás pragmática sobre el asunto: quesus historias, repletas de acción, sexo yviolencia, constituían una magníficafuente de inspiración y que, además,no percibían derechos de autor, ni de-bían pasar por ningún tipo de censura,habida cuenta que su autor, el SumoHacedor, se encontraba muy por enci-ma de los moralistas papanatas del«código Hays», o de cualquier otro se-guidor de sectas represoras.

Desde los inicios del cine la Bibliafue, por lo tanto, un rico venero de ar-gumentos, pero entre 1950 y 1965, conel auge del color, la «vistavisión» y el«cinemascope» sus adaptaciones al-canzaron las mayores cotas de colosa-lismo y, por ende, de espectadores.Como dijo el estudioso Roger Boussi-not, fue la época dorada del cine de«Dios más sexo» o de «fe y milagros»,que venía a ser lo mismo. Una modali-dad fundada básicamente en el Anti-guo Testamento, pero que acabó influ-yendo en subgéneros próximos: el delas mitologías grecorromanas conmuslo y pechuga al «olímpico modo»,y el «peplum» condimentado contransparencias de vestales y muscula-turas a lo «Steve Reeves», tan del agra-do, estas últimas, del inolvidable Te-renci Moix y sus amigos.

Este humilde cronista no podrá olvi-dar jamás el escogido elenco de actri-ces femeninas que encarnó –nuncamejor dicho- estas historias del Géne-sis o el Pentateuco: Debra Paget calen-tando al becerro de oro en «Los Diezmandamientos» de C.B. de Mille(1956); la escultural Hedy Lamar cor-tándole la cabellera a Victor Mature en«Sansón y Dalila» (1949), del mismodirector; Rita Hayworth bailando ladanza de los siete velos en «Salomé»(1953) de William Dieterle; RossanaPodesta luciendo su palmito por «So-doma y Gomorra» (1962), de RobertAldrich; o la sin par Gina Lollobrigidaen «Salomón y la reina de Saba»(1959) de King Vidor, actriz a la que elpopulacho vil atribuyó un chiste muymalvado como consecuencia de queTyrone Power muriese durante el ro-daje de ese mismo filme a consecuen-cia de una «angina de pecho». ¿No se-ría de un «pechazo de Gina»?.

Todas estas bellezas se me antojan,sin embargo, un pálido reflejo de LanaTurner en «El hijo pródigo» (1955) deRichard Thorpe, una película ejemplarsobre la parábola evangélica en la quese nos cuenta como puede acabar eldesalmado vástago que se separa de lafamilia tradicional y dilapida su heren-cia, cosa muy común por lo visto du-rante la época –véase «Sinuhe , elegipcio»– con una sacerdotisa del cul-to fenicio de Baal y Astarté. No se lapierdan. Resume las constantes del gé-nero y estimula el ánimo para salir demanifestación con los obispos. ❏

11arteyletrasJueves, 31 de enero, 2008

CINE✒

L

JUAN HARPO❍

P

La pareja protagonistas de «Once»borra la frontera entre ser y actuar.Son músicos y actúan como tales

JOAQUÍN QUÍLEZ FORTEZA❍ La Biblia en pasta(de celuloide)

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Musicalessin música

A. I.

Unfotogramade lapelícula«Once»

l arquitecto valenciano Santiago Calatrava noes sólo famoso por la rebuscada originalidad desus edificios, sino que, desde hace un tiempo,destaca también por el deficiente diseño de susobras. Primero fue la pasarela que construyó enBilbao, donde los resbalones de los peatoneseran constantes. Más tarde, fue la inundación delPalau de les Arts. Ahora, por último, la pasarela

que el ingeniero-arquitecto instaló en Venecia,sobre el Gran Canal. Tras doce años y un gastosin control –una especialidad de Calatrava– se havisto ahora que el puente se mueve ligeramente,y que ha cedido un centímetro. El Ayuntamientoveneciano ha contratado una empresa que vigila-rá la estructura durante los próximos cinco años,con un coste anual de 7.000 euros.

12 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

SUELTO DE LENGUA✒

CARLOS FERRATER❍

n el suplemento Culturas, del diario LaVanguardia, el crítico y novelista Julià Guilla-mon arremete contra una serie de escritores ca-talanes –cada día, por cierto, más abundantes–que conciben su trabajo literario desde unaperspectiva puramente empresarial. «Por enci-ma del dibujo de un proyecto cultural coheren-

te –escribe Guillamon–, prevalece la necesidadde mantener una presencia editorial y de publi-car con regularidad». Como ejemplos de estosautores subordinados al mercado, Guillamoncita, entre otros, a la alcoyana Isabel Clara Simóy al valenciano Ferrán Torrent, escritores prolí-ficos donde los haya.

E

Escritores empresarios

a delegación del Consell en Bruselas está or-ganizando el segundo Ciclo de Cine Valencianoen la capital comunitaria. Con esta segunda edi-ción, «la Generalidad da un nuevo impulso alsector audiovisual valenciano en el mercado in-ternacional», según Juan Manuel Revuelta, di-

rector general de la delegación de la ComunidadValenciana en Bruselas. «La segunda edicióndel ciclo valenciano de cine permitirá –segúnRevuelta– la innovación en la sociedad valencia-na para lograr una mejor adaptación al nuevoObjetivo Competitividad».

L

Aunque le cueste creerlo

A la misma hora en que se impugnanen una reunión sindical los criteriosministeriales para la concesión de

los sexenios docentes a los profesores,unos padres lloran inconsolables la desgra-cia que se acusan de haber provocado afuerza de quererla amorosamente evitar.Mientras un guardia multa al conductor deun vehículo mal estacionado, un jovenmuere en la carretera cuando regresaba dela discoteca a la casa donde alguien le espe-raba con el corazón encogido. En el mismomomento en que un alcalde fuma su enési-mo cigarrillo discutiendo, con escaso entre-namiento en batallas filológicas, si el valen-ciano es una lengua o una variante dialectaldel catalán, un apenas adolescente vomitasu asco existencial y sus cubalibres sobre laacera. En tanto que los grupos políticos si-guen litigando sobre si son galgos demo-

cráticos o podencosterroristas los mili-tantes de un partidopolítico, una mucha-cha con el rostro sal-picado de granosahoga sus sollozoscontra la almohada, yconcluye que su acnées incompatible conla felicidad. Justocuando un médicoabre los ojos incrédu-los al leer, en las ba-ses de unas oposicio-nes para facultativosde su comunidad au-tónoma, que se pri-

mará como si fuera un mérito a quienestengan cierto grado de minusvalía mental,alguien trata de pronunciar una oraciónque ya casi no recuerda, esperando que lamonocordia del rezo le proporcione algúnbálsamo a un corazón que ya no aguantamás (pero, ay, aguanta, aguanta).

Estos contrastes entre la banalidad y elsufrimiento, entre la aberración y la belle-za, cuestionan la teoría de la unidad esen-cial del cosmos. Si fuera cierto que, segúnpiensan los providencialistas, nuestromundo constituye un engranaje universalcontrolado por un Dios Geómetra, enton-ces el orden divino sería compatible con eldolor derivado de la desgracia de todosnosotros, que yacemos en el fondo de unagujero condenados a muerte, como decíaSartre. Pero tampoco lo sabemos. De eso yde todo lo demás trata la literatura. Es se-guro que la literatura no proporciona la fe-licidad, ni borra nuestra desgracia; peronos plantea esos contrastes donde se re-suelve nuestra condición de seres dolien-tes, y señala con sus muñones el punto alque quisiéramos llegar. Después de Aus-chwitz, afirmó Adorno, ya no puede escri-birse poesía. Pero Auschwitz comenzó aexistir en el mismo momento en que losprimeros humanoides divisaron una auto-ra boreal. En un poema de un autor cuyapista he perdido, se planteaba, creo que apropósito de la lectura de los diarios delprofesor judeoalemán Víctor Klemperer, elmáximum de estas antítesis a que se aplicala literatura. Primera versión: si Dios mirapara otro lado en el momento en que losnazis torturan y matan a un niño judío, en-tonces Dios no existe, pues si existiera,¿dónde está, cabría preguntarse? Segundaversión del poeta incógnito, a quien le roboel argumento: Dios está en el niño al queestán asesinando. ❏

Los contrastes entre la banalidad y el

sufrimiento cuestionan la teoría de la unidadesencial del cosmos

MONÓLOGOS DEL JARDÍN✑

ÁNGEL L.PRIETO

DE PAULA

Poesía después de Auschwitz Maestro Calatrava

os esfuerzos del editor EliseuCliment no parecen verse recom-pensados por el éxito, si los valora-mos por lo que respecta a la ciu-dad de Valencia. Según una en-cuesta de la Conselleria de Educa-ción, el escritor Joan Fuster es unode los personajes valencianos másdesconocidos entre los habitantesde la población. Fuster se ve am-pliamente superado, como cabíaesperar, por el rey Jaime I, porBlasco Ibáñez o el Cid Campea-dor, pero también por el cantanteNino Bravo. Curiosamente, lasamas de casa tienen un mayor co-nocimiento del escritor de Suecaque los estudiantes, que ni siquie-ra le incluyen en sus respuestas.

L

Fuster, desconocido

«Losesfuerzosdel editorEliseuCliment noparecentenerrecompensapor el éxito»

Una vistadel arcocentral delpuente deCalatrava enVenecia

E

ás de un centenar de obras de ar-tistas como Renoir, Cézanne, Rous-seau, Braque o Matisse, así comopiezas de arte primitivo integran lacolección personal de Pablo Picasso,que se exhibe en el Museo Picassode Barcelona y que hasta ahora sólose había visto en París (1978) y Mú-nich (1998). La exposición, que esta-rá abierta hasta el 30 de marzo, reú-ne 43 pinturas, 39 dibujos, 41 foto-grafías y una veintena de piezas dearte primitivo, así como cinco graba-dos y cinco collages.

orges en el laberinto de Creta,bajo las pirámides de Egipto o tes-tando el cielo desde un globo, siem-pre de la mano de su compañeraMaría Kodama, son algunas de lasimágenes que se pueden apreciarhasta el 23 de marzo en la muestra«El atlas de Borges», en el Comple-jo El Águila de Madrid. La exposi-ción reúne más de un centenar deimágenes del álbum personal delescritor argentino y está basada enel libro «Atlas», que escribió en co-laboración con Kodama.

na exposición retrospectiva del fo-tógrafo estadounidense Elmer Bat-ters, conocido por sus imágenes eróti-cas de tipo fetichista, acerca al públicoen el Instituto Valenciano de ArteModerno (IVAM) un mundo suge-rente en el que las medias, las piernasy los pies de sus modelos femeninasconstituyen los elementos centrales.La colección, que permanecerá en lasala de la Muralla del IVAM hasta el 2de marzo, reúne 66 fotografías y 27portadas de revistas realizadas porBatters entre las décadas de los cin-cuenta y los ochenta del siglo pasado.

l Museo del Prado expone hastael 10 de febrero toda la obra de ElGreco almacenada en sus fondos yrecupera el «San Bernardino», quese encontraba en la casa museo delpintor en Toledo. Bajo el título «LosGrecos del Prado», reúne 37 obrasdel autor, además de otras diez desus seguidores. La muestra se abrecon el «San Bernardino», que regre-sa al Prado después de casi 100 añoscon motivo de esta exposición, yaque en 1910 se trasladó a la casa mu-seo del pintor.

l Museo de Bellas Artes San Píode Valencia exhibe la exposición«Rafael Monleón Torres. Pintor y ar-queólogo naval (1843-1900)», quereivindica la obra injustamente olvi-dada de este creador valenciano quellegó a ser considerado el pintor ma-rinista por excelencia, a través de 83piezas cedidas por instituciones co-mo la Biblioteca Nacional o el Mu-seo Naval. La selección se podrá con-templar hasta el 23 de marzo.

M

Barcelona rescata lacolección personalde Pablo Picasso

B

El Borges másprivado a través desu álbum de fotos

U

El sugerente mundodel fetichismo de lamano de Batters

E

El pintor marinistapor excelenciallega a Valencia

E

«San Bernardino» deEl Greco regresa alPrado tras un siglo

CHEMA MOYA (EFE)

JUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE)

13arteyletrasJueves, 31 de enero, 2008

RECOMENDAMOS✒

Un repaso por lascoreografías de Duato

Ciclo de cinepara todos los gustos

l Club INFORMACION presen-ta el viernes 8 de febrero, a las20.15 horas, los libros «Neruda, tes-tigo de un siglo» y «Pablo Neruda,álbum», de José Carlos Rovira, asícomo la edición que ha hecho de laobra del poeta chileno «Residenciaen la tierra». Por otro lado, el mar-tes 12 de febrero, a las 20 horas, elguitarrista mexicano Omán Ka-minsky ofrecerá un concierto. Eldía 4, a las 20 horas, se celebrará lamesa redonda «¿Qué puede hacer-se con el Benacantil?».

eatro clásico, ópera, musicales yconciertos son algunos de los princi-pales atractivos que presenta la pro-gramación de febrero del Teatro Prin-cipal. La Orquesta Sinfónica de Ple-ven interpreta el martes 19 «La Bohè-me», de Giacomo Puccini. Por su par-te, la Compañía Nacional de TeatroClásico pone en escena el día 15 «DonGil de las calzas verdes», de Tirso deMolina. Luz Casal presentará su disco«Vida tóxica» el martes 12, mientrasque entre el jueves 28 y el domingo 2de marzo el Principal acogerá el musi-cal de Disney «High School Musical».

E

Libro de Neruda yrecitales en el ClubINFORMACION

l Ballet de Teatres del a G e n e r a l i t a t p o n een escena el próximomiércoles 6 de febre-ro, a las 20.30 horas,en el Teatro Principal

de Alicante, «Duato x tres». Elespectáculo reúne tres coreo-grafías creadas por el art istaNacho Duato y, concretamente,«Sueños de éter», «Jardí tan-cat» y «Coming Together».

E

l Corte Inglés ha pues-to en marcha un ciclode cine que comenzaráel martes 5 de febrero,a las 19.30 horas, en suestablecimiento comer-

cial de Alicante. El cine españolserá protagonista desde ese mis-mo día y hasta el 15 de febrero y,a partir del 18 de febrero, tomaráel relevo el cine norteamericano.A lo largo de estos días las proyec-ciones de películas como «El Ver-dugo», de José Luis García Ber-langa; «Éxtasis», de Mariano Ba-rroso; o «Taxi Driver», de MartinScorsese, se combinarán con con-ferencias y talleres prácticos quepersiguen recrear el rodaje de es-cenas de películas proyectadas enel ciclo. Todas las sesiones co-menzarán a las 19.30 horas.

E

RETAZOS

«Duato x tres»recoge tres

coreografías deNacho Duato

Dentro delciclo de cine

español seproyectará

«ElVerdugo»,

de LuisGarcía

Berlanga

T

Puccini, Tirso deMolina y música enel Teatro Principal

RETAZOS

JUAN M. ESPINOSA (EFE)

A. I.

«El atlas deBorges»muestra losviajes delescritorargentinoJorge LuisBorges juntoa su mujer

La muestraacerca unmundosugerente enel que lasmedias, laspiernas y lospies de susmodelosfemeninasconstituyenloselementoscentrales

reo que mehabría gustadoconocer a Ju-lien Gracq. Enrealidad, aquien me ha-bría gustadoconocer, creo,es a Louis Poi-rier; con

Gracq cualquiera puede intimarcuando le plazca a través de sus li-bros: de sus novelas («El mar de lasSirtes», «En el castillo de Argol»...),de sus ensayos («Leyendo, escri-biendo»; «A lo largo del camino»)...Pero con Poirier, el hombre semio-culto tras el seudónimo JulienGracq, ya no me podré encontrarnunca: murió a finales del mes pa-sado, del pasado año. De ser posi-ble, habría sido encantador, imagi-no, citarnos en su casa de Saint-Flo-rent-le Vieil, un apacible pueblecitoa orillas del Loira, entre Angers yNantes, la ciudad en la que nacióuno de los culpables de que Poirierse convirtiera en Gracq, es decir, sehiciese escritor: Julio Verne, claro.

Premio GoncourtEl mexicano José Abdón Flores des-cribió muy bien a Gracq: «Es enparte el escritor soñado por Kafka:recluido en un cuarto y cuya únicarazón de ser es la escritura». ComoSalinger, como Thomas Pynchon,Gracq despreciaba la fama. Esta his-toria ya se ha contado muchas ve-ces, al menos tras su muerte: en1951 rechazó el Premio Goncourt, elmás prestigioso de Francia (el Pla-neta francés, le llaman), para su«Mar de las Sirtes»; dos meses des-pués publicó el artículo «La literatu-ra en el estómago», diatriba contralos premios literarios pero, sobre to-do, contra los autores más preocu-pados por difundir su negocio quepor la propia escritura. Fue una épo-ca interesante: los grandes editoreshaciéndole ofertas irrechazables queGracq rechazaba sin dudar. Añosantes uno de esos tentadores habíadespreciado su primer libro, el ya ci-tado «En el castillo de Argol», queen 1938 publicaría la modesta, peroejemplar, casa editorial de José Cor-ti, el editor de los surrealistas (su le-ma, «Rien de Commun»), a quienGracq fue, desde ese momento,siempre fiel.

Un pez con armaduraNo fue el Goncourt el único galar-dón al que Gracq hizo de menos. Jo-an de Sagarra, en su artículo «¿Legusta el rugby?» («La Vanguardia»,

31 de julio de 2005), cuenta quetambién rechazó la Legión de Ho-nor, la Acadèmie («a él se la ofrecie-ron, cuando otros tienen que men-digarla») e incluso «los almuerzosen el Elíseo con el presidente Mitte-rrand, uno de sus devotos lectores.Gracq sostenía que Mitterrand eraun gafe. Y algo debía llevar de ra-zón, porque, en 1980, cuando la ca-mioneta de una lavandería atropellóa Roland Barthes causándole lamuerte, este sa-lía de almorzarcon FrançoisMitterrand». DeSagarra tuvo lafortuna de cono-cer a Gracq, o aPoirier: un único encuentro en fe-brero de 2002 en la casa de Saint-Florent, qué envidia, para ver unFrancia-Italia de rugby y charlar «deun montón de cosas, salvo de litera-tura». No se lo dijo, pero su madre,la del catalán, llamaba al francés lu-cio, nombre de «pez medieval y ca-

balleresco, con una imponente ar-madura» (que pasa la mayor partedel tiempo escondido entre la vege-tación), un mote cariñoso porqueella admiraba al autor pero tambiénla sabrosa carne de aquel pez, «lasfamosas quenelles de brochet», nolas conozco.

Lectura sabiaTras tratarlo un poco a través de suliteratura, libre al igual que él,

Gracq/Poirierme recuerda unfragmento del«Cyrano» deRostand que re-sumo, pero me-rece la pena leer

entero: «¿Y qué tendría que hacer?¿Buscar un protector, tomar un amoy, como una hiedra oscura que rodeaun tronco lamiéndole la corteza, su-bir con astucia en vez de elevarmepor la fuerza? ¡No, gracias! ¿Dedicar,como todos hacen, versos a los finan-cieros? ¿Convertirme en bufón con la

CRAFAEL GONZÁLEZ❍

14 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

MISCELÁNEA✒

mediados de octubre, la irlandesa An-ne Enright obtuvo el Man Booker Pri-ze, uno de los principales (50.000 li-bras) premios literarios ingleses, porsu novela «The Gathering». (Jonathan

Cape, 272 páginas). El premio fue una perfectasorpresa (Ladbrokes admitía apuestas 12 a 1 ensu contra). Con 45 años, Enright ha trabajado co-mo productora de televisión y es autora de otrastres novelas, un libro de relatos y otro en el querelata su propio embarazo, «Making babies»(Vintage, 208 páginas).

Hace siete años, durante un viaje por Perú, En-right tuvo noticia de la existencia de Eliza Lynch(1835-1886), una irlandesa de Cork consideradaen Paraguay como la Eva Perón local. Interesadapor el personaje, lo recreó en una novela, «Thepleasure of Eliza Lynch», publicada durante elotoño de 2002 (Cape, 230 páginas).

Casada a los quince años con el diplomáticofrancés Xavier de Quatrefages, Lynch abandonóa su marido en 1855, tras conocer en París aFrancisco Solano López (nacido en 1826), primo-génito del dictador de Paraguay Carlos AntonioLópez. Permanecieron juntos quince años, du-rante los que Lynch «asistió impasible a la muer-te de un millón de paraguayos, de la que el paístardó tres generaciones en recuperarse; se hizo aprecios escandalosamente bajos con fincas cuyaextensión superaba los 32 millones de hectáreas(…) y sacó ilegalmente del país varios miles de li-bras en oro» (Frances Wilson).

López y el primero de los nueve hijos de la pa-reja (apodado por la tropa «coronel Panchito Ló-

pez») murieronen la batalla deCerro Corá (1 demarzo de 1870),con que conclu-yó la llamadaguerra de la Tri-ple Alianza( 1 8 6 5 - 1 8 7 0 ) ,que enfrentó alas exhaustastropas paragua-yas (en las quebatallones ente-ros estaban for-mados por ni-ños) con losejércitos aliadosde Argentina,Brasil y Uru-guay. Eliza re-gresó a París,donde murió enla pobreza. A fi-nales de los se-

tenta del pasado siglo, sus restos fueron traslada-dos al cementerio de La Recoleta de Asunción.

En su novela, Enright la presenta como «unamujer ambiciosa, entregada al derroche (…) Al-gunos de sus vestidos costaron lo que un Rolls-Royce». Su vida junto a Solano aparece como unpermanente desquite por las humillaciones y lapobreza que soportó durante su juventud.

Tras el libro de Enright han aparecido otrosdos sobre este personaje: «The shadows of ElizaLynch», de Siàn Rees (Review, 256 páginas) y«The empress of South America» de Nigel Caw-thorne (Heinemann, 320 páginas). De los dosautores, Rees es el más benévolo con Eliza, a laque supone dominada por el temor a las reaccio-nes de su amante (Solano ordenó la muerte debuena parte de sus parientes próximos, incluidasu propia madre); con todo, ambos se muestranigualmente desconcertados ante la transforma-ción de Eliza en icono patriótico un siglo despuésde su salida del país.

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JAIME LORENZO❍

Eliza Lynch

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Eliza Lynchfueconsideradaen Paraguaycomo la EvaPerón local

Fue una época interesante: losgrandes editores haciéndoleofertas que rechazaba sin dudar

Julien GracgUn escritor

vil esperanza de ver nacer una sonri-sa amable en los labios de un minis-tro? ¡No, gracias! […] ¿Calcular, tenermiedo, estar pálido, preferir haceruna visita antes que un poema, rele-er memoriales, hacerse presentar?¡No, gracias! ¡No, gracias! ¡No, gra-cias!». Recientemente, Acantilado hapublicado en España «A lo largo delcamino», «una buena introducciónal planeta Gracq», dice De Sagarra.Traducido por Cecilia Yepes, el volu-men (precioso, como todos los de laeditorial, erratas y despistes aparte)se articula como un cuaderno deanotaciones que fluyen desde el apa-cible recuerdo literario, geográfico,histórico del autor. «Yo sólo opino enconversaciones entre dos, y si se tratade un campo preciso en el que tengaalgunas razones o datos que apor-tar», leo y subrayo el consejo y procu-raré tenerlo siempre presente. Unalectura, en fin, no solo sabia, sino di-ría obligatoria, como antídoto contrael vértigo tantas veces baldío delmundo actual.

nternet y la fotografía se han deslizado a lo largo de su his-toria y, en general, de forma independiente y sin repercutirdeterminantemente el uno sobre el otro. Otrora, las posi-bles conexiones ocurridas entre ellos no han supuesto másque procesos y contaminaciones de apoyo necesarios, en la

mayoría de los casos, para la gestión y exhibición de los trabajos realiza-dos originalmente en contextos informativos o estéticos. Sin embargo,al llegar nuestros días, la confluencia de dos neologismos –la Posfogra-fía, y la denominada Web 2.0– señala un revelador punto y aparte en loque respecta a la fotografía e Internet, su hibridación y su redefinicióndel entorno que les rodea. Hablar de Posfografía es resumir ésta, comoya hiciera José Luis Brea, como una multiplicación potencial de las po-sibilidades de la imagen a través de la informática. Una hija directa delnegativo fotográfico y de los nuevos medios digitales que invita a asimi-lar la computadora como un segundo obturador que dilata la fotografíamás allá del instante abs-tracto de su captura enuna infinidad de procesosde posproducción y distri-bución informatizados.

La Red que ahora disfru-tamos no es aquella conso-lidada hace una década; po-co tiene que ver con el fe-nómeno ahora fraguado ensus circuitos conocido conel nombre de Web 2.0. Co-mo la fotografía, recicladaen su rama posfotográfica,la web ha mudado su piel seducida por los fervores tecnológicos queatraen a la cultura popular. Ha entrado en el juego de un sistema empre-sarial que fomenta el consumo de productos y redes que nos enlazan losunos con los otros en el deseo colectivo de vínculo. Y si la primera nosofrece el paraíso del intercambio y la conexión a través de teléfonos móvi-les con cámaras integradas, reproductores multimedia como el iPod o lasconsolas portátiles, la segunda, exhibe una plaga de ingenios como los«blogs», las redes de canje «P2P» o bases de archivos determinantes dela nueva era de la información como «Youtube», «Flickr» o «Facebook».Éste es el contexto donde los criterios posfotgráficos se enroscan irreme-diablemente con la Web 2.0 estableciendo un espacio colectivo, de fácilacceso y múltiple difusión, abierto por la tecnología y cultivado en su ma-yor parte por una nueva generación marcada por un lema: «hazlo tú mis-mo». Se puede ser productora y distribuidora de material audiovisualcon gran facilidad y a un nivel relativamente asequible. La tecnología di-gital ha generalizado la fotografía en una práctica solvente de fáciles arre-glos. Y la tendencia colectiva nos lleva hacia el ensalzamiento del produc-tor amateur. Lo profesional está dejando de ser «cool». El amateurismogana puntos y adeptos por su característica frescura, por ser más demo-crático y, no nos engañemos, también por su facilidad en las formas.

15arteyletrasJueves, 31 de enero, 2008

I

MARIO-PAUL❍

La posfotografía y la web 2.0(Tú haz tu parte del mapa que yo haré la mía)

ste sedimento fotográfico, producto en buena parte de la re-tórica social antes comentada del «hazlo tú mismo», es unatractivo depósito en el que indagar y capturar material parael trabajo de muchos creadores y taxonomistas interesadosen reconsiderar la realidad desde el imaginario colectivo. El

proyecto «Nine 9» realizado por el colectivo inglés Mongrel es uno delos trabajos pioneros en esta utilización de los criterios posfotográficossobre los tejidos sociales «on-line». Básicamente, se trata de una obraaccesible desde la Red, cuya principal fuerza motriz radica en la capaci-dad de participación los usuarios para crear, a partir de sus propios ar-chivos, mapas personalesdel conocimiento. Elsoftware de la páginaweb invita al internautaa colgar nueve fotografí-as, con posibilidad decombinarse con sonidoo texto, que se articulanecuánimemente junto alas de otros usuarios enun tramado semejante alde un plano callejero. Deesta forma, podemos ex-plorar y participar en es-tas comunidades particulares enlazándolas y recombinándolas con elconjunto de los otros mapas del conocimiento subidos por los usuarios.De hecho, si colaboramos con el proyecto, el programa automáticamen-te enviará emails a demás participantes para establecer conexiones en-tre los usuarios e intentar solidificar tales aproximaciones.

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Hazañas bélicas

El pasado 10 de noviembre fallecía el escritoramericano Norman Mailer (New Jersey, 1923).Por las misma fechas aparecía su última nove-

la traducida al español «El castillo en el bosque» dedi-cada a la infancia y juventud de Hitler, mientras eldiario «El País» advertía a sus lectores que las histo-rias sobre la Segunda Guerra Mundial –Laurence Re-es, Rolf-Dieter Muller y Pierre Peju– constituían unade las novedades más relevantes del mercado de caraa 2008, poniendo de manifiesto «las preguntas e in-certidumbres que la mayor barbarie provocada por elser humano» seguían suscitando entre escritores eintelectuales.

La falta de referencias a la «ópera prima» de Mailera la hora de situar y recordar la literatura sobre la con-tienda, habida cuenta de lo reciente de su desapari-ción, me produjo cierta perplejidad y una especie dedesánimo. Me refiero a «Los desnudos y los muertos»,una espléndida novela dedicada a la conquista de la is-

la de Anapopei durantela campaña del Pacífico,todo un clásico y para-digma de cruentas bata-llas, como las Iwo Jimay Guadalcanal, que for-man ya parte de la épicade las fuerzas aliadas.Un libro que siempreexplicará interesantesaspectos sobre la gue-rra. Mailer lo publicóen 1948, cuando conta-ba tan solo veinticincoaños, y fue saludad por

la crítica como la gran novela americana del siglo XX,«digna de un Hemingway o un Tolstoi», lanzando asu autor hacia una fama y una popularidad no siem-pre acompañada por el éxito.

Aunque las comparaciones suelen ser fruto de laexageración, lo cierto es que Hemingway –si exceptua-mos «París era una fiesta»– nunca escribió una novelasuperior a «Los desnudos…» y, si bien Mailer se en-cuentra lejos de alcanzar la categoría del autor ruso en«Guerra y paz», no resulta descabellado advertir algu-nas similitudes en el terreno de los logros y las inten-ciones. Especialmente en cuanto hace referencia alpropósito de construir un relato coral de la problemáti-ca social de la época a través de los protagonistas quese vieron involucrados en la guerra; del análisis de lascuestiones estratégicas, tácticas y logísticas de unacampaña militar relatada desde la doble perspectiva delalto mando y de un pelotón de combate; y del esfuerzopor plasmar, también, las inquietudes políticas del mo-mento, no exentas de grandes paradojas. Entre ellas eltalante de algunos generales y soldados americanosque defendían la Democracia contra el Totalitarismo,pero que pensaban, no obstante, en la posibilidad deque el rígido sentido de la obediencia en la cadena demando militar se aplicase, una vez finalizada la lucha,a una sociedad civil que, tras la Gran Depresión, temíael peligro de la propagación del comunismo.

Novela compleja, de muchos registros, que se leetambién como un libro de aventuras, «Los desnu-dos…» ayuda a comprender la difícil trayectoria litera-ria de Mailer que, solo cuando cultivó el territorio de la«no ficción» –«La canción del verdugo» o «Los ejérci-tos de la noche»– siguiendo la estela dejada por Tru-man Capote, volvió a cosechar el aplauso de la crítica.Sus incursiones en la novela tuvieron siempre, comoen el caso de otros jóvenes triunfadores, el lastre deléxito logrado por su primera obra.

El injusto olvido que parece planear sobre «Los des-nudos…», al igual que sobre otras novelas del sigloXX, sepultadas por el vértigo constante de las noveda-des, me ha conducido a leer otros relatos malditos delautor sobre las que siempre me quedó el recuerdo deuna cierta rareza y de su insobornable inconformis-mo. A esta revisión ha contribuido una frase de AndreGide con la que Mailer encabeza uno de sus librosmenos conocidos –«El parque de los ciervos»– y que,ahora, tras su muerte, parece cobrar un revelador sen-tido que afectaría, por igual, a clarificar su destempla-da biografía: «Os ruego que no me comprendáis de-masiado deprisa». ❏

Las comparacionessuelen ser productode la exageración

EQUIPAJE DE ARENA✑

MARIOMARTÍNEZ

GOMIS

Julien Gracgfalleció afinales delaño pasado

A. I.

libre

o más fresco dela casa era el des-pacho. Allí supadre leía de aratos sobre unamecedora cru-jiente, que nun-ca crujía porqueel hombre jamásse balanceaba.

El casco del pueblo, de casas bajas,había sido estampado contra su lla-nura como sobre una piel, gris y ara-ñada por los costurones de un sinnú-mero de azarbes, escorrentías y ave-nadores. Cuando el sol se tiraba a pe-so contra la llanura, ésta se ponía aarder implacablemente en toda la ex-tensión de su piel, las casas echabanvaho por las ventanas, la humedadchorreaba de las paredes y, tras latanda de riego, la cosa se hacía aúnmás caldosa.

El chico regresó a su casa a finesde junio. Poco después, el calor inun-dó la llanura con una pasta invisiblemuy eficaz y todo empezó a sudar.No tenía que estudiar, de los amiga-chos no siempre se podía disponer,la televisión aún tardaría siete u ochoaños, su tormenta hormonal se halla-ba en el apogeo y él ya no tenía la ca-beza para juegos ni tebeos ni librosde aventuras; pero las chicas aún es-taban verdes y la única discoteca amano era un tocadiscos ajeno, queentonces se llamaba pick-up y quesólo emitía Beethoven y eso. Cuando,vencidos por aquel calor aplastantecontra el que la única defensa era lainmovilidad, los mayores se entrarona dormir cada uno su siesta y no ha-gáis ningún ruido tus hermanos y tú¿eh?, él penetró en el lugar más fres-co. Sólo por aburrirse menos y sudarmenos, hurgó entre los libros delabuelo de sus hijos futuros. Eligióuno fino, transportable, cuyo autor lesonaba porque lo había estudiado ha-cía poco, es decir, porque se lo habíaempollado. El librito se componía deunos capítulos breves y muy llevade-ros, quizá refrescantes, quizá apro-piados para el ardiente sopor de lasiesta que él no iba a dormir sobre lamecedora del despacho donde, más omenos a partir de entonces, su padre,conforme la vida lo carcomía, se fuearrugando año tras año hasta 1982.

Se saltó el prólogo, seguramenteun rollo, dio un suave puntapié alsuelo, y la mecedora, Azorín y él em-pezaron a balancearse crujiendo acompás. Transitaba por la tercera delas cinco páginas dedicadas a Berceoen Los clásicos redivivos. Los clásicosfuturos cuando, sin entender del to-do lo que leía, se dio cuenta de queaquello no era lo que había estudia-do, es decir, memorizado. De mo-mento se desorientó porque las histo-rias de la literatura del bachillerato deentonces venían repletas de los nom-bres de unos señores que habían es-crito cosas y de los nombres de lascosas escritas por los señores de an-tes. ¿Qué pasaba allí y quién estabaengañándolo? ¿Azorín o su historiaseca de la literatura?

En aquel momento pudo abando-nar. Sin embargo volvió al principio yempezó de nuevo, ahora despacio. Y

entonces, sin necesidad de entendertodas las palabras, una lluvia suavede frases como gotas breves fue salpi-cándolo, lo obligó a visualizar los de-talles, las sensaciones y las dos o tresescenas complementarias que el as-tuto escritor había dispuesto como sino hubieran pasado setecientos años.Los inexpertos, planos, lentos versosmonorrimos del clérigo apenas habí-an llamado su atención al estudiarlo.Sin embargo, en las cinco páginasque acababa de le-er, Azorín mirabapara Berceo, ase-guraba a éste vivoporque hablabaen presente, des-cribía el pradodonde caeció co-mo en el paraíso,la luz, los colores,las flores y elbuen vino en elvaso, granate acontraluz, que pe-día por sus versos.Al final de aque-llas páginas el chi-co se miró y sesorprendió empa-pado, iluminado,colocado: aquelloera otro mundo,carne viva, y élacababa de descu-brirlo con emo-ción adolescente.Su historia de laliteratura estabaequivocada por-que en aquellosmomentos, conAzorín y con él,Berceo viajaba so-bre una mecedoraque había cesadoen su vaivén y ensus crujidos hacíarato y que él noentendía cómo nose desarmaba bajoel peso de tantagente.

Aquella tarde el chico no quisoacabar con el libro y se contuvo antesde llegar a la mitad: quería hacerlodurar para ir chupándoselo a dosis yno perder el inextricable gozo de sudescubrimiento. Aquella tarde y lostres o cuatro días siguientes, viajó aCracovia, París, San Sebastián y, alfin, Toledo conDom Sem Tob;entró en la ciu-dad estrepitosadonde Manri-que escribió suscoplas; descu-brió el misterio de la trinidad de Gar-cilaso; subió al tren Lisboa-Madridcon fray Luis (de Granada); escuchóla misma emisora de radio que capta-ba Teresa de Jesús; de seguido, llega-

ron a su casa aplastada y se le senta-ron dentro Juan de Yepes y Cervan-tes y Góngora y Lope y Tirso y variosvivos más; y, detrás, los clásicos queaún no lo eran se sentaron tambiénjunto al chico al lado de los anterio-res: Galdós y Clarín y varios más.

Los siguientes días, disimuló; hizolo que siempre como si nada especialhubiera sucedido; no comunicó losuyo a nadie; respondía a cuanto lepreguntaban. Pero en realidad él no

estaba donde todos creían porque yahabía llegado a otra parte, a un conti-nente nuevo.

Conforme fue explorando aquelmundo reciente, unos textos empe-zaron a resonar curiosamente enotros y a arquitrabarse. Las «monóto-nas hileras/ de chopos invernales endonde nada brilla» de Machado, por

ejemplo, se reu-nieron con losversos de losMilagros deNuestra Señoraque había leídopoco antes, a ra-

íz de Azorín. Dedicó las siestas yotras horas a estas exploraciones pa-ra ampliar su territorio, y así unos li-bros lo fueron llevando a otros, perotambién a la vida, que le parecía en-

tender menos mal ahora. Sin embar-go la vida también lo remitía a los li-bros porque esos dos, libros y vida,se miran mucho. Él dejará parasiempre de tener horas tontas, abu-rridas, y empezará a tener libros, unmundo de libros no todos estupen-dos. Sin que entonces pudiera aún nisospecharlo, el resto de su vida iba aser en buena medida los libros: leeríacuantos pudiera y le apetecieran, po-seería unos cuantos en propiedad(aunque eso ahora ha dejado de im-portarle excepto en unos pocos casosque ama), escribiría alguno, fabrica-ría e intentaría vender muchos otros.Los libros iban a darle tantas alegríasy problemas, suministrarle tantas de-cepciones y tanto entusiasmo comolas personas, pero de otro modo.

El libro de supadre (número551 de la colec-ción Austral, Es-pasa-Calpe, terce-ra edición, Ma-drid, 1958), que éltomó a sorbitos elverano de 1962,se cuenta ahoraentre los pocos delos que no quieredesprenderse: ha-ce tiempo que haperdido la clásicacamisa de su co-lección; la cubier-ta está semides-gajada de sus tri-pas, fresadas; elpapel amarillea ypresenta levescostras de roñadactilar; las man-chas que ofreceson las sombrasde la vida y delhumo estrelladode los cigarrillosde su padre y delos suyos; en lapágina 3 y en la65 no está la fir-ma de su padremuerto hace vein-ticinco años ymedio, en verano,sino la ingenua yaún poco corridadel chico que, ha-ce cuarenta y cin-

co años y medio, se lo robó a su pa-dre un verano. El chico tiene ahoramuchas arrugas, aunque no tantascomo su padre. Hace ya un buen ra-to, antes de empezar a escribir todoesto, de nuevo ha vuelto a abrir el li-bro y a leer de él, a releerlo otra vezmás, a recuperar.

No tiene en casa aquella mecedo-ra crujiente, pero sí un poco a su pa-dre de esta manera, y a Berceo, y aAzorín –que moriría unos años des-pués según leyó en el periódico, pe-ro eso debió de ser una verdaderamentira–, y a varios más, muchosotros: las provincias intercomunica-das de su sexto continente. Él no seexplica cómo todos esos pueden re-volverse en su casa sin chocar unoscon otros y sin tropezar con su mu-jer ni con sus hijos.

16 arteyletras Jueves, 31 de enero, 2008

CREACIÓN A LA ÚLTIMA✒

L

Aquella tarde el chico no quisoacabar con el libro y se contuvoantes de llegar a la mitad

LUIS T. BONMATÍEscritor y editor

El sextocontinente