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– Boletín de la Asociación Española de Orientalistas XLIV, 2008 (185-199) – GILGAMESH Y ASIRIA FERNANDO FERNÁNDEZ PALACIOS BIBLID [0571-3692 (2008) 185-199] RESUMEN: el artículo presenta un panorama general de la recepción no sólo del Poe- ma de Gilgamesh sino también de la propia leyenda del personaje en el mundo de la an- tigua Asiria. Se hace un énfasis especial en el intento de establecer períodos y espacios concretos, así como distintos receptores desde el punto de vista sociológico. Las fuentes son varias: Gilgamesh aparece en el Poema, posiblemente en el Arte figurado, en varias composiciones de carácter religioso, etc. Se concluye el artículo con unas reflexiones sobre la clave de la grandeza y éxito del mito de Gilgamesh en Mesopotamia en general y en Asiria en particular. PALABRAS-CLAVE: Mesopotamia, Asiria, Gilgamesh, Poema de Gilgamesh ABSTRACT: the article presents a general overview of the reception not only of the Poem of Gilgamesh but too of the own legend of this character in ancient Assyria´s world. A special emphasis is drawn upon trying to establish concrete periods and places, and along with that to find different receptors from a sociological point of view. There are several sources: Gilgamesh appears in the Poem, possibly in figured Art, in religious compositions, etc. The article finishes with some reflections on the key of the grandeur and success of Gilgamesh´s myth in Mesopotamia and particularly in Assyria. KEY-WORDS: Mesopotamia, Asiria, Gilgamesh, Poem of Gilgamesh 1. Al intentar recoger en unas pocas páginas por lo menos algunos datos que nos sirvan de orientación para conocer cómo el Poema de Gilgamesh 1 había

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– Boletín de la Asociación Española de Orientalistas XLIV, 2008 (185-199) –

GILGAMESH Y ASIRIA

Fernando Fernández Palacios

BIBLID [0571-3692 (2008) 185-199]

RESUMEN: el artículo presenta un panorama general de la recepción no sólo del Poe-ma de Gilgamesh sino también de la propia leyenda del personaje en el mundo de la an-tigua Asiria. Se hace un énfasis especial en el intento de establecer períodos y espacios concretos, así como distintos receptores desde el punto de vista sociológico. Las fuentes son varias: Gilgamesh aparece en el Poema, posiblemente en el Arte figurado, en varias composiciones de carácter religioso, etc. Se concluye el artículo con unas reflexiones sobre la clave de la grandeza y éxito del mito de Gilgamesh en Mesopotamia en general y en Asiria en particular.

PALABRAS-CLAVE: Mesopotamia, Asiria, Gilgamesh, Poema de Gilgamesh

ABSTRACT: the article presents a general overview of the reception not only of the Poem of Gilgamesh but too of the own legend of this character in ancient Assyria´s world. A special emphasis is drawn upon trying to establish concrete periods and places, and along with that to find different receptors from a sociological point of view. There are several sources: Gilgamesh appears in the Poem, possibly in figured Art, in religious compositions, etc. The article finishes with some reflections on the key of the grandeur and success of Gilgamesh´s myth in Mesopotamia and particularly in Assyria.

KEY-WORDS: Mesopotamia, Asiria, Gilgamesh, Poem of Gilgamesh

1. Al intentar recoger en unas pocas páginas por lo menos algunos datos que nos sirvan de orientación para conocer cómo el Poema de Gilgamesh1 había

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penetrado en las mentes y en los espíritus de los hombres que poblaban Asiria, es preciso antes de pasar a la recopilación y crítica de datos establecer algunos criterios generales que nos orienten en la búsqueda de nuestros objetivos.

Uno de los criterios fundamentales es el del espacio, es decir, saber situarnos en el marco geográfico en el que vivían los asirios. Pero este criterio no ha de ser muy orientador si no va acompañado del criterio temporal, ya que las fronteras del pueblo asirio y, aún más, los puntos comerciales no fueron los mismos, por ejemplo, en el segundo milenio que en el primero antes de Cristo2. Así que, para empezar, tenemos que situarnos en los diferentes tiempos y espacios que fueron ocupando los asirios a lo largo de su historia para entender mejor el tema que se pretende tratar. He aquí ya, pues, dos criterios que nos ayudan en la búsqueda de nuestros objetivos.

Trazados esos dos ejes fundamentales, conviene ahora rastrear en los pro-pios hombres formando un conjunto, es decir, en la sociedad asiria, los distintos niveles de asimilación del mensaje de las hazañas de Gilgamesh que podía ha-

2 Sobre la historia de Asiria en general puede consultarse la clásica obra de A. T. OLMSTEAD, A History of Assyria, Nueva-York-Londres, 1923 (hay nueva edición en Chicago, 1964) y sobre la estructura económica del Imperio, J. N. POSTGATE: «The economic structure of the Assyrian Empire», en Power and Propaganda. A symposium on ancient empires, Copenhague, 1979, 193-221.

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ber, y no sólo eso, sino que hay que sospechar que no todos recibirían el mismo mensaje. Así, es evidente que un rey educado en la bit riduti no oía las mismas historias sobre Gilgamesh que el pueblo entendido de forma genérica, ya que éste probablemente manejaría en sus cuentos y leyendas toda una serie de episo-dios sobre Gilgamesh que no están recogidos en el Poema y que a nosotros, de no mediar algún insospechado hallazgo, nos pasan desapercibidos3.

El Gilgamesh conocido por los asirios es ya un prototipo de héroe y como tal es asimilado por la cultura de éstos. Para entonces no importaba en modo algu-no si el héroe había existido tiempo atrás, lo que interesaba fundamentalmente era que, a pesar de su antigüedad, seguía siendo un modelo válido para los individuos asirios. Por esto, continuaba siendo un personaje vivo en el sentido de que era parte activa del desarrollo de la mentalidad asiria y esto hace que no piense yo que cuando, por ejemplo, Sargón II edifica su palacio en Khorsabad, al disponer las dos figuras enormes de Gilgamesh en el acceso al salón del trono estuviera colocando dos simples «héroes del león»; por el contrario, ando en el convencimiento de que, representando a Gilgamesh, cualquiera que las viera era capaz en los tumultuosos días del siglo VIII a. C. de relacionar los colosos con el protagonista de las hazañas del Poema.

2. Nuestra visión sobre la importancia del Poema de Gilgamesh en la cultura asiria está en cierto modo deformada debido a que la fuente principal de hallaz-gos sobre el ciclo épico se sitúa en época de Assurbanipal. Así cuando Layard en 1852 comienza a encontrarse con tablillas en la colina de Kuyundik o cuando a Rassam le ocurre lo mismo en la parte norte de Nínive4 lo que está surgiendo ante la opinión pública es una obra en principio archivada en el palacio de un rey asirio del siglo VII a.C.5, y quedamos en cierto modo incapacitados para intentar el descubrimiento de algún rastro relacionado con Gilgamesh en la cul-tura asiria de los siglos anteriores. Es por esto, entre otras razones, por lo que cuando a nosotros nos llega la noticia del hallazgo de un rostro de Humbaba en Karana, más concretamente en un templo construido en un primer momento

3 Para entender la forma de vida de los asirios cf. H. W. F. SAGGS, Everyday Life in Babylonia and Assyria, Londres-Nueva York, 1965 y F. FERNÁNDEZ PALACIOS: «Capítulo II. Mesopotamia», en F. Fernández Palacios et al., Vida y costumbres en la Antigüedad. Oriente Próximo, Madrid, 2007, pp. 73-119 y 187-9 (blibliografía).

4 G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 19-20.5 Un libro clásico sobre las bibliotecas de Nínive es el de E. W. BUDGE, The Babylonian

Story of the Deluge and the Epic of Gilgamish. With an Account of the Royal Libraries of Nineveh, edición revisada por C. J. Gadd, Londres, 1930.

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durante el reinado de Shamshi-Adad I6 nos resulte algo difícil el asimilarla y situar el dato nuevo en su contexto. Pero ante nuestros ojos está la prueba: los contemporáneos de Shamshi-Adad I (1813-1781 a. C.) ya plasmaban plástica-mente la idea que ellos se hacían de Humbaba en la fachada de un templo. En este punto hay que recordar que el monarca asirio citado es contemporáneo de Hammurabi y que ambos corresponden a la época en que, por ejemplo, Kupper señalaba como ya formado en sus aspectos esenciales el Poema de Gilgamesh7.

3. Del Poema en sí poseemos hasta la fecha los investigadores una versión principal, que es la asiria, cuya compilación y adaptación se debió al sacerdote exorcista Sin-liqi-unninni8. Dentro de ésta, hay que anotar la aportación ninivi-ta, que data de época de Assurbanipal y que se supone que corresponde a cuatro ejemplares o «ediciones» de una copia en lengua asiria9. Aunque originalmente tendría unas tres mil seiscientas líneas, sólo poseemos utilizables unas mil qui-nientas10. Se está de acuerdo en afirmar que esta aportación es la más elaborada de las que nos han llegado11. La aportación de Assur consiste en un texto de veintidós líneas que pertenece a la tablilla VI12. Según Kupper el texto es sólo ligeramente anterior en el tiempo a la aportación ninivita13. Sin embargo, co-

6 S. DALLEY, Mari and Karana: two Old Babylonian Cities, Londres, 1984, 113.7 J. R. KUPPER: «Les différentes versions de l´épopée de Gilgameš», en GESL, 97-102

(p. 102).8 F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XXXII. Esta obra ha

alcanzado la 4ª ed. en el año 2007 y su autor ha tratado recientemente el Poema de Gilgamesh en F. LARA PEINADO, «Poema de Gilgamesh: un viaje fallido a la inmortalidad», Bitarte 45, 2008, 17-36.

9 G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 21; F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XL.

10 J. R. KUPPER: «Les différentes versions de l´épopée de Gilgame », en GESL, 97.11 J. R. KUPPER: «Les différentes versions de l´épopée de Gilgame », en GESL, 102.

Sobre el tema es útil W. G. LAMBERT, A. R. Millard, Atrahasis: The Babylonian Story of the Flood, Eisenbrauns, 1999. La bibliografía hasta 1939 sobre la aportación ninivita puede encontrarse en G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 22-4. Después de dicha fecha han ido apareciendo algunos trabajos, muchos de los cuales hablan de aspectos relacionados de una u otra manera con la aportación de Nínive. Así: J. V. KINNIER WILSON: «On the fourth and fifth tablets of the epic of Gilgameš», en GESL, 103-11; A. R. MILLARD: «Gilgamesh X: A New Fragment», Iraq 26, 1964, 99-105; y de manera especial sobre la tablilla VIII, C. J. GADD: «Some Contributions to the Gilgamesh Epic», Iraq 28, 1966, 105-21. Un fragmento encontrado por los alemanes en Warka que contenía dieciséis líneas ha sido puesto en relación sin problema con la aportación ninivita (vid. G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 25, con bibliografía).

12 G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 24-513 J. R. KUPPER: «Les différentes versions de l´épopée de Gilgame », en GESL, 97. R.

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nocemos el nombre del escriba de la tablilla de Assur: se trata de Assur-ra´im-napisti, quien, en opinión de Frankena, sería un simple aprendiz de escriba que cometió un gran número de faltas14.

En definitiva, la versión asiria constituye el testimonio, hasta el presente, más importante del Poema. Lo que Tigay llama «late version»15 constituye un bloque de textos formado por los hallazgos de Nínive, Assur, Nimrud, Sultan-tepe y Uruk, principalmente, con una cronología que va del siglo IX-VIII a.C. hasta aparentemente el siglo II o I a.C. Pero no hay que olvidar el descubrimien-to en Emar (Siria) del testimonio más antiguo de la versión canónica, que se fecha alrededor del siglo XIII a.C.16. Para Tigay es difícil decir cuántas copias del Poema en su «late version» tenemos, pero aventura un número entre ocho y doce basándose en el cálculo de los fragmentos que poseemos de la tablilla mejor atestiguada, que es la XI17. En cuanto a los tipos de variantes entre los manuscritos de la versión tardía, el mismo autor18 observa que hay sustitución, adición y disminución de palabras, sufijos, frases y líneas, pero todo ello en un número y carácter bastante reducido, dándose el caso de que manuscritos de Ní-nive están de acuerdo con los de otros sitios, pero difieren de otros manuscritos de la misma capital asiria.

3.1. Es orientativo insistir un poco más en las diferentes versiones del Poe-ma, incluso más allá de las asirias (véase la fig. 1). La aportación ninivita tiene dos peculiaridades que ya han sido señaladas por anteriores investigadores; en primer lugar, si con ella se comparan los textos antiguos babilonios del Poema

FRANKENA: «Nouveaux fragments de la sixième tablette de l´epopée de Gilgame », en GESL, 113-22 (114) es también de este parecer y aventura una fecha no anterior al siglo VIII a. C.

14 R. FRANKENA: «Nouveaux fragments de la sixième tablette de l´epopée de Gilgameš», en GESL, 114. La bibliografía hasta 1939 de la aportación de Assur se encuentra en G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 25. Posteriormente ha habido algún que otro trabajo sobre la tablilla de Assur, así M. FRANKENA, Phoenix 4:1 (abril de 1958), 24-7.

15 J.H. TIGAY, The evolution of the Gilgamesh Epic, Filadelfia, 1982, 130.16 Algunos trabajos sobre fragmentos son los siguientes: O. R. GURNEY: «Two

Fragments of the Epic of Gilgamesh from Sultantepe», JCS 8, 1954, 87-95; posteriormente, O. R. GURNEY: «The Sultantepe Tablets (continued). VI. A letter of Gilgamesh», AnSt 7, 1957, 127-36, en donde recoge en las tablillas 14 y 15 fragmentos de las tablillas VII y VIII de la Epopeya, respectivamente, y del mismo autor The Sultantepe Tablets, II, Londres, 1964, en colaboración con P. HULIN, en donde la tablilla 112 recoge un fragmento que probablemente tiene su correlación con la tablilla 14 del trabajo de 1957.

17 J.H. TIGAY, The evolution of the Gilgamesh Epic, Filadelfia, 1982, 130.18 J.H. TIGAY, The evolution of the Gilgamesh Epic, Filadelfia, 1982, 132-9.

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se observa que no todos los pasajes de éstos han sido recogidos en los textos ninivitas19. En segundo lugar, hay veces que la versión hitita nos aclara datos que la versión asiria no nos da, como ocurre en la tablilla V a propósito de la muerte de Humbaba20.

3.2. Sobre el compilador y adaptador de la versión tardía o por lo menos de la aportación ninivita, el mashmashshu Sin-liqi-unninni, hay opiniones para todos los gustos acerca de la época en que realizó su labor. Un texto le nombra como contemporáneo de Gilgamesh, pero de forma evidentemente tendenciosa, como señala Lara Peinado21; otra evidencia sugiere que vivió en Uruk durante el período medio babilonio22. Tigay conjetura que la forma del Poema que per-tenecía al primer milenio antes de Cristo sea una revisión del texto de Sin-liqi-unninni o que, simplemente, éste sea el editor de la versión tardía23.

En relación con dicho sacerdote-exorcista ha habido quien ha puesto la deci-sión de incluir en el Poema la historia del Diluvio; al menos está claro que esta historia fue agregada en la que Tigay llama «late version», que se fecha hacia la última mitad o el último cuarto del segundo milenio antes de Cristo24.

19 J. R. KUPPER: «Les différentes versions de l´épopée de Gilgame », en GESL, 101. El libro de Tigay es a este respecto una buena referencia, principalmente pp. 56-109, aunque hay que tener siempre presente que este autor establece las comparaciones entre la vieja versión babilonia y la que llama «late version». Las diferencias entre la vieja versión babilonia y la tardía empezaron a preocupar a Tigay al menos desde 1977 (véase su trabajo «Was there an integrated Gilgamesh Epic in the Old Babylonian Period?», en Essays...in memory of J.J. Finkelstein, Hamden, 1977, 215-8) y desarrolló su análisis plenamente en la publicación de 1982. Encuentra pequeños cambios entre ambas versiones en algunos aspectos textuales y literarios (p. 56) y a continuación analiza los cambios más importantes, que son: las secciones reestructuradas (pp. 73-6), los cambios en los papeles de los caracteres (pp. 76-81), la asimilación en algunos casos (pp. 80-100) y, sobre todo, las importantes adiciones del prólogo, la historia del diluvio y la tablilla XII (pp. 103-7), aparte de cambios relacionados con asuntos teológicos (p. 108).

20 G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 48. 21 F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XXXII.22 J.H. TIGAY, The evolution of the Gilgamesh Epic, Filadelfia, 1982, 12.23 J.H. TIGAY, The evolution of the Gilgamesh Epic, Filadelfia, 1982, 247.24 J.H. TIGAY, The evolution of the Gilgamesh Epic, Filadelfia, 1982, 238. El Diluvio es

un tema historiográfico habitual ya desde la misma fecha del desciframiento de las tablillas. Por señalar algunos trabajos, he aquí los siguientes: B. Celada: «Progresos en historia mesopotámica especialmente en sus relaciones con la Biblia (i.a. Epopeya de Gilgame : El Diluvio)», Sefarad 2, 1942, 383-435; A. HEIDEL, The Epic of Gilgamesh & Old Testament Parallels, Chicago, 1949; M. DAVID: «Le récit du déluge et L´Epopée de Gilgame », en GESL, 153-9.

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4. Dejemos de momento que nuestras mentes descansen del laberinto de fe-chas e hipótesis y pasemos a otro asunto que, en parte, es más agradable debido a su vertiente plástica. Es así que quiero entrar ahora en la discusión de si Gil-gamesh estuvo o no representado en el Arte en general y, más concretamente, en el arte asirio. Hay investigadores que dicen que Gilgamesh no tuvo ninguna repercusión en el Arte25, mientras que otros, como Offner, insisten en el intento de demostrar que existieron representaciones plásticas inspiradas directamente en el Poema de Gilgamesh26.

4.1. Las obras artísticas asirias que más han sido tenidas por representacio-nes del héroe, y a las que he hecho referencia al principio del trabajo, son las dos imponentes figuras procedentes del palacio de Sargón II en Khorsabad27. Sobre esto insistió en su momento Contenau28, quien nos muestra en su libro la figura de la «túnica corta». Esta figura es presentada por Cid29 como el héroe Gilga-

25 Recoge la discusión F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XCI.26 G. OFFNER: «L´épopée de Gilgameš a-t-elle été fixée dans l´Art?», en GESL, 175-

81. El problema de la representación de Gilgamesh en el Arte es un tema ya clásico y que ha sido abordado desde diversas perspectivas sin llegarse a una solución plenamente satisfactoria. Para introducirse en el tema pueden consultarse: G. CONTENAU: «Gilgamesh en el Arte», en su libro La vida cotidiana en Babilonia y Asiria, Barcelona, 1958, 211-2 y F. LARA PEINADO: «Gilgamesh y el Arte», en su libro Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, LXXXVIII-XCII. En la polémica pueden citarse trabajos tan antiguos como el de L. HEUZEY: «Autres monuments figurés provenant des fouilles du capitaine Cros, III: La peche de Gilgame », RA 6, 1907, 56-8, y en donde se puede ver el estado de la cuestión de los años 40, que sigue siendo básicamente el de nuestros días, es en E. BOROWSKI: «Le cycle de Gilgamesh, à propos de la collection de cylindres orientaux du Musée d´Art et d´Histoire», Genava 22, 1944, 69-88, con cinco figuras (véanse particularmente las notas 2 y 3). Para un planteamiento más reciente del tema, aparte de G. OFFNER: «L´épopée de Gilgame a-t-elle été fixée dans l´Art?», en GESL, 175-81, puede consultarse P. AMIET: «Le problème de la représentation de Gilgame dans l´art», en GESL, 169-73, quien apunta la posibilidad de hacer una relectura artística a posteriori.

27 La figura de la «túnica corta» puede observarse bien en la lámina de la p. 33 de la obra de A. PARROT, Asur, Madrid, 1970. De la que porta una «toga orlada de flecos» se puede el lector hacer una idea con la figura 116 (p. 242) del libro de A. BLANCO FREIJEIRO, Arte antiguo del Asia Anterior, Universidad de Sevilla, 1981. Las figuras en su contexto se nos muestran en la restauración de Place recogida en J. PIJOAN, Summa Artis. Historia General del Arte. Vol.II: Arte del Asia Occidental. Sumeria-Babilonia-Asiria-Hititia-Fenicia-Persia-Partia-Sasania-Escitia, Madrid, 1970, lámina entre las pp. 288 y 289.

28 G. CONTENAU, L´Epopée de Gilgamesh. Poème babylonien, París, 1939, 226-7 y 295-6.

29 C. CID, Mitología oriental ilustrada, Barcelona, 1968, 256.

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mesh, al igual que hacen Parrot30 y Pijoan31. Sin embargo, el recordado Blanco Freijeiro, en la lámina XXIV, c de la obra anotada anteriormente (p. 241) nos lo presenta simplemente como «héroe del león». Lo mismo ocurre con la otra figu-ra, la de la «toga orlada de flecos», que Cid32 presenta como Gilgamesh mientras que para Blanco Freijeiro es el «héroe del león» simplemente33.

Por mi parte, pienso que aun existiendo el héroe del león desde muy anti-guamente como un personaje típico de la iconografía cultural manejada por los distintos pueblos de la zona34, muy bien pudo haber un proceso de asimilación del héroe Gilgamesh con el antiguo héroe del león, de tal manera que en el siglo VIII a.C. la representación tiene los atributos del antiguo héroe del león y del nuevo -aunque ya veterano- héroe que es Gilgamesh, algunas de cuyas hazañas están escritas en el Poema.

4.2. Otro tipo de representación al que se recurre constantemente es el ti-tulado Gilgamesh y la clavija mágica; en el comentario de la figura 401 de su libro, Pijoan35 nos presenta a Gilgamesh y lo mismo hace Parrot, para quien Gilgamesh sostiene un astil36. También es posible la aparición de Gilgamesh en cilindros-sello37 y en tejidos38. En mi opinión, el tema de Gilgamesh y la clavija

30 A. PARROT, Asur, Madrid, 1970, 32 y 378.31 J. PIJOAN, Summa Artis. Historia General del Arte. Vol.II: Arte del Asia Occiden-

tal. Sumeria-Babilonia-Asiria-Hititia-Fenicia-Persia-Partia-Sasania-Escitia, Madrid, 1970, 279-80 y 289.

32 C. CID, Mitología oriental ilustrada, Barcelona, 1968, 246-7.33 A. BLANCO FREIJEIRO, Arte antiguo del Asia Anterior, Universidad de Sevilla,

1981, 241-2. Aparte de valoraciones plenamente objetivas, en la opinión del maestro proba-blemente tenía peso la tradición alemana sobre el asunto.

34 Como indica B. CELADA: «Progresos en historia mesopotámica especialmente en sus relaciones con la Biblia (i.a. Epopeya de Gilgame : El Diluvio)», Sefarad 2, 1942, 392 «el tipo iconográfico de Gilgames, muy anterior al poema, parece encontrarse ya en Egipto predinástico, en el cuchillo de Gebel Araq».

35 J. PIJOAN, Summa Artis. Historia General del Arte. Vol.II: Arte del Asia Occiden-tal. Sumeria-Babilonia-Asiria-Hititia-Fenicia-Persia-Partia-Sasania-Escitia, Madrid, 1970, 279.

36 A. PARROT, Asur, Madrid, 1970, 251 y 389.37 F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XC. Un cilindro-sello que

puede servir de muestra es el que se ve en E. BOROWSKI: «Le cycle de Gilgamesh, à propos de la collection de cylindres orientaux du Musée d´Art et d´Histoire», Genava 22, 1944, 86. Como señala este autor acertadamente (p. 70), los temas y tipos de dioses o héroes fueron prácticamente los mismos en la Protohistoria y en el arte neo-asirio.

38 J. PIJOAN, Summa Artis. Historia General del Arte. Vol.II: Arte del Asia Occiden-tal. Sumeria-Babilonia-Asiria-Hititia-Fenicia-Persia-Partia-Sasania-Escitia, Madrid, 1970, 349 (véase también la figura 491) y F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XC.

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mágica se presta una larga discusión que podría llegar a dudar de su verosimi-litud, y por lo que se refiere a la presencia de Gilgamesh en cilindros-sello y en tejidos, es evidente que la discusión se reduce al menos esencialmente a lo apuntado para el caso de las figuras de Dur-Sharrukin.

4.3. Antes ya hemos nombrado el lugar de Karana a propósito de la represen-tación de Humbaba encontrada en el templo principal de dicha ciudad. Es inte-resante volver sobre esta población ya que posee piezas artísticas que son dig-nas de comentar ahora. De Karana tenemos un pendiente con la representación de Humbaba, tema que, al parecer, es común en su joyería y en la de Qatna39. En el templo principal de Karana se encontró una cabeza de Humbaba partida por la mitad que debió instalarse en un principio en la época de Shamshi-Adad I40, como ya se dijo, siendo posteriormente vuelta a usar en la época media asiria. Aparte de esta representación de Humbaba existe otra aparecida en el mismo templo, pero que se fecha mucho más recientemente: hacia el siglo XVI a.C.41. La razón de que aparezcan unas representaciones de la cabeza de Humbaba en la fachada principal del templo más importante de Karana reside, al parecer, en su valor mágico, ya que servirían para alejar a los malos espíritus42. Esta última representación de Humbaba pertenece, según Howard-Carter, al modelo típico de este personaje, es decir, a su forma clásica. Una placa de terracota nos orienta sobre cómo se dispondrían las cabezas de Humbaba en la fachada43. Finalmen-te, poseemos la impresión de un cilindro-sello en un hallazgo de Alalakh (norte de Siria) que contiene una cabeza de Humbaba con una inscripción en la que se especifica que pertenecía a un súbdito de Aqba-hammu, rey de Karana, posible-mente vasallo a su vez de Hammurabi44.

39 S. DALLEY, Mari and Karana: two Old Babylonian Cities, Londres, 1984, 184.40 T. HOWARD-CARTER: «An interpretation of the Sculptural Decoration of the Second

Millennium Temple at Tell al-Rimah», Iraq 45, 64-72 y láms. II-VI (p. 69); S. DALLEY, Mari and Karana: two Old Babylonian Cities, Londres, 1984, 184.

41 T. HOWARD-CARTER: «An interpretation of the Sculptural Decoration of the Second Millennium Temple at Tell al-Rimah», Iraq 45, 69.

42 T. HOWARD-CARTER: «An interpretation of the Sculptural Decoration of the Second Millennium Temple at Tell al-Rimah», Iraq 45, 69.

43 S. DALLEY, Mari and Karana: two Old Babylonian Cities, Londres, 1984, 185. Véase también el dibujo de reconstrucción en la página 115.

44 S. DALLEY, Mari and Karana: two Old Babylonian Cities, Londres, 1984, 41. Mo-tivos iconográficos que pueden interpretarse como derivados de la Epopeya se encuentran también en Karkemish (B. CELADA: «Progresos en historia mesopotámica especialmente en sus relaciones con la Biblia (i.a. Epopeya de Gilgame : El Diluvio)», Sefarad 2, 1942, 393, nota 12).

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¿En dónde reside la importancia de estos hallazgos? Pienso que, pertene-cientes o no a un ámbito cultural directamente asirio, nos ilustran muy bien acerca del interés que ya por los lejanos años del segundo milenio antes de Cristo había en representar a un personaje más del Poema, Humbaba, que por su carácter de guardián del bosque resultaba apropiado para colocarlo en la fachada principal del templo mayor de Karana. Gilgamesh y su entorno, en-tonces, eran ya universalmente conocidos -universo entendido al menos como Mesopotamia y sus alrededores- hacia la época de Hammurabi, y la función de Humbaba siguió siendo reconocida y considerada importante en el siglo XIV a. C., cuando en la época media asiria se esmeraron en restaurar la fachada del templo que nos ha venido ocupando45.

5. Hemos hablado con anterioridad de fragmentos de versiones del Poema que se pueden atribuir a los asirios y que prácticamente se podrían encajar en una sola versión que remonta a la «late version» de Tigay; sin embargo, no hemos tratado acerca de otros textos que no pertenecen al Poema de Gilgamesh pero que nombran a este personaje. Algunos de estos textos son realmente cu-riosos y prueban claramente la aceptación que tenía la figura de Gilgamesh cuando menos entre los eruditos de la época.

Así, como rey del mundo inferior, Gilgamesh es nombrado en diferentes textos religiosos pertenecientes a bibliotecas del período asirio tardío46. En una carta también del período asirio tardío se menciona una estatua de Gilgamesh47, cuya existencia se deduce también de la descripción de un enterramiento asirio de la misma época. En otro texto se habla además de la renovación de una esta-tua de Gilgamesh48. En un texto tardío, posiblemente asirio, se hace mención de la Puerta de Gilgamesh49.

Con todo esto anotado, no puede extrañar en modo alguno que con poste-rioridad, en el siglo VI a. C. se siga recordando a Gilgamesh en algunos textos como «personaje con ribetes históricos, si bien desdibujados»50. Y queda aún

45 T. HOWARD-CARTER: «An interpretation of the Sculptural Decoration of the Second Millennium Temple at Tell al-Rimah», Iraq 45, 71.

46 W. G. LAMBERT: «Gilgameš in Religious, Historical and Omen Texts and the Histo-ricity of Gilgame », en GESL, 39-56.

47 W. G. LAMBERT: «Gilgame in Religious, Historical and Omen Texts and the Historicity of Gilgame », en GESL, 42-3.

48 W. G. LAMBERT: «Gilgame in Religious, Historical and Omen Texts and the Historicity of Gilgame », en GESL, 43.

49 W. G. LAMBERT: «Gilgame in Religious, Historical and Omen Texts and the Historicity of Gilgame », en GESL, 43.

50 F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XXVII.

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por señalar el caso más curioso de todos los hasta ahora expuestos: se trata de la carta datada en el siglo VIII a. C. y escrita supuestamente por Gilgamesh a otro rey -se conocen hasta cuatro copias- cuyo objeto es la adquisición de metales y piedras preciosas con que fabricar un amuleto para Enkidu51.

6 Llegados a este punto es hora de establecer una reconstrucción que afecte al desarrollo del Poema de Gilgamesh y sus personajes a lo largo de todo el acontecer histórico asirio, y a cómo la obra penetró en las mentes y espíritus de los asirios.

Guiándonos por las páginas 241-6 de la obra de Tigay varias veces citada, hay que decir que si alguna vez existió un personaje llamado Gilgamesh que fue rey de Uruk, éste vivió hacia 2.700-2.500 a.C. Si aceptamos igualmente que ésta es la figura que inspiró directamente las hazañas que fueron recogidas por escrito en el Poema, hacia el siglo XXV a. C. parece ser que este Gilgamesh ya era considerado como un dios, y es muy posible que de esta época date la reco-gida por escrito de sus hazañas. Aparte de algunos datos sueltos, se admite que los cuentos sumerios fueron compuestos en el período de la III Dinastía de Ur (aproximadamente en el siglo XXI a. C.), con lo que nos situamos en una época en la que va a comenzar la andadura estable de Asiria de la mano de Puzur-Assur I, e inmediatamente va a acontecer la primera gran expedición asiria a Mesopotamia central, debida a Ilushuma. Aquí, en esta época (hacia 1950 a. C.), podríamos establecer la posibilidad de que la Epopeya de Gilgamesh fuera transmitida a Asiria. Además, en este tiempo se atestigua ya el karum de Ka-nish, que es prueba de un mundo comercial intenso a través del cual el Poema pudo muy bien haber sido transmitido por los comerciantes asirios52.

51 O. R. GURNEY: «The Sultantepe Tablets (continued). VI. A letter of Gilgamesh», AnSt 7, 1957, 127; F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XXVII. Sobre la famosa carta de Gilgamesh ya se habló en PBA 1955, 37-8. O. R. GURNEY, J.J. FINKELS-TEIN, The Sultantepe Tablets, I, Londres, 1957 nos muestran en las tablillas 40, 41 y 42 la carta de Gilgamesh, de la que se hace un breve comentario. Con posterioridad, véase F. R. KRAUS: «Der Brief des Gilgame », AnSt 30, 1980, 109-21 y B. R. FOSTER: «A Post-script to the “Letter of Gilgamesh”», AnSt 32, 1982, 43-4. Sobre asuntos de la presencia de Gilgamesh en el Arte y la Literatura publicó un interesante trabajo W. G. LAMBERT, «Gil-gamesh in Literature and Art: The Second and First Millennia», en A. Farkas et al., Monsters and Demons in the Ancient and Medieval Worlds, Maguncia, 1987, 37-52.

52 Asiria y su comercio tienen una gran tradición historiográfica, por lo que simplemente recojo aquí algunas obras de consulta, así P. GARELLI, Les Assyriens en Cappadoce, París, 1963; L. L. ORLIN, Assyrians Colonies in Capadocia, La Haya, 1970; y K. R. VEENHOF, Aspects of Old Assyrian Trade, Leiden, 1972, sin olvidar la clásica obra de K. POLANYI, Trade and market in the early empires, Glencoe, 1957.

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Shamshi-Adad I (1.813-1.781 a. C.) sabemos que controló Mari y hemos visto que en su época aparece Humbaba representado en un templo de Karana, ya estuviera esta ciudad bajo el vasallaje del monarca asirio o de Hammurabi, como parece más probable. De cualquier manera, en los días del siglo XIX a. C. cabe ya la posibilidad de que las hazañas de Gilgamesh fueran escuchadas por lo menos desde Kanish por el norte hasta el Golfo Pérsico por el sur, siendo alta la posibilidad de que Gilgamesh fuera ya un personaje habitual de la cultura de Mari, lugar de cruces de rutas comerciales y paso clave del camino hacia el desierto sirio que conduce finalmente a las costas mediterráneas.

Evidencia del empuje que hemos atisbado desde el siglo XIX a. C. encon-tramos a partir de 1.600 a. C., época del período medio babilonio, en que el Poema fue conocido internacionalmente y de ello tenemos testimonios gracias a fragmentos de traducciones acadias, hititas, etc. Asiria en estos momentos está sufriendo una de las crisis más graves de su historia y el protagonismo en la zona lo tienen otras potencias.

Con esto nos situamos hacia el final del Período Medio Babilonio, es decir, hacia el año 1.000 a. C., en que el Poema consiguió, a través de su «late version» en expresión de Tigay, el aspecto típico con el que nosotros lo conoceremos, a excepción de algunos cambios y retoques esbozados en las páginas precedentes. De esta manera nos puede valer la opinión de Matous, que establece la cuarta y según él última fase del desarrollo de la obra épica en época de Tiglathpileser I (1.115-1.077 a. C.), en que adquiriría su aspecto canónico53.

Por delante queda entonces la labor de utilización del Poema como instru-mento de enseñanza para los escribas, etc. También le espera a Asiria la cul-minación de su poderío de manos del Imperio Nuevo, iniciado hacia 934 a. C. y destrozado en el año 609 a. C. Dentro de este período se sitúa la vida de Assurbanipal (669-27 a. C.), el monarca que con su decidido impulso en favor de las letras reunió una importante biblioteca que ha servido para deslumbrar al mundo entero siglos después con las obras de todo tipo que contenía, entre las que se encontraba el Poema de Gilgamesh.

7. Es claro para mí, por lo tanto, que, aparte del Poema, Gilgamesh tuvo una vida propia, no sé si anterior o posterior a la creación del Poema mismo, o las dos cosas de manera consecutiva, pero hay argumentos y hechos, algunos apun-tados en las páginas precedentes, que dejan claro que Gilgamesh seguía vivo en la cultura asiria de varias capas sociales (así tenemos las noticias de estatuas,

53 L. MATOUS: «Les rapports entre la version sumérienne et la version akkadienne de l´Epopée de Gilgame », en GESL, 83-94.

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cartas, etc.). El Poema era, después de todo, una visión literaria del héroe54 antes incluso que una obra escrita con el ánimo de reivindicar un espacio social, eco-nómico (madera del Líbano) o político. Nació con una vitalidad extraordinaria porque lo que se pretendían narrar eran las aventuras de un personaje mítico de la sociedad, de la misma forma que nuestro Cid fue algún día ideal de caballero entre nuestros antepasados (y lo sigue siendo entre algunos, cada vez menos). Así también, igual que escolares de nuestros días quizá -sin duda, mucho supo-ner- siguen copiando pasajes de El Quijote como una tarea escolar, el escriba de la tablilla de Assur, Assur-ra´im-napisti, hizo sus ejercicios con algún que otro pasaje de un Poema de Gilgamesh que por entonces, aproximadamente siglo VIII a. C., había adquirido ya su forma canónica.

De cualquier forma, el Poema de la época de Assurbanipal recoge toda una serie de aspectos humanos que están tratados con una perspectiva nueva con respecto a anteriores visiones que teníamos de las hazañas del héroe, ya que, como señala Lara Peinado, interesa el hombre, lo que le rodea y lo que le tras-ciende, adquiriendo así el Poema un carácter sapiencial55.

El Poema sirve para mostrar a los asirios cómo es la vida humana, cuáles son los anhelos irrealizables que tiene todo hombre, cuáles las angustias, retos, de-safíos, etc. Pero lo tremendo, lo sobrecogedor es que con la adición de la tablilla XII la obra no deja una puerta a la especulación en cuanto a la vida del más allá, pues ésta se nos muestra con gran detalle56. Gilgamesh, como gran héroe mítico y por lo menos semi-dios, fue así no sólo utilizado por las altas capas guerreras de la sociedad asiria como un símbolo de la fuerza y de la destreza, como pa-recen evidenciar las figuras de Dur-Sharrukin57 sino que también, como héroe mítico y dios en ciertos aspectos, como nos relata el Poema, Gilgamesh y su

54 Interesante es la consulta de algunos trabajos que tratan el Poema desde el punto de vista literario. Así, para el origen y la composición A. M. FRENKIAN: «Observations sur l´origine et la composition de l´épopée de Gilgamesh», SAO 4, 1962, 91-4; sobre motivos literarios en la composición del Poema, J. M. SASSON: «Some Literary Motifs in the Com-position of the Gilgamesh Epic», SPh 69, 1972, 259-79. Sobre el estilo literario en la Me-sopotamia del primer milenio, vid. W. G. LAMBERT: «Literary Style in First Millennium Mesopotamia», JAOS 88, 1968, 123-32.

55 F. LARA PEINADO, Poema de Gilgamesh, Madrid, 1988, XXXV-XXXVI56 Con respecto a los instrumentos que dan pie a la aparición del mundo infernal en

el Poema y la polémica en torno a ellos, vid. algunas ideas recientes en M. DUCHESNE-GUILLEMIN: «Pukku and mekku», Iraq 45, 1983, 151-6 y lám. XX.

57 Sobre la ideología y la propaganda en el arte asirio puede consultarse el trabajo de J. READE: «Ideology and propaganda in assyrian art», en Power and propaganda. A symposium on ancient empires, Copenhague, 1979, 329-43.

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mito tuvieron obligatoriamente una compleja estructura simbólica y lingüística, y una asimismo compleja referencia connotativa. Indiscutiblemente, la función ideológica del mito de Gilgamesh, como la de todos, fue la de conferir un sen-tido a la realidad, haciendo perder al hombre por lo menos parte del miedo a lo desconocido, pero a su vez debió de alejar y encubrir la realidad de manera puntual y en medios distintos según las diversas circunstancias históricas que se presentaban. Un hecho que va incluso más allá de lo hasta aquí apuntado lo constituye la utilización interesada del Poema que hace Sin-liqi-unninni si verdaderamente fue él quien añadió la tablilla XII, con lo que el sacerdocio, al igual que lo había hecho antes el grupo guerrero, participó con beneficio de la obra final.

El hombre asirio, como todo hombre, intuyendo un paraíso perdido que debe de recuperar por medio de un ritual a través del cual conseguirá revivir un tiem-po primordial o sagrado, sabemos que recurre sin duda a éste porque tenemos noticias de la Puerta de Gilgamesh en un posible texto asirio tardío, y también porque sabemos que Gilgamesh aparece en diversos textos religiosos. Sin duda, todo esto no eran sino supervivencias de ritos llevados a cabo a través de los tiempos y que se conservarían en la época asiria tardía58, a pesar de que la narra-ción significativa, es decir, las hazañas de Gilgamesh recogidas parcialmente en el Poema, todavía no había sido olvidada por los habitantes de la Asiria del siglo VII a. C., y ni siquiera sería olvidada al pasar algunos siglos más.

ABREVIATURAS

AnSt- Anatolian Studies, Londres.GESL- P. Garelli (ed.), et sa légende, París, 1960.JAOS- Journal of the American Oriental Society, New Haven.JCS - Journal of Cuneiform Studies, New Haven.RA - Revue d´Assyriologie Orientale, París.SAO - Studia et Acta Orientalia, Bucarest.SPh - Studies in Philology, Chapell Hill.

58 Es bien sabido en Antropología que el elemento mágico va más unido a la expresión ceremonial que al lenguaje, por lo que no es extraño que el rito perdure más que la narración significativa. En relación con esto, F. BOAS decía lo siguiente: «los ritos son más estables que sus explicaciones» (Cuestiones fundamentales de antropología cultural, Barcelona, 1990, 232).

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FIGURA 1

B. C. 2700Lugalbanda(?), Gilgamesh of Uruk

Early Dynastic II period ( 2700-2500) Fara, Abu-Salabikh tablets

2500 Epic about LugalbandaEarly Dynastic III period ( 2500-2350)

2300Akkad period ( 2350-2200); Sargon of Akkad

2100 Sumerian epics composedThird Dynasty of Ur ( 2100-2000); King Shulgi

1800earliest tablets of Sumerian epics

Old Babylonian period ( 1800-1600); Hammurabi

1700Akkadian Epic composed: Old Babylonian version

1600Middle Babylonian period ( 1600-1000)

1500Middle Babylonian version; Hurrian, Hittite translations

1300Sinleqqiunninni, “author” of Standard Version

1000Neo-Assyrian period ( 1000- 612)

Neo- & Late-Babylonian periods ( 1000-125)

800oldest tablets of Standard Version

700 royal libraries at Nineveh Aramaic replacing Akkadian

500earliest Neo-Babylonian copies

200latest copy of Gilgamesh Epic

100“Gilgamesh,” “Humbaba” (?) in Book of Giants

A. D. 100 latest dated cuneiform tablet

600“Ganmagos” in Syriac scholia

Fuente: M. GALLERY KOVACS (trad.), The Epic of Gilgamesh, Stanford, 1989, XXXV.

Recibido el 1-12-2008Aceptado el 18-12-2008

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