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AVANCEVOCERO DEL MOVIMIENTO ACCIN NACIONALISTA PERUANO - MANPE
BUENOS AIRES - ARGENTINA Febrero AO 2014 Distribucin Gratuita.
ALEMANIA - ARGENTINA - AUSTRALIA - BOLIVIA - EE.UU - ESPAA - MEXICO - FRANCIA- ITALIA - PER - URUGUAY
Da Internacional de
La Mujer
Micaela Bastidas, esposa de Tpac
Amaru, ejemplo de la valenta,
abnegacin y dignidad de la mujer
peruana.
Micaela Bastidas, esposa de Tpac
Amaru, ejemplo de la valenta,
abnegacin y dignidad de la mujer
peruana.
Convocatoria ManpistaConvocatoria Manpista
AVANCE MANPE PER2
Homenaje a Micaela Bastidas
Puyucahua (Tamburco, Abancay, 23 de junio de 1744 - Cusco, 18 de mayo de 1781)
fue una valiente precursora de la independencia hispanoamericana, jug
un importante papel en la historia del Per. Esposa y consejera de Tpac
Amaru II, su desempeo tuvo vital importancia en la rebelin de Tinta. Su
ejemplo de coraje y determinacin al defender sus ideales de justicia y
libertad hasta su trgica y despiadada muerte en mano de los espaoles,
la convirtieron en leyenda y smbolo de la lucha americana contra la
opresin y la explotacin colonial.1
Hija de Manuel Bastida, descendiente de africanos , y de Josefa
Puyucahua (o Puyucawa), indgena, la joven Micaela era de esbelta
belleza y tez bronceada, con el cabello ondulado. Por sus races tanto
africanas como amerindias era conocida por muchos como Zamba,
nombre que se daba en poca colonial a las personas producto del
mestizaje entre africanos e indgenas.2 . El 25 de mayo de 1760, poco
antes de cumplir 16 aos, se cas con el joven mestizo descendiente de
la nobleza indgena Jos Gabriel Condorcanqui, en la iglesia de Nuestra
Seora de la Purificacin, en el pueblo de Surimana, lugar del curacazgo
de su marido. Condorcanqui era descendiente directo por lnea materna
del ltimo Inca Tpac Amaru I. En 1764 fue nombrado cacique de los
territorios que le correspondan por herencia, Pampamarca, Tungasuca y
Surimana, y fijaron su residencia en Tinta, localidad perteneciente a
Cusco.3. Tuvieron tres hijos varones, Hiplito (1761), Mariano (1762) y
Fernando (1768). Jos Gabriel haba recibido una educacin privilegiada
en colegiosjesuitas de Lima y Cusco. Dominaba el castellano, el quechua
y ellatn, era un vido lector y su inters por diversos temas le dio un nivel
cultural remarcable. Poseedor de grandes extensiones de tierras y
riqueza, cumpla mltiples roles en la administracin de sus bienes.
Como curaca deba mediar entre el corregidor y los indgenas a su cargo.
Como prspero hacendado se vio afectado como el resto de la poblacin
debido a las alzas fiscales y la creacin de aduanas internas. Como
arriero recorra su territorio, viviendo de cerca las historias y desgracias
de los trabajadores y sus duras condiciones. Como mestizo senta que
toda la injusticia con su gente lo tocaba en carne propia.4 Realiz
reclamos y solicitudes oficiales a las autoridades coloniales de Tinta,
Cusco y Lima, para que los indgenas fueran liberados del trabajo
obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita,
obteniendo siempre negativas o indiferencia y comenz a desarrollar una
ideologa libertaria basada en la defensa de indgenas, esclavos, criollos
y mestizos, orientada a la independencia de su territorio y comercio de las
decisiones de lacorona de Espaa.5. Micaela, en cambio, recibi en la
infancia la educacin elemental en letras y artes que era usual en esa
poca para las mujeres. Su marido fue su maestro ideolgico, ella se
concientiz rpidamente de la compleja situacin de su gente y se
involucr con la causa. Lo apoyaba firmemente, defendiendo y
divulgando los postulados que haran resurgir la conciencia del derecho
de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano opresora
espaola.
La rebelin
En 1780, agotadas las vas de dilogo con los representantes de la
corona espaola, Jos Gabriel Condorcanqui inicia un movimiento en
contra de la dominacin espaola. Es apoyado por curacas ligados a
hacendados de Cusco unidos en contra de la nueva aduana, criollos,
indios y mestizos. En ese momento adopta el nombre de Tpac Amaru II
en honor de su antepasado el ltimo Inca de Vilcabamba. El 4 de
noviembre de 1780 Tpac Amaru II dio el primer grito de libertad y
difundi una proclama independentista, dando comienzo a la rebelin de
Tpac Amaru II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y
condenado a morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel
general en Tungasuca.3
Desde ese momento Micaela se convirti en la principal consejera de
Tpac Amaru II, particip en el juicio sumario contra Arriaga y asumi
mltiples roles en el movimiento. Actuaba con dinamismo y persuasin,
tal vez ms concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la
mujer indgena era el ms vilipendiado por los opresores.6
Los indgenas tenan prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los
mayores problemas a los que se enfrentaron fue la obtencin de
armamento. Micaela fue la encargada del aprovisionamiento de las
tropas, lo que inclua conseguir y distribuir dinero, alimentos, vestimentas
y armas. Expeda los salvoconductos para facilitar el movimiento de
quienes viajaban a travs de amplios territorios. Estuvo a cargo de la
retaguardia indgena, demostrando diligencia y capacidad,
implementando medidas de seguridad y luchando contra el espionaje.
Implement un eficiente sistema de comunicaciones, organizando un
servicio de chasquis a caballo que llevaban rpidamente informacin de
un punto a otro del territorio rebelde.7
Una verdadera legin de luchadoras andinas, quechuas y aymaras
trabajaron junto a Micaela en el levantamiento, realizaron estrategias y
dieron apoyo a las tropas. Para ellas se trataba no solo de liberar a su
pueblo de la explotacin espaola, sino tambin de restablecer el rol de la
mujer indgena con participacin en la vida social y poltica, tradicin que
el sistema colonial intent abolir convirtindolas en vctimas de todo tipo
de abusos. Fueron lderes dentro del movimiento Cecilia Tpac Amaru y
Tomasa Tito Condemayta, cacica de Acos, entre muchas otras.8
Estas mujeres participaban tambin en la batalla, junto a sus hijos y
maridos. Tambin lo haca Micaela, quien con su carcter enrgico infunda
aliento a Tpac Amaru desde el mismo campo de batalla. Luego del triunfo
de Sangarar fue constituida jefe interino de la rebelin.4
El 18 de noviembre de 1780 el ejrcito de rebelde venca a los espaoles en
la batalla de Sangarar. Tpac Amaru expidi un mensaje a los pueblos del
Per, convocando a los criollos a unirse a la causa india: Vivamos como
hermanos y congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la proteccin y
conservacin de los espaoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser
todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen.9
En marzo de 1871 el ejrcito de Tpac Amaru contaba con siete mil hombres
y mujeres dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona espaola,
quienes proclamaron a Tpac Amaru II como Emperador de Amrica.
En testimonios de la poca es Micaela quien aparece como principal
estratega a travs de tareas polticas, militares y administrativas y principal
consejera del lder. Con su slida conviccin, claridad de pensamiento y alta
intuicin, se convirti en el sexto sentido de la rebelin.10
Muerte
Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr su
rendicin, su marido no la escuch y en un grave error tctico se concentr
en otras villas, al tiempo que fueron delatados por un traidor. El contingente
de Tpac Amaru fue rodeado y emboscado, y junto a Micaela, sus hijos
Hiplito de 18 aos y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron
apresados y llevados a Cusco, donde permanecieron presos en el convento
de la Compaa de Jess convertido en cuartel militar. Fueron sometidos a
interrogatorios y tormentos para poder ubicar al resto de las tropas
revolucionarias, les prometan disminuir la pena si delataban a sus amigos,
pero no lograron conseguir de ellos ninguna informacin y el 14 de mayo
fueron condenados a la pena capital.11
La sentencia ordenaba el "descuartizamiento en vida para el jefe principal,
mutilaciones y pena de muerte para los otros reos, amn de otros
castigos".12
El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la Plaza de Armas del Cuzco para
ser ejecutados uno a uno. A su hijo Hiplito primero le fue cortada la lengua,
por haber hablado en contra de los espaoles y luego fue ahorcado. Micaela
y Jos Gabriel fueron obligados a presenciar la muerte de su hijo, y luego la
hicieron subir a ella al tablado. A la vista de su esposo y de su hijo Fernando,
Micaela luch con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le
cortaron la lengua, su cuello delgado no alcanzaba al torno para ahogarla, y
le echaron lazos al cuello que tiraban de uno y otro lado para estrangularla,
dndole garrote y terminaron de matarla a patadas en el estmago y los
pechos.13 14
Luego llevaron al centro de la plaza a Tpac Amaru, quien tambin fue
sometido a una espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus
partes enviadas a diferentes pueblos de la regin para ser exhibidos en las
plazas pblicas, alertando a sus habitantes sobre las consecuencias de
rebelarse.14
La conviccin de los ideales de justicia y libertad de Micaela defendidos
hasta la muerte, unida a su familia y luchando junto a su gente, convirti su
historia en leyenda e inspiracin para la gesta independentista de Amrica
Latina.5
Referencias
Ir a Micaela Bastidas Puyucawa. Consultado el 16 de julio de
2013.
Ir a Identidad Per. Micaela Bastidas. Consultado el 11 de julio
de 2013.
Saltar a:a b Concepcin Bados Ciria. Heronas de las
independencias latinoamericanas. Consultado el 12 de julio de 2013.
Saltar a:a b Carlos Valcrcel (1973). La rebelin de Tpac Amaru.
Peisa.
Saltar a:a b Otto Morales Bentez. Tpac Amaru y la rebelin
continental. Consultado el 12 de julio de 2013.
Ir a Susana Dillon. Micaela Bastidas. Consultado el 14 de julio de
2013.
Ir a Arthur Schlesinger Jr.. El papel de Micaela Bastidas.
Consultado el 13 de julio de 2013.
Ir a Mujeres ejemplares del Per: Micaela Bastidas. Consultado
el 16 de julio de 2013.
Ir a Alberto Lapolla (2006). Tpac Amaru, padre de la
emancipacin americana. Consultado el 15 de julio de 2013.
Ir a Sara Beatriz Guardia (2012). Visiones y revisiones de la
independencia americana: Micaela Bastidas y las heronas de la
Independencia del Per. Aquilafuente, Universidad de Salamanca.
ISBN 978-84-9012-152-8.
Ir a Arthur Schlesinger Jr.. Apresamiento y muerte de Tupac
Amaru II. Consultado el 13 de julio de 2013.
Ir a [Carlos Fuentes]] (1999). El espejo enterrado. Taurus.
Ir a Valero Juan, Eva Mara (2009). De Micaela Bastidas a Magda
Portal: recuperaciones crtico-literarias de las independentistas del
Per. Amrica sin nombre (13). ISSN 1577-3442.
Saltar a:a b Pedro de Angelis (1836). Coleccin de obras y
documentos relativos a la historia antigua y moderna de las Provincias
del Ro de la Plata. Tomo 5.. Imprenta del Estado, Buenos Aires.
AVANCE 3 MANPE PER
MUJER TRATA DE VALER LO MISMO QUE EL HOMBRE
Por Julius Evola
El episodio que comentaremos sirve como un sntoma de lo que est
sucediendo hoy en da. Recientemente tuvimos ocasin de escuchar una
audicin radial en la cual participaba un notorio periodista, Miguel
Galdieri, quien presentaba a nuevos poetas. Entre ellos haba varias
poetisas. Pero Galdieri manifest entonces que la palabra poetisa ya se
encontraba superada. As como se reconoci como una cosa
conveniente denominar embajador a la seora Luce, de la misma
manera explic que l llama arquitecto y no arquitecta a su sobrina y que
por lo tanto no iba a hablar de poetisas, sino de poetas, poniendo a un
lado tales sofismas gramaticales.
El asunto nos sorprendi sobremanera puesto que Galdieri es de una
regin del pas en la cual en materia de sexos, si Dios as lo quiere, aun no
se es modernos. No entraremos para refutarlo preguntndole si al ver a
una joven del estilo de Sofa Loren en un reducido traje de bao al lado de
un hombre que se encuentra en orden con su condicin, reputase que
toda diferencia entre los sexos se reduzca a un mero sofisma gramatical
totalmente soslayable. Permaneceremos en cambio en el campo de las
denominaciones para sealar diferentes equvocos.
Es posible, y agregaramos deseable, que al denominar a la Sra. Luce
embajador y no embajadora, no se hayan temido tanto susceptibilidades
feministas, sino que se haya tenido simplemente presente el hecho de
que en el uso corriente del lenguaje embajadora significa la mujer del
embajador y no una mujer que cumple con la funcin de embajador. Pero
nadie hasta ahora ha pensado en denominar profesor a una profesora o
doctor a una doctora. Sin embargo es justamente en el campo de las
profesiones en las cuales el acceso a la mujer es un hecho relativamente
ms reciente, que por una especie de complejo de inferioridad se tiende a
masculinizar el ttulo: existen abogadas que por ejemplo consideran algo
desagradable y discriminatorio no ser llamadas abogados.
En realidad, para subrayar tan slo la cualidad neutra de ciertas
profesiones, sera necesario que nuestra lengua tuviese, del mismo
modo que la alemana, un artculo neutro, junto al masculino y el
femenino. Puesto que si fuese en cambio con intencin que por ejemplo
se habla en masculino de la profesin de abogado en vez que abogada,
es evidente que en el fondo se arriba a lo opuesto de la tesis feminista: es
decir, se sigue considerando como masculina la esencia de algunas
ocupaciones, sean stas ejercidas tambin por las mujeres.
El tan trillado problema de la mujer es un asunto muy antiguo, que en
forma equivocada hoy se considera superado. Para toda persona dotada
de una adecuada capacidad de discernir algunos puntos tienen que
permanecer firmes. Todo ser humano se compone de dos partes. La una
externa, racional, social, prctica; la otra profunda, esencial. La una
podra definirse como su mscara, la otra como su rostro. La primera se
trata de algo en gran medida construido y adquirido. La misma se define
con dotes neutras y generales. La segunda es la naturaleza propia de
cada uno, su verdadera personalidad. En los individuos, una u otra parte
de su ser puede ser en mayor o menor medida desarrollada. Pero ello no
se encuentra sin relacin con el tipo de civilizacin en la cual ellos viven.
Existen en efecto civilizaciones que dan preeminencia a todo lo que es
prctico, exterior, cerebral, adquirible, no cualitativo. En tal civilizacin es
fatal que por una hipertrofia del aspecto mscara (de la individualidad
externa) en detrimento del rostro (la personalidad verdadera) siempre
menos en la misma sean requeridas las cualidades condicionadas por el
propio ser ms profundo, de aquello que hace en modo tal que un
determinado ser sea propio de aquel ser y no de otro; en suma,
justamente lo que es relativo a la personalidad. En tal contexto
masificador tambin las diferencias entre los sexos se convierten como
irrelevantes y secundarias. Ahora bien, la civilizacin moderna es
justamente de este tipo, y justamente por ser de tal tipo las mujeres han
invadido casi todos los campos. En efecto, debido a tal primaca de lo
prctico, lo cerebral, la estandarizacin y tecnificacin de casi todas las
ocupaciones modernas, ya no se ve por qu stas deben ser ms
monopolio de los hombres. Considerando lo que se requiera para ello
tambin las mujeres con un poco de buena voluntad y aplicacin, pueden
ponerse a la par. Es justamente lo que est sucediendo, en especial en
aquellos pases en donde el verbo de la democracia absoluta reina en
forma soberana.
Pero en cuanto al significado interno de estas conquistas femeninas, no
nos debemos ilusionar: representa un significado de renuncia. Ya en lo
relativo al feminismo se ha dicho justamente que el mismo no ha
realmente combatido por los derechos de la mujer, sino que en cambio,
sin darse cuenta de ello, por el derecho de la mujer de hacerse igual al
hombre, es decir por el derecho de la mujer a desnaturalizarse, a
traicionarse a s misma. Resulta curioso que la mujer moderna no haya
para nada entendido que en el hecho de no soportar y considerar como
casi ofensivo el ser considerada como solamente mujer, la misma ha
demostrado un verdadero complejo de inferioridad, ella misma ha
pronunciado inconscientemente un juicio injusto y negativo sobre la
femineidad: lo cual es lo opuesto a toda verdadera reivindicacin relativa
a lo que ella es, justamente, en cuanto mujer y no hombre. Y un reflejo
residual de esta actitud errada y renunciataria se lo tiene justamente en el
rechazo a que las denominaciones de las mismas profesiones, en s
mismas neutras estn en cambio en femenino, es decir recuerden de
cualquier manera el hecho de ser mujer, en vez de estar en masculino.
Para ser anacrnicos como somos nosotros, mientras que se contine en
esta lnea, ms que dirigirnos hacia una sociedad ms evolucionada, se
va hacia una civilizacin de los sin casta, los parias: puesto que as
deberan ser llamados por analoga, aquellos que no son ms fieles a s
mismos, a su propia naturaleza ms profunda, a la que siempre le
corresponden funciones especficas y vocaciones no permutables. No se
entiende que es en el ser, en ambicionar ser tan slo mujer y no en cambio
descendiendo al plano en donde las diferencias son borradas o no son ms
solicitadas, que la mujer puede valer exactamente lo mismo que el hombre,
e incluso ms, por la misma razn que un campesino fiel a su tierra que
cumple plenamente su funcin es superior a un prncipe incapaz de realizar
la propia.
Todo esto es una cuestin de sensibilidad: de una sensibilidad que hoy
tiende cada vez ms a desaparecer.
(Roma, 1955)
Das pasados hacamos notar en otra nota que la actual mujer que hoy en
da ejerce el cargo de presidente de la repblica en la Argentina, muy
conocida como paladn (o paladina) de los derechos femeninos, ha
enfatizado en la necesidad de ser denominada presidenta y no presidente
como alguno le solicitaba. A diferencia de la embajadora que suele ser la
esposa del embajador, el nombre que se le daba a la esposa del presidente
varn no era presidenta, sino primera dama, por lo cual haber asumido en tal
caso esta denominacin no significa que la Sra. Kirchner haya querido
desvalorizar con ello la funcin femenina y discriminarla as como inferior,
tal como se manifestaba en el feminismo acotado por Evola, sino que tal
medida en vez representa un sntoma claro de que ha habido un cambio
notorio en tal movimiento.
Evola conoci solamente una forma de feminismo, aquel que deca que la
mujer quiere llegar a ser igual que el hombre. Ahora ha surgido uno nuevo
que curiosamente parece estar de acuerdo con lo que dijera el Maestro
cuando manifestara que el mismo no ha realmente combatido por los
derechos de la mujer, sino que en cambio, sin darse cuenta de ello, por el
derecho de la mujer de hacerse igual al hombre, es decir por el derecho de la
mujer a desnaturalizarse, a traicionarse a s misma. Justamente el nuevo
feminismo hoy dice que haber sostenido tal igualdad ha sido en verdad una
trampa que nos ha impuesto un tipo de sociedad sustentada en valores
machistas (palabra sta muy emparentada fonticamente con fachista), la
cual de esta forma ha logrado disolver lo propio de la mujer y someterla de
una nueva manera hacindole creer que es libre cuando en vez lo que ha
hecho ha sido asumir pasivamente las pautas y principios de una sociedad
construida por los varones.
Este feminismo es en el fondo supremacista, considera que la mujer no es
igual, sino que es en el fondo superior al hombre y que el mundo puede
sobrevivir y perdurar solamente si se aparta de los valores propios de lo
masculino para asumir en cambio los femeninos. Supone as una lucha
dialctica entre hombre y mujer o entre valores femeninos y masculinos. Los
primeros dan primaca a la naturaleza, a la paz, a la vida, los segundos en
cambio dan primaca a la cultura, a la guerra, y por lo tanto a la muerte y la
destruccin de nuestra especie. Pero habra que destacar al respecto que
paradojalmente tales valores femneos no fueron creados propiamente por
mujeres sino por hombres que han expresado tales cosas. Fue Engels quien
en su obra El origen de la Sociedad, la familia y el Estado sostena la
primaca y superioridad de la sociedad matriarcal por sobre la patriarcal,
siendo el comunismo un retorno hacia la misma, considerado como un
orden sin guerras y de paz vacuna. Pero no solamente desde la izquierda se
ha notado esta exaltacin de la superioridad femnea. Autores como Miguel
Serrano, en su obra Man o el hombre que vendr, hacen notar tambin la
superioridad de la inteligencia femenina sobre la masculina, considerndola
ms desarrollada y como parte integrante del nuevo tipo de superhombre.
Esta nueva forma de feminismo, que Evola no padeciera en su tiempo, sin
embargo era anticipada en su texto Rebelin relativo a la lucha entre
matriarcado y patriarcado como origen de las civilizaciones. A diferencia de
Engels, Evola considera que la civilizacin patriarcal es anterior a la
matriarcal y que el matriarcado sobreviene como una cada y no como una
superacin. Que lo propio de tal sociedad originaria era sostener lo que es
ms que vida como superior a la mera existencia material y fsica. Que la
guerra tena tal sentido heroico de superacin. Que en este tipo de sociedad
la mujer alcanzaba tal dimensin superior a travs del accionar del hombre,
por lo cual femenino y masculino eran concebidos tradicionalmente como
dos formas diferentes de relacionarse con lo superior, uno de manera
directa y otro indirecta.
Finalmente digamos que la rebelin que esta nueva modalidad de
feminismo efecta en contra de la denominada sociedad machista no es
propiamente en contra de lo patriarcal sino en contra de una sociedad que,
en tanto moderna, ha degradado a un plano exclusivamente material la
funcin viril.
M.G.
II- SEGUNDO FEMINISMO: LA MUJER QUIERE
VALER MS QUE EL HOMBRE
4AVANCE MANPE PER
Y despus de La Haya, qu? - Las deudas pendientes de Chile
con el Per.- Santiago debe ofrecer disculpas pblicas por su
responsabilidad en el genocidio y desmembramiento territorial
de nuestra nacin originados por la guerra de conquista de 1879 Escribe: Csar Vsquez Bazn
El 5 de abril de 1879 la Repblica de Chile declar la guerra al Per.
Contrariamente a lo que algunos pudieran creer, Per no haba ejecutado
ninguna accin inamistosa o de provocacin en contra de Chile. No haba
invadido su territorio, no haba ocupado sus ciudades, ni haba
bloqueado sus puertos. No aspiraba a arrebatarle sus minerales de cobre
o plata. No haba asesinado ni maltratado a ninguno de sus habitantes.
Ambas naciones carecan de lmites entre s y no tenan reclamaciones
pendientes territoriales ni financieras.
Durante aos, en la dcada de 1870, Per recibi con los brazos abiertos
a miles de chilenos empobrecidos que escapando de la crisis de recesin
y desempleo que afectaba a su pas llegaron al nuestro en busca de la
vida mejor que poda obtenerse del trabajo en la construccin de
ferrocarriles y en la industria salitrera. Los ciudadanos del hermano
pueblo chileno vivieron en el Per sin ser objeto de maltratos ni sufrir
discriminacin.
Hasta el da anterior a la declaratoria de guerra por Chile, el Per se haba
esforzado en mantener la paz en la regin. Por espacio de un mes, a
partir del 4 de marzo de 1879, Per haba enviado al pas del sur al
ministro Jos Antonio de Lavalle con el fin de mediar entre esa nacin y
Bolivia y encontrar una solucin a los problemas existentes entre ambas.
La Historia ha registrado que las gestiones de la diplomacia peruana
fueron rechazadas por las autoridades polticas chilenas, por lo que el
plenipotenciario Lavalle debi salir de Chile el 4 de abril de 1879, da
anterior a la declaracin de hostilidades contra el Per.
Desde el inicio de la conflagracin, el 5 de abril de1879, Chile tena fijado
el objetivo de apoderarse de Tarapac, por lo que orden a su armada el
bloqueo inmediato de Iquique, puerto de ese departamento peruano por
el que se exportaba el salitre. El bloqueo chileno no fue establecido
contra el Callao, Arica, Mollendo o Islay. Fue ejecutado contra Iquique,
sealando la intencin de apoderarse del salitre de Tarapac. El asedio
de Iquique, impuesto por Chile el mismo da que declar la guerra contra
nuestro pas, revel las intenciones de rapia territorial de la nacin del
sur.
Cinco aos despus, el robo chileno de la tierra peruana se haba
formalizado. A travs del denominado Tratado de Ancn, Chile se
apoder de Tarapac y del puerto, la ciudad y la provincia de Arica, es
decir de casi cincuenta mil kilmetros cuadrados de territorio peruano.
Cumpli as con los dictados del arrogante lema por la razn o la fuerza,
que se mantiene inscrito hasta el da de hoy, sin arrepentimiento, en su
escudo nacional.
El conflicto de agresin y conquista territorial conocido como la Guerra
del Salitre cuyo objetivo de rapia quiere siempre esconderse tras la
potica denominacin de Guerra del Pacfico fue planificado por la
oligarqua gobernante chilena con ms de una dcada de anticipacin.
Por lo menos desde 1866, la Historia registra las intenciones chilenas de
expandir su lmite norte rectificando las fronteras de los Estados del
Pacfico, propuesta tambin conocida como cambio de litorales. El plan
imperialista chileno consista en apoderarse del litoral boliviano
riqusimo en salitre, plata y cobre y en conquistar el departamento
peruano de Tarapac con el fin de usufructuar sus recursos salitreros. A
manera de compensacin por el litoral arrebatado a Bolivia, Chile
entregara a esta ltima nacin las provincias peruanas de Tacna y Arica.
El objetivo expansionista sureo fue puesto en aprietos el 22 de
diciembre de 1876, tras la firma del Tratado de Amistad, Comercio y
Navegacin entre Per y Chile. ste fue un proyecto altamente
inconveniente para los fines expansionistas de la clase dominante
chilena, por lo que fue desechado por el Senado de ese pas; sus
instrumentos de ratificacin nunca fueron canjeados.
Los afanes imperialistas chilenos tambin fueron amenazados por la
gestin de paz cumplida en Santiago por la Misin Lavalle en marzo y abril
de 1879. Como era de esperarse, la clase dominante del Mapocho rechaz
cualquier posible acuerdo. El anlisis del podero comparativo de la
armada, ejrcito y administracin del Estado de ambas naciones,
complementado con una evaluacin de las condiciones polticas,
econmicas y sociales vigentes en nuestro pas, llev a la plutocracia
chilena a concluir que el triunfo estaba asegurado y que no debera
desaprovecharse el momento para atacar al Per.
La decisin militarista de las clases gobernantes chilenas constituy una
nueva aplicacin de la lgica realista del ministro Portales que puede
resumirse en el apotegma Chile primero; lo dems lo veremos despus.
La Doctrina Portales enunciada a comienzos del siglo XIX y no
abandonada hasta el da de hoy puede resumirse en la necesidad vital de
Chile de explotar las riquezas naturales del Per.
Poner en prctica la Doctrina Portales requiri subordinar nuestro pas a la
hegemona chilena sin importar que en el proceso se aniquilase al Per. Era
necesario reducir al pas a la absoluta impotencia y hacerle todos los daos
posibles, empobrecindolo en sus industrias, destruyendo sus centros de
actividad econmica, y expropiando las fortunas de sus ciudadanos. En el
entendido que dejar a nuestro pas militarmente desarmado era poca
garanta, la clase dominante chilena y sus fuerzas armadas buscaron
destruir completamente cuanto sea poder, recursos o fortuna del Per. De lo
que se trataba era de dejar a nuestro pas en la ruina de la cual no pudiera
levantarse, llevar al Per al estado de decadencia ms insalvable.
Los polticos y la prensa chilena de la poca exigieron no dejarle a nuestro
pas un momento de aliento o respiro y que sucumba al peso de la
superioridad militar surea. Ni una choza debera quedar en pie estando al
alcance de la artillera naval chilena. Los buques chilenos deberan sembrar
desolacin y espanto por todas partes. Chile debera escarmentar no slo a
nuestros soldados, sino que la muerte y la destruccin deberan ser
ejercidas sin piedad en los hogares peruanos. Lima debera convertirse en
el Calvario de la expiacin de sus hijos y la hoguera del castigo y de la
muerte. Tal el designio para nuestro pas de la clase dominante chilena.
Inclusive, en el transcurso del conflicto, los guerreristas chilenos siguieron
operando con la lgica portaliana y llegaron a evaluar medidas que
implicaban la desaparicin del Per como repblica independiente, con
acciones que incluan la anexin del Per a Chile, o el sometimiento del
Per al protectorado chileno.
La guerra de conquista territorial que el mundo civilizado presenci sin
intentar detener, entre 1879 y 1884, fue ungenocidio, crimen de lesa
humanidad practicado por las clases gobernantes chilena y de sus fuerzas
armadas. Fue una conflagracin que adems del afn de conquista expres
el repudio racista de Chile contra el Per, nacin a la cual los sureos
entienden como inferior por estar compuesta por cholos, mestizos, indios y
negros. Chile adquiri la experiencia necesaria para esta guerra
pacificando la Araucana y cancelando la vida de miles de pobladores
indgenas, sus propios habitantes originarios. Los peruanos nunca
debemos olvidar que Chile es una nacin cuyas clases dominantes estn
acostumbradas a usar la fuerza militar con el fin de lograr sus objetivos,
internamente o en sus relaciones exteriores. Los mapuches y Salvador
Allende fueron sus vctimas en el primer caso; Per y Bolivia en el segundo.
Incontables fueron los crmenes de guerra cometidos por las tropas sureas
durante la invasin del Per. En cada ocasin, las fuerzas chilenas violaron
las Convenciones de Ginebra de 1864 y 1868 y la Declaracin de Bruselas
de 1874, aceptadas como cdigo militar en ambos pases. Los ejemplos de
crmenes chilenos de guerra abundan durante todo el conflicto, desde el
ametrallamiento de los nufragos peruanos de la fragata Independencia a
slo un mes de comenzada la guerra hasta el asesinato de militares
peruanos como Leoncio Prado tras la batalla de Huamachuco, en los meses
postreros de la contienda. Enorgullecindose de ejecutar el crimen de
guerra de no tomar prisioneros, las huestes chilenas asesinaron con
frialdad a heridos y cautivos peruanos. Miles de seres humanos perecieron
repasados por los genocidas venidos del sur, degollados, con el cerebro
destrozado a culatazos, o atravesados a bayonetazos por los invasores.
Ciudadanos de toda condicin, hogares, pueblos, instituciones, empresas e
iglesias fueron violados, vejados, humillados, saqueados, asesinados y
destruidos por las tropas de ocupacin, que remitan felices y conscientes a
Chile el botn de la rapia.
La grandeza de Miguel Grau cuyo comportamiento fue siempre de
humanidad con los vencidos contrasta con la miseria moral de los
generales del sur que ordenaban el repase de los heridos y el fusilamiento
de los prisioneros. Triste situacin la de un pas cuyos principales hroes
militares son a la vez sanguinarios criminales de guerra que empaaron su
foja de servicios con los delitos de lesa humanidad que cometieron en el
Per. Adems, vergonzosa circunstancia la de una nacin que no tuvo
reparos en dar muerte al Caballero de los Mares, ese mismo valiente que en
1865, junto con otros marinos peruanos, haba protegido a Chile de la
agresin espaola.
AVANCE 5 MANPE PERTreinta y cuarenta aos despus de 1879, en las primeras dcadas del
siglo XX, cuando Chile ocupaba Tacna y Arica, la poltica oficial de ese
pas conocida como chilenizacin violent e incluso asesin a los
peruanos que en la tierra cautiva su propia tierra levantaban la bandera
de Bolognesi, Grau y Cceres y negbanse a adoptar la nacionalidad
chilena.
Jorge Basadre escribi sobre esas acciones de extraa concordia
chilenizadora, de las que l mismo fue vctima: Insultos, amenazas,
barro, excremento, piedras, trozos de adobe, pintura, guijarros, agua
sucia llovieron sobre nosotros. Desde las esquinas y las aceras haba
grupos chilenos que propinaban golpes de palo y puo, puntapis y hasta
heridas de armas cortantes a quienes desfilaban. Numerosos
automviles y camiones estacionados en las bocacalles no cesaban de
tocar bocinas con la finalidad de crear un clima de amedrentamiento
mayor.
Las conductas que hemos descrito ilustran un pasado comn que divide
al Per y Chile y problematizan seriamente su futuro. Es historia que no
puede borrarse con una sentencia de la Corte Internacional de Justicia de
La Haya, por ms favorable que sta sea para el Per. Para los peruanos
conscientes y dignos, la agresin de 1879 es una leccin que debemos
mantener siempre viva, no slo por patriotismo y dignidad, sino por mero
instinto de conservacin nacional. Los peruanos no debemos olvidar que
entre 1991 y el ao 2010 Chile registr gastos militares por ochenta mil
millones de dlares, ms de tres veces la cantidad dedicada al mismo fin
por nuestro pas.
La Doctrina Portales y la Guerra del Salitre establecieron la condicin de
Chile como enemigo mortal del Per. Ese carcter no ha cambiado y se
conservar en el futuro en la medida en que el pas agresor no modifique
sustancialmente, con acciones especficas, sus polticas antiperuanas y
mientras no reconozca su responsabilidad en la comisin de los
gravsimos crmenes de lesa humanidad, apropiacin de territorio, delitos
de guerra y saqueos del patrimonio nacional, pblico y privado, del Per,
cometidos en una guerra de conquista imperialista que los peruanos
pudimos enfrentar durante cinco aos a pesar de nuestra
desorganizacin nacional, de nuestras insuficiencias militares, de
nuestras crisis polticas, y de nuestras falencias hacendarias.
Si se quiere verdaderamente que el futuro una a Chile y al Per, si
realmente se aspira a que el pasado no nos divida ms, los gobernantes
del pas del sur deben dar el primer paso y reconocer la responsabilidad
histrica de Chile en el genocidio y desmembramiento territorial del Per
originados por la guerra de rapia de 1879. Los gobernantes de Santiago
deben dejar de ignorar los crmenes y delitos cometidos en una guerra
que su pas declar al nuestro. Deben ofrecer disculpas pblicas al
pueblo peruano por lo sucedido. Deben tener la entereza de los
gobernantes de pases como Japn y Alemania, que solicitaron excusas
por los crmenes que cometieron en la Segunda Guerra Mundial. se es
el primer paso de un verdadero proceso de reconciliacin que una a
nuestras dos naciones. se es tambin el primer requisito que Chile debe
cumplir para comenzar a recorrer el camino de la concordia autntica con
el Per.
Lima, 27 de enero de 2014
Csar Vsquez Bazn, 2014
Enero 27, 2014
AVANCE 6 MANPE PER
Escribe: Csar Vsquez Bazn
Genocidas chilenos ordenaron que los peruanos sorprendidos
portando armas seran inmediatamente fusilados.- Directiva fue
impartida por el ministro de Guerra Sotomayor mediante edicto del 28 de
enero de 1880.- Barbarie surea buscaba reducir el Per a la
impotencia.- El Genocidio chileno contra el Per en la Guerra del Salitre
Los peruanos nunca debemos olvidar que las
masacres chilenas de pobladores civiles, el
fusilamiento de prisioneros y el repaso de
heridos durante la Guerra del Salitre fueron
crmenes de guerra ejecutados en cumplimiento
de una poltica oficial del Estado chileno. Ellos no
fueron producto del azar, de la prepotencia de
oficiales exaltados, o de la estirpe araucana de
algunos soldados como quieren hacernos creer
algunos historiadores del Mapocho.
La poltica chilena de masacrar peruanos qued
formalizada en el edicto del 28 de enero de 1880
firmado por Rafael Sotomayor, Ministro de
Guerra y Marina en Campaa de la Repblica de
Chile.
El edicto de Sotomayor tiene como objetivo
reducir al Per a la impotencia. Est dirigido a
Manuel Baquedano, General en Jefe del Ejrcito
chileno a quien se ordena en forma expresa que:
1. Todo peruano vestido de paisano que sea
sorprendido portando armas debe ser
inmediatamente fusilado.
2. Los peruanos enrolados en cuerpos
irregulares no sometidos en todo a la disciplina
militar tambin deben ser inmediatamente
fusilados.
El fundamento en que se basa la directiva del
genocida Sotomayor es el haber recibido
supuestas noticias que los habitantes de
Tarapac no enrolados en el ejrcito peruano se
preparaban para enfrentarse a los chilenos en
defensa de sus familias y su tierra.
El ministro Sotomayor tena plena conciencia de
los crmenes de guerra que cometera el ejrcito
de su pas en cumplimiento de las rdenes del
Estado chileno. Es por esa razn que, en el edicto
que comentamos, Sotomayor adujo que
proceder de esta manera no es envenenar la
guerra. Por el contrario, la severidad oportuna
contribuye a amenguar sus horrores.
La inmensa mayora de peruanos desconoce las
criminales normas de actuacin del Estado
chileno durante la Guerra del Salitre y es por ello
que se hace necesario difundirlas. Gallina que
come huevo, aunque le quemen el pico reza el
refrn que debe ser aplicado a la clase dominante
del pas del sur, cuyos antecesores fueron
responsables del Genocidio de 1879. Chile es un
pas que ha demostrado, desde comienzos del
siglo XIX, tener como uno de sus objetivos
nacionales reducir al Per a la impotencia.
Desafortunadamente para los peruanos, dicho
objetivo sigue siendo vlido para los gobernantes
chilenos actuales.
Frente a las intenciones chilenas de ayer y hoy es
aconsejable que el Per est adecuada e
integralmente preparado. El inicio de la
preparacin es la toma de conciencia de los
objetivos del pas del sur, entre los cuales se
encuentra, desde el 28 de enero de 1880, reducir
al Per a la impotencia asesinando en el intento a
cuanto civil peruano sea necesario.
Fuente chilena
Varas, Jos Antonio, editor. 1884. Recopilacin
de leyes, rdenes y decretos supremos
concernientes al ejrcito, desde enero de 1878 a
fin de 1883. Santiago de Chile: Imprenta de R.
Varela, pp. 227-228.
Ms traiciones se cometen por
debilidad que por un propsito
firme de hacer traicin.
AVANCE MANPE PER7
Convocamos
MILITANTES MANPISTASLombardo Mautino "buscando candidatos
Nuestros candidato se van porque quieren nadie los vota.
El candidato a la presidencia del gobierno regional de Ancash por las filas de la Alianza Manpe Renovacin
Ancashina, no oficializada por el momento ante el Jurado Nacional de Elecciones, minimiz la renuncia de su
precandidato a la municipalidad de Chimbote por el Manpe, Sabino Ponce, fue una decisin personal de nuestro
invitado, suponemos que ha visto otras propuestas polticas importantes que puedan satisfacer sus expectativas
electorales, porque lo que l era en el movimiento es un precandidato y no candidato, saba que tena que
someterse a elecciones internas de acuerdo a la ley de partidos polticos.
Creo que no lo vea con expectativa de ganar, por ello determin renunciar a nuestra invitacin, ac no vale otra
justificacin porque al seor no se le cobr un solo centavo como se han dejado entrever algunas informaciones.
Rechazo ese tipo de comentarios, los candidatos se elegirn con votos de las bases, no a dedo ni por dinero, dijo
Mautino ngeles.
Parece que nuestros invitados que por el momento son precandidatos, estn desesperados por ser ellos los
elegidos candidatos y poner en marcha sus campaas polticas, como quiz aos atrs lo realizaban, pero todos
deben de entender que ese tipo de elecciones no se practica en el Manpe. Seal.
Finalmente dijo que as como se van precandidatos siguen llegando otros reconocidos profesionales como polticos
que quieren ponerse la camiseta de nuestro movimiento y estn dispuestos a someterse a las elecciones internas,
esperemos que eso ocurra, mientras tanto nosotros seguimos trabajando en todo Ancash, asevero a la prensa el ex
alcalde de Huaraz.
FORMACIN POLITICA A TODOS Y TODASELECCIONES INTERNAS DE CANDIDATOSPuntos Claves del Declogo Manpista
1-Afirma, a la por encima de la poltica, la por
encima de la haciendo de la economa, instrumento
al servicio del pueblo.
2-El nacionalismo es , reconociendo los mritos y
promueve tambin la .
3-Procuramos un orden social distinto, en y libertad.
4- todo lo bueno de nuestro pasado, con los aportes
que nos ofrece las ciencias modernas.
tica Poltica
Economa,
Jerrquico
igualdad de oportunidades
Justicia
Integrar
AVANCE 8 MANPE PER
PUKAR POR SIEMPRE.
AVANCE MANPE PER9
Ciro lvarezCiro lvarez
DOCTRINA
VOTE MANPISTAS
2014
X"Actualmente la idea poltica ms
poderosa es la del nacionalismo. Esta idea
es la que presta justificacin y la que
transforma toda una serie de emociones,
constituyendo la permanente motivacin
de acciones individuales y colectivas de la
mayor importancia
"Actualmente la idea poltica ms
poderosa es la del nacionalismo. Esta idea
es la que presta justificacin y la que
transforma toda una serie de emociones,
constituyendo la permanente motivacin
de acciones individuales y colectivas de la
mayor importancia
AVANCE MANPE PER10
Francisco Flix AzarteFrancisco Flix Azarte
POLTICA
EXTERIOR
TRES MILLONES de Peruanos
en el Exterior
TRES MILLONES de Peruanos
en el Exterior"Nacionalismo y socialismo son dos trminos antitticos al
parecer, pero cuyos fines se confunden y se complementan
recprocamente, existiendo entre ambos una ntima e
indestructible conexin. Uno y otro amenazan los cimientos
mismos de la sociedad actual. Ninguna doctrina tan
revolucionaria como ellas".
"Nacionalismo y socialismo son dos trminos antitticos al
parecer, pero cuyos fines se confunden y se complementan
recprocamente, existiendo entre ambos una ntima e
indestructible conexin. Uno y otro amenazan los cimientos
mismos de la sociedad actual. Ninguna doctrina tan
revolucionaria como ellas".
AVANCE MANPE PER11
SE VIENE
CON
TODO
SE VIENE
CON
TODO...Ms Inclusin para Todos.
AVANCE
Colaborarn:
Francisco Flix Azarte A.
Ciro lvarez Robles
Dovar Rojas
Sandra Lux Calixto Garcia
GRUPO
S.A
AVANCEVocero del Movimiento de Accin Nacionalista Peruano.MANPE
Registro de propiedad Intelectual en Trmite.
Gentileza:
12
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