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1 [email protected] 4 de julio de 2011 BAJO ASFALTO Revista Online ¿Qué diferencia a los lustrabotas de San Antonio? Redescubriendo al Pan de Cien Así celebraron ellos su matrimonio Benjamín, fotógrafo, de la Calle Hafla. Danzando al ritmo de la tierra Supervivencia Urbana Historia no dicha Fotoreportaje

Bajo Asfalto 2

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Segunda entrega de la revista.

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4 de julio de 2011

BAJO ASFALTORevista Online

¿Qué diferencia a los lustrabotas de San Antonio?

Redescubriendo al Pan de Cien

Así celebraron ellos su matrimonio

Benjamín, fotógrafo, de la Calle

Hafla. Danzando al ritmo de la tierra

Supervivencia Urbana

Historia no dicha

Fotoreportaje

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Bajo Asfalto. Haga de cuenta Underground, pero de aquí

Por Juan Sebastián Villa Editor

Editorial

Desde hace dos décadas el concepto “Es-pacio público” ha ido tomando sonori-dad en la ciudad al paso de las obras que se han desarrollado bajo su amparo.

El urbanismo como manera de afrontar los cambios arquitectónicos y la planea-ción de nuevos proyectos se ha replicado en una reconstrucción y adaptación de espacios que ha dejado por un buen lado una gran cantidad de opciones de ocio para el Valle de Aburrá. El Parque de los Pies Descalzos, los Parques biblioteca de la ciudad, El Museo de Antioquia, la re-vitalización del Paseo Junín, Ciudad del Río entre otros proyectos.

Pero el espacio público se aleja cada vez más de esas dos palabras.

El concepto de espacio públco debería ser, como refiere el diario El País, un instrumento conceptual que agrupe es-pacios exteriores como calle, plaza, ves-tíbulo, andén, playa, parque, muelle, au-tobús. La visibilidad se convierte en algo invaluable en estos terrenos, y los cho-ques naturales entre personajes sociales, que con tanta soltura se darían en la ca-lle, se ven ahora cuarteados por corte-sía, leyes de urbanidad, cultura metro y personajes controladores que mantienen el comportamiento en manifestaciones

aceptables bajo un contrato que nadie firmó. El contacto se hace dramatización. El espacio público se convierte en teatro, y la interacción en cortesía.

Si un vigilante vestido de Boy Scout le dice a alguien en el parque de los deseos a través de un megáfono que no se sien-te en el espaldar de una banca. Si por el altavoz un bachiller metro reprende a una señora por permitir que su hijo vaya suelto de su mano en la plataforma, o si en cualquier lugar de la ciudad un guía

El parqueno es

público

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Editorial

cívico te pide con voz amable que mantengas un comportamiento cívico, no es que se abanderen en la cultura, si no que ponen a su acusado a la vista del escarnio público para aleccionar su com-portamiento con la vergüenza.

La cultura no es algo que se ense-ñe haciendo que el resto te mire como si fueras un inculto.

No es que la intención de quie-nes lo hacen sea únicamente avergonzar. Creo en su fidelidad a la cultura. Pero como explicó el antropólogo catalán Manuel Delgado en su conferencia sobre espacio público en la Biblioteca Pública Piloto, Estos conceptos se han convertido en dogmas. Abs-tractos incuestionables que nadie entiende.

¿Como se puede salir bien libra-do en un debate si alguien esgri-me que usted está en contra de la cultura?

El urbanismo oficial ve el espacio público como vacíos entre cons-trucciones que deben llenarse de forma acorde a los objetivos de los promotores y las autoridades, y lugares como el Paseo Junín y el Jardin Botánico se convierten en lugares abiertos al público, enfo-cados a ser apetecibles atractivos turísticos y vitrinas comerciales. Los dos problemas principales que veo en estos espacios son la moda y el concepto fast food.

La moda fue sugerida por Oscar Wilde como una clase de fealdad tan insoportable que necesitaba cambiarse cada 6 meses, y los res-

taurantes como Mc Donnald’s están hechos para ser un lugar de paso, no un espacio cómodo en el que la gen-te interactúe sin la necesidad de un pago contínuo.

Medellín no tiene vida nocturna porque no ha entendido que vivir la noche no es pagar por entrar a una discoteca. Vivir la ciudad no es vivir espacios privados.

Podrá ser simple alarmismo, pero odiaría ver a Medellín convertido en lo que es El Poblado, una copia ba-rata de un pueblo contemporáneo de EEUU. Una línea contínua, binaria, en la que los 0 son viviendas, y los 1 son malls.

No es dificil entender por qué el Valle de Aburrá apuesta a espacios abier-tos, visibles, con capital y seguridad privada. La inseguridad no ha sido superada. Los índices de asesinatos, atracos y violencia han bajado en el país, pero vienen en escalada en las ciudades.

La planeación de desarrollo en las ciudades ha existido desde siempre. El problema llega cuando en vez de planear la ciudad planean lo urbano, las interacciones, la vida misma en la ciudad. Y en palabras del profesor Alberto Morales, Planear vidas es un acto criminal.

Mientras más control se aplique en los espacios que el urbanismo publi-cita como públicos, mayor será la ne-cesida de transgresión en ellos, y ma-yor la necesidad social de interactuar en la misma calle. Así el urbanismo apueste sus cartas a hacer de la calle un lugar de paso, un no lugar, el caos será siempre la manifestación de la

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Editorial

interacción social real y sincera. Tal caos llevado a la realidad no es más que un sim-ple movimiento apenas perceptible. Pero los urbanistas ven en el desorden la puerta a la anarquía y el cri-men.

No abogo en contra de las autoridades. Lo hago en contra de la coarción de liberta-des. En especial las de libre desarrollo y de expresión.

El espacio público no es un teatro porque los ciudadanos no somos actores. La dra-matización nunca será interacción porque fingir es enmascararse, y la cortesía es un mal que debemos desligar del imaginario de cultura.Cortesía es el comportamiento bien visto en una corte real, ahí donde a nadie le importa quien eres, y ahí donde tú te comportas con pompa e hipocresía para que nadie tenga nada malo que decir de tí.

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Bajo AsfaltoEditor:

Sebastian Villa

Redactores:

Juan David Berrio

Jacobo de la Cuesta

Lucas Vargas y Sierra

Fotografia:

Hector Duque

Mina SC

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Guía de superviviencia urbana

Tiempo sobra para el trabajo y el ocio. Entra con $500, Gana $1000

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Guía de superviviencia urbana

San Antonio de los Lustrabotas

Estos afrodescendientes que decidieron inmigrar a Medellín se han apropiado del Parque San Anto-nio y lo han convertido en un espacio que parecen abandonar solo para irse a dormir.

Personaje Urbano

Un equipo de sonido portatil hace que el espacio sea más de ambiente. La música puede crear una burbuja, donde sea que se encuentre.

Por Juan Sebastian Villa

Fotografía: Alexandra Gómez Dúque

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Aparte de otras coloridas manillas, las Power Balance adornan las manos de varios de los lustrabotas.

Cepillos de diferentes calibres, shampoo para limpiar la gamuza entre otros limpiadores. Estos hom-bres se toman su labor de manera profesional

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La Santa Biblia y un libro de reflexiones. Los lustrabotas del Parque San Antonio son creyentes que tambien ocu-pan su tiempo en el parque espiritualmente.

Un mazo de cartas para cuando el dominó los aburre. Las horas de ocio son sagradas para ello, y nada los levanta de la mesa si es su momento para jugar Celulares sencillos. Su uso

principal es contactarse con sus familias, parejas y con el resto de los muchachos

La caja de embolar, aparte de su uso preestablecido, sirve incluso apilándose con otras para hacer asien-

Betún de variados colores, pinceles e incluso tintes para cuero. Pareciera que no hay tipo de zapatos al que no puedan hacer lucir bien

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Desde la mañana se los puede en-contrar en el parque. Comen apenas a unas cuadras hacia el oriente de la plazoleta, e intercalan el día entre trabajo, conversación, relexiones y ocio, incluyendo algún partido de microfutbol en plena plazoleta

Trabajan en la semana, pero el fin de semana aprovechan el parque de una manera diferente, y prefiriendo el ron y la cerveza al resto de licores, organizan una vaca y beben en co-munidad, como parecen hacer todo.

Todos consideran que en Medellín están mejor que en sus tierras na-tales, aunque extrañen vivir de la pesca o del comercio en Apartadó, Carepa, o El Tres.

Todos viven en el mismo barrio, y aunque expresan claramente que ni tienen enemigos ni consideran la violencia entre las opciones, es una ventaja defensiva que anden en grupo.

Lustrabotas se autodefinen, pero el aire alegre que llevan consigo, tal

vez por los Vallenatos que suenan en los locales del parque o porque saben sacarle conversación a sus clientes, hace que parezcan un per-sonaje diferente al resto de embola-dores y lustrabotas de la ciudad.

Vistosos, gregarios, amables, de-dicados, parecen haber creado en esta plazoleta, criticada por arqui-tectos, violentada por las bombas y frecuentada los fines de semana por las empleadas del servicio en casas de los barrios del sur; una isla en medio de la ciudad en la que se sienten cómodos como en su casa.

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Prefieren los zapatos vistosos, cómodos y modernos, muestra lo alegre

Lo único que brilla en el rostro no cuelga de la oreja

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Hace algún tiempo, en una inter-minable jornada en la biblioteca, buscando datos entre varias dece-nas de libros, encontré escondido en las páginas de un viejo texto de zoología o ecología -no lo recuer-do-, varias hojas de lo que parecía ser el diario de un naturalista via-jero, o por lo menos un intento de traducirlo. Entre los escritos había, también, hojas llenas de garabatos; otras con lo que aparentaban ser definiciones de términos, segura-mente usados por el traductor y, noobstante, al tratar de reconstruir la cronología, hallé que faltaban va-rias páginas de la traducción.

Busqué las cuartillas faltantes en el libro donde celosamente habían sido guardadas, al igual que en muchos otros, pero fue en vano. Leí y releí los textos, escudriñando por el nombre del autor o del traductor, pero ni pan ni vino. La indagación fue infructuosa.

El diario del anónimo explo-rador relataba sus viajes por el nuevo mundo, y sus páginas hacían referencia a diversos parajes; desde Yucatán hasta el Altiplano, y en todos se limita-ba a describir exhaustivamen-

Panem Centum

Por Juan Jacobo de la Cuesta

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te la flora y fauna del lugar, hasta el punto en que su lectura se hacía infinitamente tediosa. Sin embargo, existe un solo pasaje que difiere del estilo general del diario y que pre-cisamente corresponde a la narra-ción de la estadía del explorador en el valle.

“(…) y bajando a la vega me reuní con un grupo de lugareños, quienes me recibieron con una celebración en mi honor que se prolongó has-ta bien entrada la noche. Al día si-guiente me uní a ellos en la bús-queda de cierto alimento que, si bien no es la base de su dieta, es ampliamente consumido por su abundancia. No tardamos mucho en en-contrar el in-grediente de la p r e p a r a c i ó n , una pequeña criatura, qui-zá del tamaño de un palmo; de color pardo en el lomo que se transforma, en un gradiente, a blanco en el vientre. La criatu-ra, que denominé Panem centum, expele un aroma bastante único –y difícil de describir- que parece agradar a los lugareños, quienes lo consumen solo o acompañado de una infinita variedad de aderezos. Su ingesta parecelimitarse a las horas de la mañana. A pesar de la facilidad con la que encontramos el Panem, el cual ha-bita en pequeñas y cálidas madri-gueras que se disponen una sobre otra, en las que pueden vivir hasta

cincuenta individuos, cada día les es más y más difícil a los mo-radores del lugar hacerse con el alimento, viéndose obligados a desplazarse mayores distancias para poder obtenerlo; los nati-vos añoran los días en los que conseguir el alimento les era pan comido. Lastimosamente mi corta estadía en el valle no me permitió hacer más que un somero estudio de los hábitos del Panem, por lo que ignoro, entre otras cosas, si su desapari-

ción se debe a la pérdida pro-gresiva de su hábitat o pro-cesos de com-petencia con otras especies.”

Intrigado por las palabras del diario decidí llevar a cabo el estudio que el anónimo dejó p e n d i e n t e , con la perma-nente inquie-tud de que si la extinción del Panem ha-

bía iniciado ya en tiempos del explorador, mi búsqueda solo serviría para engrosar la lista de especies que ya no habitan el planeta. Cual minero, comencé a excavar datos de cuanta fuente estaba a mi disposición, pero no hallé una sola referencia en li-bros, periódicos o revistas. Partí hacia la vega, donde comienza el relato. Decidí buscar lugares en los que pudieran haber madri-gueras como las descritas en el texto y, mientras lo hacía, tuve

“una pequeña cria-tura, quizá del ta-maño de un palmo; de color pardo en el lomo que se transfor-ma, en un gradiente, a blanco en el vientre. La criatura, que de-nominé Panem cen-tum’’

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la oportunidad de hablar con pobla-dores que probablemente descendian de los anfitriones del narrador. Al oír el propósito de mi investigación con-fesaron que conocían historias de la pequeña criatura, pero que tales his-torias estaban en la misma categoría de aquellas que relatan los días en los que en el rio era posible nadar y pes-car.

A pesar de no obtener información

de los lugareños continué con mi búsqueda; la cual me llevó, después de atravesar enormes senderos por donde grandes bestias de colores mil se desplazan raudas entre alaridos a una serie de madrigueras escondidas entre altos arboles. Pronto encontré nidos grandes y rebosantes de acti-vidad. No obstante, amplia fue mi desilusión al encontrar que las ma-drigueras eran habitadas por otros organismos, que presentaban rasgos similares a los de Panem centum, tanto así que son también usados para variadas preparaciones y se en-cuentran ampliamente registrados en

la literatura, entre ellos P. dulcis, P. alinum, P. orbis y otra especie, igual a P. centum en todo excep-to en que su tamaño corporal es mayor. Esta especie no había sido aún reportada y recientemente fue bautizada Panem ducentis.

Tal fue mi suerte durante varios días, añadiendo la dificultad de sobrevivir en tan inhóspito eco-sistema y las salvajes criaturas

que lo habitan a los resultados negativos. El último día demi expedición tuve la fortuna de toparme con un viajero que se dirigía al otro lado del valle en dirección nororiente y a quien conté mis desventuras para ha-llar la esquiva criatura. Él no se mostró sorprendido, al contra-rio, me comentó que aquello que buscaba con tanto ahínco era pan de cada día cerca a su hogar en la montaña, lejos del trajín de la vega. A buen hambre no hay pan duro, de forma que seguí al viajero hacia la parte alta del va-

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lle, donde los arboles y los nidos dan paso, a medida que se asciende, a ex-tensas colonias que tapizan las laderas. Una vez llegamos a su destino, mi guía me indicó donde encontrar las madri-gueras del Panem, y despidiéndome de él seguí mi camino. No pasó mu-cho tiempo hasta que dí por fin con la ubicación de las madrigueras donde, efectivamente, encontré abundantes especímenes de P. centum.

Arrastrado por mi curiosidad, decidí comprobar si aquella cara de la mon-taña era el hábitat exclusivo de Panem, o si por el contrario, su presencia se extendía más allá de ese restringido nicho. Me encaminé hacia distintos puntos del valle, procurando ecosiste-mas similares a las colonias de la la-dera nororiental. Fue así que encontré nidos de Panem esparcidos por todas las montañas: desde el árido y cálido norte, hasta el frio y húmedo sur; des-de el populoso oriente, hasta el pen-diente occidente. Existe, empero, una singular excepción, y corresponde al suroriente del valle, donde me fue im-posible hallar una sola madriguera de Panem centum, debido, quizá, a que el ecosistema del lugar, al igual que el de la vega, es poco favorable para el cre-cimiento del organismo o a la expan-sión del territorio poblado por Panem ducentis y otras especies del género.

Este es, pues, un breve resumen de mi exploración, cuyos pormenores podrían llegar a ser más interesantes al lector que lo aquí registrado, sin embargo, me los he de guardar para una ocasión posterior. Ignoro aún el nombre, procedencia o destino del explorador, pero como a falta de pan, buenas son tortas, creo y espero que el trabajo por mí realizado hubiera sido de su total aprobación, sea quien fue-re, viniera de donde viniese y fuera a donde fuese.

Existe, empero, una singular ex-cepción, y corres-ponde al surorien-te del valle, donde me fue imposible hallar una sola ma-driguera de Pa-nem centum, de-bido, quizá, a que el ecosistema del lugar, (...) es poco favorable para el crecimiento del or-ganismo

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Fotoreportaje

Mientras la ciudad vive la fiesta de la decimoprimera estrella del Atlético Nacional, en el centro comercial El Cid, una cuadra abajo del Parque Bolívar, solo los bares perma-necen abiertos

A su manera, Andrés y Tania celebraron su unión en el último Medieval Darkwave Electro, evento que lleva realizándose 12 años en la ciudad.Amigos, conocidos, incautos y asistentes asíduos, celebraron su matrimonio hasta que el sol asomó de nuevo.

Would YouMarry me ...?

La ebriedad se respira

Por Juan Sebastian Villa Fotografía: Carmina Sanchez

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Fotoreportaje

El primer piso se mantiene en silencio, en el segundo una barra iluminada por una luz verdosa atiende un par de clientes que se menean en sus sillas tarareando una canción de Gilberto Santa Rosa, el tercero con una luz más rojiza ambienta con vallenatos.Pero las escaleras que llevan al cuarto piso cuelan abajo más sombra que luz, subiendo por la línea de tacones y botas se puede distinguir más allá del acordeón y la voz quejumbro-sa el retumbante beat de The beautiful people de Marilyn Manson.

You...?

Durante casi una hora la fila se mantuvo hasta

el piso inferior

La muerte hizo presencia toda la noche, y no pareció detenerse ni por un trago para la seca garganta

Fotografía: Carmina Sanchez

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Arriba, en el lugar de costumbre, el Medieval Darkwave Electro es anfitrión de una fiesta especial: Celebran un matrimonio.

Andrés Jiménez, DJ de tradición del evento, festeja hoy a modo de recepción de su boda la unión con su esposa Tania, y todo el mundo está invitado.

Es rumor popular que las mujeres no van al MDE a buscar hombres, pero

sí en el sentido contrario

La felíz pareja no paró de recibir halagos, saludos y salir en fotos durante toda la noche

Un trago, una comida, un cigarrillo, y subir

tres pisos

Entrada al Centro Comercial El Cid

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Desde afuera

Desde la calle a duras penas puede distinguirse la música o las caras de los que asoman por los balcones, pero en grupos la gente compra trago en la licorera de la cuadra para entonarse antes de entrar y evitar los precios de estable-cimiento, o come algo en el carrito de comidas rápidas al frente de la entrada de El Cid.Ninguna de las señoras que atiende estos luga-res parece extrañarse por sus clientes. No hay nada de qué extrañarse.

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Tras revisar que no llevara licor de afuera del establecimiento...

...Un sello en el brazo garantizaba la entrada de los asistentes

Es posible que la muerte fuera amiga íntima de la pareja. Al menos así se comportaba

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Asistentes

Los registros de entrada develan que 250 personas asistieron a “Would you marry me... love is in the air”. Desde aquéllos que sin dejar la estética del evento se visten formales como para boda, los que llegan de saco y corbata más por salir del trabajo directo a la fiesta, y hasta el que viene con la cami-seta del equipo victorioso. La entrada parece por momentos una pasarela de tendencias.

Lentamente el piso se llenaba de los que iban pasando la fila

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Viejos amigos de la pare-ja, asiduos seguidores del evento, asistentes prime-rizos; desde que abre la puerta a las 10:00 pm hasta las 2:00 am la gente no para de llegar.

A un lado, un bar con ne-veras de vidriera que ofrece tanto licores como Yogurt, al otro, un podio en el que el Dj, rodeado del público, los mantiene bailando. En el tercero, balcones donde los fumadores se recues-tan a ver la calle y el cielo nocturno medellinense, y el último, tras una reja, las gradas y las sillas envueltas en la oscuridad se

La muerte baila con todos y con nadie. Con su calavera ensartada en su bastón camina por ahí, casando a las parejas que se lo pidan, posando para las fotos y robando cámara.

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Resulta más común (y más llamativo) ver grupos de niñas bailando juntas en vez de parejas

Intente usted mantener su vista fija en el DJ

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convierten en el más privado de los espacios para las conversa-ciones en voz baja y los besos perdidos.

El anuncioA las 12:30 Daniel y Tania se acercan al podio, él toma el micrófono y se dirige al público.La opinión de los asistentes durante la noche no llega a un acuerdo. ¿Están casados? ¿Es mentira? “Se casan lue-go de esto” dicen unos. “Se casaron esta semana” respon-den otros. “Ellos dos nunca se casarían, por más que se

Gracias a fotos como estas...

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El anuncioA las 12:30 Daniel y Tania se acercan al podio, él toma el micrófono y se dirige al público.La opinión de los asistentes durante la noche no llega a un acuerdo. ¿Están casados? ¿Es mentira? “Se casan lue-go de esto” dicen unos. “Se casaron esta semana” respon-den otros. “Ellos dos nunca se casarían, por más que se

quieran” espetan algunos.Y tras una corta presenta-ción, todo sale a la luz.“Es oficial. A los que creyeron que era mentira, sí, es verdad” Y el público revienta en aplausos.Andrés, tras agradecer a amigos, compañeros y camaradas, anuncia a las

...usted volverá...

...a leer esta revista

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solteras el lanzamiento del yugo de la “cosa her-mosa” que lo acompaña.Dos besos en la boca y uno en la mejilla por encima de la redecilla que lleva ella en su ros-tro, como parece hacer siempre, y el ramo de flores negras vuela a sus espaldas.La fiesta no para. Ni siquiera a las 2:00 am cuando las puertas se cierran la gente parese preocuparse por conti-nuar bailando

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“No dejes que la san-gre deje de hervir”, pide AndrésY la fiesta continúa a puerta cerrada hasta las 4:00 am

La sangre sigue hirviendo

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Y a la calle se la devora la noche, una persona menos cada vez

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¿Y según usted quién es el mejor poeta de nuestra generación?, me preguntó el joven quemarca con deliniador sus ojos, ¿si le parecemos tan malos todos dí-game quién es el mejor?, insistíauna y otra vez, las suficientes para que me arrepintiera de haber di-cho que los poetastros de tallerliterario eran una plaga, cientos, miles, y todos malos, malísimos, pésimos al momento de escribir.¿Quién es el mejor poeta de nues-tra generación? ¿Quién es el mejor poeta joven de Medellín? ¿Enque palmas reposa la antorcha de la poesía y las llaves de la conti-nuidad del Festival Prometeo?¿Para usted que es poesía? ¿Poe-sía? ¿Qué es poesía? Querido ami-go de las ojeras negras, ¿y tú melo preguntas?, poesía no eres tú.

La poética aristotélica permitió jugar a definir el arte desde pará-metros de calidad formados,el número de sílabas en un verso y la correcta disposición de la rima tónica facilitaban clasificar lapoesía como poesía, luego el tema y el lenguaje la hacían épica o líri-ca o religiosa. Pero con eltiempo de los sonetos convertido en volutas de humo y la máquina de vapor a toda marcha seempezó a complicar el asunto. Los días autoproclamados contempo-

ráneos dieron al traste con loesperado y el universo de las po-sibilidades quedó abierto a cual-quiera. El arte es sentimiento, esfuerza, es sensación, es concepto, es lo que a cada quien le de la gana o lo que cada vaca sagrada delas facultades diga. Por eso es que tres de cada diez elefantes son poetas, que hay talleres literarioscada cuadra y se celebra un festi-val premiado. Y una vez llegados a este punto que sigan llegandolos tragos, que uno sólo discute de poesía medio borracho y poco acompañado.

¿De verdad quiere saber quién es el mejor de nuestra generación? ¿Está preparado paraconocer el nombre del mejor poeta joven de Medellín? El mejor poeta joven de Medellín se llamaJaime Sabines, no le de más vueltas al asunto.

En las noches que pasamos en-tre Tom Collins descubrimos que nuestro barman, Ernesto,escribía poemas en secreto, prosas limpias en verso libre y enumera-ciones estilo Borges quehablaban de cacería y el tiempo y las mujeres que había amado y perdido. Lo importante, porencima de la calidad de los escri-tos, era la reserva que guardaba

Ladrándole a una luna de concreto

Parte 2

Por Lucas Vargas y Sierra

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respecto a su actividad creadora:escribir poesía no es un asunto que haya que comentar a los cuatro vientos, no se mete uno aescribir para añadir un punto a su hoja de vida, lo hace porque es dé-bil, porque no tiene el pudornecesario del silencio, y eso no es algo de lo que se deba estar orgu-lloso. Felices los que nonecesitan armar líneas, felices los fuertes de espíritu que no lo escon-den tras la payasa presencia delas letras.

Con sus cuarenta y tantos años de edad Ernesto deja claro que su pro-fesión está en mezclarlicores, que se trata sólo de un bar-man con una tremenda biblioteca que ha leído a fondo y de la querecuerda con claridad dos o tres poemas inolvidables. Su vida no pretende la posteridad ni loslaureles y la verdadera humildad con que comparte con unos pocos lo que hace se demuestra en queluego de leer algo de lo que ha he-cho lee siempre algo escrito por al-guno de los grandes, uno de losverdaderos poetas, De Greiff o Neruda en sus buenos tiempos. Y es bueno escucharle, refrescantever que su relación con la literatura es tan profunda y que no la toma tan en serio, que no anda porahí gritando a quien quiera oírlo que las letras son su vida y su pa-sión, aunque tal vez lo sean,aunque una bala solitaria que es-conde en uno de los estantes de la biblioteca cuente la historia de unsuicidio posible postergado cada tanto por los versos de Martí o de Rokha.

El mejor poeta de Medellín prepa-ra los mejores Tom Collins de la ciudad y no espera quenadie vaya a tocarle su puerta con invitaciones del ministerio a recita-les, ni que antología alguna seinterese en publicar su obra disper-sa. Escribe en silencio y sin esperar nada, seguro de que no va adefraudarse, de que ya es demasia-do tarde para plegarias incumpli-das.

“Mi poesía no es un asunto de gusto ni una pretención de nada, son lí-neas, letras, desahogos para nadie, poetas los que lograron nombrar a la humanidad y a la luna, yo me conformo con serbueno en mi oficio, con tener clien-tes satisfechos, eso basta y sobra, no busco nada más que esto, noespero que me descubran cuando muera y en mi nombre peregrinen jóvenes con pretencionesmísticas desde cualquier rincón del mundo. Mi lugar está en dónde re-posan las lápidas de loshombres viejos que no tuvieron hi-jos y a quienes ninguna esposa va a echar en falta. Los laureles dela gloria saben muy bien en un Cuba Libre, nada más”.

Parte 2

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Benjamin sigue en la calle

Benjamín de la Calle fue un fo-tógrafo de finales del siglo XIX y principios del XX. Su vida la dedicó a retratar a Medellín y su gente. Acontecimientos, lugares y personas que otros fotógra-fos prefirieron no capturar. De su prolífico trabajo hoy solo se conserva una pequeña parte que aún da testimonio de cómo era la vida en la capital antioqueña en esos tiempos.

Benjamin de la Calle Fotografia: Archivo Biblioteca Publica Piloto

Por: Juan David Berrio

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A lo largo de nuestra historia pocas personas se han tomado la tarea de mirar a su alrededor preguntándose si alguien en el futuro se interesara por lo que ahora vemos. Entre ellos, menos aún han logrado plasmar la realidad del mundo en el que viven en vez de conformarse con captar pequeños y mal escogidos fragmentos que más que una ventana para las futuras generaciones se convierten en la mirilla difusa de una puerta cerrada.

Volvamos a una época mas simple, cuando los aviones estaban hechos de madera y los sueños de metal, donde estaban de modas las fotos de bebes muertos y mujeres en poses pecaminosas, volvamos a la loca época de 1880.

“¿Que tiene de loco el final del siglo XIX?” Pensará alguno cuando se les vengan a la cabeza aquellas fotos antiguas de nuestros bisabuelos en las que posan inexpresivos mientras son atacados por algún hongo, pero la verdad es que muchas veces las imágenes callan mas de lo que dicen.

De la Callele dió un enfoque diferente a la recién llegada fotografía. Entre los años 1880 y 1934, basándose en principios de la pintura, supo diferenciar su obra de la de sus contemporáneos.

Por: Juan David Berrio

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En un principio se especializo en retratos, al igual que muchos de sus pares como los hermanos Rodríguez; pero poco a poco su obra comenzó a preguntarse por la esencia de las personas que retrataba. Es así como marcó pautas que él mismo definió para el retrato, Diferenció las parejas entre aquellas que solo estaban casadas y las que en verdad tenían una relación amorosa -Los hombres casados solían aparecer en pose digna junto a su señora, casi siempre sin tocarse o con algún objeto en medio de los dos, mientras que si el hombre estaba con su “acompañante” aparecían en un aire más jovial y espontáneo, casi siempre sonriendo en medio de algún abrazo o caricia.

Benjamin siempre quiso captar la esencia de cada persona en la foto...

así que mientras se ganaba cierto renombre entre la burguesía de la región enfoco el lente de su cámara (y sus precios) a la altura del hombre común.

Desde siempre De la Calle se guío por los tres preceptos que inscribía en el reverso de sus obras:

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-Fotografía artística e instantánea

-Todos los negativos se conservan

-No se venden fotografías sin el permiso de sus dueños

Propietarios, empleados, desempleados, pobres, ricos, animales, niños, ancianos, jovencitas, hombres con sus hijas, señoras, hermanas y “acompañantes”, vivos y muertos pasaron frente a al cámara de Benjamin. pero ojo y lente ansiaban aún más. Con la llegada del nuevo siglo le llego también la ambición de retratar el espíritu de la época y de su gente más allá de su estudio.

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La fotografía del primer travesti (Izquierda) del que se tiene registro en Colombia se la debemos a este hombre, el registro del incendio del parque Berrio, la secuencia del ultimo fusilamientos (oficial) en Antioquia, los estudiantes de medicina examinando un cuerpo en el anfiteatro, tomas del manicomio del pueblo y de otros eventos como eclipses, fiestas, procesiones entre otras fueron quedando capturadas en su archivo, del que hoy día se conservan menos de 7000 piezas de las mas de 20000 que lo conformaban. Cada negativo marcado con fecha y nombre de la persona retratada.

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C . ualquier individuo anónimo para el mundo, es para su familia un personaje que quiere inmortalizar. Antes estaba vedado al mayor número de los mortales legar a sus descendientes la

imagen de sus antepasados… La fotografía ha puesto al mundo todo en condiciones idénticas, pintando con igual fidelidad y baratura a un emperador con sus escudos y blasones que a un arriero con su sombrero de anchas alas y su camiseta tunjana. La luz del cielo es una gran demócrata: pinta desde su cámara oscura cuanto se le pone por delante, no importa sea harapo. Hoy el novio más destituido y el padre más infeliz, pueden, sin ir hasta Jamaica, regalar retratos a sus novias y tener los de sus hijos. Y la luz que así lleva al santuario del hogar tantos tesoros de veneración y de ternura, nos conduce de pueblo en pueblo y de nación en nación hasta los confines del planeta.”

Pedro Fernández, “Bellas Artes”, en Voz de Antioquia

No. 117-118, Medellín, 26 de julio de 1889, p. 721-2

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MUJER - HOMBRE

Rosa Emilia Restrepo oRoberto Duran. 1912

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Benjamin de la Calle murió el 28 de Marzo de 1934 en su propio estudio fotográfico rodeado por su obra. Pocos detalles se saben de su vida pero el tiempo no ha logrado borrar el testimonio revelado de una época vista de manera poco convencional, a través de un novedoso lente y sesgada por la mano de un hombre que aunque legó tanto, dejó poco sobre si mismo.

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Fotografía: Héctor Dúque

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Hafla. La conexión de las danzantes

El Hafla es un evento realizado por tribaleras alrededor del mundo. Siendo esta la cuarta vez que se celebra en Medellín y la novena en el mundo, Esta reuni[on cuyo nombre significa celebración busca conectar a las bailari-nas con su feminidad y con el resto de danzantes bailando todas, en cualquier parte del globo; al mismo tiempo.

Por Juan Sebastian Villa

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El Jardín Botánico fue elegido por se-gunda vez por tri-baleras de la ciudad para celebrar el Hafla. Un evento a nivel mundial en el que bailarinas de Tribal Fusion de todas na-cionalidades danzan al tiempo en una conexión entre ellas mismas y la tierra.

Tras un proceso de transformación en el cual ropa y maqui-llaje crean una nueva persona, las danzan-tes realizan descalzas un saludo ritual es-tablecido por Rachel Brice, primera solista del tribal Fusión.

Saludo realizado para comenzar el Hafla. Cada paso lleva en sí un significado

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Aunque Fernando marque el ritmo en su tambor, la danza es guiada por cualquie-ra de las tribaleras. El resto siguen sus mo-vimientos, y por un momento cada una toma el centro del cír-culo y baila más para celebrarse a si misma y a su feminidad que a otra cosa. A dife-

rencia de lo que creen los curiosos que se detienen a verlas, esto no es un espectáculo.

Luego del baile, tan-to bailarinas como acompañantes se reu-nen alrededor de un picnic, y la tarde pasa disfrutando comida y compañía.

Saludo realizado para comenzar el Hafla. Cada paso lleva en sí un significado

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Vestirse y maquillarse se convierte en todo un ritual. Un proceso de conversi[on en el que las tribaleras se preparan para conectarse consigo mismmas

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Vestirse y maquillarse se convierte en todo un ritual. Un proceso de conversi[on en el que las tribaleras se preparan para conectarse consigo mismmas

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Tras dibujar en sus rostros fluídos símbolos que parecen asemejar sus movimientos, las bailarinas se reunen en un cíirculo para comenzar el Hafla

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Aunque muchas de las prendas y adornos sean con-figurados por las mismas tribaleras, no carecen de símbolos ni de belleza

En el Tribal Fusion es más importante la fidelidad a si misma que la uniformidad coreográfica

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Las emociones no están dictadas. Cada una bailasiguiendo lo que le nace, y todo vale en cuanto se entra al centro del círculopara marcar los pasos

No se necesita más que un tambor y unos cuantos crótalos para que las

tribaleras se sientan a gusto bailando

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No se necesita más que un tambor y unos cuantos crótalos para que las

tribaleras se sientan a gusto bailando

En cuanto estan satisfechas de danza, comienza el picnic. El público sigue cerca, como si esperara ver más, pero ahora es simplemente una reunión de amigas.

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