Baroja, Pio - La Caverna Del Humorismo

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Baroja, Pio - La Caverna Del Humorismo

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  • Semanas antes de declararse laPrimera Guerra Mundial, unacaravana de turistas cientficos, deexpedicin al Cabo Norte en el PezVolador (Flying Fish), es detenidapor sospechosa de espionaje.Durante dos aos y un da, loscomponentes de la expedicin vana permanecer confinados enHumour-Harbor (Inglaterra). Entrelos expedicionarios se encuentra eldoctor Guezurtegui, profesoragregado a la Universidad de Lezo(a 9 km de San Sebastin), cuyaMemoria, o relacin de viaje,destinada a aquella Universidad, es

  • parcialmente transcrita por el autory constituye el molde general dellibro.La caverna del humorismoconstituye un curioso ejemplo deese subgnero que podra llamarsecrtica en forma de ficcinpotica. Se trata de un gneroretrico, grato a los humanistas,tradicionalizado, pero de intencinsubjetiva, propicio por lo tanto a laslibertades del humor. Y elargumento principal de Baroja eneste libro suyo, el que le lleva adeterminaciones ms nuevas,consiste precisamente en la

  • contraposicin Humorismo-Retrica.

  • Po Baroja

    La caverna delhumorismo

    ePub r1.0

  • Titivillus 16.12.15

  • Po Baroja, 1919

    Editor digital: TitivillusePub base r1.2

  • Para la historia de lacrtica literaria enforma de ficcin:La caverna del

    humorismo

    por Gonzalo Sobejano

    En su caracterograma de 1949 Losespaoles en la literatura sealabaMenndez Pidal el insuficientedesarrollo de la crtica doctrinal y

  • objetiva, pero observando que: Encambio, un caso particular, la crtica enforma de ficcin potica, ms subjetivaque objetiva, abundaextraordinariamente as en Espaa comoen Portugal, tanto que bien pudieraformar un subgnero de ambasliteraturas, en el que cabran multitud deobras, entre ellas el Quijote, el Artenuevo, Los Eruditos a la violeta, LaDerrota de los pedantes, La ComediaNueva[1].

    Los ejemplos de Menndez Pidal noeran muchos. Sin propsito de componercatlogo completo, cabe aadir, trasrpida consulta de la memoria, ttuloscomo Viaje entretenido, Viaje del

  • Parnaso, El pasajero, Repblicaliteraria, el Criticn, Fray Gerundio deCampazas, Los literatos en cuaresma.Exequias de la lengua castellana,Apolo en Pafos. Solo menciono obrascon un patrn fictivo muy marcado y deintencin crtico-literaria evidente yextensa, omitiendo por un lado aquellasen que la exposicin didctica reducecaracteres y ancdotas a leve sostn defondo (como ocurre en los dilogos deValds o del Pinciano), y por otro ladoaquellas novelas que solo de un modoparcial contienen materia crtica oterica (como El buscn, ciertasnovelas de Galds y Clarn, de Ganivet,Azorn y Prez de Ayala) y obras

  • posteriores como Oceanografa deltedio, Juan de Mairena o La calle deValverde.

    La caverna del humorismoconstituye, a mi entender, un curiosoejemplo moderno de ese subgnerocrtica en forma de ficcinpotica que no s si puedeconsiderarse caractersticamenteespaol, pero que cuenta en Espaa conuna tradicin muy notable. Indicio deque Baroja tenia conciencia de latradicin aludida es el hecho de que sudoble, el doctor Guezurtegui[2], al ir acontemplar en la pantalla la procesinde los humoristas, desde Aristfanes aChesterton, defina el inminente

  • espectculo como un pequeo viaje alParnaso del humor[3]. Pero es que,adems, la fantasa barojiana apela,ignoro hasta qu punto conscientemente,a recursos propios de dicha tradicin:los interlocutores son compaeros deviaje (como en Viaje entretenido o en Elpasajero), hacen escrutinio de autores ylibros (como el cura y el barbero en lalibrera de don Quijote, o como lospersonajes de Gracin en el arepagodel Juicio, Criticn, II, 1), se encuentrandetenidos por algn tiempocompartiendo lecciones y disertaciones(como los literatos en cuaresma o losvioletos en su liviano cursohebdomadario), y en fin habitan un

  • mbito excepcional, que aqu no es tanvasto como la repblica literaria, nitan levantado como la cumbre delParnaso, ni tan resplandeciente como elalczar de las Musas o el palacio deSofisbella (con sus nichos y florestas, sumansin, taller y saln, su erario, suherbario y su sagrario, Criticn, II, 4),sino un lugar subterrneo, la caverna ogruta-museo confortable ycosmopolita, eso s de Humour-Point.

    Que Baroja haya tenido presente,con ms o menos claridad, la tradicinapuntada, no es extrao. Se trata de ungnero retrico, grato a los humanistas,tradicionalizado, pero de intencin

  • subjetiva, propicio por lo tanto a laslibertades del humor. Y el argumentoprincipal de Baroja en este libro suyo,el que le lleva a determinaciones msnuevas, consiste precisamente en lacontraposicin Humorismo-Retrica. Secomprende mejor, segn creo, esteensayo barojiano, si primero se le ve enrelacin con el gnero crtica en formade ficcin para inmediatamenteconsiderarlo como la demolicinhumorstica del marco retricopropuesto por dicho gnero y cuyo temaes la descripcin impresionista delhumorismo.

    Poco hablar del humorismo.Hablar ms bien de la caverna, es

  • decir, del artificio seminovelesco queBaroja adopta como jugando. Y loprimero que se nota es que La cavernadel humorismo parece un ttuloantittico: caverna y humorismointegraran una paradoja si se piensa quecaverna, cavernoso, evocan unaprofundidad lbrega y que en la cavernade Trophonius (mencionada, entre otrasespeluncas, por Baroja) los que entrabanperdan, la facultad de rer. Caverna,sin embargo, responde bien a laintencin del teorizador: sugiere el mitoplatnico de las sombras de las ideasproyectadas sobre el fondo del encierroterrestre, y proporciona convenientemorada al doctor Guezurtegui, uno de

  • esos hombres a quienes gusta laoscuridad y la mina, hombres de espritusubterrneo y subversivo, que escondensu intencin (p. 15). Por otra parte, sila cumbre del Parnaso era el empreo delos poetas y retricos favorecidos porApolo, nada ms sensato que instalar elhumilde y humansimo reino delhumorismo en el humus, dentro de latierra material y materna.

    No me es fcil ahora comprobar si,adems de la tradicin indicada, tuvo ala vista Po Baroja sugerencias msinmediatas. Pero creo que en su librohay algunos rasgos, como la tendenciasemialegrica, la curiosidad pordescribir fenomenolgicamente el

  • humorismo, la extravagancia de lafabulacin, y la atmsfera cosmopolita,que deben ser relacionados (estamos enel ao 1919) con la convulsin de laGran Guerra ante todo, y luego, consintonas varios de aquellas fechas,como la nueva valoracin del barroco,el auge de la fenomenologa y delperspectivismo, las exposiciones ysalones del humorismo grfico a partirde 1914 en Espaa, y el clima decapitalismo autocrtico y decinematogrfica Cosppolis creado porel cubismo y Dad, y por escritorescomo Valry Larbaud, Paul Morand,Romain Rolland, Cansinos Assens,Gmez de la Serna y otros.

  • Baroja siempre haba tendido, detodos modos, a imprimir a su ensaysticaun giro fictivo, fuese a travs de un ttulocarnavalesco (El tablado de Arlequn) omediante la provocativa forma deconfesarse en Juventud, egolatra, orecurriendo a las estaciones del aopara enmarcar Las horas solitarias. Silas novelas de Baroja propendan desdeel principio a tensarse en cmulosdiscursivos, sus ensayos ibanadquiriendo cada vez ms el gusto dedistenderse por cauces novelescos yexpansiones de libre fantasa.

    La ficcin ideada en la caverna delhumorismo puede parecer a primeravista superflua, puesto que en rigor las

  • teoras, opiniones y ancdotas quecomponen el libro, bien hubieran podidosucederse captulo a captulo planteadasdesde el punto de vista nico delescritor, ac y all diversificado porotros puntos de vista (de escritores,amigos, o interlocutores annimos), talcomo ya haba quedado hecho, dos aosantes, en Juventud, egolatra. Perovamos a ver cmo, ante una materia tancompleja: el humorismo, acude Baroja ala fantasa noveladora movido por undeseo de amena variedad, sin duda, peroan ms por un propsito deambientacin pertinente.

    Semanas antes de empezar la guerra,una caravana de turistas cientficos, de

  • expedicin al Cabo Norte en el PezVolador (Flying Fish), es detenida porsospechosa de espionaje al tocar, deretorno, en Inglaterra, donde pasan dosaos y un da. La caravana se detuvoalgn tiempo en el promontorio deHumour-Point a visitar una gruta-museoque se pensaba inaugurar y que, aconsecuencia de los sucesos de laguerra, no se ha inaugurado (p. 13).Entre los expedicionarios se encontrabael doctor Guezurtegui, profesoragregado a la Universidad de Lezo (a 9km de San Sebastin), cuya Memoria, orelacin de viaje, destinada a aquellaUniversidad, es parcialmente transcritapor el autor y constituye el molde

  • general del libro. Toma as Baroja unalter ego o doble transparente,como mediador de su pensamiento, perono satisfecho con esta refraccin mayor,recurre a veces a las conversaciones conotros viajeros o al comentario que eldoctor vascongado pone a conferenciasajenas, o a reuniones y situacionesalusivas al grupo. Mediante estatransposicin de la voz propia en vocesdistintas aunque la ms personal ysostenida sea la de Guezurtegui elescritor vivifica, varia y levementenoveliza las proyecciones de su pensardivagatorio. Pero no solo le mueve esteanhelo de variedad y prismticamatizacin, tan concorde con su cuidado

  • de nunca aburrir a los lectores: le animatambin el propsito de apoyar la teoraabstracta sobre un muestrario concretode paisajes y tipos.

    Viajeros cientficos, ms o menosinteresados en temas y problemasculturales, han ido hacia el Cabo Norteno as como as, sino porque, habiendode venir a parar su viaje en unaexploracin del humorismo, no erapertinente que pusiesen rumbo a laexpansin del Medioda: deban navegar(o volar: Pez Volador) hacia laconcentracin del Norte. El dibujotradicional de las cosas se borra en lapenumbra del Cabo Norte (p. 135).Bajo el cono de sombra del Cabo Norte

  • prosperan la geologa, la flora y la faunadel humorismo, y por eso la gruta-museoen que los expedicionarios meditan yrememoran tal asunto, se halla tambinconvenientemente emplazada enInglaterra, patria de los ms eminenteshumoristas.

    Una vez presentado Guezurteguicomo protagonista y relator principal,despligase ante el lector un reparto,incompleto pero abundante, decompaeros de viaje: aunque no tengauna gran importancia, observa eldoctor. Muy escasa importancia parecetener, en efecto, cuando se compruebaque de los dieciocho miembrosnominales que componen la lista algunos

  • no intervienen para nada en laconversacin (la Srta. Anken, la Sra.Brickmann, el abate de Briscous,madama Weltschmerz); y otros lo hacende manera tan borrosa que apenas pasande ser dbiles comparsas (as la Srta.Mitgefhl, la Sra. Werden, el Prof.Papalini, el Dr. Karakovski, y LordCracon) funcin casi puramenteinstrumental cumplen tres personajes: elcicerone Chip, gnomo-diablo vasco ypoligloto que introduce a los viajeros enla caverna, abrindoles ventanas haciael Mediterrneo y el Atlntico,asomndoles al observatorio,mostrndoles las diversas decoracioneseuropeas y conducindoles al centro en

  • que exhibe sus absurdos y confusiones lasala de la Gran locura Humana; y LadyBashfulness con su hija Mari, cuyasreuniones en el hotel dan lugar aintercambios de ideas y esbozos dareacciones emocionales; celos,sospechas, galanteras, consejos.

    En propiedad, los nicos personajesque poseen una significacin dialctica,de oposicin y de avance en latrayectoria de las reflexiones, son, dellado todava ms bien abstracto, el Dr.Schadenfreude, de Viena, y el Prof.Werden, de Heidelberg, cuyasconferencias en el museo escucha ycomenta Guezurtegui: Schadenfreudeinterpreta el humorismo a la luz del

  • individualismo, Werden hegelianamentecomo sntesis de contrarios.Significacin dialctica tambin, perono en el discurso sino en la incipientenovela, poseen el dichossimo jovenescandinavo Hans Nissen, de quienandan enamoradas todas las mujeresmenos su estpida y malhumorada novia,y el escocs misntropo Savage,siempre hurao y desesperado; y en fin,los nicos espaoles de la caravana: elDr. Illumbe, vasco tradicionalista,educado en los frailes, y autor de unamuy erudita Crania Vascnica, y PacoLuna, joven madrileo de sesenta ytantos aos, teido, plido, morfinmanoy politiquero. La felicidad insatisfecha

  • de Hans Miasen y el descontentolgubre de Savage, el conservadurismovascuence de Illumbe y el castizoconvencionalismo de Paco Luna,suministran a Guezurtegui ejemplosinmediatos de actitudes que el humoristareconoce, desaprueba y supera. DeIllumbe avisa el transcriptor de lasupuesta Memoria que probablemente noexista y sea solo para el doctorGuezurtegui una entelequia que le sirvede cabeza de turco (p. 16).

    Qu se propona Baroja con estagruta de Humour-Point y este repertoriode figuras asiluetadas y de tan rala yfantasmal intervencin? El artificio casimgico de la caverna-museo, adems de

  • las concordancias antes sealadas, leconvena mucho para situar la crtica yteora del humorismo al margen deespacio y tiempo; en un lugar imaginarioque permitiese contemplar pueblos,pocas, autores y obras, elementos,paisajes, culturas y estilos medianterpidas sinopsis de ideas y fcilesgaleras de ejemplos. El esbozoseminovelesco de los compaeros deviaje temporalmente reunidos enHumour-Point, le sirve para presentaralgunos pensamientos a travs de ciertosjuegos de actitudes y para hacer teoracontroversial y crtica conversada, perosobre todo para comunicar a estebreviario de ideas estticas (de

  • contenido tan diferente, pero deintencin tan parecida al cdigo poticode La lmpara maravillosa) esaimpresin de internacionalismodecadente tan adecuada al momentohistrico.

    En los sujetos de la expedicinquedan representados, o al menosaludidos, los pueblos de la city y de losarrabales de la vieja Europa. Ellibrepensador Guezurtegui, entre elgrave derechista Illumbe y el leveizquierdista Luna, representan a Espaa.El invisible abate de Briscous,suponemos que a Francia. El melenudoprofesor Papalini (papalina, GiovanniPapini), a Italia. Karakovski, nombre

  • que tampoco me parece muy decoroso, aRusia. Hans Nissen y su novia, aEscandinavia. Savage el misntropo, aEscocia. Lady Bashfulness, o sea laseora Vergenza, y su hija Mari, y LordCracon, esteticista ruskiniano, aInglaterra. El Dr. Schadenfreude(Schadenfreude significa en alemncomplacencia en el mal ajeno), aAustria. Alemania, en fin, es el pas msprofusamente representado: por lacasamentera Sra. Brickmann y sussonrosadas hijas; por la Srta. Mitgefhl(o la seorita Compasin), que parecems enamoradiza que misericordiosa;por la Sra. Werden, dedicada a flirtearcon Papalini; por el Prof. Werden

  • (Devenir o Llegar a Ser), que es de lospocos que llevan bien el nombre; y porla agria y vieja madama Weltschmerz (oFastidio Universal), a quien meramentese nombra.

    Excepto Guezurtegui, ninguno deestos personajes encarna el humorismode su pas: algunos disertan sobre l,pero ninguno lo encarna. Parece msbien como si all estuviesen para, al fin,aprender a ser humoristas. Por eso creoque toda esta figurera internacional, envez de obedecer al sentido alegrico delantiguo gnero crtica en forma deficcin (donde, por ejemplo, unpersonaje simbolizaba una ciencia o unarte, o guerreaban con libros buenos los

  • buenos poetas contra los malos quedisparaban librejos y libracos),desobedece el patrn y caprichosamentedisuelve las posibles expectaciones desentido alegrico, para sugerirprincipalmente la atmsfera europea deaquellos tiempos crticos, atmsfera deatemorizacin burguesa o frvolaevasin, y menesterosa de unapurificacin fundamental: la delhumorismo. Creo tambin que Baro lacumpli en esto, no dir una norma, sinouna orientacin de su propio instintohumorista: la de no hacer una obra, sinodejarse ir haciendo por la obra: elhumorista no produce ms que cuadros,escenas, y no puede pasar de ah. Lo que

  • se llama el gran arte, que puede muybien no ser ms que el arte retrico, nocabe en este sistema impresionista (p.283). Y en otro punto; El escritor noretrico, en cada libro nuevo seencuentra perplejo, no sabe cmo ni pordnde empezar, no sabe si tiene talento oes un tonto, no tiene direcciones fijas;pero empieza y sigue adelante, confa ensu brjula, que unas veces le dirige bieny otras le lleva por precipicios ybarrancos (p. 294). En las dedicatoriasde La caverna del humorismo insisteBaroja en esta calidad improvisada,malhecha, deshecha o in fieri de suensayo: a una joven lectora se lo brindacomo una bebida ms agria que dulce y

  • con ms espuma que alcohol; ante unjoven literato se disculpa de no haberloconstruido con verdadero rigorcientfico, sino ms bien con la grrulapalabrera de un poltico espaol; y aun influyente cometlogo se lo ofrececomo una cometa de caas y papelcorriente que prefiere, al aire acadmicoy universitario, el aire libre de la calle.

    La ficcin, si no mal predispuesta,puede decepcionar por lo abocetada,rota e inconsecuente. Pero convienemirarla desde este punto de vista de ladestruccin humorstica de la retrica ycomo trasunto impresionista colectivodel malestar de Europa. No sin intencinel libro incluye hacia el final aquella

  • balada de Los buenos burgueses:Viva el lujo! Viva la alegra! Gozad,gozad, buenos burgueses; todava noviene el bolcheviquismo. YGuezurtegui termina abandonando Lezo,y en Lezo a Vasconia, y en Vasconia aEspaa, y en Espaa a Europa;desapareciendo en la sombra para ir,tras los mares, a exponerse a todos losvientos.

    La caverna del humorismo, despusde la introduccin evocativa concertadapor el Cicerone Chip, distribuye lamateria reflexiva con su leveacompaamiento fabuloso, en cincopartes: 1) Las conferencias en el museode Humour-Point, donde se establece

  • la oposicin Humorismo-Retrica; 2)Grandeza y miseria, cuya ideacardinal parece ser la del humorismocomo naturalidad interior espontnea; 3)De las N. races del humorismo,races sobre todo patolgicas, que danpor resultado otra descripcin delconcepto como intensismo; 4)Acotaciones y disquisiciones, queforman breve apartado acerca de laintuicin; a 5) Bastidores delhumorismo, donde se trata de losprocedimientos de este y suparticipacin en varias esferas, y seinsiste en los valores de contraste,individualismo y veracidad.

    Cmo procede la ficcin a lo largo

  • de este ensayo de ideas estticas? En laprimera parte, encontramos aGuezurtegui reseando la conferencia deSchadenfreude, entregndose l mismo ala bsqueda de los caracteres bsicosdel humorismo, y reseando despusotra conferencia, la del Dr. Werden, aquien describe como un profesorgrueso, rubio, vestido de claro, cuyosanteojos, de lentes muy convexas,centellean cuando mueve la cabeza;semblanza que concuerda con la visinbilateral, binocular del mundo (p. 59)que, segn l, conduce al humor. Apropsito de las teoras expuestas porWerden, una de ellas la de ladegradacin y el rencor, se establece

  • luego una conversacin entreGuezurtegui, Illumbe y Luna, que no essino un comentario a las ideas de Ortegay Gasset contra el realismo degradantede la picaresca. A travs de esa charla,luna funciona solo como lector delartculo de Ortega, Illumbe como vozmoderadora, y Guezurtegui a vecesindignado, otras veces irnico semanifiesta como resuelto adversario delas tesis del filsofo. Tomando pretextoen la conferencia de Werden, reanudaGuezurtegui, tras ese inciso, el hilo desus cavilaciones sobre humorismocontra retrica, en una especie desolo argumentativo apenasinterrumpido por su cambio de

  • impresiones con Lord Cracon, quienexplica el humorismo ingls comorebelda frente a la tradicin y lasolemnidad tan respetadas en su pas.

    La segunda parte comienza demanera ms novelesca. En lashabitaciones particulares de LadyBashfulness, en el hotel de Humour-Point, ante un gran ventanal que abre lamirada a un cielo gris y a un marplateado, toman el t y conversan,aquella dama con Karakovski, PrauWerden con Papalini, y Mari con elmeditabundo Guezurtegui: es esta lanica conversacin que se trascribe, yen ella se dibuja ese contraste entre lamujer vital y despreocupada y el

  • pensador independiente, inclasificable ynostlgico, que tan del gusto fue dehombres como Ganivet y Azorn, Barojay Ortega. Algunas observacionesconversadas, sobre la calidez de FrauWerden, sobre el aire de violinista dePapalini, parecen instalar al lectordentro de un captulo de novela. Elcaptulo que sigue rene a los viajeros(entre quienes solo Illumbe se destaca)en un cinematgrafo donde un seorgrueso y pedante les muestra la pelculahistrica de la procesin de loshumoristas con giles y sumariasaclaraciones de trujamn de retablo:Aqu tienen ustedes a los ms ilustreshumoristas griegos, Esta es una

  • calle de la Ciudad Eterna, Aqullegan los italianos, etc. Fatiga aGuezurtegui la exposicin, y Savagesentencia que quien quiera saber algoms tiene que meterse en la mina (p.133). Brusco cambio. Guezurteguiresume muy rpidamente la conferenciadas atrs pronunciada por Papalini, ysus reflexiones pronto se ven cortadaspor un amargo exabrupto de Savage, aquien el profesor de Lezo recomiendaque convierta en risa sus motivos dequeja. Siguen entonces numerososcapitulillos emitidos desde la vozmental de Guezurtegui solitario. Dosancdotas antialmanaquegothistas, unareferida por Paco Luna, la otra por el

  • portavoz de Baroja, concluyen la largatirada de pensamientos, y el captulofinal presenta de nuevo a LadyBashfulness y su hija, a Karakovski y ala Srta. Mitgefhl, a Illumbe y aGuezurtegui, reunidos como al principio,pero ahora discutiendo sobre lujo ybolcheviquismo: este har imposible aaquel, prediccin que en vano tratan derechazar, alarmadas, todas las damas.

    La voz de Guezurtegui sigue siendoel cauce principal, en la tercera parte,de captulos ms numerosos y mscortos. En el VI el relator apareceacompaado de Savage y de Illumbe enun monte que domina el promontorio deHumour-Point, explicndoles cmo el

  • cielo con sus nubes de formascaprichosas resulta ms humorista que elmar: comienza a llover, hace Illumbe unreparo de creyente, y piensa el patticoSavage que lo ms acertado sera tirarseal mar de cabeza. Regresan al pueblo, yahora les yernos en el jardn del hotel,recin terminada la lluvia, charlandosobre los microbios, lo que da ocasin aIllumbe de manifestarse providencialistay permite a Savage calificar aGuezurtegui de pesimista jovial (p.192). La exposicin unipersonal de estetiene luego otras modulaciones ficticias,aunque siempre poco marcadas: encierto momento reproduce y glosa elprofesor de Lezo una declaracin del

  • hurao escocs acerca del desgasteimaginativo que engendra melancola(XI), ms tarde lo que pareca dicho asolas por Guezurtegui acerca de losdesdoblamientos de conciencia resultahaber sido enderezado oralmente alpiadoso Illumbe, con quien aquel sigueconversando y llevando siempre lavoz cantante a propsito de lasneuronas y del poder unificador de lavoluntad (XII-XV). El doctor Illumberelata Guezurtegui en el captulo XVvive entregado a los trabajos de suCrania Vascnica. Savage est mshipocondraco que nunca []. Yo sigoescribiendo mi Memoria en mis ratosperdidos. Noto que, a medida que

  • avanzo en ella, la materia que intentoencerrar bien se me escapa. Pero laMemoria contina agregando opiniones,hasta que, al final, surge otra pequeaestampa novelesca: en la terraza delhotel el joven Hans pasea con su novia,desagradable persona que le hacemuchas miserias, como dice en francsla seorita Mitgefhl, y Guezurteguitrata de convencerle de que deje aquellay preste atencin a las miradasincendiarias de la Mitgefhl o a la vozde flauta de miss Bashfulness: en vano,porque el afortunado Hans, ahto defelicidad, busca, necesita, exigedificultades, mientras Savage padeceinconmensurables angustias a causa del

  • accidente ms nimio: Todo se arreglacon un poco de humorismo, advierteGuezurtegui.

    Ningn personaje interrumpe odiversifica las seguidas meditacionesdel doctor vascongado en la brevsimacuarta parte del libro.

    Y en la quinta y ltima la ficcin,aunque perceptible, no lo es tanto comosera de esperar a la hora del desenlace.Sobre los procedimientos humorsticos ysobre el contraste reflexionaGuezurtegui por s solo, pero cuando sele plantea la posible relacin entre elhumor y la msica, acude a su admiradodoctor Werden. Y es este quien, luego,ofrece a su interlocutor y a otros, una

  • galera cinematogrfica de pintores,cuadros y caricaturas, film menoscontinuo que el de la procesin de loshumoristas, pues va entreverado depreguntas y observaciones de losespectadores. Guezurtegui vuelve atomar el hilo de su relacin desde elcaptulo V al X, y es en este, tituladoRetorno, donde desaparece lafantasmagora de Humour-Point, borradasbitamente por una escueta noticia: Eldoctor Illumbe me invita a pasar unosdas con l en Pamplona. Quiere leermealgunos captulos de su libro CraniaVascnica (p. 296). En Pamplona, sinembargo, lo que hace Guezurtegui no esleer el tal mamotreto, sino ir a visitar el

  • claustro de la catedral, donde una veletamohosa, puesta all absurdamente sobreel arco del pozo, como si girar pudieraen el centro de aquel patio cerrado, leinfunde por contraste un nuevo anhelo dehuida y de oreo. En San Sebastin lahistoria del infeliz Iturrigoitia, arruinadopor honradez, y el encuentro con elRata y su familia, nuevos ricos aupadossobre el robo, inspiran al doctorGuezurtegui la balada de Los buenosburgueses, a la que pone una apostillasu amigo el pintor Videgain. Y elEplogo es la partida del doctor, lejosde su patria, hacia nuevos horizontes, enuna soledad espiritual al mismo tiempomelanclica y confortante.

  • Dejemos la ficcin, vengamos a ladoctrina. Sabido es que el humorismo esuno de los conceptos estticos cuyadefinicin resulta ms difcil, quizsinasequible, y ello a mi juicio por dosrazones: porque humorismo no tiene unconcepto exactamente antnimo (a buenhumor se opone mal humor, pero ahumorismo qu se opone?), y porque larala nutricia de todo humorismo esprecisamente lo ms rebelde a fijacin:la subjetividad instintiva y libre,humoral o temperamental, del individuo.Puede uno buscar, para entenderse ypoder usar el trmino con ciertaresponsabilidad, una definicinprovisional. Por ejemplo, a m me

  • gustarla comprender el humorismo comoun romanticismo antienftico, o comoesa forma de intensificado amor hacia lapersona singular, y hacia la humanidadtoda, que anima nuestra voluntad a unaalegre indulgencia cuando volvemos acontemplar el mundo convalecientes denuestra injusta, soberbia soledad. Y creoque estos puntos de vista pueden valerpara algunas situaciones, relaciones,sentimientos y obras; pero no cubrirnpor entero los fenmenos que suelenabarcarse bajo el nombre de humorismo,aun excluyendo los que tienen ms fcilrelacin con la risa y lo cmico. A todosdebe ocurrimos algo parecido: quetenemos una idea, ms potencial que

  • determinante, acerca de lo quesignifique humorismo, y no podemosaplicarla a todos los hechoshabitualmente calificados dehumorsticos. En caso tal, lo mejor esleer el Quijote: escuchar a don Quijote ySancho comunicndose esperanzas ytemores, melancolas y proyectos,mientras cabalgan paralelos hacia suconvergente identidad. Mencionar, detodos modos, un texto de 1869, acaso laprimera tentativa de incorporacin a laesttica espaola, del conceptohumorismo: No ha mucho dice Mily Fontanals en sus Principios deliteratura general y espaola se haintroducido la calificacin de

  • humorstico, fcil de confundir con la decmico. Deriva aquella de la palabrahumor en el sentido de temperamento,y designa el predominio de lapersonalidad, a menudo caprichosa, delartista, en el modo de ver y exponer lascosas. Reconcese en los escritoreshumorsticos una mezcla de idealidad yde espritu burlesco, de fantasa y deprosasmo, de razn y de extravagancia,de cmico y de doloroso, y en generalciertos contrastes inesperados, tanto enlos pensamientos como en la exposicinartstica[4].

    Baroja, lector de inmensa curiosidady asombrosa ilustracin, no solo habaledo a los mejores humoristas del

  • mundo (Cervantes, Shakespeare,Rabelais, Jean Paul Richter, Dickens) ya algunos no tan buenos, sino tambintodo cuanto haba encontrado a sualcance en crtica esttica. Con aquellaorgullosa sencillez que le distingua,expone, sintetiza o comenta ac y all,segn cierto orden, sin ninguna rigidez,sus lecturas. Pero no pretende definir elhumorismo: solo quiere discutirlo,presentar impresiones acerca de l,entresacar algunas de sus peculiaridadesy algunos de sus motivos, efectos yprocedimientos, describiendo en unconstante vaivn de la teora al ejemplo,de la opinin a la ancdota, ese estilo deser, el humorismo, que l hace suyo

  • tcticamente y que como suyo ha sidoreconocido por la crtica. Certeramenteseala el Profesor Gonzlez Lpezcuatro modalidades en el humorismo deBaroja: sentimental, grotesca,anecdtica y tragicmica[5].

    La aproximacin multifactica deGuezurtegui, proyectada hacia ese coroplido de burgueses cosmopolitasurgentemente necesitados de una cura dehumorismo, arroja por resultado un viajeentretenido hacia ese concepto, que lopone a la retrica, y al que identificacon una naturalidad interior espontnea,con un intensismo desentendido de todapretensin de totalidad, generado poresa intuicin no milagrosa que consiste

  • en un juicio rpido de experiencia, ycuyos fundamentos son el contraste, elindividualismo y la veracidad.

    Como anunci antes, no es mi intentoexponer la doctrina barojiana acerca delhumorismo, doctrina notablementeoriginal, apoyada en vastosconocimientos, y todo menos estrecha:destaca el absurdo insondable porencima de los efectos risibles: dibujauna esttica propia, compenetrada. Squiero subrayar la valenta del escritorpara enfrentarse con una categora tandifcil de delimitar, y el buen nimo conque persigue, llanamente,mesuradamente, su objeto.

    El mismo artificio novelesco que he

  • tratado de aclarar disimula laperspicacia y radicalidad del estudiosode materia esttica; disimulo al quequiz se deba que este libro, antelectores pocos atentos, desmerezca allado de ensayos parecidos de Unamunoy Ortega, de Valle-Incln, Prez deAyala y Machado. Todos observan unaactitud ms intelectual (exceptoMachado, cuyo Juan de Mairena tantodebe en forma y tono a los librosmiscelneos del Baroja meditador).Pero La caverna del humorismo no es,tras esos disimulos, un ensayo balad: esla nica aportacin espaola deverdadera enjundia acerca delhumorismo.

  • Que el humorismo comporte siempreun valor de contraste, que anteponga atodo la duda y la veracidad, que procedapor intuiciones condensadoras de largasexperiencias vitales, que naturalmentemane de la interioridad, rasgos son quePo Baroja discierne con madurainteligencia, pero no inslitos entre losteorizadores y practicantes del humor.Donde encuentro la mayor originalidadde Baroja es en la oposicin intensismo-totalismo (con tan sagaces precisionessobre la city europea totalista, y laperiferia intensista constituida porEspaa, Rusia e Inglaterra: criterio quepreside Agonas de nuestro tiempo,triloga novelesca impensable sin el

  • antecedente de la caverna) y sobre todoen la oposicin humorismo-retrica.

    Enrique Dez-Canedo, en una reseatemprana, hallaba inaceptable estaoposicin:

    Humorismo y Retrica enlucha? Comprendemosperfectamente en este mundodevorador, una lucha entrecarnvoros y vegetarianos o,limitndola ms todava, entrepartidarios del pollo y secuacesde la ternera. Lo que de ningnmodo nos hubisemos imaginadonunca, es el ms leve rozamientoentre los incondicionales de una

  • vianda cualquiera y losdefensores del tenedor. Porquela retrica no puede ser ms queel tenedor, y la necesita el lricotanto como el humorista; todo elque escribe la necesita de igualmodo. Cuando el seor Barojadice, por ejemplo, el dominio dela retrica, el campo delhumorismo, echa mano quinlo creyera! de una denigradafigura retrica. Y su libro, sialgo es, en ltimo resultado, esun tratado retrico[6].

    Sin embargo, el irnico Dez-

  • Canedo perda de vista las precisioneshechas en el libro mismo que estabareseando. En el cap. IV de la segundaparte, seala Baroja tres acepciones deretrica: una, el estudio objetivo delas obras literarias (lo que hoyllamaramos estilstica), y este estudioBaroja lo considera til y lo respeta;segunda acepcin: retrica dogmtica,de reglas o preceptos (lo quedenominaramos preceptiva), y conrazn Baroja cree que a esta retrica yanadie le hace caso; y acepcin tercera:tcnica, una tcnica aprendida yaplicada al ejercicio de hablar yescribir. Sobre esta retrica opinaBaroja que puede ser una preocupacin

  • fecunda para el escritor formal ytcnico, pero lo es mucho menos, casino es importante, en el escritorintelectual y lgico, del tipo deStendhal. Es a esta tcnica, sobre todocuando se convencionaliza en unosmodelos tradicionales, o en un programao estilo de poca aceptado por losescritores, a lo que Baroja contrapone elhumorismo, alegando muy certeramenteque nada sentimental se puede adquirirpor tcnica y que una de las racesliterarias ms importantes delsentimiento est en el ritmo, y el ritmono se inventa, se nace con uno o conotro.

    Desde este modo de entender, por

  • Dez-Canedo no bien entendido, sonjustificables casi todas las oposicionesque Baroja establece: el humorismo esimprovisacin, la retrica tradicin; elhumorismo inventa y subvierte valores,la retrica afirma los valoresconvenidos; el humorismo se basa en laintuicin, la retrica en el razonamiento;aquel es dionisiaco, esta apolnea, etc.Antes dije que no encontraba para elhumorismo un trmino exactamentecontrapuesto. Baroja lo hace ver conclaridad: ese trmino es la retrica, enel sentido de la segunda y de la terceraacepcin.

    Azorn comprenda mejor el modode pensar de su compaero cuando en el

  • mismo ao 1919, a propsito de lashoras solitarias, escriba:

    Ser verdad que Baroja como otros muchos autores noguarda preceptos ni normas paraescribir? No; lo que sucede esque Baroja, lo mismo que losartistas similares, obedece a unritmo superior; es decir, tiene unorden y un concierto ms alto o distintos que el orden y lasimetra corrientes. La visin esms ancha y compleja, y dentrode esa anchura y complejidad, sireparamos bien, podemospercibir un orden ms vivo, ms

  • eficaz y ms humano sobretodo, ms humano que elorden, estril e ineficaz, quevemos en los otros artistas. Loque ama, sobre todo, Baroja eslo espontneo, lo instintivo, loimprevisto, lo contradictorio[7].

    Pero no era la anttesis Humorismo-Retrica, desde un punto de vistaterico, lo que ms me interesaba ponerde relieve. Siempre me haba causadoperplejidad la forma fictiva de Lacaverna del humorismo: dudaba sobresu pertinencia. Ahora veo que es unacobertura retrica con la que Po Baroja

  • pretende al mismo tiempo evocar laretrica y destruirla. Por eso me haocupado ms la forma del libro que suideario. Por eso he intentado detectar lasmotivaciones ambientales de la fbula.Por eso debo aadir ahora que Lacaverna del humorismo es un tratado,mejor pensado de lo que pueda suponerun lector superficial, modestamentedisimulado dentro de una seudonovela.Ms importante: La caverna delhumorismo constituye un ejemplarhumorstico en s, un artefacto de humorque, adems de describir en estilopuntinista el humorismo, lo realiza.

    La Memoria del doctor Guezurtegui,destinada a esa Universidad de Lezo, tan

  • conocida en el mundo, est escrita aratos perdidos no en oficial papel debarba, sino en los reversos deprospectos y facturas, y publicada por sutranscriptor gracias a la SociedadEditorial para la impresin de lostrabajos cientficos y literariosperfectamente intiles (p. 16). Lasconferencias extractadas por elmemorialista son de menos provechoque los soliloquios de este. Sobre todoen la parte primera, la de tono mscientfico, se ridiculizan los hbitos dela pedantera desde los ttulos mismosde los captulos; as, el cap. IV se titulaPrimera, segunda, tercera, y el cap. Vse titula Cuarta, quinta, sexta, pero en

  • aquel solo hay dos proposiciones,seriadas A y B, y en este no hayrealmente proposicin alguna. Astambin, el cap. II se titulaacadmicamente Tropiezos de nuestratesis, pero su contenido consiste en undesarrollo de la oposicin Humorismo-Retrica donde no asoma ni el ms levetropiezo. As, en fin, rezuman pedanterade dmine otros ttulos, comoBilateralis, Teoras, oDistinguimos, pedantera en seguidadesarbolada por la sencillez familiar delpensamiento que bajo semejantes ttulosse expresa. La Memoria es, por tanto,una serie de ntulas; el tratado, unasucesin de apuntes y observaciones

  • experimentales. Contraste humorsticoratificado por otros: la falta de humor delos viajeros y el frecuente malhumor deGuezurtegui, la caverna junto al granhotel, los sabios que no dicen nadanuevo, las teoras generales que acabanen alguna ancdota excntrica.

    Quien desee apreciar de un golpe elhumorismo ms jovial que saturniano,lea por ejemplo la tierna Historia dedos patos intuitivos: dos patos criadosen un corral de gallinas y que, de sustoen susto, tienen al fin la intuicin delarroyo cercano en el que pronto sezambullen, descubriendo as laexistencia acutica que era la suya y queellos no conocan. Quien desee percibir

  • el humorismo ms melanclico queexultante, rememore la escena en elclaustro de la catedral de Pamplona, enlas penltimas pginas del libro.

    En otra parte me he referido a laimportancia que para la estructura de lanovela Camino de perfeccin poseendos escenas temtica y ambientalmentemuy parecidas: la que sucede en elcementerio de El Paular, y la que tienelugar en el claustro de la catedral deTarragona. La primera ofrece laoposicin Vida-Muerte en su aspectoms elemental: la muerte cohabita con lavida e invisiblemente la engendra. En elsolemne reposo del camposanto, elcadver del obispo haba ido

  • descomponindose bajo sus ornamentos,arrullado por el murmullo de la fuente, ydel pus de sus lceras hablan brotadolas blancas corolas de las flores, cuyasustancia evaporada irla a depositarseen una nube. En el otro claustro, en el dela catedral de Tarragona, la oposicinaparece en un aspecto histrico, decivilizacin problemtica, como undesafo entre la moral cristianamilenaria y la nueva y eterna inocenciade la vida. Fernando Ossorio, junto a lamujer amada, contempla los romnicoscapiteles de aquellos claustros en unhermoso da de primavera, cerca delmar, y ambos admiran el jardn lleno dearrayanes con sus pjaros piadores

  • volando desde la copa de un ciprshacia el brocal del pozo, con suslimoneros, sus nubes errantes y su cieloazul. Pero comienzan a cruzar por elclaustro algunos cannigos, se oye elrgano y un rumor de rezos y decnticos, y es entonces cuando seentabla en la fantasa del protagonistaaquel duelo entre la libre y pujanteenerga de la vida y las tentaciones delrecogimiento mstico. El huerto es vida,el templo muerte, y el anatemaformidable de la Iglesia parece valerpoco, en su exasperada violencia, anteel plcido triunfo de la vida natural:triunfo que, en su continuidad segura, nonecesita de violencia ni de

  • ostentacin[8].En La caverna del humorismo la

    escena del claustro de Pamplonarecuerda notablemente la del claustrotarraconense:

    Haba en el jardn unprofundo silencio, interrumpidopor el piar de los pjaros. En elpatio, el guardin, con unpaquete de llaves en una mano,escoga no s qu clase dehierbas con cuidado.

    Ha empezado a sonar unacampana, ha salido el guardindel patio, ha cerrado la puerta de

  • hierro y ha comenzado a ir deaqu a all, abriendo y cerrandopuertas, haciendo un ruidoterrible al descorrer loscerrojos.

    Han pasado cannigosgordos, rojos, inyectados, con sumuceta morada. Algunosfumando, todos con una miradadominadora. Me miraban comodiciendo Quin es esteextranjero? Han comenzado lasvsperas.

    []He dado unas cuantas vueltas

    al magnifico claustro de lacatedral, fumando un cigarro.

  • He saludado a los caballerosvenerables que duermen susueo de obscuridad y de piedra,y a los vencejos y golondrinasque viven su vida de luz y deaire.

    En medio del patio de lacatedral he visto que hay unpozo, y sobre el cerco de hierrodel pozo donde cuelga la polea,hay una veleta.

    A qu herrero se le pudoocurrir esta idea? me hepreguntado. No comprendila irona de poner una veleta enmedio de cuatro paredes? Esaveleta me parece el smbolo de

  • la libertad que dan lasreligiones.

    []Yo no quiero ser ni por unos

    das como esa veleta encerradaentre cuatro paredes, sino estarexpuesto a todos los vientos.

    (296-298)

    Y el jovial pesimista Guezurtegui, eleleutermano o manaco de lalibertad, ante el ejemplo de ese retricoornamento que por intil ha pasado atener un efecto humorstico, decide huirde todas las clausuras, marcharse a todaprisa: enamorado de la perpetuamovilidad; arrebatado por el ansia de

  • girar y girar, haciendo y deshaciendorutas, como bien levantada veleta entrela impetuosa, entre la innumerablenecesidad del viento.

  • DEDICATORIAS

    A una joven lectora

    Qu quiere usted, mi queridaamiga? Usted me dice que yo debaescribir hoy notas sentimentales comolas que haca hace veinte aos; pero silas escribiera ahora, quiz le pareceraninferiores a las de antes. Repetirse essiempre peligroso. Usted no repetirauna toilette; yo tampoco una pgina.Solo se puede repetir cuando uno sesobrepasa, y eso es tan difcil! Paraello hay que tener confianza y audacia, yuno las va perdiendo. Qu remedioqueda! Se ha hecho uno viejo, se ha

  • hecho uno un tanto hipocondraco.La esperanza est en que el espritu

    no se detiene y cambia, y cuando elescritor es completamente viejo, le naceun optimismo un poco oo, y elmalhumorado, si no ve en su mal humoruna postura y un negocio, se dedica acomponer baladas naturalmenteramplonas.

    Mientras vea usted en mis libros usted dice que los lee un ceo adusto,un gesto de rabia, el puo levantado enel aire con cierta furia, piense usted quetodava me queda alguna juventud;cuando me vea usted entrar de lleno enla balada, rece usted por m el Deprofundis, si esto se reza, que yo estoy

  • muy poco enterado de esas cosas.En tanto, permita usted, encantadora

    amiga, que la obsequie con este licor,elaborado por m con manzanas agrias yotros frutos cidos de mi huerta. Yo nopuedo ofrecerle el Falerno ni el Ccuboguardado en cntaros sabinos ni el vinofuerte de los pases clidos, sino estabebida fantasista, ms agria que dulce ycon ms espuma que alcohol.

    Ya sabe usted, amable sirena, que,aunque pagano, es de usted muy devoto,

    El Autor.

    A un joven literato

  • Amigo, qu quiere usted? Todos losescritores tenemos un ciclo parecido, yvamos, tarde o temprano, a pasar por elmismo signo del Zodaco. Yo ya hepasado por el de la novela, el delcuento, el de la crnica y el de laautobiografa. Ahora estoy en el de lasteoras estticas. Yo no siento pasar porlas mismas o parecidas fases de los queme han precedido; lo que siento es pasarpor ellas mal.

    Me hubiera gustado hacer este librocon un verdadero rigor cientfico, con elrigor cientfico de un sabio alemn; perome temo no haberlo conseguido yhaberlo hecho con la grrula palabrera

  • de un poltico espaol, y no digo de unvendedor de especficos, porque estosme parecen ms respetables queaquellos.

    Usted cree que no deba haberescrito este libro, sino otro. Qu quiereusted? Yo quiz piense lo mismo; perohay que conformarse con el Destino, queahora me marca el momento de lasteoras estticas.

    El Autor.

    A un cometlogo influyente

    Como la crtica severa no permite

  • siempre a los fabricantes de cometasque sus pequeos artefactos suban por elaire si no estn construidos conforme alas reglas de la cometologa, es muyposible que a esta, que yo intento elevarcon el ttulo de La caverna delhumorismo, ustedes los cometlogosconspicuos no le den su sancin ni subeneplcito. Argirn, quiz, que estacometa es de papel corriente y de caasy que deba ser de telas y de palos;aadirn tambin que es romboidal yque deba ser hexagonal; y, por ltimo,harn hincapi en que el ttulo es de malgusto y en que lo mismo que se llama Lacaverna del humorismo podra llamarsela Enciclopedia de los malos humores.

  • Yo acepto de antemano estosreparos; pero creo que, defectuosa ytodo, mi corneta subir en el aire, si hayviento; ahora si no hay viento, no selevantar ni un palmo del suelo, y miartefacto no pasar a la historia de losensayos felices de la cometologa.

    A pesar de esto, no creo haberperdido el tiempo. He escrito estascuartillas y me he entretenido bastante.He pensado que mi cometaresplandecera en el aire con su hermosacola. Ahora, para eso ser preciso queustedes no nos acaparen el viento y queno encierren a los tempestuosos hijos deEolo en el antiguo odre de donde unavez salieron.

  • Ya que ustedes prefieren el aire delas Academias y de las Universidades,por qu no dejamos a los dems el airelibre de la calle?

    El Autor.

  • PRLOGOAlgunos lectores quiz recuerden

    que unas semanas antes de la guerrahubo una expedicin de turismocientfico al cabo Norte en el PezVolador (Flying Fish) y que a la vuelta,al tocar en Inglaterra, parte de laexpedicin fue detenida por sospechosade espionaje e internada en un campo deconcentracin prximo a la costa, endonde estuvo dos aos y un da.

    La caravana turista se detuvo algntiempo en el promontorio de Humour-Point a visitar una gruta-museo que sepensaba inaugurar, y que, a consecuenciade los sucesos de la guerra, no se ha

  • inaugurado.El doctor Guezurtegui, profesor

    agregado a la Universidad de Lezo,comenz a escribir por entonces unarelacin de su viaje a la caverna-museoy fue enviando sus cuartillas a laUniversidad, pues tena el compromisode hacer una Memoria o relacin de suviaje.

    El doctor Guezurtegui era hombrepoco respetuoso, y en vez de mandar suscomunicaciones en un buen papel debarba, las enviaba en los respaldos delas facturas del hotel, en los prospectosde las sombrereras o de los music-halls.

    El rector hizo algunas advertencias

  • al doctor Guezurtegui, el cual no sedign contestar. Haba terminado susapuntes y no tena nada que decir.Guezurtegui estuvo unos das en laUniversidad de Lezo y se le vio pasearconstantemente con el joven pintorVidegain. Despus, hay quien suponeque se embarc y que el barco fuetorpedeado por un submarino alemn;hay quien dice que el doctor huy aAmrica porque tena deudas y llevabauna vida disipada, frecuentando losnumerosos crculos de recreo de Lezo.Los amigos afirman que Guezurteguivive y tiene un colegio; otros dicen queun bar, y otros, que una funeraria.

    Qu clase de hombre era el doctor

  • Guezurtegui? Lo ignoramos. Hemos odomuchas versiones acerca de l. Su amigoel paisajista Videgain asegura que era unhombre ocurrente y jovial, amable ybueno; otros, en cambio, lo pintan comoun tipo antiptico y solemne. Su padreparece que afirma que nunca crey quesu hijo valiera nada, porque no iba a laiglesia y deca que los carlistas son unospobres diablos; y un modernista conmelenas nos dijo que consideraba aGuezurtegui como un farsante, porquellevaba barba y anteojos, y, segn l,todo hombre de barba y anteojos es,naturalmente, un farsante. La afirmacinnos pareci un tanto radical. Si hubieradicho que todo hombre de barba es un

  • barbante, le hubiramos credo con msfacilidad. Para nosotros, el doctorGuezurtegui era de estos hombres aquienes gustan la oscuridad y la mina,hombres de espritu subterrneo ysubversivo que esconden su intencin.Suponemos que en su Memoria hayvarias mistificaciones y que ese doctor aquien hace hablar con frecuencia en susapuntes, el doctor Illumbe, no existe, yes una entelequia que le sirve de cabezade turco.

    Dejando esta cuestin, es el casoque la Memoria del doctor Guezurteguiqued en la biblioteca de la Universidadde Lezo, y que el Claustro no quisopublicarla. Hoy, gracias a la diligencia

  • del director de la Sociedad Editorialpara la impresin de los trabajoscientficos y literarios perfectamenteintiles, y ayudados por el joven artistaVidegain, podemos dar al pblico unresumen del interesante (es la palabraque sirve para todo) trabajo del doctorGuezurtegui. Podramos sealarfcilmente algunos errores, omisiones einexactitudes que abundan en estaMemoria, pero preferimos dejar eseentretenimiento al lector.

    Respecto al ttulo, tenemos quesealar que el doctor Guezurtegui haballamado primero a su libro La gruta-museo de Humour-Point; despus, Inhumorismo veritas; ms tarde, La

  • espelunca del humor, y, por ltimo, Lacaverna del humorismo.

    Nosotros hemos aceptado esteltimo ttulo porque nos ha parecido elmenos extravagante y el ms platoniano.

    El doctor Guezurtegui, escpticotrascendental, nos dira que no habamoshecho ms que seguir el consejoencerrado en la frase de retricamstica: los ltimos sern los primeros,pero no, ciertamente; en este caso, elltimo ttulo nos ha parecido el mejor.

    Hechas estas aclaraciones, dejamosla palabra y la responsabilidad de susideas al catedrtico agregado a laUniversidad de Lezo.

  • IIAunque no tenga una gran

    importancia dice el doctorGuezurtegui en su Memoria, voy asealar los individuos que vinieronconmigo en la expedicin al cabo Norte,hecha por el Pez Volador. Los indicar amedida que los vaya recordando.

    a) Ignacio Illumbe. Illumbe es unmdico de un manicomio de Pamplona,nacionalista vasco y aficionado a laAntropologa. Est reuniendo desdehace tiempo datos para una Craniavascnica. Es hombre moreno, de barbanegra, de unos treinta y cinco a cuarentaaos. Se ha educado en un colegio de

  • frailes y es providencialista.b) Hans Nissen. Joven escandinavo,

    hijo de un rico pescador que tiene unaflotilla. El joven Hans ha viajado portodo el mundo, ha estado en laGroenlandia y en el golfo de Guinea, enAlaska y en la Patagonia. Viaja ahoracon su novia, la seorita Anken, que esuna mujer estpida, fea, de pelo rojo yde mal humor.

    Cmo se ha enamorado usted deese pajarraco? le pregunto yo.

    La belleza pasa pronto diceHans, como quien recita una leccin.

    Hans tiene para todas las cosas unafacilidad extraordinaria. Canta bien,baila bien, sabe diez o doce idiomas, y

  • todo esto lo hace con algo que no debeser la inteligencia.

    c) Savage, el misntropo. Unescocs que viaja por hipocondra.Tiene un genio spero y desabrido y unmal humor constante. Recuerda a lostipos de Dostoievski por su espritusubterrneo.

    d) Paco Luna, madrileo. Hombrejoven de sesenta y tantos aos, con elbigote pintado. Es plido como unmuerto, toma morfina y viste muyelegante. Ha sido varias veces diputadoy gobernador y ha llegado asubsecretario de la Presidencia. Noscuenta ancdotas del jugador Garca, dela Patti, de Cnovas, de Castelar, etc.

  • e) La seora Brickmann y sus hijas,alemanas, todas sonrosadas, redondas ycon aire bien alimentado. A la seoraBrickmann le gustara desviar al jovenHans de la seorita Anken en beneficiode alguna de sus hijas.

    f) La seorita Mitgefhl, alemanainteligente y resuelta, que mira a Hanscomo una presa agradable.

    g) Lady Bashfulness y su hija Mary.La madre, muy majestuosa, con elcabello blanco y ojos azules. La hija, unhada, una espuma, una mezcla de cremay de chantilly. A pesar de suvaporosidad come como un buitre ytiene una fuerza terrible.

    h) La seora Werden, alemana rubia,

  • que flirtea con el profesor Papalini.i) El abate de Briscous, ilustre por

    sus estudios de arte cavernario en lagruta de la Mujer Pecosa.

    j) El doctor Karakovski.k) El profesor Werden, de

    Heidelberg.l) Lord Gracon, de la Universidad

    de Oxford.ll) El doctor Schadenfreude, de

    Viena, y la vieja madama Weltschmerz,agria y malhumorada. De los viejosviajeros que tomaron parte en el viajedel Pez Volador, de la mayora ya no meacuerdo.

  • INTRODUCCINEs el anochecer. El mar, sombreado poruna gran nube de plomo, se extiende conun color plido y triste, y las olas selevantan enormes, grises, y revientanllenas de espuma. La lancha va entrandopor una hendidura entre dos piedrasbaslticas. En el bote van el doctorIllumbe, el joven Hans Nissen, Savageel misntropo y el doctor Guezurtegui.El doctor Illumbe est en pie; Hans,Savage y Guezurtegui van sentados,remando; un marinero de la cueva deHumour-Point lleva el timn y silba.

    A medida que entran, la caverna seensancha y el mar queda inmvil. Se ven

  • enormes galeras, llenas de estalactitas,y grandes salas misteriosas en una vagapenumbra. El bote se acerca a una playade arena llena de perlas y caracolas ysaltan todos los viajeros a tierra.

    Savage el misntropo mira a derechae izquierda, inquieto y sombro; eldoctor Illumbe se limpia los lentes;Hans sonre, y Guezurtegui se sienta enuna roca. La lancha desparece.

    Tendremos que hacer el conjurodice Guezurtegui.

    Bueno contesta Savage.Cmo se hace?

    Ah en la gua debe de estar elmodelo indica Hans.

  • (El doctor Guezurtegui abre su guade pasta roja y se pone a leer en vozalta. Se oye el rumor de una tormentalejana, saltan las chispas elctricas ysuena el retumbar de los truenos; brotande ac y all resplandores sulfreos,danzan los fuegos fatuos y aparece unafigura delgadita vestida de frac ycorbata blanca. Es Chip, el cicerone.)

    CHIP. Soy el cicerone de la caverna-museo de Humour-Point.

    SAVAGE. Muy bien.CHIP.Me llamo Chip, y soy un poco

    gnomo y un poco diablo. Soy deorigen vasco y mi nombre verdadero

  • es Chipi, que algunos dicen Chiqui.Uno de mis antepasados estuvoempleado en la cueva deZugarramurdi hace cuatrocientosaos, cuando an se crea en labrujera.

    ILLUMBE. Habla usted slo ingls?CHIP. No, hablo todos los idiomas.

    Soy cosmopolita. Qu quiere ustedque les hable?

    ILLUMBE. Hblenos usted a nosotrosen castellano.

    GUEZURTEGUI. Los espaoles somosmuy torpes para los idiomas.

    ILLUMBE. Yo no soy espaol. Soyvasco.

    GUEZURTEGUI. Crania vascnica!

  • Cabilismo ibrico.CHIP. Muy bien, mis queridos

    seores. Hablar con ustedes elcastellano y con estos otros elingls. Mi castellano ser un tanto deZugarramurdi; pero creo que se meentender. Ustedes quiz ignoren quehay una espeleologa natural y unaespeleologa espiritual. Ustedes mepermitirn que sea un poco pedante.

    ILLUMBE y HANS. S, s, se lopermitimos.

    CHIP. En la espeleologa natural sehan descrito las cuevas msconocidas y ms ilustres: la delPentlico, la del Posipilo, la delFingal, la de Antiparos, la del

  • Diablo; en la espeleologa espiritualestn comprendidos los abismos, lasespeluncas misteriosas, el antro deTrophonius, el antro de Caco, lacaverna de Humour-Point, la dePlatn, y permitidme, seores, citarentre ellas la cueva deZugarramurdi. Esta caverna deHumour-Point no est consagrada ala materia, ni al sol, ni a la luna; noes tan alta como el antro sagrado delos Floridianos; no es rstica, nihmeda, ni malsana; es una cavernaconfortable, con calefaccin central;es una caverna convertida en museodel humorismo. Es la ltimaperfeccin de la ciencia y de la

  • industria humana. No les parece austedes?

    HANS. S, s, seguramente.SAVAGE. No la conozco an.CHIP. Poseemos todos los recursos.

    Asmense ustedes a la ventana.

    (Se asoman los cuatro. Se ve elMediterrneo azul con sus meandros deplata, iluminado por el sol. Se oye a lolejos el canto de unos marineros.)

    HANS. Qu hermoso! Aqu megustara vivir.

    SAVAGE. Amaneramiento, barcarola.CHIP.Ahora vuelvan ustedes a

    asomarse.

  • (Miran de nuevo. Es una costa delAtlntico; las olas baten furiosas sobrelos acantilados y los promontorios,bandolos en espuma. Savage suspira.)

    SAVAGE .Esta lucha eterna, estacontradiccin de los elementos meconsuela.

    CHIP. Aqu est la escalera que llevaal observatorio, desde donde puedenustedes contemplar las estrellas.

    Le llamamos Stellberg, enrecuerdo del belvedere de Ticho-Brahe.

    HANS. Qu serenidad! Qu paz!Aqu me gustara vivir siempre,absorbiendo la esencia de esos

  • mundos infinitos.SAVAGE. Mundos muertos, por lo

    menos para nosotros.CHIP. Vamos, avancemos. Tenemos

    aqu todas las decoraciones. Mirenustedes: Venecia, el puente de losSuspiros a la luz de la luna, elgondolero que canta; ah tienenustedes el Coliseo de Roma, elbulevar de Pars y el Strand deLondres. Si quieren ustedes, nosdetendremos aqu en el Strand unmomento, veremos estas gentes quepasan, dependientes, obreros,petimetres, y oiremos susconversaciones. Quieren ustedesque nos acerquemos a Whitechapel?

  • Vamos, detengmonos en ese bar.Ese debe de ser Jack el Destripador,que merodea entre estas gentesharapientas, vestidas con losdespojos de la antigua Rag Fair (laferia del andrajo) de RosemaryLane. Entremos, si ustedes quieren,en la taberna del puerto, dondecantan los marineros del brick-barca Prefieren ustedes la casaaristocrtica? Ah est el salnelegante, las damas voluptuosas, elvals de Chopin y de Strauss, lachimenea donde apoya el codo eldandy Jorge Brummell, el inventorde los guantes amarillos, y el rincndonde suea sus grandezas el joven

  • Disraeli, descendiente de unos Larasjudos de Espaa. Prefieren ustedesPars a Londres? Ah tienen ustedesla posada del Caballo Blanco, dondeentra Manon Lescaut; ah est elfarol donde se ahorc Gerardo deNerval; ah est la pensin demadama Vauquer, microcosmosbalzaciano donde tienen unaconversacin misteriosa un viejobandido, Vautrin, y un jovenestudiante de Derecho, Rastignac;ah est la buhardilla de Jenny, laobrera, que no quiere la pobrecitaser rica, sino vivir de su trabajoPasamos

    SAVAGE . S, pasemos. Esas figuras

  • manoseadas me cansan.CHIP. Ah tienen ustedes el palacio

    encantado, los subterrneos delcastillo de Udolfo, las salasmisteriosas donde suenan losviolines de Hoffmann, la tabernadonde los estudiantes alemanescantan el Gaudeamus igitur Si noles entretienen estos espectculosliterarios, asmense ustedes denuevo a la ventana.

    (Ahora es un sitio siniestro ysolitario, con un bosque y un ropantanoso; un cementerio pequeodestaca las puntas de los cipreses en elcielo oscuro. El viento agita los rboles

  • y les arranca un rumor de marea.)

    HANS. Qu ttrico! Qu siniestro!SAVAGE. Esta soledad! Qu calma!

    Qu reposo!CHIP. No hay que mirar demasiado

    los paisajes. Pierden un veinticincopor ciento. Vean ustedes ahora elmismo campo al amanecer, las rosasque escapan por encima de las tapiasdel cementerio, los pjaros quecantan en las ramas y los bueyes quedescansan rumiando Todavatenemos ms vistas y msespectculos. Quieren ustedes unaescena entre bandidos italianos de laCalabria? Prefieren ustedes Sierra

  • Morena, con Jos Mara elTempranillo?. Y a la paz de Dios,seores! O avanzamos en nuestropaseo?

    ILLUMBE. Avancemos.CHIP. Aqu, en el centro de la

    caverna, est la sala de la GranLocura Humana. En ella todo esconfuso, absurdo y sin sentidolgico. La luna que alumbra su cielotiene cara de persona, y las nubes,forma de ballenas, de leones, decocodrilos. Por todas partes andandiablillos, duendes burlones y demala sombra, aparecidos en formade liebre, brujas con escobas, queluego se convierten en gatos, lamias

  • y trasgos. Por ese ro de sombras,los muertos van navegando en susatades, mientras vuelan por encimalas mariposas blancas y negras, queson sus almas. El campo est aquformado por rboles y plantasextravagantes: trboles de cuatrohojas, elboros trastornadores,mandrgoras que tienen dos sexos yfigura humana y que hay quearrancarlas atndolas a la cola de unperro, porque si no el que lasarranca muere; estramonios,suguebelarras (hierbas deserpiente) y sorguinbelarras(hierbas de bruja).

    Los espectros, los enanos, las

  • hadas, los espritus del agua deldesierto y de la montaa, losdemonios de la Medicina, de labrujera y de las plantas bailan eneste aquelarre. En las vitrinas se vela serie terrible y grotesca de losdolos y de los fetiches, desdeApolo y Venus hasta el Mumbo-Jumbo de los negros vestidos conlos harapos de los marinerosingleses.

    En este campo bullen lashierbas, los perros devoradores delos difuntos, los cocodrilosadivinadores, los lobos guardadoresde tesoros, los caballos que sabenmultiplicar y extraer races, los

  • lagartos que sirven de espas al diosGateh, las salamandras frioleras, losasnos que saben curar la tos merina,las abejas que oyen lo que se habla,para rselo despus a contar al amode la casa, y los sapos que tienen enla cabeza esa piedra misteriosa quese llama crapodina. En el estanqueque hay en esa sala juegan lassirenas, las ondinas y los tritones.

    Al lado de la Naturaleza absurdaestn los hombres absurdos, losiluminados, los adivinadores, losinventores de fantasas y denaderas, los que encuentran unanueva solucin para la cuadraturadel crculo y el movimiento

  • continuo; ah hay un grandepartamento de artefactos que nofuncionan y otros que funcionanpoco, pero que son tan tiles comoel rgano de los gatos, inventado porel padre Kircher

    SAVAGE. Y no hay un sitio en estemuseo donde se ra uno acarcajadas?

    CHIP. No, no lo hay. Yo, al menos, nolo conozco. Detrs de estas salas hayotras donde el cicerone es un sabio,y aqul quiz lo sepa.

    ILLUMBE. Hay que dudar de lossabios.

    CHIP. Claro, es usted vasco. Creerusted ms en los curas. Seores, es

  • mi hora. Buenas noches!

  • PRIMERA PARTE

    LASCONFERENCIAS EN

    EL MUSEO DEHUMOUR-POINT

  • ICUESTIONES DE ESCUELALos expedicionarios han dejado alpequeo Chip y pasan a la seccinintelectual del museo de Humour-Point,donde los recibe el doctor Werden,vestido de profesor, que en Espaa escasi lo mismo que ir disfrazado de asno.

    Como Savage es terco como unamua, le pregunta al doctor Werden denuevo si no hay algn sitio donde seaprenda a rer.

    No, eso no lo hay contestaWerden; la risa no se aprende, vienede lo alto. La Naturaleza hace loshombres a su capricho gelastos y

  • agelastos. Los hay tambinhipergelastos.

    Palabras, palabras, palabras murmura Savage, como Hamlet.

    Aqu pueden ustedes or lasdiversas conferencias que damos acercadel humorismo ha dicho el doctorWerden. Ahora mismo est hablandoel doctor Schadenfreude, de Viena.

    Han entrado y se han sentado en unbanco. El profesor comenzaba suconferencia.

    Generalmente, nosotros, losalemanes, y Nietzsche con ellos deca, hemos dado mucha importanciaen la historia de los conceptos a laetimologa de las palabras que los

  • sealan. Yo no creo gran cosa en elvalor etimolgico de las palabras conrelacin a los conceptos actuales; perosiguiendo la costumbre, haremos, comotodo el mundo, una pequea digresinfilolgica.

    Hombre viene, como se sabe, dehomo, y homo y humour tienen, alparecer, la misma raz etimolgica dehumus, tierra, cieno. Hombra yhumildad, humanidad y humorismoproceden en el lenguaje del mismoorigen cenagoso y terrestre. Si fueraverdad esta aproximacin, puramentenominal, se podra decir que, como lospjaros actuales, tenemos antepasadosreptiles.

  • Otra cuestin de escuela, quepodra ser de un programa de Instituto ode Universidad, es la cuestin de lamayor o menor antigedad delhumorismo.

    Parece ms natural, ms lgico, queel humorismo sea viejo, como todo lohumano.

    En las religiones ms antiguas, allado del rito severo se encuentra la notabufonesca, y hay quien afirma que en losdibujos rupestres se advierten ya rasgoshumorsticos.

    En las religiones modernas haytambin motivos de humor.

    El catolicismo actual se prestamaravillosamente a la broma. Sus

  • cristos que sudan y mueven los ojos, sussantos fetiches a los que se les pidenrecomendaciones para tener una noviarica y para que le toque a uno la lotera,dan pasto abundante a la risa.

    Los pueblos religiosos han tenidomayor tendencia al humorismo que lospueblos filsofos. El temor predispone ala risa, y el temor unido a la risa puedencrear el humor. Dionisios es, a ratos,humorista; Apolo, siempre filsofo.

    Grecia ha sido pas de poco humor.A pesar de esto, entre los antiguosgriegos hay escritores que tienen rasgosde humorismo; uno de ellos, Herodoto.

    Herodoto, en medio de su placidezy de su ingenuidad, tiene golpes de

  • malicia y de humor, atribuye un efectogrande a una causa pequea y cuenta conla misma calma los infortuniosconyugales de un rey que una granbatalla. Este carcter ingenuo ymalicioso le acerca al humorismo.

    En la vida de Scrates hay tambinfrases de humor, de un cmico serio ytrascendental.

    No se puede decir que elhumorismo sea una manifestacin nueva,ni un producto exclusivamente sajn oanglosajn, como ha dicho Taine; alhumorismo le ha pasado como a lamsica; fue marchando por el campo delarte como un arroyo tortuoso, formandocurvas, dividindose, subdividindose,

  • hasta que en el siglo XIX se remans y seprecipit en una hermosa catarata.

  • II

    EGOTISMUS, IDEALISMUSDespus de cumplir el requisito

    filolgico e histrico ha dicho eldoctor Schadenfreude, vamos aformularnos esta pregunta: Es todoegotismo en el arte? Yo creo que s. Enel arte y en gran parte de la ciencia, labase es el egotismo, el individualismo.

    Para m no hay nada absolutamenteobjetivo ms que algunos mtodos de laciencia, como, por ejemplo, laestadstica. En la filologa y en el arteno hay objetividad posible; todos susobreros son individualistas,personalistas; los creadores, como los

  • interpretadores, todos somos egotistas,sistemticos o no; unos, de una maneravelada y suave; otros, de un modoviolento y cnico.

    As como se puede decir que elmundo es una representacin de nuestraconciencia y esta, a su vez, una creacinde los sentidos, se puede asegurar quenuestra obra es la proyeccin de nuestroespritu hacia afuera, y nuestro espritu,una creacin de nuestra voluntad. Unproblema intermedio. Si no hay unespacio y un tiempo fuera de nosotros,como sospech Kant, en dnde tienensu existencia las cosas? Qu hay fuerade nosotros? La cosa en s no ser msque un substratum, un pretexto para dar

  • impresiones? Entonces la materia, queparece tan evidente, sera el ms sutil delos fantasmas.

    No creo yo, ciertamente, que lascosas no existan mientras no laspercibamos, como pensaba el obispoBerkeley; tampoco creo que existan talcomo las percibimos.

    Yo me figuro que hay movimientos,agitaciones fuera del hombre, que pasanpor nuestro molde espiritual y quedanfabricados como letras de imprenta,letras que luego se van combinando.Qu valor tienen estos tipos ante loabsoluto? Para el hombre, un valorcompleto; para el no hombre, si pudieraexistir, ningn valor. En absoluto, ningn

  • valor. Creer que si hubiera seres vivosen Sirio tendran una matemtica y queesta sera idntica a la de los hombresme parece una tontera. Hombrismo yegotismo; de aqu no podemos salir. Elhombre es la medida de todas las cosas.Los datos de nuestra conciencia son tansubjetivos como nuestras proyecciones.

    En el mundo exterior no hay colores,ni tamaos, ni temperaturas, como nohay medidas ni leyes.

    Lo externo, al reflejarse en laconciencia, lo hace con un cierto orden,que es la resultante de leyes que rigenpara el cosmos; de los sentidos y deltemperamento, para el sujeto; nosotrostomamos ese orden, lo descomponemos,

  • lo cambiamos, lo acomodamos a nuestrohorizonte y lo transformamos en otro.

    No encontrando el mundo hecho anuestro gusto, lo descomponemos y lorehacemos a nuestra imagen ysemejanza.

    Aun antes de esta operacin, hemoshecho una eleccin sobre el trozo decosmos que nos conviene ver. Echamoscon nuestro reflector un cono de luzsobre las cosas, los hombres o losperodos histricos que atraen nuestracuriosidad. Mientras no hacemos eso, elcosmos aparece oscuro y negro.

    Luego, tenemos el poder de aislarlas cosas unas de otras, de separar losacontecimientos y de colocarlos en el

  • punto donde nos conviene.Cada uno ve en el sitio donde est lo

    que le interesa y solo lo que le interesa.Si una familia va a un pueblo nuevo, alpoco tiempo, la abuela, si es beata,sabr cmo son las iglesias; el abuelo,quines frecuentan los paseos; el padre,si se gana poco o mucho; la madre, si elpueblo es caro o barato; el jovencito,quines son las mujeres ms guapas ydnde estn los billares; la muchacha,quines son los seoritos ms elegantes,y el chico, dnde se juega al marro o ala pelota ms a gusto.

    Esta limitacin, esto de ver el mundocon orejeras, como los caballosenganchados, es general.

  • Chamfort cuenta que, durante lasrevueltas del Terror, un cmico fue a vera un diputado de la Asamblea Nacionala exponer motivos de queja contra unliterato.

    Pero usted cree que aqu no nosocupamos ms que de representacin decomedias? le pregunt el diputado.

    No, ya s que tambin se ocupanustedes de su impresin contest elcmico.

    Se le contaba a un nio la leyenda deGuillermo Tell, la exigencia del tiranoGessler de que el cazador montasdisparase su ballesta sobre una manzanacolocada encima de la cabeza de su hijomenor.

  • Se quera hacer resaltar ante el niola arbitrariedad y la crueldad del tirano.El nio escuch atentamente, y luegopregunt:

    Y la manzana? Quin se lacomi?

    Chicos y grandes no vemos en todoms que los que nos interesa. Egotismo!Egotismo! En ltimo trmino, todo arte,toda filosofa, todo impulso, aun los quenos parecen ms objetivos y serenos,son egotismos, narcisismos. Botticellicomo Velzquez, San Francisco de Asscomo Atila, Protgoras como Wundt.

    Egotismo y sistema. Este me pareceel fondo de toda obra humana. Cuandono se tiene un sistema, es decir, un

  • conjunto armnico de medidas, es queno se ha podido construirlo. Latendencia humana innata es construir. Elhombre es como el castor, como lahormiga, como la golondrina: animal deinstintos constructores. Tambin esdestructor. No se puede construir sindestruir.

    Cuando el hombre intenta rompercon su tendencia egotista ysistematizadora, acaba, si es fuerte,construyendo otro sistema. En todo, engrande o en pequeo, es lo mismo; esigual para el que inventa o descubre,como para el que lee, contempla,interpreta o aplica. No hay diferencia enel fondo; todos son igualmente

  • interpretadores, y la interpretacin esuna creacin ms o menos subalterna. Elhombre del pblico que aclama a sushroes, a sus poetas, a sus artistas, seaclama en parte a s mismo; el tcnicoque sabe aplicar un invento, se identificacon el inventor. El poltico que ve unideal en Robespierre o en Bismarck; elpintor que mira su maestro en el Ticianoo en Goya; el literato que tienen unaadmiracin entusiasta por Shakespeare,por Goethe o por Tolstoi, todos ellosven en sus modelos una proyeccinmejorada de s mismos y son creadoresmientras los interpretan. Cierto quenicamente a una clase de artistasinterpretadores, como cmicos, msicos

  • y cantantes, los aprecia el pblico comotales interpretadores; pero esto dependede que la interpretacin hecha por unindividuo de esta clase puedeconvertirse en espectculo. En verdadha terminado diciendo el doctorSchadenfreude, yo siento ciertarepugnancia por el sistema de egotismodesvergonzado de algunas gentes. Aveces, siento cierta antipata y odio porla vida; pero el odio por la vida estambin vida, y el odio por el sistema estambin sistema.

    El doctor Schadenfreude ha seguidodesarrollando este punto; pero no hadicho despus, a mi entender, nadanuevo.

  • III

    NOS FALTA EL SISTEMAA pesar de la conferencia del doctorSchadenfreude dice en su fantsticaMemoria el doctor Guezurtegui, no senos ha aclarado absolutamente nada laidea del humor. Nos falta el sistema. Notenemos ni el instrumento deobservacin ni el de caza. Usar unaescopeta Winchester o una carabinasistema Browning no tiene objeto paranosotros, porque no quisiramos tenerencerrada y muerta la idea delhumorismo, sino examinarla viva ylibre. Las caas de pescar no nos sirventampoco, ni los microscopios Zeiss,

  • porque queremos apreciar tanto lo quese ve como lo que no se ve.

    A falta de un sistema de medidasexacto, rechazaremos los aparatoscomplicados, los metros, losmicrmetros y hasta las varas;calcularemos las distancias, lasanchuras y los espesores a ojo. Elprocedimiento es primitivo, como el deun bosquimano; pero no hay otro.

    Lo primero que causa extraezacuando uno se fija en un fenmeno comoel humorismo, tan extenso, tan antiguo,tan conocido, es el que no hayaestudiado ni descrito con la exactitudcon que se ha descrito un radiolario.

    Parece mentira que se sepan tantas

  • cosas de Astronoma, que son lejanas, yno sepamos qu es el humorismo; esraro tambin que se hayan llegado aregistrar cientos de miles de especieszoolgicas y botnicas y no sepamos loque es la risa, el sueo o el bostezo.

    Muchas razones puede tener esto;una, el que los fenmenos psicolgicossean ms difciles de penetrar, mscomplicados que los biolgicos: otra, eldesdn y el apartamiento que nuestrapoca de ciencia positiva ha tenido porlos hechos psicolgicos. Es muy posibleque, en la segunda mitad del siglo XIX yen el XX, los espritus ms distinguidoshayan ido a cultivar las cienciasnaturales, dejando la psicologa y las

  • especulaciones filosficas a gentesaudaces y superficiales.

    Yo, por ms que me lo he propuesto,no he encontrado cosa de enjundiaacerca del humorismo; un amigo metradujo un captulo de Lipps, que noentend bien, y despus he visto lo quedice Juan Pablo Ritcher sobre esteasunto, que, como todo lo escrito por elautor de Titn, tiene un aire ingenioso,nebuloso y polar que da la impresin deuna escena en la Groenlandia entre ososblancos que quisieran hacer cabriolas.

    Si no he encontrado algo biendocumentado y sistemtico sobre elhumorismo, he ledo, por buscar unaaproximacin, La risa, de Bergson. El

  • filsofo francs da su libro como unperfecto y acabado artefacto. Por lo quehe visto en uno de sus bigrafos,Bergson comenz a escribir este libro y,descontento de l, lo dej dormirdurante mucho tiempo en el cajn de lamesa, y veinte aos despus lo sacpara rehacerlo. A pesar de que el autorlo da como cosa definitiva, yo creo queeste libro est lleno de fallas y que noresiste a una crtica detenida; lo que ledefiende sin disputa es que es un libroameno.

    Bergson pretende dar un origenpsicolgico constante a la risa,suponiendo que esta proviene siemprede una sustitucin en nuestras acciones,

  • pensamientos y palabras, del juego libredel cuerpo o del espritu por elautomatismo y la rigidez de la mquinafisiolgica.

    Otras teoras hay ms complicadaspara explicar la risa, como la teora deLipps, que es una variante de la de Kant,y que se podra llamar explicacinintelectual.

    Para Kant, la risa procede de larpida reduccin a la nada de unaexpectacin intensa. Para l, el parto delos montes sera el mayor motivo derisa. El paso del plano de la seriedad alo ftil, el derrumbamiento de unaarmazn trascendental, a primera vistaslida, producira el cosquilleo

  • precursor de la risa.Indudablemente, la mecnica

    kantiana se puede aplicar a ciertos casosde la risa del hombre, como a otros sepuede aplicar la mecnica bergsoniana;pero ni una sola ni las dos juntasencierran todas las formas de la risa.

    No hay manera de encontrar unanorma cientfica en los alrededores delhumorismo que sirva, por extensin,para aclarar este concepto; no haymanera de encerrar la idea del humor enlmites definidos y bien marcados.

    Hay que marchar, pues, a lacasualidad, tomar la idea del humorismoen bloque y llevarla a la derecha y a laizquierda, empujndola, y ver si, a

  • medida que se avanza en esta tarea, vanapareciendo puntos de vista nuevos.

    Este procedimiento de investigacines indudablemente primitivo, malo,oratorio; as saltan las comparaciones,las anttesis, los contrastes, que a vecesparecen aclarar algo, pero que engeneral no son ms que pirotecniaretrica.

    El mtodo este tiene poco valor;pero, a falta de otro, no hay ms remedioque emplearlo.

    La primera oposicin que me sale alpaso es la del humorismo con laretrica.

    Colocaremos estos dos conceptosuno junto a otro, aunque sea de una

  • manera caprichosa y arbitraria, y losharemos marchar. Es como quien cogedos caballos, los ata a su carro y se vacon ellos a correr por esos mundos. Ensu marcha, sean parecidos, sean muydiferentes los dos corceles, algoindicarn de sus inclinaciones, de sunaturaleza; los llevaremos adrede porcaminos anchos y claros y por otrosextraviados y tortuosos para ver cmoresponden.

    Madama la Ciencia dir que seramejor un mtodo ms ceido, msexperimental; pero no debe haberlo,porque los sabios del museo deHumour-Point, que tienen el oficio desaberlo, no lo saben.

  • Con permiso de madama la Ciencia,hay que entregarse, pues, alimpresionismo.

  • IV

    PRIMERA, SEGUNDA, TERCERAEstamos colocados enfrente delhumorismo, queremos encontrar suscaractersticas y vamos a ir lanzandoproposiciones que tengan una mayor omenor aproximacin a la verdad. Nosabemos afirmar con energa ms quecuando estamos iracundos, y no loestamos en este momento. Lanzaremosnuestras proposiciones con relativatimidez:

    a) Hay tantas formas de humor comohumoristas han existido.

    b) Esto no quita para que elhumorista tenga rasgos comunes que le

  • dan un carcter inconfundible.La proposicin de que hay tantas

    formas de humor como humoristas hanexistido parece una proposicin cierta.Humorismo quiere indicar algoorgnico, personalsimo, inaprendible,que oscila entre lo psicolgico y lopatolgico. El humorismo no esortobitico, que diramos los sabios.

    Hay una relacin estrecha entre laantigua idea del humorismo mdico,predominio de ciertos humores, y elhumorismo literario.

    En los dos conceptos se supone unacualidad psicolgica o patolgica quematiza el organismo y le hace tomar uncarcter sui generis. El humorismo, ms

  • que ninguna otra forma literaria, da unaimpresin de algo temperamental.

    Un poeta pico o un trgico separecern ms a otro poeta pico o aotro trgico que un humorista a otrohumorista.

    En la literatura, cada humorista esuna isla. Hay la isla de Shakespeare, laisla de Cervantes, la isla de Rabelais, laisla de Juan Pablo y la isla de Dickens.

    Hasta en los escritores humoristasque se han influido unos a otros no haysemejanza.

    El humorismo de Juan Pablo Richterno se parece por completo al de Carlyle.Los dos tienen una escenografafantasmagrica; pero Richter, el

  • malstron del mundo del humor, segnCarlyle, es ms filosfico, ms csmico,y tiene una sensiblera de mal gusto, y elautor de Sartor Resartus es mspoltico, ms pattico y ms predicador.

    El humorismo satrico y rencorosode Swift no es de la misma clase que elhumorismo petulante y ligero de Sterne;este no se asemeja al sermn moralista ypesado de Thackeray, y ninguno de ellostiene un parentesco estrecho con elhumorismo sentimental, lleno delgrimas y de sonrisas, de Dickens.

    Cada uno de estos humoristas tieneun mtodo y un estilo propio, cada unode ellos acusa firmemente supersonalidad y su deseo de no parecerse

  • a los dems.A pesar de esto, como decimos en la

    segunda proposicin, con el permiso demadama la Ciencia, el humorismo tienealgo de comn.

    Qu tiene de comn el humorismo?como no es posible que podamosdecirlo por orden, primero, segundo,tercero; como no nos sentimoscategricos, porque, como hemos dichoantes, solo la ira nos hace sercategricos, y no estamos iracundos,iremos por aproximaciones.

    Indudablemente, el humorismo esalgo complicado. Hay en l seriedad ycomicidad, sentimentalismo y frialdad,excentricidad y vulgaridad.

  • Esta condicin heterognea le haceser principalmente un arte de contrastes.A tal afirmacin se puede oponer el quetodas las artes son de contrastes; pero noen grado tan exagerado como elhumorismo.

    A la cualidad de ser un arte decontrastes violentos se puede aadir quees un arte subversivo de los valoreshumanos.

    Es indudable que all donde hay unplano de seriedad, de respetabilidad,hay otro plano de risa y de burla. Lotrgico, lo pico, se alojan en el primerplano; lo cmico, en el segundo. Elhumorista salta constantemente de uno aotro y llega a confundir a los dos; de

  • aqu que el humorismo pueda definirsecomo lo cmico, serio, lo trivialtrascendental, la risa triste filosfica ycmica.

    Esta mezcla cmico-romntica,cmico-pattica, cmico-trgica, da ungusto agridulce, que es el sabor de lasobras de humor.

    En el terreno del humorismo seanastomosan lo cmico y lo serio. Elhumorista va entrelazando las fibrascmicas y trgicas y su obra nossorprende y nos divierte.

    Cuando nos acostumbramos a ello,nos gusta encontrar lo que queda defuerza en la debilidad, de debilidad enla fuerza, la supersticin trivial de un

  • espritu fuerte y lgico y el lado noblede un alma vulgar.

    El inconveniente de esta tendenciadisociadora es el perder le facultad degustar la esencia pura de un gnero sinmezcla. El que toma la posicinintermedia y ambigua entre lo trgico ylo cmico ya no podr guardar unrespeto completo por las cosasrespetables, ni rerse de todo corazn delas risibles.

    El pensamiento de la desarmona leasaltar a cada paso; ver muecascmicas en lo serio y sombras graves enlo grotesco; lo que bulle en el segundoplano se le proyectar en el primero, ylo que se agita en el primero se le

  • manifestar en el segundo.El hombre de humor promiscuir

    siempre, y esta promiscuidad har queno haya gneros literarios para l; en unmomento, todos le parecern buenos; enotro, todos los encontrar viejos ymarchitos.

    Muchos inconvenientes tiene elhumorismo para la literatura; uno deellos, invencible, porque est en sumisma esencia, es el no poder emplearen bloque en una obra el tono mayor. Elhumorista puede usar casiexclusivamente el tono menor, comoDickens, Sterne, etc.; puede alternar eltono mayor y el menor, comoShakespeare; pero usar solo el tono

  • mayor, como los trgicos griegos o susimitadores franceses, no lo puede hacer.El buen gusto por el buen gusto le estvedado.

    Cuando el humorismo quiereconvertirse en gnero, con su marchamooficial y su receta, pierde todas suscondiciones y todo su encanto. Elhumorista funcionario debe ir al salnde madama la Retrica.

    En el humorismo es indispensable lafrescura y la innovacin.

  • VCUARTA, QUINTA, SEXTAEl humorismo tiende a dudar de lacantidad de ciencia y de tcnica queheredamos de nuestros ascendientes.Madama la Retrica no acepta estaduda; madama la Ciencia, s, porque esmuy joven y tiene para ella reservado elporvenir, y la revisin de valores no leestorba para sus fines.

    La duda y la innovacin siemprellevan algo como una intencinhumorstica. En la ciencia, Newton yDarwin, Paracelso y Stephenson, en sutiempo, se presentaron a los ojos de suscontemporneos como humoristas, como

  • ilusos; el Greco y Goya lo parecierontambin, y hoy todava Lobachevski yRiemann dan la impresin de chuscos allado de los matemticos clsicos.

    El hombre de la calle, vulgar,tradicionalista, rutinario, dice, pensandoen los innovadores que inventan algonuevo y no discurren con las normasvulgares:

    Esos nos estn tomando el pelo.El humorista que lanza una teora o

    un sistema no puede ser mirado consimpata por el hombre aferrado a otrasteoras o sistemas ya sancionados por eltiempo.

    El humorista es hombre de valor. Elespritu que se encoge para saltar en el

  • vaco sin saber dnde va a caer, es unespritu valiente, y si al mismo tiempoconcibe la posibilidad del fracaso y estaposibilidad no le impide el impulso,entonces es un gran humorista.

    Casi todos los humoristas ren delfracaso propio; algunos, msintelectuales, ren de las supuestasintenciones de la Providencia, comocuando Espinosa rea viendo las araascazar a las moscas.

    La necesidad de la innovacin haceque el humorismo intente introducir en laesfera del arte lo que an es oscuro einconsciente, lo que es nuevo. Estaambicin la puede realizar el autorhaciendo que el pao nuevo se corte de

  • una manera clsica o de una maneranueva. La primera manera tendr algo dehumor, la segunda ser ntegramentehumorista.

    El humorismo necesita siempre elpao nuevo; con el viejo se podrnhacer obras maestras, pero no obrasmaestras de humor.

    Otra condicin indispensable delhumorismo me parece la veracidad. Elhumorismo tiene una luz que no permitela ficcin, como la luz del sol nopermite el maquillaje.

  • VI

    BILATERALISHe escuchado la conferencia que nos

    ha dado el doctor Werden, deHeidelberg, acerca del humorismo, diceel Guezurtegui.

    El doctor Werden se ha dedicado ala fantasa.

    Este profesor es grueso, rubio,vestido de claro; tiene unos anteojos delentes muy convexos, que centelleancuando mueve la cabeza. Segn eldoctor Werden, la contemplacin delmundo bilateral, binocular, es lo que noslleva al humor. El doctor Werden haplanteado la tesis, la anttesis y la

  • sntesis. La tesis, segn l, est en elclasicismo; la anttesis, en elromanticismo; la sntesis, en elhumorismo.

    El espritu humano camina hacia sudevenir, hacindose cada vez msheterogneo y complejo, y el momentoliterario actual, en su direccin aldevenir, es el humor; pero el humor tienetodava zonas que no son ms que laidea, lo que no ha llegado a ser.

    Esto, segn Werden, no lo puedencomprender los espritus limitados, losespritus miopes que han quedadosujetos a un maniquesmo primitivo.Para ellos, a un lado est el ser; al otro,la nada; a un lado, el espritu; al otro, la

  • materia; a un lado, la risa; al otro, lapena; a un lado, la solemnidad; al otro,la farsa; a un lado, lo feo; al otro, lobello.

    Candidez! Candidez! Eincomprensin!

    Para sentirse hondamente humorista,segn el profesor de Heidelberg, hayque sentirse hondamente pantesta yhaber baado el espritu en el ter de lasustancia nica.

    El humor es una sntesis, y todasntesis es optimista. Las impertinenciasde Voltaire no significan nada contraLeibniz. Este mundo es el mejor detodos los mundos, desde el punto devista del humorismo.

  • Que hay deformidades? Mejor quemejor. Que hay vicios morales?Magnfico. Que hay infracciones de losgrandes principios? Encantador. Quehay guerras y pestes? Sublime. Que haypequeas molestias? El sombrero quese lleva el viento? El dedo que se cogeuno en una puerta? ptimo. Que hayobscenidades? Superior. Qu hay locosen la calle y cuerdos en losmanicomios? Sublime. Todo esto,queridos amigos, ha dicho el doctorWerden, hace que exista el humorismo.Si no fuera por l, qu mundo mssolemne, ms plmbeo, ms raciano,ms chateaubrandesco sera el nuestro!

    Gracias a esas pequeas

  • oscuridades y manchas, el mundo puedeser shakespeariano, cervantino,dickensiano; gracias a esas pequeasmolestias, los hombres ren y aunaquellos agelsticos, aquellos de los quedice Shakespeare que no muestran susdientes en una sonrisa, aunque el propioNstor jure que la broma ha sido buena,tienen que hacer: Ah! Ja, ja,contrayendo el diafragma, a pesar de suamor por lo sublime.

    Lo artificial! Lo injusto! Quadmirable escuela de humor! Dadme unpueblo con pelucas, con togas, conmiriaques, con injusticias, conabsurdos, y os traer al momento elhumor; pero con gentes que quieren solo

  • ser estpidamente naturales onaturalmente estpidas, qu demonio seva a hacer?

    El humorismo tiene de bueno y demalo ha dicho Werden; si fuerabueno solo, sera inferior a lo que es. Yaen lo que se llama sublime, entra lalevadura de elementos de disgusto, queno existen en lo puramente bello. Lopuramente bello es como el pan cimo;en cambio, el humorismo es panliterario, porque es lo humano sinttico.Como Merln, el encantador, fueengendrado por una religiosa y undiablo, el humorismo tiene en su origenlo bueno y lo malo.

    En el humorismo se mezclan tambin

  • elementos racionales e irracionales,Apolo y Dionisios, el color y el dibujo,lo claro y lo oscuro, lo apasionado y locomprensivo, lo musical y lo intelectual.

    En el humorismo vamos a lo generalpor lo individual, a lo claro por looscuro, al optimismo por el pesimismo.

    El humorista no quiere llegar a la luzhuyendo de las sombras del camino, sinoque quiere llegar a la luz arrastrandoconsigo mismo las sombras yaclarndolas.

  • VII

    TEORASDespus de estas frases, por las cualeshemos sospechado que el profesor deHeidelberg es un hegeliano, el doctorWerden, con cierto nfasis germnico,ha descrito a los humoristas, a quienesha llamado francotiradores de la nube ydel humo, cazadores de vilanos y depompas de jabn y escopeteros delideal.

    Luego nuestro doctor ha pasado aexponer las teoras del humorismo.

    Las ha dividido en tres grupos:teoras basadas en la degradacin,teoras basadas en el contraste y teoras

  • basadas en la superacin.Las diversas teoras hechas a base

    de la degradacin suponen que elhumorismo nace de un sentimiento derencor contra lo noble, de una tendenciaa rebajar la dignidad, la respetabilidad yla nobleza humanas.

    Para los que defien