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DOMINICI O EL TRIUNFO DE LA LITERATURA Roland Barthes Todo el proceso Dominici se ha representado sobre una idea de la psicología que, por azar, es justamente la de la literatura bien pensante. Ya que las pruebas materiales eran inciertas o contradictorias se ha recurrido a pruebas mentales; y ¿dónde obtenerlas si no en la propia mentalidad de los acusadores? Se ha reconstruido con ligereza, pero sin la sombra de una duda, los móviles y el encadenamiento de los actos; se ha procedido como esos arqueólogos que van a juntar piedras por los cuatro rincones del campo de exploración y con sus modernísimos cementos reconstruyen un delicado monumento de Sesostris, o que reconstituyen hasta una religión muerta hace dos mil años, bebiendo en las viejas profundidades de 'la sabiduría universal que, en realidad, no es más que su propia sabiduría, elaborada en las escuelas de la Tercera República. Ocurre lo mismo con la "psicología" del viejo Dominici. ¿Es realmente la suya? Nada se sabe de ella. Pero se puede estar seguro de que, sin duda, es la psicología del presidente de la corte o del fiscal. Estas dos mentalidades, la del viejo rural alpino y la del personal de justicia, ¿tienen la misma mecánica? Nada es menos seguro. Sin embargo, el viejo Dominici fue condenado en nombre de una psicología "universal". Descendida del empíreo encantador de las novelas burguesas y de la psicología esencialista, la literatura acaba de condenar al cadalso a un hombre. Escuchemos al fiscal: "Sir Jack Drummond, ya lo he dicho, tenía miedo. Pero sabe que la mejor manera de defenderse es atacar una vez más. Se precipita, pues, sobre este hombre huraño y toma al anciano por la garganta. No cambia una sola palabra. Pero para Gastón Dominici, el simple hecho de que se lo pretenda poner de espaldas sobre el suelo, es impensable. Físicamente, no pudo soportar esa fuerza que de repente se le oponía." Es plausible como el templo de Sesostris, como la Literatura de Genevoix.

Barthes Dominici o El Triunfo de La Literatura

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Barthes, Roland. "Dominici o El Triunfo de La Literatura" en Mitologías

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Barthes Dominici o el triunfo de la literatura

DOMINICI O EL TRIUNFO DE LA LITERATURA

Roland Barthes

Todo el proceso Dominici se ha representado sobre una idea de la psicologa que, por azar, es justamente la de la literatura bien pensante. Ya que las pruebas materiales eran inciertas o contradictorias se ha recurrido a pruebas mentales; y dnde obtenerlas si no en la propia mentalidad de los acusadores? Se ha reconstruido con ligereza, pero sin la sombra de una duda, los mviles y el encadenamiento de los actos; se ha procedido como esos arquelogos que van a juntar piedras por los cuatro rincones del campo de exploracin y con sus modernsimos cementos reconstruyen un delicado monumento de Sesostris, o que reconstituyen hasta una religin muerta hace dos mil aos, bebiendo en las viejas profundidades de 'la sabidura universal que, en realidad, no es ms que su propia sabidura, elaborada en las escuelas de la Tercera Repblica.

Ocurre lo mismo con la "psicologa" del viejo Dominici. Es realmente la suya?

Nada se sabe de ella. Pero se puede estar seguro de que, sin duda, es la psicologa del presidente de la corte o del fiscal. Estas dos mentalidades, la del viejo rural alpino y la del personal de justicia, tienen la misma mecnica? Nada es menos seguro. Sin embargo, el viejo Dominici fue condenado en nombre de una psicologa "universal".

Descendida del empreo encantador de las novelas burguesas y de la psicologa

esencialista, la literatura acaba de condenar al cadalso a un hombre. Escuchemos al fiscal: "Sir Jack Drummond, ya lo he dicho, tena miedo. Pero sabe que la mejor manera de defenderse es atacar una vez ms. Se precipita, pues, sobre este hombre hurao y toma al anciano por la garganta. No cambia una sola palabra. Pero para Gastn Dominici, el simple hecho de que se lo pretenda poner de espaldas sobre el suelo, es impensable. Fsicamente, no pudo soportar esa fuerza que de repente se le opona." Es plausible como el templo de Sesostris, como la Literatura de Genevoix. Fundar la arqueologa o la novela sobre un "Por qu no?" solamente, no hace mal a nadie. Pero y la justicia? Peridicamente algn proceso, y no forzosamente ficticio como el de El extranjero, nos recuerda que est siempre dispuesta a prestarnos un cerebro de repuesto para condenarnos sin remordimiento y que, corneliana, nos pinta tal como deberamos ser y no tal como somos.

Esta transferencia de justicia al mundo del acusado resulta posible gracias a un mito intermediario, muy usado tanto en los tribunales como en los jurados literarios: la transparencia y la universalidad del lenguaje. El presidente de la corte, que lee Le Fgaro, aparentemente no tiene ningn escrpulo en dialogar con el viejo pastor de cabras "iletrado". Acaso no tienen en comn una misma lengua y esa lengua no es el francs, la ms clara de las existentes? Maravillosa confianza de la educacin clsica, donde los pastores conversan despreocupadamente con los jueces! Pero aqu, detrs de la moral prestigiosa (y grotesca) de las versiones latinas y de las disertaciones francesas, est en juego la cabeza de un hombre. Sin embargo, la disparidad de los lenguajes, su clausura impenetrable, fueron subrayadas por algunos periodistas y Giono dio numerosos ejemplos de disparidad en los informes presentados en la audiencia. En ellos podemos verificar que en este caso no hace falta imaginar barreras misteriosas, malentendidos a lo Kafka. No; la sintaxis, el vocabulario, la mayora de los materiales elementales, analticos, del lenguaje, se buscan ciegamente sin unirse. Pero a nadie le preocupa: ("Ha dado algn paseo hasta el puente usted? Paseo? No hay ningn paseo en el puente, lo s, yo estuve all.")* Naturalmente todo el mundo finge creer que el lenguaje oficial es el que expresa el sentido comn y el de Dominici no es ms que una variedad etnolgica, pintoresco por su indigencia. Sin embargo, ese lenguaje presidencial es tambin particular, cargado de cliss irreales, lenguaje de redaccin escolar, no de psicologa concreta (salvo el hecho de que la mayora de los hombres sea obligado, desgraciadamente, a poseer la psicologa del lenguaje que se le ensea). Son simplemente dos particularidades que se enfrentan. Pero una tiene los honores, la fe, la fuerza, de su parte.

Y ese lenguaje "universal" reafirma puntualmente la psicologa de los amos; psicologa que le permite tomar siempre al otro como objeto, describir y condenar al mismo tiempo. Psicologa adjetiva, slo sabe otorgar atributos a sus vctimas; del acto ignora todo fuera de la categora culpable, en la que forzadamente lo incluye. Estas categoras son las de la comedia clsica o de un tratado de grafologa: jactancioso, colrico, egosta, artero, impdico, duro. A sus ojos, el hombre slo existe por los "caracteres" que lo sealan a la sociedad como objeto de una asimilacin ms o menos fcil, como sujeto de una sumisin ms o menos respetuosa. Utilitaria, poniendo entre parntesis cualquier estado de conciencia, esta psicologa pretende, sin embargo, fundar el acto en una interioridad previa, postula "el alma"; juzga al hombre como "conciencia", sin perturbarse por el hecho de que antes lo hubiera descrito como un objeto.

Ahora bien, esa psicologa, en nombre de la cual hoy le pueden cortar a usted tranquilamente la cabeza, proviene directamente de nuestra literatura tradicional, la que en estilo burgus se llama literatura de documento humano. En nombre del documento humano fue condenado el viejo Dominici. Justicia y literatura se han aliado, intercambiaron sus viejas tcnicas, develaron su profunda identidad y se comprometieron, sin pudor alguno, la una por la otra. Detrs de los jueces, en sus sillones curules, los escritores (Giono, Salacrou). En el estrado de la acusacin, un magistrado? No, un "cuentista extraordinario", dotado de un "espritu indiscutible" y de una "verba brillantsima" (segn la aprobacin tajante que Le Monde acordara al fiscal). La propia polica utiliza sutilezas de escritura (un comisario de divisin: "Jams he visto mentiroso ms comediante, jugador ms desconfiado, cuentista ms ameno, maoso ms taimado, septuagenario ms gallardo, dspota ms seguro de s, calculador ms retorcido, disimulador ms artero... Gastn Dominici es un asombroso Frgoli de almas humanas, y de pensamientos animales... No tiene varios rostros, el falso patriarca de la Gran Tierra, tiene cien!"). Las anttesis, las metforas, las exclamaciones, toda la retrica clsica acusa aqu al viejo pastor. La justicia adoptaba la mscara de la literatura realista, del cuento rural, mientras la propia literatura iba a la sala de audiencias en busca de nuevos documentos humanos", a recoger inocentemente ante el rostro del acusado y de los sospechosos, el reflejo de una psicologa que, a travs de la justicia, ella le haba impuesto previamente.

Slo que, frente a la literatura satisfecha (montada siempre como literatura de lo "real" y de lo "humano"), existe una literatura del desgarramiento: el proceso Dominici ha sido tambin esta literatura. Hubo solamente escritores hambrientos de realidad y cuentistas sorprendentes cuya verba "brillantsima" arranca la cabeza de un hombre; sea cual fuere el grado de culpabilidad del acusado, hubo tambin el espectculo de un terror que nos amenaza a todos: ser juzgados por un poder que slo quiere entender el lenguaje que l mismo nos presta. Todos somos Dominici en potencia, no criminales, sino acusados privados de lenguaje o, peor, ridiculizados, humillados, condenados por el de nuestros acusadores. Robar a un hombre su lenguaje en nombre del propio lenguaje: todos los crmenes legales comienzan as.

* El juego de palabras es intraducible. "Ali", "ido", se pronuncia igual a "alle", "alameda". Literalmente: "Ha ido usted al puente? Alameda? All no hay alameda, lo s, estuve all." [T.]