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LOS DÍAS FELICES PRIMER ACTO Extensión de hierba quemada levantándose al centro en un pequeño montículo. Pendientes suaves hacia el frente y los costados del escenario. Atrás, una caída más abrupta hasta el nivel del escenario. Máximo de simplicidad y simetría. Luz cegadora. Un telón de fondo con trompe-l’oeil muy pompier representa la fuga y el encuentro a lo lejos de un cielo sin nubes y una llanura desnuda. Enterrada hasta encima de la cintura en el montículo, en el centro exacto de éste, WINNIE. Unos cincuenta años, bien conservada, de preferencia rubia, regordeta, brazos y hombros desnudos, blusa muy escotada, grandes senos, collar de perlas. Duerme, los brazos sobre el montículo y la cabeza sobre los brazos. Al lado, a su izquierda, una gran bolsa de hacer las compras negra, y a su derecha una sombrilla plegable (plegada) de la que solo se ve la empuñadura curvada. A su derecha y atrás, tirado en el piso, dormido, oculto por el montículo, WILLIE. Pausa larga. Suena un timbre penetrante, cinco segundos y para. Winnie no se mueve. Timbre más penetrante, tres segundos. Winnie se despierta. El timbre para. Levanta la cabeza, mira al frente. Pausa larga. Se yergue, apoya las palmas sobre el montículo, echa atrás la cabeza y mira fijo el cenit. Pausa larga. WINNIE: (Mirando fijo el cenit). Otro día divino. (Pausa. Vuelve la cabeza a la vertical, mira al frente. Pausa. Junta las manos, las levanta ante su pecho, cierra los ojos. Una plegaria inaudible mueve sus labios, cinco segundos. Los labios se inmovilizan, las manos quedan juntas. Bajo.) Jesucristo nuestro señor Amén. (Los ojos se abren, las manos se separan, recuperan su lugar sobre el montículo. Pausa. Junta de nuevo las manos, las levanta de nuevo ante su pecho. Un agregado inaudible mueve de nuevo sus labios, tres segundos. Bajo.) Siglos de 1

Beckett, Samuel. Los Días Felices

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obra de teatro

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Page 1: Beckett, Samuel. Los Días Felices

LOS DÍAS FELICES

PRIMER ACTO

Extensión de hierba quemada levantándose al centro en un pequeño montículo.

Pendientes suaves hacia el frente y los costados del escenario. Atrás, una caída más

abrupta hasta el nivel del escenario. Máximo de simplicidad y simetría.

Luz cegadora.

Un telón de fondo con trompe-l’oeil muy pompier representa la fuga y el

encuentro a lo lejos de un cielo sin nubes y una llanura desnuda.

Enterrada hasta encima de la cintura en el montículo, en el centro exacto de

éste, WINNIE. Unos cincuenta años, bien conservada, de preferencia rubia, regordeta,

brazos y hombros desnudos, blusa muy escotada, grandes senos, collar de perlas.

Duerme, los brazos sobre el montículo y la cabeza sobre los brazos. Al lado, a su

izquierda, una gran bolsa de hacer las compras negra, y a su derecha una sombrilla

plegable (plegada) de la que solo se ve la empuñadura curvada.

A su derecha y atrás, tirado en el piso, dormido, oculto por el montículo,

WILLIE.

Pausa larga. Suena un timbre penetrante, cinco segundos y para. Winnie no se

mueve. Timbre más penetrante, tres segundos. Winnie se despierta. El timbre para.

Levanta la cabeza, mira al frente. Pausa larga. Se yergue, apoya las palmas sobre el

montículo, echa atrás la cabeza y mira fijo el cenit. Pausa larga.

WINNIE: (Mirando fijo el cenit). Otro día divino. (Pausa. Vuelve la cabeza a la

vertical, mira al frente. Pausa. Junta las manos, las levanta ante su pecho, cierra los

ojos. Una plegaria inaudible mueve sus labios, cinco segundos. Los labios se

inmovilizan, las manos quedan juntas. Bajo.) Jesucristo nuestro señor Amén. (Los ojos

se abren, las manos se separan, recuperan su lugar sobre el montículo. Pausa. Junta

de nuevo las manos, las levanta de nuevo ante su pecho. Un agregado inaudible

mueve de nuevo sus labios, tres segundos. Bajo.) Siglos de los siglos Amén. (Los ojos

se abren, las manos se separan, recuperan su lugar sobre el montículo. Pausa.)

Empezá, Winnie. (Pausa.) Empezá tu día, Winnie. (Pausa. Gira hacia la bolsa, hurga

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adentro sin moverla del lugar, saca un cepillo de dientes, hurga de nuevo, saca un

tubo de dentífrico aplastado, vuelve a ponersede frente, desenrosca la tapa del tubo,

apoya la tapa sobre el montículo, exprime no sin dificultad un poco de pasta sobre el

cepillo, conserva el tubo en una mano y se cepilla los dientes con la otra. Gira

púdicamente, echándose atrás y a su derecha, para escupir atras del montículo. Así

tiene a Willie ante sus ojos. Escupe, después gira un poco más.) ¡Ehhh! (Pausa. Más

fuerte.) ¡Ehhh! (Pausa. Cuando vuelve a estar de frente, tiene una sonrisa tierna.

Apoya el cepillo.) Pobre Willie - (examina el tubo, deja de sonreír) – no da más - (busca

la tapa) – en fin – (junta la tapa) – nada que hacer – (revisa la tapa) – una desgracia –

(apoya la tapa) – otra más – (gira hacia la bolsa) – sin remedio – (hurga en la bolsa) –

ningún remedio – (saca un espejito, vuelve a estar de frente) – y sí – (se examina los

dientes en el espejo) – pobre querido Willie – (se prueba los incisivos superiores con el

pulgar, mascullando) - ¡por Dios! – (levanta el labio superior para examinarse las

encías, igual) - ¡ay Dios! – (estira un costado de la boca, boca abierta, igual) – en fin –

(el otro costado, igual) –no peor – (abandona el examen, voz normal) – ni mejor, ni

peor – (apoya el espejo) – ningún cambio – (se limpia los dedos en la hierba) –ningún

dolor – (busca el cepillo de dientes) – casi ninguno – (toma el cepillo) – lo que es

maravilloso – (examina el mango del cepillo) – nada como eso – (examina el mango,

lee) – puro… ¿qué? – (pausa) – ¿qué? – (apoya el cepillo) - y sí – (gira hacia la bolsa) –

pobre Willie – (hurga en la bolsa) –ningún gusto – (hurga) –por nada – (saca un

estuche de anteojos) –ningún fin – (vuelve a estar de frente) – en la vida – (saca los

anteojos del estuche) – pobre querido Willie - (apoya el estuche) – siempre durmiendo

– (abre los anteojos) – don maravilloso – (se calza los anteojos) – nada como eso –

(busca el cepillo de dientes) – digo yo – (junta el cepillo) - siempre lo dije – (examina el

mango del cepillo) – ¡quién lo tuviera! – (examina el mango, lee) – auténtica… pura…

¿qué? – (apoya el cepillo) – casi ciega – (se quita los anteojos) – en fin – (apoya los

anteojos) – vi bastante – (busca el pañuelo en su blusa) – tal vez – (saca el pañuelo

doblado) – hasta ahora – (desdobla el pañuelo sacudiéndolo) - ¿qué son esos versos

maravillosos? – (se limpia un ojo) – pobre de mí – (el otro ojo) – que veo lo que veo –

(busca los anteojos) – y sí – (toma los anteojos) – no me lo perdería – (limpia los

anteojos con el pañuelo soplando los vidrios) – por ahí sí – (limpia) – santa luz –

(limpia) – negro abismo – (limpia) – sale a flote – (limpia) – hoguera de luz infernal. –

(Para de limpiar, gira la cabeza, mira el cielo, vuelve la cabeza a la vertical, vuelve a

ponerse a limpiar, para, se echa hacia atrás y hacia su derecha.) – ¡Ehhh! – (Pausa.

Tiene una sonrisa tierna cuando vuelve a estar de frente y a limpiar. Fin de la

sonrisa.) – Don maravilloso – (para de limpiar, apoya los anteojos) - ¡quién lo tuviera! –

(vuelve a plegar el pañuelo) – en fin – (vuelve a meter el pañuelo en el escote) – no

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puedo quejarme – (busca los anteojos) – no no – (junta los anteojos) - no debo

quejarme – (levanta los anteojos ante sus ojos) – tantos motivos – (mira a través de un

lente) – de agradecimiento – (el otro lente) – ningún dolor – (se pone los anteojos) –

casi ninguno – (busca el cepillo de dientes) – lo que es maravilloso – (junta el cepillo) –

nada como eso – (examina el mango del cepillo) – leves dolores de cabeza a veces –

(examina el mango, lee) - garantizada… auténtica… pura… ¿qué? – (mira de más

cerca) – auténtica pura… - (toma el pañuelo de su escote) – y sí – (desdobla el pañuelo

sacudiéndolo) – vaga migraña cada tanto – (limpia el mango del cepillo) – viene –

(limpia) – y se va – (limpia mecánicamente) – y sí – (limpia) – tantas bendiciones –

(limpia) – grandes bendiciones – (para de limpiar, mirada fija y vacía, voz que se

quiebra) – oraciones quizá no en vano – (pausa, igual) – mañana – (pausa, igual) – y

noche – (baja la cabeza, vuelve a limpiar, para, levanta la cabeza, más tranquila, se

limpia los ojos, dobla el pañuelo, vuelve a ponerlo en su escote, examina el mango del

cepillo, lee) – solemnemente… garantizada… auténtica… pura… - (mira de más cerca)

– auténtica pura… - (Se quita los anteojos, los apoya como al cepillo, mira delante de

ella.) Cosas viejas. (Pausa.) Ojos viejos. (Pausa larga.) Seguí, Winnie. (Mira a su

alrededor, ve la sombrilla, la mira fijo largamente, la agarra y desenfunda el mango de

una longitud inesperada. Empuñando con la mano derecha la punta de la sombrilla se

da vuelta hacia atrás y a su derecha por encima de Willie.) ¡Ehhh! (Pausa.) ¡Willie!

(Pausa.) Don maravilloso. (Le da un golpe con el mango de la sombrilla.) ¡Quién lo

tuviera! (Otro golpe. La sombrilla se le escapa y cae atrás del montículo. Enseguida se

la devuelve la mano invisible de Willie.) Gracias, querido. (Pasa la sombrilla a la mano

izquierda, vuelve a estar de frente y examina su palma derecha.) Húmeda. (Pasa la

sombrilla a la mano derecha y examina su palma izquierda.) En fin, no peor. (Levanta

la cabeza, tono alegre.) Ni peor, ni mejor, ningún cambio. (Pausa. Igual.) Ningún

dolor. (Gira hacia atrás para mirar a Willie, sosteniendo como antes la sombrilla por la

punta.) Te lo ruego, querido, por favor, no te duermas, podría necesitarte. (Pausa.)

Oh, no hay apuro, no hay apuro, solamente no te vuelvas a acurrucar. (Vuelve a estar

de frente, apoya la sombrilla, examina sus dos palmas juntas, las limpia sobre la

hierba.) Un poco gastada quizá a pesar de todo. (Gira hacia la bolsa, hurga adentro,

saca un revólver, lo sostiene en el aire, le da un beso rápido, vuelve a meterlo en la

bolsa, hurga, saca un frasco que contiene un fondo de líquido rojo, vuelve a estar de

frente, busca sus anteojos, se los calza, lee la etiqueta.) Disminución de energía…

desgano… pérdida de apetito… bebés… niños… adultos… seis cucharadas… al ras…

diarias – (levanta la cabeza, sonríe) - ¡el estilo antiguo! – (fin de la sonrisa, vuelve a

inclinar la cabeza, lee) – cada día… antes y después… cada comida… mejoría… (mira

más de cerca) – instantánea – (Se quita los anteojos, los apoya, mira el nivel del

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líquido, desenrosca el capuchón, vacía el frasco de un trago la cabeza bien hacia

atrás, tira el frasco y el capuchón del lado de Willie, ruido a vidrio roto.) ¡Ah! ¡Mucho

mejor! (Gira hacia la bolsa, hurga adentro, saca un lápiz labial, vuelve a estar de

frente, lo examina.) No por mucho tiempo más. (Busca sus anteojos.) En fin… (Se

calza los anteojos, busca el espejo.) No debo quejarme. (Agarra el espejo, empieza a

pintarse los labios.) ¿Cómo es ese verso admirable? (Labios.) Oh goces fugaces –

(labios) – ¡oh… tan algo eternos dolores! (Labios. Movimientos del lado de Willie la

interrumpen. Él se empezó a tratar de sentar. Ella aleja lápiz labial y espejo de su cara

y se echa hacia atrás para ver. Pausa. El cráneo calvo de Willie, en su parte posterior,

donde chorrea un hilo de sangre, aparece sobre la pendiente del montículo y se

inmoviliza. Winnie levanta sus anteojos sobre su frente. Pausa. La mano de Willie

aparece sosteniendo un pañuelo, lo apoya sobre el cráneo y desaparece. Pausa. La

mano reaparece sosteniendo un sombrero de paja provisto de una cinta bicolor, lo

ajusta sobre el cráneo, lo ladea coqueto, y desaparece. Pausa. Winnie gira un poco

más hacia él.) Ponete los calzones, querido, vas a quedar como un tomate. (Pausa.)

¿No? (Pausa.) Ah, veo que todavía te queda de esa cosa. (Pausa.) Hacé que penetre

bien, tesoro. (Pausa.) Ahora, la otra. (Pausa. Vuelve a estar de frente, mira adelante.

Expresión feliz.) ¡Ah, va a ser otro día hermoso! (Pausa. Fin de la expresión feliz.

Vuelve a bajar sus anteojos sobre su nariz y vuelve a pintarse los labios. Willie

desdobla un diario, manos invisibles. Las páginas amarillentas de la mitad superior

enmarcan su cabeza. Winnie termina de pintarse los labios, aleja un poco el espejo y

los examina.) Boquita colorida. (Willie da vuelta la página. Winnie apoya espejo y lápiz

labial y gira hacia la bolsa.) Boquita pálida.

Willie da vuelta la página. Winnie hurguetea en la bolsa, saca un sombrerito

con una pluma doblada, vuelve a estar de frente, acomoda el sombrero, alisa la pluma,

se lleva el sombrero a la cabeza. Gesto detenido por la voz de Willie.

Willie: (Leyendo.) Monseñor Reverendísimo Padre de Dios Carolus Cazador

muerto en su bañadera.

Pausa.

Winnie: (Mirando al frente, sombrero en mano, con tono de ferviente

reminiscencia.) ¡Carlitos Cazador! (Pausa.) Cierro los ojos – (se quita los anteojos y

cierra los ojos, sombrero en una mano, anteojos en la otra) – y vuelvo a estar sentada

sobre sus rodillas, en el jardín de Adrogué, atrás de la casa, bajo la acacia. (Pausa.

Abre los ojos, se calza los anteojos, aprieta el sombrero.) ¡Oh los bellos días felices!

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Pausa. Se lleva el sombrero a la cabeza. Gesto detenido por la voz de Willie.

Willie: (Leyendo.) Se busca muchacho avispado.

Pausa. Ella se lleva el sombrero a la cabeza, detiene el gesto, se quita los

anteojos, mira al frente, anteojos en una mano y sombrero en la otra.

Winnie: ¡Mi primer baile! (Pausa.) ¡Mi segundo baile! (Pausa. Cierra los ojos.)

¡Mi primer beso! (Pausa. Willie da vuelta la página. Winnie abre los ojos.) Un fisio o

kinesioterapeuta, Molina… o Molinari… o quizá Molinero, podría ser. Bigote rojizo

muy tupido. (Reverenciosamente.) ¡Reflejos zanahoria! (Pausa.) En un galpón de

jardinero, pero de quién, misterio. Ningún galpón de jardinero en nuestra casa y en la

de él seguro ni la sombra de un galpón de jardinero. (Cierra los ojos). Vuelvo a ver las

pilas de macetas. (Pausa.) Los manojos de ajos. (Pausa.) La sombra espesándose entre

las vigas.

Pausa. Abre los ojos, se calza los anteojos, se lleva el sombrero a la cabeza.

Gesto detenido por la voz de Willie.

Willie: (Leyendo.) Coqueto dos ambientes luminoso.

Pausa. Winnie se pone enérgicamente el sombrero, busca el espejo. Willie da

vuelta la página. Winnie toma el espejo, inspecciona el sombrero, deja el espejo, gira

hacia la bolsa. El diario desaparece. Winnie hurga en la bolsa, saca una lupa, vuelve a

estar de frente, busca el cepillo de dientes. El diario reaparece, plegado, y abanica la

cara de Willie, mano invisible. Winnie toma el cepillo de dientes y examina su mango

con la lupa.

Winnie: Solemnemente garantizada... (Willie deja de abanicarse.) ...auténtica

pura... (Pausa. Willie vuelve a abanicarse) ...cerdas de... (Willie deja de

abanicarse) ...cerdas de... cerdo. (Pausa. Winnie apoya lupa y cepillo. El diario

desaparece. Winnie se quita los anteojos, los apoya, mira adelante de ella.) Cerdas de

cerdo. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso, que no pase un solo día – (sonrisa) - ¡el

estilo antiguo! – (fin de la sonrisa) – casi ninguno, sin algún enriquecimiento del saber

por ínfimo que sea, el enriquecimiento quiero decir, en cuanto una se toma la

molestia. (La mano de Willie reaparece sosteniendo una tarjeta postal que examina

muy de cerca.) Y si por oscuras razones ya ninguna molestia fuera posible, entonces

solo cerrar los ojos – (lo hace) – y esperar que llegue el día – (abre los ojos) – el día

feliz en que la carne se derrita a tantos grados y la noche de la luna dure tantos

cientos de horas. (Pausa.) Eso me parece tan reconfortante cuando me desanimo y

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envidio a los animales del matadero. (Girando hacia Willie.) Espero que oigas lo que –

(Ella ve la tarjeta postal, gira más todavía.) ¿Qué tenés ahí, Willie, me permitís?

(Extiende el brazo y Willie le pasa la postal. El brazo aparece por encima de la

pendiente del montículo y quedará así, extendido, la mano abierta, hasta que la carta

le sea devuelta.) ¡Por Dios! Pero ¿a qué están jugando? (Busca sus anteojos, se los

calza y examina la postal.) ¡Ah no, pero esto es una auténtica pura basura! (Examina

la postal.) Como para hacer vomitar – (examina la postal) – a todo ser que se precie.

(Impaciencia de los dedos de Willie. Ella busca la lupa, la toma y enfoca la postal.

Pausa larga.) ¿Y el tercero, ahí atrás, qué pito toca? (Mira más de cerca.) ¡Oh, no es

posible! (Impaciencia de los dedos de Willie. Última mirada prolongada. Apoya la lupa,

toma el borde de la postal entre el pulgar y el índice de la mano derecha, aleja el

brazo hacia la derecha, desvía la cara a la izquierda, se aprieta la nariz con el pulgar y

el índice de la mano izquierda.) ¡Puaj! (Suelta la postal.) ¡Sacala de mi vista! (El brazo

de Willie desaparece. La mano reaparece enseguida, sosteniendo de nuevo la postal.

Winnie se quita los anteojos, los apoya, mira delante de ella. Willie continúa, durante

lo que sigue, deleitándose con la postal, desde todos los ángulos, alejándola y

acercándola a sus ojos.) Cerdas de cerdo. (Expresión perpleja.) ¿Qué es exactamente

un cerdo? (Pausa. Igual.) Una cerda, eso lo sé, claro, pero ¿un cerdo? (Fin de la

expresión perpleja.) En fin, qué importa, es lo que siempre digo, ya volverá, eso me

parece tan maravilloso, todo vuelve. (Pausa.) ¿Todo? (Pausa.) No, no todo. (Sonrisa.)

No, no. (Fin de la sonrisa.) No del todo. (Pausa.) Una parte. (Pausa.) Sale a flote, un

buen día, de la nada. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso. (Gira hacia la bolsa. La

mano de Willie desaparece con la postal. Ella quiere hurgar en la bolsa, corta el

gesto.) No. (Vuelve a estar de frente. Sonrisa.) No, no. (Fin de la sonrisa.) Despacio

Winnie. (Mira delante de ella. La mano de Willie reaparece, se quita el sombrero de

paja, desaparece con el sombrero de paja.) ¿Entonces qué? (La mano de Willie

reaparece, saca el pañuelo, desaparece con el pañuelo. Con irritación, como a alguien

que no presta atención.) ¡Winnie! (Willie se inclina hacia adelante, su cabeza

desaparece.) Pero ¿cuál es la alternativa? (Pausa.) Pero ¿cuál es la al? – (Willie se

suena larga y ruidosamente la nariz, cabeza y manos invisibles. Winnie gira hacia él.

Pausa. La cabeza de Willie reaparece. Pausa. La mano reaparece, sosteniendo el

pañuelo, lo extiende sobre el cráneo, luego desaparece. Pausa. La mano reaparece,

sosteniendo el sombrero de paja, lo ajusta sobre el cráneo, coquetamente ladeado,

luego desaparece. Pausa.) ¡Ojalá te hubiera dejado dormir! (Vuelve a estar de frente.

Arrancando distraídamente hierba y bajando y levantando la cabeza, anima lo que

sigue.) Ah sí, si solamente pudiera soportar estar sola, quiero decir andar parloteando

sin que nadie me oiga. (Pausa.) No es que me haga ilusiones, vos no oís demasiado,

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Willie, Dios no permita. (Pausa.) Algunos días no oís nada. (Pausa.) Pero otros

respondés. (Pausa.) De modo que puedo decirme a cada rato, incluso cuando no

respondés y quizá no oigas nada, Winnie, en este momento te estás haciendo oír, no

hablás del todo sola, es decir en el desierto, cosa que nunca pude soportar – a la larga.

(Pausa.) Es lo que me permite seguir, seguir hablando digo. Mientras que si vos

murieras – (sonrisa) - ¡el estilo antiguo!- (fin de sonrisa) o si te fueras y me

abandonaras, ¿qué haría yo entonces, que podría hacer todo el día, quiero decir,

desde el momento en que suena el despertador, hasta el momento en que suena la

hora del sueño? (Pausa.) ¿Simplemente mirar hacia adelante con los labios apretados?

(Pausa larga mientras lo hace. Deja de arrancar hierba.) Ni una palabra más hasta el

último suspiro, nada que rompa el silencio de este lugar. (Pausa.) De tanto en tanto un

suspiro ante el espejo. (Pausa.) O un breve... estallido de risa, las veces que por azar

algo me dé gracia. (Pausa. Tiene una sonrisa que parece tener que culminar en risa

cuando de pronto cede a una expresión de inquietud.) ¡Mi pelo! (Pausa.) ¿Me peiné?

(Pausa.) Quizá lo haya hecho. (Pausa.) Normalmente lo hago. (Pausa.) Hay tan poco

que una pueda hacer. (Pausa.) Una hace todo. (Pausa.) Todo lo que puede. (Pausa.) Es

lo humano. (Empieza a inspeccionar el montículo, levanta la cabeza.) Es la naturaleza

humana. (Vuelve a inspeccionar el montículo, levanta la cabeza.) Es la debilidad

humana. (Vuelve a inspeccionar el montículo, levanta la cabeza.) Es la debilidad

natural. (Vuelve a inspeccionar el montículo.) Ni rastro de peine. (Inspecciona.) Ni

rastro de cepillo. (Levanta la cabeza. Expresión perpleja. Gira hacia la bolsa, hurga.)

El cepillo está. (Vuelve a estar de frente. Expresión perpleja.) Pude haberlos guardado

después de usarlos. (Pausa. Igual.) Pero normalmente no guardo mis cosas después de

usarlas, no, las dejo tiradas ahí, acá y allá, y las guardo todas juntas, al final del día.

(Sonrisa.) ¡El estilo antiguo! (Pausa.) ¡El dulce estilo antiguo! (Fin de sonrisa.) Sin

embargo... me parece... recordar... (De pronto despreocupada.) Oh, peor así, qué

importa, es lo que siempre digo, es muy simple, me los voy a peinar más tarde, muy

simple, tengo todo el – (Pausa. Perpleja.) ¿Los? (Pausa.) ¿O el? (Pausa.) ¿Cepillarlo y

peinarlo? (Pausa.) Suena un poco indecente. (Pausa. Girando un poco hacia Willy.)

¿Vos cómo dirías, Willie? (Pausa. Girando un poco más, más fuerte.) ¿Cómo dirías,

Willie, hablando de tu pelo, el o los? (Pausa.) El pelo de tu cabeza, digo. (Pausa.

Girando un poco más.) El pelo de tu cabeza, Willie, ¿cómo dirías hablando del pelo de

tu cabeza, el o los?

Pausa larga.

Willie: El.

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Winnie: (Volviendo a estar de frente, alegre.) ¡Oh, hoy me va a hablar, hoy va a

ser un día hermoso! (Pausa. Fin de la expresión feliz.) Otro más. (Pausa.) Bueno, a ver,

en qué estaba, ah sí, mi pelo, más tarde, me voy a ocupar de él más tarde. (Pausa.) Me

puse – (se lleva las manos al sombrero) – sí, me puse el sombrero – (baja las manos) –

no puedo sacármelo ahora. (Pausa.) Pensar que hay momentos en que una no se

puede sacar el sombrero, aunque su vida dependiera de ello. Momentos en que no se

lo puede poner, momentos en que no se lo puede sacar. (Pausa.) Tantas veces dije,

Ponete el sombrero ahora, Winnie, es lo único que tenés que hacer, sacate el

sombrero, Winnie, sé buena chica, te hará bien, y no lo hacías. (Pausa.) No podías.

(Levanta la mano, suelta de abajo del sombrero un mechón de pelo, lo acerca a un ojo,

mira hacia él, lo suelta, baja la mano.) Dorado, dijiste, aquel día, al fin solos, pelo

dorado – (levanta la mano con el gesto de hacer un brindis) – por tu pelo dorado... que

nunca podrá... (la voz se quiebra) ...que nunca... (Baja la mano. Baja la cabeza. Pausa.

Bajo.) Aquel día. (Pausa. Igual.) ¿Qué día? (Pausa. Levanta la cabeza. Voz normal.) ¿Y

ahora? (Pausa.) Las palabras nos abandonan, hay momentos en que hasta ellas nos

abandonan. (Girando un poco hacia Willie.) ¿No, Willie? (Pausa. Girando un poco más,

más fuerte.) ¿No, Willie, que hasta las palabras nos abandonan, por momentos?

(Pausa. Vuelve a estar de frente.) ¿Qué puede una hacer entonces, hasta que vuelvan?

Peinarse y cepillarse, si no lo hizo, o si tiene dudas, cortarse las uñas si necesita

cortárselas, con eso una ya está hecha. (Pausa.) Eso es lo que quiero decir. (Pausa.) Es

todo lo que quiero decir. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso, que no pase un solo

día – (sonrisa) - ¡el estilo antiguo! – (fin de sonrisa) – casi ninguno, sin algún mal –

(Willie se hunde atrás del montículo, Winnie gira hacia el acontecimiento) - que por

bien no venga. (Gira al máximo.) Volvé a tu agujero ahora, Willie, ya te expusiste

bastante. (Pausa.) Hacé lo que te digo, Willie, no te quedes ahí echado, bajo este sol

infernal, volvé a tu agujero. (Pausa.) ¡Vamos, Willie! (Willie invisible se pone a

arrastrarse hacia su agujero, del lado del jardín.) ¡Por fin! (Ella sigue con la mirada su

desplazamiento.) La cabeza primero no, tonto/tarado/idiota, ¿cómo harías para girar?

(Pausa.) Eso es... media vuelta... ahora... marcha atrás. (Pausa.) Oh, ya lo sé, querido,

no es tan fácil arrastrarse reculando, pero vale la pena, a fin de cuentas. (Pausa.) ¡Tu

crema! (Él vuelve arrastrándose a buscarla, ella lo sigue con la vista.) ¡La tapa! (Él

vuelve arrastrándose hacia su agujero, ella lo sigue con la vista. Exasperada.) La

cabeza primero no, te digo. (Pausa.) Más a la derecha. (Pausa.) ¡A la derecha, te digo!

(Pausa. Exasperada.) ¡Bajá el culo, por Dios! (Pausa.) ¡Ahora! (Pausa.) ¡Eso es! (Todas

esas órdenes con una voz enérgica. Ahora con su voz normal, siempre dada vuelta

hacia él.) ¿Me oís desde ahí? (Pausa.) Te lo suplico, Willie, solamente sí o no, ¿me oís

desde ahí?, solamente sí o nada.

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Pausa.

Willie: (Hosco.) Sí.

Winnie: (Volviendo a estar de frente, misma voz.) ¿Y ahora?

Willie: (Exasperado.) Sí.

Winnie: (Menos fuerte.) ¿Y ahora?

Willie: (Más exasperado todavía.) ¡Sí!

Winnie: (Menos fuerte todavía.) ¿Y ahora? (Pausa. Un poco más fuerte.) ¿Y

ahora?

Willie: (Violentamente.) ¡Sí!

Winnie: (Misma voz.) Viene el hombre ciego al mundo. (Pausa.) ¿Lo oíste?

Willie: (Exasperado.) Sí.

Winnie: (Misma voz.) ¿Qué? (Pausa.) ¿Qué?

Willie: (Más exasperado todavía.) ¡Viene el hombre!

Pausa.

Winnie: (Misma voz.) ¿Adónde? (Pausa.) ¿Adónde viene?

Willie: (Violentamente.) ¡Viene el hombre!

Winnie: (Voz normal, de una tirada.) Dios te bendiga Willie por tu bondad yo sé

el esfuerzo que te cuesta, ahora descansá relajáte no te voy a molestar más a menos

que esté acorralada, quiero decir a menos que agote todos mis recursos lo que es

poco probable, simplemente saber que estás ahí en condiciones de oírme incluso si de

hecho no lo hacés es todo lo que necesito, simplemente sentirte ahí al alcance de mi

voz y a lo mejor hasta en guardia es todo lo que pido, no decir nada que no debieras

oír o que pudiera ponerte triste, no estar acá murmurando a crédito digamos sin saber

y un gusano que me carcome. (Pausa. Recupera el aliento.) La duda. (Apoya el índice y

el dedo mayor sobre la zona del corazón, busca el lugar, lo encuentra.) Acá. (Desplaza

levemente los dedos.) Por ahí. (Aleja la mano.) Oh sin duda llegará el día en que no

pueda agregar una palabra sin la seguridad de que oíste la última y después otros sin

duda otros días en que deba aprender a hablar sola cosa que nunca pude soportar

semejante desierto. (Pausa.) O mirar hacia adelante, con los labios apretados. (Lo

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hace.) Todo el santo día. (Mirada fija, labios apretados.) No. (Sonrisa.) No, no. (Fin de

sonrisa.) Está la bolsa, por supuesto. (Gira hacia la bolsa.) Siempre estará la bolsa.

(Vuelve a estar de frente.) Supongo que sí. (Pausa.) Incluso cuando te hayas ido,

Willie. (Gira un poco hacia él.) Vos te vas, ¿no Willie? (Pausa. Girando un poco más

hacia él, más fuerte.) Te estás por ir, ¿no Willie? (Pausa. Más fuerte.) ¡Willie! (Pausa.

Se da vuelta hacia atrás y hacia su derecha para mirarlo.) Así que te sacaste el

sombrero, estuviste vivo. (Pausa.) Podés verme desde ahí, me lo pregunto, siempre me

lo pregunto. (Pausa.) ¿No? (Vuelve a estar de frente.) Oh, ya lo sé, no siempre es lo

lógico, cuando dos seres están juntos – (la voz se quiebra) – de esta forma – (voz

normal) – que porque uno ve al otro el otro lo vea a uno, la vida me enseñó eso...

también. (Pausa.) Sí, la vida, supongo, no hay otro vocablo. (Gira un poco hacia él.)

¿Podrías verme, Willie, te parece, desde donde estás, si levantaras la vista hacia mí?

(Gira un poco más.) Levantá los ojos hacia mí, Willie, y decí si podés verme, hacélo por

mí, yo me doy vuelta todo lo que puedo. (Ella lo hace. Pausa.) ¿No? (Pausa.) ¿No

querés hacer eso por mí? (Pausa.) Igual no importa. (Vuelve penosamente a estar de

frente.) La tierra ajusta hoy, espero no haber engordado. (Pausa. Distraídamente, ojos

bajos.) Tanto calor tal vez. (Se pone a darle golpecitos y a acariciar la tierra.) Todas

las cosas dilatándose. (Pausa. Mientras sigue dando golpecitos y acariciando.) Unas

más. (Pausa. Igual.) Otras menos. (Pausa. Igual.) Ah, ya me imagino lo que estarás

pensando, a ésta no alcanzaba con tener que oírla, ahora además hay que mirarla.

(Pausa. Igual.) Y bueno, es muy comprensible. (Pausa. Igual.) Es lo más comprensible

del mundo. (Pausa. Igual.) Parece que una no pidiera mucho, incluso a veces casi no

parece posible – (la voz se quiebra) – pedir menos... a un semejante... es lo menos que

se podría decir... cuando en realidad... si una lo piensa... ve en su corazón... ve al

otro... lo que él necesita... paz... que lo dejen en paz... entonces quizá la luna... todo

este tiempo... mendigando la luna. (Pausa. De repente la mano se inmoviliza. Con

vivacidad.) ¡Mirá! ¿Qué veo ahí? (Inclinando la cabeza hacia la tierra, incrédula.)

¡Parece algo vivo! (Busca sus anteojos, se los calza, mira más de cerca. Pausa.) ¡Una

hormiga (Retrocede. Voz aguda.) ¡Una hormiga, Willie, viva! (Busca la lupa, la toma,

la dirige hacia la hormiga.) ¡Desapareció! (Pausa.) ¡Ahí está! (Sigue el movimiento de

la hormiga por la hierba.) Tiene como una pelotita blanca en los brazos. (Sigue el

movimiento. La mano se inmoviliza.) Se metió adentro. (Sigue durante un momento

mirando el lugar con la lupa, después se endereza lentamente, apoya la lupa, se quita

los anteojos y mira delante de ella, anteojos en la mano. Bajo.) Como una pelotita

blanca.

Pausa. Inicia el gesto de apoyar sus anteojos.

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Page 11: Beckett, Samuel. Los Días Felices

Willie: Huevos.

Winnie: (Deteniendo su gesto.) ¿Qué?

Pausa.

Willie: Huevos. (Pausa. Winnie mismo gesto.) Hormigarchó.

Winnie: (Deteniendo su gesto.) ¿Qué?

(Pausa.)

Willie: Hormigarchó.

Pausa. Winnie apoya sus anteojos, mira delante de ella.

Winnie: (Murmullo.) ¡Dios! (Pausa. Willie se ríe suavemente. Pausa. Ella se ríe

con él. Se ríen suavemente juntos. Willie para. Winnie se ríe sola. Pausa. Willie se ríe

con ella. Se ríen juntos. Ella para. Willie se ríe solo. Pausa. Él para. Pausa. Voz

normal.) Por fin, qué alegría, oírte reír de nuevo, al menos eso, estaba convencida de

que no me iba a pasar, de que no te iba a pasar, nunca más. (Pausa.) Tal vez alguien

pueda pensar que somos un poco irreverentes, pero no creo. ¿Puede una glorificar

mejor al Todopoderoso que riéndose con él de sus pequeñas bromas, sobre todo

cuando son inocentes? (Pausa.) Estarás de acuerdo, Willie, pienso, con esta forma de

verlo. (Pausa.) ¿O nos estuvimos riendo de dos cosas totalmente diferentes? (Pausa.)

En fin, qué importa, es lo que siempre digo, mientras una... vos sabés... cómo era ese

verso maravilloso... algo de la peor desgracia, pará, me hiciste morir de risa. (Pausa.)

¿Y ahora? (Pausa.) ¿En otro tiempo, Willie, yo era seductora? (Pausa.) ¿Hubo algún

tiempo en que fui seductora? (Pausa.) No malentiendas mi pregunta, Willie, no te

pregunto si te seduje, eso ya lo sabemos, te preguntó si pensás que podía seducir – en

un momento dado. (Pausa.) ¿No? (Pausa.) ¿No podés? (Pausa.) Estoy de acuerdo, el

tema da para largo. Y hoy ya te esforzaste bastante, ahora relajáte, descansá, no te

voy a molestar más a menos que esté acorralada, simplemente sentirte ahí al alcance

de mi voz y a lo mejor hasta en guardia, para mí es... es mi pedacito de cielo. (Pausa.)

El día ya está muy avanzado. (Sonrisa.) ¡El estilo antiguo! (Fin de sonrisa.) Sin

embargo, todavía es un poco temprano, tal vez, para mi canción. Cantar demasiado

temprano es un grave error, pienso. (Gira hacia la bolsa.) Está la bolsa, por supuesto.

(Mira la bolsa.) La bolsa. (Vuelve a estar de frente.) ¿Podría enumerar su contenido?

(Pausa.) No. (Pausa.) ¿Podría responder, si alguna buena alma pasara y me

preguntara, Winnie, esa gran bolsa negra, de qué está llena, podría responderle en

forma exhaustiva? (Pausa.) No. (Pausa.) En las profundidades sobre todo, quién sabe

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Page 12: Beckett, Samuel. Los Días Felices

qué tesoros. Qué consuelos. (Gira hacia la bolsa.) Sí, está la bolsa. (Vuelve a estar de

frente.) Pero me escucho decir, No exageres, Winnie, con tu bolsa, sacále partido por

supuesto, que te sirva para ir... hacia adelante, cuando estás atascada, por supuesto,

pero sé previsora, me lo escucho decir, Winnie, sé previsora, pensá en el momento en

que las palabras te abandonen – (cierra los ojos, pausa, abre los ojos) – y no exageres

con tu bolsa. (Gira hacia la bolsa.) Una zambullidita rápida quizá, en todo caso.

(Vuelve a estar de frente, cierra los ojos, estira el brazo derecho, hunde la mano en la

bolsa y saca el revólver. Asqueada.) ¡Otra vez vos! (Abre los ojos, vuelve a estar de

frente con el revólver y lo contempla.) ¡Viejo Brownie! (Lo sopesa en el hueco de su

mano.) No lo bastante pesado para quedarte en el fondo, con los... ¿últimos

cartuchos? ¡Faltaba más! Siempre en la cima. (Pausa.) Brownie... (Girando un poco

hacia Willie.) ¿Te acordás de Brownie, Willie? (Pausa.) ¿Te acordás de la época en que

estabas siempre diciéndome que lo saque de tu vista? Sacame eso, Winnie, sacame

eso antes que le ponga fin a mis sufrimientos. (Vuelve a estar de frente. Con

desprecio.) ¡Tus sufrimientos! (Al revólver.) Ah, es un consuelo, sin duda, saberte ahí,

pero ya te vi bastante. Te voy a poner afuera, eso es lo que voy a hacer. (Apoya el

revólver en el montículo a su derecha.) Ahí, vas a vivir ahí, desde este día. (Sonrisa.)

¡El estilo antiguo! (Fin de sonrisa. Pausa.) ¿Y ahora? (Pausa larga.) La gravedad,

Willie, tengo como la impresión de que ya no es lo que era, ¿vos no? (Pausa.) Sí, cada

vez más la impresión de que si no estuviera sujeta – (gesto) – de esta manera,

sencillamente me iría flotando por el cielo. (Pausa.) Y de que un día tal vez la tierra

ceda, de tanto que tira, sí, se agriete toda alrededor y me deje salir. (Pausa.) ¿Nunca

tuviste esta sensación, Willie, como de ser chupado? (Pausa.) ¿No te ves obligado a

agarrarte, Willie, por momentos? (Girando un poco hacia él.) Willie.

Pausa.

Willie: ¿Chupado?

Winnie: Sí, querido, hacia arriba, al cielo, como un panadero. (Pausa.) ¿No?

(Pausa.) ¿Nunca? (Pausa.) Y bueno, las leyes naturales, las leyes naturales, son como

todo, supongo, todo depende de la persona. Todo lo que puedo decir es que por mi

parte en lo que a mí respecta ya no son lo que eran cuando era joven y... alocada (la

voz se quiebra, baja la cabeza)... bella ...quizá... linda... en un sentido... de mirar.

(Pausa. Levanta la cabeza.) Perdoname, Willie, tengo estos... borbotones de

melancolía. (Voz normal.) En fin, qué alegría saberte ahí, al menos eso, en tu puesto, y

quizá despierto, y quizá al acecho, por momentos, qué nuevo día feliz... para mí...

habrá sido. (Pausa.) Hasta ahora. (Pausa.) Qué bendición que no crezca nada,

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Page 13: Beckett, Samuel. Los Días Felices

imaginate si toda esta porquería volviera a crecer. (Pausa.) Imaginate. (Pausa.) Ah, sí,

grandes bendiciones. (Pausa larga.) No puedo hablar más. (Pausa.) Por ahora. (Gira

hacia la bolsa. Pausa. Vuelve a estar de frente. Sonrisa.) No, no. (Fin de la sonrisa.

Mira la sombrilla.) Creo que podría – (toma la sombrilla) – creo que sí, levantar esta

cosa, es el momento. (Empieza a abrirla. Las dificultades que encuentra para hacerlo,

y que supera, puntúan lo que sigue.) Una elude – una evita – abrir – por temor a abrir

– demasiado pronto – y el día pasa – sin retorno - sin que una haya abierto – nada.

(Ahora la sombrilla está abierta. Girada hacia su derecha, ella la hace girar

distraídamente, ya en un sentido, ya en el otro.) Y sí, tan poco que decir, tan poco que

hacer, y un temor tan grande, algunos días, de encontrarse... agotada, tantas horas

por delante, antes que suene, la hora del sueño, y nada más que decir, nada más que

hacer, que los días pasen, algunos días pasan, sin retorno, suena, la hora del sueño, y

nada o casi nada dicho, nada o casi nada hecho. (Levanta la sombrilla.) Ese es el

peligro. (Vuelve a estar de frente.) Del que hay que protegerse. (Mira delante de ella,

sosteniendo con la mano derecha la sombrilla sobre su cabeza. Pausa.) Yo transpiraba

mucho. (Pausa.) Antes. (Pausa.) Ya no. (Pausa.) Casi nada. (Pausa.) Hace más calor.

(Pausa.) Se transpira menos. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso. (Pausa.) La

forma en que el hombre se adapta. (Pausa.) A las condiciones cambiantes. (Pasa la

sombrilla a la mano izquierda. Pausa.) Tenerla en alto cansa el brazo. (Pausa.)

Caminando no. (Pausa.) Solamente parada. (Pausa.) Qué observación curiosa. (Pausa.)

Espero que no te la hayas perdido, Willie, me daría pena que te la hubieras perdido.

(Toma la sombrilla con las dos manos. Pausa.) Estoy cansada, de tenerla en alto, y no

puedo apoyarla. (Pausa.) La razón me dice, Apoyala, Winnie, no te ayuda para nada, y

dedicate a otra cosa. (Pausa.) No puedo. (Pausa.) No, tiene que pasar algo, en el

mundo, ocurrir, cualquier cambio, yo no puedo. (Pausa.) Willie. (Con una vocecita.)

Socorro. (Pausa.) Ordename que la apoye, Willie, yo voy a obedecer, en el acto, como

siempre lo hice. (Pausa.) Por piedad. (Pausa.) ¿No? (Pausa.) Una suerte, que el molino

de vueltas. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso, mis dos lámparas, cuando una

baja la otra ilumina más. (Pausa.) Ah sí, grandes bendiciones. (La sombrilla se prende

fuego. Olfatea, levanta la vista, tira la sombrilla atrás del montículo, se da vuelta hacia

atrás para verla quemarse, vuelve a estar de frente.) Ah, tierra, vieja extinguidora.

(Pausa.) Esto ya lo vimos, me parece, aunque no tenga memoria. (Pausa.) ¿Y vos,

Willie? (Gira un poco hacia él.) ¿Tenés memoria, Willie, de haberlo visto antes?

(Pausa.) ¿Sabés qué acabamos de ver, Willie? (Pausa.) ¿Entraste en coma otra vez?

(Pausa.) No te pregunto si sos sensible a todo lo que pasa, te pregunto solamente si

entraste en coma otra vez. (Pausa.) Tus ojos parecen cerrados, pero eso no quiere

decir nada, ya se sabe. (Pausa.) Levantá un dedo, corazón, querés, si no perdiste el

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Page 14: Beckett, Samuel. Los Días Felices

conocimiento del todo. (Pausa.) Hacelo por mí, Willie, solo el meñique, si no perdiste

el sentido. (Pausa. Alegre.) Ah, los cinco, hoy estás hecho un ángel, ahora voy a poder

seguir, aliviada. (Vuelve a estar de frente.) Sí, qué vimos que no hayamos visto antes,

y sin embargo... me pregunto. (Pausa.) En este horno cada día más caliente, ¿no es

natural que se prendan fuego cosas a las que eso nunca les había pasado, quiero decir

de esta forma, sin que una haga nada? (Pausa.) No terminaré yo misma por

derretirme, o por arder, oh no quiero decir forzosamente entre las llamas, no,

simplemente reducida poco a poco a cenizas negras, toda esta – (amplio gesto de los

brazos) – carne visible. (Pausa.) Por otro lado, ¿conocí alguna vez tiempos templados?

(Pausa.) No. (Pausa.) Hablo de tiempos templados y de tiempos tórridos, son palabras

vacías. (Pausa.) Hablo de cuando todavía no estaba atrapada – de esta forma – y tenía

mis piernas y el uso de mis piernas, y podía buscarme un rincón sombreado, como vos,

cuando estaba cansada del sol, o un rincón soleado cuando estaba cansada de la

sombra, como vos, y son todas palabras vacías. (Pausa.) Hoy no hace más calor que

ayer, mañana no hará más calor que hoy, imposible, y así sucesivamente hasta donde

dé la vista, hasta donde dé el pasado y el futuro. (Pausa.) Y si un día la tierra cubriera

mis senos, entonces nunca habré visto mis senos, nunca nadie habrá visto mis senos.

(Pausa.) Eso Willie, espero que no te hayas perdido eso, me daría lástima que te

hubieras perdido eso, no todos los días alcanzo semejantes alturas. (Pausa.) Sí, parece

haber ocurrido algo, algo parece haber ocurrido y no ocurrió nada de nada, tenés

razón vos, Willie. (Pausa.) La sombrilla estará acá de nuevo mañana, al lado mío sobre

este montículo, para ayudarme a pasar el día. (Toma el espejo.) Tomo este espejito, lo

rompo contra una piedra – (lo hace) – lo arrojo lejos de mí - (lo arroja atrás de ella) –

estará acá de nuevo mañana, en la bolsa, sin un rasguño, para ayudarme a pasar el

día. (Pausa.) No, no se puede hacer nada. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso, la

forma en que las cosas... (la voz se quiebra, baja la cabeza) ...las cosas...tan

maravilloso. (Pausa larga, cabeza gacha. Finalmente se da vuelta, siempre inclinada,

hacia la bolsa, saca un revoltijo inidentificable, vuelve a meterlo en la bolsa, hurga

más profundamente, saca finalmente una caja de música, le da cuerda al mecanismo,

lo activa, escucha la música durante un momento inclinada sobre la caja que sostiene

con las dos manos, vuelve a estar de frente, se endereza lentamente y escucha la

música –el vals “Hora deliciosa” de La viuda alegre- apretando la caja con las dos

manos contra su pecho. Poco a poco una expresión feliz. Ella se balancea siguiendo el

ritmo. La música para. Pausa. La voz ronca de Willie entona la canción – sin palabras.

La expresión feliz aumenta. Willie para. Ella apoya la caja.) ¡Ah qué día feliz habrá

sido! (Aplaude.) ¡Otra vez, Willie, otra vez! (Aplaude.) ¡Bis, Willie, te lo suplico!

(Pausa. Fin de la expresión feliz.) ¿No? ¿No queres hacerlo por mí? (Pausa.) Y bueno,

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Page 15: Beckett, Samuel. Los Días Felices

es muy comprensible, muy comprensible. No se puede cantar así, solo para darle el

gusto al otro, por querido que sea, no, el canto debe venir del corazón, es lo que

siempre digo, fluir, como el mirlo. (Pausa.) Cuántas veces dije, en las horas negras,

Cantá ahora, Winnie, cantá tu canción, no hay más nada que hacer, y no lo hacías.

(Pausa.) No lo podías hacer. (Pausa.) No, como el mirlo, o el ave del alba, sin buscar

provecho, ni para uno mismo, ni para otro. (Pausa.) ¿Y ahora? (Pausa larga. Bajo.)

Sensación extraña. (Pausa. Igual.) Sensación extraña, que alguien me mire. Soy nítida,

después borrosa, después nada, después de nuevo borrosa, después de nuevo nítida,

así sucesivamente, yendo y viniendo, entrando y saliendo, de la vista de alguien.

(Pausa. Igual.) ¿Extraño? (Pausa. Igual.) No, acá todo es extraño. (Pausa. Voz normal.)

Me oigo decir, Callate ahora, Winnie, un poco, ¿querés?, no malgastes todas las

palabras del día, callate y hacé algo, ¿querés?, para variar. (Levanta las manos y las

mantiene abierta ante sus ojos. A sus manos.) ¡Hagan algo! (Gira hacia la bolsa, hurga

adentro, saca una lima para uñas, vuelve a estar de frente y empieza a limarse las

uñas. Se lima durante un tiempo en silencio. Después lo que sigue puntuado por la

lima.) Me viene la imagen – desde los abismos – de un señor Miranda – de un señor y

quizá – de una señora Miranda – pero no – van de la mano – así que más bien su novia

– o solo una amiga – muy querida. (Se mira las uñas más de cerca.) Muy quebradizas

hoy. (Vuelve a limar.) Miranda – Miranda – el nombre te dice – algo – a vos, Willie –

evoca quiero decir – una realidad cualquiera – para vos, Willie – no respondas – si te

fastidia – ya te – esforzaste – bastante – Miranda – Miranda. (Examina las uñas

limadas.) Un poco más presentables. (Levanta la cabeza, mira delante de ella.) No te

vengas abajo, Willie, es lo que siempre digo, pase lo que pase, no te vengas abajo.

(Pausa. Vuelve a limarse.) Sí – Miranda – (deja de limarse, levanta la cabeza, mira

delante de ella) ¿o Miralles, no sería más bien Miralles? (Gira un poco hacia Willie.)

Miralles, Willie, ¿te suena Miralles? (Pausa. Girando un poco más, más fuerte.)

Miralles, Willie, ¿te dice algo Miralles, el nombre Miralles? (Pausa. Se da vuelta hacia

atrás para mirarlo. Pausa.) ¡Ah bueno! (Pausa.) ¿Qué hiciste con tu pañuelo? (Pausa.)

Ah Willie, ¡no te lo vas a tragar! ¡Escupilo, por favor, escupilo! (Pausa. Vuelve a estar

de frente.) En fin, será lo natural, supongo. (La voz se quiebra.) Lo humano. (Pausa.

Igual.) ¿Qué se puede hacer? (Pausa. Igual.) De la mañana a la noche. (Pausa. Igual.)

Día tras día. (Pausa. Levanta la cabeza. Sonrisa.) ¡El estilo antiguo! (Fin de sonrisa.

Vuelve a sus uña.) No, esta ya está. (Pasa a la siguiente.) Me hubiera puesto los

anteojos. (Pausa.) Ya es tarde. (Termina la mano izquierda, la inspecciona.) Un poco

más presentables. (Empieza la mano derecha. Lo que sigue puntuado como antes.) En

fin – qué importa – este Miralles – Miranda – qué importa – y la mujer – de la mano –

una bolsa cada uno – de esas multiuso – de nailon – plantados ahí mirándome –

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Page 16: Beckett, Samuel. Los Días Felices

boquiabiertos – al fin él – Miranda – Miralles – qué importa - ¿a qué está jugando? dice

- ¿a qué viene? dice – metida hasta las tetas – en los yuyos – tipo grosero – ¿qué

significa? dice - ¿qué se supone que significa? – y patatín – y patatán – todas las

estupideces – de siempre - ¿me oís? dice – por desgracia, dice ella - ¿cómo que por

desgracia? dice él - ¿qué significa por desgracia? (Deja de limarse, levanta la cabeza,

mira delante de ella.) ¿Y vos? dice ella. ¿A qué venís vos, que se supone que

significás? ¿O porque seguís parado sobre tus pies planos, con tu viejo atadito lleno de

caca en conserva y de calzones de recambio, arrastrándome de una punta a la otra de

este desierto de mierda – vieja gritona, tal para cual – (de repente violenta) – ¡soltame,

dice ella, me cago en Dios, y rajá, rajá! (Vuelve a limar.) ¿Por qué no la desentierra?

dice él –aludiendo a vos, mi ángel - ¿para qué le sirve ella así? - ¿para qué le sirve él

así? – y así sucesivamente – todas las estupideces – de siempre – hay que

desenterrarla, dice él – así ella no tiene sentido - ¿desenterrarla con qué? dice ella –

con las manos desnudas, dice él, yo lo haría con las manos desnudas – debían ser

marido y –mujer. (Lima en silencio.) Después por fin se fueron – de la mano – las

bolsitas – se alejan – borrosos – después nada – últimos humanos – que se extraviaron

por acá. (Termina la mano derecha, la inspecciona, apoya la lima, mira delante de

ella.) Extraño, apariciones semejantes, en un momento semejante. (Pausa.) ¿Extraño?

(Pausa.) No, acá todo es extraño. (Pausa.) En todo caso les estoy agradecida. (La voz

se quiebra.) Muy agradecida. (Baja la cabeza. Pausa. Levanta la cabeza. Calma.) Bajar

y subir la cabeza, bajar y subir, siempre así. (Pausa.) ¿Y ahora? (Pausa larga. Empieza

a hacer orden metiendo los objetos en la bolsa, el cepillo de dientes último. Esa

operación puntúa lo que sigue.) Tal vez sea – un poco temprano – para aprestarse –

para la noche (para de ordenar, levanta la cabeza, sonríe) - ¡el estilo antiguo! – (fin de

la sonrisa, vuelve a ordenar) – y sin embargo lo hago – me apresto – para la noche –

sintiendo que está cerca – que va a sonar – la hora del sueño – diciéndome, Winnie –

no por mucho tiempo más, Winnie – va a sonar – la hora del sueño. (Para de ordenar,

levanta la cabeza, mire delante de ella.) A veces me equivoco. (Sonrisa.) Pero no

muchas. (Fin de la sonrisa.) A veces todo terminó, lo del día, todo hecho, todo dicho,

todo listo, lo de la noche, y el día no terminó, lejos de haber terminado, la noche no

está lista, lejos lejos de estar lista. (Sonrisa.) Pero pocas veces. (Fin de la sonrisa.) Sí,

cuando siento que viene, que va a sonar, la hora del sueño, y me apresto por lo tanto,

para la noche – (gesto) – de esta forma, a veces me equivoco – (sonrisa) – pero pocas

veces. (Fin de la sonrisa. Vuelve a ordenar.) En otro tiempo yo pensaba – digo, en otro

tiempo pensaba – que todas esas cosas – guardadas en la bolsa – si era demasiado

temprano – guardadas demasiado temprano – que podía volver a sacarlas – llegado el

momento – en caso de necesidad – y así sucesivamente – indefinidamente – guardadas

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Page 17: Beckett, Samuel. Los Días Felices

– sacadas – hasta que suene – la hora del sueño. (Deja de ordenar, levanta la cabeza,

sonríe.) Pero no. (Sonrisa más amplia.) No no. (Fin de la sonrisa. Vuelve a ordenar.)

Podría parecer extraño – sí, puede ser – lo... ¿cómo decirlo? – lo que acabo de decir –

sí, puede ser – (toma el revólver) – extraño – (gira para meter el revólver en la bolsa) -

si no fuera – (a punto de meter el revólver interrumpe el gesto y vuelve a estar de

frente) – si no fuera – (apoya el revólver a su derecha, deja de ordenar, levanta la

cabeza) – que todo parece extraño – (Pausa.) Muy extraño. (Pausa.) Nunca cambia

nada. (Pausa.) Cada vez más extraño. (Pausa. Se inclina de nuevo, junta el último

objeto, que es el cepillo de dientes, y gira para guardarlo en la bolsa cuando un

movimiento del lado de Willie llama su atención. Se da vuelta para ver. Pausa.)

¿Cansado de tu agujero, mi vida? (Pausa.) Y sí, lo entiendo. (Pausa.) ¡Tu sombrero de

paja! (Pausa.) Ah no sos más el rastrero de otros tiempos, pobre querido. (Pausa.) No,

ya no más el rastrero que conquistó mi corazón. (Pausa.) Sobre las rodilla, querido,

intentá sobre las rodillas, las patas en el suelo. (Pausa.) ¡Rodillas! ¡Rodillas! (Pausa.)

¡Qué maldición, la movilidad! (Sigue con la vista la progresión de Willie hacia ella

atrás del montículo, es decir hacia el lugar que ocupaba al principio del acto.) Medio

metro más, Willie, y llegaste. (Pausa mientras observa los últimos centímetros.) ¡Ah!

(Vuelve penosamente a estar de frente, se frota el cuello.) Tortícolis de tanto

admirarte. (Se frota el cuello.) Pero vale la pena, vale mil veces la pena. (Gira un poco

hacia él.) ¿Sabes lo que sueño a veces? (Pausa.) ¿Lo que sueño a veces, Willie?

(Pausa.) Que venís a vivir de este lado para que pueda verte. (Pausa. Vuelve a estar de

frente.) Sería otra mujer. (Pausa.) Irreconocible. (Gira un poco hacia él.) O solo cada

tanto, de este lado solo cada tanto, para llenarme de vos. (Pausa. Vuelve a estar de

frente.) Pero no podés, lo sé. (Baja la cabeza.) Lo sé. (Pausa. Levanta la cabeza.) En

fin – (mira el cepillo) – no por mucho tiempo más, Winnie – (mira el cepillo) – va a

sonar. (El cráneo calvo de Willie, parte posterior, aparece por encima de la pendiente

del montículo. Winnie mira el cepillo más de cerca.) Solemnemente garantizada...

(levanta la cabeza) ...¿cómo era eso? (La mano de Willie aparece sosteniendo el

pañuelo que ella extiende sobre el cráneo, después desaparece.) Auténtica pura...

solemnemente garantizada... (La mano de Willie reaparece sosteniendo el sombrero

de paja que ajusta sobre el cráneo, coquetamente inclinado, después desaparece.) ...

¡ah! ¡cerdas de cerdo! (Pausa.) ¿Qué es un cerdo, exactamente? (Pausa. Girando un

poco hacia Willie.) ¿Qué es exactamente, Willie, un cerdo? (Pausa. Girando un poco

más, suplicante.) Willie, te lo suplico, ¿qué es un cerdo?

Pausa.

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Page 18: Beckett, Samuel. Los Días Felices

Willie: Chancho macho castrado. (Winnie tiene una expresión feliz.) Criado

para su sacrificio.

Winnie vuelve a estar de frente. La expresión feliz aumenta. Willie abre su

diario, manos invisibles. Las páginas amarillentas enmarcan su cabeza. Winnie mira

delante de ella, siempre con expresión feliz.

Winnie: ¡Ah el nuevo día feliz que habrá sido, otro más! (Pausa.) A pesar de

todo. (Fin de la expresión feliz.) Hasta ahora.

Pausa. Willie da vuelta la página. Pausa. Da vuelta la página. Pausa.

Willie: Plus por productividad.

Pausa. Winnie se saca el sombrero, gira para meterlo en la bolsa, interrumpe el

gesto, vuelve a estar de frente. Sonrisa.

Winnie: No. (Sonrisa más larga.) No no. (Fin de la sonrisa. Se vuelve a poner el

sombrero, mira delante de ella. Willie da vuelta la página.) ¿Y ahora? (Pausa larga.)

Cantá. (Pausa.) Cantá tu canción, Winnie. (Pausa.) ¿No? (Pausa.) Entonces rezá.

(Pausa.) Reza tu oración, Winnie.

Pausa. Willie da vuelta la página. Pausa.

Willie: Beneficios sociales.

Pausa. Winnie mira delante de ella. Willie da vuelta la página. Pausa. El diario

desaparece.

Winnie: Rezá tu vieja oración, Winnie.

Pausa larga.

TELÓN

SEGUNDO ACTO

Escenario como en el primer acto.

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Page 19: Beckett, Samuel. Los Días Felices

Willie invisible.

Winnie enterrada hasta el cuello, su sombrero sobre su nuca, ojos cerrados. La

cabeza, que ya no puede girar, ni levantar, ni bajar, queda rigurosamente inmóvil y de

frente durante toda la duración del acto. Solo los ojos se mueven. Ver indicaciones.

Bolsa y sombrilla en el mismo lugar que al principio del primer acto. Revólver muy en

evidencia a la derecha de la cabeza.

Pausa larga.

Timbre penetrante. Ella abre los ojos de inmediato. El timbre se interrumpe. Mira

delante de ella. Pausa larga.

Winnie: Salve, santa luz. (Pausa. Cierra los ojos. Timbre penetrante. Abre los ojos de

inmediato. El timbre se interrumpe. Mira delante de ella. Sonrisa. Pausa. Fin de la

sonrisa. Pausa.) Alguien me mira todavía. (Pausa.) Le importo a alguien todavía.

(Pausa.) Eso me parece tan maravilloso. (Pausa.) Ojos sobre mis ojos. (Pausa.) ¿Cómo

es ese verso inolvidable? (Pausa. Ojos a la derecha.) Willie. (Pausa. Más fuerte.) Willie.

(Pausa. Ojos de frente.) ¿Se puede hablar del tiempo todavía? (Pausa.) Decir que hace

mucho tiempo, Willie, que ya no te veo. (Pausa.) Ya no te oigo. (Pausa.) ¿Se puede?

(Pausa.) Se hace. (Sonrisa.) ¡El estilo antiguo! (Fin de la sonrisa.) Hay tan poco de lo

que se pueda hablar. (Pausa.) Se habla de todo. (Pausa.) De todo lo que se puede.

(Pausa.) En otro tiempo pensaba... digo, en otro tiempo pensaba que aprendería a

hablar sola. (Pausa.) Quiero decir a mí misma en el desierto. (Sonrisa.) Pero no.

(Sonrisa más grande.) No no. (Fin de la sonrisa.) Así que estás acá. (Pausa.) Oh debés

estar muerto, sí, puede ser, como los otros, te debés haber muerto, o ido, dejándome,

como los otros, no importa, estás acá. (Pausa. Ojos a la izquierda.) La bolsa también

está acá, la misma de siempre, la veo. (Ojos a la derecha. Más fuerte.) La bolsa está

acá, Willie... ni una arruga, la que me regalaste aquel día... para hacer las compras.

(Pausa. Ojos de frente.) Aquel día. (Pausa.) ¿Qué día? (Pausa.) En otro tiempo rezaba.

(Pausa.) Digo, en otro tiempo rezaba. (Pausa.) Sí, lo admito. (Sonrisa.) Ahora ya no.

(Sonrisa más grande.) No no. (Fin de la sonrisa. Pausa.) En otro tiempo... ahora...

cómo cuesta, para la mente. (Pausa.) Haber sido siempre la que soy – y ser tan

diferente a la que era. (Pausa.) Soy una, una digo, y después otra. (Pausa.) A veces

una, a veces otra. (Pausa.) Hay tan poco que una pueda decir. (Pausa.) Una dice todo.

(Pausa.) Todo lo que se puede. (Pausa.) Y ni una sola palabra de verdad en ningún

lado. (Pausa.) Mis brazos. (Pausa.) Mis senos. (Pausa.) ¿Qué brazos? (Pausa.) ¿Qué

senos? (Pausa.) Willie. (Pausa.) ¿Qué Willie? (Afirmando con vehemencia.) ¡Mi Willie!

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(Ojos a la derecha. Llamando.) ¡Willie! (Pausa. Más fuerte.) ¡Willie! (Pausa. Ojos de

frente.) En fin, no saber, no saber a ciencia cierta, gran bendición, todo lo que pido.

(Pausa.) Y sí... En otro tiempo... ahora... sombra verde... eso... Carlitos... besos... eso...

todo esto... muy perturbador para la mente. (Pausa.) Pero la mía no está perturbada.

(Sonrisa.) Ahora ya no. (Sonrisa más larga.) No no. (Fin de sonrisa. Pausa. Cierra los

ojos. Timbre penetrante. Abre los ojos enseguida. Pausa.) Vuelvo a ver ojos... y los veo

cerrarse... tranquilos... para ver tranquilos. (Pausa.) No los míos. (Sonrisa.) Ya no.

(Sonrisa más amplia.) No no. (Fin de la sonrisa. Pausa.) Willie. (Pausa.) La Tierra,

Willie, ¿te parece que perdió su atmósfera? (Pausa.) ¿Te parece, Willie? (Pausa.) ¿No

tenés opinión? (Pausa.) Y bueno, así sos vos, nunca tuviste opinión, sobre lo que fuera.

(Pausa.) Es comprensible. (Pausa.) Muy. (Pausa.) El globo. (Pausa.) A veces me

pregunto. (Pausa.) Quizá no toda. (Pausa.) Siempre queda algo. (Pausa.) De todo.

(Pausa.) Algo queda. (Pausa.) Si declinara la razón. (Pausa.) Por supuesto no lo hará.

(Pausa.) Para nada. (Pausa.) No la mía. (Pausa.) Ya no. (Sonrisa más amplia.) No no.

(Fin de la sonrisa. Pausa.) Podría ser el frío eterno. (Pausa.) El hielo eterno. (Pausa.)

Pura casualidad, me imagino, feliz casualidad. (Pausa.) Ah sí, grandes bendiciones,

grandes bendiciones. (Pausa.) ¿Y ahora? (Pausa.) La cara. (Pausa.) La nariz. (Bizquea

hacia la nariz.) La veo... (bizqueando) ...la punta... las aletas... soplo de vida... esa

curva que tanto apreciabas... (estira los labios) ...una sombra de labio... (los

estira) ...si hago pucheros... (saca la lengua) ...la lengua por supuesto... (la saca) ...que

tanto te gustaba... (la saca) ...si la saco... (la saca) ...la punta... (levanta la vista) ...un

filo de frente... de ceja...imaginación quizá... (ojos a la izquierda) ...la mejilla...no...

(ojos a la derecha) ...no... (infla los cachetes) ...incluso si las inflo... (ojos a la

izquierda, infla las mejillas) ...no...no...ningún rubor. (Ojos de frente.) Es todo. (Pausa.)

La bolsa por supuesto. (Ojos a la izquierda.) Algo borrosa...pero la bolsa. (Ojos de

frente. Indolente.) La tierra por supuesto y el cielo. (Ojos a la derecha.) La sombrilla

que me regalaste... aquel día... (pausa) ...aquel día...el lago...los juncos. (Ojos de

frente. Pausa.) ¿Qué día? (Pausa.) ¿Qué juncos? (Pausa larga. Cierra los ojos. Timbre

penetrante. Abre los ojos enseguida. Pausa. Ojos a la derecha.) Brownie por supuesto.

(Pausa.) Te acordás de Brownie, Willie, puedo verlo. (Pausa. Más fuerte.) Brownie está

acá, Willie, al lado mío. (Pausa. Más fuerte todavía.) Brownie está acá, Willie. (Pausa.

Ojos de frente.) Es todo. (Pausa.) ¿Qué haría sin ellos? (Pausa.) ¿Qué haría sin ellos,

cuando las palabras me abandonan? (Pausa.) ¿Mirar hacia adelante, con los labios

apretados? (Pausa larga mientras lo hace.) No puedo. (Pausa.) Ah sí, grandes

bendiciones, grandes bendiciones. (Pausa larga. Bajo.) A veces oigo ruidos. (Expresión

de escuchar. Voz normal.) Pero pocas. (Pausa.) Los bendigo, bendigo los ruidos, me

ayudan a... atravesar el día. (Sonrisa.) ¡El estilo antiguo! (Fin de la sonrisa.) Sí, son

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Page 21: Beckett, Samuel. Los Días Felices

días felices, los días que hay ruidos. (Pausa.) Que oigo ruidos. (Pausa.) En otro tiempo

pensaba... (pausa) ...digo, en otro tiempo pensaba que estaban en mi cabeza.

(Sonrisa.) Pero no. (Sonrisa más amplia.) No no. (Fin de la sonrisa.) Era la lógica.

(Pausa.) La razón. (Pausa.) No perdí la razón. (Pausa.) No todavía. (Pausa.) No toda.

(Pausa.) Algo me queda. (Pausa.) Ruidos. (Pausa.) Como

pequeños...desmoronamientos, pequeños...desprendimientos. (Pausa. Bajo.) Son las

cosas, Willie. (Pausa. Voz normal.) Adentro de la bolsa, afuera de la bolsa. (Pausa.) Ah

sí, las cosas tienen su vida, es lo que siempre digo, las cosas tienen una vida. (Pausa.)

Mi espejo, por ejemplo, no me necesita. (Pausa.) Y cuando suena. (Pausa.) Duele,

como un cuchillo. (Pausa.) Una gubia. (Pausa.) No se puede no escucharlo. (Pausa.)

Cuántas veces dije... (pausa) ...digo, cuántas veces dije, No escuches, Winnie, no te

metas, dormí y despertate, dormí y despertate, como se te cante, abrí y cerrá los ojos,

como se te cante, o como te venga mejor. (Pausa.) Abrí y cerrá los ojos, Winnie, abrí y

cerrá, siempre así. (Pausa.) Pero no. (Sonrisa.) Ya no. (Sonrisa más amplia.) No no.

(Fin de la sonrisa. Pausa.) ¿Y ahora? (Pausa.) ¿Y ahora, Willie? (Pausa larga.) Está mi

historia por supuesto, cuando no queda nada. (Pausa.) Una vida. (Sonrisa.) Una larga

vida. (Fin de la sonrisa.) Empezando en la matriz, como antaño, Mildred se acuerda,

ella se va a acordar, de la matriz, antes de morir, la matriz materna. (Pausa.) Ya tiene

cuatro o cinco años y acaban de regalarle una gran muñeca de cera. Toda vestida,

haciendo juego. (Pausa.) Zapatos, zoquetes, bombachita de encaje, el conjunto

completo, minifalda escocesa, guantes. (Pausa.) Medias caladas blancas. (Pausa.)

Sombrerito de paja blanco, con elástico. (Pausa.) Collar de perlas. (Pausa.) Librito

ilustrado con inscripciones de verdad para llevarlo bajo el brazo cuando sale de paseo.

(Pausa.) Ojos azul claro que se abren y se cierran. (Tono narrativo.) El sol apenas

sobrepasaba el horizonte cuando Millie se levantó, bajó... (pausa) ...se puso su

pequeño salto de cama, bajó sola la escalera empinada, a cuatro patas de espaldas,

aunque lo tenía prohibido, entró en... (pausa) ...franqueó en puntas de pie el corredor

silencioso, entró en el cuarto de los niños y empezó a desvestir a su muñequita.

(Pausa.) Mientras la retaba. (Pausa.) De repente un ratón – (Pausa larga.) Despacio,

Winnie. (Pausa larga. Llamando.) ¡Willie! (Pausa. Más fuerte.) ¡Willie! (Tono de

reproche leve.) Por momentos tu actitud me parece un poco extraña, Willie, no solés

ser cruel sin necesidad. (Pausa.) ¿Extraña? (Pausa.) No. (Sonrisa.) Acá no. (Sonrisa

más amplia.) Ya no. (Fin de la sonrisa.) Y sin embargo – (De repente inquieta.) ¡Con tal

que no pase nada! (Ojos a la derecha. Fuerte.) ¿Está todo bien, querido? (Pausa Ojos

de frente.) ¡Dios quiera que no haya metido la cabeza primero! (Ojos a la derecha.

Fuerte.) ¿Estás atascado, Willie? (Pausa. Igual.) ¿Estás atrancado, Willie? (Pausa. Ojos

de frente. Expresión de angustia.) Quizá está pidiendo ayuda, todo este tiempo, sin

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Page 22: Beckett, Samuel. Los Días Felices

que lo oiga. (Pausa.) Por supuesto, oigo gritos. (Pausa.) Pero están en mi cabeza, ¿no?

(Pausa.) Es posible que - (Pausa. Con seguridad.) No no, mi cabeza está llena de

gritos, desde siempre. (Pausa.) Débiles gritos confusos. (Pausa.) Vienen. (Pausa.) Y se

van. (Pausa.) Como a merced del viento. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso.

(Pausa.) Cesan. (Pausa.) Ah sí, grandes bendiciones, grandes bendiciones. (Pausa.) El

día ya está muy avanzado. (Sonrisa. Fin de la sonrisa.) Y sin embargo todavía es un

poco temprano, tal vez, para mi canción. (Pausa.) Cantar demasiado temprano es

funesto, siempre lo digo. (Pausa.) Por otro lado, a veces una espera demasiado.

(Pausa.) Suena la hora del sueño, y una no cantó. (Pausa.) El día entero se fue volando

– (sonrisa, fin de la sonrisa) sin retorno, y ni la más mínima canción de ninguna clase.

(Pausa.) Ahí hay un problema. (Pausa.) No se puede cantar... así nomás, no. (Pausa.)

Sube a los labios, una no sabe por qué, el momento está mal elegido, una se lo traga.

(Pausa.) Una dice, Es el momento, es ahora o nunca, y no puede. (Pausa.) No puede

cantar, así de simple. (Pausa.) Ni una nota. (Pausa.) Otra cosa, Willie, antes de pasar

a otra cosa. (Pausa.) La tristeza después de cantar. (Pausa.) ¿Pasaste por eso, Willie?

(Pausa.) ¿A lo largo de tu experiencia? (Pausa.) ¿No? (Pausa.) La tristeza después de

tener relaciones sexuales, esa nos resulta familiar, claro. En eso, Willie, estarías de

acuerdo con Aristóteles, supongo. (Pausa.) Sí, a esa la conocemos y sabemos hacerle

frente. (Pausa.) Pero después de cantar... (Pausa.) No dura por supuesto. (Pausa.) Eso

me parece tan maravilloso. (Pausa.) Se disipa. (Pausa.) ¿Qué son esos versos

exquisitos? (Pausa.) Anegó algo en olvidos... algo del corazón...en su penar dichoso...

no... doloroso... algo de un raudal de olvidos...más memorias algo más... mis

gemidos...en olvidos...por el gran algo más... mi memoria anegó... en olvidos...

olvidos... (Pausa. Con un suspiro.) Una se olvida los clásicos. (Pausa.) No todos.

(Pausa.) Una parte. (Pausa.) Queda una parte. (Pausa.) Eso me parece tan maravilloso,

que a una le quede una parte, de los clásicos, para ayudarla a atravesar el día.

(Pausa.) Ah sí, abundantes bendiciones. (Pausa.) Y ahora. (Pausa.) ¿Y ahora, Willie?

(Pausa larga.) Convoco ante el ojo de la mente... señor Miranda... o Miralles. (Cierra

los ojos. Timbre penetrante. Abre los ojos enseguida. Pausa.) De la mano, bolsas.

(Pausa.) De mediana edad. (Pausa.) Ni jóvenes, ni viejos. (Pausa.) Plantados ahí

mirándome, boquiabiertos. (Pausa.) Bastante buenas tetas, dice él, vi peores. (Pausa.)

Bastante buenos hombros, dice él, vi peores. (Pausa.) ¿Siente sus piernas? dice él.

(Pausa.) ¿Todavía tienen vida sus piernas? dice él. (Pausa.) ¿Está en bolas ahí abajo?

dice él. (Pausa.) Preguntale, dice él, yo no me animo. (Pausa.) ¿Preguntarle qué? dice

ella. (Pausa.) Si todavía tienen vida, sus piernas. (Pausa.) Si está en bolas ahí abajo.

(Pausa.) Preguntale vos, dice ella. (De repente violenta.) ¡Soltame, me cago en Dios, y

rajá! (Pausa. Igual.) ¡Morite! (Sonrisa.) Pero no. (Sonrisa más amplia.) No no. (Fin de

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Page 23: Beckett, Samuel. Los Días Felices

la sonrisa.) Los miro alejarse. (Pausa.) De la mano, bolsas. (Pausa.) Borrosos. Después

nada. (Pausa.) Últimos humanos – que se extraviaron por acá. (Pausa.) Hasta ahora.

(Pausa.) ¿Y ahora? (Pausa. Bajo.) Socorro. (Pausa. Igual.) Socorro, Willie. (Pausa.

Igual.) ¿No? (Pausa larga.) De repente un ratón... (Pausa. Tono narrativo.) De repente

un ratón... sobre su pequeño muslo... más arriba... más arriba... y Mildred, soltando a

su muñequita con espanto, se puso a gritar – (Winnie lanza un grito penetrante) – y

gritó y gritó – (Winnie grita dos veces) gritó y gritó hasta que acudieron todos, en su

ropa de dormir, papá, mamá, Bibbie y la vieja... Annie, para ver qué problema había,

cuál podía ser Dios mío Dios mío el problema. (Pausa.) Demasiado tarde. (Pausa.

Bajo.) Demasiado tarde. (Pausa larga. Apenas audible.) Willie. (Pausa. Voz normal.) En

fin no por mucho tiempo más, Winnie, va a sonar, la hora del sueño. (Pausa.) Entonces

podrás cerrar los ojos, entonces deberás cerrar los ojos y no abrirlos más. (Pausa.)

¿Por qué volver a decir eso? (Pausa.) En otro tiempo pensaba... (pausa) digo, en otro

tiempo pensaba que nunca había ninguna diferencia entre una fracción de segundo y

la siguiente. (Pausa.) En otro tiempo me decía... (pausa) ...digo, en otro tiempo me

decía, Winnie, nunca vas a cambiar, nunca hay ninguna diferencia entre una fracción

de segundo y la siguiente. (Pausa.) ¿Por qué volver a hablar de eso? (Pausa.) Hay tan

poco de lo que se pueda volver a hablar. (Pausa.) Se vuelve a hablar de todo. (Pausa.)

De todo lo que se puede. (Pausa.) Me duele el cuello. (Pausa. De repente violenta.)

¡Me duele el cuello! (Pausa.) ¡Ah está mejor! (Tono ligeramente irritado.) Todo en su

justa medida. (Pausa.) Ya no puedo hacer más nada. (Pausa.) Decir más nada. (Pausa.)

Pero debo decir más. (Pausa.) Qué problema. (Pausa.) No, se tiene que mover, algo,

en el mundo, yo estoy acabada. (Pausa.) Una brisa. (Pausa.) Un soplo. (Pausa.) ¿Qué

son esos versos inmortales? (Pausa.) Podría ser la oscuridad eterna. (Pausa.) Noche

negra sin salida. (Pausa.) Pura casualidad, supongo, feliz casualidad. (Pausa.) Ah sí,

abundantes bendiciones. (Pausa larga.) ¿Y ahora? (Pausa.) ¿Y ahora, Willie. (Pausa

larga.) Aquel día. (Pausa.) Champagne rosado. (Pausa.) Las copas flauta. (Pausa.) Al

fin solos. (Pausa.) El último sorbo, los cuerpos tocándose casi. (Pausa.) La mirada.

(Pausa larga.) ¿Qué día? (Pausa.) ¿Qué mirada? (Pausa larga.) Oigo gritos. (Pausa.)

Cantá. (Pausa.) Cantá tu vieja canción, Winnie.

Pausa larga. De repente expresión de escucha. Ojos a la derecha. La cabeza de Willie

aparece a su derecha, al pie del montículo, por encima de la pendiente. Está en cuatro

patas, en traje de gala – sombrero de copa, frac, pantalón a rayas, etc., guantes

blancos en las manos. Largo bigote blanco y recto muy poblado. Mira delante de él, se

acaricia el bigote. Sale totalmente de atrás del montículo, gira a su izquierda, se

detiene, levanta la vista hacia Winnie. Avanza en cuatro patas hacia el centro, se

detiene, gira la cabeza al frente, mira delante de él, se acaricia el bigote, se ajusta la

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corbata, se calza bien el sombrero, etc., avanza un poco más, se detiene, se quita el

sombrero y levanta la vista hacia Winnie. Ahora está cerca del centro y en su campo

de visión. Cuando ya no puede sostener el esfuerzo de mirar para arriba, baja la

cabeza hasta el suelo.

Winnie: - (Mundana.) ¡Esto, por ejemplo! Este es un placer que ya casi no me

esperaba. (Pausa.) Me hace acordar a la primavera en que venías a lloriquear tu amor.

(Pausa.) ¡Winnie, decí que sí, yo te adoro! (Él levanta la vista hacia ella.) ¡La vida una

burla sin Win! (Ella se empieza a reír.) ¡Qué adefesio, un verdadero esperpento! (Ella

se ríe.) ¿Dónde están tus flores? (Pausa.) De un día. (Willie baja la cabeza.) ¿Qué es

eso que tenés en el cuello? ¿Un ántrax? (Pausa.) Hay que controlar eso, Willie, antes

que se extienda. (Pausa.) ¿Dónde estabas todo este tiempo? (Pausa.) ¿Qué hacías todo

este tiempo? (Pausa.) ¿Arreglándote? ¿No me oíste gritar? (Pausa.) ¿Estabas atascado

en tu agujero? (Levanta la vista hacia ella.) Eso es, Willie, mirame. (Pausa.) Saciá tus

viejos ojos, Willie. (Pausa.) ¿Todavía queda algo? (Pausa.) ¿Algunos restos? (Pausa.)

No pude recuperar mi belleza, sabes. (Él baja la cabeza.) Vos todavía estás

reconocible, en un sentido. (Pausa.) ¿Pensás venir a vivir de este lado ahora... una

temporada corta, quizá? (Pausa.) ¿No? (Pausa.) ¿Solo estabas de paso? (Pausa.) ¿Te

quedaste sordo, Willie? (Pausa.) ¿Mudo? (Pausa.) Ya lo sé, nunca fuiste conversador,

Winnie decí que sí te adoro y se acabaron los piropos, te quedaste en los avisos

clasificados. (Ojos de frente.) En fin qué importa, así y todo habrá sido un día feliz,

después de todo, otro más. (Pausa.) No por mucho tiempo más, Winnie. (Pausa.) Oigo

gritos. (Pausa.) ¿No te pasa, Willie, de oír gritos? (Pausa.) ¿No? (Ojos a la derecha

sobre Willie.) Mirame otra vez, Willie. (Pausa.) Una vez más, Willie. (Él levanta la vista

hacia ella. Feliz.) ¡Ah! (Pausa. Shockeada.) ¡Qué te pasa, nunca te vi una cara

semejante! (Pausa.) Tapate, querido, por el sol, nada de formalidades, faltaba más. (Él

suelta sombrero y guantes y empieza a arrastrarse hacia ella. Alegre.) ¡Ah, pero mirá,

es fantástico! (Él se inmoviliza, una mano agarrándose al montículo, la otra hacia

adelante.) Vamos corazón, ponele garra, dale, yo te voy a aplaudir. (Pausa.) ¿Venís

por mí, Willie, o por otra cosa? (Pausa.) ¿Querías tocarme... la cara... una vez más?

(Pausa.) ¿Venís por un beso, Willie, o por otra cosa? (Pausa.) Hubo una época en que

habría podido darte una mano. (Pausa.) Y otra, antes, en que te daba una mano.

(Pausa.) Siempre tenías mucha necesidad de que te dieran una mano. (Él se suelta y

se derrumba hasta la parte de abajo del montículo.) ¡Brummm! (Vuelve a ponerse en

cuatro patas, levanta la vista hacia ella.) Intentá una vez más, Willie, yo te voy a

aclamar. (Pausa.) No me mires así. (Pausa. Con vehemencia.) ¡No me mires así!

(Pausa. Bajo.) ¿Perdiste la razón, Willie? (Pausa. Igual.) ¿Tus pobres viejos restos de

razón?

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Page 25: Beckett, Samuel. Los Días Felices

(Pausa.)

Willie: - (Bajo.) Win.

Pausa. Los ojos de Winnie vuelven a estar de frente. Expresión feliz.

Winnie: ¡Win! (Pausa.) Ah qué día feliz habrá sido. (Pausa.) Otro más. (Pausa.)

Después de todo. (Fin de la expresión feliz.) Hasta ahora.

Pausa. Ella trata de tararear el principio de la canción, la de la caja de música,

después canta suavemente.

..........

..........

..........

Pausa. Ella cierra los ojos. Timbre penetrante. Abre los ojos enseguida. Sonríe, ojos de

frente. Ojos a la derecha sobre Willie, siempre en cuatro patas, la cara levantada

hacia ella. Fin de la sonrisa. Se miran. Pausa larga.

TELÓN

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