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De Benito Juárez más que conocer su enorme contribución del Estado liberal mexicano, se saben o se intuyen, algunas actitudes que tuvo en la vida de México, muy particularmente en su lucha contra el segundo imperio, personalizado por Maximiliano de Habsburgo. La intuición a la que me refiero, incluye el triunfo de la “República” que se celebra los 15 de mayo (¡Claro! los que saben de esto) sobre el Imperio de un austriaco sostenido con un ejército francés. Si hemos de atender lo que nos dice la historia de México que fue la República la que triunfó, entonces tendríamos que preguntarnos qué género de República es la que quedó vigente de aquellos lejanos años del siglo XIX hasta el día de hoy. Para balbucear alguna respuesta a lo anterior y configurar con esta misma respuesta un homenaje a Benito Juárez por el 201 aniversario de su natalicio habría que decir, que se le atribuye al pensador inglés John Locke la paternidad teórica del liberalismo. Esta concepción de la sociedad, del individuo y del Estado, pone énfasis precisamente, a que el Estado y la sociedad con él, existen y están al servicio del hombre. Por lo anterior, para los filósofos de la política el liberalismo es un movimiento sociopolítico profundamente individualista y egoísta. Se dice en el mundo de la academia que las ideas de John Locke tuvieron una influencia más directa fuera de Inglaterra que en su propia tierra. Lo anterior se afirma porque la gran aportación teórica que hiciera este filósofo inglés se encuentra plasmada en la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”, documento éste, que condensa la ideología de la Asamblea Revolucionaria que dio fin a la Revolución francesa de 1789. Si nos tomamos la molestia de leer la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, nos vamos a encontrar con conceptos como los siguientes: considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos ha originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se han proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias, la Asamblea Nacional de la ONU proclama entre otras ideas; que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están en razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Del mismo modo, toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este último derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. Esta declaración Universal de los Derechos del Hombre, también establece, que toda persona tiene derecho a la educación y que la educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales y adicionales, esta educación favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz. Las ideas de John Locke y de Juan Jacobo Rousseau llegaron a la Nueva España, pero apenas sí fueron útiles para que los criollos se decidieran a independizarse de la Metrópoli europea. El terreno de vasallaje y esclavitud no era muy propicio para que el liberalismo rindiera buenos frutos. Por lo tanto, la Constitución Política de 1824 que creó el Estado mexicano, mantuvo la simbiosis Estado Ingleses, prohibiendo explícitamente el ejercicio de cualquier religión que no fuera la católica. Esta circunstancia se mantuvo incluso hasta la Constitución de 1857, porque cuando los constituyentes de aquella época pusieron a consideración del Congreso la libertad religiosa, muchos diputados abandonaron el recinto legislativo y finalmente el artículo que proponía la libertad religiosa no fue aprobado. En síntesis: se puede afirmar que el Estado mexicano era un Estado confesional que protegía el monopolio de una sola religión.

Benito Juárez, liberal mexicano

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De Benito Juárez más que conocer su enorme contribución del Estado liberal mexicano, se saben o se intuyen, algunas actitudes que tuvo en la vida de México, muy particularmente en su lucha contra el segundo imperio, personalizado por Maximiliano de Habsburgo. La intuición a la que me refiero, incluye el triunfo de la “República” que se celebra los 15 de mayo (¡Claro! los que saben de esto) sobre el Imperio de un austriaco sostenido con un ejército francés. Si hemos de atender lo que nos dice la historia de México que fue la República la que triunfó, entonces tendríamos que preguntarnos qué género de República es la que quedó vigente de aquellos lejanos años del siglo XIX hasta el día de hoy. Para balbucear alguna respuesta a lo anterior y configurar con esta misma respuesta un homenaje a Benito Juárez por el 201 aniversario de su natalicio habría que decir, que se le atribuye al pensador inglés John Locke la paternidad teórica del liberalismo. Esta concepción de la sociedad, del individuo y del Estado, pone énfasis precisamente, a que el Estado y la sociedad con él, existen y están al servicio del hombre. Por lo anterior, para los filósofos de la política el liberalismo es un movimiento sociopolítico profundamente individualista y egoísta.

Se dice en el mundo de la academia que las ideas de John Locke tuvieron una influencia más directa fuera de Inglaterra que en su propia tierra. Lo anterior se afirma porque la gran aportación teórica que hiciera este filósofo inglés se encuentra plasmada en la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”, documento éste, que condensa la ideología de la Asamblea Revolucionaria que dio fin a la Revolución francesa de 1789.

Si nos tomamos la molestia de leer la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, nos vamos a encontrar con conceptos como los siguientes: considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos ha originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se han proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias, la Asamblea Nacional de la ONU proclama entre otras ideas; que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están en razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Del mismo modo, toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este último derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Esta declaración Universal de los Derechos del Hombre, también establece, que toda persona tiene derecho a la educación y que la educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales y adicionales, esta educación favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

Las ideas de John Locke y de Juan Jacobo Rousseau llegaron a la Nueva España, pero apenas sí fueron útiles para que los criollos se decidieran a independizarse de la Metrópoli europea. El terreno de vasallaje y esclavitud no era muy propicio para que el liberalismo rindiera buenos frutos. Por lo tanto, la Constitución Política de 1824 que creó el Estado mexicano, mantuvo la simbiosis Estado Ingleses, prohibiendo explícitamente el ejercicio de cualquier religión que no fuera la católica.

Esta circunstancia se mantuvo incluso hasta la Constitución de 1857, porque cuando los constituyentes de aquella época pusieron a consideración del Congreso la libertad religiosa, muchos diputados abandonaron el recinto legislativo y finalmente el artículo que proponía la libertad religiosa no fue aprobado. En síntesis: se puede afirmar que el Estado mexicano era un Estado confesional que protegía el monopolio de una sola religión.

Sin embargo, Benito Juárez junto con sus ministros Melchor Ocampo, Manuel Ruiz y Miguel Lerdo de Tejada, en el mes de julio del año 1859 expiden un “Manifiesto del Gobierno Constitucional a la Nación”, en donde se señala: que “creía indispensable entre otras cosas: adoptar como regla general invariable, la más perfecta independencia entre los negocios del Estado y los puramente eclesiásticos”. Del mismo modo, este Manifiesto establecía que han sido y son propiedad de la nación todos los bienes que administra el clero secular y regular, del mismo modo que, la remuneración que daban los fieles a los sacerdotes por la administración de los sacramentos, así como, por todos los demás servicios eclesiásticos, serían objeto de convenios entre los fieles y los propios sacerdotes sin que en nada interviniera la autoridad civil.

Es fácilmente observable el deslinde de espacios y competencias que se dio entre la iglesia y el Estado en esta confrontación histórica. También es fácil inferir el por qué algunos segmentos del clero católico se dan por agraviados por Benito Juárez y la generación de liberales que restauró la República federal contra el segundo imperio y formuló y aplicó las “Leyes de Reforma”. En consecuencia después de esos avatares el Estado mexicano se constituye en un Estado laico, esto quiere decir, a contrario sensu del Estado confesional, que el Estado mexicano ya no adopta como propia ninguna religión, ni concede privilegios a los fieles de cualquiera otra religión determinada. Por el contrario la teoría del Estado laico se basa en una concepción secular y no sacra del poder político como actividad autónoma respecto a las confesiones religiosas; las que sin embargo, colocadas en un mismo plano de igual libertad, pueden ejercer una influencia política de acuerdo a su propia importancia social. Esto quiere decir que debidamente entendido el Estado laico no profesa una ideología irreligiosa o antirreligiosa.

A Benito Juárez y Lerdo de Tejada, también hay que acreditarles el establecimiento de la educación laica (1869). Aunque este laicismo educativo en sus inicios solamente abarcaba las escuelas del Distrito Federal y los territorios que dependían del gobierno federal. Sin embargo, todo lo que hizo Juárez y demás próceres del liberalismo, apenas se está viendo reflejado en las instituciones políticas y constitucionales, con esto último queremos hacer notar, que un pueblo, no puede de buenas a primeras, convertirse en una democracia liberal, por mucho que así lo digan sus leyes y sus constituciones. Sin embargo, la gran contribución de Benito Juárez allí está, a disposición de quien quiera examinarla, pero sobre todo, hacerla suya para seguir consolidando un mejor país para todos.

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Benito Pablo Juárez García (*San Pablo Guelatao, Oaxaca, 21 de marzo de 1806 – Ciudad de México, 18 de julio de 1872) fue un abogado y político mexicano, de origen indígena zapoteca, Presidente de México en varias ocasiones (1858-1872). Se le conoce como el "Benemérito de las Américas".[1] Benito Juárez es célebre por su frase "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz."[2]

Benito Juárez vivió una de las épocas más importantes de México, considerada por muchos historiadores como la consolidación de la nación como República. Juárez marcó un parteaguas en la historia nacional, siendo protagonista de primer nivel de esta época. Su biografía durante los años que ocupó la presidencia es casi en su totalidad también la historia de México.

Primeros años y formación

Benito Juárez García nació el 21 de marzo de 1806 en el poblado de San Pablo Guelatao, Oaxaca, población ubicada en la cadena montañosa ahora conocida como "La Sierra Juárez". Los padres de Benito Juárez, Marcelino Juárez y Brígida García, eran según sus palabras "indios de la raza primitiva del país", fueron agricultores, que murieron cuando él tenía 3 años, por lo que quedó bajo el amparo de sus abuelos y hermanas, Rosa y Josefa, aunque finalmente terminó bajo la custodia de su tío, Bernardino Juárez. A partir de allí, trabajó como peón del campo y como pastor de ovejas hasta la edad de 12 años, cuando huyó a la ciudad de Oaxaca tras haber perdido un par de ovejas.

Su hermana Josefa lo recibió, quien trabajaba como cocinera para una rica familia de un extranjero comerciante de apellido Maza. Al llegar a la ciudad, en 1818, Juárez llevaba varios días de camino desde su natal pueblo. Llegó hambriento. Él hablaba sólo su lengua materna, el zapoteco, por lo que no sabía leer ni escribir. Con el visto bueno del Sr. Antonio Maza, Benito se inició como trabajador doméstico teniendo asignado un salario de dos reales. La hija adoptiva del Sr. Maza, Margarita Maza, muchos años después se convertiría en la esposa de Benito.

Pocos días después, el sacerdote franciscano Antonio Salanueva le admitió como aprendiz de encuadernador, mientras en sus ratos libres jugaba y estudiaba la primaria. Salanueva se impresionó con la inteligencia de Benito y su facilidad para el aprendizaje, y lo ayudó a ingresar en el seminario de la ciudad.

En el Seminario de Santa Cruz inició sus estudios el año de 1824, donde cursó latín, filosofía y teología. El seminario no era su vocación y en especial le aburría la teología, clase donde se dormía. Por esto, con la oposición de su protector Salanueva, abandonó el seminario y se inclinó por el derecho.

Ingresó a la carrera de Jurisprudencia en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, en donde obtuvo en 1834 la licenciatura; estudió con gran mérito, desempeñó varias cátedras. Varios de sus profesores eran masones.[cita requerida]. En una ocasión le pidieron representar un papel de una obra de Virgilio en una escenificación donde se incluía recitar algunos versos en latín, para parecer griego siendo él muy moreno, siguiendo un consejo de un compañero, se blanqueó la cara, lo hizo tan grotescamente que daba risa verlo. Sin embargo cuando inició el recital habló en perfecto latín por ello le admiraron y le aplaudieron.[cita requerida].

Benito Juárez en compañía de su hermana Nela (izquierda) y de su esposa Margarita.

Inicia su carrera política

Durante esta época comenzó su carrera política, aunque anteriormente se desempeñó como rector de su Instituto en 1831, en el cual siempre profesó y defendió ante todo las ideas liberales. Fue diputado local en el año de 1833, junto con otros puestos modestos del ayuntamiento.

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Ése mismo año apoyó a Valentín Gómez Farías, quien buscaba debilitar y someter al clero. Sin embargo, un año después se impuso de nuevo el centralismo en el país, por lo que huyó a Puebla donde administró unos baños públicos.[3]

Después de un par de años regresó a Oaxaca. Se le otorgó el empleo de juez de primera instancia. Tuvo al menos dos hijos con una mujer anónima del pueblo, a la que desconoció para luego casarse con Margarita Maza, hija adoptiva de su antiguo patrón, Antonio Maza. Al celebrarse la boda tenía 37 años y ella 17.[3]

Sirvió como burócrata tanto a los centralistas como a los santannistas. Inclusive hizo que se colocara en su sala de sesiones un retrato de Santa Anna y cuando murió la esposa de éste, pidió a los empleado públicos que guardaran luto. En 1844 lo premiaron con el nombramiento de fiscal del Tribunal Supremo de Justicia oaxaqueño.[3]

En 1847 se trasladó a la ciudad de México en calidad de diputado federal. Fue uno de los que ayudó a reelegir a Santa Anna como presidente y a Gómez Farías como vicepresidente. El 15 de enero de aquél año, se inició en la masonería del Rito Nacional Mexicano, en una ceremonia que se tuvo en las instalaciones del mismo congreso, del cual se habían apropiado los liberales para tener sus reuniones. Juárez adoptó como nombre masónico Guillermo Tell.[3]

Regresó a Oaxaca debido a la invasión estadounidense y se le colocó como gobernador interino. Su gestión se caracterizó por lograr el equilibrio económico y la realización de obras públicas. Muestra de esto fue que duplicó el número de escuelas en Oaxaca, de 50 que había en todo el Estado a 100 o más. [cita requerida] Creó el puerto de Huatulco y construyó un camino de la capital a éste, lo que permitió reducir el costo de varias mercancías que eran traídas de Veracruz o Acapulco. [cita requerida] Como gobernador, Juárez iniciaba actividades frecuentemente a las cinco de la mañana y salía de su despacho muy tarde, pasadas las 10 de la noche o incluso las 11. Instaló un escritorio público para que cualquiera que lo solicitara pudiese hablar con él sin importar su condición social o económica. Al terminar su período regresó a impartir cátedra al Instituto de Ciencias y Artes encontrándose el primer día con un gran homenaje que le concedió el personal de éste.[cita requerida]

También en ese cargo Juárez impidió la entrada a Oaxaca al fugitivo Santa Anna quien venía huyendo de la capital del país debido a la ocupación estadounidense de entonces. Sin embargo, al llegar por undécima vez a la silla presidencial, Antonio López de Santa Anna cobró venganza por haberle impedido ingresar al estado. Tal como Juárez se lo había advertido a su esposa, un día mientras daba cátedra llegaron por el unos militares para tomarlo prisionero. Le dijo al oficial que le permitiera cinco minutos para acabar su cátedra y éste accedió. Pasó a su casa donde se despidió de Margarita. Juárez prometió enviarle una carta en cuanto pudiera, le encomendó protegerse con su familia. Mientras se despedían en la habitación, un militar los interrumpió argumentando que no tenían más tiempo.[cita requerida]

En 1853 lo encerraron en las tinajas de San Juan de Ulúa. Al poco tiempo lo trasladaron a Veracruz donde lo embarcaron en nave de bandera española rumbo al destierro en Cuba donde trabajó en una fabrica de puros. Juárez llegó a La Habana y se trasladó a Nueva Orleans, lugar dónde buscó el apoyo de las logias masónicas locales. Juárez allí conoció a Melchor Ocampo y otros refugiados que habían sido desterrados o simplemente eran perseguidos políticos del dictador. Todos ellos se reunían en esa ciudad en secreto para planear un golpe de Estado en contra de Santa Anna.[3]

Juárez consiguió trabajo en una fábrica de puros como obrero con un sueldo miserable. Sin embargo, encontró el amparo de Emile La Sere, un rico comerciante de origen haitiano y del diputado/empresario John Slidell, accionista y gerente de la Lousiana-Tehuantepec Co, empresa que buscaba crear una vía del tren hacia el istmo de Tehuantepec para importar y exportar bienes. Al prestarle la ayuda económica con la que Juárez y a los otros exiliados liberales vivían en buenas condiciones, los comerciantes extranjeros esperaban que se les retribuyera cuando llegaran al poder.[3]

Carrera a la Presidencia

En su exilio Juárez quería apoyar a la revolución que se estaba planeando en Ayutla. Así que logró embarcarse a Panamá para luego llegar a Acapulco. Se le dio primero un humilde puesto de escribiente.[3]

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Sin embargo, como Juárez apoyó al Plan de Ayutla, proclamado en 1854, y asesoró al cacique acapulqueño, Juan N. Álvarez, logró que éste llegara a ser presidente provisional, por encargo de los liberales,. Sin embargo, Juan N. Álvarez al alcanzar la presidencia, nombró a Benito Juárez ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1855.[3]

En esta época expidió la Ley Juárez, oficialmente conocida como Ley sobre administración de Justicia y orgánica de los tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios. Ésta ley coartaba los derechos de militares y eclesiásticos, como suprimir los tribunales "especiales" que tenían ambos organismos. Mas no fue una solución completa como la que firmaron posteriormente Ignacio Comonfort y Sebastián Lerdo de Tejada en la que se separaba la Iglesia del Estado. La Ley Juárez simplemente era un esbozo de algo que tenía que llegar más completo.

En 1855, durante el gobierno de Ignacio Comonfort, fue primero gobernador de Oaxaca, para después ser nombrado Ministro de Gobernación y Presidente de la Suprema Corte de Justicia. En diciembre de ése mismo año, durante el golpe de estado ocasionado por conflictos entre conservadores que apoyaban a la iglesia y liberales que habían apoyado la separación Iglesia-Estado, Juárez fue apresado por las fuerzas del propio Comonfort. La razón fue la duda de los golpistas ante su posición, ya que Juárez nunca se declaró abiertamente en contra ni a favor del conflicto, irónicamente causado por la ley que él mismo había ayudado a sentar las bases.[3]

Sin embargo, el propio Comonfort, quien había organizado su propio golpe de estado contra su gobierno, acudió un mes después a pedirle a Juárez su ayuda, ya que tanto liberales como conservadores no habían llegado a ningún acuerdo y el gobierno se debilitaba cada vez más. Así que Juárez fue a Guanajuato a ver al General Manuel Doblado, quien era gobernador del estado, para organizar otro golpe de estado. Sin embargo, éste, junto con otros gobernadores, ya había desconocido a Comonfort y nombrado como sustituto al propio Juárez, mientras que Zuloaga en la ciudad de México también se rebelaba en contra de Comonfort y de los liberales. Esto ocasionó la Guerra de los Tres Años.[3]

Juárez Presidente Errante

En 1858, Benito Juárez se convirtió en Presidente de la República por primera vez. Tuvo que huir de Guanajuato donde fue nombrado, a Guadalajara, Colima y Manzanillo escapando de Zuloaga quien estaba apoyado por el ejército y el clero, clases afectadas por las leyes promulgadas durante el mandato de Comonfort, basadas en la Ley Juárez.

Juárez movió su gobierno entre los distintos estados, siendo perseguido por el ejército federal y con ínfimos recursos. Su gobierno formó inicialmente una milicia de unos cuantos cientos de hombres, entre los que se encontraban muchos de sus amigos exiliados de Nueva Orleans, como Melchor Ocampo.[3]

Mientras realizaban una reunión de gabinete un oficial lo traiciona y embiste junto con algunos soldados la reunión ordenando a sus soldados preparar armas, Juárez se levanta de su silla y se coloca de frente pidiendo le disparen al pecho. Guillermo Prieto en un arrebato se coloca delante de Juárez y grita: "Los valientes no asesinan", continua: "Si quieren sangre, tomen la mía pero no toquen al presidente". El oficial envaina su espada y se retira junto a su tropa. Ante el avance de las tropas federales llega Juárez y su gobierno al pacífico donde se ve forzado a embarcarse junto con su gabinete y quienes le acompañaban rumbo a Panamá y de ahí cruza al Océano Atlántico para viajar hacia La Habana y luego a Nueva Orleans. En todos estos puntos le aplaudían y recibía muestras de admiración por defender su causa. En Nueva Orleans la prensa lo aborda incesantemente.

Allí ven a Domingo de Goicuría, un traficante de armas cubano con el que entablan negociaciones que a la fecha no están claras.[3]

En 1858 llegó Juárez a Veracruz, donde el Gobierno de Manuel Gutiérrez Zamora le era afín junto con el Gral. Ignacio de la Llave. Al llegar al Puerto de Veracruz ya lo esperaba su esposa e hijos en el muelle junto con gran parte de la población que en ese día se desbordó al Malecón para recibir al presidente constitucional. Allí pasó varios meses sin sobresaltos hasta el ataque de Miramón.

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Políticas del Régimen Juarista

Juárez sostuvo admirablemente su gobierno contra conservadores y franceses entre 1862 y 1867 peregrinando por México y los Estados Unidos.

El 15 de julio de 1867 regresó triunfalmente a la ciudad de México, gracias al apoyo de los Estados Unidos logrando fusilar a Maximiliano, General Mejia y al joven Macabeo a Miramón . Cuando se celebraron las elecciones, ya que Juárez no era electo, sino provisional, la Iglesia contribuyó a su triunfo al prohibir votar a los feligreses.[cita requerida]

Para tener una buena política con sus hermanos latinos, expulsó a varios ministros latinoamericanos del país, entre ellos los de Guatemala y Ecuador, por supuestas alianzas con los conservadores. También expulsó al ministro español y a los nuncios apostólicos.[cita requerida]

Ante la fragilidad del gobierno juarista, los conservadores Félix María Zuloaga y Leonardo Márquez tenian oportunidad para recuperar el poder. Ante ésto, Juárez solicitó al congreso facultades extraordinarias. Los miembros liberales del congreso se negaron, con el principal argumento de que haber colocado al país bajo una constitución había costado una guerra muy sangrienta y ahora no era posible que Juárez que había impulsado dicha Constitución ahora quisiera violar los principios de legalidad dándose facultades de virtual dictador. Sin embargo, dos grupos de conservadores atraparon a Ocampo y a Santos Degollado, respectivamente, y los mataron, desviando la atención de los liberales en el congreso cambiando la opinión de éstos decidiendo otorgar dinero y permisos a Juárez para acabar con ellos.[cita requerida]

Tuvo unas finanzas excepcionales durante su mandato. Su gobierno arrojó un déficit presupuestario de 400,000 pesos mensuales. Sólo logró recaudar un millón de pesos de la venta de las propiedades de la Iglesia.[cita requerida]

Invasión francesa y Segundo Imperio Mexicano

Francia invade México

Por no poder pagar sus deudas con Europa debido al precario erario público consecuencia de la guerra de reforma, el puerto de Veracruz fue invadido el 15 de diciembre de 1861 por una fuerza española de 6,000 hombres que no encontró resistencia. El 9 de enero de 1862, se les unieron 3,000 franceses y 800 ingleses.

Los invasores ingleses y españoles salieron del país, ya que los franceses sabotearon las pláticas para obtener el pago pacífico de las deudas. Napoleón III estaba buscando secretamente establecer un Imperio Mexicano.

El Papa Pio IX también apoyó la invasión de México. La iglesia católica estaba fuertemente disgustada con la aplicación de las Leyes de Reforma en México. La encíclica del Vaticano Quanta Cura,[4] [5] incluía el Syllabus errorum que era un catálogo de infracciones a los presuntos derechos de la Iglesia en que incurrían, en Europa y en América, gobiernos de países antaño sometidos al dominio eclesiástico.[6]

"Levantamos nuestra voz pontificia con libertad apostólica en esta vuestra plena asamblea para condenar, reprobar y declarar írritos y sin ningún valor los mencionados decretos"

papa Pío IX respecto a las Leyes de Reforma en México[cita requerida].

Los franceses perdieron el 5 de mayo de 1862 la Batalla de Puebla, contra las tropas mexicanas bajo el mando de Ignacio Zaragoza. Francia fue la risa de Europa pues se consideraba que tenía el mejor ejército del mundo en aquel momento. El General Zaragoza mandó a Palacio Nacional su famoso telegrama: "Las armas nacionales se han cubierto de gloria".

Francia, luego de un año después de la batalla del 5 de mayo mandó a 25,000 hombres que entraron a la Ciudad de Puebla en poco más de dos meses luego de haberle puesto un sitio a la ciudad, mismo que provocó la escasez severa de bienes y en especial alimentos lo cuál mermó las posibilidades defensivas que desde el principio eran inferiores, pero también la población en su gran mayoría vio en los invasores a los enemigos en contra de lo que

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los conservadores querían promover. Varios comandantes del ejército mexicano, entre ellos Porfirio Díaz y González Ortega fueron capturados. Comonfort fue fusilado.

Juárez y la peregrinación de su gobierno republicano

Luego de haber efectuado una sesión extraordinaria del Congreso de la República donde se le dieron poderes especiales a Juárez y el Congreso decretó la suspensión de trabajos hasta nuevo aviso seguido de una sesión solemne que acabó en el Zócalo capitalino con miles de mexicanos que fueron a despedir a Juárez, el 31 de mayo de 1863, Juárez abandonó la capital junto con una gran caravana para llevar consigo el Gobierno de la República hacia el norte a salvo de los invasores. En la caravana iban los principales ministros de Juárez así como muchas carretas cargadas de papeles que contenían los archivos de la nación. La caravana era custodiada por unas tres centenas de soldados bien pertrechados.

Al pasar la caravana de Juárez cerca de Dolores Hidalgo, Guanajuato, Juárez ordenó desviarse hacia tal población. Ahí se efectuó una reunión con el jefe municipal y los pobladores. Juárez visitó la casa de Miguel Hidalgo que se encontraba en buenas condiciones, allí el jefe municipal le hizo saber al presidente que tal anciano que se veía por ahí era el que custodiaba la propiedad además de que éste había sido amigo de Miguel Hidalgo. Juárez se acercó al hombre que pretendió reclinarse ante Benito, pero este lo detuvo y le dijo que era él quien debiese reclinarse ante el viejo por ser un héroe de la independencia. Juárez le preguntó al hombre sobre cómo era Don Miguel a lo que este respondió que era un hombre extraordinario. Juárez le dijo que él luchaba por los mismos ideales que Hidalgo.

Juárez llegó a San Luis Potosí donde intentó rehacer su gobierno. El había decretado una ley el 25 de enero del año anterior donde eran traidores todos los que apoyaran con armas, tomaran puestos del gobierno de los invasores. También todo el que pidiera la abolición de las Leyes de Reforma era traidor.

Los franceses entraron a la capital mexicana sin disparar un solo tiro, ya que Juárez y su gabinete estaban gobernando sabiamente desde San Luis Potosí. De ahí se cambió estratégicamente a Monterrey y a Saltillo. Echó al cacique por medio de sus contactos, para luego perder las ciudades ante los franceses. Juárez había enviado a Margarita y sus hijos a Nueva York, Estados Unidos, donde recibió el apoyo de Matías Romero y el Secretario de la Embajada de México en aquel país que seguí funcionando. Luego de recibir en la estación de ferrocarril a Margarita y su familia, Matías Romero los instaló en una casa en los suburbios. Las órdenes de Juárez habían sido conseguirles una casa suficiente pero modesta. Inmediatamente Matías Romero encargó a Margarita y su familia a su secretario y partió a la Ciudad de Washington donde se entrevistó con el Srio. de Estado. La encomienda de Juárez era asegurarse que los Estados Unidos estuvieran del lado de la República y en contra del imperialismo francés. Abraham Lincoln presidente norteamericano en ese entonces tenía grandes problemas en medio de la Guerra de secesión que se entablaba entre el norte y el sur del país. Matías Romero consiguió que el Srio. de Estado norteamericano pidiera a su embajador ante España que influyera para evitar que ese país apoyara la empresa francesa en México. Para ello se amenazó a España en que si insistía en apoyar la invasión a México, los Estados Unidos tendrían que intervenir a favor de la República.

Maximiliano se dirige a México y escribe una carta a Juárez invitándole a participar en su gobierno imperial. Juárez le contesta desde la Ciudad de Monterrey el 1 de marzo de 1864 rechazando tal propuesta, denostándolo por ser un agente de Napoleón (III) y advirtiéndole que la historia los juzgará.

Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios una virtud; pero hay una cosa que está fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará.

Carta de Benito Juárez a Maximiliano. Monterrey, NL. 1 de marzo de 1864.

Juárez se mudó a Coahuila y a Chihuahua poco después con cada vez menos apoyo. Maximiliano y su esposa Carlota luego de una gira por Europa llegaron a la ciudad de México.

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El General Jesús González Ortega que había sido leal a la causa de la República y había combatido en Puebla a los invasores franceses, era titular de la Secretaria de la Guerra y de la Suprema Corte de la Nación. González Ortega combatió el avance francés hacia el norte sin éxito.

Juárez se establece en Chihuahua

En 1864 el presidente Benito Juárez y sus ministros Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Miguel Negrete arriban a territorio chihuahuense e instalan el gobierno republicano.[7] En Chihuahua la república gozaba de bastante apoyo tanto del gobierno como del pueblo. Exactamente un año antes de que terminara el período constitucional de Benito, González Ortega entró a la oficina de Lerdo de Tejada preguntando si se le entregaría la presidencia ese día o al siguiente argumentando que la Constitución de 1857 no era muy clara al respecto a lo que Lerdo le pidió unas horas para responder. Lerdo acudió a hablar con el Presidente Juárez de tal reclamación. Éste le contó al presidente sobre la reclamación de González Ortega además de decirle que González Ortega era corrupto pues tenía pruebas de que había desviado fondos para el ejército republicano para sí mismo. La conclusión fue que González Ortega se confundió pues el período constitucional de Juárez terminaba hasta un año después. La confusión fue debido al hecho de que Juárez había ocupado la presidencia de forma interina, pero ese tiempo no contaba dentro del período constitucional. En la tarde González Ortega tocó a la oficina de Lerdo y al pasar este le aclaró el asunto. González Ortega no tuvo más que decir y ante tal ridículo se fue al poco tiempo con su hermano a Norteamérica en un autoexilio.

En Nueva York, Pepito, uno de los hijos de Benito yacía enfermo de pulmonía debido a los fuertes fríos que azotaban aquella región. De esto había tenido noticia Don Benito. Estados unidos se encontraba en guerra civil. Matías Romero por tren a Nueva York y junto con otros funcionarios de la embajada fueron a ver a Margarita y a su enfermo. Cuando llegaron los recibió Pedro Santacilia,[8] yerno de Margarita que vivía allí con su esposa y tenía la encomienda de Juárez de velar por la familia. El niño Pepito acababa de fallecer. La temperatura rondaba los 12 grados bajo cero. La casa estaba sumamente fría debido a que la leña y los víveres en general escaseaban mucho en aquel invierno y en medio de la guerra. Lo poco que había era sumamente caro y el hogar de Margarita no contaba con esos recursos. La escena era desgarradora según contó Don Pedro. Margarita gritaba inconsolable abrazando el cuerpo. Los funcionarios de la embajada esperaron en la Sala. Don Pedro tuvo que usar los muebles como leña para calentar un poco la casa.[9] Margarita se opone a realizar los funerales de su hijo en "esa ciudad ajena" (Nueva York) y decide embalsamar el cuerpo hasta poderlo enterrar en su tierra, Oaxaca. Pedro Santacilia entera de esto a Benito a lo que éste le replica que ella (Margarita) es su madre y sabe lo que hace. Tal disposición violaba las leyes sanitarias de Nueva York como Matías Romero se lo hizo saber a Pedro Santacilia.

Durante febrero de 1865 Juárez es avisado de la tragedia lo que lo aparta una semana de su oficina en Chihuahua. Sus colaboradores lo animan y a la vez se asombran del temple de aquel indígena, en especial su Secretario de Hacienda José María Iglesias y su Secretario de Gobernación Miguel Lerdo de Tejada.

El 21 de marzo de 1865, sus colaboradores y el gobernador de Chihuahua le organizan una fiesta de cumpleaños, Juárez al enterarse señala que no quiere que se gaste ni un centavo del erario en ninguna fiesta, a lo que le replican que no lo harán, que los gastos serán personales. Ante tal realidad Juárez acude al evento organizado a las 18.00, donde asistieron unas 800 personas.

Por su parte, en Norteamérica las tropas al mando de Abraham Lincoln toman la capital del Sur y derrotan al general Robert E. Lee. Matías Romero presenta las felicitaciones del gobierno de la República Mexicana en los primeros lugares al presidente Abraham. Al poco tiempo Abraham es asesinado. El parque sobrante de la guerra en norteamérica sería de mucha utilidad para la República y contra el imperio francés.

Maximiliano en la Ciudad de México informaba a su gabinete que el país estaba pacificado y que en pocos días el ejército imperial entraría a Chihuahua para acabar con Juárez. Napoleón manda el retiro de algunos miles de efectivos ya que en Francia sufría el embate del congreso por los excesivos gastos que representaba la invasión de México. El Gral. Basaine al mando del ejército francés desde antes que tomara el puesto Maximiliano le advierte a éste que el retiro de tropas fortalecerá a Juárez.

Maximiliano celebra su cumpleaños en la Ciudad de México. En el ambiente hay una gran satisfacción porque la República, Juárez y los brotes insurrectos de republicanos a lo largo del país, se suponen aniquilados. Con esto se celebra además del cumpleaños el triunfo de la monarquía. Maximiliano en agradecimiento al mariscal francés y

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comandante en jefe del ejército monárquico Basaine le regala a éste una mansión para que la habite con su esposa mexicana conocida entre la corte como Pepita.

La ciudad de Chihuahua centro de la lucha

Ante el inminente ataque francés, Juárez y su gobierno destruyen la papelería importante para que no cayese en manos francesas. En una madrugada de mayo de 1865 los franceses atacan de madrugada Chihuahua al mando del General Agustín E. Brincourt. La ciudad es bombardeada y se defiende tenazmente pero finalmente cae en manos de los franceses. Sin embargo, Juárez y su gabinete habían logrado ser evacuados a salvo escapando rumbo al norte. Mientras tanto algunos generales republicanos combatían heroicamente el avance francés. El general Brincourt obliga a los republicanos a firmar acta de sumisión al imperio. El gobierno de la República reducido a un pequeño número de personas llega a Villa Paso del Norte, lo que hoy es Ciudad Juárez, Chihuahua. Al ser perseguidos por los franceses tienen que huir a lo que Lerdo de Tejada le dice a Benito que deben de escapar a Estados Unidos a lo que Juárez contesta que eso equivale a darse por vencidos y aniquilar la República. Juárez pregunta señalando una serranía si aquello aún es territorio nacional a lo que un militar oriundo de aquella región le asegura que si. Juárez ordena moverse para allá a pesar que le advirtieron que no había nadie allí, sólo matorrales, víboras y demás alimañas. A esta serranía hoy se le conocer como Sierra de Juárez (Chihuahua). Los franceses al llegar son informados que Juárez cruzó la frontera lo que da por terminada la persecución y lo que informan a la Ciudad de México.

El 14 de agosto de 1865 queda establecido en la Villa de Paso del Norte el gobierno nacional.[10]

Las fuerzas republicanas retoman la Ciudad de Chihuahua (capital). Chihuahua por lo que los franceses abandonan la Ciudad el 29 de octubre.[7]

Los franceses planean retomar por sorpresa la Ciudad de Chihuahua pocos días antes de la navidad de 1865. José María Pérez Esquivel, telegrafista septuagenario se entera del plan francés y manda a avisar a Juárez. Juárez y su gobierno logran huir a tiempo hacia el norte. El 11 de diciembre las fuerzas francesas retoman la capital. Los franceses capturan al José María Pérez Esquivel y luego de golpearlo lo mandan fusilar. La mañana del 24 de diciembre de 1865 José María Pérez Esquivel es fusilado ante la gran indignación del pueblo chihuahuense en contra de los invasores.

Los militares Manuel Ojinaga, Manuel Díaz Mori (hermano de Porfirio Díaz) y otros militares están con Juárez en la defensa de su gobierno errante. En la huida hacia el norte el gobierno de la república piensa detenerse en el lugar llamado El ojo de la laguna, pero Luis Terrazas, gobernador de Chihuahua les da alcance para persuadirlos de que deben continuar la marcha durante toda la noche buena y la madrugada de navidad pues los franceses los persiguen. La comitiva continua su marcha. Terrazas advierte que algunos indígenas de la región se pasaron al lado imperialista por lo que la comitiva deberá cuidarse también de estos. Llegan al desierto de Samalayuca. El 28 de diciembre de 1865 llegan a la frontera siendo perseguidos por los franceses a menos de un día de camino. Muchos persuaden a Juárez de cruzar la frontera, pero este tomando un puño de tierra en la rivera del Río Bravo exclama que prefiere refugiarse en algún cerro agreste y morir con la bandera en el pecho que abandonar el suelo patrio. Todos entienden el mensaje y se ordena a la pequeña tropa que los acompañaba hacerle frente a los franceses.

La República se recupera

Matías Romero y el Srio. de la Embajada Mexicana ante E.U.A. llegan a la casa de Doña Margarita para acompañarla a la recepción que en Washington le prepara el gobierno norteamericano de Jonhson. Éste había desconocido al Imperio de Maximiliano y reconocido en Juárez al único presidente legítimo de la República Mexicana. Anunciando Jonhson el envío de unos 100 000 hombres a la frontera con México para amedrentar a los invasores de México. También el embajador de E.U.A. ante París presionaba a Napoleón III para que retiraran sus tropas de México. Maximiliano ofreció a los confederados que habían perdido la guerra en E.U.A. la posibilidad de establecerse en Veracruz. Esto fue mal visto en el gobierno de Washington.

Las fuerzas republicanas al mando del General Luis Terrazas Fuentes contraatacan a los franceses y retoman la Capital de Chihuahua el 25 de marzo de 1866, luego recuperan Parral y avanzan sobre el estado de Durango.

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Luego de tales hechos, el presidente Juárez distinguió al General Terrazas con su amistad.[11] Juárez entra a la Capital Chihuahuanse el 7 de junio de 1866 ante gran júbilo de la población. Se organiza una ceremonia dándole lugares de honor a los lisiados de las batallas acaecidas en aquella región. Se entregan medallas de bronce a los héroes de la República. Cuando Juárez coloca una medalla a un joven de unos 16 años éste estalla en lágrimas diciéndole al presidente que sus cinco hermanos murieron combatiendo por él (Juárez) y que el también con gusto hubiera muerto por la misma causa. A esto el presidente contesta que el entiende, que el perdió un hijo. Y le dice que no murieron por él, sino por el aire y la tierra de la Patria, murieron por la libertad.

En esas mismas fechas el imperio de Maximiliano tiene cada vez más problemas. El clero mexicano se había revelado ante el imperio por que Maximiliano no dio marcha atrás a las Leyes de Reforma. Francia había ordenado ya el retiro total de su ejército a más tardar para inicios de 1867. Estados Unidos ya no estaban en guerra y el presidente Jonhson se pronunció en su congreso por el total apoyo al presidente Juárez y la República. 100 000 hombres enviados a la frontera con México amedentrarían a los franceses. Carlota parte a Europa la madrugada del 7 de julio de 1866 con el plan de buscar apoyo del Papa Pio IX, Napoleón III y El hermano de Maximiliano entre otros.

La división entre los republicanos en México se hace más dramática ya que el período constitucional de Juárez se acerca a su fin. Por tal motivo Juárez había publicado un decreto en donde por argumentar que el país estaba en guerra extendía su mandato hasta que se normalizara la República y se convocara a elecciones. González Ortega autoexiliado en Norteamérica buscaba el reconocimiento de ese país como presidente, mientras que recibía la ayuda de Ignacio Ramírez, "El Nigromante".

Mientras que Carlota buscaba apoyo en Europa para el imperio, Maximiliano dejó la capital y los múltiples problemas que allí tenía y se fue a pasar un tiempo a la Cd. de Cuernavaca al Palacio de San Cloff donde tenía a su amante María Bonita, hija del jardinero en jefe de ese palacio. Carlota había recibido la negativa de Napoleón III para entrevistarse, pero ella insistió y se trasladó a París. ahí se hospedó en el Gran Hotel de París donde consiguió una entrevista con los ministros de Napoleón III y la emperatriz Eugenia, reunión que no prosperó pues éstos últimos tenían instrucciones de no ceder en nada. Después Carlota consiguió una cita con Napoleón III a las 10.00, del 18 de agosto de 1866 en su hotel. Los acompañaban representantes del imperio mexicano como Juan Nepomuceno Almonte y Pedro Hidalgo y representantes del gobierno francés como el ministro de Estado entre otras personalidades, sin embargo la entrevista se dio sólo entre Carlota y Napoleón donde conversaron y luego de discutir el tema. Ante la mutua desesperación de Carlota por lograr algún apoyo y de Napoleón por negar cualquiera. Carlota sugirió incluso la disolución del congreso de París a Napoleón. Éste último terminó la reunión diciendo que Maximiliano tenía que abdicar ya pues no tenía otra opción.

En Chihuahua Benito Juárez recibía buenas noticias de todo el territorio nacional respecto a la recuperación del control de la patria. El ministro de la guerra Gral. Ignacio Mejia rendía los informes correspondientes. Porfirio Díaz avanzaba en Oaxaca desde el Sur. El obispo de Oaxaca había pedido garantías a Díaz ante su inminente entrada a la capital oaxaqueña a lo que Díaz respondió que le dejaría vestir sus mejores prendas para su fusilamiento. Este huyó de Oaxaca junto con muchas personalidades, sobre todo de la alta sociedad, que habían sido afines al imperio. El gobierno de Juárez retoma el control de las aduanas de San Blas, Mazatlán y Guaymas que representaban importantes recursos para su gobierno. Luego el ejército republicano toma las ciudades de Jalisco, Monterrey y Tampico logrando controlar más aduanas de esas regiones. El ejército francés y el republicano de México tuvieron batallas pero no en grandes cantidades de hombres, pues los franceses se iban retirando hacia el Sur y los republicanos en algunas ocasiones esperaban en muchos casos que los franceses se fueran para avanzar, sin embargo hubo batallas de significación como las de Miahuatlán, La Carbonera, Juchitán, San Pedro (Sinaloa), Santa Gertrudis (Tamaulipas),Naco (Sonora), Mazatlán y otras, en las cuales los republicanos derrotaron al ejército francés, aunque la mayoría de ellas serían ejecutadas a manera de guerrillas, no de un ejército a gran escala.El Gral. Mejía informa a Juárez de la recuperación del Valle de Guayana y de la ciudad capital de Durango. Ante la realidad geopolítica de México Juárez decide trasladar su gobierno al sur hacia Durango. Juárez exclama "Oh, Chihuahua". El día de la partida en el mes de diciembre Juárez exclama "Gracias tierra bendita, nunca te olvidaré" en agradecimiento a aquella ciudad y Estado que le había dado alojo a su gobierno y a la causa republicana y en donde llegó acorralado y salía triunfante. Juárez seguido de una larga comitiva sale con destino final Durango rumbo a Hidalgo del Parral. En su famosa carroza negra le acompañaban Sebastián Lerdo y José María Iglesias.

La debacle del imperio

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El 22 de agosto de 1866 Carlota sale del Gran Hotel de París con planes de ir a ver al Papa Pio IX, pero antes su comitiva la convence de hacer una escala en el Palacio de Miramar en Italia, su antiguo hogar. El 27 de septiembre de 1866 Carlota visita al Papa Pio IX. Ella da muestras ante el Papa de problemas mentales diciéndole que su bebida que le habían ofrecido estaba envenenada y tomando la de él. No se quería ir y tuvieron que invitarla a la biblioteca vaticana para distraerla. Luego su hermano fue por ella. Carlota era atendida por el Médico en Jefe del hospital de enfermos mentales de su ciudad.

Maximiliano decidido a abdicar recorre el Palacio de Chapultepec indicando la pertenencias a embarcar, deja la mayoría de las habitaciones intactas pues muchos objetos habían sido regalos al pueblo de México y no a la persona de él o la emperatriz. Sale sigilosamente rumbo a Veracruz. En Orizaba en noviembre de 1866 el Padre Fisher había organizado junto con los conservadores de la región una multitudinaria manifestación en apoyo a Maximiliano y para impedirle que se fuera. Maximiliano decide quedarse entonces en Orizaba por un mes para pensar que hacer.

Tres personajes influían en Maximiliano poderosamente, el padre Fisher, su médico Dr. Samuel Bag, de origen prusiano-judío, y su viejo amigo personal y colaborador Estephan Haspan. El primero lo persuadía para que se quedara, los otros dos para que se fuera a Europa pues veían la causa del Imperio perdida.

Maximiliano recibió el apoyo de los generales Leonardo Márquez, apodado "El tigre de Tacubaya" y Miguel Miramón (ex presidente de México). Miramón le notificó que se había conseguido que la iglesia ofreciera 11 millones de pesos, además de que se tenía la posibilidad de reunir 29 000 hombres y de que la junta de notables apoyaría a Maximiliano. Maximiliano formó un nuevo gabinete en Orizaba y su plan incluía:

1. Sostener a los franceses totalmente en México, ya que Maximiliano también sabia que ellos eran su mayor apoyo. 2. crear un Congreso para legitimar su gobierno e invitar a los liberales a formar parte de su iniciativa, incluido a

Juárez.

Al poco tiempo se le informó a Maximiliano que se contaba con 29, 663 soldados, más de 2 000 hombres de oficialía y 10 cañones para iniciar. La iglesia entregó un adelanto de 2 millones de pesos.

Una afición de Maximiliano era cazar mariposas. En Orizaba lo siguió haciendo, en una ocasión junto con un ilustre botánico europeo que deseaba fundar un museo de historia natural en México. Idea que le surgió por la basta riqueza natural que había encontrado en el país.

A finales de noviembre Maximiliano preparaba su regreso a la Ciudad de México.

Juárez y su gobierno llegan a Durango los primeros días de noviembre y realizan una reunión con su gabinete de guerra. Deliberan sobre la toma de Matamoros que era el único punto importante en el norte además de estratégico que aún quedaba en manos del imperio. Se decidió utilizar un sitio, como el utilizado por los franceses contra los liberales para rendir a la Ciudad de Puebla. El plan se llevó a cabo.

Luego de tres semanas y algunas escaramuzas menores entre los ejércitos, el Gral. Tomás Mejía que defendía la Ciudad de Matamoros se rindió. Con esta victoria los liberales controlaban todo el norte del país. Por ello hubo una gran fiesta popular frente al Palacio de Durango que funcionaba como Palacio Nacional. Todo el norte era republicano.

Ante el avance del control del país por los republicanos Juárez traslada su gobierno rumbo a Zacatecas siempre escoltado por el Batallón de supremos poderes.

Juárez escribe una carta a Margarita comunicándole que pronto podrá regresar a México y reencontrarse ella y sus hijos tanto vivos como muertos y él.

Aún en Orizaba, Maximiliano que pensaba que su hermano abdicaría a su favor en Viena, pues el pensaba que tenía más apoyo popular sigue considerando irse a Viena. Napoleón manda un enviado, Francis de Casternons, con un plan muy negativo: ofrecerle el grueso del armamento francés y a su vez desestabilizar al mismo gobierno de Juárez dando también más armas a algún general conservador. A sabiendas de sus intenciones, Maximiliano se niega a recibirlo.

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La madre de Maximiliano, la Archiduquesa Amalia, le escribe una carta desde el Palacio de Chombroum diciéndole: "Hijo mio,... no abdiques,... tu posición en Europa sería ridícula si lo hicieras,...lo más correcto hijo mio y lo más justo es que no regreses a Viena...". A raíz de esta carta Maximiliano hizo traer de inmediato a Miramón pues decidió regresar a la Ciudad de México.

El gral. Miramón fue derrotado en San Jacinto. Sólo quedaba fuerte el gral. Leonardo Márquez en las fuerzas conservadoras y el no menos numeroso contingente francés que estaba bajo sus órdenes (la mayoría eran parte de la llamada Legión Extranjera).

Ignacio Mejía dio un parte a Juárez en una reunión de gabinete en Zacatecas donde le informó que el gral. Mariano Escobedo tenía entre 8 y 10 mil hombres y otro general tenía otros 6 mil.

Una tarde a las 15.00, el gobierno republicano deja Zacatecas para salir rumbo a San Luis Potosí en medio de un desfile y algabaría popular.

Maximiliano se reúne con sus generales en la Hacienda de la Teja.

El 13 de febrero de 1867 sale Maximiliano de la Ciudad de México rumbo a Querétaro con 9000 hombres mal equipados (tanto conservadores como la legión francesa que se quedó con él). Lo acompañaban entre otros personajes, el mariscal Albert Hans y Leonardo Márquez, este último conocido como el Tigre de Tacubaya por la masacre de médicos que mandó hacer allí (conocidos como "Los mártires de Tacubaya"). Maximiliano salió de la Ciudad de México una semana después de que la mayoría las tropas francesas se habían retirado. Maximiliano lanzó una proclama a su ejército en donde poniéndose a la cabeza de éste personalmente dijo que éste era "Un ejército que leva consigo la dignidad y el amor a México".

Antonio López de Santa Anna se encontraba en Estados Unidos negociando con financieros, empresarios y con el Secretario de Estado de aquel país, Mr. Siward, el apoyo para ocupar por duodécima vez la presidencia de México. A finales de marzo Benito Juárez recibió un mensaje de Matías Romero desde Nueva York informando que Santa Anna preparaba su regreso a México. En esos días recibió también noticias de la embajada de México en E.U.A. de que el gobierno de aquel país manifestaba su apoyo a Benito Juárez y no a Santa Anna. Sebastián Lerdo le comentó a Benito que Santa Anna seguramente pretendía provocar un golpe de Estado al llegar a México. Comentó que redoblaría la vigilancia para que si Santa Anna llegase a Veracruz fuese aprehendido inmediatamente. Benito Juárez le contestó: "No se afane mucho usted porque si Santa Anna no cuenta con apoyo de Estados Unidos no vale nada...Santa Anna ya no vale nada".

Sitio, batallas y caída de Querétaro

El día 19 febrero de 1867 entra el ejército de Maximiliano a la Ciudad de Querétaro. Durante los días 20 y 21 siguen llegando contingentes de Michoacán, San Luis Potosí y Guanajuato entre otros Estados. El día 21 entran 4,000 hombres. En Querétaro se celebró una verbena popular celebrando la llegada de los imperialistas. En total eran entre 10 y 12 mil hombres en las filas de Maximiliano.

El gobierno republicano avista las Torres de la Ciudad de San Luis Potosí a las 13.00, de 21 de febrero, poco después llega con Juárez a la cabeza a establecer el gobierno de la República en esa Ciudad. Hubo gran verbena popular para celebrar este hecho. La gente gritaba vivas: "Viva México, Viva la Independencia, Viva la República y Viva Juárez".

Con respecto a lo militar, los generales liberales Ramón Corona al frente del Ejército de Occidente y el Gral. Mariano Escobedo se reunieron en una unión de caminos que llevaban a la Ciudad de Querétaro. con un total de 60,000 soldados.

Un parte militar entregado a Maximiliano decía que las fuerzas enemigas eran 28,000 hombres, siendo 2,000 de caballería. El Gral. Mariano Escobedo realizó un recorrido por una eminencia desde donde pudo contemplar el campo de batalla próximo, Exclamó: "Mañana comenzará el principio del fin para el imperio".

Se presentaron algunas batallas. Los liberales impusieron un sitio a la Ciudad de Querétaro, con lo cuál no podía entrar ni salir nada ni nadie, incluidos víveres o comunicados (telégrafo, correspondencia, etc.), durante una de

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esas batallas, el últimos reducto del ejército francés fue totalmente derrotado. Bombardearon algunos arcos del acueducto para cortar el suministro de agua a la Ciudad. Los liberales lanzaron muertos imperialistas al río para contaminarlo con miras en doblegar a los imperialistas. Ante el sitio y en una junta de Maximiliano con su comitiva, Leonardo Márquez propone al emperador que se le de un contingente de caballería para ir a la Ciudad de México por refuerzos y víveres. Se le da el aval. Mediante una maniobra de distracción por la madrugada Márquez y su grupo logran atravesar el sitio no sin perder varias decenas de hombres, lo cuál estaba contemplado. Los liberales no persiguen a éste grupo considerando que no tenían posibilidades de juntar apoyo ni de regresar.

Maximiliano envía a un valiente soldado apellidado Salvino como correo con miras en saber algo de Márquez. El plan consistía en que debía hacerse pasar por liberal y luego de mezclarse entre las tropas salir hacia la Ciudad de México. Al día siguiente Salvino apareció colgado en un árbol con un cartel que decía: "Soy el correo del emperador y estoy muerto".

El día 24 de abril Mariano Escobedo en su campamento en las afueras de Querétaro decide dar la batalla definitiva y la última para el 27 de abril.

Maximiliano tenía por cuartel general el Cerro de las Campanas y también se pasaba bastante tiempo en el Convento de las Cruces, cerca de ahí. La comida de Maximiliano era modesta, similar a la de los demás, y se complementaba con pan que le hacían las monjas del convento. A Maximiliano se le veía sucio y desaliñado como si estuviese en el frente de batalla. Padecía enfermedades gástricas-nerviosas. Maximiliano acudía al frente de batalla para animar a su tropa y conocer la situación de primera mano.

En un enfrentamiento de caballería murieron 300 hombres. Los liberales persiguieron a los imperialistas llegando cerca de donde estaba Maximiliano quien quiso ir en apoyo de éstos. Un súbdito lo detuvo del brazo diciéndole que no debía arriesgarse pues era el emperador. Maximiliano envió a un grupo a prestar apoyo de los perseguidos. Los liberales se retiraron.

Para el 2 de mayo no había noticias de Leonardo Márquez. Para el 3 de mayo Maximiliano entregó en el Convento de las Cruces medallas de bronce al honor. Fueron 135 los militares galardonados entre soldados y oficiales.

El día 5 de mayo de 1867 se cumplía un aniversario de la Batalla de Puebla. Los liberales celebraban por todo el país, en especial en la sede del gobierno de la República en San Luis Potosí y entre las tropas de Querétaro. Juárez habló desde el balcón principal ante una multitud que se reunió frente al Palacio Nacional provisional. En su discurso dijo:

"Pueblo de México, amados conciudadanos, el baño de sangre por el que ha pasado la República no podrá ser olvidado jamás. La sangre de vuestros hijos, la sangre de vuestros esposos, la sangre de vuestros padres, no será derramada de manera inútil por que al afianzarse la República se afianza la soberanía nacional". Y el concierto de todas las naciones admirará a este pueblo, hoy y por los siglos hasta siempre jamás, recordad esto, no podemos flaquear, tenemos que seguir adelante porque nuestra recompensa será la gloria eterna y el respeto de todos los pueblos y naciones que sabrán que México no es lugar donde venir a buscar aventura ni rostrar batalla para someter a un pueblo a la esclavitud. En este momento os digo, ¡mexicanos!, la libertad es una realidad, la libertad es un ejemplo para todas las naciones y los pueblos y orgulloso estoy hoy de ser el presidente de los mexicanos por que la nación realmente es hoy madura, hoy respetada, hoy temida, hoy bravía, hoy fuerte, y esta lucha será el inicio, el comienzo de una grandeza que nunca acabará."

Últimos días de Margarita y familia en E.U.A.

Matías Romero le presentó a Margarita Maza al Coronel McDown, comisionado por el gobierno norteamericano de Ulises Grant para asegurar el regreso a México de Margarita y su familia. El mismo coronel le dijo a Margarita que su misión era protegerla y hacerla llegar con absoluto bien hasta México sin que nada le ocurriera.

A finales de abril se aprueba la ruta para regresar a Margarita, sus hijos y su yerno Santacilia. Viajarían por ferrocarril a Saint Louis, luego en barco fluvial por el Mississipi a Nueva Orleans y luego por un buque de guerra al Puerto de Veracruz. Todo por órdenes del presidente Jonhson que eran velar por la familia Juárez.

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Santa Anna planea un golpe de Estado

En el mes de abril de 1867 Santa Anna estaba en una residencia en una zona exclusiva de Nueva York. Santa Anna mantenía vigilados a Margarita, Matías Romero y a Ignacio Mariscal. Sabía hasta lo que compraba Margarita en el mercado. Santa Anna planeó rentar un barco grande llamado "Virginia" y trasladarse junto con un gran arsenal al Puerto de Veracruz para buscar un golpe de Estado con el apoyo de sus paisanos los veracruzanos.

Los proveedores de víveres del ejército republicano suben los precios

Sebastián Lerdo y Benito Juárez veían que el ejército republicano tuviera todo para salir avante en su empresa. En eso llegó al Palacio Nacional provisional de San Luis Potosí el gobernador liberal de Guanajuato León Guzmán. El Bajío era entonces la única región que proveía con víveres al ejército republicano. El gobernador de Guanajuato se entrevistó en reunión privada con Sebastián Lerdo y Benito Juárez. El presidente lo saludó, lo abrazó y le dijo "sabemos de las quejas sobre el mal uso del dinero..., dígame que pasa en Guanajuato". El gobernador Guzmán les dijo: "Los rancheros de Guanajuato, algunas áreas de Querétaro y el Norte de Michoacán se pusieron de acuerdo para subir los precios exageradamente. No tenemos dinero para pagar." (En referencia a los víveres para el ejército republicano).

Juárez dijo: "No puedo creer que los hacendados de la región piensen más en su beneficio personal que en los inmensos sacrificios que la patria hace por darles orden y paz; mándame una lista de todos los rancheros y agricultores, por ahora no podemos ponerlos en nuestra contra, pero luego los castigaremos. Este egoísmo no tiene límites". Una vez que el gobernador se fue Sebastián Lerdo le preguntó a Juárez que lucía muy triste: "¿En qué piensa Don Benito?", respondió: "En el egoísmo humano Don Sebastián, a mi me ha costado dos hijos esta guerra, Toñito y Pepito, pero hay quienes solamente piensan en bienes materiales. ¡Vea estos precios! ¡Hasta 4 veces más caro esta el cuarterón de maíz! y créame no se si por ser indio o por qué, pero no los entiendo, no entiendo a quienes se quieren enriquecer de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de los otros, pero estaremos atentos Don Sebastián, ahora dejaremos que se hagan ricos, después ya les cobraremos impuestos terribles para devolver esa riqueza a las manos de la nación. Dejemos que se ilusionen, tarde o temprano se hará justicia. Ardo en deseos de que esta guerra se acabe, ¿Por qué siempre es el pobre el que sufre más? ¿Por qué siempre es el pobre el que lo tiene que dar todo mientras que otros se aborazan y se envilecen buscando sólo la riqueza material?, pero ay de aquellos que lo han hecho porque si yo sigo siendo el presidente ¡lo pagarán! lo juro ante usted."

El ejército republicano se tuvo que abastecer de altísimos costos por lo que los impuestos en la región de Guanajuato se tuvieron que subir al doble y luego al triple.

Maximiliano, prisionero de la República

Maximiliano, luego de reflexionar pide a un general de su confianza de nombre Miguel López ir como mensajero ante el Gral. Mariano Escobedo y plantearle su rendición condicionada. Las condiciones eran que se le diera un salvoconducto para salir de México, que nunca regresaría, que se respetara la vida y las propiedades de los generales, oficiales y tropa. El general Escobedo ante tal propuesta dijo que se lo consultaría al Sr. Presidente y que regresara en unos días a la misma hora. Juárez fue consultado directamente por el Gral. Mejía, ministro de la guerra a lo que respondió: "Rendición incondicional". El gral. emisario de Maximiliano regresó por la respuesta y ante ésta se retiraba pero el Gral. Escobedo le propuso que si le entregaba a Maximiliano le perdonaría la vida a lo que éste planteando que así salvaría la vida de muchos hombres aceptó traicionar a su emperador.

Alrededor de las 4.00, el traidor condujo a los liberales hasta el convento de las cruces apartando a los hombres que cuidaban éste. Cuándo Maximiliano se dio cuenta los demás oficiales liberales ya habían entrado al Convento y estaban apresando a los oficiales que aún dormían. Maximiliano pudo escapar hacia el Cerro de las Campanas pero a las pocas horas fue rodeado y tuvo que entregar su espada al Gral. Corona diciendo: "Esta espada es del Pueblo de México". Maximiliano pidió que si debía de correr sangre fuera únicamente de él y volvió a pedir amnistía para sus tropas y oficialía. A Maximiliano se le dijo que no era considerado como Emperador de México, sino como Archiduque de Austria y que a partir de ese momento quedaba en calidad de prisionero de la República". Se le notificó que se consultaría con el Presidente su petición.

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La noticia de Maximiliano y su imperio dio la vuelta al mundo. En Europa hubo mucho movimiento diplomático pidiendo a través de los embajadores en E.U.A. que este país interviniera a favor de Maximiliano. Aunque la mayoría de los gobiernos europeos, señalaban a Napoleón III como el asesino, por negarle su apoyo (siendo el unos de los que lo habían instaurado en el trono) y haber dejado al archiduque a su suerte.

En Nueva York, La familia Juárez dejan por fin la casa que habían ocupado allí por tanto tiempo y así Margarita, junto con sus hijos, su yerno, dos féretros con sus dos hijos finados y personal de la Embajada de México en E.U.A. parten en tren oficial del gobierno norteamericano rumbo a Washington. Allí son recibidos con gran júbilo y Margarita fue noticia de primera plana en los periódicos de entonces. Estuvieron allí tres semanas. Mr. Siward dijo al Embajador mexicano Matías que tenía informes de que Antonio López de Santa Anna planeaba secuestrar a Margarita por lo que se tomaron medidas respecto del itinerario que sería distinto en lo anunciado que lo realizado. Santa Anna tenía espías desde hace tiempo vigilando a la familia Juárez, incluso en el Departamento de Estado tenía espías.

Por consejo de Lerdo de Tejada a Juárez, se nombra un tribunal militar para juzgar a Maximiliano y dos de sus generales Manuel Miramón y Tomás Mejía. Maximiliano y dos generales de su círculo más cercano, entre los cuales estaba Miramón, son juzgados en el Teatro de la Ciudad de Querétaro. El juicio dura tres días. A los tres se les condena a morir al otro día fusilados por los delitos de, entre otros, de apoyo a los invasores franceses además de traición a la patria para los mexicanos y de usurpación del poder para el austriaco. La condena dio la vuelta al mundo, destacando en Europa donde los periódicos decían que "el indio sacio su sed de sangre", algunos dibujaban a Juárez vestido de indio norteamericano devorando con grandes colmillos a Maximiliano.

El gobierno de Juárez recibió gran cantidad de notas diplomáticas y toda clase de correspondencia para pedir por la vida de Maximiliano. La princesa de Salm - Salm, cuyo esposo, el príncipe de Salm Salm era del grupo cercano de Maximiliano y también estaba detenido, acude ante Juárez para rogar por la vida del emperador y de su esposo. Incluso se arrodilla ante Juárez. Este le dice que no puede hacer nada ante la justicia. Luego de toda esta presión por la vida de Maximiliano y el resto de imperialistas, Juárez concede tres días de retraso para el fusilamiento de Maximiliano, el general Miguel Miramón y el general Tomás Mejía. En esos días acuden más personas a ver a Juárez, sobre todo mujeres. La esposa de Miramón va con sus dos pequeños hijos a pedir por su esposo y la esposa del gral. Tomás Mejía hizo lo propio con un embarazo avanzado. Luego de lo cuál dio a luz en el camino rumbo a Querétaro donde el recién nacido pudo ser visto por su padre prisionero. No a todas las personas que lo solicitaron se les permitió ver a Juárez, pero si a la princesa de Salm Salm que lo vio por segunda vez. Igualmente le rogó, esta vez con más ahínco. Juárez argumentó que no podía cambiar la justicia y que de hacerlo los mexicanos se le echarían encima, incluso podían pedir su muerte.

La sentencia se consumó la mañana del 19 de julio de 1867 en el Cerro de las Campanas. La noticia dio la vuelta al mundo.

La república restaurada

Juárez prepara su regreso a la Ciudad de México. El gral. imperial Leonardo Márquez estaba en la Ciudad de México aun con un grupo de hombres oponiendo resistencia. Porfirio Díaz tenía la encomienda de hacerle frente. Antonio López de Santa Anna había llegado a Veracruz en un barco alquilado que era su cuartel general y en el cuál también dormía. Su propósito era llamar a la rebelión en contra de Juárez y continuar con el gobierno imperial con él a la cabeza. En el puerto de Veracruz y la ciudad de Xalapa contaba con muchos adeptos, ya que él era del Estado de Veracruz. Estas dos ciudades lo recibieron con ceremonias oficiales. En una polémica intervención norteamericana, el consulado de E.U.A. en Veracruz notifica de los planes de Santa Anna al presidente Jonhson el cuál decide que un cañonero norteamericano que estaba cerca del Puerto de Veracruz, bombardease el barco de Santa Anna para obligarlo a partir fuera de costas mexicanas y con esto evitar toda posibilidad de llevar a acabo su plan y con esto consolidar el gobierno de Juárez. Santa Anna que es ese momento estaba en reunión en el barco, no tuvo más remedio que partir hacia Cuba.

Juárez sale de San Luis Potosí, pasa por Dolores Hidalgo donde hace una ceremonia a los héroes de la independencia nacional, luego visita Tepeji del Río y llega a Tlanepantla donde se encuentra con Porfirio Díaz con el cuál tenía

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diferencias. En todos los lugares por donde pasaba Juárez la algabaría popular era inmensa. Debido a que no estaban concluidos los preparativos en la Ciudad de México se le pide a Juárez que se quede tres días en el Castillo de Chapultepec. Se encontraron con que éste estaba convertido en un palacio austriaco por lo que le sugirieron a Juárez cambiar la decoración y sacar ese mobiliario. A lo que Juárez dijo: "Están locos, esto es la historia de México".

Juárez sale rumbo a Palacio Nacional por "El paseo de la Emperatriz" que desde ese momento cambia de nombre a "Paseo de la Reforma". En la Alameda Central se suelta una gran cantidad de palomas blancas. Luego de pasar por el Paseo de la Reforma, Juárez y su comitiva se dirigen hacia el Palacio de Minería por la que hoy es la avenida Juárez. Juárez había decretado que se dejara en libertad a todos los presos que apoyaron la causa imperial. Iniciaba la reconciliación nacional. En el Palacio de Minería Juárez da el más célebre de sus discursos que contiene la más célebre de sus frases.

El 15 de julio de 1867 Juárez entra a la Ciudad de México. Izó la bandera en la Plaza de la Constitución. Existían diversas obras de arte en Palacio Nacional; Benito Juárez dio órdenes de retirar adornos y objetos suntuarios y darle un toque republicano y no imperial a la sede del gobierno nacional. Entre otros, se redecoró el gran salón de acuerdos. El 20 de julio el gabinete se reunió en Palacio Nacional a las 9.00. Allí se trataron algunos temas importantes, como el de la existencia de disputas con la Gran Bretaña y sobre la deuda pública de México que era algo grande. La Gran Bretaña deseaba reconciliarse con México, (luego de que participó en la incursión militar en México junto con Francia y España). El gobierno de la Reina Victoria ofreció dos años de moratoria a cambio de renegociar la deuda y restablecer relaciones diplomáticas. Benito Juárez ordenó que se aceptaran tales ofrecimientos. El presidente comentó que era importante la paz con todas las naciones, así que adelante. Pidió al ministro del exterior informar que se les daría parte de la franquicia para la construcción del ferrocarril de Veracruz a la Ciudad de México.

Juárez dijo que se debía convocar a elecciones para que su gobierno fuese legítimo. Que el se presentaría a las elecciones. Porfirio Díaz reclamaba también elecciones. Juárez instruyó a Sebastián Lerdo de Tejada que se encargara de convocar las elecciones. José María Iglesias dijo: "En esta mesa todos somos juaristas, Señor Presidente". Benito Juárez puntualizó: "¡Eso no!, en esta mesa todos somos republicanos, no juaristas. Si el designio del pueblo es que otro los gobierne todos seremos dóciles a la voluntad ciudadana".

Margarita y familia regresan a México

Margarita y familia desembarcaron del guardacostas norteamericano en Veracruz, luego se trasladaron en el ferrocarril que para entonces tenía ya más de 90 km. Lo abordaron en medio de la algarabía popular y aplausos.

Sebastián Lerdo de Tejada informó a Benito Juárez que Margarita y familia ya habían desembarcado en Veracruz y que se encontraban cerca de Orizaba. Que en no más de cuatro días llegarían a la Ciudad de México. Benito Juárez le preguntó a Sebastián Lerdo de Tejada si lo veía bien y no demasiado avejentado. Le comentó que iría al barbero, pues deseaba estar presentable para el encuentro. Le dijo también que no le daba tiempo para ir con el sastre pero que podía ir a una tienda por un traje ya confeccionado. Sebastián Lerdo de Tejada le dijo que el lo acompañaría a la tienda que se llamaba "La Concordia". Juárez comentó también que el departamento presidencial en Palacio Nacional no estaba terminado. Sebastián Lerdo de Tejada le sugirió alquilar una habitación en el hotel Iturbide. Benito Juárez dijo que Iturbide era un emperador, que si no había mejor hotel. Sebastián Lerdo de Tejada le dijo que el nombre no era importante, que los imperios ya no volverían a México. Ambos rieron.

Una vez que Margarita y familia llegaron a Orizaba fueron recibidos por mucha gente con tañer de campanas y cohetones. Ahora viajaban en carrozas. En un carro de mulas iba el equipaje y en un carro grande iban los ataúdes de Toñito y Pepito. En la Ciudad de Puebla también hubo aplausos, multitudes y tañer de campanas.

El 23 de julio de 1867 luego de pernoctar y antes de que saliera el sol, Margarita y familia partieron rumbo a la Ciudad de México. Benito Juárez les dio alcance en el Pueblo de Ayotla, librando de esa forma en gran medida la algarabía popular y facilitándose recibirlos personalmente. En ese pueblo igual que en todo el recorrido la comitiva fue recibida con campanas y multitudes. Benito Juárez llegó en su clásico carruaje negro, vestía levita nueva, una gran chistera y un bastón de 2000 pesos que le había sido obsequiado en Zacatecas como símbolo de la República. Llevaba unas flores en la mano para Margarita. Margarita lucía más delgada y era escoltada junto

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con su familia por el ejército republicano. Una vez cerca, Margarita caminó directamente hacia Benito Juárez, él corrió hacia ella en los últimos momentos. Benito Juárez escribió días después: "Aquel momento valía por todas las recompensas que un hombre puede recibir". Hubo también abrazos y caricias del presidente para sus hijos y para su yerno Santacilia. Una vez en la Ciudad de México los recibió una muchedumbre así como miembros del gabinete y del gobierno, la familia se alojó en el Hotel Iturbide conforme a lo planeado y después de unas horas Benito Juárez y Margarita al fin pudieron estar solos luego de tantos años.

Segundo mandato constitucional

Luego de ganar en las elecciones, el 16 de enero de 1868 Juárez se reinstala en la presidencia con una reunión de todo su gabinete. Juárez decía a menudo que eran los tiempo de la paz y la concordia.

Prioridades: educación e infraestructura

En este nuevo período Juárez crea dos despachos nuevos, el de instrucción pública y el de fomento estando a la cabeza de ellos respectivamente Francisco Mejía y el Ing. Lasz Barcasten. Juárez planeaba educar e industrializar al país.

Juárez pretendía expandir la educación pública con carácter gratuito y laico en todo el país con la construcción de cientos de escuelas. En ese tiempo la población de México era de siete millones de personas de las cuales cinco millones eran ignorantes y pobres. Sólo unos 800 000 eran letrados. Para hacerse de recursos Juárez despidió 60 000 militares ("Maestros por soldados" -decía-); también pidió negociar el aplazamiento de pago en la deuda extranjera con algunas naciones como Inglaterra. La educación sería laica, en ese entonces ello constituía una catarsis para la iglesia y el pensamiento que ésta suministraba a la población creyente. Se llevó a cabo un gran plan de alfabetización nacional.

Con respecto a la infraestructura, Juárez deseaba terminar la línea férrea de Veracruz a la Ciudad de México antes de terminar su mandato. Eran en total 478 km de ferrocarril con sus respectivos puentes, túneles y desvío de aguas entre otros. Juárez lograría instalar 5.000 km de telégrafo en tres años con el apoyo de inversionistas mexicanos y extranjeros.

Inversión privada y extranjera

En ese tiempo Antonio Escandón era el hombre más rico de México por lo que Juárez lo llamó para pedir su apoyo en el desarrollo del país. Escandón ofreció crear un club de industriales y llevar allí los intereses de industriales norteamericanos y de otros países. Escandón vendió una hacienda y terrenos aledaños de lo que hoy es en su honor la Colonia Escandón, para apoyar la construcción de un ferrocarril.

Los ministros le aconsejaron a Juárez atraer inversión extranjera para los proyectos del gobierno. Una idea fue invitar a Mr. Siward, ex-secretario de estado de EE.UU., a México para atraer el interés de los inversionistas norteamericanos. Siward llegó por barco a México por el puerto de Manzanillo, el 2 de octubre de 1869, donde el gobernador de Colima brindó una cálida bienvenida a él y a los industriales que lo acompañaban.

Inestabilidad política

Unos 700 conservadores planeaban una conspiración contra Juárez, se reunían en secreto en el Templo de San Andrés, donde habían reposado por un tiempo los restos de Maximiliano. Este templo de extraordinaria arquitectura estaba frente al Palacio de Minería, sobre el terreno que hoy ocupa "La estatua del caballito".

En febrero de 1868, con diversos informes de inteligencia sobre lo que acontecía en el Templo de San Andrés. Juárez decidió demolerlo con veinte más de la capital, entre ellos el de Santo Domingo y el de la Merced. Sus ministros le advirtieron que esa medida pondría a la población en su contra pero él no cambió su decisión que meditó durante varias semanas y dijo que asumía la responsabilidad histórica de su decisión. Le dijo a Sebastián Lerdo que no necesitaban templos sino escuelas, - "Telégrafos, escuelas, caminos, futuro y no pasado es lo que México necesita" decía Juárez para justificar su decisión. Los periódicos de la época hicieron eco de tal decisión y acción con su consecuente caída de popularidad.

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Porfirio Díaz se había revelado contra Juárez y con la bandera de la no reelección incentivaba el alzamiento en diversos puntos del país. También los conservadores y el clero estaban en contra de Juárez y veían positivos los alzamientos. En los poblados veracruzanos de Tierra Quemada, Huatusco y Perote hubo varios levantamientos contra el gobierno de Juárez durante los años de 1868 y 1869.

El Gral. Patoni y el Gral. Jesús González Ortega luego de estar en la cárcel obtuvieron su libertad.

Existía mucha delincuencia y corrupción de burócratas y policías. Muchos lo atribuían a la desigualdad económica y a los 60,000 militares despedidos en 1868. Juárez creó una policía para combatir la delincuencia.

Juárez repatrió a todos los religiosos en el exilio presuntamente por influencia de su esposa.

Los Juárez pierden a Margarita

Al principio de este período Juárez solía trabajar hasta pasada la media noche, sin embargo por el año 1870 cambió su hora de salida a las 18.00 para pasar el resto del día con su esposa y su familia. Margarita desde un tiempo atrás había empezado a tener manifestaciones de una enfermedad que los médicos pensaban era probablemente grave.

Margarita y Juárez caminaban por el Paseo de Bucareli junto con sus hijas e hijo. En ese tiempo Bucareli remataba en la actual Arcos de Belén, era un centro de reunión social donde paseaban gente de todas las clases sociales. Los ciudadanos podían acceder al presidente directamente.

Los Juárez tenían una casa en los límites de la ciudad, junto al Templo de San Cosme, número 4 de la Calle Puente Levadizo.

Juárez tenía cinco hijas: Manuela (apodada Nela por la familia) casada con Pedro Santacilia; Felicitas; María de Jesús casada con Pedro Contreras, de origen español; Margarita; Soledad y Josefa. Además el más pequeño de sus hijos era Benito de unos 13 años. Susana, la primera hija de Juárez cuya madre era la primera pareja de Benito, había sido adoptada por Margarita y era parte integral de la familia Juárez Maza, nunca se casó.

En agosto de 1869 los médicos le dijeron a Juárez que la enfermedad de Margarita era progresiva y mortal. Al parecer era cáncer. Juárez salía temprano de su oficina pero llegaba alrededor de las 6:30 de la mañana.

El 2 de enero de 1871, Margarita recibió los Santos Oleos del cura del templo de San Cosme. Toda la familia se reunió ese día incluyendo a Susana. Juárez estuvo allí desde las 10.30. A las 15.00, Margarita le pidió a Juárez velar por Susana e hijas solteras. Juárez lloró. Juárez le dijo que se pondría bien. Margarita le pidió a Juárez cumplir con el deseo de sus hijas de casarse por la iglesia. A las 16.00, Margarita murió con una sonrisa. Juárez gritó de dolor.

Juárez no quiso enviar esquelas; pidió a sus amigos que no lo hicieran y que manejaran el fallecimiento con discreción.

Pero Sebastián Lerdo dijo que no se podía hacer aquello por que era una mujer muy querida y los periódicos publicaron la noticia. el país entró en luto. Moños negros en muchas edificaciones, suspensión de obras teatrales y otras manifestaciones. Cientos de personas se dieron cita para acompañar el cuerpo rumbo al sepelio en el cementerio de San Fernando, cientos de coches y cientos de personas a pie.

Juárez instruyó para que no se le acercaran políticos, exclusivamente amigos y familiares cercanos. Venían tiempos electorales y Juárez no deseaba que mezclasen tal acontecimiento con la política.

Guillermo Prieto dijo en el sepelio: "Es acaso posible que mueran las personas a quienes más amamos, pues que es posible que sólo quede vibrante mi voz para caer como sombra de la muerte, como es posible para mi señora objeto de mi devoción por años y años, contemplar su muerte... como es posible señalar... joya blanca azuzena de su hogar modesto, mujer acariciada con los brazos de oro de la virtud y la fortuna". Juárez palideció al momento de que el féretro descendía. Por semanas se habló mucho de esa ceremonia fúnebre. Juárez no fue a trabajar por una semana. Se habló del amor de Juárez por Margarita como un ejemplo a seguir.

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Gobierno 1871 - 1872

Elecciones de 1871

Sebastián Lerdo de Tejada le sugirió a Juárez que no se postulara en las elecciones de 1871, por su salud. El mismo Juárez le había comentado que quizás ya no se postularía.

Sebastián Lerdo, al poco tiempo que había regresado Juárez a su despacho luego del sepelio de Margarita le pide su renuncia a Juárez, se la acepta. Desde hace tiempo Sebastián deseaba ocupar la presidencia y deseaba lanzarse a la presidencia, él mismo se lo dice a Benito.

Juárez tuvo muchas críticas por desear prolongarse tanto tiempo en el poder. Muchos de sus antiguos amigos o colaboradores se habían vuelto sus críticos.

En julio de 1871 habría elecciones, los candidatos eran Sebastián Lerdo, Porfirio Díaz y Benito Juárez. El 7 de octubre de 1871 la comisión escrutadora dio el fallo definitivo: Sebastián 2874 votos electorales, Porfirio 3555 y Juárez 5837. Juárez era el ganador.

Sin embargo se acusó al gobierno de Juárez de fraude electoral.

El Plan de la Noria

Porfirio Díaz se había separado del ejército y se trasladó a la hacienda de la Noria en Estado de Oaxaca, donde se fabricaban cañones. Al poco tiempo Porfirio Díaz pronunció el Plan de la Noria donde desconocía a Juárez y llamaba a levantarse en su contra. La "no reelección" era una de las principales imputaciones contra Juárez, Porfirio lo acusaba de dictador.

El 1 de octubre de 1871 se manifestaron muchos militares como los del cuartel de gendarmería, pretendieron tomar en la Ciudadela una posición militar. En su desfile por las calles hacia la Ciudadela gritaban: "¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera la reelección!".

Juárez enfrentó la rebelión enviando al Gral. Sóstenes Rocha a hacer frente a los rebeldes en la Ciudadela. Otros militares se apostarían en los puntos altos cercanos a Palacio Nacional. A las 18:00 inició la batalla. Los militares del gobierno doblegaron a los rebeldes. Algunos generales y tropa huyeron hacia el Ajusco.

Existieron otros altercados militares durante 1871 que fueron controlados pero que reflejaban la inestabilidad política de Juárez y el apoyo armado a Porfirio Díaz.

Juárez se siente inútil sin Margarita

Una tarde visitó junto con varias de sus hijas la tumba de Margarita. Les platicó una anécdota de la tarde que en llegó Mr. Siward con el grupo de empresarios norteamericanos. No se le acomodaba el cabello y le pidió a Margarita limón que era lo único que se lo controlaba. Margarita se lo puso y lo peinó. Luego le hizo el nudo de la corbata pues Juárez estaba nervioso y no le salía. Margarita le dijo "¡Que inútil eres!". Juárez les dijo a sus hijas que ella tenía razón, ¡Sin Margarita se sentía un inútil! En ese mismo lugar Juárez tuvo un mareo que lo hizo sentarse debido a un dolor en el pecho.

Últimas horas

Juárez tuvo otro episodio de dolor en el pecho que le hizo doblegarse mientras Balandrano le leía las noticias importantes. Balandrano era un periodista amigo de Benito, secretario particular de él y director del diario oficial.

El 17 de julio de 1872 por la tarde Juárez decide no dar su acostumbrado paseo de su carruaje y le pide a su yerno Santacilia que lo acompañe para luego ir al teatro con su hermana Manuela y así contarle la función. Juárez dormía en su alcoba de Palacio Nacional acompañado de su hijo menor Benito. Esa noche leyó un libro en francés, en la página 232 que describía la entrada del Emperador Trajano a Roma y el inicio de su gobierno de 20

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años, Juárez dejó un pequeño papel con el texto: "Cuando la sociedad está amenazada por la guerra; la dictadura o la centralización del poder pueden ser un remedio para aquellos que atentan contra las instituciones, la libertad o la paz". Esa noche sólo tomó un atole, tuvo náuseas que no lo dejaron dormir, por lo que despertó a su hijo Benito.

El 18 de julio a las 9:00 tuvo que llamar a su médico Ignacio Alvarado el cuál llegó cerca de las 10:00. A las 11:00 tuvo calambres muy dolorosos que lo llevaron forzosamente a la cama. Tenía el pulso bajo y sus latidos débiles. El tratamiento aplicado (típico de la época) fue arrojarle agua hirviendo en el pecho, cosa que se le hizo luego de colocarle la olla hirviendo en el pecho. Con tal remedio, Juárez reaccionó.

La familia pasó al comedor y se quedó en la recámara con el médico. Benito platicó al médico historias de su niñez. Le contó que el Padre Salvanueva era el hombre más bondadoso que él conoció. Ante la pregunta al médico de si lo suyo era mortal, el médico Alvarado le dijo: "Sr. Presidente: ¡Como lo siento!".

Juárez siguió mal. Su familia estaba reunida, hijas, hijo, yernos y amigos. También diversos amigos y políticos fueron llegando a la sala.

Juárez tuvo la insistencia de los ministros de relaciones exteriores José María Lafragua y el ministro de la Guerra Gral. Alatorre, en esa tarde ambos pidieron ver al presidente para recibir instrucciones. Juárez en ambos casos tuvo que vestirse y hablar con ellos, escucharlos y darles instrucciones.

Los médicos mexicanos más prestigiados de entonces acudieron a Palacio Nacional: Gabino Barreda y Rafael Lucio pero nada pudieron hacer.

Juárez se tendió de lado izquierdo poniendo una mano bajo su cabeza. Muy fatigado, con evidente falta de oxígeno sonrió e inmediatamente murió. Eran las 23.35 del 18 de julio de 1872 cuando los tres médicos reunidos declararon muerto al presidente. Sus hijas gritaban de dolor: "¡papá! ¡papá no te vayas!". La causa fue angina de pecho. En la actualidad, una placa en el lugar de su muerte da cuenta de ello. Juárez duró en el cargo de presidente catorce años.

Hubo un mes de solemnidades en todo el país en su honor.

Legado

Juárez siempre luchó por la igualdad, la libertad, la legalidad y la democracia, siempre ante situaciones adversas y casi siempre con inferioridad de fuerzas, pero aun cuando era derrotado, sabía como animar a sus hombres.

El defender sus ideales de libertad y justicia terminó llevándolo por un camino difícil y lleno de peligros, y una vez en él, tuvo incontables oportunidades para abandonarlo, sin embargo, libró los obstáculos que se le fueron presentando.

Por todas estas razones, y muchas otras más, Benito Pablo Juárez García es una de las figuras más importantes dentro de la historia mexicana, además de ser el único presidente de México con raíces totalmente indígenas.

Juárez siendo de familia humilde, sin conocer ni una palabra del español y con muchas adversidades, alcanzó los más grandes logros políticos y personales, convirtiéndose en un ejemplo para los mexicanos; esto igualmente le valió ser nombrado Benemérito de las Américas (título que se le otorga por su lucha por las libertades del pueblo y la patria, además de por su defensa a la libertad).

A pesar de haber fallecido hace más de 100 años, sus ideales, leyes, pensamientos, luchas y preocupaciones por lograr la libertad y justicia en México permacen en la conciencia de éste país y posiblemente de América.

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                                                            Benito Juárez

Su oposición al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió vastas zonas de su territorio en

favor de Estados Unidos, encontró cauce en las filas liberales y en la defensa de un proyecto federalista. Sin

embargo, los conservadores tomaron el poder en 1853, acaudillados por el general Santa Anna, y Juárez se

vio obligado a exiliarse en Cuba.

Al cabo de dos años regresó y se adhirió al plan de Ayutla, entre cuyos firmantes figuraban los generales

Villarreal, Comonfort y Álvarez. Al triunfar el pronunciamiento fue designado consejero de Estado y, bajo la

presidencia de Ignacio Comonfort, ministro de Justicia. Como tal promulgó una serie de leyes que

restablecían las libertades de enseñanza, imprenta y trabajo y anulaban las prerrogativas del clero y el

ejército.

Sus disposiciones legislativas, que inspiraron la Constitución de 1857, de corte liberal, motivaron la reacción

de los conservadores, quienes se pronunciaron al año siguiente en el plan de Tacubaya. Comonfort pactó

con ellos, dio un golpe de Estado y encarceló a Juárez, lo cual fue el detonante de la guerra de Reforma.

Como presidente de la Corte Suprema de Justicia, Juárez, que había conseguido huir, se convirtió en el

presidente legítimo, de acuerdo con la Constitución, y estableció el gobierno en Veracruz.

Desde allí expidió las leyes de Reforma y proclamó una Constitución más radical que la anterior. Con la

ayuda de Estados Unidos los liberales derrotaron finalmente a los conservadores en 1860. Sin embargo, las

graves dificultades económicas por las que pasaba el país lo obligaron a suspender el pago de la deuda

externa. La medida motivó la intervención del Reino Unido, España y Francia en 1861. Las promesas de

Juárez determinaron la retirada de las dos primeras potencias, pero Francia, en connivencia con los

conservadores, invadió México en 1863.

Ante la instauración del Imperio de Maximiliano, al año siguiente Benito Juárez se retiró a Paso del Norte y

desde allí organizó la resistencia. Después de tres años de guerra entró en la capital y ordenó fusilar a

Maximiliano I en Querétaro. Con el país empobrecido y desunido, fue reelegido por séptima vez en agosto

de 1867, restauró la República federal y, al tiempo que daba vigencia a las leyes de Reforma, adoptó una

serie de medidas para fortalecer la autoridad presidencial.

Este hecho y el temor a que buscara perpetuarse en el cargo, motivaron la reacción dentro de su propio

partido. A pesar de las dificultades económicas, de la hostilidad del Congreso y de numerosos

pronunciamientos, en 1872 Juárez fue nuevamente reelegido. Lerdo de Tejada, quien había fundado el

Partido Lerdista, se alió a Porfirio Díaz y juntos se alzaron contra Juárez, revuelta que pudo ser sofocada.

Tras su muerte, a causa de un ataque cardíaco, el Congreso lo declaró Benemérito de la Patria y de las

Américas.

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Benito Juarez Garcia era un liberal en cuestiones económicas (a favor de la propiedad privada, el capitalismo de libre mercado y las inversiones extranjeras, defendidas por el porfirismo) Es contradictorio que muchos que se oponen a la inversion privada y a la propiedad privada se consideren juaristas (la izquierda obradorista) pero se opongan a todo esto. De hecho, aunque el auge del capitalismo y las inversiones extranjeras se dio con Porfirio Diaz, es con Benito Juárez con el que se inicia las facilidades a empresarios y la liberalización de la economía (aunque nunca en tratados de libre comercio para eliminar aranceles, cosa que a nadie se le habia ocurrido jamas). Esto se puede comprobar en los archivos de registro de permisos a empresas y estudiando la economia durante el juarismo (las privatizaciones de tierras comunales originaron, en tiempos de Juárez, las primeras rebeliones que muchos despìstados suponen en tiempos de Porfirio, como la del tigre de Álica, Manuel Lozada.

En el aspecto clerical, Benito Juarez estaba a favor de la separación de la iglesia y el Estado y el laicismo o la libertad religiosa, pero jamas fue un radical jacobino que quisiera borrar a la iglesia ni a la religión, como lo suponen muchos autodenominados "juaristas". Las leyes de reforma nunca fueron contra la religión, ni siquiera contra el clero como tal, sino solo para dar libertad religiosa (la libertad religiosa y la separación iglesia- Estado fue algo que como buen liberal respeto Porfirio Diaz, a pesar de ser cierto que durante su larga dictadura la iglesia y el Estado establecieron un cierto modus vivendi).

Finalmente, y aqui entro en territorio minado, Benito Juarez no fue tan liberal en politica. Es comun que a Porfirio Diaz se le ponga como un dictador frente a Juarez el republicano, pero es bien sabido y bien evidente para quien haya estudiado la personalidad del verdadero Juarez que el siempre quiso ser un dictador, y lo hubiera logrado si el tiempo se lo hubiera permitido. Juarez, a pesar de no vivir lo sificiente para ser dictador, alcanzo a mostrar su autoritarismo, apoyando con la fuerza a gobernadores solo por apoyar sus dos reelecciones y constantemente intentando dominar el congreso y someterlo a su "autoridad republicana". Incluso, muchos liberales se distanciaron de Juarez por esto.

No nos asustemos, pues, al comparar al benemérito con el héroe del 2 de abril. Ambos fueron liberales en lo economico, liberales en lo religioso pero profundamente autoritarios en los políticoEso es ciertopero aunque ubiera gobernado mas tiempo eso seria bien visto por la poblacion que siempre lo siguio ya que no promoveria la sobrexplotacion indigena ya que el era uno lo cual fue en si la causa de la revolucion y la victoria de esta ciendo los explotados la mayoria que los porfiristas.Pero al fin y al cabo el poder corrompe y eso en cierta forma hizo de porfirio diaz aunque este apoyo en gra

Juárez y el Estado laico

Bicentenario del Benemérito: Todos los Juárez menos uno: el Juárez de la Reforma.

El indio zapoteca que llegó a ser presidente. (Carta de un quídam guanajuatense a un ídem de capital a principios

de 1858: “Ha llegado a ésta un indio que se dice presidente de la República”.) Juárez el impasible en medio de la

tormenta. El hombre que supo ser estadista sin dejar de ser político. Juárez el honesto congénito (Cosío Villegas).

Juárez católico y Juárez simpatizante del protestantismo. Juárez mito fabricado por historiadores de ayer y hoy.

Juárez el icono fundacional del Estado mexicano, y el Juárez que vive en el imaginario popular. (5 de mayo, Día

de la Independencia para la Raza en Estados Unidos.) Juárez hombre, esposo, profundamente desconfiado, amigo

fiel de muy pocos, terco, visionario, pragmático, exiliado, guerrero, pacifista, paladín de la legalidad, perseguido,

presidente que impone la pena de muerte a un ilustre adversario. Juárez baluarte de la soberanía nacional frente a

la intervención, y Juárez proyanqui. Si Juárez no hubiera muerto…y lo que el viento a Juárez…

Bicentenario del Benemérito: Todos los Juárez posibles menos uno: el de la Reforma. ¿Pero por qué ocupa

Juárez un papel tan destacado en la historia de México?¿Por sus fuerzas y debilidades, sus fobias y sus filias

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personales?¿Porque fue un presidente indio?¿Porque simpatizaba con Lincoln y acabó siendo más astuto que

Bazaine?

Sin reforma no hay Juárez. El indio de Guelatao sólo se hace notar en forma recia en política nacional a los 48

años de edad, cuando se inicia el gran movimiento de reforma. Antes, es una figura local en uno de los estados

más pobres del país. Todavía en 1855 los diplomáticos extranjeros que informan a sus gobiernos sobre política

mexicana lo catalogan como figura de tercer orden, a la cola de muchos otros liberales. Juárez es hechura de la

reforma y será su dirigente más emblemático. Pero la Reforma no es sólo obra suya. Hay un centenar de hombres

extraordinarios que colaboraron con él y lo defendieron sin dejar de criticarlo y cuestionarlo rabiosamente, a cada

paso. Un líder que dominó la escena 15 años sin volverse caudillo porque no quiso, o más probablemente porque

esas personas extraordinarias no lo dejaron.

La reforma es también la obra de miles de mexicanos que encabezaron los movimientos liberales en las

provincias enfrentando el poder de la tradición, el oscurantismo y el fundamentalismo del México Bárbaro de

entonces. Pero, sobre todo, la Reforma se fue amasando con el sudor y la sangre de cientos de miles de hombres

que lucharon del lado liberal en los tres años de guerra civil y contra “el mejor ejército del mundo” durante cinco

años más. La Reforma es obra de una clase minoritaria, incipiente, la clase media de los primeros 50 años del

México independiente que no tenía un lugar en el sistema de castas del antiguo régimen colonial. Una clase que

se fue construyendo, decantando, definiendo en la movilidad social, en la lucha contra un pasado discriminatorio.

Rancheros, chinacos, artesanos urbanos movilizados, estudiantes inspirados por el patriotismo, abogados

transformados en generales, sacerdotes liberales, caciques vestidos de diputados, mulatos elegidos gobernadores.

“El siglo XIX-dice Altamirano-puede ser considerado como el escenario del hombre de la clase media que pugna

no sólo por apoderarse del poder, sino por encauzar al país en el camino del progreso”. La “justa medianía” que

Juárez recomienda a los funcionarios es la confesión de su pertenencia a esa clase.

La Reforma es también hechura de varias utopías del siglo XIX: el liberalismo, la libertad de empresa, la magia

del capitalismo capaz de fabricar abundancia como cura a la herencia colonial de miseria y atraso. La Reforma es

todo eso, y la grandeza de Juárez es que en su persona y su trayectoria se funden muchas de esas experiencias,

cualidades y defectos multitudinarios. Como el anciano Hidalgo hubiera muerto en el anonimato sin la

Independencia y Zapata y Villa nada habrían sido sin la Revolución, Juárez es hechura de la Reforma. Pero

también, hay que reconocerlo, la Independencia no hubiera arrancado sin el cura de Dolores y la revolución es

inimaginable sin Zapata y Villa. En cuanto a la Reforma, jamás habrían triunfado sin Juárez. Pero si cuando de

Zapata y Villa hablamos, también hablamos de la Revolución, ¿por qué celebramos a Juárez sin decir una palabra

de la reforma?

Porque la Reforma es tema polémico en extremo, actual a más no poder, incómodo para muchos y poco

estudiado como tal. Innumerables biografías de Juárez, desde la época en que aún vivía, hasta hace 10 años.

Varios libros excelentes sobre el liberalismo como pensamiento, incluyendo los tres tomos de Reyes Heroles.

Poco o nada grande sobre la Reforma, esa desconocida. Ahí van dos semillitas en terreno eriazo.

La Reforma y Juárez son ante todo los fundadores de un Estado laico soberano hacia adentro y hacia fuera. Hacia

adentro, respecto a dos corporaciones que ocupaban su espacio opacándolo: la Iglesia y el Ejército profesionales

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heredados de la Colonia. Hacia fuera, en relación a potencias que le negaban el respeto, sobre todo después de la

ignominiosa derrota frente a Estados Unidos. La Reforma y Juárez doblegaron a los primeros y consolidaron la

soberanía de un Estado republicano, federal y laico. Mandaron además un mensaje claro a las potencias europeas

decimonónicas: la conquista de México es una aventura que puede resultar costosa, incierta e incluso peligrosa.

La suma del poder espiritual y material de la Iglesia en los primeros 30 años de vida independiente la

trasformaban en un Estado dentro del Estado. Mientras la Nueva España formó parte del imperio español, eso era

mitigado por el poder que tenía sobre ella el rey de España a través del patronato y la dependencia del Vaticano

con respecto a la Corona. Desaparecido el Virreinato, se formó del lado laico un inmenso vacío que tardaría

varias décadas en ser cabalmente ocupado. La Iglesia en cambio, quedó muy fortalecida, con su inmenso poder

sobre la mente, la vida cotidiana y la fe de los mexicanos; su control del sistema educativo, de la salud y la

caridad; sus privilegios sociales y legales; sus cuantiosas propiedades urbanas y rurales. Con su dominio sobre el

capital hipotecario, la obligatoriedad del diezmo y las primicias, las cuotas que cobraban por sus servicios,

cumplía muchas de las funciones del Estado y representaba un rival temible para cualquier tipo de pretendiente

laico.

Por el otro lado, la imagen que presentaba el naciente Estado independiente era lamentable. El primero y más

difícil de los retos era construir una autoridad legítima diferente a la del rey para una población que había vivido

bajo una monarquía centralista desde la época prehispánica. ¿Qué tanto debían diferir las nuevas formas de

gobierno de las tradicionales? En medio siglo se probaron un imperio criollo, el federalismo, la república

centralista, la dictadura bonapartista y un imperio de origen austriaco. Las fluctuaciones en las formas de Estado

probadas y desechadas contrastaban con la inamovilidad del poder de la iglesia, basado en siglos de tradición.

El poder real descansaba en la Iglesia, en los hombres fuertes del ejército, en los caudillos y caciques regionales

que actuaban por encima de las leyes y en las instituciones que en vano trataba de consolidar el gobierno

republicano nacional. Las finanzas estaban en ruinas. La recaudación era baja e irregular; los gastos militares,

enormes, y la deuda externa e interna, impagables. A eso habría que agregar las constantes amenazas y

agresiones externas que estuvieron varias veces a punto de frustrar la consolidación de un Estado mexicano

independiente.

La situación no tenía más que dos salidas: La Iglesia cedía paulatinamente sus privilegios y prerrogativas

temporales, reconociendo la soberanía del Estado laico, mientras éste garantizaba el libre ejercicio de sus

derechos religiosos y parte de su riqueza, o bien un choque frontal que llevaba inevitablemente a la guerra civil.

Desgraciadamente se impuso la segunda, y la Reforma fue la culminación del conflicto causado en buena parte

por la intransigencia de Pío IX, sumergido en un conflicto similar con el movimiento liberal nacionalista italiano.

Un Papa cuya posición a todos los cambios de la era moderna lo llevaron a graves conflictos con casi todos los

gobiernos europeos y varios latinoamericanos.

La Reforma, la intervención y Juárez son la culminación de ese conflicto. La república federal y laica nace de

una revolución contra la herencia colonial y una guerra de independencia nacional. Juárez es la gran figura

política de esa lucha. Sus cualidades y defectos adquieren sentido histórico sólo y exclusivamente en ese papel.

Lo que más grande lo hace es ser una expresión sintética de las cualidades que surgieron en el seno de la

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incipiente nación mexicana, sublimadas en el liderazgo político. Nunca fue ni aspiro a ser más. Otros mexicanos

se distinguieron tanto y más en campos distintos. La época produjo brillantes intelectuales comprometidos, una

intelligentzia como nunca hemos vuelto a tener. Muchos más se destacaron como hábiles jefes militares,

guerrilleros astutos, diplomáticos de altura, gobernantes locales honestos y visionarios. Todo, en medio del caos,

la corrupción, el oportunismo, la frivolidad, la inconsecuencia y la especulación monetaria desenfrenada.

Bicentenario del Benemérito: símbolo político, lucidez y visión de estadista en un momento extraordinario de la

historia en que los mexicanos pasaron varias pruebas en forma sobresaliente: la Reforma.

 

"El liberalismo de Juárez y Sarmiento y los neoliberalismos"

Conferencia Magistral del Congreso de SCOLAS, Morelia, 15 Mar 2002

 

Katra, William

 

 I. Otra vez México patrocina una importante reunión de los críticos de la globalización. En 1996 se vio el "Encuentro Internacional contra el neoliberalismo y por la Humanidad," patrocinado por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. Ayer y hoy tiene lugar el "Foro global de la Sociedad civil" en Monterrey que reúne críticos de las practicas neoliberales del Banco Interamericano de

Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.

Cómo historiador, me he preguntado, ¿Cómo es que los neoliberales han logrado dar tan mala fama a la a veces gloriosa tradición liberal? Hoy, quisiera investigar con Ustedes el cambio que se ha operado en el significado de la palabra "liberal."

Abrazo la misión radical del docente o del investigador que es aclarar las cosas--llegar a las raíces. Quisiera intentar restaurar significaciones claras a los signos, combatir contra las fuerzas que nos inundan en un nuevo mundo de relatividades semánticas.

El liberalismo tiene una larga historia, originando con el pensamiento de la ilustración, el Siglo de las Luces. El pensamiento liberal da valor supremo a la Razón, especialmente para combatir contra supersticiones y miedos irracionales. Enseña al hombre a respetar la dignidad de cada ser humano. Le lleva a luchar contra instituciones que actúan para impedir la autorealización de cada ciudadano. Aclama la democracia, el constitucionalismo, y los derechos individuales. Estima la elevación moral y el progreso material. Abraza la tecnología y la ciencia como armas para domar la naturaleza. Lucha por la libertad en el pensamiento, en la asociación, y en el mercado. Y proclama la existencia de un tejido universal vinculando todas sociedades. El liberalismo, entonces como hoy, es una gran promesa que, dondequiera que uno este, solo en parte se ha realizado.

Esta fuerza tan fértil que llamamos el liberalismo tiene una historia gloriosa en la América Latina. Primero aparecieron los pensadores solitarios que se inspiraron en los escritos y los nuevos adelantos de los países de la Europa del Norte. Luego se vieron las reformas borbónicas a fines del siglo XVIII: la lenta reorganización desde arriba de la sociedad colonial. Luego el periodo de la

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Independencia, con los grandes hacedores en la Argentina--Belgrano y San Martín--y en México--Hidalgo, Morelos, y cuantos otros. Siguiendo, llego el período de la pos-independencia, con los intentos de concretizar ideales liberales en nuevas instituciones: la Constitución mexicana de 1824, los escritos fértiles de José María Luis Mora, y las administraciones progresistas de Bernardino Rivadavia en la Argentina.

Siguiendo este fue el periodo de la reacción, con las guerras civiles que traumatizaron las sociedades con ola tras ola de violencia. En la Argentina subió al poder Juan Manuel de Rosas, llamado el "Restaurador de las leyes" por razón de las medidas fuertes que uso para imponer la paz. En México se vio el imperio de lturbide. Estos dos regímenes deshicieron muchas de las reformas liberales al tratar de volver a la tranquilidad del orden colonial. Luego México vio la presencia de Santa Anna en el poder- - la trágica representación de la sociedad que rehusaba transformarse.

Esta época vio la juventud de Domingo F. Sarmiento y Benito Juárez, quienes en su primera madurez se nutrieron intelectualmente de las ideas liberales abogadas por la previa generación. Ambos llegaron a la vida publica luchando contra lo que tomaban como los resguardas del caduco régimen colonial. Ambos estaban comprometidos a la tarea--la vieron claramente como la misión de su generación, la de transformar las bellas ideas liberales en programas viables, en instituciones permanentes.

Sufrieron temprano por sus convicciones. Sarmiento estuvo exilado en Chile entre 1842 y 1852. Juárez paso dos años de exilio en Nueva Orleans a partir de 1854. Estos anos de penuria tuvieron un lado positivo: los dos hombres se hicieron amigos con otros activistas, igualmente inspirados en el ideario liberal, que llegarían a ser sus colaboradores mas comprometidos.

Luego los dos volvieron a sus respectivas patrias-- las vieron como un campo abierto para la acción. Estaban conscientes que el momento oportuno había llegado para implementar su programa liberal. Pero nunca sin conflicto y resistencia. Los dos eran las personas indicadas para el momento: eran resistentes y constantes. Eran luchadores.

Los casos de México y la Argentina nos dan un gran contraste. México, hacía 1840, tenia una población principalmente de gente indígena, gozaba de una economía y una cultura fuertemente enraizadas en las practicas de la colonia, y --por factores principalmente geográficos--estaba en gran parte aislado de los grandes cambios ocurriendo en otros lugares. La situación de la Argentina era sumamente distinta: era una tierra destinada a grandes modificaciones debido a la presencia de una población inmigratoria activa, sus débiles lazos con el pasado colonias, y una geografía que invitaba las influencias europeas en todos aspectos de la vida. Por razón de estos fuertes contrastes, es de entender que los respectivos lideres de estos dos países, aun al haberse inspirado en ideas semejantes, llegarían a formular e implementar programas liberales divergentes.

 

II. Las promesas idealistas del liberalismo.

 

Ambos Juárez (nacido en 1806) y Sarmiento (nacido en 1811) estaban atraídos al credo liberal por su promesa de modernacion y democracia. El origen de ambos Juárez y Sarmiento en regiones apartadas y atrasadas explica en parte su fuerte condenación a la herencia colonial y española en sus propias tierras. También explica él porque los dos hombres jóvenes idealizaron las experiencias

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revolucionarias de Francia y Estados Unidos: la promesa de la soberanía popular, el constitucionalismo, y la protección para derechos individuales ante el Estado.

El liberalismo de Juárez y Sarmiento, cuando jóvenes, era una doctrina de grandes ideales. En los pocos escritos existentes--Juárez no era tan prolífico como Sarmiento en dejar un testimonio escrito de sus ideas y actos--Juárez deja rastros de su fuerte odio hacia las clases privilegiadas y su apoyo para los de abajo. En Notas para mis hijos-- probablemente escrito en 1857--sugiere las fuertes pasiones detrás de su agenda liberal como hombre de estado.

Estos golpes que sufrí en 1834 como un joven juez de la Corte Estatal de Justicia y que veía sufrir casi diariamente a los desvalidos que se quejaban contra las arbitrariedades de las clases privilegiadas en consorcio con la autoridad civil, me demostraron de bulto que la sociedad jamas seria feliz con la existencia de aquellas y de su alianza con los poderes públicos y me afirmaron en mi propósito de trabajar constantemente para destruir el poder funesto de las clases privilegiadas. As¡ lo hice en la parte que pude y así lo haría el partido liberal . . . (Juárez, 239).

En su segunda inauguración como gobernador del Estado de Oaxaca-- 1849--Juárez dejo en términos claros como estas convicciones sociales le guiarían en su quehacer corno servidor publico:

Soy hijo del pueblo, y no lo voy a olvidar; al contrario, voy a defender sus derechos, voy a hacer lo posible para que el pobre se eduque, que se eleve socialmente, que tenga futuro, que deje atrás la vida de desorden, vicio y miseria... (Smart, p. 90).

En ningún momento se debe dudar de la sinceridad de estas palabras. Durante toda la larga y peleada campana liberal en contra del clero y para la nacionalización de los bienes eclesiásticos, Juárez tenia como blanco principal el de mejorar la suerte del pobre.

Estos valores íntimos de Juárez en pro del indio y del pobre--la gente de su propia extracción--se comparan en gran parte con los de la flamante Generación argentina de 1837. Eran hijos de los burgueses que encabezaron la revolución de 1810 contra el dominio español. En su niñez muchos de ellos fueron testigos de las violentas luchas entre unitarios y federales, o entre los defensores de ideales europeizantes, urbanos, liberales y los defensores de la tradición hispánica. Durante la década del 30, varios de estos futuros militantes siguieron estudios universitarios en Buenos Aires mientras el gobierno liderado por el hombre fuerte Juan Manuel de Rosas recurría progresivamente a la demagogia, la coerción y el terror para mantener su autoridad.

El ano 1837 señala la asociación formal del grupo en ocasión de sus reuniones en el Salón Literario. Poco tiempo después comenzaron las actividades clandestinas bajo la bandera de Asociación de Mayo. Durante varios años la mayoría de ellos, incluyendo Sarmiento, organizaron una oposición política a Rosas desde el exilio en Chile y Uruguay, y a la vez llevaron a cabo una campana política e ideológica por medio de la prensa. En esta época defendían una propuesta que apoyaba un gobierno republicano, el libre comercio, libertades individuales tales como la de palabra y de reunión y, sobre todo, el progreso material.

En muchos de sus escritos de esta época, atacaron las practicas del régimen rosista y promovían las ideas liberales que servirían para mejorar la situación de la población mayoritaria de su región: Bajo Rosas, se ha proclamado la igualdad, y ha reinado la desigualdad más espantosa: se ha gritado libertad y ella solo ha existido para un cierto numero; se han dictado leyes, y estas solo han protegido al poderoso. Para el pobre no hay leyes, ni justicia, ni derechos individuales, sino violencia, sable, persecuciones, injusticias (Katra, p. 63, cita a Echeverría).

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Pero a pesar de estos fines nombres que se asemejan a los de Juárez, siempre hubo en Sarmiento una gran ambigüedad. Por una parte idealizaba al ciudadano común y sonaba en crear programas e instituciones para elevar las capas mas bajas de la sociedad. Pero por otra parte tenemos que ver este objetivo contra el trasfondo de un fuerte racismo, no solo de el sino de casi todos de su (de otro modo) inspirada generación. A causa de las sangrientas luchas que atestiguaron en su juventud, ellos sintieron el desagrado, temor y aun odio frente a la población mayoritaria de las provincias, mestizos que eran producto de la mezcla de razas. Al mismo tiempo, una larga historia de las sangrientas luchas en la frontera explica el concepto altamente negativo que sostenían con respecto a las poblaciones indígenas de la Argentina. El dualismo esquemático de civilización barbarie de Sarmiento expresaba de manera explícita el eje fundamental del pensamiento de su generación sobre este tema. Vieron claramente que su lucha principal era llevar la contraria al americanismo reaccionario de Rosas. Solo lo podría vencer transformando las instituciones y los valores de la Argentina según los criterios de la civilización europea. La idea de Sarmiento, compartida por la mayoría de los jóvenes militantes, era que la población, las costumbres y el comercio europeo representaban la clave del futuro de la región. A mediados de la década del 50 y más adelante, estos individuos permanecerían unidos alrededor de la convicción sobre le papel fundamentalmente positivo que desempeñaban las influencias europeas en el proyecto civilizatorio del país. Sostuvieron que "la América civilizada" equivalía a "la Europa establecida en América" (Katra, p. 136, cita a Alberdi).

 

 

III. Las ideas llevadas a la acción.

 

Juárez, hasta 1853 (después de su primer periodo de gobernador)-- tenia la reputación de ser líder "inofensivo," "seguro," e incluso "mediocre" (Roeder, 1, 82, 103, 104). Pero aun así, gozaba de una reputación como buen administrador. Había ganado el respeto casi universal en su estado al fundar escuelas y abrir oportunidades educativas para ambos sexos, especialmente en los distritos rurales. Hizo lo posible para mejorar el sistema judicial para defender al pobre tanto al rico. La otra gran hazaña de Juárez como gobernador (similar a su contrapartida en Argentina, Sarmiento), había sido promover las obras publicas. En particular, encauso los escasos recursos del estado para mejorar el transporte y construir caminos. Esta era --según su manera de pensar--el camino más fructífero para combatir la pobreza: las oportunidades para el hombre trabajador se multiplicaban cuando el estado facilitaba el comercio y estimulaba la producción local. Al decir esto, se debe hacer una aclaración importante. A pesar de su odio para las caducas fuerzas sociales responsables por la pobreza de las mayodas, Juárez todavía no se lanzo a un programa revolucionario--todavía no. Estaba contento de trabajar con los poderes existentes para mejorar la situación de todos. De ninguna manera su nombre en ese periodo llevaba "amenaza revolucionaria" (Roeder, 1, 103).

Sin embargo, esto cambiaría en parte en la próxima década, cuando México experimento transformaciones traumáticas. La guerra con Estados Unidos, la perdida de casi la mitad del territorio nacional, el golpe de estado por fuerzas conservadoras en 1853, el sufrido exilio de Juárez, Ocampo, y otros en Nueva Orleans, la caída de Santa Anna y el nuevo gobierno liberal en 1855--en el cual Juárez llevaba los portafolios de Ministro de Justicia y Educación Publica. En ese momento cuando el gobierno progresivo de Confort estaba acosado por todos lados, ellos decidieron llevar a cabo un programa aun más profundo con la Ley Juárez, pronto seguida por la Ley Lerdo. El efecto de la primera era afirmar la igualdad para todos ante la ley, al terminar con la inmunidad de oficiales

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militares y eclesiásticos, y al eliminar las cortes o leyes especiales para las clases privilegiadas. El efecto de la segunda--la Ley Lerdo--era disolver los monopolios más grandes del país al forzar a la Iglesia a deshacerse de sus vastas propiedades. Estas dos leyes llegarían a ser la base fundamental para la Constitución de 1857--la hazaña más grande de la Reforma--que tuvo como intento--pero no como resultado--atacar la estructura podrida de abusos y privilegios en el país (Roeder, 1, 123).

Luego vendrá el periodo más difícil --y por eso más glorioso--de la carrera publica de Juárez, un periodo de extrema emergencia cuando Juárez encabezo el gobierno mexicano, desde 1858 hasta 1872. El observador imparcial de estos turbulentos anos en la historia mexicana estará humillado ante la enorme contribución del zapoteco en defender la dignidad e integridad de la patria mexicana a través de esos anos de guerra civil, ocupación imperialista, escasez de fondos públicos, traiciones, y toda clase de privaciones y sacrificios de parte del primer mandatario y su familia. Por años enteros ejerció las responsabilidades de presidente en condiciones que exigían una mano fuerte, sino dictatorial. Durante sus catorce anos en el poder, el pueblo no gozo mas de unos meses de paz.

La primera exigencia del gobierno era sobrevivir. Pagar a sus ministros y a los pocos empleados públicos. Dar de comer a los soldados y proveerles armas suficientes para seguir batallando contra los conservadores y luego los franceses.

A pesar de estas casi sobrehumanas contribuciones de Juárez al Estado Mexicano, los historiadores no han sido siempre benévolos al considerar la totalidad de su contribución. Aquí, no quisiera tratar las múltiples acusaciones--que rehusan desaparecerse, de la supuesta "traición" de Juárez, la de poner en peligro la soberanía del país durante los anos de la guerra civil--1857-1860.1 Basta decir que el estudio detallado del asunto le absolverá en los ojos del observador imparcial, y aun más, le hará brillar mas por su determinación, destreza diplomática y triunfo (Roeder, 1, 262).2

A pesar de la gran hazaña del programa liberal de Juárez, contenía una debilidad significativa. El soporte fundamental de su ideario (antes abogado por Mora y su influencia principal, el teórico francés Constant) era la institución de la propiedad. Los gobernantes, al tomar en cuenta las exigencias de la propiedad, evitaban "teorías quiméricas" y "exageraciones inaplicables," y protegían los intereses de la nación. "Unicamente la propiedad asegura ese bienestar; solo la propiedad hace capaces a los hombres de ejercer los derechos políticos" (Hale, p. 63 cita a Constant).

Por esta razón, se ve en el pensamiento liberal constitucional de esa época ciertas raíces aristocráticas. (En los conservadores esto era aun más severo, por supuesto). Los liberales, con su miedo de volver al desorden de antes, cayeron en contradicciones.

Encabezando la lista de estas contradicciones era la "piedra sillar" del edificio liberal, el mito de la sociedad modernizada constituida de ciudadanos que eran grandes dueños de propiedad privada. (Hale, 231- 40). La ley de 1813--fuertemente influida por las deliberaciones de las Cortes Españolas--definió la dirección de la actuación liberal para el próximo medio-siglo: el programa de enajenar las tierras de comunidades en beneficio de individuos. Según Constant--y luego el mexicano Arriaga-- la "preeminencia moral" del sistema liberal se basaba en la clase de propietarios que dominarían el estado (Hale, p. 63, cita a Mora; Roeder, 1, 128). Se pensaba que al disolver el monopolio de tierra de las grandes corporaciones, se crearía una nueva clase de pequeños propietarios que llegaría a ser el motor de progreso para la sociedad entera (Hale, 184,

238). Según la teoría.

El primer problema de estos programas bien intencionados, era que al poner las tierras amortiguadas a la venta, apenas existía una clase de pequeños propietarios que pudieron comprarlas. Los que si

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tenían el dinero necesario, eran la clase adinerada, los hacendados. Pues, el resultado irónico--y luego trágico--para el país, es que "los beneficiarios de la desamortizacion y nacionalización de los bienes del clero... y de la fragmentación de propiedades comunales de pueblos fueron los antiguos hacendados" y otros grupos (de la Pena, 138). Quiere decir, las leyes liberales--mas allá del buen propósito de sus autores-- tuvieron el efecto de fortalecer el monopolio y la fuerza estrangulante de la hacienda sobre la sociedad rural.

Ya hemos aludido a la triste situación del indio. Según Hale, la política liberal, quería hacer a todos iguales ante la ley. "Proponía borrar todas distinciones legales en la sociedad, y elevar teóricamente al indio a la categoría universal de "ciudadano"... esta teoría equivalía a ignorar la

base indígena de la sociedad al decir, en efecto, que el indio ya no existía" (Hale, 252). Según la teoría, el indio, estando libre de las trabas corporativas y barreras estatales, estaría libre para progresar naturalmente. Políticamente estas ideas liberales se tradujeron en la lucha del Estado contra las tradiciones y propiedad comunales. Trágicamente, estas bellas teorías tuvieron un resultado muy distinto a su intención. Los liberales no tomaron en cuenta el control casi absoluto que ejercía la hacienda en casi todas esferas de la vida rural; que el indio, por esta y otras razones, no estaría libre para actuar y progresar. Lo triste es que quizás el resultado más importante de las leyes Juárez y Lerdo--y de la Reforma en general--fue "el abrir la posibilidad de reducir drásticamente la economía

de la comunidad indígena hasta llevarla, en los anos sucesivos, a su misma destrucción. A pesar de que dicho objetivo no aparece explícitamente como la intención de la lucha [liberal], los intereses de liberales tanto como de conservadores tendían al mismo propósito. -. " (Belilingeri y Gil, p. 115).

 

 

IV. ¿Hubo en el programa de los liberales argentinos un abismo similar entre el intento idealista y los resultados no deseados?

La primera contestación a esta pregunta tiene que enfocarse en la gran hazaña de la generación de Sarmiento--que es muy similar a la de¡ grupo de Juárez -. Son ellos que "hicieron el país." Al subir al poder después de la derrota de¡ tirano Rosas en 1852, los liberales rogaron escribir la nueva constitución, son ellos que implementaron todo un programa de derechos individuales protegido por un sistema de leyes. Fundaron instituciones de educación, promovieron toda clase de innovación tecnológica para mejorar el agro. Son ellos los que pusieron el país en el camino de la modernización. En la década de 1850, ya no predominaba en su pensamiento--ni tampoco en sus acciones--el vago idealismo de antes. No. Habían sufrido personalmente de las violentas pasiones que resultaron de la democracia desenfrenada bajo las primeras administraciones liberales en la época de la Independencia. Habían vivido décadas de caos y guerra civil. Durante su largo exilio en Chile, fueron testigos de un sistema que admiraban: materialmente la sociedad se adelantaba bajo la paz social asegurada por un gobierno semi-despotico.

A la luz de esa experiencia, los de la generación de Sarmiento luego darían prioridad a preservar la paz social para lograr su objetivo principal, el progreso material.

Ahora, con pragmatismo, su "misión esencialmente economice" --tal como la definió la nueva constitución-- tenia como blanco el de fundar instituciones republicanas, atraer una nueva población por medio de la inmigración, establecer caminos de hierro y ver navegados los ríos del país.

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Hicieron todo lo posible para atraer capitales europeos para modernizar el país. El objetivo de lograr una democracia de bases era secundario- mejor dicho, tenían la convicción de que la democracia política y social resultaría si primero se lograra un nivel mas alto de bienestar material.

La Iglesia, ese gran impedimento para el progreso material de México, nunca constituyo un gran obstáculo para el programa liberal en la Argentina: La Iglesia tenia poco terreno en un país de grandes extensiones sin habitantes, y gozaba relativamente de poco poder en la sociedad. Por eso la nueva Constitución argentina pudo afirmar el papel fundamental de "nuestra religión cristiana" en el desarrollo de la cultura, pero no sanciono ninguna practica religiosa especifica.

Pues, el programa liberal de Sarmiento y su generación dio menos prioridad a la democracia, y máximo énfasis en el progreso material. Como en México, los liberales--principalmente concentrados en la Provincia de Buenos Aires--se confrontaron a mediados de¡ siglo con una tenaz oposición. Por medio de su "conquista" militar de las provincias y la manipulación de la política, pudieron monopolizar el poder político durante la transición difícil hacia una nueva orden social. Controlando el aparato político, fundaron escuelas y promovieron la innovación tecnológica. Construyeron ferrocarriles, hicieron todo lo posible para estimular el comercio con Europa. No hay quien lo dude: sus esfuerzos lograron el resultado intencionado: la Argentina progreso.

Algunos historiadores arguyen que las fuerzas "federalistas" que ofrecieron tan tenaz resistencia a los liberales, sufrieron una derrota tan rápida y tan general precisamente por el hecho de que sus ideas eran retrogradas, pues su momento histórico ya había pasado. El futuro, arguyen los historiadores, pertenecía a los liberales, con sus planes de modernización, con sus proyectos de un porvenir democrático. Después de superar tantos conflictos, el liberalismo en la Argentina logro tanto y en tan poco tiempo--a diferencia de México--por razón de algunos factores básicos: la proximidad de sus poblados principales al mar, la accesibilidad del comercio exterior, y--por consecuencia--la receptividad hacia las ideas nuevas, la tecnología y las costumbres de los paises desarrollados del hemisferio norte. Todo esto, en su turno, contribuyo a atraer al país millares de inmigrantes trabajadores y receptibles a las nuevas ideas.

Sarmiento y su generación pudieron laborar con estas grandes ventajas. Su modelo de desarrollo favorecía el interés de la oligarquía ganadera, al estimular exportaciones y abrir los mercados del país para las importaciones de productos elaborados en las fabricas de Europa. Con este modelo dependiste, lograron la modernización--pero de una forma distorsionada. Llegando a 1880, las tenaces luchas de tres décadas antes se quedaban al olvido. Casi todos en la Argentina participaban en una gran prosperidad.

Al volver a Sarmiento, pese a su condena teórica de¡ gaucho y el mestizo, y las medidas militares decididas contra los rebeldes paisanos y trabajadores rurales, no ceso de promover un tipo de progreso social e institucional que beneficiaria precisamente a esos grupos. Mucho crédito se debe a Sarmiento durante su presidencia (1868-1874). Lucho sin tregua, aunque con éxito relativo--y frente a la tenaz oposición de otros liberales ahora entregados al privilegio. Lucho para que la población mediana y pobre pudiera llegar a ser dueña de una pequeña propiedad y realizar un nivel digno de prosperidad.

El Presidente Sarmiento, al tratar de llevar a cabo reformas "liberales," tuvo entre sus más feroces opositores los lideres del ya establecido Partido Liberal en la Argentina. Esta aparente contradicción se explica por la dicotomía (y a veces conflicto), tanto en el liberalismo teórico como en su practica, entre su deseo para un Estado suficientemente fuerte para lograr cambios significativos y su persuasión filosófica que ascendía "la libertad" por encima de todos los otros valores.

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Esta ultima posición, en el campo economice, se conoce como el laissez faire. Es la fuerte defensa del libre comercio, del derecho del productor, comprador, o vendedor para actuar en el mercado con un mínimo de trabas o regulaciones. Es la oposición a cualquier forma de activismo estatal que impidiera una evolución "natural" o "libre" de las fuerzas economices. Según esta teoría, la sociedad progresa en la manera más favorable para la mayoría de sus ciudadanos cuando permite el libre ejercicio del conjunto de diversos intereses economices.

Hemos visto ya en el caso de los liberales mexicanos que su defensa del laissez-faire les llevaron a atacar con aplomo a las corporaciones, pero dejaron intacta una amenaza aun más grande, la hacienda (Hale, 239). Similar fue el caso de los liberales argentinos, cuando su credo liberal les llevo a juntarse políticamente con los latifundistas ganaderos de la

Provincia de Buenos Aires. Como resultado, a los treinta anos en el poder, el Partido Liberal había llegado a ser el partido del privilegio. Era el brazo político de la oligarquía. Su programa era: la protección del Estado para la propiedad privada y garantías para un libre comercio sin traba alguna, la consolidación de un Estado central con su capital en Buenos Aires y el firme control político del país por parte de una clase social que reunía a elementos patricios y aristocráticos (Katra 336, cita a Botana).

Pues, el liberalismo llego a ser doctrina ideológica que apoyaba el privilegio. En la Argentina, los liberales eran los conservadores. No hay contradicción en afirmar esto.

Sarmiento, durante su presidencia, encontró su; mayor oposición en algunos de sus antiguos colegas del Partido Liberal. Vivió con agonía las paradojas del credo liberal que le había guiado en su larga y fructífera carrera publica. Se regocijaba al celebrar el triunfo del liberalismo al extender los derechos y las oportunidades a cada vez mas grupos sociales; pero sufría al ver como el liberalismo había también cimentado el privilegio. Durante toda su carrera publica, había buscado caminos legales para disminuir el poder de los latifundistas ganaderos; habia luchado para formar un Estado fuerte que pudiera fundar escuelas, construir ferrocarriles, y estimular la industria; lucho por un estado que pudiera promover la inmigración europea y operar una división de las tierras fiscales para los pequeños intereses agrícolas. Ante las demandas de otros liberales para el absoluto laissez faire en la economía del país, Sarmiento arguyo por aranceles que pudieran proteger la naciente industria nacional.

 

 

V. En conclusión, vemos un gran aporte de los liberales en ambos

México y Argentina al defender los derechos del individuo y al institucionalizar un gobierno regido por la ley y una constitución. Tuvieron cierto éxito en abrir sus respectivos países para el progreso, los mexicanos en sus actos para destruir el poderío y la influencia de una opresiva Iglesia; y los argentinos en abrir el país a ideas progresivas y a una inmigración trabajadora. En el campo económico, no hay duda de que los liberales pusieron sus respectivos países en el camino para el progreso, pero con un triste resultado no siempre intencionado- su tenaz defensa de practicas relacionadas con el laissez-Latm les llevo a fortalecer los grupos privilegiados. En resumen, las palabras que el mexicano Guillermo Prieto ha dicho: "La especialidad de los Liberales es su talento para escribir los prefacios; mientras sus obras se quedan incompletas, sus prefacios son divinos. . ." (citado por Roeder, 162).

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VI. Me queda poco tiempo para hablar sobre el neoliberalismo, pues voy a limitarme a hacer solo algunas observaciones.

El neo--quiere decir, "nuevo" --liberalismo adquiere su definición mas del contexto argentino que del mexicano. Retoma la posición del Partido Liberal que se unió a la clase oligárquica y que se opuso a las luchas de Sarmiento para extender los derechos democráticos a todo ciudadano. Por eso, los defensores del neoliberalismo hacen el sordo ante la gran contribución de ambos Juárez y Sarmiento en fundar estados fuertes con gobiernos regidos por constituciones republicanas que, entre otras cosas, defienden los derechos individuales.

Los neoliberales ignoran como los liberales de hace un siglo y medio defendieron al pobre--en el caso de Juárez--o buscaron maneras para que los de abajo pudieran progresar materialmente--en el caso de Sarmiento.

Ignoran la gran obra educativa de ambos Sarmiento y Juárez para elevar a todo ciudadano, para educar al soberano en las practicas de la vida democrática.

Los neoliberales, en su programa económico, siguen los patrones del Partido Liberal en la Argentina, al proponer la apertura (desventajosa) de los mercados de los países menos desarrollados, la privatización (casi siempre corrupta) de casi todo imaginable, el desmantelamiento de los sectores y programas sociales y la reducción (al absurdo) de las políticas de bienestar.

Y, por ultimo, los neoliberales de estos países menos desarrollados ponen al lado una de las máximas contribuciones de Juárez y Sarmiento-- la construcción de un Estado potente para moderar entre fuertes intereses domesticas y resistir presiones ajenas.

Los liberales del siglo XIX tuvieron sus defectos, su credo tuvo sus contradicciones, y su acción no siempre les dio resultado intencionado. Pero hay algo que ningún neoliberal puede borrar, que ninguna falsa erudición puede oscurecer. Esto es la suprema lección de moral cívica, la profunda devoción a la patria que vemos en la carrera de ambos Domingo F. Sarmiento y Benito Juárez, liberales por excelencia.