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Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá Facultad de Artes No. 24 Volumen II julio - diciembre 2014 Revista del Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y Territorio Dossier central: Borde y fronteras: políticas y prácticas de control del crecimiento urbano ISSN impreso: 0124-7913 ISSN electrónico: 2027-145X 24 VOLUMEN II

Bitácora N° 24 Vol 2

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La presente publicación con Dossier Central en Bordes y Fronteras: políticas y prácticas de control del crecimiento urbano, manifiesta las dinámicas de la globalización y el acelerado proceso de urbanización han dado lugar a cambios sin precedentes en la forma en que los territorios son ocupados y transformados. Las nuevas formas de producción del espacio tanto urbano como rural, la diversificación y la voracidad en la inversión de capital nacional y transnacional sobre estos territorios, el comercio internacional, la migración global, la disolución de algunas fronteras, entre las que se privilegian las económicas y políticas, son, entre otros, aspectos que impactan el proceso de urbanización, la ocupación rural y la transformación global.

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Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá Facultad de Artes No. 24 Volumen II julio - diciembre 2014Revista del Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y Territorio

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ISSN impreso: 0124-7913ISSN electrónico: 2027-145X

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24

I S S N 0 1 2 4 - 7 9 1 3

ARTÍCULOS

DOSSIER CENTRAL

ARTÍCULOS

volumen ii

II

7 ����������Bordes y fronteras. Presentación editorial

Carlos Alberto Torres-Tovar, Carlos Andrés López-Franco11 ��������siete Puntos de análisis en el Proceso Proyectual. el contexto urBano en el Proyecto arquitectónico

Laura Gallardo-Frías22 ��������la calidad de la imagen urBana. categorías visuales del estado estético de comas

Arturo Valdivia-Loro34 ��������edificios emBlemáticos y el marketing de la ciudad. el área central de sao PaBlo

Geise Brizotti-Pasquotto, Leandro Medrano43 ��������Políticas PúBlicas de alteridad como guías metroPolitanas. el caso de monterrey, n.l. méxico

Eduardo Sousa-González 53 ��������el desBordamiento de las Políticas PúBlicas. la ola invernal en Bogotá

Ana Marcela Bueno, Gina Patricia Bello

61 ��������Bordes urBanos: teorías, Políticas y Prácticas Para la construcción de territorios de diálogo

Natalia Villamizar-Duarte64 ��������Planeamiento suPramuniciPal y construcción del territorio aragonés, esPaña

Ana Ruiz-Varona71 ��������los límites desaPerciBidos de las ciudades. reflexión soBre el lindero en caracas

Fabio Capra-Ribeiroi79 ��������treBinje en la frontera entre el este y el oeste. la memoria y el Patrimonio de la ciudad de Bosnia y Herzgovina

Isidora Karanda87 ��������“desBordando” la categoría de Borde. reflexiones desde la exPeriencia Bogotana

Laura Milena Ballén-Velásquez96 ��������la noción de Borde en la narrativa urBana. estudio de caso: medellín, colomBia

César Augusto Salazar-Hernández, Beethoven Zuleta-Ruiz105 ������actores sociales y ordenamiento territorial rural. los corregimientos de medellín, colomBia

Carlos Javier Egio-Rubio, Eryka Yuvelyre Torrejón-Cardona113 ������el ladrillo como mediador entre la flora nativa y la ciudad Borde. el caso de la comuna 22 de cali

Xavier Ruiz-Cruz118 ������aProximación al análisis del esPacio fronterizo colomBo�venezolano. la Parada como caso de estudio

Erika Tatiana Ayala-García, Rubén Darío Rodríguez-Angarita

127 ������mega Proyecto urBano. la ciudad Bicentenario de tecámac, méxico

Maribel Espinosa-Castillo135 ������el Plan regulador: entre la técnica y la Política. mendoza, argentina. 1940�1941

Cecilia Raffa146 ������estrategias colectivas de movilidad en un esPacio mixto. la Plaza de maiPú en santiago de cHile

Alejandro Cortés-Salinas, Cristhian Figueroa-Martínez156 ������movilidad residencial intraurBana en contextos de escasos recursos. córdoBa (argentina)

Florencia Molinatti, Eleonora Rojas-Cabrera, Enrique Peláez

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24 Indexada:

Publindex, Sistema Nacional de Indexación y Homolo�gación de Revistas de CT + I, Categoría B, Colombia

SciVerSe ScoPuS (Elsevier), Países Bajos

redalyc � Red de Revistas Científicas de América Latina, el

Caribe, España y Portugal (UAEM), México

Fuente académica Premier y toc Premier (eBscoHost), Estados Unidos

Bases de datos bibliográficas:

latindex � Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe,

España y Portugal (UNAM), México

doaj � Directory of Open Access Journals Lund University Libraries, Suecia

claSe – Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales

y Humanidades�, (UNAM),

dialnet � Portal de difusión de la producción cien�tífica hispana, Universidad de la Rioja, España

ulrich’S PeriodicalS directory (ProQuest), Estados Unidos

e-reViStaS, Plataforma Open Access de Revistas Científi�cas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas, Consejo

Superior de Investigaciones Científicas, España

electronic jounalS library, Universidad de Regensburg, Alemania

the euroPean library (Europeana), Unión Europea

Redes:

RII � Red Iberoamericana de Investigado�res sobre Globalización y Territorio

rier � Red Iberoamericana de Editores de Revistas

© BITÁCORA Urbano\TerritorialISSN: 0124-7913ISSN electrónico: 2027-145XNúmero 24 Volumen IIjulio - diciembre de 2014

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIARectorIgnacio Mantilla PradaVicerrector Sede BogotáDiego Fernando Hernández LozadaDecano Facultad de ArtesCarlos Naranjo QuicenoVicedecano de Investigación y ExtensiónLeonardo Alberto Amaya Vicedecano de Programas CurricularesDavid LozanoSecretario AcadémicoMary Isbel RodríguezInstituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y TerritorioDirectorJuan Carlos Del CastilloÁrea curricular Territorio, Hábitat y SociedadDirectorJuan Carlos Del CastilloCoordinadora Programa en Hábitat Edith González AfanadorCoordinador Programa en UrbanismoRené Carrasco ReyCoordinadora Programa Ordenamiento Urbano RegionalMaría Patricia Rincón AvellanedaDirector Centro de Divulgación y MediosAlfonso Espinosa ParadaDistribuciónCentro de Divulgación y Medios, Facultad de ArtesEditorial Universidad Nacional de Colombiahttp://www.lalibreriadelau.com/http://www.siglodelhombre.com/Revista BITÁCORA Urbano\Territorial es una publicación realizadapor el Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y Territorio, Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.Informes, distribución y suscripciones:Revista Bitácora Urbano\TerritorialInstituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y TerritorioFacultad de ArtesUniversidad Nacional de Colombia, sede BogotáCiudad Universitaria, Carrera 30 N° 45�03,Edificio 314 (SINDU). Oficina 106. Código Postal: 111321PBX 3165000 Ext.12212E�mail: [email protected] · [email protected]ágina Web: http://www.bitacora.unal.edu.coCanjesDirección de BibliotecasGrupo de ColeccionesHemeroteca Nacional Universitaria Carlos Lleras RestrepoUniversidad Nacional de Colombia, sede BogotáCiudad Universitaria, Avenida El Dorado N° 44A�40, Edificio 571PBX 3165000 Ext. 20015E�mail: [email protected]: 300 ejemplaresImpreso en Bogotá, ColombiaPeriodicidad semestral

Secciones BITÁCORA Urbano Territorial cuenta con las sec�ciones habituales: Desde el Posgrado, Desde el Pregrado, Artículos, Dossier Central y Reseñas. Para esta ocasión, las presentes convocatorias solo están abiertas para nuestro Dossier Central, considerado como una sección temática cuyos temas están relacionados a continuación. Invitamos a los investigadores a enviar artículos de su autoría sobre los temas tratados y a profesores y estudiantes a enviar textos para las secciones Desde el Pregrado y Desde el Posgrado. También pueden contribuir con Reseñas de li�bros publicados recientemente que traten sobre la ciudad, problemáticas urbanas y lo territorial y todo lo que tenga incidencia sobre el hábitat.

Dossier Central:

Bitácora 25 Volumen II. Sostenibilidad Urbana, Ordena�miento ecológico y derechos de la naturaleza. (Fecha lími�te para envío de textos: 24 de julio de 2015)

La noción ecológica en el ordenamiento del territorio aboga por aumentar la resiliencia ante los extremos climáticos que afectan a los ecosistemas, a las personas, y a la infraes�tructura. La adaptación basada en ecosistemas tiene como propósito aumentar la resistencia y reducir la vulnerabili�dad de los ecosistemas y de las personas ante el cambio climático.

El planeta lleva millones de años generando modificaciones y readecuaciones de tipo natural y el ser humano ha te�nido que adecuarse a estas, pero en las últimas décadas las actividades humanas han impactado notablemente la sostenibilidad de los ecosistemas generándose un cambio global, que a su vez, provoca modificaciones ambientales como el cambio climático.

Desde la entrada en vigor del Protocolo de Kioto ratifica�do por 187 países en el año 2005, se aviva nuevamente la necesidad por replantear las políticas habitacionales, productivas y económicas delos asentamientos humanos en la reducción del efecto invernadero y le establece una responsabilidad clara a los Estados en torno a este com�promiso. A partir de ello, se activó de nuevo una oleada global de proyectos entorno a restablecer el equilibrio medioambiental del planeta en distintas escalas y discipli�nas presionados más por los movimientos ambientalistas y ecologistas, que a la fecha han despertado una conscien�cia social sobre el cuidado de los ecosistemas, sin embar�go, el accionar de muchas de las naciones en dicho pacto ha sido fuertemente cuestionado en los últimos años por

su poco o nulo compromiso en la consolidación de resul�tados, pese a que este mismo fue extendido hasta el año 2020 con unos porcentajes específicos de reducción en la contaminación global.

Países como Estados Unidos, Rusia, China y Canadá, han sido reacios a mantener el acuerdo firmado en la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), bajo la premisa de que las metas proyectadas son poco realistas para el crecimiento económico y las formas de producción de los países industrializados. Esto ha genera�do una importante dicotomía para las restantes potencias mundiales y la gran mayoría de los países en vía de desa�rrollo, que los pone en el dilema de la siguiente pregunta: ¿Cómo formular políticas macroeconómicas viables para reducir el impacto ambiental, cuando la principal fuente de desarrollo económico mundial ha sido la energía pro�veniente de combustibles fósiles?

No obstante, al final del 2015 tendrá lugar en Paris la Cumbre del Clima, COP21, donde los gobiernos deberán acordar un plan de lucha contra el cambio climático y va a requerir nuevamente de compromisos claros de aquellos países que son mayores emisores de gases de efecto invernade�ro y consumidores de recursos naturales (agua, residuos y energía). Volverá el debate sobre el futuro de la tierra, incluyendo las nociones desarrollistas versus la sostenibili�dad ambiental y el cuestionamiento al modelo energético vigente basado fundamentalmente en los combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón).

La invitación es a pensar, reflexionar y proponer nuevas for�mas de ralacionarnos los seres humanos con la naturaleza, lo cual significa ahondar en el alcanze de la sostenibilidad ubana, el ordenamiento ecológico y los derechos de la naturaleza que implica establecer nuevos escenarios de política que pongan en primer orden la vida y no la acu�mulación económica.

Bitácora 26 Volumen I. “Patrones emergentes de segrega�ción en las ciudades Latinoamericanas: transporte público y vivienda social en la era neoliberal. (fecha límite para en�vío de textos: 31de agosto de 2015.

 Históricamente las ciudades latinoamericanas se han desa�

rrollado de una manera muy segregada en cuanto a clases sociales. Este número especial trata de responder a cómo las nuevas políticas urbanas en el transporte público y la vivienda social están impactando configuraciones es�paciales urbanas que resultan en segregación? ¿Y cómo los patrones de segregación que nacen de la emergente privatización de servicios urbanos operan en diferentes

regiones? A pesar de que la tasa de crecimiento poblacio�nal en Latino América se considera estable, es claro que hoy día ciudades latinoamericanas enfrentan desafíos en la planificación urbana y política publica relacionada con la demandas de vivienda social y transporte público. Por ejemplo, la falta de vivienda e infraestructura adecuada está causando problemas que se asocian con las tenden�cias demográficas de crecimiento como la migración y la movilidad intraurbana las cuales están definiendo nuevos patrones de segregación espacial en las ciudades de Amé�rica Latina y sus regiones. Sin duda alguna el alcance y el enfoque de las recientes inversiones en infraestructuras de transporte y proyectos de vivienda social están afec�tando diferencialmente patrones espaciales de desarrollo urbano. Aunque éticamente se ha dado gran enfoque en proporcionar la accesibilidad a zonas históricamente ais�ladas para grupos marginados, la tendencia es que nuevas inversiones urbanas han resultado en nuevos los patrones de segregación. Por el contrario, las políticas relativas a la provisión de vivienda social están siendo impulsados por las fuerzas del mercado que tienden a reforzar las dispari�dades espaciales dentro de las zonas urbanas en términos de segregación y la precariedad.

 Los artículos de revistas podrían enmarcarse dentro de los

siguientes temas generales: • Exclusiones e inclusiones sociales que surgen como resulta�

do de la implementación de la infraestructura de tránsito• Intersecciones entre las políticas urbanas sobre provisión

de infraestructura de transporte y la vivienda social• Vínculos entre la infraestructura de tránsito y los procesos

de segregación en las comunidades de bajos ingresos• Influencia de la infraestructura de tránsito en la transforma�

ción de las pautas de accesibilidad a una vivienda adecua�da de los grupos de bajos ingresos

• Grado son estos patrones de urbanización están transfor�mando la relación de las áreas urbanas con sus regiones

Información adicional:Contacto: [email protected] de presentación: http://www.bitacora.unal.edu.co

(NORMAS/GUIDE LINES)Idiomas: Se reciben y publican textos en español, portu�

gués, francés e inglés.

Convocatorias para publicar artículos en Bitácora Urbano\Territorial

La revista BITÁCORA Urbano Territorial del Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y Territorio de la Universidad Nacional de Colombia, convoca para sus próximas ediciones a los académicos interesados en participar con un artículo de calidad científica, producto de investigación.

La revista es de carácter netamente académico y busca el fortalecimiento de redes académicas y de investigación, así como la divulgación nacional e internacional de la producción que se viene generando en los ámbitos urbano-territoriales. La revista trata temas relacionados con el ordenamiento urbano regional, la ciudad y el hábitat y los componentes relacionados con ellos, como los proyectos y procesos urbanos, el urbanis-mo, la arquitectura y la vivienda, entre otros.

volumen ii

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24

© BITÁCORA Urbano\TerritorialDirección y edición general

Carlos Alberto Torres TovarComité Editorial

Dr. Horacio Capel Saez, Universidad de Barcelona, Españ[email protected]. Alfonso Xavier Iracheta Cenecorta, Colegio Mexiquense,Toluca, México. [email protected]. Emilio Pradilla Cobos, Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, México. [email protected]. Carlos Alberto Torres Tovar, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. [email protected]

Comité científicoDr. Juan Luis de las Rivas Sanz, Universidad de Valladolid, España. [email protected]. Willey Ludeña Urquizo, Universidad Nacional de Ingeniería de Lima, Perú[email protected]. Luis Miguel Valenzuela Montes, Universidad de Granada, España. [email protected]. Julio D. Dávila, University College of London, Reino Unido. [email protected]. Frank Marcano Requena, Universidad Central de Venezuela, [email protected]. Jesús M. González Pérez, Universitat de les Iles Balears, España. [email protected]. Sonia Roitman, Freie Universität Berlin, [email protected]. Oswaldo López Bernal, Universidad del Valle, [email protected]. Beatriz García, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. [email protected]. Luis Carlos Jiménez Reyes, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. [email protected]. Carlos Mario Yory García, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. [email protected]

Editor invitadoNatalia Villamizar-Duarte

Coordinación editorialCarlos Andrés López Franco

Corrección de estiloEspañol: Juliana Botero Mejía Inglés: Natalia Villamizar Duarte

TraducciónPortugués: Fabio Prieto

Diseño y diagramaciónMarisol Vallejo Quintero

Impresión y encuadernaciónEditorial Kimpres S.A.S.

CarátulaFoto: Zeze Amaya Perea y Carlos Andrés López Franco - @androfacto

Colaboran en este númeroAutores: Alejandro Cortés Salinas, Ana Marcela Bueno, Ana Ruiz Varona, Arturo Valdivia Loro, Beethoven Zuleta Ruiz, Carlos Javier Egio Rubio, Cecilia Raffa, César Augusto

Salazar Hernández, Cristhian Figueroa Martínez, Eduardo Sousa González, Eleonora Rojas Cabrera, Enrique Peláez, Erika Tatiana Ayala García, Eryka Yuvelyre Torrejón Cardo-

na Fabio Capra Ribeiro, Florencia Molinatti, Geise Brizotti Pasquotto, Gina Patricia Bello, Isidora Karan, Laura Gallardo Frías, Laura Milena Ballén Velásquez, Leandro Medrano,

Maribel Espinosa Castillo, Natalia Villamizar Duarte, Rubén Darío Rodríguez Angarita Xavier Ruiz Cruz. Árbitros: Alberto Gurovich, Alvaro Acosta, Ana Marcela Ardila Pinto,

Ana María Rigotti, Beatriz García, Carmen Mendoza Arroyo, Clarisa Bettatis, Claudia Nuñez, Edith Gonzalez Afanador, Ester Higueras Garcia, Fernando Ramirez Cortes, Frede-

rico Canuto, Gerardo Gama Hernández,Gloria Narvaez Tafur, Guillermo Jajamovich, Ignacio Kunz, Isabel Duque Franco, Isabella Trindade, Jaime Garcia, Javier Ruiz, Johannes

Rehner, John J Betancur, Jorge Hernán Salazar Trujillo, Jota J Samper, Juan Carlos Gutierrez, Juan Carlos Ramirez, Juan Carlos Rodríguez, Juan Carlos Rodríguez-Vásquez,

Julianne Funk, Mabel Causarano, Marco Negrón, Mario Torres Jofré, Marta Vallmitjana, Medardo Galindo, Nagore Urrutia del Campo, Nik Theodore, Nory Pereira Colls, Olivier

Thomas Kramsch, Rafael Rueda, Rene Peralta, Rodrigo R.H.F. Valverde, S Pena, Sandra Ornés Vásquez, Sonia Roitman.

Nota: La Responsabilidad de las ideas emitidas en los artículos corresponde a sus autores.

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ARTÍCULOS

DOSSIER CENTRAL

ARTÍCULOS

Volumen No. 24 volumen II julio - diciembre de 2014

7 Bordes y fronteras. Presentación editorial

Carlos Alberto Torres-Tovar, Carlos Andrés López-Franco11 siete Puntos de análisis en el Proceso Proyectual. el contexto urBano en el Proyecto

arquitectónico

Laura Gallardo-Frías22 la calidad de la imagen urBana. categorías visuales del estado estético de comas

Arturo Valdivia-Loro34 edificios emBlemáticos y el marketing de la ciudad. el área central de sao PaBlo

Geise Brizotti-Pasquotto, Leandro Medrano43 Políticas PúBlicas de alteridad como guías metroPolitanas. el caso de monterrey, n.l.

méxico Eduardo Sousa-González

53 el desBordamiento de las Políticas PúBlicas. la ola invernal en Bogotá*

Ana Marcela Bueno, Gina Patricia Bello

61 Bordes urBanos: teorías, Políticas y Prácticas Para la construcción de territorios de diálogo

Natalia Villamizar-Duarte64 Planeamiento suPramuniciPal y construcción del territorio aragonés, esPaña

Ana Ruiz-Varona71 los límites desaPerciBidos de las ciudades. reflexión soBre el lindero en caracas*

Fabio Capra-Ribeiro79 treBinje en la frontera entre el este y el oeste. la memoria y el Patrimonio de la ciudad de

Bosnia y Herzgovina

Isidora Karan87 “desBordando” la categoría de Borde. reflexiones desde la exPeriencia Bogotana

Laura Milena Ballén-Velásquez96 la noción de Borde en la narrativa urBana. estudio de caso: medellín, colomBia

César Augusto Salazar-Hernández, Beethoven Zuleta-Ruiz105 actores sociales y ordenamiento territorial rural. los corregimientos de medellín,

colomBia Carlos Javier Egio-Rubio, Eryka Yuvelyre Torrejón-Cardona

113 el ladrillo como mediador entre la flora nativa y la ciudad Borde. el caso de la comuna 22 de cali Xavier Ruiz-Cruz

118 aProximación al análisis del esPacio fronterizo colomBo-venezolano. la Parada como caso de estudio

Erika Tatiana Ayala-GarcíaRubén Darío Rodríguez-Angarita

127 mega Proyecto urBano. la ciudad Bicentenario de tecámac, méxico

Maribel Espinosa-Castillo135 el Plan regulador: entre la técnica y la Política. mendoza, argentina. 1940-1941

Cecilia Raffa146 estrategias colectivas de movilidad en un esPacio mixto. la Plaza de maiPú en santiago de

cHile

Alejandro Cortés-Salinas, Cristhian Figueroa-Martínez156 movilidad residencial intraurBana en contextos de escasos recursos. córdoBa

(argentina)Florencia Molinatti, Eleonora Rojas-Cabrera, Enrique Peláez

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julio - diciembre de 2014

Bitácora Urbano\Territorial

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La Revista Bitácora Urbano\Territorial como propuesta busca:

• Difundirlosesfuerzosparalaconstrucciónterritorialdesdeloscambiosestructurales,económicosypolíticosquevivenelpaísyLatinoamérica.

• Recogermetodologíasquereflejenunavisiónintegraldela planeación y de los procesos de desarrollo y gestiónterritorial.

• Plantearydifundirelanálisis,lainterpretaciónylaspropuestasalternativasparaabordaryenfrentarlosproblemasdeldesa-rrolloterritorial.

• Presentar experiencias de desarrollo, desde perspectivasinterytransdisciplinaresquepermitaninterpretaryevaluarlasdinámicaspresentesendiversoscontextos.

• Trabajarunaperspectivalatinoamericanadelatemáticaenelmarcodecontextosdeglobalidadyautonomíasrelativas.

• Traeralmedionacionaldiscusionesrelevantesenelmediointernacional.

La Revista Bitácora Urbano\Territorial como foro pretende:

• Promover una participación amplia de instituciones yacadémicos con reflexión, gestión yproposición en tor-noa lourbano-territorial,detalmaneraquesevinculencomocolaboradoresy/ocoeditores.

• Promoverlaproducciónacadémicaenlostemasespacialyterritorial,enelmarcode laacciónparaeldesarrolloadi-ferentes escalas del territorio, con particular interés en lourbano.

• Promoverlainterdisciplinariedadmedianteeltratamientoyelenfoquedelosartículos.

La Revista Bitácora Urbano\Territorial tiene como destinatarios a:

Los académicos, técnicos de planeación, gobernantes y funcionarios territoriales, empresarios, organizaciones no gubernamentales, consultores, estudiantes de pre y posgrado, organizaciones no gubernamentales, comunidades y personas interesadas en la temática y la problemática de lo urbano-terri-torial en Colombia y América Latina, prioritariamente.

Para comunicarse con la Revista Bitácora Urbano\Territorial:

Para estos efectos, toda la correspondencia y demás actuaciones con la Revista, como informes sobre distribución, suscripciones, canjes y envío de trabajos a ser publicados, diri-girse a la siguiente dirección:

REVISTA BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL

Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad & Territorio Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Ciudad Universitaria, Carrera 30 Nº 45-03, Edificio 314 (SINDU) oficina 106, código postal 111321 Bogotá D.C. Colombia. Sudamérica. Fax: 316 5292. PBX 316 5000 Ext. 12212 [email protected] http://www.bitacora.unal.edu.co

Carácter de la revista

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Volumen No. 24 volumen II julio - diciembre de 2014

ARTICLES7 ----------Borders and Frontiers. Editorial Presentation

Carlos Alberto Torres-Tovar, Carlos Andrés López-Franco

11 --------Seven points of analysis in the design process Urban context in architectural projectLaura Gallardo-Frías

22 --------Quality of the urban image. The visual categories of the aesthetic condition of ComasArturo Valdivia-Loro

34 --------Iconic Buildings and City Marketing.The Central Area of São PauloGeise Brizotti-Pasquotto, Leandro Medrano

43 --------Public policies otherness as guides metropolitan: The case of Monterrey, N.L. México Eduardo Sousa-González

53 --------Social policies overflowing. The rainy season in Bogotá Ana Marcela Bueno, Gina Patricia Bello

CENTRAL DOSSIER 61 --------Theories, policies and practices for construct dialogue territories Natalia Villamizar Duarte

64 --------Supra-local planning and the built condition in the territory of Aragon, SpainAna Ruiz-Varona

71 --------The unnoticed city limits. Reflection on the edge in CaracaFabio Capra-Ribeiro

79 --------Trebinje on the border between East and West. Heritage and memory of Trebinje bosnian-herzegovinian town.Isidora Karan

87 --------Over growing the category of Fringe. Reflections from the case of Bogotá Laura Milena Ballén-Velásquez

96 --------The concept of border in the urban narrative Case study: Medellin, ColombiaCésar Augusto Salazar-Hernández, Beethoven Zuleta-Ruiz

105 ------Social Actors and Rural Territorial Management. The corregimientos of Medellin, Colombia Carlos Javier Egio-Rubio, Eryka Yuvelyre Torrejón-Cardona

113 ------The brick like mediator between the native flora and the city edge. The case of the commune 22 of Cali.Xavier Ruiz-Cruz

118 ------An Approach to the analysis of the Colombia-Venezuela border space. La Parada as a case studyErika Tatiana Ayala-García, Rubén Darío Rodríguez-Angarita

ARTICLES127 ------Mega city project. Tecámac Bicentennial City, México

Maribel Espinosa-Castillo

135 ------The Regulatory Plan: between the technical and the political. Mendoza, Argentina. 1940-1941Cecilia Raffa

146 ------Collective mobility strategies in a mixed land used space. Plaza de Maipú in Santiago de ChileAlejandro Cortés Salinas, Cristhian Figueroa Martínez

156 ------Intra-urban residential mobility in low-income neighborhoods. Córdoba (Argentina) Florencia Molinatti, Eleonora Rojas-Cabrera, Enrique Peláez

ARTÍGOS7 ----------Bordas e Fronteiras. Apresentação Editorial

Carlos Alberto Torres-Tovar, Carlos Andrés López-Franco

11 --------Seite pontos de análise no processo de design Contexto urbano em projeto arquitetônicoLaura Gallardo-Frías

22 --------Qualidade de imagem urban. As categorias visuais do estado estético do ComasArturo Valdivia Loro

34 --------Edifícios emblemáticos e Marketing Cidade. A área central de São PauloGeise Brizotti-Pasquotto, Leandro Medrano

43 --------Política Pública orienta alteridade metropolitana: E caso de Monterrey, N.L. MéxicoEduardo Sousa-González

53 --------Transbordamento de políticas públicas. E inverno em Bogotá Ana Marcela Bueno, Gina Patricia Bello

CENTRAL DOSSIER 61 --------Teorias, políticas e práticas para a construção de territórios diálogo Natalia Villamizar Duarte

64 --------Planejamento supramunicipal e construção de território de Aragão, Espanha*Ana Ruiz-Varona

71 --------Os limites da cidade despercebidos. Reflexão sobre a borda em CaracasFabio Capra-Ribeiro

79 --------Trebinje na fronteira entre o oriente eo ocidente. Memória e patrimonio de uma cidade da Bosnia e Herzegovina Isidora Karan

87 --------Desbordar o categoria do borde. Reflexôes a partir da experiência bogotanaLaura Milena Ballén-Velásquez

96 --------UA noção de borda na narrativa urbana. Estudo de caso: Medellín, ColômbiaCésar Augusto Salazar-Hernández, Beethoven Zuleta-Ruiz

105 ------Atores sociais e ordenamento territorial rural. Nos cinco corregimientos do município de Medellín, ColômbiaCarlos Javier Egio-Rubio, Eryka Yuvelyre Torrejón-Cardona

113 ------O tijolo como mediador entre a flora nativa e a cidade borda. O caso da comuna 22 de Cali. Xavier Ruiz-Cruz

118 ------Uma aproximação à análise do espaço fronteiriço entre a Colômbia e a Venezuela. La Parada como estudo de caso.Erika Tatiana Ayala-García, Rubén Darío Rodríguez-Angarita

ARTÍGOS127 ------Projeto de cidade mega. Projeto de cidade mega.

Maribel Espinosa-Castillo

135 ------El Plano Regulador: entre tecnica e politica Mendoza, Argentina. 1940-1941Cecilia Raffa

146 ------Estratégias coletivas de mobilidade em um espaço com uso do solo misto. Praça de Maipú, Santiago do ChileAlejandro Cortés-Salinas, Cristhian Figueroa-Martínez

156 ------Mobilidade residencial intra-urbano nos bairros de baixa renda. Córdoba (Argentina)Florencia Molinatti, Eleonora Rojas-Cabrera, Enrique Peláez

Page 8: Bitácora N° 24 Vol 2

julio - diciembre de 2014

Bitácora Urbano\Territorial

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Bitácora Urbano\Territorial searchs for:

• Communicatingtheeffortsonterritorialresearchincludingstructural,econo-micandpoliticalchangesinLatinAmericaandColombia.

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Scholars,technicalplanners,territorialauthorityandcivilemployees,con-sultingindustrialists,organizations,undergraduateandpostgraduatestudents,non-governmentalorganizations,allcommunitiesandpeopleinterestedin the urban and territorial subjects andproblematic in Colombia andLatinAmerica,primarily.

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A Revista Bitácora\Urbano-Territorial como proposta procura:

• Divulgarosesforçosparaaconstruçãoterritorialapartirdasmudançases-truturais,econômicasepolíticasqueopaíseaAméricaLatinavivem.

• Coletarmetodologiasquerefletemumavisãoholísticadoplanejamentoedosprocessosdedesenvolvimentoegestãoterritorial.

• Estabeleceredivulgaraanálise,ainterpretaçãoeaspropostasalternativasparaenfrentareresolverosproblemasdodesenvolvimentoterritorial.

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• Trabalharumaperspectivalatinoamericanasobreoassuntodentrodecon-textosdeglobalizaçãoeautonomiasrelativas.

A Revista Bitácora\Urbano-Territorial como um fórum visa:

• Promovera amplaparticipaçãode instituiçõesacadêmicasepesquisado-rescomreflexão,gestãoepropostasemtornodourbano-territorial,demodoqueserelacionemcomocolaboradorese/ouco-editores.

• Promoveraproduçãoacadêmicanasquestõesespaciaiseterritoriaisnoâm-bitodaaçãoparaodesenvolvimentodoterritórioemdiferentesescalas,cominteresseespecialnocontextourbano.

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Journal Scope / Foco e Escopo

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Editorial24

Bordes y fronteras:Políticas y prácticas de control

del crecimiento urbano

Las dinámicas de la globalización y el acelerado proceso de urbanización han dado lugar a cambios sin precedentes en la forma en que los territorios son ocupados y transformados. Las nuevas formas de producción del espacio tanto urbano como rural, la diversificación y la voracidad en la inversión de capital nacional y transnacio-nal sobre estos territorios, el comercio internacional, la migración global, la disolu-ción de algunas fronteras, entre las que se privilegian las económicas y políticas, son, entre otros, aspectos que impactan el proceso de urbanización, la ocupación rural y la transformación global.

Esta transformación de la aldea global de rural a urbana, el dinamismo del crecimiento urbano y los impactos sobre el medio rural son una realidad. A ello con-tribuyen los avances científicos y tecnológicos, los cuales, aportan en la disminución de la mortalidad y el aumento de la natalidad, coadyuvando a que cada día la pobla-ción urbana aumente. También se suma la tendencia constante a la aglomeración ur-bana, la cual, marcar desde ya la aldea global en sus próximos años, sin que ello tenga reversa. Estos fenómenos son dinámicos y reclaman la reflexión y el debate acerca del manejo del crecimiento urbano, sus prácticas, logros y consecuencias. A su vez, dichas condiciones generan múltiples desafíos para la planificación, el ordenamiento y la gobernanza urbana. Estos entornos urbanos y sus impactos territoriales están presentes con una gran diversidad y multiplicidad de contrastes que se materializan en una serie de tensiones e intereses de diferentes grupos que tienden a traducirse en vehículos para la exclusión o en posibilidades de cooperación y colaboración, en-tre otros.

De este modo, el crecimiento urbano se está concentrando en las llamadas ciudades del tercer mundo, principalmente en África, Asia y América Latina, median-te procesos acelerados de crecimiento urbano y de la producción simultanea de frag-mentos de ciudad formal e informal, que se localizan de modo prioritario sobre sus bordes.

Las ciudades crecen y se extienden sobre la totalidad del territorio impactan-do el suelo rural productivo que resulta urbanizado y, por otra parte, se expanden so-bre el suelo urbano generando múltiples problemáticas por falta de cobertura de los bienes y servicios urbanos, así como de infraestructuras. Esta situación hace que hoy sea fundamental considerar los bordes y fronteras de las ciudades como un espacio sobre el cual discutir acerca de las actuaciones y decisiones de planeamiento, y como un espacio para la negociación de los intereses de los diferentes agentes presentes en el espacio urbano y rural, ya sean estos comunitarios, privados o públicos.

A lo largo de la historia, los bordes urbanos en el contexto Latinoamericano han sido ocupados de manera prioritaria por la producción informal, bien sea por migrantes procedentes de zonas rurales que llegan a la ciudad en busca de nuevas oportunidades, por habitantes de bajos ingresos de las ciudades que se emancipan de sus hogares originarios para formar unos nuevos encontrando en estos terrenos la única posibilidad o, en casos específicos como el colombiano, por migrantes que

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EDITORIAL 77

(2) 2014: 7 - 10 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

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EDITORIAL 77

Carlos Alberto Torres-Tovar

Profesor Asociado de la Univer-sidad Nacional de Colombia. Investigador Sénior (IS) Colciencias. Líder Grupo de Investigación: “Procesos Urbanos en Há-bitat, Vivienda e Informalidad”. Profesor Maestrías en Hábitat. Línea de Investiga-ción en Estudios de Vivienda; Maestría y Especialización en Ordenamiento Urbano Regional; y, Maestría en Arquitectura de la Vivienda. Editor Revista BITACORA Ur-bano Territorial. Par académico Evaluador Colciencias y CYTED.

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huyen de la violencia generada por el conflicto social y armado que origina el desplazamiento forzado. Estas formas de ocupa-ción se asocian a procesos de deterioro ambiental, inseguridad de la tenencia, déficit de cobertura y prestación de servicios públicos y sociales, limitada accesibilidad y conectividad, desa-rrollo mediante autoproducción, violencia urbana, entre otros. Estos procesos no son homogéneos y cambian dependiendo del territorio, del contexto, del entorno y del tiempo. Sin embargo, en las últimas décadas, los bordes urbanos de estas ciudades también han presentado procesos de expansión y crecimiento de tipo formal, convirtiéndose en lugares de interés por parte de grupos privados, de grandes capitales inmobiliarios y de secto-res financieros.

Como objeto de planeamiento, los bordes urbanos han sido entendidos históricamente como límites o fronteras que delimitan la competencia territorial de una determinada institu-ción. Sin embargo, no se trata únicamente de la discusión sobre el límite urbano y el perímetro, es la reflexión sobre la superpo-sición de múltiples bordes, fronteras e intereses que imbrican diversos agentes y territorios, cuya extensión no coincide nece-sariamente entre unos y otros.

Así, durante la última década un enfoque multidiscipli-nar sobre los bordes ha propuesto entenderlos como una terri-torialidad independiente, como un espacio complejo en donde convergen, se encuentran y se superponen elementos de terri-torios con diferentes características y en donde, a partir de dicha superposición, puede surgir una nueva entidad territorial.

En este contexto, la definición de los territorios bordes como objeto de aplicación de estrategias de manejo y control de la expansión urbana se ha convertido en un tema clave en la agenda pública de las ciudades, dando lugar al desarrollo de

diversas iniciativas intervención. Desde la perspectiva de los gobiernos locales, la intervención sobre los bordes urbanos se propone como un instrumento de planificación estratégica y como un proyecto emblemático del desarrollo urbano. Desde la perspectiva de las comunidades que habitan estos territorios, la intervención plantea premisas como la permanencia, la cons-trucción social del territorio y el reconocimiento de las lógicas y dinámicas sociales propias de los procesos organizativos. Fi-nalmente, desde la perspectiva del promotor inmobiliario y la denominada industria de la construcción, estos territorios se perciben como potenciales áreas para el desarrollo de proyectos rentables al capital y al servicio del sistema financiero.

Este panorama, entonces, guía el presente número de Bitácora Urbano\Territorial, particularmente su dossier central, mediante reflexiones, discusiones y debates sobre la definición de políticas, programas y proyectos localizados en bordes urba-nos orientados a convertirse en ejemplo de manejo o control del crecimiento urbano. También se presentan algunas alternativas para el manejo y el control del crecimiento urbano surgidas des-de diferentes lógicas, así como posibles esquemas de negocia-ción necesarios para las ciudades que habrán de enfrentar los retos de las dinámicas actuales de crecimiento.

PhD. Arq. Carlos Alberto Torres TovarGrupo de Investigación “Procesos Urbanos en Hábitat, Vivienda e Informalidad”

Ciudad Universitaria, Bogotá D.C., julio de 2014

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Bitácora Urbano\Territorial

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Acerca de los contenidos de este volumenEntendiendo el fenómeno de expansión urbana como un

proceso de alta complejidad donde una gran variedad de factores intervienen la ciudad para determinar su crecimiento y mediación con el entorno, la noción de un límite adquiere un papel pre-ponderante en el diseño de nuevas estrategias para el desarrollo urbano. Esta diversidad de variables que enmarcan desde el en-cuentro de un casco urbano con el contexto rural, hasta las áreas de influencia geopolítica en un territorio fronterizo revelan la gran necesidad por encontrar soluciones cada vez más conscientes del patrimonio ambiental y del contexto geopolítico de cada región, evitando la creación de planes homogéneos e invariables a través del tiempo. Por tal motivo, la Revista Bitácora Urbano Territorial tiene el placer de presentarles el Dossier Central “Bordes y fronte-ras: políticas y prácticas de control del crecimiento urbano”, con la intención de dar a conocer algunas de las muchas investigaciones y proyectos ejecutados sobre esta temática en América Latina y el mundo durante los últimos años.

Para cumplir con este objetivo, contamos con el apoyo de la profesora Natalia Villamizar Duarte, titular de la Universi-dad Nacional de Colombia, especialista en Diseño urbano, Ma-gister en Planeación y desarrollo urbano de la UCL - University College London, Inglaterra, y estudiante del doctorado en Pla-nificación y política urbana de la University of Illinois at Chicago, Estados Unidos, quien a través de sus amplios conocimientos en el tema, nos presenta una selección de siete artículos que nos ayudan a comprender la amplitud de propuestas concernientes al tratamiento de los bordes urbanos y su creciente valor como referentes internacionales para las propuestas venideras.

Además de ello, nuestro volumen actual cuenta con una di-versidad de artículos de importante relevancia para la producción académica, los cuales, incluyen discusiones que abarcan desde el ámbito teórico de la imagen urbana, hasta el análisis de casos espe-cíficos sobre planes de desarrollo y gestión de la ciudad provenien-tes de países como Colombia, Argentina, Chile, Brasil, México y Perú.

La primera parte de la publicación aborda distintas teorías sobre la proyección urbana teniendo en cuenta su diseño preli-minar, ejecución y valoración social. En el artículo “Siete puntos de análisis en el proceso proyectual. El contexto urbano en el proyecto arquitectónico”, la investigadora Laura Gallardo Frías plantea una serie de principios que deben ser considerados en el momento de proyectar la arquitectura para incluirla en el tejido urbano preexis-tente. A continuación, el profesor Arturo Valdivia Loro en su artí-culo “La calidad de la imagen urbana. Categorías visuales del estado estético de Comas”, propone una metodología para el análisis y la evaluación de la calidad de la imagen urbana percibida por los ha-bitantes del distrito de Comas en Lima, basándose en parámetros como el tamaño, la posición, el aspecto y la asociación espacial. Siguiendo con esta misma línea temática, presentamos el trabajo de los investigadores Geise Brizotti Pasquotto y Leandro Medrano “Edificios emblemáticos y el marketing de la ciudad: el área central de Sao Pablo” escrito en portugués, y que busca asociar la influencia de las distintas estrategias de competitividad global con el diseño

arquitectónico de vanguardia realizado en este sector de la ciu-dad en la última década. Por último, el profesor Eduardo Sousa González nos trae el artículo “Políticas públicas de alteridad como guías metropolitanas: el caso de Monterrey, N.L. México”, donde ex-pone una metodología alternativa para cualificar los estudios so-bre percepción urbana con respecto a la relación interpersonal de sus ciudadanos.

La segunda sección del presente volumen está compues-ta por diversas investigaciones realizadas en América Latina, co-menzando con dos artículos sobre el ordenamiento territorial. En el primero, “Mega proyecto urbano. La ciudad Bicentenario de Tecámac, México”, Maribel Espinosa Castillo analiza el incremento desproporcionado y la acumulación de capital inmobiliario en varios lugares de esta ciudad mexicana a partir de la puesta en marcha de varias estrategias macroeconómicas para la consoli-dación de nuevas dinámicas productivas. En el segundo, “El Plan Regulador: entre la técnica y la política (Mendoza, Argentina. 1940-1941)”, la investigadora Cecilia Raffa nos propone una lectura crí-tica de la forma como fue concebido este plan de gobierno en un momento en el que en Argentina y, en general, en el resto del continente, el urbanismo moderno se apropiaba de los modelos de desarrollo como una sólida propuesta de regularización, or-ganización y estandarización de la ciudad del siglo XX.

A continuación presentamos dos textos que discuten distintas problemáticas sobre movilidad y transporte urbano. En “Estrategias colectivas de movilidad en un espacio mixto: la Plaza de Maipú en Santiago de Chile”, el investigador Alejandro Cortés Salinas analiza los desplazamientos de las personas que frecuen-tan este espacio y las distintas estrategias que usan para maximi-zar el tiempo según sus necesidades, sus hábitos familiares y el sentido de lugar adquirido a través de sus recorridos cotidianos. Por su parte, los investigadores Florencia Molinatti, Eleonora Ro-jas Cabrera y Enrique Peláez en su artículo “Movilidad residencial intraurbana en contextos de escasos recursos. Córdoba (Argenti-na)”, hacen un examen exhaustivo sobre la accesibilidad al trans-porte urbano y las dificultades del tránsito peatonal en distintos barrios menos favorecidos de la ciudad de Córdoba, teniendo en cuenta distintas variables como la percepción de seguridad, la morfología de los barrios y los recursos económicos de sus ha-bitantes.

Para cerrar esta publicación, traemos el artículo “El des-bordamiento de las políticas públicas: la ola invernal en Bogotá” de las autoras Ana Marcela Bueno y Gina Patricia Bello, en el cual, realizan una reflexión profunda sobre la situación que vivió la capital colombiana a raíz de la ola invernal de 2010 y 2011, sus causas, sus principales afectaciones sociales y las dificultades sorteadas por las políticas gubernamentales implementadas an-tes y después de estas temporadas de fuertes lluvias.

Carlos Andrés López-Franco

Coordinador Editorial

Bordes y fronterasPolíticas y prácticas de control del crecimiento urbano

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Bordes y fronteras

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Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 11 - 21 Artículos24

Siete puntos de análisis en el proceso proyectual

el contexto urBano en el Proyecto arquitectónico*

Seven points of analysis in the design process Urban context in architectural project

Seite pontos de análise no processo de design Contexto urbano em projeto arquitetônico

Laura Gallardo-FríasDoctora en Arquitectura y Urbanismo

Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. [email protected]

ResumenSe reivindica la importancia del con-

texto, del diálogo con lo existente, con el otro, entendiéndose por “otro” tanto a las perso-nas que tienen una relación con el emplaza-miento, como al resto de edificaciones, zonas verdes, puntos de interés, etc. para que el proyecto arquitectónico se integre en el tejido urbano.

En este artículo se propone un mé-todo de análisis para vincular el proyecto arquitectónico con el contexto sintetizado en siete puntos: genius loci, relación movi-miento-quietud, análisis sensorial, elementos construidos existentes, zonas verdes, estudio etnográfico y síntesis, con el fin de conocer y comprender a profundidad el emplazamiento donde se insertará el proyecto arquitectónico futuro y, así, formar parte de sus habitantes y de la ciudad.

Palabras claves: ciudad, contexto, proyecto arquitectónico, análisis del lugar.

AbstractIt is claimed the importance of con-

text in architectural design, dialogue with the existing, with the "other": persons who have a relationship with the site as the other buildings, parks, points of interest, etc. Re-lated architectural project that is integrated into the urban network.

To realize this necessary link bet-ween the project and its context, synthesi-zed an analysis method proposed by seven points: genius loci, stillness-movement, sen-sory analysis, existing constructed ele-ments, green zones, ethnographic survey and synthesis. To know and understand in depth the site where the future archi-tectural project is inserted in order to be-come part of its inhabitants and the city.

Key words: city, context, architectu-ral project, analysis, place.

ResumoAlega-se a importância do contexto

no projeto arquitetônico, o diálogo com o existente, com o "outro": pessoas que têm um relacionamento com o site como os ou-tros edifícios, parques, pontos de interesse, etc. projeto arquitetônico relacionado que está integrada no tecido urbano.

Para executar esta ligação necessária entre o projeto e seu contexto, sintetizado um método de análise proposto por sete pontos: genius loci, quietude-movimento, análise sensorial, existindo construída ele-mentos, zonas verdes, inquérito etnográfico e síntese. Para conhecer e compreender em profundidade o local onde o futuro projeto arquitetônico está inserido, a fim de se tornar parte de seus habitantes e da cidade.

Palavras-chave: cidade, contexto, projeto arquitetônico, análise, em seu lugar.

* Este artículo ha sido desarrollado dentro del proyecto Del No-Lugar al Lugar en la didáctica del Proyecto Arquitectónico, perteneciente al concurso de Investigación FAU de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, y realizado entre 2012 y 2013 gracias a la financiación de Programa de Apoyo a la Productividad Académica, PROA VID 2014, Universidad de Chile.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Laura Gallardo-Frías

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Laura Gallardo-FríasDoctora en Arquitectura y Ur-

banismo de la Universidad Politécnica de Madrid, con experiencia en oficinas de arquitectura y en docencia e investi-gación en Europa y Latinoamérica. Ac-tualmente es académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Uni-versidad de Chile. Pertenece al comité científico de las revistas Arquisur, Aus y Arquiteturarevista, y desarrolla diferen-tes investigaciones sobre lugar, no-lugar, teoría y proyecto arquitectónico desde una óptica multidisciplinaria, de las que cuenta con numerosas publicaciones.

Introducción

La hija de un alfarero corintio, para retener el recuerdo de su amado,

que emprendía un largo viaje, proyectó, ante la luz de una antorcha,

la sombra de su rostro sobre la pared. Marcó, luego, el contorno de

esa sombra e hizo que su padre recogiese en arcilla, prensada contra

el muro, el perfil dibujado. En el horno del taller se coció la tierna

forma, y el fuego secó y apretó el tiempo, hecho ya sustancia, en la

salvada imagen. La joven corintia no se conformó, pues, con una

prenda, un amuleto o abalorio; ni siquiera con la imagen simbólica

de una figurilla estilizada, sino que quiso el perfil concreto, la línea

singular y única de un rostro al que liberaba, así, de la despiadada

nube del olvido (Lledó, 2009: 15).

El texto del viejo Plinio en el libro 35 de su Naturalis Historia recogido por Emilio Lledó (2009) muestra la importancia de “tocar”, de recoger con nuestras propias manos lo que observamos para interiorizarlo, conocerlo en su esencia y diluir, por tanto, el olvido.

La herramienta más cercana que tenemos como arquitectos, nuestro “tocar”, es el dibujo. El croquis es la primera aproximación para no olvidar o recordar, para recopilar información, entender y mostrar lo que existe, conectar datos de distintos estratos para sintetizar los principales elementos del análisis, y así poder formular ideas y preguntas ge-neradoras de propuestas arquitectónicas.

Ponemos de manifiesto la importancia, en una primera instancia, de darnos tiempo para mirar y, más allá de mirar, para ver lo que tenemos al lado, observarlo con detenimien-to para ad-mirarlo como una miración-hacia1 lo próximo (Rivera, 1999). El “otro”, entendido como todo lo existente: las personas, las edificaciones, los espacios verdes, etc. debe ser estudiado, conocido y, a partir de interiorizar sus características y de comprender su con-texto, será posible realizar un proyecto arquitectónico que dialogue y forme parte de los habitantes y del tejido de la ciudad.

Mirar al “otro”, abrir la mirada más allá de nosotros mismos implica una lucha contra el individualismo a favor de la visión integrada. Comenzar a “coser” nuestra ciudad para que cada una de sus piezas tenga una identidad propia que no pueda ser intercambiable, a diferencia del caso planteado por Rem Koolhaas (2012) en Delirio de Nueva York, donde demuestra la total intercambiabilidad de las formas de los rascacielos sobre la trama isó-tropa de Manhattan.

1 Jorge Eduardo Rivera explica que el que ad-mira tiene una miración-hacia que se vuelca hacia la cosa admirada y se sumerge en ella. “El asombro, entendido como estupor, y este estupor comprendido como ad-miración, es uno de los estado anímicos supremos, es el temple que nos abre al ser mismo, a la realidad en cuanto a tal” (Rivera, 1999: 30).

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Así, se hace necesaria una aproximación al contexto ya que “el otro no es próximo a mí simplemente en el espacio, o alle-gado como un pariente, sino que se aproxima esencialmente a mí en tanto yo me siento –en tanto que soy– responsable de él” (Lévinas, 2000: 80). La importancia del “otro” radica en que es “a través de él que me veo a mí mismo” (Lévinas, 2000: 82), haciendo posible un juego constante de ida y vuelta.

Emmanuel Lévinas (2000) reivindica la presencia del “otro”, la lleva al extremo destacando el estorbo de la existencia y nos invita a salir de nosotros mismos. Esto es extrapolable a la arquitectura: tener en cuenta el contexto, lo que hay alrededor tanto en la proximidad como en la ciudad, analizarlo y sentirlo para poder formar parte de él.

Esta fuerte reciprocidad del proyecto arquitectónico con el “otro” se puede relacionar con la idea de la coexistencia del espacio y el tiempo de Leibniz (citado en Muntañola, 1974: 25) o con los presupuestos de tiempo en el espacio de Hegel. A estas definicio-nes que determinan la noción de lugar podríamos sumarle la con-cepción de Aristóteles que indica que el lugar no es simplemente un algo, sino un algo que ejerce cierta influencia, es decir, que afecta al cuerpo que “está-en” (citado en Ferrater Mora, 2000: 226). Por lo tanto, la influencia del “otro” en mí y del yo en el “otro” es de suma importancia para la coexistencia de personas, edificaciones y obje-tos en un lugar, y siempre debiera tenerse en cuenta en los proyec-tos arquitectónicos.

Con el fin de poder acercarnos a la coexistencia de perso-nas y objetos, de estar a la escucha del lugar y de entrar a formar parte del diálogo con lo que nos rodea, a continuación se propo-nen siete puntos de análisis para comprender al “otro”.2

Genius lociGenius loci es una concepción romana; que según una anti-gua creencia, cada ser “independiente” tiene su genius, su es-píritu guardián. Este espíritu da vida a pueblos y lugares, los acompaña desde su nacimiento hasta su muerte y determina su carácter o su esencia (Norberg-Schulz, 1981: 18).

El genius demuestra que una cosa “existe”, que ella “quiere existir” como indica Christian Norberg-Schulz (1981) utilizando las palabras de Louis Khan. No es necesario hacer un recuento histórico del concepto de genius y su relación con el daimôn de los griegos, es suficiente señalar que el ser humano antiguo ex-perimentó su medio como algo consistente en caracteres defi-nidos. El hecho de pactar con el genius de la localidad en la que debían vivir, tenía una importancia vital para ellos.

2 Este método de análisis de siete puntos lo he ido configurando a partir del nece-sario análisis del contexto previo a la realización de un proyecto arquitectónico. Si bien, todavía no se encuentra en su versión definitiva, es gracias a los estudian-tes del taller Gallardo que este artículo sale a la luz pues son ellos y ellas quienes han revalorizado esta metodología.

Existe un equilibrio en el genius loci pues, por una parte, el lugar tiene una función temporal ya que cambia con las esta-ciones, los días, las condiciones de luz y, por otra parte, tiene que convivir con la stabilitas loci, condición necesaria para la vida hu-mana. Los lugares deben tener esta capacidad de recibir conte-nidos diversos. “La historia del lugar es su “auto-realización”, con lo que “proteger” el genius loci implica “concretizar” el sentido en un contexto histórico siempre nuevo” (Norberg-Schulz, 1981: 18).

Así, será fundamental comprender la vocación del lugar para proteger la tierra y llegar a ser parte de la totalidad com-prensiva. En este primer punto se trata de estar a la escucha del lugar como describe Jean-Luc Nancy, “donde el sonido y el sen-tido se mezclan y resuenan uno en otro o uno por otro” (Nancy, 2007: 19). Entender la voluntad3 del lugar será esencial en el pro-yecto arquitectónico para poder formar parte de la ciudad.

Como ejercicios de escucha del lugar se recomienda to-mar conciencia del emplazamiento en relación al contexto y cómo se integra en la ciudad. Se proponen los siguientes puntos:

1.1. Ubicación del emplazamiento. Ir de lo general a lo particular para relacionar nuestro terreno en el contexto y su relación con la ciudad. Se destaca la importancia de tener en cuenta la topografía del lugar.

1.2. Croquis y anotaciones. Recorrer el lugar para hacer croquis y tomar notas que ayuden a captar las particularidades, a en-tender el contexto y a recordar el lugar.

1.3. Análisis histórico. Investigar sobre la historia del emplaza-miento estudiado para destacar los valores simbólicos. (Véase Figura No. 1).

Movimiento – quietudEs importante advertir que “la noción de ambular es aso-

ciable al latín ambio –del que deriva ambitus–, que en su senti-do original indica ‘el camino que da la vuelta a’” (Morales, 1999: 196). Por lo tanto, el término ámbito, que en arquitectura indica un espacio comprendido dentro de límites determinados, denota el espacio que puede ser recorrido, en el que podemos “dar una vuelta”.

Así, un proyecto de arquitectura debe integrar en su esencia el reposo y el movimiento, permitir la permanencia y la serenidad, y ofrecer la posibilidad de un lugar de sosiego desde donde se aprecie el movimiento del existir, para producir desde la quietud la inquietud del ad-mirar.

3 Recordemos a Louis Kahn cuando expresa que “en la naturaleza del espacio está el espíritu y la voluntad de existir de determinada manera” (Latour, 2003: 64).

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Figura No. 1. Análisis del Genius loci. Fuente: Estudiantes Taller Gallardo 2013.

De ahí la importancia de llegar a una estabilidad que se consigue al estar, al “levantar una residencia”, como afirma Pe-dro Azara.

Es gracias al levantamiento de estas estancias que el ser hu-mano se vuelve estable, quien era hasta entonces sombra, un alma en pena deambulando por un espacio indiferen-ciado, como los muertos, como los que han dejado de ser, o no han sido nunca nada. Era un ser maldito, que no hallaba reposo. Andaba sin meta, sin saber hacia dónde ir, pues no había un lugar donde ir. Mas al fijar su residencia, se aquieta, se asienta. […] Ya no es inestable. Adquiere, por el contrario, todo aquello de que lo fugaz carece: la permanencia del ser (Azara, 2005: 117-118).

Residencia a la cual regresar, donde es posible anudar el movimiento y la quietud.

Para este ítem se recomienda realizar un análisis de los tipos de flujos existentes en el lugar: autos, peatones, motos, bici-cletas, entre otros, y de la intensidad de los mismos, destacando los sentidos, jerarquías e, incluso, los distintos ritmos que pueden producir sus conexiones. También se deben tener en cuenta los elementos de reposo: bancos, cafés, miradores, etc., los cuales, se identifican y ubican para establecer las relaciones entre el repo-so-movimiento. Se sugiere estudiar lo anterior a partir de:

2.1. Realizar y analizar esquema de flujos, sus tipos e intensida-des.

2.2. Identificar y analizar los principales puntos de reposo o ítems de quietud.

2.3. Analizar la relación movimiento-quietud. (Véase Figura No. 2).

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Figura No. 2. Análisis del movimiento-quietud. Fuente: Estudiantes Taller Gallardo 2013.

Análisis sensorialRené Descartes sostiene que hay partículas impercepti-

bles en los cuerpos que, al ponerse en movimiento, producen un estímulo en los órganos sensoriales que conducen a la percep-ción de colores, de sonidos y del resto de las cualidades secunda-rias. Aquello que estimula los sentidos es “la superficie que forma el límite de las dimensiones del cuerpo percibido porque ningún sentido es estimulado de otro modo que por contacto, y el con-tacto solamente tiene lugar en la superficie” (Descartes, citado en Copleston, 1994: 122). El filósofo francés define la superficie como lo que rodea inmediatamente sus partículas separadas y no solamente como la figura externa de los cuerpos.

Además de los cuerpos y objetos que nos rodean es fun-damental tener presente nuestro propio cuerpo como “lugar de la percepción, del pensamiento y la conciencia, y la importancia de los sentidos en la articulación, el almacenamiento y el proce-sado de las respuestas e ideas sensoriales” (Pallasmaa, 2006: 10).

El ser humano es la esencia de nuestros proyectos. Recor-demos que la pregunta por el ser es la que motiva toda la filosofía de Heidegger, pregunta que sigue estando vigente en nuestros días donde se hace necesario situar al ser humano en el centro

del proyecto arquitectónico pues es el principal lugar (Gallardo, 2013) y su naturaleza implica estar en la tierra como mortal, lo que significa habitar.

Para llevar el habitar a la plenitud de su esencia, Heide-gger (1997) afirma en Construir, habitar, pensar que se debe pensar y construir desde el habitar, pues los espacios reciben su esencia de los lugares y no del espacio. A partir de aquí funda el concepto de “residencia” definiéndolo como la relación de los se-res humanos con los lugares y, a través de ellos, con los espacios. Así, sólo cuando somos capaces de residir, de habitar, podremos construir, ya que la residencia es la propiedad esencial de la exis-tencia.

Por lo tanto, nuestro foco principal, aunque olvidado con demasiada frecuencia en las estrategias proyectuales, es el ser humano, conjunción de óntico y ontológico,4 que debiera estar siempre presente pues es la finalidad primera del proyecto arqui-tectónico.

4 Recordemos la relación del concepto óntico referente al ser y el óntológico en lo que se refiere al ser de los entes (Heidegger, 2005).

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En esta línea, Aldo Rossi (1999) en La arquitectura de la ciudad, muestra su desconcierto ante la falta de análisis de la ar-quitectura por su valor más profundo, “la cosa humana que forma la realidad y conforma la materia”, según unas concepciones es-téticas. Ella no sólo es “el lugar de la condición humana, sino una parte misma de esa condición” (Rossi, 1999: 76), representada en la ciudad y en sus monumentos, en los barrios, casas y en todos los hechos urbanos que van emergiendo del espacio habitado.

Con esto ponemos de manifiesto la implicancia directa del ser humano en el proyecto arquitectónico. Es él quien va a sentir desde el espacio proyectado y construido, y se va a intro-ducir en su interior para, desde ahí, poderlo habitar. Así, el inte-rior y su relación con el exterior serán claves en nuestro proyectar (Gallardo, 2011).

Planteamos la esencia de la arquitectura como la búsque-da de un lugar donde el ser humano pueda habitar, abriendo la posibilidad a que, como indica Antonio Fernández Alba, “el espa-cio pueda llegar a ser el lugar tangible donde se hace realidad el poema arquitectónico” (Fernández Alba, 1989: 9).

Reivindicamos la poesía como interiorización y apertura, la sensibilidad para escuchar lo que susurra el contexto, percibir los colores, olores, tocar, saborear. En definitiva, es abrir nuestros sentidos hacia una arquitectura donde el ser humano vuelva a captar, a sentir la totalidad de lo próximo y lo lejano para formar parte de ella.

Navarro Baldeweg (2001) afirma que no hay objetos li-mitados sino “materia y energías aglutinadas” como si fueran un nudo complejo donde alguno de sus hilos, al prolongarse, alcan-za nuestro cuerpo por medio de los sentidos. Por eso, “al conside-rar un objeto o una parte del entorno, debemos comprender de inmediato que estamos involucrados también en esa aprehen-sión, que existen unas relaciones sin las cuales no se apreciaría su existencia” (Navarro Baldeweg, 2001: 11).

La relación entre lo externo y lo interno serán claves para concebir la arquitectura a modo de una caja de resonancia que filtra o amplifica los hilos del “tejido continuo y abarcador”. El ar-quitecto imagina la habitación o el lugar construido como una caja de resonancia que transforma señales ajenas a ella adaptán-dolas a las condiciones de una recepción sensible que la cultura impone para su apreciación. Navarro Baldeweg asegura que la arquitectura es comprendida como “una parte de la naturaleza, como un paisaje abstracto, deducido de ella y, además, se dirige a establecer una alianza con el cuerpo entero, con un poder indi-soluble. Sus efectos son respaldados por una memoria de innu-merables experiencias” (Navarro Baldeweg, 2001: 12).

Es importante recordar que Le Corbusier definía la arqui-tectura como “una obra de arte”, un fenómeno de emoción situa-do más allá de la construcción, pues “la arquitectura, se propone emocionar”. Esta emoción arquitectónica se produce cuando la obra “entra en nosotros”, cuando la obra “nos capta”, consistiendo la arquitectura en “armonías”, en “pura creación del espíritu” (Le Corbusier, 1998: 9).

Se sugiere revisar los siguientes ítems relacionados con distintas percepciones sensitivas:

3.1. Visuales y colores predominantes.3.2. Ruidos.3.3. Olores.3.4. Texturas.3.5. Recorrido del sol y la luna. Clima, oscilación de temperaturas

y vientos.3.6. Análisis sensorial combinado. (Véase Figura No. 3)

Elementos construidos existentesEn el libro La arquitectura como lugar, Josep Muntañola

(1974) indica que el lugar es lo que acompaña al ser humano y demuestra que los problemas y los avances de la lógica del lugar no son independientes de la noción sociofísica,5 siendo el lugar y la arquitectura objetos privilegiados para estudiar la dialéctica del contexto. El autor recuerda que “el lugar comunica la ausencia del otro” (Muntañola, 1974: 35).

Por otra parte, frente a la pregunta ¿qué es un lugar para vivir? Muntañola indica que “el lugar es un constante y triple en-cuentro entre el medio externo, nosotros mismos y los demás” (Muntañola, 1974: 55). La clave reside en este “entrecruzamiento”. Así, será necesario conocer en detalle el contexto y saber identi-ficar y relacionar distintos elementos para tener una percepción clara de lo que existe y, de esa manera, poder contribuir con un proyecto que aspire a ser un lugar con una identidad propia, un lugar “poético” y simbólico” (Lynch, 2006: 146).

Para tener una mejor comprensión de los elementos que conforman el contexto, se destacan los siguientes aspectos:

4.1. Usos del suelo y puntos de interés. Definir cómo están desti-nados los usos de suelo –sector público o privado, uso comer-cial, habitacional, etc.– con relación a los principales puntos de interés del sector.

4.2. Cortes significativos de las relaciones entre el emplazamiento y el contexto. Las secciones serán importantes para revisar las relaciones entre los distintos elementos.

4.3. Alturas de edificaciones existentes. A partir de planos y pers-pectivas que indiquen las relaciones entre las diferentes edi-ficaciones.

4.4. Relación entre los llenos y los vacíos. Se recomienda la reali-zación de un plano nolli para ver la relación entre lo construi-do y lo no-construido.

4.5. Estudio de fachadas próximas. Será fundamental recopilar y analizar las elevaciones cercanas a nuestro emplazamiento.

5 A partir de las teorías de Cassirer, Muntañola (1974) subraya su propuesta de en-trecruzamiento sociofísico, la cual, considera que la diferenciación de los lugares implica una diferenciación de los objetos físicos que, a su vez, permite una diferen-ciación entre las personas (yo-tú-él) arrancando el lenguaje de ese mismo punto.

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Siete puntos de análisis en el proceso proyectualEl contexto urbano en el proyecto arquitectónico

ARTÍCuLOS 1717

Zonas verdesHablar de arquitectura sostenible parece algo novedoso

pero recordemos que Vitruvio, el primer tratadista de arquitec-tura, ya enunciaba en el año 27 a.C. en sus Diez libros de arqui-tectura que esta era un arte completísimo, haciendo referencia a la elección de parajes sanos para fundar las ciudades e, incluso, indicando la situación respecto a las regiones celestes. Además de su famoso trío utilitas, firmitas y venustas (firme, útil y bello) que sigue siendo el abecé de la habitabilidad, Vitruvio destacaba la importancia de que los edificios tengan en sus partes la exacta conmensuración y hallada esta congruente correspondencia, y bien examinada, toca luego a la perspicacia atender a la natu-raleza del sitio, al buen uso, y a la belleza de la fábrica, y dar a

todo ello, quitando o añadiendo, el modo y tamaño más propio (Vitruvio, 1992: 143).

Las zonas verdes aparte de absorber CO2, son válvula de es-cape desde el ámbito físico y visual. Subrayamos la posibilidad de conformar un microclima con los espacios verdes. Aquí la luz cobra un papel fundamental ya que ingresa a los recintos que lo confor-man y favorece la ventilación y la humedad necesarias con la inclu-sión de jardines y fuentes que incorporan la sonoridad del agua.

En este punto revisamos los árboles del sector, identifica-mos las distintas especies y sus colores, texturas, formas, hojas, tipos de sombra, etc. (Chanes, 2009). Realizamos la misma opera-ción con los arbustos y tapizantes para poder definir en el sector de estudio su ubicación y tipos.

Figura No. 3. Análisis sensorial. Fuente: Estudiantes Taller Gallardo 2013.

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Laura Gallardo-Frías

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Estudio etnográficoEn Los argonautas del Pacífico occidental, Bronislaw Ma-

linowski (2001) sistematiza por primera vez el trabajo de campo y define la etnografía como aquella rama de la antropología que estudia descriptivamente las culturas. Etimológicamente, el tér-mino etnografía significa la descripción (grafé) del estilo de vida de un grupo de personas habituadas a vivir juntas (ethnos).

Desde hace tres años los estudiantes de nuestro taller de arquitectura han incorporado el análisis etnográfico en la fase previa del proyecto, con la guía del equipo docente y con el apo-yo de un grupo de antropólogos.6 Al conversar con la gente del lugar los estudiantes consiguen tener una mirada mucho más amplia de cómo funciona un determinado barrio, cómo lo viven sus habitantes y cuáles son sus necesidades. Así, se produce un acercamiento a las costumbres, historias, vidas y anécdotas de las personas que frecuentan el lugar, teniendo un vínculo más estre-cho con el sector estudiado y descubriendo la existencia de unos comportamientos que van configurando identidades y maneras de estar en el mundo (Cerri, 2010).

Consideramos la mirada de la antropología, por medio del estudio etnográfico, como un complemento importante para el análisis arquitectónico pues permite obtener información de forma directa de las fuentes primarias, esto es, de las personas en su contexto: en el lugar y en el tiempo.

A continuación se propone una pauta para aprender a ob-servar lo cotidiano, a leer los códigos y emprender el viaje físico y espiritual de encontrarse con el “otro”. Se trata de una aproxima-ción a la etnografía desde la arquitectura y su enfoque holístico, cuyos ítems principales son los siguientes:

Objetivos de la observación

¿Qué se va a observar y con qué finalidad? Se toma con-ciencia del objeto de estudio, se reflexiona sobre los intereses y objetivos de la investigación, y se realiza un plan de trabajo para enfocar este proceso.

Observación

Al comienzo es mejor no intentar parcelar las observaciones programadamente sino, por el contrario, procurar en la me-dida de lo posible aprehender el contexto cultural para dar sentido a los fenómenos que vamos recogiendo (San Román, 2009: 245).

Tras el reconocimiento previo del contexto: cómo se llega, qué hay en las proximidades, etc., se propone una observación para identificar a los diferentes “personajes” (roles): vendedor, cliente, transeúnte, barrendero, etc. Es importante distinguir las formas de acción e interacción de cada persona, identificar lo que hace y con quiénes conversa, reconocer los espacios en que se

6 Agradecemos a Francisco Godoy y a su equipo de antropólogas por su gran co-laboración.

mueve y sus trayectorias, así como los horarios en que se desa-rrollan las distintas tareas.

Luego de la observación se pasa a la fase de entrevista o a la observación participante,

que permite indagar sobre la vida tal como va ocurriendo, captar lo que sucede en el contexto y de la forma que suce-de, sin otra interferencia que la que implica nuestra propia presencia, formación teórica e intereses, subjetividad y ca-pacidad […]. La observación participante implica inmersión activa, contactos comunicacionales orales, recogida de infor-mación observacional y documental (San Román, 2009: 243).

Entrevistas

Tras haber identificado los distintos tipos de personas del sector, la propuesta es realizar entrevistas cortas aunque es importante tomarse el tiempo necesario. Se recomienda prepa-rar con anterioridad una pauta de conversación, la cual, no debe plantearse como un guion a seguir, sino como una herramienta de apoyo que permita al informante desarrollar una asociación libre de ideas de tal manera que la conversación entre el entre-vistado y el entrevistador incite a nuevos desarrollos temáticos (Devillard, Franzé y Pazos, 2012).

Se destacan tres puntos:

1. Caracterización: cómo se llama la persona entrevistada, a qué se dedica, a qué grupo etario pertenece, cuál es su gé-nero, etc.

2. Uso del espacio: identificar cuáles son sus rutinas, horarios, qué trayectorias o desplazamientos realiza (comuna, barrio) y distancias (cercanía o lejanía).

3. Opinión: indagar sobre la opinión que le merece el barrio al entrevistado, si le gusta, qué le cambiaría o mejoraría, si es ordenado o desordenado, si la mantención es buena, si es acogedor, y revisar el significado, es decir, si configura un símbolo para la ciudad y sus habitantes y qué representa.

Es importante prestar atención a la caracterización de cada una de las personas entrevistadas, lo que permitirá relacio-narlas con ciertas actividades, así como a los modismos que utili-zan en sus relatos para observar los distintos usos del lenguaje y dar cuenta de códigos propios

Registro de datos observados: notas de campo

Es fundamental registrar de la forma más completa posi-ble cada una de las fases de este estudio etnográfico. Las anota-ciones serán clave para capturar todo el proceso. Puesto que esta pauta etnográfica está adaptada para arquitectos y estudiantes de arquitectura, además de las fotos y todas las notas necesarias sobre el qué, cómo y cuándo, subrayamos la importancia de la elaboración de croquis durante la fase de observación. Recomen-damos escribir las notas de las entrevistas al terminar de conver-sar con la gente para no olvidar ningún dato. También se pueden realizar grabaciones y/o videos.

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Siete puntos de análisis en el proceso proyectualEl contexto urbano en el proyecto arquitectónico

ARTÍCuLOS 1919

La significación, tanto social como cultural que tienen los lugares para los seres humanos, es de máximo interés en este trabajo, con la premisa de que estos no significan lo mismo para unos y otros, así como tampoco son usados de igual manera por distintos tipos de personas.

El objetivo de la observación es registrar lugares a través de anotaciones y croquis destacando los elementos sociocultura-les y arquitectónicos relevantes, pero enfatizando e indicando los

distintos significados que las personas entrevistadas le otorgan a dichos lugares con el fin de vincular estrechamente lo observado con las entrevistas.

Para complementar el registro de datos se propone rea-lizar uno o varios mapas emic,7 es decir, mapas donde se rela-cionen aspectos de significación, usos, etc. pues, al igual que se realiza la distinción entre espacio y lugar,8 es importante plasmar los usos y significaciones que tienen los lugares para las personas.

Figura No. 4. Ejemplo de lámina de síntesis del informe etnográfico realizado para el sector de La Vega (Santiago). Fuente: Estudiantes Taller Gallardo 2013.

8. Josep María Montaner que los conceptos de espacio y lugar se diferencian clara-mente: “el espacio tiene una condición ideal, teórica, genérica e indefinida, mien-tras que el lugar posee un carácter concreto, empírico, existencial, articulado y definido hasta los detalles (Montaner, 2011: 33).

7 La antropología cognitiva usa el término emic para distinguir dentro de una de-terminada práctica cultural aquellos elementos relevantes por su significado, de aquellos cuya variación es libre, insignificante: etic (Kottak, 2011).

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Análisis de datos

En esta fase se realiza un análisis sistemático de las varia-bles que se están investigando con el fin de contrastar todos los datos y los fenómenos observados para sacar conclusiones.

Elaboración del informe etnográfico

El informe etnográfico consta de la recopilación y el aná-lisis de toda la información que se ha recogido en las fases ante-riores para cruzar y relacionar los principales puntos y elaborar las conclusiones de este estudio. (Véase Figura No. 4).

ConclusionesA partir del estudio de todos los puntos anteriores y una

vez que se conoce a profundidad el sector de estudio, se lleva a cabo el análisis, el cual, busca (Véase Figura No. 5):

• Conectar distintos estratos o ítems.• Sintetizar los elementos principales.• Tener claridad de las fortalezas, oportunidades, debilidades

y amenazas.

• Formular preguntas/ideas generadoras de proyecto.• Proponer estrategias de diseño.

Tras revisar los ítems propuestos: el genius loci, la relación entre el movimiento y la quietud, los diferentes aspectos sensoria-les, los elementos construidos, las zonas verdes y la relación con las personas del lugar, se abre una mirada, un diálogo con el barrio con el fin de fundir el proyecto arquitectónico en el contexto.

Algo parecido a lo que uno oye cuando se acerca una con-cha vacía a la oreja, como si el vacío estuviera lleno, como si el silencio fuese un ruido. Algo que se puede sentir también cuando se piensa que aun cuando nada hubiera no se podría negar el hecho de que “hay” (Lévinas, 2000: 44).

Ese “hay” como ahí-en-la-arquitectura que nos lleva a un ahí-en-el-ser, ese lugar que nos lugariza. Un “hay” que responde a la existencia del “otro”: las personas, las edificaciones, etc., que conviven en el lugar y que se torna urgente escucharlos con el fin de “tocar” el contexto, de comprenderlo para poder dialogar con él.

En este “hay” Lévinas (2000) habla de la “hypóstasis” de los existentes, del paso que va del ser a una cosa cualquiera, del estado

Figura No. 5. Ejemplo de lámina de síntesis del análisis. Fuente: Estudiantes Taller Gallardo 2013.

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Siete puntos de análisis en el proceso proyectualEl contexto urbano en el proyecto arquitectónico

ARTÍCuLOS 2121

del verbo al estado de la cosa. El autor propone para salir del “hay”, del “estorbo de la existencia” , no ponerse sino “deponerse” en el sentido de los reyes depuestos, es decir, de la relación “des-inter-esada”, que separa en tres palabras para subrayar la salida del ser que ello significa. Así, denota una importancia para con el otro, “el ser-para-el-otro, que pone fin al rumor anónimo e insen-sato del ser” (Lévinas, 2000: 49-50).

“No es el yo fundamental eso que busca el poeta, sino el tú esencial” (Machado, 1995:78).

El vínculo con el otro o los otros, con el contexto, con no-sotros mismos, será fundamental para que el proyecto arquitectó-nico pueda aspirar a ofrecer al ser humano la posibilidad de lugar.

Así, se pone de manifiesto la importancia de “escuchar” el contexto, de tenerlo presente pues la finalidad de la arquitectura no sólo es ofrecer un lugar interior, sino también el posibilitar una relación con el exterior, con el contexto próximo y lejano para lle-gar a formar parte de sus habitantes y la ciudad.

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Universidad Nacional de Colombia, Bogotá(2) 2014: 22 - 33 2424

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Artículos

ResumenLa imagen urbana es construida histó-

ricamente y representa el objeto de estudio que se analiza transversalmente en el tiempo a través de sus consumidores, los ciudadanos. A continuación se da cuenta del uso del mo-delo teórico del estado estético propuesto por Tena Perera (1997) para el análisis y evaluación de la calidad de la imagen urbana percibida y evaluada por los habitantes de los espacios ur-banos del distrito de Comas en Lima. Para ello se puso en práctica un método cuantitativo, transversal, descriptivo y analítico que busca-ba comprender las razones por las cuales los habitantes del lugar prefirieron una imagen urbana sobre otra. La investigación concluye demostrando la correlación entre el grado de satisfacción y el estado estético, confirmando que la calidad de la imagen urbana se obtiene a partir del cálculo de las categorías visuales del estado estético: cantidad, posición, tama-ño y aspecto.

Palabras claves: calidad, imagen ur-bana, estado estético, método de análisis visual.

AbstractThe urban image is constructed his-

torically and represents the object of stu-dy that is analyzed transversely in the time across his consumers, the citizens. Later is put into practice the aesthetic condition's theoretical model proposed by Tena Perera (1997) for the analysis and evaluation of the urban image's quality perceived and evalua-ted by the inhabitants of the urban spaces of the Commas district at Lima. For it, the quan-titative, transverse, descriptive and analytical method was used for to seek to understand the reasons for which the local inhabitants chose an urban image on other one. The in-vestigation ends up by demonstrating the correlation between the satisfaction degree and the aesthetic condition, confirming that the urban image's quality obtains of the aesthetic condition's evaluation of his visual categories: quantity, position, size and aspect.

Key words: quality, urban image, aesthetic condition, methodology of visual analysis.

ResumoA imagem urbana é construída histo-

ricamente e representa o objeto de estúdio que se analisam transversalmente no tempo através de seus consumidores, os cidadãos. A seguir dá-se conta do uso do modelo teó-rico do estado estético proposto por Tena Perera (1997) para a análise e avaliação da qualidade da imagem urbana percebida e avaliada pelos habitantes dos espaços urba-nos do distrito de Comas em Lima. Para isso se pôs em prática um método quantitativo, transversal, descritivo e analítico que procu-rava compreender as razões pelas quais os habitantes do lugar preferiram uma imagem urbana sobre outra. A investigação conclui demonstrando a correlação entre o grau de satisfação e o estado estético, confirmando que a qualidade da imagem urbana se ob-tém da avaliação do estado estético de suas categorias visuais: o número, o localização, o tamanho e a aparência.

Palavras-chave: imagem urbana de qualidade, estado estético, a metodologia de análise visual.

* El presente artículo tiene su origen en la tesis de investigación ejecutada y sustentada en 2010 en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería, Lima, Perú.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

La calidad de la imagen urbana. categorías visuales del estado estético de comas*

Quality of the urban image. The visual categories of the aesthetic condition of Comas

Qualidade de imagem urban. As categorias visuais do estado estético do Comas

Arturo Valdivia-LoroArquitecto

Universidad Privada del [email protected]

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La calidad de la imagen urbanaCategorías visuales del estado estético de Comas

ARTÍCuLOS 2323

Arturo Valdivia-LoroArquitecto, especialista en De-

sarrollo Local y Ordenamiento Territorial, diplomado en Educación Superior de la red Laureate International Universities y postulante a maestro con la mención de Investigación científica y tecnológica. Docente investigador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Privada del Norte, Perú.

Introducción

El método del estado estético para analizar la calidad de la imagen

urbana parte de la base teórica propuesta por Kant que afirma

que la estética debe estar fundamentada en un juicio de tipo

universal que incluya lo particular (citado en Estrada Herrero,

1988). Para Kant “el gusto es la facultad de juzgar un objeto o

una representación mediante una satisfacción o insatisfacción

enteramente desinteresada” (Kant, 2008: 109). El juicio del gusto

no se sustenta en una necesidad objetiva-teórica, por lo tanto, no se

puede deducir de conceptos determinados mientras que el objeto

estético constituye el fundamento de los juicios y sentimientos

en grados de belleza, sublimidad y fealdad en donde la actividad

estética representa un juicio por aprehender la identidad de lo

artístico, tanto en sus aspectos objetivos como subjetivos y este,

a su vez, posee una dimensión antropológica (Capdevila Castells,

2005; Estrada Herrero, 1988).

Ya que la calidad tiene como dimensiones de análisis la satisfacción, la cual puede ser positiva o negativa (Marimon Viadiu, 2002), es posible usarla como herramienta de jui-cio y actividad estética que subsume el gusto individualizado de los ciudadanos para com-prender la estética que ellos perciben del objeto.1 La presente investigación se centra en la relación que existe entre el objeto (la imagen urbana) y el sujeto (el ciudadano) teniendo como caso de estudio el distrito de Comas en Lima.

Es posible encontrar el principio de calidad en la imagen urbana en el texto de Lynch La imagen de la ciudad (1970), el cual, es trabajado posteriormente por Briceño y Gil (2003) en su texto Calidad Ambiental de la Imagen Urbana. Sin embargo, en ninguno de los estudios se considera a los ciudadanos como medio para comprender las características de la imagen urbana de la ciudad que habitan2 (Lynch, 1985).

Debido a esto, el presente estudio propende por el uso del modelo teórico del es-tado estético propuesto por Tena Perera (1997) para el análisis y evaluación3 de la calidad de la imagen urbana, que consiste en los resultados de la satisfacción de los ciudadanos

1 Mientras que el juicio del gusto está relacionado con la representación del objeto y el sujeto, el juicio de lo estético considera la relación entre el objeto y el sujeto para comprender su representación (Estrada Herrero, 1988).

2 Kevin Lynch (1985) menciona la importancia de la decisión de los ciudadanos para definir la forma de su ciudad. Por esto es importante validar todo estudio con respecto a la forma –y su representación– a través de los habitan-tes de la ciudad analizada.

3 El acto de evaluar está relacionado con un proceso crítico (Colomer, 1979) cuya finalidad es contrastar o comparar (Espinoza Vergara, 1986) lo que se espera (expectativa) con la realidad, para ello se requerirá de métodos cien-

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Arturo Valdivia-Loro

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teniendo en consideración el modelo de calidad de Huete4 (1997) y la teoría del contraste5 de Marimon Viadiu (2002). Si bien el modelo teórico del estado estético tiene su origen en el área de la comunicación audiovisual y la publicidad (Tena Perera, 1997), puede ser extrapolado a la imagen urbana. Su uso es validado al comprobar la correlación de los resultados que se obtienen del análisis del estado estético que se consigue a partir del cálculo de las categorías visuales: cantidad, posición, tamaño y aspecto.

Materiales y métodos La demarcación de la imagen urbana

Para proceder con la evaluación de la calidad de la ima-gen urbana es necesario comprender su definición. En primer término, Hume (1992) considera que toda idea es una imagen de la mente que le dota de un nombre y una función represen-tativa (García Varas, 2010). Asimismo, Soulages (2008) hace una distinción entre imagen material e imagen mental: mientras que la imagen material es la observación icónica, la visualización de lo ya construido, la imagen mental es la creación icónica, es la representación, como idea, de lo construido (Villafañe y Mínguez, 1996). La presente investigación se centra en la imagen como materia, en lo real, en la observación icónica de la realidad, ya que por medio de ella, se podrá analizar la estética del objeto (la imagen urbana) a partir del sujeto (el ciudadano).

Con respecto a lo urbano, la discusión es amplia. En prin-cipio, Marx (Marx y Engels, 1974) hablaba de una ciudad que “aparece” debido a un resultado histórico. Ella es producto de una formación social, no es algo pre-determinado que necesita de un régimen colectivo y, por lo tanto, de una política en general. Marx diferencia dos objetos: la ciudad y la relación ciudad-ciudadanos (sociedad). A su vez, Weber (1987) asegura que “otro factor que habría que tener en cuenta para poder hablar de ‘ciudad’ es la existencia de intercambios comerciales regulares, y no sólo oca-sionales en la localidad” (1987: 56). De esta manera se mezclan los dos aspectos diferenciados por Marx (Marx y Engels, 1974) y se entiende la ciudad como un “lugar de mercado”, un espacio con actividades.

Por otro lado, Le Corbusier (1975) añade al fenómeno ur-bano la dimensión temporal al afirmar que la historia de la ciudad está inscrita en sus trazados y en las arquitecturas que permiten representar las imágenes de su pasado, reconociendo a la ciudad como su construcción en el tiempo. Sin embargo, es duramen-te criticado por Lefevbre (1976) con respecto a sus afirmaciones

tíficos (McGoldrick y Gerson, 1996) que expliquen los factores que influyen en los resultados y formulen recomendaciones y, finalmente, correcciones (Shaw, 2003).

4 En este modelo se relacionan las variables: cliente (en este caso los ciudadanos), percepción y expectativa. Se entiende que: 1 cliente satisfecho = percepciones – expectativas > 0.

5 Para Hovland, Harvey y Sherif (1957), el individuo magnificará la posible discre-pancia entre el resultado de la experiencia y las expectativas que tenía a priori tras el encuentro con el producto o servicio.

sobre el uso de la historia en el diseño. Por otro lado, Le Corbu-sier (1975) afirma que mientras la ciudad es definida como una unidad funcional, el urbanismo es entendido como una ciencia en tres dimensiones en donde el ser humano lleva a cabo cuatro funciones: habitar, trabajar, circular y recrearse y, por lo tanto, se expresa según su época.

Por su parte, Lefevbre (1980) entendería a la ciudad como una obra en el sentido de una obra de arte, ya que el espacio no sólo está organizado e instituido sino modelado. Asimismo, entiende que la “revolución urbana” es un conjunto de transfor-maciones que se producen en la sociedad contemporánea y que marcan el paso desde el periodo en el que predominan los pro-blemas de crecimiento (Lefevbre, 1980). Estrada Herrero (1988) menciona que “las artes del arquitecto no se encuentran en el mundo ideal ya que los seres que habitan este mundo son in-alterables y carecen de necesidades” (1988: 81). Por lo tanto, el arte del arquitecto es real ya que independientemente de lo que representa lo construido, la materia continuaría existiendo sin la percepción del ser humano.

Para Castells (1972) lo urbano es la unidad de lo econó-mico, político-jurídico e ideológico, se trata de un sistema. “El conjunto de las prácticas llamadas urbanas connotan la articu-lación del proceso con el conjunto de la estructura social” (Cas-tells, 1972: 280). Esto suma la dimensión social a la dimensión comercial propuesta por Weber (1987) y a la dimensión histórica discutida por Le Corbusier (1975) y Lefevbre (1980).

Rossi (1966) enfatiza en la idea de la ciudad como objeto material al comprenderla como arquitectura, no refiriéndose a la percepción (imagen visible) de la ciudad sino a su construcción en el tiempo, adquiriendo propiamente una arquitectura de la ciudad. Según la interpretación de Gasca Salas (2005), para Rossi “la ciudad es un hecho o, dicho en otros términos, es el conjunto de hechos urbanos” (2005: 72). Entonces, la ciudad es la conclu-sión de un proceso, por lo tanto, es un corte en el tiempo ya que es el resultado de este fenómeno.

Para Folin (1977) la ciudad es un resultado que deviene como consecuencia del capitalismo. Topalov (1978) afirma que la urbanización capitalista es una multitud de eventos en el espa-cio, mientras que Mumford (1961) indica que el diseño urbano es el efecto de un proceso social.

Por lo tanto, la ciudad, es la materialización de lo urbano, aquello que se forma en el tiempo en una sociedad con caracte-rísticas culturales, económicas, políticas e ideológicas propias. La ciudad es un corte en el tiempo ya que es el resultado del proceso o fenómeno urbano. La ciudad es transversal a lo urbano y cam-bia continuamente según las características de sus ciudadanos.

Debido a que la imagen es material (observación icónica) o mental (creación icónica) y la ciudad es hecho mientras que lo urbano es fenómeno es posible establecer cuatro categorías:

1. Imagen material de la ciudad. Trata del análisis de la imagen ma-terial, es decir, de lo construido en la ciudad en un tiempo y en espacios determinados incluyendo sus propiedades primarias

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(Locke, 2005): bordes, sendas, hitos, nodos y barrios, los cuales, existen realmente y no de manera idealista, y permiten evaluar la legibilidad, identidad, estructura y significado de sus ciudades. Esta categoría es estudiada por Lynch (1970) en su obra La ima-gen de la ciudad donde analiza la estructura de la ciudad y sus componentes.

2. Imagen mental de la ciudad. Podría ser comprendida como la ciudad imaginada (Traverso, 2008), sin embargo, requeriría de otros estudios que analicen la representación mental que poseen los ciudadanos de sus ciudades sin necesidad de ana-lizar la ciudad real. Tiene un enfoque idealista.

3. Imagen mental de lo urbano. Ya lo analiza Silva (1992) en su texto Imaginarios urbanos: cultura y comunicación urbana. Centra su estudio en la cultura e identidad urbana analizando la representación de una ciudad en particular.

4. Imagen material de lo urbano. Trata del análisis de la imagen urbana construida históricamente. Si objetivo es estudiar la percepción que poseen los ciudadanos de sus respectivas ciudades y comprender cuál fue el proceso de construcción estética de la ciudad como obra de arte.

El presente estudio se centra en el análisis de esta última categoría y no desarrolla o profundiza los tres primeros debido al alcance propuesto.

El espacio y el lugar para el análisis de la imagen urbana

La discusión entre espacio y lugar es constante debido a su indefinición. Michel de Certeau (1984) entiende el lugar como un sitio propio y distinto definido por alguien, mientras que el espacio, a diferencia del lugar, carece de movimiento. En palabras de Campos y Yávar “el espacio es al lugar lo que se vuelve la pa-labra al ser articulada” (2004: 52). Un lugar es una construcción concreta y simbólica del espacio que, sin identidad, es un no lu-gar (Augé, 1998). Kant (2008) entiende el espacio con relación al tiempo, el cual, permite ordenar la experiencia. Hegel (2006) afirma que el lugar es tiempo en el espacio, mientras que para Lukács (1985) es el espacio funcional, apropiable y habitable.

El espacio para Heidegger (1983) es, esencialmente, lo que ha sido “instalado”, dotado siempre de un sitio (Gestattet) y, de esta manera, estructurado (Gefügt) por ello. En palabras de Gasca Salas, “los espacios reciben su ser de los lugares y no del espacio” (2005: 99) debido a que provienen de una construcción, la cual, es una cosa (algo material). Algunas de esas cosas son lugares que tienen la cualidad de instalar sitios y estos, a su vez, se instalan en espacios. El espacio es entendido como un simple intervalo, del cual, pue-den desprenderse la longitud, la altura y la profundidad.

El espacio no es capaz de describir concretamente la re-lación que se da entre el ser humano y el medio en el que habi-ta (Massey, 1984; Muntañola, 2004; Rapoport, Ezcurra y Marino, 1978). El lugar es una construcción compleja que no puede seña-lar por sí misma los criterios para “hablar de un buen lugar”, esto debe provenir de una discusión que se realice en cada sociedad

con respecto a lo que ella considerara como aceptable o necesa-rio (Campos y Yávar, 2004). El lugar es tiempo depositado en el espacio y son los ciudadanos quienes lo construyen (Muntañola, 2004).

Las características del espacio son dirección, área, forma, diseño, volumen y distancia. El espacio es tratado como atributo visible de las cosas que pueden medirse y acotarse (Campos y Yávar, 2004). El lugar no analiza al espacio con el fin de medirlo sino con el objetivo de comprenderlo como obra concluida sin importar si realmente está concluido el proceso de consolidación de la ciudad. El ser humano percibe estéticamente el espacio ya que este sólo puede existir con sus propiedades primarias (Locke, 2005), lo que le permite analizar su cantidad, posición y tamaño. Mientras que al ser el lugar el producto de las propiedades secun-darias (Locke, 2005) del espacio, necesita del ser humano para que analice la sensación que provoca su aspecto, construyéndo-se la idea de calidad de la imagen urbana en el tiempo a través de la satisfacción y del estado estético.

Si bien la discusión se puede ampliar mucho más, es posi-ble llegar a una convención previa: el lugar es espacio construido en el tiempo, el cual, posee una identidad y, por lo tanto, tiene grados de pertenencia. El espacio es el contenedor mientras que el lugar es el contenido reunido históricamente por una sociedad.

El análisis de la calidad de la imagen urbana está limita-do por la demarcación geográfica del lugar urbano estudiado, el cual, debe contener una historia que garantice la existencia de la identidad del ciudadano con su ciudad. Considerando las re-laciones sujeto-espacio, comunidad-espacio y sujeto-comunidad propuesta por Campos y Yávar (2004) es posible estudiar el lugar desde tres escalas distintas: el sujeto en su espacio inmediato, es decir, con relación a la arquitectura que habita, el sujeto en su barrio y el sujeto en sitios superiores al barrio.

La calidad de la imagen urbana

Se entenderá al ciudadano como el principal consumidor y fuente de información para la determinación de la calidad de la imagen urbana. Es fundamental considerar que todo consu-midor posee expectativas hacia un producto determinado y que después de su consumo, es decir, después de percibir al objeto, se produce un grado de satisfacción (Marimon Viadiu, 2002), por tanto, la calidad de la imagen urbana es la evaluación de la producción material de un lugar urbano por medio del análisis del grado de satisfacción de las expectativas de un determinado grupo social. Debido a la naturaleza del objeto de estudio de la presente investigación, la imagen urbana como producto de la construcción histórica y social de la ciudad (Lefevbre, 1980) pue-de ser analizar según la relación: sujeto-espacio, espacio-comuni-dad o sujeto-comunidad (Campos y Yávar, 2004).

La calidad de la imagen urbana es una evaluación debido a que es un proceso crítico (Colomer, 1979) que compara (Espino-za Vergara, 1986) los resultados logrados con lo que se esperaba obtener de la realidad (McGoldrick y Gerson, 1996). La evalua-ción se relaciona con la calidad a través de las expectativas de los consumidores y la percepción obtenida a través de la experiencia

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lograda (Huete, 1997) cuando el ciudadano interactua con la ciu-dad (equivalente al objeto), la imagen urbana (la representación del objeto) y el sujeto que la interpreta. Asimismo, los resultados de la evaluación de la calidad aumentarán o disminuirán según sea la experiencia y las expectativas a priori de los ciudadanos, de los consumidores (Hovland, Harvey y Sherif, 1957).

En cuanto al proceso de la percepción, Locke (2005) expli-ca en su obra An Essay Concerning Human Understanding que el objeto posee dos propiedades: las primarias, que son de tipo arit-mético y geométrico, es decir, que no dependen del sujeto y exis-ten por sí mismas y, por lo tanto, son realistas, y las secundarias, que son producidas en nuestra mente, dependen del sujeto y re-sultan de la interacción con nuestros sentidos como, por ejemplo, el olor, los sabores, los colores, entre otros. Schopenhauer (1950) afirma que para Locke las propiedades secundarias dependen de la experiencia del ser humano al conocer el objeto, mientras que para Kant las propiedades primarias dependen de nuestro modo de conocer, es decir, dependen de nuestro intelecto.

Debido a que la calidad representa un fenómeno que requiere de la experiencia, de un juicio de valor (Parasuraman, Zeithaml y Berry, 1985) y de un intelecto, se relaciona con la per-cepción por medio de las propiedades primarias del objeto. A su vez, la calidad, que depende de la satisfacción, es un fenómeno sensorial6 (Huete, 1997) que no puede ser desligado de las pro-piedades secundarias del objeto. Lo perceptual y lo sensorial se vinculan así como la calidad se vincula con la satisfacción. Todo esto se enmarca en la perspectiva del sujeto que percibe la ciu-dad para comprender su representación material a través de su construcción longitudinal, es decir, de lo urbano.

De este modo, el análisis de la calidad de la imagen urbana implica evaluar la estética que posee en tanto imagen material de la ciudad, a través de sus propiedades primarias y secundarias. Esto

6 Huete (1997) menciona al feeling como el sexto sentido que capta cómo se sien-te el cliente con la empresa o producto que percibe.

no sugiere una verdad definitiva, sino una aproximación que debe-rá afrontar con el tiempo las falsaciones o refutaciones necesarias para comprobar su temple (Pooper, 1962). Mientras tanto, repre-senta un esfuerzo y una exploración hacía la construcción teórica que relaciona estética, calidad y percepción para comprender la imagen urbana y proponer el uso de un modelo que lo analice.

En la actualidad, el modelo teórico del estado estético no es reconocido científicamente (Eco, 2001) por los estudios urba-nos, motivo por el cual, el objetivo principal de esta investigación es comprobar que con dicho modelo es posible, efectivamente, comprender la calidad de la imagen urbana tomando como caso de estudio el distrito de Comas en la ciudad de Lima.

El modelo teórico del estado estético

Al igual que un objeto puede presentarse en estado sóli-do o líquido, la imagen urbana presenta un estado que puede ser medido según sus características estéticas. Un ciudadano decidi-rá cuál imagen le parece mejor que otra y esta respuesta estará directamente relacionada con el nivel de calidad que le otor-ga a cada imagen percibida (Tena Perera, 1997). Los estímulos pueden ser varios, sin embargo, no se hablará de gustos sino de percepción, los cuales, han sido agrupados en cuatro categorías: cantidad, tamaño, posición y aspecto.

Extrapolando la propuesta de Tena Perera (1997), se debe iniciar reconociendo que la imagen urbana es un objeto material construido en el tiempo a través de diversos fenómenos urba-nos que poseen propiedades primarias y secundarias. Debido a que el objeto es analizado para entender su representación, se debe descartar una posición como la del idealismo transcenden-tal (Schopenhauer, 1950) para adquirir la capacidad de aproxi-marnos a la realidad por medio de la percepción y la sensación, herramientas que median la manera como visualizamos la repre-sentación de los objetos de estudio. La estética es un juicio de tipo universal que incluye lo particular (Estrada Herrero, 1988) y el modelo teórico del estado estético es el vínculo entre la repre-sentación del objeto y el objeto que, aún sin estar inscrito en la cientificidad de los estudios urbanos, posee las cualidades que sirven para comprender la calidad de la imagen urbana según las definiciones antes dadas.

Tena Perera (1997), haciendo alusión a Max Bense, afirma que usa el concepto de estado estético como una formulación que proporciona determinadas sensaciones y que son el punto de partida para la observación e investigación de la estética, dife-renciando entre el estado estético y los elementos que la produ-cen. Bense (1973), por su parte, asegura que todo objeto material posee un estado estético y está influido por la combinación de sus componentes. Al no ser posible analizar el objeto en la to-talidad de su realidad, el estado estético representa para Tena Perera (1997) y Bense (1973) la herramienta o puente entre lo construido y su observación. Mientras que para Tena Perera el es-tado estético es la “formulación gráfica –tratamiento formal– que proporciona al lector percepciones visuales que le provocan una actitud de preferencia frente a un producto gráfico” (1997: 21),

Figura No. 1: Relación entre la estética, la imagen urbana, la calidad y la percepción. Fuente: Elaboración propia.

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en el espacio urbano analizado que produce un estímulo visual determinado.

Mientras que las tres primeras categorías responden a las propiedades que posee el objeto en sí mismo, la categoría de aspecto responde a las propiedades secundarias, por lo tanto, es la más abstracta ya que hace referencia al color, textura, som-bras, luminosidad, pendientes, mantenimiento, consolidación, figura y fondo, es decir, a la apariencia final de los elementos compositivos.

El cálculo del estado estético

Debido a que el ciudadano decide su preferencia intui-tivamente, se ha incluido en el cálculo del estado estético el análisis de las variables complejidad y orden. La primera es en-tendida como el valor de dificultad para comprender la imagen y la segunda como la jerarquización de los elementos dispues-tos de forma adecuada y, por lo tanto, con alta visibilidad (Tena Perera, 1997).

La complejidad y el orden pueden variar entre el 0% y el 100%10 y, al ser ambos inversamente proporcionales, se puede concluir que el índice del estado estético de las imágenes urba-nas estudiadas es igual a la multiplicación de sus coeficientes de orden y complejidad. Este índice también varía entre el 0% y el 100% donde cero significa un estado estético desagradable y que, por lo tanto, no satisface a los ciudadanos, mientras que cien representa una imagen urbana con un estado estético de calidad por el que los ciudadanos tienen preferencias y sienten satisfacción.

Cada categoría de estímulo visual posee un coeficiente de orden y complejidad. Considerando que cada sociedad pue-de definir el estado estético de su imagen urbana, se debe dejar abierto el análisis para el cálculo de las categorías visuales según la jerarquía dada por cada sociedad y, así, establecer el estado estético de acuerdo con los resultados obtenidos.

El cálculo de la calidad de la imagen urbana

Dado que el objetivo es demostrar que el modelo teórico del estado estético es un método por medio del cual se puede analizar la calidad de la imagen urbana, se realizó una primera en-

10 Donde el 0% se entendería como una imagen urbana monótona y el 100% como una imagen caótica.

para la presente investigación el estado estético de la imagen ur-bana significa, en analogía, la formulación de la imagen urbana (como objeto material) que proporciona a sus consumidores (sus usuario, los ciudadanos) percepciones visuales que provocan una actitud de preferencia frente a otras imágenes urbanas. La defi-nición de Tena Perera (1997) considera que su objeto de estudio es susceptible al cambio, por ello, la imagen urbana está, por su naturaleza, en constante cambio.

Tena Perera (1997) afirma que la relación entre la prefe-rencia y el estado estético está dada por la mirada, por tal mo-tivo, se tiene en cuenta la visualidad7 de los objetos. Propone entonces analizar el estado estético por medio de las categorías de estímulos visuales cuyo objetivo es examinar las diferentes vi-sualizaciones de los objetos estudiados para obtener sus estados estéticos y, así, comprender sus satisfacciones.

En la presente investigación sobre el distrito de Comas en la ciudad de Lima se usaron las cuatro categorías de estímulos visuales propuestas por Tena Perera (1997) para el estudio de la calidad de la imagen urbana.8

La primera categoría visual es la cantidad, la cual, hace referencia al número de elementos distintos y distinguibles que son susceptibles de ser enumerados en un espacio urbano deter-minado y agrupados en unidades visuales según el criterio de la Gestalt.9 En la Figura No. 2, por ejemplo, los límites de la propie-dad no definen necesariamente cada elemento. Si se considera la agrupación según la Gestalt es posible identificar cuatro formas.

La categoría de tamaño es la dimensión espacial de los elementos que se agrupan, según el criterio de la Gestalt, en un espacio urbano determinado. De ellos se obtendrán valores en metros lineales, cuadrados o porcentajes del área ocupada. La categoría de posición se establece por la localización del objeto

7 Casares (1987) entiende por visualidad el efecto agradable que produce un ob-jeto que atrae mucho la atención por sus colores y apariencia.

8 Debido a que el objetivo que persigue la investigación es validar el uso de este modelo de análisis de la imagen urbana, no se exploran nuevas categorías. Ellas serán objeto de exploración y experimentación en investigaciones posteriores que identifiquen y validen nuevas dimensiones y que sirvan para mejorar el mé-todo propuesto.

9 Se considera el estudio por medio de la Gestalt ya que el fin de la investigación no es mejorar el método realizado por Tena Perera (1997), sin embargo, existe la posibilidad de identificar y agregar nuevos métodos para el análisis de la percep-ción y de las categorías de los estímulos visuales del estado estético.

Figura No. 2: Identificación de los elementos de una imagen urbana de Carmen de la Legua, 2008. Fuente: Elaboración propia.

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cuesta para seleccionar los lugares urbanos del distrito de Comas. Después se procedió con la identificación de los límites de cada lugar seleccionado a través de una segunda encuesta, con la cual, se escogieron tres espacio urbanos de cada lugar para ejecutar una tercera encuesta en la que se presentaron tres imágenes a los encuestados y se les solicitó ordenarlas según su preferencia. Luego se les pidió que explicaran qué categorías visuales habían tenido en cuenta para tomar su decisión y en qué orden, permi-tiéndonos conocer cuál imagen había causado mayor satisfac-ción. El instrumento usado fue la escala de Likert.

Resultados El proceso que se ha usado para el cumplimiento del ob-

jetivo propuesto consiste en el levantamiento de dos conjunto de datos: uno con el fin de obtener la preferencia por medio de la satisfacción que posee el ciudadano con respecto a su imagen urbana y el otro con el fin de calcular el estado estético de las imágenes mostradas a los ciudadanos.

Se inició con la selección del distrito de Comas11 para rea-lizar el análisis. En el 2010 Comas tenía una población de 512.565 habitantes (INEI, 2014) y por medio de un muestreo aleatorio simple12 se seleccionó una muestra de 150 personas a quienes se les aplicó la encuesta para identificar los lugares más representa-tivos para los habitantes del distrito. A partir de los resultados se identificó al parque Sinchi Roca (26.00%), a San Felipe (7.33%) y al Aeroclub de Collique (1.33%) como los lugares de mayor y me-nor representatividad así como el que se encuentra en el centro.

Figura No. 3: Resultados de la Encuesta 01, 2009. Fuente: Elaboración propia.

11 Se pudo haber seleccionado un lugar más amplio como toda Lima Metropolitana o un lugar de menor escala como un barrio pequeño conformado por una senda.

12 Con un nivel de confianza de 95%, un margen de error del 8% y p=q=0.50.

El objetivo de este proceso es garantizar la aleatoriedad y demostrar que el análisis del estado estético puede ser aplica-do en todos los casos y no sólo en aquellos lugares considerados como agradables o de buen gusto.

Después de seleccionar las zonas de estudio: Sinchi Roca, San Felipe y Aeroclub de Collique, se definieron los límites de cada lugar considerando un área de 2.500 habitantes.13 Luego se procedió a realizar una segunda encuesta que tuvo una muestra de 135 personas14 a quienes se les pidió identificar los límites de lo que ellos consideraban como su barrio. Las repuestas se so-brepusieron para formar un solo plano del distrito. Del resultado logrado se catalogaron los espacios urbanos en sendas, bordes, nodos e hitos (Lynch, 1970) para seleccionar aleatoriamente tres de ellos.15 De esto se seleccionaron:

5. Parque Sinchi Roca: parque A, calle 55 y calle las Amelias.6. San Felipe: plaza Las Musas, parque San Ramón y calle San

Roberto.7. Aeroclub de Collique: parque B, avenida El Retablo y calle

Santa Cruz.

Posteriormente se numeraron los lotes de cada zona para proceder con la selección aleatoria de los mismos, obteniendo los planos de las Figuras No. 4, 5 y 6.

Figura No. 4: Plano de lotes a encuestar, San Felipe. Diseño: Arturo Valdiva Loro. Edi-ción: Luis Alegre Zambrano.

13 Para la delimitación del espacio se tuve en cuenta que cada uno tuviera 500 lotes ya que, en promedio, cada uno tiene 5 habitantes (INEI, 2014).

14 e=0.08, p=q=0.50, Z=95% (1.96) y N=2500. Asimismo, se procedió a la correc-ción de la muestra obteniéndose 135.

15 Se numeró cada espacio urbano para luego seleccionarlo usando el método de números aleatorios.

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Figura No. 5: Plano de lotes a encuestar, Sinchi Roca. Diseño: Arturo Valdiva Loro. Edi-ción: Luis Alegre Zambrano.

Figura No. 6: Plano de lotes a encuestar, Aeroclub. Diseño: Arturo Valdiva Loro. Edi-ción: Luis Alegre Zambrano

Una vez obtenidos los planos de los lotes a encuestar, se inició la tercera etapa que consistió en el levantamiento de datos. Por un lado, se llevó a cabo una tercera encuesta que buscaba indagar sobre la preferencia de las imágenes urbanas represen-tadas en las imágenes impresas y conocer si era la cantidad, el tamaño, la posición o el aspecto la categoría que los encuestados priorizaban en el momento de escoger una u otra imagen urba-na. Por otro lado, se procedió con el análisis de las categorías de estímulos visuales de los espacios seleccionados.

Usamos la escala de Likert. Le dimos 3 puntos a la imagen de preferencia del encuestado y 1 punto a la imagen que deja-ba para el final. Así, para el caso del parque zonal Sinchi Roca, el primer lugar de calidad lo obtuvo el parque A con 136 punto en total, el segundo lugar fue para la calle las Amelias con 82 puntos y el tercer lugar para la calle 55 también con 8216 puntos, como se ve en la Tabla No. 1.

Zona Sinchi Roca

1er. orden3 puntos

2do. orden2 puntos

3er. orden1 punto

Total Calidad

Parque A 42 2 6 136 1

Calle Las Amelias 0 32 18 82 2

Calle 55 8 16 26 82 3

Tabla No. 1: Calidad de las imágenes urbanas según la satisfacción (preferencia) de los encuestados en la zona Sinchi Roca. Fuente: Elaboración propia.

La Tabla No. 2 da cuenta del peso que tenía cada categoría visual para el encuestado en el momento de ordenar las imágenes según su preferencia. En el parque zonal Sinchi Roca el aspecto fue la categoría más importante, continuándole cantidad y posición, y rezagando al último lugar el tamaño de los elementos.

Zona Sinchi Roca

1er. orden 4 puntos

2do. orden 3 puntos

3er. orden 2 puntos

4to. orden 1 punto

Total Peso ponde-rado

Aspecto 20 22 3 5 157 1

Posición 29 19 1 1 176 2

Cantidad 0 4 30 16 88 3

Tamaño 1 5 16 28 79 4

Tabla No. 2: Ponderación de las categorías visuales de la zona Sinchi Roca. Fuente: elaboración propia.

Para el caso de la zona San Felipe, con la primera pregunta se obtuvo un puntaje de 102 para la plaza Las Musas situándolo en segundo lugar, 79 para la calle San Roberto situándolo en ter-cer lugar y 119 para el parque A dejándolo en primer lugar, como se ve en la Tabla No. 3.

Zona San Felipe 1er. orden3 puntos

2do. orden2 puntos

3er. orden 1 punto

Total Cali-dad

Parque A 28 13 9 119 1

Plaza Las Musas 15 22 13 102 2

Calle San Roberto 7 15 28 79 3

Tabla No. 3: Calidad de las imágenes urbanas según la satisfacción (preferencia) de los encuestados en la zona San Felipe. Fuente: Elaboración propia

16 La calle Las Amelias y la calle 55 obtuvieron el mismo puntaje, para su desempate se eliminó la columna del tercer orden y se recalculó el total, obteniendo 64 puntos para la calle Las Amelias y 56 puntos para la calle 55, dejándola e el tercer lugar.

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Similar a la Tabla No. 2, la Tabla No. 4 se obtuvo a partir de las respuestas a la pregunta sobre las categorías visuales en la zona San Felipe, considerando en primer lugar la categoría as-pecto y rezagando al último el tamaño de los elementos.

Zona San Felipe

1er. orden4 puntos

2do. orden3 puntos

3er. orden2 puntos

4to. orden 1 punto

Total Peso ponde-rado

Aspecto 25 23 2 0 173 1

Posición 23 22 2 3 165 2

Cantidad 0 3 33 14 89 3

Tamaño 2 2 13 33 73 4

Tabla No. 4: Ponderación de las categorías visuales de la zona San FelipeFuente: Ela-boración propia.

Al preguntarle a los encuestados de la zona Aeroclub de Collique por la calidad de las imágenes urbanas según su prefe-rencia, la calle Santa Cruz obtuvo un puntaje de 116 situándola en segundo lugar, la avenida El Retablo quedó en tercer lugar con 61 puntos, mientras que el parque B con 123 se ubicó en primer lugar como se ve en la Tabla No. 5.

Zona Aeroclub de Collique

1er. Orden3 puntos

2do. orden 2 puntos

3er. orden 1 punto

Total Calidad

Parque B 27 19 4 123 1

Calle Santa Cruz

23 20 7 116 2

Avenida El Retablo

0 11 39 61 3

Tabla No. 5: Calidad de las imágenes urbanas según la satisfacción (preferencias) de los encuestados en la zona Aeroclub de Collique. Fuente: Elaboración propia.

La Tabla No. 6 da cuenta de los resultados de la pondera-ción de las categorías visuales en la Zona Aeroclub de Collique. El primer lugar lo obtuvo la categoría posición y el último la catego-ría tamaño, presentando una variación con respecto a las otras dos zonas.

Zona Ae-roclub de Collique

1er. orden4 puntos

2do. orden3 puntos

3er. orden2 puntos

4to. orden 1 punto

Total Peso ponde-rado

Posición 31 18 0 1 179 1

Aspecto 18 25 5 2 159 2

Cantidad 0 3 37 10 93 3

Tamaño 1 4 8 37 69 4

Tabla No. 6: Ponderación de las categorías visuales de la Zona Aeroclub de Collique. Fuente: Elaboración propia.

De forma paralela se procedió con el análisis del estado estético de los espacios urbanos seleccionados, considerando la complejidad y el orden que posee cada categoría en las imáge-nes urbanas estudiadas.

Para realizar el cálculo se utilizó el método del semáforo17 cuyo objetivo es homogenizar resultados que tengan distintas unidades de medición (Chilet Cama, 2012). Por ejemplo, la cate-goría tamaño para la zona San Felipe arrojó los resultados plas-mados en la tabla No. 7.

El Estado Estético (EE) vincula cada pregunta con la varia-ble orden (O), con la variable complejidad (C) o con ambos (C/O) para su cálculo.

De este modo, al comparar por fila los resultados obteni-dos se asignada el color más oscuro al valor menos favorable y el color más claro al índice más favorable, reemplazando los colores por los índices 1 para el más oscuro, 2 para medio y 3 para el más claro, obteniendo la Tabla No. 8.

17 El método ha sido aplicado por los Observatorios para el Desarrollo Sostenible del Municipio de Manizales en Colombia y en la tesis doctoral de la arquitecta Chilet Cama (2012).

18 Para su procedimiento se usó el comando formato condicional del programa Excel 2010

Tabla No. 7: Aplicación del método del semáforo a la categoría tamaño en la zona San Felipe18. Fuente: Elaboración propia.

FICHA. Tamaño / San Felipe Plaza Las Musas

Calle San Roberto Parque A EE

A. ¿A cuánto equivale el área del espacio urbano analizado? 1035 2088 3450 OB. ¿Cuánto miden los linderos del espacio urbano analizado?

B.1. Por el Norte 24,5 206 57 OB.2. Por la Oeste 42,7 11,5 54 OB.3. Por el Este 42,8 10 54 OB.4. Por el Sur 30 211 57 O

C. ¿A cuánto equivale la relación entre el largo y el ancho del espacio urbano analizado? 0,565 0,047 0,947 CD ¿Cuál es la diferencia entre la mayor variación de altura y la menor variación de altura? 11 9 8 C

D.1. Mayor altura identificada 14 16 11 C/OD.2. Menor altura identificada 3 3 3 C/O

E. ¿Cuál es el porcentaje de área que ocupa el cielo? 30% 25% 35% CF. ¿Cuál es el porcentaje de área que ocupan las intervenciones humanas? 70% 74% 63% CG. ¿Cuál es el porcentaje de área que ocupan los elementos naturales? 0% 1% 2% C

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ARTÍCuLOS 3131

Teniendo en cuenta la columna EE (Estado Estético) de la Tabla No. 8, en la Tabla No. 9 se ordenan los resultados según el orden y/o complejidad18 para el caso de San Felipe.

Plaza Las

Musas

Calle San

Roberto

Parque A

Plaza Las

Musas

Calle San

Roberto

Parque A

1 2 3 1 1 31 3 2 3 2 12 1 3 2 3 12 1 3 3 3 31 3 2 2 1 32 3 1 2 3 13 3 3 1 2 3

0,57 0,76 0,81 0,67 0,71 0,71

ORDEN COMPLEJIDAD

Tabla No. 9: Cálculo del orden y la complejidad de la categoría tamaño de los espa-cios urbanos de San Felipe. Fuente: Elaboración propia.

Al multiplicar el coeficiente de orden y complejidad por el ponderado de las categorías visuales de la Tabla No. 4, se ob-tienen los índices parciales de todos los espacios urbanos de San Felipe para calcular el estado estético de cada uno como se con-signa en la Tabla No. 10.

Tabla No. 10: Estado estético de los espacios urbanos de San Felipe. Fuente: Elabo-ración propia.

El parque A posee el mayor índice de estado estético, se-guido por la plaza Las Musas y, finalmente, por la calle San Rober-

18 En el caso de análisis de la categoría visual tamaño en San Felipe, las preguntas A, B y D de la Tabla No. 8 responden a la variable orden, mientras que las pregun-tas C, D, E, F, G responden a la variable complejidad.

Tabla No. 8: Reemplazo de índices aplicando el método del semáforo a la categoría tamaño en la zona San Felipe. Fuente: Elaboración propia.

to. Este dato se comparó con la selección de la preferencia de la Tabla No. 3, comprobando que los tres resultados coinciden. Del mismo modo, al contrastar la información obtenida para el par-que zonal Sinchi Roca y para el Areoclub de Collique se presenta una coincidencia del 100%, lo que demuestra que el modelo teó-rico del estado estético que utiliza las cuatro categorías de estí-mulos visuales sirve como método para el análisis de la calidad de la imagen urbana.

Discusión y conclusiones Al analizar cada valor obtenido en el análisis del estado

estético es posible comprender cómo ha variado la imagen ur-bana para obtener una calidad que difiere de otra. Por ejemplo, para aumentar el estado estético de la plaza Las Musas sería ne-cesario mejorar el orden de sus elementos y así, aumentar el ín-dice de 0,48 que ha obtenido. Con respecto a la categoría visual de tamaño, implicaría el establecimiento de alturas edilicias más homogéneas para equilibrarlo con la complejidad que ya posee. Asimismo, su complejidad podría ser mayor con el aumento del porcentaje de área de elementos naturales y de cielo visualizado.

Al comparar la plaza Las Musas con el parque A, las di-mensiones del espacio urbano tienen mayor orden cuando más regulares son sus perímetros, siendo más preferida y valorada la relación cuando la altura y la longitud del espacio tienden a la unidad, motivo por el cual, la plaza Las Musas resulta con menor orden. Asimismo, es necesario aumentar el orden de la categoría cantidad (0,41) ya que la complejidad es superior (0,66), lo cual, descompensa su estado estético. En síntesis, Las Musas presenta desorden (ya que su orden es de 0.48 y su complejidad de 0.53), lo mismo sucede con la calle San Roberto (O=0,47/C=0,53) a di-ferencia del parque A que presenta mayor orden y equilibrio con su complejidad (O=0,51/C=0,51). Del mismo modo es posible realizar un análisis muy específico para cada espacio urbano al comparar cualitativamente los datos obtenido para el análisis del estado estético.

FICHA. Tamaño / San Felipe Plaza Las Musas

Calle San Roberto Parque A EE

A. ¿A cuánto equivale el área del espacio urbano analizado? 1 2 3 OB. ¿Cuánto miden los linderos del espacio urbano analizado?

B.1. Por el Norte 1 3 2 OB.2. Por la Oeste 2 1 3 OB.3. Por el Este 2 1 3 OB.4. Por el Sur 1 3 2 O

C. ¿A cuánto equivale la relación entre el largo y el ancho del espacio urbano analizado? 1 1 3 CD ¿Cuál es la diferencia entre la mayor variación de altura y la menor variación de altura? 3 2 1 C

D.1. Mayor altura identificada 2 3 1 C/OD.2. Menor altura identificada 3 3 3 C/O

E. ¿Cuál es el porcentaje de área que ocupa el cielo? 2 1 3 CF. ¿Cuál es el porcentaje de área que ocupan las intervenciones humanas? 2 3 1 CG. ¿Cuál es el porcentaje de área que ocupan los elementos naturales? 1 2 3 C

Orden Complejj. Orden Complejj. Orden Complejj.Tamaño 1 0,57 0,67 0,76 0,71 0,81 0,71Cantidad 2 0,41 0,66 0,355 0,62 0,26 0,56Aspecto 4 0,49 0,49 0,46 0,48 0,56 0,47Posición 3 0,48 0,46 0,45 0,49 0,51 0,46

0,48 0,53 0,47 0,53 0,51 0,51ParcialEstado Estético 0,2554 0,2491 0,2601

Plaza Las Musas Calle San Roberto Parque ATabla 4San Felipe

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julio - diciembre de 2014

Arturo Valdivia-Loro

243232 24

Teniendo en cuenta la correlación entre los índices de preferencia y estado estético de las imágenes urbanas analizadas en el distrito de Comas, es posible concluir que, aunque el mode-lo haya tenido su origen fuera de la cientificidad del urbanismo, puede usarse para el análisis de la calidad de la imagen urbana.

La imagen urbana se comprende por medio de su estética y evalúa sus propiedades primarias y secundarias de acuerdo con la percepción y sensación de los ciudadanos. Esta es producto de un proceso de construcción histórica, por lo cual, se debe analizar desde los espacios urbanos de los lugares que se identifiquen.

Dado que el objetivo principal de la investigación fue vali-dar el uso del método del estado estético en el estudio de la cali-dad de la imagen urbana, se abre la posibilidad de profundizar en el tema y sugerir cambios para definir con mayor claridad los um-brales de visualidad de los elementos que la conforman. Si bien el uso de la Gestalt funciona para el análisis de las propiedades primarias de los objetos, para el caso de las sensaciones se deben aprovechar las herramientas que usa la estética. Igualmente, es factible que además de las cuatro categorías estudiadas se pue-dan utilizar otras para hacer un mejor análisis de las propiedades del objeto. Asimismo, existe la probabilidad de comprender la imagen urbana no sólo como una imagen material, sino como una imagen mental y evaluar su complementariedad con la ima-gen de la ciudad.

Se puede afirmar que las categorías de cantidad, tama-ño, posición y aspecto poseen las cualidades para evaluar la

calidad de la imagen urbana. A su vez, estas categorías per-miten comprender los valores que se obtienen al compararlas con los estados estéticos de otras imágenes urbanas facilitan-do que el investigador deduzca cuándo aumentar o disminuir la complejidad, el orden o ambos. Esto permite identificar de qué manera debe ser mejorada la imagen urbana para obtener un mayor grado de satisfacción y preferencia por parte de los ciudadanos y aumentar la calidad de lo percibido.

Así mismo se puede concluir que el estudio de la calidad de la imagen urbana y de su estado estético debe darse a través del enfoque que presenta la estética, el cual, sumado al método del semáforo, posibilita la unificación de variables para la obten-ción del índice del estado estético y de la calidad de la imagen urbana.

También es posible generar planos de estado estético de la ciudad, los cuales, pueden cambiar con el tiempo pues se trata de un fenómeno urbano. Debido a que se logra un índice de es-tado estético por cada espacio urbano, es posible unir en el lugar analizado los valores calculados para obtener curvas que sirvan de síntesis gráfica del estudio.

Finalmente, el estudio concluye proponiendo la valida-ción del uso del método del estado estético para el análisis de la calidad de la imagen urbana, sin embargo, es necesario investi-gar otros casos para comprobar la jerarquía de las categorías vi-suales y, a su vez, explorar si existen otras categorías que puedan añadirse al modelo.

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La calidad de la imagen urbanaCategorías visuales del estado estético de Comas

ARTÍCuLOS 3333

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(2) 2014: 34 - 42 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

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Artículos24

ResumenRecientemente, las ciudades de los

países emergentes han optado por utilizar las estrategias de marketing de la ciudad como una vía de acceso a las dinámicas económi-cas competitivas de "ciudades globales". Entre otras herramientas, la comercialización de la ciudad utiliza la arquitectura (como parte de la cultura local) para aumentar la competitivi-dad, la pertinencia y la visibilidad de las ciuda-des en el mundo globalizado.

En 2008, el Departamento de Cultura de la ciudad de São Paulo (Brasil) encargó la ofici-na de arquitectura suiza Herzog & De Meuron para diseñar el "Complejo Cultural Teatro de la Dança" ("Complejo Cultural Teatro da Dança"), un edificio monumental ubicado en una de las áreas más importantes y complejas del centro de la ciudad. Este estudio tiene como objetivo analizar los fundamentos de esto modelo de marketing intervención urbana, teniendo en cuenta a) el impacto simbólico y político de sus acciones sobre la población local y b) la posibilidad de que la recalificación de la zona circundante. Los resultados ponen en duda la efectividad del modelo en los países emergen-tes, es decir, en Brasil.

Palabras claves: temporada invernal, políticas públicas y sociales, emergencia am-biental y social, intervención estatal.

AbstractRecently, cities of emerging cou-

ntries have opted to use city marketing strategies as a route into the competitive economic dynamics of “global cities”. Among other tools, city marketing uses architecture (as part of the local culture) to increase the competitiveness, relevance and visibility of cities in the globalized world.

In 2008, the Department of Culture of the city of São Paulo (Brazil) commissio-ned the Swiss architecture office Herzog & De Meuron to design the Cultural Complex–Dance Theatre (Complexo Cultural Teatro da Dança), a monumental building located in one of the most vital and complex areas of the city center. This study aims to analyze the fundamentals of that unique city marketing urban intervention, considering a) the sym-bolic and political impact of its actions on the local population and b) the ability for requali-fication of the surrounding area. The findings question the effectiveness of the model in emerging countries, namely in Brazil.

Key words: megacities, urban cen-ters, city marketing, urban culture, Brazil.

ResumoRecentemente, cidades de países

emergentes optaram por utilizar as estraté-gias do city marketing como instrumento de inserção na competitiva dinâmica econômi-ca das “cidades globais”. Dentre outras ferra-mentas, o city marketing utiliza a “cultura” para aumentar a competitividade, relevância e visibilidade das cidades no mundo globa-lizado.

Em 2008, a Secretaria da Cultura da cidade de São Paulo (Brasil), contratou o es-critório suíço Herzog & De Meuron para cons-truir o “Complexo Cultural Teatro da Dança”, obra monumental localizada em uma das mais importantes e complexas regiões do centro da cidade. O presente artigo tem o objetivo de analisar os fundamentos dessa singular operação urbana de city marketing, considerando: a.) o impacto simbólico e po-lítico de suas ações em relação a população local; b.) a capacidade de requalificação do entorno no qual está inserida. Sua con-clusão, questiona a eficácia do modelo para países emergentes, como o Brasil.

Palavras-chave: desenvolvimento urbano, megacidades, centros urbanos, city marketing, Brasil.

* This paper results from research at the University of Campinas, with support from Research Support Foundation of the State of São Paulo, FAPESP.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

Iconic Buildings and City Marketing tHe central area of são Paulo*

Edificios emblemáticos y el marketing de la ciudadEl área central de Sao Pablo

Edifícios emblemáticos e Marketing CidadeA área central de São Paulo

Geise Brizotti-PasquottoPhD student in Urban and Regional Planning

University of São Paulo [email protected]

Leandro MedranoPhD in Architecture and Urbanism

Urban history professor at the University of São [email protected]

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Iconic Buildings and City MarketingThe Central Area of São Paulo

ARTÍCuLOS 3535

Leandro MedranoArchitect, urbanist and profes-

sor at School of Architecture and Urba-nism, University of São Paulo FAUUSP. Graduated at FAUUSP (1992), Master’s degree from the Polytechnic University of Catalonia (1995), Ph.D. degree from FAUUSP (2000, São Paulo, Brazil) and Associate Professor at UNICAMP (2010). Theory of architecture and urbanism, urbanization, megacities, urban econo-mics, urban sociology and urban plan-ning are some of the fields involved in his recent research. His research has been funded by FAPESP and CNPQ..

Geise Brizotti-PasquottoGraduated in Architecture and

Urbanism at University of São Paulo Sta-te - Unesp (2006), Master degree in Civil Engineering by University of Campinas - Unicamp (2011) and PhD student in Ur-ban and Regional Planning at University of São Paulo – USP (current). Six years as university professor, has experience in urbanism, megacities, urban planning and city marketing. Her current research aims the relation between cultural buil-dings and urban development of con-temporary cities.

Introduction

The early XXI century witnessed the historical moment when

over half the world’s population became urban. Such urban

agglomerations are currently the backdrop of the most diverse

and significant processes, including economic development,

cultural integration, social welfare and environmental

conservation (Pinto, 2001). While in the XX century,

metropolises were the great urban developments capable of

organizing the new economic and social setting arising from

the industrial revolution, “global cities” are currently organizing

the events of a new productive and economic phase - advanced

capitalism and its impact on a globalized world (Harvey, 1998;

Sassen, 1991).

In general terms, “global cities” are characterized by the economic, political and cultural ties they offer between the local economy and the world market. Their activities focus on specialized and high technology services (advanced tertiary sector) rather than on industrial activities. These cities concentrate on leading technology industries, transna-tional corporations and a significant part of the financial sector, which establishes them as holders of large financial resources and, therefore, provides them with influence in the global economic and social order (Cox, 1995; Sassen, 1991). This urban condition, in evi-dence over the last 20 years, has sparked new metropolitan urban planning concepts and methodologies. Large cities should attempt international integration –an essential condi-tion for survival in a post-industrialization era– in addition to meeting the complex needs of local urban conflict resolution. The “plan”, which once aspired to resolve physical and social impasses, has been replaced by “strategies” toward turning local physical transfor-mations into publicity capable of attracting national and foreign economic investments (Montaner, 2009).

Thus, since the 1980s, “accidental cities”, created by favorable geographical or natural conditions, transformed into “intentional cities”, designed to reduce threats and maximize opportunities, seeking a vision of the future supported by society in a mutual effort (Hanson, 1984). Similarly, urban planning, within a “plural world-wide global society” (Clark, 1996), sought an identity at each intervention area and a manner to project such an image worldwide. Thus, through a “global economy of the network society” (Castells, 2009; Lopes, 1998), one of the main goals of global cities is competitiveness to “meet the global demands and attract international financial and human resources” (Borja and Forn, 1996: 36).

Cities begin to ensure their relevance through the transformation of space into a showcase, given this need to compete for their “image”, which leads to striking consequences in their planning and development. The city is thought of as a product and as being marke-table (Benach, 1997). Cities usually excel in the context of global competition if the display form and content are well defined in the marketing strategy. In Brazil, there were two sig-

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julio - diciembre de 2014

Geise Brizotti-Pasquotto, Leandro Medrano

243636 24

nificant actions in this process, according to Vargas and Castilho (2009). The first, real estate capital, created prime locations and prompted demand through supply. The second, local government, sought to enhance the city’s positive image to attract foreign in-vestment toward urban economic development. Together, they adopted market planning (Ashworth and Voogd, 1990) and intro-duced techniques for promoting cities.

Such institutional mechanisms for promoting and selling cities is known as city marketing. The emergence and rise of this process also indicate the emergence and rise of a new planning and action ideology, a new worldview guiding these policies (As-hworth and Voogd, 1990; Sánchez, 1999).

This process has a strong effect on city planning, given the ease with which this tool incorporates new information and communication technologies (Sánchez, 1999). Furthermore, ac-tions are performed for the renewal of urban landscape and its social structure through ties with new political and social repre-sentations.

According to Sánchez (1999), the valorization of city mar-keting would also result from the economic situation of countries based on neo-liberalism, whose consequence would be an incre-asingly unstable state of urban centers  and their development models, functions and  morphologies. Thereby, a steady increa-se in the levels of competitiveness between different locations and respective sectors (areas, neighborhoods) of a city would be reached not only by enhancing the local dimension in the con-text of globalization but also by adopting (neo)-liberal free mar-ket formulas. In this context, the operations of investment and speculation of financial capital would regard cities as investment opportunities if an expectation of future earnings (profits) could be generated.

In the last decades, culture has been used as one of the main urban intervention, planning and policy strategies of city marketing actions. The model, which gained importance in the 1990s in Europe (in cities such as Barcelona, Bilbao and Lisbon), gradually reached Brazil due to the pace of its recent economic development. Various urban designs, plans and policies using culture as a catalyst for investments and popular support were spread nationwide. Whether dealing with the preservation of his-torical sites, occupation of degraded or vacant urban areas, revi-talization of central or peripheral areas or even urban expansion, the emphasis of interventions has been on rehabilitating or re-creating historical settings, building striking cultural facilities, ca-refully designing public spaces and using public art and cultural animation, among other features. The results of this “cultural re-generation” (Wansborough and Mageean, 2000) are not always encouraging and have been criticized and discussed in the fields of architecture and urbanism, social planning and social sciences (Arantes, 2000).

The authors chose to analyze the impact of cultural buil-dings in a specific and iconic area of the city of São Paulo, given the complexity of the city’s relationships and processes, the scale of its numbers and the impossibility of studying it individually with the necessary depth in a short period. Therefore, the current

study examines the region of bairro da Luz (Luz district), one of the main areas of the city’s historic center. The study aims to an-swer the question: Was the city marketing policy, through buil-dings with cultural programs, successful in the rehabilitation of its surroundings in Brazil, specifically in the center of São Paulo? The proposal for the Complexo Cultural Teatro da Dança (Cultural Complex–Dance Theatre) of São Paulo, a mega architectural and urban enterprise designed by the famous Swiss office Herzog & De Meuron, will be the study object.

City marketing City marketing is a branch of strategic planning aimed at

promoting cities to make them more appealing and competitive to investors. This approach to understanding and planning a city as a “commodity” (Ashworth and Voogd, 1990) has been intensely widespread from the 1990s and is observed in the development and planning of a significant portion of large or touristic cities worldwide. According to Sánchez (1997), these strategies have gained a key role in all new urban policies, and “their emergence and rise [...] also indicate the emergence and rise of a new plan-ning and action ideology, a new worldview guiding these poli-cies” (Sánchez, 2003: 26).

One of the main features of city marketing is the use of “culture” as an essential tool to enhance competitiveness and pu-blicize the urban image required to promote a city. Developing recreational and cultural activities in institutions such as mu-seums, galleries and theaters, among others, festivals and a fun shopping business environment results in a “cultural urbanism” (Meyer, 1999a). Architecture, as we shall see, becomes an essen-tial tool to create a publicizable and marketable city image.

According to the literature (Ashworth and Voogd, 1990; Kavaratzis, 2004; Kavaratzis and Ashworth, 2007; van den Berg and Braun, 1999), it is possible to conclude that the main tools of city marketing are the following: i) iconic architecture, ii) emble-matic events, iii) “brands”, iv) speech/slogan/logo and v) public-private partnerships.

These tools are interdependent; that is, combinations of these tools should be used, relating one topic to another for city marketing to be effective.

Architecture and city marketingArchitecture has been used as an icon or symbol since

the beginning of civilization. Icons have changed from natural elements (rivers, valleys, mountains) to buildings, and subse-quently, another transition occurred that would complement the previous trend, wherein icons were also monuments and symbols, among others (De Melo, 2005). In Egypt, the pyramids (mausoleums) were used as a means of demonstrating their owners’ power. In classical antiquity, the Parthenon in Athens (Greece) and the Coliseum in Rome (Italy) are examples of ar-

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Iconic Buildings and City MarketingThe Central Area of São Paulo

ARTÍCuLOS 3737

chitectural icons. The former denoted the importance of the ci-vilization it represented given its location atop the city’s highest mountain in addition to being a religious center of attraction, while the latter was a meeting point where society gathered to attend Emperor-led events. In the Middle Ages, cathedrals were important for their monumentality and helped bring new urban structures to cities. Historians also report that architects had a prominent place in the political life of public administrators, both for providing great visibility through monumental works and for their notoriety, as exemplified by the positioning of ar-chitects on the Pharaoh’s right-hand side at events and mee-tings (Mendes, 2006). This political importance –from kings and emperors in antiquity to presidents and mayors currently– also denotes a sense of the need for architectural icons designed to esthetically assert governments and states and their accom-plishments (Hazan, 2003). Such proximity between political and esthetic interests does not always benefit the needs of the majority of the population. According to Henri-Pierre Jeudy (ci-ted by Hazan, 2000) esthetics is perhaps closer to politics than ethics; it cannot be at the service of politics but can provoke political discussions.

With the large increase in metropolises and the globali-zation process, cities become increasingly uniform, precluding personal identification with the place of residence or visit. Such a concept was widely publicized by Koolhaas et al. (1998) with the term “Generic City”.

City marketing seeks to turn “urban icons” into elements that reveal (or create) a local identity to ease this process and en-courage cultural and historical uniqueness. These icons can be of large scale, including the “visual accidents” reported by Cullen (1971), or of a smaller scale (monuments, landmarks, viewpoints, among others) with a specific characteristic. These elements, ac-cording to Lynch (1960), may enhance certain features of the site or may be unnoticeable, contributing a visual disintegrator that prevents the perception of the unity of the physical and mental image of the environment. Therefore, according to Cullen (1971), readability is enhanced when visual and functional elements are enhanced considering two fundamental characteristics: contrast and innovation.

Innovation is a key topic in city marketing policies; however, what is currently observed is a “homogenization” of architecture, whereby architects design their projects without considering local cultural characteristics but rather focus on the search for global esthetics. Dubai is, currently, the most signifi-cant example of this type of artifice.

The city as commodityAs reported by Sánchez (1999), the city marketing pro-

cess and its effect on planning depend on the ease whereby this mechanism incorporates new information and communi-cation technologies, which, through connection with new so-cial policies and representations, affects the renewal of space forms and leaves a mark on the urban space. This space pro-

duction has many benefits, including attracting investments and people, increasing tourism and structural and esthetic development. However, the negative aspects of these actions must be investigated such that in the future, the city marke-ting tools, when revised, can be used for the benefit of the population and to improve their performance regarding the city as a whole.

In summary, concerning city marketing tools as a mecha-nism of city development, the following issues can be highlighted: i) PPPs wherein private interests prevail over the population’s, ii) excess spending on “iconic architecture”, iii) the development of “urban settings” of little use to residents, iv) gentrification and v) the weakening of local culture and traditions.

Another characteristic of city marketing is the appre-ciation of “iconic architecture”, that is, works designed as major formal milestones in the structure of the territory. These mo-numents almost always represent political or economic year-nings and result in the design of settings inconsistent with the population’s real condition. Public spaces previously intended for social exchange, the real space lived in, become the repre-sentation of an artificial space, detached from residents and users, as it was designed in one go, without considering the local traditions and identities (Harvey, 2000; Lefebvre, 1998; Smith, 2009). There is “a mismatch between the symbolic ap-propriation of modernized spaces and the effective appro-priation of the products of modernization, with inclusions and exclusions driving social uses” (Sánchez, 2003: 34). Thus, as re-ported by Lima (2004), there is a dramatization of public life, which excludes the native population of these spaces regula-ted by government and corporate interests. This process that “incorporates and simultaneously conceals: social relations and how these relations occur” (Lefebvre, 1998: 81) drives that po-pulation away, both horizontally (to suburbs) and vertically (to other levels of land).

In the last decades, there have been numerous examples of cities that have adopted “cultural” or “creative” functions to give meaning to architectural monuments of billionaire budgets that are often of little use to the local population.

Luz district, São PauloThe Luz district was one of the strongholds of the first

factory system of São Paulo, whose popular profile was al-ready evident in 1867, when received a great urbanizing boost with the implementation of the São Paulo Railway. The new physical configuration gave rise to the so-called “working class neighborhoods”, with a “working village” residential architec-tural typology.

From the 1870s onwards, São Paulo began replacing its colonial setting, opening up to an “embryonic metropolitan cycle” (Morse, 1970).

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Image 1: Luz district. Street near the Julio Prestes Station. Photo: Eduardo Costa and André Kobashi 2011.

Since the early decades of the XIX century, in the bor-dering streets outside the commercial concentration promoted by developers, the government installed a highly prestigious facility, Jardim Público da Luz (1825). Subsequently, Estação da Luz (1825), an urban sector committed to the city’s metropolitan destiny, was created. Adjacent to Estação da Luz, commercial and hotel facilities were created that transcended, ever since their in-ception, the strictly local demands.

The Plano das Avenidas [Boulevards Plan] was drafted in 1930 by a Prestes Maia engineer originally seeking a systemati-zation of the road network by creating a new structure for the center. “Although the proposal [...] emphasized the central area roadway issues, the physical organization of urban functions re-lated to circulation and accessibility rather exceeded this limit” (Meyer, 1999b: 24). Throughout the following four decades, the installation of a metropolitan level structure was based on the model proposed and implemented since 1930, including the design of the ring road, the delimitation of radial roads and the north-south cross-sectional road axis.

The process of decline remained unchanged despite the transfer of activities from Central Bus Station to Terminal Tietê (new central bus station) (1982) and the first subway line (1974) with the Luz Station. The index of “slum tenements” increased, and drug trafficking activities in the neighborhood streets began.

Thus, from the 1970s, Luz district became the object of interventions, both in specific projects and in its area being inclu-ded in several projects. E.g.:

1. The creation of a Preservation and Recovery Zone (1974).2. The Cultural Luz Project (1984).3. The programs Centro Seguro (Safe Center) and Ação Local (Lo-

cal Action) (1991).4. The São Paulo Centre - Urban and Functional Re-qualification

Program (1993).5. The Operação Urbana Centro (Urban Center Operation)

(1997).

6. The Pólo Luz Project (1998), from which the renewal of Pina-coteca do Estado (museum), Julio Prestes Station (transformed into a São Paulo concert hall) and Luz Station resulted.

7. The Monumenta/BID (2000).8. The Nova Luz Project (2005).9. And the Portuguese Language Museum (2006).

Image 2: The Pinacoteca do Estado Museum, situated in Luz district. Designed by

architect Paulo Mendes da Rocha (Pritzker Prize 2006). Photo: Eduardo Costa 2011.

Image 3: The inside of the São Paulo concert hall. Photo: Eduardo Costa 2011.

Image 4: Luz district. Photo: Eduardo Costa and André Kobashi 2011.

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Iconic Buildings and City MarketingThe Central Area of São Paulo

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Despite the effort in drawing connections for the region, the fragmented process of urbanization (a result of land ownership characteristics) generated an urban mesh that was discontinuous and largely inefficient. This process of unsatisfactory integration spanned the entire twentieth century with no solution.

In this study, the focus is on a recent intervention in Luz district: the Complexo Cultural Teatro da Dança (the Cultural Complex–Dance Theater).

São Paulo’s Cultural Complex–Dance Theatre

The purpose of the Cultural Complex–Dance Theater is to be one of the country’s most significant centers for the perfor-ming arts, specifically designed for dance, theater, musical and opera performances. The implantation site, at Luz district, encom-passes the quad formed by Júlio Prestes Square, Duque de Caxias Avenue, Rio Branco Avenue and Helvética Street. The land area is 37,000m² (approx.), and the floor area is 90,000m² (approx.).

Image 5: Old bus station demolished. On site will be built the Dance Theatre. Photo: Eduardo Costa and André Kobashi 2011.

First, the State Secretary of Culture commissioned the Bri-tish company TPC Theatre Projects Consultants to define the pro-file of the future complex and detail the program of each item. Their technicians studied and analyzed the city to scale a theater of unique features.

Based on this study, the Secretary selected internatio-nal offices of architects who might be interested in developing the project: the English Norman Foster, the Argentine living in the USA Cesar Pelli, the Dutch Rem Koolhaas and the Swiss offi-ce Herzog & de Meuron. “We wanted notables”, confirms João Sayad, the Secretary of Culture (Miranda, 2008). The selection mainly considered that these offices are “negotiators and flexi-ble”. “They have to subject architecture to theater quality. There are many works out there that have been harmed by the archi-tectural shape. We did not just want a theater turned sculptural work”. Another criteria proposed by the Secretary was that the ar-chitecture should be innovative and that it would blend into the

landscape of the region. Sayad stated that the design intent was to renew, “shock” the city (Miranda, 2008). “We wanted to cause a scandal in Brazilian architecture. In a good way” (Projeto&Design, 2009: 34). According to the Secretary, this work “will definitely put São Paulo on the map of major international architectural projects” (Projeto&Design, 2009: 34). The firm selected to design the project was Herzog & de Meuron.1

The Secretary states that the Swiss firm offered some fea-tures he deemed critical, including “their great interest in doing a project in Latin America, especially in Brazil, time availability, compared to other offices, in addition to the intention of inves-ting in the country” (Projeto&Design, 2009: 35). The selection also considered that they were Pritzker award winners. In the Secretary’s assessment, “Foster’s, Peli’s and Koolhaas’ architec-ture makes their projects easily recognizable anywhere in the world, whilst Herzog & De Meuron’s is always innovative, unusual” (Projeto&Design, 2009: 35).

The Brazilians Oscar Niemeyer and Paulo Mendes da Ro-cha, also Pritzker award winners, were dropped, according to the Secretary of Culture, João Sayad, because “they already had other projects in the city” (Projeto&Design, 2009: 35) and because they wanted to avoid a bid since it “would generate the possibility of changes to the project” (Miranda, 2008).

The decision provoked diverse opinions among the Brazi-lian architects. Some advocated in favor of the Swiss because of their architecture; however, the vast majority criticized the man-ner in which the selection was made. The Institute of Architects of Brazil (Instituto dos Arquitetos do Brasil - IAB) recommends ope-ning public tenders (bids) for single public works.

Cesar Bergstrom, Urbanism director of the National Asso-ciation of Architectural and of Consulting Engineering Companies (Sindicato Nacional das Empresas de Arquitetura e Engenharia Consultiva - Sinaenco), wrote a press release stating that the de-cision of then Mayor José Serra was “reversed xenophobia and a demerit for the Brazilian architecture” (Sinaenco, 2008). He reported that such a definition resulted from the completely erroneous interpretation of the Bidding Law (Lei de Licitações) 8.666/93, wherein the article claiming “bidding is unenforceable when the competition for the commissioning of technical ser-vices [...] of singular nature, with professionals or companies of recognized expertise is infeasible” (Sinaenco, 2008) appears. In a competition that involves the construction of a cultural complex of approximately 19,000m2, three theaters and that will host two key state government cultural areas, with a total investment of R$ 300 million, “it is simply absurd to allege bidding unfeasibility and exclude the Brazilian offices of architecture”, states Bergstrom (Si-naenco, 2008).

Continuing his reasoning in Bravo magazine (a signi-ficant national cultural magazine), Bergstrom advocates the commissioning of national architects, stating that “the problem

1 It’s posible to see the Project in: http://www.herzogdemeuron.com/index/pro-jects/complete-works/326-350/343-sao-paulo-cultural-complex-luz/IMAGE.html

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Speech is a city marketing tool. It is used as a manner of consolidating a political performance, including urban interven-tions, and gaining popular support. For speeches related to the cultural buildings of São Paulo center, there is a clear strategy of overshadowing the true urban and social conflicts of the region. This form of persuasion causes the population, influenced by the “cultural” speech, to believe that new cultural attractions suffice to renew the region. This unilateral speech is also used as propa-ganda to attract partnerships and gain local and even worldwide visibility. Therefore, we note that speeches were used as a form of city marketing to attract popular support and future investments.

Another aspect related to city marketing is the integration of architectural icons. These icons attract attention because of their scale, monumentality and unusual architecture and are used in many countries worldwide. The Cultural Complex–Dance Theatre of São Paulo combines all the elements listed to become an “icon” of local and international architecture. Its inclusion will change the urban landscape in the Luz area and all local spatial dynamics.

As in other city marketing operations, architects were selected from among the renowned names in the international media. The added value of the “brand” that signs the project is more significant than its spatial, functional or symbolic qualities. The architect’s signature is, thus, used as a form of city marketing. According to Hazan (2003), contemporary icons gain further visi-bility because “they are designed by world-renowned architects, who with their professional recognition, help to mystify those works since their inception”.  Thus, only foreign, Pritzker award-winning architects were invited to the Cultural Complex Project.

Furthermore, demonstrates the local government’s lack of interest in the impact of the Cultural Complex on its surroun-dings. There is full awareness that the new equipment will likely not reverse the state of abandonment and precariousness in the area. Although urban development projects belong to another administrative sector, a notorious lack of urban and social cri-teria guided the idealization of the project. Was the analysis of the area not considered? Is a “cultural” building a priority for the area? We should stress that the region already hosts cultu-ral buildings, all of great relevance for the city, e.g.: Pinacoteca do Estado (museum), Estação Pinacoteca (museum), Sala São Paulo (largest concert hall in the state), Portuguese Language Museum (two of these works are signed by the architect Pau-lo Mendes da Rocha, the Pritzker award winner of 2006). This unique architectural complex, whose construction began in the 1990s, insignificantly changed the deplorable state of the Luz district (Medrano, 2010).

Another critical finding is the configuration, in the case studied, of the city-company-culture concept, combining money and power with art and culture. This strategy, according to authors such as Arantes (2007), does not bring benefits to cities and most residents. The urban development plan for the su-rrounding areas of the Dance Complex, named Nova Luz (New Luz), was commissioned by two major private corporations, the construction company Odebrecht and the corporate group hea-ded by the incorporator Company S.A. Both the control of the urban plan for the area and dialogue with local players involved

would be best addressed by a national office, because the struc-ture relates to the country’s culture” (Orsolini, 2008) and adds, citing the lack of a Brazilian identity, “If we were talking about an administrative building, for example, the structure is almost universal, I would agree then that they would bring a significant contribution. In the case of a dance theatre, the building must have a Brazilian identity” (Orsolini, 2008). Meanwhile, the Brazi-lian architect Paulo Mendes da Rocha, responsible for projects such as the Brazilian Museum of Sculpture (Museu Brasileiro de Escultura - MuBE) criticized the reaction of Brazilian architects that opposed the decision of the Secretary of Culture as “corpo-ratist and reductionist” (Orsolini, 2008). Noting what matters in the assessment of that impasse, for this study, demonstrates the lack of dialogue.

Another common criticism at the time regarded the work cost and the architects’ fees. The state government estimated that the total cost of the construction project of the Dance Thea-tre of São Paulo would be 160 million US dollars. According to the Secretary of Culture, the contract signed with the office Herzog & De Meuron predicts the payment of a commission between 6.5% and 8.5% of that value, which means approximately bet-ween $ 10.4 million and $ 13.6 million. These values are much higher than those usually paid to national architects, whose fees, for works of such scale, are approximately 2% of the work value.

The Government of São Paulo defends itself from cri-tiques by stating that the Swiss office selection is supported by Federal Law (Lei Federal) 8.666 of 1993, which determines that “bidding is unenforceable when the competition for the commissioning of technical services of singular nature, with professionals or companies of recognized expertise is infeasi-ble” (Thuswohl, 2009). “Creating a few scandals is part of our job prescription” (Antunes, 2008: 27), states Sayad. “I have the impression I would find the same reaction in other professions. The hoopla and buzz are welcome, and expected. Let us hear the criticism from national architects. This is the most signifi-cant activity of national policy, to exchange ideas”, he conclu-ded (Antunes, 2008: 27).

Visibly, “creating a scandal” is the local Secretary of Culture’s proposal for an area with serious social problems, in-cluding the lack of a comprehensive urban plan, which considers the problems associated with the housing sector, safety and the development of local trade. Clearly noticeable, the goal of desig-ning an “iconic building” results from the effect of urban renewal strategies advocated by city marketing.

Therefore, as clearly noticeable by the local government, the goal of designing an “iconic building” results from the effect of urban renewal strategies advocated by city marketing.

Final considerationsA critical analysis of city marketing tools in comparison

with the strategies used in the conception and design of the Cultu-ral Complex–Dance Theatre results in the following considerations:

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Iconic Buildings and City MarketingThe Central Area of São Paulo

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(residents, traders, etc.) did not exist. This type of “strategic ope-ration”, in which public goods serve the private interests, has oc-curred in recent decades in many parts of the world – and was challenged by several authors (Borja, 2001; Harvey and Smith, 2005). Its belated action in a country with serious social pro-blems like Brazil accentuates the misconceptions of their ideolo-gical, economic and urban matrices.

Image 7: Street in Luz district. Precarious urbanization and social problems near ico-

nic buildings. Photo: Eduardo Costa and André Kobashi 2011.

The inclusion of the Cultural Complex–Dance Theatre of São Paulo has a strong city marketing appeal, which transforms it into a high-impact urban project. The manner whereby it is being introduced, without a single study between the building and su-rrounding areas, will not generate benefits for the neighborhood and resident population. Regardless of the partnerships establis-hed to enable the process, it should be the government’s obliga-tion to control the urban plan in the area and its meeting of local needs. Iconic buildings, when required, should be accompanied by careful design and urban planning, addressing the different players involved. In this particular case, a thorough analysis of the local social and urban reality is essential. Without this analysis, the intervention will only generate occasional benefits, the op-posite of what could be an extensive project, whereby the people of the Luz area could benefit from an urban structure consistent with the historical relevance of the neighborhood and the quality of the cultural buildings installed.

Image 6: Model of the Cultural Complex–Dance Theater. Photo: Eduardo Costa and André Kobashi 2011.

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ARTÍCuLOS 4343

Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 43 - 52 Artículos24

ResumenUtilizando las teorías de los imagina-

rios urbanos y las representaciones sociales yuxtapuestas en el espacio metropolitano, se presenta un proceso metodológico alterno que reconstruye gráficamente la visión espa-cial del Otro. Esto posibilita la generación de políticas públicas de alteridad, así como la dis-criminación de estrategias espaciales vincula-das a orientar las decisiones gubernamentales para la planeación de los usos del suelo me-tropolitano.

Palabras claves: planeación metropo-litana, política pública, visión del Otro.

AbstractUsing the theories of urban imagina-

ries and social representations, juxtaposed the metropolitan area, has found an alter-native methodological process graphically reconstructs the spatial vision of the other, allowing it to generate public policies of otherness and discrimination spatial stra-tegies linked to guide government plan-ning decisions in metropolitan land uses.

Key words: metropolitan planning, public policy, vision of the Other.

ResumoUsandAo as teorias de imaginários

urbanos e representações sociais, justapos-tas da área metropolitana, encontrou um processo metodológico alternativa recons-trói graficamente a visão espacial do outro, o que permite gerar políticas públicas de alte-ridade e discriminação estratégias espaciais ligados a orientar as decisões de planeja-mento do governo no uso do solo metropo-litano.

Palavras-chave: metropolitana de planejamento, políticas públicas, a visão do Outro.

* Este artículo hace parte de la investigación El proceso expansivo en la territorialidad metropolitana desarrollada en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León y financiada por el Programa de Apoyo a la Investigación Científica y Tecnológica de la misma institución, 2010-2012.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

Políticas públicas de alteridad como guías metropolitanas

el caso de monterrey, n.l. méxico Public policies otherness as guides metropolitan:

The case of Monterrey, N.L. México

Política Pública orienta alteridade metropolitanaE caso de Monterrey, N.L. México

Eduardo Sousa-GonzálezDoctor en Arquitectura y Asuntos Urbanos

Universidad Autónoma de Nuevo Leó[email protected]

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Eduardo Sousa-González

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Eduardo Sousa-González

Arquitecto, Magister en Plani-ficación Urbana y Regional y Doctor en Arquitectura y Asuntos Urbanos. Profe-sor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Nuevo León, miembro del Sistema Nacional de Inves-tigadores (CONACYT) y de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Es líder del Cuerpo Académico Consolidado de Aspectos Urbanos CAC-207 y ha traba-jado para el Estado de Nuevo León ela-borando planes de desarrollo municipal. Su línea de trabajo está vinculada con la planeación metropolitana.

Introducción

Emprender investigaciones relacionadas con áreas metropolitanas

y procesos de planeación espacial requiere de un acotamiento

metodológico exhaustivo en virtud de las múltiples aristas

disciplinares que convergen, sobre todo, si se pretende

enmarcar la planeación en la esfera que la vincula a la noción

de contemporaneidad líquida.1 Para esta tarea, se propone

visualizarla metodológicamente desde tres fases operativas.

La primera fase es considerada la de mayor dosis de abstracción porque enlaza la forma en que el individuo anclado a su espacio identitario construye un imaginario de su hinterland mediático. Dicho imaginario proveniente de los pobladores-imaginantes cons-tituye el “imaginario’s urbano’s” en plural como propone Daniel Hiernaux (2006: 29), el cual, se produce en un proceso secuencial de “acción imaginante” (Bachelard, 1994: 9) represen-tando la visión del Otro: la mirada desde la alteridad (Augé, 1996; Habermas, 1999; Lévinas, 1975; Ricoeur, 2008). Esto se considera el insumo básico para la generación de las aquí denominadas políticas públicas de alteridad.

La segunda fase se relaciona con la interpretación de esta visión derivada de la otredad en el espacio urbano. ¿Cómo se explicaría? La fórmula que se propone está asocia-da con la teoría de las representaciones sociales de Serge Moscovici (Mora, 2002), para lo que se plantea la utilización de entrevistas directas de orientación cualitativa que generen mapas mentales y su ulterior dilucidación.2

La tercera fase tiene la finalidad de anclar la noción de imaginario urbano (Casto-riadis, 1997) a la teoría de las representaciones sociales (Mora, 2002) y yuxtaponerlas a la planeación de los usos del suelo metropolitano. La intención es generar argumentos teó-ricos que sustenten los avances metodológicos de la planeación urbana proporcionando lineamientos operativos para la toma de decisiones que incorporen la visión de la otredad (Lefebvre, 1983). En este proceso se instituyen las políticas públicas de alteridad.

El documento parte del siguiente supuesto: la generación y discriminación de ac-ciones de política pública para la estrategia espacial urbana como parte del proceso de planeación está articulada con la realidad social existente y su correspondiente represen-tación imaginaria territorial. Esto genera un producto físico, real, concatenado e interde-pendiente que se construye como parte de procesos urbanos específicos, los cuales, se superponen y yuxtaponen a los modos de vida de la sociedad radicada en el lugar.3

1 Concepto definido en otras investigaciones (Sousa, 2011) desde cuatro posiciones teóricas: la antropológica de Marc Augé (2005), la sociológica de Zygmunt Bauman (2009), la filosófica de Hanna Arendt (2002), Henry Lefebvre (1980) y Gastón Bachelard (2005), y la ecléctica de Eduardo Sousa (2010).

2 Por limitaciones de espacio no es posible profundizar en la teoría de las representaciones. En esta fase sólo se muestra el caso de estudio agrupado en los mapas metales correspondientes.

3 Se distingue como variable dependiente la generación y discriminación de acciones de política pública para la estrategia espacial urbana. Las variables independientes son la realidad social existente y su representación imagi-naria en el territorio.

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Políticas públicas de alteridad como guías metropolitanas El caso de Monterrey, N.L. México

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El espacio urbano: un apunte interpretativo desde la visión

imaginaria (primera fase)

A continuación se aborda de manera sucinta la espacia-lidad urbana desde la noción de los imaginarios urbanos. El con-cepto de imaginario no es nuevo. Según Wunenburger (citado en Arruda y De Alba, 2007) desde el siglo XIX se encontraba en el ámbito de los términos de la fantasía y la imaginación: aquel indivi-duo entregado a las ensoñaciones pero, incluso desde Platón,4 este asunto era concebido en los términos descritos anteriormente. En el siglo XX, como lo menciona Daniel Hiernaux (2006), la cuestión de los imaginarios se convirtió en una moda y adquirió connota-ciones diferentes en la medida en que otras ciencias retomaron el concepto y le otorgaron a los componentes subjetivos propieda-des producidas por la persona en tanto individuo socializado. Así, la construcción de los imaginarios urbanos es un proceso secuen-cial que agrupa el conjunto de formas e imágenes de la ciudad donde la acción imaginante (Bachelard, 1994) de un individuo o grupo puede proporcionar información sobre la manera en que ellos interpretan el lugar como testigos presenciales de su trans-formación, posibilitando la generación de estrategias de política pública territorial ancladas al territorio (Canto, 2010).

Cornelius Castoriadis (2001) propone dos tipos diferentes de imaginarios sociales:5 el imaginario radical y el imaginario so-cial instituyente e instituido. Primero habría que considerar que el autor reconoce los imaginarios en términos de la psique como re-ceptora de impresiones y como formadora del individuo ex nihilo (creado a partir de la nada) para explicar, entre otras cosas, el ima-ginario social y a la sociedad y sus transformaciones. La planea-ción de los usos del suelo en una ciudad no es un tema abordado por Castoriadis (2001) en esta esfera de los imaginarios, no obs-tante, es en el concepto de la sociedad y sus transformaciones donde se propone establecer un común denominador que rela-cione el planteamiento de los imaginarios castoriadisianos con el proceso de planeación expansivo de los usos del suelo en una ciudad, ya que la transformación de una sociedad urbana en la óptica imaginaria considera que el ensanchamiento del suelo se vincula al asentamiento físico de los pobladores. Aquí es donde deben reinterpretarse los procesos metodológicos que generan las estrategias de política pública conectadas a la expansión del lugar.

Para entender el imaginario radical (radical: fundamental, esencial, básico) y, sobre todo, el argumento ex nihilo es preciso señalar que Castoriadis (2001) se basa en la idea del primer con-tacto, es decir, en la socialización inicial de un individuo al nacer.

4 Ver diálogos de Platón relacionados con el “sensualismo y movilismo” (Rodis-Lewis, 1981: 224-225).

5 Entendiendo por imaginario social “lo que mantiene unida a una sociedad otor-gándole su singularidad, diferenciándola de otras sociedades” (Castoriadis, 1981 citado por Banchs, 2007: 54).

Según Zapolsky (2010) y Banchs (2007) ese primer contacto es una realidad de naturaleza biológica inicial: “boca-pecho-placer-leche” que forma las imágenes radicales y la capacidad de ima-ginar y representar las características de su espacio vivencial, lo cual, posibilitaría generar información para formar las políticas públicas espaciales.

Por otra parte, el imaginario social instituyente (Castoriadis, 1997) es el ente integrador de las instituciones que componen a la sociedad, por lo tanto, es el eje rector de la vida de los individuos y el que genera el sistema institucional que rige las organizaciones sociales (Banchs, 2007).6 El imaginario instituido, por el contrario, es el proceso de destilación por el cual se cristalizan y solidifican las instituciones “asegurando la continuidad de la sociedad” (Cas-toriadis, 2001: 96).

Hasta aquí se ha descrito en términos muy generales la interpretación de los imaginarios y su relación con el espacio ur-bano, a continuación se aborda la forma de interpretar estos con-ceptos para generar políticas públicas de alteridad.

El proceso de interpretación del imaginario: las representaciones sociales (segunda fase)

Los imaginarios y la teoría de las representaciones tienen una relación directa con la psicología social y los estudios socio-cognitivos. Autores como Banchs (2007) y Abric (2001) aseguran que la teoría de las representaciones nació en 1961 con Serge Moscovici, mientras que Lefebvre (1983) afirma que el concepto emergió años atrás con Martín Heidegger.

Los mapas cognitivos derivados de la representación so-cial y su referencia con la construcción social de la realidad son generados por cuatro componentes: el psicológico, el social, el simbólico y el real. Aquí se propone que estos cuatro elementos deben estar inmersos en el territorio y se seleccionan tres espa-cios contenidos en la metrópoli: espacio I: mediático, represen-tado en el hinterland inmediato de la vivienda del poblador; espacio II: intermedio, del grupo social de referencia representa-do en una colonia, un sector o un municipio; y espacio III: metro-politano, que es el lugar de concurrencia identitaria de los sujetos metropolitanos.

Las representaciones sociales son consideradas por algu-nos autores (Abric, 2001; Gutiérrez, 1998; Jodelet, 1986; Mora, 2002) como aquella forma de producción cognitiva que enlaza a una persona y/o grupo social en un contexto socio-histórico de-terminado y que genera universos de opinión de dos caras, una figurativa y otra simbólica, por lo que sería posible atribuir a “toda figura un sentido y a todo sentido una figura” (Mora, 2002: 7).

6 Instituciones como las de procuración de justicia, las tributarias, las de asistencia social, las de seguridad, las de la planeación urbana y otras.

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Aunque las representaciones pueden tener variantes in-terpretativas, lo que interesara para los propósitos inmediatos de la planeación urbana es, por un lado, reconocer la influencia que tiene la representación sobre las imágenes generadas por los pobladores, las cuales, tenderían a sintetizar un conjunto de significados propios que surgen de los sujetos. Estos significados pueden ser utilizados por los tomadores de decisiones para dis-criminar las acciones de política pública y la ejecución de las es-trategias espaciales en los diferentes espacios considerados para la metrópoli (I, II, III) y en los distintos escenarios futuros del lugar.

Los pobladores de un espacio metropolitano tienen una opinión sobre las necesidades de equipamientos, infraestructura y mobiliario urbano pues les atañen directamente en su cotidia-nidad, además, poseen una cosmovisión, un imaginario urbano de la forma que debieran tener sus espacios de referencia I, II, III. De ahí la propuesta de vincular el tema de la alteridad compatibi-lizada a la que hacen mención otros escritos (Sousa, 2010).

Finalmente, las representaciones sociales se deben enten-der en el marco de cuatro elementos interrelacionados: el sujeto cognoscente, el objeto cognoscible, el Otro o Alter como lo deno-mina Gutiérrez (1998: 215), “el entorno humano más próximo de la persona que se investiga”, y el espacio territorial de referencia, ya sea la metrópoli o el adyacente al lugar (Sousa, 2010).

A continuación se aborda la metrópoli de Monterrey, Nuevo León, México, a partir de una metodología alternativa vinculada a la planeación de los usos del suelo, la cual, desafía las formas tradicionales que utilizan los gobiernos para generar políticas públicas de alteridad. Para tal efecto se aplica la argu-mentación teórica descrita en las fases 1 y 2, y se enlaza con la construcción de mapas mentales que incorporan “el territorio del Otro” (Jodelet, 1986: 100).

El estudio de caso: la representación social de Monterrey (tercera fase)

Apunte metodológico

El propósito es generar mayor eficiencia, eficacia y efecti-vidad en las acciones territoriales del gobierno desde dos enfo-ques incluyentes. El primero, está orientado a la exploración de la percepción imaginaria del sujeto mediante mapas mentales en el ámbito de su cotidianidad en el espacio I: mediático y en el espacio II: intermedio por medio de las siguientes preguntas: ¿Qué requerimientos de infraestructura y/o de equipamiento y otros precisamos en nuestro espacio-público mediático (barrio, manzana, cuadra, alrededor)? ¿La institución gubernamental entiende nuestras necesidades mediáticas sentidas? ¿Cómo se percibe en el espacio (la colonia, el sector, la zona, el municipio)

la infraestructura instalada? ¿Las acciones institucionales de polí-tica pública son las adecuadas?

El segundo enfoque está referido a capturar la visión ima-ginaria del espacio III: metropolitano, preguntando lo siguiente: ¿Cómo se interpreta la orientación del crecimiento en su entor-no? ¿Cómo se visualiza el Monterrey del futuro? ¿Las acciones gubernamentales son las adecuadas para el control expansivo de la metrópoli?

Se realizaron tres grupos de enfoque y en ellos se reco-pilaron 255 mapas mentales. A cada grupo se le explicaron los objetivos de la investigación con su correspondiente rapport (Ta-ylor, 1987) y se les solicitó a los participantes que elaboraran un dibujo bosquejando los problemas percibidos inherentes a su es-pacio cotidiano, por ejemplo: la infraestructura vial, los servicios municipales-estatales, el equipamiento, las características de los usos del suelo e, incluso, de sustentabilidad. Se les exhortó a que anotaran en el reverso de la hoja el tema y una explicación de su dibujo.

El primer grupo, denominado SEP-Básica, está compuesto por estudiantes de primaria (P) y secundaria (S) del sistema edu-cativo estatal perteneciente a la Secretaría de Educación Pública (SEP), con edades entre los 11 y los 16 años. Aquí se recolectaron 233 mapas mentales elaborados en casa junto con alguno de sus tutores, representando el ayer (tutor) y el ahora (estudiante). (Véase Cuadro No. 1, Cuadro No. 2 y Gráfico No. 1).

El segundo grupo, identificado como Estudiantes UNI (EU), está formado por estudiantes universitarios de licenciatu-ra, maestría y doctorado de diferentes facultades y semestres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad de Monterrey y el Instituto Tecnológico de Monterrey. La estrate-gia metodológica para la recopilación de las entrevistas se basó en la aleatoriedad. (Véase la localización espacial de los esta-blecimientos educativos participantes en la investigación en el Cuadro No. 1).

En el tercer grupo, denominado Población Abierta (PA), la estrategia de recolección fue la de elección al azar tratando de entrevistar a un grupo reducido de individuos en diferentes sitios del área metropolitana de Monterrey, en su mayoría, centros co-merciales y otros lugares similares.

Sistematización e interpretación de los mapas mentales: visión cualitativa

Los tres grupos de enfoque fueron clasificados en dos categorías: la horizontal (longitudinal), agrupándose en un pro-ceso mutuamente excluyente y la vertical (transversal), congre-gándose en función de sus elementos comunes. Estas acciones permitieron generar una tipología relacionada con el contenido del dibujo (véase Cuadro No. 2) y unas bases de datos para cada uno de los grupos, posibilitando la obtención de las estadísticas pertinentes.

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Cuadro No. 1. Características de las entrevistas y su localización metropolitana. Fuente: Elaboración propia.

Cuadro No. 2. Sistematización de las entrevistas: problemática percibida . Fuente: Elaboración propia. *I, II, o III hace referencia al espacio I: mediático, espacio II: intermedio y espacio III: metropolitano.

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De la exploración de los componentes que constituyen los mapas cognitivos (el enunciado, la narrativa y los elementos) mostrados en el Gráfico No. 1 (véase los dibujos 1, 2 y 3) y re-feridos al espacio I: mediático y al espacio II: intermedio, es cla-ro cómo sus elementos definen el límite vertical representado por el cerro La Silla y el horizontal por las vialidades.7 También se evidencia el universo de dos caras (Mora, 2002) mencionado en párrafos anteriores: el simbolismo estaría representado por la transformación urbana-metropolitana, anclada y objetivada en el antes-después del dibujo y lo figurado en las diferencias espacia-les representadas en la modificación de los usos del suelo.

Las principales problemáticas que emergieron de estas representaciones son:

1. Deficiencias en los servicios municipales: recolección de ba-sura y vigilancia.

2. Pérdida de áreas verdes y de recreo. 3. Obstrucciones de cañadas provenientes del cerro La Silla.4. Incrementos en las vialidades y el tráfico vehicular. 5. Ocupación del suelo por viviendas en áreas húmedas inade-

cuadas. 6. Mezcla de usos del suelo incompatibles: expendios de gaso-

lina con otros usos. 7. Urbanización de los cerros.

7 El cerro La silla es un componente identitario del estado de Nuevo León. Según Abric (2001: 15) estos elementos “definen la identidad y permiten la salvaguarda de la especificidad de los individuos y de los grupos”.

Aquí debe reconocerse que la problemática urbana repre-sentada en el Gráfico No. 1 refleja múltiples aristas de convergen-cia y que los mapas mentales fueron elaborados por estudiantes de diferentes edades, planteles educativos y grados cursados. ¿Qué indicaría esta evidenciada correlación positiva? Se cree que por lo menos tres cosas:

1. Se refuerza el razonamiento sobre los grupos de enfoque explorados.8

2. Esta generación de ciudadanos aludida, representa a niños-adolescentes menores de 18 años y por tal motivo, sus vo-ces están apagadas, disminuidas y sin valor electoral; son considerados como individuos-imaginantes sin importancia colectiva espacio-temporal: ciudadanos no-ciudadanos, ni-ños sin derecho a la ciudad, o mejor, sin derecho a intervenir en la construcción espacial del lugar: una paradoja, o como diría Henry Lefebvre (1983) una aporía, una “contradicción insoluble” (Sousa, 2010: 233).

3. Queda evidenciada la necesidad de consultar a la ciudada-nía incluyendo a estos grupos generacionales ya que repre-sentan, además de una visión del Otro, la concientización de la importancia de las acciones de sustentabilidad y control del medio urbano para los futuros pobladores con derecho a la ciudad, que serían ellos, precisamente.

8 En México la edad para ejercer el derecho al voto es de 18 años.

Gráfico No. 1. Dibujos de mapas mentales*. Fuente: Elaborados por los participantes de los grupos de enfoque.

*Por limitaciones de espacio solamente se presentan cuatro mapas de los 255 recopilados. Los mapas 1, 2 y 3 fueron dibujados por estudiantes entre 11 y 16 años. El mapa 4 fue dibujado por una estudiante de maestría.

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4. Aunque las entrevistas no son los únicos instrumentos po-sibles, queda justificada su utilización ya que es un insumo alternativo que vincula la planeación metropolitana con las políticas públicas de alteridad.

Finalmente, con respecto al el mapa mental 4 del Gráfico No. 1, el cual fue elaborado por una estudiante de maestría, es importante subrayar la percepción que ella tiene del ambiente metropolitano y la perspectiva futura de las acciones de política pública estatal que identifica con el proyecto de infraestructura del “túnel cerro La Silla”, que pretende comunicar el lado oriental de la ciudad con el poniente a través de un túnel de 1.6 km. que perfora el cerro La silla. La interpretación de ese mapa cognitivo es:

• Como una profanación futura del espacio sagrado mencio-nado por Barabás (2004) y una desconfianza en la operacio-nalización de las políticas públicas y los funcionarios que las representan.

• Como una obra de infraestructura que detonará la urbaniza-ción, generando una ciudad alterna e incrementando la con-taminación y la saturación vial.

Sistematización e interpretación de los mapas mentales: visión cuantitativa

El procedimiento metodológico para la sistematización de los 255 mapas cognitivos aplicados en el área metropolitana de Monterrey que permitieron generar las bases de datos para el análisis estadístico, se compone de cuatro procesos:

1. Reformular las preguntas para agruparlas y hacerlas compati-bles para los tres grupos de enfoque.

2. Hacer compatible la problemática urbana permitió obtener un listado de 24 problemas urbanos comunes asociados a va-riables dependientes o independientes (Véase Cuadro No. 3).

Cuadro No. 3. Problemas urbano-metropolitanos y variables asociadas: la visión desde la otredad. Fuente: Elaboración propia.

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3. Crear una base de datos: se contabilizo en cada uno de los 255 mapas cognitivos y para cada grupo de análisis, cuántos de los 24 problemas urbanos eran mencionados.9 Esto ge-neró, a su vez, cuatro bases de datos: dos para el grupo SEP-Básica secundaria y primaria (S y P), una para Estudiantes UNI y otra para la Población Abierta (Véase Cuadro No. 4).

4. Explorar y deducir las estadísticas: se realizó el análisis esta-dístico a partir de las bases datos y se utilizó el Paquete Esta-dístico para las Ciencias Sociales SPSS, desprendiéndose las precisiones pertinentes.

Por limitaciones de espacio no es posible profundizar estadísticamente en cada uno de los grupos de enfoque, por lo que solamente se mencionará lo relativo a la correlación bivarial y a la regresión lineal múltiple. Para el coeficiente de correlación r (Ferrán, 2003) se utilizaron tres estimadores: Pearson, Kendall

9 En cada grupo de enfoque se seleccionaros los cinco problemas con mayor pun-tuación y posteriormente se conjuntaron para todos los grupos, obteniéndose la clasificación mostrada en el Cuadro No. 4.

y Sperman planteándose como hipótesis nula que el coeficiente r es igual a 0, donde H: p = 0 y H¹: p ≠ 0. En los grupos SSA2V y SSA1H se localiza el coeficiente r de mayor valor (0.881),10 re-chazándose la hipótesis nula. Esto es interpretado como: a mayor incidencia de la problemática urbana en el espacio II: intermedio representada en la categoría SSA2V, mayor será la ocurrencia de estos mismos problemas en el ámbito del espacio I: mediático del grupo SSA1H. (Véase Cuadro No. 4).

Para la regresión lineal múltiple (Y = B0 + B1 X1 + Bn Xn) se tomó como variable dependiente (Y) el grupo SSA2V y como predictoras (X): SSA1H, SSI2V, SPA2H, SPAI2V, EU3H. Lo que arroja la regresión en términos estadísticos es que la correlación lineal entre las variables predictoras (X) y la dependiente (Y) revela un alto grado de asociación (95.1%). Aún más, el coeficiente de de-terminación (r²) demuestra que el 90.4% de la variación puede explicarse por la relación lineal X-Y. El coeficiente de determina-

10 Hay que recordar que se reconocieron cinco problemáticas principales en cada uno de los cuatro grupos de análisis, lo que implica que la correlación está rela-cionada a ellas.

Cuadro No. 4. Grupos de análisis. Fuente: Elaboración propia. * “SS” (estudiantes SEP-Secundaria), “A” (mapa Antes-Después), “2” (número consecutivo de mapa), “V” (análisis Vertical), “H” (análisis Horizontal), “SP” (estudiante SEP-Primaria), “EU” (Estudiante Universitario) “PA” (Población Abierta).

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ción ajustado evidencia un alto porcentaje (87.7%), indicando que sólo el 12.3% de la variación no puede ser explicada por la ecuación de regresión.

De esto se desprenden algunas deducciones estadísticas:

• Entre los estudiantes de secundaria (SS) existe un alto gra-do de relación entre pares de categorías “SSA1H”, “SSA2V y SSI2V”, apreciándose similitudes en la elección de algunos problemas urbanos, por ejemplo: acciones gubernamenta-les adecuadas para resolver los problemas de crecimiento urbano “acgubad”, acciones de política pública consensuadas con la población “acppco” y disminución de contaminación atmosférica por desechos al río Santa Catarina “disco”. Todos ellos con 0 casos, es decir, que ninguno de los pobladores-imaginantes seleccionaron alguna de estas opciones (Véase Cuadro No. 4).

• En la regresión lineal múltiple se eligió como variable de-pendiente la categoría SSA2V y como predictoras otras cin-co categorías, resultando alto el grado de correlación lo que indica una relación directa entre los problemas urbanos que caracterizan a ambos tipos de variables. Con esto es posible estimar los parámetros X y predecir el comportamiento de la problemática urbana (Levin, 2004; Triola, 2004), que será tra-tado en otras investigaciones.

ConclusionesCon la exploración que involucra técnicas cualitativas y

cuantitativas queda demostrada la importancia de incorporar instrumentos como los aquí utilizados para la generación y dis-criminación de estrategias espaciales vinculadas al proceso de planeación de los usos del suelo. Estas estrategias convertidas en políticas públicas e incorporadas en la agenda de gobierno contienen las necesidades sentidas y la percepción visualizada espacialmente por el poblador-imaginante. Eso es lo que hace significativa la instrumentación presentada ya que no sólo mues-tra la perspectiva del poblador, sino que puede ayudar a com-patibilizar la visión del habitante urbano con la del funcionario gubernamental, el tomador de decisiones, haciendo más eficien-te la inversión pública.

Ha quedado demostrado el vínculo estrecho entre el ám-bito teórico de los imaginarios y su particularidad para ser recons-truidos gráficamente y utilizados de forma alternativa en la toma de decisiones relacionadas con el planeamiento urbano. Es impor-tante subrayar en este estudio de caso, como una forma de corro-borar la congruencia de los hallazgos presentados, que tanto la problemática individual derivada de cada uno de los tres grupos de análisis en la visión cualitativa, como la resultante de la explo-ración estadística en la visión cuantitativa tienen una relación que subsume a los tres espacios interiores (I, II, III) propuestos para la exploración de la metrópoli de Monterrey, indicando una corre-lación estadística positiva y la contrastación del supuesto inicial

que se vincula a la perspectiva que los Otros tienen del lugar. Esto queda evidenciado por lo siguiente:

• Espacio I: mediático. Queda claro que los entrevistados con-sideran que no son tomados en cuenta por las acciones del gobierno en materia de política pública, específicamente, en lo relacionado con obras de infraestructura y equipamiento. Lo destacable en este espacio de primer contacto es que el grupo entrevistado (11 a 16 años) es consciente de ese ol-vido institucional y manifiesta su desconfianza hacia las de-pendencias de control urbano producto de la destrucción de símbolos identitarios como el cerro de La Silla a favor de la urbanización continua. (Véase Gráfico No. 1).

• Espacio II: intermedio. Sorprende la visión que se tiene del lugar y la congruencia con que expresan la realidad de la ur-banización incontrolada, la contaminación, el tráfico vehicu-lar y la inseguridad. Los entrevistados incluso pronostican la urbanización de los cerros, la destrucción de los ecosistemas, la eliminación de los íconos identitarios, la obstrucción de las cañadas, la mezcla indebida de usos del suelo, entre otros. (Véase Gráfico No. 1).

• Espacio III: metropolitano. Queda claro que las acciones del gobierno son inadecuadas para el control de la urbanización periférica como se manifiesta en el dibujo 4 del Gráfico No. 1. Con la construcción futura de un “túnel” se pronostica el naci-miento de otra ciudad alterna que llevaría a la multiplicación de la problemática metropolitana.

Por último, ante la forma de incorporar los resultados en la formulación de políticas públicas de alteridad, es necesario mencionar que los hallazgos derivados de esta investigación que subsumen imaginarios, representaciones y estrategias espaciales urbanas de planeación, no deben ser integrados como proble-mas urbanos individuales, más bien, la propuesta giraría en torno a la construcción de un modelo ecléctico de planeación ad hoc que incluya los procesos tradicionales y las visiones derivadas de la alteridad como una condición sine qua non para tender a la eficiencia, eficacia y efectividad institucional.

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Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 53 - 59 Artículos24

El desbordamiento de las políticas públicas

la ola invernal en Bogotá*

Social policies overflowing The rainy season in Bogotá

Transbordamento de políticas públicas E inverno em Bogotá

Ana Marcela BuenoTrabajadora social, Magíster en Investigación social interdisciplinaria,

Estudiante de Doctorado en Trabajo social de la Universidad Nacional del Rosario. Docente asistente de la Universidad de La Salle

[email protected]

Gina Patricia BelloTrabajadora Social vinculada a la Fundación Batuta

[email protected]

ResumenEl artículo presenta una reflexión sobre

la situación invernal vivida en Bogotá duran-te los años 2010 y 2011. Primero se narrarán algunos hechos relacionados con la tragedia ocurrida tanto a nivel nacional como distrital, posteriormente se retomarán algunos con-ceptos claves sobre el cambio climático y la política social, para finalizar con una reflexión sobre las dificultades que tuvieron los esta-mentos gubernamentales para responder a esta situación. Para el análisis de este tema se hizo un seguimiento a los diarios El Tiempo y El Espectador, y a la Revista Semana, medios escritos nacionales que cubrieron los hechos durante los meses críticos de la ola invernal. Así mismo, se hizo una revisión de la política pública distrital en función de analizar la con-gruencia entre las condiciones vividas por la ciudad y las acciones implementadas por el Estado en ese momento.

Palabras claves: temporada inver-nal, políticas públicas y sociales, emergencia ambiental y social, intervención estatal.

AbstractThe present article makes a consi-

deration of the winter condition dwell in Bogotá between 2010 and 2011, and the evi-dence that our governmental estates were not able to held responsible by this situation. As an example, it takes up the consequential - events of the severe rains systemically pre-sented by the media during those months. To analyze this topic, took place the monito-ring of print media as “El Tiempo”, “El Espec-tador” and the Semana newspaper, in which were constantly published related facts with this tragedy. Likewise, was made a review of the district police to analyze the congruen-ce between the experimented conditions by the city and the State response facing the occurred events.

Key words: rainy season, Public and Social Policies, Social and Environmental Emergen-cy, State Intervention.

ResumoO presente artigo faz uma reflexão

sobre a situação vivida em Bogotá por oca-sião dos invernos dos anos 2010 e 2011 e sobre a evidência de que nossos organismos governamentais não estavam em capacida-de de responder a tal situação. Como exem-plo, se retomam as consequências das fortes chuvas, apresentadas sistematicamente pe-los meios de comunicação durante aque-les meses. Para a análise deste tema, fez-se um seguimento aos meios escritos como “El Tiempo”, “El Espectador” e a revista “Se-mana”, nos quais se publicaram de maneira constante fatos relacionados com esta tragé-dia. Da mesma maneira, fez-se uma revisão da política municipal, buscando analisar a congruência entre as condições vividas pela cidade e a resposta governamental, ante os fatos ocorridos.

Palavras-chave: inverno, políticas públicas e sociais, emergência ambiental e social, intervenção estatal.

* Artículo de reflexión en el marco de la investigación Caracterización de los aspectos físicos y sociales del barrio Danubio Azul a partir de las afectaciones del invierno en la calidad de vida de sus habitantes entre los años 2010 – 2012 (Martín et al., 2012), dirigida por una de las autoras del presente artículo.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Ana Marcela Bueno, Gina Patricia Bello

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Gina Patricia BelloTrabajadora social de la Uni-

versidad de la Salle, Bogotá. Profesional de gestión social de la Fundación Batuta y auxiliar de investigación.

Ana Marcela-BuenoDocente universitaria y editora

de la Revista Tendencia & y Retos de la Universidad de la Salle. Investigadora del grupo Trabajo Social, equidad y Jus-ticia Social

Introducción

La emergencia invernal de 2010 y 2011 representó, en su

momento, el resultado de los cambios climáticos de la ciudad.

Los daños materiales y humanos recibieron la atención mediática

de un Estado que, sin la planeación debida, ejecutó medidas

caracterizadas por la improvisación a nivel local y nacional.

En abril de 2010 y durante todo el 2011 Colombia vivió uno de los peores desastres naturales de los últimos años, resultado de las fuertes y constantes lluvias que se sintieron en gran parte del territorio nacional. Según las autoridades “ha sido la peor en nuestra historia. […] Y se anunciaron peores días por venir” (Posada Carbó, 2010). La temporada invernal se potenció y dejó más estragos por causa de la llegada del fenómeno de “La niña”. Estas dos situaciones dejaron miles de damnificados y dejaron entre ver que los gobiernos locales y regionales, incluso el gobierno nacional, no estaban preparados para atender una tragedia invernal de tal envergadura.

Además de experimentar los efectos que trae consigo una temporada de lluvias fuertes como las inundaciones, las afectaciones en la movilidad, los desastres urbanos por deslizamientos, entre otros, también fue evidente que las políticas públicas no contaban ni con los lineamientos de atención, ni recursos necesarios para atender la emergencia. Ello también dejó ver que el fenómeno del cambio climático no era una preocupación de las administraciones en el país. Hoy en día, al menos a nivel distrital, el asunto hace parte de los ejes del Plan de Desarrollo de la ciudad “Bogotá Humana 2012-2016”.

Situación invernal período 2010 - 2011Inicialmente, las emergencias naturales por causa de las lluvias se presentaron en

el mes de abril de 2010. Debido a las intensas precipitaciones se vieron afectados una can-tidad considerable de departamentos en el país y la tragedia empezó a dejar sus primeros saldos de personas fallecidas. A partir de esta temporada de lluvias se hizo evidente la falta de planes, programas, proyectos y estrategias por parte del Estado para la atención de ese tipo de emergencias, al igual que la ausencia de acciones preventivas como la construcción de infraestructura de contención. A finales del año 2010 el invierno ya había adquirido un tinte de tragedia y desastre. Según datos de la Revista Semana (2010), 28 de los 32 depar-tamentos que tiene el país se encontraban afectados para esa época por la ola invernal. Rápidamente el gobierno nacional los declaró en calamidad pública con el fin de acelerar la recepción de ayudas y distribución de las mismas entre los damnificados.

Es a partir de dicha declaración que el gobierno advierte sobre la falta de recursos que tiene la nación para atender este tipo de emergencias, por lo cual, se hace necesario acudir a la solidaridad de los colombianos y a la ayuda internacional para atender a los damnificados y proporcionarles asistencia. A este llamado responden países como España, Argentina, Vene-zuela, entre otros, y organismos como la ONU, la Unión Europea y la Iglesia Católica.

En diciembre de 2010 las cifras superan de manera considerable otras tragedias del país. Según la Agencia EFE (2011), a la fecha, había 654 municipios afectados, más de dos millones de damnificados, 300 víctimas fatales y 448.254 familias perjudicadas. En cuanto a los daños en infraestructura, se destaca el cierre de 54 vías, 3.614 casas destruidas, 316.144 averiadas, 1.32 hectáreas inundadas y un alto impacto en la producción de alimentos.

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Finalizando la temporada invernal de 2010, el gobierno decide declarar el estado de emergencia económica, social y eco-lógica por medio del decreto 4580 del 7 de diciembre de 2010, a partir del cual, se otorga la facultad para dictar decretos extraor-dinarios para reaccionar frente a la crisis y sus efectos. De igual manera se dictan más de 30 decretos para responder a las situa-ciones de emergencia (El Tiempo, 2011).

En los primeros meses de 2011 el invierno había cedido y el trabajo se centró en dos objetivos principales: el primero fue la continuación de las labores de reconstrucción de las distintas zonas del país afectadas por la emergencia invernal y la asistencia a los damnificados. El segundo fueron las acciones de prevención frente a la ola invernal que se pronosticaba para ese año, para ello, el gobierno invitó a los alcaldes y gobernadores para que presentaran proyectos de previsión en sus departamentos y mu-nicipios que evitasen posibles desastres en el territorio nacional (El Espectador, 2011b).

La temporada invernal retornó en el mes de abril de 2011 dejando como primer saldo 19 emergencias en nueve departa-mentos del territorio nacional:

Esta segunda ola de precipitaciones, sin embargo, se confi-gura como la prueba de fuego tanto para las reformas de la institucionalidad de manejo de desastres como para los pro-tocolos de reacción y atención en los municipios y departa-mentos. En esos niveles básicos es precisamente donde las preocupaciones abundan. En muchas regiones, los comités locales para emergencias son débiles o no están bien organi-zados (El Tiempo, 2011).

Las esperanzas de toda la población colombiana estaban puestas en el gobierno. Se esperaba que los aprendizajes y lec-ciones que había dejado la emergencia invernal de 2010 se con-figuraran en acciones y estrategias concretas que le permitieran al país responder a estas nuevas adversidades e inclemencias del clima. De igual manera, se esperaba que las decisiones se des-centralizaran y los gobiernos locales y regionales se apropiaran de ellas pues se requerían soluciones concretas para cada caso, dependiendo de las necesidades particulares.

¿Qué paso en Bogotá?

En 2010 y 2011 Bogotá vivió una de las olas invernales más fuertes de su historia, lo que generó desastres por inunda-ciones y deslizamientos. Según el IDEAM (Instituto de Hidrolo-gía, Meteorología y Estudios Ambientales) “desde noviembre de 1973, hacía 40 años, en Bogotá no se registraban lluvias tan intensas como las de esta semana” (Revista Semana, 2010), las cuales, se prolongaron hasta finales de ese año.

Asimismo, se evidenció una problemática que contribuía en gran medida al aumento de las inundaciones en la capital: el mal manejo de las basuras. Por ello, las acciones en la ciudad se dirigieron a la limpieza de las alcantarillas y de las calles, y a la realización de campañas educativas sobre el manejo de basuras por parte de los ciudadanos (El Espectador, 2011a).

En abril de 2011 las precipitaciones aumentaron en Bo-gotá, llevando a mayores emergencias y alertas. Las acciones del gobierno distrital se limitaron a declarar la alerta amarilla en la ciudad por el aumento de los niveles de río Bogotá y por el ries-go de remoción de masa en los cerros de la ciudad, así como al monitoreo de los puntos de riesgo por parte del SDPAE (Sistema Distrital para la Prevención y Atención de Emergencias).

La Alcaldía Mayor de Bogotá decretó este viernes alerta ama-rilla por lluvias en toda la ciudad. Según se informó, se tendrá principal atención en las localidades de Suba, Engativá, Fon-tibón, Kennedy y Bosa ante los altos niveles del río Bogotá debido a las lluvias de las últimas semanas y en Usaquén, Cha-pinero, San Cristóbal, Rafael Uribe, Ciudad Bolívar, Santa Fe y Usme por riesgo de remoción en masa (El Espectador, 2011b).

Tras la declaratoria preventiva de alerta amarilla por inundaciones y deslizamientos en 12 localidades, el distrito llevó a cabo las primeras acciones contundentes para evitar posibles emergencias en la ciudad pues, como relató Salgar Antolínez (2011), “lo preocupante es que sigue lloviendo y, mientras se adelantan trámites de evacuación y reubicación, en cualquier momento vuelven a colapsar los cerros”.

Hacia finales del mes de abril de 2011 las cifras en la ca-pital eran escandalosas. Sólo en las localidades ribereñas al río Bogotá: Suba, Kennedy, Engativá y Bosa se habían presentado 58 emergencias y se encontraban en alerta roja por el desborda-miento del mismo, mientras que las siete localidades que quedan cerca de los cerros orientales se encontraban en alerta naranja por posibles deslizamientos (El Espectador, 2011c).

En el mes de mayo se presentó una de las mayores emer-gencias en la capital, específicamente en la localidad de Fonti-bón en donde las precipitaciones fueron tan intensas que por lo menos 1.000 predios se vieron afectados por el desbordamiento del sistema de alcantarillado y, en consecuencia, se originó una alerta sanitaria por el rebosamiento de las aguas negras residua-les. El distrito declaró la alerta amarilla ante esta emergencia y la red pública hospitalaria promocionó las jornadas de vacunación (Redacción Bogotá, 2011).

Finalizando la temporada invernal, Colombia Humanitaria había entregado 80 mil millones de pesos para la mitigación de riesgos y la atención a los damnificados por las lluvias en Bogotá (El Espectador, 2011d). Cabe destacar que para el 2012 gran par-te de los damnificados por la emergencia invernal no habían re-cibido las ayudas prometidas por el gobierno nacional y distrital.

Unas 200 personas damnificadas protestaron en las loca-lidades de Bosa y Kennedy por el mal manejo y el desorden en la entrega de las ayudas humanitarias, lo que provocó que mu-chas familias no recibieran la asistencia económica, los kits de ali-mentos y de aseo prometidos por el gobierno. Las personas que protestaron afirmaban que los censos se habían realizado mal e incluían personas que no habían sido afectadas por el invierno, a lo cual, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo afirmo que se habían repartido las ayudas a cerca de 12.400 familias damnifi-cadas, es decir, al 84% de ellas (Redacción Bogotá, 2012).

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Elementos conceptuales El cambio climático y sus efectos

En las últimas décadas el planeta se ha visto afectado por el cambio climático, fenómeno reconocido como aquel que genera modificaciones en el clima de manera directa o indirec-ta por la actividad humana, transformando la composición de la atmósfera mundial y la variabilidad natural del mismo (ONU, 1992). Así mismo, se reconoce que los síntomas de cambio esta-rían relacionados con las actividades económicas desarrolladas por los seres humanos que, con el ánimo de producir más ener-gía y electricidad y convertir las materias primas en productos de consumo, contribuyen de manera significativa en la presencia de estos cambios (Comisión Europea, 2006).

Colombia es un país especialmente vulnerable al cambio climático. Una parte importante de la población está ubicada en zonas inundables de las costas y en suelos inestables en las par-tes altas de las cordilleras. También se da una alta recurrencia y magnitud de desastres asociados al clima (PNUD, 2008). Bogotá también es una ciudad en riesgo constante porque algunas de sus localidades colindan con el río o se encuentran en áreas de deslizamientos.

Entre las principales consecuencias que trae el calenta-miento global se pueden mencionar el crecimiento del nivel del mar debido a la fusión del hielo polar, el aumento de enferme-dades respiratorias, cardiovasculares e infecciosas causadas por mosquitos y plagas tropicales, el aumento de la temperatura, lo cual, incrementa la demanda del agua potable y genera escasez de alimentos, cambios en los ecosistemas que afectan a las es-pecies animales y vegetales, el incremento de la intensidad y la frecuencia de lluvias, huracanes y tornados por el aumento de la evaporación del agua, y

el incremento de la temperatura del mar afectaría notable-mente a los corales, los cuales constituyen una especie de sala cunas para los peces. Con ello, en Colombia se vería afec-tada la actividad pesquera y la biodiversidad representada en especies endémicas (IDEAM, 2010: 15).

Las consecuencias que se producen a partir del cambio climático están relacionadas con los fenómenos meteorológi-cos extremos como inundaciones, torrenciales de gran intensi-dad, cambios en las condiciones de sequía, fuertes olas de calor, entre otros (Galán y Garrido, 2012). Una de las transformaciones del clima es conocida como el fenómeno de la niña, caracteriza-da por temperaturas frías y perdurables que afectan severamen-te la vida social, económica y política de los países, alterando su ciclo productivo y el crecimiento económico-social. En las áreas normalmente húmedas se originan prolongadas sequías, en las zonas áridas se producen torrenciales lluvias y, en distintos lu-gares del mundo, olas de frío o de calor. Como producto de este fenómeno, el invierno en Colombia se incrementó desde finales del año 2010 hasta inicios de 2012 generando pérdidas huma-nas y agropecuarias (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sos-tenible e IDEAM, 2011). También ocasionó daños en las vías y en

las estructuras de las viviendas e instituciones educativas, alteró las dinámicas de trabajo y afectó la salud de las personas que, además, se vieron perjudicadas porque, en muchas ocasiones, los centros de salud no fueron capaces de cumplir con la cober-tura necesaria para hacerle frente a estas situaciones porque no contaban con los recursos necesario para ello.

El mundo está afrontando una crisis la cual tiene una raíz pro-fundamente humana, que constituye el síntoma que revela que el hombre está enfermo y demuestra la manera equivo-cada de relacionarse con el entorno, esa misma forma que le lleva a oprimir en propio beneficio a otros hombres, clases y pueblos (Vásquez et al., s.f.: 2).

La irracionalidad en el uso de los recursos de la tierra, la contaminación del aire y del agua, las grandes concentraciones urbanas, entre otros, son los problemas por los que la humanidad se ve amenazada ya que desencadenan situaciones que afectan a todos los seres vivos que habitan el planeta. Esto es consecuencia de la relación entre el ser humano y la naturaleza, por lo que es necesario “un cambio radical de la mentalidad de la población y el comportamiento del mundo actual” (Cajigas, 2000 en Martín et al., 2012: 50).

Con lo mencionado se ratifica la idea de que en su afán por satisfacer sus necesidades, el ser humano produce alteraciones en la dinámica del clima. Pero con los cambios y transformaciones glo-bales de los últimos años hemos tomado consciencia de la necesi-dad de cuidar los sistemas ecológicos, físicos y socioeconómicos de la biosfera dado que las condiciones de bienestar que todos/as queremos dependen de su correcto funcionamiento (OMS, 2013).

El ser humano es consciente de la necesidad de dejar de ser el centro de todo lo que lo rodea y aprender a respetar los sistemas naturales que son fundamentales en los procesos de la vida de sí mismo, no sólo como sistemas productivos para la eco-nomía de los países, sino reconocer que

la utilización de los recursos naturales y el impacto que esto ha tenido sobre el medio ambiente, producen tanto a nivel local como global, una serie de problemas que adquirieren dimensiones preocupantes porque contribuyen a degradar la calidad de vida, a limitar la continuidad de los ecosistemas e incluso la vida de las personas (Jacobs, 1991: 308).

La Política Social como mecanismo de respuesta a la emergencia

Para Ortiz (2007) la política social es un mecanismo que utiliza el Estado para regular y complementar las acciones del go-bierno y sus estructuras sociales por medio de la prestación de servicios como educación, salud, vivienda, entre otros. A partir de ella se pretende un mejoramiento de las condiciones de vida de la población, haciéndole frente a las problemáticas que afectan a la sociedad, la justicia, la protección y el desarrollo de las personas. Las políticas sociales tienen como objetivo alcanzar el desarrollo en todos los ámbitos de la sociedad, considerando la protección, la promoción del bienestar, la cohesión de la ciudadanía y el respeto

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de los derechos sociales. Para ello, Serrano (2005) manifiesta que esta se centra en tres niveles:

1. Políticas sectoriales: referidas a los ámbitos de educación, sa-lud, vivienda y empleo.

2. Programas de desarrollo social: pretenden dar respuesta a pro-blemáticas específicas de grupos que no se enmarcan en la lógica tradicional de acción del Estado en temas como vulnera-bilidades socioeconómicas, socioterritoriales, grupos étnicos, etáreos, de género, entre otros. Estos programas se enfocan en el desarrollo de las personas, familias y comunidades.

3. Programas de asistencia social: referidos a la protección de los recursos de la ciudadanía mediante la implementación de sub-sidios que se distribuyen entre la población en condición de vulnerabilidad ya sea de forma individual, focalizada o colectiva

En lo que respecta a las políticas sociales para la inter-vención de problemas ambientales debe mencionarse que estas apuntan a desarrollar estrategias para la sensibilización, capacitación y fortalecimiento de la ética ambiental, así como la incidencia que puede tener la ciudadanía en la solución de pro-blemáticas ambientales (Muhamad González, 2012).

Las políticas sociales son necesarias ya que buscan la es-tabilidad política y generan acciones para mejorar la calidad de vida de las personas, estimular el crecimiento económico, elevar los ingresos de los ciudadanos más pobres, aumentar la aten-ción en temas como la pobreza, la infancia y la malnutrición. Por lo anterior se afirma que la calidad de vida de los ciudadanos da cuenta de la efectividad de las políticas sociales (Marengo y Elorza, 2010).

Discusión: ¿por qué se desbordaron las políticas

públicas con la ola invernal?

Con la emergencia surgida por la ola invernal de 2010 y 2011 se puso en evidencia una clara desconexión entre las po-líticas públicas en Colombia y las necesidades de la población. Hablar de políticas pasa por reconocer que los ciudadanos tie-nen derechos y que el Estado debe garantizar una respuesta a las condiciones que se presentan en la sociedad. El cambio climático no se tuvo en cuenta como una condición que podía afectar a la sociedad y que requería una respuesta a corto plazo que, pos-teriormente, diera pautas para la construcción de una política a mediano e, incluso, a largo plazo. El gobierno distrital actual, al menos consideró este tema en su Plan de Desarrollo “Bogotá Hu-mana 2012-2016”.

El objetivo del Plan de Desarrollo de la administración de Samuel Moreno “Bogotá positiva: para vivir mejor” (2008-2012) era la construcción de una ciudad participativa en la que se propendía por una mejor calidad de vida de los ciudadanos y por el reconocimiento de los derechos de los mismos. Allí se destacaba el concepto de ciudad próspera y responsable con el medio ambiente, por eso, la capital debía buscar un desarrollo

integral, equitativo y ambientalmente sostenible. Para lograrlo era fundamental que Bogotá contara con una estrategia integral de identificación y manejo del riesgo natural y antrópico, por lo cual, se hizo indispensable la formulación de políticas de pre-vención y mitigación de riesgos para la intervención correctiva y prospectiva de los factores de amenaza y vulnerabilidad exis-tentes o potenciales.

A partir de lo anteriormente mencionado es preciso des-tacar el programa bajo el cual se establecieron las distintas es-trategias y acciones para la prevención y mitigación del riesgo. El objetivo principal de “Bogotá responsable ante el riesgo y las emergencias” era visibilizar el riesgo medioambiental existente en la ciudad y generar responsabilidad compartida entre todos los ciudadanos, lo cual, contribuiría sustancialmente a la disminu-ción de la vulnerabilidad ante el riesgo. Las acciones tendientes a la atención directa de las situaciones de riesgo no se desarrolla-ron a profundidad.

De este programa se destaca principalmente la eva-luación y mitigación de las condiciones de riesgo. Para ello se contempló una línea base de 2.540,41 hectáreas y la protección de 18.396 familias a través de la gestión integral del riesgo. La entidad encargada del programa desarrolló un plan de acción que promovió la participación de todos los ciudadanos en la construcción de una ciudad preparada ante el riesgo natural o antrópico (FOPAE, 2012).1

A pesar del constante monitoreo del riesgo por parte de las entidades de emergencia del distrito, el total de emergencias atendidas por el SDPAE desde inicios de la temporada invernal se aproximaba a las 900 y la inversión para atender a los damnifica-dos y reforzar los jarillones superaba los 7 mil millones de pesos.

Sin embargo, deben destacarse los avances realizados en el 2012 cuando se evidenció que las acciones tomadas durante la emergencia invernal de los años anteriores habían contribuido en la consolidación de herramientas frente al riesgo y las emer-gencias con respecto a la prevención, mitigación y atención. Pese a ello, la respuesta hacia las necesidades de la población a corto plazo no fue suficiente.

Debido a las inundaciones fue preciso realizar planes de relocalización de algunos barrios que se encontraban en zonas de riesgo y que podrían verse afectados por del estancamiento del agua. También se adelantaron trabajos mancomunados por las instituciones del distrito para disminuir los niveles de agua, situación que ponía en riesgo la salud de la población. Finalizada la temporada invernal y frente a las graves consecuencias gene-radas, el distrito declaró la emergencia invernal para agilizar la atención de los damnificados, sin embargo, la falta de planeación y no considerar el cambio climático como un factor de riesgos para la ciudad, generó una desconexión entre la realidad y la po-lítica pública.

1 El Fondo de Prevención y Atención de Emergencias es un establecimiento públi-co adscrito a la Secretaría Distrital de Gobierno de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Tiene dentro de sus funciones la prestación de apoyo económico para la aten-ción de las emergencias en el Distrito Capital.

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ConclusiónLos daños ocasionados por la ola invernal en Colombia

vincularon el nivel económico (agrícola, ganadero, entre otros), el nivel social (personas sin hogar, desplazamientos, afectación del tejido social) y las estructuras físicas (desbordamiento de ríos, da-ños en las carreteras, desbordamiento de alcantarillas, entre otros). Todo esto sin contar que los damnificados a nivel nacional fueron más de tres millones de personas, lo cual, evidenció que Colombia no estaba preparada para dicho siniestro y que la atención se ca-racterizó por la improvisación. La totalidad de personas afectadas no fueron atendidas precisamente por las dimensiones y conse-cuencias de esta emergencia, tampoco se asumió que el cambio climático es un fenómeno global que genera efectos en diversos niveles del clima, que incide en todas las esferas de los seres huma-nos y que nos afecta como país por nuestra ubicación geográfica.

Frente a las respuestas incongruentes del Estado durante la emergencia invernal cabe resaltar la necesidad de que la imple-mentación de las estrategias de atención incluya la participación activa de diversos actores, especialmente de los directamente afectados. También deben ser tenidos en cuenta actores que de una u otra manera influyen en la implementación de la política, en este caso, los gobiernos locales, las organizaciones sociales y las organizaciones territoriales, así como las que verán afectada su gestión por los programas que se ejecutan en los territorios donde operan instituciones gubernamentales o de la sociedad civil (Miranda et al., 2010), no solamente para la atención de las

necesidades de los afectados, sino también para la puesta en prácticas de acciones que disminuyan nuestras afectaciones al ambiente.

Es evidente la gravedad de la situación en términos so-cio ambientales, sin embargo, más allá de esto, la realidad nos demostró la incoherencia de la respuesta estatal frente a las afec-taciones ambientales, aun siendo un tema que en las últimas dé-cadas venía alertando a la sociedad y a los gobiernos y que, por lo tanto, debía estar previsto en las políticas públicas y sociales. La coyuntura hizo que los gobiernos entrantes en el año 2010 y 2012 tuvieran presente incluir el asunto como parte de la agen-da pública para solventar, de alguna manera, dicha situación. Sin embargo, será interesante reconocer los avances con las lluvias actuales.

A partir de la situación generada por la ola invernal el go-bierno distrital actual ha considerado en su Plan de Desarrollo un eje orientado a la recuperación de los territorios para enfrentar el cambio climático, organizado alrededor del agua (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012). Este asunto es clave pues el occidental de Bo-gotá se extiende de forma paralela al río Bogotá y en su interior existen otra serie de recursos hídricos que bien merecen ser parte de la política de ordenamiento territorial para su recuperación y, a la vez, como estrategia de enfrentamiento de los estragos del fenómeno climático. Este tema, además de permitir afianzar con-diciones físico ambientales aptas para la convivencia, evitará que a largo plazo se requiera de unas políticas de atención y mitiga-ción de daños causadas por los estragos ambientales.

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EDITORIAL 6161julio - diciembre de 2014246161 24

Editorial

Bordes urbanos:teorías, políticas y prácticas para la

construcción de territorios de dialogo

La “ciudad” y lo “urbano” son dos conceptos que suelen presentarse como si-milares en su significado. Sin embargo, en las últimas décadas diversos autores han debatido acerca de la muerte de la “ciudad” y otros han celebrado el ascenso de lo “urbano”. El termino ciudad parece ser insuficiente para explicar no sólo la aglomera-ción de personas y actividades en una zona geográfica determinada, sino la compleji-dad de dinámicas y relaciones que esta aglomeración conlleva. Hoy en día, la palabra ciudad tiende a estar acompañada de algún descriptor que le ayuda a ampliar su significado: ciudad-región, ciudad global, mega-ciudad, postmetrópolis y worlding city, son algunos de los conceptos que intentan dar cuenta de la compleja realidad urbana contemporánea.

Una realidad caracterizada, entre otros aspectos, por un crecimiento urbano acelerado tanto en términos de población, como en términos de urbanización. La población urbana aumenta diariamente y la tendencia a la aglomeración en territo-rios urbanos parece no tener reversa. Este fenómeno de urbanización del territorio está, además, acompañado y estrechamente vinculado al proceso de globalización económica, lo que ha dado lugar a cambios sin precedentes en la forma en que los territorios son ocupados y transformados. Las nuevas formas de producción, la diver-sificación en la inversión de capital, el comercio internacional, la migración global y la disolución de ciertas fronteras económicas y políticas son algunos de los aspectos que impactan este proceso.

En 1997 la Organización de las Naciones Unidas publicó un informe sobre los asentamientos humanos titulado Un mundo en proceso de urbanización y diez años después el reporte sobre el estado de la población mundial, en el cual, anuncia que: “[e]n 2008, el mundo alcanzará un hito invisible pero trascendental: por primera vez, más de la mitad de su población humana, 3.300 millones de personas, vivirá en zonas urbanas” (Martine, 2007: 1). Es en este nuevo contexto urbano y global donde surgen los debates que apelan simultáneamente al manejo adecuado del crecimiento urba-no y a la configuración de sistemas que permitan y faciliten el intercambio de bienes y servicios, información, personas y conocimiento.

El control del crecimiento y la facilidad de los intercambios son aspectos clave en la transformación de la “ciudad” en lo “urbano” y han generado grandes desafíos para los gobiernos de las ciudades. Las preguntas que surgen de este proceso han dado lugar tanto a la emergencia de un campo de estudios preocupado por com-prenderlas, como a su traducción en políticas, estrategias y prácticas de ordenamien-to territorial. En ese contexto, el propósito del dossier central de este número de la revista Bitácora Urbano Territorial es aportar al debate acerca de los bordes urbanos como categoría de planificación cuya resignificación tiene impacto en las políticas de ordenamiento territorial de las ciudades y de las regiones.

Bajo esta categoría, los bordes urbanos han presentado una tendencia a ser concebidos como una línea, un límite o una frontera que permite establecer com-petencias territoriales de gobiernos e instituciones. Recientemente, los enfoques

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Natalia Villamizar-Duarte

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multidisciplinares han propuesto entender los bordes como un espacio dinámico de relación entre territorios y actores que permite el surgimiento de nuevas territorialidades, y en donde el problema del límite implica clasificaciones construidas social-mente a partir de interacción entre dinámicas urbanas, rurales y ambientales. En este sentido, el manejo y el control de los bor-des urbanos y de las relaciones con sus contextos regionales se convierte en un aspecto clave para el ordenamiento territorial en contextos de crecimiento urbano acelerado, en la actualidad concentrados en las ciudades del llamado tercer mundo. Por otra parte, el análisis y comprensión de diversas manifestaciones de bordes al interior de las áreas urbanas aparece como un ele-mento de importancia en la relación entre la forma urbana y la comunidad, actualmente afectada por procesos de segregación espacial. A pesar de las diferencia de escalas, los bordes urbanos surgen como categoría que permite aportar al debate acerca de las actuaciones y de las decisiones de planeamiento, así como elaborar preguntas sobre los procesos de negociación de los in-tereses de los actores comunitarios, privados y estatales.

En este sentido, las contribuciones al dossier central dan cuenta de las diversas escalas del debate sobre los bordes urbanos en las grandes ciudades. Ellas comparten un enfoque múltiple que entiende los bordes como espacios y categorías dinámicas en donde convergen diferentes actores, intereses, visiones e ideas de lo urbano, y que revelan singularidades en las formas de relación, disputa y negociación del espacio. Los ocho artículos que hacen parte de este dossier se organizan en tres grupos de acuerdo al aporte que cada uno hace a la cons-trucción del concepto de borde tanto desde el debate teórico, como desde prácticas que informan su construcción espacial. El primer grupo presenta tres experiencias que, a partir de estudios de caso, avanzan en la conceptualización de los bordes urbanos como categoría de ordenamiento. El segundo grupo se enfoca en prácticas y estrategias que aportan a la configuración espa-cial de los bordes y el último grupo presenta dos estudios en los cuales los bordes son objeto de diseño urbano y arquitectónico.

En la conceptualización de los bordes urbanos como categoría de ordenamiento, Salazar y Zuleta realizan su análi-sis desde la representación vivencial, existencial, y espacial en donde el territorio concentra el movimiento y la dinámica de la ciudad. De esta manera se materializan espacios en donde se articulan actores sociales, modelos de sociedad y discursos institucionales que se traducen en prácticas que trasforman el paisaje urbano, generando nuevas narrativas y discursos. Las diversas tipologías de borde dependen entonces de la relación entre espacio, tiempo y actores que generan interacciones y consecuentemente diferentes territorialidades. Los autores re-saltan como la coyuntura entre prácticas transitorias y nómadas generan procesos de desterritorialización a la vez que las estruc-turas permanentes con imaginarios localizables conducen pos-teriormente a procesos reterritorialización. Y es esta dinámica la que conlleva a la resignificación del paisaje contemporáneo de los bordes urbanos.

Desde el enfoque teórico de la producción social del es-pacio, Ballen realiza un análisis de la construcción discursiva y de la evolución del concepto de borde en las políticas y los instru-mentos de ordenamiento urbano en Bogotá, en donde pasaron de ser una categoría para la delimitación del territorio periférico, a convertirse en el eje de una propuesta gubernamental de or-denamiento. Con este ejercicio, la autora debate la pertinencia de la categoría borde en los procesos de ordenamiento del terri-torio y de gestión de los procesos de urbanización. La categoría plantea el problema de la demarcación territorial: dónde inicia, qué abarca y hasta dónde se proyecta un territorio de transición y más importante aún, si es un espacio particular o una fase temporal de transición hacia la consolidación de los procesos de urbanización. Entender los bordes como territorios de tran-sición entre usos urbanos y rurales, y sus ecosistemas naturales en donde diversos actores demandan la reivindicación de sus in-tereses particulares, supone asumirlos no sólo como un espacio concreto en el que se integran estas tres realidades, sino como un sistema constituido por un ámbito físico, una ámbito institu-cional que los define como objeto de ordenamiento territorial y un ámbito vivencial de apropiación tanto por los habitantes tra-dicionales como por los recién llegados. Esta es una alternativa conceptual para desbordar la noción clásica de límite y estudiar la configuración de dichos espacios como el producto de varios procesos de negociación y resignificación.

Para finalizar el primer grupo de artículos, Ana Ruiz Va-rona analiza cómo la disolución de los bordes como límites y la emergencia de nuevas realidades territoriales se ha traducido en Aragón, España, en la creación, adaptación y transformación de marcos normativos de ordenamiento. El crecimiento urbano y las transformaciones de las dinámicas de intercambio han de-mandado nuevos instrumentos de planeación y la articulación de diversos niveles de gobierno. El paso del zoning a zonas re-presenta una nueva lógica de construcción del territorio basada en la coexistencia y la complejidad dentro de un mismo ámbito espacial. Como respuesta a esta nueva territorialidad, las polí-ticas de ordenamiento de Aragón se inserta tanto en la escala nacional como en la regional para desarrollar instrumentos de planeación supramunicipal y, de esa manera, construir un siste-ma que permita reequilibrar el espacio regional a partir de una reconceptualización de la categoría de borde.

Un segundo grupo de contribuciones se enfoca en prác-ticas y estrategias que aportan a la configuración espacial de los bordes. A partir del análisis de la ciudad de Trebinje, localizada hoy en el borde entre Bosnia-Herzegovina, Croacia y Serbia, Ka-ran plantea el debate acerca de las narrativas que influyen en la configuración de territorios de borde como estrategia para el establecimiento de una nueva identidad. Este borde es, a la vez, una zona de articulación y de conflicto. Trebinje ha estado his-tóricamente en medio de diferentes visiones del mundo: entre oriente y occidente, entre capitalismo y comunismos, esta con-dición de intermedio ha producido una simbiosis de influencias que han marcado tanto su espacio físico como sus estructuras institucionales. En este contexto, el patrimonio cultural y arqui-tectónico se utiliza como instrumento para la configuración del

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Bordes urbanos teorías, teorías, políticas y prácticas para la construcción de territorios de dialogo

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borde como símbolo de identidad y diferencia, que sirve a dos procesos paralelos: el reforzamiento de la identidad nacional y la integración a la estructura global de competitividad urbana y a la industria del turismo. La resignificación del espacio físico y del significado de lugar a través de las prácticas cotidianas en el, al igual que el reforzamiento de ciertos elementos de la memoria colectiva, son estrategias para dar forma tanto a comunidades territoriales como a imaginadas. En Trebinje, la conformación del borde se centra en crear un significado simbólico reflejado en la estructura física y en las prácticas cotidianas en el espacio urbano en donde diversas identidades que encuentran y enfren-tan generando un conflicto que afecta el uso y apropiación del espacio urbano.

Ayala y Rodríguez presentan un análisis de las diferentes formas de uso, apropiación y transformación del espacio de bor-de urbano fronterizo en donde la ciudad funcional y la simbólica se configuran desde la lógica y la informalidad de las prácticas cotidianas. Este trabajo se enfoca en analizar el papel del espacio público del municipio de La Parada como un territorio de flujo en donde se superponen experiencias y relaciones de poder en un proceso de negociación permanente de la configuración del borde. Así, la frontera, esa línea intangible de división geopolíti-ca de los Estados, se vuelve concreta en el espacio de las expe-riencias cotidianas, de interacción de comunidades binacionales y de agentes institucionales que construyen y regulan las rela-ciones socioculturales, y en escenarios físicos a través de su uso y apropiación.

Egio y Torrejon realizan un análisis de los bordes urbanos a partir de la comparación de las estrategias de las políticas de ordenamiento de la ciudad de Medellín y de la complejidad de intereses y percepciones, asociadas a las múltiples identidades de los agentes urbanos. Estas lógicas se establecen a partir de la posición ideológica, del poder simbólico y de la capacidad de in-fluencia de los actores sobre las políticas de ordenamiento. Estas políticas elaboradas por diferentes instituciones son, en muchos casos, independientes de las prácticas de los pobladores. Sin embargo, determinan no solo la percepción de los actores sobre sus territorios sino también sus relaciones funcional y simbóli-ca. En este proceso, las categorías clásicas de ordenamiento se adaptan a partir de nuevas relaciones altamente informales que llevan a procesos de negociación constante para la construcción territorial, que dependen ampliamente de la capacidad de in-fluencia de cada grupo de actores involucrados.

El último grupo de contribuciones presenta dos apro-ximaciones al estudio de los bordes como objeto de diseño urbano y arquitectónico complementando, de esta manera, el

debate sobre los bordes urbanos como espacialidad. A partir del análisis del lindero en Caracas, Capra ilustra cómo el proceso acelerado de encerramiento de la propiedad privada genera un deterioro que afecta tanto el espacio interior de la misma, como su espacio exterior hacia la ciudad. Los bordes como puntos de contacto definen apropiación y pertenencia, pueden concebirse como división o como espacialidad. El autor propone el borde como objeto de reflexión de la condición de espacio intermedio habitable a escala de lo cotidiano. Pensar el borde no como un límite sino como un espacio, conformado por el retiro, el lindero y la calle. Así, establece la posibilidad para explorar la relación entre el edifico y la ciudad y de cualificar el borde intra-urbano como un espacio de dialogo entre lo público y lo privado.

El artículo de Xavier Ruiz cierra el dossier central de este número. A partir del concepto de borde como mediador entre naturaleza y ciudad, como territorialidad en donde se funde lo rural y lo urbano, el autor elabora una reflexión tecnológica del borde y propone el uso de objetos arquitectónicos para crear espacios de transición y traslape de funciones ambientales y ur-banas

Las diferentes contribuciones de este dossier central coinciden en establecer la condición dinámica de los bordes ur-banos. Los diversos ejemplos ilustran cómo la superposición del ordenamiento formal y las negociaciones informales establecen una variada respuesta tanto en las formas de ocupación, uso y apropiación del territorio por parte de los pobladores, como en la definición de políticas urbanas. En los casos presentados, las condiciones de informalidad se traducen en la construcción de una territorialidad que superpone las prácticas cotidianas con la negociación de los intereses de los habitantes, las instituciones y los futuros pobladores. De esta manera, la pregunta por el ma-nejo del crecimiento urbano, con sus bordes y desbordes, plan-tea un proceso de constante deconstrucción y resignificación de los territorios que son, a la vez, espacios de transición e inter-medios habitables. En el borde la diversidad y las condiciones de diferencia no implican necesariamente exclusión, así, estos territorio constituyen una oportunidad para generar espacios de diálogo continuo que den lugar a la asociación y cooperación entre actores.

Natalia Villamizar-DuarteEditora invitada

Referencias BibliográficasMartine, G. (2007). Estado de la población mundial 2007. Liberar el potencial del crecimiento urbano. Nueva York: Fondo de Población de las Naciones Unidas.

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(2) 2014: 64 - 70 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

2424 Dossier central

Planeamiento supramunicipal y construcción del territorio

aragonés, España* Supra-local planning and the built condition

in the territory of Aragon, Spain

Planejamento supramunicipal e construção de território de Aragão, Espanha

Ana Ruiz-VaronaDoctora en Urbanismo

Profesora titular de la Universidad San Jorge, Españ[email protected]

ResumenLa explosión del fenómeno urbano por

el territorio ha traído consigo importantes consecuencias con respecto al gobierno del territorio, siendo frecuentes, no sólo la for-mación de grandes áreas urbanas que agru-pan a más de un municipio, sino, y de modo complementario, la miríada de pequeños municipios que ven disminuida su población o bien alterado su patrón de crecimiento por la proximidad a las aglomeraciones urbanas en formación, careciendo muchas veces de los instrumentos de planeamiento requeridos para hacer frente a ello.

Este escenario es objeto de análisis a propósito del caso concreto del territorio aragonés, en España. A la luz de un marco de aproximación analítico, el texto identifica la instrumentación de carácter supramunicipal que se ha articulado entre planificación urba-nística y territorial como respuesta a esta con-dición de nueva territorialidad.

Palabras claves: sistema de planea-miento, unidad territorial, centralidad, decre-cimiento de población, ordenación territorial, límite urbano.

AbstractThe explosion of the urban phenome-

non in the territory has brought significant consequences for the government of the te-rritory. It is frequent not only the formation of large urban areas covering more than one municipality but also, a myriad of small towns that either are diminished its population or are altered its growth pattern for its proximity to metropolitan areas. This fact is often linked to the lack of planning tools required to ad-dress this issue.

This scenario is analyzed with regard to the specific case of Aragon’s territory in Spain. Through a framework of analytical and technical-urban planning approach, the arti-cle identifies the supra-local planning tools in order to coordinate both planning scales, urban and regional planning and to give an-swer to this new territorial condition.

Key words: Planning system; territo-rial unit; centrality; shrinkage, spatial plan-ning, urban fringe.

ResumoA explosão do fenômeno urbano no

território trouxe consequências significativas para o governo do território, sendo frequen-te não só a formação de grandes áreas urba-nas que cobrem mais de um município, mas também, e de forma complementar, a miría-de de pequenas cidades que são ou diminuí-do sua população ou se alteram seu padrão de crescimento para a sua proximidade com as áreas urbanas em formação, muitas vezes a falta de ferramentas de planejamento ne-cessários para enfrentá-lo.

Este cenário é analisado com relação ao caso específico do território aragonês na Espanha. Através de um quadro de aborda-gem analítica e técnico-urbanística, o texto identifica a implementação de caráter su-pramunicipal que tem sido articulado entre o estado urbano e territorial, em resposta a esta nova territorialidade.

Palavras-chave: Sistema de plane-jamento; unidade territorial; centralidade; decrescimento, ordenamento do território, limite urbano.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

* Este documento es el resultado de la labor de investigación desarrollada por la autora en el marco de la Asamblea Anual de la Red 412RT0451 CYTED (Des)bordes urbanos, coordinada por el profesor Salvador Schelotto y celebrada en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de São Paulo los días 26 y 27 de julio de 2013.

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Planeamiento supramunicipal y construcción del territorio aragonés, España

DOSSIER CENTRAL 6565

Ana Ruiz-VaronaTécnico Urbanista y Doctora en

Urbanismo. Profesora titular de Urbanís-tica y ordenación del territorio en la Es-cuela de Arquitectura de la Universidad San Jorge, España. Actualmente forma parte del grupo de investigación AOS de la Universidad San Jorge, España.

La disolución de borde urbano y su nueva territorialidad

La ordenación del espacio físico contemporáneo ha venido a dibujar

dinámicas y lógicas organizativas de construcción del territorio cuyo

estudio posibilita identificar herramientas proyectuales alternativas,

más adaptadas a los procesos reales, a las procuradas hasta ahora por

la urbanística.

A este respecto, cabe destacar la aproximación elaborada por Viganò (2010), que re-flexiona, a propósito de diferentes propuestas y proyectos urbanos contemporáneos, sobre nuevas lógicas de construcción del territorio: la mutación del concepto de zoning –entendido como la separación funcional de la ciudad por zonas (Mancuso, 1980)– hacia estrategias pro-yectuales en las que se apuesta por una coexistencia de elementos funcional y formalmente heterogéneos dentro de un mismo ámbito espacial de la ciudad (stacked urbanism) (MVRDV y KM3, 2005); la condición que supone la construcción del paisaje actual y la caracterización del espacio habitable contemporáneo frente al concepto de “zona residencial” (tapestry metropolis) (Heynen, Loeckx, y Smets, 1990); o la comprensión del proyecto de ciudad en función de la su-perposición de varios sistemas, cada uno de ellos con una lógica de funcionamiento diferente (Secchi y Viganò, 2011), entre otros.

Estas experiencias proyectuales de los últimos años evidencian un modelo de urbaniza-ción y un proceso de construcción del territorio en el que se diluye la idea de ciudad como arte-facto físico bien delimitado y visualmente abarcable, hacia un complejo y “heterogéneo magma en el que las grandes infraestructuras, los grandes contenedores edificados y los elementos singulares del medio natural que permanecen visibles, constituyen los nuevos hitos diferen-ciadores, caracterizadores y referenciales de un nuevo paisaje” (De Terán, 2009: 253). Especial atención merecen los estudios iniciados a mediados de los ochenta por Portoguesi (Cortesi, Culot y Portoguesi, 1984) en torno al equilibrio policéntrico y la unidad territorial discontinua, los elaborados por Boeri (Boeri et al., 1993) sobre la metropolización de los territorios europeos a propósito de la región milanesa o por Indovina (2009) y Font (2007) durante las últimas déca-das de siglo XX y comienzos del XXI. También es importante destacar los múltiples talleres de urbanismo que reflexionan acerca de las nuevas escalas de transformación de las ciudades y que trabajan en sus análisis espaciales sobre las nociones de región urbana, ciudad-territorio o ciudad difusa (Eizaguirre, 2001).

Es patente en todas las aproximaciones anteriormente referidas el cambio de escala a la hora de estudiar el fenómeno urbano a través de las distintas herramientas proyectuales apli-cadas. Al mismo tiempo, el proceso de urbanización experimentado ha provocado que los ex-pertos en materia de urbanística otorguen especial importancia a la emergencia de una “nueva territorialidad”. Este concepto trata de explicar el proceso actual de urbanización y ocupación del territorio por el que queda definido un escenario en el que, en esencia, las pautas de lo-calización de actividades y formas de organización social no corresponden con el sistema de ciudades compactas. Por el contrario, responden a expresiones espaciales diversas como frag-mentarismo intraurbano, nuevas centralidades, áreas conurbadas o espacios afectados por los desarrollos inducidos a propósito de los procesos anteriores (Manero Miguel, 2010; Martínez, Altmann y Rodríguez Crisci, 2013). Especial relevancia toman precisamente los límites de cre-cimiento de los asentamientos urbanos, no sólo con relación a su diferente condición social o tipológica frente a su núcleo consolidado, sino en su manifestación conjunta. A propósito de esta búsqueda y reconocimiento de las actividades urbanas y de funciones que anteriormente

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estaban reservadas al centro metropolitano único, la inexisten-cia de límites controlados formalmente en torno a las entidades territoriales identificadas supone otorgar un nuevo valor a la no-ción de límite urbano, de concentrar esfuerzos en comprender cómo afecta la variabilidad del borde urbano, de los perímetros transitorios y de los márgenes inciertos en la labor de planifica-ción espacial.

El presente estudio trata de explicar cómo se ha ido forjando la necesidad de identificar un cambio de escala por parte de la planificación espacial ante las dinámicas actuales de expansión y crecimiento del territorio. El objetivo final es identificar cuáles han sido las aportaciones instrumentales que la experiencia del planeamiento supramunicipal halla ante los actuales fenómenos que dibujan una geografía urbana difusa. Para ello, en el marco de las actuales políticas en materia de ur-banismo y ordenación del territorio, se aborda la interrelación de los diferentes instrumentos de planeamiento en un ámbito espacial afectado por un patente desequilibrio territorial: el caso de la región de Aragón (España) durante entre 1991 y 2011. Esta delimitación se caracteriza espacialmente por un desequilibrio radical de la poblacional (véase el apartado “La singularidad del territorio aragonés”) y temporalmente por una experiencia de planificación centrada en la definición de nuevos instrumentos de planificación a escala supramunicipal (véase el apartado “La mutación del límite urbano en la definición de nuevos instru-mentos de planificación espacial”).

La singularidad del territorio aragonés

Zaragoza es la capital de la comunidad autónoma de Ara-gón que cuenta con una extensión de 47.720 km2 y 1.349.467 habitantes (Instituto Aragonés de Estadística, s.f.). Es una de las ciudades de mayor tamaño poblacional de la península Ibérica y ocupa una posición estratégica con respecto a su emplazamien-to dentro de la geografía española: está localizada en el punto central del corredor del río Ebro, en el eje que comunica a Bar-celona con Madrid (véase la Figura No. 1). Tras un crecimiento contenido hasta finales del siglo XX, la ciudad ha experimentado un crecimiento desmedido –tiene en la actualidad una población aproximada de 700.000 habitantes– propio de un área metropo-litana caracterizada por el uso logístico e industrial del suelo en su entorno más inmediato, de forma que sus bordes urbanos se han transformado radicalmente. De manera simultánea al incre-mento de la población y a la formación del área metropolitana de Zaragoza, se ha dado una dinámica generalizada de decreci-miento poblacional –crecimiento negativo– en gran cantidad de pequeños núcleos de población que, junto con Zaragoza, confor-man la realidad del sistema urbano de la región de Aragón (véase la Figura No. 2).

Figura No. 1. Esquema de localización de la región de Aragón. Fuente: Elaboración propia.

Este hecho queda probado de manera concluyente al estudiar el censo de población de 2011 (Instituto Aragonés de Estadística, s.f.), por el que se constata que el 73% de los muni-cipios aragoneses (533 de 731) agrupan únicamente el 7,1% de la población total de la comunidad autónoma (95.489 personas), mientras que tan sólo el 3,4% de los municipios (25 de ellos) agrupan al 75,1% de la población (1’010.124 personas). El resto de los municipios del mapa municipal aragonés comprenden po-blaciones de 501 a 5.000 habitantes, que equivale al 17,8% de la población total (238.931 personas).

Es patente, por tanto, el desequilibrio poblacional de la co-munidad autónoma: en Zaragoza se concentra la mitad de la pobla-ción de la comunidad, a la vez que desplaza el peso demográfico a los municipios de menos de dos mil habitantes (véase la Figura No. 3). Del estudio comparativo de los censos de 1991, 2001 y 2011 (Ins-tituto Aragonés de Estadística, s.f.) se identifica la macrocefalia de la capital de la comunidad autónoma de Aragón, a la vez, que un índi-ce creciente de pequeños municipios que van perdiendo población, fundamentalmente en las provincias de Huesca y Teruel. De manera especial, estas dos provincias evidencian no sólo una débil estructu-ra demográfica, cuya población se encuentra organizada de manera dispersa en un gran número de municipios, sino que, además, desde la segunda mitad de siglo XX se constata una pérdida del número de habitantes permanente de los pequeños núcleos en términos abso-lutos para la provincia de Teruel. Ahora bien, ante este fenómeno de desequilibrio territorial, a propósito del cual también adquiere im-portancia la intervención sobre el territorio desde la escala supramu-nicipal, y en aras de identificar una posible correspondencia entre estas dinámicas urbanas y la aplicación de políticas e instrumentos de análisis espacial, conviene estudiar el despliegue e impulso de los diferentes instrumentos de planeamiento urbanístico y de orde-nación territorial desarrollados durante estas últimas décadas en el marco regional de Aragón.

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Planeamiento supramunicipal y construcción del territorio aragonés, España

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Figura No. 3. Población y municipios de Aragón, y variación de la población y número de municipios según tamaño en Aragón y sus provincias para el periodo de 1991 a 2011. Fuente: Elaboración propia a partir de la información suministrada por el Instituto Aragonés de Estadística.

Figura No. 2. Relación entre la estructura de la urbanización y la región geográfica.Fuente: Elaboración propia a partir de IDEAragon.

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La mutación del límite urbano y su influencia en la definición de nuevos

instrumentos de planificación espacial

Desde una perspectiva global, la política territorial de Aragón queda inserta en la línea de garantía de la igualdad y del equilibrio territorial (artículo 138 de la Constitución española); de descenso de las diferencias regionales hacia una mejor organi-zación del espacio (Carta de Ordenación del Territorio Europeo de 1983); y de equilibrio del sistema urbano (Estrategia Territo-rial Europea de 1999). Consecuente con lo anterior y de acuerdo con las competencias exclusivas que, en materia de organización territorial recaen sobre la comunidad autónoma (Artículo 71.6, Estatuto de Autonomía de Aragón de 2007), el aparato norma-tivo e instrumental de ordenación del territorio de Aragón que se ha venido desarrollando distingue el marco de planificación urbanística de la regional (véase la Figura No. 4). En aras de dar respuesta a esta nueva territorialidad, algunos de los instrumen-tos que han alcanzado mayor interés en los últimos años han sido aquellos diseñados para hacer frente a problemáticas de escala e incidencia supramunicipal. Por ello, el interés se centra en re-flexionar acerca del cambio necesario de escala que se detecta a propósito del análisis de las estrategias e instrumentos de inter-vención desarrollados en la región de Aragón.

La década de 1980 supone un punto de inflexión con respecto al arranque esencial dado al planeamiento de escala supramunicipal. Es en ese momento cuando la comunidad autó-noma elabora un marco de referencia instrumental, desde el cual, abordar los objetivos definidos por el Plan de Desarrollo Regio-nal –exigido por la CEE–, uno de cuyos primeros resultados es el diseño de las Bases Espaciales de Referencia. En esta delimitación espacial Aragón queda dividido en 25 bases que constituyen el antecedente de la demarcación actual del territorio en comarcas (Ley 8 de 1996). Los principios rectores en los que se basa quedan sintetizados a continuación (Bielza de Ory et al., 2010):

• Principio de protección y conservación.• Principio de capacidad de sostenimiento, relacionada con el

incremento del nivel de renta se considera como un signo po-sitivo en la consecución de un mejor nivel de vida.

• Principio de complementariedad, en relación con la diversi-dad y la calidad de los servicios públicos que reciben los habi-tantes de un territorio.

• Principio de articulación territorial, referida a la distribución adecuada de las actividades económicas y de la localización de los servicios públicos en el territorio, bajo el criterio de la rentabilidad social.

Con base en tal reconocimiento y en los principios expli-citados, las estrategias planteadas centran su atención en torno a una mejor accesibilidad al territorio. Tomando esta delimitación espacial como referencia, se aprueba la primera Ley marco de Or-denación Territorial de Aragón (Ley 11 de 1992), donde quedan definidos los instrumentos básicos de planeamiento territorial necesarios para alcanzar cierta ordenación integral del territorio, representados, en primer término, por las Directrices Generales de Ordenación Territorial (Ley 7 de 1998) y que serán relevadas

por la Estrategia de Ordenación Territorial de Aragón tras su apro-bación definitiva –se encuentra en curso de aprobación en el mo-mento de redacción del presente texto–. Uno de los aspectos más destacables es el interés por definir y delimitar áreas funcionales a través de las cuales precisar actuaciones y prioridades con el objetivo de reequilibrar socioeconómicamente el territorio. Esta posibilidad de identificar áreas funcionales dentro del sistema de ciudades planteado es desarrollada por las Directrices Parciales Territoriales y Sectoriales y, tras la aprobación de la Ley 4 de 2009 de Ordenación del Territorio, por las denominadas Directrices de Ordenación Territorial Zonal y Especial, tal como sigue:

• Directrices Parciales Territoriales, referidas a la ordenación de áreas geográficas supramunicipales homogéneas o funciona-les. Actualmente, Aragón cuenta con dos Directrices Parcia-les aprobadas: las DP del Pirineo Aragonés (Decreto 291 de 2005) que afectan a 81 municipios con una superficie total de 7.880,2km2 y las DP de la Comarca de Matarraña (Decreto 205 de 2008) incluyendo a 18 municipios con una extensión de 933km2.

• Directrices Sectoriales, referidas a la ordenación de elemen-tos o sectores con incidencia sobre la estructura territorial.

• Directrices de Ordenación Territorial Zonal, cuya finalidad es establecer la ordenación territorial de comarcas o zonas deli-mitadas por sus características homogéneas funcionales.

• Directrices de Ordenación Territorial Especial, cuya finalidad reside en ordenar la incidencia sobre el territorio de deter-minadas actividades económicas o administrativas, o de ele-mentos relevantes para el sistema territorial.

Por su parte, la Ley Urbanística de Aragón modula criterios correspondientes a los intereses de ordenación del territorio a tra-vés de, por un lado, la Directriz Especial de Urbanismo figura de planeamiento encargada de establecer el marco normativo de la estructura funcional del territorio aragonés y, por tanto, de unificar las determinaciones estructurantes de cada uno de los municipios. Por otro lado, se consolida la figura del Plan General de Ordenación Urbana como “instrumento fundamental de ordenación urbanísti-ca”. Por último, parece interesante analizar la figura de los Planes y proyectos de Interés General de Aragón (PIGA), una figura interme-dia de planificación entre la ordenación urbanística y del territorio que proviene de los figuras anteriores de Proyecto de interés Su-pramunicipal (durante su periodo de vigencia, se aprobaron algo más de diez Planes de interés Supramunicipal en todo el territorio de Aragón, prácticamente vinculados a plataformas logístico-in-dustriales en las ciudades de mayor peso poblacional).

Precisamente, uno de los instrumentos de mayor interés para los ámbitos de incidencia supramunicipal que introduce la ley (rectificando diferentes aspectos de la regulación que realizó la anterior Ley 5 de 1999 sobre los proyectos supramunicipales) son los PIGA, figura por la cual se autorizan actuaciones de urba-nización y edificación tanto en suelo urbanizable como en suelo no urbanizable para, entre otros, los fines siguientes:

• La ejecución de grandes equipamientos, redes e infraestruc-turas de servicios públicos o de interés general.

• La ejecución de cualesquiera actuaciones conjuntas, concer-tadas o convenidas, en todo caso, por la Administración de

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Planeamiento supramunicipal y construcción del territorio aragonés, España

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la comunidad autónoma y los municipios para el ejercicio conjunto de sus competencias, pudiendo también participar en los correspondientes convenios o conciertos otras Admi-nistraciones.

Con un repertorio de planes y proyectos referidos a las áreas logísticas (Somontano de Barbastro-Cinca Medio-La Li-tera, articulado en torno a las ciudades de Barbastro, Monzón y Binéfar) o a las estaciones de esquí (ampliación de las estaciones de esquí de Cerler y Valdelinares), este instrumento se configu-ra en el ámbito territorial-urbanístico impulsando actuaciones de interés general y de acción pública que deben contener la ordenación estructural y pormenorizada necesaria para su fun-cionamiento, en particular, su conexión con las infraestructuras supramunicipales o sistemas generales existentes o previstos. En otras palabras, este instrumento presenta la particularidad de que, pese a encajarse normativamente dentro de las figuras propias de la ordenación del territorio, responden a actuaciones típicamente urbanísticas.

Esta herramienta de planificación es complementada por los Programas de Coordinación del Planeamiento Urbanístico, trazados precisamente para facilitar una mejor coordinación en el planeamiento urbanístico de municipios cuyos ámbitos de ac-tuación alcancen objetivos de interés supramunicipal. Este ins-trumento, en principio, permite a la Administración autonómica agilizar el diseño y ejecución de actuaciones a escala territorial conforme a los objetivos regionales. En esencia, el planeamien-to municipal afectado se coordina ejecutoriamente de tal forma que lo que se prioriza es el diseño de un instrumento de urbanis-mo operativo, como garantía de una conexión entre ordenación urbana y del territorio (o sectorial), sin tener que acudir a un PIGA. De manera específica, contienen las siguientes determinaciones que habrán de plasmarse en el planeamiento municipal:

• La identificación de los municipios o partes de los mismos que constituyan su ámbito.

• Las infraestructuras, equipamientos y servicios que confor-man la ordenación estructural supramunicipal del ámbito al que afecten.

• Los objetivos de alcance supramunicipal.• Los criterios de coordinación general para el planeamiento

urbanístico municipal.

• Los criterios para el uso del territorio y, en particular, para la clasificación o calificación del suelo o la fijación de densida-des y aprovechamientos en áreas determinadas, en función de objetivos de alcance supramunicipal.

Otra particularidad que caracteriza el actuar a través de estos instrumentos y que es especialmente relevante a la hora de determinar el ámbito supramunicipal de influencia de los di-ferentes núcleos de población, es la de poder actuar desde otra plataforma que no sea la del Plan General de Ordenación Urba-na. Esto supone, en último término, que el paisaje urbanizado no sea canalizado únicamente desde los límites del modelo de crecimiento y ordenación municipal, sino que sea concebido en función de los distintos núcleos de población y sus relaciones de proximidad, masa crítica, modos de urbanización, ocupación en el territorio, entre otros, pero también de lo urbano con el territo-rio no urbanizado.

Reflexiones conclusivas

Haber explorado sintéticamente el sistema urbano que caracteriza al territorio de Aragón permite plantear que la condi-ción de lo urbano se diluye en la actual construcción del territorio hacia una indefinición de su límite. Una de las primeras conside-raciones que se extraen de su estudio es la necesidad de realizar una aproximación desde la escala regional a la hora de definir ciertos principios e instrumentos de planificación que ordenen y guíen la lógica entre el territorio y ciudad, de modo tal que pue-dan llegar a inferirse unas relaciones entre población, producción y recursos naturales con sentido y con formas de asentamiento más equilibradas (McHarg, 1992).

Así lo refleja la actual relación de los instrumentos de pla-neamiento y creación de mecanismos para su aplicación, donde figuras como la Directriz Especial de Urbanismo, los Programas de Coordinación del Planeamiento Urbanístico y los Planes y Proyec-tos de Interés General de Aragón parecen jugar un papel esencial para la articulación necesaria entre el planeamiento urbanístico y territorial que confluyen en el ámbito espacial supramunicipal.

Figura No. 4. Estructura del planeamiento en Aragón. Fuente: Elaboración propia.

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Ana Ruiz-Varona

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Tal como se advierte, la localización de la mayoría de los proyectos de carácter supramunicipal queda inserta en el área de influencia de las principales ciudades –por tamaño poblacio-nal– de la región de Aragón (véase la Figura No. 5), dejando sin resolver numerosos puntos críticos del territorio urbanizado de Aragón fuertemente afectados por un fenómeno de creciente pérdida de población y desequilibrio territorial (Martinez-Fernan-dez, M. et al., 2012). Es evidente que, pese a que existen criterios claros con respecto al modelo de ordenación territorial, la con-creción de los instrumentos vigentes de planificación territorial y urbanística, así como su grado de coordinación, son de muy re-ciente elaboración o, incluso, están en curso. Por ello, la incipiente aplicación del aparato instrumental que ofrece la experiencia de Aragón constituye un marco de aplicación cuyos resultados toda-vía están por comprobar.

Figura No. 5. Instrumentos aprobados de planeamiento de carácter supramunicipal.Fuente: Elaboración propia.

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Dossier central

Los límites desapercibidos de las ciudades

reflexión soBre el lindero en caracas*The unnoticed city limits

Reflection on the edge in Caracas

Os limites da cidade despercebidosReflexão sobre a borda em Caracas

Fabio Capra-RibeiroArquitecto y Magister en Diseño arquitectónico

Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de [email protected]

ResumenLa inseguridad en Caracas ha motivado

una búsqueda individual pero generalizada por el aislamiento, lo cual, se ha traducido en el crecimiento acelerado de los muros y rejas de lindero, y en un deterioro importante del espacio de retiro y de la calle que fragmen-tan el tejido urbano. La investigación ilustra la complejidad de esta problemática a partir de un caso piloto: la parroquia San Pedro y hace uso de una metodología cualitativa y del lla-mado círculo hermenéutico para establecer relaciones dialógicas a partir de los elemen-tos analizados. Entre los principales aportes de la investigación se resalta el interés por profundizar en el análisis y la comprensión del aislamiento que genera la densificación del lindero, al igual que la propuesta de una serie de criterios que sirvan como guía de in-tervención para contrarrestar dicha situación. La inseguridad no parece estar pronta a des-aparecer, por lo que resulta necesario reflexio-nar sobre el tema e intentar contribuir desde la disciplina arquitectónica para generar un cambio en la Caracas actual.

Palabras claves: arquitectura, di-seño urbano, espacio intermedio, espacio intersticial.

AbstractIn Caracas, insecurity has prompted

an individual but generalized quest for iso-lation that is translated into an accelerated growth of boundaries as walls and fences. This situation has led to a significant dete-rioration of the spaces around them, setback space on one side and the street on the other, confined and divided, urban fabric if getting fragmented. The research wants then to illus-trate this complex problem from a qualitative methodology and the hermeneutic circle, from which dialogical relationships are esta-blished between the elements analyzed. The main contributions of the research highlights the explanation of a reality that is happening nowadays and the formulation of certain cri-teria than await to assist in future researches or projects that seek to attend these circum-stances. Insecurity conditions do not seem to be near to the end, which is why it is espe-cially necessary to think this issue and try to contribute from the architectural discipline to generate a change in the current Caracas.

Key words: architecture, urban de-sign, intermediate space, interstitial space.

ResumoEm Caracas, a insegurança provocou

uma busca generalizada por individualmen-te, mas de isolamento se traduz em limites de crescimento acelerado como muros e cer-cas. Esta situação levou a uma deterioração significativa nos espaços ao redor do espaço retiro de um lado e da rua, do outro, confina-dos e dividido, tecido urbano fragmentado. A pesquisa levanta então ilustrar este com-plexo problema a partir de uma metodologia qualitativa e do chamado círculo hermenêu-tico, a partir do qual as relações dialógicas são estabelecidas a partir dos elementos analisados. As principais contribuições da pesquisa destaca a explicação de uma reali-dade que está acontecendo hoje, e na formu-lação de certos critérios que esperam ajudar em pesquisas ou projetos futuros exercícios que procuram responder a estas circunstân-cias. A insegurança não parece pronto para ir, é por isso que é especialmente necessário para refletir sobre o assunto e tentar contri-buir com a disciplina de arquitetura para ge-rar uma mudança na atual Caracas.

Palavras-chave: arquitetura, desen-ho urbano, espaço intermédio, espaço inters-ticial.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

* Artículo derivado del trabajo de grado para optar al título de Magister Scientiarum en Diseño arquitectónico de la Universidad Central de Venezuela (Capra, 2012).

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Fabio Capra-Ribeiro

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Fabio Capra-RibeiroArquitecto y Magister en Di-

seño arquitectónico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela en donde labora como profesor de diseño arquitectóni-co. Fue coordinador del postgrado en Diseño urbano del Instituto de Urbanis-mo y actualmente se desempeña como director de la Escuela de Arquitectura “Carlos Raúl Villanueva”. Sus trabajos de investigación se han dedicado al estu-dio de los espacios intersticiales, la frag-mentación urbana y las condiciones limítrofes recurrentes en las ciudades contemporáneas.

Introducción

Generalmente representado por una cabeza de dos caras, señalando su

capacidad para ver el futuro y el pasado al mismo tiempo, a Jano –dios

romano sin equivalencia en la mitología griega– se le atribuye poder

sobre los inicios y finales, asociado al principio del año y, además, a la

navegación, el comercio y la guerra. Pero la verdad es que la mayoría

de estas atribuciones son producto de los poetas y letrados de la época

quienes parecen haber sido inspirados por el misterioso origen de

Jano, mientras que inicialmente sólo era considerado como el dios de

las puertas y los portales (Burchett, 2009). En este sentido habría que

preguntarse: si condiciones tan esenciales para la humanidad como el

amor (Afrodita), el mar (Neptuno), la fecundidad (Ceres), la muerte

(Plutón), entre otras, están bajo la responsabilidad de un dios ¿cómo

es que algo tan aparentemente banal o sencillo como la puerta –como

condición limítrofe o de relación– tiene también su propio dios?

Tanto los puntos de contacto como las líneas de definición tienen un papel preponde-rante en muchos aspectos de la vida. Los ámbitos definidos permiten al ser humano desarrollar un sentido de pertenencia e, inclusive, sentirse estructurado (Loscher, 2008). En este sentido pueden entreverse las dos condiciones más comunes que se le atribuyen al concepto de límite: por un lado, concebir el límite como división, como final de algo, inicio de lo desconocido; y, por otro, entenderlo como un ámbito intermedio e, incluso, como un espacio habitable en sí mismo (Augé, 2007; Mateo, 2007; Trias, 1991). Esta situación aparentemente ambigua no es excluyen-te. “Lo que “termina” un cuerpo es su límite, el cual es a su vez el límite del cuerpo contiguo (o cuerpos contiguos). En este sentido la noción de límite está relacionada con las ideas de conti-nuidad, contigüidad y lugar” (Ferrater Mora, 1999: 60). Cuando se atiende a estas nociones de asociación y diálogo, más que de proximidad únicamente, el límite cobra un papel protagónico.

En la arquitectura y en la ciudad esta condición es igualmente verosímil cuando se con-sidera que “nada se experimenta en sí mismo, sino siempre en relación con sus contornos, con las secuencias de acontecimientos que llevan a ello, con el recuerdo de experiencias anteriores” (Lynch, 2008: 9). La membrana puede convertirse en sustantivo mientras afecta tanto a lo de adentro como a lo de afuera (Bru y Balcells, 2002), atendiendo entonces a una situación de in-termedio. Dentro de este tema, una de las particularidades más llamativas es la relación entre los espacios públicos y privados, los cuales, son representados generalmente por el diálogo entre las edificaciones y la ciudad (Caraballo, 2004). Ahí, los límites cobran especial importancia porque de-finen tanto las condiciones de los espacios internos, como la configuración y la forma de la ciudad.

Caracas, capital de Venezuela y ámbito donde se desarrolla está investigación, es la se-gunda ciudad más violenta del mundo (Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justi-cia Penal, 2014). Situación que, sin duda, plantea problemas para la relación entre lo público y lo

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privado, especialmente a través del lindero de frente: borde de contacto entre las edificaciones y la ciudad. Esa línea que define a la parcela con respecto al espacio público ha sufrido importantes cambios debido a la creciente inseguridad y a los pobres espacios públicos. En otras palabras, el escaso interés por el diálogo entre los edificios y la ciudad ha propiciado en ciertos sectores una pro-funda desconexión entre estos dos ámbitos. Allí parece materiali-zarse lo que Peter Cullen (1974) llamó el culto al aislamiento, el cual, deriva en la paradoja del aislamiento donde un grupo de personas ávidas por entrar en relación a través de la ciudad se mantienen separadas (véase Figura No. 1).

Figura No. 1. Aislamiento materializado a través del lindero. Fuente: Archivo perso-nal del autor.

La creciente y marcada división entre ámbitos públicos y privados en la capital venezolana es sin duda un problema a con-siderar. Como se puede entrever, su importancia radica principal-mente en la magnitud y posición estratégica que estos espacios intermedios ocupan en la ciudad, así como en su capacidad para entorpecer o facilitar relaciones dentro del tejido urbano. Enten-diendo la extensión y complejidad de estas circunstancias, el pre-sente trabajo está referido a la ciudad de Caracas pero enfoca su análisis en un sector específico: la Parroquia San Pedro.

De la mano con estos planteamientos, el objetivo central de la investigación busca precisamente ilustrar un tema que está siendo desatendido. El aislamiento generado por la densificación del lindero –en un esfuerzo del sector privado por defenderse de la inseguridad– ocupa importantes sectores de la ciudad, trae marcadas consecuencias pero se ofusca tras el velo de la cotidia-neidad y poco se discute en el ámbito académico local. Parece ha-

berse convertido en una suerte de mal necesario, razón por la cual, este trabajo pretende profundizar en el análisis y comprensión de las circunstancias que rodean el tema. De forma complementaria, se desea proponer una serie de criterios que permitan contrarres-tar el alto grado de aislamiento alcanzado actualmente.

El presente documento se ha dividido en los siguientes puntos: Planteamiento de la investigación, desarrolla en extenso el problema estudiado, la justificación y los objetivos; Metodolo-gía, explica la postura epistemológica y los procedimientos utili-zados; Los tres componentes del problema, especifica los aspectos que han sido estudiados; Resultados, comenta brevemente los planteamientos obtenidos; para finalizar con las Conclusiones.

Planteamiento de la investigaciónLa exploración que aquí se expone tiene como antece-

dentes directos un grupo de investigaciones locales que atienden a temas muy próximos y ligados con la ciudad de Caracas: tejido urbano fragmentado a múltiples niveles (Herrera Napoleón, 2005; Martin Rodríguez, 2006; Von der Heyde, 2007), espacios públicos debilitados o carentes de actividad (Bencomo Delgado, 2010; Ca-raballo, 2004), pobre relación entre las edificaciones y el espacio público (Lasala Hernández, 2007; 2011). La reflexión sobre estos problemas llamó la atención específicamente sobre las transfor-maciones del lindero de frente como agente divisor de la ciudad e impulsó muchas de las consideraciones que aquí se atienden.

La situación planteada se ubica en los sectores de la ciu-dad comúnmente definidos como formales, pero más específica-mente en las llamadas áreas de crecimiento por extensión: aquellas que aumentaron el perímetro urbano caraqueño incorporando el esquema de la urbanización aislada de la trama tradicional y donde las manzanas no son cerradas (Marcano, 1994). Aquí se es-tudia la problemática protagonizada por el acelerado crecimien-to y densificación del límite entre el espacio público y el privado, donde se fortalece la división entre la parcela y la ciudad a diferen-cia del resto del perímetro cuyas adyacencias son otros ámbitos privados. Este borde, además, se acentúa con la existencia –por normativa– de un vacío perimetral llamado retiro,1 recurrente en urbanizaciones como Los Chorros, San Bernardino, Los Chagua-ramos, Santa Mónica, Prados del Este, sólo por nombrar algunas.

Teniendo en cuenta los señalamientos anteriores sobre las dos perspectivas que tienen cabida en el límite –final o inter-medio– es posible reconocer que en esta problemática se ha esti-mulado o aprovechado fundamentalmente la condición divisoria del lindero, aquella que Josep Lluís Mateo (2007) definiría como arcaica. Pero dicha condición nunca podrá desvincularlo de los es-pacios aledaños, al contrario, genera importantes consecuencias tanto en los espacios de retiro como en la calle (véase Figura No. 2). Es común observar que, a menos de que los espacios de retiro

1 En el glosario que incluye algunas ordenanzas de Caracas como la Ordenanza de zonificación de Las Minas de Baruta, el retiro se define de la siguiente forma: “distancia mínima que debe guardar una construcción con respecto a un determinado alinea-miento” (Consejo Municipal del Municipio Baruta del Estado Miranda, 2007: 30)

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sean utilizados como desahogo por parte de los vecinos, estos se transforman en anillos aislados en torno a las edificaciones. Al ver-se desconectados de la ciudad, se convierten en espacios de nadie, anónimos, incluso residuales. Del lado externo, el espacio público, y particularmente la calle, se desconecta de la energía y actividad que le brindan las edificaciones: “que el entorno público atraiga o repele depende, entre otras cosas, de cómo esté situado respecto al privado y de cómo esté diseñada la zona limítrofe entre ambos” (Gehl, 2006: 125). A través de toda esta situación es posible reco-nocer la existencia de una cadena de causas y consecuencias que se conjuga en un ciclo de deterioro para la ciudad.

El ensimismamiento de los nuevos desarrollos de edificios privados generalmente niega la presencia de la calle y, asimismo, la franca y saludable comunicación entre el espacio público y privado. Desde el interior de las edificaciones, el espacio exterior pareciera ser algo indeseado. Se constituye una suerte de círcu-lo vicioso en el que las edificaciones privadas niegan el espacio público, haciéndolo más peligroso, insalubre y cada vez menos deseado (Lasala Hernández, 2007: 67).

La importancia del tema estudiado se ha planteado desde dos puntos de vista que pudieran entenderse como cuantitativo y cualitativo. El primero tiene que ver con las dimensiones que ocupan estos espacios. A manera de ejemplo, el lindero de frente para una parcela de quince metros de ancho, considerando tres metros de altura –a manera de reja o muro–, formaría un plano de fachada de cuarenta y cinco metros cuadrados alcanzando los noventa metros cuadrados si llegase a seis metros de altura. Pu-diendo ser equivalente a la cuarta parte del frente original de la edificación a la que pertenece. En cuanto al espacio de retiro, es interesante considerar que apenas cuatro metros de profundidad y quince de ancho se traducirían en sesenta metros cuadrados de superficie. Cifra muy significativa para un vacío en medio de una ciudad que apenas alcanza un metro cuadrado de espacio público por habitante (Alcaldía del Área Metropolitana de Cara-cas, 2011). Sirva de ejemplo la Parroquia San Pedro en Caracas. Con una población de sesenta mil habitantes, cuenta con un es-timado de doscientos mil metros cuadrados de retiro de frente, triplicando el espacio público existente en el sector.

Con respecto a su importancia cualitativa, empezando por el lindero, ha sido posible observar muchos casos donde este se convierte en la nueva fachada de las edificaciones, in-cluso, cuando se construye tiempo después de haber finalizado el proyecto original, es decir, como un agregado. Asimismo, es necesario acotar que a través del lindero se puede controlar el grado de relación física y visual que se establece con la ciu-dad, por lo que su crecimiento significa, muy probablemente, el detrimento de esa relación. En cuanto al retiro de frente, su principal importancia viene dada por la reserva de espacio no construido que significa una oportunidad sustancial para una ciudad con tantas necesidades.

Considerando el valor intrínseco en este tema, el obje-tivo de la investigación es ilustrar la realidad que existe hoy en día en torno al lindero en algunos sectores de Caracas, situación que resulta ofuscada bajo un manto de cotidianidad. Asimismo se proponen una serie de criterios que, surgidos del estudio del tema seleccionado, pudieran ser utilizados para intervenir sobre los linderos de frente y espacios a su alrededor en función de de-bilitar el carácter estático que este ha ido adquiriendo cuando se materializa en forma de rejas y muros.

Metodología

La presente investigación tiene un carácter cualitativo y se dispone desde una perspectiva hermenéutica donde “no existen esencias inmutables, sólo hay interpretaciones” (Vattimo, 2007), lo que, al mismo tiempo, enfatiza en la responsabilidad de establecer una estructura de argumentos razonada. Se toma a la hermenéutica, incluso más que como una metodología, como una posición ontológica asociada al pensamiento heideggeriano del ser humano como ser interpretativo.

Figura No. 2. Imagen que muestra al lindero como línea de división, el retiro como un espacio aislado y la calle desconectada de las edificaciones. Fuente: Archivo personal del autor.

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Desde este punto de vista se plantea un diálogo entre el investigador y el texto (entendiendo texto como los objetos de investigación)

donde el investigador asume una activa participación en el conocimiento que resulta de la investigación, ya que se plan-tea un constante intercambio entre sus posturas personales y culturales, las cuales lo acompañan durante la lectura, la ob-servación o la escucha del texto (Hernández, 2001: 25).

Consecuente con esta postura, la recolección de la infor-mación –observación, registro fotográfico y análisis documental– se realizó de forma paralela para formular fuertes lazos entre los eventos y las transformaciones sucedidas en el sector, y tuvo en cuenta el punto de vista del investigador y el marco teórico cons-truido sobre el tema.

Dentro de este marco general se ha seleccionado el llama-do círculo hermenéutico como procedimiento estructural para el desarrollo de la investigación. Un movimiento del pensamiento que va de las partes al todo y viceversa, aumentando progresiva-mente el nivel de comprensión. Metafóricamente hablando po-dría representarse como una escalera de caracol donde cada giro genera un avance en la investigación (Martínez, 2010).

Por medio de este proceso se pretende reconocer la estrecha relación que existe entre los diferentes puntos del problema estudiado y atender sus lazos de interdependencia y conexión (Pérez de Tudela Velasco, 1992). Para desarrollar este planteamiento se parte de identificar los componentes del tema seleccionado, y analizar sus características y condiciones particulares, para luego contrastarlos y estudiar sus relaciones e intercambios.

Tres ámbitos de investigación

Como se anunció anteriormente, el problema de estudio se ha señalado como un ámbito complejo compuesto principal-mente por: el lindero, el retiro de frente y la calle. En consecuen-cia, estos son los temas centrales a partir de los cuales se arma el trabajo. A continuación se exponen brevemente las particulari-dades de cada uno de ellos, empezando por el eje central y deto-nante de las primeras observaciones: el lindero.

El término lindero es definido como borde de un terreno y proviene del latín linde: límite de un reino o de una provincia, término o fin de algo (RAE, 2001). Nociones de final o cierre que menosprecian tácitamente aquello que viene después. Al enten-derse de esta forma, puede notarse que, generalmente, el lindero no se plantea como un estado intermedio o, siquiera, como el comienzo de algo distinto, y disminuyen las probabilidades de ver y oír a otras personas, de aprovechar la valiosa oferta de infor-mación que ofrece el entorno social (Gehl, 2006). Adicionalmen-te, la desconexión y el aislamiento no permiten la generación de actividades que puedan crecer conjuntamente hasta constituir secuencias de acontecimientos significativos (Gehl, 2006).

Visto desde otro punto de vista, el lindero podría enten-derse desde la condición de intermedio. De una manera análoga a las fronteras del Imperio Romano en donde en lugar de una línea existía una franja habitable, “el limes participaba, por tanto, de lo racional y de lo irracional, o de lo civilizado y lo silvestre. Era un espacio tenso y conflictivo de mediación y enlace” (Trias, 1991: 16).

Por su parte, el espacio de retiro aparece en Caracas con la construcción de las áreas de crecimiento por extensión. El pri-mer emplazamiento de este tipo que tuvo la ciudad fue El Paraíso (Leal, 2010). En él se aspiraba a reproducir los modelos europeos del chalet o la villa, por medio de la construcción de casas de más de un piso que generalmente contaban con cuatro fachadas hacia los jardines perimetrales (Gasparini y Posani, 1969: 271). El uso de la edificación aislada se hizo extensivo a través de este tipo de fórmulas de ocupación, incorporando márgenes vacíos de naturaleza privada o semiprivada.

De los aspectos positivos de esta organización se puede afirmar que la principal invención desde mi punto de vista era la Independencia del edificio del borde de la calle. El sistema que dividía el territorio en cuadras fue rechazado. Las casas giraron sobre su parcela, para atrapar el sol y la vista (Kostof, 1993: 76. Traducción libre del autor).2

Pero estas ventajas parecen verse oscurecidas por la rea-lidad intersticial que suelen presentar los espacios de retiro lue-go de la materialización de los linderos, la cual, es comúnmente observable en el sector estudiado y que los desconecta visual y espacialmente del espacio público. Adquieren así condiciones de indefinición: carecen de noción de lugar y tienden a mantenerse vacíos o ser ocupados por lo anárquico, características propias de los espacios intersticiales (Von der Heyde, 2007). Asimismo estas condiciones podrían estar asociadas al espacio basura que presen-ta Rem Koolhaas (2007) socavando la determinación, reemplazan-do la jerarquía por la acumulación y suprimiendo las distinciones, o a las altopías estudiadas por José Ignacio Vielma (2008) como una estructura disidente y marginal que se constituye como ex-presión concreta del fondo indeterminado de la ciudad. En pocas palabras, el retiro puede presentar condiciones comparables a las de otros espacios de índole residual (véase Figura No. 3).

Teniendo en cuenta estas consideraciones, la ciudad se presenta llena de agujeros, abierta a la posibilidad de nuevas apropiaciones, de territorios disponibles para el espacio público (Caraballo, 2004). Precisamente uno de esos agujeros extendido por un importante porcentaje del tejido urbano es el retiro. Una oportunidad para motivar relaciones interesantes entre el espa-cio público y el privado, incorporando situaciones que les sean atractivas a ambos lados del límite.

Ahora, del lado externo del lindero se presentan las situa-ciones propias de la calle, del espacio netamente público. Si se cree o se tiene en cuenta que este resultará mejor en la medida en que se convierta en escenario de actividades no indispensables y sea

2 Cita original: “The main invention from my point of view was the Independence of the building line from the street line. The blocks system of land division was rejec-ted. The houses turned on their lots, to catch the sun and view” (Kostof, 1993: 76).

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ocupado como un fin en sí mismo (Gehl, 2006), sería razonable pensar que verse desconectado de las edificaciones seguramente disminuirá las posibles actividades de las que este podría conver-tirse en protagonista. El escenario en el que un peatón debe circu-lar –y únicamente circular– a través de una acera de dimensiones mínimas, obstruida además por la ocupación anárquica del espa-cio –quioscos, vendedores ambulantes, carros mal estacionados, cestos de basura, entre otros– poco podrá contribuir a motivar re-laciones con el ámbito privado.

Sobre este mismo punto y también asociado al despla-zamiento, se encuentra la intensiva presencia del automóvil. Este medio de transporte era considerado desde mediados del siglo XX como una invención beneficiosa pero que traería ansiedad, ruido y contaminación, perjudicaría la accesibilidad puerta a puerta y el espacio urbano (Kostof, 1999). Precisamente, algunos de los puntos pendientes por mejorar en Caracas son consecuencia de la masifica-ción del transporte automotor (Alcaldía del Área Metropolitana de Caracas, 2011), lo que ha traído como consecuencia un complicado problema que obliga al caraqueño promedio a pasar entre treinta y cuarenta y cinco días al año en el tráfico (Ecarri, 2011).

ResultadosAsociado a los alcances de la investigación se ha elegido la

Parroquia San Pedro como ámbito de estudio. Con una población de casi sesenta mil habitantes (Gerencia General de Estadísticas Demográficas, 2012), se encuentra cerca del centro geográfico de la ciudad de Caracas, presenta una variedad de zonas comercia-les y residenciales, y aloja el campus de la Universidad Central de Venezuela. La parroquia se ha seleccionado para este trabajo por

encontrarse en el área de crecimiento por extensión de la ciudad, ser un importante representante de la problemática aquí señalada y haber sido objeto de atención recurrente por parte del autor en otras investigaciones, lo que brinda una experiencia significativa y un entendimiento más profundo del sector (véase Figura No. 4).

La observación del sector durante los cinco años que abarcó la investigación ha permitido atestiguar: 1) algunas de las más importantes condicionantes para el aislamiento y 2) las prin-cipales consecuencias que dicho encierro le ha traído al sector.

1. Aunque la búsqueda por aislamiento es protagonizada por la construcción de muros y rejas de lindero, también es necesario tomar en cuenta que otras situaciones se vinculan al lindero y apoyan la fragmentación del tejido urbano. Entre ellas es im-portante señalar: la condición de línea que caracteriza un límite legal como este, lo cual, favorece el encuentro inconexo de situa-ciones disímiles; las diferencias de diversa índole que se utilizan para enfatizar la división: usos distintos, aislamiento visual, cam-bios de nivel, entre otros; la ocupación ilegal del retiro de frente por volúmenes generalmente opacos que acentúan el límite; el estrangulado espacio para la circulación peatonal con respecto a aquel ocupado por árboles, postes de luz, teléfono públicos; y el estacionamiento ilegal de vehículos sobre la acera.

2. Es lógico pensar que las consecuencias producto de la den-sificación del lindero han de afectar a la ciudad en muchos ámbitos, pero los que resultan actualmente pertinentes para esta investigación –planteada desde la disciplina arquitec-tónica– son los siguientes: debilitamiento de las relaciones entre el espacio público y el privado, espacios de retiro con

Figura No. 3. Condición intersticial observada de forma recurrente en los retiros de frente que se mantienen sin uso. Fuente: Archivo personal del autor.

Figura No. 4. Ejemplo de la situación actual de los linderos en la parroquia San Pedro. Fuente: Archivo personal del autor.

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Los límites desapercibidos de las ciudadesReflexión sobre el lindero en Caracas

DOSSIER CENTRAL 7777

una marcada tendencia intersticial, devaluación y cierre de los comercios ubicados en las plantas bajas que requieren de la vinculación con el transeúnte, seguido del detrimento ge-neral de los espacios del peatón al perder la conexión con las viviendas y comercios que solían abrir hacia la calle. Esto, a su vez, conlleva a un creciente estado de soledad y abandono de los espacios públicos que terminan por protagonizar un marcado deterioro del paisaje urbano apoyado por la masifi-cación de muros y rejas que suelen ejecutarse sin la interven-ción de profesionales asociados a la disciplina arquitectónica.

Contrastando estas observaciones con el análisis docu-mental mencionado anteriormente se plantean una serie de cri-terios de intervención que buscan proponer una salida distinta al aislamiento alcanzado hoy en día en el sector. Dichas pautas no pretenden ser absolutas, sino servir como una guía que sintetice las ideas más importantes de este trabajo desde una estructura de presentación que permita acercarlas a futuras investigaciones o, inclusive, a su posible aplicación en la práctica proyectual.

1. Entendiendo que el problema estudiado existe a partir de fuertes condiciones de aislamiento y una visión parcelaria de la ciudad, las intervenciones deberían estar orientadas a pro-mover múltiples niveles de relación entre los involucrados en torno al lindero. Vincular a la iniciativa privada, al gobierno lo-cal y a los habitantes del sector en la toma de decisiones sobre los ámbitos intermedios que los afectan a todos directamente, y confrontar así el culto individualizado del aislamiento que crece sin contrapropuesta. Metafóricamente, podría enten-derse como una democratización de los espacios limítrofes, aprovechar la condición de contigüidad entre espacio públi-co y privado para estudiar y promover los intereses de inter-cambio que podrían tener los diferentes actores. No se trata de establecer conexiones francas e indiscriminadas, sino de fomentar el diálogo a la vez que se mantiene la separación donde y cuando sea necesario.

2. Siguiendo la misma línea y considerando que las marcadas per-turbaciones del tejido urbano podrían favorecer la separación, sería importante fomentar la fluidez por medio de diferencias graduales que eviten cambios abruptos. Las variables a tomar en cuenta son: espaciales (escala, niveles, topografía), progra-máticas (usos, horarios, espacios verdes), sensoriales (trans-parencias, colores, sonidos) e incluso sociales (condiciones público-privadas, tipos de propiedad). De esta forma, los espa-cios en torno al lindero no tendrían que estar necesariamente vinculados a través de la fluidez espacial, sino que podrían es-tablecerse lazos temporales a ciertas horas del día, sensaciones de continuidad visual sin permitir el paso libre, propiedad com-partida de los espacios intermedios, entre otros.

3. Complementariamente, es recomendable evitar divisiones bidimensionales que se materialicen a partir de las líneas de lindero. Esta condición apoya un marcado señalamiento entre ámbitos que inicialmente ya son distintos. Sería importante considerar la creación de espacios colectivos y/o que intere-sen tanto al sector público como al privado, aumentando así la adhesión y el interés mutuo entre estos componentes de

la ciudad. Podría explotarse la condición de intermedio para construir un tercer espacio que se ubique entre otros dos y busque dialogar con ambos. En este punto es necesario ha-cer un llamado de atención sobre el retiro de frente como un espacio intermedio que existe entre la ciudad y la edificación.

4. Las intervenciones deberían valorar y multiplicar vacío, sobre todo en las áreas no edificadas actualmente. Esto con el fin de propiciar la continuidad espacial y visual, al mismo tiempo que se contribuye con la alarmante escasez de espacio público que existe en Caracas. Este planteamiento no descarta la construc-ción de edificaciones complementarias siempre y cuando estas busquen aportar actividades al espacio público que ayuden a contrarrestar las condiciones de soledad e inseguridad.

5. La consideración y reforma de los retiros de frente podría aprovechar su contigüidad y paralelismo con las aceras para fortalecer los estrangulados espacios de circulación que di-suaden al peatón caraqueño. Inclusive, podrían servir para alojar otros sistemas de transporte público que se traduzcan en alternativas para el desplazamiento, al mismo tiempo que fomentan la ocupación de estos sectores de la ciudad y cola-boran con su activación.

Para finalizar, se atiende a uno de los detonantes del tema de investigación: la inseguridad. La postura que se ha asumido de manera individual pero generalizada desde el ámbito privado fren-te a este problema ha sido el aislamiento. Esta posición debilita la estructura del tejido urbano y, con ello, algunos de los hilos que interactúan en la cohesión de la ciudad. En contraposición, fórmu-las de integración podrían contribuir con el fortalecimiento de las comunidades. Enfrentar la inseguridad con presencia y transparen-cia. Resulta necesario redirigir las posturas sobre la inseguridad ya que la división y el aislamiento parecen estar contribuyendo, si no a la inseguridad en sí misma, al menos a la sensación de inseguri-dad que vuelve menos atractivos los espacios públicos y activa un círculo vicioso de deterioro, soledad e inseguridad.

ConclusionesEn las últimas décadas ha sido notable el acelerado au-

mento de la población urbana mundial y la consecuente exten-sión de superficie ocupada por las ciudades. Es así que los límites exteriores de estas localidades se convierten en centro de aten-ción, se reformulan, se reinventan y se ocupan espontáneamente o con acompañamiento disciplinar. Pero mientras esto sucede hacia afuera, hacia adentro, las ciudades también siguen cre-ciendo y luchan por adaptarse. Mientras la transformación de los límites perimetrales es evidente, la alteración de los límites inte-riores puede pasar desapercibida, testigos silentes de una ciudad quebrantada, que se corta y descose en pequeños fragmentos opuestos al interés urbano primordial: el encuentro.

Los esfuerzos que se materializaron a través de esta in-vestigación esperan haber contribuido en la identificación y explicación de un problema que debilita la cohesión del teji-do urbano y que ha venido creciendo con fuerza en los últimos

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Fabio Capra-Ribeiro

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años, haciéndose presente en otras ciudades del país e, incluso, del exterior. Asimismo, los criterios planteados a partir del aná-lisis de este tema esperan poder apoyar futuras intervenciones o proyectos que tengan como finalidad debilitar el aislamiento producido por la estanqueidad de los linderos.

Frente a esta situación compleja se plantea el concepto de límite como objeto de reflexión para aprovechar su connotación de intermedio, de espacio habitable, en función de convertirlo en articulador de piezas distintas. Si se considera que lo urbano es una experiencia de reconocimiento de límites, que tiene que ver esencialmente con el encuentro, que va más allá de lo público y

privado, y que algunos espacios tienen más potencial que otros para devenir en urbanos (González, 2005), entonces podría pen-sarse que los espacios intermedios son una oportunidad única para configurar ese punto de encuentro y relación.

Para finalizar, es necesario subrayar que la inseguridad –como principal causante del problema aquí estudiado– difícil-mente va a desaparecer en un futuro próximo, así como tampoco podrá tratarse únicamente desde la arquitectura. Pero, en lugar de esperar un escenario favorable en donde actuar, la disciplina debe plantearse fórmulas para contribuir al mejoramiento de tan delicada situación.

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(2) 2014: 79 - 86 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

24 Dossier Central24

Trebinje on the border between East and West

Heritage and memory of treBinje Bosnian-Herzegovinian town

Trebinje en la frontera entre el este y el oesteLa memoria y el patrimonio de la ciudad de Bosnia y Herzgovina

Trebinje na fronteira entre o oriente eo ocidenteMemória e patrimonio de uma cidade da Bosnia e Herzegovina

Isidora KaranPhD student, Department of Urban and Regional Planning, University of Granada, Spain.

[email protected]

ResumenEn la división bipolar de la geopolítica

del mundo, Bosnia y Herzegovina se ha en-contrado a lo largo de los siglos en la frontera entre el Este y el Oeste. Su territorio y su cul-tura son el resultado de la relación entre las influencias globales y locales del poder y de la experiencia, confrontando y superponiendo las pautas orientales y occidentales.

Hoy en día Bosnia y Herzegovina, por un lado, busca su posición y sus fronteras con respecto a los flujos y a las redes globales, mientras que, por otro, busca las fronteras in-ternas de las identidades culturales y naciona-les de los tres pueblos que componen el país. Todo ello ha conducido al complejo asunto del patrimonio y de la memoria colectiva. El artículo investiga cómo hoy día se considera el patrimonio de la ciudad bosnia, teniendo en cuenta la forma de creación de su territo-rio y los mencionados procesos actuales. Se examina el papel del patrimonio y la memoria en la construcción de la identidad en estudio de caso de la ciudad de Trebinje.

Palabras claves: identidad, patrimo-nio, Bosnia y Herzegovina, ciudad de Trebinje.

AbstractIn geopolitical bipolar division of the

world, Bosnia and Herzegovina has been on the border between East and West for centu-ries. Its territory and its culture have been cre-ated between global and local influences of power and experience, through juxtaposition of Eastern and Western models.

Today’s Bosnia and Herzegovina is, on the one hand, searching for its position and setting the limits in relation to the global and regional networks, while, on the other hand, is searching for the internal limits of national and cultural identities of three constituent peoples. All this led to the complex issue of heritage and collective memory. This article in-vestigates the meaning of heritage of the Bos-nian-Herzegovinian town today, taking into consideration the way its territory is created as well as the mentioned ongoing processes. It analyses the role of heritage and memory at-tached to it, in the process of identity transfor-mation in the case of town of Trebinje.

Key words: identity, heritage, Bos-nia and Herzegovina, Trebinje.

ResumoNa divisão bipolar geopolítica do

mundo, Bósnia e Herzegovina por séculos es-tão localizadas na fronteira entre o Oriente e o Ocidente. Seu território e sua cultura foram formados a partir do resultado das relações entre as influências globais e locais do poder e da experiência, confrontando e sobrepon-do as orientações orientais e ocidentais.

Por um lado, Bósnia e Herzegovina atualmente buscam sua posição e definem seus limites acerca das redes globais; en-quanto que por outro, também buscam internamente suas identidades culturais e na-cionais dos três povos que compõem o país. Todos estes assuntos complexos, levantam questionamentos referentes ao patrimônio e a memória coletiva. Este artigo, investiga como atualmente se entende o patrimônio na cidade da Bósnia. Tendo em conta a for-mação de seu território e de seus processos atuais já mencionados. Analisa-se o papel do patrimônio e da memória, na construção da identidade da cidade de Trebinje.

Palavras-chave: identidade, Bósnia e Herzegovina, Trebinje

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Isidora Karan

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Isidora KaranPhD student at the Depart-

ment of Urbanism and Spatial Planning, University of Granada. Graduated from the Faculty of Architecture and Civil En-gineering at the University of Banja Luka (2008) as the best student of her genera-tion. Worked as a town and spatial plan-ner (2009-2011). She has participated in international workshops and competi-tions. As a member of the team, she has won the awards in several competitions.

Introduction

This article deals with the imaginary boundaries of cultural

influences in the country of the imaginary Balkans (Todorova,

1999), their reflections in understanding and the use of urban space

today. “The Mediterranean borders are not only geographical; they

are not carved in space or time. Neither historical, nor owned by the

state, nor national: the circle marked by the chalk is constantly being

indicated and erased, expanded or reduced” (Matvejević, 2006: 15).

The territory of Bosnia and Herzegovina1 has always been located

between East and West, creating the zone of linkage, but also of a

conflict. It formed the border zone of the oriental Ottoman Empire,

European Austro-Hungarian Empire, and was located on the

borderline of communism of the Eastern Block and capitalism of

the Western Block. Nowadays, it is positioned on the borderline with

the European Union and it is oriented to such a further development

(see Figure 1). Its peripheral status, the conflicts and symbiosis of

different influences have marked the physical and national structure

of the Bosnian and Herzegovinian towns of today.

According to Todorova (1999), the phenomenon of Balkanization, formed after the Balkans Wars (1912-1913) to denote territorial division and widely used nowadays in differ-ent fields, could not be reduced on fragmentation. Todorova (1999) defines Balkanization as a cultural mix and richness resulting in hybrid identity. This hybrid identity and different cultural influences can be noticed, not only on the scale of region, but also on the small scale of urban space of Bosnia and Herzegovinian towns.

The War (1992-1995),2 following the half-century socialist structure based on the idea of equality and “brotherhood and unity”, caused divisions in local communities and society. This resulted in, mainly, forced migrations of people, loss of territorial and strength-ening of imagined communities (Anderson, 1991). Religion and heritage, stemming from the border position and different dominances of the center of economic and political power, have turned into the tool in the function of strengthening of national identities

1 The first Bosnian country was founded at the end of the 8th century.2 The War was ended with the Dayton Peace Agreement (November, 1995) according to which the territory of Bosnia

and Herzegovina was divided into two entities (the Republic of Srpska and the Federation of Bosnia and Herze-govina) and one district (Brčko) and made up of three constituent peoples (Serbs, Croats and Bosniaks).

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Trebinje on the border between East and WestHeritage and memory of Trebinje bosnian-herzegovinian town

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(Mahmutćehajić and Seligman, 2005). The “desirable” and “unde-sirable” national symbols have appeared in Bosnia and Herzegov-inian towns, where this quest for the national cohesion has led to the so-called “war of memories” (Moll, 2013). The previous facts have been reflected to the symbolic meaning of urban space, to its physical structure, patterns of its use and everyday life and ex-perience that occur in it. For instance, a lot of buildings or monu-ments were demolished, while some open public spaces that were lively before stayed abandoned.

On the other hand, along with the transition of identity and memory, both economic and social transitions are taking place in Bosnia and Herzegovina. The movement toward West-ern neoliberal capitalism, which after two decades since the end of the war is still going on, also influenced the urban space in various ways. The competition between the places (Harvey, 1996) and the need for their branding have led into local symbols, of-ten coloured by the nationalism, being transformed in relation to the demands of global market, cultural and tourism industry3 in Europe (as it happened with national heritage in post-socialist cities, for example, in Krakov). In this way, the elements of nation-al identity are becoming the elements on which supranational identity within European Union should be created. This implies that complex issue of defining heritage and its role becomes even more complicated.

From the previously mentioned two seemingly diametric processes (reinforcing national identity and the integration into global flows), the following research questions to deal with in this paper have developed: (1) what is considered to be heritage of Bosnia and Herzegovina today, (2) what is its role in the transfor-mation of identity and collective memory of the city, and (3) how the relation between the two processes mentioned influenced the way heritage could be understood or defined.

3 According to the data from the Lonely Planet, among the top destinations in the past 5 years, there have been always listed the destinations in the territory of the former Yugoslavia, and the web site foxnomad.com voted the town of Sarajevo as the top destination in 2012.

With regard to the processes noticed in the Bosnia and Herzegovina towns, including Trebinje, these questions are fur-ther developed through the phenomena of place branding and negative cultural landscape. Very present in the cities nowadays, these phenomena have significant repercussions on transforma-tion of both national and place identity. These two types of iden-tity meet and confront in urban space, influencing its symbolic meaning, memory, forms of use, and of course, the way in which the heritage is interpreted.

If national prevails upon the place identity, the political manipulation of the place and heritage can occur, which often provokes the negligence of urban quality and experience of space of everyday life. So, with the aim of better understanding of heritage and its role in Bosnia and Herzegovina and in the town of Trebinje, the theoretical bases considered relevant for this pa-per are provided and explained through the concepts of: identity, negative cultural landscape and place branding.

IdentityThe notion of identity has been widely used and studied in

various disciplines and practice of everyday life. Identity in its es-sence means the uniqueness or distinctiveness of a phenomenon in relation to a specific context. Sociologically speaking, all identi-ties are constructed through the separation of powers and experi-ence and the difference between the local and the global (Castells, 2002).Their construction is a continuous process (Neill, 2004), and they are never completed (Hall, 2000). In the socio-spatial context, place identity can be perceived as the set of meanings that peo-ple associate with the particular place and its personal identities (Dovey, 2010; Watson and Bentley, 2007). Since identity is always based on the memory and vice versa (Gillis, 1994), those meanings are created through everyday experience and collective memory related to the physical structure. In this regard, place identity deals with complex relationship between “tangible” and “intangible” as-pects of the places (relationships between physical settings, urban activities and meanings) enabling the development of existential human need of orientation in place as well as the identification with the same (Norberg-Schulz, 1976).

But place identity is not only important for personal iden-tities, it is also important for the construction of social identities; a stronger identity of place suggests a stronger sense of belonging to a place, therefore, a stronger homogeneity of one social group and its uniqueness compared to other groups. Place identity, per-sonal identity and the social identity meet each in the concept of homeland (Tuan, 2001). However, when the concept of homeland is not clear, that is, when a person or a community loses “tangible” and “intangible” aspects of the places incorporated into their per-sonal or collective identity, then the place identity may become subject to the radical transformations.

With the loss of territorial community, the relation with the imagined community (Anderson, 1991) or nation becomes stronger. Although there are opinions that community cannot exist outside place, just as place cannot exist without community, it is certain that not all communities are territorial. The modern

Figure 1 . The Geopolitical Position of Bosnia and Herzegovina. Source: elaborated by the author.

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age has shown that communities should not necessary be relat-ed to a specific place. So, in addition to territorial, there are imag-ined communities, whose members do not have to be physically related to place or to have everyday face-to-face interaction with other members (Anderson, 1991).

Since the identity of imagined communities is based on the memory of shared past, just like territorial communities, they need their places of collective memory and symbols in the urban space. This means that heritage is exposed to a conflict which may appear between national and place identity. In this case, heritage is often used as “the official memory book of significant events or the metaphors of national life” (Boyer, 2001: 343). This is especially noticed in the countries formed as independent dur-ing the fragmentation of the Soviet Union and Yugoslavia (Ryk-wert, 2004). But by converting heritage into “the metaphor of national life”, its role in inhabitants’ everyday lives changes and it also leads to the reduction of the experience that such heritage can elicit within the people, space user. (Boyer, 2001)

1.2 Negative cultural landscape

Architectural heritage has always been used as a spe-cific means of communication with the community, regardless of what messages have been created or conveyed. It is still a powerful tool for the construction of identities and transmis-sion of ideas about the national cohesion, despite the opinions that the physical structure is losing its role in the context of the digital telecommunications revolution and virtual spaces (Mitchell, 1977). The process of establishing the national cohe-sion through architectural heritage and the sites of collective memory is taking place in two opposing directions. The first direction is glorification and highlighting of the places with historical background necessary for national cohesion, and the other direction represents denial or transformation of the plac-es endangering that national cohesion (McDowell, 2008). The places that are evaluated as “undesirable” and as a kind of threat to national cohesion, in a particular system and in relation to the official memory, are becoming a part of the negative cul-tural landscape that is necessary to be transformed (Watson and Bentley, 2007). Most commonly the others’ heritage (as are reli-gious sites, monumental buildings and monuments of power), is considered to be a negative cultural landscape. This heritage is subject to transformation conducted through the change of meaning and/or change of physical structure.

The transformation of meaning of those cultural land-scapes which threaten national cohesion is mainly performed through the change of the function. In this case, it does not ne-gate the existence of “undesirable” elements of the past, but the same elements are adapted in line with the current politics and ideology. This can also be understood as a kind of the urban re-vitalization (e.g. the case of converting military facilities from the socialist period in educational or cultural facilities in many cities in Bosnia and Herzegovina). Transformation of the structure, which also includes the transformation of meaning, most frequently is a radical intervention by which the places considered as a nega-

tive cultural landscape are being denied both in the symbolic and in physical ways. However, the demolition of the physical struc-tures cannot simply erase the memory attached to it, nor the role that this structure had in everyday life of the people (e.g. the Old Bridge in Mostar and the City Hall in Sarajevo were destroyed dur-ing the War, but they remained vivid in people’s memory, which certainly contributed to their reconstruction).

1.3. Place branding

The place branding phenomenon is a consequence of the competition between places and the need to attract investments, and it is primarily associated with capitalist production (Harvey, 1996). In European cities nowadays, place branding has a significant impact on transformation of urban space and identity. It can be de-fined as a creation of whole set of physical and socio attributes and beliefs which are associated to the place considered as a product (Kavaratzis and Ashworth, 2005). The places are being “packed and sold like goods”, adjusting their multiple cultural and sociological significance to the creation of attractiveness in relation to the ex-tremely competitive market (Ward, 2004). For the purpose of sell-ing and consumption, usually associated with tourism and cultural industry, the manipulation with historical or visual presentations of the places sometimes appears. Cultural and architectural heritage is being used as a material for the creation of an image for present-ing the towns in the market of cultural and tourism industry (e.g. the case of branding of Old Town ”Bascarsija” in Sarajevo, that is, brand-ing it as the authentic place that every tourist “must see”). This can lead to the favouring of private over public sector and tourists over local population (Grodach, 2013), (e.g.the local population has al-most completely moved from the Old Town of Dubrovnik).

The identity of place is being discomposed with its individ-ual elements transformed in a way that suits the needs of a com-petitive market. Then, they are repeated like an enduring “mantra” until the town’s identity becomes a “mousetrap” for the same (Kool-haas, 2006). This creates a paradox of memory and place identity, which are, on the one hand, used to attract as many tourists as pos-sible, while on the other hand, they are used to promote national identities. The research conducted in the countries of the former Soviet Union, fragmented only one year before the former Yugosla-via, has stated the use of heritage in constructing national identi-ties shortly after independence, and the use of the same in order to develop tourism only a few years later. Through place branding, the national symbols and heritage in general, become tourist at-tractions. However, besides negative, in some cases it can also have certain positive consequences and can offer a new vision of the ur-ban structure which is considered to be negative cultural landscape.

MethodologyCreation of identity, both national and place identity, fol-

lowed by the transformations of negative cultural landscape and the phenomenon of place branding, is a process taking place to a greater or lesser extent in many towns in Bosnia and Herzegov-ina. This article analyses the above-mentioned process through the case study of the town of Trebinje.

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Trebinje on the border between East and WestHeritage and memory of Trebinje bosnian-herzegovinian town

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Trebinje is selected as a town (1) located on the border of Bosnia and Herzegovina with Croatia and Montenegro, only 30 kilometres away from Dubrovnik and the Adriatic Sea (see Figure 2), and (2) as a Mediterranean-oriental town with a unique physi-cal structure where the different cultural influences related to dif-ferent periods of urban evolution are quite preserved and visible.

After Dayton Peace Agreement (1995), Trebinje became part of the territory within the Republic of Srpska entity. This means that, nowadays, it is populated mainly by Serbs (Orthodox) of which, ac-cording to the unofficial 1996 census, as many as 28% had refugee status (Institute of Urban Planning of RS, 2002). At the same time, that implied the emigration of Bosniaks (Muslims) and Croats (Cath-olics). The urban area of Trebinje covers 103km2, and it is inhabited with 75% of total of 31433 inhabitants lived in metropolitan area that occupies 854m2 (Institute of Urban Planning of RS, 2002).

The border position of Trebinje during different periods since its foundation, proximity to the coast and trade routes leading from Dubrovnik, have influenced the development of Trebinje as a Mediterranean and important town the region and in Bosnia and Herzegovina. Nowadays, in the urban space, partic-ularly prominent are three types of physical structures belonging to the following periods: the period of Ottoman rule (1466-1878); the period of Austro-Hungarian rule with the period between the two World Wars (1878-1941); and the period of socialist Yugosla-via (1945-1992). All three periods are characterized by different types of cultural influences, social and spatial production, and

different patterns of use and meaning of urban space. During the ‘90s of the last century, due to the dissolution of Yugoslavia fol-lowed by the war, there were changes in sociological, economic and urban structure of the town. The period of general transition started at that time is still ongoing influenced the urban space of Trebinje and the way heritage is perceived.

Analysis of the role of heritage4 in transformation of iden-tity and memory of Trebinje is conducted on the part of the Aus-tro-Hungarian military heritage and on the part of the religious Ottoman heritage. These two periods are viewed as the occupy-ing regimes, primarily among the population of Serb nationality, and negative connotations regarding them were significantly increased with the process of national renaissance that started in the 1990s. Analysed heritage of the Austro-Hungarian period include military fortifications, being some sort of symbols of oc-cupation associated to the Catholic regime.5 Analysed heritage of the Ottoman period are the mosques which are considered as symbols of the religion of Islam and of Bosniaks,6 as well as a threat to the national cohesion of Serb people.

The analysis is based on the following: previously pre-sented theoretical postulates, an analysis of historical develop-ment and current planning policy document (as an official policy of heritage and memory management), the results of a part of the survey, and the follow-up of electronic magazines and forums as a reflection of public opinion (imaginative texts). The survey7 is part of the wider research on the places of identity and urban dynamic in Trebinje, within which a symbolic meaning of urban space is also being analysed. The survey included 200 respon-dents, inhabitants of Trebinje, of different age groups and both genders.

Results3.1 Heritage from the Ottoman period: The

Emperor’s Mosque and Osman Pasha Mosque

The Old Town of Trebinje was built in 1688 during the Ottoman period, on the site where, as it has been assumed, the Illyrian and Roman settlements were once situated (Figurić, 1930). As the establishment of the Ottoman town on the con-quered territory of Bosnia and Herzegovina always implied the construction of a religious complex (Pašić, 1991), the Emperor’s Mosque (Careva Dzamija) was built first (1719), and a few years later (1726), the Osman Pasha Mosque (Osman-pašina dzamija)

4 In this case, the term heritage is not related only to the officially categorized heri-tage, but also to the parts of urban space which were or could be significant for the urban life and town identity.

5 Catholic regime is usually related with Croatian fascist movement, called Ustaše, from the WWII.

6 Bosniaks are ethnic group in Bosnia and Herzegovina with majority adherence to Islam, religion that was imposed during the Ottoman occupation of Balkans as the superior.

7 The survey is a part of the still unfinished doctoral dissertation of the author, and only some data from the survey were used in this article.

Figure 2. The position of Trebinje in regard to neighbouring countries and entities of Bosnia and Herzegovina. Source: elaborated by the author.

*Sarajevo, the capital city of the Federation of Bosnia and Herzegovina; Banja Luka, the capital city of the Republic of Srpska; Dubrovnik and Herceg Novi, the coastal towns which influenced historical development of Trebinje.

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Figure 3. The relationship of heritage, urban centre and town silhouette. Source: ela-borated by the author.

was also built within the walls of the Old Town. The Osman Pasha Mosque, which is considered to be one of the most beautiful in Herzegovina, is positioned near the main entrance and it repre-sents a visual focus and a reference point in the organization and recognition of the Old Town structure. The Emperor’s Mosque is located in a less prominent location, has modest dimensions and more reduced architectural expression (see Figure 3). The mosques mentioned, as the only ones in the narrow urban area of Trebinje town, were the places of spiritual and social life of the Muslim population (now called Bosniaks).

*1. Crkvina hill with Herzegovinian Gracanica; 2. The hill in Hrupjela with the Church of St. Archangel; 3. The Old Town with the Osman Pasha Mosque and the Emperor’s Mosque. The dashed line signifies the urban center.

The war and the changes in the structure of population,8 not only in national terms, had an impact in characterization of the mosques as negative cultural landscape at the beginning of the 1990s war. This partly inspired their demolition,9 which cer-tainly was not reflection of will of all inhabitants of Trebinje. But the removal of the physical structure doesn’t automatically re-move the memory related to it. Even after the demolition, some native people of Trebinje have still kept the mosques on the men-tal map of the Old Town. However, the newcomers began to cre-ate the image of the Old Town without the mosques.

8 Ethnic composition of Trebinje, census 1991: Serbs 21.349 (68,87%); Bosniaks 5.571 (17,97%); Croats 1.246 (4,01%); Yugoslavs 1.642 (5,29%); others 1.188 (3,86%).

9 The demolition of religious buildings –Orthodox, Islamic and Catholic– during the war happened on the territory of both entities and was done by the members of all three constitutive peoples.

As it is the case with many religious buildings destroyed during the war, the mosques are being reconstructed. The Os-man Pasha Mosque was reconstructed in 2005 and the Emperor’s Mosque is in the final phase of reconstruction in 2014. The period of mosque reconstruction took place simultaneously with the period of tourism development. Keeping in mind that the tour-ism in Bosnia and Herzegovina is based on the “mystique of the Orient” which is appealing to the tourists from Western Europe, the Old Town together with the mosque makes an important ele-ment of tourist offer of the town. In the survey, 36% respondents stated the Old Town as the place with highest potential for the future development of the town, having on mind primarily its tourist development. However, the importance of mosques as an integral part of the Old Town hasn’t been reduced only to tourist attraction. The survey results confirmed that 41% of respondents preferred to spend their free time in the Old Town. It indicates that the mosques are not recognized only as religious symbols, but also as a part of the physical surroundings in which the every-day urban life is taking place.

3.2 Heritage from the Austro-Hungarian period: Crkvina, Fortica and Petrina

Given the border position of Trebinje towards Montenegro, the Austro-Hungarians built a great number of military facilities, complexes and fortifications after the occupation. “During its oc-cupation, the Austro-Hungarian Monarchy turned Trebinje into a fortified camp” (Figurić, 1930: 51). Over time, military complexes built in the narrow urban area were given some new facilities or they kept their primary function until the abolition of compulsory military service in Bosnia and Herzegovina. Military fortifications built outside the town, mainly towards the border with Montene-gro, lost their function a few decades after their construction (see Figure 4). With their mainly isolated position with regard to the settlements and town flows, they were left to the ravages of time. Since there is no official categorization, the exact number of fortifi-cations remains unknown, but depending on the various authors, it ranges between 7 and 11 (previous indicates a failure to recog-nize fortifications as the heritage and the town’s potential).

The former fortification on the hill of Crkvina and the Fortica tower on the hill in Hrupjela became part of relatively compact urban structure over time. Their position on the hills seen from almost all parts of the town, in the context of the cre-ation of new town symbols and the symbols of national cohe-sion, influenced the appearance of the following interventions. The fortification on the hill of Crkvina was removed in order to be built the religious complex and the Orthodox Church of Her-zegovinian Gracanica (2000) on the same site, while the tower Fortica in Hrupjela was used as a base for the construction of the Orthodox Church of St. Archangel (2010). Two churches, primar-ily Herzegovinian Gracanica,10 have become the new symbols of

10 Herzegovinian Gracanica (Hercegovacka Gracanica) is a replica of Gracanica in Kosovo, which is one of the most significant monuments of medieval Serbia. Jo-van Ducic, a famous poet originally from Trebinje, was buried in Crkvina, and the construction of the church was a kind of fulfillment of his last will.

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Trebinje on the border between East and WestHeritage and memory of Trebinje bosnian-herzegovinian town

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the town. Nevertheless, the aforementioned interventions are not only product of the events that took place during the last two decades. According to the assumptions made on archaeological data, there was a medieval Orthodox Church in Crkvina (crkva means a church) before the construction of fortification (Janković and Janković, 2009), while according to the oral sources, there was a medieval Gradina11 in Hrupjela. In that sense, the transfor-mations made could also be understood as a return of the origi-nal identity to the town.

In this case the fortifications were not removed because they were characterized as a mere elements of negative cultural landscape (although it is not excluded), but because of taking strategic positions in the creation of the silhouette and the image of the town (see Figure 3 and Figure 4). The churches constructed on the place of former fortifications, primarily Herzegovinian Gra-canica, are presented as one of the most significant town attrac-tions and a brand that should be used to develop tourism (CDA, 2009). At the same time, they have started to be recognized as places of everyday life. In the survey, 15% respondents stated Herzegovinian Gracanica as the main symbol of the town, as well as the potential for its future development, while 6% marked it as their preferred place for spending free time.

Fortification Petrina belongs to the group of fortifications positioned in the hills outside the narrow urban area, left to the ravages of time after losing their primary function and being out of the town flows (see Figure 4). An incident that took place in June 2012 in the attempt to demolish Petrina fortification, has ini-tiated the issue of the role of the Austro-Hungarian fortifications in the identity of Trebinje. For the purposes of the construction of Andric town (Andricgrad) in the town Visegrad, a theme park dedicated to the writer Ivo Andric and the project of the famous film director Emir Kusturica, it was planned to use a stone blocks from the Petrina fortification. Before the stone blocks were tak-

11 Old Slavs settlement

enand the fortification additionally deconstructed, the people of Trebinje had gathered and protested, and that way they prevent-ed a possible demolition.

Because of the involvement of somewell-known influ-ential persons, this whole incident which also got a political di-mension attracteda lot of media attention. Daily newspapers and forums, both in Bosnia and Herzegovina and the region, covered this event. By going through the comments written by the mem-bers of the forums or the readers of electronic press, primarily the inhabitants of Trebinje, regarding the news on the demolition of Petrina, the following observations related to the issue have been made. Some comments marked the Austro-Hungarian for-tifications as the symbols of occupation which cannot be part of identity of Trebinje and therefore should be removed. Still, signifi-cantly larger number of comments characterized them as a part of historic, cultural and architectural heritage, which should be revitalized and used for tourist purposes. On the other hand, the survey results showed that 99% of respondents considered the heritage from the Austro-Hungarian period (as well the heritage from Ottoman period) as a part of the cultural identity of Trebinje. This certainly suggests the political manipulation of the afore-mentioned incident, but also of the heritage in general, where the interventions in space are linked with the national question, although such relationship is not substantial, as in this case.

The issue of Petrina is important because it has initiated the issue of heritage in general. The citizens have started to ask about: what is nowadays considered to be the heritage of Trebinje, and what its possible future role is. It is shown that citizens recognize heritage not only as a symbol (historical or national) but also as the place of tourist development and potential urban activity.

DiscussionThe hybridity and ambiguity of urban space of the town of

Bosnia and Herzegovina have created the possibility for frequent review of the concept of heritage, its “desirable” and “undesirable” elements. The reviewing of the heritage in Trebinje during the last two decades, and in relation to the previously analysed ex-amples, shows the following features:

The official policy of heritage and memory management is, on the one side, conducted in the direction of strengthening national cohesion, and on the other side, in the direction of de-veloping tourism and competitiveness. These two directions are not mutually exclusive and, in relation to the same ones, the new town symbols are being created or the existing ones are being transformed.

The transformation of heritage (in relation to those two directions mentioned), as well as its significance for urban life and town’s collective memory, depend on the distance from the town center and the importance for the image and the silhouette of the town (see Figure 3 and Figure 4).

Figure 4. Military fortifications from the Austro-Hungarian period (marked with white squares); the position of Petrina, the former fortification on Crkvina, and of Fortica. Source: elaborated by the author.

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Through everyday experience of urban space taken as a whole, and not broken down into fragments, a part of the heri-tage once characterized as negative cultural landscape due to the war events and rhetoric, becomes again a part of identity and town’s memory.

Place branding is an additional contribution to the inte-gration of negative cultural landscape presented as a tourist at-traction, and in that way accepted from the local people as a tool for future economic development.

Citizens are becoming increasingly aware of the impor-tance of heritage, regardless the period of the development of the town, and recognize in it mainly the potential for the tourist development of the town, but also the potential for the improve-ment of urban space and life.

ConclusionThe establishment of territory in the border zone as a

meeting point of different cultural and power influences leads to the richness and diversity of urban space, but also to the possible conflicts in the attempt to define and delayer its identity. There-fore, it is very important to accept a hybrid and dynamic nature of identity of the Bosnian - Herzegovinian town.

It is necessary to accept the heritage and diverse symbolic meanings related to it, which are the result or the consequence

of different periods and ideologies, including the “undesirable” ones. But, at the same time, it is necessary to create some new symbols of the current period, which would follow the changes that happened as well as the actual processes in the town. In both cases, the heritage and meanings attached to it should get closer to the space of everyday life, with the aim to enhance the belonging to the place and social relation between the people inhabit it. As a part of culture, the national reference related to the heritage should exits, but the heritage should not be reduced only to the spatial mediator with imaginary communities, and at the first place, should contribute to the urban activities and ev-eryday experience. Also, carefully planned place branding, which should satisfy the needs of both the tourists and the citizens, can have a positive impact on incorporation of negative cultural land-scape recognised as a tourist potential of the town. It can bring together the different layers of its urban accumulation, but also, it can contribute to the competitiveness of the place.

Only through the real integration of heritage in relation to the urban activities and the recognizable image of the town, it is possible to turn conflict of imaginary boundaries into an asset; to turn the complexity into diversity, and memory of the town into the base for the creation of different personal and collective memories. Apart from being tools for national cohesion, heritage and memory of the Bosnian-Herzegovinian town are primarily tools for the achievement of urban cohesion and enmeshed ex-perience of urban space.

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Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 87 - 95 Dossier central24

“Desbordando” la categoría de borde reflexiones desde la exPeriencia Bogotana

Over growing the category of Fringe. Reflections from the case of Bogotá

Desbordar o categoria do borde. Reflexôes a partir da experiência bogotana

Laura Milena Ballén-VelásquezPolitóloga y Magister en Ordenamiento urbano regional

Estudiante de Doctorado en El Colegio de México [email protected]

ResumenEl artículo analiza el origen y las pers-

pectivas que ofrece la categoría de borde urbano-rural (BUR) para la designación y el estudio de los territorios periféricos, e invita a desbordar su caracterización tradicional como límites o fases intermedias en la consolidación de la urbanización, sugiriendo un esquema conceptual para su comprensión que integra la perspectiva trialéctica del espacio (Soja, 1989; 1996), la teoría actor red (Latour, 2005) y las coaliciones discursivas (Hajer, 1995).

Empleando dicho marco, que propone examinar los BUR como espacios sociales in-tegrados por distintas dimensiones, agentes y procesos que intervienen como actantes en su propia producción, se estudia el caso de la ciudad de Bogotá, Colombia, donde se adoptó el concepto de borde para delimitar y regular las áreas de confluencia entre lo urbano, lo ambiental y lo rural.

Palabras claves: bordesurbano-rurales, periferias, crecimiento urbano, actors sociales.

AbstractThis article analyzes the origins and

possibilities that offer the category of rural-urban fringe to delimit and study peripheral territories suggesting a conceptual fra-mework that includes trialectic understan-ding of the space (Soja, 1989; 1996), an Actor network Theory and (Latour, 2005) anddis-cursive coalitions (Hajer, 1995). This invites to overgrow the traditional characterization of fringes as like as border or intermediate stage in the consolidation of urbanization.

Through study of Bogotá city, Colom-bia, where the concept of fringe was adopted to define and regulate areas of confluence between urban, environmental and rural, the analytical framework proposed is applied. This raise to examine the BUR as social spaces integrated by different dimensions, agents and processes involved, that participate in their own production.

Key words: rur-urban fringes, Peri-pheries, urban growand social actors.

ResumoO artigo aborda a origem e perspec-

tivas oferecidas pela categoria de borde urbano-rural (BUR) para a definição e estudo dos territórios periféricos, sugerindo-se um esquema conceitual para sua compressão, o qual integra as seguintes perspectivas: trialéc-tica do espaço de Edwar Soja (1989; 1996), A Teoria Ator-Rede proposta por Latour (2005), e as Coalizões Discursivas, criada por Hajer (1995). O ensaio também “desborda” esta ca-racterização como limites ou fases interme-diárias na consolidação da urbanização.

Usando essa estrutura, ele propõe examinar as BUR como espaços sociais com-posto de diferentes dimensões, agentes e processos envolvidos como atuantes em sua própria produção, toma-se como referência o caso de Bogotá, na Colômbia, onde a bor-da conceito foi adotado é estudado para de-linear e regular as áreas de confluência entre o urbano, ambiental e rural.

Palavras-chave: urbanas e rurais, subúrbios, crescimento urbano, os atores sociais.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Laura Milena Ballén-Velásquez

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Laura Milena Ballén-Velásquez

Politóloga, Especialista en Análisis de políticas públicas, Magister en Ordenamiento urbano regional de la Universidad Nacional de Colombia y cursa el último semestre del programa de Doctorado en Estudios urbanos y am-bientales en El Colegio de México A.C. Se ha desempeñado como docente uni-versitaria, investigadora y consultora.En 2014 obtuvo las distinciones de becaria en el programa Sasakawa Young Leade-resFellowshipFound y primer lugar en el concurso internacional Des-bordes urba-nos organizado por la Red Cyted.

Introducción

La identificación de los efectos de los procesos de crecimiento

urbano y de las dinámicas que se desprenden de ellos como asuntos

socialmente problemáticos en distintos contextos, originaron, a través

del tiempo, diversas propuestas para hacerles frente. En su mayoría,

se orientaron a la definición de controles a la expansión física y a

la demarcación de límites de ciudad, socialmente reconocidos, que

permitiesen diferenciarla de su entorno rural y de otros núcleos

urbanos cercanos.

Con la intensificación de la urbanización experimentada durante

las últimas dos décadas en el marco del proceso contemporáneo de

globalización económica, resurgieron las inquietudes con respecto

a los impactos ocasionados por la extensión física de las ciudades

y por la forma que toman sus periferias. De igual forma lo hicieron

las iniciativas orientadas a enfrentar estas dinámicasen un contexto

caracterizado por la adopción de un nuevo paradigma de desarrollo

de corte neoliberal, que redefinió la relación Estado-sociedad y la

gestión de los asuntos públicos.

Entre los factores que motivaron la preocupación actual por la urbanización periférica se encuentra la constatación de diferencias entre los procesos recientes de expansión urbana frente aotros precedentes. En particular,la emergencia de nuevas formas territoriales que desa-fían la caracterización tradicional de los espacios periféricos y la distinción por oposición entre lo urbano y lo rural, y la identificación de nuevos impactos ambientales y sociales que ponen en riesgo la subsistencia de ecosistemas naturales fundamentales para la supervivencia de las ciudades y la estabilidad social.

En las configuraciones territoriales resultantes confluyen conflictivamente diversos mo-dos de vida, prácticas sociales, formas de subsistencia y reivindicaciones en las que se conjugan lo ambiental, lo urbano y lo rural, disputándose el control del territorio y sus recursos, contradi-ciendo la visión clásica de las periferias como espacios socioeconómicos habitados exclusiva-mente por población de bajos ingresos. Por el contrario, en ella coinciden actores con diferentes capitales económicos y culturales que reclaman los derechos al hábitat digno, a la ciudad y a un ambiente sano, y que se movilizan en torno a la protección del patrimonio ambiental y cultural, así como al reconocimiento de la ruralidad como forma de vida, invocando los principios del desarrollo sustentable.

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“Desbordando” la categoría de bordeReflexiones desde la experiencia bogotana

DOSSIER CENTRAL 8989

Las particularidades de dichos espacios despertaron en diversos contextos, desde el ámbitos académico y político, el in-terés por comprender las dinámicas que les son propias y su re-lación con otros procesos territoriales, al tiempo que condujeron al diseño e implementación de varias estrategias orientadas a su control y gestión, surgiendo así distintas categorías y propuestas entre las que se encuentra la noción de borde.

La resonancia adquirida por dicha noción y su adopción en diversas estrategias gubernamentales de control de la expan-sión urbana, tal como sucedió en la ciudad de Bogotá, Colombia, llevan a cuestionar sus alcances y posibilidades, razón por la cual, el presente artículo tiene como propósitos discutir su pertinencia para la interpretación y gestión de la urbanización periférica, así como esbozar una propuesta analítica para su estudio. A partir de dichos elementos se examina el caso bogotano donde, desde la década de los noventas, se ha incorporado progresivamente la categoría de borde para la delimitación y ordenamiento territo-rial de sus periferias en el marco de las políticas de control de la urbanización ilegal.

Se argumenta que los bordes urbano-rurales(BUR) son sis-temas Socio espaciales producto de la interacción y de las diná-micas de conflicto y negociación que se generan entre distintos discursos sobre las periferias y la relación entre lo urbano, lo rural y lo ambiental que son construidos y movilizados por la multiplici-dad de actores que allí confluyen, mediante diferentes recursos e instrumentos de poder. Estos originan nuevas narrativas que incor-poran y resignifican en sus discursos particulares y que adquieren una trayectoria propia, siendo el concepto de borde una de ellas. El borde se personifica en un espacio particular, identificado y apro-piado por los actores que participa en su propia producción en la medida en que afecta las estrategias y accionar de los agentes, in-duciéndolos a cuestionar su identidad, su relación con el entorno y sus apuestas para este, al igual que a estructurar representaciones y propuestas alternativas de ordenamiento territorial que van defi-niendo la morfología de los bordes en sus dimensiones física, nor-mativa y sociocultura la partir de su interacción y de la imposición de algunas sobre otras.

Atendiendo a los propósitos enunciados, el artículo se estructura en tres partes. En la primera se aborda la emergencia y el uso de la categoría de borde en la ciudad de Bogotá, mien-tras que en la segunda se revisan sus desarrollos y contenidos en la literatura académica, planteándose algunas consideraciones sobre su validez y pertinencia para la comprensión de las áreas periféricas y los procesos de crecimiento urbano. En el tercer apartado se ofrece una propuesta analítica para el estudio de es-tos territorios y, a partir de ella, se extraen algunas conclusiones para el caso bogotano.

Políticas orientadas al control de la expansión urbana y la emergencia

de la noción de borde en Bogotá

La identificación de las tendencias de ocupación dispersa y fragmentada del suelo que caracterizan el desarrollo urbano de Bogotá y de factores como el protagonismo alcanzado por la urbanización informal en su producción, así como las problemá-ticas derivadas de las dinámicasde crecimiento urbano no pla-nificado, condujeron en las dos últimas décadas al desarrollo de varios estudios y propuestas de ordenamiento territorial1orien-tadas a darle una estructura, regular su crecimiento y repensar su relación con el entorno regional, siendo estas acogidas como directrices de política pública en varios Acuerdos del Concejo Distrital y en Decretos Distritales.

A partir de ellas se perfiló el interés de conservar las áreas naturales que rodean a la ciudad, que históricamente han actua-do como barreras naturales a su crecimiento, y por preservar sus suelos rurales, en particular, los ubicados en su extremo norte dado su potencial agroecológico. Surgió así la preocupación por los espacios de borde y la disposición de involucrarlos como un componente de las políticas de control de la urbanización al con-siderarlos como los ámbitos territoriales más afectadospor la pre-sión de los desarrolladores ilegales y la degradación ambiental generada por la ocupación no planificada.

Con estos propósitos y al establecerse la singularidad de estas áreas a nivel gubernamental, se recurrió a varias catego-rías para su delimitacióncomo las de franjas de transición y sue-los suburbanos, que antecedieron e influyeron la adopción del concepto de borde y su posterior desarrollo desde la década de los noventas. Inicialmente este fue utilizado para referirse a las áreas colindantes al perímetro político administrativo de la ciu-dad desde un enfoque permeado por las visiones clásicas de la arquitectura y el urbanismo, que losconciben como los límites de la ciudad y como franjas que separan espacios socialmente dife-renciados: lo natural y lo construido (Lynch, 1959), con el fin de demarcar una frontera de la ciudad con los municipios vecinos.

Con el transcurrir del tiempo, el concepto de borde se transformó de un instrumento para denominar las zonas periféri-cas de encuentro entre los remanentes de ecosistemas naturales y rurales con procesos incipientes de urbanización, a un compo-nente de varias estrategias de ordenamiento territorial que se plantearon entre 1990 y 2013 con los propósitos de regular estos espacios y su urbanización, y de contener la conurbación con los municipios vecinos, sin que ninguna haya logrado los impactos

1 Algunos son: Alternativas para el desarrollo de Bogotá(1969), Estudios de desa-rrollo urbano de Bogotá Fase I y II (1972), Misión Bogotá Siglo XXI (1991-1992), Misión de estudios para la definición de los lineamientos para el desarrollo integral de La Sabana (1999), De las ciudades a las regiones. Desarrollo integrado de la Región Bogotá-Cundinamarca (2003) y Región Central de Colombia (2007).

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esperados. Entre ellas se destacan la política para el manejo del Suelo de Conservación y la Operación Urbanística Nuevo Usme, entre otras.

A medida en que fue incorporada en diferentes instru-mentos, la categoría transitó de la denominación de borde a borde urbano-rural y su trayectoria estuvo determinada por las políticas públicas en materia de suelo, ruralidad y control de la urbanización ilegal que jugaron un rol trascendental en su es-tructuración ya que, a partir de ellas, se efectuó su demarcación conceptual y se definieron sus componentes y alcances, los cua-les, fueron definidos con base en varias experiencias locales de concurrencia de actores sociales y comunitarios con la institucio-nalidad en la gestión del ordenamiento territorial.

La institucionalización de los bordes como ámbitos de intervención gubernamental inició con la adopción del Acuerdo 6 de 1990 que incorporó la directriz de definir planes de ordena-miento físico para la ocupación y manejo los bordes occidental, norte y noroccidental, y sur oriental siendo estos aprobados me-diante los Acuerdos Distritales No.26 y 31 de 1996,y No.2 de 1997 respectivamente.

Posteriormente, el tema fue incorporado en las interven-ciones realizadas en los cerros orientales por parte del Departa-mento Técnico Administrativo del Medio Ambiente (DAMA), con la concurrencia de otras instituciones distritales con jurisdicción el área durante el periodo 1995-2000, las cuales, se encaminaron a controlar la urbanización ilegal de la reserva forestal y proteger sus ecosistemas. De este modo, en el marco de los programas de mejoramiento integral de barrios y de prevención de la ocupa-ción ilegal con concurrencia de las comunidades, se avanzó en la comprensión y demarcación del concepto de borde y se plantea-ron estrategias novedosas para su manejo, destacándose la expe-riencia de San Isidro Patios, ubicado en la localidad de Chapinero (Reina y Rojas, 2004).

El caso mencionado es una de las primeras experiencias de delimitación de territorios de borde donde se implementó el instrumento Pactos de Borde, siendo este concebido inicial-mente como un acuerdo de voluntades entre las comunidades y las instituciones del distrito orientado a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones residentes en los bordes y a preve-nir el avance de la urbanización sobre áreas protegidas (Reina y Rojas, 2004). Aunque no existía una precisión conceptual social-mente compartida sobre este instrumento y sus alcances por parte de los distintos actores involucrados, fue promovido por las instituciones participantes en el marco de   las discusiones realizadas con ocasión de la adopción del Plan de Ordenamien-to Territorial del año 2000 y, posteriormente, en su revisión du-rante el 2003, coyuntura en la que se establecieron dinámicas de trabajo interinstitucional para unificar posturas al respecto

Si bien no se desarrolló ampliamente la propuesta de borde en el texto del POT aprobado mediante el Decreto 619 de 2000, ni se definierondirectrices vinculantes al respecto, se incor-poraron varias referencias marginales que introdujeron el tema, las cuales, fueron complementadas posteriormente en la revisión

del Plan en el año 2003 (Decretos 469 de 2003 y 190 de 2004). A partir de ella se incluyó la directriz de promover pactos de bor-de para la conservación de la estructura ecológica principal de la ciudad y el concepto de corredor ecológico de borde, definido como una franja de 50 a 100 metros ubicada en suelo rural, con-tigua y paralela al perímetro urbano (Articulo 100. Decreto 190 de 2004).

Lo anterior coincidió con la formulación en el 2004 del Protocolo Distrital de Pactos de Borde desarrollado mediante una consultoría contratada por el DAMA (Reina y Rojas, 2004), el cual, delimitó el concepto de borde e incorporó instrumentos institucionales y de gestión para su consolidación, basados en la participación de los distintos actores identificados en dichos espacios. Así, los bordes fueron considerados como territorios socioculturales con formas de uso y ocupación particular del suelo que se diferencian de las franjas de transición, siendo es-tas definidas como áreas que marcan un límite entre lo cons-truido y el entorno natural que integran los territorios de borde (Reina y Rojas, 2004).

Los elementos establecidos en el Protocolo Distrital de Pactos de Borde se convirtieron en un referente para las interven-ciones gubernamentales desarrolladas posteriormente como las políticas para el manejo del suelo de conservación y de ruralidad, formuladas durante la vigencia del Plan de Ordenamiento Terri-torial establecido por el Decreto 190 de 2004, instrumento que, a su vez, le asignó a los espacios de borde un rol particular en la consecución de sus objetivos de ordenamiento territorial, siendo estos la consolidación de un modelo de ocupación desconcen-trado y articulado con la región.

De este modo se asumió el proyecto de contener la urba-nización no planificada sobre los bordes, considerando como tal a los suelos rurales designados como áreas de expansión urbana, localizados en las áreas norte, sur y occidental de la ciudad. Par-ticularmente se estableció como estrategia de desarrollo urba-nístico programado de dichas zonas, siendo el borde occidental el primero en ser intervenido mediante los instrumentos de ges-tión del suelo concebidos en las leyes 9 de 1989 y 388 de 1997. En contraste, para los territorios norte y suroriental se planteó su ocupación mediante operaciones urbanísticas de mayor escala: el Plan de Ordenamiento Zonal del Norte y la Operación Estraté-gica Nuevo Usme.

La intervención definida para Usme fue enunciada como la primera operación urbanística de borde de la ciudad e incor-poró una directriz para conformar un área de borde urbano-rural tanto para el reasentamiento productivo y la protección de la población campesina, como para el establecimiento de un lími-te físico de la ciudad en su extremo sur (Secretaria Distrital de Planeación, 2006). Por su parte el Plan de Ordenamiento Zonal del Norte contempló la urbanización de suelos rurales a partir de altas densidades para evitar expandir la ciudad y consolidar una franja de protección de los relictos de ecosistemas de la sabana que permitiese la conectividad ecológica, sin hablar explícita-mente de una operación de borde.

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Las apuestas de política mencionadas provocaron varias representaciones sobre los bordes que, a su vez, desataron dife-rentes conflictos socio-ambientales y de competencias entre en-tidades públicas que se prolongaron en el tiempo, al tiempo que dieron lugar a la estructuración de propuestas alternativas para su ordenamiento. Ello condujo a la resignificación de las nocio-nes de franjas de adecuación, franjas de transición, modelos de ocupación y de borde urbano-rural por parte de los diferentes actores interesados endichos territorios según sus propósitos, siendo estas empleadas simultáneamente para la promoción de objetivos diversos y contrapuestos, entre los que se encuentran la urbanización de zonas específicas, el control de la expansión urbana, la protección de ecosistemas naturales y de formas de vida campesina, yla resistencia a los proyectos gubernamentales de urbanización como ocurrió en Usme donde se elaboraron pro-puestas concretas de borde.

Con la modificación excepcional del POT o MEPOT (Decre-to 364 de 2013)se reforzó la intención de establecer los bordes definitivos de la ciudad, lo cual, llevó a la adopción de una política específica al respecto. En ella, los bordes fueron conceptualiza-dos como territorios estratégicos para la contención de la urba-nización y para la consolidación de un modelo de ciudad guiado por los objetivos de prevención del cambio climático, el ordena-miento en torno al agua y la reducción del riesgo. Por lo tanto, se establecieron políticas específicas para cada uno de los cuatro bordes identificados en la ciudad y se creó un nuevo instrumento de intervención: el Instrumento de Planeación y Gestión de Bor-des (Articulo 473).

Las medidas señaladas retoman la apuesta del Plan de Desarrollo Distrital 2012-2015 de formularlos modelos de ocu-pación de cada borde con participación social y de estructurar al interior de ellas franjas de transición que permitan consolidar límites definitivos, medida que se encuentra actualmente en pro-ceso de implementación por parte de las Secretarias Distritales de Hábitat, Planeación y Ambiente.

Pese a las distintas iniciativas que han sido planteadas du-rante los últimos veinte años, Bogotá no ha logrado consolidar bordes de ciudad ni preservar su estructura ecológica principal. Por el contrario, cuenta con cuatro zonas en constante degra-dación ambiental y social en las que conviven conflictivamente defensores de la ruralidad, promotores de la conservación del patrimonio natural y residentes de nuevas urbanizaciones que demandan mejores condiciones de vida, contraponiéndose con los intereses de las industrias extractivas y de desarrolladores ur-banos.

La situación identificada lleva a cuestionar la pertinencia de la categoría de borde para la delimitación y ordenamiento territorial de las periferias, en particular,el modo como ha sido comprendida por los diferentes actores involucrados, así como a interrogar qué factores inciden en la producción de dichos es-pacios que permitenexplicar el “desborde” social y físico que ex-perimentan.

Emergencia de la noción de BUR y sus aportes al estudio de los territorios periféricos

La noción de borde urbano-rural surge en el marco de las discusiones sobre cómo se produce el crecimiento urbano, la natu-raleza de la relación campo-ciudad y sus transformaciones en las últimas décadas, la sustentabilidad del desarrollo urbano y el rol que deben cumplir los distintos actores, particularmente el Esta-do, en el control de la expansión urbana y la gestión del territorio periférico. En ellas se identificó la emergencia de espacios híbridos entre lo urbano y lo rural en los ámbitos territoriales periféricos de conexión de las ciudades con su entorno regional, marcados por el deterioro ambiental y por las condiciones de habitabilidad, pro-ducto de procesos de ocupación no planificada del territorio o que incumplen las normas urbanísticas y ambientales, efectuados por poblaciones de bajos y altos ingresos que incursionan allí atraídas por sus características (menores precios del suelo, mayor laxitud de las regulaciones y su cercanía con entornos naturales que paradóji-camente se ponen en riesgo con su llegada).2

Ante este fenómeno surgen preguntas sobre cómo de-signar tales espacios pues no corresponden con las caracteriza-ciones tradicionales de las periferias urbanas: no están habitados exclusivamente por población de bajos ingresos, son objeto de un renovado interés por parte del sector inmobiliario formal, en ellos confluyen nuevos actores y son objeto de reivindicaciones por parte de organizaciones campesinas y de movimientos am-bientalistas, entre otros, que demandan el derecho a la ciudad.

De esta forma, la noción de borde se equipara con otras aproximaciones para la designación de los espacios de contacto entre lo urbano, los relictos de ecosistemas naturales y lo rural entre las que se encuentran las de interfase o franja urbano-rural (Yadav, 1987, citado por Ávila, 2009), intersticios urbanos (Boz-zano, 2000), borde (Ramírez, 2007), interfaseperiurbana (Allen, 2001; 2003), urban fringe (Gallent y Shaw, 2007; Pryor, 2013; Qviströn, 2007) y ecologicalboundaires (Cadenasso, et al., 2003).

Cada una de las nociones mencionadas trae implícitas premisas teórico-metodológicas particulares que implican la delimitación de los territorios periféricos en escalas territoriales diferentes, razón por la cual, no pueden emplearse como sinó-nimas. Como lo señala Avram (2009), algunas ubican estos espa-cios en el límite administrativo de la ciudad, mientras que otras señalan que integran simultáneamente territorios internos y ex-ternos a la urbe o que, incluso, pertenecen a la escala regional.

2 Si bien el retorno al campo y a la naturaleza son imaginarios utilizados por los promotores inmobiliarios para estimular la urbanización periférica dirigida a una población de altos ingresos, estos aspectos también son valorados por las poblaciones de bajos ingresos con un pasado rural reciente, que privilegian el establecimiento en dichas zonas por la cercanía con sus condiciones de origen.

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Otras perspectivas los asumen como estados de transición hacia la urbanización.

Desarrollo y contenidos del concepto borde

La noción de borde remite, atendiendo a la definición de la Real Academia de la Lengua Española, al extremo u orilla de un objeto, lo que implica reconocer la presencia de dos o más-realidades diferenciadas que tienen una relación de proximidad. En consecuencia, al adoptarla se asume la existencia de un límite entre dos ámbitos diferentes y se plantea el problema de la de-marcación, es decir, de definir dónde inician, qué abarcan, hasta dónde se proyectan y si son un espacio particular o una fase tem-poral de transición hacia la consolidación de la urbanización.

En la literatura latinoamericana sobre urbanización peri-férica la noción de borde es abordada en los trabajos de Bozzano (2000),Barsky (2005), Crojethovich y Barsky (2012) que analizan el caso de la Región Metropolitana de Buenos Aires;las reflexio-nes sobre el Valle de México elaboradas por Ramírez Velázquez (2007) y las aproximaciones realizadas a partir de casos colom-bianos por Toro, Velasco y Niño (2005), López, Delgado y Vinasco (2005), Reina y Rojas (2004), Zuluaga (2008), Bohórquez (2009), y Villamizar Duarte y Luna Sánchez (2012), entre otros.

A partir de estas investigaciones, los bordes son caracte-rizados como espacios diferentes de la ciudad, el suburbio y la estructura agraria en los que se intercambian flujos de energía, materiales y organismos,y que producen articulaciones entre actores públicos y privados, decisiones políticas y relaciones de producción(Bozzano, 2000). Son franjas variables que circundan la mancha urbana, medulares en el crecimiento y evolución de la urbanización, que operan como nodos de articulación “compleja, diversa y cambiante de procesos que juegan un papel fundamen-tal en la conformación de las ciudades región contemporáneas” (Ramírez Velázquez, 2007: 7), cuyo estudio puede esclarecer cómo se produce ciudad.

En estas perspectivas, los bordes se delimitan en la prime-ra corona regional como espacios donde se reducen los efectos de la aglomeración y se realizan actividades extractivas desin-dustrializadas que establecen límites duros y remarcables,o blan-dos y permeables a las transformaciones territoriales (Bozzano, 2000).Al mismo tiempo se les circunscribe al perímetro político administrativo de las ciudades como áreas de conurbación que incluyen suelos no catalogados como de expansión urbana y que viven procesos de crecimiento hacia el exterior de la ciudad (Toro, 2005), considerándoles como límites de lo construido urbano y lo suburbano (Vejarano, 2004 citado por Toro, Velasco y Niño, 2005), y como territorios que pretenden ser objeto de procesos de ex-pansión controlada a partir de grandes operaciones urbanísticas.

Las distintas aproximaciones que recurren a la noción de borde tienen en común su consideración como franjas territoria-les donde ocurre la transición de usos urbanos consolidados a rurales o ecosistemas naturales, presentándose dinámicas de de-gradación ambiental, deficiencias en materia de infraestructuras

urbanas, efectos negativos de actividades extractivas (minería, industria y agroindustria) y distintas tensiones entre los habitan-tes rurales originarios y los nuevos pobladores.

Posibilidades y limitantes de la categoría borde

Hablar de borde lleva implícito un sesgo hacia la dimen-sión física y paisajística del espacio, supone la existencia de dos realidades espaciales diferenciadas y de un límite material entre ellas, lo cual, es difícil de establecer teniendo en cuenta que la particularidad de los territorios periféricos es la constante muta-ción de las formas territoriales y de los procesos.

No obstante, la presunción de dos realidades contra-puestas invita al investigador a explorar, tanto los elementos históricos, simbólicos, culturales y discursivos que generan o fun-damentanla distinción y la forma como esta se reconfigura y re-constituye (tarea que implica en un reto metodológico), así como las dinámicas de integración que se producen entre ellas.

El concepto de borde permite estudiar simultáneamente los elementos de integración y diferenciación territorial, sin em-bargo, no define puntualmente una escala de estudio pudiendo circunscribirse tanto a los límites político-administrativos de la ciudad, como a ámbitos territoriales más complejos y extensos como eco-regiones y regiones funcionales.

Así, esta nociónpuede presentar ciertos limitantes depen-diendo de la forma en que se plantee: si se asocia con criterios netamente urbanísticos, es decir, como frontera de lo construido, hasta donde llegan las redes de servicios públicos y equipamien-tos, se desconoce el carácter de los espacios que delimita como lugares vividos y apropiados por comunidades y el papel que jue-gan las dinámicas del ámbito rural. En contraste, si se considera como el espacio de interacción entre diversas formas de vida y de procesos, que cuenta con sus propias dinámicas y se desen-vuelve en múltiples escalas, es posible incluir nuevos factores ex-plicativos a la comprensión de la producción de la urbanización periférica, por ejemplo, a los actores involucrados, sus discursos, sus estrategias y sus recursos de poder. Es decir, permite rescatar el papel de lo simbólico.

Al asumir los bordes urbano-rurales no sólo como un espa-cio concreto en el que se integran tres realidades: las ecosistemicas, las del sector rural y de las de la ciudad, sino como un sistema en sí mismo con sus propios procesos y actores es posible identificar las conexiones, redes y flujos que intervienen en la estructuración de las periferias urbanas, al igual que su condición de espacio de confluencia de varios “desbordes” de situaciones sociales.

Retomar la categoría de borde desde una perspectiva multidimensional y multi-escalar, y reconocer su naturaleza “des-bordada” y mutable que refleja las contradicciones y tensiones de la sociedad contemporánea, permite incorporar nuevos elemen-tos para comprender la producción de la urbanización periférica y puede ser una oportunidad para diseñar propuestas innovado-ras y creativas de gestión de dichas áreas.

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Los bordes urbano-rurales como construcción social: propuesta analitica para su comprensión

Atendiendo a lo inadecuado que resulta equiparar los bordes a límites estáticos, se propone resignificar estos espacios, considerándolos el producto de la interacción de diferentes ac-tores que participan en su delimitación, lo que implica centrar la atención en las dimensiones cognitiva y simbólica intervinientes en la producción del espacio. Es decir, se sugiere estudiar los bor-des no sólo en su dimensión física (espacio de integración en-tre diferentes formas de uso del suelo), sino el modo en que se construyen cultural y políticamente dichos espacios a través del tiempo como representaciones del espacio periférico y la manera en que estas interfieren en su gestión y manejo.

Para ello, se recomienda integrar los aportes sobre la pro-ducción social del espacio de Soja (1989, 1996) que retoma y profundiza la propuesta de comprensión trialéctica de Lefebvre (1991), con las reflexiones sobre la acción social y el papel de lo no humano en la construcción de la realidad efectuadas por la teoría actor red esbozada por Latour (2005) y los aportes de Hajer (1995) sobre el papel de lo cognitivo y las coaliciones de discurso en la producción de políticas públicas.

Tales perspectivas comparten la apreciación del lenguaje como elemento fundamental para comprender y explicar la rea-lidad social, que da lugar a la interacción de distintos actores y al desarrollo de prácticas sociales que toman fuerza, otorgándole-contenido, significado y materialidad a las intervenciones de los actores, así como a los espacios que producen y en los que se desenvuelven.

En particular, el aporte teórico retomado del trabajo de Soja (1989) para el estudio de los bordes es laidentificación del espacio urbano, en este caso, de las áreas de hibridación urbano-rural y ambiental, no sólo como el reflejo de las relaciones socia-les de producción, sino como un elemento que influye en ellas, que puede suscitar contradicciones y potenciar transformacio-nes, y su comprensión como producto de la articulación de tres ámbitos complementarios: las prácticas espaciales que constitu-yen el espacio percibido, las representaciones del espacio o es-pacio concebido, y los espacios de representación o los espacios vividos.

Esta delimitación invita a analizar las formas en las que el espacio es generado, percibido y utilizado en la cotidianidad, las delimitaciones y directrices desarrolladas por planificadores a partir de conocimientos “técnicos” que definen el deber ser del espacio y que buscan permear el imaginario social, y las conduc-tas de los diferentes actores. También busca reflexionar sobre “los espacios de representación”, es decir, los espacios que se intentan apropiar y cambiar por parte de los actores subordinados como resistencia a los discursos dominantes.

Considerando tales elementos, se analizaron las prácti-cas de uso del suelo desarrolladas en los espacios de borde de Bogotá y sus cambios en los últimos veinte años, así como los discursos y saberes producidos sobre dichos territorios por parte de las instituciones distritales y las consultorías contratadas por ellas. Se identificaron, a su vez, las resistencias de las comunida-des campesinas y urbanas, las organizaciones sociales, los urba-nizadores y los demás actores interesados, se establecieron las formas como ellos comprendieron las apuestas contenidas en los instrumentos (por ejemplo, los planes de ordenamiento físico de los bordes norte y suroriental, las políticas para el manejo del sue-lo de conservación y de ruralidad, el Protocolo Distrital de Pacto de Bordes y la Operación Estratégica Nuevo Usme) y sus propues-tas frente a los mismos.

Para identificar el modo como se estructuraron los dis-cursos y las apuestas de ordenamiento del territorio es necesario comprender su significación y la manera como se construyen. La propuesta de Hajer (1995) arroja luces al respecto ya que eva-lúa el papel que cumplen los valores y la reputación en la defi-nición de los problemas, particularmente, en la obstrucción de la incorporación de nuevos elementos a la agenda política, reco-mendando identificar los discursos como un conjunto de ideas, conceptos y categorizaciones sobre temas específicos que se reproducen y se transforman en un conjunto de prácticas espe-cíficas, y que participan en la construcción de la manera como se perciben los problemas públicos a partir de la movilización que hacen de estos los actores que los detentan.

Según Hajer (1995) el marco en el que circulan e interac-túan los diferentes discursos son los procesos de política públi-ca, por lo que se estudiaron los escenarios de toma de decisión como foros, sesiones del Concejo y espacios de problematización de las propuestas de ordenamiento que incorporan la noción de borde como pronunciamientos públicos, sentencias judiciales, informes públicos, entre otros. En ellos se identificó la formación de coaliciones de actores que comparten una misma forma de hablar sobre los bordes a pesar de tener marcos cognitivos y compromisos social es diferentes.

La diversidad de representaciones y recursos de pode-res detentados por dicho actores fueron considerados identifi-cándose el modo como permearon sus posturas y el proceso de conjunción e hibridación de las distintas perspectivas frente a los bordes hasta producirse un cierre discursivo que, en otras pala-bras, se refiere a la creación de una nueva narrativa que encierra las diversas apuestas movilizadas. Además, se analizó el modo en que dicha narrativa fue socialmente aceptada, es decir, la mane-ra en que se transformó en un componente de las directrices de política pública dirigidas a las periferias. También se estudiaron sus contenidos, la evolución que tuvieron en el tiempo y el modo como afectó la configuración del territorio.

Se realizó, en consecuencia, un análisis retrospectivo del surgimiento de la noción de borde acudiendo a la perspectiva de la acción social propuesta por Latour (2005) en su teoría ac-tor red, que invita a considerar el papel de lo no humano en los procesos de mediación y articulación social. Esta teoría aborda el modo como se producen las relaciones entre los actores dentro

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de los que incluye a los no humanos y caracteriza la acción como una concatenación de varias mediaciones intervinientes en las que se despliegan distintos recursos de poder. Así un actor pue-de ser cualquier agente que incida en el curso de acción de otros y que establece articulaciones y redes con ellos.

Con estos elementos en mente, la tarea de estudiar la configuración de los bordes urbano-rurales en Bogotá implica rastrear la red de traducciones, actores y actantes que han inci-dido en la producción de las periferias en términos físicos y con-ceptuales, como representación y estrategia gubernamental del ordenamiento territorial, y como objeto de resistencia y reivindi-cación de actores sociales subalternos.

Se concluyó así la necesidad de comprender los bordes no sólo como un espacio periférico en el que se presenta una ar-ticulación conflictiva o “desbordada” entre lo urbano, lo rural y lo ambiental, sino como un producto de la articulación entre 1) las prácticas de uso y apropiación del espacio por poblaciones cam-pesinas, urbanizadores, organizaciones ambientalistas y nuevos residentes urbanos,2) las dinámicas de definición de directrices gubernamentales en materia de ordenamiento territorial y su implementación,y 3) las intervenciones de los actores organiza-dos que confluyen en estos territorios como respuesta a las me-didas orientadas a la consolidación de los bordes.

Esto permitió identificar que en Bogotá los bordes urba-no-rurales transitaron de ser una categoría para la delimitación del territorio periférico (afectado por las dinámicas de deterioro ambiental y “desborde” social ocasionadas por el avance de una urbanización sobre suelos rurales sin las infraestructuras y equi-pamientos de soporte, reivindicados por algunos de sus habitan-tes originarios como patrimonio y soporte de una forma de vida campesina que se resiste a desaparecer), a ser el eje de una pro-puesta gubernamental de ordenamiento, aún en desarrollo, que pretende controlar el crecimiento y la expansión urbana median-te la delimitación de estas áreas, frente a la cual, los actores de los territorios periféricos (particularmente las comunidades organi-zadas) han planteado contrapropuestas a partir de la apropiación y la resignificación de la noción de borde.

Con su institucionalización, los bordes detonaron el ac-cionar de diversas organizaciones sociales de origen campesino y de pobladores urbanos que buscaron incidir en su ordenamien-to, generando así tensiones y bloqueos a las pretensiones insti-tucionales afectadas, a su vez, por diversas presiones, algunas provenientes del propio aparato estatal. Esto propició un vacío normativo que fue aprovechado tanto por los agentes privados, los promotores de la urbanización legal e ilegal, como por las in-dustrias extractivas para intervenir en los espacios periféricos de acuerdo con sus intereses, los cuales, se constituyeron de forma contraria a las expectativas de un desarrollo sustentable, objetivo enunciado en los discursos de los distintos actores.

Conclusiones

Al articular los elementos aquí señalados, se concluye que la comprensión trialéctica de los bordes, es decir, como espacios constituidos por la dimensión física, las representaciones norma-tivas que les definen como ámbito de ordenamiento territorial y la apropiación de los diferentes actores de las apuestas dominan-tes instauradas en los instrumentos de política publica, es una alternativa conceptual para resignificar y desbordar la noción tradicional que equipara a los borde con un limite y que permite estudiar su configuración para compenderlos como el producto de varias dinámicas en las que lo simbólico juega un papel des-tacado.

En Bogotá existe una distancia entre las apuestas guber-namentales definidas para las áreas de borde y la situación actual de estos espacios de la ciudad, caracterizada por la degradación ambiental y social, la cual se explica Por la adopción y circulación en los Instrumentos de polica pública de distintas narrativas que parten de hipótesis que no coinciden con él carácter de de dichos espacios y de los actores que confluyen aIlí, y por tanto no con-sideran la distribución asimétrica de poder existent entre estos.

Las narrativas dominantes han reconocido el carácter particular de los bordes como espacios socioculturales, al mismo tiempo que han permitido la visibilidad de actores sociales tradi-cionalmente excluidos que confluyen en dichos espacios como las comunidades campesinas y las organizaciones populares. Sin embargo, presentan contradicciones y ambiguedades, y desa-tienden aspectos importantes que inciden en las dinámicas de estructuración de estos territorios como la relación con el entor-no regional en terminos ambientales, económicos y sociales, y el papel que tiene la estructura de segregación socio espacial a par-tir de la cual se ha edificado la ciudad. Por otra parte, dichas narra-tivas desconocen la intervención de nuevos actores que inciden en la produccion de las periferias como los actores armados y los urbanizadores piratas, y sus apuestas territoriales, sobre estiman el poder de los actores comunitarios frenta a las presiones de la urbanización y dejan sin esclarecer las obligaciones concretas de los entes institucionales. Así, la configuración de los bordes responde a los intereses económicos de actores particulares que han aprovechado los vacios de las apuestas gubernamentales para continuar usando el territorio según sus propósitos, gene-rando una serie de impactos que atentan negativamente contra la sostenibilidad de la ciudad en su conjunto.

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La noción de borde en la narrativa urbana

estudio de caso: medellín, colomBia The concept of border in the urban narrative

Case study: Medellin, Colombia

UA noção de borda na narrativa urbana Estudo de caso: Medellín, Colômbia

César Augusto Salazar-HernándezMagíster en Paisaje, medio ambiente y ciudad

Escuela de Arquitectura y Diseño, Universidad Pontifica [email protected]

Beethoven Zuleta-RuizPhD. en Etnología y antropología social

Escuela del Hábitat, Universidad Nacional de Colombia sede Medellí[email protected]

ResumenLa acción social e institucional en la pro-

ducción del espacio urbano es categorizada semióticamente con apoyo en las teorías ex-puestas por Deleuze y Guattari (1994) de quie-nes se toma en préstamo la noción de estrato para hacer una aplicación pragmática e inter-pretativa del acontecimiento urbano a través de sus huellas, marcas, trazas, etc., memoriza-do por la fotografía y la cartografía histórica.

Desde la perspectiva de los estudios aplicados, este ensayo reporta un aspecto del proceso investigativo: el de la construcción de la noción de borde, a partir de la apropiación de unas teorías asumidas en su alcance heurís-tico y no solamente de apoyo metodológico y, que en este sentido, interrogan el objeto estu-diado de la transformación del paisaje concen-trándose en los pliegues y “tejidos blandos” que dan forma a las lógicas que intervienen tanto en su movimiento, como en su dinamis-mo estructural y formal.

Palabras claves: borde urbano, pai-saje, tecnología, memoria, ciudad, Medellín.

AbstractThe social and institutional action

in the production of the urban space is se-miotically categorized with the support of theories exposed by Gilles Deleuze and Fe-liz Guattari (1994). The notion of stratum is borrowed from them to make a pragmatic and interpretative application of the urban knowledge through its footprints, its marks, its signs, etc, memorized using photography and historical cartography.

From the perspectives of applied studies, this essay reports an aspect of the research process: The built of the border no-tion, coming from the appropriation of as-sumed theories in heuristic scope –and not only as methodological support-; which ask on the study object of the landscape trans-formation, going to the folds and “soft tis-sues” that mold the logic of their movement, and their structural and formal dynamism.

Key words: urban edge, landscape, technology, memory, city.

ResumoA ação social e institucional na pro-

dução do espaço urbano é categorizada do ponto de vista semiótico com base nas teorias expostas por Gilles Deleuze e Fe-lix Guattari (1994), das quais se recupera a noção de camada para fazer uma aplicação pragmática e interpretativa do acontecimen-to urbano através de suas pisadas, marcas, traças, etc. memorizado pela fotografia e a cartografia histórica.

Desde a perspectiva dos estudos aplicados, este ensaio reporta um aspecto do processo investigativo, o da construção da noção de borda. Esta construção será a partir da apropriação de umas teorias assumidas no seu alcance heurístico e no somente de apoio metodológico, e neste sentido, perguntam-se pelo objeto estuda-do da transformação da paisagem, indo às pregas e “tecidos macios” que dão forma às lógicas que intervêm no seu movimento e dinamismo estrutural e formal.

Palavras-chave: borda urbana, paisa-gem, tecnologia, memória, cidade, Medellín.

* Este artículo expone el concepto de borde desarrollado ampliamente en la tesis El paisaje de borde urbano, realizada para optar al título de Maestría en Paisaje, medio am-biente y ciudad, de la Universidad de La Plata (Argentina).

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Beethoven Zuleta-RuizEspecialista en Semiótica y

hermenéutica del arte de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín y Magíster en Estética de la misma insti-tución. Magíster en Filosofía, mención Ciencias humanas y sociales de la Uni-versidad París 8 (Francia) y PhD. en Et-nología y antropología social de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, París (Francia).

César Augusto Salazar-HernándezMagíster en Paisaje, medio am-

biente y ciudad de la Universidad Nacio-nal de La Plata, Argentina. Docente de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Universidad Pontifica Bolivariana.

Introducción

El presente artículo expone el problema del borde urbano y

establece un horizonte crítico sobre la manera como han sido

abordadas las trazas históricas de sus territorios. Su evolución

se ha dado a partir de discursos que se fundan y conciben

primordialmente por un interés en las grandes estructuras físicas

expresadas en las áreas, figuras y líneas de ordenación de los

territorios.

La crítica al modelo narrativo convencional con el cual se

justifican, explican y proyectan las ciudades propone un giro desde

sus componentes fijos hacia sus componentes activos porque en

estos quedan registrados el crecimiento y la transformación del

paisaje que los combina, coordina o yuxtapone.

La crítica a la narrativa urbana, según lo anterior, comprende el movimiento, la ca-dencia, las turbulencias, las corrientes emocionales y cotidianas que expresan tensiones, luchas y tendencias de la vida personal y colectiva, y constituyen escenarios de debate, de incertidumbres y de toma de decisiones en las que cada uno de los actores urbanos tiene un grado de implicación. También produce distintos lenguajes, algunos vinculados a la ac-ción creativa, a la instintiva o a la sobrevivencia, y otros plasmados en la ficción discursiva, la utopía o el empirismo.

En este marco, toda interpretación teórica o empírica de la ciudad juega y apuesta a mantener o a actualizar la dirección metodológica del acontecimiento, así como a tratar de concatenar y volver compatibles dichos lenguajes. Una teoría narrativa es tanto una crítica como una interpretación del hecho urbano. Esta doble acepción plantea una pregunta teórico-metodológica: qué es narrar la ciudad.

Narrar, en el sentido de una metodología de la acción, es pensar e interpretar en movimiento la experiencia urbana en sus procesos de cambio y crisis. El borde urbano es considerado aquí como la representación vivencial y existencial donde se recoge con mayor intensidad y nitidez el conflicto de fuerzas en el territorio, tanto las que pujan por estandarizar normativamente las acciones y las ideas del actor social, como las que se com-portan con el solo impulso de una determinación pulsional individual o de grupo.

El borde concentra el movimiento de la ciudad en todas sus expresiones: en la con-frontación de las resistencias del disidente urbano y en las posiciones del discurso hege-mónico. Uno y otro se valen de un arsenal de argumentos y herramientas dotadas de una consistencia tecnológica blanda o dura. En el primer caso se puede tratar de un jardín o de una huerta y en el segundo, de una vía terrestre, de un parque biblioteca, de una estación de policía, entre otros. En cada una de estas representaciones se hace compatible o incom-

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patible el ingenio y la innovación tecnológica del actor social con estilos y modelos de sociedad y de cultura.

La lectura del paisaje comprende el trabajo delicado de reconocer las capas y texturas de la piel citadina y la contextura técnica de sus elementos. Esta lectura requiere de una explora-ción en los pliegues de los imaginarios para identificar el impulso, el gesto y la motivación emocional y sensible en la domesticación del tiempo y del espacio.

El carácter tecnológico de una teoría narrativa del paisaje

La técnica de los símbolos expuesta por Roland Barthes (1993) es adoptada en esta investigación para describir la signi-ficación de los imaginarios urbanos en sus capas y texturas urba-nas, y para facilitar el ejercicio metodológico de diseccionarlos en unidades, lo que permite reconocer clases formales, reglas de combinación y de transformación del paisaje de la ciudad.

El método de acercamiento semiológico interroga a la es-trategia narrativa y le plantea un procedimiento de transferencia del significado de la metáfora a la producción de significantes (parque lineal, ciudadela, recinto urbano, ecosistema vivo, conte-nedor, escuela abierta, etc.) que, expuestos siempre de un modo retórico o instrumental por los lenguajes planificadores, tienden a homogenizar la relación del significado con el objeto y, por el contrario, se convierten en significantes de otra cosa: “los signi-ficados pasan, los significantes quedan” (Barthes, 1993: 262).

La homogenización de los significados en significantes universales hace perder el valor de los aspectos particulares con los que cada individuo adquiere y aporta identidad y reconoci-miento a la cultura de la sociedad en la que actúa. Es en estos términos que se adopta el procedimiento de interpretación de la producción literaria (Thayer, 2010) y se aplica de forma análoga en la crítica narrativa de la ciudad, valorando en esta un “patrón dominante que comprende la obra, la vida, su potencialidad, su modo de composición y descomposición, su funcionamiento, su ritmo, su armonía, su brillo y elocuencia, su equilibrio, su “verdad” o plenitud, su acabamiento, su crítica, su crisis, su fracaso” (Tha-yer, 2010: 27). Es decir, los actos de lenguaje que el ciudadano produce como narrador urbano.

El borde urbano crea estilos y lenguajes con los que el obrar urbano en sus derivas y trayectorias forma discursos de ciudad, concebidos en esta investigación como marcas o huellas tecnológicas que transforman el paisaje. Si la ciudad es una super-ficie discursiva (Ramos, 2004), es posible distinguir en el paisaje los componentes incorporados en ciclos de una escritura hecha de ritmos, tonos y escalas y, que por analogía con la crítica arqueo-lógica de sus imágenes, pueden restituir los valores y principios

materiales, y los registros nemotécnicos de la expansión y del cre-cimiento de la ciudad.

A través del seguimiento de los cambios en el borde urba-no, se identifican nuevos problemas y preguntas para compren-der el paisaje:

• Ante la “libre” acción de las curadurías, los inmobiliarios y los empresarios privados para implantar programas urbanos con contenidos “propios” y autonombrados públicos, ¿cómo reposiciona la crítica del imaginario de ciudad disuelto en la ideología de que el todo es la sumatoria de las partes?

• ¿La tecnología de la escritura literaria que da unidad a la com-posición de la obra sugiere respuestas análogas a un proyec-to de ciudad que abandona el relato, la composición, el estilo, y desdobla sus significados en paisajes mudos?

• ¿La irrupción del “nuevo urbanismo” en la “ciudad histórica” realmente legitima y reactualiza sus huellas y marcas, o se trata sólo de un gesto retórico de sustitución y olvido de los lenguajes íntimos del avatar humano en la escritura y las ha-blas urbanas?

• Desde la lectura que nos ofrecen los bordes, el paisaje abre la posibilidad de distinguir instancias de descripción (Barthes, 1993). Es decir, tipologías de borde que, en el caso de la teoría narrativa, nos trasladan a los diferentes tipos de escenogra-fías urbanas en donde espacios, tiempos y actores con sus di-versas características encadenan diferentes combinaciones.

Estos movimientos y acciones de agitación y malestar so-cial enquistados en el borde urbano son explicados por la teoría narrativa como un “lapsus” del texto urbano, allí se evidencian las rupturas, las zonas fronterizas, las divergencias y los contrastes que caracterizamos como representaciones técnicas del movi-miento oscilatorio de la escritura experimental urbana.

La anamnesis y la amnesia urbana

La anamnesis es entendida en esta investigación como una categoría asociada a la rememoración que se ejerce a partir de los recuerdos traídos a la memoria por los objetos, es decir, por significantes que precaven del olvido mediante un ejercicio ne-motécnico que plasma en ellos valores. Esto es válido tanto para lugares históricos (las plazas, por ejemplo), como para espacios culturales (una escuela, una universidad o un barrio, entre otros). Ricoeur (2008) señala que este procedimiento restituye y actuali-za el significado de las prácticas cotidianas porque, en la medida que el espacio es habitado, el ciudadano reconoce en sus marcas y expresiones elementos de enlace para animar la memoria, para darle sentido y significado a la localización y a las trayectorias de su propio cuerpo.

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Por su parte, con la anamnesis urbana se hace un reco-nocimiento del fragmento de tierra habitable, del terruño y del entorno porque en estos lugares las comunidades humanas co-hesionan la memoria colectiva, re-significan el sentido de la si-tuación presente (idea del pasado) y dan apertura a imaginarios frescos para construir un lugar de futuro.

La anamnesis produce en el espacio urbano la condición de tiempo para que los sujetos perciban y sientan la posibilidad de construir sus experiencias. Con base en esta premisa se afir-ma que el paisaje es producto de la configuración de una imagen

humana del tiempo en la que la trama del viviente logra compa-tibilizar el espacio construido con un tiempo que, al ser asumido como narración, configura una escenografía donde los actores esperan “encontrar y reconocer lo que una vez se aprendió” (Ri-coeur, 2008: 146). De esta manera, las huellas y los rastros son fundamentales para la activación del recuerdo que, desde un es-tado virtual, se traslada a un estado actual.

De acuerdo con lo anterior, asumimos el parangón de las metáforas urbanas, así como las metáforas escénicas y tea-trales de la crisis urbana como una crisis del ritual que cortando

Figura No. 1: Imagen collage de la representación de un estrato narrativo. Fuente: Elaboración propia.

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su inmanencia se desdobla en espectáculo, introduciendo una división del trabajo entre la acción y su expectación, el aconte-cimiento y su recepción, abriendo el tiempo del sacrilegio. La po-sibilidad de la crítica emerge en esa separación, en el sacrilegio del ritual, la tecnología del teatro (Thayer, 2010: 28).

El uso o abuso que la arquitectura y el urbanismo hacen de la tecnología teatral como un simulacro para inducir una ima-gen de ciudad alucinante (Delgado, 2010), explica la recurrencia del criterio retórico de la redundancia mediante la reproducción de esquemas formales repetitivos y previsibles a favor de una ho-mogeneización estética acoplada a una estandarización tecnoló-gica de las conductas.

Así, si en el espacio de la memoria los cuerpos encuen-tran su lugar, en la ciudad, negada al ejercicio de la anamnesis, se produce el simulacro de los actores urbanos que pueden estar en movimiento y en una parálisis como paseantes, vagabundos y errantes. La ausencia de anamnesis en la ciudad incuba la am-nesia urbana que también crea sus propios recursos narrativos, configurando una trama con el miedo y con el halago, intimidan-te pero seductor (Ricoeur, 2008). En esta situación, los actores urbanos no sienten el compromiso de construir su espacio y su tiempo, más bien, asumen comportamientos semipasivos y se-miactivos, evaden y esquivan la realidad presente en lo que Ri-coeur (2008) denomina olvido de elusión.

Las fotografías: registro de experiencias capturadas

El método de la crítica narrativa en la producción, mu-tación o yuxtaposición del paisaje reconoce en el material foto-gráfico una fuente de información dotada de un alto contenido semiótico. La fotografía es un dispositivo tanto de captura y reproducción de la memoria social, como un registro de los len-guajes y los discursos articulados a sus productos sin importar que sean fragmentarios o seriales. En este sentido, las imágenes fotográficas son interpretadas como textos que hilvanan textos y escrituras que sueldan la experiencia del individuo y la colec-tividad humana para mantener activo el discurso en el contexto histórico que lo prefigura.

Por este motivo que caracterizamos como escénico, la fotografía como dispositivo metodológico seduce y allana el ca-mino para responder a cuestionamientos de la producción del paisaje como experiencia y objeto de consumación de la cultura en su movimiento y cotidianidad. Por ejemplo, ¿qué conflictos cooptan las imágenes? O ¿qué instituciones emergen y nacen en un repertorio de imágenes y sus imaginarios? Y, por supuesto, ¿cuáles son las tendencias que agitan a la sociedad?

Estas preguntas interrogan a la cultura en cuanto esta asume el estatus de objeto con dos propósitos: subjetivizar la rea-lidad como espectáculo para las masas y objetivizar la realidad para la vigilancia de los gobernantes (Sontag, 2005). Los cambios

sociales son controlados, en gran medida, por los cambios que se introducen a través de las imágenes.

La fotografía es un procedimiento tecno-artístico para producir evidencias tal vez más fieles que la realidad que preten-de revelar (Sontag, 2005). Las imágenes fotográficas nos suminis-tran datos e información del pasado y proponen relaciones con el momento presente.

De esta manera, un álbum familiar, por ejemplo, aporta indicios de la conciencia de cada época encriptada en los rostros, los vestidos, las agrupaciones y los sitios retratados. Encuadrar una imagen para capturar ciertas cosas, separarlas o ponerlas ad-yacentes plantea un problema de arbitrariedad o discontinuidad de la narrativa fotográfica. De allí se puede inferir que el mundo al que asistimos actualmente evoluciona en una serie de partículas inconexas e independientes que sólo podrían restituir sus senti-dos a partir de un modo narrativo, el cual, permita aprehender las cualidades de un paisaje recreado en el pasado, obtener mate-riales para armar esquemas de clasificación y almacenamiento, y compendiar historias.

Los estratos narrativos en la lectura del paisaje

El reconocimiento de otros sentidos en la fotografía his-tórica hizo que al ejercicio investigativo se abriera a una valora-ción de la cartografía como fuente para restituir los vectores y las trayectorias del crecimiento urbano. Este material permite iden-tificar diferentes estratos narrativos que fueron sobreponiéndose en el tiempo y que, en la actualidad, configuran el soporte de la experiencia narrativa del paisaje.

En su capítulo Geología de la moral, Deleuze y Guattari (1994) exponen cómo el mundo que conocemos en superficie no es más que un proceso de estratificación de planos que se superponen o colisionan, provocando sedimentaciones y plega-mientos en la cultura. Agregan que debido a esa constante diná-mica, el mundo que conocemos no deja de desestratificarse, de descodificarse, de desterritorializarse.

Los componentes semióticos de la ciudad pueden ser considerados elementos inestables si son producto de la sedi-mentación que origina la superposición de estratos temporales o, al contrario, elementos estables si son resultado de los ple-gamientos que desencadenan los movimientos de expansión y contracción del espacio a través del tiempo.

Tanto la sedimentación como el plegamiento implican unas formas propias ya que los estratos son topológicos (Deleu-ze y Guattari, 1994). Las formas del plegamiento son más esta-bles porque centran, unifican, totalizan, integran y jerarquizan, mientras que las formas de la sedimentación son más inestables porque tienden a separar, desagregar y amontonar sin un orden jerárquico.

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En el movimiento de la expansión y el crecimiento de la ciudad, los bordes urbanos evidencian procesos de estratifica-ción, sedimentación y plegamiento cultural. Es posible inferir de este análisis que en la medida en que se incorporan al espacio nuevos estratos o capas que amplían su dominio sobre el terri-torio, los elementos y componentes que se agregan al panorama terminan también apropiándose del centro, lugar donde se origi-nó la fuerza de expansión, alimentándose de nuevas fuentes de energía y agregando nuevos componentes.

Si el desplegamiento espacial y temporal tiene éxito, este será poblado poco a poco y modificará el medio a partir de un nuevo código que es inseparable de un proceso de descodifica-ción, el cual, es inherente a él (Deleuze y Guattari, 1994). Entre otras modificaciones formales, la descodificación puede suscitar que antiguos componentes adquieran nuevos significados o pro-

vocar su desterritorialización que, a su vez, puede iniciar procesos de reterritorialización en bordes ya configurados o en procesos de configuración.

La aparición de un nuevo borde urbano resulta correlativa a la desterritorialización de algunos componentes semióticos y a la presencia de existencias transitorias dotadas de un movimien-to reverso, el de la reterritorialización, expresadas por formas y figuras con pretensiones sedentarias que agencian y promueven las migraciones, los estiramientos, las elongaciones y los plega-mientos de los escenarios de la acción territorial.

Los estratos temporales no son inmóviles ya que en su desplazamiento generan fracturas y cortes de mutua implica-ción (véase Figura No. 2), y provocan la emergencia de bordes urbanos que proporcionan los materiales para dar forma a sus

Figura No. 2. Ejemplo de la representación de tipos de borde en colisión. Fuente: Elaboración propia.

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componentes. Según sea la fuerza y la magnitud de la fricción, los estratos sobrepuestos dejan sólo unas huellas mínimas (trazas). En otros casos, los estratos terminan sofocados al quedar prisio-neros de un tercero (por ejemplo, el centro histórico de Medellín), en cambio, cuando las fricciones o fracturas producidas entre es-tratos son de una magnitud intensa, todas las estratificaciones son atravesadas y construyen sus propios esquemas e itinerarios (por ejemplo, el centro administrativo La Alpujarra).

Categorización semiótica del vector borde en el estudio

de caso: MedellínEl borde urbano, categorizado como vector semiótico

que transgrede y estabiliza los factores compositivos, relaciona-les, espaciales, simbólicos y tecnológicos de la ciudad, permite al ejercicio investigativo representar expresiones que los análisis convencionales del funcionariado estatal o privado tienden a ex-cluir o generalizar con el criterio de la complejidad.

Para interpretar las lógicas complejas de la producción del paisaje se toma como base la crítica de los vestigios y ruinas del paso tecnológico de la vida y la cultura, secundando sus huellas y trazas en los discursos imperantes en cada una de las épocas o momentos de la historia urbana, para así proceder a nombrar esas escenografías del paisaje que son condensadas, atrapadas, desbaratadas, acalladas y promovidas desde los bordes urbanos.

Por ejemplo, los tropos urbanos producidos con la ex-pansión y el crecimiento de la ciudad registran la emergencia de significantes urbanos superpuestos que crean combinaciones o colisiones semióticas como la red férrea implantada en la pri-mera mitad de siglo XX, con respecto a la estructura del Metro que nace al finalizar del mismo siglo. O en el caso del paisaje con-temporáneo, los modelos comerciales de las plazas de mercado cubiertas (Plaza de Cisneros) y los pasajes comerciales producen un entrecruzamiento de sus estratos narrativos con los centros comerciales, que brotan con mayor intensidad a comienzos del siglo XXI, acentuando un conflicto entre los mercados formales e informales. Ambos derivan en colisiones y modificaciones en las capas de registro del paisaje que sofocan el espacio público.

Para verificar las cualidades específicas de cada tropo ur-bano se apela a la representación de las fotografías de cada épo-ca y a las trazas que aún persisten en el tejido urbano para luego asociarlas a categorías estéticas que se desprenden de la teoría urbana, especialmente, la desarrollada por Sennett (2002).

Lo anterior aplica para las características que se despren-den de cada uno de los estratos o capas de registro de la expansión y del crecimiento urbano. Para los lapsos entre una estratificación y otra se requieren unas categorías diferentes que expliquen la co-lonización de una nueva capa de registro sobre las preexistentes, y para ello, se adoptan los términos expuestos por Deleuze y Guatta-ri (1994) de sedimentación y plegamiento, los cuales, se asocian

en cada caso a formas inestables o estables que determinan los niveles de dinamismo de la transformación del paisaje.

En síntesis, el trabajo para recategorizar los tipos de borde que se aprecian en el paisaje urbano contemporáneo de Medellín aplicando las teorías de Deleuze y Guattari (1994) produjo como resultado dos grandes categorías: una referida a la desterritoriali-zación y la otra a la reterritorialización. La primera se asocia a las estructuras y formas del paisaje predominantemente transitorias, inestables o nómadas, y la segunda a estructuras que muestren mayor estabilidad y cuyas relaciones sean más localizables o se-dentarias.

Veremos entonces que en el proceso de reconfiguración del paisaje algunos tipos de borde logran transportarse a estratos de formación más reciente, mientras que otros, por ejemplo, ad-quieren la fuerza para elevarse y superar las fronteras para influir y determinar otros estratos. En cada caso se observan las modula-ciones en el espacio y en el tiempo que modifican las posiciones y distribuciones de los componentes del paisaje que, a su vez, determinan los itinerarios de los actores urbanos.

Una herramienta de tipo diagramático permite emplear la cartografía y la fotografía histórica de la ciudad de Medellín (Ja-ramillo y Perfetti, 1993) para reconstruir la organización formal de su paisaje urbano y de los sistemas semióticos desde finales del siglo XIX cuando inicia su apogeo urbano, hasta el año 2000. Los detalles de las fotografías facilitan un acercamiento a elemen-tos de alto contenido semiótico (planos, distribuciones urbanas, conexiones, zonificación, etc.), ya que en sus primeros usos, la fotografía tuvo una relación estrecha con la arquitectura y la in-geniería, y produjo un archivo de imágenes en el que se plasman y reflejan hitos significativos del espacio exterior e interior del paisaje urbano, registrándolo en sus pormenores (Molina, 2005).

La fotografía aérea profesional empleada como un instru-mento para el control catastral de la ciudad a mediados del siglo XX, memoriza y configura un sistema de información de las diná-micas y las tendencias urbanas. A partir de esto se puede llevar a cabo un trabajo de interpretación histórica basado en el análisis comparativo de las imágenes fotográficas que combine y con-jugue distintas escalas del tiempo, y que reconozca en ellas las líneas y fisuras del cambio espacial, expresadas en la orientación, la superposición y la obliteración de las memorias sociales en sus territorios.

Las líneas del tiempo en el territorio dejan ver que la di-latación y la contracción del espacio (por ejemplo, el traslado del centro administrativo de la ciudad) no se reduce a una cuestión puramente instrumental, ya que a este cambio se asocian formas y pliegues nuevos en los que se visualizan los encadenamientos divergentes de los actores, los trayectos y los ritmos que confor-maban las estructuras sintácticas formales precedentes (como el parque de Berrio y la plazuela Nutibara) y disidentes (la informali-zación del espacio público de las carreras Carabobo y Bolívar, y de sus vías adyacentes o de la mutación radical de los antiguos barrios residenciales de San Benito, Villanueva y La Candelaria, en zonas de uso comercial informal y residencial masivo) de la ciudad.

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Para ilustrar mejor esta sintaxis urbana se diseña una matriz de dos ejes para efecto de la investigación: el horizontal proyecta la expansión cronológica de la ciudad mediatiza por el movimiento de los estratos narrativos (por ejemplo, las ca-pas superpuestas a la forma urbana tradicional de la parroquia, la comuna, el vecindario, etc.) y el vertical alude a las tipologías que provocan fisuras y cortes por su impacto estético, cultural, comercial o social (la catedral, las plazas de mercado cubiertas, las estaciones del ferrocarril, etc.) y que producen colisiones entre los diferentes estratos narrativos de la ciudad.

ConclusionesEl análisis del borde urbano de Medellín pone en eviden-

cia el conflicto entre la planeación física y espacial promovida por el Estado y el capital privado, y la multiplicidad de intervenciones de los habitantes de la ciudad en la construcción de barrios, en la ambientación del espacio público y en el desarrollo de roles eco-nómicos, culturales y sociales, con los cuales, se crean estructuras de memoria que trascienden lo físico y lo funcional.

En la imagen urbana no se reconocen dos ciudades, sino una pluralidad de ciudades o de esbozos de ciudades en las que diversas fuerzas organizadas o dispersas logran establecer esca-las de agrupación, denominadas fronteras invisibles o bordes.

La distancia cultural entre cada una de las agrupaciones urbanas ha sido suplida por un comportamiento común basado en el anonimato y el consumo provistos por las nuevas semióticas

de una política público-privada que propende por la creación de tejidos en las áreas de borde donde la colisión y el distanciamiento cultural produjeron conflictos (por ejemplo, las escuelas de cali-dad, las redes de infraestructura de transporte y el equipamiento educativo para la primera infancia, para la recreación y la lúdica).

Las estrategias de aproximación o contención de los bor-de sirven temporalmente de paliativo para incitar el diálogo y el entendimiento entre los ciudadanos, sin embargo, hay un acu-mulado de olvidos y de rechazos de la trama histórica y de la me-moria colectiva. Tradicionalmente se ha privilegiado la actuación funcional y se ha hecho del actor urbano un tramitador de pro-yectos, con lo cual, la historia pierde la capacidad de actualizarse y de plasmar los imaginarios.

El medio institucional colombiano no ha prestado aten-ción a las lógicas que intervienen en la mutación estructural y formal del paisaje que, como en el caso del conflicto interno en los territorios rurales, fueron motivadas por actitudes relaciona-das con el distanciamiento cultural y territorial. Las nuevas repre-sentaciones del borde en las metrópolis dan cuenta del mismo fenómeno aunque con escalas más densas por la amplia y diversa gama de actores urbanos que intervienen.

Un ejercicio de lectura no lineal de las narrativas urbanas ofrecería claves para identificar y caracterizar los saltos discursi-vos expresados y representados en las trama urbana que, aunque no dan lugar a la constitución de una teoría fundada en una his-toria de las ideas o del pensamiento urbano, sí dan cuenta de las fuerzas discursivas que colonizan la transformación de Medellín y que dinamizan los procesos de cambio en los bordes urbanos.

Figura No. 3. Matriz de la configuración del paisaje urbano: ejes cronológico y tipológico. Fuente: Elaboración propia.

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Figura No. 4. Yuxtaposición de estratos narrativos en Medellín y el surgimiento de bordes urbanos . Fuente: Elaboración propia.

Por tal razón, es necesario hacer evidentes los cambios que se están dando en la configuración del paisaje urbano y, desde una posición crítica, dilucidar algunas líneas para la gestión del paisa-je contemporáneo a partir de las cuales se proyecten imaginarios

futuros de ciudad, escenarios evolutivos en los que sea posible codificar, transmitir y ajustar la información que ha acumulado la ciudad en su proceso de crecimiento y expansión.

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Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 105 - 112 Dossier Central24

Actores sociales y ordenamiento territorial rural

los corregimientos de medellín, colomBia Social Actors and Rural Territorial Management

The corregimientos of Medellin, Colombia

Atores sociais e ordenamento territorial rural Nos cinco corregimientos do município de Medellín, Colômbia

Carlos Javier Egio-RubioDoctorando en Sociología. Investigador asociado del Grupo Medio

ambiente y sociedad de la Universidad de [email protected]

Eryka Yuvelyre Torrejón-CardonaDoctora en Geografía. Socióloga, investigadora y docente

del Grupo Medio ambiente y sociedad de la Universidad de [email protected]

ResumenLa presión urbana sobre los cinco co-

rregimientos del municipio de Medellín ha aumentado en los últimos años conforme lo ha hecho la demanda del suelo para fines resi-denciales, industriales y de servicios por parte de la ciudad. En este artículo se exponen los resultados de un análisis de mapas sociales elaborados colectivamente en estos espacios en transición entre lo urbano y lo rural.

Tras un breve repaso de las políticas públicas y de ordenamiento territorial de Me-dellín de la última década, y con estas como elemento central, se aborda en el texto la manera en que son percibidos en los corregi-mientos los actores sociales que habitan, inte-ractúan e intervienen en el territorio. Con base en veintiséis entrevistas realizadas en 2013, se lleva a cabo una aproximación al entrama-do social de los corregimientos de Medellín desde tres variables: posición ideológica o estratégica, poder simbólico u organizativo, e influencia de cada actor con respecto al tema estudiado.

Palabras claves: mapas sociales, acto-res sociales, expansión urbana, ordenamien-to territorial.

AbstractUrban pressure on the five corregi-

mientos (rural zones that depend adminis-tratively on a city) of Medellin have been increasing in the last years due to land de-mands for residential, industrial, and services developments from the city. In this paper we present the final results of a social maps analysis that were done by groups of people who inhabit these areas transitioning from urban to rural.

After a brief overview on the public policies of territorial management through the last decade and using them as a central element, the paper deals with the way social actors that inhabit, interact and intervene the territory are perceived from the corregimien-tos. Supported on over twenty interviews we approach the social framework from three different variables: ideological position or strategy, symbolic or organizational power, and influence of each social actor on the to-pic being analyzed.

Key words: Social maps, social actors, urban expansion, territorial management.

ResumoA pressão urbana sobre os cinco

corregimientos (unidades territoriais periur-banas) do município de Medellín tem vindo a aumentar nos últimos anos á medida que se acrescenta a demanda de terra para usos residenciais, industriais e de serviços da cida-de. Neste artigo apresentam-se os resultados de uma análisis de mapas sociais construídos coletivamente nesses espaços em transição entre o urbano e rural.

Após uma breve revisão das políticas públicas e de ordenamento territorial da úl-tima década, e com estas como foco central. No texto aborda-se a maneira como são per-cebidos desde os corregimientos os atores sociais que moram, interatuam e intervêm no território. Com o apoio de mais de vintena de entrevistas, é realizada uma abordagem para o tecido social a partir de três variáveis: posição ideológica ou estratégica; poder simbólico ou organizacional, e influência de cada ator em relação ao tema estudado.

Palavras-chave: Mapas sociais, ato-res sociais, expansão urbana, ordenamento territorial.

* Investigación financiada por el por el Comité para el Desarrollo de la Investigación (CODI) en la Convocatoria del Área de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes (2012) y por la Estra-tegia de Sostenibilidad de Grupos, Universidad de Antioquia (2013). Cuenta con apoyo de la Red CIMAS y está adscrita al Grupo Medio Ambiente y Sociedad (categoría A: 2014).

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Carlos Javier Egio-Rubio, Eryka Yuvelyre Torrejón-Cardona

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Eryka Yuvelyre Torrejón-Cardona

Socióloga de la Universidad de Antioquia (Colombia), Doctora en Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona. Docente de Sociología e investigadora del Grupo Medio am-biente y sociedad de la Universidad de Antioquia. Co-investigadora y asesora local del proyecto Los corregimientos de Medellín frente a las externalidades urba-nas, Universidad de Antioquia.

Carlos Javier Egio-Rubio

Pregrado en Ciencias ambien-tales y periodismo en la Universidad de Murcia (España), Magister en Comuni-cación, cambio social y desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid y estudiante de doctorado en Sociología en la misma universidad. Investigador principal en el proyecto Los corregimien-tos de Medellín frente a las externalida-des urbanas, Universidad de Antioquia.

Introducción

Entre lo urbano y lo rural, los habitantes de los cinco

corregimientos del municipio de Medellín se enfrentan al reto de

defender unas ruralidades colectivas en el borde de una ciudad

en expansión. Entre la conurbación de Altavista y el aislamiento

de la centralidad de San Sebastián de Palmitas, las políticas de

ordenamiento territorial marcan el futuro y la manera en que

viven los pobladores de las zonas rurales, como zonas heterogéneas

en las que coexisten actividades y usos industriales, agrícolas,

ambientales, recreativos, pecuarios, residenciales y comerciales.

En este artículo se presentan los resultados de un trabajo investigativo que, con una metodología cualitativa y la construcción participativa de mapas sociales, pretende sacar a la luz las concepciones que tienen los actores sociales sobre el espacio en el que interactúan y la definición que ellos han construido del territorio y sus usos. El componente teórico central ha partido de los aportes de Henri Lefebvre (1976; 1983) sobre el espacio social como una categoría central en la vida humana y, al tiempo, como un producto social.

El artículo se compone de cinco partes. La primera presenta los principales ante-cedentes del desarrollo institucional del ordenamiento territorial rural en Medellín y sus características, la segunda consta del marco teórico, la tercera trata el diseño metodológico de la investigación, la cuarta contempla sus resultados más relevantes y la quinta expone las conclusiones.

ContextoOrdenamiento territorial rural en Medellín (2001-2014)

La política de ordenamiento territorial de las zonas rurales de Medellín es reciente.1 De acuerdo con la literatura especializada (Agudelo Patiño, 2012; Cadavid, 2009) se pue-den establecer tres etapas básicas que coinciden con algunos hitos de las administraciones locales de Luis Pérez (2001-2003), Sergio Fajardo (2004-2007), Alonso Salazar(2008-2011) y Aníbal Gaviria (2012-2015).

La primera (2001-2003) está enmarcada en el desarrollo de la Ley 388 de 19972 y en la formulación del primer Plan de Ordenamiento Territorial (POT)(Acuerdo 062 de 1999), el cual, se centra en el 30% del municipio de Medellín donde se presentan las mayores densidades poblacionales y, en términos generales, deja las zonas rurales supeditadas a la regulación de las normas anteriores y a los efectos de su catalogación en el POT como zonas de expansión (Piedrahita y González, 2010).

1 Desde las décadas de 1970 existen herramientas dirigidas a la planificación territorial de Medellín (Cadavid, 2009) pero aquí se hace énfasis en la última década.

2 En la que se adaptan y armonizan las normas sobre ordenamiento territorial a la Constitución Política de 1991.

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La segunda etapa (2004-2007)coincide con la presenta-ción del Plan de Estrategias Corregimentales (Plan ECO)3 como un hito que logra posicionar a las zonas rurales en el ejercicio del ordenamiento territorial. El Plan ECO da paso a una nueva generación de normas y regulaciones para estas zonas, entre las que destacan por su representatividad los Planes Especiales de Ordenamiento Corregimental, los Planes de Desarrollo Rural Sostenible, los Planes Corregimentales de Cultura, los Planes de Desarrollo Local de los Corregimientos y la Estrategia de Hábitat Rural Sostenible. Es decir, en este periodo hay una serie de refor-mas encaminadas a conseguir un equilibrio entre lo urbano y lo rural (Departamento Administrativo de Planeación, 2009).

La tercera etapa (2008-2014) coincide con las administra-ciones de Salazar y Gaviria, donde se ponen en marcha una serie de regulaciones tan variadas como múltiples en las zonas rura-les. Se caracteriza ahora, no por la ausencia de medidas como en periodos anteriores, sino por la alta proliferación de estas en la regulación del territorio rural. Pero sin duda, la formulación, de-bate y aprobación del Plan de Ordenamiento Territorial (Acuerdo 268 del 2014) es un nuevo hito que determinará el avance en el desarrollo institucional de Medellín en materia de ordenamiento y planeación territorial en los próximos quince años, en especial, para las zonas rurales de la ciudad.

Caracterización del territorio

La zona rural de Medellín tiene una extensión de 270km2. Los corregimientos con mayor extensión son Santa Elena con 70.4km2y San Antonio de Prado con 60.4km2, seguidos por San Sebastián de Palmitas, San Cristóbal y Altavista con una extensión de 57.5km2, 49.5km2 y 27.4km2, respectivamente. Su población total es de 222.468 habitantes, distribuidos entre los 95.392 de San Antonio de Prado, los 71.518 de San Cristóbal, los 33.466 de Altavista, los 16.616 de Santa Elena y los 5.476 de San Sebastián de Palmitas (Departamento Administrativo de Planeación, 2013).

En cuanto a la clasificación socioeconómica, predomina el estrato bajo en todos los corregimientos (3.476 para San Se-bastián de Palmitas, 6.475 para Santa Elena, 27.359para Altavista, 44.856 para San Cristóbal y 58.723 para San Antonio de Prado). Sobresale la presencia del estrato bajo bajo en San Sebastián de Palmitas, Altavista y Santa Elena con 1.755, 4.733 y 5.457 res-pectivamente, y la del estrato medio bajo en San Cristóbal y San Antonio de Prado con 17.664 y 33.056 respectivamente (Depar-tamento Administrativo de Planeación, 2013).

La descripción de los datos anteriores –extensión territorial, tamaño de la población y su estrato socioeconómico– permite iden-tificar algunos aspectos básicos de los corregimientos, sin embargo, no es posible presentar de forma detallada los cambios en las diná-micas poblacionales de las zonas rurales puesto que la información

3 El Departamento Administrativo de Planeación le encargó a la Escuela de Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín la realización de dicho plan, en el cual, se hizo un diagnóstico integral de los cinco corregimientos de la ciudad y se propusieron estrategias de intervención en los ámbitos físico, social, económico, ambiental, político y cultural para orientar su desarrollo hasta 2011.

sobre migración y perfiles poblacionales recogida en los últimos quince años en la Encuesta de Calidad de Vida es irregular.

Marco teóricoEl fundamento conceptual de la investigación se centra

en los aportes de Henri Lefebvre (1976; 1983; 2013) a la teoría espacial. Según este autor, existe una trialéctica espacial, una práctica espacial a descifrar, donde el espacio vivido, el espacio percibido y el espacio concebido permiten explicar la manera en que las sociedades construyen su entorno. El espacio vivido es el de las transformaciones, resistencias e identidades locales, el es-pacio percibido es el planificado y/o representacional, mientras que el espacio concebido es entendido como el espacio de la po-sibilidad, de la imaginación y la creación.

Desde esta perspectiva, el ordenamiento rural de Mede-llín puede entenderse como una práctica espacial en constante construcción/producción (Lefebvre, 1976; 1983; 2013) que resul-ta de la interacción, en donde el espacio vivido se entrecruza con el espacio percibido y pueden generar el espacio concebido.

La relación entre producción social del espacio y las zo-nas rurales de las ciudades contemporáneas no es novedosa. A continuación se referencian sólo algunos aportes significativos de la academia latinoamericana y del Atlántico Norte sobre el tema. Desde la geografía humana, Claudia Barros (2006) retoma el caso de Buenos Aires y expone cómo las zonas de borde urbano-rural son denominadas rururbanas, en razón de una serie de caracterís-ticas que renuevan las concepciones tradicionales del campo y la ciudad. Se presentan aportes similares en España (Baigorri, 2007; Baylina y Salamaña, 2006) y en Francia (Perrier-Cornet, 2002).

Blanca Ramírez (2003) y Soledad Cruz (2003) abordan los cambios más recientes de la ciudad de México y demuestran cómo desde la sociología rural se incorporan modificaciones a los postulados clásicos sobre el campesino y la economía agrí-cola en contextos de acelerada urbanización. Las posturas de las autoras contrastan con la de Emilio Pradilla Cobos (2002) que afirma que estos cambios son expresiones del desarrollo económico capitalista.

A partir de investigaciones desarrolladas en diferentes contextos de la geografía colombiana, Edelmira Pérez (2004), Ma-ría Adelaida Farah y Edelmira Pérez (2004), Luis Llambí y Edelmira Pérez (2007) y Héctor Ávila (2008) han demostrado la necesidad de revisar y adaptar las categorías clásicas del campesino4 y su re-lación con la economía agrícola, de manera que sean acordes con dimensiones como lo territorial, lo económico, lo poblacional, lo espacial y los nuevos tipo de familia.

Todas estas investigaciones indican una forma interpreta-tiva de abordar los cambios en las zonas rurales en clave de unas nuevas relaciones y experiencias espaciales altamente influidas

4 Desarrolladas en el inicio de la sociología en Colombia por autores como Orlan-do Fals Borda, Camilo Torres y Magdalena León.

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por los procesos de metropolización, donde los diferentes ins-trumentos de regulación territorial instaurados por las adminis-traciones locales se enfrentan a constantes retos y adaptaciones. Para describir esas nuevas realidades los autores se apoyan en neologismos como los de urbanismo rural, nueva ruralidad, rur-urbanización, periurbanización o ciudad difusa.

Uno de los debates, aún sin clausurar, es si se trata de tér-minos que interpretan procesos nuevos o si nombran procesos que se intensifican con el desarrollo de una economía capitalista globalizada en América Latina (Pradilla Cobos, 2002).No es posi-ble realizar un balance pormenorizado del desarrollo de este de-bate académico en el presente artículo, sin embargo, en el caso de Medellín es importante rescatar las referencias de aportes re-cientes como los de Gilberto Arango Escobar (2008), Luis Carlos Agudelo Patiño (2012), Gloria María Cadavid (2009), Yamile Cas-taño (2014), Eduardo García Villegas y Aida Cecilia Gálvez Abadía (2011) y Katherine Higuita-Alzate (2013).

Marco metodológicoEn este trabajo se emplea la metodología cualitativa

tipo estudio de caso y se utilizan como técnicas de investiga-ción la revisión documental, el sociograma o mapa social y la entrevista semiestructurada. Para la revisión documental se consultaron (i) fuentes de corte académico como artículos en revistas científicas, libros resultados de investigaciones, tesis de pregrado y de postgrado, (ii) documentos institucionales y (iii) la prensa local, lo que permitió reconstruir los antecedentes y contextualizar el tema.

Se entienden los sociogramas como representaciones gráficas de las relaciones sociales que existen entre grupos, ins-tituciones o personas, de las que se pueden deducir confianzas, miedos, recelos o conexiones interesadas en un determinado momento (Villasante, 2006). Para la investigación se diseñaron sociogramas siguiendo las recomendaciones del Observatorio In-ternacional de Ciudadanía y Medio Ambiente Sostenible (CIMAS), los cuales, respondieron a cuatro variables:

1. Actores sociales y posición ideológica, estratégica o progra-mática respecto a la defensa de un futuro rural o urbano del corregimiento.

2. Conjuntos de acción y relaciones entre los actores, centradas en los vínculos emotivos.

3. Poder simbólico u organizativo de los actores.

4. Capacidad de influencia de cada actor sobre el ordenamiento territorial (Villasante y Martin, 2007).

Los sociogramas fueron elaborados colectivamente por personas vinculadas a organizaciones sociales de los cinco co-rregimientos de Medellín y permitieron identificar los perfiles de las personas a entrevistar (véase Tabla No. 1) de acuerdo con su

vinculación y participación en dichas organizaciones sociales. Se realizaron veintiséis entrevistas semiestructuradas que se anali-zaron con el apoyo de programas informáticos.

- Casas de Gobierno.

- Medios de comunicación comunitarios.

- Campesinos (con tierra y cultivos propios) / Agri-cultores (sin tierra pero en procesos agrícolas).

- Instituciones ambientales.

- Secretarías de Planeación y Medio Ambiente.

- Instituciones educativas.

- Juntas de Acción Comunal.

- Tribus urbanas (jóvenes).

- Constructoras.

- Colectivos de mujeres y de género.

- Colectivos ambientalistas.

Tabla No. 1. Perfiles, organizaciones e instituciones de las per-sonas entrevistadas. Fuente: elaboración propia.

ResultadosEn este artículo se presenta el resultado del análisis de

ocho sociogramas según las cuatro variables antes mencionadas. Puesto que están fuertemente relacionadas entre sí, se unirán las tres primeras en un único apartado y se dedicará a la cuarta una sección independiente.

Posición ideológica de los actores, relaciones y poder simbólico: los conjuntos de acción

La concepción trialéctica del espacio permite presentar a los actores sociales, sus relaciones y sus posiciones como resulta-do de las prácticas espaciales, donde lo cotidiano y lo emocional juegan un papel preponderante.

Uno de los aspectos a destacar en este apartado serán los vínculos entre los actores que conforman la realidad social. En este caso se prestará una atención especial a los “conjuntos de acción” como conjuntos dinámicos de actores que se forman sobre redes de confianza, condicionantes de clase social y posi-ciones sobre un problema en disputa (Villasante, 2006).

Instituciones o imágenes de poder

Una parte importante de las instituciones públicas se per-ciben dividas y en un permanente conflicto, según se dediquen a

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la gestión y conservación del medio ambiente o a la planificación territorial. Esta imagen de las instituciones coincide con la descri-ta por uno de los expertos consultados en el proyecto:

La política de Medellín sobre los corregimientos se ha deba-tido en concebirlos como un espacio en proceso de urbani-zación o concebirlos como un espacio de producción agraria. Ahí está dividida la política en Medellín, por eso ha sido tan errática (Agudelo Patiño, 2013).

Las instituciones públicas asociadas al uso del suelo agrario y ambiental en los corregimientos de Medellín son Co-rantioquia y la Secretaría de Medio Ambiente, mientras que la Secretaría de Planeación Municipal, el Ministerio de Vivienda y la Secretaría de Obras Públicas se relacionan con el uso del suelo de expansión urbana. Por lo tanto, las visiones contrapuestas so-bre los usos del suelo en los corregimientos aparecen en todas

las escalas de la administración y dependiendo de la institución pública involucrada, el territorio puede ser considerado como un espacio a conservar ambientalmente, como una despensa agrí-cola o como un espacio de expansión para la construcción de vivienda de interés social.

Se desprende de la lectura de los mapas sociales que el desarrollo urbano del municipio se percibe como un modelo de debate entre aquellas instituciones cercanas a la rama ambiental y agrícola, y aquellas próximas al desarrollo urbano. De hecho, se llega incluso a señalar una división y un permanente conflicto entre instituciones según tengan uno u otro enfoque.

Es destacable que las instituciones que coinciden en proponer un modelo de corregimiento con valores rurales ten-gan relaciones estrechas entre sí pero casi inexistentes con el tejido asociativo. Forman así un conjunto de acción que podría

Figura No. 1. Sociograma de los actores sociales y el territorio. San Antonio de Prado. Fuente: elaboración propia

Figura No. 2. Ejemplo de un conjunto de acción ambientalista-institucional. Fuente: elaboración propia.

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denominarse ambientalista-institucional, que queda aislado de actores clave para el mantenimiento del entorno rural.

También es destacable que en todos los sociogramas de los corregimientos de Santa Elena, Altavista y San Antonio de Pra-do aparezcan empresas constructoras y ladrilleras. En el caso de San Antonio de Prado se cita una relación fuerte entre las cons-tructoras y la Secretaría de Planeación, en el de Santa Elena entre una constructora, la Gerencia de Concesiones y la Alcaldía, y en los de Altavista entre constructoras, ladrilleras, propietarios de tierras y concejales.

Sociedad organizada

La primera lectura que puede hacerse a partir de los so-ciogramas es que, quizá influidos por su proximidad con la ciu-dad, los corregimientos cuentan con un denso tejido asociativo.

Resulta evidente que las relaciones entre los diferentes actores que conforman la sociedad civil organizada son mucho menos estrechas que aquellas que se establecen entre las institu-ciones. Existe cierta tendencia a la dispersión de un tejido asocia-tivo y comunitario de carácter diverso, incluso, cuando los fines perseguidos puedan ser en algunos casos muy similares. En las entrevistas salió a la luz cómo algunos colectivos ciudadanos no se sienten representados por las vías tradicionales de participa-ción comunitaria. Es el caso de los jóvenes que son excluidos por los líderes tradicionales.

A pesar de que no existe un movimiento activo y general de resistencia frente al modelo de desarrollo urbano de la ciudad, el que una amplia mayoría del tejido asociativo se defina como rural muestra que sí hay un malestar extendido frente a este. En una misma postura coinciden movimientos ambientalistas, me-dios comunitarios, organizaciones de género, ONG, movimientos campesinos y organizaciones agrarias.

De las organizaciones citadas, los colectivos ambientalis-tas y las organizaciones agrarias tienen en común muchas de sus propuestas, lo que se evidencia en unas relaciones fuertes y flui-das y, por tanto, hacen parte de lo que se puede denominar como los conjuntos de acción agrario-ambientalistas.

Sociedad no organizada

Hay algo coincidente en los ocho sociogramas: el campe-sino es el único actor identificado en todos. Se trata de un actor siempre citado cuando se habla de ruralidad asociada a la activi-dad agraria.

Si bien, el campesino en todos los casos ocupa el mismo lugar en el extremo más rural, resulta significativo que su influen-cia y su capacidad de decisión se perciban de una manera muy variable dependiendo del sociograma. Mientras que en el caso de San Antonio de Prado se le sitúa por debajo del eje cartesiano que conforma el mapa social, en el caso de Santa Elena se incluye en la parte más alta.

A pesar de ser el principal símbolo de la ruralidad, el cam-pesino se representa como un actor aislado o únicamente rela-cionado con aquellas instituciones u organizaciones cuyo trabajo se centra en el fomento de la economía agrícola (Federación de Cafeteros, Penca de Sábila, UMATA, entre otras). Todos los acto-res sociales que habitan los corregimientos coinciden en resaltar la crisis de la agricultura tradicional y solicitan que se mantenga el trabajo campesino mediante la ayuda de las administraciones públicas. “Los campesinos y las campesinas para poder estar ahí y seguir con esa tradición tendrían que tener generada unas ga-rantías con condiciones aptas para vivir y no tener que irse para otro lado a buscar empleo”, señalaba uno de los entrevistados en Altavista en agosto de 2013.

Sin embargo, muchos campesinos ven la ciudad como un escenario de oportunidades. La ciudad es “invasora” pero, a la vez,

Figura No. 3. Detalle del sociograma de un conjunto de acción agrario-ambientalista en San Sebastián de Palmitas. El campesinado aparece unido me-diante relaciones fuertes (doble línea) a asociaciones e instituciones que fomentan el trabajo agrícola. Fuente: elaboración propia.

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prestadora de servicios con los que normalmente no cuenta el mundo rural. Al respecto, uno de los entrevistados en San Sebas-tián de Palmitas en agosto de 2013 afirmaba:

Porque como yo en Medellín siempre tengo familia que está viviendo allá, que la familia mía casi toda vive por allá en Medellín. Es una cosa que yo agradezco, que estudiaron y se fueron para allá y consiguieron su trabajo. Es una cosa que me hace orgulloso a mí, en este momento ellos están cuadra-ditos por allá con su trabajo.

La analogía entre ruralidad y economía agraria de los mo-delos defendidos desde las instituciones se repite entre todos los actores sociales que interactúan en el territorio, reflejándose en un temor ante la pérdida de identidad por la desaparición del trabajo agrario. La actividad agraria, además de sustento econó-mico, aparece como un elemento de carga simbólica común en-tre los habitantes de los corregimientos, aunque el uso del suelo agrario en algunos de ellos tienda a disminuir y, en otros, sea ne-cesario el uso de instrumentos de gestión para la protección de la actividad agraria, como es el caso especial del corregimiento de San Cristóbal.

Es evidente tanto en los sociogramas y en las entrevistas, como en los datos de la Encuesta de Calidad de Vida que la po-blación rural y urbana de los corregimientos está cambiando. Por ejemplo, en San Antonio de Prado 36.252 personas (un 38% de los habitantes) indicaron que no han vivido toda su vida en Me-dellín, frente a 59.140 personas (62%) que expresaron lo contra-rio (Departamento Administrativo de Planeación, 2013).

En muchos casos la relación entre la comunidad ya asen-tada y los nuevos habitantes es conflictiva, sobre todo, en los corregimientos donde hay procesos acelerados de densificación poblacional a raíz de la puesta en marcha de planes de vivienda de interés social de altura o de mega estructuras para servicios como el turismo. Estas obras modifican no sólo el paisaje agrario, sino la vida cotidiana y podrían señalarse la Ciudadela de Nuevo Occidente en Pajarito, San Cristóbal, y la Estación de Metro Cable en Santa Elena, entre otras.

Estas obras pueden considerarse como dispositivos de una tendencia relacionada con la llegada de nuevos habitantes, unos como usuarios de las viviendas de interés social siendo el caso de San Cristóbal y San Antonio de Prado, y otros, como nue-vos propietarios de predios rurales y viviendas utilizadas como segunda residencia como es el caso de Santa Elena.

Capacidad de influencia de cada actor en el ordenamiento territorial

Por su capacidad de influencia en el ordenamiento te-rritorial, sobresalen los actores sociales organizados y las ins-tituciones. Las relaciones fuertes de los actores institucionales –divididos entre ambientales-agrarios y planificadores territoria-les– contrasta con el poder simbólico del campesinado y la orga-nización –diversa y dispersa– de los actores sociales organizados.

El proceso de formulación, debate y aprobación del POT con las zonas rurales ha conllevado una serie de cuestionamien-tos por parte de varios sectores de la sociedad civil relacionados con procesos complejos en el contexto de una ciudad metropoli-tana. Es el caso de (i) la tensión entre los diferentes usos del suelo rural y el suelo urbano, (ii) la expansión urbana en un contexto metropolitano bajo los efectos de la renta del suelo y la dinámica de los flujos del capital internacional y (iii) los cambios poblacio-nales, paisajísticos y medio ambientales asociado a lo descrito en cada uno de los cinco corregimientos de Medellín, unido a las re-laciones espaciales con el conjunto de la ciudad y la región.

La influencia del campesinado y de los actores sociales organizados fue palpable en el debate y aprobación del Plan de Ordenamiento Territorial actual (Acuerdo 268 del 2014), caracteri-zado por una alta incidencia en las zonas rurales. A partir de aquí se abre una nueva etapa donde la participación e influencia de las organizaciones de base se pondrá a prueba frente a los retos de la ordenación de las zonas rurales en una ciudad metropolitana.

ConclusionesLa expansión de la zona urbana de Medellín sobre su en-

torno rural ha dado lugar a fuertes transformaciones territoriales que han generado cambios tanto en las zonas rurales como en las urbanas: nuevos usos para actividades agrícolas, residenciales, industriales y de ocio. El fenómeno, presente también en otras ciudades, ha sido intensamente estudiado y asociado a nuevos términos como urbanismo rural, nueva ruralidad o rururbanización y conlleva a que en estos territorios de borde se tejan relaciones singulares entre las actividades, usos y formas de vida urbanas y rurales, cuyo resultado se plasma en una nueva concepción del espacio y de los actores sociales que interactúan en él.

Según los resultados de los sociogramas parece evidente que en los corregimientos de Medellín surge un conflicto entre los diferentes espacios concebidos y el espacio vivido (Lefebvre, 1976; 1983; 2013). Por un lado, un espacio concebido como un modelo de uso del suelo agrario-ambiental y, por otro, el espacio concebido como suelo para la construcción y la expansión.

El tejido asociativo y social de los corregimientos de Me-dellín es complejo y extenso, y tiene un importante poder simbó-lico y organizativo. Los actores sociales que lo conforman –ya sea que estén asociados a los movimientos ambientalista, campesino o vecinal, o a ninguno de estos– coinciden en una defensa común y militante de sus espacios vividos centrada en las cualidades y los valores rurales. En conclusión, el espacio vivido en lo rural, no sólo se enmarcada en la actividad agraria, sino que se articula en torno a la capacidad de defensa de diversas ruralidades en una ciudad metropolitana en expansión.

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DOSSIER CENTRAL 113113

Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 113 - 117 Dossier Central24

El ladrillo como mediador entre la flora nativa y la ciudad borde

el caso de la comuna 22 de cali The brick like mediator between

the native flora and the city edgeThe case of the commune 22 of Cali

O tijolo como mediador entre a flora nativa e a cidade borda

O caso da comuna 22 de Cali

Xavier Ruiz-CruzDiseñador industrial

[email protected]

ResumenEste artículo de investigación tiene

como propósito presentar el caso de un culti-vo de epífitas de la familia bromeliaceae sobre ladrillo, siendo este un objeto mediador entre las especies de flora nativa y la ciudad borde. En este caso se tomó el espacio urbano de la comuna 22 de la ciudad de Cali.

Asimismo se afirma las condiciones de la comuna 22 como ciudad borde y se descri-ben las condiciones objetuales y ambientales para el éxito del cultivo de las epífitas de la fa-milia bromeliaceae sobre ladrillo.

Palabras claves: arquitectura biocli-mática, flora nativa, ciudad borde, epífitas, diseño industrial.

AbstractThis research article has as intention

to show the case of an epiphyte crop of the family Bromeliaceae on brick, being a me-diating object between the species of native flora and the City Edge. In this case the urban space of the Commune 22 in Cali.

Likewise, it affirms the conditions of the commune 22 as City Edge and describes the objectual and environmental conditions for the success of the epiphyte crop –Brome-liaceae family- on Brick.

Key words: Architecture bioclimatic, Native Flora, City Edge, Epiphyte, Industrial Design.

ResumoEste artigo de pesquisa tem como

propósito mostrar um caso de cultivo de epífitas da família Bromeliaceae sobre ti-jolo, sendo este um objeto mediador en-tre as espécies de flora nativa e a Cidade Borda. Neste caso tomou-se o espaço ur-bano da comuna 22 da cidade de Cali.

Afirma-se as condições da comuna 22 como Cidade Borda e descrevem as con-dições objetais e ambientais para o sucesso de cultivo das epífitas da família Bromelia-ceae em tijolo.

Palavras-chave: Mapas sociais, ato-res sociais, expansão urbana, ordenamento territorial.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Xavier Ruiz-Cruz

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Xavier Ruiz-CruzDiseñador industrial de La Uni-

versidad del Valle. Desde 2010 investiga el fenómeno del crecimiento “espontá-neo” de plantas sobre objetos urbanos para conocer los factores que determi-nan estos florecimientos y aplicarlos al desarrollo de cubiertas verdes para los edificios.

Introducción

Partiendo de una visión tecnológica de la ciudad (García, 2006),

se hace necesario el diseño de propuestas de bajo costo que

conlleven beneficios ecosistémicos a sus habitantes. Con base en

esto, desarrollamos un experimento para colonizar ladrillos por

epífitas de la familia bromeliaceae en la comuna 22 de Cali, zona

de la ciudad que cumple con las condiciones de ciudad borde

planteada por Carlos García (2006) en Ciudad hojaldre. Visiones urbanas del siglo XXI.

En este documento abordaremos en primera instancia las

aproximaciones teóricas que tuvimos en cuenta para desarrollar

el experimento. En segundo lugar describiremos la metodología

aplicada para la colonización de ladrillos por epífitas de la familia

bromealiaceae y el proceso de selección de la comuna 22 como

ciudad borde. Por último daremos cuenta de las conclusiones que

arrojó este caso.

Aproximaciones teóricas

En este acápite abordaremos el concepto de ciudad borde y su papel mediador entre la flora nativa y la ciudad. Asimismo, revisaremos algunas referencias bibliográficas relacionadas con la colonización de epífitas de la familia bromealiaceae en objetos y el cultivo de las mismas.

El concepto central de nuestra investigación fue el de ciudad borde. Carlos García (2006) denomina la “edge city” o ciudad borde a un tipo de asentamiento urbano que se ubica en la periferia de las grandes ciudades, un espacio en donde se funden lo rural y lo urbano, un espacio genérico, un no lugar.

Entre los muchos estudios que abordan la colonización de plantas en objetos, to-mamos el texto Álvaro Lozada (2008) La piel de edificio y el de David Benzing (1980) The Biology of the Bromeliads para el tratamiento de las epífitas de la familia bromealiaceae.

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El ladrillo como mediador entre la flora nativa y la ciudad borde El caso de la comuna 22 de Cali

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Delimitaciones metodológicas: ejecución del experimento

En este segmento describiremos el proceso para la ejecu-ción del experimento de colonización de ladrillos por epífitas de la familia bromeliaceae en la comuna 22 de Cali y la elección de esta como ciudad borde.

García (2006) menciona 16 características para distinguir los asentamientos que conforman la ciudad borde. Aunque es-tos elementos hacen referencia a grandes centros urbanos de los Estados Unidos como el llamado Silicon Valley, encontramos un espacio en la ciudad de Cali, la comuna 22,1 que cumplía con todas las características. Para el análisis tomamos sólo una parte que cumpliera a pequeña escala con las características del todo.

Una de las características señalada por García (2006) es el hecho de que la población de la ciudad borde anhela que el espacio de la ciudad en donde habita se asemeje a un bosque y que la arquitectura sea cubierta por árboles y plantas. Así inicia-mos el experimento identificando un sector de Cali que estuviera interesado en hacer esto y además buscamos constatar si el fenó-meno expresado de manera teórica también era identificable en la realidad urbana de la ciudad.

Luego determinamos cuáles eran las especies de plantas más adecuadas para la ciudad borde de Cali, contrastando la in-formación presentada por Benzing (1980) para los bosques secos tropicales2 con las observaciones hechas durante las salidas de campo a la comuna 22 sobre las condiciones ambientales y ur-banas

Las especies de plantas más apropiadas para este caso de-ben cumplir los siguientes requerimientos:

• Alta resistencia a fluctuaciones climáticas.• Tamaño pequeño para facilitar su transporte en automóvil.• Raíces pequeñas y superficiales, no invasivas.• Especies nativas y de bosque seco tropical del Valle del Cauca.• Sus requerimientos de nutrientes y suelos deben ser míni-

mos. • No deben ser de crecimiento extremadamente lento.• No deben producir frutos que al caer puedan averiar carros o

casas, lesionar a los peatones; hacer resbalosas las superficies de tránsito vehicular o peatonal; generar aglomeraciones de personas para recolectarlos; ni presentar una caída excesiva de hojas que puedan taponar las alcantarillas.

Encontramos que las epífitas de la familia bromeliaceae son plantas que cumplen con las características anteriores.

1 Otros espacios de Cali también cumplen con las características de la ciudad bor-de, pero no con la extensión de la comuna 22.

2 Bosque tropical seco: zona de vida en la que se encuentra la ciudad borde de Cali.

Tales especies son: aechmea angustifolia, guzmania monos-tachya, tillandsia elongata, tillandsia recurvata, tillandsia us-neoides, tillandsia júncea, tillandsia variabilis, tillandsia mima, tillandsia polystachia, tillandsia fasciculata, tillandsia fendleri, tillandsia pruinosa, tillandsia delicatula, tillandsia catopsis nu-tans, tillandsia concolor.

Benzing (1980) afirma que las bromelias se encuentran desde el sur de los Estados Unidos hasta el sur del continente y viven en casi todos los pisos térmicos, lo cual las constituye en un recurso importante para numerosos contextos urbanos de América.

Luego de numerosas salidas de campo a la ciudad borde de Cali y de observar imágenes satelitales de la zona llegamos a la conclusión de que el ladrillo (unidad de mampostería de arci-lla cocida) era un objeto arquitectónico de uso recurrente. Este fue una opción viable para intervenir, el cual puede ser cubier-to por plantas y así colonizar grandes superficies. Los ladrillos y tejas resultaron ser los que representaban la mayor cantidad de superficie no cubierta por plantas, por ende se diseñaron nuevos ladrillos que propiciaron el crecimiento y desarrollo de epífitas en su superficie exterior cuando fueron puestos a la intemperie en la ciudad borde de Cali.

Si un objeto se hace inmune o resistente al contacto e in-teracción directa con las especies ya mencionadas, y si su pH y otras características químicas son compatibles, las plantas no son afectadas por el contacto directo con el objeto. Se pude afirmar que esto crea una relación directa y complementaria en la que el objeto contribuye al crecimiento de las especies vegetales, mien-tras que las plantas ayudan a mejorar algunas características de desempeño del objeto a la hora de ser usado en la construcción. Por ejemplo, coadyuvan al confort térmico y alargan su vida útil haciéndolo impermeable. En palabras de Lozada, “los musgos, lí-quenes y epífitas hacen más impermeables a los viejos tejados de arcilla” (2008: 200), evitando así factores erosivos.

Comprobamos que la arcilla cocida de las tejas y los la-drillos era resistente al contacto directo con las plantas y era un soporte apropiado para la sujeción, el crecimiento y el desarro-llo de las mismas sobre su superficie. Esto lo pudimos constatar exponiendo el objeto a la intemperie en el bosque seco tropical y vimos el crecimiento de las especies sobre la cara del ladrillo expuesta hacia el exterior del edificio.

Realizamos unos prototipos de tejas y de ladrillos con la misma arcilla con la que se fabrican los ladrillos de mampostería estructural a los que adicionamos menos de 3% de arcilla rica en boro para aumentar la impermeabilidad del objeto y reducir su higroscopia. Luego de la extrusión, les imprimimos una textura antes de someterlos a la etapa de cocción para facilitar la sujeción de las plantas.

Fijamos algunas semillas de tillandsia elongata a la su-perficie de los prototipos usando cristales de sábila, las cuales tuvieron un crecimiento de 1mm al mes. Comprobamos que se desarrollaron mejor aquellas semillas que recibieron luz solar

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indirecta y que permanecieron en superficies cuya temperatura oscilaba entre los 10°C y los 30°C. Por el contrario, las semillas de tillandsia elongata y tillandsia recurvata que sujetamos a los ladrillos expuestos a la luz solar directa perecieron en un 99% debido a las altas temperaturas que podrían alcanzar los objetos (hasta de 50°C en días soleados).

Con esto corroboramos el postulado de Benzing que afir-ma que, aunque “estas plantas son amantes del calor […] se ubi-can en áreas donde la luz es abundante pero no directa” (1980: 358). Las semillas de tillandsia se desarrollaron en la superficie de tejas y ladrillos que no estaban expuestos a la luz solar direc-ta y que conservaban, por lo tanto, temperaturas menores a las superficies en donde incidía la luz directamente. Esto es impor-tante pues como parte del sustento de la hipótesis pensábamos que cualquier superficie expuesta a la intemperie que tuviera las características morfológicas y químicas y, además, estuviera cer-ca de bosques sería colonizada por epífitas, sin embargo, éstas prefieren las superficies con menor temperatura respecto al am-biente en climas cálidos tropicales. Por ello, difícilmente coloni-zan superficies donde la incidencia del sol sea directa y constante a lo largo del día y con altas temperaturas superficiales superiores a las del medio ambiente.

Por lo anterior, se recomienda crear texturas acanaladas que multipliquen la superficie del ladrillo de modo que se gene-ren espacios en donde la temperatura sea menor y puedan so-brevivir las semillas y las plantas.

También adherimos a los prototipos de ladrillos y tejas ejemplares adultos de plantas a las cuales se les removió la raíz. La tillandsia recurvata no generó una raíz que se renovara y se sujetara a la superficie del ladrillo y de la teja, se desconocen los factores que hacen posible la sujeción de esta especie una vez esta se ha desarrollado. La tillandsia elongata, la tillandsia jún-cea, la tillandsia mima y la tillandsia pruinosa, por el contrario, se adhirieron a la superficie del ladrillo en un plazo menor a dos años luego de que las sujetamos con cinta. Las tres primeras pre-sentaron una adherencia óptima mientras que la última tuvo un crecimiento muy lento, lo que probablemente haga inviable su-jetarla a la superficie.

Para observar todo el proceso de crecimiento hicimos una prueba con unas semillas de tillandsia elongata a las que despo-jamos de sus raíces. En cuestión de 6 meses las plantas habían comenzado a adherir las raíces al ladrillo y al cabo de dos años ya se sujetaban firmemente y tenían con un crecimiento de 5.00 milímetros por mes, tanto en la raíz como en el resto de planta, como consta en la Figura No. 2.

Figura No. 1. Fuente: Archivo personal del autor.

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El ladrillo como mediador entre la flora nativa y la ciudad borde El caso de la comuna 22 de Cali

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Figura No 2. Fuente: Archivo personal del autor.

ResultadosCon el experimento comprobamos que es viable culti-

var plantas epífitas sobre objetos arquitectónicos. Para que las semillas de las epífitas de la familia bromeliaceae prosperen en la superficie de los ladrillos y tejas se recomienda humedecerlas constantemente para propiciar un rápido crecimiento de las mis-mas, de lo contrario, su desarrollo será más lento y la mortandad de semillas mayor.

La sujeción adecuada de las plantas a los ladrillos y tejas se logra con texturas cuya profundidad sea entre 3mm y 30mm. Para acelerar el proceso conviene adherir plantas ya desarrolla-das que sirvan de protección a las semillas en proceso de germi-nación.

Asimismo, ratificamos que la comuna 22 de Cali cuen-ta con las condiciones climáticas que describe Inge Armbrecht (1995) acerca del espacio geográfico donde se encuentra ubica-da la ciudad borde:

La altura fluctúa entre 950-1000 msnm.; la temperatura me-dia en la zona es 24°C y la precipitación anual promedia es de 1000 mm, siendo un poco mayor en el piedemonte; la hu-medad relativa media es de 70-75% y nunca baja de 30%, y la presión atmosférica es bastante estable, de 900 milibares. La zona está clasificada de acuerdo al sistema de Holdridge como Bosque Seco Tropical (bs-T) (Espinal, 1968, citado en Armbrecht 1995: 3).

ConclusionesLa comuna 22 de Cali se caracteriza por estar situada en

un sector de bosque seco tropical, por estar en la periferia, por ser una zona de estratos socioeconómicos altos y por ser el área de la ciudad donde son acogidas las cubiertas verdes, las cuales, prescinden del uso de tierra y aprovechan factores ambientales para su germinación, cultivo y mantenimiento, de manera que la necesidad de intervención humana sea mínima.

El objeto intervenido y las pruebas que realizamos para verificar el crecimiento de epífitas sobre la superficie de ladrillos comprobó la hipótesis inicial que afirmaba que era posible lograr el crecimiento de estas especies directamente sobre la superficie de tejas y ladrillos con características químicas compatibles con la vida vegetal, que tuvieran una textura que permitiera la suje-ción de las plantas y que fueran expuestas a la intemperie en zo-nas cercanas a bosques. También se demostró que esos factores son insuficientes para el desarrollo de una colonia numerosa de epífitas si las superficies donde se desarrollan superan los 40ºC y no son humedecidas frecuentemente.

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(2) 2014: 118 - 126 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

24 Dossier Central

Aproximación al análisis del espacio fronterizo colombo-venezolano

la Parada como caso de estudio*

An Approach to the analysis of the Colombia-Venezuela border space

La Parada as a case study

Uma aproximação à análise do espaço fronteiriço entre a Colômbia e a Venezuela

La Parada como estudo de caso.

Erika Tatiana Ayala-GarcíaArquitecta. Universidad Francisco de Paula Santander

[email protected]

Rubén Darío Rodríguez-AngaritaArquitecto. Universidad Francisco de Paula Santander

[email protected]

ResumenEn el siguiente artículo se presentan

las diferentes formas de uso, apropiación y transformación del espacio urbano del corre-gimiento de La Parada en el municipio de Vi-lla del Rosario, ubicado en la zona de frontera colombo-venezolana. Primero, se realiza un recorrido por la literatura que trata conceptos como ciudad, frontera, espacios binacionales y espacios públicos, para posteriormente cen-trarse en la realidad física y vivencial de una zona de frontera que se enmarca y crece en medio de la informalidad. Para ello, se utilizó una metodología cualitativa basada en herra-mientas como la observación participante, las cuales, brindan pautas para el desarrollo del diagnóstico y la caracterización del sector.

Palabras claves: ciudad, frontera, espacios binacionales, informalidad, espa-cios públicos.

AbstractThis paper aims to study the different

ways in using, appropriating, and transfor-ming characteristic of the urban spaces at the La Parada region, part of the Villa del Rosario municipality, located at the Colombia-Vene-zuela border. The reader has the possibility of covering. First, the literature which speaks on concepts like city, border, binational spa-ces and public spaces and, later on, focusing in the physical and life reality in a border zone which is framed and grows among the informality. The accomplishment of such exercise is reached from the use of a quali-tative methodology based on tools such as the participant observation which contem-plate the guidelines to development of the diagnose and the sector characterization.

Key words: city, border, binational spaces, informality and public spaces.

ResumoNeste artigo, apresentam-se as dife-

rentes formas de uso, apropriação e trans-formação do espaço urbano característicos da região de La Parada, parte do município de Villa del Rosario, localizado na fronteira entre Colômbia e Venezuela. A partir da sua elaboração, o leitor tem a possibilidade de percorrer, primeiramente, a literatura que fala sobre conceitos como cidade, fronteira, espaços binacionales e espaços públicos a e, posteriormente, centrar-se na realidade físi-ca e vivencial de uma zona de fronteira que se enquadra e cresce em meio à informali-dade. A execução deste exercício se realiza a partir da utilização de uma metodologia qualitativa baseada em ferramentas como a observação participante que contemplam as pautas para o desenvolvimento do diagnós-tico e caracterização do setor.

Palavras-chave: Cidade, fronteira, es-paços binacionales, informalidade e espaços públicos.

* Aquí se presentan avances del proyecto de investigación La Parada: Encuentros, desencuentros, usos y apropiaciones del espacio urbano fronterizo, adscrito al grupo de in-vestigación Taller de la ciudad -linea de investigación espacio público y cultura ciudadana- financiado por la Universidad Francisco de Paula Santander. La elaboración de este articulo contó con la colaboración de los estudiantes Sue Acevedo, Miguel Morantes y Jorge Villamizar, así como el apoyo fotográfico del Grupo de Electiva I.

Recibido: 03 de Diciembre de 2013Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Aproximación al análisis del espacio fronterizo colombo-venezolano La Parada como caso de estudio

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Rubén Darío Rodríguez-Angarita

Arquitecto, Especialista en Gestión de la planeación urbana y regio-nal de la Universidad Santo Tomas, Buca-ramanga, estudiante de la Maestría en Ordenamiento territorial de la Universi-dad Santo Tomas, Bucaramanga. Docen-te investigador del Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Francisco de Paula Santan-der. Director del semillero taller Planea-ción de ciudad e investigador del grupo de investigación Taller de la ciudad de la misma universidad.

Erika Tatiana Ayala-García

Arquitecta. Magister en Es-tudios Territoriales y de la población- Universidad Autónoma de Barcelona.Magister en Teoría e historia de la ar-quitectura- Universidad Politécnica de Cataluña. Candidata a Doctora en Ar-quitectura - Universidad Politécnica de Cataluña. Docente Tiempo completo Departamento de Arquitectura, diseño y urbanismo- Universidad Francisco de Paula Santander. Directora Grupo de Investigación Taller de la Ciudad UFPS. Representante de Investigación Facul-tad de Educación, Artes y Humanidades UFPS.

Introducción

El presente articulo condensa las reflexiones en torno a la

caracterización y el trabajo de campo que identifica las diferentes

tipologías de uso, apropiación y transformación del espacio urbano

del Corregimiento de la Parada - Municipio de Villa del Rosario

- Norte de Santander, en el marco de la investigación La Parada: encuentros, desencuentros, usos y apropiaciones del espacio urbano fronterizo realizada por el grupo de investigación Taller

de la Ciudad –TAC– adscrito al departamento de Arquitectura,

Diseño y Urbanismo de la Universidad Francisco de Paula

Santander.

Este trabajo se inscribe en el campo de los estudios ambientales y analiza concep-tos como ciudad, frontera, espacios binacionales y espacio público a partir de las experien-cias cotidianas de las personas que laboran y transitan en el corregimiento de La Parada, permitiendo comparar los resultados obtenidos desde la arquitectura –como disciplina que da forma al espacio– y desde las ciencias humanas –que permiten el estudio de la experiencia, la vida cotidiana y el espacio vital de las personas–, enriqueciendo notable-mente el proceso de investigación.

A partir de la reflexión sobre el desarrollo y la configuración de la ciudad surgen preguntas que generan nuevos inquietudes con relación al reconocimiento del espacio que habita y en el que se desarrolla el ser humano. Los enfoques o investigaciones que buscan comprender de forma exclusiva el proyecto del espacio público o privado como un proceso técnico y/o constructivo o meramente funcional le han ido cediendo el paso a los estudios que parten de la observación y el conocimiento de la experiencia humana que precede, acompaña o modifica el mismo entorno espacial. Esto ha permito vincular los aportes propios de las ciencias humanas con los conocimientos arquitectónico, en-riqueciéndolos y facilitando la apertura del proceso de proyectación del espacio. Dicho umbral de análisis y de observación de la experiencia abre la dimensión del proyecto de la arquitectura y el urbanismo, modificando sus presupuestos y constituyéndose como un capítulo imprescindible de todo proceso de configuración espacial.

La ciudad y los espacios de uso colectivoLa ciudad se presenta como el mayor escenario de evolución del espacio habitado,

lugar donde confluye, se genera y se transforma la cultura, las relaciones y la interacción. Se describe como un espacio simbólico, fluctuante, cambiante, compuesto por una red o un tejido de espacios, vías, historias y flujos que diariamente le otorgan un sentido.

Desde la academia numerosos teóricos a través de su saber específico han bus-cado a lo largo del tiempo establecer una definición que encierre y demarque todas las características que acompañan y preceden la idea de ciudad. Sin embargo, desde su visión polisémica, la heterogeneidad de este concepto hace que cada rama del conocimiento

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julio - diciembre de 2014

Erika Tatiana Ayala-García, Rubén Darío Rodríguez-Angarita

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establezca y perfile las características que considera necesarias a la hora de definirlo, logrando que los estudios que nacen como respuesta a los interrogantes planteados dentro de espacios físi-cos y vivenciales como las ciudades presenten numerosas e inte-resantes variaciones.

Autores como Sjoberg (1965) y Boisier (2006) describen la ciudad como un asentamiento humano de elevada densidad poblacional compuesta por elementos de infraestructura que prestan servicios de educación, salud y esparcimiento, alber-gando una gran variedad de colectivos, a través de los cuales, se humaniza el espacio y se desarrollan las relaciones humanas. Para Rodríguez (2012), en cambio, la ciudad es un espacio sim-bólico, cambiante, basado en la funcionalidad de hechos coti-dianos que conforman la historia de la sociedad, trascendiendo la forma espacial y memorial de la urbe, que permite el reco-nocimiento de hitos espaciales, simbólicos y metafísicos como parte fundamental de la memoria ciudadana que da sustento al patrimonio urbano.

A partir del reconocimiento de estas posturas se puede establecer que la ciudad no sólo es aquel espacio compuesto por elementos físicos construidos que albergan una población determinada, cuya función radica en satisfacer las necesidades de quienes la habitan, sino que, por el contrario, da cuenta del carácter vivencial y experimental que surge de la cotidianidad, de la puesta en marcha de las actividades desarrolladas dentro de los espacios de uso colectivo y de la autodeterminación de sus habitantes.

Por tal razón es importante recordar que la historia de la ciudad puede ser narrada a partir de su espacio público. Es pre-cisamente en los espacio de uso colectivo donde los habitantes tienen la posibilidad de materializar sus relaciones de poder y ciudadanía, expresadas mediante la conformación de espacios como plazas, parques y calles, los cuales, son definidos como lu-gares de encuentro ciudadano (Borja y Muxí, 2001). Lo anterior configura a la ciudad como un organismo, como un sistema de redes compuesto por espacios de uso común que son apropia-dos de manera constante, que permiten y fomentan el paseo y el encuentro, al mismo tiempo que sensibilizan, ordenan y le otor-gan un sentido a la ciudad.

Para algunos autores como Rangel (2002), el espacio pú-blico se define como un lugar de diversificación e interacción en donde el ser humano tiene la posibilidad de expresarse y ge-nerar lazos de socialización e interacción no sólo con sus pares, sino con su entorno a través de la puesta en marcha de activida-des, ideas, nociones o sentimientos que dan vida y fundamento a conceptos como el sentido de pertenencia y de lugar (Ortiz Guitart, 2003). Estos espacios son los encargados de albergar y congregar los usos, las aspiraciones y la diversidad cultural que caracteriza a la población, facilitando la promoción de nuevas formas de identidad (Aragall Clavé, 2002; Barnada, 2006) y dán-dole forma al tejido urbano. Al respecto, Augé (1993) afirma que para obtener una lectura adecuada de la ciudad es necesario analizar los procesos que hablan de la individualización del es-pacio, dificultando la construcción del imaginario y la memoria colectiva.

Metodología de investigaciónEl objetivo del presente artículo consiste en sintetizar

los enfoques provenientes de la arquitectura, el urbanismo y las ciencias humanas con relación a los usos del medio habitado y construido, permitiendo identificar la relación y la experiencia que manifiesta el ser humano “ciudadano” frente a su entorno in-mediato. Bajo este orden de ideas, el trabajo de campo propuesto para esta investigación se desarrolla a partir de la implementa-ción de una metodología de investigación cualitativa apoyada en la utilización de la observación participante, la cual, permite el reconocimiento físico del corregimiento de La Parada, así como la recolección y el diagnóstico de las actividades cotidianas que repercuten y transforman el espacio urbano fronterizo estudiado.

Fronteras: espacios binacionales con características propias

El concepto de frontera es entendido por autores como Urdaneta (1999), Gómez Pérez (2008/2009), Soja (2008) y García Fernández (2011) como una línea intangible que demarca la divi-sión geopolítica de los Estados. Las fronteras son áreas de contac-to e interacción entre dos o más países que comparten una zona de actuación bajo un orden económico, político, cultural, social y ambiental. También son espacios de integración y desarrollo binacional en donde las personas construyen y regulan los li-neamientos socio-culturales y físico-espaciales que los preceden, dando lugar a la creación de nuevas formas de uso, apropiación y transformación del espacio tanto físico como vivencial.

Sin embargo, con el paso del tiempo se hace cada vez más evidente el desconocimiento por parte de los entes guber-namentales y planificadores de la ciudad de las interacciones que se desarrollan en las fronteras, omitiendo o negando el constante flujo de personas, bienes y servicios, la movilidad, los encuentros y desencuentros que se generan en ella de forma cotidiana. Al respecto, Zamora (2002) afirman que en la realidad las fronte-ras desconocen sus límites geográficos y configuran el territorio como una zona de producción o intercambio de productos fruto de una realidad política, un contexto histórico y una identidad cultural que defieren de los aspectos relacionados con la forma-lidad, la legalidad y la institucionalidad propios de las ciudades del interior.

Para algunos autores como Meza (2008), Gatrell (2001) y Soja (2008) las ciudades fronterizas se configuran como luga-res de paso especializados en la distribución y el intercambio de mercancías y servicios, donde predomina el sistema de produc-ción capitalista basado en relaciones socioculturales de espacios con identidad propia, a través de los cuales se desarrollan proce-sos de apropiación del territorio, generando identidades regiona-les, espaciales y territoriales, configurando así nuevas geografías humanas.

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Bajo la conceptualización de la temática fronteriza, au-tores como Bitar (2011) utilizan el término “metrópolis trasna-cional” para hacer referencia a los espacios regionales urbanos divididos por un límite político y gubernamental que comparten el mismo ámbito social, económico y ambiental, resaltando que a través de la relación física, vivencial y espacial se establecen vínculos irrompibles que giran en torno al intercambio comer-cial, formal e informal que constituyen la zona binacional como un solo sistema territorial. De la misma manera, otros autores como Dilla (2008) aseguran que estos territorios comparten el espacio ambiental y los recursos vitales de subsistencia, mante-niendo así una relación social y cultural entre sus pobladores, que define la existencia de valores culturales comunes y reite-ran la necesidad de la puesta en marcha de redes económicas y de intercambio de información, así como la construcción de infraestructura y la planificación urbana para el fortalecimiento del sentido de pertenencia regional.

Este fenómeno de apropiación del espacio supone una proximidad teórica que permite generar debates en torno a con-ceptos como ciudadanía, construcción social del espacio colectivo y sostenibilidad, otorgándole un sentido a las fuentes teóricas y empíricas que permiten identificar las diferentes formas de inte-racción y transformación del espacio, obteniendo resultados más acordes a la realidad de la sociedad actual. Bajo este orden de ideas, el corregimiento de La Parada es una fuente inagotable de nuevo conocimiento que aún se encuentra en un proceso inicial de desarrollo. La integración binacional o la existencia de una me-trópolis trasnacional abre el paso al estudio de nuevas configura-ciones del uso y la apropiación del espacio tomadas no sólo desde el carácter pragmático de la arquitectura, sino referenciadas y en-focadas desde las ciencias humanas, las cuales, permiten el estudio de la cotidianidad y el espacio vivencial de las personas.

La frontera colombo-venezolanaEl estudio de caso de esta propuesta de investigación

tiene como marco geográfico el corregimiento de La Parada en el municipio de Villa del Rosario, el cual, hace parte del Área Metropolitana del departamento de Norte de Santander. Limita al oriente con la ciudad de San Antonio del Táchira (estado de Táchira), capital del municipio de Bolívar en la República Boli-variana de Venezuela, lugar donde a diario se generan un sin-fín de actividades, dinámicas, flujos, migraciones, encuentros y relaciones. Urdaneta (1998) describe el eje conformado por las ciudades de Cúcuta, San Antonio y San Cristóbal en la frontera colombo-venezolana como un sistema urbano binacional basa-do en el intercambio económico y social, configurado como el espacio fronterizo más desarrollado y activo de américa del sur, el cual, conforma una mancha urbana que une físicamente varios núcleos y que establece el corazón dinámico de una región que comunica los dos Estados gracias a su ubicación estratégica.

A diferencia de la mayoría de los países latinoamerica-nos que en las décadas de 1960 y 1970 afrontaban una intensa crisis económica, Venezuela gozaba de los beneficios otorgados por la bonanza del petróleo nacional fruto de la crisis de los hi-

drocarburos en el medio oriente, trayendo como consecuencia un incremento en el flujo migracional colombiano que buscaba mejorar su calidad de vida en el territorio venezolano (Álvarez de Flores, 2000).

Entre 1970 y 1990 la consolidación del vínculo comercial binacional promovió el desarrollo de importantes proyectos de intervención urbana entre los que se destacan la construcción de la Autopista Internacional Cúcuta-San Antonio y el puente internacional Simón Bolívar, mejorando las conexiones y condi-ciones comerciales entre los dos países. Durante este periodo la ciudad de Cúcuta se configuró como el mercado principal para la compra de víveres y mercancías por parte de la población ve-nezolana como respuesta al establecimiento del bolívar como moneda fuerte, situación que cambiaría radicalmente hacia 1985 con la devaluación del mismo. Esto trajo como consecuen-cia la liquidación de varias empresas, el desempleo y el retorno de trabajadores colombianos que incrementaron la población y el comercio informal en la frontera (Febres-Cordero, 1975; Vás-quez Corinaldi, 1985).

A comienzos del siglo XXI el comportamiento migracional colombiano cambió configurando la zona de frontera como un espacio de tránsito que gira en torno a los horarios laborales: los ciudadanos colombianos cruzan la frontera durante el día para trabajar en el territorio venezolano y regresan en la noche, pues residen en territorio colombiano. Por otro lado, autores como Ál-varez de Flores (2004) aseguran que después del 2010 este com-portamiento migracional cambió nuevamente debido a que el ciudadano venezolano optó por tomar el territorio colombiano como lugar de abastecimiento y residencia en respuesta a facto-res externos como la polarización política, la devaluación del bo-lívar, la falta de abastecimiento de productos de la canasta básica familiar, la inseguridad, entre otros.

El corregimiento de La ParadaComo se mencionó con anterioridad, el corregimiento de

La Parada se encuentra ubicado en la frontera colombo-venezo-lana sobre la ruta que conecta las ciudades de Cúcuta y San Anto-nio del Táchira, contexto binacional caracterizado por una fuerte actividad basada en el intercambio comercial, el movimiento de bienes, servicios y personas. Allí, la informalidad fluctúa de acuer-do con las necesidades o lineamientos políticos y económicos de la frontera y establece un espacio de articulación que actúa como una zona de tensión que diariamente se reescribe a partir de las experiencias de las personas que se apropian de ella de forma cotidiana. (Véase Figura No. 1).

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Figura No. 1: Ubicación espacial del corregimiento de la Parada. Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad. 2013.

Como se puede apreciar en la Figura No. 2, el emplaza-miento del corregimiento de La Parada se define como una tra-ma ortogonal irregular que se establece a partir de dos ejes: la Autopista internacional Cúcuta-San Antonio (A1) que conecta al municipio de Villa del Rosario con la ciudad de San Antonio (esta-do del Táchira, Venezuela) y la calle 17 (A2) que se proyecta como una desviación hacia la zona urbana del corregimiento.

El flujo vehicular presente en el sector es alto pero la co-bertura de transporte es limitada. El territorio colombo-venezo-lano se articula principalmente por medio del eje estructurante artificial de la Autopista internacional que se comporta como la columna vertebral del corregimiento que, junto con la calle 17, obliga a los ciudadanos a recorrer, permanecer, reconocer y transformar el entorno de forma cotidiana.

Se debe resaltar que debido a su connotación de zona de frontera, el movimiento poblacional en el corregimiento es constante y el índice de intercambio comercial es alto, lo que afecta considerablemente el espacio. Según el boletín migrato-rio publicado en junio de 2013 por el Centro Nacional de Aten-ción en Fronteras, CENAF, el flujo migratorio de entrada y salida en la frontera colombo venezolana –capitulo Norte de Santan-der– correspondió a 915.042 personas, de las cuales, 129.028 se movilizaron por vía terrestre y 39.454 transitaron a través del puesto migratorio Simón Bolívar de Cúcuta (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2013). En consecuencia, los organismos encargados de velar por la movilidad vial en Colombia como

Figura No. 2: Ejes Estructurantes del corregimiento de la Parada. Fuente: Archivo del Grupo de investigación Taller de la Ciudad 2013 con el soporte gráfico del grupo de Electiva I.

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la Policía Nacional de Carreteras, la Policía Metropolitana de Cú-cuta, el grupo de Seguridad Vial y las Secretarias de Tránsito y Transporte de Cúcuta y de Villa del Rosario se vieron obligadas a implementar alternativas tendientes a solucionar las dificultades de movilidad del sector. Así se creó el Plan de tráfico vial cuyo objetivo es contrarrestar la congestión vehicular presente en el corregimiento de La Parada, causado por la falta de planeación e infraestructura vial que obliga a que el tráfico pesado que debe atravesar la frontera se apropie de la margen izquierda de la vía, restringiendo a los vehículos particulares y a los de servicio pú-blico al uso de un solo carril, lo que afecta y reduce considerable-mente la movilidad. (Véase Figura No. 3).

Figura No. 3: Movilidad en la zona de frontera. Fuente: Archivo del Grupo de Investi-gación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Como respuesta a las dinámicas de movilidad, intercam-bio monetario y contrabando que son cotidianas en La Parada, aparecen una serie de oficios y prácticas sociales de carácter in-formal que transforman el paisaje urbano y le otorgan nuevos códigos de lectura al territorio. Un ejemplo de esto es la imple-mentación del mototaxismo –actividad informal de transporte público– y la puesta en marcha de asociaciones que brindan el servicio de movilización a través de los puestos de control y con-gestión vehicular, reduciendo considerablemente los tiempos de desplazamiento.

De la misma manera y con el fin de contrarrestar la baja cobertura del transporte público fronterizo, aparecen los vehí-culos particulares dedicados al transporte informal de pasajeros, mercancías y combustible conocidos como los piratas, así como los coleros, nombre adjudicado a los vendedores informales que aprovechan las largas estancias que acompañan el paso fronterizo para ofrecer una diversidad de productos que van desde alimen-tos y bebidas hasta mercancías como libros, revistas y CD’s. (Véase Figura No. 4). También se destaca la presencia de los estacadores, personas encargadas de controlar de manera arbitraria el paso de los vehículos en el sector, generando constantes accidentes y riñas.

El corregimiento cuenta con una presencia elevada de ca-sas de cambio reconocidas por el decreto de ley 444 de 1967 como los espacios físicos destinados al cambio de divisas. También se en-cuentran los cambia bolívares, personas que se apropian del andén de la calzada derecha que conduce hacia el territorio venezolano, ubicando escritorios, sillas, mecedoras y sombrillas que funcionan como una extensión de algunas casas de cambio. La tercera moda-lidad son los maneros y hace referencia a las personas que recorren

Figura No. 4: Los coleros Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

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las filas de vehículos que esperan cruzar la frontera mostrando los billetes mediante el movimiento de su mano, facilitando el inter-cambio de divisas. (Véase Figura No. 5).

Con relación al tema del contrabando, en el corregimien-to de La Parada existen figuras como los maleteros y/o trocheros que son los encargados de movilizar personas y mercancías a tra-vés de las rutas informales que evaden los puntos aduaneros o de control fronterizo, así como las restricciones en los momentos en los que la frontera permanece cerrada. Paralelamente surge la figura del mosco que es el encargado de pagar los sobornos a los guardias venezolanos para obtener la contraseña que facilita el paso de los productos de contrabando.

Se debe resaltar que como respuesta a la diferencia en el valor comercial de la moneda entre los dos países y al subsidio otorgado por el gobierno venezolano a los combustibles, la figu-ra comercial informal predominante se encuentra representada por los pimpineros encargados de transportar, distribuir y comer-cializar la gasolina en pimpinas. Estos contenedores de plástico que no cumplen con las condiciones mínimas de seguridad para

el almacenamiento de hidrocarburos son ubicados a lo largo de la Autopista internacional y en diferentes puntos reconocidos por los habitantes del departamento de Norte de Santander (véase Figura No. 6), hecho que refuerza la percepción de autores como

Ávila (2012) que asegura que el combustible que pasa por la frontera colombo-venezolana no sólo está destinado al uso de automotores, sino que se desvía hacia los laboratorios de proce-samiento de alcaloides en la región del Catatumbo, así como a estaciones formales e informales de expendio de combustibles en la zona central del país.

Figura No. 6: Los pimpineros. Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 5: Los Maneros. Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

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Por otra parte, el espacio público se caracteriza por ser una zona de exclusión, en el cual, el vehículo asume una jerarquía terri-torial mientras que el transeúnte debe afrontar grandes retos como la invasión y la transformación de los andenes por parte del comer-cio informal, el deterioro del sector por la acumulación de basuras y el riesgo que supone atravesar un lugar que no posee puentes peatonales o reductores de velocidad. (Véase Figura No. 7).

La informalidad está a la orden del día en el corregimien-to de La Parada. La cotidianidad y temporalidad giran en torno a la población flotante que espera largos periodos de tiempo para poder acceder al país vecino y/o que acude al sector para com-prar productos de origen venezolano a menor precio, dando lu-gar a la aparición de actividades comerciales como los pequeños mercados y bodegas que se alojan en las manzanas interiores.

Los usos del suelo del sector se organizan en torno a ac-tividades comerciales y mixtas, dejando en un segundo plano la consolidación de la vivienda, la cual, adapta sus primeros pisos al perfil comercial del sector, modificando radicalmente la percepción físico-espacial y funcional del territorio. (Véase Figura No. 8). Des-de esta perspectiva, autores como Méndez (2003) afirman que los barrios de las zonas fronterizas responden a la fijación del espacio social y materializan el conjunto de actividades que se desarrollan dentro del mismo, así la vivienda se convierte en la prueba objetiva del significado que le atribuyen los usuarios, adquiere atributos sin-gulares que conforman la arquitectura urbana y le otorga un sen-tido a la organización espacial de la sociedad donde se desarrolla.

ConclusionesCon el fin de comprender las dinámicas que se gene-

ran en los espacios urbanos fronterizo se hace indispensable profundizar en el papel que cumple la ciudad como fuente de socialización e intercambio, facilitando la identificación de las ca-racterísticas físicas y vivenciales por medio de las cuales los habi-tantes utilizan y transforman los espacios que hacen parte de su cotidianidad.

Hoy en día el quehacer arquitectónico no sólo debe estar focalizado en la construcción de proyectos aislados, por el contra-

rio, en aras de obtener respuestas pertinentes a las problemáticas de la ciudad se deben desarrollar investigaciones enfocadas hacia el reconocimiento de los espacios urbanos de caracterización com-pleja. Por tal razón, esta investigación es una invitación a visitar, re-conocer, reflexionar y escribir a cerca de las características físicas y el espacio vital que hacen parte de la zona fronteriza colombo- venezolana, específicamente del corregimiento de La Parada.

Figura No. 7: Espacio público de exclusión. Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 8: Usos del suelo del corregimiento La Parada. Fuente: Plan de Ordena-miento Territorial Municipio de Villa del Rosario.

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Sin lugar a duda, la academia debe trabajar mancomu-nadamente con los entes gubernamentales con el fin de crear y promulgar espacios colaborativos e interdisciplinares que con-tribuyan a la elaboración de diagnósticos que hagan evidente la heterogeneidad de la ciudad. Cabe resaltar la importancia de realizar investigaciones relacionadas con las zonas fronterizas de-bido a que, como se mencionó con anterioridad, estos espacios binacionales están compuestos por una serie de atributos y cua-lidades propias que difieren ampliamente del resto del país, pro-moviendo la generación de nuevos conocimientos que conlleven al fortalecimiento de la planificación urbana dentro de espacios construidos y habitados que manifiestan características y activi-dades particulares fruto de la cotidianidad.

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ARTÍCuLOS 127127

Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 127 - 134 Artículos24

Mega proyecto urbano. la ciudad Bicentenario de tecámac, méxico*

Mega city project. Tecámac Bicentennial City, México

Projeto de cidade mega. Tecámac Bicentenário City, México

Maribel Espinosa-CastilloSocióloga, Magister en Planeación Metropolitana y Doctora en Geografía

Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Instituto Politécnico Nacional.

[email protected]

ResumenEl interés de esta investigación sur-

gió al observar el drástico crecimiento pobla-cional y el cambio de estructura urbana que vivió el municipio de Tecámac en el Estado de México a partir del año 2000. El proyecto de las “Ciudades Bicentenario” fue la estrate-gia que el Gobierno del Estado implemen-tó para dinamizar la actividad productiva y el crecimiento poblacional en la región. De ahí que el objetivo del presente artículo sea analizar el proyecto de las “Ciudades Bicen-tenario” en el contexto de la política econó-mica nacional, además de identificar algunos cambios en la estructura urbana que generó dicho proyecto. En el estudio se encontró que esta estrategia corresponde a una di-námica económica nacional y se inserta en el modelo de liberalización de la economía y de adelgazamiento del Estado, en donde este y la legislación del sector vivienda favo-recen la acumulación del capital inmobiliario en el municipio de Tecámac.

Palabras claves: planeación, capital urbano, ciudades del capital y Ciudades Bi-centenario

AbstractThe interest of this research emer-

ged to observe the drastic population growth and change in the urban structure occurred in the municipality of Tecámac, State of Mexico, as from 2000. The project of the “Bicentenary Cities" was the strategy that the Government of Mexico implemented to stimulate productive activity and population growht in the region. Hence the objective of this paper is, to analyze the project "Bicente-nary Cities" in the context of national econo-mic policy, also identify changes in the urban structure that the project generated. The study found that this strategy corresponds to the national economic dynamics, and inserted into the economic model of libe-ralization of the economy and government thinning. Where the state and the housing sector legislation favors the accumulation of housing capital in the municipality.

Key words: Planning, urban capital, cities of capital and Bicentenary Cities.

ResumoO interesse desta pesquisa surgiu

depois de observar um aumento dramático demográfico e a mudança da estrutura urba-na que viveu o municipio de Tecámac no Es-tado de México desde o ano 2000. O projeto das “Ciudades Bicentenario” foi a estratégia que o Goberno do Estado implementou para fazer mais dinámica a atividade produtiva e o crescimento da população na região. Daí o objetivo deste artigo é analisar o projec-to das “Ciudades Bicentenario” no contexto da política económica nacional, além de identificar algumas mudanças na estrutura urbana que gerou este projeto. O estudo en-controu que esta estratégia corresponde à dinâmica da economia nacional; e fica inseri-da no modelo económico de liberalização da economía e emagrecimento do Estado; onde este e a legislação do setor habitação favo-recem a acumulação do capital imobiliário nesse município.

Palavras-chave: Planejamento, capi-tal urbana, cidades de capital, Cidades Bicen-tenário

* La presente investigación se realizó con el financiamiento de la Secretaría de Investigación y Posgrado del Instituto Politécnico Nacional, México.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Maribel Espinosa-Castillo

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Maribel Espinosa-Castillo

Socióloga, Magister en Planea-ción Metropolitana y Doctora en Geogra-fía adscrita al Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Me-dio Ambiente y Desarrollo del Instituto Politécnico Nacional. Ha publicado los libros Ecatepec y Nezahualcóyotl de suelos salitrosos a ciudades de progreso; Tendencias de investigación turística a principios del siglo XXI (coord.); y Ante-proyectos de investigación turística. Me-todología para su elaboración, además de artículos de carácter urbano regional. Su líneas de investigación son: procesos socio-urbanos; territorio, turismo y me-dio ambiente; y desarrollo urbano me-tropolitano.

Introducción1

México se incorporó oficialmente a la dinámica de la globalización

en 1982. El régimen del presidente Miguel de la Madrid

Hurtado (1982-1988) dio inicio a la desincorporación de 1.155

entidades de control estatal en el país, acción que se denominó el

adelgazamiento del Estado. Las empresas estatales comenzaron a

ser vendidas y poco a poco este dejó de ser un promotor del trabajo

y un árbitro en las relaciones “obrero patronales”, para convertirse

en un observador de las relaciones y demandas laborales.

La flexibilización de los mercados de vivienda fue la opción por lo que optó el en-tonces presidente Vicente Fox Quezada (2000-2006) quién “dinamizó” la industria de la construcción inmobiliaria incorporando al sector privado en la instrumentación de las ac-ciones y programas de vivienda financiados por el Estado. Aunque la Ley de Vivienda se promulgó hasta 2006, en la práctica, existió una coordinación directa con el sector privado en la planeación y financiamiento de la vivienda. Posteriormente, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) intervino en la liberación del sector eléctrico por medio de la eliminación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro que daba atención a un mercado muy importante en el centro del país, argumentando que el Sindicato limitaba la “modernización” de la industria eléctrica. Para el año 2012 el presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) inició las modificaciones a la constitución para liberar la última gran empresa nacional, Petróleos Mexicanos, de cuyos recursos depende gran parte de la administra-ción pública, como el sector salud, educación y seguridad. No es ocioso mencionar que a más de 30 años del proyecto neoliberal en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) haya señalado que 53.3 millones de mexicanos se encuentran en situa-ción de pobreza, dato alarmante cuando el argumento para la privatización o liberación de los mercados era crear empleos y generar riqueza. El proyecto privatizador, globalizador y neoliberal en México ha pasado por diversos momentos desde la privatización de las pri-meras empresas agropecuarias o manufactureras, hasta las “privatizaciones” actuales de la industria de las telecomunicaciones y de la industria petrolera.

El proyecto de liberalización de la economía ha buscado nichos de mercado cada vez más especializados para dinamizar economías locales y regionales que permitan crear mercados atractivos de gran impacto. Según Harvey (2003) se trata de los “procesos mole-culares de acumulación del capital” en el espacio y el tiempo, estrategias de inversión que crean nuevas regiones y espacios de reproducción del capital. Al referirse a la manera en que opera el capital, este mismo autor señala que:

Dado que el núcleo de la dificultad reside en la ausencia de oportunidades rentables de inversión, el problema económico clave (a diferencia del social y el político) tiene que ver con el capital. Para evitar la devaluación hay que encontrar formas rentables de absorber el exceso de capital. La expansión geográfica y la reorganización espacial ofrecen esa po-sibilidad, que no se pueden separar empero de dilaciones temporales en las que el exceso de capital se invierte en proyectos a largo plazo que tardan muchos años en devolver

1 Para el presenta artículo se ofrece un especial agradecimiento a la Maestra en Planeación y Políticas Metropo-litanas Paulina Gamallo Chaine por su valioso apoyo en el manejo de datos estadísticos y en la elaboración del material cartográfico.

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Mega proyecto urbano La ciudad Bicentenario de Tecámac, México

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su valor a la circulación mediante la actividad productiva que promueven (Harvey, 2003: 80).

El capital busca reproducirse con nuevas formas de or-ganización del trabajo y del territorio presionando para la for-mación de instituciones y leyes que faciliten su reproducción e, incluso, buscando el apoyo de la misma institución estatal. Las nuevas inversiones se respaldan en el apoyo que les otorga el Es-tado y en las modificaciones de las leyes que les permiten actuar en sus proyectos de acumulación.

Muchas de estas grandes inversiones se están dando en las ciudades donde las formaciones sociales preexistentes le dan un soporte a la inversión ya que poseen una estructura urbana, una cultura del trabajo, una infraestructura tecnológica y una acumulación histórica en la ciudad, capital urbano2 que les per-mite tener las condiciones para la reproducción del capital. Estas nuevas ciudades con principios que rigen los grandes mercados internacionales y con altas tecnologías de información y comuni-cación se han caracterizado por ser ciudades altamente especia-lizadas, ciudades de la era de la globalización.

La ciudad global no es una de las grandes ciudades en extensión sino, como señalan Borja y Castells (1998),

es una red de nodos urbanos de distinto nivel y con distintas funciones que se extiende por todo el planeta y que funciona como centro nervioso de la nueva economía en un sistema interactivo de geometría variable al cual deben constan-temente adaptarse de forma flexible empresas y ciudades (1998: 43).

Es en este contexto de acumulación y reproducción de capital se intentará hacer evidente que una de las estrategias que se dio y se está dando en México es a través de las “Ciudades Bi-centenario”. De ahí que el objetivo del presente documento sea analizar el proyecto de las “Ciudades Bicentenario” en el contexto de la política económica nacional, además de identificar algunos cambios en la estructura urbana que generó dicho proyecto.

Del Movimiento de Planeación Moderna de Ciudades a las

Ciudades del CapitalMuchas de las antiguas ciudades en México crecieron

junto a los ríos o mares, medios de abastecimiento y movilidad, o junto a yacimientos mineros o zonas agropecuarias de donde obtenían su riqueza material y alimentaria. En la actualidad, los ríos y los recursos minerales y agropecuarios se han cambiado por las aglomeraciones urbanas, las vialidades u autopistas, o por las ondas electromagnéticas.

2 El concepto hace alusión al proceso de acumulación originaria de capital de Car-los Marx.

En México la planeación de las ciudades ha transitado por diversos momentos, sin embargo, dos le dan un sello característi-co: el Movimiento de Planificación Moderna de Ciudades de finales del siglo XIX y la década de los años 40 del siglo XX (Sánchez Ruiz, 2008), y la Planificación de Ciudades del Capital para el año 2000.

Para quienes participaron en el Movimiento Moderno de las Ciudades: Miguel Ángel de Quevedo, Eduardo Liceaga, Alberto J. Pani, Modesto C. Rolland, Carlos Conteras y José Luis Cuevas Pietrasanta, la ciudad era un espacio donde se buscaba el bienestar de la comunidad. Las ideas de mejoramiento del me-dio ambiente, salubridad, salud pública, bosques y áreas verdes, recreación, red hidráulica y de desalojo, la responsabilidad del Estado con la ciudad, la planeación de ciudades y las primeras leyes sobre planificación de la República Mexicana fueron las mo-tivaciones para intervenir en las ciudades (Sánchez Ruiz, 2008).

Carlos Contreras, considerado por muchos como el im-pulsor de la Planificación en México, reconocía que la ciudad era “un buen negocio para la inversión de capitales” (citado en Sán-chez Ruiz, 2008: 262) pues la planificación buscaba la acumula-ción de capital social de la ciudad. Sus propuestas buscaban crear una ciudad más limpia, higiénica, competitiva con las ciudades del extranjero pero con el espíritu de que todos sus habitantes se beneficiaran y enorgullecieran de ella. Desafortunadamente las ideas del urbanismo moderno hicieron a un lado el bagaje con-ceptual del Movimiento de Planificación Moderna de Ciudades y son limitados los esfuerzos académicos y teóricos por rescatarlo.

La planificación en el país y el Plan sexenal han sido he-rramientas e instrumentos donde el gobernante de turno plas-ma el camino y las acciones de política pública de su mandato. Cabe señalar que este instrumento lo comenzó a utilizar el pre-sidente Lázaro Cárdenas del Río (1936-1940) y desde ese mo-mento diferentes gobernantes lo han usado en todas las escalas de gobierno: federal, estatal y municipal, y en todos los sectores de responsabilidad gubernamental: agrícola, educativo, de sa-lud, etcétera.

Como se señaló, el adelgazamiento del Estado desde hace 30 años o la no intervención de aquel en la actividad pro-ductiva han conducido a más políticas económicas que apoyan la iniciativa privada, entre ellas, la flexibilización de las condiciones del trabajo y el abandono de las políticas de educación, salud y desarrollo social, etcétera, que son una expresión de una nueva fase del desarrollo capitalista en el país. Los Planes Nacionales de Desarrollo de los últimos gobiernos federales como instrumento que plasma el camino que seguirá el mismo, formalizan las accio-nes de apoyo y beneficio para la iniciativa privada.

Durante varios sexenios fue contradictorio que los Planes nacionales, estatales o municipales señalaran objetivos, metas y estrategias opuestas a lo que los gobernantes hacían. A partir del año 2000 la visión de los gobiernos y de los Planes que promul-gan observan un espíritu diferente basado en la máxima utiliza-ción de los recursos naturales y sociales, cediendo algunas de sus funciones a empresas privadas intermediarias que se encargan de ofrecer los servicios. Así, muchas de las responsabilidades vin-culadas con la salud, la educación, la seguridad, la fiscalización,

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entre otras, son concesionadas a particulares para que ellos ofrez-can estos servicios. La planificación, en diversos niveles y sectores del gobierno, está impregnada por el espíritu de que el sector privado ofrezca los servicios que eran responsabilidad del Estado. Este, además de ceder sus responsabilidades y obligaciones a la iniciativa privada, otorga los recursos presupuestales para tal fin y, con ello, se está frente a una planificación para la acumulación del capital privado.

En la presentación del proyecto de las Ciudades Bicen-tenario en 2006, el edil del Ayuntamiento Constitucional de Te-cámac, Germán Olivares (2006-2009), considera a la población como capital humano e intelectual, al medio ambiente como capital natural, al territorio como capital territorial, a los recursos financieros o presupuesto como capital productivo, y a la cultura y valores como capital social (Ayuntamiento Constitucional de Tecámac, 2006-2009). Todos los recursos existentes forman un gran capital que es la base para construir una nueva ciudad. El proyecto de las “Ciudades Bicentenario” ejemplifica cómo se da la nueva fase de acumulación de capital desde un gobierno estatal con un instrumento de planificación regional, que creó un “pro-ceso molecular” Harvey (2003) de acumulación de capital regio-nal en el Estado de México.

Localización del municipio de Tecámac en el contexto de la Zona Metropolitana

de la Ciudad de México (ZMCM)

El municipio de Tecámac se ubica al nororiente del Esta-do de México, a 38.5 kilómetros de la Ciudad de México. Es uno de los municipios que forma parte de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Tiene una extensión territorial de 164 km2, “colinda al norte con el estado de Hidalgo y el municipio de Temascalapa, al sur con los municipios de Ecatepec, Acolman y Coacalco, al oeste con los de Zumpango, Nextlalpan, Jaltenco, Tultitlán y Coacalco, y al este con los de Temascalapa y Teotihua-can” (Granillo Bojorges, 1998). (Véase Mapa No. 1).

Mapa No. 1: Ubicación geográfica del municipio de Tecámac en el contexto metropo-litano. Fuente: Elaboración propia.

La Estrategia de las Ciudades Bicentenario3

La política de apoyo a la modernización de la industria de la construcción inmobiliaria en el Estado de México se concretó en la “Estrategia de las Ciudades Bicentenario”.4 Este programa pretendía orientar el desarrollo de ciudades integralmente pla-neadas en seis municipios del Estado, a saber: Almoloya de Juá-rez, Atlacomulco, Jilotepec, Huehuetoca, Zumpango y Tecámac. Como se puede observar en el Mapa No. 2 Tecámac es el más cer-cano al Distrito Federal o Ciudad de México.

La “Estrategia” buscaba establecer unos lineamientos para el crecimiento urbano controlado en esos municipios y definía las ventajas competitivas para el inversionista y para los habitantes. Señalaba que estas ciudades tendrían accesibilidad en comuni-caciones, con infraestructura vial local y regional, con excelentes servicios y equipamientos de salud y educación, con control del uso de suelo y con empleos para la población y el mejoramiento de su calidad de vida, todo bajo una perspectiva sustentable: una “Ciudad de Ciudades” (Mendoza Muciño, 2009).

En la modificación al Plan municipal de Desarrollo Urba-no de Tecámac, el Gobierno del Estado de México (2007) asegura que las Ciudades del Bicentenario se planean con una visión de ciudades modelo, autosuficientes, debidamente estructuradas, ambientalmente sustentables y altamente competitivas, en ho-

rizontes de mediano y largo plazo. Esto significaba planear ciu-

3 Para el 2010, con ocasión de los cien años de la Revolución Mexicana y de los 200 años de la Independencia de España, diversas obras y eventos fueron cataloga-dos como del “Bicentenario”.

4 El programa de las “Ciudades Bicentenario” fue anunciado el 7 de junio de 2007 a través de la Secretaria de Desarrollo Urbano del Estado de México a cargo de Marcela Velazco González.

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dades diferentes a otras: ciudades que combinaran el desarrollo urbano, económico, social y ambiental con el fin de garantizar la calidad de vida de sus habitantes (Mendoza Muciño, 2009).

Mapa No. 2: Localización de las “Ciudades Bicentenario”. Fuente: Gobierno del Estado de México, Secretaria de Desarrollo Urbano, 2007.

Entre los seis municipios contemplados por el programa se tenían 31.453 hectáreas disponibles para urbanización, de las cuales, 6.095 hectáreas se liberarían en Tecámac. Dicha distribu-ción se muestra en el Cuadro No. 1.5

Municipio Superficie urbanizable (Hectáreas)

Viviendas al 2010

Viviendas al 2020

Zumpango 7,832 47,500 111,000

Tecámac 6,095 87,700 155,300

Jilotepec 6,018 20,200 26,600

Almoloya de Juárez

4,518 37,800 58,600

Huehuetoca 4,203 30,800 104,100

Atlacomulco 2,787 24,200 38,400

Total 31,453 248,200 494,000

Cuadro No. 1: Umbrales de crecimiento de las Ciudades Bicentenario. Fuente: Ciuda-danosENRED, s.f.

La estrategia consistía en crear proyectos inmobiliarios de más de 155 mil viviendas en la periferia de la ciudad de México aprovechando los recursos naturales, la infraestructura y los ser-vicios ya existentes en la Zona Metropolitana y en la ciudad de México. Cabe señalar que muchos de estos proyectos inmobilia-rios enfrentan en la actualidad problemáticas urbanas específicas sobre la calidad de los inmuebles y servicios en los conjuntos resi-denciales (Reyes Ruvira y Espinosa Castillo, 2013).

Acciones municipales

Hasta la década de 1920 el municipio de Tecámac “era un pueblo” característico por su dinámica agropecuaria. La pobla-ción vivía de cultivar la tierra y eventualmente salía a la ciudad a trabajar y, sobre todo, a estudiar, porque no había escuelas de nivel medio y superior. El acelerado proceso de poblamiento se dio en la década de 1970. Colonias como “Isidro Fabela”, “Hue-yotenco” o “Cinco de Mayo” se formaron con la venta de terrenos del pueblo de Tecámac (Rivero Hernández, 1994), sin embargo, el crecimiento acelerado del municipio se dio una década más tarde. El doctor Mateo Martínez Urbina (2012) del Consejo Con-sultivo del Sistema de Agua Independiente de Tecámac, señala en una entrevista sobre este municipio:

[…] antes se podía transitar a la hora que fuera de noche, ma-drugada, en fin y no pasaba absolutamente nada, fue crecien-do, y esa calle se llama 5 de Mayo, empezó a tener un auge económico muy fuerte, porque al ser la calle principal, empe-zaron a poner zapaterías y tiendas de ropa y de aquí venían de otros pueblos a abastecerse, a surtirse y esa zona tuvo un costo muy alto económicamente (Martínez Urbina, 2012).

5 Las viviendas señaladas en el cuadro de “Umbrales de crecimiento de las Ciuda-des Bicentenario” son las viviendas planeadas para cada uno de los municipios, de ahí que este número sea diferente al reportado por el INEGI.

El proceso urbano del antiguo Tecámac se aceleró a partir del año 2000. Por un lado, se inició una mayor actividad comer-cial, es decir, la terciarización de la economía en el centro del pue-blo, y por otro, se construyeron viviendas y fraccionamientos en los espacios disponibles del municipio.

El crecimiento de la población y de la vivienda se hace evi-dente en el incremento de los conjuntos urbanos. Hasta el 2008 el Bando Municipal contempló siete conjuntos urbanos, para el 2010 reporta 15 y para el 2012 contaba con 22 (Ayuntamiento Constitucional de Tecámac, 2008; 2010; 2012). Dentro de los con-juntos urbanos más importantes se encuentran: Villa del Real, Hé-roes de Tecámac, Sierra Hermosa, Real del Sol, Residencial la Luz, Los Olivos y Portal Ojo de Agua, entre otros. Para el 2013 Tecámac conserva doce pueblos y cinco ranchos, alberga 54 colonias, dos fraccionamientos y 22 conjuntos urbanos (Ayuntamiento Cons-titucional de Tecámac, 2013). La distribución de los conjuntos urbanos más importantes de Tecámac se puede observar en el Mapa No. 3.

El proyecto de las Ciudades Bicentenario era un proyecto a nivel del Estado de México y requería necesariamente de la dis-posición del gobierno municipal para ser ejecutado. El gobierno municipal inició sus gestiones en 2006. El presidente municipal Octavio Germán Olivares debió presentar un plan municipal que guiaría las acciones de política pública durante todo su mandato

Mapa No. 3: Crecimiento urbano en el municipio de Tecámac, 2012. Fuente: Elabo-ración propia.

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(Ayuntamiento Constitucional de Tecámac, 2006-2009), sin em-bargo, en 2007 emitió la Modificación al Plan Municipal de De-sarrollo, es decir, un nuevo Plan que modificaba el existente, con el propósito de “reestructurar los usos del suelo previstos y plan-tear una estructura vial intermunicipal e intramunicipal, acorde a la política estatal asignada, y al papel que tendrá el municipio en el sistema de ciudades de la región” (Gobierno del Estado de México, 2007: 89). El antiguo Plan indicaba amplias áreas de uso agrícola y de reserva territorial, el nuevo Plan cambiaba el uso y definía amplias áreas de suelo para uso urbano industrial, comer-cial, de servicios y habitacional.

Según el presidente municipal Octavio Germán Olivares, el catálogo de proyectos de las “Ciudades Bicentenario” incluía para el municipio de Tecámac las obras señaladas en el Cuadro No. 2.

Para el 2014 están funcionando el equipamiento de la Universidad Tecnológica de Tecámac, de la Universidad Politécni-ca de Tecámac y una incubadora de empresas perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de México, además del Hospi-tal de tercer nivel. El transporte masivo (Mexibus) con la ruta de Ciudad Azteca en Ecatepec a Ojo de Agua en Tecámac también se encuentra funcionando, mientras que algunas obras todavía están en proyecto y otras ni siquiera están en esta fase, de tal ma-nera que aún no se puede tener la ubicación territorial de cada una de ellas.

Obra de carácter regional Estado de la obra en 2008

Construcción de planta de tratamiento de aguas residuales

Obra ya existente y funcionando

Transporte masivo ciudad Azteca-Tecámac

Funcionando

Línea de derivación del macro circuito del agua

Obra al 70 %

Hospital de tercer nivel Funcionando

Relleno sanitario Hay proyecto

Corredor comercial Tecámac ojo de agua

No hay proyecto

Circuito Tecamaquense Poniente Hay proyecto

Circuito Tecamaquense Oriente Hay proyecto

Libramiento periférico oriente Hay proyecto

Parque ecológico Sierra Hermosa No hay avance

Línea de transporte masivo Huehuetoca-Zumpango-Acozac-Tecámac

No hay avance

Corredor Industrial Norte (Tecnoeje) Hay proyecto

Construcción del campus universitario

Funcionando

Construcción del eje de desarrolloHuehuetoca-Zumpango-Acozac-Tecámac

Hay avance

Cuadro No. 2: Catálogo de proyectos para el municipio de Tecámac. Fuente: Ayunta-miento Constitucional de Tecámac, 2006-2009.

A pesar de que el cambio de la disposición del uso del suelo presentó serías resistencias entre la población local, la opo-sición político partidista no existió ya que el Plan Municipal y la

modificación al mismo estaban a cargo de los mismos actores y partidos políticos. Los presidentes municipales Aarón Urbina Be-dolla, Ismael Germán Olivares y Octavio Germán Olivares se tur-naron la presidencia municipal entre 1997 y 2012. El señor Aarón Urbina Bedolla ha sido presidente municipal de Tecámac tres ve-ces, (de 1997 a 2000, de 2003 a 2006, y de 2009 a 2012), ha com-petido por partidos políticos diferentes y ha ganado igualmente. El señor Ismael Germán Olivares ocupó la presidencia municipal de 2000 a 2003 y su hermano Octavio Germán Olivares lo hizo de 2006 a 2009. Durante 15 años el destino del municipio fue diri-gido por tres personas, periodo en el cual se han dado la mayor cantidad de autorizaciones de vivienda. Tecámac representa un ejemplo de la monopolización del poder por pequeños grupos en los municipios de México donde ni los actores, ni los partidos políticos de oposición han podido frenar el proyecto político y económico del Estado.

Transformaciones en la estructura urbana de Tecámac

El crecimiento poblacional de Tecámac se ha dado en dos gran-des periodos: entre la década de 1970 y 1980, y entre el 2000 y el 2010. El municipio pasó de tener 20.882 habitantes en 1970 a tener 84.129 habitantes en 1980, lo que significó una tasa de crecimiento anual de 14.4%, similar a la de otros municipios metropolitanos en aquélla época. Entre el año 2000 y el 2010 la población pasó de 172.813 habitantes a 364.579 habitantes, con una tasa de crecimiento anual de 9.3% hasta el 2005 y proyecta-da en 6.1% para el 2010 (Gobierno del Estado de México, 2007). (Véase Cuadro No. 3).

Cuadro No. 3: Crecimiento de la población en Tecámac.Fuente: Gobierno del Estado de México, 2007.

Por otra parte, para el año 2000 se contabilizaban 36.443 viviendas en Tecámac y para el 2005 estas sumaban 60.093, in-crementando su número casi el doble en cinco años (Gobierno del Estado de México, 2007). Finalmente, para el 2010 el INEGI reportó 97.147 viviendas ocupadas en el municipio (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2013). Cabe señalar que en los recorridos de campo se observó un fenómeno singular en las unidades habitacionales: muchas de las viviendas no estaban ha-bitadas. Hay una gran cantidad de viviendas “cerradas” y sin uso doméstico, de ahí la presunción de que no pudieron ser conside-radas en el Censo de Población y Vivienda de 2010.

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Mega proyecto urbano La ciudad Bicentenario de Tecámac, México

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En la mayoría de los casos las colonias y conjuntos urba-nos se construyeron a un lado del área urbana ya existente y con fácil acceso a las vías de comunicación. El mejor ejemplo de ello es el Conjunto Urbano Héroes de Tecámac que tiene acceso a la carretera libre a Pachuca, al Circuito Exterior Mexiquense y es muy cercano a la carretera Reyes-Texcoco.

Otro ejemplo es el conjunto urbano Villa del Real que se autorizó desde 1997, el cual, alberga aproximadamente 30 mil viviendas y se localiza al pie de la vialidad más importante: la ca-rretera México-Pachuca. La estrategia de localización de los con-juntos urbanos con la vialidad principal se puede observar en el Mapa No. 3.

La incorporación de Tecámac a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) se dio hacia la década de 1980, decenio en que la movilidad de su población hacia la Ciudad de México se hacía evidente por motivos de trabajo o estudio. Las vialidades primarias y la cercanía a la ciudad de México, el mercado más importante del país, fueron los elementos más importantes para asentar la “Ciudad Bicentenario” en Tecámac. Sin embargo, las vialidades secundarias, las que transita la población en transporte público o privado, fueron las que se vieron impactadas por la llegada masiva de población. Por ejemplo, sobre la vía libre a Tecámac que es la antigua carretera a Pa-chuca se destinó un carril de uso exclusivo para el Mexibus, autobús articulado que hace el recorrido entre Ciudad Azteca en Ecatepec y Ojo de Agua en Tecámac. A pesar de definirse como un transporte masivo eficiente para las entidades municipales es insuficiente para el volumen de población que se asentó en Tecámac. No sobra indi-car que para ejecutar las acciones de transporte del “Bicentenario”, se cancelaron gran parte de las concesiones de transporte público (microbuses, autobuses) con el fin de reducir el parque vehicular en tal recorrido.

Según el Gobierno del Estado de México para 2010 la cobertura de servicios básicos (agua potable, drenaje y electri-ficación) en el municipio de Tecámac es casi total (Gobierno del Estado de México, 2011). Sin embargo, el Comité Independien-te de Agua Potable en Tecámac ha señalado en los últimos años que a partir de la construcción de los conjuntos residenciales la capacidad de los pozos del pueblo se ha visto reducida y denun-cia que se pretende municipalizar un servicio que históricamente ha sido administrado por el pueblo. Al respecto, el doctor Mateo Martínez señala:

lo que preocupa […] en esta lucha es de que mientras más casas haya van a perforar más pozos de agua, y al perforar más pozos de agua, la cuenca del valle de México se va ir secando. Nosotros pertenecemos a un acuífero que está en Cuautitlán y termina en Pachuca, donde 34 municipios del estado de México y 13 del estado de Hidalgo incluidos Pa-chuca, estamos sacando agua […] Ese acuífero al que me refiero que pertenece a Ecatepec y a otros municipios está sobre explotada a más de un 500%, entonces nosotros sa-bemos que vine una crisis de agua a futuro ya no tan lejano, muy fuerte. Repito, estamos a más de 2,000 metros de altura sobre el nivel del mar y no hay manera de abastecernos de otra forma (Martínez Urbina, 2012).

El impacto que ha tenido el crecimiento poblacional en Tecámac ha presionado a los pobladores a organizarse por la defensa del agua, del ambiente y de sus recursos naturales. La problemática del agua es emblemática, sin embargo, hay mu-chos servicios municipales que se han visto rebasados como la seguridad pública o la protección civil y los bomberos, servicios que no están pensados para 364 mil habitantes.

También es destacable la existencia de un conflicto serio por el manejo y uso de los panteones ya que quienes históricamente los han manejado son los pobladores originarios y ahora la entidad mu-nicipal pretende administrarlos, quitándoles funciones y bienes a la comunidad. El plan de un nuevo panteón no previsto en el proyecto de las Ciudades Bicentenario se está trabajando para la población de los fraccionamientos y conjuntos habitacionales.

DiscusiónBajo el argumento del desarrollo integralmente planeado

se dinamizó la economía del Estado de México y de los sectores que gestionaron y otorgaron créditos para vivienda y que pro-veían insumos y materiales. El capital inmobiliario y de la cons-trucción fue uno de los sectores de la economía más beneficiados durante el periodo 2000-2012 en el Estado de México.

Con respecto a las “Ciudades Bicentenario” y a la dinámica inmobiliaria en Tecámac Mendoza Muciño (2009) señala:

El municipio de Tecámac es parte de un proyecto geoestra-tégico. Ciudades Bicentenarias, que promueve el Gobierno del Estado de México, el cual se inscribe en el proceso de integración con la economía estadounidense que México ha estimulado recientemente, mediante la instauración de corredores biológicos, corredores maquiladores, así como la composición de la macro región mesoamericana y del Plan Puebla Panamá, entre otros, permitiendo que se puedan es-tablecer clusters en zona de servicios, de la industria y zonas de casa-habitación (Mendoza Muciño, 2009: 12).

La situación de carencia, desempleo y rezago que presen-ta el Estado de México debieron ser un motivo para aprovechar los recursos naturales, económicos, tecnológicos y humanos en beneficio de la región. Sin embargo, para el caso de Tecámac, esos recursos no se pensaron para beneficiar a la población sino para sembrar mercados inmobiliarios y comerciales cercanos a vialidades regionales y, por supuesto, para aprovechar la localiza-ción estratégica con respecto a la ciudad de México.

Las “Ciudades Bicentenario” tienen la característica de es-tar interrelacionadas por alguna vialidad regional, carreteras y vías férreas. Los municipios seleccionados poseen una amplia reserva territorial de suelo agrícola susceptible de ser transformada en sue-los urbanos. En la elección de Tecámac como “Ciudad Bicentenario” pesó su cercanía a la ciudad de México, las vialidades y vías férreas que atraviesan la entidad y su cercanía a uno de los nodos tecnoló-gicos más importantes del país. Con la elección de Tecámac se apro-vechó la acumulación de capital que significa la Ciudad de México.

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Debe señalarse que parte de la infraestructura regional “creada para Tecámac” no benefició a la población que se movi-liza día a día de la ciudad de México a Tecámac, sino que está en función del mercado regional por la vialidad de cuota. Por otro lado, el equipamiento urbano, sobre todo el comercial como la instalación de los “Malls”, no resuelven las necesidades de edu-cación, salud o esparcimiento de una población de más de 364 mil habitantes. El incremento de la población y de la vivienda en Tecámac ha rebasado en muchos rubros las posibilidades de res-puesta del ayuntamiento y de la administración local. Servicios como la protección civil y los bomberos o el servicio de agua po-table y de panteones son insuficientes e implican serios desafíos.

Quienes tuvieron la oportunidad de comprar su vivienda con un crédito se beneficiaron con la posibilidad de ser sus dueños en 20 o 30 años. Ellos son los que alimentarán la economía de la industria inmobiliaria en las próximas tres décadas en el Estado de México. A su vez, en Tecámac se vislumbra el nacimiento de nuevos movimientos inquilinarios vinculados a la calidad de las viviendas en conjuntos urbanos y residenciales. La transformación del uso del suelo agrícola en suelo urbano beneficiará más al sector inmo-biliario que a la población originaria y a los vecinos del municipio.

En la ciudad de México es donde se resuelven muchas de las demandas, servicios y necesidades de los pobladores de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), inclui-

dos los de Tecámac. Hacía la ciudad se dan los flujos de movilidad para adquirir empleo, servicios de salud, educación superior, es-parcimiento y protección civil, entre otros. La Ciudad de México es el soporte estructural del proyecto inmobiliario en Tecámac y en ella se verán los efectos de este proceso de densificación intra-urbano. Con la elección de Tecámac se aprovechó la acumulación de capital que significa la ciudad de México.

Tecámac como una de las “Ciudades Bicentenario” represen-ta un ejemplo de la manera como se planean las ciudades desde la entidad estatal en beneficio del sector inmobiliario en particular.

ConclusionesInsertarse en el discurso de las ciudades ordenadas, pla-

neadas y sustentables es parte de una posición político global para justificar proyectos como las “Ciudades del Bicentenario”. En Tecámac las obras y las acciones integrales y sustentables que da-rían un mejor nivel de vida a la población todavía se están espe-rando. La problemática del agua, la movilidad, el transporte y la garantía de las nuevas viviendas están por conocerse. La planea-ción de estas ciudades se dio sin considerar a la población local, sin tomar en cuenta el estado actual de los recursos naturales, particularmente el agua, y sin considerar el apoyo a las pequeñas industrias y a la economía regional. La “Estrategia de las Ciudades Bicentenario” fue una forma de apoyar y hacer crecer a algunos de los sectores económicos y políticos más importantes en el Es-tado de México, particularmente al inmobiliario.

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Universidad Nacional de Colombia, Bogotá24 (2) 2014: 135 - 145 Artículos24

El Plan Regulador: entre la técnica y la política

mendoza, argentina. 1940-1941*

The Regulatory Plan: between the technical and the political Mendoza, Argentina. 1940-1941

El Plano Regulador: entre tecnica e politica Mendoza, Argentina. 1940-1941

Cecilia RaffaArquitecta, Magister en Arte Latinoamericano y

Doctora en Ciencias SocialesCONICET-Argentina.

[email protected]

ResumenEl Plan Regulador para Mendoza fue

uno de los primeros intentos oficiales de apli-cación de un instrumento de gestión urbana en Argentina. El concurso para el Plan fue puesto en marcha gracias a una característica particular de los años de gobierno liberal-con-servador: la “permeabilidad” de las propuestas del campo técnico en el campo político. Nos proponemos analizar el proceso de ideación del Plan sobre la base del método histórico, centrándonos en las especificidades de la convocatoria y de la elección del equipo ga-nador, tomando en cuenta las trayectorias de los agentes intervinientes. Entendemos que esta intención de planificación de la urbe fue un claro ejemplo de cómo los objetivos polí-ticos y técnicos se manifestaron mediante las premisas asociadas al urbanismo moderno, haciendo propio el paradigma de la “ciudad re-gulada” en la Argentina de la década de 1940.

Palabras claves: urbanismo moder-no, arquitectura moderna, campo técnico, campo político, siglo XX.

AbstractThe Regulatory Plan for Mendoza

was one of the first official attempts to im-plement a tool for urban management in Argentina. The competition for the Plan was launched by a particular feature of the years of liberal-conservative government: the "permeability" of the proposals of the technical field in the political arena. We pro-pose to analyze the thought process of the Plan on the basis of the historical method, focusing on the specifics of the call and the choice of the winning team, taking into account the trajectories of the agents. We understand that this planning intention of the city was a clear example of how the political and technical objectives expressed by the premises associated with modern urbanism, making himself the paradigm of "regulated city" in the Argentina of the 1940.

Key words: modern urbanism, mo-dern architecture, technical field, political field, XX century.

ResumoO Plano Regulador Mendoza foi uma

das primeiras tentativas oficiais para imple-mentar uma ferramenta para a gestão urba-na na Argentina. O concurso para o Plano foi lançado por uma característica particular dos anos de governo liberal-conservador: a "permeabilidade" das propostas do domínio técnico na arena política. Propomo-nos a analisar o processo de pensamento do Plano em função do método histórico, enfocando as especificidades da chamada ea escolha da equipe vencedora, tendo em conta as traje-tórias dos agentes. Entendemos que essa intenção de planejamento da cidade foi um exemplo claro de como os objetivos políticos e técnicos, expressas pelas instalações asso-ciadas urbanismo moderno, tornando-se o paradigma da "cidade regulada" na Argenti-na dos anos 1940.

Palavras-chave: modern urbanismo, arquitetura moderna, área técnica, campo po-lítico, século XX.

* Este artículo es parte de la investigación que estamos llevando a cabo sobre arquitectura pública en el siglo XX en Mendoza, financiada por CONICET.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Cecilia RaffaArquitecta, Magister en Arte

Latinoamericano y Doctora en Ciencias Sociales (UNCUYO). Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET-Argen-tina). Su especialidad es la historia y la cultura de la arquitectura y la ciudad. Ha publicado trabajos en revistas na-cionales e internacionales. Es docente de posgrado en distintas instituciones y codirige tesis doctorales.

Urbanismo, técnica y política

Al término urbanismo se le han atribuido dos tipos de significados.

El primero, en relación a toda acción consciente cuyo objetivo

fuera concebir, organizar, planificar o transformar la ciudad y su

espacio; el segundo hace referencia a la aparición a principios del

siglo XX de una nueva disciplina en la que se unieron múltiples

especialidades y experiencias prácticas (Novick y Piccioni, 2004).

En la confluencia de ambos, el urbanismo, como un nuevo dominio

especializado del saber y de la acción (Rigotti, 2009), prometía

encauzar el desarrollo y la integración social y económica de las

ciudades y el territorio desde una perspectiva tecnocrática. En

Argentina, la aspiración de superar saberes y prácticas dispersas

signó el primer instrumento del urbanismo: el Plan Regulador1

(Rigotti, 2009).

A partir de la segunda década del siglo XX, instituciones como la Sociedad Central de Arquitectos (en adelante SCA) comenzaron a difundir en Argentina los principios del urbanismo regulador por medio de sus publicaciones. Así, a los conceptos de estética, salu-bridad y circulación2 que rigieron las propuestas de ingenieros, agrimensores e higienistas, se sumaron las ideas de reforma social referentes a las condiciones de vida urbanas y a la vivienda económica. La escala de intervención superó la de algunos conjuntos edilicios o ejes viales para alcanzar la totalidad de la planta urbana y sus posibles extensiones en el tiempo y el espacio, incluso, a escala regional (Rigotti, 2009).

El Plan Regulador como instrumento de gestión tuvo una pronta adhesión entre las administraciones municipales y provinciales. La mayoría de los planes propuestos fueron el resultado de la contratación directa de expertos. Uno de los primeros fue el de la ciudad de Rosario en 1935, el cual, recayó en manos de los ingenieros Carlos María Della Paolera y Adolfo Farengo, y del ingeniero-arquitecto Ángel Guido.

A este Plan se sumaron los de la Oficina del Plan de Urbanización de Buenos Aires (1932), los promovidos por la Asociación de Propaganda y Fomento de Mar del Plata (1931 y 1941), los de las intendencias de Tucumán (1937), Salta (1938), Mendoza (1940) y Santa

1 El Plan Regulador fue un instrumento de planificación a principios del siglo XX que tuvo como objetivo orientar, fomentar y regular el desarrollo urbanístico de las ciudades argentinas. Avanzado el siglo, esa regulación se exten-dió a la planificación territorial.

2 Hasta principios del siglo XX se formularon en Argentina proyectos que reflejaron la preocupación por la higiene, la salubridad, la estética y la circulación junto a operaciones de regulación e intervención urbana, entre otros, el Plan de Reforma y Extensión para Buenos Aires (1909), el Plan de Reforma y Extensión para Rosario (1911) y el Proyecto de Ampliación para Mendoza (1915).

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Fe (1943), y del gobierno de San Juan (1941). Entre todos, sólo el Plan para Mendoza3 resultó de un concurso de antecedentes.

El concurso para Mendoza fue impulsado en un momen-to en que la disciplina arquitectónica en Argentina atravesaba su etapa de expansión (Cirvini, 2004) y se caracterizaba por el au-mento de la injerencia de los arquitectos en lo relacionado con el urbanismo y el paisajismo, temas hasta entonces reservados a los ingenieros.

Lo que se disputaba en el campo arquitectónico y, por ex-tensión, en el campo técnico, era su control. Para lograr ese obje-tivo, los agentes plantearon diversos caminos para solucionar las problemáticas modernas que traía consigo la sociedad de masas, entre ellas, el déficit habitacional y las dificultades generadas por la falta de planificación urbana.

En ese juego intervinieron varios factores. Por un lado, hubo un progresivo desplazamiento del habitus4 académico a favor del posicionamiento de las prácticas derivadas de la Arqui-tectura Moderna (en adelante AM).5 Por otro, y en íntima relación con ese fenómeno, apareció la posibilidad cada vez mayor de participación de los arquitectos en el aparato técnico del Estado.

El concurso tuvo la particularidad de privilegiar los ante-cedentes de los concursantes sobre el interés por la resolución de la problemática que podría lograrse con el proyecto. Esto partió de la convicción de que la experiencia de los concursantes lleva-ría indefectiblemente a la búsqueda de la mejor solución para la ciudad, pero también al aumento del capital político de la clase dirigente local (Raffa, 2009b).

En este trabajo nos proponemos analizar el proceso de ideación política y técnica del Plan sobre la base del método histórico. Nos centraremos en las particularidades de la convoca-toria del concurso y de la elección del equipo ganador, contem-plando aspectos relacionados con las trayectorias de los agentes intervinientes. Este tipo de abordaje se plantea a partir de la cer-teza de que la descripción de las condiciones objetivas no logra explicar por sí sola el condicionamiento social de las prácticas, por lo que es necesario rescatar al agente social que produce di-chas prácticas y su proceso de producción, aprehendiéndolos a través de aquellos elementos objetivos que son producto de lo social (Gutiérrez, 1997).

3 Mendoza, Nuevo Valle de Rioja (1561), fue una de las primeras fundaciones en el actual territorio de la República Argentina en el piedemonte de la cordillera de los Andes y es un oasis irrigado por el río Mendoza. Mendoza constituye actual-mente la cuarta aglomeración de la Argentina, luego de Buenos Aires, Córdoba y Rosario.

4 Seguimos las categorías de campo, habitus y capital desarrolladas por Pierre Bourdieu. Estas categorías inmersas en el espacio social multidimensional que Bourdieu define como modelo, nos servirán para comprender la posición social de los grupos técnico y político, recreando la dinámica existente en ellos a través de las actitudes de sus actores (Raffa, 2009b).

5 Nuestro trabajo se ubica en el momento de definición, caracterización y con-quista del espacio específicamente disciplinar de la AM, definido por Liernur (2004) como la segunda de las cuatro etapas del desarrollo de la AM en Argenti-na que abarca el periodo entre 1930 y 1950.

Técnicos y políticos en la regulación del espacio

La consigna del Estado nacional en la década de 1930: “modernizar el campo y urbanizar el país” se tradujo en Mendo-za, gobernada entre 1932 y 1943 por una sucesión de políticos provenientes del Partido Demócrata,6 en un interés por “adminis-trar y construir”, entendiendo esa construcción como moderniza-ción del equipamiento y los servicios públicos mediante las obras encaradas. A escala provincial, el Ministerio de Economía, Obras Públicas y Riego materializó los nuevos programas de salud, vi-vienda, educación y recreación a través de sus oficinas técnicas y los diseminó en el territorio provincial con el objetivo de impulsar la construcción de un territorio enlazado y homogéneo sobre la base de nueva infraestructura y equipamiento (Ballent y Gorelik, 2001.).

La década que transcurrió entre 1930 y 1940 se presen-tó como un período de modernización del país y de su territorio liderado por el Estado en todas sus escalas. Apareció el interés por la planificación de la urbe como estrategia para solucionar la creciente urbanización de la ciudad fruto del aumento de la po-blación urbana. Los imaginarios comenzaron a alimentarse con la relación entre el gobierno conservador y la profusión de obras públicas, impulsadas por el ingreso a la función pública provincial de un conjunto de agentes del campo técnico que promovieron una serie de acciones destinadas al progreso material de la ciu-dad, entre ellos, Manuel7 y Arturo Civit8 y Daniel Ramos Correas.9

A partir de la irrupción de la AM, las preocupaciones clási-cas del urbanismo (higiene, estética y salubridad) se organizaron en temáticas como el zonning (descentralización administrativa y centros cívicos, localizaciones industriales y residenciales), los ba-rrios parque y barrios obreros, los problemas de viaria y transpor-te (jerarquías circulatorias y planificación de las comunicaciones), los espacios verdes, las limitaciones al dominio privado mediante normativas y reglamentaciones, entre otros.

6 Hacemos referencia a la etapa que se inicia con la llegada a la presidencia de la nación de Agustín P. Justo en 1932 y que en la provincia de Mendoza será llevada a cabo por la sucesión de los gobiernos de Ricardo Videla (1932-1935), Guillermo Cano (1935-1938), Rodolfo Corominas Segura (1938-1941) y Adolfo Vicchi (1941-1943).

7 Manuel Civit (Buenos Aires 1901- Mendoza 1978). Arquitecto graduado en la UBA en 1926. A partir de su radicación en Mendoza en 1932 desarrolló junto a su hermano Arturo una intensa labor profesional en la que se destaca el vanguardis-mo con que concebían el producto arquitectónico y su adhesión al Movimiento Moderno (Raffa, 2009a).

8 Arturo Civit (Buenos Aires 1903-Mendoza 1975). Arquitecto graduado en la UBA en 1928. En 1932 se instaló en Mendoza donde desarrolló una intensa labor pro-fesional tanto en el sector privado como en la función pública. Entre 1932 y 1942 ocupó de forma alternada con Manuel los cargos de director y vicedirector de la Dirección de Arquitectura de la provincia (Raffa, 2009a).

9 Daniel Ramos Correas (Chile 1898-Mendoza 1992). Arquitecto egresado de la UBA en 1924. Entre 1938 y 1943 actuó como director de Parques, Calles y Paseos de Mendoza. Integró la Comisión de Planeamiento Urbano y Código de Edifi-cación de la Ciudad de Mendoza (1959-1961), fue profesor y vicedecano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Mendoza (Cirvini y Raffa, 2011).

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Todos estos temas se difundieron desde distintos en-foques en los campos técnicos y políticos a través de textos periodísticos en revistas especializadas, en las Exposiciones de Urbanismo que se realizaron en 1932 y 1939, y en el Primer Con-greso Argentino de Urbanismo que se llevó a cabo en 1935.10

Ese congreso fue probablemente un punto de inflexión en la relación entre el campo político y la AM. El encuentro con-tó con la colaboración y el auspicio del gobierno nacional y de muchos gobiernos provinciales. En su apertura participó el pre-sidente Agustín P. Justo y el entonces gobernador de Mendoza, Guillermo Cano. El gobierno provincial también estuvo represen-tado por el ingeniero Manuel Marini, Secretario de Obras Públi-cas de la Municipalidad de Mendoza y por el Ministro de Obras Públicas de la provincia, el ingeniero Frank Romero Day, quien actuó como uno de los vicepresidentes del evento. En el congre-so fue presentado el primer ejemplo claramente asociado a la vanguardia moderna en Mendoza: las primeras Casas Colectivas para empleados y obreros modestos (hoy Barrio Cano) desarro-llado desde la Dirección Provincial de Arquitectura por Manuel y Arturo Civit (Raffa, 2006).

Fue a través del proyecto de las Colectivas propuesto en 1935 que los hermanos Civit introdujeron y promovieron la utili-zación de la AM en el ámbito provincial. Prácticas similares fueron adoptadas por distintos agentes del campo técnico en otras ofi-cinas del país como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, por eso no resulta extraño que altos funcionarios nacionales y provinciales adhirieran y participaran de ese congreso, mostrando una postu-ra progresista en relación con la ciudad.

De esta manera, la AM y el urbanismo fueron “adoptados” por el campo político. Su estética simplificada respecto a las gran-des obras eclécticas de principios del XX y asociada a la técnica y a la funcionalidad, colaboraba de alguna manera en el menor costo de las obras encaradas, propulsando uno de los motores de la economía nacional: la industria de la construcción. Mediante la arquitectura y el urbanismo, la ideología gobernante podía pro-mover representaciones asociadas al “progreso sostenido” en el amplio sentido del término, al proponer este tipo de arquitectura como un símbolo visible para los ciudadanos de la anhelada re-cuperación económica (Korol, 2001), al tiempo que se constituía en la materialización de la presencia del Estado en todo el terri-torio provincial.

En 1938 y luego del amplio apoyo que se le dio desde el Estado provincial a la construcción de las Casas Colectivas, el ur-banismo ingresó al aparato estatal mendocino con la creación de una Comisión de Urbanismo, desde la cual, se impulsó el concur-so para el Plan Regulador de Mendoza en 1940.

10 En el caso del campo arquitectónico, los Congresos operan como una práctica organizadora de la illusio, o sea, del sentido del juego que es el que marca la re-gularidad de las conductas de los agentes dentro del campo, indicando una serie de metas por alcanzar en el desarrollo disciplinar (Cirvini, 2004).

2.1. La Comisión y el concurso

En 1938 el gobernador Rodolfo Corominas Segura creó una Comisión Especial de Urbanismo para que trabajara en la pla-nificación de la ciudad de Mendoza, probablemente influido por las recomendaciones de los Congresos de Urbanismo del 1935 y del Congreso de Municipalidades realizado en Mendoza en di-ciembre de 1938, los cuales, giraron en torno a la formaciones de comisiones de servicios técnicos especiales de urbanización y a la obligatoriedad de redactar planes para ciudades y pueblos con el asesoramiento técnico de oficinas centralizadas (AAVV, 1937).

Planteamos la relación entre estos congresos y el campo político teniendo en cuenta la difusión y el apoyo que tenían los principios de la AM en el aparato estatal provincial, tanto por par-te de los agentes del campo técnico que proponían seguir sus lineamientos y que se mantenían en la función pública (es el caso concreto de los Civit), como por los del campo político que con-tinuaron la obra pública de construcción de las Casas Colectivas encarada por sus antecesores.11

En este marco, el gobernador Corominas designó una comisión12 encargada de tomar las decisiones en materia de ur-banismo a escala provincial y municipal, y de recabar el aseso-ramiento de los técnicos y urbanistas que estimara necesario.13

La Comisión estaba constituida por agentes de los cam-pos técnico y político en ejercicio de funciones públicas. Todos estaban familiarizados de alguna u otra forma con los lineamien-tos del nuevo urbanismo ya que habían participado en al menos uno de los congresos. Los agentes que representaron al campo político fueron los Ministros de Gobierno Adolfo Vicchi y de Obras Públicas, el ingeniero Frank Romero Day, el Intendente Municipal de la Capital Juan Cruz Vera, el senador Alfredo Godoy y el diputa-do Alberto Day, siendo los dos últimos agentes provinciales. Por el campo técnico participaron en la Comisión el director provin-cial de Arquitectura, el arquitecto Arturo Civit y el director provin-cial de Parques, Calles y Paseos, el arquitecto Ramos Correas, a los que se sumó el presidente de la Sociedad Amigos de la Ciudad.

La Comisión le propuso al poder Ejecutivo convocar a un concurso de antecedentes de urbanistas con el fin de diseñar un Plan Regulador para el área Metropolitana de Mendoza, propues-ta que adoptó y llevó a cabo el Municipio de Mendoza, capital de la provincia. El concurso seguiría los parámetros establecidos

11 El ex gobernador Cano había apoyado la construcción de las Casas Colectivas, barrio de viviendas en monoblock destinado a obreros y empleados municipales bajo los cánones racionalistas, las cuales, fueron inauguradas durante la gestión del gobernador Corominas.

12 Entre los objetivos generales de la Comisión estaba organizar el crecimiento de las ciudades, villas y pueblos y corregir los males acumulados por la falta de pre-visión mediante un plan regulador orientado a una urbanización científica.

13 El poder Ejecutivo solicitó a la Comisión decidir si debía darse continuidad a la construcción del Palacio de Gobierno en la plaza Independencia, construir una serie de equipamiento público necesario, ampliar el Parque San Martín y cuál sería el destino de los terrenos de la Quinta Agronómica y de la Estación del Fe-rrocarril Trasandino.

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por la Sociedad Central de Arquitectos,14 actor hegemónico en este tipo de certámenes desde la década de 1920. Ese vínculo con la SCA se mantendría a través de la presencia de Fermín Bere-terbide, Jorge Sabaté15 y Alberto Belgrano Blanco, miembros de la Subcomisión de Urbanismo que viajaron a Mendoza en 1938 para asesorar a la Comisión Especial de Urbanismo presidida por Daniel Ramos Correas quien, a partir de marzo de 1941, sería nombrado representante de la Sociedad Central en la provincia (Cirvini y Raffa, 2013).

Adherir a la organización del concurso los parámetros establecidos por una institución como la SCA dotó a la convo-catoria de legitimidad en términos políticos y significó, en lo es-trictamente disciplinar, un respaldo corporativo al aumento de la injerencia de los arquitectos en temas urbanos que, hasta enton-ces, había sido reservada para otras profesiones.

El 26 de febrero de 1940 el intendente de la capital Juan Cruz Vera elevó a consideración del Concejo Deliberante Munici-pal el proyecto de convocatoria de un concurso de profesionales para la contratación de un “Plan Regulador, Reformador y de Ex-tensión de la ciudad de Mendoza”. En octubre de ese año, el Con-sejo Deliberante de la Capital aprobó el pedido exigiendo como requisitos para aquellos que se postulasen: tener título univer-sitario, presentar una nómina de trabajos similares al solicitado y demás antecedentes que acreditaran capacidad para cumplir la tarea (Bereterbide et al., 1941). Los trabajos fueron recibidos hasta el 10 de enero de 1941.

2.2. Sobre los concursantes, el jurado y los resultados

Los requisitos establecidos para la participación en el concurso limitaban la intervención de agentes sin experiencia en planes urbanos. El gobierno, que históricamente había buscado apoyo en el conocimiento técnico para justificar los grandes pro-yectos que afectaban a la ciudad, debió redoblar la apuesta en este caso. Esto no sólo porque se prevería una “Mendoza a futuro”, por lo que el capital simbólico de los técnicos daría un plus de “le-gitimidad” a la propuesta, sino porque el sector del campo políti-co que la impulsaba necesitaba aumentar permanentemente su capital político tildado de fraudulento, fruto de las cuestionadas formas de acceso y permanencia en el poder.

El 11 de enero de 1941, un día después de cerrado el pla-zo para la entrega de los trabajos, se constituyó el jurado de la convocatoria integrado por el intendente municipal, el presiden-te del Concejo Deliberante de la Capital, Alfredo Williams como representante de la SCA, un representante del Centro Argentino

14 Las características solicitadas para el Plan Regulador para Mendoza fueron defi-nidas por un programa sugerido por la Sociedad Central de Arquitectos: un plan para la ciudad y sus 20 km radiales de área de influencia basado en un análisis de todas las variables físicas y sociales urbanas articuladas en un Expediente Urba-no.

15 Jorge Sabaté (Buenos Aires 1897-1991). Arquitecto. En su actuación pública combinó una obra privada de calidad con la participación como técnico en ofi-cinas estatales, el desempeño institucional en la SCA y la actividad política entre 1943 y 1954 (Ballent, 2004b)

de Ingenieros y el arquitecto Ramos Correas como representante del poder Ejecutivo provincial. La primera función de este grupo fue corroborar los antecedentes de los concursantes y, a partir de su aprobación, pasar a evaluar las soluciones propuestas.

Lo que se pidió junto con los antecedentes del equipo no fue el Plan en sí, sino una solución gráfica acompañada de una memoria descriptiva del problema de la ciudad creado por las instalaciones de los Ferrocarriles Pacífico y Trasandino, que pertenecían a empresas privadas (fueron nacionaliza-dos en 1948). Los asuntos que debían solucionarse giraban en torno a los inconvenientes de la ubicación de las estacio-nes de pasajeros y carga del ferrocarril, la posibilidad del le-vantamiento de las vías sobre la calle Belgrano, el retiro de los galpones de carga, la ubicación de la nueva estación de pasajeros y carga, la resolución de sus comunicaciones con los principales barrios de la ciudad, la solución del problema financiero que se crearía al ferrocarril con el traslado de las instalaciones y una serie de expropiaciones para convertir dichos terrenos en parques públicos (Municipalidad de la Capital, 1940).

Tres días después de la primera reunión se determinó por unanimidad el orden de méritos. El primer puesto fue otorgado al lema “Plumerillo” de los arquitectos Bereterbide,16 Belgrano Blanco,17 Cravotto18 y Scasso. El segundo fue para el lema “Capital de los Andes” de los ingenieros Della Paolera19 y Farengo20 y el tercero para el proyecto presentado con el lema “Diez” del equi-po formado por Le Corbusier y Pierre Jeannearet junto al grupo Austral, integrado por Antonio Bonet, Jorge Ferrari Hardoy, Juan Kurchan, José Le Pera, Simón Ungar, Hilario Zalba, Valerio Pelufo y Jorge Vivanco.21

16 Fermín Bereterbide era considerado “experto” en temas de urbanismo. Participó en proyectos de gran importancia en Buenos Aires. Publicó en co-autoría el folle-to ¿Qué es el urbanismo?. Miembro de la Subcomisión de Urbanismo de la SCA y formó parte de la Asociación Amigos de la Ciudad. (Ballent, 2004a; Rigotti, 2005).

17 Alberto Belgrano Blanco era arquitecto de la Dirección Nacional de Arquitectura en cuya representación participó en el Primer Congreso Argentino de Urbanismo recibiendo el primer premio por un proyecto conjunto con Federico Laas sobre emplazamiento de centros de gobierno (Ballent, 2004a; Rigotti, 2005).

18 Mauricio Cravotto se encargó de publicar los sucesivos resultados del Plan para Mendoza. Autor de un anteproyecto para el Plan Regulador de Montevideo en 1930. Fue uno de los invitados de honor al Primer Congreso de Urbanismo Ar-gentino siendo director del Instituto de Urbanismo de la Universidad de la Repú-blica de Uruguay. (Ballent, 2004a; Rigotti, 2005).

19 Carlos Della Paolera (Buenos Aires 1890-1960) fue uno de los primeros urbanistas profesionales de Argentina. Elaboró planes reguladores para distintas ciudades del país e impulsó como jefe de la Oficina de Urbanización de la Municipalidad de Buenos Aires el Plan Regulador, entre otras intervenciones.. Es reconocido por instituir internacionalmente el símbolo y el Día del urbanismo (Novick, 2004).

20 Adolfo Farengo trabajó junto a Ángel Guido y Carlos Della Paolera en un Plan Regulador para Rosario por el cual, obtuvieron en 1935 dos premios en el Primer Congreso Argentino de Urbanismo. Fue docente en la Universidades del Litoral y de La Plata, y titular de la cátedra “Ferrocarriles” (Méndez, 2012)

21 Austral fue una agrupación de jóvenes arquitectos conformada en 1938 en Bue-nos Aires. Sus integrantes sentían un doble rechazo hacia sus maestros a quienes identificaban con posiciones anacrónicas incapaces de comprender las nuevas condiciones de producción y sus consecuencias en la disciplina (Liernur, 2004).

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Como señalamos, la primera instancia de evaluación de este concurso consistía en la acreditación de los antecedentes de los concursantes. El mecanismo empleado por el jurado para la eliminación parcial de los concursantes radicó en dar un puntaje de 1 a 10 a cada integrante de los equipos, obteniendo el primer lugar el grupo con mayor promedio (Liernur y Pschepiurca, 2008). Entendemos que a partir de esta selección fue limitada la cantidad de trabajos que siguieron participando en el concurso y que por el poco tiempo que el jurado tomó para la evaluación de los mismos (cuatro días de los 20 contemplados), los antecedentes de los gru-pos primaron sobre las propuestas en la resolución final.

Una de las razones para que el grupo Diez haya recibido el tercer puesto puede haber sido la poca confianza por parte de los miembros de jurado en la participación real de Le Corbousier. Sumado a ello y teniendo en cuenta el sistema de evaluación, el total obtenido por este grupo en concepto de antecedentes debió haber sido inferior al de los equipos que obtuvieron el pri-mer y segundo lugar, puesto que la mayoría de los integrantes del grupo Diez eran jóvenes profesionales con poca o ninguna experiencia en planes urbanos.

En el caso de las trayectorias de Della Paolera y Farengo, en cambio, lo lógico hubiera sido que la experiencia de ambos en temas urbanísticos pesara en el puntaje otorgado por el jurado ya que tenían como antecedente haber integrado el equipo del Plan Regulador de Rosario (1935), además del conocimiento que Farengo tenía en temas ferroviarios, objeto de la convocatoria. Sin embargo, entendemos que la propuesta ferroviaria no tuvo un peso significativo en el concurso,22 sino que primó el prome-dio obtenido de la sumatoria de los antecedentes de los arquitec-tos ganadores, Bereterbide, Belgrano Blanco, Cravotto y Scasso, todos con experiencia en la temática.23

Cierto es que el concurso está inmerso en un momento histórico con dos particularidades. La primera de ellas, como ya señalamos, está relacionada con la etapa de consolidación de los arquitectos dentro del campo técnico. La segunda tiene que ver con la práctica habitual de selección de técnicos para trabajar en la gestión política en todas las escalas basada en los lazos de parentesco o amistad, tal como venía ocurriendo desde fines del siglo XIX. Con respecto a esta situación, algunos estudios aluden a la vinculación que los miembros del jurado y del gobierno pro-vincial o municipal tenían con los integrantes del grupo ganador (Álvarez y Gutiérrez, 1995; Liernur y Pschepiurca, 2008).

22 No hemos podido acceder al acta de otorgamiento de puntaje de los equipos participantes pero, de acuerdo a la consulta que otros investigadores han podido realizar, el jurado dejó constancia en esa acta que el orden de méritos no implica-ba necesariamente un pronunciamiento sobre el valor relativo de las soluciones ferroviarias propuestas (Liernur y Pschepiurca, 2008).

23 De las propuestas ferroviarias presentadas sólo conocemos los esquemas del grupo Diez (Álvarez y Gutiérrez, 1995; Liernur y Pschepiurca, 2008) y del equipo de Della Paolera y Farengo publicado en la revista La Ingeniería (Della Paolera y Farengo, 1942). Lo que se publica en este último artículo son las propuestas gráfi-cas y la memoria descriptiva del proyecto, sin hacer alusión a las particularidades del concurso.

Una primera referencia se hace al papel que en momen-tos previos al concurso, como ya mencionamos, habían tenido Bereterbide y Belgrano Blanco al ser invitados a realizar una se-rie de asesorías generales en torno a las mejoras urbanísticas de Mendoza. Este conocimiento previo de la ciudad y su proble-mática explicaría tanto la capacidad del equipo para resolver el tema planteado por el concurso en un breve lapso de tiempo, como también que el concurso haya seguido los lineamientos de la SCA. Apoyaría además, la hipótesis de la participación de los ganadores desde la gestación del certamen.24

Mauricio Cravotto estaba vinculado profesionalmente a Enrique Day Arenas, pariente de uno de los miembros del jurado del concurso, el diputado Alberto Day. Además Bereterbide, Bel-grano Blanco, Cravotto y el ingeniero Marini, Secretario de Obras Públicas del Municipio e integrante del jurado del concurso, se habían conocido en el Congreso de Urbanismo de 1935 al que también había asistido Ramos Correas como profesional inde-pendiente, puesto que aún no había asumido como funcionario público.

Durante el V Congreso Panamericano de Arquitectos ce-lebrado en Montevideo en enero de 1940, momento previo al concurso, se estrecharon lazos entre la cúpula de la SCA, Ramos Correas que ejerció la vicepresidencia del Comité Argentino en el Congreso y algunas de las figuras más destacas de la arquitectura uruguaya, entre ellas, Scasso y Cravotto. Dentro de la delegación argentina viajaba además Alfredo Williams que luego sería el re-presentante de la SCA en el grupo de jurados del concurso del Plan Regulador.

Sin duda, existieron varios vínculos previos a la apertura del concurso que pudieron influir en la decisión final. Esta ase-veración puede sostenerse, además, teniendo en cuenta que Ra-mos Correas, uno de los impulsores del concurso y miembro del jurado, se jactó en una entrevista que se le realizó en la década de 1980 de haber “elegido” a Cravotto, a quien admiraba como profesional (Cirvini y Ponte, 1986).

Lo que el concurso impulsó fue la realización de un Pre-plan Regulador. A modo de esquicio profesional, este producto se constituyó en una propuesta general para la ciudad de Men-doza como etapa previa a un plan final que nunca se concretó.

La meta del Pre-plan fue servir “como elemento de enten-dimiento y coordinación entre las autoridades y los arquitectos proyectistas y como medio para que la población conozca la teoría urbanística de los autores y pueda tomar conciencia sobre las ventajas de la ciudad urbanizada” (Bereterbide et al., 1941: 1). Para lograr este objetivo “pedagógico”, el gobierno editó un cua-dernillo en julio de 1941 con todo lo referente al concurso y los lineamientos propuestos por el equipo ganador.

El tiempo que pasó desde que se abrió el concurso hasta que se dieron a conocer los ganadores y se editó el trabajo fue

24 La participación de ambos arquitectos fue criticada por la SCA y, por ello, habría exhortado el 14 de enero de 1940 a Belgrano Blanco y Bereterbide para que no se presentaran al concurso (Liernur y Pschepiurca, 2008).

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muy breve. Esta situación puede haberse dado tanto por una designación anticipada de los ganadores, tal como aducían los integrantes del equipo Diez, como por la premura política de obtener reconocimiento social por la obra que se legaba que, al decir del campo político, era “un plan armonizado, una teoría, una doctrina, una filosofía, concomitante con una conciencia popular totalmente afirmada” (Municipalidad de la Capital, 1962: s.p.).

Esto último lo alegamos teniendo en cuenta que ante el inminente cambio de gobierno que pasaría a manos de Adolfo Vicchi, Corominas y su entorno (entre ellos el intendente de ca-pital Cruz Vera) intentaron acelerar el proceso para aumentar su capital político. Sin embargo, ni Corominas ni Cruz Vera tuvieron esa suerte pues quienes aparecen en la publicación oficial del Pre-Plan son Vicchi como gobernador de la provincia y el escri-bano José Benito de San Martín, como intendente de la capital provincial.

La publicación del Pre-plan incluyó una memoria del proyecto en la que se describían las operaciones expuestas en cada panel y su funcionalidad junto a diecinueve láminas que enunciaban “los hechos urbanos relacionados con la estática y dinámica de la aglomeración y el análisis crítico de algunos ins-trumentos edilicios anteriores” (Bereterbide et al., 1941: 32-33). La publicación se dividió en ocho secciones que contenían la po-sición de los urbanistas, un análisis de las características y función de Mendoza, la teoría urbanística del proyecto y la explicación de lo que el Pre-plan proponía.

Figura No. 1. Pre-plan: diagnóstico y propuestas. Fuente: Bereterbide et al., 1941.

Figura No. 2. Pre-plan: diagnóstico y propuestas. Fuente: Bereterbide et al., 1941.

Los urbanistas hicieron observaciones sobre la ampliación del Parque San Martín, la conveniencia de detener la extensión irracional de la edificación, la necesidad de revisar el Reglamento General de Construcciones, el establecimiento de normas sobre la vivienda popular, la repavimentación de la ciudad, la necesidad de instalar centros cívicos en los barrios y la creación de un centro universitario.

Además de la publicación del Pre-plan, los informes de la Comisión de Urbanismo, el concurso y sus avatares también fue-ron difundidos en diarios y periódicos locales y nacionales como Los Andes, El Día, La Nación y La Prensa.

Entre esas crónicas están publicadas las recomendacio-nes de los urbanistas del Pre-plan referidas al Parque San Martín (Los Andes, 1941) y los comentarios de un antiguo y frustrado planificador de Mendoza, Benito Carrasco.25 En una nota publica-da en enero de 1940 en El Día, Carrasco afirmaba que “Mendoza podría ser ahora la primera ciudad de la República Argentina or-ganizada según un plan regulador” (El Día, 1940) y, de hecho, eso se intentó.

25 Convocado por el gobierno municipal de Mendoza, Benito Carrasco presentó hacia 1915 el Proyecto de ampliación y rectificación del trazado de Mendoza, pro-puesta que nunca se concretó (Raffa, 2004).

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2.3. El Plan Regulador: propuestas sobre la ciudad y su espacio público

El campo político buscó a través del concurso soluciones para regular la edilicia y la distribución de infraestructuras y ser-vicios, la extensión desordenada de la planta urbana, la insalubri-dad y el desorden funcional. Todas ellas patologías de la ciudad, entendida como un organismo vivo que necesitaba ser regulado imperiosamente. El Plan encarnaba en un contexto político inter-vencionista una herramienta necesaria de reforma y ordenación urbana que permitiría una planificación racional alejada del sim-ple empirismo y la intuición y que, a su vez, se constituía como representación de la previsión, el orden y el progreso pretendido por los administradores demócratas en sus gestiones.

El Plan Regulador en palabras de sus proyectistas no era un código ni un plano, sino un “pensamiento coordinado” para regir las múltiples y complejas contingencias de la vida humana en comunidad (Bereterbide et al., 1941: 10). Para lograr ese Plan Regulador definitivo era necesario ajustar el Pre-plan para obte-ner un estudio particularizado de sus elementos una vez que el Expediente urbano (formado por datos generales relacionados con el lugar de aplicación del Plan, en este caso Mendoza) estu-viera compilado.

El proceso de regulación de la ciudad pasaría así por tres etapas de estudio. La primera era el Pre-plan, una fase “intuitiva y creativa” en la que se establecerían las “formas” del proyecto a través de la proporción de volúmenes y espacios. La segunda serviría para cotejar la primera por medio de la compilación del Expediente urbano compuesto por datos de carácter estático y dinámico que implicaban una clasificación de hechos urbanos y servicios, fenómenos y consecuencias con un criterio estadísti-co. Esa verificación implicaría ajustes al Pre-plan para establecer el Plan Regulador definitivo que sería la tercera y última etapa. Este Plan final sería el que llevaría a establecer “[la] organización y adaptación de la vida moderna –con visión de futuro– del territo-rio, de los servicios, de los transportes, de la economía y de todos los demás elementos necesarios para la vida física del conglome-rado” (Bereterbide et al., 1941: 33).

El propósito del proyecto fue efectuar muy pocas opera-ciones de reforma en el casco de la ciudad para conseguir, por medio de una nueva estructuración urbanística, mayores venta-jas y menos trastornos económicos. Los proyectistas idearon “más espacio” para que la masa poblacional pudiera ejercer las funcio-nes de trabajo, consumo, producción y esparcimiento con mayor facilidad dentro de un concepto urbanístico y arquitectónico de “belleza” espacial de perspectivas continuadas y, además, tenien-do como primera preocupación “un gran amor por el árbol y el paisaje, una consideración esencial por los derechos humanos y un equilibrio claro con la economía” (Bereterbide et al., 1941: 8).

Las principales propuestas para la “concertación urbana” se organizaron a partir de tres operaciones básicas: la zonificación, es decir, la subdivisión del territorio en actividades y funciones. La ordenación, que implicaba la organización económico-social del conglomerado enlazando física y funcionalmente los distintos núcleos periféricos en circuitos turísticos, de producción y habi-

tación. La simplificación, que producía “el clareamiento necesario del instrumento urbano para la libre función del vivir humano” (Bereterbide et al., 1941: 34), compatibilizando lo cuantitativo y lo cualitativo que, en este caso, servía para entretejer el circuito de centros.

Entre las propuestas realizadas podemos mencionar: la extensión de los barrios residenciales hacia el piedemonte, la gestación de conjuntos vecinales que pudieran autoabastecerse, la localización de una zona industrial al nordeste de la ciudad, la creación de un centro de artesanado en la zona de Pedro Molina y de un centro deportivo en los terrenos del ferrocarril, la localiza-ción del centro universitario de la Universidad Nacional de Cuyo al sur de la Quinta Agronómica, la jerarquización de varias circula-ciones vehiculares y la creación de los centros del vino, religioso, hotelero, industrial, deportivo y de gobierno, entre otros.

En lo que se refiere al espacio público, los proyectistas trabajaron en dos instancias íntimamente vinculadas con la ciu-dad moderna, una ligada a los espacios de circulación y otra a los recreativos. Para los primeros propusieron la diferenciación de las calles en avenidas de circulación rápida, arterias de atravesa-miento, arterias límite de barrios y de unidades vecinales, arterias de circunvalación, calles vecinales, calles de acceso a la vivienda y la creación de arterias-parques. Una de ellas bordearía el canal Zanjón retomando una premisa propuesta por Benito Carrasco en 1915.

Los espacios públicos abiertos de carácter recreativo tuvieron una gran importancia en la propuesta puesto que los proyectistas advirtieron en el diagnóstico de la forma de “vivir del mendocino” que el esparcimiento de los habitantes era uno y poco variado: el Parque San Martín y su equipamiento. En esta apreciación equivocada, posiblemente fruto del poco tiempo que los urbanistas tuvieron para conocer “realmente” esa vida mendocina, se desconocieron los espacios de escala intermedia como las plazas barriales e, incluso, las veredas. Sin embargo, entendemos que lo que los proyectistas plantearon fue la posi-bilidad de recreación y esparcimiento “colectivo”, es decir, de la ciudadanía en su conjunto aun cuando en términos reales ese grado de utilización del espacio público no se concretara.

A partir de esa diagnosis el proyecto propuso la construc-ción de plazas simbólicas, de parques deportivos y de espectá-culos, y de circuitos de esparcimiento concatenados con la red caminera diseminados por la capital provincial.

También se definió al Cerro de la Gloria como “centro simbólico” de la ciudad dado su carácter y emplazamiento, se propulsó la creación del Stadium al Aire libre en el parque (proba-blemente como apoyo al proyecto de Ramos Correas de la cons-trucción del teatro griego) y del Parque Norte en los terrenos de carga y maniobra del Ferrocarril Pacífico.

¿Por qué la profusión de espacios públicos en el proyec-to? Principalmente porque los urbanistas tuvieron en cuenta que se estaba produciendo una modificación en la forma de vida de los citadinos fruto de la reducción de la jornada laboral a ocho horas, lo que variaría los hábitos urbanos.

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El Plan Regulador: entre la técnica y la política Mendoza, Argentina. 1940-1941

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Figura No. 3. Pre-plan: propuesta de circulaciones y espacios verdes. Fuente: Bere-terbide et al., 1941.

Como consecuencia de ello la ciudad debía ofrecer una mul-tiplicidad de espacios abiertos y públicos que permitieran el “ocio popular”, siguiendo el principio de democratización de la ciudad.

Si bien el proyecto no incluyó el tratamiento pormenori-zado del espacio público existente,26 previó una serie de acciones sobre las plazas de la porción oeste de Mendoza entre las que se destacó la creación de recovas alrededor de la plaza Independen-cia.27 Esta propuesta debió ser diseñada pensando en un posible “diálogo” con la estética delineada por los edificios de gobierno, puesto que la plaza intervendría en la composición urbana como uno de los extremos del eje monumental que uniría el Centro de Gobierno con el centro de la Ciudad Nueva.

Los proyectistas llegaron incluso a “rescatar” del olvido el monumento a Pedro del Castillo aunque ya no estaría ubicado en

26 La escala del proyecto es urbana y no hay diseño de espacios específicos. Las únicas perspectivas incluidas en el Plan son las de los centros de Gobierno pro-vincial y municipal que nos permiten “leer” la estética moderna propuesta para la ciudad.

27 En 1861 la ciudad de Mendoza sufrió un terremoto que la dejó en ruinas. Men-doza tuvo (y tiene) dos zonas urbanas diferenciadas desde el traslado del empla-zamiento original de la ciudad post-terremoto. Por un lado, la Ciudad Nueva con centro en la plaza Independencia y, por el otro, la plaza Pedro del Castillo, centro del antiguo núcleo colonial conocido como Ciudad Vieja (Raffa, 2012).

la plaza que llevaba su nombre, sino que tendría como entorno el moderno Centro de Gobierno Municipal, ya que sería ubicado al costado del edificio del Concejo Deliberante proyectado en ese conjunto. Otro monumento incluido en el Plan sería uno en ho-menaje a la Bandera ubicado en el Centro de Gobierno Provincial.

3. Lineamientos técnico-políticos en torno de la ciudad regulada

El Plan Regulador estuvo inmerso en un momento en que la dinámica social estaba fuertemente movilizada por la sociedad de masas. El desafío para los urbanistas y el interés manifiesto del campo político estuvieron puestos en solucionar la concen-tración poblacional en Mendoza, producto de una urbanización desordenada de esa sociedad que se había desplazado del cam-po a la ciudad (en el caso de Mendoza, la “ciudad” también abar-caba los departamentos aledaños a la capital, particularmente Las Heras, Godoy Cruz y Guaymallén). Esa fue la razón que llevó a pensar la urbe a gran escala fundando la iniciativa en una política municipal moderna.

Una ciudad no debe [ser] un conglomerado caótico de casas, talleres, almacenes, fábricas, sino un organismo perfecta-mente ajustado para que el desenvolvimiento de las activi-dades sociales y comerciales encuentren favorable ambiente. Este organismo debe presentar a la vez, un alto grado de hi-giene y confort, exigencia que la vida moderna impone para hacer agradable y sana la existencia de los habitantes. La era presente requiere que las ciudades sean además, factores de economía y cultura (Bereterbide et al., 1941: 3).

En ese contexto, lo individual y lo singular tendieron a desaparecer para dejar lugar a lo colectivo: en el proyecto se pro-movió la representación de un espacio urbano utilizado masiva-mente por un gran número de ciudadanos que serían partícipes de la vida pública con igualdad de derechos dentro de esa cons-trucción mental.

Las vías rápidas de circulación aceleradoras de la vida ur-bana, los amplios atrios para actos cívicos, los barrios obreros y la multiplicación de espacios públicos fueron parte de las respues-tas que los proyectistas dieron a la “aglomeración” para difundir el imaginario de una ciudad “moderna” de cara al futuro.

Sobre estas bases y aplicando los más amplios conceptos de la urbanística, se plantea la estructuración de la ciudad futura, con visión clara de las posibilidades presentes e in-mediatas en forma tal, que quedan definidos, localizados y caracterizados sus núcleos orgánicos, así como también su nueva teoría de comunicaciones, sistema de parques, zonas de residencia, zonas de trabajo, recreo y esparcimiento (Bere-terbide et al., 1941: 8).

Esta forma de entender la ciudad la convertía simultánea-mente en un producto del mercado que podía ser elaborado en función de un modelo de ciudadano y en un producto de la política

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aun cuando ese modelo no fuera real. Probablemente esa haya sido una de las grandes desventajas de un Plan que pretendió introducir un modelo estético y funcional proyectado para que un habitante ideal “cumpla su vida familiar en la integridad de su sentido físico, espiritual y moral” (Bereterbide et al., 1941: 26).

Por supuesto, esa “adquisición” arrastraba una carga ideo-lógica asociada a la corriente socialista que no guardaba relación con el liberalismo conservador que dirigía los destinos de la pro-vincia. Esto también nos lleva a pensar que, pese a la iniciativa vehiculizada, el interés político por promover el concurso fue más un acto “gestual” asociado a una corriente progresista de desarro-llo de la ciudad, que a la firme convicción de querer producir una verdadera regulación de la urbe siguiendo los parámetros del ur-banismo moderno.

Los agentes del campo técnico y político utilizaron a la ciudad y su “proyecto a futuro” como espacio propagador de re-presentaciones y generador de imaginarios.

Por un lado, a partir de la difusión de los planes regulado-res como el de Mendoza comenzó a existir una mayor identifica-ción de la intervención urbana con una escala mayor del proyecto arquitectónico, lo que desplazaba del juego a los ingenieros, “in-ventores” del urbanismo. También a raíz de esto, los órganos de gobierno que eran quienes contrataban a los profesionales para llevar a cabo estos proyectos, comenzaron a reconocer la compe-tencia de los técnicos locales por sobre los expertos extranjeros.

Por el otro, con este emprendimiento urbano se aumen-taba el capital político de los agentes del campo político que pretendían que toda intervención en la ciudad colaborara en le-gitimar su permanencia en el poder.

El Plan de Gobierno asegurará el instrumento de ejecución progresivo de esta composición que, una vez realizada, ex-presará, simplemente, una armonía material y espiritual de los pobladores, y dará respuesta del altruismo, del señorío y de la dignidad de la generación que lo emprendió (Municipa-lidad de la Capital, 1962: s.p.).

Para lograr y mantener esa representación en el tiempo se hizo necesario que el campo político en su versión liberal-conser-vadora siguiera operando sobre procesos sociales, económicos y cívicos desde la ejecución de Obra Pública y el control de la edili-cia privada.28 El 2 de diciembre de 1942 se sancionó la ordenanza No. 3736 que aprobó en todas sus partes el Plan Regulador y de Extensión de la Ciudad, al tiempo que facultaba al Departamento Ejecutivo Municipal para que gestionara mediante el gobierno pro-vincial la aprobación del referido Plan por parte de las Cámaras Le-gislativas. La tramitación de lo dispuesto en la ordenanza fue lenta y terminó siendo frustrada por la revolución política del 4 de junio de 1943.

28 El gobierno de Adolfo Vicchi continuó trabajando en obras públicas, entre sus acciones podemos nombrar dos relacionadas con el espacio público: la recupe-ración de la plaza Independencia como paseo y las obras de recuperación y am-pliación del parque General San Martín.

El hecho de que el Plan fuera encargado por un municipio que no contaba con recursos para adelantar obras de la magni-tud que el proyecto proponía también incidió en su inaplicabili-dad. Además, la ausencia de una tradición jurídica con respecto a las restricciones de dominio o la expropiación de las tierras, acti-vidades que eran necesarias para llevar a cabo este Plan, también atentaron contra su ejecución total (Ponte, 2008).

Pese a todo esto, la ciudad aprovechó años después al-gunas recomendaciones urbanísticas de esa gran utopía regula-dora como la ubicación del Centro Cívico en la antigua Quinta Agronómica (1948), la creación del Parque O’Higgins así como el Parque Central en los terrenos del ferrocarril (el Parque Norte al que se refería el Pre-plan) inaugurado en 2006, la creación de una ciudad universitaria (aunque en una ubicación diferente) que comenzó a construirse a fines de la década de 1960, la avenida de acceso Este y, más recientemente, la concreción del memorial de la Bandera de los Andes sobre el eje monumental que une la Avenida Mitre y la Casa de Gobierno (2011).

Las condicionantes disciplinares y políticas del Plan, Pre-plan en nuestro caso, y su proceso de ideación lo posicionan como un esquema sistematizado de valor documental que refleja el esta-do de ideas sobre la ciudad de aquel momento histórico, en torno a las cuales, se desplegaron agentes, prácticas e instituciones.

Figura No. 4. Concreciones del Pre-plan: Ciudad universitaria, Centro cívico y memo-rial, Acceso Este, parque O´Higgins y parque Central. Fuente: archivo personal de la autora.

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El Plan Regulador: entre la técnica y la política Mendoza, Argentina. 1940-1941

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Estrategias colectivas de movilidad en un espacio mixto

la Plaza de maiPú en santiago de cHile*

Collective mobility strategies in a mixed land used spacePlaza de Maipú in Santiago de Chile

Estratégias coletivas de mobilidade em um espaço com uso do solo misto

Praça de Maipú, Santiago do Chile

Alejandro Cortés-SalinasGeógrafo, Magíster en Desarrollo Urbano

Laboratorio Ciudad y Movilidad, Universidad Católica de Chile. [email protected]

Cristhian Figueroa-MartínezArquitecto, Magíster en Proyecto Urbano

Laboratorio Ciudad y Movilidad, Universidad Católica de Chile. [email protected]

ResumenLos desplazamientos cotidianos de

las personas enfrentan hoy una serie de di-ficultades que provienen de la complejidad de las ciudades, las construcciones sociales y las necesidades originadas por los grupos a los que pertenecen. Para superar tales pro-blemas, las personas desplieguen estrategias que les permiten maximizar el uso de sus tiempos, aprovechando sus capacidades per-sonales y las oportunidades que ofrecen los espacios que deben recorrer. El objetivo del presente texto es caracterizar prácticas de movilidad de las personas en un espacio de uso mixto en la ciudad de Santiago de Chile (Plaza de Maipú), considerando las limitan-tes que provienen desde las construcciones sociales y desde la familia. Para lograr dicho objetivo se analizarán las experiencias de los habitantes del entorno de la Plaza de Maipú que muestran cómo un mismo espacio pue-de tener distintos significados y funciones.

Palabras claves: movilidad, estrate-gias de desplazamiento, familia.

AbstractNowadays, people’s daily trips face

several difficulties which came from the complexity of the cities, social constructions and the necessities originated by the groups where they belong. To overcome these problems, people display strategies which allow them to maximize their times; taking advantage of their personal capabilities and the opportunities offered by the spaces that they must cover. The present paper has the objective to portray people’s daily mobili-ty practices of a mixed used land space in the city of Santiago de Chile (Plaza de Mai-pú), considering the problems which came from social constructions and the family. To achieve the objective, the paper analyzes experiences from inhabitants of Plaza de Maipú’s surroundings which shows how the same space can have different meanings and functions.

Key words: mobility, trip strategies, family.

ResumoOs deslocamentos diários das pes-

soas na atualidade enfrentam uma série de dificuldades decorrentes da complexidade das cidades, construções sociais e as ne-cessidades que vem dos grupos aos quais pertencem. Para superar esses problemas, as pessoas implantam estratégias que per-mitam maximizar o uso do tempo, usando as habilidades pessoais e as oportunidades que os espaços percorridos oferecem. Este trabalho tem como objetivo caracterizar as práticas de mobilidade das pessoas em uma área de uso do solo misto na cidade de Santiago do Chile (Praça de Maipú), conside-rando as limitações que vêm de construções sociais e da família. Para atingir o objetivo serão analisadas as experiências de mora-dores da Praça de Maipú mostrando como o mesmo espaço pode ter diferentes significa-dos e funções.

Palavras-chave: mobilidade, estraté-gias de deslocamento, família.

* El artículo está sustentado en el trabajo de tesis desarrollado por uno de los autores para la obtención del grado de Magister en Desarrollo Urbano de la Universidad Católica de Chile en el año 2012

Recibido: 03 de Marzo de 2013Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Estrategias colectivas de movilidad en un espacio mixto La Plaza de Maipú en Santiago de Chile

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Alejandro Cortés-Salinas

Geógrafo, Magíster en Desarro-llo Urbano y doctorando en Arquitectu-ra y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile. Ha sido asesor técnico del Directorio de Transporte Público Metropolitano y de la Subsecretaría de Transportes de Chile en temas de pro-moción del uso del transporte público. Es miembro del Laboratorio de Ciudad y Movilidad de la Universidad Católica de Chile donde desarrolla su investiga-ción doctoral y contribuye en proyectos de investigación sobre espacio público, movilidad y transporte.

Cristhian Figueroa-MartínezArquitecto y Magíster en Pro-

yecto Urbano de la Universidad Católica de Chile. Ha trabajado en proyectos de investigación sobre espacio público, movilidad, transporte y espacio público. Recibió el premio Investigador Joven del Institut pour la Ville en Mouvement (2012) y el primer lugar a la mejor po-nencia en el III Encuentro Iberoameri-cano de Movilidad Urbana Sostenible. Es miembro del Laboratorio de Ciudad y Movilidad y profesor instructor de la Faculta de Arquitectura, Diseño y Estu-dios Urbanos de la Universidad Católica de Chile.

Introducción

Actualmente las ciudades latinoamericanas se encuentran

insertas en un rápido proceso de transformación de sus bases

económicas y sociales, planteando una serie de desafíos para sus

habitantes. Uno de los desafíos que enfrentan las personas son los

desplazamientos que hoy están en jaque por la proliferación de

nuevas necesidades y por la complejidad de los sistemas urbanos

que oponen resistencia al movimiento a través de la dispersión

de las actividades, de una rampante congestión vehicular y de

sistemas de transporte incapaces de responder a las crecientes

demandas de movilidad.

Santiago de Chile, no ajeno a tales fenómenos, posee una serie de problemáticas asociadas al rápido cambio en los hábitos de sus habitantes, a la transformación de sus áreas centrales y periféricas (densificación y sub-urbanización), y a sistemas de transporte público y privado en los límites de la eficiencia. Sin embargo, el mismo panorama permitió la proliferación de actividades en lugares no tradicionales, especialmente en las periferias residenciales.

De esta forma, políticas de transporte como la –dificultosa– implementación de un nuevo sistema de transporte público en el año 2007 (Transantiago), el crecimiento de la red del ferrocarril urbano (Metro), la multiplicación de los grandes centros comerciales y la ampliación de los existentes, el aumento de la tasa de motorización, entre otros, per-mitieron a los santiaguinos la articulación de una serie de estrategias de movilidad que posibilitan una mejor conducción de su diario vivir.

Las estrategias desplegadas por el espacio urbano responden a una serie de nece-sidades personales, pero también provienen de sus contextos familiares y de las necesida-des del colectivo. Esta situación es especialmente relevante si se considera que la calidad de vida a menudo depende de cómo se programen los desplazamientos y del ingenio de las secuencias de actividades (Ascher, 1998), de la capacidad para sincronizar sus prácticas de movilidad en el tiempo y el espacio, y de aprovechar las oportunidades que ofrecen los sectores que recorren cotidianamente (Kaufmann y Flamm, 2003).

Mediante el estudio de relatos de las prácticas de movilidad de los habitantes de un sector de Santiago, el presente escrito busca comprender la manera en que las personas utilizan las oportunidades que ofrecen los entornos de sus desplazamientos cotidianos e in-corporan al mismo tiempo las necesidades personales y las colectivas asociadas a la familia.

El lugar de estudio corresponde a la Plaza de Maipú, plaza fundacional de una lo-calidad rural tradicional que hoy, completamente conurbada con la metrópolis, es el nú-cleo funcional de unos de los sectores de mayor dinamismo demográfico de la ciudad de Santiago. A raíz del rápido crecimiento demográfico, hoy, la Plaza atrae más de veinte mil desplazamientos en un día hábil promedio y concentra una mixtura de actividades que incluyen comercio, administración local, educación, salud, entre otras.

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Alejandro Cortés-Salinas, Cristhian Figueroa-Martínez

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La movilidad en el contexto de las necesidades colectivas

Para Módenes (2007) la movilidad es el conjunto de des-plazamientos que realizan las personas en el espacio cualquiera que sea su duración, distancia, medios usados, causas y conse-cuencias. Corresponde al fenómeno que permite la satisfacción de las necesidades de conexión, incluyendo motivos variados que poseen distintas expresiones espaciales y temporales (Her-ce, 2009). Estas distintas expresiones indican que “la movilidad es resultante de la distribución territorial de infraestructuras y servi-cios de transporte, y también de aspectos que se enmarcan en lo familiar, vecinal, y social” (Gutiérrez, 2010: 6).

De esta última definición se desprende que no todas las personas poseen el mismo potencial para desplazarse (Chang, Chen y Somerville, 2003; Cortés, 2012; Miralles, 2002). Por ello, distribuyen sus desplazamientos a lo largo de la jornada de-pendiendo de las posibilidades que les presenta el territorio que habitan y el grupo social al que pertenecen, generando un programa de actividades que, según el Institut de Recherche des Transports (1979), corresponde al conjunto de actividades realizadas en un período de tiempo definido, con algunas limi-taciones de horario y, eventualmente, en el orden en que son llevadas a cabo.

Entre los factores sociales que determinan este potencial de movilidad se destacan el ingreso, el género y la edad (Figue-roa, 2011, Péters, 1998, Kaufmann y Widmer, 2005). Todos ellos provienen de construcciones colectivas asociadas usualmente a fenómenos como la percepción de la inseguridad y el acceso inequitativo a la información, asimismo, aluden a la condición de un individuo enfrentado a la sociedad como total.

En relación al género, Péters apunta que “las principales diferencias en las necesidades básicas de movilidad de hombres y mujeres están relacionadas con la división del trabajo, influen-ciada por el género dentro de la familia y la comunidad” (Péters, 1998: 12). Al respecto, Jirón (2007) indica que, por lo general, la mayor parte de las actividades externas al hogar son atribuidas principalmente a los hombres adultos, mientras que las activida-des dentro de la casa son atribuidas a las mujeres adultas.

Este último punto es corroborado por diversos autores (Izard, 1985; Perrot, 1997; Valcárcel y Quirós, 2008) que conside-ran que las mujeres pertenecen a un grupo históricamente re-legado de la esfera pública, asociado a las labores de sustento y supervivencia del hogar. Esta labor de sustento implica la man-tención económica, social y funcional del hogar y la del resto de los integrantes de la familia (especialmente menores de edad y de tercera edad). En términos de movilidad esto se traduce en una serie de desplazamientos que incluyen: acompañamiento de niños y adultos mayores a centros de salud, educación y recreo, compra de comida e insumos para el hogar, pago de cuentas, vi-sita a familiares y amigos, entre otros.

Todos los traslados obligan a las mujeres a desplegar múltiples trayectorias al interior y exterior de sus barrios de ha-bitación, disminuyendo el tiempo disponible para sus propias necesidades (Figueroa, 2011). Consecuentemente, no es de ex-trañar que dadas las limitaciones del hogar, las mujeres posean una mayor valoración del tiempo (Alcaíno y Gutiérrez, 2009), una tendencia a la inmovilidad (Jirón, 2007), una dificultad para rea-lizar desplazamientos prolongados (Aguirre, 1992; Rosenbloom, 2004) y una facilidad para caer en la pobreza (Valenzuela, 2003).

La edad también impacta en la movilidad porque está re-lacionada con las tareas que son atribuidas, aceptadas o espera-das por parte de ciertos integrantes, y con la posibilidad de hacer uso de modos de transporte determinados. De esta forma, los niños en edad pre-escolar y las personas de la tercera edad co-rresponden a los grupos menos móviles ya que poseen menores responsabilidades y dificultades fisiológicas crecientes para des-plazarse, y muchas veces dependen de terceros para realizar sus actividades cotidianas –en su mayoría mujeres– (Figueroa, 2011).

En el caso específico de los niños y adolescentes menores de catorce años, su movilidad también está influida por la per-cepción de seguridad que poseen sus tutores, teniendo más in-dependencia los niños y adolescentes que habitan y circulan por espacios con seguridad vial y social (Figueroa, 2011).

Contrariamente, los adolescentes y jóvenes tienden a de-sarrollar prácticas de movilidad independientes, desplegándose por amplios territorios y multiplicando sus propósitos de despla-zamiento (Kaufmann y Widmer, 2005). En otras palabras, realizan prácticas de movilidad con el fin de socializar y desarrollar víncu-los de amistad que, en algunos casos, cuando es incompatible con la localización residencial (sobre todo suburbana), puede incluso motivar un cambio de residencia (Hanson, 2005).

En un ámbito colectivo, la familia es un factor relevante en el momento de comprender las características de la movilidad de las personas, pues indica que existen decisiones que superan al individuo y se asocian al grupo como un todo organizado e inter-dependiente. Así, existe un presupuesto de movilidad del grupo que se procurará repartir bajo criterios de eficiencia máxima. La idea detrás de la distribución es que cada integrante pueda apro-vechar sus características como individuo, satisfacer las necesi-dades propias de conexión y, también, algunas de interés grupal imprescindibles para el funcionamiento familiar (Cortés, 2012).

Como existe un aprovechamiento de las características de cada individuo, usualmente, la distribución tiende a ser desigual (Cortés, 2012). Por ejemplo, los adolescentes realizan desplaza-mientos asociados al pago de cuentas que requieren el uso del transporte público, mientras que los niños ejecutan compras de alimentos menores al interior de los barrios de residencia en ra-dios abordables en cortas caminatas.

Todos los desplazamientos, tanto personales como co-lectivos, conforman en las familias una cierta demanda de mo-vilidad, la cual, no es fija sino que depende de factores como el tamaño y la estructura de las familias, y los recursos de la misma

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la forma final que estos adquieren también depende de los luga-res de destino. En ese sentido, lugares mono-funcionales colabo-ran con desplazamientos prolongados para satisfacer carencias simples, contrariamente, los espacios mixtos permiten la elabo-ración de estrategias complejas que facilitan la resolución de las necesidades.

La Plaza de Maipú: espacio de uso mixto

Ubicada en la periferia sur-poniente de Santiago, Maipú es la segunda comuna más poblada de la ciudad con un poco más de 500 mil habitantes (Instituto Nacional de Estadísticas, 2012). Corresponde a una localidad agrícola que a partir de la década de 1980 comenzó un proceso de crecimiento demográ-fico en torno al poblado original y al camino que lo comunicaba con el centro de Santiago (avenida Pajaritos), producto de la li-beralización de los mercados del suelo, la “periferización” de las viviendas de bajo costo y el aumento sistemático del ingreso de los capitalinos (véase Figura No. 1).

El tamaño influye porque existe un mayor número de integrantes que requieren desplazarse y una dependencia mutua en el mo-mento de elegir quién va a desplazarse, cómo y cuándo lo hará.

En segunda instancia, la estructura familiar también afecta la demanda de movimiento como consecuencia de la división in-terna de las tareas y el ciclo de vida familiar en que se encuentren sus miembros: las familias se expanden y se reducen conforme a la necesidad de educación, salud de los parientes o ausencia tem-poral de personas que trabajan en sectores distantes, por nombrar algunas condiciones relevantes (Vasconcellos, 2010).

Por último, la disponibilidad de algunos recursos, como el automóvil, la localización de la residencia, la accesibilidad de los equipamientos, las competencias de cada integrante de la fa-milia, el acceso a la información y la comprensión y apropiación de la misma influyen en el aumento o disminución de la deman-da de movilidad (Kaufmann y Flamm, 2003; Thomas, Pattaroni y Kaufmann, 2011).

Si bien, todas las demandas de movilidad y la distribución de las tareas al interior de las familias inducen traslados urbanos,

Figura No. 1: Localización de Maipú con respecto al Gran Santiago. Fuente: elaboración propia.

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Maipú fue receptáculo de más 10.000 viviendas sociales entre 1978 y 1995, que corresponde al 6% del total de la ciudad (Hidalgo, 2004). Al mismo tiempo, la comuna constituyó un refu-gio para las nuevas clases medias santiaguinas desde la década de 1990 (véase Cuadro No. 1). Todo esto configuró un territorio al-tamente poblado, con una mixtura social y con una amplia gama de equipamientos y servicios concentrados principalmente en la avenida Pajaritos y en la plaza fundacional que es lugar en donde la última arteria intersecta a la avenida 5 de Abril (Figura No. 2).

Año Población

1982 126.191

1992 255.243

2002 467.861

2012 525.070

Cuadro No. 1: Crecimiento poblacional de la comuna de Maipú.. Fuente: Dirección de Desarrollo Comunitario de Maipú, 2012; Instituto Nacional de Estadísticas, 2012.

Por distintas políticas de transporte, este cruce concentra hoy en día una amplia oferta de transporte público que incluye 10 líneas de taxis colectivos, tres servicios de transporte rural, un servicios al aeropuerto, 12 servicios alimentadores, 15 troncales de transporte urbano y la estación terminal de la línea 5 del Metro de Santiago (Plaza de Maipú), inaugurada el año 2011. Debido a esta oferta, la Plaza de Maipú es uno de los espacios de intercam-bio modal con mayor volumen de pasajeros de la ciudad. Sólo entre servicios de Transantiago existen cerca de 40.000 combi-naciones en un día hábil normal, mientras que 60.000 usuarios realizan combinación entre los buses de superficie y la estación de metro del lugar (Coordinación Transantiago, 2012).

Por otro lado, la concentración demográfica de la comuna y la complejidad en el transporte permitieron la generación de un área con una alta concentración de actividades, que incluyen servicios financieros, comercio de todo tipo (ambulante, comer-cio local, grandes almacenes, entre otros), equipamientos edu-cacionales (primaria, secundaria y superior) y de salud. A esto se suma el gobierno local que posee todas sus dependencias en el entorno de la Plaza, complejizando aún más la configuración del sector (véase Figura No. 2).

Figura No. 2: Estructura básica y actividades del sector Plaza de Maipú. Fuente: elaboración propia con base en Sistema de Información Territorial de Maipú, 2012.

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Todo esto conforma un espacio propicio para la resolu-ción de un sinnúmero de necesidades, sin embargo, el modo en que estas son resueltas por las personas evidencian una serie de decisiones que provienen del ámbito familiar, así como también de las condicionantes propias de su experiencia como individuos.

El despliegue de las estrategias personales por el espacio urbano

Si bien, el proceso decisional al interior de las familias plantea las estrategias para resolver las diferentes necesidades, en el momento de realizar las prácticas de desplazamiento en el espacio urbano, diferentes factores moldean la forma física que adquiere el traslado y los lugares que él mismo atraviesa. Una de las mujeres que circula habitualmente por la Plaza de Maipú (Pa-tricia, 50 años, empleada doméstica)1 indica que la elección del lugar de compra está supeditada a las relaciones familiares. Así, a la pregunta en cuál feria libre (mercados temporales localizados en las calles) compra, responde que depende del lugar en donde se encuentre: “de repente voy donde mi hija y aprovecho al tiro la pasadita, compro algo y me vengo porque tengo que saber tenerle el almuerzo a mi mamá a la una”.

El mismo relato muestra que el tiempo disponible de las mujeres que habitan este sector de Santiago se encuentra some-tido a las necesidades de otras personas, respondiendo al rol que las mujeres tienen asignado “socialmente” como soporte de las familias a las que pertenecen (Figueroa, 2011; Rainero, 2001). Ello implica una mantención física del hogar que las obliga a delimitar su tiempo en pos de las compras, el pago de cuentas o la movili-zación de las personas que no pueden desplazarse por sí mismas.

Sin embargo, más allá de las limitaciones que establece la condición de género, resulta interesante observar que si bien estas condicionan la disponibilidad de tiempo, la mixtura de usos y actividades en el entorno de la Plaza permite a las mujeres arti-cular prácticas que maximizan el uso del tiempo. Así, un segundo testimonio apunta lo siguiente:

Antes nos organizábamos y dentro de las compras del super-mercado [mensuales] distribuíamos lo que le echaríamos al pan en la hora de once y para las colaciones, pero por ejem-plo ahora afuera de la estación del Metro se colocan a vender mermeladas, queso fresco, queques, y claro, uno al principio los compra temerosa, pero después ves que es la misma per-sona y que en general son de producción casera, así que nos acostumbramos y ahora ya casi no compramos cecinas o queso en el supermercado, sino que le compramos a la case-ra [de la estación] (Verónica, 30 años, profesora).

Como se evidencia, Verónica describe un comportamien-to que permite optimizar los traslados (véase Figura No. 3).

1 Los nombres de las personas entrevistadas han sido debidamente modificados en función a lo establecido en el artículo 3 de la Ley 19.628/99 sobre protección de la vida privada.

El encadenamiento de actividades o multiplicación de propósitos en el desplazamiento corresponde a una estrategia de movilidad donde el desplazamiento adquiere un propósito múltiple (Hensher y Reyes, 2000; McGuckin y Murakami, 1999; Primerano et al., 2008; Strathman, Dueker y Davis, 1994). En términos simples, esto ocurre por la división de una trayecto-ria única entre un origen y un destino con múltiples paradas menores en las que se realizan una serie de actividades cortas (en la mayoría de los casos, compras y transporte de menores a recintos educacionales).

Es una reprogramación del desplazamiento que permite optimizar la inversión de esfuerzos involucrados en la movilidad no sólo en términos de tiempo –como desarrollan la mayor canti-dad de autores–, sino de otras variables como las competencias y la capacidad de apropiación que poseen los distintos integrantes de una familia.

Esta práctica adquiere distintas formas dependiendo del medio en que sea realizada. Si el individuo lo ejecuta en un au-tomóvil propio, tiene la facultad de poder definir la ruta y realizar detenciones en todos aquellos puntos que le resulten convenien-tes, generando una práctica con recorridos flexibles cuya eficacia, en términos de ahorro de tiempo, depende del nivel de conges-tión y/o de la velocidad de las vías de circulación (Valiquette y Morency, 2010).

Por el contrario, el transporte público no ofrece flexibi-lidad ya que las rutas están definidas por empresarios o por el Estado, pero tiene preferencia para acceder a las zonas centrales que poseen mayor diversidad y densidad de actividades. De esta forma, las personas que utilizan el transporte público determinan su destino considerando las posibilidades que ofrece para reali-zar múltiples actividades (Primerano et al., 2008).

Esta última consideración adquiere especial interés en la Plaza de Maipú en donde justamente se observa un encadena-miento que aprovecha la intermodalidad del sistema de trans-porte público capitalino y la diversidad de actividades:

La gracia del centro de [la Plaza de] Maipú es que tienes abso-lutamente de todo en menos de cuatro cuadras a la redonda. Yo lo utilizo casi a diario porque justo el recorrido que me trae desde el colegio en que trabajo llega hasta Pajaritos, […] con decirte que al principio sólo me atrevía a comprar el pan […] pero ahora que paso todos los días hasta a la peluquería paso ahí (Jeannette, 47 años, profesora básica).

Esta estrategia de desplazamiento adquiere mayor complejidad en las mujeres, fundamentalmente, por la estruc-tura de tareas cotidianas que deben resolver. En el caso de los hombres, McGuckin y Nakamoto (2005) describen el encadena-miento como una práctica dedicada principalmente a resolver necesidades propias e inmediatas. Las mismas autoras indican que los hombres realizan de forma masiva un encadenamien-to relacionado con las comidas no resueltas en el hogar (efecto Starbucks, nombre derivado de la franquicia homónima), espe-cialmente dentro del desplazamiento mayor entre el hogar y el trabajo.

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En la Plaza de Maipú aparece esta práctica pero no aso-ciada a la franquicia que señalan las autoras (véase Figura No. 3):

En las mañanas se ve mucha gente comprando sándwich a una señora que se coloca estratégicamente en la entrada principal de la estación, y bien buenos que son (risas). Un día me tentaron y entendí por qué tanta gente se detenía a com-prarle […]. Mis detenciones en el camino son más funciona-les, siempre paso al local que está media cuadra hacia el sur donde aprovecho de jugar el loto y comprar mis cigarros, esa es una detención fija cuando salgo del Metro por las tardes (Reinaldo, 54 años, ingeniero en computación).

Esta descripción indica que el efecto Starbucks se encuen-tra presente pero en la forma de vendedores ambulantes localiza-dos en las esquinas o sectores con los flujos más intensos. La estrategia de localización de los vendedores obedece a la búsque-da de espacios con mayor congestión, pues los lugares que poseen esta condición les ofrecen la oportunidad de exhibir el producto y el proceso productivo, y ganar la confianza del cliente, vital en la venta de comidas callejeras (Cortés y Figueroa, 2012; Silva, 2006).

Una observación similar se desprende del relato anterior de Verónica (30 años, profesora) quien describía que, inicialmen-te, ella realizaba las compras a los ambulantes con temor, pero una vez constatada la calidad del producto, pasan a formar parte de sus actividades diarias: “uno al principio los compra temerosa, pero después ves que es la misma persona y que en general son de producción casera”.

Hoy en día la venta de comidas en los puntos de inter-cambio modal de mayor intensidad corresponde a una costum-bre extendida por toda la ciudad de Santiago. Aparentemente, más allá de la conveniencia para la persona que se desplaza, tras la masividad de la venta de comida callejera existen oportunida-des de trabajo flexible para grupos sociales vulnerables y un cam-bio cultural reciente en la sociedad santiaguina que modificó las comidas ubicadas antes y después de las jornadas laborales (de-sayuno y comida de media tarde popularmente conocida como la “once”), desligándolas del hogar (véase Figura No. 4).

Figura No. 4: Vendedores ambulantes de comida en la Plaza de Maipú y su entorno. Fuente: archivo personal.

Figura No. 3: Esquema de encadenamiento realizado en la Plaza de Maipú. Fuente: elaboración propia.

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Cuando el integrante de la familia no dispone de una carga de tareas cuantiosa, el interés por desarrollar un desplaza-miento encadenado no cobra significancia. Así, para ellos la Plaza de Maipú adquiere una significación distinta pues no es un es-pacio que permite mejorar la gestión del tiempo. Es el caso de los adolescentes para quienes la Plaza corresponde a un espacio para el ocio y las actividades ligadas a la vida social.

Me encanta salir de la casa y si tengo una excusa nueva para hacerlo, mejor aún. [...] A veces incluso termino yen-do al Centro [de Maipú] como tres veces en un día: primero porque había que hacer un trámite en el banco, después porque había que pagar una cuenta en no sé qué tienda y después porque se armó un carrete y el punto de reunión es la Plaza. […] Sí, como te digo, excusas para moverme no me faltan, pero casi nunca trato de hacer muchas cosas en una salida […] para qué si puedo, volver a salir (Georgina, 19 años, estudiante)

Este fenómeno coincide con lo observado por otros au-tores (Anthony, 1985; Pérez, Salcedo y Cáceres, 2012) que, al es-tudiar los centros comerciales, infirieron que en los espacios de compras existe el consumo propiamente pero también aparecen figuras menos tradicionales como la sociabilidad. En la Plaza se cruzan ambas condiciones pues es un espacio tradicional de compras y, al mismo tiempo, un lugar de reunión para los adoles-centes y adultos jóvenes. Existe una re-interpretación de este es-pacio por parte de las generaciones jóvenes (véase Figura No. 5).

Las personas de la tercera edad tienen una mayor dispo-sición de tiempo pero, en su caso, existen limitantes físicas que dificultan viajes frecuentes a la Plaza y su entorno:

Nos cansa salir ya a estas alturas de la vida, subir y bajar es-caleras es todo un desafío para el cual mejor dejar a las nue-vas generaciones. […] Nosotros salimos al centro [de Maipú] cuando es día de pago, aprovechamos de pagar lo que haya que pagar y volvemos lentito caminando (José y Margarita, matrimonio adulto mayor).

La menor capacidad física también genera dependencia de terceros, normalmente de los hijos, y de condiciones climáti-cas favorables:

Con decirle que hace como seis meses que estamos que va-mos a ir al oculista, pero estamos esperando a ver si una hija o mi sobrina nos lleva en su auto, pero bueno, sino tendre-mos que esperar un día bonito e ir no más (José y Margarita, matrimonio adulto mayor).

De la misma forma, los traslados pausados están aparejados con detenciones cuyo propósito es el descanso (véase Figura No. 5).

En resumen, quienes tienen incorporada en sus rutas cotidianas la Plaza de Maipú indican que la mixtura de usos les permite realizar prácticas que no podrían realizar en un espacio mono-funcional, condición espacialmente relevante en una ciu-dad con grandes áreas de homogeneidad social y funcional. No obstante, el rol que cumple el sector para cada persona varía en función de las necesidades que el hogar le impone, así a grosso modo, para las jefas de hogar representa una oportunidad para satisfacer múltiples necesidades y optimizar el –siempre escaso– tiempo, para los hombres es un lugar para completar o comple-mentar las comidas del hogar, mientras que para los adolescentes es un escaparate de la vida hogareña.

Figura No. 5: Reuniones sociales de jóvenes y personas de la tercera edad en la Plaza de Maipú. Fuente: archivo personal.

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ConclusionesLa revisión de la movilidad a partir del uso que otorgan

las personas a un lugar diverso y mixto como la Plaza de Maipú permite comprender cómo para cada integrante de la familia la relevancia o utilidad de este espacio posee una valoración y significancia distinta que se traduce en ganancias de diversos niveles: de tiempo para las familias que construyen estrategias colectivas y de dinero para los comerciantes tanto ambulantes situados sobre los mayores flujos peatonales, como de comercio formal ubicado en el entorno bajo distintas modalidades (venta de comida y artículos de bajo costo).

Las diversas modalidades de comercio dan origen a ac-tividades de una amplia gama, pasando por locales de venta de comida que acogen encadenamientos simples como el efecto Starbucks, a otros de más larga estadía como la visita a los salo-nes de belleza. Estas tipologías de comercio no son excluyentes entre sí, por el contrario, contribuyen al aumento de la intensidad y mixtura de las actividades presentes en la Plaza y su entorno inmediato.

Sin embargo, la mayor parte del comercio depende di-rectamente del transporte público que situó en este lugar un importante punto de intercambio modal, evidenciando que las actividades instaladas en la Plaza son frágiles. Eventualmente, un cambio en la política de transporte público (modificación de las rutas de los servicios de buses, extensión del Metro, entre otros) terminaría con el dinamismo, podría dar inicio a un proceso de obsolescencia y/o desplazar todas –o parte de– las actividades a otro lugar. Este escenario negativo podría acabar con las oportu-nidades que la Plaza ofrece, acerándola a las lógicas de las áreas mono-funcionales de vivienda que exigen desplazamientos cos-tosos.

Por último, las estrategias de movilidad y la fragilidad de las actividades permiten comprender los impactos que políticas sectoriales como las de transporte ejercen sobre la ciudad. Con-secuentemente, políticas que incorporen tales factores podrían fortalecer y proteger los espacios mixtos existentes e incorporar otros de características similares en sectores mono-funcionales, aumentando las posibilidades y oportunidades de sus transeún-tes habituales.

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(2) 2014: 156 - 164 Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

24 Artículos24

Movilidad residencial intraurbana en contextos de escasos recursos

córdoBa, argentina*

Intra-urban residential mobility in low-income neighborhoods. Cordoba, Argentina

Mobilidade residencial intra-urbano nos bairros de baixa rendaCórdoba, Argentina

Florencia MolinattiDoctora en demografía. Centro de Investigaciones CIECS - CONICET y Universidad

Nacional de Córdoba (UNC). Argentina. [email protected]

Eleonora Rojas-CabreraDoctora en demografía. Centro de Investigaciones CIECS - CONICET y Universidad

Nacional de Córdoba (UNC). Argentina. . [email protected]

Enrique PeláezDoctor en demografía. Centro de Investigaciones CIECS - CONICET y Universidad

Nacional de Córdoba (UNC). Argentina. . [email protected]

ResumenEl presente trabajo propone analizar la

relación existente entre determinados factores asociados a la movilidad residencial y a la dis-posición a la misma en contextos de escasos recursos socioeconómicos. Para tal fin y dadas las limitaciones que presentan las fuentes ofi-ciales de información en Argentina para es-tudiar dicha problemática, este trabajo utiliza información proveniente de un relevamiento de diseño propio llevado a cabo en cuatro ba-rrios de la ciudad de Córdoba en junio de 2011. Entre los principales resultados se observa que la disposición a la movilidad residencia recibe la influencia tanto de factores objetivos (tipo de barrio) como subjetivos (grado de confian-za hacia los vecinos y percepción acerca del prestigio del barrio), los cuales, sumados a la distribución diferencial de las oportunidades en el territorio, confirman la complejidad del fenómeno en cuestión.

Palabras claves: movilidad residen-cial intraurbana, distribución diferencial de oportunidades, segregación, pobreza.

AbstractThis paper aims to analyze the re-

lationship between some factors related to residential mobility and the willingness to move in contexts of poverty. Taking into ac-count the limitations of official information in Argentina for studying this issue, we used data from an own-designed survey conduc-ted in four districts in the city of Cordoba, during June 2011. Among the findings, we observe that the willingness to intra-urban residential mobility is influenced by objec-tive (type of neighborhood) and subjective (level of trust in neighbors and perception of the neighborhood’s prestige) factors. These factors, and the unequal distribution of op-portunities, highlight the complexity of this phenomenon.

Key words: intra-urban residential mobility, unequal distribution of opportuni-ties, segregation, poverty.

ResumoEste trabalho tem por objetivo anali-

sar a relação entre certos fatores associados à mobilidade residencial, e disposição para a mesma em contextos de baixos recursos. Para este fim, e considerando as limitações das fontes de informação oficiais na Argen-tina para estudar o problema, usamos dados de uma própria pesquisa realizada em quatro bairros da cidade de Córdoba durante o mês de junho de 2011. Entre os principais resulta-dos, vemos que a propensão para a mudança de residência é influenciada tanto fatores objetivos (tipo de bairro) como subjetivos (nível de confiança nos vizinhos e percepção do prestígio do bairro), que juntamente com a distribuição diferencial de oportunidades no território, confirmam a complexidade do fenômeno em questão.

Palavras-chave: mobilidade intra-urbana residencial, distribuição diferencial de oportunidades, segregação, pobreza.

* Artículo desarrollado en el marco del proyecto de investigación Políticas habitacionales y segregación residencial socioeconómica en la ciudad de Córdoba, dirigido por el Dr. Enrique Peláez (CIECS-CONICET) y financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba (Convocatoria PIO Sociales 2009), período 2010-2012.

Recibido: 06 de Agosto de 2014Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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Movilidad residencial intraurbana en contextos de escasos recursos Córdoba (Argentina)

ARTÍCuLOS 157157

Enrique PeláezDoctor en demografía de

la Universidad Nacional de Córdoba. Investigador de CONICET, Argentina. Director de la Maestría en demografía de la Universidad Nacional de Córdoba (2006-2014) y Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universi-dad Nacional de Córdoba (2002-2014). Presidente Electo de la Asociación Lati-noamericana de Estudios de Población (2015-2016). Ha sido Asesor Regional de Población y Desarrollo para América Latina y el Caribe en UNFPA (2011-2013).

Eleonora Rojas-CabreraTécnica en investigación so-

cioeconómica, especialista en diseño de encuestas y análisis de datos para la planificación social, Magíster y Doctora en demografía. Becaria postdoctoral de CONICET, Argentina. Coordinadora de la Red de Población y Derechos (2015-2016). Responsable local de estadísticas socio-demográficas (2004-2010). Miem-bro de los equipos técnicos para el mo-nitoreo provincial de los ODM (2006) y el diseño conceptual del Censo Provincial de Población de Córdoba (2008). Obser-vadora Internacional del censo pobla-cional de Myanmar (2014).

Florencia MolinattiLicenciada en sociología, Ma-

gíster y Doctora en demografía. Becaria doctoral de CONICET, Argentina. Profe-sora Titular de la Universidad Siglo 21. Sub-Coordinadora de la Red de Estudios Urbanos y Territoriales (Asociación Lati-noamericana de Estudios de Población, 2015-2016). Miembro de la Comisión Científica de Producción de Datos (Aso-ciación de Estudios de Población de la Argentina, desde 2009). Miembro de equipos de investigación multidisci-plinarios sobre vulnerabilidad socio-demográfica, envejecimiento y estudios urbanos.

Introducción

La movilidad residencial de los hogares al interior de una ciudad

o movilidad residencial intraurbana (en adelante MRI) depende

de diversas cuestiones, entre ellas, de las oportunidades de acceso

a bienes y servicios que brinda el contexto que habitan los hogares

(Molinatti y Peláez, 2012; Cunha y Jakob, 2010; Kaztman, 1999;

Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001). Cuando dichas oportunidades

no logran satisfacer la totalidad de las necesidades que presentan

las familias, aumenta la probabilidad de que estos deseen mudar

su domicilio, con la consecuente posibilidad de generar profundas

modificaciones en la composición social de las áreas residenciales

en las que tiene lugar el fenómeno.

En razón de lo anterior, es posible afirmar que la MRI conforma la dimensión diná-mica del proceso de segregación residencial1 (Duhau, 2003; Préteceille, 2003). De allí la importancia de este tipo de movilidad, fundamentalmente en el caso de América Latina, cuyas ciudades evidencian una notoria desigualdad social (Kaztman, 2001; PNUD, 2009; Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001; Svampa, 2004).

Es importante tener en cuenta que el estudio de la MRI y su respectivo tratamien-to dependen, en gran medida, de la información que se tiene sobre la problemática. Las fuentes tradicionales de información socio-demográfica en el caso de Argentina (como los Censos Nacionales de Población y la Encuesta Permanente de Hogares) no contemplan la movilidad residencial de los hogares al interior de las ciudades y sólo hay datos disponibles sobre migraciones internas e internacionales.

A partir del reconocimiento de estas limitaciones, en julio de 2011 se llevó a cabo una encuesta en cuatro barrios de escasos recursos de la ciudad Córdoba (Argentina) en el marco del proyecto de investigación Políticas habitacionales y segregación residencial socioeconómica en la ciudad de Córdoba (radicado en la Universidad Nacional de Córdoba). Con base en los resultados obtenidos, el presente trabajo se propone analizar la relación entre algunos factores considerados explicativos de la MRI y la disposición a la movilidad residencial intraurbana (en adelante DMRI) en el contexto aludido.

En función de ello, a continuación se exponen los principales antecedentes empíri-cos y conceptuales que justifican la selección de los factores considerados y su relación con la DMRI. Seguidamente, se explicitan las características generales del contexto estudiado y de los datos utilizados, así como las técnicas aplicadas para el procesamiento de la infor-mación con el fin de concretar el objetivo referido. Posteriormente, se comentan y discuten los resultados, para finalizar con la presentación de las conclusiones.

1 La segregación residencial consiste en la aglomeración en el espacio geográfico de familias de una misma condi-ción social, más allá de cómo se definan las diferencias sociales (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001).

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Florencia Molinatti, Eleonora Rojas-Cabrera, Enrique Peláez

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La movilidad residencial intraurbana. Concepto,

antecedentes y factores que inciden en la posibilidad de su ocurrencia

El estudio de la MRI según Jiménez Blasco (1989) presen-ta tres áreas principales de interés: (1) las teorías generales acerca de la movilidad residencial, (2) la relación entre la movilidad re-sidencial y la estructura urbana, y (3) los factores que inhiben o favorecen el cambio de residencia.

Desde comienzos del siglo XX se han realizado importan-tes esfuerzos por teorizar los diferentes procesos de MRI, ya sea a partir de la construcción de modelos socio-espaciales con énfasis en la competencia por el espacio urbano, del análisis de la movi-lidad centrado en la relación de la necesidad de las viviendas con la estructura cambiante de la familia o de la relación entre el uso del suelo, el transporte y la ubicación de las fuentes de empleo, y su influencia sobre las decisiones de localización residencial (Ji-ménez Blasco, 1989).

Otros estudios han centrado su atención en la relación entre la estructura urbana de una ciudad y las tendencias de mo-vilidad residencial que tienen lugar en ella (Delaunay y Dureau, 2004; Dupond et al., 2000; Gilbert y Ward, 1982). En los mismos se afirma que los elementos físicos de una ciudad condicionan la elección residencial de las familias, pero es la estructura social urbana la que tiene mayor influencia en la decisión de un cam-bio de residencia. Por su parte, la movilidad residencial suele re-troalimentar la estructura social preexistente, ya que las familias tienden a elegir su vivienda en aquella zona de la ciudad que se adecue mejor a sus aspiraciones o a sus posibilidades.

Entre los aportes que hacen referencia a los factores que pueden inhibir o favorecer el cambio de residencia de las familias, los resultados del trabajo de Rossi (1955, citado en Jiménez Blas-co, 1989) adquieren una relevancia especial. Según este autor, las inclinaciones hacia un cambio o no de residencia se encuentran definidas por factores tanto individuales como contextuales. Los factores individuales se refieren a la composición familiar y a su ciclo de vida, mientras que los contextuales aluden a las condi-ciones y actitudes hacia el barrio y la vivienda en la cual se habita.

De manera complementaria, investigaciones como la de Lee, Oropesa y Kanan (1994) resaltan que la mayoría de los es-tudios han tendido a privilegiar el análisis de los factores indivi-duales y desestimar, en consecuencia, el rol del contexto barrial en los procesos de toma de decisiones sobre los cambios de resi-dencia. Esto adquiere una importancia especial en el caso de los barrios de bajo nivel socioeconómico, en los cuales, la elección de las familias tiene menores probabilidades de constituir el úni-co factor que afecta la movilidad residencial.

Por su parte, Gilbert y Ward (1982), con base en un trabajo realizado en asentamientos pobres de tres ciudades latinoameri-canas: Bogotá (Colombia), Ciudad de México (México) y Valencia (Venezuela), argumentan que los modelos residenciales de los sectores de menores ingresos constituyen el resultado de las li-mitaciones impuestas por los mercados del suelo urbano y de la vivienda, y no de las elecciones de los propios migrantes. En este sentido, se podría afirmar que la movilidad residencial está afec-tada por tres factores: (1) el acceso a la propiedad de la tierra, (2) la acción estatal en materia de hábitat y (3) la extensión física y organización de la ciudad, combinadas con la calidad y el costo del transporte público.

No obstante la importancia de la MRI como fenómeno, América Latina cuenta con escasos antecedentes referidos al tema (Duhau, 2003). En este sentido se destacan la compilación de trabajos realizada en Dupond et al. (2000) para tres ciudades de la región (Bogotá, Santiago de Chile y São Paulo) y algunos estudios puntuales sobre México D.F. (Delaunay y Dureau, 2004; Duhau, 2003; Gilbert y Ward, 1982), Bogotá (Dureau, 1999; Gil-bert y Ward, 1982), el Área Metropolitana de Buenos Aires (Di Vir-gilio y Gil y de Anso, 2012) y Santiago de Chile (Del Pozo, et al., 2009; De Mattos e Hidalgo, 2007).

La revisión de los antecedentes citados permite entender a la MRI como la práctica espacial traducida en cambios en el lu-gar de residencia al interior de la ciudad. Asimismo, incorpora el concepto de DMRI que, a diferencia del primero, no implica ne-cesariamente el traslado efectivo del domicilio. La DMRI alude al conjunto de expectativas y actitudes respecto a la MRI propia-mente dicha.

Más allá de que un hogar se muestre dispuesto a mudar su residencia, la posibilidad de que este concrete el desplazamien-to depende de distintos factores. Los antecedentes comentados sugieren que la movilidad residencial puede ser considerada como un “arbitraje” entre las aspiraciones (y necesidades) y las restricciones enfrentadas (Brun, 1998, citado en Duhau, 2003). Las aspiraciones comprenden: (1) la etapa del ciclo vital familiar, el tamaño y composición del hogar y (2) las preferencias moldea-das por la trayectoria residencial y los patrones habitacionales adquiridos a través de la familia. Por su parte, las restricciones están determinadas por: (1) los recursos disponibles y (2) la ofer-ta existente y el conocimiento efectivo de las opciones posibles en un ámbito espacial dado que, normalmente no coincide con la ciudad en su conjunto, sino que sólo tiene en cuenta la parte conocida de la misma.

Todos estos factores –reconocidos en los niveles hogar, vivienda y barrio– determinan las oportunidades de acción y las proyecciones de sus habitantes, específicamente respecto a la movilidad residencial. En este trabajo son de especial interés la manera en que los habitantes de los cuatro barrios estudia-dos perciben subjetivamente el conjunto de oportunidades de su barrio y cómo esta percepción inhibe o favorece la DMRI. La relevancia de esta dimensión subjetiva yace en que las oportu-nidades que no son percibidas, simplemente no funcionan como tales (Kaztman, 1999).

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Movilidad residencial intraurbana en contextos de escasos recursos Córdoba (Argentina)

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y centro comercial. Estos nuevos barrios han recibido importantes críticas desde diferentes ámbitos (académicos, políticos y sociales) tanto por su ubicación fuera de la ciudad y su falta de integración con la trama urbana vigente, como por las denominaciones que estos recibieron por los diseñadores del programa, por ejemplo “ciudad de los cuartetos” y los posibles efectos estigmatizadores de las mismas (Boito, Espoz Dalmasso e Ibáñez, 2009; Cisterna, 2011; 2012; Elorza, 2009; Tecco y Fernández, 2005).

Cooperativa Bajada San José y Cooperativa Canal de las Cascadas: se trata de “loteos cooperativos” que, al igual que los barrios-ciudades, tienen sus orígenes mayoritariamente en las villas miseria y/o en los asentamientos precarios. Sin embargo, a diferencia de los barrios resultantes del programa anterior-mente mencionado, estas urbanizaciones surgen hace 30 años aproximadamente como consecuencia de la agrupación de sus habitantes en cooperativas creadas para acceder al suelo urbano y a la vivienda. Desde 1994 se encuentran contemplados por el Estado Municipal a partir de la ordenanza 8060/85 y su decre-to modificatorio 25/94, que regula el fraccionamiento del suelo para población carenciada y habitantes de villas de emergencia de la ciudad de Córdoba.

La selección de los barrios mencionados estuvo motivada por tres factores: (1) responden a dos de las formas de acceso al suelo más comunes entre los sectores pobres de la ciudad y a nivel regional, (2) refieren a tipologías de urbanizaciones que re-presentan alrededor del 25%2 de las urbanizaciones tramitadas en las últimas décadas en la ciudad, y (3) se trata de barrios cons-truidos con algún tipo de intervención estatal.

Datos y métodosPrincipales características de la

fuente de información utilizada

Como fue comentado con anterioridad, para este trabajo se utilizaron datos provenientes de una encuesta de diseño pro-pio aplicada a 203 “jefes/as de hogar” (o, en caso de ausencia, a sus respectivos cónyuges) residentes en los cuatro barrios referidos.

La cuantificación de la DMRI se realizó a partir de las preguntas: (1) Si tuviera la posibilidad de mudarse, ¿lo haría?; (2) ¿Dónde le gustaría vivir dentro de cinco años?; y (3) ¿Dónde cree que va a vivir dentro de cinco años? Por su parte, los factores inhi-bidores o favorecedores surgieron de los datos correspondientes a las variables detalladas a continuación, agrupadas de acuerdo a las siguientes dimensiones:

“Barrio”: (1) condiciones materiales del barrio asociadas a la percepción que tienen sus habitantes sobre la calidad de la urbanización, de los servicios urbanos y del equipamiento barrial,

2 Entre 1985 y 2008 se tramitaron en la ciudad de Córdoba 445 urbanizaciones, de las cuales, el 17% corresponde a loteos cooperativos (Decreto 25/94) y el 9% a planes de vivienda ejecutados por el Gobierno Provincial (Municipalidad de Córdoba, 2008).

Contextualización y presentación de los casos

La ciudad de Córdoba ha experimentado desde media-dos de la década de 1980 un proceso de expansión suburbana producido conjuntamente por la reestructuración del espacio metropolitano, la concentración económica y la localización se-lectiva de nuevas inversiones privadas, fundamentalmente en la periferia urbana (Marengo, 2002). Este proceso se evidencia en la cantidad y diversidad de intervenciones habitacionales desarro-lladas en el contorno de la ciudad. Por un lado, emprendimientos privados generan crecimiento del parque residencial mediante el diseño y la comercialización de urbanizaciones de perímetro cerrado y, por otro, el Estado provincial y municipal desarrolla urbanizaciones destinadas a la localización/relocalización de la población de bajos ingresos en la periferia de la ciudad.

Junto a las tipologías anteriores y vinculadas con la nece-sidad absoluta de las familias de disponer de un lugar para ins-talarse en la ciudad, coexisten otros tipos de urbanizaciones: las denominadas villas miseria (irregulares en la trama urbana y en régimen de tenencia de la vivienda y el terreno), los asentamien-tos (planificados y organizados por los mismos ocupantes), las producidas por organizaciones comunitarias para autoconsumo con propiedad colectiva de la tierra y las que producidas por enti-dades intermedias son destinadas a sectores de ingresos medios y medios-bajos (Rebord, 2010).

La distribución geográfica de las urbanizaciones cons-truidas en las últimas décadas ofrece indicios de los procesos de producción y apropiación del espacio, determinados en gran medida, por los diferentes patrones de movilidad residencial evi-denciados en el interior de la ciudad. En este sentido, mientras que las urbanizaciones cerradas se han localizado en el noroeste y sur de la ciudad, las desarrolladas por el Estado han tendido a situarse en el nordeste y sudeste.

Así se seleccionaron cuatro barrios de la ciudad de Córdo-ba para llevar a cabo el relevamiento de datos, cuyas principales características se sintetizan a continuación:

Ciudad Juan Pablo II y Ciudad Ampliación Cabildo: estos espacios residenciales constituyen dos de los 12 nuevos barrios construidos en el marco del programa de vivienda Mi Casa, Mi Vida ejecutado entre 2003 y 2008, los cuales, fueron denomi-nados por el Gobierno de la Provincia de Córdoba como “ba-rrios-ciudades”. Se crean con el objetivo de relocalizar/erradicar aproximadamente a 8.000 familias asentadas irregularmente en zonas con altos riesgos de inundación al margen del Río Suquía o de canales de riego (Clichevsky y Brunstein, 2006).

El 80% de las familias beneficiarias del programa fueron trasladadas a este tipo de complejos habitacionales, los cuales, al-bergan entre 312 y 638 unidades residenciales. Además de contar con los servicios básicos (agua corriente, electricidad, cloacas, en-tre otros) poseen equipamientos sociales y comunitarios como jar-dín de infantes, escuela primaria, comedores, plazas, posta policial

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(2) relación con los vecinos captada a partir del grado de con-fianza entre ellos y (3) percepción de la segregación residencial definida a partir de la reputación que tiene el barrio.

“Vivienda”: (1) presencia de hacinamiento de hogares en la vivienda (más de un hogar por vivienda) y (2) existencia de hacinamiento por cuarto en el hogar (más de tres personas por cuarto).

“Hogar”: (1) composición del hogar definida a partir de la relación o parentesco con el jefe/a, (2) etapa del ciclo del hogar en función de la tenencia de hijos y la edad de los miembros del hogar, (3) ingreso promedio mensual del hogar y (4) nivel educa-tivo del jefe/a de hogar.

“Persona encuestada”: (1) relación de parentesco con el jefe/a de hogar, (2) género; (3) edad y (4) máximo nivel educativo alcanzado.

Metodología de análisis

Para explorar las posibles asociaciones entre la variable DMRI y cada uno de los factores explicativos detallados se aplica-ron diferentes Tests Chi-Cuadrado de Contingencia3 con un nivel de confianza del 95%. Con el fin de identificar el grupo en el cual es más probable que suceda el evento de interés, dichas pruebas fueron complementadas con el cálculo de Odds Ratio (OR) que estima la razón entre la probabilidad de ocurrencia de un evento en un grupo y su probabilidad de ocurrencia en otro grupo.

Dado que la aplicación de la metodología definida con anterioridad puede arrojar estimaciones sesgadas (en caso de confusión) o poco informativas (si existe interacción con una ter-cera variable), se complementó con el desarrollo de un modelo multivariado de regresión logística binaria. Esto permitió estimar el conjunto de factores explicativos de la DMRI.

Para la confección del modelo en cuestión, primero se testearon todas las variables independientes consideradas en el relevamiento y posteriormente, se seleccionaron aquellas que presentaban significancia estadística. La evaluación del modelo final resultante se realizó a partir de: a) una tabla de clasificación para determinar la especificidad y sensibilidad del modelo para clasificar individuos y b) el Test de Hosmer-Lemeshow.

Cabe comentar que el Test de Hosmer-Lemeshow consti-tuye una prueba lógica que agrupa los casos en deciles de riesgo (o la probabilidad de presentar el evento) y compara los valores observados con los predichos al interior de cada decil (indepen-dientemente de si cuentan o no con el resultado esperado). En caso de existir una coincidencia elevada entre ambos valores (es decir, un buen ajuste), el Test Chi-Cuadrado que contrasta ambas distribuciones no muestra significación estadística.

3 Esta prueba constituye un caso particular del Test Chi-Cuadrado que permite in-dagar sobre la independencia de dos variables cualitativas con un cierto nivel de confianza. En este estudio se consideraron estadísticamente significativas aque-llas asociaciones cuyos valores de prueba tenían una significación inferior al 5%.

Resultados y discusiónCaracterización sociodemográfica

de los barrios encuestados

Con base en el objetivo planteado, se considera convenien-te comenzar la exposición de los resultados con una caracteriza-ción socio-demográfica de los contextos barriales abordados. Una cuestión a destacar es que si bien, en principio, estos podrían ser considerados espacios homogéneos con alta concentración de po-breza, la investigación urbana de las últimas décadas señala lo con-trario. En este sentido, se deben tener en cuenta las conclusiones de algunos estudiosos que afirman que el territorio desempeña un rol fundamental como dimensión constitutiva de la situación so-cial en que se encuentran los diversos grupos sociales en la ciudad, en especial, entre los más pobres (Marques y Torres, 2005).

Como se observa en la Tabla No. 1, los perfiles demográfi-cos de los barrios encuestados agrupados según la lógica de acceso al suelo urbano corresponden a poblaciones jóvenes, es decir, que tienen una alta proporción de niños menores de 15 años y una baja proporción de adultos mayores (65 años o más). Ambas cuestiones se evidencian en una baja edad mediana, similar a la observada en los países menos desarrollados de América Latina4 (CEPAL, 2003).

CARACTERÍSTICAS SOCIO-DEMOGRÁFICAS

LOTEOS COOPERATIVOS

BARRIO-CIUDADES

CIUDAD DECÓRDOBA

(CENSO 2010)

Edad mediana 24 18 29

Población 0-14 años 30% 39% 24%

Población 15-64 años 67% 57% 66%

Población 65 años y más 3% 4% 10%

Relación de dependen-cia demográfica total

48 77 51

Índice de masculinidad 97 99 91

Hogares con jefatura femenina 36% 41% 38%

Hogares monoparentales 16% 18% 21%

MÁXIMO NIVEL EDUCATIVO ALCANZADO(población de 15 años y más que ya no asiste a la escuela)

BAJO (sin instrucción o primaria incompleta)

35% 15% 9%

MEDIO-BAJO (primaria com-pleta o secundaria incompleta)

56% 70% 39%

MEDIA-ALTA (secundaria com-pleto o superior incompleto)

7% 13% 32%

ALTA (Superior completo) 2% 2% 20%

ASISTENCIA ESCOLAR DE NIÑOS

Entre 6 y 12 años 100% 100% 99%

Entre 13 y 17 años 85% 79% 88%

Tabla No. 1. Características socio-demográficas de los barrios encuestados según ló-gica de acceso al suelo urbano. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la EMRI (2011) y a procesamiento propios del Censo Nacional de Población de 2010 en formato Redatam +SP.

4 A pesar de las semejanzas contempladas, los barrios-ciudades registran un ma-yor porcentaje de niños menores de 15 años y una edad mediana menor, similar a la estimada para el año 2000 en Guatemala y Nicaragua (CEPAL, 2003).

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Movilidad residencial intraurbana en contextos de escasos recursos Córdoba (Argentina)

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Con relación a la estructura de los hogares encuestados, se registra un importante porcentaje de hogares con jefatura femenina significativamente mayor en los barrios-ciudades. A pesar de ello, dicha proporción no se refleja en la proporción de hogares monoparentales ya que su incidencia, en ambas lógicas de acceso al suelo, es significativamente menor a la observada a nivel local.

Respecto del nivel educativo de las personas que residen en estos barrios, se observa una predominancia de personas con instrucción baja y medio-baja. Casi una de cada 10 personas de más de 15 años ha abandonado la escuela antes de finalizar los estudios secundarios. En el caso de los loteos cooperativos, gran parte de estas personas no ha concluido la escolaridad primaria lo que evidencia una situación de mayor vulnerabilidad social.

Con relación a la situación escolar de los niños menores de 17 años, los resultados del estudio señalan una asistencia uni-versal a los establecimientos educativos por parte de los niños de 6 a 12 años. Por el contrario, en las edades que corresponden a la educación secundaria se manifiesta una menor concurrencia a las escuelas, siendo superior en los barrios-ciudades. Esto últi-mo podría deberse a la falta de escuelas secundarias en las zonas aledañas a dichos barrios ya que fueron construidos en lugares donde los establecimientos educativos de ese nivel eran, inicial-mente, inexistentes.

Disposición a la movilidad residencial intraurbana presente y futura

Con relación a la asociación estadística entre la tipología de barrio y la DMRI actual y futura, los hogares encuestados en los loteos cooperativos presentaron una mayor DMRI actual que los es-tudiados en los barrios-ciudades. En este sentido, la posibilidad de que un hogar se haya manifestado dispuesto a mudarse es 3,59 ve-ces mayor en el primer caso que en el segundo (véase Tabla No. 2).

Indicadores Categorías Loteos Cooperativos

Barrios-Ciudades

OR (IC al 95%)

Sig. Prueba Chi-cuadrado

Actual

SI34 46

3,590(1,882 – 6,848) 0,000 *

(61,8%) (31,1%)

NO21 102

(38,2%) (68,9%)

Futura (Deseo / Expectativa)

SI35 43

4,233(2,200 – 8,143) 0,000 *

(29,35) (63,6%)

NO20 104

(70,7%) (36,4%)

Futura (Creencia)

SI20 19

3,850(1,854 – 7,994) 0,000 *

(36,4%) (12,9%)

NO35 128

(63,6%) (87,1%)

* Significativa al 0,01

Tabla No. 2 disposición a la movilidad residencial actual y futura según tipología de barrio. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la EMRI-2011.

Por su parte, la DMRI futura también fue superior en los ho-gares de los loteos cooperativos tanto en el momento de indagar por el deseo/expectativa de mudarse, como al preguntar por la creencia. Sin embargo, la DMRI es significativamente menor en el caso de la creencia especialmente entre los hogares de los loteos cooperativos. Ello refleja una “contradicción” entre las expectativas de los hogares sobre la movilidad residencial y las creencias acerca de una situación que, a futuro, permita hacerla efectiva.

¿Qué factores inhiben o favorecen la dispo-sición a la movilidad residencial?

Con el fin de detectar los factores que inhiben o favore-cen la DMRI se analizaron diferentes aspectos. Con respecto a aquellos que se refieren al barrio se consideró el grado de confor-midad del encuestado con las infraestructuras y los servicios pú-blicos presentes en él, suponiendo que la disconformidad con las condiciones materiales del barrio favorece la disposición de los hogares investigados a mudarse. Los resultados presentados re-velan asociaciones estadísticamente significativas entre la DMRI y todos los aspectos relevados con relación a dicho aspecto, de manera que existen evidencias a favor de la hipótesis menciona-da (véase Tabla No. 3).

Indicadores Categorías

Disposición a la movilidad resi-dencial actual

OR(IC al 95%)

Sig. Prueba Chi-cuadradoSI NO

Iluminación Muy conforme / Conforme

37(46,3%)

89(72,4%) 3,042

(1,685 – 5,494)0,000 *

Disconforme / Muy disconforme

43(53,8%)

34(27,6%)

Veredas Muy conforme / Conforme

45(56,3%)

100(81,3%) 3,382

(1,796 – 6,368)0,000 *

Disconforme / Muy disconforme

35(43,8%)

23(18,7%)

Calles Muy conforme / Conforme

43(53,8%)

96(78,0%) 3,059

(1,658 – 5,646)0,000 *

Disconforme / Muy disconforme

37(46,3%)

27(22,2%)

Plazas Muy conforme / Conforme

22(30,6%)

5546,6%) 1,984

(1,069 – 3,682)0,029 **

Disconforme / Muy disconforme

50(69,4%)

63(53,4%)

Transporte público

Muy conforme / Conforme

52(43,7%)

23(29,5%) 1,856

(1,012 – 3,404)0,045 **

Disconforme / Muy disconforme

67(56,3%)

55(70,5%)

Dispensario Muy conforme / Conforme

64(83,1%)

114(92,7%) 2,573

(1,043 – 6,350)0,035 **

Disconforme / Muy disconforme

13(16,9%

9(7,3%)

Escuela Primaria

Muy conforme / Conforme

64(84,2)

115(95,0%) 3,594

(1,287 – 10,032)0,010 **

Disconforme / Muy disconforme

12(15,8%)

6(5,0%)

Escuela Secundaria

Muy conforme / Conforme

63(82,9%)

113(94,2%) 3,331

(1,264 – 8,780)0,011 **

Disconforme / Muy disconforme

13(17,1%)

7(5,8%)

* Significativa al 0,01

Tabla No. 3. Disposición a la movilidad residencial actual según grado de conformi-dad con las infraestructuras y servicios del barrio. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la EMRI-2011.

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También se indagó por la relación entre la DMRI y el grado de confianza de los hogares encuestados con respecto a sus ve-cinos, cuyo análisis se realizó a partir del supuesto: a mayor con-fianza, mayor capital social5 y, en consecuencia, menor DMRI. Los resultados indican una asociación estadísticamente significativa entre las variables analizadas. En este sentido, los hogares que manifestaron bajo o muy bajo grado de confianza hacia los veci-nos tienen una mayor DMRI que aquellos que expresan lo contra-rio (véase Tabla No. 4).

Una última sub-dimensión tenida en cuenta nivel barrial fue la percepción que los hogares tienen sobre el prestigio o la “fama” que tiene el barrio en la sociedad. Se estima que esta va-riable se relaciona positivamente con la DMRI. En efecto, los ho-gares que perciben positivamente el prestigio del barrio están menos dispuestos a trasladar su domicilio.

Indicadores Categorías Loteos Cooperativos

OR (IC al 95%)

SI NO OR (IC al 95%) Sig.

Grado de confianza hacia los vecinos

Muy alta / Alta

31(39,2%)

90(73,8%)

4,355(2,377 – 7,979)

0,000 *Baja / Muy baja

48(60,8%)

32(26,2%)

Prestigio del barrio

Baja / Muy baja

14(17,7%)

60(50,0%) 4,643

(2,354 – 9,159) 0,000 *

NO65(82,3%)

60(50,0%)

Tabla No. 4 disposición a la movilidad residencial actual según grado de confianza hacia los vecinos y prestigio del barrio. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la EMRI-2011.

Con relación a los atributos propios de las viviendas en-cuestadas, ninguno de los indicadores considerados –presencia de hacinamiento de hogares en la vivienda y existencia de haci-namiento por cuarto en el hogar– evidenció una asociación no significativa con la DMRI (p-value: 0,977). Probablemente esto se relacione con el alto nivel de hacinamiento por cuarto que carac-teriza a la gran mayoría de los hogares que reside en entornos residenciales empobrecidos y segregados.

El estudio también contempló el análisis de la relación entre la DMRI y las características del hogar. Los resultados acu-saron la inexistencia de asociaciones significativas entre la dispo-sición a mudarse y la presencia de allegamiento6 en los hogares encuestados (p-value: 0,563). Se llegó a la misma conclusión en los casos de la tenencia de hijos en edad escolar (p-value: 0,625), incluso, al estratificar esta última por la edad de los hijos, en el caso del género del jefe/a del hogar (p-value: 0,787) aun contro-lando por la presencia del cónyuge o la tenencia de hijos en edad escolar, y en el ingreso promedio del hogar (p-value: entre 0,658 y 0,943 según categorizaciones realizadas).

5 El capital social constituye la suma de los recursos reales o potenciales ligados a la posesión de una red duradera de relaciones de reconocimiento mutuo más o menos institucionalizadas (Bourdieu, 1986).

6 Se consideró que había allegamiento en aquellos hogares donde vivieran perso-nas externas al núcleo primario principal (jefe/a de hogar, con y sin cónyuge, con y sin hijos) que fueran, o no, parientes del jefe/a de hogar.

Los resultados obtenidos en este estudio difieren de las investigaciones de otros autores para quienes estos atributos quizás representan los primeros factores que pueden influir en las expectativas y actitudes sobre la posibilidad de mudarse de casa y de barrio. En este sentido, algunos estudios dan cuenta de la relación negativa que existe entre el porcentaje de hogares con allegamiento y el grado de disposición a la movilidad residencial (Delaunay y Dureau, 2004; Del Pozo et al., 2009). Otros, a su vez, revelan la influencia de la tenencia de hijos en los cambios de re-sidencia: parejas sin hijos en edad escolar tienden a ser más móvi-les geográficamente que aquellas que sí los tienen (Long, 1972).

Además de abordar los factores explicativos de la DMRI asociadas a las características de los hogares, este trabajo eva-lúo el impacto de las características propias de la persona que respondió la encuesta en la DMRI. Para tal fin se consideraron las variables: posición en el hogar, género, edad, máximo nivel educativo alcanzado y condición de actividad de la persona en-cuestada.

Con referencia a la posición que el encuestado tiene en su hogar, se registró que aquellos declarados como “cónyu-ge o pareja” están más dispuestos a modificar la residencia que quienes se reconocen como jefes/as de hogar (véase Tabla No. 5). Este resultado podría asociarse a que más de la mitad de los cónyuges entrevistados manifestaron no trabajar y estar dedica-dos exclusivamente a las tareas del hogar, cuestión que permite suponer menor movilidad diaria y, en consecuencia, una menor posibilidad de contacto con otras realidades sociales. Asimismo, se detectó que el género del encuestado también influye en la disposición para la movilidad residencial, siendo esta mayor en el caso de las mujeres.

Indicadores Categorías Disposición a la movili-dad residencial actual

Prueba Chi-Cuadrado

SI NO OR (IC al 95%) Sig.

Sexo del encuestado

Masculino10(12,5%)

32(26,0%)

2,462 (1,134 - 5,345)

0,020 *

Femenino70(87,5%)

91(74,0%)

Prestigio del barrio

Jefe/a41(51,3%)

82(66,7%) 1,902

(1,069 – 3,387) 0,028 *

Conyugue39(48,8%)

41(33,3%)

Tabla No. 5: Disposición a la movilidad residencial actual según sexo y posición del encuestado en el hogar. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la

EMRI-2011.

Por último, la condición de actividad del encuestado (“activo” vs. “restantes categorías”) no presentó asociación esta-dísticamente significativa con la DMRI (p-value: 0,180). Sucede lo mismo en el caso del máximo nivel educativo alcanzado y de la edad del entrevistado, independientemente de los agrupamien-tos efectuados (p-value: 0,539).

Los resultados exhibidos posibilitan realizar una aproxi-mación a los factores de la GO que podrían inhibir o favorecer la DMRI de los hogares encuestados. No obstante, y como ya fuera anticipado en el apartado metodológico, dado que los resultados

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Movilidad residencial intraurbana en contextos de escasos recursos Córdoba (Argentina)

ARTÍCuLOS 163163

provienen de asociaciones bi-variadas podrían constituir estima-ciones sesgadas o poco informativas, ya que entre cada una de las variables independientes y una variable dependiente, en este caso la DMRI, puede intervenir una tercera variable que enmasca-re el efecto analizado.

Con miras a superar dichas limitaciones, se desarrolló un modelo multivariado de regresión logística binaria con el fin de es-timar el conjunto de oportunidades que explican la DMRI (0 = Si; 1 = No). Para la determinación del modelo final se testearon median-te diferentes métodos de selección de variables7 la totalidad de los factores considerados en este estudio, independientemente de si sus asociaciones eran o no significativas. Esta decisión obedece a que dichos factores se encuentran contemplados en la literatura especializada como elementos relevantes que contribuyen a expli-car la DMRI (Brun, 1998, citado en Duhau, 2003).

El modelo final obtenido estimó la DMRI a partir de tres factores: a) uno objetivo vinculado a la tipología de barrio (barrio-ciudad/loteo cooperativo), b) y dos subjetivos: grado de confianza hacia los vecinos (Alto/Bajo) y prestigio (o “fama”) del barrio (Bue-no/Malo). El común denominador de dichos factores hace referen-cia a las características del entorno barrial y, particularmente, a la manera en que los hogares las perciben (véase Tabla No. 6).

GEOGRAFÍA DE OPORTUNIDADES

B E.T. WALD SIG. EXP. (B)IC al 95% PARA

EXP. (B)

Inferior Superior

Tipología de barrio

Barrio-ciudad

1,032 0,381 7,338 0,007 2,806 1,330 5,920

Grado de confianza hacia los vecinos

Muy alta-alta

1,516 0,340 19,828 0,000 4,553 2,336 8,872

Prestigio del barrio

Muy bueno/bueno

1,203 0,383 9,873 0,002 3,329 1,572 7,050

Constante -2,197 0,364 36,477 0,000 0,111

Variable dependiente: Disposición a la movilidad residencial actual (0 = NO; 1 = SI)

Tabla No. 6. Modelo de regresión logística binaria. Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de la EMRI-2011.

El modelo reveló con respecto a la tipología de barrio que los hogares que residen en los loteos cooperativos están alrede-dor de tres veces más dispuestos a mudarse que aquellos que habitan en los barrios-ciudades. Este resultado podría fundamen-tarse en la mayor antigüedad de los primeros y, por consiguien-te, en su deterioro material.8 Las diferentes formas de acceso y los procesos de apropiación social del hábitat también influyen diferencialmente en las expectativas y actitudes en torno a la po-sibilidad de cambiar de residencia, en especial, para el grupos de

7 Se aplicaron los métodos: Introducir y Wald (hacia delante y hacia atrás).8 Los loteos cooperativos comenzaron a construirse hace más de 30 años por

autogestión de sus habitantes (pobres, en general) con ayudas estatales in-termitentes, por lo que aún no han finalizado. En cambio, las viviendas de los barrios-ciudades fueron construidas en los últimos seis años, se entregaron bajo la modalidad “llave-en-mano” y cuentan con la mayoría de los servicios e infraes-tructuras propias de un barrio.

hogares más pobres (Abramo, 2008). Dichos factores podrían in-fluir en las subjetividades de los hogares con respecto al barrio en el que residen y favorecer, en el caso de los loteos cooperativos, una respuesta positiva frente a la movilidad residencial. A pesar de ello, debe resaltarse que, como se evidencia en la Tabla No. 2, esta disposición disminuye de modo significativo cuando se indaga por el lugar de residencia dentro de cinco años.

A su vez, se observa que el grado de confianza de los ho-gares encuestados hacia sus vecinos y la percepción acerca del prestigio del barrio en el que residen inciden negativamente en la DMRI. En este sentido, lo hogares con un alto o muy alto nivel de confianza hacia los vecinos y con una percepción positiva so-bre el prestigio del barrio están menos dispuestos a cambiar su lugar de residencia.

La importancia de la confianza hacia los vecinos radica en que esta aporta al desarrollo del capital social del barrio, da lugar a la eficiencia normativa (existencia de expectativas recí-procas que regulan el comportamiento de sus habitantes y, en consecuencia, evitan conductas que pueden atentar contra la convivencia civilizada) y a sentimientos de seguridad y corres-pondencia mutua entre los vecinos. Por su parte, el prestigio denota la forma en que los habitantes del barrio perciben que son advertidos por la sociedad. Cuando este último adquiere una connotación negativa puede conformar la base de la estigmati-zación social y territorial, e influir perjudicialmente en diferentes aspectos como el valor del inmueble, la posibilidad de conseguir empleo, entre otros.

ConclusionesLos resultados presentados en este estudio revelan que

diversos factores contribuyen a explicar, de alguna manera, la medida en que los hogares que habitan en contextos residencia-les de bajos recursos están dispuestos a mudar su lugar de resi-dencia dentro de una misma ciudad. En este sentido, se destaca el papel de las variables analizadas en la dimensión barrial (tipo de barrio, conformidad con las infraestructuras y los servicios ba-rriales, confianza hacia los vecinos y prestigio del barrio) ya que acusaron influencias significativas en las expectativas y actitudes de los hogares en torno a la posibilidad de trasladar el domicilio, mientras que las asociadas con las dimensiones vivienda y hogar evidenciaron lo contrario.

También se observó que las características propias de la persona que contestó la encuesta presentaron resultados disími-les. Por un lado, las mujeres evidenciaron una predisposición a mudarse independientemente de si se reconocen como jefas de hogar o como cónyuges. Por otro lado, la edad, la máxima edu-cación alcanzada y la condición de actividad no presentaron una asociación estadísticamente significativa frente a la posibilidad de cambiar su lugar de residencia, probablemente por la alta ho-mogeneidad educativa y ocupacional que presentan estos espa-cios residenciales.

El modelo de análisis completo que analiza en forma con-junta todos los factores contemplados señala que en los barrios

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encuestados la DMRI podría estar explicada por tres factores: a) la tipología del barrio, a partir del cual es posible inferir que los ho-gares que residen en loteos cooperativos están más dispuestos a mudarse que aquellos que residen en barrios-ciudad debido, probablemente, a la mayor antigüedad de los primeros y a su consecuente deterioro material, b) el grado de confianza hacia los vecinos, y c) el prestigio del barrio. Estos últimos, referidos a cómo los encuestados perciben las condiciones de su barrio, se asocian de manera inversa a la DMRI.

En resumen, la disposición a la movilidad residencial cons-tituye un fenómeno de abordaje complejo cuyas causas exceden las características propias del individuo o del hogar que integra. También intervienen las cualidades intrínsecas del barrio y la ma-nera en que estas son percibidas por los hogares que lo habitan, especialmente si se considera que las oportunidades se encuen-tran distribuidas de forma desigual en el espacio urbano.

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Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

PubLICACIONES 165165

Normas para autores: Presentación de trabajos

a Revista Bitácora Urbano\Territorial

A. MODALIDADES

Los trabajos publicados se inscribirán dentro de una de las si-guientes modalidades:

1. Editorial: de carácter propositivo, hace énfasis en el tema cen-tral que aborda la edición de la Revista y anuncia sus conteni-dos. Este texto será elaborado por el director de la Revista o por quien él designe, que en algunos casos es un editor invitado.

2. Artículo: trata un tema relevante en el campo de conocimien-to que aborda la Revista, debe constituir un aporte y estar sus-tentado en resultados originales, parciales o finales, de una investigación. En esta modalidad los trabajos son sometidos a arbitraje por parte de pares académicos.

3. Reflexión: se trata de un trabajo analítico, interpretativo o críti-co, que debe estar referido, de preferencia, a un tema de actua-lidad dentro del campo de conocimiento que aborda la Revista. Su tratamiento puede tener un nivel de sustentación menor al de un artículo, aun cuando debe cumplir con los todos los demás requisitos de contenido y de forma. En esta modalidad los traba-jos son sometidos a arbitraje por parte de pares académicos.

4. Estudio de caso: aporta resultados de una experiencia espe-cífica de interés para el campo de conocimiento que aborda la Revista, que puede o no estar referido a un marco conceptual. En esta modalidad los trabajos son sometidos a arbitraje por parte de pares académicos.

5. Experiencia: presenta casos particulares de desarrollo global, regional o local, resultado de la experiencia proveniente de ong, grupos de base, grupos de trabajo o investigación, fun-cionarios públicos y/o consultores. Aquí la riqueza, comple-jidad y singularidad están por encima de la generalidad y la abstracción. En esta modalidad los trabajos son sometidos a arbitraje por parte de pares académicos.

6. Crónica de evento: presenta un análisis crítico de las conclu-siones principales de ponencias y discusiones expuestas en conferencias, seminarios, talleres y otros encuentros sobre temas inscritos en el campo de conocimiento que aborda la Revista. En esta modalidad los trabajos son sometidos a arbi-traje por parte de pares académicos.

7. Reseña bibliográfica: presenta una exposición objetiva sobre el contenido de un artículo o libro publicado en relación con temas del campo de conocimiento que aborda la Revista y debe hacer, en forma explícita, un análisis crítico sobre el mis-mo. Puede ser solicitada por el equipo editorial de la Revista y, en caso contrario, éste evalúa y decide sobre su publicación. 

8. Entrevista: se trata de la reproducción de una entrevista a un informante clave, estructurada en relación con el tema del Dossier Central de cada edición, que contribuya en debates y reflexiones actuales. Su realización será coordinada por el equipo editorial de la Revista.

9. Traducción: se aceptan traducciones de artículos que hayan sido publicados en otras revistas especializadas donde se in-cluya, además de la traducción, una introducción crítica del trabajo que se presenta. El artículo será sometido a arbitraje por parte de pares académicos y para efectos de derechos de autor debe contar, al momento de su envío, con una autori-zación escrita del autor y otra de la publicación de donde se toma el artículo. Además de la traducción, el artículo se publi-cará en su idioma original.

10. Edición especial: es una edición compuesta por trabajos pre-sentados en eventos académicos, cuyas temáticas están inscri-tas en el campo de conocimiento que aborda la Revista. Éstos serán evaluados y seleccionados bajo los mismos parámetros con que se juzgan aquellos que son presentados para una edi-ción habitual.

Bitácora Urbano\Territorial es una revista científica que publica, en medios impreso y electrónico, trabajos inscritos en el campo de conocimiento del hábitat y el territorio. Para garantizar la calidad de los trabajos que publica en ambos soportes, éstos deberán presentarse a la Revista bajo los siguientes parámetros:

Publicaciones

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Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

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11. Colaboraciones en lengua extranjera: se aceptan trabajos escritos en inglés, francés o portugués, que serán evaluados y seleccionados bajo los mismos parámetros con que se juzgan aquellos que son presentados en español. Su publicación se hará en el idioma original, con resumen en español, inglés y portugués.

B. NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE TRABAJOS

1. Originales: el documento debe ser un trabajo original, inédito y no enviado a otros medios de publicación. Una vez reciBido en la Revista, éste no podrá ser retirado del proceso ni remiti-do a otros editores. El texto y las ilustraciones del trabajo de-ben ser enviados a través del sistema digital de soporte de la Revista (ojs), previo registro del (los) autor(es) en el sitio web http://www.bitacora.unal.edu.co (menú superior, pestaña Re-gistrarse). Una vez el (los) autor(es) se ha(n) identificado como usuario(s) en el sistema, debe(n) subir el texto y sus ilustracio-nes en archivos independientes, junto a una Carta de Respon-sabilidad, según formato presentado a continuación. Para ello se debe ingresar a través del menú superior, pestaña Acerca de, al ítem Envíos online. Para obtener el estatus de reciBido, el trabajo se someterá a una revisión referente al estricto cumpli-miento de estos requerimientos y de los relativos a la exten-sión, luego de la cual se informará al (los) autor(es) al respecto. Una vez el trabajo sea reciBido a satisfacción, se enviará al (los) autor(es) un formato que debe ser diligenciado con sus datos académicos.

2. Carta de responsabilidad: en archivo independiente (pdf ) a los archivos del trabajo, se redactará los siguiente: “Yo (Nosotros) nombre del autor o autores, declaro (amos) que el artículo títu-lo del artículo presenta resultados originales, que no ha sido publicado ni está siendo considerado para publicación en otra revista, y que se ajusta a normas éticas internacionales de propiedad intelectual y autoría”. Para garantizar la veracidad de la información se solicita incluir firma electrónica o firma escaneada y número de identificación nacional de cada uno de los autores.

3. Extensión: los trabajos correspondientes a las modalidades: artículo, reflexión, experiencia, estudio de caso, traducción y aquellos que, correspondiendo a estas modalidades, hagan parte de una edición especial, deben tener una extensión de entre 3.000 y 5.000 palabras, y aquellos que correspondan a cró-nica, reseña bibliográfica o entrevista, tendrán una extensión máxima de 1.500 palabras. El texto debe ser escrito en Word, presentado en formato de página tamaño carta, con márgenes inferiores y superiores de 2,5 cm e izquierdas y derechas de 3 cm, en fuente Times New Roman a 12 puntos, interlineado de 1,5, sin espaciado adicional. Los títulos y subtítulos deben estar numerados jerárquicamente y las páginas tener numeración.

4. Contenido gráfico: (fotos, fotomontajes, dibujos, renders, ma-pas, planos, tablas, gráficos) serán numerados consecutivamen-te de acuerdo con su tipo y orden de aparición, debidamente referenciados en el texto, sin exceder un total de 5 elementos e indicando su localización aProximada en el documento, según su relación con el contenido escrito. Debe incluirse leyenda o pie explicativo asociado a cada elemento gráfico en el documento, señalando siempre su procedencia o fuente de referencia, y ad-juntarse cada uno en el sistema (ojs) en archivos indePendientes.

Las figuras (fotos, fotomontajes, dibujos, renders, mapas y pla-nos) deben entregarse únicamente en formatos jPg o tiff, con mínimo 300 dPi de resolución. Las tablas y gráficos deben ser elaborados y enviados en formato Excel y/o Word exclusivamen-te, teniendo en cuenta que serán diagramados nuevamente de acuerdo con el estilo de la Revista. En todos los casos se debe considerar, para la correcta comprensión de la información gráfica, que la versión impresa de la Revista se publica en es-cala de grises, mientras que su versión digital es en color. Es conveniente elaborar en un archivo independiente una lista de todo el contenido gráfico incluido. En caso de incluir reproduc-ción de textos y elementos gráficos publicados por otro autor, deben contar con la autorización respectiva y por escrito de éste y el editor. La ausencia de dichos permisos implicará el re-chazo de la información.

5. Título del trabajo: debe ser breve –máximo ocho palabras–, puede tener un subtítulo de menor extensión, y debe incluir la respectiva traducción al inglés y al portugués. Una nota a pie de página debe indicar la procedencia del artículo (investiga-ción financiada, tesis, etc.)

6. Palabras clave o descriptores: se incluirán de tres a cinco descriptores separados por comas en orden jerárquico, que indiquen la orientación temática del artículo y que preferi-blemente no repitan las palabras del título. Debe enviarse la traducción respectiva al inglés, bajo el título de Keywords, y al portugués, bajo el título Palavras-chave.

7. Información del (los) autor(es): en el texto, en el nombre y propiedades de los archivos, NO debe aparecer referencia alguna a la identidad de su(s) autor(es) o a su filiación. Esto corresponde a la aplicación del sistema doble ciego que con-siste en resguardar el anonimato entre el (los) autor(es) y los árbitros, e incluso entre estos últimos, a fin de evitar posibles sesgos en la evaluación. Dicha información será solicitada en el momento del registro en el sistema de soporte de la revista (ojs), en el sitio web, donde cada autor escribirá su resumen biográfico con un máximo de 80 palabras, que será incluido en la publicación.

8. Resumen analítico: al comienzo del texto debe aparecer un resumen de su contenido inferior a 200 palabras, sin notas a pie de página, redactado en español, portugués (resumo) e inglés (abstract). Si se supera esta extensión el editor, por estrictas

Page 169: Bitácora N° 24 Vol 2

Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

PubLICACIONES 167167

razones de composición, podrá suprimir información. Se reco-mienda que en el resumen se incluyan los siguientes aspectos: pregunta a la que se responde en el texto; marco o perspectiva teórica asumida; metodología empleada; principales hallaz-gos, conclusiones y su relevancia.

9. Notas a pie de página: son únicamente de carácter aclaratorio y contienen comentarios y ampliaciones, su extensión no podrá exceder las 60 palabras por nota., Tienen numeración sucesiva y se recogen al final de cada página. No se deben incluir notas de carácter bibliográfico pues éstas van dentro del texto (estilo aPa).

10. Citas en el texto: deben insertarse simplificadas en el pro-pio texto, de acuerdo con las normas aPa, así: (apellido(s) del (los) autor(es), año de publicación: página). La indicación de página es opcional excepto en el caso de citas textuales, que cuando tengan una extensión inferior a 40 palabras se inclu-yen dentro del párrafo entre comillas. Si la extensión de la cita textual es superior a 40 palabras, debe incluirse en párrafo independiente, con sangría, un punto menor en el tamaño de la fuente y sin comillas.

11. Abreviaturas, acrónimos o siglas: su listado se incluye des-pués la bibliografía.

12. Datos académicos: deben ser enviados vía correo electrónico ([email protected]) conforme al formato que se remite al (los) autor(es) una vez su trabajo es declarado como reciBido a satisfacción.

13. Escogencia de los trabajos: la coordinación editorial somete-rá los trabajos declarados como reciBidos a la revisión crítica de al menos dos árbitros, resguardando la aplicación del sistema doble ciego ya explicado.

La recomendación de un trabajo como PuBlicaBle requiere de la eva-luación favorable de ambos árbitros, cuya colaboración con la Revista está regida por las normas de arbitraje. En caso de dis-crepancia, el trabajo se someterá a una tercera evaluación para obtener una valoración que permita definir tal recomendación.

Cuando los árbitros consideren que el trabajo necesita ajustes para poder definir su recomendación, se enviarán al autor las anotaciones correspondientes para que proceda al respecto. Una vez corregido, será nuevamente revisado por los árbitros a fin de comprobar la consideración de sus observaciones y pre-sentar su recomendación final.

El equipo editorial decide la aProBación definitiva de los traba-jos para un número caso por caso y de acuerdo con el resul-tado de la evaluación de los árbitros, el estricto cumplimiento de la totalidad de las normas aquí presentadas, la relación del trabajo con el tema convocado para la edición y/o con el ám-bito temático de la Revista, así como a razones de coyuntura y exogamia.

En cuanto se tenga la decisión sobre los trabajos, se avisará a los autores. Así, según sea el caso, la coordinación editorial procederá a comunicar al (los) autor(es) el estado del trabajo e iniciar el procesamiento del mismo para su publicación en caso afirmativo; en caso de rechazo notificará al (los) autor(es) los motivos que impiden la publicación de su trabajo; y en el caso de aquellos recomendados para su publicación por los árbitros pero que no hayan sido aProBados para un núme-ro específico, se informará que tendrán la posibilidad de su publicación en alguno de los 2 números siguientes, siempre y cuando se sometan nuevamente al proceso de aprobación definitiva junto a nuevos artículos que, recomendados como publicables, postulen con el mismo propósito en cada oca-sión. Si esta alternativa es de interés para el (los) autor(es), deberá(n) manifestar su consentimiento por escrito al equipo editorial de la Revista.

14. Corrección de pruebas: los autores de los trabajos aProBados se comprometen a responder consultas derivadas de la correc-ción de estilo y a corregir la primera prueba de diagramación de sus trabajos en un plazo máximo de cinco días después de su recepción; de no tener respuesta se asume la conformidad con el contenido y la forma enviados. El texto original no se podrá modificar sustancialmente en la corrección de prueba, la revisión por parte del autor se debe limitar a rectificación de erratas y subsanación de errores y omisiones.

15. Responsabilidad de los autores: los trabajos enviados deben estar completamente finalizados. No obstante, previo a la pu-blicación, el texto será sometido a corrección de estilo, sin afec-tar su contenido. La inclusión consciente de datos fraudulentos o inexactos supone un comportamiento falto de ética e impli-cará el rechazo automático del trabajo.

16. Derechos de autor: el contenido y las opiniones incluidas en los trabajos publicados por Bitácora Urbano\Territorial son de responsabilidad exclusiva de sus autores para todos los efec-tos, y no comprometen necesariamente el punto de vista de la Revista. Cualquier restricción legal que afecte los trabajos y su contenido (escrito y/o gráfico) es responsabilidad exclusiva de quienes los firman.

Bitácora Urbano\Territorial se reserva el derecho de realizar mo-dificaciones al contenido escrito y/o gráfico de los trabajos que se van a publicar, a fin de adaptarlos específicamente a reque-rimientos de edición.

Bitácora Urbano\Territorial está publicada bajo Licencia de Atri-bución de Bienes Comunes Creativos (CC) 3.0 de Creative Com-mons. El envío de colaboraciones a Bitácora Urbano\Territorial implica que los autores conocen y adhieren a las condiciones establecidas en esa licencia. Para conocerlas, visite http://crea-tivecommons.org/licenses/by/3.0/deed.es.

Page 170: Bitácora N° 24 Vol 2

Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

julio - diciembre de 201424168168 24

C. NORMAS Y FORMATO PARA REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

En el listado de referencias se deben incluir únicamente las obras citadas en el texto. Al nombrar más de una publica-ción de un mismo autor, se deben organizar en orden cro-nológico. Cuando se citan publicaciones de un mismo autor y año, se usan letras en orden alfabético al lado de la fecha para diferenciarlas tanto dentro del texto como en las refe-rencias.

Las referencias bibliográficas se presentan al final de cada tra-bajo, con un máximo de 25 referencias estructuradas de acuer-do con las normas aPa, así:

1. Libro de un solo autor: CASTELBLANCO Caicedo, D. Z. (2010). Los relatos del objeto ur-

bano. Una reflexión sobre las formas de habitar el espacio públi-co. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

2. Libro de dos a siete autores: TORRES Tovar, C. A. y GARCÍA, J. J. (2011). Suelo urbano y vivienda

social en Bogotá. La primacía del mercado y el sacrificio del inte-rés general, 1990-2010. Bogotá: Universidad Nacional de Colom-bia.

3. Libro de más de ocho autores:  Se registran los primeros seis autores seguidos de puntos sus-

pensivos y a continuación se registra el último autor, así:  TORRES, C. A.; GAVIRIA, A.; ZÚÑIGA, D.; VARGAS, J. E.; NIETO, D. F.;

BUSTOS, S. P.,… LUENGAS, L. (2009). Ciudad informal colombiana: barrios construidos por la gente. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

4. Publicación sin autores: Si no hay autores pero sí editores o compiladores se incluyen los

nombres y entre paréntesis (ed.) o (comp.) según sea el caso: YORY, C. M. (ed.) (2008). Pensando en clave de hábitat. Una bús-

queda por algo más que un techo. Bogotá: Universidad Nacio-nal de Colombia.

5. Capítulo de libro: VALENZUELA, J. A., PÉRGOLIS, J. C. (2009). “La protagonista es la

ciudad, no su sistema de transporte”. En: Montezuma, R. (ed.) Más que un metro para Bogotá. Complementar la movilidad. Bogotá: Fundación Ciudad Humana, Editorial Universidad del Rosario. 

6. Artículo de revista: MARENGO, C. y ELORZA, A. L. (2010). “Calidad de vida y políticas

de hábitat. Programa de Mejoramiento Barrial en Córdoba, Argentina. Caso de estudio: barrio Malvinas Argentinas”. En: Bitácora Urbano\Territorial, 2(17), 79-94.

7. World Wide Web (www) y textos electrónicos: BORRERO, O. y DURÁN, E. (2010). Efectos de las políticas de suelo

en los precios de terrenos urbanos sin desarrollar en Colombia. Los casos de Bogotá, Medellín y Pereira. Consultado en: http://www.lin-colninst.edu/pubs/dl/1784_1004_2009 Borrero Spanish Final.pdf

D. PARA CITAR UN ARTÍCULO DE REVISTA BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL

Las normas de citación dependerán del editor que publique el tra-bajo en el que se incluye la cita, cuidando el citar siempre al (los) autor(es) del trabajo [Apellido(s) y nombre(s)], el título del mismo, nombre de la revista en que fue publicado (Bitácora Urbano\Terri-torial), año, volumen y ciudad (Bogotá). Como recomendación se sugiere el uso de las normas APA, descritas anteriormente.

Instructions for authors and article norms in Bitacora Urbano-Territorial Journal

BITACORA URBANO-TERRITORIAL is a scientific

journal that publishes, on paper and online, works ins-

cribed in the field of habitat and territory. To ensure the

quality of the work published in both media, papers must

be submitted to the journal the following parameters:

A. MODALITIES

All collaborations must be submitted under the

following modalities.

1. EDITORIAL: From propositional character, will focus on the

theme that addresses the issue of the Journal presents

and announce its contents. This text will be prepared

by the Journal´s Director or a person appointed by him,

which in specific cases could be a guest editor.

2. ARTICLE: the article is peer reviewed. It must be related

to a subject relevant to the field of knowledge ad-

dressed by the journal. It should make a contribution

to it and be referred to original results, partial or final,

of an investigation.

3. REFLECTION: the reflection paper is peer reviewed. It should

be an analytical, interpretive or critical work. It must be

referred, preferably, to a current affair in the study area

which the journal is specialized in. Its level of argumenta-

tion could be lower than the referred in the article; even

though it must fulfill the content and form requirements.

4. CASE STUDY: the case study paper is peer reviewed. It

should provide results of a specific experience relevant

to a current affair in the study area which the journal

is specialized in. It may or may not be submitted to a

conceptual framework.

5. EXPERIENCE: the experience paper is peer reviewed. It

must present particular cases of global, regional or lo-

cal development resulted from experiences from NGO’s,

grassroots groups, working or research groups, govern-

ment officials and public and private consultants. In this

modality richness, complexity and uniqueness should

be above the generality and abstraction.

6. EVENT CHRONICS: the Event Chronics paper is peer re-

viewed. It must present a critical analysis of the main

conclusions of papers and discussions given in lectures,

seminars, workshops and other events on topics listed

in the field of knowledge the Journal is specialized in.

Page 171: Bitácora N° 24 Vol 2

Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

PubLICACIONES 169169

7. BIBLIOGRAPHICAL REVIEW: It must depict the content of

an article or a complete book related to a current affair

in the study area which the journal is specialized in. It

should include, explicitly, the author critical analysis. This

modality could be directly requested by the editorial

committee; otherwise, the latter shall assess and decide

on its publication.

8. INTERVIEW: It must be a key informant or structured inter-

views related to the issue of Central Dossier included in

each edition. It should contribute to current debates

and reflections on it. Its completion will be coordinated

by the editorial committee.

9. TRANSLATION: We will accept translations of articles that

have been published in other journals which include,

in addition to translation, a critical introduction to the

work presented. The article will be submitted to arbitra-

tion by academic peers. For copyright purposes, at the

time of delivery, the author must provide an authorized

letter by himself and by the journal from where the ar-

ticle was taken out. In addition to translation, the article

will be published in their original language.

10. SPECIAL ISSUE: It is an especial edition that compiles pa-

pers presented at academic events, whose debates are

relate to the field of knowledge the Journal is special-

ized in. Papers would be evaluated and selected on the

same basis of those presented for a standard edition.

11. CONTRIBUTIONS IN A FOREIGN LANGUAGE: Papers are ac-

cepted in English, French or Portuguese. It would be evalu-

ated and selected on the same basis of those presented in

Spanish. It will be published in the original language, along

with a summary in English, Spanish and Portuguese.

B. RULES FOR PAPERS

1. Original: The articles will be original, unpublished and

not submitted to any other kind of publication. Once

received in the magazine, it cannot be removed from

the process nor being sent to other publishers. Text and

illustrations should be sent through the digital system

support (OJS), prior record of the author (s) on the web-

site http://www.bitacora.unal.edu. co (top menu, Regis-

ter tab). Once the author(s) is (are) identified as a user(s)

they must upload the text and illustrations in separate

files, along with a letter of responsibility (according to

format presented below). To do this, you must enter

through the top menu > about us tab > online sub-

missions. To obtain the status of received; articles will

undergo a review process relating to the compliance of

these requirements and those relating to the extension.

Once received the article, a form to complete the aca-

demic data would be sent to the author(s).

2. Letter of responsibility: In a file (pdf ) separate from the

article, the author should write down the following: “I

(We) name of the author(s), declare that the article title

article presents original results, which has not been

published and is not under consideration for publica-

tion elsewhere. The article conforms to international

ethical standards of intellectual property and author-

ship”. To ensure the accuracy of information requested

include electronic signatures or scanned signature and

national identification number of each of the authors.

3. Extension: papers corresponding to: article, reflection,

experience, study cases, translation in both regular and

special edition should have between 3000 and 5000

words. Those applying to chronic, book review or inter-

view, should have a maximum length of 1,500 words.

The text should be written in Word: Times New Roman

12 point, 1.5 spaced, no extra spacing, letter size, top

and bottom margins of 2.5 cm, left and right of 3 cm. All

pages must be numbered. Headings and subheadings

should be numbered hierarchically.

4. Graphic content: (photos, collages, drawings, rendes, maps,

charts, tables, graphs) must be numbered consecutively

according to their type and order of appearance and

must be duly referenced in the text. Do not to exceed

of 5 elements per article and indicate the APPROXIMATE

location in the document, as it relates to the written con-

tent. A caption should be included associated with each

graphic element within the document. The source or ref-

erence of each element should be included and attached

to the system (OJS) in separate files.

Figures (photographs, collages, drawings, renderings, maps and

plans) must be submitted in JPEG or TIFF only, minimum

300 DPI. Tables and figures should be prepared and sub-

mitted in Excel and / or Word ALONE, considering that

these are diagrammed according to the journal style.

In all cases should be considered, for the proper under-

standing of graphic information, that the printed version

of the magazine is published in grayscale, while the digi-

tal version is in color. It is desirable to submit, in a separate

file, a complete list of the graphic content. If including

reproduction of text or graphic elements published else-

where, the author(s) must be authorized in writing by the

respective publisher and author, the absence of such per-

mits will result in rejection of this information.

5. Title: it must be short, the upper limit is eight words, it is

allowed to add a shorter subtitle. An abbreviation or

footnote call will show the article origin (financed inves-

tigation, thesis, etc). The tile should be presented into

Spanish, English and Portuguese.

6. Keywords or descriptors: It will include three to five de-

scriptors, separated by commas in hierarchical order,

indicating the thematic focus of the article. Avoid re-

peating words including in the title. Descriptor must be

translated into English under the title of Keywords, and

Portuguese under the title Palavras-chave.

7. Author(s) information: Neither the text nor the file should

include any reference to the identity of the author(s) or

their affiliation. This rule corresponds to the applica-

tion of the double-blind system addressing to protect

anonymity between author(s) and referees, and even

among the latter in order to avoid bias in the evaluation.

Author(s) information will be requested by the check-

in support system of the magazine (OJS), the system

will request biographical resume from each author (80

words length) that be included in the publication.

8. Abstract: it must be written at the beginning of the paper

up to 200 words, no footnotes. It must be presented in

Spanish, Portuguese (resumo) and English. Larger ab-

stracts might be reduced by the editor for imperative

reasons of composition. It is recommended that the

abstract respond briefly to the following topics: ques-

tions to be answered in the paper, assumed theoretic

perspective, methods, main findings and conclusions.

9. Footnotes: Must be explanatory ONLY containing author(s)

comments and extensions. They may not exceed 60 words

per note. Footnotes of biographical nature will not be

included; these must be within the text (APA style). They

must be numbered and included at the end of each page.

10. Cites (quotes and references): they should be simpli-

fied within the text, according to APA standards (last

name, year of publication: page). Page indication is op-

tional except quotations, if lower the 40 words length

it must be quoted within the paragraph. If larger than

40 words length, it should be included in separate para-

graph, indented in a minor font size without quotes.

11. Abbreviations, acronyms or abbreviations: a list must

be included after the reference list.

12. Academic information: should be sent via email (bitacora_

[email protected]) following the form that will be sent

to the author(s) once their work would be fully received.

13. Publishable works: The editorial board will send the pa-

pers considered as fully received to at least two referees

for a critical review. The application will be protected un-

der the double-blind system (already explained).

For a paper to be considered as PUBLISHABLE requires

the favorable assessment of both referees, whose col-

laboration with the magazine is governed by the arbi-

tration rules. In case of discrepancy, the paper will be

reviewed by a third referee whose assessment will de-

fine the final recommendation.

Referees can consider that the paper needs minor ad-

justments to define its recommendation. In that case

observations would be sent to the author to proceed

in accordance. Once corrected, it will again be reviewed

by the referees to verify the account of his observations

and present their final recommendation.

For each issue, the editorial board will decide the final

approval of each paper based on the referees’ evaluation,

the strict compliance of all the rules presented here, the

relationship of the article with the topic discussed in the

specific issue or with the thematic scope of the journal, as

well as short-term reasons and exogamy.

Page 172: Bitácora N° 24 Vol 2

Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

julio - diciembre de 201424170170 24

Once a decision is taken for each paper, authors will

be contacted to dispose about their work. In each

case, the Editorial board shall inform the author(s)

the paper status. If accepted the paper would start

the process for its publication. In case of refusal, the

board will notify the author(s) the reasons that pre-

vent the publication of the work. In case the referees

recommended the paper´s publication but the board

did not approved it for the specific number, the work

could be considered for publication on one of the

two (2) following numbers, as long as they fulfill the

whole approval process together with new articles,

recommended as publishable, postulate the same

purpose for each issue. If this option is of interest to

the author(s), they shall express it in written consent

to the editorial board of the Journal.

14. Proofreading: Author(s) accepted papers must answer que-

ries arising from proofreading and correcting the first draft

of the work later than five days after receipt. Not having

response after that time the board could assume compli-

ance with content and form previously submitted. The text

cannot be substantially changed after proofreading, only

misprints and error and omissions may be mended.

15. Complimentary volumes: once the article is published,

the author or authors will receive at no cost one copie of

BITÁCORA URBANO-TERRITORIAL that contains the article.

16. Author(s) responsibilities: Papers submitted must be

fully completed. However, the text will be sent for proof-

reading before its publication and this process will not af-

fect the article´s content. Being aware of the inclusion of

fraudulent or inaccurate information will be considered

unethical behavior and entail automatic rejection thereof.

17. Copyright: For all purposes, the content and opinions

contained in papers published by BITACORA URBANO

TERRITORIAL are the sole responsibility of the authors,

and do not necessarily the viewpoint of the Journal. Any

legal restrictions affecting the articles and its content,

(written and / or graphic), is the sole responsibility of

those who signed.

BITACORA URBANO TERRITORIAL reserves the right to

make changes to the content, written and / or graphic,

specifically to adapt it to design requirements.

BITACORA URBANO TERRITORIAL is published under

license Attribution Creative Commons (CC) Creative

Commons 3.0. Papers sent to BITACORA URBANO TER-

RITORIAL, implies that the authors know and accept the

terms of such license. To view a copy of it, visit http://

creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.es.

C. RULES AND FORMAT

FOR REFERENCES

The list of references should include only those

sources that fall directly to the subject submitted to the

Journal: only include works cited in the text. When citing

more than one publication by the same author, references

should be arranged in chronological order. If publications

by the same author are also the same year, use letters in

alphabetical order next to the date to differentiate both in

the text and in the references.

References must be presented at the end of each

article, with a maximum of 25 references presented accor-

ding to APA standards:

1. Single author book:

CASTELBLANCO Caicedo, D. Z. (2010). Los relatos del objeto ur-

bano. Una reflexión sobre las formas de habitar el espa-

cio público. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

2. Two to seven authors book:

TORRES Tovar, C. A. & GARCÍA, J. J. (2011). Suelo urbano y vivien-

da social en Bogotá. La primacía del mercado y el sacri-

ficio del interés general, 1990-2010. Bogotá: Universidad

Nacional de Colombia.

3. Over eight authors book:

Start with the six first authors followed by an

ellipsis and then the last author as follow:

TORRES, C. A., GAVIRIA, A., ZÚÑIGA, D., VARGAS, J.

E., NIETO, D. F., BUSTOS, S. P.,…LUENGAS, L. (2009). Ciudad

informal colombiana: barrios construidos por la gente. Bogo-

tá: Universidad Nacional de Colombia.

4. Publication with no authors:

If the publication has no author but editors or

compilers include the names and parentheses (ed.) or

(comp.) as applicable:

YORY, C. M. (Ed.). (2008). Pensando en clave de

hábitat. Una búsqueda por algo más que un techo. Bogotá:

Universidad Nacional de Colombia.

5. Book chapter:

VALENZUELA, J. A., PÉRGOLIS, J. C. (2009). La protagonista es la

ciudad, no su sistema de transporte. En Montezuma, R.

(Ed.), Más que un metro para Bogotá. Complementar la

movilidad. Bogotá: Fundación ciudad humana, Editorial

Universidad del Rosario.

6. Journal article:

MARENGO, C. & ELORZA, A. L. (2010). Calidad de vida y políti-

cas de hábitat. Programa de Mejoramiento Barrial en

Córdoba, Argentina. Caso de estudio: barrio Malvinas

Argentinas. Bitácora Urbano - Territorial, 2(17), 79-94.

7. World Wide Web (WWW) and electronic texts:

BORRERO, O. & DURÁN, E. (2010). Efectos de las políticas de

suelo en los precios de terrenos urbanos sin desarrollar

en Colombia. Los casos de Bogotá, Medellín y Pereira.

Recuperado de http://www.lincolninst.edu/pubs/

dl/1784_1004_2009 Borrero Spanish Final.pdf

D. TO QUOTE AN ARTICLE FROM

BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL

Citation rules would depend on the editor pub-

lishing the work where the quote is included. Always quote

the author, title, journal´s name (BITÁCORA URBANO\TER-

RITORIAL), year, volume and city (Bogotá). As suggested

recommendation using APA standards, described above.

DIRETRIZES PARA AUTORES: APRESENTACAO DE TRABALHOS PARA A REVISTA BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL

Bitácora Urbano\Territorial é uma revista científi-

ca que publica, em mídia tradicional e eletrônica, trabalhos

inseridos no campo do conhecimento do hábitat e territó-

rio. Para garantir a qualidade dos trabalhos publicados nas

duas mídias, estes deverão ser apresentados para a Revista

segundo os seguintes parâmetros:

A. MODALIDADES

Os artigos publicados se inscreverão numa das

seguintes modalidades:

1. Editorial: De natureza proposital, ele terá ênfa-

se no tema central abordado pela edição apresentada pela

Revista e anunciará os conteúdos. Este texto será elaborado

pelo Diretor da Revista ou por quem ele designar, que em

alguns casos será editor invitado.

2. Artigo: Deve tratar um tema relevante no

campo do conhecimento abordado pela Revista, constituir

avanço para ele e ser sustentado com resultados originais,

parciais ou finais de pesquisa. Nesta modalidade os traba-

lhos serão submetidos à avaliação por parte de conselhei-

ros acadêmicos.

3. Reflexão: Trata do trabalho analítico, interpre-

tativo ou crítico, que deve ser referido, preferentemente, a

um tema de atualidade dentro do campo do conhecimento

abordado pela Revista. O seu tratamento pode ter um nível

mais baixo de apoio do que o artigo, mesmo que ele deve

atender a todos os outros requisitos de conteúdo e forma.

Nesta modalidade os trabalhos serão submetidos à avalia-

ção por parte de conselheiros acadêmicos.

4. Estudo de Caso: Fornece resultados de uma

experiência específica relevante para o campo do conheci-

mento abordado pela Revista, o que pode ou não ser enca-

Page 173: Bitácora N° 24 Vol 2

Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

PubLICACIONES 171171

minhado para um quadro conceitual. Nesta modalidade os

trabalhos serão submetidos à avaliação por parte de conse-

lheiros acadêmicos.

5. Experiência: Apresenta um caso particular de

desenvolvimento global, regional ou local, resultado da

experiência de ONGs, grupos de base, grupos de trabalho

ou de pesquisa, funcionários públicos e /ou consultores.

Aqui, a riqueza, complexidade e singularidade, são acima

da generalidade e abstração. Nesta modalidade os traba-

lhos serão submetidos à avaliação por parte de conselhei-

ros acadêmicos.

6. Relatório de evento: Apresenta análise crí-

tica das principais conclusões de palestras e discussões

expostas em conferências, seminários, oficinas e outro

tipo de encontros sobre temas inscritos no campo do

conhecimento abordado pela revista. Nesta modalidade

os trabalhos serão submetidos à avaliação por parte de

conselheiros acadêmicos.

7. Resenha bibliográfica: Ela apresentará

exposição factual sobre o conteúdo de um artigo ou livro

publicado em relação a questões no campo do conhe-

cimento abordado pela Revista e, explicitamente, uma

análise crítica sobre ele. Pode ser solicitado pelo conselho

editorial da Revista e, caso contrário, este irá avaliar e deci-

dir sobre a publicação.

8. Entrevista: Trata da reprodução de uma en-

trevista com informantes-chave, estruturada em relação à

questão do Dossiê Central incluído em cada edição, que

vem contribuir para debates e reflexões sobre ele. Sua exe-

cução será coordenada pela equipe editorial da revista.

9. Tradução: Serão aceitas traduções de artigos

que foram publicados em outros periódicos que incluem,

além da tradução, uma introdução crítica ao trabalho apre-

sentado. O artigo será submetido à avaliação por conse-

lheiros acadêmicos, por tanto deve vir acompanhado, no

momento da entrega, com a permissão escrita do autor e

da publicação onde o artigo é tomado, para fins de direitos

autorais. Nesta modalidade, para além da tradução, o artigo

será publicado no idioma original.

10. Edição especial: É uma edição compos-

ta por trabalhos apresentados em eventos acadêmicos,

cujas temáticas são inseridas no campo de conhecimento

abordado pela Revista. Ditos trabalhos serão avaliados e

selecionados sob os mesmos parâmetros com que são con-

siderados os apresentados para uma edição padrão.

11. Colaborações em língua estrangeira: acei-

tam-se artigos em inglês, francês ou português, que serão

avaliados e selecionados sob os mesmos parâmetros que

são considerados para aqueles apresentados em espanhol.

Sua publicação será feita no idioma original, com resumo

em espanhol, inglês e português.

B. NORMAS PARA APRESENTACAO DE TRABA-

LHOS

1. Originais: O documento deve ser um trabalho

original, inédito e não encaminhado para outros médios de

publicação. Uma vez RECEBIDO na revista, ele não poderá

ser removido do processo nem remitido para outros edi-

tores simultaneamente. O corpo do texto e as ilustrações

devem se enviar através do sistema digital de suporte da

Revista (OJS), após do cadastramento do (s) autor(es) no

site web http://www.bitacora.unal.edu.co (menu superior,

opção Cadastrar-se). Uma vez que o(s) autor(es) foi (fo-

ram) identificado como um usuário (s) no sistema devera

carregar o texto e ilustrações em arquivos separados, jun-

tamente com Carta de Responsabilidade, conforme forma-

to apresentado abaixo. Para fazer isso, acessar pelo menu

superior, opção Sobre, no item Envios online. Para obter o

status de RECEBIDO, o trabalho será submetido à revisão

quanto à estrita conformidade com estas exigências e as

relativas ao comprimento. Depois, o(s) autor(es) serão in-

formados. Uma vez for o trabalho RECEBIDO à satisfação,

enviar-se-ão para o autor(s) formulário para ser preenchido

com suas informações acadêmicas.

2. Carta de responsabilidade: Em arquivo inde-

pendente (pdf ) dos arquivos do trabalho, redigir-se-á como

segue: “Eu (Nós) nome do autor o autores, declaro (amos)

que o artigo título do artigo apresenta resultados originais,

que não tem sido publicado nem esta a ser considerado

para publicação em outra revista, e que se ajusta ás nor-

mas éticas internacionais de propriedade intelectual e de

autoria”. Para garantir a veracidade da informação, solicita-

se incluir assinatura eletrônica ou assinatura digitalizada e

número de identificação nacional de cada um dos autores.

3. Extensão: Trabalhos correspondentes às mo-

dalidades: artigo, reflexão, experiência, estudo de caso,

tradução e aqueles que, correspondendo a estas modali-

dades, fizerem parte de uma edição especial, deverão ter

uma extensão entre 3000 e 5000 palavras, e aqueles que

correspondem a crônica, resenha bibliográfica ou entrevis-

ta, terão uma extensão máxima de 1.500 palavras. O texto

deverá vir escrito em Word, em formato de carta, com mar-

gens inferiores e superiores de 2,5 cm e esquerdas e direitas

de 3 cm. Toda página deve vir com numeração. Deve se

usar fonte Times New Roman 12, entrelinhado de 1,5, sem

espacejamento adicional. Títulos e subtítulos deverão estar

numerados hierarquicamente.

4. Conteúdo gráfico: (fotos, colagens, desenhos,

renderings, mapas, planos, tabelas, gráficos) devem ser nu-

meradas consecutivamente de acordo com seu tipo e or-

dem de apresentação, devidamente referenciadas no texto,

não deve exceder um TOTAL de 5 itens e indicando a sua

localização APROXIMADA no documento, segundo a sua

relacao com o conteúdo escrito. Devera se incluir legenda

ou rodapé explicativo associado a cada elemento gráfico

no documento, assinalando a procedência ou fontes de re-

ferência, e anexado a cada um no sistema (OJS) em arquivos

SEPARADOS.

Figuras (fotografias, colagens, desenhos, rende-

rings, mapas e planos) devem ser entregues em JPG ou

TIFF SOMENTE, no mínimo 300 DPI de resolução. Tabelas e

Figuras devem ser preparadas e apresentadas no formato

Excel e/ou Word EXCLUSIVAMENTE, considerando que es-

tes são diagramados novamente de acordo com o estilo da

revista. Em todo caso deve se considerar, para uma correta

compreensão da informação gráfica, que a versão impressa

da revista é publicada em tons de cinza, enquanto sua ver-

são digital é em cores. É desejável desenvolver num arquivo

separado uma lista de todo o conteúdo gráfico incluso. No

caso de incluir reprodução de textos e elementos gráficos

publicados, devera ter a permissão respectiva, escrita pelo

editor e o autor. Ante a ausência de tais permissões a infor-

mação não será incluída.

5. Título do trabalho: Será curto, máximo oito

palavras. Pode se adir um subtítulo de menor extensão. A

respectiva tradução ao inglês e português será entregue.

Nota de rodapé indicara a procedência do artigo (pesquisa

financiada, tese, etc.).

6. Palavras-chave ou descritores: Incluir-se-ão

de três a cinco descritores, separados por vírgulas em or-

dem hierárquica, que indiquem a orientação temática do

artigo. Deve-se evitar repetição de palavras do título. Deve

se acompanhar com a tradução respectiva ao inglês, sob o

título de Keywords, e ao português, sob o título Palavras-

chave.

7. Informação do (s) autor(es): No texto, sob

o nome e propriedades dos arquivos, NÃO deve aparecer

referencia nenhuma da identidade do(s) autor(es) ou a sua

filiação. Isto corresponde à aplicação do duplo-cego, que

consiste em proteger o anonimato entre autor(es) e pa-

receristas, e mesmo entre estes para evitar possível viés na

avaliação. Essas informações serão solicitadas no momento

do cadastro no sistema de suporte da revista (OJS), no site

onde é importante cada autor escrever um esboço biográ-

fico, a ser incluído na publicação, com um máximo de 80

palavras.

8. Resumo analítico: No início do texto deve se

incluir resumo do conteúdo de menos de duzentas (200)

palavras, sem notas de rodapé, redigido em espanhol, por-

tuguês (resumo) e inglês (abstract). O que excede essa ex-

tensão pode ser retirado pelo editor por razões imperativas

de composição. Recomenda-se que o resumo responder

aos seguinte tópicos: Pergunta a ser respondida no texto;

Quadro ou perspectiva teórica assumida; Metodologia em-

pregada; Principais constatações, conclusões e relevância.

9. Notas de rodapé: SOMENTE será de natureza

clarificadora e a sua extensão não deve exceder 60 palavras

por nota. Conterao comentários e acréscimos, e não podem

se incluir as de natureza bibliográfica, pois eles vier no texto

(segundo o estilo APA). Eles serão numeradas consecutiva-

mente e apresentadas na parte inferior de cada página.

Page 174: Bitácora N° 24 Vol 2

Normas para autores: Presentación de trabajos a Revista Bitácora Urbano\Territorial

julio - diciembre de 201424172172 24

10. Citações no texto: Deverão se inserir simplifi-

cadas no texto, de acordo com as normas da APA, como se

segue: (sobrenome, ano de publicação: página). A apresen-

tação da página é opcional, exceto para citações textuais,

que no caso de ter um comprimento inferior a 40 palavras

serão incluídas no parágrafo entre aspas. Se a extensão da

citação é mais do que 40 palavras, estas devem ser incluí-

das em parágrafo separado, recuado, um ponto menor no

tamanho da fonte e sem aspas.

11. Abreviaturas, acrônimos ou siglas: Será in-

cluídas em lista a continuação da bibliografia.

12. Dados acadêmicos: Deverão se encaminhar

via correio eletrônico ([email protected]) con-

forme ao formato a ser remitido para o (s) autor(es), uma

vez o trabalho for declarado como RECEBIDO a satisfação.

13. Escolha de trabalhos: A Coordenação edito-

rial submeterá os trabalhos declarados RECEBIDOS à revi-

são crítica de pelo menos dois pareceristas, atendendo a

aplicação do sistema duplo-cego (explicado acima).

A RECOMENDACAO de um trabalho como PUBLI-

CÁVEL requer a avaliação positiva de ambos os pareceristas,

cuja colaboração com a revista é regida pelas normas de

avaliação. Em caso de discrepância, o trabalho será subme-

tido a uma terceira avaliação na procura de obter avaliação

para definir tal recomendação.

Quando os pareceristas considerar que o traba-

lho precisa alteracoes para definir a sua recomendação,

as anotacoes correspondentes serao encaminhadas para

o autor para ele prosseguir. Uma vez corrigidos, o artigo

será revisto pelos pareceristas para verificar o cumprimento

das suas observações e apresentar a recomendação final. A

equipe editorial decidirá a APROVACAO final do trabalho,

caso a caso, de acordo com o resultado da avaliação dos pa-

receristas, o cumprimento rigoroso de todas as regras aqui

apresentadas, a relação do trabalho com o tema chamado

para edição e/ou área temática da revista, bem como de ra-

zões de cojuntura e exogamia.

Os autores serão notificados para eles dispor

dos seus artigos quando a decisão recair sobre eles. Assim,

conforme o caso, a Coordenação Editorial comunicará ao(s)

autor(es) o status do trabalho e começar a processá-lo para

publicação em caso afirmativo. Em caso de recusa, notifica-

ra ao(s) autor (es) as razões que impedem a publicação do

seu trabalho, e, no caso dos recomendados para publicação

pelo parecerista, mas não foram aprovados para o número

específico, os autores serao informados de que os trabalhos

seriam considerados para publicação nos dois (2) números

seguintes, desde que forem novamente para o processo de

aprovação final, juntamente com os novos artigos, que re-

comendados como publicáveis, fossem postulados com a

mesma finalidade, em cada ocasião. Se essa alternativa é de

interesse para o(s) autor (es) deve (m) expressar consenti-

mento por escrito ao Conselho editorial da Revista.

14. Correção de probas: Autores de trabalhos

APROVADOS comprometem-se a responder a questões

decorrentes da revisão e correção da primeira prova de

diagramacao do seu trabalho até cinco dias após a sua re-

cepção, como MÁXIMO, ficando claro que se nao houver

uma resposta, presume-se conformidade com o conteúdo

apresentado e forma. O texto original não pode se alterar

através de revisão, limitando-o a corrigir erros e omissões.

15. Responsabilidade dos autores: Os traba-

lhos encaminhados devem ser completamente concluídos.

No entanto, após a publicação, o texto será submetido

a revisão, sem que isto afete o seu conteúdo. A inclusão

consciente de informações fraudulentas ou inexatas é um

comportamento antiético e vai envolver a rejeição automá-

tica deles.

16. Direitos de autor: O conteúdo e opiniões

contidas nos trabalhos publicados por BITACORA URBA-

NO\TERRITORIAL são responsabilidade exclusiva dos seus

autores, para todo efeito, e não comprometem necessaria-

mente o ponto de vista da Revista. Quaisquer restrições le-

gais que afetem tais trabalhos e o seu conteúdo (escrito e/

ou gráfico) é responsabilidade exclusiva de quem assinara.

BITACORA URBANO TERRITORIAL reserva o di-

reito de fazer alterações ao conteúdo escrito y/o gráfico

dos trabalhos a publicar, com a finalidade de adaptá-los

especificamente aos requerimentos de edição.

BITACORA URBANO TERRITORIAL é publicada

sobe Licença de Atribuição de Bens Comuns Criativos (CC)

3.0 de Creative Commons. O envio de colaborações para

BITACORA URBANO TERRITORIAL implica que os autores

conhecem e aditam às condições estabelecidas na licença.

Para conferir uma copia da mesma, visite http://creative-

commons.org/licenses/by/3.0/deed.es.

C. NORMAS Y FORMATO PARA REFERENCIAS BI-

BLIOGRÁFICAS

Na lista de referências deverão se incluir SO-

MENTE as fontes que competem direitamente ao sujeito

apresentado à Revista: somente se incluirão obras citadas

no texto. Ao nomear más de uma publicação de um mes-

mo autor, estas devem se organizar em ordem cronológica.

Quando citar publicações de um mesmo autor e ano, usa-

rão letras em ordem alfabética ao lado da data para diferen-

ciá-las tanto dentro do texto quanto nas referências.

Referências bibliográficas apresentar-se-ão no

final de cada trabalho, com máximo 25 referências estrutu-

radas de acordo às normas APA, assim:

1. Livro de um só autor:

CASTELBLANCO Caicedo, D. Z. (2010). Los relatos

del objeto urbano. Una reflexión sobre las formas de habitar el

espacio público. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

2. Livro de dois até sete autores:

TORRES Tovar, C. A. & GARCÍA, J. J. (2011). Suelo

urbano y vivienda social en Bogotá. La primacía del mer-

cado y el sacrificio del interés general, 1990-2010. Bogotá:

Universidad Nacional de Colombia.

3. Livro de mais de oito autores: 

Escrevem-se os primeiros seis autores seguidos

por reticências e, em seguida, escreve o último autor, assim: 

TORRES, C. A., GAVIRIA, A., ZÚÑIGA, D., VARGAS, J.

E., NIETO, D. F., BUSTOS, S. P.,…LUENGAS, L. (2009). Ciudad

informal colombiana: barrios construidos por la gente. Bogo-

tá: Universidad Nacional de Colombia.

4. Publicação sem autores:

Se nenhum autor, mas sim os editores ou com-

piladores incluem os nomes e entre parênteses (ed.) ou

(comp.), conforme aplicável:

YORY, C. M. (Ed.). (2008). Pensando en clave de

hábitat. Una búsqueda por algo más que un techo. Bogotá:

Universidad Nacional de Colombia.

5. Capítulo de livro:

VALENZUELA, J. A., PÉRGOLIS, J. C. (2009). La

protagonista es la ciudad, no su sistema de transporte. Em

Montezuma, R. (Ed.), Más que un metro para Bogotá. Com-

plementar la movilidad. Bogotá: Fundación ciudad humana,

Editorial Universidad del Rosario. 

6. Artigo de revista:

MARENGO, C. & ELORZA, A. L. (2010). Calidad de

vida y políticas de hábitat. Programa de Mejoramiento Bar-

rial en Córdoba, Argentina. Caso de estudio: barrio Malvinas

Argentinas. Bitácora Urbano - Territorial, 2(17), 79-94.

7. World Wide Web (www) e textos eletrônicos:

BORRERO, O. & DURÁN, E. (2010). Efectos de las

políticas de suelo en los precios de terrenos urbanos sin de-

sarrollar en Colombia. Los casos de Bogotá, Medellín y Pe-

reira. Recuperado de http://www.lincolninst.edu/pubs/

dl/1784_1004_2009 Borrero Spanish Final.pdf

D. PARA CITAR UM ARTIGO DE REVISTA BITÁCORA

URBANO\TERRITORIAL

As normas de citação dependerão do editor que

publique o trabalho no que a cita é inclusa, mas deve aten-

der para citar sempre ao (s) autor(es) do trabalho (Sobreno-

me(s) e nome(s)), título do mesmo, nome da revista na qual

foi publicado (Bitácora Urbano\Territorial), ano, volume e

cidade (Bogotá). Como recomendação sugere-se o uso das

normas APA, descritas anteriormente.

Page 175: Bitácora N° 24 Vol 2

Proceso de selección y normas de arbitraje revista Bitácora Urbano\Territorial

PubLICACIONES 173173

A. PROCESO DE EVALUACIÓN Y SELECCIÓN DE ARTÍCULOS

El Comité Editorial someterá los ar-tículos a la revisión crítica de por lo menos dos árbitros, después de haber efectuado una preselección. La aceptación del trabajo como artículo para su publicación requiere de la decisión favorable de todos los árbitros, cuya colaboración con la revista está regida por las normas de arbitraje. En todo caso, el resultado de las evaluaciones será notificado oportunamente al interesado.

• La coordinación editorial de la revis-ta BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL hará una convocatoria amplia para la presentación de artículos, a partir de la cual quienes deseen participar con-tarán con un plazo determinado para entregar su propuesta.

• Una vez recibido un artículo, la coordi-nación editorial de BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL notificará al autor de su re-cepción y verificará si el trabajo cumple con los requisitos para ser evaluado. A su vez dará a conocer el título del traba-jo sin el nombre del autor, procediendo a entregarlo a los árbitros para su eva-luación.

• El comité editorial definirá la acepta-ción definitiva, si el arbitraje ha sido favorable y si el artículo se ajusta a las temáticas de los números en edición.

• Según el caso, la coordinación edito-rial procederá a comunicar al autor el estado del artículo e iniciar el procesa-miento del texto para su publicación en caso afirmativo.

• En caso de rechazo, se notificarán al au-tor los motivos expuestos por el Comi-té Editorial que impiden la publicación de su trabajo.

• Cuando los arbitros consideren que el artículo necesita ajustes, la coordina-ción editorial presentará al autor las anotaciones correspondientes, otor-gando como máximo dos semanas para la elaboración de las modificaciones.

B. NORMAS DE ARBITRAJE

El Comité Editorial someterá los traba-jos enviados a la revisión crítica de los árbitros, después de haber efectuado una preselec-ción con base en los siguientes criterios:

• Relevancia del tema.• Planteamiento claramente expresado de

la tesis o del objetivo central.• Respaldo de una investigación y/o una

experiencia o caso.• Ajuste a las normas para autores.

Si el trabajo no cumple con estos requisitos mínimos, el Comité Editorial se lo hará saber al autor.

Los árbitros deben contar con las calificaciones adecuadas en el área temá-tica en cuestión. Se integrarán el Banco de Árbitros de la revista según sus respectivas especialidades, el cual ha sido levantado en distintas universidades y centros de investi-gación del país y del exterior.

El dictamen de cada árbitro se basa-rá tanto en la calidad del contenido como de su forma. Además de otros que el árbitro considere pertinentes, se le solicita pronun-ciarse de manera explícita y tan amplia como sea necesario sobre los siguientes aspectos:

• Relevancia del tema.• Planteamiento claramente expresado de

la tesis o del objetivo central.

• Ubicación explícita del enfoque en el debate correspondiente.

• Contribución específica al área de estudio.• Fundamentación de los supuestos.• Nivel adecuado de elaboración teórica y

metodológica.• Apoyo empírico, bibliográfico y/o de

fuentes primarias.• Relevancia de la bibliografía utilizada.• Consistencia de la argumentación.• Claridad y concisión de la redacción, preci-

sión en los términos utilizados.• Adecuación del título al contenido del

trabajo.• Capacidad de síntesis manifiesta en el

resumen.• Ajuste a las normas para autores.

Además, el informe del árbitro de-berá expresar si el artículo es:

• Publicable sin modificaciones.• Publicable con modificaciones meno-

res.• Publicable con modificaciones mayores.• No publicable.

Como es natural, las cuatro catego-rías anteriores son excluyentes, por lo cual deberá indicarse una sola. Cuando la reco-mendación sea “Publicable con modificacio-nes...”, sean éstas mayores o menores, deberá indicarse expresamente a cuáles aspectos se refieren esas modificaciones.

En todos los casos, el árbitro velará porque el artículo sea que haya sido escrito especialmente para la revista, –sea que se tra-te de una ponencia previamente presentada a un congreso, seminario o evento similar– se adecúe a los requerimientos establecidos por la revista en las “Normas para los autores”. De no ser así, hará las recomendaciones del caso.

Proceso de selección y normas de arbitraje revista

Bitácora Urbano\Territorial

Page 176: Bitácora N° 24 Vol 2

Proceso de selección y normas de arbitraje revista Bitácora Urbano\Territorial

julio - diciembre de 201424174174 24

Si el árbitro considera que se tra-ta de un trabajo de interés, pero presen-ta insuficiencias como artículo, podrá recomendar su publicación en la selec-ción de “Reflexiones” o de “Casos de es-tudio” de la revista. También en estos casos deberá hacer explícitas las razones de su recomendación.

Una vez que los textos hayan sido aprobados para su publicación, la revista se reserva el derecho de hacer las correccio-

nes de estilo que considere convenientes. Siempre que sea posible, esas correcciones serán consultadas con los autores.

Para remitir su opinión a la revista, el árbitro dispone de un plazo máximo de un mes a partir de la fecha de la recepción del artículo, la cual será registrada en la co-rrespondiente planilla de acuse de recibo.

En compensación por su trabajo, el árbitro recibirá un certificado de la re-

vista BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL, independientemente de que su opinión en relación con la publicación del artículo haya sido favorable o no.

La identidad de los autores no es comunicada a los árbitros ni la de éstos a los autores, a menos que los soliciten ex-presamente por escrito y que la persona cuya identidad es requerida acepte reve-lar su nombre.

Submitting Process and Refereeing Norms Revista Bitácora Urbano\Territorial

A. EVALUATING PROCESS

AND ARTICLE SELECTION

Editorial committee will submit subject to scien-

tific critical peer review after a preselect phase. The accep-

tance of a paper requires the agreement of at least two

referees. Referees must follow the journal refereeing nor-

ms. The result of evaluation will be notified to the author.

• The coordinating committee of BITÁCORA URBANO\

TERRITORIAL will announce a call of papers, its dead-

line and topic. Whoever is interested in publishing

may send the paper attending to the conditions.

• Once the paper arrives a notification will be sent to the

author. The coordinating commitee will verify that the

work meets the requirements to be evaluated, will an-

nounce the title of the study without the author’s name,

proceeding to deliver it to the referees for evaluation.

• Publishing committee may accept definitively the pa-

per according to the topics of the next issue and the

favorable outcome of evaluation.

• Coordinating committee will communicate to the

author the resolution on the text, and send it to

proofreading if it has been accepted.

• If it has been rejected the coordinating committee

will announce the reasons of rejection.

• If referees consider that the article needs modifica-

tions, coordinating committee will communicate the

author the referees’ proposals, giving a maximum of

two weeks to prepare the amendments.

B. REFEREEING NORMS

Publishing committee will send the papers to re-

ferees after a first selection, evaluating the following items:

• Subject relevance.

• Clear exposure of the thesis or central aim.

• Endorsement of a research, an experience or case.

• Concordance to author’s norms.

If the paper does not adjust to minimum requi-

rements, publishing committee will communicate the

author what is required.

Referees must be qualified in the evaluating

area. They will join the referees database of the journal

according to its specialty, bank that has been structured

with different universities and national and international

research centers.

The opinion of referees will be based in the con-

tent and its form. Among other aspects that referees con-

sider relevant, they must attend to and hand in as long as

necessary and as clear as possible the following:

• Subject relevance.

• Clear exposition of the thesis or central aim.

• Explicit situation of debate scope.

• Specific contribution in study area.

• Statement foundation.

• Adequate theoretic and methodological level.

• Research, bibliographical or primary sources support.

• Relevancy of bibliography.

• Consistency of argumentation.

• Clarity and concision of writing, precision in the used

terms.

• Adjustment of the title to the content.

• Synthesis capacity exposed in the abstract.

• Adjustment to authors’ norms.

In addition, the referee report will express if the

paper is:

• Publish unaltered.

• Publish after minor changes.

• Publish after major changes.

• Reject.

Each category excludes any other, so they must

choose just one. When changes either major or minor are

recommended, recommendations must be explicit.

In every case referee will guard that the article

which has been written for the Journal –not mattering

if it is a product of a congress, a seminar or similar– is

adapted to the journal requirements in the Instructions

for Authors. If not the referee will recommend the mo-

difications.

If the referee finds interesting the topic, but as

an article it is insufficient, he may recommend it to be pu-

blished as a study case or a reflection. Also in this cases he

must explicit the reason of his judgment.

After the articles have been accepted, the

journal may do proofreading and change what ever it is

consider convenient, when it is possible changes will be

consulted with authors.

To send its opinions to the journal the referee

has one month since the registered date he receives it.

The referee will receive a certificate of BITÁCO-

RA URBANO\TERRITORIAL independently of its opinion

in relation to the publication of the article.

Identity of author is not expressed to authors

neither the referees’ name, it is a double blind peer review,

unless it is hand writing asked and accepted.

Page 177: Bitácora N° 24 Vol 2

Proceso de selección y normas de arbitraje revista Bitácora Urbano\Territorial

PubLICACIONES 175175

Processo de Seleção e diretrizes de arbitragem Revista Bitácora Urbano\Territorial

A. PROCESSO DE AVALIAÇÃO

E SELEÇÃO DE ARTIGOS

O conselho editorial enviará os artigos para

a revisão crítica de pelo menos dois árbitros, depois de

fazer uma lista de candidatos. A aceitação do trabalho

como um artigo para publicação requer a decisão favorá-

vel por todos os árbitros, cuja colaboração com a revista

é regida pelas diretrizes de arbitragem. Em qualquer caso,

o resultado das avaliações será notificado imediatamente

ao requerente.

A coordenação editorial da revista BITÁCORA

URBANO\TERRITORIAL fará uma chamada geral para

apresentação de artigos. Aqueles que desejarem partici-

par terão um prazo fixo para entregar a sua proposta.

• Após a recepção de um artigo, a coordenação edi-

torial de BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL notificará

ao autor de sua recepção e verificará se o trabalho

atende aos requisitos a serem avaliados. Por sua vez,

anunciará o título do trabalho sem o nome do autor,

procedendo à entrega aos árbitros para sua avalia-

ção.

• O conselho editorial definirá a aceitação final do ar-

tigo, se a arbitragem foi favorável e se ele se encaixa

nos temas do número em edição.

• Sempre que necessário, a coordenação editorial deve

comunicar o status do artigo e iniciar o processa-

mento de texto para sua publicação se aceito.

• Em caso de recusa, o comitê editorial deverá notificar

ao reclamante as razões para prevenir a publicação

do seu trabalho.

• Quando o árbitro acredita que o artigo precisa de

ajuste, a coordenação editorial submeterá ao autor

os comentários correspondentes, para o processa-

mento que deverão fornecer-se nas seguintes duas

semanas.

B. DIRETRIZES DE ARBITRAGEM

O conselho editorial apresentará os trabalhos à

revisão crítica ao árbitro, de ter feito uma pré-seleção com

base nos seguintes critérios:

• Relevância do tópico.

• Abordagem da tese ou principal objetivo claramente

explicados.

• O apoio em uma pesquisa e/ou uma experiência ou

caso.

• Cumprimento das diretrizes para os autores.

Se o trabalho não atender a esses requisitos

mínimos, o comitê editorial o comunicará ao autor. Os

árbitros devem ter qualificações adequadas no tema em

questão. Eles integrarão o Banco de Avaliadores da re-

vista, de acordo com suas especialidades, que tem sido

levantado em várias universidades e centros de pesquisa

na Colômbia e no exterior.

A decisão de cada árbitro é baseada tanto na

qualidade do conteúdo quanto na forma. Além de outras

considerações do árbitro, é solicitado se exprimir explici-

tamente e tão ampla quando necessário, em relação aos

seguintes aspectos:

• Relevância do tópico.

• Abordagem da tese ou principal objetivo claramente

exprimidos.

• Localização explícita do foco sobre as discussões cor-

respondentes.

• A contribuição específica para a área de estudo.

• Justificação dos pressupostos.

• Nível apropriado de desenvolvimento teórico e

metodológico.

• Suporte empírico, bibliográfico e/ou fontes primárias.

• Relevância da bibliografia empregada.

• Coerência da argumentação.

• Clareza e concisão da escrita; precisão dos termos

utilizados.

• Ajuste do título ao conteúdo do trabalho.

• Capacidade de síntese no resumo.

• Cumprimento das diretrizes para os autores.

• Além disso, o relatório do árbitro deve indicar se o

artigo é:

• Publicável sem modificações

• Publicável com pequenas modificações

• Publicável com grandes modificações

• Não publicável

Naturalmente, as quatro categorias acima são

mutuamente exclusivas, pelo qual tem que se indicar só

uma. Quando a recomendação é “Publicável com modi-

ficações”, sejam grandes ou pequenas, se indicarão os as-

pectos especificamente abrangidos por estas alterações.

Em todos os casos, o árbitro deve assegurar que o artigo

foi escrito especificamente para a revista, seja ele um do-

cumento apresentado a uma conferência, seminário ou

similar, é esteja ajustado aos termos dos requisitos esta-

belecidos pela revista “Diretrizes para autores”. Se não, fa-

zer as recomendações apropriadas. Se o árbitro acha que

é um trabalho de interesse, mas apresenta inadequações

como artigo, recomendará sua publicação na seção de

“Reflexões” ou “Estudos de Caso” da revista. Também em

tais casos deve explicitar as razões da sua recomendação.

Uma vez que os textos foram aprovados para

publicação, a revista se reserva o direito de fazer mudan-

ças editoriais que julgue apropriadas. Sempre que pos-

sível, essas correções serão consultadas com os autores.

Para enviar o seu parecer para a revista, o árbitro

tem um período de um mês a partir da data de recebi-

mento do item; que será gravado no arquivo de recep-

ções.

Em troca de seu trabalho, o árbitro receberá

um certidão da revista BITÁCORA URBANO\TERRITORIAL,

independentemente que sua opinião sobre a publicação

do artigo for favorável ou não.

A identidade dos autores não é comunicada aos

árbitros nem a dos autores, a menos que especificamente

solicitado por escrito e que a pessoa cuja identidade é pe-

dida aceite anunciar o seu nome.

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24 Indexada:

Publindex, Sistema Nacional de Indexación y Homolo�gación de Revistas de CT + I, Categoría B, Colombia

SciVerSe ScoPuS (Elsevier), Países Bajos

redalyc � Red de Revistas Científicas de América Latina, el

Caribe, España y Portugal (UAEM), México

Fuente académica Premier y toc Premier (eBscoHost), Estados Unidos

Bases de datos bibliográficas:

latindex � Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe,

España y Portugal (UNAM), México

doaj � Directory of Open Access Journals Lund University Libraries, Suecia

claSe – Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales

y Humanidades�, (UNAM),

dialnet � Portal de difusión de la producción cien�tífica hispana, Universidad de la Rioja, España

ulrich’S PeriodicalS directory (ProQuest), Estados Unidos

e-reViStaS, Plataforma Open Access de Revistas Científi�cas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas, Consejo

Superior de Investigaciones Científicas, España

electronic jounalS library, Universidad de Regensburg, Alemania

the euroPean library (Europeana), Unión Europea

Redes:

RII � Red Iberoamericana de Investigado�res sobre Globalización y Territorio

rier � Red Iberoamericana de Editores de Revistas

© BITÁCORA Urbano\TerritorialISSN: 0124-7913ISSN electrónico: 2027-145XNúmero 24 Volumen IIjulio - diciembre de 2014

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIARectorIgnacio Mantilla PradaVicerrector Sede BogotáDiego Fernando Hernández LozadaDecano Facultad de ArtesCarlos Naranjo QuicenoVicedecano de Investigación y ExtensiónLeonardo Alberto Amaya Vicedecano de Programas CurricularesDavid LozanoSecretario AcadémicoMary Isbel RodríguezInstituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y TerritorioDirectorJuan Carlos Del CastilloÁrea curricular Territorio, Hábitat y SociedadDirectorJuan Carlos Del CastilloCoordinadora Programa en Hábitat Edith González AfanadorCoordinador Programa en UrbanismoRené Carrasco ReyCoordinadora Programa Ordenamiento Urbano RegionalMaría Patricia Rincón AvellanedaDirector Centro de Divulgación y MediosAlfonso Espinosa ParadaDistribuciónCentro de Divulgación y Medios, Facultad de ArtesEditorial Universidad Nacional de Colombiahttp://www.lalibreriadelau.com/http://www.siglodelhombre.com/Revista BITÁCORA Urbano\Territorial es una publicación realizadapor el Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y Territorio, Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.Informes, distribución y suscripciones:Revista Bitácora Urbano\TerritorialInstituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y TerritorioFacultad de ArtesUniversidad Nacional de Colombia, sede BogotáCiudad Universitaria, Carrera 30 N° 45�03,Edificio 314 (SINDU). Oficina 106. Código Postal: 111321PBX 3165000 Ext.12212E�mail: [email protected] · [email protected]ágina Web: http://www.bitacora.unal.edu.coCanjesDirección de BibliotecasGrupo de ColeccionesHemeroteca Nacional Universitaria Carlos Lleras RestrepoUniversidad Nacional de Colombia, sede BogotáCiudad Universitaria, Avenida El Dorado N° 44A�40, Edificio 571PBX 3165000 Ext. 20015E�mail: [email protected]: 300 ejemplaresImpreso en Bogotá, ColombiaPeriodicidad semestral

Secciones BITÁCORA Urbano Territorial cuenta con las sec�ciones habituales: Desde el Posgrado, Desde el Pregrado, Artículos, Dossier Central y Reseñas. Para esta ocasión, las presentes convocatorias solo están abiertas para nuestro Dossier Central, considerado como una sección temática cuyos temas están relacionados a continuación. Invitamos a los investigadores a enviar artículos de su autoría sobre los temas tratados y a profesores y estudiantes a enviar textos para las secciones Desde el Pregrado y Desde el Posgrado. También pueden contribuir con Reseñas de li�bros publicados recientemente que traten sobre la ciudad, problemáticas urbanas y lo territorial y todo lo que tenga incidencia sobre el hábitat.

Dossier Central:

Bitácora 25 Volumen II. Sostenibilidad Urbana, Ordena�miento ecológico y derechos de la naturaleza. (Fecha lími�te para envío de textos: 24 de julio de 2015)

La noción ecológica en el ordenamiento del territorio aboga por aumentar la resiliencia ante los extremos climáticos que afectan a los ecosistemas, a las personas, y a la infraes�tructura. La adaptación basada en ecosistemas tiene como propósito aumentar la resistencia y reducir la vulnerabili�dad de los ecosistemas y de las personas ante el cambio climático.

El planeta lleva millones de años generando modificaciones y readecuaciones de tipo natural y el ser humano ha te�nido que adecuarse a estas, pero en las últimas décadas las actividades humanas han impactado notablemente la sostenibilidad de los ecosistemas generándose un cambio global, que a su vez, provoca modificaciones ambientales como el cambio climático.

Desde la entrada en vigor del Protocolo de Kioto ratifica�do por 187 países en el año 2005, se aviva nuevamente la necesidad por replantear las políticas habitacionales, productivas y económicas delos asentamientos humanos en la reducción del efecto invernadero y le establece una responsabilidad clara a los Estados en torno a este com�promiso. A partir de ello, se activó de nuevo una oleada global de proyectos entorno a restablecer el equilibrio medioambiental del planeta en distintas escalas y discipli�nas presionados más por los movimientos ambientalistas y ecologistas, que a la fecha han despertado una conscien�cia social sobre el cuidado de los ecosistemas, sin embar�go, el accionar de muchas de las naciones en dicho pacto ha sido fuertemente cuestionado en los últimos años por

su poco o nulo compromiso en la consolidación de resul�tados, pese a que este mismo fue extendido hasta el año 2020 con unos porcentajes específicos de reducción en la contaminación global.

Países como Estados Unidos, Rusia, China y Canadá, han sido reacios a mantener el acuerdo firmado en la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), bajo la premisa de que las metas proyectadas son poco realistas para el crecimiento económico y las formas de producción de los países industrializados. Esto ha genera�do una importante dicotomía para las restantes potencias mundiales y la gran mayoría de los países en vía de desa�rrollo, que los pone en el dilema de la siguiente pregunta: ¿Cómo formular políticas macroeconómicas viables para reducir el impacto ambiental, cuando la principal fuente de desarrollo económico mundial ha sido la energía pro�veniente de combustibles fósiles?

No obstante, al final del 2015 tendrá lugar en Paris la Cumbre del Clima, COP21, donde los gobiernos deberán acordar un plan de lucha contra el cambio climático y va a requerir nuevamente de compromisos claros de aquellos países que son mayores emisores de gases de efecto invernade�ro y consumidores de recursos naturales (agua, residuos y energía). Volverá el debate sobre el futuro de la tierra, incluyendo las nociones desarrollistas versus la sostenibili�dad ambiental y el cuestionamiento al modelo energético vigente basado fundamentalmente en los combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón).

La invitación es a pensar, reflexionar y proponer nuevas for�mas de ralacionarnos los seres humanos con la naturaleza, lo cual significa ahondar en el alcanze de la sostenibilidad ubana, el ordenamiento ecológico y los derechos de la naturaleza que implica establecer nuevos escenarios de política que pongan en primer orden la vida y no la acu�mulación económica.

Bitácora 26 Volumen I. “Patrones emergentes de segrega�ción en las ciudades Latinoamericanas: transporte público y vivienda social en la era neoliberal. (fecha límite para en�vío de textos: 31de agosto de 2015.

 Históricamente las ciudades latinoamericanas se han desa�

rrollado de una manera muy segregada en cuanto a clases sociales. Este número especial trata de responder a cómo las nuevas políticas urbanas en el transporte público y la vivienda social están impactando configuraciones es�paciales urbanas que resultan en segregación? ¿Y cómo los patrones de segregación que nacen de la emergente privatización de servicios urbanos operan en diferentes

regiones? A pesar de que la tasa de crecimiento poblacio�nal en Latino América se considera estable, es claro que hoy día ciudades latinoamericanas enfrentan desafíos en la planificación urbana y política publica relacionada con la demandas de vivienda social y transporte público. Por ejemplo, la falta de vivienda e infraestructura adecuada está causando problemas que se asocian con las tenden�cias demográficas de crecimiento como la migración y la movilidad intraurbana las cuales están definiendo nuevos patrones de segregación espacial en las ciudades de Amé�rica Latina y sus regiones. Sin duda alguna el alcance y el enfoque de las recientes inversiones en infraestructuras de transporte y proyectos de vivienda social están afec�tando diferencialmente patrones espaciales de desarrollo urbano. Aunque éticamente se ha dado gran enfoque en proporcionar la accesibilidad a zonas históricamente ais�ladas para grupos marginados, la tendencia es que nuevas inversiones urbanas han resultado en nuevos los patrones de segregación. Por el contrario, las políticas relativas a la provisión de vivienda social están siendo impulsados por las fuerzas del mercado que tienden a reforzar las dispari�dades espaciales dentro de las zonas urbanas en términos de segregación y la precariedad.

 Los artículos de revistas podrían enmarcarse dentro de los

siguientes temas generales: • Exclusiones e inclusiones sociales que surgen como resulta�

do de la implementación de la infraestructura de tránsito• Intersecciones entre las políticas urbanas sobre provisión

de infraestructura de transporte y la vivienda social• Vínculos entre la infraestructura de tránsito y los procesos

de segregación en las comunidades de bajos ingresos• Influencia de la infraestructura de tránsito en la transforma�

ción de las pautas de accesibilidad a una vivienda adecua�da de los grupos de bajos ingresos

• Grado son estos patrones de urbanización están transfor�mando la relación de las áreas urbanas con sus regiones

Información adicional:Contacto: [email protected] de presentación: http://www.bitacora.unal.edu.co

(NORMAS/GUIDE LINES)Idiomas: Se reciben y publican textos en español, portu�

gués, francés e inglés.

Convocatorias para publicar artículos en Bitácora Urbano\Territorial

La revista BITÁCORA Urbano Territorial del Instituto de Investigaciones Hábitat, Ciudad y Territorio de la Universidad Nacional de Colombia, convoca para sus próximas ediciones a los académicos interesados en participar con un artículo de calidad científica, producto de investigación.

La revista es de carácter netamente académico y busca el fortalecimiento de redes académicas y de investigación, así como la divulgación nacional e internacional de la producción que se viene generando en los ámbitos urbano-territoriales. La revista trata temas relacionados con el ordenamiento urbano regional, la ciudad y el hábitat y los componentes relacionados con ellos, como los proyectos y procesos urbanos, el urbanis-mo, la arquitectura y la vivienda, entre otros.

volumen ii