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Breves Apuntes Para La Historia de La Guerra de Intervencion en Sinaloa

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Apuntes de Don Eustaquio Buelna

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  • Historia de la guerra de intervencin en Sinaloa.

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    BREVES APUNTES

    PARA LA

    HISTORIA DE LA GUERRA DE INTERVENCIN

    EN

    SINALOA,

    POR EL

    LIC. EUSTAQUIO BUELNA

  • Eustaquio Buelna

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    BREVES APUNTES

    PARA LA

    HISTORIA DE LA GUERRA DE INTERVENCIN

    EN

    SINALOA,

    POR EL

    LIC. EUSTAQUIO BUELNA

  • Historia de la guerra de intervencin en Sinaloa.

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    Rina Cuellar

  • Eustaquio Buelna

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  • Historia de la guerra de intervencin en Sinaloa.

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    PRESENTACION

    Breves Apuntes para la Historia de la Guerra de Intervencin en Sinaloa, es el ttulo del libro escrito por el Lic. Eustaquio Buelna, publicado originalmente por la Imprenta Retes, en Mazatln, en el ao de 1884.

    Esta obrita, como la califica su autor, con la modestia propia de un escritor de firme prestigio y slida personalidad, es la resultante del esfuerzo intelectual de un sinaloense amante de su Patria y sinceramente comprometido con la ciencia, que decidi legarnos la Historia de la participacin de nuestra sociedad en uno de los momentos ms trascendentes del acontecer social del Noroeste Mexicano, y con l, de Sinaloa.

    Don Eustaquio Buelna escribi varios libros, con una temtica centrada en el proceso histrico regional, como son: Compendio histrico, geogrfico y estadstico de Sinaloa, en 1877; Peregrinacin de los aztecas y nombres geogrficos, indgenas de Sinaloa, en 1892; La Atlntida y la ltima Tule, Apuntes para la Historia de Sinaloa; organiz la reimpresin de Arte de la lengua cahita y Luces del otom; la biografa de Agustina Ramrez y el folleto de ndole cientfica La Constitucin de la Atmsfera o leyes que rigen la densidad, peso, altitud y temperatura del aire, obras que han perdurado en el acervo intelectual a lo largo del tiempo, sobre todo por la calidad de su estilo y las aportaciones que realiza. Sin embargo, este libro que hoy presentamos, sustentado en la participacin directa del autor, -como liberal sinaloense comprometido enteramente con el pensamiento y programa del Patricio de Guelatao-, as como en documentos existentes en los incipientes archivos oficiales y en el peridico El 5 de Mayo, -publicado al fragor de las batallas sostenidas por los chinacos regionales contra las fuerzas intervencionistas-, es a no dudarlo, el prncipe de los libros

  • Eustaquio Buelna

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    sinaloenses, el primer texto que recoge completamente la primera historia sobre una etapa de nuestro acontecer, escrita totalmente, -con saber y pasin nacionalista-, por un sinaloense ilustrado, texto que ve su primera luz en el Heroico Puerto de Mazatln, demostrando la firme conviccin de hacer de Sinaloa, un Estado con Historia.

    Con un estilo claro y directo en su expresin, alejado de todo rebuscamiento literario, Don Eustaquio nos ofrece una exposicin cronolgica del proceso histrico, combinando con oportuna precisin los principales sucesos de carcter nacional con los regionales, haciendo convivir, a travs de la pluma, a los actores de mayor relevancia en este singular pasaje de la historia, demostrando que las consecuencias de sus actos tenan repercusin en otros espacios, y que no puede haber historias nacionales que puedan calificarse de dignas y ciertas, si stas no se alimentan de los sucesos regionales, siendo totalmente cierto que es la magnitud y trascendencia del suceso regional, lo que lleva a inscribirlo, -o no-, en las pginas de la historia nacional.

    Este es el caso de la participacin de los sinaloense en la lucha contra la intervencin francesa. La calidad, fortaleza y decisin de los liberales que combatieron en estas tierras impidi el control extranjero sobre las aguas y el territorio del Pacfico Norte, pues la derrota del contingente francs en el poblado de San Pedro, del antiguo Distrito de Culiacn, no slo evit que la capital del Estado cayera en su poder, sino que rompi la necesaria comunicacin de las fuerzas enemigas estacionadas en Guaymas y Mazatln. El Coronel Antonio Rosales, cubriendo con esta accin todos sus pecados personales recogidos en el altar de Clo, demostr en la histrica batalla celebrada el 22 de Diciembre, que los contingentes integrados por columnas de extranjeros y traidores, s eran derrotables en combates formales, haciendo aicos el mito de la invencibilidad del ejrcito francs, reputado como el mejor y ms disciplinado del mundo. No en

  • Historia de la guerra de intervencin en Sinaloa.

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    vano esta histrica batalla fue conocida con el nombre de El cinco de Mayo de Occidente y que le gan el guila del generalato al Hroe de San Pedro. Igual valor tiene ante la historia, la Batalla de VillaUnin, celebrada del 18 al 21 de Marzo de 1866, teniendo el Presidio,- como arrullante testigo-, el choque de dos fuerzas implacables de un millar de efectivos por bando, haciendo los chinacos que los invasores se retiraran al Puerto de Mazatln en completo desorden y derrotados, de donde salieron vergonzosamente rendidos en noviembre de 1867 rumbo a su pas. Ya antes la pericia y el amor patrio haban lastimado el orgullo zuavo, cuando el Coronel Gaspar Snchez Ochoa, al mando de una batera y un reducido contingente, le infligi serios destrozos a La Cordelliere, el imponente barco de guerra francs, triunfador en otros mares y ante otros hombres, en otros lugares del mundo, pero nunca en aguas ni contra liberales patriotas sinaloenses. Plcido Vega, el controvertido jefe del liberalismo sinaloense, le cumpli al Presidente Jurez, llevando la Brigada Sinaloa a luchar al centro del pas, convirtindose en el contingente militar que salv del desastre total al Ejrcito Republicano en la batalla de San Lorenzo, siendo algunos de sus sobrevivientes, entre ellos soldados mocoritenses, testigos del fusilamiento de Maximiliano, Miramn y Meja en el Cerro de Las Campanas, eplogo del inolvidable triunfo liberal.

    Muchos son los episodios que integran esta Historia, muchos son lo sucesos y personajes que Don Eustaquio hace desfilar por sus pginas; indudablemente que muchos son tambin los que por razones ignoradas quedaron fuera de la tinta y el papel, sin embargo, este reto para los historiadores contemporneos y del maana, no impiden que esta obra del Lic. Buelna sea considerada como la mejor que ha escrito un sinaloense que se dedic a resear una parte del proceso histrico que vivi y en el cual particip en toda su expresin, como jefe liberal sinaloense, contribuyendo con su valioso esfuerzo a

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    arrancarle del fondo de su sinceridad al Lic. Benito Jurez, el calificativo que nos hace admirables en todo el pas: Sinaloa, el Estado sin mancilla, el que nunca, pero nunca, le fall a la Patria y al liberalismo mexicano. Cmo quisieran otros Estados lucir esta loa juarista que nos distingue y honra nacionalmente!.

    Sin embargo, en la exposicin de esta etapa de la historia, escrita por los investigadores nacionales, la participacin de los sinaloenses es minimizada, si es que llega a aparecer en unos cuantos renglones. Injusticia o ignorancia?. Vaya dilema de estos escritores. De ah se deriva entonces la importancia de reproducir en esta Coleccin Dos Milenios, auspiciada por el H. Ayuntamiento de Mocorito, esta importante obra que vuelve a mostrar la decidida, orgullosa y comprometida participacin de los sinaloenses en la defensa de la soberana nacional, esfuerzo realizado por un gran mexicano, un ilustre intelectual sinaloense que naci, vivi y se nutri acadmicamente en Mocorito, La Atenas de Sinaloa, cuna de hombres y mujeres amantes de su Patria, constructores de la grandeza cultural de Mxico y Sinaloa que hoy estamos viviendo, y que en pleno sentido de la Historia, tambin legamos a las nuevas generaciones para que en ella cultiven sus sentimientos de justicia, solidaridad y nacionalismo, firmemente comprometidos con el Mxico de ayer, hoy, maana y siempre.

    Mocorito, Sinaloa, Mxico, Septiembre del 2001.

    Ing. J. No Contreras Avendao Presidente Municipal.

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    DEDICATORIA SEOR GOBERNADOR DEL ESTADO: Presente. En cumplimiento de la comisin que usted se sirvi conferirme por su respetable oficio fecha 16 de Mayo de 1881, he compuesto una obrita, de bien modesta importancia y sin pretensiones literarias de ningn gnero, titulada Breves apuntes para la historia de la guerra de intervencin en Sinaloa, en la que he desarrollado los datos e insertado los documentos relativos, que hace tiempo haba estado acopiando por curiosidad, y algunos de los cuales son poco o nada conocidos del pblico. Y siendo justo dedicarla al alto funcionario que, como Usted, adems de haber promovido su formacin, es bien sabido que tanto se esmera en fomentar los estudios y el adelanto de las letras en el Estado de su digno mando, tengo el honor de presentrsela con el indicado designio, impresa por va de ensayo en el folletn de un peridico, para que, si la juzga aceptable, la mande imprimir de una manera correcta, a fin de que se hagan a todo el mundo notorios los sacrificios y grandes hechos de los hijos de esta parte de la Repblica Mexicana en la segunda guerra de se Independencia.

    Culiacn, Diciembre 1 de 1883.

    EUSTAQUIO BUELNA.

  • Eustaquio Buelna

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    Un sello que dice: -Repblica Mexicana.- Gobierno Constitucional del Estado Libre y Soberano de Sinaloa.- Seccin de Gobernacin. AL SR. LIC. EUSTAQUIO BUELNA: Presente. Con la atenta nota de usted, fecha de ayer, he recibido la interesante obra que, por especial encargo de este Gobierno, ha escrito con el ttulo de Breves apuntes para la historia de la guerra de intervencin en Sinaloa, la cual se sirve dedicarme y lo hace en trminos de extremada benevolencia. Plceme ver que la eleccin que de Vd. hice para esa importante tarea, haya tenido el resultado completamente satisfactorio que de antemano me prometa, conocidas como son la ilustracin de usted, su patriotismo y constante dedicacin al estudio. Por ello lo felicito, y a la vez le doy las ms expresivas gracias por su delicada atencin. Rstame manifestarle, que ya he dispuesto la reimpresin de dicha obra de una manera correcta, a fin de que, como justamente es de desearse, sean conocidos los heroicos sacrificios de los hijos de Sinaloa, hechos en aras de la independencia de su Patria.

    Culiacn, Diciembre 4 de 1883.

    MARIANO M. DE CASTRO GABRIEL F. PELAEZ Secretario

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    CAPITULO PRIMERO

    INVASIN DE LA REPUBLICA POR LAS TROPAS FRANCESAS, INGLESAS Y ESPAOLAS.- PRIMEROS PREPARATIVOS DE DEFENSA EN SINALOA.- MIRADA RETROSPECTIVA A LOS SUCESOS DE ESTE ESTADO, ANTERIORES A LA INVASIN.- SALE EL GOBERNADOR VEGA, CON PARTE DEL CONTINGENTE DE GUERRA PARA LA CAMPAA DE ORIENTE Y SE DETIENE EN TEPIC.- FESTEJOS A LOZADA.- VUELVE A MAZATLN Y DECLARA A SINALOA EN CONDICION DE GUERRA.- SUMISIN DEL CONGRESO DEL ESTADO.

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    En 31 de Octubre de 1861, Francia, Inglaterra y Espaa se pusieron de acuerdo para hacer al gobierno de la Repblica Mexicana reclamaciones diplomticas, exigindole una proteccin ms eficaz para las personas y propiedades de sus sbditos, as como el cumplimiento de obligaciones contradas con dichas potencias.

    En el convenio tripartito se estipulaba el envo de fuerzas de mar y tierra a las costas de Mxico, en apoyo de las referidas reclamaciones; y en tal virtud, el ejrcito espaol desembarc en Veracruz el 14 de Diciembre del mismo ao a las rdenes del brigadier Gasset y Mercader, sustituido enseguida por el general Prim; y pocos das despus llegaron las tropas francesas e inglesas, aunque en menor nmero.

    El gobierno mexicano se dispuso sin tardanza a rechazar por la fuerza de las armas, la agresin que se haca a la Repblica sin previa declaracin de guerra y sin las formalidades que por el derecho de gentes de hallan establecido entre naciones civilizadas. Por tanto, se expidi un decreto general de amnista para todos los delitos polticos, o pocas excepciones, a fin de procurar la unin de los mexicanos ante el enemigo extranjero; se facult omnmodamente al Ejecutivo; se mand convocar la guardia nacional; entre otras ms disposiciones, se designaron por decreto el 17 de Diciembre, las fuerzas con que por lo pronto deban contribuir los Estados, a la defensa comn, tocando a Sinaloa el contingente de mil hombres.

    Ya desde antes, al slo anuncio de la guerra, el congreso de dicho Estado haba facultado el 3 de Noviembre el gobierno del mismo, servido entonces por Don Manuel Mrquez, en los trminos que dispuso el decreto, cuyo texto se copia enseguida:

    EL C. MANUEL MARQUEZ, Vice-gobernador etc., sabe

    que el congreso constitucional, me ha dirigido el siguiente decreto:

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    No. 6.- El pueblo del Estado de Sinaloa, representado por su primer congreso constitucional, decreta: Art. 1 Queda facultado el gobierno del Estado, conforme al art. 29, frac. XI, tit. VI de la constitucin del mismo, para disponer de todos los recursos de Sinaloa en los ramos de hacienda y guerra, con el fin de acudir a la defensa del territorio nacional, en el caso de que cualquiera nacin declare la guerra a la Repblica. Art. 2 Sin esperar ese evento, el gobierno convocar la guardia nacional, y dictar las disposiciones necesarias para su equipo, armamento e instruccin. Art. 3 El que en las actuales circunstancias y durante la guerra extranjera, promueva motines, asonadas o sediciones contra la paz y el orden pblico, incite a la desobediencia de las autoridades legtimas, ser considerado traidor a la patria y juzgado por el jurado establecido por la ley de 1 de Mayo del corriente ao. Comunquese al Ejecutivo para su promulgacin. Saln de sesiones del congreso. Mazatln, Noviembre 30 de 1861.- Pedro Snchez, diputado presidente.- Juan N. Delgado, diputado secretario.- Francisco J. Aragn, diputado secretario. Por tanto, mando se imprima, publique y circule para su exacta observancia. Puerto de Mazatln, Diciembre 2 de 1861.- Manuel Mrquez.- Eustaquio Buelna, secretario.

    *** Con esta autorizacin, el gobierno del Estado mand inmediatamente levantar la guardia nacional y dispuso que toda plaza que, no pudiendo defenderse, quedase en poder del enemigo, fuese abandonada por todos los nacionales, y que toda clase de ganados y de provisiones, hasta la distancia de diez leguas del enemigo, fuesen alejados o inutilizados;

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    disposiciones exageradas e irrealizables, pero que estaban en consonancia con la excitacin del espritu pblico. Para estimar en tales circunstancias la situacin poltica del Estado, conviene echar una mirada retrospectiva a los acontecimientos verificados en esta parte de la Repblica, durante la guerra llamada de Reforma, que acababa de pasar.

    Despus del pronunciamiento del general D. Jos Mara Yez por el Plan de Tacubaya, en Mazatln, el 1 de Enero de 1858, Don Plcido Vega, a la cabeza de algunos adictos al orden constitucional, se pronunci en la villa del Fuerte el 19 de Agosto del mismo ao por la carta de 1857; y sus fuerzas, ayudadas por las de Sonora al mando del coronel Don Jess Garca Morales, que tom el mando en jefe, derrotaron en 27 de Octubre siguiente, en el punto de La Noria, cinco leguas al S.E. de Mocorito, a las tropas conservadoras con que de Mazatln sali a batirlas el general Don Manuel Arteaga.

    Desde entonces la revolucin en Sinaloa, llevada en ara de la opinin pblica, que favoreca su causa y simpatizaba con su jefe virtual, el Seor Vega, camin de triunfo en triunfo; y primero derrot el 15 de Marzo de 1859 en el punto de Las Mimbres a las fuerzas reaccionarias mandadas por el General Don Jos Inguanzo, siendo ya jefe de los constitucionalistas el General Don Ignacio Pesqueira, gobernador constitucional de Sonora y provisional de Sinaloa, y despus en 3 de Abril tom por asalto la plaza de Mazatln, quedando as consumado uno de los movimientos polticos ms populares en el Estado. Al retirarse el general Pesqueira a Sonora, Don Plcido Vega tom posesin del gobierno de Sinaloa en 4 de Junio y desde esa poca, con los elementos que le proporciona la posesin de aquel puerto importante y la cooperacin de un pueblo tan entusiasta por la causa constitucionalista como el sinaloense, trabaj sin descanso contra la reaccin, ya reprimiendo las intentonas del partido vencido en el propio Sinaloa, ya enviando

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    recursos, pertrechos de guerra y tropas a auxiliar a los Estados vecinos, ya venciendo en el Espinal en 27 de Octubre de 1860 la invasin del espaol Don Domingo Cajn, titulado gobernador de Durango, con cuya derrota acab de afirmarse la paz en el Occidente de la Repblica. El 21 de Enero de 1861 se instal el congreso constituyente, que en 3 de Abril sancion la Constitucin reformada del Estado; el 31 de Octubre comenz a funcionar el congreso constitucional, y el 2 de Noviembre declara electo gobernador al general Don Plcido Vega y vice-gobernador al coronel D. Manuel Mrquez. Ms como el primero haba salido de Mazatln a hacer la visita del Estado, y despus continuado su marcha para el de Sonora, en persecucin de la fuerza que al mando de Estvez se haba pronunciado en el Fuerte e introducido a este ltimo Estado, el vice-gobernador Seor Mrquez se encarg del poder ejecutivo en 13 de Noviembre, y fue bajo la administracin transitoria de este seor cuando se present la expedicin extranjera en Veracruz, y se dictaron en Mazatln las disposiciones antes referidas. Nada notable ocurri hasta el 31 de Diciembre, en que el gobernador, de vuelta de su expedicin a Sonora, recibi el poder que le entreg el vice-gobernador. En 1 de Enero de 1862 solicit del congreso se nombrase un gobernador sustituto, supuesta la ausencia del vice-gobernador, para el caso de que el gobernador constitucional saliera a campaa, y el da 15 se nombr para tal cargo al coronel Don Fortino Len. A pocos das el gobernador sustituto se encarg del mando poltico del Estado, pues el seor Vega quiso llevar a la campaa de Oriente una parte del contingente del mismo, compuesta de los batallones 1 y 2 de Sinaloa, tan acreditados en la guerra de Reforma, y lleg a Tepic en los momentos en que se celebraban las paces entre el gobierno de Jalisco y las fuerzas de Don Manuel Lozada, que haca tiempo se hallaba sustrado de la obediencia del gobierno constitucional.

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    Dicho convenio celebrado en la Laguna de Pochotitn el 24 de Enero de 1862, dejaba al general Ogazn, gobernador de aquel Estado y jefe de la 1 divisin del ejrcito en el centro de la Repblica, en aptitud de concentrar sus fuerzas en Guadalajara, como se le haba ordenado por el gobierno federal con motivo de la invasin extranjera, pero tambin permita a Lozada seguir ejerciendo su influjo y afianzando su dominio en el cantn de Tepic, lo cual envolva un peligro que debi haberse previsto y que se realiz poco tiempo despus. De las conferencias habidas tambin entre los Sres. Vega y Ogazn, result acordado que la fuerza de Sinaloa, a las rdenes del coronel Don Ramn Flix y Buelna, y la seccin de Tepic a las rdenes del coronel Don Ramn Corona, las cuales se dejaban de guarnicin en dicha plaza, seran pagadas por el gobierno de Sinaloa y quedaran bajo su mando, buscndose as un medio de conciliacin y una garanta de paz en la ninguna ingerencia que la primera de dichas fuerzas y su jefe haban tenido en las cuestiones polticas del cantn; al paso que el gobernador de Jalisco se comprometi a enviar para el interior de la Repblica de su divisin y a sus expensas, los mil hombres que tocaban de contingente al primero de dichos Estados. Nada mejor para sus miras poda apetecer D. Plcido Vega, quien prevea que si se alejaban a larga distancia l o sus fuerzas de ms confianza, podra carecer de apoyo oportuno la administracin poltica que dejase establecida en el Estado, en caso de insurreccin por parte de algunos de sus enemigos, cuyo nmero iba creciendo en proporcin al nmero de los abusos de dicho gobernante. Y a fin de estar exento de temores, an por el lado del cantn cuyo mando haba quedado a su voluntad, prepar despus de la ida de Ogazn los medios conducentes a captarse la amistad de Lozada, invitndolo a ir a Tepic, disponiendo en su obsequio grandes festejos militares y recibindolo con msicas, repiques y

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    otras demostraciones de regocijo, que no podan menos de decepcionar a los patriotas liberales y honrados, viendo glorificados a la reaccin y al banditismo en la persona de uno de sus ms monstruosos corifeos. El seor Vega volvi a Mazatln, dejando la guarnicin a las rdenes del coronel Don Ramn Flix y Buelna, y se encarg nuevamente del gobierno de Sinaloa el 26 de Marzo. Solcito de ensanchar un poder, que en tiempo de la guerra de la Reforma haba sido omnmodo, y que en la actualidad se hallaba restringido por las frmulas constitucionales, resolvi, usurpando atribuciones ajenas, declarar a Sinaloa en estado de guerra, y as lo hizo por decreto de 4 de Abril, dando por pretexto la lucha extranjera, la que sin embargo slo se haca sentir hasta entonces en el oriente de la Repblica, y esto bajo la influencia del armisticio y de los preliminares de paz de la Soledad firmados el 19 de Febrero de 1862 por Don Manuel Doblado, Secretario de Relaciones de la Repblica, y los Comisarios de las potencias aliadas, preliminares que dejaban entrever la probabilidad de un arreglo que evitase la guerra. En virtud del decreto referido, el gobernador crey conveniente dejar este nombre por el de Jefe de las armas del Estado, el gobierno tom el de Cuartel General, el poder militar reasumi las facultades de la autoridad civil, y as qued establecido en todo Sinaloa el poder ms tirnico y absoluto que se haya visto en l desde la independencia. Y para mayor ludibrio de las instituciones republicanas, el mismo congreso abdic el poder que le confiri la Constitucin, clausurando sus sesiones con motivo de la expedicin de tal decreto, aclarando por s propio que los poderes de la autoridad civil pasaban enteros a la militar. No poda darse un desconocimiento ms completo de su misin en un congreso, que ya ms antes haba demostrado no comprender los lmites de sus atribuciones, destituyendo y

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    multando al contador de la Tesorera del Estado, por haber comentado en un artculo de peridico una ley sobre hacienda, expedida por el mismo cuerpo legislativo, y cometiendo otras aberraciones que argan una supina ignorancia del sistema de gobierno que rega en el pas, llevaban por mira ostentar los atropellos de la tirana. La prueba ms palmaria de la sumisin impropia de ese alto cuerpo, se halla en el texto del decreto dado en 28 del mismo mes de Abril por el Cuartel General en Mazatln, que dice as:

    *** EL C. FORTINO LEON, jefe de las fuerzas del Estado de

    Sinaloa, a los habitantes del mismo, sabed que: En uso de las facultades de que me hallo investido, y de conformidad con lo dispuesto en la ley general de 25 de Enero de 1860, he tenido a bien decretar lo siguiente: Artculo nico.- El decreto del 4 del actual que declar en condiciones de guerra al Estado, no coarta en manera alguna las atribuciones del H. Congreso para tratar y resolver aquellos negocios, que por su calidad e importancia le encomiende este Cuartel General; pudiendo en consecuencia reunirse en todos los casos en que a solicitud del mismo deba tener sus efectos el presente decreto.

    Por tanto, mando se imprima, publique y se le d el debido cumplimiento. Dado en el Cuartel General del puerto de Mazatln, a 28 de Abril de 1862.- Fortino Len.

    *** Por supuesto, ni un solo caso hubo en que se solicitara su reunin para encomendarle negocio alguno, y desde entonces hasta seis aos despus, no tuvo Sinaloa, cuerpo legislativo.

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    CAPITULO SEGUNDO

    RUPTURA DE LOS CONVENIOS DE LA SOLEDAD.- CINCO DE MAYO.- PRONUNCIAMIENTO DE LOZADA.- SORPRENDE A LA GUARNICION DE TEPIC.- CORONA SALVA A ALGUNOS RESTOS DE LA FUERZA REPUBLICANA.- LA BRIGADA DE TEPIC SUBVENCIONADA POR EL GOBIERNO DE SINALOA.- EMIGRACIONES DE TEPIC.- FUSILAMIENTO DE CIPRIANO LEON.- SUBLEVACIONES.- EL GENERAL DOBLADO URGE AL GOBERNADOR VEGA A SALIR A LA CAMPAA DE ORIENTE CON LAS FUERZAS DE SINALOA.

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    El da 9 de Abril de 1862 se rompieron los convenios de la Soledad, y los comisarios de las tres potencias invasoras creyeron deber obrar cada uno separadamente. As es que las tropas espaolas e inglesas se reembarcaron, abandonando el territorio mexicano; y las francesas, que junto con las antedichas y en virtud de los mismos convenios, haban tenido permiso del gobierno para pasar las posiciones del Chiquihuite y salir de la zona enfermiza de la costa, debieron volver a sta; pero por la mala fe ms inexplicable alegaron pretextos para no retroceder, y era por esto inminente la ruptura de las hostilidades. No tard en verificarse un hecho de armas importantsimo en la historia de la Repblica, y vino el glorioso 5 de Mayo, en que las tropas francesas, al mando del general Laurencez, recibieron el ms cruel desengao, siendo derrotadas frente a Puebla por las fuerzas nacionales, al mando del general D. Ignacio Zaragoza; suceso que reson en todo el pas y en el mundo entero, siendo solemnizado en Mazatln, residencia del gobierno local, con las mayores demostraciones de jbilo. Entre tanto, el gobierno de Sinaloa haca constantemente aprestos de fuerzas, pertrechos de guerra y recursos, y expidi para este ltimo efecto un decreto con fecha 18 de Mayo, imponiendo a todos los habitantes del Estado un prstamo forzoso de $58,800.00 Lozada, que probablemente firm el convenio de Pochotitn para ganar tiempo y engaar a sus enemigos, debi por estos das tomar participio en las combinaciones reaccionarias del interior de la Repblica, pues no puede explicarse de otro modo el pronunciamiento que el da 1 de Junio hizo en San Luis, pueblo de su residencia, declarando la insubsistencia del tratado celebrado en 1 de Febrero con el gobernador D. Pedro Ogazn, y que el territorio de Tepic no reconoca ms jefe poltico que el nombrado por el general en jefe de la divisin, que era el mismo Lozada. Pareca una rebelin local; no proclamaba un principio

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    poltico ni desconoca expresamente al gobierno, ni declaraba adherirse a la intervencin francesa; pero esta era su evidente tendencia, indicada por la situacin. Lozada march luego sobre Tepic, sorprendi a la guarnicin, se apoder de la ciudad el da 2, despus de la resistencia que le opuso una parte de la fuerza republicana y de la dispersin del resto, y ejerci actos de cruel venganza sobre algunos de los prisioneros. El coronel Corona, que en esos das se hallaba fuera de la poblacin, tuvo el mismo da 2 de Junio en Jalcocotan noticia del desastre, y logr reunir bastante nmero de dispersos, con que desde luego y con bastante xito expedicion cerca de Tepic, circunscribiendo las consecuencias de la derrota a una extensin limitada. Para conservar en buen estado esa nica fuerza que haba salvdose de la dispersin, faltaban recursos, por lo que Corona se dirigi a Escuinapa, la primera poblacin sinaloense de alguna importancia en el camino de Tepic a Mazatln, y all en fines de Julio tuvo un arreglo con el general Lamberg, comisionado que envi Don Plcido vega, en cuya virtud el gobierno de Sinaloa se comprometa a facilitar una cantidad mensual de dinero y algunos elementos de guerra a la Seccin de Tepic, la cual deba seguir hostilizando a Lozada, cubrir por la parte Sur a Sinaloa y apoyar, cuando llegase el caso, el trnsito del contingente del mismo Estado para la campaa contra los invasores. Con esto consegua adems, alejar de las fronteras una fuerza, que esparca terror por sus desrdenes, aunque era valiente y entusiasta por la causa republicana. Con motivo de la derrota referida y toma de Tepic por Lozada, se expatriaron del cantn y se introdujeron a Sinaloa los liberales que no lo haban hecho desde el principio de la guerra de Reforma, formando en las diversas poblaciones del Estado una colonia de hombres industriosos y resueltos, que varias ocasiones

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    pusieron en conflicto a las autoridades y a la tranquilidad pblica, y cuyo exagerado provincialismo llegaba hasta pretender excluir de los principales destinos y de la poltica del pas a los hijos del mismo. Ms con el recobro de Tepic por las fuerzas federales y el fusilamiento de Lozada en 1873, se abrieron las puertas del pas natal a muchas familias que vivan desterradas por su desafecto s la dominacin de aquel bandido afortunado. En 10 de Junio tuvo lugar en Mazatln un suceso que produjo algn cambio en la poltica del Estado. En la noche de ese da, D. Cipriano Len, subteniente de la compaa de artillera de la guardia nacional Bravo, sobrino de Don Fortino Len, fue fusilado sin formacin de causa por orden del gobernador Vega, a causa de un acto de insubordinacin y sedicin de que lo acus el capitn de la misma compaa Pedro A. Vallejo. Despus del fusilamiento se form la sumaria, y aun corri de que la ejecucin haba sido injusta. El resultado fue la desavenencia entre Vega y Len, y que ste no volviera a ser llamado al ejercicio del gobierno, como antes en las frecuentes ocasiones en que el otro sala de la capital o del Estado. Cada da se haca ms penosa la situacin pblica. El gobernador Vega, que a principios de su administracin era el caudillo de la libertad, apareca ya como un dspota a los ojos del pueblo, que se horrorizaba de la sangre con frecuencia por l derramada y detestaba sus hechos arbitrarios. Se agravaba el descontento con la leva escandalosa que se haba hecho sistemtica, pues jams hubo gobernante que tanto abusara de ella, y grandes partidas de voluntarios amarrados (frase que lleg a hacerse popular) pasaban como contingentes de fuerzas de los Distritos a Mazatln, donde eran sumidos en los cuarteles, mientras llegaba el da tan demorado, en que deban ser conducidos a la campaa contra el invasor. En consecuencia, estallaban repetidas sublevaciones, y el da 24 de Agosto ocurri en el Presidio (de Villa Unin) una

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    sedicin tumultuaria de los soldados que all estaban destacados, sin ms objeto que desertarse, lo que dio lugar a lamentables severidades ejercidas en los infelices que pudieron ser aprehendidos. En 19 de Octubre, Corona atac a Tepic con sus fuerzas, que haban tomado el nombre de brigada, desde que el nmero de sus plazas pasaba de dos mil, y fue rechazado; dando este suceso ocasin a que el gobierno de Sinaloa le negara los recursos que se haba comprometido a proporcionarle, por haber hecho aquel movimiento sin su orden expresa, y porque en el ataque se haban cometido vejaciones e insultos a algunas casa consulares. En Noviembre lleg a Guadalajara Don Manuel Doblado, general en jefe del ejrcito de reserva que deba formarse en los Estados del Centro y Occidente, y nombrado por el gobierno de la Unin gobernador y comandante militar de Jalisco. Enterado de la situacin de Sinaloa, dispuso enviar a Mazatln a Don Juan de la Pea y Barragn como visitador de la aduana martima, investido de amplsimas facultades para intervenir en las rentas federales, y urgi a Don Plcido Vega para que saliera con sus fuerzas a la campaa de Oriente, dictando adems algunas providencias para atender con recursos pecuniarios a la brigada de Tepic, a cuyo jefe Ramn Corona confiri el despacho de general de brigada.

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    CAPITULO TERCERO

    EL GOBERNADOR VEGA CONSULTA A LOS AYUNTAMIENTOS DEL ESTADO SI DEJARIA EL GOBIERNO EN MANOS DEL CORONEL GARCA MORALES. RECIBE ESTE SEOR EL PODER Y SALE DON PLACIDO VEGA PARA LA CAMPAA CONTRA EL ENEMIGO EXTRANJERO.- LA BRIGADA DE SINALOA SALVA LOS RESTOS DEL EJERCITO DEL CENTRO DERROTADO EN SAN LORENZO Y DE LA 3 DIVISIN DEL EJERCITO.- SE EMBARCA EN MAZATLAN PARA SAN FRANCISCO CALIFORNIA.- DESEMPEO DE LA COMISION QUE LLEVABA Y HECHOS POSTERIORES DE SU VIDA.

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    El Seor Vega, teniendo que marchar con las fuerzas de Sinaloa al interior de la Repblica para combatir al enemigo extranjero, deseaba dejar el gobierno en manos de una persona de confianza, y discurri el expediente que se contiene en la comunicacin oficial, que con fecha 30 de Junio de 1862 haba dirigido a los ayuntamientos, y dice lo que sigue:

    *** Repblica Mexicana.- Ejrcito federal.- Jefe de las armas en el Estado de Sinaloa.- Circular. Teniendo como jefe de la brigada de Occidente que marchar al interior de la Repblica a la campaa contra el enemigo extranjero, deba entregar los mandos poltico y militar, que ejerzo, al ciudadano vice-gobernador electo constitucionalmente. Mas como este ciudadano se halla fuera del Estado por licencia que le concedi el congreso del mismo, no puede tener lugar la entrega. Esta circunstancia, y por otra parte la facultad con que me hallo investido en virtud de encontrarse el Estado declarado en condicin de guerra, me dan el derecho suficiente para nombrar el jefe, que durante mi separacin deba encargarse de los mandos referidos, resumidos en solo el militar, como lo estn hoy. Pero a pesar de ese derecho que, vuelvo a decir, me dan las circunstancias actuales, solo usar de l con el consentimiento y aprobacin de los pueblos del Estado, representados por sus respectivos ayuntamientos. En esta inteligencia, y atendiendo a los buenos servicios y antecedentes del coronel de guardia nacional C. Jess Garca Morales, someto a la aprobacin de los ayuntamientos del Estado la eleccin de dicho ciudadano, para que se encargue del mando referido.

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    Y como la prontitud con que debo verificar mi salida para la campaa, no da sino el tiempo muy preciso e indispensable para arreglar este asunto, la Comandancia espera, y as lo recomienda muy particularmente a este ayuntamiento, que al da siguiente de recibida esta comunicacin, el mismo cuerpo en acuerdo extraordinario resuelva si es de su aprobacin el nombramiento interino del repetido jefe que se propone.

    Libertad y Reforma.- Puerto de Mazatln, Julio 30 de 1862.- Plcido Vega- Francisco Corts, secretario.- Ciudadano Presidente del Ayuntamiento de.....

    *** Como se v, el gobernador ya no se preocupaba, de que en Don Fortino Len tena un sustituto nombrado previamente por el congreso. Todos los ayuntamientos respondieron de conformidad con tan extraa propuesta, simulacro de sistema representativo con que se quiso halagar al pueblo, cuando la dictadura mas desenfrenada y el prematuro estado de sitio haban acabado con l en Sinaloa. As es que Don Plcido Vega, despus de haber impuesto el da 10 de Enero de 1863 un prstamo forzoso de $50,000, entreg el da siguiente el mando del Estado al Seor Garca Morales, quien inaugur una administracin de buena fe, aunque apoyada en los elementos que le haba legado su antecesor.

    Las fuerzas de Sinaloa, en nmero de dos mil hombres, con doscientos mil tiros y quinientos fusiles sobrantes, se embarcaron el 5 de Febrero de 1863 en la fragata Mazatln, barca Caribe, goleta Emigdia, pailebot Alerta, bergantn-goleta Conde Cavour y vapor Esmeralda, y poco tiempo despus lo hizo el general Vega, quien para alcanzar el convoy de la expedicin,

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    corri algunos peligros, siendo en una parte del viaje perseguido muy de cerca por buques de la escuadra francesa. El desembarco se hizo en Zihuatanejo, de donde las fuerzas pasaron por tierra a Acapulco, y despus salvaron las fragosas serranas del Estado de Guerrero para llegar a la capital de la Repblica el 31 de Marzo, habiendo durado el viaje cerca de dos meses, con muchos trabajos y privaciones en los puntos del trnsito. Una correspondencia publicada en un peridico de la capital, deca lo siguiente:

    ***

    He estado antes de ayer en Tlalpam al encuentro de la brigada de Sinaloa y su digno general en jefe y gobernador de aquel Estado, C. Plcido Vega. He visto desfilar a esa brigada, digna de todo elogio por su patriotismo, y que tanto ha sufrido, atravesando despus de un largo viaje desde su Estado, ms de cien leguas de Zihuatanejo a Acapulco, y las que hay de ese punto a la capital, por un clima mortfero y llena de privaciones, careciendo de medios de transporte y a veces hasta de alimentos; de tal suerte que el general y su estado mayor salieron a pie de Acapulco, de donde algunos buenos vecinos les mandaron sus caballos.

    Dejaron atrs sus equipajes y sus dos msicas, antes que abandonar sus armas y pertrechos; tambin quedaron en Acapulco los uniformes que para la brigada llegaron de San Francisco, y 500 fusiles.

    Con lgrimas que la emocin haca brotar a mis ojos, vi desfilar esos fronterizos tan sufridos, enfermos y casi desnudos; la oficialidad en su mayor parte a pie y de huaraches; pero saludando con cario, llenos de entusiasmo y con su corazn en Zaragoza.

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    La brigada tuvo algunas bajas por enfermos que han sido enviados a Mazatln o quedan por los pueblos del trnsito; y vienen todava un centenar de enfermos, que han querido seguir trayendo el fusil a remolque. Tambin ha tenido la referida brigada bastantes muertos.

    ***

    Luego que lleg a la capital, se le hizo marchar a la

    campaa y form parte del ejrcito del Centro, que a las rdenes del general Don Ignacio Comonfort operaba en los afueras de Puebla contra los franceses que ya haban puesto asedio a dicha ciudad, y de cuya tercera divisin se nombr jefe al general Vega, que ya lo era de la brigada que llevaba bajo su mando. Tuvo dicho ejrcito la mala suerte de ser derrotado en 8 de Mayo por el francs que lo atac en nmero superior; sin embargo, la tercera divisin, presentando al enemigo una segunda lnea de batalla, le impuso respeto y lo contuvo, dando tiempo a que el resto de la fuerza mexicana se rehiciera y cobrara aliento, para emprender una retirada en buen orden, sin que se le hostilizase. La brigada de Sinaloa, con el resto del ejrcito del centro, se repleg despus del desastre a la capital de la Repblica, que abandon luego a la aproximacin de los franceses, y sigui en el interior de la campaa contra ellos a las rdenes del valiente general Porfirio Daz, siendo en todas partes modelo de arrojo, moralidad y disciplina bajo el inmediato mando de Angulo, Toledo, Corella, Alcntara y otros jefes que han adquirido renombre en el ejrcito. El que la haba conducido a la campaa, general Don Plcido Vega, renunci el 26 de Mayo en Mxico al mando de ella y el de la tercera divisin que se le haba confiado antes de la batalla de San Lorenzo: y habiendo recibido del gobierno federal la

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    comisin de ir a comprar armamento en San Francisco, Alta California, percibi con dicho objeto gruesas cantidades de dinero de la aduana martima de Mazatln, puerto donde se embarc para dirigirse a aquella ciudad, y en ella permaneci casi todo el tiempo de la guerra, sin haber enviado un solo fusil. Esta conducta inexplicable fue el principio de la ruina poltica de dicho general, quien ya no volvi a ocupar la silla del gobierno en Sinaloa; antes al contrario, sigui cometiendo desaciertos que lo alejaron ms y ms de la consideracin popular. Al fin de la contienda nacional con el extranjero, segn se explicar ms adelante, arrib a la costas de Sinaloa con algn armamento, y fue llamado a Chihuahua, donde se hallaba el presidente Jurez, para que rindiera cuenta de su comisin y explicase los motivos de su permanencia fuera del pas; pero se fug en el trnsito que el gobierno federal hizo de Chihuahua a Durango, y se fue a refugiar a Tepic al amparo de Lozada. En 1870 envi a las costas de dicho cantn y a las ordenes de Fortino Vizcayno, una expedicin pirtica a saquear a Guaymas, como lo verific, tomando de la aduana y casas de comercio $70,000 en dinero y letras a cobrar, $50,000 en efectos y muchas armas de propiedad particular. En 1873 se sublev en unin de Lozada contra el gobierno constitucional, y abandonando la campaa, fue a ocultarse a tejas y al Estado de Chihuahua, viviendo de incgnito, hasta que despus del triunfo del plan de Tuxtepec fue a Mxico, y de all vena ya en camino para Sinaloa cuando le sorprendi la muerte en Acapulco el 4 de Enero de 1878. No cabe duda que prest a su patria muy grandes e importantes servicios en la guerra de Reforma, sosteniendo en el Estado con las armas, con recursos y con su adhesin no desmentida la causa constitucionalista, que por cierto le debe su salvacin en el Occidente de la Repblica; y estos mritos

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    indisputables bastan para enaltecer su memoria y atenuar el recuerdo de sus errores bien numerosos. Sin embargo, es imposible desconocer, que fue para sus conciudadanos un verdadero dictador, con las facultades omnmodas que se tomaba en virtud de la situacin anormal del pas. Mientras pudo usar de dichas facultades y disponer a su arbitrio de los caudales de la Federacin y del Estado, conserv un prestigio deslumbrador, el cual fue disminuyendo con sus arbitrariedades cada vez ms frecuentes, y mengu de una manera muy notable al llegar con la terminacin de la guerra de Reforma el orden constitucional, cuyo rgimen no comprenda, al que no estaba acostumbrado y miraba como un estorbo intil. Era en los ltimos tiempos de su administracin un gobernante casi invisible, raras veces asista a la casa de gobierno a despachar los negocios, permaneca escondido en el cuartel o en casas de humilde condicin, donde reciba a excusas a las personas de su intimidad y resolva los asuntos de su agrado. Ms de una vez sucedi que hubiese llamado a personas de lejanos distritos, y que stas regresasen despus de algunos das y an meses de no haber podido hablarle, ni saber siquiera el objeto del llamamiento. En suma, poda decirse que no haba gobierno; la administracin pblica se manejaba por cartas de particulares, y se tena prurito en escribir a muchsimas personas, aun de la ms baja esfera, por cuyo medio la poltica se rebajaba al nivel de los chismes y pasiones populares.

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    CAPITULO CUARTO

    CONTINUACION DE LA POLTICA DEL SEOR

    VEGA EN LA ADMINISTRACION PUBLICA DEL ESTADO.- EL GOBIERNO FEDERAL DECLARA A SINALOA EN ESTADO DE SITIO Y NOMBRA GOBERNADOR AL CORONEL DON MANUEL MARQUEZ.- EL NUEVO GOBERNANTE DESCONOCE COMO VISITADOR A DON JUAN DE LA PEA Y BARRAGAN.- EL SEOR GARCA MORALES VUELVE A RECIBIR EL GOBIERNO DEL ESTADO POR ORDEN SUPERIOR Y EL SEOR MARQUEZ ES AGRACIADO CON LA BANDA DE GENERAL DE BRIGADA.- EL CORONEL DON ANTONIO ROSALES SE PRONUNCIA EN CULIACN CONTRA EL GOBIERNO DEL SEOR GARCA MORALES.- ES DESCONOCIDO POR SUS FUERZAS AL SALIR PARA COSALA.- RECLAMACIONES DEL CONSUL DE BLGICA Y PRUSIA CONTRA LA CONTRIBUCIN DEL UNO POR CIENTO.- DIGNA RESPUESTA DEL GOBERNADOR.- LA LEGISLATURA NUEVAMENTE ELECTA ABRI SUS SESIONES PARA CERRARLAS.- LA CORDELLIERE BOMBARDEA LAS FORTIFICACIONES QUE SE ESTABAN CONSTRU-YENDO EN MAZATLN Y ES RECHAZADA.

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    La administracin del Seor Garca Morales, sucesor del Seor Vega, no fue mas que la continuacin de ste, pues mantuvo las mismas autoridades y empleados que constituan el crculo personalista de su antecesor. No hizo cambio alguno, y si bien es cierto que su moderacin, buena fe y sano juicio prometan esperanzas de mejora, pero era impotente para satisfacer las exigencias de una situacin difcil, cuando predominaban en la poltica del Estado el exclusivismo y malos hbitos del gobierno anterior. El Seor Garca Morales subi al poder con el partido placidista, y cay con l, como veremos ms adelante. La tardanza que haba empleado el Seor Vega en acudir a la campaa de Oriente con las fuerzas de Sinaloa, y los informes recibidos acerca de la situacin que guardaba el Estado, hicieron que el gobierno de la Unin lo declarase en estado de sitio por decreto de fecha 12 de Enero de 1863, en el que se designaba al coronel Don Manuel Mrquez, entonces en Mxico al frente del contingente de Jalisco, para que viniese a encargarse de los mandos poltico y militar de dicho Estado. El gobernador nombrado trajo consigo este decreto, que no se public hasta su llegada a Mazatln y con fecha 10 de Marzo, recibiendo el gobierno al da siguiente de manos del Sr. Garca Morales. El Sr. Mrquez removi de sus puestos algunos de los partidarios del Sr. Vega, y comprendiendo que no podra disponer libremente de los recursos de las oficinas federales para aprestar tropas y pertrechos para la campaa, mientras permaneciese como Visitador Don Juan de la Pea y Barragn, lo desconoci tambin en sus funciones; siendo este acto arbitrario y los esfuerzos de Vega, que por su actual posicin tena valimiento ante el Presidente Jurez, los que determinaron su separacin de un puesto en que produca dificultades polticas y hacendarias; y en 4 de Mayo, por orden del gobierno general, entreg al Sr. Garca

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    Morales el mando del Estado, siendo a la vez agraciado con la banda de general de brigada. Por este tiempo el coronel Don Antonio Rosales, que haba sido nombrado por el gobernador Mrquez prefecto de Culiacn y comandante militar de la zona de Csala a Mocorito, intent un movimiento revolucionario contra la administracin restablecida del Sr. Garca Morales, acusndola de instrumento y continuadora de la poltica de Don Plcido Vega. Antes que se le removiese del puesto, de cuyo intento ya tena noticia, prepar el alzamiento, de cuya ejecucin y resultado se dio parte al gobierno en la comunicacin que se copia en seguida:

    ***

    Prefectura y comandancia militar en el Distrito de Culiacn.- Por la comunicacin que en copia tengo el honor de acompaar a esa secretara por extraordinario violento para que se sirva ponerlo en conocimiento del ciudadano gobernador y comandante militar del Estado, se impondr a esa superioridad del movimiento revolucionario que tuvo lugar en esta plaza, regenteado por el coronel Don Antonio Rosales. Para llevar a debido cumplimiento esa intentona, mand encuartelar desde el 9 del corriente por la tarde los reemplazos que estaban destinados para el contingente y las guardias nacionales que pudo reunir, cuyas fuerzas, que montaron a ciento veinte hombres, despus de haberlas instruido, equipado y municionado, sali con toda ella a las siete de la maana de hoy rumbo a Csala; pero en el punto de Las Moras, distante dos leguas de esta ciudad, se le sublev dicha fuerza, manifestndole resueltamente, que mientras no les explique el objeto de aquella expedicin, no daran un paso adelante. Rosales se hall embarazado, como era natural, para dar una contestacin satisfactoria a los soldados, y en seguida,

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    victoreando al supremo gobierno y al del Estado, lo abandonaron, habiendo regresado a esta plaza en el mejor orden a las once en punto de este mismo da. El jefe rebelde huy a todo escape, cuando no pudo contener el movimiento, y tuvo la fortuna de salvar la vida de diez doce balazos que le dispararon. La fuerza regres, como antes he dicho, comandada por el capitn Don Fernando Ramrez, que era el segundo de Don Antonio Rosales, quien en los momentos del conflicto hizo causa comn con los soldados, y se adhiri a sus justas pretensiones; pero en obsequio de la imparcialidad debo manifestar, que la conducta del Seor Ramrez no es muy meritoria, supuesto que su adhesin tuvo lugar cuando el movimiento careci absolutamente de remedio. Considero tambin interesante poner en conocimiento de esa superioridad, que segn confesin explcita del propio capitn Ramrez, la rebelin de Rosales tiene ramificaciones muy extensas en ese puerto, Csala, Sinaloa y otros puntos del Estado. Este mismo capitn ha manifestado, que el repetido Seor Rosales lleva de esta casa de moneda seis mil pesos en libranza sobre Csala, pero que ignora el sujeto contra quien van dirigidas. Tres cajones de parque, cuarenta y nueve fusiles empacados y otros varios objetos y ciento veintinueve pesos en moneda se recogieron tambin, cuya suma mand repartir a la tropa, en premio muy ligero de su buen comportamiento, suplico la aprobacin de este gasto. El gobierno debe estar seguro, que no omitir medio alguno para conservar inalterable la tranquilidad pblica, nterin que esa superioridad dicte las providencias que estimen ms acertadas en virtud de lo que dejo expuesto.

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    Libertad y Reforma. Culiacn, Mayo 12 de 1863. Martn Zazueta.- Ciudadano Secretario del despacho de gobierno.- Puerto de Mazatln.

    *** Rosales anduvo despus unos das fugitivo, y se salv de la persecucin por medios algo novelescos. La administracin pblica continu tranquila por el resto del ao. Solo se oa el lejano rumor de la guerra por el lado Oriente de la Repblica, y los corazones sinaloenses latan con emocin al anuncio de la cada de Puebla en poder de los franceses, de su entrada en Mxico, de la implantacin de una monarqua con un soberano extranjero y de otras desgracias de la patria. En 24 de Julio se reprodujo una de tantas reclamaciones que los cnsules extranjeros, de mucho tiempo atrs, se haban credo autorizados para dirigir al gobierno del Estado. Don Carlos Furhken, cnsul de Blgica y Prusia en Mazatln, le dirigi una protesta contra la contribucin de uno por ciento sobre capitales, impuesta en meses pasados por el gobierno de la Unin, y que hasta entonces se estaba cobrando en esta porcin del pas. En la protesta haca mrito de que la contribucin referida era para la guerra, a cuyos gastos supona no estaban obligados los extranjeros; se permita discurrir acerca de la suficiencia de las rentas de la Repblica para los gastos comunes; y sentaba con todo aplomo el principio de que todo capital pertenece al pas de su dueo: de lo que deduca, que el impuesto indicado no debera cobrarse a los nacionales del pas de que era cnsul. El gobernador le contest simplemente, que los gobiernos locales no tenan ingerencia alguna en la recaudacin e inversin de las rentas federales. Si la legislatura de Sinaloa se dio por suprimida en Abril de 1862, en virtud de la condicin de guerra en que se declar al

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    Estado, la que fue electa en 1863 bajo los auspicios del estado de sitio, dio por suspensas sus sesiones en 29 de septiembre, al da siguiente de haberse instalado y nombr su diputacin permanente, que jams lleg a funcionar. En Marzo de 1864 ocurri en Mazatln un incidente de la guerra extranjera, que dio honra a las armas del Estado y prepar los espritus a recibir dignamente al enemigo unos meses despus. La corbeta de guerra francesa Cordelliere apareci en las aguas de Mazatln, y el da 26 de Marzo a las ocho de la maana destac desde la baha de Puerto Viejo, dos lanchas caoneras para atacar las fortificaciones que se estaban levantando a orillas de la playa. Al or el can enemigo, toda la poblacin se conmovi y los ciudadanos se apresuraron a dirigirse a los cuarteles de sus cuerpos nacionales, para empuar las armas y defender a su patria, pero no hubo ese da otra novedad. El da 31 volvi la misma Cordelliere a romper sus fuegos de las dos de la tarde a las siete de la noche, sin causar ms dao que una contusin ligera a dos de los trabajadores de los fortines. Una sola pieza de artillera, situada al descubierto en la playa, contest los fuegos de la corbeta con tan acertada puntera, que le caus detrimentos considerables; y al da siguiente amaneci el buque francs a gran distancia reparando sus averas, sin intentar despus nada contra la plaza. Damos en seguida los partes militares de las dos funciones de armas referidas:

    *** Gobierno y comandancia militar del Estado de Sinaloa.-

    Con el objeto seguramente de impedir el trabajo de las fortificaciones de la plaza, hoy desde las ocho de la maana ha desprendido de su bordo la corbeta de guerra francesa Cordelliere dos lanchas caoneras, que paulatinamente han estado arrojando sus tiros sobre los puntos donde se levanta la

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    fortificacin, sin causar ms dao hasta ahora, que haber incendiado la cajuela de una de las piezas con que se les ha estado contestado el fuego, y de cuyo accidente resultaron bastante quemados el capitn 1 de ingenieros Miguel Quintana y los artilleros Vicente Rubio y Sacramento Encinas. Los trabajos de fortificacin continan sin haber sido paralizados. Tengo el honor de ponerlo en conocimiento de ese ministerio, para el superior del primer magistrado de la nacin. Libetad y Reforma.- Puerto de Mazatln, Marzo 26 de 1864.- Jess Garca Morales.- Francisco Ferrel, secretario.- Ciudadano Ministro de guerra y marina.- Saltillo.

    Gobierno y comandancia militar del Estado de Sinaloa.- Tengo el honor de participar a ese Ministerio para conocimiento del ciudadano Presidente de la Repblica: que ayer habindose acercado la corbeta Cordelliere hasta el mismo punto en la baha del Puerto Viejo de donde sus lanchas caoneras arrojaron sus tiros el da 26, rompi a las dos de la tarde hasta las siete de la noche un fuego nutrido de can sobre la fortificacin, sin causar otro dao con sus ms de trescientos disparos, que una contusin ligera a dos de los trabajadores, accidente que no les impidi continuar sus tareas. Durante las cinco horas de fuego se contest al enemigo con toda regularidad con una pieza situada al raso de la playa y servida por dos pelotones de artilleros que se alternaron al mando del subteniente Rafael Guerrero el primero, y el segundo al del capitn Francisco Gamboa, con la cual se hicieron a la Cordelliere varias averas que hoy ha amanecido reparando anclada en el extremo sur de las islas del Venado. Es digno de honorfica mencin el comportamiento del coronel de ingenieros ciudadano Gaspar Snchez Ochoa que, como director de la obra de fortificacin y comandante de dicha lnea, permaneci al frente de las cuadrillas de trabajadores, sin

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    separarse un punto de su puesto bajo los fuegos del enemigo. Es igualmente merecedora de todo elogio la serenidad y bizarra de los artilleros mencionados, que a pecho descubierto sirvieron la pieza, sin precipitar el servicio, haciendo punteras muy superiores a las de la corbeta. El ciudadano Leandro Cuevas, lo mismo que el da 26, permaneci en el lugar del combate hasta su conclusin. Las fuerzas de la plaza se mantuvieron sobre las armas, listas para todo servicio, y la poblacin entera, ardiendo en entusiasmo, presentaba el espectculo de un pueblo, que ansa el momento del combate, para demostrar una vez ms a su orgulloso invasor la superioridad que le infunde la justicia de su causa y la energa con que protesta contra la inicua intervencin de la Francia en su modo de ser. Los trabajos de la fortificacin continan con toda actividad.

    Libertad y Reforma.- Mazatln, Abril 1 de 1864.- Jess Garca Morales.- Francisco Ferrel, secretario.- Ciudadano Ministro de Guerra.- Saltillo.

    *** Durante el caoneo, la poblacin llena de curiosidad y

    entusiasmo coronaba las alturas, y en la noche del ltimo da recorri las calles victoreando al gobernador y a los hroes de la defensa del puerto. Este fue el exordio de la intervencin francesa en Sinaloa.

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    CAPITULO QUINTO

    LOS FRANCESES OCUPAN A DURANGO.-

    SNTOMAS DE REVOLUCIN EN SINALOA.- DON FRANCISCO VEGA SE PRONUNCIA CONTRA EL GOBIERNO DEL SR. GARCA MORALES.- DESPACHA UNA EXPEDICIN SOBRE MOCORITO.- ES RECHAZADA.- DON ATANASIO ARAGN ATACA A DON FRANCISCO VEGA EN CULIACN Y LO DERROTA.- VEGA MARCHA CON SU FUERZA A TAMAZULA Y ARAGN RETROCEDE A COSAL.- ROSALES, SNCHEZ ROMAN Y CORONA SE PONEN DE ACUERDO PARA PRONUNCIARSE.- INTENTONA FRUSTRADA PARA APODERARSE DE LA PLAZA DE MAZATLN CON ASTUCIA.- ACTITUD IMPONENTE DEL PREFECTO DEL ROSARIO AL ACERCARSE LAS HUESTES DE CORONA AL MANDO DE MARTNEZ.- CAPITULACIN DEL ROSARIO ANTE LOS JEFES DE LA REVOLUCIN.- GARCA MORALES ENVA FUERZA A ATACAR A LOS PRONUNCIADOS Y STA SE PRONUNCIA.- CONCORDIA SECUNDA EL PRONUNCIAMIENTO.

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    Despus del suceso que acabamos de referir, fu ocupado Durango por los franceses el da 4 de Julio, y todo haca prever que la invasin no se hara esperar por mucho tiempo en Sinaloa. El gobernador preparaba las guardias nacionales, y en 16 de Agosto, para arbitrarse recursos, expidi un decreto imponiendo un prstamo forzoso de cien mil pesos con autorizacin del gobierno federal, puesto que los gobernadores de Estados declarados en estado de sitio, tenan limitadas sus facultades por el decreto expedido por el Presidente de la Repblica el 17 de Julio de 1863. Por este tiempo se condensaban ya los elementos de una importante revolucin, que pronto debera producir el cambio de la administracin pblica en Sinaloa. Las exacciones y levas dispuestas o toleradas por el gobernador, parecan a unos insoportables; los preparativos para la defensa local contra la prxima invasin parecan a otros insuficientes y an nulos; el exclusivismo y estrechez de miras en la poltica, la continuacin de los funcionarios y empleados puestos por Don Plcido Vega y el desprestigio del gobierno, parecan a todos perjudiciales en la situacin poltica del pas. Lo cierto es que el descontento pareca general, por causas diversas y quizs hasta contradictorias. Por otra parte, la brigada de Tepic al mando del general Corona, recin llegada de una excursin en el Estado de Durango a los lmites de Sinaloa con Jalisco, donde se hallaba reducida a la miseria por falta de recursos, que no le daba el Sr. Garca Morales a causa de su indisciplina y de los graves desrdenes que cometa, estaba dispuesta a aceptar cualquier extremo a fin de conservar su entidad militar que estaba a punto de extinguirse por disolucin. Don Francisco Vega en Culiacn fue el primero que arroj el guante al gobierno, sorprendiendo con unos cuantos hombres el cuartel en la madrugada del 21 de Septiembre y aprehendiendo a algunas autoridades y agentes del poder. Era fama que su movimiento tenda a favorecer la causa del imperio, aunque el

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    plan proclamado solo tronaba contra la administracin del Sr. Garca Morales y contra las exacciones y levas repetidas con ruinosa frecuencia. Jzguese de sus propsitos por el texto del plan referido, y el de su proclama expedida dos das despus, que dicen as:

    ***

    En la ciudad de Culiacn, a los 21 das del mes de Septiembre de 1864, reunidos los jefes, oficiales y sargentos que suscriben la presente acta, para acordar los medios ms propios y adecuados que puedan emplearse para aligerar al Estado de los males que sobre l gravitan, y considerando:

    Que el subsidio extraordinario de guerra importante de cien mil pesos, decretado ltimamente por el gobierno del Estado, es sumamente oneroso a los habitantes del mismo, tanto por la ruina y decadencia en que se miran envueltos por la paralizacin de todos los giros, como por los frecuentes prstamos y contribuciones que con repeticin se les han estado exigiendo de seis meses a esta parte.

    Considerando: que la exhibicin de este dinero es del todo insuficiente para resistir la invasin del ejrcito franco-mexicano, puesto que si no han podido contener sus avances ni marcarle el alto los esfuerzos combinados en toda la Repblica, menos puede hacerlo Sinaloa careciendo, como carece, de los elementos necesarios.

    Considerando: que la leva forzosa de seiscientos hombres que se han mandado levantar en este distrito y los del interior, es notoriamente perjudicial, no solo porque deja sin brazos los diversos ramos de la sociedad y sume a multitud de familias en la orfandad y la miseria, sino porque esta clase de reclutamientos siempre recae en la gente ms pobre y desvalida de la sociedad.

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    Considerando: por ltimo, que el gobierno que no atiende ni procura la felicidad y bienestar de sus comitentes, no es digno de continuar rigiendo sus destinos, y tienen los pueblos el poder de retirarle la sagrada misin que le confiaron, hemos venido en acordar lo siguiente: 1 Se declara sin lugar ni efecto el subsidio extraordinario de cien mil pesos, decretado por el gobierno del Estado en 16 de Agosto prximo anterior. 2 Quedan sin efecto alguno, y no se cumplimentarn las rdenes expedidas por la propia autoridad, para reclutar en este distrito y los del interior, la fuerza de seiscientos hombres por el sistema de leva, por ser odioso y contrario a la ley, la razn y la equidad. 3 Se invitar a la primera autoridad poltica de los distritos, para que inculque a los ciudadanos de su demarcacin, el deber sagrado en que estn de defender su independencia y nacionalidad, con las armas en la mano y dems elementos que puedan proporcionarle. 4 Se remitir copia de esta acta a las propias autoridades para que la secunden, si lo consideran justo, y se invitar al C. Coronel Francisco de la Vega, para que con la influencia que le proporciona su grado militar y su posicin social, se ponga a la cabeza de este plan y lo lleve a efecto.

    Culiacn, Septiembre 21 de 1864.- Comandante de batalln, Ascensin Castro.- Teniente, Florencio Castro.- Teniente, Antonio Cota.- Teniente, Antonio Armera.- Subteniente, Manuel Rodrguez de la Rodriguera.- Por la clase de sargentos, Anacleto Flix.-. Por la de cabos, Pablo Cuestas.- Por la clase de soldados, Gregorio Gonzlez.

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    FRANCISCO DE LA VEGA. Coronel del Ejrcito, a los habitantes del Estado.

    CONCIUDADANOS: Empobrecidos y arruinados los pueblos del Estado por la exaccin de hombres y dinero con que se le extorsiona frecuentemente, han llegado ya a un grado de postracin y de marasmo, que pronto perdern la vitalidad, y apenas se conocer que existieron por las ruinas que sealar el viajero. Procurar, pues, con un fin humanitario y desinteresado poner un dique a ese mal de graves consecuencias, es lo que me movi a ponerme al frente del movimiento de esta plaza la noche del 20 del corriente. El gobierno del Estado sin miramiento a este clamor de la miseria pblica, ha derramado un prstamo de cien mil pesos sobre todos los sinaloenses que posean un capital de trescientos pesos arriba, y una conscripcin de seiscientos hombres en este distrito y los del Norte. Bien sabe el Ejecutivo que la recoleccin de este numerario, es de absoluta imposibilidad por las causas que vengo demostrando, y que el que se recoja, costar lgrimas de sangre, el pan de familias inocentes, y la expropiacin de algunas fincas. Sabe tambin, que el reclutamiento de hombres por la fuerza, contrara las leyes fundamentales de la Nacin, ataca de frente la libertad individual del ciudadano, lo arranca de la familia y sus quehaceres para hacinarlo maniatado con argollas de fierro en inmundos calabozos, y transformarlo despus en soldado de la Patria. Ese hombre que lleva estampado en su corazn el odio de la afrenta, el pesar de la familia, y el recuerdo del hogar, no puede ser buen soldado; y esta verdad la hemos visto tristemente confirmada en las guerras que sostuvimos contra el extranjero all en cuarenta y siete, y la que mantenemos fatalmente contra la Francia. Otros son los medios que los gobernantes deben emplear para proporcionarse soldados que cumplan con los deberes de su

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    profesin. Inclqueseles el honor, la disciplina, el sentimiento de la nacionalidad, y la diferencia que va de ser libres, a representar el papel de un paria o de un ilota, y entonces otro ser nuestro ejrcito. Este resorte toc Temstocles en el corazn de los atenienses, y pulverizaron las innumerables huestes de los reyes persas. Ese resorte inflam los pechos de aquellos romanos que dominaron al mundo, y tean sus manos en su propia sangre y la de sus hijos, toda vez que la Patria les demandaba estos cruentos sacrificios. Ese resorte moviliz a los espaoles, y marchitaron impvidos loa laureles del guerrero del siglo, y fue la causa primordial de que muriera en una roca en medio del Ocano. El estall en los pechos de Hidalgo y Morelos y produjo la independencia de la patria. Pues porqu nuestros pro-hombres no han seguido estos ejemplos d la experiencia y de la historia, y han tomado un rumbo enteramente contrario?. Muvase esa fibra delicada de los mexicanos y ellos defendern con entusiasmo su independencia. Los hombres que rigen los destinos de los pueblos tienen el deber sagrado de procurar la ventura y la felicidad de sus comitentes, y stos el de retirarles sus poderes cuando no corresponden a la confianza que en l depositaron. En esta situacin se ha colocado el actual gobernador y comandante militar del Estado Don Jess Garca Morales. Es verdad, y lo confieso con franqueza, que su corazn no se halla contaminado con los vicios que han afectado a la mayor parte de nuestros gobernantes; pero en cambio, no tiene la fuerza de voluntad para oponerse a los malos consejos que le dan los hombres de ideas insanas que lo rodean. Desconoce el Sr. Garca Morales, que esos cien mil pesos son insuficientes para contener la prxima invasin que nos amaga? Desconoce que esa suma, a proporcin que es pequea para el objeto indicado, es grande y gigantesca para sacarla de los miserables sinaloenses? Se le oculta que la leva de seiscientos hombres deja sin brazos la

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    agricultura y paraliza los dems ramos, despus de tanto como ha sufrido en los aos anteriores?. Por estos justificados motivos, que se hallan al alcance de todo buen sentido, propongo que los distritos le retiren el poder de que los invistieron, y lo depositen en otra persona que procure aliviarles los males que les aquejan. No es mi nimo, conciudadanos, hacer una alusin a mi persona en esa proposicin, pues conozco la pequeez de mis cualidades para aspirar a un puesto tan elevado y escabroso. Juro por lo tanto ante el mundo entero, que no me ha movido otro estmulo que el de vuestra felicidad.

    Culiacn, Septiembre 23 de 1864.- FRANCISCO DE LA VEGA.

    *** A fin de propagar la revolucin, Don Francisco Vega

    despach luego sobre Mocorito una fuerza, que fue resistida a las rdenes del coronel Don Rosalo Banda. Este seor, de trnsito en la poblacin el da del ataque, prestando su ayuda al prefecto del distrito, situ una parte de la tropa tras de un muro de piedra que circuye a la iglesia, apoyndola con algunos soldados que dirigan sus fuegos sobre el enemigo desde la azotea de este edificio y de la altura de la torre, y logr luego rechazar a los asaltantes, pero no sin quedar l herido de un brazo. Al saber el pronunciamiento de Don Francisco Vega en Culiacn, Don Atanasio Aragn, prefecto y comandante militar en Cosal, sali el 26 de Septiembre a atacarlo con cerca de trescientos hombres y lo derrot el 4 de Octubre, dispersndole mucha parte de su fuerza, que consista en cosa de cien hombres. El ataque fue por el Oriente de Culiacn, debiendo las fuerzas cosaltecas su xito, no precisamente a su nmero, sino ms bien a

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    la energa de dos de sus jefes, Don Cleofas Salmn y Don Cristbal Romero, que a cintarazos metieron en combate a muchos soldados y oficiales que ya huan. Derrotado Vega, tom rumbo a Capirato, y de all desvi camino para Alicama, donde trat de levantar un acta a favor del imperio para suscribirla con sus oficiales. En seguida tom a Tamazula, en el Estado de Durango, e hizo prisionero al jefe poltico Dr. Miguel Ramrez. Por su parte Aragn retrocedi pocos das despus a Cosal, atrado por los sucesos del Sur del Estado, pues tomaba creces la revolucin que por ese rumbo haba estallado contra el gobierno. En efecto, el coronel Don Antonio Rosales, que estaba oculto en el pueblo de La Noria, el coronel Don Joaqun Snchez Romn, comandante del resguardo de la Aduana Martima de Mazatln y jefe del batalln de guardia nacional Hidalgo y el general Don Ramn Corona, accidentalmente en dicho puerto y jefe de la brigada de Tepic, la cual se hallaba en Guajicori, (orilla izquierda del ro de Las Caas), amenazada de dispersin por falta de recursos, todos tres se haban puesto de acuerdo para verificar un pronunciamiento con el objeto de eliminar del gobierno al Sr. Garca Morales. Ciento y tantos hombres que haban pertenecido a la brigada de Tepic, encabezados por uno de sus antiguos jefes el teniente coronel Don Ascensin Correa, y de acuerdo con Snchez Romn, jefe del batalln de guardia nacional ya nombrado, se introdujeron en la tarde del 2 de Octubre al cuartel de este cuerpo en Mazatln, confundidos con los soldados del mismo que llegaban al toque de lista. Pero a cosa de las diez de la noche, designada para el pronunciamiento, se not la actividad inusitada de dicho cuartel, y se pusieron en prevencin los dems de la ciudad, en la cual por tanto ya no pudo permanecer un momento ms Snchez Romn, y se retir a Villa Unin con

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    ciento cincuenta hombres, armas y algunos otros elementos de guerra. Entretanto, la fuerza que se hallaba en Guajicori a las rdenes del teniente coronel Don Angel Martnez, haba avanzado sobre El Rosario; pero retrocedi a Escuinapa al ver la actitud de la poblacin que al mando del prefecto Don Ignacio Echeagaray trataba de defenderse, por el terror que inspiraba una soldadesca que se haba afamado por sus desrdenes y violencias. Los acontecimientos se precipitaban. Reunidos el da 3 en Villa Unin los autores del movimiento revolucionario, acordaron para organizarlo, que Snchez Romn fuese reconocido como gobernador del Estado y jefe de todas las fuerzas de la insurreccin, Rosales como jefe de las armas de Sinaloa y Corona de las de Tepic y mayor general de ambas. En seguida se dirigieron con todas las tropas pronunciadas a la ciudad del Rosario, que capitul el 5 de Octubre, quedando su guarnicin libre, pero entregando el armamento y municiones, y el da 6 se extendi el acta formal del pronunciamiento, cuyo texto copiamos en seguida:

    En la ciudad del Rosario, a los seis das del mes de Octubre de mil ochocientos sesenta y cuatro, reunidos los ciudadanos jefes y oficiales que componen las brigadas unidas de Sinaloa y Jalisco, en el alojamiento del C. Joaqun Snchez Romn, en jefe de las expresadas, hizo un resumen el referido jefe de los motivos y dura necesidad que los haba lanzado en las vas de hecho, a fin de poner un trmino a la marcha dbil, desacertada y ruinosa de la administracin del C. Jess Garca Morales. Demostr que el desprestigio de sta y su postracin era tal, que careca an del vigor necesario para garantizar a los ciudadanos pacficos la seguridad de sus personas e intereses: que en las crticas circunstancias en que la invasin extranjera nos amaga,

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    despus de agotarse cuantiosos capitales de la renta federal y del Estado, ste carece, no slo del material de guerra indispensable, sino an de los necesarios recursos para el sostn del soldado; que el descontento en consecuencia diezma cada da las filas de la reducida guarnicin con escandalosas deserciones de la tropa en masa; que los pueblos estn agobiados por fuertes y frecuentes exacciones a cuya formacin y derrame presiden la ineptitud e iniquidad, siguindoles el mas torpe y estril derroche; que en tan violenta situacin, el gobierno, sin el tacto necesario, sin saber apreciar ni las circunstancias, ni las cosas, ni los hombres; en medio de un crculo fatal, sin aptitud ni voluntad para procurar mas que el bien propio, la honradez, el mrito, los servicios ms importantes y honrosos se convierten en crimen y objeto de saa, porque en estas cualidades la inmoralidad v un juez y el egosmo inepto su ms peligroso mulo, y la propiedad entretanto en vez de proteccin slo es objeto de cautelosas asechanzas; que estos elementos lejos de estar en armona con los intereses de los pueblos, sin cuya cooperacin la defensa es imposible, convierten a la administracin del C. Garca Morales en el enemigo de aquellos. Los crasos errores del C. Garca Morales, las mezquinas pasiones que han jugado en sus consejos, no se han limitado al interior del Estado; su poltica ha sido trascendental a los importantes Estados limtrofes de Durango y Jalisco, a los que lejos de ayudar en sus conflictos, ya clara, ya simuladamente, puede asegurarse que los ha tratado de una manera hostil. Por todas estas consideraciones y en virtud de haberse negado el C. Morales a escuchar las amonestaciones que con la mayor buena fe y patriotismo se le han hecho: atendiendo que si bien el C. Garca Morales tiene todas las virtudes que pueden honrar a un ciudadano en la vida privada, carece de las dotes ms indispensables para el desempeo del alto puesto que ocupa, el C. coronel Snchez Romn manifest, que a su pesar y obligado solamente por los deberes de la ms alta importancia y como lo es

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    todo aquello en que se interesa la independencia nacional y las libertades pblicas, someta a la deliberacin de los ciudadanos jefes y oficiales presentes, el plan poltico contenido en los artculos siguientes: 1 Siendo notoria la incapacidad del C. General Garca Morales para administrar al Estado y proveer a su defensa, cesar en las funciones de gobernador y comandante militar. 2 Por los medios ms populares y adecuados a las circunstancias se proceder a elegir un gobierno provisorio, tan luego como se verifique la ocupacin de la capital por estas fuerzas, o en su defecto la mayora de los distritos que expresaren su adhesin a este plan. 3 A los quince das despus de constar la aceptacin de seis o ms distritos, el gobierno provisional expedir la convocatoria para la eleccin del gobierno constitucional. 4 Las autoridades y funcionarios pblicos de cualquier nombramiento y categora, que rehsen adherirse a este plan, cesarn desde luego en sus funciones, siendo reemplazados por los trmites o cuerda correspondiente. 5 En caso de presentarse el enemigo extranjero, o sus aliados los traidores, estas fuerzas estn dispuestas a combatirlas hasta el ltimo trance, a auxiliar a las que dependen del C. Garca Morales obrar en combinacin con aquellas, si a ello fueren invitadas. 6 Si el C. general Jess Garca Morales, haciendo en las aras de la patria el sacrificio indispensable de su amor propio y personales intereses, precaviese el derramamiento de sangre mexicana por tan innoble causa y se prestase a la reorganizacin del nuevo gobierno, cesar toda hostilidad, y contribuiremos de consuno y pacficamente a aquel importante objeto. 7 De esta acta se remitir una copia al Gobierno Supremo de la Nacin para su superior conocimiento y a las prefecturas y

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    ayuntamientos del Estado para los fines expresados en los artculos relativos. Y habiendo por aclamacin manifestado su conformidad, firmaron la presente en la fecha y ciudad citada.- Joaqun Snchez y Romn.- Ramn Corona, general en jefe de la brigada de Tepic.- Antonio Rosales, coronel de infantera.- Miguel Figueroa, como prefecto y comandante militar del Rosario. Jos M- Gutirrez, teniente coronel.- Ascensin Correa, teniente coronel.- Angel Martnez, teniente coronel.- Comandantes de caballera, Calixto Salas, Sixto Hernndez.- Comandantes de infantera, Francisco de la Vega, Pedro Betancourt, Gregorio Saavedra, Calixto Mariles. Comandantes capitanes de caballera, Marcelino Ocampo, Florencio Pacheco, Donato Guerra.- Capitanes de caballera, Miguel Peregrina.- Leonardo Cruz.- Antonio N. Urbina.- Fabin Barreto.- Eulogio Parra.- Zeferino Rocha.- Pedro Castillo.- Toms Macas.- Jess Arteaga.- Juan Cruz.- Camilo Isordia.- Capitanes de infantera, Ignacio Lpez.- Pablo Garca.- Nicols Samudio.- Dionisio valos.- Justo Torres.- Martn Morales.- Anacleto Castillo.- Francisco Guzmn.- Simn Rentera.- Andrs Montenegro.- Feliciano Coronado.- Capitanes tenientes, Daniel Ramrez, Guillermo Martnez.- Alejandro Garca.- Tenientes, Francisco Ayrada.- Miguel Rivas.- Manuel Ramrez.- Desiderio Rivera.- Salvador Villavicencio.- Claro Placencia.- Salom Iglesias.- Gabino Ruz.- Angel Pulido.- Felipe Herrera.- Florencio Curiel.- Casildo Manjarrs.- Francisco A. Narvez.- Capitn de infantera, Tefilo Noriega.- Alfreces, Rafael Ramrez.- Cayetano Mndez.- Cruz Chacn.- Jos Mara Flores.- Eutimio Muoz.- Flix Castillo.- Jess Guerrero.- Apolinar Torres.- Pablo Lomel.- Pascual Mercado.- Librado Mariles.- Zeferino Samudio.- Petronilo Silva. Es copia. Rosario, Octubre 6 de 1864.- Joaqun Snchez y Romn.

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    ***

    El Sr. Garca Morales envi una fuerza al mando del teniente coronel Silvestre Bentez a batir a los pronunciados; pero a la noticia de que del Rosario se desprenda el general Corona a ir a su encuentro, y conociendo que su fuerza estaba desmoralizada, Bentez se desvi a Concordia y de all retrocedi a La Noria, y con esto dio lugar impensadamente a que Corona le interceptase el camino para Mazatln, como lo hizo, situndose en la Puerta de las Canoas, como punto intermedio entre una y otra poblacin. Cuando la fuerza del gobierno quiso replegarse a dicho puerto, lejos de atacar a la pronunciada que le cerraba el paso, fraterniz con ella al acercrsele, y victore a la libertad y al jefe de la fuerza contraria, yendo en seguida a levantar el da 13 en Villa Unin una acta de adhesin al plan del Rosario. Ese mismo da se pronunci la ciudad de Concordia; y como desde antes se haban ya reunido en aquella villa todas las fuerzas de la revolucin, se pusieron en marcha en nmero como de mil hombres a atacar a Mazatln.

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    CAPITULO SEXTO

    ULTIMOS ESFUERZOS PARA UN AVENIMIENTO

    ENTRE LOS PRONUNCIADOS Y EL GOBIERNO.- LAS FUERZAS PRONUNCIADAS ATACAN Y TOMAN A MAZATLN.- GARCA MORALES PRISIONERO; EN LIBERTAD DESPUS, SE RETIRO A SONORA.- APRECIACIN DE LA CONDUCTA DEL SR. GARCA MORALES COMO GOBERNANTE.- PRINCIPIA LA INGERENCIA DE CORONA EN LA POLTICA DEL ESTADO, Y LA MORALIZACIN DE SUS FUERZAS. NOMBRA-MIENTO DE ROSALES COMO GOBER-NADOR DEL ESTADO. SALEN COMISIONADOS A LOS DISTRITOS PARA ARREGLAR EL RECONOCIMIENTO DEL GOBIERNO

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    Antes de marchar sobre Mazatln, el Sr. Snchez Romn dirigi en el mismo da 13 desde Villa Unin una nota al Sr. Garca Morales, haciendo un ltimo esfuerzo para un avenimiento; pero como ste deba tener por base la eliminacin de la persona del gobernador en su calidad de jefe del Estado, era evidente que no habra de tener efecto, como as sucedi. Insertamos dicha nota y la contestacin del Sr. Garca Morales, que son como sigue:

    ***

    Ejrcito Federal.- Brigadas Unidas de Sinaloa y Jalisco.- Coronel en jefe.- Con fecha 6 del corriente tuve el honor de acompaar a usted copia del plan poltico proclamado en el Rosario, cuyo pliego contenido en el trnsito por el Sr. teniente coronel Espnola, no lleg a las manos de usted. La remisin que hago ahora de ese documento y de la adhesin verificada en este da de las fuerzas de Concordia y dems que componan la seccin expedicionaria, dar a usted una idea completa de la situacin y los sucesos. La espontaneidad ocurrida en la adhesin de las citadas fuerzas, la circunstancia de ser estas mismas la ms firme columna de las instituciones liberales a favor de las que han prestado los mas esclarecidos servicios, determinar a usted, seor general, de una manera infalible, cul es la pblica opinin contra la cual, y ms en las presentes crticas circunstancias, sera un crimen luchar. Apelo al patriotismo de usted, abstenindome de insistir en considera-ciones que abandono a su honradez y buen sentido. La necesidad de abreviar nuestras operaciones en obvio de calmar la pblica ansiedad y las penalidades de la poblacin pacfica, me impone el penoso deber de sealar para el recibo de la contestacin de usted las doce del da de maana.

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    Con este paso y los dems que en lo particular he dado a fin de llegar a un pacfico avenimiento, queda mi conciencia satisfecha y toda la responsabilidad de su parte. Protesto a usted mi distinguida consideracin.

    Libertad e Independencia. Villa de Unin, Octubre 13 de 1864.- Joaqun Snchez Romn.- Sr. general Jess Garca Morales, en jefe de las fuerzas que guarnecen la plaza de Mazatln.

    Gobierno y comandancia militar del Estado de Sinaloa.- A las doce de la noche.- La comunicacin de usted de esta fecha en nada cambia la resolucin que, en mi anterior nota, dije a usted tena adoptada acerca de hacer respetar las leyes y la autoridad que legtimamente represento: en consecuencia puede usted proceder en el sentido que le parezca, sin necesidad de esperar el lapso del trmino que fija en su intimacin, lo cual, como antes he dicho, no me har apartar un pice de la lnea de conducta que me he trazado, porque marcho en ella por conciencia y por convicciones ntimas. En cuanto a quin sea, de entre nosotros, reo de la inmensa responsabilidad que proceda de hacer derramar la sangre mexicana en una contienda fratricida, cuando ms unidos debiramos estar para presentarnos ms dignamente ante el invasor extranjero, que tal vez pisa ya en estos momentos el territorio del Estado, el Supremo Gobierno y sobre todo la patria lo decidirn con su recto criterio. Con lo expuesto debera terminar la presente comunicacin; pero creo oportuno hacer algunas observaciones, relativamente a lo que Vd. llama su plan poltico; por cuanto a que debo hacer palmaria la contradiccin en que incurre, violando los principios de nuestra constitucin, al mismo tiempo de invocarla.

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    Como los considerandos del expresado plan se refieren exclusivamente a mi persona, de que deseo hacer completa abstraccin, mis observaciones se limitarn a los puntos siguientes: Desde que el congreso general, a consecuencia de la guerra extranjera que haca necesario unificar la accin del gobierno, concedi al ejecutivo facultades extraordinarias, ces de derecho y de hecho el rgimen estrictamente constitucional, y consiguientemente el gobierno supremo de la nacin es el nico a quien compete la facultad de nombrar gobernadores y comandantes militares en los Estados en condicin de sitio. Tratar de abrogarse esa facultad, es conculcar las leyes de un modo inexcusable; sin que atene la gravedad del atentado la promesa de obtener la aprobacin de los distritos, que nada valdra acerca de un hecho vicioso en su origen. Ni la circunstancia de estar enteramente sujeta la marcha del gobierno al orden constitucional legitimara los procedimientos de usted, puesto que existe el gobernador constitucional del Estado, y que con arreglo a las prescripciones de nuestro Cdigo fundamental hay nombrado un vice-gobernador que debe reemplazar a aquel en sus faltas temporales o absolutas, y hay por ltimo el presidente del Supremo Tribunal de Justicia, a quien en defecto de los dos funcionarios expresados corresponde el ejercicio del poder ejecutivo. Esto previene el texto de los arts. 43 y 44 de la Constitucin del Estado. Lo expuesto convence de que, aun en el caso de que yo debiera cesar en el ejercicio de las funciones de gobernador, la manera de reemplazar mi falta no sera la que usted propone, opuesta diametralmente al texto de las leyes. Repito que me retraigo de hacer referencia alguna a lo que dice relacin a mi persona y est muy lejos de m el pensamiento de hacerme el panegirista de mi administracin; pero el Supremo Gobierno y los pueblos son los nicos competentes para juzgar de

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    mi conducta y en ningn caso una faccin armada que proclama la sedicin por motivos ms o menos bastardos. Por mi parte he dado cuenta al Supremo Gobierno de los desagradables acontecimientos que han tenido lugar, manifestndole como antes lo haba hecho, que ahora como entonces, estoy dispuesto a separarme del gobierno sin insistir obstinadamente en mi dimisin, por ser en la actualidad bien espinosa y difcil la posicin del gobernante: pero en todo caso yo no dejar el puesto que el Supremo Gobierno ha confiado a mi lealtad, si no es de una manera legal y digna.

    Libertad y Reforma. Puerto de Mazatln, Octubre 13 de 1864.- Jess Garca Morales.- Francisco Ferrel.- Sr. Don Joaqun Snchez Romn.

    ***

    El da 14 las fuerzas pronunciadas se movieron de Villa Unin a Mazatln, a cuyas cercanas llegaron a cosa de las cuatro de la tarde, y acamparon a tiro de can de las fortificaciones de la ciudad por el lado de tierra, defendidas por ms de quinientos hombres, siendo de mil poco ms o menos la fuerza de las brigadas unidas de Sinaloa y Jalisco que deberan asaltarlas. El da 15, a las 3 de la maana, el coronel Rosales atac por la izquierda con 300 hombres el punto de Infiernillo, el general Corona con igual fuerza atac por la derecha, y por el centro se desplegaron dos compaas de tiradores, quedando el coronel Snchez Romn en Palos Prietos con alguna fuerza de reserva, para dar auxilio en caso de necesidad, o proteger la retirada en caso de derrota. La plaza resisti durante media hora; mas habiendo sido franqueadas las fortificaciones por derecha e izquierda, se dispers la fuerza que cubra esos lados. Luego despus se rindi el cuartel, vasto edificio a la entrada de la poblacin, y por ltimo

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    fu hecho prisionero el Sr. Garca Morales al dirigirse al muelle para embarcarse, pero inmediatamente fue puesto en completa libertad, tratndosele con las mayores consideraciones, y se retir a Sonora, su patria, desapareciendo al mismo tiempo los favoritos que le haba dejado la administracin de Don Plcido Vega y que le haban captado el desdn del pueblo. La jornada le cost a los sitiadores dos oficiales y diez y seis soldados muertos y ms de veinte heridos, pero tomaron cosa de cuatrocientos prisioneros, la artillera y pertrechos de guerra de la plaza. As acab la administracin del Sr. Garca Morales, hombre modesto y honrado, digno y valiente, de buena f y apegado al cumplimiento de sus deberes. Su gobierno se caracteriz por un espritu de conciliacin y por cierta especie de indolencia, que contrastaban con la agitacin estrepitosa y la arbitrariedad abusiva del que le haba precedido. Mas si el jefe del Estado luca por su justificacin y moderado proceder, en cambio era exacto y merecido el cargo que le haca la revolu-cin, de haber conservado obstinadamente un ncleo de emplea-dos de la administracin anterior, rechazados por la opinin pblica, cuyas indicaciones no siempre pueden despreciarse. Desde este suceso, es de notar que el general Corona comenz a intervenir directamente en la marcha poltica del Estado, y tambin desde entonces comenz a observarse gradualmente algo de ms orden y disciplina en las tropas que mandaba y se reputaban no inferiores en inmoralidad a las de Lozada. Triunfante la revolucin, el coronel Don Antonio Rosales fue nombrado el da 19 de Octubre gobernador provisional del Estado, dndose a este acto, que tuvo lugar slo en Mazatln y quizs nicamente entre los jefes de las fuerzas, el nombre impropio de voto popular, cuando todava no poda ser conocida la opinin del resto del pas. Tan cierto es que las revoluciones no

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    regeneran la administracin pblica, sino que por lo