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www.buzos.com.mx buzos — 30 de junio de 2014 6 ANÁLISIS Nydia Egremy [email protected] LAS FARC Y ESTADOS UNIDOS: MITO Y REALIDAD www.buzos.com.mx

buzos — 30 de junio de 2014  · fortunas o por pertenecer a familias que han detentado el poder político o eco-nómico, según señala en su reflexión titulada La élite colombiana

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6ANÁLISISNydia [email protected]

LAS FARC Y ESTADOS UNIDOS:

MITO Y REALIDAD

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7ANÁLISISNydia Egremy

[email protected]

En Colombia se libra la más grande batalla in-terna en América Latina contra las guerrillas, el narcotráfico y la para-política. La reelección

presidencial de Juan Manuel Santos de-pende del diálogo que mantiene con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–Ejército del Pueblo (FARC-EP) para alcanzar la paz después de 50 años de conflicto interno. Calificada en el pasado como narcoterrorista por Es-tados Unidos (EE. UU.), la guerrilla al-canzó acuerdos tan sustantivos que hoy la Casa Blanca busca definir su rol en la etapa posconflicto, con lo que aísla a la extrema derecha colombiana, su alia-do en la región. Además de consumar el desarme de la guerrilla, Santos debe definir el curso de su alineación con Washington.

En el discurso que pronunció des-pués de alcanzar la reelección, el jefe de Estado colombiano, Juan Manuel Santos exclamó: “Hemos llegado al fin de la violencia”. Pero esto es un mito. El también experiodista, exministro de Defensa y empresario sabe que su mayor reto está en las posiciones irre-conciliables de la guerrilla –que apare-ce como un grupo débil, pero con gran operatividad– en la derecha colombia-na (con la gran capacidad de maniobra del expresidente Álvaro Uribe) y en la polémica alianza de Colombia con EE. UU.

Por décadas, el conflicto interno en-tre esos tres actores se ha escenificado en las zonas más ricas del país, donde las élites explotan los recursos en per-juicio de la población local. Para el ana-lista Xavier Calderón Castillo, las élites ven al Estado como botín, usan y entre-gan a las multinacionales los bienes y riquezas estatales en beneficio propio: el oro, el coltán, las tierras raras y los pocos hidrocarburos que quedan. Al mismo tiempo, la corrupción sistémica

de mandos políticos y la clase adinera-da vacía las arcas municipales, departa-mentales y nacionales.

Por ello, la analista Cecilia López Montaño urge a cambiar el comporta-miento de quienes en medio de una so-ciedad tan desigual siempre han gozado de grandes privilegios, ya sea por sus fortunas o por pertenecer a familias que han detentado el poder político o eco-nómico, según señala en su reflexión titulada La élite colombiana.

Otros análisis apuntan a que el Es-tado colombiano se ausentó o fue muy débil en amplias zonas, particularmente en las rurales. Ese vacío fue aprovecha-do no sólo por los grupos revoluciona-rios sino por contrabandistas de esme-raldas y más tarde por narcotraficantes, que consolidaron una economía ilegal. En medio de ese vacío político queda-ron los colombianos que sufrieron la corrupción, la represión del Ejército y la confrontación entre guerrillas y pa-ramilitares.

La reacción ante esa violencia fue que la población huyó de sus hogares, profundizándose el analfabetismo, la pobreza y la precaria salud de los ciu-dadanos. En 2012 el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugia-dos (Acnur), cifró en cuatro millones a esos desplazados (8.5 por ciento de la población total) y en 400 mil a quienes al huir abandonaron entre cinco y seis millones de hectáreas de cultivo. Otro efecto colateral fue el éxodo masivo de las víctimas de paramilitares a las ciu-dades, con lo que creció la población urbana y en consecuencia la oferta de mano de obra no calificada en las ciuda-des, donde además había poca deman-da.

Los desplazados rurales convivían en las zonas metropolitanas con sus agresores, que huían a las ciudades para eludir a la Justicia. Esto se tradujo en el aumento de la pobreza y la disminución en la calidad de vida de los ciudadanos,

como en Soacha, zona marginal a las afueras de Bogotá, donde las víctimas de la represión paramilitar fueron los nuevos rehenes de los desmovilizados.

A esas víctimas les preocupó que el Estado usara el erario en adquirir armas y no en mejorar su condición social. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló que más de 15.2 millones de colombianos (34.1 por ciento de la población) viven en condi-ción de pobreza, de ellos 4.3 millones en pobreza extrema; además de los más de dos millones 708 mil desempleados. En contraste, sólo en 2008 ese país tuvo el mayor gasto militar y, según el Ban-co Mundial, entre 2003 y 2011 gastó en armas casi el 3.4 por ciento del produc-to interno bruto (PIB).

FARC-EPEn su afán por justificar el gasto ar-mamentista y seguir la doctrina de seguridad de EE. UU., los gobiernos colombianos acusan de la ingobernabi-lidad a las FARC-EP, la más antigua y numerosa guerrilla de América Latina. Alejado de este argumento simplista, el periodista y colaborador de Le Monde Diplomatique, Hernando Calvo Ospi-na, contextualiza el origen de las FARC en el orden mundial resultante de la se-gunda posguerra, cuando América Lati-na y el Caribe quedaron como mercado de los excedentes estadounidenses.

Élites e inversionistas explotaban las inmensas reservas de materias primas y pactaban alianzas con Washington para contener al comunismo (Colombia fue el único país latinoamericano que envió tropas a Corea bajo mando estadouni-dense entre 1951 y 1954). La violen-cia se había desatado en abril de 1948 después del asesinato “por parte de la CIA y sus socios locales” del líder Jor-ge Eliecer Gaitán, refiere la periodista Stella Calloni.

En ese contexto interno, el 28 de mayo de 1964 inició sus operaciones

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8 REPORTAJE

un grupo mal armado de 52 hombres y tres mujeres al mando de Manuel Ma-rulanda Vélez (Tirofijo). Nacía así una guerrilla que llevaba como banderas la lucha contra el latifundismo, la repre-sión gubernamental y una propuesta de alianza con los movimientos de iz-quierda rurales y urbanos, que dos años después se nombraría FARC, recuerda Hernando Calvo Ospina.

Se les atribuye responsabilidad di-recta en la muerte de más de 200 mil personas, según el informe Guerrilla

y Población Civil: Trayectoria de las FARC 1949-2013, del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Se les acusa de usar métodos de control en áreas rurales para penetrar en zonas cocaleras o estratégicas, de activismo electoral a través de la Unión Patrióti-ca (exterminado por el Gobierno) y de crear nuevos frentes guerrilleros.

En su investigación Globalización, democracia y terrorismo, el historiador británico Eric Hobsbawn, afirma que el combate de las autoridades colombia-

nas en estos últimos años ha superado, con mucho, la violencia política de esos guerrilleros. La confrontación escaló entre los años 80 y la década de los 90. Las FARC dominaban vastas zonas del país y acosaban al Ejército con intensas ofensivas; en reacción, el Gobierno se apoyó en los grupos paramilitares que aplicaron los fundamentos del Conflic-to de Baja Intensidad para eliminar al enemigo interno que representaban la izquierda, la subversión y la insurgen-cia.

A la vez se planteó que las autode-fensas (paramilitares) resguardaran a sectores agroindustriales, mineros y élites bajo protección del Estado. A seis meses de la presidencia de Ernesto Samper (1994-1998), surgieron los gru-pos: Muerte a comunistas y guerrilleros (Macogue) y Colombia sin Guerrilla (Colsingue) y en noviembre de 1994 la Primera Cumbre de Autodefensas aprobó el asesinato de blancos selec-tivos guerrilleros, dirigentes políticos y sindicales. El grupo más violento e influyente fue Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) de Carlos Castaño.

Hoy, 20 años después del auge de las FARC, circulan dos mitos más so-bre su situación: que están en paulatina “quiebra estratégica” y arrinconadas, o que han resurgido. El director de De-cisive Point, Román Ortiz, opina que más del 90 por ciento de los municipios colombianos están libres de la acción de esta guerrilla; el investigador Ca-milo Echandía Castilla, estima que las FARC redujeron su nivel de combates al perder más de la mitad de su fuerza y territorio.

El propio Juan Manuel Santos afir-ma que el conflicto disminuyó porque el Ejército desactivó varios objeti-vos de alto valor. Finalmente, para la Fundación Ideas para la Paz (FIP) las alarmas del renacimiento se encendie-ron en falso, pues el grupo está en re-pliegue y su aparente resurgimiento es un recurso defensivo para retener las

Colombianos que viven en condiciones de

marginación.

70 mil

60%

En los últimos 20 años murieron más de 70 mil civiles

en el conflicto armado. Fuente: Amnistía Internacional.

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9REPORTAJE

zonas donde sobrevive y evitar que el Gobierno ubique a sus mandos. Sólo para impedir que se localizara a Gui-llermo Sáenz Vargas (Alfonso Cano), las FARC libraron 279 acciones en 114 municipios.

Sectores afines al expresidente Álva-ro Uribe afirman que el grupo se reco-bró y que Juan Manuel Santos ha baja-do la guardia; se basan en el Plan Rena-cer de las FARC contra la estrategia de Seguridad Democrática del Gobierno. El director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), Jorge Restrepo, estima que la guerrilla man-tiene su capacidad de acción contra la fuerza pública y cifra en 10 mil a sus combatientes, más una base de apoyo que triplicaría ese número.

Con una visión más estratégica y lejos de ese debate, EE. UU. opta por expresar su apoyo “total” al proceso de paz. El 18 de junio el vicepresidente estadouniden-se Joe Biden, defendió en Bogotá su in-terés por definir el rol de Washington en la etapa posterior al diálogo; busca ga-rantías para más de 700 multinacionales estadounidenses en aquel país. También quiere mantener los logros de 15 años de lucha contrainsurgente que el Plan Co-lombia consolidó con el rostro de guerra contra el narcotráfico.

Hoy la Casa Blanca, vía Departa-mento de Estado, diluye el cargo de “organización terrorista extranjera” que asignó a las FARC hace 17 años bajo la Ley Antiterrorista y de Pena de Muerte Efectiva. También relega la Orden Eje-cutiva 13225, del expresidente George Walker Bush en 2001, que integraba a la guerrilla en los Terroristas Globales con Designación Especial, así como a la Ley de Jefes de Organizaciones Delictivas de 2003 que la llamó “narcotraficantes ex-tranjeros de importancia”.

Diálogo y mitosLa búsqueda del fin de la lucha armada entre el Gobierno y las FARC-EP los llevó a negociar una vez más en octu-

bre de 2012. Ya lo habían hecho a fi-nales de los años 90 en Oslo, y en este ciclo, Cuba y Noruega son garantes de ese diálogo bajo el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Du-radera. Cuba fue sede de los primeros encuentros en 1997 y Noruega tiene tradición en la solución de conflictos sin la participación de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El nuevo diálogo fue recibido con entusiasmo en la comunidad, incluso

expresaron su apoyo: el presidente es-tadounidense Barack Obama, el secre-tario general de la ONU, Ban Ki Moon –quien elogió a Cuba por acoger las negociaciones– y la Unión de Nacio-nes Suramericanas (Unasur). A la mesa están sentadas las delegaciones que dirigen Luciano Marín Arango (Iván Márquez) por las FARC y el ex presi-dente colombiano Humberto de la Ca-lle. Discuten la agenda de cinco temas para transformar al país:1) Política de desarrollo agrario integral (propuesto

3 millones

60%

Más de 3 millones de personas se han convertido

en desplazados internos desde 1985.

Colombianos huyeron de zonas importantes agrícola

y económicamente.

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10 REPORTAJE

por las FARC); 2) Participación Polí-tica, 3) Narcotráfi co, 4) Víctimas y 5) Desmovilización.

Ya hay acuerdos en los tres prime-ros puntos. Se convino una reforma que termine con el acaparamiento de tierras y el latifundismo improductivo, que promueva la producción en favor de los campesinos. El segundo acordó que las FARC sean actores políticos de pleno derecho y que se garantice su desmovilización con amnistías. El ter-cer acuerdo se alcanzó el 18 de mayo, y admite que fracasó la actual estrategia contra el narcotráfi co por la demanda global; propone reducir la producción de drogas en el país, que con Perú es el principal productor de cocaína con 309 toneladas y 48 mil hectáreas de cultivo de coca, según la ONU. A su vez, Ro-drigo Granda, llamado “canciller” de las FARC afi rma que no se involucran en el procesamiento de drogas sino que sólo cobran un impuesto en las zonas productoras de coca.

El diálogo afecta a quienes buscan perpetuar la confrontación y lanzan campañas de rumores y mitos para desinformar. Algunos, como el líder de Un Millón de Voces Contra las FARC, Óscar Morales Guevara, afi rman que el Ejército nacional será desmantelado en favor de la guerrilla, que ésta seguirá armada y que desde el Congreso refor-mará la Constitución para rendirse a un modelo marxista. El negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, de-nuncia los “mitos inverosímiles” de los críticos al proceso y afi rma que es falso que en La Habana, Cuba, se entreguen las instituciones a las FARC, pues no se trata de obtener una paz a cualquier precio, sino que el objetivo es abrir una etapa para construir una paz estable y duradera.

De la Calle rechaza que se vaya a reducir al Ejército cuando fi nalice el confl icto y afi rma que ese tema no se negoció. Niega que la reforma rural amenace la propiedad privada y explica

2008: Muere Manuel Marulanda Vélez (Tirofi jo) líder de las FARC.

Luis Edgar Devia (Raúl Reyes) cae abatido en marzo del mismo año.

Víctor Julio Suárez (Mono Jojoy) cae en 2010.

Minchu Herminsul de Jesús Velasco (Minchu) cae en 2011.

Guillermo León (Alfonso Cano) cae en noviembre de 2011.

Tomás Medina (Negro Acacio) cae en 2007.

Manuel Marulanda Vélez.

Víctor Julio Suárez.

Luis Edgar Devia.

Guillermo León.

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11REPORTAJE

que con el Fondo de Tierras para la Paz se apoyará a los sin tierra y a los peque-ños productores. Las FARC pidieron asignar 16 millones de hectáreas a los campesinos para que el Estado salde su deuda histórica con ellos. Otras réplicas fi guran en el sitio web de la campaña por la reelección del mandatario: http://www.santospresidente.com/proceso-de-paz/

Por su parte, el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri (Timos-

henko), descarta que se sometan a una entrega “humillante” y asegura que se-guirán su lucha si la oligarquía insiste una vez más en impedir la paz. En su 50 aniversario, el grupo insurgente denun-ció que, en su lucha por la reelección, Juan Manuel Santos acusó a la derecha de pretender asesinar las esperanzas de paz del pueblo colombiano, cuando él mismo ordenaba intensifi car bombar-deos en zonas aún bajo control de la guerrilla.

Y mientras esto ocurre, regiones enteras de Colombia siguen bajo con-trol militar o paramilitar y un collar de bases estadounidenses atrapa al país, recuerda la periodista Stella Calloni, quien asimismo pregunta: “¿Qué clase de soberanía efectiva tiene un país en esas condiciones donde el paramili-tarismo nunca se fue?” Ése es el país que el 7 de agosto atestiguará el nuevo Gobierno de Juan Manuel Santos Cal-derón.

Oscar Morales Guevara afi rma que el Ejército nacional será desmantelado en favor de la guerrilla, que ésta seguirá armada y que desde el Congreso reformará la Constitución para rendirse a un modelo marxista.

Descarta que se sometan a una entrega “humillan-te” y asegura que seguirán su lucha si la oligarquía insiste una vez más en impedir la paz.

Es falso que en La Habana se entreguen las institu-ciones a las FARC, pues no se trata de obtener una paz a cualquier precio, sino que el objetivo es abrir una etapa para construir una paz estable y duradera.

Humberto de la Calle

Oscar Morales Guevara

Rodrigo Londoño Echeverri (Timoshenko)