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CAMBIO CAMBIO CAMBIO CLIMÁTICO CLIMÁTICO CLIMÁTICO Y FUNDAMENTOS FUNDAMENTOS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS ECONÓMICOS ECONÓMICOS Dr. Luis Miguel Galindo Dr. Fidel Aroche Estudio elaborado para el Instituto Nacional de Ecología Con fondos del Banco Mundial El Caso México El Caso México El Caso México Reporte Final Octubre, 2000

CAMBIO CLIMÁTICO Y FUNDAMENTOS ECONÓMICOS - Instituto Nacional de … · 2017. 3. 17. · la humedad de los suelos y del aire e incluso problemas de cáncer de la piel o de visión,

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  • C A M B I O C A M B I O C A M B I O C L I M Á T I C O C L I M Á T I C O C L I M Á T I C O YYY

    F U N D A M E N T O S F U N D A M E N T O S F U N D A M E N T O S E C O N Ó M I C O SE C O N Ó M I C O SE C O N Ó M I C O S

    Dr. Luis Miguel Galindo Dr. Fidel Aroche

    Estudio elaborado para el Instituto Nacional de Ecología Con fondos del Banco Mundial

    El Caso MéxicoEl Caso MéxicoEl Caso México

    Reporte Final

    Octubre, 2000

  • 2

    ÍNDICE ............................................................................................................................2 RESUMEN EJECUTIVO .................................................................................................4 I. CRECIMIENTO ECONÓMICO, INTENSIDAD ENERGÉTICA

    Y EMISIONES DE GASES INVERNADERO...............................................................7 I.1. INTRODUCCIÓN ..............................................................................................8

    I.2. EL CONTEXTO INTERNACIONAL.................................................................12

    I.3. CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA ESTIMACIÓN DE

    LAS LINEAS BASE PARA MÉXICO...............................................................15

    I.4. CRECIMIENTO ECONÓMICO, CONSUMO DE ENRGÍA Y

    SIMULACIONES DE GASES INVERNADERO ..............................................22

    I.5. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS GENERALES .....................................46

    I.6. REFERENCIAS...............................................................................................50

    I.7. APÉNDICE......................................................................................................55

    II. ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y EMISIONES DE CONTAMINANTES...................56 II.1. INTRODUCCIÓN ...........................................................................................57

    II.2. UN MODELO DE EMISIONES EN LA INDUSTRIA

    MANUFACTURERA.......................................................................................58

    II.3. ESTIMACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE EMISIONES

    MANUFACTURERAS ....................................................................................62

    II.4. SIMULACIONES DEL CONSUMO DE ENERGÍA .........................................70

    II.5. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS GENERALES.....................................74

    II.6. REFERENCIAS..............................................................................................75

    III. RECOMENDACIONES PARA EL DISEÑO DE LA OFICINA DE CAMBIO CLIMÁTICO EN MÉXICO....................................................................76

    REFERENCIAS.............................................................................................................89

  • 3

    ÍNDICE DE CUADROS CUADRO 1 Rangos de tasas de crecimiento estimadas de los principales gases invernadero y

    proyecciones...........................................................................................................................12

    CUADRO 2 Principales fuentes de los gases invernadero .........................................................................12

    CUADRO 3 Participaciones porcentuales de los sectores más sensibles al cambio climático .................22

    CUADRO 4 Pruebas de raíces unitarias ....................................................................................................25

    CUADRO 5 Pruebas de raíces unitarias sobre la Intensidad energética ...................................................29

    CUADRO 6 Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía

    y al ingreso..............................................................................................................................33

    CUADRO 7 Pruebas de mala especificación del VAR de consumo de energía, ingreso y

    precios relativos . ...................................................................................................................36

    CUADRO 8 Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía,

    el ingreso y los precios relativos.............................................................................................38

    CUADRO 9 Emisiones Contaminantes a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1993 y dos

    escenarios para 2010 con crecimiento al 3% anual ..............................................................63

    CUADRO 10 Emisiones Contaminantes a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1993 y dos

    escenarios para 2010 con crecimiento al 5% anual ..............................................................65

    CUADRO 11 Emisiones de co2 a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1998 y dos escenarios

    para 2010 con crecimiento al 3% anual ................................................................................ 67

    CUADRO 12 Emisiones de co2 a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1998 y dos escenarios

    para 2010 con crecimiento al 5% anual .................................................................................69

    CUADRO 13 Impactos porcentuales en el nivel de producto por rama suponiendo una reducción en los

    coeficientes energéticos del 50% en 1993 ............................................................................72

    ÍNDICE DE GRÁFICAS GRÁFICA 1 Evolución de la intensidad energética en México (α0t) .........................................................26

    GRÁFICA 2 Cambios en la evolución de la intensidad energética en México (α1t) ..................................27

    GRÁFICA 3 Tasas de crecimiento del PIB .................................................................................................31

    GRÁFICA 4 Valores reales y simulados del consumo de energía ............................................................34

    GRÁFICA 5 Valores reales y proyectados del consumo de energía .........................................................35

    GRÁFICA 6: Valores reales y proyectados del ingreso .............................................................................35

    GRÁFICA 7 Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 5% ..................40 GRÁFICA 8 Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 3% ..................41

    GRÁFICA 9 Simulaciones con diferentes intensidades energéticas .........................................................42

    GRÁFICA 10 Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes aumentos de precios .............................43

    GRÁFICA 11 Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes intensidades energéticas y crecimiento

    económico del 3% ..................................................................................................................45

  • 4

    RESUMEN EJECUTIVO

    El cambio climático global se ha convertido, en los últimos años, en un tema de intenso

    interés y debate. Las consecuencias del calentamiento global son en la actualidad

    múltiples y representa un problema mundial que requiere de la instrumentación de

    soluciones de largo plazo acordadas en forma conjunta entre diversos países. No

    obstante, existe aún una gran incertidumbre sobre la propia magnitud y los procesos

    naturales asociados al cambio climático que es necesario reducir. Ello sin embargo

    implica que las decisiones sobre el cambio climático tendrán que tomarse en un entorno

    de incertidumbre donde debe predominar una visión estratégica de largo plazo. México

    debe entonces ponderar los costos de una acción prematura pero precautoria contra los

    costos de la irreversabilidad de la inacción dado el nivel de incertidumbre.

    En conjunto la evidencia disponible para México sugiere que el proceso de

    industrialización se ha concentrado tradicionalmente en actividades con altos índices de

    contaminación mientras que la dinámica de las actividades agropecuarias no

    contribuyeron a preservar los bosques. El comportamiento de la industria mexicana no

    obedece sin embargo a lo que se conoce como un paraíso de contaminación sino que

    corresponde a la hipótesis de Linder en donde la oferta sigue a la demanda y por tanto

    se asocia a una fase específica del proceso de crecimiento económico. Esto significa

    que el nivel de producto y su composición son factores relevantes para determinar el

    monto total de emisiones a la atmósfera.

    En principio, el comportamiento de la intensidad energética en México medida como la

    relación entre consuno total de energía y producto tiene un comportamiento errático sin

    que pueda observarse una tendencia determinada como lo indican las pruebas de

    raíces unitarias. De este modo, la evidencia histórica sugiere que es difícil suponer un

    aumento continuo de la eficiencia en el futuro de no realizarse medidas específicas

    importantes a este respecto. En todo caso sugiere que, en la elaboración de las líneas

    base para México debe considerarse como una posibilidad real mantener constante la

    eficiencia energética. Las estimaciones realizadas indican además que los precios

  • 5

    relativos o sus cambios tiene un efecto pequeño sobre la intensidad energética o sus

    modificaciones. Esto implica que es difícil inducir una mayor difusión del progreso

    técnico a través exclusivamente de modificaciones en los precios relativos. Debe

    asimismo considerarse que los cambios en la intensidad energética pueden estar

    asociados a los movimientos en la composición el producto.

    El procedimiento de Johansen permite identificar una relación de largo plazo entre la

    demanda de energía, el ingreso y los precios relativos. La demanda tiene una

    elasticidad ingreso positiva pero menor que uno y una elasticidad precio negativa

    aunque también relativamente baja. El modelo estimado permite entonces elaborar

    diversos escenarios de crecimiento económico, consumo de energía y emisiones para

    México hasta el año 2010. Las simulaciones realizadas muestran que los aumentos de

    precios o una mayor eficiencia energética no son suficientes por separado para

    contener el aumento de las emisiones de gases invernadero como consecuencia de la

    alta correlación positiva entre el consumo energético y el comportamiento del producto.

    En conjunto las diversas trayectorias de crecimiento indican que los aumentos de

    precios y la innovación tecnológica contribuyen al proceso de mitigación pero son

    insuficientes por separado. En ese sentido la línea base para México es ciertamente

    elevada por lo que pueden financiarse una cantidad importante de proyectos.

    Las condiciones actuales sugieren que de mantenerse las trayectorias históricas de

    intensidad energética y emisiones por unidad de energía en un escenario de

    crecimiento económico son insostenibles en el largo plazo. En efecto, la estrecha

    asociación entre crecimiento económico, consumo de energía y emisiones hace difícil

    establecer compromisos específicos de reducción de emisiones. Estos compromisos

    serían incumplidos o para hacerlos efectivos se tendría que reducir el ritmo de

    crecimiento económico substancialmente.

    El análisis estructural de la economía mexicana indica que la industria manufacturera

    ofrece oportunidades de abatimiento de las emisiones de gases invernadero, producto

  • 6

    no solo de la factibilidad de cambio tecnológico en los procesos productivos, sino

    también a partir de la posibilidad de modificar la estructura del sector productivo a favor

    de actividades menos intensivas en servicios ambientales. Para tal cambio, la

    composición de la demanda es fundamental, puesto que es el consumo de los distintos

    sectores institucionales los que favorecen la expansión relativa de algunas industrias

    sobre otras. Por otro lado, de acuerdo a los resultados obtenidos, los costos de

    reducción de la intensidad energética de la economía en su conjunto no parecen

    importantes en términos de una caída en el producto, sin embargo, evidentemente ello

    implica la inversión en procesos menos intensivos en energía.

    En principio el sistema de permisos comercializables, para funcionar adecuadamente,

    requiere al menos definir con mayor preescisión las características de la mercancía, un

    método para asignar y distribuir la mercancía, y un diseño de instituciones que

    garanticen formas de revisión, monitoreo y cumplimiento adecuadas.

  • 7

    I. CRECIMIENTO ECONÓMICO, INTENSIDAD ENERGÉTICA Y EMISIONES DE GASES INVERNADERO

  • 8

    I. CRECIMIENTO ECONÓMICO, INTENSIDAD ENERGÉTICA Y EMISIONES DE GASES INVERNADERO I.1. INTRODUCCIÓN

    El cambio climático global se ha convertido, en los últimos años, en un tema de intenso

    interés y debate. Las consecuencias del calentamiento global son en la actualidad un

    problema mundial que requiere de la instrumentación de soluciones de largo plazo

    acordadas en forma conjunta entre diversos países. Estimaciones realizadas

    (Houghton, Jenkins y Ephraums, 1990) sugieren que las concentraciones de gases

    invernadero1 en la atmósfera han aumentado substancialmente, desde la revolución

    industrial a la fecha. Por ejemplo, se estima que estas concentraciones han crecido a

    una tasa anual del 3.3% en los últimos cincuenta años y que muy probablemente se

    dupliquen durante este siglo.2 Las consecuencias3 del cambio climático son múltiples,

    destacando la elevación de la temperatura, la destrucción de áreas boscosas, agrícolas

    y ganaderas, el derretimiento de las capas de hielo de los polos, elevamiento del nivel

    del mar, erosión acelerada de las costas, intensificación de las temperaturas extremas

    en diferentes regiones del mundo, cambios en el régimen de lluvias, modificaciones en

    la humedad de los suelos y del aire e incluso problemas de cáncer de la piel o de visión,

    cambios bruscos en el clima y en las condiciones atmosféricas y representa además un

    peligro potencial para la extinción de diversas especies de flora y fauna. Los efectos

    más inmediatos de este cambio climático se han concentrado en algunas regiones

    como el caso de los bosques escandinavos degradados por la lluvia ácida causada por

    emisiones de la industria británica o la Selva Negra en Alemania, degradada por las

    emisiones del Ruhr o en algunas regiones de Estados Unidos.

    1 Rotty y Marland (1989) estiman que las emisiones anuales son de aproximadamente 6000 millones de toneladas de carbono de las cuales la mitad permanecen en la atmósfera. 2 Las proyecciones realizadas (Schelling, 1993 y Cline, 1993) sugieren que para el 2025 se habrán doblado las emisiones de gases invernadero con un efecto retardado en el clima. 3 Véase, por ejemplo, Nordhaus (1993 pp. 38).

  • 9

    Las estimaciones realizadas indican que los gases invernadero han contribuido a elevar

    la temperatura global4, desde la revolución industrial a la fecha, entre 1.5 y 4.5 C. y de

    presentarse un aumento adicional de 1.5 C ello se traduciría en las temperaturas más

    altas en los últimos seis mil años, similares a la de la era de los dinosaurios (Manne y

    Richels, 1993 y Dornbusch y Poterba, 1993 y Godal, Sygna, Fuglestvedt, Berntsen,

    2000).

    No obstante, existe aún una gran incertidumbre sobre la propia magnitud y los procesos

    naturales asociados al cambio climático (Rosemberg, 1993). En efecto, existe un

    intenso debate sobre las tendencias de largo plazo del calentamiento global,5 sobre los

    procesos climáticos y las sensibilidades de respuesta de las nubes y océanos ante la

    radicación solar (este efecto es conocido como de retroalimentación o feedback, Solow,

    1993). Se desconoce además, con la precisión necesaria, los efectos que ocasiona este

    proceso de retroalimentación así como sus periodos de gestación y la magnitud y las

    formas en que se relacionan los fenómenos económicos y el cambio climático y más

    aún se desconocen las mejores medidas de mitigación, y sus costos, y la evolución

    futura de estos procesos6 o incluso las posibles trayectorias de crecimiento de las

    economías nacionales.

    Una muestra más de la incertidumbre sobre el proceso de cambio climático lo expresan

    los rangos de variabilidad de las tasas de crecimiento de los diversos gases

    invernadero a lo que debe también sumársele la incertidumbre sobre el período de vida

    activa de cada substancia. Esto conduce, por ejemplo, a un conocimiento impreciso

    sobre el ritmo de crecimiento económico que es compatible con una meta de emisiones

    actuales que pueda reducir los acervos ya acumulados. Sin embargo, las estimaciones

    realizadas sugiere que, en principio, se requiere una reducción de alrededor del 75% en 4 La existencia de una alta correlación entre concentraciones y CO2 no implica una causalidad directa. Por ejemplo, se estima que la mayor parte de este calentamiento sucedió entre 1880 y 1940 mientras que el nivel de concentraciones de gases se incrementó a partir de 1940 (Solow, 1993). 5 Por ejemplo, la evidencia empírica de largo plazo sobre la temperatura muestra que las oscilaciones son muy fuertes y que no corresponden estrictamente a los efectos de los gases invernaderos (Solow, 1993 y Nordhaus, 1977).

  • 10

    las emisiones actuales para estabilizar los niveles de gases en la atmósfera (Dornbusch

    y Poterba, 1993).

    Esta situación se ha traducido en la presencia de posiciones encontradas en el debate

    internacional con implicaciones relevantes de política económica7 en donde no es

    menor la relativa incertidumbre sobre las consecuencias regionales del cambio climático

    y por tanto las diferencias nacionales para aportar recursos monetarios. Por ejemplo,

    para Lave (1993), los países más sensibles al cambio climático son aquellos con un

    sector agropecuario importante, mientras que para Schelling (1993), los países

    desarrollados que se ubican mayoritariamente en climas extremos estarán mas

    expuestos a cambios bruscos en la temperatura.

    De este modo, es necesario conocer con mayor precisión los procesos asociados al

    cambio climático para reducir el elevado grado de incertidumbre que limita la toma de

    decisiones. Así, desde el punto de vista de las ciencias naturales, es aún necesario

    conocer con mayor detalle el proceso de retroalimentación de los océanos, las nubes y

    las capas de hielo y mejorar las simulaciones y predicciones de los modelos climáticos

    (Solow, 1993). Esto es indispensable en particular considerando la elevada variabilidad

    de las temperaturas en el largo plazo8 y la posible presencia de otros factores que

    parecen incidir también sobre la temperatura. Por ejemplo, existe evidencia para

    sostener que algunos cambios en la temperatura no se deben al efecto de los gases

    invernadero sino a movimientos pequeños en la órbita terrestre o a una recuperación de

    la temperatura después de la llamada pequeña glaciación iniciada en 13009 (Solow,

    1993). Se requiere además precisar las relaciones y las sensibilidades de respuesta

    entre el crecimiento económico y las emisiones de gases invernadero y los efectos

    puntuales de las posibles medias de mitigación asociadas al uso de diversos

    6 Por ejemplo se desconoce con precisión los costos y la velocidad de difusión de las nuevas tecnologías para mitigar el cambio climático (Schelling, 1993). Ello no obstante que en años recientes se han realizado trabajos importantes a este respecto véase Barbier, Burguess y Pearce, 1993. 7 Véase Gerelli (1993) y Michaelowa y Dutschke (1998) para una síntesis de este debate. 8 En los modelos climáticos puede obtenerse una variabilidad de hasta 0.5 C en simulaciones de cincuenta años. 9 Por el contrario, puede argumentarse que de no haberse presentado esta época de frío el efecto del calentamiento global sería aún mayor.

  • 11

    instrumentos económicos como alza de precios de los combustibles o el fomento a la

    innovación tecnológica. Las formas y grados de respuesta de las emisiones ante

    modificaciones de política económica permite identificar además una estrategia sobre la

    capacidad de México cumplir determinados compromisos internacionales. A este

    respecto destaca la necesidad de disponer de un conocimiento más preciso sobre las

    relaciones que se establecen entre la evolución económica, la intensidad energética y

    las emisiones de gases a la atmósfera.

    En conjunto la evidencia empírica disponible permite sostener entonces la presencia de

    un proceso de calentamiento global aunque se desconozcan con precisión sus causas y

    consecuencias. De este modo, es generalmente aceptado la alta correlación entre

    concentraciones de gases invernadero y elevación de las temperaturas aunque el rango

    de error en las predicciones y en los rezagos en el tiempo son aún muy grandes. Así,

    las decisiones sobre el cambio climático tendrán que tomarse en un entorno de

    incertidumbre donde debe predominar una visión estratégica de largo plazo. México

    debe ponderar entonces los costos de una acción prematura pero precautoria contra los

    costos de la irreversabilidad de la inacción dado el nivel de incertidumbre. En este

    contexto, la mejor opción para México es una estrategia conocida como de seguro que

    combine un mejor conocimiento del fenómeno en referencia al país con cambios

    moderados que permita evitar perdidas irreversibles.

    Este trabajo tiene como objetivo fundamental analizar la relación entre crecimiento

    económico y emisiones simulando diversos escenarios para México. Esto permitirá

    reducir en alguna medida el grado de incertidumbre al ofrecer un indicador de los

    costos de no hacer nada o de actuar demasiado rápido y definir las líneas base. Por

    desgracia este trabajo no incluye una discusión más amplia sobre el principio de

    adicionabilidad.

  • 12

    I.2. EL CONTEXTO INTERNACIONAL

    Las diversas actividades económicas se han traducido en un aumento de la

    concentración de gases invernadero en la atmósfera (Cuadro 1) incompatible con un

    desarrollo económico sustentable. En este proceso destaca el CO2 que contribuye con

    alrededor del 50% de las emisiones de gases y el 80% en el largo plazo como

    consecuencia del alto contenido de carbono de la mayor parte de los combustibles y su

    prolongado tiempo de vida (entre 50 y 200 años) (Nordhaus, 1995). Este gas proviene

    fundamentalmente del uso de los combustibles fósiles (aproximadamente seis mil

    millones de toneladas de emisiones de carbono en 1990, Manne y Richels, 1993) y de

    los cambios en el uso del suelo (entre cero y dos mil millones toneladas) (Cuadro 2).

    Cuadro 1: Rangos de tasas de crecimiento estimadas de los principales gases invernadero y proyecciones

    Período CO2 N2O CH4 CFC11 CFC12

    1850-1990 0.16-0.5% 0.15-0.25% 0.56-0.9%

    1990-2100 0.52-1.6% 0.56-.0.8% 0.10-0.2% 1-1.1% 1.1-1.7% Fuentes: Manne y Richels (1993) y Nordhaus (1995). Solow, 1993, Nordhaus, 1993. CO2=dioxido de carbono, N2O=oxidos de nitrógeno y CH4=metano CFC=clarofucarbonatos,

    Cuadro 2: Principales fuentes de los gases invernadero

    Fuentes Gases

    Combustibles fósiles y deforestación CO2

    Gas natural, minas de carbón, quema de

    biomasa y cultivo de arroz

    CH4

    Combustibles fósiles, quema de biomasa y

    agricultura

    N20

    Refrigeradores, propelentes y solventes CFC-11 y CFC-12 Fuete: Solow (1993) y Nordhaus 1993.

  • 13

    Los países industrializados son responsables de alrededor del 70% de estas emisiones

    de gases invernadero aunque su participación esta descendiendo substancialmente.

    Por ejemplo, se estima que la participación de Estados Unidos, Europa y Rusia en la

    formación de gases invernadero en 1950 era de alrededor del 90% pero esta proporción

    bajo a 64% en 1990 y probablemente llegue a 30% para el 2100 (Manne y Richels,

    1993). Este comportamiento se debe al acelerado crecimiento de las nuevas economías

    semi-industrialziadas y a un proceso importante de ahorro energético y control de las

    emisiones en los países desarrollados que ha permitido separar, en alguna medida, el

    proceso de crecimiento económico del consumo de energía.10

    La Convención Marco de la Naciones Unidas para Cambio Climático (UNFCCC 1997)

    en 1992 reconoció el principio de costo efectividad para enfrentar los problemas

    ocasionados por el efecto de los gases invernadero. Posteriormente, los países

    industrializados y en transición en la conferencia de Kyoto, en 1997, acordaron imponer

    metas de emisiones a los gases invernadero en el futuro. No obstante ello los países

    subdesarrollados se opusieron a acordar incluso metas voluntarias.

    Desde el punto de vista de la teoría económica existen diversas soluciones para

    enfrentar los problemas asociados al cambio climático que incluyen, fundamentalmente,

    el uso de restricciones cuantitativas o cuotas, los impuestos ecológicos a las emisiones

    de gases o permisos comerciables de emisiones. Sin embargo, el acuerdo internacional

    del Protocolo de Kyoto apoya el uso de los permisos comercializables como el

    mecanismo para controlar y reducir el nivel de emisiones. Este esquema presenta

    varias ventajas ya que permite seleccionar las opciones de menor costo a nivel mundial

    considerando que el lugar de emisión del C02 es irrelevante. Esto otorga una gran

    flexibilidad y estimula el desarrollo de tecnologías más limpias ya que permite valorar

    los ahorros de emisiones en la medida en que, al menos en teoría, el precio de los

    permisos comercializables será igual al costo de abatimiento (Koutstaal, 1997).

    10 Este proceso de separar crecimiento económico, consumo energético y emisiones de gases invernadero se observa, por ejemplo, en Estados Unidos donde una tasa de crecimiento del producto de 3.2% se traduce en un aumento de las emisiones de 1.9% debido a que el uso de energía por unidad de producto es del 0.8% y de las emisiones por unidad de producto es del 0.5% (Manne y Richels, 1993).

  • 14

    Asimismo, el uso de este tipo de permisos permite reducir la oposición política ante la

    imposición de restricciones o cuotas directas o de un impuesto directo.

    El origen del Mecanismo de Desarrollo Limpio (“Clean Development Mechanism" CDM

    por sus siglas en inglés) se ubica en la Conferencia de Río en 1992 donde se acepto la

    idea de la instrumentación conjunta. Sin embargo los países subdesarrollados y

    algunos países europeos cuestionaron su significado y sus formas de aplicación en el

    comité de negociación intergubernamental en 1993. No obstante esta oposición el

    mecanismo fue aprobado en la Conferencia de partes de Berlín en 1995 y se instalaron

    proyectos piloto conjuntos. Este proceso fue apoyado en forma destacada por países

    latinoamericanos como Costa Rica que incluso decidió iniciar la realización de

    proyectos conjuntos aunque aún no se pudieran acreditar las reducciones a los países

    inversores.

    Un apoyo decisivo para instrumentar las medidas de costo efectividad, en particular el

    uso de los permisos comercializables, en contraposición por ejemplo al uso de

    impuestos directos, ha sido la posición de los Estados Unidos que ha manifestado que

    solo aceptara metas obligatorias de existir la flexibilidad en el proceso de mitigación.

    Esta posición se ha visto favorecida, entre otros factores, por el éxito reciente del

    programa de permisos comercializables para controlar la lluvia ácida instrumentado en

    Estados Unidos (Ellerman, Joskow, Schmalensee, Montero y Bailey, 2000).

    El acuerdo internacional vigente (Protocolo de Kioto) establece esencialmente tres

    opciones para reducir las emisiones de contaminantes a la atmósfera. La primera es un

    acuerdo de metas conjuntas o burbujas, como en el caso de la Unión Europea donde se

    negocia una meta general y luego se distribuye internamente entre los países

    participantes. La segunda opción es el comercio de emisiones que es exclusiva para los

    países industrializados y que se conoce como implementación conjunta (artículo 6 del

    Protocolo). La tercera opción son los proyectos de instrumentación conjunta en donde

    se permiten acuerdos bilaterales o multilaterales a través de un fondo ambiental. Esta

    opción se convirtió en el mecanismo de desarrollo limpio para el caso de los países

  • 15

    subdesarrollados que se define genéricamente en el artículo 12 del Protocolo de Kyoto

    pero sin diseñar su funcionamiento específico. Por ejemplo, se define que el CDM se

    debe orientar a la reducción de emisiones que son adicionales a aquellas que ocurrirían

    en ausencia de cualquier proyecto aunque aún existen diversas lagunas sobre lo que

    entiende por el principio de adicionabilidad (UNFCCC, 1997). En este sentido, la

    definición precisa de las líneas base resulta esencial para conocer las posibilidades e

    impactos de los proyectos CDM o incluso los costos de utilizar líneas base equivocadas

    (Chomitz, 1997). Por ejemplo, una línea base muy alta llevaría a certificar más

    proyectos de los debidos mientras que una línea base muy baja le quitaría fondos a

    proyectos genuinos.

    De este modo, el esquema propuesto en el Protocolo de Kyoto permite que los países

    industrializados cumplan sus metas de emisiones, con un alto grado de flexibilidad y

    menores costos, tomando acciones internas o contribuyendo a la reducción de

    emisiones en otros países. México, en este contexto internacional, requiere de buscar

    definir las mejores opciones para aprovechar las oportunidades que ofrece el

    mecanismo de desarrollo limpio y diseñar las formas para minimizar los costos de

    mitigación y establecer con mayor precisión una estimación de las posibles líneas base

    y los posibles efectos de diversas estrategias de mitigación.

    I.3. CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA ESTIMACION DE LAS LINEAS BASE PARA MÉXICO

    Existe un creciente consenso sobre la existencia de una estrecha relación entre la

    evolución de las actividades económicas y el medio ambiente aunque persiste aún una

    gran incertidumbre sobre los canales de transmisión, la cuantificación de los impactos,

    los efectos de la composición de la estructura económica y sus formas de interacción

    con el entorno físico. Más aún, existe dudas fundadas sobre las mejores formas para

    incentivar una relación positiva entre la economía y el medio ambiente a través de

    regulaciones e incentivos económicos adecuados que permita instrumentar

    mecanismos de estabilización y de reducción de emisiones. Esta situación se hace más

  • 16

    difícil al considerar el caso de México en un entorno internacional donde existen

    incentivos individuales para no adoptar acciones concretas, en espera de que terceros

    países de forma individual o colectiva afronten los costos de abatimiento de las

    emisiones.

    La economía mexicana, en los últimos años, ha observado transformaciones

    estructurales importantes cuyas consecuencias sobre el medio ambiente son complejas

    y aún difíciles de cuantificar con exactitud. Ello es imposible de determinar

    exclusivamente desde un punto de vista teórico por lo que debe de considerarse con

    especial énfasis la evidencia empírica disponible que es aún ciertamente escasa y

    fragmentada. El crecimiento económico de un país genera beneficios pero también

    tiene diversos costos ambientales originados en la inexistencia e imperfección de los

    mercados, la falta de información, derechos de propiedad mal definidos o inexistentes,

    altos costos de transacción tales como vigilancia, información, uso de una tasa de

    descuento equivocada o de un horizonte de corto plazo, incertidumbre, irreversilidad,

    externalidades negativas, especialización en la producción y problemas de distribución

    del ingreso y empleo y pobreza extrema que se traducen en una explotación irracional

    de los recursos naturales y en el aumento de la contaminación. En general, para los

    países en vías de desarrollo, los costos ambientales se estiman entre el 3% y el 5% del

    PIB (Repetto, 1993) y, además el INEGI estima que la degradación ambiental en

    México alrededor del 11% del PIB.

    Los patrones de largo plazo de este deterioro ambiental no son sin embargo lineales y

    pueden tener comportamientos complejos y diferenciados acompañados por cambios

    en la intensidad energética por unidad de producto. La evidencia empírica disponible

    sugiere que en principio la asociación entre crecimiento económico y emisión de

    contaminantes puede analizarse atendiendo a diversos factores en donde destacan el

    nivel de ingreso per cápita, la composición del producto, la tecnología y las decisiones

    de política económica (Runge, 1995). Incluso se ha argumentado la existencia de una

    relación de U invertida entre consumo energético y los niveles de emisiones y el ingreso

    per cápita (Selden y Song, 1994 y Schleicher, 1997). Sin embargo, esta U invertida no

  • 17

    es homogénea y depende del tipo de contaminación y cambia a diferentes niveles de

    ingreso (Shafik, 1994). Por ejemplo, el punto de inflexión pueden presentarse desde

    3,500 dólares per cápita hasta 11,500 dólares per cápita (Shafik, 1994). Así, Grossman

    y Krueger, (1993) argumentan que las partículas de SO2 aumentan mientras el ingreso

    per cápita alcanza los 5,000 dólares para después diminuir paulatinamente.

    Esta asociación favorable entre crecimiento del PIB per cápita y calidad ambiental a

    partir de determinado nivel de ingreso es relativa ya que existe también el efecto de la

    composición producto. Ello dificulta entonces hacer inferencias adecuadas

    considerando exclusivamente el nivel de ingreso per capita y es por tanto necesario

    analizar la evolución del producto. Por ejemplo, en México los precios bajos del petróleo

    y la electricidad y la expansión de la inversión pública en petroquímica y electricidad

    para fomentar el proceso de industrialización se tradujeron en una mayor intensidad

    energética (Sterner, 1985 y 1989), en una composición del producto en favor de las

    industrias más contaminantes (Ten Kate, 1993) y en un proceso de degradación

    ambiental. En este contexto, la oferta de energía se ha expandido más rápidamente que

    el PIB desde por lo menos la década de los ochenta, siendo la industria y el transporte

    los sectores que consumen la mayor parte con el 40% y el 36%11 respectivamente.

    Asimismo, se observó el crecimiento de actividades como producción de cemento,

    industria automotriz, actividades agroindustriales, producción de celulosa y papel,

    metales y refinación de petróleo con una alta propensión al uso de procesos

    fuertemente contaminantes. Sin embargo, esta tendencia en la composición del

    producto no ha sido tampoco lineal. Por ejemplo, Jenkins (1998) argumenta que la

    intensidad de la contaminación para Brasil, Chile y México disminuye en años recientes.

    Asimismo, se observa que las exportaciones mexicanas no están orientadas a

    actividades intensivas en contaminación

    11 A nivel internacional este sector emplea alrededor del 22% de la energía primaria del mundo y es responsable del 25% de las emisiones mundiales de CO2 (incluyendo la energía usada para la producción de combustibles). Estas cifras incluyen tanto el movimiento de personas como de mercancías por carretera, ferrocarril, aire y agua (Michelis, 1996). Las tendencias recientes a este respecto son ascendentes como consecuencia del aumento en el ingreso, el avance técnico y cambios en la cultura y el estilo de vida de la población. Los escenarios proyectados, a partir de las tendencias y sin nuevas políticas indican que las emisiones de CO2 pueden llegar a incrementarse entre un 40% e incluso un 120% entre 1990 y 2025 (OCDE, 1997).

  • 18

    En conjunto, para México se estima que las emisiones de SO2 y NOx para los sectores

    de energía, transporte, residencial y servicios, están en el orden de 1.5 y 2 millones de

    toneladas respectivamente. Ello equivale a emisiones de 4 toneladas y 2.7 toneladas

    por cada mil dólares de producto, o 21 toneladas de SO2 y 14.4 toneladas de NOx per

    cápita. Por su parte, las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte se han

    incrementado en más del 3% anual y actualmente se estiman en 368.2 millones de

    toneladas, equivalentes a 0.84 toneladas por cada 1.000 dólares de producto y de 3.88

    toneladas por habitante. En todos los casos, la intensidad de las emisiones medidas por

    unidad de producto, es superior al promedio de la OCDE e inferior por habitante

    (OCDE, 1997).

    México tiene un potencial forestal importante y, por lo tanto, puede cumplir el papel de

    oferente de servicios como sumidero de gases con efecto invernadero. No obstante,

    este potencial podría no realizarse si no se revierten las tendencias a la destrucción de

    los recursos. En efecto, la superficie boscosa alcanza unos 48.7 millones de hectáreas,

    equivalentes al 25% del territorio nacional. No obstante, solo entre 6 y 7 millones de

    hectáreas se encuentran bajo manejo comercial. Además, la productividad de esos

    bosques es reducida en términos internacionales por la aplicación de tecnologías

    inadecuadas, la falta de infraestructura y la lejanía y escasez de aserraderos e

    instalaciones para transformar la materia prima. A ello habría que añadir que pocas

    comunidades poseedoras de bosques se encuentren organizadas para la producción y

    que no abundan las concesiones a empresarios privados para la explotación forestal

    que incluyan mecanismos efectivos de preservación.

    La tasa de deforestación se calcula entre 300 mil y un millón de hectáreas por año y se

    estima además que se han perdido el 95% de los bosques húmedos y más de la mitad

    de los bosques templados. Se reconoce normalmente que la causa principal de este

    fenómeno es el cambio del uso del suelo. La expansión de la frontera agrícola (que

    alcanza hoy 23 millones de hectáreas y sobre todo, la pecuaria (que llega a 79 millones

    de hectáreas) ha sido apoyada por diversas políticas sectoriales, a pesar de que solo

  • 19

    una cuarta parte de la superficie agrícola tiene vocación para esa actividad, dadas las

    características físicas del territorio; por otra parte, siendo la ganadería de tipo extensivo,

    la productividad de la tierra de pastoreo es mas bien reducida (entre 0.8 hectáreas por

    cabeza de ganado en zonas húmedas y 50 hectáreas en zonas áridas). Asimismo, la

    política de desarrollo rural y el régimen de propiedad de la tierra, favorecen la

    conversión del uso de suelo forestal a otros fines, puesto que los bosques únicamente

    se han entregado tradicionalmente en posesión comunal y la tierra para otros usos se

    ha entregado en posesión individual y recientemente, en propiedad.

    El Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá ha tenido

    también importantes implicaciones desde el punto de vista ambiental como

    consecuencia, entre otros factores, de la difusión de la tecnología y del problema

    creciente de externalidades negativas entre países. En efecto, la liberalización

    comercial asociada al uso de insumos importados contribuye a elevar la productividad y

    a la adopción más rápida de tecnologías (Iscan, 1998). De esta forma los sectores más

    protegidos son normalmente los más contaminantes y la intensidad de sus emisiones

    tóxicas aumenta en mayor proporción que en los sectores más abiertos al comercio

    internacional (Adams, 1997 y Sprenger, 1997). Asimismo, la liberalización comercial no

    se ha traducido en un aumento masivo de las inversiones extranjeras en sectores

    intensivos en contaminación en México como un mecanismo para evitar las

    regulaciones más estrictas de otros países y con ello no se ha modificado

    estructuralmente, por ejemplo, el patrón de comportamiento de las maquiladoras

    (Grossman y Krueger, 1993) o de las exportaciones mexicanas (Belaustegigoitia, 1995).

    Por el contrario, estimaciones recientes (PNUD, 1999) sugieren que las exportaciones

    industriales mexicanas no tienen una relación positiva con los sectores con los índices

    de contaminación más elevados. De este modo, en la medida en que su participación

    en el producto total aumente la producción mexicana podrá hacerse más limpia. Sin

    embargo, esto no excluye casos particulares como en la frontera norte donde existe

    evidencia de un incremento de la contaminación como consecuencia de un crecimiento

    descontrolado.

  • 20

    En conjunto la evidencia disponible para México sugiere que el proceso de

    industrialización se ha concentrado tradicionalmente en actividades con altos índices de

    contaminación mientras que la dinámica de las actividades agropecuarias no

    contribuyeron a preservar los bosques. El comportamiento de la industria mexicana no

    obedece sin embargo a lo que se conoce como un paraíso de contaminación sino que

    corresponde a la hipótesis de Linder en donde la oferta sigue a la demanda y por tanto

    se asocia a una fase específica del proceso de crecimiento económico. Esto significa

    que la composición del producto es un factor relevante para determinar el monto total

    de emisiones a la atmósfera. En el contexto de una mayor integración económica

    mundial, con requisitos ambientales más estrictos, ello se traducirá, en el largo plazo en

    una industria más limpia. Además, es de esperarse que en algunas actividades

    económicas se alcance el punto de inflexión lo que puede traducirse en una menor

    intensidad energética y de emisión de gases invernadero. En este sentido, la estimación

    de las líneas base para México debe de considerar como un escenario posible la

    conformación de una industria más limpia y eficiente energéticamente.

    Las emisiones de gases invernadero provienen de diversas fuentes en donde destaca

    la contribución de la energía que alcanza el 76% en el largo plazo (Nordhaus, 1993). De

    este modo, el análisis de las trayectorias energéticas en México es de especial

    importancia aunque sin olvidar que la contribución de los distintos combustibles fósiles

    a la emisión de gases invernadero es desigual. Por ejemplo, las emisiones del carbón

    por unidad de energía son 21% mayores a las del petróleo y 76% a las de gas natural

    (véase cuadro en Manne y Richels, 1993, pp. 37). De este modo, el problema

    fundamental de las emisiones de gases invernadero son los combustibles fósiles.12

    La trayectoria de consumo energético para el caso de México, considerando que no se

    aplica ninguna política específica, es ciertamente insostenible en el largo plazo13. Sin

    embargo, los costos de una estrategia para reducir las emisiones son aún inciertos y

    12 Se estima por ejemplo que en la actualidad aproximadamente el 25% del consumo de combustibles fósiles es en los Estados Unidos, y un poco más de 20% del total en los países europeos (Manne y Richels, 1993). 13 En este sentido, el modelo elaborado corresponde en general a aquellos asociados al enfoque de “top down”.

  • 21

    muy probablemente crecientes en el tiempo. Ello no obstante que debe considerarse

    que relación entre costos y abatimiento no son lineales como lo muestra el que en

    algunos casos los costos se aproximen como el cuadrado de la intervención (Newbery,

    1993). Por ello los costos pueden elevarse considerablemente conforme se avanza en

    el proceso de mitigación. El monto de estos costos pueden estimarse considerando con

    Nordhaus (1995) que la razón entre costos marginales y promedio está en un rango de

    1.5 a 3 y que la reducción de las emisiones con respecto a los costos marginales tiene

    un parámetro de -0.0054.

    Existen diversas metodologías para realizar una estimación de los costos de mitigación

    en donde destacan el uso de estimaciones para tecnologías específicas14, modelos de

    optimización que incluyen diversas versiones de modelos de equilibrio general

    computable y estimaciones de elasticidades precio o ingreso de la energía. Desde

    luego, estas versiones no son excluyentes ya que pueden utilizarse simultáneamente

    combinando un modelo de equilibrio general con las estimaciones econométricas de los

    parámetros (Jorgerson, 1998). En este último caso pueden obtenerse estimaciones

    sobre los costos en el producto de realizarse una estrategia de mitigación basada en un

    alza de los precios de la energía15. Por ejemplo, estimaciones realizadas para los

    Estados Unidos ubican los costos entre 1% y 2% por ciento del PIB (Manne y Richels,

    1993) y para la economía global una reducción de 50% en las emisiones de gases

    invernadero representaría una pérdida en el PIB de 1%.16 En términos más generales

    se estima que los costos de la mitigación se ubican entre 0.25 y 4 del PIB (Gerelli, 1993

    y Whalley y Wigle 1993).

    En el caso de México una primera aproximación de los costos negativos del cambio

    climático corresponde al peso especifico de las actividades más sensibles a este

    proceso y que son los sectores agropecuario, pesca y forestal que representan

    14 En los casos particulares los costos de remover una tonelada varían desde 55 a 700 dólares por tonelada (Nordhaus, 1995). 15 En este caso las estimaciones de los impuestos por tonelada de carbono oscilan entre 0 y 600 dólares. 16 Incluso Manne y Richels (1993) suponen que el impuesto por tonelada para alcanzar una reducción de 20% en el 2010 puede llegar a 600 dólares.

  • 22

    alrededor del 6% del PIB. De este modo, México esta en una posición intermedia con

    respecto a sus costos potenciales directos sobre el cambio en la temperatura.

    Cuadro 3: Participaciones porcentuales de los sectores más sensibles al cambio climático

    Participaciones porcentuales 1

    Agricultura2

    Ganadería3

    Silvicultura4 Pesca

    1988 4.74 1.60 0.36 0.19 1989 4.51 1.55 0.34 0.19 1990 4.62 1.50 0.32 0.19 1991 4.47 1.56 0.30 0.18 1992 4.24 1.53 0.29 0.16 1993 4.30 1.54 0.27 0.18 1994 4.17 1.43 0.26 0.18 1995 4.60 1.49 0.26 0.21 1996 4.59 1.41 0.27 0.21 1997 4.28 1.33 0.27 0.19 1998 4.23 1.30 0.27 0.16

    Promedio 88-98

    4.43 1.48 0.29 0.19

    Promedio 96-98

    4.37 1.35 0.27 0.19

    Notas: Fuente: Base de Información Económica del INEGI. Las definiciones sectoriales se incluyen en el apéndice.

    I.4. CRECIMIENTO ECONOMICO, CONSUMO DE ENERGIA Y SIMULACIONES DE EMISIONES DE GASES INVERNADERO

    Una estimación más precisa de los efectos y costos macroeconómicos del proceso de

    mitigación debe de considerar a la relación entre emisiones de gases, el consumo

    energético y el crecimiento económico. Esto es, el consumo de energía y por tanto las

    emisiones de gases a la atmósfera, es el resultado de la realización de las diversas

    actividades económicas. En este sentido, el crecimiento económico, asociado a la

    eficiencia energética, es el factor fundamental para explicar la demanda de energía.

    Debe sin embargo, considerarse que si bien la evidencia empírica sugiere que el

    consumo de energía y el producto tienden a moverse en paralelo ello no es

  • 23

    necesariamente cierto con respecto al monto de emisiones (Dudek, Goffman, Salon y

    Wade, 1997).

    La relación entre el comportamiento del producto y el consumo de energía puede

    definirse como:

    (1) Et+1 – Et = α0t(Yt+1 – Yt) + Yt+1 (α1t+1 - α0t)

    Donde Et+1 y Et representan a la demanda de energía para los periodos t+1 y t, α0t

    representa el coeficiente de los requerimientos de energía para el periodo t para un

    determinado nivel de producto (Yt); α1 es el coeficiente que asocia la demanda de

    energía el nivel de producto del tiempo t+1. De este modo, el primer término representa

    el incremento en el consumo total de energía entre el período t y t+1 suponiendo

    constante al coeficiente de demanda de energía a producto. El segundo término

    representa al consumo de energía en el período t+1 ocasionado por los cambios en el

    coeficiente de demanda de energía. De este modo, una economía que, con el tiempo se

    hace más eficiente energéticamente debe tener un segundo término negativo.

    En principio puede argumentarse que el comportamiento de los cambios en la eficiencia

    energética depende, en primer lugar, del impacto de la elasticidad precio de la demanda

    obtenido normalmente como consecuencia de movimientos en los precios de la energía

    (PEt) y, en segundo lugar, de las “mejoras autónomas” en la eficiencia energética

    (INOVt) asociadas a la difusión de tecnologías más limpias. Estos efectos pueden

    representarse entonces como17:

    (2) (α0t+1 - α0t) = F (PEt, INOVt)

    La identidad (1) permite simular el comportamiento de la demanda de energía en el

    futuro conociendo el comportamiento del producto, bajo dos posibles escenarios: en el

    primer caso, suponiendo que la eficiencia energética se mantiene constante y por tanto

    17 Para Manne y Richels (1993, pp. 34) existe un efecto adicional dado por el precio absoluto del petróleo como consecuencia de su importancia en la generación de energía.

  • 24

    el segundo término de la identidad se hace cero. En el segundo caso puede simularse

    el comportamiento de la economía mexicana bajo diversos supuestos de aumento de la

    eficiencia energética. Aunado a esta reducción de la intensidad energética puede

    presentarse una reducción en las emisiones por unidad de combustible y al cambio de

    combustibles que requieren simulaciones adicionales.

    La información contenida en la ecuación (1) permite identificar algunas características

    del comportamiento energético en México para el periodo de 1965 a 1997. El Cuadro 2

    sintetiza las pruebas de raíces unitarias de Dickey Fuller (1981) y de Phillips Perron

    (1988). Estas pruebas indican que el consuno final de energía (Et) y el producto interno

    bruto (Yt) son series no estacionarias, muy probablemente de orden I(1) de acuerdo a la

    prueba de Phillips Perron. A su vez el índice de precios relativos (PRt) de la energía

    esta en la frontera entre ser una serie estacionaria I(0) o I(1). Por su parte, los índices

    de precios de la energía (PEt) y el consumidor (Pt) son series no estacionarias I(2). En

    este sentido, las pruebas de raíces unitarias confirman que existe una trayectoria

    ascendente del consumo energía y del ingreso lo que sugiere la posibilidad de

    tendencias comunes en ambas series y por tanto de la posible presencia de

    cointegración entre las series.

  • 25

    Cuadro 4: Pruebas de raíces unitarias

    Variables ADF(2) PP(2)

    Et 0.84 2.33

    ∆Et -1.45 -2.48*

    ∆∆Et -3.61** -8.52**

    Yt 2.43 3.93

    ∆Yt -1.31 -2.66**

    ∆∆Yt -3.92** -8.66**

    PRt -1.58 -1.26

    ∆PRt -2.49 -5.19**

    PEt 3.01 5.87

    ∆PEt -0.09 -1.25

    ∆∆PEt -3.77** -5.98**

    Pt 4.08 10.51

    ∆Pt 1.42 0.42

    ∆∆Pt -2.76 -4.86

    Notas: Se incluyeron dos rezagos para evitar problemas de autocorrelación o heterocedasticidad. Período: 1970-1997.

    En principio, el análisis de la ecuación (1) permite identificar el comportamiento de la

    intensidad energética en México medida como la relación entre consuno total de

    energía y producto (Et/Yt) y que corresponde al coeficiente α0t de la ecuación (1). Este

    coeficiente tiene un comportamiento errático sin que pueda observarse una tendencia

    determinada (Gráfica 1). En efecto, la intensidad energética tiende a elevarse durante

    parte de la década de los setenta y ochenta para después volver a disminuir y ubicarse

    nuevamente en alrededor de 0.004 y 0.005. Este comportamiento probablemente esta

    asociado a la evolución de los precios relativos de los combustibles y a cambios en la

    composición del producto. Asimismo, la trayectoria de comportamiento histórico sugiere

    las bandas posibles entre los que oscila el valor de este coeficiente y por tanto las

    posibilidades de modificar su comportamiento en el futuro. Esto es, la Gráfica 1 sugiere

  • 26

    que de no instrumentarse acciones específicas importantes la intensidad energética

    oscilará alrededor de 0.004.

    Gráfica 1: Evolución de la intensidad energética en México (α0t)

    ALPHA1

    0

    0.001

    0.002

    0.003

    0.004

    0.005

    0.006

    1965

    1966

    1967

    1968

    1969

    1970

    1971

    1972

    1973

    1974

    1975

    1976

    1977

    1978

    1979

    1980

    1981

    1982

    1983

    1984

    1985

    1986

    1987

    1988

    1989

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    ALPHA1

  • 27

    Gráfica 2: Cambios en la evolución de la intensidad energética en México (α1t)

    ALPHA2

    -0.0004

    -0.0003

    -0.0002

    -0.0001

    0

    0.0001

    0.0002

    0.0003

    0.0004

    1965

    ALPHA2

    Un análisis más detallado del coeficiente α0t puede realizarse atendiendo a las pruebas

    de raíces unitarias de Dickey Fuller (1981), con constante y tendencia, con constante y

    sin constante y tendencia y las pruebas de Phillips Perron (1988). Estos estadísticos,

    sintetizados en el Cuadro 2, muestran que esta serie es no estacionaria de orden I(1) y

    que la constante o la tendencia no son estadísticamente significativas. Este resultado

    parece corresponder al alza, a partir de 1975 de la intensidad energética pero debe

    matizarse atendiendo al comportamiento relativamente cíclico de esta variable.

    Asimismo, las mismas pruebas de Dickey Fuller y Phillips Perron indican que el

  • 28

    coeficiente que captura el efecto de los cambios en la eficiencia energética (α1t+1 - α0t)

    tiene un comportamiento estacionario donde la constante y la tendencia no son

    estadísticamente significativas (Cuadro 3). Este resultado indica que los cambios en la

    eficiencia energética no tienen una tendencia sistemática en donde su media oscila en

    torno a cero (Gráfica 2). Esto sugiere la presencia de un proceso de innovación

    tecnológico “autónomo” difícil de predecir. De este modo, la evidencia histórica sugiere

    que es difícil suponer un aumento continuo de la eficiencia en el futuro de no realizarse

    medidas específicas importantes a este respecto.

    Este resultado no es completamente atípico. En efecto, la evidencia internacional

    encuentra también que en general no existe una tendencia ascendente en la eficiencia

    en el uso de los insumos. Por ejemplo, Labson (1995) sostiene también que la

    intensidad en el uso de los metales es una serie estacionaria con cambios estructurales

    y Jorgenson y Wilcoxen (1998) argumentan que no existe una tendencia ascendente

    en la eficiencia energética. Esto es también consistente con la evidencia empírica

    disponible donde se observa que es difícil predecir con precisión la posible evolución en

    el desarrollo y difusión de ciertas tecnologías como en la generación de la energía

    eléctrica (Barbier, Burguess y Pierce, 1993). Estas dificultades para predecir los

    cambios tecnológicos, hace más difícil la realización de proyecciones sobre los efectos

    del cambio de combustibles en las emisiones de gases invernadero18 o sobre los

    patrones de innovación tecnológica. En todo caso sugiere que, en la elaboración de las

    líneas base para México debe considerarse como una posibilidad real mantener

    constante la eficiencia energética.

    18 En general, se considera a este cambio en la composición de los combustibles sería una buena opción, desde el punto de vista de los costos, en particular en tecnologías de gas y de energía solar pasivas aunque no sea una medida suficiente para mitigar los efectos de los gases invernadero.

  • 29

    Cuadro 5: Pruebas de raíces unitarias sobre la intensidad energética

    α0t

    ADF(2)

    Constante y tendencia Constate Sin constante o tendencia

    γ=-0.06(-0.68)

    β0=0.0003(0.83)

    β1=0.0001(-0.44)

    RSS=0.000151

    γ=-0.09(-1.28)

    β0=0.0004(1.27)

    RSS=0.000148

    γ=-0.0007(-0.10)

    RSS=0.00015

    PP(2)

    Constante y tendencia Constante Sin constante y tendencia

    -0.74 -1.17 -0.14

    (α1t+1 - α0t)

    Constante y tendencia Constante Sin constante y tendencia

    γ=-0.71(-2.26)

    β0=0.00008(1.24)

    β1=-0.000004(-1.30)

    RSS=0.0000005

    γ=-0.63(-1.98)

    β0=0.000003(0.13)

    RSS=0.0000005

    γ=-0.63(-2.01*)

    RSS=0.0000005

    PP(2)

    Constante y tendencia Constante Sin constante y tendencia

    -4.68** -4.64** -4.73**

    Notas: ∆Xt = γXt-1 + β0 + β1T + Σβi∆Xt-i + ut Las pruebas de t entre paréntesis.

    Con objeto de analizar con mayor detalle los factores que determinan la intensidad

    energética y sus cambios se procedió entonces a estimar una aproximación de la

    ecuación (2) bajo el supuesto de que la innovación tecnológica autónoma puede

    representarse como una serie estacionaria. Las ecuaciones (3), (4), (5) y (6) se

    estimaron por el método general de momentos (GMM) corrigiendo por posibles

    problemas de autocorrelación de orden uno. Los resultados obtenidos indican que los

  • 30

    precios relativos o sus cambios tiene un efecto pequeño sobre la intensidad energética

    o sus modificaciones. Esto implica que es difícil inducir una mayor difusión del progreso

    técnico a través exclusivamente de modificaciones en los precios relativos. Este

    resultado es particularmente importante para simular el comportamiento de largo plazo

    de la intensidad energética en México ya que ello indica que es posible elevar los

    precios de la energía sin generar simultáneamente un cambio en el coeficiente de la

    intensidad energética. Ello implica desde el punto de vista del modelo econométrico que

    existe una relativa estabilidad estructural en los patrones de intensidad energética. Esto

    sugiere además que la evolución futura del producto es el factor determinante de la

    demanda de energía. Debe asimismo considerarse que los cambios en la intensidad

    energética pueden estar asociados a los movimientos en la composición el producto por

    lo que una mayor intensidad energética corresponde a un aumento de la importancia en

    la estructura productiva de aquellos sectores más intensivos en energía.

    (3) α0t = - 5.45 + .02prt - .03prt-1

    (-239.15) (0.17) (-0.23)

    (4) α0t = - 8.41prt – 2.91prt-1

    (-4.98) (-1.96)

    (5) α1t = 0.005 + 0.07∆prt – 0.03∆prt-1

    (0.86) (1.07) (-0.82)

    (6) α1t = 0.02∆prt – 0.02∆prt-1

    (0.44) (-0.65)

    Período: 1965-1997.

    La elaboración de pronósticos sobre el comportamiento del producto en México puede

    realizarse considerando que la economía mexicana en los últimos cincuenta años ha

    mostrado un comportamiento ascendente en el tiempo con ciclos prolongados alrededor

  • 31

    de esa tendencia. Esto patrón permite simular su comportamiento futuro utilizando el

    filtro de Hodrick y Prescott (1997) que divide al crecimiento del producto en un

    componente de tendencia (gt) y otro componente cíclico que suaviza la evolución de la

    serie (ct) definido como:

    (7) yt = gt + ct

    La gráfica 3 permite observar que la economía mexicana en los últimos cinco años se

    encuentra en una fase de recuperación de su ritmo de crecimiento. Ello sugiere que el

    proceso de ajuste estructural está en proceso y que es factible, por tanto esperar un

    crecimiento económico promedio sostenido. Ello desde luego no implica que no existan

    algunos años de estancamiento de la economía. De este modo se asume que, de

    acuerdo al ciclo económico, la economía mexicana en los próximos veinte años tendrá

    un crecimiento sostenido de aproximadamente 5 por ciento anual. Asimismo, puede

    suponerse que un crecimiento económico continuo debe corresponder a un crecimiento

    del PIB per capita en dólares de alrededor del 3% anual gracias a una estabilidad en la

    paridad cambiaria.

    Gráfica 3: Tasas de crecimiento del PIB

    -10

    -5

    0

    5

    10

    15

    50 55 60 65 70 75 80 85 90 95

    DY DYHPF

  • 32

    El análisis del comportamiento de largo plazo de la economía mexicana permite

    obtener una primera aproximación sobre el nivel de emisiones que puede esperarse en

    los próximos veinte años. En efecto, en general las emisiones per capita en los países

    subdesarrollados son alrededor de veinte o treinta veces superiores a aquellas de las

    naciones desarrolladas (Whaley y Wigle, 1993). En particular, se estima (Whaley y

    Wigle 1993) que las emisiones per capita en toneladas por año son entre 0.96 y .609

    gramos de carbón por cada mil dólares de PIB y por habitante respectivamente. Estas

    relaciones se basan en la existencia de evidencia empírica que permite sostener que

    las emisiones de gases invernadero parecen estar asociadas, en lo fundamental, a la

    evolución de la población (Schelling, 1993 y Cline, 1993) y del producto per capita

    (Stern, Common y Barbier, 1996).

    La evaluación del comportamiento futuro del consumo de energía puede desprenderse

    de una función tradicional de demanda (Varian, 1984 y Deaton y Muellbauer, 1980) en

    donde se incluye también a la evolución de los precios relativos:

    (8) log (Et) = φ0 + φ1log(Yt) + φ2log(PE/P)t + ∑φ3ilog(Pi/P)t + ut

    La ecuación (8) permite conocer la elasticidad ingreso de la demanda de energía (φ1), la

    elasticidad precio de la energía (φ2) y las elasticidades cruzadas precio de la demanda

    (φ3i). Estas elasticidades permiten identificar posibles escenarios, costos de mitigación y

    reducir la incertidumbre en la elaboración de las líneas base.

    En principio, la ecuación (8), dado el orden de integración de las variables incluidas

    debe estimarse utilizando al procedimiento de Johansen (1988). Este método se basa

    en la estimación de un modelo VAR, que puede usarse también para realizar

    proyecciones de las variables. De este modo, el modelo general de vectores de

    autoregresivos correspondiente a la ecuación (8) puede definirse entonces como:

  • 33

    (9.a) log (Et) = α0 + ∑α1ilog(Et-i-1) + ∑α2ilog(Yt-i) + ∑α3ilog(prt-i) + uit

    (9.b) log (Yt) = β0 + ∑β1ilog(Yt-i-1) + ∑β2ilog(Et-i) + ∑β3ilog(prt-i) + u2t

    (9.c) log (prt) = δ0 + ∑δ1ilog(Yt-i-1) + ∑δ2ilog(Et-i) + ∑δ3ilog(prt-i) + u3t

    El procedimiento de Johansen incluyendo solo al consumo y el ingreso indica que no

    existe una relación estable de largo plazo entre ambas variables (Cuadro 4). Este

    resultado es consistente con el orden de integración de la intensidad energética en

    donde se obtiene que es una serie no estacionaria de orden I(1). De este modo, si bien

    el crecimiento económico esta asociado al consumo de energía es difícil simular el

    comportamiento de este ultimo atendiendo exclusivamente a esta variable y excluyendo

    a los precios relativos. En este sentido, la asociación entre crecimiento económico y

    demanda de energía en el largo plazo debe incluir los efectos del cambio en la

    eficiencia energética. Esto además confirma que la demanda de combustibles es

    sensible a los precios relativos.

    Cuadro 6: Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía y al ingreso

    Ho:rango=

    p

    -Tlog(1-

    \mu)

    T-nm 95% -T/sumlog

    (.)

    T-nm 95%

    P==0 10.03 8.54 11.4 10.78 9.18 12.5

    P

  • 34

    también una muy elevada capacidad para simular el comportamiento del consumo de

    energía como lo muestra la Gráfica 4. Más aun, reduciendo el período de estimación el

    modelo reproduce satisfactoriamente el comportamiento de la energía y el producto

    como lo expresan las Gráficas 5 y 6.

    Gráfica 4: Valores reales y simulados del consumo de energía

    5 10 15 20 25 30 35

    7.4

    7.6

    7.8

    8

    8.2

    8.4

    8.6 le Fitted

  • 35

    Gráfica 5: Valores reales y proyectados del consumo de energía Gráfica 6: Valores reales y proyectados del ingreso

    5 10 15 20 25 30 35

    7.5

    8

    8.5le Fitted

    5 10 15 20 25 30 35

    13

    13.25

    13.5

    13.75

    14

    14.25LPIB Fitted

  • 36

    Cuadro 7: Pruebas de mala especificación del VAR de consumo de energía, ingreso y precios relativos

    Ecuación et Ecuación (yt) Ecuación Prt

    Autocorrelacion:

    LM(2)

    F(2,20)=0.13[.874]

    F(2,20)=0.32[.728]

    F(2,20)=0.35[.705]

    Heteroscedasticidad:

    ARCH(2)

    F(2,18)=0.68[.518] F(2,18)=0.37[.690]

    F(2,18)=1.31[.291]

    Normalidad: Jarque-

    Bera X2(2)

    0.76[.681]

    5.30[.070]

    5.17[.075]

    Notas: Periodo 1965-1995

    Reparametrizando al VAR de acuerdo al procedimiento de Johansen se obtiene que

    existe al menos un vector de cointegración entre el consumo de energía, el ingreso y

    los precios relativos (Cuadro 5). Normalizando a este vector como una función de

    demanda de energía se obtienen coeficientes consistentes con la teoría económica

    (ecuación (9)). En efecto, la demanda tiene una elasticidad ingreso positiva pero menor

    que uno y una elasticidad precio negativa aunque también relativamente baja. Estos

    resultados son consistentes con otras estimaciones en donde se observa que la

    demanda de energía aumenta conforma crece el ingreso pero menos que

    proporcionalmente.

    La elasticidad precio de la demanda de la energía corresponde al valor promedio

    sugerido por Atkinson y Manning (1995) para los países desarrollados. Debe sin

    embargo considerarse que las elasticidades precio cruzadas de la demanda para el

    caso de la energía pueden ser incluso superiores a las propias elasticidades precio

    (Martin, 2000). Este resultado implica que un alza en los precios no necesariamente

    conduce a una reducción lineal en los contaminantes ya que ello depende de las

    substituciones de combustibles que se presente. En el extremo, una alza de precio de

    un combustible limpio puede traducirse en un aumento de combustibles más intensivos

    en contaminación no obstante que el total de la demanda se reduzca. Asimismo, deben

  • 37

    de considerarse los efectos contrarios que ocasionan los movimientos en los precios en

    la oferta (Martin, 2000). Estimaciones recientes (Manne y Richard, 1993) sugieren que

    la elasticidad precio de la demanda oscila entre –0.2 y –0.6 y la de la oferta19 es de

    alrededor de 0.5. Debe considerarse también que el efecto de la elasticidad precio de la

    demanda sobre la contaminación no es lineal tanto por el efecto de las mejoras en los

    combustibles como por los efectos de las elasticidades cruzadas. Esto es, puede

    suceder que un aumento del precio de determinados energéticos se traduzca en un

    incremento, por ejemplo, de la demanda de combustibles sintéticos con mayor

    contenido de emisiones por unidad de energía. Asimismo debe de considerarse que los

    agentes económicos tratan minimizar los costos generales y no exclusivamente

    aquellos asociados a la energía de modo que pueden presentarse ajustes negativos al

    medio ambiente en el largo plazo tales como una reducción en el empleo. En este

    sentido pueden presentarse efectos colaterales en donde el aumento de precios puede

    traducirse en una reducción en el crecimiento económico (Jorgerson y Wilcoxen, 1990).

    Este impacto sobre el aumento de los precios de la energía puede asociarse al

    comercio de emisiones (Edmons, Scott, Roop y MacCracken, 1999).

    La elasticidad precio de la demanda puede entonces utilizarse para determinar el monto

    del impuesto necesario para controlar las emisiones de contaminantes provenientes del

    consumo de energía. Así, por ejemplo Eskeland (1993), para la Ciudad de México,

    estima los costos por emisiones provenientes de la gasolina en 669 dólares por

    tonelada. Este mismo impuesto oscila entre 200 y 600 dólares por tonelada de CO2 a

    nivel internacional (Martín, 1993 y Nordhaus, 1977). Aunque debe de considerarse que

    los costos marginales de reducción por tonelada de carbono se han estado reduciendo.

    Por ejemplo, Carlson, C., D. Burtraw, M. Cropper y K. Palmer (1998) estiman que a

    precios de 1995 los costos han bajado de alrededor de 500 a 300 dólares.

    (9) log(Et) = 0.63 log(Yt) – 0.39 log(PRt)

    19 La elasticidad de oferta es relevante en el caso en que se considere un aumento substancial del precio.

  • 38

    Cuadro 8: Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía, el ingreso y los precios relativos

    Ho:rango=

    p

    -Tlog(1-

    \mu)

    T-nm 95% -T/sumlog

    (.)

    T-nm 95%

    P==0 20.14* 15.83 17.9 22.6 17.76 24.3

    P

  • 39

    donde el precio de la energía se duplica cada diez años. Las consecuencias de no

    elevar el precio en esta magnitud pueden observarse en la segunda línea de arriba

    hacia abajo (Gráfica 7) donde se considera un aumento de precios del 5% con una

    expansión del producto del 5% anual. En este caso es evidente que el aumento del

    precio del 5% es claramente insuficiente para contener el aumento de la energía. Esto

    indica que no obstante que los precios estén incidiendo negativamente sobre la

    demanda, el efecto del ingreso es superior. Por el contrario, en un escenario donde el

    ritmo de crecimiento económico se reduzca al 3% puede observarse que es posible

    entonces contiene el consumo energético. En efecto, la Gráfica 8 muestra dos

    escenarios, el primero con un precio fijo y un aumento del PIB de 3% representado por

    la línea superior, y el segundo, con el mismo ritmo de expansión económica pero con

    un aumento de precios del 5% anual. Estas simulaciones indican la fuerte dependencia

    del consumo energético con respecto al crecimiento económico y las dificultades de

    instrumentar una política de precios como mecanismo de control y en todo caso el alto

    costo de una política de este tipo. La alta correlación entre crecimiento y consumo de

    energía es uno de los retos a resolver en los próximos años.

    Las simulaciones realizadas con reducciones de la intensidad energética se presentan

    en la Gráfica 9. El escenario elegido implica una reducción paulatina de la intensidad

    energética de alrededor del 25% durante los próximos diez años en el coeficiente α0t.

    Este ritmo de reducción es ciertamente superior a la evolución histórica por lo que ello

    solo sería posible de realizarse políticas específicas fuertemente activas. Esta

    reducción del coeficiente tiene un efecto inicial significativo que se pierde a lo largo del

    período de análisis de modo que para el año 2010 se observa una clara tendencia

    ascendente del consumo de energía. Este resultado sugiere que un proceso de

    innovación tecnológica que se traduzca en una menor intensidad energética no es

    suficiente para controlar el consumo de energía.

    Estos resultados confirman la estrecha asociación entre la evolución del producto y el

    consumo energético. A ello contribuye el que la intensidad energética muestre un

    comportamiento relativamente cíclico. De este modo, de mantenerse un elevado ritmo

  • 40

    de crecimiento económico en México en los próximos diez años el aumento del

    consumo de energía y sus emisiones asociadas serán incompatibles con un desarrollo

    sustentable. Los incrementos en los precios relativos y las reducciones en la intensidad

    energética contribuyen a reducir el consumo de energía pero cada uno por separado

    son insuficientes para controlarlo. En este sentido, deberán de instrumentarse medidas

    más drásticas y utilizarse simultáneamente estrategias de precios y de innovación

    tecnológica para separar el consumo de energía y el crecimiento económico, en

    particular en el caso donde se observe una expansión económica de alrededor del 5%

    anual.

    Gráfica 7: Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 5%

    6.5

    7

    7.5

    8

    8.5

    9

    9.5

    1965

    1967

    1969

    1971

    1973

    1975

    1977

    1979

    1981

    1983

    1985

    1987

    1989

    1991

    1993

    1995

    1997

    1999

    2001

    2003

    2005

    2007

    2009

    LEF1Serie2Serie3Serie4

  • 41

    Gráfica 8: Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 3%

    6.5

    7

    7.5

    8

    8.5

    9

    9.5

    1965

    1967

    1969

    1971

    1973

    1975

    1977

    1979

    1981

    1983

    1985

    1987

    1989

    1991

    1993

    1995

    1997

    1999

    2001

    2003

    2005

    2007

    2009

    LEF1Serie2

  • 42

    Gráfica 9: Simulaciones con diferentes intensidades energéticas

    0

    2000

    4000

    6000

    8000

    10000

    12000

    1965

    1967

    1969

    1971

    1973

    1975

    1977

    1979

    1981

    1983

    1985

    1987

    1989

    1991

    1993

    1995

    1997

    1999

    2001

    2003

    2005

    2007

    2009

    ENERGIA1ENERGIA2

    La Gráfica 10 sintetiza tres escenarios de emisiones tomando como base el inventario

    de emisiones de 1990.20 En los tres casos se supone un ritmo de expansión del

    producto del 5%, una intensidad energética constante y una relación de emisiones a

    energía también constante y sólo se modifican los precios relativos de la energía en

    10%, 9% y 5% respectivamente. Las simulaciones realizadas confirman que con un

    crecimiento económico vigoroso sólo es posible reducir las emisiones de CO2 a la

    atmósfera doblando el precio cada diez años lo que no parece ni económica ni

    20 El modelo se calibro para simular apropiadamente el año base de 1990 (Estrategia Nacional de Acción Climática, 2000).

  • 43

    socialmente viable. Así, esta situación es incompatible con un crecimiento económico

    sustentable.

    Gráfica 10: Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes aumentos de precios

    0

    100000

    200000

    300000

    400000

    500000

    600000

    1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

    EMIS1EMIS2EMIS3EMIS4

    La Gráfica 11 presenta una simulación considerando un crecimiento del 5%, precios

    fijos y una reducción paulatina de la intensidad energética de 0.004 a 0.003 que se

    manifiesta en el comportamiento de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Estas

    simulaciones muestran también que esta reducción en el coeficiente es insuficiente

    para contener el aumento del consumo de energía. Estos resultados muestran que bajo

    el escenario más probable de un crecimiento económico continuo con una intensidad

    energética similar al comportamiento histórico entonces las emisiones a la atmósfera en

  • 44

    los próximos años tenderán a crecer aceleradamente. Esto indica que es necesario

    instrumentar una estrategia que incluya medidas substanciales para separar el

    crecimiento económico de las emisiones a la atmósfera antes de adquirir compromisos

    específicos de reducciones. De lo contrario, México puede verse en el dilema de

    incumplir los compromisos adquiridos o tener que reducir su ritmo de crecimiento

    económico.

  • 45

    Gráfica 11: Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes intensidades energéticas y crecimiento económico del 3%

    0

    100000

    200000

    300000

    400000

    500000

    600000

    700000

    1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

    EMISIONES1EMISIONES2

    Asimismo debe destacarse que de mantenerse la situación actual la estimación de la

    línea base para México resulta bastante elevada lo que sugiere que existe una gran

    variedad de proyectos que pueden ser aprobados en este contexto. Esto es, el

    comportamiento histórico sugiere que la intensidad energética no va a disminuir y que

    por tanto ganancias en este sentido deben de considerarse sujetas a incluirse dentro

    del marco del mecanismo de desarrollo limpio. A este respecto sin embargo debe

    reconocerse que el comportamiento agregado de la intensidad energética no permite

    diferenciar entre lo que se origina por cambios en la eficiencia energética o por

    modificaciones en la estructura sectorial.

  • 46

    I.5. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS GENERALES

    Las causas, magnitudes, efectos y consecuencias del cambio climático tienen aún una

    gran incertidumbre, en particular, al tratarse de proyectar este proceso en el futuro. Los

    puntos en donde existe aún una gran incertidumbre son múltiples pero pueden

    destacarse los efectos de la retroalimentacion de las nubes, los océanos o la tierra, la

    magnitud del aumento de la temperatura acontecido en los últimos cien años y su

    proyección, el impacto en el alza en el nivel del mar y las formas de interacción entre

    los diversos gases invernadero y las consecuencias regionales. Asimismo, se

    desconocen con precisión los efectos del cambio climático sobre el conjunto de las

    actividades económicas. Esto es, las estimaciones sobre los costos de mitigación por

    tonelada de carbono varían fuertemente dependiendo del país, por tecnología o incluso

    se desconoce las capacidades de adaptación regionales a las nuevas condiciones

    climáticas. No obstante estos factores, existe un consenso generalizado sobre la

    presencia de una correlación positiva significativa entre las emisiones de gases

    invernadero y el aumento de la temperatura.

    Bajo estas condiciones debe de considerarse que las decisiones y la elaboración de

    estrategias sobre el cambio climático deberán de tomarse en un contexto de

    incertidumbre. En este escenario, México debe de avanzar en la definición de su

    estrategia a fin de reducir los efectos negativos irreversibles y obtener las mayores

    ventajas de las estrategias internacionales a instrumentarse gracias a la participación

    en su diseño y a las ventajas que otorga el incorporarse desde el inicio a estos

    procesos.

    En principio las actividades más sensibles al cambio climático en México son los

    sectores agropecuario, silvicultura y pesca que representan alrededor del 6% del PIB.

    En este sentido, los efectos potenciales directos no son excesivos como seria el caso

    de países donde estas actividades representan alrededor del 50% del PIB.

  • 47

    La definición adecuada de una estrategia para México requiere de un conocimiento de

    las diversas trayectorias de emisiones y simulaciones sobre los posibles escenarios de

    mitigación. Para ello pueden utilizarse diversas técnicas cuantitativas que permiten

    además un conocimiento mas detallado de los fenómenos que explican el consumo de

    energía y las emisiones de gases invernadero asociadas a ello. La evidencia empírica

    disponible indica que las emisiones de gases invernadero pueden asociarse

    inicialmente a la evolución de la población o del ingreso per capita en dólares. Este

    método sin embargo supone la presencia de una relación lineal y constante entre la

    población y el ingreso per capita en dólares y el consumo de energía y las emisiones.

    Sin embargo, esta relación no puede utilizarse para simular diversas estrategias de

    mitigación ya que no incorpora, por ejemplo, los efectos de cambios en los precios

    relativos o de la innovación tecnológica.

    La evidencia disponible para México sugiere que la relación entre el consumo de

    energía y el producto es ciertamente intensa pero compleja y que su comportamiento

    tiene algunas particularidades que es necesario distinguir. En efecto, al descomponer la

    relación del consumo de energía con el producto entre un componente constante y un

    efecto que captura los cambios en la eficiencia energética se observa que ambas

    trayectorias son difíciles de pronosticar aunque tiene ciertos comportamientos

    sistemáticos. Así, la eficiencia energética no se mantiene constante mostrando un

    comportamiento cíclico con una ligera tendencia a elevar el consumo por unidad de

    producto. Este comportamiento de la energía por unidad de producto puede asociase,

    en alguna medida, a la evolución de los precios relativos y al proceso de innovación y

    difusión tecnológica y a los cambios en la composición del producto. Como

    consecuencia de este comportamiento las pruebas de raíces unitarias de Dickey Fuller

    y de Phillips Perron indican que la eficiencia energética es una serie no estacionaria de

    orden I(1) donde la constante y la tendencia no son estadísticamente significativas. Por

    su parte, los cambios en la eficiencia energética es una serie estacionaria donde la

    constante o la tendencia no son estadísticamente significativas. Esto indica que no

    existe una tendencia reconocible en el progreso técnico lo que dificulta realizar

    pronósticos sobre su comportamiento. Esto es consistente con la hipótesis de que el

  • 48

    progreso técnico se incorpora por oleadas al proceso productivo. No obstante ello los

    resultados obtenidos indican las bandas en torno a las que pueden oscilar en el futuro

    estos cambios.

    La elaboración de proyecciones sobre el comportamiento del PIB pueden realizarse

    atendiendo a que su comportamiento corresponde al de una serie ascendente con

    ciclos en torno a una tendencia. El filtro de Hodrick Prescott permite entonces identificar

    estos ciclos y pronosticar que la economía mexicana mantendrá un crecimiento

    continuo de alrededor del 5% anual del PIB o de 3% en el caso de un escenario de bajo

    crecimiento. Estas proyecciones pueden usarse entonces para realizar las simulaciones

    sobre las líneas base para México.

    La estimación de una función de demanda de energía, con base en el procedimiento de

    Johansen, permite identificar la existencia de una relación estable de largo plazo entre

    la demanda de energía, el ingreso y los precios relativos. Este vector de cointegración

    puede interpretarse como una función de demanda con una elasticidad ingreso de

    alrededor de 0.6 y una elasticidad precio negativa de 0.4. Estos resultados son

    relativamente consistentes con los obtenidos para otros países. Esta elasticidad precio

    puede entonces utilizarse para estimar diversas trayectorias de mitigación con base a

    movimientos en los precios relativos. Debe asimismo mencionarse que el procedimiento

    de Johansen no muestra que exista una relación estable únicamente entre el consumo

    y el producto lo que confirma la importancia de los precios relativos y la innovación

    tecnológica para establecer una relación de largo plazo.

    Las simulaciones realizadas bajo diversos escenarios de crecimiento ec