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C A M B I O C A M B I O C A M B I O C L I M Á T I C O C L I M Á T I C O C L I M Á T I C O YYY
F U N D A M E N T O S F U N D A M E N T O S F U N D A M E N T O S E C O N Ó M I C O SE C O N Ó M I C O SE C O N Ó M I C O S
Dr. Luis Miguel Galindo Dr. Fidel Aroche
Estudio elaborado para el Instituto Nacional de Ecología Con fondos del Banco Mundial
El Caso MéxicoEl Caso MéxicoEl Caso México
Reporte Final
Octubre, 2000
2
ÍNDICE ............................................................................................................................2 RESUMEN EJECUTIVO .................................................................................................4 I. CRECIMIENTO ECONÓMICO, INTENSIDAD ENERGÉTICA
Y EMISIONES DE GASES INVERNADERO...............................................................7 I.1. INTRODUCCIÓN ..............................................................................................8
I.2. EL CONTEXTO INTERNACIONAL.................................................................12
I.3. CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA ESTIMACIÓN DE
LAS LINEAS BASE PARA MÉXICO...............................................................15
I.4. CRECIMIENTO ECONÓMICO, CONSUMO DE ENRGÍA Y
SIMULACIONES DE GASES INVERNADERO ..............................................22
I.5. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS GENERALES .....................................46
I.6. REFERENCIAS...............................................................................................50
I.7. APÉNDICE......................................................................................................55
II. ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y EMISIONES DE CONTAMINANTES...................56 II.1. INTRODUCCIÓN ...........................................................................................57
II.2. UN MODELO DE EMISIONES EN LA INDUSTRIA
MANUFACTURERA.......................................................................................58
II.3. ESTIMACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE EMISIONES
MANUFACTURERAS ....................................................................................62
II.4. SIMULACIONES DEL CONSUMO DE ENERGÍA .........................................70
II.5. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS GENERALES.....................................74
II.6. REFERENCIAS..............................................................................................75
III. RECOMENDACIONES PARA EL DISEÑO DE LA OFICINA DE CAMBIO CLIMÁTICO EN MÉXICO....................................................................76
REFERENCIAS.............................................................................................................89
3
ÍNDICE DE CUADROS CUADRO 1 Rangos de tasas de crecimiento estimadas de los principales gases invernadero y
proyecciones...........................................................................................................................12
CUADRO 2 Principales fuentes de los gases invernadero .........................................................................12
CUADRO 3 Participaciones porcentuales de los sectores más sensibles al cambio climático .................22
CUADRO 4 Pruebas de raíces unitarias ....................................................................................................25
CUADRO 5 Pruebas de raíces unitarias sobre la Intensidad energética ...................................................29
CUADRO 6 Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía
y al ingreso..............................................................................................................................33
CUADRO 7 Pruebas de mala especificación del VAR de consumo de energía, ingreso y
precios relativos . ...................................................................................................................36
CUADRO 8 Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía,
el ingreso y los precios relativos.............................................................................................38
CUADRO 9 Emisiones Contaminantes a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1993 y dos
escenarios para 2010 con crecimiento al 3% anual ..............................................................63
CUADRO 10 Emisiones Contaminantes a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1993 y dos
escenarios para 2010 con crecimiento al 5% anual ..............................................................65
CUADRO 11 Emisiones de co2 a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1998 y dos escenarios
para 2010 con crecimiento al 3% anual ................................................................................ 67
CUADRO 12 Emisiones de co2 a la atmósfera de la Industria manufacturera en 1998 y dos escenarios
para 2010 con crecimiento al 5% anual .................................................................................69
CUADRO 13 Impactos porcentuales en el nivel de producto por rama suponiendo una reducción en los
coeficientes energéticos del 50% en 1993 ............................................................................72
ÍNDICE DE GRÁFICAS GRÁFICA 1 Evolución de la intensidad energética en México (α0t) .........................................................26
GRÁFICA 2 Cambios en la evolución de la intensidad energética en México (α1t) ..................................27
GRÁFICA 3 Tasas de crecimiento del PIB .................................................................................................31
GRÁFICA 4 Valores reales y simulados del consumo de energía ............................................................34
GRÁFICA 5 Valores reales y proyectados del consumo de energía .........................................................35
GRÁFICA 6: Valores reales y proyectados del ingreso .............................................................................35
GRÁFICA 7 Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 5% ..................40 GRÁFICA 8 Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 3% ..................41
GRÁFICA 9 Simulaciones con diferentes intensidades energéticas .........................................................42
GRÁFICA 10 Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes aumentos de precios .............................43
GRÁFICA 11 Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes intensidades energéticas y crecimiento
económico del 3% ..................................................................................................................45
4
RESUMEN EJECUTIVO
El cambio climático global se ha convertido, en los últimos años, en un tema de intenso
interés y debate. Las consecuencias del calentamiento global son en la actualidad
múltiples y representa un problema mundial que requiere de la instrumentación de
soluciones de largo plazo acordadas en forma conjunta entre diversos países. No
obstante, existe aún una gran incertidumbre sobre la propia magnitud y los procesos
naturales asociados al cambio climático que es necesario reducir. Ello sin embargo
implica que las decisiones sobre el cambio climático tendrán que tomarse en un entorno
de incertidumbre donde debe predominar una visión estratégica de largo plazo. México
debe entonces ponderar los costos de una acción prematura pero precautoria contra los
costos de la irreversabilidad de la inacción dado el nivel de incertidumbre.
En conjunto la evidencia disponible para México sugiere que el proceso de
industrialización se ha concentrado tradicionalmente en actividades con altos índices de
contaminación mientras que la dinámica de las actividades agropecuarias no
contribuyeron a preservar los bosques. El comportamiento de la industria mexicana no
obedece sin embargo a lo que se conoce como un paraíso de contaminación sino que
corresponde a la hipótesis de Linder en donde la oferta sigue a la demanda y por tanto
se asocia a una fase específica del proceso de crecimiento económico. Esto significa
que el nivel de producto y su composición son factores relevantes para determinar el
monto total de emisiones a la atmósfera.
En principio, el comportamiento de la intensidad energética en México medida como la
relación entre consuno total de energía y producto tiene un comportamiento errático sin
que pueda observarse una tendencia determinada como lo indican las pruebas de
raíces unitarias. De este modo, la evidencia histórica sugiere que es difícil suponer un
aumento continuo de la eficiencia en el futuro de no realizarse medidas específicas
importantes a este respecto. En todo caso sugiere que, en la elaboración de las líneas
base para México debe considerarse como una posibilidad real mantener constante la
eficiencia energética. Las estimaciones realizadas indican además que los precios
5
relativos o sus cambios tiene un efecto pequeño sobre la intensidad energética o sus
modificaciones. Esto implica que es difícil inducir una mayor difusión del progreso
técnico a través exclusivamente de modificaciones en los precios relativos. Debe
asimismo considerarse que los cambios en la intensidad energética pueden estar
asociados a los movimientos en la composición el producto.
El procedimiento de Johansen permite identificar una relación de largo plazo entre la
demanda de energía, el ingreso y los precios relativos. La demanda tiene una
elasticidad ingreso positiva pero menor que uno y una elasticidad precio negativa
aunque también relativamente baja. El modelo estimado permite entonces elaborar
diversos escenarios de crecimiento económico, consumo de energía y emisiones para
México hasta el año 2010. Las simulaciones realizadas muestran que los aumentos de
precios o una mayor eficiencia energética no son suficientes por separado para
contener el aumento de las emisiones de gases invernadero como consecuencia de la
alta correlación positiva entre el consumo energético y el comportamiento del producto.
En conjunto las diversas trayectorias de crecimiento indican que los aumentos de
precios y la innovación tecnológica contribuyen al proceso de mitigación pero son
insuficientes por separado. En ese sentido la línea base para México es ciertamente
elevada por lo que pueden financiarse una cantidad importante de proyectos.
Las condiciones actuales sugieren que de mantenerse las trayectorias históricas de
intensidad energética y emisiones por unidad de energía en un escenario de
crecimiento económico son insostenibles en el largo plazo. En efecto, la estrecha
asociación entre crecimiento económico, consumo de energía y emisiones hace difícil
establecer compromisos específicos de reducción de emisiones. Estos compromisos
serían incumplidos o para hacerlos efectivos se tendría que reducir el ritmo de
crecimiento económico substancialmente.
El análisis estructural de la economía mexicana indica que la industria manufacturera
ofrece oportunidades de abatimiento de las emisiones de gases invernadero, producto
6
no solo de la factibilidad de cambio tecnológico en los procesos productivos, sino
también a partir de la posibilidad de modificar la estructura del sector productivo a favor
de actividades menos intensivas en servicios ambientales. Para tal cambio, la
composición de la demanda es fundamental, puesto que es el consumo de los distintos
sectores institucionales los que favorecen la expansión relativa de algunas industrias
sobre otras. Por otro lado, de acuerdo a los resultados obtenidos, los costos de
reducción de la intensidad energética de la economía en su conjunto no parecen
importantes en términos de una caída en el producto, sin embargo, evidentemente ello
implica la inversión en procesos menos intensivos en energía.
En principio el sistema de permisos comercializables, para funcionar adecuadamente,
requiere al menos definir con mayor preescisión las características de la mercancía, un
método para asignar y distribuir la mercancía, y un diseño de instituciones que
garanticen formas de revisión, monitoreo y cumplimiento adecuadas.
7
I. CRECIMIENTO ECONÓMICO, INTENSIDAD ENERGÉTICA Y EMISIONES DE GASES INVERNADERO
8
I. CRECIMIENTO ECONÓMICO, INTENSIDAD ENERGÉTICA Y EMISIONES DE GASES INVERNADERO I.1. INTRODUCCIÓN
El cambio climático global se ha convertido, en los últimos años, en un tema de intenso
interés y debate. Las consecuencias del calentamiento global son en la actualidad un
problema mundial que requiere de la instrumentación de soluciones de largo plazo
acordadas en forma conjunta entre diversos países. Estimaciones realizadas
(Houghton, Jenkins y Ephraums, 1990) sugieren que las concentraciones de gases
invernadero1 en la atmósfera han aumentado substancialmente, desde la revolución
industrial a la fecha. Por ejemplo, se estima que estas concentraciones han crecido a
una tasa anual del 3.3% en los últimos cincuenta años y que muy probablemente se
dupliquen durante este siglo.2 Las consecuencias3 del cambio climático son múltiples,
destacando la elevación de la temperatura, la destrucción de áreas boscosas, agrícolas
y ganaderas, el derretimiento de las capas de hielo de los polos, elevamiento del nivel
del mar, erosión acelerada de las costas, intensificación de las temperaturas extremas
en diferentes regiones del mundo, cambios en el régimen de lluvias, modificaciones en
la humedad de los suelos y del aire e incluso problemas de cáncer de la piel o de visión,
cambios bruscos en el clima y en las condiciones atmosféricas y representa además un
peligro potencial para la extinción de diversas especies de flora y fauna. Los efectos
más inmediatos de este cambio climático se han concentrado en algunas regiones
como el caso de los bosques escandinavos degradados por la lluvia ácida causada por
emisiones de la industria británica o la Selva Negra en Alemania, degradada por las
emisiones del Ruhr o en algunas regiones de Estados Unidos.
1 Rotty y Marland (1989) estiman que las emisiones anuales son de aproximadamente 6000 millones de toneladas de carbono de las cuales la mitad permanecen en la atmósfera. 2 Las proyecciones realizadas (Schelling, 1993 y Cline, 1993) sugieren que para el 2025 se habrán doblado las emisiones de gases invernadero con un efecto retardado en el clima. 3 Véase, por ejemplo, Nordhaus (1993 pp. 38).
9
Las estimaciones realizadas indican que los gases invernadero han contribuido a elevar
la temperatura global4, desde la revolución industrial a la fecha, entre 1.5 y 4.5 C. y de
presentarse un aumento adicional de 1.5 C ello se traduciría en las temperaturas más
altas en los últimos seis mil años, similares a la de la era de los dinosaurios (Manne y
Richels, 1993 y Dornbusch y Poterba, 1993 y Godal, Sygna, Fuglestvedt, Berntsen,
2000).
No obstante, existe aún una gran incertidumbre sobre la propia magnitud y los procesos
naturales asociados al cambio climático (Rosemberg, 1993). En efecto, existe un
intenso debate sobre las tendencias de largo plazo del calentamiento global,5 sobre los
procesos climáticos y las sensibilidades de respuesta de las nubes y océanos ante la
radicación solar (este efecto es conocido como de retroalimentación o feedback, Solow,
1993). Se desconoce además, con la precisión necesaria, los efectos que ocasiona este
proceso de retroalimentación así como sus periodos de gestación y la magnitud y las
formas en que se relacionan los fenómenos económicos y el cambio climático y más
aún se desconocen las mejores medidas de mitigación, y sus costos, y la evolución
futura de estos procesos6 o incluso las posibles trayectorias de crecimiento de las
economías nacionales.
Una muestra más de la incertidumbre sobre el proceso de cambio climático lo expresan
los rangos de variabilidad de las tasas de crecimiento de los diversos gases
invernadero a lo que debe también sumársele la incertidumbre sobre el período de vida
activa de cada substancia. Esto conduce, por ejemplo, a un conocimiento impreciso
sobre el ritmo de crecimiento económico que es compatible con una meta de emisiones
actuales que pueda reducir los acervos ya acumulados. Sin embargo, las estimaciones
realizadas sugiere que, en principio, se requiere una reducción de alrededor del 75% en 4 La existencia de una alta correlación entre concentraciones y CO2 no implica una causalidad directa. Por ejemplo, se estima que la mayor parte de este calentamiento sucedió entre 1880 y 1940 mientras que el nivel de concentraciones de gases se incrementó a partir de 1940 (Solow, 1993). 5 Por ejemplo, la evidencia empírica de largo plazo sobre la temperatura muestra que las oscilaciones son muy fuertes y que no corresponden estrictamente a los efectos de los gases invernaderos (Solow, 1993 y Nordhaus, 1977).
10
las emisiones actuales para estabilizar los niveles de gases en la atmósfera (Dornbusch
y Poterba, 1993).
Esta situación se ha traducido en la presencia de posiciones encontradas en el debate
internacional con implicaciones relevantes de política económica7 en donde no es
menor la relativa incertidumbre sobre las consecuencias regionales del cambio climático
y por tanto las diferencias nacionales para aportar recursos monetarios. Por ejemplo,
para Lave (1993), los países más sensibles al cambio climático son aquellos con un
sector agropecuario importante, mientras que para Schelling (1993), los países
desarrollados que se ubican mayoritariamente en climas extremos estarán mas
expuestos a cambios bruscos en la temperatura.
De este modo, es necesario conocer con mayor precisión los procesos asociados al
cambio climático para reducir el elevado grado de incertidumbre que limita la toma de
decisiones. Así, desde el punto de vista de las ciencias naturales, es aún necesario
conocer con mayor detalle el proceso de retroalimentación de los océanos, las nubes y
las capas de hielo y mejorar las simulaciones y predicciones de los modelos climáticos
(Solow, 1993). Esto es indispensable en particular considerando la elevada variabilidad
de las temperaturas en el largo plazo8 y la posible presencia de otros factores que
parecen incidir también sobre la temperatura. Por ejemplo, existe evidencia para
sostener que algunos cambios en la temperatura no se deben al efecto de los gases
invernadero sino a movimientos pequeños en la órbita terrestre o a una recuperación de
la temperatura después de la llamada pequeña glaciación iniciada en 13009 (Solow,
1993). Se requiere además precisar las relaciones y las sensibilidades de respuesta
entre el crecimiento económico y las emisiones de gases invernadero y los efectos
puntuales de las posibles medias de mitigación asociadas al uso de diversos
6 Por ejemplo se desconoce con precisión los costos y la velocidad de difusión de las nuevas tecnologías para mitigar el cambio climático (Schelling, 1993). Ello no obstante que en años recientes se han realizado trabajos importantes a este respecto véase Barbier, Burguess y Pearce, 1993. 7 Véase Gerelli (1993) y Michaelowa y Dutschke (1998) para una síntesis de este debate. 8 En los modelos climáticos puede obtenerse una variabilidad de hasta 0.5 C en simulaciones de cincuenta años. 9 Por el contrario, puede argumentarse que de no haberse presentado esta época de frío el efecto del calentamiento global sería aún mayor.
11
instrumentos económicos como alza de precios de los combustibles o el fomento a la
innovación tecnológica. Las formas y grados de respuesta de las emisiones ante
modificaciones de política económica permite identificar además una estrategia sobre la
capacidad de México cumplir determinados compromisos internacionales. A este
respecto destaca la necesidad de disponer de un conocimiento más preciso sobre las
relaciones que se establecen entre la evolución económica, la intensidad energética y
las emisiones de gases a la atmósfera.
En conjunto la evidencia empírica disponible permite sostener entonces la presencia de
un proceso de calentamiento global aunque se desconozcan con precisión sus causas y
consecuencias. De este modo, es generalmente aceptado la alta correlación entre
concentraciones de gases invernadero y elevación de las temperaturas aunque el rango
de error en las predicciones y en los rezagos en el tiempo son aún muy grandes. Así,
las decisiones sobre el cambio climático tendrán que tomarse en un entorno de
incertidumbre donde debe predominar una visión estratégica de largo plazo. México
debe ponderar entonces los costos de una acción prematura pero precautoria contra los
costos de la irreversabilidad de la inacción dado el nivel de incertidumbre. En este
contexto, la mejor opción para México es una estrategia conocida como de seguro que
combine un mejor conocimiento del fenómeno en referencia al país con cambios
moderados que permita evitar perdidas irreversibles.
Este trabajo tiene como objetivo fundamental analizar la relación entre crecimiento
económico y emisiones simulando diversos escenarios para México. Esto permitirá
reducir en alguna medida el grado de incertidumbre al ofrecer un indicador de los
costos de no hacer nada o de actuar demasiado rápido y definir las líneas base. Por
desgracia este trabajo no incluye una discusión más amplia sobre el principio de
adicionabilidad.
12
I.2. EL CONTEXTO INTERNACIONAL
Las diversas actividades económicas se han traducido en un aumento de la
concentración de gases invernadero en la atmósfera (Cuadro 1) incompatible con un
desarrollo económico sustentable. En este proceso destaca el CO2 que contribuye con
alrededor del 50% de las emisiones de gases y el 80% en el largo plazo como
consecuencia del alto contenido de carbono de la mayor parte de los combustibles y su
prolongado tiempo de vida (entre 50 y 200 años) (Nordhaus, 1995). Este gas proviene
fundamentalmente del uso de los combustibles fósiles (aproximadamente seis mil
millones de toneladas de emisiones de carbono en 1990, Manne y Richels, 1993) y de
los cambios en el uso del suelo (entre cero y dos mil millones toneladas) (Cuadro 2).
Cuadro 1: Rangos de tasas de crecimiento estimadas de los principales gases invernadero y proyecciones
Período CO2 N2O CH4 CFC11 CFC12
1850-1990 0.16-0.5% 0.15-0.25% 0.56-0.9%
1990-2100 0.52-1.6% 0.56-.0.8% 0.10-0.2% 1-1.1% 1.1-1.7% Fuentes: Manne y Richels (1993) y Nordhaus (1995). Solow, 1993, Nordhaus, 1993. CO2=dioxido de carbono, N2O=oxidos de nitrógeno y CH4=metano CFC=clarofucarbonatos,
Cuadro 2: Principales fuentes de los gases invernadero
Fuentes Gases
Combustibles fósiles y deforestación CO2
Gas natural, minas de carbón, quema de
biomasa y cultivo de arroz
CH4
Combustibles fósiles, quema de biomasa y
agricultura
N20
Refrigeradores, propelentes y solventes CFC-11 y CFC-12 Fuete: Solow (1993) y Nordhaus 1993.
13
Los países industrializados son responsables de alrededor del 70% de estas emisiones
de gases invernadero aunque su participación esta descendiendo substancialmente.
Por ejemplo, se estima que la participación de Estados Unidos, Europa y Rusia en la
formación de gases invernadero en 1950 era de alrededor del 90% pero esta proporción
bajo a 64% en 1990 y probablemente llegue a 30% para el 2100 (Manne y Richels,
1993). Este comportamiento se debe al acelerado crecimiento de las nuevas economías
semi-industrialziadas y a un proceso importante de ahorro energético y control de las
emisiones en los países desarrollados que ha permitido separar, en alguna medida, el
proceso de crecimiento económico del consumo de energía.10
La Convención Marco de la Naciones Unidas para Cambio Climático (UNFCCC 1997)
en 1992 reconoció el principio de costo efectividad para enfrentar los problemas
ocasionados por el efecto de los gases invernadero. Posteriormente, los países
industrializados y en transición en la conferencia de Kyoto, en 1997, acordaron imponer
metas de emisiones a los gases invernadero en el futuro. No obstante ello los países
subdesarrollados se opusieron a acordar incluso metas voluntarias.
Desde el punto de vista de la teoría económica existen diversas soluciones para
enfrentar los problemas asociados al cambio climático que incluyen, fundamentalmente,
el uso de restricciones cuantitativas o cuotas, los impuestos ecológicos a las emisiones
de gases o permisos comerciables de emisiones. Sin embargo, el acuerdo internacional
del Protocolo de Kyoto apoya el uso de los permisos comercializables como el
mecanismo para controlar y reducir el nivel de emisiones. Este esquema presenta
varias ventajas ya que permite seleccionar las opciones de menor costo a nivel mundial
considerando que el lugar de emisión del C02 es irrelevante. Esto otorga una gran
flexibilidad y estimula el desarrollo de tecnologías más limpias ya que permite valorar
los ahorros de emisiones en la medida en que, al menos en teoría, el precio de los
permisos comercializables será igual al costo de abatimiento (Koutstaal, 1997).
10 Este proceso de separar crecimiento económico, consumo energético y emisiones de gases invernadero se observa, por ejemplo, en Estados Unidos donde una tasa de crecimiento del producto de 3.2% se traduce en un aumento de las emisiones de 1.9% debido a que el uso de energía por unidad de producto es del 0.8% y de las emisiones por unidad de producto es del 0.5% (Manne y Richels, 1993).
14
Asimismo, el uso de este tipo de permisos permite reducir la oposición política ante la
imposición de restricciones o cuotas directas o de un impuesto directo.
El origen del Mecanismo de Desarrollo Limpio (“Clean Development Mechanism" CDM
por sus siglas en inglés) se ubica en la Conferencia de Río en 1992 donde se acepto la
idea de la instrumentación conjunta. Sin embargo los países subdesarrollados y
algunos países europeos cuestionaron su significado y sus formas de aplicación en el
comité de negociación intergubernamental en 1993. No obstante esta oposición el
mecanismo fue aprobado en la Conferencia de partes de Berlín en 1995 y se instalaron
proyectos piloto conjuntos. Este proceso fue apoyado en forma destacada por países
latinoamericanos como Costa Rica que incluso decidió iniciar la realización de
proyectos conjuntos aunque aún no se pudieran acreditar las reducciones a los países
inversores.
Un apoyo decisivo para instrumentar las medidas de costo efectividad, en particular el
uso de los permisos comercializables, en contraposición por ejemplo al uso de
impuestos directos, ha sido la posición de los Estados Unidos que ha manifestado que
solo aceptara metas obligatorias de existir la flexibilidad en el proceso de mitigación.
Esta posición se ha visto favorecida, entre otros factores, por el éxito reciente del
programa de permisos comercializables para controlar la lluvia ácida instrumentado en
Estados Unidos (Ellerman, Joskow, Schmalensee, Montero y Bailey, 2000).
El acuerdo internacional vigente (Protocolo de Kioto) establece esencialmente tres
opciones para reducir las emisiones de contaminantes a la atmósfera. La primera es un
acuerdo de metas conjuntas o burbujas, como en el caso de la Unión Europea donde se
negocia una meta general y luego se distribuye internamente entre los países
participantes. La segunda opción es el comercio de emisiones que es exclusiva para los
países industrializados y que se conoce como implementación conjunta (artículo 6 del
Protocolo). La tercera opción son los proyectos de instrumentación conjunta en donde
se permiten acuerdos bilaterales o multilaterales a través de un fondo ambiental. Esta
opción se convirtió en el mecanismo de desarrollo limpio para el caso de los países
15
subdesarrollados que se define genéricamente en el artículo 12 del Protocolo de Kyoto
pero sin diseñar su funcionamiento específico. Por ejemplo, se define que el CDM se
debe orientar a la reducción de emisiones que son adicionales a aquellas que ocurrirían
en ausencia de cualquier proyecto aunque aún existen diversas lagunas sobre lo que
entiende por el principio de adicionabilidad (UNFCCC, 1997). En este sentido, la
definición precisa de las líneas base resulta esencial para conocer las posibilidades e
impactos de los proyectos CDM o incluso los costos de utilizar líneas base equivocadas
(Chomitz, 1997). Por ejemplo, una línea base muy alta llevaría a certificar más
proyectos de los debidos mientras que una línea base muy baja le quitaría fondos a
proyectos genuinos.
De este modo, el esquema propuesto en el Protocolo de Kyoto permite que los países
industrializados cumplan sus metas de emisiones, con un alto grado de flexibilidad y
menores costos, tomando acciones internas o contribuyendo a la reducción de
emisiones en otros países. México, en este contexto internacional, requiere de buscar
definir las mejores opciones para aprovechar las oportunidades que ofrece el
mecanismo de desarrollo limpio y diseñar las formas para minimizar los costos de
mitigación y establecer con mayor precisión una estimación de las posibles líneas base
y los posibles efectos de diversas estrategias de mitigación.
I.3. CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA ESTIMACION DE LAS LINEAS BASE PARA MÉXICO
Existe un creciente consenso sobre la existencia de una estrecha relación entre la
evolución de las actividades económicas y el medio ambiente aunque persiste aún una
gran incertidumbre sobre los canales de transmisión, la cuantificación de los impactos,
los efectos de la composición de la estructura económica y sus formas de interacción
con el entorno físico. Más aún, existe dudas fundadas sobre las mejores formas para
incentivar una relación positiva entre la economía y el medio ambiente a través de
regulaciones e incentivos económicos adecuados que permita instrumentar
mecanismos de estabilización y de reducción de emisiones. Esta situación se hace más
16
difícil al considerar el caso de México en un entorno internacional donde existen
incentivos individuales para no adoptar acciones concretas, en espera de que terceros
países de forma individual o colectiva afronten los costos de abatimiento de las
emisiones.
La economía mexicana, en los últimos años, ha observado transformaciones
estructurales importantes cuyas consecuencias sobre el medio ambiente son complejas
y aún difíciles de cuantificar con exactitud. Ello es imposible de determinar
exclusivamente desde un punto de vista teórico por lo que debe de considerarse con
especial énfasis la evidencia empírica disponible que es aún ciertamente escasa y
fragmentada. El crecimiento económico de un país genera beneficios pero también
tiene diversos costos ambientales originados en la inexistencia e imperfección de los
mercados, la falta de información, derechos de propiedad mal definidos o inexistentes,
altos costos de transacción tales como vigilancia, información, uso de una tasa de
descuento equivocada o de un horizonte de corto plazo, incertidumbre, irreversilidad,
externalidades negativas, especialización en la producción y problemas de distribución
del ingreso y empleo y pobreza extrema que se traducen en una explotación irracional
de los recursos naturales y en el aumento de la contaminación. En general, para los
países en vías de desarrollo, los costos ambientales se estiman entre el 3% y el 5% del
PIB (Repetto, 1993) y, además el INEGI estima que la degradación ambiental en
México alrededor del 11% del PIB.
Los patrones de largo plazo de este deterioro ambiental no son sin embargo lineales y
pueden tener comportamientos complejos y diferenciados acompañados por cambios
en la intensidad energética por unidad de producto. La evidencia empírica disponible
sugiere que en principio la asociación entre crecimiento económico y emisión de
contaminantes puede analizarse atendiendo a diversos factores en donde destacan el
nivel de ingreso per cápita, la composición del producto, la tecnología y las decisiones
de política económica (Runge, 1995). Incluso se ha argumentado la existencia de una
relación de U invertida entre consumo energético y los niveles de emisiones y el ingreso
per cápita (Selden y Song, 1994 y Schleicher, 1997). Sin embargo, esta U invertida no
17
es homogénea y depende del tipo de contaminación y cambia a diferentes niveles de
ingreso (Shafik, 1994). Por ejemplo, el punto de inflexión pueden presentarse desde
3,500 dólares per cápita hasta 11,500 dólares per cápita (Shafik, 1994). Así, Grossman
y Krueger, (1993) argumentan que las partículas de SO2 aumentan mientras el ingreso
per cápita alcanza los 5,000 dólares para después diminuir paulatinamente.
Esta asociación favorable entre crecimiento del PIB per cápita y calidad ambiental a
partir de determinado nivel de ingreso es relativa ya que existe también el efecto de la
composición producto. Ello dificulta entonces hacer inferencias adecuadas
considerando exclusivamente el nivel de ingreso per capita y es por tanto necesario
analizar la evolución del producto. Por ejemplo, en México los precios bajos del petróleo
y la electricidad y la expansión de la inversión pública en petroquímica y electricidad
para fomentar el proceso de industrialización se tradujeron en una mayor intensidad
energética (Sterner, 1985 y 1989), en una composición del producto en favor de las
industrias más contaminantes (Ten Kate, 1993) y en un proceso de degradación
ambiental. En este contexto, la oferta de energía se ha expandido más rápidamente que
el PIB desde por lo menos la década de los ochenta, siendo la industria y el transporte
los sectores que consumen la mayor parte con el 40% y el 36%11 respectivamente.
Asimismo, se observó el crecimiento de actividades como producción de cemento,
industria automotriz, actividades agroindustriales, producción de celulosa y papel,
metales y refinación de petróleo con una alta propensión al uso de procesos
fuertemente contaminantes. Sin embargo, esta tendencia en la composición del
producto no ha sido tampoco lineal. Por ejemplo, Jenkins (1998) argumenta que la
intensidad de la contaminación para Brasil, Chile y México disminuye en años recientes.
Asimismo, se observa que las exportaciones mexicanas no están orientadas a
actividades intensivas en contaminación
11 A nivel internacional este sector emplea alrededor del 22% de la energía primaria del mundo y es responsable del 25% de las emisiones mundiales de CO2 (incluyendo la energía usada para la producción de combustibles). Estas cifras incluyen tanto el movimiento de personas como de mercancías por carretera, ferrocarril, aire y agua (Michelis, 1996). Las tendencias recientes a este respecto son ascendentes como consecuencia del aumento en el ingreso, el avance técnico y cambios en la cultura y el estilo de vida de la población. Los escenarios proyectados, a partir de las tendencias y sin nuevas políticas indican que las emisiones de CO2 pueden llegar a incrementarse entre un 40% e incluso un 120% entre 1990 y 2025 (OCDE, 1997).
18
En conjunto, para México se estima que las emisiones de SO2 y NOx para los sectores
de energía, transporte, residencial y servicios, están en el orden de 1.5 y 2 millones de
toneladas respectivamente. Ello equivale a emisiones de 4 toneladas y 2.7 toneladas
por cada mil dólares de producto, o 21 toneladas de SO2 y 14.4 toneladas de NOx per
cápita. Por su parte, las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte se han
incrementado en más del 3% anual y actualmente se estiman en 368.2 millones de
toneladas, equivalentes a 0.84 toneladas por cada 1.000 dólares de producto y de 3.88
toneladas por habitante. En todos los casos, la intensidad de las emisiones medidas por
unidad de producto, es superior al promedio de la OCDE e inferior por habitante
(OCDE, 1997).
México tiene un potencial forestal importante y, por lo tanto, puede cumplir el papel de
oferente de servicios como sumidero de gases con efecto invernadero. No obstante,
este potencial podría no realizarse si no se revierten las tendencias a la destrucción de
los recursos. En efecto, la superficie boscosa alcanza unos 48.7 millones de hectáreas,
equivalentes al 25% del territorio nacional. No obstante, solo entre 6 y 7 millones de
hectáreas se encuentran bajo manejo comercial. Además, la productividad de esos
bosques es reducida en términos internacionales por la aplicación de tecnologías
inadecuadas, la falta de infraestructura y la lejanía y escasez de aserraderos e
instalaciones para transformar la materia prima. A ello habría que añadir que pocas
comunidades poseedoras de bosques se encuentren organizadas para la producción y
que no abundan las concesiones a empresarios privados para la explotación forestal
que incluyan mecanismos efectivos de preservación.
La tasa de deforestación se calcula entre 300 mil y un millón de hectáreas por año y se
estima además que se han perdido el 95% de los bosques húmedos y más de la mitad
de los bosques templados. Se reconoce normalmente que la causa principal de este
fenómeno es el cambio del uso del suelo. La expansión de la frontera agrícola (que
alcanza hoy 23 millones de hectáreas y sobre todo, la pecuaria (que llega a 79 millones
de hectáreas) ha sido apoyada por diversas políticas sectoriales, a pesar de que solo
19
una cuarta parte de la superficie agrícola tiene vocación para esa actividad, dadas las
características físicas del territorio; por otra parte, siendo la ganadería de tipo extensivo,
la productividad de la tierra de pastoreo es mas bien reducida (entre 0.8 hectáreas por
cabeza de ganado en zonas húmedas y 50 hectáreas en zonas áridas). Asimismo, la
política de desarrollo rural y el régimen de propiedad de la tierra, favorecen la
conversión del uso de suelo forestal a otros fines, puesto que los bosques únicamente
se han entregado tradicionalmente en posesión comunal y la tierra para otros usos se
ha entregado en posesión individual y recientemente, en propiedad.
El Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá ha tenido
también importantes implicaciones desde el punto de vista ambiental como
consecuencia, entre otros factores, de la difusión de la tecnología y del problema
creciente de externalidades negativas entre países. En efecto, la liberalización
comercial asociada al uso de insumos importados contribuye a elevar la productividad y
a la adopción más rápida de tecnologías (Iscan, 1998). De esta forma los sectores más
protegidos son normalmente los más contaminantes y la intensidad de sus emisiones
tóxicas aumenta en mayor proporción que en los sectores más abiertos al comercio
internacional (Adams, 1997 y Sprenger, 1997). Asimismo, la liberalización comercial no
se ha traducido en un aumento masivo de las inversiones extranjeras en sectores
intensivos en contaminación en México como un mecanismo para evitar las
regulaciones más estrictas de otros países y con ello no se ha modificado
estructuralmente, por ejemplo, el patrón de comportamiento de las maquiladoras
(Grossman y Krueger, 1993) o de las exportaciones mexicanas (Belaustegigoitia, 1995).
Por el contrario, estimaciones recientes (PNUD, 1999) sugieren que las exportaciones
industriales mexicanas no tienen una relación positiva con los sectores con los índices
de contaminación más elevados. De este modo, en la medida en que su participación
en el producto total aumente la producción mexicana podrá hacerse más limpia. Sin
embargo, esto no excluye casos particulares como en la frontera norte donde existe
evidencia de un incremento de la contaminación como consecuencia de un crecimiento
descontrolado.
20
En conjunto la evidencia disponible para México sugiere que el proceso de
industrialización se ha concentrado tradicionalmente en actividades con altos índices de
contaminación mientras que la dinámica de las actividades agropecuarias no
contribuyeron a preservar los bosques. El comportamiento de la industria mexicana no
obedece sin embargo a lo que se conoce como un paraíso de contaminación sino que
corresponde a la hipótesis de Linder en donde la oferta sigue a la demanda y por tanto
se asocia a una fase específica del proceso de crecimiento económico. Esto significa
que la composición del producto es un factor relevante para determinar el monto total
de emisiones a la atmósfera. En el contexto de una mayor integración económica
mundial, con requisitos ambientales más estrictos, ello se traducirá, en el largo plazo en
una industria más limpia. Además, es de esperarse que en algunas actividades
económicas se alcance el punto de inflexión lo que puede traducirse en una menor
intensidad energética y de emisión de gases invernadero. En este sentido, la estimación
de las líneas base para México debe de considerar como un escenario posible la
conformación de una industria más limpia y eficiente energéticamente.
Las emisiones de gases invernadero provienen de diversas fuentes en donde destaca
la contribución de la energía que alcanza el 76% en el largo plazo (Nordhaus, 1993). De
este modo, el análisis de las trayectorias energéticas en México es de especial
importancia aunque sin olvidar que la contribución de los distintos combustibles fósiles
a la emisión de gases invernadero es desigual. Por ejemplo, las emisiones del carbón
por unidad de energía son 21% mayores a las del petróleo y 76% a las de gas natural
(véase cuadro en Manne y Richels, 1993, pp. 37). De este modo, el problema
fundamental de las emisiones de gases invernadero son los combustibles fósiles.12
La trayectoria de consumo energético para el caso de México, considerando que no se
aplica ninguna política específica, es ciertamente insostenible en el largo plazo13. Sin
embargo, los costos de una estrategia para reducir las emisiones son aún inciertos y
12 Se estima por ejemplo que en la actualidad aproximadamente el 25% del consumo de combustibles fósiles es en los Estados Unidos, y un poco más de 20% del total en los países europeos (Manne y Richels, 1993). 13 En este sentido, el modelo elaborado corresponde en general a aquellos asociados al enfoque de “top down”.
21
muy probablemente crecientes en el tiempo. Ello no obstante que debe considerarse
que relación entre costos y abatimiento no son lineales como lo muestra el que en
algunos casos los costos se aproximen como el cuadrado de la intervención (Newbery,
1993). Por ello los costos pueden elevarse considerablemente conforme se avanza en
el proceso de mitigación. El monto de estos costos pueden estimarse considerando con
Nordhaus (1995) que la razón entre costos marginales y promedio está en un rango de
1.5 a 3 y que la reducción de las emisiones con respecto a los costos marginales tiene
un parámetro de -0.0054.
Existen diversas metodologías para realizar una estimación de los costos de mitigación
en donde destacan el uso de estimaciones para tecnologías específicas14, modelos de
optimización que incluyen diversas versiones de modelos de equilibrio general
computable y estimaciones de elasticidades precio o ingreso de la energía. Desde
luego, estas versiones no son excluyentes ya que pueden utilizarse simultáneamente
combinando un modelo de equilibrio general con las estimaciones econométricas de los
parámetros (Jorgerson, 1998). En este último caso pueden obtenerse estimaciones
sobre los costos en el producto de realizarse una estrategia de mitigación basada en un
alza de los precios de la energía15. Por ejemplo, estimaciones realizadas para los
Estados Unidos ubican los costos entre 1% y 2% por ciento del PIB (Manne y Richels,
1993) y para la economía global una reducción de 50% en las emisiones de gases
invernadero representaría una pérdida en el PIB de 1%.16 En términos más generales
se estima que los costos de la mitigación se ubican entre 0.25 y 4 del PIB (Gerelli, 1993
y Whalley y Wigle 1993).
En el caso de México una primera aproximación de los costos negativos del cambio
climático corresponde al peso especifico de las actividades más sensibles a este
proceso y que son los sectores agropecuario, pesca y forestal que representan
14 En los casos particulares los costos de remover una tonelada varían desde 55 a 700 dólares por tonelada (Nordhaus, 1995). 15 En este caso las estimaciones de los impuestos por tonelada de carbono oscilan entre 0 y 600 dólares. 16 Incluso Manne y Richels (1993) suponen que el impuesto por tonelada para alcanzar una reducción de 20% en el 2010 puede llegar a 600 dólares.
22
alrededor del 6% del PIB. De este modo, México esta en una posición intermedia con
respecto a sus costos potenciales directos sobre el cambio en la temperatura.
Cuadro 3: Participaciones porcentuales de los sectores más sensibles al cambio climático
Participaciones porcentuales 1
Agricultura2
Ganadería3
Silvicultura4 Pesca
1988 4.74 1.60 0.36 0.19 1989 4.51 1.55 0.34 0.19 1990 4.62 1.50 0.32 0.19 1991 4.47 1.56 0.30 0.18 1992 4.24 1.53 0.29 0.16 1993 4.30 1.54 0.27 0.18 1994 4.17 1.43 0.26 0.18 1995 4.60 1.49 0.26 0.21 1996 4.59 1.41 0.27 0.21 1997 4.28 1.33 0.27 0.19 1998 4.23 1.30 0.27 0.16
Promedio 88-98
4.43 1.48 0.29 0.19
Promedio 96-98
4.37 1.35 0.27 0.19
Notas: Fuente: Base de Información Económica del INEGI. Las definiciones sectoriales se incluyen en el apéndice.
I.4. CRECIMIENTO ECONOMICO, CONSUMO DE ENERGIA Y SIMULACIONES DE EMISIONES DE GASES INVERNADERO
Una estimación más precisa de los efectos y costos macroeconómicos del proceso de
mitigación debe de considerar a la relación entre emisiones de gases, el consumo
energético y el crecimiento económico. Esto es, el consumo de energía y por tanto las
emisiones de gases a la atmósfera, es el resultado de la realización de las diversas
actividades económicas. En este sentido, el crecimiento económico, asociado a la
eficiencia energética, es el factor fundamental para explicar la demanda de energía.
Debe sin embargo, considerarse que si bien la evidencia empírica sugiere que el
consumo de energía y el producto tienden a moverse en paralelo ello no es
23
necesariamente cierto con respecto al monto de emisiones (Dudek, Goffman, Salon y
Wade, 1997).
La relación entre el comportamiento del producto y el consumo de energía puede
definirse como:
(1) Et+1 – Et = α0t(Yt+1 – Yt) + Yt+1 (α1t+1 - α0t)
Donde Et+1 y Et representan a la demanda de energía para los periodos t+1 y t, α0t
representa el coeficiente de los requerimientos de energía para el periodo t para un
determinado nivel de producto (Yt); α1 es el coeficiente que asocia la demanda de
energía el nivel de producto del tiempo t+1. De este modo, el primer término representa
el incremento en el consumo total de energía entre el período t y t+1 suponiendo
constante al coeficiente de demanda de energía a producto. El segundo término
representa al consumo de energía en el período t+1 ocasionado por los cambios en el
coeficiente de demanda de energía. De este modo, una economía que, con el tiempo se
hace más eficiente energéticamente debe tener un segundo término negativo.
En principio puede argumentarse que el comportamiento de los cambios en la eficiencia
energética depende, en primer lugar, del impacto de la elasticidad precio de la demanda
obtenido normalmente como consecuencia de movimientos en los precios de la energía
(PEt) y, en segundo lugar, de las “mejoras autónomas” en la eficiencia energética
(INOVt) asociadas a la difusión de tecnologías más limpias. Estos efectos pueden
representarse entonces como17:
(2) (α0t+1 - α0t) = F (PEt, INOVt)
La identidad (1) permite simular el comportamiento de la demanda de energía en el
futuro conociendo el comportamiento del producto, bajo dos posibles escenarios: en el
primer caso, suponiendo que la eficiencia energética se mantiene constante y por tanto
17 Para Manne y Richels (1993, pp. 34) existe un efecto adicional dado por el precio absoluto del petróleo como consecuencia de su importancia en la generación de energía.
24
el segundo término de la identidad se hace cero. En el segundo caso puede simularse
el comportamiento de la economía mexicana bajo diversos supuestos de aumento de la
eficiencia energética. Aunado a esta reducción de la intensidad energética puede
presentarse una reducción en las emisiones por unidad de combustible y al cambio de
combustibles que requieren simulaciones adicionales.
La información contenida en la ecuación (1) permite identificar algunas características
del comportamiento energético en México para el periodo de 1965 a 1997. El Cuadro 2
sintetiza las pruebas de raíces unitarias de Dickey Fuller (1981) y de Phillips Perron
(1988). Estas pruebas indican que el consuno final de energía (Et) y el producto interno
bruto (Yt) son series no estacionarias, muy probablemente de orden I(1) de acuerdo a la
prueba de Phillips Perron. A su vez el índice de precios relativos (PRt) de la energía
esta en la frontera entre ser una serie estacionaria I(0) o I(1). Por su parte, los índices
de precios de la energía (PEt) y el consumidor (Pt) son series no estacionarias I(2). En
este sentido, las pruebas de raíces unitarias confirman que existe una trayectoria
ascendente del consumo energía y del ingreso lo que sugiere la posibilidad de
tendencias comunes en ambas series y por tanto de la posible presencia de
cointegración entre las series.
25
Cuadro 4: Pruebas de raíces unitarias
Variables ADF(2) PP(2)
Et 0.84 2.33
∆Et -1.45 -2.48*
∆∆Et -3.61** -8.52**
Yt 2.43 3.93
∆Yt -1.31 -2.66**
∆∆Yt -3.92** -8.66**
PRt -1.58 -1.26
∆PRt -2.49 -5.19**
PEt 3.01 5.87
∆PEt -0.09 -1.25
∆∆PEt -3.77** -5.98**
Pt 4.08 10.51
∆Pt 1.42 0.42
∆∆Pt -2.76 -4.86
Notas: Se incluyeron dos rezagos para evitar problemas de autocorrelación o heterocedasticidad. Período: 1970-1997.
En principio, el análisis de la ecuación (1) permite identificar el comportamiento de la
intensidad energética en México medida como la relación entre consuno total de
energía y producto (Et/Yt) y que corresponde al coeficiente α0t de la ecuación (1). Este
coeficiente tiene un comportamiento errático sin que pueda observarse una tendencia
determinada (Gráfica 1). En efecto, la intensidad energética tiende a elevarse durante
parte de la década de los setenta y ochenta para después volver a disminuir y ubicarse
nuevamente en alrededor de 0.004 y 0.005. Este comportamiento probablemente esta
asociado a la evolución de los precios relativos de los combustibles y a cambios en la
composición del producto. Asimismo, la trayectoria de comportamiento histórico sugiere
las bandas posibles entre los que oscila el valor de este coeficiente y por tanto las
posibilidades de modificar su comportamiento en el futuro. Esto es, la Gráfica 1 sugiere
26
que de no instrumentarse acciones específicas importantes la intensidad energética
oscilará alrededor de 0.004.
Gráfica 1: Evolución de la intensidad energética en México (α0t)
ALPHA1
0
0.001
0.002
0.003
0.004
0.005
0.006
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
ALPHA1
27
Gráfica 2: Cambios en la evolución de la intensidad energética en México (α1t)
ALPHA2
-0.0004
-0.0003
-0.0002
-0.0001
0
0.0001
0.0002
0.0003
0.0004
1965
ALPHA2
Un análisis más detallado del coeficiente α0t puede realizarse atendiendo a las pruebas
de raíces unitarias de Dickey Fuller (1981), con constante y tendencia, con constante y
sin constante y tendencia y las pruebas de Phillips Perron (1988). Estos estadísticos,
sintetizados en el Cuadro 2, muestran que esta serie es no estacionaria de orden I(1) y
que la constante o la tendencia no son estadísticamente significativas. Este resultado
parece corresponder al alza, a partir de 1975 de la intensidad energética pero debe
matizarse atendiendo al comportamiento relativamente cíclico de esta variable.
Asimismo, las mismas pruebas de Dickey Fuller y Phillips Perron indican que el
28
coeficiente que captura el efecto de los cambios en la eficiencia energética (α1t+1 - α0t)
tiene un comportamiento estacionario donde la constante y la tendencia no son
estadísticamente significativas (Cuadro 3). Este resultado indica que los cambios en la
eficiencia energética no tienen una tendencia sistemática en donde su media oscila en
torno a cero (Gráfica 2). Esto sugiere la presencia de un proceso de innovación
tecnológico “autónomo” difícil de predecir. De este modo, la evidencia histórica sugiere
que es difícil suponer un aumento continuo de la eficiencia en el futuro de no realizarse
medidas específicas importantes a este respecto.
Este resultado no es completamente atípico. En efecto, la evidencia internacional
encuentra también que en general no existe una tendencia ascendente en la eficiencia
en el uso de los insumos. Por ejemplo, Labson (1995) sostiene también que la
intensidad en el uso de los metales es una serie estacionaria con cambios estructurales
y Jorgenson y Wilcoxen (1998) argumentan que no existe una tendencia ascendente
en la eficiencia energética. Esto es también consistente con la evidencia empírica
disponible donde se observa que es difícil predecir con precisión la posible evolución en
el desarrollo y difusión de ciertas tecnologías como en la generación de la energía
eléctrica (Barbier, Burguess y Pierce, 1993). Estas dificultades para predecir los
cambios tecnológicos, hace más difícil la realización de proyecciones sobre los efectos
del cambio de combustibles en las emisiones de gases invernadero18 o sobre los
patrones de innovación tecnológica. En todo caso sugiere que, en la elaboración de las
líneas base para México debe considerarse como una posibilidad real mantener
constante la eficiencia energética.
18 En general, se considera a este cambio en la composición de los combustibles sería una buena opción, desde el punto de vista de los costos, en particular en tecnologías de gas y de energía solar pasivas aunque no sea una medida suficiente para mitigar los efectos de los gases invernadero.
29
Cuadro 5: Pruebas de raíces unitarias sobre la intensidad energética
α0t
ADF(2)
Constante y tendencia Constate Sin constante o tendencia
γ=-0.06(-0.68)
β0=0.0003(0.83)
β1=0.0001(-0.44)
RSS=0.000151
γ=-0.09(-1.28)
β0=0.0004(1.27)
RSS=0.000148
γ=-0.0007(-0.10)
RSS=0.00015
PP(2)
Constante y tendencia Constante Sin constante y tendencia
-0.74 -1.17 -0.14
(α1t+1 - α0t)
Constante y tendencia Constante Sin constante y tendencia
γ=-0.71(-2.26)
β0=0.00008(1.24)
β1=-0.000004(-1.30)
RSS=0.0000005
γ=-0.63(-1.98)
β0=0.000003(0.13)
RSS=0.0000005
γ=-0.63(-2.01*)
RSS=0.0000005
PP(2)
Constante y tendencia Constante Sin constante y tendencia
-4.68** -4.64** -4.73**
Notas: ∆Xt = γXt-1 + β0 + β1T + Σβi∆Xt-i + ut Las pruebas de t entre paréntesis.
Con objeto de analizar con mayor detalle los factores que determinan la intensidad
energética y sus cambios se procedió entonces a estimar una aproximación de la
ecuación (2) bajo el supuesto de que la innovación tecnológica autónoma puede
representarse como una serie estacionaria. Las ecuaciones (3), (4), (5) y (6) se
estimaron por el método general de momentos (GMM) corrigiendo por posibles
problemas de autocorrelación de orden uno. Los resultados obtenidos indican que los
30
precios relativos o sus cambios tiene un efecto pequeño sobre la intensidad energética
o sus modificaciones. Esto implica que es difícil inducir una mayor difusión del progreso
técnico a través exclusivamente de modificaciones en los precios relativos. Este
resultado es particularmente importante para simular el comportamiento de largo plazo
de la intensidad energética en México ya que ello indica que es posible elevar los
precios de la energía sin generar simultáneamente un cambio en el coeficiente de la
intensidad energética. Ello implica desde el punto de vista del modelo econométrico que
existe una relativa estabilidad estructural en los patrones de intensidad energética. Esto
sugiere además que la evolución futura del producto es el factor determinante de la
demanda de energía. Debe asimismo considerarse que los cambios en la intensidad
energética pueden estar asociados a los movimientos en la composición el producto por
lo que una mayor intensidad energética corresponde a un aumento de la importancia en
la estructura productiva de aquellos sectores más intensivos en energía.
(3) α0t = - 5.45 + .02prt - .03prt-1
(-239.15) (0.17) (-0.23)
(4) α0t = - 8.41prt – 2.91prt-1
(-4.98) (-1.96)
(5) α1t = 0.005 + 0.07∆prt – 0.03∆prt-1
(0.86) (1.07) (-0.82)
(6) α1t = 0.02∆prt – 0.02∆prt-1
(0.44) (-0.65)
Período: 1965-1997.
La elaboración de pronósticos sobre el comportamiento del producto en México puede
realizarse considerando que la economía mexicana en los últimos cincuenta años ha
mostrado un comportamiento ascendente en el tiempo con ciclos prolongados alrededor
31
de esa tendencia. Esto patrón permite simular su comportamiento futuro utilizando el
filtro de Hodrick y Prescott (1997) que divide al crecimiento del producto en un
componente de tendencia (gt) y otro componente cíclico que suaviza la evolución de la
serie (ct) definido como:
(7) yt = gt + ct
La gráfica 3 permite observar que la economía mexicana en los últimos cinco años se
encuentra en una fase de recuperación de su ritmo de crecimiento. Ello sugiere que el
proceso de ajuste estructural está en proceso y que es factible, por tanto esperar un
crecimiento económico promedio sostenido. Ello desde luego no implica que no existan
algunos años de estancamiento de la economía. De este modo se asume que, de
acuerdo al ciclo económico, la economía mexicana en los próximos veinte años tendrá
un crecimiento sostenido de aproximadamente 5 por ciento anual. Asimismo, puede
suponerse que un crecimiento económico continuo debe corresponder a un crecimiento
del PIB per capita en dólares de alrededor del 3% anual gracias a una estabilidad en la
paridad cambiaria.
Gráfica 3: Tasas de crecimiento del PIB
-10
-5
0
5
10
15
50 55 60 65 70 75 80 85 90 95
DY DYHPF
32
El análisis del comportamiento de largo plazo de la economía mexicana permite
obtener una primera aproximación sobre el nivel de emisiones que puede esperarse en
los próximos veinte años. En efecto, en general las emisiones per capita en los países
subdesarrollados son alrededor de veinte o treinta veces superiores a aquellas de las
naciones desarrolladas (Whaley y Wigle, 1993). En particular, se estima (Whaley y
Wigle 1993) que las emisiones per capita en toneladas por año son entre 0.96 y .609
gramos de carbón por cada mil dólares de PIB y por habitante respectivamente. Estas
relaciones se basan en la existencia de evidencia empírica que permite sostener que
las emisiones de gases invernadero parecen estar asociadas, en lo fundamental, a la
evolución de la población (Schelling, 1993 y Cline, 1993) y del producto per capita
(Stern, Common y Barbier, 1996).
La evaluación del comportamiento futuro del consumo de energía puede desprenderse
de una función tradicional de demanda (Varian, 1984 y Deaton y Muellbauer, 1980) en
donde se incluye también a la evolución de los precios relativos:
(8) log (Et) = φ0 + φ1log(Yt) + φ2log(PE/P)t + ∑φ3ilog(Pi/P)t + ut
La ecuación (8) permite conocer la elasticidad ingreso de la demanda de energía (φ1), la
elasticidad precio de la energía (φ2) y las elasticidades cruzadas precio de la demanda
(φ3i). Estas elasticidades permiten identificar posibles escenarios, costos de mitigación y
reducir la incertidumbre en la elaboración de las líneas base.
En principio, la ecuación (8), dado el orden de integración de las variables incluidas
debe estimarse utilizando al procedimiento de Johansen (1988). Este método se basa
en la estimación de un modelo VAR, que puede usarse también para realizar
proyecciones de las variables. De este modo, el modelo general de vectores de
autoregresivos correspondiente a la ecuación (8) puede definirse entonces como:
33
(9.a) log (Et) = α0 + ∑α1ilog(Et-i-1) + ∑α2ilog(Yt-i) + ∑α3ilog(prt-i) + uit
(9.b) log (Yt) = β0 + ∑β1ilog(Yt-i-1) + ∑β2ilog(Et-i) + ∑β3ilog(prt-i) + u2t
(9.c) log (prt) = δ0 + ∑δ1ilog(Yt-i-1) + ∑δ2ilog(Et-i) + ∑δ3ilog(prt-i) + u3t
El procedimiento de Johansen incluyendo solo al consumo y el ingreso indica que no
existe una relación estable de largo plazo entre ambas variables (Cuadro 4). Este
resultado es consistente con el orden de integración de la intensidad energética en
donde se obtiene que es una serie no estacionaria de orden I(1). De este modo, si bien
el crecimiento económico esta asociado al consumo de energía es difícil simular el
comportamiento de este ultimo atendiendo exclusivamente a esta variable y excluyendo
a los precios relativos. En este sentido, la asociación entre crecimiento económico y
demanda de energía en el largo plazo debe incluir los efectos del cambio en la
eficiencia energética. Esto además confirma que la demanda de combustibles es
sensible a los precios relativos.
Cuadro 6: Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía y al ingreso
Ho:rango=
p
-Tlog(1-
\mu)
T-nm 95% -T/sumlog
(.)
T-nm 95%
P==0 10.03 8.54 11.4 10.78 9.18 12.5
P
34
también una muy elevada capacidad para simular el comportamiento del consumo de
energía como lo muestra la Gráfica 4. Más aun, reduciendo el período de estimación el
modelo reproduce satisfactoriamente el comportamiento de la energía y el producto
como lo expresan las Gráficas 5 y 6.
Gráfica 4: Valores reales y simulados del consumo de energía
5 10 15 20 25 30 35
7.4
7.6
7.8
8
8.2
8.4
8.6 le Fitted
35
Gráfica 5: Valores reales y proyectados del consumo de energía Gráfica 6: Valores reales y proyectados del ingreso
5 10 15 20 25 30 35
7.5
8
8.5le Fitted
5 10 15 20 25 30 35
13
13.25
13.5
13.75
14
14.25LPIB Fitted
36
Cuadro 7: Pruebas de mala especificación del VAR de consumo de energía, ingreso y precios relativos
Ecuación et Ecuación (yt) Ecuación Prt
Autocorrelacion:
LM(2)
F(2,20)=0.13[.874]
F(2,20)=0.32[.728]
F(2,20)=0.35[.705]
Heteroscedasticidad:
ARCH(2)
F(2,18)=0.68[.518] F(2,18)=0.37[.690]
F(2,18)=1.31[.291]
Normalidad: Jarque-
Bera X2(2)
0.76[.681]
5.30[.070]
5.17[.075]
Notas: Periodo 1965-1995
Reparametrizando al VAR de acuerdo al procedimiento de Johansen se obtiene que
existe al menos un vector de cointegración entre el consumo de energía, el ingreso y
los precios relativos (Cuadro 5). Normalizando a este vector como una función de
demanda de energía se obtienen coeficientes consistentes con la teoría económica
(ecuación (9)). En efecto, la demanda tiene una elasticidad ingreso positiva pero menor
que uno y una elasticidad precio negativa aunque también relativamente baja. Estos
resultados son consistentes con otras estimaciones en donde se observa que la
demanda de energía aumenta conforma crece el ingreso pero menos que
proporcionalmente.
La elasticidad precio de la demanda de la energía corresponde al valor promedio
sugerido por Atkinson y Manning (1995) para los países desarrollados. Debe sin
embargo considerarse que las elasticidades precio cruzadas de la demanda para el
caso de la energía pueden ser incluso superiores a las propias elasticidades precio
(Martin, 2000). Este resultado implica que un alza en los precios no necesariamente
conduce a una reducción lineal en los contaminantes ya que ello depende de las
substituciones de combustibles que se presente. En el extremo, una alza de precio de
un combustible limpio puede traducirse en un aumento de combustibles más intensivos
en contaminación no obstante que el total de la demanda se reduzca. Asimismo, deben
37
de considerarse los efectos contrarios que ocasionan los movimientos en los precios en
la oferta (Martin, 2000). Estimaciones recientes (Manne y Richard, 1993) sugieren que
la elasticidad precio de la demanda oscila entre –0.2 y –0.6 y la de la oferta19 es de
alrededor de 0.5. Debe considerarse también que el efecto de la elasticidad precio de la
demanda sobre la contaminación no es lineal tanto por el efecto de las mejoras en los
combustibles como por los efectos de las elasticidades cruzadas. Esto es, puede
suceder que un aumento del precio de determinados energéticos se traduzca en un
incremento, por ejemplo, de la demanda de combustibles sintéticos con mayor
contenido de emisiones por unidad de energía. Asimismo debe de considerarse que los
agentes económicos tratan minimizar los costos generales y no exclusivamente
aquellos asociados a la energía de modo que pueden presentarse ajustes negativos al
medio ambiente en el largo plazo tales como una reducción en el empleo. En este
sentido pueden presentarse efectos colaterales en donde el aumento de precios puede
traducirse en una reducción en el crecimiento económico (Jorgerson y Wilcoxen, 1990).
Este impacto sobre el aumento de los precios de la energía puede asociarse al
comercio de emisiones (Edmons, Scott, Roop y MacCracken, 1999).
La elasticidad precio de la demanda puede entonces utilizarse para determinar el monto
del impuesto necesario para controlar las emisiones de contaminantes provenientes del
consumo de energía. Así, por ejemplo Eskeland (1993), para la Ciudad de México,
estima los costos por emisiones provenientes de la gasolina en 669 dólares por
tonelada. Este mismo impuesto oscila entre 200 y 600 dólares por tonelada de CO2 a
nivel internacional (Martín, 1993 y Nordhaus, 1977). Aunque debe de considerarse que
los costos marginales de reducción por tonelada de carbono se han estado reduciendo.
Por ejemplo, Carlson, C., D. Burtraw, M. Cropper y K. Palmer (1998) estiman que a
precios de 1995 los costos han bajado de alrededor de 500 a 300 dólares.
(9) log(Et) = 0.63 log(Yt) – 0.39 log(PRt)
19 La elasticidad de oferta es relevante en el caso en que se considere un aumento substancial del precio.
38
Cuadro 8: Estadísticos del procedimiento de Johansen incluyendo la demanda de energía, el ingreso y los precios relativos
Ho:rango=
p
-Tlog(1-
\mu)
T-nm 95% -T/sumlog
(.)
T-nm 95%
P==0 20.14* 15.83 17.9 22.6 17.76 24.3
P
39
donde el precio de la energía se duplica cada diez años. Las consecuencias de no
elevar el precio en esta magnitud pueden observarse en la segunda línea de arriba
hacia abajo (Gráfica 7) donde se considera un aumento de precios del 5% con una
expansión del producto del 5% anual. En este caso es evidente que el aumento del
precio del 5% es claramente insuficiente para contener el aumento de la energía. Esto
indica que no obstante que los precios estén incidiendo negativamente sobre la
demanda, el efecto del ingreso es superior. Por el contrario, en un escenario donde el
ritmo de crecimiento económico se reduzca al 3% puede observarse que es posible
entonces contiene el consumo energético. En efecto, la Gráfica 8 muestra dos
escenarios, el primero con un precio fijo y un aumento del PIB de 3% representado por
la línea superior, y el segundo, con el mismo ritmo de expansión económica pero con
un aumento de precios del 5% anual. Estas simulaciones indican la fuerte dependencia
del consumo energético con respecto al crecimiento económico y las dificultades de
instrumentar una política de precios como mecanismo de control y en todo caso el alto
costo de una política de este tipo. La alta correlación entre crecimiento y consumo de
energía es uno de los retos a resolver en los próximos años.
Las simulaciones realizadas con reducciones de la intensidad energética se presentan
en la Gráfica 9. El escenario elegido implica una reducción paulatina de la intensidad
energética de alrededor del 25% durante los próximos diez años en el coeficiente α0t.
Este ritmo de reducción es ciertamente superior a la evolución histórica por lo que ello
solo sería posible de realizarse políticas específicas fuertemente activas. Esta
reducción del coeficiente tiene un efecto inicial significativo que se pierde a lo largo del
período de análisis de modo que para el año 2010 se observa una clara tendencia
ascendente del consumo de energía. Este resultado sugiere que un proceso de
innovación tecnológica que se traduzca en una menor intensidad energética no es
suficiente para controlar el consumo de energía.
Estos resultados confirman la estrecha asociación entre la evolución del producto y el
consumo energético. A ello contribuye el que la intensidad energética muestre un
comportamiento relativamente cíclico. De este modo, de mantenerse un elevado ritmo
40
de crecimiento económico en México en los próximos diez años el aumento del
consumo de energía y sus emisiones asociadas serán incompatibles con un desarrollo
sustentable. Los incrementos en los precios relativos y las reducciones en la intensidad
energética contribuyen a reducir el consumo de energía pero cada uno por separado
son insuficientes para controlarlo. En este sentido, deberán de instrumentarse medidas
más drásticas y utilizarse simultáneamente estrategias de precios y de innovación
tecnológica para separar el consumo de energía y el crecimiento económico, en
particular en el caso donde se observe una expansión económica de alrededor del 5%
anual.
Gráfica 7: Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 5%
6.5
7
7.5
8
8.5
9
9.5
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
LEF1Serie2Serie3Serie4
41
Gráfica 8: Simulaciones con diferentes alzas de precios y crecimiento económico del 3%
6.5
7
7.5
8
8.5
9
9.5
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
LEF1Serie2
42
Gráfica 9: Simulaciones con diferentes intensidades energéticas
0
2000
4000
6000
8000
10000
12000
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
ENERGIA1ENERGIA2
La Gráfica 10 sintetiza tres escenarios de emisiones tomando como base el inventario
de emisiones de 1990.20 En los tres casos se supone un ritmo de expansión del
producto del 5%, una intensidad energética constante y una relación de emisiones a
energía también constante y sólo se modifican los precios relativos de la energía en
10%, 9% y 5% respectivamente. Las simulaciones realizadas confirman que con un
crecimiento económico vigoroso sólo es posible reducir las emisiones de CO2 a la
atmósfera doblando el precio cada diez años lo que no parece ni económica ni
20 El modelo se calibro para simular apropiadamente el año base de 1990 (Estrategia Nacional de Acción Climática, 2000).
43
socialmente viable. Así, esta situación es incompatible con un crecimiento económico
sustentable.
Gráfica 10: Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes aumentos de precios
0
100000
200000
300000
400000
500000
600000
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
EMIS1EMIS2EMIS3EMIS4
La Gráfica 11 presenta una simulación considerando un crecimiento del 5%, precios
fijos y una reducción paulatina de la intensidad energética de 0.004 a 0.003 que se
manifiesta en el comportamiento de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Estas
simulaciones muestran también que esta reducción en el coeficiente es insuficiente
para contener el aumento del consumo de energía. Estos resultados muestran que bajo
el escenario más probable de un crecimiento económico continuo con una intensidad
energética similar al comportamiento histórico entonces las emisiones a la atmósfera en
44
los próximos años tenderán a crecer aceleradamente. Esto indica que es necesario
instrumentar una estrategia que incluya medidas substanciales para separar el
crecimiento económico de las emisiones a la atmósfera antes de adquirir compromisos
específicos de reducciones. De lo contrario, México puede verse en el dilema de
incumplir los compromisos adquiridos o tener que reducir su ritmo de crecimiento
económico.
45
Gráfica 11: Escenarios de emisiones de CO2 con diferentes intensidades energéticas y crecimiento económico del 3%
0
100000
200000
300000
400000
500000
600000
700000
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
EMISIONES1EMISIONES2
Asimismo debe destacarse que de mantenerse la situación actual la estimación de la
línea base para México resulta bastante elevada lo que sugiere que existe una gran
variedad de proyectos que pueden ser aprobados en este contexto. Esto es, el
comportamiento histórico sugiere que la intensidad energética no va a disminuir y que
por tanto ganancias en este sentido deben de considerarse sujetas a incluirse dentro
del marco del mecanismo de desarrollo limpio. A este respecto sin embargo debe
reconocerse que el comportamiento agregado de la intensidad energética no permite
diferenciar entre lo que se origina por cambios en la eficiencia energética o por
modificaciones en la estructura sectorial.
46
I.5. CONCLUSIONES Y COMENTARIOS GENERALES
Las causas, magnitudes, efectos y consecuencias del cambio climático tienen aún una
gran incertidumbre, en particular, al tratarse de proyectar este proceso en el futuro. Los
puntos en donde existe aún una gran incertidumbre son múltiples pero pueden
destacarse los efectos de la retroalimentacion de las nubes, los océanos o la tierra, la
magnitud del aumento de la temperatura acontecido en los últimos cien años y su
proyección, el impacto en el alza en el nivel del mar y las formas de interacción entre
los diversos gases invernadero y las consecuencias regionales. Asimismo, se
desconocen con precisión los efectos del cambio climático sobre el conjunto de las
actividades económicas. Esto es, las estimaciones sobre los costos de mitigación por
tonelada de carbono varían fuertemente dependiendo del país, por tecnología o incluso
se desconoce las capacidades de adaptación regionales a las nuevas condiciones
climáticas. No obstante estos factores, existe un consenso generalizado sobre la
presencia de una correlación positiva significativa entre las emisiones de gases
invernadero y el aumento de la temperatura.
Bajo estas condiciones debe de considerarse que las decisiones y la elaboración de
estrategias sobre el cambio climático deberán de tomarse en un contexto de
incertidumbre. En este escenario, México debe de avanzar en la definición de su
estrategia a fin de reducir los efectos negativos irreversibles y obtener las mayores
ventajas de las estrategias internacionales a instrumentarse gracias a la participación
en su diseño y a las ventajas que otorga el incorporarse desde el inicio a estos
procesos.
En principio las actividades más sensibles al cambio climático en México son los
sectores agropecuario, silvicultura y pesca que representan alrededor del 6% del PIB.
En este sentido, los efectos potenciales directos no son excesivos como seria el caso
de países donde estas actividades representan alrededor del 50% del PIB.
47
La definición adecuada de una estrategia para México requiere de un conocimiento de
las diversas trayectorias de emisiones y simulaciones sobre los posibles escenarios de
mitigación. Para ello pueden utilizarse diversas técnicas cuantitativas que permiten
además un conocimiento mas detallado de los fenómenos que explican el consumo de
energía y las emisiones de gases invernadero asociadas a ello. La evidencia empírica
disponible indica que las emisiones de gases invernadero pueden asociarse
inicialmente a la evolución de la población o del ingreso per capita en dólares. Este
método sin embargo supone la presencia de una relación lineal y constante entre la
población y el ingreso per capita en dólares y el consumo de energía y las emisiones.
Sin embargo, esta relación no puede utilizarse para simular diversas estrategias de
mitigación ya que no incorpora, por ejemplo, los efectos de cambios en los precios
relativos o de la innovación tecnológica.
La evidencia disponible para México sugiere que la relación entre el consumo de
energía y el producto es ciertamente intensa pero compleja y que su comportamiento
tiene algunas particularidades que es necesario distinguir. En efecto, al descomponer la
relación del consumo de energía con el producto entre un componente constante y un
efecto que captura los cambios en la eficiencia energética se observa que ambas
trayectorias son difíciles de pronosticar aunque tiene ciertos comportamientos
sistemáticos. Así, la eficiencia energética no se mantiene constante mostrando un
comportamiento cíclico con una ligera tendencia a elevar el consumo por unidad de
producto. Este comportamiento de la energía por unidad de producto puede asociase,
en alguna medida, a la evolución de los precios relativos y al proceso de innovación y
difusión tecnológica y a los cambios en la composición del producto. Como
consecuencia de este comportamiento las pruebas de raíces unitarias de Dickey Fuller
y de Phillips Perron indican que la eficiencia energética es una serie no estacionaria de
orden I(1) donde la constante y la tendencia no son estadísticamente significativas. Por
su parte, los cambios en la eficiencia energética es una serie estacionaria donde la
constante o la tendencia no son estadísticamente significativas. Esto indica que no
existe una tendencia reconocible en el progreso técnico lo que dificulta realizar
pronósticos sobre su comportamiento. Esto es consistente con la hipótesis de que el
48
progreso técnico se incorpora por oleadas al proceso productivo. No obstante ello los
resultados obtenidos indican las bandas en torno a las que pueden oscilar en el futuro
estos cambios.
La elaboración de proyecciones sobre el comportamiento del PIB pueden realizarse
atendiendo a que su comportamiento corresponde al de una serie ascendente con
ciclos en torno a una tendencia. El filtro de Hodrick Prescott permite entonces identificar
estos ciclos y pronosticar que la economía mexicana mantendrá un crecimiento
continuo de alrededor del 5% anual del PIB o de 3% en el caso de un escenario de bajo
crecimiento. Estas proyecciones pueden usarse entonces para realizar las simulaciones
sobre las líneas base para México.
La estimación de una función de demanda de energía, con base en el procedimiento de
Johansen, permite identificar la existencia de una relación estable de largo plazo entre
la demanda de energía, el ingreso y los precios relativos. Este vector de cointegración
puede interpretarse como una función de demanda con una elasticidad ingreso de
alrededor de 0.6 y una elasticidad precio negativa de 0.4. Estos resultados son
relativamente consistentes con los obtenidos para otros países. Esta elasticidad precio
puede entonces utilizarse para estimar diversas trayectorias de mitigación con base a
movimientos en los precios relativos. Debe asimismo mencionarse que el procedimiento
de Johansen no muestra que exista una relación estable únicamente entre el consumo
y el producto lo que confirma la importancia de los precios relativos y la innovación
tecnológica para establecer una relación de largo plazo.
Las simulaciones realizadas bajo diversos escenarios de crecimiento ec