35
2.3 Macroestructuras de los textos 2.3.1 Puesto que ahora hemos podido dar los primeros pasos en cuanto a las relaciones entre oraciones de un texto, debería a su vez sernos posible dar otro paso importante. Así como de hecho una oración es ‘más’ que una serie de palabras, también se pueden analizar los textos en un nivel que supera la estructura de las secuencias. En los párrafos anteriores hemos empleado a propósito continuamente el término “secuencias”, porque aún no se podía mostrar claramente que las secuencias, compuestas por oraciones que a su vez satisfacen las condiciones de conexión y coherencia, en realidad suelen constituir también un texto. Por esta razón hemos hablado constantemente de ja coherencia lineal. En el nivel de descripción al que ahora pasaremos, ya no se considerarán ante todo las conexiones entre oraciones aisladas y sus proposiciones, sino las conexiones que se basan en el texto como un todo o por lo menos en unidades textuales mayores. Llamaremos macroestructuras estas estructuras del texto más bien globales. 22 Por consiguiente, podemos llamar microestructuras las estructuras de oraciones y secuencias de textos para diferenciarlas de aquéllas; no obstante evitaremos este término de ahora en adelante. La hipótesis en la que nos basamos como punto de partida dice así: únicamente las secuencias de oraciones que posean una macroestructura, las denominaremos (teóricamente) textos. Con ello, la palabra texto se convierte en un término teórico que ya se corresponde sólo indirectamente con el empleo de esta palabra en la vida cotidiana, donde se designan así sobre todo las realizaciones lingüísticas escritas e impresas. Como es habitual en lingüística, nos basaremos en una descripción estructural más amplia de la estructura de enunciados. Además de la (re-) construcción de estructuras y oraciones abstractas (así como de sus proposiciones) y secuencias en la gramática, postularemos ahora la unidad abstracta de ‘texto’. Además supondremos que existen estructuras textuales especiales de tipo global, es decir, macroestructuras, y que estas macroestructuras son de naturaleza semántica. La macroestructura de un texto es por ello una representación

Cap 2.3 La Ciencia Del Texto Van Dijk

Embed Size (px)

Citation preview

2.3 Macroestructuras de los textos

2.3.1 Puesto que ahora hemos podido dar los primeros pasos en cuanto a las relaciones entre oraciones de un texto, debería a su vez sernos posible dar otro paso importante. Así como de hecho una oración es ‘más’ que una serie de palabras, también se pueden analizar los textos en un nivel que supera la estructura de las secuencias. En los párrafos anteriores hemos empleado a propósito continuamente el término “secuencias”, porque aún no se podía mostrar claramente que las secuencias, compuestas por oraciones que a su vez satisfacen las condiciones de conexión y coherencia, en realidad suelen constituir también un texto. Por esta razón hemos hablado constantemente de ja coherencia lineal.

En el nivel de descripción al que ahora pasaremos, ya no se considerarán ante todo las conexiones entre oraciones aisladas y sus proposiciones, sino las conexiones que se basan en el texto como un todo o por lo menos en unidades textuales mayores. Llamaremos macroestructuras estas estructuras del texto más bien globales. 22 Por consiguiente, podemos llamar microestructuras las estructuras de oraciones y secuencias de textos para diferenciarlas de aquéllas; no obstante evitaremos este término de ahora en adelante.

La hipótesis en la que nos basamos como punto de partida dice así: únicamente las secuencias de oraciones que posean una macroestructura, las denominaremos (teóricamente) textos. Con ello, la palabra texto se convierte en un término teórico que ya se corresponde sólo indirectamente con el empleo de esta palabra en la vida cotidiana, donde se designan así sobre todo las realizaciones lingüísticas escritas e impresas. Como es habitual en lingüística, nos basaremos en una descripción estructural más amplia de la estructura de enunciados. Además de la (re-) construcción de estructuras y oraciones abstractas (así como de sus proposiciones) y secuencias en la gramática, postularemos ahora la unidad abstracta de ‘texto’.

Además supondremos que existen estructuras textuales especiales de tipo global, es decir, macroestructuras, y que estas macroestructuras son de naturaleza semántica. La macroestructura de un texto es por ello una representación abstracta de la estructura global de significado de un texto. Mientras que las secuencias deben cumplir las condiciones de la coherencia lineal, los textos no sólo han de cumplir estas condiciones (porque se ‘presentan’ como secuencias de oraciones), sino también las de la coherencia global.

Resulta importante tener presente que se trata de estructuras abstractas y teóricas, aun cuando se fundamentan sobre categorías y reglas de tipo general y convencional que los hablantes conocen implícitamente, es decir: las dominan y emplean. Análogamente a la experiencia de que los hablantes a veces se desvían de las reglas semánticas y sintácticas al producir oraciones, especialmente en el uso oral de la lengua en determinados contextos, también los textos (manifiestos) pueden desviarse de la reglas de la coherencia lineal y global. Este hecho se puede dar conscientemente (p. ej. en la lírica moderna) o menos conscientemente en la conversación con vecinos y amigos.

2.3.2 Hemos supuesto que las macroestructuras de los textos son semánticas: así pues nos aportan una idea de la coherencia global y del significado del texto que se asienta en un nivel superior que el de las proposiciones por separado. De esta manera, una secuencia parcial o entera de un gran número de proposiciones puede formar una unidad de significado en el nivel más global.

Puesto que consideramos que las macroestructuras son semánticas, podemos y debemos describirlas en términos de la semántica. Por ello volvemos a hablar aquí de proposiciones, con lo que una macroestructura no se diferencia formalmente de una microestructura: también aquella se compone de una serie de proposiciones. Por tanto, el término macroestructura se presenta como relativo: designa una estructura de tipo global que es relativa respecto de estructuras más específicas en otro nivel ‘más bajo’. De ello se deduce que lo que en un texto puede considerarse una microestructura, en otro sería una macroestructura. Por lo demás, existen distintos niveles posibles de la macroestructura en un texto, por lo que cada nivel ‘superior’ (más global) de proposiciones puede representar una macroestructura frente a un nivel inferior. Llamaremos simplemente la macroestructura del texto a la macroestructura más general y global de un texto completo, mientras que determinadas partes del texto pueden tener sendas macroestructuras. Como resultado obtendremos una estructura jerárquica posible de las macroestructuras en diferentes niveles: véase figura (35).

Se puede observar que una serie de proposiciones, <p11, p12, p13,…> por ejemplo, se representa como M 1

i en el primer nivel de la macroestructura,… etc., hasta el nivel superior M n. (El número del nivel está arriba a la derecha de M, lo que cada vez indica una proposición en el macronivel).

Resulta perfectamente posible que n = 0; entonces el micronivel será igual al macronivel. Esto se produce p. ej. cuando un texto se compone de pocas o de una sola oración.

2.3.3 Cada macroestructura debe cumplir las mismas condiciones para la conexión y la coherencia semánticas que los niveles microestructurales; conexiones de condiciones entre proposiciones, identidad de referentes, etc. Si esto no se diese, un macronivel no podría ser micronivel en otro texto, tal y como ocurre en realidad en las oraciones del texto. Además resulta importante para una teoría de las macroestructuras saber qué condición nos posibilita indicar explícitamente cómo ‘llegamos’ hasta la macroestructura de un texto determinado. Toda gramática y semántica rigurosas requieren que siempre describamos la estructura de unidades y niveles en términos de su construcción o su derivación de otras unidades y niveles.

Así pues necesitamos reglas para la realización de la unión de micro- y macroestructuras, que se evidencian como series de proposiciones ligadas a series de proposiciones, puesto que en ambos casos se trata de estructuras significativas proposicionales. Este tipo de normas, formalmente denominadas reproducciones, tienen la forma de transformaciones semánticas: transforman una serie de proposiciones en una serie de proposiciones (distintas o iguales).

Para simplificar, estas regles las denominaremos macrorreglas. Si existe una serie de proposiciones, también aportará una serie de proposiciones, tanto entre la propia microestructura y el primer nivel de la macroestructura como entre las macroestructuras de diferentes niveles entre sí. Cada línea de unión, o mejor dicho, cada haz de líneas de unión, que se junta en una M i de un nivel superior, representa una macrorregla. En seguida pasaremos a formular algunas de estas macrorreglas y mostraremos algunos ejemplos para ilustrar la teoría.

2.3.4 La función semántica de las macroestructuras y las macrorreglas consiste en la formación de unidades de series de proposiciones. Si observamos el esquema (35), se puede interpretar a partir de la proposición más global M 1

i, que la serie <p11, p12,…> es coherente. Además nos posibilitan relacionar series de proposiciones como un todo con otras series de proposiciones, por ej. <p11 – p20> con <p21 – p40>. De hecho, sin las macrorreglas sólo podríamos relacionar p20 con p21 de entre ambas series. Sin embargo, puede muy bien ocurrir que estas dos proposiciones no posean ninguna conexión ni ninguna otra relación de coherencia, a pesar de que en la base textual, sean sucesivas. Vamos a emplear una comparación: cuando saludo a mi vecino, difícilmente se podrá decir que mi mano saluda la de mi vecino, aunque las manos sean una parte de mí y también de mi vecino. Por ello, algunas relaciones se refieren a ‘totalidades’ y no a elementos de tales totalidades.

2.3.5 Las macrorreglas son una reconstrucción de aquella parte de nuestra capacidad lingüística con la que enlazamos significados convirtiéndolos en totalidades significativas más grandes. Es decir: introducimos un orden en lo que a primera vista no es más que una larga y complicada serie de relaciones, como por ejemplo entre proposiciones de un texto.

Si consideramos las proposiciones como una representación abstracta de aquello que normalmente llamamos información (semántica), las macrorreglas organizan en cierta manera que –en el plano cognitivo- también podemos considerar las macrorreglas como operaciones para reducciones de información semántica. En el capítulo 5 trataremos más extensamente el papel cognitivo que tienen las macroestructuras en la elaboración de

textos; de momento nos limitaremos más bien (en lingüística y gramática) al papel abstracto de las macrorreglas en la organización de significados e interpretaciones.

2.3.6 En este punto queremos intercalar una observación de tipo general: debemos preguntarnos por qué han de aceptarse estas macroestructuras para la descripción de la estructura semántica del texto. ¿Qué fenómenos empíricos del uso de la lengua describen y explican? ¿Qué problemas lingüísticos pueden formularse mejor de esta manera y, caso dado, solucionarse? La formulación de este tipo de preguntas es esencial en toda teoría cuando se desea introducir términos, unidades, niveles descriptivos, diferencias, etc., nuevos.

Ya hemos formulado un primer objetivo empírico: las macroestructuras deben explicar por qué para el hablante de una lengua intuitivamente ciertas series de oraciones no son válidas como texto comprensible y aceptable, aun cuando cumplan las condiciones de coherencia lineal. Sin macroestructura, al oír una serie de frases, el hablante debería preguntar continuamente: “¿de qué hablas?”, “¿adónde quieres llegar?”, etc.

Uno de los términos que pretende aclarar la macroestructura, es el concepto de tema de un texto o tema del discurso (topic of discourse o topìc of conversation). Hemos de poner en claro aquella capacidad esencial de un hablante que le permite contestar preguntas como “¿de qué se habló?”, “¿cuál fue el objeto de la conversación?”, incluso en textos largos y complicados. Un hablante también puede contestar cuando el tema o el objeto en sí no se mencionan total y explícitamente en el texto. Por lo tanto, debe deducir el tema a partir del texto. Las macrorreglas son, pues, la reconstrucción formal de esta ‘deducción’ de un tema, con lo cual el tema de un texto es exactamente lo mismo que lo que hemos llamado macroestructura, o una parte de ella.

Además de que entiendan e interpreten relaciones de significado generales en los textos y de que se deduzcan uno o varios temas de un texto, los hablantes son capaces de hacer un resumen del texto, es decir, de producir otro texto que guarde relaciones muy especiales con el texto original, puesto que reproduce brevemente su contenido. Aunque, como veremos, los diferentes hablantes aporten diferentes resúmenes del mismo texto, siempre lo hacen basándose en las mismas reglas generales y convencionales, las macrorreglas.

Esta capacidad de deducir temas, describir objetos del texto o producir resúmenes, así como de cumplir otras tareas que hacen referencia al ‘contenido’ de un texto en su totalidad (contestar preguntas, parafrasear, traducir, etc.) tiene también determinadas implicaciones gramaticales. Pues en su interpretación del texto, el hablante puede hacer una diferencia entre la información que pertenece a la microestructura auténtica y manifiesta del texto, y la que únicamente se da para organizar esta microestructura y su interpretación. En el texto no sólo se manifiestan palabras temáticas (palabras clave), sino también oraciones temáticas, que representan directamente una parte de las macroestructuras. Tales oraciones temáticas tienen características gramaticales especiales: por regla general no se pueden enlazar con otras oraciones del texto (p. ej. Tampoco mediante conectivos).

Posteriormente se discutirán otras funciones de las macroestructuras, especialmente en lo que se refiere a los procesos cognitivos de la elaboración de textos.

2.3.7 Las macroestructuras de los textos se obtienen al aplicar la macrorreglas a series de proposiciones. Vamos a tratar ahora cuatro de estas macrorreglas:

(36) I. OMITIR

II. SELECCIONAR

III. GENERALIZAR

IV. CONSTRUIR O INTEGRAR

Desde un punto de vista formal, las dos primeras son reglas de anulación (deletio), y las dos últimas son reglas de sustitución, de la manera siguiente:

(37) (i) <α, β, γ> β

(ii) < α, β, γ> δ

Las cuatro macrorreglas deben cumplir además el principio denominado implicación semántica (entailment). Con ello se expresa que cada macroestructura, obtenida mediante las macrorreglas, debe estar implicada semántica en su conjunto por la serie de proposiciones a las que se aplica la regla. Así pues una macroestructura debe resultar, en cuanto a su contenido, de la microestructura (o de otra macroestructura inferior).

Por lo demás, como hemos visto antes, cada macroestructura debe cumplir las condiciones de conexión/coherencia normales para series de proposiciones. De ahí resulta, entre otras cosas, que nunca podemos omitir una proposición cuando hace de presuposición para una (otra) proposición del mismo macronivel, dado que en su defecto el nivel ya no sería completamente interpretable.

La primer macrorregla, OMITIR, resulta bastante trivial y significa que toda información de poca importancia y no esencial puede ser omitida.

Esto significa según (37) (i) que, cuando tenemos una serie de proposiciones (α, β, γ), podemos simplemente eliminar α y γ si estas dos proposiciones no tienen una ‘función’ ulterior para el texto, por ejemplo, como presuposición para la interpretación de las proposiciones siguientes. La oración Pasó una muchacha con un vestido amarillo, que entre otras contiene las proposiciones siguientes:

(38) (i) Pasó una muchacha.

(ii) Llevaba un vestido.

(iii) El vestido era amarillo.

puede así reducirse, según la regla I, a:

(39) (i) Pasó una muchacha.

(ii) Llevaba vestido.

y finalmente a:

(40) Pasó una muchacha.

si para la interpretación del texto restante ya no es necesario saber que la muchacha llevaba un vestido (y no unos tejanos y una blusa) o que el vestido era amarillo (y no azul). En este caso consideraremos esta información poco importante en relación al texto entero. Esto no significa que la información en sí no era importante, sino que a lo sumo es secundaria para el significado o la interpretación en un nivel superior o más global. Más tarde veremos que estas proposiciones secundarias realmente se olvidan más pronto al parecer la elaboración cognitiva.

Las proposiciones omitidas son, por lo demás, no esenciales, en el sentido de que las características señaladas en estas proposiciones son ‘casuales’ y no ‘inherentes’. El hecho de que lleve un vestido no es parte esencial del concepto de ‘muchacha’, y tampoco es característica esencial de un vestido el hecho de que sea amarillo. Tras la aplicación de la regla I hemos ‘perdido’ así por completo una parte de la microinformación; la regla no puede aplicarse a la inversa para volver a obtener los mismos detalles.

No obstante, en la segunda regla, SELECCIONAR, sí que podemos hacerlo. También en este caso se omite cierta cantidad de información, según (37) (i), pero aquí la relación entre series de proposiciones se da mucho más claramente. Consideremos las siguientes series de proposiciones:

(41) (i) Pedro se dirigió hacia su coche.

(ii) Subió.

(iii) Se fue a Francfort.

Según la regla II podemos omitir las proposiciones (41) (i) y (41) (ii), puesto que son condiciones, parte integrante, presuposiciones o consecuencias de otra proposición no omitida, a saber (41) (iii). Debido a nuestro conocimiento general sobre transporte y automovilismo sabemos que, para ir en coche de un lugar a otro, primero deberemos ir hacia el coche y después subirnos a él. De la misma manera podemos omitir también la proposición llegó a Francfort, puesto que es evidente que se llega a algún sitio si se viaja. Si este no fuera el caso, no podríamos omitir esta información, y la proposición (pero nunca llegó) tendría, con toda seguridad, importancia semántica para todo el texto, p. ej. en un parte sobre un accidente de automóvil que le ocurrió a Pedro en su camino hacia Francfort.

Por lo tanto, la regla II exige que la proposición β implique la serie (α, γ), a raíz de conocimientos generales de situaciones, actuaciones o sucesos (marco), o bien debido a postulados semánticos para conceptos. Contrariamente a la regla I, la información omitida puede recuperarse reducida (recoverable): si poseemos la información de que X viajó en coche a Francfort, podremos deducir que subió al coche, partió, etc. Una parte de esta información es constitutiva para el concepto o marco aludido; otras informaciones, sin embargo, no son esenciales en circunstancias normales, p. ej. que antes de partir se limpien los cristales o que se encargue una reserva de billetes si se viaja en tren.

La tercera regla, GENERALIZAR, también omite informaciones esenciales, pero lo hace de manera que se pierden (como en la regla I). Se omiten componentes esenciales de un concepto al sustituir una proposición por otra nueva, según el esquema (37) (ii):

(42) (i) En el suelo había una muñeca.

(ii) En el suelo había un tren de madera.

(iii) En el suelo había ladrillos.

Estas proposiciones pueden ser sustituidas por una nueva proposición:

(43) En el suelo había juguetes.

porque todas las proposiciones de (42) implican conceptualmente (43). Así se sustituye una serie de conceptos por el sobreconcepto compartido que define el conjunto abarcador. Las palabras “canario”, “gato”, “perro”, etc., pueden ser sustituidas según esta regla por el concepto de “animal(es) doméstico(s)”.

La diferencia con la regla I consiste en que aquí se omiten características constitutivas (esenciales) de los rasgos de los referentes, y no características casuales. En las generalizaciones de este tipo se produce también aquello que normalmente denominamos abstracción. El sentido de esta operación reside en que los rasgos característicos más particulares de una serie de objetos se vuelven relativamente poco importantes en el macronivel.

La regla no sólo se limita a predicaciones que en una lengua normalmente se expresan mediante sustantivos (“gato”, “perro”, etc.), sino que también se refiere a las que se expresan mediante verbos y adjetivos, Las predicaciones como “prometer”, “recomendar”, “tranquilizar” pueden abstraerse, por ejemplo, con “decir”.

La regla IV, CONSTRUIR o INTEGRAR, tiene un papel muy importante. En su función se asemeja a la regla II, pero opera según el esquema (37) (ii), de manera que la información se ve sustituida por una nueva información y no es omitida ni seleccionada. También aquí existe una relación inherente entre los conceptos, expresada por la serie de proposiciones que forman el input de la regla: condiciones habituales, circunstancias, componentes, consecuencias, etc. El texto en sí puede mencionar una serie de estos aspectos, de manera que juntos pueden formar un concepto más general o global, como en

(44) (i) Fui a la estación.

(ii) Compré un billete.

(iii) Me acerqué al andén.

(iv) Subí al tren.

(v) El tren partió.

Esta serie, que aún no podría estar subdividida, define en su totalidad la proposición siguiente:

(45) Cogí el tren.

Las proposiciones en (44) son elementos –consecutivos u opcionales (es decir: posibles, pero no ‘obligatorios’)- de nuestro conocimiento convencional, es decir, el marco de VIAJAR EN TREN. La regla resulta interesante por el hecho de que el concepto VIAJAR EN TREN no necesariamente tiene que estar presente en el texto: sólo hace falta mencionar una serie de componentes necesarios del viajar en tren para poder deducir esta conexión a partir del texto.

En este caso se ve claramente que el principio general de la implicación semántica (entailment) en el que deben basarse y en realidad se han basado las diferentes reglas, no tiene por qué aplicarse de una manera inductiva habitual. Si recibimos la información “Fui a la estación y viajé a París”, deducimos normalmente que alguien subió al tren que va a París, aunque esto no sea la consecuencia lógica sacada de la información dada. Como ya lo vimos en la diferenciación de informaciones implícitas y explícitas en los textos., también en esta regla se supone que usábamos la información no mencionada, pero razonablemente deducible, para construir los conceptos más globales, es decir, las macroproposiciones. (HASTA Pág. 62)

Aunque todavía no poseamos de ningún modo un cuadro teórico completo de las macrorreglas existentes, de momento queremos dejarlo en estas cuatro operaciones básicas.

Finalmente hay que añadir una limitación general. La cuestión que se plantea es cuán ‘fuertes’ son realmente estas reglas y cuan a menudo pueden aplicarse. Por eso resulta importante que se lleve a cabo una cierta abstracción y generalización, pero no de manera que se pierda el propio contenido ‘genuino’ de un texto. Esto requiere que en todos los casos todas las reglas operen los más limitadamente posible: al generalizar y construir hay que elegir el sobreconcepto directamente superior. Por ello no pasamos de “animal doméstico” a “animal” y desde luego tampoco a “ser viviente” o incluso a “cosa”. Para aclarar diremos que la macroproposición resultante siempre debe obtener a partir de la implicación inmediata de las proposiciones dadas. Así también se garantiza que la información, en todos los niveles, incluso la de fragmentos textuales largos, siga siendo bastante específica, puesto que tampoco resumiremos un texto con las palabras: alguien hacia algo con alguien.

2.3.8 Después de esta consideración de las macrorreglas llegamos a la conclusión de que una macroestructura determinada puede, en principio, ‘basarse’ en un número infinitamente grande de textos, a saber, todos los textos que tienen el mismo significado global. En uno de los textos, la muchacha lleva un vestido amarillo, en otro, uno azul, en el tercero, uno negro, etc. O fue a ver a su tía, a la estación, al cine, etc., y en todos los casos lo globalmente importante podría ser sólo el hecho de que la vi, la encontré hermosa y me enamoré de ella. Por ejemplo. Lo demás es, en efecto, una cuestión secundaria. Las reglas nos permiten decidir de manera más o menos exacta qué es lo principal y lo secundario, según el contexto de cada texto. Si, al aplicar la regla, pueden producirse dos macroestructuras en el mismo nivel, hablaremos de un texto macro-ambiguo, con lo que queremos expresar que desde un punto de vista formal hay como mínimo dos interpretaciones válidas posibles.

Una posibilidad de esta índole también debe existir en la realidad, puesto que diferentes hablantes pueden efectuar diferentes aplicaciones de las reglas. Para uno un texto ‘significa’ globalmente M i, mientras que para otro quizás signifique M’i, dependiendo de muchos factores como el interés, el conocimiento, los deseos, los objetivos, etc., cuestión que tocaremos brevemente más adelante. Aquí nos limitamos al significado o al contenido general, convencional y global de los textos; de hecho, todas las interpretaciones individuales deben ser, por naturaleza, una función de este significado.

2.3.9 Ya hemos constatado que el concepto intuitivo de tema u objeto (tópico) de un texto debería poder explicarse en conceptos de macroestructuras. Un tema parece no ser sino una macroproposición en un determina nivel de abstracción. El tema de una serie de proposiciones como (44) realmente es algo como VIAJE EN TREN o acaso aún mejor la proposición HACER (YO, VIAJE EN TREN). Si concebimos un tema como una proposición que equivale a una macroestructuras o es una parte de ella, el texto también implica el tema. Según las reglas III y IV hay que observar que este tema no tiene por qué ser nombrado explícitamente en el texto. Si, no obstante, ello es así, hablamos de palabra temática u oración temática; ambas poseen la importante función cognitiva de poner al lector u oyente en condiciones de construir la macrointerpretación ‘correcta’ del texto: con ello recibe una ayuda para su ‘suposición’ de lo que podría tratar el texto. En estos casos son típicos los títulos de textos, por ejemplo, en los periódicos, que por definición son una parte de la macroestructura, de manera que sabremos qué es lo que globalmente se tratará en esos textos.

2.3.10 Por último debemos prestar atención a una limitación importante de la aplicación de las macrorreglas. Pese a tener un carácter general como principios de organización y reducción global de la información, pueden aplicarse de diferente manera para distintos tipos de texto y en distintos contextos programáticos. Las reglas convencionales para una narración, por tener un ejemplo, requieren que en un momento determinado de la narración se haga necesaria una acción (global), con lo que, en este caso, la acción se vuelve más esencial que por ejemplo el aspecto exterior de las personas que actúan o de las condiciones atmosféricas. Por ello podemos decir que lo que debe resultar, una vez aplicadas las macrorreglas, en una proposición de acción y no una descripción de las circunstancias. Más tarde veremos cómo funcionan estas limitaciones.

2.3.11 Ha llegado el momento de dar algunos ejemplos concretos de la aplicación de macrorreglas y la construcción de una macroestructura que ilustren las hipótesis teóricas formuladas. Para la formación sistemática de la teoría evidentemente habría que usar todo tipo de textos y aplicar las reglas de forma puramente ‘automática’, es decir: algorítmicamente, por ejemplo, con la ayuda de una computadora, debiendo observarse las limitaciones e hipótesis dadas. Sin embargo, todavía resulta algo prematuro, por lo que la aplicación quedará sólo, por así decir, semi-explícita.

Cómo primer ejemplo elaboraremos algo más breve historia empleada en (27) para el análisis de la coherencia lineal del texto:

(46) S1 Pedro este año decidió ir a practicar deportes de invierno.

S2 Hasta ahora sólo había ido en verano de vacaciones a Italia, pero ahora quería aprender a esquiar, y además el aire de la montaña le parecía muy saludable.

S3 Fue a una agencia de viajes a buscar algunos folletos, para luego poder elegir adonde le gustaría ir.

S4 Austria era lo que, de hecho, más le atraía.

S5 Una vez hecha la elección volvió a la agencia de viajes para encargar su viaje y reservar un hotel que había visto en el folleto de la agencia.

S6 Naturalmente debería haberse comprado también un equipo de esquí, pero no tenía dinero suficiente, de modo que decidió alquilarlo allí mismo.

S7 Para evitar la gran afluencia de personas decidió no ir hasta después de Año Nuevo.

S8 Una vez llegado el día en cuestión, por la noche su padre lo llevó a la estación para que no tuviese que cargar con todo el equipaje.

(...) {véase (27)}

Este texto es muy sencillo, más o menos al estilo de una redacción, o al menos no presenta especiales complicaciones ‘literarias’.

Suponemos que este texto (no muy natural) comienza con S1. Con esta oración se introducen los referentes Pedro y deporte de invierno (o mejor dicho: el intencional “ir de vacaciones de invierno”). Según nuestras reglas no podemos eliminar todas las proposiciones en las que se basa S1 por la sencilla razón de que p. ej. “Pedro (a)” es ya una presuposición para oraciones posteriores del texto. Al fin y al cabo, Pedro es el referente central del texto, es decir, aquel referente respecto del cual se introducen todos los demás referentes. Ciertamente se puede omitir la proposición “decisión (a, P)” porque es una condición habitual para la ejecución de una acción. Por lo tanto, si sacamos la proposición “ir a (Pedro, deporte de invierno)”, podemos eliminar o integrar, según la regla II o IV, gran parte de S1.

S2 remite a las razones o motivos de Pedro para practicar deportes de invierno. En tanto que estas razones son típicas, como parte integrante del marco DEPORTE DE INVIERNO, según la regla II se puede omitir la motivación de una acción posteriormente mencionada. S3 anuncia acciones preparatorias para una acción principal; esta acción preparatoria es típica del marco TURISMO, pero no es en sí una condición necesaria para la acción principal: también se pueden practicar deportes de invierno sin la ayuda de una agencia de viajes; por consiguiente, esta información sólo tiene importancia local para el texto en su conjunto, mientras no influya en le resto de la interpretación de los sucesos.

S4 puede omitirse de la misma manera que S1, puesto que las preparaciones ‘mentales’ (preferencias) y los motivos, desde un punto de vista global, son de poca importancia o bien son implicitadas por la acción principal. No obstante, en este caso persiste la información sobre el objetivo de la acción de viaje, Austria, como parte de una categoría LUGAR de una proposición principal PEDRO VIAJA A AUSTRIA PARA PRACTICAR DEPORTES DE INVIERNO, que el lector puede formular ahora como una hipótesis que hace referencia al ‘objeto’ del texto.

S5 registra otras acciones preparatorias como condiciones previas habituales para el marco VIAJE y VACACIONES (encargar el viaje, reservar el hotel), pero también introduce el referente hotel, al que más tarde se remitirá con un artículo determinado/nombre. Aparte de esta información, el resto de lo mencionado es S5 puede integrarse en el concepto “viajar”.

De forma aún más específica, S6 cuadra bien en el marco DEPORTES DE INVIERNO, al menos la última parte. Puesto que aquí vuelve a tratarse de intensiones o proyectos, éstos pueden omitirse según la regla II o integrarse según la regla IV.

S7 confiere la referencia temporal a la acción (principal) proyectada, introduciendo así el ‘espacio de tiempo’ del texto; este es un elemento que evidentemente pertenece al significado global del texto completo, puesto que todas las demás acciones tendrán lugar en este tiempo. La motivación para realizar esta acción durante este periodo es, una vez más, relativamente poco importante (del mismo modo podría haber salido de viaje antes de Año Nuevo porque ya no tenía clase, sin que esto hubiese influido en el texto restante).

En suma, las oraciones S1 - S7 nos dan a conocer una serie de acciones preparatorias (y algunos de sus componentes) para la acción principal que se anuncia en S1, de manera que S1

es una oración temática; además nos enteramos de las condiciones mentales (decisión, planificación) para la ejecución de la acción principal que comienza en S8.

S8 implica una condición previa habitual y necesaria para cualquier viaje en tren, a saber, el tener que ir a la estación, ligado a la información, de nuevo bastante irrelevante, de que alguien nos ayude en esta acción. Según la regla II se pueden omitir tanto el constituyente normal (ir a la estación) como la acción auxiliar anterior.

Dado que el viaje representa un componente principal de las vacaciones, no omitiremos S1

en (27), pero en cambio suprimiremos la información sobre el tren nocturno (regla I). Según la regla II también se omite la razón de la decisión, es decir, (27) S2. S3 de (27) es una consecuencia normal de la acción principal, por lo que también se puede eliminar según la regla II. S4 contiene un elemento habitual del invierno que ya viene implicado por el deporte de invierno. Únicamente si no nevase y por ello fracasaren sus vacaciones de invierno, sería un detalle importante de la información para el texto entero. S5 introduce la verdadera instancia (y la localización) del hotel en cuestión, siendo de importancia como “lugar de permanencia” para todo el texto. Las frases S6 y S7 hacen mención al estado mental del referente central (del ‘héroe’) Pedro, pero de momento no se pueden omitir, dado que la ‘diversión’ representa uno de los objetivos más importantes de las ‘vacaciones (de invierno)’, no siendo sin embargo su consecuencia necesaria. Estas proposiciones, y otras que pudieren seguir, probablemente formarán la proposición global: “A Pedro le gustó mucho”.

Reconstruiremos este pasaje en un primer nivel de abstracción como sigue:

(47) (i) Pedro quería ir este año a practicar deportes de invierno a Austria.

(ii) Hizo los preparativos necesarios.

(iii) Tomó el tren.

(iv) Le gustó el hotel situado en las montañas.

Esta información se puede generalizar aún más:

(48) (i) Pedro se fue en tren a Austria para practicar deportes de invierno.

(ii) Se lo pasó muy bien.

Puesto que normalmente sabemos que suele irse en tren a los lugares de deportes de invierno, también podemos omitir esta información y eventualmente incluso la circunstancia de que se encontraba en Austria, dado que la indicación de lugar no es demasiado importante para la interpretación:

(49) (i) Pedro se fue de viaje para practicar deportes de invierno.

(ii) Todo le pareció excelente.

Puesto que empleamos oraciones normales para expresar las macroproposiciones, se puede mostrar directamente que sobre la base de macrorreglas podemos resumir el texto tratado. Según la regla general, (49) realmente es implicada por el texto.

5 ------

10 ------

15 ------

20 ------

25 ------

30 ------

35 ------

40 ------

----- 45

----- 50

----- 60

----- 65

----- 70

Doscientos kilos de dinamita acabaron con la vida de Bechir GemayelUna carga de doscientos kilos de explosivos destrozó al presidente electos de Líbano, el cristiano Bechir Gemayel, 34 años, y el futuro político inmediato de este país clave de Oriente Próximo. La muerte de Gemayel, considerado tanto por Israel como por Estados Unidos, como una de las piezas cruciales para alcanzar una solución negociada en toda la región, abre un futuro incierto para Líbano.

La carga explosiva fue colocada en Beirut este, en el inmueble donde está situada la sede del partido Kataeb (milicias falangistas cristianas), del que era líder el joven político libanés. La explosión derrumbó tres pisos del edificio y causó la muerte además de otras veinte personas y sesenta heridos, según fuentes policiales. Entre los muertos figuran otros tres altos responsables del partido.

Confusión y terror eran los dos sentimientos dominantes ayer en Beirut al conocerse la noticia. Confusión por la incertidumbre que abre la muerte de Gemayel, que debía asumir la jefatura del Estado el próximo día 23. Terror, ante las previsibles represalias que esta muerte puede desencadenar contra los enemigos tradicionales del líder falangista, los palestinos y los musulmanes de izquierda. Sin embargo, nadie se atrevía a adelantar una hipótesis fiable sobre los posibles autores del atentado.

En Washington y Tel Aviv, que habían depositado su confianza en el joven político libanés, la reacción fue de consternación. Un alto funcionario israelí condenó en

términos enérgicos el atentado y expresó su esperanza de que Líbano encuentre un nuevo líder que permita restablecer la autoridad. Un próximo colaborador del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, que no quiso ser citado, expresó su temor de que la muerte de Gemayel pueda provocar “un nuevo baño de sangre”.

Gemayel, hijo de Pierre Gemayel, líder tradicional de la comunidad cristiana libanesa, se convirtió en 1976 en el jefe indiscutible de las Fuerzas Libanesas, donde quedaron agrupados las diferentes organizaciones cristianas del país. Su elección el pasado 23 de agosto por el Parlamento libanés, mientras la aviación y la artillería israelí bombardeaban las posiciones palestinas, despertó en un primer momento el rechazo de la comunidad musulmana, que le consideraba el “candidato de Israel”.

Sin embargo, este sentimiento cambió en las últimas semanas para conceder al nuevo presidente un cierto margen de confianza, en la esperanza de que pudiera armonizar los intereses de las diversas comunidades que forman este país.

EL PAÍS, 15 de setiembre, 1982, pág. 1.

Después de estos pocos ejemplos especialmente construidos para mostrar cómo se puede asignar una macroestructura semántica a un texto, analicemos ahora un ejemplo más realista, a saber, un tipo de texto con que nos vemos confrontados todos los días y para el cual la macroestructura tiene un papel fundamental: un relato periodístico. Para nuestro análisis hemos escogido un artículo de El País del 15 de septiembre de 1982 sobre el asesinato de Bechir Gemayel, presidente electo del Líbano. Este texto fue elegido especialmente para la presente versión castellana de La ciencia del texto, para que se contara con un periódico familiar a los lectores. El suceso (la muerte de Gemayel) también se está estudiando en un proyecto de comparación de los periódicos más importantes del mundo en cuanto a sus descripciones del “mismo acontecimiento”. De esta manera queremos examinar cómo las estructuras semánticas y estilísticas locales, así como las macroestructuras generales de artículos periodísticos, pueden variar entre periódicos del mismo país o de países distintos.

Antes de analizar la macroestructura del artículo en cuestión, sin embargo, debemos hacer algunas observaciones adicionales sobre la estructura del discurso periodístico. Los textos no sólo tienen una estructura semántica global, sino también una estructura esquemática global, la llamada superestructura. Analizaremos estas superestructuras más en detalle. Entretanto, de todos modos, deberíamos señalar algunos aspectos de los esquemas de las noticias, que no se estudian en el capítulo 5. Conforme a nuestras investigaciones de los últimos años, tenemos razones para creer que el discurso periodístico también exhibe estructuras esquemáticas convencionales. Una estructura esquemática consiste en una serie de categorías jerárquicamente ordenadas, muy similares a las categorías (planteo, compilación, resolución, evaluación y moraleja) de un esquema narrativo (véase capítulo 5). Las categorías deben verse como funciones específicas asignadas a las respectivas macroproposiciones de un texto. Una superestructura esquemática –queremos enfatizarlo- es meramente una estructura formal, muy similar a la sintaxis de una oración. Se “llena” con el contenido de la macroestructura semántica. En otras palabras, en principio cualquier discurso periodístico (ideal, prototípico) tiene el mismo esquema de noticias, pero, desde luego, el contenido global del texto es diferente en cada caso. Las superestructuras esquemáticas son también importantes por razones cognitivas (véase capítulo 6), porque organizan el proceso de lectura, comprensión y (re-)producción del discurso periodístico. También nos permiten esperar ciertos tipos de contenido macrosemántico. En un relato, por ejemplo, después de la Complicación, sabemos que típicamente podemos esperar la Resolución, y que una tal Resolución consistirá a menudo en una acción o reacción llevada a cabo por un agente humano contra el suceso perjudicial de la Compilación. Por lo tanto, ya antes de leer la parte de la Resolución del relato sabremos que representará una macroproposición sobre acciones específicas de participantes humanos. Lo mismo vale para el discurso periodístico: al menos para algunas de las categorías centrales de un esquema de noticia periodística sabemos que pueden presentarse y qué tipo de información se sitúa en cada categoría.

Las principales categorías de un esquema de noticia son:

DISCURSO PERIODÍSTICO

RESUMEN RELATO PERIODÍSTICO

TITULOS ENCABEZA- EPISODIOS COMENTARIOS MIENTO

EXPECTATIVAS EVALUACIÓN

SUCESOS CONSECUENCIAS

SUCESOS PREVIOS SUCESOS SUCESOS/ACCIONES REACCIONESACTUALES CONSECUENTES (ORALES)

HISTORIA ANTECE-DENTESDIRECTOS EXPLICACIÓN SUCESOS PRINCIPALES

ANTECEDEN- CONTEXTOTES GENE- ACTUALRALES

Figura 1. Una superestructura esquemática prototípica del discurso periodístico.

La mayor parte de las categorías de este esquema no necesita explicación. Desde luego, no siempre será fácil distinguir entre la información histórica y los antecedentes, ni entre antecedentes y contexto, pero en general será posible trazar una distinción entre un relato más general y largo de algún acontecimiento o conflicto y los sucesos previos inmediatos (por ejemplo, aquellos sobre los que el periódico informó en días anteriores), y lo mismo vale para la diferencia entre los antecedentes generales (como la situación socio-política de un país) y el contexto actual, real, inmediato de un suceso.

Para nuestro macro-análisis este tipo de estructura esquemático es importante porque la formación de la macroestructura depende también de la superestructura. Esto quiere decir que cada categoría esquemática necesita alguna forma de contenido global, en especial las categorías de los niveles superiores, de modo que aquella información deviene por definición, y debe ser, por ende, representada como una macroproposición del texto.

El vínculo más obvio entre macro- y superestructuras en un artículo periodístico es establecido en los títulos y el encabezamiento. Aquí encontramos las más obvias y bien conocidas primeras categorías del esquema, ambas señalizadas también en la estructura superficial (van en la parte superior del artículo, las letras son más grandes, están separadas del resto del texto), a saber, el RESUMEN o la INTRODUCCIÓN del texto. De acuerdo con nuestra teoría de la macroestructura, esto significa que en aquella parte

del texto encontramos una expresión directa de la macroestructura del discurso periodístico como un todo. Pese a que también a que otros tipos de discurso, como los artículos científicos o las novelas por entregas, tienen alguna categoría de RESUMEN, ésta no necesita darse en esos discursos. En un discurso de noticias es obligatoria: en principio, todos los discursos periodísticos tienen un RESUMEN expresado al menos a través de los TÍTULOS o más extensamente en el encabezamiento (los periódicos ingleses, por ejemplo, no traen específicamente un sumario, pero tienen una primera oración temática que cumple la misma función). La función cognitiva y comunicativa de esta expresión explicita de la macroestructura semántica en el propio texto es obvia: ante todo permite que el lector lea y comprenda superficial-mente ('hojee') las noticias leyendo únicamente los puntos principales, sobre todo cuando vienen impresos en tipos especiales al comienzo del discurso. Por otra parte, una vez que conozca los temas o asuntos principales del discurso, al lector le resultara mas fácil la lectura y comprensión de los artículos (véase capitulo 6), porque no le hará falta construirse el mismo una macroestructura; también será más simple la comprensión de los detalles secundarios y la coherencia, si el lector ya sabe cuáles son el asunto y la coherencia generales.Deberíamos añadir que la organización tanto de la macro- cuanto de la superestructura de un texto periodístico responde generalmente menos al ordenamiento condicionado o lógico de los hechos o de la información que a lo que llamamos la ordenación por importancia. Esto significa que los hechos/informaciones importantes siempre aparecen primeros, a veces solo de manera resumida o breve, y los detalles los hallaremos después en el artículo en sí. De ello resultara a menudo una estructura fuertemente discontinua de las noticias: si queremos aplicar las macrorreglas o las reglas del esquema superestructural, nos encontraremos con que la información importante del articulo aparecerá en varios lugares del texto, a veces aparentemente no muy ordenada. Si esto ocurriera en el caso de artículos científicos o cuentos, quizá perderíamos el 'hilo\ es decir, la coherencia global, pero en artículos periodísticos esto es menos importante porque a través de la interpretación de los títulos y el encabezamiento ya tenemos construida la macroestructura y, por tanto, los principales temas del texto. Solo el orden exacto de los acontecimientos puede ser un poco confuso debido a la ordenación por importancia del discurso periodístico, pero este orden respetara a menudo el de las relaciones condicionales y temporales entre los hechos globales.

Volviendo ahora nuestra atención al artículo de El País, encontramos ante todo que el titulo DOSCIENTOS KILOS DE DINAMITA ACABA-RON CON LA VIDA DE Bechir Gemayel efectivamente resume el tema central del discurso, es decir, la muerte violenta de B.G, Con todo, el titulo ofrece también un detalle más o menos irrelevante, a saber, el peso de la bomba que mato a B.G. (cosa que, comparando-la con periódicos de otros países, resulta más bien sorprendente). De todos modos es típico que la mayor parte de los artículos de noticias de esta información de detalle; y esto no lo interpretamos como una simple consecuencia de que alguna agencia de noticias provea tales detalles, sino más bien como un recurso empleado como elemento de algo que podríamos llamar la «retorica de la facticidad». Es decir: los periódicos trataran de ofrecer cuantos números precisos les sea posible, con el fin de sugerir o probar que sus noticias son fácticamente correctas (incluso a pesar de que los números sean con frecuencia pura especulación y que varíen de un periódico a otro). Por consiguiente, siempre encontraremos: el numero de víctimas (como en el primer párrafo de nuestro

texto: veinte muertos y sesenta heridos), el número de arrestos, los daños producidos, etc. Este tipo de detalle suple especificarse en el texto, pero no siempre emerge en los títulos (excepto en lo que se refiere al número de víctimas o a la cantidad de danos) como sucede en nuestro texto.

También el encabezamiento comienza con este detalle, lo cual enfatiza, al menos para este periódico, el papel del tamaño de la bomba. Luego el encabezamiento expresa las siguientes macroproposiciones (repitiendo la información expresada en el titulo):

M1 UNA BOMBA (PESADA) MATÓ AYER AL PRESIDENTE ELECTO DEL LIBANO BECHIR GEMAYEL.

M2 BG SERIA UN POLÍTICO CLAVE DEL LIBANO, SEGÚN LOS EE.UU. E ISRAEL

M3 HABRA UN FUTURO INSEGURO EN EL LIBANO Y EL CERCANO ORIENTE.

Examinemos si las macroproposiciones del encabezamiento son 'corroboradas' por la información semántica local del texto mismo, y/o si podemos derivar otras macroproposiciones no expresadas en el encabezamiento.

Las primeras líneas (10-15) del texto, que forman la primera oración, dan detalles de la ubicación de la bomba, es decir, Beirut este, y de la sede del Kataeb (el partido falangista cristiano), y una especificación sobre la función de BG. La ubicación puede agregarse como categoría locativa a la primera macroproposición (M1), y la especificación de la función de BG puede ser una proposición modificante adicional agregada a BG en M1, formando así la macroproposicion compleja M'1:

M’1 AYER UNA PESADA BOMBA MATO AL PRESIDENTE ELECTO BG, LIDER DEL PARTIDO FALANGISTA, EN SU SEDE CENTRAL DE BEIRUT ESTE.

La oración siguiente (líneas 15-19) especifica los daños causados al edificio y otras consecuencias (negativas): los heridos y muertos. Los daños causados al edificio son una consecuencia normal de la explosión de bombas, por lo cual pueden subsumirse bajo la macroproposicion de la explosión de una bomba (M1). Un elevado número de heridos y muertos es importante como hecho noticiable; por tanto también debería incluirse en una macroproposicion:

M4 MUCHAS PERSONAS FUERON MUERTAS Y HERIDAS

Las líneas 19-21 especifican luego que había otros responsables entre los muertos, pero esta información está incluida en M4. La línea 22 comienza con una oración temática, expresando la macroproposici6n de la que dan detalles las oraciones siguientes:

M5 LAS REACCIONES A ESTE ACONTECIMIENTO CAUSARON CONFUSION Y TERROR EN BEIRUT.

La confusión se explica en relación con el futuro político del país, dado que BG había sido elegido para presidente. Esta informaci6n está incluida en M3, expresada en el encabezamiento. Las líneas 28-33 también especifican este futuro incierto, sobre todo la posible venganza y la oposición entre los falangistas y las fuerzas musulmanas izquierdistas libanesas. Esas líneas expresan lo que podría llamarse una nueva macroproposicion del texto:

M6 LOS FALANGISTAS SF OPONIAN/OPONFN A LOS MUSULMANES DE IZQUIERDA,

que incluye la descripción de la situación política y la anterior guerra civil en el Líbano.

Desde la línea 37 en adelante leemos acerca de las reacciones en Israel y en los Estados Unidos, dos de las partes comprometidas en la situación política libanesa. La macroproposicion

M7 ISRAEL Y LOS ESTADOS UNIDOS EXPRESARON SUS TEMORES POR LA SITUACIÓN EN EL LÍBANO.

es, de hecho, una consecuencia de M2, dado un escrito POLITICO en general, por el conocimiento universal que especifica que si es asesinado un aliado en una situación política confusa, habrá problemas políticos. La especificaci6n de la declaración de un alto funcionario israelí, en la que se condena el asesinato y se expresa la esperanza (de" la elección de un nuevo presidente libanes que también sea proisraelí), es también una consecuencia de M3 en este tipo de escrito, por lo cual se la puede incluir en M3. Lo mismo vale para la especificación de la reacción americana respecto de un posible futuro sangriento, basada en el mismo escrito y en la macroproposicion M6, que predice choques entre las partes contendientes.

Las líneas 52-58 dan alguna información sobre los antecedentes históricos de BG, incluidos por la macroproposicion que forma parte de la macroproposicion compleja M\, a saber, que BG era el líder de la Falange. Las líneas siguientes, sin embargo, dan cuenta de un asunto importante, a saber, que la comunidad musulmana se oponía a la elección de BG:

M8 LOS MUSULMANES (IZQUIERDISTAS) SE OPONIAN A LA ELECCION DE BG,

lo cual sería importante como una posible razón (implícita) del atentado (o quizás incluso como explicación del mismo). El párrafo final, de todos modos, especifica que hubo algún grado de aceptación de la candidatura de BG de parte de todos los sectores:

M9 FINALMENTE TODOS LOS SECTORES ACEPTARON LA ELECCION.

Una vez establecida esta macroproposicion, sin embargo, las especulaciones posibles sobre los agentes responsables del atentado se vuelven confusas: casi todas las partes envueltas en el conflicto tenían motivos para aceptar a BG y, simultáneamente, para lamentar su elección. Por lo tanto, los diferentes sectores se acusaron en la prensa unos a otros, y hasta el día de hoy no se ha aclarado la responsabilidad del asesinato.

Vemos que en un primer análisis el artículo de El País puede ser incluido en unas nueve macroproposiciones, cuatro de las cuales están expresadas en los títulos y el encabezamiento. Las proposiciones que no están expresas en el encabezamiento resultan de macroproposiciones anteriores o representan conocimientos políticos generales acerca del Líbano (como la información sobre los sectores opuestos, y la aceptación —por elección— de BG como presidente). En otras palabras, el encabezamiento de El País ofrece en efecto la información política principal que puede extraerse de este discurso noticioso.

Las macroproposiciones respectivas pueden atribuirse a varias categorías esquemáticas de este artículo: M1 es, sin duda, el suceso ACTUAL PRINCIPAL; M2 expresa tanto

el CONTEXTO político (el papel de Gemayel en el Líbano) como la REACCION de los Estados Unidos e Israel ante el acontecimiento político. M3 expresa típicamente las EXPECTAI'IVAS sobre las consecuencias futuras del suceso. M4 es parte del suceso principal. M5 forma parte de las consecuencias o de la categoría de REACCIONES. M6 aporta los antecedentes políticos. M7 también es una REACCION, mientras que M8 y M9 pueden asignarse a la función esquemática de SUCESOS PREVIOS in-MEDIATOS. EL CONTEXTO no está especificado en este artículo, pero incluiría la actual situación política libanesa, como la presencia del ejército israelí, las conversaciones entre el Líbano, fuerzas izquierdistas, los Estados Unidos e Israel. Otros periódicos, en efecto, si especifican esta información. En El País esta información se detalla más adelante en otros artículos del mismo periódico. La noticia de que el ejército israelí ocupo Beirut oeste después del asesinato de BG, con el fin de «mantener el orden», todavía no era conocida, pero se publicó al día siguiente. Aun cuando muchos periódicos informaron sobre la muerte de BG sólo el 16 de setiembre (y dieron el 15 la información errónea de que BG sólo había sido herido en la explosión de la bomba), especificaron entonces ambos sucesos principales en el mismo artículo (o en artículos distintos el mismo día). En ese caso la macroproposición ISRAEL OCUPO BEIRUT OESTE puede asignarse a la categoría de ACCIÓN CONSECUENTE. En este análisis superestructural vemos que la mayor parte de las categorías del esquema noticioso está efectivamente representada y «rellenada» con las macroproposiciones respectivas. El trabajo empírico ulterior deberá establecer si hay un orden preferencia!para las categorías esquemáticas. Obviamente el SUCESO PRINCIPAL irá en primer lugar, como parte del título y el encabezamiento, pero luego podrán aparecer el contexto, los antecedentes o las consecuencias.

En esta última parte del capítulo hemos supuesto implícitamente, al tratar las macroestructuras semánticas, que no hay más que una macroestructura más o menos objetiva o abstracta de un texto (no ambiguo). Esto es, por supuesto, una idealización bastante parecida a la afirmación de que las palabras u oraciones tienen «un solo» significado. Esta idealización podría tener alguna base empírica si suponemos que el significado global representado por la macroestructura del texto es algo así como un «significado consensual», o una intersección de interpretaciones individualmente diferentes de los temas o asuntos más importantes del texto. Sin embargo, parece ser más apropiado, especialmente en un modelo cognitívo de comprensión del discurso (véase capítulo 6), suponer que las macroestructuras pueden ser, igual que los significados de las oraciones, subjetivamente variables. Esto da cuenta de la observación intuitiva y empíricamente fundada de que las diferentes personas pueden considerar diferentes informaciones como más importantes o relevantes en un texto. Por lo tanto, cada lector o grupo de lectores asigna al texto una macroestructura subjetiva. Desde luego que estas macroestructuras subjetivas solerán ser lo suficientemente similares para garantizar la mutua comprensión. De hecho el hablante/redactor empleará a menudo recursos convencionales, como palabras temáticas (palabras clave), oraciones temáticas, resúmenes previos y —como en el caso de noticias— títulos y encabezamientos para establecer al menos alguna macroestructura intencionada. Muchos lectores de un periódico, por supuesto, no tendrán otra alternativa que la de aceptar esta 'interpretación global' de los sucesos y,

por tanto, de la definición de la situación tal como es proporcionada por las noticias/el periódico, o por las agencias noticiosas internacionales que suministran la información.

Las diferencias entre las interpretaciones globales subjetivas del discurso pueden explicarse fácilmente en una teoría cognitiva de la formación de macroestructuras. Hemos visto, en primer lugar, que las macroproposiciones solo pueden ser derivadas sobre la base de proposiciones expresadas en el texto (o sea, de la llamada 'base textual') conjuntamente con el conocimiento previo del mundo, es decir, de marcos o escritos almacenados en la memoria del lector. Por consiguiente, un distinto conocimiento del mundo llevara automáticamente a interpretaciones globales distintas del mismo discurso porque puede haber un conocimiento distinto de los detalles políticos, causas y efectos y situaciones políticas. Si por ejemplo sabemos que Israel y los Estados Unidos tienen fuertes intereses en el drama libanes, podremos inferir sus evaluaciones de acontecimientos como el asesinato de Bechir Gemayel. Esto significa que varios periódicos y, por ende, varios grupos de lectores asignaran mayor importancia a la proposición, brevemente mencionada (¡entrecomillada!) en El País (línea 66), de que BG era el candidato de Israel. Además de este conocimiento general de escritos políticos, los lectores también tienen, de todos modos, creencias, opiniones, actitudes e ideologías diversas. Esto significa que las creencias evaluadoras pueden ser activadas en la memoria y usadas para asignar una interpretación evaluadora a los sucesos, tal y como son relatados (o dados a entender) por las noticias. En efecto: bajo esa luz el periódico iraní Kavhan presenta el asesinato de BG mas bien como un 'suceso positivo', de acuerdo con las evaluaciones sobre el papel de BG en la guerra civil (protagonizo la matanza de numerosos adversarios), o de acuerdo a su presunta amistad con Israel: según ese sistema de valores, el asesinato de un amigo del enemigo (Israel) o de un enemigo de nuestros amigos (musulmanes, fuerzas izquierdistas) será valorado positivamente. De manera similar, según este sistema de valores, las reacciones positivas ante el asesinato se volverían más importantes que las negativas (como las de Israel y de los Estados Unidos). Del mismo modo, otros periódicos pueden asignar una mayor importancia a las reacciones de otros Estados árabes (que a las de Israel y los EE.UU., adversarios aliados contra los Estados árabes en el conflicto mesoriental). En otras palabras: según nuestros conocimientos, creencias, opiniones o ideología, podemos asignar distintas macroestructuras al mismo discurso periodístico.

En esta ultima sección hemos visto que las macroestructuras pueden derivarse, con variantes subjetivas, de la información semántica expresada por el texto —junto con la información cognitiva asequible del lector— y que una macroestructura de ese tipo representa lo que llamamos los temas o asuntos principales del texto, así como lo que consideramos la información más importante o relevante implicada por el texto. Las macroestructuras representan así al mismo tiempo la coherencia global del texto: especifican los 'antecedentes' respecto de los cuales podemos o debemos establecer la coherencia local. Finalmente, también hemos visto que las macroestructuras tienen una importante función cognitiva: permiten al lector comprender globalmente un texto, y esta información dirigirá también la interpretaci6n de las palabras y oraciones de un texto. En el capítulo 6 aportaremos más detalles sobre este papel cognitivo de las macroestructuras. Allí mostraremos que las macroestructuras tienen un papel importante en la representación del texto en la memoria, y que al mismo tiempo dirigen la recuperación de la informaci6n textual de la memoria en los procesos de evocación y

reproducción. De todos modos es importante destacar aquí que esta asignación cognitiva de macroestructuras a un texto no es un proceso estructural, es decir, una aplicación de las macrorreglas que hemos discutido, sino más bien un proceso estratégico. Queremos decir que los lectores habitual-mente no asignaran una primera macroproposicion solo después de haber leído toda una secuencia de oraciones. Más bien utilizaran todo tipo de información, tanto la que surge del texto, de los escritos almacenados en la memoria y de experiencias previas, como del contexto de la comunicación e interacción, con el fin de derivar una macroproposicion hipotética. Con este «asunto provisional" en mente, un lector puede tratar de interpretar la nueva información adicional de manera lineal ('en línea', como decimos empleando una metáfora de la informática). Si la hipótesis era errónea, esta información adicional la falsificara, y se establecerá un nuevo asunto. En un artículo de periódico, el titulo y el encabezamiento son, como hemos visto, una información textual importante que señaliza cual será la probable macroestructura del texto, y el lector utilizara efectivamente tales seriales como parte de la batería de macroestrategias. En otras palabras, una serial de la estructura superficial de la presentación de las noticias (titulo, position inicial, negritas) será empleada para trazar la conclusión semántica de que la informaci6n expresada por el título (o por el encabezamiento) será macro-relevante. El capitulo 6 no hace mucho hincapié en esta naturaleza estratégica de la compresión del discurso, pero nuestra obra reciente (con Kintsch) ha prestado mucha atención a esta vital propiedad del procesamiento cognitivo. Es en este punto donde vemos la diferencia crucial entre una relación abstracta, gramatical o lingüística, y macroestruc-turas, basadas en propiedades estructurales (semánticas) del discurso y en reglas sistemáticas, abstractas, que operan en esta información semántica. La consecuencia de esta observación es que la «comprensión real» del discurso puede ser muy diferente del tipo de modelo abstracto tal cual ha sido esbozado en este capítulo.

Dado que los hablantes procesan óptimamente y evocan mejor las macroestructuras que las estructuras textuales superficiales y las estructuras semánticas locales (significados de palabras y oraciones), las primeras también tienen, desde luego, una importante función comunicativa y de interacción. Vale decir que en la comunicaci6n las personas no siempre estarán interesadas en los detalles de lo que se dice o escribe, sino mas bien en el resultado. Es este resultado lo esencial, y por ende el asunto macroestructural de un discurso lo que suministra la información más importante que será relevante para las reacciones y la interacción ulterior. Es esta macroestructura (subjetiva) lo que los individuos recordaran habitualmente de una conversación o de un artículo periodístico, y será también la información realmente usada en la comunicación e interacción posterior. En otros términos: las macroestructuras tienen no solo un papel semántico o cognitivo, sino también uno comunicativo, de interacción y, por tanto, social. Definen cuales son los asuntos más importantes de las conversaciones, definen lo que las personas típicamente evocaran de las interacciones y del discurso público (como las noticias), y definen también aquello a lo que la gente prestara atención, lo que evaluara y sobre lo que actuara. Dicho de otro modo, gran parte de la información social importante, como conocimientos, creencias y opiniones compartidos, serán a menudo de un tipo de nivel más general y elevado que el representado por macroproposiciones. Nuestro conocimiento político acerca del Oriente Próximo no suele presentar la información sobre el peso de una bomba o el

número de pisos que destruyo, sino mas bien sobre hechos generales, como las partes más importantes envueltas en el conflicto, sus objetivos políticos principales, los incidentes mayores (como el asesinato de un presidente), etc. Lo mismo vale para casi todos nuestros conocimientos sociales mutuamente compartidos. Únicamente solemos conocer y compartir los detalles de aquellos episodios cotidianos, triviales, en los que estamos regularmente envueltos y que están representados en la memoria a través de scripts o de estructuras de conocimiento similares. De hecho conocemos los detalles de cómo comer en un restaurante, de las fiestas de cumpleaños, de cómo tomar un tren, un autobús o un avión o de como viajar hasta el trabajo. Sin embargo, sobre todo nuestros conocimientos socio-poli-ticos generales acerca de acontecimientos actuales serán de naturaleza más bien macroestructural.

Esto quiere decir que también en nuestra interacción cotidiana actuaremos sobre la base de tales conocimientos. Estos actos también serán actos «orales», es decir, los actos de habla de los que hablaremos en el capitulo siguiente. Allí veremos que podemos distinguir nuevamente entre un análisis local o microanálisis de los actos (y las secuencias de actos) de habla, y un análisis global de los actos de habla, es decir, en términos de macro-actos de habla. El contenido global de estos macroactos de habla tendrá que ser rellenado entonces con las macroproposiciones semánticas que hemos estudiado en este capítulo, de modo que tendremos establecido un vinculo entre la semántica y la pragmática, es decir, entre el significado y la acción en el discurso y la comunicación.