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Características de la fecundidad en Méxicointernet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/... · Presentación La Secretaría de Programación y Presupuesto,

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caracterí.)tica.) de la fecundidad

, . en mexlco

spp secretaria de programación '-1 presupuesto

COORDINACION GENERAL DEL SISTEMA NACIONAL DE INFORMACION

caracterí.)tica.) de la fecundidad

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en mexlco

Presentación

La Secretaría de Programación y Presupuesto, por medio de la Coordi­nación General del Sistema Nacional de Información publicó reciente­mente los resultados de la Encuesta Mexicana de Fecundidad, con información correspondiente a 1976.

En la publicación de los resultados de esta Encuesta se incluye un volu­men en el cual se comentan con detalle las principales conclusiones que se desprenden de la información contenida 1. Dada la naturaleza alta­mente especializada de ese informe, se juzgó conveniente publicar al paralelo el presente documento, en el que se ofrecen las mismas conclu­siones, pero a un nivel más accesible para el público en general. De esta manera, la Secretaría de Programación y Presupuesto contribuye a

una mejor comprensión de los grandes problemas nacionales.

1 Véase: S.P.P. Coordinación General del Sistema Nacional de Información: "Encuesta Me­xicana de Fecundidad". Volumen 1: Primer InfO"'11e Nacional. México, D.F. 1979.

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Contenido

P ., resentaclon ................ ' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 3

Introducción .............. . 7

Nupcial idad y exposición al riesgo de concebir. . . . . . . . . . . . . . . . . 1 5

Edad de la primera unión ............................. ". 16 Estabilidad de las uniones ............................... 11 Exposición al riesgo de concebir .......................... 18

Niveles y características de la fecund ¡dad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 19

Tendencias recientes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 19 Tasas de fecundidad y características

geográficas y sociales ................................ 21 Estado conyugal y fecundidad ........................... 23 Fecundidad en los primeros años de unión .................. 24

Mortalidad infantil .................................... 24

Preferencia por el número y sexo de los hijos. . . . . . . . . . . . . . . . .. 24

Deseo de no tener más hijos ........ ' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 25 Preferencia por el sexo de los hijos ........................ 25 Número adicional de hijos deseados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 26

Número total de hijos deseados ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 26

Conocimiento y uso de anticonceptivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 27

CORocimiento de métodos anticonceptivos .................. 27 Uso de anticonceptivos en el pasado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 27 Uso actual de anticonceptivos ........................ ,.. 28 Obtención de servicios anticonceptivos ......... , .... , . , .. , 29 Conocimiento y uso de anticonceptivos y el

deseo de tener más hijos ...... , .......... , ......... , .. 30

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Atención materno infantil ........ t ••••••••••••••••••••••• 30

Resumen y Cónclusiones ................................. 31

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Introducción

De acuerdo al Censo de Población, en 1970 hab ía en el pa ís una pobla­ción cercana a los 51 mi 1I0nes de habitantes. 2 Estimaciones hechas muestran que, para 1975, la población había aumentado a los 60 mi­llones, con lo cual México se ubica como el segundo país más poblado

de América Latina.

El crecimiento de la "población se ha acelerado en las últimas décadas. De acuerdo también a los censos, en 1930 era alrededor de 17 mi lIones

de personas y en 1940 se había alcanzado ya una población de 20.2 millones. Para medir su crecimiento es usual calcular tasas anuales promedio de crecimiento, es decir, en qué tanto por ciento se incremen­

ta la población en relación al año anterior.

La tasa de crecimiento anual promedio entre 1930 y 1 940 fu~ de 1.7 por ciento; esto es, la población se incrementó anualmente en 17 perso­nas por cada mil existentes en promedio. En contraste, la tasa de cre­cimiento anual entre 1970 y 1975 fue de 3.5 por ciento, lo que significa que por cada 1 000 mexicanos se incrementó su número en 35 (véase el cuadro No. 1). El crecimiento de la población entre 1970 y 1975 fue, así, de más del doble que el "registrado en la década de los años treinta.

En forma simplificada puede decirse que el crecimiento natural de la población de un pa ís es el resultante de dos fenómenos de tipo demo­gráfico: la natalidad y la mortalidad.

2 Cifra Censal corregida por sub-enumeración, de acuerdo a los cálculos de El COlegio de México.

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Fuente:

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Cuadro No. 1

Tasa de Crecimiento Medio Anual de la Población de México (1930 - 1975)

Población Año al 30 de junio Tasa

(Miles)

1930** 17063.3

1940** 20243.6 1.7

1950 26606.4 2.8

1960 36368.7 3.2

1970* 50694.7 3.4

1975* * * 60 145.3 3.5

Cálculos realizados con datos de "ImageR Demográfica 1960-1973" Dirección General de Estadistica. S.I.C. 1975. Cuadro 1, página 5.

Población corregida por subenumeración censal. "Dinámica de la Población de México". El Colegio de México. 1970. Cuadro 1.1 página 6. Proyección Demográfica de la Dirección General de Estad ística. S.P.P.

I

La natalidad se mide por lo que los demógrafos denominan tasa de natalidad, que expresa el número de hijos nacidos vivos en el transcurso de un año, dividido por la población total existente en el pa ís a media­dos de ese año, multiplicado por 1 000; es decir:

Tasa de natalidad

Número de hijos nacidos

vivos durante el año

Población Total en el pa ís a mediados del año

x 1 000

y expresa el número de nacimientos ocurridos durante el año en rela­ción a cada 1 000 personas de población existente.

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Por su parte, la mortalidad se mide por la llamada tasa de mortalidad, misma que expresa el número de muertes ocurridas durante el año,

divididas por el tamaño de la población -a mediados de ese año­multiplicada también por mil; es decir:

Tasa de mortalidad

Número de muertes ocurridas durante el año

Población existente

a mediados del año

x 1 000

y expresa el número de fallecimientos sucedidos por cada 1 000 habi­tantes. En el cálculo de este índice se incluyen todos los fallecimientos, ya fueran éstos por causas naturales (enfermedades) o por accidentes.

La tasa de crecimiento natural de la población en un año determinado es, por tanto, la diferencia entre la tasa de natalidad y la tasa de la mortalidad; es decir, el número de nuevos seres que habiendo nacido en el año, reemplazan y adicionan a los que en ese periodo fallecieron 3.

En el cuadro No. 2 se presentan las tasas de natalidad y de mortalidad de México para algunos años seleccionados. Puede observarse que, en términos generales, mientras la tasa de natalidad ha permanecido rela­tivamente constante en los últimos 45 años, la tasa de mortalidad ha registrado un significativo descenso en ese periodo: mientras en 1930 se registraban 48 nacimientos y 26 muertes por cada mil habitantes, en 1975 la proporción era de 40 nacimientos y únicamente 7 muertes 4.

3 Lo anterior es válido en la medida en que la emigración y la inmigración sean de poca consideración; es decir, en la medida en que el número de mexicanos que sale a vivir fuera del país y el número de extranjeros que ingresa a vivir en el pa(s no es significativamente elevado.

4 Los contrastes que se observan entre la diferencia de las tasas de natalidad y mortalidad y las tasas de crecimiento de la población reportadas en el cuadro No. 1 obedecen a que en algunos años -especialmente en 1930- la tasa de natalidad esté sobrevaluada. En opinión de los expertos. esta tasa incluye el registro tard ío de niños durante el año, es decir, el nú­mero de niños registrado en el año que nacieron en un año anterior. Además, las tasas de crecimiento de la población reportadas en el cuadro No. 1 incorporan el efecto del balance migratorio.

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Cuadro No. 2

Tasas Brutas de Natalidad y Mortalidad de México (1930-1975)

Tasa Bruta Tasa bruta de

Año de Natalidad Mortalidad

1930 48.0 25.9

1940 43.2 22.7

1950 44.2 15.7

1960 44.2 11.1

1970 42.1 9.6

1975 40.4 7.2 i

Fuente: Para el periodo 1930-1970: Dirección General de Estadística Anuarios Estadísticos (varios años) e"lmagen Demográfica'·,1960-1973. Dirección General de Estadística. México, Cuadro 1. pág. 5. Para 1975: Cálculos realizados por la Dirección General de Estadística (se utilizó la pOblación corregida por sub-enumeración censal).

La disminución en las tasas de mortalidad observada en el país ha sido consecuencia de los significativos avances logrados en la medicina y la mayor cobertura de los organismos e institutos dedicados al cuidado de la salud; en especial el efecto que ello ha tenido sobre la disminución de las tasas de mortalidad infantil 5

De lO anterior se aesprende que un factor de mucha importancia para explicar el elevado crecimiento demográfico del pa ís lo constituye la magnitud y constancia a lo largo de más de 4 décadas en las tasas de natalidad. El número de hijos nacidos vivos por cada mil habitantes continúa siendo del orden de 40 cada año.

Para tener una idea más precisa de estos fenómenos, los demógrafos

5 La tasa de mortalidad infantil expresa el número de fallecimientos de niños menores de un afio por cada 1 000 nii'los nacidos vivos en el. transcurso del mismo año.

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acostumbran medir lo que denominan Tasa Neta de Natalidad, que

relaciona el número de hijos nacidos vivos durante el año por cada 1 000 mujeres que, se considera, están en condiciones de tener des­cendencia; por convicción internacional, estas mujeres son las que están comprendidas entre los 15 y los 49 años de edad. La Tasa Neta de Natalidad se define, entonces, como:

Tasa Neta de Natalidad

Número de hijos nacidos vivos durante el año

Número total de mujeres que tienen más de 15 o me­nos de 50 años cumplidos

x 1 000

Para profundizar en su análisis, los demógrafos calculan también índi­ces adicionales a los que denominan: Tasas Específicas de Fecundidad, que no es más que la tasa anterior, pero. calculada para varios interva­los de edades de las mujeres fértiles 6; es decir, el número de hijos naci­eJos v~vos durante el año por cada mujer que tiene entre 15 y , 9 años; los correspondientes a las mujeres entre 20 y 24 años; los de las mujeres entre 25 y 29 años; entre 30 y 34 años; entre 35 y 39 años y entre

40 y 49 años de edad respectivamente. De esta manera, se tiene una idea más completa de los niveles de fecundidad de acuerdo a la edad de las mujeres férti les.

Dado el impacto que tienen los niveles de fecundidad sobre el creci­miento de la población, reviste especial importancia el estudio de los factores y causas que la condicionan. Se sabe por la experiencia de

otros pa íses que los niveles de fecundidad, es decir, el número de hijos promedio que tienen las mujeres en edad fértil, no es uniforme para los diferentes grupos de edad, y que su comportamiento varía en función de una serie de factores de carácter socioeconómico, entre

6 Por mujeres en edad fértil se entiende a las que tienen la capacidad biológica de reproduc­ción de la especie; es decir, a las mujeres entre 15 y 49 años, excluyendo a las mujeres estériles.

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los que destacan el grado de escolaridad, el lugar de residencia -si es urbano o roral- y la ocupación, entre otros. El conocimiento de la incidencia que estos factores tienen sobre tos niveles de fecundidad de las mujeres mexicanas es fundamental para entender la dinámica demográfica del pa ís.

Generalmente el estudio de estos problemas se ha llevado a cabo uti Ii­zando la información que proporcionan las llamadas Estadísticas Vi­tales, es decir, las proporcionadas por el Registro Civil en relación al número de nacimientos y fallecimientos ocurridos en la población. Además, se ha utilizado con frecuencia la información que proporcio­nan los censos de Población.

Sin embargo, esas fuentes de información no son todo lo adecuadas que se quisieran para estos fines. En opinión de los especialistas, estas fuentes estad ísticas son i mprecisas t ya que se ha comprobado que en ocasiones se consideran como niños nacidos en el año los niños que son registrados tardíamente, con lo cual se distorsiona el cálculo de las

tasas de fecundidad.

Por otra parte, si bien los censos incorporan a toda la población, se levantan únicamente cada 10 años, debido a los grandes esfuerzos de

organización que implican y al elevado costo que conlleva su levanta­miento.

Para tener la información con la oportunidad y precisión que el análisis demográfico requiere, y a un costo significativamente menor, se hace uso de las llamadas Encuestas por Muestreo. Una encuesta por muestreo consiste en seleccionar a una parte de la población y obtener de ella la información requerida. Como la selección de las personas se hace sobre bases al azar, es decir, todas las personas tienen una probabilidad igual de ser incluidas en la mue;-;tra, se espera que la información recogi­da de las personas seleccionadas sea representativa de toda la población. Este procedimiento para obtener información se realiza a un costo significativamente menor que si se lleva a cabo un censo y permite a

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la vez; conocer la magnitud del error estad ístico en que se incurre y mantenerlo controlado dentro de ciertos límites de tolerancia.

En México se han llevado a cabo con anterioridad dos encuestas para obtener información sobre los niveles y características de la fecundidad: la Encuesta de la Ciudad de México, en el año 1964 y la Encuesta Rural, en 1970. Ambas encuestas fueron coordinadas por el Centro Latinoa­mericano de Demograf ía y levantadas por El Colegio de México y el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de México, dentro del Programa de Encuestas Comparativas de Fecundi­

dad en América Latina.

Recientemente se levantó la primera encuesta que tiene cobertura nacional: La Encuesta Mexicana de Fecundidad. Esta Encuesta fue llevada a cabo por parte de la Coordinación General del Sistema Nacio­nal de Información, dependiente de la Secretaría de Programación y Presupuesto, en colaboración con el InstitlJto de Investigaciones Socia­les de la Universidad Nacional Autónoma de México. La información levantada en esta Encuesta se refiere a 1976, y forma parte del progra­ma internacional de investigación denominado Encuesta Mundial de Fecundidad. Los resultados de la misma, así como un informe metodo­lógico, fueron publicados recientemente por la Secretaría de Programa­ci ón y Presupuesto. 7

La Encuesta Mexicana de Fecundidad, además de observar las recomen­daciones internacionales sobre la materia, se diseñó de tal manera que refleje las características de la fecundidad prevalecientes en las mujeres mexicanas. Para levantar la información se diseñaron tres cuestionarios: el cuestionario de hogar, el cuestionario individual y el cuestionario de la localidad. En el primero se levantó información sobre caracterís­ticas de los hogares visitados, es decir, sobre las personas que en ellos

7 Secretaría de Programación y Presupuesto. Coordinación General del Sistema Nacional de Información: "Encuesta Mexicana de Fecundidad". 3 VOlúmenes, Volumen I y 11: "Pri­mer Informe Nacional"; volumen 111: "Informe Metodológico". México, D,F., 1979.

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habitan, su lugar de nacimiento, ocupación y datos para evaluar las estad ísticas de natalidad y mortalidad.

En el cuestionario individual se preguntó a un número seleccionado de mujeres entre 20 y 40 años de edad, su estado civil, el número de hijos que han tenido, su historia migratoria y, en especial, una historia completa de los embarazos que han tenido. Finalmente, en el cuestio­nario de la localidad, se registró la existencia de los servicios públicos, mé­dico y asistenciales de las localidades en donde se visitaron los hogares8 .

Para el levantamiento de la Encuesta se seleccionaron 13 200 hogares, distribuidos en todo el territorio nacional, y se llevaron a cabo 7 670 entrevistas a las mujeres seleccionadas (cuestionario individual). En la realización de la Encuesta, que se inició en julio de 1976 y culminó en marzo de 1977, se contó con siete equipos, cada uno integrado por seis entrevistadores y dos supervisoras. En el volumen II de la publicación mencionada se describen con detalle la forma de organización y trabajo de campo de la Encuesta.

La información levantada por la Encuesta Mexicana de Fecundidad será de utilidad por varias razones. En primer lugar, al tener una cobertura nacional, esta información permitirá a los especialistas en el área demo­gráfica llevar a cabo un detallado análisis sobre las características de la fecundidad en el pa ís, con el objeto de evaluar los factores que la con­dicionan y la determinan. En base a esos análisis, los diversos organis­mos dedicados a la elaboración de la poi ítica demográfica podrán tener una mejor comprensión de las causas del crecimiento de la población en el pa ís, lo que orientará las poi íticas que se tomen en ese sentido.

En segundo lugar, dadas las características de la información, aportará elementos de juicio más sólidos para llevar a cabo la proyección del cre­cimiento de la población esperada en el futuro. Además, con base en esa información, se podrá evaluar la calidad y cobertura de las estad ísticas

B En el volumen I de la Encuesta Mexicana de Fecundidad se presentan los cuestionarios que fueron empleados en el levantamiento.

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vitales sobre nacimientos y muertes que actualmente se recolectan a tra­vés del Registro Civil, lo que se traducirá en una serie de recomendacio­nes concretas para mejorarlas.

Finalmente, la Encuesta Mexicana de Fecundidad, al proporcionar infor­mación sobre el conocimiento y uso de prácticas anticonceptivas, es de­cir, de los métodos de control natal, permitirá conocer el grado en que estas prácticas están extendidas en la población e identificar los grupos que hacen mayor o menor uso de ellas; con esto se podrán evaluar los avances en los programas del Gobierno Federal en materia de planifica­

ción familiar.

Dado lo vasto de la información contenida en la Encuesta y lo espe­cializado de los temas que trata, en las siguientes páginas se ofrece al lector una síntesis de lo que se considera más importante. Se describen los siguientes tópicos: nupcialidad y exposición al riesgo de concebir; los niveles y características geográficas y sociales de la fecundidad en México; la preferencia que tienen las mujeres en relación al número y sexo de los hijos: el conocimiento y uso ae anticonceptivos y las características de la atención materno infantil en nuestro pa ís. Los mismos temas son tratados, a un mayor nivel de profundidad y detalle, en el Volumen 1 de la publicación mencionada, 9 por lo que se sugiere al especialista, que consulte esa publicación para un mejor entendimiento

de esos tópicos.

Nupcialidad y exposición al riesgo de concebir

La Encuesta Mexicana de Fecundidad contiene información respecto a la iniciación de la vida conyugal, estabilidad y número de uniones de

las mujeres entrevistadas. Esa información es útil en el estudio de la nupcialidad, es decir, el análisis de los fenómenos relacionados con la celebración y ruptura de uniones que llevan a cabo las mujeres en el

9 S.P.p. Coordinación General del Sistema Nacional de Información: "Encuesta Mexicana de Fecundidad", Primer Informe Nacional. Vol 1. México, 1979.

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pa ís: primeras nupcias, uniones sucesivas, separación, viudez y divorcio. El interés de este análisis radica en la incidencia que éstos fenómenos tienen sobre los niveles de fecundidad de las mujeres mexicanas.

De las 6 825 mujeres a quienes se aplicó el cuestionario individual -con edades entre 20 y 49 años- se observa que el 15.3% son solteras; el 66.1% son casadas; el 10.1% son convivientes, es decir, permanecen en unión libre; el 2.7°10 son viudas y el 5.8 están separadas o divorcia­das. Dadas las características de la Encuesta, se piensa que estos por ciento son representativos de todas las mujeres mexicanas en las edades mencionadas.

Se observa, además, que el por ciento de solteras desciende del 34.4% entre las mujeres de 20 a 24 años hasta el 4.7% en las de 45 a 49 años; mientras que el de casadas ° convivientes pasa de 60.4% al 77.3% en las edades mencionadas. El/o hace que más de tres cuartas partes de las mujeres con edades entre 20 y 49 años (el 76.20 / 0 ), al llevar vida conyugal, tienen mayores probalidades de procrear hijos.

Edad de la primera unión

Por primera unión se entiende el inicio de la unión de una mujer con un hombre de manera más ° menos estable que puede ° no estar legalizada. Para analizar la edad en que se lleva a cabo la primera unión se requiere identificar a un grupo homogéneo de mujeres, de manera que todas ellas hayan tenido la misma oportunidad de estar expuestas a la circunstancia de llevarla a cabo. Ese grupo lo constituyen las mujeres que ten ían 25 o más años de edad a la fecha de la Encuesta y que hab ían llevado a cabo su primera unión antes de los 25 años.

De las 4 166 mujeres con las caracter ísticas señaladas, el 46.g<> / o lo hicie­ron antes de los 18; el 22.0% entre los 18 y los 19 años; el 16°/0 entre los 20 y 21 años y únicamente el 14.7% entre los 22 y los 24 años. Así resulta que la edad promedio de la primera unión de las mujeres es de 18.4 años.

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Destaca por tanto, la precocidad de las primeras uniones, pues en cada generación por lo menos el 400 / 0 de las mujeres se unió antes de los 18 años y un poco más del 650 / 0 lo hizo antes de los 20 años. Si se identi­fica el inicio de la vida conyugal con lo que los demógrafos denominan inicio de la exposición al riesgo de concebir, es decir, cuando las posibi­lidades del embarazo son mayores, resulta que un alto por ciento de mujeres tienen una elevada duración potencial de vida reproductiva que, se estima, es del orden de los 30 años.

Los datos de la encuesta muestran algunos contrastes en la edad prome­dio en que se lleva a cabo la primera unión de las mujeres del grupo seleccionado. Por ejemplo, se observa que las mujeres sin instrucción lle­van a cabo su primera unión 4 años y medio antes que las mujeres con carrera universitaria (17.2 años en promedio y 21.7 años respectivamen­te). Además, se observa que las mujeres que han vivido la mayoría de su infancia -hasta los 12 años- en las áreas urbanas del pa ís se unen 1.5 años más tarde que las de las áreas rurales. Similarmente, de la informa­ción puede desprenderse que las mujeres cuyo marido desempeña una ocupación de alto nivel se unen 2 años más tarde que las mujeres unidas con hombres con ocupación que no conlleva mayor especialización; esta diferencia se acentúa para las generaciones más jóvenes de mujeres.

Estabilidad de las uniones

Si se hace abstracción de las uniones disueltas por la muerte del marido, puede señalarse que en México se presenta una alta estabilidad de las pri­meras uniones conyugales. La encuesta muestra que las mujeres cuya primera unión aún no ha sido disuelta representa el 85.80 / 0 .

La edad a la cual se contrae la primera unión es un elemento que influ­ye en la duración de la misma. De conformidad con la Encuesta, las mu­jeres que se unieron antes de los 20 años son las que en mayor propor­ción disolvieron su primera unión (18.2%). En cambio, de las mujeres que iniciaron su vida conyugal de más de 20 años, sólo el 12.1 0 / 0 termi­nó su primera unión. La información muestra, además, que la mayoría

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de las separaciones se producen en el tra~scurso de los primeros 15 años de unión y que más de la mitad sucede dentro de los primeros cinco años.

Al considerar los distintos factores sociodemográficos se observan dife­rencias en el por ciento de mujeres cuya primera unión ha sido disuelta. Por ejemplo, tal por ciento es mayor en las mujeres con mayores niveles de escolaridad, especialmente cuando se consideran grupos de mujeres se­gún los años transcurridos desde su primer unión. Se observa también una mayor proporción de separaciones y divorcios en las localidades de mayor tamaño que en las localidades rurales.

Exposición al riesgo de concebir

Dependiendo de su estado conyugal, el embarazo actual y su fertilidad, las mujeres están mayor o menormente expuestas al riesgo de concebir. En la Encuesta se aprecia que de las mujeres entrevistadas, 6 255 están ° estuvieron alguna vez unidas con un hombre. De ellas, al momento de la Encuesta el 13.5% declararon estar embarazadas; el 11.30 / 0 infor­maron ser incapaces de concebir, el 9.50 / 0 no estaban actualmente uni­das y el 2.6% habían sido esterilizadas con fines anticonceptivos. El 63 por ciento restante estaba, por tanto, expuesta al riesgo de embara­zarse.

El por ciento de mujeres expuestas al embarazo es mayor entre las que están comprendidas entr~ los 25 y 34 años de edad; a partir de esas eda­des el por ciento decrece progresivamente a causa de la incapacidad de concebir (esterilidad) y al aumento de la proporción de mujeres que ter­minan su unión a causa de la muerte del marido.

Similarmente, se observa que entre las mujeres de menor edad, las que tienen menos de 3 hijos y tienen menos años de estar unidas presentan una mayor proporción de estar actualmente embarazadas, por lo que el

por ciento de expuestas al riesgo de concebir es menor. La esterilización con fines anticonceptivos no alcanza mayor relevancia según se muestra

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en los datos de la Encuesta;sin embargo, los mayores por cientos (SOlo) se presentan en el grupo de mujeres con mayor escolaridad o cuyo cónyuge tiene una ocupación de alto nivel.

Niveles y características de la fecundidad.

Uno de los propósitos fundamentales de la Encuesta consiste en propor­cionar información para determinar las tendencias de la fecundidad de la población en los últimos años. Si bien existe consenso entre los demó­grafos en el sentido de que en México ha ocurrido una disminución en lo niveles de fecundidad, los problemas inherentes a la generación de las estad ísticas vitales a que se ha hecho referencia anteriormente, no han hecho posible hasta ahora estimar con precisión la magnitud de esa disminución.

Tendencias recientes

Los datos contenidos en la historia de embarazos del cuestionario indi­vidual permiten conocer los cambios ocurridos en la fecundidad de las mujeres, a través del cálculo de las tasas específicas de fecundidad, es decir, el número de hijos nacidos vivos durante el año dividido por el número de mujeres comprendidas en intervalos quinquenales de eda­des representativas (cuadro No. 3).

Varias cuestiones de interés se aprecian en esta información: se obser­va que las tasas de fecundidad aumentan conforme se incrementa la edad de la mujeres, alcanzando el máximo en el grupo de mujeres con edades entre los 25 y los 29 años y descendiendo posteriormente en los grupos de edades mayores. Por ejemplo, en el periodo 1973-75, cada 1 000 mujeres entre 15 y 19 años de edad dieron a luz 104.7 hijos vivos anualmente en promedio; por cada 1 000 mujeres comprendidas entre los 20 y los 24 años se registraron 290.2 hijos nacidos vivos en cada año en promedio; y cada 1 000 de las comprendidas entre 25 y 29 años dieron a luz 301.5 hijos nacidos vivos por año en promedio. Puede observarse que la proporción de hijos nacidos vivos del grupo de mujeres de 45 a

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49 años es de 16 únicamente por cada 1 000 mujeres comprendidas en esas edades.

Cuadro No. 3

Tasas Espec íficas de Fecundidad por Grupos Quinquenales de Edad

1967-69 y 1973-75

Grupos de edad Años (años) 1967-1969 1973-1975

15-19 .1261

20-24 .3152

25-29 .3360

30-34 .2786

35-39 .2071

40-44 .1140

45-49 .0220

* Corresponde a la tasa de 1975.

Fuente: S.P.P. Coordinación General del Sistema Nacional de In­formación: "Encuesta Mexicana de Fecundidad". Vol. l., pág. 141.

.1047

.2902

.3015

.2562

.1784

.0833

.0165 (*)

Además, se observa una disminución de las tasas específicas de fecundi­dad para las mujeres de todas las edades entre el periodo 1967-1969 y el de 1973-1975. Para tener una medida sintética de la fecundidad de las

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mujeres comprendidas en todas las edades, los especialistas acostumbran cuantificar la Tasa Global de Fecundidad, que es igual a la suma de to­

das las tasas específicas de fecundidad; como los intervalos de grupos de

edades son quinquenales, ese resultado se multiplica por cinco. Esta tasa expresa el número de hijos en promedio que tiene cada mujer que está en edad fértil.

De acuerdo a los datos de la Encuesta, la Tasa Global de Fecundidad descendió de 7.09 en el periodo 1967-69 a 6.15 en el de 1973-75; lo que representa una disminución global de la fecundidad del orden del 13.5 por ciento en ese periodo.1o

De acuerdo a estos datos, parece haber pocas dudas de el comienzo de

la disminución de la fecundidad mexicana a partir del inicio de la déca­da de los años setenta.

Según lo anterior, es de esperarse que en el futuro la tasa de crecimiento de la población disminuya, en la medida en que los especialistas prevén que la tasa de mortalidad permanecerá relativamente constante, mien­

'tras la tasa de natalidad disminuirá gradualmente.

Tasas de fecundidad y características"geográficas y sociales.

De acuerdo a experiencias observadas en otros pa íses, se sabe que las ta­sas de fecundidad no son uniformes para todas las mujeres en edad fértil; por el contrario, se ha observado que estas tasas varían de acuerdo a las características sociales de las mujeres y a su ubicación geográfica.

Para llevar a cabo este análisis se acostumbra observar los niveles de fe-

10 Los demógrafos acostumbran también calcular otro indicador de los niveles globales de fe­cundidad, al que denominan Tasa Bruta de Reproducción. En el cálculo de este índice se considera el número de hijas mujeres por cada mujer comprendida en edad fértil (15 a 49) años y como tal, expresa el número medio de hijas que tendría cada mujer si durante su vida fértil tuviera sus hijos de acuerdo a las tasas de fecundidad encontradas y no estuviera expuesta a la mortalidad hasta el término de su vida fértil. La tasa bruta de reproducción descendió de 3.46 en 1967-69 a 3.0 en 1973-75, lo que también representa una reducción del 13.5 por ciento.

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cundidad a través del número promedio de hijos nacidos vivos de las mujeres en edad fértil, es decir, los niveles de fecundidad acumulados hasta determinada edad. Con el objeto de detectar con mayor claridad estas tendencias, se lleva a cabo una estandarización según grupos de edad; esto es, se observa el número de hijos nacido vivos para cada in~

tervalo de edades, y se comparan de acuerdo a distintas características geográficas y sociales de las mujeres.

Se observa, en primer lugar, que el nivel de fecundidad disminuye con el tamaño de la localidad en donde residen las mujeres. Por ejemplo, de las mujeres que tienen entre 20 y 24 años de edad, las que radican en locali~ dades hasta de 2 500 habitantes tienen 1 .8 hijos en promedio, mientras que las que residen en localidades de más de 500 mi I habitantes tienen solamente 1 hijo vivo en promedio. En el otro extremo, de las mujeres comprendidas entre lós 45 y los 49 años, las primeras tienen 7.7 hijos mientras que las segundas sólo tienen 5.8 hijos en promedio.

Si se elimina el efecto de la edad, es decir, si se calcula el promedio es~ tandarizado, se observa que las mujeres entrevistadas que resid ían en lo~ calidades de menos de 2 500 habitantes tienen 4.8 hijos en promedio, mientras que las que radican en localidades de 500 mil y más habitantes tienen sólo un promedio de 3.4 hijos.

A nivel regional se observan también diferencias en los promedios totales de hijos. El constraste.es mayor entre la región noroeste (Nuevo León y Tamaulipas) con un promedio de 3.6 hijos vivos por cada mujer en edad fértil y la región Pacífico Sur (Chiapas, Guerrero y Oaxaca) con 4.6 hijos de promedio.

Otra característica que está asociada con los niveles de fecundidad la constituye el nivel de instrucción de las mujeres entrevistadas. Se obser~ va que entre mayor es el nivel de instrucción de las mujeres en edad fér· til, menor es el número promedio de hijos vivos. En la Encuesta se mues~ ,tra"por ejemplo, qué mientras que el promedio estandarizado de hijos de las mujeres sin ningún año de instrucción es de 5.1, el de las mujeres

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con primaria completa es de sólo 3.4; de 2.1 el de las mujeres con se­cundaria completa y de sólo 1.8 hijos vivos en promedio para las mujeres con estudio preparatorios o superiores. Esa relación se observa para to­dos los estratos de edades de las mujeres entrevistadas.

Finalmente, se observan niveles diferentes de fecundidad de acuerdo a la última ocupación del marido o compañero de las mujeres entrevista­das. En este sentido, la Encuesta muestra que las mujeres cuyo marido se encuentra en ocupaciones con estatus mayor, tienen un número me­nor de hijos que las mujeres cuyo marido o compañero desempeña una ocupación no especializada. Por ejemplo, las mujeres unidas con profe­sionistas, técnicos, funcionarios o propietarios tienen, en promedio, 3.2 hijos; mientras que las unidas con agricultores, ejidatarios y ganaderos tienen 5.3 hijos y las compañeras de obreros agrícolas tienen 5.0 hijos en promedio.

Estado Conyugal y Fecundidad

El estado conyugal de las mujeres entrevistadas es un factor que condi­ciona sus niveles de fecundidad. En tanto no se aprecian diferencias en el número de hijos promedio de las mujeres actualmente unidas con el promedio de las mujeres alguna vez unidas, si se observa, en cambio, un comportamiento diferente con las mujeres solteras. Según la Encuesta, el 10.4% de las mujeres solteras de 20 a 49 años ha tenido al menos un hijo nacido vivo.

En la encuesta se presenta información respecto al número de hijos pro­medio de acuerdo al número de años transcurridos desde la primera unión de las mujeres entrevistadas y según su estado conyugal. Se obser­va que el promedio de hijos de las mujeres actualmente unidas, para cualquier periodo transcurrido desde su primera unión, es mayor que el de las mujeres alguna vez unidas. La diferencia se incrementa en razón directa a los años transcurridos desde la primera unión.

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Fecundidad en los primeros años de unión

Del total de mujeres cuya primera unión se produjo en los últimos cinco años, el 5.90 10 no ha tenido hijos aún, el 12.JÜ /0 concibió su primer hijo antes de unirse, y el restante 81.80 / 0 concibieron su primer hijo 16.4 meses después de su primera unión. A este periodo se le denomina intervalo protogenésico. Ello da una idea de! efecto que provoca sobre la fecundidad un cambio en el espaciamiento entre un hijo y otro y entre la edad a la que se lleva a cabo la unión y la concepción del primer hijo.

Según datos de la Encuesta, el intervalo protogenésico más pequeño -14.3 meses- se observa entre las mujeres que se unieron de 20 a 24 años, es decir, la mujeres con mayor probabilidad de concebir durante un ciclo menstrual; mientras que el intervalo protegenésico de las que se unieron a edades tempranas -20.4 meses para las unidas antes de los 15 años- refleja probablemente la mayor incidencia de la esterilidad en épocas adolescentes.

Mortalidad Infantil

En base a ia historia de embarazos de las mujeres alguna vez unidas, se puede deducir de la Encuesta una estimación directa de la tasa de morta­lidad infantil en el período 1972-1974. Para ello se divide el número de defunciones de menores de 1 año provenientes del total de niños naci­dos vivos en esos años y se multiplica por el total de nacidos vivos en el periodo. La tasa as í estimada es de 70.4 muertes de menos de 1 año por cada 1 000 niños nacidos vivos.

Preferencia por el número y sexo de los hijos.

Otro de los factores determinantes de los niveles de fecundidad lo cons­tituye la actitud de las mujeres entrevistadas respecto al número de hijos que les gustaría tener. Conociendo la actitud en relación al deseo de no tener más hijos, es posible identificar a las mujeres que son elegibles pa­ra los programas de planificación familiar, como posibles usuarias de

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métodos anticonceptivos. Conociendo, además, la preferencia de las mujeres que desean tener más hijos de determinado sexo, puede saberse si ello está influyendo sobre su decisión de tener más familia. Finalmen~ te, es de interés el conocimiento del número adicional de hijos deseados y compararlo con el total que se tienen, ya que ello también condiciona los niveles de fecundidad.

Deseo de no tener más hijos

Del total de mujeres férti les actualmente unidas, el 57.1 0 / 0 manifestó que no desea tener más hijos en el futuro. Este por ciento crece confor­me se tiene un mayor número de hijos actualmente vivos. Se observa que mientras que ún icamente el 9.80/0 de las mujeres sin hijos no desean tenerlos, el 42.4 de las que tienen dos, no desean más familia. El por ciento aumenta conforme se tienen más hijos vivos y alcanza el 91.1 %

en las mujeres que tienen 9 y más hijos vivos.

Según datos de la Encuesta, y estandarizando la población según el nú~ mero de hijos actualmente vivos, se observa una asociación, directa entre el deseo de no tener más hijos y e! nivel de escolaridad, el tamaño de la localidad de residencia y el nivel de desarrollo regional. El por ciento de mujeres que no desea tener más hijos también var ía en función de si la mujer ha trabajado alguna vez: las mujeres entrevistadas que nunca han trabajado son las que presentan por cientos menores en el deseo de no tener más hijos. Entre las mujeres entrevistadas que han trabajado algu­na vez, destaca el alto deseo de no tener más hijos para aquellas mujeres que han trabajado después de unirse. Finalmente, se observa que las mu­jeres cuyo marido o compañero desempeña una ocupación agrícola son las que, en menor proporción (menos de la mitad) I desean no tener más hijos.

Preferencia por el sexo de los hijos.

Para analizar la preferencia por el sexo de los hijos se consideró el núme-

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ro de mujeres entrevistadas que manifestaron deseos de tener más hijos y que no estaban embarazadas al momento de la entrevista.

Entre las mujeres que no tienen hijos actualmente, el 52.4% no mostró preferencia por el sexo; y de las que indicaron alguna preferencia, pre­dominan las que se inclinan por el hijo varón (31.9 por ciento contra 15. ~ por ciento). Entre las mujeres con algún hijo, las preferencias tien­den a ¡.gualar la distribución por sexos.

Número adicional de hijos deseados

El total de mujeres fértiles actualmente unidas desean, en promedio, 0.8 hijos adicionales. Se observa que el número de hijos adicionales disminuye conforme se aumenta la edad de las mujeres y el número de hijos actual­mente vivos.

Número total deseado de hijos

El promedio del total de hijos deseados (4.5) es muy semejante al pro­medio de nacidos vivos tenidos (4.6). Sin embargo, se observa que las mujeres que actualmente tienen me"lOS de seis hijos desean, en promedio, un mayor número de hijos de los que tienen: las mujeres sin hijos desean en promedio, 3.3 hijos en total; las que tienen un hijo vivo actualmente desean 3.4 hijos; I as que tienen 2 desean 3.5 hijos; las que tienen 3 desean 4.1 hijos en total; las que tienen 4 desean 4.6 hijos en promedio y, las que tienen 5 hijos actualmente, desean 5.6 hijos en promedio.

Si se estandariza por el número de hijos actualmenete vivos, se puede observar que el número de hijos deseados decrece conforme se incre­menta la escolaridad de las mujeres y también conforme se aumenta el tamaño de la localidad de residencia. Las mujeres que desean un ma­yor número de hijos totales en promedio son aquéllas cuyo cónyuge tiene una ocupación agr ícola.

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Conocimiento V uso de anticonceptivos

El conocimiento de la existencia de métodos anticonceptivos es condi­ción indispensable para su uso. Este es el planteamiento inicial para el

establecimiento de una campaña de planificación familiar. En la En­cuesta a través del cuestionario individual, se obtuvo información en este sentido.

Conocim ¡ento de métodos anticonceptivos

De las 6 255 mujeres alguna vez unidas que se entrevistaron, únicamen­te el 10.5 por ciento declaró que no conoc ía método anticonceptivo alguno. De las mujeres entrevistadas, el 83 por ciento conocen la p íl­dora; el 75 por ciento conocen el dispositivo intrauterino y el 68 por

ciento las inyecciones anticonceptivas y la esterilización femenina. Los métodos menos conocidos son el diafragma -únicamente el 21 por ciento

de las entrevistadas declararon conocerlo o haber oído hablar de él-y el38 por ciento la esterilización femenina.

De los datos contenidos en la encuesta se deriva que el nivel de instruc­ción formal de las mujeres influye sobre el conocimiento de anticon­ceptivos: mientras que sólo el 75 por ciento de las mujeres sin educa­ción conocen dichas prácticas, casi el 100 por ciento de las mujeres con educación secundaria o superior conocen o han oído hablar de las mismas. Una relación similar se aprecia en la medida en que aumenta el tamaño de la localidad de la residencia.

Uso de anticonceptivos en el pasado

El conocer o haber oído hablar de métodos anticonceptivos no necesa­riamente significa que las mujeres entrevistadas los hayan usado en el pasado o los usen en la actualidad.

Del total de las entrevistadas -mujeres alguna vez unidas- únicamen­te el 450/0 declaró haber usado anticonceptivos alguna vez en el pasado.

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En orden de importancia, los métodos que más han sido usados son la píldora (26 0ío), el reti ro (1 Salo) , ritmo (130 / 0 ), dispositivo intrauteri­no (So/a) e inyecciones (70/ 0 ). Sólo el 2.7 por ciento de estas mujeres han tenido una operación con fines anticonceptivos.

Se observa que la proporción de usuarias es mayor en las mujeres

que actualmente tienen entre 25 y 34 años que en las mujeres de

otras edades. Además se observa que el uso de prácticas anticoncep­

tivas en el pasado ha sido mayor en mujeres con dos ° tres hijos (más del 500 /0 ) que en las mujeres sin hijos vivos (190 /0 ).

En relación con el nivel de educación, la proporción de usuarias en el pasado muestra una ¡relación directa: desde el 20 por ciento para las mu­

jeres sin instrucción formal hasta el 80 por ciento para aquéllas con se­

cundaria completa o estudios superiores. El mismo tipo de relación se

presenta para el tamaño de la localidad de residencia: únicamente el

24 por ciento de las mujeres que viven en localidades de menos de

2 500 habitantes ha hecho uso de prácticas anticonceptivas, mientras

que el 63 por ciento ° más de la mujeres que viven en localidades de

20000 ° más habitantes lo han hecho alguna vez en el pasado.

Uso actual de anticonceptivos

De las mujeres alguná vez unidas el 65.70 / 0 están /Jexpuestas al riesgo"

de concebir (es decir, aquéllas que no están embarazadas al momento de la Encuesta y que están en unión, incluyendo las que han sido esteriliza­das con fines anticonceptivos).

De estas mujeres "expuestas", el 41.5% usaban al momento de la En­cuesta algún método anticonceptivo. Entre los métodos más usados des­taca la píldora (14.90 / 0 ), el dispositivo intrauterino (7.So/ 0 ) y la esteri­lización femenina (3.7%). Otros métodos de uso común son el retiro y

el ritmo (representando un 9.2 por ciento de las mujeres expuestas).

La píldora es usada preferencial y mayoritariamente por las mujeres

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jóvenes (alrededor de 170 10 de las mujeres entre 15 y 34 años). En cuanto a las usuarias del dispositivo intrauterino, el mayor procentaje se ubica en las edades 25-34 años (10.30 10 )' La proporción de mujeres es­teri I izadas aumenta progresivamente con la edad, desde 0.60 / 0 en 15-24 años hasta 9.50 10 en 45-49 años.

Se observa, además que el número de hijos sobrevivientes afecta la pro­porción de usuarias de anticonceptivos, por cuanto los porcentajes suben notoriamente cuando se pasa de cero a uno o dos hijos vivos. Esta influen­cia es más notoria cuando se considera el sexo de los hijos sobrevivien­tes: el mayor porcentaje se advierte en aquellas mujeres que tienen (de preferencia) hijos varones vivos, o aquéllas que han conseguido un par de hijos de diferente sexo.

En el caso de uso actual de anticonceptivos puede advertirse también una estrecha relación con la escolaridad de las entrevistadas, su región de residencia y el tamaño de la localidad en donde residen. Mientras que 70°10 o más de las mujeres que tienen al menos secundaria completa son usuarias, sólo un 19010 de las mujeres con ningún año aprobado usaban anticonceptivos al momento de la Encuesta. En cuanto al mayor uso según aumenta el tamaño de la localidad de residencia, conviene señalar que la información recogida con el Cuestionario de Localidad indica que los servicios de planificación familiar son ofrecidos sólo en un galo de las localidades de menos de 2 500 habitantes, mientras que todas las localidades entrevistadas de 20 000 o más habitantes cuentan con estos servici os.

Obtención de servicios anticonceptivos

Durante los doce meses anteriores a la entrevista, se indagó el lugar de consulta o provisionamiento de métodos anticonceptivos. De acuerdo a esta información, la gran mayoría de las mujeres obtienen sus métodos a través de in~tituciones oficiales (41 010), destacando las el ínicas y hos" pitales de la Secretaría de Salubridad y Asistencia (que cuenta con el Illtlyor número de el ínicas en que se ofrecen estos servicios). Siguen en

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orden de importancia el Instituto Mexicano del Seguro Social y los

servicios médicos privados (21.5°/0 cada uno).

Conocimiento y uso de anticonceptivos y el deseo de tener más hijos

Del total de mujeres expuestas al riesgo de concebir, el 55.8°10 declaró

no desear más hijos. Sin embargo, s610 20.40 10 usa un anticonceptivo

eficiente, lo que representa un comportamiento inconsistente. Esta in­

consistencia disminuye en la medida que aumenta la escolaridad o el ta­

maño de la localidad de residencia; especialmente si se considera a las

mujeres más jóvenes (menos de 35 años).

Al considerar mujeres fértiles (es decir, expuestas al embarazo yemba­

razadas), se observa que aquellas mujeres que desean menos hijos que

los que tienen actualmente son precisamente las que declaran mayor­

mente su intención de usar anticonceptivos en el futuro.

Atención materno infantil

La atención materno infantil que recibe 13 población se averiguó a través

de la atención médica recibida por las mujeres en el embarazo y parto

del último nacido vivo y a través de la atención recibida por el niño en

sus primeros meses de vida.

Un alto porcentaje de mujeres (34.9%) no recibió atención durante su último embarazo. Recibió atención de médico el 55.1 0 10 y de partera o

comadrona el 10.00 / 0 ,

El control médico del ernb¿razo debe iniciarse durante el prímer trimes­

tre; sin embargo, únicamente e! 56.90 / 0 del total de mujeres que recibió

atención médica iníció su control en el primer trimestre. Al momento

del parto, el 27 .So /0 de las mujeres recibieron atención en instituciones

de seguridad social, 21.3% en el ínicas privadas, apenas 7.7°10 en insti­

tución de asistencia, y el 43.0% de las mujeres se atendió en su propia

casa o de la partera, con todo el riesgo que esto representa.

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En relación a la atención infantil, dos tercios de los últimos nacidos vi­vos hab ían reci bido atención médica (previéndose que un buena parte recibió la atención por problema de salud y no por control pediátricoL Sólo el 51 % de los niños rurales habían recibido atención, mien,tras que el 8'P/o de aquéllos que residen en localidades de 500 milo más habitantes la habían recibido.

Resumen y Conclusiones

El crecimiento natural de la población mexicana se ha acentuado en las últimas décadas, como consecuencia de la disminución que han registra­do las tasas de mortalidad y la relativa constancia de las tasas de natali­dad. Sin embargo, parece haber consenso entre los especialistas de que, a partir del inicio de la década de los setentas, la tasa de natalidad co­menzó a disminuir, aunque hasta ahora no se conocía con precisión la magnitud de este fenómeno.

La Encuesta Mexicana de Fecundidad, levan.tada por la Coordinación General del Sistema Nacional de Información¡ dependiente de la Secre­taría de Programación y Presupuesto, se apoya en una muestra represen­

tativa de las mujeres mexicanas en edades fértiles y aporta información en relación a los niveles y características de la fecundidad en nuestro pa ís. Esta información ayudará a un mejor entendimiento de nuestros problemas demográficos, lo que será de ayuda en los programas que lle­va a cabo el Gobierno Federal en esta materia.

De los datos contenidos en la Encuesta destacan, por su importancia las siguiente conclusiones:

1. Más de tres cuartas partes de las mujeres entrevistadas entre los 20 y

49 años de edad, al llevar vida conyugal, tienen mayores probabilidades de procrear hijos. Destaca en este sentido, la precocidad de las primeras uniones que llevan a cabo esas mujeres, ya que el 40% de ellas se unió por vez primera antes de los 18 años y el 650 / 0 lo hizo antes de los 20

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años. De esta manera, se estima que un elevado por ciento de mujeres tienen una vida reproductiva potencial del orden de los 30 años.

2. Se observa que la edad promedio para llevar a cabo la primera unión es menor en las mujeres sin instrucción formal que las que tienen educa­ción superior; la diferencia es hasta de 4 años y medio. Una situación similar se observa entre las mujeres que radican en el medio rural y las que viven en el medio urbano: las primeras se unen por vez primera 1.5 años antes que las segundas.

3. La Encuesta muestra que las mujeres cuya primera unión aún no ha sido disuelta representa el 8.5 por ciento. El por ciento de mujeres que disuelven su primera unión es mayor entre las mujeres con mayores ni­veles de instrucción formal que las que no tienen escolaridad y tal pro­porción es también mayor en el medio urbano que en el rural.

4. Del total de mujeres entrevistadas al momento de la Encuesta, el 63 por ciento estaba expuesto al riesgo de embarazo. El resto declara­

ron estar embarazadas, son incapaces de concebir, no están actualmente unidas o han sido esterilizadas con fines anticonceptivos.

5. La evidencia muestra que entre 1967-69 Y 1973-75 se registró en el pa ís una reducción del orden del 13.5 por ciento en las tasas de fecundidad de las mujeres mexicanas. Reducciones similares se obser­van para las mujeres de todas las edades comprendidas entre los 20 y

los 49 años. De ello se desprende que es de esperarse una disminución en el ritmo de crecimiento de la población en los próximos años, en la medida en que los especialistas preveen que las tasas de mortalidad permanecerán relativamente constantes mientras los de natalidad disminuirán gradualmente.

6. Se observa que la fecundidad disminuye con el tamaño de la locali­dad de residencia, a la vez que también presenta variaciones regiona les: el número menor de hijos por mujer en edad fértil se ubica en la región noroeste (Nuevo León y Tamaulipas) con un promedio de 3.6 hijos y

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el mayor en la reglOn Pac ífico Sur (Chiapas t Guerrero y Oaxaca) con 4.6 hijos en promedio.

7. Sin embargot la asociación más significativa con los niveles de fecun­didad se encuentra en el grado de instrucción formal de las mujeres entrevistadas. Estandarizando el grupo de éstas de acuerdo a su edad, se observa que mientras el promedio de hijos que tienen las mujeres sin instrucción es de 5.1, el de las mujeres con estudios preparatorios o superiores es de sólo 1.8 hijos. Esta tendencia se aprecia, sin excep­ción, para todos los grupos de edades de las mujeres encuestadas.

8. Los niveles de fecundidad también varían en función de la ocupación del marido o compañero de las mujeres entrevistadas. Por ejemplo, mientras que las mujeres unidas con profesionistas, técnicos, funciona­rios o propietarios tienen, en promedio 3.2 hijos, las unidas con ejida­tarios, agricultores y ganaderos tienen 5.3 hijos; en ambos casos los promedios están estandarizados por las diferencias de edades.

9. De las mujeres entrevistadas, el 81.8 por ciento concibieron su primer hijo 16.4 meses en promedio después de su primera unión. A ese periodo se le denomina intervalo protogenésico. El intervalo protoge­nésico más pequeño -14.3 meses- se observa entre las mujeres que se unieron por primera vez entre los 20 y los 24 años; mientras que el mayor intervalo protogenésico observado -20.4 meses- corresponde a las mujeres que se unieron en edades tempranas, especialmente las unidas antes de los 15 años.

10. De acuerdo a los datos .de la Encuesta, la tasa de mortalidad infan­til fue de 70.4 en el periodo 1972-1974. Ello quiere decir que, por cada 1 000 niños nacidos vivos en ese periodo, 70A niños menores de un año murieron.

11. Del total de mujeres fértiles actualmente unidas, el 57.1 manifes­tó que no desea tener más hijos en el futuro. La proporción aumenta conforme se tienen más hijos vivos, alcanzando 91.1 por ciento en las

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mujeres que tienen 9 y más hijos en la actualidad. Estandarizando la población de acuerdo al número de hijos que actualmente se tienen, se observa que hay una asociación directa entre el deseo de no tener más hijos y el nivel de escolaridad de la mujer, el tamaño de la localidad en donde residen y el nivel de desarrollo regional.

12. De las 6 255 mujeres entrevistadas, únicamente el 10.5 por ciento declaró que no conoc ía método anticonceptivo alguno; el 83 por ciento conocen la píldora, el 75 por ciento el dispositivo intrauterino y el 68 por ciento las inyecciones anticonceptivas. El conocimiento de prác­ticas anticonceptivas es mayor entre las mujeres con instrucción que entre las mujeres sin educación formal. Una relación similar se aprecia conforme aumenta el tamaño de la localidad de residencia.

13. Del total de mujeres alguna vez unidas, el 65.7 por ciento están expuestas al riego de concebir. De ellas, el 41.5 por ciento usaban al momento de la Encuesta algún método anticonceptivo. Entre los métodos más usados destaca la píldora (14.9 por ciento), el dispositi­vo intrauterino (7.8 por ciento) y la esterilización femenina (3.7 por

ciento). Se observa que el número de hijos sobrevivientes afecta la

proporción de usuarias de anticonceptivos, ya que ésta se eleva conside­

rablemente cuando se pasa de cero a dos hijos vivos y también se ve

influida por la escolaridad de las mujeres entrevistadas y su lugar de residencia.

14. No obstante que del total de mujeres expuestas al riego de conce­bir el 55.8 por ciento declaró no desear más hijos, sólo el 20.4 por cien­to de ellas hace uso de prácticas anticonceptivas eficientes, lo que representa un comportamiento inconsistente. Las mujeres que hacen uso de anticonceptivos los obtienen preferentemente de instituciones oficiales (41 por ciento), y en menor proporción a través de servicios médicos privados (21 por ciento).

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