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Jesús de Nazaret: exorcista Carmen Bernabé (Universidad de Deusto) Las sanaciones y los exorcismos de Jesús han sido tratados, tradicionalmente, dentro del capítulo de los milagros siendo considerados como "pruebas" de una "unicidad" que apuntaba a la divinidad de Jesús, lo que sin duda ha determinado demasiado y ha oscurecido su significatividad. El acercamiento a estos temas desde las ciencias sociales (Social-sciences approach), y en concreto desde la Antropología Cultural, ha modificado, ampliándola, la perspectiva y ha arrojado nueva luz sobre estos aspectos que los estudios más recientes sobre el Jesús histórico no dudan en afirmar como dos de los rasgos más seguros de la figura histórica de Jesús. Este acercamiento al texto desde las ciencias sociales, estudiadas en perspectiva transcultural, pretende crear, con la ayuda de los conocimientos adquiridos por ellas, un escenario donde entender el texto que, como todo texto antiguo, es de alta contextualización (da por supuesto y por conocidos muchos datos necesarios para su comprensión), y que por tanto requiere conocer sus "presupuestos" para poder entenderlo. En la interpretación de todo texto hay que diferenciar dos perspectivas: la de los destinatarios supuestos en el texto con sus propias categorías (emic perspective); y la perspectiva actual con las nuestras (etic perspective). Ambas son necesarias, y el diferenciarlas nos evita caer en el etnocentrismo y en el anacronismo, a la vez que ayuda a entender mejor el significado del texto, así como a su hermenéutica. 1.- Las posesiones en el Evangelio La importancia de los exorcismos en los Evangelios es clara, tanto por su número como por el hecho de que son puestos por el mismo Jesús como un signo de la presencia del reinado de Dios (Mt 12,28; Lc 11,20). La cercanía salvadora y humanizadora del Dios que Jesús anunciaba se hacía realidad efectiva en su acción, y en concreto en la liberación de los demonios que se adueñaban de las personas deshumanizándolas. En aquel mundo cultural, los demonios eran la personificación de fuerzas desconocidas que rodeaban a las personas llegando a adueñarse de ellas y a controlar sus actos. Las personas acusadas de estar poseídas por demonios, o espíritus impuros o malignos, mostraban ciertos comportamientos calificados de a- normales, desviados respecto a las normas culturales compartidas por sus contemporáneos, por lo cual sus relaciones personales, familiares, y sociales se veían afectadas, y con ello toda su existencia quedaba alterada. Así en los Sinópticos y en Hechos, los demonios aparecen como la causa de comportamientos extraños, muy a menudo de signo destructivo para el enfermo, evidencia de la existencia de un yo dividido. Según la gravedad, la persona podía quedar al margen de la comunidad (Mc 5,3-5). Entre las personas que sufren posesiones hay niños, mujeres (la mayoría en Lucas), y algunos varones. Mientras los dos primeros grupos se encuentran referidos al

Carmen Bernabé - Jesús de Nazaret: exorcista

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Carmen Bernabé - Jesús de Nazaret: exorcista.

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  • Jess de Nazaret: exorcista

    Carmen Bernab (Universidad de Deusto)

    Las sanaciones y los exorcismos de Jess han sido tratados, tradicionalmente, dentro del captulo de los milagros siendo considerados como "pruebas" de una "unicidad" que apuntaba a la divinidad de Jess, lo que sin duda ha determinado demasiado y ha oscurecido su significatividad. El acercamiento a estos temas desde las ciencias sociales (Social-sciences approach), y en concreto desde la Antropologa Cultural, ha modificado, amplindola, la perspectiva y ha arrojado nueva luz sobre estos aspectos que los estudios ms recientes sobre el Jess histrico no dudan en afirmar como dos de los rasgos ms seguros de la figura histrica de Jess. Este acercamiento al texto desde las ciencias sociales, estudiadas en perspectiva transcultural, pretende crear, con la ayuda de los conocimientos adquiridos por ellas, un escenario donde entender el texto que, como todo texto antiguo, es de alta contextualizacin (da por supuesto y por conocidos muchos datos necesarios para su comprensin), y que por tanto requiere conocer sus "presupuestos" para poder entenderlo. En la interpretacin de todo texto hay que diferenciar dos perspectivas: la de los destinatarios supuestos en el texto con sus propias categoras (emic perspective); y la perspectiva actual con las nuestras (etic perspective). Ambas son necesarias, y el diferenciarlas nos evita caer en el etnocentrismo y en el anacronismo, a la vez que ayuda a entender mejor el significado del texto, as como a su hermenutica. 1.- Las posesiones en el Evangelio La importancia de los exorcismos en los Evangelios es clara, tanto por su nmero como por el hecho de que son puestos por el mismo Jess como un signo de la presencia del reinado de Dios (Mt 12,28; Lc 11,20). La cercana salvadora y humanizadora del Dios que Jess anunciaba se haca realidad efectiva en su accin, y en concreto en la liberacin de los demonios que se adueaban de las personas deshumanizndolas. En aquel mundo cultural, los demonios eran la personificacin de fuerzas desconocidas que rodeaban a las personas llegando a aduearse de ellas y a controlar sus actos. Las personas acusadas de estar posedas por demonios, o espritus impuros o malignos, mostraban ciertos comportamientos calificados de a- normales, desviados respecto a las normas culturales compartidas por sus contemporneos, por lo cual sus relaciones personales, familiares, y sociales se vean afectadas, y con ello toda su existencia quedaba alterada. As en los Sinpticos y en Hechos, los demonios aparecen como la causa de comportamientos extraos, muy a menudo de signo destructivo para el enfermo, evidencia de la existencia de un yo dividido. Segn la gravedad, la persona poda quedar al margen de la comunidad (Mc 5,3-5). Entre las personas que sufren posesiones hay nios, mujeres (la mayora en Lucas), y algunos varones. Mientras los dos primeros grupos se encuentran referidos al

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    Carmen Bernab (Universidad de Deusto)

    grupo familiar, los varones suelen estarlo respecto al mbito pblico: sinagoga, ciudad. En todos los exorcismos se encuentra implicado algn grupo social: la familia, los vecinos, sinagoga, que presentan el caso o son testigos. Es interesante notar que, en la mayora de los relatos evanglicos en los que se narran exorcismos de Jess, hay cerca alguna referencia a las crticas de Jess a las normas de pureza que determinaban el ordenamiento socio-religioso y eran legitimadas teolgicamente. Jess sanaba y expulsaba demonios, pero mientras l lo pona como prueba de la cercana humanizadora de Dios que anunciaba, las autoridades religiosas le acusaban de actuar con el poder de Satans, el adversario de Dios (Mt 12,22-24; Lc 11,14-15). Por qu esta disparidad ante un hecho que parece unvocamente positivo a primera vista Qu significaban las curaciones, y qu implicaciones socio-polticas tenan estos exorcismos que suscitaban semejantes acusaciones?. 2.- La Antropologa cultural y las posesiones La antropologa cultural nos ayuda, con algunos de los modelos elaborados por ella, a entender mucho ms sobre este tema, y sobre las implicaciones socio-polticas de las posesiones y los exorcismos. a) Las posesiones como "estrategias indirectas de protesta". La antropologa encuadra el fenmeno de las posesiones dentro de lo que se llama "estados alterados de conciencia". Estados sufridos por algunas personas en los que se producen cambios y alteraciones en las sensaciones, percepciones, conocimientos y emociones, as como la relacin del sujeto respecto a s mismo. Pueden ser producidos voluntaria o involuntariamente, y son ms habituales de lo que nuestra civilizacin occidental pueda imaginar.. Dentro de estos "estados alterados de conciencia" se da un fenmeno disociativo no especfico, sin lesin fsica alguna (WHO 1992), que se denomina "trance", producido o inducido por diferentes causas y caracterizado por la alteracin de las funciones integradoras de la conciencia, lo que se traduce en fenmenos disociativos, que se producen como un mecanismo de defensa (DSM-IV), asocindose, a veces, con reacciones conversivas como son la sordera, la mudez, o la parlisis. La explicacin del trance depende de la cultura, pudiendo ser mstica (la prdida del alma o la posesin de espritus), o no mstica (la explicacin que da la psiquiatra y algunas culturas estudiadas por los antroplogos). As pues, la posesin es una de las interpretaciones posibles que explican los estados alterados de conciencia caracterizados por las manifestaciones disociativas, entre ellas el trance. Semejante interpretacin depende, por tanto, de la creencia previa en espritus que tenga una cultura dada. Adems esa posesin, dependiendo de la sociedad concreta en que se de y de su grado de jerarquizacin, puede ser considerada como negativa o como positiva

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    Carmen Bernab (Universidad de Deusto)

    Los estudios antropolgicos sobre el fenmeno de las posesiones, que abarcan diferentes pocas y culturas, permiten descubrir que, a la hora de interpretarlas, existen diferencias pero tambin tantas y tan grandes coincidencias que justifican el definir ciertas pautas comunes de desarrollo en el fenmeno de la posesin, en aspectos tales como la distribucin social, poltica y sexual de su incidencia; sus tipos, su evolucin, y las acciones que sobre el fenmeno pueden darse. Todos los estudios realizados coinciden en que semejante fenmeno afecta sobre todo a ciertos grupos de personas como son las mujeres con una situacin familiar muy difcil (cargas familiares demasiado pesadas, viudas, repudiadas, con matrimonios impuestos, mujeres de harenes reales, esclavas..; los nios (muchos de ellos vctimas de abusos), y ciertos varones en situacin de subordinacin y opresin extrema (por ejemplo esclavos o en situaciones opresivas de colonialismo). Los demonios que hablan por boca de las personas posedas suelen denunciar, de formas diversas, las situaciones opresivas en que se encuentran stas, demandando lo que les falta, expresando opiniones o juicios que no seran aceptados de otra forma porque suponen un juicio o un reto a quienes detentan el control familiar o social. Como se considera que la persona poseda lo es contra su voluntad no es considerada responsable de lo que dice o hace (abandono de responsabilidades, comportamientos obscenos, manifestacin de deseos prohibidos...), y por lo tanto el grupo social o familiar no puede castigarla. Es por eso por lo que I. Lewis (Ecstatics Religions, London: Routledge 1989) denomina a este tipo de posesiones "perifricas"1 (las sufren personas que no pertenecen al grupo que toma decisiones en la sociedad, y que considera que los espritus que las poseen no son los del propio pueblo sino los de los enemigos), y las define como "una estrategia indirecta de protesta". El posedo protesta con la voz del espritu contra la sociedad y sus normas, traspasa algunas de ellas..., pero es slo temporalmente y de forma controlada e indirecta porque nunca son cuestionadas directamente y en profundidad. Una vez aliviada la tensin el posedo vuelve a una cierta normalidad hasta la siguiente crisis. Parece evidente que estas posesiones tienen relacin con el ordenamiento social, y lo confirman los estudios de la antroploga Mary Douglas que nos ayudan a perfilar el modelo desde donde entender el fenmeno. b) El cuerpo fsico como microcosmos del cuerpo social Mary Douglas en su teora de los dos cuerpos sostiene que el cuerpo fsico es un microcosmos del cuerpo social. El tipo de sociedad depende de la forma en que se combinen en ella dos dimensiones como son la presin grupal y las clasificaciones compartidas que la ordenan; la vida institucional y la distribucin del poder es resultado de una

    1Este tipo de posesiones se diferencia de otras que Lewis denomina "centrales o legitimadoras" , donde

    la posesin es interpretada como posesin divina. Suelen ser menos dramticas, ms controladas, y suelen

    afectar a una lite, casi siempre de varones. Los espritus, en este caso, son espritus principales y propios del

    grupo (a veces de los ancestros).

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    Carmen Bernab (Universidad de Deusto)

    adaptacin a largo plazo entre las presiones sociales y la clasificacin. Un movimiento en el sistema de clasificacin implica una redistribucin del poder (M. Douglas, Smbolos naturales. Madrid: Alianza 1988, pg.80). Cada tipo de sociedad determina diferentes modelos de relacin y de comunicacin sea verbal o no, como sucede con el cuerpo. Es decir, que cada estructura grupal o social propicia un tipo concreto de relaciones sociales que determinan el uso del cuerpo y el control ejercido sobre l, debido a esa relacin ntima que existe entre ambos cuerpos. El cuerpo social influye en la percepcin que se tiene del cuerpo fsico y, a su vez, la experiencia del cuerpo fsico -mediada y modificada por categoras culturales - mantiene una visin concreta de la sociedad. se da entre ambos una estrecha interrelacin. El cuerpo es un medio de expresin limitado por el control que sobre l ejerce el sistema social. La hiptesis de esta autora es que el control corporal es una expresin del control social. En las sociedades donde haya una gran preocupacin por la preservacin de los lmites sociales existir un inters por controlar tambin las aperturas del cuerpo en paralelo con las entradas y salidas, con las fronteras sociales. Cuanto ms estructurada, formalista y rgida sea una sociedad, mayor ser el control ejercido sobre el cuerpo humano, y mayor la intransigencia respecto al abandono del cuerpo en la vida y en el ritual (trances); cuanto menor sea la tolerancia respecto a los extraos, mayor ser la vigilancia respecto a las fronteras y tambin respecto a los lmites y los orificios corporales (comida, sexualidad... ). Cuanto mayor sea el nivel de presin social y rigidez en las clasificaciones sociales, mayor ser la distancia entre ambos cuerpos. Ahora bien, as como para expresar la jerarquizacin social se utiliza la descorporalizacin en las relaciones, tambin se puede utilizar el cuerpo para expresar la protesta contra ese sistema social y sus sistemas de clasificacin, control, y presin. 3.- Los exorcismos de Jess y su implicacin socio-poltica Parece claro, por todo lo anterior, que los posesos que aparecen en los evangelios son personas que estn utilizando su cuerpo para expresar, de forma inconsciente, una queja contra el grupo familiar o social y las normas socio-religiosas que regulaban las relaciones y la posicin de cada uno respecto a los dems y respecto a Dios. Estas normas eran legitimadas teolgicamente. Segn el modelo de Mary Douglas estas personas se encontraban en un lugar muy bajo en la lnea de aceptacin de las clasificaciones socio-religiosas (grid), pero muy alto respecto a la presin del grupo, lo que explica esa forma inconsciente de protestar utilizando un smbolo natural como es el cuerpo. En las narraciones evanglicas -necesariamente estereotipadas y estilizadas- Jess aparece, varias veces, hablando y haciendo hablar a los demonios, y es su palabra poderosa la que consigue echar a los espritus malignos. Y tiene sentido porque la palabra de Jess tiene que ver con su mensaje de liberacin y con su enseanza sobre las normas de pureza desarrolladas a lo largo de su ministerio. Una enseanza que establece otro orden diferente, redefiniendo los criterios valorativos y aquellos

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    Carmen Bernab (Universidad de Deusto)

    por lo que algo o alguien es considerado impuro (fuera de lugar y causa de desorden socio-religioso, destinado a mayor o menor marginacin social y religiosa respecto a los dems y a Dios). Jess en su enseanza y en su actuacin ofrece otro marco de referencia, formado por otros valores, otra interpretacin de la tradicin, otro tipo de relaciones entre las personas y con Dios. Y todo ello lo hace como signo y consecuencia de que Dios estaba cerca y de su parte. Esta enseanza de Jess, y la actitud vital que conformaba, supona un reconocimiento de las quejas mudas que los posedos expresaban con su cuerpo. La autoridad de Jess, que se hacia misericordia efectiva, les daba fuerza para librarse de la opresin grupal al proporcionarles un marco de referencia distinto y una vivencia de la cercana humanizadora y dignificante del Dios que Jess experimentaba. Todo ello les permita soportar un grado mayor de discrepancia grupal. Lo que captaban sus ojos y sus odos sana las reacciones producidas en su interior. Posiblemente, en muchos casos, las clasificaciones siguieran afectando a las personas pero algo haba cambiado en la conciencia y en la actitud de estos; la protesta no tena que ir dirigida hacia s mismos, tenan la posibilidad de otras referencias, de otros comportamientos.. Son evidentes las consecuencias socio-polticas y religiosas de los exorcismos de Jess puesto que, como se ha visto, en ellos estaban implicadas las normas de ordenacin socio-religiosa. Jess no slo critica las normas de pureza, sino que discute conscientemente, y como fruto de su experiencia de un Dios diferente, los criterios de rodenacin y pretensin de legitimacin teolgica. Y lo hace con poder y con una autoridad que l reclamaba que provena de Dios. Eso produce miedo en las autoridades que reaccionan etiquetndole, acusndole de hacerlo no con el poder y la autoridad de Dios sino con el poder de Satans. Sinceramente, desde su posicin, deban preguntarse cmo puede alguien realizar un exorcismo de un espritu impuro - aquellos que eran extranjeros u hostiles a las normas de pureza religiosa y moral judas (Zc 13,1-2; Mc 3,11.30)- y criticar las normas que regan el ordenamiento socio-religioso legitimado por Yahveh, si no era l mismo impuro y actuaba con el poder de Satans, el adversario de Dios?. O l era de Satans, o ellos y su orden socio-religioso estaban equivocados. Los que experimentaban la liberacin de sus demonios tenan muy clara la respuesta. (Comunicacin hecha en el Foro del Hecho Religioso (Madrid), Septiembre 2001)