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Carpinteria y Ebanisteria Practicas_CPTNFLNT

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Contenido

Introducción 7

Capítulo uno El equipo de herramientas 9

Capítulo dos Cómo conservar y utilizar las herramientas 21

Capítulo tres Cómo conservar y utilizar las herramientas 37

Capítulo cuatro Mantenimiento y uso de las herramientas 55

Capítulo cinco Mantenimiento y uso de las herramientas 65

Capítulo seis Máquinas ligeras para trabajar madera 79

'Capítulo siete Construcción 99

Capítulo ocho Uniones 121

Capítulo nueve Herrajes, etc 139

Capítulo diez Chapeado 153

Capítulo once Talla de la madera 163

Capítulo doce Torneado 173

Capítulo trece Maderas y materiales 181

Capítulo catorce Acabado de la madera 185

Capítulo quince Adhesivos 193

Capítulo dieciséis Diseños 195

Indice 223

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Introducción

El trabajo de la madera presenta mu­chas especialidades, cada una de las cuales requeriría un libro para ser desarrollada adecuadamente. Mucha gente sin embargo necesita un libro ge­neral que incluya información sobre todas las ramas del trabajo de la made­ra, con las cuales el artesano necesita enfrentarse. Para éstos se ha escrito este libro. No pretende tratar cada tema particular tan ampliamente como un li­bro que se especializase en tal rama, pero debe dar toda la información bási­ca y en este sentido debería ser el me­jor libro para el principiante en este trabajo.

En la actualidad hay más gente que nunca trabajando la madera como un hobby y éste es uno de los signos más esperanzadores en esta era en que la tentación de aceptar las cosas hechas fácilmente es más irresistible. Lo mismo que es mucho más fácil escuchar la m úsica de la radio o el tocadiscos, que

producirla por sí mismo, es más senci­llo aceptar la producción de una máqui­na que, sin esfuerzo, produce cosas uni­formes con una velocidad y regularidad solamente igualada por su falta de indi­vidualidad y sentimiento por la materia que trabaja.

Si bien hoy día disponemos de más ocio que en cualquier época pasada, existe una mayor tentación a no hacer nada útil con él. La radio, la televisión, el motorismo y el cine han ocupado su lugar en nuestros esquemas de vida, pero sólo muy pocas veces requieren algo más que nuestra atención y nues­tro tiempo libre y dejan muy poco lu­gar para actuar con personalidad. Por ello saludamos con alegría esta pre­sencia del trabajo manual, a través del cual se obtiene la constatación del valor de una construcción única y el aprecio del valor de un buen diseño, y en esto descansa la mayor esperanza para el futuro.

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· Uno

El equipo de herramientas

La selección de las herramientas depen­de fundamentalmente , en general , del tipo de trabajo que se va a hacer; pero hay una serie de herramientas funda­mentales que se necesitarán siempre. La elección individual puede variar li ­geramente con la estatura y la edad del usuario, pero la lista que se da en las págs. 10 a 17 muestra un conjunto bien representativo y hemos marcado con un asterisco los elementos con los cuales debe comenzar el principiante. A medida que progresa se le hará pa­tente la necesidad de otras herramien­tas y puede adquirirlas a medida que sienta tal necesidad.

No compre una " caja de herramientas completa ". Si Ud. lo hace está acep­tando cosas que cualquier otro ha crei ­do que necesita , y toma el conjunto sin hacer ningún juicio personal sobre los elementos que adquiere. Demasiado frecuentemente pagará algunos ele­mentos que no utilizará nunca o que son in útiles para Ud. El mejor plan es ir a un vendedor de herramientas de confianza y decirle lo que Ud. desea , explicando que Ud. no espera herra­mientas " baratas" (en realidad a la lar­ga no son baratas) . Una buena herra­mienta dura toda una vida, a veces "va ~

rias vidas" y aunque de entrada haya pagado más por ella , fácilmente le de­volverá su coste . Puede suceder fácil ­mente que comprando una herramienta de baja calidad, se esté dificultando a sí mismo el comienzo de su aprendi­zaje. Un cepillo o una escuadra faltos de precisión, un formón o un destorni­llador blandos, o una piedra de afilar que se embote fácilmente, pueden pro­ducir en el futuro un sinfín de moles­tias innecesarias.

A la larga es barato comprar herramientas de una buena marca. Los defectos de las herra­mientas de baja calidad tales como ilJilprecisi6n, metal de segunda clase o mal diseño las hacen pronto inservibles.

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Fig . 1. Sierras y cepillos empleados en el trabajo de la madera en general.

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Fig . 1. Cepillos para usos espe­ciales.

Equipo básico de herramientas

Las herramientas señaladas con un as­terisco son las que sugerimos para co­menzar un principiante.

Sierras (Fig. 1) *(C) Serrucho para cortar al través, de

610 ó 660 mm. Dentado 8 ó 9. (F) Serrucho para paneles, 500 mm.

Dentado 10 ó 12. *(A) Serrucho de costilla, 350 ó 400

mm. Dentado 12 ó 14. Costilla de latón o hierro.

(E) Serrucho para lazos, 200 mm. Dentado 18 ó 22. Costilla de la­tón o hierro. (Si desea limitar su equipo puede substituir el serrucho de costilla y el serrucho de lazos por un se­rrucho de costilla de 230 ó 250 mm. dentado 9 ó 10. Sin embar­go los dos serruchos son la mejor elección) .

(G) Sierra de rodear, 300 mm. (D) Sierra de marquetería , 150 mm. (B) Sierra para agujeros de cerradura,

aproximadamente 280 mm.

Cepillos (Fig. 1) *(H) Garlopa , de madera , 400 mm. ,

hierro de 50 mm. *(J) Cepillo de afinar, ajustable metá­

lico, 228 mm. , hierro de 50 mm. (K) Cepillo de alisar, ajustable metá­

lico, 457 mm. hierro de 60 mm. (O) Cepillo dentado, de madera , hie-

rro de 50 mm. dentado medio. (L) Cepillo de afinar, hierro de 44 mm. (M) Cepillo curvo. (R) Cepillo para rebajes, guillame me-

tálico ajustable. Hierro de 38 mm. ( P) Cepillo de cuchilla al frente , hierro

de 25 mm. (N) Cepillo para espaldones de espi­

gas, hierro de 25 a 31 mm.

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(1) Portacuchillas, 70 mm. de hoja. (S) Acanalador, metálico. Hay gran

variedad de tipos disponibles. Los más pequeños, trabajan ranu­ras de 4, 6 y 8 mm. Los tamaños mayores hasta 12,7 mm. También combinados que ade­más pueden trabajar molduras. Obtenga el mejor que pueda, pero incluso los más pequeños traba­jan bien.

(O) Guimbarda de metal ajustable. (T) Cepillos para molduras. Adquirir­

los sólo cuando se necesiten.

Formones. escoplos y gubias (Fig. 2) (A) Formones de: *25 mm., 13 mm.,

*6 mm. y 3 mm. (B) Formones biselados : 31 mm. ,

*19 mm. (e) Escoplos : 6 mm. , *8 mm. , 10

mm. (F) Escoplo para rebajes de cerradu-

ras. (D) Gubia cóncava (E) Gubia convexa

Arquirir sólo cuando se necesiten

Berbiquí. barrenas, etc. (Fig. 2) (G) Berbiquí de carraca, de 200 ó

250 mm. de manivela. (D) Barrenas helicoidales : *6 mm. ,

*10 mm., 12,5 mm., 19 mm. *(J) Brocas: 3 mm. a 6 mm. (Usadas

principalmente para agujeros de tornillos) . Alternativamente pue­den usarse brocas de mecánico.

(K) Barrenas Fostner. Obtenerlas cuando se necesiten.

(H,I) Avellanadores, *helicoidal y de rosa.

(M) Barrenas con punta de centrado, 12,5 mm., *19 mm., 25 mm.

(L) Destornillador. (N) Barrena extensible.

*( P) Lezna. la de jaulero, de secclon cuadrada, es preferible. Adquirir dos de distintos tamaños.

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El utilaje para enclavijar hace po­sible emplear barrenas de distin-

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Fig . 2 . Herramientas de cortar y taladrar.

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Fig. 2. Herramientas de agujerear, t razar y comprobar.

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tos t amaños, necesitando sólo un ajuste. Ver pág. 126.

Herra mientas para trazado (Fig. 2) *(W) Escuadra de comprobación, 300

mm. , es preferible la escuadra de mecánico con hoja deslizante.

(O) Escuadra de comprobación, 600 mm. de madera , construcción ca­sera. Los que tengan una escua­dra de acero de calderero la pre­ferirán.

(X) Escuadra de ingletes, 300 mm. (Y) Escuadra ajustable o falsa e~cua­

dra, 250 mm. (Z) Reglas, 450 mm. y 910 mm., de

madera. Construcción casera . *(T) Metro plegable. *( R) Gramil de corte. (R) Gramil de trazar. (S) Gramil de mortajas. (U) Compás de puntas, 150 mm. Con

ajuste fino por tornillo. (V) Entreguardas.

Herra mientas generales (Fig. 3) *(A) Martillo de tipo Warrington o Lon­

dres, de unos 250 gramos. Mar­tillo de modelista de unos 100 gramos.

*(C) Maza, aproximadamente 300 mm. *( B) Tenazas, 200 mm. *( D) Punzones, punta cóncava. Uno

para puntas pequeñas y otro mayor.

(E) Destornilladores *200 mm., tipo ebanista.

*( F, G) 120 mm., de trinquete y fino. Necesitará destornilladores para tornillos de tamaños entre el n.o 12 y el n. o 2.

(1 , J) Uma para madera , me'dia caña de 180 mm. y cola de rata de 150 mm.

(H) Escofina , media caña , 180 mm. (L) Portacuchillas, *de madera , para

cuchilla de unos 60 mm. (M) Portacuchillas, metálico, de cara

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Fig. 3. Herramientas varias de banco,

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Fig. 3. Herramientas varias. algunas de fabrica­ción casera.

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curva, para cuchilla de 50 mm. Cuchilla de ebanista , 125 mm. De aproximadamente 1,2 mm. de gruesa. Cuchilla de ebanista curva. Chaila o piedra de aceite de grano fino o medio, o combinada fino­grueso, de India , Carborundum, Unirumdum, etc. 200 por 50 mm. Piedras de afilar gubias, con dos cantos de curvatura variable . Frotador de corcho ; aproximada­mente 110 mm.

(S) Martillo de chapear ; construcci ón casera .

(Q) Rascador de ranuras ; construc­ción casera .

(T) Herramienta de conforma r. Las hay de varios tipos, planas, me­diacaña , redondas.

Utillajes de cepillar y cortar (Fig. 4) (A) Soporte de cepil lar o tirador,

aproximadamente *600 mm. y 1,5 m. construcci ón casera.

( B)

*(C)

(D)

*(E)

(F)

Soporte de cepilla r ingletes, apro­ximadamente 450 mm. Taco de cepillar ingletes, aproxi­madamente 450 mm. Caja de ingletar, para molduras de hasta 100 mm. Construcción casera. Cortador o tope de gancho, de 180 mm. aproximadament e. Construcción casera. Plantilla para ingletes. Const ruc­ción casera.

Gatos (Fig. 4) (K) Sargentos metálicos, un par de

600 mm. aproximadamente y otro de 1,2 m. aproximadamente.

*(J) Gatos paralelos, un par de 200 mm. aproximadamente. Más cuan­do se necesiten.

(H) Gatos en C. Como alternativa a los gatos paralelos.

(G) Tornillos de apriete de 80- 100 mm. Unos 6 como mínimo.

(1) Prensa rápida de banco.

"-"===============:::I41~ .==================!!!!!!!!!!!!!!!~III II I'íf» l~ __ . ______________ ·~~~~_· _____________________ ~~ K U Fig . 4 . Gatos.

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Fig. 4 . Utillajes de cepillar y cortar.

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Fig. 5. Pequeña sierra circular de banco con mesa inclinable, guía de deshilar y guía de ingle­tes. (Foto, cortesía de Parry and Sons (Tools) Ltd.) .

La elección de las herramientas de las págs. 10 a 17 se ha hecho en el supues­to de que el lector es relativamente prin­cipiante, y como tal no es presumible que prevea por el momento, la instala­ción de ninguna máquina. Los que tie­nen alguna experiencia saben que mu­chos de los trabajos que dan dolor de espalda pueden ahorrarse teniendo una pequeña máquina, y por eso damos en el capítulo sexto algunos consejos so­bre la elección e instalación de máqui­nas adecuadas. Los que se propongan instalar una máquina, pueden modificar el equipo de herramientas manuales de acuerdo con las operaciones que vayan a realizar en ella.

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Después de obtener sus herramientas, tan pronto como le sea posible, haga Ud. mismo un elemento para guardar­las. Puede ser una simple caja o arma­rio o ser construido en el banco. Recuer­de dejar sitio para la ampliación; indu­dablemente, después, comprará más herramientas y es bueno pensar en lo que Ud. prevé como su posible equipo.

Trate de disponer las cosas de tal ma­nera que los filos 'de las herramientas no entren en contacto unos con otros; los formones y sierras en cremalleras, los cepillos en compartimentos y así sucesivamente. A la larga esto ahorrará mucho tiempo al evitar filos mellados, etc. Es posible obtener un papel antihu­medad que evita la oxidación; una hoja de él, que se renueva de vez en cuando, puesta en la caja de herramientas puede ahorrar muchas molestias en este punto.

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Sierras circulares. De las muchas má­quinas disponibles para el artesano ca­sero la sierra circular es la más útil ge­neralmente. Además de para cortar el hilo, a través y a inglete, puede utilizar­se para hacer entallas y rebajes y , en algunos casos moldurar. Particularida­des esenciales de la máquina son : el movimiento de subir y bajar la sierra o la mesa , la guía de cortar al hilo, la guía de cortar a inglete, la protección de la sierra y, preferiblemente, una mesa o sierra inclina bies.

Una alternativa de la máquina anterior, es la máqu ina universal' con varios adi-

mentas, tales como sierra circular, sie­rra de cinta, disco de lijar, banda lija­dora , mortajadora , cepilladora con accesorio para regruesar. Una de las ventajas de esta máquina es el pequeño espacio que ocupa, un beneficio eviden­te en los pequeños talleres. Además es menos costosa que comprar varias máquinas separadas. Sin embargo, quienes dispongan de espacio y no se asusten por el coste , encontrarán que las máquinas diseñadas para hacer un tipo de trabajo son más eficientes que una máquina que ha tenido que dise­ñarse para hacer varios trabajos.

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Dos

Cómo conservar y utilizar

las herramientas

En este capítulo puede estudiar los puntos principales a tener en cuenta acerca del uso de las herramientas ; pero, citando un antiguo dicho, " la ha­bilidad de hacer, se logra haciendo"

Sierras Serruchos. Son usados para cortar las grandes piezas de madera ; por ejemplo, habiendo trazado en un tablero las pie­zas que se necesitan se cortan con el serrucho. Un serrucho de cortar a tra­vés es distinto de un serrucho de cortar al hilo, porque éste puede utilizarse para cortar tanto a través como a lo largo de las fibras. Puede serrarse con la made,ra apoyada sobre caballetes o cajas, o sobre el banco, o sujeta en el tornillo; es cuestión de ver lo más con­veniente.

La Fig. 1 muestra el sistema de serrar sobre caballetes, o cajas. Comenzar a cortar con el serrucho formando un pe­queño ángulo, como en la Fig. 2, porque de esta manera puede verse si el serru­cho está alineado con el trazado. Esto es lo más importante ; porque si comien­za mal el corte continuará yendo mal y al intentar corregirlo probablemente se desviará hacia el otro lado. Para comen­zar el corte apoye la mano izquierda sobre el extremo de la madera y levan­te el dedo pulgar de forma que el serru ­cho roce en él , como en la Fig. 3; este sostiene la hoja y posibilita comenzar el corte en la posición exacta. Una vez el corte haya empezado a profundizar un poco, la mano puede llevarse hacia atrás y utilizarse para ayudar a suje­tar la madera.

Mueva el serrucho hacia arriba y abajo

Fig. 1. (Izqu ierda) . Deshilando una tabla con el serrucho.

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Fig. 2. Comienzo sosteniendo el serrucho con un ángulo bajo.

Fig. 3. Comenzando el corte, el pulgar izquierdo afirma la hoja.

Fig. 4. El corte se hace a un lado de la línea.

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Fig. 5

Fig. 6

Fig. 5. Guía para mantener la hoja en ángulo recto.

Fig. 6. Previniendo que la madera se cierre so­bre la hoja.

Fig. 7. Sosteniendo la parte sobresaliente al ter­minar el corte.

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unas pocas veces, de manera que los dientes encuentren camino en la made­ra, y cuando haya hecho un comienzo suficiente, mantenga el serrucho de tal manera que forme un ángulo de apro­ximadamente 45° con la madera. En­tonces puede trabajar ya con golpes firmes y a todo lo largo. Nunca debe ser necesario apretar hacia abajo. Si corta mal o lentamente, es necesario afilarlo. Aplique una ligera presión en el golpe de corte para mantenerlo sobre el trabajo. Fíjese en la Fig. 1, cómo el dedo índice de la mano derecha apun­ta a lo largo de la hoja: esto es de gran ayuda para mantener el control del se­rrucho.

El corte se hace siempre a un lado de la línea de trazado, de tal manera que pueda emplearse el cepillo para ajus­tar la madera a la dimensión deseada. Esta idea se muestra en la Fig. 4. Es de utilidad el que la línea no se borre con el serrucho : para esto, cuando sea po­sible , coloque la madera de forma que el serrucho corte a la derecha de la línea. A veces esto no es posible , pero es ven­tajoso tener la línea a la vista. Recuer­de que el serrucho debe estar siempre hacia el lado de la línea del trozo que se desecha .

Es evidentemente necesario mantener el serrucho en ángulo recto con la su­perficie. Del desvío del corte , hacia adentro la pieza puede resultar dema­siado pequeña y si el corte cae hacia el otro lado implica una buena cantidad de trabajo innecesario en el cepillado; como guía coloque una escuadra de madera, como en la Fig. 5, no es nece­sario mantenerla así todo el tiempo, pero puede darle una indicación de si el serrucho está en ángulo recto. Trate de adquirir el sentido de la posición en ángulo recto y mire el borde después de serrado, para ver si se desvía hacia un lado u otro. Es una ventaja eliminar las dificultades lo antes posible, porque

puede ahorrarle una gran cantidad de trabajo en otras operaciones.

A veces sucede, cuando se tiene que hacer un corte largo, que la ranura tien­da a cerrarse de tal forma que la madera se agarra sobre 1<:1 sierra; una lezna in­troducida en la ranura como en la Fig. 6, mantiene el corte abierto y evita el aga­rre .

Cuando corte de través una tabla, nun­ca ponga la madera de tal forma que el corte quede entre los caballetes; esto puede por sí solo causar que la madera se doble a medida que progresa el corte; en el mejor de los casos puede hacer que se atasque la sierra, y en el peor la madera puede chascarse. En lugar de ello ponga la madera de tal forma que la pieza que debe eliminarse por serrado sobresalga a un lado. El comien­zo del corte se hace como se ha descrito anteriormente, pero cuando se llegue al

Fig. 8. Serrando " a la francesa " .

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final , la mano izquierda debe colocarse de forma que soporte la madera , como se muestra en la Fig. 7 ; de otra forma es posible que se astille, especialmente cuando la pieza sobresaliente es de un cierto tamaño.

Otro método de serrar al hilo, es, serrar " a la francesa" , Fig. 8; muchos lo con­sideran menos cansado. La madera se fija sobre el banco con la línea de corte sobresaliendo del borde. Para comenzar el corte se dan unos pequeños golpes con el serrucho apuntando hacia atrás, Fig. 9. Tan pronto como se ha hecho un pequeño corte , se toma la posición hacia arriba, agarrándose el serrucho con ambas manos y utilizando toda la longitud del golpe. En cierta manera es también más facil apreciar cuando el serrucho se sostiene en ángulo recto .

Cuando deba hacerse un corte a lo largo del centro de la tabla y hay dificultad en fijarla en el banco, puede colocar el tablero sobre caballetes, haciendo sobresalir el corte , situándose a horca­jadas sobre la madera.

Los cortes relativamente cortos o en trozos de madera pequeños, genera l­mente se hacen mejor sujetándo la ma­dera en el tornillo, como se ve en la Fig. 10. No haga sobresalir la tabla más de lo que sea necesario, pues de lo con­trario vibrará; la parte saliente depende del grosor, pero, por ejemplo. material de 22 mm. puede sobresalir aproxima­damente 200 mm. Cuando el serrucho se aproxime a la superficie del banco, la madera se levanta en el tornillo. Re­cuerde revisar que no haya herramien­tas sobre la superficie del banco, pues de lo contrario el serrucho puede cho­car con ellas.

El serrucho de costilla se usa para se­rrar, en general , piezas pequeñas, serrar ensambles, etc. Es una cuestión de dis­creción si se debe util izar el serrucho

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Fig. 9 . Comienzo del corte para serrar a la fran­cesa .

Fig. 10. Uso del serrucho con la madera sujeta en el tornillo de banco.

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Fig . 11. Cortador.

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para espigas o el serrucho para lazos. A veces es conveniente sujetar la madera en el tornillo, otras veces es mejor el cortador, y en ocasiones es preferible fijar la madera al banco con un gato.

Las medidas exactas de un cortador no son importantes; las que se dan en la Fig. 11 pueden tomarse como guía ge­neral. Nótese sin embargo que el lis­tón inferior, que se apoya contra el borde del banco, está fijado con una clavija en el extremo en que trabaja la sierra. Esto se hace así porque la sie­rra, ocasionalmente, con el uso conti ­nuado, marca una ranura a través de la madera y un tornillo podría ser rozado y mellar la sierra. Para fijar el otro ex­tremo pueden emplearse clavo5"o torni ­llos.

En la Fig. 12 se muestra cómo se utiliza el cortador, nótese que la parte inferior de la palma de la mano izquierda pre­siona sobre el borde de la madera que debe ser serrada , teniéndola contra el respaldo del cortador.

El borde inferior del cortador evita el movimiento, debido al empuje de la sie­rra , pero a menos que la madera se mantenga contra el respaldo se está ex­puesto a arrastrarla en el movimiento de retroceso. El dedo pulgar de la mano izquierda se utiliza para afianzar el se­rrucho ' al comenzar el corte . Comience con el serrucho levantado ligeramente, de manera que se sierre primero el can­to más alejado, después vaya bajándo­lo gradualmente a medida que progrese el corte. Para trabajos de gran preci­sión, como cuando se sierran los espal­dones de una espiga , se dan unos gol­es de esta forma , después se comienza en el canto más cercano y luego es cuestión de nivelar cuidadosamente el serrucho para unir los dos cortes.

Aprender a serrar a escuadra es de gran importancia; una ayuda muy útil en este

Fig. 12. Uso del cortador para serrar. La mano izquierda aprieta fuertemente la madera contra el respaldo del gancho para que no sea arrastra­da .

aspecto es rodear la línea del trazado a escuadra en las cuatro caras de un palo grueso. Corte aproximadamente 2 mm. de profundidad sobre una superfi ­cie , vuelva la madera hacia Ud. de tal modo que este corte le quede de frente y haga un segundo corte , también de 2 mm. de profundidad sobre la superfi ­cie que ahora está encima . Repita esto hasta que haya serrado las 4 caras , des­pués gradualmente profundice cada corte sucesivamente. De esta manera la sierra tiende a seguir en los cortes hech.os anteriormente.

Cuando un extremo debe ser cortado perfectamente a escuadra, como por ejemplo para espigar o esquijear (se­rrar espaldones), es de gran ayuda si la línea del trazado a escuadra se mar­ca con un formón. Cortando una entalla contra la línea en la parte del desper-

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dicio, se forma un canal , en el que pue­de guiarse el serrucho. Esto se muestra en la Fig. 4 de la pág. 125.

Cuando el corte se haga con la madera sujeta en el tornillo , asegúrese de que la pieza está nivelada ; de lo contrario sería fácil que el serrucho se desviase de la línea. Sobre este particular cuando se haya de hacer un corte en un deter­minado ángulo , es más fácil si la made­ra se coloca de tal manera que el corte sea vertical; de esta forma sólo es ne:­cesario mantener vertical el serrucho. Esta idea es a menudo útil cuando se sierran lazos, la madera se fija con una ligera inclinación , de manera que la sie­rra se usa verticalmente .

No trate nunca de usar el serrucho sin sujetar la madera en una de las formas que se han indicado ; la madera que no esté firmemente sujeta se moverá , ha­ciando difícil el serrado y puede oca­sionar el doblado de la hoja de serrucho. En las Figs. 13 (a) y (bl. puede verse un tope pivotante aconsejable , es oscilante para sujetar la madera mientras se co­mienza a serrar. Otra idea muy simple es taladrar un agujero de 12,5 mm. de diámetro, a través del tablero del ban­co, cerca del extremo, e introducir una clavija de madera cilíndrica en él , como se muestra en (c) ; cuando no se usa puede introducirse enrasándolo con el tablero. En cualquier caso evita la mala costumbre de sostener la madera contra el tope de banco, cuando corte a través ; la sierra irá marcando un sur­co profundo y cuando se utilice el tope para cepillar la madera, es probable que se balancee en el surco (vea (f) , Rg. 13).

En general , para serrar, el cortador es perfectamente satisfactorio , pero cuan­do sea esencial que la madera se su­jete ligeramente, puede usarse el en­ganche rápido (d) o el tornillo de banco, o un gato como en (e). El primero es extremadamente manejable, pero nece-

sita un tablero de banco bastante grue­so, para ser efectivo, ya que se basa sobre la inclinación de un vástago en el agujero del banco para obtener el aga­rre; si el tablero es delgado, puede re­gruesarse en la parte inferior local­mente. Desde luego debe haber espacio despejado por la parte inferior. Algunos enganches rápidos tienen un tope de metal para introducirlo en el tablero del banco.

Serrado de curvas. Para curvas suaves y anchas en, por ejemplo, madera de 22 mm., la herramienta generalmente más útil es la sierra de rodear (ver pág. 25). Su hoja se mantiene en tensión mediante una disposición de torniquete y con sus mangos puede volverse el cor­te en cualquier dirección. La ventaja de esto último es que hace posible cor­tar una forma que sea más o menos paralela al canto. Puede comprobarse que, cuando se coloca a escuadra, la sierra solamente puede cortar a una distancia del borde igual a la distan­cia de la hoja al travesaño. Sin embar­go girando los mangos la sierra puede cortar a lo largo de la madera parale­lamente al canto. Es muy importante que la hoja no esté retorc1da.

El serrar recto, es importante, ya que de lo contrario implicaría una gran cantidad de trabajo innecesario para el acabado, de hecho puede fácilmente suceder que la madera se estropee por cortar demasiado. Es una cuestión de juicio y práctica. El mejor plan es que Ud. vaya comprobando su trabajo a me­dida que sierre , véa si tiene tendencia a cortar hacia un lado o hacia otro , y trate de corregirlo en futuros cortes.

. Puede precisar con muy poco error, si la hoja está a escuadra con el trabajo. En la Fig. 14 se muestra el uso de la sierra de rodear.

Cuando el corte que se ha de serrar está en el interior de la madera , es decir

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Fig. 14. Forma de manejar la sierra con la madera sujeta en el tornillo de banco.

que no llega en ning ún punto al canto , es necesario hacer un agujero en la ma­dera suficientemente grande para per­mitir que la hoja de la sierra pase a tra­vés de él. Desde luego se ha de taladrar en la parte de la línea de la madera a desechar. La hoja de la sierra está suje­ta con un pasador que se puede sacar fácilmente.

Corrientemente la madera se sujeta en el tornillo de banco y es aconsejable mantenerla tan baja como sea posible , para evitar la vibración; esto puede ha­cer necesario elevar la madera una o dos veces, pero el serrado se realiza mucho más fácilmente. Agarre la sierra con ambas manos y trabaje con golpes largos, haciendo girar la sierra gradual­mente -de manera que siga la curva.

Otra sierra que tiene una utilidad pare­cida, pero empleada para trabajos más pequeños, es la sierra de marquetería (pág. 10). En este caso la madera co­rrientemente se mantiene en posición horizontal y se fija de manera que so­bresalga del tablero del banco. Hay que

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Fig . 15. Uso de la sierra para agujeros de cerradu­ra .

evitar que sobresalga demasiado porque puede chas~arse . Aquí es esencial que el serrado se haga verticalmente; para comenzar puede sostener una pequeña escuadra cerca de la hoja, como guía , pero pronto será capaz de hacer el tra­bajo sin ella . La tensión de la hoja en esta sierra se logra girando el mango.

Utilizando la sierra de esta forma , los dientes apuntan hacia el mango. A ve­ces sin embargo es más conveniente sostener la madera verticalmente en el tornillo y en este caso es mejor apuntar los dientes en dirección opuesta al man­go, de tal modo que el astillado del cor­te quede en la parte trasera de la ma­dera. En realidad la madera delgada se corta con la sierra de marquetería y utilizando una mesa especial , con un extremo saliente con un corte en V.

A veces se tiene que hacer un corte in­terno a una distancia del borde dema­siado grande para que alcance la sierréj de rodear. Entonces se tiene que utilizar el serrucho de calar. Este, sin embargo, no es una herramienta muy eficiente ,

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ya que hay que tener en cuenta su rigi­dez relativamente pequeña para evitar que se doble. La . norma a seguir es dar a la hoja la mínima salida compatible con golpes razonablemente largos. Afor­tunadamente no se presentan muchos cortes de este tipo en el trabajo de la madera y el principal uso de esta sierra es cortar los lados de los agujeros para las llaves cuando se montan cerraduras.

Puede desde luego utilizarse la sierra de rodear, si es necesario, pero esto im­plica desmontar la hoja y hacerla pasar a través del agujero para hacer unos cortes relativamente muy pequeños. En la Fig. 15 se muestra esta sierra cor­tando una curva ancha ; nótese cómo ambas agarran el mango.

En general no es aconsejable al princi ­piante que afile sus propias sierras, por­que probablemente limará los dientes desigualmente, y un afilador de sierras profesional le cargará más para arreglar el estropicio que el dinero que haya aho­rrado. Si se decide a intentarlo comien­ce por las sierras que tengan los dientes más grandes.

Debe tenerse en cuenta que además de limarlos, los dientes deben ser tris­cados, es decir torcidos a uno y otro lado alternativamente. Esto es un punto esencial en una sierra, en cuanto que ella debe hacer un corte ligeramente más ancho que el espesor de la hoja ; sin esto la sierra se atascaría en la ma­dera. El afilador debe dar el triscado justo que la experiencia haya mostrado que es necesario. Un triscado excesivo debe evitarse, ya que significa que se está cortando madera innecesariamente '1 de esta forma trabajando más dura­mente sin ninguna ventaja .

Formones y escoplos Además de las gubias para usos espe­ciales, existen tres tipos de herramien-

tas de filo : el formón , el formón bise­lado y el escoplo. El primero de estos (Fig. 2 , pág. 12) es la herramienta de banco utilizada para uso general de cor­te. Está construido de forma robusta , para resistir el trabajo que implica el corte de entallas y otros tipos de en­sambles y además puede usarse, si es necesario, para trabajos más finos, tales como ajustar dos piezas. Esto último sin embargo se hace mejor con un formón más ligero, especialmente diseñado para esta tarea: el formón biselado que se muestra en (b) (Fig. 2 , pág. 12). El mortajado que requiere fuertes golpes de maza y un cierto apalancado, exige el empleo del escoplo (c, Fig. 2 pág. 10) existen dos tipos: el escoplo pe­sado de mortajar y el escoplo más li­gero, que es suficientemente fuerte y resistente para la mayoría · del trabajo , sin ser tan voluminoso.

Fig. 16. Cortando una esquina de la madera con el formón .

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a

Fig . 17. Fases en el corte de una entalla.

Corte con formón. En la Fig. 18 se muestra una operación típica de cortar con formón una entalla . La mano iz­quierda puede mantenerse como se muestra , con los dedos sobre la parte de encima y el dedo pulgar debajo. En cualquier caso, no importa cual sea la operación, ambas manos deben mante­nerse detrás del corte. En un trabajo de este tipo los lados de la entalla se sierran primero y se dan 2 o 3 cortes de sierra intermedios para dividir la fi ­bra. El formón se sitúa entonces for­mando un ligero ángulo como en la Fig. 17, golpeando el mango con la palma

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de la mano o con la maza. El material es arrancado hacia arriba seg ún la dia­gonal. Después de dar vuelta a la ma­dera se trabaja por el otro lado, como se muestra en (a) . Se acaba como se muestra en la Fig. 18, deslizándo el formón con una acción de balanceo, si es posible ; esto no solamente facilita el corte sino el apreciar claramente las partes sobresalientes que deben cortar­se.

Mortajado. La Fig. 17 muestra el mor­tajado de un montante de puerta y en ella pueden observarse distintos pun­tos. Primero, el trabajador se mantiene frente al extremo de la madera , porque así le es fácil ver si el escoplo se des­vía a la derecha o a la izquierda (es claramente importante el que la mortaja esté a escuadra) . En segundo lugar la madera está sujeta sobre una parte só­lida del banco, generalmente la pata . También hay colocado un gato paralelo en el ext remo, pa ra evita r cualquier ten­dencia de la madera a rajarse ; corrien­temente se dejan unos 25 mm. de ma­dera a los lados de la mortaja , para ha­cer mínimo este riesgo , pero incluso así es aconsejable el us.o del gato pa­ralelo. Cuando varios montantes deben mortarjarse, pueden fijarse juntos cos­tado a costado. Para aligerar el trabajo , la mayor parte de la madera a elimi­nar puede quitarse taladrando una serie de agujeros con una barrena algo más delgada que el ancho de la mortaja.

El primer corte se hace aproximada­mente en el centro de la mortaja y sólo superficialmente. El próximo aproxima­damente a 3 mm. del primero, es más profundo, y así se sigue hasta apro­ximadamente 1 mm. del extremo, donde la mayor parte de la viruta pueda sa­carse apalancándola. Para esto es úti l emplear un escoplo ligeramente más estrecho. Trabajar desde el otro lado de la misma manera apalancando hacia afuera las astillas cuando proceda . La

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Fig. 18. Acabando una entalla con el formón . Fig. 19. Escopleando una mortaja.

Fig. 20. Afilado del formón sobre la chaila.

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Fig . 21 . Forma de usar el formón para cerradu­ras en un espacio limitado.

profund idad , desde luego debe haberse decidido anteriormente y es útil f ijar un trocito de pape l en el escoplo como guía de la profundidad. Cuando la mortaja se haya abierto de esta manera, se hacen los cortes finales sobre las lí­neas de cada extremo, esto elimina las marcas dejadas por el apalancado sobre los mismos.

Escoplo para cerraduras de cajón. Esta herramienta, que se muestra en (f) (Fig. 2, pág. 12) está prevista para su uso en el espacio rest ringido de un ca jón . También es útil para cortar el hueco en el cual encaja el pasador de la ce­rradura en el hueco del cajón. La Fig. 21 muestra cómo puede ser golpeado con el lado del martillo y en ella puede comprobarse que sería imposible cor­tar con un escop lo ordinari o.

Afilado de formones. El procedimiento es casi el mismo que para afila r hierros de cepillo. Corrientemente el ángulo de amolado es de aproximadamente 25 grados, mientras que el afilado sobre la chaila o piedra de aceite es de alre-

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dedor de 30 grados, excepto en el caso de los escoplos y los formones de des­bastar, que es mejor afilarlos aproxi­madamente a 35 grados, con lo que se obtiene un afilado más- -resistente. L:l Fig. 20 muestra la operación de afilado. La rebaba se vuelve sobre la piedra (lo mismo que en las cuchillas de cepillo!. y es fundamental que quede plana, pues de lo contrario es imposible utilizarlo correctamente para igualar una superfi ­cie. La rebaba es eliminada fácilmente con el bruñidor.

Gubias. Estas herramientas no son usa­das extensamente, pero a veces se ne­cesitan para dar forma a un agujero o rebaje. Las herramientas de ta ll ar serán más ampliamente tratadas en el ca pítu­lo sobre la talla. La gubia para cortes cóncavos, tiene el bisel en la parte exte­rior y sirve para el trabajo en general. Para afilar se sostiene en ángulo recto, con la dirección de la piedra con el bisel plano. Eleve el mango un poco, de ma­nera que solamente toque el filo y traba­je hacia adelante y atrás con un movi­miento de giro hasta que la rebaba se vuelva hacia el interior. Para eliminar ésta utilice la piedra de aceite de afinar boceles, por la parte interior, mante­niéndola plana . La curvatura de la piedra debe ser ligeramente más cerrada que la de la gubia.

Las gubias para cortes convexos tienen el bisel por la parte interior y deben ser afiladas con la piedra de af ina r bo­celes. Para eliminar la rebaba mantenga plana la gubia sobre la piedra y hágala girar.

Herramientas para taladrar El berbiquí. Se puede tener un berbi­quí corriente o un berbiquí de carra­ca. El último bien vale su coste extra ,

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en parte porque permite trabajar en un rincón donde es imposible el giro com­pleto del berbiquí, y en parte porque es ventajoso mantener la mano en una posición determinada , cuando se taladra un agujero grande, porque proporciona mayor fuerza. Para el trabajo corriente un berbiquí de 200 mm. de diámetro de giro es el más adecuado.

Es bastante fácil decir cuándo el berbi­quí se inclina hacia la derecha o hacia la izquierda, pero más difícil detectar si se inclina acercándose o alejándose de uno mismo. Debe aprovecharse este hecho cuando la verticalidad de un agu­jero es más importante en una dirección que en otra. Por ejemplo cuando se tala ­dran agujeros para espigas en un lar­guero es claramente fatal que los agu­jeros se inclinan hacia los lados, y en consecuencia es aconsejable situarse en el extremo de la madera , como se muestra en la Fig. 22.

Uso del berbiquí. Varios medios auxi­liares pueden utilizarse como guía, uno puede ser la escuadra colocada a lo largo de la broca . En el caso de un agu­jero que deba taladrarse en el extremo de una pata, pueden fijarse provisional­mente dos tiras rectas en dos caras, apoyándose de ellas como guía , tal como se ve en la Fig. 23. Otra posibi ­lidad es pedir a un ayudante que per­manezca al lado para indicar si el ber­biquí se mantiene vertical.

A veces es aconsejable sostener la ca­beza del berbiquí con la mano izquier­da mientras se taladra, y con ella se -sostiene el berbiquí y se ejerce la pre­sión. A veces es más conveniente suje­tar la madera en el tornillo y la presión se aumenta empujando con el cuerpo contra la mano izquierda. Eso no es re­comendable cuando la precisión de los agujeros es importante, porque dificulta comprobar que el berbiquí esté a es­cuadra con la madera.

Fig . 22. Taladrado de agujeros en montantes como preparación del mortajado.

Cuando se ha de taladrar un agujero formando ángulo, debe hacerse una guía , como la de la Fig. 24. Esta se sujeta a la madera y la broca se pasa a través de su agujero.

Brocas y barrenas. Para enclavijar se utiliza siempre la barrena helicoidal. Debido a que su vástago recto en espi­ral no es fácil que se desvie si se co­mienza adecuadamente, ya que corta de forma limpia. Además su punta de gu­sanillo penetra en la madera sin esfuer-

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Fig. 23

CD---~ Fig . 23. Ayuda para el taladrado vertical. El berb i­quí se mantiene alineado con dos varillas sujetas a la pieza de madera.

Fig . 24. Forma de asegurar el taladro con un ángu­lo correcto de modo que la barrena comience en la posición correcta .

Fig. 25. Tope~ de profundidad sencillos.

Fig . 26 Broca Forstner.

zo indebido. Es sin embargo algo deli­cada, porque tanto el gusanillo como los labios cortantes se estropean fácil­mente si tropiezan con un clavo. Para enclavijar se puede utilizar una barrena extracorta. A veces es ventajoso utilizar una broca Morse, pero con ella se nece­sita un utillaje, pues si no es imposible sostenerla correctamente en el punto justo.

Para taladrar a una profundidad deter­minada se utiliza un tope. Los hay de

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Fig. 25

a b

metal de tipo ajustable, pero tienen el riesgo de hacer marcas en la superficie y SOA especialmente peligrosos cuando el agujero se hace en el canto, debido a la posibilidad de que la superficie ro­zante astille el canto de la madera. Los dispositivos sencillos de la Fig. 25 son eficaces, y no producen más señales que un simple frote. El de (a) está espe­cialmente hecho para un trabajo con­creto, mientras que el (b) es ajustable a cualquier posición, a lo largo de la es­piral de la barrena.

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Para agujeros ciegos o para agujeros a través de madera delgada, se utiliza la broca con punta de centraje. Para el último de los usos indicados el agujero se hace por la cara frontal, justo hasta que la punta emerge por el otro lado y entonces el agujero se termina por este lado. La broca con punta de gusanillo, tiene la ventaja de que se empuja por sí misma hacia la madera y evita la necesidad de apretar. La barrena exten­sible (n) (Fig. 2, pág. 13) se utiliza para agujeros de gran diámetro, ahorrándo el tener que poseer una gran cantidad de barrenas (:on puntas de centrar.

Los agujeros para tornillos se taladran generalmente con la broca Morse, o la barrena helicoidal (j) (Fig. 2, pág. 12), dos o tres tamaños son suficientes para el tamaño de tornill os que se usan en general , estas brocas pueden utilizarse con espiga cuadrada para adaptarlas al berbiquí, aunque generalmente las brocas lisas cilíndricas pueden ajus­tarse suficientemente fuerte. Mucha gente utiliza un pequeño taladro de mano para los tamaños de brocas más pequeñas.

Las barrenas de hélice simple con uñas de corte, son herramientas de taladrar rápidas y útiles para maderas duras y correosas. No deben emplearse nunca para maderas blandas, o cerca del can­to, porque son propensas a astillar la fibra.

Pa ra trabajos atornillados, el avellana­dor espiral (h) (Fig. 2, pág. 12) propor­ciona un acabado limpio. A veces es necesario agrandar el avellanado con un ova lillo de latón, y para ello se uti­liza el avellanador de roseta (j). Para la rápida introducción del tornillo y cuando tiene que hacerse una fuerza considerable, es útil emplear una punta de destornillador en . el berbiquí; es esencial que se mantenga una fuerte presión en el sentido del avance.

Como se ha indicado anteriormente, la broca Morse se utiliza para los aguje­ros del vástago de los tornillos. Para los agujeros de la rosca una herramienta adecuada , para los tornillos pequeños, es la lezna. Si se emplea el tipo normal redonda , el corte debe hacerse en ángu­lo ''recto con la fibra. Un tipo más útil es la lenza de jaulero o lezna cuadrada ; corta bien y no es propensa a astillar la fibra , incluso cuando se usa cerca de un canto. Por otra parte tiene, más que un extremo cuadrado, una punta. Para agujeros de tornillo de pequeños elementos, es útil un taladro autom á­t ico alternativo de vástago espiral. Cuando el agujero ha de ser pequeñí­simo, puede utilizarse una aguja, a la que se afila formando un filo cortante , el ojo de la aguja se rompe y elimina.

Broca Forstner. Esta (Fig. 6) es una ba­rrena de corte limpio que puede utilizar­se pa ra algunos trabajos imposibles de rea lizar con cua lqu ier ot ro tipo de ba­rrena. Aunque tiene una pequeña punta de centraje , es gu iada por su borde cir­cular. Es especialmente útil cuando hay que hacer un agujero profundo, sin que llegue a calar la madera. Esto es impo­sible con una barrena con punta de cen­traje, o una barrena salomónica , ya que la punta de centraje puede atravesar hasta la otra cara . Para taladrar con esta broca en una posición exacta , hay que tener cuidado S sto que la punta de centrar tiene 1"1 saliente mínimo

" y está rodeada por el reborde. Para co-menzar a taladrar, a veces es ventajoso dar un par de vueltas hacia atrás, de manera que el anillo corte antes de que las cuchillas comiencen a arranca r la madera a eliminar. Algunos tipos de brocas son más satisfactorias en su uso que otras.

Afilado de barrenas. Las barrenas con punta de cent raje, tiene tres partes prin­cipales que deben sobresalir en el si­gu iente orden: punta de centraje, uña

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Fig . 27 . Detalles de la barrena con punta de centraje .

Fig . 28. Afilado de los cortes de una barrena hel i­coida!.

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y labio de corte , como se muestra en la Fig. 27 . Use una lima fina para afi­larlas, apoyando la punta de la barrena en un taco de madera para fijarla. Es de notar que el filo de la uña forme un ángulo (Fig. 27) de tal manera que corte más que hender; éste se afila por la parte interior y es importante que el lado externo no tenga rebabas. El la­bio de corte se afila por la parte supe­rior. Los cantos de la punta de centraje pueden necesitar un frote ligero ; ésta es generalmente de sección triangular.

Las barrenas helicoidales se afilan de forma similar, pero la punta de gusanillo no debe tocarse. Si es posible se ha de utilizar una lima con un borde de segu­ridad. Las uñas se afilan sólo por la par­te interior y los labios de corte por el lado más lejano al gusanillo, como se muestra en la Fig. 28. Si se forma una rebaba en la parte exterior de las uñas de la barrena , debe frotarse pl ana sobre una piedra de aceite.

De vez en cuando los avellanadores exi­gen un retoque con una pequeña lima de cola de rata y una lima plana. Para afilar las brocas Forstner, se eliminan por amolado los dientes de una lima triangula r, convirtiéndola en un ras­quete de tres cortes que se utiliza ac­tuando sólo sobre la parte interior de la barrena.

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Tres

Cómo conservar y utilizar

las herramientas (continuación)

Fig . 1. Angulas de amolado y afilado.

Fig . 2 . Afilado de un hierro de cepillo en la chai ­la .

Cepillado La madera se cepilla por dos motivos : para hacerla recta , plana y a escuadra y para alisarla . Para la primera finali­dad los cepillos deben ser tan largos como sea posible en relación con la ma­dera. Un cepillo corto puede introdu­cirse demasiado en las partes bajas, mientras que con un cepillo largo se evita esto por su propia longitud. En el trabajo de la madera el operario usa el cepillo de desbastar o el de afinar para planear un canto o afinar una junta.

Para el trabajo previo de cepillado para quitar las marcas de la sierra u otras rugosidades se usa la garlopa; ésta es suficientemente larga para no bajar so­bre las superficies y, ajustando el corte suficientemente grueso, quitar rápida­mente las rugosidades. De esta manera el cepillo de afinar se reserva para el trabajo más delicado y su filo dura más y siempre puede ajustarse con mayor f inura.

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Esta es la forma de proceder ideal; pero si no se puede tener un juego de cepillos completo , se puede utilizar la garlopa lo mismo para afinar las juntas, que para las operaciones de desbaste. Si este es el caso puede encontrar que el sistema mejor, cuando hay que preparar un cier­to número de piezas similares, es ajus­tar el cepillo ligeramente basto y elimi­nar las irregularidades de todas las pie­zas ; después se reajusta el cepillo (afilado si es necesario) para un corte más fino y se ajustan todas las piezas.

El labrado de la madera incluye el ajus­tar las piezas al trazado y el corte de las uniones, esto sin embargo no signifi ­ca que la superficie labrada haya queda­do necesariamente lisa ; la fibra de la madera es propensa a astillarse si no se cepilla de la forma correcta y el cepillo ajustado para labrar no se adapta bien a esta operación. Consecuentemente se debe de utilizar el cepillo de afi nar que es de un tamaño manejable para el tra­bajo y que está especialmente ajustado para evitar que las fibras se astill en. Algo más sobre este punto ve rem os en el apartado de ajustar un cepillo.

Afilado del cepillo . Cuando se compra un cepillo , la cuchilla (o hierro, como se llama generalmente) ha sido af ilada en una amoladora pero no es ut ilizable hasta que se le haya dado un corte real ­mente fino en una chaila o piedra de aceite. Si el amolado previo se hace con un ángulo más cerrado que el usa­do en la piedra de ace ite , se ahorra tra­bajo innecesario , ya que de esta manera solamente el extremo del filo ha de ser afinado. Esta idea se muestra en la Fig. 1.

Para sacar la cuchilla en un cepillo de madera, se sostiene éste vuelto hacia abajo con la mano izquierda, introdu­ciendo el dedo pulgar en el alojam iento sosten iendo el cont rahierro ; se golpea el taco por la pa rte t rasera (o en el tope

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de golpear si lo tiene!. y la cuña y la cu­chilla se deslizan así, pero no caen porque las sostiene el dedo pulgar. En el caso de un cepillo metálico solamen­te es necesario levantar la leva de la palanca de hierro.

Se encontrará que el contrahierro está sujeto a la cuchilla con un tornil lo. Fi ­jando los dos en el banco, y agarrando el hierro por la parte no afilada, se aflo­ja el tornillo hasta que pueda deslizarse en la ranura del hierro y pasar por el agujero. No es necesario quitar sola­mente el tornillo , de hecho es mejor no hacerlo, ya que de otra forma puede perderse en el serrín o en las virutas. Se echan unas cuantas gotas de aceite sobre la piedra de afilar y se coloca el hierro sobre ella de tal manera que el bisel amolado descanse plano. Se le­va nta la mano un poco de tal manera que sólo el extremo del filo toque la pied ra y así se da el ángulo correcto ; éste no es crítico pero si se logra el de 30 grados es casi perfecto. El ángu­lo de amolado es de 35 grados (vea Fig. 1).

La Fig. 2 muestra la operación de afila­do. El hierro se sujeta de forma que quede atravesado con un pequeño án­gulo y se frota hacia atrás y hacia delan­te bien sea con movimientos rectos o con un movimiento ovalado. Unos pre­fi eren uno y otros otro. Después de unas cuantas pasadas pase el pu lgar por la parte de detrás del filo ; si ha sido afilado se detectará una rebaba o rugo­sidad , ya que el afilado vuelve hacia atrás el filo . Cuando esto suceda se da la vuelta al hierro, se sostiene plano sobre la piedra y se frota hacia atrás y hacia delante, unas cuantas veces, para elim ina r la rebaba como se mues­tra en la Fig. 3.

Hay que eliminar esta rebaba pues de otra forma puede ser doblada hacia atrás sobre el corte y embotar éste.

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Se hace pasar el filo una o dos veces a través de un bloque de madera dura, como se muestra en la Fig. 4 . Esto eli ­mina la rebaba pero deja el corte un poco rugoso por lo que se acaba de afinar dándole unos pocos frotes , como en la Fig. 5, Y otra vez volviéndolo pIa­no como en la Fig. 3. Por último se frota alternativamente el bisel y la trasera sobre una pieza de cuero preparada con aceite y polvo de esmeril fino.

Cuando esté completo el afilado se mira el filo a la luz, el borde agudo no puede verse , mientras que un borde em­botado refleja una fina línea de luz. Del mismo modo cualquier melladura se detecta como reflejos de luz. Cuando uno se acostumbra a hacerlo puede de­cir por la apariencia si el filo es agudo. La rebaba es una indicación de que el filo se ha vuelto , pero no permite apre­ciar las mellas. En los cep illos el corte debe estar ligeramente redondeado ,

Fig. 5

Fig. 3. Volviendo la rebaba en la chaila.

Fig. 6 a b

Fig . 4 . Qu itando la rebaba sobre un taco de ma­dera.

Fig . 5 . Form a del filo de la cuchill a (la curva está exagerad a).

Fig . 6 . Cómo el afilado estrecha el bisel.

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como se muestra exageradamente en la Fig. 5, con las esquinas eliminadas. En la garlopa, como generalmente debe presentar un corte más pesado la cur­vatura debe aumentarse ligeramente.

Después de haber sido afilado varias veces, el bisel del filo puede hacerse ancho como se muestra en la Rg. 6 (b). y ha llegado el momento de amolar la cuchilla de tal manera que no deba eli ­minarse demasiado metal al reafilar.

Algunos trabajadores nunca vuelven a amolar la hoja a menos que se haya me­llado, porque es lo suficientemente Jina y no hay que eliminar demasiado metal para afilarla.

Ajuste. Para ajustar el cepillo coloque el contrahierro y rosque el tornillo de fijación hasta notar presión en los dedos. La distancia del contrahierro al filo depende del trabajo que se vaya a hacer; en la garlopa , que corta virutas gruesas, debe ser de aproximadamente 1,5 mm.; en el cepillo, que corta viru ­tas más finas, debe ser algo menor. Para el cepillo de afinar cuando se ajus­ta para trabajar maderas difíciles con vetas retorcidas, la distancia del contra­hierro al filo debe ser la menor posible. Cuando se haya situado correctamente el contrahierro apriete el tornillo de fi ­jación a fondo.

Todos los ajustes del cepillo metálico se hacen mediante el tornillo de reglaje y la palanca de ajuste lateral. Sin gol­pearlo nunca con el martillo. Se mira ala largo de la suela, como en la figu­ra 7, con un papel blanco o un trozo de madera clara detrás. La cuchilla debe aparecer como una línea negra que disminuye de grosor hacia los lados hasta desparecer. El espesor de corte se gradúa con el tornillo trasero y el centrado con la palanca de ajuste late­ral hasta que la cuchilla quede a igual distancia de los dos lados.

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En el caso de cepillos con el cuerpo de madera coloque en la ranura la cuchilla y el contra hierro sosteniéndolos con el pulgar de la mano izquierda , ajustando el espesor de corte, e inserte la cuña apretándola golpeando ligeramente con el martillo. Vuelva a mirar a lo largo de la suela y si sobresale poco la cuchilla golpéela hacia adentro, si uno de los lados sobresale más, golpee el lateral trasero de la cuchilla. Si la cuchilla so­bresale excesivamente, golpee ligera­mente el botón de martillar. Cuando ' todo esté ajustado apriete a ' fondo la cuña; no es necesario martillearla con gran fuerza, pues se podría deformar el cepillo.

De vez en cuando las suelas de los cepi­llos deben lubrificarse para facilitar el trabajo. Esto es fundamental en los ce­pillos de metal. Un buen sistema es dis­poner una almohadilla de algodón lige­ramente empapada con aceite de linaza sobre una pieza de madera y de vez en cuando pasar por ella el cepillo trans­versalmente, o frotar la suela transver­salmente con cera de velas.

Uso del contrahierro. Posiblemente en este punto debemos considerar mejor la finalidad del contrahierro. Este es úni­camente necesario por la tendencia de algunas maderas a astillarse a causa de las ondulaciones de la veta, dejando pequeñas oquedades y levantamiento de las fibras conocidos como " repelo" de apariencia desagradable. Si la veta de la madera fuese siempre recta y pa­ralela a la superficie, como en la figu­ra 8 (a). no habría tendencia a astillarse. Pero, sin embargo, un árbol nunca es perfectamente recto y es inevitable que la sierra que corta las tablas corte la fibra de través en algunas partes y se tiene entonces la veta con inclinaciones u ondulaciones. En (b). por ejemplo la veta forma ángulo con la superficie; si se cepilla en la dirección indicada por la flecha no se producirá repelo, pero si se

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,

Fig . 7 . Observación de la cuchi lla mirando a lo la r­go de la suela .

cepilla en sentido opuesto, como en (c) será inevitable el repelo. Empieza por formarse una grieta , pero la viruta levan­tada es llevada hacia arriba por la cu ­chilla, arrancada y rota y lo mismo se repite una y otra vez hasta que se alcan­za el final de la madera . El defecto, como puede verse , es debido a que el filo no corta continuamente porque la grieta se forma delante de él. Sólo cuando el filo de la cuchilla alcanza la astilla la corta y por ello la viruta es arrancada en mayor o menor grado. Si , por el contrario, la viruta se rompe in­mediatamente después de ser levanta­da pierde su resistencia y la grieta no se desarrolla. Esta es la finalidad del contrahierro , romper la viruta lo más pronto posible después de que es le­vantada.

La idea se presenta en la figura 9. Cuan­to más cerca está el contrahierro del

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d~ ~~~ :_~] Fig. 8. Forma en que la veta afecta a la dirección del cepillado.

filo antes se rompe la viruta , y menos tendencia se presenta al repelo de la veta . Las cosas se facilitan , también , siendo la boca del cepillo pequeña ; la figura 10 muestra como esto limita el levantamiento de la viruta , incluso cuando no hay contra hierro, producien­do su rotura antes que si la boca fuese demasiado ancha. El hecho de que el cepillo de afinar se use solamente para cortar virutas finas también ayuda , en cuanto las virutas finas tienen menos resistencia que las gruesas y se rompen antes o se doblan hacia afuera.

Puede comprobarse , sin embargo, que el ajuste cerrado del contrahierro tiene la desventaja de ofrecer más resistencia al movimiento del cepillo. Es pues una cuestión de compromiso, el contrahierro se ajusta más atrás para virutas medias o gruesas a costa de aumentar la ten­dencia al repelo.

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En el caso de la madera presentada en la figura 8 (c), la solución más simple es darle la vuelta y cepillar en el sentido indicado en 8 (b), y siempre se ha de proceder así mirando la direccion de la veta antes de cepillar. A veces hay poca diferencia , como en el ejemplo de (d), en cuyo caso siempre habrá partes a repelo, cualquiera que sea el sentido en que se cepille. Otro caso difícil es aquel en que la veta se presenta en bandas continuas, como en algunas clases de caoba, quedando unas lisas y otras a repelo ; si se cepillan en senti ­do contrario sucede al revés.

Empleo del cepillo. Generalmente cuan­do se cepilla la madera ésta descansa sobre el banco y el tope de cepillar le­vantado impide que se mueva. Sin em­bargo hay que tener ciertas precaucio­nes; el tablero del banco con frecuencia no es plano y el peso del cepillo y la presión ejercida para el cepillado pue­den doblar la madera. Esto puede no ser importante cuando se trata sólo de ali ­sar, pero no puede impedir la precisión del trabajo de acabado a medida. En la figura 11 , en (a) por ejemplo, debido a la concavidad del banco, la madera se dobla hacia abajo con la presión y con toda probabilidad el cepillo dejar~ de cortar cuando pase por el centro de la madera . En (b) la superficie del banco es una curva convexa y como conse­cuencia el extremo más alejado de la madera se levanta al comenzar a ce­pillar y todo el conjunto es proyectadO hacia adelante. Las dos ilustraciones son exageradas pero muestran la idea.

Corrientemente el mejor sistema es em­plear un tablero de cepillar perfectamen­te plano y colocar la madera sobre él. Este tablero es cualquier pieza de ma­dera perfectamente planeada que sea algo más larga que la pieza a cepillar. Un par de tornillos introducidos parcial ­mente en el extremo más alejado sirven de tope; cuando éstos no son deseables

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Fig. 9

Fig. 10

Fig. 9 . Forma en que la cuchilla produce el repe­lo.

Fig. 10. El contrahierro impide a la veta astillar­se.

porque pueden marcar la madera, se retiran y se substituyen por una pieza transversal de madera atornillada sobre el tablero 'como se muestra con la línea de puntos en (c) figura 11. Incluso cuan­do se emplea tablero de cepillar o la superficie del banco es plana, es corrien­temente una ayuda colocar una viruta debajo de la parte central de la madera especialmente si se trata de una pieza delgada. A veces si una pieza grande de madera puede moverse mientras se cepilla, puede ayudar a fijarla enyesar la superficie del banco o espolvorear yeso.

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a

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Torn illos ligeramente sobresalientes

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Fig . 11 . Cepi llado de la madera sobre el banco. a) El hueco en la supe rficie del banco dif iculta el cepillado. b) El banco abombado hace que se levante el extremo. e) Tablero de ce il lar.

La dificultad corriente con que se en­cuentra el principiante es la tendencia a redondear la superficie , especialmente en los extremos. Para evitarlo siga el sistema que se muestra en la figura 12.

Al comenzar la carrera presione bien en la parte delantera del cepillo y al llegar al extremo más lejano pase la presión a la parte trasera. Después de un tiempo se encontrará que el proceso será prác­ticamente automático.

Comprobación del alabeo. Actualmente mucha madera se compra cepillada a

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medida y no requiere mucho más que un alisado para acabarla después de cortarla a medida, ensamblarla , etc. Sin embargo, cuando está en bruto la madera debe ser verificada para com­probar si su forma es correcta, y esto significa que debe estar recta a lo largo, plana a la ancho y libre de alabeo. Para comprobar la rectitud se utiliza la regla , pero para comprobar el alabeo son ne­cesarias las entreguardas. Una verifi ­cación rápida puede hacerse mirando a través la superficie como en la figura 13 ; cualquier alabeo importante puede apreciarse enseguida. Para realizar una

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Fig . 12. Forma de presionar al cepillar una ta ­bla.

comprobación más precisa deben em­plearse las entreguardas; si la madera está correcta el borde superior de la en­treguarda más cercana al observador aparecerá paralela a la línea de apoyo de la más lejana. La figura 14, muestra la forma de usar las entreguardas.

Fig. 13. Comprobando si la tabla está alabeada.

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Para corregir una superficie alabeada trabaje con el cepillo diagonalmente entre una y otra de las esquinas levan­tadas, como se muestra en la figura 15. El mismo cepillo puede emplearse como regla; apoyándolo sobre la superficie formando un cierto ángulo da una idea rápida sobre la planitud de ésta.

Cepillado de cantos. Para cepillar un canto el cepillo se sostiene en la forma que se muestra en la figura 16. Observe como los dedos de la mano izquierda se sitúan bajo la suela y rozan el costado de la madera. Esto actúa a modo de guía de modo que el cepillo sobresalga del canto por igual a lo largo de toda la carrera. Tal cosa es importante porque el trabajo correcto permite corregir el escuadrado de un canto que no esté a escuadra. La idea se muestra en la fi ­gura 17. La viruta es más gruesa en el centro de la cuchilla que a los lados, debido a la ligera curvatura del filo. Cuando un canto esté fuera de escua­dra, el cepillo se deja sobresalir más por el lado más alto; la suela del cepillo debe mantenerse plana. Nunca intente corregir un canto balanceando el cepillo.

A veces un canto está a escuadra en un extremo y fuera de escuadra en el otro, o fuera de escuadra en ambos, pero en

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Fig . 14. Comprobación del alabeo usando entre­guardas.

Fig . 19' Cómo cepillar la madera alabeada .

Fig . 16. Cepi llado de un canto.

sentido opuesto. Comience la pasada con el cepillo hacia el lado más alto y desplácelo gradualmente levantando los dedos de la mano izquierda de forma que la suela se pase hacia el otro lado al acabar la pasada en el extremo final , como se muestra en la figura 18. La fi ­gura 19 muestra como se comprueba el escuadrado del canto en varias posicio­nes a lo largo de la pieza.

Para comprobar que un canto es recto se usa la regla. Esto es innecesario cuando se cepilla una junta , porque las dos piezas se trabajan a la vez. Un buen método de trabajo para cepillar un can­to recto es usar el garlopín y cortar virutas del centro de la pieza hasta que el cepillo deje de cortar. Siga cortando una viruta recta a todo lo largo. Por este sistema un cepillo que tenga la suela plana puede cepillar bastante recto un canto considerablemente más largo que él.

Los cantos de tablas de 12 mm. o más de grueso pueden cepillarse en el tor­nillo de esta manera . Sobre maderas más delgadas el cepillo puede tender a balancearse y es aconsejable utilizar el soporte de cepillar o tirador

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Fig. 17. Forma en que varía el espesor de la viruta a través del ancho del cepillo.

Borde alto

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Soporte de cepillar o tirador. Este útil se muestra en la figura 20 y se usa para cepillar cantos rectos. La madera des­cansa sobre la plataforma superior y el cepillo se apoya de lado en la plata­forma inferior. El costado del cepillo debe, naturalmente, estar a E1~Fuadra con la suela si ha de cepillarse el canto a escuadra. Puesto que el cepillo hace el canto recto en virtud de la precisión de su propia suela, la madera se sostiene de forma que sobresalga unos 3 mm. de la plataforma superior. Se cortan virutas de la parte central hasta que el cepillo no corte después de lo cual se cortan un par de virutas a todo lo largo. En el caso de una junta a tope una de las piezas se cepilla con la cara hacia arriba y la otra al revés; de esta forma si el cepillo está ligeramente fuera de escua­dra los ángulos de los cantos se com­pensan entre sí.

La forma de usar el soporte de cepillar para igualar la testa de una pieza de

Fig. 18 Corrección de un canto fuera de escuadra en uno o los dos extremos.

Fig. 19 . Comprobación del escuadrado de un canto con la escuadra en varias posiciones a lo largo de la pieza .

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Fig. 20 Cepillando un canto en el t irador o soporte Fig. 21 . Alisando una testa en el tirador. de cepillar.

madera es algo diferente. En este caso el cepillo se apoya en el canto de la pla- línea de gramil

taforma superior y la pieza se apoya contra el tope con suficiente fuerza para mantenerla en contacto con la suela del cepillo, como en la figura 21.

Orden en el cepillado. En todas las ope­raciones de cepillado debe seguirse un orden determinado. Primero se cepilla correctamente una cara y se cepilla un canto a escuadra con ella. Estos se de­nominan lado de cara y canto, a escua­dra con ella. Se marcan como se mues­tra en la figura 22 y todo el trazado pos­terior se realiza partiendo de ellos. Por ejemplo la escuadra de trazar se apoya por el talón sobre uno de ellos o el gra­mil se usa con el tope deslizándose con­tra la cara o el canto cepillados. Hay excepciones a esta regla pero se emplea

Fig. 22 . Marcas de identificación de cara y can­to.

Fig. 23. Orden de cepillado de los cantos de un tablero.

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Fig . 24. Tendenc ia de la veta a astill arse y form as de evita rl o.

Fig . 25. Afinado con un cepi llo de afinar metálico.

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en la mayoría de los casos. Cuando la madera se ha obten ido cepillada a má­quina puede comprarse ya a un espesor uniforme ; en caso contrario debe ajus­tarse al gramil al grosor deseado y mar­car ambos cantos partiendo de la cara . Cuando la madera es ancha , también deben calibrarse los extremos. La an­chura debe calibrarse en cualquier caso como en la figura 22.

Cuando hay que cepillar los cantos de un tablero ancho debe hacerse siguien­do el orden señalado en la figura 23. Esto permite cortar las esquinas con un cierto ángulo para prevenir el astillado. El cepillado final de (4) elimina las es­quinas cortadas. Este sistema de cortar las esquinas para prevenir el astillado se ilustra en la figura 24, (a) muestra como una esquina es susceptible de astillarse, mientras en (b) se muestra la esquina eliminada. Cuando la madera no es suficiente ancha para cortar las

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Fig. 26. Vista en sección de un cepillo de afinar sobre un soporte de cepillar ingletes.

esquinas, puede colocarse un taco, con un gato, en la parte trasera como en (c) . Otro sistema consiste en cepillar la mitad desde cada extremo, como en (d) . Esto se aplica igualmente al caso de trabajar sobre el tirador.

Afinado. Puede verse que la garlopa se emplea para el cepillado previo de la madera basta y el garlopín y su com­pañero pequeño el cepillo de alisar para labrar a medida las piezas. En esta fase todo el trazado se ha realizado ya , se han preparado las juntas y ensambles. Sin embargo antes de que el trabajo pueda montarse, algunas piezas deben afinarse finalmente y para ello se utiliza el cepillo de afinar. El mismo cepi llo se emplea pa ra afinar tableros de mesa y piezas simila res, puertas con bastidor, etc. En la actualidad se emplea corrien­temente el cepi llo metálico ajustable. Es una herram ienta extremadamente manejable para el trabajo general de banco, la figura 25 muestra uno de los antiguos modelos de cepillo de afinar metá lico usándose en el afinado de una superficie.

Otro pequeño cepillo extremadamente manejable pa ra ajustar pequeñas piezas es el que se muestra en sección en la figura 26. Es especialmente manejable

para alisar los ingletes de pequeñas molduras y piezas similares por lo pe­queño de su boca. Los cepillos grandes de banco tienen el bisel del hierro ha­cia atrás de modo que, aunque la boca sea pequeña por si misma, hay una abertura detrás de ella y el extremo de una pieza delgada pueda caer dentro de ésta haciendo imposible un trabajo cuidadoso. Este cepillo tiene el bisel de la cuchilla hacia arriba lo cual reduce necesariamente la abertura , como se muestra en la figura 26.

Cepillos para usos especiales

Cepillo para rebajes. El tipo general ­mente más útil es el metál ico ajustable con una guía móvil. Una vez ajustado pueden realizarse con él cualquier nú­mero de rebajes de las mismas dimen­siones. Un tope de profund idad asegu ra el que deje de cortar cuando se alcanza la profundidad requerida .

Al lado derecho hay ajustada una uña o cuchilla , pero sólo se utiliza para tra­bajar a contra hilo ; su final idad es cortar la veta al través para que no se astille . En este caso es necesario pasar el ce­pillo hacia atrás con una suave presión un par de veces antes de usarlo de la manera normal ; de lo contrario la veta no se cortaría al t ravés lo suficiente. Como la uña corta algo más profunda­mente, es necesario parar el rebaje aproximadamente un milímetro justo antes del final y acabar con la uña reti ­rada o vuelta a una posición neutra .

Algunos prefieren el guillame. Este no t iene gu ía y para comenzar el cepillado los dedos de la mano izquierda se man­t ienen bajo la suela para mantenerla equ idista nte del borde. A veces es más conveniente fijar una regla a la pieza , para que actúe como guía. Como no

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Fig. 27. Trabajando un rebaje con un cepillo metáli­co de rebajes.

Fig. 28. Uso típico de un cepillo de espaldones de ensambles. Es especialmente útil para trabajar de testa .

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tiene uña es esencial hacer un corte de sierra cuando hay que trabajar a con­trahilo, de lo contrario la veta se asti ­llará inevitablemente.

La figura 27 muestra la realización de un rebaje con un cepillo metálico. Co­menzar por el extremo más lejano qui­tando una o dos virutas cortas; luego en cada pasada sucesiva llevar el cepillo un poco más atrás hasta arrancar la vi­ruta de toda la longitud, de este modo no es tan probable desviarse del borde. En cualquier caso es importante man­tener una presión fuerte hacia abajo. La cuchilla debe sobresalir un punto por el lado de la madera - no más que el gro­sor de un papel fuerte- a menos que esto no sea así es posible que el cepi­llo se desvíe hacia afuera un poquito en cada pasada, lo que se traducirá en un rebaje que no estaría a escuadra.

Cepillo de espaldones de ensambles. Aunque es una forma especial de cepillo de rebajes, se utiliza más que para rea-

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lizar rebajes para afinar. Es especial­mente valioso para afinar la madera en las testas. Ya que los espaldones o apo­yos anchos de los ensambles han de ce­pillarse con él, de aquí su nombre. El hierro tiene el bisel hacia arriba y esto significa un soporte cerrado práctica­mente hasta el filo. Se ajusta siempre para cortar muy fino ya que su finalidad es únicamente la de afinar. Es impor­tante que el hierro esté ajustado a es­cuadra, porque aunque generalmente puede golpearse ligeramente la parte superior del hierro si no está correcto , esto hace que el costado de la cuchilla se incline desigualmente de forma que el cepillo no se puede apoyar correc­tamente en su costado. La figura 28 muestra una operación típica, la de ajustar una junta de inglete con lazos ocultos.

Cepillo de cuchilla al frente. También es otra forma de cepillo para rebajes, pero el filo del hierro se encuentra cerca del frente del cepillo de forma que pue­de trabajar muy próximo a un rincón . Además de esto, también es una pe­queña herramienta valiosísima para el trabajo en general y con frecuencia es más adecuado para usarlo en lugar del cepillo de apoyos para ensambles. La figura 29 muestra su uso. Existen tam­bién en un tipo muy estrecho.

Cepillo de costado para rebajes. Este no es necesario con frecuencia , pero cuando se necesita es verdaderamente necesario. Un ejemplo de su uso es en­sanchar una ranura para encajar en ella estantes chapeados. Obviamente estos últimos no pueden cepillarse para adel­gazarlos. El cepillo de costado para re­bajes es la única herramienta que puede emplearse para ensanchar la ranura . Este se muestra en la figura 30.

Cepillo curvo. En la figura 31 se mues­tra un tipo metálico con la suela flexible. Puede utilizarse para curvas cóncavas

Fig, 29. Utilización de un cepillo de cuchilla al fren­te.

Fig . 30. Cepillo de costado para rebajes.

Fi g. 30

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Fig . 31. Cepillado de una superficie curva con el cepillo curvo.

y convexas. Aunque está provisto de un contrahierro debe ser utilizado lo más posible a favor de la veta. Solamente pueden cepillarse curvas circulares. Para ajustarlo se sostiene el cepillo sobre la pieza de madera serrada y se hace girar el tornillo de ajuste hasta que la suela toma la forma aproximada. Para las su­perficies cóncavas la suela debe tener una curvatura algo más cerrada y casi plana para formas convexas.

Cepillo acanalador o guillame. Existen muchas variedades de estos cepillos , tanto metálicos como de madera. Hay acanaladores metálicos de muchas for­mas, desde el sencillo guillame pequeño con tres tamaños de cuchilla de apro­ximadamente 6 mm. de ancho hasta el acanalador m últiple. Este último pue­de labrar ranuras prácticamente de cual ­quier ancho, aunque para las muy an­chas es corriente utilizarlos en dos veces,

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reajustando la guía para ensanchar la ranura : esto es especialmente necesa­rio cuando se cepillan maderas duras.

El acanalador puede usarse también para cepillar rebajes, aunque para este trabajo es más apropiado el cepillo de rebajes de la figu ra 27 .

Para ajustar el acanalador se coloca la cuchilla con el saliente adecuado, se fija la guía a la distancia requerida del canto de la pieza y se ajusta el tope de profundidad de ranura deseada. La fi­gura 32 muestra la utilización de un acanalador Record 044C.

Cualquiera que sea el tipo de cepillo utilizado se comienza dando uno o dos cortes cortos en el extremo más alejado de la pieza y se va retrocediendo el ini­cio del corte un poco en cada pasada hasta llegar a cortar toda la longitud de

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Fig . 32. Uso del cepillo acanalador Record (044C) .

la ranura. De esta forma el guillame corre por la ranura que ya ha hecho y se evita el que pueda desviarse del canto . En cualquier caso se debe mantener una presión firme hacia abajo.

Las herramientas anteriores sirven sólo para labrar ranuras rectas. Cuando hay que hacer una ranura en un canto curvo es de valor inapreciable el cepillo Tech­nikos de la figura 33. Tiene dos cuchillas opuestas y cuando se necesita una ra­nura de ancho excepcional pueden ajus­tarse al ancho requerido. Está provisto de una guía estrecha para seguir la curva y un tope para ajustar la pro­fundidad . Con él pueden labrarse ranu ­ras curvas en un plano horizontal o ver­tical.

Cepillo de fondos o guimbarda. El tipo metálico con cuchilla ajustable es el más ampliamente utilizado en la actua-

Fig. 33. Trabajando una ranura sobre un canto cur­vo con el guillame Technikos. Las dos manos se emplean normalmente sobre la herramienta , pero aquí se ha bajado la mano izquierda para mostrar el detalle.

lidad, puede ser de boda abierta o ce­rrada. La cuchilla es acodada y su filo casi horizontal de modo que corta fácil­mente. De otra parte es propenso a as­tillar la madera con veta complicada y además no puede emplearse en huecos rebajados cuya longitud sea inferior al doble de la de la parte acodada de la cuchilla; esto se ve claramente en la figura 32. El uso de esta herramienta se muestra en la figura 35. El antiguo cepillo de fondos de diente de vieja se utiliza aún debido a que puede emplear­se en espacios mucho más cerrados (ver figura 34) y no es tan propenso a astillar la madera ya que su acción es más un tipo de rascado en vez de corte.

Cepillos para molduras. Actualmente tienen un uso muy limitado ya que la mayoría de las molduras son hechas a máquina . Sin embargo se usa un pe­queño cepillo redondeado para lat)rar

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Fig. 34. Secciones de cepillos para fondos (gu im­bardas) : a) metálico y b) de madera .

concavidades ; carece de guía y el án­gulo con que se sostiene es cuestión de apreciación. Los dedos de la mano iz­quierda puestos bajo la suela actúan a modo de guía . Para hacer una canal en un canto primero se hace un chaflán con el cepillo plano.

Otros tipos de cepillos para molduras especiales están provistos de una guía que se mantiene apretada contra el can­to de la madera. Algunos deben soste­nerse formando un ángulo determinado; lo cual puede determinarse por el ele­mento de guía el cual debe quedar vertical mientras se usa el cepillo.

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Fig . 35. Uso del cepillo para fondos Stanley.

Cepillo dentado. Este cepillo, mostra­do en (q), figura 1, p. 11 , se utiliza para dar rugosidad a las superficies que de­ben ser chapeadas y a algunas juntas anchas que hayan de encolarse. Su cu­chilla , que es prácticamente vertical, tiene una serie de entallas en la cara lo que produce un filo provisto de dientes parecidos a los de una sierra. Además de proporcionar una superficie adecua­da para el encolado, elimina las faltas de planitud dejadas por el cepillo co­rriente . Su uso se muestra en la pági­na 155.

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Cuatro

Mantenimiento y uso de

las herramientas (Continuación)

Fig. 1. Empleo del corcho de lijar con papel de lija.

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Herramientas de uso general

Martillo. El tipo más útil para el trabajo en el taller y en ebanistería es el mo­delo Warrington o Londres (ver p. 14), tiene la pena trasera horizontal que se utiliza para iniciar el clavado, para frotar tiras incrustadas, etc. Un peso útil (in­cluyendo el mango) es el de aproxima­damente de 300 gramos. Para clavos muy pequeños es valiosísimo el marti­llo de modelista de aproximadamente 170 gramos. El martillo de orejas es poco útil para la ebanistería; es más usado por los carpinteros para quienes resultan, útiles las orejas para arrancar clavos ; un buen tamaño de éste es el de 750 gramos.

Tome el martillo por el extremo del mango para aprovechar la ventaja del efecto de palanca que produce. Mire siempre al punto que golpea . Así, si se utiliza un botador mire a su cabeza , no al extremo con que se presiona sobre el clavo.

Botadores y tenazas. Los botadores o punzones para asentar clavos son nece­sarios para introducir los clavos más allá de la superficie de la madera. El tipo generalmente más útil es el de punta cóncava, que evita la posibilidad de resbalar fuera de la cabeza del clavo , aunque para tachuelas de entarimados y otros clavos forjados se use más un punzón cuadrado.

Las tenazas son necesarias y es prefe­rible un par suficientemente grande. Cuando se usan es conveniente colocar bajo ellas un trozo de madera inservible o una cuchilla para evitar dañar la su­perficie.

Maza. Un tamaño adecuado para todo uso es el de 180 mm. de cabeza cuyo

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peso es del orden de 1 Kg. Aseg úrese de que el mango és cónico y se ajusta a la cabeza mediante una cuña para pre­venir el que se suelte.

Destornilladores. Se necesitan por lo menos dos, y preferentemente tres. El mayor debe ser adecuado para tornillos del 12 al 16 y tener una longitud de 250 a 300 mm. (e, pág. 14). Para tornillos del 8aproximadamente se necesita un des­tornillador más pequeño; el grande no encajaría en la ranura y sobresaldría por los lados.

El más pequeño de los destornilladores se necesita para fijar bisagras pequeñas, etc., es decir para tornillos del 4 a 6. Un tipo excelente es el de trinquete (f, pág. 15), que puede usarse con una sola mano mientras con la otra se sujeta la puerta o cualquier otra cosa ; sólo se necesita girarlo hacia adelante y atrás alternativamente sin variarlo de posi­ción. El agarradero para los dedos es

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también una disposición útil permitien­do dar una o dos primeras vueltas me­diante el pulgar y los dedos mientras el resto de la mano reposa simplemente ejerciendo presión. Para los tornillos más pequeños es utilísimo el destor­nillador largo y delgado de electricista (g, pág. 15).

Martillo de chapear. Suele construirse en el taller. Se usa para desplazar la cola de debajo de las chapas. Consiste en un taco de madera con un mango en án­gulo recto (ver s, pág. 15); en una ra­nura, en el taco, se introduce ajustada una tira de latón con el canto exterior recto y redondeado en sentido trans­versal. Las dimensiones exactas no son importantes ; la tira de latón puede ser de 150 a 180 mm. de largo.

Corcho de lijar. Se utiliza siempre para lijar superficies planas, figura 1. Su uso evita que se redondeen o maten las es­quinas y cantos. Empléelo siempre si-

Fig . 2 . Dirección en que se usa el papel de lija en un panel en cuartos : es imposible seguir la direc­ción de la veta.

Fig. 3 . Lijado en una junta .

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guiendo la dirección de la veta , en línea recta . El frotar a través de la veta o en forma circular produce rayas de mal aspecto y da lugar a manchas formando trozos desiguales. A veces es inevitable ; en un panel chapeado en cuartos, por ejemplo, es imposible seguir la veta y el único sistema es evitar la lija gruesa y trabajar a lo largo del panel según se muestra en la figura 2 .

Otro caso que requiere una solución de compromiso es el caso de un armazón de puerta. Primero se lija a través de la junta, como en (a) figura 3, donde será inevitable trabajar a través de la veta; sin embargo si el lijado se hace después paralelo a la junta (b) eliminará las rayas hechas previamente.

Para lijar molduras es necesario prepa­rar pequeños frotadores de madera con la forma inversa de la sección de la mol­dura , como se muestra en la figura 4 ; a no ser que se haga así los cantos pue-

Fig. 4 . Tacos utilizados para lijar molduras.

den deformarse. En cualquier caso este es el único sistema que permite ejercer dicho grado de presión.

Portacuchillas. Existen de madera y metálicos. Estos últimos son similares a los cepillos tanto en el ajuste como en el afilado de la cuchilla. Como las cuchi ­llas son cortas se montan en un soporte con una ranura en él. Pueden así ma­nejarse como una cuchilla de cepillo. La figura 5 muestra el uso de esta herra­mienta. Para afilar las cuchillas un sis­tema consiste en sujetarlas en un torni ­llo de mano o de banco y trabajar al bisel con un piedra de aceite de afilar gubias; otro sistema es utilizar la piedra de aceite o chaila como se muestra en la figura 6. Por regla general , la herramien­ta trabaja mejor si no se intenta eliminar la rebaba del afilado.

La cuchilla se sostiene simplemente por la fricción de las espigas, que están inclinadas en una u otra forma para pro-

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Fig. 5. Utilización del portacuchillas metálico.

porcionar el ajuste necesario. Después de un uso prolongado las espigas se aflojan y la cuchilla tiende a soltarse. Se pueden colocar tornillos de cabeza redonda con las puntas cónicas, como se muestra en la figura 7. La figura 8 muestra el uso de la cuchilla con sopor­te de madera.

Está claro que la cuchilla no puede al ­canzar rincones agudos como el indica­do con (X) en la figura 9 y éstos deben trabajarse con la lima, acuchillados des­pués con la cuchilla de ebanista y li­jados finalmente. De igual forma las curvas cóncavas de pequeño radio tam­poco pueden alcanzarse con el portacu­chillas (Y), por lo que pueden necesi­tarse una pequeña lima de media caña o de cola de rata.

Urna y escofina. La lima se usa con un movimiento compuesto, como se mues-

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tra en la figura 10 ; mientras se empuja hacia adelante se hace girar parcialmen­te. De esta forma quita las marcas y se­ñales de sierra . A su vez deja rayas de lima que se eliminan por acuchillado. Cuando hay que eliminar bastante ma­dera es más rápido comenzar con la escofina , cuya superficie de corte más vasta elimina las desigualdades más rápidamente. Se sigue con la lima que debe tener una curvatura algo más ce­rrada que la curva que se trabaja.

Raspadores. Estos tienen usos análo­gos a los de la escofina y la lima y tienen la ventaja de no ser propensos a embo­tarse gracias a los agujeros abiertos entre los filos de corte. Se fabrican de varias formas : planos, curvos y circula­res. Su valor principal se encuentra en el trabajo de eliminar rápidamente la madera sobrante y en el trabajo de ma­teriales abrasivos como el tablero de

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Fig. 6 . Af ilado de una cuchilla para portacuchillas de madera.

viruta aglomerada, etc. Su uso se mues­tra en la figura 11 .

Cuchilla de ebanista. Independiente­mente de lo cuidadosamente que se ce­pille una superficie , el cepillo deja algu­nas señales. Además algunas maderas forman repelo cualquiera que sea la di­rección del cepillado. La única forma de eliminar estos defectos es emplear la

Fig. 7 . Cu chilla floja sujeta con tornillos.

Fig. 8. Acabado de un canto cóncavo con el porta­cuchillas de madera.

cuchilla de ebanista. Una dimensión manejable es la de 150 mm., con un es­pesor de 1,2 mm. Un espesor menor se caliente enseguida y se hace penoso manejarla. Una cuchilla más gruesa es poco flexible y más cansada de usar.

La figura 12 muestra el manejo de la cuchilla. Se empuja hacia adelante con los pulgares, mientras los dedos de los extremos la doblan ligeramente hacia atrás. De esta manera el filo queda lige­ramente curvado y la parte central es la que toca la madera. Nótese que se incli­na hacia adelante con un cierto ángulo, la inclinación exacta depende de la forma en que esté afilada. La inclina­ción más efectiva se determina probán­dola. La cuchilla debe levantar virutas muy finas y no simple polvo.

La parte más difícil del acuchillado es el comienzo en el canto más próximo; el

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Fig. 9

Fig. 9. Dirección en que se usa el portacuchillas.

Fig. 10. Movimiento compuesto de una escofi­na o una lima sobre una curva .

Fig. 11. Afinado de un canto de un material abrasivo con un rascador.

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Fig . 10

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Fig . 12. Acuchillado de una superficie con la cuchi­lla de ebanista .

Fig . 13. Forma de iniciar el acuchillado en el canto de la madera.

Fig. 14. Limado del filo de la cuchilla.

Fig. 15. Acabado del filo sobre la chaila o piedra de aceite.

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Fig. 16. Frotado de los lados de la cuchilla sobre la chaila.

Fig. 17. Aplanando los lados con la gubia o el bruñidor.

mejor sistema es sostener la cuchilla formando un ligero ángulo como en la vista en planta de la figura 13. De esta forma una parte de la cuchilla descansa siempre sobre la madera y no hay nin­guna dificultad en comenzar el corte.

Afilado de la cuchilla de ebanista. Para afilar la cuchilla se sujeta en el tornillo y se lima el canto recto y a escuadra con una lima fina, eliminando cualquier

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Fig. 18. Forma de volver el filo con la gubia o el bruñidor.

Fig. 19. Cepillo de acuchillar.

curvatura que se .haya producido en el canto, ver figura 14. Para eliminar las marcas de la lima se sujeta la cuchilla con un trapo y se frota sobre la piedra de aceite o challa , cambiando la direc­ción del movimiento para igualar el des­gaste de la piedra. Algunos prefieren trabajar sobre el canto de la piedra apo­yando contra la caja soporte de ésta, como en la figura 15. En los cantos se forma una pequeña rebaba que se elimi-

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na frotando ambos lados de la cuch illa de plano sobre la chaila , como en la figura 16.

El canto de la cuchilla queda así listo para volver el filo . Sujete la cuchilla plana sobre el banco, a unos 5 mm. del borde y pase sobre el filo una o dos ve­ces una herramienta de acero duro, tal como una gubia , como en la figura 17. Tenga cuidado de no engancharse los dedos con la gubia. Existe un útil redon­do especial para esta operación cono­cido como bruñidor. Adelante la cuchilla hasta que sobresalga unos 5 mm. del borde. Humedezca el lado de la gubia en la boca y, sosteniéndola formando un ligero ángulo, pásela a lo largo del canto de la cuchilla, primero en un sentido y luego en el opuesto, presionando fuer­temente, como en la figura 18. Esto produce un resistente filo vuelto. Algu­nos prefieren sostener la cuchilla verti ­calmente y mover la gubia hacia arriba .

Después de un cierto tiempo de uso el filo se embotará . Puede restaurarse al­gunas veces aplanándolo, como en la figura 17 y volviéndolo de nuevo, como en la figura 18. A veces, sin embargo, esto no logra un filo satisfactorio y es necesario utilizar nuevamente la lima y la gubia.

En ciertos casos es útil el cepillo de acu­chillar o portacuchillas, figu ra 19, espe­cialmente para maderas con vetas duras y blandas. Mientras que la cuchilla de ebanista tiende a hundirse en las partes blandas del veteado, el cepillo evita esto. La cuchilla del cepillo se lima y

afina a 46° aproximadamente y el filo se vuelve en forma de gancho como un bruñidor. La cuchilla se sujeta vertical ­mente en el tornillo y el bruñidor se mantiene plano sobre el bisel y en pa­sadas sucesivas se va llevando hasta una posición que forme un ángulo de 15° con la horizontal.

Para colocar la cuchilla , el cepillo se co­loca en un tablero plano con los tornillos de fijación totalmente flojos. La cuchilla se deja caer en la ranura de alojamien­to, en la que debe llegar hasta la madera por su propio peso. Se aprieta entonces los tornillos de fijación y se aprieta el tornillo de ajuste de la parte posterior, esto hace que la cuchilla se curve lige­ramente y sobresalga bajo la suela.

Piedra de aceite y piedras de aceite de afilar gubias. Actualmente las piedras de aceite de productos artificiales tales como la India , Carborundum y Unirun­dum se usan con preferencia a las pie­dras naturales, debido a la uniformidad de su calidad y su efectividad de corte . Se pueden obtener de tres granos : grueso, medio y fino también en formas combinadas. Para la chaila empleada en ebanistería es recomendable el grano fino; se usa un aceite ligero y se limpian después de usar y debe prepa­rarse una caja para alojarla y guardarla en ella pues se rompe con facilidad.

Se necesitan una o dos piedras de acei­te para afilar gubias y es recomendable escoger las de sección en disminución ya que con ellas se logran filos de dis­tintas curvaturas.

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Cinco

Mantenimiento y uso de

las herramientas (continuación)

Fi g . 1 . Forma correcta de medir el grueso o el an ­cho de la madera.

Fig . 2 . Medición de una distancia exacta a lo largo de un tablero.

Reglas, gram ¡les, compases, escuadras, falsa escuadra, entreguardas

Estos útiles son de la mayor importancia ya que es imposible un trabajo de pre­cisión a menos que la madera esté co­rrectamente ajustada.

Regla graduada. Para el trabajo general en el banco es conveniente la regla de 1 metro, aunque se tiende a sustituirla por la cinta métrica flexible de acero que tiene las ventajas de extenderse a una longitud mayor a la vez que ocupa muy poco espacio cuando se enrolla. El tipo con medidas métricas e inglesas tiene ciertas ventajas.

Coloque siempre la regla de forma que el borde con la graduación esté en con­tacto con la madera.

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Así en la figura 1 la regla está sobre el canto y no hay duda sobre la medida, como sucedería si la regla estuviese plana, en cuyo caso la medida pu ede aparecer variable según se mire la ma­dera desde la derecha o desde la iz­quierda . Esta ilustración sirve también para mostrar cómo se mide el espesor o el ancho de una pieza ; f íjese en que la medida no se toma desde el extremo de la regla , sino desde una de las divi­siones. Es mucho más fácil apreciar cuando el canto de la madera está en coincidencia con una divis ión que en coincidencia con el extremo de la regla. Flexionando el pulgar de un modo u otro puede hacerse deslizar la reg la las más diminutas distancias y la me­dida exacta puede tomarse con fac ili­dad. En cualquier caso el pulgar act úa como una gu ía y mantiene fi ja la reg la.

La misma idea se sigue en la figura 2 en la que se está marcando una distancia exacta. En vez de situa r el ext remo de la regla en la marca , se utiliza la gradua­ción del primer cent ímetro (10 mm.). Luego al medir la distancia se añaden 10 mm. Si por ejemplo la distancia a marcar es de 200 mm., la marca se hace en coincidencia con la graduación de 210 mm. de la regla . Otro sistema es colocar un taco de madera exacta-

Fig . 3 . Otro sistema de tomar una medida exacta .

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mente sobre la marca y poner el extre­mo de la regla contra él; este mismo sistema puede seguirse cuando se ha de tomar la distancia desde el canto de la madera, como en la figura 3. Todos estos sistemas se emplean para trabajos de gran precisión, pero son innecesa­rios para mediciones aproximadas.

La regla se usa con frecuencia para tra­zar una línea de lápiz paralela a un canto, como en la figura 4. Aunque no proporciona la gran precisión de una línea de gramil, el sistema es suficien­temente adecuado para, por ejemplo, marcar un tablero para serrarlo. Algunas veces el sistema de calibrar con los dedos de la figura 5 puede usarse para trazados bastos. Bastante más preciso es utilizar un trozo de madera entallado como en la figura 6 ; éste es especial­mente útil para chaflanar, cuando las marcas del gramil pueden ser difícil­mente visibles.

Otro uso eventual de la regla es el trazar la división en partes aproxima­damente iguales de un tablero de un ancho de medida rara. Suponiendo, por ejemplo, que se debe dividir un tablero de 142 mm. de ancho en cinco partes iguales; se toma la cifra más próxima por exceso que pueda dividirse fácil -

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Fig . 4. Trazado de una línea de lápiz paralela a un canto.

Fig. 6 . Uso de una madera con un' rebaje como guía para trazar una línea de lápiz paralela a un canto.

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Fig. 5. Sistema de calibrar con los dedos.

Fig . 7 . División en partes iguales de un ancho de dimensión rara .

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Fig . 8. Forma de empuñar el gramil de rayar o corte .

Fig. 9. Ajuste del gramil de corte . La cuchilla se inclina a un ligero ángulo de modo que tienda a dirigir el gramil hacia adentro.

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mente por 5, ésta en 150. Coloque la regla con el extremo en un canto de la tabla y la marca de 1 50 en el otro canto, formando la regla un ángulo (Fig. 7) Y marque en las divisiones 30, 60,9 Y 120 mm.

Gramiles' Los tres tipos principales de gramiles son: el de marcar, el de corte y el de mortajar. Existe también el gramil para paneles, que es similar al de mar­car pero de mayor tamaño y tiene un lápiz de la punta de acero de marcar ; se usa para marcar tableros anchos.

La Fig. 8 muestra cómo se agarra el gramil de marcar o de corte. El dedo índice descansa por encima del gramil, mientras que el arranque de este dedo y el dedo pulgar lo empujan hacia adelan­te. Los otros tres dedos presionan hacia adentro contra el canto. Esto último es de gran importancia ya que es funda-

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Longitud a dividir en nueve partes

Fig . 10. División de una longitud en un número impar de partes utilizando el compás de puntas:

mental que el gramil no se separe hacia afuera; lo cual puede suceder fácilmente si la veta sigue esta dirección. Con el gramil de marcar sólo se puede trazar a favor de la veta o en las testas.

Para trazar a contrahilo es necesario el gramil de corte, ya que el otro sólo as­ti llaría la madera. Este gramil tiene una cuchilla en lugar de una punta de tra zar. Se usa del mismo modo pero es acon­sejable ajustar la cuchilla formando un ligero ángulo, como en la Fig. 9 de ma­nera que tienda a correr hacia adentro de la madera . Naturalmente la guía impide esto; pero lo interesante es evi­tar la tendencia del gramil a correr hacia afuera.

1 El gramil corrientemente usado en España es diferente. Es de doble vara , con uñas de corte y se usa para realizar todas las operaciones que se realizan con los descritos aquí. Su ma­jeno es, sin embargo, muy similar (N. del T.).

Aumentar la abertura del ! ~ ) I compás en 1/ 9 de esta T I longitud

Además de para trazar el gramil de corte se . usa para cortes rectos de madera delgada. Se da una mayor salida a la cu­chilla y se hace un corte profundo por ambas caras.

Por 'este sistema pueden cortarse pie­zas de hasta 6 mm. de espesor de algu­nos tipos de maderas blandas.

El gramil puede ajustarse con la regla o con el objeto para el cual se necesita. En el primer caso el extremo de la regla se apoya en el tope de guía y se ajusta el gramil hasta que la punta o cuchilla de trazar coincide con la medida desea­da . El ajuste final se realiza golpean­do suavemente sobre el banco uno u otro extremo de la vara del granil. Cuando hay que trazar la colocación de alg ún herraje, tales como bisagras, cerraduras, etc., el gramil se ajusta so­bre éstos, apoyándolos sobre la guía

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Fig. 11 . Comprobación de un rebaje con la escua­dra.

y ajustando la punta de trazar uniones de lazos, el gramil se ajusta sobre el grueso de las tablas de unir.

El gramil de mortajas tiene dos puntas de marcar, una de las cuales es móvil sobre la vara soporte de la otra. Primero se ajusta la distancia entre las puntas so­bre el formón y luego se ajusta el tope guía a la distancia del canto requerida. En el caso de un ensamble a caja y es­piga que deba quedar liso, se trazan ambas piezas apoyando en la cara.

Compases de puntas. Estos tienen diversos usos, desde trazar una circun­ferencia hasta dividir una distancia dada en un número impar de partes iguales. La Fig. 10 muestra cómo se hace esto último. Se ha supuesto que la distancia debe dividirse en 9 partes iguales. Colo­que el compás con una abertura que

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Fig. 12. Comprobación con la escuadra de la perpendicularidad de una sierra circular o de cualquier otra cosa .

Fig. 13. Uso de la escuadra desde la cara y el canto bu·enos.

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Fig. 14. Trazado de los espaldones con el formón y la escuadra.

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crea es aproximadamente la novena parte de la distancia y vaya trasladando esta medida desde el extremo. Si queda mal la división, corrija el ajuste ; es ne­cesario algún tanteo. Si los nueve pasos quedan cortos aumente la abertura del compás en aproximadamente una no­vena parte de la longitud que sobra y vuelva a trasladar la medida. Esto le conducirá a una aproximación mayor, y repetido otra vez puede llegar a ajustar la distancia exacta. Si al dar los nueve pasos la longitud se rebasa, se cierra el compás en una novena parte de la longitud sobrepasada.

Escuadra. La escuadra de mecánico con hoja deslizante que se muestra en (wl. pág. 13, tiene muchas ventajas. Aparte del uso normal en el trazado y verificación, puede usarse en la compro­bación del trabajo de rebajes, como en la Fig. 11 y como escuadra de trazado (Fig. 12). La escuadra corriente de talón de madera y metal no puede utilizarse para todas las finalidades. En cualquier caso este último tipo es con frecuencia impreciso.

Una regla que hay que tener siempre presente es que la escuadra ha de usar­se partiendo de la cara y el canto bue­nos, siempre que sea posible. Hay ex­cepciones pero puesto que estos están correctamente trabajados y a escuadra entre sí es obvia la conveniencia de partir de ellos. La Fig. 13 es un ejemplo exagerado de la aplicación de esta reg la; las líneas para trazar una espiga han de trazarse alrededor en las cuatro caras de la pieza. La pieza de la figura se mues­tra intencionadamente falta de precisión, pero si el talón de la escuadra descansa siempre sobre la cara y el canto buenos, las marcas se cerrarán en coincidencia.

Cuando deben trazarse dos o más pie­zas iguales, es ventajoso fijarlas juntas y trazar el escuadrado a través de todas ellas; después se separan y se rodean

las marcas de escuadra independiente­mente en cada una de ellas. Un ejemplo típico son los montantes o los trave­saños de una puerta. Para lograr una mayor precisión trace siempre con un corte de cuchilla o formón mejor que con líneas de lápiz. Estas últimas se usan sólo para trabajo bastcr o aproxi­mado o cuando las marcas de cuchilla puedan aparecer como un defecto.

Como ejemplo típico tome los montan­tes de una parte en los que deban tra­zarse las quijeras. Fíjelos juntos con los cantos buenos igualados y usando la regla y un lápiz afilado señale las posi­ciones de las quijeras. Colocando la cu ­chilla o el formón sobre cada señal trace líneas a escuadra a través de ambos montantes. Separe los montantes y ro­dee el trazado en cada uno independien­temente. Pa ra hacer esto coloque la cu­ch illa en el ángulo de la madera con su filo descansando sobre el ligero corte hecho anteriormente como en la Fig. 14 y desl ice la escuadra hasta él. De esta forma se alcanza la posición correcta . Fíjese en que el formón o la cuchilla de­ben inclinarse hacia la der.~cha de forma que el bisel quede a escuadra con la ma­dera , de lo contrario impediría a la es­cuadra alcanzar la posición correcta. Este deslizamiento de la escuadra hacia la cuchil la es siempre más preciso que t ratar de posicionar la escuadra simple­mente a ojo.

Para trabajos grandes es necesaria la escuadra de madera que se muestra en (ql. pág. 1 3. Corrientemente el artesano la construye él mismo.

Escuadra de ingletes. Es necesario para trazar y comprobar ingletes a 45 grados. No hay nada de particular en su manejo, excepto que cuando deba ro­dearse el t razado a las cuatro caras debe tenerse cuidado de posicionar la es­cuadra exactamente , pues de lo contra­rio las líneas no cerrarán el ángulo.

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Fig. 17

Marca del lápiz

Fig . 15. Trazado de un soporte con patas incli­nadas empleando la falsa escuadra .

Fig . 16. Comprobación de un ángulo con la fal ­sa escuadra .

Fig. 17. Empleo de la regla de escuadrar para comprobar el escuadrado de un armazón .

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Falsa escuadra. Se utiliza principal­mente para ángulos no corrientes : por ejemplo los espaldones de los montan­tes de un soporte con patas inclinadas. El ángulo debe ajustarse con un trans­portador de ángulos o con un dibujo. Para algunos trabajos es ventajoso si ­tuar la hoja centrada en el talón ya que así se tiene el ángulo agudo y el obtuso suplementario. En la Fig. 15 se muestra en uso para trazar una junta de un trave­saño con la pata situada en ángulo. En la pata , debido a su convergencia , la es­cuadra debe utilizarse desde el interior, mientras que el travesaño a causa de su forma recortada , debe trazarse desde arriba. En el caso que se muestra en la Fig. 16, del ajuste de la inclinación de una mesa de sierra circu lar, la falsa es­cuadra se utiliza con la hoja completa­mente desplazada a su extremo.

Reglas y entreguardas. Ambos ele­mentos suelen ser construidos por el propio trabajador. Las reglas deben ser de madera dura bien curada y de veta recta. Una prueba de la precisión de su canto recto consiste en colocarla sobre un tablero plano y trazar una línea con un lápiz afilado, volviendo la regla sobre el otro lado, si el canto es correcto que­dará en coincidencia con la línea traza­da. Las reglas tienen m últiples usos gene­ralmente en el trazado y comprobación ; muchos trabajadores utilizan dos, una de 500 mm. y otra de 1 metro respecti ­vamente. Ocasionalmente es empleado para la comprobación de las reglas el método científico de cepillar tres reglas cada uno de cuyos cantos rectos debe coincidir con el de las otras dos cuando se emparejan en ambas direcciones, pero este sistema es poco necesario para el trabajador de la madera .

Las entreguardas se usan principalmente para verificar si no existe alabeo en una superficie, ver Rg. 14, pág. 45. Otro uso es la comprobación de si las cuatro pa­tas de un mueble descansarán por igual

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..

en el suelo ; si las entreguardas no son suficientemente largas para alcanzar a apoyarse sobre las patas, se colocan so­bre listones de madera largos cuyos cantos sean paralelos.

Regla de escuadrar. Cuando se ha ensamblado un armazón de gran tama­ño, su comprobación con la escuadra puede ser errónea, ya que cualquier cur­vatura de la madera puede dar lugar a una apreciación falsa. En tal caso es aconsejable el uso de un listón en diago­nalo regla de escuadrar que se muestra en la figura 17. Se coloca en diagonal sobre la pieza armada y se marca la lon­gitud con el lápiz ; cuando se sitúa en la diagonal de las esquinas opuestas debe mostrar la misma longitud si el armazón está correctamente escuadrado.

Utillajes auxiliares

Todos ellos pueden ser construidos por el propio artesano.

Soporte de cepillar o tirador. Existen diferentes formas de construirlo . El más sencillo se muestra en la figura 1 8. Las medidas exactas no son importantes, pero las que se dan pueden servir como orientación general. Dos tamaños son prácticos : uno corto , de por ejemplo 600 mm. para el trabajo general y las uniones cortas y otro de 1 m. a 1,5 m. para juntas largas en maderas delgadas. Fíjese en el rincón achaflanado que sirve para atrapar el polvo y evitar la coloca­ción en falso del trabajo. El canto de tra­bajo del tope debe estar a 90 grados. Su forma de cuña asegura el ajuste fuerte. En caso de aflojarse puede golpearse hacia adentro e igualar la parte que so­bresalga. Cuando sea posible debe emplearse para la construcción una ma­dera cortada al cuarto para evitar ala­beo.

Tablero principal

Fig . 18. Tirador o soporte de cepi ll ar, adecuado para trabajos pequeños, la longitud no necesita ser exacta.

El soporte de cepillar se utiliza con dos finalidades distintas. La primera es cepillar juntas de madera delgada o cepillar cantos rectos a escuadra . Su ventaja en el cepillado de madera del­gada es el evitar la oscilación del cepillo. Esta operación se muestra en la figura 19. Fíjese en que la madera sobresale aproximadamente 6 mm. de la plata­forma superior y el cepillo hace recto el canto en virtud de la propia rectitud de la suela , no debiendo tocar el canto de la plataforma superior. El si~tema co­rriente es cortar y seguidamente dar un

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Fig. 19. Ajustando el canto de un tablero sobre el tirador.

Taco de desperdicio )-..

Madera Que se cepilla

Fig . 20 Forma de evitar el astillado de un ángu­lo, cuando se cepillan testas.

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par de pasadas a todo lo largo de la pie­za. Generalmente con esto queda el canto recto automáticamente ; no obs­tante , si se trata de una junta las piezas se comprueban una con otra y si se trata de una pieza aislada se comprueba con una regla .

Teóricamente el canto debe quedar a escuadra. suponiendo que la suela del cepillo esté a escuadra con su costado. En el caso de una junta . sin embargo. es aconsejable cepillar una pieza con la cara buena hacia arriba y la otra con la cara buena hacia abajo ; de esta forma cualquier inclinación del canto de una pieza queda compensada con la del canto de la otra y las piezas juntas que­dan alineadas.

El segundo uso del soporte es cepillar las testas de la madera a escuadra . En este caso la madera se sostiene fuerte­mente apretada contra el tope y el ce-

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Fig . 21 Uso de l tope de ing letes. La pieza de dese­cho (detalle) impide co rtar la base del bloque.

pillo trabaja a lo largo del canto de la plataforma superior, la madera se pre­siona hacia el cepillo y de esta manera se va alimentando el corte a medida que avanza el t rabajo. Como la esquina más alejada t iene tendencia a astillarse, es aconsejable cortarla en bisel con un formón ; si esto no es posible o el bisel es insuficiente se cepilla la mitad de la pieza partiendo de cada extremo o se coloca un trozo de madera desechable , con sus cantos paralelos, detrás de la pieza, como en la figura 20.

Soporte de cepillar ingletes. Sus apli ­caciones son similares a las del soporte de cepillar pero para cepillar ingletes. Se muestra en (b) de la pág. 16. La direc­ción del cepillo se invierte cuando la pieza debe colocarse en la parte más le­jana del tope.

Cortador o gancho de banco. Se utiliza para sujetar la madera firmemente

cuando se sierra , es un elemento muy útil (ver E, pág. 16). Un punto impor­tante acerca de él es que el listón que hace tope en el borde del banco debe estar enclavijado , no clavado ni atornillado, por ning ún motivo en la par­te por la que se usa el serrucho. La razón para ello es que el uso continuo des­gasta la madera y los clavos o tornillos pueden llegar a quedar al descubierto y dañar la sierra. La Rg. 12 de la pág. 25 muestra cómo se usa, manteniendo la pieza fuertemente sujeta sobre el tope trasero del cortador.

Tope y caja de ingletes. Son necesa­rios para cortar ingletes, el primero para molduras delgadas. El único punto im­portante acerca del tope es que la mol­dura debe sujetarse fuertemente contra el tope y la sierra de cortar hacia el inte­rior de la moldura no hacia el exterior. En otras palabras el dorso de la moldura debe apoyarse contra el tope , de ma-

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nera que cualquier grieta producida por la sierra quede en la parte trasera donde no importa. La figura 21 muestra el uso del tope de ingletes.

Lo mismo se aplica a la caja de ingletes. Así, por ejemplo, para serrar una mol­dura ancha para cornisas, es aconsejable colocar la parte superior ha­cia abajo y serrar hacia la moldura como en la figura 22 . De esta forma los dien­tes de la sierra cortan hacia el interior de la sección tanto en dirección vertical como horizontal. Esta ilustración es también interesante en cuanto muestra cómo actuar con una moldura rebajada que no tiene respaldo. Para cortar un inglete correcto las caras de arriba y de detrás de la moldura que forman ángulo recto entre sí deben apoyarse contra la trasera y el fondo de la caja de los ingle­tes y, para asegurar esto, se cepilla una pieza de relleno de forma que ajuste exactamente entre el canto de la mol­dura y el costado de la caja. Con esto se logra la posición definida. No importa si la sierra corta correctamente a su través.

Plantilla de ingletes. La figura 23 muestra su empleo en el corte de un inglete necesario en el bastidor de una puerta con una moldura labrada en el mismo. Se coloca sobre la moldura y su extremo inclinado (a 45 grados) se usa como guía para el formón. Para cortar molduras pequeñas puede sujetarse con la mano ; en los más grandes es conve­niente sujetarlo con un gato.

Gatos

Se utilizan para empujar las piezas hasta cerrar las juntas y mantenerlas apreta­das hasta que se endurezca la cola y también para sujetar al banco la madera mientras se trabaja.

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Fig . 22. Moldura de cornisa vaciada . preparada para ing letar.

Fig . 23. Corte de una moldura empleando la planti ­lla de ingletes. El pulgar se halla normalmente so­bre el formón para sujetarlo , pero para no ocultar la hoja aquí se ha situado al lado.

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Sargentos. Son necesarios para armar un bastidor de puerta o una junta a tope. Sus longitudes se sitúan desde los 600 mm. en adelante y sus tamaños deben seleccionarse adaptándose al tamaño promedio de los trabajos que se reali ­zan. Bajo las zapatas de los gatos deben colocarse tacos para evitar que dañen la superficie.

Tan pronto sea posible después de apre­tar los gatos debe comprobarse el es­cuadrado y el alabeo. Si la escuadra muestra una imprecisión, como en la fi ­gura 24, la posición de las zapatas debe desplazarse en la dirección indicada por las flechas. La comprobación del alabeo se hace mirando a través del trabajo . Los travesaños próximo y alejado deben aparecer paralelos. Si no es así, como se muestra exageradamente en la figura 25, los gatos deben ajustarse de nuevo en la dirección que muestran las flechas.

Un punto que debe recordarse es que los gatos son necesariamente pesados y pueden arrastrar un bastidor fuera de su alineación debido al peso dando así una observación falsa . También pueden ser causa de que un bastidor aparezca co­rrecto cuando el peso de los gatos está actuando sobre él. El bastidor puede flexarse volviendo a su alabeo al quitar los gatos.

Cuando hay que armar un bastidor muy largo y los gatos disponibles no son sufi ­cientemente largos, pueden unirse dos juntos mediante tuercas y tornillos que pasen a su través. De esta forma la lon­gitud puede ajustarse al trabajo que se tiene entre manos. Se quitan las zapatas permitiendo que los tornillos puedan apretar desde ambos extremos.

Gatos en C. gatos paralelos y tornillos de apriete. Se usan fundamentalmente cuando la madera debe unirse en sen­tido de su grueso. Su aplicación es ob­via.

Fig. 24

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Fig. 24. Comprobación del escuadrado de un bastidor fijado con gatos.

Fig . 25. Bastidor apretado con gatos, alabeado.

Fig . 26. Orden de apriete de los tornillos de un gato paralelo .

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El gato paralelo o tornillo manual es es­pecial mente útil. Para usarlo abra las mordazas a la medida aproximada to­mando un mango en cada mano y ha­ciendo girar éstas una con respecto a la otra; por este sistema se puede hacer un ajuste rápido. Después se aprieta el tor­nillo interior (1) figura 26, en el sentido de la flecha , y por último se hace girar el tornillo exterior (2) también en el sen­tido de la flecha. Esto último produce el efecto de apalancar la mordaza contra la madera. Cuando finalmente queda apre­tado, las mordazas deben quedar aproxi­madamente paralelas.

Los tornillos de apriete son gatos en C de pequeño tamaño y se utilizan para trabajos pequeños.

Agarradera rápida de banco. Esta (¡, pág. 16) se usa para inmovilizar la ma­dera sobre el banco cuando se trabaja .

Su vástago pasa a través de un agujero en el tablero del banco y su fuerza se produce por apalancado sobre las pare­des del agujero. Naturalmente sólo es efectiva sobre un tablero de banco grue­so, si éste es delgado es necesario suplementar su espesor localmente. Al ­gunas de estas agarraderas tienen un cubo metálico que se incrusta en el tablero. Cuando se hace un agujero en el banco para este tipo de agarradera es claramente necesario evitar hacerlo en­cima de un cajón o un estante.

Gatos improvisados. Pueden hacerse siempre con palos de madera con topes atornillados sobre sus extremos para ac­tuar de z.apatas; un par de cuñas móviles se introducen en un extremo para producir la presión golpeándolas.

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Fig. 27 . Comprobación del esc'uadra do de un basti­dor bajo presión de los gatos.

Para la fijación ligera de formas raras se utilizan muelles circulares. Estos son simples muelles viejos de tapicería, cor­tados y parcialmente aplanados en forma de C. Son especialmente útiles en trabajos de reparación en que sólo se necesita una presión moderada sobre superficies de formas complicadas.

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Seis

Máquinas ligeras para trabajar

madera

Aunque la mayoría de los artesanos ca­seros utilizan métodos manuales, existe una tendencia creciente a la instalación de uno u otro tipo de máquina para abreviar los trabajos más tediosos o cansados. La elección más natural en relación con esto es una pequeña sierra, ya que probablemente serrar es la tarea más laboriosa en el trabajo de la made­ra . Es bueno señalar, sin embargo, que es una gran ventaja disponer de una máquina básica a la que puedan acoplarse distintos accesorios. Esta má­quina básica corrientemente es un torno para madera, para el cual se dispone de acoplamientos de sierra circular, sierra qe cinta , cepilladora, lijadora y mortaja­dora. También existe la máquina univer­sal pequeña que puede incluir sierra circular, cepilladora y barrena , pero que no es un torno.

Como regla general la máquina dise­ñada para un solo trabajo es más satis­factoria que otra que haya de adaptarse a varios usos, pero teniendo en cuenta el espacio del taller y el hecho de su me­nor coste , la máquina adaptable es ge­neralmente una opción mejor, para el artesano casero , que varias máquinas separadas. El uso de las máquinas individuales es prácticamente el mismo cualquiera que sea su construcción , aunque puede haber ligeras variaciones en el manejo y en la forma de afilado seg ún cada tipo particular. Se aplican los principios generales siguientes.

Sierra circular Para el trabajo general de la madera éste es el tipo de sierra más útil, porque no solamente puede cortar al hilo, al través y a inglete, sino que también es

Fig. 1 . Empleo de una máquina ligera en el ta ller.

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Fig . 2. El torno Myford ML8, mostrando los adita­mentos de sierra circular, el disco de lijar y la mor­tajadora .

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Fig. 3. Tipos de dientes de sierra.

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posible hacer con ella rebajes y ranuras. Una disposición esencial es la mesa que puede subirse y bajarse de forma que puede ajustarse la profundidad del reba­je o ranura. Es preferible también que sea ajustable su inclinación hasta un án­gulo de 45 grados, para hacer posible cortar la madera con ángulos diferentes del recto. En algunas máquinas es la sierra la que se inclina en lugar de la mesa y esto tiene la ventaja de que puesto que la mesa permanece horizon­tal , no hay tendencia de la madera a deslizarse lateralmente cuando se hacen cortes en bisel.

Una guía es un requisito indispensable' para cortar el hilo a una anchura deter­minada , también una superficie de la mesa ranurada de modo que pueda usarse la guía de ingletes para cortar al través en ángulo recto o con cualquier otro ángulo, es igualmente necesaria una cuchilla de hender de forma que la madera no tienda a pegarse a la sierra

~---- ----------------------------------------------------------------------~

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en el caso de que el corte tienda a ce­rrarse. Por último debe estar equipada con una defensa por arriba y por abajo (aunque en muchas máquinas el soporte inferior actúa como defensa por debajo de la mesa) .

Para uso general puede emplearse la sierra de combinación, (b) figura 3 o la de dientes radiales cruzados (a), pues ambas pueden usarse para cortar al hilo y al través. Aquí es necesaria una adver­tencia : rnantenga afilada la sierra . Una sierra embotada quemará la madera y un empeño en forzar la madera puede ocasionar un trabajo impreciso y posiblemente causar un accidente. Las sierras con puntas de carburo de tungs­teno en los dientes (c) tienen la ventaja de permanecer afiladas durante' mucho tiempo y pueden usarse sin que pierdan su filo con materiales duros o abrasivos, tales como tableros de viruta aglome­rada y otros tableros armados con resi ­nas.

Fig. 4. Listón empujador para evitar acercar los de­dos a la sierra.

Fig. 5. Corte a través de la fibra usando la guía de ingletes.

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Tope

Guía de ingletes

Fig. 6 . Corte de través a medida.

Fig. 7 . Corte de un inglete en lá sierra circular em­pleando el tope de ingletes. La protección del disco se ha levantado para mostrar éste.

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Serrado al hilo. Cuando el tablón tiene un canto recto sólo se necesita colocar la guía a la distancia de la sierra reque­rida (la sierra cortando en la parte so­brante de la pieza). y empujar la madera manteniendo el canto deslizándose contra la guía. Para serrar tableros lar­gos es una ayuda tener una persona detrás de la sierra para sacarlos, esti­rando y sosteniendo los tableros cuando se completa el corte. Si esto no es posible debe cortarse la madera hasta la mitad y luego darle la vuelta y completar el corte desde el otro extremo. En cual­quier caso evite acercar los dedos a la sierra mientras gira y nunca los ponga entre la sierra y la guía donde pueden ser atrapados. Al finalizar el corte use siempre un palo para empujar la made­ra, como se muestra en la figura 4.

Si no hay un canto recto desde el que comenzar, puede, o bien cepillarlo pri­mero (a máquina o a mano) y trabajar desde él , o bien trazar una línea de lápiz con una regla y serrar por la línea sin utilizar la guía . Todos los cortes siguien­tes se hacen utilizando la guía como re­ferencia .

Serrado al t ravés. La f igura 5 muestra una operación típica : observe cómo am­nas manos se mantienen al lado de la sierra. Cuando se han de cortar varios trozos de la misma longitud puede se­guirse el método de la figura 6 : se fija un taco de madera , que actuará de tope cerca de la parte frontal de la mesa , me­diante un gato en C, ajustando su posi­ción de forma que su distancia a la sierra sea igual a la longitud deseada ; la madera se sostiene contra la guía de ingletes y se empuja contra el taco de to­pe, luego se avanza la guía de ingletes contra la sierra. El proceso se repite hasta que se haya serrado la cantidad de piezas necesarias. Los cortes a inglete se hacen en forma similar al corte de través, figura 7 y en caso de cortes compuestos la mesa se inclina también.

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Ranurado. Para efectuar esta operación en las máquinas ligeras suele ser nece­sario pasar la madera sobre la sierra tantas veces como se requieran para dar a la ranura la anchura deseada. Si se dispone de una sierra bamboleante se puede ajustar al ancho, aunque el fondo de la ranura no es plano sino ligeramen­te curvado ; sin embargo la curva es tan ligera que para la mayoría de los traba­jos no tiene importancia. Algunas sierras pueden equiparse con un cabezal de fre­sa que puede ranurar ; las máquinas lige­ras no suelen estar hechas para poder equiparse así, en parte por no tener sufi ­ciente espacio en el eje y también por­que el corte sería demasiado duro.

La mesa (o la sierra) se ajustan primero de forma que la sierra sobresalga una al­tura equivalente a la profundidad de la ranura . Después se coloca la guía de forma que el corte se alinee con un lado' de la ranura a cortar. Si la guía sólo llega hasta la sierra , se atornilla en ella una pieza de alargamiento de forma que la madera puede rozar en ella hasta que haya pasado de la sierra. Después de un corte de prueba , se pasan por la sierra todas las piezas. Luego se desliza la guía para cortar el otro lado de la ranura , y se cortan otra vez todas las piezas. Para ra­nuras estrechas probablemente el se­gundo corte dará ya el ancho deseado, pero pueden también ser necesarios tres o cuatro cortes. Recuerde en cualquier caso · mantener la cara buena de la ma­dera contra la guía.

Para completar el corte es necesario el palo para empujar, figura 4. También puede ser ventajoso, en ciertos casos, el taco de empujar de la figura 8, que permite mantener la presión tanto hacia abajo como hacia adentro.

Rebajado. Pueden hacerse rebajes es­trecnos dando cortes paralelos uno al lado del otro como en (a). figura 9, pa­sando la madera tantas veces como sea

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Fig . 9

Agujero para el gato

Fi g. 10

Guía vertica l

Borde desli· zante a lo lar· go de la guía

Fig. 8 . Taco de empujar para hacer rebajes.

Fig . 9 . Di stintos métodos para hace r rebajes.

Fig. 10 Utilaje empleado para espigar.

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Fig. 11. Corte de espigas en una sierra circular. La protección inferior se ha quitado para mostrar la sierra.

Fig. 12. Sierra de cinta de banco del tipo de tres volantes, Coronet Tool Company.

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necesario para lograr el ancho del reba­je. Para rebajes más anchos, sin embar­go, el método más sencillo es dar dos cortes en ángulo recto como en (b). Si no hay inconveniente el corte N.o 1 debe hacerse primero, porque al dar el segundo corte el sobrante queda suelto y es conveniente que se apoye sobre la mesa de la sierra por la superfi­cie mayor para que no se vuelque. Tam­bién aquí se debe utilizar el palo de em­pujar al finalizar el corte. Esto es espe­cialmente útil ya que no se puede utili­zar la cuchilla de separar y posiblemente tampoco la guarda (según sean las di­mensiones de la pieza que se rebaje).

Espigado. Ajustar la sierra para cor­tar una espiga o un par de ellas no re­sultará económico en tiempo, pero se conseguirá un sensible ahorro de éste si se necesitan una serie de ellas. El método más sencillo es construir el sencillo utillaje que se muestra en la figura 10. Las piezas son encoladas y atornilladas; no es importante que las medidas sean exactas pero la longitud debe ser alrededor de 150 mm., la altu­ra de 175 mm. , y el ancho de unos 100 mm. Para usarlo la madera que ha de ser espigada se sujeta contra la guía vertical con un gato que se pasa a tra­vés del agujero hecho para ello o se fija al lado según el ancho de la madera que se ha de trabajar. El canto más dis­tante se desliza contra la guía de cor­tar al hilo que debe situarse a la dis­tancia adecuada para que la sierra corte al lado de la línea del trazado. Si es necesario se coloca una alargadera de la guía para que el útil sea soportado a todo lo largo del corte. La altura de la mesa o de la sierra se gradua para que llegue justo a la línea del espaldón. Se hace un corte de cada espiga , se reajus­ta la sierra y se hace el segundo corte de todas las espigas. La figura 11 muestra la operación. Corrientemente los cortes de esquijerar se hacen a mano.

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Es evidente que los excedentes de lon­gitud de todas las espigas deben ser 'iguales, de lo contrario la sierra cortará unas con exceso y otras con defee:to. Esto significa que debe seguirse un s"is­tema diferente al usado cuando se tra­baja a mano. El excedente de longitud incluyendo la espiga debe fijarse exac­tamente de antemano. Aparte del tiem­po de corte se ahorra aun más tiempo ya que solamente se tiene que traza r una espiga con el grami l.

Velocidad . La velocidad teóricamente óptima para una sierra circular de 20 cm. de diámetro se encuentra en la re­gión de las 4 .500 r.p.m. , pero pocas sierras pequeñas están diseñadas para velocidades tan altas. Las velocidades más corrientes se hallan entre las 1.500 y 2.500 r.p.m. y la sierra cortará perfectamente bien si se mantiene afi ­lada. Como orientación de la potencia necesaria se dan los promedios siguien­tes :

Diámetro de la sierra 175 mm. 200 mm. 225 mm.

C. V. del motor 1/ 3 a 1/ 2 1/ 2 a 3/ 4 1/ 2 a 1

Sierra de cinta

Junto a la sierra circular ésta es la má­quina de serrar más útil que se puede tener, figura 12. Puede emplearse para cortes rectos más que la sierra circular y también para cortes curvos para los cuales no puede usarse ésta. Por otra parte no sirven para ranurar ni hacer rebajes, aunque sí se pueden hacer espigas con ella .

Ajuste . En una sierra de cinta hay dis­tintos ajustes que deben atenderse. En primer' lugar la mesa suele hacerse incli­nable y el ángulo correcto debe compro­barse con una escuadra o un transporta-

dor de ángulos. El volante superior tiene un tornillo tensor que se afloja cuando no se usa la sierra.

Cuando se ha de colocar una sierra nue­va , generalmente debe desmontarse el dispositivo frontal de fijación rígi ­do de la mesa , para permitir el paso de la cinta hasta la ranura.

La carrera o camino es el primer ajuste de la sierra en sí, que debe hacerse, y se lleva a cabo inclinando hacia un lado u otro el volante superior. Debe llevarse a cabo sin las guías ni el ro­dillo de empuje. Se hace girar a mano el vola nte y se observa si la sierra se mantiene centrada en los volantes o tiende a desplazarse hacia delante o atrás. Si tiende a desplazarse hacia atrás, incline un poco hacia adelante la parte de arriba del volante superior. Contin úe ajustando la carrera de la cin­ta hasta que corra en la posición ade­cuada. Es aconsejable variar esta posi­ción de vez en cuando para igualar el desgaste de las llantas.

Cuando la cinta ruede satisfactoriamen­te lleve hacia adelante el rodillo de em­puje de manera que toque ligeramente el canto trasero de la cinta ; sólo debe rodar cuando la cinta se presiona contra él al trabajar. Las guías pueden ser bloques de metal o de madera dura y se ajustan horizontalmente. Deben si ­tuarse próximas a tocar los flancos de la cinta , no los dientes desde luego. Por regla general las guías forman un con­junto con el rodillo de empuje, que pue­de desplazarse verticalmente. En fun­cionamiento este conjunto debe estar situado dejando espacio justo suficiente para permitir el paso de la madera y que se vea la línea de corte que debe seguirse.

Práctica del serrado. Siempre que sea posible evite el tener que retroceder la madera de la cinta. A veces es inevi-

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~ a

b

Fig. 13

Fig . 13. Serrado con cinta : a. El corte previo próximo a la línea de trazado.- b. Cortes previos en el desperdicio que faci litan su fá cil caída.

Fig . 14. Fases del serrado con cinta de una pata cabrio lé.

table y entonces debe hacerse cuidado­samente siguiendo la forma del corte. Cuando una línea sea muy complica­da, dar primero un corte siguiendo la forma general , ignorando los detalles pequeños. Por ejemplo, en la figura 13 (al. el primer corte se indica con la lí­nea de puntos ; esto elimina el grueso del desperdicio sin tener que retroceder en el corte y faci lita despu és el corte

. de los rincones agudos. Fíjese en que el corte se hace en la parte de dese­cho de la línea , para perm iti r el aca­bado posterior. En el caso de la f igura

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Fig. 15

Fig . 15. Corte de piezas al hi lo en la sie rra de cinta .

Fig. 16. Corte a gru eso de una tabla en la sierra de cinta. El ancho ha sido en parte serrad o pre­viamente por cada lado en una sierra circular.

13 (bl. los cortes previos permiten que vaya cayendo el desperdicio cuando se sierra la curva cerrada.

Algunas piezas exigen ser serradas en dos superficies. Por ejemplo la forma de una pata cabriolé se traza en dos superficies adyacentes y se sierra en ángulo recto , produciendo una sección cuadrada lista para redondear. Después que se han cortado las formas de una cara , los sobrantes se colocan como en la figura 14, permitiendo hacer los cor­tes restantes. En algunos casos el so-

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brante inferior se coloca para que sirva a modo de cama de soporte. Esto es poco necesario hasta abajo y por ello no hay tendencia a la inestabilidad.

Cuando se utiliza la sierra para dar cor­tes rectos al hilo se emplea una guía. Puede ser un accesorio ajustable hecho para la mesa o una simple pieza recta de madera, fijada a la mesa como en la figura 15. Aseg úrese que es paralela a la cinta, de forma que ésta quede alineada con el corte.

A veces se utiliza la sierra de cinta para tablear, es decir para cortar una tabla al grueso. En este caso es de gran ayuda hacer unos cortes previos a la sierra circular de forma que aligere el trabajo de la sierra de cinta. La operación se muestra en la figura 16, en la que puede verse la guía alta empleada para ase­gurar que la madera se mantenga ver­tical.

La figura 17 muestra el uso de la sierra de cinta para espigas.

Cepilladora Dentro de este epígrafe se encuentran dos tipos de máquinas : la cepilladora y la regruesadora. La última como indi­ca su nombre se utiliza para dar a la ma-

Mesa trase ra o de salida

dera un grueso uniforme, pero no es muy utilizada en los pequeños talleres por ser cara. Sin embargo es posible obtener un accesorio para regruesar para la mayoría de las cepilladoras.

Partes de la cepilladora. El esquema de la figura 18 muestra las partes princi­pales. Hay un cuerpo principal en cuyo centro gira el eje portacuchillas; este eje puede llevar dos o tres cuchillas. Delante y detrás del eje portacuchillas hay dos mesas ajustables a lo largo de guías inclinadas. De esta forma su

Fig . 17. Corte de una espiga en la sierra de cinta .

Fig. 18. Esquema de las partes principales de la cepilladora .

Gu ía

Mesa fronta l o de 111

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Fijación ---------------~~--------~

Fig . 19. Utillaje de madera para afilar cuchillas.

Fig . 20. Comprobación de la altura de la mesa tra ­sera .

altura puede ajustarse con respecto al eje portacuchillas. En la mesa frontal hay acoplada una guía ajustable en cualquier posición y también inclinable a cualquier ángulo. En algunas máqui­nas hay acoplada una mesa de hacer rebajes, la cual es realmente una extensión lateral de la mesa frontal. In­variablemente hay también una protec­ción que puede extenderse transversal ­mente a lo largo del eje porta cuchillas y situarse a una altura variable.

Afilado y ajuste. Aunque estén afila­das, las cuchillas de una máquina nueva necesitan ser asentadas con una piedra de aceite para lograr un buen filo. Un utillajes sencillo , para esto, se muestra en la figura 19 y pueden hacerse varia­ciones adaptadas a las cuchillas en con­creto. El utillaje hace posible mantener el ángulo de afilado . correcto. Cuando han de reafilarse con muela es necesa­rio montar las cuchillas en un soporte especial que corre atrás y adelante

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transversalmente a la cara de corte de la muela , lo que asegura un amolado regular.

Las cuchillas se fijan en el eje por dis­tintos sistemas; algunas con piezas acu­ñadas sujetas con tornillos o mediante un tapón también atornillado. Por regla general existe algún tipo de ajuste de su altura : bien un tornillo de reglaje en cada extremo o un agujero en la parte trasera por el que puede golpearse la cuchilla. Cuando coloque las cuchillas en el eje apriete los tornillos de fijación con la fuerza de los dedos y realice todo el ajuste antes de apretarlos definitiva­mente. Cuando no hay sistema de ajus­te las distintas cuchillas deben ser amo­ladas y asentadas exactamente a la mis­ma medida .

Durante el uso la mesa posterior debe estar exactamente nivelada con los filos de las cuchillas cuando se encuentran en su posición más alta y una vez ajus-

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Fig. 21. Posición de las ma­nos para cepillar de plano.

r

tada no se mueve nunca para el cepi­llado normal, hasta que haya que afilar otra vez. Proceda al ajuste de las cuchi ­llas una por una. Coloque una madera de canto 'recto sobre la mesa trasera, como en la figura 20, hacia un lado y gire el eje a mano, ajuste la altura de la mesa hasta que la cuchilla toque justo rozando la madera. Cuando un extremo esté ajustado lleve la madera al otro lado y pruebe este lado de la cuchilla. Probablemente será necesario subirla o bajarla y esto ha de hacerse hasta que ambos lados toquen justo la madera, no más. Desde este momento la mesa tra-

sera no debe moverse más (la mesa de­lantera se ajusta por debajo de este ni­vel).

Ahora proceda con la segunda cuchilla , ajustándola hasta que ambos extremos toquen justo la madera. Cuando todo esté en orden apriete los tornillos de fijación y haga una segunda prueba .

El espesor del corte queda determinado por la altura de la mesa frontal ; para comprobar éste sostenga la madera recta contra la mesa trasera , como an­teriormente, el espesor del corte vendrá

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Fig . 22. Planeado en la cepilladora .

Fig . 24. Uso del accesorio de regru esar para cepi ­llar la madera a un espesor dado.

determinado por la separaclOn de la madera y el plano superior de la mesa anterior. Algunas máquinas llevan una escala para indicar el espesor de corte , pero requieren su ajuste después de cada afilado. Para hacer éste se ajusta un gramil exactamente a 3 mm. y se traza el canto de una pieza recta de ma­dera. Coloque la mesa frontal a un corte que se vea claramente inferior a 3 mm. y poniendo en marcha la máquina , ce­pille una parte de la madera trazada. Baje la mesa hasta que el corte alcance justo al trazado de 3 mm. y sitúe el ín-

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Fig . 23 . Empleo del útil de empujar para planea r.

Fig . 25. Cepilladora preparada para labrar un reba­je.

dice indicador de la escala en la marca de los 3 mm. Todos los espesores indi­cados será n así correctos.

Cepillado de caras. Sitúe la guía a un ancho ligeramente mayor que el ancho de la madera y la protección de manera que la madera pase cómodamente bajo ella . Se ajusta entonces la mesa f rontal al espesor de corte deseado. Empuje la madera hacia adelante con la mano derecha, apretándola firmemente , con la mano izquierda , hacia abajo contra la mesa fronta l. A medida que la madera

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lo

pase sobre el árbol portacuchillas vaya retrocediendo la mano izquierda para que no se aproxime a él. Cuando haya pasado una longitud razonable sobre el árbol, traslade su mano izquierda más allá del árbol y presione la madera so­bre la mesa trasera. Cuando el final de la madera se acerca a las cuchillas pase también la mano derecha a la mesa tra­sera donde ayudará a presionar y hacer mover la madera. Procediendo así nin­guna mano estará nunca inmediata­mente sobre el árbol de cuchillas mien­tras gira. Figuras 21 y 22.

Cuando se ha de cepillar una pieza corta es aconsejable emplear un taco de em­pujar como se ve en la figura 23. Al co­mienzo del corte se alimenta la madera de la forma normal, pero cuando se acerca el extremo final se usa el taco de empujar. Cuando sea posible ponga hacia abajo la cara cóncava porque es más fácil de planear. Si esto no es po­sible es necesario cepillar primero la parte central antes de pasar la madera a todo lo largo.

Cepi llado de cantos. Es una operación simi lar pero la madera debe sujetarse firmemente contra la guía de forma que el canto se cepille a escuadra. Si la protección es de tipo telescópico es corriente situarla baja sobre el árbol portacuchillas y dejando el espacio justo entre su extremo y la guía para que pase la madera. Cuando la madera es muy ancha es conveniente aumentar la altura de la guía atornillando a ella una guía de madera. Esto aumenta la superficie de roce con la cual roza la madera. Con ello se aumenta la pre­sión exigida en todas las operaciones de cepi llado y es conveniente frotar las superficies de la madera y de la guía con un trapo ligeramente aceitado.

Una última palabra. Examine la madera y pásela en la dirección en la cual pa­rezca menos propensa a astillarse.

Accesorios para regruesar. Se coloca en una cepilladora corriente en la forma que se muestra en la figura 24 y se usa después de que una de las caras de la madera ha sido cepillada plana. La co­lumna del accesorio se fija en la mesa fronta l, con lo cual la pl aca regruesa­dora sube y baja con ella . La mesa pos­terior se ajusta de igual forma que para el cepillado normal, y la distancia entre ella y la placa regruesadora se iguala al grueso f inal que se desea en la ma­dera después de cepillada. Si se ha de eliminar mucha madera se hace en dos pasadas ; reajustando el grueso en la segunda .

Rebajado. Muchas máquinas están pre­vistas con una mesa para labrar rebajes , que es una extensión lateral de la mesa frontal. Esta soporta la madera mientras se pasa por la cepilladora . La mesa pos­terior se mantiene sin alteración , es de­cir al nivel de la posición más alta del filo de las cuchillas. La mesa frontal se baja a la medida de la profundidad del rebaje y la gu ía se lleva a una posición que deje una longitud de cuchilla igual a la anchura del rebaje. Normalmente la madera puede labrarse en una sola pasada , pero si el reba je es ancho o la madera dura , es bueno ajusta r el co rte a la mitad de la profundidad y hacer dos pasadas. Al comienzo al imente el t raba­jo lentamente , de lo contrario las cuchi­ll as pueden aga rrar la madera y hacerla saltar hacia atrás. La figura 2 5 muest ra la operación de rebajado.

Biselado y chaflanado . Cuando estos se hacen a todo lo largo de la pieza se procede como en el cepillado norma l, excepto en que la guía se incli na al ángulo necesario.

Con los chaflanes limitados es diferente, siendo necesario que las dos mesas es­tén al mismo nivel y las cuchill as sobre­salga n en la misma medida que la pro­fundidad del chafla nado. Sobre la guía

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Fig . 26. Cepillado de un chaflán limitado.

Fig. 27. Cepillado de patas convergentes.

A

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r r-"---- -fl

se fija una superficie de madera con topes atornillados que determinan el comienzo y final de los chaflanes. La madera se sostiene firmemente contra el tope más próximo y el extre'mo más lejano se va bajando lentamente contra el árbol portacuchillas. Las cuchillas tienden a agarrar la madera al hacer esto pero el tope impide que la madera sea lanzada hacia atrás y una vez la madera descansa sobre las mesas cesa la tendencia al agarre. La madera se alimenta hacia adelante hasta alcanzar el tope frontal. La figura 26 muestra la labra de unos chaflanes limitados.

Convergencias. La mesa trasera se ni­vela con las cuchillas como en el cepi­llado normal y la mesa anterior se baja una altura igual a la madera que se ha de quitar del extremo más delgado. Se coloca un tope en la mesa o en la guía

Tope

Guía

Fig. 27

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de manera que las cuchillas comiencen a trabajar justo cerca del punto deseado como en (A) figura 27, quedando contra el tope el extremo cercano de la made­ra. La madera se empuja hacia adelante como se muestra en (B).

Si debe labrarse en forma convergente toda la longitud de la madera, el corte debe comenzar cerca del extremo, por­que es esencial que éste descanse so­bre el labio de la mesa trasera. El tope se sitúa de forma que por lo menos 6 mm. de madera descansen sobre el la­bio. Si no se hace así se producirá un fuerte retroceso.

Lijadoras

Hay dos tipos principales de lijadoras usadas en el taller casero: de disco y de banda. La primera se muestra en la figura 28, siendo su empleo corriente el ajustar las piezas más que el afinado de las mismas. Por ejemplo es de valor inapreciable para ajustar los ingletes, después de serrados, o acabar a escua­dra las testas de las piezas. Otro uso es acabar los cantos de maderas de for-

Fig. 29. Util para ajustar varias piezas a la mis­ma longitud.

Fig. 28. Ajustando una pieza de madera en la lija­dora de disco.

mas curvas convexas. Naturalmente la mesa debe estar en ángulo recto con el disco, y la ranura que hay en ella debe ser paralela al mismo. El tope de ingle­tes se usa para guiar el trabajo y se des­liza de un lado a otro para igualar el desgaste del abrasivo. Sólo se usa la parte descendente del disco, pues de lo contrario la madera tiende a levan­tarse.

Posiblemente el caso principal en que se da un mayor ahorro de tiempo con la lijadora de disco es cuando hay que

Fig. 30. Lijadora de banda con guía ajustable.

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ajustar a la misma longitud un cierto número de piezas. Primero se escuadra un extremo de todas las piezas soste­niéndolas contra el tope de ingletes. Luego se prepara un útil como en la fi ­gura 29 ; en él se corta un rebaje y su longitud es tal que cuando se presiona sobre el extremo de la pieza , toca al borde de la mesa cuando la pieza ha llegado a la longitud prevista tocando al disco el extremo opuesto. Para usarlo el útil se sostiene contra el extremo de la pieza y se presionan juntos hacia ade­lante hasta que el útil toca la mesa y el disco deja de cortar. Para piezas gran­des es aconsejable fijar el útil a la pie­za mediante un gato.

Los ingletes se trabajan en la misma forma que los extremos a escuadra , pero con el tope de ingletes colocado en el ángulo preciso. Si es necesario puede hacerse un útil similar al de la figura 29, pero con el corte del rebaje acomodado al corte del inglete. En to­dos los casos la cara de la moldura debe colocarse hacia arriba de modo que el astillado que es inevitable se forme en el dorso, donde será invisible. Los ingle­tes compuestos con inclinación en am­bos sentidos, ancho y grueso, pueden ajustarse con facil idad en la lijadora de disco.

Renueve el papel abrasivo tan pronto como deje de cortar, de ot ro modo sim­plemente quemará la madera . Cua lqu ier adhesivo en fr ío puede producir buena adherencia. Colóquelo sobre una super­ficie plana con un peso encima , si es necesario, para que el disco quede en

. estrecho contacto -con el papel. Pueden emplearse papeles de lija que se venden en discos especialmente para este f in o papel de granate. Evite permitir que se humedezca.

Lijadora de banda. Este tipo de lijadora puede utilizarse para ajustar igual que la lijadora de disco, pero tiene dos ven-

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tajas : su movimiento es rectilíneo, por lo cual puede usarse para el trabajo de alisar y pulir, para lo que la lijadora de disco es inadecuada, y los tambores al­rededor de los cuales pasa la banda de lija permiten alisar superficies cóncavas. La Fig. 30 muestra una lijadora de banda.

Casi todas las lijadoras de banda están provistas de un tope de algún tipo y los modelos mejores están equipados con una mesa ajustable. Cuando no lle­van ésta, se puede construir una cuyos detal les se adapten a las particularida­des de la máquina. Puede incluir una mesa que pueda disponerse con varias inclinaciones de modo que puedan ajus­tarse ingletes, etc. Invariablemente lle­va n incluido un dispositivo de alinea­ción que asegura la permanencia de la banda sobre los tambores.

Maquinas manuales Así como el torno es la base de una serie de dispositivos para serrar, ce­pillar, lijar, etc. , el taladro eléctrico es la máquina manual para la que se pue­den obtener sierras, discos de lijar y . muelas, aunque también existen má­quinas portátiles para usos individuales.

El taladro eléctrico de pistola puede utilizar brocas hasta de 6 mm. (los tala­dros mayores y más pesados pueden usar brocas de hasta 12 mm. pero su uso para trabajar madera es limitado). Desde luego, pueden utilizarse las bro­cas para metal , pero es necesario mar­car todos los agujeros con un punzón , pues estas brocas no llevan punta de centrar. Pueden obtenerse barrenas he­licoidales especiales con el vástago ci­líndrico, pero si hay dificultad para ello puede serrarse la parte cuadrada ·de acoplamiento al berbiquí de las ba­rrenas normales. Muchas de estas ba-

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rrenas tienen la punta de centrar en forma de tornillo y debido a la velocidad del taladro , tienen tendencia a clavarse en la madera y si el agujero es grande la máquina puede atascarse. Generalmen­te se obtendrán resultados más satis­factorios si se lima el gusanillo en forma de pirámide cuadrangular, pues enton­ces el avance del taladro puede hacerse a la velocidad adecuada en cada caso. Para agujeros ciegos y a escuadra es aconsejable utilizar algún tipo de so­porte para el taladro que permita bajarlo contra la madera. Esto presenta dos ventajas, el agujero puede hacerse per­fectamente a escuadra o a cualquier ángulo determinado y puede pararse a la profundidad deseada sin necesidad de comprobación individual.

Las puntas de pala o rápidas, figura 31 , utilizadas con el taladro eléctrico hacen agujeros limpios. Son intercambiables sobre un vástago común y trabajan con una acción de rascado más que de corte . Los cortes están afilados a un ángulo bajo, lo cual tiene la ventaja de evitar que se claven. Se afilan en una pequeña muela.

En la figu ra 32 se muestra un pequeño dispositivo de sierra circu lar. Está pro­visto de una galga de profundidad y una guía ajustable y puede hacer cortes a escuadra y en ángulo. La ventaja de esta herramienta se encuentra en los trabajos en los que es preferible llevar la máquina sobre la madera y no vice­versa.

Sierra de patín. Se muestra en la fi ­gura 33. Se utiliza para cortar curvas y tiene la ventaja de poder hacer cortes interiores. Es ideal para cortar madera de 12 mm. o menos de grueso, pero puede usarse ocasionalmente para cor­tar trozos más gruesos. Puede usarse en dos formas, seg ún el tipo de trabajo: para serrar paneles grandes la sierra se lleva sobre la madera , pero para pe-

Fig . 31. Punta de pala utilizada en un ta ladro el éc­trico.

Fig. 32. Acoplamiento de sierra portát i l.

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queñas piezas es mejor lo contrario; la sierra se fija al revés sobre el banco o en el tornillo y la madera se pasa por ella.

Ujadoras. De los distintos tipos de lija­doras portátiles, la más útil , en gene­ral, para superficies planas es la orbital

Fig. 34. Utilización de una Iijadora orbital.

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Fig. 33. Sierra portátil de patín o espada. Foto : cortesía de Black and Decker Ltd.

(figura 34). Puede obtenerse como má­quina individual o como un accesorio para el taladro eléctrico. Este tipo no gira en el sentido corriente de la pa­labra y posiblemente la forma más sen­cilla de describir su acción es imaginar una serie de puntos de lápiz en la su­perficie de la lija, cada uno de los cuales se mueve girando en un pequeño círcu­lo del orden de los 2 ó 3 m m. de diá­metro.

Cepillo de fondos eléctrico de gran ve­locidad. Esta máquina presenta gran­des ventajas para trabajos tales como rebajar huecos, ranurar, hacer rebajes, molduras, etc. Sin embargo, es bastante caro y por ello, además de por la difi­cultad de adaptarle un amortiguador, no se encuentra con frecuencia en los talleres del artesano casero. Puede, sin embargo, realizar trabajos que son difí-

Fig. 35. Corte de una ranura con el rascador de alta velocidad.

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Fig. 36. Realización de un rebaje con el accesorio de rebajar Arcoy. El rebaje se hace mediante dos cortes en ángulo recto.

ciles O incluso imposibles de hacer por otros medios. En la figura 35 se muestra haciendo una entalla.

Util de hacer rebajes. Es prácticamente una pequeña sierra circular que se aco­pia al taladro eléctrico. Hace los rebajes mediante dos cortes formando ángulo recto entre sí, como se muestra en la figura 36.

Fig. 37. Corte de lazos con la escopleadora Arcoy. Se muestra el accesorio de paso variable.

Escopleadora de lazos. Es una máqui­na eficiente para labrar juntas de lazos, cortando simultáneamente los huecos y dientes. Además de los dispositivos normales, existe un dispositivo de paso variable, figura 37, que permite espaciar los lazos en la madera de forma que nin­guno quede cortado parcialmente en un extremo. También existe un acopia­miento para cortar lazos ranurados.

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Siete

Construcción

Actualmente existe una tendencia cre­ciente a utilizar materiales manufactura­dos en lugar de madera maciza . Esto sucede fundamentalmente por la casi imposibilidad de obtener madera maciza de las especies más atractivas de ma­deras duras. En consecuencia se tiene que usar el chapeado sobre una base de tablero contrachapado, laminado o conglomerado de virutas. Los cantos se cubren con listones de madera ma­ciza o se chapean. Solamente se hacen con madera maciza patas, largueros estrechos o piezas que deben ser la­bradas en curva , torneadas o talladas. Puesto que los materiales manufactura­dos están libres de la tendencia al mo­vimiento hay en los métodos de cons­trucción una libertad considerablemen­te mayor que cuando se usaba sola­mente madera maciza . Por otra parte cada uno de estos materiales tienen sus peculiaridades que hay que tener en cuenta para su uso en la construcción , especialmente en los t ipos de uniones que deben usarse.

Elementos tales como puertas y piezas de cajones se hacen frecuentemente con estos materiales modernos, ya con tableros chapeados listos para su uso o chapeando posteriormente los paneles base. Así las puertas lisas son popu­lares, necesitándose solamente rebor­dearlas o proveerlas de un canto sufi­cientemente an~R8 Bara recibir las bi­sagras o las ce FF guras, etc. Aunque por otro lado, en determinadas circuns­tancias, se prefieran puertas de paneles para ciertos trabajos, también en este caso, frecuentemente se emplea tablero contrachapado para los paneles. Tam­bién deben ser conocidos los métodos de co'nstrucción tradicionales con ma­dera maciza , especialmente por aquellos a quienes atraiga la reproduccjón de muebles.

Fig. 1. Listones encolados por los cantos y cha­peados.

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Un punto a tener en cuenta es que al­gunos materiales modernos requieren el empleo de máquinas para ser utilizados eficazmente. Un ejemplo es el de los tableros aglomerados que han de serrar­se a medida en la sierra circular porque es difícil y a veces imposible cepillar límpiamente sus cantos. El cepillo sólo levanta polvo y en cualquier caso pierde su filo rápidamente debido a la naturaleza abrasiva de los adhesivos de aglomeración .

El corte con la sierra de mano deja los cantos rugosos y el cepillado es esen­cial. Es mucho más satisfactorio utilizar la sierra circular que, en una máquina adecuada, produce un corte recto y a escuadra y con un acabado limpio. El uso de una sierra con las puntas de los dientes de metal duro evita el rápido embotamiento de los dientes.

Hay otro punto relacionado con éste en el uso de tableros ch'apeados por las dos caras. El uso del serrucho, casi con toda seguridad, producirá astilladuras en la chapa trasera, por lo que cuando sólo se pueda trabajar a mano deberá darse el corte lo suficientemente sepa­rado hacia la parte del desperdicio, para poder eliminar posteriormente con el cepillo la chapa astillada.

Los cortes se hacen mejor con la sierra circular, dando a ésta la mínima pro­yección por encima del tablero de modo que los dientes salientes corten lo más cerca posible de la línea del ta ­blero en vez de golpear hacia arriba con lo que se aumentaría el riesgo de asti ­llar la chapa de atrás. El afilado de los dientes es esencial , en casos muy im­portantes es acons~jable cortar previa­mente la chapa de atrás con el gramil (o con el formón y una regla) de modo que quede cortada la veta de la chapa. No hay dificultad en acabar con el ce­pillo el contrachapado o la madera lami­nada.

100

Puertas lisas

Generalmente están en concordancia con las act uales ideas de diseño y se han hecho posibles ampliamente, debi­do a la introducción de materiales tales como los tableros de contrachapado y aglomerados que pueden obtenerse en grandes paneles y están libres de con­tracción.

Puertas alistonadas y chapeadas. En tamaños pequeños puede seguirse el sistema de la figura 1, que fue el orig i­nal para hacer estas puertas y a ún se util iza con cierta extensión. Se emplea madera de veta recta , seca y fiable. Los listones de 50 mm. de ancho aproxima­damente se encolan canto con ca nto ,

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Fig . 2 . Puerta de contrachapado o laminado , canteado y chapeado.

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alternando la cara del corazón hacia adelante y detrás. Se alisan las dos caras y se recubren con chapas lisas con la fibra al través. Sobre esta con­trachapa se aplican las chapas vistas. Es importante que a las dos caras se apli ­quen chapas de igual espesor. A veces se omite la contrachapa , pero los re­sultados no son tan seguros.

Tableros laminados o contrachapa­dos. Estos se muestran en la f igura 1. Cualquiera que sea el material ut ilizado, las chapas de cubrir deben tener la veta cruzada con la de la chapa exterior del tablero. En el mejor sistema se usan contrachapas como en la f igura 1, pero con frecuencia se omiten . Ambas caras deben tratarse por igual. Para ocultar las diferentes capas en el borde se nece­sita una tira de canto y en muchos casos se coloca antes de chapear, porque pro­duce un efecto de cont inuidad a ambas caras. Sin embargo, si es previsible que el panel esté sometido a mucho roce en los cantos es mejor chapea rlo prime­ro. Así el canto proporciona protec­ción y siendo tan estrecho no se ve in­debidamente.

Los sistemas de disponer el canto se muestran en (al, (b) y (c) de la figura 3 . El más sencillo , el de (al, tiene de 5 a 6 mm. de espesor y se encola todo alre­dedor con las esquinas ingletadas. El chapeado se hace sobre él. Un sistema más fuerte es el de (b) que es amplia ­mente utilizado en la industria. Como, sin embargo, la sección del canto es bastante difícil de hacer a mano, de­bido a que los dos rebajes deben ser de igual profundidad , puede preferirse el canto (c). En este caso sólo se necesita una entalla y los rebajes en el tablero , que forman la lengüeta son más fáciles de trabajar por disponerse de mayor superficie de apoyo. Los rebajes pueden marcarse con el gramil de corte y tra­bajarse independientemente desde cada cara .

Puerta de bastidor recubierto . El siste­ma de la figura 4 se emplea con fre­cuencia para trabajos pintados. En la mejor forma de hacer, ambos lados se cubren con contrachapado, aunque con frecuencia se omite la trasera. Los tra­vesaños intermedios son deseables para evitar la tendencia de los paneles a hun­dirse localmente. Cuando se recubren las dos caras, a veces se presentan com­plicaciones debido a la desigualdad de condiciones del aire necesariamente atrapado entre los paneles y el aire de la atmósfera circundante ; para evitarlas pueden trasladarse una serie de aguje­ros en los travesaños, como se muestra en la figura. El tablero frontal puede aca­barse enrasado con los cantos del bas­tidor o dejarse sobresalir, como en (d) figura 3; esto es útil en cuanto forma un rebaje y ayuda a impedir el paso de pol­vo. Alternativamente puede usarse el tablero ajustado hacia adentro de (e) figura 3.

Puertas de bastidor. Consisten en un armazón principal, ensamblado con unio­nes a caja y espiga y uno o más paneles ajustados en ranuras o rebajes. La idea es que el armazón proporcione la resis­tencia , siendo los paneles simples pie­zas de relleno. Si estos son de madera maciza tienen libertad para moverse en las ranuras si se produce contracción o dilatación .

Panel en ranuras. El tipo de panel en ra­nuras se muestra en la figura 5. Se usa principalmente para puertas pintadas en lo que no hay dificultad para la apli ­cación del acabado ya que se usa la bro­cha. Es inadecuado para un acabado barnizado a muñeca en cuanto es qifí­cil trabajar frotando en los cantos in­ternos y rincones. Según sea el tipo de trabajo el panel será preferentemente de contrachapado, madera laminada o madera maciza.

Fíjese en que el ranurado corta auto-

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Fig. 4. Puerta de bastidor con paneles encola- Fig. 5. Panel encajado en ranuras. Nótese cómo dos sobre él. el retalón llena el ext remo de la ranura.

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Fig. 6 . Puerta con bastidor moldurado y rebajado.

máticamente la espiga por su parte in­terior; consecuentemente la mortaja debe disponerse correspondiendo a esta posición interior. Otro punto a señalar es que en la parte exterior de la espiga se deja un retalón, como en (a). para lle­nar la ranura que necesariamente re­corre todo lo largo del montante.

Puerta moldurada y rebajada. Es am­pliamente utilizada en trabajos de mue­bles con acabados barnizados ya que el panel puede barnizarse separadamente y ser colocado después. En los mejores trabajos los cantos frontales son mol­durados en la madera maciza , como en (b) figura 6 (a diferencia de una moldura aplicada). y un hecho esencial es que la base de la moldura está al nivel del rebaje como se muestra. Esto es así para que al cortar la parte de la moldura que corresponde a la junta quede una superficie plana para apoyar los espal­dones de la espiga.

Cuando se traza debe tenerse en cuenta que la distancia entre espaldones se toma desde el rebaje no desde el canto de los montantes. Esto parece bastante obvio después de moldurar y rebajar, pero no está tan claro de antemano, cuando la madera a ún está solamente escuadrada. Se puede lograr una obra más fuerte si se hace un retalón en la parte inferior, donde se sugiere en (a) .

Para el trabajo barato la moldura se apli ­ca separadamente (c) figura 6, siendo ingletada en las esquinas. Es más rá ­pido de hacer porque solamente se ne­cesita un bastidor cepillado a escuadra y la moldura puede adquirirse lista para su aplicación. Un uso más justificado de este recurso se da cuando se requi ­re una moldura sobresaliente como en (d) que no puede trabajarse fácilmente en la madera maciza.

Panel rebajado. Cuando el panel se hace

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dejarse reta Ión

Fig . 7 . Puerta con panel en rebaje.

rebajado y sin moldura se emplea la unión de (b) figura 7. Esta exige espal­dones corto y largo en la espiga , el de detrás es más largo que el de delante en la profundidad del rebaje. También en este caso puede ser ventajoso dejar un talón . En todos estos ejemplos los ensambles se trazan y cortan primero ; esto es seguido del rebajado o ranurado, la moldura se labra después. El ingle­tado (como en 'a; f igura 6) es el proce­so final y se realiza durante el armado.

Construcción de una puerta de basti­dor. La figura 8 muestra el proceso ge­neral. Los detalles se adaptan de acuer­do con el tipo particular de puerta a construir. En el ejemplo dado en (a) el bastidor es rebajado y moldurado y la unión utilizada puede ser la que se mues­tra en (d) de la pág. 122. Habiendo ce­pillado a medida los montantes y trave­saños, trace con el gramil la profund i­dad del rebaje y la moldura (los dos son iguales). Sosteniendo un montante con-

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tra el armazón del armario (b) marque con lápiz la altura de la puerta , aña­diendo 1,5 mm. para el cepillado y ajus­te. Para marcar la distancia entre es­paldones de los travesaños coloque los dos montantes sobre la parte inferior del armazón, coloque sobre ellos el trave­saño como en (c) y traslade la línea de los rebajes, aumentando también 1,5 mm. aproximadamente.

Para asegurarse de que los montantes sean parejos deben unirse temporal­mente con gatos como en el (a) y trazar a escuadra a través de ambos. Fíjese en que además del ancho total del tra­vesaño deben trazarse a escuadra la profundidad del rebaje y la entrada de la mortaja en el extremo. Estas dos últi­mas marcas nos dan la longitud de la mortaja , todas las marcas deben pasar­se a lápiz.

Un procedimiento similar se sigue con los travesaños, pero utilizando la cuchi-

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Marcar 1,5 mm más

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Fig. 8. Cómo se marcan las piezas para hacer una puerta : a, dónde se toma la medida entre espaldo­nes en un bastidor moldurado y rebajado.- b, mar­cado de la medida del montante.- e, longitud entre espaldones del travesaño.- d, trazado de la posi­ción de las mortajas en los montantes.- e, escua­drado de los espaldones.

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Fig. 8 . f , orden en que deben cepillarse los can­tos de la puerta.- g, cómo se inclina el canto de cierre.

lIa de marcar o un formón (e). Después se separan las piezas y se vuelve el tra­zado alrededor de cada pieza indepen­dientemente. El talón de la escuadra debe apoyarse siempre en la cara o el canto buenos.

Sigue el corte de las espigas, después de lo cual se trabaja el rebaje y final­mente la moldura. Las quijeras no deben serrarse hasta que estas dos últimas operaciones no se hayan terminado. El ingletado de la moldura se hace utili ­zando la plantilla de ingletes seg ún se explicó en la pág. 76.

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Después de armar el bastidor se igualan las juntas y se acopla la puerta en el orden indicado en (g). Si después de ce­pillar el canto n.o 1 para acoplarlo al ar­mario, la puerta es apreciablemente de­masiado ancha, cepille el exceso repar­tiéndolo por igual entre los dos cantos opuestos, de lo contrario la puerta que­daría desequilibrada. Lo mismo debe hacerse con los cantos de arriba y abajo.

Puertas grandes

Puertas con travesaños y tirantes. La forma más sencilla de puerta es la del tipo que puede hacerse para una barra­ca. Consiste en una serie de tablas ma­chihembradas, corrientemente de 22 mm. de grueso o menos si es una puerta ligera, unidas por piezas de mayor grue­so -digamos de 32 mm.- clavadas transversalmente. Para evitar que se descuelgue, se añaden unos tirantes en diagonal , como en la figura 9, que se encajan en entallas cortadas en los tra­vesaños. Es improbable que el ancho coincida con un número exacto de ta­blas y la forma de proceder es alcanzar el ancho por exceso y eliminar éste re­partido entre las dos tablas extremas, así el efecto queda equilibrado. Re­cuerde que en cualquier caso la ranura y la lengüeta de los cantos libres de es­tas tablas extremas deben eliminarse. Puede suceder, ocasionalmente, que en los lados queden unos listones muy es­trechos, en cuyo caso es aconsejable reducir el ancho de todas las tablas, re­haciendo la ranura si es necesario o, lo que es mejor, eligiendo un ancho de tabla más conveniente.

Prepare los travesaños recordando re­meterlos si es necesario dejar espacio para las jambas de la puerta. Bisele o chaflane las aristas como se muestra. Los travesaños se colocan generalmen-

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Fig. 9. Puerta de travesaños y tirantes.

Fig. 10. Travesaños fijados a un montante.

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te en el interior, pero en caso de que vayan en el exterior la arista inferior debe dejarse a escuadra y practicar en el 'canto inferior una . ranura de goteo o go­terón. Es conveniente hacer las entallas para recibir los tirantes antes de fijar los travesaños, es un trabajo sencillo de serrar a través y cortar con formón las entallas inclinadas. Clave los tres travesaños en un montante, como en la figura 10, compruebe el escuadrado y

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Fig. 11 . Puerta con bastidor, travesaños y tiran­tes y construcción de la misma.

dé la vuelta al conjunto. Con lápiz y regla marque las posiciones y clave las tablas punzonando las cabezas hacia dentro. En esta forma los clavos pasan a través del material más delgado hacia el más grueso.

Vuelva otra vez la puerta al revés y cor­te los tirantes para que ajusten bien en las entallas. Clávelos desde la otra cara , habiendo trazado líneas de lápiz como

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guía. En todos los casos incline los clavos, cuando sea posible , para evitar rajaduras.

Puerta con bastidor, travesaños y tirantes. Estas se usan en trabajos de mejor clase. Se arma un bastidor con uniones a caja y espiga y se ajustan ti­rantes para evitar que se descuelgue. Sobre una cara se clavan tablas machi­hembradas como en la figura 11 .

El travesaño superior y los montantes tienen un rebaje para recibir las tablas de machihembrado, pero los travesaños central e inferior están adelgazados en la medida equivalente al espesor del ta­blero y tienen espigas enrasadas a la cara. En (a) se muestra el ensamble del travesaño superior ; fíjese en los es­paldones cortos y largos, el frontal llega hasta el rebaje. Las espigas enrasadas de los travesaños central e inferior se muestran en (b). Todas están tomadas a todo el ancho y apoyadas por la cara de fuera .

Suponiendo que las tablas tengan una junta en V en las uniones, el bastidor principal debe chaflanarse antes de ar­mar, para un mejor aspecto. El chaflán del travesaño corre a todo lo largo, pero el de los montantes debe terminar en la junta y se acaba con un corte a inglete de albañil hecho en la madera maciza , después de encolada. Los tirantes se cortan a la medida y se clavan con un clavo en el canto por cada extremo.

El machihembrado debe ser lo más plano posible. Cualquier reducción del ancho que sea necesaria debe repartir­se por igual entre las dos tablas de los lados. Clávelo en posición y rehunda las cabezas de los clavos.

Puertas lisas. Las hay de muchos tipos. Un modelo atractivo con o sin panel de cristal se muestra en la figura 12. Se construye un bastidor principal con

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Fig . 11 . a, ensamble de ca ja y espiga de arri ­ba .- b, espiga enrasada a la cara del travesaño central.

juntas a caja y espiga y se encolan ta­bleros de contrachapado por las dos caras. Para prevenir el hundimiento en­tre los travesaños se colocan un cierto número de tablillas. También se pone un taco en el que pueda tallarse la mor­taja para la cerradura y montantes que hagan posible el corte de la ventana circular. Por último se añaden cantos con lengüeta. en parte para un mejor acabado y también para proteger los cantos de la chapa.

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Es esencial que el bastidor esté comple­tamente libre de alabeo y también que el conjunto se mantenga completamen­te plano cuando se encolan y prensan los paneles. De otra forma se perpetua­ría el alabeo.

Puertas correderas Hay muchos sistemas de disponer estas puertas.

Puertas de madera maciza. Un método sencillo para las puertas de madera se presenta en (a) de la figura 13. Consiste en un rebaje suficientemente ancho pa­ra contener las puertas y una tira de separación entre ellas. Es práctico hasta cierto punto, pero las superficies des­lizantes son amplias y en consecuencia hay mucho roce ; además el desgaste se produce en la superficie del canto de la propia puerta y eventualmente puede formarse una desagradable mar­ca. El uso de grasa de velas como lubri­f icante ayuda a dism inuir la fricción .

La tira de separación se inserta des­pués de colocadas las puertas en posi­ción. Haga un ajuste fuerte y utili ce so­lamente uno o dos puntos de cola de forma que no exista una dificultad in­necesaria para desmontarla. Si se pre­fiere , la tira de arriba puede fijarse per­manentemente de antemano. La de aba­jo puede ser de dos trozos con una pequeña junta de empalme ; uno solo de los trazos se encola permanentemen­te, con lo cual se perm ite que puedan introducirse las puertas y deslizarlas hacia un lado, después de lo cual se coloca la segunda pieza su jetándola con dos puntos de cola .

Las puertas más ligeras, de contracha­pado, pueden disponerse como en (b). Las ranuras superiores son el doble de profundas que las de abajo de form a que las puertas pueden levantarse y es­t irarse hacia afuera para desmontarlas.

110

I para ce-rradura

Fig. 12. Construcción de una puerta li sa.

Como alternativa puede emplearse una gu ía de sección ranurada (c) inserta­da en un rebaje .

Guías y correderas especiales. Para puertas pesadas se usan con frecuencia las guías y correderas de bolas de la figura 14. Las correderas pueden colo­carse en el canto inferior como en (a) y (b) y la guía se atornilla en un rebaje en el suelo del armario. Si se puede co­locar un tapajuntas la disposición mos­trada es satisfactoria. En caso contrario debe ranurarse el canto inferior de las

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Fig. 13. Puertas correderas : a, puertas macizas en rebaje.- b, puertas de contrachapado en ra ­nuras.- c, guía de ranuras.

Fig . 14. Distintas disposiciones de correderas de bolas y guías metálicas.

Fig . 15. Guías y correderas de fibra , silenciosas.

puertas, de modo que se ajuste bien sobre las guías, como en (e). En la parte superior hay simples lengüetas de madera. Una variante sencilla es la trasera de las puertas y se atornillan a ellas ; éstas se deslizan en ranuras y

- pueden atornillarse después de colo­cadas las puertas en posición. De esta forma las puertas pueden desmontarse con facilidad .

Un dispositivo de especial buen resulta ­do son las guías y correderas de fibra de la figura 15. 'Las guías de fibra se

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introducen en ranuras en el bajo del armario y cuando puede ponerse un ta­pajuntas las correderas se colocan en un simple rebaje en el canto inferior de la puerta. Sin embargo, un sistema mejor es hacer ranuras en el canto inferior de las puertas para que éstas ajusten ce­rradamente con el suelo del armario , como en la figura 1 6. Una variante es la del esquema de la figura 17, usado a menudo en puertas de contrachélpado grueso; primero se introducen las len­güetas de arriba y luego se coloca la tira inferior en trozos separados.

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Fig . 16. Variante del montaje de gu ías y corre­deras de f ibra .

Fig. 17 . Puertas correderas con ranura y len­güeta arriba y abajo.

Puertas de cristal. Un sistema sencillo se muestra en la figura 18, en el cual se hacen ranuras abajo y arriba que propor­cionan un ajuste libre. Debe observarse que las ranuras superiores tienen una p ~ofundidad extra, que permite levantar las puertas y dejarlas caer en las de aba­jo. Esto permite desmontar las puertas en cualquie r momento. Un deslizamien­to bastante más suave puede obtenerse colocando t iras de f ibra en el fondo de las ranuras inferiores, como se muestra a la izquierda. Otra alternativa es en­colar t iras de fieltro a lo largo de las ra -

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Fig. 18. 'Puertas correderas de cristal . deslizán­dose en ranuras.

nuras, pero esto no produce un desl iza­miento tan bueno.

También -se pueden obtener canales es­peciales de fibra o metal , como los de la figura 19. En ambos casos se hace una ranura ancha arriba y abajo para recibir las canales como un conjunto.

Una última palabra en relación con cual­quir diseño que presente tiras salientes en el suelo ; es un buen plan hacer que ambas tiras salientes finalicen por un extremo unos 50 mm. antes del final

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Fig . 19. Ejemplos de guías de fibra .

Fig. 20. Armario pequeño con frente de persia­na de tambor.

de la puerta de forma que el fondo pue­da fácilmente limpiarse de polvo.

Persianas de tambor

Una persiana de tambor consiste en una serie de listones estrechos encol ados sobre un respaldo de lona. Los extre­mos se introducen en ranuras practica­das en el mueble, figura 20, y pueden correr a lo largo de una curva de radio razonablemente grande. Generalmente

sólo pueden emplearse cu rvas convexas (con la lona por la parte interior) porque las juntas se pueden abrir cuando la persiana pasa alrededor de la curva. Al ­gunas persianas, especialmente las que equipaban los antiguos escritorios, tie­nen alambres que atraviesan las tablillas para mantenerlas juntas, en lugar de lona ; esto hace más fácil el uso de la persiana la cual puede doblarse en los dos sentidos ya que el punto de giro está en el centro de la madera en línea con el alambre.

Variedad de secciones. En la figura 21 se presentan algunas secciones de per­sianas. La más sencilla es la (a) que en este caso se presenta chapeada pero puede usarse con listones macizos. Para esto último es práctica corriente utilizar listones de madera clara y de madera oscura alternados.

Cuando se usa chapa , como en (a), la veta se toma al través y se usa una sola hoja de chapa de forma que la veta es continua. Para hacer una persiana as í, el trabajo se prepara de un ancho sufi ­ciente para cortar todos los listones, uniendo dos o más piezas ; entonces se chapea y después se corta en listones, numerando cada uno de modo que pue­dan colocarse en el mismo orden , guar­dando así la continuidad del veteado. Para evitar la curvatura por tiro, se cha­pean las dos caras.

Cuando se necesita una sección mol­durada, los listones se preparan de mo­do que cada uno forme una sola moldu­ra , a menos que éstas sean muy estre­chas, en cuyo caso pueden hacerse dos en cada listón como en (b). Puede com­probarse que tanto en este caso como en el de (a) las juntas se abren necesa­riamente cuando la persiana pasa sobre una curva. Por regla general esto no im­porta porque la persiana está oculta alrededor de la curva. Cuando esto no puede disponerse así es aconsejable

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Fig . 21 . Diferentes secciones adecuadas para persianas de tambor.

emplear una sección que se solape, co­mo la vista en (c) .

Una sección bastante más limpia es la de (d), en la cual la pequeña curva está trazada con el mismo centro de la curva de la lona de respaldo; así las dos pie­zas ajustan limpiamente una con otra, sin embargo, es una sección complica­da para trabajarla a mano. La sección (e) es una simple variante de la (c), mientras que la (f) tiene la ventaja de poder curvarse en los dos sentidos.

Armado de una persiana de tambor. Es necesario construir un tablero de mon­taje sobre el que se puedan colocar las piezas juntas como se muestra en la fi ­gura 22. El tablero está rebordeado por tres lados con listones clavados, cuya al ­tura es algo menor que el espesor de los listones de la persiana. Estos últi ­mos deben tener todos exactamente el mismo grueso y sus cantos deben estar cepillados perfectamente a escuadra y rectos. Antes de colocarlos en posición

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frote los cantos con un trozo de cera de vela, para evitar que se adhiera cual ­quier rastro de cola que pueda penetrar. Se colocan uno al lado de otro y la pieza de cuatro cantos se sitúa al final ; ésta debe ser apretada ligeramente con un gato y luego clavada , lo cual lleva a todas las piezas a juntarse cerrada­mente.

Para evitar cualquier tendencia de las piezas a levantarse por la presión colo­que un batiente a través de la cara de las piezas de la persiana hasta que se hayan introducido los clavos en la pieza del fina l. En todo caso sólo se necesita una ligera presión.

Para el respaldo utilice una pieza de lona fina de buena calidad. Estírela lo más posible pasándola atrás y adelante so­bre un canto redondeado de un palo recto. Fíjela en uno de los bordes del tablero con unas cuantas tachuelas y dóblela hacia afuera . Encole las piezas de la persiana , eche la lona recta a su

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Fig. 22

Fig. 23

Corte de gramil

Fig. 24

Piezas de la persiana

Fig.

Fig. 22. Tablero de montaje utilizado para colocar la lona.

Fig. 23. Piezas en posición y lona prensada enci­ma.

Fig. 24. Cómo se rebajan los extremos de los listo­nes.

Fig. 25. Cómo se asegura la lona al final de la per­siana.

=

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través hasta el extremo más alejado y sujétela con una o dos tachuelas. Alise cualquier arruga de la lona y coloque un tablero encima fijándolo con gatos (figura 23). Una hoja de papel evita que se pegue al tablero cualquier escu­rridura de cola que pueda producirse. Con frecuencia es innecesario utilizar tablero de prensa, alisándose simple­mente la lona con la mano. Aseg úrese de que todas las arrugas se han elimi­nado.

Ajuste. Deje un tiempo amplio para asentarse la cola y pruebe el movimien­to, asegurándose de que se abre cada junta. Entonces se cepillan los extre­mos de modo que entren en la ranura. A veces la ranura es más estrecha que el espesor de las piezas de la persiana y se hace un rebaje en la cara de ésta, como en la figura 24, formando un es­paldón. La ventaja de esto es que la ranura queda enteramente disimulada por el espaldón incluso después de un desgaste considerable. Esto es especial­mente útil para piezas de persiana mol­duradas en las que de otra forma la ra­nura sería visible en los entrantes. Para hacer el rebaje, corte la cara de la per­siana con el gramil de corte y utilice el cepillo de espaldones o de cuchilla al frente.

Cuando la persiana está colocada sobre una forma curva que sea visible es co­rriente emplear listones moldurados que se encolan planos. La ligera aber­tura en la curva se ve muy poco. Sin embargo si se requiere una sección plana, como la (a) de la figura 21, es preferible ajustarla sobre un camón que tenga la misma curvatura que la obra , como se muestra en la figura 26. Los lis­tones se cortan unos 38 mm . sobreme­dida de largo y se colocan de cara hacia abajo en el camón. Al cepillar las juntas el soporte de cepillar se ajusta para que los cantos queden ligeramente fuera de escuadra lo cual asegura una junta más

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cerrada cuando las piezas están en la curva. La primera pieza se coloca con un par de clavos entrados a medias, se co­locan una media docena de listones apretándolos entre sí y otra pieza cla­vada. Puede dar vuelta de lado al camón para comprobar por debajo si las juntas están bien cerradas en la cara .

Por regla general la pieza final se hace más ancha, lo cual permite fijar un ti ­rador en ella . La lona se encola hasta la mitad de ella dejando un final libre de 50 a 75 mm. Este se enrolla en un listón o tira que se atornilla detrás fijando así la lona. Una variante consiste en ator­nillar el listón simplemente encima de la lona.

Ranuras para la persiana. Las ranuras en que corre la persiana deben ser he­chas corrientemente con el formón . La guimbarda puede usarse para acabar e igualar la profundidad del fondo y para las partes rectas puede fijarse una guía que permite usarla como acanalador. No haga las curvas demasiado cerradas. Como regla general es necesario hacer las ranuras algo más anchas en las cur­vas para que la persiana pase fácilmen­te. Naturalmente debe haber un lugar (generalmente detrás) por el que la per­siana pueda introducirse (ver figura 27) ; éste puede ser bloqueado después de colocada la persiana o puede ajustarse un tope. A veces es posible hacer un forro separado para el mueble en el cual se hacen las guías. El acanalador Tech­nikos es útil para labrar las ranuras, especialmente curvas circulares planas. La herramienta se muestra en uso en la figura 28.

La persiana no debe montarse definiti­vamente hasta que ella y el mueble no hayan sido pulidos y barnizados porque sería imposible pulirla límpiamente. De hecho en el caso de una persiana moldurada deben pulirse los listones sueltos antes de encolar el respaldo de lona .

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Fig . 26. Camón para montar listones para una cur­va.

Fig. 27. Ranuras en las que corre la persiana de tambor.

De otra forma es imposible alcanzar los arranques con el taco de lijar. Cuando ya está todo acabado y se ha probado el funcionamiento los extremos de la persiana se lubrifican con grasa de vela , con lo que se hará más fácil el desliza­miento y más silencioso.

Construcciones de cajones En su mejor forma los cajones se cons­truyen con las juntas enlazadas y en los buenos trabajos de ebanistería estas uniones a ún se hacen manualmente. La figura 29 muestra en (a) el trazado de un cajón en su forma corriente. Los lazos ocultos del frente tienen los dien­tes reducidos casi a un punto, lo que produce una limpia apariencia. Fíjes;e en que, ya el fondo del cajón debe en­cajarse en una ranura del frente, ésta debe hallarse dentro de la última cola de milano (vea las líneas de puntos); si no fuese así aparecería un hueco en los costados. Los costados no están ranurados ya que se usan molduras ra­nuradas aplicadas, vea las secciones

(b) y (c). Por detrás el fondo ajusta de­bajo del canto inferior escuadrado de la trasera.

En el caso de cajones pequeños de poca altura en los cuales se requiere la má-

Fig . 28. Trabajando una ranura curva con el acana­lador Technikos.

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b c

xima profundidad, el fondo se coloca enrasado con los cantos inferiores de los costados, encajado en un rebaje. Esto exige un pequeño diente cortado a es­cuadra en la parte baja de los extremos de los costados, como se muestra en (d), figura 29. A veces los costados del cajón han de prolongarse más allá de la trasera , en cuyo caso se emplea la ra-

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Fig . 30. Forma de ajustar el frente (a) y los costados (b) de un cajón.

Fig. 29. Diseño de cajones con uniones enlazadas.

nura en lazo mostrada en (f) que tiene tope en la parte de arriba. En (a) el fondo se presenta prolongado por atrás; esto es necesario únicamente si se utiliza madera maciza , para permitir correr el fondo hacia adelante en caso de con­tracción. Si se utiliza contrachapado o tablero de fibras puede acabar enrasado con la trasera.

Construcción de un cajón. Cepille el frente del cajón para ajustarlo cerrada­mente en el hueco (a, figura 30). A esto ayuda hacerlo ligeramente conver­gente, no más que el espesor de una vi­ruta fina. Cepille primero el canto infe­rior y luego un extremo para alinearlo al hueco. Marque la longitud, cepille para ajustarla y finalmente cepille el canto superior. La trasera se trata de forma similar, pero su anchura es menor debido a que descansa sobre el fondo del cajón, y debe medirse desde arriba. Cepille los cantos inferiores de los cos­tados y luego los extremos a escua­dra, haga los dos costados parejos, y cepille el canto superior hasta lograr un ajuste suave (b, figura 30). Sigue la construcción de las juntas enlazadas (ver pág. 114) Y después de armado se ajusta el cajón antes de añadir el fondo. Un sistema conveniente para cepillar sin peligro de que el cajón padezca se

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Fig. 31 . Tablero atornillado al ban­co que facilita el acabado de los ca­jones.

muestra en la figura 31 . Una buena lu­brificación es frotar grasa de vela en frío sobre las superficies de roce, pero ésta no debe usarse hasta después del acabado.

Una alternativa rápida y barata es seguir la construcción de la figura 32. En el frente se hace una unión con rebaje y una ranura sencilla en la trasera. El con­junto se arma con cola y clavos, estos deben introducirse inclinados de modo que converjan unos con otros a ma­nera de lazos.

Bastidores de ventana Es raro que u n artesano casero necesite hacer una ventana para la casa , pero a menudo necesita una para la caseta del jardín o el garaje. En la figura 33 se presenta el bastidor y marco de una ventana ligera de doble hoja .

Marco. Está hecho según se muestra en la figura 34. Los montantes y el trave­saño superior se unen mediante una simple junta en rebaje. En la parte infe­rio r los montantes se acoplan al umbral

Fig. 32 . Construcción senci lla de un cajón.

que está cepillado por el lado de fuera de su parte superior, para darle pendien­te. Bajo el canto frontal hay un goterón. Hay que cortar un sencillo alojamiento para recibir los montantes y es aconse­jable hacerlo antes de cepillar el chaflán para poder utilizar la guimbarda o cepillo de fondos.

Hojas . Para hacerlas se emplea una sección estándar. Se utiliza el ensam-

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Fig. 33. Hojas de ventana y su marco.

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Fig . 34. Cómo está hecho el marco.

ble de la figura 35, y puede observarse que en lugar del retalón de ebanistería hay un encaje. El ancho de la mortaja se hace igual al ancho del escuadrado central. Se usan espigas acuñadas al través y el chaflán se une en punto de pluma en vez de a inglete. Fíjese en que el chaflán ha sido eliminado frente a la espiga para permitir espaldones iguales en la espiga. La moldura de cierre central se acopla en un rebaje como en la figura 33 , y ello requiere

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Fig. 35. Ensamble para las hojas.

hacer rebajes en cada hoja. Es necesa­rio biselar los cantos inferiores para alinearlos con la inclinación del umbral.

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. ,

Ocho

Uniones

El número de uniones usadas en el tra­bajo de la madera casi da vértigo si se tienen en cuenta las variantes de deta­lles y tamaños. Sin embargo uno sólo debe molestarse con las relativamente pocas uniones básicas, y nosotros da­mos éstas en las páginas siguientes. Su aplicación se encontrará en los dise­ños de objetos a construir.

Ensamble caja y espiga. Las principales clases se muestran en las figuras 1 y 2 . Generalmente el grueso de la espiga se hace igual a un tercio del grosor de la pieza y es cuestión de seleccionar el es­coplo cuya medida sea lo más cercana a esto. Así, para una pieza de 19 mm. se usa un formón de 5 mm.; para made­ras de 22 y 25 mm. es adecuado el de 8 mm.

En las figuras 1, 3 y 4 se muestra un ensamble de caja y espiga sencillo y la forma de hacerlo. En principio cuando hay que realizar una serie de ensambles relacionados, como por ejemplo para una puerta , todas las espigas deben tra­zarse al mismo tiempo, escuadrando juntas todas las líneas de las quijeras ; esto se explica más detalladamente en la página 88, donde se trata de la cons­trucción de las puertas. Aquí sin em­bargo, para mayor claridad, daremos el procedimiento para una sola unión.

Escuadre el ancho del travesaño a tra­vés del canto del larguero como en (b) de la figura 3, trazando con lápiz; fíjese en que todo se traza invariablemente partiendo del extremo de la madera de­jando un trozo de sobrante para dismi­nuir cualquier tendencia a rajarse de la madera (a). Se traza una tercera línea para señalar la longitud de la mortaja. Ahora ajuste las puntas del gramil de mortajas a la anchura del escoplo a utili­zar (c) y fije la guía de forma que las puntas queden lo más centradas posi­ble sobre el canto de la madera (en el caso de bastidores con rebaje las mor-

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c

a

Retalón

d

Franqueo

Fig. 1. Variantes del ensamble a caja y espiga: a, caja y espiga en esquina (puede añadirse un re­talón como en c).- b, caja y espiga en bastidor rebajado , obsérvese los espaldones corto y largo.- c, caja y espiga en un bastidor rebajado y moldurado.- e, caja y espiga enrasada a la cara .- f , caja y espiga acuñada al través.- g, caja y espiga doble con lengüeta.- h, caja y espiga para bastidor de ventana.- i, caja y espiga enrasada a la cara .

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a

d

Fig. 2. Más ejemplos de ensambles a caja y espiga : a, caja y espiga para pata y travesaños, se pre­sentan las variantes del retal6n, las espigas se cortan en ángulo para encontrarse en el interior de la pata.- b, espigas dobles para t ravesaños de cajones.- c, espigas dobles para bastidores pesados.­d, dentado recto para divi siones de armazones, etc.

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1

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Espiga

Mortaja

a

Fig. 3 . Caja y espiga : a, ensamble acabado.- b, trazado.- e, ajuste del gramil.- d, mortajado.

tajas se hacen generalmente alineadas con el rebaje). Marque la madera (c) con la guía frotando sobre el lado de la cara .

La mayor parte del desperdicio de la mortaja puede eliminarse taladrando con una barrena algo más delgada que el ancho de la mortaja. Esto se muestra claramente en la página 31. El mor­tajado se muestra en (dl. figura 3. La madera se fija sobre una parte sólida del banco, poniendo un tornillo de apriete en el extremo con una madera de des­perdicio bajo el tornillo ; esto reduce el

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riesgo de que la madera se raje. Haga el primer corte cerca de la mitad, pene­trando sólo un poco. Desplace el esco­plo un poco y haga otro corte , esta vez más profundo y vaya trabajando así hasta llegar a 1 mm. del final. Un trocito de papel f ijado en el escoplo muestra la profundidad a la cual se toma el es­coplo.

Dé la vuelta al escoplo y repita el pro­ceso en la otra dirección. Apalancando hacia arriba con el escoplo se elimina el desperdicio del centro , finalmente se corta sobre las líneas de lápiz mante-

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b

Fig . 4 . Ensamble a caja y espiga : a, trazado de los espaldones.- b, c, corte de la espiga.- d , corte de las quijeras (esquijerado) .

niendo vertical el escoplo. Estos cortes finales eliminan los extremos aplastados por la acción de apalancar con el es­coplo.

Los espaldones de las espigas se es­cuadran volviendo el trazado todo alre­dedor, con el formón o una cuch illa co­mo en (al. figura 4. Mantenga siempre el talón de la escuadra sobre los lados de la cara y el canto de la madera . Mar­que el ancho de la espiga con el gramil de mortajas, apoyado también en la cara. Deben marcarse los dos cantos y la testa . Para serrar sujete la ,.rn adera en

el tornillo con una cierta inclinación (b) y sierre por el lado del desperdicio de la línea del trazado. Para completar el corte dé la vuelta a la madera, como en (cl. esta vez manteniéndola vertical. Una espiga bien cortada debe encajarse tal como queda sin otra atención.

Para posibilitar el serrado de las quijeras haga un corte inclinado con el formón del lado del desperdicio como se mues­tra en el detalle de (d). Esto proporciona una canal en la que puede correr el se­rrucho. Por último marque el trozo que debe eliminarse del lado de la espiga y

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Utilaje de enclavijar Record. Utilaje de enclavijar Woden.

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b

Fig. 5. a, junta a tope reforzada con clavijas. - b, unión enclavijada para bastidor.- c, útil para en­tallar las clavijas.

córtelo. Cuando se arma el ensamble es aconsejable colocar un tornillo de apriete en el extremo de la mortaja para prevenir el que se raje. En algunos casos se deja ·un retalón en la espiga como en la figura 1 (c) .

Uniones enclavijadas. Aunque éstas tienen un lugar legítimo en algunos trabajos, a menudo son usadas como un sustituto rápido de los ensambles a caja y espiga en algunos tipos de bastidores como en la figura 5 (b). Los silleros usan clavijas frecuentemente para unir los travesaños del asiento a las patas. Aun­que hay distintos procedimientos para trazar estas juntas el método usado principalmente en la actualidad es el empleo de una plantilla especial para clavijas. El único trazado requerido con este útil es una línea de centros, es­tando las clavijas equidistantes de los dos lados. Aparte del ahorro de tiempo en el trazado, la barrena es guiada por

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Fig. 6 . Ensambles a media madera, a tenaza , con lengüeta , en rebaje, etc.: a, a media madera en es­quina.- b, a media madera en T.- c, a media madera en cola de milano.- d, a media madera en cruz.- e, a tenaza.- f, de lengüeta suelta y ranura. - g, rebaje simple.- h, de lengüeta y ranura en ángulo.

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los casqu illos que se insertan en la plan­ti lla y los agujeros quedan con ello per­fectamente alineados. Existen distintas medidas de casquillos para que se adap­ten a las diferentes medidas de barre­nas. El útil se muestra en (d) y (e) figu ­ra 5.

Debe hacerse una entalla a lo largo de todas las clavijas para permitir la salida del exceso de cola cuando se introdu­cen ; sin esto se corre el riesgo de raj ar la madera. Una forma sencilla de hacer esta ranura es el uso del útil que se

. muestra en la figura 5 (c). En una pieza de madera dura se hace un agujero algo mayor que la dimensión de la clavija y se introduce un torn illo de manera que su punta sobresalga en el interior del agujero. La varilla para las clavijas se empuja a pasar por este agujero antes de cortarla y la punta del torni llo hace la ranura .

Otro detalle es, que es aconsejable ave­llanar ligeramente los agujeros pues la cola es difícil de quitar cuando se han introducido las clavijas. Tambíén es una ayuda el que las clavijas estén ligera­mente chaflanadas porque facilita el co­mienzo de su entrada en los agujeros. Existe un afilador especial de clavijas para el berbiqu í.

Ensambles a media madera . Son em­pleados en la construcción de bastido­res, etc. a menudo como un sustituto de los ensambles a ca ja y espiga. Se uti­lizan principalmente para unir piezas demasiado delgadas pa ra ensam blarlas a caja y espiga. Las posiciones en que se usan son manifiestas en la figu ra 6 (a, b, c y d). En los casos a, by c se t ra za con el gramil una línea de cent ro, part ien­do de la cara y seguidamente se da un corte al lado sobrante de la línea. La línea de espa ldón se t raza al través con formón o cuchilla y se corta una en­talla inclinada similar a la de la espiga (d ) figu ra 4. Cuando la unión ha de so-

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portar alg ún esfuerzo (como en el asiento suelto de una silla , por ejemplo), debe ser encoladas y atornilladas. En el caso de media madera en cruz (d) las piezas pueden justo apretarse con la mano ; un ajuste demasiado fuerte puede pro­ducir deformaciones.

La unión en tenaza (e) se aplica cuando un banco, mesa o pieza similar tiene tres patas en el frente. El travesaño su ­perior se hace de una sola pieza y la pata central se embrida en él.

La unión de ranura y lengüeta suelta (f) se utiliza cuando se necesitan juntas resistentes en tablas encoladas por los cantos (tableros de mesas, extremos de armazones, etc.). La unión en rebaje (g) se usa a menudo como una alterna­tiva sencilla de las uniones de lazos ocultos; necesita ser encolada y clavada. La (h) se usa en forma similar pero no es muy satisfactoria debido a lo corto de la fibra en la testa que puede fácil ­mente astillarse.

Uniones en entalla. Las entallas simples (a) figura 7 se usan principalmente para estantes, divisiones, etc. Cuando su apa­riencia en el frente es indeseable, la ranura se hace oculta como en (b). En el caso de (a) la entalla es fácil de hacer. Se trazan a escuadra dos líneas a tra­vés de la madera con el formón o la cu­chilla; se cortan entallas inclinadas hacia el lado del desperdicio y se trabaja en ellas con el serrucho de espigar. Se es­coplea el grueso del desperdicio y se alisa el fondo con la guimbarda.

Con las ranuras ocultas no es tan sen­cillo. El sistema es labrar un hueco in­mediatamente junto al extremo cerrado, como en la figura 8. Esto permite al se­rrucho trabajar en cortos golpes hasta alcanzar la profundidad. El sobrante se quita con el escoplo o el formón y la guimbarda, como en el caso anterior.

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e

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Fig. 7. Ejemplos de uniones en ranura , ingletes, etc: a, en ranura en cola de milano.- d, en ranura en cola de milano acuñada.- e, inglete simple.- f , inglete con lengüeta.- g, inglete con llaves de cha­pa.- h, inglete enclavijado.

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Fig . 8 . Serrado de los lados de una ranura ocul­ta .

Fig . 9 . Guía para serrar ranuras en cola de mila­no.

Para una unlon más resistente puede usarse la de ranura en cola de milano (c) . Puede cortarse a todo lo ancho , co­mo se muestra , u oculta de modo simila r a (b) . Como gu ía para mantener el se­rrucho con el ángulo correcto puede fi ­jarse un taco de madera al lado de la línea , como en la figura 9 , bien con un gato o clavándolo.

Casi igual de fácil de cortar y ciertamen­te más sencilla de ajustar es la unión de ranura en cola de milano en cuña oculta (d). Su ventaja consiste en que está completamente suelta hasta que se in-

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traduce completamente en posición. Esto hace mucho más fácil determinar dónde necesita retoque.

Uniones a inglete . El inglete simple se muestra en (e) figura 7. Según su ta ­maño se corta en el bloque o en la caja de ingletes. Frecuentemente los ingletes pequeños pueden encolarse directa­mente después de serrados, pero los mayores es necesa rio cepillarlos en el soporte de cepill ar ingletes, (b) pág. 17.

En (f). (g) y (h) se presentan varias for­m as de reforzar ingletes. La pri mera y la úl t ima se utilizan principalmente para bastidores, mientras que la (g) se usa para reforzar cajitas ingletadas para cha ­pear. Se hacen cortes de sierra a través del inglete y se encolan en ellos astillas de chapa que se enrasan después de seca la cola.

Juntas de lazos en cola de m i lano . Estas son las más resistentes para es­tructuras tales como cajas , etc . Cuando la apariencia no importa los lazos al des­cu bierto (a) figura 10, es la forma más sencilla y resistente . La de lazos semi ­ocultos (b) se ut iliza cuando una cara debe ser lisa, como los costados de un armazón, los f rentes de cajones, etc. En la forma (c) la junta queda oculta excep­to una delgada línea de veta de testa fo rmada por la solapa . En (d) la junta queda enteramente disimulada .

En (e) se mu estra, la aplicación de lazos sem iocultos a la unión de un t ravesaño superior a un costado de arma rio con montante en la esquina. La disposición (f) es para un armazón ancho en el que los lazos estrechos de los ext rem os im­piden a la madera ondularse hacia afue­ra. Para una pieza inclinada formando un cierto ángulo se sigue la disposición mostrada en (a).

El proceso de cortar lazos vistos se muestra en la figura 11. El grueso de la

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a

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Fig. 10. Diferentes tipos de juntas de lazos: a, lazos vistos o sencillos.- b, lazos semiocultos.- c, la­zos ocultos con doble solapa.- d, junta a inglete con lazos ocultos.- f , lazos semiocultos para un ar­mazón, observe los lazos estrechos para evitar que la madera se curve hacia afuera en los extre­mos.- g, lazos en ángulo.

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Fig. 11. Fases del trazado y corte de una junta de lazos : a, junta terminada.- b, t razado con el gra­mil de corte.- c, serrado de los lazos.- d, escipleado de los lazos.- e, trazado de los machos par­tiendo dé los lazos.- d, serrado de los machos.

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madera se marca con gramil , como en (b). Cuando los gruesos de las piezas son d iferentes, se marca el de cada una en la otra. No corte profundamente , pues la marca debe ser luego eliminada cepillando. Trace a lápiz las posiciones de los lazos. Si la posición es importan­te se miden y t razan con una plantilla . La inclinación es de 10 mm. en 60 mm. como se muestra en la figura 12. Colo­que la madera en el tornillo formando ángulo de modo que el serrucho quede vertical y corte hacia abajo como en (c) . Marque cruces en las piezas sobran­tes. La mayor parte de éste puede qui­tarse cortando con la sierra de pelo has­ta aproximadamente 1 mm. de la línea .

Corte el sobrante como se muestra en (d). Haga una entalla inclinada sobre la línea del gramil (1) Y corte hacia abajo a 1 mm. de la línea (2). Haga un corte inclinado (3) de modo que no estropee el rincón formado. Repita el proceso justo en la línea del gramil (4) y final ­mente vuelva la pieza del otro lado (5) para acabar el corte .

Sujete la pieza de los dientes eh el tor­nillo y sitúe en posición sobre ella la pieza con los lazos como en (e) ; un trozo de desperdicio en la parte de atrás pue­de mantenerla en posición correcta . Pase una punta de trazar alrededor de los lazos, según se muestra y corte co­mo en (f) . El serrucho debe sostenerse justo en el lado del desperdicio de la marca , lo cual proporciona un cómodo ajuste apretad0 a mano. Fíjese en las cruces que indican las partes de desper­dicio, éstas hacen aparentes los t rozos a eliminar. La talla· se hace como para los lazos. Antes de armar los cantos in­teriores de los lazos se recortan ligera­mente con el formón según (a) de modo que el com ienzo de la entrada se facilite .

La unión de lazos semiocultos se corta de forma similar, pero los dientes sólo pueden tallarse desde un lado. En la

unlon a inglete con lazos ocultos, pri­mero se han de labrar los dientes, pues de lo contrario no puede trazarse una pieza a partir de la otra.

Uniones de armazones. Cuando se em­plea madera maciza en la construcción de un armazón, tal como el cuerpo de un armario , la junta de lazos semiocultos se usa en los trabajos en los que se desea ocultar las juntas, como se muestra en (a) figura 13, donde se supone que exis­tirá un tablero superior separado que cubrirá los lazos. En los costados la so­lapa de los lazos oculta la unión. Una variante utilizada a veces en la parte su­perior es el uso de largueros delante y detrás, con refuerzos angulares en las esquinas encolados en los cantos inte­riores, como en (b) . Si no hay impedi­mento para que se vean las juntas se puede utilizar una junta de lazos sen­cilla (c). en cuyo caso debe hacerse bo­nítamente espaciada y límpiamente cortada . En el caso de un cuerpo que no tenga tapa suelta encima y cu yas juntas deban ocultarse se usa la unión de lazos ocultos (d) . En ésta la ún ica indica­ción de la junta es la delgada lín ea de veta de testa visible en el costado. A veces, para trabajos baratos, se usa la junta (e). que es una simple junta en rebaje encolada y clavada , a la que en algunos casos se añade en las esqu inas interiores un refuerzo en ángulo en la­zado como el que se muestra en la fi ­gura 17.

Tableros prefabricados. Se incluyen en estos los tableros de contrachapado, los alistonadas y los de viruta aglomerada ; cuando se usan son indispensables téc­nicas de construcción especiales. En un sentido tienen la ventaja de estar libres de la contracción o dilatación caracte­rística de la madera maciza. Por el contrario su construcción significa a menudo que las juntas normales no pueden usarse. El método de la figura 14 es útil para los tableros de contra-

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E E o <D

Fig. 12

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Fig. 14

10mm

Ustón de canto

Madera maciza

A

Fig. 12. Inclinación normal de los lazos.

Fig . 13. Juntas enlazadas para armazones : a, a todo el ancho de la tapa.- b, travesaños con re­fuerzos angulares.- c, con lazos vistos.- d, con lazos ocultos.- e, junta en rebaje simple.

Fig. 14. Travesaño macizo ensamblado a cola de milano a tablero contrachapado o alistonado.

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Fig. 15

Fig. 16

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Fig. 15. a, taco en esquina atornillado a un ar­mazón de contrachapado.- b, el mismo con jun­ta en rebaje.

Fig. 16. a, taco en esquina unido con ranura y lengüeta al contrachapeado.- b, inglete con len­güeta.

Fig . 17. Refuerzos de rincón enlazados.

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chapado gruesos y para los alistonados. En la parte superior se disponen trave­saños delante, detrás y posiblemente en el centro, ensamblados con colas de milano. Esto puede hacerse con éxito si se usan colas de milano algo grandes. Los cantos de los costados se recubren con listones y lo mismo los cantos de la tapa que se sujeta con tornillos pasan­tes por los travesaños. Si se hace un li­gero rebaje alrededor de la cara inferior de la tapa se logra un aspecto atractivo.

Otro método adecuado también para contrachapado y alistonado es el que se muestra en la figura 15. En (a) las piezas se juntan a tope simplemente y el ángu­lo se refuerza con un taco encolado y atornillado. Un sistema algo más limpio es el de (b) en el que la tapa está re­bajada y sólo se ve en el costado una línea fina del contrachapado ; el taco encolado se coloca como en el caso anterior y está representado en línea de puntos.

A veces el diseño permite el uso de un taco con doble ranura , y lengüetas en la tapa y el costado según (a), figura 16. Si se prefiere el efecto de esquina en redondo puede hacerse (líneas de pun­tos). De un efecto más limpio es la unión en inglete con lengüeta (b) , f igu­ra 16. Sin embargo las ranuras son difí­ciles de hacer a mano, porque la corta veta del contrachapadQ tiende a chas­carse bajo la acción de la guimbarda. No obstante si se dispone de una sierra circular o un cepillo de fondos de alta velocidad, pueden lograrse en esta for­ma una unión muy resistente. Temporal­mente pueden encolarse unos tacos triangulares para permitir el apriete con los gatos durante el armado.

A veces resulta ventajoso en las uniones a tope, en rebaje o en inglete usar re­fuerzos como en el de la figura 17. Estos se encolan y atornillan delante y detrás, como en (a) . Están ensamblados con la-

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Fig. 18. Uniones para tab leros alistonados : a, de lazos grandes.- b, en rebaje y atorni llada.

Fig . 19. Acoplamiento atornillado.

zas y cuando se cortan los lazos es ven­tajoso ajustar el gramil por debajo del grueso de modo que cuando se arman las piezas, las testas de los lazos y los dientes quedan rehundidas ligeramente, como se muestra en (b), figura 17. Si no se hace así, la madera, con su ten­dencia a contraerse en el grueso puede ocasionalmente hacer que so~resalgan los lazos y los dientes produciendo el

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• , aflojamiento de la unlon. En algunos muebles este sistema de refuerzo puede usarse con madera maciza , tal como en la junta en rebaje de (e) figura 13.

A veces pueden usarse lazos gruesos para unir tableros alistonados, como en (a) figura 18. Esto sin embargo depende en gran manera de la dirección de la veta en el material. También pueden usarse tornillos adornados, como en (b), para los tableros alistonados. Debe te­ner en cuenta , sin embargo, que esto sólo puede practicarse cuando el núcleo

del tablero rebajado tiene la fibra al tra­vés, como se muestra ; de lo contrario los tornillos entrarían de testa y no ha­rían buen agarre.

En el caso de algunos tableros de aglo­merado chapeados, el único sistema realmente practicable es usar los aco­piamientos atornillados especiales, mos­trados en la figura 19. Los acopiamien­tos, de dos piezas, se atornillan en el ángulo de las piezas a unir. Los pernos llevan las piezas a juntarse apretada­mente.

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Nueve

Herrajes, etc.

Cerraduras Existen muchos tipos de cerraduras he­chas para fines especiales. La figura 1 muestra las más corrientemente usa­das : las (al, (bl, (cl, (d) , (dl, (f) y (g) son cerraduras para muebles y las (hl, (j) Y (j) cerraduras para puertas de vivien­das.

Clases de cerraduras. La (a) es la cerra­dura recta de armario , la cual se atornilla por la parte interior de la puerta y no es engorrosa. La mayoría de estas cerra­duras trabajan por los dos lados y por ello pueden usarse para puertas que abran a la derecha o a la izquierda . La cerradura entallada (b) es mucho más limpia , pero requiere un rebaje en la madera. Como el pasador sale en un solo sentido la cerradura debe pedirse " izquierda '· o "derecha". Para determi­nar cual necesita , mire la puerta de frente desde fuera. Si la cerradura está a la izquierda necesita una cerradura de " mano izquierda ". La cerradura que se muestra es de mano izquierda .

De forma similar es la cerradura para cajón (f); que debe colocarse en el fren ­te del cajón. La cerradura para cajas (g) también se encaja en la madera , pero además tiene una placa que debe encajar y atornillarse en la tapa.

La cerradura (d) es conocida como ce­rradura de eslabón y se usa para puertas de armario que cierren sobre los cantos. La cerradura se incrusta en la cara pos­terior de la puerta y la placa de eslabón en el canto frontal del armario. El esla­bón pasa por la ranura y el pasador atra­viesa el eslabón; como el pasador se proyecta a izquierda y a derecha puede usarse en ambos lados. Para puertas correderas se utiliza la cerradura (e). La cerradura (n) se usa para puertas corre­deras de cristal ; la cremallera se sujeta en el cristal trasero con un tornillo de presión y el cierre suelto se coloca sobre

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Fig. 1. Ejemplos de cerraduras y pasadores usa­·dos en mobiliario y puertas de viviendas.

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ella impidiendo que se muevan los dos cristales. En (1) y (m) se muestran dos tipos de cierres de bola y (k) es un pasa­dor empotrado para puerta de habita­ción.

De las cerraduras para puertas de casas la más sencilla y barata es la de lado (hl. que se atornilla simplemente, aunque en algunas hay una placa sobresaliente por lo que debe rebajarse la madera en los cantos. En (j) se muestra un modelo de cerradura Yale , en el que la parte em­potrada se reduce al mínimo. L:l ce­rradura empotrada (j) se coloca en una mortaja en el canto de la puerta .

Colocación de una cerradura entallada Este tipo es usado extensamente en los muebles. L:ls fases de su colocación se muestran en las figuras 2 a 7 . Se traza a escuadra en la cara y el canto de la puerta una línea de centro . Se ajusta el gramil a la distancia desde la placa lateral alojo de la llave , como en la fi ­gura 2 , y se traza sobre la línea. Esto proporciona la posición del ojo de la ce­rradura y seleccionando una barrena de medida que proporcione un ajuste fuerte a la parte redonda del escudo que hace un taladro que atraviese la puerta. Se coloca el escudo en posición como en la figura 3 y se da un ligero golpe con el martillo, marcando una huella de la forma, cuyos lados se cortan con la sierra para agujeros de cerradura . El desecho se corta con un formón o es­coplo estrecho.

Coloque la cerradura con el centro del ojo nivelado en la línea y marque la puerta alineada con el cuerpo de la ce­rradura , como se muestra en la figura 4 . Ajuste un gramil al grueso del cuerpo de la cerradura incluyendo la placa y trace sobre el canto de la puerta. De forma similar trace el fondo de la cerra­dura en el dorso de la puerta . Esto le dará la posición y extensión de la madera que debe eliminarse, haga una

serie de cortes de sierra a través da la fibra tan profundos como lo permita el trazado , figura 5. L:l puerta debe suje­tarse en el banco con gatos. Quite el sobrante con el formón como se mues­tra cortando hacia abajo en los lados y el respaldo, en éste último debe hacerse con cuidado para evitar que se astille a lo largo de la veta. Saque de nuevo el sobrante.

Sitúe la cerradura en posición asegu"' rándose de que el ojo está nivelado con el agujero y trace los extremos de arriba y abajo con la cuchilla de marcar. Es de poca utilidad marcar los lados de la pla­ca., pues en esta fase la cerradura no puede introducirse hasta su posición correcta. La forma más simple de trazar estos lados es emplear el gramil junto con una pieza de desecho con las caras paralelas. Ajuste el gramil a la placa del canto con la pieza colocada sobre la cerradura , luego coloque la pieza sobre la puerta y trace como se muestra en la figura 6; la pieza de desecho debe ser más larga que la cerradura. L:l placa trasera se traza de forma similar. L:l figura 7 muestra el rebaje completo. Atornille la cerradura y pruebe el accio­namiento de la llave. Para encontrar la posición del rebaje que hay que cortar para recibir el pasador, se hace salir éste y se unta su cara con una pintura adelgazada o, por ejemplo, con el aceite sucio de la piedra de asentar. Retroceda el pasador y cierre la puerta. Ahora gire la llave tanto como pueda ; esto hará una marca sobre el costado del armario que debe cortarse con un formón o escoplo estrecho.

L:ls cerraduras de los cajones se acoplan de forma similar, pero el agujero de la llave está vuelto en sentido perpendicu­lar al canto. También puede ser nece­sario el uso del escoplo para cerraduras (pág. 12) cuando el espacio es reducido. En el caso de la cerradura para cajas (g) figura 1, es necesario también fijar

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Fig. 2. Gramilado de la posición del agujero de llave.

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Fig. 5. Corte del encaje.

Fig. 6. Trazado de la posición de la placa.

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Fig. 3. Colocación del escudo .

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Fig. 4. Marcado de la posición del cuerpo de la cerradura.

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Fig. 7. Encaje terminado.

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Fig. 8 . Cerradura empotrada al canto y su mor­taja.

Fig. 10. Trazado de los agujeros de la llave y el tirador.

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Fig. 9. Trazado preliminar.

Fig. 11 Taladrado correcto de los agujeros.

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Fig . 12 Idea en el ajuste de la placa de canto.

la llave y el tirador y atornille la cerra­dura. Eventualmente , algunas cerradu­ras llevan dos placas en el canto , la de fuera sujeta con tornillos para metal. Esta debe quitarse siempre que se haya de repintar.

Ajuste de la placa de golpeo. Para fijar la placa de golpeo, cierre casi la puerta y trace líneas donde inciden los pes­tillos. Traslade las marcas a escuadra sobre el rebaje de la jamba. Ahora , abriendo la puerta y sacando los pesti ­llos unte su cara con aceite sucio de la piedra de asentar. Retire los pestillos y cierre la puerta apretando fuerte. Saque los pestillos lo más que pueda de modo que dejen una huella en la jamba. E~to da la posición de la placa de golpeo, la cual puede situarse ahora alineada con la parte superior de las marcas y trazar una línea en todo su contorno. Trabaje siempre partiendo de arriba , porque así se posibilita el ajuste cuando posterior­mente caiga la pUE}rta . Atornille la placa

en el rebaje y escoplee los agujeros para los pestillos. Puede encontrarse con que una parte de la placa ' sobresale hacia el frente , esta parte debe doblarse hacia el lado, en parte para facilitar el cierre del golpe y además para evitar que se enganchen los vestidos de cual­quiera que pase.

Bisagras

Tipos de bisagras. En la figura 13 se muestran algunos de los tipos de bisa­gras y pernos más corrientes. De estos la bisagra de canto (a) es el tipo más usado en la construcción de muebles, ventanas, puertas interiores, etc. Está prevista para incrustarla en la madera y su forma relativamente estrecha la hace apropiada para los cantos de las puertas. La de aletas (b) es similar pero más ancha y se usa para tapas de escri­torio abatibles, alas de mesa , etc. , don­de hay bastante anchura . Para el tipo especial de ala de mesa con junta en redondo, se usa la bisagra (c) ; fíjese en que los agujeros están chaflanados por la parte opuesta al pasador y que un ala es más larga que la otra para so­brepasar la ranura.

La bisagra de adorno (d). conocida a veces como bisagra de mariposa se atornilla plana sobre la superficie sin incrustarla. Para cantos estrechos se usa -la bisagra de tira (e) . La bisagra de bellotas (f) se usa cuando por alguna razón la bisagra sobresale de las puer­tas; las bellotas de los extremos tienen un efecto ornamental. Cuando el centro de giro ha de estar en la esquina exterior de una puerta que cierra sobre la carta de un armario se emplea el perno al canto (g); éste permite a la puerta abrir­se sin sobresalir hacia e1 costado. El que se muestra en (h) fiene un efecto simi­lar.

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Fig. 13. Tipos corrientes de bisagras para distintos fines: a, bisagra sencilla de canto.- b, bisagra de aletas con respaldo.- e, bisagra para alas de mesa.- d, bisagra de mariposa.- e, bisagra de tira.- f , bisagra abellotada.- g, pernio de canto.- h, pivote desplazado.- e, compás.- j, compás angular.­k, bisagra reversible. - 1, pernio de elevación.- m, bisagra oculta.- n, bisagra de guarnición.- o, bi­sagra de piano.

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El compás (j) se emplea colocado arriba y abajo cuando los pUl1tos de giro en los extremos no son accesibles. El tipo de compás angular (j) lleva además el centro de giro a otra posición. Para ele­mentos tales como biombos se emplea la bisagra reversible (k) ; la distancia entre los pasadores tiene que ser igual al grueso de la madera , si este grueso es mayor la bisagra puede bloquearse. Los pernios de elevación (1) se utili ­zan en una puerta que deba salvar una alfombra en el centro de la habitación; se hacen de mano derecha e izquierda , para determinar ,de qué mano se nece­sitan se mira de frente la puer ta por fuera; si las bisagras quedan a la dere­cha se necesitan de mano derecha y vi­ceversa . La bisagra oculta (m) se incrus­ta en juntas de canto de, por ejemplo, un tablero de mesa y es completamen­te invisible en la superficie ; la hoja puede girar 1 80 grados. La bisagra de guarnecer travesaños (m) se emplea para puertas exteriores grandes de tra-

Fig . 14 Puerta cerrando sobre los cantos, la arti ­culación se encaja totalmente en la puerta.

Fig . 15. Puerta encajada : a, bisagra encajada por igual en la puerta y el costado.- b, articula­ción encajada totalmente en la puerta.

vesaños y tirantes. La bisagra de tira (o), conocida también como bisagra de piano se usa para tapas abatibles de gran anchura.

Situación de las bisagras de canto. Estas bisagras pueden colocarse de va­rias formas seg ún la disposición y deta­lles de la puerta. En (a), figura 14, la puerta cierra sobre la cara del amario , si se prefiere puede encajarse por igual en la puerta y en el cuerpo del armario. Sin embargo, corrientemente se sigue el sistema mostrado en (a), porque, ge­neralmente se hace un acanalado a lo largo del canto de la puerta , para un acabado más limpio y la articulación de la bisagra se alinea con él. La arti­culación se aloja completamente en la puerta; pero, para que la apariencia sea más limpia y evitar que todo el esfuerzo cargue en los tornillos, es corriente cor­tar un encaje inclinado en el canto del armario. Fíjese en que sólo el borde de abertura se encaja en él, mientras

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Fig. 16

que en el lado de la articulación la ma­dera no llegar a cortarse. En (b) se muestra cómo se marcan sobre la puer­ta y el armario las medidas tomadas de la bisagra.

Cuando la puerta está encajada entre los costados del armario puede seguirse uno de los sistemas presentados en la figura 1 5. En (a) la puerta está enrasada con los cantos de los costados y la bi ­sagra se encaja por igual en la puerta y en el costado. En (b) la puerta está remetida y la articulación de la bisagra se aloja totalmente en la puerta , mien-

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Fig. 16. Embisagrado de la tapa de una caja ; las bisagras se encajan por igual en la tapa y la caja .

Fig. 17. Trazado de la posición de las bisagras en el canto de una puerta.

Fig . 18 . Ajuste del gramil a la articulación.

tras que en el costado se hace sólo un rebaje inclinado para la aleta. Para permitir a la puerta un giro de 180 gra­dos el pasador de la bisagra se sitúa a mitad de la distancia entre la cara de la puerta y el canto del costado.

Las cajas se embisagran de modo simi­lar a las puertas, pero por regla gene­ral las bisagras se encajan por igual en la tapa y la caja como muestra la figu­ra 16, que muestra también el movi­miento de apertura.

Pernios de elevación. Estos, (1) figura 13, se usan para puertas de habitación

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y su función es levantar la puerta por encima de una alfombra central. Se hacen de tamaños correspondientes a los de las bisagras corrientes y pueden por ello usarse para reemplazar éstas. Un punto a tener en cuenta es Que son derechos o izquierdos y Que deben pe­dirse de mano adecuada. Un bastidor previsto para pernios de elevación tiene su parte superior rebajada en ángulo para permitir la subida. Cuando el rebaje es a escuadra, comq cuando se utilizan bisagras normales, es imprescindible cortar la esquina de la puerta si se co­locan pernios de elevación. Esto no se

Fig . 19. Serrado previo del encaje.

Fig . 20. Fases de la talla.

Fig. 21. Traslado de las posiciones al armario.

ve cuando la puerta está cerrada , por­Que el rebaje oculta la esquina. Los per­nios deben engrasarse periódicamente para facilitar el movimiento.

Colgar puertas. Decida la posición de las bisagras y trácela a escuadra sobre el canto como en la figura 17. No hay regla sobre esto, pero como idea gene­ral se suele tomar una distancia de los bordes igual a la longitud de la bisagra. Para trazar el ancho y profundidad ajus­te el gramil a la propia bisagra , como en la figura 18. No sobrepase, al trazar, las líneas de lápiz. Sierre a través jus-

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Cl avando los ángulos ingletados de un marco de cuadro.

to hasta cerca de la diagonal del traza­do, como se muestra en la figura 19 ; los cortes intermedios sirven para rom­per la fibra y así evitar astilladuras al cortar. Corte en los extremos (a) figura 20, con un formón afilado y quite el material sobrante. Finalmente iguale el fondo plano como se muestra en (b). Fije las bisagras con solo dos tornillos.

Coloque la puerta en posición, traslade las posiciones de las bisagras al arma­rio según la figura 21 , trace y corte los encajes de forma similar. Fije las bisa­gras con un solo tornillo cada una y en­saye el movimiento. Lleve a cabo cual­quier rectificación necesaria antes de añadir los tornillos restantes. El canto de cierre de la puerta debe formar un ligero ángulo hacia dentro, de lo con­trario tiende a trabarse cuando se abre.

Bisagras reversibles. Estas, (k) figura 13, permiten a un biombo abrirse en las dos direcciones. Tienen articulaciones en los dos cantos y es importante que el grueso de la madera sea igual a la

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distancia entre los dos pasadores. Si la madera es más gruesa el biombo se atasca cuando se abre ; si es más del­gada quedará una separación en la jun­ta cuando se abre ; éste es el menor mal de los dos, pero en el caso de un biombo de tocador esto significa que no es completamente efectivo.

Clavos y tornillos

Clavos. De la gran variedad de clavos hechos para fines especiales los que se muestran en la figura 22 son los más útiles para el trabajo de la madera en general.

Las puntas de París (a) tienen un fuer­te agarre y se emplean en posiciones en las que sus grandes cabezas no sean inconvenientes. Por esto son usadas en carpintería , etc. Un clavo similar pero con la cabeza más pequeña es co­nocido como clavo de cabeza perdida (6) . No tan fuerte pero de cabeza más pequeña y menos propenso a agrietar

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Fig. 22. Tipos de clavos de uso diario ; a, Punta de París.- b, de cabeza perdida.- c, clavo ovala­do.- d, clavo cortado.- e, punta de tablero.- f , punta para chapa.- g, tachuela.- h, clavo de ta­picero.- i, clavo cortado de enganche.

Agujero de paso, ajustado suave

Calibre

e---- Agujero de rosca

Fig. 23. Tipos corrientes de tornillos y cómo se toma su tamaño: a, avellanado.- b, de cabeza redonda.- c, avellanado de gota de sebo.- d, cabeza Phillips.- e, detalles de los agujeros para tornillos.

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clava con el diámetro mayor del óvalo alineado con la veta. Las puntas (e) son los clavos de uso general en el trabajo de ebanistería, como son delgadas y tiene la cabeza pequeña, no son de tan mala apariencia y no son propensas a rajar la madera. Una variante más pe­queña es la punta para chapa (f); aparte de su uso para el chapeado es maneja­ble para pequeñas molduras, etc.

Los clavos cortados (d) se usan general­mente en carpintería. Similares pero algo más pesados son los clavos de en­tarimar. Ambos tipos tienen la ventaja de no tender a rajar la madera . Las ta­chuelas (g) son usadas generalmente en tapicería . Los clavos de tapicero (h) se usan de modo limitado en tapi­cería, para tejidos, pero son utilizados más generalmente para cubiertas de fieltro, etc. El clavo cortado de en­ganche (i) es un clavo para carpintería extremadamente fuerte.

Cualquiera que sea el clavo utilizado proceda siempre a clavar de la madera

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más delgada hacia la más gruesa. Tam­bién es ventajoso clavar en cola de mi­lano, es decir inclinando ligeramente los clavos a un lado y otro alternativa­mente. En el caso de trabajo para el ex­terior utilice clavos galvanizados.

Tornillos. Los tipos principales se muestran en la figura 23, que también muestra cómo se toma su longitud. El calibre es el diámetro del vástago y es independiente de la longitud. Así un tornillo del N.o 8 x 50 mm. tiene el mis­mo diámetro que uno del N.O 8 x 75 mm. El agujero de paso debe presentar un ajuste suave, como se muestra en la figura 23 e, y el agujero roscado debe taladrarse a la medida del núcleo cen­tral sin la rosca . El agarre lo proporcio­na puramente la sujección de la rosca .

Los tornillos Phillips, (d) figura 23 , son mayormente usados en la industria . Tie­nen un rebaje en cruz en la cabeza en lugar de ranura , siendo su ventaja que el destornillador no tiene el peligro de resbala r y producir rayas.

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Fig . 1. Detalles del trabajo de base para cha­pea r.- a, base maciza hecha con listones maci­zos con el lado del corazón arriba y abajo alter­nativamente.- b, tablón de corte al cuarto, que da una buena base. - c, como determinar el lado del corazón de una madera.

El chapeado es un proceso enteramen­te legítimo siempre que no se use sim­plemente para cubrir un mal trabajo y pobres materiales. Hace posible el uso de ciertas maderas decorativas en una forma que sería insegura si se cortase en madera maciza y hace po­sibles muchos efectos decorativos, tales como el cuarteado y dibujos combina­dos que serían completamente im­practicables por cualquier otro sistema. Además hay que admitir que la econo­mía en el uso de muchas maderas duras decorativas es esencial y que cor­tándolas en chapas hay un desperdicio mínimo de ellas.

Trabajo de base. En cuanto concierne al artesano casero existen dos métodos principales de chapear : a plancha y a martillo. Cuando se dispone de una prensa , ésta ofrece el sistema más sim­ple. Sin embargo, cualquiera que sea el sistema utilizado el trabajo de base es el mismo ; pudiendo utilizarse diversos materiales para éste.

Madera maciza. Prácticamente puede usarse cualquier madera de veta recta, con tal de que sea segura y agarre bien la cola. La caoba es excelente pero muy cara. El obeche, el pino del Paraná , etc. son extensamente usados. También se usa el pino noruego, pero debe estar lo más limpio posible de nudos ; cua l­quier pequeño nudo, inevitable, debe quitarse, rellenando después el hueco. A las maderas blandas debe dárseles una capa de cola para hacer cuerpo antes del encolado de la chapa , pues sino, absorbe más cola de la que se apli­ca. A veces se utiliza el roble, pero no es lo ideal porque su veteado grueso aparece a través de la chapa debido a la contracción de la cola en los PQros ; en cualquier caso tampoco es la mejor madera para agarrar la cola .

La forma más fiable de madera maciza como base del chapeado se hace con

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Fig. 2. Cantos para tableros de contrachapado y laminados.

listones pegados uno al lado del otro, con las caras de corazón alternadas a una y otra cara, como se muestra en (a) figura 1, la razón de esto es que cual­quier tendencia a curvarse de una pieza es contrarrestada por la tendencia a curvarse en sentido contrario de sus contiguas. Otra buena base de madera maciza es la de (b); la madera está cor­tada al cuarto y no tiene tendencia a curvarse en ningún sentido.

Debe tenerse en cuenta que la chapa cuando se seca tiende a tirar del ta­blero y curvarlo; por ello es aconseja­ble chapear ambas caras con lo que el tiro se iguala. Tomando ciertas precau­ciones este tiro puede disminuirse e in­cluso eliminarse; pero siempre es más seguro chapear las dos caras, especial­mente para piezas tales como puertas que no tengan bastidor que las dé rigi­dez. Cuando sea inevitable chapear por una sola cara, es aconsejable colocar la chapa sobre la cara del corazón, (c) figura 1; la razón para esto es que así

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el tiro de la chapa se opone a la t en­dencia natural a curvarse de la madera.

Contrachapado. Este proporciona una buena base si está fabricado en forma fiable ; el más barato del tipo de cajas de té es inutilizable. El contrachapado del Gabón es especialmente adecuado.

La chapa debe colocarse con la veta en ángulo recto con respecto a la de la chapa exterior del contrachapado. Los cantos son , a veces, un problema. La chapa no se une realmente bien a la veta de testa y generalmente la única solución es colocar un listón al canto como se muestra en la figura 2. El de (a) es el sistema comercial, pero la sec­ción del listón es bastante difícil de hacer manualmente ; el de (b) es más simple, la lengüeta en el tablero es más fácil de hacer porque hay más superfi­cie de apoyo. El de (c) es aun más sim­ple, sólo se encola y apunta; no debe utilizarse para trabajos de primera clase.

Un punto a considerar es que si se cha­pea antes de colocar los cantos, estos proporcionan una protección a la chapa que siempre es vulnerable en los cantos ; por contra el listón de canto es visible en la superficie.

Tableros laminados y alistonados. Estos proporcionan bases para el cha­peado buenas y fiables. Los primeros son mejores porque las delgadas cha­pas que forman el núcleo son menos propensas al movimiento. Las observa­ciones hechas sobre la dirección de la veta para el contrachapado son igual­mente válidas en este caso. También pueden util izarse los cantos de la fi ­gura 2.

Aglomerado de virutas. Estos tienen un uso creciente como base para el cha­peado, de hecho una gran parte del mis­mo se comercializa ya chapeado. Es satisfactorio para paneles y piezas de

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Fig. 3. Uso del cepillo dentado para eliminar las desigualdades y dar un agarre a la cola.

Fig. 4. Corte de la chapa con el formón y una regla . Es importante que la chapa descanse en una super­ficie plana.

sostén, pero no es recomendable para puertas lisas que no tengan bastidor de refuerzo. Para ellos es apropiado un canto como el (a), figura 2 y como al­ternativa más barata el de (c). El (b) es inadecuado.

Tableros de fibras. Hay muchas varie­dades de ellos y unas son más adecua­das que otras. Ninguna es tan duradera como los materiales citados anterior­mente y deben usarse solamente para trabajos baratos o piezas poco impor­tantes.

Preparación de la base. Como la chapa debe estar en estrecho contacto con la superficie de la base es evidente que

Fig. 5. Corte de tiras paralelas con el gramil. El palo apretado hacia abajo evita que la chapa se arrugue.

Fig. 6. Cepillando la chapa en el soporte de cepi­llar. El palo evita que se arrugue la chapa .

cualquier irregularidad de ésta apare­cerá a través de la chapa. Si se emplea madera maciza debe ser cepillada ente­ramente lisa. El contrachapado y los tableros laminados son de antemano suficientemente lisos. Para dar rugosi­dad a la superficie de modo que ofrezca agarre a la cola y quitar las señales del cepillado, se usa un cepillo dentado, figura 3, con el que se trabaja en todas direcciones, a lo largo, a través y en diagonal con la veta. Si la base es de madera blanda debe dársele una capa de cola espesa y esperar que se seque, las desigualdades inevitables se elimi­nan frotando con papel de lija grueso sujeto en un corcho.

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Manejo de las chapas. Actualmente la mayor parte de la chapa es cortada con cuchilla , ya que así no se produce des­perdicio. Ocasionalmente pueden en­contra rse chapas de sierra; éstas son siempre más gruesas y presentan las rayas de la sierra circular con que se ha cortado ; és'tas deben ser eliminadas de la cara a encolar con un cepillo dentado, sosteniendo la chapa sobre un t ablero plano. El modo más conveniente de dar cortes de cuchilla en la chapa es : colo­carla en un tablero plano, presionando contra ella un palo con un canto recto y cortar con una cuchilla afilada o con el formón, como en la figu ra 4. La pre­sión del palo es esencial pues si no la chapa puede arrugarse y astillarse. Cuando hay que cortar varias tiras del mismo ancho puede usarse el gramil, como en la f igura 5. También en este caso la chapa se coloca sobre un tablero plano, con el canto sobresaliendo unos 3 mm. y se sujeta con un palo presio­nando a su través para afirmarla. Gene­ralmente basta un solo corte para divi­dirla pero en las chapas gruesas puede ser necesa rio cortar por las dos caras. Las chapas de sierra se cortan con una sierra de dientes fi nos ; la chapa se man­tiene sobre un tablero plano y se sierra hacia abajo.

A veces es necesario cepilla r el canto de la chapa ; por ejemplo en las juntas. Esto se hace en el soporte de cepillar o tirador, con la chapa en la plataforma superior, sobresaliendo unos 3mm. del canto y presionada por un palo para evitar que se arruge. La operación se muestra en la figura 6.

Adhesivo de resina. En la página 193 se describe detalladamente. Se usa am­pliamente en el chapeado industrial y está bien adaptado para el t rabajo con prensas. Cuando no se dispone de pren­sa la única posibilidad es usar planchas. El método del mart illo (véase este epígrafe) es impracticable porque el

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adhesivo no tiene el agarre natura l de la cola animal y la chapa es propensa a levantarse antes de adherirse. Para abaratar su coste estas colas se alar­gan con harina de centeno. La resina es especialmente adecuada para su­perficies sometidas al roce, como ta­bleros de mesa, especialmente porque el adhesivo es ampliamente resistente al calor y la humedad. Otra ventaja so­bre la cola animal es que se aplica en frío; esto proporciona un tiempo am­plio para el armado. Generalmente es suficiente aplicar el adhesivo sólo a la base ; pero, desde luego, ha de tenerse cuidado de que la unión no quede falta de cola. En la industria se usa un distri­buidor de cola que proporciona una capa uniforme, pero para el uso artesa­no puede emplearse la brocha , seguida del paso de una tira de madera con el canto recto que uniforma la aplicación. Si se requiere acabar rápidamente una pieza, se puede sacar ventaja del hecho de que la- resina se asienta rápidamen­te con el calor utilizando una plancha caliente. Sin embargo, esto requiere rapidez y habilidad, para que todos los gatos queden en posición antes de que se produzca el asiento de la cola. Para detalles de la aplicación de planchas ver la pág. 158, donde se trata de la cola animal.

Cola de A. P. V. Se usa de forma similar a la de resina pero su distribución uni­forme es aun más importante, porque la exposición de esta cola al aire tiende a cuajarla rápidamente. Puede ser curada por calor, pero esto no es aconsejable a menos de que se disponga de una pren­sa , por su tendencia a asentarse rápida­mente antes de que se haya hecho el ajuste. Con ciertas maderas tiene ten­dencia a la penetración.

Adhesivos de impacto. Son útiles en ocasiones yen el comercio se encuentra un tipo especial para chapeado, algo más fluido y 'fácil de extender que el tipo usado normalmente. Es poco ade-

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cuado para superficies realmente ex­tensas, por su dificultad en aplicarlo de modo uniforme, libre de aglomera­ciones. El adhesivo se aplica a la base y a la chapa y se obtiene un resultado algo mejor si se dan dos capas. Se dejan secar y luego la chapa se aplica sobre la base, presionándola , con lo que se obtiene la unión inmediatamente. De hecho el cuidado al colocar la chapa es esencial pues las dos superficies enco­ladas se agarran en cuanto entran en contacto y es casi imposible levantar la chapa cuando se ha colocado en po­sición. Muchas personas utili za n el sis­tema de la hoja deslizante ; se coloca un trozo de papel de embalar entre la chapa y la base y se retirar gradual­mente. El papel no se pega porque el adhesivo de impacto de una superficie cuando ha empezado a asentar, sólo se agarra al de la otra .

Otra ocasión en la que es útil el adhe­sivo de impacto es el caso de tener que chapear una superficie curva pequeña. Puede ser difícil hacer una plancha y si se hace el chapeado a martillo la chapa puede tender a desdoblarse. Con el adhesivo de impacto el agarre es in­mediato. Otra ventaja más de adhesivo de impacto es que no tiende a curvar la base ya que no se emplea agua. Así no hay hinchazón seguida de contrac­ción , lo que es la causa de la distor­sión cuando se usan otros adhesivos.

Cola animal. La principal diferencia entre el método a seguir para emplear ésta y los de otros adhesivos consiste en la necesidad del calor. Por ello cuan­do se usa una plancha, puede calentarse a su través de manera que vuelve a li­cuarse la cola y puede prensarse toda la superficie. Lo mismo puede aplicarse cuando se usa una prensa. Otro hecho es el de que es el único adhesivo con el que puede hacerse el chapeado a martillo. La cola se prepara en un ca­lentador especial y se recubren la base

y la chapa. No importa que la cola se sol idifique si se apl ica calor más tarde.

Hay trabajos para los cuales la cola ani­mal tiene ventajas sobre otros adhesi­vos. Así cuando se chapea un canto curvo la adherencia natural de la cola hace posible prensar el encolado con un martillo sin pe ligro de que se desdoble la chapa , cuando es difícil o imposible colocar una plancha de forma. La cola animal es aún extensamente usada en el negocio de antigüedades, para repa­raciones. El método de chapeado a martillo se tratará más adelante.

Chapeado a la plancha. En este méto­do la chapa se prensa sobre la base con un tablero plano al que se llama plan­cha . Si se necesita una junta en la cha­pa ésta se prepara antes de recubrir. En una junta sencilla los cantos se ce­pillan , las piezas se ponen juntas en un tablero plano y se pega una cinta engo­mada sobre la unión . Otros dibujos, que no sean del tipo más simple, pueden necesitar un trazado sobre el que pueda montarse la chapa.

La plancha es un tablero de madera plano de un tamaño algo mayor que la base, se aprieta con gatos sobre la cha­pa, interponiendo una hoja de papel para evitar que se adhieran las escu­rriduras de cola . Para un panel pequeño los gatos pueden aplicarse todo alrede­dor, pero para un panel mayor es nece­sario utilizar pares de travesaños con el canto ligeramente curvado como se muestra en la figura 7. La idea es diri­gir la cola desde el centro hacia afuera , la curvatura asegura la aplicación de la presión primero en el centro. Ya que la curvatura de cada par de travesaños es opuesta, el trabajo se mantiene pIa­no. Observe el orden en que se aplican los travesaños; también otra vez, se ajusta primero el del centro para llevar la cola hacia afuera. Cuando se chapean las dos caras, la operación se hace si-

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Base

multáneamente utilizando dos plan­chas, una en cada cara.

En el caso de cola animal es necesa­rio calentar la plancha, porque la cola debe relicuarse. El calentamiento debe

Fig. 8. Forma de usar el martillo de chapear.

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1 P'P'

h Fig. 7. Forma de dar presión a la plancha en el cha­peado a plancha .

hacerse en todo el grueso, no sólo en la superficie y toda la operación debe llevarse a cabo rápidamente de modo que la presión se aplique antes de que la cola se endurezca. Cuando el cha ­peado debe colocarse con exactitud , como en el caso de dibujos, se trazan líneas de centrado en la chapa y en la base, y estas líneas se hacen coinci ­dir. Para evitar que la chapa se deslice fuera de posición, se clavan un par de puntas para chapas en lugares sin im­portancia.

Chapeado a martillo. Este procedi­miento se usa sólo con cola animal. Se emplea la herramienta especial (s) de la página 1 5. Tiene una tira de bronce de 1,5 mm. de grueso incrustada en el canto y se usa para presionar hacia afue­ra el exceso de cola. Preparada la base y cortada la chapa a medida , se cubren ambas manos con cola, se coloca la chapa en posición y se alisa presionan~ do. La cola animal debe estar libre de grumos. Si se usa una madera clara se

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,1

añade a la cola un poco de polvo blanco para evitar que se vean líneas oscuras de cola .

Para un trabajo de cualquier t amaño, humedezca ligeramente la mitad con un estropajo y pase una plancha de hierro ca liente a su través para licuar la cola. Use solamente un mínimo de hume­dad y no caliente la plancha más de lo esencial. Trabaje con el martillo de cha­pear en un movimiento de zig-zag desde el centro hacia el extremo, como en la figu ra 8 y procure evitar estirar la chapa a lo ancho. La mayoría de las cha­pas se pegarán fácilmente, pero algu­nas maderas con la veta muy compli ­cada pueden tender a levantarse y se necesita mucha paciencia. A veces re­sulta una ayuda colocar un bloque de metal (un cepillo de hierro, por ejem-

plo) sobre la parte que tiende ' a levan­tarse , porque el meta l frío hace que la cola se asiente más rápidam ente y fija la chapa. En casos extremos puede ser necesario f ijar con un gato un taco de madera , con un trozo de papel debajo para evitar que la cola pueda adherirse a él. Para comprobar si la chapa está pegada golpéela con las uñas. Una bur­buja se notará ,por el sonido a hueco que produce.

Una vez pegada correctamente la mitad proceda con la otra mitad de igual forma. Cualquier traza de cola sobre la superficie puede limpiarse frotando con el estropajo húmedo, pero use la mínima humedad posible porque ésta es la causa principal del tiro de la chapa al secarse.

Juntas. Las juntas pueden ser nece-

Fig. 9 Fases en la ejecución de una junta en el chapeado : a, colocación de la primera hoja.- b, colocación de la segunda hoja solapada .

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sarias simplemente porque el ancho de la chapa no sea suficiente o pueden ne­cesitarse en medio panel en el que se colocan lado a lado dos hojas consecu­tivas para que haga juego el veteado. En este último caso la línea de junta debe trazarse a lápiz en la base y tener cuidado en la colocación de las chapas para que el veteado quede equilibrado.

Para juntar el ancho, una de las piezas de chapa se coloca, como se muestra en (a) figura 9. La siguiente se coloca solapándola sobre la primera, como en (b). Se coloca una regla a lo largo del solape (á lineada con la marca de lápiz, si la hay), y con una cuchilla afi ­lada o un formón se corta a lo largo,

c

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como en (c). Si el panel es largo es aconsejable sujetar la regla con torni ­llos de apriete.

La primera tira sobrante puede despren­derse tirando recto. La otra se quita le­vantando la chapa, con lo que queda visible (d). Es necesario volver a colo­car la chapa enseguida y frotarlo hacia abajo con el martillo. Un trozo de cinta engomada pegada sobre la junta previe­ne el que se abra al secarse la cola. Al­gunos prefieren cepillar la junta en las chapas y unirlas con cinta engomada pero algunas chapas complicadas son propensas a deformarse con la humedad y el calor y pueden formar separaciones en la junta o arrugas. .

Fig . 9. c, corte a lo largo del solape.- d, arran­cado del sobrante.

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Sobrante arrancado

Fig. 10. Eliminación del sobrante para colocar una franja . La chapa principal no llega al canto , se recorta con un gramil todo alrededor y se arranca el sobrante antes de asentarse la cola .

Fig. 11. Cómo se encintan las juntas. La cinta se pega sobre las juntas inmediatamente después de recubrir.

Fig. 12. Montando una franja de chapa con la fibra al través alrededor de una hoja de chapa lista para encolar.

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Franjas con la veta al través. Un deta­lle necesario a veces al chapear, espe­cialmente en reproducciones, es rodear un panel con una franja de chapa con la fibra al través. Para hacer esto al pa­nel principal, se chapea normalmente, excepto en que la chapa · se hace más corta todo alrededor. Inmediatamente después de recubierto, un gramil ajus­tado al ancho de la franja se pasa todo alrededor, como en la figura 10, Y el sobrante se arranca.

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La franja se corta a través de la veta en cintas algo más anchas que la medi­da. El canto se cepilla en el soporte de cepillar y las tiras se cortan con el gra­mil (Fig . 5) . En un panel de gran tama­ño puede ser necesario juntar las tiras y esto se hace sobre el mismo trabajo (Fig. 11). Los ingletes se cortan con un formón ancho y si es necesario se ajus­tan con el cepillo en el soporte de ce­pillar. La chapa se encola frotándola con la cola del martillo y sobre las jun-

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tas se pegan trozos de cinta engomada para evitar que se abran al secarse la cola.

Umpieza . Deje el trabajo secarse todo el tiempo que sea posible antes de lim­piarlo. Cada trozo de cinta engomada que haya en la superficie debe humede­cerse ligeramente y arrancarlo. Des­pués se limpia la superficie con una cuchilla . A menudo se sostiene la cu­chilla formando un ángulo de modo que tenga un corte tajante. Esto es especial­mente necesario sobre las franjas de veta cruzada para evitar que se astillen. Cuando esté acuchillado satisfactoria­mente, trate el conjunto con papel de lija puesto alrededor de un corcho , pri ­mero del 2 fino y luego del N.o 1. En caso de veteado muy complicado se usa sólo el papel de lija más fino y se frota con un movimiento circular. Los que tengan una lijadora orbital la encon­trarán ideal para este trabajo .

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Once

Talla de la madera

Fig . 1. Formas principales de las gubias usadas para tallar : a. gubia recta.- b, gubia curva.- c, gu­bia acodada al frente.- d, gubia acodada al dorso.­e, escoplo.- f , escoplo de punta.- g, escoplo aco­dado o de cuchara.- h, gubia en V.- i, gubia de es­pada.

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Para lograr buenos resultados con la talla de la madera es esencial que las herramientas tengan realmente filo y que estén afiladas en la forma correcta . El sistema es distinto que el de los for­mones y escoplos para el trabajo gene­ral de la madera en los cuales el bise­lado está en un lado solamente. En las gubias para tallar, el bisel principal está en el exterior pero hay un segundo bisel en el interior y éste con repetidos afi­lados puede alcanzar un cuarto o un ter­cio de la longitud del otro.

El bisel interior tiene varias razones de ser. Una es que cuando la herramienta se usa con el hueco hacia abajo le da una tendencia a subir cuando se ha ce el corte. Sin él la herramienta tendería a clavarse . Otra es que el bisel interior ensancha el juego de la herramienta de modo que pasa más fác ilmente por un corte profundo. Por último, aumenta considerablemente la resistencia del filo .

El afilado principal se hace con la piedra de aceite o con las piedras de afilar gu­bias, pero para lograr un filo más agudo y mantenerlo se usa un asentador de cuero con un abrasivo fino. Los tallistas tienen estos asentadores a mano y con frecuencia frotan las herramientas en ellos. El principio directriz es : " poco y a menudo" .

Gama de herramientas. Las principales clases de herramientas se muestran en la figura 1, y de ellas la gubia recta (a) es usada para la talla en general. Las gubias curvas (b) se usan para ahue­car como por ejemplo cuando se hace un cuenco. De forma parecida pero para agujeros más cerrados es la gubia aco­dada al frente (c). La gubia acodada hacia atrás (de contracodillo) (d) no tiene muchos usos y no debe obtenerse hasta que no se tenga necesidad in­mediata .

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Fig. 2. Afilado del bisel principal de una gubia en la piedra de aceite. Se le da un movimiento de giro de forma que se afile todo el filo.

Hay dos tipos de escoplos el recto (e) y el de punta (f). Son empleados funda­mentalmente para profundizar; el tipo de punta es útil para llegar a rincones agudos. Para limpiar los rebajes de fon­do es inapreciable la punta de cuchara (g); además de la recta se necesitan las de rincón, derecha e izquierda, tam­bién para rincones agudos.

Fig . 4. Cómo se asienta la gubia después del afila­do en la piedra de aceite.

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Fig. 3. Forma de frotar el interior de la gubia con la piedra de aceite de afilar gubias.

Las gubias en V(h) se usan fundamen­talmente para subrayar, rotular y, a ve­ces, para detalles de las hojas. Pueden obtenerse con ángulos de 90 y de 60 grados. Las gubias de espada se pueden obtener en casi todas las formas ante­riores, pero puede verse que la herra­mienta se extiende en los extremos y es de una forma más ligera; se usan prin­cipalmente para el acabado de tallas delicadas.

Todas las herramientas pueden obtener­se con distintos grados de curvatura y varios anchos. Esto puede crear algu­na confusión, pero la regla general es que cada número tiene el mismo grado de curvatura en relación con su anchura. Por ejemplo la gubia recta del n. o 9 es semicircular, cualquiera que sea su an­chura. Así la de 6 mm. del n.o 9 tiene un corte semicircular de 3 mm. de radio. Cuanto más bajo es el número más aplanada es la curva. Las gubias rectas van de los números 3 al 11. Las gubias curvas y acodadas, los escoplos, etc. , tienen otras numeraciones.

Afilado de herramientas Gubias. El bisel principal exterior se afila en la piedra de aceite , la herramien-

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ta se sostiene en ángulo recto con la piedra y se hace girar con un movimien­to de barrena, es decir moviéndola ha­cia ádelante y atrás, según se muestra en la figura 2. Después usando una pie­dra de afilar gubias de curvatura aproxi­madamente la de la herramienta o un . poco menor se frota el interior con un ángulo pequeño, como en la figura 3. Son necesarios muchos afilados para llevar a la gubia al estado de trabajo de primer orden, pero ayuda a ello afilar principalmente por el interior después del primer afilado exterior.

Sigue el asentado, para el que se prepa­ra un trozo de cuero blando con una mezcla de aceite y el esmeril más fino. Puede usarse también la pasta que se vende para esmerilar válvulas de moto­res. Coloque el cuero sobre un tablero liso y el bisel de la gubia plano sobre él, como en la figura 4 ; balancee la gubia de modo que todas las pa rtes del filo sean asentadas, desplazándola lige­ramente hacia atrás, de modo que el filo salga y no se clave en el cuero . Para el interior puede ponerse un trozo de cuero envolviendo un dedo o doblado sobre sí mismo, como muestra la figura 5, o encolado en una pieza de goma re­donda.

Los formones se afilan de forma pare­cida excepto en que se han de mantener planos en lugar de girar. Los biseles de­ben ser iguales en ambos costados. Las gubias en V presentan , a veces , proble­mas, cada bisel exterior se frota sobre la piedra de aceite , y para el interior se usa una piedra de canto en V, esta . debe frotarse a un ángulo como las gu­bias normales. Cuando la piedra en V se desgasta, frecuentemente deja de al ­canzar el rincón y en lugar de un ángulo afilado se produce un ligero hueco. Lo cual se traduce en que se forma una punta y es necesario quitar el ángulo extremo exterior.

Banco. El banco para taller debe ser pesado con el tablero grueso, de modo que se sienta sólido cuando se golpea con la maza. Para sujetar la madera se emplean distintos sistemas. A veces son adecuados los gatos en C corrientes, pero siempre es ventajoso que haya pie­zas sobresalientes. Por tal razón es útil el tornillo de tallista , figura 6; espe­cialmente si la madera es suficiente­m·ente gruesa y un hueco en la parte tra­sera no tiene importancia. El extremo puntiagudo se introduce en la madera empleando la tuerca de mariposa como mango de barrena . El extremo del tor­nillo se pasa por un agujero del banco y la tuerca se aprieta por debajo. Cuan­do la madera es delgada puede usarse el sistema de la figura 7, unos torni ­llos de cabeza redonda se pasan a tra ­vés de bridas o pequeñas piezas de ma­dera dura o metal atornillándolos al banco. Los extremos exteriores de las bridas descansan sobre trozos sobran-

Fig . 5 . Asentado del interior de la gubia.

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Fig. 6

tes de madera del mismo grueso apro­xi mado que el trabajo, y así se sujeta éste firmemente . Algunas bridas de metal están acodadas y tienen los ex­tremos dentados como una sierra.

La iluminación es importante y debe llegar de una sola dirección de modo que las ondulaciones de la superficie puedan verse fácilmente . La luz a todo alrededor elimina las sombras de la su­perficie y quita el relieve a la talla. Con luz de día es ideal una ventana en la trasera del banco. De noche una sola lámpara eléctrica que pueda subirse y bajarse será lo más satisfactorio ; debe tener una pantal la de modo que ilumine el trabajo sin deslumbra r los ojos.

Uso de las herramientas Cuando se usan las herramientas en su carrera general de t rabajo, la mano de-

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Fig . 6 . Torn illo de tall ista .

Fig . 7 . Bridas atorn ill adas en el ba nco para sujetar la madera.

recha proporciona la preslon de corte, mientras que la mano izquierda guía la herramienta y hace un cierto efecto de limitación, para evitar el sobrecorte de la herramienta. Fíjese en que la muñeca y la base de la palma se apo­yan firmemente en el trabajo o el banco afirmando la herramienta , como mues­tra la figura 8. Aquí decimos mano derecha e izquierda , pero de hecho el buen tallista es ambidiestro y puede variar las manos si quiere , lo cual le permite alcanzar las partes difíciles sin tener que mover el trabajo.

A veces se usa la maza , especialmente para algunas operaciones de encajado, y el mejor tipo de maza es el redondo , que permite golpear la herramienta con cualquier parte de su cabeza sin tener que girarlo para encarar la superficie correcta .

Las herramientas se colocan al ineadas en la parte trasera del banco, con las hojas hacia el tallista. Esto permite al

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Fig . 8 . Forma de empuñar la gubia .

tallista agarrar cualquier herramienta en la posición en que debe sostenerla , ahorrando mucho manejo innecesario. Una práctica corriente es tener todos los mangos diferentes ya sea en forma , clase de madera o color, de modo que . la herramienta correcta se reconozca rápidamente. En una pieza de trabajo complicado puede haber hasta treinta o cuarenta herramientas alineadas y se ahorra mucho tiempo si la herramienta necesaria puede localizarse rápida­mente. A veces el tallista coloca en el mango un anillo de color como ayuda. La mayoría de los mangos son octogo­nales para evitar que rueden hacia el lado o al suelo.

Las ta llas pueden dividirse en tres clases principales :

Talla incisa. En la cual el dibujo se cor­ta en la madera generalmente con una gubia en V. La línea cortada forma el dibujo.

Talla en bajorrelieve. En ésta la madera se rebaja dejando el dibujo sobresalien­te y se hace una cierta cantidad de modelado. Así la forma de una hoja puede hacerse ondulada o un detalle, tal como una cinta, se hace que parezca pasar sobre otro.

Talla exenta. Es la más' difícil , todas las caras de la madera se tallan sin nin­gún fondo. La forma humana , an imales, etc., son ejemplos de ella.

Las mismas reglas generales se aplican a todas las tallas. Toda la obra se lleva a una fase, antes de adelantar el trabajo. Estas fases variables seg ún la obra son:

Encajadó. En esta fase las líneas prin­cipales se cortan, con un corte de gubia

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..,',

hacia el sobrante o con cortes penetran­tes con gubias siguiendo las curvas. A menudo se usan los dos sistemas combinados como se explicará más adelante.

Desbaste ó realzado. En esta fase se quita el grueso del material sobrante , dejando las masas principales en las que más tarde se tallarán los detalles. Se trabajan las ondulaciones principales sin ninguna atención al detalle.

Modelado. Aquí toman forma los de­talles, se trabajan las formas y se cor­tan las superficies ti :1ales.

En toda la talla la madera debe ser siempre cortada , no rascada , arrancada , astillada o apalancada. La superficie además debe dejarse tal como sale de la herramienta. El papel de lija lo estro­pea , y esto es lo que obliga al trabajo exacto. No se hace ningún intento para eliminar las facetas dejadas por la herra­mienta , y es probablemente en esto en lo que se muestra la ventaja del hombre expert o. En su t rabajo las marcas de la herramienta son intencionadas y on­duladas, y su dirección ayuda al desa­rrollo del diseño.

A veces se da al fondo una textura espe­cial usando un punzón , pero esto no debe ser excusa para un mal trabajo con la gubia . Su propósito es únicamen­te hacer resaltar el dibujo en sí, dando al fondo una apariencia completamente diferente. Los punzones pueden com­prarse listos para usar o hacerlos a partir de un clavo de 150 mm. limado a escuadra y con indentaciones limadas en su extremo.

Cortes de gubia. La mejor manera de describir el proceso es tomar ejemplos reales y para empezar son una buena práctica los cortes sencillos de la fi­gura 9. En (a) se presenta una moldura plana formada por cortes en V a los la-

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Fig . 9 . Cortes de gubia sencillos en una moldu-ra.

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Fig . 10. Forma de hacer los cortes de gubia y orden del trabajo .

dos. Una gubia algo más estrecha que la banda central se utiliza para hacer una serie de acuchilladuras hacia abajo en los puntos (al. fi gura 10. Sostenga la gubia con una ligera inclinación , como se indica en la flecha recta punteada de la sección , y emplee la maza. Es venta­joso hacer todos los cortes hacia aba­jo primero. El trabajo pesado es algo duro para las herramientas y, una vez hecho, permite que se mantenga el filo en buenas condiciones para el proceso siguiente , el de excavar el material so­brante. Por otra parte el corte hacia aba­jo puede astillar las fibras co rtas pro­ducidas por el corte próximo, aunque esta dificultad puede evitarse haciendo los cortes en el orden señalado en la figura 10.

Fíjese en que para lograr el para lelis­mo de los lados la gubia debe introdu­cirse hacia abajo y luego bajar el mango rápidamente, según muestra la línea de puntos de la figura 10. Por regla ge-

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;

Fig . 11. Cabecero de cama con tallas decorat i­vas en las esquinas.

neral se hace un solo corte para el imi­nar el grueso del material sobrante y un segundo corte para el acabado final a medida . Este trabajo se hace en su ma­yor parte a ojo , excepto la distribución inicial de los cortes ; sin embargo pue­den hacerse trazos de lápiz como guía , que después deben ser acuchillados localmente.

En (b) , figura 9 , primero se hace una sección cóncava y se señala la reparti ­ción del dibujo con un compás de pun­tas o una tira de papel. Se usa una gu­bia para cortar hacia abajo el dentado, sosteniéndola con un ángulo tal que el filo acabe el corte alineado con la incli ­nación del lado exterior del corte en V. Los cortes deben encontrarse. Puede usarse una gubia plana alineada con el lado de la V para cortar cada uno de los pequeños trozos sobrantes.

Un proceso similar se sigue para (c), usando la gubia para cortar los semi-

.'

círculos. De nuevo la gubia se man­tiene a un ángulo tal que el corte quede alineado con el lado exterior de la V. Esto permite cortar limpiamente el so­brante con una gubia plana o formón . Algunos encuentran más fácil de usar para esto un formón acodado.

En (d) se presentan diseños similares hechos en una esquina o chaflán. En ambos casos se hacen los cortes pene­trantes y el sobrante se saca después fácilmente con un formón.

Diseños modelados. En la figura 11 , se muestran ángulos decorativos talla ­dos en la parte superior de un cabecero de cama, pero la idea general puede aplicarse en otros sitios. Los diseños pueden ser distintos y en las figuras 12 y 13 se dan dos variantes. El dibujo pue­de hacerse en un papel y transferirse a la madera con papel carbón o, si se prefiere, dibujarse directamente en la madera partiendo de un boceto previo .

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Fig . 12. Vista aumentada de una variante de dise­ño para la cabecera de la Fig. 11 .

Fig. 13. Otra variante .

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El proceso de talla es similar para am­bos ejemplos. Las formas principales se subrayan aproximadamente con una gubia en V y se encajan con gubias que siguen la forma final. Esto permite re­bajar el fondo, sacando el sobrante con gubias estrechas o escoplos y acabarlo con la punta de cuchara. Para trabajos de este tipo es para los que son inapre­ciables las herramientas de rincón iz­quierda y derecha. Debe cuidarse de que todo el fondo tenga la misma pro­fundidad. Sigue un ligero modelado de las hojas y flores. Cuando una hoja pasa sobre otra la curva debe parecer natural , no subir y bajar abruptamente a cada lado. Finalmente puede punzonarse el fondo, aunque algunos prefieren omitir este detalle. Su ventaja, sin embargo, es que da una textura distinta, haciendo resaltar claramente el detalle del di­bujo.

Fig . 14. Un colgante decorativo tallado en la base de madera maciza de caoba. lB parte dere­cha muestra las primeras fases de la talla .

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Fig . 15. Detalle t all ado en madera delgada re­cortada en su forma y pegado a un tabl ero.

Figs. 16. 17 Y 18. Fases en la talla de un ca nde­labro.

La figura 14 muestra un colgante , par­cialmente acabado. A ola derecha se muestra el fondo rebajado y los detalles subrayados parcialmente. A medida que la talla progresa los trazados inte­riores se cortan necesariamente, pero es bueno ponerlos porque indican los lu ­gares que deben dejarse llenos y los que hay que cortar. En cualquier caso pueden cortarse nuevamente a medi­da que el trabajo avanza.

Otra pieza de detalle tallado es la que se muestra en la figura 15. En este caso está prevista para apl icarla más que para tallarla en la madera de base. La madera se recorta por su dibujo exte­rior y se pega en un tablero plano con interposición de un papel , para que pue­da levantarse después de terminada . Puede comprenderse que sin este res­paldo sería difícil sujetar la pieza y en cualquier caso .Ia talla sería frágil. El colgante de la figura 14 puede cor­tarse y aplicarse de la misma forma.

Las figuras 16, 17 Y 18 se dan porque presentan fases de la talla de un brazo de candelabro. Otros objetos pueden

Fig. 16

Fig. 17

Fig. 18

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Fig. 19. Detalle repetido tallado en una moldura.

pasar por las mismas fases. En la figu ­ra 16 la forma se ha recortado y los de­talles dibujados a lápiz en ella. La fase sigui·ente muestra el trabajo parcialmen­te desbastado, esto es, con las formas principales toscamente talladas. En la figura 18 el modelo está ampliamente completo.

Las molduras son talladas frecuente ­mente , en especial en trabajos de repro­ducción. Es aconsejable hacer una plan­tilla en papel encerado o en una chapa fina mostrando completos uno o más de los detalles que se repiten . Las for­mas de las hojas, etc., deben cortarse en la plantilla con las mismas gubias que se usen para el trabajo real. De he­cho puede haber una cuestión de adap­tación del detalle a realizar a las cur­vas de las gubias disponibles. El trabajo de este tipo debe hacerse con el míni­mo de cortes posible. Por ejemplo en la

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figura 19 , la curva de las hojas grandes debe cort arse en profundidad con una sola gubia . Los extremos inferiores se­parados por las flechas se profundizan después, t ambién los lados de las fle­chas cortados hacia adentro y el trián­gulo de madera entre ellos sacado con un escoplo en una sola viruta . Esto no se hace sólo para ahorrar tiempo , sino que también da al trabajo una calidad de ondulación limpia. El modelado de las fl echas puede hacerse de dos cortes, cada uno inclinado hacia las hojas. El pequeño rebaje circular de arriba se hace girando una pequeña gubia semi­circular. Si esto produce una aleta latera l corrientem ente puede arrancarse del fondo dejando un acabado limpio ; si no hay que hacer un punzón limando plano el extremo de una punta de Pa­rís del tamaño adecuado. Sin embargo no use éste como subst it uto de la tall a misma.

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. ,

, •

Doce

Torneado

El torneado de la madera es un tema extenso, y es imposible en un solo ca­pítulo hacer nada nada más que esbo­zar una o dos de las operaciones funda­mentales. Para mayores detalles el lec­tor debería estudiar un manual sobre este tema.

En una clasificación aproximativa el tor­neado puede divid irse en dos clases: torneado entre puntos y torneado en el plato. El primero se usa para elementos largos tales como pies de lámparas, hu­sillos, etc. El torneado en el plato se usa para elementos bajos y anchos, tales como cuencos, bandejas, etc. La opera­ción de torneado puede llevarse a cabo en dos formas: por corte o por raspado. Cada una tiene su finalidad y es esencial para determinadas clases de trabajo , aunque en algunos casos estos métodos son intercambiables. El corte es general­mente más rápido que el rascado y por ello se emplea a menudo para el des­baste preliminar incluso cuando es ne­cesario el raspado para el acabado. Tam­bién es esencial para muchos tipos de maderas blandas que no se pueden ras­par con limpieza. Por el contrario es di­fícil cortar muchas maderas realmente duras, porque el filo se embota demasia­do rápidamente.

Torneado entre puntos. Se emplea un perro de arrastre en el cabezal y un aro de centraje en el contrapunto. La ma­dera debe centrarse a ojo con un cui ­dado razonable y después hacerla girW a mano para comprobar si alguna arista sobresale más que las otras. Esto puede comprobarse fácilmente viendo si las aristas están a la misma distancia del apoyo de la herramienta. De vez en cuando la madera en el contrapunto

. debe lubrificarse con una gota de aceite.

Fig .. 1. Torneado de desbaste preliminar con una gubia grande.

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Fig . 2 . Comprobaci ón del diámetro con el cali"",/ brador.

Fig. 3 . Uso del formón grande'de punta para ali ­sar el cilindro .

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Cuando gire satisfactoriamente apriete fuertemente el tornillo del contrapunto y luego aflójelb ligeramente. Una pre­sión excesiva puede curvar la madera , causar un exceso de fricción y un ca­lentamiento.

Trabajo con la gubia. Con una gubia bastante grande trabaje pasándola de un extremo a otro hasta que desapa­rezcan· todas las superficies planas. Si trabaja a una medida exacta ajuste un compás de calibrar a unos 2 mm. más, aproximadamente, que el diámetro de­seado y continúe trabajando hasta que el calibre se deslice justo sobre la pieza , como en la figura 2. Utilizando la gubia no se logran superficies perfectamente lisas pero pueden evitarse las irregula­ridades grandes.

Empleo del formón. Se pasa ahora a trabajar con formón grande de punta ; debe tener de 30 a 40 mm. de ancho.

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t • Sosténgalo como se muestra en la fi ­gura 3, utilizando sólo la parte entre el talón y . el centro. El escoplo de punta larga no se emplea nunca para este tra­bajo, ya que si se deslizase se clavaría en la madera con resultados desastro­sos. El escoplo permitirá obtener una superficie perfectamente lisa y recta . No debe comenzarse en el extremo, sino a unos 25 mm. de él y moverlo a lo lar­go y rectamente hasta el otro extremo. Después se le da la vuelta y se repite la operación en el otro sentido. Comprue­be de nuevo con el calibre hasta alcan­zar la medida. Puede comprobarse en­seguida que la gubia corta el material más rápidamente que el formón , por ello la madera debe llevarse lo más cer­ca posible de la medida final trabajan­do con la gubia antes de sustituirla por el formón .

El formón es una herramienta de manejo difícil hasta que se ha adquirido maes-

Fig. 4

Fig . 4. Uso del formón : a, posición preliminar.­b, subida del mango para aplicar el corte a la madera.- c y d movimiento lateral del formón.

Fig . 5 . Forma alternativa de usar el form ón.

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tría. El secreto reside en gran manera en dejar que el bisel de la herramienta frote con el trabajo. A menos que se haga así el filo es propenso a ser arras­trado por la madera en giro de forma que la punta se clave en ella. El mejor sistema es sostener la herramienta de modo que sólo el bisel toque la madera, como en (a) figura 4, y luego ir levantan­do el mango hasta que comience a cor­tar. Entonces se mantiene esta posición.

El formón puede sostenerse en una de las dos maneras que se muestran en las figuras 3 y 5. La de la figura 5 es de especial valor cuando se tornea mate­rial delgado. El material se soporta detrás ya que se deja que los dedos se deslicen ligeramente contra él , evitan­do que se doble y la aparición de un de­fecto consistente en una marca en espi­ral sobre la superficie. Fíjese en que en ambos casos el fi lo del form ón forma un ángulo con la madera , de modo que tie­ne un efecto de cizalla .

Torneado de canales. Para hacer cana­les, en general , se usa una pequeña gu­bia con el corte afilado según se mues­tra en la figura 6. La herramienta debe trabajar desde los dos lados de la canal. A menos que se haga así dejará un acabado basto. Vaya primero sobre el lado derecho de la canal , sostenga la gubia sobre este lado con el bisel más o menos en ángulo recto con la madera y con un movimiento combinado des­place el mango hacia la derecha levan­tándolo y al mismo tiempo haciéndolo girar sobre sí mismo hasta que el filo llegue a descansar sobre su dorso. La fi ­gura 7 da idea de esto. En la práctica la canal no se corta en toda su profun­didad en una sola pasada. Lo que se hace es un corte de la forma descrita en un lado y el sobrante se elimina con un segundo corte desde el otro lado. La canal se termina con cortes sucesi­vos desde uno y otro lado. La parte más difícil es la entrada de la herramienta ,

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porque hay tendencia a que se clave y acuchille la madera , la razón de ello es que hasta que no se ha hecho un pe­queño comienzo, el bisel no tiene apoyo en que deslizarse. Una vez introducido el bisel ligeramente én la madera evita el desplazamiento lateral por frote con­tra la madera.

La respuesta a esta dificultad es comen­za r decididamente porque basta una li­gera penetración para proporcionar apo­yo al bisel. Igualmente importante es comenzar con la gubia de lado de modo que el bisel esté en ángulo recto apro­ximadamente con la madera e inmedia­ta mente mover el mango de lado de for­ma que el bisel presione contra el corte de la madera. En realirlad el corte se hace más por el giro del mango que por empuje de la herramienta hacia ade­lante.

Para tornear molduras y partes redon­das similares se utiliza el escoplo recto o el de punta. El trabajo se aligera qui­tando primero la mayor parte del so­brante con la gubia. Por ejemplo en la figura 8 la mayor parte del trabajo de desbaste puede hacerse con la gubia, como en (a), antes de acabar con el for­món. Recuerde que la gubia no sólo es una herramienta más fácil de manejar sino que también elimina el material más rápidamente.

La f igura 9 muestra como la punta de la herramienta comienza en lo al to de la moldu ra y va girándose a medida que ava nza sobre la curva. Sólo trabaja la punta de la herramienta , que se sost ie­ne en ángu lo como se muestra , pasando de la posición (a) a la (b) y a la (c). Es corriente utilizar un formón afilado en recto de forma que puedan t rabaja rse ambos lados de la moldura sin cambiar de herramienta.

El co rte puede hacerse con una herra­mienta especial de cortar o con el es-

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Fig. 8

Fig. 10

Fig. 6

a

Herramienta de cortar

b

Fig. 9

Fig. 12

a -

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'A

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el Sólo herra mienta de rincón

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Fig. 6. Gubia afilada en punta de nariz.

Fig. 7. Dos .fases en el torneado de una canal.

Fig. 8. Torneado de una moldura.

Fig. 9. Posiciones del formón al tornear una moldu­ra .

Fig. 1 Q. Uso de la herramienta de cortar.

Fig. 11. Posición de la herramienta para raspar.

Fig. 12. Uma vieja qfilada para raspar.

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copla acodado. El último da genera l­mente un acabado más limpio, pero requiere una mayor longitud de madera en la que operar. La figura 10 muestra la herramienta de corta r. Observe que es algo más ancha en la punta de modo que se proporciona el juego a medida que avanza contra la madera.

Raspado. Mientras que los formones y gubias cortan la madera arrancando vi ­rutas gruesas, como las de un cepillo basto de rebajar, las herramientas de raspar sólo raspan , quitando poco más que polvo. La mayor parte de las made­ras blandas no pueden ser raspadas con éxito , pero muchas maderas duras res­ponden bien y de hecho en algunos ca­sos es la única forma posible de tornea r. La herramienta se sostiene como mues­tra la f igura 11, en la que puede verse que baja ligeramente hacia la madera . La idea es que si se clava en la madera en giro se desenganche inmediatamen­te , mientras que si estuviese apuntada hacia arriba el movimiento tendería a cl avarla más profundamente .

Pueden comprarse juegos de herramien­t as para el ra~pado , pero corrientemente se hacen amolando limas viejas. Estas si rven perfectamente bien y pueden amolarse de cualquier sección qu e se necesite. La f igura 12 muestra como se am uelan los dientes en un lado de la superfici e y el corte se amuela apro­ximadamente a 80 grados. En poco t iempo pueden coleccionarse un bu en número de estas herramientas. Cuando las prepare amuele primero la superficie y luego el filo , al hacer este último se produce una rebaba que mejora el corte . Algunas maderas tales como el olmo y el roble se trabajan mejor con la herra­mienta directamente salida de la muela . Otras necesitan que el filo se acabe en la piedra de aceite.

Torneado en el plato. Elementos tales como cuencos se f ijan generalmente en

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el plato mediante tornillos y es bueno colocar entre ambos una pieza de dese­cho, lo cual permite hacer completa­mente el torneado sin peligro de que la herramienta toque el plato. La figura 13, muestra esta idea. Si la totalidad del trabajo se ha de hacer en una sola es­tacada , el fondo de la madera debe ce­pillarse plano, de modo que asiente con­venientemente sobre la pieza de dese­cho. Los tornillos pasan a través del pla­to y la pieza de desecho y se agarran so­lamente en la pieza que se trabaja (figu­ra 13). Su longitud debe ser cuidadosa­mente calculada para que no sobresal­gan en el interior del cuenco. Esto debe también considerarse cuando taladre los agujeros, porque estos agujeros pueden aparecer como una maJdiQión.

Trate primero la parte exterior, usando una gubia de 6 ó 9 mm. Sosténgala de modo que corte , no simplemente raspe , y deje que el bisel frote la madera , de modo que se evite cualquier tendencia a clavarse. La figura 14 muestra el siste­ma. El interior se trata de la misma for­ma para eliminar el grueso del sobrante , pero aquí es vital hacer que el bisel fro­te . Un punto a recordar aquí es que el ángulo del bisel afecta el trabajo. De he­cho, un bisel largo y delgado no puede usarse para el interior, porque es impo­sible dejarlo frotar, como se muestra en (a) la figura 15. Fíjese cómo el bisel me­nor agudo en (b) hace posible el roce .

Para acabar límpiamente la madera debe rasparse como en la figura 16. Fí­jese otra vez que la herramienta baja ligeramente hacia la punta de modo que si se clava se separa enseguida . Gene­ralmente se necesitan dos herramien­tas : una ligeramente curva para el fon­do (al. figura 17, y otra curva más ce­rrada (b) . Trabaje primero con la más plana a través del fondo llegando lo más posible hacia los lados, despu és substitúyala por la de curva más cerra­da . Trabaje hacia los lados ya que esto

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Fig . 13. Madera montada en el plato para tor­near un cuenco.

permite juzgar la suavidad de la curva . La figura 17 muestra la operación.

Dé la forma correcta antes de utilizar el papel de lija y quitar el repelo. Este puede ser molesto y producir arrugas en un cuenco que tenga la veta al través . como en la figura 18. Las partes indica­das (a) y lb) deben trabajarse necesa­riamente contra la fibra. La solución está en emplear herramientas bien afi­ladas y dar cortes finos. Cualquier inten­to de dar cortes gruesos levantará la fibra. Si es posible monte una piedra de afilar al otro lado del cabezal y reafile la herramienta sobre ella frecuente­mente.

Finalmente alise el trabajo con papel de lija. primero con número dos y medio. seguido del número uno y medio y por último con grado finísimo. Un buen aca­bado se puede obtener usando Speeda­neez. La pieza se hace girar a la veloci­dad más baja y el frotador se pasa lenta­mente a través de la superficie. Déjelo

. unos minutos y repita el proceso hasta que se obtenga un brillo mediano. Déje-

El bisel no puede frotar

Fig. 14. Dando la forma exterior al cuenco con la gubia.

Fig . 15. Torneado del interior con gubia.

Fig . 16. Raspado del interior del cuenco.

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.

Fig . 17. Herramientas de raspar el interior del cuenco.

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Fig. 18. Partes del cuenco propensas a ser ru ­gosas.

Fig. 19. Cuenco torneado con asas talladas.

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lo endurecer tanto tiempo como sea po­sible y púlalo con cera. Algunas ceras de pulir deben dejarse endurecer después de su aplicación, antes de pulirse; otras pueden pulirse inmediatamente des­pués. La ventaja de un barnizado con goma laca preliminar es que proporcio­na una base de espejo y ayuda a mante­ner limpio el objeto cuando está en uso.

En la figura 19 se muestra un atractivo cuenco con asas. Para hacerlo se ha de tornear un ancho anillo con la sección aproximada de las asas. La forma del plano de las asas se traza sobre la parte de arriba ; el sobrante se corta con una sierra de rodear y la superficie se limpia con la lima y la cuchilla . Después el efecto de enrollado en las asas se acaba con herramientas de tallar.

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Trece

Maderas y materiales

anua les · Madera de corazón

Tronco de roble most rando cómo se forma el es- . pejuelo seg ún la form a de cortarlo : A, no mues­t ra espejuelo. - B, presenta espejuelo peque­ño.- e y D presentan espejuelo amplio.

Las variedades de maderas se cuentan por miles y aqu í nos referiremos 8610 a las, relativamente pocas, d u o co­rriente.

Para hacer una distinción aproximada de las maderas pueden dividirse bajo dos epígrafes: maderas duras y maderas blandas ; las primeras corresponden a árboles de hoja caduca , que pierden sus hojas en invierno y las segundas a plan­tas de coníferas con hojas en aguja , Las denominaciones son puramente con­vencionales y frecuentemente tienen poca relación con la dureza real. La más dura de las maderas blandas es más pe­sada y dura que la más ligera de las ma­deras duras.

Maderas duras. Para ebanistería en general se usa ampliamente el robl e.

El roble ingl és cuando se pueden ob­tener tablas adecuadas tiene un bonito espejuelo, pero frecuentemente no es fiable debido al mal curado y es propen­so a las rajaduras y alabeos. Una alter­nativa excelente la ofrece el roble japo­nés el cual , debidamente curado, es sano, bien espejeado, se trabaja bien y puede obtenerse en tablones de buena medida. También se usa el roble de Es­lavonia que es una buena madera .

A menudo el roble puede obtenerse so­lamente en cuadrados de 37 , 50, 62 Y 75 mm. adecuado sólo para patas, etc., pero cuando se necesita para piezas tales como travesaños, estos cuadra­dos pueden cortarse a lo largo si se dispone de una sierra circular y unirlos para obtener un ancho mayor.

El roble americano no se ve a menudo en la actualidad, posiblemente debido a dificu ltades comerciales, pero cuando se encuentra se presenta en hermosas tablas estandar. Hay dos clases : rojo y blanco, siendo el últ imo invariablemente de mejor calidad.

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La mayor parte del atractivo del roble es debido al espejuelo derivado de sus rayos medulares que irradian del cora­zón. Una tabla cortada paralelamente a ellos muestra el espejuelo mayor y es la madera más fiable. Cuanto más se separa la tabla del paralelismo más pe­queño es el espejuelo, hasta que los rayos pasan en ángulo recto y apare­cen sólo como pequeñas manchas sobre la superficie.

El roble satinado, ocasionalmente dis­ponible, procedente de Australia no es un verdadero roble en absoluto, pero debe su nombre al pronunciado espe­juelo que posee. Se trabaja bien y es perfectamente adecuado para muebles porque admite un buen acabado y se pule bien.

Como sustituto del roble se usa a veces el castaño. No tiene espejuelo derivado de los rayos medulares, pero se parece fuertemente al roble liso tanto en ve­teado como en color. El haya se encuen­tra a menudo en palos cuadrados y es adecuada para patas torneadas, etc. Tiene un buen espejuelo aunque más pequeño que el del roble. Debido a la escasez el castaño es a menudo usado para piezas torneadas, siendo el resto de la obra chapeada 'con castaño.

La caoba es una excelente madera para muebles, aunque los hermosos tablones anchos se han hecho difíciles de en­contrar. Prácticamente la única verda­dera caoba americana obtenible es el tipo de Honduras; la caoba de Cuba es prácticamente imposible de obtener. La caoba africana se usa frecuentemente y aunque no tiene el aspecto tan bonito es considerablemente más barata. Varía ampliamente en fiabilidad y calidad.

El sapeli es considerado a veces como una caoba, y tiene a veces el color y dibujo de la verdadera caoba. Su carac­terística principal consiste en las lí-

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neas de espejuelo consistentes en ban­das estrechas de madera clara y oscura.

Tanto el raulí como el niangón tienen algo de la apariencia general de la cao­ba, pero las tablas varían enormemen­te ; algunas son completamente lisas mientras otras tienen un veteado más atractivo. Hay muchos sustitutos de la caoba entre los cuales es corriente el gabón . No es una verdadera caoba pero es una útil madera dura secundaria para costados de cajones, traseras de arma­rios, etc. A menudo se utiliza para fabri­car contrachapado.

El nogal es una madera fina para mue­bles, pero es generalmente difícil de obtener. Tanto el nogal inglés como el francés se encuentran ocasionalmente, pero es difíci l obtener stocks del nogal liso americano o nogal negro. El nogal australiano es una buena madera para muebles y muchos de los tablones tie­nen un bonito dibujo.

Hay muchas otras maderas duras de im­portación cuyo suministro es fluctuante . Entre ellas está el raulí de Chile , una madera marrón claro algo parecida al haya pero sin señales de los rayos me­dulares. La mansonia tiene algo de color del nogal y es útil como madera para muebles. El afara de Nigeria tiene un co­lor claro de paja y se puede obtener a veces. La afrosia tiene un color amarro­nado, con sombras amarillas, con la veta entrecruzada que necesita cuidado al cepillar. Todas estas maderas varían considerablemente en calidad y el mejor plan para su uso es consultar un texto sobre sus características o ver si el co­merciante de maderas puede ofrecer al ­guna información.

La teca se ha hecho popular como ma­dera para muebles' y puede obtenerse en una buena gama de gruesos y anchos. No es una buena madera para el enco­lado debido a su naturaleza grasosa pero

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ayuda el uso de desengrasantes. Uno de los adhesivos modernos de A. P. V. con aditivos de resina es el de mejor resul­tado.

Maderas blandas. La principal de las maderas blandas para carpintería es el pino rojo del Báltico. Su calidad es muy variable, siendo el mayor inconveniente de las calidades bajas la presencia de nudos, pero las mejores tablas pueden estar razonablemente limpias de nudos grandes. Es ampliamente usada como madera estructural, techos, suelos, puer­tas, etc. pero necesita cuidado en su se­.Iección cuando se usa para pilares, vigas y fines similares, porque los nudos en mala posición pueden reducir enorme­mente su resistencia. En la construc­ción de muebles se usa con frecuencia para bastidores traseros , travesaños ocultos, etc., aunque deben evitarse las malas calidades.

El pino amarillo o blanco de Norteamé-

e

Fig . 1. Ejemplos de : a, tablero laminado.- b, table­ro alistonado. - e, tablero tableado.

rica es una madera deliciosa , pero es de lo más difícil de obtener; si se puede lograr como madera usada es excelente como base para el chapeado.

El pino del Paraná se suministra bien y es una madera de rendimiento de pri­mera clase, a menudo enteramente libre de nudos y es útil, aunque con frecuen­cia se alabea al secar y se raja fácil­mente.

Cuando se puede obtener cedro rojo de Oriente es una madera excelente para estructuras, pudiendo lograrse tablones anchos y largos libres de nudos. Es ade­cuada para uso interior y exterior. Para este último no necesita protección y por esta razón es usada a menudo para techumbres.

Contrachapado. Las calidades varían enormemente. El barato de cajas de té es inútil para trabajos de calidad; las chapas probablemente no se han seca-

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do bien, la cola puede faltar y presenta muchos defectos tales como separacio­nes en la capa media o incluso solapes. Sin embargo un contrachapado bien hecho por un fabricante de confianza , es completamente seguro y puede usar­se para el cuerpo de un trabajo chapea­do. Más información sobre esto se en­cuentra en el capítulo sobre el chapea­do. Los contrachapados más delgados tienen tres chapas, la del centro es más gruesa que las otras. El contrachapado grueso tiene más de tres chapas. Para su fabricación se usan diversas made­ras ; abedul , aliso , fresno , pino y gabón. Esta última en tableros contrachapados proporciona una buena base para puer­tas lisas chapeadas.

Tablero laminado, etc. Están constru i­dos como se muestra en <t'a f igura 1, con un núcleo interior de chapas , listones o tablas recubierto por dos capas del­gadas exteriores con la fibra en ángulo recto. De los tres tipos que se muestran el laminado ' es el menos propenso a deformaciones.

Tablero aglomerado. Se hace en gran escala partiendo de virutas especial­mente preparadas unidas con co las de resina y fuertemente prensadas. Se usa frecuentemente para divisiones, t rase-

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ras y piezas de muebles, pero es inade­cuado para su uso en exteriores. Su mejor modo de empleo es fijarlo a un bastidor, pero cuando se usa estructu­ralmente , en lugar de como relleno, debe colocarse un borde bastante ancho en los cantos, ensamblado a lengüeta .

Este, además de aumentar su resisten­cia proporciona una superficie adecua­da para los rebajes de las bisagras, etc. El chapeado puede realizarse con éxito completo, debiendo chapearse las dos caras. Algunos tableros aglomerados se fabrican por un proceso de ext rusión y recubiertos con chapa fina por ambas caras. Estos tableros son generalmen­te fiables, pero deben evitarse las ra ­nuras profundas perpendiculares a las caras , porque son propensos a chas­carse.

Tableros de recu brim iento . Bajo esta denominación se comprende una gam a extensísima , desde los tableros pren ­sados realmente duros, aptos para te­char una caravana , etc., hasta los table­ros blandos previstos fundamentalmen ­te para aislamiento. Las calidades me­jores y medias se usan con frecuen cia para traseras, fondos de cajones y para paneles en general que deban ir pin ­tados.

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, Catorce

Acabado de la madera

En la actualidad se dispone de un am­plia gama de materiales para el acaba­do, y la elección depende de si el objeto ha de ser usado a la intemperie o en el interior, el roce que tenga , el tipo de madera en que esté hecho y el gusto personal. Algunos de los materiales an­tiguos han sido dados de lado, pero otros siguen siendo aun populares para cier­tos trabajos.

Pintura

Para obtener buenos resultados deben darse por lo menos tres capas: de im­primación, de recubrimiento o base y de acabado. Es aconsejable obtener las tres clases de material del mismo fabricante , para asegurarse de que pueden usarse juntas sin riesgo.

Imprimación. Habiendo limpiado pre­viamente la madera proceda a pintar cualquier nudo que haya con pintura es­pecial para estos. Déjela secar durante media hora y dé una segunda mano. Los nudos realmente malos deben cor­tarse y taponar el hueco. Todos los clavos deben punzonarse. Alise con lija y dé la primera mano de imprimación. Esta es corrientemente de color gris o rosado, aunque para la pintura blanca o crema es con frecuencia blanca. Debe ser relativamente delgada, y debe apli ­carse uniformemente , brochando bien en la madera. Trabaje en la dirección de la fibra para acabar. Introduzca con la brocha la pintura en las grietas, etc . Dé­jela endurecer de 12 a 24 horas.

Capa de recubrimiento. Todos los agu­jeros de los clavos, las grietas, etc., de­ben rellenarse con masilla o una pasta de sellar adecuada . Esta se prensa hacia adentro y la superficie se alisa pasando sobre ella la parte plana del cuchillo. Ocasionalmente, en el caso de ventanas acristaladas, etc., los rebajes deben re-

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cubrirse con imprimación antes de usar las pastas; de lo contrario estas pueden deja r de adherirse correctamente .

Frote con papel de lija en húmedo-seco, puesto en un corcho, cualquier rugosi ­dad o desigualdad, humedeciendo la superficie previamente para que no se levante el polvo. Cualquier gota o cho­rrera que se haya formado debe limpiar­se aunque deberían evitarse desde el principio tanto como sea posible.

La pintura de recubrimiento o base se aproxima en color a la de acabado, aun­que corrientemente hay una ligera dife­rencia, de modo que es fácil ver las par­tes que han sido cubiertas. La aplica­ción es similar a la de la imprimación. Trabaje bien primero en las partes difí­ciles, evitando rellenar los detalles y ex­tienda la caja con brochazos largos y uniformes en la dirección de la fibra . Déjela de nuevo endurecer durante 24 horas.

Capa de acabado. Se frota otra vez con papel abrasivo, como antes, y se limpia el polvo. Como las pinturas brillantes tienen la propiedad de fluir y eliminar las marcas de la brocha no se necesita el pintar cruzado más que lo justo para dar una capa uniforme, de hecho no es aconsejable prolongar el trabajo porque enseguida tiene lugar un asentamiento. Trabaje bien los cantos en cuanto sea posible de forma que se eviten los re­gruesos en los cantos y las chorreras. Si hay alguna chorrera en los cantos laterales trabaje estos a lo largo para quitarlas.

Todas las pinturas deben revolverse bien antes de usarlas, y si se ha formado una película sobre ellas debe cortarla con un cuchillo y quitarla. La pintura al aceite que haya reposado algún tiempo

. debe colarse a través de un trapo de seda viejo antes de usarse. Las brochas que deban dejarse por la noche para

emplearse al día siguiente se colocan en un recipiente con agua. Cuando se acaba el trabajo deben limpiarse ense­guida con aguarrás y finalmente con agua caliente y jabón.

Acabado de m uebles

Laca de poliuretano. Está basada en una resina sintética y es conocica gene­ralmente como laca P.U. Corrientemen­te es del tipo catalítico ; la laca perma­nece en buenas condiciones de uso durante un tiempo casi ilimitado si se guarda sellada. Solamente cuando se le mezcla el catalizador comienza a endu­recer. Por regla general con el paque­te se suministra un tercer envase con­teniendo disolvente que también puede usarse para limpiar brochas. Como regla general se necesitan dos capas como mínimo para un buen acabado y ge­neralmente los mejores resultados se obtienen diluyendo la pintura y apli ­cando capas extras, en lugar de aplicar una capa gruesa. Después de endure­cida , la superficie se frota ligeramente con papel de lija finísimo (grado de ha­rina) o con lana de acero del grado más fino. Puede dársele un brillo de espejo frotándola con pasta de pulir fina des­pués de estar la laca completamente curada . La laca se aplica con brocha y no requiere mayor habilidad que un tra­bajo cuidadoso. Puede ser necesario aplicar un sellador de la fibra si ésta es abierta , aplicándose antes de dar la laca. Es aconsejable usar el sellador su­ministrado por el fabricante de la laca, pues otros productos pueden ser incom­patibles.

Celulosa . Es otro acabado frecuente­mente usado en la actualidad. Según el tipo puede ser aplicado con brocha o con pistola , siendo preferible el últi ­mo. Si se usa la brocha es necesario

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un toque hábil cuando se aplica la se­gunda capa, pues esta tiende a ablan­dar la primera .

En algunos casos el trabajo se deja tal como queda de la brocha o la pistola , pero se obtiene un efecto más brillante con el pulido. Se hace una almohadilla de algodón cubierto con cuero blando, con la superficie completamente lisa sin arrugas. Se moja en un líquido espe­cial de pulir, que tiene una acción disol­vente media sobre la celulosa , y se frota la superficie primero con un movimiento circular y luego con toques rectos en la dirección de la fibra . Esto tiene el efecto no sólo de eliminar todas las irre­gularidades de la celulosa , sino también el de forzar a la ce lulosa a penetrar en la fib ra abierta . Si queda dem asiado brillante para el gusto , puede apagarse el brillo frotando con lana de acero lu ­brificada con cera de pulir.

Aceite de teca. En la actualidad el uso de madera de teca para muebles, mas el gusto por un acabado semibrillante . han dado popularidad al aceite de teca como acabado. Además de para la teca puede utilizarse para otras maderas du­ras. Da un acabado blando y lustroso y es uno de los acabados más simples de aplicar ; simplemente se frota con un trapo. Las maderas nuevas necesitan varias aplicaciones, pero gradualmente se va formando una película . El aceite de teca va reemplazando ampliamente el ant iguo acabado de aceite de linaza con secantes de trementina . Seca más rápidamente y se adhiere mejor.

Barnizado a muñeca. Aunque el barni ­zado a muñeca con goma la ca no es tan ampliamente usado como antiguamen­te, este acabado es preferido a ún por muchos trabajadores, especialmente en el negocio de restauración de antigüe­dades. Es capaz de dar el acabado más atractivo pero tiene el inconveniente de no ser resistente al calor, al agua, al al -

cohol y otras sustancias que manchan. Además exige un alto grado de destreza si se ha de obtener un acabado realmen­te limpio. Para trabajos caseros la ma­yoría de los trabajadores prefieren los acabados más modernos y simples.

Pa ra describi r las fases brevemente ; la madera se tiñe (si lo requiere) , se relle­na la veta (también si lo requiere) y des­pués comienza el barnizado propiamen­te dicho. Este consiste en cuatro fases: manchar, colorear (si se necesita). recar­gar y acabar. La laca para muñeca se hace de varios tipos : granate, de un tinte marrón oscuro ; botón , un color amarillento; naranja, un barniz medio ; blanco, de un tinte cremoso y transpa­rente , un líquido casi incoloro. Los barnices claros son para maderas claras y el granate para oscurecer el color de la madera. El naranja es el usado más corrientemente.

Se hace una muñeca para barnizar, co­mo se muestra en la figura 1, Y el barniz se aplica a la almohadilla de algodón levantando el trapo. Para el manchado preliminar la muñeca se mueve sobre el trabajo en golpes largos y rectos, como en (a). figura 2, estando la muñeca ge­nerosamente cargada de barniz. Esto es seguido de la fase de recargar en la cual se forma un buen grueso de barniz; en ella el barniz se aplica con un movi­miento circular (b) , figura 2 , seguido de un movimiento en forma de ocho (c) variando éste con un movimiento ova ­lado (d).

Finalmente se usan pasadas rectas. Es necesario poner una gota de aceite de linaza en la cara de la muñeca para lu­brificarla , pero no debe ponerse más de lo imprescindible. Son necesarias varias aplicaciones con intervalos de secado.

El trabajo puede acabarse con barniz estirado o con alcohol. Para lo primero

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Fig. 1. Fases de la preparación de una muñeca para barnizar. Para el cuerpo se emplea algodón en rama que se moldea en forma de pera. Después de cargado con el barniz se envuelve en un trapo fino de hi lo.

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Fig. 2 . Movimientos de la muñeca durante el barnizado.

se carga la muñequilla con la mitad de barniz y la mitad de alcohol y se desliza por la superficie con golpes rectos a lo largo de la veta, como en (f). La ligereza del toque es esencial.

Para acabar con alcohol se hace una muñeca nueva y en la almohadilla de algodón se ponen un par de gotas de alcohol solamente. Se aplica a la super­ficie en grandes círculos o en forma de ocho, cambiando gradualmente a los golpes rectos. A medida que se seca la muñeca se aumenta la presión hasta que actúa como un bruñidor quitando el aceite. La cara de la muñeca se va en­grasando a medida que absorbe el acei­te y la envoltura debe cambiarse a un si t io limpio.

Pul ido a la cera. Es sencillo de usar y puede renovarse de vez en cuando. Si previamente se ha aplicado un teñido al aceite es fundamental fijarlo primero con dos capas, por lo menos, de barniz a muñeca. De lo contrario puede levan-

tarse en manchas irregu lares. En cual­qu ier caso es un buen sistema da r cuer­po a la madera usando barn iz blanco para un trabajo que deba ir en color na­tural o goma laca. Esto no sólo ayuda a preservarlo del polvo sino -que propor­ciona una película previa.

Puede utilizar cualquier cera de pulir con buenas características o preparar la suya propia partiendo de cera de abe­jas disuelta en trementina . La tremen­tina americana de la mejor cal idad es la más satisfactoria pero puede usarse un sustituto de buena calidad (white spirit) que es más barato. El proceso de diso­lución se acelera calentando al baño María (no use nunca la llama directa). Para endurecer el pulimento añada una pequeña cant idad de resina la cual se funde y mezcla bien. Cuando esté frío el pu limento debe tener la consistencia de la mantequ illa en verano.

Apl íquelo libremente con un cepillo (tipo cepillo para botas) y se deja endu-

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recer durante 12 a 24 horas. Púlalo con un cepillo similar y acábelo con una muñeca. No se forma ninguna película hasta que no se ha evaporado la tre­mentina.

Barniz para tableros de mesa. Este acabado es considerablemente más re­sistente al calor y las manchas de agua y alcohol, que el barnizado corriente de goma laca. Se aplica de la misma for­ma pero sin emplear aceite.

Barnizado . No es usado ampliamente en la actualidad, habiendo sido susti ­tuido en gran parte por los acabados a base de celulosa y lacas catalíticas ; de las cuales hay muchas variedades que producen superficies extremada­mente duras y resistentes al calor, al agua y al alcohol. Sin embargo el barni ­zado se emplea a ún con cierta exten­sión, siendo las dos clases existentes: el barniz al aceite , usado a veces sobre la pintura o sobre la madera desnuda que ha de exponerse a la intemperie y el barniz al alcohol , el cual incluye los distintos barnices de goma laca , no es tan duradero a la intemperie y se usa generalmente para objetos de interior solo o en combinación con la goma laca. A veces se conoce como laca transparente.

Tintes. Aunque la tendencia actual es usar la madera en su color natural , los tintes se prefieren a ún en ciertas cir­cunstancias. Debe tenerse en cuenta el hecho de que algunos acabados moder­nos no son compatibles con los tintes porque se produce una reacción cau­sando diversas perturbaciones. Deben consultarse previamente las instruccio­nes suministradas con los productos de acabado. Hay muchos tintes con base de agua, aceite y alcohol que se presen­tan en una amplia gama de tonos. Apar­te de estos hay también ciertos mate­riales de gran valor para oscurecer, aclarar o colorear las maderas.

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Para el roble el tinte básico más útil se hace con cristales de Vandyke , disueltos en agua caliente; dependiendo la can­tidad de la profundidad del color reque­rido. Remueva la solución y fíltrela a través de muselina. El sistema usual es hacer una solución concentrada y di­luirla lo necesario. Inmediatamente an­tes de su uso se añade un poco de amo­níaco de 0 ,880 que facilita la pene­tración en la fibra .

También pueden obtenerse cristales de caoba que dan un tono más rojizo. Las dos soluciones pueden mezclarse (después de preparadas separadamen­te) para obtener un torio especial. Otro material para avivar el color es el polvo de eosina el cual , disuelto en agua , da un tinte rojo brillante. Tenga cuidado en no excederse en su uso.

Para oscurecer la caoba se usa gene­ralmente el bicromato potásico. Los cristales se disuelven en agua que torna un color naranja brillante. Sin embargo su acción sobre la madera es química y vuelve la caoba de un tono marrón . Es usado extensamente en el negocio de reproducciones. Puede también usarse sobre el roble el cual se vuelve marrón ligeramente verdoso. Añadién­dole cristales de Vandyke y amoníaco pueden obtenerse tonos variados.

El sulfato de hierro o caparrosa verde disuelto en agua volverá al roble de un color gris azulado (evite usarlo dema­siado fuerte o acabará en un brillante color azul Air Force). A veces se usa para hacer que la caoba parezca nogal. Como el efecto aparece principalmen­te cuando se seca , debe usarse con · cúi ­dado. Debe ser prácticamente agua clara y su efecto se ensaya sobre un trozo de madera sobrante y dejado se­car. El sicomoro se trata frecuentemen­te con él para volverlo de color gris.

El amoníaco tiene un efecto oscure-

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cedor sobre el roble. El mejor sistema no es aplicar el líquido a la madera , sino someter ésta a sus vapores. El mueble en conjunto se coloca en una cámara estanca, con las superficies lim­pias de cola y grasa y todos los cajones , puertas , etc. , abiertas. El líquido se echa en un par de salseras y se sella la cámara. Si no es practicable un vi ­drio de observación , debe taladrarse un agujero e insertar en él una pieza del mismo roble. El tiempo que se toma va desde diez minutos a varias horas de acuerdo con la profundidad de color requerida y el tamaño de la cámara. Como algunas variedades de roble son más fácilmente afectadas que otras debe emplearse la misma clase para cada ~no de los trabajos.

Tenga cuidado de no inclinarse sobre los vapores del amoníaco que son muy fuertes y pueden tener resultados desa­gradables. No maneje el amoníaco directamente pues puede ser dañino para los dedos y amarillearlos.

Tintes al aceite. Usualmente se com­pran preparados, dispuestos para apli ­carlos. Tienen la ventaja de no levantar la fibra , pero no son tan transparentes como los tintes al agua y su efecto es diferente en que dejan un depósito os­curo en las fibras abiertas. Después de secos hay que aplicarles dos manos de goma laca antes de que pueda apl icár­seles algún pulimento de cera , de lo contrario el tinte puede levantarse de­sigualmente en manchas.

Colorantes al alcohol. Tampoco estos levantan la fibra , pero, debido a su rá ­pida evaporación requieren un manejo diestro y seguro. En superficies grandes es difícil mantener el canto libre , se obtienen listos para aplicar o en polvo para mezclarlos con alcohol.

Colorantes de anilina. Las anilinas de­ben usarse con cuidado debido a sus co-

lores brillantes y poco ortodoxos desde el punto de vista del trabajo de la made­ra. Frecuentemente se usan como adi­tivos para entonar otros tintes. General ­mente los más usados son: el pardo Vandyke, un marrón algo frío , usado principalmente para el roble ; el negro para imitar el ébano; el pardo Bismarck, un rojo potente usado principalmente para entonar los tintes marrones. Hay una amplia gama de colores ; verde , azul, amarillo, etc. que pueden ser a me­nudo usados para el acabado de ju­guetes, etc.

Los colorantes de anilina se presentan en forma de polvo y pueden obtenerse solubles en agua o en aceite. Los pri ­meros pueden disolverse en agua o en alcohol y si se necesita un aglutinante se añade un poco de cola al agua o un poco de barniz de laca blanco al alcohol. Estos tipos solubles en alcohol son a menudo útiles para añadir al barniz de goma laca para obtener acabados de co­lor. Las anilinas solubles en aceite se disuelven en sustitutivos de la tremen­tina y en caso de necesitar un agluti ­nante se añade un poco de cola de dorar.

Aplicación del tinte. Puede emplearse una brocha o un trapo. En todos los ca­sos hay que mantener los cantos libres para evitar señales de unión de mala vista y acabar en el sentido de la veta . Antes de usar un tinte al agua la madera debe mojarse con agua caliente , dejar que se seque y alisarla con lija.

Entonces cuando se aplica el tinte la fi ­bra no se levanta indebidamente. Como la fibra de testa absorbe el tinte más rápidamente y en consecuencia tiende a oscurecerse más, el tinte debe diluirse para estas partes. Cuando se haya seca­do aplique dos veces barniz de goma laca. Esto sirve para fijar el tinte .

Tapaporos o selladores. El roble se

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puede acabar tal como es, pero en otras maderas duras tales como la caoba y el nogal hay que tapar los poros exis­tentes entre sus fibras. Existen diversas pastas tapaporos o selladores. Los se­lladores pueden obtenerse en color na­tural (gris) o en varios colores para se­guir el de la madera. En cualquier caso pueden colorearse con tintes al aceite. Si es demasiado espeso adelgácelo con trementina. Mantenga la tapa bien ce­rrada , pues si no el sellador se endure­cerá. Puede aplicarse con una brocha o un trapo, pero el último se aplica cuando el asentamiento ha comenzado para forzar al sellador a introducirse en

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los poros. Se aplica en sentido trans­versal a la fibra .

Para las maderas blandas el sistema corriente es usar cola. Esta puede ser cola corriente adelgazada hasta que no se sienta su pegajosidad. La cola es­pesa se queda sobre la superficie, mien­tras que la cola fluida se empapa en las fibras y sella los poros. Cuando está completamente seca se alisa la super­ficie con papel de lija y el trabajo queda listo para aplicar el acabado. Como caso especial. la cola no puede aplicarse a un trabajo teñido al aceite; en este caso debe emplearse pasta de sellar.

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Quince

Adhesivos

En la actualidad se dispone de una am­plia gama de adhesivos para el trabajo de la madera. Los modernos tipos han desplazado en gran parte a la antigua cola animal porque son más convenien­tes en su uso y también en muchos casos son más resistentes a la hume­dad. En cambio son generalmente más caros. la cola animal se usa aún amplia ­mente en la reparación de antigüedades, y con tal que la pieza no esté expuesta a la humedad es un pegamento exce­lente si se emplea adecuadamente.

Resinas sintéticas. la UF (úrea for­maldehído) es ampliamente usada en la industria y casi en exclusiva en el ta ­ller casero. Se usa en frío, es alta­mente resistente a la humedad y no tiñe. Existen distintos tipos; uno se presenta en forma de jarabe con un líquido en­durecedor separado de aspecto acuoso y tiene una vida propia limitada. Más conveniente para el pequeño consumi-

dar es el polvo que mezclado con agua se convierte en un jarabe similar al an­terior ; su vida es considerablemente mayor. Otra forma de adhesivo en polvo tiene el endurecedor incorporado de an­temano y sólo necesita mezclarse con agua . Es un adhesivo universal extre­madamente fuerte .

APV. (acetato de polivinilo). Es una emulsión blanca lista pa ra su uso tal como se presenta . Hay muchos prepa ­rados disponibles y a menudo tienen aditivos de resina . Se usa en frío como adhesivo general y tiene una buena re­sistencia aunque su resistencia a la hu­medad es baja . No mancha aunqu e algu­nas marcas tienen tendencia a volvNse marrones al contacto con ciertas made­ras tal es como el roble.

Caseína . No es tan usada como ante­riorm ente , pero es una cola fuert e, en forma de polvo para mezclar con agua. Un inconveniente es su tendencia a teñir algu nas m aderas duras tales como el robl e, la caoba , el nogal , etc. Ti ene bue­na resisten cia a la humedad.

Resinas epoxílicas. Estas son usadas principalmente para un ir metal a la ma­dera . Se presentan como dos prod uctos separados que deben m ezclarse pa ra que comience el endurecimiento . Ti enen un uso l imitado en los talleres de ca r­pint ería y eban istería , siendo ca ras. Son úti les para trabajos especial es y son m uy resi stentes a la humedad.

Cola animal. Es una cola fuerte pa ra uso general , aunque no es resistente a la humedad y no puede usarse para t ra­ba jos para la intemperie. Necesita usar­se en ca liente , por lo que algunas unio­nes ensambladas se calientan antes de armarlas. Hay productos fabricados que no necesitan calor m ás que en invierno. la cola animal no ti ñe y es la ún ica que puede utilizarse en el chapeado a mar­tillo.

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Se obtiene en forma de granos o placas. estas últimas deben partirse en trocitos. Se coloca en el recipiente para la cola . se recubre de agua y se deja remojar du­rante toda la noche.

Se calienta después al baño maría y la cola se funde . Cuando está caliente de­be chorrear de la brocha libremente sin grumos y también sin dividirse en go­tas. No caliente nunca la cola directa­mente sobre la llama ni la deje hervir.

Adhesivos de impacto. El principal uso de estos es pegar laminados plásticos

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sobre la madera . aunque pueden en al­gunos casos emplearse para trabajos especiales de chapeado. Se apl ican a las dos piezas y se dejan secar un rato y al juntar las piezas el agarre es in­mediato.

Son útiles para algunos trabajos de re­paración de formas extrañas en los que hay dificultad para apl icar los gatos de apriete . No pueden usarse para uniones de bastidores de ningún tipo porque se agarran instantáneamente y las uniones tales como espigas y lazos no pueden llegarse a encajar.

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Dieciseis

Diseños

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Fig . 1. Carrito para el té.

Carrito de té con bandeja suelta

Es un elemento manejable que puede usarse tanto en el jardín como en el interior de la casa. La bandeja suelta permite transportar cosas desde la co­cina y es una ventaja cuando se han de salvar escalones. La bandeja tam­bién puede usarse independientemente del carrito .

Para el armazón puede usarse prácti ­camente cualquier madera sana , aunque si es posible debe hacer juego con el contrachapado de la bandeja. Alterna­tivamente puede recubrirse la bandeja con laminado plástico.

Puede verse que las patas están adel­gazadas por ambos lados; por dentro desde el estante hacia abaJo , por fuera hacia arriba hasta la parte superior. ·Sin embargo, los cantos interiores son pa­ralelos desde el estante hasta arriba .

Fig . 2 Vista en explosión mostrando la construc­ción .

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Aparte de su apariencia esto tiene la ventaja de que los apoyos de las espigas de los travesaños están a escuadra. En la figura 2 se muestra una fijación sen­cilla para los listones del estante, dos travesaños delgados se encajan en en­tallas de las patas y aprisionan las ta­blillas entre ellos.

Arriba las patas están conformadas y mortajadas para recibir los travesaños. Los travesaños extremos están recorta­dos en la parte central para que por ellos pasen las asas de la bandeja, figura 5. Las patas están entalladas para los tra­vesaños que sostienen las tablillas del estante , las entallas son ciegas. Los lar­gueros se deben conformar según se muestra en la figura 5, estando unidos a caja y espiga a las patas. Para dar una resistencia adicional pueden colocarse refuerzos en las esquinas, por debajo del fondo de la bandeja.

Las tablillas tienen los cantos y extre­mos redondeados y se sostienen entre dos listones en cada extremo, sobre­saliendo ligeramente de ellos, encola­das y clavadas por debajo. Cuando está terminado el estante se encola encajado en las patas y se clavan en diagonal en las patas dos puntas bien fuertes.

Una alternativa para el estante es usar una pieza de contrachapado de 9,5 mm. encajada en las entallas. En cierta forma ésta tiene la ventaja de que las tazas y vasos, etc., no tienden a caerse. Sin em­bargo la finalidad real del estante es sostener una bandeja suelta.

Para la bandeja es aconsejable usar con­trachapado de 9,5 mm. Los cantos se redondean. Si se emplea madera maciza debe ser seca y sana . Las molduras del borde se chaflanan en una pieza mayor y se cortan. Si las caras inclinadas se unen temporalmente con clavos se pue­den biselar los cantos opuestos con el cepillo. Las molduras ingletadas se ator-

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nillan desde abajo a través del fondo y las esquinas se redondean ligeramente por fuera.

Despiezo Largo

cm.

4 patas 58 2 travesaños 36 1 moldura bandeja 100 2 largueros 60 1 bandeja 66 4 listones 40 5 tablillas 63

Invernaderos de jardín

Ancho Grueso cm. cm.

4,5 22 , 6, 22 , 6, 22 , 5,5 19,

42, 9.5 2 ,5 6,5 5,5 6,5

Pueden hacerse de una sola cristalera como el de la Fig. 1, o doble como el de la Fig. 2. Las dimensiones pueden modi­ficarse un poco, pero es aconsejable mantener la medida de 308 mm. entre los rebajes porque permite emplear el vidrio del ancho standar de 12 pulgadas, A veces se colocan dos o tres vidrios en un hueco y entonces se deben preveer el solape.

Cuerpo. La construcción se muestra en la figura 2 , las dimensiones se hacen siguiendo las medidas del bastidor. Se emplean tablas machihembradas y es bueno disponer las alturas de forma que se emplee un número entero de éstas en el frente y la trasera, teniendo en cuenta la ranura y la lengüeta que deben cepillarse. Una independientemente el frente y la trasera, atornillando los postes enrasados con los extremos y en el caso del de vidriera doble, los tra­vesaños. Es aconsejable pintar todas las superficies de juntas antés de fijarlas. Los costados se añaden a estos, fijando primero las dos tablas enteras de abajo. Coloque las dos tablas de arriba en po­sición sobre las otras, trace una línea a

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Fig. 3. Vista de arriba.

Fig. 5. Vistas de frente y de lado con las medi­das principales.

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Fig. 4. Secciones de la parte superior y la ban­deja. .

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Fig . 1. Invernadero de jardín con vidriera deslizan­te. Se usan vidrios standar.

Fig. 2 . Construcción del cuerpo del invernadero con dos vidrieras .

Fig. 3 . Medidas principales del bastidor.

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travé's con una regla para tener la in­clinación y corte las partes sobrantes. Atornille los costados a través de los postes de detrás y añada las piezas de guía. Estas últimas dan rigidez al con­junto, aunque deben añadirse montan­tes centrales si aparece alguna debili ­dad. Es aconsejable cortar ranuras de desagüe a lo largo del canto inclinado de los costados. Para el de dos bastido-res se hace una sección en T invertida Fig , 4

clavando o atornillando dos piezas jun-tas como se ve en la figura 2. Se cortan entallas en el frente y la trasera , para recibirla. A medida que avance el trabajo embuta todos los clavos; aunque los agujeros no se empastan hasta des­pués de dada la capa de imprimación.

Bastidor. Las medidas se dan en la figura 3. Si se prefiere pueden emplear­se madera de sección normalizada , es­pecialmente para los barrotes. Si se hace esto hay que adaptar las medidas a ello. Los ensambles para el bastidor principal se muestran en la figura 4 , y puede verse que el travesaño inferior es más delgado que los otros ya que el cristal ha de descansar sobre él. Como consecuencia es necesaria una espiga enrasada a la cara. En la parte de abajo se hace un reta Ión , como se muestra.

Fíjese en que todos los ensambles están emboquillados (a inglete), y se ha cortado la madera del lado de las mor­tajas opuesto al rebaje enrasándola con éste. Esto permite que los apoyos de las espigas estén igualados. Todas las cajas son abiertas y las espigas acuña­das por fuera.

La figura 5 muestra los ensambles de los barrotes con el bastidor. En la parte baja se corta una entalla en el travesa­ño para recibir la parte saliente , los ensambles se hacen emboquillados co­mo los anteriores. Es aconsejable hacer una ranura de goteo en la parte baja del travesaño superior, para que el agua no corra hacia adentro.

Fi g , 4 . Ensambl es de las esquinas del bastidor,

Fig . 5. Ensamble de los barrotes al bastidor.

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Después de igualar las juntas proceda a repasar todos los nudos con el cepillo adecuado. Dé al conjunto una capa de imprimación incluso a los rebajes cuan­do esté seca , empaste todos los agu­jeros de los clavos, grietas, etc. y pro­ceda al acristalado. Extienda una capa de masilla sobre el rebaje , coloque los cristales de modo que asienten bien planos y enmasille todo alrededor.

Despiezo

Para una sola cristalera Largo Ancho Grueso Cuerpo cm. mm. mm.

6 piezas 107 15, 22 Mach 8 piezas 137 15, 22 Ma ch 2 postes 64 5, 50 2 postes 33 5, 50 2 guías 140 lO , 23

Bastidor 2 montantes 140 7,5 50 1 travesaño 110 7,5 50 1 t ravesaño 137 10, 38 2 barrotes 137 4.4 50

Para dos cristaleras

Cuerpo 6 piezas 220 15, 22 Mach 8 piezas 137 15, 22 Mach 2 postes 64 5, 50 2 postes 33 5, 50 2 guías 140 10, 22 1 pieza T 140 7, 5 22

pieza T 140 5,5 22

BASTIDORES

Igual al de una sola cristale ra pero en cantidades dobles.

Banco de carpintero Las características requeridas para un banco de carpintero son : que sea rígi ­do, que tenga el tablero lo más grueso posible y plano y pueda quedar comple­tamente liso cuando se necesite y que

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esté provisto de un tornillo y un tope para cepillar. El tamaño está en gran forma determinado por el espacio dispo­nible, pero como regla general se hace tan grande como lo permita el taller.

Detalles. En el banco de la Fig. 1, la ri ­gidez está asegurada por el ancho large­ro frontal (faldón) que está entallado en las patas. El grosor del tablero depende del material disponible, pero suponiendo que se emplée tabla de 25 mm. de grue­so solamente, también el faldón ayuda a evitar que se doble. Si se dispone de un tablero más grueso será desde luego, preferible y las medidas que se dan en la Fig . 2 deberán adaptarse a éste.

Se dispone un cajoncillo rehundido , que permite guardar sobre el banco las he­rramientas de uso diario sin que estor­ben para la colocación de piezas de ma­dera anchas sobre el banco. Además hay un ancho estante para las herra­mientas grandes y los útiles , y una cre­mallera en la parte posterior. El tope de banco .es un bloque de madera que puede introducirse golpeándolo hasta igualarse con la superficie del banco, Para facilitar el corte de las maderas se dispone en el extremo del banco de otro tope , también escamoteable para dejar libre la superficie de la mesa . Para apo­yar piezas largas, cuando se sujetan en el tornillo, se dispone una serie de agu­jeros de 12,5 mm. de diámetro en la pata del lado derecho ; una clavija in­troducida en uno de estos agujeros pro­porciona un apoyo útil.

Armazón . Para las patas se emplea ma­dera de 75 por 50 mm.

Son preferibles maderas duras tales como el haya , o el fresno , aunque es frecuente usar maderas blandas con buen resultado. Escuadre las secciones y trace los ensambles. Las patas trase­ras son más cortas que las de delante, para permitir la colocación del cajoncillo

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Tope de ba nco Cremalle ra

Cajoncillo para herramientas

Tope de extremo

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Tornillo

Fig . 1 . Banco se ncill o para un pequeño taller case ro.

y los travesaños de los lados está n re­bajados para adaptarse a esto (figura 2) .

La bandeja para herramientas es una simple caja poco profunda , con los bordes clavados o atorn illados y con el fondo de contrachapado atornillado por debajo. Se fija en posición con tornillos y se le añade la cremallera detrás. Esta es un simple palo atornillado detrás con la interposición de tres piezas distan­ciadoras para dejar un claro a través del que pasan las herramientas.

Topes. Para recibir el tope de banco se hace un agujero cuadrado en el tablero . El tope (de madera dura) se hace ajusta ­do fuerte en el agujero. La figura 2 , muestra como se añade el tope pivo­tante de extremo. Este está conformado de modo que cuando se cierra queda enrasado con la superficie del banco.

Para hacerlo debe usarse madera dura y debe añadirse un canto atornillado al extremo del banco. No es un elemento esencial y puede omitirse si se quiere utilizando el cortador para los cortes de serrucho transversales.

Tornillo. Este necesita ciertamente un bloque de recubrimiento debajo del ta­blero cuyo espesor depende del modelo del tornillo y del espesor del tablero. Posiblemente también será necesario hacer un rebaje en el delantal para re­cibirlo y cortar ranuras ; con seguridad habrá que hacer agujeros para pasar el husillo y las barras de gu ía. Es impo­sible dar detalles porque los modelos varían según el fabricante. Es esencial una fijación fuerte y rígida y la cara del tornillo debe estar alineada con el canto del banco. En algunos casos pue­de ser mejor fijar el cuerpo del tornillo

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Fig. 2

por detrás del faldón en lugar de por delante. En la mordaza móvil se pone una gualdera de madera .

El banco se completa con la adición de un estante para herramientas. Se ator­nilla por debajo de los travesaños late­rales y se añaden listones para sostener­lo por dentro de los travesaños delan­tero y trasero , como se muestra en la sección transversal de la figura 2.

Los travesaños laterales están espiga­dos, los de arriba con retalón , como se ve en la figura 2. Los travesaños infe-

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extremo ./

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riores y el trasero también están espi­gados y para evitar la debilitaci ón in­debida de la madera los inferiores están escalonados, los de delante y detrás inmediatamente debajo de los laterales. El travesaño delantero superior O de­lantal no está espigado sino entallado para acoplarse a las patas. El ajuste ce­rrado de este último ensamble es esen­cial , pues su función es evitar el bam­boleo.

Encole y arme los dos bastidores de los extremos separadamente. Un buen sistema es enclavijar las uniones de

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caja y espiga. Esto no sólo ahorra el te­ner muchos gatos, sino que mantiene firmes ·las uniones. El agujero de la cla­vija se taladra en la mortaja ; se coloca en posición la espiga apretándola con un gato y se marca con la punta de la barrena, pasándola por el agujero. Se separan las piezas y la espiga se tala­dra a 1,5 mm. más cerca de los apoyos. Las clavijas deben ser ligeramente có­nicas para que entren fácilmente. Las uniones se encolan al armar , natural­mente.

Después de secarse la cola se añaden los travesaños delanteros y traseros, estos también preferiblemente encla­vijados. Finalmente se encola y ator­nilla el delantal.

Tablero. Si le es posible use para éste una madera dura tal como el haya . El espesor mínimo es de 22 mm. , pero si es posible debe ser de 50 mm.; en cuyo caso se rebajan las posiciones de los travesaños superiores , laterales y ·tra ­sera de acuerdo con éste espesor. Fí­jelo con tornillos desde arriba , empo­trando los tornillos y taponando los agujeros. En los lados lo más simple es colocar tornillos en rebajes, pero los agujeros deben ser de un tamaño sufi ­cientemente grande para permitir la contracción.

Despiezo

Largo Ancho Grueso cm. mm. mm.

2 patas 86 75 50 2 patas 84 75 50 1 fald ón 123 160 25 1 travesa ño 102 75 50 2 travesaños 102 50 50 2 travesaños 46 50 50 2 travesa ños 46 100 50 1 tablero 123 390 25 1 estante 103 3 70 12,5 Contrach. 1 fondo ca jón 123 160 6,6 Contrach. 1 canto cajón 123 30 22

1 canto cajón 123 2 canto cajón 12 1 cre.mallera 123

50 25 50 25 60 12,5

Mesita auxiliar

Es un objeto fácil de hacer, consistente en un tablero de contrachapado con dos largueros atornillados debajo en los que se unen las patas a caja y espiga. Si se prefiere el tablero puede tener la super­ficie recubierta de laminado plástico de color o en acabado de madera natural. Su poco peso hace posible retirarla con facilidad del lado del sillón.

Primero corte el tablero. Es de contra ­chapado de 12,5 mm. y es preferible chapearlo por ambas caras para evitar la tendencia a tirar y curvarse. Sin embar­go , si se utiliza laminado plástico no se presenta este inconveniente , con tal de que se coloque con adhesivo de contac­to. En este último caso es aconsejable dar dos capas al contrachapado para mejorar la adherencia . Primero , sin em­bargo , corte el tablero en su forma . Las curvas pueden trazarse con un listón do­blado a su forma , se dibuja una línea de lápiz todo alrededor del canto . Se hace un chaflán alrededor de la cara inferior, como se muestra en la sección de la Fig . 1 Y se redondea la arista supe ri or. Cuan­do se usa plástico laminado la forma ideal de cortarlo es con una ' sierra de cinta equipada con sierra para cortar metal. El canto puede cepillarse des­pués para obtener una curva suave y ha­cerse el chaflán inferior. Finalmente se redondea la arista de arriba .

Los dos largueros se chaflanan por el canto exterior y los extremos, y en ellos se escoplean mortajas pasantes para re­cibir las patas. Como éstas son inclina­das las mortajas deben tallarse con el ángulo correspondiente ; también deben ser más anchas arriba que abaja para

203

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Fig . 1. Al zados de frente y de lado.

Fig . 2 . Pl anta del tablero.

Fig . 3 . Detall e de la unión de la pata .

40 1

permitir la efectividad de las cuñas. La Fig. 3 muestra el corte de la espiga en la parte superior de la pata . Fíjese en que los espaldones deben estar en ángulo para dar la inclinación. Los lados de la espiga son paralelos a la línea exterior de la pata.

La Fig. 3 muestra en (a) la forma de la sección de las patas. Habiendo cortado los ensambles, adelgace las patas de arriba hacia abajo. En el ancho todo el adelgazamiento debe hacerse por el in­terior y lo mismo en el grueso. Se cepilla ahora la sección redondeada oval, como en la Fig. 3. Es aconsejable trabajar las

204

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Fig . 3

cuatro patas progresivamente. Así los chaflanes de adelgazamiento se hacen primero en todas y luego se sigue con el redondeado.

Finalmente encole las patas a los lar­gueros, comprobando para que el ángu­lo sea correcto e introduciendo las cu­ñas. Cuando se ha encolado una pata las otras pueden comprobarse con ella.

Por último los largueros se encolan y atornillan debajo del tablero. Un exce­lente acabado para todas las piezas d'3 madera ' es la laca plástica diluída a la mitad de su fuerza seguida de encerado.

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Despiezo Largo Ancho Grueso cm. mm. mm.

1 tablero 81 36, 12,5 Contrach 2 largueros 67 6,5 25 4 patas 41 4,5 32

Divisor de habitación Este tendrá un buen aspecto con las partes macizas de mansonia y chapea­dos de nogal australiano o con las par­tes macizas de caoba africana y chapas de caoba de Honduras. Las partes cha ­peadas tienen la base de tableros alisto­nadas y debe tenerse en cuenta que las capas exteriores de estos deben tener la fibra en ángulo recto con la del chapea ­do.

Construcción de los armários. Las di­versas piezas de las tres cajas se cortan a medida y se chapean por su cara inte­rior. Después se ajustan y se labran las uniones de los ángulos. Para un trabajo sencillo se pueden emplear la unión en rebaje , como (a) Fig. 3 . Para un trabajo mejor deben cortarse uniones en lazos semiocultos, como (b). Estas figuras muestran el uso de madera maciza y ésta puede ser preferida. Para tableros alistonados los lazos deben ser bastante más anchos, pues de lo contrario la fibra es propensa a chascarse. En el caso de la caja inferior se coloca una división central , que debe encajarse en ella. Des­pués de armadas las cajas deben cha­pearse las superficies exteriores. Cuan­do la cola se ha asentado se cepillan los cantos de chapa sobrantes y se añaden las tiras de los cantos del frente .

Los frentes de la caja inferior pueden te­ner la forma de puertas abisagradas a los costados o de batientes abisagrados en la parte inferior y provistos de tiran­tes para limitar su movimiento. Ambas caras se chapean y en la del frente la chapa se remete unos 10 mm. del can­to, lo que permite pasar un gramil de

Fig. 1. Divisor de habitación con bastante espacio de exposición.

corte todo alrededor de los cantos para colocar una banda de chapa con la fibra al través. La chapa sobrante se tiene que quitar antes de que asiente la cola . En la caja central que tiene puertas co­rrederas de cristal, es necesario hacer ranuras cerca de los cantos del frente. Hay que notar que las superiores son doble de profundas que las inferiores, como muestra la Fig. 4; esto hace posi­ble pasar los vidrios hacia arriba y luego dejarlos caer en las ranuras de abajo.

205

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Fig. 2. Alzados con las dimensiones pri ncipa les y escala .

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Fig . 3. Variantes constructivas de las cajas.

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Fig . 4 . Secc ión mostrando las puertas correde­ras de crist al.

Fig. 5 . Ca nteado de las pue rta s.

Fig . 6 . Separadores de va rillas de latón .

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Téngase en cuenta que cuando se usan tableros alistonados hay que poner un canto de madera maciza ensamblado a lengüeta, pues el alistonado no admite el ranurado. La Fig. 4 , muestra también formas alternativas de fijar las traseras de contrachapado. La de arriba es un re ­baje , pero una variante más simple es la de abajo en la que la trasera de contra­chapado se fija directamente sobre una moldura de cuarto de círculo añad ida todo alrededor.

Soporte. Es una construcción separada , ensamblada con uniones a caja y espi­ga. Las patas son adelgazadas y si el adelgazamiento se hace a todo lo largo , como en la Fig . 2 , los espaldones de los travesaños deben tener el ángulo co­rrespondiente . Alternativamente los apoyos pueden ser escuadrados y el ade lgazamiento comenzar por debajo de los travesaños.

M ontaje. Las tres cajas se unen con dos montantes principales a cada lado. Se fij an mediante tornillos pasados por los costados de las cajas a los montantes. Habiendo hecho los agujeros en los cos­tados de las cajas , los montantes se mantienen f ijos con gatos mientras se atornillan. La apariencia es más limpi a si se chaflanan todas las aristas de los montantes o se les da un redondeado de lápiz. El soporte se fija con tornillos des­de debajo al fondo de la caja inferior. En la caja superior se colocan dos separa ­dores de varillas de latón. Su forma se muestra en la Fig . 6.

Acabado. - El conjunto se desarma lo máximo posible , ya que esto facilita el acabado. Un acabado excelente es el re­cubrimiento plástico aplicado con bro­cha . Son necesarias varias capas y pue­de dársele un acabado brillante con pas­ta de pulir o un acabado semimate frotándolo con lana de acero de la más fina lubrificada con cera de pulir. Alter­nativamente puede acabarse barnizán­dolo con goma laca a muñeca.

208

Despiezo

Longitud cm. mm.

2 tapa y base 91 5 2 costados 27 5 2 tapa- y base 91 5 2 costados 30 5 2 tapa y base 91 5 2 costados 46 5 1 separación 44 1 trasera 91

trasera 91 trasera 91

2 puertas 44 4 montantes 177 4 patas 27 2 travesaños 81 2 travesaños 41

Fig . 1. Pajarera transportable.

Ancho Grueso mm. mm. 235 19 235 19 325 19 325 19 465 19 465 19 465 19 460 6,5 300 6,5 270 6,5 450 19

55 25 63 63 55 25 55 25

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Pajarera transportable Con frecuencia es ventajosa una pajare­ra que se puede llevar de un sitio a otro. La que se muestra en la Fig. 1, se hace preferiblemente de roble o posiblemente de castaño. Bien hecha en principio, y dándole de vez en cuando una capa de protección, puede durar años.

Poste.- El poste principal se hace de un cuadrado de 5 cm. y 147 cm. de largo , incluyendo las espigas de los dos extre­mos. Cepíllelo recto y trace las espigas.

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Fig . 2. Alzados con las medidas principales .y es­cala.

Las dos espigas son pasantes ; la de aba­jo cuadrada y la de arriba a todo ancho alineada con la veta de la pieza transver­sal en la que se acopla (Fig . 4 ). El adel ­gazamiento del poste comienza justo por encima de los puntales. Para el pie use material de 7, 5 cm . por 25 mm. unido a media madera . En los extremos se atornillan por debajo tacos cuadrados de 10 cm . Corte la morta ja pasante a través del ensamble a media madera , ensanchándola por deba jo en una dirección para que puedan introdu­cirse· las cuñas. Los puntales deben uni r­se al pie a caja y espiga , pero se unen al poste con 'un ensamble de caja inclina-

Fig . 3 . Detal le de los ensambles del poste y el pie .

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Fig . 4 . Construcción de la casi ta y su forma de unión con el poste.

da , como se muestra en la Fig. 3. Arme el conjunto en una sola operación , fijan­do los puntales al poste y añadiendo la base. Debe usarse cola de resina , que es resistente al agua, pero es aconsejable enclavijar la unión superior de los pun­tales.

Ajuste el travesaño superior, ensan­chando la mortaja por arriba para la ex­pansión de la espiga cuando se intro­duzcan las cuñas. La Fig. 4 muestra como los soportes de refuerzo se aco­pian en entallas inclinadas. Si se corta n

210

según se muestran pueden añadirse después de colocada la pieza transver­sal.

Casita. Se puede construir como un conjunto en sí misma. En los cantos del suelo se hacen entallas para reci bir los montantes, que se atornillan en ellas. Recuerde que las superficies interiores deben estar inclinadas. En la parte de arriba unas entallas poco profundas re­ciben los caballetes. La inclinación su­perior no se corta hasta más tarde, para hacerla coincidir con la de los caballe­tes. En las uniones de la cumbrera con los caballetes se hacen juntas a media madera. En la Fig. 2 aparecen detalles de la forma y agujeros decorativos de los caballetes.

Una las piezas con cola de resina cla­vando o atornillando donde sea necesa­rio. Para el tejado use piezas de cubr.ir del tipo adelgazado o con rebaje solapa­do. Atornille el conjunto a la pieza trans­versal.

Suponiendo que deba ser de color natu­ral, dele una capa de protector transpa­rente y déjela al aire de forma natural. Si se prefiere puede aplicarse u n protector con tinte combinado.

Despiezo

1 poste 2 pies 4 puntales 4 tacos 4 refuerzos 1 pieza tranvers. 1 suelo 4 montantes 2 caballetes 1 cumbrera 10 tablas techar

Largo Ancho Grueso cm . mm. mm.

150 50 50 62 90 25 55 60 25 11 110 25 12 90 25 31 170 25 37 310 25 32 25 25 26 190 12 .5 37 60 20 37 75 12 5

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Jardinera Las plantas de interior se han hecho ex­traordinariamente populares y esto ha traído una resurrección de las jardineras, aunque en una forma revisada para a.daptarse al gusto moderno. La que se muestra en la Fig. 1, puede contener cinco o seis tiestos en el cajon principal de arriba y varios otros en la parrilla in­ferior. Los lados de la caja tienen la incli­nación propia de los tiestos corrientes de barro, pero si ha de acomodarse algún tiesto especial o de forma no co­rriente, la forma o tamaño puede variar­se de acuerdo con ellos.

La caja se hace como un conjunto sepa­rado y las patas se unen a ella con torni­llos. Los travesaños atan cada par de patas de los extremos y las tablillas que forman la parrilla dan rigidez al conjun­to. Fíjese en que la separación de las pa­tas es deseable para dar estabilidad.

Caja. El ensamblado se hace con sim­ples ranuras. Los que dispongan de un cepillo de fondos mecánico encontrarán sencillo el hacer las ranuras ocultas. De lo contrario hay que hacerlas manual­mente. Se puede emplear una sierra cir­cular para cortarlas parcialmente desde el extremo abierto de abajo, pero debe pararse algo antes del extremo cerrado de arriba y acabarlas a mano. Teórica­mente la ranura debería cortarse ligera­mente inclinada, ya que los laterales y los extremos están inclinados formando un ángulo compuesto, pero la inclina­ción es poca y el ángulo escasamente puede medirse. En consecuencia pue­den estar en ángulo recto.

La lengüeta se corta fácilmente con el cepillo" de rebajes, la sierra circular o con el serrucho de costilla. La lengüeta es enrasada y el primer corte debe hacerse a través de la fibra. Use una sierra de dientes finos. El grueso de la lengüeta debe trazarse con el gramil, pero el

corte no debe hacerse en esta fase por­que el moldurado de la superficie princi­pal podría estropear los apoyos. Por últi­mo los cantos inferiores deben rebajarse para recibir el fondo. En las tablas de los extremos el rebaje también debe ser oculto y de nuevo debe usarse el cepillo de fondos o·tallarlo a mano. La otra úni­ca alternativa es cortarlo a todo lo largo y taparlo después del montaje.

Moldurado de la superficie. Este toma la forma de un escalonado con un efecto algo semejante a la apariencia de una persiana veneciana. Hay varios sistemas de trabajarlo, pero, por cualquiera que se siga, la idea general es cortar primero una serie de ranuras estrechas, llegando casi hasta la profundidad total, y luego hacer las ranuras inclinadas. La forma se muestra en las Fig. 2 y 3. Las ranuras previas pueden hacerse o con la sierra circular o la guimbarda o bien con el acanalador manual.

Fig. 1. Jardinera de caoba africana.

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I ~ 73.6cm - - -----+.-1\ t-- 240m m ~ Fig. 2 . Alzados frontal y lateral.

Fig. 3 . Construcción de la caja.

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Fig . 4 . Detall e de la pata .

Posteriormente se trabajan las superfi­cies inclinadas con el cepillo de rebajes. Finalmente se acuchilla para eliminar las arrugas o repelo de la fibra y se acaba con lija envuelta alrededor de un taco. Comience con el grado n. o 2 y medio y acabe con el n.O 1 1/2 ó 1.

Los extremos están recortados en su parte superior. El corte se hace con la sierra de cinta o con la sierra de vaiven o a mano con la sierra de calar. Después se limpia con una lima, seguida del acu­chillado y el lijado con el papel arrollado a un corcho.

En la Fig. 1, puede verse que en el frente se ha incrustado un panel. Este no es esencial y puede omitirse si se prefiere. Alternativamente puede ser un panel liso chapeado con una madera atractiva . Se incrusta en un rebaje hecho en el frente.

Cuando se arma hay que colocar tacos de madera bajo las zapatas de los gatos para prevenir que se estropeen las su­perficies. Sino se dispone de gatos se puede atar una cuerda alrededor y apre­tarla con un torniquete. En este caso es esencial poner tacos en las esquinas.

Por último se atornilla el fondo.

Soporte. Las patas se preparan primero escuadrándolas y se adelgazan. Los arranques de soporte se unen a lo alto de las patas con un ensamble a caja y espiga un poco especial, como se mues­tra en la Fig. 4. Fíjese en que las patas se han cortado arriba con un cierto ángulo, lo que permite que los espaldo­nes de la espiga de los arranques sean escuadrados. Como las patas se cepillan a una sección ovalada, es necesario ce­pillar los cantos inferiores de los arran­ques. La forma más sencilla de hacerlo es realizar el ensamble cuando la pata está a ún escuadrada, después se cepilla la pata a su sección ovalada, se arma el ensamble en seco y se traza una línea de lápiz en el arranque que muestra cla­ramente lo que se ha de cepillar de él.

Después de acabadas, las patas pueden fijarse con tornillos pasando hacia abajo a través del fondo de la caja. Cepillando la parte superior del arranque y la pata , puede darse a ésta cualquier inclinación que se necesite. En la parte baja de las patas se colocan travesaños, y la cons­trucción más sencilla consiste en hacer unos pequeños planos en las patas en los que se hace la mortaja. La longitud entre los espaldones de las espigas se mide directamente.

El trabajo se completa con la adición de las tablillas de abajo, que se fijan con tornillos de latón con ovalillos. Como deben sentar planos, el canto superior de los travesaños debe tener una incli­nación que, naturalmente debe hacerse antes de encolar las espigas en sus mor­tajas. Los extremos de las tablillas se cortan en ángulo de modo que, cuando están atornilladas las cuatro, acaban en una curva.

Un añadido deseable es un forro interior de metal, de forma que la humedad que pueda escapar como consecuencia del

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riego no estropee la madera. Debe tener un reborde hacia arriba pero no necesita ser mayor de 25 mm. de profundidad.

Despiezo

Largo Ancho Grueso cm. mm. mm.

2 costados 85 O 205 2 extremos 232 232 1 fondo 81 2 190 4 patas 58 5 55 4 arranques 16 5 55 2 travesaños 22 8 32 4 tablillas 77 5 38

Aparador de teca o caoba

mm.

19 19 12 32 32 25 10

Está diseñado para que pueda emplear­se tablero aglomerado chapeado en su estructura principal. La ventaja de este material es que puede encontrarse fácil ­mente recubierto con chapa de teca o de caoba, mientras que es más difícil encontrar madera maciza del espesor adecuado. Las únicas piezas macizas son las patas y los estrechos largueros y travesaños. Las medidas pueden ajus­tarse a las exigencias individuales, aun­que deben tenerse en cuenta las me­didas estándar del material.

Idealmente el tablero aglomerado de­bería trabajarse con máquinas, especial­mente si éstas están equipadas con he­rramientas de acero al tungsteno. Esto permite cortar las piezas a la medida justa con total precisión de forma que sólo hay que lijarlas para su acabado. Además pueden trabajarse fácilmente los rebajes, ranuras, etc. Con medios pu­ramente manuales es algo más difícil, pero también puede hacerse. Primero se corta la chapa por ambas caras con formón o cuchillo y el corte de sierra se hace junto a éste por el lado malo. En­tonces es solo cuestión de cepillarlo o

214

rasparlo hasta llegar justo a la línea. El aglomerado no es un material agradable de cepillar porque sólo se arranca polvo, no viruta , y el filo de la cuchilla se embo­ta enseguida, debido a la naturaleza abrasiva de la resina aglomerante.

Corrientemente las uniones de lazos, caja y espiga, etc., son escasamente practicables y es más sencillo hacer jun­tas a tope enclavijadas como se muestra en la Fig. 3 . Para éstas, en gran canti ­dad, es económico hacer un utilaje, bien para trazar sus posiciones o directamen­te para guiar la barrena o la broca . Una alternativa es emplear los herrajes " Contijoin " especialmente fabricados para este fin; estos se atornillan en el in­terior del cuerpo del mueble y las piezas se unen con pernos. El único punto a te­ner en cuenta en este caso es que se ha de dejar espacio para los herrajes al ha­cer piezas tales como cajones, etc. y esto significará probablemente ajustar los cajones de acuerdo con ellos.

Los cantos principales del tablero aglo­merado estan chapeados, pero cuando se han hecho cortes de sierra se han de chapear de nuevo. Corrientemente es preferible hacerlo después de haber he­cho las uniones.

Para piezas tales como los lados y trase­ros de los cajones se utiliza tablero con­trachapado de 9,5 mm. aunque los fren­tes ~e hacen de aglomerado chapeado.

Armazón principal. Primero corte todas las piezas del armazón principal. Fíjese en que aunque la tapa descansa sobre los costados, el fondo queda contenido entre estos. Puesto que la trasera se ajusta contra listones colocados por el interior en los cantos traseros de la tapa y los costados, estos son del mismo an­cho. El fondo, los divisores y el estante, sin embargo, son más estrechos en el espesor de la t rasera , porque ésta se fija directamente sobre los cantos de det rás

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l Fig. 1. Aparador con buena disposición.

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Fig. 2. Alzados de frente y de sección lateral.

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Fig . 3 . Forma de estar ensamblado el aparador.

de ellos. Puede encontrarse conveniente trazar las posiciones de las guías de los cajones, los estantes, etc., antes de ar­mar el conjunto ; de hecho las guías de los cajones deben encolarse y atornillar­se en su posición en esta fase.

Cuando lo encole, prense con gatos las divisiones interiores al fondo , colocando al mismo tiempo la guía del cajón cen­tral. Si se tienen pocos gatos el trabajo

b

Fig . 4 . Construcción del cajón.

216

se puede dejar para que se asiente la cola , previa comprobación de que el conjunto está correcto. Luego se añaden los costados y al mismo tiempo las guías de los cajones de la izquierda yel estante de la derecha y se deja otra vez asentar la cola . Finalmente se encola la tapa. Puede verse en la Fig. 3, que en las esquinas superiores se han fijado unos listones cuadrados, encolados y atornillados. Tales listones aumentan considerablemente la resistencia . En la parte de delante están remetidos una distancia igual al grueso del frente del cajón y de la puerta abatible. La adición de la trasera de contrachapado atornilla­da a los listones, encolada y clavada a la tapa y los costados completa el ar­mazón principal.

Soporte. En esta fase debe hacerse el soporte con las patas. En todo él se usa una madera maciza. Los largueros y tra­vesaños se espigan en las patas y hay otros dos travesaños intermedios que se unen con clavijas o en ranuras en cola

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de milano. Encole los largueros a las pa­tas y déjelos para que se asiente la cola antes de colocar los travesaños extre­mos e intermedios. Para fijar el soporte por debajo al armazón principal se usan tornillos rehundidos.

Cajones, etc. La construcción más ade­cuada de los cajones se muestra en la Fig. 4. Los costados de contrachapado se acoplan en rebajes en los frentes. Si los rebajes se hacen a todo lo ancho es necesario encolar unos taquitos en las esquinas superiores. Sin embargo, re­sulta un trabajo más limpio si los rebajes se hacen ocultos, como en (al. pero cuesta algo más cortar los rebajes. En la mejor forma la trasera se une con lazos vistos, pero algunos prefieren la unión más sencilla de ranura (b). El fondo se encaja en una ranura en el frente y en molduras ranuradas en la parte inferior de los costados. Para la puerta principal , probablemente puede ser necesario unir dos trozos de aglomerado chapeado. Si los cantos de la junta están chapeados es preferible quitar la chapa primero. Cuando se ha hecho la junta bien cerra­da se usan cuatro o cinco clavijas para darle resistencia . Se utiliza una bisagra de piano a la izquierda y se fijan listones

Despiezo Largo Ancho Grueso cm. cm. mm.

Tablero aglom.

1 tapa 131 38 17 1 fondo 128 38 17 2 costados 61 38 17 2 divisiones 58 38 17 1 estante 45 38 17 1 puerta 47 47 17 1 puerta abatible 47 36 17 1 frente cajón 36 12 17 1 frente cajón 36 15 17 1 frente cajón 36 17 17

1 frente cajón 36 18 17 1 frente cajón 46 12 17 1 frente cajón 46 22 17

Contrcho. 1 trasera 130 60 6,5 1 trasera cajón 36 10 9.5

1 trasera cajón 36 13 9,5 1 trasera cajón 36 15 9,5 1 trasera cajón 36 16 9,5 1 trasera cajón 46 10 9,5 1 trasera cajón 46 20 9,5 2 costados cajón 36 12 9,5 2 costados cajón 36 15 9,5 2 costados cajón 36 17 9,5 2 costados cajón 36 18 9,5 2 costados cajón 36 12 9,5 2 costados cajón 36 22 9,5 4 fondos cajón 35 35 5 2 fondos cajón 45 35 5

Macizo 3 travesaños 36 5,5 22 1 travesaño 46 5,5 22 4 patas 27 5 cua. 2 largueros 197 5,5 22 2 travesaños 35 5,5 22 2 travesaños 31 5,5 22

para que hagan tope, debajo de la guía del cajón central y en el costado de la división .

Tanto para la caoba como para la teca puede usarse un recubrimiento de plás­tico o puede preferirse el aceite de teca para un acabado sin brillo.

Taller para el jardín

La caseta de la Fig. 1 está construída por elementos que se unen con tornillos.

Fig . 1. Caseta para jardín.

217

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Fig. 2. Alzados del frente. trasera y cortados y vista ampliada de la unión en las esquinas.

J • 6'

218

f-I -... .. ------ - 8· 10 ..

30"

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-1 1 m 83cm

2m 69cm -------;~~I

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Fig. 3. Vista en explosión mostrando los distin ­tos elementos.

Las dimensiones se dan en la Fig. 2, pero pueden variarse un poco para adaptarlas a cualquier exigencia particu­lar.

Armazón. Para el armazón principal se usa material de 50 mm. por 38 mm. , aunque el cuadrado de 50 mm. hará una estructura más rígida . Corte las distintas piezas a su longitud y ensamble las ver­ticales en las horizontales con juntas en­talladas. Esto es más resistente que ha­cerlo con juntas a tope, porque las enta­llas resisten empujes laterales. Com­pruebe el escuadrado con una varilla diagonal y coloque los puntales inclina­dos.

Recubrimiento. Las tablas deben ser de 16 a 22 mm. de grueso. Para el material delgado es efectiva la junta en rebaje que se muestra en la Fig. 4. Las tablas más gruesas deben ser machihembra­das. Las tablas de los lados más cortos, con caballete, acaban enrasadas al ar­mazón pero las de los lados más largos

sobresalen una longitud igual al grueso del armazón (vea la sección ampliada de la Fig. 2) . La fijación de las tablas que acaban enrasadas es obvia , pero para los costados largos es aconsejable tener a mano una pieza sobrante del armazón para usarla como guía del saliente en el extremo. Clave sobre los bastidores y punzone los clavos hacia adentro.

En las aberturas de las ventanas las ta­blas de los lados acaban en el centro de los montantes del bastidor (vea la Fig. 4) . Esto permite clavar después el listón cuadrado (b). Arriba y abajo de la aber­tura las tablas acaban enrasadas y pue­de ser necesario cepillar las tablas local­mente. En la parte de abajo se coloca un alfeizar con el borde inclinado y un soterón , cortado y clavado. En la parte de arriba se coloca un elemento similar. Finalmente se clavan todo alrededor los listones (al. para hacer las ventanas es­tancas al agua. Estos estan remitidos una distancia igual al espesor de los bastidores de la ventana.

219

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En la abertura de la puerta las tablas acaban en el centro de los montantes, como en las ventanas, lo que permite clavar un listón de remate. Para hacer la puerta estanca al agua se clavan listo­nes todo alrededor de la abertura . Las tablas de la puerta se extienden por de­lante del travesaño inferior del bastidor.

Suelo. Puestos juntos los bastidores de las paredes puede hacerse el suelo. Para éste son deseables tablas machihem­bradas de 19 a 22 mm. de grueso. Se clavan sobre cuatro viguetas de 50 mm. en cuadro por lo menos. Se logrará un trabajo más fuerte si se dispone de ma­terial de 75 mm. por 50 mm. Si se ex­tiende una base de hormigón el suelo puede descansar sobre ella directamen­te. En caso contrario deben usarse una serie de estribos de ladrillo para mante­ner la madera separada del terreno. Cada vigueta debe estar apoyada por ambos extremos y preferiblemente tam­bién por el centro.

Excave hoyos para los ladrillos y conso­lide el terreno apisonándolo. Hágalo todo tan nive lado como sea posible em­pleando una regla larga y un nivel de ai­re. Ponga el suelo en posición y levante las paredes. Mas tarde puede ser nece­sario llevar a cabo un ajuste de la nivela­ción y un sistema conveniente para ello es hacer pares de cu ñas enfrentadas de roble e introducirlas entre los ladrillos y las viguetas en los puntos en que el sue­lo se hunda. Si se agacha hasta el nivel del suelo y mira a lo largo, cualquier de­presión se le aparecerá en forma mani­fiesta

Cubierta . En la Fig. 3 se muest ra uno de sus elementos, consiste en una serie de tablas machihembradas de 16 mm. clavadas en dos carreras. Corte las ta­blas a su longitud y clave el conjunto. El canto de la cumbrera debe cepillarse en ángulo para que se forme un inglete cuando se colocan en posición las dos partes de la cubierta. Para recibir la ca-

220

rrera superior se cortan entallas en los caballetes de los dos extremos. Esto es esencial porque, además de proporcio­nar un ajuste cerrado, la entalla sirve para sostener rígidamente la carrera . Los dos elementos de la cubierta deben caer justo en su posición.

Para sujetar la cubierta hacia abajo, pueden introducirse tornillos hacia arri­ba a través de las piezas inclinadas del bastidor de los ca balletes hacia las ca­rreras. También se fijan dos palos por debajo del techo, con tornillos pasados desde fuera. Estos palos deben estar ali ­neados con el interior del bastidor. Pa­sando tornillos desde los palos a este úl­t imo la cubierta se fija firmemente. Cuando no se prevé que la caseta se desmonte nunca , puede clavarse toda la cubierta.

Tres tiras de tela de techar corren a lo largo. Deje que sobresalgan para volver­las por debajo todo alrededor y fije pri­mero las dos de abajo. Fíjelas en posi­ción provisionalmente con un par de ta­chuelas cada una y ponga la tira del centro , que debe descansar recta sobre la cumbrera recubriendo las de abajo en varios centímetros. Clave a lo largo del canto inferior utilizando clavos galvani­zados de techar.

La adición de las tablas de reborde , cla­vadas en los extremos completa la cu­bierta.

Ventanas. Lo mejor es hacerlas con material estándar para bastidores de ven­tana unido con los ensambles corrientes de caja y espiga acuñadas, como en la Fig. 5. En ventanas dobles pueden em­bisagrarse ambas hojas, o una puede ajustarse fuerte y clavarse. La junta cen­tral se hace estanca haciendo un rebaje en los cantos de cierre e insertando u na moldura en el bastidor móvil. El vidrio se enmasilla , pero antes debe imprimarse el rebaje.

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Ventanas 4 alféizar 92 120 22 2 alféizar 56 120 22 8 barrotes 92 moldura vento 8 barrotes 92 moldura vento

Suelo 9 tablas 2 70 200 22

5 viguetas 1 83 50- 75 50

Cubierta 32 tablas 1 10 180 16

4 carreras Ó correas 2 80 50 38

En los largos sobrantes para corte. Los anchos y gruesos son nominales. Si los anchos de las tablas varían, el metraje debe corregirse en correspondencia .

Indice alfabético

Abedul. 184 Acabado. 185 Acabado para tableros de

mesa, 190 Aceite de linaza. 187 Aceite de teca . 187. 217 Aclarado. 190 Acodado. escoplo. 178 Adhesivos de impacto. 156 Afara , 182 Afilado de barrenas, 35 Afilado de cuchillas. 57 Afilado de formones. 32 Afilado de cepillo. 38 Afilado de la cuchilla de

ebanista. 62 Afinar. cepillo de 11 , 38. 39. 40 Alabeo. 43 Alineación de la sierra de

cinta . 85

Al iso. 184 Amoniaco. 190 Angulos de afilado de las

gubias, 164 Aparador. 214 Asentado . 165 Asentado del corte del cepillo. 40 Asentador. 164

Banco para talla . 165 Bandeja suelta . 195 Barniz. 187 Barniz transparente. 187 Barniz granate. 187 Barniz naranja. 187 Barnizado a muñeca . 187 Barra diagonal , 73 Barrena con punta de centrado .

12. 35, 35

Barrena de pala . 95

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Barrena extensible, 12 Barrena Fortsner, 12, 35 Barrena helicoidal , 12, 35 Base, 153 Bastidor de ventana , 119 Berbiquí, 12, 32 Bicromato potásico, 190 Biombo, bisagras para , 150 Bisagra, 145 Bisagra de aletas con respaldo,

145, 146 Bisagra de bellota , 145 Bisagra de canto, 145, 147 Bisagra de compás, 147 Bisagra de guarnición, 147 Bisagra de mariposa, 145 Bisagra de piano, 147, 217 Bisagra para ala de mesa, 145 Bisagra reversible , 147, 150 Broca, 12, 33 Broca Morse, 35 Burbuja, 159

Cabeza perdida , clavos de, 150 Cabriolé, pata , 86 Caja, cerradura para , 139 Cajones, 11 7 Cajones, cerradura para ,

139, 141 Camón, 117 Canteado, 91 , 101 Canteado de tableros, 101 Canto, 46 Cantos, cepillado de, 44 Caoba , 153, 182 Capa de re'cubrimiento, 185 Caparrosa verde, 190 Cara , 47 Carrito para té, 195 Castaño, 182 Cedro rojo oriental , 183 Cepillado, 37 Cepillado a máquina, 90 Cepillado , secuencia del, 47 Cepilladora, 87 Cepillo, afilado del , 38 Cepillo , asentado del corte, 40 Cepillo, uso del. 42 Cepillo curvo, 11 , 51 Cepillo de afinar, 11 , 37 ,

38, 45 , 49 , 63 Cepillo de cuchilla al

frente , 11 , 51 Cepillo de moldurar, 12, 53 Cepillo dentado, 11 , 54 Cepillo metálico ajustable,

49 Cepillo para espaldones,

11 , 50 Cepillo para rebajes, 49 , 50 Cepillo rascador, 52 Cera de pulir, 189 Cerradura , 139 Cerradura empotrada , 141 Cerradura entallada , 139 Clavijas, varilla para , 128 Clavo, 150

Clavo de tapicero, 152 Clavo de entarimar, 152 Clavo cortado, 152 Clavo ovalado, 152 Cola , 153, 157, 193 Cola animal , 157, 193 Cola de resina , 156, 193 Colgante, 171 Colgar una puerta, 149 Colorantes de anilina , 191 Compás de puntas, 14, 70 Comprobación de la

planitud , 39 Comprobación, escuadra

de, 14, 47 Construcción de puertas,

99, 110 Contrachapa , 99 Contrachapado , 99 , 133 ,

154, 183 Contrachapado de Gabón ,

154, 184 Contrahierro, 38, 40 Convergencias, 92 Corazón , lado del , 153 Correa , 222 Corredera para puertas,

110 Cortador, 16, 25, 27, 75,

201 Cristales de caoba, 190 Cristales de Vandyke , 190 Cuchilla de ebanista , 14, 59 Cuchilla de hender, 80, 84 Cuenco, 178 a 180

Chaflanado, 91 Chaflán limitado, 91 Cha ila (piedra de aceite).

16, 57 , 63 , 165 Chapeado, 99, 153 Chapeado a martillo, 56,

153, 158 Chapeado a plancha 153,

157 Chapeado de franja, 162

Desbaste (en la talla). 168 Deshilar, 24, 82 Destornillador, 14, 56 Destornillador para

berbiquí. 12, 35 Dientes de la sierra circular, 81 Diseños, 195

Eje de la cepilladora , 87 Ensamble a caja y espiga ,

70, 121 Ensamble a media madera ,

128 Ensamble a tenaza , 128 Entalla en cola de

milano, 130 Entreguardas, 14, 43 , 72 Eosina, 190 Escofina, 14, 58 Escopleadora de lazos, 97 Escoplo, 12

Escoplo acodado, 169, 178 Escoplo para cerraduras,

12, 141 Escuadra , 14, 47, 71 Escuadra de ingletes, 14,

72 Escuadra, falsa , 14 Escudo, 141 Espaldón, 103 Espiga, 121 Espiga enrasada , 122 Espiga pasante acuñada,

122 Espigado, 84, 125

Falsa escuadra, 14 Formón, 12, 29, 174 Forstner, barrena , 12, 35 Franqueo, 120 Fresno, 184 Frotador de corcho, 16, 56, 186

Galga de profundidad, 95 Garlopa, 11 , 37, 38, 49 Gato en C, 16, 78 Gato improvisado, 78 Gramil de corte , 14, 68 , 69, 156,

205 Gramil de trazar, 14, 68 Gramil para mortajas, 14, 68,

70 Gubia , 12, 32, 164 Gubia , afilado de la, 32 , 164 Gubia, cortes de, 168 Gubia de espada , 164 Gubia en V para tallar, 164 Gubia recta, 163 Gubia , torneado con , 174, 176 Guía , 80, 82 Guía de fibra , 111 Guías de sierra de cinta, 85 Guías para puertas correderas,

110 Guillame, 49

Haya, 182 Herrajes, 139 Herramientas, equipo de, 9, 11 a

17 Herramientas en la talla, uso

de las, 163, 166 Herramientas de cortar, 163,

176 Herramientas de raspar, torneado

con, 178

Igualado, 29 Iluminación, 166 Imprimación, 185 Ingletado, 93 Inglete, 49 Inglete de albañil , 109 Inglete, uniones a, 130 Ingletes, caja de, 16, 75 Ingletes compuestos, 93 Ingletes en el chapeado, 162 Ingletes, escuadra de, 14 Ingletes, galga de, 93

Page 213: Carpinteria y Ebanisteria Practicas_CPTNFLNT

Ingletes, plantilla de, 16, 76 Ingletes, soporte de cepillar, 16,

75 Invernadero de jardín, 196

Jardinera, 211 Junta continua de lazos ocultos,

133 Juntas de ehapas, 159 Juntas enclavijadas, 126

Laca de plástico, 205, 217 Laca de poliuretano, 186 Laminado plástico, 203 Lazos ocultos, 117, 130 Lazos vistos, 130 Lezna, 12, 23, 35 Lezna cuadrada , 35 Lijadora, 93 , 96 Lijadora de banda, 94 Lijadora de disco, 93 Lijadora orbital, 96 Lima para madera, 14, 58 Machihembrado 106, 109, 196 Madera, 181 Madera blanca americana , 183 Madera blanda, 183 Madera maciza , 153 Madera maciza , 181 Manchado, 187 Mansonia, 182 Máquinas, 79 ·Máquinas manuales, 94 Martillo, 14, 45 Martillo de chapear, 16, 56,

158 Materiales prefabricados, 154 Mazo, 14, 55 , 166 Media madera, ensamble a, 128 Mesita auxiliar, 203 Modelado de la talla, 168 Modelado del diseño, 169 Moldura de separación, 110 Moldura sobresaliente, 103 Mortaja para cerradura , 143 Mortajado, 30 Mortajas, gramil para , 14, 68 , 70,

121 Motores, potencia de los, 85 Muñeca para barnizar, 187

Niagon, 182 Nogal , 137, 182 Nudos, sellador de, 185

Obeche, 153

Pajarera , 209 Palo de empujar, 82 , 83 , 84 Palo de fijación , 156, 220 Papel de lija , 57, 162, 179 Pardo de Vandyke, 191 Pardo Bjsmark, 191 Persianas para muebles, 113 a

111

Piedra de aceite (chaila!. 16, 57 , 63 , 165

Piedra de afilar boceles, 16, 57 , 63 , 165

Pino, 183 Pino amarillo 183 Pino del Báltico, 153, 183 Pino del Paraná, 153, 183 Pintura , 185 Placa de golpeo, 145 Planitud, 37 Plancha, 157, 158 Plato de torno, 178 Poliuretano, laca de, 186 Portacuchilla , 14, 57, 58 Prensa rápida de banco, 16, 78 Puerta alistonada y chapeada,

100 Puerta con bastidor, 101 , 104 Puerta con bastidor, travesaños y

tirantes, 108 Puerta con travesaños, 106 Puerta corredera, 110 Puerta corredera de cristal , 112 Puerta de bastidor recubierto ,

101 Puerta de paneles, 99 Puerta lisa , 99, 100, 109 Puerta moldurada y rebajada ,

103 Puntas de París, 150 Puntas para chapa , 152

Ranura oculta, 128 Ranura para persianas, 116 Ranurado en puerta de paneles,

101 Ranurador, 12, 52 Ranurador Record , 52 Rascador de ranuras, 16 Rascador Technicos, 53 , 116 Raulf, 182 Rayos medulares, 181 Rebajado, 49 , 83 , 91 Rebajes, cepillo para, 11 , 49 Refuerzos atornillados, 136 Reglas, 14, 45, 65 Regruesadora , 87 , 91 Retalón, 104, 126, 166 Roble, 153, 181 Roble americano, 181 Roble de Eslavonia, 181 Roble inglés, 181 Roble japonés, 181 Roble satin, 182 Rodillo de empuje , 85 Rosa , avellanador de, 12, 35

Sapeli, 182 Sargentos, 16, 77 Sellador de nudos, 185 Serrado, 85 Serrado al través, 81 , 82 Serrucho, 21 , 40 Serrucho de cortar al través, 11 , 21 Serrucho de costilla , 24 Serrucho para lazos, 11 , 25

Sicomoro, 190 Sierra bamboleante , B3 Sierra circular, 19, 72 , 95 Sierra combinada , 81 Sierra de cinta , 83 Sierra de marquetería , 12, 28,

133 Sierra de rodear, 11 , 27, 27 Sierra , dentado de la , 81 Soporte de cepillar (tirador!. 16,

46, 47 , 73 Sulfato de hierro, 190

Tablear, 87 Tablero aglomerado, 99, 133,

154, 184 Tablero alistonado, 100, 133,

154 Tablero contrachapado, 133, 136 Tablero de fibras, 155 Tablero de mesa , bisagras para ,

145 Tablero de montaje, 114 Tablero laminado, 99, 100, 154,

184 Taco de empujar, 83 , 91 Tachuelas, 152 Taladro, broca para , 12 Taladro eléctrico, 94 Talla , 163 Talla en bajo relieve, 167 Talla exenta , 167 Talla incisa, 167 Taller para jardín, 217 Tapaporos (selladores!. 186, 191 Teca , 182 Té, carrito par, 195 Tenazas, 14 Teñido, 187, 190, 191 Tintes, 190 Tintes al aceite, 191 Tintes al alcohol , 191 Tirador de cepillar, 16, 42, 46, 47 ,

48, 49 Tope, 201 Tope de banco, 200-201 Tope de profundidad , 34 Torneado, 173 Torneado en el plato, 178 Torneado entre centros, 1 73 Tornillo, 136, 152 Tornillo de apriete , 16, 77 Torñillo de banco, 201 Tornillo de tallista , 165 Tornillo Phil lips, 1!;i2 Tornillo tensor, 85 Travesaños, 35 Trazar, gramil de, 14, 68 Trementina, 189

Uniones para armazones, 133 Utií para rebajes, 97 Utilaje para enclavijar, 126

Velocidad de la sierra , 85 Ventana , 119 Verde, caparrosa , 190

Page 214: Carpinteria y Ebanisteria Practicas_CPTNFLNT

·

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