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MADRES Y ESTUDIANTES DE CHILE: Me llamo Mirta de la Cruz Díaz C., chilena, divorciada, madre de 3 hijos, actualmente residiendo en España. Hace 6 años me vi obligada a tomar una determinación, debía decidir si era posible el ingreso de mis hijos a la universidad o condenarles a una cruda y triste realidad laboral como es la que se vive en nuestro país, donde me desempeñaba como transportista escolar. Cansada de golpear puertas para tratar de conseguir lo que considero que es un derecho fundamental, la educación de mis hijos, solo recibí a cambio un mísero crédito parcial e insuficiente, donde incluso me hacían sentir que me hacían un favor. Ahí comprendí que luchar en mi país sería morir sola en el intento. La decisión de emigrar no me fue fácil, tenía que dejar mi casa y mis tres hijos solos. Vendí parte de mis pertenencias para financiar el viaje a un país donde no conocía a nadie, sin contrato laboral y en el que la única facilidad era tener un idioma en común. No fue un inicio fácil, empecé a trabajar en calidad de ilegal en limpieza de casas de lunes a viernes, sábados y domingos en la cocina de un restaurante. Solo así me ha sido posible conseguir mi objetivo: solventar los gastos que no podían cubrir las condiciones de mi trabajo en Chile ni los créditos de las carreras de mis hijos: Psicología en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Ingeniería Civil Informática en la Universidad de Santiago; y Diseño Gráfico en la Universidad de Chile. Como pueden ver tres Universidades Tradicionales, pero a las que sin embargo no puede aspirar cualquier chileno simplemente por cuestiones económicas. Como madre me siento feliz de haberlo conseguido, pero esto no es el final del viaje y me pregunto: ¿y ahora qué? Pues ahora empieza el viaje de mis hijos, dicho fuerte y claro: UNA HIPOTECA DE POR VIDA. Una vez terminada mi tarea quisiera volver a Chile porque soy y me siento chilena. Tengo actualmente 53 años y la incertidumbre de qué podría hacer en mi país si ni si quiera los jóvenes tienen un futuro promisorio. En estos últimos meses me veo representada por los estudiantes exigiendo sus legítimos derechos de una educación digna y gratuita, y llego a la conclusión de que esto solo se conseguirá con el esfuerzo y sacrificio de los estudiantes y el pueblo chileno entero. Desgraciadamente a los chilenos no nos sonríe la vida desde hace muchos años, aun estando en democracia. Nada se nos va a regalar, harán falta grandes dosis de aguante y perseverancia, actuando de manera inteligente, pacíficamente y sin violencia, pero sin dejarse amedrentar por la represión que ejerce este gobierno, "estas son las armas del pueblo" y somos millones los que en ellas tenemos nuestras esperanzas. Solamente me resta brindarles todo mi apoyo y fuerzas, y recordarles que EL MUNDO NOS ESTÁ MIRANDO, NUESTRO VALOR YA ESTA HACIENDO HISTORIA. Girona, España. Agosto de 2011

Carta a los Estudiantes de Chile

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Una madre, desde España. Difundir.

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Page 1: Carta a los Estudiantes de Chile

MADRES Y ESTUDIANTES DE CHILE:

Me llamo Mirta de la Cruz Díaz C., chilena, divorciada, madre de 3 hijos, actualmente

residiendo en España. Hace 6 años me vi obligada a tomar una determinación, debía decidir si era

posible el ingreso de mis hijos a la universidad o condenarles a una cruda y triste realidad laboral

como es la que se vive en nuestro país, donde me desempeñaba como transportista escolar.

Cansada de golpear puertas para tratar de conseguir lo que considero que es un derecho

fundamental, la educación de mis hijos, solo recibí a cambio un mísero crédito parcial e

insuficiente, donde incluso me hacían sentir que me hacían un favor. Ahí comprendí que luchar en

mi país sería morir sola en el intento.

La decisión de emigrar no me fue fácil, tenía que dejar mi casa y mis tres hijos solos. Vendí

parte de mis pertenencias para financiar el viaje a un país donde no conocía a nadie, sin contrato

laboral y en el que la única facilidad era tener un idioma en común. No fue un inicio fácil, empecé

a trabajar en calidad de ilegal en limpieza de casas de lunes a viernes, sábados y domingos en la

cocina de un restaurante. Solo así me ha sido posible conseguir mi objetivo: solventar los gastos

que no podían cubrir las condiciones de mi trabajo en Chile ni los créditos de las carreras de mis

hijos: Psicología en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Ingeniería Civil Informática en

la Universidad de Santiago; y Diseño Gráfico en la Universidad de Chile. Como pueden ver tres

Universidades Tradicionales, pero a las que sin embargo no puede aspirar cualquier chileno

simplemente por cuestiones económicas.

Como madre me siento feliz de haberlo conseguido, pero esto no es el final del viaje y me

pregunto: ¿y ahora qué? Pues ahora empieza el viaje de mis hijos, dicho fuerte y claro: UNA

HIPOTECA DE POR VIDA.

Una vez terminada mi tarea quisiera volver a Chile porque soy y me siento chilena. Tengo

actualmente 53 años y la incertidumbre de qué podría hacer en mi país si ni si quiera los jóvenes

tienen un futuro promisorio. En estos últimos meses me veo representada por los estudiantes

exigiendo sus legítimos derechos de una educación digna y gratuita, y llego a la conclusión de que

esto solo se conseguirá con el esfuerzo y sacrificio de los estudiantes y el pueblo chileno entero.

Desgraciadamente a los chilenos no nos sonríe la vida desde hace muchos años, aun

estando en democracia. Nada se nos va a regalar, harán falta grandes dosis de aguante y

perseverancia, actuando de manera inteligente, pacíficamente y sin violencia, pero sin dejarse

amedrentar por la represión que ejerce este gobierno, "estas son las armas del pueblo" y somos

millones los que en ellas tenemos nuestras esperanzas. Solamente me resta brindarles todo mi

apoyo y fuerzas, y recordarles que EL MUNDO NOS ESTÁ MIRANDO, NUESTRO VALOR YA ESTA

HACIENDO HISTORIA.

Girona, España. Agosto de 2011