5
Carta abierta a la sociedad mendocina ante la desgraciada situación por la que atraviesa Guadalupe. Mi nombre es Juan Manuel Aguilar, soy primo hermano de la doctora Andrea Piatti indicada por los medios de comunicación y los familiares directos de Guadalupe como una de las responsables directas del lamentable cuadro de salud por la que está atravesando la pequeña. Luego de ver el tratamiento mediático que ha tenido el desgraciado hecho –reitero, desgraciado hecho y que genera tanto en nuestra familia como en los ciudadanos de buena voluntad, pesar, angustia, bronca y hasta en cierto punto un sesgo de impotencia, pero que tales sentimientos están siendo superados por la fe y la esperanza de que Guadalupe salga pronto de este estado- y ante la personificación que se está configurando sobre Andrea, es que decidí, en forma personal, sin ningún tipo de presión, ni asesoramiento –con lo cual desligo a mi prima la doctora Andrea Piatti, y por tal, asumo toda la responsabilidad de lo que pueda generar las próximas palabras en quienes las estén leyendo o escuchando- escribir esta carta abierta destinada a la sociedad mendocina con el único fin de contarles el verdadero “ser” que es mi prima, la joven doctora Andrea Piatti. Con estas líneas no busco desligar a mi prima de ningún tipo de presunta responsabilidad en el hecho, no porque crea que la tenga, sino porque creo que no me corresponde en este momento expresarme en tal sentido y no es el factor que motiva mi accionar. Quiero confiar –aunque muchas veces me ha demostrado lo contrario- que nuestro sistema democrático y republicano encontrará los caminos para diferenciar y determinar los grados de responsabilidad, basándose en los principios de igualdad ante la ley sin importar el estatus socio-económico de poder por el que atraviesan ciertos “ciudadanos”. En mis cortos 31 años de vida he visto y conocido lo que genera el sistema corrupto que atraviesa de punta a punta nuestra sociedad: en síntesis sé lo que son los “perejiles del sistema”. Como sé también que muchos de esos “perejiles” –aunque deteste las generalidades- son seres motivados por la buena fe.

Carta Abierta a La Sociedad Mendocina Ante La Desgraciada Situación Por La Que Atraviesa Guadalupe

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Carta Abierta a La Sociedad Mendocina Ante La Desgraciada Situación Por La Que Atraviesa Guadalupe

Citation preview

Page 1: Carta Abierta a La Sociedad Mendocina Ante La Desgraciada Situación Por La Que Atraviesa Guadalupe

Carta abierta a la sociedad mendocina ante la desgraciada situación por la que atraviesa Guadalupe.

Mi nombre es Juan Manuel Aguilar, soy primo hermano de la doctora Andrea Piatti indicada por los medios de comunicación y los familiares directos de Guadalupe como una de las responsables directas del lamentable cuadro de salud por la que está atravesando la pequeña.

Luego de ver el tratamiento mediático que ha tenido el desgraciado hecho –reitero, desgraciado hecho y que genera tanto en nuestra familia como en los ciudadanos de buena voluntad, pesar, angustia, bronca y hasta en cierto punto un sesgo de impotencia, pero que tales sentimientos están siendo superados por la fe y la esperanza de que Guadalupe salga pronto de este estado- y ante la personificación que se está configurando sobre Andrea, es que decidí, en forma personal, sin ningún tipo de presión, ni asesoramiento –con lo cual desligo a mi prima la doctora Andrea Piatti, y por tal, asumo toda la responsabilidad de lo que pueda generar las próximas palabras en quienes las estén leyendo o escuchando- escribir esta carta abierta destinada a la sociedad mendocina con el único fin de contarles el verdadero “ser” que es mi prima, la joven doctora Andrea Piatti.

Con estas líneas no busco desligar a mi prima de ningún tipo de presunta responsabilidad en el hecho, no porque crea que la tenga, sino porque creo que no me corresponde en este momento expresarme en tal sentido y no es el factor que motiva mi accionar.

Quiero confiar –aunque muchas veces me ha demostrado lo contrario- que nuestro sistema democrático y republicano encontrará los caminos para diferenciar y determinar los grados de responsabilidad, basándose en los principios de igualdad ante la ley sin importar el estatus socio-económico de poder por el que atraviesan ciertos “ciudadanos”. En mis cortos 31 años de vida he visto y conocido lo que genera el sistema corrupto que atraviesa de punta a punta nuestra sociedad: en síntesis sé lo que son los “perejiles del sistema”. Como sé también que muchos de esos “perejiles” –aunque deteste las generalidades- son seres motivados por la buena fe.

A los padres de Guadalupe –si leen estas líneas o alguna persona cercana a ellos les trasmite las mismas- solo les quiero mencionar –con toda humildad y respeto- que conozco el tipo de dolor por el que están lamentablemente transitando, sé que es un dolor que atraviesa el alma y bien conozco también el sentir –que en una valoración personal- surge en consecuencia. Y lo digo no porque quiera llenarme la boca de palabras “socialmente correctas” –no busco la complacencia de nadie- sino porque en lo personal me tocó atravesar la perdida de mi hija Morena. Pero que a diferencia de Morena, Guadalupe va a salir, tiene que salir. Y esta convicción no se sustenta en una intensión de querer “abrir un paragua” –como vulgarmente se dice- por la condición de familiar de Andrea, sino porque simplemente es el noble deseo que nos atraviesa, y que se sustenta en la convicción de saber que es injusto e inútil que tanto Guadalupe, como ustedes -sus padres-, familiares y seres queridos tengan que atravesar por este angustioso momento de dolor. El sentimiento de toda nuestra familia –reitero- esta direccionado minuto a minuto para que Guadalupe salga cuanto antes de este cuadro, porque somos gente de bien, que no hacemos el mal, que no lucramos con el otro, sino que lo sentimos como un igual, un semejante, a quien en el caso de “necesitar” debemos ayudar .

Page 2: Carta Abierta a La Sociedad Mendocina Ante La Desgraciada Situación Por La Que Atraviesa Guadalupe

Que Andrea haya decidido –por vocación- ser médica, especializándose en pediatría, no fue por una especulación económica. Sino porque hemos sido educados para servir, no para servirnos y menos para ser serviles. Y bajo este mandato moral es que cada uno de los integrantes de nuestra familia ha intentado buscar los caminos correctos que nos lleven a cumplir tal labor. Quizás muchos que estén leyendo o escuchando estás palabras interpreten cosas que les aclaro de antemano están demasiado alejadas. Eso no quiere decir que no las entienda. En una cultura donde hay que aplastarle la cabeza al otro para creerse ser alguien, donde todo se pone en tela de juicio y donde todos nos creemos con la capacidad de enjuiciar, porque nos sentimos una especie de “seres divinos” y donde muchos lobos –o “cuervos”- se disfrazan de cordero, que no se entiendan en plenitud o en esencia las primeas líneas de este párrafo no me sorprende, ni lo juzgo y menos me pongo en la posición de estrellita de arrogarme la condición “supra-humana” de perdonar. Quizás –o seguramente- estas palabras suenen duras pero como decía no tengo la intensión de caerle en gracia a nadie, no por un acto de soberbia sino porque sé la clase de fuerza que impulsa mi accionar. Que es simplemente y humanamente: el amor –aunque a muchos no les suene.

Amor que sé es el mismo que tiene Andrea por su vocación, por el ámbito en el que trabaja, en el que decidió desarrollarse no por un aspecto profesional meramente, sino por algo más importante y que trasciende a todo, porque fue el amor por su vocación lo que la llevó a decidir que la medicina era el mejor espacio en el que podía ayudar, en el que podía desarrollarse humanamente. Su profesión es simplemente el instrumento. Porque fue ella, Andrea, quien luchó incansablemente hace unos meses atrás para que una paciente suya –una nena pequeña que atravesaba por un cuadro de salud tremendo, donde su familia no contaba con los recursos económicos y que fue abandona por el corrupto sistema de salud público que tenemos – fuese atendida, en una situación que apremiaba porque corría peligro inminente de vida. Si no leyó, o no lo escuchó bien lo vuelvo a repetir, la vida de la nena estaba a punto de extinguirse por la inoperancia y la corrupción de nuestro sistema de salud público –si la salud pública está inmersa en tal degradación, imaginar cómo es la situación en algunos ámbitos de la salud privada no va a costar mucho, si solo nos basamos en que la naturaleza de su creación está sustentado en la búsqueda del simple rédito económico y en la posibilidad de maximizar sus ganancias, corriendo el menor de los riesgo de inversión gracias a los subsidios del estado, a la tercerización de los servicios y a la precarización laboral de “algunos de sus trabajadores”. ¿O acaso también nos vamos a hacer los distraídos de esto?- Pero a pesar de que todas las puertas administrativas del estado mendocino se cerraban –porque “el tratamiento de la nena era costoso”, eso es lo que nos decían desde los organismos públicos- entonces no nos quedó otra que hacer la llamada “presión pública”. Y digo “no nos quedó otra” porque en ese momento era propietario de una radio online desde la cual difundimos el caso y sumado a la publicación de la “noticia” en las redes sociales y a la noble colaboración de personas que desconocíamos pero que confiaban en nosotros y que comenzaron a viralizar el hecho, pudimos revertir la situación. Nos comprometimos una vez más asumiendo las consecuencias que nos iba a traer, porque cuando se denuncia al poder no se sale ileso –con esto no quiero que nos den una “medalla y un beso” sino simplemente contarles esa otra “noticia” que hasta el momento en los medios de comunicación no lo he escuchado, no

Page 3: Carta Abierta a La Sociedad Mendocina Ante La Desgraciada Situación Por La Que Atraviesa Guadalupe

porque lo hayan omitido con alguna intencionalidad, bien pueden no conocerlo-; como también podría mencionarles otros casos donde Andrea tuvo que poner algo más que el “cuero”.

Andrea, como tantos otros, lucha día a día contra la indiferencia, la inoperancia, la corrupción, la falta de insumos, la falta de recursos, la falta de infraestructura y el abandono -teniendo que dar la cara, es su obligación- pero no solo del estado entendido como “poder-administrativo” del interés público; sino también de nosotros mismos –hablo como sociedad mendocina- que nos indignamos viendo la televisión, leyendo un diario de papel u online, escuchando la radio, o charlando con alguien. Juzgamos sin conocer, dictaminamos culpabilidad sin que se nos mueva un pelo…

Andrea decidió luchar en el barro, meter la mano en la podredumbre, nadar entre la mierda –perdón si en los medios de comunicación no se puede decir “mierda”, entonces reemplazo el término por “excremento”- luchando día a día para que no la tape, asumiendo la responsabilidad de todo lo que ello implica y conlleva, intentando sanar –sí leyó y escuchó bien: intentando sanar- dando respuestas a pesar de que muchas veces las condiciones no eran, ni son las óptimas, y muchas otras veces ejecutando simplemente directivas de sus superiores. Ahora bien mientras hace todo esto –que les aseguro no es nada poco ni insignificante- otros en la posición de comodidad que da el descompromiso social quieren venir a dar cátedra de buenos actos, del “deber ser”. Digo todas estas cosas porque pienso que alomejor hay alguien que recién se está enterando de cómo es la realidad en algunos espacios de nuestra sociedad. Y no es que me arrogue la virtud de clarividente sino simplemente estoy convencido que de nada sirve la doble moral berreta que tanto atraviesa nuestra sociedad y tanto daño nos hace y que mientras tanto se sigue cobrando inocentes vidas que aún no tienen la facultad o posibilidad de decidir por ellas mismas. Vidas que se extinguen, padecen o atraviesan experiencias siniestras a causa de una ambición humana desmedida y motivada por la codicia material, que en otra valoración personal lleva a fomentar, crear, desarrollar, intensificar –emplee la acepción que más le plazca- actitudes que nos aleja cada vez más de nuestra conducta humana-animal quizás más noble y pura, pensar en el otro y relacionarme con él, viéndolo como un prójimo y no como una mercancía.

Termino con uno de los párrafos con que inicie: “con estas líneas no busco desligar a mi prima de ningún tipo de presunta responsabilidad en el hecho, no porque crea que la tenga, sino porque creo que no me corresponde en este momento expresarme en tal sentido y no es el factor que motiva mi accionar”.

Escuche que están pidiendo que el ministerio de salud de Mendoza le retire –de oficio o no, desconozco el procedimiento administrativo- la matrícula a la doctora Piatti, quizás sea lo estipulado, no lo sé, quizás la “justicia” dictamine en una misma sintonía, tampoco lo sé, pero lo que sí sé es que sin Andrea cumpliendo su vocación, en su “puesto de combate” esta provincia –la Mendoza que verdaderamente amamos- va a estar peor. Y se los digo yo en segunda persona porque aunque no lo creas, junto a Andrea somos de esa raza en la que primero estas vos.

Aguilar Juan Manuel, DNI 30.418.221.