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Cámara Federal de Casación Penal 1 Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“. REGISTRO N° 2052/13 ///la ciudad de Buenos Aires, a los 30 días del mes de octubre de 2013, se reúne la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal integrada por la doctora Liliana E. Catucci como Presidente y los doctores Eduardo R. Riggi y Mariano Hernán Borinsky como Vocales, asistidos por el Prosecretario de Cámara, doctor Walter Daniel Magnone, con el objeto de dictar sentencia en la causa n°12.158 del registro de esta Sala, caratulada “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación”. Representa al Ministerio Público Fiscal el señor Fiscal General doctor Ricardo Gustavo Wechsler y a la querellante Gloria Pompeya Gómez (madre de Christian Eduardo Schaerer), la doctora Milagros Resoagli. Asisten a Raúl Nemesio Salgán, Oscar Antonio Salgán, Sergio Gustavo Salgán, Miguel Angel Ramírez, María Esther Sudo y Jorge Gabriel Sudo, los doctores José Oscar Gómez y Jorge Adrián Barboza, a Gonzalo Adrián Acosta y a Cristian Ramón Carro Córdoba, el Defensor Público Oficial, doctor Juan Carlos Sambuceti (h) y a Claudio Sebastián Cornelli Belén, la Defensora Pública Oficial, doctora Laura Beatriz Pollastri. Efectuado el sorteo para que los señores jueces emitan su voto, resultó el siguiente orden sucesivo: Mariano Hernán Borinsky, Eduardo Rafael Riggi y Liliana E. Catucci. VISTOS Y CONSIDERANDO: El señor juez doctor Mariano Hernán Borinsky dijo: PRIMERO: Llega la causa a conocimiento de esta Alzada a raíz de los recursos de casación interpuestos por los asistentes técnicos de Raúl Nemesio Salgán, Gonzalo Adrián Acosta y Cristián Ramón Carro Córdoba; por el representante del Ministerio Público Fiscal y por la querella, contra la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes el 28 de agosto de 2009 y fundamentada a fs.32.298/32.456. Los letrados defensores a fs.32.467/32.480vta., 32.562/32.607vta. y a fs. 32.608/32.648vta., impugnaron el fallo en cuanto resolvió: 1°) No hacer lugar a las nulidades articuladas, con costas (artículo 530 del C.P.P.N.). 2°) Condenar a Cristian Ramón Carro o Carro Córdoba

Caso Scherer

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Cámara Federal de Casación Penal

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

REGISTRO N° 2052/13

///la ciudad de Buenos Aires, a los 30 días del mes de octubre

de 2013, se reúne la Sala III de la Cámara Federal de Casación

Penal integrada por la doctora Liliana E. Catucci como Presidente

y los doctores Eduardo R. Riggi y Mariano Hernán Borinsky como

Vocales, asistidos por el Prosecretario de Cámara, doctor Walter

Daniel Magnone, con el objeto de dictar sentencia en la causa

n°12.158 del registro de esta Sala, caratulada “Salgán, Raúl

Nemesio y otros s/recurso de casación”. Representa al Ministerio

Público Fiscal el señor Fiscal General doctor Ricardo Gustavo

Wechsler y a la querellante Gloria Pompeya Gómez (madre de

Christian Eduardo Schaerer), la doctora Milagros Resoagli.

Asisten a Raúl Nemesio Salgán, Oscar Antonio Salgán, Sergio

Gustavo Salgán, Miguel Angel Ramírez, María Esther Sudo y Jorge

Gabriel Sudo, los doctores José Oscar Gómez y Jorge Adrián Barboza,

a Gonzalo Adrián Acosta y a Cristian Ramón Carro Córdoba, el

Defensor Público Oficial, doctor Juan Carlos Sambuceti (h) y

a Claudio Sebastián Cornelli Belén, la Defensora Pública Oficial,

doctora Laura Beatriz Pollastri.

Efectuado el sorteo para que los señores jueces emitan

su voto, resultó el siguiente orden sucesivo: Mariano Hernán

Borinsky, Eduardo Rafael Riggi y Liliana E. Catucci.

VISTOS Y CONSIDERANDO:

El señor juez doctor Mariano Hernán Borinsky dijo:

PRIMERO:

Llega la causa a conocimiento de esta Alzada a raíz

de los recursos de casación interpuestos por los asistentes

técnicos de Raúl Nemesio Salgán, Gonzalo Adrián Acosta y Cristián

Ramón Carro Córdoba; por el representante del Ministerio Público

Fiscal y por la querella, contra la sentencia dictada por el

Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes el 28 de agosto

de 2009 y fundamentada a fs.32.298/32.456.

Los letrados defensores a fs.32.467/32.480vta.,

32.562/32.607vta. y a fs. 32.608/32.648vta., impugnaron el fallo

en cuanto resolvió:

“1°) No hacer lugar a las nulidades articuladas, con

costas (artículo 530 del C.P.P.N.).

2°) Condenar a Cristian Ramón Carro o Carro Córdoba

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a la pena de 25 (veinticinco) años de prisión, por considerarlo

coautor penalmente responsable del delito de secuestro extorsivo,

agravado por el número personas, más accesorias legales y costas

(artículos 12, 40, 41, 45 y 170, inciso 6°, del Código Penal

y 530 del C.P.P.N.).

3°) Condenar a Raúl Nemesio Salgán a la pena de 25

(veinticinco) años de prisión, por considerarlo coautor

penalmente responsable del delito de secuestro extorsivo,

agravado por el número personas, más accesorias legales y costas

(artículos 12, 40, 41, 45 y 170, inciso 6°, del Código Penal

y 530 del C.P.P.N.).

4°) Condenar a Gonzalo Adrián Acosta a la pena de 16

(dieciséis) años de prisión, por considerarlo coautor penalmente

responsable del delito de secuestro extorsivo, agravado por el

número personas, más accesorias legales y costas (artículos 12,

40, 41, 45 y 170, inciso 6°, del Código Penal y 530 del C.P.P.N.)”.

El representante del Ministerio Público Fiscal y la

querella interpusieron recurso de casación contra los puntos

6°) y 7°) de la sentencia citada, por los que, respectivamente,

se dispuso la absolución de Miguel Angel Ramírez y María Esther

Sudo, en orden al delito por los que fueran requeridos.

Por su parte, la querella también dirigió el recurso

contra los puntos 8°), 9°), 10°) que respectivamente dispusieron

la absolución de culpa y cargo de Sergio Gustavo Salgán, Oscar

Antonio Salgán y Jorge Gabriel Sudo en orden al delito por los

que fueran acusados. Asimismo, cuestionó la pena y la

calificación legal seleccionada por el Tribunal al condenar a

a Claudio Sebastián Cornelli Belén (condenado a la pena de 12

-doce- años de prisión, por ser coautor penalmente responsable

del delito de secuestro extorsivo, agravado por el número de

personas, punto 5º de la sentencia recurrida) y a Gonzalo Adrián

Acosta (cfr. fs.32548). Así surge de los términos del recurso

de casación presentado por la querella, en el que expresó que

limitaba su pretensión recursiva a los puntos reseñados (cfr.

fs. 32548), sin perjuicio del límite impuesto por los artículos

458, inciso 2º y 460 del C.P.P.N. respecto a la procedencia del

recurso del acusador en torno a la situación de los imputados

Raúl Nemesio Salgán y Cristian Ramón Carro Córdoba.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

SEGUNDO:

Agravios presentados por los recurrentes.

A. Recurso de casación presentado por la asistencia

técnica de Raúl Nemesio Salgán.

Con fundamento en los dos supuestos contemplados en

el artículo 456 del código de forma, expuso los agravios que

a continuación se detallan.

1) Valoración arbitraria de la prueba.

a) Declaración de Cornelli Belén.

Destacó que la sentencia impugnada se basó única y

exclusivamente en las declaraciones de Cornelli Belén, que no

se encuentran corroborados por otros elementos de cargo.

Explicó que se tomaron por ciertas las expresiones del

nombrado, que indicaron la intervención en el hecho de Raúl

Nemesio Salgán el 24 de septiembre de 2003 en la ciudad de Paso

de los Libres.

Consideró que la arbitrariedad de los magistrados se

demuestra con los dichos de María Esther Sudo y Jessica González,

quienes sostuvieron que para esa fecha Raúl Salgán se encontraba

en la ciudad de Buenos Aires.

Asimismo, agregó que el a quo ha sido incoherente, dado

que también tuvo por probada dicha situación al decir: “El

tribunal descarta que Raúl Nemesio Salgán haya estado en

Corrientes el día sábado 20 de septiembre de 2003, según lo

relatara la testigo Sofía Kolhi (Acta del día 11/12/08) e

inspección judicial del día 13/03/09 -ver Acta del 17/03/09-.

No caben dudas que lo referido por la señora Sofía Kolhi, sobre

la existencia de la camioneta y la actitud de las personas en

las circunstancias relatadas se ajuste a la verdad pero, la

vinculación con este hecho y la identificación de Raúl Nemesio

Salgán no han sido debidamente acreditadas.

Ningún otro elemento se ha producido que confirme la

vinculación de Salgán previa al secuestro aquí, en la ciudad

de Corrientes, (como ser otros testigos, teléfonos, mails,

vehículos, etc.), máxime que a dicha fecha ya se encontraban

operando Lorhman (Basualdo); Acosta (Solano) con el abogado

Barbieri según la versión de la testigo Yesica González de que

Salgán habría estado en Buenos Aires con ella, el cuadro de duda

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debe inclinarse a favor del imputado“ (sic) -fs. 32.473-.

Concluyó que existe una severa dicotomía en la

apreciación y valoración de las pruebas que causa una profunda

confusión, ya que se toma como hecho cierto y relevante lo dicho

por Cornelli Belén pero al mismo tiempo se tiene también como

acreditado que Raúl Nemesio Salgán estuvo en la ciudad de Buenos

Aires desde mucho antes del día del secuestro hasta el día de

la madre (tercer domingo de octubre de 2003).

También cuestionó que se haya considerado, conforme

los dichos de Kholi, que Salgán estuvo en la esquina de su casa

el día anterior al secuestro. En torno al punto, afirmó que en

dicha fecha su defendido estaba en Buenos Aires, de acuerdo a

lo declarado por Jessica González.

Por otra parte, señaló que el Tribunal incurrió en

graves errores de apreciación de otras circunstancias.

Puntualmente refirió que Cornelli Belén relató que se

fueron de la chacra de Salgán a la de Miguel Angel Carbonell,

distante a treinta o cuarenta kilómetros, en el Paraje Ombucito

y que allí había una cabaña precaria, de madera. Sin embargo,

del Acta de Inspección del 22 de mayo de 2009 surge que ambas

propiedades se encuentran a 7,5 kilómetros de distancia y que

la casilla situada en el predio de Carbonell es de material.

Asimismo, los testigos citados en la sentencia no

pudieron aseverar que Raúl Nemesio Salgán haya estado presente

en dicho lugar. Sólo dijeron que habían visto a la distancia

un auto de color rojo o bordó, sin que ello pueda significar

que se trataba del rodado del nombrado.

Expresó que las restantes declaraciones no pudieron

ser corroboradas y, en definitiva, resultan versiones

desencontradas, por lo que la apreciación que hace el Tribunal

resulta conjetural, dado que está totalmente desprotegida y

desprovista de un criterio unívoco.

Además, la defensa entendió que el relato de Cornelli

Belén, respecto al traslado de la víctima desde la chacra de

Carbonell hasta un departamento ubicado en la ciudad de

Uruguayana, República Federativa de Brasil, se encuentra

desvirtuado por las siguientes consideraciones.

Se dijo que para abandonar la ciudad de Pasos de los

Libres primero tomaron el arroyo Yatay, cercano al paraje

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

“Ombucito”. Nicolás Lemes, ex sub oficial de la Prefectura Naval

Argentina, indicó que el arroyo Yatay recién es navegable

quinientos metros antes de su desembocadura en el río Uruguay,

salvo que éste alcance una altura mínima de cinco metros,

situación que no ha sido corroborada.

Precisó que resulta llamativo que la supuesta canoa

que trasladaba a la víctima haya hecho orilla en la costa

brasileña abajo del puente, pues para ello debió transitar

inexorablemente –dado que es el único lugar de paso para llegar

a la otra orilla- frente al destacamento de la Prefectura Naval

Argentina, que tiene personal de guardia de forma continua,

realiza patrullajes y para esa época se hallaban avocados, al

igual que todas las fuerzas de seguridad nacionales y

provinciales, a la búsqueda de Christian Schaerer.

El único pase fronterizo del vehículo VOLKSWAGEN Gol,

dominio DIS-190, cuyo uso de atribuye a Raúl Nemesio Salgán,

es del día 10 de noviembre de 2003 y no coincide con la fecha

en la que Cornelli Belén sostuvo que el nombrado lo espero en

territorio brasileño para continuar con el cautiverio del

damnificado.

Por otra parte, mencionó que Barzuck fue el primero

en confesar su intervención en el hecho y a preguntas del Fiscal

afirmó que no le constaba la participación de Raúl Nemesio Salgán.

Indicó que es evidente que su relató transmitió la

verdad histórica de los acontecimientos y por ello se adecua

a las pruebas objetivas. Sin embargo, expresó que no ha sido

tenido en cuenta.

b) Correo electrónico enviado por José Horacio

Maidana a Néstor Horacio Barzuk el 24 de septiembre de 2003 y

domicilio de Maidana.

Prosiguió su crítica con el valor probatorio otorgado

al correo electrónico enviado por José Horacio Maidana a Néstor

Horacio Barzuk el 24 de septiembre de 2003 y al informe de fs.

821/842 que indica que Maidana y Raúl Nemesio Salgán tenían

idéntico domicilio.

Recalcó que Raúl Salgán explicó que la coincidencia

señalada respondía a un favor efectuado a Maidana, a efectos

de que constituya domicilio en una causa judicial que se le seguía

en la ciudad de Paso de los Libres.

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Resaltó que el Sub Comisario Barboza sostuvo que hacía

más de cinco años que José Horacio Maidana no residía en dicha

localidad.

Con respecto al e-mail, dijo que el mismo oficial indicó

que el apodo “chueco” se referiría a Fernández, compañero de

andanzas de Maidana. Agregó que en igual sentido se expresó

Barzuk, quien además dijo que Raúl Salgán no participó en el

secuestro de Christian Schaerer.

Cerró el punto, citando la declaración de Danuso, que

hizo saber que a Raúl Salgán lo apodan “Caniche”, “Cacho” o

Negro”.

c) Reconocimiento fotográfico efectuado por Nilda

Eloisa Verón.

Cuestionó que los magistrados se hayan referido al

reconocimiento fotográfico de Cornelli Belén practicado por

parte de Nilda Eloisa Verón en un proceso conexo.

Consideró que dicha prueba debió ser excluida por

aplicación de la doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia

de la Nación en el caso “Benítez”, por cuanto los dichos vertidos

en aquél proceso no han podido ser ratificados en el debate.

2) Vulneración del principio de inocencia.

La participación de Raúl Nemesio Salgán en la retención

y ocultación de Christian Schaerer en la ciudad de Paso de los

Libres, fue tácitamente descartada por el Tribunal y así lo indica

la declaración de Jessica González, que demuestra con meridiana

claridad que el nombrado estuvo en la ciudad de Buenos Aires

hasta el tercer domingo de octubre de 2003.

La participación que se le atribuye en la retención

y ocultación de la víctima en la ciudad de Uruguayana -Brasil-

se sustenta en los dichos de Cornelli Belén que se encuentran

“abiertamente destruidos” por la declaración de Barzuck, que

en ningún momento le atribuyó tareas o intervención alguna en

los traslados de la víctima y en la provisión de alimentos.

En suma, consideró que ante la ausencia de elementos

de cargo y los endebles argumentos volcados en la sentencia,

que evidencian la irregular subsunción de la relación entre el

hecho investigado y el tipo penal aplicado, se vulneró el

principio de inocencia que asiste a su defendido.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

3) El monto de la pena impuesta. Violación al

principio de igualdad ante la ley.

La defensa indicó que de la lectura de la sentencia

impugnada se desprende que los magistrados limitaron la

participación de Raúl Nemesio Salgán a la retención y ocultación

del joven secuestrado.

Sostuvo que dicha circunstancia, sumada a la carencia

de antecedentes condenatorios y a las restantes pautas previstas

en los artículos 40 y 41 del Código Penal, no otorgan sustento

al monto de la pena impuesta, que se estableció en el máximo

previsto para el delito atribuido.

Las menores penas impuestas a Cornelli Belén y a

Gonzalo Acosta, confeso el primero de la totalidad de las

conductas previstas en el artículo 170, inciso 6°, del C.P. y

el segundo partícipe de todas ellas, revela el evidente

quebrantamiento del principio constitucional de igualdad ante

la ley. A igual imputación el Tribunal aplicó penas de diferente

gravedad sin dar fundamentos que justifiquen dicho proceder.

Al mensurar la pena, los magistrados valoraron

erróneamente las circunstancias personales que surgen del legajo

de personalidad de Raúl Nemesio Salgán, que conducen a atenuar

el quantum de la sanción, tal como la ausencia de antecedentes

y su nivel de instrucción.

4) Arbitrariedad de la sentencia por vulnerar las

reglas de la lógica y la sana crítica.

La defensa señaló que la sentencia impugnada ha tomado

en cuenta única y exclusivamente las declaraciones del condenado

Cornelli Belén, aun cuando volcó apreciaciones conjeturales o

se refirió a circunstancias que han sido desvirtuadas y que en

modo alguno configuran un cuadro probatorio idóneo para tener

por acreditada la participación directa de su defendido.

A continuación expresó que la sanción penal aparece

como respuesta a una “primordial necesidad imputativa”, cuando

su conducta no se relaciona con lo investigado y se exhibe

descolgada, desconectada y distante de las conclusiones a las

que arribó el Tribunal.

Puntualizó que los verbos de las acciones prohibidas

utilizados para incriminar a su representado se emplearon en

potencial, contradiciendo las reglas de la sana crítica. Se

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presumió lo que el imputado quiso hacer invadiéndose el principio

de reserva previsto en el artículo 19 de la Constitución Nacional.

Concluyó que se presumió un actuar doloso y se desconoció el

principio de legalidad (fs. 32.478vta.).

Destacó que no se ha probado que su representado haya

desarrollado actividad alguna que indique participación

organizada con específica atribución de funciones.

Por las razones reseñadas, la defensa solicitó que

se case la sentencia recurrida y se tenga presente el principio

“ne bis in idem”. Subsidiariamente, peticionó que se disminuya

el monto de la sanción impuesta a Raúl Nemesio Salgán al mínimo

legal previsto para el delito endilgado a su defendido.

Hizo reserva del caso federal.

B. Recurso de casación presentado por el

representante del Ministerio Público Fiscal.

El Fiscal General subrogante, doctor Flavio Adrián

Ferrini, sustentó el recurso de casación interpuesto contra los

puntos 6°) y 7°) de la sentencia obrante a fs. 32.298/32.456,

por los que, respectivamente, se dispuso la absolución de Miguel

Angel Ramírez y María Esther Sudo, en las hipótesis previstas

en los incisos 1° y 2° del artículo 456 del Código Procesal Penal

de la Nación.

1) Participación de Miguel Angel Ramírez en el

secuestro extorsivo.

El recurrente indicó que al examinar la responsabilidad

penal del nombrado con relación al secuestro extorsivo, el

Tribunal de juicio incurrió en tres errores básicos: a) omitió

analizar de manera integral los elementos de cargo, especialmente

la vinculación del imputado con la familia de Raúl Nemesio Salgán

y las escuchas de las líneas telefónicas 03772-426604 y

03772-421130; b) descalificó arbitrariamente la testimonial de

Diego René Solís y c) calificó de inocua a la llamada entrante

del 19 de noviembre de 2003 a la línea 03772-426604 (casette

11, lado “A”), por considerar que la víctima ya no se encontraba

en la localidad de Paso de los Libres y omitió valorar otros

elementos de prueba dirimentes.

Al desarrollar dichos agravios sostuvo:

a) Vinculación de Ramírez con la familia “Salgán”.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Sustentó la vinculación de Ramírez con la familia

“Salgán” en la circunstancia de que el hermano del imputado había

sido compañero de trabajo de Oscar Salgán en “COTECAR”. Explicó

que es por dicha razón que en las escuchas se alude al informante

como “el hermano del COTECAR”.

Según el informe de Gendarmería Nacional de fs.

15.250/15.252 habitualmente daba información y cobertura para

el tráfico de drogas y su colaboración con la familia Salgán

también era conocida por la madre de Saldaña y Laurita (escucha

correspondiente a la línea 03772-422701, transcripta a fs.

2512/2513 e incorporada al debate a fs. 32.090).

Además, señaló que su cuñado Julio César Domínguez se

desempeñaba como “canoero” de Raúl Salgán y se domiciliaba en

una finca situada junto al arroyo Yatay, perteneciente a Raúl

Salgán. Asimismo, Julio César Domínguez es el titular de la

línea fija n°03772-426604 instalada en el domicilio de Raúl

Salgán en el barrio “508 Viviendas”, quien a través de ella

impartía directivas y recibía información (ver declaración de

Félix Barboza de fs. 32.045vta./32.048 en el debate y sumario

administrativo de la Policía Federal).

De las escuchas de dicha línea telefónica también surge

que tenían negocios o compartían intereses comerciales,

relacionados con la venta de cigarrillos.

A la época del hecho Miguel Angel Ramírez se

desempeñaba en la delegación de Paso de los Libres de la Policía

Federal Argentina e integraba la “Brigada”, es decir, era miembro

del grupo de confianza del Jefe de la Delegación y contaba con

información “privilegiada”.

El a quo tomó, equivocadamente, la infidencia del 19

de noviembre de 2003 como un hecho único y aislado. En realidad

Ramírez prestó cobertura a la familia “Salgán” desde una fecha

anterior. Con anterioridad alertó sobre los movimientos

policiales a Raúl Nemesio Salgán, así se deduce de la

transcripción de fs. 1590.

De la escucha de la línea telefónica correspondiente

al abonado 03772-421130 de fs. 2173vta./2174, el Tribunal sólo

infirió que Ramírez hizo alusión a la detención de Néstor Horacio

Barczuck, pero omitió valorar que el funcionario policial

mantenía informada a la familia Salgán, en esta ocasión a través

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de Oscar Salgán.

b) Testimonial de Diego René Solís.

El Tribunal de juicio aludió a las objeciones

introducidas por las defensas pero omitió individualizarlas y

consignar las razones por las que compartió los planteos.

De igual manera, los magistrados sin dar razón alguna

indicaron que el testigo Diego René Solís había sido manipulado.

El recurrente señaló que tampoco se individualizó a los

responsables ni se describió cómo se concretó la maniobra para

desfigurar la verdad y obstaculizar el proceso.

Agregó que se trata de un testigo directo, que declaró

en el debate bajo juramento de decir verdad y que sus

manifestaciones coinciden con lo acreditado en autos, por lo

que no existe motivo para desvalorizarlos.

Al continuar con su crítica, aseveró que su anterior

declaración como testigo de identidad reservada (Legajo

reservado del testigo “C”) no fue admitido en el debate y que

Diego René Solís fue citado a juicio como testigo nuevo, propuesto

por la querella, en razón de una declaración que habría prestado

en Brasil.

Por ello, consideró que resulta arbitrario igualar su

situación con la de Juan Angel Oliva -a pesar de que ambos

integraron el entorno de amistades de Sergio Salgán-, quien

estuvo imputado en la causa y posteriormente fue sobreseído.

Cuestionó que el a quo haya apoyado su posición en los

dichos de Yessica González, quien mantenía una relación afectiva

con Raúl Nemesio Salgán e intereses encontrados con Diego René

Solís.

La testigo mencionada expresó que en Paso de los Libres

todos sabían que el testigo “C” era Diego René Solís. El

recurrente puntualizó que ello sólo fue advertido por la familia

Salgán, pero en modo alguno desmerece el valor probatorio del

testimonio. Resaltó que el Tribunal no explicó los motivos por

los que dicha circunstancia conduce a desacreditarlo.

En cuanto al supuesto arrepentimiento de Solís, destacó

que de lo expresado por Yessica González y del video reproducido

en el debate surge que Solís recibió una lección del Dr. Gómez

con relación a cuatro puntos que debía recordar.

Explicó que dicha grabación se concretó por voluntad

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

propia del testigo, quien había sido descubierto y no tenía un

resguardo de identidad efectivo, quería tener una prueba del

ofrecimiento de una suma de dinero que le hizo Yessica González

para cambiar su declaración. El video se hizo con intervención

del Juzgado Federal y resultó indagado el doctor Gómez.

El representante del Ministerio Público Fiscal,

sostuvo que el Tribunal arbitrariamente, sin brindar razón alguna,

excluyó la declaración de Solís y ello condujo, conjuntamente

con la parcialización de las escuchas telefónicas a la absolución

de Miguel Angel Ramírez.

c) Omisión de valorar elementos de prueba dirimentes.

La colaboración prestada por Miguel Angel Ramírez.

El imputado pudo informar a Raúl Salgán que “la policía

de la provincia vino y se fue” porque la investigación trascendió

el ámbito de los investigadores, cuando se solicitó colaboración

a la Delegación de Paso de los Libres de la Policía Federal.

Mencionó que, seguramente, el pedido llegó a conocimiento de

la Brigada y que el sumario administrativo da cuenta que la fuerza

federal sabía que la policial provincial vigilaba desde dos

semanas antes los domicilios de la familia Salgán.

Para esa época los diarios saturaban de información

sobre la causa, nadie desconocía el caso y la sola presencia

de la comisión policial en una pequeña ciudad delataba la misión

a cumplir.

Bastaba pescar una sola palabra: “Schaerer”,

“secuestro” o el llamativo nombre de la madre “Pompeya” que

encabezaba la carátula para saber de qué caso se trataba.

Miguel Angel Ramírez estaba perfectamente informado

de las llamadas que realizó el Comisario Pedro de los Angeles

Benítez, integrante de la División Antisecuestro de la Policía

Federal, quien al identificarse por su cargo y división a la

que pertenecía, dio una dirección unívoca a la información

–Schaerer era el único secuestrado en la provincia-. El propio

Comisario aclaró que había anticipado su mensaje a un oficial

de la Delegación. Les pidió que estuviesen preparados dado que

al parecer en las escuchas hablaban de la víctima.

Benítez sólo podía alertar sobre el secuestro que nos

ocupa y es por ello que el imputado no precisó leer las órdenes

judiciales, se encontraba en la Delegación y sabía que los

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procedimientos se iban a concretar en cualquier momento. Por

ello, fue hasta el supermercado e inició la cadena informativa

vía “Pucho–Saldaña”. Así lo corrobora Ugartemendia

(fs.32.420vta/32.422), quien dijo que el imputado se acercó a

la caja entre las 21:30 y las 22:00 horas, mientras que la

solicitud de órdenes de allanamiento se presentaron ante el

Juzgado Federal de Paso de los Libres a las 23:55 horas del 19

de noviembre de 2003 (fs. 1862).

En la sentencia se dijo que no se probó que Ramírez

estuviera vinculado a la organización y tampoco que supiera que

los integrantes de la familia Salgán estaban siendo investigados.

En tal sentido, se sostuvo que la policía estaba prevenida que

Ramírez era amigo de la familia Salgán, que todo era secreto

y que en la inteligencia actuaban los investigadores de la Policía

de la Provincia a cargo del Inspector Ramírez.

A dichas consideraciones el recurrente dirigió las

siguientes críticas:

En los delitos permanentes es posible concretar un

aporte mientras el ilícito se está ejecutando, aun cuando el

partícipe no haya intervenido en el inicio del hecho.

Ramírez en el esquema organizativo de la banda que

concretó el secuestro de Schaerer era una pieza importante para

la célula que integraba Raúl Nemesio Salgán. El Comandante

Principal Paredes indicó que el imputado proporcionaba

información sobre las actividades de Gendarmería Nacional que

podrían perjudicar a Julio César Martínez, integrante del grupo

liderado por Salgán y González.

La fuerza policial desconocía que Ramírez era amigo

de la familia Salgán. El Comisario Pedro de los Angeles Benítez

alertó sobre un integrante de la delegación apodado “Mandure”

y que posteriormente se determinó que “Mandure y Patrón Ramírez”

eran la misma persona. Recién luego de la infidencia se logró

identificar a “Patrón Ramírez”, a través de Ariel Saldaña y Héctor

González “Pucho”.

La investigación no fue hermética ni reducida a un

pequeño grupo de la policía provincial. Julio Héctor Segovia

presumió que la Policía Federal tuvo conocimiento del domicilio

a allanar y resaltó que “muchos policías tenían conocimiento

del trabajo” (fs. 32.513vta). El informe obrante a fs. 1590/vta.

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13

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

reza: “devolver las órdenes de allanamientos... y recomendar

a las autoridades locales tanto de la Policía Federal como de

la Policía Provincial para que extremen las medidas a fin de

mantener vigilados a los integrantes de la familia y/o cualquier

contacto de los mismos y ante una eventual novedad...” (fs.

32.513vta.).

En idéntico sentido, Juan Carlos Toledo (fs. 31.999)

explicó que el doctor Resoagli trabajó con ambas fuerzas

policiales -federal y provincial- y con Gendarmería Nacional.

También da cuenta de dicho proceder la declaración del Comisario

Mayor Ramón Tránsito Ramírez, quien además mencionó la

colaboración de la Policía de la Provincia de Misiones.

La investigación era secreta, es decir, sólo era

conocida por el grupo que integraban diversas fuerzas de

seguridad, entre ellas, la Policía Federal.

El imputado dijo no haber tenido conocimiento y alegó

que “hacía tres días que integraba la Brigada de Investigaciones”.

Del sumario administrativo de la Policía Federal surge que el

imputado cumplió dicha función durante varios años y que la

Brigada de la Delegación de Paso de los Libres se había rearmado

recientemente, tras la asunción de Di Rocco en su Jefatura (ver

declaraciones de Salles Paz y Roque Ariel Alfonso a fs.32.093

y 32.099, respectivamente).

El pedido de colaboración a la Policía Federal tenía

carácter reservado, pero ello no significa que era de exclusivo

conocimiento del Jefe de la Delegación. La experiencia indica

que el pedido debió indefectiblemente ser transmitido a sus

subordinados para cumplir con lo solicitado.

El recurrente concluyó que la llamada del 19 de

noviembre de 2003 a Ariel Saldaña es sólo la última muestra

auditiva de la colaboración que venía prestando el imputado y

que abarcó varias acciones de la misma naturaleza. Se trató

siempre de brindar información al grupo. Primero a Raúl, luego

a Oscar y una vez a Sergio. De lo expuesto también emerge el

aspecto subjetivo, tanto en su aspecto volitivo como cognoscitivo,

dado que sabía perfectamente cuál era el hecho objeto de

investigación.

Para esa época, según los dichos de Barczuck y Cornelli

Belén, el damnificado había sido embarcado en la ciudad de

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14

Uruguayana, República Federativa del Brasil, por lo que no puede

descartarse que haya sido regresado a la ciudad de Paso de los

Libres.

El Tribunal omitió considerar que al tratarse de un

delito permanente y no estar acreditado ningún desenlace al 19

de noviembre de 2003, el secuestro aún se estaba cometiendo.

El recurrente afirmó que los aportes que se hacen a

los autores son participaciones y no encubrimiento.

La resolución en crisis desconoció que la complicidad

puede asumir distintas modalidades y concretarse en ayuda

material o intelectual. No es imprescindible que la colaboración

sea material y causal. Puede traducirse en consejos, información

o ayuda técnica.

De tal modo, sostuvo que los aspectos antes señalados

completan y configuran la conducta de Ramírez como cómplice

primario del delito de secuestro extorsivo.

Agregó que la complicidad intelectual que le atribuye

al imputado, por su condición de funcionario policial, les otorgó

a los integrantes de la familia Salgán una convicción o certeza

acerca de la viabilidad de su propósito. No cualquier persona

podía garantizar la impunidad y es por ello que su aporte resultó

insustituible.

Precisó que el Tribunal omitió valorar cuánto pudo

haber influenciado en la determinación de Raúl Salgán para

intervenir en el secuestro, saber que contaba con el apoyo que

le daba Ramírez.

Alegó que el Tribunal, sin dar fundamento alguno,

calificó la conducta asumida por Miguel Angel Ramírez en el delito

de encubrimiento. En dicho caso, por aplicación del artículo

401 del CPPN, se debió disponer la remisión del proceso al juez

con competencia en Paso de los Libres, Provincia de Corrientes.

Sin perjuicio de ello, señaló que los jueces efectuaron

una errónea aplicación de la ley sustantiva al considerar

prescripta la acción penal respecto al delito mencionado.

En torno al punto, expresó que no se consideró la escala penal

prevista en el inciso 2° del artículo 277 del Código Penal, que

eleva el monto de la sanción de la figura básica cuando el hecho

precedente se encuentre penado con una pena mínima superior a

tres años de prisión, tal como es el caso del delito previsto

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Cámara Federal de Casación Penal

15

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

en el art. 170 del Código Penal.

En la oportunidad prevista en el artículo 466 del CPPN,

el Fiscal General, doctor Ricardo Gustavo Wechsler, agregó que

el aporte de Miguel Angel Ramírez en el secuestro extorsivo debe

encuadrarse en el artículo 45 del Código Penal, como cómplice

primario, atento que no cualquier persona podía garantizar la

impunidad. De tal manera calificó a su aporte de insustituible.

2) Agravios relativos a la absolución de María Esther

Sudo.

El representante del Ministerio Público Fiscal precisó

que el secuestro extorsivo es un delito plurisubjetivo que por

su extensión temporal requiere la participación de un grupo

ligado fuertemente por vínculos de confianza y la coordinación

de varios aportes.

En dicha inteligencia, consideró que María Esther Sudo

aportó al hecho delictivo aquí investigado la chacra situada

en Jorge Newbery y Ernesto Montiel, cuya posesión compartía con

Raúl Nemesio Salgán. En dicho predio la víctima fue retenida

a partir del 24 de septiembre de 2003.

Agregó que también realizó las gestiones

correspondientes para concretar el alquiler del inmueble del

paraje Ombucito, segundo destino de Christian Schaerer.

Al respecto, citó el informe del Vínculo por Análisis

Informático de las Comunicaciones (sobre n°183 reservado en

Secretaría) que detalla nueve comunicaciones entabladas el 1º

de octubre de 2003 desde la línea 03772 15508081, cuyo titular

y usuaria era la imputada, con el dueño de la cabaña del paraje

mencionado, Miguel Angel Carbonell.

Los jueces afirmaron que no se acreditó el uso personal

y exclusivo del aparato celular por parte de Sudo y atribuyeron

dichos llamados a “algún integrante de la familia Salgán”. Sin

embargo, no tuvieron presente que de acuerdo a lo expresado por

la acusada, su marido (Raúl Nemesio Salgán) volvió a su domicilio

el 18 de octubre.

Concluyó que en ausencia de su esposo efectuó los

arreglos para alquilar la cabaña mencionada, dado que siguiendo

el razonamiento del Tribunal tampoco podría ser otro integrante

de la familia, atento que Oscar, Sergio y Gabriel resultaron

absueltos y no han sido mencionados con relación al arrendamiento

Page 16: Caso Scherer

16

de la chacra.

Además, indicó que la acusada prestó colaboración

material, dado que aportó su rodado VOLKSWAGEN Gol, dominio

DYS-190 para trasladar al damnificado desde la chacra hasta el

paraje Ombucito.

Su automóvil –no el de Salgán como se refiere en la

sentencia a fs. 32.399- fue visto por distintos vecinos en

Ombucito (Nilda Eloisa Verón de Lemes, Nicolás Lemes, Balbina

Romero y Gerardo Hilarión Alegre) en fecha contemporánea a la

estadía de la víctima en dicha localidad.

De acuerdo a lo declarado por Cornelli Belén, dicho

automotor también fue utilizado en la ciudad de Uruguayana para

trasladar a Christian Schaerer y sus secuestradores a la casa

de la ex mujer de “Rato Branco”, lugar en el que estuvo la imputada

en momentos en los que también se encontraba el damnificado.

Explicó que María Esther Sudo cruzó la frontera y

seguramente debió conducir el vehículo, dado que se requiere

una autorización notarial para egresar del país con un automóvil

ajeno.

Por otra parte, en razón de que participó del secuestro

-integrando la célula de guardadores liderada por Raúl Nemesio

Salgán- pretendió armar una coartada y tomó medidas para dejar

constancia que no se hallaba en el país (ver informe de Toledo

de fs.2286/2289). Con esa idea, utilizó a Sonia Rocabado Guzmán

para que egresara del país con su documento. Así surge de las

pruebas obrantes en el Expediente n°332/04 del TOF de Corrientes,

“Rocabado, Guzmán Sonia s/uso indebido de documento público”,

entre ellas, la declaración de Rocabado, quien en el debate indicó:

“...que la señora quedó con el esposo a veinte o treinta metros;

no sabe por qué no hizo el trámite...”). La maniobra tuvo por

objetivo “tener los frentes cubiertos cuando debieran

trasladarse para el reparto del botín. Al fallar esa maniobra,

debieron registrarse el 10 de noviembre de 2003 cuando egresa

Sudo, Raúl Salgán y su pequeño hijo” (cfr. fs. 32.526).

Asimismo, manifestó que el Tribunal omitió referirse

a los dichos de Cornelli Belén, que ubicó a Sudo en la ciudad

de Curitiba (Brasil), a donde convergieron Lorhman, “Caniche”,

Maidana y Carro Córdoba para efectuar el reparto del dinero

obtenido.

Page 17: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

17

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Posteriormente, la imputada no regresó a Paso de los

Libres sino que aleccionó a su hijo para que diga que se

encontraban en la Provincia de Santa Fe y optó por hacer cruzar

irregularmente la frontera a su hijo menor de edad -Gabriel-.

El recurrente expresó que de lo expuesto surge que los

magistrados no valoraron la totalidad de los elementos de prueba

producidos y por ello consideraron que la intervención de la

imputada fue “intrascendente” para conmover el estado de

inocencia que la ampara.

Por último, indicó que si su intervención en el hecho

consistió en “encubrir” (término utilizado por el “a quo”),

debieron implementar el razonamiento empleado en el caso de

Miguel Angel Ramírez y concluir que su conducta configuró el

delito de encubrimiento, en cuyo caso la acción penal tampoco

estaría prescripta ni alcanzada por la excusa absolutoria

prevista en el apartado 3°) del artículo 277 del Código Penal,

texto según Ley 25546, que no rige respecto a los casos del inciso

1º, apartado “e” y del inciso 2º, apartado “b”.

Por su parte, el Fiscal General, doctor Ricardo Gustavo

Wechsler, indicó que el Tribunal sin dar fundamento alguno

calificó de intrascendente a la reconocida intervención de la

imputada en el hecho.

Solicitó que se haga lugar al recurso de casación

deducido por el Fiscal General subrogante, doctor Flavio Ferrini

y se case la sentencia dictada por el Tribunal Oral Federal de

Corrientes.

C. Recurso de casación interpuesto por la querellante

Gloria Pompeya Gómez, madre de Christian Eduardo Schaerer.

La doctora Milagros Resoagli, en representación de la

querellante Gloria Pompeya Gómez, interpuso recurso de casación

contra la sentencia obrante a fs.32.298/32.456, en cuanto dispuso

la absolución de culpa y cargo de Oscar Antonio Salgán, Sergio

Gustavo Salgán, Jorge Gabriel Sudo, María Esther Sudo y Miguel

Angel Ramírez y condenó a Claudio Sebastián Cornelli Belén y

a Gonzalo Adrián Acosta a la penas de doce y dieciséis años de

prisión, respectivamente.

Sustentó la impugnación en la incorrecta aplicación

de la ley sustantiva y adjetiva, conforme a los agravios que

a continuación se exponen resumidamente.

Page 18: Caso Scherer

18

1. Situación de Oscar Antonio Salgán

Expuso que los sentenciantes desecharon los dichos

de la querellante y de César Damián Azula, quienes a escasos

días del episodio dieron cuenta de lo sucedido durante el pago

del rescate y de la intervención de Oscar Antonio Salgán. Tampoco

valoraron los reconocimientos efectuados durante la instrucción

(fs.2259 y 4296/4297) y el primer día de la audiencia de debate

(fs.31.994 “in fine”).

Agregó que, sin fundamentación alguna, tomaron como

una verdad revelada a las declaraciones brindadas por los

testigos ofrecidos por la defensa, que sólo ponen en un marco

de dudas que Oscar Antonio Salgán haya estado en la tarde del

día 5 de noviembre de 2003 y por la mañana del día siguiente

en Paso de los Libres.

Puntualmente, cuestionó el valor probatorio

adjudicado a los informes de la Universidad Cuenca del Plata

(fs. 2530/2537) y a los dichos de Juan Angel Oliva, Juan Carlos

Silberstein, Marcelo Manuel Pardo, Reinaldo Abel Gallardo

Ramírez, Héctor Corona y Rafael Alejandro Cortés.

Expresó que ninguno pudo afirmar de manera contundente

la presencia de Oscar Antonio Salgán en Paso de los Libres el

5 y 6 de noviembre de 2003 y mostraron una selección de recuerdos

asombrosa, por cuanto nada pudieron recordar sobre sus

actividades académicas correspondientes a los años posteriores.

Sostuvo que Gloria Pompeya Gómez y César Damián Azula,

por el contrario, se expidieron respecto a una experiencia quizás

irrepetible que jamás olvidarán.

Asimismo, indicó que nada dijo el Tribunal respecto

de la posibilidad real y concreta de que una persona se encuentre

entre las 7:00 y las 8:00 horas en Ciudad del Este -Paraguay-

y a las 15:00 esté en Paso de los Libres, Provincia de Corrientes,

atento que la distancia entre ambas ciudades no supera los

setecientos kilómetros.

Afirmó que la sana crítica no puede convertirse en

un sistema de exclusión arbitraria de prueba. En dicho sentido,

refirió que sin explicación lógica descalificaron el relato de

Solís, quien señaló a Oscar Antonio Salgán en distintas

instancias del secuestro de Christian (ver acta de debate,

fs.32.022 vta. y 32.023 “in fine”).

Page 19: Caso Scherer

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19

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

De igual manera procedieron respecto a las

conversaciones telefónicas entre Raúl Nemesio y Sergio Salgán,

que dan cuenta que Oscar no era ajeno a los acontecimientos objeto

de estudio y que pretendía proteger a su padre prófugo. Tampoco

valoraron los recortes periodísticos secuestrados, cuya

propiedad admitió el imputado.

En suma, sostuvo que tres testimonios contundentes

(Gloria Pompeya Gómez, César Damián Azula y Diego René Solís),

diligencias de reconocimientos, escuchas telefónicas, informes

policiales incorporados al debate -que no fueron valorados por

el tribunal al momento de fundamentar su decisión- constituyeron

prueba suficiente de la participación de Oscar Antonio Salgán

en el pago del rescate de la víctima.

2. La absolución de Sergio Gustavo Salgán

La querella adujo que los jueces descalificaron sin

razón ni solvencia resolutiva el testimonio de Solís, denegaron

la producción de las declaraciones testimoniales de Juliana

Chiarelli Mascia (fs.2714), Andrea Soza Da Silva (fs. 2716),

Luis Fernando Pereira Carvalho (fs. 2388/2390) e Isabel Cristina

Rodríguez Da Silva (fs. 2391/2392), todos de nacionalidad

brasileña, interpretaron arbitrariamente las escuchas

telefónicas correspondientes al 19 de noviembre de 2003 y

obrantes a fs. 2173/2174 e ignoraron la declaración de Cornelli

Belén (fs.28.190/28.280) incorporada en la audiencia de debate

-ver fs.31.988-. Sostuvieron que dicho proceder los llevó a

concluir que Sergio Gustavo Salgán sólo era un encubridor de

la actividad de su padre.

Las escuchas telefónicas mencionadas revelan que el

encausado tuvo conocimiento de la conducta asumida por Raúl

Nemesio Salgán y prestó colaboración al esquema delictivo

implementado para procurar que el secuestro de Christian Eduardo

Schaerer se siga cometiendo.

El 19 de noviembre de 2003 le ofreció a su progenitor

ir a cuidar a la víctima y recibió dos indicaciones: darle de

comer y quemar “la libreta que tiene Juan” (fs.32.555). También

Cornelli Belén aseveró que el imputado llevó comida a la chacra

de su padre cuando Christian se encontraba retenido allí.

Tampoco existe elemento alguno que avale que el

damnificado ya no estaba en el país el 19 de noviembre de 2003,

Page 20: Caso Scherer

20

como se afirmó en la sentencia, como fundamento genérico para

dictar la absolución de Sergio Salgán, Oscar Salgán, María Esther

Sudo y Gabriel Sudo. Lo cierto es que nadie sabe dónde está

Christian, que pasó con él después del 9 de noviembre de 2003.

No obstante ello, fundamentaron la sentencia

absolutoria afirmando que sólo se limitaron a encubrir a su padre,

porque para la fecha indicada Christian ya no estaba en el país.

Los jueces sostuvieron que Solís fue manipulado por

las partes y que por sus circunstancias personales no reúne las

características de objetividad y seriedad necesarias para

otorgar eficacia probatoria a su declaración.

Al respecto la querella indicó que en la sentencia nada

se dijo sobre las circunstancias personales que se denuncian

para descalificar a Solís. Un análisis prudente de todo lo

relativo al testigo revela que sólo la defensa pretendió

manipularlo y el Tribunal excluyó la valoración del video

incorporado como prueba y reproducido en juicio donde queda

demostrado tal proceder (fs. 32.023vta. “in fine”).

Por otra parte, señaló la constante e infundada

negativa del Tribunal de juicio de procurar el efectivo

comparendo de los testigos brasileros Juliana Chiarelli Mascia,

Andrea Soza Da Silva, Luis Fernando Pereira Carvalho e Isabel

Cristina Rodríguez Da Silva o de incorporar las declaraciones

prestadas en instrucción, en la que sindicaron a Sergio Salgán

acompañando a su padre para entrevistarse con Lorhman y Cornelli

Belén en el hotel “Barcelona” de la ciudad de Uruguayana.

Detalló que durante el debate rechazaron la

incorporación por lectura de los testigos mencionados, en clara

violación del artículo 391 del código de forma (fs. 32.068 “in

fine”) y que tampoco se hizo lugar a la solicitud de que declaren

en Pasos de los Libres, cuando el Tribunal se constituyó en dicha

ciudad para realizar una inspección judicial (fs. 32.098vta.

“in fine”).

Al tomar dichas decisiones el Tribunal argumentó que

los escritos presentados no fueron librados conforme al artículo

18 del protocolo de Asistencia Jurídica Mutua en Asuntos Penales

del Mercosur y que no contaban con garantías de seguridad en

el traslado de los imputados por parte del personal a cargo de

su custodia.

Page 21: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

21

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

La querella concluyó que los magistrados no motivaron

seriamente su negativa y afectaron su derecho a contar con los

mencionados testimonios.

3. La absolución de Jorge Gabriel Sudo y María Esther

Sudo.

La recurrente cuestionó que se hayan desacreditado los

reconocimientos que en rueda de persona efectuaron Gómez y Azula

respecto de Jorge Gabriel Sudo, por considerarse incumplidos

los recaudos formales exigidos por los artículos 271 y 272 del

C.P.P.N. en base a afirmaciones carentes de fundamentación.

Sostuvo que el “a quo” tampoco ha dado mérito a lo

señalado por Gómez y Azula, respecto a que vieron a Jorge Gabriel

Sudo dentro de un automóvil Renault 12 break color claro,

marroncito, cuando la existencia de tal vehículo en poder de

los Salgán con anterioridad al 2003 quedó acreditada con la

declaración de Arístides Navarro (fs. 32.081/vta.), quien como

gestor realizó los trámites correspondientes a la transferencia

de dicho rodado, aclarando que Raúl Nemesio Salgán lo transfirió

a nombre de María Esther Sudo.

Asimismo, han guardado silencio respecto a la

documentación obrante a fs. 5501/5513, de donde emergen

inasistencias los días 4 y 5 de noviembre, compatibles con su

estancia en la ciudad de Encarnación -República del Paraguay-.

Por otra parte, puntualizaron que los testigos

mencionados por los magistrados no aseveran que el día del pago

del rescate el imputado concurrió a la Escuela Técnica n°1.

La recurrente consideró que el cuadro probatorio

evidencia que Jorge Gabriel Sudo tuvo distintas funciones dentro

del esquema delictivo: realizar tareas de vigilancia en la ciudad

de Encarnación, el 5 de noviembre de 2003 y despistar respecto

del paradero de su madre y de “Caniche” Salgán, tal como surge

del contenido de las escuchas correspondientes al abonado

03772-426604 del 14 de noviembre de 2003.

Con relación a la situación de María Esther Sudo, la

querella citó los elementos de prueba que consideró

arbitrariamente excluidos de la valoración efectuada por los

sentenciantes y que posibilitó se invoque un cuadro de duda que

no existe.

Adujo que la lógica, la experiencia y el sentido común

Page 22: Caso Scherer

22

también aquí nos indica que quien es pareja de Raúl Nemesio Salgán,

que lo acompañó para recibir parte del dinero producto de la

extorsión, que procuró desviar la investigación simulando

registraciones migratorias, que facilitó su automóvil para el

traslado de la víctima, que se comunicó con el propietario del

lugar donde estuvo en cautiverio Christian Eduardo Schaerer,

que compartió la intimidad marital con Raúl Nemesio Salgán, no

puede ser ajena al hecho, por lo que solicitó se revoque la

resolución dictada a su respecto por haberse violado las normas

procesales que exigen una debida fundamentación en la valoración

de los elementos de prueba.

4. La absolución de Miguel Angel Ramírez.

Para adoptar la resolución liberatoria impugnada los

jueces sostuvieron que no se acreditó que el encausado al momento

de alertar a Sergio Gustavo Salgán (a través de Héctor Fabián

González, alias “Pucho”) de la orden de allanamiento de su morada

para el 19 de noviembre de 2003, tuviera conocimiento que dicha

diligencia respondía a la causa del secuestro de Christian

Eduardo Schaerer.

Refirió que la declaración de Solís (fs. 32.022 “in

fine”) da cuenta de la amistad que unía al imputado con la familia

Salgán, con quienes asistió a la casa de Ramírez con posterioridad

al secuestro, en noviembre o diciembre de 2003.

La querella afirma que Miguel Angel Ramírez como

integrante de una pequeña delegación de la Policía Federal y

amigo de la familia Salgán, no podía desconocer que en el marco

de la causa “Schaerer” se habían devuelto órdenes de allanamiento

a las propiedades de “los Salgán” y que otras órdenes se iban

a efectivizar el 19 de noviembre del 2003.

En tal sentido, valoró el informe del Oficial Principal

de la Policía de Corrientes, Eduardo Acevedo (fs. 1590) que

recomendó a las autoridades de la policía local y de la Federal

para que mantengan vigilados a los integrantes de la familia

Salgán (ver acta de debate de fs. 32.110).

Por otra parte, el Comisario a cargo de la delegación

de la Policía Federal en Paso de los Libres, Norberto José Di

Rocco, hizo saber que era de conocimiento general que las fuerzas

policiales andaban dando vuelta por las chacras de Salgán y que

Ramírez pudo haberse enterado. Asimismo, dijo que Pedro de los

Page 23: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

23

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Angeles Benítez le informó que se trataba de la causa Schaerer.

Así, la recurrente concluye que estos dichos dejan en claro que

en aquel reducido grupo que componía la delegación de la Policía

Federal sabían que se habían ordenado allanamientos a las

propiedades de la familia Salgán relacionados con la

investigación del secuestro que nos ocupa.

Puntualizó que los hechos reseñados lucen coincidentes

con lo declarado por Julio Héctor Segovia, integrante de la

policía provincial, que afirmó haber recibido órdenes de

allanamientos del juez Oliva y que una de ellas era para el

domicilio de Raúl Nemesio Salgán pero al no haber movimiento

en la casa no se realizó la diligencia y devolvieron la orden.

Relató que estuvo cuatro o cinco días en Paso de los Libres y

durante dicho lapso observaron la casa por la mañana y por la

tarde y se movilizaron junto a Acevedo y Duette en un Fiat Uno

blanco. Aclaró que la Policía Federal de Paso de los Libres,

había ofrecido colaboración.

Asimismo, criticó que el a quo no le haya dado valor

esclarecedor a la conversación telefónica de Sergio y Raúl

Nemesio Salgán (fs.1672), en la que se hace referencia concreta

al imputado, como al “morocho de gorrita azul” o “el hermano

de cotecar”.

5. Errónea aplicación de la ley penal sustantiva.

Aplicación de la agravante prevista en el artículo 41 bis del

Código Penal.

El Tribunal ponderó el alto grado de peligrosidad del

accionar del grupo criminal interviniente en el secuestro de

Christian Eduardo Schaerer pero al momento de evaluar la conducta

de los captores contradictoriamente concluyó que utilizaron

armas de utilería.

Consideró que lo expuesto por los testigos Fernando

Javier Muchenik Serial, María Antonia Santana, Aníbal Jaime Meza,

Leonardo Muchenik Serial y por el condenado Cornelli Belén,

sumado al secuestro de las armas practicado durante el

allanamiento del domicilio de Domingo Gianotta (fs.

16.659/16.661) y a las aludidas características de la banda

criminal, conducen razonablemente a afirmar la efectiva

utilización de armas de fuego idóneas durante la sustracción

de la víctima, la procedencia de la agravante prevista en el

Page 24: Caso Scherer

24

artículo 41 bis del Código Penal y la consecuente imposición

de penas más severas.

Por todo lo expuesto, solicitó que se anule la sentencia

dictada el 28 de agosto de 2009 y se remitan las actuaciones

al tribunal de origen a fin de que se dicte una nueva resolución.

Por último, hizo reserva del caso federal.

D. Recurso de casación interpuesto por la defensa

de Gonzalo Adrián Acosta.

El defensor oficial fundó su presentación en los dos

incisos del artículo 456 del Código Procesal Penal de la Nación.

1. La acusación del Ministerio Público Fiscal.

Afectación a la garantía del debido proceso y defensa en juicio.

La defensa sostuvo que al momento de alegar, el Fiscal

General no mencionó la totalidad de la prueba en la que procuró

acreditar los difusos hechos señalados en su acusación. Indicó

que como consecuencia de ello el tribunal completó la acusación

al valorar elementos de cargo que no habían sido mencionados

por el acusador.

En dicho sentido, remarcó que la sentencia en crisis

resultó complementaria e integradora de la acusación pública

y no el producto de una contienda entre fiscal y defensor,

vulnerándose así la garantía de imparcialidad del juzgador

derivada del artículo 18 de la Constitución Nacional y

expresamente contemplada en el artículo 8.1 de la Convención

Americana de Derechos Humanos.

Con cita de doctrina y jurisprudencia destacó que el

juez es imparcial cuando obra como un tercero ajeno a las partes

cuyos intereses están trabados en la contienda entre acusador

y acusado.

Precisó que el Fiscal General fundó su pretensión en

testimonios y piezas documentales no mencionadas en el

requerimiento de elevación a juicio y que el Tribunal no incorporó

al debate, como es el caso de las declaraciones de Lourdes Lorena

Aquino, Cinthia Pérez Toranzo, Estela Caballero Corrales, Julio

César Domínguez y Lele Miño.

Además, indicó que los magistrados por aplicación del

principio de exclusión probatoria descartaron las declaraciones

de Juan Francisco Viarnes, Diego René Solís y Juan Angel Oliva,

Page 25: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

25

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

por lo que al momento de alegar, la defensa no contó “con la

información fehaciente de cuál era el soporte jurídico con que

se pretendía justificar la imputación del hecho a Acosta” (fs.

32.589vta.).

Consideró que ello le imposibilitó la realización de

una defensa eficaz, dado que recién al interponer el recurso

de casación pudo conocer el hecho imputado y la prueba de cargo.

Asimismo, aseveró que la deficiente e incompleta

acusación presentada por el representante del Ministerio Público

Fiscal que, en complicidad con el Tribunal de juicio que integró

prueba para fundar la sentencia condenatoria de su defendido,

vulneraron las reglas del debido proceso y el derecho de defensa

en juicio.

En base a lo expuesto, solicito que se declare la

nulidad de la acusación fiscal y se absuelva a su asistido.

2. Arbitraria valoración de la prueba.

a) La declaración del coimputado Cornelli Belén.

Sostuvo que la sentencia condenatoria recurrida tiene

como eje central la declaración del coimputado Cornelli Belén,

a la que se remiten los restantes elementos de prueba.

Con cita de jurisprudencia, sostuvo que las

declaraciones prestadas por los coimputados en contra de sus

consortes de causa son siempre sospechosas, aun cuando al

formularlas no consigan excusar o aminorar su responsabilidad

penal.

Además, expuso que la declaración de Cornelli Belén

se efectuó dentro de un contexto muy particular, atento el

ofrecimiento efectuado por la fiscalía para que declare de la

manera en que lo hizo, a modo de “negociación”, teniendo en cuenta

la aplicación de los beneficios de la ley penal en sus artículos

41 ter y 170, último párrafo, del Código Penal.

El propio Tribunal desconfió de la actividad del fiscal

y decidió extraer testimonios de la sentencia y dar intervención

al Procurador General de la Nación a efectos que investigue la

conducta del representante del Ministerio Público Fiscal.

Mencionó que Cornelli Belén fue una de sus supuestas

víctimas (cfr. fs. 32.594 vta.) y por ello en la valoración de

su declaración debió considerarse la gestación de lo que los

jueces denominaron “confesión”, atento que el ofrecimiento

Page 26: Caso Scherer

26

efectuado al nombrado le creó la expectativa de mejorar su

situación y dicha circunstancia genera dudas respecto a la

imputación que dirigió a sus consortes de causa.

Con cita de doctrina, explicó que la confesión es una

declaración contraria a quien la formula y debe analizarse

rigurosamente las causas de su producción y las formalidades

de su obtención.

Asimismo, expresó que las imputaciones que formuló

contra su defendido no fueron corroboradas con otros medios de

prueba, configurándose un cuadro de duda respecto al rol y a

la verdadera participación de Acosta en el hecho.

b) La participación de Gonzalo Adrián Acosta.

Refirió que no pudo acreditarse que Acosta tuviera en

todo momento la línea telefónica n° 03442-15640073 y que de ello

dio cuenta el propio Cornelli Belén, quien mencionó que mientras

estuvieron en la localidad de Saladas no tenían teléfono.

A partir de ello, sostuvo que todo el derrotero que

se describe a través de las llamadas entrantes y salientes a

dicho número no puede ser atribuido con certeza a Acosta.

Además, mencionó que los testigos Muchenik, María

Antonia Santan, Aníbal Jaime Meza no reconocieron a Acosta como

uno de los autores del secuestro de Christian. En igual sentido,

destacó que Ramona Silva, Nilda Eloisa Verón de Lemes, Nicolás

Lemes, Balbina Romero y Gerardo Hilarión Alegre sólo reconocen

haber visto en Paso de los Libres a Cornelli Belén.

En base a lo reseñado, el defensor público sostuvo

que no se pudo acreditar cuál fue el aporte específico de su

defendido durante todo el hecho, por lo que no corresponde la

imposición de una pena que supere el monto mínimo previsto para

el tipo penal atribuido.

3. Inadecuada fundamentación del monto de la pena

impuesta.

El recurrente sostuvo que contrariamente a lo valorado

por el Tribunal de juicio no se encuentra acreditado que su

asistido haya percibido suma de dinero alguna y que su supuesta

intervención fue motivada por su juventud y estado de

vulnerabilidad, como producto de una infancia y adolescencia

carente de respaldo emocional y de contención familiar, pilares

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Cámara Federal de Casación Penal

27

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

fundamentales en el desarrollo psíquico de una persona.

Luego de resaltar que la pena privativa de la libertad

tiene por finalidad esencial la reforma y la readaptación social

de los condenados, afirmó que la peligrosidad del autor debe

ser interpretada como la necesidad de evaluar cuáles serán las

consecuencias de la pena desde el punto de vista de la prevención

especial.

Bajo dichos parámetros, sostuvo que de acuerdo a la

edad de Acosta al momento del hecho el monto de pena discernido

resulta excesivo. En ese sentido, destacó que la utilización

de la pena debe tener un efecto resocializador y “cuanto mayor

sea el plazo de encierro menor serán las posibilidades de trabajar

sobre la persona de Acosta” (fs.32.604 vta.).

Por otra parte, la defensa afirmó que los jueces de

la instancia anterior incurrieron en una defectuosa

fundamentación de la pena al considerar circunstancias

constitutivas del tipo penal agravado que se reprocha (artículo

170, inciso 6º, del Código Penal) como elementos justificantes

de una mayor punición.

En base a las consideraciones reseñadas, solicitó se

reduzca el monto de la sanción al mínimo legal previsto por el

artículo 170, inciso 6°, del Código Penal.

Formuló reserva del caso federal.

E. Recurso de casación interpuesto por la defensa de

Cristian Ramón Carro Córdoba.

El doctor Marcelo Leonardo Fernández, defensor de

Cristian Ramón Carro Córdoba, con invocación del inciso 2° del

artículo 456 del C.P.P.N. y del derecho del condenado a una

revisión eficaz de la sentencia, conforme a lo resuelto por la

Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa n°1681 “Casal,

Matías Eugenio y otros s/robo simple en grado de tentativa”,

planteo los siguientes agravios:

1. Constitución del Tribunal Oral Federal de

Corrientes. Violación a la garantía de imparcialidad de los

magistrados.

El recurrente cuestionó la intervención de los

magistrados Lucrecia M. Rojas de Badaro y Fermín Amado Ceroleni

en razón de que al haber integrado el Tribunal que dictó sentencia

en la causa n°430/07 ya habían valorado y emitido opinión sobre

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28

elementos de prueba que debían ser considerados en la presente

causa.

Sostuvo que la garantía de imparcialidad se encuentra

relacionada con el principio de juez natural y su respeto hace

a la existencia del debido proceso. El apartamiento del juez

no afecta su honorabilidad sino que se fundamenta en un motivo

estrictamente objetivo y a efectos de eliminar la posibilidad

de que interfieran prejuicios como producto de su intervención

anterior en la misma causa, circunstancia que hace dudar de la

posición neutral constitucionalmente exigible al juzgador.

Sostuvo que la “prejudicialidad” siempre estuvo

latente a lo largo del debate y finalmente se plasmó en la

sentencia recurrida, al rechazarse los planteos de nulidad

mediante la remisión a los fundamentos dados en la sentencia

dictada en la causa n°430/2006. Mencionó que el Fiscal solicitó

a los jueces que fallen “igual que en el juicio anterior”,

denotando con ello una obligación a expedirse en determinado

sentido, con el consiguiente peligro de lesión a los derechos

y garantías constitucionales de su defendido.

Indicó que dicha circunstancia pone en evidencia la

“prejudicialidad y arbitrariedad” de la sentencia recurrida.

Por otra parte, afirmó que la constitución del Tribunal

jamás quedó firme, debido que aún se encuentra en trámite ante

la Corte Suprema de Justicia de la Nación el recurso de queja

correspondiente a la recusación planteada respecto a los jueces

intervinientes en las presentes actuaciones.

2. Nulidades:

a) Nulidad de la detención y de la declaración de

Barczuk del 17 de noviembre de 2003.

Sostuvo que el Tribunal no realizó un análisis crítico

y razonado del planteo de nulidad efectuado sino que se remitió

a lo resuelto en el primer debate y de esa manera afectó la

garantía de imparcialidad del Tribunal.

b) Nulidad de la incorporación a la causa de los correos

electrónicos correspondientes a las direcciones “el

Brasilero2020”, “elBrasilero2005”, “elBrasilero2003”, “pedro

barbieri” y “judith alvarenga”.

La asistencia técnica cuestionó que se haya

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Cámara Federal de Casación Penal

29

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

considerado insuficiente a las escuchas telefónicas para

acreditar la intervención de un hacker en la apertura de los

correos electrónicos.

Resaltó que en otra parte de la sentencia, las escuchas

telefónicas han sido consideradas un “valioso aporte probatorio”,

denotando ello una evidente arbitrariedad en la valoración de

la prueba.

Agregó que la intervención de un “hacker” provoca

razonablemente la suficiente duda sobre la autenticidad del

contenido de los correos electrónicos, dado que su actuar se

caracteriza por no dejar rastros de su intervención y por la

alteración y creación de datos.

Por otra parte, refirió que los correos electrónicos

han sido obtenidos durante el interrogatorio ilegal a que fue

sometido Barzuck. De las comunicaciones telefónicas entre el

padre y el hermano de la víctima surge que las direcciones de

correo electrónico fueron obtenidas con anterioridad a la

declaración de Barzuck en la sede de la Fiscalía y que en dicha

ocasión se le encomendó a Gastón Schaerer que pase dichos datos

al Fiscal interviniente.

c) Nulidad del peritaje odorológico.

El recurrente expuso que el Tribunal al rechazar el

planteo de nulidad no tomó en cuenta que el defensor oficial

estuvo en la realización del peritaje pero no fue notificado

ni presenció la toma de muestra de olores. La ausencia de control

de dicha actividad impide constatar de manera fehaciente “que

olor fue enumerado en ese tubo que según el acta era el olor

de Christian tomado del auto” (fs. 32.618vta.).

Asimismo, indicó que Rosillo era el único experto en

la materia, por lo que no se puede imputar a las defensas una

supuesta inactividad en nombrar perito de parte.

En base a ello, concluyó que se admitió como

absolutamente verosímil una prueba que jamás pudo haber sido

controlada por la defensa.

d) Nulidad de la declaración de Cornelli Belén.

Con cita de doctrina, la defensa puntualizó que “la

impunidad de los mal llamados arrepentidos constituye una seria

lesión a la eticidad del Estado, pues este no puede valerse de

medios inmorales para evitar la impunidad” (fs. 32.620).

Page 30: Caso Scherer

30

Destacó que en otros países esta figura fue dejada en

desuso, porque era utilizada por los cabecillas de la banda a

efectos de procurarse impunidad.

En razón de ello, precisó que la libertad de una persona

no puede quedar supeditada exclusivamente a los dichos de un

arrepentido que procura efectuar declaraciones en el sentido

que más lo beneficie o le sea requerido. Su relato debe estar

avalado por alguna otra prueba, situación que no ocurre respecto

a la presencia de Carro Córdoba en Saladas y en todo lo que hace

al cobro y reparto del rescate.

La mención de la utilización en el hecho de un Peugeot

306 se efectúa una vez que Carro Córdoba fue detenido a bordo

de su rodado. A efectos de amoldar la prueba al caso fue

incorporado en la declaración de Cornelli Belén, quien se

encontraba negociando con la madre de la víctima una disminución

de la pena, tal como quedó demostrado con los alegatos del Fiscal

y de la querella.

Por último, adujo que la declaración de Cornelli Belén

no sólo es contradictoria e inconsistente sino que prácticamente

es la única prueba de cargo en relación a Carro Córdoba, por

lo que no puede ser utilizada para fundamentar su condena.

3. Arbitraria valoración de la prueba.

a) Los medios de transporte empleados en la comisión

del delito.

Sostuvo que la solitaria declaración de Cornelli Belén

se refiere a la utilización de un Peugeot 306 para trasladar

a la víctima desde la localidad de Saladas hacia Paso de los

Libres, pero nunca manifestó que se refería al perteneciente

a Carro Córdoba -dominio DNR916-.

Resaltó que no existe prueba alguna que acredite que

dicho automóvil circuló por las rutas correntinas (cfr. fs.

32626/32626vta.) y que incluso el nombrado al individualizar

a las personas que efectuaron el traslado de la víctima excluyó

a su defendido.

El Tribunal se refirió a otra causa en la que Carro

Córdoba fue condenado y se estableció la participación de Lorhman.

El similar modus operandi advertido no constituye

prueba de la participación de Carro Córdoba en el hecho

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31

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

investigado en la presente causa y, menos aún, puede sustentarse

su condena por su relación anterior con Lorhman, Maidana y otros

involucrados en la presente causa. En referencia al punto, la

defensa afirmó que la fundamentación de la sentencia resulta

inconstitucional por vulnerar los principios básicos del

derecho.

Por otra parte, alegó que mediante una errónea

interpretación de la declaración de Eduardo Ramón Battistessa

se vinculó a su asistido con el automóvil Corsa, dominio DMU-037

adquirido por Lorhman y cuya utilización en el hecho fue sostenida

en la acusación y en la sentencia.

Refirió que el testigo se limitó a afirmar que conoce

a Carro Córdoba, que anteriormente le había vendido algunos autos

y que aparentemente uno de ellos habría sido utilizado en un

secuestro extorsivo en la Provincia de Buenos Aires.

Puntualizó que los elementos de prueba deben referirse

a la comisión del delito que nos ocupa y no a circunstancias

o relaciones anteriores con sus consortes de causa, por lo que

consideró que la declaración de Battistessa no puede ser tenida

en cuenta para sustentar la participación de Carro Córdoba en

el hecho.

Tampoco puede considerarse elemento de cargo lo

expuesto por Autora Jesús Contreras, titular registral del rodado

Corsa DMU037, quien expresó que en el 2002 vendió el vehículo

a un vecino y luego inexplicablemente recibió toda la

documentación del rodado a través de un correo originado en la

ciudad de Gualeguaychú, Provincia de Entre Ríos.

La circunstancia de que para aquella época Carro

Córdoba se encontraba en dicha ciudad no acredita su vinculación

con la documentación remitida. Su presencia en la localidad

mencionada no es extraña, dado que su familia reside allí. Se

trata de una circunstancia fortuita que no resulta idónea para

vincular al imputado con el automóvil Corsa DMU037, como

arbitrariamente se sostiene en la sentencia recurrida.

b) Los medios de comunicación utilizados en la comisión

del delito.

La asistencia técnica indicó que Fontanari,

propietario del local comercial de la localidad de Concepción

del Uruguay, no reconoció a Carro Córdoba como el comprador de

Page 32: Caso Scherer

32

la línea telefónica 03442-15629958 utilizada para la comisión

del delito. Cuestionó que el Tribunal haya adjudicado dicha

adquisición a Carro Córdoba por la sola circunstancia de que

se encontraba por la zona al momento de efectuarse la venta,

al igual que miles de personas más.

Asimismo, indicó que la activación del teléfono en

celdas ubicadas en Concepción del Uruguay y Caseros, ambas de

la provincia de Entre Ríos, se compadece con la ubicación del

comercio que los vendió y en nada involucra a Carro Córdoba.

Aseveró que tampoco acreditan la intervención de su

defendido en la compra de la mencionada línea telefónica la

declaración de Juan María Contreras, que vincula a Acosta con

un automotor.

De igual manera se expresó en torno a las actuaciones

obrantes a fs. 11734/11737, que dan cuenta que las identidades

apócrifas utilizadas por Carro Córdoba no coinciden con la de

Courvoisier, que figura como el adquirente de la línea telefónica

aludida.

Con relación a los textos de los correos electrónicos

mencionados en la sentencia, puntualizó que ninguno de ellos

se refiere directa o indirectamente a su defendido.

Por otra parte, indicó que no existe informe alguno

que corrobore que el imputado se haya comunicado por intermedio

de un vecino con Cornelli Belén el 20 de septiembre de 2003,

a efectos de convocarlo a la ciudad de Corrientes.

Tampoco se ha podido establecer quien realizó las

llamadas entrantes desde un locutorio de Paso de los Libres a

los celulares 03442 15640073 y 03446 15630531 y que el Tribunal

adjudica arbitrariamente a su defendido por el mero hecho de

haber ingresado al país por la ciudad mencionada (cfr. fs. 32634

y 32636).

De igual manera se expresó respecto a diversas llamadas

efectuadas desde locutorios ubicados en la localidad de Saladas

y en la ciudad de Corrientes, destacando la ausencia de testigos

u otro elemento de prueba que corrobore la intervención de Carro

Córdoba en dichas comunicaciones.

Asimismo, sostuvo que la declaración de Cornelli Belén

respecto a la intervención del imputado en el traslado de la

víctima desde Saladas a Paso de los Libres resulta contradictoria

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33

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

(cfr. 32638/326838vta.)

También calificó de inconsistente al relato del

nombrado, por cuanto en un primer momento afirmó que Lorhman

les había dejado un teléfono y posteriormente dijo que “se veía

todo complicado. El paragua, el dicente y el chico no tenían

auto, ni teléfono, sólo escuchaban radio...”.

c) La conducta de Cristian Ramón Carro Córdoba.

La defensa expuso que la participación de Carro Córdoba

en el traslado de la víctima no se encuentra probada.

En dicho sentido, aseveró que la declaración de

Cornelli Belén resulta contradictoria, atento que al describir

lo ocurrido omitió situar en el lugar a su asistido.

Tampoco existe prueba que acredite que haya proveído

los recursos humanos necesarios para concretar la acción

delictiva.

Además, indicó que el Tribunal no consideró que

Barczuk sostuvo ante el Fiscal que no le constaba la participación

de Carro Córdoba en el hecho que nos ocupa.

El día anterior a la ejecución del hecho Carro Córdoba

no estaba en el país y el envío de instrucciones a Cornelli Belén

que se le adjudica -vía telefónica y a través de un vecino- no

resulta coincidente con el nivel de organización, planificación

y coordinación entre los distintos ejecutores y partícipes que

el Tribunal atribuyó a la acción criminal.

De tal manera, los dichos de Cornelli Belén dan cuenta

de una intervención de Carro Córdoba que no sólo carece de

respaldo probatorio -no existe ninguna constancia de la llamada

que le atribuye al nombrado- sino que no se compadece con la

ejecución de un plan ideado con varios días de anticipación.

Tampoco existe constancia de que Carro Córdoba haya

efectuado la llamada entrante al celular 03442-15640073 el día

21 de septiembre de 2003, desde la localidad de Paso de los Libres,

Corrientes, a cuatro horas de haber ingresado al país.

Su reingreso al territorio nacional sólo es un mero

indicio de su posible intervención, pero al no encontrarse

respaldado en ninguna otra prueba, no puede haber certeza de

la autoría de dicha comunicación.

Asimismo, alegó que Carro Córdoba declaró que su

ingreso al país se produjo el 22 de septiembre de 2003 y luego,

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34

a la vista del informe de migraciones, admitió que podría estar

equivocado. Posteriormente, se comprobó que los informes de

migraciones pueden resultar incompletos o erróneos, por lo que

estimó que no pueden tomarse como prueba irrefutable.

Iguales consideraciones realizó con relación a los

llamados efectuados a las líneas telefónicas 03446 156630531

y 03783 156093877 el 22 de septiembre de 2003, desde Paso de

los Libres y al utilizado por Lorhman desde la localidad de

Saladas y desde la avenida Libertad y Ruta 12, de la ciudad de

Corrientes, que sin respaldo probatorio alguno fueron

adjudicados a Carro Córdoba.

Los magistrados intentaron fundar la llamada realizada

desde la localidad de Saladas en el desplazamiento del celular

03442 15629958 hacia la zona y la posibilidad de que la persona

que lo habría estado utilizando haya tenido tiempo suficiente

para arribar a Saladas.

La defensa alegó que el Tribunal sólo se basó en

suposiciones y que no existen elementos de prueba que acrediten

de manera fehaciente la intervención de su defendido.

Alegó que las incoherencias e inconsistencias que

presenta la sentencia resultan enormes y determinan una condena

irracional, arbitraria, carente de todo sustento.

4. El monto de la sanción aplicada.

La defensa precisó que el Tribunal no fundamentó

adecuadamente la severidad de la pena impuesta, pues ante la

ausencia de atenuantes consideró que debía aplicarse el máximo

de la sanción prevista para el delito atribuido.

Señaló que el razonamiento correcto es el inverso. Se

debe partir del mínimo de la escala penal y en función de las

pautas contenidas en el artículo 40 y 41 del Código Penal

determinar su monto.

Además, indicó que las circunstancias invocadas por

los sentenciantes para aplicar el máximo de la pena prevista

para el delito que se le atribuyó son absolutamente falaces,

incompletas y carentes de todo sustento.

5. La imposición de las costas procesales.

La querella fue eximida del pago de las costas

procesales de manera indebida e infringiendo toda la normativa

Page 35: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

35

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

vigente respecto a la remuneración de los letrados intervinientes,

atento que en muchos incidentes el acusador privado resultó

vencido.

TERCERO:

1. Los recursos reseñados en el punto anterior

fueron concedidos por el a quo y mantenidos en esta sede a fs.

32.706, 32.711, 32.713, 32.714, 32.716 y 32.717.

2. Durante el término de oficina (artículos 465 y

466 del Código Procesal Penal de la Nación), el Defensor Público

Oficial, doctor Juan Carlos Sambuceti (h), sostuvo que las

falencias argumentativas de la sentencia recurrida revelan que

sólo se puede apreciar como probable la coautoría de sus

defendidos -Gonzalo Adrián Acosta y Cristián Ramón Córdoba- en

el hecho que se les imputa y que ello resulta incompatible con

la certeza que en grado apodíctico exige un pronunciamiento

condenatorio.

Agregó que el a quo no realizó un análisis riguroso

de la declaración del coimputado Cornelli Belén, en la que se

fundaron las participaciones de Acosta y Carro Córdoba. Sostuvo

que los sentenciantes le adjudicaron pleno valor convictivo,

cotejándola con elementos probatorios incorporados y

seleccionados parcialmente.

En base a ello, consideró que el juicio de

responsabilidad y la mencionada atribución de participación

adolecen de defectos de fundamentación que deben decidir la

descalificación del fallo.

Por otra parte, manifestó que las penas impuestas

aparecen injustificadamente alejadas del mínimo de la escala

penal prevista para el delito por el cual fueran condenados y

sin otra finalidad que la retributiva.

Con cita de doctrina, indicó que “cualquiera que sea

la justificación de la pena en sí, ella debe servir a la

‘resocialización’...”, de ello se deriva que las penas claramente

desocializadoras están expuestas a objeciones constitucionales.

Aun cuando no sea posible que la pena resocialice, por lo menos,

se debe evitar que desocialice, por lo que se debe rechazar toda

pena que por definición no sea conciliable con esta idea.

Consideró que la graduación judicial operada

transgrede principios establecidos en nuestra Carta Magna y

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36

Pactos Internacionales sobre Derechos Humanos, que gozan de

jerarquía constitucional.

Con relación al recurso presentado por la querella,

puntualizó que no puede suponerse la existencia de armas en la

comisión del ilícito, pues ello resultaría violatorio del

principio “in dubio pro reo” que deriva del principio de inocencia

y goza de jerarquía constitucional.

En la oportunidad prevista por el artículo 466 del

C.P.P.N., el Fiscal General, doctor Ricardo Gustavo Wechsler,

solicitó por los argumentos expuestos a fs.32726/32730 que se

haga lugar al recurso de casación interpuesto por el Fiscal Flavio

Ferrini y se case la sentencia dictada por el Tribunal Oral

Federal de Corrientes.

Por su parte, la querella sostuvo que Gonzalo Adrián

Acosta nunca se arrepintió de su conducta, mantuvo una actitud

de rebeldía durante el debate y no colaboró en el esclarecimiento

del destino de Christian Schaerer.

Consideró que las circunstancias mencionadas

justifican una respuesta punitiva de mayor gravedad, sin que

la situación familiar y la juventud del imputado otorguen

sustento suficiente a la fijada en la resolución impugnada, que

luce contradictoria con la pena impuesta a Horacio Barczuk.

En la oportunidad prevista por el artículo 468 del

C.P.P.N., informaron oralmente la letrada patrocinante de la

querella, doctora María de los Milagros Resoagli, el Defensor

Público Oficial, Juan Carlos Sambuceti (h), por la defensa de

Cristian Carro Córdoba y Gonzalo Acosta y el doctor Jorge Barboza,

por la defensa de Raúl Salgán, Sergio Salgán, Oscar Salgán, María

Esther Sudo, Jorge Sudo y Miguel Angel Ranírez. Asimismo la

querella acompañó breves notas (cfr. fs. 32800/32801).

A fs.32805 y a fs.32820 se dejó constancia de la

realización de las audiencias de conocimiento directo prevista

en el artículo 41 del Código Penal de los imputados Raúl Nemesio

Salgán, Cristian Carro Córdoba, Gonzalo Adrián Acosta, Miguel

A. Ramírez, Sergio Gustavo Salgán, Oscar Antonio Salgán, María

Esther Sudo y Jorge Gabriel Sudo.

CUARTO:

Ante la pluralidad de planteos introducidos por los

distintos recurrentes resulta conveniente dar respuesta en

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Cámara Federal de Casación Penal

37

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

primer término a aquellos que en caso de tener acogida favorable,

acarrearían la nulidad del debate oral (el que se vincula a la

vulneración de la garantía de imparcialidad del juzgador o a

la integración del Tribunal), de la acusación pública, de la

declaración del coimputado Claudio Sebastián Cornelli Belén y

de la incorporación al debate de ciertos elementos de prueba.

Previo a evaluar las cuestiones planteadas y por

resultar de aplicación al caso, corresponde realizar algunas

consideraciones respectos a los principios que rigen el régimen

de nulidades previsto en la ley procesal.

La doctrina considera que la nulidad es una sanción

procesal que tiene por objeto “…privar de eficacia a un acto

procesal como consecuencia de hallarse impedido de producir los

efectos previstos por la ley, al alojar en alguno de sus elementos

un vicio que lo desnaturaliza” (D´ALBORA, Francisco “Código

Procesal Penal de la Nación”, Editorial Lexis Nexis, 6ta. edición,

Buenos Aires, 2003, tomo 1, pág. 290).

Su fundamento “…debe buscarse en la circunstancia de

que el Estado no puede aprovecharse de un acto irregular, un

hecho ilícito o de una actuación defectuosa…” (ALMEYRA, Miguel

Ángel “Código Procesal Penal de la Nación. Comentado y Anotado”,

Editorial La Ley, Buenos Aires, tomo I, págs. 708/9).

Conviene señalar, entonces, que el principio general

que regula el instituto de la invalidación de los actos procesales,

es el de trascendencia, que exige la existencia de un vicio que

revista trascendencia y afecte un principio constitucional. Ello

sólo se materializa con la generación de un perjuicio que no

haya sido subsanado, porque las formas procesales han sido

establecidas como garantía de juzgamiento y no como meros ritos

formales carentes de interés jurídico.

Por otra parte, no debe perderse de vista que de acuerdo

a lo establecido por el artículo 2 del Código Procesal Penal

de la Nación, toda disposición legal que establezca sanciones

procesales -como la nulidad- debe ser interpretada

restrictivamente.

En la misma inteligencia, la Corte Suprema de Justicia

de la Nación ha dicho que “...es doctrina reiterada de este

Tribunal que en materia de nulidades procesales prima un criterio

de interpretación restrictiva y sólo cabe anular las actuaciones

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38

cuando un vicio afecte un derecho o interés legítimo y cause

un perjuicio irreparable, sin admitirlas cuando no existe una

finalidad práctica, que es razón ineludible de su procedencia.

En efecto, la nulidad por vicios formales carece de existencia

autónoma dado el carácter accesorio e instrumental del derecho

procesal; exige, como presupuesto esencial, que el acto impugnado

tenga trascendencia sobre la garantía de la defensa en juicio

o se traduzca en la restricción de algún otro derecho. De otro

modo, la sanción de nulidad aparecería respondiendo a un

formalismo vacío, en lo que también está interesado el orden

público...” (B. 66 XXXIV “Bianchi, Guillermo Oscar s/

defraudación, 27/06/02).

El más Alto Tribunal también sostuvo de manera

reiterada que la nulidad procesal requiere un perjuicio concreto

para alguna de las partes, porque cuando se adopta en el solo

interés formal de cumplimiento de la ley, importa un manifiesto

exceso ritual no compatible con el buen servicio de justicia,

y que quien la invoque deberá indicar qué alegaciones fue privado

de ejercer y qué pruebas hubiere propuesto si el acto cuestionado

no exhibiese el defecto que motiva el cuestionamiento (CSJN

Fallos 302:179; 304:1947; 306:149; 307:1131y 325:1404).

Bajo dichas directrices paso a analizar los diferentes

planteos de nulidad articulados por las defensas de Gonzalo

Adrián Acosta y Cristián Ramón Carro Córdoba.

1. Nulidad del alegato fiscal planteado por la

defensa de Gonzalo Adrián Acosta. Afectación de la garantía de

imparcialidad.

Al interponer recurso de casación, la asistencia

técnica de Gonzalo Adrián Acosta sostuvo que el a quo completó

la deficiente acusación al valorar elementos de cargo que no

habían sido mencionados por el Fiscal General, que al momento

de alegar afirmó que no hacía falta que mencione toda la prueba

de cargo.

Además, la defensa indicó que con ello intenta

“resaltar la vaguedad en la descripción del hecho respecto a

cada uno de los imputados por parte de la fiscalía”.

En torno a la cuestión planteada, los sentenciantes

señalaron que a afectos de sustentar su convicción no se hallaban

Page 39: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

39

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

limitados por los elementos de prueba mencionados por las partes.

Con cita de doctrina, explicaron que “El principio

de comunidad de prueba es una derivación del principio de

investigación integral. Su enunciado involucra a cualquier medio

de prueba. Se lo denomina también principio de ‘adquisición

procesal’. Implica que cuando la producción de una prueba ha

sido ordenada por el órgano jurisdiccional, debe necesariamente

realizarse y valorarse en la sentencia, todo ello con absoluta

prescindencia de la voluntad de las partes, quienes ya no pueden

desistir de su producción, aun cuando la hayan ofrecido. Debe

destacarse, además, que una vez que el órgano jurisdiccional

ha asumido la prueba, ordenando su recepción tiene la obligación

de producirla. El término ‘Comunidad’ da así la idea de que las

pruebas pertenecen al proceso y no a las partes, y que su resultado

perjudica o favorece indistintamente a cualquiera de ellas con

prescindencia de quien haya sido la oferente del medio. El

imperativo para el juez para valorarla en la sentencia tiene

obviamente su excepción en aquellos casos de pruebas nulas o

evidentemente inconducentes para decidir la cuestión planteada

en la causa” (cfr. fs. 32360).

El planteo introducido por el recurrente no sólo omite

refutar las razones expuestas por el Tribunal, que se basa en

el reconocido principio de comunidad de prueba, sino que además

parece desconocer la facultad de los jueces de seleccionar y

valorar la prueba incorporada legítimamente al debate a efectos

de adoptar su decisión, con prescindencia de la citada por el

órgano acusador.

Lógicamente, el ejercicio de dicha facultad en modo

alguno importa el parcial proceder asignado por el recurrente

a los integrantes del Tribunal de juicio.

Con respecto a las deficiencias atribuidas a la

acusación pública, cabe señalar que la acusación constituye un

bloque indisoluble que se perfecciona en dos momentos procesales

distintos, a través de los actos procesales previstos por los

artículos 347 y 393 del Código Procesal Penal de la Nación, esto

es, el requerimiento de elevación a juicio, que habilita la

jurisdicción para abrir el debate y el alegato solicitando

condena, que permite al tribunal dictar sentencia (CSJN, “Quiroga,

Edgardo s/recurso de hecho”, rta. el 23/12/04, considerando 14

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40

del voto del doctor Eugenio Raúl Zaffaroni).

Así, la acusación es la que determina los límites del

conflicto y establece el contenido material del juicio, por lo

que resulta un presupuesto de la inviolabilidad de la defensa

en juicio, pues respecto de ella se establece la estrategia de

defensa.

Sentado ello, se advierte que los propios planteos

efectuados por el recurrente permiten arribar al convencimiento

de que el acto cuya declaración de nulidad se pretende reveló

con nitidez la pretensión penal, el hecho atribuido y los

elementos de prueba por los cuales el Fiscal General consideró

que Gonzalo Adrián Acosta debía ser responsabilizado penalmente.

Advierto que la asistencia técnica del imputado pudo

ofrecer pruebas, refutar argumentos y realizar distintos

cuestionamientos a la valoración y validez de la prueba, tal

como se desprende del acta de debate, de la sentencia recurrida

y del recurso en estudio. Dicha actividad corrobora un adecuado

ejercicio del derecho de defensa en juicio.

En tal sentido, corresponde poner de manifiesto que

no basta alegar la afectación de una garantía constitucional

si no se precisa de qué manera se habría cometido tal violación,

ni se demuestra el perjuicio directo, real y concreto irrogado

en el caso.

Por otra parte, la valoración por parte del acusador

público, al momento de alegar, de las declaraciones testimoniales

de Lourdes Lorena Aquino, Cinthia Pérez Toranzo, Estela Caballero

Corrales, Julio César Domínguez y Lele Miño, tampoco produjo

agravio alguno a la defensa, por cuanto no fueron tenidos en

cuenta por el Tribunal en razón de no haber sido formalmente

incorporados al debate.

Como se dijo, la declaración de nulidad de un acto

del proceso penal requiere de la existencia de un perjuicio

efectivo que la justifique. De allí que pueda afirmarse que la

mera invocación de la afectación del derecho de defensa no resulta

suficiente para su dictado.

Por ello y de acuerdo a las consideraciones expuestas

corresponde rechazar el planteo de nulidad interpuesto por la

defensa de Gonzalo Adrián Acosta.

2. Nulidades planteadas por la asistencia técnica de

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Cámara Federal de Casación Penal

41

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Cristián Ramón Carro Córdoba.

2.a. La integración del Tribunal Oral Federal de

Corrientes. Violación de la garantía de imparcialidad de los

magistrados.

Los agravios expuestos por la defensa de Cristián Ramón

Carro Córdoba en torno a la intervención en las presentes

actuaciones de los jueces Fermín Amado Ceroleni y Lucrecia M.

Rojas de Badaro, se dirigen a cuestionar su capacidad de ejercer

su función jurisdiccional en el presente caso.

Dicho planteo, al igual que la alegada parcialidad,

se basa en que los magistrados mencionados han dictado

previamente sentencia en los autos nº430/07 del registro del

Tribunal Oral Federal de Corrientes, en los autos caratulados

“Gloria Pompeya Gómez de Schaerer p/denuncia p/supuesto

secuestro extorsivo”, con relación a los imputados Angel Pedro

Barbieri, Judith Analía Alvarenga, Pamela Alejandra Ramos y

Néstor Horacio Barczuk.

De tal manera, advierto que los cuestionamientos

resultan una reedición de aquellos presentados por la defensa

de Cristian Ramón Carro Córdoba en la causa nº 10.002 y por la

defensa de Raúl Nemesio Salgán en la causa nº9842, ambas del

registro de éste tribunal, en las que con fecha 22 de octubre

de 2008 se resolvió rechazar las recusaciones de los mencionados

magistrados.

Contra dichas resoluciones la defensa de Cristian Carro

Córdoba presentó recurso extraordinario y posteriormente ante

su rechazo presentó recurso de queja ante la Corte Suprema de

Justicia de la Nación. De la certificación obrante a fs.32780

surge que el 5 de mayo de 2009 se tuvo por no presentado el recurso

de hecho, por no haber cumplimentado el recurrente con la

intimación recibida del Tribunal en los términos de la acordada

13/90.

Advierto, entonces, que los planteos efectuados por

los letrados defensores han sido oportunamente evaluados y

rechazados por ésta Sala (con distinta integración a la actual),

mediante resoluciones que se encuentran firmes (causa nº 10.002,

“Carro Córdoba, Cristian Ramón s/recusación”, registro nº1459/08

y causa nº9842, “Salgán, Oscar A. y otros s/recusación”, registro

nº1461/08, resueltas el 22 de octubre de 2008) y resultan

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42

inmutables e inimpugnables por haber adquirido el carácter de

cosa juzgada.

No encuentro, entonces, elemento alguno que indique

una inobservancia de las disposiciones concernientes a la

capacidad de los jueces (artículo 167 del CPPN) para intervenir

en los presentes actuados.

Por ello, corresponde rechazar el planteo introducido

por la defensa de Cristián Ramón Carro Córdoba.

2.b. Nulidad de la detención de Néstor Horacio Barczuk.

Los agravios expuestos por la defensa de Cristian Ramón

Carro Córdoba no se dirigen en realidad a cuestionar las claras

y detalladas razones dadas por los magistrados de la instancia

anterior para rechazar la nulidad de la detención de Néstor

Horacio Barczuk, sino que se limitan a señalar una supuesta

afectación de la garantía de imparcialidad.

Atento que el cuestionamiento ensayado ya ha recibido

respuesta en el punto anterior -a cuyas consideraciones me remito

a fin de evitar reiteraciones innecesarias- y que el recurrente

no ha refutado mínimamente los fundamentos que llevaron al a

quo a rechazar la nulidad incoada, postulo rechazar el planteo

efectuado por la defensa de Cristian Ramón Carro Córdoba.

2.c. Nulidad de la declaración de Néstor Horacio

Barczuk del 17 de noviembre de 2003 e incorporación de los correos

electrónicos correspondientes a las direcciones

“elbrasilero2020”, “elbrasilero 2005”, ”elbrasilero2003”,

“pedrobarbieri” y “judith alvarenga”.

Contrariamente a lo indicado por la defensa de Cristian

Ramón Carro Córdoba, la lectura de la sentencia recurrida revela

que los integrantes del Tribunal de juicio han dado debida

respuesta a la nulidad introducida por la defensa de Cristian

Ramón Carro Córdoba.

Los jueces de la instancia anterior sustentaron el

rechazo de la nulidad solicitada en la valoración de distintos

elementos de prueba y su razonamiento no ha sido objeto de crítica

por el recurrente.

Al descartar el obrar ilícito alegado por la defensa,

se han referido a las certificaciones médicas de los días 16

y 17 de noviembre de 2003 que informan que Néstor Horacio Barczuk

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Cámara Federal de Casación Penal

43

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

no presentaba lesión alguna.

También mencionaron que el nombrado compareció ante

el Juez de Instrucción de la ciudad de Posadas el día 18 de

noviembre de 2003 y que en dicha oportunidad no formuló denuncia

alguna.

Indicaron que recién en oportunidad de declarar ante

el Fiscal Federal de Corrientes en los términos del artículo

212 del C.P.P.N., con la presencia del Juez Federal y su defensor,

al ser sometido a una nueva revisión médica mencionó sufrir un

dolor abdominal. El acta labrada por el médico dejó constancia

de lo referido por Barczuk y aclaró que no advertía lesiones

externas.

Además, señalaron que los hechos alegados por la

defensa tampoco se encuentran corroborados por Pamela Alejandra

Ramos, Carlos Ramón Sena y Claudio Sena, quienes habían sido

detenidos y alojados junto a Barczuk.

En suma, advierto que los elementos de prueba

incorporados al debate no respaldan los dichos de Néstor Horacio

Barczuk, ni que el aporte de los datos correspondientes a las

cuentas de correos electrónicos utilizados en la comisión del

hecho fuera producto de un obrar ilícito por parte del personal

policial que lo custodió en momentos en que se encontraba detenido

en la provincia de Misiones.

Así también lo indica la detallada confesión del hecho

realizada ante el Juez y el Fiscal federal y en presencia de

su defensor (cfr. fs. 1375/1376vta. y fs. 1843/1844), ocasión

en la que Néstor Horacio Barczuk suministró los correos

electrónicos y su contraseña.

Esta última circunstancia cierra toda posibilidad de

éxito al planteo efectuado por la defensa, pues sin lugar a dudas

la incorporación a la causa de la información relacionada con

los correos electrónicos aludidos tiene origen en una fuente

legítima y autónoma de la cuestionada por el recurrente.

Por otra parte y en lo atinente a su valor probatorio,

la defensa plantea un cuadro de duda en torno a la autenticidad

del contenido de los e-mails incorporados al proceso.

Con acierto, los jueces de la instancia anterior

sostuvieron que los informes remitidos por distintas empresas

proveedoras del servicio de correo electrónico (Yahoo, Hotmail,

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44

Ciudad Internet, entre otras) y por el Departamento de

Inteligencia Informática de la Policía Federal Argentina, no

aportan elemento alguno que permita afirmar la alteración del

contenido y origen de los e-mail cuestionados.

Además, destacaron que tampoco revelan el acceso o

envío de correos electrónico desde alguna computadora con IP

(identify possword) en la República del Paraguay.

Por el contrario, señalaron que los correos

electrónicos hallados en la computadora personal de Angel Pedro

Barbieri (cfr. peritaje efectuado por la División Inteligencia

Informática del Departamento Delitos Complejos, a fs. 4490/4497)

coinciden plenamente con los recibidos en los servidores de sus

destinatarios.

Sin perjuicio de ello, observo que el contenido de los

correos electrónicos cuestionados resulta conteste con los

restantes elementos de pruebas producidos, circunstancia que

también conduce a desechar la hipótesis alegada por la defensa

respecto a su falta de autenticidad.

Por las consideraciones expuestas, corresponde

rechazar los planteos articulados por la asistencia técnica de

Cristian Ramón Carro Córdoba.

2.d. Nulidad del peritaje odorológico. Su valor

probatorio.

Como fuera reseñado, la defensa de Cristián Ramón Carro

Córdoba fundamentó la nulidad del peritaje odorológico en la

imposibilidad de controlar su producción.

Corresponde recordar que el 19 de marzo de 2004 la

instrucción dispuso la realización de un peritaje odorológico

a cargo de la División Canes de la Policía de la Provincia, sobre

prendas de vestir pertenecientes a Christian Eduardo Schaerer,

a efectos de realizar un relevamiento sobre los automóviles

incautados Fiat Duna, dominio RXF694 y Corsa Win, dominio DMU037,

a fin de determinar si la víctima estuvo en esos vehículos.

En dicha oportunidad se designó perito de oficio al

Comisario de la Policía de la Provincia de Corrientes, Dr. Mario

Rolando Rosillo. Además, se notificó lo dispuesto a los

defensores actuantes y a la querella, a quienes se intimó por

el término de tres días a proponer perito de parte, otros puntos

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45

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

de pericia y hacer uso del derecho del artículo 256 del Código

Procesal Penal de la Nación.

También se hizo saber que la toma de muestras de la

ropa de la víctima se realizaría a las 7:00 horas del día 30

de marzo de 2004, en la sede de la Fiscalía Federal y que a las

16:00 horas del mismo día se continuaría la diligencia probatoria

con la toma de muestras de los vehículos, en la sede del Escuadrón

48 de Gendarmería Nacional. Asimismo, las partes se notificaron

que las muestras, debidamente rotuladas y en frascos

esterilizados, serían guardados en la Secretaría de la Fiscalía

y que el peritaje proseguiría a las 16:00 horas del día 31 de

marzo de 2004 en la sede del Departamento de Unidades Especiales

de la Policía de la Provincia, con la participación del equipo

de trabajo constituido por el oficial Ayudante Luis Barrios,

Oficial Sub Ayudante Marcelo Burgos y por el Sargento Benito

Barrios (cfr. fs. 6107, 6125/vta., 6205/6208).

Posteriormente, a fin de realizar la medida dispuesta,

la querellante, Gloria Pompeya Gómez, hizo entrega de las prendas

usadas por Christian Eduardo Schaerer, las que fueron reservadas

en una bolsa de plástico debidamente identificada, con firmas

del Fiscal, Secretario y de la nombrada.

A fs. 6275/vta. y 6281/6282 obran las actas que reflejan

el momento en que se tomaron las muestras y a fs. 6314/6316 se

encuentra glosada el acta correspondiente a la realización del

peritaje por parte de Mario Rolando Rosillo, con la presencia

del representante de la querella, doctor Ernesto González y del

defensor, doctor Héctor Delgado.

De lo reseñado se desprende que en punto a la

realización del peritaje cuestionado se han cumplido

acabadamente las normas procesales que garantizan el efectivo

ejercicio del derecho de defensa en juicio y que se otorgó a

las partes la posibilidad de controlar su producción.

Para asegurar el derecho de asistir, recusar, proponer

perito y nuevos puntos de pericia, en suma, de fiscalizar todo

lo atinente a la producción de un peritaje, el código de forma

establece la oportuna notificación a las partes (artículo 258

del Código Procesal Penal de la Nación).

En el caso, la defensa oficial fue puesta en

conocimiento de la realización del peritaje y se abstuvo de

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46

asistir al acto de toma de muestras, por lo que su ausencia

responde a una decisión propia de la parte y no a la existencia

de un vicio en la actividad probatoria cuestionada, que ha

garantizado adecuadamente el derecho de defensa en juicio.

Por otra parte, los restantes planteos efectuados por

la defensa de Cristian Ramón Carro Córdoba relacionados a una

supuesta contaminación de los habitáculos de los vehículos

mencionados por la introducción en ellos de distintas personas,

no resultan idóneos para cuestionar el resultado del peritaje.

En lo atinente a dicha cuestión, el perito de oficio,

Mario Rolando Rosillo, sostuvo que la odorología criminalística

permite obtener huellas olorosas y que la contaminación del lugar

u objeto con olores ajenos no impide arribar a conclusiones

válidas. Aclaró que el valor criminalístico de la información

individual que se obtienen de las huellas olorosas se encuentra

determinado por el carácter único e irrepetible del olor humano,

que permite seleccionar la fuente de olor dentro de un grupo

grande de personas y artículos con los cuales tuvo contacto.

El experto también explicó que una prenda puede guardar

los olores durante tres años y que los canes debidamente

preparados para este tipo de procedimiento probatorio se

encuentran en condiciones de discriminar e individualizar un

olor en una masa de olores, circunstancia que deja sin sustento

alguno a los reparos opuestos por la defensa de Cristian Ramón

Carro Córdoba.

El cuestionamiento referido a la alegada inexistencia

en el país de otros expertos en la materia, no desmerece el valor

probatorio que corresponde otorgar al peritaje, pues el planteo

no se dirige a objetar los conocimientos del perito, cuya

designación encuentra pleno sustento en lo establecido en el

artículo 254 “in fine” del código de forma.

Además, el planteo introducido no da cuenta de una

situación de “desigualdad de armas”, dado que de ser cierta la

hipótesis expuesta por la defensa por lógica consecuencia su

contraparte tampoco habría contado con la posibilidad de proponer

perito de confianza.

Es así que la producción del peritaje impugnado no sólo

ha respetado la garantía del ejercicio del derecho de defensa

en juicio en un plano de igualdad sino que ha otorgado la

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47

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

oportunidad de intervenir y controlar la diligencia en cuestión

a todas las partes del proceso.

Por lo expuesto, postulo el rechazo de la nulidad del

peritaje odorológico solicitada por la defensa de Cristian Ramón

Carro Córdoba.

2.e. Nulidad de la declaración de Claudio Sebastián

Cornelli Belén.

Los planteos efectuados por la defensa de Cristian

Ramón Carro Córdoba en torno a la declaración prestada por Claudio

Sebastián Cornelli Belén se refieren a dos cuestiones

diferenciables: su validez y su valor probatorio.

Respecto a la validez de la declaración cuestionada,

observo que el recurrente se refiere a una hipótesis de “impunidad

de los mal llamados arrepentidos” que no se condice con la

situación de Claudio Sebastián Cornelli Belén, quien resultó

condenado a la pena de 12 (doce) años de prisión (cfr. punto

dispositivo 5º de la sentencia en estudio), por haber sido

considerado coautor penalmente responsable del delito de

secuestro extorsivo, agravado por el número de personas,

accesorias legales y costas (artículos 12, 45, 170, inciso 6º,

del C.P. y artículos 530 y 531 del C.P.P.N.).

Por otra parte, no advierto que el recurrente, para

sustentar que en el caso se encuentra comprometida la ética del

Estado, haya dirigido su crítica a la validez constitucional

de alguna norma en concreto.

Así, no se alcanza a comprender a cuál norma se refiere

cuándo expone que “en otros países esta figura fue dejada en

desuso, porque era utilizada por los cabecillas de la banda a

efectos de procurarse impunidad”.

De esa manera vuelve a exponer un relato que no coincide

con la situación objeto de análisis. En dicho sentido y sin abrir

juicio sobre su procedencia, destaco que en el caso no se ha

aplicado la atenuación prevista en el artículo 41 ter del Código

Penal ni ella fue peticionada por la defensa.

Tampoco el Fiscal General y la querella han solicitado

la reducción de la escala penal prevista en el artículo citado.

Por el contrario, al momento de alegar requirieron la imposición

a Claudio Sebastián Cornelli Belén de una pena muy superior a

la fijada por el Tribunal (30 años y 20 años de prisión,

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48

respectivamente), al propiciar una calificación legal más

gravosa (secuestro extorsivo agravado por la intervención de

más de tres personas y por el uso de armas de fuego, en concurso

real con asociación ilícita) que la adoptada por el tribunal

de juicio.

Dicha circunstancia tampoco corrobora los extremos

invocados por el recurrente, que aluden a una declaración

acordada con los acusadores para incriminar a Cristian Ramón

Carro Córdoba a cambio de la imposición de una pena benévola

como producto de una negociación.

En suma, no encuentro razón alguna que otorgue sustento

a la nulidad solicitada por la defensa, sin perjuicio de que

los agravios planteados en torno al valor probatorio de la

declaración de Claudio Sebastián Cornelli Belén serán objeto

de análisis en oportunidad de tratar la situación particular

de cada uno de los imputados.

Al respecto cabe adelantar aquí que la Corte Suprema

de Justicia de la Nación no ha declarado la invalidez probatoria

de los dichos de coimputados, sino que estableció que “para que

constituyan prueba, es decir, para que susciten convicción en

quien juzga han de tener particular firmeza y estricta

coherencia” (Fallos: 215:324).

QUINTO:

Exclusión de prueba.

La defensa de Gonzalo Adrián Acosta cuestionó la

exclusión de la declaración de Juan Francisco Viarnes, Diego

René Solís y Juan Angel Oliva. Expuso que en virtud de ello al

momento de alegar no pudo conocer cuál era el soporte jurídico

con el que se pretendía justificar la imputación del hecho a

su defendido.

El recurrente no ha intentado refutar las razones y

fundamentos de índole constitucional invocados por el a quo para

decidir la exclusión de la declaración de Juan Francisco Viarnes.

Por otra parte, tampoco expuso de qué manera la medida

cuestionada afectó el derecho de defensa en juicio de su defendido,

máxime si se tiene en cuenta que el contenido de la declaración

de Juan Francisco Viarnes resulta contraria a los intereses de

la defensa.

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Cámara Federal de Casación Penal

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

En tales condiciones, corresponde rechazar el planteo

efectuado por la defensa de Gonzalo Adrián Acosta, que tampoco

relacionó a las declaraciones de Juan Angel Oliva y Diego René

Solis con su estrategia defensiva.

Sin perjuicio de ello, cabe agregar que el Fiscal

General también cuestionó que el tribunal de la instancia

anterior no valoró la declaración de Diego René Solís.

En lo atinente a las declaraciones de Juan Angel Oliva

y Diego René Solís, corresponde señalar que no se trata de una

exclusión de prueba resultante de su invalidez, sino del nulo

valor probatorio otorgado por el tribunal de juicio a dichas

declaraciones -por resultar contradictorias- con relación a la

situación de Oscar Antonio Salgán (cfr. fs. 32.456),

circunstancia que en modo alguno limita la consideración que

a su respecto pueda efectuar el Tribunal sin sacrificar la

inmediación, de considerarlo necesario.

SEXTO:

Hecho ilícito sometido a enjuiciamiento.

De acuerdo a lo consignado en los considerandos de la

sentencia en estudio, el Tribunal Oral Federal de la Provincia

de Corrientes tuvo por probado que “en la noche del día 21 de

septiembre de 2003, aproximadamente, a la hora 23:30, tres (3)

personas, identificadas como José Rodolfo Lorhman (prófugo) y

los coimputados Claudio Sebastián Cornelli Belén y Gonzalo Adrián

Acosta –todos ellos actuando con nombres falsos- y, movilizados

en un rodado marca Fiat, modelo Duna, color blanco, dominio

colocado RXF-694, cuando Christian Eduardo Schaerer intentaba

ingresar con su vehículo Mercedes Benz, dominio VAF-634, a su

domicilio del Barrio Las Tejas, calle Ushuaia nº1813, de esta

ciudad de Corrientes, con elementos de intimidación con

características semejantes a armas de fuego (largas y de puño),

lo obligaron a abordar al vehículo referido y se desplazaron

velozmente hasta la calle Gutemberg al 1700 de esta ciudad, donde

se hallaba el Chevrolet Corsa, color gris, dominio DMU-037, con

vidrios polarizados, al cual los secuestradores también obligan

a subir a la víctima y emprenden la marcha por la calle General

Paz.

Que el vehículo de mención (Chevrolet Corsa, DMU-037),

ya día 22 de septiembre de 2003, alrededor de la hora 00:00:15,

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50

circuló por la estación de peaje ubicada sobre la Ruta Nacional

nº12, en la localidad de Riachuelo, provincia de Corrientes,

en dirección Norte-Sur, trasladando hacia el interior a la

víctima Christian Eduardo Schaerer; quien fuera retenido y

ocultado en proximidades de la localidad de Saladas, provincia

de Corrientes, sobre Ruta Provincial nº118, a la altura del km.

12, en una casilla ubicada al norte, detrás de un tinglado

–galpón- instalado sobre la ruta referida, del lado izquierdo,

si se observa dicho predio desde la ruta de Este a Oeste.

Que posteriormente, en la madrugada del 24/09/03 fue

trasladado hacia la localidad de Paso de los Libres, Provincia

de Corrientes, primeramente en una Chacra propiedad de Raúl

Nemesio Salgán ubicada en la calle Ernesto Montiel y Ruta nº117,

hasta el día 7/10/03 aproximadamente, fecha en la que es

trasladado a otra chacra ubicada en el Paraje Quinta Sección

Ombucito de la misma localidad, propiedad de Miguel Angel

Carbonell y luego –a través del Río Uruguay-, es llevado a la

ciudad de Uruguayana, Estado de Río Grande do Sul, República

Federativa del Brasil, donde fue ocultado y permaneció cautivo,

a partir del día 22 de octubre de 2003 y por un lapso de

aproximadamente quince (15) días hasta una fecha no precisada,

presumiblemente, el 9 de noviembre de 2003, sin conocerse su

destino hasta la fecha.

Asimismo, entre el 22/09/03 y el 06/11/03, fecha esta

última en que se entregara una importante suma de dinero en

concepto de rescate, se sucedieron una serie de maniobras

extorsivas a tal fin tanto por vía telefónica como de correos

electrónicos por parte de los secuestradores hacia el padre,

madre y hermano de la víctima” (cfr. fs. 32360vta./32361).

Para arribar a la conclusión condenatoria adoptada

respecto a Raúl Nemesio Salgán, Gonzalo Adrián Acosta y Cristian

Ramón Carro Córdoba, los jueces de la instancia anterior hicieron

mérito de los elementos de prueba colectados en el sumario y

de los producidos durante el debate, cuyo detallado análisis

puede observarse a fs. 32361/32423.

También se refirieron a las conductas asumidas por cada

uno de los imputados, cuestión que a continuación será objeto

de análisis junto a los agravios planteados por las defensas.

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Cámara Federal de Casación Penal

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

1. Intervención de Gonzalo Adrián Acosta en el

hecho.

El tribunal de juicio tuvo por acreditada la

intervención de Gonzalo Adrián Acosta en el hecho, en los

siguientes términos:

a) Gonzalo Adrián Acosta arribó a Corrientes junto con

Rodolfo Lorhman en el vehículo Chevrolet Corsa, dominio DMU037,

después del 10 de septiembre de 2003 para llevar a cabo una acción

delictiva perfectamente planificada;

b) Su accionar consistió en sustraer -junto con Rodolfo

Lorhman y Claudio Sebastián Cornelli Belén- a Christian Eduardo

Schaerer en el momento en que arribaba a su domicilio sito en

la calle Ushuaia 1813 de la ciudad de Corrientes, el 21 de

septiembre de 2003, a las 23:30 horas aproximadamente, quien

fue obligado a abordar el rodado Fiat Duna, color blanco dominio

colocado RXF694 que se desplazó velozmente hasta la calle

Gutemberg y General Paz, donde la víctima es forzada a subir

al rodado Chevrolet Corsa, color gris, dominio DMU-037, en el

cual fue trasladado hasta un galpón ubicado en la ruta provincial

nº117, km. 14,2, de la localidad de Saladas, provincia de

Corrientes.

c) Se encargó junto a Claudio Sebastián Cornelli Belén

de retener y ocultar a Christian Eduardo Schaerer en la localidad

de Saladas, provincia de Corrientes, desde los primeros minutos

del día 22 de septiembre de 2003 hasta la madrugada del 24 de

septiembre en que trasladan a la víctima a la localidad de Paso

de los Libres, provincia de Corrientes, en el automotor marca

Peugeot, modelo 306, dominio colocado DRN916 acompañado por José

Rodolfo Lorhman y Cristian Ramón Carro Córdoba.

d) Su accionar continuó en la localidad de Paso de los

Libres, con la retención y ocultamiento del secuestrado en la

chacra, propiedad de Raúl Nemesio Salgán, desde el 24 de

septiembre de 2003 hasta el 7 de octubre de 2003 aproximadamente,

en que Christian Eduardo Schaerer es trasladado en el vehículo

de Salgán (Gol color Bordó) al Paraje Ombucito en la Quinta

Sección de Paso de los Libres, en compañía de Lorhman, Cornelli

Belén y Raúl Nemesio Salgán.

e) Su actividad de retención y ocultación junto a

Claudio Sebastián Cornelli Belén continuó en dicho lugar hasta

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52

el 17 de octubre aproximadamente, fecha en la que la víctima

es trasladada a la ciudad de Uruguayana, República Federativa

de Brasil, donde es relevado por Néstor Horacio Barczuk a partir

del 22 de octubre de 2003, percibiendo el dinero exigido como

rescate.

f) Antes de la sustracción y durante la retención y

ocultamiento de la víctima, Gonzalo Adrián Acosta se encargó

de mantener comunicaciones telefónicas con los miembros de la

banda, Angel Pedro Barbieri, José Rodolfo Lorhman y el imputado

Cristian Ramón Carro Córdoba, y particularmente en la madrugada

del 24 de septiembre de 2003 en la que fue intensamente utilizado

el celular 0342 15640073 (verificar el nº del teléfono a fs.

10217) por Gonzalo Adrián Acosta, en la que activó las antenas

de las localidades de Saladas y de la ciudad de Paso de los Libres.

A efectos de responder los agravios planteados por

la asistencia técnica, corresponde señalar que la activa

intervención que Claudio Sebastián Cornelli Belén le atribuye

a Gonzalo Adrián Acosta (apodado “paragüita”, “Robertito”,

“Chalo”, “Gustavo”, “paraguayito”, “el coreanito” o uno de los

“gurises”) en el hecho, se encuentra corroborada por los

numerosos elementos de cargo evaluados por los magistrados de

la instancia anterior en la sentencia recurrida.

En primer lugar, cabe mencionar el relato expuesto por

Claudio Sebastián Cornelli Belén en torno al momento de la

sustracción de Christian Eduardo Schaerer. Al respecto refirió

que “…ese día veintiuno de septiembre de dos mil tres estaba

el abogado y unos chicos amigos de él o sea unos jóvenes de corta

edad y le pasa un auto a Lorhman, un Duna de color que no recuerda

o blanco o rojo. Ese auto se la da el abogado a Lorhman que con

ese auto se ‘realiza el cometido’, luego vamos y hacemos el

cometido eran pasadas las diez de la noche, o sea las diez de

la noche. Eran entre nueve y media a once de la noche. El abogado

iba en otro auto, cree que era un Ford Focus y les iba indicando

que el chico estaba llegando a la casa por teléfono, llegaron

al domicilio del chico atrás de él, el chico llega en el auto,

un Mercedes Benz viejo de color claro gris o verdecito, abre

el portón y se bajan y lo sustraen para el Duna o sea lo llevan

al Duna. No ofrece resistencia, fue con voluntad sin que le

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Cámara Federal de Casación Penal

53

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

hicieran nada y sale un vecino del frente a mirar, cree que Lorhman

le apuntó al vecino y le dijo que se meta adentro, le apuntó

con un revolver. El ‘Paragüita’ tenía una escopeta, el vecino

mira y se mete. En ese momento no vio bien como le apuntaron

porque estaba el dicente con el chico. Salieron rápido, el chico

en el Duna y como tenían otro auto, un Corsa gris, esperando

a las afueras de un departamento de esta ciudad, era un

departamento o edificio de tres pisos. Allí tenían el auto

estacionado y hasta allí llegaron con el Duna y lo cambiaron

al chico al Corsa. En el Duna iban tres personas y cazaron con

el chico, que lo subieron en el asiento de atrás. Al cambiarlo

suben directamente, sintió la bocina o sea el dicente estaba

con el chico. Allí fue todo muy rápido el cambio. Se subieron

rápido y se fueron…“(sic).

La utilización de los vehículos aludidos fue mencionada

por Aníbal Jaime Meza y María Antonia Santana, quienes observaron

el momento en el que el rodado Fiat Duna fue abandonado en la

calle Gutemberg al 1700 de la ciudad de Corrientes y la víctima

fue ascendida a un Chevrolet Corsa gris. También Fernando Javier

Muchenik Serial mencionó la utilización de un Fiat Duna y se

expidió de manera coincidente con el relato de Cornelli Belén

respecto a la forma en que se realizó la sustracción de Christian

Eduardo Schaerer. En el Fiat se hallaron un par de ojotas marca

“Hawaianas” de color y talle coincidentes con las que llevaba

la víctima, de acuerdo a lo apuntado por Gloria Pompeya Gómez

en la audiencia de debate.

A partir de la declaración de Ricardo Adolfo Wach,

Gustavo Alfredo Abud y Haroldo Roberto Knol, se estableció que

el Fiat Duna, dominio AWT623 utilizado en el secuestro había

sido sustraído el 7 de septiembre de 2003 en la calle Santa Fe

1238 de la ciudad de Corrientes. El peritaje obrante a fs 408/431

reveló que la totalidad de los números de chasis y motor habían

sido eliminados y que el rodado tenía colocado la chapa patente

RXF694 correspondiente a un ómnibus Scania (cfr. actas del

16/12/08 y 12/02/09, testimonios de Juan José Contreras, Emilio

Gaich y Raúl Osvaldo Meza).

El paso del vehículo Chevrolet Corsa mencionado por

los puestos de peaje individualizados en la sentencia (cfr.

informe de fs. 3747), el hallazgo en su interior de distinta

Page 54: Caso Scherer

54

documentación a nombre de Carlos Alberto Basualdo (identidad

asumida por José Rodolfo Lorhman, según los expuesto por

Battistessa, Darío Simón Bechara, Juan Marcelo Medina y Andrés

Nicolás Rodríguez, cfr. acta de debate del 7 de mayo y del 11

de diciembre de 2008) quien también figura egresando del

territorio nacional hacia la ciudad de Uruguayana, República

Federativa de Brasil, junto al condenado Barczuk (bajo la falsa

identidad de Dardo Antolín Fernández), también lucen

coincidentes con la declaración de Claudio Sebastián Cornelli

Belén.

En tales condiciones, el cuestionado peritaje

odorológico no hace más que coincidir con la restante prueba

producida, que indica con certeza la utilización de los vehículos

mencionados en la sustracción de Christian Eduardo Schaerer.

El a quo también destacó que la adquisición del

Chevrolet Corsa, dominio DMU 037, por parte de José Rodolfo

Lorhman se encuentra acreditada con la declaración de Eduardo

Ramón Battistessa que, en su carácter de comisionista, intervino

en la operación de compra y venta celebrada entre Víctor Genaro

Guadagno y José Rodolfo Lorhman, cuya documentación

respaldatoria reconoció al serle exhibida en la audiencia de

debate de 12 de febrero de 2009.

De manera coincidente Aurora Jesús Contreras, titular

registral del vehículo aludido, sostuvo que el 12 de junio de

2002 vendió el Chevrolet Corsa, dominio DMU037, a Víctor Genaro

Guadagno y que “luego de haber vendido y entregado toda la

documentación original del automotor, después que fuera

secuestrado el auto por un Juzgado de Resistencia, Chaco;

inexplicablemente recepcionó en su domicilio y por

correspondencia los documentos relacionados al vehículo en

cuestión…”, todos en originales y a su nombre. Puntualizó que

dicha documentación fue despachada el 12 de diciembre de 2003

y en el remitente se consignó “Radio La Voz LT-41 Gualeguaychú”,

ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos.

Los magistrados del tribunal de juicio precisaron que

para esa fecha y en meses anteriores tanto Cristian Ramón Carro

Córdoba como Gonzalo Adrián Acosta estuvieron realizando

distintas actividades en dicha ciudad, aunque utilizando

identidades apócrifas. Así surge de las declaraciones efectuadas

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

por Adolfo Escalante, Eloy Laborde, Luis Angel Capeletti, Luis

Horacio Manzanares, Ricardo Matías Fernández y Juan María

Contreras (cfr. actas de debate del 5 y 28 de mayo de 2009).

Asimismo, los jueces valoraron que Gonzalo Adrián

Acosta fue reconocido en la audiencia de debate por Juan María

Contreras, propietario de una agencia de venta de automóviles,

a quien había conocido como Gustavo Javier Pereira, en

oportunidad de realizar una operación de compra y venta en la

ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos. Agregó que en dicha ocasión

recibió en parte de pago un rodado y documentación a nombre de

Rivas. El testigo también reconoció a Cristian Ramón Carro

Córdoba como el primo de Gonzalo Adrián Acosta.

Además, apreciaron las actuaciones labradas por la

Delegación Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, de

la Policía Federal, que acreditan la existencia de un documento

nacional de identidad apócrifo a nombre de Gustavo Javier Pereira,

con domicilio en Ayacucho 186, Gualeguaychú, provincia de Entre

Ríos y fotografía de Gonzalo Adrián Acosta y otro a nombre de

Marcos Rivas, con último domicilio en Gervasio Méndez 326,

Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, con fotografía

correspondiente a Cristian Ramón Carro Córdoba (cfr.

fs.11736/11737).

La declaración de Ricardo Matías Fernández resulta

esclarecedora pues da cuenta de la relación existente entre

Cristian Ramón Carro Córdoba y Gonzalo Adrián Acosta y del uso

de falsas identidades. El mencionado testigo refirió que en

septiembre de 2003, en la ciudad de Gualeguaychú, provincia de

Entre Ríos, era vecino de Gonzalo Adrián Acosta, a quien conocía

como Gustavo Pereira. Explicó que éste le presentó a Cristian

Ramón Carro Córdoba como su primo y bajo la identidad de Gustavo

Galarza. En la audiencia de debate reconoció a Gonzalo Adrián

Acosta y a Cristian Ramón Carro Córdoba como Galarza y Pereyra,

respectivamente.

A partir de dichos elementos el tribunal a quo

consideró probado que los imputados Cristián Ramón Carro Córdoba

y Gonzalo Adrián Acosta adquirieron las líneas telefónicas 03442

15629958 -registrada a nombre de Couvoisier- y la 03442 15640073

-registrada a nombre de Rivas- los días 18 de agosto y 12 de

septiembre de 2003 respectivamente, conforme a lo expuesto por

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56

el titular de “ABC Comunicaciones” -representante oficial de

la firma “Telecom”-, Fabián Esteban Fontanari, con sede en la

calle Galarza 938 de la ciudad de Concepción del Uruguay,

provincia de Entre Ríos y a la documentación obrante a fs.

10217/vta.

Observaron que la activación de las celdas ubicadas

en Concepción del Uruguay y en Caseros, ambas del Departamento

de Concepción del Uruguay, los días 10 y 12 de septiembre de

2003, por el uso del celular 0342 15629958, también otorga

sustento a lo afirmado, atento que la adquisición resulta

contemporánea a la estadía de los nombrados en la zona y la

proximidad con el domicilio de la madre de Cristián Ramón Carro

Córdoba.

La conclusión alcanzada resulta de fundamental

importancia, pues a partir del resultado de la confrontación

del listado de llamadas entrantes y salientes de cada teléfono

celular a través del sistema V.A.I.C. (Vínculo por Análisis

Informático de las Comunicaciones -cruce de llamadas-) junto

con el sistema B.Id.Com. (Búsqueda de Identidades y

Comunicaciones), los sentenciantes establecieron los

movimientos efectuados por el imputado (Gualeguaychú, provincia

de Entre Ríos - Saladas- Corrientes- Paso de la Patria- Corrientes

-momento del secuestro- Saladas- Mercedes- Paso de los Libres,

Corrientes), su relación y comunicación con los restantes

intervinientes en el hecho y la coincidencia de dichos datos

con el relato efectuado por Claudio Sebastián Cornelli Belén

y Néstor Horacio Barczuk.

La defensa cuestiona el razonamiento expuesto en la

sentencia recurrida al afirmar que no se encuentra acreditado

que su defendido tuviera en todo momento el teléfono 03442

15640073.

El planteo desatiende la lógica y el sentido común,

por cuanto no relaciona la actividad previa desplegada por

Gonzalo Adrián Acosta, ocultando su verdadera identidad al

adquirir la línea telefónica y desplegar distinta actividad en

la ciudad de Gualeguaychú y en Concepción del Uruguay, provincia

de Entre Ríos, junto a otro de los intervinientes en el suceso

que nos ocupa.

Tampoco evalúa el contenido de los correos

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57

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

electrónicos que aluden a la intervención de Gonzalo Adrián

Acosta en actividades previas y concomitantes al hecho.

Así, cabe mencionar el correo recibido el 17 de

septiembre de 2003 en la dirección

[email protected]” correspondiente a Néstor Horacio

Barczuk, con el siguiente texto: “…no pude entrar a mi casilla

por eso te mando desde acá esta carta también te mande una por

las dudas por el paragüita, bueno era para decirte que te

comuniques conmigo lo mas pronto posible por que la rubia ya

armo todo el tema del tío, con el doctor y está esperando que

vayan vos y los gurises nomas chau con abraso“ (sic). En el caso,

se advierte que Gonzalo Adrián Acosta (“paragüita”) debía dar

aviso del plan pergeñado al destinatario del correo.

Una vez producido el secuestro de Christian Eduardo

Schaerer, Néstor Horacio Barczuk recibió el siguiente correo

electrónico: “…bueno los gurises ya compraron, y tienen la

mercadería guardada y te necesitan urgente asi que anda ya para

alla…” (sic). Ya aludimos a los variados apodos de Gonzalo Adrián

Acosta. Junto a Claudio Sebastián Cornelli Belén conformaban

“los gurises” del grupo. Por su parte, Néstor Horacio Barczuk

aclaró que “cree que en relación a que compraron la mercadería,

se están refiriendo a la persona que hoy se que se llama

Christian…” (sic).

Posteriormente, el 24 de septiembre de 2003, Néstor

Horacio Barczuk recibe otro correo que le informa que “los

gurises” tuvieron un problemita y se trasladaron, aludiendo a

la ocasión en la que dejaron la localidad de Saladas para hacer

destino en la chacra de Raúl Nemesio Salgán, en Paso de los Libres,

provincia de Corrientes.

En coincidencia con lo hasta aquí expuesto y con los

dichos de Claudio Sebastián Cornelli Belén, Néstor Horacio

Barczuk indicó que entre el 20 y el 25 de octubre de 2003 viajó

a Paso de los Libres y desde allí a Uruguayana, República

Federativa de Brasil. Refirió que al llegar a la estación de

ómnibus, Lorhman y otras personas lo trasladaron con la cabeza

vendada al lugar de cautiverio de Christian Eduardo Schaerer.

Precisó que con su llegada se retiró un joven apodado “paragüita”.

Además, la circunstancia de que Gonzalo Adrián Acosta

no haya sido reconocido por ninguno de los testigos que

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58

visualizaron la sustracción de la víctima resulta fácilmente

explicable en la rapidez y nerviosismo que dominó la escena y

en el horario nocturno en que se desarrolló.

Tampoco llama la atención que Nilda Eloisa Verón de

Lemes, vecina del paraje Ombucito, Paso de los Libres, provincia

de Corrientes, sólo identificara a Sebastián Cornelli Belén,

pues solamente él cometió la “imprudencia” de acercarse en dos

oportunidades a su almacén, a pedir agua y a comprar gaseosa,

entablando un corto diálogo.

Nótese que ningún otro vecino del lugar pudo reconocer

a los transitorios ocupantes de la casilla del predio de Miguel

Angel Carbonell, aunque coincidieron en señalar la presencia

permanente de dos jóvenes.

Lo expuesto hasta aquí revela que la declaración de

Claudio Sebastián Cornelli Belén no sólo resulta detallada y

coherente sino que a su vez se encuentra fuertemente respaldada

por el cuadro probatorio reunido, circunstancia que aventa

definitivamente los cuestionamientos y las sospechas puestas

de manifiesto por el recurrente y conduce al rechazo del recurso

interpuesto por la defensa de Gonzalo Adrián Acosta.

2. Intervención de Raúl Nemesio Salgán en el hecho.

Los magistrados del tribunal de juicio tuvieron por

probado que Raúl Nemesio Salgán asumió el siguiente

comportamiento:

a) Dispuso de la chacra de su propiedad, ubicada

en Ernesto Montiel y Ruta Nº117 de la localidad de Paso de los

Libres, Corrientes, para la retención y ocultamiento de Christian

Eduardo Schaerer, desde la madrugada del 24 de septiembre de

2003 hasta el 7 de octubre de 2003, aproximadamente.

b) Se ocupó del traslado de la víctima en su vehículo

(Volkswagen Gol bordó) desde su chacra hasta la de Miguel Angel

Carbonell en la Quinta Sección, del Paraje Ombucito de la

localidad de Paso de los Libres, Corrientes, en la que estuvo

encargado de suministrar los alimentos a los cuidadores de la

víctima y al secuestrado Christian Eduardo Schaerer.

c) Utilizó su vehículo y medios apropiados para

trasladar a la víctima, a través de terrenos bajos y el cruce

del río Uruguay, a la República Federativa del Brasil para

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

continuar su retención y ocultación en la ciudad de Uruguayana.

d) Su actividad se verificó durante los momentos

en que se desarrollaba la retención y ocultación en la ciudad

de Paso de los Libres, Corrientes y en la ciudad de Uruguayana,

República Federativa de Brasil, a través de sus contactos

personales (Maisonave y Rato Branco), proporcionando los

inmuebles en los cuales continuó en cautiverio Christian Eduardo

Schaerer hasta aproximadamente el 9 de noviembre de 2003, en

que lo trasladaron junto con José Rodolfo Lorhman, oportunidad

en la que lo embarcaron por el río Uruguay con destino desconocido.

La actividad que se atribuyó a Raúl Nemesio Salgán en

el hecho a partir del 24 de septiembre de 2003 coincide con el

desplazamiento de la víctima dentro de los límites de la Provincia

de Corrientes, desde la localidad de Saladas a la ciudad de Paso

de los Libres.

El Tribunal de juicio detalló los llamados efectuados

a lo largo de la madrugada del 24 de septiembre de 2003 entre

Gonzalo Adrián Acosta y Cristian Ramón Carro Córdoba, entre éste

último con el celular registrado a nombre de Walter Luis Medina

(línea 03782 15610933), entre Angel Pedro Barbieri y José Rodolfo

Lorhman y entre éste último y Gonzalo Adrián Acosta, que dan

cuenta, por la activación de las celdas que indican el área de

cobertura desde la cual se efectúa la comunicación, del

desplazamiento de los nombrados hacia la localidad de Paso de

los Libres, con la intervención de Claudio Sebastián Cornelli

Belén.

El resultado de la confrontación del listado de

llamadas entrantes y salientes de cada teléfono celular a través

del sistema V.A.I.C. (Vínculo por Análisis Informático de las

Comunicaciones -cruce de llamadas-) junto con el sistema B.Id.Com.

(Búsqueda de Identidades y Comunicaciones) resulta coincidente

con lo expresado por Claudio Sebastián Cornelli Belén, quien

relató que luego de permanecer cuatro días en la localidad de

Saladas “los vino a buscar el abogado, Lorhman y Carro, en dos

autos, para salir de allí y dirigirse hacia Paso de los Libres.

Salen de ese lugar porque se veía todo complicado. El paragua,

el dicente y el chico no tenían auto, ni teléfono… Salen de la

casilla para la ruta, en un Peugeot 306 que conducía Lorhman,

salen del galpón el dicente, el chico y Paraguas, van a las cuatro

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60

bocas y en la estación de servicio estaba el otro auto, que era

un Ford Focus del abogado y estaba el abogado solo, llegan, se

baja el dicente y se sube al auto del abogado y arrancan con

destino a Paso de los Libres, el dicente iba adelante con el

abogado y los otros iban atrás a una buena distancia con fines

de avisar lo que pasaba en el camino. Viajaron toda la noche.

Llegaron a Paso de los Libres aproximadamente como a las cuatro

o cinco de la mañana y se dirigieron a una chacra, que era de

Caniche, donde había ponies y varios rodweiler y un perro común…”.

Claudio Sebastián Cornelli Belén menciona como destino

la chacra de Raúl Nemesio Salgán (“Caniche”), aportando además

una descripción de la actividad de la chacra y del lugar.

Especificó que “Allí había una cama grande de dos plazas y dos

o tres camas de una plaza, con un foco pequeño. La parte de atrás

era con muro y la de adelante con muro bajo y cree con reja y

el portón de madera con bandas verticales con poco espacio entre

cada tabla que en un costado de la chacra había pared y en el

otro alambre. Que estuvieron como quince días allí, casi dos

semanas, el dicente, y el paragüita, que venían Lorhman y Caniche

que era el dueño y por supuesto el chico. Caniche venía siempre…

traía comida y a veces cocinaban en una cocina paralela a la

habitación… Caniche se movilizaba en un Gol rojo o bordó…”(sic).

Los magistrados de la instancia anterior afirmaron que

el detallado cuadro del lugar efectuado por Claudio Sebastián

Cornelli Belén fue verificado en la Inspección Judicial realizada

el 22 de mayo de 2009 en la finca propiedad de Raúl Nemesio Salgán,

sita en la calle Ernesto Montiel y Ruta nº117 de la ciudad de

Paso de los Libres, provincia de Corrientes, oportunidad en la

que constataron que “efectivamente las instalaciones estaban

adecuadas tal como refiriera el imputado Cornelli Belén en cuanto

a la ubicación de todas y cada una de sus partes”.

También respalda la intervención de Raúl Nemesio Salgán

en el hecho, el correo electrónico remitido por José Horacio

Maidana (apodado “Potrillo”) a Néstor Horacio Barczuk, a fin

de ponerlo en conocimiento que a raíz de un problema decidieron

trasladar a la víctima y que “los gurises” tratarían de llegar

a su barrio, “por donde está el chueco”. La referencia que efectúa

el remitente respecto de su barrio corrobora el destino

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

-transitorio- de la víctima en la ciudad de Paso de los Libres,

atento que José Horacio Maidana es oriundo de dicha ciudad, tal

como lo acredita el informe de fs. 821/842, que también da cuenta

de la relación de Maidana con Raúl Nemesio Salgán, dado que tienen

registrado idéntico domicilio.

Ante el agravio expuesto por la defensa, cabe mencionar

que la declaración del Subcomisario Barboza no modifica la

conclusión expuesta, por cuanto se limitó a sostener que

transcurrieron más de cinco años desde la última residencia de

José Horacio Maidana en la localidad de Paso de los Libres, pero

en modo alguno desmiente la existencia de la relación aludida.

El propio Raúl Nemesio Salgán la corrobora al explicar que la

coincidencia señalada responde a un favor efectuado a Maidana

a efectos de que constituya domicilio en una causa judicial que

se le seguía en la ciudad de Paso de los Libres.

En lo atinente al tercer sitio en el que fue retenido

y ocultado Christian Eduardo Schaerer, esto es, la chacra

propiedad de Miguel Angel Carbonell, ubicada en la Quinta Sección

Ombucito, a diez kilómetros de Paso de los Libres, Claudio

Sebastián Cornelli Belén señaló que “… a ese lugar fueron en

el auto de Caniche, allí se usaba el auto de Caniche, allí iba

el chico secuestrado, el paragua, el dicente, Caniche y Lorhman.

Los dejan al dicente, el paragua y al chico con velas porque

no había luz en esa casa y se van. Luego venía Caniche casi todos

los días o día por medio a llevar comida y provisiones, todo

lo que hacía falta…”.

Los sentenciantes mencionaron que el informe del

V.A.I.C. da cuenta que el 1º de octubre de 2003 se realizaron

nueve llamados telefónicos desde la línea 03772 508081 registrada

a nombre de María Esther Sudo -cónyuge de Raúl Nemesio Salgán-

al teléfono de Miguel Angel Carbonell, quien en ese momento estaba

tramitando el alquiler de la chacra referida.

Precisamente en dicha fecha, se suscribió el contrato

celebrado entre Miguel Angel Carbonell y Luis Angel Gómez, que

fue redactado por Gabriel Dolores Moreira a pedido del titular

del inmueble.

El notario que intervino en la certificación de firmas

de los contratantes, al exhibírsele la documentación entregada

por Moreira, manifestó que certificó dos ejemplares, que sus

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62

servicios fueron abonados por la inmobiliaria interviniente y

que ningún miembro de la familia Salgán concurrió a la Escribanía

para interceder por la certificación de firmas.

La declaración de Luis Angel Gómez es la que pone en

evidencia lo realmente ocurrido. Al presentarse en la audiencia

de debate explicó que nunca celebró un contrato de alquiler con

Carbonell, que le habían sustraído su documento nacional de

identidad en el año 1996 y que le informaron que ese documento

fue utilizado por otra persona. En dicha ocasión hizo entrega

de una copia de la denuncia policial oportunamente efectuada

por la sustracción del documento.

Es así que los jueces intervinientes tuvieron por

acreditado la intervención de los autores del secuestro de

Christian Eduardo Schaerer en la celebración del contrato de

locación aludido, que utilizaron el documento nacional de

identidad de Luis Angel Gómez para ocultar la verdadera identidad

del locatario y desviar la investigación.

En este punto toman relevancia los llamados efectuados

a Carbonell desde el teléfono registrado a nombre de María Esther

Sudo y las declaraciones de Ramona Silva, Nilda Eloisa Verón

de Lemes, Nicolaz Lemes, Balbina Romero y Gerardo Hilarión Alegre,

todos vecinos de la chacra aludida, quienes aportaron datos que

corroboran la versión del hecho efectuada por Claudio Sebastián

Cornelli Belén y vinculan a Raúl Nemesio Salgán con los arreglos

efectuados en la finca para la estadía de la víctima y de quienes

se encargaban de vigilarlo y mantenerlo cautivo.

Resumidamente, el Tribunal expuso que dichas

declaraciones dan cuenta de distintas circunstancias que

resultan coincidentes con el relato de Cornelli Belén, a saber:

a) el traslado por parte de Miguel Angel Carbonell

de maderas, chapas y tirantes a la casa instalada en la chacra

aludida y su posterior colocación por parte de Lele Miño,

dependiente y persona de confianza de Raúl Nemesio Salgán. De

la relación laboral entre Salgán y Miño dieron cuenta José Ernesto

Danuzzo y Amanda Beatriz Silva;

b) el uso de la casa por parte de dos jóvenes

desconocidos, una vez que fue reparado el techo de la finca;

c) la visualización de un vehículo Volkswagen Gol

bordó dirigiéndose de manera reiterada a la chacra de Carbonell;

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d) la búsqueda de agua y gaseosa por parte de los

ocupantes de la finca al almacén de Lemes y el uso de velas como

medio de iluminación ante la inexistencia de agua y energía

eléctrica en el inmueble;

e) el tiempo que permaneció ocupada la finca.

Los jueces de la instancia anterior señalaron que las

características referidas por los testigos mencionados, respecto

a los jóvenes que ocuparon la finca, también resultaron

coincidentes con la declaración de Claudio Sebastián Cornelli

Belén, quien apuntó que la víctima quedó custodiada por él y

por Gonzalo Adrián Acosta.

Con relación a los agravios presentados por la defensa,

corresponde señalar que la inexactitud de algunos datos brindados

por Claudio Sebastián Cornelli Belén, como la distancia existente

entre la chacra de Salgán y la de Carbonell y el material de

la casilla situada en el predio de éste último, no resulta una

circunstancia idónea para refutar la conclusión adoptada por

los magistrados, que encuentra un serio respaldo en los numerosos

elementos probatorios mencionados que de manera inequívoca

avalan la declaración de Claudio Sebastián Cornelli Belén.

Se trata de aspectos que no integran el eje central

del hecho al que se refiere Claudio Sebastián Cornelli Belén.

No resulta serio exigir exactitud respecto a la distancia que

separa a las chacras aludidas ni tampoco advierto que el

desacierto posea entidad suficiente para desvirtuar su relato.

Idénticas consideraciones conducen a descartar las

objeciones expuestas en torno al material de la finca. Sin

perjuicio de ello, destaco que la precariedad de la vivienda

mencionada por Claudio Sebastián Cornelli Belén ha sido

corroborada y los materiales utilizados por Lele Miño para

reparar la casilla, lejos se encuentran de debilitar la veracidad

de su exposición, que a su vez resulta coincidente con la

verificada ausencia de suministro eléctrico.

El tribunal de juicio también valoró el acta de

declaración de Nilda Eloisa Verón, correspondiente al

reconocimiento fotográfico efectuado en el debate

correspondiente a la causa nº430/06, caratulada “Gloria Pompeya

Gómez de Schaerer s/secuestro extorsivo”, en la que se juzgó

la intervención de Angel Pedro Barbieri, Judith Analía Alvarenga

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y Néstor Horacio Barczuk en el hecho que nos ocupa. En dicha

oportunidad, al exhibírsele el álbum de fotos reconoció a Claudio

Sebastián Cornelli Belén como la persona que fue a su almacén

a buscar agua y comprar gaseosa.

Con invocación del precedente “Benítez” de la Corte

Suprema de Justicia de la Nación, la defensa sostuvo que dicha

prueba debió ser excluida por entender que los dichos vertidos

en aquel proceso no han podido ser ratificados en el debate.

No se trata aquí de un caso de incorporación por lectura

de una declaración testimonial, pues Nilda Eloisa de Lemes

concurrió nuevamente a prestar declaración en el debate, ocasión

en la que recordó haber reconocido en una fotografía que le

exhibieron al joven que fue a buscar agua a su comercio, situación

que aventa toda posibilidad de afectación del derecho de la

defensa de “interrogar a los testigos presentes en el tribunal

y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras

personas que puedan arrojar luz sobre los hechos" (art. 8.2.f,

Convención Americana sobre Derechos Humanos, y cc. art. 14.3.e,

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).

Por otra parte, Nilda Eloisa Verón de Lemes, Nicolás

Lemes, Balbina Romero y Gerardo Hilarión Alegre mencionaron la

reiterada presencia de un vehículo Volkswagen Gol de color bordó

en la chacra de Miguel Angel Carbonell de manera contemporánea

a la estadía de los ocupantes de la finca. Cabe recordar que

se trata de una zona rural con escaso movimiento de vehículos,

circunstancia que hace notoria la presencia de cualquier rodado

ajeno al lugar. En tal sentido, Nicolás Lemes recordó que “además

de ese auto bordó, no vio otro pasar hacia ese lugar” (sic).

La coincidencia de dicho rodado con el modelo y color

del vehículo de Raúl Nemesio Salgán constituye otro elemento

de cargo que sumados a los restantes elementos de prueba

analizados conducen a tener por verificada la asidua presencia

de Raúl Nemesio Salgán en el lugar, a fin de suministrar a Claudio

Sebastián Cornelli Belén y a Acosta de las provisiones necesarias

para su alimentación.

Sin lugar a dudas, las declaraciones testimoniales

citadas avalan el relato de Claudio Sebastián Cornelli Belén:

“…Luego venía Caniche casi todos los días o día por medio a llevar

comida y provisiones, todo lo que hacía falta…”.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Tampoco encuentran sustento los cuestionamientos que

la defensa de Raúl Nemesio Salgán dirige a los dichos de Claudio

Sebastián Cornelli Belén respecto al traslado de Christian

Eduardo Schaerer desde la chacra de Miguel Angel Carbonell a

la ciudad de Uruguayana, República Federativa de Brasil.

Claudio Sebastián Cornelli Belén expuso: “…se

dirigieron hacia una bajada del río, relativamente cerca de la

cabaña, porque salieron de la cabaña hacia la ruta de allí por

un camino vecinal llegaron al río. Era una bajada de un arroyo,

vivía gente al costado de ese arroyo que cruzaron con un bote,

era corta distancia. Allí un muchacho empujó el bote en el que

iban el dicente, el chico secuestrado y Paragua ese muchacho

empujo el bote pero iba caminando al lado se nota que no era

profundo. Entraron a una especie de pantano a pie, había árboles,

tipo un camino que daba al río grande que divide Brasil con

Argentina. Allí los esperaba un canoero con una lanchita a motor,

era un viejito de aproximadamente cuarenta y pico de años con

pelo canoso descuidado, hablaba castellano y le parece que era

argentino y no brasilero. En la bajada del río los esperó para

cruzar el río, eso hicieron el dicente, el Paragua, el chico

secuestrado y el canoero. El chico secuestrado iba con la cabeza

tapada y eso veía el canoero. Cruzaron el río con el chico atado

los pies, ahora recuerda que el hombre que los guió por el pantano

llevó al chico secuestrado al hombro porque tenía los pies atados.

Cruzaron el río y llegando casi al puente, había un arroyo que

desconoce hace una seña de luces con linterna y se arriman a

la orilla, se bajan y los esperaba un auto marca Gol, entraron

dentro del auto que estaba conduciendo Caniche, era su GOL, se

dirigieron a una casa de dos pisos que estaba cerca del río donde

se bajaron y allí estuvieron quince días. Estaban en Brasil,

en Uruguayana, la casa estaba relativamente cerca del centro

a dos cuadras del río…” (sic).

El recurrente afirmó que la declaración transcripta

se encuentra desvirtuada por los dichos de Nicolás Lemes, quien

indicó que el arroyo Yatay sólo es navegable quinientos metros

antes de su desembocadura en el río Uruguay.

Del relato resulta claro que para el traslado de

Christian Schaerer utilizaron embarcaciones de distinto porte,

de acuerdo a las características de la vía de navegación.

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Coincidentemente con los dichos de Nicolás Lemes, que

curiosamente la defensa cita en apoyo de su postura, del relato

de Claudio Sebastián Cornelli Belén surge que en un primer tramo

del recorrido efectuado tenían un bote pero dada la poca

profundidad del arroyo lo cruzaron caminando. Lejos de observar

elemento alguno que suscite alguna duda respecto a la veracidad

de la declaración cuestionada, considero que lo expuesto por

Nicolás Lemes, conocedor del lugar, por ser vecino y ex sub

oficial de la Prefectura Naval Argentina, otorga plena

credibilidad al relato expuesto por una persona que es ajena

al lugar y ha dado una acertada y detallada explicación de las

características de la zona.

Asimismo, debe valorarse que en la época del traslado

aludido se verificó el egreso del territorio nacional con destino

a la ciudad de Uruguayana, República Federativa del Brasil, de

José Rodolfo Lorhman (bajo la identidad de Carlos Alberto

Basualdo) y de Néstor Horacio Barczuk (bajo la identidad de Dardo

Antolín Fernández), quien señaló que fue a vigilar a la víctima

en reemplazo de Gonzalo Adrián Acosta (cfr. Informe de la División

Asuntos Internacionales de Interpol, fs. 1407 y 2582).

Por otra parte, la circunstancia de que sólo se

encuentre registrado el pase fronterizo del vehículo Volkswagen

Gol, dominio DIS190, de propiedad de Raúl Nemesio Salgán en una

fecha posterior (10 de noviembre de 2003), en modo alguno logra

desvirtuar el relato expuesto por Claudio Sebastián Cornelli

Belén.

De acuerdo al régimen aduanero transitorio vecinal

fronterizo los residentes de la ciudad de Paso de los Libres,

provincia de Corrientes, no necesitan registrar su ingreso al

país vecino cuando sólo van a transitar por la zona de frontera

-Uruguayana y sus inmediaciones, hasta 50 kilómetros- (cfr.

informe expedido a fs.2286/2289 por el Comandante Principal de

la Gendarmería Nacional, Juan Carlos Toledo).

Por ello, el registro migratorio del 10 de noviembre

de 2003 en realidad corrobora que Raúl Nemesio Salgán, María

Esther Sudo y su hijo Leandro Salgán efectivamente viajaron al

interior de la República Federativa de Brasil, a fin de hacerse

del dinero correspondiente al pago efectuado por la familia de

Christian Eduardo Schaerer en Ciudad del Este, República de

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Paraguay, tal como surge de las escuchas telefónicas y lo hizo

saber Claudio Sebastián Cornelli Belén.

Queda así acreditada la presencia de Raúl Nemesio

Salgán en la ciudad de Uruguayana aportando los medios necesarios

para el traslado de la víctima, atento que la versión del hecho

expuesta por Claudio Sebastián Cornelli Belén ha tenido un amplio

respaldo en las distintas pruebas incorporadas al proceso.

Advierto que el recurrente se limitó a realizar una

crítica individual al valor probatorio de algunos de los indicios

merituados por el tribunal de juicio para fundar la intervención

de Raúl Nemesio Salgán en el hecho. Se soslayó que las

presunciones que derivan de los indicios constituyen plena prueba

cuando se fundan en hechos reales y probados, y cuando por su

número, precisión, gravedad y concordancia, producen convicción

según la naturaleza del juicio de conformidad con las reglas

de la sana crítica que inspira a la legislación vigente.

En suma, las conclusiones a las que han arribado los

sentenciantes respecto a la intervención de Raúl Nemesio Salgán

en el hecho, a partir del traslado de la víctima desde la localidad

de Saladas hasta la ciudad de Paso de los Libres, provincia de

Corrientes, se encuentran correctamente fundadas, y encuentran

adecuado sustento en un análisis global y concordante de la

evidencia colectada durante el proceso, de conformidad con las

reglas de la sana crítica racional.

3. Intervención de Cristian Ramón Carro Córdoba en el

hecho.

Los jueces de la instancia anterior han considerado

plenamente probado que Cristian Ramón Carro Córdoba tuvo una

activa intervención tanto en actos anteriores como posteriores

a la sustracción de Christian Eduardo Schaerer.

Sostuvieron que como integrante del grupo organizado

de personas que cometió el hecho en estudio, el nombrado adoptó

las siguientes acciones:

a) Adquirió en la localidad de Concepción del

Uruguay, provincia de Entre Ríos, los teléfonos celulares 0342

15609958 y 0342 15640073, los días 18 de agosto y 12 de septiembre

de 2003, respectivamente. Entregó el celular adquirido en último

término a Gonzalo Adrián Acosta y luego, a partir del 21 de

septiembre de 2003, mantuvo comunicaciones sincronizadas con

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68

los restantes integrantes del grupo que participó de la

sustracción, retención y ocultación de Christian Schaerer.

b) Aportó el automotor marca Peugeot 306, dominio

DRN916, para el traslado de la víctima desde la localidad de

Saladas hasta la ciudad de Paso de los Libres, provincia de

Corrientes, en la madrugada del día 24 de septiembre de 2003,

lugar donde continuó la retención y ocultamiento de Christian

Eduardo Schaerer.

c) Durante el traslado de la víctima desde la

localidad de Saladas hasta Paso de los Libres, provincia de

Corrientes, mantuvo fluidas comunicaciones telefónicas con los

miembros de la banda, Angel Pedro Barbieri (condenado), José

Rodolfo Lorhman (prófugo) y con el imputado Gonzalo Adrián Acosta,

a través de la línea telefónica nº0342 15609958, con la que activó

las antenas de las localidades de Saladas y de la ciudad de Paso

de los Libres, lugares donde estuvo retenido y oculto Christian

Eduardo Schaerer.

d) En Ciudad del Este, República del Paraguay,

participó del cobro del dinero exigido a la familia de Christian

Eduardo Schaerer para liberar a la víctima. Posteriormente, viajó

a Curitiba, República Federativa de Brasil, para participar del

reparto del dinero extortado.

Al tratar la situación de Gonzalo Adrián Acosta se

evidenció a través de los distintos elementos probatorios

analizados (declaraciones testimoniales de Adolfo Escalante,

Eloy Laborde, Luis Angel Capeletti, Luis Horacio Manzanares,

Ricardo Matías Fernández y Juan María Contreras y documentación

obrante a fs. 11736/11737) las distintas actividades asumidas

por Cristian Ramón Carro Córdoba en las ciudades de Concepción

del Uruguay y Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, valiéndose

de la utilización de falsas identidades.

También se estableció su vínculo con Gonzalo Adrián

Acosta y la adquisición de la línea telefónica 0342 15629958

en el comercio de Fabián Esteban Fontanari, sito en la calle

Galarza 938 de la ciudad de Concepción del Uruguay, provincia

de Entre Ríos.

A partir de la vinculación de la mencionada línea

telefónica con Cristian Ramón Carro Córdoba, el tribunal de

juicio estableció la presencia e intervención del imputado en

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

distintas secuencias y escenarios en que se desarrolló la

actividad delictiva sujeta a estudio.

A ese fin, resultó de vital importancia el resultado

de la confrontación del listado de llamadas entrantes y salientes

de cada teléfono celular a través del sistema V.A.I.C. (Vínculo

por Análisis Informático de las Comunicaciones -cruce de

llamadas-) junto con el sistema B.Id.Com. (Búsqueda de

Identidades y Comunicaciones).

La información obtenida de dicho confronte reveló los

movimientos efectuados por el imputado y su asidua comunicación

con los restantes intervinientes en el hecho, en total

coincidencia con la versión del hecho efectuada por Claudio

Sebastián Cornelli Belén, quien afirmó la intervención de

Cristian Ramón Carro Córdoba en el hecho.

De especial relevancia, por su coincidencia con el

relato efectuado por Claudio Sebastián Cornelli Belén, resultan

los desplazamientos que registró el abonado 0342 15629958 el

24 de septiembre de 2003 y que fueran minuciosamente detallados

en la sentencia recurrida (cfr. fs. 32386vta./32388).

Claudio Sebastián Cornelli Belén confirmó la presencia

-que ya daba cuenta el informe del V.A.I.C. complementado con

el de “B. Id. Com.”- de Cristian Ramón Carro Córdoba en la

localidad de Saladas, en momentos en que se disponían a trasladar

a Christian Eduardo Schaerer a Paso de los Libres.

Los magistrados de la instancia anterior destacaron

los contemporáneos desplazamientos hacia la ciudad de Paso de

los Libres, provincia de Corrientes, que se detectaron por la

activación de las antenas producida por la utilización de los

celulares correspondientes a Cristian Ramón Carro Córdoba,

Gonzalo Adrián Acosta, José Rodolfo Lorhman y Angel Pedro

Barbieri, al tiempo que se producía el traslado de la víctima

desde la localidad de Saladas hasta la ciudad de Paso de los

Libres, provincia de Corrientes.

Al respecto, Claudio Sebastián Cornelli Belén indicó

que “…A los cuatro días como dijo lo viene a buscar el abogado,

Carro y Lorhman, en dos autos, un auto queda en Cuatro Bocas,

cercano a una Estación de Servicio… Salen de la casilla para

la ruta, en un Peugeot 306 que conducía Lorhman, salen del galpón

el dicente, el chico y Paraguas, van a las cuatro bocas y en

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la estación de servicio estaba el otro auto, que era un Ford

Focus del abogado y estaba el abogado solo, llegan, se baja el

dicente y se sube al auto del abogado y arrancan con destino

a Paso de los Libres… Viajaron toda la noche. Llegaron a Paso

de los Libres aproximadamente como a las cuatro o cinco de la

mañana y se dirigieron a una chacra…”.

Es notoria la coincidencia del horario de llegada

mencionado con los insistentes llamados de Cristian Ramón Carro

Córdoba (hora 4:11:00; 4:12:00; 4:12:17; 4:12:52, 4:13:00;

4:13:45; 4:14:23; 4:15:00 y 4:15:56) al teléfono 03783 15574216

utilizado por Barbieri, activando la antena ubicada en Paso de

los Libres, Corrientes. Con buen criterio, los jueces entendieron

que al llegar a destino, “intentaba comunicarse” sin éxito.

Corresponde destacar, entonces, que los llamados

efectuados por Cristian Ramón Carro Córdoba a Gonzalo Adrián

Acosta las 4:06:00 y 4:11:16 horas del 24 de septiembre de 2003

y a Angel Pedro Barbieri de manera insistente (en nueve

oportunidades) desde las 4:11:00 hasta las 4:15:56 horas, lo

ubican en la ciudad de Paso de los Libres, de manera contemporánea

al arribo a dicha ciudad de la víctima junto a sus captores,

tal como también lo mencionó Claudio Sebastián Cornelli Belén.

La secuencia del hecho descripta por Claudio Sebastián

Cornelli Belén es clara y contundente respecto a la utilización

de un Peugeot 306 y a la presencia de Cristian Ramón Carro Córdoba,

en el primer lugar de cautiverio, quien llegó junto a José Rodolfo

Lorhman para realizar el traslado de la víctima. No se advierte

la razón por la que la defensa sostiene que en dicho relato se

excluyó la intervención de Cristian Ramón Carro Córdoba en el

aludido traslado.

El imputado detalló claramente que del galpón utilizado

como lugar de cautiverio salieron la víctima, Gonzalo Adrián

Acosta (“paraguas”) y el propio Claudio Sebastián Cornelli Belén.

También indicó que salieron hacia la ruta abordo del Peugeot

en el que arribaron Cristian Ramón Carro Córdoba y José Rodolfo

Lorhman, que era conducido por éste último y que al llegar a

“Cuatro Bocas” se subió al Ford Focus tripulado por Angel Pedro

Barbieri.

Sin perjuicio de ello, existen otros elementos de cargo

que robustecen la conclusión alcanzada por el tribunal de juicio.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Entre ellos, cabe destacar las declaraciones de Ricardo Matías

Fernández y de Rubén Miguel Igoa Basterrica, el informe del

Registro de la Propiedad Automotor nº1 de Gualeguaychú, provincia

de Entre Ríos (fs.12912/12922) y el informe de la Dirección

Nacional del Registro de Propiedad Automotor (fs.12369).

Corresponde recordar la declaración de Ricardo Matías

Fernández, ya mencionada al analizar la situación de Gonzalo

Adrián Acosta. El testigo refirió que en septiembre de 2003,

en la ciudad de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, era vecino

de Gonzalo Adrián Acosta, a quien conocía como Gustavo Pereira.

Explicó que éste le presentó a Cristian Ramón Carro Córdoba como

su primo y bajo la identidad de Gustavo Galarza, quien tenía

un Peugeot 306. En la audiencia de debate reconoció a Gonzalo

Adrián Acosta y a Cristian Ramón Carro Córdoba como Galarza y

Pereira, respectivamente.

En la audiencia de debate celebrada el 28 de mayo de

2009 Rubén Miguel Igoa Basterrica expresó que tiene un taller

mecánico desde el año 2004 en la ciudad de Gualeguaychú, provincia

de Entre Ríos y que reparó un Peugeot 306 a pedido de una persona

a la que luego reconoció a través de las fotografías publicadas

en un diario como Cristian Ramón Carro Córdoba.

A su vez, el informe de la Dirección Nacional del

Registro de Propiedad Automotor de fs.12369, da cuenta que el

rodado Peugeot, modelo 306, dominio DRN916 se encuentra

registrado a nombre de Gustavo Enrique Galarza, DNI 24.249.011.

El propio imputado reconoció que utilizó dicha identidad para

salir y entrar del territorio nacional el 17 de septiembre y

el 21 o 22 de septiembre de 2003, respectivamente, por la ciudad

de Paso de los Libres, Corrientes. Dicha circunstancia fue

convalidada con el informe de la Dirección General de Migraciones

obrante a fs. 31177.

Por otra parte, también resulta incriminante el correo

electrónico remitido el 2 de octubre de 2003 desde la cuenta

[email protected]” (atribuida al prófugo José Horaciio

Maidana) a la casilla “[email protected]” (atribuida

a la condenada Judith Analía Alvarenga) en el que se hace

referencia al desplazamiento que iba a realizar Cristian Ramón

Carro Córdoba, a quien veladamente individualizan como “la

gordita”. En dicho e-mail se lee “…la otra chica la gordita si

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72

no se comunica o llega hoy o mañana viajea para alla para mi

barrio para hablar con las otras amigas para saber que esteen

todas bien por que con ellas como viven aisladas en sona muy

precario no tenemos comunicación…” (sic). El apodo utilizado

“la gordita” resulta coincidente con lo expresado por Néstor

Horacio Barczuk, y Diego René Solís.

De igual tenor resulta el correo electrónico dirigido

desde “[email protected]” a la casilla de Néstor

Horacio Barczuk (“[email protected]”) el 10 de

octubre de 2003, a efectos de indicarle que se traslade a la

ciudad Paso de los Libres, provincia de Corrientes y avisarle

que “el gordo” lo pasaría a buscar para que se quede unos días

con “los gurises” (Gonzalo Adrián Acosta y Claudio Sebastián

Cornelli Belén).

Tampoco debe descartarse como elemento de prueba

indiciario, la relación previa de Cristian Ramón Carro Córdoba

con Néstor Horacio Barczuk y Claudio Sebastian Cornelli Belén,

conforme los dichos de éstos últimos, como así también la

vinculación de Cristian Ramón Carro Córdoba con José Rodolfo

Lorhman, conforme a los dichos de Eduardo Ramón Battistessa.

En el mismo sentido, el tribunal de juicio valoró que

la intervención que Claudio Sebastián Cornelli Belén le atribuye

a Cristian Ramón Carro Córdoba en el cobro del rescate exigido

a la familia de la víctima y en el reparto del dinero obtenido

encuentra corroboración en los informes de la Dirección Nacional

de Migraciones obrantes a fs. 23.252 y del Ministerio de Educación

y Cultura de la República Oriental del Uruguay de fs. 31.724/31741,

que ubican a Cristian Ramón Carro Córdoba -bajo la falsa identidad

de Gustavo Enrique Galarza- a la época de la actividad delictiva

aludida en Ciudad del Este, República del Paraguay, en Quarai,

República Federativa del Brasil y en las ciudades de Bella Unión,

Fray Bentos y Carrasco, República Oriental del Uruguay.

Queda así acreditada la intervención de Cristian Ramón

Carro Córdoba en las distintas etapas y escenarios en las que

se desarrolló el hecho que nos ocupa.

La intensa actividad ilícita de Cristian Ramón Carro

Córdoba, que adoptó falsas identidades, aportó medios de

comunicación y transportes para la ejecución del hecho e

intervino materialmente en el traslado de la víctima desde la

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Cámara Federal de Casación Penal

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

localidad de Saladas hasta Paso de los Libres, en el cobro del

rescate en Ciudad del Este, República del Paraguay y en el

posterior reparto del dinero en Curitiba, República Federativa

de Brasil, se encuentra plenamente acreditada, atento que la

versión del hecho expuesta por Claudio Sebastián Cornelli Belén

ha tenido un contundente respaldo en numerosos elementos de cargo

incorporados al proceso que conforman un cuadro probatorio idóneo

para alcanzar la certeza requerida para el dictado de una

sentencia condenatoria.

Las objeciones y críticas expuestas por la asistencia

técnica de Cristian Ramón Carro Córdoba se basan en una valoración

fragmentada y aislada de la prueba reunida.

Dicha metodología en la valoración de la prueba ha sido

reiteradamente descalificada por la Corte Suprema de Justicia

de la Nación, al señalar que un análisis parcial y aislado de

los elementos de juicio obrantes en la causa, sin integrarlos

y armonizarlos debidamente en su conjunto, conduce al dictado

de resoluciones arbitrarias por omisión valorativa de indicios

que pudieron ser decisivos para alcanzar un resultado distinto

y por prescindir de una visión de conjunto y de la necesaria

correlación entre las distintas pruebas producidas (C.S.J.N.,

Fallos: 308:640; 311:621, 948, 2402 y 2547; 315:495; 319:1878;

321:2131 y disidencia de los doctores Juan Carlos Maqueda y

Eugenio Raúl Zaffaroni en Fallos: 327:5631, entre muchos otros).

Las probanzas de la causa no pueden ser consideradas

aisladamente sino valoradas en su conjunto, tratando de vincular

armoniosamente sus distintos elementos de confrontación,

conforme a las reglas de la sana crítica, a riesgo de desvirtuar

la esencia de la tarea de valoración de la prueba reunida.

Al respecto se ha dicho con acierto que la aplicación

del método consistente en criticar las pruebas, indicios y

presunciones individualmente, de modo de ir invalidándolos uno

a uno y evitando su valoración articulada y contextual dentro

del plexo probatorio, conduce a resultados absurdos desde el

punto de vista de la verdad material, real o histórica, cuya

reconstrucción es objeto y fin del proceso penal, y que tan

imperfecta metodología se encarga de desbaratar uno por uno cada

cual de esos elementos que, solitariamente, nada prueban con

certeza, pero que, evaluados en acto único y con ajuste a las

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reglas de la sana crítica racional -lógica, experiencia, sentido

común, psicología y ciencia-, pueden llevar de la mano a una

probatura acabada, plena, exenta de toda hesitación razonable

(cfr. causa nº 6817, reg. Nº 9424, “Las Heras, Mariano y otro

s/ recurso de casación”, del 14/09/06 y sus citas, causa nº 7228

“Duarte, Pablo Adrián s/ recurso de casación”, reg. Nº 9465,

rta. el 22/09/06, ambos de la Sala I).

En razón de todo ello, el recurso intentado, fuera de

manifestar su discrepancia con el resultado alcanzado, no ha

logrado demostrar cuáles serían los defectos de motivación del

pronunciamiento ni de qué manera se habría incurrido en violación

de las reglas de la sana crítica, debido a que el a quo consignó

los argumentos que determinaron la resolución de manera que fuera

controlable el iter lógico seguido para arribar a la conclusión,

evidenciando así que realizó una apreciación de las pruebas que

la recurrente no comparte pero que se halla exenta de la tacha

de ilogicidad e incluso a resguardo de la de arbitrariedad de

sentencias.

Por lo expuesto, las conclusiones a las que han arribado

los sentenciantes respecto a la intervención de Cristian Ramón

Carro Córdoba en el hecho, se encuentran correctamente fundadas

y encuentran adecuado sustento en un análisis global y

concordante de la evidencia colectada durante el proceso, de

conformidad con las reglas de la sana crítica racional.

SEPTIMO:

Las absoluciones de María Esther Sudo, Oscar Antonio

Salgán, Sergio Gustavo Salgán, Jorge Gabriel Sudo y Miguel Angel

Ramírez.

a) La situación de Miguel Angel Ramírez

El tribunal de juicio tuvo por probado que Miguel Angel

Ramírez, sargento primero de la Policía Federal Argentina, con

prestación de servicio en la Delegación Paso de los Libres,

provincia de Corrientes, dio aviso de los allanamientos “que

se iban a llevar a cabo en distintos inmuebles pertenecientes

a uno de los miembros de la organización delictiva, Raúl Nemesio

Salgán, el día 19 de noviembre de 2003 en la localidad de Paso

de los Libres, Corrientes, cuando se hallaba prestando servicios

en la dependencia de la institución mencionada”.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Asimismo, consideró que Miguel Angel Ramírez no tuvo

conocimiento de que los allanamientos aludidos habían sido

dispuestos en el marco del presente proceso y menos aún que con

su conducta ayudaba a ocultar pruebas relacionadas con el

secuestro de Christian Eduardo Schaerer o evitaba que la víctima

recuperara su libertad.

Concluyó que el nombrado, en su calidad de funcionario

policial y en momentos en que la víctima ya no se encontraba

en la localidad de Paso de los Libres, “advirtió a la familia

Salgán que los inmuebles propiedad de éste último, iban a ser

allanadas, con lo cual evitó que se pudieran obtener pruebas

útiles para la dilucidación de la causa”.

Finalmente, evaluó que dicho proceder encuadra en el

delito de encubrimiento y, luego de recordar que el tiempo

transcurrido entre el primer llamado a indagatoria y el

requerimiento de elevación a juicio excedía el máximo de duración

de la pena señalada para dicha figura, consideró que la acción

penal se hallaba extinguida por prescripción, conforme a lo

establecido por los artículos 59, inciso 3º, 62, inciso 2º y

67, incisos b) y c), del Código Penal. En función de ello, dispuso

absolver a Miguel Angel Ramírez del delito por el que fuera

requerido a juicio, por aplicación del artículo 3 del Código

Procesal Penal de la Nación.

La transcripción de la escucha telefónica

correspondiente a la línea n°03772 426604, perteneciente al

domicilio de Raúl Nemesio Salgán (cfr. fs.1674), revela que el

19 de noviembre de 2003 Sergio Gustavo Salgán fue alertado de

los inminentes allanamientos a las distintas propiedades de su

familia en la ciudad de Paso de los Libres, provincia de

Corrientes.

El breve diálogo mantenido en dicha oportunidad por

Sergio Gustavo Salgán con su interlocutor exterioriza que la

información reservada había sido develada por el imputado

-apodado “patrón”-, quien le avisó a Héctor González, alias

“pucho”, que se desempeñaba como pizzero de un comercio cercano

a la Delegación de Paso de los Libres de la Policía Federal.

Finalmente y tal como surge de la escucha, fue Ariel (Saldaña)

quien finalmente alertó telefónicamente a Sergio Gustavo Salgán

de los allanamientos dispuestos.

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De manera coincidente se expresó Juan José

Ugartemendia, propietario del comercio en el que trabajaba Héctor

González (“pucho”). Recordó que Ramírez le pidió permiso para

hablar con Héctor González, con el cual mantuvo una conversación

en el sector de fiambrería. Al día siguiente y una vez publicado

en los medios de comunicación la ejecución de los allanamientos

aludidos, Héctor González le comentó: “que barbaridad, eso fue

lo que ‘Patrón’ me pidió que le avisara a los chicos del barrio”.

Asimismo, le hizo saber que le había pedido a Ariel Saldaña que

avise a la familia Salgán.

Todo ello permite afirmar que la mencionada

información confidencial fue brindada por Miguel Angel Ramírez,

que al momento del hecho se desempeñaba como sargento primero

de la Delegación Paso de los Libres de la Policía Federal.

Sin perjuicio de ello, corresponde detallar la relación

del imputado con la familia Salgán. En tal sentido, los diálogos

que Sergio Gustavo Salgán mantuvo con su padre, en momentos en

que éste se hallaba en la ciudad de Uruguayana y lo consultaba

por la situación en Paso de los Libres, luego de la detención

de Barczuk, lo tienen a Miguel Angel Ramírez como una persona

dispuesta a brindar valiosa información.

Así fue apreciado por Sergio Gustavo Salgán (cfr.

transcripción de escucha telefónica de fs. 1672/1673) y su padre

el 19 de noviembre de 2003 -antes del efectivo aviso sobre los

allanamientos-, aludiendo a que sería el primero en enterarse

sobre cualquier novedad que pueda afectarlos.

El diálogo mantenido en dicha oportunidad entre Sergio

Gustavo Salgán y su progenitor también permite conocer que con

anterioridad Miguel Angel Ramírez había avisado en forma directa

a Raúl Nemesio Salgán sobre la presencia y posterior retirada

de la localidad de Paso de los Libres de una comisión policial

provincial, situación que ha sido corroborada en el debate con

la extensa declaración efectuada por el Comisario Transito

Ramírez (cfr. fs.32101).

El Comisario mencionado explicó que a fines de octubre

se envió una comisión a Paso de los Libres y luego de hacer las

observaciones y vigilancia del domicilio de Raúl Nemesio Salgán

y de haber solicitado las órdenes de allanamiento al Juzgado

Federal de la zona, el oficial Acevedo que estaba al mando,

Page 77: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

77

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

devolvió las órdenes el 12 de noviembre de 2003, para no poner

en riesgo la vida de la víctima, atento que no se había llegado

a concluir en qué lugar estaba siendo ocultada.

De igual manera se expidió Julio Héctor Segovia (cfr.

fs. 32001/32002), al señalar que estuvieron varios días en Paso

de los Libres y como no había movimiento devolvieron la orden

de allanamiento. En cuanto al hermetismo que caracterizó a la

investigación, refirió que la Policía Federal de Paso de los

Libres había ofrecido colaboración y que muchos policías tenían

conocimiento del trabajo a realizar.

La escucha telefónica obrante a fs. 2173/2174

(correspondiente al domicilio de Juan Angel Oliva), da cuenta

de la efectiva disposición del imputado para mantener informados

a los distintos integrantes de la familia Salgán, en este caso

reuniéndose en la noche del 18 de noviembre de 2003 con Oscar

Antonio Salgán para comentarle que sólo habían preguntado por

las posibles relaciones de los involucrados con Raúl Nemesio

Salgán.

Su permanente colaboración también surge del informe

expedido por la Gendarmería Nacional (cfr. fs. 15250/15252) y

de la transcripción de la escucha telefónica correspondiente

a la línea telefónica 03772 422701 (cfr. fs. 2512/2513), que

reproduce el diálogo mantenido entre la madre de Saldaña y

“Laurita”, refiriéndose al imputado como “el alcahuete” de la

familia Salgán.

Cabe concluir, entonces, que el aviso efectuado el

19 de noviembre de 2003 por Miguel Angel Ramírez a Sergio Gustavo

Salgán, respecto a los inminentes allanamientos de distintos

inmuebles pertenecientes a Raúl Nemesio Salgán, no constituye

una infidencia aislada sino una muestra más de la participación

criminal de Miguel Angel Ramírez en el hecho delictivo.

Establecida así la conducta adoptada por Miguel Angel

Ramírez, corresponde dar tratamiento a los agravios introducidos

por el representante del Ministerio Público Fiscal y la querella

en torno a su significación jurídica.

Probado que Miguel Angel Ramírez de manera reiterada

proporcionó información confidencial a los integrantes de la

familia Salgán, corresponde determinar si en su calidad de sub

oficial de la Delegación Paso de los Libres de la Policía Federal

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78

o por su relación con la familia aludida tenía conocimiento que

la información suministrada se relacionaba con la investigación

desarrollada en las presentes actuaciones.

En este sentido, debe tenerse presente que la

participación criminal exige doble dolo, lo que significa que

el partícipe no sólo debe tener dolo de colaborar sino que además

ese dolo debe abarcar la ejecución del hecho principal.

En primer lugar destaco que la reserva con que se llevó

a cabo la investigación de manera alguna puede resultar un

elemento que autorice a establecer de manera genérica, como

parece afirmar el tribunal de la instancia anterior, la

imposibilidad de que Miguel Angel Ramírez hubiera conocido que

los movimientos de las fuerzas policiales en la ciudad de Paso

de los Libres se encuentren vinculados al secuestro de Christian

Eduardo Schaerer.

No puede olvidarse que en la investigación del hecho

se ha requerido la intervención de distintas fuerzas policiales

provinciales (de Corrientes, Formosa, Chaco y Misiones) de la

Policía Federal, Gendarmería Nacional y de la SIDE y, por la

continuación del hecho en territorios extranjeros (República

del Paraguay y República Federativa del Brasil) ha sido necesaria

la colaboración de Interpol y de la policía de los países

mencionados, todo lo cual sumado a la gran repercusión producida

en los medios periodísticos a nivel provincial y nacional y en

la sociedad en general, generó un movimiento inusual en las

dependencias policiales intervinientes y la necesidad de contar

con nuevos equipos de trabajo para la investigación del caso

(cfr.fs.32100/32106). El Comisario Ramón Tránsito Ramírez

informó que convocó a un equipo de diez o quince personas, a

la que se le dio el nombre de División Delitos Complejos y que

el Comisario Barboza tenía su equipo de trabajo, con los que

no tenía relación directa.

La simple participación de alguno de los equipos de

investigación aludidos revelaba, sin duda alguna, que su

actividad se relacionaba con la pesquisa correspondiente a las

presentes actuaciones.

Por ello, considero que Miguel Angel Ramírez no

desconoció que la comisión policial provincial enviada a fines

de octubre a Paso de los Libres para observar y vigilar el

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

domicilio de Raúl Nemesio Salgán, se trataba de una tarea de

investigación vinculada al secuestro de Christian Eduardo

Schaerer (cfr. fs. 32101, declaración efectuada por el Comisario

Transito Ramírez).

El día 19 de noviembre de 2003 el Subcomisario Pedro

de los Angeles Benítez, del Departamento Delitos Complejos de

la Policía Federal, se comunicó con el Jefe de Servicio Roque

Ariel Alfonzo de la Delegación de Paso de los Libres de la Policía

Federal para dar apoyo a los allanamientos y a los fines de

preparar al personal para su efectivo diligenciamiento, anticipó

la inminente llegada de las órdenes de allanamiento y también

que se encontraban relacionados con el secuestro de Christian

Eduardo Schaerer (cfr. fs. 32099vta.).

El hermetismo al que se refiere la sentencia impugnada

(“todo era secreto”, cfr.fs.32427) no se compadece con lo

ocurrido, pues de alguna manera Miguel Angel Ramírez accedió

a la información relacionada con la investigación y aún antes

de que se expidan las órdenes de allanamiento pudo saber

detalladamente los domicilios involucrados e indebidamente

reveló su conocimiento de la manera descripta en párrafos

anteriores.

Otro punto a considerar se relaciona con la

introducción ilícita de cigarrillos al territorio nacional por

parte de Raúl Nemesio Salgán.

Dicha actividad era conocida por Miguel Angel Ramírez,

así se aprecia de las transcripciones de las escuchas

telefónicas.

Al respecto considero que Miguel Angel Ramírez no pudo

relacionar esa actividad ilícita con el operativo dispuesto el

19 de noviembre de 2003, que por su magnitud no guardaba

proporción con el referido comportamiento.

En suma, las especiales características del caso, la

intervención de la División Delitos Complejos de la Policía

Federal, la comprobada afinidad de Miguel Angel Ramírez con los

integrantes de la familia Salgán, la preocupación por el avance

de la investigación demostrada por la familia Salgán -recuérdese

la previa detención de Barczuk-, la que no fue ocultada a Miguel

Angel Ramírez, a quien recurrían de manera constante para que

los mantenga informados de los movimientos policiales, conducen

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a concluir que Miguel Angel Ramírez no pudo desconocer que los

allanamientos dispuestos respecto a distintos domicilios de la

familia Salgán y al domicilio de Juan Angel Oliva se relacionaban

con el secuestro de Christian Eduardo Schaerer.

En cuanto al grado de conocimiento exigible para

participar en el hecho ajeno, cabe señalar que prestigiosa

doctrina y precedentes jurisprudenciales extranjeros coinciden

en señalar que resulta suficiente la actuación con dolo eventual.

(cfr. Hans-Heinrich Jescheck, “Tratado de Derecho Penal. Parte

General”, p. 633, Ed. Comares, 4ª ed., Granada, 1993, traducción

de José Luis Manzanares Samaniego y sus citas de jurisprudencia).

Conforme a lo expuesto, no corresponde circunscribir

la actuación de Miguel Angel Ramírez al aviso dado a Sergio

Gustavo Salgán el 19 de noviembre de 2003, por cuanto ha quedado

establecido que dicha colaboración no fue un acto aislado sino

el cumplimiento del compromiso que asumió Miguel Angel Ramírez

con Raúl Nemesio Salgán de mantenerlo al tanto de la información

que manejaba la policía y de las diligencias encomendadas a la

fuerza que integraba. Sin lugar a dudas, con dicho accionar privó

a la investigación de la posibilidad de adquirir los elementos

de prueba necesarios para develar con la celeridad que el caso

requería el destino de la víctima, que como se expuso

anteriormente y seguramente en base a la información recibida

por los autores del hecho, se ubicó en distintos puntos de la

provincia de Corrientes y luego fue llevado a la República

Federativa de Brasil.

La conducta adoptada por Miguel Angel Ramírez significó

un valioso aporte al ocultamiento de Christian Eduardo Schaerer

que llevaban a cabo los autores del hecho, quienes contaron a

través del imputado con información privilegiada sobre los

avances de la investigación y los movimientos de las fuerzas

policiales, que de esa manera no pudieron dar en tiempo oportuno

con los múltiples lugares de cautiverio de la víctima, cuyo

destino al día de hoy no pudo ser establecido con certeza.

La participación necesaria no exige de manera

indefectible una contribución material al delito siendo

aceptable el aporte de naturaleza intelectual que importe un

acto favorecedor de su consumación o, como en el caso, de la

permanencia de su consumación.

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Es que el partícipe no quebranta por sí mismo la norma

prohibitiva sino que coopera en un hecho ajeno.

Vale recordar que el delito previsto en el artículo

170 del Código Penal es de consumación permanente, esto es, se

sigue consumando mientras se mantiene secuestrada a la persona

y la participación es posible mientras no se haya agotado la

ejecución del injusto.

Ello determina una clara diferenciación con el delito

de encubrimiento atribuido por los jueces de la instancia

anterior, que sólo puede cometerse con posterioridad a su

ejecución.

Volviendo a la situación de Miguel Angel Ramírez,

destaco que una vez consumado el secuestro favoreció el

ocultamiento de la víctima, al proporcionar a los autores del

delito información sobre la actividad policial, contribuyendo

así al éxito de su empresa delictiva.

El aporte (suministro de información) de Miguel Angel

Ramírez fue aprovechado por los autores materiales del hecho

(Raúl Nemesio Salgán, Claudio Sebastián Cornelli Belén, Gonzalo

Adrián Acosta y Cristian Ramón Carro Córdoba) en el tramo

estrictamente ejecutivo, en lo que hace a la modalidad fáctica

de la ejecución (oportunidad de los traslados de la víctima y

de los propios autores, cuyo ocultamiento impidió la liberación

del damnificado). De esa manera brindó la cooperación necesaria

para que el delito permanezca en estado de consumación.

Atento el carácter permanente del delito enjuiciado

(secuestro extorsivo), el aporte de información efectuado por

Miguel Angel Ramírez sobre los pasos que las fuerzas de seguridad

estaban siguiendo sobre los autores materiales del hecho ilícito

investigado, cobra vital importancia, pues dicho aporte habilitó

la permanencia en el tiempo de los efectos del delito (secuestro

extorsivo, en el caso, agravado).

El grado de participación atribuido al imputado también

encuentra apoyo en la denominada teoría de los “bienes escasos”

(ver E. Gimbernat Ordeig, “Autor y cómplice en Derecho Penal”,

Universidad de Madrid, Facultad de Derecho, p. 151 y ss., y 167

y ss., 1966, Madrid), pues su calidad de sub oficial de la

Delegación Paso de los Libres, provincia de Corrientes, de la

Policía Federal, con acceso a importante información sobre la

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pesquisa, caracteriza de manera indudable a su contribución al

delito como un bien escaso, circunstancia que define su

intervención en el hecho como partícipe necesario.

En consecuencia y de conformidad con lo solicitado

por el Fiscal General, Miguel Angel Ramírez deberá responder

como partícipe necesario del delito de secuestro extorsivo

agravado por su condición de suboficial de la Policía Federal

y por la intervención de más de tres personas (artículos 45 y

170, inciso 5º y 6º, del Código Penal).

La calificación legal asignada a la conducta atribuida

a Miguel Angel Ramírez, que incluye la agravante prevista en

el inciso 5º del artículo 170 del Código Penal, no altera la

base fáctica contenida en la acusación pública y privada ni

vulnera el principio de congruencia, atento que los acusadores

al describir el hecho endilgado a Miguel Angel Ramírez,

consideraron su pertenencia a la Policía Federal.

b) La situación de María Esther Sudo

Corresponde analizar si, efectivamente, el tribunal

de grado ha efectuado una errónea valoración de la prueba reunida

en el caso y, consecuentemente, ha emitido un veredicto

descalificable por arbitrario.

Para que sea considerada un acto jurisdiccionalmente

válido, toda resolución debe establecer los fundamentos fácticos

y jurídicos en que se apoya.

En este sentido, es dable recordar que la doctrina de

la arbitrariedad, elaborada por la Corte Suprema de Justicia

de la Nación tiende a resguardar las garantías de la defensa

en juicio y del debido proceso, exigiendo que las sentencias

sean fundadas y resulten una derivación razonada del derecho

vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de la

causa (Fallos: 261:209; 274:135; 284:119; 297:100; entre otros).

En igual dirección el Alto Tribunal ha señalado que

resulta arbitraria la sentencia en la cual la interpretación

de la prueba se ha limitado a un análisis parcial y aislado de

los elementos de juicio obrantes en la causa que no los integra

y armoniza debidamente en su conjunto, si ello conduce a la

omisión valorativa de indicios que pudieron ser decisivos para

alcanzar un resultado distinto en el caso (C.S.J.N., Fallos:

308:640).

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Examinado el pronunciamiento atacado en función de

tales lineamientos, surge que el eje medular sobre el que gira

la argumentación desarrollada por el a quo, se refiere al valor

otorgado a la prueba colectada, que a su entender no resulta

idónea para establecer con certeza un aporte al hecho delictivo

aquí investigado por parte de María Esther Sudo.

Los jueces intervinientes consideraron que no se

encuentra acreditado que María Esther Sudo haya usado de manera

personal y exclusiva el teléfono celular que estaba registrado

a su nombre.

De esa manera descartaron la intervención de María

Esther Sudo en las nueve llamadas realizadas el 1º de octubre

de 2003 desde su línea telefónica a la de Miguel Angel Carbonell,

dueño de la cabaña situada en el paraje Ombucito.

A partir de ello, el tribunal de juicio entendió que

la situación de María Esther Sudo no superó el marco de la sospecha

y que su actuar resultó intrascendente.

Los argumentos invocados por el a quo para sustentar

la resolución recurrida se apoyan en una valoración parcial de

los elementos de cargo invocados por los acusadores público y

privado, pues omiten analizar y valorar la efectiva utilización

de la chacra familiar, ubicada en Jorge Newbery y Ernesto Montiel,

de la ciudad de Paso de los Libres, para mantener oculta a la

víctima a partir del 24 de septiembre de 2003.

Tampoco se ha valorado que el automóvil de María Esther

Sudo -Volkswagen Gol, dominio DYS190- fue empleado para trasladar

a la víctima desde la chacra situada en Jorge Newbery y Ernesto

Montiel, de la ciudad de Paso de los Libres, hasta el paraje

Ombucito y para transportarlo en la ciudad de Uruguayana,

República Federativa de Brasil.

A ello se suma el efectivo conocimiento por parte de

María Esther Sudo de la conducta delictiva asumida por su

concubino, Raúl Nemesio Salgán. Así lo revela la directiva que

María Esther Sudo le impartió a Jorge Gabriel Sudo, para que

no divulgue el verdadero destino del viaje que emprendió junto

a Raúl Nemesio Salgán, a la ciudad de Curitiba, República

Federativa de Brasil, el 10 de noviembre de 2003 (cfr.

transcripción de las escuchas telefónicas obrante a fs.1668/vta.

e informe del Comandante Principal Juan Carlos Toledo de

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fs.2286/2289). En dicha ciudad, Raúl Nemesio Salgán se reunió

con Cristian Ramón Carro Córdoba, José Horacio Maidana, José

Rodolfo Lorhman y Claudio Sebastián Cornelli Belén para repartir

el dinero pagado por la familia de la víctima.

Tal proceder demuestra que la intervención de Raúl

Nemesio Salgán en la ejecución del delito contó con el consenso

de María Esther Sudo, circunstancia que junto a los restantes

elementos de cargo mencionados, conforman un cuadro indiciario

que indica la anuencia prestada por María Esther Sudo para que

su pareja, Raúl Nemesio Salgán, utilice la chacra familiar

ubicada en Jorge Newbery y Ernesto Montiel, de la ciudad de Paso

de los Libres y el automóvil Volkswagen Gol, dominio DYS190

-registrado a nombre de María Esther Sudo- para ocultar y

trasladar a Cristian Eduardo Schaerer.

No puede soslayarse que en el caso de sucesos como el

investigado en autos, que tienen lugar en ámbitos privados,

difícilmente se cuente con elementos de prueba directos, por

lo que corresponde analizar la prueba indiciaria reunida y en

base a ella reconstruir lo acontecido y, en su caso, efectuar

la atribución de responsabilidad penal que corresponda.

Por ello, acreditado que la chacra y el rodado

anteriormente individualizados fueron utilizados para trasladar

y ocultar a Christian Eduardo Schaerer, considero que María

Esther Sudo realizó un efectivo e indispensable aporte de bienes

para la ejecución material del delito, dado que el uso de dichos

bienes hizo posible que el delito permanezca en estado de

consumación.

Por lo expuesto y de conformidad con lo solicitado

por el Fiscal General, María Esther Sudo deberá responder como

partícipe necesaria del delito de secuestro extorsivo agravado

por la intervención de más de tres personas (artículos 45 y 170,

inciso 6º, del Código Penal).

c) La situación de Oscar Antonio Salgán y Sergio

Gustavo Salgán.

De acuerdo al detallado relato efectuado por la

querellante y por César Damián Azula -padre de la novia de

Christian Eduardo Schaerer-, el pago del rescate se extendió

desde el mediodía del 5 de noviembre de 2003, en la ciudad de

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Encarnación, República del Paraguay, hasta aproximadamente las

8:30 horas del día 6 de noviembre de 2003, en Ciudad del Este,

República del Paraguay.

Ambos explicaron que desde su llegada a la ciudad de

Encarnación, tomaron contacto telefónico con los secuestradores

y siguieron sus directivas.

Inclusive César Damián Azula precisó que la persona

que le daba instrucciones los estaba observando y que conforme

a las múltiples indicaciones recibidas, conocían perfectamente

las rutas por donde tenían que ir.

César Damién Azula reconoció en rueda de personas (fs.

2259) a Oscar Antonio Salgán y le atribuyó haber recogido el

bolso con el dinero y haberle dado permanentes instrucciones

para concretar el pago del rescate.

También sostuvo de manera coincidente con Gloria

Pompeya Gómez que entre las 2:00 horas y las 3:00 horas del 6

de noviembre de 2003, recibieron una llamada para que abandonen

el hotel y se dirijan a una rotonda. A continuación les dieron

distintas indicaciones hasta llegar a Ciudad del Este, República

del Paraguay, en donde pagaron el rescate a las 8:30 horas

–aproximadamente- del 6 de noviembre de 2003.

Advierto que la conducta endilgada a Oscar Antonio

Salgán a título de coautoría resulta controvertida por los

informes expedidos por la Universidad de la Cuenca del Plata

(fs. 2530/2537), de Paso de los Libres, provincia de Corrientes,

que dan cuenta de la asistencia del imputado a las clases dictadas

en dicha institución los días 5 y 6 de noviembre en el turno

vespertino.

Las planillas de asistencia obrantes a fs. 2531 y 2534

y el cuadro de horarios correspondiente a las materias cursadas

por Oscar Antonio Salgán en la Universidad de la Cuenca del Plata,

denotan su presencia en Paso de los Libres desde las 17:00 horas

hasta las 22:00 horas del 5 de noviembre de 2003 y a las 15:00

horas del 6 de noviembre de 2003.

Conforme a los horarios detallados, la conducta

adjudicada al imputado en la República del Paraguay se superpone

con la actividad que registra en el establecimiento educativo

mencionado. Es por ello que, aun considerando la discutible

posibilidad de que una persona se encuentre entre las 7:00 y

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las 8:00 horas en Ciudad del Este -Paraguay- y a las 15:00 esté

en Paso de los Libres, Provincia de Corrientes, atento que la

distancia entre ambas ciudades no supera los setecientos

kilómetros, argumento alegado por la querella, ello no desvirtúa

la intervención de Oscar Antonio Salgán junto con la de Sergio

Gustavo Salgán como partícipes necesarios del hecho ilícito

enjuiciado.

En efecto, conforme a los restantes planteos efectuados

por la acusadora privada, corresponde evaluar si los hermanos

Oscar Antonio y Sergio Gustavo Salgan prestaron colaboración

a su padre -Raúl Nemesio Salgán- en la ejecución del hecho.

Al prestar declaración en el debate, Diego René Solís

vinculó a los hermanos Oscar Antonio y Sergio Gustavo Salgán

con el delito investigado. Les atribuyó haber mantenido contacto

con Miguel Angel Ramírez y con otros miembros de la banda -José

Rodolfo Lorhman y Cristian Ramón Carro Córdoba-, con

posterioridad al secuestro de Christian Eduardo Schaerer (cfr.

fs. 32.023).

La referencia efectuada por Diego René Solís respecto

a la concurrencia de Oscar Antonio Salgán y Sergio Gustavo Salgán

al domicilio de Miguel Angel Ramírez, encuentra respaldo

probatorio y adquiere relevancia con la transcripción de la

escucha telefónica obrante a fs. 2174, correspondiente al abonado

03772 421130 -domicilio de Juan Oliva-. En efecto, lo allí

asentado permite conocer que Miguel Angel Ramírez mantenía

informado a Oscar Antonio Salgán de los avances de la

investigación del hecho que nos ocupa, para su posterior

transmisión a su padre, Raúl Nemesio Salgán.

Puntualmente, la escucha telefónica referida da cuenta

que en la noche del 18 de noviembre de 2003, Miguel Angel Ramírez

se reunió con Oscar Antonio Salgán, con el objeto de comentarle

que sólo habían preguntado por las posibles relaciones de Raúl

Nemesio Salgán con quienes aparecían involucrados en la comisión

del hecho.

También se aprecia que es Sergio Gustavo Salgán el que

le hace saber a su padre -Raúl Nemesio Salgán- la información

disponible.

Por su parte, Claudio Sebastián Cornelli Belén

mencionó haber visto a Sergio Gustavo Salgán en la chacra de

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

su progenitor. No le asignó ninguna colaboración con el cometido

que le había sido asignado -la custodia de Christian Eduardo

Schaerer- y negó que haya tenido contacto visual con la víctima,

pero su presencia en el lugar resulta suficiente para tener por

acreditado el efectivo conocimiento de la conducta delictiva

emprendida por Raúl Nemesio Salgán, por parte de Sergio Gustavo

y Oscar Antonio Salgán, atento los vínculos familiares que los

unen.

Además, el diálogo que Sergio Gustavo Salgán mantuvo

con su padre, en momentos en que éste se hallaba en la ciudad

de Uruguayana y lo consultaba por la situación en Paso de los

Libres, luego de la detención de Barczuk (cfr. transcripción

de escucha telefónica de fs. 1672/1673, del 19 de noviembre de

2003, correspondiente al domicilio de Raúl Nemesio Salgán), lo

muestran dispuesto a brindar la información relacionada con la

investigación del hecho que podía recabar Miguel Angel Ramírez.

Dicho diálogo también muestra la preocupación de Raúl

Nemesio Salgán para que Oscar Antonio Salgan esté al tanto de

cualquier novedad.

En suma, los elementos reseñados acreditan que tanto

Oscar Antonio como Sergio Gustavo Salgán prestaron colaboración

para que la información recabada por Miguel Angel Ramírez

respecto a los avances de la investigación, llegue en tiempo

oportuno a conocimiento de Raúl Nemesio Salgan, a fin de asegurar

que el lugar de cautiverio de Christian Eduardo Schaerer no sea

descubierto por las autoridades policiales asignadas a la

pesquisa.

Cabe aquí recordar que por tratarse de un delito de

carácter permanente, el secuestro extorsivo se sigue consumando

mientras se mantiene secuestrada a la persona y la participación

es posible mientras no se haya agotado la ejecución del injusto.

Una vez consumado el secuestro de Christian Eduardo

Scaherer, Oscar Antonio y Sergio Gustavo Salgán favorecieron

el ocultamiento de la víctima, al proporcionar a Raúl Nemesio

Salgán información sobre la actividad de los agentes policiales

que procuraban descubrir el destino de Christian Eduardo

Schaerer.

Con dicho proceder, Oscar Antonio y Sergio Gustavo

Salgán posibilitaron la permanencia en el tiempo de los efectos

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del delito.

Por lo expuesto, Oscar Antonio Salgán y Sergio Gustavo

Salgán deberán responder como partícipes necesarios del delito

de secuestro extorsivo agravado por la intervención de más de

tres personas (artículos 45 y 170, inciso 6º, del Código Penal).

d) La situación de Jorge Gabriel Sudo

Las razones invocadas por los integrantes del tribunal

de juicio para disponer la absolución de Jorge Gabriel Sudo

encuentran serio respaldo en los elementos de prueba producidos

y no han sido conmovidos por los cuestionamientos presentados

por la querella.

En primer lugar, resalto que los reparos expuestos por

los magistrados a los reconocimientos en rueda de personas

practicados a fs.4296/4297, no se refieren a meras formalidades,

se trata de requisitos exigidos por las normas procesales para

dotar de seguridad a la prueba de reconocimiento. Así lo consideró

la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al señalar que “tanto

la rueda de personas como el interrogatorio previo a los testigos

que hayan de practicarlo constituyen verdaderas válvulas de

garantía que operan a favor de la exactitud, seriedad y fidelidad

del acto en la medida en que tienden a disminuir las posibilidades

de error a fin de resguardar la sinceridad de la identificación”

(CSJN, “Miguel, Jorge A. D.”, 12/12/2006, LL 2007-D-481).

La notoria diferencia de edad del imputado con los

integrantes de la rueda de personas surge nítida de la comparación

de los números correspondientes a los documentos nacionales de

identidad de quienes participaron de la prueba de reconocimiento.

El Tribunal valoró que se trataba de personas adultas,

pertenecientes a la fuerza policial, colaboradores del Inspector

Tránsito Ramírez, que no guardaban semejanza con la corta edad

de Jorge Gabriel Sudo (18 años) y la omisión de documentar la

rueda de reconocimiento con su correspondiente ilustración

fotográfica impide en esta instancia revisora efectuar una mayor

valoración sobre el punto.

El a quo también evaluó que al momento de describir

a la persona a reconocer, Gloria Pompeya Gómez y César Damián

Azula se limitaron a referir que “se trataba de una persona

joven y que estaba dentro de un automóvil”.

Es evidente que una diferencia pronunciada en la edad

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

entre Jorge Gabriel Sudo y las personas que formaron la rueda

de personas no sólo desconoce la exigencia del artículo 272 del

Código Procesal Penal de la Nación, en cuanto a que la rueda

de personas debe ser integrada por personas de condiciones

exteriores semejantes a la que debe ser identificada, sino que

debilita el valor probatorio que cabe asignar al reconocimiento

practicado conforme a las normas procesales que rigen el acto,

al originar una incertidumbre insuperable respecto a si el

testigo reconoció al imputado mediante una operación lógica

deductiva (por correspondencia entre la juventud de quien

intervino en el cobro del rescate y dicha característica en solo

uno de los integrantes de la rueda) o apeló a la memoria de aquéllo

que verdaderamente percibió mediante la vista.

El déficit apuntado respecto de la conformación de la

rueda de personas se replica en el reconocimiento impropio del

imputado que la parte querellante efectuó durante el debate.

A ello cabe agregar que existe otro elemento que al

menos genera una duda razonable respecto a que los integrantes

de las ruedas de reconocimiento se hayan presentado en

condiciones exteriores semejantes.

En efecto, las actas de fs. 4296 y 4297 dan cuenta que

en las ruedas de reconocimientos Jorge Gabriel Sudo lució una

gorra de color azul marino y no consta que los restantes

participantes de la rueda de personas se hayan presentado con

gorro.

A su vez, dicha circunstancia pudo resultar indicativa

de la condición de imputado de Jorge Gabriel Sudo, por cuanto

de acuerdo a los dichos de Gloria Pompeya Gómez y César Damián

Azula, quienes fueron a cobrar el rescate usaron gorros.

Además, la duda abrigada por los jueces de la instancia

anterior encuentra apoyo en la actividad escolar que se le

adjudica al imputado el 5 y 6 de noviembre de 2003.

El informe obrante a fs. 5506/5511, suscripto por el

Director de la Escuela Técnica nº1, “Joaquín de Madariaga”,

Fabián Alejandro Flores, revela la presencia de Jorge Gabriel

Sudo en el establecimiento educativo mencionado, sito en la

ciudad de Paso de los Libres, el 5 y 6 de noviembre de 2003 en

horario matutino (cfr. fs. 5511), es decir, en momentos en que

se estaba realizando el pago del rescate a 630 kilómetros de

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distancia, en Ciudad del Este, República del Paraguay.

De las declaraciones efectuadas por Gloria Pompeya

Gómez y por César Damián Azula -padre de la novia de Christian

Eduardo Schaerer-, surge que el pago del rescate se extendió

desde el mediodía del 5 de noviembre de 2003, en la ciudad de

Encarnación, República del Paraguay, hasta aproximadamente las

8:30 horas del día 6 de noviembre de 2003, en Ciudad del Este,

República del Paraguay.

Así, la intervención que se le endilga a Jorge Gabriel

Sudo en el cobro del rescate solicitado a los padres de Christian

Eduardo Schaerer resulta incompatible con el informe obrante

a fs. 5506/5511, del que se desprende que sólo estuvo ausente

los días 4 y 5 de noviembre de 2003 en las clases de aula dictadas

por la tarde y que los días 5 y 6 de noviembre de 2003 asistió

por la mañana a las clases de taller de la Escuela Técnica nº1,

“Joaquín de Madariaga”.

El cuadro de duda (artículo 3 del C.P.P.N.) se

intensifica si se tiene en cuenta que Claudio Sebastián Cornelli

Belén no incluyó a Jorge Gabriel Sudo entre el grupo que intervino

en el cobro del rescate.

A todo ello, cabe sumar que el contenido de las escuchas

telefónicas del abonado 03772-426604 (correspondiente al

domicilio de Raúl Nemesio Salgán) sólo prueban que María Esther

Sudo le indicó a su hijo -Jorge Gabriel Sudo- que debía decir

que ella se hallaba en la provincia de Santa Fe, pero no revelan

aporte alguno de Jorge Gabriel Sudo al ocultamiento de la víctima,

aspecto que tampoco es mencionado por la querella.

El dictado de una sentencia condenatoria exige que la

presunción de inocencia que ampara al imputado se encuentre

destruida por la certeza a que arribe el Tribunal sobre la

intervención del imputado en el hecho investigado y su

culpabilidad.

Las razones expuestas anteriormente reflejan que el

cuadro probatorio reunido se muestra claramente insuficiente

para fundamentar el veredicto condenatorio solicitado por la

querella y torna aplicable el principio consagrado por el

artículo 3° del Código Procesal Penal de la Nación, por el cual

en caso de duda debe estarse a lo que sea más favorable al

imputado.

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91

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

En tales condiciones, considero que la absolución de

Jorge Gabriel Sudo dispuesta en la sentencia recurrida encuentra

sustento en la garantía del in dubio pro reo (artículo 3 del

C.P.P.N.), derivado del principio de inocencia (artículos 18,

75, inc. 22, de la C.N., 8.2 de la C.A.D.H. y 14.2 del P.I.D.C.y

P.), que resulta plenamente aplicable al caso, por lo que postulo

el rechazo del recurso de casación incoado por la querella, sin

costas.

OCTAVO:

Cuestionamientos a la calificación legal. La

aplicación de la agravante prevista en el artículo 41 bis del

Código Penal.

En primer lugar, cabe señalar que la sanción impuesta

a Claudio Sebastián Cornelli Belén en la sentencia recurrida

(12 años de prisión) resulta superior a la mitad de la pena de

20 (veinte) años de prisión requerida por la acusadora privada

al momento de alegar (artículo 393 del CPPN), circunstancia que

a tenor de lo establecido por los artículos 458, inciso 2º y

460 del Código Procesal Penal de la Nación, torna inadmisible

el recurso de casación interpuesto por la querella contra el

punto dispositivo 5º) de la resolución obrante a fs.32298/32456.

Sin perjuicio de ello, corresponde evaluar los

agravios expuestos por la querella en torno a la situación de

Gonzalo Adrián Acosta.

La querella indicó que lo expuesto por los testigos

Fernando Javier Muchenik Serial, María Antonia Santana, Aníbal

Jaime Meza, Leonardo Muchenik Serial y por el condenado Cornelli

Belén, sumado al secuestro de las armas practicado durante el

allanamiento del domicilio de Domingo Gianotta (fs.

16.659/16.661) y la peligrosidad exhibida por la banda criminal,

conducen razonablemente a afirmar la efectiva utilización de

armas de fuego aptas para el disparo durante la sustracción de

la víctima.

En base a ello, peticionó que se agraven las penas

impuestas en la instancia anterior en función de lo dispuesto

por el artículo 41 bis del Código Penal.

El tribunal de juicio consideró que la aplicación de

la agravante prevista en el artículo 41 bis del Código Penal

requiere la comprobación del empleo de armas de fuego aptas para

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92

el disparo, dado que el mayor contenido de injusto del hecho

deriva del peligro concreto corrido por la víctima.

Por ello, al entender que no se encuentra acreditado

que las armas secuestradas en el domicilio de Domingo Roberto

Gianotta hayan sido las empleadas al momento de la sustracción

de Christian Eduardo Schaerer, el a quo resolvió no aplicar la

agravante genérica referida, conforme a lo normado por el

artículo 3 del código de forma.

Los argumentos expuestos por la recurrente no logran

controvertir la falta de certeza mencionada por los jueces de

la instancia anterior.

La gravedad del hecho cometido y el grado de

organización evidenciado por los autores del delito no resultan

elementos idóneos suficientes para despejar la duda señalada

respecto a la aptitud para el disparo de las armas utilizadas

en la comisión del secuestro de Christian Eduardo Schaerer.

La falta de secuestro de las armas de fuego empleadas

en el hecho objeto de las presentes actuaciones impidió

determinar mediante el correspondiente peritaje su aptitud para

el disparo, circunstancia que tampoco pudo acreditarse a través

de su utilización, por cuanto en el desarrollo del hecho objeto

de autos no han sido detonadas.

En tales condiciones y en lo que respecta a la

aplicación de la agravante prevista en el artículo 41 bis del

Código Penal solicitada por la querella, entiendo que no

corresponde interpretar los alcances de dicha agravante genérica

desatendiendo las diferencias valorativas expuestas por el

legislador al sancionar el artículo 166 del Código Penal. Así

lo recomienda la interpretación sistemática de la ley, como

método que procura la búsqueda de la finalidad del texto legal

en las circunstancias del momento de su aplicación.

El artículo 41 bis fue incorporado al Código Penal

como nuevo artículo por la ley 25297, publicada en el Boletín

Oficial el 22 de septiembre de 2000. Posteriormente el legislador

sancionó la ley 25882, publicada en el Boletín Oficial el 26

de abril de 2004, que introdujo la actual redacción del artículo

166 del Código Penal.

Al sancionar el artículo 166 del Código Penal, el

legislador dejó plasmado que la gravedad de la pena prevista

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Cámara Federal de Casación Penal

93

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

para el delito de robo con armas de fuego disminuye en aquellos

casos en los que no se ha podido verificar el mayor poder ofensivo

del arma de fuego utilizada para cometer el delito de robo.

Así, en oportunidad de expedirme en la causa nº 15.974

del registro de esta Sala, caratulada: “Reinero, Diego Fabián

s/recurso de casación”, rta. el 30/8/2013, Registro nº1546/13

(voto que lideró el acuerdo y al que adhirieron sustancialmente

los distinguidos colegas de Sala, doctores Eduardo R. Riggi y

Liliana E. Catucci), sostuve que “…a partir de la reforma operada

por la ley 25.882 (B.O. 26/4/04) se ha establecido un esquema

de diversas hipótesis graduales de punición, en el que también

se ha resuelto agravar al delito de robo por el uso de un arma

descargada, inidónea o de utilería, apartándose así del criterio

vigente hasta entonces, que consideraba a dichos supuestos como

un robo simple.

Si bien el empleo de un “arma de utilería” o “de un

arma no apta para el disparo” no conlleva los mismos riesgos

contra la integridad física de las personas (víctimas de robo)

que en los supuestos previstos por los dos primeros párrafos

del inciso 2º del artículo 166 (“robo con armas” y “robo con

armas de fuego”) del Código Penal, no obstante, importa la

creación de una mayor intimidación en la víctima que la apreciada

en un robo simple.

Por este motivo el legislador estableció –como un

supuesto independiente– a las hipótesis previstas en el art.

166, inciso 2º, tercer párrafo del C.P., aunque sin la misma

gravedad punitiva que en los casos en los que efectivamente se

utiliza un arma (real, pero no de fuego) o un arma de fuego apta

para el disparo”.

Por ello, sería irrazonable entender que el artículo

41 bis del Código Penal agrava la pena en forma genérica y para

todos los casos en que se cometan delitos con violencia o

intimidación mediante el empleo de un arma de fuego, sin

distinción alguna respecto al mayor poder ofensivo del arma

utilizada y el consiguiente riesgo real y efectivo respecto de

la vida o salud del sujeto pasivo y en cambio, por una norma

sancionada con posterioridad (artículo 166 del Código Penal),

se prevé una pena más severa para la comisión del delito de robo

con utilización de una arma de fuego apta para el disparo que

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94

en los casos en que el robo se comete con un arma de fuego cuya

aptitud para el disparo no pudiera tenerse de ningún modo por

acreditada, o con un arma de utilería.

La interpretación normativa que se propone resulta

coincidente con la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de

la Nación que establece como regla de interpretación de las leyes

dar pleno efecto a la intención del legislador, computando la

totalidad de sus preceptos de manera que armonicen con todas

las normas del ordenamiento jurídico vigente y del modo que mejor

concuerden con los principios y garantías de la Constitución

Nacional (Fallos:314:1445), sin que pueda suponerse la

inconsecuencia o falta de previsión del legislador (Fallos:

306:721 y 307:518).

En el mismo sentido se ha expedido autorizada doctrina,

al señalar que “Los fundamentos de la agravación zanjan el debate

en torno al empleo de aquella sin aptitud ofensiva, o sea,

inidónea para el disparo, descargada o incluso de juguete, como

lo supo rechazar la doctrina dominante y la jurisprudencia

mayoritaria…” (Slokar, Alejandro W., “Código Penal y normas

complementarias. Análisis doctrinal y Jurisprudencial”,

Dirección: Baigún, David- Eugenio Raúl Zaffaroni, t.2-A,

Hammurabi, 2ª ed., Buenos Aires, 2007, p. 126).

Por ello, el planteo introducido por la querella no

tendrá favorable acogida.

NOVENO:

1. Las penas impuestas.

Tanto la querella como la defensa de Raúl Nemesio

Salgán, Cristian Ramón Carro Córdoba y Gonzalo Adrián Acosta

han cuestionado los montos de las penas impuestas por el tribunal

de juicio.

En primer lugar cabe recordar que de acuerdo al

criterio sentado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos

en el caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica” -sentencia del 2 de

julio de 2004, párr. 161, 162 y 167-, corresponde a este Tribunal

realizar “un análisis o examen comprensivo e integral de todas

las cuestiones debatidas y analizadas por el tribunal inferior”,

sea que éstas se refieran a los hechos, el derecho o la pena,

y así procurar “la corrección de decisiones jurisdiccionales

Page 95: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

95

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

contrarias al derecho”.

Respecto a las cuestiones planteadas, cabe indicar

que “ilícito y culpabilidad son conceptos graduables y el paso

decisivo de la determinación de la pena es definir su gravedad.

Para esto es imprescindible recurrir a las circunstancias que

fundamentan la punibilidad y establecer su grado” (C.F.C.P.,

“Marega, Diego Andrés y otro s/recurso de casación”, causa

nº11.070 del registro de la Sala IV, reg. nº877/12, rta. el

24/05/12, con cita de doctrina).

A ese fin, no puede soslayarse la trágica consecuencia

del hecho (la ausencia de Christian Eduardo Schaerer desde el

21 de septiembre de 2003), que no sólo ha marcado la vida de

la víctima, de tan sólo 21 años de edad, sino que, sin duda alguna,

afecta diariamente a su núcleo familiar, que difícilmente pueda

desarrollar su vida cotidiana exenta de sentimientos de profundo

dolor y tristeza.

La gravedad del daño ocasionado deberá evaluarse junto

a las restantes pautas de mensuración de la pena, que atento

la acreditada intervención de numerosos autores conduce a

analizar y evaluar cada actuación individual de acuerdo a las

funciones asumidas en la comisión del hecho, su poder de decisión

y sus circunstancias personales que demuestren su mayor o menor

responsabilidad.

Antes de evaluar situaciones individuales he de

señalar las consideraciones generales efectuadas por el a quo

respecto a la naturaleza de la acción y de los medios empleados

para ejecutarla y la extensión del daño y del peligro causado.

En tal sentido, valoró que la prolongación en el tiempo

del delito permanente es un índice del mayor grado de injusto

y que la angustia y pesadumbre que recae sobre los sujetos pasivos

del delito no tienen parangón ni medida, dado que aún no se pudo

dar con el paradero de la víctima.

Asimismo, destacó que los responsables del hecho han

tenido una mirada absolutamente deshumanizada respecto a

Christian Eduardo Schaerer, que al momento del secuestro tenía

21 años, al que han reducido a un mero objeto, moneda o prenda

de cambio, aspecto que también debe relacionarse con el traslado

de la víctima desde el paraje Ombucito a la ciudad de Uruguayana,

República Federativa de Brasil, con la cabeza tapada y los pies

Page 96: Caso Scherer

96

atados, cargado sobre los hombros de una persona que no ha podido

ser individualizada.

Al referirse a la carta manuscrita por Christian

Eduardo Schaerer y a los mensajes grabados que se hicieron llegar

a sus padres, los jueces resaltaron los malos tratos dispensados

a la víctima y la vileza y deshumanización de los responsables

del hecho al someter a un altísimo grado de presión psicológica

a los padres del joven para obtener el pago pedido a título de

rescate.

Igualmente, destacaron que el contenido de los mensajes

referidos da cuenta de la extrema crueldad de los captores, que

ejercieron violencia física sobre la víctima y del extraordinario

estado de angustia y desesperación que revelan las palabras de

Christian Eduardo Schaerer.

Los jueces de la instancia anterior también se

refirieron a los medios empleados en la comisión del delito,

al señalar que la sustracción de la víctima se produjo con la

intervención de tres personas, que blandieron “elementos

compatibles con armas de fuego (armas largas y de puño)” (cfr.

fs. 32439vta.) y se valieron de la utilización de dos automotores,

distintos celulares y del uso de correos electrónicos para

mantener comunicaciones entre los distintos miembros de la banda.

Es por ello que al evaluar la modalidad del hecho

también consideraron el grado de organización y coordinación

exhibido por los intervinientes, los medios tecnológicos,

logísticos y los recursos económicos empleados para concretar

el secuestro, retención y ocultación del damnificado y la

utilización de numerosos documentos de identidad apócrifos.

A ello cabe agregar el acceso a información

privilegiada respecto al avance de la investigación y de los

movimientos de las fuerzas policiales, todo lo cual a decir del

tribunal de juicio “les permitió no sólo retener a Christian

Eduardo Schaerer por un prolongado período de tiempo, sino

también trasladarlo por distintos lugares del territorio

nacional (provincia de Corrientes) y sacarlo fuera del país

(Uruguayana, República Federativa de Brasil) burlando los

férreos controles que desde el inicio del secuestro se

dispusieron para intentar dar con el paradero de la víctima.

Además, evaluaron los distintos bienes jurídicos

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97

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

afectados -libertad y propiedad- y que las exigencias para

obtener el rescate no sólo estuvieron acompañadas de coacciones

y amenazas de lesionar la integridad física del secuestrado sino

que también alcanzó a otros familiares.

Sentado ello, pasaré a evaluar la situación individual

de Raúl Nemesio Salgán, Cristian Ramón Carro Córdoba y Gonzalo

Adrián Acosta, a fin de establecer si las penas impuestas resultan

compatibles con los fundamentos dados por el tribunal de juicio

y con las pautas de mensuración previstas en los artículos 40

y 41 del Código Penal, en función de las constancias de la causa.

a. La pena impuesta a Raúl Nemesio Salgán

Tal como lo he indicado en los párrafos anteriores,

en el caso, resulta acertado distinguir las distintas

responsabilidades de los intervinientes en el poder de decisión,

jerarquía o mando, que ostentaba cada uno de los autores en la

realización del hecho.

En este punto, es donde se diferencia la mayor

responsabilidad del imputado respecto a la actuación de Claudio

Sebastián Cornelli Belén y Gonzalo Adrián Acosta, quienes se

limitaban a cumplir las órdenes y disposiciones de quienes

organizaban y decidían los pasos a seguir.

Esa mayor responsabilidad indefectiblemente se vio

reflejada en la severa sanción impuesta por el tribunal de juicio,

circunstancia que descarta la violación al principio de igualdad

alegado por la defensa.

Por otra parte, los jueces de la instancia anterior

valoraron la importancia que tuvo la participación de Raúl

Nemesio Salgán en la retención y ocultación de Christian Eduardo

Schaerer a partir del 24 de septiembre de 2009.

En dicha fecha la víctima fue conducida a una chacra

de propiedad del imputado y, posteriormente, fue ubicado en una

casilla situada en el paraje Ombucito, de propiedad de Miguel

Angel Carbonell, a cuyo trámite de alquiler fue vinculado Raúl

Nemesio Salgán.

De igual manera, se acreditó su intervención en el

traslado de la víctima al paraje mencionado y a la ciudad de

Uruguayana, República Federativa de Brasil.

Con acertado criterio, los integrantes del tribunal

de juicio señalaron que el imputado cumplió un rol fundamental

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98

en la logística y movimientos que los secuestradores realizaron

en la ciudad de Paso de los Libres para sacar a la víctima de

su lugar de cautiverio en el paraje Ombucito y trasladarlo a

través del río Uruguay -en canoa y lancha- a la localidad de

Uruguayana (República Federativa de Brasil). Allí esperó el

arribo de Christian Eduardo Schaerer para trasladarlo con su

rodado hasta la casa de “Rato” Branco.

Sus relaciones y contactos en la ciudad de Paso de los

Libres y en Uruguayana, resultaron importantísimos e

indispensables para que el delito se siga cometiendo. Su conocida

actividad en el traspaso de mercaderías en la frontera Paso de

los Libres-Uruguayana, le permitía moverse en la zona sin mayores

dificultades.

Todo ello llevó al tribunal de juicio a afirmar la

eficacia de su comportamiento en la prolongación del estado de

consumación del delito. En dicho sentido, valoró que su condición

de lugareño y conocedor del movimiento de la frontera, por su

actividad en el paso de mercaderías vinculadas al contrabando,

le permitió manejar la situación con solvencia.

Asimismo, consideró su aporte de inmuebles, autos y

el apoyo logístico brindado en persona, al proveer de alimentos

a quienes custodiaban a la víctima en su chacra.

En suma, sus contactos, relaciones y bienes resultaron

indispensables para la retención y ocultamiento de la víctima.

Sin su aporte, aparece impensable el traslado de Christian

Eduardo Schaerer a Uruguayana, que precisó de la intervención

de terceros que lo crucen en canoa y en lancha y de la disposición

de una propiedad en el exterior para alojar al damnificado.

Por otra parte, por tratarse el imputado de una persona

con recursos económicos importantes (autos, casa y chacra),

la motivación económica perseguida con la comisión de la figura

enrostrada se torna seriamente reprochable.

A ello se suma la gravedad del hecho y la crueldad

de su ejecución que junto a las pautas de valoración analizadas

delinean la imposición de la pena máxima prevista para el delito,

atento la calidad de los motivos que determinaron su accionar

delictivo y que pese a lograr su objetivo (el efectivo cobro

del rescate) no dispuso la liberación de la víctima.

Por ello, concluyo que la pena fijada por el Tribunal

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Cámara Federal de Casación Penal

99

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Oral Federal de Corrientes resulta ajustada a derecho y a las

constancias de la causa, porque contempla la severidad que

reclama la gravedad del hecho y la efectiva y preponderante

intervención atribuida a Raúl Nemesio Salgán.

Por lo expuesto, corresponde rechazar el recurso de

casación interpuesto por la defensa de Raúl Nemesio Salgán, con

costas (artículos 530 y 531 del C.P.P.N.).

b. La pena impuesta a Cristian Ramón Carro Córdoba

Los sentenciantes consideraron que la naturaleza del

hecho cometido y las circunstancias agravantes referidas

anteriormente y que se relacionan con el grave daño causado,

la crueldad evidenciada en el trato a Christian Eduardo Schaerer,

la altísima presión psíquica a la que fueron sometidos sus

progenitores y la extensión de las amenazas y coacciones a

familiares del rehén, sitúan a la respuesta punitiva para quienes

organizaron y encabezaron la ejecución del hecho atribuido, en

el máximo de la pena prevista para el delito previsto en el

artículo 170, inciso 6º, del Código Penal. Asimismo, advirtieron

que la pena que finalmente corresponda imponer resultará del

grado de participación en el hecho de cada uno de los autores,

atendiendo sus propias circunstancias personales.

Respecto a la participación en el hecho de Cristian

Ramón Carro Córdoba, los sentenciantes evaluaron que cumplió

tareas de dirección y coordinación -junto a otros miembros de

la banda- en el traslado de la víctima desde la localidad de

Saladas a Paso de los Libres y su posterior traslado a la ciudad

de Uruguayana, República Federativa de Brasil.

También se ha acreditado que para el traslado de la

víctima hasta la chacra de Raúl Nemesio Salgán aportó su vehículo

Peugeot 306, dominio DNR916, que registró a nombre de Gustavo

Enrique Galarza, identidad que utilizó en la provincia de Entre

Ríos.

Su liderazgo es puesto de manifiesto por Claudio

Sebastián Cornelli Belén, quien dijo haber sido convocado por

el imputado, a quien conocía de la localidad de San Martín,

provincia de Buenos Aires y lo ubica en las negociaciones

vinculadas al rescate y en la obtención de la prueba de vida

requerida por Juan Pedro Schaerer.

Lo expuesto, sumado a la circunstancia ponderada por

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100

el a quo sobre los vínculos con José Horacio Maidana y José Rodolfo

Lorhman y a su experiencia en hechos de similar naturaleza,

refuerza la idea del importante papel que cumplió en la empresa

delictiva emprendida y su calidad de organizador de los distintos

pasos ejecutados por la banda. Como ejemplo de ello, el tribunal

de juicio menciona el rol de repartidor del dinero obtenido de

los familiares de Christian Eduardo Schaerer, que le asignó

Claudio Sebastián Cornelli Belén en un hotel de Curitiba,

República Federativa de Brasil.

También resulta pauta agravante de la pena tenida en

cuenta por el a quo que no fue controvertida por la defensa,

su calidad de reincidente y la calidad de los motivos que lo

llevaron a delinquir (puramente económicos), que contrasta con

la solvencia económica que dan cuenta los elementos probatorios

valorados en la sentencia recurrida, que los muestran con dinero

suficiente para adquirir automotores y desplazarse sin

dificultades por el país y por el exterior.

En igual sentido, su situación se agrava por el efectivo

cobro del rescate sin que se haya producido la liberación del

damnificado.

Por otra parte, tampoco advierto que la edad del

imputado al momento del hecho (30 años) y su nivel de instrucción

-tercer año del ciclo secundario-, lo hagan merecedor de una

pena más atenuada.

Por ello y por considerar que el monto de la pena

impuesta al imputado se encuentra suficientemente fundada,

corresponde rechazar el recurso de casación articulado por la

defensa de Cristian Ramón Carro Córdoba, con costas (artículos

530 y 531 del C.P.P.N.).

c. La pena impuesta a Gonzalo Adrián Acosta

A la vista de la gravedad del hecho que se le atribuye,

descarto que el monto de la pena impuesta, que se ubica apenas

por debajo de la mitad de la escala penal aplicable, merezca

la corrección que peticionan la defensa y la querella.

La naturaleza y gravedad del hecho y las

características de su ejecución, en la que se destacan el cruel

trato dispensado a la víctima y la despiadada presión ejercida

sobre sus familiares directos, se encuentra atenuada por el menor

grado de decisión que corresponde atribuir al imputado.

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Cámara Federal de Casación Penal

101

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

En este punto, cabe destacar que Gonzalo Adrián Acosta

pertenecía al grupo que internamente se los denominaba “los

gurises”, que cumplían las órdenes impartidas por los

organizadores de la ejecución de los sucesivos pasos que demandó

el delito -ejecución, retención y ocultamiento, mediante

sucesivos traslados de la víctima-.

En dicho sentido, los sentenciantes indicaron que la

pluralidad de roles que cumpliera en el ‘iter criminis’, siempre

ejecutando órdenes e instrucciones de los cabecillas de la banda,

sumado a su juventud y a la escasa educación recibida –concluyó

los estudios primarios en su lugar de detención-, lo hacen

acreedor de un menor grado de responsabilidad, dado el rol de

subordinación en que actuó.

Por otra parte, tampoco observo que la resolución

impugnada haya incurrido en una indebida doble valoración de

elementos que integran el tipo penal de la figura que fuera

oportunamente atribuida.

No debe confundirse la vedada doble valoración de un

aspecto del hecho necesario para el perfeccionamiento del tipo

penal con la legítima valuación de la intensidad de afectación

del bien jurídico protegido o de la magnitud del injusto cometido,

a efectos de determinar el grado de una única desvalorización.

En definitiva, aprecio que en la sentencia impugnada

se valoraron adecuadamente las circunstancias atenuantes y

agravantes tenidas en cuenta para fijar la sanción.

Por lo expuesto, considero que la pena de dieciséis

(16) años de prisión impuesta se encuentra suficientemente

fundada y consulta adecuadamente las pautas de mensuración de

la pena prevista en los artículos 40 y 41 del Código Penal. En

consecuencia, postulo rechazar los recursos de casación

articulados por la defensa y por la querella.

2. La imposición de pena a Miguel Angel Ramírez

De acuerdo a lo expuesto en el apartado octavo, Miguel

Angel Ramírez resulta ser partícipe necesario del delito de

secuestro extorsivo agravado por su condición de suboficial de

la Policía Federal y por la intervención de más de tres personas

(artículos 45 y 170, incisos 5º y 6º, del Código Penal).

A fin de imponer la pena correspondiente al delito

atribuido y luego de haber escuchado al imputado en la audiencia

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102

prevista en el artículo 41 in fine del Código Penal, corresponde

considerar las circunstancias atenuantes y agravantes aplicables

al caso.

Previo a ello, cabe señalar que las pautas establecidas

en los artículos 40 y 41 del Código Penal no se pueden definir

dogmáticamente de modo de llegar a un criterio totalmente

objetivo y casi mecánico, sino que tal ponderación debe ser

realizada en base a variables que no pueden ser matemáticamente

tabuladas “…desde que nos hallamos ante un derecho penal de acto,

que incluye un juicio de reprobación jurídica, sin contar con

que el fondo de la tarea judicial, al menos en su modelo ideal,

impone al juez el dificilísimo esfuerzo humano, que en modo alguno

puede ser suplido por una cuantificación determinada” (Cfr.

ZAFFARONI, Eugenio R., “Tratado de Derecho penal”, Ediar, Buenos

Aires, T. V, pág. 271).

Como pauta aumentativa de reproche, evalúo la

significativa deslealtad que implicó haber defraudado la

confianza social inherente a todo integrante de la fuerza

policial, transmitiendo datos sensibles correspondientes a la

pesquisa de un hecho grave que conmovió a la sociedad en general

y a los que tuvo acceso merced a esa especial condición de sub

oficial de la Policía Federal.

La reprobación crece si se toma en cuenta que al momento

del hecho tenía una importante experiencia en la función pública

y que su conducta acorde a derecho y al cargo que desempeñaba

pudo haber cambiado la suerte de Christian Eduardo Schaerer.

Las consideraciones precedentes no deben confundirse

con la vedada doble valoración de aquellas circunstancias que

ya se encuentran contempladas en el tipo penal, pues se trata

de evaluar la magnitud del injusto cometido, a efectos de

determinar el grado de una única desvalorización.

Si bien es cierto que en abstracto la actuación de

Miguel Angel Ramírez no puede igualarse a la de los particulares

que intervinieron en el hecho, en concreto lejos se encuentra

de resultar equivalente a la de sus consortes de causa, dado

que tuvo una intervención más limitada, siendo su conducta

accesoria a la de los ejecutores.

El imputado prestó colaboración al mantener a Raúl

Nemesio Salgán al tanto de la información que manejaba la policía

Page 103: Caso Scherer

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103

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

y de las diligencias encomendadas a la fuerza que integraba y

con dicho accionar privó a la investigación de la posibilidad

de adquirir los elementos de prueba necesarios para develar con

la celeridad que el caso requería el destino de la víctima.

La situación del imputado también se agrava por su

disposición permanente para desatender sus deberes funcionales,

pues como se dijo, su conducta no se limitó a la infidencia del

19 de noviembre de 2003, sino que con anterioridad había avisado

a Raúl Nemesio Salgán del arribo de una comisión policial a Paso

de los Libres, por lo que no estamos ante un obrar irreflexivo

o producto de una tentación circunstancial.

En su favor valoro la ausencia de antecedentes, sus

favorables condiciones personales y la circunstancia de no haber

sido organizador del hecho.

Sobre estas bases, dado que la escala penal para el

delito atribuido a Miguel Angel Ramírez -secuestro extorsivo

agravado por su condición de suboficial de la Policía Federal

y por la intervención de tres o más personas, artículos 45, 170,

incisos 5º y 6º, del C.P.- establece un mínimo de diez (10) años

y un máximo de veinticinco (25) años de prisión, conforme a las

circunstancias favorables y aumentativas de reproche mencionadas

corresponde fijar a Miguel Angel Ramírez la pena de doce (12)

años de prisión, accesorias legales y costas.

3. La imposición de pena a María Esther Sudo

A fin de imponer la pena correspondiente al delito

atribuido a María Esther Sudo -partícipe necesaria del delito

de secuestro extorsivo agravado por la intervención de tres o

más personas- y luego de haber escuchado a la imputada en la

audiencia prevista en el artículo 41 in fine del Código Penal,

corresponde considerar las circunstancias atenuantes y

agravantes aplicables al caso.

En primer lugar corresponde destacar que su

intervención se extendió al aporte de distintos bienes que fueron

empleados en la ejecución del delito. Puntualmente, facilitó

su automóvil para que se efectúen distintos traslados de la

víctima en la provincia de Corrientes y en la ciudad de Uruguayana,

República Federativa de Brasil y también aportó la chacra

familiar para ocultar a Christian Eduardo Schaerer.

Pondero que su conducta contribuyó a la ejecución de

Page 104: Caso Scherer

104

un hecho de enorme gravedad -cabe aquí remitirse a las

consideraciones expuestas en el punto 1. del presente

considerando-.

Tengo en cuenta en la nombrada un menor grado de

responsabilidad respecto a quienes asumieron roles de mando y

organización dentro de la estructura de la banda delictiva.

También valoro en su favor la ausencia de antecedentes

y sus favorables condiciones personales.

De acuerdo a las consideraciones efectuadas y a la

escala penal prevista para el delito atribuido a María Esther

Sudo -secuestro extorsivo agravado por la intervención de tres

o más personas, artículos 45, 170, inciso 6º, del C.P.-, que

establece un mínimo de diez (10) años y un máximo de veinticinco

(25) años de prisión, considero ajustado a derecho y a las

constancias de la causa, imponer a María Esther Sudo la pena

de doce (12) años de prisión, accesorias legales y costas.

4. La imposición de pena a Oscar Antonio Salgán.

Oscar Antonio Salgán resulta ser partícipe necesario

del delito de secuestro extorsivo agravado por la intervención

de más de tres personas (artículos 45 y 170, inciso 6º, del

Código Penal).

A fin de determinar el monto de la pena a imponer,

corresponde evaluar las pautas establecidas en los artículos

40 y 41 del Código Penal.

Como pauta aumentativa de reproche, evalúo la

naturaleza y gravedad del hecho, que tuvo por víctima a Christian

Eduardo Schaerer, un joven de 21 años de edad, del que hasta

el día de hoy no se pudo establecer su destino.

Valoro como pauta agravante la relevancia de su

colaboración, que posibilitó que la información recabada por

Miguel Angel Ramírez respecto a los avances de la investigación,

llegue en tiempo oportuno a conocimiento de Raúl Nemesio Salgan,

a fin de asegurar que el lugar de cautiverio de Christian Eduardo

Schaerer no sea descubierto por las autoridades policiales

avocadas a la pesquisa.

La ausencia de antecedentes, el carácter accesorio

de la conducta atribuida a Oscar Antonio Salgán y sus condiciones

personales, resultan pautas atenuantes del reproche.

Page 105: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

105

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Sobre estas bases y habiendo escuchado al imputado

en la audiencia prevista en el artículo 41 in fine del Código

Penal, considero ajustado a derecho y a las constancias de la

causa imponer a Oscar Antonio Salgán la pena de once (11) años

de prisión, accesorias legales y costas.

5. La imposición de pena a Sergio Gustavo Salgán.

Sergio Gustavo Salgán resulta ser partícipe necesario

del delito de secuestro extorsivo agravado por la intervención

de más de tres personas (artículos 45 y 170, inciso 6º, del

Código Penal).

Luego de haber escuchado al imputado en la audiencia

prevista en el artículo 41 in fine del Código Penal, corresponde

determinar el monto de la pena a imponer, a la luz de las pautas

establecidas en los artículos 40 y 41 del Código Penal.

Como pauta aumentativa de reproche, evalúo la

naturaleza y gravedad del hecho, que tuvo por víctima a Christian

Eduardo Schaerer, un joven de 21 años de edad, del que hasta

el día de hoy no se pudo establecer su destino.

Valoro como pauta agravante la relevancia de su

colaboración, que posibilitó que la información recabada por

Miguel Angel Ramírez respecto a los avances de la investigación,

llegue en tiempo oportuno a conocimiento de Raúl Nemesio Salgan,

a fin de asegurar que el lugar de cautiverio de Christian Eduardo

Schaerer no sea descubierto por las autoridades policiales

avocadas a la pesquisa.

Como pauta atenuante justiprecio la ausencia de

antecedentes y que su conducta resulta accesoria a la de los

ejecutores del hecho.

Sobre estas bases, dado que la escala penal para el

delito atribuido -secuestro extorsivo agravado por la

intervención de tres o más personas, artículos 45, 170, inciso

6º, del C.P.- establece un mínimo de diez (10) años y un máximo

de veinticinco (25) años de prisión, conforme a las

circunstancias favorables y aumentativas de reproche mencionadas

corresponde fijar a Sergio Gustavo Salgán la pena de once (11)

años de prisión, accesorias legales y costas.

DECIMO:

La imposición de las costas procesales.

La defensa de Cristian Ramón Carro Córdoba sostuvo que

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106

la eximición del pago de las costas procesales dispuesta a favor

de la querella no resultaba procedente, por cuanto el acusador

privado resultó vencido en varios incidentes.

Cabe señalar que el artículo 530 del Código Procesal

Penal de la Nación diferencia claramente la imposición de las

costas procesales al término de la causa de las impuestas en

un incidente. Se trata de resoluciones autónomas en las que debe

valorarse el resultado obtenido y la pauta establecida en el

artículo 531 in fine del código de forma.

Por ello, teniendo en cuenta que la resolución

recurrida hizo lugar parcialmente a lo solicitado por la querella

al momento de alegar y que el Ministerio Público Fiscal secundó

en sus peticiones al acusador privado, la resolución cuestionada

resulta ajustada a derecho.

Por otra parte, idénticas razones llevan a eximir a

la querella del pago de las costas procesales correspondientes

a esta instancia, máxime si se considera que ante el intrincado

cuadro probatorio reunido, pudo creerse razonablemente con

derecho a litigar (artículo 531 del Código Procesal Penal de

la Nación).

Por todo lo expuesto, propicio al Acuerdo:

a) Declarar inadmisible el recurso de casación

interpuesto por la doctora Milagros Resoagli, en representación

de la querellante Gloria Pompeya Gómez (madre de Christian

Eduardo Schaerer), contra el punto dispositivo 5º de la sentencia

obrante a fs. 32298/32456, en cuanto condenó a Claudio Sebastián

Cornelli Belén, a la pena de doce (12) años de prisión, por ser

coautor penalmente responsable del delito de secuestro extorsivo,

agravado por el número de personas (artículos 45 y 170, inciso

6º, del Código Penal), accesorias legales y costas. Sin costas

en la instancia (artículos 444, 530 y 531 in fine del C.P.P.N.).

b) Rechazar los recursos de casación interpuestos

por las defensas de Raúl Nemesio Salgán, Cristián Ramón Carro

Córdoba y Gonzalo Adrián Acosta, con costas (artículos 470, 471,

ambos a contrario sensu, 530 y 531 del C.P.P.N.).

c) Hacer lugar a los recursos de casación

interpuestos por el Fiscal General, doctor Flavio Adrián Ferrini,

y por la doctora Milagros Resoagli, en representación de la

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Cámara Federal de Casación Penal

107

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

querellante Gloria Pompeya Gómez (madre de Christian Eduardo

Schaerer), sin costas en la instancia (artículos 530, 531 y ss.

del C.P.P.N.); y, en consecuencia:

1. Casar el punto dispositivo 6º) de la sentencia

obrante a fs. 32298/32456 y, en definitiva, CONDENAR a MIGUEL

ANGEL RAMIREZ como partícipe necesario del delito de secuestro

extorsivo agravado por su condición de suboficial de la Policía

Federal y por la intervención de tres o más personas, a la pena

de doce (12) años de prisión, accesorias legales y costas

(artículos 12, 29 inciso 3º, 40, 41, 45 y 170, incisos 5º y 6º,

del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de la

Nación).

2. Casar el punto dispositivo 7º) de la sentencia

obrante a fs. 32298/32456 y, en definitiva, CONDENAR a MARIA

ESTHER SUDO como partícipe necesaria del delito de secuestro

extorsivo agravado por la intervención de tres o más personas,

a la pena de doce (12) años de prisión, accesorias legales y

costas (artículos 12, 29 inciso 3º, 40, 41, 45 y 170, inciso

6º, del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de

la Nación).

3. Casar el punto dispositivo 8º) de la sentencia

obrante a fs. 32298/32456 y, en definitiva, CONDENAR a SERGIO

GUSTAVO SALGAN como partícipe necesario del delito de secuestro

extorsivo agravado por la intervención de tres o más personas,

a la pena de once (11) años de prisión, accesorias legales y

costas (artículos 12, 29 inciso 3º, 40, 41, 45 y 170, inciso

6º, del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de

la Nación).

4. Casar el punto dispositivo 9º) de la sentencia

obrante a fs. 32298/32456 y, en definitiva, CONDENAR a OSCAR

ANTONIO SALGAN como partícipe necesario del delito de secuestro

extorsivo agravado por la intervención de tres o más personas,

a la pena de once (11) años de prisión, accesorias legales y

costas (artículos 12, 29 inciso 3º, 40, 41, 45 y 170, inciso

6º, del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de

la Nación)

d) Rechazar el recurso de casación interpuesto por

la doctora Milagros Resoagli, en representación de la querellante

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108

Gloria Pompeya Gómez (madre de Christian Eduardo Schaerer),

contra los puntos dispositivos 4º (por el que se condenó a Gonzalo

Adrián Acosta a la pena de dieciséis (16) años de prisión, por

ser coautor penalmente responsable del delito de secuestro

extorsivo, agravado por el número de personas, accesorias legales

y costas) y 10º (por el que se dispuso absolver a Jorge Gabriel

Sudo en orden al delito por el que fue acusado) de la sentencia

obrante a fs. 32298/32456, sin costas en la instancia (artículos

530 y 531 in fine del C.P.P.N.)

e) Tener presentes las reservas del caso federal.

Tal es mi voto.

El señor juez doctor Eduardo Rafael Riggi dijo:

Que por compartir en sustancia los fundamentos

vertidos en el voto del nuestro distinguido colega, doctor

Mariano Hernán Borinsky, habremos de acompañar la mayoría de

las propuestas allí plasmadas, sin perjuicio de realizar algunas

consideraciones respecto de los agravios traídos a conocimiento

de esta Alzada; como asimismo de expresar nuestra discrepancia

respecto a la situación de Jorge Gabriel Sudo, como así también

con el agravio traído a colación por la querella en torno a la

aplicación del art. 41 bis del CP y su repercusión en las penas

fijadas.

Veamos.

I. Nulidades.

1. En lo atingente al pedido de nulidad del alegato

fiscal planteado por la defensa de Gonzalo Adrián Acosta, toda

vez que el acto cuya invalidez se pretende (integrado al

pertinente requerimiento de elevación a juicio), reveló con

suficiente claridad la pretensión penal, el hecho atribuido y

los elementos de prueba por los cuales se consideraba responsable

al nombrado Acosta, el planteo debe ser rechazado. Es que no

se alcanza a vislumbrar, ni la parte logra demostrar, donde reside

a su respecto la lesión al derecho de defensa, cuando resulta

claro que a partir de las piezas aludidas el imputado pudo conocer

perfectamente la imputación y defenderse en consecuencia.

2. Con relación a la nulidad deducida por la defensa

del enjuiciado Carro Córdoba en base a la alegada violación a

la garantía de imparcialidad por la integración del Tribunal

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Cámara Federal de Casación Penal

109

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

Oral Federal que llevo a cabo el debate, apreciamos que la

cuestión traída a nuestro conocimiento ya fue decidida y resuelta

por esta Sala, in re “Carro Córdoba, Cristian Ramón s/recusación”,

causa 10.002, reg. 1459/08 y “Salgán, Osca A. y otros

s/recusación”, causa nº 9842, reg. nº 1461/08, ambas del 22 de

octubre de 2008; temperamentos que, a la fecha, se encuentran

firmes, por lo que han adquirido el carácter de cosa juzgada.

3. Respecto del pedido de nulidad de la detención de

Néstor Horacio Barczuk, de la declaración prestada por el

nombrado el 17 de noviembre de 2003, de la incorporación de

distintos correos electrónicos, como asimismo del peritaje

odorológico realizado en autos, a más de compartir los argumentos

del juez Mariano Borinsky, apreciamos que en lo pertinente ya

nos hemos expedido en ocasión de votar en la causa nº 8702

“Barbieri, Ángel Pedro y otros s/recurso de casación”, reg. nº

1373/08, del 10 de octubre de 2008, correspondiente al primer

juicio oral celebrado con relación al secuestro de Christian

Schaerer, motivo por el cual nos permitimos efectuar las

remisiones correspondientes y también adherimos al rechazo

propuesto por el colega preopinante.

4. Por otra parte y en lo relativo al pedido de nulidad

de la declaración de Cornelli Belen formulado por la defensa

de Carro Córdoba, y en lo referente a la exclusión probatoria

cuestionada por la defensa de Acosta, por compartir en sustancia

los lineamientos expuestos en los considerandos CUARTO punto

2.e. y QUINTO del voto del doctor Borinsky, también adherimos

a cuanto allí propone.

II. Respecto de los agravios vinculados a la

arbitrariedad de la sentencia en lo inherente a la valoración

de los hechos y las pruebas.

1. Con relación a los agravios traídos a estudio

sobre el particular por las asistencias técnicas de los

condenados Gonzalo Adrián Acosta, Raúl Nemesio Salgán y Cristian

Ramón Carro Cordoba, apreciamos que las plurales consideraciones

vertidas por el distinguido colega que lleva la voz de este

acuerdo –a cuyos fundamentos cabe remitirse a fin de evitar

repeticiones inútiles-, permiten descartar vicios de logicidad

o fundamentación en la sentencia impugnada, razón por la cual

Page 110: Caso Scherer

110

también habremos de acompañar el rechazo de los recursos de

casación, deducidos por los defensores.

Es que en el voto del juez Borinsky, específicamente,

en el considerando SEXTO, puntos 1, 2 y 3, se ha brindado una

acabada respuesta a los cuestionamientos trazados por las

defensas de los condenados Acosta, Salgán y Carro Córdoba, lo

cual, entonces, nos exime de realizar esa tarea.

En definitiva, la sentencia recurrida en este punto

cuenta con fundamentos suficientes que obstan a su

descalificación como acto judicial válido, ajustándose a las

prescripciones contenidas en los arts. 123 y 404 inciso 2º del

ordenamiento ritual, como así también a la doctrina seguida por

esta Cámara respecto al requisito de motivación de los fallos

judiciales (conf. nuestros votos en las causas Nº 80 "Paulillo,

Carlos Dante s/ rec. de casación", Reg. Nº 111 del 12/4/94; Nº

181 "Sassoon Attie, Raúl Nissim s/recurso de casación" Reg. Nº

177/94 del 17/11/94; Nº 502 "Arrúa, Froilán s/ rec. de casación",

Reg. Nº 185/95 del 18/9/95; Nº1357 "Canda, Alejandro s/ rec.

de casación", Reg. Nº 70/98 del 10/3/98; Nº2124 "Anzo, Rubén

Florencio s/ rec. de casación", Reg. Nº 632/99 del 22/11/99;

Nº 1802 "Grano, Marcelo s/ rec. de casación", Reg. Nº 186/2002

del 22/4/2002; y asimismo las causas Nº 18 "Vitale, Rubén D.

s/rec. de casación" Reg. Nº 41 del 18/10/93; Nº 25 "Zelikson,

Silvia E. s/rec. de casación" ya citada; Nº 65 "Tellos, Eduardo

s/rec. de casación" ya citada; Nº 135 "Risso de Osnajansky, Nelly

s/rec. de casación" Reg. Nº 142/94 del 18/10/94; Nº 190

"Ruisanchez Laures, Ángel s/rec. de casación" Reg. Nº 152/94

del 21/10/94; todas de esta Sala III, entre muchas otras).

En este último sentido, conceptuamos que el tribunal

de grado, en el fallo que encontró responsables a Gonzalo Adrián

Acosta, Raúl Nemesio Salgán y Cristian Ramón Carro Córdoba en

orden al hecho objeto del proceso, no incurrió en fisuras lógicas

en su razonamiento y, en uso de sus facultades propias, escogió,

valoró e hizo convicción sobre las pruebas e indicios, serios,

precisos y concordantes que citó en su decisorio, brindando a

nuestro juicio argumentos suficientes para fundamentar

debidamente la conclusión.

Por ello, también habremos de acompañar la propuesta

que sobre tal coyuntura propuso el doctor Mariano H. Borinsky.

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Cámara Federal de Casación Penal

111

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

2. Respecto de la situación del imputado Miguel Ángel

Ramírez, las pruebas detalladas y valoradas por el colega

preopinante, no dejan margen de duda en cuanto a que el acusado,

quien por ese entonces se desempeñaba como Sargento 1ero de la

Policía Federal Argentina, brindó información confidencial a

los integrantes de la familia Salgan, entre ella, la relativa

a los inminentes allanamientos a producirse en distintos

inmuebles del condenado Raúl Nemesio Salgán.

Tampoco puede dudarse de que el nombrado Ramírez,

conocía que esas medidas estaban relacionadas con el secuestro

de Christian Eduardo Schaerer.

En este sentido, debe tenerse en cuenta que la comisión

del hecho aludido generó un movimiento significativo dentro de

las fuerzas de seguridad, pues para su investigación se dio

intervención a distintas fuerzas policiales provinciales, a la

Policía Federal, Gendarmería Nacional y a la SIDE en nuestro

país; y por la continuación del hecho en territorio extranjero

(Paraguay y Brasil), también se requirió la colaboración de

Interpol y de la policía de esos países.

A ello, debe sumarse, como lo apunta el juez Borinsky,

la gran repercusión producida en los medios periodísticos a nivel

provincial y nacional y en la sociedad en general, que se produjo

como consecuencia del secuestro del joven Schaerer.

En este contexto, resulta evidente que Ramírez, en

su condición de Sargento 1ero de la PFA, no podía desconocer

que la información que le proporcionara a la familia Salgan estaba

necesariamente vinculada al hecho mencionado, sobre todo si

reparamos en el despliegue inusual que en las dependencias

policiales generó el caso.

Compartimos entonces la significación jurídica

propuesta por el colega que lidera este acuerdo, en cuanto a

que Ramírez debe responder como partícipe necesario del hecho,

pues su conducta significó un valioso aporte al ocultamiento

de Christian Schaerer que llevaban adelante los coautores del

hecho, ya que les proporcionó información privilegiada sobre

los avances de la investigación y los movimientos a realizar

por las fuerzas policiales, quienes de esa manera no pudieron

dar en tiempo oportuno con los múltiples lugares de cautiverio

de la víctima, cuyo destino hoy día sigue sin conocerse.

Page 112: Caso Scherer

112

3. Con relación a la situación de María Esther Sudo,

también habremos de acompañar la propuesta del juez Borinsky,

pues la utilización de la chacra familiar –que compartía con

su pareja, el condenado Raúl Nemesio Salgán- ubicada en Jorge

Newbery y Ernesto Montiel, de la ciudad de Paso de los Libres,

para mantener oculta a la víctima a partir del 24 de septiembre

de 2003, como asimismo el empleo del automóvil particular de

la nombrada Sudo, Volkswagen Gol dominio DYS-190, para trasladar

al joven secuestrado desde aquella chacra hasta el paraje

Ombucito, y luego hacia la ciudad de Uruguayana, Brasil, la ubica

como partícipe necesaria de la maniobra, en la medida en que

realizó un aporte efectivo e indispensable de bienes para la

ejecución material del delito.

4. Con relación a la situación de los acusados Sergio

Salgán y Oscar Salgán, compartimos de igual modo las

consideraciones efectuadas por el doctor Borinsky, pues

entendemos que las absoluciones dictadas a su respecto resultan

arbitrarias, en la medida en que el tribunal valoró parcialmente

la prueba, prescindiendo de la ponderación de elementos

determinantes para la dilucidación del caso e, incluso,

efectuando una valoración probatoria que en ciertos pasajes del

fallo resulta autocontradictoria.

En efecto, de la lectura de la sentencia impugnada,

se advierte que si bien se mencionaron ciertos elementos de prueba

que comprometían a los hermanos Salgan en la organización

delictiva que perpetrara el secuestro del joven Schaerer,

inexplicablemente tales probanzas no fueron finalmente tomadas

como de cargo, cuando ello resultaba evidente.

En este orden de ideas, se cuenta en primer término

con la declaración de Diego René Solís, quien vinculó tanto a

Oscar como a Sergio Salgán con el hecho investigado, al haberles

atribuido que mantuvieron contacto con el agente de la policía

federal Ramírez quien fue precisamente el preventor que se

encargó de pasar los datos para frustrar los allanamientos que

se avecinaban respecto de los inmuebles de la familia, tal como

lo vimos más arriba.

Incluso y tal como lo apunta el juez Borinsky, el

testigo mencionado da cuenta del contacto con otros miembros

Page 113: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

113

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

de la banda, concretamente Rodolfo Lorhman –prófugo- y Cristian

Ramón Carro Córdoba, con posterioridad al secuestro de Schaerer.

Las indicaciones del testigo Diego René Solis

respecto del contacto de Oscar Salgán y Sergio Salgán con el

policía Ramírez, se corrobora con la transcripción de la escucha

telefónica del abonado 03772 421130 (correspondiente al

domicilio de Juan Oliva), de la cual se puede extraer que el

nombrado Ramírez mantenía informado a Oscar Salgán de los avances

de la investigación, para su posterior transmisión a su padre.

Pero además, en la sentencia se mencionan escuchas

telefónicas contundentes y que demuestran que Sergio Salgán

mantenía al tanto a su padre Raúl Nemesio Salgán acerca de cómo

estaba la situación en Paso de los Libres, cuando este último

se encontraba en Uruguayana, Brasil, luego de realizado el

traslado al exterior. En este sentido, nos remitimos a la

transcripción efectuada en el fallo, respecto a la escucha

telefónica del 19-11-2003 extraída del abonado nro. 03772-426604

correspondiente al domicilio de Raúl Nemesio Salgán, donde se

aprecia el diálogo entre este y su hijo Sergio, como así también

a la correspondiente abonado 03772 421130 ya citada.

Lo extraño es que el propio tribunal extrajo como

conclusión de tales escuchas que “el imputado Raúl Nemesio Salgán

al hablar con su interlocutor estaba dando instrucciones a su

descendiente [Sergio Salgán] para que hiciera desaparecer las

pruebas que lo involucraban y al referirse al grandote en la

conversación está haciendo referencia al condenado Néstor

Horacio Barczuk, quien tres días antes el 16/11/03 había sido

detenido en la localidad de San Javier”.

Desde esta perspectiva, no se explican las

absoluciones, cuando la prueba objetiva demuestra de manera

inequívoca la intervención y el conocimiento de los miembros

de la familia Salgán en el hecho pesquisado.

A todo lo expuesto, debe adunarse, tal como bien lo

señala el juez Borinsky, las manifestaciones del arrepentido

Cornelli Belen, en cuanto mencionó haber visto a Sergio Salgan

en la chacra de su progenitor mientras Schaerer estaba

secuestrado. En este punto, el vínculo familiar y la presencia

en el lugar, permiten reforzar y aseverar el conocimiento de

la situación de cautiverio que dentro de la finca se estaba

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114

produciendo.

Por todo ello, compartimos la solución a que arriba

el distinguido colega preopinante y entendemos que los hermanos

Oscar y Sergio Salgán deberán responder como partícipes

necesarios del delito investigado, en la medida en que

favorecieron el ocultamiento del joven Schaerer, al proporcionar

a Raúl Nemesio Salgán información sobre la actividad de los

agentes policiales, anoticiados por el preventor Ramírez, ello

con conocimiento pleno del hecho que se estaba llevando a cabo.

5. Con relación a la situación de Jorge Gabriel Sudo,

habremos de disentir con la solución propiciada por el colega

preopinante, pues entendemos que la absolución dictada por el

tribunal de grado ha desconocido elementos probatorios

dirimentes que demuestran, sin lugar a dudas, que el nombrado

ha participado en un tramo del hecho investigado, tal como lo

pone de relieve la querella en su recurso de casación.

En efecto, de la atenta lectura de la prueba rendida

e incorporada al debate, no abrigamos la menor duda de que Jorge

Gabriel Sudo fue una de las personas que se encontraba en el

interior del Renault 12 break, que se apostó cerca del vehículo

ocupado por la madre de la víctima Pompeya Gómez y el señor Azula,

el día 5 de noviembre de 2003, en la Ciudad de Encarnación,

República del Paraguay, mientras estos últimos esperaban la

llegada del padre del secuestrado con el dinero para el pago

del rescate. En esas circunstancias, el joven Sudo, junto con

otros dos sujetos, permaneció dentro del vehículo citado durante

el lapso de una hora y media o dos, efectuando una suerte de

vigilancia sobre el proceder de los familiares de la víctima,

el día previo al cobro final del rescate.

A este respecto, debe ponderarse no solamente que la

Sra. Pompeya Gómez y Azula fueron concordantes en relatar la

situación que vivieron cuando esperaban la llegada del dinero,

sobre el arribo de un rodado Renault 12 y las miradas que desde

su interior efectuaban sus ocupantes, sino que además, ambos

reconocieron en rueda de personas al acusado Jorge Gabriel Sudo

como uno de aquellos sujetos.

Así, puede leerse del acta de fs. 4296/6vta, que Gloria

Pompeya Gómez tras remarcar que el día 5 de noviembre de 2003

se estacionó un Renault 12 break color marrón con dos personas

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Cámara Federal de Casación Penal

115

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

jóvenes de aproximadamente 18 y 23 años, de contextura delgada,

quienes durante una hora y media estuvieron vigilando sus

movimientos, fue llevada frente a la rueda de personas, y

reconoció, de manera inequívoca, como a uno de esos sujetos a

Gabriel Sudo, concretamente “como una de las personas que se

encontraban dentro del rodado mencionado”.

Incluso, en ese mismo acto, y ante las preguntas del

Fiscal, precisó que “es la misma persona…”.

Por su parte, del acta de fs. 4297, César Damián Azula,

tras describir de manera concordante la situación y aclarar que

los ocupantes del rodado eran jóvenes de unos 20 años de edad,

también reconoció a Jorge Gabriel Sudo, “…como una de las personas

que se encontraban en el rodado mencionado y que los estaban

vigilando”; agregando incluso que “era la misma persona, que

tenía el pelo más largo en aquella oportunidad y la ropa era

diferente”.

Estos testimonios, contundentes y concordantes,

ratificados posteriormente en el juicio oral y público, no dejan

margen de dudas acerca de la intervención de Sudo ese 5 de

noviembre de 2003, su tarea de vigilancia respecto a los

movimientos que los familiares de la víctima estaban efectuando

a la hora del proceso del pago del rescate. Y es por ello que

su valoración conjunta, y de conformidad con la pretensión de

la querella, permitan atribuir responsabilidad al nombrado por

su participación en el hecho mancomunado que estamos juzgando.

Las actas de reconocimiento, dejaron en claro que las

personas que integraban las ruedas de reconocimiento guardaban

semejanza entre sí; constituyen documentos públicos que gozan

de plena validez, y no han sido cuestionados como tales por la

defensa, motivo por el cual no alcanzamos a comprender, la escasa

entidad probatoria que respecto a ellas ha efectuado el tribunal

de grado en su sentencia.

Por lo demás, la coartada esgrimida por el imputado

Gabriel Sudo relativa a que a la fecha del suceso -5/11/2003-

se encontraban realizando cursos en la Escuela Técnica nro 1

de Pasos de Los Libres, ha quedado definitivamente descartada

y por ello no puede beneficiarlo en modo alguno.

Es que surge a todas luces evidente de la planilla

de asistencia de fs. 5507, que “Sudo” figura entre los ausentes,

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116

tanto del día 4 como del día 5 de noviembre de 2003, siendo que

incluso, el director del Establecimiento, Fabián Alejandro

Flores, si bien se mostró dubitativo, al serle exhibida la

planilla en cuestión terminó reconociendo “que si figura así

como está, es porque estuvo ausente”.

Por todo ello, entendemos que Jorge Gabriel Sudo deberá

responder como partícipe secundario del hecho investigado, en

la medida en que se acreditó que objetivamente realizó un aporte

no esencial al hecho mancomunado (art. 46 del CP) y que consistió

en vigilar durante el lapso de una hora y media, el día 5 de

noviembre de 2003, los movimientos de los familiares de las

víctimas, en momentos de realizarse aquellas diligencias

necesarias que culminaron al día siguiente con el pago del rescate

exigido por los captores.

III. Respecto de los cuestionamientos trazados sobre

la calificación legal de los hechos por la querella. El

agravamiento por aplicación del art. 41bis.

1. Con relación al recurso deducido por la querella

en cuanto pretende la aplicación de la agravante del art. 41

bis del Código Penal, es preciso recordar cuanto llevamos dicho

en torno a que la circunstancia de que no se hubieran secuestrado

las armas utilizadas para el ilícito en cuestión, no resulta

un obstáculo para que se pueda tener por debidamente acreditado

que los imputados se valieron de ellas para la comisión del delito,

de conformidad con las declaraciones testimoniales de quienes

pudieron apreciarlas (conf., en este sentido, causa n° 7783 del

registro de esta Sala, caratulada “Rostom, Héctor Gastón Juan

s/ recurso de casación”, reg. 677, del 5/6/07).

Hemos dicho también que debe tenerse en cuenta que el

artículo 41 bis del Código Penal, al hacer referencia a un “arma

de fuego”, claramente remite a las disposiciones del decreto

395/75 -reglamentario de la Ley Nacional de Armas y Explosivos,

n° 20.429-, que en su artículo 3, apartado 1., define a la referida

categoría en los siguientes términos: “la que utiliza la energía

de los gases producidos por la deflagración de pólvoras para

lanzar un proyectil a distancia”.

A diferencia de lo que ocurre en el caso del artículo

166 del Código Penal, que en su inciso segundo distingue las

Page 117: Caso Scherer

Cámara Federal de Casación Penal

117

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

armas de fuego cuya aptitud para el disparo no puede ser

acreditada de aquellas otras en las que sí puede lograrse dicho

propósito, el dispositivo legal contenido en el referido artículo

41 bis no contiene distinción alguna sobre el particular, extremo

que torna de aplicación el adagio “ubi lex non distinguit nec

non distinguere debemus”. A ello se suma que tampoco de una

objetiva y racional interpretación de los alcances de la norma

que se examina podría extraerse esa conclusión, pues en la medida

que la ratio legis contempla el mayor poder intimidante del arma

utilizada, la idoneidad para el disparo se presenta como un

elemento que -sin desmerecer la estricta interpretación del

concepto que se impone en virtud del principio de legalidad-

no puede ser válidamente integrado a los alcances de la

disposición.

En suma, somos de la opinión de que la agravante aludida

no contiene distinción alguna sobre la aptitud para el disparo

del arma y por ende podría aplicarse si su empleo fuera acreditado

por las declaraciones de testigos y demás circunstancias de la

causa (in re “Galván, Oscar Alberto y otro s/recurso de casación”,

causa nº 8166, reg. nº 1554, del 12/11/2007).

Siendo ello así, asiste razón a la querella en cuanto

a que de las declaraciones testimoniales de las personas que

presenciaron la captura de Schaerer, se desprende

inequívocamente que el secuestro se produjo ejerciendo violencia

e intimidación con un arma de fuego. Incluso, eso fue reconocido

por el condenado Cornelli Belén, al confesar su intervención

en el hecho.

Desde esta perspectiva, propiciamos al acuerdo la

aplicación de la agravante genérica del art. 41 bis del Código

Penal, en el sentido propuesto por la querella.

Vale aclarar en este punto, que la aplicación de esta

agravante deberá valer para todos los intervinientes en el hecho

investigado, pues el suceso que damnificara a Schaerer resulta

único, y por ende, más allá del grado de responsabilidad que

le cabe a los condenados por su intervención, corresponde

recalificar el evento como constitutivo del delito de secuestro

extorsivo, agravado por el número de personas intervinientes

y por haber sido cometido con violencia e intimidación contra

las personas mediante un arma de fuego (arts. 170 inc. 6 y 41

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118

bis del CP).

Resulta menester destacar que la agravante del art.

41bis del CP, aumenta la escala penal a aplicar, en un tercio

del mínimo y un tercio del máximo del delito de que se trate.

No obstante ello, y como veremos más adelante, este

agravamiento no habrá de influir en las penas impuestas a todos

los condenados, pues en el caso de Raúl Nemesio Salgán y Cristian

Ramón Carro Córdoba, lo cierto es que al habérseles impuesto

una pena superior a la mitad de la requerida por el acusador

particular, la impugnación no supera los límites del art. 458

inc. 2 del CPPN.

2. Sobre el cuestionamiento por parte de la querella

de la sanción impuesta a Cornelli Belen, tal como como lo propone

el juez Borinsky, el recurso resulta inadmisible, en los términos

del art. 458 inc. 2 y 460 del CPPN.

IV. Penas.

1. En lo atingente a los agravios deducidos por las

defensas respecto a las penas impuestas a Raúl Nemesio Salgán

(25 años de prisión), Cristian Ramón Carro Córdoba (25 años de

prisión), resulta oportuno recordar cuanto llevamos dicho sobre

el particular en torno a que la fijación del monto de la sanción,

mientras cuente con suficiente fundamentación y el tipo y la

escala hayan sido respetados, es una tarea que se encuentra dentro

de los poderes discrecionales del tribunal de juicio y por ello

no puede ser atacada por la vía intentada, salvo evidente

arbitrariedad (conf. lo resuelto por esta Sala III “in re”

“González Notario, Adolfo y otro s/recurso de casación”, causa

nº 1527, Reg. nº 399/00 del 13/7/2000; “Amengual, Miguel Angel

y otros s/rec. de casación”, causa 4827, Reg. nº 317/04 del

16/6/04; y “Cardozo, Juan Taltivio y Finamore, Andrés Antonio

s/ recurso de casación”, causa nº 4412, Reg. nº 708/03 del

27/11/03); que en estos casos no se aprecia.

En este último sentido, y a fin de evitar repeticiones

inútiles nos remitimos al análisis efectuado por el doctor

Borinsky, donde se descarta la tacha de arbitrariedad en la

determinación de las penas de los condenados.

En el caso de la sanción impuesta a Gonzalo Adrián

Acosta, como lo indica el juez Borinsky, la pena sensiblemente

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Cámara Federal de Casación Penal

119

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

inferior a la fijada respecto de Raúl Salgan y Carro Cordoba,

se justifica porque obró siempre ejecutando ordenes e

instrucciones de los cabecillas de la banda, lo que sumado a

su juventud y a la escasa educación recibida, lo ubican en un

grado de responsabilidad menor, atento a la condición de

subordinado en que se desempeñó.

Sin embargo y teniendo en cuenta que a su respecto

existe recurso acusador y que también rige para él la aplicación

de la agravante del art. 41 bis del CP, entendemos que la respuesta

debe ser corregida en el sentido propuesto por la querella,

luciendo adecuado a su situación particular y a la magnitud del

injusto, elevar la pena impuesta y fijarla en 20 años de prisión.

2. Por otra parte, compartimos en sustancia los

precisos argumentos del distinguido colega doctor Mariano H.

Borisnky desarrollados en el considerando “NOVENO” puntos 2,

3, 4 y 5, en cuanto analizó las pautas para determinar las penas

a los condenados que habían sido absueltos (Miguel Ángel Ramírez,

María Esther Sudo, Oscar Antonio Salgán y Sergio Gustavo Salgán)

en lo que hace a sus situaciones particulares en los términos

de los arts. 40 y 41 del CP.

No obstante ello, la aplicación de la agravante del

art. 41 bis que hemos propuesto y al igual que en el caso anterior,

nos impone la necesidad de corregir la respuesta punitiva para

cada uno de dichos imputados. Y a tal fin, habiendo tomado

conocimiento de visu de los nombrados, proponemos se condene

a Miguel Ángel Ramírez a la pena de 18 años de prisión, accesorias

legales y costas; a María Esther Sudo a la pena de 17 años de

prisión, accesorias legales y costas; a Oscar Antonio Salgán

a la pena de 17 años de prisión, accesorias legales y costas;

y a Sergio Gustavo Salgán a la pena de 17 años de prisión,

accesorias legales y costas.

3. Respecto de Jorge Gabriel Sudo, corresponde

puntualizar que lo hemos encontrado responsable del delito de

secuestro extorsivo agravado por la intervención de tres o más

personas y por el uso de un arma, en calidad de partícipe

secundario.

A fin de graduar la sanción a imponer, tenemos en cuenta,

como agravantes, la magnitud del injusto en el que participó

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120

y la extensión del daño causado a raíz de la sustracción del

joven Schearer respecto de quien aún se desconoce su paradero.

Como atenuantes, sólo cobra relevancia su juventud y el menor

grado de participación por el que se lo responsabilizó respecto

de sus consortes de causa. Por ello y habiendo tomado conocimiento

de visu del encausado, estimamos justo imponerle la pena de 11

años de prisión, accesorias legales y costas.

V. COSTAS.

Por último, y por compartir los fundamentos del colega

preopinante plasmados en el considerando “DÉCIMO” de su voto

–a los que cabe remitirse por razones de brevedad-, adherimos

el rechazo del agravio deducido por la defensa de Carro Córdoba

en su recurso de casación en cuanto pretende la anulación de

la exención de costas otorgada por el tribunal a quo a la querella

en los términos de los artículos 530 y 531 del CPPN.

La señora juez doctora Liliana Elena Catucci dijo:

I. Nulidades:

I.a) El planteo de la nulidad del alegato fiscal

interpuesto por la defensa de Gonzalo Adrián Acosta por haber

completado el tribunal oral la acusación y haber valorado

elementos de cargo no mencionados por el Fiscal General muestra

sus defectos de presentación.

En efecto, no es el representante del Ministerio

Público Fiscal quien debe evaluar toda la prueba, ni su

descripción del suceso vincula al tribunal, habida cuenta que

tampoco debe actuar como un mero árbitro como el Defensor Público

Oficial Dr. Federico Carniel pretende.

Esa misión le cabe al sentenciante, quien tampoco tiene

la obligación de evaluarlos en su totalidad, sino seleccionarlos

de modo de conducirlos sobre el sendero del razonamiento que

lleve a una conclusión inequívoca.

En este sentido se ha pronunciado la Corte Suprema de

Justicia de la Nación al establecer que los jueces no están

obligados a ponderar una por una y exhaustivamente todas las

constancias de la causa, sino sólo aquéllas que estimen

conducentes para fundar sus conclusiones -Fallos 311:571- y

necesarias para una correcta solución del litigio -Fallos

311:836-, ni a tratar todas las cuestiones propuestas por las

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Cámara Federal de Casación Penal

121

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

partes, ni a analizar los argumentos utilizados que a su juicio

no sean decisivos -Fallos 301:970 y 311:1191-.

Es de hacer notar que el sistema procesal que nos rige

no es el de acusación pura del que parece haberse valido el

defensor oficial al efectuar estos planteos, debiendo atenerse

a la exigencia propia de la lege data y no a de lege ferenda

como traslucen sus reclamos.

Es así que sus agravios quedan desmerecidos desde su

presentación.

I.b) En cuanto a los traídos por la defensa técnica

de Cristián Ramón Carro Córdoba dirigidos contra la legitimidad

de los jueces del tribunal a quo, Dres. Fermín Cerolini y Lucrecia

M. Rojas de Badaro, por haber intervenido antes en la causa n°

430/07 de ese órgano jurisdiccional, revelan que se trata de

una reedición de la que ya fue decidida por este Tribunal con

distinta integración, in re: “Carro Córdoba, Cristián Ramón

s/recusación, causa n° 10.002, Reg. 1459/08 y “Salgán, Oscar

A. y otros s/recusación”, causa n° 9842, Reg. n° 1461/08, rtas.

el 22 de octubre de 2008; que, a la fecha, se encuentra firme,

sin que se hayan aportado en esta oportunidad nuevos argumentos

(cfr. en razón de brevedad, Considerando Cuarto, punto 2.a) del

voto del Dr. Borinsky).

I.c) Algo similar ocurre en relación a la detención

de Néstor Horacio Barczuk, de su declaración del 17 de noviembre

de 2003, de la incorporación de diferentes correos electrónicos

(“elbrasilero 2020”, “elbrasilero2005”, “elbrasilero2003”,

“pedrobarbieri” y “judithalvarenga”) y del peritaje odorológico

practicado en el caso, planteada por la defensa de Cristián Ramón

Carro Córdoba, debiendo estarse a lo ya decidido, (cfr. in re:

“Barbieri, Ángel Pedro; Barczuk, Néstor Horacio y Alvarenga,

Judith Analía s/recurso de casación”, causa n° 8702, Reg. n°

1373, rta. el 10 de octubre de 2008) y a lo acotado en el primer

voto.

I.d) En torno a los planteos de nulidad efectuados por

la defensa de Cristian Ramón Carro Córdoba, respecto de la

declaración de Claudio Sebastián Cornelli Belén que desmereció

en su valor probatorio; a la exclusión de las declaraciones

de Juan Francisco Viarnes, Diego René Solís, y Juan Angel Oliva,

formulada por la defensa de Gonzalo A. Acosta, por no haber podido

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122

conocer al momento de alegar el soporte jurídico con el que se

pretendía justificar la imputación del hecho a su asistido,

carecen de base argumental, en tanto discuten sin sólidos

fundamentos el valor a esas piezas otorgado, por lo que no toleran

su admisión.

II. Fundamentación de la sentencia:

II. a) La participación de Cristian Ramón Carro Córdoba,

Raúl Nemesio Salgán y Gonzalo Adrián Acosta, en el secuestro

de Christian Eduardo Schaerer está suficientemente sustentada

en el fallo sobre la base de la prueba valorada de conformidad

a las reglas de la sana crítica racional (art. 123 del C.P.P.N.);

sin que se adviertan afectaciones a garantías constitucionales

que vicien de nulidad el proceso, tal como se puso de manifiesto

en la opinión que abrió el Acuerdo.

II. b) Cabe señalar que el cúmulo probatorio valorado

en el pronunciamiento, y analizado detenidamente en el primer

voto no deja lugar a dudas de que Miguel Angel Ramírez (alias

“Patrón”) avisó confidencialmente a la familia Salgán los

allanamientos a realizar sobre sus inmuebles, datos habidos a

raíz de su desempeño como Sargento 1° en la Delegación de la

Policía Federal de Paso de los Libres.

Noticia corroborada por la interceptación telefónica

judicial sobre la línea n° 03772 426604, perteneciente al

domicilio de Raúl Nemesio Salgán, de la cual se desprende que

el 19 de noviembre de 2003, su hijo Sergio Gustavo (Salgán) fue

alertado de esos inminentes allanamientos. Comunicación de

Sergio Salgán con un interlocutor que indica que la información

reservada había sido revelada por el imputado apodado “patrón”,

quien le había avisado a Héctor González (alias “pucho”), que

trabajaba como “pizzero” en un local cercano a la Delegación

de Paso de los Libres de la Policía Federal y de la cual surge

que Ariel Saldaña fue quien se los avisó telefónicamente a Sergio

Salgán.

La declaración del propietario del mencionado comercio

gastronómico, Juan José Ugartemendía, en donde trabajaba Héctor

González (“pucho”), lo acreditó al recordar que Ramírez le pidió

permiso y mantuvo una conversación con su empleado González,

en el sector de fiambrería; y, que al día siguiente y una vez

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Cámara Federal de Casación Penal

123

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

publicados en los medios de comunicación los referidos

allanamientos, el nombrado González le comentó: “…que barbaridad,

eso fue lo que ‘Patrón’ me pidió que le avisara a los chicos

del barrio”; y, que le hizo saber que le había pedido a Ariel

Saldaña que avise a la familia Salgán.

Ello demuestra acabadamente que Miguel Angel Ramírez,

por prestar servicio como Sargento 1° en la delegación de la

Policía Federal Argentina en Paso de los Libres, accedió a

información reservada a la presente investigación y se la

proporcionó a la familia Salgán que precisamente estaba siendo

investigada.

La relación estrecha que tenía el nombrado Ramírez con

la familia Salgán, quedó en evidencia con los diálogos que mantuvo

Sergio G. Salgán con su padre, en momentos en que éste se

encontraba en la ciudad de Uruguayana y lo consultaba por la

situación en Paso de los Libres, después de la detención de

Barczuk. Además, previo al aviso de los allanamientos, le dijo

que sería el primero en enterarse sobre cualquier novedad que

pudiera afectarlos (cfr. transcripción de la escucha telefónica

de fs. 1672/1673).

De esas piezas y de la declaración prestada por el

Comisario Tránsito Ramírez (fs. 32.101) se desprende que con

anterioridad Ramírez ya había avisado en forma directa a Raúl

N. Salgán sobre la presencia y posterior retirada de la Localidad

de Paso de los Libres de una comisión policial provincial.

La actividad ilegal del policía Ramírez se confirmó

con el informe de Gendarmería Nacional (cfr. fs. 15.250/15.252)

y la transcripción de la escucha telefónica de la línea n° 03772

422701 (cfr. 2512/2513), que reproduce el diálogo mantenido entre

la madre de Saldaña y “Laurita”, refiriéndose al imputado como

“el alcahuete” de la familia Salgán; y, además, porque el cuñado

del nombrado Ramírez -Julio César Domínguez-, se domiciliaba

en un finca de propiedad de Raúl Salgán, situada junto al arroyo

Yatay.

Las contundentes pruebas dan cuenta de la efectiva

predisposición de Ramírez para pasar información policial

confidencial y valiosa de manera permanente sobre la

investigación a los distintos miembros de la familia Salgán.

Por otra parte, coincido con el Dr. Borinsky en que

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124

se encuentra debidamente acreditado en autos que Miguel A.

Ramírez, por su cargo y destino, tenía suficiente conocimiento

de los movimientos de las fuerzas de seguridad provinciales y

federales en la ciudad de Paso de los Libres, y de la vinculación

con la investigación del secuestro de Christian Schaerer.

Valga reiterar que se trató de una investigación de

considerable envergadura, en la que intervino personal policial

de las provincias de Formosa, Chaco y Misiones; Gendarmería

Nacional, la SIDE, habiéndose requerido dada la gravedad y

expansión territorial del hecho en territorio extranjero, la

colaboración de Interpol y de las fuerzas policiales de Brasil

y del Paraguay. Suceso criminal que dio lugar a una gran

repercusión en los medios periodísticos a nivel provincial,

nacional y en la sociedad.

A raíz de las particularidades de la causa y al empleo

de nuevos equipos de trabajo se pudo llegar a demostrar que el

nombrado Ramírez, por su cargo y destino, accedió sin

dificultades a la información vinculada con esta investigación

y en particular a los sitios donde se llevarían a cabo

allanamientos, y violando los deberes y obligaciones inherentes

a su cargo, y aún a las de cualquier hombre de sano espíritu

se los reveló a la familia Salgán involucrada en el hecho, con

el único fin de frustrar el resultado de las diligencias de la

fuerza de seguridad, a la que él también pertenecía tendientes

a descubrir el hecho y recuperar con vida a la víctima.

Indubitables piezas de incriminación obran en ese

sentido sin dejar resquicio de duda acerca de que Miguel A.

Ramírez sabía que se estaban por allanar los domicilios de

individuos involucrados en el grave secuestro de Christian

Eduardo Schaerer. Proceder del nombrado que obstaculizó la

investigación en un momento crítico, y tornó imposible el rescate

con vida del joven secuestrado aún desaparecido.

De lo expuesto surge que Miguel Angel Ramírez prestó

una cooperación necesaria para que este cruel delito, en el que

estaba involucrada una vida, se siguiera consumando, razón por

la cual debe responder como partícipe necesario (art. 45 del

Código Penal).

II. c) La responsabilidad penal de María Esther Sudo

en el secuestro de Christian Schaerer, se revela a través de

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Cámara Federal de Casación Penal

125

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

las pruebas, tal como se anticipara en el primer voto, habiéndose

omitido en el fallo valorar las conducentes a la correcta solución

del caso.

En efecto, el tribunal oral descartó las nueve llamadas

realizadas desde el teléfono celular de la nombrada Sudo, el

1° de octubre de 2003, al de Miguel Angel Carbonell (dueño de

la cabaña del paraje “el Ombucito”, donde estuvo retenido

Christian Schaerer previo a ser trasladado a la ciudad de

Uruguayana), con el argumento de que no estaba acreditado que

los hubiere efectuado la nombrada.

Sin embargo, al tomar en cuenta otros elementos surge

su intervención. En ese sentido obra la utilización de la chacra

de la familia Salgán, ubicada en Jorge Newbery y Ernesto Montiel

de la ciudad de Paso de los Libres, para mantener cautivo a

Cristian Schaerer a partir del 24 de septiembre de 2003, y que

compartían Raúl N. Salgán con su pareja María E. Sudo.

El automóvil Volkswagen Gol, dominio DYS 190, propiedad

de la nombrada Sudo, fue el utilizado para trasladar a la víctima

desde la citada chacra familiar hasta el paraje “el Ombucito”

y para llevarlo a la ciudad de Uruguayana, República Federativa

del Brasil.

Quedó también acreditado que Sudo conocía el crimen

que se estaba cometiendo a punto de que le impartió a su hijo,

Jorge Gabriel Sudo, directivas claras de no divulgar el verdadero

destino del viaje que había emprendido junto a su concubino,

Raúl N. Salgán, a la ciudad de Curitiba, Brasil, el 10 de noviembre

de 2003. Destino donde Raúl N. Salgán se reunió con Cristian

Ramón Carro Córdoba, José Horacio Maidana, José Rodolfo Lorhman

y Claudio Sebastián Cornelli Belén para repartir el dinero pagado

por la familia de la víctima Christian Schaerer (cfr. escuchas

telefónicas de fs. 1668/vta. e informe del Comandante Principal

Juan C. Toledo de fs. 2286/2289).

Piezas terminantes para demostrar que María Esther Sudo

realizó un concreto e indispensable aporte de bienes para la

ejecución material del delito, colaborando a pie juntillas con

su pareja Raúl Salgán para ejecutarlo y seguir consumándolo.

En tales condiciones, y de acuerdo a las demás

consideraciones expuestas en el voto del Dr. Borinsky, a las

que me remito en razón de brevedad, estimo que María Esther Sudo

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126

debe responder como partícipe necesaria del hecho que se

investiga en el presente.

II. d) El pronunciamiento impugnado revela un desapego

a las reglas de la sana crítica indicado en el artículo 398 del

Código Procesal Penal en relación a los hermanos Oscar Antonio

y Sergio Gustavo Salgán.

En efecto, de las constancias de la causa reproducidas

en el voto que lidera este Acuerdo, se desprende que los hermanos

nombrados proporcionaron a su padre información recibida del

preventor Miguel Angel Ramírez, sobre los pasos de la pesquisa

policial, tendientes a la protección del lugar donde mantenían

cautivo a Christian E. Schaerer y a tratar de que el accionar

delictual no fuese descubierto. Accionar con el cual

posibilitaron la duración en el tiempo de los efectos del delito.

Con irrelevancia sobre la participación del cobro de

rescate de Oscar Salgán, atento a la individualización que de

él hiciera César D. Azula en rueda de personas y a la existencia

de otras pruebas independientes en el expediente que lo vinculan

con otras secuencias del suceso delictivo no valorados

adecuadamente por el tribunal de juicio ha de llegarse a la

conclusión contraria a la anticipada, por lo que sigue.

Así es que sin dificultad se cuenta con que el testigo

Diego René Solís, en el debate, vinculó a los dos hermanos Salgán

con el hecho delictivo, atribuyéndoles haber mantenido contacto

con el policía que les pasaba información para perjudicar las

diligencias de investigación en su contra, a saber Miguel A.

Ramírez, y con otros miembros de la banda, como el prófugo José

Rodolfo Lorhman y Cristian Ramón Carro Córdoba, con posterioridad

al secuestro de Christian Schaerer (cfr. fs. 32.023),

incriminación insoslayable, que destruye la coartada de haber

estado fuera de la localidad donde se llevó a cabo el delito.

Ese testimonio encontró respaldo en la transcripción

de la escucha telefónica (fs. 2174), realizada sobre el aparato

-n° 03772 421130-, ubicado en el domicilio de Juan Angel Oliva

y donde el 19 de noviembre de 2003, Sergio G. Salgán había

concurrido para hablar con su padre Raúl. En esa conversación

telefónica entrambos, se aprecia que el policía Miguel Angel

Ramírez mantenía informado a Oscar A. Salgán sobre las novedades

de la investigación del secuestro del nombrado joven, a fin de

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Cámara Federal de Casación Penal

127

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

que se lo dijera a su ascendiente Raúl. Información que Sergio

Salgán hizo llegar a su progenitor (cfr. fs.32.419/vta./32.420

vta.).

El mismo compromiso con el delito surge de la

conversación que mantuvo, el 19 de noviembre de 2003, con su

padre Raúl cuando éste se encontraba en la ciudad de Uruguayana,

República Federativa del Brasil, y le preguntaba, después de

la detención de Barczuk, por la situación en Paso de los Libres,

a través de la cual se advierte la preocupación de Raúl Salgán

para que su otro hijo Oscar esté al tanto de cualquier novedad

(cfr. escucha telefónica correspondiente al domicilio de Raúl

N. Salgán, abonado n° 03772-426604, fs. 1672/73).

Se completó el cuadro cargoso, respecto de Sergio

Salgán, con la declaración de Claudio Sebastián Cornelli Belén,

al decir que lo vio en la chacra de su padre Raúl mientras

Christian Schaerer estaba secuestrado, de donde no caben dudas

de que le constaba el hecho delictivo.

En tales condiciones, quedó en suficiente evidencia

que los hermanos Oscar A. Salgán y Sergio G. Salgán tuvieron

efectivo conocimiento y prestaron una colaboración

imprescindible para el desarrollo del suceso delictivo que afectó

a Christian Schaerer.

En consecuencia, deben responder como partícipes

necesarios del suceso delictivo que se investiga en la presente

(art. 45 del Código Penal).

II. e) Efectivamente la situación de Jorge Gabriel Sudo

resulta bien comprometida en autos, atento los indubitables

reconocimientos que de él hicieron la madre del joven todavía

no aparecido y el padre de su novia.

Lo incuestionable de esa identificación viene dado por

el tiempo durante el cual el auto de los reconocientes estuvo

estacionado en la plaza de la ciudad de Encarnación, República

del Paraguay, el 5 de noviembre de 2003 en horas del mediodía,

al lado del auto de los sujetos a quienes posteriormente se

individualizó en la diligencia de mención.

La validez de esos reconocimientos se mantiene incólume

atento de la observancia de las reglas procesales inherentes

a ese medio de prueba que mencionó el fiscal que las practicó

y a que nadie discutió las características semejantes observadas

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128

en las ruedas.

Cabe acotar que la referencia a las gorras que

efectuaron los reconocientes en relación a Sudo no incide en

su valor, por cuanto nada indica que los restantes integrantes

no la tuvieron, ni puede de oficio desmerecerse una prueba sobre

la base de una suposición.

Esas probanzas junto con la desvirtuación de la

fotocopia de la escuela donde simuló haber estado presente ese

día, que ni puede considerarse documento público y a cuyo respecto

el director de la Escuela Técnica n° 1 “General Joaquín de

Madariaga”, Fabián A. Flores, se limitó a reafirmar que si Sudo

figuraba como ausente, así era, fulminan el pretexto buscado

para esconder su responsabilidad.

Sin que sea necesario acotar algo más a lo expuesto

por el Dr. Riggi en su ponencia, me adhiero en relación a Sudo

a su voto.

II. f) Finalmente, el recurso de casación interpuesto

por la querella contra la pena de doce años de prisión impuesta

a Claudio Sebastián Cornelli Belén -punto dispositivo 5° del

fallo-, resulta inadmisible atento a que en su oportunidad esa

parte había requerido veinte años, sanción que no satisface los

requerimientos establecidos en los artículos 460 en función del

458 del Código Procesal Penal de la Nación, toda vez que la pena

de doce años impuesta supera la mitad de los veinte años que

esa parte requiriera al momento de alegar (arts. 393 cod. cit.),

regla cuya validez constitucional basada en razones de política

legislativa, ha sido mantenida por la Corte Suprema de Justicia

de la Nación en el precedente “Arce” (Fallos 320:2145), entre

otros, criterio seguido por este Tribunal en reiteradas

oportunidades.

III. Calificación legal.

El hecho probado consistente en que en la noche del

día 21 de septiembre de 2003, a las 23.30 horas, aproximadamente,

cuando Christian Eduardo Schaerer intentaba ingresar con su

vehículo Mercedes Benz, dominio VAF-643, a su domicilio del

Barrio Las Tejas, calle Ushuaia n° 1813, de la Ciudad de

Corrientes, tres personas identificadas como José Lorhman

(prófugo) y los coprocesados Claudio Sebastián Cornelli Belén

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Cámara Federal de Casación Penal

129

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

y Gonzalo Adrián Acosta –bajo nombres falsos- que circulaban

en un rodado marca Fiat, modelo Duna, color blanco, dominio

colocado RXF-694, con instrumentos de características semejantes

a armas de fuego (largas y de puño), lo obligaron a abordar el

vehículo de ellos y se desplazaron velozmente hasta la calle

Gutemberg al 1700 de esa ciudad, al encuentro del Chevrolet Corsa,

Color Gris, dominio DMU-037, con vidrios polarizados, al cual

lo obligaron a subir, trasladándolo por distintos lugares hasta

que lo llevaron a la ciudad de Uruguayana, República Federativa

del Brasil, sin que hasta la fecha se haya podido conocer su

destino, habiendo realizado los secuestradores frecuentes

maniobras extorsivas telefónicas y correos electrónicos entre

el 22 de septiembre de 2003 y el 6 de noviembre de 2003, a los

padres y al hermano de la víctima hasta que en la última fecha

lograron el pago de un rescate de U$s 271.300, aproximadamente

(cfr. declaración de César D. Azula, fs. 32004/vta.), se adecua

al delito de secuestro extorsivo, agravado por la intervención

de tres o más personas (arts. 170, inc. 6° del Código Penal).

Discrepo con el Dr. Borinsky, en torno a la omisión

de haber aplicado la agravante prevista en el art. 41 bis del

Código Penal (según ley 25.297, B.O. 22/9/2000), dada por el

empleo de armas de fuego.

A su respecto se cuenta con el testimonio del entonces

vecino de la familia Schaerer, Fernando Javier Muchenik Serial,

quien recordó que el 21 de septiembre de 2003, alrededor de las

once de la noche, llegó un auto Duna blanco, con vidrios

polarizados del cual bajaron individuos uno de los cuales apuntó

con un arma de gran porte a la víctima, diciéndole que se quedara

quieto, haciéndolo ascender a otro coche. Suceso también visto

por su padre (que falleció cinco meses antes de esa audiencia

de debate), quien dio aviso a la policía; acotando que a raíz

de esa denuncia debieron tener custodia atento a las amenazas

telefónicas que recibían (cfr. acta de debate fs. 31996/31997).

En sentido similar se expidió en el juicio otra vecina,

María Antonia Santana, quien al describir la secuencia inicial

manifestó que el que manejaba era un sujeto flaquito, rubio,

con gorra, y bermudas, a quien acompañaba otro morocho, portando

armas, algo largas, tipo rifle, lo que pudo observar por haber

estado aproximadamente a cinco metros del vehículo donde se

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130

llevaban al joven. Testimonio coincidente con lo expresado por

Aníbal Jaime Meza, quien en el debate precisó que del automotor

Duna se bajaron tres personas, uno de los cuales tenía una

escopeta y gritó, “metete” o “apurate” (fs. 31.997). Obra en

el mismo sentido la confesión del procesado Claudio Sebastián

Cornelli Belén, al admitir su participación en el secuestro de

Christian Schaerer junto con José R. Lorhman y Gonzalo Adrián

Acosta, creyó que el que había apuntado a la víctima había sido

Lorhman, su compinche prófugo diciéndole al vecino que se metiera

adentro, siempre con el revólver dirigido hacia ellos, y que

el “paraguita” (Acosta) tenía una escopeta, (cfr. fs. 32.327/

vta. y 32.328). Prueba corroborante del uso de armas de fuego,

en el que no incide su falta de secuestro.

Sentido en el cual se lo tiene dicho in re: “Blanco,

Gabriel s/rec. de casación”, Reg. N° 907/07, rta. el 3 de julio

de 2007 , y, causa n° 9619, in re: “Peñaflor, Maximiliano Rodrigo

y otros s/recurso de casación”, Reg. n° 257.10.3 rta. el 15 de

marzo de 2010, de esta Sala.

Todos, cada uno con su grado de participación han de

recibir la misma calificación por el hecho en el cual, en algún

momento intervinieron.

Sin embargo, la inadmisibilidad del recurso de la

querella por la falta de relación legal de la pena requerida

y la impuesta, conforme lo estipula el artículo 393, 460 en

función del 458 del código instrumental, sumado a la ausencia

de recurso fiscal impiden la agravación punitiva respecto de

Cristian Ramón Carro Córdoba y de Raúl Nemesio Salgán, en

resguardo de la reformatio in pejus.

Omisión de la fiscalía que queda señalada.

Diferente es el caso de Gonzalo Adrián Acosta, pues

existe recurso de la querella que pidió la pena de treinta y

siete años (37) de prisión y, fue condenado a dieciséis años

(16) de prisión, por lo que no se encuentra alcanzado por el

límite que establece el art. 458, inc. 2° del C.P.P.N..

En lo que atañe a los absueltos Miguel Angel Ramírez,

María Esther Sudo, los dos acusadores impugnaron el fallo; y,

en relación a Sergio Gustavo Salgán, Oscar Antonio Salgán y,

Jorge Gabriel Sudo sólo lo hizo la acusadora particular, pues

habían sido absueltos.

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Cámara Federal de Casación Penal

131

Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

De lo analizado surge que Gonzalo Adrián Acosta, María

Esther Sudo, Sergio Gustavo Salgán y Oscar Antonio Salgán deben

responder como partícipes necesarios del delito de secuestro

extorsivo, agravado por la intervención de tres o más personas

y por el uso de armas de fuego; y Jorge Gabriel Sudo como partícipe

secundario de ese delito (arts. 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis,

45 y 170, inc. 6°, del Código Penal y 530 y 531 del C.P.P.N.).

En el caso de Miguel Angel Ramírez como partícipe

necesario del delito de secuestro extorsivo agravado, por la

intervención de tres o más personas, por su comisión con armas

de fuego y por su condición de suboficial de la Policía Federal

(arts. 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis 45 y 170, incisos 5° y

6° del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de

la Nación).

IV. Monto de las Penas.

De acuerdo a todo lo expuesto corresponde, atento a

la diferente calificación legal a la que se ha arribado elevar

el monto de la pena impuesta en la anterior instancia a Gonzalo

Adrián Acosta, a cuyo respecto me atengo a las consideraciones

efectuadas en el voto del Dr. Riggi y a su pertinente adhesión

a la del Dr. Borinsky, que en síntesis quedaría en veinte años

de prisión, accesorias legales y costas.

En relación a Miguel A. Ramírez, María E. Sudo, Oscar

A. Salgán, y Sergio G. Salgán por análogos fundamentos presto

conformidad a la pena de dieciocho años de prisión, accesorias

legales y costas para el primero, y de diecisiete años de prisión,

accesorias legales y costas para los demás nombrados, sugeridas

por el Dr. Riggi en su voto.

En cuanto a Jorge Gabriel Sudo sobre la base de las

consideraciones del magistrado antes nombrado en su imposición

punitiva suscribo su propuesta de una pena de once años de prisión,

accesorias legales y costas.

En conclusión, corresponde:

I. Declarar inadmisible el recurso de casación

interpuesto por la querella, contra el punto dispositivo 5º)

de la sentencia de fs. 32298/32456, respecto de Claudio Sebastián

Cornelli Belén, sin costas en esta Instancia (arts. 444, 530

y 531, in fine del C.P.P.N.).

II. Rechazar los recursos de casación interpuestos

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132

por las defensas de Raúl Nemesio Salgán, Cristián Ramón Carro

Córdoba, y Gonzalo Adrián Acosta, con costas (arts. 470, 471,

a contrario sensu, 530 y 531 del C.P.P.N.).

III. Hacer lugar parcialmente, al recurso de casación

de la querella en lo tocante a Cristian Ramón Carro Córdoba y

Raúl Nemesio Salgán en cuanto solicitó la aplicación de la

agravante prevista en el art. 41 bis del C.P., manteniéndose

la pena fijada por el tribunal de juicio a los nombrados, sin

costas (arts. 41 bis del Código Penal y 458, inciso 2º, 530 y

531 del C.P.P.N.).

IV. Hacer lugar a los recursos de casación interpuestos

por el Fiscal General y por la querella, respecto de Miguel Angel

Ramírez y María Esther Sudo; y, por la acusadora particular en

relación a Sergio Gustavo Salgán, Oscar Antonio Salgán, Jorge

Gabriel Sudo y Gonzalo Adrián Acosta, sin costas en la Instancia

(arts. 530 y 531 y ss. del C.P.P.N.); y en consecuencia:

A. CASAR el punto Dispositivo 4°) del fallo, respecto

de Gonzalo Adrián Acosta, a quien se condena como coautor del

delito que se modifica y califica como secuestro extorsivo

agravado por la intervención de tres o más personas y por su

comisión con armas de fuego, a la pena de veinte años de prisión,

accesorias legales y costas (arts. 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41

bis, 45 y 170, inciso 6° del Código Penal y 530 y 531 del Código

Procesal Penal de la Nación).

B. CASAR el punto Dispositivo 6°) del fallo y CONDENAR

a Miguel Angel Ramírez, como partícipe necesario del mismo delito

y, por su condición de miembro de una fuerza de seguridad, a

la pena de dieciocho años de prisión, accesorias legales y costas

(arts. 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis, 45 y 170, incisos 5°

y 6° del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de

la Nación).

C. CASAR el punto dispositivo 7°) de la misma y,

CONDENAR a María Esther Sudo como partícipe necesaria del delito

antes tipificado, a la pena de diecisiete años de prisión,

accesorias legales y costas (artículos 12, 29, inc. 3°, 40, 41,

41 bis, 45 y 170, inciso 6° del Código Penal y 530 y 531 del

Código Procesal Penal de la Nación).

D. CASAR los puntos dispositivos 8°) y 9°) de la

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Cámara Federal de Casación Penal

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

sentencia referida y, CONDENAR a Sergio Gustavo Salgán y a Oscar

Antonio Salgán como partícipes necesarios del delito señalado,

a las penas de diecisiete años de prisión, accesorias legales

y costas (artículos 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis, 45 y 170,

inciso 6° del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal

de la Nación); y, finalmente,

E. CASAR el punto dispositivo 10°) de la sentencia

citada y, CONDENAR a Jorge Gabriel Sudo como partícipe secundario

del delito referido, a la pena de once años de prisión, accesorias

legales y costas (artículos 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis,

46 y 170, inciso 6° del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal

Penal de la Nación).

Tal es mi voto.

En virtud del Acuerdo que antecede, el Tribunal

RESUELVE:

I. Declarar inadmisible el recurso de casación

interpuesto por la doctora Milagros Resoagli, en representación

de la querellante Gloria Pompeya Gómez (madre de Christian

Eduardo Schaerer), contra el punto dispositivo 5º) de la

sentencia de fs. 32298/32456, por el que se condenó a Claudio

Sebastián Cornelli Belén, a la pena de doce años de prisión,

accesorias legales y costas, por ser coautor penalmente

responsable del delito de secuestro extorsivo, agravado por el

número de personas; sin costas en esta instancia (arts. 444,

530 y 531, in fine del C.P.P.N.).

II. Rechazar los recursos de casación interpuestos

por las defensas de Raúl Nemesio Salgán, Cristián Ramón Carro

Córdoba y Gonzalo Adrián Acosta, con costas (arts. 470 y 471,

a contrario sensu, 530 y 531 del C.P.P.N.).

III. Hacer lugar parcialmente, por mayoría, al recurso

de casación de la querella en lo tocante a Cristian Ramón Carro

Córdoba y Raúl Nemesio Salgán en cuanto solicitó la aplicación

de la agravante prevista en el art. 41 bis del C.P., manteniéndose

la pena fijada por el tribunal de juicio a los nombrados, sin

costas (arts. 41 bis, 45, 170, inciso 6º, del Código Penal y

458, inciso 2º, 530 y 531 del C.P.P.N.).

IV. Hacer lugar a los recursos de casación interpuestos

por el Fiscal General y por la doctora Milagros Resoagli, en

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134

representación de la querellante Gloria Pompeya Gómez (madre

de Christian Eduardo Schaerer), respecto de Miguel Angel Ramírez

y María Esther Sudo; y, por la acusadora particular en relación

a Sergio Gustavo Salgán y Oscar Antonio Salgán; y por mayoría

respecto de Jorge Gabriel Sudo y Gonzalo Adrián Acosta, sin costas

en la instancia (arts. 530 y 531 del C.P.P.N.); y en consecuencia:

A. CASAR, por mayoría, el punto dispositivo 4°) del

fallo obrante a fs. 32298/32456, respecto de Gonzalo Adrián

Acosta, a quien se condena como coautor penalmente responsable

del delito que se califica como secuestro extorsivo agravado

por la participación de tres o más personas y por su comisión

con armas de fuego, a la pena de veinte años de prisión, accesorias

legales y costas (arts. 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis, 45 y

170, inciso 6° del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal

Penal de la Nación).

B. CASAR el punto dispositivo 6°) del fallo de fs.

32298/32456 y CONDENAR a Miguel Angel Ramírez, como partícipe

necesario del delito de secuestro extorsivo agravado por la

participación de tres o más personas, por su condición de miembro

de una fuerza de seguridad, y, por mayoría, por su comisión con

armas de fuego a la pena de dieciocho años de prisión, accesorias

legales y costas (arts. 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis, 45 y

170, incisos 5° y 6° del Código Penal y 530 y 531 del Código

Procesal Penal de la Nación).

C. CASAR el punto dispositivo 7°) del fallo obrante

a fs. 32298/32456 y CONDENAR a María Esther Sudo como partícipe

necesaria penalmente responsable del delito de secuestro

extorsivo agravado por la participación de tres o más personas

y, por mayoría, por su comisión con armas de fuego, a la pena

de diecisiete años de prisión, accesorias legales y costas

(artículos 12, 29, inc. 3°, 40, 41, 41 bis, 45 y 170, inciso

6° del Código Penal y 530 y 531 del Código Procesal Penal de

la Nación).

D. CASAR los puntos dispositivos 8°) y 9°) de la

sentencia referida y CONDENAR a Sergio Gustavo Salgán y a Oscar

Antonio Salgán como partícipes necesarios penalmente

responsables del delito de secuestro extorsivo agravado por la

participación de tres o más personas y, por mayoría, por su

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Causa N°12.158.C.F.C.P., Sala III, “Salgán, Raúl Nemesio y otros s/recurso de casación“.

comisión con armas de fuego, a las penas de diecisiete años de

prisión, accesorias legales y costas (artículos 12, 29, inc.

3°, 40, 41, 41 bis, 45 y 170, inciso 6° del Código Penal y 530

y 531 del Código Procesal Penal de la Nación).

E. CASAR, por mayoría, el punto dispositivo 10°) de

la sentencia citada y CONDENAR a Jorge Gabriel Sudo como partícipe

secundario penalmente responsable del delito de secuestro

extorsivo agravado por la participación de tres o más personas

y por su comisión con armas de fuego, a la pena de once años

de prisión, accesorias legales y costas (artículos 12, 29, inc.

3°, 40, 41, 41 bis, 46 y 170, inciso 6° del Código Penal y 530

y 531 del Código Procesal Penal de la Nación).

Regístrese, notifíquese, comuníquese a la Dirección

de Comunicación Pública de la Corte Suprema de Justicia de la

Nación (Acordada de la CSJN nº 15/13) y remítase al Tribunal

de procedencia, sirviendo la presente de atenta nota de envío.

Fdo: Dres. Liliana E. Catucci – Eduardo R. Riggi – Mariano H.

Borinsky. Ante mi: Walter Daniel Magnone. Prosecretario de

Cámara.-