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Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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CONTENIDO

Oscar MuñozProtografíasMuseo de Arte Banco de la República2011

ExposiciónCurador PrincipalJose RocaCuradora adjuntaMaria Wills Londoño

OrganizaciónUnidad de artes y otras coleccionesSubgerencia CulturalBanco de la República

CatálogoTextosJose Ignacio RocaJoan FontcubertaGonzalo SanchezRamón MenendezJesús Martin BarberoCarolina SanínAmparo VegaJaime BorjaLuis OspinaBoris SalazarBenjamin BarneyMaria Wills Londoño

EntrevistaMaria Wills, Oscar Muñoz

Coordinación editorial y de contenidosMaria Wills, Unidad de artes y otras Colecciones

DiseñoMottif / www.mottif.com

Corrección de estiloConstanza Padilla

FotografíasOscar MuñozThierry BalJuana JimenezCliff Dossel

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[10] [11]

El Banco de la República dentro de su política de promoción a las artes y la cultura

del país ha impulsado un programa de exposiciones temporales que permitan al

público tener acceso gratuito al trabajo de artistas con un alto reconocimiento

nacional e internacional por la calidad de su obra. Dentro de este compromiso nos

enorgullece mucho haber presentado a través del los años retrospectivas de artis-

tas colombianos que han permitido ratificar su importancia dentro del discurso

histórico de las artes visuales nacionales. Estas muestras posibilitan un corte im-

portante dentro de la carrera de dichos artistas y han permitido por ello plantear

reflexiones en torno a sus trabajos, así como producir y presentar obras nuevas.

Estas iniciativas que han presentado entre otras la obra de Miguel Angel Rojas,

Maria Fernanda Cardoso y Jose Alejandro Restrepo buscan articularse dentro de

este plan integral por promocionar las artes, permitiendo la investigación, el co-

nocimiento y posicionamiento de los creadores que forjan el desarrollo del arte

nacional.

Dentro de este programa es un privilegio para el Banco de la República presentar

la exposición Protografías del artista Oscar Muñoz, cuya obra nos permite inda-

gar acerca de la capacidad del arte por reflexionar sobre la memoria del individuo

y la necesidad misma de la memoria colectiva como compromiso de nuestra

sociedad.

Desde sus inicios en su natal Cali en los años setenta y después de más de 30

años de actividad artística, Oscar Muñoz es reconocido como uno de nuestros

artistas contemporáneos más importantes en el ámbito nacional e internacional.

Su trabajo recurre a diversas e innovadoras técnicas en el manejo de la imagen

trasegado siempre con el interés de lo social como rasgo constante en su obra.

Con el ánimo de generar diversas reflexiones en torno a este importante trabajo

el catálogo de la exposición ha recurrido a la mirada de obras del artista desde

diferentes disciplinas que van desde un historiador, un director de cine, un so-

ciólogo, un arquitecto y hasta un grupo de oftalmólogos que a partir de un texto

que hace referencia a una obra en particular, realizan su aproximación desde su

oficio y experiencia profesional como registro e interpretación de algunos de sus

trabajos más importantes.

La muestra se realiza en el mejor momento de la carrera de Muñoz donde la

experiencia y madurez de su trabajo nos permite tener sus más significativas

obras e incluso el privilegio de tener obra encargada expresamente para esta ex-

posición; Sedimentaciones y Horizonte se presentan por primera vez en las salas

del Museo de Arte del Banco de la República.

Esta exposición nos permite dar un justo y oportuno reconocimiento a un artis-

ta que como Oscar Muñoz refleja un momento importante en el desarrollo del

arte contemporáneo nacional y un posicionamiento establecido en el contexto

internacional y ofrece a las nuevas generaciones la posibilidad de confrontar el

rigor, compromisos y dedicación que se evidencian en un grupo de obras con una

coherencia temática y una evolución en la experimentación de procesos muy

relevante para la plástica actual.

PresentaciónJosé Dario Uribe |Gerente General

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[12] [13]Impresiones débiles

Sobre la impresión

«A las percepciones que entran con mayor fuerza y violencia las podemos denominar impresiones; e incluyo bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones tal como hacen su primera aparición en el alma. Por ideas entiendo las imágenes débiles de las impresiones, cuando pensamos y razonamos»

David Hume. (“Tratado de la Naturaleza Humana” I, 1, 1)

Mi pesar ya no es el mismo: un recuerdo que aun me era insoportable hace un año, hoy ya no lo es para mi.

Wittgenstein ( IFII,ix,P433)

Yo no se lo que me pasa pero tengo un sentimiento, ya no soy tan sensible como era en otro tiempo, no siento.

Bola de Nieve

La imagen reproducida técnicamente, que se opone a lo que con propiedad se denominaría imagen, tiene la capacidad de intervenir de tal manera en nuestro campo perceptivo que puede, incluso, modificar la noción de la realidad. Nos podemos preguntar, en este sentido, si la imagen reproducida puede cambiar nuestra percepción del pasado.

Luis Antonio Cifuentes. Imagen, memoria y estetización de la vida

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[14] [15]

La abrasión, es decir la relación indexical particular resultante del hecho de que el objeto que ha de convertirse más tarde en el referente ha estado, en un momento anterior en el tiempo, en contacto con lo que vendrá más adelante a convertirse en el plano de expresión del signo, para separarse después de ese, dejando en su superficie un rastro visible, aunque tal vez discreto, del acontecimiento.

(cf. Sonesson 1989a, 40; 1989b:46ff).

«La manera por la que el pasado recibe la impresión de una actualidad más reciente está dada por la imagen en la cual se halla comprendido. Y esta penetración dialéctica, esta capacidad de hacer presentes las correlaciones pasadas, es la prueba de verdad de la acción presente. Eso significa que ella enciende la mecha del explosivo que mora en lo que ha sido».

W. Benjamin, Paris capitale du XIX sie’cle. Le livre des passages.(1927-40)

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[17]

En 1826 Nicéphore Niépce lograba fijar por primera vez la elusiva imagen de la ca-

mera obscura, conocida desde la Antigüedad y muy usada desde la Edad Media1.

Muchos lo habían intentado: como si se tratase del perpetuum mobile o de la

transmutación de plomo en oro, la búsqueda por fijar una imagen proveniente de

la realidad ocupó a sabios y alquimistas durante varios siglos. En contraposición

con la pintura o el dibujo, la cámara oscura lograba sustraerle una imagen a la

vida sin la ayuda de la mano humana, pero lo hacía en tiempo real: lo que no po-

día era congelarla, fijarla en un soporte para así sustraerla al devenir del tiempo.

El mismo Niépce ya había logrado crear una imagen mediante la acción de la luz

en un soporte impregnado con químicos, pero esta se desvanecía poco después

cuando la misma luz que la había hecho posible completaba el inexorable proceso

hacia la oscuridad. Su verdadera conquista fue fijar de una vez y para siempre

esta imagen inestable y fugaz. La que es considerada la primera imagen foto-

gráfica tomada a partir de la naturaleza (por las crónicas de Niépce sabemos que

existieron imágenes anteriores, que no se conservaron o se perdieron) muestra

la vista desde su ventana. El invento, llamado heliografía, “dibujo hecho por el

sol”, fue la base para otros procesos, como el desarrollado pocos años después

por Louis Jacques Mandé Daguerre, quien dio su invento al mundo en 18392. El

daguerrotipo al entrar en el ámbito público, se propagó universalmente con verti-

ginosa rapidez. Casi simultáneamente, en Inglaterra, otro científico lograba resul-

tados similares con procesos diferentes: la invención de William Henry Fox Talbot,

sin tener la precisión, luminosidad y corporeidad del daguerrotipo, adicionó algo

esencial al campo de esa incipiente ciencia/arte que vendría a ser conocida como

fotografía: la reproductibilidad3.

Este largo preámbulo quiere señalar que la esencia del acto fotográfico no radica

en la toma de la imagen (las expresiones coloquiales “tomar una fotografía” o

Protografías José Roca

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[18] [19]“disparar la cámara” se refieren al momento en el que, luego de la selección del

sujeto y de la definición del encuadre, se obtura el objetivo), sino en la fijación de

tal imagen4. ¿Cuál es el estatus de la imagen en el instante previo al momento en

el cual es detenida para la posteridad? Esa imagen, o más bien, ese estado de la

imagen, se podría considerar como el de una fotografía en potencia, una fotogra-

fía incipiente: una proto-fotografía.

Si la ontología de la fotografía radica en fijar de una vez y para siempre la imagen

móvil, sustrayéndola a la vida, podríamos decir que el trabajo de Oscar Muñoz se

sitúa en el espacio temporal anterior (o posterior5) al verdadero momento decisi-

vo6 en el que se fija la imagen: ese proto-momento en el que la imagen está por

ser, finalmente, fotografía. En ese sentido, el trabajo de Muñoz es protográfico7.

Oscar Muñoz ha mantenido una relación estrecha con la disciplina fotográfica,

pero se trata de una relación que podríamos denominar tangencial puesto que, a

pesar de que toda su obra se refiere a aspectos de la fotografía, casi nunca la uti-

liza como el resultado final del proceso. Desde sus primeros trabajos en los años

setenta —grandes dibujos al carbón realizados a partir de fotografías tomadas

por él mismo o por su amigo y colega Fernell Franco—, Muñoz referenciaba la

fotografía, sin acudir a ella como soporte de la imagen. La precisión de las imá-

genes fotográficas se ponía en cuestión a través de la subjetividad implícita en

el acto de copiar a mano lo que era hasta entonces una imagen obtenida por un

proceso óptico/químico. Estas obras se relacionaban formalmente con lo que en

el momento se conoció como fotorrealismo, género que tuvo muchos exponentes

tanto en Colombia como en América Latina y en el resto del mundo. Pero vistos

desde la distancia temporal y con el conocimiento de la obra posterior de Muñoz,

es claro que estos trabajos no solo no se inscriben cómodamente en la definición

canónica del fotorrealismo8, sino que surgen de un impulso diferente. En vez de

ejercer el dominio de la técnica del dibujo para registrar la realidad con precisión,

Muñoz intenta capturar un clima, recurriendo al recurso pictórico del claroscuro

en donde las formas no buscan una definición precisa, sino que surgen del juego

entre la luz y la penumbra, dando como resultado obras que poseen una profun-

da carga sicológica y una evidente vocación sociológica9. En la serie de dibujos

titulada Inquilinatos, Muñoz cuestiona otra de las características ontológicas de

la fotografía, su supuesta objetividad, al hacer pasar esas imágenes —ya fijadas

para el tiempo por el proceso fotográfico— por el filtro subjetivo del cuerpo que

involucra la tríada ojo-mente-mano. A pesar de estar inspirados en fotografías, Interiores / 1976 - 1981 / Lápiz carbón sobre papel / 130 cm x 100 cm c/u

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[20] [21]pantallas planas montadas en marcos iguales a los que tenían las fotos ori-

ginales, los retratos se convierten en soporte de la información contextual del

sitio en el cual estaban originalmente situados: contienen espacio en el reflejo y

tiempo en el audio que registra conversaciones, sonidos, murmullos. Los retra-

tos adquieren una nueva vida, pues su identidad no se sitúa enteramente en la

imagen representada en la fotografía, sino que incluye el espacio social al que

pertenecen: el sentido de las fotos en A través del cristal es construido en un

plano virtual situado en el intersticio entre ellas y el ojo del observador.

La relación entre el acto de caminar, Cali y la fotografía, planteada en Ambulatorio,

es retomada en El puente (2004). La obra tiene dos versiones: una acción/video

en el espacio público de Cali, y una proyección de video del mismo nombre acom-

pañada de una mesa con contactos fotográficos, llamada Archivo porcontacto

(2004-2008)11. En Cali, como en muchas ciudades colombianas, existió la tradi-

ción de fotógrafos ambulantes —llamados localmente fotocineros12— que tra-

bajaban en el espacio público, usualmente plazas o parques, tomando imágenes

de los transeúntes. En general estas imágenes eran inconsultas; si la persona

fotografiada quería la foto, tomaba un volante con los datos del fotógrafo, días

después podía recoger su imagen, pagando el valor correspondiente. Esta profe-

sión, muy popular hasta los años setenta, comenzó a desaparecer con el desa-

rrollo de la fotografía instantánea, y su estocada de muerte la dio la fotografía

digital, ubicua y barata. La mayoría de esas tomas no eran recogidas por los

sujetos fotografiados; disparos esperanzados al vacío social, las fotos de los fo-

tocineros son el reverso popular del estudio fotográfico de las clases adineradas:

fotografías de personas anónimas hechas por fotógrafos anónimos: una gran

fotografía del cuerpo social. Muñoz compra un enorme archivo de fotocineros y

se dedica pacientemente a organizar este material homogéneo y diverso, en-

contrando relaciones entre los sujetos fotografiados, identificando algunos per-

sonajes recurrentes en varias de las fotografías, etcétera. Una selección de estas

imágenes fue proyectada en el Puente Ortiz en Cali, sitio en el cual la mayoría

de las fotos había sido tomada. El resultado es un retrato colectivo de la ciudad

en un momento de su historia, un retrato afectivo. Las imágenes fueron proyec-

tadas sobre la superficie del río Cali, y parecían pasar por debajo del puente, en

contra de la corriente. El río lavaba las imágenes, como en un proceso fotográfi-

co, pero no lograba fijarlas sino que solo permanecían en la memoria de los que

presenciaron el acto. Las fotografías parecían hacer el tránsito entre presencia y

disolución, en referencia clara al río como metáfora de la impasibilidad del tiem-

los dibujos de Muñoz regresan la imagen a un momento pre-fotográfico en el que

la realidad, para ser representada, requería de la mediación humana.

Cali, la ciudad en donde creció y se formó Oscar Muñoz, ha sido una presencia

constante en su obra, de diversas maneras. Muñoz formó parte de un grupo

que gravitó en torno a un proyecto cultural llamado Ciudad Solar, que reunió a

jóvenes creadores en el campo de la imagen y la literatura como el cineasta y

escritor Andrés Caicedo, los también cineastas Luis Ospina y Carlos Mayolo, y

los artistas María de la Paz Jaramillo, Karen Lamassonne, Ever Astudillo, Fernell

Franco y Oscar Muñoz10. Cali reaparece de manera recurrente en el imaginario de

Muñoz, como referente contextual o como soporte. Este es literalmente el caso

de Ambulatorio (1994-1995). La instalación consiste en una aerofotografía de

la ciudad ampliada a escala monumental y organizada en una trama regular.

Cada fragmento de la foto está adherido a la parte inferior de un vidrio de segu-

ridad, el cual se quiebra en fragmentos cuando el espectador (involucrado con

todo el peso de su subjetividad) camina sobre la obra. Cada paso añade más

quiebres a la pieza, estableciendo otra trama aleatoria de líneas sobre la imagen

de una ciudad en la cual, como en todas las metrópolis modernas latinoame-

ricanas, coexisten la planeación racional y la informalidad. El vidrio roto puede

tener asociaciones con la estela de violencia dejada por el narcotráfico en los

años noventa, aunque la pieza trasciende esta lectura puramente contextual. En

Ambulatorio, la fotografía es el soporte de una obra cuya experiencia solo es po-

sible en la medida en que la imagen sea obliterada, y la pieza solo se configura

con la desaparición, así sea parcial, de la integridad de la imagen. La obra no es

solamente visual: el sonido del vidrio que cruje bajo el peso del visitante también

forma parte de ella, sometiendo el cuerpo a una experiencia de vértigo y vacío, a

la memoria corporal de peligro y, en el contexto museológico, al tabú social de

no tocar o caminar sobre una obra de arte.

En la instalación A través del cristal (2009), en donde se evoca la ciudad de Cali

de manera sutil, el recurso protográfico es otro: alejar la imagen fotografiada

del plano visual al resaltar el contexto cultural en el cual la imagen es produci-

da y consumida. Reflexionando sobre los usos sociales de la fotografía, Muñoz

retrata fotos familiares que encontró en varios hogares de Cali con la ayuda de

una cámara de video, aparato que, en su frialdad técnica, registra lo que la dupla

ojo/mente tiende a descartar o bloquear: el reflejo en el vidrio que protege los

retratos. En estos videos de imagen aparentemente fija, exhibidos en pequeñas

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[23]po frente al devenir de la historia13. Al seleccionar varias imágenes que muestran

el paso de un personaje dado —plano general, primer plano, plano cortado o

contraplano (tomado por otro fotógrafo situado a espaldas del personaje)—,

Muñoz logra disolver el tiempo de la imagen, situándolo en un antesdespués

simultáneo, nunca totalmente definido.

El agua como soporte ya había sido utilizada para minar la estabilidad de la ima-

gen en trabajos anteriores, como Cortinas de baño (1985-1989) y Narcisos, cuyas

primeras versiones se realizan a principios de los noventa, y que puede ser consi-

derado uno de los más paradigmáticos de la producción de Muñoz. En Cortinas de

baño, Muñoz experimenta por primera vez con un soporte no convencional, en este

caso una cortina plástica común y corriente14, para construir una imagen a partir

de una fotografía transferida a un tamiz serigráfico. En el proceso de impresión,

realizado con aerógrafo a través de la seda de serigrafía previamente preparada,

la imagen era recibida por una superficie inestable que impedía la fijación total del

pigmento, pues el artista rociaba agua sobre la cortina en el momento de dibujar.

Cortinas de baño es el primer trabajo que Muñoz instala en el espacio, ampliando

la experiencia de una relación obra-espectador (primordialmente visual como en

los trabajos bidimensionales de su primera etapa) a una más compleja relación

entre la obra, el espectador y el espacio que los contiene a ambos. Al igual que en

A través del cristal, realizada muchos años después, Muñoz logra establecer una

distancia entre la imagen fotográfica del sujeto representado y el soporte que la

acoge. En ese espacio indefinible se sitúa la experiencia de la obra.

La reconsideración del soporte fue una preocupación central del trabajo de

Muñoz durante los años noventa, y una forma de romper con una aproxi-

mación más convencional a la creación artística. Narcisos fue una serie cla-

ve en esta búsqueda por desmaterializar el soporte de la imagen fotográfica.

Muñoz desarrolla una técnica inédita y probablemente sin parangón algu-

no en la historia del arte anterior o posterior: imprime sobre agua. Como se

recordará, las primeras imágenes fotográficas nacían en el agua, en el baño

químico que fijaba las sales de plata en diferentes gradaciones de intensi-

dad provocadas por la acción de la luz. El soporte fue una necesidad inciden-

tal: se requería de alguna superficie que pudiera recibir la imagen, y si bien el

soporte más usado debido a sus características físicas y a su bajo costo termi-

nó siendo el papel, muchos otros materiales fueron utilizados, como el vidrio,

el latón o la porcelana15. Pero, en sentido estricto, la imagen fotográfica existe Cortinas de baño / 1985 - 1986 / Acrílico sobre plástico / 190 cm x 140 cm

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[24] independientemente de dónde se fije: esto es lo que intenta evidenciar Narcisos

con su radical disolución del soporte.

Sobre Narcisos se ha escrito mucho, pero vale la pena hacer una breve descripción

del proceso: un tamiz de serigrafía es preparado con un autorretrato del artista.

Un contenedor cuadrado de vidrio o acrílico se llena de agua hasta el borde. Con la

ayuda de una brocha, el artista cuela polvo de carbón vegetal a través de la seda,

con lo cual el retrato hecho en pigmento negro se deposita en la superficie del

agua, y no cae al fondo debido a la tensión superficial. Cada contenedor es prepa-

rado por el artista de manera diferente: en algunos hay solamente agua, pero en

otros deposita suavemente copias de mapas, cartas, tramas de baldosas u otras

imágenes que flotan en la superficie. Muñoz siempre realiza varias imágenes de

manera simultánea, sugiriendo que para un mismo sujeto las contingencias de la

vida hacen que el desenlace sea siempre distinto. Durante la exposición, el agua se

evapora y la imagen sufre cambios debido al calor y la vibración, hasta que final-

mente se deposita, ya seca, en el fondo de la cubeta. En su título esta serie evoca

el mito del mismo nombre, el cual ha sido usado reiteradamente para interpretar

su obra16. El artista se ha referido a las tres etapas del proceso como alegóricas

al paso del individuo por la vida: la creación, en el momento en que el carbón toca

la superficie del agua (la imagen nace en el agua); la vida, que corresponde a los

cambios que se dan durante la evaporación; y la muerte, en el momento en el que

el polvo finalmente descansa seco en el fondo del contenedor, su cuna y su mor-

taja. El resultado, que el artista llama Narcisos secos, es a la vez la imagen final y

la muerte del proceso: los despojos de una fotografía que tuvo una vida después

de haber sido fijada para la posteridad. En ese sentido, los Narcisos secos son el

testimonio de una doble muerte de la imagen.

El uso del video a finales de los años noventa le proporciona a Muñoz una herra-

mienta que le permite extender y repetir indefinidamente el proceso, con lo cual

sitúa la imagen fotográfica en un soporte realmente inmaterial, compuesto de

información traducida en haces de luz. Hay que recordar que Muñoz tuvo una for-

mación temprana e intensa en la comprensión de lo cinematográfico gracias a su

trabajo con el grupo de Ciudad Solar. El video de Muñoz, sin embargo, descarta la

narratividad y se enfoca en la característica ontológica del cine —el desarrollo de

la imagen en el tiempo— y utiliza la técnica esencial del medio (conceptualmente

hablando): el montaje. Su primera obra en video fue Narciso (2001-2002)17, en

la que escenificaba dramáticamente el proceso planteado en los Narcisos —cuya Narciso / 2001 / Video monocanal / 3 min. / Sonido / 4:3 / Colección Banco de la República

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Biografías / 2002 / Serie de 9 fotografías sobre papel / 50 cm x 50 cm c/u

evaporación era imperceptible al ojo humano— al hacer desaparecer el agua en

unos pocos minutos. Al igual que en Narcisos, un autorretrato flota en la superfi-

cie del agua. Pero el círculo del fondo y el sonido de agua corriente señalan que se

trata de un lavamanos y anticipan para el espectador lo que será el destino de la

imagen. En realidad se trata de dos imágenes: la del sujeto y la de su sombra, que

se forma en el fondo blanco del contenedor de porcelana. El sonido narra el pro-

ceso en el que las imágenes se acercan poco a poco, como sugiriendo que la vida

es una búsqueda constante de auto-entendimiento. Al final, cuando las dos imá-

genes están por coincidir, ya es demasiado tarde: se funden en una sola mancha

que, desfigurada, desaparece por el sumidero. Esta terrible metáfora reaparecería

años después en Línea del destino (2006), cuyo título parece sugerir esta misma

interpretación. La palma de la mano del artista contiene una pequeña cantidad

de agua en donde es posible ver el reflejo de su rostro. El ojo del espectador busca

identificar el autorretrato en esta imagen temblorosa, que se va haciendo cada

vez más pequeña cuando el agua se cuela poco a poco por entre los dedos. Una

vez más, la imagen nace en el agua, pero esta protografía nunca logra fijarse. El

proceso se repite de manera incesante solo gracias al recurso del video. Biografías

(2002) plantea un final similar para la imagen como el que se da en obras como

Narciso o Línea del destino, pero incluye dos características que la singularizan:

de una parte, Muñoz no usa su autorretrato, sino los retratos de personas diferen-

tes, imágenes anónimas tomadas de los obituarios: individuos que ya no están.

La otra variación sustancial radica en el montaje: igual que en el video Narciso, la

imagen se deforma hasta desaparecer como una mancha informe en el sumidero,

pero reaparece al invertirse el tiempo de la imagen. Como afirmaba André Bazin

en su ensayo “Ontología de la imagen fotográfica”, “ya nadie cree en la identidad

ontológica entre el modelo y la imagen, pero todos concuerdan en que la imagen

nos ayuda a recordar el sujeto y preservarlo de una segunda muerte espiritual”18.

En un contexto social en el cual el verbo “desaparecer” tiene una connotación cla-

ramente política y en el que cada hecho de violencia es rápidamente reemplazado

en las noticias por uno más reciente, la muerte del individuo tiende a disolverse en

la estadística; estos retratos anónimos se resisten a no estar más, rehúsan caer

en la doble muerte que supone el olvido.

“Por más que nos esforzamos en encontrarla viva, la foto es como un teatro pri-

mitivo, como un cuadro viviente, la figuración del espectro inmóvil y pintarrajeado

bajo el cual vemos a los muertos”.19 Cada fotografía es para Roland Barthes un

memorial, pues para el autor de La cámara lúcida, un ensayo profundamente

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Re/trato / 2004 / Videoproyección monocanal 28 min. / sin sonido

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[30] [31]personal motivado por la muerte de su madre, la esencia misma del medio foto-

gráfico es la coexistencia de la vida y de la muerte en la imagen. Es por eso que

encuentra fascinante la imagen del hermano niño de Napoleón: [viendo los ojos

de Jérôme Bonaparte en una fotografía tomada en 1852], “entendí, con un asom-

bro que no ha disminuido desde entonces: ‘estoy viendo los ojos que miraron al

Emperador’”. Y encuentra perturbadora la imagen de Lewis Payne, condenado a

muerte, quien sería ejecutado poco después de que su fotografía fuera tomada;

Barthes se estremece con la paradoja: “Está muerto, y va a morir”. Pero toda

fotografía es muerte, pues muestra un momento de la vida de alguien, que ya es

—irresolublemente— pasado. ¿Cómo lograr que la fotografía no detenga ese ins-

tante, que el retrato no dé muerte a la imagen, sino que prolongue su existencia?

Una mano intenta definir los rasgos de identidad de un retrato, pero el medio

utilizado (el agua) y el soporte (una losa de cemento iluminada por el sol directo)

conspiran para que esta simple tarea no pueda completarse. Cuando el pincel ha

logrado dibujar una parte del fugaz autorretrato el resto ya se ha evaporado, pero

la mano sigue incólume en su incesante proceso, motivada al parecer por una ter-

ca tenacidad. Muñoz tituló esta obra Re/trato, palabra compuesta que en su doble

acepción habla del retrato y del intento reiterado. Como en obras anteriores, esta

obra hace referencia al mito de Narciso, quien muere en el vano intento de tomar

para sí el reflejo de un yo no reconocido, pero también al de Sísifo, condenado a

una tarea eterna a sabiendas de que su esfuerzo será en vano, pues cuando está

a punto de alcanzar su meta el destino lo obliga a volver al punto de partida20.

El proceso siempre frustrado o postergado de auto-definición planteado en Re/

trato es ampliado a lo público en Proyecto para un memorial (2004-2005), en el

cual una mano intenta dibujar los rostros de cinco individuos, cada uno en una

pantalla de video diferente. Un memorial es un objeto que sirve como foco para

rememorar una persona o evento; usualmente se utiliza el término para referirse

a edificios en donde se conmemora un hecho o un personaje histórico. Pero otra

de las definiciones de memorial es “apuntamiento en el que se hacía constar todo

el hecho de un pleito o causa”. El memorial propuesto por Muñoz es más con-

sistente con esta segunda acepción, en el sentido en que presenta imágenes de

individuos condenados a desaparecer en el olvido: el acto de monumentalización

(o de memorialización) de Muñoz consiste en oponerse a esta operación de olvido

histórico, planteando la persistencia de la imagen como un memorial de agravios

lanzado al Estado desde la esfera pública: estos individuos, sacados de la masa

estadística, se niegan a desaparecer de la historia.

En Cíclope (2010), Muñoz utiliza un recurso nuevo en su búsqueda constante para

des-fijar la imagen: disolverla. La proyección de video muestra un recipiente blan-

co circular con un círculo negro en el centro. Visto más de cerca se nos revela como

una poceta en la cual hay un remolino de agua. Periódicamente una mano entra

en el plano de la proyección e introduce una fotografía en el agua, cuya imagen

se disuelve inmediatamente. La acumulación de imágenes disueltas va tiñendo el

agua poco a poco, conformando un enorme ojo negro que devora toda imagen que

entra en él. Este ojo es también el ojo único de la cámara, que todo lo concentra y

todo lo fija. Como anota Robert Smithson, “[...] las cámaras tienen una vida propia.

[...] Son ojos mecánicos, indiferentes, listos para devorar cualquier cosa a la vista.

Son lentes de producción ilimitada. Como los espejos, pueden ser despreciadas

por su poder de duplicar nuestras experiencias individuales. No es difícil imaginar

una Cámara Infinita sin ego”21. En su incesante fluir, el círculo de pigmento negro

está compuesto por todas las fotografías que fueron o que pudieron ser, un gran

magma protográfico. Cíclope, este ojo/cámara que todo lo devora, parece reflexio-

nar sobre la relación entre ver y recordar, entre el ojo y la memoria. El recurso de

la disolución es retomado de manera contundente en Sedimentaciones (2011).

Haciendo referencia a un cuarto oscuro de fotografía análoga —tecnología ya ob-

soleta que probablemente desaparecerá por completo en la década que vivimos—,

Sedimentaciones nos presenta una mesa de revelado en la cual hay un gran con-

junto de fotografías organizadas en filas, y entre ellas varias hojas en blanco. Las

fotos son muy variadas e incluyen desde imágenes que forman parte del acervo

universal hasta imágenes muy particulares para el medio colombiano, fotos per-

sonales del artista y fotografías anónimas y genéricas. Hay dos cubetas de revela-

do en cada esquina opuesta. Una mano toma una fotografía de la mesa y la mete

en una cubeta plástica llena de líquido en donde la imagen se disuelve; el papel sale

blanco y es situado aleatoriamente en una de las filas. En el extremo opuesto de

la mesa, otra mano toma uno de los papeles vacíos y lo desliza en la otra cubeta.

Al sacar el papel, la imagen mágicamente se reconfigura en él; la mano sitúa esta

imagen en la fila de fotografías. El proceso recomienza en la otra esquina, y así, de

manera alternada, asistimos a una incesante vida y muerte de la imagen.

En 1839, dos meses después de que el invento de Daguerre fuera revelado al mun-

do, una copia que describía el proceso en inglés llegó a manos del inventor Joseph

Saxton, quien —como muchos de los que se fascinaron con la posibilidad de fijar

imágenes de manera permanente— se dedicó a experimentar con el proceso. Uno

de los problemas iniciales del daguerrotipo era que la emulsión no era muy sensi-

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[32] [33]

Sedimentaciones (detalle) / 2011 / Videoinstalación

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[34] ble y solo registraba objetos inmóviles: arquitectura, naturaleza muerta, paisaje.

El tiempo de exposición era demasiado largo para registrar algo que se moviera,

imposibilitando así el retrato. Saxton intuyó que el problema podría solucionarse

si se encontraba una forma de hacer la emulsión más sensible, y para tal fin acudió

a Robert Cornelius, un químico aficionado con conocimientos en metalurgia que

trabajaba en la fábrica de lámparas de su familia en Filadelfia. Cornelius ensayó

varios compuestos, hasta que dio con la solución: exponer la emulsión a la acción

de sales de bromo. Para probar su método se sacó un retrato, que es considerado

el primer autorretrato en la historia de la fotografía. La imagen está manuscrita

por Cornelius en el dorso con la siguiente inscripción: “el primer retrato de luz ja-

más tomado, 1839”22. Invitado a realizar una obra para un evento en Filadelfia23,

Muñoz se interesa en la historia de esta imagen precursora y decide emplearla

como base para una obra que debía realizarse con algún procedimiento de graba-

do. La versión de Muñoz, titulada Ante la imagen (2010), utiliza el autorretrato de

Cornelius grabado en la superficie reflectiva de un espejo común24. Una vez retira-

da la pintura que protegía la parte posterior del espejo, Muñoz procedió a grabar

la imagen —pasada previamente por una trama de puntos— en la capa metálica

reflectiva. Este proceso fue técnicamente complejo, pues muy poca exposición

al baño de ácido impedía la aparición de la imagen, y una exposición prolongada

corroía totalmente la superficie reflectiva. Una vez realizado el grabado, se cu-

brió parcialmente la parte posterior del espejo con una trama abierta de pintura

protectora, de tal manera que la impresión quedara expuesta a la oxidación pau-

latina. Como si fuera un daguerrotipo, la versión de Muñoz requiere que manipu-

lemos la pieza y al hacerlo vemos nuestra imagen sobrepuesta al autorretrato de

Cornelius. A pesar de haber sido reproducida de manera sistemática (una edición

de cincuenta), cada pieza es diferente, y lo será más con el paso del tiempo, pues

la acción del aire irá actuando sobre la imagen, generando pátina y deterioro, una

bella y terrible metáfora del paso de la vida. El verdadero sujeto de Ante la imagen

no es Robert Cornelius, sino el momento en el que la imagen de un ser humano,

registrada por la camera obscura, fue fijada por vez primera para la posteridad.

André Bazin afirmaba que al contrario del arte, la fotografía no crea eternidad,

sino que embalsama el tiempo, simplemente rescatándolo de su corrupción na-

tural25. Barthes decía que la fotografía reproduce mecánicamente lo que no puede

ser repetido existencialmente26. Cornelius logró detener por vez primera la imagen

de un ser humano. Oscar Muñoz la libera y la devuelve al tiempo, le da una condi-

ción existencial y la retorna a un estado de flujo, vulnerable al deterioro, como la

vida misma. Ante la imagen / 2009 / Edición de 50 - Grabado sobre espejo / 10,8 x 15,24 cm c/u

impresión: Matthew Neff, Common Press, Universidad de Pennsylvania / Fotografía : Rebecca Mott

Page 19: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[36] [37]

Proceso Ante la imagen

2009 / Edición de 50 - Grabado sobre espejo

Page 20: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[38] [39]Las primeras imágenes logradas por Niépce, proto-fotografías que no lograban

mantenerse íntegras debido a que la luz que las había creado seguía incidiendo

sobre ellas, terminaban por sucumbir a la oscuridad en un inexorable fundido a

negro. Es lo que sucede en la técnica fotográfica análoga cuando una foto no se

lava bien y el revelador sigue actuando, o cuando el papel fotográfico es expuesto

directamente a la acción de la luz. Pero la imagen también puede hacer un tránsito

hacia la claridad. Ya en Tiznados (1990-1991), dibujos hechos con carbón, papel

y yeso a partir de imágenes de cadáveres aparecidas en los periódicos, Muñoz ne-

gaba la imagen central, sujeto de la fotografía, y la reemplazaba con un nebuloso

espacio en blanco, en referencia al flash de la cámara que en su afán de iluminar al

sujeto genera un destello que solo nos permite ver sus contornos. En Impresiones

débiles (2010), Muñoz toma fotografías con una fuerte carga histórica27, y las

somete a un proceso de indefinición formal que recuerda aquellas fotos “lavadas”

en las cuales la sobreexposición a la luz deteriora la imagen hasta hacerla ape-

nas perceptible. Las obras que conforman la serie son en realidad grabados, más

que fotografías, pues se trata de serigrafías realizadas con polvo de carbón sobre

acrílico. La distancia variable entre el tamiz de serigrafía y el soporte permiten

singularizar en cada impresión un sujeto diferente de la fotografía original, para

que aparezca con mayor definición que el resto. Esta “oscilación de foco” que se

percibe en la serie cuestiona otra de las supuestas características esenciales de

la fotografía: la sistemática objetividad técnica de la cámara frente a los sujetos

capturados por la lente. En una de sus obras más recientes vemos el retrato de

un hombre en primer plano y una mujer en el fondo. Ambos están en el ocaso de

sus vidas. Fundido a blanco (2010) es una obra muy personal y autobiográfica, un

retrato familiar (con Muñoz, tras la cámara, conformando el tercer vértice de un

triángulo temporal que incluye a su padre y a su madre), un memorial. La intensa

luz que ilumina la escena, más que aclarar los rasgos, los hace imprecisos y eté-

reos. Muñoz se ha referido a la luz intensa de Cali a cierta hora del día, en donde

pareciera que la gente “se desintegrara”28, y también al brillo cegador del sol cuan-

do salía de ver películas en el Cine Club de Cali. El personaje central de Fundido a

blanco se duerme por momentos, entra en la luz. En vez de fijar al personaje en

un momento preciso de su existencia, como lo hacen el retrato fotográfico o la

instantánea, Muñoz propone un retrato que se desarrolla en el tiempo. Fundido

a blanco es una de sus obras más conmovedoras, una imagen que nos toca. Tal

vez su fuerza radique en que por primera vez en su extenso trabajo, nos estamos

enfrentando a un sujeto real, no a la representación genérica del sujeto29. Georges

Didi-Huberman se ha referido a la tactilidad de la mirada: “Tal vez, cuando vemos Impresiones débiles (serie) / El testigo / 2011 / impresión con polvo de carbón sobre metacrilato / 85 cm x 73.5

Pág. 42

Page 21: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Tiznados / 1990 - 1991 / Carbón, yeso y papel sobre madera / 71 cm x 45 cm c/u

Page 22: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[42] algo que de improviso nos toca, no hagamos otra cosa que abrirnos a una dimen-

sión esencial de la mirada, según la cual mirar se convertiría en el juego asintó-

tico30 de lo cercano (hasta el contacto, real o fantasmático) y lo lejano (hasta la

desaparición o la pérdida, reales o fantasmáticas)31”. En su duración, Fundido a

blanco permite que se desarrolle este juego de relación afectiva con la imagen.

Oscar Muñoz ha dicho que una de las constantes en su trabajo ha sido el tratar de

“descomponer lo instantáneo”: aquello que dura, se produce o se consume en un

instante. Su búsqueda tiene un sustrato filosófico: oponerse a una cultura de lo

inmediato. Como afirma Pierre Bourdieu en una frase que a Muñoz le gusta citar,

“el desinterés por los cambios insensibles, es decir, por todos los procesos que,

al igual que la deriva de los continentes, pasan inadvertidos y son imperceptibles

mientras ocurren, y cuyos efectos sólo se manifiestan plenamente con el tiempo,

incrementa los efectos de la amnesia estructural que favorecen la lógica del pen-

samiento al día. Una representación instantaneísta y discontinua del mundo32”.

La fotografía, antes de ser fijada, era la imagen del tiempo en flujo. Muñoz recu-

pera este tiempo fluido que la fotografía congela al extender indefinidamente el

instante para postergar o impedir su fijación.

1| Aunque Niépce ya había logrado reproducir

grabados por contacto mediante el proceso

óptico-químico, la primera foto, tomada

con una cámara a partir de una realidad

exterior, fue realizada en 1826, de acuerdo

con Helmut Gernsheim, quien descubrió

la primera foto que se conserva de Niépce.

La fecha es motivo de controversia, pues

las primeras imágenes fijadas por Niépce

no sobrevivieron al paso del tiempo.

2| Daguerre le entrega su invento al Gobierno

francés a cambio de un estipendio anual.

El proceso es publicado en 1839.

3| El proceso de Talbot, llamado originalmente

Dibujo fotogénico y más tarde Calotipo,

consistía en una imagen negativa realizada

con yoduro de plata, a partir de la cual se

podían imprimir imágenes positivas en

papel impregnado con cloruro de plata.

Contrario al daguerrotipo, que producía

una imagen única e irrepetible, el calotipo

permitía la obtención de múltiples copias.

4| En Cinco apuntes para una fenomenología

de la imagen fotográfica, Hubert Damisch

plantea que si bien la fotografía no es más

que un procedimiento químico para fijar

una imagen producida por la luz (lo que

no presupone el uso de una cámara), el

aparato fotográfico no es prescindible de la

noción de fotografía debido a la inscripción

histórica de la fotografía como objeto

cultural. En el catálogo de la exposición

Los usos de la imagen. Fotografía, film y

video en la Colección Jumex, Buenos Aires,

Malba-Colección Jumex, 2004, pp. 25-26.

5| ¿Cuál el estatus de una imagen que, una

vez que ha sido fijada temporalmente,

se des-fija y empieza un inexorable

camino hacia su desaparición?

6| Tomo prestado el término acuñado por

Cartier-Bresson para referirse a la toma

fotográfica. “El momento decisivo es

el reconocimiento simultáneo, en una

fracción de segundo, de lo significativo

de un evento al mismo tiempo que la

organización precisa de las formas que

le da al evento su expresión precisa”.

7| Me tomo la licencia poética de acuñar

este neologismo para usarlo como título

de la exposición; tal vez una definición

más precisa sería protofotográfico.

8| El término fue acuñado en 1969 por el

crítico Louis K. Meisel, quien luego propuso

una definición más precisa del movimiento,

en cinco puntos: 1. El Foto-Realista usa

la cámara y la fotografía para recabar

información; 2. El Foto-Realista usa un

proceso mecánico o semi-mecánico para

transferir la información al lienzo; 3. El Foto-

Realista debe tener suficiente habilidad

técnica para que la obra final parezca

fotográfica; 4. El artista debe haber exhibido

su trabajo como Foto-Realista antes de 1972

para ser considerado uno de los principales

Foto-Realistas; 5. El artista debe haber

dedicado al menos cinco años al desarrollo

y exhibición de trabajos Foto-Realistas.

9| La serie de dibujos, llamada Inquilinatos,

retrata las condiciones de precariedad de

la vida de los desplazados del campo a la

ciudad [de Cali] por la violencia política

que se desencadena a partir de la década

de los años cincuenta en Colombia.

10| Para más información sobre Ciudad Solar y

la escena cultural alternativa en el Cali de los

setenta, conviene referirse al texto de María

Iovino en el libro Oscar Muñoz. Volverse aire,

Bogotá, Ediciones Eco,2003, pp. 73-79.

11| Realizado en colaboración con Mauricio

Prieto, con el apoyo de Juliana Guevara.

12| El nombre probablemente proviene del

hecho de que los fotógrafos tomaban

más de una imagen del transeúnte,

con lo cual se generaba una secuencia

cinemática en la tira de contactos cuando

el negativo era copiado en papel.

13| “El río es siempre considerado el curso

vivencial irreversible, como en la conocida

sentencia de Heráclito, que bien podría

aplicarse a la fotografía: Nadie se baña en

el río dos veces porque todo cambia en el

río y en el que se baña”. Oscar Muñoz, en el

catálogo de la exposición Documentos de

la amnesia, Badajoz, Meiac, 2008, p. 196.

14| ¿Un guiño al primer readymade

duchampiano, también un objeto de baño?

15| El llamado “proceso de emulsión líquida”

permite cubrir con una solución fotosensible

cualquier superficie, inclusive objetos

tridimensionales, que al ser revelados de

manera convencional se convierten en el

soporte de una imagen fotográfica que

existe en una delgada película química.

16| Al respecto, ver el magnífico texto de

Carlos Jiménez “Los espejos de Alicia. O el

arte de atravesarlos de Oscar Muñoz”, en:

Documentos de la amnesia, pp. 21-37.

17| Muñoz había realizado antes las tomas

para la obra La mirada del cíclope, pero el

video no fue editado sino hasta 2005.

18| André Bazin; Hugh Gray, “The Ontology of the

Photographic Image”, en: Film Quarterly, vol.

13, n.º 4, Summer, 1960, pp. 4-9. Consultado

en línea en este vínculo: http://www9.

georgetown.edu/faculty/irvinem/theory/

Bazin-Ontology-Photographic-Image.pdf

19| Roland Barthes, La chambre claire: note

sur la photographie, París, Cahiers du

Cinéma, Gallimard, Seuil, 1980.

20| Tuve la oportunidad de escribir uno

de los primeros ensayos sobre esta

obra cuando se presentó públicamente

por primera vez. El texto se encuentra

en este vínculo: http://universes-in-

universe.de/columna/col55/index.htm

21| Robert Smithson, “El arte a través

del ojo de la cámara”, en: Los usos

de la imagen. Fotografía, film y video

en la Colección Jumex, p. 61.

22| “The first light-picture ever taken, 1839”.

23| Philagrafika 2010, evento dedicado a la

gráfica contemporánea realizado en Filadelfia

de enero a marzo de 2010, del cual fui

director artístico (www.philagrafika2010.org).

24| La edición fue realizada por Matt

Neff, de Common Press en Filadelfia,

y editada por Philagrafika.

25| Bazin, op. cit.

26| Roland Barthes,”Extracts from Camera

Lucida”, en: The Photography Reader,

editado por Liz Wells. Consultado

en línea en este vínculo: http://

toddstewartphotography.net/teaching/

roland-barthes-extracts-from-camera-lucida/

27| Como la foto de Jorge Eliécer Gaitán

muerto, o la línea de guerrilleros liderados

por Guadalupe Salcedo en el momento

en el que deponían las armas.

28| Iovino, op. cit. p. 79.

29| Muñoz ha insistido en que cuando aparece

en sus propios trabajos, inclusive en los

Narcisos, no se trata de él como individuo.

30| Didi-Huberman usa la expresión para referirse

a la fluctuación de dos cosas que se acercan

y se alejan sin llegar jamás a coincidir.

31| Georges Didi-Huberman, Lo que

vemos, lo que nos mira, Buenos

Aires, Manantial, 2010, p. 65.

32| Pierre Bourdieu, Contrafuegos, citado

por Oscar Muñoz en: Documentos

de la amnesia, p. 204.

Page 23: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[44] [45]

Pixeles

La guerra y la fotografía ahora parecen inseparables...Una sociedad que impone como norma la aspiración a no experimentar nunca privaciones, fracasos, angustias, dolor, pánico y donde la muerte misma es contemplada no como natural e inevitable sino como una calamidad cruel e inmerecida, crea una tremenda curiosidad acerca de estos acontecimientos, y la fotografía satisface parcialmente esa curiosidad. La sensación de estar a salvo de la calamidad estimula el interés en la contemplación de imágenes dolorosas, y esa contemplación sugiere y fortifica la sensación de estar a salvo. En parte por que uno está “aquí” no “allí”, y en parte por el carácter de inevitabilidad que todo acontecimiento adquiere cuando se lo transmuta en imágenes.”

Susan Sontag. Sobre la fotografía

«Queremos indicios pero no sus correlatos reales porque tememos enfrentarnos a las cosas cara a cara. Buscamos la verdad mas somos incapaces de mirarla a los ojos, tenemos que verla a través de algo, un mediador que la racionalice y la haga inofensiva. Ese mediador es la imagen;»

Jana Leo. La piel seca

Page 24: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[46] [47]El Puente

« Barthes se da cuenta de que lo escandaloso de la fotografía es la certeza del “esto-ha-sido” que se pega a la imagen, certeza de que el punctum, (este nuevo punctum que ya no es formal sino de intensidad, es el Tiempo)».

Rosalind Krauss. Lo fotográfico. (Paris: Macula, 1992).

«La historia del arte de edificar nos tiene alejados de la historia de los usos y las costumbres, por lo que resultan entonces urgentes las investigaciones sobre el uso de los lugares, sobre el habitar, sobre los vastos procesos ecológicos de los que somos usuarios. Habitar significa en primer lugar investir un lugar, apropiárselo» .

Paul Virilio, “Critical Space,” in The Virilio Reader, ed. James Der Derian. The Virilio Reader (Oxford: Blackwell Publishers, 1998).

A traves del cristal

He remembers those vanished years as though looking through a dusty window pane, the past is something he could see but not touch. And everything he sees is blurred and indistinct: In the mood for love.

WonKar Wai

Page 25: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

EnsayosJoan Fontcuberta

María Wills Londoño

Francisco J. Rodríguez

Luis Ospina

Horacio Fernández

Carolina Sanín

Gonzalo Sánchez Gómez

Jesús Martín Barbero

Ramón Menéndez

Jaime Humberto Borja Gómez

Amparo Vega

Boris Salazar

Benjamin Barney Caldas

Pixeles / 1999 - 2000 / Tintura de café sobre cubos de azúcar / 35 cm x 35 cm x 3 cm c/u

Page 26: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[51]

Cíclope, 2011Joan Fontcuberta | Fotógrafo

El tiempo de la imagen

A finales del siglo XIX estaba muy extendida la creencia popular

de que la retina de un muerto conservaba la imagen percibida

en el momento de expirar. A esas instantáneas póstumas se las

llamó optogramas. La hipótesis la habían postulado diversos

investigadores casi al unísono; el término había sido acuñado

por el macabro fisiólogo alemán, Wilhelm Kühne, quien reco-

gía las cabezas de criminales recién decapitados para analizar

en caliente el fondo de sus ojos; el fotógrafo inglés, William H.

Warner, propuso a Scotland Yard la aplicación forense de la

técnica optográfica. La poética de esas imágenes efímeras, que

daban cuenta de la última visión, y la posibilidad de emplear

ese método para desenmascarar asesinos solo conocidos por

la víctima, enardeció la fantasía de no pocos escritores de la

época; sin duda, el más conocido de todos ellos fue el maestro

de la anticipación, Julio Verne, quien en su novela Los hermanos

Kip ubica al optograma en el centro de la trama argumental.

Después de décadas de abandono, el optograma ha vuelto a la

ciencia-ficción y en un episodio de la reciente serie televisiva

Fringe su delirante, pero genial, protagonista, el doctor Walter

Bishop, extrae de la fóvea de los ojos de un cadáver registros

fotoeléctricos que convenientemente codificados arrojan la in-

formación necesaria para resolver un caso.

Más allá de su carácter pseudocientífico, los optogramas

nos resultan fascinantes. El artista Derek Ogbourne ha afirma-

do que “el optograma existe en la delgada frontera entre la exis-

tencia y la no existencia”. De hecho, este es el estatuto natural

de muchas imágenes, de las imágenes que son perecederas y

efímeras, como las sombras antes de ser cazadas o como los

primeros ensayos fotográficos, cuando los pioneros conocían

la química para generar una huella visual, pero ignoraban aún

la forma de hacerla permanente (o sea, antes de inventarse el

baño fijador que disolvía los haluros de plata no afectados por

la luz). Mirar a pleno sol una fotografía no fijada produce a la

vez una sensación de placer y de pérdida: los tonos se van os-

cureciendo gradualmente en una agonía que lleva a la desapa-

rición. Igual que el espectro conservado unos minutos sobre la

capa reticulada de células fotorreceptoras.

Al trabajo de Oscar Muñoz también lo recorre una parecida

cualidad optogramática: el balanceo entre la existencia y la no

existencia, el vaivén de temerosos envites a un fantasma para

dejar que su voz hable: poner a prueba la fragilidad de un soplo

y el evanescente reflejo de un rostro. Asistir a la disgregación

de los rastros que hacen pervivir las cosas y que dan recuerdo a

los hechos. Pasar de la plenitud al vacío. Llegar a la constitución

íntima de las imágenes, a sus partículas elementales, a su gra-

do cero. La voz de esas imágenes que languidecen nos reenvía

ya no al cadáver de un cuerpo inerte sino al propio cadáver de

la representación. O a su muerte y resurrección: la paradoja del

trazo que se dibuja y se borra en un ciclo incesante, la mancha

que se hace visible e invisible… El acto fotográfico se encuentra

demasiado a menudo reducido a su resultado. Pero quien dice

fotografía dice también experiencia de un proceso performativo

que se bifurca: la acción del artista y la propia vida de la imagen.

Muñoz demuestra que la fotografía no es la versión muerta

de las cosas, sino la versión viva de una cosa otra que se desa-

rrolla según su propio metabolismo: esa imagen viva se con-

juga entonces en la duración y la finitud. Hablar del tiempo de

la imagen hace que pensemos también en su desaparición. Es

decir, en su cuerpo y en su sustancia temporales. Y de la vida

y la muerte de las imágenes pasamos a la vida y la muerte de

quienes producimos y observamos imágenes y a quienes esas

imágenes representan. Porque las imágenes no son más que

pantallas en las que proyectamos nuestra identidad y nuestra

memoria. Es decir, lo que somos. O de lo que estamos hechos. Ciclope / 2011 / Video / 12 min. / Loop / Sonido / Monocanal

Page 27: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Ciclope / 2011 / Video / 12 min. / Loop / Sonido / Monocanal

Page 28: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Fundido a blanco (dos retratos), 2010María Wills Londoño | Curadora

En la obra Fundido a blanco, tenemos uno de los trabajos más

íntimos de Oscar Muñoz quien muy poéticamente nos presenta

una triangulación de la mirada realizada con una complicidad

especial: Los personajes que observamos —y que nos observan

desde la distancia— son su padre y su madre1. Está presente la

mirada de un hombre que intenta privilegiar la quietud para po-

sibilitar un retrato, pero su contemplación se desvanece cuando

lo vence el sueño. Al cerrar los ojos entra el viento por la ventana

de la habitación, se mueve la cortina y surge en el fondo un es-

pectro. El dispositivo óptico de la cámara, que se ha planteado a

lo largo de la historia de la fotografía, del cine y del video como

metáfora de ventana, también observa, registra; se enfrenta al

referente, al objetivo, a un blanco que se funde en medio de la

espera. El movimiento de la cortina proyecta su reflejo en el vi-

drio de una fotografía que se encuentra en el fondo y aparece la

mirada del ausente. La imagen a través del cristal está conge-

lada, pero nos punza esa posibilidad de retorno del sujeto que

aunque estático aparece y desaparece en el tiempo.

El blanco se funde, los ojos se cierran, el aire, aparentemen-

te imperceptible, se manifiesta visualmente en la cortina: inha-

lación y exhalación, diástole y sístole visibles en las venas del

cuello, señales de vida de un hombre solo que respira acom-

pañado de sus recuerdos a medida que la madre aparece en el

fondo. El soplo de vida no perdura. Se abren los ojos, la mirada

retorna y desaparece la imagen de aquella mujer tan cercana

al artista y tan lejana a nosotros. La fotografía siempre tiene

esa capacidad de retornar violentamente lo que ha muerto: sea

tiempo, persona o lugar; sin embargo Oscar Muñoz insiste en

la mayoría de sus trabajos en esa imposibilidad de fijar la me-

moria. El momento pasado no revive, pero paradójicamente la

fotografía del fondo pareciera respirar al manifestarse en video

mientras que el hombre se esfuerza por volverse objeto para

quedar grabado en una foto. Esa vida tan débil, pero tan po-

tente que se graba en el tiempo sin privilegiar ningún instante,

presenta un rostro sin máscara, un rostro inmóvil que se rige

únicamente por sus signos vitales: respiraciones, pálpitos, indi-

cios del alma, del aire. Como menciona Roland Barthes, “el aire

de un rostro es indescomponible (…). El aire no es solamente un

dato esquemático, como la silueta. El aire no es tampoco una

simple analogía, como lo es el “parecido”. No, el aire es esa cosa

exorbitante que hace inducir el alma bajo el cuerpo”( Roland

Barthes, Camera Lúcida, Pág. 162).

Estamos ante una toma que está en el umbral entre la foto

y el video; entre la mirada prolongada y el parpadeo; entre el

instante detenido y el tiempo fluido. La imagen estática dialoga

con la imagen en movimiento. Estamos ante una inmovilidad

viviente que permite que los detalles de ese rostro con pliegues,

manchas y marcas de una larga vida se manifiesten vivos, a pe-

sar de tratar de simular esa quietud que exigían los retratos an-

tes de la creación de la foto instantánea a finales del siglo XIX.

En ese entonces “el procedimiento mismo inducía a los modelos

a vivir no fuera, sino dentro del instante; mientras posaban lar-

gamente crecían, por así decirlo, dentro de la imagen misma y

se ponían por tanto en decisivo contraste con los fenómenos

de una instantánea” (Walter Benjamin – Pequeña historia de la

fotografía). El pasado y el presente se funden lentamente y el

retrato vivo al que ya se había acercado Andy Warhol con sus

screen tests, nos enfrenta como espectadores, siempre voyeu-

ristas, al mirar a través de la ventana del recuerdo. Un hombre

solo con su pasado.

1| Es importante mencionar que en series de dibujos de interiores

realizados por el artista a finales de los años setenta y comienzos

de los ochenta aparecen también las imágenes de sus padres. Fundido a blanco (dos retratos) / 2009 / Video HD / 7min. 40seg. / Sonido / Monocanal

Page 29: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

A través del cristal, 2010

Francisco J. Rodríguez M.D | Director Científico Fundación Oftalmológica Nacional

Álvaro Rodríguez M.D, Martha Lucía Tamayo M.D | Fundación Oftalmológica Nacional

Hace más de trescientos cincuenta años, Isaac Newton descu-

brió lo que conocemos como el espectro de luz. Para él existían

siete colores primarios, mientras que para Leonardo da Vinci

eran cuatro. Años más tarde, el físico inglés Thomas Young

haría un aporte definitivo con la teoría de los colores prima-

rios. La visión de color normalmente es tricromática y los tres

pigmentos visuales en los conos tienen un pico de sensitividad

a las longitudes de onda al azul, verde y rojo. Los genes para

los pigmentos visuales al rojo y al verde se encuentran en el

cromosoma X y cambios o mutaciones en estos genes son la

causa de la ceguera al color, que afecta aproximadamente al

8% de la población masculina. La discromatopsia congénita,

más conocida como daltonismo, es una alteración asociada

con acromatopsia parcial para el rojo, el cual es confundido

con el verde.

Es difícil para una persona con visión normal interpretar lo

que un individuo con alteración en su visión de colores quiere

decir acerca de lo que ve, dado que el color es una sensación

subjetiva. Con esta percepción de colores limitada, no deja de

sorprender que para algunos pintores daltónicos el color no sea

una sensación importante debido a que “se han acostumbra-

do” y por eso basan su arte en el contraste, las sombras, la

textura y la brillantez para lograr la excitación visual necesaria.

Los temas de la ceguera al color y el arte no le son ajenos a

la medicina moderna. Desde hace varios años ya, el neurociru-

jano y escritor Oliver Sacks había descrito un caso que publicó

en forma de cuento, titulado “El caso del pintor ciego a los co-

lores”, con el que inicia su libro Un antropólogo en Marte. Y lo

interesante del tema es precisamente la exaltación de la com-

pensación y de los diversos talentos, de manera que una cosa

no riñe con la otra y, en efecto, un artista ciego a los colores

bien puede ser un excelente creador que simplemente mira su

arte y la vida de manera diferente. Eso es lo que nos enseñan.

Oscar Muñoz es uno de esos artistas con alteración en la

visión de colores que han producido hermosos trabajos “evi-

tando” el color, al ser primariamente monocromáticos o grises.

Tal vez, “el evitar el color” permite que el artista se concentre

en otros aspectos importantes de su trabajo, como el contraste

y el tono, en los cuales su sensitividad es normal. En el caso de

la obra A través del cristal, una de sus pocas piezas en colores,

el valor óptico que se destaca podría ser entonces la mirada

que se cruza entre imágenes sobrepuestas por la reflexión de

un ambiente en el cristal de un marco fotográfico.

El gran misterio ha sido siempre tratar de entender cómo

es que el ser humano no ve con los ojos ni oye con el oído, sino

con el cerebro. De modo que en la visión juegan dos elementos

anatomo-fisiológicos importantes: la formación de la imagen

y la plasticidad cerebral. La confluencia de ambas cosas es lo

que permite la visión de profundidad, definir relieves, identifi-

car texturas, diferenciar colores, percibir el movimiento e inte-

grar todo ello en una sola imagen que es percibida en toda su

dimensión.

Pero ¿cómo ocurre tal milagro? La óptica, rama de la física,

explica ese fascinante fenómeno al estudiar la luz, profundi-

zando en su comportamiento y en sus características. Gracias

a ella ha logrado definirse cómo se forma la imagen y cómo su-

cede la interacción de ese rayo de luz con la materia. La óptica

se ocupa de conceptos como la reflexión de la luz, la refracción,

las interferencias y la difracción.

La obra de Muñoz que nos ocupa, juega con el reflejo: una

imagen estática convive por este fenómeno con una en movi-

miento. La óptica define la reflexión de la luz como el cambio

de dirección que sufre un rayo luminoso al incidir oblicuamente

sobre una superficie de separación de dos medios, de manera

que regresa al medio inicial.

A través del cristal refleja esa diversidad de la mirada, tan

subjetiva, al permitir que cada ser humano pueda ver o sentir

las cosas de manera diferente, y desde la óptica confirmando

que el reflejo de los rayos de luz muestra simplemente diferen-

tes realidades de las cosas. A través del cristal / 2010 / Video en pantalla LCD en marcos domésticos / 60 min. /sonido

Page 30: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

A través del cristal / 2010 / Video en pantalla LCD en marcos domésticos / 60 min. /sonido

Page 31: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

María, 2009Luis Ospina | Director de cine

Fascinación mariana

”¿Dónde está, dónde está mi María?”. (Guión de la película María 1922)

”Olvidarla en la tierra no he podido. ¿Cómo esperar podré si ya no es mía? ¿Cómo vivir, Señor, si la he perdido?”.

(Jorge Isaacs ”Ten piedad de mí”)

A Oscar Muñoz lo conocí por el cine y en el cine. Todos los sá-

bados a mediodía llegaba vestido de blanco en su jeep, también

blanco, al Teatro San Fernando para asistir a las proyecciones

del Cine Club de Cali. En el resplandor de la canícula, Oscar pa-

recía sobreexpuesto, como si su daltonismo se hubiera apo-

derado de él. Claro que ya antes sabía de su existencia porque

había visto los dibujos eróticos que había expuesto en Ciudad

Solar, algunos de los cuales tenían una cortina que se abría,

como en el cine, para exponer los genitales de los retratados.

También conocí a Oscar por un par de calzones. Me explico:

un día se apareció Andrés Caicedo en la oficina del cine club,

que era en mi casa, con un cuadro sin firma de unos calzones

incorpóreos pintados a lápiz y carboncillo. Y me dijo con mu-

cho orgullo: “Este cuadro me lo regaló ese pelado artista que

vive en El Peñón, el que va al cine club con su pelada, ambos

vestidos de blanco, todos bonitos”. Por alguna razón, quizá por

la vida trashumante de Andrés, esos calzones permanecieron

varios años encima del bidet de nuestra oficina hasta que un

buen día desaparecieron. Hoy me pregunto cuál habrá sido el

destinito final de esos calzones fantasmales.

Tampoco sé cuándo fue la primera vez que hablamos Oscar

y yo. Ni cuándo comenzamos a ser amigos. Nuestros rumbos

se han cruzado en los caminos de la vida y del arte. Cuando

hice Pura sangre, en 1981, le pedí el favor de que me hiciera un

cameo en la película como un artista que dibuja en el corredor

de un inquilinato. Mayolo llegó amanecido, después de una no-

che de excesos, le dió una palmadita en el hombro y le dijo con

voz nasal: “¡Qui’hubo artista!” Oscar también intervino en mi

documental Adiós a Cali (¡Ah, diosa Kali!), junto con sus amigos

Fernell Franco y Ever Astudillo, dando su testimonio sobre la

destrucción de la ciudad.

De alguna manera también yo hice un cameo en una obra

de Oscar. Cuál no sería mi sorpresa cuando fui a ver su expo-

sición en la Photographer’s Gallery de Londres, en 2008, y me

vi retratado en una de las decenas de instantáneas tomadas

por los “fotocineros” (fotógrafos callejeros) del Puente Ortiz de

Cali. Es una foto en la que mi hermano Sebastián y yo, de niños

y vestidos igualitos, salimos de la mano de nuestro padre. Me

encantó verme ahí retratado entre toda esa gente anónima que

nunca reclamó las fotos en el laboratorio de los “fotocineros”.

Pero lo que más nos ha unido a Oscar y a mí ha sido María,

la de la novela de Isaacs y la de la película muda de Máximo

Calvo y Alfredo del Diestro. Ambos tenemos una fascinación

mariana por los únicos cuatro planos que sobreviven del pri-

mer largometraje colombiano. El archivista Jorge Nieto los en-

contró entrecortados con un noticiero, como si se tratara de

material de archivo. Nieto y yo confrontamos las figuras que

aparecen en esos paisajes con las fotos del álbum de la pelícu-

la que vendía Máximo Calvo. Llegamos a la conclusión de que,

efectivamente, sí pertenecían a la mítica película perdida para

siempre. Fue así como decidimos hacer En busca de María, en

1985, usando como punto de partida esos escasos veinticinco

segundos de imágenes silentes de hombres a caballo cruzan-

do ríos, llanuras y puentes. Luego, en 2008, durante el Salón

Nacional de Artistas, Oscar proyectó estos cuatro planos so-

bre las ruinas de la vorágine del narcotráfico en una propiedad

que perteneció a Jorge Isaacs. Al año siguiente, Oscar creó un

flipbook con esas cuatro escenas. Al pasar las páginas de este

librito a la velocidad del cine, se me ocurrió pedirle a Oscar que

diseñara el premio María para el 2.º Festival Internacional de

Cine de Cali. Me entregó un trofeo muy sutil y casi transpa-

rente en el que quedaban fijados en veinticuatro láminas de

plexiglass los fotogramas de la María, conformando el haz de

luz de un proyector. Prisma de ilusión: el tiempo y la memoria

atrapados por el arte de Oscar Muñoz. Maria / 2009 / Libro de artista (flip book)

Page 32: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Archivo por contacto, 2008

Horacio Fernández | Coleccionista de archivos,editor de libros de fotografía

Oscar Muñoz es un artista singular. Fabrica obras discretas,

con frecuencia frágiles y de tan poco sustento físico como el

agua, en la línea que abrió el poeta John Keats con su epitafio:

Here lies one whose name was writ in water.

Muñoz tiene que filmar los procesos de creación para

conservar recuerdos (las pálidas imágenes que expone) de la

efímera existencia de sus cosas. También se hace muchas pre-

guntas. Por ejemplo, cuánto permanece una imagen, cuál es su

vigencia, dónde se mantiene mejor o peor y más o menos has-

ta cuándo conservará su significado y será posible su lectura.

Para responderlas está su trabajo, que remite a la memoria, la

caducidad y demás aspectos del tiempo.

En la historia del arte, a las obras que tratan estos asuntos

se las denomina Vanitas. En los bodegones se reconocen por el

vuelo de una mariposa, una flor ajada o la última bocanada de

una vela recién apagada. En la Vanitas más expresionista se

destacan la descomposición y la ruina.

La Vanitas exige un espectador particular, que los artistas

suelen representar sentado y acodado a una mesa, con la cabe-

za apoyada en la mano. Es un personaje contradictorio, al que

le fastidia saber que el tiempo pasa y no vuelve, pero al mismo

tiempo disfruta de los restos del naufragio y los placeres, siem-

pre insatisfechos, de la melancolía.

Oscar Muñoz parece ser un artista melancólico, pero no

nostálgico. No desea restaurar nada, acepta las pérdidas

como un jugador masoquista. Produce mementos sin lamen-

tos, piezas abandonadas de rompecabezas perdidos e incom-

prensibles, pero quizás misteriosos y a lo mejor fascinantes.

Es lógico que aprecie las fotografías, que siempre son fan-

tasmas que resucitan a medias, desvaídos y cargados de se-

cretos, en la plata pulida de los daguerrotipos, el papel sensible

de las fotos, la pantalla de plasma de los teléfonos y cualquier

otro soporte físico por inventar.

Las fotos repiten al infinito lo que solo ha sucedido una vez,

reproducen mecánicamente lo que nunca podrá repetirse exis-

tencialmente. Como decía Barthes, no devuelven el pasado, solo

constatan lo que fue.

La fotografía ha sido definida como un espejo dotado de

memoria. Desde el principio se considera que esa memoria es

pobre, de poco fiar. Al fin y al cabo, en una foto no es posible en-

contrar “lo que la sigue, lo que la precede y lo que la completa”.

Las fotografías son un presente absoluto, un caos provisio-

nal y azaroso, tan desconcertante como vacío. También pueden

ser un inventario en el que las historias se ocultan bajo la suma

de fragmentos que necesariamente es toda fotografía. Para re-

construir esas historias son útiles las fotos. Son indicios insufi-

cientes, pero ayudan a pensar.

Las historias que evocan las fotografías de Archivo porcon-

tacto sucedieron en un puente que lleva el nombre del fraile que

lo construyó en el siglo XIX. Hace cuarenta años el puente Ortiz

es el principal lugar de paso de Cali. Durante mucho tiempo es

el único medio para cruzar el río y comunicar el centro con el

norte de la ciudad.

El puente Ortiz es más que un eje circulatorio, es un sitio

lleno de vida, costumbres, citas y encuentros. Mejor dicho, era.

Ya no lo es. Hace décadas que todos esos rituales se han despla-

zado hacia los centros comerciales, igual que en todas partes.

Pero antes de la dictadura del automóvil y la decadencia de

la urbanidad, alguien piensa en fotografiar la gente que va y

viene por el puente. La idea funciona, se convierte en un negocio

y ocupa a varios fotógrafos que disparan sus cámaras mientras

hay luz y paseantes, ya que su salario depende del número dia-

rio de tomas. Registran metódicamente los transeúntes y luego

les entregan un recibo para que puedan reclamar sus retratos

en el laboratorio correspondiente.

Los fotógrafos repiten los mismos modelos, el plano gene-

ral, el medio, el primer plano. El de más éxito muestra a los pea-

tones de cuerpo entero, un pie detrás del otro y mirando a la

cámara. El público sabe apreciar el movimiento y la espontanei-

dad, tan diferentes de la quietud helada de las fotos de estudio.

Oscar Muñoz consigue su colección de fotos del puente Ortiz

a finales de los años setenta, cuando cierran los laboratorios

fotográficos caleños. Parte de su colección se recoge en un fo-

tolibro, Archivo porcontacto, una selección de los retratos del

puente en su formato original, alrededor de ocho por cinco cen-

tímetros, igual que las tarjetas de visita, el mismo de los retra-

tos de los antiguos álbumes familiares.

Las cubiertas muestran una cámara Olympus Pen, por su

facilidad, rendimiento y precio la favorita de los fotógrafos del

puente, los viejos y olvidados fotocineros del puente Ortiz, a

quienes también se rinde un merecido homenaje en el fotolibro.

Las fotos están en el interior. Se revelan al mismo tiempo

cuando se abre Archivo porcontacto, una cámara que contiene

fotografías, el fotolibro que las muestra y una reflexión sobre

usos y desusos de las imágenes.Archivo por contacto / 2008 / Impresión

digital de fotografías de archivo

Page 33: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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Archivo por contacto / 2008 / Impresión digital de fotografías de archivo

Page 34: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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Línea del destino, 2006Carolina Sanín | Escritora

Milagro

Su cara se refleja en una mano de agua. El agua se ha derramado

en la mano. Él se ha asomado ahí. La cara se le aparece a la

mano. La palma estaba mirando hacia arriba, y una mano con

la palma hacia arriba, ahuecada, es para pedir. Entonces llegó

el agua de arriba (el agua del cielo respondió con agua), la cara

se posó sobre el agua que cayó, y el reflejo selló el recibimiento.

O el agua nació en la mano, de las grietas de la mano. Siguió

naciendo hasta cuando no cupo más. Manó hasta dejar de

crecer. Él puso la mano en forma de tener agua y adelantó los

ojos para mirar la medida. En su agua se formó su cara. La

cara surgió hasta quedar flotando, temblando sobre el agua.

En el fondo del agua, de la cara, están dibujadas las líneas de la

palma. Unas fuentes con las que él nació. O los pliegues que le

nacieron a la mano al ella formarse para el agua. La cara nació

en el agua que brotó de esas raíces de la palma.

O la mano bajó para recoger agua de la tierra, un puñado de

agua para la boca. En la mano sobró un sorbo después de que la

cara bebiera. Se hizo un charco en la mano. Otro ojo, detrás de

los que se reflejan, ven en el agua, sin verse ellos, la cara que se

sació, sin confundirse con ella.

Después de eso o eso o eso, el agua, el mar, se cuela por entre

los dedos y cae de la mano a la tierra. El agua que va huyendo

va secando la mano. La cara que dio el agua, que se reflejaba

en el agua, en la mano, la cara salida de la mano, contenida,

aparece monstruosa mientras se hace invisible. Primero se

disuelve la boca. Se agranda como para beber toda el agua, y

se embebe y parece irse con ella. No se va. Solo se queda en

secreto, sin su propia imagen. Arriba. Y a medida que huye el

reflejo, la mano aparece. La carne es islas y luego continente

con valles y montes. Las líneas de la mano, que eran grietas

y raíces del fondo del agua, son caminos de la superficie de la

tierra. Surcos y caminos. El paisaje está nacido, listo, limpio.

Pero la cara, el pez, se ha borrado. Vivió reflejado brevemente en

el agua del cuenco, del hueco, en el arca de la mano, en el mar.

No bajará al reflejo en la vasta tierra nueva, en el campo solo,

afuera, de una mano totalmente abierta.

O las fuentes del abismo se rompieron y se abrieron las

compuertas del cielo. Y llovió sobre la tierra cuarenta días

con sus noches. Y las aguas crecieron y levantaron el arca por

encima de la tierra, y el arca flotó sobre la cara de las aguas. El

agua cubrió todas las montañas bajo el cielo, y Él borró toda

la carne que se movía por la tierra. Y Él contempló su reflejo

en las aguas. Luego recordó el arca y a las criaturas que había

guardado en ella, y sopló, y las aguas retrocedieron. Volvieron

a ser visibles las cumbres. El arca encalló. Él mandó desde el

arca un pájaro y luego otro y luego otro, hasta que el último no

volvió, y la cara de la tierra estaba seca. El último pájaro pasó,

del cielo al cielo, sin reflejarse.

Línea del destino / 2006 / Video monocanal / 2 min. / Sin sonido / 4:3

Page 35: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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Proyecto para un memorial, 2005Gonzalo Sánchez Gómez | Historiador

“El olvido es una de las formas de la memoria, su vago sótano,

la otra cara secreta de la moneda”.

(Jorge Luis Borges)

Los rostros de la memoria y el olvido

Proyecto para un memorial es un relato que da cuenta de una

tensión profunda. En su sentido habitual, un memorial lleva im-

plícita la vocación de perennidad. Y esta obra de Oscar Muñoz

desafía de inmediato tal pretensión. Porque su obra es también

una narrativa de la caducidad. Perennidad-caducidad, El pro-

yecto para un memorial es a primera vista un contrasentido.

En este trabajo la mano inquieta de Muñoz dibuja con agua

cuatro rostros sobre piedra. De ellos solo sabemos que ya han

muerto. Se trata de figuras anónimas que poco a poco se desva-

necen ante el espectador, quien actúa como testigo del proceso

de creación y también de destrucción, o mejor de desaparición.

Por más sólido que sea el soporte, en este caso la piedra, el

recuerdo inscrito sobre su superficie se evapora.

Sin embargo, en Muñoz el paso de la memoria al olvido no

es un evento traumático, sino que transcurre como un con-

tínuum del orden natural y del social. Los rostros no son bo-

rrados, ni violentados, sino que simplemente se esfuman. El

memorial, en estricto sentido, como esfuerzo por fijar una ima-

gen, se des-dibuja, se revela como proyecto imposible.

Los rostros, la presencia y ausencia, la piedra y el agua son

los registros inmediatos que ocupan un lugar dominante en la

obra de Muñoz. Sin embargo, esta representación puede dejar

por fuera un elemento esencial del conjunto, a saber, la mano

del artífice, la cual tiene una centralidad inusitada en esta ins-

talación. La mano encarna la resistencia a la finitud, a la vola-

tilidad del recuerdo. Es la creadora y también guardiana de la

memoria.

Porque el sentido de la obra de Oscar Muñoz no está solo en

la evanescencia, sino también en la lucha obstinada del pincel

contra esta. La otra cara de la moneda es, pues, la puja contra

el proceso inexorable del olvido, el combate de la memoria por

su sobrevivencia. La continuidad o inmanencia entre memo-

ria y olvido se ve alterada decididamente por la intervención

transformadora del artista. El proceso se repite una y otra vez,

y entonces la repetición de la pérdida, o si se quiere del olvido,

es también la repetición de la memoria.

Por tanto, la clave del Proyecto para un memorial parece

estar no tanto en lo que Muñoz pinta o dibuja, y que se disipa

con el paso del tiempo. La clave de la vida de la memoria está

en el autor mismo, en su tesón contra el proceso del olvido que

él asume y enfrenta no como un exabrupto, o una amenaza,

sino como parte del devenir humano, siempre conflictivo. El ar-

tista mismo es aquí el portador de la memoria, la cual a la larga

resulta intacta en el ejercicio de reconstrucción incesante del

rostro de los sujetos que él no quiere que otros olviden, o que

tal vez no quiere o no puede olvidar él mismo. Por ello, la mano

no encuentra sosiego. El artista es prisionero de la memoria

que reconstruye, pero a la vez encuentra en ella un profundo

impulso liberador.

Tal vez una sociedad como la nuestra debería estar llena de

manos creadoras como las de Oscar Muñoz. Porque mientras

haya manos que dibujen, que se resistan al olvido, habrá vida

y habrá memoria tras los escombros que va dejando la guerra.Proyecto para un memorial / 2005 / Video-instalación / 5 videos sincronizados / 7:30 min. c/u / Sin sonido

Page 36: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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Proyecto para un memorial / 2005 / Video-instalación / 5 videos sincronizados / 7:30 min. c/u / Sin sonido. Fotografía: Juana Jimenez / MEIAC

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El Puente, 2004Jesús Martín Barbero | Filósofo, semiólogo

Los materiales con los que trabaja Oscar Muñoz

Me topé con el trabajo de Oscar Muñoz en Cali a mediados de

1975, año en el que me fui a vivir a esa ciudad. Y topar significa,

en este caso, que encontré ahí algo que me retó, una experiencia

estética que me puso a pensar, pero no en generalidades, sino

en algo maravillosamente específico: la obsesión de un artista

por el modo en que los objetos, los andenes de las calles, los

cuerpos, los interiores de las casas se deterioran, se desgastan,

se dañan, se estropean, se contaminan… Un artista al que le

preocupaba y se ocupaba en hacer visible el paso del tiempo por

las cosas como si en ese proceso se hallara el secreto más ínti-

mo de lo real. Tanto de lo real filosóficamente abstracto como

de lo real más densamente social y además espacialmente bien

anclado en su ciudad, Cali. La ciudad que en esos años vivía el

proceso de modernización más acelerado del país ya fuera en

sus servicios públicos, en su festival internacional de arte o en

su creatividad salsera y cinematográfica, y hasta en el conjunto

de investigadores que se dieron cita también por esos años en

la Universidad del Valle. Y, ¿cómo olvidar a ese concentrado de

precocidad literario-teatral-cinéfila llamado Andrés Caicedo?

No es casualidad: ni que esos verbos señalen no solo algo

que les pasa a todas las cosas, sino algo que las cosas se ha-

cen a sí mismas con el tiempo, ni que el actor de esa revelación

profana vivía en el espacio-Cali, la ciudad-punta-del-país en ese

tiempo, tanto en renovación como en deterioro. Que es lo que el

artista des-tapó antes de que “apareciera” el cartel-de-Cali. El

propio artista ha nombrado en una entrevista los dos materia-

les de que está hecho lo real: “Hay una investigación personal

que vengo haciendo del paso del tiempo, de la relación con la

fotografía, de la memoria, de la desmemoria”; “Cali es de donde

salen las pulsiones que me llevan a hacer cosas, a actuar…”;

“Compré a finales de los años 70 un archivo de 3.000 fotos

callejeras. Tenían mucho que ver con la historia de la ciudad,

cómo un espacio se fue transformando, y la ropa, el contorno,

el contexto. Cualquier transeúnte que pasa puede pensar que

el parque y el puente siempre estuvieron ahí, pero resulta que

donde hay un parque había un edificio… Y al recordar a los per-

sonajes que pasaron por ese puente —en la obra El puente—,

la idea era traerlos a la memoria, en el sentido contrario a la

corriente, ya no pasando por el puente, sino sobre la superficie

del río” (las cursivas son mías).

Atención al final de esa frase en la que Oscar Muñoz nos

deja asomar al fondo de su ya largo trabajo de cuatro déca-

das: mientras lo que hace la gente es cruzar el puente a lo que

nos convoca su obra es a que pasemos sobre la superficie del

río. Pues lo que hace el puente-espacio es lo contrario/comple-

mentario de lo que hace el río-tiempo. Y como “lo nuestro es

pasar”, como decía Machado, el artista nos lleva al fondo de

esa contradicción, ya iluminada por Paul Valéry cuando escri-

bió: ”lo más profundo es la piel”. Eso lo ha sabido como pocos

artistas en el mundo el Oscar Muñoz que lleva años trabajando

materiales que son superficies —andenes, paredes, cortinas de

baño, vidrios, espejos y agua en sus muchas formas—, sobre

las que su paso saca a flote, convirtiéndolo para nosotros en

experiencia estética, el doble e intrincado movimiento de lo

real: el que lo gesta y el que lo desgasta, el que innova y el que

envejece, el que renueva y el que deteriora. Pero ahora juntos,

imbricados el uno en el otro, como la piel que es al mismo tiem-

po el afuera y el adentro, la superficie y lo profundo.

Para un país atrapado desde hace años en el aislamiento y

la fragmentación interior, en el mesianismo religioso y político

que lo paraliza y del que no sale sino movido por una polariza-

ción cada vez más violenta, al carajo con los faranduleros es-

lóganes como “Colombia es pasión”, el nuevo nombre para el

país con el que muchos soñamos debería ser el de la casa donde

trabaja Oscar Muñoz, LUGAR A DUDAS.

El puente / 2004 / Proyección desde el puente

Ortiz sobre la superficie del río Cali

Page 38: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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El puente / 2004 / Proyección desde el puente

Ortiz sobre la superficie del río Cali

Page 39: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Palimpsesto, 2003Ramón Menéndez | Psicoanalista

Del sujeto a la construcción social

¿Cómo hablar de Palimpsesto, de Oscar Muñoz, sin mencionar

el conjunto de su trabajo? Esto resulta difícil en la medida en

que la lógica del artista se construye progresivamente. En este

orden de ideas, Palimpsesto es indisociable de sus trabajos an-

teriores ya que, más allá de los objetos expuestos, se trata de

una búsqueda. Cada obra retoma temas centrales que el artista

aborda desde el inicio de su trabajo creativo, pero, al mismo

tiempo, cada pieza añade algo a esa búsqueda.

El tema de la imagen inestable, efímera, se repite a lo largo

de la obra del artista. Esa imagen que se evapora, se destruye

con el viento o con el agua, que aparece de manera furtiva con

el aliento del observador subraya dos elementos fundamen-

tales. El primero es la cuestión del punto de vista. Muñoz tra-

baja de manera magistral l’anamorfosis1, aquello que solo es

posible ver desde cierto ángulo y de manera puntual. El tema

de la anamorfosis aparece en la historia del arte, por ejemplo

en la mancha que aparece en la parte inferior del cuadro Los

embajadores, de Holbein, o en los entrañables juegos de espe-

jos que inventaron los surrealistas. Oscar Muñoz multiplica las

experiencias de este orden utilizando soportes diferentes. Los

efectos y las texturas enriquecen el abanico de posibilidades. Lo

segundo es que, en el caso de Muñoz, se trata con frecuencia de

autorretratos.

El autorretrato añade a lo efímero de la obra, lo efímero del

momento del autor. Por una operación similar despliega el pun-

to de vista en la medida en que el artista plasma el retrato que

de él quiere transmitir. Al mismo tiempo, el espectador, en oca-

siones de forma activa, participa con el suyo. El punto de vista

se duplica y con él la mirada trasciende la posición clásica del

punto de vista reducido al ojo del observador. La participación

activa del espectador no se reduce solamente al gesto que ge-

nera la imagen, como en el caso de Aliento. La mirada participa

en la construcción de la imagen y, en esta medida, cada una

resulta ser única. La participación del otro en la construcción

de la imagen del sujeto aparece planteada de manera clara. El

psicoanalista Jacques Lacan trabajó este tema a lo largo de su

obra. Su conocida elaboración sobre el Estadio del espejo2 abor-

da este tema que no dejará de preocuparlo a lo largo de su vida.

Con Palimpsesto, Muñoz introduce un elemento nuevo. El

dispositivo que inventa permite, además de lo que ya hemos

señalado, crear un efecto de superposición de imágenes. Los

dos puntos de vista, las dos miradas se enriquecen gracias a

la aparición, siempre efímera, de una tercera imagen, síntesis

de los dos participantes. El momento se acompaña de aquello

que Freud designa como unhemliche, palabra alemana difícil

de traducir que hace referencia a algo que es a la vez familiar

y extraño, inquietante3. Algo de ese orden está en juego en la

construcción de todo sujeto y en la percepción que cada uno

tiene de sí mismo.

Pocas veces una obra como la de Muñoz logra sumergir-

nos de manera tan contundente en esa sensación que solemos

mantener adormecida y que nos recuerda hasta qué punto fa-

cetas de nosotros mismos resultan ajenas e incluso molestas.

Lejos de detenernos en lo anecdótico, en el juego de imágenes

curiosas, el dispositivo de Palimpsesto resulta fundamental

para entender algo que debe abrirnos camino en la búsqueda

de la construcción de un lazo social de otro orden. ¿Y si aquello

que tanto nos molesta de los otros no fuera más que el reflejo

que el espejo nos devuelve de algo de nosotros mismos, a la vez

íntimo e insoportable?

1| Jacques Lacan, Les quatre concepts fondamentaux

de la psychanalyse. Livre XI du séminaire

(1964), París, Ed. du Seuil, 1973, p. 75.

2| Jacques Lacan, “Le stade du miroir comme formateur de la fonction

du Je (1949)“, en: Écrits, París, Éd. du Seuil, 1966, pp. 93-100.

3| Sigmund Freud, Das Unheimliche (1919). Palimpsesto / 2003 / Espejo de plata, vidrio grabado / 34,5 cm x 15,5 cm

Page 40: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Aliento, 1995Jaime Humberto Borja Gómez | Profesor asociado,

Departamento de Historia,Universidad de los Andes, [email protected]

La aparición instantánea y casi fantasmal de siete retratos de

personas muertas en Aliento (1995), es un acto de antiguas sig-

nificaciones sagradas. El espectador, con su aliento, recrea la

imagen invisible, pero solo por un instante. En las tradiciones

del Antiguo Oriente, el aliento es el soplo de vida. El judaísmo

heredó esta concepción, y por extensión el cristianismo. En la

revelación del Antiguo Testamento, el primer paso para el cono-

cimiento de la divinidad es la experiencia del viento como fuerza

que proviene de Yahvé. Para las sociedades arcaicas, el viento

es creador y conservador de la vida. Dios se presenta como el

Señor del viento, expresión que tomará sentido en la idea del

“espíritu de Dios”. El viento constituye la imagen fundamental

para la experiencia de la actuación divina.

El viento es el aliento de Dios. En la tradición judeo-cristia-

na, el aliento es el segundo peldaño para el conocimiento de

lo divino. Es condición de vida: quien respira, vive; quien no lo

hace, está muerto. Frente al trabajo artístico de Oscar Muñoz,

el espectador respira, mientras que su imagen y representación

—la inanimada fotografía en el espejo metálico— está muerta.

Puede adquirir vida en una bocanada. El aliento de Dios es el

acto que provee vida a lo inanimado. Relata el Génesis la crea-

ción del hombre: “Entonces Yahveh Dios formó al hombre con

polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y re-

sultó el hombre un ser viviente” (2,7). En hebreo se emplean

tres palabras para referirse al acto de la creación del hombre.

La palabra que aquí se emplea es Neshamah, significa el aliento

como esfuerzo por conseguir la pureza y la perfección, se tra-

duce como alma. Pero también se emplean otras dos palabras:

Ruaj, Nefesh. La primera, cuya traducción habitual es espíritu,

significa también aliento, viento, y representa los sentimien-

tos, el entendimiento del corazón. Nefesh es vida, traducido por

alma. El aliento es, pues, la comunicación de la vida asociada a

lo humano, soplar para infundir alma y espíritu.

En la obra de Oscar Muñoz, el espectador toma el lugar de

Dios por un instante: sopla sobre lo inanimado para insuflar

vida. Pero hay un sentido más, si en la tradición bíblica el hom-

bre es “imagen y semejanza” de su creador, el espejo enfrenta

al espectador como creador, con la serigrafía de grasa, su ima-

gen y semejanza. Allí se encuentra él, vivo y lleno de aliento, con

su representación, la fotografía del muerto como su reflejo. En

el espejo confluyen como un oxímoron el vivo y el muerto. Es

el tercer peldaño del conocimiento, el viento que perpetúa y el

aliento que vitaliza, ambos hacen el espíritu de Dios, el espíritu

del espectador. Es su potencia personal la que actúa para que la

aparición instantánea sea un acto creativo: sin el soplo no hay

vida, sin mi aliento no hay imagen. Y de nuevo, el regreso a la

tradición: “Si le quitas el aliento, mueren las criaturas y vuelven

al polvo. Si envías tu aliento, se recrean y así renuevas la faz de

la tierra (Salmo 104, 29)”.

El aliento creador se prolonga en el cristianismo en el gesto

del sacerdote frente a la hostia y el vino. En el momento de la

consagración eucarística, el aliento logra la transustanciación

en “cuerpo y sangre”. Como dice De Certeau, hace presente el

cuerpo del ausente. Vaho. De nuevo el espectador frente a las

fotografías invisibles se convierte en el sacerdote que con su

aliento transforma una lámina de espejo en cuerpo y sangre.

El cuerpo de los desaparecidos, aquellos anónimos que diaria-

mente pueblan los diarios. La sangre, los rostros y rastros de

las violencias. El trabajo artístico de Oscar Muñoz tiene un pro-

fundo sentido histórico, político. El desaparecido, invisibilizado

por la fuerza de la costumbre, está inserto en el espejo donde

nos reflejamos, que solo con nuestro aliento se hace presente.

Es decir, cuando es tocado por nuestro propio cuerpo. A dife-

rencia del acto creador de Dios, que hace una presencia viva y

permanente, la del espectador da vida al muerto solo por un

instante. Momentáneamente se hace dios, sueño perecedero.

Pero solo por un instante, porque ante sus ojos se desvanece la

imagen incómoda y fantasmal del desaparecido.

Aliento / 1995 / 9-12 discos de acero / impresión en serigrafía / 20 cm de diámetro c/u

Page 41: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Aliento / 1995 / 9-12 discos de acero / impresión en serigrafía / 20 cm de diámetro c/u

Page 42: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

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Narciso, 1994Amparo Vega |

Lo que pasa

Cuando el Narciso del mito se acerca al agua, atraído por la

imagen del que cree ser otro, se descubre enamorado de su re-

flejo. El Narciso-espectador de Muñoz, en lugar de su reflejo, se

descubre él mismo como otro/otros. Este Narciso es el castiga-

do por rechazar el amor de los otros: su cuerpo, caído ya den-

tro del agua, se desfigura y se deshace. Narciso, solo imagen,

fantasma, aparición, reflejo de algo que no ocurre. Se ahoga la

imagen. Deshaciéndose “devuelve la mirada”. “El mito de la re-

presentación”: imagen inasible, imposible (Muñoz)1.

El Narciso del mito se fascina y espanta al mismo tiempo:

enamorado, quiere seducir y poseer al otro, que es él mismo.

Los dioses castigan su deseo de (des)posesión/autoposesión

(?). Esta contrariedad no desaparece en el Narciso de Muñoz:

se demuestra. La visión de sí y de los otros fascina y espanta,

revela verdad y destino: deseo y des-posesión. Separación de sí

y del otro, del cuerpo y de la imagen, de la materia de la ima-

gen. “La imagen invita, pero es como la muerte”. Experimento:

movimiento (irreversible) de materiales —agua, papel, vapor,

carbón, línea, sombra, dibujo, superficie especular— (Muñoz).

Narciso ejecuta las metamorfosis de una figura en una du-

ración real. Aunque recomponiendo sus partes separadas bus-

que su unidad tras el eterno cambio y retorno, la duración real,

concreta y moviente permanece ininterrumpida. ¿No es Narciso

horror y crueldad del mundo dionisiaco, destrucción y trans-

figuración del individuo, lo que embriaga, embruja y destruye

la figura-velo (Apolo)? Narc/iso: lirio, de efectos narcóticos.

Posiblemente sobre-nombre de Dioniso. Relacionado con dio-

ses y héroes de flores de primavera. Ver Ovidio, Metamorfosis2.

Conmover: ir al alma (Muñoz). La imagen reclama configu-

ración de elementos, sucede la negación de su síntesis. Surgen

acontecimientos inesperados, indeterminados, imprevisibles. Lo

sin forma conmueve: de lo sensible al pensamiento (sublime).

“En ‘Narciso,’ el proceso físico es anterior a la rela-

ción con el mito”. (Muñoz)

“La imagen y toda otra forma de expresión artís-

tica participa de la misma animación mítica, y de

la misma hipóstasis mítica que experimenta la

palabra”. (Cassirer)

Mito, lenguaje y arte forman inicialmente una unidad. Son “uni-

dades intuitivas concentradas”, de “intensidad y calidad”. Dan

lugar a metáforas, como transposición del significado, obede-

ciendo al “principio, mágico-analógico, del pars pro toto, donde

toda parte aparece como equivalente del todo, y todo ejemplar

de una especie como equivalente de otro”3. La vida mítica es

ligada: vehículo de fuerzas y efectos mágicos, dioses y demo-

nios, realidad y eficacia. La de la palabra, verdad lógica, deter-

minaciones abstractas. Cuando la conciencia mítica se rompe,

la figuración artística, liberada, recobra la plenitud de la vida

como mundo de apariencia y juego... La rigidez del signo se

disuelve, posee su propio contenido, vida independiente. Esta

“acuñación simbólica” es lo que constituye la unidad de la emo-

ción estética, puro dinamismo del sentimiento4.

“Cuando no existe el referente la imagen tiene ma-

yor valor: lo emocional”. (Muñoz)

La experiencia de duración (H. Bergson) del tiempo

es concreta, vida interior compuesta por estados in-

Narcisos / 1995-2009 / Polvo de carbón, papel sobre

agua y plexiglás / 50 cm x 50 cm x 10 cm c/u

FilósofaProfesora Universidad Nacional de Colombia

Page 43: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[85]

ternos (sensaciones, sentimientos, pasiones, es-

fuerzos) y acontecimientos continuos que se en-

trepenetran, susceptibles de crecer y de disminuir

en intensidad: sucesión cualitativa de fases úni-

cas en su género, realidad viva que pertenece sólo

a la conciencia. El arte enseña a percibir la dura-

ción. Inversamente, la duración expresada con

palabras solidifica los estados de conciencia, con-

duciendo a automatismos que cubren la libertad5.

“Política: conflicto con el otro, política de los otros,

compartir con otros. La muerte (por todo motivo)

también es política”. (Muñoz)

“El alma es despertada, existida por lo sensible”:

anima minima. (Lyotard)

En la estética crítica de Lyotard, lo político consiste en escu-

char, dar testimonio de lo indeterminado, de lo que no habla,

de lo otro. Sublime: aparición que hace existir el pensamiento.

Cuando lo sensible deja acontecer un afecto. Resistencia6.

Narcisos secos / 1994 / Polvo de carbón sobre papel y vidrio / 35 cm x 35 cm x 7 cm c/u

1| Todas las citas y frases de Oscar Muñoz que aparecen en este texto son

tomadas de una entrevista con el artista realizada en agosto de 2011.

2| Angel M. Garibay, Mitologia griega. Dioses y héroes,

Barcelona, Porrúa, 1983, p. 173.

3| Ernst Cassirer, Esencia y efecto del concepto de símbolo,

México, Fondo de Cultura Económica, 1975.

4| Ibíd, p. 207.

5| Henri Bergson, “Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia”

(“Essai sur les données immédiates de la conscience”), Oeuvres,

Presses Universitaries de France, 1984, pp. 146-156. Ver también

“La percepción del cambio”, en: “Materia y memoria” (“La perception

du mouvement”, in: Matière et mémoire), Bergson, Oeuvres, Ibíd.

6| Jean-François Lyotard, “Anima Minima”, en: Moralidades posmodernas,

Tecnos, 1998.

Page 44: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[87]

Ambulatorio, 1994 - 2008Boris Salazar | Sociólogo

Desde hace ya varias décadas, Oscar Muñoz ha estado buscan-

do el transitar del tiempo en movimiento a través de la fotogra-

fía, el dibujo y la foto-serigrafía. En contravía al sentido común,

en su trabajo la fotografía no es suspensión del tiempo o petrifi-

cación del movimiento en el instante de la toma. Siguiendo una

sospecha que lo une con otros grandes artistas, Muñoz ha en-

contrado que la fotografía es movimiento, transformación ante

los ojos de los trazos que el revelado deja sobre la superficie

usada. En esa búsqueda, Muñoz ha hecho visible el movimiento

invisible contenido en imágenes y materiales. Sutiles transfor-

maciones de los materiales usados han hecho que los cerebros

de los espectadores descubran, o crean descubrir, imágenes en

movimiento que antes estaban fuera de su alcance.

En Ambulatorio (1994-1995), sin embargo, los que cami-

nan sobre la barrera de vidrio estallado no están descubriendo

una imagen secreta, revelada de pronto, ni el movimiento sutil

que llevaría del presente al futuro. Están siendo enfrentados, a

través del ruido de sus propios pasos, a reconocer la existencia

de una violencia elusiva en su materialidad. Sin denuncias, sin

nombres, sin culpables, los transeúntes deben enfrentar lo que

está perdido en el ruido.

Lo que cruje bajo sus pies es su ciudad, pero ustedes no lo

saben. Les han dicho que caminan sobre un vidrio de seguridad

astillado, que recubre una serie de aerofotografías de lo que po-

dría haber sido Cali, o lo que resta de ella, vista desde lo alto. La

intimidad del crujir de los millones de partículas de vidrio que

reciben su peso es el contrapunto de la distancia incalculable

que los separa de los trazos de lo que fuera su ciudad.

El vidrio es una barrera y es un vehículo. Su pura presencia

física los separa a ustedes de la ciudad que debe estar debajo

de su superficie quebrada. Pero al caminar sobre él, el sonido

se une al movimiento creando una experiencia que sobrepasa

la combinación estática entre los múltiples paneles que repre-

sentan la vista de la ciudad desde arriba, y el vidrio de seguri-

dad que debería protegerla de las miradas y los pasos de sus

habitantes. Conducido por el ruido, es probable que ustedes

piensen por unos segundos en la ciudad sugerida más abajo.

Y encuentren su lugar en ella, o confirmen que están fuera y lo

han estado desde hace mucho tiempo.

El crujir del vidrio remite, sin embargo, a otra historia. Se

trata de un vidrio de seguridad hecho para proteger a los que

temen caer bajo el fuego de las armas que ellos mismos usan

para matar a otros. Pero no protege a nadie: solo separa un

adentro de un afuera. Los muertos están de lado y lado, y nadie

sabe con certeza en dónde se encuentra. La barrera que separa

a la ciudad de sus habitantes es ruido que puede remitirlos, o

no, a una ciudad que ya no reconocen.

La experiencia rescatada por el ruido es lo que usted, y cada

uno de los transeúntes, puede hacer con los trazos de ciudad

encontrados, o perdidos, al caminar. Pero no son recuerdos de

eventos pasados. Ni siquiera imágenes de tiempos idos. El ruido

no da espacio para la nostalgia. Solo genera la sospecha de algo

que no conocía, que cree estar a punto de conocer, que quizás

nunca llegue a hacerlo.

Mientras que la proyección, en 2003, de las imágenes de ca-

leños de los años setenta sobre las aguas del río Cali, a la altura

del Puente Ortiz, remitía al flujo del tiempo que parecía correr

con las aguas, Ambulatorio está situado fuera del tiempo y de

su flujo. Los pasos que crujen sobre la superficie de partículas

de vidrio no van a ninguna parte, ni recorren los mismos pa-

sos transitados en el pasado. No recuperan ninguna intimidad.

Vienen del ruido y van hacia él. Como la ciudad que desaparece

a sus pies.

Ambulatorio (detalle) / 1994-2008 / Instalación /

Fotografía encapsulada en vidrio de seguridad templado

y estallado / 36 módulos de 100 cm x 100 cm c/u

Page 45: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[88] [89]

Ambulatorio / 1994-2008 / Instalación / Fotografía

encapsulada en vidrio de seguridad templado y

estallado / 36 módulos de 100 cm x 100 cm c/u

Page 46: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Interiores, 1976 - 1981Benjamin Barney Caldas | Arquitecto / Historiador

En recuerdo del espacio vivido

Desde sus inicios como artista, Oscar Muñoz estuvo muy inte-

resado por el espacio habitado característico de las ciudades

colombianas del sur occidente del país de principios de la se-

gunda mitad del siglo XX, ya tan transformadas —más por su

demolición que por nuevas construcciones— que lo único que

queda de esos tiempos son los dibujos y fotografías que nos

permiten recordarlas.

Esa búsqueda de lo que pasa dentro de los edificios, concre-

tamente en los inquilinatos de entonces, la inició Muñoz en la

década de 1970 al alimón con Fernell Franco, cuyas fotografías

le servían de apunte instantáneo, y que, por supuesto, no eran

propiamente instantáneas, para después tener tiempo de pro-

ducir cuidadosamente sus bellísimos y evocadores dibujos de

la época.

Estos se centraban, más que en los personajes cotidianos,

que es lo que primero que se ve en ellos, en los espacios popu-

lares de nuestras ciudades de hace medio siglo, y más en sus

atmósferas marcadas por la luz que en inventariar detalles, aun-

que sí había algunos como el brillo de las baldosas, la forja de

los dinteles de las puertas, las imágenes en las paredes, en fin.

Espacios que en últimas son también los mismos de la

arquitectura culta a la cual imitan consciente o inconscien-

temente, y en los que esta estriba sus emociones y belleza al

recorrerlos, llegando hasta las más grandes manifestaciones

artísticas del ARS SACRA de Occidente. Espacios ya no ocupa-

dos por las jóvenes prostitutas y sus clientes que habitan los

dibujos de Muñoz junto con niños, ancianos, mujeres y hom-

bres en sus labores cotidianas, sino por cardenales y pecadores.

Y son dibujos de arquitectura que muestran sus luces, som-

bras y penumbras, es decir, opuestas a las otras y muy cono-

cidas fotografías de Fernell Franco de las ornamentaciones de

los monumentos moderno-historicistas de Cali, mal llamados

republicanos, donde el encuadre y la coloración a mano las dis-

tancia de lo que tienen de pastiche permitiendo así aludir a los

grandes estilos históricos que imitan.

Dibujos y fotos que muestran a la vez el pasado y el presen-

te de una época de la ciudad, cuando “la sucursal del cielo” daba

paso a punta de piqueta demoledora a la “capital deportiva de

América” de los Juegos Panamericanos de 1971, con los que de

nuevo se partió en dos su historia urbana. Ya había sucedido

antes cuando en 1910 la pequeñísima ciudad de entonces fue

escogida finalmente como la capital del nuevo departamento

del Valle del Cauca, ya con dos años de existencia.

Fotos y dibujos que como corresponde a la historia de la

arquitectura, que se hace en frente del hecho histórico mismo,

igual que la del arte (Giulio Carlo Argan: La historia del arte

como historia de la ciudad, 1983). De ahí su interés e impor-

tancia mas allá de su contenido artístico, que lo tiene y mucho,

pero que resulta definitivo para que sean documentos históri-

cos confiables.

Beauty is truth, truth is beauty, escribió John Keats, y para

Anatol France la belleza es aún más profunda que la verdad.

Como lo dice Joseph Brodsky, “sobrevive a todo y […] genera

la verdad sencillamente porque es una fusión de lo mental y lo

sensual” (Marca de agua, 1993). Y Roger Penrose, refiriéndose a

las matemáticas y a la física teórica, afirma que “una idea bella

tiene mucha mayor probabilidad de ser correcta que una idea

falsa” (La nueva mente del emperador, 1989).

Pero esos espacios fotografiados o dibujados de los que se

venía hablando no se podían recorrer, aunque desde luego ga-

nas no faltan cuando se los mira y no apenas se los ve, pues la

terca realidad es que la arquitectura es muy difícil de represen-

tar en la medida en que sus espacios se viven y transitan con

todos los sentidos y no apenas con una mirada estática.Inquilinatos / 1976 - 1981 / Lápiz carbón sobre papel / 130 cms x 100 cm c/u

Page 47: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[93]

Tal vez por eso Muñoz se da a la tarea de lograrlo haciendo

series, o recurriendo directamente a los espacios construidos

con sus cortinas de baño, en las que incluso a las misteriosas

bañistas pintadas en ellas las movía el agua. O poniendo los

dibujos de las vistas respectivas al lado de las troneras que las

enfocaban en un lejano castillo en España.

Y terminó por encontrar de nuevo el espacio vivido, habita-

do esta vez por diversas actividades alrededor del arte en esa

“obra” suya que es Lugar a dudas, todo un “inquilinato” de la

cultura, donde la arquitectura, en ocasiones con sus atmósfe-

ras, recibe usuarios de todos los géneros, edades y oficios.

Lo cierto es que los verdaderos artistas nos ayudan a ver

que lo feo casi siempre lo es por falso. Interés hoy escaso entre

aquellos pintores que ya no saben qué hacer y esos arquitec-

tos que ahora no saben cómo y copian sin lograrlos los gestos

de las estrellas internacionales que ven en las (malas) revistas

de arquitectura. No es sino ver la mentira de buena parte de

la arquitectura colombiana actual que cubrió las ciudades pre-

modernas, de las cuales no queda sino el recuerdo.

Interiores / 1976 - 1981 / Lápiz carbón sobre papel / 130 cm x 100 cm c/u

Page 48: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Interiores / 1976 - 1981 / Lápiz carbón sobre papel / 130 cm x 100 cm c/u Interiores / 1976 - 1981 / Lápiz carbón sobre papel / 130 cm x 100 cm c/u

Page 49: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[96] [97]Eclipse

«Las dos ciudades gemelas no son iguales, por que nada de lo que existe o sucede en Valdrada es simétrico: a cada rostro y gesto responden desde el espejo un rostro o gesto invertido punto por punto. Las dos Valdradas viven la una para la otra, mirándose constantemente a los ojos, pero no se aman».

Italo Calvino. Las Ciudades Invisibles. Pág. 68

El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y que, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.

Italo Calvino. Las Ciudades Invisibles. Pág.171

«Originariamente “especular” significaba observar el cielo y los movimientos relativos de las estrellas con la ayuda de un espejo. Sidus (estrella) ha igualmente derivado en “consideración”, que significa etimológicamente mirar el conjunto de estrellas. Estas dos palabras abstractas, que designan hoy operaciones altamente intelectuales, están enraizadas en el estudio de los astros reflejados en espejos. Se introduce de este modo una bella paradoja: el reflejo aséptico del espejo se superpone a otro reflejo especulativo. La naturaleza de lo especular contiene por igual ambas visiones y si una quedaba eclipsada por la otra se debía tan sólo a una toma de posición apriorística».

Joan Fontcuberta

Page 50: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[98] [99]

Lacrimarios

«La fotografía, que tiene usos narcisistas, también es un instrumento poderoso para despersonalizar nuestra relación con el mundo; y ambos usos son complementarios. Como un par de binoculares cuyos extremos pueden confundirse, la cámara vuelve íntimas y cercanas las cosas exóticas y pequeñas, abstractas, extrañas y lejanas las cosas familiares. En una actividad fácil y formadora de hábitos, ofrece tanto participación como alienación en nuestras propias vidas y en las de otros permitiéndonos participar a la vez que confirma la alienación».

Susan Sontag. Sobre la fotografía

Aliento

«the true image of the past occurs suddenly. Only as the image flashes, once and for all, in the instant of its cognoscibility, can the past be fixed».

Walter Benjamin

Page 51: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[100] [101]

EntrevistaMaría Wills Londoño Cali, abril de 2011

La mirada del cíclope / 2002-2009 / HD video monocanal / 2:19 min. / Sin sonido

Page 52: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[103]

María Wills: Al ser tu obra una constante reflexión sobre la memoria, empecemos

hablando de de tus recuerdos. Cuéntame un poco sobre tu infancia. ¿Dónde cre-

ciste, cuándo llegaste a Cali?

Oscar Muñoz: Nací en Popayán y viví en Venezuela mi primera infancia; de ese

tiempo tengo solamente unos recuerdos vagos y dos fotografías muy blancas,

como esos recuerdos: una casa de clima caliente, parecido al de Cali, con largos

corredores y mucha luz, patios con árboles, había un árbol de almendro grandí-

simo. Ese es el recuerdo que permanece de esos años en Venezuela. Luego nos

mudamos a Cali cuando yo tenía más o menos ocho años.

MW: ¿Qué memorias de la infancia o de la juventud han marcado tu trabajo?

OM: Estaba leyendo un estudio sobre Wittgenstein, quien decía que la imagen

mnemónica no es una fotografía, no es estática ni plana; por otro lado me pre-

gunto si el recuerdo de una imagen fotográfica será necesariamente el de una

imagen congelada. A mí, más que recuerdos estáticos, me llegan vivencias. Las

cosas que me llegan de la infancia tienen que ver mucho con momentos en los

que me relaciono con los materiales. Por ejemplo, no recuerdo el momento vivido

ni el lugar de ninguna de esas dos únicas fotografías en las que aparezco con mi

hermana Norma y con mis padres en la primera, y con Norma y con Maruja, mi

madre, en la segunda, cubiertos por una sombrilla china de papel negro, parados

como estatuas sobre un pedestal, pero sí recuerdo haber tenido en mis manos esa

maravillosa y delicada sombrilla con sus innumerables radios de bambú. Hay un

interés por la materia, por las superficies; y en este tiene mucho qué ver la vida del

juego, de la infancia, del niño que está agachado como un hombre primitivo, con

una curiosidad por comprender el mundo a partir de las superficies, los sabores A través del cristal / 2010 / Video en pantalla LCD en marcosá y su hermana domésticos / 60 min. /sonido. Oscar Muñoz, su mamá y su hermana

Page 53: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[105]

y los olores. Pienso que cada ser humano tiene en su memoria algo así como un

baúl al que puede recurrir a buscar los recuerdos refundidos de esas experiencias

primeras.

Cuando cursaba quinto de bachillerato ya estudiaba en la Escuela de Bellas Artes

de Cali. Me encantaba estudiar en Bellas Artes, sentía fuertemente el contraste

que había entre la disciplina tan estricta de un colegio de curas —había que ha-

cer fila y tomar distancia antes y después de cada recreo y subir las escaleras

en completo orden y silencio—, con lo que sucedía cuando llegaba al Instituto

Departamental de Bellas Artes a la seis de la tarde, una de las horas más agra-

dables de Cali. Bellas Artes estaba en un edificio divino, muy aireado, con una

cafetería al aire libre donde estaban las niñas de ballet metidas en sus trusas y

con su pelo recogido, la gente de teatro y toda esa movida que en los años setenta

era muy fuerte y estaba en plena agitación… Y aunque el Instituto de Bellas Artes

no estaba pasando por su mejor momento, el ambiente era para mí maravilloso,

llegar allí después de las clases agobiantes de la tarde en el colegio.

MW: Entonces se podría decir que lo que marco tu educación artística fue la li-

bertad.

OM: Esa época fue definitiva para mí, llegaba feliz a clase con mis barritas de car-

bón a dibujar. Por supuesto, cuando terminé el bachillerato no dudé de que eso

fuera lo que quería seguir haciendo. Me gradué de Bellas Artes dos años después

de terminar el bachillerato. Eran estudios intermedios, no sé qué categoría te-

nían, pero no se había formalizado como carrera. Eso ocurrió después. Realmente

a mí me dieron el título hace unos diez años. Hay que decir que la enseñanza, sin

embargo, era bien académica (a diferencia de ahora), yo quería ser un dibujante

con trazos muy definidos y precisos. Sin embargo, muchas cosas de esas clases

se quedaron conmigo para siempre: cómo la luz daba sobre los objetos geomé-

tricos de yeso.

Por otro lado, otros aspectos muy importantes eran las amistades, el medio, mis

compañeros de Bellas Artes, mis compañeros de colegio y los amigos del barrio.

Todos eran algo distintos. Finalmente mi trabajo me acercó más al grupo de artis-

tas que se llamaría el Grupo de Cali.

MW: ¿Y qué pasó cuando saliste?

Cuando salí de Bellas Artes alquilé un taller-estudio y empecé a trabajar con

una cierta disciplina. Lo primero que hice, por invitación de Miguel González, fue

una exposición de dibujos en Ciudad Solar, González era su director (y curador,

aunque este término no se usaba aún). En ese momento conocí al grupo que con-

formaba este maravilloso espacio, a Fernell Franco, Luis Ospina, Andrés Caicedo,

Paquico Ordoñez, Eduardo Carvajal, además de personajes como Edgar Negret y

Pedro Alcántara.

MW: Tus obras iniciales están marcadas por esa efervescencia cultural y social de

la época.

OM: Absolutamente, a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta

había un ambiente que me atraía muchísimo. Yo empecé a estudiar en 1971, sin

Oscar Muñoz, con

su familia en Calí

Page 54: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[106] duda se sentían las repercusiones de Mayo del 68 que generaban unos cambios y

libertades sin precedentes para la juventud de la pequeña provincia que era la Cali

de ese entonces.

MW: Además, Cali fue particularmente importante para los movimientos de van-

guardia de ese entonces. Estaba Ciudad Solar, espacio colectivo y experimental,

existían los festivales de vanguardia. Me imagino que te involucrabas en toda esa

movida.

OM: En esa época se organizaron unos festivales estudiantiles de arte intercole-

giados, allí vi por primera vez a Andrés Caicedo en una obra de teatro que él había

montado con compañeros de su clase. Claro, esto era un poco marginal al lado de

los festivales de arte, en gran medida liderados por el Museo de la Tertulia.

MW: ¿Desde el Instituto se promovía un arte muy político?

OM: Recuerdo dos vertientes con dosis política que influían fuertemente: una fi-

guración, que posiblemente provenía de los muralistas mexicanos, y otra desde la

gráfica y el dibujo latinoamericanos, como la de José Luis Cuevas, de hecho había

dos artistas importantes que trabajaban por esta línea. Ellos hacían un tipo de

figuración muy relacionada, con tinta negra y pluma o pincel sobre papel. Uno era

Phanor Satizábal y el otro Pedro Alcántara. A Phanor nunca más lo volví a ver, en

cambio con Pedro tuvimos una larga y estrecha amistad.

El trabajo de Pedro y su conocimiento de las técnicas de impresión fueron impor-

tantes para mí, así como lo ha sido trabajar y aprender de otros artistas amigos:

Fernell con su mirada y sus conocimientos de la fotografía, Ever Astudillo y su poé-

tica y el mundo de sus maravillosos dibujos; las largas conversaciones con historia-

dor y curador Miguel González, eran toda una experiencia; Maripaz y sus poderosos

grabados de la época; las conversaciones de cine con Ramiro Arbeláez y Luis Ospina.

Por otro lado, en ese entonces había ya una generación anterior de pintores en

la ciudad, ellos ya eran unos artistas consolidados en el medio local como Jan

Bartelsman, Lucy Tejada y María Thereza Negreiros.

MW: Tu obra temprana se concentró en desarrollar una maestría para dibujar

desde el punto de vista realista, pero resaltando siempre tu interés por la luz.

FALTA

Page 55: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[109]

Serie Superficies al carbon / 1990-1993 / Carbon, yeso y papel sobre madera / Dimensiones variables.

OM: Hay varios aspectos determinantes en relación con el trabajo que realizaba

en la época: por un lado, la incorporación de la fotografía al lenguaje artístico, a

través del pop y del arte conceptual. Y, posteriormente, como referente de ese

fuerte renacer del realismo y el hiperrealismo a comienzos de los setenta. Creo

que la Documenta dedicada al hiperrealismo fue a comienzos de los setenta. Yo

me sentí absolutamente atraído por este tipo de trabajo, sin embargo, para mí

era esencial representar la luz y la sombra en los espacios y sobre las cosas. En

esos momentos iniciales aún no estaba presente un interés conceptual por la

fotografía, era más como una intermediación entre el mundo y el dibujo, una

traducción que daba un carácter documental y atmosférico que no tenían mis

trabajos anteriores.

Los primeros dibujos realistas de colombianos que vi y que me impresionaron en

ese momento fueron de los de Santiago Cárdenas y de Darío Morales en una de las

bienales que organizó La Tertulia; por otro lado, Fernell Franco ya había mostrado

en Ciudad Solar su inolvidable serie Las prostitutas, tomada en Buenaventura.

MW: En ese momento estabas pensando en el dibujo más puro y tradicional,

alineado con el fotorrealismo; pero ¿en qué momento empezaste a querer desin-

tegrarlo? Se podría decir que cuando empiezas a trabajar con el polvo de carbón, y

ya no con trazos, estás desintegrando también el oficio del dibujo. ¿Cómo se dio

ese paso?

OM: Yo no diría que en ese momento esos dibujos estaban precisamente dentro

de una línea tradicional, más bien la figuración realista, apoyada por la fotografía

supuestamente fría y documental, ponía una distancia ante otras figuraciones

más cercanas al expresionismo. Creo que entre nosotros, es decir, el grupo que

trabajaba en Cali, Medellín y Bogotá, la crisis aparece en los años ochenta. En

algunos círculos hubo una oposición fuerte al realismo y al dibujo. Me acuerdo de

una exposición que se organizó en la Galería Garcés Velásquez, se llamaba, creo,

Por fin pintura; esto ocurría, obviamente, porque había un cierto cansancio con el

dibujo y el realismo. La pintura llegaba como un respiro. De cualquier manera yo

he pensado que el dibujo no es una técnica. Es algo que siempre está en nuestra

vida y en nuestra mente, es parte de nuestra idea de la estructura de las cosas.

Más que técnica, el dibujo es también borde que divide los cuerpos de un fondo,

pero a la vez es la estructura. Lo podemos ver claramente en las fotos del movi-

Page 56: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[110] miento de Eadweard Muybridge, llega un momento en el que se vuelven bordes de

luz y líneas. Luego es un juego de líneas que crea movimiento. Finalmente, esas

líneas, más que bordes, son la estructura del movimiento. Entonces la función de

borde se pierde. Joseph Beuys dice: “El dibujo para mí existe ya en el pensamien-

to. Si los significados completos e invisibles del pensamiento no están en una

forma, nunca resultará un buen dibujo1.

MW: ¿Y por este camino atenúas la línea del dibujo tradicional y diluyes la reali-

dad en tu trabajo posterior?

OM: Tal vez como un proceso inverso del revelado. Tengo un recuerdo inolvidable:

la primera vez que necesité una fotografía para mi trabajo y estaba de visita en

la casa de Fernell Franco, entré al cuarto oscuro y vi cómo una pinza empezó a

mover un papel blanco en el revelador para que fuera apareciendo una imagen;

me quedé perplejo, sin respiración… Ese tipo de experiencia, más allá de cada

técnica, relacionada con la imagen en su sentido más abierto, sin duda marcó

mi trabajo.

MW: ¿Has fotografiado como parte de tu obra? ¿O tu obra reflexiona sobre lo

fotográfico sin que hagas las tomas?

OM: Yo tomo fotos, como todo el mundo, pero no es eso lo que me interesa. Me

interesan mucho las fotos hechas por otros. Había un prejuicio en los setenta,

aunque todos lo hacíamos, podría ser un poco vergonzante revelar que no nos

parábamos al frente de la realidad para dibujarla, sino que estaba mediada por la

fotografía. Con el tiempo me he dado cuenta de que son esas mediaciones las que

me interesan. Siempre mi trabajo, y especialmente los últimos, parte de documen-

tos hechos por otros. Por el contrario, en el video Fundido a blanco (en el que he

hecho una especie de retrato como lo dibujaría tal vez al comienzo de mi carrera)

aparece muy presente la cámara, la ventana, el vidrio que refleja y una fotografía.

MW: Volviendo a la época de tus dibujos, recuérdanos quién más, además de

Ever Astudillo, trabajaba en esa dualidad de la gráfica y la ciudad.

OM: Éramos una especie de grupo dedicado a la gráfica. Ever Astudillo entraba

y salía, María de la Paz Jaramillo, quien vivía en Cali en ese momento y era muy

activa, tan alegre y tan vital, fue un factor aglutinante para este grupo, por ella Serie Superficies al carbon / 1990-1993 / Carbon, yeso y papel sobre madera / Dimensiones variables.

Pág. 42

Page 57: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[112] [113]conocí los secretos del grabado, nos reuníamos con cualquier excusa y armába-

mos proyectos para trabajar juntos.

Al comienzo creamos con ellos un colectivo, liderado por Pedro Alcántara, llama-

do Taller Gráfico Experimental de Cali; también hacía parte de él Phanor Leon, un

muy buen dibujante. Alquilamos un pequeño espacio, participamos en algunos

portafolios juntos, pero si no recuerdo mal, duramos poco tiempo; sin embargo,

creo que de allí nació el interés de Pedro por trabajar un ambicioso portafolio

llamado el Graficario de la lucha popular en Colombia. Para este hice una litogra-

fía con una imagen muy influenciada por el neorrealismo italiano y derivada de

la serie Los inquilinatos. Creo que a partir de allí este taller se convirtió en una

empresa mayor llamada Corporación Prográfica. Hice varios trabajos con ellos

aunque ya no hacíamos parte ni María de la Paz ni yo de esta empresa.

MW: Las bienales de artes gráficas fueron sin duda clave de este florecimiento.

Pero hay que decir que en Cali había además bastantes eventos y espacios para

la promoción de las artes.

OM: La Bienal propició una expansión de todas las perspectivas gráficas desde el

grabado, la serigrafía, la punta seca, y amplió las posibilidades del dibujo como

un medio expresivo en sí. La bienal, además, permitía conocer la producción grá-

fica y abría posibilidades de comunicación entre los países de norte, centro y sur

América.

Había bienales de artes gráficas en esa época y antes, pero yo no participaba

porque estaba muy niño. También hubo un evento importante que organizaba el

Museo La Tertulia, la Bienal Panamericana de las Artes. Los recuerdos que ten-

go de mis contactos iniciales con las artes son de cuando era niño y mi mamá

me llevaba a ver las exposiciones de La Tertulia, en el barrio San Antonio, don-

de estaba este espacio inicialmente. La Tertulia mostró en esa época obras de

Fernando Botero, Enrique Grau, Alejandro Obregón, artistas muy reconocidos en

ese momento, también de Omar Rayo, Lucy Tejada, David Manzur, con algunas

de sus obras abstractas, Norman Mejía, Pedro Alcántara y Alejandro Obregón,

entre otros. Era una casa pequeña, con un patio y cuatro cuartos, pero con la

inmensa visión de Maritza Uribe de Urdinola, cuya gestión me parece una ma-

ravilla. Tener el impulso de montar un museo de arte moderno, el primero que

hubo en Colombia, se fundó en 1968. Allí vimos las obras de los artistas más

reconocidos de la modernidad colombiana. Ese movimiento modernista que la

crítica Marta Traba impulsaba lo pudimos tener en La Tertulia.

Había además una conexión cercana entre un público muy interesado, los artis-

tas y sus obras. No sé si lo estoy distorsionando por la distancia del tiempo, pero

se estaba conformando una escena muy dinámica en esos años.

Ciudad Solar fue además un espacio de encuentro clave para todos estos crea-

dores que se consolidaron como el Grupo de Cali en el que estaban Hernando

Guerrero, Ramiro Arbeláez, Andrés Caicedo, Luis Ospina, Carlos Mayolo y Eduardo

Carvajal. Allí se hacían exposiciones y había un cineclub, entre otras actividades.

Siento que a partir de los ochenta se dio un rompimiento en ese proceso, un

aislamiento de los artistas y ese público que se estaba creando. Tal vez por

esto parcialmente, ya en 2007, me interesó impulsar Lugar a dudas como una

plataforma de encuentro que funciona a través de convocatorias para obras y

curadurías en dos pequeños espacios expositivos: una sala interior y la vitrina;

también es un espacio para residencias de artistas y curadores. En el espacio

se ha ido construyendo un buen centro de documentación para libre consulta.

Semanalmente se hacen proyecciones de películas y varias iniciativas para acer-

car a las personas a la creación artística.

MW: Volviendo a tu obra, ¿qué sucedió entonces en los años ochenta?

OM: Como te decía, esa crisis me llevó a una época de introspección, investiga-

ción y, por supuesto, experimentación. Me interesaba la imagen que se sitúa en

un lugar entre su materialización y su desmaterialización. Recuerdo los dibujos

que mostré en la exposición que organizó Miguel González: inicialmente eran

muy oscuros y cargados de materia de carbón, ahora se empezaron a volver

blancos. Los lugares y las cosas desaparecían por el resplandor.

MW: De la sombra pasaste a la luz extrema.

OM: Sí, entra mucha luz, son unos baños blancos, húmedos y vaporosos.

MW: Tu obra se va volviendo un poco abstracta y es además en ese momento que

empiezas a desintegrar los soportes y dejas tu trabajo bidimensional.

Pág. 79

Page 58: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[115]OM: Sí, mis dibujos se empiezan a evaporar, a desdibujar, en un intento por trans-

formar la materialidad, por buscar más la sensación que la presencia. De allí paso

a hacer las Cortinas de baño. Pero este fue un desarrollo muy complejo. Parece

sencillo, pero ese paso de abandonar el soporte que venía trabajando por años fue

una investigación difícil.

Tuve que hacer una cantidad de experimentos, algunos muy desafortunados. Fue

un proceso interno muy fuerte. Tal vez una constante de mis procesos ha sido que

aunque cambie de materiales y experimente con otros nuevos, sigo haciendo lo

mismo, son las mismas preocupaciones fundamentales. Creo que solo así se pue-

de lograr una cierta consistencia e intensidad, persistiendo en una idea, el ensayo

y el experimento funcionan si responden a esa indagación.

MW: Los mismos intereses van transformándose, pero siempre manteniendo una

coherencia.

OM: Es que volver a hacerlo siempre será distinto y con nuevas aperturas, puede

haber muchas fluctuaciones, cambios, muchas idas y venidas, pasos en falso,

pero de todas maneras cada vez que me pregunto qué es lo que quiero hacer, vuel-

vo a la cuestión básica, siempre.

MW: ¿Cuál es esa cuestión básica? ¿Cuál es ese eje en tu obra?

OM: No veo mi proceso como una línea hacia adelante. Lo veo como una serie de

rodeos donde todo vuelve y a lo mejor se parece, pero no es igual. Hay varios inte-

reses que van y regresan en mis obras. Por ejemplo, ahora mis últimos trabajos,

Impresiones débiles, en donde hago serigrafías con polvo de carbón de imágenes

de prensa, se me parecen a los Tiznados que hice después de las cortinas en los

ochenta y que eran muy blancos y la materia del polvo del carbón era protagóni-

ca. Me interesa el instante y los procesos que se dan para que una imagen pueda

consolidarse, o no, en la memoria.

MW: ¿Cómo se te ocurrió hacer una Cortina de baño?

OM: En la época dibujaba series en interiores y en baños. Quería dibujar una

cortina de baño sobre papel. Había una cortina en mi casa y tenía una ventana

detrás, la luz pasaba produciendo un efecto fantasmal muy especial y parecido Cortinas de baño / 1985-1986 / Acrílico sobre plástico / 190 cm x 140 cm.

Page 59: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[116] a lo que venía haciendo sobre los soportes de papel, me interesé por el plástico y

por la manera como respondía a la humedad, se formaban gotas que permane-

cían allí y dejaban sus rastros cuando se secaban. Decidí ensayar entonces otro

tipo de dibujo contando con esas características especiales del plástico.

MW: Desde ahí el agua ha sido protagonista de tus dibujos.

OM: Para mí trabajar con el agua era lo mismo, esto no puede entenderse como

una retirada del dibujo, me parece que son igual dibujos, pienso que por esa

transparencia se acercarían más a la gráfica y al dibujo que a la pintura.

MW: Pero la línea empieza a diluirse, borras lo rígido del medio, es como si el

dibujo pasara por un proceso físico que tuviese que ver con la temperatura, el

clima y la humedad de Cali. Se podría decir que con tus dibujos iniciales mostra-

bas una realidad social, y a través de ella exploraste con la representación de la

luz y la sombra, pero de pronto, cuando ya pasas a las Cortinas, el agua dibuja,

pero desintegra. ¿Esto tiene mucho que ver con el ambiente, con los fenómenos

climáticos del trópico Pacífico?

OM: Sí, ahora creo que tiene que ver con esa idea que tengo de la atmósfera

de Cali. Eso es determinante junto con la cuestión de la luz, digamos esa cosa

borrosa del aire cargado de humedad, esos cielos blancos y opalescentes. La

calina o calima —muy de aquí este nombre— es una bruma de humedad con

una densidad menor a la niebla, pero afecta la visibilidad. En alguna parte dije

hace mucho que hay una hora del día en Cali en que las personas parecerían

desmoronarse.

MW: El tema urbano también conecta varias de tus obras de diversas épocas

e incluso conecta tu trabajo con el de tus contemporáneos, los otros artistas

mencionados, los cineastas o incluso con la obra de Andrés Caicedo.

OM: Sí, aparece la ciudad como fenómeno protagónico, con sus colores, climas

y materiales, una explosión de nuevas imágenes, nuevas texturas, por supues-

to se evidencia la cantidad de problemáticas sociales que trae el fenómeno del

crecimiento desaforado de la ciudad. Esta es la materia referencial del momento

para la fotografía, el cine y los artistas. Por supuesto, todos los que trabajába-

mos el realismo y el paisaje urbano nos interesamos por ello. Estoy hablando Tiznados / 1990-1991 / Carbon, yeso y papel sobre madera / 71 cm x 45 cm c/u

Page 60: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[118] [119]de los años setenta, no fue cuestión de que nos pusiéramos de acuerdo, pero en

ese momento había varios artistas en Medellín, en Barranquilla coincidiendo en

intereses por esas nuevas particularidades y problemáticas.

MW: Había expectativas muy grandes de Cali; Ciudad de América, era la campa-

ña de los Juegos Panamericanos.

OM: Se dieron además unas circunstancias en Cali, impulsadas por campañas

con eslóganes como “capital deportiva de América”, “sucursal del cielo”, “sultana

del Valle”. Había un optimismo muy ingenuo, se decía: ahora sí Cali va a ser la

verraquera de ciudad, una maravilla de metrópoli.

Hay que decir, sin embargo, que confluían entonces centros importantes: es-

taban el Museo La Tertulia, el Teatro Experimental de Cali, TEC, el Centro de

Estudios Psicoanalíticos, como mencione antes estaba Ciudad Solar, si no estoy

mal el primer lugar estructurado como con espacio independiente; el momento

a lo mejor sí era potente…

MW: Además, estaba ese ambiente de colaboración, de trabajo colectivo, ¿qué

pasó con esa energía?

OM: Durante los años ochenta, como veníamos hablando, llega una década de

quiebre y de crisis. Se acaba la fiesta y entonces viene la resaca. En Cali por lo

menos, de alguna manera desintegró al grupo que se había formado sin pro-

ponérnoslo; cada uno regresó a su taller a trabajar de manera individual en su

propio proceso.

MW: Es muy interesante también porque si lo piensas, las décadas de los sesenta

y setenta son años de utopías y de colectivos, está el movimiento hippie expan-

diéndose, pero ya vienen los ochenta en los que empieza un individualismo, no

solo en Cali, en todo el mundo, hay una decepción por lo colectivo. Se inicia una

era bastante narcisista y creo que esto podría verse en tu obra posterior. ¿Cómo

llegaste a pensar en el mito de Narciso para trabajarlo en tu obra?

OM: Cuando hice los Narcisos, pensé en el individuo, puede haber referentes au-

tobiográficos, pero no necesariamente por ser mi imagen representada. Mi cara

es un tema secundario. Las Cortinas y luego los Narcisos son el resultado de ese

trabajo en los ochenta en el que me concentré en buscar mi punto de vista, mi

visión de las cosas. Pero antes de hablar del narciso, creo que esa investigación

individual que empecé a trabajar, y que fue difícil de consolidar, sí logró generar

una ruptura que se da con las Cortinas y con un trabajo menos conocido, los

Levantamientos, que mostré en una bienal de Cali. Esos son los trabajos con los

que entro a los años noventa. Las Superficies al carbón, los Tiznados, lugares,

superficies y cuerpos muy desmoronados.

Cuando trabajé los Narcisos ya entonces había estado experimentando con los

elementos como el agua y el carbón y los había trabajado como materias ex-

presivas desde su naturaleza, incluso el agua como soporte de un dibujo que se

descompone.

Los narcisos los hago y exhibo después de una serie de ensayos para una obra

que mostré en Cali que se llamaba Atlántida, aunque no tenía el mismo proceso

desarrollado en los Narcisos, fue el primer planteamiento de un dibujo sobre el

agua contenida en unas enormes cubetas. Entonces eran nueve contenedores

Atlántida / 1993 / Polvo sobre agua, cubetas de acrílico

Page 61: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[121]

Levantamiento (serie) / 1987 / Frottage, dibujo grafito sobre papel

que formaban un espejo de agua de 4,50 x 4,50 metros. El dibujo consistía sen-

cillamente en las ondas, los círculos concéntricos que se dibujan en la superficie

del agua cuando está quieta y algo como una gota o una piedra la toca. Una idea

del movimiento congelado en una superficie estancada. Estos primeros intentos

los hice de una manera mucho menos elaborada que la de los que haría después,

muchas cosas no estaban resueltas o comprendidas del todo. Pero me gustaba

en esta pieza esa alusión a la ciudad sumergida, incluso al Museo de la Tertulia,

donde estaba exhibida, debajo se veía la cuadrícula de las baldosas de la sala

subterránea. A partir de esa experiencia me propuse seguir trabajando esos ma-

teriales, pero en una escala menor. Mi siguiente muestra fue en 1995, también

en el Museo La Tertulia, por primera vez con los Narcisos pequeños. Luego, a

medida que los he ido haciendo los he ido repensando.

MW: Claro, es que en tus procesos muchas veces no está claro qué va a pasar.

OM: Por mi manera de trabajar muy pocas veces la idea sola es la que impone

el proceso. Los materiales y maneras de trabajarlos participan mucho en este

transcurso y algunas veces son los que determinan a dónde van las cosas. Pero

necesariamente es una combinación de todos, eso lo he ido comprendiendo y ha

sido fundamental en mi trabajo.

MW: ¿Y por qué pensaste en tomar el mito del Narciso para la obra?

OM: Al principio fue mi retrato en el agua, después llegó el nombre y a mi modo

de ver completó una idea que a lo mejor estaba allí, como hibernando. Es des-

pués de exhibirlos por primera vez cuando logro traducir más o menos la idea

a palabras. A raíz de una entrevista que me planteó el curador Miguel González

empiezo a racionalizar estas complejidades con relación al mito: “Los Narcisos

terminaron siendo un autorretrato intervenido por otras personas y eventos, no

sólo por el fotógrafo o el fotomecánico que pasa la imagen al tamiz, sino tam-

bién (durante el tiempo de exhibición) los accidentes que modifican la imagen en

el contenedor y que yo ya no puedo controlar.

Si tenemos en cuenta que una fotografía o un dibujo convencional se materia-

lizan cuando la imagen se fija finalmente al soporte, esto en los Narcisos sólo

se cumple cuando el agua, que es la distancia entre la imagen y el soporte, se

evapora definitivamente.

Page 62: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Realización Narcisos / Polvo de carbón, papel sobre agua y plexiglas

Page 63: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[124] [125]Los Narcisos también invierten paradójicamente la idea del retrato como un me-

dio de eternizar un instante irrepetible, al exponerse aquí, como en el retrato de

Dorian Gray, a una continua transformación en el tiempo.

Estos tres momentos del proceso en los Narcisos: cuando el polvo toca el agua

y se convierte en imagen, los cambios y transformaciones que sufren durante la

evaporación y cuando finalmente el polvo se adhiere al fondo, aluden para mí a

tres momentos definitivos: la creación, la vida y la muerte”2.

MW: Son procesos en donde se manifiesta la intuición...

OM: Sí, puede ser la intuición, algo a lo que uno acude en primera instancia, pero

tiene que ver con el desencadenamiento de una situación futura, una corazo-

nada. Los narcisos los considero una pieza determinante para el futuro de mi

trabajo, como una obra que me da muchos elementos y complejiza el proceso

iniciado en los ochenta. Cada vez que la instalo me gusta hacerla igual, con las

mismas imágenes, casi los mismos elementos, los mismos mapas y texturas

sobre el agua, todo eso lo dejé permanecer tal como estaba.

Otra cosa que me gusta es que es muy sencillo a pesar de que contiene ideas que

me posibilitaron desarrollos posteriores sobre la impresión y la idea de tiempo,

pero finalmente es elemental en el sentido en que los materiales terminan siendo

agua y carbón, que aún hoy utilizo.

MW: Pero también son determinantes el tamiz y el proceso que viene de la gráfi-

ca. Qué paradójico hacer un impresión sobre agua.

OM: En los primeros trabajos que hago con Atlántida no usaba un tamiz de se-

rigrafía, usaba un anjeo templado sobre un bastidor y por allí pasaba el carbón

con el que dibujé esas ondas. Yo había quedado muy impresionado con una obra

de Anselm Kiefer que había visto en la Bienal de Sao Paulo en 1987, en el mismo

piso donde estaban mis Cortinas. Era una obra sobre el Tigris y el Eufrates, valles

donde se desarrolla la agricultura, pero representaba un paisaje urbano fuerte-

mente pesimista: un puente sobre un río, lleno de oxidaciones, de contaminacio-

nes y cargado de materia. Era sobrecogedor ver esa enorme masa de acumulación

de pintura. Esa obra me motivó para pensar en Cali como una gran ciudad sumer-

gida, inundada, una ciudad que está por debajo del horizonte; una Atlántida.

No sé si la podría volver a hacer ahora. ¿Cómo sería trasplantarlo a día de hoy?

No quedaría como lo hice en ese momento. Como estos procesos ya los he

trabajado tanto, con más sofisticación en los materiales, no sé si me puedo

volver tan fresco y desprevenido como era en ese momento. Mi trabajo poste-

rior, como los Narcisos y los Simulacros, está mediado por una serie de ensayos

técnicos, no sé cómo resultaría. No sé si podría haber una versión trasplantada

de Atlántida.

MW: Es una reflexión muy válida en los trabajos contemporáneos que son efí-

meros, como muchas de tus obras. ¿Cómo hacer hoy un trabajo que se hizo

hace veinte años? Y, por ejemplo, si la obra ya hace parte de la colección de un

museo, ¿quién está habilitado para rehacerla? Por otro lado, en muchos casos

embarcarse en un proyecto contemporáneo es muy complejo e implica trabajar

con un gran equipo que tenga una variedad de conocimientos. ¿En tu caso, hay

un momento en el que empiezas a involucrar a otras personas para trabajar

contigo?

OM: Con los Narcisos en proceso no he tenido inconveniente en rehacerlos, esa

es la naturaleza de la obra.

Desde que empecé a trabajar en las Cortinas de baño, a veces involucro a alguien

para la producción, las cortinas no las podía hacer solo. En mis últimos trabajos

de video tengo que contar con personas que saben de edición, sonido, iluminación,

etcétera. Sin embargo, mi taller siempre tiene el aspecto de un taller de impresión,

no me llama mucho la atención tener una superestructura de gente trabajando

a no ser que llegara a ser necesario. Todo mi trabajo, sea el que sea, ha pasado

por un tiempo de mirarlo, de pensarlo, y contiene una experiencia cercana con la

etapa de elaboración, pero en donde me involucro emotivamente también.

El libro El artesano, de Richard Sennett, fue para mí una revelación, al encontrar

una persona que me hablaba con esa lucidez de algo que yo experimentaba, pero

que era incapaz de discernir de un modo tan sencillo: las manos piensan. Las

manos que hacen cosas piensan al procesar los materiales; estos procesos arte-

sanales enseñan también y la experiencia con el hacer es conocimiento.

En un capítulo que él llama “Las reparaciones”, en relación con los modelos de

maniobra y consumo del capitalismo, dice que es una actividad cada vez más en

Page 64: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Simulacros / 1999 / contenedores de plexiglas, agua, carbon en polvo, tanque de agua, lamparas halogenas / 100 cm x 100 cm x 15 cm c/u. Colección Banco de la República

Page 65: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[128] [129]desuso. Distingue reparaciones pasivas, como por ejemplo sustituir un fusible a

un aparato que dejó de funcionar, de las reparaciones activas que pueden alterar

o modificar el funcionamiento del aparato para que ejecute algo que no hacía

antes. Siento que mis trabajos funcionan después de pequeñas “reparaciones”

a los sistemas de elaboración y de impresión convencionales que he aprendido.

MW: Es que en tu trabajo no se pueden desvincular las ideas detrás de la obras

que, resumiendo, se relacionan con diversos temas como la identidad, la me-

moria, el olvido, además de los procesos manuales que realizas con el polvo, el

agua, el vapor, el calor, la huella y, en general, con el cambio de la materia que

tiene un componente primigenio, elemental. Esta constante le da una coherencia

inmensa a tu obra.

OM: Digamos que esa cuestión de la memoria está relacionada con el hecho

aparentemente inocuo del hacer, digamos al dibujar o al escribir, que la tinta se

seque en el papel. Se podría pensar que esto no tiene nada que ver, pero encierra

procesos de conocimiento el hecho de que exista una hoja absorbente y blanca

como soporte y una tinta líquida que se seque y se fije y finalmente se consolide

como un documento. Las decisiones del medio y del soporte son fundamentales

para el resultado. No es lo mismo hacerlo con lápiz que hacerlo con tinta, con

papel o con agua, con fuego.

MW: Esta curaduría sobre tu obra precisamente es una exploración por ese cami-

no; sobre la relación del material con el soporte, digamos, de lo fotográfico que

desaparece, de la imagen que fluye, pero también de la impronta, de la huella

que creas en soportes no convencionales. ¿Cómo es el proceso entre una idea y

una obra terminada?

OM: La mayoría de mis series se relacionan con materiales pulverizados como el

carbón, el azúcar, la arena. He tenido que pasar por muchos fracasos para llegar

a unos pequeños logros. Mis obras, desde los años ochenta, van en una búsque-

da no tan clara, no hay algo definido. No tengo una idea preconcebida desde el

comienzo, que desarrollo y termino. Nunca tengo muy claro cómo van a fun-

cionar las cosas, adónde me llevarán y una cosa que deshecho en un momento

la puedo retomar mucho tiempo después. A medida que voy haciendo las voy

tratando de comprender. Hay un desarrollo del pensamiento que se da en fun-

ción de lo manual. Por esto me interesa en este punto de mi vida hablar de los

procedimientos. La emoción está en la relación entre el proceso y la cosa. Con el

pensamiento relacionado con los procesos.

MW: Por otro lado, quisiera hablar de tu paleta de color, tu obra es casi toda en

blanco y negro. ¿Esto tiene que ver con tu daltonismo? ¿Como es tu visión, ves

en tonalidades?

OM: No creo que tenga nada que ver. Todos los colores los veo, pero por mi con-

dición sí hay un mundo vedado para mí. Me encanta el sentido del color que tie-

nen ciertas personas, pero la visión de los colores es una clase a la que no puedo

entrar, en la que no estoy matriculado. En realidad, no los puedo identificar, no

sé si un color es azul o verde o violeta. Los nombres de los colores en este sentido

no son relevantes y esto no me genera problemas, es más una relación entre

tonalidades.

MW: ¿El interés en la paleta monocromática entonces podría venir de una afini-

dad con las imágenes clásicas y el proceso de la fotografía en blanco y negro?

OM: Es evidente que mi trabajo en su mayoría es monocromático. Ahora, yo

tengo obras donde no quiero evitar el color, como por ejemplo en El juego de las

probabilidades. No tenía sentido suprimir todas esas variables de tonalidades de

los fondos de los retratos, ni los colores de la piel, de las camisas, etcétera. Son

fotos de carnés, de documentos de identidad que he tenido a través de los años,

la idea no era solo mostrar los tiempos y los cambios en mi fisonomía y en mi

piel, sino también incluir una parte de la historia de los procesos de la práctica

fotográfica y para esto el paso del blanco y negro al color saturado tipo foto

Japón era un componente clave.

En A través del cristal también trabajé sobre fotografías a color. Obviamente, una

gran cantidad de mis obras de video como Retrato, Proyecto para un memorial,

Narcisos, Biografías son hechas a color, pero no es protagónico porque las imáge-

nes están generalmente sobre fondos grises o blancos. Por el contrario, en la obra

Línea del destino, con el blanco y negro me interesaba aludir al revelado analógico

de una fotografía, un velado hacia el blanco donde el protagonismo está en el in-

tento de aprehender una imagen que no se consolida. Uno de mis últimos trabajos

en video, Fundido a blanco, es un retrato en movimiento de mi padre, un viraje al

blanco, pero realizado en video a color.

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Page 66: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[130] [131]MW: Háblanos de tu relación con el cine. Has mencionado que tus dibujos tem-

pranos tenían una influencia del neorrealismo italiano. Desde muy temprano

adoraste el cine.

OM: Sí, digamos que por mi relación con amigos pude introducirme en temas que

se volvieron importantes. Mi pasión por el cine se dio gracias a Luis Ospina y a

Ramiro Arbeláez, mucho de lo que vi y conocí del gran cine lo aprendí en la cinema-

teca La Tertulia, viendo todos los ciclos que ambos programaron en su momento.

MW: ¿No te dieron ganas de ser director de cine o de hacer cine?

OM: Nunca lo he pensado, sin embargo, me he hecho una película en mi cabeza

con una cantidad de fragmentos de esas historias que no se me olvidan.

MW: Y tomaste un fragmento de una película clásica del cine vallecaucano, María,

basada en la novela de Jorge Isaacs, para hacer una pieza. Creo que estamos en

un momento en el que hay una división sutil entre algún cine denominado de

autor y el video-arte. Cada vez hay más cruces.

OM: Sí, tomé además para la obra Horizonte unos fragmentos documentales

filmados en Tauramena, que hacen parte del archivo fílmico del país. Al parecer

los bordes se están volviendo más difusos. Es un factor maravilloso de esa crisis

que mencioné anteriormente. Fue la posibilidad de darse cuenta de que no había

límites y que se podía trabajar con diversas disciplinas y medios. Me di cuenta de

que yo no tenía que hacer dibujos al carbón en blanco y negro toda la vida, sino

que podía hacer otras cosas; ahora hay que decir que me parece una maravilla

hacer dibujos al carbón toda la vida, si eso me da la gana, está muy bien, pero fue

importante también encontrar que se puede trabajar con otros materiales y des-

de entonces han habido cruces permanentes. Ahora estoy trabajando en dibujos,

pero con calor. La obra Pais Tiempo consiste en primeras páginas de periódicos

dibujadas con una punta candente. Los trabajos con calor empezaron con la obra

Intervalos( mientras respiro) que hice dibujando mi imagen con cigarrillo. Muchas

cosas que me interesaron al principio reaparecen en obras recientes.

MW: Otro ejemplo de estos cruces es que antes dibujabas interiores de inquili-

natos y ahora en A través del cristal también estás registrando interiores cale-

ños, pero mediante video. Intervalos (mientras respiro) / 2004 / Papel quemado / 60 cm x 50 cm c/u

Page 67: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[132] [133]OM: Hay unas conexiones allí. En mis dibujos iniciales, por ejemplo, mi madre

era modelo. En Fundido a blanco ella también sale retratada en el fondo. La

representación cambia, las cosas se convierten en ideas, más allá de lo repre-

sentado. Podría ser que haya un desarrollo de ideas que están todas conectadas

y vienen y van constantemente.

MW: ¿En la evolución entre tus trabajos de los años setenta y lo que haces aho-

ra, se puede ver esa oscilación entre trabajar de una parte con temas públicos,

colectivos, y por otro lado con asuntos más íntimos?

OM: Esto no ha sido intencional, son momentos en que una u otra cosa me

interesa. En mis obras iniciales hay una serie que se llama Interiores, son, en-

tre otros, retratos de mi mamá. No estaba trabajando con ella como sujeto

de la obra, no buscaba hacer retratos de ella, simplemente era mi modelo en

esta etapa en la que me interesaba mostrar entornos decaídos, quería dibujar

un cuerpo desgastado por la vida, inmerso en espacios trajinados. Además,

denominarlo Interiores implicaba entender a través del dibujo lo íntimo del ser

humano, los usos que hacían de los mismos, me interesaba el lugar habitado.

Quería también capturar la atmósfera y el clima de esos espacios a través de

las diversas texturas de las paredes, de los pisos marcados por la luz, la som-

bra, los reflejos en el espejo y los accidentes que puede vivir una arquitectura,

las cosas que pasan. Eso es lo que más me interesaba, más allá de un discurso

social, a pesar de que se insertó en el contexto artístico de la época (décadas del

setenta y del ochenta) en un país como Colombia. Me preocupa mi entorno y lo

que pasa en la sociedad en la que vivo. En mis obras hay siempre una mirada

que no es neutral, es emotiva, esto se evidencia hasta en la manera en que veo

los periódicos.

Como decía antes, trabajo sobre los referentes que me llegan a través de medios

y sobre esas mediaciones. Por ejemplo, las fotos que uso en Aliento y en las

Biografías son de personas fallecidas publicadas en los obituarios en la prensa.

Las imágenes de los Tiznados también provienen de la prensa, de las páginas

rojas. Por años coleccioné esas imágenes de asesinatos fotografiados con flash.

Estas fotos me atraen de manera especial, aunque recuerdo haber visto solo una

muerte violenta sobre el pavimento cuando era niño. El nombre de los Tiznados

lo leí en una noticia que hablaba de un grupo paramilitar del norte de Colombia

que ejecutó una de las primeras matanzas atroces en esta región. Yo estaba Interiores / 1976-1981 / Lápiz carbón sobre papel / 130 cms x 100 cm c/u

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Page 68: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[135]haciendo ese trabajo de la pulverización del carbón, era el año 1991, me pare-

ció que había una relación fuerte entre la desmaterialización del dibujo y esta

violencia.

La obra Aliento la hice en la época en que estaba estudiando a Barthes, leyendo

La cámara lúcida. Estaba estudiando sobre la fotografía y el referente, cómo la

fotografía por su carácter de huella testimonial cobra tanta importancia cuando

el referente desaparece. Siempre había coleccionado fotografías, antiguas y re-

cientes, también recortadas de la prensa. A raíz de la lectura de Barthes y de mi-

rar estos retratos coleccionados, sin referente, fue cobrando un sentido especial

confrontarlos ante la imagen de un espectador reflejado ante un espejo, del que

sí está allí. No estaba pensando hacer una obra sobre desaparecidos, con la carga

y el sentido que nosotros le damos al término desaparecido. La acción tenía más

que ver con la pulsión infructuosa de reclamar al que ya no está.

En las Biografías lo que hice fue proponer un proceso de crecimiento, de plenitud

y de decaimiento. Es decir, intentar hacer una biografía de una persona a partir

de una foto, prolongar ese instante de la fotografía y convertirlo, desde la ima-

gen, en polvo sobre agua hasta una mancha que se va por el sifón.

MW: Una síntesis de la vida a través de una imagen. ¿Se podría decir que esa idea

de representación circular o cíclica está en toda tu obra?

OM: Pues aquí intenté hacer una biografía; me encontré una frase de Eugène

Disdéri que dice que más que fotografiar, deberíamos “biografiar”. Para mí, bio-

grafiar implicó abarcar una vida en esa imagen y abandonar la idea de que la

foto toma un solo momento. De alguna manera esta misma preocupación está

presente en el juego de las probabilidades, una fotografía que entrelaza porciones

de nueve fotos de identidad tomadas en un lapso de tiempo de cuarenta años.

Consiste en tratar de tejer una larga historia en un instante, o en desbaratar el

instante tejiendo una larga historia.

MW: Es una búsqueda por prolongar el instante de la foto pues, como lo resalta

Barthes, el instante congelante de la foto es muy violento y no puede realmente

contar una vida, es solo un soplo, un clic de la vida de alguien. Una imagen foto-

gráfica nunca podrá aprehender el tiempo.Biografías / 2002 / Serie de fotografias sobre papel / 50 cm x 50 cm c/u

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[136] OM: Cuando alguien está ante una foto suya no se reconoce del todo. Barthes

dice: “Yo quisiera en suma que mi imagen [...] sometida al traqueteo de mil fotos

cambiantes, a merced de las situaciones, de las edades, coincida siempre con mi

‘YO’ [profundo, como es sabido]... pero es ‘YO’ lo que no coincide nunca con mi

imagen…”.

MW: Creo que si hay algo que se ve en tu obra desde los años noventa es ese

interés por tratar de aprehender el tiempo, en unos casos descomponiendo el ins-

tante y volviéndolo algo prolongado y cíclico, como en Proyecto para un memorial,

Retrato y Biografías; pero también jugando con la diversidad de tiempos que con-

fluyen en uno solo como en tus trabajos más tardíos: A través del cristal y Fundido

a blanco. Hay un interés por concentrar pasado, presente y futuro en tus trabajos,

por hablar del tiempo.

OM: Creo que mucho de lo que abarca mi obra está en descomponer lo instantá-

neo, en el tiempo. En A Través del cristal la cámara, muy lentamente, de manera

imperceptible, cambia el foco de las dos imágenes superpuestas, es como un via-

je: el enfoque va de la imagen del retratado al reflejo en el cristal y luego regresa.

MW: Volviendo al contexto que te ha rodeado al crear, ¿cómo has visto el decai-

miento de Cali a raíz del narcotráfico que se agudizó en la década de los años

noventa? ¿Esto influyó en tu trabajo de la época?

OM: El final de los años ochenta y comienzos de los noventa son los de la llamada

guerra de los carteles, de los fuertes enfrentamientos de las mafias del narcotrá-

fico en ciudades como Cali y Medellín. De esa época es la obra Ambulatorio. Una

gran aerofotografía de Cali hecha con fines planimétricos, adherida a un vidrio de

seguridad estallado en partículas regulares que parecieran corresponder, en esca-

la, a cada edificación de la ciudad. La imagen fotográfica pierde aquí su definición,

se convierte en una gran imagen turbia, pero a la vez en una gran superficie para

ser percibida y sentida al caminarla. He hablado mucho acerca de esos fragmen-

tos de vidrio que por tiempos permanecen incrustados en un lugar donde ha pa-

sado el hecho violento.

MW: La relación de tu obra con la ciudad, su historia, sus calles, sus espacios,

sus climas es clave. Pero, teniendo en cuenta el decaimiento de la ciudad, ¿nunca

pensaste en irte de Cali?

OM: Esa es una pregunta que me hago constantemente. Pero me quedé buscan-

do la respuesta, creo que hay una relación neurótica, de amor-odio, parecida al

clima tan duro y tan agradable que se da en un mismo día en Cali. Por supuesto,

todos quisiéramos ver la ciudad mejor, pero no hay cambios, o a lo mejor son tan

lentos que no los percibimos.

Esta ciudad ha sufrido la ineptitud o la deshonestidad de sus dirigentes, o las dos

cosas a la vez, la han robado una y miles de veces. Uno se ilusiona con cambios

que nunca llegan.

MW: ¿Podríamos decir que cuando concebiste Lugar a dudas pensaste un poco

en tratar de revivir la época de los setenta en la que hubo toda esa efervescencia

colectiva tan positiva para la creación? Seguro hay una dosis de nostalgia allí…

OM: No de nostalgia, puede que en un principio hubiese algo más emotivo, sin

embargo, no fue solo esto, ahora lo vemos como una apuesta pequeña en ta-

maño desde mi punto de vista, pero apasionante en su interior. Por supuesto,

re-valorando cosas del pasado y aprendiendo de las que no funcionaron antes.

No obstante, ahora lo veo muy distinto, lo veo como una propuesta de estructura

para un espacio que puede establecer relaciones y vínculos más cercanos a las que

establecen las grandes instituciones; ensayamos otras vías de interactuar con

el público, con nuestros compañeros artistas, hacemos pequeñas negociaciones

con la ciudad, unas acciones que pueden estar dentro de lo que llamamos micro-

políticas, acciones que se proponen activar una escena local.

Para Lugar a dudas es muy importante la conexión con el público y un contac-

to más activo con los artistas. De estas fuentes surgen las preguntas que nos

planteamos todos los lunes en las reuniones. Lugar a dudas es una experiencia

en desarrollo, no parte de ninguna estrategia preestablecida, es real. Y está

funcionando en este sitio y con las circunstancias actuales, no sé cuál sea su

futuro, pero lo planificamos para que viva unos años más.

MW: Es aplicar el arte en el día a día. Es como buscar mejorar ese entorno

pesimista de la ciudad con un espacio fresco, abierto y que plantea una po-

lítica más real y menos utópica que la que marcó a Ciudad Solar en su se-

gunda etapa en la que había algunos integrantes mu y comprometidos con el

comunismo.

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Pág. 75

Page 70: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[139]Hablando de política, ¿cómo ha sido esa vuelta en tu obra más reciente a temá-

ticas histórico-políticas? En tus obras Impresiones débiles y Horizonte están las

imágenes de las guerrillas liberales del Llano, así como la famosa imagen del ca-

dáver del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, de Sady González. Esto, por supuesto,

se relaciona mucho con todo tu trabajo en la medida en que surge de imágenes

de archivo. ¿Cómo encuentras los archivos fotográficos con los que trabajas?

OM: Las imágenes del pasado las encuentro apasionantes, me interesan mu-

cho. Imágenes encontradas que hacen parte de lo que llamamos memoria

colectiva. Por ejemplo, en los años setenta, cuando tenía veinticuatro años,

compré sin saber que haría con ellas, cuatro mil fotos de un estudio de fotogra-

fía callejera, los llamados fotocineros, fotógrafos que disparaban fotografías a

diestra y siniestra a los transeúntes para ofrecérselas después; la gente vivía

esto como un acto cotidiano y normal. Las tuve guardadas por muchos años

y cambiaron varias veces de lugar, las miraba de vez en cuando y las guarda-

ba de nuevo, las usé realmente cuando repensé esa práctica fotográfica con

unas proyecciones que hice durante tres noches en el puente Ortiz, uno de los

lugares paradigmáticos de estos fotógrafos. Un tiempo después hicimos con

Mauricio Prieto unas actividades allí con el ánimo de alimentar y compartir ese

archivo, así surgió el trabajo Archivo porcontacto.

Esta tendencia a guardar imágenes de archivo tal vez ha tomado más valor como

reacción a lo digital, en donde las imágenes flotan en las pantallas. Ya no están

físicamente.

MW: Antes de entrar a Impresiones débiles, háblanos de la obra País tiempo.

OM: País tiempo es un archivo que no circula información, al menos como lo hace

un periódico, transmite sensaciones, un cierto estado de ánimo desapacible, una

desazón. Son grabados con calor en cuadernillos de periódico, que se van desapare-

ciendo a medida que llegan hasta el blanco. Son noticias que se repiten de una pági-

na a otra hasta que se vuelven marcas casi imperceptibles en el papel. Son primeras

páginas de periódicos que guardé porque de alguna manera llamaron mi atención,

por la diagramación, por las frases repetidas, porque son de hoy, pero como si ya lo

hubiésemos leído en otra época. Me producen un sabor difícil de explicar con las pa-

labras. Pienso en la frase de Wittgenstein: “Mi pesar ya no es el mismo: un recuerdo

que aún me era insoportable hace un año, hoy ya no lo es para mí”.Lugar a dudas/ 2005 / Cali

Page 71: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[140]

Paístiempo / 2007 / Periódico quemado / 33 x 56 cm. Fotografía: Cliff DosselFotografía: Thierry Bal

Page 72: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[142] Este año he trabajado en un grupo de imágenes que he llamado Impresiones dé-

biles. Las hice pensando en la mirada, son tres imágenes icónicas de la memoria

política del país. Esas imágenes tienen más o menos mi edad y pensaría que

están en todos los libros de historia. Fueron tomadas entre 1948 y 1953, y yo

nací en 1951. Por años han sido difundidas en libros y publicaciones, y a pesar de

estar tan ligadas a los eventos que presentan y a nuestro pasado, me pregunto

si podría ser posible que las veamos desgastadas o vaciadas de sentido precisa-

mente por esta causa, por el mismo motivo que les ha permitido su difusión por

tantos años; la conexión física e indisoluble con su poderoso referente. O si por

el contrario, al mirarlas ahora desde nuestro presente tengan la capacidad de

desatar aquello que mora dentro de lo que ha sido3.

MW: Esto tiene de nuevo mucho que ver con Roland Barthes, pues pareciera que

quisieras atenuar el punctum o ese punto provocador de la foto para dar cabida

a otras miradas que nos devuelve la imagen.

OM: Estoy intentando deslizar el punctum. Por ejemplo, en la obra de la serie

mencionada denominada El testigo, hay una imagen que documenta el encuen-

tro entre los líderes de las guerrillas liberales Guadalupe Salcedo y Dumar Aljure.

En un segundo plano, pero entre ellos, aparece un anciano sin pupilas mirando

hacia la cámara. He tratado de dar protagonismo a esta situación frente a la ya

conocida.

Por otro lado, la conocida imagen de Gaitán hecha por Sady González contiene

una serie de particularidades y referencias, o al menos yo las he encontrado, que

me parecen muy interesantes como la relación con las imágenes del Che muerto

y con la Lección de anatomía, una impresionante foto de Metenides donde hay

un círculo de personas alrededor de un cadáver que está allí, recién muerto, pero

todos miran a la cámara. También me recuerda La Pietà, pero con menos piedad,

más bien una cabeza sin cuerpo. ¿La de San Juan bautista sobre la bandeja?

¿Cómo se pueden ver ahora? Como una historia que se repite, eterna, como si no

tuviera final.

MW: Como esa larga fila de guerrilleros de Horizonte que pareciera no acabar

nunca. Pasado, presente, futuro son un círculo, ese ciclo de avances y retrocesos

del que hablamos antes. Impresiones débiles (serie) / Haber estado allí / 2011 / impresión con polvo de carbón sobre metacrilato / 85 cm x 73.5 cm

Page 73: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Impresiones débiles (serie) / Horizonte / 2011/ impresión con polvo de carbón sobre metacrilato. 85 cm. X 73.5 cm. c/u

Page 74: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[146] [147]OM: La historia se repite, un pie de página de una de estas imágenes dice que por

estas fotos de los hombres en las filas de entregas de armas fueron posterior-

mente identificados y asesinados.

MW: El disparo de la cámara que congela una mirada coincide con la muerte.

OM: Además, en esta serie me parece importante destacar los dos significados

de impresión. Por un lado, algo que se te queda grabado en la memoria, que te

impacta, que produce una marca, una huella, y desde el punto de vista técnico

imprimir es estampar ejerciendo una cierta presión, dejar un grabado en el papel.

Entonces planteé ese nombre para la serie porque las impresiones tienen diferen-

tes niveles de presión, pueden estar en contacto con la seda y allí imprime más o

separado de esta, es una impresión débil, sin presión. Por el lado más metafórico

ese estar o no estar fijado es el debate que tenemos con la memoria y el olvido.

El video Cíclope, de 2011, registra la acción de una mano que disuelve imágenes

en un pozuelo con agua que gira constantemente en remolino. Las imágenes, en

un flujo incesante, se disuelven ante nuestros ojos. Imágenes que difícilmente

recordaremos. Este torbellino como un gran ojo/lente con un agujero/sifón se

va oscureciendo gradualmente con la tinta hasta convertirse en una mancha

negra.

MW: Es como un efecto de anestesia frente a la imagen y al pasado.

OM: Como dice Patrick Vauday en La invención de lo visible: “El flujo [incesante de

las imágenes] obstaculiza la pausa de imagen que permitirá convertirlo en objeto

estable de la reflexión, cierra el campo de la sensibilidad a la síntesis de lo diverso

y de lo heterogéneo, anestesia finalmente el sentido del juicio”.

MW: Esta labor del artista de hoy por revisitar imágenes del pasado me parece

muy interesante. En este caso es muy bello porque tus impresiones débiles son

imágenes casi invisibles, borradas, y por ello precisamente parecen destacar esos

hechos que aparentemente están inmersos en esa nebulosa histórica que men-

cionabas.

OM: Esta obra es un intento por desplazar el punto de la mirada, un intento por ver

la foto de otra manera, por reinventarla.

MW: Sedimentaciones es un intento por reconstruir la historia con imágenes de

diversos momentos que finalmente desaparecen. ¿Podría decirse que es una ver-

sión personal del Atlas Mnemosyne, de Aby Warburg?

OM: Es una manera de no hilar una historia. Me interesó presentar una especie de

anacronías. El Atlas Mnemosyne, de Warburg, me inspiró para armar estas mesas

con cruces de imágenes de diversos momentos, y plasmar que puede haber entre

dos imágenes tan aparentemente lejanas en el tiempo. No son imágenes estáti-

cas que quedan, son relaciones cambiantes. Como la relación con las imágenes en

el día a día, hay una imagen que un día te marca, y después se borra de la mente.

MW: Las personas están siempre borrando sus recuerdos y tratando de recons-

truirlos con imágenes.

OM: Es lo que mencione al principio sobre la imagen mnemónica como una evo-

cación de vivencias. Pero en realidad, muchos recuerdos están construidos a par-

tir de imágenes que uno no ha vivido. Esto es lo que procuro en A través del cristal,

presentar vivencias, ambientes reflejados en imágenes fijas. Otro juego para la

mirada. Devolvemos una mirada a algo que ocurre en el reflejo del vidrio, en mo-

vimiento, por ser video.

MW: Creo que en tus trabajos se genera una chispa que se presenta con los cruces

entre diversas miradas y tiempos. Desde el intercambio de miradas que hay en

Aliento, en donde me reflejo en la mirada de un retrato anónimo de otro momen-

to, y que más tardíamente vemos en obras como la que vienes mencionando o

Fundido a blanco, donde hay una imagen fija que nos mira y nosotros a su vez

devolvemos una mirada hacia un reflejo de un pasado, se presentan destiempos

conjugados. Tu obra permite que el instante de la foto se despliegue y perdure. La

foto en su momento protográfico es como la memoria y evita la fijación.

1| Entrevista de Bernice Rose con Joseph Beuys. 8 de Junio, 1984. Dñsseldor

2| Fragmento de entrevista de Miguel González con Oscar Muñoz para el

catálogo, Oscar Muñoz en el Museo de Arte Moderno de Bogotá.1996

3| “La manera por la que el pasado recibe la impresión de una actualidad más reciente está

dada por la imagen en la cual se halla comprendido. Y esta penetración dialéctica, esta

capacidad de hacer presentes las correlaciones pasadas, es la prueba de verdad de la

acción presente. Eso significa que ella enciende la mecha del explosivo que mora en lo

que ha sido.”W. Benjamin, Paris capitale du xix siecle. Le livre des passages.(1927- 40)

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Page 75: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[148] [149]Horizonte

«En una sociedad donde los contendores políticos y sociales no pueden ser pensados en términos de rivalidad sino de desviación de una verdad o creencia originaria —de ortodoxia y herejía, como en las guerras de religión—, la regeneración social y política no puede lograrse sino por medio de la proscripción o el aniquilamiento de quienes, según los parámetros histórico-culturales dominantes, se encuentran en estado de transgresión. A este tipo de representaciones de la sociedad se aproximaba la Colombia de los años cincuentas. Desde el poder se urdían verdaderas estrategias de homogenización dentro de las cuales la guerra y la política no podían pensarse simplemente en términos de victoria sobre el enemigo sino de eliminación física del mismo. La diferencia se había hecho incompatible con el orden» (3)

Inventario. Atlas del retrato recordado

Polvo de carbón y agua sobre papel

En la fotografía, el valor exhibitivo comienza a reprimir en toda la línea el valor cultural. Pero este no cede sin resistencia. Ocupa una ultima trinchera que es el rostro humano. En modo alguno es casual que en los albores de la fotografía el retrato ocupe un puesto central. El valor cultural de la imagen tiene su último refugio en el culto al recuerdo de los seres queridos, lejanos o desaparecidos. En las primeras fotografías vibra por vez postrera el aura en la expresión fugaz de una cara humana. Y esto es lo que constituye su belleza melancólica e incomparable.

Walter Benjamin

Page 76: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[150] [151]

Archivo porcontacto

El nombre fotocineros parece derivar de la acción de hacer varias instantáneas para registrar un movimiento; facilitado también por el uso de nuevas, pequeñas y livianas cámaras, familiares de las Leica. El resultado podría relacionarse al movimiento cinematográfico y recuerdan las famosas secuencias de Muybridge y de Marey.

«Por medio del studium me intereso por muchas fotografías, ya sea porque las recibo como testimonios políticos, ya sea porque las saboreo como cuadros históricos buenos: pues es culturalmente (esta connotación está incluida en el studium) como participo de los rostros, de los aspectos, de los gestos, de los decorados, de las acciones».

Roland Barthes. Camera Lucida Ttrans. Richard Howard (New York: Farrar, Straus and Giroux, 1981), p. 26

«El espacio no es un objeto científico separado de la ideología o de la política; siempre ha sido político y estratégico. Si el espacio tiene apariencia de neutralidad e indiferencia frente a sus contenidos, y por eso parece ser puramente formal y el epítome de abstracción racional, es precisamente porque ya ha sido ocupado y usado, y ya ha sido el foco de procesos pasados cuyas huellas no son siempre evidentes en el paisaje. El espacio ha sido formado y modelado por elementos históricos y naturales; pero esto ha sido un proceso político. El espacio es político e ideológico. Es un producto literariamente lleno de ideologías».

Henri Lefebvre, Reflections on the Politics of Space. Trans. M. Enders in Antípode 8. (Oxford: Blackwell Publishers,1976), p. 31

«Puesto que es necesario para el flechazo el signo mismo de su instantaneidad ( que me vuelve irresponsable, sometido a la fatalidad, arrebatado, raptado): y, de todas las combinaciones de objetos, es el cuadro el que parece verse mejor por la primera vez. Lacan».

Le Séminaire, (Paris: Seuil, 1998).

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Bocetos

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[164] [165]El juego de las probabilidades

«Es necesario que el fotógrafo haga algo mas que fotografiar: es necesario que biografíe».

Adolphe- Eugene Disderi.

«El procedimiento mismo inducía a los modelos a vivir no fuera, sino dentro del instante; mientras posaban largamente crecían, por así decirlo, dentro de la imagen misma y se ponían por tanto en decisivo contraste con los fenómenos de una instantánea...»

Walter Benjamin, Discursos interrumpidos I. Pequeña historia de la fotografía. Pág. 69

«Yo quisiera en suma que mi imagen, móvil, sometida al traqueteo de mil fotos cambiantes, a merced de las situaciones, de las edades, coincida siempre con mi “yo” (profundo, como es sabido); pero es lo contrario lo que se ha de decir: es “yo” lo que no coincide nunca con mi imagen; pues es la imagen la que es pesada, inmóvil, obstinada (es la causa por la que la sociedad se apoya en ella), y soy “yo” quien soy ligero dividido y disperso...»

Roland Barthes. La camara lucida

Page 84: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[166] [167]Cíclope

La fijación afectiva debe desarrollarse ahora sobre las imágenes mediante un juego trágico que opone la existencia real a la existencia imaginaria y que lleva a la conciencia del carácter definitivamente perturbado de la atadura afectiva. El trabajo del duelo es exactamente una gimnasia de la imaginación que laboriosamente, intenta aprender la realidad acostumbrándose poco a poco a la irrealidad de sus imágenes.

El flujo (incesante de las imágenes) obstaculiza la pausa de imagen que permitirá convertirlo en objeto estable de la reflexión, cierra el campo de la sensibilidad a la síntesis de lo diverso y de lo heterogéneo, anestesia finalmente el sentido del juicio.

Vauday, Patrick. La invención de lo visible

Proyecto para un memorial

«En aquellas sociedades en que los profesionales de la muerte y del consuelo han perdido sus poderes, cuando la desaparición de uno de sus miembros ya no moviliza al cuerpo social entero en un duelo colectivo y organizado en comportamientos inmediatamente perceptibles de solidaridad. Las conductas más individualizadas pasan al primer plano. No diré, desde luego, que una fotografía basta para el “desprendimiento de la libido”. Pero desempeña su papel al permitir al deudo” vivir de ahora en adelante en el recuerdo”, la unica manera de racionalizar la muerte, es decir, de seguir viviendo».

Piere Bourdieu. Un arte Medio. Pág.362/364.Editorial Gustavo Gili

Page 85: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Línea de tiempoObras seleccionadas 1971-2011

El juego de las probabilidades / 2007 / 15 fotografías / 47 cm x 40 cm c/u

Page 86: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Dibujos morbososDibujo, grafito sobre papel1971

Inquilinatos (serie) Lápiz carbón sobre papel 1976-78Colección Privada

Inquilinatos (serie)Lápiz carbón sobre papel 1976-78Colección Club Colombia

Interiores (serie)Mujer en ventana1976-1981Lápiz carbón sobre papel Colección Museo La Tertulia

Interiores (serie)1976-1981Lápiz carbón sobre papel Colección Privada

Interiores (serie)1976-1981Lápiz carbón sobre papel Colección Privada

Interiores (serie)1976-1981Lápiz carbón sobre papel

Interiores (serie)Lápiz carbón sobre papel 1981l

Cortinas de baño1985-1986Acrílico sobre plástico 190 cm x 140 cmColección Banco de la República

Levantamiento (serie)1987

Frottage, dibujo grafito sobre papel

Superficies al carbón (serie)1990-1993

Carbon, yeso y papel sobre madera Dimensiones variables.

Tiznados1990-1991

Carbon, yeso y papel sobre madera 71 cm x 45 cm c/u

Colección Museo Nacional

Punto de fuga1992

Dibujo

Atlántida1993

Polvo sobre agua, cubetas de acrílico

Narcisos secos (serie)1994

Polvo de carbón sobre papel y vidrio35 cm x 35 cm x 7 cm c/u

Colección Museo de Bellas Artes de Houston

Narcisos (en proceso) 1995-2011

Polvo de carbón, papel sobre agua y plexiglas50 cm x 50 cm x 10 cm. c/u

Ambulatorio1994-2008Instalación

Fotografía encapsulada en vidrio de seguridad templado y estallado

36 modulos de 100 cm x 100 cm c/u

Aliento1995

9-12 discos de acero impresion en serigrafía20 cm de diámetro c/u

detalle obra detalle obradetalle obra

Page 87: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Simulacros 1999 contenedores de plexiglas, agua, carbon en polvo, tanque de agua, lamparas halogenas 100 cm x 100 cm x 15 cm c/uColección Banco de la República

Pixeles (serie)1999-2000 Tintura de café sobre cubos de azúcar 35 cm x 35 cm x 3 cm c/u

Eclipse2000-2002Espejos cóncavos instalados en la pared20 cm de diámetro c/u

Lacrimarios2000-2001Contenedores de vidrio, agua, polvo de carbón, lámparas halógenas20 x 20 cm c/u

Narciso2001Video monocanal 3 min / 4:3.SonidoColección Banco de la República

La mirada del cíclope 2002-2009 HD video monocanal2:19 min. Sin sonido

Biografias2002 3 proyecciones, video-instalación 128 cm x 128 cm aprox. c/u Sonido

3-3a2002Lupa, 4 contactos fotográficos instalados en pared4x11x5 cms

Palimpsesto2003 Espejo de plata, vidrio grabado 34,5 cm x 15,5 cm

Re/trato2004

Video proyección monocanal 28 min sin sonido.

Proyecto para un memorial2005

Video-instalación / 5 videos sincronizados 7:30 min. c/u / Sin sonido

El puente2004

Proyección desde el puente Ortiz sobre la superficie del río Cali

Intervalos (mientras respiro)2004

Papel quemado 60 cm x 50 cm c/u

Linea de destino2006

Video monocanal 2 min / Sin sonido / 4:3

El juego de las probabilidades2007

15 fotografías 47 cm x 40 cm c/u

Hombre de arena2006-2009

HD monocanal, video / sonido Video-animación de dibujos sobre la arena

3:40 min.

Paistiempo2007-2011

Pirograbados sobre papel periódico10 páginas c/u

56,33 x 33,5 c/u

Archivo por contacto2008

Impresión digital de fotografías de archivo

Fotografía:ThierryBal / INIVA

Fotografía:Thierry Bal / INIVAFotografía: Cliff Dossel / SECCA

Page 88: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

Maria2009Libro de artista (flip book)

Ante la imagen2009Edición de 50 - Grabado sobre espejo10,8 x 15,24 cms c/u

Fundido a blanco( dos retratos)2009Video HD 7min. 40seg.Sonido. Monocanal

A través del cristal2010Video en pantalla LCD en marcos domésticos60 min.sonido

Ciclope2011Video 12 min. Loop. Sonido. Monocanal.

Libro abierto / tipografia que desaparece2011Toner sobre libro

El testigo 2011impresión con polvo de carbón sobre metacrilato85 cm x 73.5

Horizonte2011impresión con polvo de carbón sobre metacrilato. 85 cm. X 73.5 cm. c/u

Haber estado allì2011impresión con polvo de carbón sobre metacrilato. 85 cm. X 73.5 cm.

Horizonte2011video HD/instalación6:7 min. Loop. Sonido

Sedimentaciones2011Videoinstalación

Fotografía: Rebecca Mott

Page 89: Catálogo Oscar MUÑOZ Protografías

[176] [177]Oscar MuñozPopayán, Colombia, 1951.Vive y trabaja en Cali – Colombia.Exposiciones individuales1971Dibujos Morbosos- Ciudad Solar. Cali, Colombia

1978

Centro Alianza Colombo Francesa. Cali, Colombia.

1981Carbones. Galería Garcés Velásquez, Bogotá, Colombia.Oscar Muñoz. Galería 7. Lima, Perú.1982Oscar Muñoz. Centro de Arte Actual. Pereira, Colombia.1983Oscar Muñoz. Cámara de Comercio. Cali, Colombia.1985Oscar Muñoz. Museo de Arte Moderno la Tertulia. Cali, Colombia.1986Oscar Muñoz. Galería Quintero. Barranquilla, Colombia.Arco’86. Galería Quintero, Madrid, España.Oscar Muñoz. Galería Arte Autopista. Medellín, Colombia.Oscar Muñoz. Galería Garcés Velásquez. Bogotá, Colombia.1987Oscar Muñoz. Fundación Banco del Estado. Popayán, Colombia.Oscar Muñoz. 15 años. Cámara de Comercio, Cali, Colombia.Segundo Festival de Arte 1987. Cali, Colombia.Oscar Muñoz. Galería Época. Santiago de Chile, Chile.Oscar Muñoz. Centro de la Municipalidad de Miraflores, Lima, Perú.1990 Superficies al Carbón. Sala Suramericana de Seguros, Medellín, Colombia.Superficies al Carbón. Museo de Arte Moderno La Tertulia. Cali, Colombia.1991 Superficies al Carbón. Galería Garcés Velásquez, Bogotá, Colombia.1993Estudios y Proyectos. Galería de Bellas Artes, Cali, Colombia. 1994 Narcisos. Ledisflam Gallery, New York, USA.1995 Narcisos. Galería Garcés Velásquez, Bogotá, Colombia. Narcisos. Museo de Arte Moderno La Tertulia, Cali, Colombia.Oscar Muñoz. Museo de Arte Moderno, Bogotá, Colombia.1997 Oscar Muñoz. Galería Metropolitana de Barcelona, Barcelona, España.Oscar Muñoz. Museo de Arte de Pereira, Pereira, Colombia.1999 Oscar Muñoz. Throckmorton Fine Art, Nueva York, EEUU2002 Trans-figuraciones. Galeria Iturralde, Los Angeles California, EEUU.Oscar Muñoz. Los fines del proceso. Galeria Sicardi Houston, Texas, EEUU Eclipse. Galeria Santa Fé, Planetario Distrital, Bogotá, Colombia.Oscar Muñoz. Narcisos, Aliento. Centro MEC. Ministerio de Educación y Cultura, Montevideo, Uruguay.2003 Eclipse. Sala Comfandi, Cali, Colombia.Oscar Muñoz. TEORéTICA, San José. Costa Rica.Oscar Muñoz. Re/trato. Alianza Colombo Francesa, Bogotá Colombia.2004Oscar Muñoz, Tres video proyecciones. Galería Alcuadrado, NA (B) Room. Madrid, España. Ambulatorio-Re/trato. FotoFest. Galeria Sicardi. Houston,Texas. EEUU.El Puente. Dos video-proyecciones, Galería Alcuadrado y Cámara de Comercio de Cali,

Puente Ortiz, Cali, Colombia.2005Proyecto para un memorial. Galería Santa Fe, Planetario Distrital, Bogotá Colombia.Proyecto para un memorial. Galería Iturralde, Los Angeles, CA .EEUU. Proyecto para un memorial. Feria de video arte, LOOP Barcelona, España.2006Oscar Muñoz, disolvencias y fantasmagorías. Museo Municipal de Guayaquil, Ecuador.Oscar Muñoz, Pori Art Museum, Pori, Finland.Biografías. Claustro del Convento de Santa Clara, Cartagena, Colombia. 2008Oscar Muñoz. Imprints for a Fleeting Memorial. Prefix Institute of Contemporary Art. Toronto, Canadá.Oscar Munoz: Mirror Image - Institute of International Visual Arts - INIVA, Londres, Inglaterra.Documentos de la amnesia - Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo MEIAC, Badajoz, España. Inmemorial. Korea Foundation. Seúl, Korea.2009.Oscar Munoz: Mirror Image. Perth Institute of Contemporary Arts - PICA, Perth, WA. EEUUThe Disappeared. University of Wyoming Art Museum, Laramie, WY. EEUU Oscar Muñoz. Biografías . Art Gallery the South New Wales, Sydney, Australia. Oscar Muñoz. Bildmuseet. Umea, Suecia.Oscar Muñoz. Imprints For a Fleeting Memorial. La Galerie de l’UQAM. Montréal (Québec) Canadá.Oscar Munoz. O.K Centrum für Gegenwartskunst, Linz.2010Oscar Muñoz Videoworks 2005-2008 Stiftelsen 3,14 Bergen, Noruega.Oscar Munoz: Volverse aire. PhotoEspana 2010 / PHE10. Circulo de Bellas Artes, Sala Goya. Madrid, Espana.Anarchives. Mor. Charpentier Galerie. París, Francia.2011 Oscar Muñoz. Biografías. Cornerhouse. Manchester, Reino Unido.Oscar Muñoz. Imprints For a Fleeting Memorial. SECCA. Winston-Salem, Carolina del Norte, EEUU.Oscar Muñoz. Impresiones débiles. La Fabrica. Madrid, España.Oscar Muñoz. Protofotografías. Biblioteca Luis Angel Arango. Bogotá, Colombia.Selección de exposiciones colectivas1980Realism in Latinoamerican Painting, the 70’s. Center for interamerican Relations, Nueva York, EEUU. Museo de Arte Moderno de Monterrey. Monterrey, México.Serie “Noire”. Galería Fred Lanzenberg, Bruselas, Bélgica.1981Franco, Muñoz y Astudillo. Museo de Arte Moderno de Panamá. IV Bienal Americana de Artes Gráficas. Cali, Colombia.Dibujantes Latinoamericanos. Galería Forma, Miami, EEUU.1982Fiac 82. Grand Palais, Galería Albert Loeb, París, Francia.VI Norwegian International Print Biennale. Fredrikstad, Noruega.1983Realistas Colombianos. Museo La Tertulia, Cali, Colombia.Cinco Artistas Colombianos. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.Galería Epoca. Santiago de Chile, Chile.Colección Galería Albert Loeb. Galería Albert Loeb. París, Francia.Art de l’Atelier, Art de la Rue. Ecole Nationale (Superieure) des Beaux Arts, París, Francia.1984Primera Bienal de La Habana. La Habana, Cuba.Colombianos al Museo Latinoamericano de Nicaragua. Museo de Arte Moderno, Bogotá, Colombia.Cinco Artistas Colombianos. Jornadas Culturales de Colombia, Centroamérica, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá.Cinco Dibujantes Colombianos. Galería Garcés Velásquez, Bogotá, Colombia.El Dibujo Actual en Colombia. Centro Colombo Americano, Bogotá, Colombia.VII Norwegian Print Biennale. Fredrikstad, Noruega.I Salón Occidente-Salón XX. Bogotá, Colombia.1985

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[178] [179]Salón de Artistas Vallecaucanos “Eugenio Barney Cabrera”. Cali, Colombia.Cien Años de Arte Colombiano. Museo de Arte Moderno, Bogotá, Colombia. 1986 XXX Salón de Artistas Nacionales. Bogotá, Colombia.Dibujar en Cinco Tiempos. Galería Siete-Siete, Caracas, Venezuela.Cien Obras de la Colección del Museo de Arte Moderno La Tertulia. Cali, Colombia.Artistas de la Colección del Museo La Tertulia. Cámara de Comercio, Cali, Colombia.V Bienal Americana de Artes Gráficas. Museo La Tertulia, Cali, Colombia.Primera Bienal del Papel. Buenos Aires, Argentina.Primera Bienal Internacional de Pintura. Cuenca, Ecuador.1987 Arte Colombiano. Mito, Sueño y Realidad, Inter–American Development Bank, Washington, DC. EEUU.Dibujantes Colombianos Modernos. Museo de Arte Universidad Nacional, Bogotá, Colombia.XXXI Salón de Artistas Nacionales. Medellín, Bogotá, ColombiaXIX Bienal de Sao Paulo. Sao Paulo, Brasil. 1988 Primera Bienal de Arte. Museo de Arte Moderno, Bogotá, Colombia.Sobre Papel. Galería Ventana, Cali, Colombia.1990Sculpture of Americas into the Nineties. Museo de Arte Contemporáneo de América Latina, Washington D.C. EEUU.1991 América la Novia del Sol. Real Museo de Bellas Artes de Amberes, Amberes, Bélgica. Colombia Arte 80. Galería Jenny Vilá, Cali, Colombia.1992 ABC. Sidney Mishkin Gallery, Baruch, Collage, Nueva York, EEUU. Pulsiones. Museo de Arte Moderno La Tertulia, Cali, Colombia. 1994 Kwangju International Biennale. Kwuangju, Corea del Sur.1996 Biographies- Biografias. Foto Fest 96, Houston, Texas, USA.Urban Landscape. Misión Permanente de Colombia ante las Naciones, Nueva York, EEUU. Relaciones. Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de San José, San José, Costa Rica.V Bienal de Arte de Bogotá. Museo de Arte Moderno de Bogotá, Bogotá, Colombia.1997Festival Internacional de Arte. Lima, Perú. 6ª Bienal de la Habana. Castillo de los Tres Reyes del Morro, La Habana, Cuba.Re-aligning vision. Alternative Currents in South America, Museo del Barrio, Nueva York, USA.Imaginación y Fantasía. Museo de Arte Moderno La Tertulia, Cali, Colombia. Una Nueva Bienal. Festival Internacional Ciudad de Medellín, Medellín, Colombia.South America Los Angeles International Invitational, Christopher Grimes Gallery, Los Angeles, EEUU. 1998 Re-aligning vision. Alternative Currents in South America, Huntington Art Gallery,Austin, Texas, EEUU.La Generación Intermedia. Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, Colombia.Re-aligning vision. Alternative Currents in South America, Museo de Bellas Artes de Caracas, Caracas, Venezuela. Amnesia. New Art from South America, Christopher Grimes Gallery-Track 16 Gallery,Los Angeles, USA.Re-aligning vision. Alternative Currents in South America, MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Monterrey, México.Art Cologne. Galería Metropolitana de Barcelona, Colonia, Alemania.1999 Amnesia. New Art from South America, The Contemporary Art Center, Cincinati, Ohio, USA.Re-aligning vision. Alternative Currents in South America, Miami Art Museum, Florida, USA.Amnesia. New Art from South America, Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, Colombia.Arte y Violencia. Museo de Arte Moderno, Bogotá, Colombia.Amnesia. New Art from South America, The Contemporary Art Museum of South Florida, Tampa, EEUU.Personal Permanent Records. Contemporary Latin American Photography, Center for

Photography at Woodstock, New York, EEUU.Amnesia. New Art from South America, The Bronx Museum of the Arts, New York, EEUU.Art Cologne. Galería Metropolitana de Barcelona, Colonia, Alemania.Fin de Milenio. Museo de Bellas Artes de Caracas, Caracas, Venezuela.2000Bordes Inasibles. 47 Salón Internacional de Fotografía, Centro Cultural Cajastur, Palacio Revillagigedo, Gijón, España.Art Chicago. Jean Albano Gallery, Chicago, EEUU.Bordes Inasibles. Instituto de América, Centro Damián Bayón de Santa Fé, Granada, España.El Dibujo. Sala Suramericana, Medellín, Colombia.Photo Based Artwork. Jean Albano Gallery, Chicago, EEUU.Personal Permanent Records. Contemporary Latin American Photography, Blue Star Space, San Antonio Texas, EEUU. 2001Voices from Our Comunities: Perspectives on a decade of collecting at El Museo del Barrio, Museo del Barrio, New York, EEUU.Personal Permanent Records.Contemporary Latin American Photography, Museum of the Americas, Washington D.C. EEUU.Triangle des arts. Arte contemporáneo en las plazas de Gràcia, Barcelona, España. 2002Miami currents: Linking Collection and Community. Miami Art Museum, Miami, FL. USA. VIII Bienal de Arte de Bogotá. Museo de Arte Moderno de Bogotá, Bogotá, Colombia.Miami/Basel. Convention Center, Miami, FL. EEUU.Entrelineas. La Casa Encendida, Madrid, España.Face Value. Contemporary video works from Colombia. LA freewaves. Museum of Contemporary Art. Los Angeles, CA. EEUU.Focus on the figure. Selección de la colección permanente y nuevas adquisiciones, Miami Art Museum, FL. EEUU.Invisible Cities. Center for Photography at Woodstock, New York, EEUU.Everyman: A Search for the Male Form. Sf camerawork, San Francisco California, EEUU.Photographic memory & other shots in the dark. Galería de la Raza, San Francisco California, EEUU.Time/frame. Jack S. Blanton Museum of Art, Austin, Texas, EEUU.Oxygen. White Box New York, New York, EEUU.2003 Face Value. The Americas Society, New York, EEUU. Colombia 2003. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.S(HOW). Institute of Contemporary Art, Universidad of Pennsylvania, Pennsylvania, EEUU. Stretch. The Power Plant, Toronto. Canadá.Slowness. Dorsky Gallery. Curatorial Programs- Nueva York. EEUU.Mapas Abiertos. Palacio de la Virreina. Barcelona. España.Mapas Abiertos. Telefónica, Madrid. España.Muñoz, Rojas, Herrán. Tres Artistas Alcuadrado. Galería Alcuadrado. Bogotá, Colombia.2004 VIII Bienal de Cuenca, 2004. Cuenca, Ecuador. Participación fuera de concurso.O.K., America! Apex Art, Nueva York. EEUU.¿Pintura?¡Pintura!, Galería Marlborough. Madrid, España.Slowness.The Govett-Brewster Art Gallery, New Zealand.Arte y Moneda. Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, Colombia.39 Salón Nacional de Artistas. Bogotá, Colombia.Trienal Poligráfica de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico.Retratos: 2000 years of Latin American portraiture. Museo del Barrio, Nueva York, EEUU. San Diego Museum of Art. San Diego.Bass Museum of Art, Miami Beach.Smithsonian, National portrait Gallery, Washington.San Antonio Museum of Art, San Antonio.The Daros-Latinamerica Tapes. Huis Marseille stichting voor fotografie, Amsterdam. 2005Cantos, Cuentos Colombianos, Daros-Latinamerica, Zurich, Suiza.The Disappeared, North Dakota Museum of Art. Grand Forks ND, EEUU.Imagen + Realidad, Galería Alcuadrado, Bogotá, Colombia.Nuevas adquisiciones, Fundación La Caixa, Barcelona, España.51 Venice Biennale, Instituto Italo-latinoamericano Pavillion, Iila. Venice, Italy.Prague Biennale for Contemporary Art. National Gallery. Praga, República Checa. “The Hours” Irish Museum of Modern Art (IMMA) Dublin. Selected works from the Daros Latinamerica collection.Indelible Images. (trafficking between Life and Death). The Fine Arts Museum of Houston, Houston Texas, EEUU.

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[180] [181]Art Video Lounge, Art Basel Miami Beach. Florida, USA.Points of View, Photography en El Museo del Barrio, Nueva York, NY-USA. Open Maps-Latin American Photography 1991-2002. Amos Anderson Art Museum, Helsinki. 2006En las fronteras / In borderlines. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, Badajoz.Biennale Cuvée - Weltauswahl der Gegenwartskunst. O.K Centrum für Gegenwartskunst, Linz. Austria.Certain Encounters, Selected works from the Daros Latinamerica Collection. Morris and Hellen Belkin Art Gallery. Vancouver, British Columbia , Canadá.Analog Animation. The Drawing Center. Nueva York. EEUU. Analog Animation. Lugar a dudas, Cali, Colombia.Erasure, Dorsky Gallery-Curatorial Programs- Nueva York. EEUU.Vestiges. CUArt Museum. Boulder Colorado University, EEUU.I Bienal del Aire. Museo de Arte Contemporáneo. Caracas, Venezuela.Fata Morgana. Haifa Museum of Art. Haifa, Israel.Estrecho Dudoso. Museo de arte Contemporáneo. San José, Costa Rica. 2007Imagen e identidad. Una selección de la colección de la Fundación la Caixa Antiguo Instituto Jovellanos, Asturias, España.Turbulence: The Auckland Trienal Auckland. Auckland Art Gallery Toi o Tamaki.Auckland. New Zeland. Phantasmagoria, espectros de ausencia. Biblioteca Luis angel Arango. Bogotá, Colombia.In someone else’s skin, Center for Curatorial Studies, Bard College, New york.USA.Imagen e Identidad. Colección La Caixa. Gijón, España.Lo que las imágenes quieren. Video desde Hispanoamérica. Fundación ICO, Madrid España.“Heterotopias”. I Bienal de Thessaloniki. State Museum of Contemporary Art in Thessaloniki, Grecia. “Puntos de Vista. Zeitgenössische Kunst aus Lateinamerika. Daros-Latinamerica Collection”, Museum Bochum, Bochum, Alemania.Promise and Loss. Speed Art Museum, Louisville, KY. EEUU. Pensar con los sentidos– sentir con la mente. 52nd International Art Exhibition Venice Biennale. Arsenale.Venecia, Italia. “The Hours” Visual Arts of Contemporary Latin America”, Museum of Contemporary Art, Sydney, Australia. The Disappeared, Site Santa Fe. Santa Fe New México, EEUU.Political-poetical. 14th Tallinn Print Triennial, Tallinn, Estonia.Project for a memorial. Chicago Art Institute. Chicago, Ill. EEUU.Fotográfica Bogotá 2007, Santafé de Bogota. Colombia. Displaced. Arte Contemporáneo de Colombia. Glynn Vivian Art Gallery.Swansea,Reino Unido. ‘Once more, with feeling’ Impressions gallery. Bradford, Reino Unido.Projections Le 10 Neuf – Centre Régional d’Art Contemporain, Montbéliard.Les Rencontres Internationales Paris/Berlin/Madrid. Galerie nationale du Jeu de Paume, Paris, France. Tiempo al Tiempo. MARCO Museo de Arte Contemporánea de Vigo, Vigo. Spain. Contratextos. ECCO, Brasilia, Brasil. Museo de Bellas artes de Rio de Janeiro, Brasil. Instituto Cultural Cabañas (Hospicio), Guadalajara, México. Museo Blanes, Montevideo, Uruguay. Centro Cultural Sao Paulo, Brasil. Centro de la imagen, México D.F., México. Festival de la luz, Imago, Buenos Aires, Argentina. Museo de arte contemporáneo, Santiago de Chile.2008Art is for the spirit: Works from the UBS Art Collection. Mori Art Museum.Tokio, Japon.Resonant Visions. Contemporary video from Latin America. Sebastián díaz-Morales, Oscar Muñoz, Jennifer Allora & Guillermo Calzadilla. National Gallery of Victoria, Melbourne, Australia.Desenhos extranhos. Coleccion Madeira, Porta 33. Portugal. Impermanent Markings. Pratt Manhattan Gallery .Nueva York. EEUU‘Once more, with feeling’ Recent Photography from Colombia. The photographers Gallery. Londres Reino Unido.Los desaparecidos, MAMBO. Bogota, Colombia.No es neutral. Colección daros latinamerica. Tabacalera. San Sebastián, España.Moving Horizons: The UBS Art Collection 1960s to the present day. National Art Museum of China, Beijing. Sin Remedio. Galeria Alcuadrado, Bogotá, Colombia.El reino de Coloso. El lugar del asedio en la época de la imagen. Museo Universitario Arte Contemporáneo – MUAC México, D.F2009Aletheia – Positions in Contemporary Photographies. Helsinki. Photography Festival 2009Desenhos: A a Z - Colecção Madeira Corporate Service – Museu da Cidade, Lisboa, Portugal.

Traces of Time. Herzlylla Museum of Contemporary Art. Herzlylla . Israel. For You- Video works of the Daros-Latinamerica collection. Daros Exhibitions, Zürich, SuizaLes Espaces de l’image / The Spaces of the Image. Maison de la culture Frontenac, Le Mois de la Photo à Montréal, Canada.North Looks South: Building the Latin American Art Collection. MFAH. Museum of Fine Arts Houston. EEUU.Suddenly this summer. Sikkema Jenkins & Co. Nueva York. EEUU. Shifting Constructs: CIFO 2009 Grants & Commissions Program Exhibition. CIFO. Cisneros Fontanals Foundation. Miami, EEUU.Crónicas de la ausencia- Óscar Muñoz y Rosângela Rennó Museo Tamayo. Mexico DF, Mexico.Silent. Hiroshima MOCA. Hiroshima City Museum of Contemporary Art.2010The Graphic Unconscious. Philagrafika 2010. Philadelphia Museum of Art. EEUUAl calor del pensamiento. Colección Daros Latinamerica, Fundación Banco Santander, Madrid, España.Changing the Focus: The Art of Latin American Photography (1990-2005). Molaa, Museum of Latin American Art, Long Beach, CA. EEUU Smoke + Mirrors / Shadows + Fog. Hunter College Nueva York, EEUU.Drawing Time. Musee des Beaux Arts de Nancy. Ville de Nancy, Francia.Eighth Biennial The Dissolve. Site Santa Fe, Santa Fe, Nuevo México. EEUU. Modelos para armar. Pensar Latinoamerca desde la colección MUSAC. Museo de Arte Contemporaneo de Castilla y Leon MUSAC. Castilla y León, España. Yesterday will be Better. Aargauer Kunsthaus, Suiza.Desire and Vice: The Seven Deadly Sins from Dürer to Nauman. Kunstmuseum Bern, Berna, Suiza.Octava Bienal The Dissolve. Site Santa Fe, Santa Fe, Nuevo México. EEUU. Historias en movimiento: Video. Cine. Animación. Sonido. Museo Provincial de Bellas Artes de Santiago del Estero, Argentina. Nueva Tripulación para el “Pequod”. Colección de arte contemporáneo Fundación la Caixa. TEA Tenerife Espacio de las ArtesAFUERA! Arte en Espacios Públicos. Muestra Internacional de Arte ContemporáneoCórdoba, Argentina. Invisible Shadows, Images of Uncertainty. Martha Herford. Alemania.-La Mirada. Fotografien und Videos aus der Daros Latinamerica Collection Museum der Moderne - Rupertinum, Salzburgo, Austria2011For love not money. 15th Tallinn Print Triennial. Tallinn, Estonia.Aschemünder. Sammlung Goetz at Haus der Kunst. Munich, Alemania. Blink! Light, Sound & the Moving Image - Denver Art Museum, Denver, EEUU.Drawing Room. Video animati dalla scena artistica internazionale. EX3 Centro per l’Arte Contemporanea Firenze. ItaliaHistorias fugaces, LABoral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón. España.The Edge of Reason, KINOKINO Centre for Art and Film, Sandnes, Noruega.What’s Next . Exhibition about the Afterlife. Nederlands Uitvaart Museum Tot Zover (Dutch Funeral Museum So Far) Amsterdam. Holanda.

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[182] [183]

Percibir superficies es importante para la posibilidad de supervivencia de todos los animales; es solamente determinando las relaciones mutuas de las superficies que estos se pueden orientar en el mundo de la experiencia. No obstante, sólo el hombre ve las marcas adicionadas a la superficie, segun lo afirma el psicólogo norteamericano James Gibson (1980). Estas marcas pueden ser de distintos tipos, por ejemplo, manchas de color, líneas o sombras proyectadas; y pueden producirse de distintas maneras: (se puede llamar un método quirográfico) con los dedos, con un lápiz, con un pincel, con algun instrumento para grabar, un compás, o con un instrumento algo más complicado como la prensa, el aparato fotográfico o el proyector.

(tecnográfico (Véase Gubern 1987b) o mecanográfico Dice Goran Sonesson)

Arreglo y exploración

La manera más simple de efectuar una reparación es desarmar, encontrar lo que falla, arreglarlo y luego devolverle al objeto su estado anterior. A esto se le podría llamar reparación estática; es lo que da, por ejemplo, cuando se repara el fucisble quemado de la tostadora. Una reparación dinámca cambiará la forma o la función del objeto, que es lo que ocurre si se sustituyera un filamento roto de la tostadora por otro de mayor potencia, de modo que pueda tostar el pan tanto en rebanadas como en bollos. En un nivel técnico más complejo, la reparación dinámica puede implicar un salto de dominio, como cuando una fórmula matemática corrige errores. O puede requerir nuevas herramientas; en algun momento del xvi alguien descubrió que los clavos dañados se extraerían mejor con una doble boca curva en un martillo que con una cuña de borde plano.

Richard Sennet

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[184] [185]

De buenas a primeras les he hablado de mi ordenador, del pequeño Macintosh portátil en que comencé a escribir. Ya que él no ha sido tan sólo el primer soporte que soportara todas estas palabras. Un buen día, en California, hace algunas semanas, me hice una pregunta entre tantas otras sin poder darle respuesta, leyendo a Freud por un lado, a Yerushalmi por otro, mientras tecleaba en mi ordenador. Me preguntaba cuál sería el momento propio del archivo, si es que hay uno, el instante de la archivación stricto sensu que, vuelvo a ello, no es la memoria llamada viva o espontánea (mnémé o anámnesis), sino una cierta experiencia hipomnémica y protética del soporte técnico. No era el instante en el que habiendo escrito esto

o aquello sobre la pantalla, quedando las letras como suspendidas y flotando aun en la superficie de un elemento líquido, presionaba cierta tecla para registrar, para “salvar” (save) un texto indemne, de modo duro y duradero, para poner unas marcas al abrigo de la borradura, con el fin de asegurar así salvación e indemnidad, de almacenar, de acumular y, lo que es a la misma vez la misma cosa y otra distinta, de tornar así la frase disponible para la impresión y la reimpresión, para la reproducción? Cambia algo el hecho de que Freud no haya conocido el ordenador? Dónde situar el momento de la supresión o de la represión en estos nuevos modelos de registro e impresión?

Una impresión freudiana de Jacques Derrida. Fragmento de Mal de archivo. Preámbulo

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«...Sabía que en la cabina vecina a la suya la mujercilla del cabello arenoso trabajaba en descubrir y borrar en los numeros atrasados en la Prensa los nombres de las personas vaporizadas, las cuales se consideraba que nunca habían existido. Ella estaba especialmente capacitada para este trabajo, ya que su propio marido había sido vaporizado dos años antes».

George Orwell. 1984 (pág.42)

La verdadera imagen del pasado pasa subitamente. Sólo en la imagen, que relampaguea de una vez para siempre en el instante de su cognoscibilidad, se deja fijar el pasado.

Walter Benjamin. Ensayos escogidos

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