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 Ciudad, ima ginarios urbanos y transport e públic o: una mirada al desarrollismo desde la fotografía, 1938 – 1973. ransporte públi co y fotograf ía. !nter "enci #n estatal y e$per iencia urbana en %antiago, 1938&1973. “La movilización mecánica ha creado en la gente que usa de ella una especie de histerismo, de irritabilidad casi canina. Este histerismo y esta irritabilidad son, pues, un fruto del progreso. ¡uánto hemos progresado!, dice la gente. "#, hemos progresado mucho, pero sólo en el sentido mecánico. En otros sentidos hemos retrogradado.$ %anuel &o'as, “%ovili zación$, Las Últimas (oticias, )*++*-*. slcastil/uc.cl, vc0ila/uc.cl, mumardon/uc.cl 'esumen El art#culo indaga sobre el transporte p1blico santiaguino y sus cambios a trav2s de la fotograf#a como elemento est2tico de referencia al proceso de renovación pol#tica, económica y social de3nido como desarrollismo, proyecto car act eri zad o por la int erve nci ón estata l en ámb ito s como los serv icios e infraestruc tur a, en un conte4to de e4 pansn urbana. En el caso de la movilización colectiva, la acción estatal implicó su modernización en ámbitos como el tecno lógico, el paisa'e urbano o el ethos laboral de sus trab a'adores, pasando a ser un elemento central en la construcción de un nuevo imaginario sobre la ciudad. El presente traba'o es un aporte desde la historiograf#a al estudio de los imaginarios urbanos a partir de ar chivos fotográ3cos del transporte p1blico entre *-56 y *-75. "e plantea el uso de la fotograf#a como fuente his tór ica tanto par a la compr ensión del pr oyecto pol #tico y social desarrollista, as# como de los imaginarios urbanos surgidos en la cotidianeidad de la vida santiaguina del periodo. En consecuencia, se pretende generar un acercamiento entre la perspectiva historiográ3ca y la dimensión est2tica de un elemento central para el funcionamiento de la ciudad moderna. 8alabras clave9 :ransporte p1b lico, fotogr af# a, desarrollismo, imaginarios urbanos.  :he follo0ing article rethin;s "antiago<s public transportation system through the use of photography, in a period in 0hich Latin =merican cities e4perienced social changes associated to the process of urban overpopulation. :he parallel rise of nacionaldesarrollismo as a political and economic pro'ect, mar;ed not only the gro0ing role of state intervention in urban infrastructure and services, but also in the realm of collective mobilization. "tate interventions involved the modernization of these activities in areas such as technology, urban landscape, or the 0or;ing ethos of its employees. >e propose the use of photography as a primary source for understanding the political pro'ect of re+shaping modern everyday life, by e4ploring changes and continuities associated 0ith both, the

Catedra de Arte 2013

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Transporte pblico y fotografa

Ciudad, imaginarios urbanos y transporte pblico: una mirada al desarrollismo desde la fotografa, 1938 1973.Transporte pblico y fotografa. Intervencin estatal y experiencia urbana en Santiago, 1938-1973.Comment by Marcelo: Ciudad, imaginarios y transporte pblico: una mirada histrica desde la fotografa. 1938 1973.Ciudad e imaginarios urbanos: una mirada histrica al transporte pblico desde la fotografa.1938 1973.Desarrollismo e imaginarios urbanos: una mirada histrica al transporte pblico desde la fotografa. 1938 1973.Ciudad, imaginarios y transporte pblico: una mirada al desarrollismo desde la fotografa. 1938 1973.La movilizacin mecnica ha creado en la gente que usa de ella una especie de histerismo, de irritabilidad casi canina. Este histerismo y esta irritabilidad son, pues, un fruto del progreso. Cunto hemos progresado!, dice la gente. S, hemos progresado mucho, pero slo en el sentido mecnico. En otros sentidos hemos retrogradado.Manuel Rojas, Movilizacin, Las ltimas Noticias, [email protected], [email protected], [email protected] artculo indaga sobre el transporte pblico santiaguino y sus cambios a travs de la fotografa como elemento esttico de referencia al proceso de renovacin poltica, econmica y social definido como desarrollismo, proyecto caracterizado por la intervencin estatal en mbitos como los servicios e infraestructura, en un contexto de expansin urbana. En el caso de la movilizacin colectiva, la accin estatal implic su modernizacin en mbitos como el tecnolgico, el paisaje urbano o el ethos laboral de sus trabajadores, pasando a ser un elemento central en la construccin de un nuevo imaginario sobre la ciudad. El presente trabajo es un aporte desde la historiografa al estudio de los imaginarios urbanos a partir de archivos fotogrficos del transporte pblico entre 1938 y 1973. Se plantea el uso de la fotografa como fuente histrica tanto para la comprensin del proyecto poltico y social desarrollista, as como de los imaginarios urbanos surgidos en la cotidianeidad de la vida santiaguina del periodo. En consecuencia, se pretende generar un acercamiento entre la perspectiva historiogrfica y la dimensin esttica de un elemento central para el funcionamiento de la ciudad moderna.Palabras clave: Transporte pblico, fotografa, desarrollismo, imaginarios urbanos.The following article rethinks Santiago's public transportation system through the use of photography, in a period in which Latin American cities experienced social changes associated to the process of urban overpopulation. The parallel rise of nacionaldesarrollismo as a political and economic project, marked not only the growing role of state intervention in urban infrastructure and services, but also in the realm of collective mobilization. State interventions involved the modernization of these activities in areas such as technology, urban landscape, or the working ethos of its employees. We propose the use of photography as a primary source for understanding the political project of re-shaping modern everyday life, by exploring changes and continuities associated with both, the service and the operation of a city in its transformation into an urban overcrowding.Key words: Public transport, nacionaldesarrollismo, photography, urban overcrowding.

CoordenadasLa fotografa como fuente historiogrfica se contextualiza en un proceso de ampliacin de la disciplina hacia nuevos enfoques y campos de estudio. Desde la dcada de 1970, la historia de la vida cotidiana, de las mentalidades y la cultura material, entre otras perspectivas, surgieron como nuevas formas de estudiar el pasado. Por este motivo, la utilizacin de nuevos tipos de fuentes no tradicionales para las corrientes de corte ms positivista, como la literatura y los testimonios orales, aparecen como elementos centrales de aquella renovacin. En ese contexto, la fotografa se presenta como herramienta central para la comprensin de procesos estructurales manifestados cotidianamente en el devenir de la sociedad reflejada. (Burke: 2001)Hasta finales de la dcada de 1970, la historiografa chilena mostr un pobre inters respecto a las posibilidades de las fuentes fotogrficas. Desde entonces, diversos trabajos comenzaron a incluir esta perspectiva a la investigacin historiogrfica, especialmente en aquellas reas donde el estudio de objetos como la ciudad y su dimensin cultural representaba una ruptura con las temticas tradicionales (poltica, economa, etctera). Las mltiples transformaciones urbanas y sus problemticas fomentaron una nueva corriente de estudios histricos, ms consciente del peso que adquira la ciudad en el desarrollo nacional. En este mbito, el surgimiento de nuevos materiales para su estudio, capaces de complementar aquellas dimensiones que el documento escrito no lograba abarcar, surgieron como fuentes para la compresin de la cultura de masas y las transformaciones urbanas. Un aporte central en esta direccin correspondi al trabajo de profesionales como el historiador Armando de Ramn y el arquitecto Patricio Gross: entre sus colaboraciones, su libro Imagen ambiental de Santiago 1880-1930 propuso un enfoque centrado en la inclusin de fotografas como fuente prioritaria de anlisis. Comment by Fac. De Arquitectura: Continuar revisandoEste y otros trabajos posibilitaron el uso de estos documentos para el desarrollo de la historia urbana. Pero el anlisis histrico de la fotografa posee coordenadas metodolgicas propias, especialmente en el mbito de la investigacin social, cuyo desarrollo se ha realizado desde mltiples perspectivas. Tres de ellas surgen como referencias de acercamiento: la primera, denominada realista, la postul como representacin verosmil de la vida social; para esta tendencia, se presentan como un documento puro o libre de intervenciones, minimizando el rol activo de sus autores. Una segunda perspectiva de anlisis, proveniente de la semitica, entendi a este tipo de documento como elemento lingstico, estructurado en cdigos, mensajes, significantes y significados, plantendose como un enfoque crtico de la aparente neutralidad del trabajo de los fotgrafos; simultneamente, este anlisis remarc que la multiplicidad de interpretaciones de esta fuente no estaba libre de contenidos ideolgicos. Justamente, la tendencia conocida como ideolgica enfatiz el cuestionamiento de la objetividad fotogrfica, remarcando la necesidad de contextualizarla, comprender sus condiciones de produccin, difusin y consumo, sealando los usos y las significaciones de la prctica fotogrfica en un momento especfico (Thompson: 1992-93).Estas perspectivas tericas para la comprensin de la fotografa en su contexto nos parecen tiles para el estudio histrico de la ciudad, especialmente las dos ltimas, ya que permiten indagar en las relaciones entre el mundo construido y los usos sociales, destacando sus acercamientos a la vida cotidiana y a la cultura material (Burke: 2001). Sin embargo, el uso que pretendemos dar a la fotografa en este artculo busca superar las propuestas planteadas por Thompson y Burke para reconocer parte del imaginario social de un periodo a partir de su dimensin esttica. Para ello, entendemos el concepto de imaginario como un fenmeno humanoComment by Fac. De Arquitectura: Tanto lo imaginado-que proviene y deviene de lo colectivo- como su construccin, han tenido un lugar cardinal en las ciencias sociales desde su constitucin como tal, ya que los objetos y sistemas simblicos, las representaciones sociales, la imaginacin y las operaciones cognitivas, la conciencia colectiva, la relacin entre sentido y podero y la historia de las mentalidades, entre muchos otros temas, han sido reconocidos como objetos de conocimiento desde los cuales se puede acceder de manera privilegiada al tramando secreto de la vida social. (Ricardo Greene, imaginando la ciudad: revisitando algunos conceptos claves; en Patricio Rodriguez-Plaza (comp.) Esttica y ciudad. Cuatro recorridos anliticos. Frassis, Santiago, 2007, p. 55)El espacio urbano tiene un rol especial en la activacin de nuestra capacidad de imaginacin: como lo reconoca ya Simmel en su tiempo, en la ciudad el urbanita est constantemente afectado por una avalancha de estmulos visuales, que conforman una suerte de puesta bajo tensin permanente, para la percepcin humana (Simmel, 1986). As, el urbanita, mucho ms estimulado visualmente que en los otros sentidos, puede tomar una actitud de repliegue que se deriva en cierta forma de hasto. No obstante, una parte sustancial de las impresiones visuales recibidas, son efectivamente transferidas instantneamente al reservorio de imgenes que se construye progresivamente en la mente humana. (Daniel Hiernaux, Los imaginarios urbanos: de la teora y los aterrizajes en los estudios urbanos)

si partimos de la base que cada periodo histrico adopta cierto tipo de construccin esttica, que promueve u omite discursos que concluyen por conformar un imaginario especfico, como lo demuestra el caso de la Dictadura militar en ciertos trabajos de edicin reciente (Errzuriz y Leiva: 2012), buscamos a travs del anlisis de una serie de diversas fotografas del periodo El conjunto de fotografas que aqu presentamos busca reflexionar sobre estos aspectos desde una perspectiva crtica, que contemplen desde el rol que cumplen stas dentro de la industria y el consumo cultural o la propaganda ideolgica, como mbitos de la vida social del periodo. La polisemia de significados contenidos en las fotografas presentadas puede ser til para comprender la diversidad de fenmenos que asociamos como hiptesis al nacional desarrollismo, y especficamente al cambio urbano y la irrupcin de una cultura de masas dentro de una modernidad perifrica como la santiaguina. Esta contradiccin interna de la modernizacin en Amrica Latina, que en un mbito como el transporte pblico se manifest en un dialogo entre innovacin y continuidad, pero incapaz de consolidar un desarrollo sostenido, engrosando la crisis estructural de este servicio en las ciudades. En consecuencia, el contexto ms las condiciones de produccin fotogrficas como las que analizaremos, son tiles para comprender una dimensin de la ciudad moderna y los usos sociales asociados a ella.La ciudad y las mquinas: el transporte pblico y la transformacin urbana.A finales de la dcada del treinta, tranvas y autobuses se constituyeron como los principales medios de transporte pblico en la capital. Desde la instalacin de la primera lnea de tranvas a sangre en 1857, la posterior aparicin del tranva elctrico en 1900, y la incorporacin de las primeras lneas de autobuses con la masificacin del motor diesel, hacia la dcada del veinte la oferta de la movilidad se ampli imprimiendo un sello moderno a la ciudad, pero planteando simultneamente las primeras dificultades de un proceso de modernizacin urbana que alterara las prcticas e imaginarios de la sociedad santiaguina (de Ramn, 1992; Cataldo, 1985).En este sentido, la crisis en las calles por la competencia entre tranvas y autobuses, sumado a los constantes vaivenes de la economa chilena, hizo que la provisin de transporte pblico alcanzara una situacin crtica desde la dcada del treinta. Esta mayor demanda por transporte pblico en un momento de crisis econmica se hizo sentir como una debacle generalizada para sus habitantes. La compleja situacin impuls cambios generales por parte de las autoridades, muchas de las cuales representaron una transformacin en las condiciones para las grandes empresas extranjeras que operaban en el pas, como la Compaa Chilena de Electricidad y su filial, la Compaa de Tranvas de Santiago. Algunos de estos cambios fueron acuerdos entre el estado chileno y los capitales forneos, los que afectaron las relaciones entre gobierno, municipios y empresas para intentar normalizar un servicio de transporte pblico ineficiente. Sin embargo, a mediados de la dcada ya era evidente que exista un problema generalizado y que las medidas adoptadas al momento no lograban resolverlo (Drake, 1993; Errzuriz 2010).La ciudad se haba visto sujeta desde los primeros aos del siglo a cambios acelerados para los cuales no siempre se vio preparada, y el surgimiento de los nuevos vehculos de la locomocin colectiva sumados a un creciente nmero de automviles no slo trajo a las calles la imagen de un Santiago moderno, sino tambin un aumento en problemas como la congestin. Sin una planificacin previa por parte de las autoridades, el trnsito vehicular se torn cada vez ms catico, cuestin que provoc la consolidacin del transporte en la ciudad como problema tcnico. La percepcin de una crisis urbana, donde el continu dficit de servicios era parte del cotidiano, impuls a la intervencin de nuevos actores como urbanistas, ingenieros y economistas; sin embargo, las diversas disciplinas deban contar con el respaldo de de un actor tibiamente presente como el Estado; o sea, la transformacin de la ciudad deba incorporarse tambin a un proyecto poltico, donde nuevos actores tuvieran influencia en el destino nacional y urbano.A partir de la dcada de 1940 se abre paso una nueva etapa para el transporte pblico capitalino. La creciente participacin del Estado en la actividad, proceso que si bien no se realiz de manera brusca ni monoplica, fue una innovacin para las polticas urbanas sobre el espacio pblico. Los efectos de la Gran Depresin sobre la economa nacional y la necesidad de reactivar las actividades y generar un nuevo pacto social para evitar el trauma de una posible revolucin llevo a replantear el liberalismo por el cual se haba conducido el Estado, lo que se manifest en la eleccin del Frente Popular. La nueva administracin profundiz el modelo de capitalismo estatal adoptado desde inicios de la dcada, confirmando el incentivo estatal a la empresa privada o incluso sustituyendo a los empresarios en el desarrollo capitalista, consolidando una economa mixta pblico-privada orientada hacia la industrializacin como eje del desarrollo: la creacin de la Corporacin del Comercio para la Produccin, CORFO, fue su emblema. En mayo de 1941, una huelga general de trabajadores del transporte pblico paraliz prcticamente a la ciudad de Santiago. Aunque las demandas de conductores, mecnicos y cobradores se originaron en reivindicaciones laborales, el Gobierno central vio en esto una oportunidad de intervenir en forma directa sobre el problema, alegando que los hechos ya se constituan como una cuestin pblica sobre la cual las autoridades no podan mantenerse al margen. Para enfrentarlo, el Estado opt por una solucin radical: intervenir en forma directa la Compaa de Tranvas de Santiago, que por esos aos an continuaba siendo la mayor empresa de transporte colectivo de una ciudad donde el tranva era el vehculo ms usado por la poblacin.La administracin estatal de la principal red de tranvas capitalinos dio paso a una serie de discusiones parlamentarias que culminaran con la creacin por ley de la Empresa Nacional de Transportes Colectivos en 1945, sociedad de carcter mixto formada con capitales fiscales, de CORFO y la Compaa Chilena de Electricidad Ltda., cuyo objetivo era adquirir la principal red de tranvas de la capital y extender el servicio de movilizacin colectiva. Aunque el proyecto original buscaba poner bajo control del Estado tanto la generacin de energa como los medios de transporte pblico ligadas a esta -los tranvas-, finalmente slo se lleg a un acuerdo sobre los ltimos, dando cuenta de los obstculos y debilidades del proyecto desarrollista. La nueva empresa realiz un plan de mejoras sobre el transporte pblico santiaguino a travs de la adquisicin de nuevos vehculos para el servicio. Desde 1946 se encargaron a Estados Unidos autobuses de mayor capacidad que las gndolas ocupadas por los empresarios privados, como los modelos REO y Twin Coach. Pero la gran innovacin de la ENT fue incorporar los trolebuses Pullman norteamericanos y Vetra franceses que fueron substituyendo a los viejos tranvas heredados por la empresa, promoviendo con ello no slo la transformacin tecnolgica, sino tambin del paisaje urbano en s. En 1947, la primera lnea de los nuevos vehculos hizo su recorrido entre calle Mac Iver y El Golf, evidenciando de paso como las reas de mayor plusvala eran privilegiadas a la hora de incorporar las innovaciones tcnicas y de infraestructura, mientras las periferias ahondaban la mediocridad de sus servicios.Que el Estado asumiera la administracin de la principal empresa de transporte pblico capitalina plante el inicio de un nuevo debate: ya no se trataba exclusivamente de la calidad del servicio, sino de quien deba hacerse cargo de ste, teniendo en cuenta que la movilizacin colectiva era una cuestin estratgica para el funcionamiento de la ciudad. Si el servicio de locomocin colectiva era un problema pblico que haba estado en manos de privados desde mediados del siglo XIX, quienes nunca haban logrado entregar un grado de satisfaccin adecuada para los requerimientos de la poblacin, era deber del Estado intervenir en la actividad. En este sentido, el ingreso del aparato pblico mostraba lo vital que resultaba para la vida urbana la existencia de una movilizacin colectiva eficiente. Pese a est panorama de progreso, la situacin tanto de la empresa como del servicio continu siendo conflictiva para gran parte de la poblacin santiaguina. Al creciente dficit econmico que acompa la iniciativa estatal, se presentaron tambin las presiones de diversos actores a favor de una poltica de control de la movilizacin ms radical, y por otra parte, voces llamando a terminar con aquella intervencin en una actividad hasta el momento privilegio de los empresarios particulares.Pese a ello, la obstinacin del proyecto estatista se manifest mediante la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, donde el aparato pblico pasaba a asumir directamente la atencin de estos servicios para que dejen de constituir negocios de lucro particular y se conviertan en un organismo que mire exclusivamente por el inters y servicios colectivos (DFL 54: 1953). El surgimiento de la ETCE fue la culminacin del estatismo, aunque con la particularidad de no constituir un monopolio estatal[footnoteRef:1]. Las fotografas de la ciudad reflejaban una creciente tensin en el paisaje urbano, ms saturado paisaje en sectores de alta concentracin pblica como la Estacin Mapocho o Estacin Central, donde convergan usuarios y vehculos en sus recorridos hacia las periferias. [1: A travs de este decreto, la administracin Ibez busc consolidar la intervencin estatal no slo en Santiago, sino en los principales centros urbanos del pas: Antofagasta, Valparaso y Concepcin, presencia que daba cuenta del alcance nacional del problema y de la voluntad pblica para enfrentarlo, an cuando estas medidas no discutieran aspectos de fondo como la relacin entre los intereses privados y las crecientes necesidades de la poblacin.]

Estos problemas fueron acentuados por la explosin demogrfica que caracteriz a Santiago durante el ciclo desarrollista: de un milln de habitantes en 1940, veinte aos despus su nmero se doblaba. Este crecimiento resalt la expansin de la mancha urbana, obligando a un aumento en las flotas y recorridos para el servicio de transporte pblico; sin embargo, la cobertura hacia las periferias nunca result satisfactoria para los usuarios, que cada vez se alejaban ms del centro para establecer su residencia. A su vez, en el rea central de la capital problemas como la congestin se tornaron cada vez ms crticos, mientras otros anteriormente no percibidos, como la creciente contaminacin ambiental smog y ruido- se hicieron ms cotidianos en el debate pblico. As, la percepcin de un transporte pblico ineficiente y desigual socialmente se volvi ntida y masiva. (de Ramn: 1992)Las transformaciones experimentadas por el transporte estatal tampoco alteraron la continuidad de los conflictos que afectaban a los usuarios del servicio. Cuestiones como los precios de los pasajes, la calidad de los vehculos, la frecuencia de recorridos y otros similares se repetan de manera frecuente, lo que gener explosiones sociales cclicas ligadas por su causa: ejemplos fueron las jornadas de la huelga de la chaucha en agosto de 1949 o en los sucesos del 2 y 3 de abril de 1957, cuando los aumentos en el precio de los pasajes impulsadas por los empresarios particulares devinieron en violentas manifestaciones por parte de los habitantes de Santiago, las que terminaron con victimas fatales, daos materiales y sendos ataques hacia los vehculos de la locomocin colectiva, smbolos de los reclamos (Milos, 2007).Con el ingreso a la dcada de 1960, el desarrollismo dio su ltimo aliento en pos de sus objetivos a largo plazo: la frustracin por las expectativas dio bases a nuevas lecturas del proyecto, como los postulados por los gobiernos de la DC y la UP. Mltiples iniciativas fueron diseadas para mejorar la calidad de vida de sectores sociales como las clases medias: grandes proyectos de vivienda social como la Unidad Vecinal Portales y la Remodelacin San Borja, o el inicio de los trabajos para la construccin del Metro, implicaron una transformacin en el paisaje urbano que daba cuenta del fuerte compromiso del aparato pblico por asumir las riendas de la modernizacin. Pese a ello, las imposibilidad de comprender la ciudad como un todo se manifest en una continuidad de las desigualdades territoriales, especialmente cuando la ciudad informal de las ocupaciones (tomas de terreno) aumentaba continuamente los limites de la ciudad.La ETCE, reestructurada administrativamente en 1960 para hacerla ms eficiente y menos pesada para las arcas fiscales, tampoco pudo consolidar un proyecto que contribuyera a la conformacin de un sistema integrado de transporte pblico, pensando en la construccin del tren subterrneo de Santiago. Durante el gobierno de la UP, la empresa actu como plataforma de medidas populistas como la gratuidad del transporte escolar, objetivos que no iban a las cuestiones de fondo como una mejora en la solvencia econmica de la empresa, una cobertura de calidad para las periferias poblacionales o el rol de los privados en la actividad. Por cierto, sectores de los empresarios particulares aprovecharon las tensiones polticas para posicionar sus intereses de rentabilidad econmica, lo que se manifest en el respaldo a medidas de fuerza como paralizaciones y otras. Ante ello, no resulta casual que el fin del sistema democrtico produjera un giro radical en las polticas sobre transporte pblico, entregndose la demanda a las directrices del mercado con la total liberalizacin de los servicios y el fin legal de la ETCE en 1981.En fin de esta empresa, y por ende de la intervencin estatal, fue una metfora del trmino del proyecto desarrollista, y en consecuencia, de la retirada del Estado como protagonista en las polticas econmicas y urbanas. Este proceso puede ser apreciado parcialmente como un fracaso, dado que no se logr solucionar los problemas que el transporte pblico arrastraba por dcadas, aunque esto debe matizarse en el contexto de un crecimiento metropolitano nunca antes visto. Adems, la consideracin de los actuales problemas en la movilizacin colectiva de Santiago demuestran las races estructurales de los conflictos que enfrenta la actividad en su relacin con los usuarios y la ciudad, realzando la incapacidad del neoliberalismo para enfrentar el tema. En ese panorama, la fotografa sobre el mundo del transporte pblico como documento social sirve para comprender las continuidades de un pasado cuyos problemas se mantienen en el tiempo.Ciudad y fotografa: una relacin de masas.La emergencia de una cultura de masas en Santiago, consolidada ya en el primer cuarto del siglo XX, permite que un porcentaje cada vez ms alto de la poblacin consuma productos de la industria cultural local. Casos como el de las revistas Zig Zag, Sucesos o Pacifico Magazine, medios de amplio tiraje nacional y una demanda en aumento, gracias al crecimiento de la sociedad urbana y sus ndices de alfabetizacin, irrumpieron con una nueva propuesta visual a partir de las fotografas. La masificacin de estos medios contribuy a conformar un imaginario visual de lo urbano: en este sentido, las fotos sobre la ciudad y la experiencia urbana difundan el reflejo de la cotidianidad del proceso de modernizacin en la cual sus habitantes se vean insertos. As, la difusin de las fotografas, junto a otros medios de comunicacin como la radio o el cine, reforzaban la percepcin de una sociedad en transformacin, con problemticas y propuestas para enfrentar el continuo dilema de la modernidad en la modernizacin (Rinke: 2002). Estos medios de masas poco a poco se convirtieron en las principales vitrinas de los procesos polticos ocurridos a partir de la dcada de 1930, cuando la depresin econmica de 1929 comienza a plantear la necesidad de un nuevo paradigma econmico para los pases latinoamericanos. Los sucesos polticos y sociales envueltos en esta transformacin fueron recogidos en forma cada vez ms recurrente por los fotgrafos de la poca, quienes enfocaron los diversos aspectos de la masificacin urbana, entre ellos los asociados al transporte de pasajeros. Los cambios y conflictos asociados al servicio constantemente generaban atencin pblica, referido tanto en las innovaciones tecnolgicas como en la crisis permanente de la actividad por causas financieras, de cobertura, de calidad de servicio, entre muchas otras.Las fotografas expuestas aqu buscan documentar este proceso especfico de cambio asociado polticamente a la llegada al poder del Frente Popular y su proyecto desarrollista, que con su poltica de industrializacin estimul la migracin hacia las ciudades y el consecuente fenmeno de metropolizacin de Santiago. En este sentido, el material aqu mostrado sirve para elaborar una interpretacin de los alcances y lmites del proyecto nacional desarrollista, donde la concentracin urbana emerge como un fenmeno particular de este perodo. En este discurso, las ciudades y especialmente la capital se convierten en un tema en s mismo, para el que las polticas pblicas comienzan a elaborar tcnicas de gestin y desarrollo, sustentadas en el urbanismo y la planificacin centralizada.En otras palabras, las fotografas nos muestran una modernizacin que se expres tanto en el nivel de los proyectos y discursos como en el de la vida cotidiana de la ciudad. Esta ltima se convirti en una representacin del proyecto nacional desarrollista, y es que la interpretacin de las fotografas sobre la movilizacin colectiva puede ir desde una cultura de la movilidad hasta la importancia del transporte pblico como un aspecto estratgico para el funcionamiento de la ciudad. En este sentido, las fotografas evidencian los logros y falencias del proyecto de modernizacin: entre los avances, el principal es la generacin de una poltica pblica sobre el transporte, que llev a la creacin de una empresa estatal. Como ejercicio metodolgico, hemos clasificado las fotografas aqu presentadas en tres mbitos que cubren aspectos relevantes del imaginario urbano del nacional desarrollismo. El primero de ellos tiene relacin con una de las polticas tangibles sobre transporte pblico diseada durante el periodo, como fue la conformacin de la ETCE, la cual consolid la construccin de una cultura obrera ilustrada. El segundo de ellos involucra fotografas que representan la contradiccin que introdujo el nacional desarrollismo en la sociedad chilena, que observaba como este nuevo paradigma econmico - social no lograba dar respuesta a los conflictos sociales que se arrastraba en la sociedad santiaguina desde principios del siglo XX. El tercer aspecto relevante del imaginario urbano del nacional desarrollismo es la interaccin entre transporte pblico y paisaje urbanoi. La movilizacin colectiva, con sus mquinas, paraderos, terminales y lneas elctricas en altura en el caso de los trolebuses, implic una modificacin no slo de la infraestructura, sino del propio paisaje urbano. Aunque como hemos dicho, la extensin de los recorridos no lleg a muchas partes de Santiago, los lugares que s contaban con el servicio principalmente en el centro y en la zona oriente- vieron cambiada su antigua fisonoma. 1.- Empresa, trabajadores y ciudad: cambio y continuidad.Organizados gradualmente desde las primeras dcadas del siglo, los trabajadores tranviarios fueron representantes centrales en la conformacin del ethos urbano, fundamentalmente por las particularidades de su oficio con relacin al cambio que experimentaba la ciudad y su sociedad. Al organizarse la primera empresa estatal de transporte pblico, los trabajadores de sta se constituan ya como un actor central dentro de la actividad, aunque al integrarse dentro del proceso nacional desarrollista consolidaron las pautas de una cultura obrera, propia tambin del mbito urbano. Su tendencia a la asociatividad y sus sociabilidades particulares, manifiestas en una serie de prcticas cotidianas como la educacin popular, el deporte o la fiesta, fueron aspectos centrales de la vida tranviaria, las que aparecen como representaciones centrales de las fotografas seleccionadas.Las fotografas de la vida cotidiana tienen como un elemento de reflexin la masividad con que las nuevas tecnologas se van incorporando al consumo de ciertos sectores del proletariado urbano. Desde la segunda mitad del siglo, las cmaras fotogrficas ya han ingresado a los espacios obreros, aunque an limitadas a ciertos momentos como reuniones o instancias particulares dentro de la actividad laboral. Es posible que varias de ellas acusen un carcter oficial, en el sentido de servir como propaganda para el proyecto nacional desarrollista, al tomar como temas inauguraciones de servicios o actividades sindicales. Esto se puede ver a la vez en la preeminencia del centro capitalino en las representaciones, donde se materializaban con mayor grado las modernizaciones impulsadas por el modelo. En este sentido, la poca presencia de fotografas perifricas significa tambin la omisin de los sectores populares como parte del proyecto urbano del nacional desarrollismo, cuestin que se manifestaba como reas degradadas y carentes de servicio.

Inauguracin del servicio de autobuses marca Twin Coach de la Empresa Nacional de Transportes, lnea Plaza Bulnes-Pedro de Valdivia, c. 1945. El proyecto de modernizacin de la locomocin colectiva impulsado por la nueva empresa persegua no slo mejorar las condiciones crticas que caracterizaban al servicio en Santiago, sino tambin de difundir los logros y compromisos del Estado en torno a las problemticas ms acuciantes de la poblacin urbana, que durante la dcada de 1940 rompe con la tendencia histrica y supera en nmero a los habitantes de las reas rurales del pas. Una actividad como la incorporacin de una nueva tecnologa al servicio congregaba as el inters de los usuarios, que vean en ello cierto grado de compromiso por parte de las administraciones de la poca, como tambin de las autoridades encargadas de hacer una propaganda que diera cuenta de la satisfaccin por parte de la poblacin hacia sus medidas. Autor desconocido. Gentileza Sindicato de Ex Trabajadores ETCE.

Los obreros y sus espacios comunes de trabajo y ocio: la primera fotografa muestra a un grupo de obreros de la maestranza Mapocho de la ENT, c. 1950, lugar donde histricamente estuvieron ubicados los talleres de la antigua empresa tranviaria, reconvertida durante esos aos en empresa mixta con participacin estatal. El grado de especializacin de los diversos tipos de trabajadores que participaban en la empresa, desde conductores e inspectores hasta mecnicos y administrativos, consolidaba la tendencia a la diferenciacin que los trabajadores de ciertas actividades ligadas al Estado tenan con aquellos que realizaban las mismas actividades para los privados: desde el uso de uniformes a la infraestructura para el funcionamiento de la empresa. La fotografa inferior muestra a un grupo de trabajadores del sindicato empresarial en su sede de calle San Martn, espacio central de la cultura obrera; en ella se practicaban formas de sociabilidad como la fiesta, donde familias y gneros se mezclaban bajo la mirada gua de los dirigentes obreros y otros representantes polticos asociados al imaginario nacional desarrollista criollo como el presidente Pedro Aguirre Cerda. En eran momentos para la diversin, el esparcimiento y la opinin, como lo muestran los puos izquierdos y signos de la victoria de algunos de sus participantes, rasgo que da cuenta de la penetracin ideolgica de ciertas corrientes al interior de la cultura obrera ilustrada durante el periodo. Ambas fotografas, autor desconocido. Gentileza Sindicato de Ex Trabajadores ETCE.

Hombre posando frente a vehculo de la ETCE de la lnea 48 Mapocho-Renca, c. 1960. Como forma de trabajo propia de la ciudad, ciertos empleados de la empresa como inspectores y conductores hacan parte de su vida cotidiana en reas de la ciudad que comnmente no estaban en el centro de la atencin pblica ni sus medios de comunicacin. La masificacin de la mquina fotogrfica como objeto de consumo permiti as obtener mayores registros de espacios apartados de la ciudad, como las reas que cubran lneas de la foto. Aunque no se puede definir con exactitud el lugar donde fue tomada la fotografa, se percibe un paisaje urbano de corte ms bien tradicional, con materiales como la teja y el adobe y la traccin animal, aunque la electricidad y el transporte pblico dan cuenta de un grado de modernizacin que plantea un paisaje contradictorio. En s mismo, el proyecto nacional desarrollista, aunque asociado a discursos como el de la industrializacin y la vida obrera, debi enfrentar cotidianamente las dicotomas de un contexto urbano en plena transformacin, donde el sustrato rural-popular de su poblacin an era frtil tanto en el mbito cultural como material mismo, segn se desprende de la foto. Autor desconocido. Gentileza Sindicato de Ex Trabajadores ETCE.2.- Representacin de una contradiccin. Una parte importante del material fotogrfico que recopila la historia del transporte pblico de Santiago est relacionado con la crisis permanente en que se encontraba la locomocin colectiva. Observar el caos desatado por la implementacin de Transantiago en febrero de 2007, no fue otra cosa que volver a ver el colapso de un sistema que en muy pocas ocasiones ha cumplido con las expectativas de sus usuarios.Por ello, en paralelo a la historia de los avances desarrollistas mediante la creacin de la ETCE, podemos apreciar un correlato de problemas que sin duda representaban una contradiccin para los habitantes de la capital, que por una lado vean como el Estado expropiaba el transporte pblico debido a las precarias condiciones en que este desarrollaba su servicio, pero esto no traa mayores mejoras.Esta serie de fotografas de 1944, estn ambientada en pleno proceso de nacionalizacin, cuando producto de la escasez que impone la Segunda Guerra Mundial, las autoridades se decidan por aplicar el modelo nacional desarrollista al transporte pblico.

Miguel Rubio, 1944. Coleccin Museo Histrico Nacional.Estas mltiples escenas fueron sin duda motivacin importante para llevar adelante la nacionalizacin, ya que da cuenta de la saturacin al interior de los medios de locomocin colectiva que se viva por esos aos de escasez. En este caso estamos frente a una microbus de la empresa Matadero Palma, una de las clsicas lneas que una el barrio Franklin con el sector de Mapocho, cubriendo uno de los principales ejes norte sur de la capital. El riesgo que significaba para los usuarios viajar en las pisaderas ya haba sido advertido en la poca de los tranvas, pero se segua manteniendo como un espacio natural para el desplazamiento. Es evidente la mala calidad del servicio a que reciban estas personas, sin embargo, la costumbre jugaba en contra de su capacidad de reclamo, lo que muchas veces haca de este tipo de fotografas algo pintoresco. Ahora bien, cuando a la mala calidad de servicio se sumaba alza de tarifas, la situacin era diferente, ya que se pasaba de la imagen pintoresca a las escenas de protesta social. As sucedi en la huelga de la chaucha en 1949.

Pool Fotogrfico Zig-Zag, 1949. Coleccin Museo Histrico Nacional.Este hecho fue una revuelta social producida por el aumento de la tarifa sobre la chaucha, precio que se haba mantenido por largo tiempo. Al igual que en 1888, cuando se produjo la primera protesta contra el transporte pblico de la capital, que por ese entonces afecto a los carros de sangre, pasando por este episodio de 1949, sumado al 2 y 3 de abril de 1957. El primer objetivo de este tipo de revueltas eran las maquinas de la locomocin colectiva, las que se destruan en seal de protesta por los constantes abusos que se senta realizaban las empresas a cargo. En una especie de catarsis colectiva, los ciudadanos buscaban a travs de la violencia tomar revancha por aos de mal servicio, no haciendo mayor diferencia si la maquina partencia a particulares o al fisco. Eran coyunturas liberadoras de presin, pero tambin, para 1949 mostraba el inicio del fin de un modelo de desarrollo que no tardara en exponer profundas falencias.En ese sentido, las fotografas aqu presentadas no solo muestran las falencias del desarrollismo en tanto mala calidad de servicio y protesta social, sino que abren otro flanco, ms relacionado con la historia de pobreza y marginalidad urbana en Santiago, pero que tambin tiene como escenario la movilizacin colectiva capitalina.

Pool Fotogrfico Zig-Zag, c. 1955. Coleccin Museo Histrico Nacional.La visin de la pobreza sin duda que es ms impactante cuando esta se representa en un nio y esa es la intencin de esta fotografa de 1955, que muestra a tres nios viajando en la parte posterior de un trolebs de la ETCE, uno de ellos descalzo y otro con muletas, dando cuenta de una realidad a la cual el desarrollismo como proyecto buscaba hacer frente, pero que su capacidad insuficiente segua permitiendo este tipo de escenas, mostrando en cierta forma su ineficacia para consolidar el desarrollo interno de la sociedad santiaguina.Por ltimo se ha querido mostrar una fotografa que da cuenta de la radicalizacin poltica de la sociedad chilena para la dcada de los sesenta y setenta y de qu forma esta actitud, generada en gran parte por las expectativas formadas por el modelo desarrollista, haban permeado todos los espacios, convirtindolos en apropiados para la consigna.

Autor desconocido, 1972. Coleccin Museo Histrico Nacional.En este caso de 1972, la locomocin colectiva sufre las inclemencias de este clima de efervescencia social y es ocupada por las juventudes comunistas para hacer una referencia hacia las nuevas prioridades que segn su visin correspondan para la sociedad chilena. La consigna Ahora le toca al pueblo y no a la exhibicin (sic) de autos ni de modas, inscrita en la micro de recorrido El Golf Matucana, detenida en Plaza Italia, es precisamente una representacin del desprecio por lo burgus o extranjero que haba generado el nacional desarrollismo en parte de la poblacin y que estuviera inscrito en una micro que recorra el sector oriente de la capital no es casual, ya que se buscaba dirigir un mensaje claro a un sector de la sociedad que no comparta esas ideas.

3- El transporte pblico y el paisaje urbanoDesde finales del siglo XIX, Santiago vivi procesos de modernizacin material de sus servicios: el alcantarillado, el agua potable y la electricidad fueron algunos de ellos. Este ltimo, en particular, tuvo crucial importancia para la movilizacin colectiva, ya que los tranvas utilizaban su infraestructura para circular por la urbe. Sin embargo, y pese a su sostenido crecimiento demogrfico y expansin urbana, sta aun no viva los trastornos propios de una ciudad con caractersticas de masificacin, es decir, la existencia de una sociedad urbana mucho ms compleja en sus aspectos sociales, culturales y materiales. Desde finales de la dcada del veinte, y especialmente desde 1930, Santiago fue cambiando cada vez ms rpidamente en su fisonoma. Como se ver en estas fotografas, el transporte pblico fue parte destacada en esa transformacin.

Autor desconocido, Medios de movilizacin colectiva en el centro, c. 1945. Coleccin Museo Histrico Nacional.Hacia inicios de la dcada de 1940, los tranvas y microbuses comenzaron a congestionar las principales vas del centro de Santiago. El fenmeno, si bien no era nuevo, adquiri grandes proporciones, mostrando los inicios de un proceso de masificacin acelerado. Puede advertirse la coexistencia del transporte pblico con un panorama caracterizado por la modernidad urbana: calles atestadas de personas, las que en ocasiones circulaban junto a relojes que marcaban la urgencia capitalista por el tiempo; construccin en altura reemplazando a las antiguas construcciones de un piso, y letreros comerciales que invadan visualmente las principales arterias cntricas, como Ahumada, Hurfanos y Estado. El transporte pblico, a su vez, evidencia las largas distancias que cubra: tranva y microbs retratados en la imagen llegaban hasta la periferia sur, llegando al barrio Matadero y a la poblacin Yarur, una de las grandes poblaciones industriales construidas poco antes del advenimiento del desarrollismo.

Enrique Mora, Trolebs en calle Merced hacia el oriente, c. 1955. Coleccin CENFOTO.A mediados del siglo XX, la presencia de trolebuses significaba no tanto una evocacin de un pasado tecnolgico, sino la propia modernizacin de la ciudad. Con su sistema de conexin a cables elctricos, y la propia armazn alargada de sus modelos -diferencindose de los antiguos microbuses- constitua una referencia de la ciudad moderna a la que tanto aspiraban sus sectores sociales altos. En la fotografa, dichos medios de transporte irrumpen en uno de los barrios capitalinos con mayor presencia de renovacin material: el entorno del cerro Santa Luca y Museo de Bellas Artes. Con su arquitectura moderna, en altura y muchas veces con referencias al estilo buque, el sector, y especficamente calles Merced y Victoria Subercaseux, constituan un emblema de los nuevos preceptos estticos, que coexista con la propia renovacin tcnica de la movilizacin colectiva.

Autor desconocido, atochamiento en sector Mapocho, c. 1965. Coleccin Museo Histrico Nacional.En esta fotografa pueden verse dos grandes aspectos de la ciudad: por una parte, el paisaje urbano de las riberas del ro Mapocho frente a Mercado Central, sector que ya por entonces constitua un punto neurlgico de la ciudad modernizada. El puente La Paz hoy ubicado ms al oriente- y el de los carros, los obeliscos, los puestos de venta, la torre de la Iglesia de San Francisco y los rayados polticos constituyen una dimensin esttica que caracterizaba al entorno de la estacin Mapocho. Por otra parte, se aprecia una variedad de microbuses privados y estatales compitiendo por el servicio de movilizacin colectiva. En este sentido, la congestin cotidiana de trfico motorizado en el centro de Santiago fue un aspecto precisamente surgido durante el desarrollismo y la masificacin urbana paralela al periodo: si bien el transporte pblico no fue el nico responsable, ste contribua en buena medida a dicho fenmeno. Adems, el aumento en el nmero de mquinas requiri de terminales e infraestructura, como el que se aprecia detrs del puente, en la ribera norte del ro.

Autor desconocido, paradero de microbuses en calle Marcoleta, c. 1970. Coleccin Museo Histrico Nacional.Hacia 1970, el centro de la ciudad comenz a vivir una transformacin de fuerte impacto: el derrumbe del Hospital San Francisco de Borja, y la construccin de numerosas torres como parte de la remodelacin de igual nombre, a cargo del recin creado Ministerio de Vivienda y Urbanismo. La formacin de aquella institucin fue parte de una elaboracin de polticas estatales sobre la ciudad, aunque privilegiando problemticas como la habitacin, lo que relegaba al transporte pblico como un tema relevante, pese a la necesaria conexin entre sus mbitos. La fotografa tiene en primer plano la calle Marcoleta con un paradero de microbuses a Puente Alto, mquinas del servicio privado. A la izquierda se aprecia el Mercado Juan Antonio Ros, actual Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. La existencia de estos recorridos permita la conexin del centro urbano con lo que entonces era una periferia semi-rural (Puente Alto), y demostraba adems el importante rol cumplido por los empresarios del transporte en el proceso de metropolizacin de Santiago considerando adems la pronta conurbacin de estas comunas aledaas a la ciudad-, en una poca en que el Estado tena objetivos ms vinculados a paliar el dficit habitacional de la poca. ConclusinDesde la dcada del treinta, Santiago se convirti en un problema en s, que era necesario encarar con nuevas intervenciones y disciplinas. En ese panorama, el transporte pblico se erigi como una de las nuevas necesidades para la sociedad urbana, que exiga masivas formas de movilidad en una urbe de crecimiento explosivo. En paralelo a este proceso, la renovacin poltica del Estado asumida por el Frente Popular impuls al desarrollismo como proyecto de transformacin econmica y social. La preocupacin por las cuestiones urbanas, como sus servicios y la gestin de stos, result as uno de los puntales de las responsabilidades asumidas por la accin estatal para la modernizacin del pas. Las fotografas tomadas durante este periodo relacionadas con una actividad estratgica para el funcionamiento de la ciudad como el transporte pblico, nos permiten adentrarnos en una polisemia de significados tiles para una mejor comprensin de la historia social y urbana: los mensajes de una ciudad atestada a travs de las fotos revelan cdigos que an nos resultan familiares, como la congestin, las multitudes y las revueltas. Pero tambin de otros perdidos, como las de una cultura obrera ligada al Estado, con los beneficios propios de un periodo donde el aparato pblico era percibido como sostn para ciertos sectores de los trabajadores urbanos. Las fotografas aqu expuestas son puerta de entrada para un anlisis de los cambios tanto a nivel de estructuras como tambin en la vida cotidiana de la sociedad urbana. Ms all de lo pintoresco de algunas, se esconden tras ellas aspectos como el pobre desempeo de la movilizacin colectiva ante las necesidades de las personas. Ante ellos quizs conviene recordar que el transporte pblico debe, pese a su redundancia, ser apreciado como una cuestin de inters pblico, obligando a incorporar en una reflexin del problema los variados intereses que conviven al interior de la ciudad. Santiago debe formar un transporte pblico que traspase desde nuestra experiencia como pasajeros las posibles soluciones para hacerlo ms eficaz y atractivo para la poblacin. Enfrentados a la masificacin del automvil, la realidad del transporte pblico an no se desprende de su caracterizacin como servicio deficiente, lo que ahonda su crisis y con ello, la de la ciudad. Reflexionar su experiencia histrica desde la fotografa contribuye en este sentido tambin a un ejercicio poltico relativo al derecho a plantear qu medio urbano queremos construir, tanto en trminos fsicos como socioculturales. ReferenciasBurke, Peter, (2001). Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histrico, Barcelona: Editorial Crtica. Medio impreso. Cataldo, Eugenio. Transporte. Santiago de Chile: caractersticas histrico medio ambientales, 1891 1924. Ed. Comp. Patricio Gross y Armando de Ramn. Londres: Nueva Historia, 1985. Medio Impreso.de Ramn, Armando, (1992). Santiago de Chile (1541 1991): Historia de una sociedad urbana, Santiago: Editorial Sudamericana. Medio Impreso.Drake, Paul, (1993). Socialismo y populismo en chile. 1932 1973. Valparaso: Ediciones UCV. Medio Impreso. Errzuriz, Tomas. La experiencia del trnsito. Motorizacin y vida cotidiana en el Santiago metropolitano, 1900 1931. Tesis. Pontificia Universidad Catlica, 2010. 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