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CAPITULO 9 TERAPIA ANTIINFECCIOSA NO ANTIBIOTICA. APLICACION DE LA SACAROSA Le ón Herszage I. Introducci ón Entre todos los tratamientos de heridas complicadas, los antis épticos han mostrado de alguna manera, su ineficacia, en diluciones adecuadas, frente a ciertos agentes etiol ógicos. Los antimicrobianos, aplicados localmente, han sido desechados por su capacidad de seleccionar cepas resistentes. Cuando hallamos el procedimiento que basa su poder antiinfeccioso en la sacarosa y comprobamos su eficacia, sencillez en su aplicació n y su escasa toxicidad, nos abocamos a una tarea de investigació n que a ún hoy continua. II. Historia El tratamiento de las heridas con az úcar es de origen europeo, y las primeras publicaciones datan de 1640. S ólo se aplicaba en heridas superficiales. En nuestro siglo se reconocen publicaciones en 1958, 1971 y 1976, como hecho folcl órico, sin fundamentos de fisiopatogenia ni aplicaci ón má s que en heridas superficiales, traum áticas, escaras y úlceras. De ah í su abandono per í odico, pues su empleo se bas ó s ólo en el empirismo de quienes lo utilizaron, condicionado por los éxitos y fracasos circunstacialmente logrados. Se utiliz ó en la medicina popular y campestre como hemost ático en la Argentina, con aplicaci ón de az úcar granulado comercial. En Bolivia y Per ú, como “CHANCACA ” (un granulado condensado de jugo de ca ña de az úcar, popular como postre). En Colombia y Venezuela como “PANELA ” aplicando el mismo jugo de ca ña. Es probable que en pa í ses como Nueva Zelandia y Australia tambi én se conozca, ya que se supone que la ca ña de az úcar es originaria de Ocean í a. No hay antecedentes de su uso en la medicina ind í gena americana. III. Comentarios metodol ógicos Comenzamos la tarea en 1976 cuando luego de curar 2 casos cr í ticos con éxi to, comprobamos la inexistencia de una labor de investigaci ón suficientemente protocolizada. Dado que lo mas importante en una herida infectada (m ás de 10 5 bacterias por gramo de tejido) es investigar la actividad antibacterina, estudiamos con la Dra. Arabella Joseph y un grupo de colaboradores en el Instituto Nacional de Microbiolog í a C. Malbrá n, que una la s óla aplicaci ón de az úcar granulado comercial, provocaba la desaparici ón de todas las bacterias existentes en las muestras de heridas infectadas. Luego con la participaci ón de la Dra. E. Lagarde (Microbiolog í a de Alimentos) y del Dr. J. Chirige (Tecnolog í a de Alimentos, Facultad de Ciencias Exactas, UBA), pudimos determinar que la muerte bacteriana era debida al descenso de la actividad del agua (a/w) en las soluciones de sacarosa. Este hecho f í sico actuaba como antibacteriano universal, inclusive para el estafilococo, considerado como la bacteria mas resistente de las halladas en nuestro muestreo, dado que las gramnegativas y anaerobias eran sumamente sensibles al procedimiento. Una serie de hechos condicionaron que continu áramos tratando las heridas con az úcar: *la plasm ólisis bacteriana, evidenciada en las muestras comparativas de microscop í a electr ónica, *la conservaci ón del tejido sano en contacto con la sacarosa en comparaci ón con otras sustancias cuya morbilidad las contraindicaban *la facilidad de la aplicaci ón.

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CAPITULO 9TERAPIA ANTIINFECCIOSA NO ANTIBIOTICA. APLICACION DELA SACAROSALe ón Herszage

I. Introducci ónEntre todos los tratamientos de heridas complicadas, los antis épticos han mostrado dealguna manera, su ineficacia, en diluciones adecuadas, frente a ciertos agentes etiol ógicos.Los antimicrobianos, aplicados localmente, han sido desechados por su capacidad deseleccionar cepas resistentes.Cuando hallamos el procedimiento que basa su poder antiinfeccioso en la sacarosa ycomprobamos su eficacia, sencillez en su aplicació n y su escasa toxicidad, nos abocamosa una tarea de investigació n que a ún hoy continua.

II. HistoriaEl tratamiento de las heridas con az úcar es de origen europeo, y las primeras publicacionesdatan de 1640. S ólo se aplicaba en heridas superficiales.En nuestro siglo se reconocen publicaciones en 1958, 1971 y 1976, como hecho folcl órico,sin fundamentos de fisiopatogenia ni aplicaci ón má s que en heridas superficiales,traum áticas, escaras y úlceras. De ah í su abandono per í odico, pues su empleo se bas ós ólo en el empirismo de quienes lo utilizaron, condicionado por los éxitos y fracasoscircunstacialmente logrados.Se utiliz ó en la medicina popular y campestre como hemost ático en la Argentina, conaplicaci ón de az úcar granulado comercial. En Bolivia y Per ú, como “CHANCACA ” (ungranulado condensado de jugo de ca ña de az úcar, popular como postre). En Colombia yVenezuela como “PANELA ” aplicando el mismo jugo de ca ña. Es probable que enpa í ses como Nueva Zelandia y Australia tambi én se conozca, ya que se supone que laca ña de az úcar es originaria de Ocean í a. No hay antecedentes de su uso en la medicinaind í gena americana.

III. Comentarios metodol ógicosComenzamos la tarea en 1976 cuando luego de curar 2 casos cr í ticos con éxi to,comprobamos la inexistencia de una labor de investigaci ón suficientemente protocolizada.Dado que lo mas importante en una herida infectada (m ás de 105 bacterias por gramo detejido) es investigar la actividad antibacterina, estudiamos con la Dra. Arabella Joseph y ungrupo de colaboradores en el Instituto Nacional de Microbiolog í a C. Malbrá n, que una las óla aplicaci ón de az úcar granulado comercial, provocaba la desaparici ón de todas lasbacterias existentes en las muestras de heridas infectadas. Luego con la participaci ón de laDra. E. Lagarde (Microbiolog í a de Alimentos) y del Dr. J. Chirige (Tecnolog í a deAlimentos, Facultad de Ciencias Exactas, UBA), pudimos determinar que la muertebacteriana era debida al descenso de la actividad del agua (a/w) en las soluciones desacarosa. Este hecho f í sico actuaba como antibacteriano universal, inclusive para elestafilococo, considerado como la bacteria mas resistente de las halladas en nuestromuestreo, dado que las gramnegativas y anaerobias eran sumamente sensibles alprocedimiento.Una serie de hechos condicionaron que continu áramos tratando las heridas con az úcar:

*la plasm ólisis bacteriana, evidenciada en las muestras comparativas de microscop í aelectr ónica,*la conservaci ón del tejido sano en contacto con la sacarosa en comparaci ón con otrassustancias cuya morbilidad las contraindicaban*la facilidad de la aplicaci ón.

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Todos los trabajos bacteriol ógicos publicados mostraron la capacidad antibacteriana de lasacarosa probada con cepas diferentes de Staphylococcus spp., Klebsiella spp.,Pseudomonas spp. y E. coli, dando fundamento la denominaci ón de bacteriost áticouniversal sin especificidad y por un fen ómeno de tipo f í sico. Esta conclusi ón ser ámantenida hasta finalizar la investigaci ón de biolog í a molecular que se halla endesarrollo.En todas las heridas tratadas con este procedimiento se observa una secuencia de eventosque a grandes rasgos es la siguiente:

*1 ° al 3 ° d í a: desaparici ón de las caracter í ticas de una infecci ón (olor, secreci ónpurulenta, edema).*3 ° al 7 ° d í a: remoció n espont ánea no quir úrgica, de tejido necr ótico ycongesti ón angiog énica del lecho de la herida con aparici ón progresiva de una capabrillante y resistente (que comprobamos posteriormente era de col ágeno),incrementando la acumulaci ón de macr ófagos elicitados por este procedimiento allecho de la lesi ón.*12 ° d í a en adelante: crecimiento de tejido de granulaci ón y epitelizaci ón progresivacon cierre conc éntrico desde los extremos y desde el fondo hacia la superficie, parafinalizar con un cierre filiforme en 25 a 60 d í as de acuerdo al tama ño de la lesi ón.

Es de destacar el crecimiento del epitelio sobre el col ágeno formado, sin cesar hasta cerrarla brecha, e independientemente del tama ño de la dehiscencia. Esto permite hablar, másde una verdadera restauraci ón que de una reparaci ón, sin implementar injertos, salvoque por razones circunstanciales de tiempo se necesitara un cierre apresurado. En estoscasos tanto la resutura de los bordes como la aplicaci ón de trozos de piel en heridastratadas previamente, durante mas de 15 d í as, resultaron siempre exitosos hasta la fecha,desde hace 20 a ños.No cabe duda que la respuesta inmune del paciente es factor primordial en la curaci ón delas lesiones. En tratamientos en humanos, animales de sangre caliente y fr í a y plantas, la“ falla inmunitaria ” que permiti ó la aparici ón de la lesi ón es regularizada con eltratamiento. Dicha inmunoregulaci ón en el proceso de curaci ón, es probable que sea elhecho fundamental de este procedimiento.Los trabajos sobre fagocitosis inespec í fica sobre macr ófagos que publicamos 1989 danfundamento a toda esta respuesta confirmando, lo anteriormente dicho en 1980, en cuanto aque el macr ófago es la cé lula llave de todo proceso de reparaci ón y que se activa por eluso de la sacarosa.Durante estos a ños fueron tratadas con éxito heridas en humanos en cualquier parte de suanatom í a (cr áneo, cuello, t órax, abdomen, extremidades) superficiales y profundasprovocadas por distintas causas: traum áticas s épticas, quir úrgicas, quemaduras. Lasformas de la sacarosa utilizadas fueron diferentes y sin embargo se obtuvo el mismoresultado.Desde 1982 se pudo repetir lo mismo en animales de diversa especies en el zool ógico deBuenos Aires, y en plantas desarrollado por la licenciada M. Chaluat en la Cá tedra deFitopatolog í a de la Facultad de Agronom í a (UB), tareas que fueron presentadas endiversos centros y eventos cient í ficos.Desde hace 15 a ños comenzamos a utilizar soluciones sobresaturadas de sacarosa y aguapara el llenado de cavidades, recubrimientos y taponamientos con gasas, tampones oap ósitos embebidos, así como pastas hechas con alb úmina, ácido ac ético y az úcar asaturaci ón con el mismo éxito que el obtenido con sacarosa en cristales.Tratando de acelerarar la muerte bacteriana, realizamos y publicamos una investigaci ón enla cual qued ó demostrado que mezclando la solució n de sacarosa con eugenol ypolietilenglicol 400, las bacterias cesaban su desarrollo en 2 minutos y los hongos en 7. Eluso cotidiano confirm ó estas investigaciones.

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Obviamente en toda contaminaci ón mic ótica, como qued ó evidenciado en la publicaci ónde trabajos experimentales (Reca, R y cols. Posadas, Misiones), la sola topicacion ocobertura con esta solució n, produjo la curacion de las lesiones.La propiedad deshidratante de estas soluciones, sus tiempos y limites naturales, encontacto con tejidos animales, permiti ó presentar y publicar un trabajo en el que quedodemostrado el fen ómeno de anabiosis (conservacion latente de la vida en tejidosanimales ) que sumado a la inmunoregulacion, hemos aplicado experimentalmente altratamiento de tumores, labor que se halla en desarrollo en el zool ógico de Buenos Aires,con el Dr. E. Francisco.Dichas acotaciones tienen por objeto demostrar que esta forma de tratamiento no se basas ólo en el facilismo de la aplicaci ón de una sustancia de uso cotidiano en la alimentaci ónsino que un extracto de un vegetal (ca ña de az úcar) en diferentes formas fí s icas,producen una respuesta inmune en el sujeto a tratar. Si esto se suma a la propiedadadantibacteriana, se transforma en un m étodo sencillo y eficiente para curar lesionescomplicadas.Se destaca que si la concentraci ón de sacarosa en la herida es escasa o luego de variashoras su diluci ón en plasma y linfa del enfermo disminuye su presi ón osmó tica, esposible que filtre al torrente sangu í neo, como sacarosemia. (hecho comprobado pornosotros) sin variar la tasa de glucemia en pacientes normales o diab éticos pues estedisac árido s ólo puede ser hidrolizado en el tubo digestivo por acci ón de una sacarasa. Seproduce una sacarosuria cosecuente que en ri ñones sensibilizados por tratamientos previospuede llevar a una insuficiencia renal, afortunadamente reversible. Por esta raz ón serecomienda en aquellos pacientes con afecciones graves y medicaci óncomplementaria, en los que se utiliza grandes cantidades de sacarosa (2 a 3 kg. porcuraci ón), controlar estrictamente la funci ón renal. Si se observa alg ún fallo, se debensuspender o espaciar las curaciones, observ ándose el retorno inmediato a la normalizaci ónde la funci ón renal.

IV. Formas f í sicas e indicaciones de usoSe utilizan tratamientos de sacarosa con:1.Azúcar común comercial: para llenado de heridas o tratamiento complementario delaparostom í as.A partir del comienzo del tratamiento las heridas só lo deben secarse. No deben sermojadas con ning ún compuesto l í quido, ni lavadas con suero y ning ún antis éptico. Sedeben llenar con tanta cantidad de az úcar como la herida admita. Al comenzar se debetener cuidado de llenar minuciosamente todos los fondos de saco a presi ón y cubrir conun ap ósito absorbente. No se debe olvidar que la accci ón bacteriost ática es porcontacto y no a distancia. La concentraci ón de escasa cantidad en el sitio a tratarpuede transformar a este en un medio de cultivo apto para el desarrollo bacteriano.En caso de infecciones graves el intervalo debe ser de 8 hs. y no tiene sentido el abreviarlo.Habitualmente se efect úa una vez cada 24 hs..

A partir de comenzado el tratamiento no debe lavarse ni mojarse la herida conningún l í quido.

2. Soluciones sobresaturadas de sacarosa: se preparan con 1.000 grs. de az úcar y 400 ccde agua para obtener un litro de soluci ón. Se mezclan en un recipiente con tapa y se sometea calentamiento en Ba ño Mar í a durante 2 Hs. al cabo de las cuales se habrá obtenido unasoluci ón transl úcida. Se debe realizar un lento enfriamiento (apagar el fuego y no sacardel agua) por 4 a 5 hs. para luego envasarla en un recipiente con un interiorextremadamente liso microscó picamente. El enfriamiento brusco o la rugosidad del envaseprovocar án el precipitado prematuro del soluto, variando la concentraci ón e inhabilitandosu uso. El ideal es preparar la soluci ón para su uso inmediato, respetando las reglasindicadas. Se puede conservar aproximadamente durante 2 semanas.

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Esta indicada para:a. Llenar cavidades fistulosas con obliteraci ón del orificio de salida, en tiemposfraccionados (vejiga infectada) o prolongados (cavidades en t órax, abdomen y miembros).Recordemos que el procedimiento no se usa para lavar sino para llenar.b. Embeber gasas o tampones para usar como ap ósitos o empacar en escaras, úlceras,vagina, heridas planas o anfractuosas.c.Cubrir por pintado en capas sucesivas superficies cut áneas (estafilococias, Herpes simpley Zoster, dishidrosis) sin protecci ón de ap ósitos o gasas.d.Para sumergir manos o pies en recipientes durante tiempos cortos (1 o 2 hs.) varias vecesen 24 hs. en casos de lesiones cut áneas de extremidades.e.Cubrir superficies lesionadas por quemaduras.f. Las infecciones bacterianas o virales en mucosas (nariz, boca, ojos, vagina) curanhabitualmente usando gotas de esta soluci ón.

3. Pasta de azúcar y agua: deben ser consistentes no dilu ídas para cubriar lesiones conves í culas o ampollas de etiolog í a fisica (quemaduras) o infecciosa (bacteriana, virales).

4. Soluciones compuestas: a las soluciones preparadas como se indica en 2, se le agregan4cc de eugenol y 4cc de polietilenglicol 400 por litro de soluci ón y luego de agitarvigorosamente se utiliza de la misma forma que la soluci ón madre, principalmente encasos de infecciones micó ticas o mixtas, incluyendo lesiones subungueales, pilosas, enpliegues y cavidades.

5. Pastas compuestas: se hallan en etapa experimental en casos de graves edemas queacompa ñan a lesiones cruentas infectadas (post traumatismos). Esta constituida por unamezcloa de alb úmina, ácido ac ético y az úcar a saturaci ón con resultados francamentealentadores.

V. ConclusionesDesde 1976 en que comenzamos esta tarea hemos evolucionado de la fase bacteriana a lainmunitaria como preponderantes en la respuesta obtenida en el ser vivo. Los resultadosobtenidos en cicatrizaci ón (col ágeno epitelial) y tratamiento de tumores con cultivoscelulares, microscop í a ó ptica y electr ónica ser án conocidos en breve. Mientras tanto lasaplicaciones comentadas se fundan en los trabajos ya presentados y en la experienciacl í nica desarrollada en los últimos 20 a ños.

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